(XI) VICENTE MAROTO, Mª Isabel - El arte de los pronósticos en la Espana del siglo XVI

31
EL ARTE DE LOS PRONÓSTICOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI M. a Isabel Vicente Maroto* Los astros, sus movimientos matemáticos y su relación con la vida en la tierra - el suceder de las estaciones, cosechas, mareas... - hicieron surgir en las primeras culturas de la humanidad las iniciales preocupa- ciones y afirmaciones de la ciencia. Se fue logrando establecer leyes deducidas de la observación de los astros; pero siempre quedaba algo que ni la inteligencia ni la experiencia humanas podían apresar, intervenían poderes inalcanzables para el hombre. Como resultado, la ciencia que nace lleva inserta en sí lo maravilloso, lo mágico, la intervención de dio- ses y fatalismos, lo anticientífico. La astronomía resulta así inseparable de la astrología desde la Antigüedad hasta los inicios del siglo XVI y formaba parte del mundo de valores de la sociedad europea renacentista. Los conocimientos astronómicos en Occidente eran esencialmente los expuestos en Coelo de Aristóteles y en el Almagesto de Ptolomeo, trans- mitidos por los árabes. Ptolomeo había sintetizado sus principios y técni- cas en el Tetrabiblos, advirtiendo al lector que la astrología no poseía la certeza de la astronomía, aunque no por ello se la debía considerar falsa. Durante el Renacimiento la astrología se enseñaba en las universida- des, junto con la astronomía, y muchos de sus practicantes eran médicos. Las reservas de las religiones cristianas (protestante y católica) hacia la astrología tenían que ver con el determinismo astrológico, que todos los practicantes trataban de evitar en sus escritos, añadiendo la cláusula de que las estrellas "inclinan pero no obligan", aunque en la práctica no Universidad de Valladolid. As Novidades do Mundo: conhecimento e representaqao na Época Moderna, Lisboa, Edades Colibrí, 2003, pp. 313-343.

Transcript of (XI) VICENTE MAROTO, Mª Isabel - El arte de los pronósticos en la Espana del siglo XVI

EL ARTE DE LOS PRONÓSTICOSEN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI

M.a Isabel Vicente Mar oto*

Los astros, sus movimientos matemáticos y su relación con la vidaen la tierra - el suceder de las estaciones, cosechas, mareas... - hicieronsurgir en las primeras culturas de la humanidad las iniciales preocupa-ciones y afirmaciones de la ciencia. Se fue logrando establecer leyesdeducidas de la observación de los astros; pero siempre quedaba algo queni la inteligencia ni la experiencia humanas podían apresar, interveníanpoderes inalcanzables para el hombre. Como resultado, la ciencia quenace lleva inserta en sí lo maravilloso, lo mágico, la intervención de dio-ses y fatalismos, lo anticientífico. La astronomía resulta así inseparablede la astrología desde la Antigüedad hasta los inicios del siglo XVI yformaba parte del mundo de valores de la sociedad europea renacentista.Los conocimientos astronómicos en Occidente eran esencialmente losexpuestos en Coelo de Aristóteles y en el Almagesto de Ptolomeo, trans-mitidos por los árabes. Ptolomeo había sintetizado sus principios y técni-cas en el Tetrabiblos, advirtiendo al lector que la astrología no poseía lacerteza de la astronomía, aunque no por ello se la debía considerar falsa.

Durante el Renacimiento la astrología se enseñaba en las universida-des, junto con la astronomía, y muchos de sus practicantes eran médicos.Las reservas de las religiones cristianas (protestante y católica) hacia laastrología tenían que ver con el determinismo astrológico, que todos lospracticantes trataban de evitar en sus escritos, añadiendo la cláusula deque las estrellas "inclinan pero no obligan", aunque en la práctica no

Universidad de Valladolid.

As Novidades do Mundo: conhecimento e representaqao na Época Moderna, Lisboa,Edades Colibrí, 2003, pp. 313-343.

314 M.ª Isabel Vicente Maroto

todos respetaban este principio1. La astrología formaba parte así de losusos de las disciplinas matemáticas, y especialmente de la medicina.

Vernet2 distingue tres tipos de astrología horaria:- genetlíaca o de investigación del futuro del individuo, que se basa

en el horóscopo levantado a partir de la hora, con toda la precisión posi-ble, del nacimiento del consultante. Una variante del sistema consiste enel que los médicos levantaban al inicio de una enfermedad o en losmomentos cruciales de la misma para poder establecer un pronóstico.

-de las elecciones, es decir, determinar el momento en que losastros ocuparán una posición favorable para emprender una accióndeterminada: campaña militar, viaje, sangría. Así, el célebre astrónomoTycho Brahe puso la primera piedra de su famoso observatorio de Urani-borg el 8 de agosto de 1576 en el momento de la salida del Sol, porqueen ese instante Júpiter estaba en conjunción con el Sol a 25° de Leo y enla inmediata vecindad de la estrella Régulo (alfa del León), formando trí-gono con Saturno, situado a 22° de Sagitario y la Luna a 22° de Acuario ya 3o de distancia de su plenitud.

- la mundial, en sus dos variedades de natural o física, destinada apredecir catátrofes naturales, terremotos, huracanes, etc. y la político--religiosa, que gozó de gran credibilidad - al igual que la genetlíaca y deelecciones - durante el Renacimiento.

Podríamos establecer largas listas de pensadores medievales, tantoárabes como cristianos, que creyeron firmemente en la astrología y queintentaron justificar sus fracasos en la insuficiencia del instrumentalastronómico-matemático. Y también como sus quejas motivaron elavance de. la trigonometría y de la astronomía. El gran número de tablas yalmanaques de la época sólo puede explicarse por la necesidad que deellos sentía la sociedad, para que los astrólogos pudieran trabajar a susanchas. Pero también en la Edad Moderna, astrónomos como Copérnico,Tycho Brahe y Kepler creyeron firmemente en la astrología. Kepler, enuna carta dice sin rodeos:

Le ruego que tome en serio lo que le escribí acerca de la astrología.Si no recuerdo mal, demostré mediante consideraciones de principio ycon ejemplos que no la rechazo totalmente. Si usted es capaz de conse-

1 V. NAVARRO BROTÓNS, "La astronomía", en LÓPEZ PIÑERO, J.M. (Dir), Historiade la ciencia y de la técnica en la Corona de Castilla, Siglos XVI y XVII, vol. III,Valladolid, Junta de Castilla y León, 2002, pp. 259-317

2 J. VERNET, Astronomía y astrología en el Renacimiento. La revolución copernicana,Barcelona, Ed. Ariel, 1974.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 315

guir algo en este sector, merecerá más honor que yo, ya que la astrolo-gía es de un provecho directo y mucho mayor para la humanidad.

Kepler murió creyendo en la astrología, cosa que no podemos decirde Galileo, quien tuvo la mala suerte de predecir el 16 de enero de 1609larga vida a su protector, el gran duque de Toscana, Femado I de Méde-cis (nacido en 1549) que murió pocas semanas después. En cambioKepler, en su primer pronóstico, afirmaba que haría un invierno frío,estallarían sublevaciones de campesinos y se entraría en guerra con losturcos. Y tuvo la suerte de que se cumpliera plenamente, con lo cualquedó acreditado para el resto de sus días.

El trasfondo astrológico en el Renacimiento fue el origen de unaserie de ideas, no siempre acertadas, pero que influyeron decisivamenteen el avance de la astronomía. Como por ejemplo, la ampliación de loslímites del universo.

Al aparecer la nova de 1572 fue observada por el astrónomo valen-ciano Jerónimo Muñoz. Éste creyó encontrar la causa astrológica quehabía motivado su formación de acuerdo con las reglas dadas por Albu-masar y, por el método de los paralajes, la situó más allá de la esfera delSol, lo que equivalía a admitir, en contra de los postulados aristotélicos,que en el mundo celeste existía también la generación y la corrupción. Enel mismo sentido se manifestó Tycho Brahe, que cita con mucho elogio aJerónimo Muñoz en varias de sus obras.

Con relativa facilidad el poder político se constituyó en mecenas dela investigación astronómica, esperando lograr mejoras en las prediccio-nes astrológicas que le permitieran conocer el futuro y le guiaran en latoma de decisiones, aunque no sepamos hasta qué punto esa planificaciónles condicionaba para tratar o consumar operaciones en un momentodeterminado o abstenerse de las mismas. Es aún más fácil de entendercuando se trataba de un viaje por mar. El miedo a las tempestades leshacía mirar continuamente al cielo. Los hombres de mar conocen lasestrellas, las observan; su experiencia en navegación les empuja a elegirunos momentos considerados propicios; pero tampoco desdeñaban unosbuenos pronósticos sobre cuándo convenía salir de puerto o hacerse a lamar. La fragilidad, la inseguridad, el alto riesgo de algunos de sus nego-cios, hacía que la incertidumbre siempre reinase en los mismos. Y tam-bién el pueblo llano se interesaba por la astrología. La superstición rei-naba tanto entre las capas populares como entre los sectores dominanteso los de cultura más refinada.

316 M." Isabel Vicente Maroto

Los horóscopos

Los astrónomos-astrólogos debían realizar predicciones. Una pre-dicción astrológica implica un trabajo en dos fases: en la primera selevanta el horóscopo y, en la segunda, se interpreta el mismo.

Levantar un horóscopo es una tarea estrictamente astronómica, y nohay en ella nada que pueda considerarse seudocientífíco3. Un horóscopono es más que una representación gráfica de las posiciones que ocupan,sobre la eclíptica, los planetas en un momento dado, normalmente unmomento significativo para la vida del sujeto cuyo futuro se pretendepredecir (el momento del nacimiento, su aniversario, etc.). Para levantarel horóscopo se necesita, en primer lugar, calcular la posición de sieteastros (Luna, Sol, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), además dela de uno de los dos modos lunares (puntos de intersección de las órdenesdel Sol y de la Luna). El paso siguiente es situar los planetas en sus casascorrespondientes sobre la eclíptica; estas casas son doce arcos en los quese divide la eclíptica, que representan los doce signos zodiacales4. Elpunto de partida de estas divisiones son las intersecciones de la eclípticacon el horizonte del lugar, razón por la cual la latitud de éste, al igual quela hora, constituyen datos esenciales para llevar a cabo la división de lascasas. Para realizar los cálculos, el astrólogo recurría normalmente a unastablas astronómicas o bien a un calculador analógico, entonces el astro-labio, que le permitía, asimismo, determinar la hora, tanto de día como denoche.

Las tablas astronómicas utilizadas por los astrólogos-astrónomos,aparentemente eran listas inacabables de números pero constituían un

3 J. VERNET, J. SAMSÓ y otros, El legado científico Andalusí, Museo ArqueológicoNacional, Madrid, 1992. En este libro, publicado como catálogo de la exposición que serealizó, se pueden encontrar estudios detallados de muchos instrumentos astronómicos yde la forma de realizar las tablas astronómicas.

4 El Sol circula por el centro del Zodíaco, trazando la eclíptica. En la civilizaciónmesopotámica, (y después los griegos y romanos), dividieron la eclíptica en 12segmentos iguales (el año dura 12 meses); a cada uno de esos segmentos se le asignóuna de las constelaciones zodiacales, y así nacieron los actuales signos zodiacales. Estossignos se mueven incesantemente de Oriente a Occidente y por debajo de ellos, conmovimiento inverso, se mueven los planetas (la Luna atraviesa todo un signo en dos díasy medio). Las constelaciones y los signos coincidían en esa época. Cuando Tolomeo,casi seis siglos después, recogía ese mismo Zodíaco, los cambios debidos a la precesiónde los equinoccios no eran muy notables, y todavía podía haber una apreciable corres-pondencia entre las constelaciones y los signos del mismo nombre. Hoy eso no ocurre:hay algo más de un signo de diferencia, en sentido retógrado, entre la constelación y supropio signo.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 317

instrumento de trabajo indispensable para llevar a cabo prácticamentetodos los cálculos habituales en su labor. Algunas son meras ayudasaritméticas o trigonométricas, otras son necesarias para los cálculoscalendáricos, que implicaban frecuentemente la conversión de fechas deun calendario a otro; otras tienen que ver con la hora y los problemasrelacionados con los ortos y los ocasos del sol, la luna y los planetas. Haytablas que sirven para evaluar los cambios diarios, e incluso horarios, enla posición de estos cuerpos. Estas últimas eran probablemente conside-radas las más importantes de todas y comprendían, en concreto, movi-mientos medios, ecuaciones planetarias (términos correctores basados enlos modelos geométricos aceptados en la época), los puntos estacionariosen las órbitas de los planetas al moverse hacia delante y hacia atrás en elZodiaco y latitudes planetarias. Se añadieron otras tablas para el paralajelunar - un cálculo auxiliar - y para calcular las circunstancias de loseclipses solares y lunares. También se añadieron tablas para el cálculo dela primera visión de la luna nueva, ya que esto era de gran importanciareligiosa.

Las instrucciones introductorias para el uso de las tablas, en las len-guas latinas, eran los cánones; se añadían casi siempre a las tablascuando se elaboraban por primera vez, aunque se perdieran frecuente-mente a lo largo de los siglos; rara vez eran muy largos, pero tenían unaimportancia indudable puesto que proporcionaban conocimientos sobrelos principios básicos de la astronomía, algo que no era siempre fácil deobtener en otro lugar.

Los almanaques perpetuos son un tipo especial de tablas astronómi-cas que permiten obtener posiciones planetarias para una fecha determi-nada, por lectura directa y sin necesidad de cálculos; se basan para elloen una serie de ciclos, de origen babilónico, que son peculiares a cadaplaneta. Tienen su origen en la antigüedad clásica y fueron desarrollados,junto con los ecuatorios, por los astrónomos andalusíes del siglo XI,especialmente por Azarquiel.

La determinación de la hora solía realizarse a través del registro delos giros diarios de las estrellas, usando el astrolabio por ejemplo. Unrequisito esencial para cualquier astrónomo era el conocimiento precisode las coordenadas estelares; se elaboraron, asimismo, listas de éstas,casi siempre en forma de revisiones del catálogo de 1022 estrellas que seencuentra en el Almagesto de Ptolomeo5.

5 Las posiciones de las estrellas cambian lentamente con el tiempo, como consecuenciadel fenómeno conocido como precesión de los equinoccios. Se incluían normalmente

318 M." Isabel Vicente Maroto

En consecuencia, la tarea de levantar un horóscopo requería variashoras de trabajo dé un artesano sumamente cualificado, proceso rapidí-simo actualmente si se utiliza un programa de computadora.

Para ayudar a interpretar el horóscopo, las colecciones de tablasincluían con frecuencia unas tablas auxiliares que permitían aplicardoctrinas astrológicas esotéricas, como las relativas a la "proyección delos rayos", "aspectos", y "(exceso de) la revolución del año". Se recogíanotras para obtener la longitud y la calidad de la vida de una persona deacuerdo con principios astrológicos. Muchas de ellas están calculadaspara una latitud y longitud determinadas. Por ello se encuentran habi-tualmente tablas geográficas (listas de ciudades con sus coordenadas),que eran necesarias para adaptar las tablas astronómicas y astrológicas alocalidades para las que en un principio no habían sido calculadas.

En los textos astrológicos se incluían esas tablas con las declinacio-nes del sol, de la luna y de otros cuerpos celestes, y los astrólogos nece-sitaban poseer un dominio de los instrumentos de medida y de la geome-tría. Pero esas tablas también eran muy necesarias para la navegación enalta mar. El prestigio y la estimación social de los astrólogos aumentó, alcrecer la utilidad de sus conocimientos, aunque al mismo tiempo fuerontomando mayor importancia las cuestiones puramente astronómicas sobrelas astrológicas, propiciando que de la astrología se fueran separandolentamente los aspectos estrictamente descriptivos (astronomía) de lospredictivos o adivinatorios (astrología), separación que se fue acentuandocon las sucesivas condenas papales a una de las corrientes de la astrolo-gía, la judiciaria o determinista.

Los atrónomos-astrólogos salmantinos

En la Universidad de Salamanca existía una prestigiosa Facultad deArtes, en la que se dotó, ya en 1460, una cátedra de Astrología y Mate-máticas6. Los médicos debían obtener primero el grado de bachiller enartes, en "universidades aprobadas", y luego debían estudiar cuatro añosen una facultad para conseguir el grado de bachiller en medicina, despuésde lo cual debían practicar "sin poder curar, dos años continuos en com-

tablas para tener en cuenta este cambio, generalmente siguiendo la teoría simple deHiparco y Ptolomeo.

6 En la Biblioteca de la Universidad de Salamanca existía una bóveda, hoy recuperada ytrasladada á la Escuelas Menores, que Pedro de Medina, en su Libro de las Grandezasde España describe con admiración: "En estas escuelas mayores es una capilla muy ricade bóveda; en lo alto de ella está pintada toda la astrología del cielo".

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 319

pañía de médicos aprobados". En el caso de Castilla, estas universidadeseran las de Salamanca, Valladolid y Alcalá; la primera era en esa épocala más importante, alcanzando en la segunda mitad del siglo XVI sumáximo esplendor, con 150-200 estudiantes de medicina.

El primer titular de la Cátedra de Astrología fue Nicolás Polonio, ydesde sus inicios tuvo una fuerte vinculación con las de medicina, puesexistía la convicción de que los astros influían en la salud de los hom-bres. La confección de tablas astronómicas constituyó una de las activi-dades esenciales de la cátedra de Astrología. Sus titulares procedieroncasi exclusivamente del Colegio de San Bartolomé, el principal centroastrológico de la España de la segunda mitad del siglo XV, destacandoentre ellos Juan de Salaya, Diego de Torres7 (único catedrático que noperteneció al citado colegio), Rodrigo de Basurto y Sancho Salaya. Detodos ellos se conservan interesantes trabajos impresos o manuscritos, nosólo astrológicos, sino también de naturaleza estrictamente geométrica,que dan una idea del alto nivel de que gozaron los estudios matemáticosen la Salamanca de la segunda mitad del siglo XV.

Pero la obra de carácter astrológico que más influencia tuvo sobre laciencia castellana no fue escrita por ninguno de estos catedráticos, sinopor el médico salmantino, nacido en 1452, Abraham Zacuto, autor deobras en hebreo y en castellano. Era médico, y seguramente ejercía lamedicina, pero su fama se debe fundamentalmente a su labor astronó-mica. No es probable, por su condición de judío, que fuera alumno ni,mucho menos, profesor de la universidad salmantina8, pero sí consta surelación con el catedrático de astrología Juan de Salaya y con algunosalumnos de éste, entre los que destaca Elio Antonio de Nebrija. Duranteaños sirvió al obispo de Salamanca, don Gonzalo de Vivero (1447-1480),como astrólogo y médico, quien le encargó, en 1473, la redacción de untratado astronómico - que escribió en hebreo y concluyó cinco años des-pués - con el título de Hahibbur ha-gadol (Compilación magna), que fuetraducida al castellano por Juan de Salaya. Años más tarde, Vizinho,

7 Diego de Torres fue un astrólogo muy famoso en su tiempo; licenciado en artes ymedicina y Catedrático de Astrología en la Universidad de Salamanca, redactó en 1487un Compendio Astrológico. Un manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid de 200folios, que perteneció al Marqués de Mondéjar, hasta el folio 154r recoge el Almanaqueperpetuo de Zacuto, en latín, después, hasta el folio 185 r. en castellano, diversasconsideraciones astrológicas escritas por Diego de Torres y por último, desde el folio188 al 200r, el Tratado de la Esfera de Sacrobosco.

8 Un breve pero muy interesante análisis de la obra de Zacuto puede encontrarse en D.ROMANO, La ciencia hispano judía, Madrid, Col. Mapfre, 1992, pp. 178-186.

320 M. • Isabel Vicente Maroto

médico y cosmógrafo de la corte portuguesa, realizó una versión resumi-da en latín con el título Almanach perpetuum celestium motuum, impresopor primera vez en Leiria en 14969. A esta edición le siguieron otras tresen Venecia, la última de 1572. La obra tuvo una gran influencia en lahistoria de la navegación portuguesa y española, como fuente de lasprimeras tablas náuticas o "regimientos" empleados en la época de losdescubrimientos.

Los diecinueve capítulos o cánones de que consta la obra (en coin-cidencia este número con el número áureo) están dedicados principal-mente al Sol y a la Luna. Se estudian, en primer lugar, sus movimientos,situación y eclipses; se explican después las casas astrológicas y elascendente, dando a continuación noticia de cómo se calculan las longi-tudes y latitudes de las ciudades y después se informa sobre todo lo refe-rente a las estrellas fijas. La segunda parte trata sucesivamente deSaturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio, y luego se detiene en loscalendarios judío, cristiano, islámico y persa, con indicaciones sobre elproblema de la conversión de fechas. Concluye la parte explicativa deltratado con un análisis de los movimientos de los siete planetas y de lacabeza de dragón. Sigue la parte tabular con las posiciones de numerososcuerpos celestes, a partir de 1473, calculadas para la latitud de Salaman-ca10. Las fuentes utilizadas por Zacuto para elaborar este gran tratado son

9 En Leiria existía por entonces una tipografía judaica, al parecer, floreciente. Su impresorera "magister Ortas" o Abraham Dortas, como también se le llama. En la Biblioteca delPalacio de Santa Cruz de Valladolid se guarda un valioso ejemplar del Almanachperpetuum: "Jacob ben Axer: Orah Chajim (Orah-ha-Haiyim) (Sendero de la vida).Leiria por Abraham Dortas. 1495. 2 de junio. Letra hebraica, rabínica y cuadrada" En laBiblioteca Universitaria de Salamanca se conservan dos ejemplares de gran interés porsus numerosas notas manuscritas al margen, en latín y en castellano.

F. CANTERA BURGOS, "El judío salmantino Abraham Zacut. Notas para la Historiade la Astronomía en la España medieval", en Revista de la Academia de las Ciencias deMadrid, t. XXVIII: 12 de la 2.a serie, p. 40-73, se ocupa detalladamente de las diferentesy numerosas ediciones del Almanaque de Zacuto. Junto a la edición latina salió otra conel texto en castellano, uno de cuyos ejemplares conservados presenta anotacionesmanuscritas de Cristóbal Colón, lo que indica que quizás fue utilizado en alguno de susúltimos viajes. La versión latina se reeditó ese mismo año, 1496, y otra vez en 1499,ambas en Venecia, de donde salieron otras cuatro ediciones en el primer cuarto de delsiglo XVI. La obra de Zacuto se difundió también a través de imnumerables copiasmanuscritas, tanto entre los astrólogos como entre los cosmógrafos y navegantes.

10 En 1481, Zacuto ayudó a su amigo Salaya, por entonces catedrático de lógica, atraducir su obra al castellano por primera vez. Otra traducción, aunque parcial y que seencuentra en un manuscrito de la Biblioteca Nacional, fue realizada - quizá con laparticipación también de Zacuto - en 1487 por el catedrático de astrología Diego deTorres.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 321

variadísimas: griegas (esencialmente Ptolomeo), árabes, cristianas (enparticular los tratados y tablas del Libro del Saber de Astrología deAlfonso X) y, sobre todo, hebreas.

Concluye Zacuto su tratado, en palabras de Salaya:

...e con esto se acaba este libro cuyo título es Ayuntamiento mayor e deaquí adelante comenzaré a declarar cómo nos aprovechamos destas tablas

El judío salmantino indica claramente su intención de escribir unlibro de astrología.

La muerte del obispo Vivero facilitó el que Zacuto, pocos años mástarde, se trasladase a Extremadura para servir como astrólogo y matemá-tico al gran maestre de Alcántara don Juan de Zúñiga, quien le encargó laelaboración de un texto de astronomía médica, que concluyó y publicó,en 1486, con el título de Tratado breve de las influencias del cielo y Jui-zios de los eclipses11, que influyó fuertemente en la mayoría de los traba-jos de esta naturaleza que se escribieron a lo largo del siglo XVI.Comienza con una breve introducción en la que resalta la granimportancia que tiene la astrología para el médico, y el motivo por el quecompuso su breve tratado, para servir a su benefactor, don Juan de Zúñiga:

E por esto, el muy magnífico y de gran linaje ylustre, mi señor el maestre deAlcántara don Juan de Zúñiga, amador de todas las sciencias y sabidor enellas que a su fama todos los sabios y letrados dexan sus tierras y su nas-cimiento por buscar sosiego verdadero y perfection complida.. Ovo por bienmandar a mi Rabi Abrahan Zacut de Salamanca astrólogo, su criado, quecompusiese un tratado breve en las ynfluencias del cielo para que con estemás se ayudasen los médicos de su señoría sy fueran astrólogos...

Divide la obra en tres partes: la primera como introducción de lasotras dos, en la que trata de las nueve esferas astronómicas, de la corres-pondencia de los doce signos zodiacales con los cuatro elementos y conlos miembros del cuerpo humano; la segunda trata de la utilidad y aplica-ción de la astrología a la medicina; la tercera parte está dedicada aproblemas meteorológicos, las veintiocho mansiones de la Luna y lasdoce casas astrológicas. En un apéndice final, se aborda la cuestión de

11 Obra de astrología médica, de la que se conserva una copia manuscrita en castellano enla Biblioteca Colombina de Sevilla (Ms. 4.°, letra del s. XV o XVI). Publicada, con unestudio introductorio, por J. CARVALHO, "Dois inéditos de Abraham Zacuto", enRevista de Estudos Hebráicos, Lisboa, 1927.

322 M." Isabel Vicente Maroto

cómo explicar fácilmente los eclipses de Sol y de Luna, desde la ópticade la astrología médica, basándose en los escritos de los más sabiosastrólogos, especialmente Ptolomeo.

Un eclipse de luna puede ser observado al mismo tiempo en los dife-rentes lugares de la tierra en que la luna sea visible; determinando la horalocal en dos lugares diferentes, por ejemplo la península Ibérica y elNuevo Mundo, según la diferencia horaria entre ellos puede calcularse ladiferencia de longitud. Éste era uno de los métodos propuestos en laépoca para resolver un problema tan importante como la determinaciónde la longitud; por ello, era esencial poder predecir y observar los eclipses.

El mismo Cristóbal Colón observó en prisión, el 29 de febrero de1504, un eclipse de luna, que pudo predecir porque llevaba consigo unejemplar del Almanaque perpetuo de Zacuto; el almirante utilizó suconocimiento del fenómeno lunar para hacer creer a los indígenas queposeía poderes sobrenaturales. Los indios se amotinaron y no le queríantraer de comer12

sabiendo como él les había dicho, que había venido allí por mandado deDios, y que Dios estaba enojado dellos, y que él se lo mostraría aquellanoche, por señales que haría en el cielo; y como aquella noche era eleclipse de la luna, que casi toda se oscureció, díjoles que Dios hacía aque-llo por enojo que tenía dellos porque no le traían de comer, y ellos locreyeron y fueron muy espantados, y prometieron que le traerían siemprede comer, como de hecho lo hicieron, hasta que llegó la nao con losmantenimientos... que después en Castilla me dijo su señoría que en todasu vida había visto tan alegre día, y que nunca pensó salir de allí vivo.

Su hijo Hernando explica cómo Colón les advirtió que "al salir laluna, la verían aparecer inflamada de ira".

En la Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla se guardan nume-rosos manuscritos e impresos de astrología, con pronósticos. Así, porejemplo, un tratado dedicado a los Consellers de Barcelona:

En nom de notre senyor e redemptor Jesu Christ creador altissim del cel ede la terra comença aquesta obra astrológica. Als excellents pares e pro-tectors sapientissimus Consellers e dignissimus senyors. De auesta nostroínclita ciutat de Barcelona. Judici o pronostich admirable del any de lanostra salut 1513 fin en la y 1524 inclusivemet calculat elevat per lomenor dels astrolechs frare Steve Rollen

12 Reproducido por Martín Fernández Navarrete. H. COLÓN, Historia del Almirante,Madrid 1991, vol. II, p. 337. Introducción de L. ARRANZ.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 323

Comienza alabando la ciencia astrológica e incluye tablas astrológi-cas (de ascendente y cálculos de los lugares de la luna) y al final un brevetratado de geometría.

O un breve tratado de Las alabanqas de astrología, escrito por eltoledano Alvaro Gutiérrez de Torres, dedicado al arzobispo de Toledodon Alonso de Fonseca, que dice probar con muchas razones que laastrología es una de las siete artes liberales y muy provechosa en elmundo "E declara también los grandes y maravillosos efectos que porella son hechos". Es un pronóstico de 1524, "escrito por causa de lasmuchas conjunciones que en el mes de febrero de ese año tuvieron lugaren el signo de Piscis".

La mayor parte de los pronósticos, muy abundantes en la bibliotecade Hernando Colón, se centran en los años finales del siglo XV y primercuarto del XVI, en diferentes lenguas: latín, castellano, catalán, toscano,francés...

Otro de los catedráticos salmantinos más célebres, Sancho Salaya,en 1527 fue nombrado médico de la Inquisición, a propuesta del empera-dor, y como tal debía residir en la corte. El mes de agosto de 1529 CarlosV marchó a Europa. En la Biblioteca de la Universidad de Salamanca seguarda un manuscrito13 en el que se recoge un extracto de un pronósticoque un astrólogo (¿el doctor Salaya?) hizo al emperador en 1529, antesde partir para Italia. En él le hace unas recomendaciones, que de noseguir le traerían consecuencias muy graves: su vida peligraría, así comoel éxito de su empresa; en cambio, si lo sigue fielmente, el éxito le acom-pañaría. Florencia no sería destruida y finalmente España conseguiría untriunfo importante contra el turco antes de 1533. Por los datos queconocemos, parece que Carlos V siguió las recomendaciones y puededecirse que el pronóstico, en cierto modo, se cumplió.

A Sancho Salaya sucedió en 1527, en la cátedra de Matemáticas yAstrología de la Universidad de Salamanca, Juan Aguilera, que habíaestudiado allí medicina y acudido a las lecturas de astrología de suantecesor. En 1540 marchó a Roma, acompañando al obispo de Burgos,en donde permaneció diez años al servicio, como médico, de los papasPaulo III y Julio III. Al cumplirse el setenta y cinco aniversario del papa

13 M. ESTEBAN PIÑEIRO, "Matemáticas, astrología y navegación en la España delSiglo de Oro" en VV.AA, Historia de una Cultura, Valladolid, Junta de Castilla yLeón, 1995, t. II, pp. 690-740. El manuscrito Ms. 1889 contiene un extenso tratado deastrología, en latín, en 185 folios, redactado en letra gótica cursiva. En el último foliopuede leerse, de la misma mano, Doctor Muñiz. Intercalado en él se encuentra un foliocon el pronóstico al emperador.

324 M." Isabel Vicente Mar oto

Paulo El hizo un pronóstico astrológico, que se conserva manuscrito enla Biblioteca Vaticana14, en el que se aprecia la influencia de Zacuto y susantecesores y maestros en la cátedra de Salamanca. Su estancia en Romafacilitó el que conociera muy pronto el texto de Copérnico, Derevolutionibus orbium coelestium, que estaba dedicado al papa. A suvuelta a Salamanca, ocupó de nuevo, en propiedad, la cátedra de astrolo-gía, donde contribuyó a la revisión de los estudios que se impartían,actualizándolos para acomodarlos a las nuevas cuestiones que lacosmografía y la navegación planteaban, así como para posibilitar que lasnuevas concepciones astronómicas se pudieran conocer y comentar en lasaulas salmantinas. Tras su fallecimiento en 1560, le sucedió su hermanoHernando, canónigo de la catedral, quien pudo conseguir que los nuevosestudios incorporasen las materias pretendidas por el mayor de los Agui-lera y que se recogiesen en los Estatutos de 1562.

Astrónomos-astrólogos en las instituciones y en la corte

Los astrólogos-astrónomos ocuparon puestos relevantes en las másimportantes Instituciones científicas de la España del siglo XVI. Alonsode Chaves, Cosmógrafo de hacer cartas e instrumentos de la Casa de laContratación de Sevilla, en su Parecer sobre lo errados que estaban losinstrumentos construidos por Diego Gutiérrez y sus dos hijos, en 1545,expresa la necesidad de crear una plaza de profesor en dicha Casa:

Asimismo hay necesidad de un hombre docto en la astrología, cosmogra-fía y carta de navegar que lea cada día una licción pública en esta casa,para que los pilotos y otras personas se instruyan en las dichas artes

En 1552 se creó en la Casa de la Contratación una Cátedra de Cos-mografía y Arte de Navegar, que ocupó en primer lugar el bachiller Jeró-nimo de Chaves, hijo de Alonso, y posteriormente otros prestigiososcosmógrafos, que fueron autores de textos astrológicos, a los que despuésse hará referencia.

Los monarcas españoles tuvieron a su servicio a muchos "matemáti-cos": cosmógrafos, geógrafos, astrólogos-astrónomos. Los Reyes Católi-cos, en 1494, pocos días después de la firma del Tratado de Tordesillas,ordenan desde Segovia a don Gutierre de Toledo, su primo, maestres-

14 Publicado por L. THORNDIKE en su obra A history of Magic and ExperimentalScience, vol. 5, 3.a ed., Nueva York, 1995, pp. 266-267.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 325

cuela de la Universidad de Salamanca, que envíe a la Corte expertos enastrología y cosmografía:

Nos habernos menester algunas personas que supiesen y tuviesen expe-riencia de Astrología e Cosmografía, para que platicasen con otros queaquí están sobre algunas cosas de la mar

Carlos V sentía un gran interés por la astrología, y por las artes adi-vinatorias en general. Durante una de sus estancias en España - iniciosde 1537 a primeros días de 1540 - llamó a su servicio a un cosmógrafo yastrólogo, Alonso de Santa Cruz, de quien tomó lecciones de astrología,casi a diario y durante varias horas, en el Alcázar de Toledo. Santa Cruz,nacido en torno a 1505, hijo de un rico armador castellano pertenecientea uno de los doce linajes de Soria, en 1526, siendo muy joven había sidopresentado al monarca con ocasión de las bodas reales celebradas enSevilla, pues el padre de Alonso era en esos momentos el teniente dealcaide del Alcázar sevillano, lugar de residencia del monarca. SantaCruz, célebre como cronista y cartógrafo, fue Cosmógrafo Mayor de laCasa de la Contratación, y acudió, junto con Chaves y otros matemáticosy cosmógrafos, a las juntas de 1554 y 155615.

El emperador encargó a su cosmógrafo que le tradujera del latín alcastellano el Astronómico Cesáreo que el alemán Pedro Apiano le habíadedicado, con el fin de "poder entender mejor lo que contenía acerca delmovimiento de los cielos y planetas, con otras cosas muy curiosas en lassciencias de Astrología y Cosmographía". Dicha traducción, comentada yampliada por Alonso de Santa Cruz, la comenzó a redactar en Toledo, en1543, y la terminó trece años más tarde, en Valladolid, al mismo tiempoque acababa "muchas y diversas descripciones y cartas de Geographiadel Mundo, y un libro llamado Yslario General de todas las yslas delmundo". Se encuentra en un bellísimo manuscrito de la BibliotecaUniversitaria de Salamanca16 de 512 páginas, que incluye alrededor de150 figuras coloreadas, muchas de ellas móviles, con ruedas recortadasen papel y superpuestas, que pueden girar unas sobre otras. Para hacer

15 J.MATA CARRIAZO, Crónica de los Reyes Católicos de Alonso de Santa Cruz,Sevilla, 1945, pp. CXXIII. Santa Cruz sólo pudo ver publicado uno de sus trabajos, latraducción de la Crónica de España de Francisco Tarapha, en 1562.

16 Biblioteca Universitaria de Salamanca, Ms-2.622. M. ESTEBAN PIÑEIRO, M.I.VICENTE MAROTO, F. GÓMEZ CRESPO, "La recuperación del gran tratadocientífico de Alonso de Santa Cruz: El Astronómico Real", en Asclepio, vol. XLIV,fascículo 1, (1992), pp. 3-30.

326 M.a Isabel Vicente Maroto

más comprensible el contenido del Astronómico al monarca, el cosmó-grafo le añadió un Tratado de la Sphera, unas Teóricas de los planetas, yaprovechó la ocasión para incluir su Reportorio de tiempos, con unaparte astrológica.

En el Proemio, Santa Cruz justifica el carácter científico y la veraci-dad de la astrología, argumentando que todas sus aseveraciones se prue-ban utilizando conceptos y resultados matemáticos ciertos y rigurosos, yalaba su utilidad, cuyos conocimientos considera necesarios para todoaquel que pretenda ser experto en cualquier arte o ciencia. Así, explicaque los filósofos precisan la astrología para poder entender a Aristótelesy a Alberto Magno; los teólogos, para comprender mejor las SagradasEscrituras; los eclesiásticos, para interpretar correctamente el calendarioy las fiestas móviles; los médicos, por la influencia que los cuerposcelestiales tienen sobre todos los seres, en especial el hombre, para cono-cer los días "críticos" e indicativos de las enfermedades con el fin deprevenirlas y mejor curarlas: "El médico que no sabe astrología es comoel ciego que no tiene quien le guíe" y amonesta a que ninguno se pongaen manos de médico que no la supiere.

Narra el origen y el desarrollo de esta ciencia desde los asirios,pasando por los caldeos y los egipcios y cita como renombrados astrólo-gos a Moisés, Abraham, Isaías y otros personajes bíblicos. Relata luegolas distintas hipótesis griegas sobre el "inventor" de la astrología yacompaña una larga lista con los nombres de los principales astrólogos,entre los que coloca a los científicos y filósofos más conocidos de lahistoria, para concluir que

es tan apazible y tan curiosa esta sciencia, que no avía de dexar hombre demediano entendimiento que no la supiese

Finaliza pidiendo al monarca que favorezca su cultivo en sus reinos,por ser la astrología una ciencia "tan cierta y tan provechosa y curiosa, yde los antiguos en tanto tenida".

En el capítulo Do se declara lo que tarda la criatura en el vientre desu madre y la hora en que fue concebida sabiendo la hora de su naci-miento, después de explicar el fundamento de este problema, el autorprecisa el momento en que fue engendrado Carlos I, 1 de abril de 1499, alas 7 horas después del mediodía, y Felipe II, el 12 de agosto de 1526, 7horas antes del mediodía.

Incluye los horóscopos de Carlos V y de Felipe II, en función de lahora de su nacimiento - en Gante, año de 1500, a 23 de febrero, 16 horasdespués del mediodía, el emperador; en Valladolid, año de 1527, a 21

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 327

días de mayo, a las 3 horas y 4/5 de hora después del mediodía, su hijo - ,aunque no los interpreta. Sus cálculos para la confección dé los horósco-pos, comparados con los resultados que obtenemos actualmente con pro-gramas de ordenador17, son muy correctos.

Es muy curiosa la reflexión que hace el autor sobre el desinterésexistente en su época por el cultivo de los saberes, y acusa a sus contem-poráneos de no querer salir de su ignorancia - viviendo de espaldas tantoa los conocimientos antiguos como a los nuevos que nacen - y no desearmás que las riquezas y el poder:

...pero el día de oy todo lo vemos al contrario, porque no se piensa serotra cosa más suave que el tener y valer y ser honrado de todos, y el sabery virtud no sólo lo menosprecian, más aún tienen en poco a los que a ellase dan. Por manera que ha venido el siglo a tan estrema miseria que nosólo no queramos deprender las Artes que cada el día de nuevo se descu-bren, más antes y es lo peor (como dize Plinio en el segundo libro) que lasque otros tiempos fueron halladas con mucho trabajo y curiosidad de loshombres, y para provecho dellos, por necedad y simpleza las menospre-ciemos y tengamos puestas en olvido, y esta es la causa como tan pocossean doctos en esta nuestra hedad, y como estén tan echados los estudiosde las buenas Artes, que ya de sepultadas no puedan resucitar.

Alonso de Santa Cruz es uno de los más relevantes cosmógrafosespañoles del siglo XVI, pero su gran producción científica - Islariogeneral, Breve tratado de la Esfera, el Libro de las longitudines18, y suAstronómico Real19 - fruto del trabajo de treinta años, durante los cualesestuvo siempre al servicio de Carlos I y de su sucesor, no se publicó ensu tiempo, al negar Felipe II, en noviembre de 1556, la licencia para laimpresión de las obras de su cosmógrafo, por lo que lamentablemente nose le ha reconocido ni valorado como el gran científico que fue. Elmonarca justificó su negativa en los términos siguientes:

17 Agradezco a Fernando Muñoz Box, astrónomo y compañero del Instituto de Historiade la Ciencia y de la Técnica, esta comprobación.

18 M.I. VICENTE MAROTO, "El arte de navegar", en LÓPEZ PIÑERO, J.M. (Dir),Historia de la ciencia y de la técnica en la Corona de Castilla, Siglos XVI y XVII,vol. III, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2002, pp. 346-381.

19 M.I. VICENTE MAROTO, "Alonso de Santa Cruz y el oficio de Cosmógrafo Mayordel Consejo de Indias", en Mare Liberum, n.° 10, diciembre 1995, Lisboa, IICongresso Luso-Espanhol sobre Descobrimentos e Expansao Colonial.

328 M.a Isabel Vicente Mar oto

Podría traer mucho inconveniente en que los dichos libros se imprimiesen,por la noticia y claridad que por ellos hallaría estrangeros y otras personasque no fuesen súbditos ni vasallos nuestros, ni de las dichas Indias

El Cosmógrafo Mayor del Consejo de Indias Andrés García de Cés-pedes intentó, a finales del siglo XVI, apropiarse de la autoría del Astro-nómico Real, escribiendo su nombre encima del de Santa Cruz.

Se conservan otros horóscopos del emperador Carlos y de su hijoFelipe II. Así, Juan de Rojas, en su Commentarium in Astrolabium, París,1550, publica el de Carlos V, y de su hijo lo hacen J. Stadio, Ephemeri-des novae, Colonia, 1556, o Francisco Junctino, matemático florentino,que en su obra De rebus matematic (1573) enseña detalladamente a con-feccionarlos, siguiendo sobre todo las reglas del Centiloquio de Ptolo-meo, y que lo incluye en su libro Speculum astrologiae (Lyon, 1585).

Pero sobre todo se conservan manuscritos. Matías Haco, astrólogoalemán poco conocido, médico de Carlos V durante largo tiempo, en unmanuscrito que se conserva en la Biblioteca de El Escorial, levanta elhoróscopo del príncipe Felipe hacia 1549, cuando éste acude a Bruselas,llamado por su padre, que se encuentra enfermo20. Fija su nacimiento el21 de mayo de 1527, a las cuatro horas después del mediodía21 (treshoras y dos tercios figura en otras anotaciones familiares). El propioHaco, en su dedicatoria al príncipe Felipe explica que se ha sentido casiobligado por su oficio a confeccionar el horóscopo y que

sólo se aproximará a la verdad, pues al no apoyarse el arte en demostra-ciones [exactas] como la Geometría y la Aritmética de los movimientos delos astros, sino que se trata de algo relacionado con la física [medicina] yla parte más noble en verdad del influjo de los cuerpos superiores, debe-mos estar satisfechos con ofrecerla aproximándonos a la verdad, comotodo aquello que se refiere a la física.

Por tanto, se atribuye mínimamente en ello la infalibilidad de la pre-dicción, y lo hace constar al emitir el correspondiente juicio, "queda, porotra parte, para Dios la última decisión sobre los efectos y aconteci-mientos humanos". Matías Haco firma como Doctor en Medicina yMatemático.

2 0 M. HACO, El Horóscopo de Felipe II. Traducción y análisis de Demetrio SANTOS.Ed. facsímil Grial.

2 1 Así consta en el Archivo General de Simancas, Libro General de Cámara, n. 46.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 329

Haco levanta el horóscopo, utilizando alguna de las Tablas que pro-liferaban por Europa (Regiomontano, Zacuto...), con algunos errores, quese observan comparando sus posiciones planetarias con las que se obtie-nen con cálculos actuales, y lo interpreta. En su interpretación trata dereflejar el carácter de Felipe II, resaltando sus virtudes, y acierta respectoa los hijos, le pronostica siete, de los que escasamente le sobrevivirándos, o a lo sumo tres, (realmente tuvo 8 que sobrevivieran al nacimiento,pero le sobrevivieron tres) y muy aproximadamente en cuanto al de espo-sas, si excluimos el matrimonio de estado con María Tudor. Augura alpríncipe Felipe un plácido y feliz final de su vida, y no por adulación,sino que es así "científicamente", y no trata de engañar, halagar o mentir,y no morirá por una sola causa, sino por distintas dolencias; la principalcausa de la muerte, siguiendo a Pontano y Ptolomeo, ha de ser catarro yangina, a la vez que fiebre alta y abcesos pulmonares, así como diarreasintestinales; pero morirá de forma suave y casi inconsciente (sufrióterriblemente los últimos años, y sobre todo meses), en lugar importantey en medio de la máxima gloria de su vida. Aunque le pronostica 60 añosde vida (murió a los 71, si bien a los 60 estuvo muy enfermo) "Dios sinembargo puede prolongarlo más, por su Divina Voluntad, a la cual hemosde someter todas las cosas".

También hubo científicos que criticaron las prácticas astrológicas.Pedro Nuñéz, el matemático ibérico más brillante del siglo XVI, cuyo Vcentenario se cumple este año, no creía en los horóscopos22. En ladedicatoria de su obra De Crepusculis, (Lisboa, 1541) a don Juan III dePortugal, y refiriéndose a su hermano, el infante don Henrique, a quiendesde hacía diez años enseñaba matemáticas, afirma que, aunque nuncadesperdiciaba su tiempo:

Se complace de modo admirable con la teoría de la Astronomía, esto es,de la ciencia que se ocupa del curso de los astros y de la universalcomposición del cielo, que no de la creencia vana y ya casi desechada queemite juicios sobre la vida y la fortuna.

Pero más adelante afirma que si el infante don Luis, a quien explica-ba los libros de Aristóteles, hubiera dedicado más tiempo al estudio queabandonó para luchar en la conquista de Túnez junto al emperador Car-los, hubiera logrado cultivar más su espíritu con la Aritmética, Geome-tría, Música y Astrología.

22 Debo agradecer esta información a Jorge Matos y António Estácio.

330 M.a Isabel Vicente Maroto

Un matemático que gozó de gran prestigio, y que también realizópronósticos aunque tampoco debía creer en ellos, fue Pedro de Esquivel.El maestro Esquivel, catedrático de Alcalá, actuó como asesor del Con-sejo de Indias sobre temas geográficos, entrando al servicio de Felipe IIcon un salario alto para la época para realizar diversos trabajos deingeniería, como la traída de aguas a distintas ciudades con la nivelaciónde varios ríos y la construcción de molinos y presas23. Pero su principaltarea, a la que dedicó los últimos años de su vida y que no pudo concluirpor fallecer cuando la estaba realizando, en 1570, fue la de trazar el mapade España.

Esquivel, capellán del rey, matemático e ingeniero, gozó de ciertafama como astrólogo. En la Biblioteca Nacional de Madrid se hallan dosmanuscritos, uno de ellos, de sólo dos hojas, recoge unos pronósticos"sacados del original del maestro Esquivel de Pronóstico Perpetuo"; elotro, es un texto completo titulado Pronóstico Perpetuo o Ruedas de laFortuna, que podría ser ese original o una copia literal de él. Sin embar-go, el prestigioso humanista Arias Montano, en su Libro de Josue,(Amberes, 1599) p. 162, se refiere a Esquivel, que fue preceptor suyo,con estas palabras: "matemático experimentado y serio burlador de ideascomo ésta", refiriéndose a la astrología.

El cultivo de la astrología produjo, como ya se ha señalado, avancesen la astronomía. Un ejemplo muy significativo son los trabajos de Jeró-nimo Muñoz, valenciano, catedrático de la universidad de Valencia ydespués de la de Salamanca, que fue requerido por Felipe II para hacer lanivelación de dos ríos, con el fin de llevar el agua a Murcia, Lorca yCartagena. Pero también a petición del monarca escribió su Libro delnuevo Cometa y del lugar donde se hazen; y como se verá por las Para-llaxes quán lexos están de tierra; y del Pronóstico deste, exponiendo susinvestigaciones acerca de la "nova" de 1572, identificada por los astró-nomos del siglo XX como una supernova de tipo I. Esta estrella, y lostrabajos y problemas a que dio lugar, marca una importante etapa en elabandono de la cosmología aristotélica y medieval y en la progresivasustitución de ésta por la idea de un Universo infinito - o indefinido - dela física y la astronomía modernas24.

23 Pedro de Esquivel, como la mayoría de los "matemáticos", pasó muchos apurosecnómicos. En un documento del AGS, C.y S. Reales, leg. 251, fol. 87, firmado enseptiembre de 1562, explica que, por enemistad de Antonio de Eraso, llevaba más deun año sin cobrar su salario como catedrático, de 300 ducados anuales, por lo que seencontraba lleno de deudas.

24 Víctor Navarro, profundo conocedor de la vida y obra de Jerónimo Muñoz, está

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 331

Sobre cometas y eclipses escribió también Juan López de Velasco,primer Cosmógrafo Mayor-Cronista del Consejo de Indias en 1571, quedejó el cargo al ser nombrado Secretario del Consejo de Hacienda en1591. Realizó trabajos de geografía, continuando la labor de Alonso deSanta Cruz, y numerosas observaciones astronómicas, escribiendo en1577 sobre cometas y eclipses25.

Astrologfa especulativa, o astronomía, y astrología judiciaria

Uno de los primeros científicos que trató de marcar las diferenciasentre astronomía y astrología fue Pedro Sánchez Ciruelo. Aunque arago-nés de nacimiento (Daroca, Zaragoza, ca. 1470 - Salamanca, 1548) fueotro miembro destacado de la "escuela astrológica salmantina". Colegialde San Bartolomé, a partir de 1482 aprendió astrología y matemáticascon Diego de Torres y con Rodrigo de Basurto, a través de los cualesconoció muy pronto la obra de Zacuto. Una vez acabados sus estudios enla Facultad de Artes, se trasladó en 1492 a París (para estudiar teología- cuyo doctorado alcanzaría - y enseñar matemáticas), y allí publicó unaversión comentada del Tratado de la Esfera. Luego ejerció como cate-drático en diferentes colegios y universidades. En el prólogo de suComentario a la Esfera del Sacrobosco, publicado en París el año 1498--1499, divide al conjunto de las matemáticas de acuerdo al tipo de pro-porción que expresan; como ciencias básicas, o puras, la arimética y lageometría; como especiales o mixtas, la música, la perspectiva y laastrología; pero destaca a esta última sobre las demás:

Sólo esta ciencia, entre las cinco matemáticas, posee un método de demos-tración infalible, pues con los teoremas geométricos no sólo se comprendeny miden las dimensiones de los cielos y de las estrellas, sino también de loselementos... Así pues, el método de esta ciencia es más cierto que el de lasdemás. Por ello, el filósofo en el duodécimo de la Metafísica consideró a laastrología la ciencia máxima entre las matemáticas, porque ella sola contieneen grado eminente las perfecciones de todas las demás ciencias.

Ciruelo, siguiendo a Ptolomeo, divide la astrología en dos grandesramas: la astrología especulativa o astronomía, que investiga los movi-mientos y posiciones de los cuerpos celestes utilizando la geometría, y la

sacando a la luz sus manuscritos, que se encuentran desperdigados en numerosasbibliotecas europeas.

25 En algunos códices de El Escorial hay escritos de su propia mano sobre estos temas.

332 M.a Isabel Vicente Mar oto

práctica o predictiva, que estudia los efectos de las conjunciones y oposi-ciones de los cuerpos celestes sobre el mundo sublunar. Esta astrologíapredictiva no es determinista, pues el conocimiento de esas influenciastan solo ayudará a los hombres para actuar convenientemente y no incu-rrir en errores. Rechaza en cambio Ciruelo la astrología determinista ojudiciaria, al considerarla fuente de supersticiones. La defensa de laastrología no determinista, o "legal", la realizó en su obra ApostelesmataAstrologiae Christianae, publicada en 1512 en Alcalá, en cuya Universi-dad desempeñaba desde su creación la cátedra de teología tomista(llamado por su fundador, el cardenal Cisneros), en donde tuvo comoalumno a Domingo de Soto. En la obra intenta relacionar las especula-ciones teológicas con los conocimientos de astrología y se la dedica alcuerpo docente salmantino. Admite el autor que puede existir una astro-logía supersticiosa, y que personas de mentalidad vulgar, incluidos algu-nos clérigos, caen en sus redes, provocando la irritación de los teólogos;pero que algunos de éstos, sin distinguir debidamente entre una astrolo-gía lícita y otra ilícita, condenan ambas. Ciruelo condena la astrologíadeterminista o judiciaria, pero defiende la no determinista. Así, en laúltima de sus obras, publicada en Salamanca en 1539, un tratado quellegó a alcanzar once ediciones en el siglo XVI, Reprobación de lassupersticiones y hechizerías26, vuelve a defender la astrología y a atacarla judiciaria, aunque recoge fragmentos enteros de obras clásicas conde-nadas por la Iglesia, como la Clavícula de Salomón - uno de los textosde magia que más difusión ha tenido desde la Edad Media, a pesar de lasrepetidas condenas de la Iglesia - sin que se aprecie con claridad si elpropósito de Ciruelo era rechazar esos escritos o ayudar a su difusión.

Concuerdan la verdadera y la falsa Astrología no solamente en el nombre,más también en la obra, que entrambas juzgan de las cosas que están aúnpor venir; y esto juzgan por los cielos y estrellas dellos. Más haydiferencia entre ellas en cuanto a las cosas de que juzgan, que la verdaderaAstrología habla de las cosas que se causan por las virtudes de los cielos,que con sus movimientos y luces alteran el aire y la mar y la tierra; y ansícausan diversos efectos de tiempos, es a saber: húmedo, seco, nublado,sereno, lluvioso, ventoso y de otras muchas maneras. Que los cielos yestrellas tengan virtud natural para causar estos efectos, dícelo muy clarola Sancta Escriptura, porque cuando Dios los crió dixo: Quiero que seancausas para hacer diversidad de tiempos, días, meses y años,...

26 Esta obra ha sido publicada por la editorial Glosa, Barcelona, con una introducción deJ. GARCÍA FONT.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 333

Defiende esta clase de astrología no determinista como lícita y ver-dadera ciencia, al igual que la Filosofía natural y la Medicina, aunqueesos buenos astrólogos no siempre acierten en sus juicios, por ser laastrología una ciencia difícil. Rechaza la otra:

La falsa Astrología no es arte ni sciencia verdadera, antes es una supersti-ción, porque por los cielos y estrellas presumen de juzgar de cosas que nopueden ser efectos dellas, ni las estrellas tienen virtud para las hacer. Estoes vanidad, querer aplicar las estrellas a cosas que no pueden ser causasdellas... Las segundas cosas de que no se puede haber sciencia por lasestrellas son los secretos del corazón y voluntad del hombre, que, comodice la Sancta Escritura, es cosa tan cerrada la voluntad del hombre, quesolo Dios alcanza a saber sus pensamientos y deseos.

Pedro Ciruelo escribió acerca de la conjunción de todos los planetasen el signo de Piscis durante el mes de febrero de 1524 en su Pronosti-con, impreso en Alcalá en 1523, que dedicó al archiduque Fernando deAustria. Los astrólogos alemanes pronosticaban, como resultado deaquella disposición de los planetas, grandes diluvios y cataclismos, crite-rio que no compartían los italianos, más dados al optimismo. PedroCiruelo reconoce la indiscutible preparación de los germanos, aunqueconsidera que se han excedido en sus apreciaciones, y pronostica quehabría lluvias entre los meses de noviembre y diciembre de 1523, y tam-bién en los primeros meses de 1524, pero no en cantidades como paraque las ciudades situadas en lugares bajos fuesen a quedar inundadas;tranquiliza a los españoles, aunque aconseja que los campesinos cultivenen las zonas altas, por prudencia, y que los marineros no salgan a la maren esos meses, pues predice grandes vendavales; aconseja no comer pes-cado los primeros meses de 1524, ya que las aguas irán turbias y arrastra-rán inmundicias y sustancias venenosas. Se puede decir que Ciruelo veíaen la astrología un modo de aconsejar normas de conducta provechosaspara la colectividad. Pero Ciruelo, que pretende combatir supersticionesy extrañas creencia, cree en el "mal de ojo", que, según considera, puedeser producido por vía natural o por influjo diabólico y admite la posibili-dad de los vuelos brujescos, aunque acepta que también puede ser cosade fantasía.

Su condición de clérigo y su prestigio como profesor universitario ycomo matemático27, teólogo y astrólogo hizo que, en 1534, Carlos V pen-

27 Durante su estancia en París elaboró diversas versiones de obras matemáticasmediavales comentadas. Ya en Alcalá escribió su obra científica más importante

334 M." Isabel Vicente Maroto

sara en él como preceptor del príncipe don Felipe, pero parece ser quedebido a su menguada talla y a su aspecto algo raro, finalmente el empe-rador se inclinó por un catedrático de filosofía natural de Salamanca,también ex colegial de San Bartolomé, el extremeño Juan Martínez deSilíceo, quien en esas fechas era canónigo magistral de Coria.

Martínez Silíceo dirigió durante seis años las enseñanzas del here-dero de la Corona y de sus cincuenta pajes, hijos de la nobleza y de altosfuncionarios reales (entre ellos Juan de Herrera y Juan de Rojas Sar-miento, hijo del marqués de Poza), en el Colegio que para tal fin se esta-bleció en Palacio; en 1543 asumió las tareas de confesor del príncipeFelipe y dos años más tarde tomó posesión del arzobispado de Toledo; en1556 recibió el capelo cardenalicio. La primera obra que había publicadoSilíceo durante su estancia en París, en 1513, fue Líber arithmeticaepractice Astrologicis, Phisicis el Calculatoribus admodum utilis, que talcomo indica su título, trataba de la aplicación de la aritmética a la astro-logia y a otras ciencias. La obra tuvo gran aceptación, pues se reeditó,siempre en París, otras tres veces en menos de quince años; en España,en cambio, únicamente se imprimió un resumen en Valencia y con retra-so, ya que no apareció hasta 1544.

Vamos a detenernos ahora en otro catedrático de universidad, peroya de finales del siglo XVI, Diego Pérez de Mesa, por ser una figuraquizá menos conocida y que sigue reflejando las ideas expuestas hastaaquí.

Pérez de Mesa nació en Ronda, Málaga, (fl. en Sevilla ca. 1596).Estudió en la capital hispalense, donde obtuvo el título de licenciado. Fueprofesor de matemáticas en Alcalá de Henares y Sevilla. Publicó en 1590una nueva edición del Libro de grandezas y cosas memorables de Espa-ña, de Pedro de Medina, corrigiendo y ampliando la obra notablemente.Escribió varios trabajos de náutica, astrología, astronomía y matemáticas,ninguno de los cuales llegó a publicarse.

De Pérez de Mesa se guarda en la Biblioteca Universitaria de Sala-manca28 un Libro y tratado del arismética y artemayor y algunas partesde astrología y matemáticas, conpuestas por el eroyco y sapientísimomaestro El licenciado Diego Pérez de Mesa, Catedrático desta RealCiudad de Sevilla del año de 1598.

Cursus quattor mathematicarum artius liberalium, auténtica enciclopedia de saberesmatemáticos, que comprendía la totaiidad del quadrivium y que vio la luz en 1516. Sudifusión fue tan grande en las universidades españolas y algunas francesas que encincuenta años se reeditó otras seis veces.

28 BUS Ms. 2294

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 335

En la parte del texto que dedica a la astrologia, Pérez de Mesa ense-ña a confeccionar horóscopos: la significación de las casas, de los días yrazón del tiempo astrológico, de cómo se han de poner en la figura lossignos, los planetas y la parte de la fortuna.

Pérez de Mesa defendía la Astrologia Judiciaria, sobre la que seconserva un tratado que leyó en Sevilla, por mandado del rey NuestroSeñor D. Phelipe, año de 159529, pero subraya que sigue los cánones delos Santos Pontífices. Empieza como otros tratados de astrologia:

Dos maneras de astrologia enseña Ptolomeo en el quadripartito. La unatrata de los movimientos de las estrellas, de sus tiempos y períodos, de ladisposición y armonía de los Orbes celestes que se fingen, de las passio-nes y propiedades que de almacén como son las velocidades y tardanças,eclipses, y otras semejantes. La otra de essos mobimientos y naturalezasde las estrellas, enseña a juzgar los mobimientos y alteraciones de lascosas del mundo inferior, porque como confiessa toda la escuela de losFilósofos y aún el mismo Aristóteles en el libro 1o de los metheoros c. i,está este inferior mundo subjeto al superior para recibir de allí todo sugobierno, vigor y fuerça.

Hace hincapié en un aspecto de la distinción entre los términos:

A ambas dos ciencias nombraban los antiguos con un solo nombre,Astrologia, pero los modernos, amigos de distinción, llaman a aquellaprimera Astronomía, como si dixessen ley de estrellas, porque es leyinfalible e inviolable, porque es una de las matemáticas disciplinas, queenseña todas sus operaciones con rigor de demonstración. Pero a esta otra2.a la dijeron Divinatrice y vulgarmente Judiciaria de la cual es estenuestro tratado, en el cual procederemos conforme a los sacros cánones yde los santos Pontífices.

Por tanto, su tratado de Astrologia Judiciaria sólo se extiende acosas naturales, y no a las que son milagrosas y divinas, de las cuales nopuede juzgar el astrólogo, y tampoco a las acciones humanas que nacende la voluntad y del alma, que no está sujeta a los astros.

Incluye varios ejemplos prácticos sobre cómo confeccionar horós-copos. Está escrito en un tono muy coloquial; así en el fol. 107 aparece"Aquí me dio la gana de ir añadiendo algunas cosas varias tocantes a lamateria de varios autores", por lo que parecen ser apuntes de clase.

29 B.N. Madrid, Ms. 5917.

336 M.a Isabel Vicente Maroto

Se conservan otros manuscritos de astrología de Pérez de Mesa,pero también escribió de otras materias: Política o Razón de Estado,"Sacada de la doctrina de Aristóteles, dedicada al Cardenal Borja yVelasco, Arzobispo de Sevilla"; o su tratado Comentarios de Sphera, queconsta de 64 folios, redactados en Sevilla entre 1596 y 1598, y estáorientado a las enseñanzas que el autor impartía como catedrático dematemáticas.

La condena de la iglesia

Durante el siglo XVI se publicaron numerosos textos de astrología,o de astronomía que incluían una buena parte dedicada a la astrología30.Ya a finales de la centuria, el catálogo inquisitorial de libros prohibidosde 1582, incluyó una regla (la novena) que se refería a

todos los libros, tratados y escritos, en la parte que tratan y dan reglas yhacen arte o ciencia para conocer por las estrellas y sus aspectos o por lasrayas de las manos lo porvenir que está en la libertad del hombre y loscasos fortuitos que han de acontecer; o que enseñan a responder lo hechoo acontecido en las cosas pasadas, libres y ocultas; o lo que sucederá en loque depende de nuestra libertad...

Es decir, la regla se dirigía contra los juicios, predicciones o adivi-naciones que implicasen un menoscabo de la Providencia divina o de lalibertad del ser humano. En particular se prohibían "las partes de la judi-ciaria que llaman de nacimientos, interrogaciones y elecciones...". Pero

no por eso se prohiben las partes de la astrología que tocan al conoci-miento de los tiempos y sucesos generales de mundo, ni las que enseñanpor el nacimiento de cada uno a conocer sus inclinaciones, condiciones ycualidades corporales, ni lo que pertenecen a la agricultura, navegación ymedicina y las elecciones que a cerca de estas cosas naturales se hacen.

Poseer libros de magia estaba expresamente prohibido por una Bulade Pío IV, de 1564; pero esa prohibición no afectaba a los libros deastrología que contuvieran "juicios útiles para la navegación, laagricultura y la medicina". Posteriormente, por una bula del papa Sixto Vde enero de 1586, se prohibía "exercer el Arte de la Astrología Iudiciariay hacen Encantamientos, Adivinaciones y Hechicerías, de leer y tener

30 Ver V. NAVARRO BROTÓNS, "La astronomía", Siglos XVI y XVII, op. cit.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 337

libros de las dichas cosas", dando facultad a los ordinarios e inquisidoresde reprimir y castigar a los desobedientes. Prohibe a los astrólogos

en otro tiempo Mathemáticos, llamados Genethlíacos, y Planetarios. Esto es,Astrólogos de nacimientos, que profesando la falsa ciencia de las Estrellas yAstros, y procurando atrevidísimamente prevenir la ordenación de la divinadisposición, que a su tiempo ha de ser revelada, miden los nacimientos, oengendraciones de los hombres por el movimiento de las Estrellas y curso delos Astros, y juzgan las cosas naturales o también las presentes, y passadas,ocultas, y del nacimiento de los niños y el día de su nacimiento...

Y hace referencia a la geomancia, adivinación por la tierra; hidroman-cia, por el agua; aeromancia, por el aire; piromancia, por el fuego; onoman-cia, de las uñas de las manos; quiromancia, de las rayas de las manos; nero-mancia, de los cuerpos muertos. Previene de los engaños, "embaucadores,que la mayor parte son mujercillas, dadas a supersticiones". La bulaprohibe las citadas artes adivinatorias, la astrología judiciaria y la magia,junto con todos los libros "en los que se contienen suertes, hechizos, adivi-naciones, agüeros, encantamientos malditos y supersticiones...".

Pero hay un párrafo muy significativo, que ya aparecía en la Bula dePío IV:

Establecemos y mandamos por la autoridad Apostólica, que ansí contralos astrólogos, Matemáthicos, y otros cualesquiera que de aquí adelanteexercieren y usaren la dicha Arte de Astrología Iudiciaria, fuera de enrazón de la Agricultura, Navegación o Medicina..."

Es decir, ordena que sean perseguidos por los obispos e inquisido-res, castigando con las penas canónicas, y con otras a su albedrío, peroexcluyendo los pronósticos relacionados con las más importantes activi-dades.

Divulgación de la astrología

Junto con la astrología, el cómputo del tiempo ha sido una de lasprimeras preocupaciones del hombre. Inicialmente, los calendarios, condatos astronómicos, se difundían en los llamados almanaques, en hojassueltas o formando libro, y se dirigían a un público muy reducido; se fue-ron añadiendo indicaciones meteorológicas y otras relativas a festivida-des religiosas, actos civiles, etc. Con el descubrimiento de la imprenta sepusieron de moda y su contenido se fue ampliando, tratando asuntos deinterés más general, incluyendo una parte astrológica, convirtiéndose

338 M." Isabel Vicente Mar oto

entonces en los llamados reportorios de tiempo. Comprendían indicacio-nes relativas a la división del tiempo y a la periodicidad de las evolucio-nes siderales, al santoral, al comienzo de las estaciones, un resumenretrospectivo del año que finalizaba y también un retrato del monarca.Además, añadían predicciones sobre el año en curso, orientaban sobre lasfaenas agrícolas e indicaban los precios de cosechas y ganado. Con fre-cuencia incluían proverbios, interpretaciones de los sueños y contribuíana la difusión de la "medicina" entre la gente sencilla. Sus páginas seadornaban con ingenuos grabados y cada mes del calendario lo presidíauna de las constelaciones del Zodíaco.

Los llamados reportorios de tiempos31 fueron los textos de caráctercientífico más divulgados desde los inicios de la imprenta, siendo durantelargo tiempo casi la única lectura del burgués y del campesino32.

Otros textos científicos de gran difusión desde la Baja Edad Media yen todo el Renacimiento fueron las aritméticas mercantiles. Pues bien,hasta un tercio de algunos manuales medievales de mercadería estabandedicados a la astrología. El componente azaroso de los negocios eraabordado en parte mediante el pronóstico establecido por los cálculos enlos que se basó la compleja astronomía-astrología de esa época.

El Lunari de Granollachs es muy posiblemente el primer impreso decarácter astronómico en catalán, y antes de 1485, fecha de la primeraimpresión que se conoce, previamente debió existir un manuscrito de unacierta difusión. Con el fin de "completar" el Lunario de Granollachs,Andrés de Li, autor de origen judaico de la ciudad de Zaragoza que estu-vo preso en 1490 por el tribunal de la Inquisición, le añadió una parte decarácter astrológico, el Reportorio de los tiempos33, que tuvo gran acepta-

31 M. I. VICENTE MAROTO, "Cronologías y repertorios de tiempo a finales del siglo"XV" en El Tratado de Tordesillas y su época, Valladolid, Junta de Castilla y León,1994, pp. 583-594.

32 En España el primer almanaque impreso conocido fue el que en 1475 dirigió elastrónomo Regiomontano, seguido por el de Bernardo de Granollachs, publicado enBarcelona en 1485.

33 Reportorio de los tiempos, ordenado por adiciones al lunario de GRANOLLACHS,hecho por ANDRÉS DE LI, Zaragoza, 1495, dedicado a don Pedro Torrero, edicióncon preciosos grabados. El manuscrito original, acabado el XXi de mayo de 1493, seencuentra en la Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial (Ms K-III-7).Reediciones actuales pueden consultarse varias:Nueva edición del repertorio de los tiempos y almanaque de Andrés de Li y el Lunariode Granollachs. Madrid, Taurus,1964. Sánchez Leal. Reproduce la edición deZaragoza, de 1495, "Por obra y estudio del honrado Paulu Hurus, Alemán deConstancia, con los mismos grabados y capitulares". Repertorio, pp. 17-69.Almanaque, pp. 73-106. Lunario pp. 108-223.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 339

ción; unida al Lunario de Granollachs llegaron a conocer casi un cente-nar de reimpresiones en diferentes idiomas.

El Reportorio de Li comienza con una explicación sobre la medidadel tiempo y con algunas consideraciones históricas, etimológicas yastrológicas sobre cada uno de los meses del año, y sobre la semana y lashoras. Continúa con unos breves comentarios sobre los planetas y laenumeración de los nueve cielos, siguiendo la tradición astronómica yastrológica de la época. Se detiene en los signos del Zodíaco, con unadetallada descripción de cada uno de ellos y finaliza indicando las fechasde algunas fiestas litúrgicas. En el almanaque mensual que sigue alReportorio se especifica el santoral de cada día y la letra calendárica dia-ria; al pie de cada mes se dan unas indicaciones relativas a la salud y alos trabajos agrícolas. Acompaña tablas para determinar día a día el signodel Zodíaco en el que se encuentra la luna, las fechas de la Pascua (día ymes), tablas para distinguir los días buenos para comprar y vender mer-cancías y efectuar "operaciones y acciones" de todo tipo, como edificaruna casa o castillo, casarse, cavar algún pozo, etc. Se nos dice cómo hade ser el nacido bajo el signo de cada planeta, en lo físico y en las incli-naciones intelectuales y morales, hasta siete caracteres en una tipologíaque tiene en cuenta otros tantos cielos, cada uno dominado por un pla-neta - lo que se consideraba entonces como un planeta - extendiendo supoder y clasificación a todos los elementos de nuestro mundo: minerales,vegetales, seres humanos y aún partes del cuerpo. Esta última atribuciónhace que el Reportorio también tenga que ver con la medicina y que en élse indique lo que la casa de cada signo del Zodíaco aconseja en elmomento de arriesgarse a una sangría, tomar una purga, ponerse unassanguijuelas o sumergir el cuerpo en agua. El "hombre de las sangrías",que durante siglos aparece en muchos tratados europeos de Medicina,mostrando sus órganos y partes fundamentales ligadas a un signo zodia-cal, se encuentra también en este libro.

El Reportorio de Li sufrió sucesivas correcciones debidas a diversosautores, entre los que figura Sancho Salaya, a quien ya se ha hecho refe-rencia. El Reportorio de los tiempos nuevamente corregido por Salaya seeditó en Zaragoza, en 1536. Sin duda, el tratado de Andrés de Li consti-tuyó un modelo para muchos otros textos posteriores, de característicassimilares hasta fines del siglo XIX.

Repertorio de los tiempos. Introducción y notas de E. SIMONS. Barcelona, AntoniBosch, editor. Libros del Árbol, 1977. Corresponde a la impresión de 1546.

340 M." Isabel Vicente Maroto

Durante el siglo XVI, prestigiosos matemáticos-cosmógrafos espa-ñoles al servicio de la Casa de la Contratación o de los monarcas, comoJerónimo de Chaves, Alonso de Santa Cruz y Rodrigo Zamorano, escri-bieron reportorios de tiempos.

Jerónimo de Chaves, Catedrático de Cosmografía y del Arte denavegar de la Casa de la Contratación (nombrado para dicho cargo en1552), acudió como experto a las Juntas de 1554 y 1556, para tratar sobresi las islas Filipinas caían dentro o fuera de la zona correspondiente al"empeño de Zaragoza" de las islas Molucas, que hizo el Emperador alrey de Portugal, en 1529. Su principal aportación a la ciencia son suscartas de navegación y sus mapas, tres de ellos publicados por Orteliusen su célebre Theatrum orbis terrarum, sin olvidar sus tablas astronómi-cas. Pero la gran popularidad de que gozó en la época se debe a que en sujuventud publicó un Reportorio o Chronographia de los tiempos, el máscopioso y preciso que hasta agora ha salido a luz; en el qual se tocan ydeclaran materias muy provechosas de philosophia, astrologia, cosmo-graphia y medicina..., Sevilla, 1548, que llegó a editarse quince veces encincuenta años.

Un religioso "de la horden del glorioso doctor Sant Bernardo" es elautor de otro Reportorio de los tiempos, el cual dura desde el año de1554 hasta el año 1592. Va añadido en muchas cosas y lugares con todadiligencia y cuidado por..., Valladolid, 1554. Sánchez Pérez34 lo consi-dera como la primera parte del Reportorio perpetuo o Fábrica del Uni-verso que Bernaldo Pérez de Vargas publicó en Toledo, en 1563, nosolamente por el contenido astrológico, sino también por utilizar elmismo grabado explicativo para la Astrologia médica. Aunque la utiliza-ción de los mismos grabados en diferentes tratados científicos era unhecho frecuente en la época35. El compendio de Pérez de Vargas - másconocido por su obra sobre metalurgia De re metallica - está escrito conclaridad e incluye los clásicos apartados de un tratado de sus característi-cas.

Cuando Gregorio XIII decidió llevar a cabo la reforma del calenda-rio pidió informes a la Universidad de Salamanca, que nombró unaComisión formada por Diego de Vera, Catedrático de Decreto, Fr. Luis

3 4 J.A. SÁNCHEZ PÉREZ, Las matemáticas en la Biblioteca del Escorial, Madrid, 1929,p.27

35 M.I. VICENTE MAROTO, "Altimetría y longimetría en textos renacentistas: estudiocomparado", en // Trobades d'História de la Ciencia i de la Técnica, Barcelona, 1993,pp. 293-303.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 341

de León, Catedrático de Filosofía moral, Fr. Francisco Alcocer, francis-cano, el Licenciado Gabriel Gómez y el médico Andrés de Guadalajara.Todos ellos figuran como autores del manuscrito Reportorio de los tiem-pos del año, nuevamente fecho del año 1578. Trasumpto de todo lo quela Universidad de Salamanca invió a Su Santidad de Nuestro muy SantoPadre Gregorio XIII y a S.M. del Rey D. Felipe II, cerca de la reduccióndel Kalendario36. En él recomendaban utilizar la tabla de las epactas deLilio, por ser la más exacta, que finalmente fue adoptada por Clavio alllevar a cabo la reforma37 (1582).

Después de la reforma del calendario, Otáñez de Escalante publicósu Reportorio Perpetuo de los tiempos, muy copioso conforme a lareformación y computación de N.B.P. Gregorio XIII, compuesto porDiego de Otáñez de Escalante, vezino de Burgos. Dirigido al Excelentís-simo Señor Maximiliano de Austria. Impreso en Alcalá de Henares, Año1584. El privilegio real para la impresión lo firma el Secretario Antoniode Eraso, por mandato del Rey, el 11 de septiembre de 1584.

En el prólogo, escribe Otáñez de Escalante:

Mucho mejor es saber poco de cosas altas, que mucho de las humildes ybaxas, y siendo la Astrología una ciencia altíssima ansí por razón delsubjecto, como por tratar de cosas futuras, qualquier cosa que dellas sesepa, es de mucho valor y estima: lo qual me será bastante disculpa si eneste pequeño tratado te dixere poco dello, porque augmentalle con trasla-dar otros libros, y ponértelos aquí por differentes palabras, y quiçá por lasmesmas, no lo tuve por bueno: y assí mi intento sólo fue poner un métho-do fácil para juzgar de los accidentes del año, como para el conocimientode las cosas tocantes al nuevo Calendario, pues todo él está fundado enAstronomía.

Sigue las tesis tolomaicas, situando a la tierra en centro del universoe inmóvil, pero explica también la teoría de Copérnico:

Pruévase también con muchas demostraciones su quiteud, aunque hayahavido muchos varones muy doctos que han dicho moverse la tierra, comofue Pythágoras, y en nuestros tiempos Copérnico, uno de los más excelentesastrólogos del mundo, el qual dixo estar el sol en medio quieto y fixo, y latierra ser la que se movía: pero aunque este doctíssimo varón suppuso estopara sus demostraciones, no es de creer que entendiesse ser assí verdad, sino

36 F. PICATOSTE, op. cit., p. 330.37 La Comisión que nombró el Papa Gregorio XIII en Roma estuvo presidida por Pedro

Chacón, pero murió un año antes de concluirse.

342 M.a Isabel Vicente Maroto

que dio a la tierra aquellos movimientos para mejor conseguir su intento.Como también lo hizo Ptolomeo, puniendo unas vezes eccéntricos y otrasconcéntricos con epiciclos. Y de qualquier manera concluyó y provó lo quequería, que era saber las apariencias de los planetas.

Un destacado cosmógrafo vallisoletano, Rodrigo Zamorano, quellegó a desempeñar simultáneamente los tres cargos científicos de la Casade la Contratación, el de Piloto Mayor, el de Catedrático y el de Cosmó-grafo de hacer cartas e instrumentos, aunque éste último sin salario, rea-lizó importantes y numerosas tareas, destacando la observación de come-tas y algunos eclipses para la averiguación de las longitudes de todos loslugares, la corrección de cartas de marear y patrones de diferentes viajesy la construcción de instrumentos y aparejos para el arte de marear38.Además de su famoso Compendio de la arte de navegar, Sevilla, 1582,Zamorano escribió, siguiendo el modelo clásico, una Cronología yReportorio de la razón de los tiempos, Sevilla, 1585, que conoció variasreediciones.

Hasta hace muy pocos años (1972) ha continuado reeditándoseperiódicamente el Lunario perpetuo, del matemático Jerónimo Cortés,que vio la luz por primera vez en Valencia, en 159439. Puede decirse queCortés no tuvo más rival que Victoriano Zaragozano, que llegó a darnombre a los almanaques que hasta nuestros días han introducido pre-dicciones del tiempo. Zaragozano, doctor en medicina y muy interesadopor las matemáticas y la cosmografía, publicó por vez primera en Zara-goza (1583) su famosísimo Reportorio de los tiempos, compuesto porJuan Alemán, doctor en la medicina. Contiene las conjunciones o oposi-ciones cuartos o quintos de la luna hasta el año 1610. Nuevamentecorregido y en muchas partes enmendado por el doctor en artes y medi-cina Victorian Zaragozano de la Puebla de Albortón.

Muchos otros lunarios y reportorios, como corrientemente se losllamó, continuaron apareciendo hasta bien entrado el siglo XVIII. Los

38 M.I. VICENTE MAROTO, M. ESTEBAN PIÑEIRO, Aspectos de la ciencia aplicadaen la España del Siglo de Oro, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1991, pp. 397-432,sobre la participación de Zamorano en la enmienda de las cartas de marear y la reformade los instrumentos para la navegación.

39 El Lunario perpetuo de Jerónimo Cortés ha conocido 86 reediciones en castellano, laúltima en 1972, y 15 en portugués, la última en 1901. J.M. LÓPEZ PIÑERO y otros,Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Barcelona, 1983, pp. 258-259.Sobre J. Cortés, véase V.l. SALAVERT FABIANI, "L'Arithmética práctica deGeronymo Cortés i la vida mercantil al País Valencia a les darreries del segle XVI", enEstudis. Revista de Historia Moderna, 8, 1982, pp. 105-124.

El Arte de los Pronósticos en la España del Siglo XVI 343

piscatores de Diego Torres de Villarroel, el famoso Gran Piscator deSalamanca, no eran otra cosa que reportorios adaptados a otros tiempos,con predicciones meteorológicas y proféticas40. De ellos saldría, final-mente, el Almanaque Oficial, editado por los gobiernos españoles comopublicación regular hasta 1856; a partir de esa fecha se siguieron publi-cando diferentes almanaques: ilustrados, literarios, humorísticos, polí-ticos, femeninos, descendientes de los primeros, con los que guardabanalguna semejanza.

En el siglo XVI no se discierne con claridad lo científico de lo nocientífico, lo racional de lo irracional; la línea fronteriza entre la astro-nomía como ciencia rigurosa capaz de medir los movimientos celestes, yla astrología como combinación de una concepción del mundo, cultosastrales y técnicas profetizadoras, no estaba trazada. Como afirma Euge-nio Garin41, el mito se reveló inseparable del logos; la ciencia rigurosa,de la fantasía transfiguradora; la neta razón, de la turbia magia; la reli-gión, de la superstición; incluso los cálculos matemáticos, de la místicade los números. En este sentido, la polémica astrológica del Renaci-miento es un experimento histórico excepcional.

Y actualmente, junto a los grandes avances de la astronomía, aúnpersisten las viejas supersticiones, y las predicciones basadas en losastros siguen despertando interés.

4 0 Durante el siglo XVIII aparecieron en Salamanca los piscatores de Torres Villarroel,que vaticinaron treinta años antes la revolución francesa. Fueron famosos los piscatoresingleses, patrocinados por las universidades de Oxford y Cambridge. Los almanaquesde Goethe y Schiller en Alemania y de Franklin en Filadelfia tuvieron gran difusión. Apartir de la segunda mitad del siglo XIX se pusieron en circulación los almanaquesliterarios; el Almanaque de las musas (Almanach des Muses, 1764-1833) conteníaprincipalmente poesías.

4 1 E. GARIN, El Zodíaco de la vida. La polémica astrológica del trescientos al quinien-tos, Ed. Península, Barcelona, 1981.