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LA CONSERVACIÓN DE RETABLOS: CATALOGACIÓN, RESTAURACIÓN Y DIFUSIÓN

Actas de los VIII Encuentros de Primavera en El Puerto

El Puerto de Santa María, 2006

LA CONSERVACIÓN DE RETABLOS: CATALOGACIÓN, RESTAURACIÓN Y DIFUSIÓN

Actas de los VIII Encuentros de Primavera en El Puerto

Serie l..:ncuentros de Primavera en El Puerto nº 9

© de la edición: Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María ©de los textos: sus respectivos autores Imagen de portada: Retablo mayor de la Iglesia de las Esclavas

ISBN: 978-84-89141-91-9 Depósito legal: CA-71-07 Maquetación: Ana María Garzón Encinas Imprime: Santa Teresa, Artes Gráficas. Sanlúcar de Barrameda.

ÍNDICE

Págs. PONENCIAS

La conservación de retablos a través de la bibliografia y los contratos. Ruiz de Lacanal, María Dolores ...... .. .. .. .. .. ...... .. .. .. .. .. .. .............. .... .. .... .. .. . 11

Le retable de la chapelle primitive de saint Frarn;;ois Xavier,de I'ancienne Eglise des Jésuites de Coimbra: Encadrement historico-artistique et recherche sur les techniques de polychromie appliquée sur la statuaire Le Gac, Agnés ........................................................................................... 65

Análisis químicos de materiales: soportes y policromías. Estructura estratigráfica y distribución de los constituyentes. Feliu Ortega, María José .......................................................................... 125

Aproximación a la retablística diciochesca en El Puerto de Santa María. Herrera García, Francisco Javier . ........................................................... 147

Técnica y problemática de los retablos en madera policromada. Pautas para establecer una metodología de estudio para su conocimiento e intervención. González López, María José ..................................................................... 177

Los retablos pictóricos en la Península Ibérica. Del Mediterráneo al Atlántico. Técnicas y conservación. Calvo, Ana ................................................................................................. 223

COMUNICACIONES

Los tabernáculos para retablos en el romanismo burgalés. Barrón García, Aurelio A. y Polo Sánchez, Julio J. ............................... 243

El retablo Novohispano: Una visión general acerca de los procedimientos para su catalogación, investigación y conservación. García Lascuraín, Gabriela ...................................................................... 279

LOS TABERNÁCULOS PARA RETABLOS EN EL ROMANISMO BURGALÉS. GARCÍA DE ARREDONDO*

Aurelio A. Barrón García Julio J. Polo Sánchez

Universidad de Cantabria

Aparte de los retablos, los relicarios, que es como en Burgos se deno­mina a los tabernáculos o sagrarios de los retablos -pues están pensados para contener el cuerpo de Cristo-, fueron la segunda tipología en importancia que contrataron los escultores y ensambladores en la segunda mitad del siglo XVI. Los obispos y teólogos reunidos en el concilio de Trento dedicaron una sesión completa, la XIII del año 1551, al sacramento de la eucaristía y acor­daron publicar un nuevo Decreto sobre el santísimo sacramento de la euca­ristía que consagró el principio de la transubstanciación del cuerpo de Cristo en la eucaristía: la presencia real del cuerpo y sangre de Cristo tras la consa­gración que es el momento central de la liturgia católica en el renovado Missale romanum de 1570, publicado bajo el pontificado de Pio V. El decre­to tridentino también ordenó guardar en las iglesias las formas consagradas, con el debido decoro, y llevarlas con dignidad a los enfermos. Los concilia­res recordaron que "se halla mandado en muchos concilios, y observado por costumbre antiquísima de la Iglesia católica, que se conduzca la misma sagrada Eucaristía para administrarla a los enfermos, y que con este fin se conserve cuidadosamente en las iglesias". El énfasis que los conciliares pusieron en el extremo decoro que debe guardarse en la conservación de la eucaristía les hizo prohibir que se pudiera conservar en el interior de los claustros de los monasterios y, ni siquiera, dentro del coro. En la misma dirección se pronunciaron las Constituciones synodales del Arr;obispado de Burgos publicadas en 1577 en la imprenta burgalesa de Felipe de Junta que se difundieron por el territorio del arzobispado1• En la documentación parro­quial y notarial se puede constatar un creciente esfuerzo de las parroquias

•Este trabajo se ha realizado dentro del proyecto de investigación del Ministerio de Ciencia y Tecnología BHA2003-07882 que cuenta con fondos FEDER.

Constituciones Synodales del Arr;obispado de Burgos. Burgos, en casa de Phelippe de Iunta, 1577. El sínodo que dio lugar a las Constituciones se celebró en Burgos en 1575.

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por dotarse de objetos dignos -custodias y crismeras de plata-, que permitan satisfacer el decoro, revestido de un ritual de creciente solemnidad y exigido a todos los actos en relación con la conservación y administración de la euca­ristía y los sacramentos en general. Eran muchas las parroquias que ya se habían provisto de custodias de plata portátiles o de manos que tanto serví­an para la celebración de la fiesta del Corpus Christi como para administrar el viático a los enfermos. Las fábricas de las iglesias con menores recursos se habían inclinado por funcionales cálices-custodias -como los de Revillarruz, Susilla (Cantabria), Guadilla de Villamar o Villorejo-. En los ostensorios de la iglesia de San Pedro y San Felices de Burgos y en el de Villímar se optó por una solución muy hermosa y original al disimular en el remate del viril una pequeña cajita hostiaria, solución que también se encuentra en la custodia de templete para sobreponer a un cáliz que Juan de Arfe y Lesmes Fernández del Moral hicieron para Las Quintanillas en 1587-1588. En los lugares menos pudientes se siguieron usando sencillos hostia­rios tanto para la reserva eucarística en el templo como para la procesión del Corpus o para portar el viático. A partir de la tipología del hostiario gótico -una cajita cilíndrica con tapa cónica- se desarrollaron vistosos hostiarios­custodias con pie -por ejemplo la custodia que Alonso de la Hoz hizo para Salinas de Añana (Álava)- y algunos alcanzan una altura que puede sobre­pasar el medio metro: hostiario de Treviana (La Rioja) obra de Sebastián de Olivares. Pero incluso en los hostiarios más sencillos y tradicionales, propios de lugares muy pobres, se aprecia una mayor riqueza en el adorno: hostiarios de Rioseras, Quintanilla-Vivar, Quintana del Pino, Valdeprado del Río (Cantabria) y Linares (Cantabria). La diferente disponibilidad de recursos financieros determinó la convivencia de distintas tipologías para satisfacer un mismo fin y la solución más grandiosa fue la custodia turriforme de asien-

Nada más salir de la imprenta de Junta los cuadernos de papel con las Constituciones sino­dales se preparó la encuadernación de 2.500 ejemplares, al menos, para ser distribuidos por todos los lugares del arzobispado. El 24 de mayo Diego García, librero de Valladolid, con­trató la encuadernación de 1.500 ejemplares en madera forrada en piel labrada. Posiblemente por la urgencia y para no incumplir los plazos de entrega, el 18 de junio del mismo año Diego García subcontrató con Andrés Pérez, Juan Gómez de Valdivielso, Pedro de Abendaño y Agustín Rico, libreros de Burgos, la encuadernación en madera guarnecida de becerro de 750 ejemplares, es decir la mitad de la labor a la que se había comprometi­do. Además, los libreros burgaleses, por comisión del licenciado Pedro Diez, racionero de la catedral, el mismo día de junio se encargaron de encuadernar en becerro y badana otros 1.000 ejemplares. AHPB, Alonso Martínez, prot. 5755, fols. 155r-157v, 163r-165r 340v-341v. Véase, BARRÓN GARCÍA, A.A.: La época dorada de la platería burgalesa, 1400-1600. Burgos-Valladolid, 1998, t. I, p. 88.

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to que únicamente la catedral de Burgos, en el ámbito territorial que estudia­mos, pudo acometer en plata, pues esa tipología seguía la desaparecida cus­todia de la metrópoli burgalesa que hizo Juan de Arfe2• Otras parroquias tuvieron que conformarse con construcciones en madera tallada, dorada y policromada. La parroquia de Sasamón encargó al imaginero Sebastián de Salinas, en 1560, unas andas con forma de templete y adornadas con relie­ves de la Pasión para así poder transportar con mayor solemnidad y luci­miento, en la festividad del Corpus Christi, la custodia de plata que poseían3.

Probablemente para el mismo fin el entallador Remando de Riaño (Hernán Rodríguez de Riaño) y el pintor Constantino de Nápoles hicieron otras andas para la iglesia de San Martín de Burgos que han desaparecido. En 1608 la parroquia de Barbadillo del Mercado pagó a Luis Gabeo la traza de la urna y andas del Santísimo que, sin embargo, dieron a realizar a Martín de Navarrete, ensamblador de Covarrubias.

En el interior de los templos y en consonancia con los criterios triden­tinos recogidos en las Constituciones Sinodales del arzobispado, los proviso­res y vicarios del arzobispado burgalés promovieron la renovación de los tabernáculos y la construcción de relicarios monumentales, por lo que se han podido documentar más de un centenar de relicarios realizados por diversos autores en el último cuarto del siglo XVI. Un número muy considerable de ellos y algunos de los más destacados fueron obra de García de Arredondo que fue el escultor más interesante de los nacidos en Cantabria en la Edad Moderna y está considerado como uno de los más prominentes escultores españoles de su tiempo. Los relicarios que en la Edad Media podían situarse en un lateral o fuera del altar mayor pasan a presidirlo y muchas veces se constituyen como el adorno prinicipal,

En las custodias de asiento de plata, con disposición central o turrifor­me, y en las andas del Santísimo se inspiran los tabernáculos de los retablos que en la zona que estudiamos se denominan sistemáticamente custodias o relicarios, lo que denota la clara relación de unas y otras obras. Los taberná-

2 Las obras de plata citadas se estudian en BARRÓN GARCÍA, A.A.: La época dorada de la platería burgalesa, 1400-1600. Burgos-Valladolid, 1998. La desaparecida custodia de la catedral de Burgos que hizo Juan de Arfe, en BARRÓN GARCÍA, A.A.: "Juan de Arfe en Burgos", Burgense, t. 35/1, 1994, pp. 249-278.

3 BARRÓN, A.A.: "La custodia de Santa María del Campo y las andas de Sasamón", en Nuevos caminos sobre viejas sendas. Exposición Conmemorativa del Sínodo Diocesano. Burgos, 1997, pp. 138-141.

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culos fueron adquiriendo protagonismo en los retablos castellanos desde mediados del siglo XVI. Así, las custodias de los retablos de Gaspar Becerra son tratadas con una consideración muy especial. En el condicionado del contrato del retablo mayor de la catedral de Astorga se dedicó un capítulo específico a la custodia "como cosa apartada y miembro de por si". Semejante singularidad tienen las custodias del retablo de las Descalzas Reales de Madrid -conocido por dibujos- y del retablo mayor de la iglesia de Santa María de Mediavilla en Medina de Rioseco, realizado a partir de un diseño de Becerra. Antes de regresar a España, en 1551 Becerra ya había hecho un tabernáculo de este tipo para el altar mayor de la iglesia de Santiago de los Españoles en Roma4. Concebidas como un pequeño edificio modélico y de fuerte monumentalidad clásica, las custodias de estos retablos sintetizan de algún modo las preferencias arquitectónicas del autor. Estas custodias están ideadas como templetes exentos y concebidas aisladamente del retablo como dijera en una de las condiciones de contratación del retablo deAstorga.

A la popularidad de los grandes tabernáculos contribuyó de manera definitiva la publicación del tratado De varia commemsuración de Juan de Arfe -Sevilla, 1585- con las plantas y secciones de varias andas y custodias en el título segundo del libro cuarto dedicado a las obras de plata pero que tituló "De las pie9as de Iglesia". Al hablar de las custodias de asiento, Juan de Arfe se refiere a las tres tipologías que principalmente se usaban en su tiem­po en las que los "cuerpos se hazen quadrados todos, o hexagonos, o redon­dos, y si en esto se hiziese alguna mudan9a, sera haziendo el primero hexagono, el segundo redondo, el tercero hexagono, y el quarto redondo, y assi se seguira hasta el remate, como lo seguí yo en la Custodia de Avila, por­que la menos variacion en esto es mejor, y tambien se compadecen el quadra­do y el octogono, resaltando el quadrado y usando con ellos este cambiado, porque sean firmes y transparentes, y siendo redondas son mas claras y de mas capazes cuerpos como se veran en la que hize para Sevilla. En todo lo qual puede el artifice arbritrar a su modo"5. Señala, además, que cuando se hacen custodias de asiento pequeñas, hasta de una vara de alto, la mitad de la

4 ARAMBURU-ZABALA, M.A.: "La Iglesia y Hospital de Santiago de los Españoles. El papel del arquitecto en la Roma del Renacimiento", Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte (UAM), vol. III, 1991, p. 38.

5 ARPHE Y VILLAFAÑE, loan: De varia commensuracion para la esulptura y architectu­ra. Sevilla, Andrea Pescioni y luan de Leon, 1585, Libro quarto, Titulo segundo, Capitulo quinto, fol. 37.

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altura se reserva para el primer cuerpo y el cincuenta por ciento de la otra mitad para el segundo cuerpo e indica que el resto se destina al remate con una proporción de cuerpos superpuestos partidos por mitad, pero lo más inte­resante es que indica que los cuerpos deben disminuir su anchura conforme a una línea oblicua que determine un dibujo final en pirámide "porque a de fenecer como piramide, y no como capilla de templo, porque contradize la figura de tabernaculo, y no guarda propiedad".

La preferencia de Arfe por la custodia piramidal, que puede ser con­veniente para piezas de plata, no se sigue siempre en los tabernáculos de los retablos. A modo de capilla centralizada -caso único en la platería castella­na- se había realizado la custodia del monasterio de Silos que es una origi­nal respuesta española a los modelos arquitectónicos que llegaban de Italia, aunque lamentablemente no tuvo consecuencias en el desarrollo de la plate­ría. De Italia llegaron algunos relicarios y custodias con cierre en cúpula con­forme a la tipología que desecha Arfe por inconveniente pero que será seguida por escultores y ensambladores en la hechura de tabernáculos. A modo de templete, con cierre en bóveda esquifada, y de hacia 1588 es un relicario de plata sobredorada, esmaltes, cristal de roca y piedras duras que el duque de Mantua donó a Felipe II y gozaba del beneficio de ciertas indul­gencias que el Papa Sixto V concedió, en agosto de 1588, a quienes oraran ante él. Este relicario se guarda en el monasterio de El Escorial y en el tem­plo de este monasterio de, patronazgo real, se realizó un magnífico taberná­culo para el altar mayor que será una obra muy influyente y que, frente al modelo de custodia piramidal, proponía un ejemplar edificio centralizado rematado en cúpula.

Ciertamente, la ubicación en el retablo mayor del monasterio de El Escorial de un singularísimo templete-custodia realizado con riquísimos materiales por Jacopo da Trezzo, con la colaboración de Pompeo Leoni, en las esculturas de bronce, y Juan Bautista Comane, fue determinante en la expan­sión de los tabernáculos de retablo -siguieran o no la propuesta concreta que en El Escorial se hacía-. La tipología de este templete escurialense influyó en la forma de construir los tabernáculos en los retablos, aunque, en el peor de los casos, nada más se adoptaran sus grandiosas dimensiones, pues el mode­lo alcanzó gran difusión al propagarse los doce grabados encargados a Pedro Perret por Juan de Herrera, tres de cuyas láminas reproducen el tabernáculo que cierra "a modo de capilla de templo" ya que, contra lo que apuntaba Arfe, nada parece más apropiado que esta forma para la pieza que se constituye en sanctasanctórum de la iglesia. La Ortographia del sagrario del altar mí1yor .

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de San Lorencio el Real del Escurial, es decir, el alzado grabado por el fla­menco Perret a partir de un original de Juan de Rerrera6 se utilizó como traza de referencia en la contratación del retablo y tabernáculo del monasterio de San Francisco en Santo Domingo de la Calzada. El 4 de febrero de 1602 se publicaron las condiciones para la realización del retablo que comienzan señalando en primer lugar: "Que se aya de azer en la primera caxa del dicho retablo una custodia, conforme a la traza de la del Escorial de San Lorern;:o el Real, que es la traza que sedara con estas condi9iones"7• El retablo, el taber­náculo, dos retablos laterales y el entierro de jaspe y alabastro del convento de San Francisco en Santo Domingo de la Calzada lo tomaron a hacer man­comunadamente García de Arredondo, Pedro González de San Pedro y Remando de Murillas pero se repartieron las obras que había de realizar cada uno y el relicario le correspondió a Remando de Murillas que no siguió la traza de El Escorial8• Murillas realizó un monumental tabernáculo de tres cuerpos; los dos primeros son hexagonales y cerrados mientras que el terce­ro, imaginado a la manera de un templo monóptero antiguo, es circular y abierto para permitir el cobijo de una figura.

A semejanza del tabernáculo escurialense, con gran riqueza de materiales, se hizo el sagrario del altar mayor de la colegiata de Lerma. Es de bronce dora­do con columnas de mármoles y ágatas de distintos colores y, además, dispone lapislázuli y otras piedras duras embutidas en el friso y en los basamentos. La

6 Tres de los doce grabados de Perret sobre originales de Juan de Herrera están dedicados al tabernáculo representado en planta, sección y alzado. Se estamparon hacia 1583. Son muchas las obras que han estudiado el sagrario escurialense y sólo mencionamos algunas de las últimas que recogen la bibliografia anterior: MULCAHY, R.: "A mayor gloria de Dios y el Rey": la decoración de la Real Basílica del Monasterio de El Escorial. Madrid, 1992. BUSTAMANTE GARCÍA, A.: La octava maravilla de mundo (Estudio histórico sobre El Escorial de Felipe JI). Madrid, 1994. BUSTAMANTE GARCÍA, A.: "Las esta­tuas de bronce del Escorial. Datos para su historia", Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte (UAM), I, vol. V, 1993, pp. 41-57; II, vol. VI, 1994, pp. 159-177; III, vol. VII-VIII, 1995-1996, pp. 69-86; IV, vol.IX-X, 1997-1998, pp. 153-168; y V, vol. XI, 1999, pp. 129-143. RIAÑO, C. de (com.): Juan de Herrera. Arquitecto Real. Madrid, 1997. Las trazas de Juan de Herrera y sus seguidores. Santander, 2002. ARAMBURU-ZABALA, M.A. (dir.) - LOSADA VAREA, C. y CAGIGAS ABERASTURI, A.: Biografia de Juan de Herrera. Santander, 2003.

7 Archivo Catedral de Santo Domingo de la Calzada, Obra pía, OF-12. 8 Archivo Historico Provincial de Logroño (AHPL), Santo Domingo de la Calzada, Llorente

de Robredo, prot. 2.846, fols. 105r-106v. Álvarez Pinedo, F.J.- Ramírez Martínez, J.M.: Fray Bernardo de Fresneda y la capilla mayor de la iglesia de San Francisco en Santo Domingo de la Calzada. Logroño, 1979, pp. 51-52.

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planta es algo más de la mitad de una cruz griega muy cercana al cuadrado y, en el día de hoy, sólo conserva un cuerpo cerrado, pues ha perdido el tambor y cúpu­la con el que remataba, así como varias figuras del adorno9. El estilo de los ánge­les que sujetan un cáliz con la Sagrada Forma, en la puerta del tabernáculo, recuerda el arte de Pompeo Leoni y muy especialmente los ángeles de la Real Congregación del Santísimo Cristo de la iglesia de San Ginés de Madrid que se adjudican a Leoni y, al parecer, proceden de la capilla de la infanta Juana en el convento de las Descalzas Reales de Madrid o bien son parte del pedestal para el arca de San Eugenio de la catedral de Toledo, obra que nunca entregó Leoni y de la que se conservaban unos ángeles en 161310• No se ha encontrado men­ción a la donación del tabernáculo de la iglesia de San Pedro de Lerma, pero se puede datar hacia 1615, años después del fallecimiento de Pompeo Leoni. Sin duda, hubo de fundirse en la Corte con el concurso de lapidarios y artífices ita­lianos del taller que mantenían Milán Vimercado, Baltasar Mariano y otros here­deros de las labores que comenzaron Jacopo da Trezzo, Juan Bautista Comane y Pompeo Leoni. Tabernáculos de piedras duras y bronce se realizaban en Italia y de allí se importaron algunos, como el espectacular sagrario del convento de cla­risas de Villafranca del Bierzo (Santa María de la Anunciada) o el del altar mayor del convento de agustinas de Salamanca. En la estructura del templete se incrus­ta lapislázuli y ágatas o jaspes verdes y rojos de modo que, como recordó fray José de Sigüenza en el comentario de la fundación de El Escorial, se rememoran los colores del calendario litúrgico. El sagrario de Villafranca del Bierzo llegó por mediación de Pedro Álvarez de Toledo y Osorio, V marqués de Villafranca que fue virrey de Nápoles a finales del siglo XVI y vivió en Milán en la segun­da década del siglo XVII de donde debió de llegar la custodia en 161811 • En 1577 el obispo milanés Cario Borromeo había publicado unas Instrucciones sobre las

9 Todavía se conserva la pequeña linterna con la que remataba la cúpula la cúpula, además Antonio Ponz vio completo el sagrario y dijo que era "un excelente tabernáculo de tres fachadas, con seis columnitas de ágata, y mármoles de mezcla exquisitos [las del cuerpo único que se conserva, luego remataba en cúpula sin segundo piso], cubiertas sus pilastras de lapislázuli. Son muy bellos los capiteles, quatro estatuitas [hoy las hornacinas han per­dido las figuras] y dos Angeles de bronce en las puertas, otros en el cornisamento [también perdidos] y los demás ornatos". PONZ, A.: Viage de España. Madrid, 1788, t. XII, p. 105.

10 ESTELLA MARCOS, M.: "Algo más sobre Pompeo Leoni", Archivo Español de Arte, nº 262, 1993, p. 145. ESTELLA, M.: "Los Leoni, escultores entre Italia y España", en Los Leoni (1509-1609). Escultores del Renacimiento italiano al servicio de la corte de España. Madrid, 1994, pp. 32, 39 y 54. TÁRRAGA, Mª L.: "Ángeles o Virtudes", en Los Leoni (1509-1609). Escultores del Renacimiento italiano al servicio de la corte de España. Madrid, 1994, pp. 148-150.

11 REDONDO CANTERA, Mª J.: "Custodia de Villafranca del Bierzo", Encrucijadas. Las Edades del Hombre. Catedral de Astorga. Salamanca, 2000, pp. 405-406.

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construcciones en las iglesias con un capítulo específico sobre la disposición del tabernáculo en el altar mayor. Señalaba que debía construirse con materiales pre­ciosos -mármoles, plata o bronce dorado- y de dimensiones que guardaran correspondencia con el templo12• Las Instrucciones promovieron la construcción de grandiosos tabernáculos como el de la cartuja de Pavía que, aunque construi­do con mármoles y piedras duras de diversos colores, es de la misma tipología que el de Villafranca del Bierzo. El tabernáculo del convento de clarisas de esta localidad leonesa se compone de dos cuerpos octogonales, tambor, cúpula y lin­terna y mide casi tres metros de altura. En las hornacinas del primer cuerpo se ubican figuras de profetas de bronce esmaltadas de colores y se dispusieron sibi­las recostadas sobre frontones en los frentes mayores del templete. El conjunto se enriquece con columnas de mármol y abundantes piedras ricas -lapislázuli, pórfido y jaspes- embutidas en la estructura de bronce dorado, logrando un pre­ciosismo espectacular y maravilloso. Más numerosos son los sagrarios llegados de Nápoles y entre ellos destaca el de las agustinas de Monterrey de Salamanca, fundación de Manuel de Zúñiga y Fonseca, VI conde de Monterrey y virrey de Nápoles de 1631a1637. El tabernáculo, con una combinación de materiales tan rica como la anteriormente descrita, lo contrató el virrey con Cosimo Fanzago en 1636, un poco después de la etapa cronológica que estudiamos, y se presenta completamente exento, como obra apartada del retablo. El broncista Raffaele i1 Fiamingo colaboró con Fanzago en el relicario13•

En el mismo ambiente de exaltación eucarística que hizo posible la construcción de una gran cantidad de relicarios, también se realizaron los monumentos de Jueves santo que pueden adoptar formas semejantes a los tabernáculos o tomar la tipología de las arquetas de reliquias. Normalmente se hicieron de madera policromada, como el de la iglesia de Limpias (Cantabria), o bien de plata-también de bronce dorado-y alguno de los más ricos se trajeron de América como los de Zaldívar (Vizcaya) y Santo Domingo de la Calzada (La Rioja) que son novohispanos.

En el foco burgalés destacan los tabernáculos del taller de los Bueras, los realizados por Martín Ruiz de Zubiate, por Simón de Berrieza, Domingo de Bérriz, Luis Gabeo, San Juan de Álbiz, Hernán Rodríguez de Riaño, ...

12 GIORDANO, L.: "L'altare. Linee di sviluppo del XVI al XVIII secolo in Lombardia", en TERRAROLI, V.: Le arti decorative in Lombardia nell'eta moderna 1480-1780. Milano, 2000, pp. 283-315.

13 Este tabernáculo se estudia en, MADRUGA REAL, A.: Arquitectura barroca salmantina. Las Agustinas de Monterrey. Salamanca, 1983, pp. 128-129.

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pero nos interesan sobre todo los que construyó García de Arredondo, el más destacado escultor del foco burgalés en el periodo romanista. La arquitectura e iconografia de estos tabernáculos responden a la estética clasicista y a los dictados iconográficos del Concilio de Trento.

1.- García de Arredondo. Datos biográficos

El escultor García de Arredondo se afincó en Burgos durante largos años, aunque sin perder el contacto con su tierra natal montañesa pues se declara veci­no tanto de Burgos como de Limpias en 1586. Su escultura, de carácter romanis­ta, se mantiene en los cánones del clasicismo aunque se aleja de la belleza idealizada tal como se interpretaba en el Alto Renacimiento y prefiere imágenes de una belleza sobrehumana, digna y noble en consonancia con las preferencias de los teólogos reunidos en Trento que aconsejaban "que no se pinten ni adornen las imágenes con hermosura escandalosa". Arredondo también rehuye de la aspe­reza, afectación y los ademanes excesivos de los primeros romanistas; con todo ello, prepara la senda del Barroco14• Arredondo hubo de ser oficial de Martín de la Haya, escultor renacentista burgalés -primer receptor de las formas romanistas en Burgos-, y le debió de suceder en el taller cuando Martín, en 1583, tomó hábi­tos de fraile en el convento premostratense de Bujedo de Juarros. El arzobispo de Burgos le encargó, en 1583 -a los pocos meses de instalarse como artífice inde­pendiente-, la silla arzobispal en el coro catedralicio, hecho que realza la tempra­na y alta consideración del escultor en la ciudad del Arlanzón. En este mismo año, el regidor burgalés Diego López Gallo le confió el retablo para su capilla en el convento de San Pablo extramuros. Debía realizarlo junto a Antonio de Elejalde -cabeza del otro gran taller de escultura en Burgos-, pero la inmediata muerte de Elejalde hizo que Arredondo acometiera la obra en solitario.

De su abundante producción en tierras burgalesas, destacamos los retablos de Santa María de Villadiego (1592), de Pedrosa del Páramo (1593-96)-en cola­boración con Miguel de Quevedo--, de Hormaza (con licencia desde 1586 pero contratado en 1596 y ejecutado a partir de 1600), de Salazar de Amaya (1596), de Santa María Ananúñez (1600-1602), y los magníficos relicarios o sagrarios

14 IBAÑEZ PEREZ, A.C.: "El escultor García de Arredondo en Burgos", en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, t. LVI, 1990, pp. 479-498. POLO SÁNCHEZ, J.J.: La escultura romanista y contrarreformista en Cantabria (c.1590-1669). Santander, 1994, pp. 65-72. BARRÓN GARCÍA, A.A.: "El retablo de Santa Clara de Briviesca en el romanis­mo norteño'', Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, LXXVIII-LXXIX, 1999, p. 262.

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monumentales de Grijalba, Tagarrosa y Melgar de Femamental. Fuera de la archidiócesis de Burgos realizó para la cofradía de la Quinta Angustia de Tudela de Duero (Valladolid) un soberbio retablo que se guarda en el humilladero que regentaba la cofradía (1598). De 1602 a 1606 trabajó para el convento de San Francisco en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja). Las obras de escultura a realizar en este convento, refundado y elegido como panteón por fray Bernardo de Fresneda que había estudiado en él y llegó a ser confesor del rey Felipe II y obispo de Cuenca y arzobispo de Zaragoza, se encargaron a tres grandes escul­tores del momento: García de Arredondo, Remando de Murillas -seguidor de Pedro de Arbulo- y Pedro González de San Pedro --discípulo de Juan de Anchieta-. El escultor montañés se ocupó del retablo lateral de Santiago, de la imagen de San Ambrosio en el altar mayor y de tallar en alabastro el sepulcro de fray Bernardo de Fresneda, promotor de las obras. Aunque Arredondo trabajaba por las tierras castellanas de la Meseta, cada vez pasaba más tiempo en Limpias, donde vivían su esposa e hijos desde 1599, y en los comienzos del siglo XVII progresó su actividad en La Montaña. En 1612 Arredondo tasó el retablo de Nuestra Señora de Ajo. Al año siguiente realizó los retablos laterales de Carasa y, a continuación, el retablo de la capilla de los Rada en la parroquia de San Ginés de Rada. No se conserva el retablo que hizo, en 1616, para la capilla de Felipe Sierra en el convento de San Francisco de Santander, ni el adorno del reta­blo del Cristo en la colegial de Santander. En 1615 comenzó a ocuparse del reta­blo mayor de Guriezo, la obra de mayor empeño entre las realizadas en Cantabria, pero no pudo concluirlo por sobrevenirle la muerte en 1619. La inten­sa actividad final de Arredondo en Cantabria originó la formación del taller de Limpias, uno de los focos artísticos más relevantes del siglo XVII, en el que sobresalió Diego de Lombera, yerno y continuador de la obra de García de Arredondo aunque la obra de Lombera no alcanza la misma brillantez.

2.- Los tabernáculos de García de Arredondo

Como había señalado Arfe en la cita trascrita arriba referida a las custo­dias, los relicarios para retablos pueden adoptar tres tipologías básicas: la forma cuadrada -con el relicario encajado en el banco según un modelo tradicional y normalmente de un solo cuerpo-; la forma de templete circular de uno, dos o tres cuerpos superpuestos que sigue, de modo aproximado, el modelo que populari­zó el grabado de Perret hecho sobre el sagrario del monasterio de El Escorial; y la forma hexagonal, tan monumental como el anterior y que se puede conjugar más fácilmente con los paños de los retablos que se suelen adaptar a la disposi­ción poligonal de la capilla mayor.

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La iconografia que acompaña a los tabernáculos seguía razonamientos de ordenación y repartos estandarizados y conformes a los criterios doctrinales acordados en la sesión XXV del Concilio de Trento que no hizo sino reafirmar la doctrina de la iglesia católica sobre el sentido, valor y uso legítimo de las imá­genes. Las palabras que Juan de Arfe dedicó a la iconografia común en las cus­todias de asiento recogen la manera habitual de ordenar las figuras y escenas por parte de sus contemporáneos y sirven, en buena medida, para los tabernáculos de retablos y, seguramente, influyeron en los escultores y ensambladores de su tiempo. Arfe señala que "En estas custodias se adornan los embasamentos con historias de medio relievo, y el cuerpo de la capilla primera se hinche con histo­ria de todo bulto que aluda con el sancto Sacramento, como no sea de passion, por ser pie9as que sirven en día reguzijado y de triunfo. En la segunda capilla se pone el relicario [la Sagrada Forma], y en la tercera la historia de la advocacion de la Iglesia, y en la quarta, el sancto que tiene el pueblo por patron, o aquellos cuyas reliquias esten en la Iglesia para donde la custodia se hiziere'', y concluye prudentemente "y todo esto a consejo de Theologos y hombres de letras que lo ordenen"15, pues en las iglesias se debía contar con la aprobación de vicarios y veedores episcopales. Las Constituciones synodales del An;obispado de Burgos recordaban el decreto tridentino "De invocatione, veneratione & reliquiis sanc­torum & sacris imaginibus" y ordenaban "que en ninguna yglesia ... se pinten ni puedan pintar imagines, ni historias deshonestas, sin que primero se haga rela­cion dello a nos, o a nuestros provisores, para que veamos y examinemos y pro­veamos cómo conviene que se haga la pintura de las tales imagines" y de este modo evitar "las cosas que causan o pueden causar indecencia e indevocion en el pintar de las imagines y retablos de las yglesias"16•

Para los relicarios de catedrales o grandes iglesias, normalmente, se ofrecían los modelos más monumentales a la elección del cliente. Así, el 23 de mayo de 1601 el escultor Pedro González de San Pedro, al contratar el retablo mayor de la catedral de Calahorra ofreció al cabildo hacer el relicario en redondo o cuadrado según su preferencia. Igualmente proponía el adorno iconográfico habitual en la zona en un condicionado detallado que transcribi­mos por su interés como modelo:

15 ARPHE Y VILLAFAÑE, loan: De varia commensuracion para la esulptura y architectu­ra. Sevilla, Andrea Pescioni y luan de Leon, 1585, Libro quarto, Titulo segundo, Capitulo quinto, fol. 37.

16 Constituciones Synodales del Arc;obispado de Burgos. Burgos, en casa de Phelippe de Iunta, 1577. Se reproducen los capítulos relacionados con la contratación y realización de obras de arte en, POLO SÁNCHEZ, J.J.: La escultura romanista y contrarreformista en Cantabria (c. 1590-1660). Santander, 1994, pp. 467-480.

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"Yten se a de ai¡;er en el sitio que viene en medio del altar y sobre la mesa de el, en el puesto donde esta escripto de la traza sagrario del santisimo sacramento, un reliquiario de disposición y altura de nuebe pies, poco mas o menos, y de anchura de i¡;inco pies; el qua! aya de ser de forma quadrada o redonda a elei¡;ion del artifii¡;e. El qua! ha de tener dos hordenes y mas el remate. La primer horden sera corintia y la segunda compuesta, con las colunas y cornejamentos y adorno conbeniente. El qua! aya de ser y sea ansi la harchitetura como la escultura de madera de teja o de corai¡;on de nogal. Yten se a de ai¡;er en el pedistal del dicho reliquiario, en unos obalos, algunas figuras de dotores o evanjelistas a elei¡;ion de su señoria; las quales ande ser quatro, ora sean dotores ora evanjelistas. Y ten se a de ai¡;er en la puerta del reliquiario, la ystoria de la i¡;ena del señor con los doze apostoles, por ser ystoria a proposito del sitio. Yten se a de ai¡;er a los lados del sagrario, en el dicho primer cuerpo, la ystoria de Melchisedet con los panes de proposizion. Y ten se a de ai¡;er al otro lado del dicho reliquiario, en la propia horden, otra ystoria del testamento viejo que podra ser del sacrifii;;io de Abrahan o el mana en el disierto. Yten se an de ai¡;er quatro figuras a elei¡;ion de su señoria de bulto para adorno del cor­nejamento del primer cuerpo del reliquiario, parei¡;e sera bien los evanjelistas. Yten se ha de ai¡;er en el segundo cuerpo del dicho reliquiario, en la frente de el, un encasamento en el qua! se ponga una figura de bulto a helei¡;ion de su señoria. Yten a los lados del dicho segundo cuerpo se pornan dos ystorias de la pasion o resu­rrii¡;ion, a elezion de su señoria. Yten las colunas del dicho reliquiario ande ser estriadas, con los capiteles labrados del horden corintia y conpuesta"17.

El relicario más sencillo de los realizados por García de Arredondo, de planta cuadrada y de un solo cuerpo, es el de Fresno de Río Tirón. Lo con­trató en 1588 y aún cobraba parte del valor en 1595. Presenta a la Resurrección en la puerta y el interior fue pintado por Juan de Cea el Viejo con un Crucificado y un cáliz y sagrada forma: promesa de muerte y vida o resurrec­ción que, en esencia, condensa el programa habitual en este tipo de obras.

De tipología circular, próximo al modélico tabernáculo de El Escorial, es el relicario de Hinestrosa, que data de 1587 pero lo realizó en colaboración con Tomás Segura, ensamblador de Viana, artista muy alejado de la calidad de Arredondo.

Los demás relicarios son de planta hexagonal y varios concluyen con "media naranja por cubierta" sobre la que se dispone un ligero pedestal para una figura final. Hexagonal de un solo cuerpo es el de Pedrosa del Páramo -1593/96-. El retablo y relicario lo contrató a medias con Miguel de Quevedo

17 AHPL, Santo Domingo de la Calzada, Juan de Vergara, prot. 2.561, fols. 76r-80r.

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y el tabernáculo, realizado por Quevedo, contrasta con las excelentes figuras que Arredondo labró para el retablo.

De un solo cuerpo es también el de Villanueva de Odra, pero se conser­va fuera de su lugar en la sacristía y se puede pensar que ha perdido el segun­do cuerpo que lo remataba.

De dos cuerpos hexagonales son los de Santa María de Villadiego, Grijalba, Tagarrosa y Olmos de Riopisuerga.

Los más monumentales, de tres cuerpos hexagonales y algunos con marcada tendencia a adoptar la forma circular -las calles laterales se curvan fuertemente, sobre todo en los cuerpos superiores, y logran que el conjunto parezca de líneas cilíndricas- son los de Salazar de Amaya, Melgar de Femamental, Arcellares y Las Hormazas (Barrio Borcos) que se hizo confor­me al diseño de Arredondo pero no se concluyó hasta 1667.

La iconografía gira en tomo a la muerte y resurrección de Cristo y se completa con imágenes dogmáticas alusivas a los pilares teológicos de la igle­sia católica establecidos en Nicea y confirmados en Trento: San Pedro y San Pablo ocupan las hornacinas de los lados en el cuerpo principal; los evange­listas o los santos padres -dos de ellos- pueden disponerse en los laterales del segundo o tercer cuerpo.

Los frisos del basamento se suelen decorar con escenas de la Pasión: la oración en el Huerto de los olivos, el Prendimiento y Cristo con la cruz a cuestas. Algunas veces el Prendimiento -presentado en el frente principal, bajo la Resurrección, se puede sustituir por la aparición de Cristo a San Pedro -Domine, quo vadis?- y, en este caso, en los laterales se presentan imágenes afrontadas de virtudes: Esperanza, Justicia, Templanza y Fortaleza.

Lo más habitual es que la escena de la Coronación de espinas centre el segundo cuerpo -otras veces la Última cena o Cristo atado a la columna- que suele acompañarse en los laterales con otras escenas pasionales o bien de las figuras de los evangelistas situados sobre san Pedro y san Pablo -éstos en el primer cuerpo- con un evidente sentido dogmático y jerárquico.

El tabernáculo puede coronarse con cúpula cerrada -"en media naran­ja" que es la expresión que utiliza Arredondo-, pero es más frecuente que el conjunto tenga un remate final abierto -a modo de linterna o mejor con forma

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de templo monóptero- y, en este caso, suele contener la figura, en bulto redondo, del santo patrón de la iglesia, como proponía Arfe y sucede en el relicario de Salazar de Amaya donde el remate cobija la imagen de san Esteban en actitud intercesora. En otras ocasiones el remate resguarda una figura pasional que puede ser un Ecce Horno o la escena de la Piedad, aunque en los tabernáculos más monumentales de Arredondo es muy frecuente que el grupo de María con Cristo muerto en sus brazos se disponga como corona­miento de la cúpula y remate final del relicario.

El primer relicario documentado, el de la iglesia de Villamiel de Muñó, no se conserva. Fue contratado en septiembre de 1584 y las cláusulas de la licencia y remate describen la tipología más habitual en el autor. Sin embargo, la traza y condiciones las ofreció Domingo de Zubarriaga que ofreció realizar la obra por 250 ducados y Arredondo, en los comienzos de su carrera, se quedó la obra al ofrecer hacerla únicamente por 100 ducados. Las condiciones seña­lan que había de ser de planta hexagonal, con dos cuerpos de órdenes super­puestos -corintio y compuesto- y describe la iconografía el adorno de columnas, basamentos y frisos con tanta precisión que es fácil imaginar su dis­posición: "Primeramente el maestro u maestros que esta obra tomaren y por el pre<;:io que la tomare a de hazer el primer cuerpo corintio conforme su orden requiere y conforme a la orden de la traza. En este dicho cuerpo a de llebar cua­tro colunas corintias con los ten;:ios y capiteles tallados de follage al romano. A de ser enseysabada, que se entiende de tres partes de sisago [por seisavo] en este dicho cuerpo; en el portico a de aber una ystoria de la 9ena del señor; en las caxas de los lados en una un sant Pedro y en la otra un san Pablo de bulto redorado; y ern;:ima de las dichas caxas en los entrepaños unos serafines o flo­rones. El segundo cuerpo a de ser de orden conpuesta con su pedrestal y 9er­denamiento [por cerramiento] e conforme la orden requiere, con dos colunas con los ter9ios y capiteles tallados y en los entrepaños quatro aticas por acom­pañamiento de las caxas; con sus catelas talladas en las caxas de los entrepa­ños; a de hazer el dicho maestro dos figuras san Juan Bauptista y Hebangelista de bulto redondo a los lados y en remate en9ima de la corona9ion del primer cuerpo dos ebangelistas u dos profetas asentados y con los remates a los lados del segundo cuerpo, en9ima de este dicho cuerpo, junto al frontispi9io, a de hazer un ynmortido escamado y a los lados en cada una una poma. Y encima de este ynmortido un cuerpo hornado de faxones con basamente y coronamen­te y en9ima un ynmortido y en9ima de este ynmortido y remate un angel san Miguel arcangel de la guarda con dos pomas de los lados por remates en la caxa del segundo cuerpo con su delantera a de hazer una figura de Nuestra Señora en reliebe entero. Y el dicho relicario a de ser de madera de nogal e

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robre bueno y sano y en buena luna cortado. A de tener de alto 9inco pies y medio de alto toda la arquitatura y de ancho tres y de ando dos y medio; y en el primer cuerpo a de hazer una caxa elexida y ma9izada donde este el santísi­mo sacramento con sus respaldos muy fixos" 18 .

Tampoco se conserva el relicario de Carrias para cuya obra tenía licen­cia del visitador del arzobispado, Pedro de Urazandi, dada el 14 de junio de 1585. En abril de 1586 los provisores del arzobispado conminaron a los mayordomos a que contrataran la obra con García de Arredondo -junto con Juan de Cea y Pedro Ruiz de Camargo como pintores-. Finalmente, la obra se contrató el 17 de junio de 1586 y se vuelven a señalar algunas cláusulas mate­riales y técnicas habituales en este tipo de obras: se debía usar madera de nogal, seca y limpia, y se levantaría conforme "a la buena harte": El primer cuerpo debía utilizar el orden corintio con columnas retalladas en el tercio inferior y estriadas en el resto. El orden compuesto se usaría en el segundo cuerpo. Friso y pedestal se adornarían con tallas de mediorrelieve y también se establecieron las condiciones de la pintura que debía aplicarse "a punta de pincel haciendo sobre las figuras sus romanos a la buena orden de estofado y los grabados que se hubieren de hacer sean muy bien hechos y de buenos colores firmes y las carnaciones a pulimento"19 .

No existen en el día de hoy, aunque alguno pudo no llegar a realizarse, los relicarios que contrató para Villazopeque y Bozoo en 1586 junto al taber­náculo de Arenillas de Riopisuerga. El relicario de Arenillas, de un único cuerpo, se encaja en el banco de un magnífico retablo plateresco pero es de factura torpe y de taller local. Sigue la tipología de los relicarios de Arredondo -que también usaban otros artistas- pero no pudo salir de la mano de García de Arredondo, ni siquiera de su taller. En la iconografla encontramos una variante poco común pues a la talla de la Resurrección de la tapa del sagrario le acompañan en las hornacinas laterales altorrelieves de los santos Juanes, en lugar de los apóstoles Pedro y Pablo. En Villazopeque no se conserva ningún relicario del siglo XVI y los mayordomos de la iglesia de Bozoo no acepta­ron el tabernáculo hecho por Arredondo que lo vendió a San Juan de Álbiz y Miguel de Quevedo. El relicario lo habían contratado ante un escribano de Portugalete los arquitectos -léase ensambladores- San Juan de Álbiz, residen­te en Burgos, y Juan de Zaldegui, vecino de Arteaga (Señorío de Vizcaya). Al poco de comenzar la obra -la participación de los ensambladores se valoró en

18 Archivo Histórico Provincial de Burgos (AHPB), Diego de Rozas, prot. 5.884, fols. 825r-826v. 19 AHPB, Juan Fernández de Salazar, prot. 5.817, fols. 297r-300r.

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100 reales y aún se puede sospechar que fuera el beneficio del traspaso- cedie­ron el encargo a García de Arredondo. Concluida la obra, Arredondo la llevó a asentar en la iglesia de Bozoo pero los mayordomos la rechazaron por haberla realizado de mayor valor que el encargado y no disponer la fábrica de dinero suficiente para recibirla. Arredondo demandó a los ensambladores contratantes que le abonaran el precio de tasación del relicario -475 ducados­y ganó su demanda en el tribunal de Burgos y en la Chancillería de Valladolid, instancia a la que recurrieron los demandados. "Por evitar pleitos, gastos y conseguir nuestra amistad" acordaron que el relicario se retirara de Bozoo y se diera a San Juan de Álbiz y Miguel de Quevedo por el valor que tasaran Juan de Bueras de la Torre, escultor propuesto por Arredondo, y Pedro de Monesterio, arquitecto elegido por Álbiz, y si discordaran mediaría el borda­dor Diego de Medina Barruelo. Los tasadores acordaron que se abonaran 340 ducados a Arredondo y que, lógicamente, los compradores lo llevaran donde quisieran20.

En las cuentas de la colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias, visitadas en septiembre de 1588 y referidas al año anterior se registra un pago de mil seiscientos maravedís dados a García de Arredondo, calificado como entallador, que fue a Covarrubias a dar la traza para un relica­rio. Más curiosa es la noticia, tal vez relacionada con el relicario de Bozoo que la iglesia local había devuelto, igualmente registrada en las cuentas de fábrica del gasto de dieciocho reales por ir a Burgos con dos entalladores y con Martín de Navarrete, ensamblador de Covarrubias y hombre próximo a los intereses de la abadía, "que fueron a ver un relicario que se bendia para la yglesia". Si vieron el de Bozoo no lo adquirieron pues en las cuentas visitadas en septiem­bre de 1590 se registra el pago de 270 ducados pagados a García de Arredondo y Martín Ruiz de Zubiate por el relicario que habían realizado21 •

El 24 de agosto de 1587 Arredondo contrató la realización del retablo mayor y relicario de la iglesia de Hinestrosa. A los pocos días cedió el reta­blo a Tomás de Segura, ensamblador de Viana (Navarra) al que se comprome­tía a proporcionarle taller, herramientas y la madera necesaria. A cambio Segura haría la obra siguiendo fielmente una traza firmada por Arredondo -y refrendada con las firmas del mayordomo clérigo de Hinestrosa y del notario ante el que había pasado el contrato-. Arredondo le pagaría 90 ducados en ter­cios en los plazos que eran habituales: al comienzo, cuando la obra estuviera

20 AHPB, Hemando Gutiérrez, prot. 5.871, fols. 443r-446v. y 476r-485v. 21 Archivo de la Colegiata de Covarrubias, Libro de fábrica de 1578 a 1600.

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mediada y al finalizarla22• Toda la obra tiene un acabado propio de taller, incluido el relicario que ofrece un tratamiento más cuidadoso y es muy inte­resante por la tipología utilizada. Este relicario, de planta circular y concebi­do como obra autónoma y aparte del retablo, adopta la forma de un templete centralizado y exento de dos pisos circulares cerrados en cúpula, a la manera del tabernáculo de El Escorial con el que se relaciona directamente. La ico­nografía, sin embargo, es la habitual en otras obras de Arredondo: en la puer­ta del sagrario se talla la Resurrección y a en los laterales se colocan las imágenes de san Pedro y san Pablo. En el segundo cuerpo, que a diferencia de otros relicarios del escultor no es abierto sino cerrado como el de El Escorial, se abren hornacinas para las imágenes de Cristo coronado de espi­nas y los evangelistas san Juan y san Mateo.

El relicario de Fresno de Río Tirón lo contrató en diciembre de 1588, aunque aún no lo había terminado de cobrar en 159523 . Juan de Cea el Viejo se encargó de las excelentes pinturas de la contrapuerta -un cáliz con la Sagrada Forma en lo alto- y del fondo del sagrario -Cristo crucificado-, así como de la policromía del conjunto. Se trata de un sencillo relicario de un único cuerpo cuadrado que está adornado con la escena de la Resurrección en la puerta del sagrario.

En junio de 1590 Arredondo contrató un relicario para el monasterio de San Juan de Burgos. En el condicionado se describen las formas de los cuer­pos, la planta hexagonal, las proporciones -el primer cuerpo 4,5 pies sobre 8 pies de altura total-, y las imágenes del programa decorativo; todo de forma tan visual que se alivia la circunstancia de su desaparición: "Primeramente tendra el dicho relicario de alto ocho pies, dende la basa de abajo asta lo sumo y postrero de arriba, y de ancho cinco pies y de guecQ dos pies y medio con buelos de moldura. Y esto conviene tenga de ancho y alto y no mas porque asi sera demasiado de superfluo. Sera todo elegido de muy buena madera de nogal seca y limpia. Es condicion que el primer cuerpo de este dicho relica­rio sea de la muy buena orden corintia. Tendra de alto quatro pies y medio en esta manera: que la basa y contrabasa seran muy bien corridas sus molduras y en este dicho pedestral abra las quatro cartelas muy bien talladas y en el gueco abra tres historias de la pasion de Cristo; la de medio sera el prendí-

22 AHPB, Lucas de Soria, prot. 5.907, fols. 432v-434r. IBAÑEZ PEREZ, A.C.: "El escultor García de Arredondo en Burgos", en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, t. LVI, 1990, pp. 488-490.

23 AHPB, Diego de Rozas, prot. 5.894, fols. 687v-688v.

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miento y la del lado del evangelio el llevar de la cruz y el de la epistola la ora­cion del guerto. Luego sobre este dicho pedestral cargaran quatro colunas que tendran sus tres pilares bien astriados derechos los tercios llenos y los altos vacios tendran sus basas y capiteles como conviene a la dicha orden y las colunas seran astriadas y entorchadas no derechas y tendran sus capiteles curintios muy bien labrados y la caja principal del sancto sacramento donde yra el descendimiento de la cruz o la cena, lo que mas quisiere el padre abad y convento del dicho monasterio sera muy bien alquitrabada toda alrededor y sera quadrada y no redonda por ser sin comparacion mejor; y abra en esta mesma caja por ornato su alquitrabe, friso y comisa con su frontispicio donde beman dos angeles; las cajas de los lados seran redondas y correran de alto avajo sus jambas y travesara por ellas su moldura recibiendo el arco y sera el gueco de arriba artesonado y en las ensutas de estos arcos tendra quatro ange­les muy bien labrados con sus molduras por guamicion y ornato sobre estas colunas, traspilares y cajas cargaran su alquitrave, friso y comisa. El friso sera muy bien tallado a lo romano y encima de la comisa bendra su frontispicio quebrado de suerte que se ha de guardar en todo la muy buena orden y arte sin discrepar de ella. En las cajas de los lados tendra las figuras de sancto Lesmes y sant Bernardo. Y encima de este cuerpo abra quatro pedestralejos en que se pondran los quatro doctores de la yglesia. Y luego sera su pedestra­lejo sin genero de valaustre sobre que cargue el segundo cuerpo que tendra de alto dos pies y medio; el qual llebara no mas de seis colunas con sus traspila­res que seran los traspilares baciados con sus molduras alrededor las colunas estriadas derechas con sus capiteles compositos. Las cajas seran correspon­dientes a las de abajo; en la principal delantera sera un Ecce Horno con dos sayones coronandole y en las cajas de los lados en la una Sant Placido y santa Escolastica en la otra. Y sobre estas seis colunas que las dos estaran adelante y las quatro a los lados cargara su alquitrave, friso y comisa muy bien labra­do sobre que cargaran [tachado: quatro] seis pedestralejos con quatro pidami­das. Todo este dicho cuerpo sera de la orden composita y luego abra su media naranja por cubierta que con el pedestralejo de ella tenga de alto toda un pie sin el pedestralejo de la figura que por remate se pondra lo que el padre abad y convento quisiere"24•

Poco antes del 4 de abril de 1592 Arredondo contrató la realización del retablo y relicario del altar mayor de la iglesia de Santa María de Villadiego por precio de 1.600 ducados pero con el compromiso de que alcanzara un

24 AHPB, Diego de Rozas, prot. 5.889, fols. 243v-247r.

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valor de tasación de 1.800, regalando la diferencia a la iglesia y obligandose a que se le descontara, además, la diferencia hasta 1.800 ducados si los tasa­dores lo valoraran en menos25 • El 3 de febrero de 1592 Arredondo había acor­dado con Sebastián Guazo de Bergaño, arquitecto de Aguilar de Campoo que también pretendía la obra, repartirse el contrato adjudicándose cada uno lo propio de sus oficios -Arredondo la escultura y Guazo de Bergaño la arqui­tectura y ensamblaje-, pero poco después, en mayo del mismo año, el arqui­tecto campurriano, a cambio de una compensación monetaria, cedió su parte al arquitecto Luis Gabeo que había acudido a Villadiego con Arredondo y debía de ser su colaborador habitual26. El retablo es una de las obras más logradas y hermosas de Arredondo que se asentó en Villadiego durante varios años y desde aquí atendió otros contratos de obras por localidades próximas. El relicario se encuentra peraltado por obra reciente que le ha hecho perder el tercer cuerpo o remate. También ha perdido las imágenes de las hornacinas del primer y segundo cuerpo y los relieves de la puerta del sagrario -la Resurrección- y del basamento -la aparición de Cristo a san Pedro (Domine, quo vadis?) y las representaciones de Esperanza y Prudencia- se acabaron con una finura superior a la mayor parte de las obras conservadas.

En abril de 1592 contrató la realización, a medias con Miguel de Quevedo, de un relicario para Villaveta, lugar administrado por la colegiata de Covarrubias para la que ya había trabajado Arredondo. El tabernáculo que actualmente posee la iglesia procede del convento de madres carmelitas de Burgos y es obra de Gregorio Fernández27• Es posible que a la obra que contra­tó Arredondo pertenezcan unas imágenes de san Pedro y san Pablo -las habi­tuales en los lados del cuerpo mayor de un relicario- pero son tan semejantes a los mismos apóstoles del relicario de Fernández que no se puede asegurar.

25 AHPB, Sebastián Guazo de Bergaño, prot. 5.981, fols. 309r-311 v. IBAÑEZ PEREZ, A.C.: "El escultor García de Arredondo en Burgos", en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, t. LVI, 1990, pp. 490-492.

26 AHPB, Diego de Rozas, prot. 5.891, fols. 363r-364r. IBAÑEZ PEREZ, A.C.: "El escultor García de Arredondo en Burgos", en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, t. LVI, 1990, pp. 490-491.

27 PÉREZ SÁNCHEZ, A.E.: "Noticias sobre obras de arte en un pueblo burgalés'', Revista de la Universidad Complutense, 1972, Madrid, p. 187. MARTÍN GONZÁLEZ, J.J.: "Un tabernáculo de Gregario Femández en Villaveta (Burgos)", Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, 1973, p. 512. MARTÍN GONZÁLEZ, J.J.: El escultor Gregario Fernández. Madrid, 1980, p. 160. IBÁÑEZ, A.C.: "Arte", en CRUZ, Fr. V. de la- IBÁÑEZ, A.C.-SAN VALENTÍN, L.: Burgos-3. Burgos, 1989, p. 125.

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El relicario de Pedrosa del Páramo es de un único cuerpo hexagonal y se hizo entre 1593 y 1596. El relicario lo contrató Arredondo conjuntamen­te con el retablo y a medias con Miguel de Quevedo, "arquitecto" con el que había llegado a un acuerdo de colaboración. Del tabernáculo y sus figuras se encargó Quevedo y el discreto resultado obtenido contrasta con las excelen­tes figuras que Arredondo labró para el retablo28•

El retablo de Tobar se debió de construir en dos fases con considera­ble distancia cronológica. En 1595 el pintor Juan de Cea el Viejo tenía con­tratada la realización de "un retablo del altar mayor que son dos bancos con sus remates", es decir la finalización de la obra: la hechura de dos bancos que no pueden ser sino los superiores29 . Entonces hubo de concertarse con García de Arredondo, que aparece como fiador de Cea en el contrato de la obra, para cederle la obra de escultura. Las esculturas de los dos cuerpos superiores y el Crucificado del ático se relacionan con la obra de Arredondo, pero el pri­mer banco preexistía al acometer la obra Cea y Arredondo y ha de pertene­cer a Rodrigo y Martín de la Haya. El relicario, que se ha adjudicado a Arredondo, no nos parece que le pertenezca. No sigue ninguna de las tipolo­gías del escultor y el estilo de las imágenes conservadas tampoco parece de su mano ni de su taller. Este tabernáculo se compone de un cuerpo hexago­nal de columnas jónicas y sin basamento -algo que no se constata en las obras de Arredondo- y tiene un segundo cuerpo circular a modo de templo monóptero -que no guarda ninguna proporción de escala con el cuerpo ante­rior. Es posible que el relicario sea obra de Simón de Berrieza, ensamblador que colaboraba con los Haya30•

En el año de 1596 obtuvo licencia para realizar los relicarios de Grijalba, San Martín de Villahizán y Salazar de Amaya.

28 Archivo Diocesano de Burgos (ADB), Pedrosa del Páramo, Libro de fábrica 1584-1624. HUIDOBRO, L.: "La sede transitoria de Sasamón y su obispo Don Pedro Paramón (siglo XI)", en Boletín de la Institución Fernán González, nº 109, 1949, pp. 265-273. IBAÑEZ PEREZ, A.: "El escultor García de Arredondo en Burgos", en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, t. LVI, 1990, p. 490.

29 AHPB, Diego de Rozas, prot. 5.894, fols. 686v-687v. IBAÑEZ PEREZ, A.C.: "El escultor García de Arredondo en Burgos", en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, t. LVI, 1990, pp. 492-494.

30 La obra de los Haya y de Berrieza se estudia en, BARRÓN GARCÍA, A.A.: "Los esculto­res Rodrigo y Martín de la Haya'', Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, t. LXVI, 1996, pp. 5-66. IDEM: "El ensamblador Simón de Berrieza, 1573-1612'', Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, t. LXXIV, 1998, pp. 33-83.

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Los tabernáculos para retablos en el romanismo burgalés. García de Arredondo

El relicario de la iglesia de Santa María de Grijalba lo concertó en 1596 -en 1597 ya estaba asentado en la iglesia- por 770 ducados con los mayordomos de la fábrica y los representantes del Regimiento de la villa, pero el artista renunció a 40 ducados en concepto de donativo a la iglesia31 •

El relicario es muy semejante al de Salazar de Amaya, salvo que falta carece de tercer cuerpo y es el segundo cuerpo el que cierra en media naranja con asiento para la Piedad. En el basamento del primer cuerpo se han tallado esce­nas pasionales: la oración en el Huerto de los olivos, el Prendimiento y Cristo con la cruz a cuestas camino del calvario.

En el contrato del monumental relicario de la iglesia de San Esteban de Salazar de Amaya se estipuló un precio de 440 ducados32 -probablemente esta cantidad se refiera a la que debía aportar la parroquia y otro tanto paga­ría el concejo-. Años más la parroquia le encargó el retablo mayor como ador­no completo de tan espectacular monumento eucarístico. El relicario consta de tres cuerpos y remate. En el basamento del primer cuerpo, de orden corin­tio con columnas talladas en el tercio inferior, se representan en relieve pare­jas de virtudes. Dos sujetan una culebra, símbolo de Prudencia, y otras dos sostienen el ancla que simboliza a Esperanza. En la puerta del sagrario se talla la Resurrección y en las hornacinas laterales se ubican las imágenes de san Pedro y san Pablo. El orden compuesto se utiliza en el segundo cuerpo en el que, como en el proyecto de relicario del monasterio de Villamiel de Muñó, la Coronación de espinas se encuentra flanqueada por las imágenes de san Juan Bautista y san Juan Evangelista. El tercer cuerpo, de columnas toscanas -áticas en la terminología del escultor-, es abierto y cobija la figura del santo patrón de la iglesia. Este último cuerpo cierra en media naranja con asiento para una figura de la Piedad que ahora se encuentra en un retablo lateral.

En la sacristía de Villanueva de Odra se conserva un relicario de cuer­po único, pero que originalmente debía de tener dos o, al menos, remate. Esta localidad está próxima a la de San Martín de Villahizán y, aunque no lo hemos podido documentar, es obra segura de García de Arredondo, de hacia 1596 y de muy buena factura y policromía. Las columnas carecen del tercio inferior tallado habitual en los relicarios de los primeros años de su actividad. Los relieves del basamento representan virtudes emparejadas en contrapposto:

31 ADB, Grijalba, Santa María, Libro de Fábrica 1590-1609. 32 ADB, Salazar de Amaya, Documentos sobre el dorado del altar mayor. AHPB, Andrés de

Mendoza, prot. 6.065, fols. 724r-732v. GARCÍA RÁMILA, l.: "Documentos de antaño", en BIFG, nº 130, 1955, pp. 421-425.

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Prudencia y Justicia por un lado, y Templanza y Fortaleza por otro. La puer­ta del sagrario muestra la Resurrección y los nichos de los laterales, las figu­ras de san Pedro, de excelente calidad, y san Pablo.

En la inspección a la iglesia de Tagarrosa, efectuada por el visitador Pedro de Urazandi el 14 de mayo de 1587, se señaló: "otrosí hallo que en la dicha igle­sia ay un relicario muy pequeño, y que no cabe niguna ara por pequeña que sea, y muy viejo y roto y remendado, de suerte que esta en peligro de poderse hurtar facilmente la custodia como en otras partes se ha hecho; mando a los mayordo­mos clerigo y lego de la dicha yglesia que den a hazer el dicho relicario dentro de quatro meses con la licern;ia ordinaria so pena de excomunion y de diez ducados y mando so la dicha pena ho hagan hazer otra obra en la dicha yglesia hasta que se haga el dicho relicario". Gastos en la torre, capillas y ornamentos retrasaron la obra, pero el 15 de junio de 1604 aparece como testigo de las cuentas de la fábri­ca García de Arredondo, que además firma en ellas, luego llegaría a la localidad junto con las autoridades eclesiásticas que visitaban la parroquia, seguramente para hacer el contrato del relicario que se le comienza a pagar en 1605, año en el que se trajo desde Burgos. Por los escasos recursos de la parroquia se alargaron los pagos hasta 1614, fecha en la que Arredondo firmó el finiquito33 . Consta de dos cuerpos, el primero con columnas entorchadas, y cierre en media naranja con la Piedad sobre ella. El basamento suprime, seguramente por economizar gastos, las escenas figurativas y se adorna con roleos de acanto. Las imágenes del primer cuerpo son las habituales -la Resurrección flanqueada por los dos primeros após­toles- y el segundo cuerpo, que es abierto, dispone en las pequeñas hornacinas laterales a los evangelistas san Juan y san Lucas en disposición sedente.

En 1606 los provisores del arzobispado de Burgos dieron licencia a García de Arredondo para hacer varios relicarios -y algunos retablos- junto a Juan de Cea como pintor. La licencia autorizaba la pintura de los relicarios de Grijalba y Salazar de Amaya que ya había realizado en madera Arredondo. La nueva licencia permitía contratar la pintura de un relicario en Olmos de la Picaza; un retablo mayor en Albillos; un retablo mayor en Grijalba; la pintu­ra de un relicario, que no se conserva, y un retablo mayor en San Llorente de Riopisuerga; un relicario en Olmos de Riopisuerga; un retablo de la advoca­ción de Santiago de madera y pintura en Las Hormazas de Borcos; y un reta­blo mayor con su relicario de madera y pintura en Arcellares34.

33 ADB, Tagarrosa, Libro de fábrica 1559-1620. 34 AHPB, Andrés de Mendoza, prot. 6.065, fols. 724r-725r. GARCÍA RÁMILA, I.:

"Documentos de antaño", en BIFG, nº 130, 1955, págs. 421-425.

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En Olmos de la Picaza, población cercana a Villadiego donde residió Arredondo, se conserva un relicario de dos cuerpos con columnas entorcha­das en el primer cuerpo y una gran cantidad de pequeñas imágenes en el basa­mento. Se puede datar hacia 1605 y el estilo de las figuras solo permiten adscribir, como mucho, a algún colaborador del taller de Arredondo. El reli­cario de Olmos de Riopisuerga también es de dos cuerpos con la calle cen­tral recta y las laterales curvas de tal manera que parece circular y de hecho termina en media naranja. Las columnas del primer cuerpo son entorchadas y alojan las figuras habituales: la Resurrección y los apostoles Pedro y Pablo. En las hornacinas del segundo cuerpo las figuras de Cristo con la cruz a cues­tas y Cristo atado a la columna flanquean el relieve de la Coronación de espi­nas dispuesto en la calle central. El tabernáculo se dio a pintar en 1608 a los pintores burgaleses Antonio González y Juan Cerezo y la arquitectura y talla es relacionable con Arredondo, con amplia intervención del taller.

La pequeña población de Arcellares disponía de licencia para construir un retablo y relicario desde hacía muchos años. En 1587 Domingo de Bérriz, escultor de Burgos, y Luis Gabeo traspasaron la licencia que tenían para hacer la obra a Sebastián Guazo de Bergaño, arquitecto de Aguilar de Campoo. Sin embargo, la obra no se hizo -seguramente porque la parroquia no disponía de los recursos necesarios- y en 1606 Arredondo obtuvo nueva licencia para hacer las obras. Parece que el retablo se acabó ejecutando conforme a un dise­ño adjudicable a Arredondo, pero con escasa o nula intervención personal del escultor. Las calles de los dos primeros son rectas y las laterales están flexio­nadas fuertemente, de modo que el conjunto parece circular, como el tercer cuerpo que se diseña como una linterna abierta sujeta con aletones curvos. En las columnas que delimitan los espacios de los dos primeros cuerpos se super­ponen los órdenes dórico -toscano- y jónico y los fustes se estrían finamen­te de arriba abajo. Las figuras exentas del segundo y tercer cuerpo se han perdido y las escenas en altorrelieve del primero representan la Última cena, en la puerta del sagrario, el Lavatorio de pies y el Prendimiento.

En 1667 se concluyó la pintura del relicario de la iglesia de Santiago en el Barrio de Borcos en las Hormazas. Es un conjunto excepcional de tres cuerpos en el que todavía se acentúa más la tendencia a adoptar una planta cir­cular. Es probable que se siguiera modelo de Arredondo, pero posiblemente se comenzó al final de sus días, cuando Diego de Lombera tenía un fuerte pro­tagonismo en el taller, y hubo de concluirse después del fallecimiento del escultor de Limpias que estudiamos. Los cuerpos disminuyen de tamaño lige­ramente hacia arriba pero repiten la misma disposición y en los tres se usan

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columnas entorchadas de estrías muy marcadas. En la calle central se presen­ta tres momentos de la Pasión: la Resurrección, la Última cena y Cristo coro­nado de espinas, mientras en las calles laterales encontramos a los apóstoles Pedro y Pablo -en el primer cuerpo-, los evangelistas Juan y Lucas -en el segundo-, y, en el tercero, san Marcos y san Mateo.

El último tabernáculo de mano de Arredondo es el que realizó para la iglesia de Melgar de Fernamental. En 1616 comienzan las cuentas conser­vadas de la fábrica de la iglesia de Melgar de Femamental y para entonces García de Arredondo ya había realizado el relicario que se le continuó pagan­do hasta 1618, mientras que en 1620 comienzan los pagos al pintor Tomás Vallejo35 . Es un relicario monumental de buena factura y de tres cuerpos con fuerte tendencia a la disposición circular, a pesar de que la calle central es recta. Las columnas del primer cuerpo son entorchadas pero todavía presen­tan el tercio inferior tallado. En el centro del segundo cuerpo se abre una pro­funda capilla para colocar una custodia, de modo que si se retira la puerta -con el Ecce Horno- sirve de manifestador, y en el tercer cuerpo, que es abier­to se puede alojar la imagen de la Piedad que también puede disponerse sobre al media naranja del remate. De elaboración cuidada, en el basamento se han tallado escenas de la Pasión: la oración en el Huerto de los olivos, el Prendimiento y Cristo con la cruz a cuestas. Las imágenes del primer cuerpo son las comunes -los apóstoles Pedro y Pablo, este con la cabeza modificada recientemente, junto a la Resurrección-; en el segundo cuerpo la Coronación de espinas y Cristo presentado al pueblo judío flanquean a la representación de Cristo atado a la columna.

35 Archivo Parroquial, Melgar de Fernamental, Libro de Fábrica 1616 y ss.

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1.- Astorga. Tabernáculo. Gaspar Becerra. 1558-1562.

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2.- Monasterio de El Escorial. Grabado del tabernáculo coloreado. Hacia 1583.

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3.- Lerma. Iglesia de San Pedro. Tabernáculo. Hacia 1616.

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4.- Villafranca del Bierzo. Convento de clarisas. Tabernáculo. Milán, 1618.

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5.- Villadiego. Cristo crucificado. Detalle del retablo mayor. 1592.

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6.- Villadiego. Anunciación. Detalle del retablo mayor. 1592.

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7.- Pedrosa del Príncipe. Asunción. Detalle del retablo mayor. 1593-1596.

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8.- Hinestrosa. Relicario. 1587.

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10.- Grijalba. Relicario. 1596.

11 .- Salazar de Amaya. Relicario. 1596.

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12.- Villanueva de Odra. Relicario. Hacia 1596.

13.- Tagarrosa. Relicario. 1604.

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14.- Olmos de Riopisuerga. Relicario. 1606.

15.- Arcellares. Relicario. A partir de 1606.

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16.- Las Honnazas (Barrio Borcos). Relicario. 1606-1667.

17.- Melgar de Femamental. Relicario. Hacia 1615.

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