TRABAJO FINAL EL MOVIMIENTO SIN TIERRAS ANTE LOS DESAFIOS DE LA CRISIS CIVILIZATORIA Autoguardado...
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Universidad Central de VenezuelaFacultad de Humanidades y EducaciónCentro de Estudios de Postgrado
Maestría en Historia de América ContemporáneaAsignatura: La crisis actual del capitalismo y su impacto
en América Latina
EL MST ANTE LOS DESAFÍOS DE LA CRISIS AGROALIMENTARIA Y
AMBIENTAL EN BRASIL
1
Profesor: Participante:Dr. Richard Dick Parcker Antonio J. Delgado G.
Caracas, enero de 2014
Introducción.
La crisis actual del capitalismo, es un proceso que
viene incubando desde la implementación de las propuestas
neoliberales entre las décadas de los 60’ y 70’ y que se
extendieron hasta las primeras décadas del siglo XXI. En
América Latina el impacto de esta crisis se refleja dado
el carácter dependiente de los modelos económicos
desarrollados en cada país. Latinoamérica sigue siendo
una región proveedora de materias primas, con fuerte
énfasis en la economía minero-extractiva y
agroexportadora. Brasil, aunque está considerada la sexta
economía mundial y ha dado grandes avances en materia de
desarrollo económico, científico y tecnológico, no escapa
al impacto que la gran crisis, definida por algunos
autores como civilizatoria, pueda causar a su economía y
por ende a la sociedad carioca. El problema histórico
brasileño ha sido el de la tierra y por ende agrario, con
las secuelas que este problema conlleva a los campesinos
en el ámbito de la seguridad agroalimentaria. Durante los
2
siglos XIX y XX, se constituyeron movimientos de
resistencia campesina que luchaban por la democratización
por la tierra tales como la Liga Campesina y el Master.
En el calor de esas luchas, a finales de la década del
70’ hasta el presente, surgió y se consolidó el MST, un
movimiento de amplia trayectoria y experiencia en la
organización del movimiento campesino y de los
trabajadores rurales. Su principal objetivo era luchar
contra el latifundio.
A esta lucha se le suma en el presente las acciones de
las empresas transnacionales de los agronegocios y
transgénicos, apoyados por las políticas económicas
neoliberales profundizadas en la actualidad por los
gobiernos de Lula y Dilma e iniciadas por los antecesores
de la República Nova. De tal manera, que el MST se
enfrenta a un enemigo que es mucho más poderoso con
intereses a escala global y que obligó al movimiento a
redefinir sus estrategias de resistencia ante los
principales elementos de la crisis civilizatoria que
afectan al Brasil.
En el presente trabajo, el propósito del autor es
caracterizar la lucha de resistencia del MST ante los
desafíos de la crisis agroalimentaria y ambiental en
Brasil, íntimamente relacionada con el modelo agro-
empresarial definido desde la dictadura militar de 1964,
3
hasta el período reciente, y en el cual se insertan
nuevos intereses asociados al gran capital y que han
contribuido a la agudización de la crisis mundial.
Siguiendo estas ideas, el trabajo está estructurado en
tres partes: el primer capítulo tratará sobre la realidad
del campo brasileños y el problema tierra-agro como
preámbulo de la lucha del MST. En el segundo capítulo se
abordará al MST como heredero de las luchas de los
movimientos campesinos latinoamericanos. Su surgimiento y
consolidación como movimiento de resistencia. Y el tercer
capítulo, discurrirá en el accionar del MST ante los
desafíos que representa la crisis agroalimentaria y
ambiental y la resistencia contra las transnacionales,
los transgénicos y agro-combustibles, retos y desafíos.
Finalmente, se presentarán las conclusiones.
I. La realidad del campo brasileño.
I.1. El problema tierra – agro como preámbulo de la
lucha del MST.
El problema agrario y de la tierra en Brasil, tiene su
origen desde el mismo momento en que el gran país
suramericano se constituyó en una joven provincia
colonial portuguesa, que instituyó un sistema de leyes
denominadas Capitanías Hereditarias y Sesmarias para usufructo de
la nobleza territorial portuguesa. Este sistema
permaneció intacto hasta mediados del siglo XIX, cuando
4
se dictó la Ley de Tierras de 1850, que terminó de
consolidar el Latifundio a través de la creación de una
nueva categoría de tierras (terras devolutas). Esto le
permitió al sector terrateniente brasileño, comúnmente
conocido como los “coroneles”, no solo apropiarse, sino
concentrar grandes cantidades de tierras. De esta manera,
los campesinos fueron arrojados de esas tierras, entonces
sí apropiadas por los latifundistas1. El problema tierra
devino en problema estructural con la incorporación del
problema mano de obra. Este se resolvió con el sistema de
tenencia de la tierra.
La consecuencia directa del entrecruzamiento del
problema tierra-mano de obra en Brasil, se puede observar
en el surgimiento de los primeros movimientos de
resistencia campesina. A fines del siglo XIX, y durante
todo el siglo XX, las luchas por la tierra y por
liberarse de la explotación latifundistas, se acentuaban
y fueron corporizadas en los movimientos mesiánicos.2
Estos movimientos, sustraían tierras y mano de obra a los
coroneles y terratenientes, a la vez que, organizaban la
producción de subsistencia con el trabajo colectivo.
Finalmente, fueron acusados de intenciones monárquicas y
1 Diego Piñeiro, En busca de la identidad. La acción colectiva de los conflictos agrariosen América Latina, p. 2.2 Ibíd., p. 4. El agrupamiento cooperario liderado por AntonioConselheiro en la ocupación de la hacienda de Canudos, fue una delas primeras demostraciones de resistencia.
5
arrasados por el ejército y tropas irregulares en 1897.
En la primera década del siglo XX, estos conflictos
mermaron su intensidad, con la llegada de trabajadores
agrícolas familiares de origen europeo, que ocupaban de
forma precaria la tierra e incluso muchos se hicieron
pequeños propietarios.
Luego, en 1954, se constituyeron las Ligas Campesinas
en el Estado de Pernambuco y se extendieron hasta
Paraíba, Rio de Janeiro, Goiás, Ceará y Alagoas. Las LC
organizaron en Pernambuco la ocupación del Ingenio Galilea,
el conflicto más conocido, protagonizado por estas
organizaciones. Pero después de la segunda mitad del
siglo XX, los conflictos por la tierra arreciaron
nuevamente, esta vez, motivados por el excedente de mano
de obra como consecuencia de la modernización agrícola
tecnificada que experimentó la agricultura y por la
política agraria empresarial definida durante el período
militar (1964-1985).
Con el gobierno militar (1964-1985), se produjo en el
campo una integración entre los diferentes tipos de
capital: industrial, financiero, comercial y agrario, que
conllevó a una concentración de la propiedad agraria y a
una acumulación de capital, que estaba en consonancia con
la política agraria de la clase dominante brasileña y sus
gobiernos. El objetivo de la política económica se pudo
6
apreciar en cuatro objetivos básicos: a) producir para
exportar; b) producir para el mercado interno a precios
bajos, con la finalidad de hacer descender el coste de
reproducción de la fuerza de trabajo, a fin de pagar
salarios de hambre a los obreros urbanos y garantizar una
elevada tasa de ganancias; c) liberar la mano de obra del
campo hacia las ciudades como forma de presión para bajar
los salarios; d) producir materias primas baratas para la
industria3. Esta política compleja de instauración
capitalista en la agricultura brasileña, estaba
acompañada de tres elementos fundamentales: a) un
desarrollo desigual según los diferentes productos
agrícolas y las diferentes regiones; b) un proceso
excluyente en el que apenas se beneficiaba una minoría;
c) reproducción y coexistencia de formas de organización
de la producción y relaciones sociales de producción
atrasadas y avanzadas.
I.2. La reforma agraria y la política pro-
empresarial definida.
En Brasil, la reforma agraria no tuvo el alcance de
otras experiencias agrarias clásicas capitalistas, tal
como ocurrió en Estados Unidos y Japón, sólo por poner un
ejemplo mundial. En el caso de América Latina, las
3 Carlos Aznárez y Javier Arjona, Rebeldes sin tierra. Historia del MST de Brasil,pp. 41-42.
7
reformas agrarias fueron emprendidas mediante
revoluciones radicales: México (1910), Bolivia (1952),
Cuba (1959) y Nicaragua (1979) o por la iniciativa de
gobiernos civiles bajo los auspicios de Estados Unidos en
la década del 60; pero fue la revolución cubana la que
granjeó mayor impacto en Latinoamérica por el carácter
socialista de su gobierno. Temeroso de la influencia
cubana en otros países de la región, el gobierno de
Estados Unidos lanzó la Alianza para el Progreso, que
animó a los gobiernos civiles y militares a emprender
políticas de reforma agraria con el aporte económico
estadounidense.
La llegada de la “Revolución Militar del 64”, contó
con el apoyo de los sectores tradicionales de la alta
burguesía, la clase media, los agro-latifundistas y el
“gran capital”, desde entonces, se puso en marcha una
nueva política agraria, cuya base legal era el Estatuto
de la Tierra, convertido en Ley N° 4504 de 30 de
noviembre de 1964, creándose dos organismos: el Instituto
Brasilero de Reforma Agraria (IBRA) para cuidar la
reforma de los latifundios y el Instituto Nacional de
Desarrollo Agrícola (INDA), que se centró en el proceso
de colonización. De acuerdo con la Ley N° 4504 en su
artículo 1°, la reforma agraria es el “…conjunto de
medidas destinadas a promover una mejor distribución de
8
la tierra, mediante modificaciones en el régimen de
propiedad y uso con el fin de cumplir con los principios
de justicia social y el aumento de la productividad”4. No
obstante, y a pesar de los postulados teóricos de la Ley,
los institutos de tierras brasileños fueron presionados
fuertemente por el sector latifundista, que tenía un
dominio completo de los latifundios improductivos, que
impedía a millones de trabajadores el acceso a la tierra
y a la producción.
El programa del Estatuto de la Tierra terminó
desarrollándose sobre la base de dos premisas básicas: el
estímulo y subvenciones a la modernización para los
terratenientes y propietarios de tierras; para los “sin
tierras” y minifundistas, la promesa de la reforma
agraria. El resultado de la política agraria del gobierno
militar terminó fortaleciendo al sector latifundista y a
las grandes empresas nacionales y multinacionales. A
partir de este corolario, es interesante observar los
datos que aporta Osvaldo Coggiola acerca del aumento que
experimentó la propiedad latifundista en Brasil durante y
después de la dictadura militar:
En Brasil, en 1978, las grandes explotacionessuperiores a 1.000 hectáreas, representando
4 Lúcia Gaspar, Reforma Agraria de Brasil, disponible en:http://basilio.fundaj.gov.br/pesquisaescolar_es/index.php?option=com_content&view=article&id=1238%3Areforma-agraria-de-brasil-&catid=52%3Aletra-r&Itemid=1
9
1,8% del total, ocupaban 57% del área total,con 3.200 propiedades gigantes que reunían102 millones de hectáreas, tres veces más queel área de 2 millones de minifundios. En1989, 6.700 latifundios tenían el mismonúmero de hectáreas (más de 127 millones) que4.166.000 pequeños productores. En cuanto ala participación en la renta agrícola, el 1%más rico tenía 10% en 1970, y 30% en 1980,mientras el 50% más pobre tenía 22% en 1970 ysólo 15% diez años después5.
Como se puede apreciar, el Estado brasileño fue el
principal garante del avance del latifundio y de los
beneficios que usufructuó.
A través del crédito rural, que llegó aalcanzar un monto semejante al valor total dela producción agraria, y del que fuesistemáticamente excluido el 80% de lospropietarios rurales (4 millones). En elmillón restante, persistió la desigualdad:los "menores" (50%) recibían 7,4% del crédito(1969) y 5,2% (1979), mientras que los"mayores" (apenas 1%) recibieron 25,7% en1969 y 38,5% en 1979: los 5% "más ricos"aumentaron, en ese período, su participaciónen el ingreso rural de 27,7% a 42,2%, unaorgía latifundista. El desarrollo desigualllegó al máximo (…) Lo mismo ocurrió con eluso de fertilizantes químicos y agrotóxicos,que se concentra en el Sur: 73,6 kilos porhectárea para el Brasil, en promedio, pero180 kilos para el estado de San Pablo"6.
5 Osvaldo Coggiola, Brasil y el problema agrario, p. 5.6 Osvaldo Coggiola, ob. cit., p. 6.
10
Pero ¿hubo en Brasil un proyecto de reforma agraria,
definida y apoyada por el Estado Nacional, dirigido a
resolver el problema agrario y la distribución desigual
de la tierra? La respuesta a esta pregunta está en el
balance histórico que se puede hacer desde el período
militar hasta el presente. Este se puede resumir en
saldos negativos y en la expresión del fracaso en la
lucha por la eliminación del latifundio y en la promoción
del acceso democrático a la tierra7. En una entrevista
divulgada en un medio impreso, Joao Pedro Stedile,
explicaba que este fracaso es el resultado de la
naturaleza de la política agraria aplicada a Brasil, cuya
particularidad y diferencia con respecto a otras
experiencias agrarias del continente y del mundo, radicó
en la definición pro-empresarial de la política agraria
implementada desde el gobierno militar (1964). Las
reformas agrarias clásicas capitalistas contemplaban: a)
afectar las grandes propiedades del país; b) imponer
límites al tamaño máximo de la propiedad y c) fueron
rápidas y se realizaron en unos dos años. Esta fue la
típica propuesta que los norteamericanos presentaron en
la famosa reunión de Punta del Este (Uruguay) durante la
Alianza para el Progreso8. En Brasil este tipo de reforma
7 Osvaldo Coggiola, ob. cit., p. 8.8 Entrevista a Joao Pedro Stedile, La lucha de los sin tierra enBrasil, pp. 159-160.
11
agraria no se llevó a cabo. Además de heredar una
estructura agraria colonial y dependiente, los intereses
empresariales nacionales y multinacionales se impusieron
por encima de los campesinos y trabajadores sin tierras.
Luego, se llevó a cabo un Plan Nacional de Reforma
Agraria (PNRA), durante el primer gobierno de la
República Nova, que en cierta forma trató de reproducir
la visión clásica de la reforma agraria, pero que se
quedó sólo en el papel, ya que de acuerdo a Joao Pedro
Stedile el gobierno llevó a cabo una política de
asentamientos de familias sin tierras. “…Ahora bien,
asentar algunas familias, incluso algunos millares, no
significa que se está afectando toda la estructura de la
propiedad de la tierra, si no se hace de forma masiva y
rápida…”. En Brasil se desarrolló una política de
asentamientos sociales, por la que el gobierno federal y
los gobiernos estaduales empujados por los movimientos
sociales, decidieron ubicar tierras públicas o
confiscadas para asentar algunas familias. Esta fue la
política de tierras adoptada por los gobiernos federales
en el Brasil, con mayor o menor intensidad, desde los
gobiernos militares hasta el presente.
La política de asentamientos sociales se llevó a cabo por lapresión de los movimientos sociales para evitar que el conflicto porla tierra desembocara en un conflicto político.
12
II. El MST. Heredero de las luchas del movimiento
campesino latinoamericano.
II.1. Surgimiento y consolidación popular del MST
El MST nació en 1979, cuando un grupo de familias
campesinas ocuparon la hacienda Mecali, en Ronda Alta
(Rio Grande do Sul). Aunque surgió en la década de los
80’, durante la etapa marcada por el declive del gobierno
militar, tuvo su origen en las Comunidades Eclesiales de
Base (CEB) organizadas bajo los auspicios de la Iglesia
Católica ligada a la Confederación Nacional de Obispos y
el ala radical de ésta, vinculada a la Teología de la
Liberación, preconizada por algunos miembros del prelado
latinoamericano. Estas ideas, que buscaban un
acercamiento entre las comunidades pastorales y los
movimientos sociales, se expresaron mediante el II
Concilio Vaticano (1965), la II Conferencia del
Episcopado Latinoamericano (Medellín, Colombia, 1968) y
la Conferencia de Puebla (México, 1979). A partir de
entonces, las CEB se organizaron en torno a la Comisión
Pastoral por la Tierra. Este organismo fue decisivo en la
conformación del MST. El objetivo de estos núcleos
sociales, fue la creación de las bases de un poderoso
movimiento de resistencia campesina y de los trabajadores
rurales del Brasil para la lucha por la tierra9.
9 Diego Piñeiro, ob. cit., p. 12.
13
Sin embargo, la organización y consolidación del MST
en Brasil no fue uniforme desde su fundación. En algunos
estados el saldo organizativo fue más rápido que en
otros, pero siempre bajo las banderas de la lucha por la
tierra y bajo el signo de las ocupaciones. La
organización del MST se viene dando desde la década del
50’ pero su fuerza organizativa salió a relucir a partir
de la década de los 80’ cuando declinaba el gobierno
militar y surgían los primeros gobiernos de la República
Nova y durante la etapa neoliberal. Osvaldo Coggiola
resume esta diferenciación regional de los Sin Tierra de
esta manera:
En el Estado de Paraná, los campesinos deloeste, que ya se habían organizado con uncierto éxito en la década del 50, al serexpropiados para construir la gran presa deItaipú, articularon el Movimiento de los SinTierra del Oeste del Paraná (Mastro).Siguiendo este ejemplo, y apoyados en él,irán surgiendo otros Movimientos de los Sin-Tierra en otras regiones y estados del país.En Sao Paulo, el movimiento se organizará entorno a la resistencia y a la conquista delos arrendatarios de la Hacienda Primavera enAndradina. De forma similar, en Mato Grossodo Sul la lucha fue conducida por losarrendatarios que comenzaron a reivindicartierras. Expulsados, acamparon en Itaqueraí.La tierra conquistada, después de duros ysacrificados esfuerzos, cerca de Cassilandia,era mala y sin condiciones de cultivo. Sinembargo, seria esa dura y fracasada
14
experiencia la que llevaría a organizarse alos sin-tierra en el estado10.
Los estados del Sur también siguieron este ejemplo y
se constituyeron en el MST de los estados del Sur. Este
gran movimiento que adquirió presencia nacional en todo
el territorio brasileño, surgió como heredero de las
luchas de los campesinos latinoamericanos, las Ligas
Campesinas y el MASTER, su antecesor inmediato, al calor
de la doble crisis que invadía a la sociedad carioca: la
del trabajo agrario de la Iglesia (Pastoral de la Tierra
y las CEBs) y del sindicalismo conciliador de la CONTAG.
En ese primer período que duró desde 1979-1983,
ocurrieron ocupaciones y movilizaciones en muchas
regiones, pero aisladas entre sí. En síntesis, durante la
organización y desarrollo del MST, hubo y aún persisten
esas diferencias interregionales. Esto lo confirma Jaime
Amorin, dirigente nacional del MST: “Brasil es muy
diverso y las diferencias culturales, regionales y
climáticas, entre estados son grandes, y se producen
matices: unos consiguen más rápido la tierra que otros,
pero la forma de organizarse es similar”11. Un ejemplo de
ello, está representado en cifras tomadas del INCRA y el
MST en 1996 por Osvaldo Coggiola. Mientras en un estado
del Nordeste como Piauí se realizaron entre 1986-1996,
10 Osvaldo Coggiola, ob. cit., p. 12. 11 Carlos Aznárez y Javier Arjona, ob. cit., p. 120.
15
139 asentamientos (7489 familias, en un área de 326.087
ha), en un estado del Norte como Amapá para el mismo
período se realizó un asentamiento (153 familias, en un
área de 7.760 ha)12.
A nivel financiero el MST funciona con el apoyo de
tres fuentes esenciales. La primera es la vinculación de
los asentados: 1% de la producción. La segunda es el
trabajo de la militancia: venta de productos, libros,
música. Y la tercera, la constituyen los cursos, eventos,
instituciones que ofrecen la posibilidad de participar y
la cooperación internacional.
Para el período 1985-1989, el MST estaba en una fase
de gestación. Para esa época, los gobiernos de la
República Nova trataban de demostrarle a la sociedad que
querían realizar la reforma agraria, propuesta que quedó
en los discursos. Contrario a la retórica de los
representantes gubernamentales, el MST levantaba las
banderas: “Sin reforma agraria no hay democracia”, que
quería decir que la democracia no consistía sólo en
votar. Fue el período más fértil desde el punto de vista
de las ocupaciones de sedes del INCRA y en términos de
conquistas concretas en cuanto a expropiaciones y
asentamientos, sobre todo en la época del presidente
Sarney, cuando el gobierno no agilizaba el asentamiento,
12 Ver cuadro de asentamientos de la Reforma Agraria en Brasil (1986-1996), tomado por Osvaldo Coggiola del INCRA y el MST, p. 13.
16
nadie sacaba a los Sin Tierra del asentamiento. Como el
Estado no podía desencadenar una represión masiva,
surgieron las UDR, especie de destacamentos armados
(pistoleros) organizados por los latifundistas para
enfrentar al MST. Pero con la derrota de Lula y la
llegada de Collor de Melo al poder, además de que no hubo
voluntad política para hacer la reforma agraria, el
gobierno resolvió reprimir al MST, con el consecuente
saldo de presos, escuchas telefónicas y allanamientos a
las sedes estaduales del movimiento.
Entre 1995 y 1997, en plena coyuntura de la lucha por
la reforma agraria, el gobierno de Fernando Henrique
Cardoso afirmó que ya no existía en la sociedad brasileña
el problema agrario. Bajo el gobierno de Cardoso el
modelo económico de la nación se subordinó completamente
al capitalismo internacional. Para ello, abre el mercado
a los productos extranjeros y entrega la economía al
dominio del capital financiero. La política agraria de
Cardoso consistía en estimular el mercado de tierras,
negar el carácter justo de la lucha por la tierra del MST
y la reforma agraria, y otorgar poca importancia al
movimiento social y al problema agrario13. En ese modelo
la agricultura resultó marginada y los problemas de la
tierra se agudizaron. El gobierno de neoliberal de
13 Bravagente, La lucha de los Sin Tierra en Brasil. Entrevista a Joao Pedro Stedile, pp.140-143.
17
Cardoso tuvo un impacto devastador sobre sectores
estratégicos de la economía nacional.
Los datos presentados por Elmar Do Nascimento en el
seminario internacional de Acción Ecológica, acerca de la
situación general de Brasil durante el gobierno de
Cardoso, lo caracterizaban como un país con una
superficie de 8.500.000 Km2, en el cual solo el 20% de la
población estaba en el campo, con proyecciones de que
esta cifra se redujera a menos de 10%, porque el gobierno
seguía impulsando el modelo de la revolución verde y eso
implicaba una reducción drástica de la población rural,
en el que más de 40 millones de campesinos abandonaron o
fueron obligados a abandonar sus tierras. En este mismo
documento, Do Nascimento planteó el problema de la
concentración de la tierra, en el que apenas el 1% (50000
propietarios) era dueña de más de 50% de las tierras
agrícolas, en contraste con los 12 millones de sin
tierras que deambulan en Brasil.
Problema que para los sucesivos gobiernos cariocas
desde el régimen militar (1964-1985), hasta el reciente
período neoliberal, se acentuó a partir de la
modernización agrícola llevada a cabo por los militares y
continuada en el presente, fue poco o nada valorado para
emprender soluciones a la familias campesinas que carecen
de tierras. Por el contrario, el modelo tradicional
18
latifundista, monoproductor y agroexportador, no solo
permaneció intacto, sino que se fortaleció a través de
las empresas rurales, que son latifundios a los cuales se
destina el 90% de los créditos y subsidios. Este sistema
forma parte de la “revolución verde” que se empezó a
implantar a partir de los años 60’ y que causó muchos
daños al medio ambiente y a la sociedad: deforestación,
ríos envenenados por los agroquímicos, etc.… En Brasil,
es muy grave ese problema14.
El MST se originó y se consolidó en el contexto de ese
momento histórico y en el marco de esa crisis agraria y
campesina. Surgió a fines de los 70’ e inicios de los 80’
con tres grandes objetivos: la lucha por la tierra, una
verdadera reforma agraria y los cambios estructurales en
la sociedad brasileña.
II.2. Balance del saldo organizativo del MST.
El MST es un movimiento sin parangón en la historia de
las luchas campesinas de Latinoamérica en general y de
Brasil en particular. En el orden internacional, el MST
está articulado con la Vía Campesina y en ese proceso fue
descubriendo que el problema del campesinado en la India,
en México, en Europa, es el mismo. Lo que cambia es la
realidad de cada país, donde los conflictos por la tierra
pueden ser más agudos que otros. De esta forma, aglutina14 Elmar Do Nascimento, La lucha del movimiento de los sin tierra, p. 1.
19
a los pequeños agricultores para luchar contra el
latifundio, enemigo histórico de los trabajadores
rurales; pero también se ha constituido en una referencia
contra los nuevos modelos de dominación: la
globalización, las multinacionales, los transgénicos. La
Vía Campesina apuesta por una propuesta agraria nueva
sobre la base de producciones limpias, trabajar para los
mercados locales y producir soberanía alimentaria. El MST
es la versión brasileña de la Vía Campesina y se ha
constituido en alianza con el Movimiento de Pequeños
Agricultores, con el de afectados por las Represas, con
el de Mujeres Sin Tierra, con la Juventud Rural y
estudiantes de agronomía.
El MST se apoya en sus 15 mil militantes que están
estudiando, las 140 mil familias acampadas a la orilla de
las carreteras bajo las lonas; o sea, un millón de
personas que se pueden movilizar. Además, su base social
son unas 480 mil familias ya asentadas, de las cuales
unas 300 mil están vinculadas al movimiento, y los cuatro
millones de campesinos sin tierra. Pese a toda esa fuerza
social y militante acumulada en 25 años, no son
optimistas. Gilmar Mauro, de la dirección del MST,
sostiene: “No hay perspectivas, a corto plazo, de ascenso
de la lucha social y de masas. Entendemos que el proceso
20
será lento y que es necesario pensar el movimiento a
largo plazo”.
Para el MST esto se traduce en cuatro líneas de
acción: estimular un debate sobre un nuevo proyecto de
país que supere el neoliberalismo, formar militantes,
impulsar las luchas sociales y elevar el nivel de cultura
del pueblo. El coloquio realizado en Niteroi forma parte
de los convenios que mantiene el MST con 42 universidades
en las que se forman 4.000 militantes, pero también es
parte del esfuerzo por vincularse con los movimientos
urbanos y en particular con la juventud pobre. Una buena
muestra de los puentes que están forjando con los
sectores urbanos, fue la asamblea popular “Trabajo
solidario por un nuevo Brasil” realizada a fines de
octubre de 2011 en Brasilia, en la que participaron 8 mil
militantes sin tierra, sin techo, sin trabajo, hip-hop,
iglesias, con el objetivo de crear “unidad de lectura de
la crisis y unidad de lectura de las salidas”15. Esto es
una muestra de la capacidad de organización, movilización
y creatividad del MST para superar la crisis y replantear
la lucha.
III. El MST y la resistencia contra la crisis
agroalimentaria y ambiental en Brasil.15 Raúl Zibechi, Brasil. La hora de plantar árboles. Los sin tierraante la crisis, disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=22636.
21
III.1. La lucha contra transnacionales, transgénicos y
agro-combustibles.
El MST es un movimiento que no sólo está resistiendo y
luchando por la democratización de la tierra en Brasil.
En la actualidad, hay nuevos elementos que configuran una
crisis de carácter civilizatoria, que no parece obedecer
a un aprieto más a los que el sistema capitalista tiene
acostumbrado al mundo a través de las denominadas “crisis
cíclicas”. Los estudios recientes acerca de la debacle
del modo de producción capitalista, que se manifestó a
partir del 2008, argumentan que esta crisis tiene nuevas
dimensiones y plantea nuevos desafíos y retos que se
deben enfrentar a escala planetaria. Lo nuevo de la Gran
Crisis de acuerdo a Armando Bartra, radica en el carácter
pluridimensional y multifactorial, y que este autor, las
resume en seis nuevas emergencias civilizatorias, que
ponen en vilo la supervivencia de la vida en el planeta.
La primera de esta crisis es medioambiental, que se
hizo patente en el calentamiento global y cambio
climático de origen antropogénico. La segunda emergencia
es energética, evidenciada en el uso irracional de
combustibles fósiles y en patrones de consumo
insostenibles. La otra crisis es agroalimentaria,
manifestada en hambrunas, escasez causada por el uso
creciente de algunas cosechas, no precisamente, destinada
22
al uso alimentario, sino en la elaboración de forrajes y
biocombustibles. Al mismo tiempo, el planeta está en
presencia de problemas migratorios ocasionados por el
éxodo masivo de más de 200 millones de personas que viven
fuera de sus países de origen. La crisis bélica también
forma parte de la emergencia civilizatoria, caracterizada
por las guerras de colonización y resistencia, para
controlar los recursos naturales y estratégicos de los
países ocupados por las potencias globales: Chechenia
(1994), Afganistán (2001), Irak (2003), Libia (2009) y
Siria (2010), son ejemplos recientes de la voracidad
guerrerista. Finalmente, la ruina económica representada
por la destrucción del sistema financiero, que no
solamente se extiende a la caída de las bolsas de
valores, sino que también afecta a millones de personas,
aquejadas por el desempleo, las deudas y la pérdida de su
patrimonio16.
La crisis ambiental está íntimamente relacionada con
la crisis agroalimentaria y energética. Puesto que las
transformaciones climáticas están alterando de manera
considerable la producción de alimentos; por otra parte,
los patrones corporativos, entre los que se cuentan las
grandes transnacionales, han ocasionado una devastación y
sobreutilización de la biocapacidad del planeta en la
16 Armando Bartra, La gran crisis, pp. 1-2.
23
producción de alimentos y en la reposición de los
recursos naturales, hasta el punto de imponer controles
en las cadenas alimentarias, basado en las innovaciones
científico-tecnológicas, que apoyadas en un discurso de
lucha contra el hambre y las crecientes dificultades para
alimentar a toda la población del planeta, permitió el
experimento y desarrollo de Organismos Genéticamente
Modificados (OGMs) en su estructura de ADN. Al obtener el
control de la cadena comercial de los alimentos, las
empresas de los agronegocios tienden a aumentar los
precios para garantizar el lucro.
El modelo agrícola neoliberal, trata a los alimentos
como cualquier mercancía, presenta la agricultura
exclusivamente como un proyecto para obtener ganancias,
concentra los recursos productivos en manos de la
agroindustria y coloca los alimentos en mercados de
futuros. Allí, especuladores hambrientos de ganancias,
inversionistas y fondos de riesgo se embolsan millones de
dólares mediante frenéticas ofertas y apuestas sobre
cambios de precios y predicciones de escasez. La
agricultura se ha alejado de su función primaria:
alimentar a seres humanos. Hoy, menos de la mitad de los
granos del mundo son consumidos por humanos. Se usan en
cambio para alimentar animales y, en fechas más
recientes, se convierten en agrocombustibles para
24
alimentar vehículos. Esto es escasez manufacturada por
excelencia17.
En Brasil, el precio de los alimentos fue el principal
responsable del aumento de la inflación en marzo de 2008,
por segunda vez consecutiva. De acuerdo con la FGV
(Fundación Getúlio Vargas), en esa clase de gastos se
registraron elevaciones de precios más fuertes en frutas
(del 3,72% al 6,47%) y hortalizas y legumbres (del 4,13%
al 5,27%). Con la crisis económica mundial, el precio de
los alimentos debe aumentar todavía más18. Del mismo modo,
la expansión de la frontera agrícola por parte de las
transnacionales norteamericanas como Monsanto, que
persiguen el robo, destrozo y apropiación de la Amazonía.
El MST también viene resistiendo y denunciando a las
empresas de los agronegocios. La experiencia del MST a
través de la política de los asentamientos campesinos,
orienta las actividades en las áreas conquistadas. Los
campesinos asentados son estimulados a practicar la
agroecología, de tal manera, que no se perjudique ni a
las personas ni a la naturaleza. Se han realizado
esfuerzos para producir semillas, productos básicos de la
agricultura, adaptadas a cada región. Son semillas17 Annette Aurélie Desmarais y Jim Handy, La Vía Campesina y lacrisis mundial de alimentos, disponible en:http://www.jornada.unam.mx/2008/05/08/index.php?section=politica&article=024a1pol. 18 MST, Por un proyecto de reforma agraria popular, disponible en:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=84019.
25
orgánicas, sin venenos, sin aditivos químicos, de
hortalizas y frutas, y son comercializadas por las
cooperativas de BioNatur19.
Para la dirección política del MST, la nueva crisis
civilizatoria impuso un nuevo objetivo para seguir
luchando y resistiendo. En Brasil, el principal producto
transgénico que está comercializado es la soja. La soja
común, la que no es transgénica, tiene poca resistencia
al glifosato, cuyo componente herbicida lo vende
Monsanto. El proceso transgénico consiste en transferir a
la soja un gen que tenga mayor resistencia al glifosato.
Con ello, la empresa Monsanto aumenta sus ganancias, ya
que al vender la semilla transgénica, garantiza a la vez
la venta del herbicida, sin que ello implique ninguna
mejora en el producto final. Para Joao Pedro Stedile y
otros dirigentes del MST, la lucha no es solo contra el
enemigo histórico representado en el latifundio. Ahora el
MST lucha contra los transgénicos y las transnacionales,
entre otras amenazas para la seguridad alimentaria de
Brasil y Latinoamérica:
Nos estamos enfrentando a una nueva fase dedominación capitalista en el campo. Fruto delas revoluciones tecnológicas ocurridas enlos últimos años (informática, química,microelectrónica y biotecnológica) lasgrandes empresas fabricantes de insumos están
19 Carlos Aznárez y Javier Arjona, ob. cit., p. 144.
26
modernizándose en la búsqueda de nuevosmercados de consumidores, y para garantizarla dependencia de los agricultores de susproductos. La globalización llega al campo dela manera más contundente...20.
El MST ha denunciado reiteradamente que las
consecuencias de esta política agraria que pone en
peligro la soberanía alimentaria brasileña, tiene un
impacto económico, porque la estrategia de las empresas
productoras de semillas transgénicas es la de que en
breve tiempo todas las semillas del mercado sean las que
ellas vendan e impongan el precio de las mismas. En el
ámbito ambiental, se destruye la biodiversidad de
insectos y el uso de agrotóxicos que afectan el agua e
interfieren en el desarrollo de animales y plantas
silvestres, y desde el punto de vista de la soberanía
alimentaria, los alimentos transgénicos pueden alterar la
calidad de los alimentos, con sus consecuencias en la
salud humana a través de la aparición de alergias y virus
resistentes a los antibióticos.
III.2. La respuesta del MST ante los nuevos desafíos.
Expectativas y desilusiones.
El MST como movimiento de amplia trayectoria y
experiencia de lucha en la resistencia contra los
latifundistas, a sabiendas que están enfrentando a un20 Carlos Aznárez y Javier Arjona, ob. cit., p. 146.
27
enemigo internacional, no tradicional y con grandes
ventajas tecnológicas y económicas, organizó un conjunto
de ocupaciones contra las transnacionales y los
transgénicos. En el año 2001, en ocasión del primer Foro
Social Mundial, la Vía Campesina protagonizó la ocupación
de una hacienda de la multinacional Monsanto. En esta
acción más de un millón de campesinos de todo el mundo
arrancaron soja transgénica. José Bové, representante de
los campesinos franceses y el MST fueron acusados por la
represión brasileña. Esta protesta incentivó el debate
mundial sobre los efectos negativos de los transgénicos
sobre la soberanía alimentaria y la salud. 20 días
después del foro otra hacienda fue ocupada con el único
objetivo de denunciar en el área los cultivos de la soja
transgénica. El MST al demostrar el cultivo de
transgénicos y apoyados por la Vía Campesina, exigen la
expropiación de la hacienda y traspasarla a las familias
asentadas o sin tierras. Estas demandas también van
acompañadas de denuncias hacia las mafias de
comercialización de semillas transgénicas.
La lucha por la democratización de la tierra, llevó al
MST a apoyar la candidatura presidencial de Lula frente a
la propuesta de Collor de Mello durante los comicios de
1990. Para el MST un posible gobierno de Lula, podía
hacer realidad una reforma agraria rápida. La derrota de
28
la candidatura de Lula fue una derrota política después
de diez años de ascenso del movimiento de masas en el
Brasil. En la campaña presidencial de 2002, nuevamente se
creó una expectativa grande en la sociedad sobre la
necesidad y posibilidad de un cambio. La candidatura de
Lula representaba la esperanza para construir un espacio
de conquistas para el pueblo. Este apoyo estaba basado en
algunas premisas fundamentales: que Lula se desprendiera
del FMI y declarara una moratoria de la deuda, que
emprendiera un nuevo modelo agrícola y si estatizaba las
principales empresas. Jaime Amorin era enfático con
respecto al apoyo que le brindaba el MST a Lula: “…si
Lula no deserta, el pueblo lo apoyará. Y si se alía con
la burguesía, habrá una gran frustración…”21.
Al parecer, y por los resultados obtenidos en materia
de política económica y en especial la reforma agraria,
existe una frustración en el seno del MST y de la
sociedad en general. La victoria presidencial de Lula y
del autodenominado Partido de los Trabajadores profundizó
y expandió el gran retroceso económico promovido por los
gobiernos neoliberales. A pesar de la retórica política a
favor de la familia agricultora, los gobiernos de Lula y
ahora el de Dilma, son considerados entre los mayores
promotores del agronegocio. De acuerdo a un estudio
21 Carlos Aznárez y Javier Arjona, ob. cit., p. 121. Entrevista aJaime Amorin.
29
realizado entre 2008/2009, pequeños propietarios
recibieron 6,35 mil millones de $, mientras que los
grandes propietarios recibieron 31,9 mil millones de $.
Otro ejemplo de la frustración de los movimientos
sociales brasileños, lo constituyó el hecho de que bajo
las administraciones de Cardoso, Lula y Dilma, el capital
extranjero capitalizó para el sector de los agro-
combustibles el 22% de las compañías brasileñas de caña
de azúcar y etanol, y rápidamente invadió y redujo la
floresta amazónica22.
La política económica adoptada por el gobierno de
Lula, obligó al MST a desechar las ilusiones. La crisis
que removió los cimientos del régimen de Lula, motivada a
escándalos de corrupción en los que estaban involucrados
dirigentes del PT, conllevó a Joao Pedro Stedile,
coordinador del MST a definir la crisis que conmueve a la
sociedad brasileña como una “crisis societal”, que debe
trascender a la propia izquierda y dirigir los esfuerzos
hacia la toma del poder político. Pero esta no es una
mera declaración dogmática acerca de la cuestión del
poder. Durante el último Foro Social Mundial en Porto
Alegre, Stedile afirmaba que “La cuestión del poder no se
resuelve tomando el Palacio, que es lo más fácil y se ha
22 James Petras, O capitalismo extractivo e o grande salto para tras,disponible en: http://www.globalresearch.ca/brasil-o-capitalismo-extractivo-e-o-grande-salto-para-tras/5344275.
30
hecho muchas veces, sino creando nuevas relaciones
sociales”23.
Conclusiones.
El MST es un movimiento con amplia experiencia y
trayectoria de lucha que no solo ha resistido, sino que
ha enfrentado en diversos campos a los grandes
latifundistas apoyados por el Estado y cuyos gobernantes
no han tenido la voluntad de resolver el problema de la
tierra y del agro. Precisamente, el problema tierra-agro,
es de carácter histórico en Brasil al igual que en muchos
países de la región, pero que se diferencia por el hecho
de que el Estado adoptó una política agraria pro-
empresarial definida a favor de los sectores
agroindustriales, los cuales han resultado beneficiados
de los créditos rurales, en desmedro de las grandes
mayorías de campesinos, trabajadores rurales y familias
agricultoras. El MST tiene más de 20 años como motor de
la lucha por la Reforma Agraria en Brasil, ha evitado
caer en la confrontación y la violencia a pesar de la
represión sufrida desde el régimen militar y durante el
período neoliberal, no obstante, mantiene una política de
ocupación de tierras y asentamiento de familias
campesinas, gracias a la capacidad política, organizativa
y de movilización del movimiento. En la actualidad, el23 Raúl Zibechi, ob. cit.
31
saldo de esas luchas se traduce en la conquista de más de
1200 latifundios.
El problema agrario se agravó con la implementación de
las políticas económicas neoliberales, que ha devenido en
una crisis civilizatoria, porque este modelo representó
el abandono de las políticas de desarrollo nacional y la
sumisión completa de las élites nacionales al gran
capital. Toda la política económica se basa en la
apertura de los mercados para los productos industriales,
agrícolas y agroindustriales de los países centrales y
controlados por las empresas transnacionales,
especialmente aquellas dedicadas al agro-negocio con
transgénicos y bio-combustibles que no sólo han devastado
ciento de miles de hectáreas de tierras e invadido el
Amazonas con la consecuente destrucción de su floresta,
sino que también ha puesto en peligro la seguridad
alimentaria y el ambiente. Cuestión que pone en la mesa
como alternativa ante la destrucción neoliberal la
propuesta de la Reforma Agraria promovida desde el MST.
Sus propuestas básicas son: a) la democratización de la
tierra; b) reorganización de la producción agrícola sobre
la base de cultivos limpios, no transgénicos; c)
desarrollo de la industria y agroindustria nacional; d)
nuevo modelo tecnológico y; e) promover el desarrollo
social.
32
De cara al siglo XXI, el MST emprendió una lucha
contra el ALCA, contra las multinacionales y las
políticas neoliberales, que lo llevaron a deslindarse de
los gobiernos de Lula y Dilma, pues representaron el
continuismo neoliberal en materia de política de tierras,
agronegocios y apertura de mercados, representaron de
acuerdo a los líderes del MST, expectativa y frustración
de los movimientos sociales y populares de Brasil.
Empero, vale la pena destacar un breve balance:
…el MST actúa en 23 estados de Brasil,organizando a casi 2.000.000 de personas, con350.000 familias que han conseguido tierras,y otras 100.000 en campamentos, que lolograrán también a medio plazo… ya funcionan400 asociaciones de producción,comercialización y servicios, 50 cooperativasde producción agropecuaria, 33 de prestaciónde servicios, y otras de comercialización ycrédito (…) En el sector educación, el MSTcuenta con 1600 escuelas públicas en losasentamientos (…) Aproximadamente 25000jóvenes y adultos están siendo alfabetizadosen los asentamientos (…) Cuatro universidadesbrasileñas desarrollan cursos de pedagogía ymagisterio para formar profesores para losasentamientos…24.
Una amplia experiencia organizativa y de saldos
constructivos que no tiene comparación en América Latina
y el mundo. El tema del MST en Brasil, por su dinamismo,
24 Carlos Aznárez y Javier Arjona, ob. cit., p. 69.
33
su versatilidad, su impacto en la sociedad brasileña y en
la región latinoamericana, su lucha, conquistas,
expectativas y frustraciones, es amplio, se puede
estudiar desde múltiples dimensiones, que no es
suficiente explicar en estas breves líneas.
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34
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Zibechi, R, Brasil. La hora de plantar árboles. Los sin
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35