Tema 1: El Modernismo. Características generales a ... - Xunta
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Tema 1: El Modernismo. Características generales a través de la figura de Rubén Darío y
Delmira Agustini
Modernismo es un término general que afecta a todas las artes y que indica una corriente de
renovación artística común al arte occidental de principios del siglo XX; este movimiento, en
consonancia con la crisis del positivismo y la razón, se opone a la estética realista anterior, al
materialismo y a la deshumanización del mundo.
El Modernismo literario surge en Hispanoamérica, pero sus antecedentes se encuentran en la
literatura europea, en el Parnasianismo, que defiende el ideal de “el arte por el arte”(culto a la
perfección formal) en una poesía exenta de sentimientos e ideología; y en el Simbolismo, que
se basa en el valor simbólico de las palabras, evocadoras y sugerentes.
Aunque el que inicia este movimiento es el cubano José Martí, será el nicaragüense Rubén
Darío el líder y la figura más representativa del mismo; en él, la influencia francesa convive con
un profundo conocimiento de la tradición española, desde Berceo hasta Bécquer y la trayectoria
de su poesía representa la de todo el movimiento:
● Un primer período de gran plasticidad y sonoridad, de temas refinados y evasivos (su
primera obra, Azul ,1888, que marca también el inicio de esta corriente). Imágenes
sorprendentes y adjetivos inesperados, ritmos insólitos, tono insolente y sensualidad.
● Luego vendría Prosas Profanas (1896) que supone la culminación de ese Modernismo
exuberante y donde introduce temas españoles. También incluye el placer erótico que
no excluye el sacrificio y la pena. En esta obra deslumbra por sus innovaciones métricas
y por sus innovaciones verbales.
● Su última obra, Cantos de vida y esperanza (1905) lo sitúa en la línea de un
Modernismo más intimista y meditativo. Aborda básicamente dos líneas temáticas: los
problemas del mundo hispánico ante la amenaza de la cultura americana y la reflexión
existencial, el cansancio y la amargura ante la vida transcurrida. Mira con temor al
norte y se niega a admitir que la civilización norteamericana sea superior a la suya.
Características
A partir de su obra, se pueden anotar los rasgos más significativos de este movimiento:
1. El primero de ellos se refiere a la evasión de la realidad, de lo mediocre y vulgar; se evade
en el tiempo y retrocede al pasado nacional, fuente de evocaciones históricas y legendarias, o al
mundo sensual de la mitología clásica; se evade en el espacio y nos conduce a un mundo de
referencias orientales y exóticas; En Azul y Prosas profanas (“Sonatina”) crea un mundo de
hadas, princesas, cisnes, centauros y fuentes que implica el rechazo de la realidad burguesa y su
sustitución por el culto parnasiano de “el arte por el arte”; también con elementos simbolistas,
entre los que destacan el color azul (el arte, el ensueño, la perfección) y el cisne ( la pureza, el
ideal ).
2.El deseo de evadirse nos lleva a otra de las características de su poesía, el cosmopolitismo; el
interés por viajar fue una constante no solo de Rubén Darío sino de todos los modernistas
(“Tuvimos que ser políglotas y cosmopolitas”, decía el poeta). El cosmopolitismo desembocó
en la devoción por París, ciudad que representa el mundo al que aspiraban, su vida nocturna, los
cabarets, la bohemia,…
3.Pero este espíritu cosmopolita convive con la introducción de temas indígenas e hispánicos.
En un primer momento cultiva esta temática –mitos y leyendas de las culturas precolombinas y
española- como forma de evasión de la realidad circundante; posteriormente, como exaltación
de lo hispano frente al poder dominante de los Estados Unidos. En Cantos de vida y esperanza,
Rubén Darío exalta lo español como un conjunto de valores humanos y culturales frente a la
civilización yanqui.
4.Su obra también plasma la crisis espiritual, esa “desazón romántica”, que procede de
Bécquer; sensaciones de soledad, de melancolía, de tristeza, de hastío, de desarraigo de una
sociedad que no puede ni quiere comprender al artista (“Yo detesto la vida y el tiempo en que
me tocó nacer”, decía Rubén Darío); por ello, la melancolía y la angustia son sentimientos
centrales (ejemplo: “Sonatina” de Prosas profanas o “Lo fatal” de Cantos de vida y esperanza).
La expresión de estos sentimientos angustiados la realizará por medio de símbolos como la
tarde, el otoño, los parques, etc...
5. El amor se presenta en dos direcciones: la idealización del amor y de la mujer, mundo
inalcanzable que sume al poeta en la más profunda insatisfacción y tristeza (“Venus”, de Azul; o
también, el erotismo desenfrenado, encarnado en la mujer fatal, lasciva y dominadora. (“Que el
amor no admite cuerdas reflexiones” de Prosas profanas).
Renovación estética
Su obra supuso una renovación estética y en el culto a la belleza de la palabra mostró su
ruptura con la tradición anterior; enriqueció enormemente el lenguaje poético mediante la
utilización de variados recursos como los que aportan musicalidad (repeticiones,
aliteraciones y juegos fónicos variados); para captar un mundo de belleza acudió a recursos
basados en lo sensorial (sinestesias- verso azul- y adjetivos referidos a los sentidos); riqueza
verbal y capacidad de sugestión mediante metáforas deslumbrantes; utilización de un léxico
extraño, poco habitual (cultismos, neologismos, arcaísmos, palabras exóticas…). Métricamente
su obra también introdujo novedades: utilizó composiciones clásicas, pero introdujo novedades,
como el soneto de versos alejandrinos. Además de emplear versos hasta entonces prácticamente
inexplorados como los de 15 y 17, Darío recuperó el eneasílabo y el alejandrino, versos que
habían caído en desuso.
Lo que es innegable es que el poeta nicaragüense aportó la base teórica, incluso aunque el
propio autor se negara, en un principio, a formar una escuela en torno a su poesía y a su persona,
pues es él el aglutinador del movimiento y todas sus vertientes se dan en su obra. Es, además, el
nexo común entre poetas de nacionalidades diferentes, ya que consiguió poner en contacto a los
propios artistas con sus incesantes viajes entre América y Europa.
DELMIRA AGUSTINI, una de las voces poéticas más originales del Modernismo
hispanoamericano, nació en Montevideo en 1886. Su poesía se inscribe en la última fase del
Modernismo y con frecuencia ha sido valorada en relación a su experiencia vital y su trágico
final.
La poesía de Agustini se inserta en la última fase del Modernismo y recoge todo el desarrollo
del movimiento y la simbología propia del periodo literario (la sensibilidad finisecular, la
convergencia entre bohemia, dandismo y rebeldía contra los cánones impuestos por el medio
burgués, en aspectos como el sexual o el social). Sin embargo, la escritura de Delmira Agustini
refleja una realidad diferente, la femenina, y más concretamente la suya propia. Su poesía
muestra una fuerte dicotomía interior: el contraste entre su conducta “irreprochable” y
convencional y el erotismo de su poesía que permitía entrever su mundo interior. Así pues, la
imagen de Agustini puede contemplarse desde dos perspectivas: la interior (mucho más
compleja, en tanto que era la más íntima) y la exterior, la visión que tenía de ella la sociedad. La
sensualidad y la sexualidad inundan su estética poética, lo cual es una novedad en la literatura
femenina hispánica. La reacción de sus coetáneos era, evidentemente, de incredulidad y de
suspicacia.
En su obra, Agustini se enfrenta a la definición y representación de lo femenino y de la imagen
que como mujer y como poeta daba frente a lo establecido y, en definitiva, se enfrenta a la dura
tarea de descifrar quién es. Gabriela Mistral1 reconocerá que Delmira Agustini se convertirá en
1 Gabriela Mistral, seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga (Vicuña, 7 de abril de 1889-Nueva York, 10
de enero de 1957), fue una poeta, diplomática y pedagoga chilena.
una maestra de todas las poetas posteriores y, junto a Vaz Ferreira, fundará el espacio
diferencial de la literatura de mujeres en el Cono Sur.
Rasgos de su poesía y obras
-Evasión : Se evade de la realidad del mundo y acude a los sueños, en la tónica modernista.
-Sensualidad: El amor y el erotismo constituyen el eje de la poesía de Delmira, en la que el
reconocimiento del propio cuerpo y la reivindicación del deseo son elementos fundamentales;
con el erotismo de sus versos, invierte los roles tradicionales y sitúa a la mujer como sujeto y al
hombre como objeto de deseo.
–Pesimismo: El mundo de la poesía de Agustini es tormentoso y oscuro, poesía de decepción,
de amargura.
La autora publica en vida El libro blanco (1907), Los cantos de la mañana (1910) y Los
cálices vacíos (1913)3 , a los cuales habría que añadir numerosos poemas dispersos publicados
en revistas.
En El libro blanco imita imágenes como el viaje en busca de inspiración, la presencia de
musas, hadas y astrólogos que indican el camino; la inteligencia como el valor supremo; las
aves luminosas; y la estatua como metáfora del yo inquieto por el destino futuro de la creación.
Igualmente, también aparecen el exotismo y la evasión propios del Modernismo.
En la segunda parte del libro reivindica estéticamente el erotismo, la libertad sexual y nuevos
valores como el placer en todos los órdenes, el sentimiento y alegría de vivir.
En “Orla rosa”, paso intermedio entre la inocencia o virginidad de la poeta a la pasión más
ardorosa, de ahí su color entre rojo y blanco, se proyecta la idea de que la mujer se puede
expresar libremente y deja de ser un mero objeto sexual para convertirse en un sujeto deseante.
El libro blanco recrea el viaje de descubrimiento a través del cual la autora deja de imitar las
convenciones y pasa a experimentar con la femineidad y llega, por tanto, a una mayor madurez
y originalidad en su poesía. Se abre con los poemas “El poeta leva el ancla” y “La barca
milagrosa”, donde aparece la imagen de un barco que parte sin rumbo claro. Agustini se apropia
de una imagen propia de lo masculino, el explorador, y pasa a ser la “capitana y dueña de su
propio destino” aunque Eros, “mar violento” en el poema “Explosión” o “mar desbordante de
locura y de fuego” en “Amor”, le haga conocer nuevos mundos (poéticos), antes inexplorados
de forma apremiante. A esta imagen de abandono del mundo conocido y cotidiano, se sumará
otra, la del descenso de la torre o abandono de la torre de la melancolía, pues Agustini ya es
consciente de que los mundos no descubiertos, y los que debe tomar, son los del deseo. Esto
ocurre en composiciones como “Primavera”:
En Los cantos de la mañana (1910) da paso a una mayor profundización Sigue utilizando la
técnica y la estética modernista, pero con innovaciones formales y también simbólicas. Así,
símbolos como el de las aves luminosas y las hadas, se convierten en vampiros, estatuas
misteriosas y serpientes seductoras, todas ellas rodeadas de un ambiente fatalista, pasional e
incluso satanista. La alteración de estos modelos obedece a la inconformidad de Agustini, quien
trata de indagar en su propia subjetividad.
En algunos de los poemas encontramos una voz lírica poderosa y con talento, pero continuamos
viendo la imagen ficticia impuesta, donde la mujer es un ser irracional, inestable y peligroso. Se
encuentra en Los cantos de la mañana a una mujer “poderosa pero dependiente, agresiva pero
impotente, activa pero débil” Esto acaba de reflejarse también en la relación entre los amantes,
la cual se complica cuando el “yo” femenino de la poeta tiene que escoger entre escribir o amar
porque el amado la limita, le corta “las alas”: Un día, raramente
desmayada a la tierra,
Yo me dormí en las felpas profundas de este
bosque...
Soñé divinas cosas...
Una sonrisa tuya me despertó, paréceme...
¡Y no siento mis alas!...
¿Mis alas?...
- Yo las vi deshacerse entre mis brazos...
¡Era como un deshielo!
En febrero de 1913, publica Los cálices vacíos, que comienza con un prólogo de Rubén Darío
en el que el poeta nicaragüense alaba la poesía de Agustini: “De todas cuantas mujeres hoy
escriben verso ninguna ha impresionado mi ánimo como Delmira Agustini, por su alma sin
velos y su corazón de flor”.
En este poemario se estrecha la relación entre voz poética y figura femenina. Agustini toma la
imagen de la maga o hechicera que construye sus poemas de forma mágica. De esta forma, se
puede permitir el lujo de cambiar de forma y personificar varias criaturas femeninas recurrentes
de la época: la serpiente, la esfinge, Leda, el cisne, etc. De esta manera, es capaz de reflejar la
soledad, la confusión, la ansiedad y el sentimiento de culpa. Todas esas contradicciones se
reflejan en las actitudes de la voz poética que, por un lado está orgullosa de ser creadora (en
poemas como “Mi plinto” ), pero por otro se siente una malhechora y pecadora por manchar la
pureza de la poética y adopta la forma de cisne sangrante, como ocurre en “Nocturno”;
asimismo, se debate entre ser divina o monstruo en “La ruptura” y acaba por adoptar una
postura violenta en el poema “Fiera de amor”.
Sigue siendo dependiente del amado pues, como se puede contemplar en el título de la obra, se
considera un “cáliz vacío” que solo puede ser completado con la presencia de su amante o, en su
defecto, con el amor de su dios,
En algunos poemas tanto el amado como el dios son distantes y caprichosos, y no ceden a los
ruegos de la poeta, llevándola a un estado de marginalidad, tras el cual la figura femenina se
muestra herida y su desilusión y tristeza la llevan a adoptar formas vengativas.
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de
China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
Yo soy aquel que ayer no más decía
el verso azul y la canción profana,
en cuya noche un ruiseñor había
que era alondra de luz por la mañana.
El dueño fui de mi jardín de sueño,
lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos;
y muy siglo diez y ocho y muy antiguo
y muy moderno; audaz, cosmopolita;
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
y una sed de ilusiones infinita.
Yo supe del dolor desde mi infancia,
mi Juventud... ¿fue juventud la mía?
Sus rosas aún me dejan su fragancia,
una fragancia de melancolía...
Potro sin freno se lanzó mi instinto,
mi juventud montó potro sin freno;
iba embriagada y con puñal al cinto;
si no cayó, fue porque Dios es bueno.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
“Sonatina” (Prosas profanas)
++++++++++++++
A René Pérez. Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser
vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos...!
“Lo fatal” (Cantos de vida y esperanza)
En mi jardín se vio una estatua bella;
se juzgó mármol y era carne viva;
un alma joven habitaba en ella,
sentimental, sensible, sensitiva.
Y tímida ante el mundo, de manera
que encerrada en silencio no salía,
sino cuando en la dulce primavera
era la hora de la melodía...
Hora de ocaso y de discreto beso;
hora crepuscular y de retiro;
hora de madrigal y de embeleso,
de «te adoro», de «¡ay!» y de suspiro.
Y entonces era en la dulzaina un juego
de misteriosas gamas cristalinas,
un renovar de notas del Pan griego
y un desgranar de músicas latinas,
con aire tal y con ardor tan vivo,
que a la estatua nacían de repente
en el muslo viril patas de chivo
y dos cuernos de sátiro en la frente.
Como la Galatea gongorina
me encantó la marquesa verleniana,
y así juntaba a la pasión divina
una sensual hiperestesia humana;
todo ansia, todo ardor, sensación pura
y vigor natural; y sin falsía,
y sin comedia y sin literatura...
si hay un alma sincera, esa es la mía.
La torre de marfil tentó mi anhelo;
quise encerrarme dentro de mí mismo,
y tuve hambre de espacio y sed de cielo
desde las sombras de mi propio abismo.
Como la esponja que la sal satura
en el jugo del mar, fue el dulce y tierno
corazón mío, henchido de amargura
por el mundo, la carne y el infierno.
(Cantos de vida y esperanza)
Y dijo la paloma:
-Y soy feliz. Bajo el inmenso cielo,
en el árbol en flor, junto a la poma
llena de miel, junto al retoño suave
y húmedo por las gotas de rocío,
tengo mi hogar. Y vuelo
con mis anhelos de ave,
del amado árbol mío
hasta el bosque lejano,
cuando el himno jocundo
del despertar de Oriente,
sale el alba desnuda y muestra al mundo
el pudor de la luz sobre su frente.
Mi ala es blanca y sedosa;
La luz la dora y baña
Y céfiro la peina;
Son mis pies como pétalos de rosa.
Yo soy la dulce reina
que arrulla a su palomo en la montaña.
En el fondo del bosque pintoresco
Esta el alerce en que forme mi nido;
Y tengo allí dentro del follaje fresco,
Un polluelo sin par, recién nacido.
Soy la promesa alada
el juramento vivo, Soy quien lleva el recuerdo de la amada
para el enamorado pensativo;
Yo soy la mensajera
de los tristes y ardientes soñadores,
Que va a revolotear diciendo amores
junto a una perfumada cabellera.
Soy el lirio del viento
Bajo del hondo firmamento
muestro de mi tesoro bello y rico
preseas y galas.
El arrullo en el pico
La caricia en las alas
Yo despierto a los pájaros parleros
Y entonan sus melodiosos cantares
(Azul)
Tema 3: LAS TRAYECTORIAS POÉTICAS DE ANTONIO MACHADO Y
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Antonio Machado parte del Romanticismo tardío y del Simbolismo, por lo que se sitúa entre
los modernistas, pero pronto dejará esa poesía sensorial y sonora por otra más introspectiva
(como “una honda palpitación del espíritu); expresará lo esencial, las realidades más profundas
del hombre y del mundo sin desligarlas del tiempo, y poco a poco su lenguaje poético se hará
más sobrio y denso, mostrando una entrañable humanidad.
El tiempo, el sueño y el amor son los temas centrales de su poesía. Muestra su angustia por el
paso del tiempo, el tiempo vivido, al que evoca en sus recuerdos a través de símbolos (tarde,
noche, fuente, agua…). El sueño es para él una forma de conocimiento; Machado todo lo
soñaba (el tiempo, la vida, Dios…), ligado al sentimiento vital de hastío, de monotonía. El amor
se sueña, como algo etéreo, muchas veces teñido de tristeza.
Estos son algunos de los símbolos utilizados por el poeta, constantes en toda su poesía, pero
sobre todo en Soledades, de su primera etapa:
- El camino: vinculado al poeta que busca, al caminante o al viajero. Supone la búsqueda
de los caminos de la vida hacia el ocaso, o adentrarse en las galerías del alma.
- El sueño: esperanza en la búsqueda, ilusión. A veces ve a Dios en sueños.
- La tarde: el tiempo que pasa, premonición de la muerte, pesimismo y melancolía; en
general, decaimiento y tristeza.
- La primavera: el amor
- La fuente: vida del poeta sobre la que proyecta su frustración. Le invita al recuerdo, y
en vez de obtener alegría, siente un pasado de pena y tristeza.
- El agua: Es la vida, la monotonía del tiempo y la eternidad del dolor sobre todo, aunque
en sus primeros poemas, cuando el agua manada es clara y bulliciosa, evoca alegría y
juventud.
- El río: similar al camino de la vida, donde no hay retroceso ni desviación.
- El mar: significa lo absoluto e ilimitado; el destino del hombre.
- El huerto: ilusión, recuerdo infantil, muchas veces soñado. Naturaleza libre.
- El jardín: se vincula a la tarde y a la fuente, simbolizando tristeza, oscuridad.
Naturaleza sometida.
- La noria: representa el pensamiento humano, que siempre devana las mismas
cuestiones.
En su trayectoria poética se pueden distinguir tres etapas:
►1ª) Poesía centrada en el YO: En 1903 se publica Soledades, que se agregará en 1907 a
Galerías y otros poemas, obra modernista, pero es un Modernismo intimista (íntimo monólogo),
donde plasma temas y sentimientos universales que giran en torno al tiempo, la muerte y Dios.
Los sentimientos de soledad, melancolía y de angustia colman sus versos. A través de símbolos
nos hablará de realidades profundas, de estados de ánimo o de obsesiones íntimas.
►2ª) Paso del YO al NOSOTROS: En 1912 se publica Campos de Castilla. Aparte de los
temas conocidos (paso del tiempo, sueños, juventud perdida, la muerte…), aparecen ahora
paisajes y gentes de Soria, y meditaciones sobre la realidad española (de ahí su adscripción al
98): Machado proyecta sus sentimientos sobre aquellas tierras y selecciona lo adusto, lo que
sugiere soledad o fugacidad; es decir, sus obsesiones. Además, junto a esa visión lírica, hay una
actitud crítica ante el atraso y la pobreza de Castilla y España, llegando a la crítica social en
poemas añadidos más tarde, escritos en Andalucía, al ver más de cerca las desigualdades e
injusticias.
● El estilo en esta segunda etapa está más depurado, y sin eliminar totalmente rasgos
modernistas, sí usa un tono más adusto y recio.
►3ª) ÚLTIMA ETAPA: Nuevas canciones (1924), y los nuevos Proverbios y cantares, un
centenar de brevísimos poemas que encierran un pensamiento, una paradoja… Las
preocupaciones filosóficas pasan a primer término y se inicia su decadencia poética.
● A esta etapa pertenecen Canciones a Guiomar (un amor tardío), De un cancionero apócrifo y
Poesías de guerra, de las que citaremos “El crimen fue en Granada” (elegía a García Lorca).
2.- JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Premio Nobel en 1956, la poesía de Juan Ramón es, en palabras del propio poeta, una “poesía
en sucesión”, una “obra en marcha”. La necesidad de ofrecer una muestra general del estado de
su Obra llevó al poeta a realizar varias antologías de la misma: Poesías escogidas (1917),
Segunda antolojía poética (1922) y Tercera antolojía poética (1957).
Concepción poética
Juan Ramón fue un hombre hipersensible y retraído; dedicó toda su vida a la poesía, siendo esta el
medio para perseguir la belleza, que era su obsesión. Pero además, la poesía será una forma de
conocimiento y de alcanzar la plenitud, sentimiento que invadió sus versos. Su ansia de perfección le
llevaba a hacer continuas correcciones, imponiendo una exigencia estética que conseguía aislándose y
recluyéndose en sí mismo; además, era consciente de su propósito de dirigirse a una minoría siempre,
propio del Novecentismo, en su afán de defender un arte aristocrático e intelectual.
Su obra no puede adscribirse a un grupo o movimiento literario concreto pues se mantuvo al
margen de modas, siendo fiel a su personal concepción poética, si bien presenta influencias del
Simbolismo, Modernismo, Novecentismo o “generación del 14”(movimiento que propugna el
racionalismo, el antirromanticismo, la defensa del arte puro y el aristocraticimo intelectual) e incluso
de las vanguardias.
Trayectoria poética
A partir de 1948 el propio Juan Ramón Jiménez estableció tres etapas en su producción: época
sensitiva, época intelectual (a partir de 1916) y época suficiente o verdadera (a partir de
1936).2
2 La vida de Juan Ramón fue una constante búsqueda de la palabra, de la expresión poética perfecta. Ese
hecho explica los continuos cambios de tono, temática y estilo de sus poemas. El propio autor fue consciente de esos
abundantes cambios y en un intento de explicarlos escribió en 1918 el siguiente poema, utilizando el recurso de la
alegoría: Vino, primero, pura,
Vestida de inocencia.
Y la amé como un niño. Modernismo intimista
Luego se fue vistiendo
De no sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
Fastuosa de tesoros...
¡Qué iracundia de yel y sin sentido! Modernismo sensorial de adornos retóricos
...Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
De su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica,
Y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía Poesía desnuda
desnuda, mía para siempre!
ÉPOCA SENSITIVA (desde sus comienzos hasta 1915, con influencias del Simbolismo y
Modernismo)
a) *Etapa intimista (Poesía “pura” en el sentido de sencilla; modernismo intimista y
simbolista): se nota la influencia de Bécquer y de los simbolistas franceses. La naturaleza, la
soledad, el paso del tiempo, la muerte o el amor insatisfecho son los temas que aparecen
envueltos por un sentimiento de tristeza y melancolía. Los libros principales son Arias tristes
(1903) y Jardines lejanos(1904).
b) *Etapa más acentuadamente modernista: predominio de lo sensorial y adornos retóricos.
El estilo se recarga de color y adjetivación brillantes; son frecuentes las sinestesias y las
imágenes sorprendentes. Frente al octosílabo de la etapa anterior prefiere el alejandrino. No
obstante, el modernismo de Juan Ramón Jiménez es de tipo intimista y orientado hacia la
contemplación (la tarde, la primavera...) y la confesión sentimental. De esta época son Elegías
puras (1908), La soledad sonora(1911), Poemas agrestes (1910-1911), Sonetos espirituales
(1914-15), y también el libro de prosa poética Platero y yo (1914).; Laberinto (1913) muestra
ya el camino metafísico que seguirá luego la poesía de JRJ, y Estío, de 1916, marca ya un
cambio hacia la poesía conceptual y formalmente sencilla.
ÉPOCA INTELECTUAL
c) * Poesía desnuda: Expresión de la experiencia sin ropajes retóricos. La nueva etapa viene
marcada por la publicación en 1916 de Diario de un poeta recién casado. El Diario rompe
definitivamente con el Modernismo finisecular y abre la poesía española a las innovaciones
vanguardistas: verso libre, poemas en prosa, enumeraciones caóticas. En él quiso recoger todas
sus experiencias y contar sus impresiones, sin ocultarlas bajo ningún ropaje. Es el camino hacia
la poesía desnuda. Prefiere los poemas breves y sin rima (verso libre). De esta época es también
Eternidades (1918) y Piedra y cielo (1919), Poesía (1923), Belleza (1923); La estación total,
recoge poemas de índole metafísica, lo que será la característica de la última etapa.
ÉPOCA SUFICIENTE O VERDADERA
d) * Etapa final: A partir de 1936 avanza hacia una poesía cada vez más compleja y metafísica
en torno a los grandes temas: la poesía, Dios y la eternidad (unidad profunda de todo lo
existente, la visión panteísta de la realidad, la conciencia del poeta como dios que da sentido al
mundo). De esta época es Animal de fondo (1946), Dios deseado y deseante (1948-1949), el
poema en prosa Espacio.
Juan Ramón Jiménez El viaje definitivo …Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y
encalado,
mi espíritu errará, nostáljico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
(Poemas agrestes, de la primera etapa)
Hay un oro dulce y triste
en la malva de la tarde,
que da realeza a la bella
suntuosidad de los parques.
Y bajo el malva y el oro
se han recogido los árboles
verdes, rosados y verdes
de brotes primaverales.
En el cáliz de la fuente
solloza el agua fragante,
agua de música y lágrima,
nacida bajo la hierba
entre rosas y cristales...
...Ya el corazón se olvidaba
de la vida...; por los parques
todo era cosa de ensueño,
luz de estrellas, alas de ángeles...
Sólo había que esperar
a los luceros; la carne
se hacía incienso y penumbra
por las sendas de los rosales...
Y, de repente, una voz
melancólica y distante,
ha temblado sobre el agua
en el silencio del aire.
Es una voz de mujer
y de piano, es un suave
bienestar para las rosas
soñolientas de la tarde;
Una voz que me va haciendo
llorar por nadie y por alguien
en esta triste y dorada
suntuosidad de los parques.
(de Jardines Lejanos)
¡Inteligencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
… Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas…
¡Inteligencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas! (Eternidades)
SOLEDAD En tí estás todo, mar, y sin embargo,
¡qué sinti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
con un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo sientes...
¡Qué plenitud de soledad, mar solo!.
(de Diario de un poeta recién casado)
HAY UN ORO DULCE Y TRISTE Hay un oro dulce y triste
en la malva de la tarde,
que da realeza a la bella
suntuosidad de los parques.
Y bajo el malva y el oro
se han recogido los árboles
verdes, rosados y verdes
de brotes primaverales.
En el cáliz de la fuente
solloza el agua fragante,
agua de música y lágrima,
nacida bajo la hierba
entre rosas y cristales...
...Ya el corazón se olvidaba
de la vida...; por los parques
todo era cosa de ensueño,
luz de estrellas, alas de ángeles... (de Jardines Lejanos, fragmento)
Antonio Machado
He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra...
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
(Soledades)
LA TRISTEZA POR LO PERDIDO
La plaza y los naranjos encendidos
con sus frutas redondas y risueñas.
Tumulto de pequeños colegiales
que, al salir en desorden de la escuela,
llenan el aire de la plaza en sombra
con la algazara de sus voces nuevas.
¡Alegría infantil en los rincones
de las ciudades muertas!...
¡Y algo nuestro de ayer, que todavía
vemos vagar por estas calles viejas!
(Soledades, galerías y otros poemas)
Recuerdo infantil Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo el coro infantil
va cantando la lección:
"mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón."
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
(Soledades)
LA SOLEDAD Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero,
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón.
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino se serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
Aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada.
(Soledades, galerías y otros poemas)
Tema 2: LA NOVELA DE LA GENERACIÓN DEL 98. LA TRAYECTORIA
LITERARIA DE PÍO BAROJA/LA TRAYECTORIA LITERARIA DE MIGUEL DE
UNAMUNO/ LA TRAYECTORIA LITERARIA DE AZORÍN.
Introducción En los primeros años del siglo XX la novela que se escribe mayoritariamente en España es
continuación del Realismo y Naturalismo del siglo XIX. Los intentos renovadores surgen en el
entorno de los movimientos que en el primer tercio de siglo se desarrollan en España:
Modernismo y grupo del 98, Novecentismo y vanguardias.
La novela del Grupo del 98
La grave crisis con que finaliza el siglo XIX y que significa el final del imperio colonial español
(España pierde Cuba, Puerto rico y Filipinas) provoca una ola de indignación y protesta que se
manifiesta en literatura a través de los escritores de la Generación del 98, cuyos principales
componentes fueron Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín, Antonio Machado y Valle-
Inclán. Es Azorín quien propone esta denominación en unos artículos de 1913; aunque la idea
fue rechazada inicialmente por algunos miembros de la generación como Baroja, el concepto se
impone finalmente. Todos ellos adoptaron una actitud crítica ante la situación política y social
del momento. Son precisamente algunos de estos autores los que marcan un cambio en la
narrativa, a partir de 1902: Azorín con La voluntad, Baroja con Camino de perfección,
Unamuno con Amor y Pedagogía y Valle-Inclán con Sonata de otoño.
Todos ellos inician un camino innovador, alejándose del Realismo anterior y buscando la
expresión de la realidad personal e interior, bajo la influencia de la filosofía pesimista de
Schopenhauer.
Esta ruptura con la narrativa realista se manifiesta en los siguientes aspectos:
● El subjetivismo o antirrealismo. No se persigue, como en la estética realista, la
reproducción exacta de la realidad, sino la expresión de la realidad interior.
● Concepción totalizadora. La novela es un género multiforme, en el que tienen cabida
también la reflexión filosófica, el ensayo, el lirismo... (Azorín habla de ‘novela
permeable’).
● Incorporación de innovaciones técnicas: la historia pierde importancia y se potencia el
discurso: perspectivismo, supremacía del diálogo, alteración del tiempo lineal en la
narración mediante tres procedimientos (simultaneidad, elipsis, saltos temporales),
aparición del personaje colectivo y disminución de la importancia del argumento (y de
la acción). Finalmente, el narrador omnisciente va dejando paso a otro tipo de narrador
que se diluye y permite que los personajes hablen por sí mismos.
En cuanto a los temas, desarrollaron fundamentalmente los siguientes:
a) El tema existencial: la vida humana y su sentido, la soledad, la tristeza y la melancolía, el
amor y la ausencia del amor, etc...
b) El tema religioso. Muy vinculado con el anterior, ya que Dios puede ser lo que dé sentido a la
vida humana. La existencia o la no existencia de Dios, el problema del alma y la inmortalidad,
la fe, la razón y el corazón, son preocupaciones que aparecerán en sus textos.
c) El tema social. Todos estos autores intentaron en uno u otro momento de sus vidas
transformar la vida española: analizaron las causas de la decadencia del país, así como los
problemas concretos que existían en los primeros años del siglo.
d) La literatura también apareció como tema en sus obras: intentaron definirla y adaptar los
distintos géneros literarios a sus fines.
UNAMUNO cultivó todos los géneros y en todos ellos se aprecian dos grandes ejes temáticos:
el problema de España y el sentido de la vida. Los temas de sus novelas están ligados a las
preocupaciones políticas y filosóficas que marcaron a toda la generación del 98:
Decadencia de España por la falta de valores espirituales, necesarios para la
regeneración del país.
El tiempo y la muerte: la unión de ambas ideas confluye en lo que llamó “el
sentimiento trágico de la vida”, es decir, la angustia que produce el paso del tiempo y la
amenaza de la muerte.
Imposibilidad de hallar la paz interior y de dar sentido a la existencia.
Para desarrollar estos temas, Unamuno crea novelas en las que el autor interviene en el relato,
interpela al lector, dialoga con sus personajes, los convierte en símbolos, en representaciones de
sus propias preocupaciones e incertidumbres. Se escapa así de los postulados tradicionales del
género ya que en sus novelas no hay descripción ambiental, no hay autonomía en los personajes
y el desarrollo de la acción es mínimo; para estas novelas tan heterodoxas, Unamuno acuñó el
término "nivolas".
En Niebla (1914) el protagonista de la novela se enfrenta con su creador en un ambiente de
confusión entre lo que es verdad y lo que es ficción; si consideramos al personaje trasunto de
Unamuno, esto le serviría al autor para exponer su rebelión contra Dios; en Abel Sánchez
(1917),trata la historia bíblica de Caín y Abel, metáfora, en cierto modo, de la envidia hispana y
de la imposibilidad de convivencia de los seres humanos; con la La tía Tula ,ese complejo
personaje femenino que se mueve constantemente entre el deseo y la culpa, expresa una protesta
contra el destino adjudicado socialmente a la mujer; en San Manuel Bueno, mártir (1930)
aparecen todos los motivos que, recurrente e insistentemente, habían ido apareciendo en sus
novelas anteriores: la lucha del individuo en este mundo, el creer y el aparentar creer, la
soledad, los problemas de la fe, la vida como sueño.
Cuenta la historia de un cura de pueblo que ha perdido la fe, pero que aparenta tenerla para que
sus feligreses mantengan intactas sus creencias.
PÍO BAROJA (1872/1956), de ideología liberal, evolucionará con el tiempo hacia un cierto
conservadurismo moral. Sin embargo, las críticas que aparecen en sus libros, dirigidas tanto a
sectores identificados tradicionalmente con las derechas como con las izquierdas, le enemistaron
con los dos bandos enfrentados en la guerra civil.
Para Baroja la novela es un género en el que cabe todo, desde la reflexión filosófica, la crítica,
la aventura, el humor, etc. En ellas predomina la acción y los diálogos abundantes, mediante los
cuales se exponen distintas concepciones del mundo; como contrapunto aparecen a veces una
especie de remansos líricos. Sus novelas se centran en un personaje -activo y dominador o
pasivo y sin voluntad- a través del cual nos introducimos en los distintos ambientes; se trata de
protagonistas que, generalmente, son seres inadaptados que suelen fracasar en su lucha vital. En
cuanto a la técnica, abundan las descripciones impresionistas a base de pinceladas o unos pocos
detalles físicos y psicológicos para describir a los personajes; el narrador suele intervenir a
través de comentarios y reflexiones (lo que permite al propio Baroja expresar sus ideas
filosóficas, literarias y políticas).
Su producción narrativa se organiza en grupos de tres novelas (trilogías) que siguen un tema
común:
- Madrid en sus distintos ambientes y clases sociales (trilogía de La lucha por la vida, en la que
se encuentra La busca).
- Ciudades europeas que él conoció (trilogía de Las ciudades)
- El País vasco y las tareas del mar (trilogía Tierra vasca ).
- Las guerras carlistas y la historia española del XIX sirven de trasfondo a la serie titulada
Memorias de un hombre de acción integrada por 22 novelas centradas en la vida de Eugenio
de Avinareta, antepasado de Baroja.
Una de sus novelas más representativas es la titulada El árbol de la ciencia , que cuenta la vida
de Andrés Hurtado hasta su suicidio y representa la lucha entre el “árbol de la ciencia” (“la
ciencia es la única construcción válida de la humanidad”) y ‘el árbol de la vida’, la necesidad de
“una fe, una ilusión”.
JOSÉ MARTÍNEZ RUÍZ, “AZORÍN”
Sus ideas políticas y religiosas evolucionan desde un anarquismo juvenil al conservadurismo de
su madurez. Su filosofía se centra cada vez más en una obsesión por el tiempo, por la fugacidad
de la vida… En su obra se observa una íntima tristeza, una melancolía que fluye mansamente
junto a un anhelo de apresar lo que permanece por debajo de lo que huye, o de fijar en el
recuerdo las cosas que pasaron. En definitiva, Azorín vive para evocar, es un contemplativo.
Cultivó el ensayo y la novela, y prácticamente borra las fronteras entre ambos géneros; aunque
puso el subtítulo de novela a unos quince libros, estos apenas se distinguen de sus ensayos. Las
principales cualidades de su estilo son la precisión y la claridad. De ahí el empleo de la palabra
justa y de la frase breve; en sus descripciones se observa una técnica miniaturista, por la
atención al detalle, y se anulan el movimiento y el tiempo, la narración se fragmenta en
instantáneas que configuran cuadros o fotografías que dispersan la atención del lector.. Sus
novelas de esta época son de dos tipos:
a) Aquellas en las que predominan los elementos autobiográficos y de impresiones suscitadas
por el paisaje. El protagonista es Antonio Azorín (del cual tomará su seudónimo), personaje de
ficción que se convierte en la conciencia de su creador. Estas novelas son un pretexto para
desarrollar las experiencias vitales y culturales del autor. A ella pertenecen La voluntad,
Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo.
b) En otras, Azorín abandona los elementos autobiográficos, si bien continúa reflejando sus
propias inquietudes a través de personajes míticos: la fatalidad, la obsesión por el tiempo, el
destino, etc.
TEXTOS
Emprendió, pues, un viaje acá, a Salamanca, donde hace más de veinte años vivo, para visitarme.[…]
Sí ––le dije––, tú ––y recalqué este tú con un tono autoritario––, tú, abrumado por tus desgracias, has concebido
la diabólica idea de suicidarte, y antes de hacerlo, movido por algo que has leído en uno de mis últimos
ensayos, vienes a consultármelo.[…]
––Es que tú no puedes suicidarte, aunque lo quieras.
––¿Cómo? ––exclamó al verse de tal modo negado y contradicho.
––Sí. Para que uno se pueda matar a sí mismo, ¿qué es menester? ––le pregunté.
––Que tenga valor para hacerlo ––me contestó.
––No ––le dije––, ¡que esté vivo!
––¡Desde luego!
––¡Y tú no estás vivo!
––¿Cómo que no estoy vivo?, ¿es que me he muerto? ––y empezó, sin darse clara cuenta de lo que hacía, a
palparse a sí mismo.
––¡No, hombre, no! ––le repliqué––. Te dije antes que no estabas ni despierto ni dormido, y ahora te digo que
no estás ni muerto ni vivo.[…]
––Pues bien; la verdad es, querido Augusto ––le dije con la más dulce de mis voces––, que no puedes matarte
porque no estás vivo, y que no estás vivo, ni tampoco muerto, porque no existes...
––¿Cómo que no existo? ––––exclamó.
––No, no existes más que como ente de ficción; no eres, pobre Augusto, más que un producto de mi fantasía y
de las de aquellos de mis lectores que lean el relato que de tus fingidas venturas y malandanzas he escrito yo; tú
no eres más que un personaje de novela, o de nivola, o como quieras llamarle. Ya sabes, pues, tu secreto.
Miguel de Unamuno (Niebla)
1. ¿Qué tema/s característico/s de las novelas de Unamuno aparece/n en el texto?
2. ¿Qué rasgo de estilo propio de la producción del autor se refleja en el texto?
A Andrés le indignó la indiferencia de la gente al saber la noticia. Al menos él había creído que el español,
inepto para la ciencia y la civilización, era un patriota exaltado, y se encontraba que no; después del desastre de
las dos pequeñas escuadras españolas en Cuba y en Filipinas, todo el mundo iba al teatro y a los toros tan
tranquilo; aquellas manifestaciones y gritos habían sido espuma, humo de paja, nada. Cuando la impresión del
desastre se le pasó, Andrés fue a casa de Iturrioz; hubo discusión entre ellos.
-Dejemos todo eso, ya que afortunadamente hemos perdido las colonias -dijo su tío-, y hablemos de otra cosa.
¿Qué tal te ha ido en el pueblo?
-Bastante mal. […]
-No; tuve suerte. Como médico he quedado bien. Ahora, personalmente, he tenido poco éxito.
-Cuenta; veamos tu odisea en esa tierra de Don Quijote.
Andrés contó sus impresiones en Alcolea; Iturrioz le escuchó atentamente.
-¿De manera que allí no has perdido tu virulencia ni te has asimilado al medio?
-Ninguna de las dos cosas.
-Y esos manchegos, ¿Son buena gente?
- Sí, muy buena gente; pero con una moral imposible. […]
-No digo que no. Los pueblos como Alcolea están perdidos, porque el egoísmo y el dinero no está repartido
equitativamente; no lo tienen más que unos cuantos ricos; en cambio, entre los pobres no hay sentido
individual. El día que cada alcoleano se sienta a sí rnismo y diga: “No transijo” ese día el pueblo marchará
hacia adelante.
-Claro; pero para ser egoísta hay que saber; para protestar hay que discurrir. Yo creo que la civilización le debe
más al egoísmo que a todas las religiones y utopías filantrópicas. El egoísmo ha hecho el sendero, el camino, la
calle, el ferrocarril, el barco, todo.
-Estamos conformes; Por eso indigna ver a esa gente, que no tiene nada que ganar con la maquinaria social,
que, a cambio de cogerle el hijo y llevarlo a la guerra, no les da más que miseria y hambre para la vejez, y que
aun así la defienden.
Pío Baroja (El árbol de la ciencia)
1. ¿Qué crítica propia de la Generación del 98 se puede observar en el texto?
2. ¿Cuáles son las ideas de Baroja que se dejan entrever?
3. ¿Cómo es el personaje de Andrés?
Tema 7: LA NOVELA ESPAÑOLA EN LAS TRES DÉCADAS POSTERIORES A LA
GUERRA CIVIL: MIGUEL DELIBES, CAMILO JOSÉ CELA, CARMEN LAFORET Y
LUIS MARTÍN SANTOS.
1.- Introducción
La Guerra Civil que vivió España entre 1936 y 1939 condicionó completamente la actividad
cultural y supuso un profundo corte en la evolución literaria española debido a una serie de
razones como la muerte de algunos de los grandes modelos de la novela española del siglo XX (
Unamuno, Valle-Inclán), El exilio obligado de otros autores que habían comenzado a destacar
en la década de los treinta ( Max Aub, Francisco Ayala, Ramón J. Sénder, etc...), y,
fundamentalmente, a las nuevas circunstancias políticas y a la censura y la imposibilidad de
publicar novelas extranjeras en nuestro país. Se prohíbe importar libros de autores extranjeros
que habían simpatizado con la República: John dos Passos, Hemingway, Graham Green...y las
obras de los grandes innovadores del período anterior como Faulkner, Joyce y Proust, tardaron
en convertirse en lectura habitual. La novela se circunscribe a los contenidos sociales y a la
crítica, más o menos solapada, al régimen de Franco.
2. Desarrollo
En lo referente a la periodización de la novela que se inicia después del año 1939, la crítica
literaria ha señalado cuatro etapas sucesivas:
a. Novela de posguerra, novela existencial (años 40), caracterizada por la expresión de la
amargura de las vidas cotidianas, la soledad y la frustración.
Los novelistas de estos primeros años conocieron la Guerra Civil y tuvieron que buscar caminos
nuevos ya que, debido a las circunstancias en que se encontraba el país, de poco les sirvió lo
hecho anteriormente. De esta manera, en la década de los 40, nos encontramos con múltiples
tendencias novelísticas que van desde la novela triunfalista, novela de los vencedores, que
defiende las nuevas circunstancias políticas del país, los valores tradicionales (Dios, Patria,
Familia) y justifica la Guerra Civil y sus consecuencias, culpando de las mismas al bando
perdedor ( La fiel infantería de Rafael García Serrano y Javier Mariño, de Gonzalo Torrente
Ballester,), hasta la novela psicológica y la novela simbólica, con personajes que funcionan
como símbolos de conflictos o ideas (José Antonio Zunzunegui).
Pero en esta década surgen tres autores que van a abrir nuestra literatura a un compromiso con
la realidad: Camilo José Cela ,con La familia de Pascual Duarte (1942), Carmen Laforet con
Nada (1944) y Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada (1947).
b. Novela de realismo social (años 50), en las que se denuncia la pobreza y la injusticia.
En la década de los cincuenta la censura se relaja y ese hecho permitirá la aparición de novelas
en las que la denuncia de la pobreza, la persecución y la injusticia sean los temas
predominantes. A esta tendencia se le ha llamado novela social y no es exclusivamente
española, sino que durante todo el siglo XX surgen en muchos países una serie de novelas que
convertían la denuncia social en la base de sus argumentos.
En los años cincuenta, el francés Jean Paul Sartre define lo que es esta “Literatura social
“La literatura no debe reflejar solo la realidad, sino explicarla e, incluso, transformarla”: se aleja así del
Realismo tradicional del siglo XIX que pretendía exclusivamente reflejar la sociedad, sin opinar sobre ella.
Sartre es un autor muy influido por el pensamiento marxista y por eso opina que el arte debe aspirar a
transformar las cosas. “El escritor tiene una función social, y será cómplice de la opresión si no se alía con los
oprimidos”.
“No se es escritor por decir ciertas cosas, sino por decirlas de cierta manera”. Esta última frase es importante
porque Sartre puntualiza el hecho de que hacer una literatura combativa no quiere decir que se haga una
literatura técnicamente pobre. Para Sartre, el escritor revolucionario lo es también desde el punto de vista
técnico.
Algunos ejemplos de movimientos y autores que incorporan la denuncia social: el Surrealismo; Brecht y
Piscator, la novela de ciencia-ficción de los 30 (Orwel con 1984 y Rebelión en la granja; aldous Huxley con
Un mundo feliz); el realismo crítico de los autores de la Generación Perdida norteamericana (W. Faulkner, F.
Scott Fitzgerald, E. Hemingway); el realismo socialista de la URRSS, con novelas cuyo objetivo es contribuir a
la conversión de los trabajadores al espíritu socialista; el realismo mágico latinoamericano (Rulfo, García
Márquez, Carlos Fuentes, etc...).
Los temas principales de la novela social española serán: la dureza de la vida en el campo (Los
santos inocentes, de Miguel Delibes; Jesús Fernández Santos, en Los bravos (19549), describe
la vida difícil de un pequeño pueblo leonés; Caballero Bonald en Dos días de septiembre (
1962), sobre el trabajo en los viñedos andaluces ), el mundo del trabajo urbano (Central
Eléctrica, de Juan García Hortelano, relata la construcción de una presa hidroeléctrica), la
ciudad (La colmena, de Cela), las clases trabajadoras (El Jarama, de Sánchez Ferlosio, crónica
de un día de asueto dominical de un grupo de jóvenes junto al río Jarama. Prácticamente
desaparecido el narrador, la base de la obra la constituyen los intranscendentes diálogos de los
personajes, reproducidos casi como la transcripción de una grabación magnetofónica), la
burguesía (Entre visillos, Carmen Martín Gaite, retrato de la vida provinciana sin horizontes de
unas jóvenes cuya única perspectiva es el matrimonio o la soltería; Juan García Hortelano, en
Nuevas amistades (1959), describe la vida abúlica de la juventud universitaria), la Guerra Civil
y sus consecuencias.
c. Renovación técnica (años 60), con la experimentación y renovación de las técnicas
narrativas.
En la década de los 60 comienza a notarse el cansancio de la preponderancia de lo social y la
novela busca la renovación técnica y artística. Contribuye a ello el boom de la novela
hispanoamericana y que se conozcan las obras de los grandes novelistas extranjeros, debido a la
relajación de la censura.
La novela de los 60 desarrolla temas ligados al tiempo y la identidad a través de la infancia, la
adolescencia y la guerra. No se abandona el contenido social, pero se trata de manera más
irónica, simbólica e incluso irracional. Se busca la renovación y se emplean técnicas
narrativas nuevas y complejas como el desorden temporal, el perspectivismo, estilo indirecto
libre y monólogo interior, entre otras; además, se vuelve al protagonista individual, en conflicto
Contexto En los años sesenta se produjo en España un desarrollo económico acompañado de una cierta
liberalización social. Se elaboraron los llamados Planes de Desarrollo; se fomentó el turismo; se aprobó
la Ley de prensa de 1966 que suprimía la censura previa para los periódicos; las protestas por motivos
políticos, laborales y académicos se hicieron cada vez más frecuentes, y fueron reprimidas policialmente.
Año decisivo en la nueva orientación de la novela va a ser el de 1962, fecha de la aparición de Tiempo de
silencio de LUIS MARTÍN-SANTOS, Cinco horas con Mario de Miguel Delibes y Señas de identidad
(1966) de Goytisolo, obras con las que queda demostrado que se podía hacer una novela crítica y, a la
vez, técnicamente innovadora.
A estos propósitos innovadores contribuye el llamado ‘boom’ de la novela hispanoamericana: La ciudad
y los perros de Mario Vargas Llosa (1962), El siglo de las luces (1962) de Alejo Carpentier, La
muerte de Artemio Cruz (1962) de Carlos Fuentes, Rayuela (1963) de Julio Cortázar, Cien años de
soledad (1967) de Gabriel García Márquez3. También el que se conozcan las obras de los grandes
novelistas extranjeros del XX4: Marcel Proust, James Joyce, Franz Kafka, William Faulkner... ;de todos
ellos, nuestros escritores extrajeron recursos y procedimientos técnicos.
Lo característico, por tanto, de la novela española de este período será la introducción de múltiples recursos técnicos que buscan apartarse de las formas tradicionales. Veamos los más utilizados:
a) Pierde importancia la trama narrativa, el argumento : la acción es mínima. Se introducen
elementos antirrealistas: fantasía, irracionalismos, símbolos, alucinaciones, magia... Se introducen
elementos discursivos no narrativos: comentarios, explicaciones,
digresiones... Las descripciones dejan de ser funcionales (presentar el lugar de la acción y los
protagonistas de la misma) para adquirir funciones simbólicas o metafóricas
b) El personaje es a menudo un ser borroso e inconcreto cuya historia no conocemos con precisión.
Muchas veces un personaje en conflicto con su entorno social, familiar o cultural, y también consigo
mismo, deseoso de encontrar su identidad”. Surge el personaje colectivo.
c) El espacio tiende a reducirse y comprimirse, y, a veces, no es más que un marco impreciso en el
que sucede el mínimo argumento.
d) El tiempo novelesco también sufre profundos cambios.Se evita el relato cronológicamente lineal.
Se mezclan saltos atrás en el tiempo (retrospecciones) con anticipaciones. El caos temporal puede
convertir el texto en un laberinto o rompecabezas que el lector debe esforzare en recomponer.
Concentración temporal, simultaneísmo, saltos temporales, desorden cronológico, elipsis temporales
e) La ESTRUCTURA está muchas veces pensada precisamente en función de crear esa sensación de
laberinto por el que el lector ha de aprender a transitar. Al no haber una progresión LINEAL de la
acción, suele perderse el habitual esquema de planteamiento, nudo y desenlace. Desaparece el
capítulo como unidad de estructuración externa, ausencia de desenlace. Novela abierta. Técnica del
contrapunto: varias historias que se van entrelazando.
f) Empleo flexible de las personas narrativas y de la perspectiva narrativa. Narrador objetivo,
omnisciente, narrador en1ª persona, incluso en segunda ( un tú que crea la sensación de un diálogo
ficticio). Distintos puntos de vista sobre un mismo hecho, lo que confiere perspectivismo a la narración,
al ofrecer distintas perspectivas de la realidad.
g) Muchas de las novelas son reflexiones implícitas o explícitas sobre el propio género de la novela
(lo que se conoce con el nombre de ‘metaliteratura’ o ‘metanovela’)
h) Otra característica de la novela experimental es la renovación lingüística y estilística. El lenguaje
se complica con todo tipo de procedimientos y recursos: léxico rebuscado, rupturas sintácticas, oraciones
muy largas y complejas, pero también uso de la frase breve, casi telegráfica o del lenguaje coloquial y
aun vulgar; a veces se suprime todo signo de puntuación.
i ) Por otra parte, el interés por presentar estados de conciencia de los personajes tiene como
consecuencia el frecuente empleo del monólogo interior o fluir de la conciencia, técnica utilizada para
expresar la interioridad de personajes conflictivos que se debaten en múltiples problemas; reproduce ,de
forma desorganizada, el pensamiento de un personajes.
También se incorpora la técnica del estilo indirecto libre, mediante el cual se refleja el pensamiento de
un personaje sin prescindir de la tercera persona del narrador.
j) Innovaciones tipográficas . Lo visual vuelve a adquirir valor expresivo, tal como había ocurrido con
las vanguardias: disposición del texto en la página, buscando un efecto visual; supresión de los signos de
puntuación; se sustituyen los tradicionales capítulos por fragmentos de texto separados por espacios en
blanco; distintos tipos de letra para presentar historias alternadas.
3 La ciudad y los perros, de Vargas Llosa, y en 1967 Cien años de soledad de García Márquez,
muestran a los escritores españoles dos importantes lecciones: puede hacerse una novela crítica y de alta
calidad artística; la realidad puede tratarse de manera no exclusivamente realista (lo que se ha llamado
Realismo Mágico).
4 Franz Kafka, que usó la imaginación y la fantasía para reflejar un mundo dominado por el
malestar existencial; Marcel Proust (A la búsqueda del tiempo perdido), James Joyce (Ulises) o Thomas
Mann
CARMENLAFORET
Ganadora del premio Nadal en 1944 con la novela Nada, en la que Andrea, la protagonista,
narra su viaje a Barcelona en los primeros años de la posguerra, donde va a vivir con su abuela y
otros parientes mientras estudia en la universidad. En la novela, asistimos al desengaño de
Andrea, al tiempo que se va revelando el ambiente mezquino que la rodea y la casa familiar se
convierte en un símbolo de un ambiente moral degradado, tanto familiar como social.
Ese medio familiar asfixiante, en un piso que huele a “porquería de gato” revela una realidad
social exterior degradada y miserable, tanto en el aspecto material como moral. Aunque apenas
le permiten salir sola de casa, comienza a vivir con mayor libertad gracias a las amistades que
hace en la universidad, aunque también vive penosas experiencias por la diferencia de recursos
económicos entre su familia y sus amigos. Finalmente, Andrea, que ha logrado sobrevivir a esa
situación, se marcha de Barcelona desolada, habiendo comprendido la descomposición social
que domina la realidad.
Entre sus obras también destacan La isla y los demonios (1952), La mujer nueva (1955) y La
insolación (1963)
CELA
Con La familia de Pascual Duarte Cela inicia la tendencia denominada Tremendismo, y retrata
un mundo y unos personajes dominados por la violencia y por la miseria. Se encuadra en la
novela existencial, y sus personajes reflejan el tema de la angustia existencial, la tristeza y la
frustración de las vidas cotidianas. El protagonista de La familia de Pascual Duarte es un
condenado a muerte, ejemplo de inadaptación, soledad y frustración. Las causas de esta
amargura vital se encuentran en la sociedad de la España de los años cuarenta, marcada por la
pobreza, la incultura, la violencia, la persecución política, la falta de libertades... Pero en
ninguna de las novelas de esta década encontraremos una crítica o denuncia directa. Para eso
habrá que esperar a los años cincuenta.
En cuanto a técnicas narrativas, estas novelas hay que conectarlas con el Realismo del XIX y
se caracterizan por su sencillez , narración cronológica lineal, narrador en tercera persona
(mayoritariamente) y ausencia de saltos temporales.
En la década de los cincuenta surgen en las que la denuncia de la pobreza, la persecución y la
injusticia sean los temas predominantes. A esta tendencia se le ha llamado novela social y no es
exclusivamente española, sino que durante todo el siglo XX surgen en muchos países una serie
de novelas que convertían la denuncia social en la base de sus argumentos.
En 1951 Cela publica (en Buenos Aires) La colmena, que refleja la vida del Madrid (1942) con
sus miserias económicas y morales y que se considera precursora de la novela social. El
argumento se reduce al mínimo y los personajes se mueven por dos motivos fundamentales:
sexo y hambre. Unos ciento sesenta personajes de cierta relevancia aparecen y desaparecen de
las páginas de esta novela de protagonista colectivo. Los protagonistas son “los miles de
hombres sin historia”. Todos viven sometidos a los problemas cotidianos y vencidos por la
miseria y la desesperación, aislados en las celdillas de la inmensa colmena que simboliza la
ciudad de Madrid.
La colmena se estructura en múltiples secuencias o viñetas, de longitud variable. En estas
secuencias se salta de unos personajes a otros y de unos sitios a otros, de modo que asistimos a
hechos que ocurren, a veces, de modo simultáneo en lugares distintos (técnica del
“contrapunto”, que mezcla y alterna historias distintas que, a veces, suceden al mismo tiempo).
La historia transcurre en poco más de dos días y los espacios son siempre los centros típicos de
relaciones sociales de la época: cafés, casas de vecindad, burdeles, la calle. Se ha hablado del
objetivismo de la novela (considerar en la narración sólo lo que podía ser percibido por un
observador externo; limitarse a registrar los comportamientos de los personajes sin penetrar en
su interior), pero Cela interviene como narrador omnisciente haciendo observaciones y
comentarios sobre situaciones y personajes.
En la década de los 60 se busca la renovación y se emplean técnicas narrativas nuevas y
complejas como el desorden temporal, el perspectivismo, estilo indirecto libre y monólogo
interior, entre otras; además, se vuelve al protagonista individual, en conflicto. A esta
novelística experimental se unen novelistas de generaciones anteriores, como es el caso de Cela:
� San Camilo, 1936 (1969),donde se tratan temas obsesivos en su prosa (la Guerra Civil, el
sexo, la violencia…) pero ahora con nuevos moldes narrativos: el protagonista ofrece un
angustioso monólogo interior ambientado en los días previos a la Guerra Civil. Otros títulos del
autor son Oficio de tinieblas 5 (1973),construida en una sucesión de fragmentos narrativos y
poemáticos surrealistas; Mazurca para dos muertos (ambientada en la Galicia rural) y Madera
de boj.
MIGUEL DELIBES
Además de las novelas es autor de libros de viajes, de libros dedicados a sus aficiones de la caza
y la pesca , a su amor por las tierras castellanas.
Delibes cuenta con una obra narrativa amplia, continuada, que se inicia, en 1947 con La
sombra del ciprés es alargada y termina en 1999 con El hereje. En este importante conjunto
novelesco se aprecia una notable evolución que va de un relato de concepción tradicional a otro
de técnica más novedosa. Esta evolución permite señalar en su producción varios períodos
diferentes:
- Una época inicial guiada por un fuerte subjetivismo y caracterizada formalmente por la
abundancia de descripciones y por una concepción tradicional de la trama novelesca (estilo
realista). A esta etapa se suelen adscribir La sombra del ciprés es alargada, Aún es de día y Mi
idolatrado hijo Sisí .
- La siguiente etapa, se abre con un libro de 1950, El camino, precursora del realismo social,
novela sobre el despertar a la existencia de un niño, Daniel el Mochuelo. La obra supone una
metamorfosis en la obra de Delibes y entre sus logros destacan la expresión de la ingenuidad del
mundo infantil y la acertada narración del paulatino descubrimiento de la vida. Sigue con Diario
de un cazador, Diario de un emigrante, La hoja roja, Las ratas: una de las obras más
significativas del llamado “realismo social”, denuncia la subsistencia y las desigualdades
sociales en un pueblo agrícola de la Meseta, sujeto al caciquismo y a la tiranía de las
condiciones meteorológicas, retratando la supervivencia casi animal en un medio hostil.
- La tercera y última etapa , perteneciente a la época de la renovación técnica y artística de
la década de los 60, arranca con Cinco horas con Mario (1966) su obra maestra, consiste en el
diálogo/ monólogo interior de Carmen, una mujer de clase media que está velando el cadáver de
su esposo. El contraste entre Mario, un profesor solidario y progresista, y Carmen, de
mentalidad cerrada y convencional, refleja el de la España tradicional y el de la progresista. Dos
rasgos notables distinguen este último período de los anteriores una mayor conciencia,
desarrollando temas como la deshumanización del hombre contemporáneo, y un notable
interés por las vivencias íntimas y las experiencias personales del escritor. Otras obras:
Parábola para un náufrago, El príncipe destronado, La guerra de nuestros antepasados, El
disputado voto del señor Cayo, Los santos inocentes…
Su última novela, la única novela de carácter histórico de Delibes, es, a su vez, una de sus
mejores obras: El hereje, novela estructurada sobre la historia del Valladolid del siglo XVI, de
la que nos va presentando los cambios económicos, sociales, urbanos, de costumbres, etc.,
aunque tomando como eje la vida de Cipriano Salcedo que entrará en contacto con las corrientes
protestantes que clandestinamente empezaban a introducirse en la Península. La obra es sobre
todo un canto apasionado por la tolerancia y la libertad.
LUIS MARTÍN SANTOS
Tiempo de silencio (1962) de LUIS MARTÍN SANTOS es la pionera de todo el
experimentalismo narrativo posterior. En ella se recogen las experiencias de Pedro, un
investigador científico envuelto en un asunto penal y en una persecución amorosa. Con el
personaje, el lector recorrerá los distintos ambientes de Madrid, la marginalidad de las chabolas,
la clase media, el mundo intelectual y la aristocracia. Tiempo de silencio rompe con la hasta
entonces pujante novela social-realista. El narrador interviene con comentarios varios; se
introducen digresiones ajenas a la trama central; empleo del monólogo interior; uso del lenguaje
con intención paródica, irónica o cómica. Hay una ruptura con la sencillez expresiva y el
prosaísmo de la novela social y se utiliza un lenguaje barroco y complejo (abundantes
hipérboles, paralelismos, enumeraciones, metáforas, léxico científico...)
La publicación de Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, marcó un hito en la novela
española contemporánea, no tanto por su argumento, vinculado al realismo, como por la
búsqueda de nuevas formas narrativas. En esta novela se ve la influencia de diversos novelistas
extranjeros como Kafka, Faulkner y, especialmente, James Joyce.
El asunto de la obra, si se reduce a su puro esqueleto, tiene mucho de relato folletinesco, con
ribetes de novela negra. Lo que sucede es que su tratamiento da a la anécdota un alcance
existencial. El tema de la novela es la frustración existencial de un investigador médico cuyo
fracaso humano es consecuencia de la miseria social, del atraso científico que le rodea y de su
propia debilidad para llevar a cabo su proyecto. Todo esto lo realiza el autor desde la óptica del
intelectual que pretende comprender y explicar las causas profundas de aquella sociedad vacía y
empobrecida y del fracaso existencial de quienes la habitan.
En cuanto a su estructura externa, se organiza en una sucesión de secuencias. Atendiendo a la
estructura interna o desarrollo del argumento, pueden distinguirse episodios compuestos por
varias secuencias. Su gran novedad es la forma, el estilo, que supone una ruptura radical y
definitiva con el realismo convencional: en esta novela los diálogos no abundan, pero en cambio
se explota el monólogo interior cuya función principal es caracterizar a los personajes; hay un
constante cambio de narrador (1ª,2ª y 3ª persona); se acude a digresiones para ironizar o criticar
sucesos y situaciones; se modifica el lenguaje, a veces metafórico, o técnico – científico; se
ofrecen diversos registros lingüísticos, etc
TEXTOS
A) Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos
los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como
si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a
quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el
camino de los cardos y de las chumberas. Aquellos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad
sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como
las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y
hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya. Nací hace ya muchos años -lo menos cincuenta y
cinco- en un pueblo perdido por la provincia de Badajoz; el pueblo estaba a unas dos leguas de
Almendralejo, agachado sobre una carretera lisa y larga como un día sin pan, lisa y larga como los días -
de una lisura y una largura como usted para su bien, no puede ni figurarse- de un condenado a muerte.
Cela (La familia de Pascual Duarte)
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B) Doña Rosa va y viene por entre las mesas del Café, tropezando a los clientes con su tremendo trasero.
Doña Rosa dice con frecuencia "leñe" y "nos ha merengao". Para doña Rosa, el mundo es su Café, y
alrededor de su Café, todo lo demás. Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene
la primavera y las muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo eso son habladurías:
doña Rosa no hubiera soltado jamás un buen
amadeo de plata por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella.[…] Cuando está de buenas, se
sienta en la cocina, en una banqueta baja, y lee novelas y folletines, cuanto más sangrientos, mejor: todo
alimenta. Entonces le
gasta bromas a la gente y les cuenta el crimen de la calle de Bordadores o el del expreso de
Andalucía.[…] Después vuelve a la realidad y se pasea otra vez, para arriba y para bajo, sonriendo a los
clientes, a los que odia en el fondo, con sus dientecillos renegridos, llenos de basura.
Don Leonardo Meléndez debe seis mil duros a Segundo Segura, el limpia. El limpia, que es un grullo,
que es igual que un grullo raquítico y entumecido, estuvo ahorrando durante un montón de años para
después prestárselo todo a don Leonardo. Le está bien empleado lo que le pasa. Don Leonardo es un
punto que vive del sable y de planear negocios que después nunca salen. No es que salgan mal, no; es
que, simplemente, no salen, ni bien ni mal.[…]
Acodados sobre el viejo, sobre el costroso mármol de los veladores, los clientes ven pasar a la dueña,
casi sin mirarla ya, mientras piensan, vagamente, en ese mundo que, ¡ay!, no fue lo que pudo haber sido,
en ese mundo en el que todo ha ido fallando poco a poco, sin que nadie se lo explicase, a lo mejor por
una minucia insignificante.[…]
Don Jaime Arce, que tiene un gran aire a pesar de todo, no hacen más que protestarle letras. En el Café,
parece que no, todo se sabe. Don Jaime pidió un crédito a un Banco, se lo dieron y firmó unas letras.
Después vino lo que vino.
Cela (La colmena)
C) En teniendo con qué alimentarnos y con qué cubrirnos, estemos con eso contentos. Los que quieren
enriquecerse caen en tentaciones, en lazos y en muchas codicias locas y perniciosas que hunden a los
hombres en la perdición y en la ruina, porque la raíz de todos los males es la avaricia, y por eso mismo
me será muy difícil perdonarte, cariño, por mil años que viva, el que me quitases el capricho de un
coche. Comprendo que a poco de casarnos eso era un lujo, pero hoy un Seiscientos lo tiene todo el
mundo, Mario, hasta las porteras si me apuras, que a la vista está. Nunca lo entenderás, pero a una mujer,
no sé como decirte, le humilla que todas sus amigas vayan en coche y ella a patita, que, te digo mi
verdad, pero cada vez que Esther o Valentina o el mismo Crescente, el ultramarinero, me hablaban de su
excursión del domingo me enfermaba, palabra. Aunque me esté mal decirlo, tú has tenido la suerte de dar
con una
mujer de su casa, una mujer que de dos saca cuatro y te has dejado querer, Mario, que así qué cómodo,
que te crees que con un broche de dos reales o un detallito por mi santo ya está cumplido, y ni hablar,
borrico, que me he hartado de decirte que no vivías en el mundo pero tú, que si quieres. Y eso, ¿sabes lo
que es, Mario? Egoísmo puro, para que te enteres, que ya sé que un catedrático de Instituto no es un
millonario, ojalá, pero hay otras cosas, creo yo, que hoy en día nadie se conforma con un empleo. Ya, vas
a decirme que tú tenías tus libros y “El Correo”, pero si yo te digo que tus libros y tu periodicucho no nos
han dado más que disgustos, a ver si miento, no me vengas ahora, hijo, líos con la censura, líos con la
gente y, en sustancia, dos pesetas. Y no es que me pille de sorpresa, Mario, porque lo que yo digo, ¿
quién iba a leer esas cosas tristes de gentes muertas de hambre que se revuelcan en el barro como
puercos?. Vamos a ver, tú piensa con la cabeza, ¿quién iba a leer ese rollo de “El Castillo de Arena”
donde no hablas más que
de filosofías? Tú mucho con que si la tesis y el impacto y todas esas historias, pero ¿quieres decirme con
qué se come eso? A la gente le importan un comino las tesis y los impactos, créeme, que a ti, querido, te
echaron a perder los de la tertulia, el Aróstegui y el Moyano, ese de las barbas, que son unos inadaptados.
Miguel Delibes (Cinco horas con Mario)
D) Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que
paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer
con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me
tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si
estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy
solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que
caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así,
estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así,
no tengo nada que desear.
Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no
la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui.
No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada.
Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy
tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no
pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue
existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada
día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de
hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir.
Luis Martín Santos (Tiempo de silencio)
Entré en el cuarto de Angustias por última vez. Hacía calor y la ventana estaba abierta; el conocido
reflejo del farol de la calle se extendía sobre los baldosines en tristes riadas amarillentas. No quise pensar
más en lo que me rodeaba y me metí en la cama. La carta de Ena me había abierto, y esta vez de una
manera real, los horizontes de la salvación. ... Hay trabajo para ti en el despacho de mi padre, Andrea. Te
permitirá vivir independiente y además asistir a las clases de la universidad. Por el momento vivirás en
casa, pero luego podrás escoger a tu gusto tu domicilio, ya que no se trata de secuestrarte. Mamá está
muy animada preparando tu habitación. Yo no duermo de alegría. Era una carta larguísima en la que me
contaba todas sus preocupaciones y esperanzas. Me decía que Jaime también iba a vivir aquel invierno
en Madrid. Que había decidido, al fin, terminar la carrera y que luego se casarían. No me podía dormir.
Encontraba idiota sentir otra vez aquella ansiosa expectación que un año antes, en el pueblo, me hacía
saltar de la cama cada media hora, temiendo perder el tren de las seis, y no podía evitarla. No tenía ahora
las mismas ilusiones, pero aquella partida me emocionaba como una liberación. El padre de Ena, que
había venido a Barcelona por unos días, a la mañana siguiente me vendría a recoger para que le
acompañase en su viaje de vuelta a Madrid. Haríamos el viaje en su automóvil. Estaba ya vestida cuando
el chófer llamó discretamente a la puerta. La casa entera parecía silenciosa y dormida bajo la luz grisácea
que entraba por los balcones. No me atreví a asomarme al cuarto de la abuela. No quería despertarla.
Bajé las escaleras, despacio. Sentía una viva emoción. Recordaba la terrible esperanza, el anhelo de vida
con que las había subido por primera vez. Me marchaba ahora sin haber conocido nada de lo que
confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor. De la casa de la
calle de Aribau no me llevaba nada. Al menos, así creía yo entonces. De pie, al lado del largo automóvil
negro, me esperaba el padre de Ena. Me tendió las manos en una bienvenida cordial. Se volvió al chófer
para recomendarle no sé qué encargos. Luego me dijo: —Comeremos en Zaragoza, pero antes tendremos
un buen desayuno —se sonrió ampliamente—; le gustará el viaje, Andrea. Ya verá usted... El aire de la
mañana estimulaba. El suelo aparecía mojado con el rocío de la noche. Antes de entrar en el auto alcé los
ojos hacia la casa donde había vivido un año. Los primeros rayos del sol chocaban contra sus ventanas.
Unos momentos después, la calle de Aribau y Barcelona entera quedaban detrás de mí.
Carmen Laforet (Nada)