Salinas - Los circuitos de la referencia circulante. Bruno Latour y los fundamentos de su...
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CAPÍTULO 1. Lo anudado. Referencia circulante y realidad
La relación entre dos puntos traza una línea. La conexión sucesiva de varias líneas va
tomando la forma de una cadena de elementos. A su vez, el vínculo constante entre
múltiples cadenas va desplegando un entramado en red. Pensemos que dichas relaciones
son móviles, pues al pasar el tiempo cada punto puede seguir sosteniendo vínculos con los
mismos puntos de siempre, puede agregar otras conexiones o bien puede reemplazar
algunas conexiones por otras nuevas. Pensemos también que hay cadenas que tienen
relaciones tan consolidadas con una gigantesca cantidad de otros puntos que, a la larga, van
generando zonas densas dentro de la red, las cuales pueden dar la impresión de ser
impenetrables e indestructibles. Digamos que quedan tan apretadas y difíciles de
desmantelar como un nudo ciego que alguien puede hacerse al abrochar los cordones de sus
zapatos.
Ahora, digamos que estos puntos actúan todo el tiempo: se mueven de un lugar para el otro,
dan mensajes y reciben información; se comunican con otros puntos y suelen transmitir –
con cierto grado de equívoco– aquellos mensajes que los otros les dan; entablan alianzas
con otros puntos, subordinan y simultáneamente son subordinados. Su definición se da por
el lugar que ocupan en esta red compartida con otros: su ser está dado por dicha posición, la
cual podría en cualquier momento cambiar. Si es que agregamos que estos puntos de los
que hablamos pueden bien ser humanos o no humanos, ya estamos haciendo un primer
acercamiento a la comprensión de lo real que parece haber tras la noción de actor-red en
Latour.
En esta sección del estudio nos interesamos por aquello que circula por estas redes. ¿Qué es
el contenido movilizado que hace que las relaciones varíen y simultáneamente se puedan
estabilizar ciertos nudos en este plano? Buscando comprender esto es que nos sumergimos
de lleno en una lectura de Pandora’s Hope, libro a través del cual nos iremos nutriendo
conceptualmente al mostrar cómo de acuerdo a Latour se daría la operatoria misma de
aquello que denomina referencia circulante. Esto nos va a dar los insumos necesarios
acercarnos, a su vez, a comprender cómo es que se formarían anudamientos para el autor,
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cuestión clave si es que queremos comprender el tipo de estabilizaciones que el autor va a
comprender como la realidad. Junto a lo anterior, presentar estos elementos nos da la
posibilidad de comprender el estrecho vínculo que habría entre Latour y cierta comprensión
de la realidad que sería típica de la tradición filosófica pragmatista.31
Partamos por viajar al Amazonas. Sigamos a Latour tras los rastros de la referencia
circulante en el contexto de una expedición científica en el capítulo 2 de Pandora’s Hope,
cuyo título es “La referencia circulante. Muestreo de tierra en la selva amazónica”. Veamos
entonces cómo hace el autor para llegar a este fenómeno y, en lo que resta del capítulo,
discutir una serie de consecuencias ontológicas relacionadas al mismo.
Latour en la selva: a la caza de la referencia circulante
El capítulo comienza con Latour estableciendo que la filosofía de la ciencia ha intentado
resolver la pregunta ¿cómo hacemos para meter el mundo en palabras? sin un fundamento
empírico, vale decir, sin observar qué es lo que los científicos hacen en la práctica. Esta
cuestión haría que, de acuerdo al autor, las discusiones sobre el realismo dentro de la
filosofía de la ciencia tiendan a ser “muy poco realistas”32 dado que “en la práctica […] uno
nunca viaja directamente de los objetos a las palabras, del referente al signo, sino siempre a
31 En este punto cabe hacer un comentario respecto al lugar que ocupa este libro (Pandora’s Hope) en el marco de la amplia literatura producida por Bruno Latour. Creo que en esta obra podemos dar cuenta de un segundo Latour que, como bien acota Lewowicz, trata de clarificar e intensificar su posición intelectual, extremando algunas nociones que ya estaban presentes en sus trabajos etnográficos de la década de los 70s, vale decir, cuestiones tales como que los científicos operan con artefactos, lo impregnado de decisiones que están los laboratorios, el rol importante de la retórica en los trabajos de científicos, lo cercanos que están entre sí los factores sociales y cognitivos y, fundamentalmente, el capital interés que guarda por la ciencia operando en la práctica. Al respecto véase Lewowitz, “Materialism, symmetry and eliminativism…”, 382. Este segundo Latour, pienso yo, tiene la particularidad de tomar estos puntos del primer Latour, los cuales sigue sosteniendo, y agregando a ellos el presentarse a sí mismo como realista y desarrollar el concepto de referencia circulante como argumento para dar cuenta de la realidad de sus estudios sobre la ciencia. Cabe destacar también que en los últimos años se puede presenciar el vuelco hacia un tercer Latour, quien está interesado en fundar un proyecto moderno basado en la noción de Modos de Existencia tomada de Gilbert Simondon; allí él busca dar cuenta de cómo es posible que actores específicos puedan articular una serie de elementos heterogéneos para establecer modos de existencia determinados de la vida colectiva (tales como las redes, la economía, la política, la ciencia, la religión, etc.). Véase Bruno Latour, Enquêtes sur les modes d’existence: Une anthropologie des Modernes (Paris: Editions La Découverte, 2012). Particularmente la lectura de la introducción y el primer capítulo pueden ser muy aclaratorios respecto a este nuevo proyecto del filósofo francés (pp. 13-58). 32 Latour, La esperanza… 38.
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través de un arriesgado pasadizo intermedio”.33 Aquí lo que importa a Latour es el clásico
problema de correspondencia entre lenguaje y realidad. ¿Decimos la verdad cuando
hacemos calzar las palabras con aquello a lo que refieren del mundo y cuando fallamos
estamos en el ámbito de la no-verdad? ¿O será que es otra cosa lo que opera?
Latour pensará lo segundo y por ello abandona su cómoda oficina en París para unirse a una
excursión en el Amazonas llevada a cabo por un equipo multidisciplinario de científicos
compuesto por una botánica y una geógrafa brasileñas, además de dos edafólogos
franceses. El motivo de la expedición es la búsqueda de una explicación respecto a qué es
lo que está sucediendo en el límite natural entre la selva y la sabana, ¿está avanzando la
selva hacia la sabana o es la selva la que está retrocediendo por un avance de la sabana? Esa
incógnita es la que quieren resolver los científicos de la expedición; Latour, por su lado,
quiere saber cómo es que en la práctica los científicos pueden resolver este tipo de
problemas y llegar a sostener proposiciones de fiar respecto a la realidad que están
estudiando.
En una primera escena, Latour muestra una fotografía de los científicos confusos en
terreno.34 El autor nos relata que ellos observan un árbol en el sector de la sabana y discuten
si es que es un emisario de la selva creciendo hacia la sabana o si se trata más bien de un
elemento sacrificado por una selva que se retrotrae ante el avance de la primera.35 Con sus
observaciones in situ sólo pueden elucubrar algunas hipótesis sin consistencia entre sí; nada
pueden decir con precisión respecto a lo que allí ocurre. Sin embargo, no estarán solos. En
lo que sigue, presentamos cómo es que Latour desenvuelve el despliegue de saberes
expertos aplicados a la situación que, auxiliados por toda una serie de insumos técnicos,
que en su suma serán aquello que les permitirá referir a este fenómeno.
Latour lleva al lector a un restaurante en Boa Vista, un pueblo cercano al lugar de la
excursión, mostrándonos cómo los científicos trabajan en dicho espacio. Describe a los
científicos comparando dos mapas del sitio de la excursión, el de un atlas a color y unas
imágenes fotográficas en blanco y negro tomadas por avión y con una resolución más
33 Latour, La esperanza… 55. 34 Figura 2.1, en Latour, La esperanza… 39. 35 Latour, La esperanza… 41.
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detallada. Aquí puede decirse que los científicos están operando en el plano de un
conocimiento institucionalizado, producto del trabajo de cientos de personas antes que
ellos, las cuales han encriptado dicho saber en los signos de los que disponen frente a sus
ojos: “mueva los dos mapas, baraje las convenciones cartográficas, elimine las decenas de
miles de horas invertidas en el atlas de Radambrasil, provoque interferencias en el radar de
los aviones y nuestros cuatro científicos quedarán perdidos en el paisaje” dirá Latour, para
luego agregar que “los científicos son los amos del mundo, pero únicamente si el mundo
llega hasta ellos en forma de inscripciones bidimensionales, combinables y capaces de
superponerse”.36
La noción de inscripción es de relevancia en este punto. La extensión de la realidad que
interesa a los científicos es demasiado amplia como para que puedan comprenderla “en sí
misma” en base a sus observaciones directas en el campo. De acuerdo al autor, lo que las
inscripciones permiten es llevar a manos del científico el material que necesita para sus
fines prácticos. En este caso, es la selva la que se moviliza en el formato de un mapa; se le
reduce a un ámbito bidimensional que puede posicionarse sobre una mesa, para ser
observado y estudiado. La realidad de referencia queda inscripta en una cosa cuyos
elementos de interés pueden fácilmente ser señalados, así, ésta queda registrada como
material a disposición del científico.37
Nuevamente en terreno, Latour nota que la botánica del equipo traza algunas marcas
distintivas en ciertas plantas de la selva; las numera, dejando así establecido aquellos
árboles que serán la referencia a la que va a interpelar a partir de las muestras que extrae:
“cada planta que arranca es un ejemplar representativo de miles de especímenes iguales
presente en la selva, en la sabana, y en el límite de ambas”.38 Acompaña este procedimiento
escribiendo notas en su cuaderno, marcando características de las plantas que numera y de
las muestras que toma, las cuales, a su vez, procede a etiquetar para que quede claramente
36 Latour, La esperanza… 43. 37 Mialet dirá que este interés por las inscripciones proviene de sus contactos con Franςois Dagognet, cuyo interés por el estudio del formalismo le llevaría a comprender que “los pensamientos se pueden leer en la superficie de las cosas”. En este contexto, el aporte de Latour consistiría en movilizar la filosofía de las ciencias hacia una antropología de las inscripciones y su circulación. Véase Hélène Mialet, “Where would STS be without Latour? What would be missing?”, en Social Studies of Science 42, no. 3 (2012), 458. 38 Latour, La esperanza… 47.
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definido a qué es lo que refieren. Así, cuando se tenga que proceder a escribir el informe de
la expedición “puede acreditar indirectamente sus afirmaciones gracias a la extracción de
un garante representativo, limpiamente conservado y etiquetado, que pueda transportarse,
junto con sus notas hasta su archivo en la Universidad de Boa Vista”.39
En el ramo de plantas que la botánica toma, Latour reconoce dos de las características que
tiene la referencia: su economía y su ser garante. Lo primero, da cuenta del carácter
reductivo de la operación de tomar una muestra que se expresa como representante de todos
los de su tipo en la selva. Con esto se alude a cierto tipo de simplificación que habría en el
acto de tomar un pequeño elemento que hable en nombre de algo más extenso, tal cual
ocurre con la representación política del soberano sobre un pueblo. Lo segundo, nos da
cuenta del carácter de prueba que tiene el tomar la muestra, pues, ante cualquier duda los
científicos pueden volver a acudir a ésta que queda como registro al que eventualmente
podría recurrirse si es que se quisiera revisar el procedimiento.40 Adelanto al lector, que
este segundo punto será uno que traerá aparejado dudas pues, ¿hasta qué punto puede
sostenerse esta garantía si es que los objetos sufren mutaciones con el transcurrir del
tiempo?
Por lo pronto volvamos al proceder de estos científicos. Las muestras se llevan a una
oficina en Manaos donde se ordenan en un mueble-organizador, quedando allí como
archivo documental que no requiere de palabras, pues son las plantas allí conservadas las
que en su materialidad hablan en nombre de la selva. Así, tal como en el escrito que tiene
usted en sus manos yo cito a libros y artículos de autores como referencias para el mismo,
de igual modo es que los científicos que estudia Latour pueden referir en sus trabajos a
estas plantas que fueron tomadas como muestras por estos últimos. Dirá Latour que “un
texto habla de plantas. Un texto tiene plantas en vez de notas a pie de página. Un cuaderno
descansa sobre un conjunto de hojas”.41
Sobre esto creo que conviene hacer un comentario adicional. Para Latour uno de los
patrones característicos del trabajo científico se encontraría en la práctica de registro de lo
39 Latour, La esperanza… 49. 40 Latour, La esperanza… 47-49. 41 Latour, La esperanza… 49.
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recolectado como garante de las aseveraciones que luego puedan hacerse por escrito. Ahora
bien, aquello de lo que se resguardan parece ser en pos de un mero proceso de
accountability,42 vale decir, de estar preparado ante la eventualidad de que se tengan que
dar explicaciones sobre lo hecho. En este sentido, esto no es distinto de lo que ocurre dentro
de un ministerio público, en el registro civil o en la secretaría de una oficina cualquiera: los
papeles deben ser ordenados, codificados y archivados para que luego puedan ser
encontrados cuando sea necesario.
Francisco Tirado et al. consideran que, además de esta economía y búsqueda de garantías,
ya se manifiesta aquí un tercer elemento operando en la referencia: su circulación. Se
comprende que existe un factor invariante que “se mueve y se desplaza a lo largo de toda la
secuencia de traducciones […] La referencia circulante, en tanto que invariante que
permanece en todos esos actos, acaba dotando de solidez y relacionando en una totalidad
toda la trama de traducciones”.43 El siguiente esfuerzo de los científicos es hacia un
establecimiento de inscripciones, al tomar muestras, movilizar entidades de la selva y luego
clasificarlas en la oficina. Así, en relación a las muestras que se encuentran ya organizadas
en Manaos, reflexiona Latour en un pasaje clave para nuestra investigación:
No estamos por tanto ni muy lejos ni muy cerca del enclave de la selva. Nos encontramos a una respetable distancia, y hemos transportado un pequeño número de rasgos pertinentes. Algo se ha conservado durante el transporte. Si consigo aprehender esta invariante, este no sé qué, creo, habré comprendido qué es la referencia científica.44
Digo que esto será importante para nuestras indagaciones puesto que Latour declara aquí la
existencia de algo movilizado de manera invariante por toda la circulación de las
traducciones. Los científicos seguirían este conducto como un instrumento que permite,
mediante un rodeo, dar cuenta de manera indirecta de las particularidades de la selva. No se
lleva ni el calor ni el ruido de dicho ambiente pero sí se lleva “un pequeño número de
rasgos pertinentes” para aquello que interesa a los científicos del relato: saber si es que es la
selva o la sabana lo que se está extendiendo. Desde la comodidad de una oficina y con
42 El concepto de accountability es principalmente desarrollado por Garfinkel; véase: Harold Garfinkel, Estudios en etnometodología (Anthropos: Barcelona, 2006), 1 y ss. 43 Francisco Tirado et al., “La producción de la fiabilidad en entornos altamente tecnificados. Apuntes etnográficos sobre un servicio de teleasistencia domiciliaria”, en Papeles del CEIC 38, no. 2 (2008), 10. 44 Latour, La esperanza… 51.
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todos los materiales necesarios
claro de aquello que ocurre en la selva que estando allí mismo
Buena parte de lo que resta del relato es un seguimiento de
por medio del trabajo de los edafólogos
disciplina interesada en el estudio de los suelos, comprendiendo su relación con factores
químicos, físicos y biológicos del entorno.
interesa por los mecanismos por medio de los cuales ellos
particularmente, a través del uso de un artefacto
Un edafocomparador es un instrumento que tiene la forma que puede apreciarse en la
figura 1. Se trata de una estructura cuadrada de madera
a cierta profundidad y que, a su vez
muestras de tierra. En su interior
así una especie de plano cartesiano. Dirá Latou
dispone de ciertos espacios a ser llenados con las m
tierra a la que apelan; 45 lo anterior haría que
términos geométricos que luego po
disponen los científicos.46
Forma del edafocomparador que Latour ve utilizan los
45 Latour, La esperanza… 64. 46 La rigidez de las formas rectangulares en cierto sentido de la misteriosa forma geométrica rectangular en la película la hora de distinguir la naturaleza de la cultura. Es al menos curioso que para los científicos de Latour esta forma geométrica se vea de modo obvio e incuestionable como el puente que permite la continuidad entre ambos ámbitos, sin siquiera sospechar del quiebre que podrían significar su aplicación sobre la tierra.
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los materiales necesarios a la mano, el científico puede tener un conocimiento más
que ocurre en la selva que estando allí mismo sin recursos.
Buena parte de lo que resta del relato es un seguimiento de la cadena referencial
trabajo de los edafólogos. Hasta donde entiendo, la edafología es una
da en el estudio de los suelos, comprendiendo su relación con factores
químicos, físicos y biológicos del entorno. En relación a estos profesionales, Latour se
interesa por los mecanismos por medio de los cuales ellos hacen un muestreo de tierra
, a través del uso de un artefacto específico: un edafocomparador
es un instrumento que tiene la forma que puede apreciarse en la
. Se trata de una estructura cuadrada de madera que consigue enterrarse en la tierra
a su vez, se puede transformar en maletín para el transporte de
n su interior está lleno de pequeños cubos de cartón vacíos, ordenando
así una especie de plano cartesiano. Dirá Latour que se trata de una “forma vacía”
dispone de ciertos espacios a ser llenados con las muestras que los científicos toma
lo anterior haría que “el mundo mismo” se transforme,
uego podrán ser procesados por el arsenal de técnicas
Figura 1.
edafocomparador que Latour ve utilizan los edafólogos
La rigidez de las formas rectangulares en cierto sentido fuerzan la naturaleza. Recordemos sino la irrupción de la misteriosa forma geométrica rectangular en la película 2001: A space Odyssey como elemento decisivo a la hora de distinguir la naturaleza de la cultura. Es al menos curioso que para los científicos de Latour esta
a geométrica se vea de modo obvio e incuestionable como el puente que permite la continuidad entre ambos ámbitos, sin siquiera sospechar del quiebre que podrían significar su aplicación sobre la tierra.
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mano, el científico puede tener un conocimiento más
a cadena referencial movilizada
a edafología es una
da en el estudio de los suelos, comprendiendo su relación con factores
a estos profesionales, Latour se
hacen un muestreo de tierra,
edafocomparador.
es un instrumento que tiene la forma que puede apreciarse en la
enterrarse en la tierra
para el transporte de
de pequeños cubos de cartón vacíos, ordenando
r que se trata de una “forma vacía” en tanto
uestras que los científicos toman de la
“el mundo mismo” se transforme, llevándolo a
án ser procesados por el arsenal de técnicas de las que
za. Recordemos sino la irrupción como elemento decisivo a
la hora de distinguir la naturaleza de la cultura. Es al menos curioso que para los científicos de Latour esta a geométrica se vea de modo obvio e incuestionable como el puente que permite la continuidad entre
ambos ámbitos, sin siquiera sospechar del quiebre que podrían significar su aplicación sobre la tierra.
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En cada uno de los pequeños cubos del maletín, los científicos pueden ordenar muestras de
tierra: cortan el pedazo de tierra de acuerdo a un protocolo determinado, proceden a
introducir la muestra en uno de los cubos de cartón, el cual luego rotulan de acuerdo a
cierta codificación. Dirá Latour que entonces, gracias a este híbrido, “puede el mundo de
las cosas convertirse en signo” pues estas “formas vacías se levantan detrás del fenómeno,
antes de que el fenómeno las manifieste y con el fin de que se manifieste”.47 Este maletín-
grilla parece ser una forma práctica que tienen los científicos para movilizar las muestras de
tierra hacia un formato más apto para que respondan a la interrogante que ellos tienen
respecto a si la expansión en el Amazonas es de la selva o la sabana. Al integrar el
contenido de tierra en esta forma geométrica, el material queda introducido dentro de un
mundo disponible de cosas humanas: se le socializa.
Los científicos cargan el maletín con los datos empíricos que el terreno les ofrece. Las
muestras de tierra se ensamblan en el edafocomparador, lo cual permite transportarlas a un
laboratorio; allí pueden hacérsele pruebas adicionales y efectuar análisis más específicos en
un espacio que para el científico resulta más confortable que la selva. El ordenamiento de
estas muestras de tierra luego podrá ser transformado en un gráfico que, tras algunos
ajustes, se integrará dentro de un paper científico; a su vez, este será acompañado por un
texto donde se harán las explicaciones pertinentes para el caso.48
Sin necesidad de tener que comentar sobre otros detalles de la expedición,49 creo que ya
tenemos los insumos para dar respuesta a la pregunta sobre cómo es que hacemos para
meter el mundo en palabras. La realidad es lo referido, pero aquello que es referido navega
constantemente por los ductos de una cadena de traducciones y trasmutaciones. Se pasa de
un medio material a otro, se afronta con distintos artefactos y, en definitiva, el lenguaje no
es sino un elemento más dentro del mismo plano por donde circula la referencia y, por lo
tanto, lenguaje y realidad no tendrían cualidades ontológicas divergentes entre sí.
47 Latour, La esperanza… 64 - 65. 48 Latour, La esperanza… 70. 49 Sólo diremos que finalmente los científicos llegaron a la siguiente consideración: que para saber si es que era la selva o la sabana aquello que estaba creciendo, sería necesario hacer una nueva expedición, en la cual se estudiaran con mayor detalle el rol de los gusanos en las mediaciones entre arcilla y arena en el sector limítrofe entre ambos ecosistemas.
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La circulación es doble. Por un lado, podría decirse que los científicos tratan de movilizar
sus saberes técnicos y especializados desde la selva hacia el laboratorio. Por el otro, suman
todos estos procedimientos para, si es que fuese necesario, poder orientarse de vuelta hacia
la selva de referencia. Esta dualidad del movimiento nos recuerda el circuito Kula del que
nos cuenta Malinowski en su clásico estudio sobre la economía de intercambio de collares
[soulava] y brazaletes [mwali] entre los indígenas de las Islas Trobiand en Papua y Nueva
Guinea, en tanto que allí los objetos que se regalan cobran valor por toda la carga mítica
que se atribuye a las aventuras recorridas por los elementos en circulación en el constante
intercambio.50
En relación a esto, podríamos hablar de un valor de la circulación en el conocimiento que
se mueve por las cadenas que hacen andar los científicos de Latour. Este valor tendría un
doble movimiento: uno institucional y otro ontológico. Respecto al primero, el trabajo de
los científicos agrega valor a la selva para fines de las disciplinas científicas cuando se llega
a versiones sistematizadas y publicables de los datos extraídos del terreno. En relación a lo
segundo, la mantención de toda la suma de artefactos utilizados por los científicos en el
proceso sería aquello que permite estabilizar el flujo de valores de verdad cada vez que los
científicos enuncian algo respecto a la selva.
Sin embargo, este factor ontológico lleva a algo que Latour no vislumbra. No todo es
referido de igual manera y, en cierto modo, hay referencias que tienen una mayor
preeminencia por sobre otras. Podríamos hacer una distinción entre referencias inmediatas
y mediatas. Así, cuando el científico está en el laboratorio escribiendo su artículo, en cierto
modo olvida la selva y cita directamente las muestras que tiene a la mano en este espacio
idealizado. Sin embargo, estas muestras de laboratorio no tienen por sí mismas valor de
verdad alguno: su importancia únicamente radica en el hecho de ser cuña de otros
fenómenos más relevantes, para este caso, de las entidades en el límite entre la selva y el
Amazonas. Esta dualidad llevaría a una distinción entre cosas que, por un lado, son
referidas de manera meramente instrumental y, por el otro, entidades que para los fines de
50 Bronislaw Malinowski, Argonauts of the Western Pacific: An Account of Native Enterprise and Adventure in the Archipelagoes of Melanesian New Quinea (Londres: Routledge, 2005). Véase especialmente el capítulo III de dicha obra.
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los científicos tendrían más ser que aquellas que tienen a la mano, aunque no por ello una
mayor importancia práctica.
Como puede observarse en la figura 2, la referencia circulante es un constante traspasar de
un mediador a otro, proceso en el cual lo referido recibe pequeños cambios tanto de materia
como de forma en cada etapa del movimiento. Se da pie a un amplio circuito de
traducciones en el cual aquello que es referido siempre va teniendo algún tipo de cambio
debido a la transformación del soporte que lo ampara. Por lo tanto, el contenido que se
moviliza por este ámbito no puede sino ser traicionado y “como dice el aforismo, traductor,
traidor. De la traducción a la traición sólo hay un corto paso”.51
Figura 2.
Resumen gráfico que Latour establece respecto a la operatoria de la referencia circulante presentado en Latour, La Esperanza... 91
En la figura 2 se muestra ciertos signos de interrogación que representan ese algo que viaja
a pesar de la separación que significa cambiar de un mediador material a otro. En cada
traducción la constitución física y el significado asociado al mismo se ven transformados,
sin embargo, esta incógnita da cuenta también de una forma que viaja invariante por todo el
proceso. Quizás no sería incorrecto decir que lo que allí opera es algo similar a lo que
Aristóteles comprendía como un εἶδος que puede realizarse como potencial inherente a la
materia en tanto participe de la oἶσία peculiar a una entidad.52
51 Michel Callon, “Algunos elementos para una sociología de la traducción: la domesticación de las vieiras y los pescadores de la bahía St. Brieuc”, en Sociología de la ciencia y la tecnología, coord. Juan Iranzo (Madrid: CSIC, 1995), 278. 52 Dejo a los especialistas en Aristóteles la resolución de este punto. Cabe decir aquí que parece haber cierta afinidad entre la “mediación formal” de las transformaciones materiales que acontecen en la referencia circulante latouriana y el modo en que se expresan las distintas formas como potencial propio de la materia en la Metafísica de Aristóteles. Respecto a la Metafísica dirá por ejemplo Alfonso Gómez-Lobos que “la forma no es del mismo tipo que la materia, pero tampoco le es totalmente ajena. La forma es la realización de las posibilidades inherentes en la materia”. Alfonso Gómez-Lobos, “Exposición breve de la metafísica aristotélica”, en Estudios públicos, no. 62 (otoño 1996), 317.
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En lo que respecta al símbolo infinito asociado a ambos costados de este movimiento
referencial, da cuenta que podríamos seguir con la circulación de manera indefinida. Ahora
bien, el hecho que la referencia circulante tenga una doble direccionalidad, implica que, por
un lado, en un momento dado de la cadena, sea posible que haya nuevas traducciones a
futuro y que, por el otro, si es que guardamos registro de cada uno de los pasos, la cadena
debería tener un carácter reversible,53 el cual tendría que ser potencialmente rastreable si es
que se quisiera corroborar la verdad a la que se apela en el proceder científico. Esto, a su
vez, da cuenta del carácter frágil de la verdad pensada en este sentido:
Para que esta red comience a faltar a la verdad –es decir, para que deje de ser una referencia– basta con interrumpir su expansión en cualquiera de sus extremos, que se deje de proporcionarle lo que necesita, que se suspenda el aporte de fondos o que se rompa en cualquier otro punto. Si el jeep de Sandoval vuelca, destrozando los recipientes de las lombrices y diseminando los pequeños puñados de tierra, será preciso repetir toda la expedición.54
Esto es como los puntos relacionados con otros puntos por medio de líneas de los que
hablábamos al comenzar este capítulo: es posible que las relaciones ya dadas cambien y que
estos puntos dejen de conectarse entre sí para aventurarse a establecer nuevas alianzas con
otros nodos. La ciencia opera en la verdad y la verdad puede deshacerse por el más mínimo
problema en el proceder de esta cadena. Es como las migas de pan que dejan Hansel y
Gretel en el bosque tratando de marcar su camino de vuelta: nada asegura el regreso.
Este punto es crítico y pareciese que Latour no lo considera en todas sus aristas. ¿Es posible
que una cadena de este tipo sea realmente reversible? ¿No será que Latour está sesgado por
el optimismo de las idealizaciones prácticas que establecen los científicos? La interrupción
quizás no sea sólo una posibilidad sino un factor intrínseco del proceso. Digo esto porque
si, por ejemplo, tomásemos en cuenta la consideración que Knorr-Cetina hace en relación a
que los científicos raramente consideran los elementos tal cual son y, más bien, prefieren
actuar con sus versiones purificadas en los confines del ambiente mejorado [enhanced
enviroment] que sería el laboratorio,55 ¿no se abre la posibilidad de pensar que el esquema
de reversibilidad que ellos mismos manejan sea también un esquema idealizado?
53 Latour, La esperanza… 87. 54 Latour, La esperanza… 95. Sandoval es uno de los edafólogos de la expedición. 55 Knorr-Cetina, “The coach…”, 116-117.
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La cuestión aquí es la siguiente: ¿qué pasaría si es que un par de años después de
desarrollado el proyecto en el Amazonas al grupo de científicos se les hiciera algún tipo de
auditoría para revisar sus procedimientos? Tratarían efectivamente de trazar a la inversa el
camino recorrido por la referencia circulante, ¿pero lo lograrían? Es probable que no; ese
algo en circulación puede verse socavado por una serie de factores heterogéneos.
Imaginemos algunos: (i) a pesar del intento de establecer condiciones ideales en el
laboratorio puede ser que las muestras se hayan deteriorado por procesos propios a su
constitución físico-química, (ii) puede ser que los científicos ya no recuerden porqué
escribieron muchas de las cosas que están registradas en sus cuadernos de notas y que
algunos procedimientos de entonces estén obsoletos en la actualidad de sus disciplinas, (iii)
podría suceder que el tipo de edafocomparador que entonces utilizaron los científicos no
tenga la misma efectividad y precisión que una tecnología vigente que permita calar más
hondo en la toma de muestras de tierra y (iv) también podría ocurrir que los árboles en la
selva se hayan vuelto más frondosos y con dicho crecimiento hubiesen tapado los números
que los científicos habían anotado sobre ellos o bien que la humedad de la selva haya
borrado dicho registro.
Las posibilidades son múltiples. Lo más interesante de la especulación aquí hecha sobre la
auditoria, es que en la práctica esta jamás se da; es sumamente improbable que alguna vez
se haga siquiera el intento de recorrer la referencia circulante a la inversa. Sea como sea, la
cuestión de fondo es que pareciese que la garantía de reversibilidad de la referencia
circulante no es sino una idealización práctica con la que trabajan los científicos y que
Latour acepta sin mayores reparos. La cadena se puede cortar de manera radical en
cualquier momento, esto haría que la verdad de los enunciados científicos sostenidos en
esta cadena sea en extremo frágil y de poca perduración. La fragilidad que él mismo
considera parece atentar contra las pretensiones de reversibilidad o, al menos, de una
reversibilidad que pueda mantener un factor invariante en su proceder.56
56 Siguiendo las consideraciones sobre la máquina que Wittgenstein realiza, podría leerse aquí que Latour analiza las posibilidades prácticas de reversibilidad de las referencias científicas como operaciones de una “máquina ideal” la cual, no obstante, actúa de manera más determinada que los azarosos vaivenes de la “máquina efectiva”. Ludwing Wittgenstein, Investigaciones filosóficas (México: UNAM, 2003), §193-194.
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El ejemplo del estudio de la práctica científica aquí revisado nos muestra que los científicos
no se oponen a la naturaleza sino que, más bien, están en un constante proceso de
interrogación de la misma. Dicha interrogación está mediada por la disponibilidad de
artefactos híbridos que permiten la integración de elementos naturales en la sociedad a
partir de marcas y movimientos referenciales. La sociedad no se reduce a los humanos pues
los no humanos son constantemente integrados a la misma, siendo parte relevante de aquel
ensamblaje que Latour comprende generamos de modo conjunto los humanos y no-
humanos. Así, dirá el autor que si es que queremos “re-ensamblar lo social” y dejar de
comprenderlo como algo distinto a una realidad natural “allí afuera”, “es necesario detectar,
junto con la circulación y el formateo de los vínculos sociales concebidos tradicionalmente,
otras entidades en circulación”.57 Sin embargo, esto plantea la dificultad de sostener dicho
programa. Se podría decir que, por ejemplo, las idealizaciones de reversibilidad propias de
una cultura científica podrían ser frustradas por el peso de determinantes químicas,
biológicas y físicas afuera de la misma. ¿Realmente hay una integración de humanos y no
humanos? ¿No será una idealización que los humanos hacemos al tratar de construir el –a
largo plazo– insostenible proyecto de seguir transformando el mundo a nuestra imagen y
semejanza? Volveremos a estas interrogantes en el tercer capítulo de este trabajo cuando
revisemos los trabajos de Latour a la luz de la fenomenología heideggeriana. Por ahora,
sigamos indagando en torno a la referencia circulante y su relación con la filosofía
pragmatista.
El enfrentamiento entre salto mortal y ontología continua
Puede pensarse que para Latour el ámbito de lo científico no posee por sí mismo el
monopolio de la verdad respecto a la naturaleza y el mundo en general. Se trata más bien de
una verdad que resiste mientras se le siga vinculando con aquel espectro de la realidad al
cual quiera uno referirse mediado por una circulación de soportes. De cortarse este vínculo
de materia e inscripciones en cualquier punto, la referencia deja de ser verdadera. La
ciencia circula en el ámbito de una verdad existiendo hasta que su medio lo permita.
57 Latour, Reensamblar… 327.
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La noción de inscripción es un insumo desde donde podemos comenzar a rastrear las
conexiones intelectuales con la tradición pragmatista que están a la base de la referencia
circulante. Ello nos vincula, en última instancia, con la indexicalidad en la filosofía del
lenguaje de Charles S. Peirce. Para su teoría de la verdad, una proposición asertiva se
articula por medio de un símbolo que relaciona un “ícono” y un “índice”, donde el primer
elemento sería la representación o figuración de la proposición y el segundo la relación con
un “elemento real”.58 Dicho elemento es prácticamente el mismo que la inscripción en
manos de los científicos de Latour: trasladan el mobiliario del mundo para que se presente a
modo de figuras y entidades que puedan ser indicadas con sus dedos como cosas que a
utilizar sin perderse en la extensión cualitativa del mundo.
Tal como se comentaba unas páginas atrás, lo anterior puede también conectarse con los
trabajos etnometodológicos de Harold Garfinkel. Particularmente, hay una fuerte afinidad
con su noción de funciones-signo. Dicho concepto da cuenta de elementos materiales que
dentro de una institución pueden ser ocupados como signos que se movilizan para, en
última instancia, dar cuenta del orden social de la institución en la que están inmersos,
como un logro práctico de los actores allí implicados.59 Dentro de dicha perspectiva caben,
por ejemplo, todos los papeleos que circulan por hospitales, juzgados, laboratorios
científicos, universidades, bibliotecas, ministerios, iglesias y demás instituciones más o
menos establecidas.
Ahora bien, antes de seguir indagando en las relaciones de Latour con esta perspectiva
pragmatista de lo real (que veremos fundamentalmente anclada en William James), cabe
explicar la discusión filosófica sobre la cual busca asentarse como opción la referencia
circulante. La excusa para proponer este término es una nueva arremetida contra la
adaequatio rei et intellectus, visión escolástica de la verdad que postula cierta afinidad y
complementariedad entre el intelecto y la realidad de las cosas, cuestión que permitiría que
este se “adecue” a la segunda.
58 Christiane Chauviré, “Indexicalidad y aserción en Peirce”, en Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia X, no. 20-21 (2010), 107. 59 Garfinkel, Estudios… 34 y ss.
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De acuerdo al diccionario filosófico de Ferrater Mora, para los escolásticos algo
“adecuado” sería una idea que posee una exacta correspondencia con la naturaleza de una
cosa, una “perfecta conformidad y correspondencia entre la esencia del objeto y el
enunciado mental”.60 Pero no sólo es una cuestión escolástica; se trata de la misma noción
de verdad que está ya asentada en el seno de la Metafísica de Aristóteles cuando la define
como un decir de lo que es “que es”, además de decir de aquello que no es, que “no es”.61
Lo que importa es la relación entre lenguaje y el “sustrato” de la cosa: que dicho
acercamiento sea el “adecuado”.
Frente a esta perspectiva, Latour dirá que “entre las variaciones de la materia y la forma, los
científicos abren un sendero. La reducción, la compresión, el marcado, la continuidad, la
reversibilidad, la estandarización, la compatibilidad con el texto y los números, todo esto
cuenta infinitamente más que la mera adequatio”.62 Esto que ocurre entremedio de la
adecuación entre el juego intelectual de usar el lenguaje y la materialidad de la que se
componen las cosas, sería aquello que unifica ambos ámbitos dentro de un mismo plano,
marcando así su indistinción ontológica.
Ahora bien, arremeter contra la adaequatio no es algo nuevo en filosofía. Desde los inicios
de la modernidad filosófica ya varios proyectos la han afrontado, por ejemplo, con la
prioridad que Descartes le da a la verdad de la razón por sobre los datos sensibles en la
constitución del conocimiento, o bien, en un Galileo que hace una lectura de la naturaleza
en función de sus caracteres matemáticos. Más tarde, Gottlob Frege también emprenderá su
crítica contra esta perspectiva. Analicemos el argumento de este último con un poco más de
detalle. Para él, no es posible que una representación se corresponda con otras cosas pues la
palabra “verdadero” tendría la función de indicar relaciones. Él piensa que la única manera
para que una cosa logre corresponderse con una representación sería que ella misma fuese
una representación. Para Frege, el contenido de lo verdadero es algo que no puede reducirse
60 José Ferrater Mora, "Adecuado", en Diccionario De Filosofía, Vol. 1 (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1965), 51-52. 61 De acuerdo a la traducción de Tomás Calvo, la formulación de Aristóteles sería la siguiente: “Falso es, en efecto, decir que lo que es, no es, y que lo que no es, es; verdadero, que lo que es, es, y lo que no es, no es”. Metafísica IV, 1011 b 26-8. 62 Latour, La esperanza… 78.
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a una correspondencia entre signos y cosas, siendo en última instancia algo probablemente
único e indefinible.63
Claramente este no es el camino seguido por Latour. Sólo comparte con Frege el espíritu
crítico frente a la adaequatio, pero su modo de atacarla es diferente. La alianza que Latour
establece es más bien con la filosofía pragmatista de William James, particularmente,
adhiriendo a los postulados de su libro The meaning of truth. Lo que comparte con el autor
estadounidense es fundamentalmente una comprensión de la realidad operando como un
continuum en el cual sujeto y objeto no pueden tratarse como entidades discontinuas. La
estrategia de Latour aquí es aliarse con el proyecto ontológico de James, haciendo una
purificación y traducción del autor al hacer vista gorda del proyecto de liberalismo político
nacionalista que estaría imbricado en los escritos de este último. Esto incluso llevaría a que,
en una expedición científica en la que James acompañase a Agassiz a Brasil en 1865, el
primero dijese –en un tono bien distinto a la expedición latouriana– que los indígenas de
allí eran perezosos e ignorantes a diferencia de la «basta máquina práctica» de la energía
americana.64
Dejando de lado algunos exabruptos ideológicos del autor, prosigamos entonces a ver qué
es lo que hace James en The meaning of truth que interesa particularmente a Latour. En
dicho escrito James busca superar perspectivas que ven una brecha insondable entre un
“sujeto trascendental”, por un lado, y el “absoluto” por el otro; los cuales serían ámbitos
que usualmente se tratan de unificar por medio de un salto que permitiría ir desde un lado
hacia el otro.65 La lucha de James es contra cierto tipo de idealismo que, de manera un tanto
atolondrada, Latour inmediatamente liga a la cuestión de la adequatio. Pero ese no es el
centro del asunto. El problema para James y Latour está en que habrían perspectivas que
verían la realidad como relación entre dos ontologías discontinuas (sea quienes sean
quienes defienden dicha postura) y que, por otro lado, habría en realidad un flujo continuo
entre las entidades de nuestro mundo.
63 Gottlob Frege, “El pensamiento. Una investigación lógica”, en Siete escritos sobre lógica y semántica, trad. de Alfonso Gómez-Lobo (Valparaíso: Ediciones universitarias de Valparaíso, 1972), 108. 64 Al respecto véase José Luis Orozco, William James y la filosofía del Siglo Americano (Barcelona: Gedisa, 2003). Sobre la anécdota, ver p. 23. 65 William James, “The meaning of truth”, en Writings 1902-1910 (Nueva York: Penguin Books, 1987), 881. Los términos y pasajes citados en esta y las siguientes referencias son de traducción mía.
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El apartado “A Word more about Truth” –que es el que específicamente cita Latour–
comienza con un James abrumado por la incomprensión que habría tenido su teoría del
conocimiento entre sus críticos y, por lo tanto, busca elaborar algunos comentarios para
expresar más claramente su doctrina. James partirá por decir que su perspectiva sobre el
conocimiento es ambulatoria [ambulatory] en contraste a la visión más popular y propia
de la mayoría de los epistemólogos, que sería la mirada saltacionista [saltatory]; la visión
de James sería aquella que describe “el conocimiento tal como existe en concreto”,
mientras que la segunda opción sería aquella que sólo describe los resultados del
conocimiento “tomados abstractamente”.66
Tal como el comercio ambulante o las ambulancias, el conocimiento para James sería una
moneda en constante movilización dentro del plano de lo concreto: incluso aquello que
puede parecer más abstracto no es sino algún tipo de relación que, de algún modo, se da
dentro de este mismo espacio de movilización cognitiva. Las “ideas”, dirá James, nos
acercan al “vecindario del objeto” pues ellas son “un instrumento para permitirnos el mejor
deber hacer con el objeto y actuar en relación a él”, pero no hay que perder de vista que
tanto ellas como el objeto son “pedazos [bits] de la hoja general y el tejido de la realidad en
su extensión”. A partir de lo anterior, termina por decir que su tesis es que el saber “se hace
por la ambulación a través de las experiencias intervinientes”.67
La movilización de un mundo continuo emergería entre ideas y objetos, estableciéndose el
flujo por un mismo plano, donde se evitaría la brecha propia de a un “salto mortal” entre
ambos ámbitos. Así, “en el caso del abismo epistemológico, el primer paso razonable es
recordar que el abismo fue llenado con algún material empírico, sea ideal o sensible, el cual
realizó [performed] alguna función de puente y nos salvó del salto mortal”.68 Esto nos
mueve justamente al fragmento del texto de James que cita Latour en La esperanza de
Pandora:
Los intermediarios que en su concreta particularidad forman un puente, se evaporan idealmente en un intervalo vacío que hay que salvar, y entonces, habiéndose vuelto saltones la relación y los extremos, comienza todo el abracadabra de la Erkenntnistheorie, que avanza sin el freno de nuevas consideraciones
66 James, “The meaning…” 898. 67 James, “The meaning…” 899. 68 James, “The meaning…” 901.
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concretas. La idea, al «dar sentido» a un objeto separado de sí mismo por una «fractura epistemológica», realiza así lo que el profesor Ladd llama un «salto mortal»… La relación entre la idea y el objeto, convertida de este modo en algo abstracto y saltador, se opone en lo sucesivo, como más esencial y previa, hacia su propio ser ambulatorio, de modo que la descripción más completa resulta despreciada por falsa o insuficiente.69
Junto a lo anterior nos volvemos a preguntar respecto a cómo meter el mundo en palabras.
Considerando el camino seguido por James parece que llegamos a algo muy similar a la
referencia circulante de Latour. Los intermediarios serían actores que en su performance
establecerían un puente que uniría los dos polos de la relación, salvándonos de tener que
aventurarnos en la arriesgada pirueta del salto mortal. Tanto para Latour como para James,
el conocer no se fundaría en hacer calzar las ideas y la realidad, puesto que ellas no están
separadas abismalmente y se trata de elementos relacionables que circulan por una misma
ontología.
Sin embargo, la cita de James arriba considerada nos lleva a formular una interrogante que
se conectan con lo revisado. Así, ¿qué es ese “propio ser” de naturaleza ambulatoria del que
nos habla James? ¿Aquello que circula es conocimiento u otra cosa? ¿Es la conciencia
humana la que llega al “vecindario del objeto” a ordenarlo o son los objetos aquellos que
por sí mismos trazan esta estructura?
Pudiera pensarse que es el ser humano vivo y sus flujos de conciencia son los elementos
clave que se movilizan entre ideas y realidad. De hecho, así lo establece James en una nota
marginal de sus Principles of Psychology al dar cuenta que el mundo contiene tanto
conciencia como átomos y que este bien podría explicarse por átomos produciendo
conciencias, o bien, como conciencias produciendo átomos; así, la única verdad sobre el
mundo sería la verdad total.70 Al igual que Latour, James no puede escoger entre el huevo y
la gallina y perspicazmente decide que ambos forman parte de un mismo proceso. Al igual
que Latour, la simetría entre humanos y no humanos es buscada en un mismo plano y,
paradójicamente, sólo el ser humano es capaz de atentar enrolamientos semiótico-
materiales en su red. Latour parece no saber esto. Pero sucede que es el constante trabajo de
los científicos lo que permite la circulación de la referencia circulante, tal como es la
69 James, “The meaning…” 900. 70 William James, The principles of psychology, vol. 2 (Nueva York: Courier Dover Publications, 1950), nota al pie en página 336.
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conciencia humana aquello que deambula en James permitiendo la circulación analógica
entre ideas y realidad. La aspiración es hacia una totalidad ideal, no obstante, de lo único
que se dispone es de aquello que en la práctica ha forjado un ensamblaje entre humanos y
no humanos.
Latour simplifica a James y no logra escarbar más en el asunto. “Alegrémonos”, dice, “de
esta larga cadena de transformaciones, de esta secuencia potencialmente interminable de
intermediarios, en lugar de aficionarnos a los pobres placeres de la adequatio y al peligroso
salto mortal que James ridiculizaba tan simpáticamente”.71 El enemigo de James y de
Latour es el mismo, una visión estática de la relación entre sujeto y objeto. Para ambos, el
“realismo” de sus preceptos no sería algo incompatible con una visión dinámica de la
realidad: pensarán más bien que no es necesario un marco estático de referencia pues este
sería insuficiente para las pretensiones de su realismo. Sin embargo, en esta alianza con
James nuevamente nos asalta la duda respecto a si es que en Latour realmente estaría
operando un plano simétrico de alianza entre humanos y no humanos. La perspectiva
ambulatoria del conocimiento permite que toda clase de mediadores circule entre ideas y
realidad, no obstante, ¿pueden circular por sí solas? Me parece que no, James no
consideraría mayores de edad a los objetos. Su proyecto es eminentemente humanista, y es
la “conciencia” la que “moviliza experiencias” para poder tender los puentes por donde
atraviesa. Las agencias no humanas parecen no tener relevancia para lo humano hasta el
punto en que llegan a integrarse a sus redes. Quizás incluso haya cierto humanismo oculto
en Latour, del cual él mismo ignora o reniega.
Junto a lo anterior, cabe también preguntarse si es que este conocimiento del cual nos habla
James tendrá ciertas condiciones de fragilidad tal como la verdad latouriana. ¿Es
reversible? Ideas y realidad están en un mismo plano, ¿pero puede el vecindario de los
objetos acercarse a la idea tal cual como ella los va a visitar? Pareciese que esa clase de
cuestiones no son pensadas en James, quien en última instancia nos está diciendo que su
filosofía pragmática es una que da prioridad a los humanos (especialmente si son
estadounidenses) para pasearse libremente por la circulación de lo real.
71 Latour, La esperanza… 97.
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Así, el uso que hace Latour de James no parece ser inicuo, ¿hasta qué punto habría esta
afinidad? A su vez, ¿qué ocurre con el pragmatismo en sentido extenso? ¿Puede sostenerse
que Latour sea un pragmatista? En lo que sigue, buscaremos responder a estas incógnitas
junto con mostrar cómo es que para Latour se asentaría lo real mediante una operación
particular: el anudamiento. Con esto en consideración, cabe ahora discutir cuál es el rol de
la referencia circulante en esta formación.
Anudamiento, relatividad, realidad
Cuando Latour da cuenta de la realidad actual en términos amplios (y no exclusivamente en
función del realismo de las ciencias), determina que la comprensión imperante sobre la
composición de la realidad está condicionada por un acuerdo modernista dado por un
convenio contingente que relaciona epistemología, moral, teología, política y psicología. El
mandato reza: Dios está arriba, la sociedad está abajo, la mente está adentro y la naturaleza
está afuera.72 En última instancia, Latour ve aquí un pacto entre el científico y el político
con el fin de, en su expertice, “acallar a las masas”, situándose a sí mismos como
representantes que hablan en nombre de la naturaleza y el pueblo (lo social).73 Pero este
pacto particular está dado por una serie de elementos anudados en torno a lo que él
comprende como un “apretadísimo centro de la red” que haría más solidas y duraderas las
conexiones allí establecidas.
Desde las ciencias, las referencias circulan y se relacionan con otros elementos en una gran
red. La modernidad sería el punto donde el cosmos entero parece ensamblado en este gran
artefacto ontológico. Ahora bien, si es que vislumbramos la existencia de un retículo de
estas dimensiones, su constitución se presenta frágil por la siempre latente posibilidad que
el punto de convergencia en donde se anuda dicha realidad termine siendo desatado.
Penélope teje todo el día y por la noche desenhebra aquello que tejió, sólo para volver a
tejer algo que no será exactamente idéntico a lo anterior.
72 Latour, La esperanza… 26-27. 73 Latour, La esperanza…258-318. El autor dice que esto puede verse claramente en el Gorgias de Platón, particularmente, cuando Calicles y Sócrates discuten sobre el conocimiento y el poder teniendo una conjunta complicidad respecto al acallar al pueblo, sea apelando a la superioridad natural del más fuerte, o bien, remitiéndose a leyes naturales objetivas.
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¿Qué lugar ocupa la ciencia en esta imagen ampliada? Para Latour, básicamente ella
colabora en el asentamiento de esta realidad en tanto permite vincular mente, naturaleza y
sociedad en un mismo plano. Simultáneamente colabora en la complicación del esquema
antes establecido puesto que la ciencia también enrola incertidumbre en tanto trae a la
sociedad insumos cuyos efectos sobre lo social no pueden asegurarse de antemano. El
trabajo de los científicos trae a la realidad social y al conocimiento de los humanos
elementos materiales antes no socializados, los cuales procesa y convierte en hechos
científicos. Ahora bien, al mirar en detalle las operaciones científicas, también notamos que
las propias disciplinas y actividades allí desarrolladas operan en base a circulaciones y
anudamientos y, por sobre todo, en una atadura de bucles que sería aquello que permitiría
su continuidad en el tiempo como empresa de enrolamiento de no humanos a un mundo
humano (figura 3).
Figura 3. Representación del “sistema circulatorio de los hechos científicos” en Latour, La esperanza… 121.
En la representación de la circulación de las ciencias que hace Latour se pretende articular
un puente que supere la vieja distinción defendida por la filosofía y la sociología de las
ciencias entre lógica de justificación (ámbito de corroboración o refutación de enunciados
verdaderos) y contexto de descubrimiento (elementos sociales e históricos que operarían
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como marco en el que se dan los descubrimientos). Al mostrar los sucesivos
encadenamientos entre una heterogeneidad de factores que permitirían el flujo de los
hechos científicos. Así, exclama Latour en tono confrontacional y buscando clarificar su
programa:
Si en la imagen tradicional podía leerse el lema: «Cuanto más desconectada esté una ciencia, mejor», los estudios sobre la ciencia afirman que «cuanto más conectada esté una ciencia, mayor precisión adquirirá». La calidad de la referencia científica no proviene de ningún salto mortal que la extraiga del discurso y de la sociedad con el fin de darle acceso a las cosas, depende más bien de la amplitud de sus transformaciones, de la seguridad de sus conexiones, de la progresiva acumulación de sus mediaciones, del número de interlocutores que logre involucrar, de su ingenio para hacer que los no humanos resulten accesibles a las palabras, de su capacidad para interesar y convencer a otros, así como de la institucionalizada rutina con que sea capaz de encauzar estos flujos.74
A una representación que considera muy simple respecto a las operaciones científicas,
Latour buscar sumar realidad al integrar una serie de factores que nos permitirían
comprender cómo es que opera la práctica científica en una situación cualquiera. Así, en la
figura 3 se nos presenta un encadenamiento de bucles75 que darían cuenta de la dinámica
de las ciencias en tanto praxis e institución. Estos serían:
(i) Movilización del mundo. Básicamente este bucle da cuenta del ámbito de
desplazamiento de la referencia circulante, como medio para integrar a
elementos no humanos al interior del discurso científico.
(ii) Autonomización. Este bucle da cuenta de las relaciones entre colegas
profesionales, incluso en ausencia. La autonomización (que no es aislamiento
respecto de los demás factores) estaría dada por las mutuas consideraciones
respecto al trabajo de otros científicos, el know how propio de quienes participan
de determinada área del saber, etc.
(iii) Alianzas. Refiere a todas las relaciones entre elementos heterogéneos que
permite la formación de instituciones. Por ejemplo, las alianzas que un grupo de
investigación pueda tener con instituciones de financiamiento es clave para
poder realizar cualquier tipo de estudio.
(iv) Representación pública. Este bucle refiere a todas las técnicas que tienen los
científicos para que la opinión pública confíe en sus prácticas. Por ejemplo,
74 Latour, La esperanza… 118. 75 Estos son analizados en detalle en La esperanza… 120-131.
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caben aquí todas las campañas de divulgación de la ciencia en los medios de
comunicación.
(v) Vinculación y anudamiento. Veamos que este bucle ocupa un lugar central y
consigue dar sentido a la circulación de todos los demás bucles. En un momento
lakatiano, Latour llega a decir que este es el lugar del núcleo conceptual de la
ciencia, que asociado a un corazón que bombea los flujos necesarios para la
subsistencia de la ciencia gracias a la colaboración de todos los demás bucles.76
En la circulación de los hechos científicos, aquí tenemos una relación entre entidades que
se afianzan mientras sus soportes sigan conectados entre sí. Podríamos decir que sin este
anudamiento, “el mundo dejaría de ser movilizable; los disgustados colegas se dispersarían
en todas direcciones; los aliados perderían interés; y lo mismo ocurriría con el público en
general, una vez hubiese expresado su conmoción o su indiferencia”.77
Así operaría el plano de lo científico y, a grandes rasgos, hemos visto que el entramado de
lo real en su conjunto también se comprende como un proceso complejo de anudamiento,
fragilidad y posible traición. En términos genéricos se podría decir que, desde el proyecto
de Latour, el actual pacto modernista es confrontable siendo ateos, dándole un parlamento a
las cosas, elevando la voz del pueblo y liberando la mente de su prisión idealista. Si es que
hay redes, siempre es posible pensar en otras asociaciones posibles. Si nociones como las
de “Dios”, “Naturaleza”, “Pueblo” y “Mente” pierden aliados o se asocian a otras
entidades, terminarían por transformar las condiciones del pacto.
Para Latour la realidad existe, está anudada en torno a ciertos parámetros que le dan su
robustez. El lugar de las ciencias en esta imagen es la de un mediador que facilita la
circulación de conocimiento sobre lo existente junto con traer a la mano nuevos insumos a
conocer. Lo central de lo científico para Latour es que su praxis es anudada por conceptos
pero, cuando llevamos esta metáfora a nivel del pacto general que articularía la realidad, lo
desconcertante es que para él en el centro no habría nadie ni nada en particular. A
diferencia de las ciencias, la cosmología no está unificada por los conceptos. El centro es
76 Lakatos habla de programas de investigación científica sostenidos por un “núcleo duro” que se acompaña de hipótesis auxiliares a su alrededor. Al respecto, véase Imre Lakatos, Escritos filosóficos I: La metodología de los programas de investigación científica (Madrid: Alianza, 2007). 77 Latour, La esperanza… 129.
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una relación múltiple entre estas entidades, siendo el centro de la red el entramado de
relaciones mismo, pues el nudo es lo que se establece por la relación de los distintos
elementos que configuran la cosmología actual, sin tratarse de ninguna de ellas en
particular. En el centro no está Dios, no está la sociedad, no está la naturaleza, no está la
mente. Allí sólo reside el apretado enredo de las raíces que tanto estos elementos como
aquellos que son negados están constantemente asentando.78
Para Latour existe un plano inmanente de relaciones entre elementos heterogéneos que, en
su articulación y re-articulación, van dando forma a la realidad. Es un plano donde nada
estaría excluido, teniendo todas las entidades la posibilidad de mezclarse entre sí y dar
forma a todo tipo de ensamblajes híbridos. La ciencia sería un facilitador de dichas
circulaciones. El mensaje es esencialmente el mismo que subyace a James cuando dice: “yo
les pido que miren con toda seriedad ese colosal universo de los hechos concretos, en su
terrible confusión, en sus sorpresas y crueldades, en el salvajismo que muestran […]”.79 Se
trata de ver la realidad en su concretitud, con toda su dispersión y cualidades. Al respecto,
Harman dirá que esta concretitud es un principio rector en los trabajos de Latour, donde
ningún actante es simplemente forraje para que los demás se alimenten de él, pues todos
aportan y se resisten entre sí desde sus particulares modos de ser dentro de un mundo
inmanente.80 Como vimos más arriba, esta concretitud se encontraba también ya en James.
Hilary Putnam puede también sonar familiar en este punto. Tanto para él como para Latour
habría un mundo sin dicotomías, vale decir, uno que simultáneamente nos parece familiar y
diferente dado que en él “las mesas y las sillas (sí, y los cubitos de hielo rosa) existen tanto
como los quarks y los campos gravitatorios”.81 Lo anterior, lleva a que no se pueda
78 En pocas palabras, esto expresa el lugar desde donde uno podría situarse para estudiar la tesis de Bruno Latour respecto a que nunca fuimos modernos. Podría pensarse que la realidad para Latour se anunciaría al posicionarnos desde un punto de vista tal que nos permita observar el anudamiento que sostiene el trabajo de purificación que establece la dicotomía entre una naturaleza no humana y una cultura humana (lo moderno) mientras que se niega el trabajo de traducción que establecen las redes híbridas (la a-modernidad) como parte de lo que comprende como la constitución moderna. Al ver esta imagen ampliada, llegaríamos a reconocer la contingencia del arreglo de entidades que sostienen lo que llamamos modernidad. Para más detalles sobre la relación entre estos conceptos, véase Bruno Latour, We have never been modern (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1993), especialmente, 10-12 y 43-48. 79 William James, Pragmatismo (Buenos Aires: Aguilar, 1973), 37. 80 Harman, Prince of networks, 15-16. 81 Hilary Putnam, Las mil caras del realismo (Barcelona: Paidós, 1994), 88.
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comprender como superior una concepción científica del mundo al estilo de aquel
manifiesto del Círculo de Viena que aspiraba a la limpieza, claridad y a que “el hombre
[fuese] la medida de todas las cosas”.82 Como bien complementa Torreti, “la ciencia es, por
así decir, la continuación del sentido común con otros medios”.83 James plantea una
realidad fluyendo sin saltos entre ideas y objetos, Latour, una circulación del conocimiento
mediante una referencia circulante que permite que materialidad y lenguaje operen en un
mismo plano. Del mismo modo, lo anterior nos lleva a pensar al sentido común y la ciencia
como dos modos de expresión distinta de una misma realidad continua. A su vez, esto nos
abre a pensar que la ciencia tiene como característica la búsqueda de formalizar los
contenidos del mundo para convertirlos en conocimiento, no obstante, cabe decir que ello
no agota el conocimiento. Sin embargo, el conocimiento no-científico parece tener
entramados más difusos que complican la idealización de una eventualidad reversibilidad:
sin procedimientos estandarizados queda a la deriva de las costumbres culturales, el
recuerdo y la rápida transformación que sufre el lenguaje natural.
Sin embargo, la jerga científica no puede emplazarse sobre todo lo demás. Eso es lo
destacable de aquello que Putnam denomina realismo pragmático (o interno), donde el
sentido común no sería una cuestión menos real que la mirada científica de las cosas. La
ciencia no puede reemplazar la aproximación práctica y cotidiana al mundo. Su defensa es
la de un realismo que “no es incompatible con la relatividad conceptual”,84 tratándose esta
relatividad de un aceptar que nociones tales como las de objeto y existencia “tienen una
multitud de diferentes usos más que un «significado» absoluto”.85 Justamente este es uno
de los puntos principales del pensamiento de Latour: apelar a “hechos científicos” no cierra
los debates sobre la verdad de las cosas puesto que estos serían sustancias que esconden
dentro de sí una multiplicidad de procedimientos y otras entidades que posibilitan su
realidad.
82 Hahn, Hans et al., “La concepción científica del mundo: el Círculo de Viena”, en Redes no. 18 ([1929] 2002), 112. 83 Roberto Torretti, “El realismo científico y la ciencia como es”, en Estudios filosóficos (1986-2006) (Santiago: Universidad Diego Portales, 2007), 82. 84 Putnam, Las mil caras… 60. 85 Putnam, Las mil caras… 63. Cursivas en el original.
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Al igual que Latour, Putnam también nos entrega una mirada escéptica frente a la creencia
en una referencia unívoca; los usos prácticos tendrían una mayor relevancia que aquel
marco de denotación absoluto. En esta pragmática de los usos no sólo están quienes se
orientan desde el sentido común, sino que también están los científicos resolviendo
problemas, tal como lo ha notado la sociología de la ciencia desde Kuhn en adelante.86
Como nos recuerda Torreti, no es casualidad que los griegos denominaran pragmata a
aquello que los romanos luego llamaran res y nosotros realidad:87 lo real se asienta en la
acción sobre las cosas (sea que seamos científicos o no). Latour completamente de acuerdo
con lo anterior, se limitará a agregar que estas acciones también las pueden realizar no
humanos, puesto que, recordemos, su definición de acción considera como actor a cualquier
entidad que pueda tener una incidencia sobre un estado de cosas dado.
Llegamos aquí a una dualidad. Por un lado tenemos la realidad asentada y, por el otro,
tenemos a la realidad en construcción. Disponemos de entidades “hechas” y afectando a
otras desde su constitución, por el reverso, nos encontramos con procesos prácticos de
formación de dichas entidades en base a criterios situacionales y relativos. Así, cabe hacer
una pregunta particular cuando hablamos de la relación entre acción y realidad: ¿cómo es
posible que a ciertos elementos de la realidad se les atribuya el carácter de finalizados
mientras que otros son considerados meros procesos? ¿Cómo es que se da esta dualidad
entre praxis y resultado dentro del despliegue de la realidad?
En la introducción de Science in action, Latour nos presenta y representa con dibujos las
dos caras de la ciencia mediante una dualidad de enunciados dictados por las dos caras del
dios Jano: una nos habla de la ciencia ya hecha [ready made science] y la otra nos presenta
a la ciencia en el hacer [science in the making].88 Estos rostros se enfrentan durante todo el
capítulo aduciendo una serie de mensajes contradictorios; en la figura 4 destacamos
particularmente dos de estos89 que justamente dan cuenta de la posición intermedia de
86 Véase el cap. “La ciencia normal como solución de rompecabezas” en Kuhn, La estructura… 105 – 116. 87 Torretti, “El realismo científico…”, 78. 88 Bruno Latour, Science in Action. How to follow scientists and engineers through society (Cambridge: Harvard University Press, 1987), 4. 89 Latour, Science in action, 7 y 12.
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Latour que ya adelantábamos en la introducción de este trabajo, vale decir, entre aquello
que usualmente es denominado realismo y lo que puede comprenderse por constructivismo.
Por un lado, tenemos hechos consolidados y la impresión de que se sostienen por su
atributo de ser verdaderos; por el otro, no creemos que haya ningún hecho consolidado y
vemos que la verdad sólo se puede producir por un determinado anudamiento que en torno
a las cosas sostiene toda una red lingüística y material que les permite ser cosas. La ciencia
es simultáneamente ser y hacer. La ciencia colabora en el poblamiento óntico de la realidad
al ir sumando elementos dentro de una red de enrolamientos, junto a ello, al investigar los
detalles de cada hecho consolidado podemos ver que contiene dentro y fuera de sí toda una
serie de relaciones azarosas que lo sostienen.
¡Atente a esclarecer los hechos! Líbrate de todos los inútiles hechos.
Cuando las cosas son verdaderas se sostienen. Cuando las cosas se sostienen comienzan a ser verdaderas. Figura 4.
Las dos caras del Janus de la ciencia de acuerdo a Latour. A la izquierda, los dichos de la ciencia ya hecha y, a la derecha, las palabra de la ciencia en el hacer.
Latour a lo largo de su obra conceptualizará esta dualidad en torno a la noción de caja
negra. El “hacer” de la ciencia o de cualquier otra área suele quedar oculto en los procesos
de depuración que son propias de la presentación de un producto. Tal como dijese
Goffman, “[…] los errores y las equivocaciones se corrigen con frecuencia antes de que
tenga lugar la actuación, y los signos delatores de que se han cometido y corregido son, a su
vez, encubiertos. De este modo se mantiene una impresión de infalibilidad, tan importante
en muchas presentaciones”.90 Por ejemplo, un enunciado científico o una hipótesis no es
sino el producto depurado de una serie de traducciones dirigidas hacia el laboratorio y los
90 Erving Goffman, La presentación de la persona en la vida cotidiana (Buenos Aires: Amorrortu, 1971), 55.
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procesos de escritura propios del trabajo científico. De eso sólo podemos dar explicación si
es que “abrimos la caja negra” de los hechos científicos, vale decir, si es que vemos qué es
aquello que hacen los científicos en la práctica investigativa.91
Esta dualidad también se presenta al hablar de referencia circulante. Respecto a la
etnografía de científicos en la selva que hemos descrito en el primer apartado de este
escrito, Latour dirá que entre los extremos de la cadena de referencias analizada operaría un
trade off entre reducción y amplificación. Si nos remitimos a la selva antes de que entraran
en ella los científicos, podemos encontrar una reducción hacia el carácter local, la
particularidad, materialidad, multiplicidad y continuidad de los elementos que allí residen;
ahora bien, con los múltiples pasos de mediación propios del trabajo de los científicos,
vamos orientándonos hacia una amplificación que permite una mayor compatibilidad,
estandarización, configuración textual, cálculo, circulación y universalidad relativa de los
hechos científicos.92 La amplificación y la reducción se muestran como acontecer
consolidado entre la realidad de la naturaleza y la construcción de los hechos científicos;
entre ellas, abisma el esfuerzo de los científicos sobre un medio material que se traduciría
en una movilización de las referencias.
Con lo hasta aquí revisado, me parece que el mensaje de Latour es bastante sencillo: el
carácter construido de la realidad no le quita realidad a la misma. Puede defenderse
entonces a Latour de las críticas que en la introducción de este trabajo veíamos que Bunge,
Olivé y Noys le hacen: su constructivismo no se opone a su tentativa de decir algo sobre lo
que las cosas son. Vamos sumando factores y mediadores entre los consolidados naturales y
sociales, no obstante, la realidad no se reduce a ninguno de dichos extremos pues su
definición engloba el movimiento por el conjunto de la cadena y, en sentido más global, en
la congregación de conjuntos de cadenas que se asientan en un gran nudo. Podemos hablar
de este gran nudo que pone en relación a Dios, la naturaleza, la mente y el pueblo, no
obstante, hay que considerar que estas son cajas negras que al someterse a una indagación
concreta irán mostrando la multiplicidad de complicaciones que están insertas dentro y más
allá de ellas.
91 Véase, Latour, Science in action, 21 y ss. 92 Latour, La esperanza… 88-89.
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***
Este primer momento de reflexión sobre lo que es la realidad para Latour nos ha llevado
por una excursión al Amazonas, una discusión con la tradición pragmatista, una
aproximación a la cuestión del anudamiento y un relato sobre las dos caras de Jano. Vemos
que la referencia circulante media las relaciones entre ideas y mundo, dando pie a un
realismo científico que no es incompatible con cierta dosis de relativismo y que busca
resistir el cambio mediante el establecimiento de nudos entre todas las conexiones
relevantes para la constitución vigente. Por otro lado, en una mirada más extensa, podemos
reducirla a un bucle reproductor de parte del movimiento científico, cuestión que permitiría
el asentamiento de la mediación científica en nuestra comprensión del mundo.
Particularmente interesante es comprender el nexo entre Latour y el pragmatismo. Las
similitudes con esta perspectiva pueblan los trabajos del pensador francés, principalmente,
en lo que concierne a su conjunta negación a reconocer la superioridad de la teoría sobre el
mundo. Es en la práctica donde se da el mundo, las relaciones entre actantes humanos y no
humanos configura el anudamiento que asienta los múltiples circuitos de la referencia
circulante y otros modos de existencia, con todas sus ampliaciones y reducciones.
Junto a ello, en este trabajo hemos abierto el abanico de las problemáticas que acontecen al
leer atentamente lo establecido por el autor. Planteamos una serie de asimetrías que Latour
parece no reconocer y que, no obstante, parecen seguirse del caso de estudio que él mismo
nos presenta. Así, en términos de la relación entre humanos y no humanos existiría una
centralidad de los ordenamientos humanos por sobre el estado de las cosas dadas,
fundamentalmente, debido a la primacía del trabajo de los científicos; en lo que respecta a
la referencia, habría cierta preeminencia de algunas referencias por sobre otras (en este caso
la selva); en términos de verdad, la composición físico-química de los elementos sería el
componente prioritario de su fragilidad.
La concepción de realidad latouriana se ampara en lo que él ve al estudiar y pensar sobre
qué es lo que hacen los científicos en sus trabajos. Eso nos parece muy destacable a pesar
de todas sus imperfecciones. La importancia de esta perspectiva está en que nos permite ver
cómo es que operan los supuestos prácticos y concretos del realismo con el cual trabajan
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los científicos al investigar algún fenómeno del mundo. A su vez, retomando la idea de
anudamiento, podríamos utilizar los insumos de este realismo científico para asentar el
esfuerzo que Latour hace por describir la realidad. Si la realidad opera como un
anudamiento de factores heterogéneos, está de más decir que los esfuerzos orientados hacia
la práctica científica son sólo una parte limitada del mismo y que, no obstante, es
importantísima pues dota de los ductos por donde se transmite el conocimiento producido a
partir de los esfuerzos de los hombres y mujeres de ciencia.
En el capítulo siguiente tendremos la precaución de retroceder unos pasos. Rastrearemos un
posible origen de una concepción del mundo mediada por la referencia circulante. Así,
viajaremos hacia atrás en el tiempo con el fin de abrir la caja negra de la referencia
circulante y la realidad como anudamiento, para ver qué tipo de nociones están supuestas y
pueden asociarse a su existencia conceptual.