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Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras Escuela Graduada de Administración Pública ParticipacionCiudadana.gov

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Universidad de Puerto RicoRecinto de Río Piedras

Escuela Graduada de Administración Pública

ParticipacionCiudadana.gov

Aldo I. Valedón CirinoHeche de Jesús

Rafael E. Solá SánchezRafael Josué Vega González

I. Participación Ciudadana: lo que tenemos y lo que

necesitamos

En Puerto Rico, el concepto ‘democracia’ se ha articulado

institucionalmente de una manera muy limitada. Democracia o

participación ciudadana por lo general se entiende como el

consentimiento a ser gobernados por representantes y grupos

escogidos mediante el voto popular. Dicha participación tiene su

máxima expresión en elecciones celebradas cada cuatro años.

Luego del proceso político-electoral, la ciudadanía delega su

“poder de decisión” a un grupo o partido que toma las riendas del

aparato estatal. El rol participativo de la ciudadanía

disminuye, aumentando el control de los políticos y

administradores en la gestión pública. Bajo este esquema la

intervención del pueblo es intermitente, pasiva y cíclica. De

esta manera se crea un sistema asimétrico que permite a los

representantes públicos controlar la agenda pública con pocos

grados de fiscalización, transparencia y adjudicación de

responsabilidades.

Aunque la falta de mecanismos de participación ciudadana se

manifiesta en las tres ramas del gobierno, centramos nuestro

análisis y propuesta en el aparato legislativo, específicamente

en la Cámara de Representantes de Puerto Rico. Históricamente en

la Asamblea Legislativa, las herramientas utilizadas para

insertar a los ciudadanos en el diseño y decisión de políticas

públicas han sido: la creación de comités multisectoriales, las

vistas públicas y la radicación de proyectos por petición;

mecanismos que, aunque necesarios, están plagados de

limitaciones.

El modelo de vistas públicas y la radicación de proyectos

por petición han sido definidos por la misma Asamblea Legislativa

como los mecanismos de participación ciudadana en los procesos

legislativos. Se argumenta que, con la posibilidad de que grupos

de interés y ciudadanos particulares puedan persuadir a un

legislador para que éste radique un proyecto por petición, se

abre la participación directa de la gente en la agenda

legislativa. Aunque no es nuestro interés centrarnos en este

proceso, basta con argumentar que dicha premisa es cuestionable

ya que no hay nada que obligue al legislador a radicar dichas

medidas y menos a cabildear para su aprobación.

Por otra parte, la celebración de vistas públicas como

garantizador de la participación o incidencia ciudadana en los

procesos legislativos debe ser cuestionada. En primer lugar,

porque se controla quién participa y quién no, lo cual limita la

participación de los grupos. A la luz de recientes

acontecimientos en donde los proyectos se aprueban por descargue,

ha sido evidente la limitación de este mecanismo. En segundo

lugar, en muchas ocasiones las vistas se celebran, pero de

antemano se conoce, que pase lo que pase, ya la mayoría

parlamentaria tiene un juicio formado y una decisión en mente,

así como los llamados compromisos de caucus. Tenemos que

recalcar que también se parte de la premisa que la ciudadanía no

está interesada a participar del todo. La baja asistencia a la

mayoría de las vistas y el desconocimiento de gran parte de los

ciudadanos sobre este proceso se entiende son las razones

principales para sustentar dicha idea, esto a pesar de que las

vistas se llevan a cabo en horarios donde la mayoría de las

personas laboran o tienen otros compromisos. Vemos entonces como

diversas acciones o pensamientos de las personas encargadas, y la

falta de mecanismos adecuados, minan la capacidad de influencia

real de los participantes en los procesos.

No obstante, iniciativas públicas, como las Comunidades

Especiales, han “tenido el efecto de desarrollar conciencia y

liderazgo comunitario que exige participación” (Santana Rabell,

2014). A esto se le añaden iniciativas privadas y del tercer

sector como Agenda Ciudadana, las cuales buscan empoderar a la

ciudadanía y ser vehículos para transmitir el sentir ciudadano.

Esto nos dice que si se le brindan las herramientas, siempre y

cuando sean accesibles, la ciudadanía está dispuesta a participar

de los procesos gubernamentales más allá de las elecciones.

Aun así, la clase política continúa concibiendo la

participación ciudadana como un proceso pasivo. Ejemplo de esto

lo es el Proyecto del Senado 516, radicado en 2013 por el senador

Miguel Pereira, el cual busca crear la Ley de Democracia

Participativa. En esta medida, democracia participativa implica

la oportunidad de que un ciudadano pueda asistir a las reuniones

de agencias gubernamentales para mantenerse informado de lo que

allí se discute y decide. En ningún artículo del proyecto en

cuestión se le faculta al ciudadano la posibilidad de poder

participar activamente en la reunión. Si bien esto pudiera

representar una apertura de parte del gobierno, resulta erróneo e

incompleto el conceptualizar la participación ciudadana de esa

manera. Por esto, se busca emplear mecanismos y procesos que

verdaderamente fomenten y aseguren la participación de la

ciudadanía en la toma de decisiones gubernamentales más allá de

las elecciones. En ese sentido, urge la necesidad de repensar

los paradigmas democráticos y procesales tradicionales en busca

de potenciar una involucración del ciudadano más efectiva e

inclusiva en los procesos legislativos. A su vez, cabe

plantearse qué rol pueden jugar el internet y las tecnologías de

información y comunicación (TICs) en dicha ecuación.

Según el más reciente estudio sobre la incidencia de uso del

internet en Puerto Rico, el 58 por ciento de la población hace

uso de este (Estudios Tecnicos, 2014). Además, 75 por ciento de

los usuarios acceden al internet desde un teléfono celular. De

concretarse las proyecciones, en el 2015 se habrá casi duplicado

la cantidad de usuarios que hubo en 2005. Entre las actividades

que más se habían realizado por los usuarios, el e-government se

ubicó en sexto lugar, lo que llevó a los investigadores a

concluir que hay una creciente demanda sobre este tipo de

servicio o comunicación. Añadimos a su vez que Puerto Rico

cuenta con la infraestructura necesaria para llevar el acceso a

estos medios alternativos lo más cerca posible de la ciudadanía.

Entonces, para poder entender y aplicar estos principios

democráticos, debemos elaborar los conceptos de gobernanza,

gobierno abierto y las TICs.

II. Como nos acercamos a la Gobernanza, Gobierno Abierto y

las TIC’S

La gobernanza, en su dimensión filosófica, es un nuevo

paradigma de hacer política que redefine la forma en que se

relacionan el Gobierno y la sociedad. Su objetivo es mejorar la

calidad de la democracia, instaurando mecanismos de inclusión

ciudadana en todos los ámbitos de la gestión pública. Está

fundamentada en el consenso logrado entre los actores de una

sociedad para decidir sus objetivos de convivencia y las formas

de coordinarse para lograrlos. Además implica un acuerdo o pacto

social y procesos de participación y rendición de cuentas a la

sociedad, con relación a los objetivos establecidos.

La gobernanza se construye mediante un constante diálogo

entre el gobierno y la sociedad civil para modificar y

transformar la gestión gubernamental en áreas del bien común.

Además de representar un nuevo concepto de hacer la política, la

gobernanza se define por los procesos que se siguen para lograr

acuerdos, consultar y rendir cuentas. Dos características de este

modelo son: la disposición del gobierno a jugar un rol de

coordinación entre los organismos públicos y privados y el uso de

la persuasión, el diálogo y la búsqueda de consenso, en lugar de

imponer la ley mediante la coerción. Asimismo debe de existir un

clima apto para la participación ciudadana y una disposición

gubernamental que fomente la transparencia en la gestión pública.

En una ponencia dictada en 2007, el doctor Luis F. Aguilar

definió la gobernanza de la siguiente manera:

“Gobernanza quiere decir justamente la existencia de unproceso de dirección de la sociedad que ya no esequivalente a la sola acción directiva del gobierno yen el que toman parte otros actores: un procesodirectivo post-gubernamental más que antigubernamental.Es un nuevo proceso directivo, una nueva relación entregobierno y sociedad, que difícilmente puede ser ya enmodo de mando y control, en virtud de la independenciapolítica de los actores sociales y de su fuerzarelativa en virtud de los recursos que poseen…En estesentido, gobernanza significa el cambio deproceso/modo/patrón de gobierno: el paso de un centro aun sistema de gobierno, en el que se requieren yactivan los recursos del poder público, de los mercadosy de las redes sociales. En conexión, es el paso de unestilo jerárquico centralizado a un estilo de gobernarasociado e interdependiente entre organismosgubernamentales, organizaciones privadas y sociales.”(Aguillar, 2007)

En su dimensión administrativa, la gobernanza crea las

condiciones para que los organismos gubernamentales adopten la

filosofía e incorporen al ciudadano en las decisiones de política

pública. Esto se logra a través del gobierno abierto (Cordero,

2014). El gobierno abierto es la doctrina política que sostiene

que las actividades del gobierno y de la administración pública

deben ser y estar abiertas a todos los niveles posibles para el

escrutinio y supervisión eficaz de los ciudadanos. En su sentido

más amplio, se opondría a la razón del Estado y a legitimación

como secreto (de Estado) ciertas informaciones, aduciendo a temas

de seguridad (Villoria Mendieta, 2012).

A tono con la visión de la gobernanza, un gobierno abierto

es aquel que establece una constante conversación con los

ciudadanos con el fin de escuchar lo que ellos dicen y solicitan,

que toma decisiones basadas en sus necesidades y preferencias,

que facilita la colaboración de los ciudadanos y funcionarios en

el desarrollo de los servicios que presta, que comunica todo lo

que decide y hace de forma abierta y lo consigue gracias a las

Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) (Villoria

Mendieta, 2012).

No es este el espacio para analizar todas las implicaciones

del gobierno abierto, pero, basta con argumentar que cuando se

implementan las TIC se va logrando establecer las bases para

propiciar una mayor transparencia, colaboración y participación

ciudadana en los procesos gubernamentales. La Carta

Iberoamericana sobre gobierno electrónico estableció la siguiente

definición:

El uso de las TIC en los órganos de la Administraciónpara mejorar la información y los servicios ofrecidos alos ciudadanos, orientar la eficacia y eficiencia de la

gestión pública e incrementar sustantivamente latransparencia del sector público y la participación delos ciudadanos. Todo ello, sin perjuicio de lasdenominaciones establecidas en las legislacionesnacionales. El Gobierno Electrónico se encuentraindisolublemente vinculado a la consolidación de lagobernabilidad democrática, tiene que estar orientado afacilitar y mejorar la participación de los ciudadanosen el debate público y en la formulación de la políticaen general o de las políticas públicas sectoriales,entre otros medios, a través de consultasparticipativas de los ciudadanos. (CLAD, 2007)

Participación Ciudadana; derecho de todos, responsabilidad detodos

Para que todo país pueda tener un gobierno democrático es

imperante la presencia de la ciudadanía en los asuntos públicos.

Esa inmersión en la gestión pública es además imprescindible para

la transparencia y la eficacia en el país.

“Qué entendemos por sistema democrático aqueldonde la voluntad del pueblo es la fuente delpoder público, donde el orden político estásubordinado a los derechos del hombre y donde seasegura la libre participación del ciudadano enlas decisiones colectivas” (Constitución delEstado Libre Asociado de Puerto Rico, 1952).

En la realidad, el concepto de participación ciudadana suele

ser objeto de múltiples interpretaciones. En términos generales

se puede definir como el involucramiento de los individuos en el

espacio público estatal y no estatal desde su identidad de

ciudadanos, es decir, de integrantes de una comunidad política

(Villareal, 2009). Se puede interpretar como la participación que

hacen las personas para afectar la toma de decisiones, ejecución

y seguimiento de las decisiones colectivas. En las sociedades

modernas la participación ciudadana no solo se limita a procesos

electorales sino que representa también una forma de fiscalizar

el poder delegado a los representantes políticos empleando

diferentes mecanismos para ello.

En su artículo sobre Participación Ciudadana y Políticas

Públicas, María Villareal (Villareal, 2009) propone una

distinción entre diferentes tipos de participación: social,

comunitaria, política y ciudadana. Esta última es definida como

la dinámica mediante el cual los ciudadanos se involucran de

manera directa en acciones públicas, con una concepción amplia de

lo político y una visión del espacio público como espacio de

ciudadanos. Esta participación pone en contacto a los ciudadanos

y al Estado, en la definición de las metas colectivas y las

formas de alcanzarlas. A su vez, la autora enfatiza en que la

participación ciudadana puede efectuarse de manera espontánea o

de forma regulada. La primera la denomina como la autónoma porque

no es organizada desde las instituciones sino desde la propia

sociedad. La participación ciudadana regulada o

institucionalizada tiene que ver con el establecimiento de

mecanismos legales y normativos que viabilizan la intervención de

la ciudadanía en el debate público. Para fines de nuestro

trabajo, nuestra concepción de participación ciudadana está

enmarcada en la visión institucional del término. En específico,

en análisis de esos mecanismos de participación ciudadana

establecidos por las Asambleas Legislativas.

Participación para ser transparentes

La participación de la ciudadanía en los procesos de

políticas públicas puede abonar a la transparencia ya que

constituye un elemento fundamental y condición de posibilidad

para la gobernanza democrática, y puede llegar a constituir un

mecanismo para el empoderamiento social (Villareal, 2009). A su

vez, la intervención ciudadana puede darse en tres tiempos: 1) en

los procesos de formación de políticas públicas, 2) la ejecución

de las respectivas decisiones, y 3) la evaluación o control de la

gestión pública. Es decir, en los tres tiempos, -futuro, presente

y pasado- en que se programa, desenvuelve y evalúa la actividad

institucional del estado (Ozlack, 2012).

Para propiciar la participación de la ciudadanía en los

procesos públicos son necesarias unas condiciones. Oscar Ozlack

señala que aunque la gente considera que la participación social

en el gobierno es necesaria, la mayoría no se moviliza en tal

sentido. Argumenta que en muchos aspectos no hay disposición de

la gente para la participación a menos que un asunto le afecte

directamente (Ozlack, 2012). Empero el Estado debe abrir canales

de diálogo e interacción con los ciudadanos, para aprovechar su

potencial contribución en el proceso decisorio sobre opciones de

políticas, en la co-producción de bienes y servicios públicos y

en el monitoreo, control y evaluación de su gestión. Por su parte

la ciudadanía debe aprovechar la apertura de estos nuevos canales

participativos, involucrándose activamente en el desempeño de

esos diferentes roles -como decisor político, productor y

contralor. (Ozlack, 2012)

Además Ozlack sugiere que un ambiente propicio para la

participación ciudadana está basado en tres requisitos

principales: 1) no es concebible la participación de la sociedad

civil en el diseño, puesta en marcha y evaluación de las

políticas estatales, a menos que ésta haya sido empoderada; 2)

que el empoderamiento implica que el ciudadano conoce sus

derechos individuales y los colectivos, la forma en que se puede

obtener la garantía de su ejercicio y la capacidad de análisis de

la información pertinente, así como su capacidad de agencia, o

sea, de ser o hacer aquello que se tiene razones para valorar; y

3) que aún empoderado, el ciudadano valora la participación

política y tiene la voluntad de ejercerla (Ozlack, 2012).

En ese sentido, la sociedad civil es capaz de participar en

la formación de políticas públicas sí el Estado abre los canales

de comunicación y si luego de abiertos, existe disposición de la

ciudadanía para ocupar esos dichos espacios. Es decir, la

participación ciudadana requiere que exista, desde el Estado una

actitud de apertura y desde la ciudadanía un compromiso a

apropiarse de los espacios institucionales creados. La Carta

Iberoamericana de Participación Ciudadana establece lo siguiente

en este aspecto:

“La participación ciudadana se tiene que orientar engeneral por el principio de corresponsabilidad, por elcual los ciudadanos y ciudadanas, individualmente oagrupados en colectivos, tienen que contribuir al biencomún o interés general de la sociedad. En tal sentido,debería entenderse la correlación existente entre losderechos y los deberes que conlleva el ejercicioefectivo de la ciudadanía para el fortalecimiento de lademocracia participativa.” (CLAD, 2009)

En resumen, los conceptos analizados nos ayudan a

contextualizar, teóricamente, la importancia de que el Estado

actualice sus procesos y sistemas en busca de una mayor apertura

y participación efectiva de la ciudadanía en su gestión. Esta

visión es una de carácter político que se denomina como la

gobernanza. En su dimensión administrativa, se traduce a la

implantación de un gobierno abierto que fomente la transparencia,

rendición de cuentas, inclusión y la participación de ciudadana.

Definimos la participación de la ciudadanía como el

involucramiento de la ciudadanía en la formulación y toma de

decisiones colectivas con el objetivo de mejorar, apoyar o

rechazar la acción del Estado. Nuestra concepción se enmarca en

el aspecto institucional del concepto pues abarca el análisis de

los canales gubernamentales abiertos y la disposición de la

ciudadanía a apoderarse de dichos espacios. Al integrar las TIC’s

a la Administración Pública se transita hacia el establecimiento

de un gobierno electrónico que permite trascender concepciones

tradicionales de involucramiento ciudadano en los procesos

públicos. Se presume que las TIC’s, en relación con la

democracia pueden ayudar a viabilizar la formulación de política

pública y legislación interactiva, propiciar la organización de

comunidades y grupos de interés especiales y a posibilitar la

sustitución de la democracia representativa por la democracia

directa (Cordero, 2014).

Vale la pena preguntarse qué ejemplos concretos podemos

encontrar de modelos de participación ciudadana en las Asambleas

Legislativas que integren los elementos mencionados, en

específico el uso de las TIC. A continuación analizamos la

iniciativa de participación ciudadana instaurada por la Cámara de

Representantes de Puerto Rico, mencionamos algo del Senado actual

y luego pasamos a contrastar la misma con la del Senado de la

República de Chile.

III. Oficina de Participación Ciudadana de la Cámara de

Representantes: ¿un nuevo

intento de inclusión?

La Oficina de Participación Ciudadana de la Cámara de

Representantes de Puerto Rico, (OPCCR), es una oficina adscrita a

la Oficina del Presidente de la Cámara, creada el 31 de mayo de

2013 mediante la Orden Administrativa 213-07 (Orden

Administrativa 2013-07: Cámara de Representantes de Puerto Rico,

2013). Es la primera vez que en la Legislatura hay una oficina

cuyo propósito es fomentar y facilitar la participación ciudadana

en los procesos legislativos. Según el Presidente de la Cámara,

Jaime Perelló con la creación de la OPCCR se pretende fomentar el

diálogo y la interacción entre el cuerpo legislativo y los

ciudadanos:

“Lo que queremos es que la gente entienda que la Cámaraestá a su servicio, que tienen un mecanismo parahacerse sentir y que responda directamente a susnecesidades. En la Cámara tenemos una política públicade apertura y de participación directa del pueblo. Laparticipación ciudadana la hemos integrado en losproyectos radicados por petición y en la evaluación delas medidas en vistas públicas alrededor del país.”(Cámara de Representantes, 2014)

La misión de la OPCCR es fomentar la inserción de los

ciudadanos y las organizaciones no gubernamentales en el quehacer

legislativo diario de la Cámara de Representantes a través de

distintas iniciativas como el desarrollo de piezas legislativas,

la evaluación de medidas y la participación en actividades como

foros, conversatorios y vistas públicas, entre otras (Cámara de

Representantes, 2014). Su visión es lograr que los ciudadanos se

integren de forma activa en el proceso legislativo, evalúen

medidas directamente y participen en el desarrollo de políticas y

piezas legislativas que contribuyan al bienestar del país (Muñiz

García, 2013). A su vez, se pretende empoderar a las comunidades

e individuos para que sean agentes de cambio y gestores de las

soluciones de sus problemas (Cámara de Representantes, 2014). No

obstante, es importante destacar que la oficina no tiene

presupuesto propio y que la gestión está a cargo de la directora

Alba Muñiz García junto con dos empleadas (Muñiz García, 2013).

Dicha oficina ofrece tres tipos de servicios al ciudadano:

orientación general sobre el proceso legislativo; talleres sobre

el proceso legislativo y; recibir y canalizar propuestas y

opiniones ciudadanas. Las orientaciones generales y los talleres

sobre el proceso legislativo se efectúan de manera presencial.

Usualmente la oficina ofrece los talleres a grupos que así lo

solicitan o como parte de su programa de instalación de su

oficina en algunos centros comerciales. Dichas instalaciones

permanecen por espacio de un mes y desde ese lugar se ofrecen

talleres a los interesados en materia de procedimiento

legislativo, configuración y estructuras de la Asamblea

Legislativa e investigación previa a la radicación de un proyecto

de ley. Desde su inauguración se han ofrecido una treintena de

charlas de capacitación en las que han participado unas 500

personas (Muñiz García, 2013). En el mejor de los casos, la

integración de la tecnología se limita a tener computadoras en

los talleres para buscar referencias.

En el área de recibir y canalizar propuestas sí se integran

las TIC’s al proceso aunque de manera muy limitada. Hasta mayo

del 2014, la OPCCR contaba con su propia página web que estaba

conectada a la página web de la Cámara de Representantes. En la

página se podía conocer la dirección física y electrónica de la

Oficina, contaba con una herramienta para enviar emails a la

directora y una sección para enviar propuestas o proyectos de ley

para consideración de la Oficina. La página no contaba con mucha

elaboración, era pasiva, poco interactiva, la comunicación era

unidireccional (del usuario a la oficina) y sin información

complementaria o sobre las medidas radicadas mediante la OPCCR.

La orden administrativa que crea la oficina establece que “Sitio

Web, redes sociales y correo electrónico: Medios virtuales que se

utilizarán para el establecimiento de encuentros virtuales de

discusión y recibo de propuestas e iniciativas legislativas

(Orden Administrativa 2013-07: Cámara de Representantes de Puerto

Rico, 2013). No obstante, en su página no hay posibilidad para

encuentros virtuales de discusión. Acerca de la página web, la

directora de la oficina Alba Muñiz García comentó que:

“se trata de un programa diseñado para recibir ymanejar propuestas con las que trabaja la OPCCR.El propósito es facilitar el proceso de someteruna propuesta o idea ante la OPCCR sinnecesariamente la persona tener que llegar alCapitolio. El programa ha sido una herramientavaliosa ya que ha facilitado el proceso deradicación de ideas o propuestas” (Muñiz García,2013).

Cabe destacar, que al momento la página ya no está en

funcionamiento. Ahora aparece como un enlace/ícono en la página

de la Cámara y solo está disponible el servicio de “aportar ideas

para mejorar el país”. Este es un programa para que los usuarios

envíen su idea o propuesta por correo electrónico a la OPCCR. La

comunicación personal vía email parece ser lo preferido por la

oficina.

En ese sentido, la participación ciudadana es reducida a la

oportunidad de someter ideas por correo electrónico a ser

trabajadas mediante la Oficina de Participación. Dicha visión se

basa en el hecho de que todos los proyectos que se trabajan a

través de la OPCCR se radican por petición. Las medidas por

petición que se trabajan en la OPCCR las radica el presidente de

la Cámara, Jaime Perelló (Muñiz García, 2013).

Bajo esta visión, la tecnología es sólo un complemento de

apoyo a la tradicional concepción de participación ciudadana

mediante la radicación por petición. La OPCCR no está enfocada en

abrir nuevos espacios de discusión, en especial a través del

internet. Una mirada a su diseño conceptual de las herramientas

tecnológicas así nos lo sugiere. Vale la pena observar otros

modelos de participación ciudadana en línea para orientarnos

sobre qué otros usos se pueden hacer de la internet en relación

al involucramiento de la población en los destinos colectivos.

¿Habla pueblo habla?

Aunque nos hemos enfocado en una propuesta que pudiera

realizarse desde la Cámara de Representantes y hemos evaluado su

iniciativa de participación ciudadana, es importante señalar que

el Senado de Puerto Rico en menor escala se ha acercado al tema.

Muchos recordarán el eslogan de campaña electoral de este cuerpo

en el que provocaban a las masas diciendo: “Habla Pueblo Habla”.

Pero, luego de asumir el poder, ¿dónde ha quedado esa petición al

pueblo?

Desde la perspectiva de uso de las tecnologías para hacer

valer y escuchar la voz del pueblo desde el Senado, se ha

limitado a un pequeño espacio en su página de internet, donde se

pide al ciudadano que deje sus sugerencias.

Al indagar sobre este espacio, brevemente el Asesor en

Empresarismo, Tecnología y Desarrollo Económico y Chief

Information Officer del Senado de Puerto Rico, el ingeniero J.

Ramphis Castro Planadeball, nos dijo que:

Sobre esa parte, esencialmente llegan pedidos ycomentarios de todo tipo el cual son canalizados a lasdistintas oficinas de Senadores, así como la Oficina deAsuntos Gubernamentales (el cual maneja los programasde ayuda al ciudadano) para que determinen el mejorcurso de acción.

En nuestro deseo de conocer más sobre esto, solicitamos una

reunión que lamentablemente no se pudo concretar. No obstante,

aunque este espacio demuestra que pudiera existir algún indicio

de querer escuchar al ciudadano y sus preocupaciones, su poco

alcance y poca promoción hacen del esfuerzo uno casi nulo.

IV. Un vistazo al Senador Virtual Chileno

No por poco Chile es reconocido como el primer país de

Latinoamérica que goza de mayor transparencia en su gestión

gubernamental. Según la Organización No Gubernamental

Transparency International (TI), en su más reciente publicación del

Índice de Percepción de la Corrupción colocó a ese país

suramericano en la posición 21 a nivel global. Según detalla TI:

Se puede obtener un buen resultado cuando existenmecanismos de gobierno abierto a través de los cualesel público puede exigir que sus líderes rindan cuentas,mientras que una mala puntuación evidencia un contextodonde prevalece el soborno, los actos de corrupciónquedan impunes y las instituciones públicas no danrespuesta a las necesidades de los ciudadanos.(Transparency International, 2014)

Una de las gestiones que resaltan de la gestión

gubernamental en Chile es la participación ciudadana y su

intención de auscultar el sentir de los ciudadanos con relación a

los asuntos a discutirse en la legislatura. En un sistema

bicameral, donde existe una Cámara de Diputados y un Senado, la

tecnología es un aliado para lograr conocer la opinión pública

ante asuntos que se encuentran en la consideración del cuerpo

legislativo. Para este propósito el Senado, compuesto por 38

parlamentarios, utiliza la plataforma Senador Virtual.

La iniciativa Senador Virtual surgió en Chile en 2003 como

parte de una estrategia del Senado para acercar su funcionamiento

a la ciudadanía y viceversa (Araya Moreno & Barría Traverso,

2009). A través de una página web esta iniciativa ofrece a la

población la posibilidad de conocer algunos de los principales

proyectos de ley que se encuentran ante la consideración del

Senado y luego poder pronunciarse sobre ellos, expresando su

consentimiento o no, ante dichos temas. Senador Virtual tiene

como finalidad general difundir algunos conceptos básicos

relativos a la tramitación de las leyes mediante su aplicación

práctica y, como finalidad específica, producir una

retroalimentación entre los Senadores y la población acerca de

determinados proyectos de ley.

Para lograr esto, el Senado de Chile echa mano de la

tecnología y mediante la plataforma cibernética ofrece el espacio

para que los ciudadanos se registren y voten sobre los proyectos

que están en discusión, que se hable sobre su viabilidad y la

intención de formular sugerencias o enmiendas a los proyectos

presentados. Las votaciones e indicaciones recibidas se hacen

llegar a los Senadores, por medio de la Comisión a la cual

corresponda informar el proyecto y de los Comités Parlamentarios

(Manual: Senador Virtual, 2014).

Navegar en su sitio web es fácil; la página está bien

organizada y es atractiva para el ciudadano. Al entrar el usuario

puede visualizar los principales proyectos en discusión y la

fecha en que termina el proceso de votación y comentarios. Aunque

el acceso a la información es libre para poder votar u opinar

sobre los proyectos en discusión, el usuario tiene que

registrarse en la página. Como complementos a la participación,

el sistema provee antecedentes de los proyectos así como

información relevante al proceso de tramitación de la ley

mediante la conexión con el Sistema de Información Legislativa

(SIL), que mantienen el Senado y la Cámara de Diputados, con la

colaboración de la Biblioteca del Congreso Nacional (Manual:

Senador Virtual, 2014).

Un aspecto a resaltar es el hecho de que para cada proyecto

en discusión se preparan unas preguntas guías que proveen al

usuario con información específica de los asuntos medulares de la

ley. Se puede votar en todas las preguntas si está o no de

acuerdo o si se abstiene. Al finalizar las preguntas temáticas,

se vota por el proyecto en su conjunto. De igual manera, el

usuario puede ver cómo están las votaciones en todo momento.

Senador Virtual involucra el trabajo de abogados, periodistas,

personal de computación y al secretario de cada una de las

comisiones parlamentarias, quienes son los encargados de

seleccionar los proyectos de ley que se discutirán. Además son

los encargados de sistematizar los principales conceptos de los

proyectos en un lenguaje accesible y claro para los ciudadanos.

Dicho conjunto también decide el tiempo en que las ideas del

proyecto estarán sometidas a consideración de los ciudadanos

(Araya Moreno & Barría Traverso, 2009). Los temas que actualmente

se discuten en Senador Virtual están relacionados con la

Regulación de la Eutanasia, Permitir autocultivo de marihuana

para uso personal, terapéutico o espiritual, Reemplazar sistema

binominal por uno proporcional y Deducir de la dieta de los

parlamentarios las ausencias injustificadas a sesiones de la Sala

o Comisiones (Portada: Senador Virtual, 2014).

V. ¿Qué proponemos?

Partiendo de la necesidad de insertar a la ciudadanía en la

toma de decisiones desde el poder legislativo en Puerto Rico,

presentamos varias propuestas. Estas ideas pudieran bien ser

consideradas para ofrecer mayor transparencia, acceso,

participación, lo que a su vez redundaría en un gobierno más

democrático. No obstante, es importante señalar que debe existir

voluntad política para ejecutar cada uno de estos cambios.

Aunque en la actualidad existe una oficina llamada Oficina

de Participación Ciudadana de la Cámara de Representantes que

busca atender esta necesidad, la realidad es que se queda corta

ante las exigencias de las nuevas tecnologías y los avances que

pudieran ayudar en sus propósitos, según ya hemos discutido

anteriormente. El hecho de que no cuente con un presupuesto

propio, que la oficina esté adscrita a la Oficina del Presidente

Cameral, y que sólo cuente con dos empleados, sin duda representa

grandes retos para poder cumplir su misión y le establece serias

limitaciones.

ParticipacionCiudadana.gov.pr

No es sólo la creación de más espacios físicos y de mayor

burocracia, sino que se trata de ofrecer herramientas que ayuden

a insertar la discusión y preocupaciones ciudadanas en las

agendas legislativas. Es por eso que proponemos la creación de

una plataforma electrónica en la cual la ciudadanía pueda tener

acceso al 100 por ciento de los proyectos sometidos ante la

consideración de la legislatura.

Aunque debemos señalar que en la actualidad la Oficina de

Servicios Legislativos, ofrece en su sección de trámite legislativo el

acceso a los proyectos radicados y aprobados por la legislatura,

es un sitio poco amigable, difícil de navegar, y solo hace

referencia a los diversos proyectos por sus números, lo que sin

duda dificulta su consulta y acceso. Además, dicho espacio no

permite la discusión en línea, ni los comentarios de los

ciudadanos.

En tanto, nuestra propuesta expone que todos los proyectos

legislativos en la página cibernética, que bien pudiéramos llamar

ParticipacionCiudadana.gov.pr, serán identificados con un nombre

entendible, corto y explicativo. Asimismo, habrá espacio para que

el ciudadano pueda dejar algún comentario en reacción a dicho

proyecto de ley.

Uno de los aspectos que consideramos más importantes en esta

propuesta, es la consulta a la ciudadanía mediante encuestas en

línea sobre los proyectos de mayor interés o impacto público.

Dependiendo del calendario legislativo, se determinarán al menos

cinco proyectos de alto interés público para ser destacados en la

página. Se ofrecerá un resumen del proyecto, se generarán entre

tres a cinco preguntas de temas relacionados o considerados en el

proyecto, para luego ofrecerle al ciudadano la posibilidad de

expresar si está a favor o en contra del proyecto.

Un ejemplo claro de esta forma es la que expresa Senador Virtual

de Chile. A continuación una pantalla que recoge claramente la

propuesta:

En este caso, se le consulta a la ciudadanía sobre el

estipendio o dieta que reciben los mismos parlamentaristas. Las

preguntas individuales sobre el mismo proyecto permiten la

posibilidad de enmiendas al proyecto. Luego existe la posibilidad

de que se vote por el proyecto en su conjunto.

Dentro de la plataforma, también proponemos un espacio para

que se puedan someter proyectos por parte de la ciudadanía. Como

explicamos, en la actualidad existe la posibilidad de someter un

proyecto de ley por petición, no obstante esto no asegura que

algún legislador vaya a acoger el proyecto, defenderlo o incluso

buscar el apoyo. Es por esto que debe ofrecerse la posibilidad de

un espacio para la propuesta de nuevos proyectos por parte de la

ciudadanía.

En la actualidad una de las tareas que tiene la OPCCR es el

aspecto educativo y de ofrecer talleres sobre el proceso

legislativo. En esta tarea se concentra gran parte del tiempo de

las tareas de la Oficina y también del presupuesto. Con la

intención de ser más eficientes en esta tarea proponemos crear

videos educativos y explicativos que puedan ser colocados en la

página de Participación Ciudadana para el consumo de todos. De

esta manera se cumple con el propósito educativo de una forma

eficiente y económica ofreciéndole a la ciudadanía la información

al momento.

Facebook, Twitter, Blogs y otras redes

Uno de los factores importantes para el alcance y logro de

cualquier iniciativa que busque la participación ciudadana,

evidentemente es la participación. No obstante, muchos son los

señalamientos ante el desconocimiento de estas iniciativas. Es

por eso que unos de los elementos importantes a considerar en

esta propuesta es el uso de las redes sociales para fomentar la

discusión y la participación de la ciudadanía. Con el uso

continuo de las redes sociales proponemos que se invite al

público a completar las encuestas. Asimismo estas nuevas

plataformas servirán de promoción para la iniciativa de

participación ciudadana de una manera económica y eficiente.

¿Participación en manos de quién?

Son varias las tareas que se proponen. Ante este contexto

presentamos la idea de crear una oficina de participación

ciudadana con fuerza de ley. Esto sin duda daría mayor

estabilidad y formalidad a sus trabajos y, más importante, haría

un poco más difícil su desaparición ante un cambio de

administración política. Con una ley que apoye su creación y

permanencia, la asignación de presupuesto y con sus propósitos

delineados por un reglamento se comenzaría a establecer política

pública necesaria en esta vía.

El nombramiento del director o directora de esta oficina

debe ser uno fuera de los nombramientos acostumbrados de cada

cuatrienio y debe realizarse por seis o diez años. Asimismo se

hará el nombramiento de una junta consultora compuesta por

miembros de organizaciones no gubernamentales, estudiantes y

profesores universitarios, ciudadanos y miembros de los cuerpos

legislativos. En la actualidad nos hemos topado con dos

organizaciones no gubernamentales que trabajan el tema de la

transparencia y de la participación en Puerto Rico que bien

pudieran insertarse en la gestación de este proyecto. Estas son

Abre Puerto Rico y Espacios Abiertos.

Entre las responsabilidades que tiene que cumplir la Junta

está la selección de las encuestas o temas a destacar, así como

la redacción de preguntas a consultar y los resúmenes de los

diversos proyectos. Asimismo, tomando en consideración el

calendario legislativo la Junta debe enviar a las comisiones

correspondientes y al legislador proponente, un resumen con los

resultados de la consulta y las encuestas, así como publicar en

la página los resultados de todas las consultas. De igual forma,

al finalizar cada sesión legislativa se debe presentar un resumen

con relación a la acogida del sentir ciudadano, de las medidas

propuestas por la Oficina y su trámite legislativo. Sin duda, el

resultado de esta gestión servirá como medida para conocer la

acogida que tiene el sentir ciudadano en la gestión legislativa.

Al alcance de tu mano

Como bien mencionamos, el 75 por ciento de los usuarios

acceden al internet desde un teléfono celular y entre las

actividades que más realizan los usuarios se encuentra el e-

government como sexta actividad. Estos datos ponen en perspectiva

la necesidad de que toda esta plataforma que presentamos pueda

estar disponible en una aplicación móvil. Esto aumentaría la

participación, ofrecería mayor oportunidad de acceso y sin duda

crearía un gobierno más democrático.

V. Rompiendo paradigmas

Finalmente, la participación ciudadana no se reduce a la

mera radicación de proyectos o presentación de ideas a ser

consideradas por los legisladores. La OPCCR, aunque puede

resultar novel en el proceso legislativo puertorriqueño, es una

iniciativa dirigida a promocionar los mecanismos tradicionales de

participación, los cuales no brindan ni garantizan la verdadera

incidencia de la ciudadanía en la toma de decisiones. Como vimos

en el caso de Chile, los usuarios pueden votar por los proyectos

presentados así como proponer enmiendas a los mismos.

A su vez, la OPCCR opera sobre una fragilidad institucional,

puesto que al estar adscrita a la Oficina del Presidente de la

Cámara, es susceptible a la no continuación del proyecto una vez

sea electo otro Presidente. Esto puede imposibilitar el

desarrollo a largo plazo de otras iniciativas dirigidas a acercar

a la ciudadanía a la toma de decisiones, por lo que proponemos la

ley y los nombramientos a seis o 10 años.

Respecto a la utilización de las TICs, la OPCCR se encuentra

rezagada en relación al modelo analizado. La Oficina visualiza

la utilización de su página web como una herramienta

complementaria a la radicación de proyectos e ideas. Entonces,

continúa predominando la comunicación unidireccional entre el

gobierno y el ciudadano, la falta de material informativo o

complementario y el uso del correo electrónico como medio de

posible intercambio con la ciudadanía. Incluso, la reducción de

la presencia de la OPCCR dentro de la página web de la Cámara

sugiere que no se está conceptualizando la participación

ciudadana más allá de las formas tradicionales. El ejemplo

mencionado ilustra que mediante la incorporación y uso efectivo

del internet se puede trascender dicha visión hacia la inclusión

de nuevas formas de participación y con mejores resultados.

Si bien la OPCCR prioriza el ofrecer talleres presenciales

sobre el proceso legislativo y la redacción de proyectos de ley,

dicha parte educacional por sí sola no constituye participación

ciudadana ni mucho menos un ejercicio de democracia participativa

(como lo sugiere un afiche de promoción sobre los talleres a ser

ofrecidos en Plaza del Caribe en Ponce). Dichos talleres son

considerados por su directora como uno de los grandes logros de

la oficina (Muñiz García, 2013). En cambio, la legislatura

chilena también ofrece talleres presenciales sobre los trámites

legislativos pero como un complemento a otras iniciativas en

favor de la involucración ciudadana en los asuntos del gobierno.

No obstante, esta importante tarea educativa se puede

complementar con videos educativos que permitan la masificación

de la información y el uso eficiente de los recursos.

Por lo tanto, urge repensar el concepto de participación

ciudadana en Puerto Rico. En ese esfuerzo las TICs pueden jugar

un papel principal. El contraste con países latinoamericanos

demuestran -con sus obstáculos y problemáticas- que hay otras

vías o formas de cómo la ciudadanía puede insertarse en el

gobierno. Debe la ciudadanía entonces exigir que se abran dichos

espacios y fiscalizar de una manera activa y continua las

acciones de la legislatura.

Por ello, no podemos obviar que la creación de una nueva

oficina y el establecimiento de nuevos mecanismos y procesos de

participación ciudadana, aunque en teoría saludables para el

sistema democrático, no implica que los legisladores acatarán la

voluntad popular. Ejemplo de esto lo es el continuo rechazo de

los legisladores a aceptar y trabajar sobre el resultado del

referéndum celebrado en julio de 2005 sobre el sistema cameral.

El que este tipo de acción se continúe perpetuando por la clase

política le resta credibilidad y legitimidad al gobierno,

agudizando aún más la crisis de gobernabilidad. Ante esto es

importante que la ciudadanía asuma responsabilidad de igual forma

al momento de exigir y participar de iniciativas como las que

proponemos. Debe ser masiva la participación y contundente para

que no quepa duda del interés ciudadanos en los aspectos

cotidianos.

También, el que la Constitución permita el mecanismo de

descargue de proyectos continuará siendo una deficiencia del

sistema, esto sin importar qué espacio o mecanismo de

participación ciudadana se cree o habilite. Inclusive, la misma

estructura de la Asamblea Legislativa basada en la representación

territorial limita la participación de grupos minoritarios, por

lo cual se entiende que una reforma hacia un sistema unicameral y

proporcional ayudará a subsanar estas y otras limitaciones.

Mientras, reconocemos las limitaciones existentes, pero

preferimos presentar opciones que cambien el quehacer legislativo

y rompan los paradigmas de participación ciudadana y así derribar

la equívoca percepción de que para participar hay que esperar

cuatro años.

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