Los animales marinos en los bestiarios medievales
Transcript of Los animales marinos en los bestiarios medievales
Published in GULLON ABAO, Alberto, MORGADO GARCIA, Arturo, y
RODRÍGUEZ MORENO, José, El mar en la historia y en la cultura, Cádiz,
Universidad, 2013, pp. 159-170, ISBN 978-84-9828-456-0.
LA ZOOLOGÍA EN LA EDAD MEDIA
El animal siempre estuvo presente en el mundo medieval, sus representaciones aparecían en
todos los ámbitos de la vida y de la cultura, desde las esculturas y relieves de las iglesias hasta las
iluminaciones de los códices. La Edad Media, tan rica en simbología, nos dejaría una gran cantidad
de material e información sobre los animales; bestiarios, enciclopedias, cuentos y fábulas llenarían
las estanterías de las bibliotecas y, algunas como el Roman de Renart llegarían a gozar de un gran
éxito. En palabras de Michel Pastoureau, el estudio de este conjunto de imágenes de animales
revelaría más una historia cultural que una historia natural1
1 PASTOUREAU, M., Bestiaires du Moyen Âge, París: Éditions du Seuil, 2011, p. 11. Sobre los animales en la Edad Media, visiones generales en FOSSIER, R., Gentes de la Edad Media, Madrid, Taurus, 2007; RESL, B, (dir.), A cultural history of animals in the Medieval Age, vol. II, Oxford, Berg Publishers, 2007; y GARCIA HUERTA, M.R., y RUIZ GOMEZ, F. (dirs.), Animales simbólicos en la historia. Desde la Protohistoria hasta el final de la Edad Media, Universidad de Castilla la Mancha, 2012.
LOS ANIMALES MARINOS EN LOS BESTIARIOS MEDIEVALES
Francisco Javier Macías CárdenasUniversidad de Cádiz
Bestias marinas. British Library, Harley MS 4751, Folio 68r.
Cuando se estudia la zoología medieval, lo primero que se debe tener en cuenta es que la
perspectiva actual, centrada en las descripciones anatómicas y del comportamiento de las diferentes
especies, solamente se impondría a partir del siglo XVIII, y la Edad Media heredaría una visión más
bien simbólica de los animales, visión que ya encontramos en la cultura clásica y que llevaría a
identificar a cada especie animal con una serie de vicios y virtudes propios del ser humano,
acompañándolos de toda una carga de elementos míticos y maravillosos, y dotándolos de una
simbología religiosa que acercaría a especies como el ciervo a Cristo.
Los hombres del Medievo sentían una gran curiosidad por el mundo animal y a lo largo de
este período se desarrollaron una serie de corrientes relativas a las relaciones entre el ser humano y
el animal así como al trato que se debía dar a éste. Dos serían las principales, la primera de ellas,
que sería la dominante, consideraba al ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, el rey de
la creación, y los animales no serían más que seres imperfectos, por lo que su destino era someterse
a la voluntad del hombre. La segunda estaba menos difundida, aunque la encontramos presente en
algunos bestiarios, es heredera de Aristóteles y nos habla de una especie de comunidad de seres
vivos donde los animales eran también hijos de Dios. Esta segunda corriente daría lugar a una
multitud de preguntas por parte de los teólogos y sabios de la época sobre si los animales tenían
alma y raciocinio y por tanto, si eran dueños de sus actos (apareciendo los ya conocidos juicios a
animales) o si Jesús también vino a salvarlos y si tenían un cielo (en cuyo caso, ¿Es el mismo que el
de los hombres, o es un cielo únicamente para las bestias?)2.
Por último, también se debe recordar que conocimientos de la zoología moderna, que a
nosotros pueden parecernos básicos, eran ignorados en el medievo. Así, nociones como la del
mamífero, eran completamente desconocidas y las clasificaciones de animales tal como podemos
verlas actualmente en los libros de biología, no aparecerían hasta la publicación del Systema
naturae de Linneo en el siglo XVIII. Las clasificaciones tanto de bestiarios como de libros
enciclopédicos sobre los seres vivos solían seguir los modelos de la Antigüedad, que solían seguir
criterios habitacionales, a saber, animales terrestres, acuáticos y volátiles.
LOS BESTIARIOS MEDIEVALES
De entre todos los manuscritos medievales que han sobrevivido al paso del tiempo, los
bestiarios ocupan un importante número3. La considerable cantidad de estos libros que tenemos en
la actualidad nos revela que tuvieron que estar muy extendidos en las bibliotecas de la Edad Media,
de hecho, algunos investigadores se aventuran a considerar que había uno en cada monasterio o
biblioteca privada. Estos bestiarios no eran tratados de historia natural y, además, no pretendían
serlo. Bajo este nombre se designan recuentos de ciertos animales (tanto reales como imaginarios)
que proponen una descripción de sus “propiedades” y que ofrecen enseñanzas morales y religiosas,
si bien no siempre es así, como ocurre con el Bestiaire d´amour de Richard de Fournival, donde lo
2 PASTOUREAU, M., Una historia simbólica de la Edad Media occidental, Buenos Aires,Katz Editores, 2006.
3 Sobre los bestiarios, las obras fundamentales son MC CULLOCH, F., Medieval Latin and French Bestiaires, University of North Caroline Press, 1962; y BAXTER, R., Bestiaires and Their Users in the Middle Ages, Stroud, Sutton Publishing, 1998.
que se pretende es la comparación de las propiedades de ciertos animales con las relaciones
amorosas humanas4. En definitiva, podemos decir que el objetivo de estos bestiarios era, más que
una descripción realista de los animales, alabar la obra de Dios, la naturaleza, glorificando el poder
divino de éste y hablarnos de Cristo, la Virgen y los santos, pero también del diablo y de los
pecadores.
A pesar de que encontramos grandes influencias de los clásicos, donde la producción de
libros sobre animales ya era conocida e incluso numerosa, como revelan la Historia Natural de
Plinio el Viejo o la Colección de hechos memorables de Solino (ambas fueron muy populares en el
medievo), los orígenes delgénero se encuentran en un libro de procedencia y fecha ambigua, el
mítico Physiologus (El naturalista). Este manuscrito, fechado entre los siglos II y V se componía de
36 capítulos donde encontramos descripciones de las características y moralizaciones a través de
pasajes de la Biblia de animales, plantas y minerales. Encontraremos de este modo simbologías de
animales que eran comparados con las virtudes de Cristo como el león o la pantera, o bien con los
vicios del diablo, como el mono. Junto al Physiologus, dos fueron los grandes inspiradores: en
primer lugar, san Isidoro de Sevilla y sus Etimologías (627-630), en cuyo libro XII, “De las bestias
y los pájaros”, encontramos un pasaje repetido en multitud de ocasiones, la escena en que Adán da
nombre a todos los animales de la creación. En segundo término, Aristóteles, qjue volvería a ocupar
un lugar de peso en el saber medieval tras las traducciones de Michel Scot y Guillermo de
Moerbeke y su Historia Animalium tendría una gran influencia en los bestiarios y sobre todo en las
enciclopedias medievales, en las cuales también era habitual la presencia de capítulos dedicados a
las descripciones de animales, bebíendo de las mismas fuentes que los bestiarios. Escritos en un
primer momento en latín y posteriormente en las diferentes lenguas romances, siendo el francés
antiguo el ejemplo más destacable, los bestiarios irían ocupando un lugar importante en la
producción libresca del medievo, llegando hasta nuestros días diversos manuscritos conservados en
bibliotecas como las de Oxford, Cambridge, o la Biblioteca Nacional de Francia, entre otras
muchas. El siglo XIII constituirá el momento culminante de los “bestiarios tradicionales
franceses”, destacando los de Pierre de Beauvais o Philippe de Thaün, ambos de la primera mitad de
la centuria. Podemos mencionar además el Bestiaire divin de Guillaume le Clerc (1210), uno de los
más elaborados y que procede directamente de la tradición del Physiologus, con muchos
comentarios morales y numerosos exempla, del que se conservan 23 manuscritos, lo que nos
demuestra la popularidad que llegó a alcanzar. Para finalizar esta breve enumeración, se debe hacer
una mención especial al Bestiaire d´amour de Richard de Fournival, fechado en 1252, y que supo
trasladar, con ciertas dosis de humor, la doctrina del archiconocido Physiologus a la retórica
4 MALAXECHEVERRIA, I., Bestiario medieval, Madrid, Ediciones Siruela, 2008, p. 22.
amorosa. Tanto en verso como en prosa, cada propiedad de los animales era descrita y comparada
con los diversos comportamientos humanos en relación al amor. Este bestiario tuvo una enorme
repercusión y surgieron numerosas copias y textos basados en el libro de Fournival, entre ellos el
Bestiaire d´amour rimé, el Bestiario Toscano, el Bestiario moralizado de Gubbio o el Bestiario en
prosa de Cambrai.
En los bestiarios, estudiar al animal consiste primeramente en describirlo y luego en buscar
y desarrollar los significados escondidos apoyándose en la Biblia. Así, cada animal aparece como la
figuración de algo que le corresponde en un plano superior y del cual es el símbolo, si bien algunos
animales pueden tener una simbología ambivalente, como es el caso del perro, que en muchas
ocasiones aparece como símbolo del hereje, pero a su vez es visto como un guardián. Al contrario
que en la actualidad, donde las clasificaciones de animales se fundamentan en caracteres
morfológicos, en los bestiarios medievales esta clasificación se hacía por criterios habitacionales, es
decir, dependiendo de donde estuvieran ubicados los diferentes animales, existiendo, al igual que en
el mundo griego y romano, cinco grandes familias: cuadrúpedos, pájaros, peces, serpientes y
gusanos (donde se enmarcaban la mayoría de los seres de tamaño pequeño, insectos, etc.)
Hablar de libros de bestias es hablar de las iluminaciones que los acompañan, referencia de
una importancia extrema y que cumplían una función vital. Se sabe que al menos uno de cada tres
manuscritos conservados están iluminados, lo que significa una cantidad considerable. Estas
iluminaciones tenían dos propósitos principales: el primero de ellos sería el de servir de
reconocimiento en un mundo donde la mayoría de los lectores no había visto en su vida muchos de
los animales que se describían en los bestiarios, para ello se usaban unos códigos iconográficos por
los cuales los animales eran representados siempre de la misma forma, con una serie de
características que los hacían reconocibles simplemente de un vistazo. Así, animales como la
pantera, que siempre tendría numerosos colores (normalmente siete), eran coloreados o dibujados
de cierta forma para que el lector pudiera reconocerlo inmediatamente. El segundo propósito hace
referencia a la jerarquía (creada por el hombre) que existía dentro del mundo animal (no debemos
olvidar que muchas veces, los bestiarios se organizaban, además de por criterios habitacionales,
siguiendo una escala jerárquica). De esta forma, los animales más importante, tales como el león,
tendrían una iluminación que ocuparía prácticamente una página entera y estaría muy bien
realizada, para animales de inferior importancia, como podría ser el lobo o el zorro, se realizarían
iluminaciones de menor tamaño, pudiendo ocupar de media página a una viñeta de tamaño medio.
Finalmente, las criaturas más ínfimas tendrían una imagen pequeña o incluso en una misma
iluminación aparecerían varias a la vez, creando viñetas con varios animales juntos, como es el caso
de la mayoría de los peces y muchos de los insectos.
LOS ANIMALES ACUÁTICOS
El mar ha aterrorizado al hombre a lo largo del tiempo, era un lugar desconocido y que
escapaba completamente a su control, en él se encontraban criaturas desconocidas y diabólicas , así
mismo escondía peligros inimaginables. El hombre medieval tendería a demonizar aquello que no
podía dominar, los espacios inexplorados eran temidos y convertidos en lugares prácticamente
prohibidos, como pasaría con el bosque, donde en el imaginario medieval ocurría todo tipo de
sucesos sobrenaturales y era el hogar de brujas, monstruos y del mismo diablo. Del mismo modo,
el mar, vasta extensión de aguas negras y prácticamente desconocido e inexplorado por el ser
humano, sería el lugar más temido y demonizado de este período. El mundo de las aguas y el del
infierno son, en efecto, de la misma naturaleza, un paraje sombrío, donde se sufre y se muere de la
peor forma posible, el ahogamiento (no olvidemos que morir ahogado era una de las peores muertes
que se podían sufrir en la Edad Media) y en el que los hombres que se atreven a aventurarse, los
marineros, eran considerados personajes inquietantes y mirados con un cierto recelo.
Este miedo al mar tenía también una causa importante, los seres que vivían en sus
misteriosas aguas. Estos animales son para el hombre inquietantes y terroríficos. El mundo
medieval conocía mal a los peces5, que eran considerados criaturas extrañas, que vivían en un
medio hostil y que no tenían necesidad de respirar. Entre los peces, se prefería a aquellos que vivían
en agua dulce, ya que se consideraban más puros, sanos y nutritivos. Además, sólo en los lugares
próximos a la costa se podían proveer de pescado fresco, para las zonas de interior solían ser
vendidos secados o salados. Frecuentemente, pescar en el mar era algo de lo que todo buen cristiano
debía abstenerse, como les gustaba decir a los predicadores , que no dejaban de subrayar el juego
de palabras entre pecar y pescar. Curiosamente, el pescado podía ser comido habitualmente dentro
de los tiempos litúrgicos y en algunas ocasiones la demanda de pescado dio origen a la creación de
“granjas de pescado” o piscifactorías en algunos monasterios6.
5 Ya llamó sobre ello la atención DELORT, R., Les animaux ont une histoire, París, 1984.
6 RESL, B., “Animals in Culture, ca.1000-ca.1400” en A cultural history of animals in the Medieval Age, p. 5.
Pero en los mares vivían seres peores que los peces. Bajo sus aguas habitaba una gran
cantidad de monstruos aterradores, desde enormes ballenas a crueles sirenas. Eran los dominios de
una fauna terrorífica y fantasmal, donde especies de gigantes convivían con criaturas híbridas sin
nombre que tomaban prestada la forma de seres humanos y de animales terrestres. Viven así, entre
los peces, seres que son marinos y terrestres, enemigos de los hombres y de las criaturas de la
superficie. A continuación vamos a ver el tratamiento que los bestiarios daban a algunas criaturas
marinas. La mayoría de los peces que conocemos actualmente no solía aparecer en estos
manuscritos, que se interesaban más por los animales más representativos y simbólicos que por
hacer un verdadero listado de los seres que habitaban en los mares, por lo que apenas son
comentados.
LA BALLENA
Ballena. Bodleian Library, MS. Ashmole 1511, Folio 86v.
Conocida por muchos nombres, aspidochelone, cetus o serra, la ballena era, para la cultura
medieval el más grande de los peces. En los bestiarios, este gran animal, al que se le atribuía un
color arenoso a causa de que muchos marinos confundían sus espaldas con una isla y atracaban en
ella, la ballena es la gran maravilla del mar. Temida y respetada, la ilustración de la ballena suele ser
de gran tamaño, esto nos indica la importancia que tenía y el valor que se le daba, sus características
físicas podían cambiar de uno a otro, si bien esta historia se repite una y otra vez:
“La propiedad y naturaleza de la ballena es que permanece tanto tiempo en un mismo lugar
que sobre ella crecen arbustos y hierbas; así, los marinos, que tienen gran deseo de descansar en
tierra, creen haber encontrado un monte de tierra y de piedras. Y así descansan sobre ella, y
encienden fuego. Y cuando siente el calor del fuego, se sumerge en lo más profundo del mar y
perecen todos los marinos. La ballena significa este mundo: todos los que creen haber hallado
reposo en este mundo se ven engañados en sus locos deseos; pues todas las cosas mundanas son
efímeras” 7.
Según la tradición, su estomago era enorme, y como el diablo, era una seductora. La ballena
aparecería como un monstruo terrible, diríamos el Leviatán de la Biblia8. En el bestiario medieval
la ballena es siempre comparada con el Diablo y todas las acciones que hace son comparadas con
actos destinados a la corrupción del alma, como podemos ver en este texto del Bestiaire divin de
Guillaume le Clerc: “Este pez, cuando siente hambre, abre la boca de par en par, y de ella sale un
olor que resulta muy placentero. De inmediato acuden todos los pececillos, que se precipitan
juntos, en multitud, dentro de sus fauces, atraídos por el aroma, que les parece agradable; el cetus
cierra las mandíbulas. [...] Lo mismo hace el demonio: abre las fauces desmesuradamente hacia
las gentes de poca fe, hasta que las ha atraído; pues los que son de convicciones débiles resultan
muy fáciles de pescar para el que sabe poner el cebo” 9. En definitiva, era un ser dañino y temido,
una de las peores bestias que podemos encontrar en el mar y que no posee ningún atributo positivo.
7 MEYER, A. (ed.), Der waldensische Physiologus, 1890, p 415.
8 STEEL, C., “Animaux de la Bible et animaux d´Aristote”, en Aristotle´s animals in the Middle Ages and Renaissance, Lovaina, Leuven University Press, 1999, p. 18
9 CARLILL (trad.), “Physiologus”, en Epic of the Beast, Londres, Carlill and Stallybrass, 1924, p. 206.
Otro tipo de ballena es también mencionado a veces en los bestiarios, es la llamada serra, un
monstruo híbrido, mitad pez, mitad pájaro que posee dos grandes alas en su espalda y una gran
cresta con púas que le permite ensartar navíos a los que eleva por los aires y luego deja caer.
Serra. Kongelige Bibliotek, Gl. kgl. S. 3466 8º, Folio 43v.
EL DELFÍN
Aunque la ballena jugaría el rol de la criatura marina más grande, el delfín sería para el
bestiario medieval el rey del mar y en muchas ocasiones, en las iluminaciones, este animal portaría
una corona. En los bestiarios no es muy representado y no lo encontramos tanto como en el mundo
clásico, donde abundaban las creencias sobre el gusto del delfín por la música o la amistad que
profesaba a los niños. En la Edad Media, las principales características del delfín serían su rapidez,
el hecho de que no pusiera huevos para su reproducción y su extraña anatomía, como por ejemplo,
su boca situada a nivel del vientre: “Se cuenta también que vive en el mar una bestia llamada
delfín; posee dos largas alas, y cuando un navío en alta mar, dominado por la violencia de las olas,
corre peligro de irse a pique, entonces se compadece esta bestia de los marineros. Alzando sus alas
a lo alto, se coloca bajo el barco y lo levanta sobre la superficie, lejos del oleaje. Y continúa
llevando esta carga durante algún tiempo, aunque al final se cansa, y abandona ese esfuerzo que
va en aumento” 10.
Al igual que la ballena, el delfín es situado entre los peces a pesar de no serlo, sin
embargo, sí se sabía que los delfines no nacían de huevos, sino que eran llevados por la madre: “Y
sabed que los delfines paren hijos en vez de poner huevos, y los llevan en su vientre diez meses,
criándolos y alimentándolos con su leche. Y cuando estos hijos son jóvenes, los cobijan en la
garganta, para protegerlos mejor” 11. Este animal era visto como un símbolo de la constancia y
muchas veces era comparado con el hombre que, siendo bueno, cae ante las dificultades. Por ello, se
hacía frecuente referencia a la necesidad de perseverar en las acciones justas y buenas cuando se
habla del delfín.
LA SIRENA
Si para el mundo antiguo la sirena sería más pájaro que pez, en el mundo medieval se
tendría una imagen opuesta, y es por ello que es incluida normalmente dentro del bestiario
acuático, puesto que posee el cuerpo de una mujer que desciende hasta las caderas y termina en una
cola de pez. Lo que en la antigüedad era considerado sirena, el medievo le daría el nombre de arpía.
Se decía que las sirenas marinas eran más cautelosas que las arpías, ya que atraían a los hombres
con la belleza de sus cuerpos (la mitad inferior siempre se oculta bajo el agua) y sus cantos los
llevaban hacia alta mar, donde los marinos terminaban por dormirse. Las sirenas montaban entonces
en el barco y abusaban de los dormidos y después los tiraban al abismo, aunque algunas se comían
sus cadáveres. Para escapar de las sirenas, la mayor parte de los marinos del momento se taponaban
los oídos. Richard de Fournival, en su Bestiaire d´amour nos dice lo siguiente: “Existen tres tipos
de sirena: dos de ellas son mitad mujer, mitad pez y la última mitad mujer, mitad pájaro. Las tres
especies son músicas: una toca la trompeta, la otra el arpa y la tercera canta. Su melodía es tan
agradable que, si un hombre la escucha, por muy lejos que esté, va a encontrar la fuente. Cuando
éste llega a encontrarla, se duerme. Entonces, cuando una sirena lo encuentra dormido, lo mata12”.
10 Ibídem, p. 204.
11 LATINI, B., Li livres dou tresor, ed. de FJ. Carmody, Berkeley-Los Ángeles, University of California Press, 1948, p. 130.
12 FOURNIVAL, R., Bestiaire d´amour, París, Auguste Aubry éditeur, 1860, pp. 181-183.
Monstruo híbrido, de la sirena siempre se tuvo una visión muy negativa en la Edad Media y
era a menudo un ser asociado al demonio. Al igual que el diablo, las sirenas son unas cautivadoras
que utilizan su belleza y sus cantos para atraer a los incautos marineros, al igual que se atrae al
débil de alma. Los bestiarios latinos, a semejanza del Physiologus nos dirían lo siguiente: “Así, los
seres humanos ignorantes e incautos se ven engañados por las hermosas voces, cuando los
encantan las faltas de delicadeza, los rasgos de ostentación o los placeres, o cuando se vuelven
licenciosos debido a las comedias, tragedias y cancioncillas diversas. Pierden todo su vigor
mental, como si estuviesen sumidos en profundo sueño, y, de pronto, el ataque arrebatador del
Enemigo cae sobre ello” 13.
LA OSTRA
Sabemos que la mayoría de los animales marinos tenía una valoración muy negativa,
llegando muchos a ser considerados como seres diabólicos, pero la ostra sería diferente y uno de los
pocos animales marinos que tendrían una imagen positiva y que llegaría a ser símbolo de Cristo y
de la Virgen. Para los enciclopedistas medievales, la ostra es un pez encerrado en una concha que se
abre dependiendo de la fase de la luna y entonces asciende a la superficie. Puede ser fecundada por
el rayo del sol naciente y entonces se convierte en un animal perfectamente puro, simbología de la
Virgen, ya que al igual que ella, fue fecundada por un rayo de sol (el Espíritu Santo) y da a luz una
perla, simbología de Cristo. El peor enemigo de la ostra es el bogavante, criatura diabólica dotada
de cuernos y pinzas que recurre a la astucia para devorarla. “La ostra es un pez marino encerrado
en una concha, como un cangrejo, y es redonda del todo; pero se abre y se cierra cuando quiere. Su
morada está en el fondo del mar, pero al alba y por la noche sube a la superficie y recoge el rocío
en su interior [...] y sabed que si el rocío es puro y limpio por la mañana, las perlas serán blancas
y relucientes; si no, no será así” 14.
La perla también tendría mucha importancia y un gran valor como piedra preciosa. El
lenguaje de las gemas que existía en la Edad Media consideraría a la perla como una de las más
puras piedras que se podía encontrar en la naturaleza y que sólo podía ser encontrada con la ayuda
de otras piedras preciosas, como el ágata. Ésta forma de encontrarla tiene una simbología religiosa
13 WHITE, T.H., The Bestiary. A Book of Beast, Nueva York: G.P. Putnam´s Sons, 1960, p. 135.
14 LATINI, B., op. cit., p. 130.
muy fuerte ya que el ágata representaba a san Juan Bautista y el Physiologus comparaba ésta
búsqueda con la del Bautista al Mesías, representado por la perla.
LOS PECES
“Queremos contaros ahora sobre una gran maravilla que hay en el mar. Allí, los peces son
tan variados como los gusanos en la tierra y las aves arriba, en los aires: unos son blancos, otros
manchados, otros negros y otros pardos. Os aseguro que los peces son igualmente variados en el
mar; pero ciertamente, no pueden conocerse sus propiedades igual que las de los animales
terrestres. En la mar, que es grande y monótona, hay esturiones, ballenas, rodaballos, marsopas y
un gran pez llamado cachalote.”15
Pez espada: British library, Yates Thompson 19 1315-1325, Folio 48r.
Como diría Plinio, cada animal terrestre, tiene su equivalente en el mar y es por eso que
muchas veces encontramos en los bestiarios peces como el pez cerdo, representado normalmente
como un jabalí en forma de pez. Los peces son seres extraños, a veces inquietantes, a veces
admirables. Pero no todos son dignos de admiración para los escritores de la época, ya que algunos
son crueles y devoran a sus hijos y otros lascivos o astutos.
15 LE CLERC, G., Le Bestiaire Divin, Leipzig, Reisland, 1890, vv. 2239.
Algunos peces representados con frecuencia serían el esturión, al que se considera bribón
como al demonio, ya que es el único pez que tiene las escamas a la inversa, de la cola hacia la
cabeza y parece que nada en el sentido contrario al que se dirige. Sin embargo, se insistirá en que su
carne es deliciosa. El pez espada sería otro muy representado y comparado en muchas ocasiones
con el caballero, con su nariz larga y en forma de espada, que podía estar serrada. Según
Pastoureau: “Es un arma que sabe usar muy bien para abatir a otro peces, rasgar en filete a los
pescadores y desgarrar el casco de los barcos. Osa incluso a enfrentarse a la ballena a la que
atraviesa con su espada. Ningún pez es así de belicoso” 16.
Hacer referencia, por último, al atún, que también aparece en algunos bestiarios, destacando
la referencia al color rojo de su carne, como corresponde a un ser de carácter sanguíneo. Se decía
que luchaba constantemente con el pez espada y que era muy numeroso en los mares de la India,
tanto que la tradición decía que Alejandro Magno tuvo que librar batalla para poder pasar con su
flota por estos mares. Por último, la rémora también tiene algunas citas en estos manuscritos y era
considerada como un pez astuto, capaz de resistir a las grandes tempestades a pesar de su tamaño ya
que se agarraba a piedras de gran tamaño. Era visto como un pez positivo para el ser humano, que
podía ayudar a las embarcaciones a salvarse de las tormentas porque se decía que podía sujetar a los
barcos con tanta fuerza que estos no podían moverse.
16 PASTOUREAU, M., Bestiaires, p. 185.