Las leguminosas como indicadores de conservación-perturbación

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Las leguminosas como indicadores de conservación-perturbación O. DORADO 1,2 , D. M. ARIAS 1 , V. SORANI 1 , J. M. DE JESÚS 1 , R. RAMÍREZ 1 , E. LEYVA 1 1 Centro de Educación Ambiental e Investigación Sierra de Huautla (CEAMISH) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos 2 Consejo Estatal Técnico de la Educación del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos Cuernavaca, Morelos, México e-mail: [email protected] INTRODUCCIÓN La conservación de la biodiversidad es uno de los temas más importantes en la actualidad, y esto se debe básicamente a la alarmante velocidad con la que se están perdiendo las áreas silvestres a escala mundial; los niveles de destrucción de la biodiversidad están rebasando los que las grandes extinciones se han presentado en la historia de la Tierra (Soulé, 1986, Meffe y Carroll, 1994, Noble y Dirzo, 1997, Bazazz et al., 1998). Del total de la biodiversidad mundial, la mayor parte se concentra en pocos países llamados megadiversos (Mittermeir, 1988) como lo es el caso de México (Dirzo, 1992; Flores y Geréz, 1984; Wright et al., 1995; Sarhukán y Dirzo, 2001; Trejo y Dirzo, 2002); sin embargo estos países –la mayoría tropicales- presentan en la actualidad los problemas más serios de deforestación y fragmentación de ecosistemas, (Birregaard et al., 1992; Skole y Tucker, 1993; Meffe y Carroll, 1994; Trejo y Dirzo, 2000; Bruna y Crees, 2002). En México uno de los problemas más graves es la erosión, de los 200 millones de has del territorio, 154 millones presentan diversos grados de erosión (78.3%), esto debido fundamentalmente a: i) cambio de zonas forestales por potreros ganaderos, y ii) la agricultura extensiva en pendientes pronunciadas, la salinización del suelo, lo cual ocasiona la lixiviación de los nutrientes y la baja fertilidad. Es paradójico que con la gran diversidad biológica de México ubicado en el 4º lugar en cuanto a número de especies, muchas de éstas están en grave peligro de desaparecer. La pérdida de estos sistemas biológicos lleva consigo, entre otros muchos efectos negativos, la imposibilidad de conocer los procesos biológicos que se llevan a cabo en ellos, tales como la dinámica genética, las interacciones y estados sucesionales que ocurren en dichos sistemas, entre otros (Álvarez-Bulla, 1986; Chsusman, et al., 1995; Mooney et al., 1995a; 1995b); asimismo una gran cantidad de especies útiles al ser humano desaparecen con esta destrucción (Maldonado, 1997). Esta información etnobiológica es imprescindible para instrumentar políticas eficaces de conservación en las áreas naturales que aún quedan, debido a que esto servirá para priorizar los esfuerzos en conservación de aquellas especies más vulnerables o de los ecosistemas más amenazados (Wilson, 2000). Cítese como: DORADO , O. Et al. Las leguminosas como indicadores de conservación-perturbación. [En línea]. Cuba. 2005. ISBN 959-250-156-4. Disponible en: www.dama.gov.co

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Las leguminosas como indicadores de conservación-perturbación

O. DORADO1,2, D. M. ARIAS1, V. SORANI1, J. M. DE JESÚS1, R. RAMÍREZ1, E. LEYVA1

1Centro de Educación Ambiental e Investigación Sierra de Huautla (CEAMISH) de la

Universidad Autónoma del Estado de Morelos 2Consejo Estatal Técnico de la Educación del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos Cuernavaca, Morelos, México

e-mail: [email protected]

INTRODUCCIÓN

La conservación de la biodiversidad es uno de los temas más importantes en la actualidad, y esto se debe básicamente a la alarmante velocidad con la que se están perdiendo las áreas silvestres a escala mundial; los niveles de destrucción de la biodiversidad están rebasando los que las grandes extinciones se han presentado en la historia de la Tierra (Soulé, 1986, Meffe y Carroll, 1994, Noble y Dirzo, 1997, Bazazz et al., 1998). Del total de la biodiversidad mundial, la mayor parte se concentra en pocos países llamados megadiversos (Mittermeir, 1988) como lo es el caso de México (Dirzo, 1992; Flores y Geréz, 1984; Wright et al., 1995; Sarhukán y Dirzo, 2001; Trejo y Dirzo, 2002); sin embargo estos países –la mayoría tropicales- presentan en la actualidad los problemas más serios de deforestación y fragmentación de ecosistemas, (Birregaard et al., 1992; Skole y Tucker, 1993; Meffe y Carroll, 1994; Trejo y Dirzo, 2000; Bruna y Crees, 2002). En México uno de los problemas más graves es la erosión, de los 200 millones de has del territorio, 154 millones presentan diversos grados de erosión (78.3%), esto debido fundamentalmente a: i) cambio de zonas forestales por potreros ganaderos, y ii) la agricultura extensiva en pendientes pronunciadas, la salinización del suelo, lo cual ocasiona la lixiviación de los nutrientes y la baja fertilidad. Es paradójico que con la gran diversidad biológica de México ubicado en el 4º lugar en cuanto a número de especies, muchas de éstas están en grave peligro de desaparecer.

La pérdida de estos sistemas biológicos lleva consigo, entre otros muchos efectos negativos, la imposibilidad de conocer los procesos biológicos que se llevan a cabo en ellos, tales como la dinámica genética, las interacciones y estados sucesionales que ocurren en dichos sistemas, entre otros (Álvarez-Bulla, 1986; Chsusman, et al., 1995; Mooney et al., 1995a; 1995b); asimismo una gran cantidad de especies útiles al ser humano desaparecen con esta destrucción (Maldonado, 1997). Esta información etnobiológica es imprescindible para instrumentar políticas eficaces de conservación en las áreas naturales que aún quedan, debido a que esto servirá para priorizar los esfuerzos en conservación de aquellas especies más vulnerables o de los ecosistemas más amenazados (Wilson, 2000).

Cítese como: DORADO, O. Et al. Las leguminosas como indicadores de conservación-perturbación. [En línea]. Cuba. 2005. ISBN 959-250-156-4. Disponible en: www.dama.gov.co

Por otro lado, un aspecto que se debe considerar es que la biodiversidad no es homogénea, y cada región presenta peculiaridades en cuanto a la composición florística y estructura horizontal según su posición geográfica (Gentry, 1995, Gómez-Pompa, 1965). Asimismo, se debe considerar que las poblaciones no están distribuidas de manera aleatoria, sino más bien pueden ser patrones microambientales los que determinan su distribución y abundancia (Harper, 1977; Hubbell y Foster, 1986); por lo que es necesario evaluar el tipo de distribución de las especies y así saber cuáles son las condicionantes que determinan si una especie es rara o no (Rabinowitz et al., 1986). Tomando en cuenta la relación especie-abundancia, generalmente se asume que entre mayor sea el número de individuos de una especie, las posibilidades de éxito son mayores. Entendiendo el “éxito” como la capacidad de supervivencia y reproducción, componentes inherentes de la aptitud (Darwin, 1872; Odum, 1971; Pianka, 1982; Futuyma, 1998).

El desarrollo de actividades humanas sin duda significa la alteración de los procesos biológicos, sin embargo, el deterioro ocasionado por este tipo de actividades productivas debe y puede ser revertido de forma ordenada (Maser, 2000); a este respecto, es importante señalar que los estudios de restitución del paisaje como lo es la reforestación deben estar sustentados científicamente, con el objeto de que de ellos surjan las medidas de mitigación que contrarresten el deterioro ecológico de la manera más adecuada, es decir, tratando de replicar las condiciones en que el ecosistema se encontraba antes del impacto humano (Primack, 2000). Una estrategia óptima de mitigación se puede lograr por medio de una Restauración Ecológica con bases sólidas; para esto es necesario conocer las características biológicas, físico-químicas y geológicas de la zona impactada. En décadas pasadas la reforestación había sido la solución planteada a los problemas de deforestación por causas naturales o humanas, para lo cual se utilizaban especies resistentes a plagas, sequía e infertilidad del suelo, además de crecimiento rápido, como los Ficus y Eucaliptos (Primack y Massardo, 2001), sin embargo esto lejos de restituir las condiciones originales muchas veces deteriora aún más el ambiente, por lo tanto lo que se debe perseguir es lo que los especialistas han llamado La Restauración Ecológica (RE).

De manera natural, los ecosistemas son frecuentemente alterados o colapsados, por ejemplo: erupciones, inundaciones, incendios naturales, tectonismo, etc. La capacidad de los ecosistemas de recuperarse a estas catástrofes depende de las condiciones ambientales subsiguientes, es decir de la temperatura, humedad y de los factores bióticos que circunden el área perturbada. En resumen, esto depende de la resistencia y resilencia de las comunidades que se ven afectadas por el impacto de modificaciones cíclicas-predecibles y catastróficas impredecibles.

Al proceso de autorrecuperación se le conoce como sucesión secundaria (Odum, 1971), donde existen varias etapas o seres. Sin embargo, este mecanismo natural es lento y complejo (Krebs, 1978). Adicionalmente, en ocasiones los ecosistemas se perturban a tal grado que es muy difícil que éstos se recuperen por si mismos; en estos casos es evidente que la restauración ecológica es una prioridad fundamental, y un reto para los especialistas en áreas del conocimiento, que va desde los ingenieros, biólogos, sociólogos y antropólogos, principalmente (Turk y Turk, 1984).

Para restablecer las unidades ecológicas (ecosistemas, comunidades y poblaciones) es necesario que se tomen en cuenta los elementos presentes en cada nivel antes de su modificación o perturbación; tal es el caso de la utilización de flora y fauna autóctona (Arriaga et al., 1984: Vázquez-Yanes y Batis, 1996). Del conocimiento científico previo a la modificación del entorno natural, dependerá la eficacia y curso óptimo del programa de restauración que se proponga.

Es importante tener claros los antecedentes para no desviar el producto final de dicho proyecto, ya que es posible que se desvíen las metas y objetivos originales de la restauración ecológica (figura 1).

La relación que se establece entre la restauración de un ecosistema y la teoría ecológica es la aplicación de los conocimientos ecológicos básicos a un problema concreto de restauración y de conservación. Es decir, para poder restaurar un ecosistema es necesario conocer al menos los procesos que subyacen en su funcionamiento y su estructura para poder identificar cada uno de los elementos que los conforman y la forma en que se ensamblan. Una RE exitosa es capaz de acelerar un proceso sucesional (figura 2) en un tiempo relativamente corto comparado con otro evento en el que no se haya llevado a cabo ninguna manipulación. Los ecólogos deben aprender mucho acerca de la estructura y funcionamiento de los ecosistemas y comunidades examinando sus partes y sus procesos (Eldon y Bradley, 1992).

Algunos trabajos en restauración utilizan el principio de sucesión, pero facilitando y agilizando los proceso de dispersión y establecimiento de especies nativas; tal es el caso del Parque Nacional de Guanacaste, en Costa Rica (Meffe y Carroll, 1994), estrategia que en el presente documento denominamos Sucesión Inducida. En este sentido cabe señalar que un factor determinante es el suelo, ya que los procesos bioquímicos que en él se desarrollan son determinantes para el establecimiento de la capa vegetal. Existen ejemplos donde el detener la presión sobre el ambiente ha ayudado a la regeneración de sitios naturales, con ayuda de algunos dispersores como aves y murciélagos (McClanahan y Wolfe, 1993; Robinson y Handel, 1993; Williams-Linera, 2001). Estudios preliminares en la Sierra de Huautla, confirman lo anterior, ya que se ha reportado que los sitios que han sido deforestados con fines agrícolas puedan regenerarse en pocos años, aún sin aplicar ningún tipo de reforestación, sólo deteniendo la causa de presión sobre el ambiente (en este caso

Figura 1. La trayectoria de un proyecto de restauración pueden ser observados en términos de la estructura y funcionamiento del ecosistema (Tomado de Meffe y Carrol, 1994).

Fig. 2 Estado sucesional de un sitio perturbado de SBC (de izquierda a derecha)

las actividades agropecuarias) lo que habla de que la regeneración natural es un hecho.

Las leguminosas son el grupo más diversificado de plantas vasculares en la Reserva de la Biosfera Sierra de Huautla (REBIOSH), y cuenta con un registro de 125 especies, representando el 13 % de la flora conocida de la región. Asimismo, varias especies son muy abundantes a lo largo de la Sierra. Todo esto, aunado al hecho de que en dicha familia se representan los tres formas de vida principales (hierbas, arbustos, y árboles), ya que son organismos que siempre están presentes en el ecosistema, las posibilita para ser un excelente sistema para considerarlas como indicadores de conservación-perturbación en el trópico seco de México, particularmente de la Cuenca del Río Balsas. El presente estudio incluye la delimitación de las especies indicadoras para diferentes estados sucesionales, utilizando tanto el conocimiento biológico que se tiene de los grupos, como de la región.

Con base a este planteamiento, y a la experiencia que se tiene en el conocimiento de las Leguminosas de Morelos, especialmente de la REBIOSH- (Dorado, 1987; Dorado & Arias, 1992), se decidió iniciar un proyecto de identificación de indicadores de conservación-perturbación, utilizando a las Leguminosas como grupo de estudio (INDILEGUM).

En los últimos años ha habido un incremento considerable en estudios que intentan identificar indicadores de conservación, perturbación o regeneración y se han utilizado una amplia gama de grupos tales como plantas (Anderson, 1994; McLachland & Basely, 2000), Insectos (Rykken et al., 1997), aves (Canterbury, et al., 2000; Chase et al., 2000), mamíferos (Avenant, 2000; Chase et al., 2000; Medellín et al, 2000). Así mismo, se han determinado indicadores para diversos tipos de vegetación, incluyendo el bosque desiduo del Este de Estados Unidos (McLachland & Basely, 2000), selva alta perennifolia (Medellín, et al., 2000). Existe evidencia reciente de que no todos los estratos se regeneran a la misma velocidad (Robinson et al., 1994; McLachland & Basely, 2000) y por lo tanto, contar con grupos biológicos como las leguminosas (con los tres estratos; herbáceo, arbustivo y arbóreo), es de gran relevancia para contar con un amplio espectro de monitoreo.

Los resultados del presente estudio son de gran valor para i) determinar los diferentes tipos de áreas con respecto a la edad después de la perturbación, ii) los niveles de recuperación de sitios perturbados.

METODOLOGÍA

a) Ubicación de los sitios de muestreo

Un primer componente de este proyecto fue el de seleccionar los sitios de trabajo. Estos deberían cumplir con el requisito de presentar diferente tiempo de abandono, así como topografía (p.e. sitios planos) y tipo de suelo similares (sin pedregocidad). Se consideró también el tipo de uso para cual estaban destinados esos terrenos, por ejemplo, agricultura o ganadería.

Con la ayuda de los pobladores de la región se lograron ubicar 5 sitios, cada uno con una réplica, localizados en un rango de 4 km alrededor del poblado de “El Limón”, Municipio de Tepalcingo, dentro del polígono de la REBIOSH. Posteriormente se realizaron visitas para determinar el estado de conservación/perturbación de los terrenos y definir los cuadrantes considerados para este trabajo. El rango de edades de abandono de los terrenos seleccionados son las siguientes: i) 0 a 4 años, ii) 5 a 8 años, iii) 7 a 16 años, iv) 17 a 32, y v) selva conservada. La ubicación exacta de los terrenos se hizo mediante un geoposicionador geográfico satelital (GPS), para posteriormente con la ayuda de Sistemas de Información Geográfica (SIG) ubicarlos de manera precisa en una mapa de la localidad.

b) Censo de especies leñosas

Una vez identificados los sitios de trabajo se procedió a elaborar un diseño para censar las especies leñosas (principalmente leguminosas) presentes en cada uno. El diseño consistió en 4 parcelas de 5 X 50 m (0.1 ha) ubicadas aleatoriamente dentro de cada terreno. Las parcelas se marcaron con el uso de estacas para poder hacer un seguimiento a través del tiempo considerándolas como parcelas permanentes. Dentro de cada parcela se marcaron y etiquetaron todos las especies leñosas de leguminosas, las cuales presentaban un Diámetro a la altura del Pecho (DAP) ≥ a 2.5 cm. Se etiquetaron con la ayuda de etiquetas plásticas (cinta DIMO®). En caso de que los árboles presentaran mas de una rama a la altura del pecho se consideró la medida de cada rama y al final se promediaron los resultados. Con los datos obtenidos se determinó la composición florística de leguminosas dentro de cada parcela permanente (índices de diversidad), así como determinar cual o cuales géneros y/o especies son las dominantes dentro de cada estrato de conservación-perturbación. Cada uno de los individuos (leguminosas) se ubicó en un mapa para facilitar su ubicación en los censos posteriores.

Otro componente que se pretende evaluar para el caso de las especies de leguminosas es el crecimiento; para lo cual las plantas se marcaron a la base con la ayuda de pintura vinílica, y se tomaron las medidas del diámetro a la base (DAB). Esta marca funciona como punto de partida para que las mediciones subsecuentes se realicen en el punto exacto donde se llevó a cabo la primer medición. Las mediciones se realizarán dos veces por año (cada 6 meses). Asimismo, se censaron y midieron todas las especies leñosas que no fuesen leguminosas, lo cual permitirá conocer cómo es la composición florística de cada uno de los sitios de estudio (índices de diversidad), así como determinar que especies se comparten entre estratos de conservación-perturbación, y potencial determinar que papel juegan las leguminosas en el establecimiento de otras especies.

De cada uno de los individuos censados dentro de las parcelas permanentes se colectaron ejemplares botánicos no sólo para posteriormente su posterior identificación (en caso de poderse identificar en campo) sino para tener ejemplares de respaldo depositados en el herbario de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (Herbario HUMO).

C) Censo de especies herbáceas

i) Protocolo de muestreo

Para llevar a cabo este censo se hicieron sub-parcelas de 80 X 80 cm ubicadas de manera aleatoria dentro de cada parcela permanente de 5 X 50 m. El tamaño de las sub-parcelas se definió mediante la elaboración de curvas de acumulación de especies; esto es, primeramente se identificaron las especies herbáceas dentro de una sub-parcela pequeña de 10 X 10 cm, posteriormente el tamaño se incrementaba 10 cm, con lo cual en el momento que el número de especies no se incrementaba más y la gráfica llegaba a ser asintota, en ese momento se consideraba que el tamaño adecuado era de 80 X 80 cm. Para definir el número de sub-parcelas dentro de cada parcela permanente se siguió un protocolo similar; esto es, primeramente se cuantificaron las especies existentes en una sub-parcela de 80 X 80 cm, después se cuantificaban las especies de una segunda sub-parcela y así consecutivamente hasta llegar a un número de sub-parcelas en el cual el número de especies no cambiaba y en la cual la curva llegaba a su asintota. Con esta metodología se determinó que el número de sub-parcelas adecuado para este tipo de censo fuese de seis sub-parcelas por parcela permanente.

b) Censo de leguminosas herbáceas

Una vez definido el tamaño y número de sub-parcelas se identificaron y cuantificaron todas las especies de leguminosas; además se cuantificó el número de individuos por especie, de manera que es posible obtener índices de diversidad, así como abundancias de cada una de las especies presentes en cada estrato de perturbación-conservación. De cada una de las especies registradas en cada sub-parcela se colectó material botánico para su identificación exacta y fue depositado en el Herbario HUMO.

c) Cobertura vegetal

Otro componente de este proyecto fue el de determinar el porcentaje de cobertura de especies herbáceas. Con la finalidad de hacer una estimación lo más exacta posible de cobertura en las sub-parcelas, estas se subdividieron en cuatro cuadros de 20 X 20 cm. En este censo se evaluó el porcentaje de i) leguminosas, ii) otras dicotiledóneas, iii) monocotiledóneas, y iv) suelo expuesto. Esto eventualmente permitirá determinar cuál grupo es el más abundante, dominante y los más raros o escasos. Una de las ventajas de esta técnica es la velocidad con la que se hace, aunque se sacrifique un poco de presión (para tratar de eliminar en la medida de lo posible este sesgo, las estimaciones siempre fueron hechas por la misma persona, con lo cual el error se mantiene constante) aunque en este se considera que no es muy importante, ya que para el caso de las leguminosas sí se ha tomado en cuenta el número de especies y el número de individuos por especie.

RESULTADOS PRELIMINARES

En este momento se encuentran procesando las especies herbáceas colectadas en el Limón; la mayoría de ellas se encuentran en proceso de determinación ya que se requiere conocer específicamente la especie para proceder a realizar con correspondientes análisis estadísticos. Las especies colectadas -para la toma de datos en campo- fueron separadas en morfoespecies, mismas que están en un proceso de determinación.

En la tabla 1 se muestra de manera general los géneros de Leguminosas característicos para cada parcela y edad estudiado, así como el porcentaje de cobertura para cada una de ellas, porcentaje de cobertura de monocotiledóneas (principalmente de la familia Poaceae), dicotiledóneas (principalmente Asteraceae), y el suelo expuesto para los posteriores análisis. Este cuadro muestra de manera preliminar las especies potenciales que pueden ser utilizadas como indicadoras de

conservación-perturbación como son especies de los géneros Aeschynomene, Chamaecrista Zornia y Desmodium (para hierbas).

Tabla 1.- Lista general de géneros de Leguminosas característicos para cada parcela y edad estudiado, así como el porcentaje de cobertura para cada una de ellas, porcentaje de cobertura de monocotiledóneas (principalmente de la familia Poaceae), dicotiledóneas (principalmente Asteraceae), y el suelo expuesto para los posteriores análisis.

Edad Parcela Porcentaje de cobertura

Monocot.

Dicot. Leguminosas

Suelo Especie de leguminosas

Numero de

individuos

0-4 años

1, subparcela 1

65 %

1 % 34 % 0 % Aeschynomene

Chamaecrista

Desmodium

11

9

1

1 subparcela 3

12 41 % 47% 0 % Aeschynomene

Chamaecrista

Desmodium

71

5

7

2 subparcela 3

2 % 42 % 30 % 26 % Dalea

Chamaecrista

Desmodium

1

15

36

4 subparcela 1

7 % 32 % 61 % 10 % Aeschynomene

Chamaecrista

Desmodium

Dalea

10

6

1

1

4 subparcela 2

5 % 38 % 57 % 0 % Aeschynomene

Chamaecrista

Desmodium

Dalea

41

7

20

1

4 subparcela 4

1 % 43 % 52 % 4 % Aeschynomene

Chamaecrista

Desmodium

28

16

13

5-8 años

1 subparcela 3

57 % 5 % 32 % 6 % Aeschynomene

Chamaecrista

Zornia

14

39

13

1 subparcela

40% 33 % 25 % 2 % Chamaecrista 2

4 Desmodium 37

3 subparcela 4

33 % 27 % 38 % 2 % Aeschynomene

Chamaecrista

Desmodium

Mimosa albida

39

66

6

1

3 subparcela 3

68 % 3 % 20 % 20 % Aeschynomene

Chamaecrista

Desmodium

Dalea

Zornia

38

125

3

12

43

4 subparcela 1

8 % 13 % 46 % 33 % Aeschynomene

Chamaecrista

Zornia

11

39

94

4 subparcela 2

20 % 16 % 52 % 22 % Chamaecrista

Dalea

Zornia

8

3

146

9-16 años

1 subparcela 4 2 % 44 % 2 % 52 % Chamaecrista

Desmodium

Mimosa benthami

8

1

1

2 subparcela 3 88 % 3 % 33 5 % Chamaecrista

Desmodium

Dalea

Zornia

63

22

3

149

3 subparcela 2 83 % 16 % 42 % 3 % Chamaecrista

Dalea

Zornia

17

1

51

3 subparcela 3 65 % 12 % 50 % 13 % Chamaecrista

Desmodium

Dalea

Zornia

8

1

14

219

4 subparcela 2 33 % 15 % 71 % 10 % Chamaecrista

Desmodium

Dalea

Zornia

8

1

24

207

4 subparcela 1 35 % 16 % 47 % 10 % Chamaecrista

Dalea

Zornia

13

19

44

17-32 años

1 subparcela 33 % 19 % 65 % 20 % Aeschynomene

Chamaecrista

Zornia

Desmodium

25

13

40

1

2 subparcela 3 2 % 20 % 57 % 30 % Aeschynomene

Chamaecrista

Desmodium

Dalea

Zornia

6

22

29

23

47

3 subparcela 3 7 % 17 % 54 % 22 % Aeschynomene

Chamaecrista

Desmodium

Zornia

56

24

2

17

3 subparcela 2 1 % 20 % 33 % 46 % Aeschynomene

Desmodium

Phaseolus

Acacia cochliacanta

7

7

1

1

4 subparcela 1 0 % 19 % 1 % 80 % Aeschynomene

Desmodium

1

5

4 subparcela 3 37 % 11 % 40 % 12 % Aeschynomene

Chamaecrista

Desmodium

Dalea

Zornia

31

6

7

3

5

Climax 1 subparcela 2 26 % 39 % 1 % 34 % Senna obtusifolia

Desmodium

1

1

2 subparcela 3 40 % 29 % 12 % 19 % Desmodium 7

2 subparcela 1 45 % 35 % 1 % 24 % Eysenhardtia 5

3 subparcela 4 48 % 22 % 10 % 40 % Desmodium 28

4 subparcela 3 57 % 23 % 4 % 48 % Phaseolus

Desmodium

3

12

4 subparcela 2 43 % 36 % 1 % 20 % Phaeolus

Desmodium

2

2

En cuanto a los árboles y arbustos, para cada edad de parcelas se muestra las especies características así como el número de individuos encontrados en cada una de ellas (nota: para árboles y arbustos, no se muestran las medidas del Diámetro a la altura de la base -DAP- ni diámetro a la altura del pecho –DAP- ya que aún no se hacen las mediciones correspondientes a los 6 meses y aún no se tiene con que comparar las medidas iniciales obtenidas

En las edades de 0 a 4 años de las especies arbóreas y arbustivas se encontraron los siguientes géneros:

Acacia 6

Guazuma 3

Pithecellobium 1

Hamelia 1

En la edad de 5 a 8 años de las especies arbóreas y arbustivas se encontraron los siguientes géneros:

Acacia 7

Guazuma 5

Leucaena 1

Lysiloma 1

Mimosa 3

Pithecellobium 1

Vitex 1

En la edad de 9 a 16 años de las especies arbóreas y arbustivas se encontraron los siguientes géneros:

Acacia 46

Guazuma 4

Leucaena 1

Lysiloma 1

Mimosa 29

Quercus 1

En la edad de 17 a 32 años de las especies arbóreas y arbustivas se encontraron los siguientes géneros:

Acacia 18

Guazuma 2

Leucaena 1

Lysiloma 2

Mimosa 3

Pithecellobium 2

Heliocarpus 4

En la edad considerada como conservada de las especies arbóreas y arbustivas se encontraron los siguientes géneros:

Acacia 1

Conzattia 22

Eysenhardtia 1

Haematoxylon 2

Lonchocarpus 5

Lysiloma 41

Senna 3

Bursera 5

Lista de especies de plantas encontradas y determinadas en las parcelas estudiadas

Acacia cochliacantha

Acacia farnesiana

Acacia pennatula

Arrabidaea patellifera

Bunchosia canescens

Bursera copallifera

Bursera grandifolia

Ceiba aesculifolia

Ceiba parvifolia

Conzattia multiflora

Euphorbia schlechtenda

Eysenhardtia polystachy

Guazuma ulmifolia

Haematoxylon brasiletto

Hammelia patens

Heliocarpus microcarpus

Ipomoea pauciflora

Iresine calea

Leucaena esculenta

Lonchocarpus caudatus

Lysiloma divaricata

Malpighia mexicana

Mascagnia polybotrya

Mimosa albida

Mimosa benthamii

Mimosa polyantha

Pithecellobium dulce

Quercus glaucoides

Randia echinocarpa

Randia

Ruprechtia fusca

Senna obtusifolia

Senna skinerii

Serjania schiedeana

Stenocereus weberi

Vitex mollis

CONCLUSIONES PRELIMINARES

Resultados preliminares indican que las leguminosas pueden funcionar como un excelente modelo para ser utilizados como indicadores de diferentes estados

sucesionales en la selva baja caducifolia. Se ha encontrado que existen especies de leguminosas que se presentan en las diferentes etapas sucecionaes de manera específica, es decir que son características de un estados sucecionales particulares, dicha variación no sólo se presenta en el tipo de especies, sino en su abundancia relativa. Las fortalezas de este grupo biológico para este efecto se basan en cuatros aspectos fundamentales: i) las leguminosas son un grupo biológico bien conocido en el área; ii) existe un número elevado de especies (118); iii) se encuentran en todos los estado sucesionales; y iv) tienen representantes en todos las formas de vida (herbáceo, arbustivo y arbóreo). Por lo tanto, su aplicación en programas de conservación, particularmente en restauración ecológicos, representa una alternativa fundamental para ser aplicado en otras regiones de México.

BIBLIOGRAFÍA

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