La nueva doctrina de seguridad de Bush y sus implicaciones para la comunidad andina. En Las...
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Artículo en el libro: Ahumada, Consuelo y Angarita, Telma (eds). Las políticas de
seguridad y sus implicaciones para la región andina. Fundación Konrad Adenauer,
Observatorio Andino-Pontificia Universidad Javeriana, 2005, pp. 1-34.
LA NUEVA DOCTRINA DE SEGURIDAD DE BUSH
Y SUS IMPLICACIONES EN LA REGIÓN ANDINA
Silvia Cristina Mantilla* Fernando White Núñez**
INTRODUCCIÓN
América Latina se ha alineado históricamente con las prioridades de la agenda de seguridad
norteamericana aunque dependiendo de las condiciones y necesidades de cada país. Los
asuntos más destacados han sido: el narcotráfico, la lucha contra el terrorismo, la violencia,
la inseguridad ciudadana y el aumento de la creciente conflictividad social como respuesta
a la extendida pobreza en la región.1 Estas prioridades van acompañadas además, de una
agenda económica de tipo neoliberal que Estados Unidos ha diseñado, y que cada vez más
tiende a relacionar los asuntos económicos con las prioridades en materia de seguridad.
Para la región andina en particular, las amenazas a la seguridad nacional estadounidense
surgieron, en primer lugar, del desafío interno de las drogas ilícitas2. Este tema que para la
* Politóloga. Master en Estudios Latinoamericanos de la Pontificia Universidad Javeriana. Investigadora del Observatorio Andino de la Universidad Javeriana. ** Politólogo. Master en Estudios Latinoamericanos de la Pontificia Universidad Javeriana. Investigador del Observatorio Andino de la Universidad Javeriana. 1Klaus Bodemer (Editor), El nuevo escenario de (in)seguridad en América Latina: ¿Amenaza para la democracia? Caracas: Recal-Flacso, Instituto de Estudios Iberoamericanos, Ed. Nueva Sociedad, 2003, Pág. 7. 2 Es importante señalar, no obstante, que el tema de la Seguridad Nacional ha sido abordado en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA), a través de instrumentos como las Cumbres de las Américas (donde el asunto se ha remitido al fomento de la confianza mutua entre los Estados del continente), la Junta Interamericana de Defensa, las Declaraciones sobre medidas de fomento de la confianza y seguridad, y antes de su nacimiento como organización, instrumentos como el Tratado de Asistencia Recíproca (TIAR). Prueba
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subregión ha estado siempre sujeto a las imposiciones y criterios de la agenda
norteamericana, logró, a partir de la década de los ochenta, situar a estos países como el
centro neurálgico de implementación de las estrategias antinarcóticos desplegadas por
Estados Unidos a través del Plan Colombia y su complemento, la Iniciativa Regional
Andina; ambos, proyectos de corte militar que indican que la presencia de Estados Unidos
en Colombia y en la región andina se ha venido incrementando significativamente en torno
a la estrategia contra el tráfico de drogas.3
Después de los atentados terroristas ocurridos el 11 de septiembre de 2001 contra
importantes blancos políticos y económicos estadounidenses, se generó a su vez, un giro
fundamental en la prioridad que el problema de las drogas había tenido para los países
andinos alrededor de la seguridad interamericana y norteamericana. El terrorismo pasó a
ocupar el primer puesto en la agenda de seguridad estadounidense y por ende en los demás
países del hemisferio quienes por lo general han estado sujetos a la adopción de las
prioridades definidas por la potencia del norte. No obstante, la conceptualización del
terrorismo (referenciado al tema de la seguridad nacional) y la manera de atacarlo
desarrolladas por Estados Unidos, han mostrado una evolución particular4.
En el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional, bajo la gestión republicana de Ronald
Reagan, nació el Plan de Globalización Militar de Estados Unidos, en donde se planteó que
el peligro mayor que enfrentaría dicho país en el siglo XXI, sería un nuevo tipo de
de la preeminencia que tiene el tema de la Seguridad en el marco de la OEA es la creación de la Comisión Permanente de Seguridad Hemisférica, que se encarga de manejar y coordinar todos los temas en torno al tratamiento de la seguridad en la región. Sin embargo, resulta importante aclarar que si bien el tema de la Seguridad Nacional es tratado en círculos políticos como la OEA, esto no significa que se aparte de los intereses estadounidenses que han influido de manera directa en los países de la región andina. 3 Los países de la cordillera andina, especialmente Colombia constituyen en la actualidad el principal eje de la asistencia estadounidense a la seguridad en el Hemisferio occidental. Cuatro países – Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú – representaron el 90% de la financiación militar y policiva y el 50% de los entrenados estadounidenses en 1999. Adam Isaacson, “La asistencia estadounidense a la seguridad en los países de la región andina, 2001-2001”, En: Revista Colombia Internacional. La crisis colombiana. Causas y repercusiones externas e internas. Bogotá: CEI, Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de los Andes, Números 49 – 50, febrero de 2001. 4 El tema de la Seguridad Nacional ha estado presente en la agenda internacional, y estadounidense, desde hace más de seis décadas, y se convirtió en prioridad durante y después de la Segunda Guerra Mundial. En el Continente americano, han sido implantadas varias herramientas para garantizar la denominada Seguridad Hemisférica, la cual, independientemente de la época, ha respondido a los intereses particulares de Estados Unidos. Algunos de estos instrumentos han correspondido a acuerdos, en gran parte de corte militar, firmados
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terrorismo, articulado en forma de redes transnacionales manejadas por la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (etapa de la Guerra Fría). Desde ese momento el
terrorismo se transformó en objeto de estudio prioritario para los especialistas en seguridad
vinculados al Pentágono Los papeles de trabajo arrojados por dichas investigaciones se
mantuvieron en secreto hasta el inicio de la década de los 90, cuando el Departamento de
Defensa identificó la clave de la confrontación venidera bajo el concepto de Asimetría
Estratégica5.
En 1995 se conoció la publicación conjunta Joint Wafare of the Armed Forces of the United
States, donde se trató el tema de la asimetría bélica. Pocos meses más tarde la Estrategia
Militar Nacional de 1995 vinculó asimetría con terrorismo. En 1997 la Revisión de Defensa
Cuadrienal reconoció que la asimetría bélica convencional favorable a Estados Unidos,
podía llevar a los enemigos a “atacar nuestras fuerzas e intereses en el extranjero y a los
conciudadanos en nuestra propia tierra”. El asunto fue llevado al Congreso estadounidense,
que remitió el caso a los analistas del Panel de Defensa Nacional. Dicho Panel concluyó
que los enemigos de Estados Unidos, luego de la Guerra del Golfo, buscarían la forma de
emparejar fuerzas actuando sobre los puntos débiles de Norteamérica6.
En 1999, se completó el modelo de Asimetría y se estableció su tiempo de duración. Era
necesario reformar las Fuerzas Armadas de Estados Unidos para “proyectar” globalmente
el poderío militar (tomar posesión territorial), asegurar las fuentes de energía
(especialmente el petróleo) y contener el terrorismo por la vía de las “guerras preventivas”
que pasan por la eliminación de los calificados como gobiernos y movimientos terroristas7.
Para América Latina, todas estas modificaciones en la manera de entender el terrorismo,
tienen incidencia directa; de ahí que para varios analistas, sin llegar a tener la dimensión del
conflicto de medio oriente, América Latina también es parte de la globalización militar
estadounidense, bajo el nombre inicial de Plan Colombia, luego ampliado a Iniciativa
por la mayoría de los países de la región, que consignan una serie de compromisos en materia de seguridad regional. 5 Alberto Garrido, Guerra Global. Plan Colombia y Revolución Bolivariana, Caracas: Ediciones del autor, 2003, Pág. 48 6 Alberto Garrido, Ibíd., Pág. 48 7 Alberto Garrido, Ibíd., Pág. 16-17
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Regional Andina, y en condiciones de transformarse, en Plan América. Su participación
consiste en la formación de un eje político-militar Estados Unidos – Colombia para la
región andina y en la instalación de bases militares estadounidenses en casi todo el
continente, con el soporte del Comando Sur.
En Estados Unidos, al llegar al poder el gobierno republicano de George Bush, el problema
del terrorismo se conectó a otras dos prioridades estratégicas: una política energética capaz
de permitir el acceso unilateral de Estados Unidos a regiones políticamente inestables y, la
capacidad de proyección militar a escala global para cumplir con los objetivos señalados, es
decir, de disponer de un Ejército capaz de emprender las denominadas “guerras
preventivas”.
El mismo año en el que sucedieron los atentados del 11 de Septiembre en Nueva York y
Washington, la política de ampliar a la región andina el Plan Colombia, ya había sido
esbozada por el Departamento de Estado de Estados Unidos en el documento Política de
Estados Unidos con respecto a la Región Andina del 17 de mayo de 2001. El documento
plantea la colaboración de Estados Unidos con los gobiernos de la región para “hacer frente
al desorden que impera en las zonas fronterizas”. Ecuador figura con el Plan Frontera
Norte, Brasil con el Plan Cobra (en la región fronteriza con Colombia), Bolivia tiene el
Plan Dignidad y Panamá debe garantizar el cierre del círculo contra la guerrilla colombiana
en el Darién. A las bases del Comando Sur en Colombia, Ecuador, Perú, Aruba, Curazao,
Puerto Rico y Cuba, se han incorporado bases o zonas militares en Panamá, Nicaragua, El
Salvador, Costa Rica, Honduras, Bolivia y Argentina. De la misma manera, hay Fuerzas
Oficiales (SOF) en todos los países del continente8.
En su informe Hacia un nuevo sistema de seguridad hemisférica, del 6 de Septiembre de
2001, la Junta Interamericana de Defensa, definía al terrorismo como una amenaza que está
asociada a diversas motivaciones tales como el fundamentalismo religioso y reclamos de
determinados grupos sociales que buscan la renovación de los gobiernos e inclusive, el
cambio de sistema de gobierno. Las metas y los objetivos del terrorismo pueden ser
difíciles de descubrir, sin embargo, por lo general van salpicados de lo que parecen ser
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actos indiscriminados de violencia contra blancos específicos. Esta amenaza ya tiene
carácter transnacional y muchas veces se encuentra asociada con otras amenazas como el
narcotráfico, el tráfico de armas, la delincuencia y la corrupción. Es posible de la misma
manera, que adquiera una gran magnitud y gravedad por el empleo no sólo de armas y
explosivos convencionales, sino también de armas químicas, biológicas y hasta nucleares9.
Según el mismo documento, esta amenaza (el terrorismo) se ha agravado en los últimos
años y exige una vigorosa acción colectiva para enfrentarla ya que constituye una violación
sistemática y deliberada de los derechos humanos además de ser un peligro para la
democracia misma10.
En este escenario también se evidenció que la guerra contra el terrorismo había tenido un
impacto sobre la seguridad regional en términos del incremento de la presencia
estadounidense a lo largo de la región latinoamericana. A la luz de la autora Mónica Hirst,
la ampliación de las operaciones de la Federal Bureau of Investigation (FBI), la Droug
Enforcement Agency (DEA) y la Central Intelligence Agency (CIA) en conexión directa
con las tareas de rastrillaje de seguridad interior llevadas a cabo en Estados Unidos, han
afectado el carácter de las actividades policiales y de inteligencia en toda América Latina.
Más aún, el nuevo conjunto de medidas financieras, tendientes a reducir las operaciones de
lavado de dinero, que fueron lanzadas junto al programa de rastreo de activos externos de
terroristas de Estados Unidos, introdujo nuevas limitaciones al sistema bancario de América
Latina, particularmente en la subregión caribeña.11
La amenaza del terrorismo pasó entonces a modificar los intereses y las estrategias en la
agenda de Washington así como los intereses de Estados Unidos frente al mundo y por
ende, frente a la región andina. El Presidente George W. Bush elaboró una nueva estrategia
de seguridad nacional, que básicamente abandonaba los conceptos de disuasión que
dominaron las políticas de defensa durante los años de la Guerra Fría, por una estrategia de
8 Alberto Garrido, Ibíd., Pág. 28-29 9 Junta Interamericana de Defensa, Hacia un nuevo sistema de seguridad hemisférica, Washington D.C., 6 de Septiembre de 2001. 10 Junta Interamericana de Defensa, Ibíd.. 11 Mónica Hirst, “Seguridad regional en las Américas”. En: Wolf Grabendorff (Editor) La seguridad Regional en las Américas, enfoques críticos y conceptos alternativos. Bogotá: FESCOL y CEREC, 2003, Pág. 54.
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largo alcance, de prevención, contra Estados hostiles y grupos terroristas, que al mismo
tiempo ampliaba la ayuda para el desarrollo y el libre comercio, favorecía la democracia,
combatía las enfermedades y transformaba la fuerza militar de Estados Unidos.12 Se desató
entonces una fuerte ofensiva militar de la potencia del norte en el resto del mundo, contra
algunas organizaciones como Al Qaeda, regímenes como el de Saddam Hussein en Irak y
países como Afganistán considerados como amenazas a la democracia y a la seguridad
mundial y estadounidense.
En el continente americano, el tema del terrorismo se había discutido ya en la OEA antes
de los atentados del 11 de septiembre, sin embargo siempre había estado sujeto al contexto
de las amenazas militares existentes durante la guerra fría. Cuando en 1947 se firmó el
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) se consideraba que las amenazas
provenían sobre todo, de otros Estados, y que los ataques contra un Estado americano
debían entenderse como un ataque contra todos los demás Estados.13 Sin embargo, los
atentados del 11 de septiembre contra las torres gemelas y contra el Pentágono que fueron
producidos no por un Estado sino por una organización terrorista, llevaron a generar gran
controversia sobre la vigencia del TIAR, sobre la reconceptualización del fenómeno del
terrorismo y en general, sobre el papel que los países latinoamericanos debían asumir frente
a estos acontecimientos14.
Así, los Ministros de relaciones exteriores de la OEA quienes durante los ataques
deliberaban en Lima acerca de la sanción de la Carta Democrática de la organización, le
12 “Defender a Estados Unidos de sus enemigos es el compromiso primero y fundamental con el pueblo norteamericano”, dijo Bush en la presentación de la "Estrategia de Seguridad Nacional", que fue publicada el 20 de septiembre en Washington. “Bush envía al Congreso nueva Estrategia de Seguridad Nacional. (EE.UU. recurrirá a la prevención contra enemigos, dice)”, 25 de septiembre de 2002. Disponible en: http://www.usemb.gov.do/IRC/politica/seguridad_nacional_1.htm. 13 La resurrección del TIAR, convocado por varios países americanos tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001, no significa que éste sea un instrumento idóneo para responder a las amenazas del terrorismo internacional y sus expresiones regionales, toda vez que todas las naciones de hemisferio saben que es necesario reformar el TIAR a la luz de las nuevas amenazas de orden doméstico e internacional, aunque en realidad no exista una concepción común sobre Seguridad Nacional en el continente americano. 14 Para el autor Miguel Camilo Ruiz, la mayoría de los países considera el TIAR como un instrumento importante para la seguridad hemisférica y, al mismo tiempo, cree conveniente hacerle los ajustes necesarios para incluir bajo su jurisdicción las “nuevas amenazas”. El grupo de Estados que está de acuerdo con el TIAR pero que afirma que debe modificarse continúa siendo mayoritario. (68%). Ruiz, Miguel Camilo. “Visiones de seguridad en las Américas”. En: Wolf Grabendorff (Editor) La seguridad Regional en las Américas, enfoques críticos y conceptos alternativos. Bogotá: FESCOL y CEREC, 2003, Pág. 118-119.
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dieron, no obstante, un apoyo inmediato a Estados Unidos y condenaron fuertemente los
hechos15. A partir de este momento, la ayuda en la nueva “guerra contra el terrorismo” se
convirtió en el eje central de las relaciones bilaterales entre los países de América Latina y
Washington.16
A pesar de los cambios que se han producido en los últimos años, Colombia y los demás
países de la región andina no han podido escapar al foco de interés de Estados Unidos por
cuanto cinco de las 30 organizaciones que el Departamento de Estado había catalogado
como terroristas, se encontraban en América Latina: tres de ellas eran colombianas
(Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC-, Ejército de Liberación Nacional
–ELN- y Autodefensas Unidas de Colombia –AUC-) y las otras dos peruanas (Movimiento
Revolucionario Tupac Amaru –MRTA- y Sendero Luminoso –SL-).17 En cuanto a
Venezuela, se veía como una amenaza el supuesto apoyo y estatus que el Presidente Hugo
Chávez le otorgaba a las FARC en Colombia.
De esta manera, los países de la región de los Andes y especialmente Colombia, continúan
siendo el epicentro de las amenazas en el hemisferio, no solo por la presencia de estas
organizaciones calificadas como terroristas18, sino porque su existencia y funcionamiento
se encuentran muy ligados al negocio ilícito del narcotráfico, razón por la que algunos
expertos, los medios de comunicación e incluso los mismos gobernantes han comenzado a
acuñar el término “Narcoterrorismo” para designar en un solo concepto, a dos de las
amenazas hemisféricas más importantes en materia de seguridad.
15 La actitud de apoyo de los países latinoamericanos a Estados Unidos fue puramente simbólica ya que no hubo ningún compromiso de tipo militar explícito. Sabine Kurtenbach. “Seguridad en América Latina a principios del siglo XXI: continuidades y rupturas”, En: Klaus Bodemer (Editor) El nuevo escenario de (in)seguridad en América Latina: ¿Amenaza para la democracia?. Caracas: Recal, Flacso, Instituto de Estudios Iberoamericanos, Ed. Nueva Sociedad, 2003, Pág. 27. 16 Sabine Kurtenbach, Ibíd., Pág. 26. 17 “Respuesta al terrorismo. Departamento de Estado publica informe sobre organizaciones terroristas extranjeras” (Designaciones de la secretaria de Estado, octubre 1999). Embajada de los Estados Unidos. Caracas, Venezuela, 12 de octubre de 1999. Disponible en: http://embajadausa.org.ve/wwwh721.html. 18 Sabine Kurthenbach, “Seguridad en América Latina a principios del siglo XXI: continuidades y rupturas”, en Klaus Bodemer (Editor), El nuevo escenario de (in)seguridad en América Latina: ¿Amenaza para la democracia? Caracas: Flacso, Recal. Instituto de Estudios Iberoamericanos. Ed. Nueva Sociedad, 2003, Pág. 28.
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En este sentido, la autora Sabine Kurtenbach opina que el criterio predominante para
elaborar la lista de terroristas se basó en una definición de terrorismo bastante peculiar, toda
vez que la misma parte de la idea de que estos grupos atacan a ciudadanos o intereses
estadounidenses en Estados Unidos o en el exterior. En el contexto latinoamericano, en el
cual ese país ha sido y es para muchos el símbolo del statu quo, esta definición borra
cualquier diferencia entre grupos guerrilleros y grupos terroristas.19
En general, la nueva Doctrina de Seguridad de George Bush plantea serios desafíos e
interrogantes para el hemisferio occidental y en especial para los países de la región de los
Andes, pues algunos funcionarios estadounidenses han advertido que si bien el hemisferio
ha demostrado tener la voluntad política de frenar el terrorismo internacional, se observa
una “carencia extrema” en su capacidad para impedir la actividad terrorista en la región.20
Tal declaración genera una gran incertidumbre para el conjunto de la región andina
respecto del tipo de estrategias que pueda considerar la potencia del norte para el resto del
hemisferio, sobre todo porque se vislumbra como una manera de justificar su intervención
en la región.
En la medida en que los países andinos representan el centro neurálgico de casi la totalidad
de los asuntos que son percibidos como amenazas para la potencia del norte en el
hemisferio, y teniendo en cuenta que el concepto mismo de seguridad hemisférica ha sido
ajustado y reducido a los objetivos estratégicos inmediatos de Estados Unidos –la lucha
contra el terrorismo-21, se hace necesario entonces, realizar un análisis que determine las
implicaciones que sobre los países de la subregión andina tendrá la puesta en marcha de
esta nueva Política de Seguridad, partiendo del supuesto de que uno de los retos del
Presidente de Estados Unidos en América, es lograr que el Plan Colombia y la Iniciativa
Regional Andina triunfen en el 2004, (el triunfo del Plan Colombia pasa por la derrota de la
19 Sabine Kurthenbach, Ibíd., Pág. 28 20 Cooperación antiterrorista en hemisferio occidental. 4 de marzo de 2004. Consultado el 30 de marzo de 2004. Disponible en: http://usinfo.state.gov/espanol/terror/04030403.htm 21 Mónica Hirst, Ibíd.. Pág. 38
9
guerrilla colombiana), para poder instalar el ALCA en enero de 2005, tal y como lo tiene
previsto22.
LA ESTRATEGIA NACIONAL DE SEGURIDAD
Los ataques perpetrados contra las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York
el 11 de septiembre de 2001, marcaron un giro en la política exterior de los Estados Unidos.
La Estrategia de Seguridad Nacional presentada por la administración Bush en septiembre
2002 puso en un mismo plano las prioridades económicas y la lucha contra el terrorismo
internacional23.
En cuanto a las primeras, es importante tenerlas en cuenta debido a que diversos análisis
han tendido a omitir que dentro de la Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense los
asuntos de índole económica siguen siendo vitales. En efecto, Alan Larson, subsecretario
de Estado para asuntos Económicos, Comerciales y Agrícolas, advierte cómo "la seguridad
nacional y la prosperidad económica están inexorablemente vinculados (...) la fortaleza y la
capacidad de recuperación económica son los cimientos de nuestra seguridad nacional"24.
Para tales propósitos se plantea fortalecer la seguridad energética estadounidense,
asegurándose la confiabilidad del suministro de energía a precios razonables para fomentar
el crecimiento económico y la prosperidad. Para esto se afirma que se hace necesario
establecer un control en algunos Estados problemáticos que poseen cantidades importantes
del petróleo, así como el mejoramiento del clima para la inversión en este sector y el
mejoramiento de la infraestructura necesaria para lograr el acceso a abastecedores
relativamente nuevos, como los de la región del Mar Caspio y Asia Central, para así
22 En un discurso ofrecido en la OEA el 16 de enero de 2002, titulado El futuro de las Américas, George Bush expresó: “Lucharemos contra el terrorismo donde se encuentre (...) La Carta Democrática de las Américas sostiene que sólo las democracias pueden ser parte de nuestro sistema interamericano (...) Trabajamos para construir un Área de Libre Comercio de las Américas, y estamos decididos a completar esas negociaciones para enero de 2005”. 23 The National Strategy of the United States of America, Op. Cit, Pág. 2 24 Alan Larson, "Prioridades Económicas en la Estrategia de Seguridad Nacional", en Periódico electrónico del Departamento de Estado, Volumen 7, No 4, diciembre de 2002, Pág. 12.
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"asegurarnos que el petróleo no pueda utilizarse como arma"25. Por otra parte se establece
como elemento esencial de la estrategia económica, lo que ellos denominan un "Programa
de Mercado Abierto para la Prosperidad" consistente en el trabajo de instituciones
financieras internacionales que asesoren y apoyen a los países que se esfuercen por aplicar
políticas macroeconómicas acertadas, y en el logro de acuerdos regionales, estilo ALCA, y
bilaterales como el conseguido con Chile y los que se planean firmar con Perú o Colombia.
El éxito en lograr estas metas de política económica constituye parte del núcleo de la
Estrategia de Seguridad Nacional.
Por el lado de la lucha antiterrorista, esta estrategia esta basada en ocho lineamientos, que
pueden ser articulados en torno a tres temas: los fundamentos morales que permiten a los
Estados Unidos liderar esta cruzada global; las pautas que rigen las relaciones con los
posibles aliados; y las estrategias de prevención del terrorismo, que apuntan en menor
medida a la cooperación económica y socio-política con los países en riesgo, y en mayor
medida al ataque preventivo militar, y la reestructuración de las fuerzas militares
norteamericanas26.
Dos elementos decisivos para el orden mundial pueden ser deducidos de esta nueva
estrategia estadounidense. En primer lugar, el terrorismo es declarado como el primer
enemigo para la seguridad nacional de los Estados Unidos, y en la medida en que los
ideales de este país son percibidos por ellos mismos como “principios correctos y
verdaderos para todo el mundo en todas partes”27, éste es convertido en una amenaza para
la seguridad mundial. En segundo lugar, la estrategia de destrucción de las organizaciones
terroristas de alcance mundial aboga por una cooperación con países aliados, pero
contempla la posibilidad de actuar unilateralmente, y bajo el precepto de la defensa
ofensiva, de la siguiente manera:
25 The National Strategy of the United States of America, Op cit, p. 13. 26 Los ocho lineamientos de la estrategia de seguridad nacional son: las aspiraciones de dignidad humana, el fortalecimiento de las alianzas contra el terrorismo, la cooperación frente a los conflictos regionales, la prevención de ataques con armas de destrucción masiva, el crecimiento económico por medio del libre mercado, la construcción de la democracia, la cooperación con otros centros de poder global, y la transformación de las instituciones de seguridad nacional. 27 The National..., Op. Cit., Pág. 5.
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Defenderemos a los Estados Unidos, al pueblo americano, y nuestros intereses en el país y
en el exterior, identificando y destruyendo la amenaza antes que esta toque nuestras
fronteras. Mientras los Estados Unidos se esforzarán constantemente para conseguir el
apoyo de la comunidad internacional, no dudaremos en actuar solos, si es necesario, para
ejercer nuestro derecho de defensa personal, actuando de manera preventiva contra los
terroristas, para prevenirlos de hacer daño a nuestro pueblo y a nuestro país28.
La guerra preventiva contra el terrorismo y el unilateralismo se convierten de esta manera
en los pilares de la llamada por los analistas Doctrina Bush, pilares que serán utilizados por
primera vez de manera directa en los ataques y posterior invasión de Irak en marzo de
2003. Sin embargo, antes de esta guerra preventiva contra Irak, la naturaleza de la doctrina
había generado grandes críticas entre los académicos estadounidenses y extranjeros.
En primera instancia se ha venido analizado el creciente unilateralismo estadounidense.
Este proceso ya venía de atrás con las controvertidas decisiones del Presidente Bush, de no
acatar los tratados sobre minas terrestres, el tribunal penal internacional y los protocolos de
Kyoto sobre el medio ambiente. Sin embargo la decisión de atacar a Irak fue el más fiel
reflejo de esta anunciada tendencia, al realizarse rompiendo la legalidad internacional, al no
contar con la aprobación requerida por la ONU. Sin embargo dicha decisión fue
interpretada de varias maneras.
Por una parte diversos académicos estadounidenses justificaron esta acción como una
"guerra justa" en la que no era necesario contar con la aprobación de dicho organismo. Para
estos
(…)es algo debatible si un organismo internacional como las Naciones Unidas está en
posición de ser el mejor juez final de cuándo, y bajo qué condiciones se justifica el recurso
particular de las armas; o si el intento de ese cuerpo de hacer y de hacer cumplir dichos
conceptos comprometería inevitablemente su misión primaria de trabajo humanitario29.
28 The National..., Ibíd., Pág. 6. 29 Esta referencia hace parte de la carta firmada por un amplio grupo de intelectuales y personalidades estadounidenses, que incluye a figuras como Fukuyama, Amitai Etzioni, Robert Putnam o Theda Skocpol, en la que justificaban el ataque a Irak, "Por qué luchamos", Revista Análisis Político, No 45, Bogotá, 2002, Pág. 89.
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En ese mismo sentido se expresaba la consejera de Seguridad Nacional, Condoleeza Rice
cuando afirmó que "el gobierno actuará a partir del interés nacional de Estados Unidos y no
de los intereses de una ilusoria comunidad internacional"30. En definitiva bajo esta óptica
todo se justificaba ya que "los asesinos organizados con alcance global ahora nos amenazan
a todos. En nombre de la moralidad humana universal, y plenamente conscientes de las
limitaciones y requerimientos de una guerra justa, respaldamos la decisión de nuestro
gobierno y de nuestra sociedad para usar la fuerza de las armas contra ellos"31.
Pero, de otra parte, para diversos analistas, esta acción no hacía sino ratificar la idea de un
unilateralismo marcado de Estados Unidos "la más nítida realidad de una sola
superpotencia en el mundo"32, su concepción de potencia salvadora "Más de dos siglos de
historia no han modificado en un ápice el mito fundador de la nación norteamericana: la
idea de crear el paraíso en la tierra que redima a la humanidad de sus pecados y vicios, el
pueblo escogido por Dios para señalar el camino de los demás"33. Y aunque recientemente,
ante las dificultades encontradas por Bush en Irak, esté solicitará ( ahora si) la ayuda de la
ONU, esta le ha sido negada por los mandatarios de Francia y Alemania por considerar que
no se le quiere dar realmente "un papel relevante a la ONU"34.
Desde la perspectiva de análisis más globales, el institucionalismo liberal expresa el claro
rechazo a una estrategia unilateral que descarta de manera poco convincente la cooperación
y el sometimiento a un régimen internacional. Desde el (neo)realismo, el académico
norteamericano Walter Lafeber plantea que la Doctrina Bush no obedece a una simple
interpretación realista de la política internacional, en la medida en que el principio del
balance de poder se encuentra excluido frente al amplio margen de poder (militar) con el
que cuentan los Estados Unidos en la arena internacional35. En el mismo sentido aclara
Snyder que un grupo de académicos neorrealistas se han pronunciado en contra de las
30 Condoleeza Rice, "La promoción del interés nacional", En Foreign Affairs en español, enero-febrero de 2001. 31 Condoleeza Rice, Ibíd., Pág. 92. 32 Miguel Ángel Bastenier, "Año cero del nuevo orden mundial", En: http//: www.globalizacion.org, marzo 17 de 2000, Pág. 1. 33 Diana Rojas, "La cuadratura del círculo", En: Revista Análisis Político, No 45, Bogotá, 2002, Pág. 95. 34 "Rotundo no a Bush", El Tiempo, septiembre 5 de 2003, Pág. 1-16.
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justificaciones estratégicas de la guerra preventiva, calificándolas de poco convincentes36,
especialmente si se tiene en cuenta que personajes del gobierno norteamericano, como la ex
profesora de ciencias políticas de la Universidad de Standford Condoleezza Rice, han
intentado justificar los ataques preventivos combinando argumentos supuestamente
realistas e idealistas, como el uso preventivo del poder militar para expandir los ideales
demócratas en el mundo37.
Lafeber plantea que la política exterior unilateral adoptada por los Estados Unidos a partir
del 11 de septiembre, se basa por un lado en el sentimiento de superioridad y por lo tanto de
responsabilidad hacia el mundo, y por otro lado, en el creciente poder militar de este país
medido en función de las capacidades militares de las otras naciones, las capacidades
militares nacionales, y sobretodo el creciente poder del Ejecutivo norteamericano38. De esta
manera, las debilidades que presenta la OTAN (fuerzas militares aliadas), junto con los
avances tecnológicos y el creciente presupuesto militar norteamericano, constituirían
razones para una política unilateral. Sin embargo plantea Lafeber, la razón más importante
ha sido una cada vez mayor autoridad presidencial de Bush. El Presidente habría
aprovechado las circunstancias del 11 de septiembre para obtener un mayor margen de
acción, planteando que el problema del terrorismo podría durar décadas. De esta forma,
instó al pueblo norteamericano a visitar los centros comerciales, y concentrarse en el
consumo lejos de la política, así como se atribuyó poderes más allá de los otorgados por el
Congreso, como el establecimiento de cortes militares para prisioneros de guerra, el arresto
de sospechosos inmigrantes en el territorio estadounidense, y la posibilidad de cerrar los
informes presidenciales por décadas39.
Por otra parte, Snyder señala que los argumentos planteados por la administración Bush
para adoptar una política de defensa preventiva y unilateral son altamente contradictorios, y
a largo plazo contra productivos en la medida en que la estrategia de llevar a cabo la lucha
antiterrorista en varios frentes a la vez, junto con los intentos para imponer los ideales
35 Walter Lafeber, “The Bush Doctrine”, en Diplomatic History, Volumen 26, No 4, Otoño 2002, Pág. 548. 36 Ver New York Times, septiembre 26 de 2002, citado En: Jack Snyder, “Imperial Temptations”, En: National Interest, Issue 71, Primavera 2003, Pág. 8. 37 Jack Snyder, Ibíd., Pág. 10. 38 Walter Lafeber, Op. cit., Pág. 549. 39 Walter Lafeber, Ibíd., Pág. 553-557.
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democráticos por medio de la fuerza, pueden generar alianzas de países o grupos
opositores, o simplemente pueden crear mayor inestabilidad en diferentes lugares al mismo
tiempo. Como consecuencia, este autor ve en la doctrina Bush, más que una guerra real
contra el terrorismo, una “tentación de mayor poder” (o “imperial temptation”), basada en
las capacidades militares superiores estadounidenses.
Otras corrientes han visto en la Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense, la
búsqueda de diversos intereses económicos para el país del norte. De acuerdo con
Ahumada40 con esta estrategia se estaría buscando un control sobre el petróleo así como la
consolidación de la industria y el gasto militar norteamericano. En efecto, la autora muestra
la gran dependencia estadounidense frente al petróleo
El país consume 19 millones de barriles diarios (mbd), lo que representa el 29 por ciento del
consumo mundial y solo produce 8 mbd, por lo tiene que importar 11. De acuerdo con
fuentes del mismo gobierno norteamericano, esa cifra de importación deberá aumentar a
25.7 mbd en el 2015, lo que significa que comprará el 81 por ciento de su consumo41.
Por lo anterior el aprovisionamiento de crudo sería una cuestión de seguridad nacional, y la
consecución de nuevas fuentes y el dominio sobre las ya existentes, un asunto estratégico.
Por otro lado el incremento del gasto y poderío militar serían fundamentales para la
reafirmación de la fuerza hegemónica de Estados Unidos.
Además de las críticas por parte de diversos académicos, la doctrina de seguridad de Bush
encontró gran oposición en gobiernos de diferentes países, como los europeos, y en vastos
sectores de la sociedad civil a nivel mundial. Pese a esto, la orientación militarista de la
administración norteamericana no tardó en encontrar aliados en diferentes partes del
mundo, con consecuencias significativas para las regiones calificadas como inestables. En
este sentido, Hugo Fazio plantea que se viene dando a nivel mundial, un "fortalecimiento
de los Estados policíacos", donde, según él
40 Consuelo Ahumada, "El Nuevo Orden Mundial y su impacto sobre la región andina: Del Plan Colombia a la Iniciativa Regional Andina", en Revista Iberoamericana, Volumen xxv, No 2, segundo semestre de 2002, Pág. 1-17. 41 Consuelo Ahumada, Ibíd., Pág.5.
15
Ante la importancia que adquieren los temas de seguridad, el principal mecanismo de
respuesta consiste en acrecentar los dispositivos de seguridad. Ya podemos observar que en
Inglaterra se está buscando crear ciertos mecanismos que permitan incluso detener a
personas que no han sido procesadas42.
Esta dinámica también se viene observando en los propios Estados Unidos, donde por
medio del Decreto Patriótico, adoptado por el Congreso norteamericano como
consecuencia del 11 de septiembre, los agentes federales tienen la facultad de allanar las
casas y lugares de trabajo sin consentimiento previo, así como pueden violar la privacidad
de los ciudadanos teniendo acceso a información registrada en lugares como los bancos, o
las bibliotecas, e inclusive los centros médicos43. Lo anterior ha causado, como lo revela un
informa de Human Right Watch
(…)que a finales de 2002 las agresiones sufridas contra la población musulmana de Estados
Unidos se habían incrementado en un 1.770 por ciento. Si bien los ciudadanos musulmanes
han sido los principales damnificados, son los que de modo más directo han sufrido en
carne propia la violenta reacción institucional a que dio lugar el 11 de septiembre de 2001,
las otras minorías no han corrido mejor suerte. La comunidad latina en Estados Unidos
también ha visto pesar sobre sí el fantasma de la discriminación, y en ocasiones ha visto
algunos de sus derechos conculcados44.
En definitiva, parece claro que los fundamentos sobre los cuales dicen luchar algunos
académicos y el gobierno estadounidense, como la libertad y dignidad humana, son
precisamente los más vulnerados con este tipo de medidas impulsadas por la potencia
americana.
Por último, vale la pena destacar la experiencia de Irak por ser el primer país donde se
implementó el unilatearalismo y la doctrina de la guerra preventiva. En primer término un
42 Hugo Fazio, Luis Alberto Restrepo y Diana Rojas, Debate "El nuevo orden mundial a partir del 11 de septiembre", Revista Análisis Político, No 44, Bogotá, 2001, Pág. 109. 43 Randall Hamud, "Estamos matando la libertad", Lecturas Dominicales, Diario El Tiempo, Agosto 31 de 2003, Pág. 5. 44 Citado en Hugo Fazio, "Estados Unidos: ¿primera potencia global?", en Revista Análisis Político, No 50, enero-abril de 2004, Pág.46.
16
informe periodístico destaca las doce mentiras sobre esta guerra45. Algunas de ellas se
refieren a la presencia de armas de destrucción masiva, que finalmente nunca se
encontraron y así lo expreso David Kay, jefe de los inspectores de Estados Unidos, en el
Congreso antes de renunciar "fue un error pensar que Bagdad tenía armas químicas y
biológicas". Igualmente se afirmó que Irak era aliado de Al Qaeda y hasta ahora no se han
mostrado pruebas de ello, lo que sí se ha comprobado es el interés por el petróleo "está
probado que el lobby de las petroleras estadounidenses jugó un activo rol en la promoción
de esta guerra"46.
Todo lo anterior llevó al economista norteamericano Paul Krugman a decir que los sucesos
de Irak "constituían un escándalo en la historia política de Estados Unidos peor que el de
Watergate". Las consecuencias no son menos preocupantes: se debilitó a Naciones Unidas;
se crisparon como nunca las relaciones trasatlánticas; se dividió Europa; se fracturó a la
OTAN; murieron y siguen muriendo decenas de personas, y lo peor: se le dio un enorme
aliento al islamismo radical. Por si fuera poco la doctrina de guerra preventiva puede tener
un efecto de demostración e imitación. En ese sentido se expresó Al Gore
Si otras naciones hacen valer el mismo derecho, entonces las reglas del derecho
rápidamente serán reemplazadas por el reinado del miedo. Cualquier nación que perciba
circunstancias que pueden eventualmente llevar a una amenaza inminente podría justificar
bajo esta aproximación una acción militar contra otra nación (...) ejemplo de esto lo podrían
constituir los casos de India-Pakistán o China-Taiwán47.
A continuación veremos cómo influye en la región andina esta doctrina, teniendo en cuenta
sus causas y sus consecuencias.
LOS INTERESES DE ESTADOS UNIDOS EN LA REGIÓN ANDINA
Como se menciono anteriormente la Estrategia de Seguridad estadounidense no sólo se
centra en los asuntos de seguridad, sino que le da una gran importancia al tema económico
45 Víctor Manuel Vargas, "Las 12 mentiras de una guerra", El Tiempo, Marzo 19 de 2004, Pág. 1-8. 46 Víctor Manuel Vargas, Ibíd. 47 Citado en Francisco Rojas Aravena, "La política de la Administración Bush", Flacso, Pág. 24.
17
como soporte de este plan. En este sentido la región andina cobra especial importancia por
presentarse en ésta diversos intereses económicos para la potencia del norte.
En efecto para algunos analistas, la Iniciativa Regional Andina desarrollada en el marco de
esta lucha no sería más que un pretexto para apropiarse de diversos recursos naturales
presentes en la región. Para estos,
(…) la hipótesis central es que el tráfico de drogas y la inseguridad nacional o regional
producidos por la violencia, la subversión y el terrorismo son pretextos para el despliegue
estratégico-militar-policial de Estados Unidos en las Américas. El objetivo de este
despliegue es ejercer control territorial, militar, económico, político y social en la cuenca
andino-amazónica debido a los recursos naturales estratégicos que tiene: petróleo, oro,
minerales diversos, piedras preciosas, maderas, plantas promisorias y animales exóticos,
pero sobre todo agua dulce, oxígeno, biodiversidad genética y culturas ancestrales48.
Desde esta perspectiva Estados Unidos estaría buscando, detrás de la lucha antiterrorista,
desarrollar los mecanismos que le permitan enfrentar los diferentes problemas que ha
enfrentado para hacerse de recursos importantes como el gas y el petróleo de la región
andina. En el caso del gas, por ejemplo, era conocido el plan interconectar de Bolivia a
Chile un gasoducto, cuyas exportaciones se dirigirían al suelo norteamericano, donde
diferentes multinacionales
Agrupadas en Pacific LNG- lo extraerían y transportarían hasta la costa del pacífico, donde
sería licuado y embarcado hacia Baja California. Allí sería regasificado, y Sembra Energy
lo compraría para llevarlo en forma de energía eléctrica y de gas natural hacia California.
La mayoría de las ganancias sería para las multinacionales: Pacific LNG calculaba que el
negocio, con una inversión de 6000 millones de dólares, le reportaría beneficios de 1300
millones de dólares al año durante dos décadas. Bolivia sólo recibiría cerca de 80 millones
de dólares al año por impuestos y regalías49.
48 Alexis Ponce, "El Plan Colombia y la Iniciativa Regional Andina: Escenarios de una guerra sin desenlace", En: El Plan Colombia y la intensificación de la guerra, Unibiblos, Bogotá, 2002, Pág. 243 49 “La chispa de gas", En: Revista Cambio, No 538, Octubre 20-27 de 2003, Pág. 76
18
En respuesta a esto el movimiento cocalero de Evo Morales realizó grandes
manifestaciones, exigiendo un 50 por ciento de impuestos a las multinacionales, y obtuvo
como resultado la caída de Sánchez de Lozada y el freno, por ahora, de la realización de
este proyecto. En lo concerniente al petróleo, además de los inconvenientes que les
representa Chávez y los atentados a los pozos en Colombia, un consorcio estadounidense de
petroleras viene operando hace dos años en Ecuador (en la construcción de un oleoducto
que va de Lago Agrio a las Esmeraldas) enfrenta problemas por la idea del gobierno de
crear tasas de regalías de hasta el 53 por ciento. Lo anterior lleva a concluir a unos
periodistas del Wall Street Journal, a concluir que
(…) en momentos en que Estados Unidos lucha por asegurar los suministros de gas natural
y petróleo, la región andina, rica en energía, está resultando ser cada vez más problemática.
Los gobiernos, de Venezuela a Bolivia, hablan de obligar a las empresas de energía
privadas a compartir más sus ingresos. Y la oposición local y los ecologistas ponen cada
vez más obstáculos a los oleoductos necesarios para hacer llegar el crudo al mercado50.
Es en este contexto, que Estados Unidos requiere de políticas como las del Plan Colombia
y la IRA para, bajo el pretexto de una lucha antiterrorista, intervenir en estos países para
asegurar sus marcados intereses.
En esta misma dirección, parecen existir otros intereses de Estados Unidos en la región que
apuntan a sus abundantes recursos estratégicos. Alexis Ponce nos presenta ejemplos de
esto: “La cuenca andino-amazónica es actualmente la principal fuente de agua dulce en el
mundo (20 del total), mucho más importante que las cuencas de los ríos Mississippi, Nilo,
Tigris, Éufrates, Ganges y el Yang tse Kiang. La Amazonía es la segunda fuente de agua
dulce más cercana al territorio de Estados Unidos, la otra es Alaska y el Ártico”51.
Sin embargo es importante tener en cuenta que
50 "La política petrolera de Ecuador deja colgados a los inversionistas", El Tiempo, noviembre 11 de 2003, Pág. 1-10. 51 Alexis Ponce, Op cit, Pág. 243.
19
95 por ciento del agua potable de ese país es subterránea y sus fuentes se están secando
aceleradamente porque los granjeros de las praderas altas tejanas bombean el líquido de
Ogallala más rápido de lo que la lluvia es capaz de rellenar. El Ogallala se extiende de
Texas a Dakota del Sur y alimenta una quinta parte de las tierras irrigadas de Estados
Unidos, pero se empobrece a razón de 12 mil millones de metros cúbicos al año. A la fecha
su reducción ha llegado a 325 mil millones de metros cúbicos, que es igual al flujo anual de
todos los ríos del Estado del Colorado. En ese contexto, el agua potable de la Amazonia se
convierte en un recurso estratégico para Estados unidos52.
Junto con los recursos hídricos, el autor señala lo siguiente
50 por ciento de los bosques tropicales del mundo están en la Amazonía, los bosques
húmedos y el sistema de aguas contienen la biodiversidad de flora y fauna más importante
del mundo. Los estudios científicos actuales muestran que unas 3000 plantas esenciales para
la obtención de medicamentos, pesticidas, colorantes, fibras, aceites, maderas y alimentos
provienen en gran parte de la Amazonia, un centro evolutivo que sigue formando diversidad
biológica"53.
Este último punto, referente a la biodiversidad es de suma importancia. Diana Pombo hace
un interesante análisis frente al tema. Según la autora fue a partir de los años noventa que
surgió y cobro importancia el término biodiversidad como una nueva dimensión del medio
natural, los recursos, las especies y los ecosistemas. En este sentido, afirma
(…) la palabra biodiversidad responde al nuevo contexto económico en que se inserta; en
dicho contexto se entiende como insumo para la biotecnología, específicamente para la
ingeniería genética, la cual se perfila como uno de los más importantes sectores
tecnológicos y económicos del siglo XXI54.
En contraste con la visión anterior, esta nueva interpretación de la biodiversidad la ve
"como materia prima de intereses industriales y económicos, objeto de privatización"55. En
52 Alexis Ponce, Ibíd., Pág. 244. 53 Alexis Ponce, Ibíd., Pág. 244. 54 Diana Pombo, "Biodiversidad: una nueva lógica para la naturaleza", En: Diversidad biológica y cultural. Retos y propuestas desde América Latina, Bogotá, Ilsa, 1998, Pág. 62 55 Diana Pombo, Ibíd.
20
esta medida, si tenemos en cuenta que más del 40 por ciento de la biodiversidad se
encuentra concentrada en la región andina, este sector se constituye en otro recurso
estratégico para Estados Unidos, puesto que allí se encuentra gran parte de los "intereses
de la segunda industria de punta más importante, después de la informática, para la
economía global, como es la industria biotecnológica con su acceso a los recursos
genéticos"56.
Otro factor, no menos importante, hace referencia a los derechos de patente de la que ya se
benefician enormemente farmacéuticas norteamericanas, pero que quieren aumentar dichos
beneficios con la posibilidad del ALCA contemplada en la Estrategia de Seguridad
estadounidense. En un documento elaborado por Germán Holguín Zamorano57 se muestran
los mecanismos estipulados en el Acuerdo ADPIC (Acuerdo sobre derechos de propiedad
intelectual relacionados con el comercio) de la OMC que se utilizan para salvaguardar la
salud pública. Dichos mecanismos cómo la limitación del término de las patentes, la
aplicación de licencias obligatorias, y las importaciones paralelas, quedarían abolidos con
la realización del ALCA. Adicionalmente, se pretende el reconocimiento de patentes de
segundo uso y de las espurias. Dichas disposiciones tendrían como consecuencia un abuso
de las patentes, que desencadenaría en aumento de los precios y pérdida de acceso a los
medicamentos. Lo anterior lleva a concluir a Zamorano a afirmar
El único propósito es fortalecer la posición dominante en el mercado de las industrias
transnacionales e incrementar sus utilidades, sin importar el costo social para los países
pobres (...) ya que por cuenta de la falta de acceso a medicamentos, cada día mueren en el
mundo más de 30.000 personas de enfermedades curables. Más del 90 por ciento de estas
muertes ocurren en el mundo en desarrollo58.
Sumado a esto, a través del ALCA "Estados Unidos pretende imponer el patentamiento de
plantas y animales de la región amazónica"59.
56 Diana Pombo, Ibíd., Pág. 78. 57 Germán Holguín, La propiedad intelectual en el ALCA: impacto sobre la salud de los colombianos, Fundación Misión Salud, Bogotá, agosto de 2003. 58 Germán Holguín, Ibíd., Pág. 4-7. 59 Carlos Correa, "América Latina, sin protección para sus industrias y especies", Le Monde diplomatique, mayo de 2001, Pág. 12.
21
LOS PAÍSES DE LOS ANDES COMO EPICENTRO DE LAS AMENAZAS
Sumado a los ya denotados intereses económicos de Estados Unidos en la región, esta se
constituye además en la zona más importante del hemisferio en lo referido a las amenazas
de seguridad que son prioritarias para el hegemón actualmente.
En el documento de la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos se menciona
explícitamente a Colombia y a la región de los Andes en el aparte sobre “Colaborar con
otros para desactivar los conflictos regionales”; allí se argumenta que algunos lugares de
América Latina se enfrentan al conflicto regional, en particular el derivado de la violencia
de los carteles de las drogas y sus cómplices, asuntos que pueden poner en peligro la salud
y la seguridad de Estados Unidos.60
De la misma manera se dice que los Estados Unidos ha formulado una estrategia activa
para ayudar a los países andinos a ajustar sus economías, hacer cumplir sus leyes, derrotar a
las organizaciones terroristas y cortar el suministro de drogas, mientras se trata de llevar a
cabo la tarea igualmente importante, de reducir la demanda de drogas en su país. Lo
anterior bajo los lineamientos generales de la doctrina, que permiten acciones de tipo
unilateral por parte de Estados Unidos a través de ataques de tipo preventivo en los que la
mejor defensa es atacar a los Estados u organizaciones aliadas con el terrorismo. Así lo
confirman las declaraciones que sostienen que “Estados Unidos actuará contra esas
amenazas en surgimiento antes de que estas terminen de formarse” y que “Estados Unidos
ya no puede depender exclusivamente de una posición de reacción, como lo hicimos en el
pasado (...) No podemos dejar que nuestros enemigos den el primer golpe”61
60 Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos de América. Septiembre de 2002. Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estados de Estados Unidos. Disponible en: http://usinfo.state.gov/espanol/ 61 Estrategia de Seguridad..., Ibíd.
22
Es así como se asume que las extraordinarias capacidades de las fuerzas militares de
Estados Unidos se podrán utilizar para emprender “intervenciones humanitarias” en los
denominados “Estados fracasados”, intervenir en los llamados “conflictos regionales” o
locales existentes que se presenten en el futuro previsible, “Ayudar” a los gobiernos
inmersos en esos conflictos que se lo soliciten, y “llevar a cabo operaciones de
información” en “teatros de operaciones distantes”.62
Aunque las nuevas estrategias se enmarcan especialmente en el contexto de los
acontecimientos post-11 de septiembre, en donde la atención se centra en el mundo
islámico y sus redes terroristas, la región andina en el hemisferio occidental se inserta sin
embargo, dentro de la problemática y se vislumbra como una zona desestabilizante para la
potencia del norte en lo referido a los asuntos más importantes en materia de seguridad. Se
puede predecir entonces, un incremento de la injerencia estadounidense en los asuntos
internos y externos de los países de la región de los Andes por constituir una zona
conflictiva en lo referido al asunto del narcotráfico y el terrorismo.
En consonancia con lo anterior, el analista internacional Noam Chomsky, ha advertido por
ejemplo, que no es imposible que uno de los próximos objetivos de aplicación de la ahora
llamada doctrina Bush de guerra preventiva sea la región andina, ya que es una fuente
importante de recursos que está casi fuera de control. Está rodeada de bases militares, hay
mucho ejército y es posible que puedan de nuevo argumentar que esto es una amenaza
terrorista para Estados Unidos, como ha ocurrido en el pasado.63
Esta situación se ve agravada por el hecho de que la problemática colombiana ha tendido ha
expandirse de manera significativa hacia los demás países andinos, entre los cuales,
Venezuela y Ecuador son los más afectados por un número importante de desplazamientos
de refugiados, por el paso de narcotraficantes y actores armados a través de las fronteras, y
en general, por la crisis económica y social que allí se vive. La expansión de esta
62 Luis Suárez, La Doctrina Bush: Algunas implicaciones para el sistema internacional de la “post guerra fría”. Consultado el 31 de marzo de 2004. Disponible en: http://www.fescol.org.co/Doc%20PDF/DOCTRINA%20BUSH.pdf 63 Noam Chomsky, “EE.UU. apoyará en A. Latina cualquier sistema de gobierno que mantenga el poder de élite”. 14 de mayo de 2003. Consultado el 15 de abril de 2004. Disponible en: htto://www.iepe.org/econoticias/052003/14052003alatin_chomsky.htm
23
problemática y la situación en las fronteras, permite de una u otra manera que la
intervención y las estrategias militares desarrolladas en Colombia, y que se apoyan en gran
medida en los lineamientos de la Nueva Doctrina de Seguridad, amplíen el espectro de
acción de Estados Unidos sobre los demás países de la región andina.
En la Nueva Doctrina de Seguridad se ha declarado además que la pobreza no hace que los
pobres se conviertan en terroristas y asesinos. Pero la pobreza, las instituciones débiles y la
corrupción pueden hacer que los Estados débiles sean vulnerables a las redes de terroristas
y a los carteles narcotraficantes dentro de sus fronteras.64 En este sentido, los países de los
Andes se ven amenazados por cuanto en las últimas décadas han sido calificados por
Estados Unidos como Estados débiles desde el punto de vista institucional, social y
económico. En la Iniciativa Regional Andina se reafirma por ejemplo, el carácter débil de
los países andinos frente a los cuales Estados Unidos considera que la democracia en la
región se ve amenazada por la presión de movimientos populistas e indígenas cada vez más
radicales, atizados por una crisis económica generalizada65, por la debilidad de las ramas
judiciales, la difícil situación de los derechos humanos y la corrupción. En esta medida el
Plan Colombia y la IRA también tendrían el propósito de "aumentar la injerencia militar de
Estados Unidos en la convulsionada región andino-amazónica con miras a controlar las
reacciones sociales desencadenadas por las políticas neoliberales".
Por otra parte el autor Luis Suárez afirma que todas las estrategias de seguridad nacional de
los Estados Unidos que anteceden a la actual concebían como sus principales enemigos a
otras potencias mundiales. Sin embargo ahora se invierte esa relación, al considerar que las
principales amenazas provienen de Estados débiles o fuerzas “subestatales”, como las
64 Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos de América. Septiembre de 2002. Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estados de Estados Unidos. Disponible en: http://usinfo.state.gov/espanol/ 65 En el texto dice: “La región andina representa un desafío para la política exterior de Estados Unidos. La democracia está bajo presión allí, el desarrollo económico es lento y el progreso hacia la liberalización es inconstante”65. De acuerdo con esta declaración el gobierno estadounidense encuentra con preocupación el hecho de que en la región andina la democracia se vea cada vez más amenazada por un aumento de movimientos políticos catalogados como no democráticos por generar fuerzas de resistencia ante las actuales condiciones sociales, económicas y políticas que se viven en la región. Colombia Project. The center for international policy's, Hoja informativa del Departamento de Estado sobre la política de Estados Unidos con respecto a la región andina, mayo 17 de 2001.
24
llamadas organizaciones “narcoguerrilleras” o “redes terroristas o narcoterroristas”.66 Esta
concepción de terrorismo que incluye especialmente a Colombia hace que la región de los
Andes se ubique en el centro de las amenazas de seguridad en el hemisferio desde todos los
puntos de vista, por lo que en palabras del mismo autor, todos los elementos antes
señalados permiten afirmar que la llamada “Doctrina Bush” constituye una evidente
amenaza para la paz y la seguridad internacionales. En esta misma línea afirma Tokatlian,
que la cada día más evidente proyección de Washington en la región "tiene un potencial
enormemente desestabilizador en cuanto a la ya frágil democracia en el área"67
Todos los países andinos presentarían así, las condiciones más amenazantes para el
desarrollo de Estados fuertes, por lo que se da el contexto propicio para que la región pueda
sufrir los efectos del militarismo estadounidense, basado en ataques preventivos en aquellas
zonas donde se pongan en juego intereses geoestratégicos, como los señalados
anteriormente de Estados Unidos.68
Se observa entonces, como la lucha contra el terrorismo en la región andina no se propone
y se ejecuta de manera aislada sino que se canaliza y se complementa con otras estrategias
como el Plan Colombia y la Iniciativa Regional Andina, especialmente al desdibujarse la
distinción entre narcotraficantes, guerrilleros y terroristas. Una vez más, la mirada de la
potencia del norte se hace superficial ante la gran problemática del narcotráfico, del
terrorismo y de la crisis social y económica en los países de la subregión de los Andes,
complicaciones que responden más a problemáticas de orden estructural basadas en la
histórica dependencia económica de estos países, que a la aparición de amenazas inusuales
que deben ser eliminadas con medidas de fuerza y de coerción.
Al respecto, ya se ha evidenciado que las estrategias militares y de seguridad hasta ahora
llevadas a cabo en estos países han contribuido con el empeoramiento de las condiciones
políticas, económicas y sociales en la región de los Andes. El ejemplo más claro lo
66 Luis Suárez, La Doctrina Bush: Algunas implicaciones para el sistema internacional de la “post guerra fría”. Consultado el 31 de marzo de 2004. Disponible en: http://www.fescol.org.co/Doc%20PDF/DOCTRINA%20BUSH.pdf 67 Juan Gabriel Tokatlian, "Más terrorismo, menos democracia", UN Periódico, Marzo 28 de 2004, Pág. 13. 68 La necesidad de una PESC. Consultado el 15 de abril de 2004. Disponible en: http://www.politicayactualidad.com/textos.asp?id_texto=1857&id_seccion=11
25
constituye el Plan Colombia, estrategia que no ha producido los resultados esperados en
materia reducción de la oferta de drogas, sustitución de cultivos ilícitos y disminución de la
violencia en el país, ya que desde su aplicación se ha observado, por el contrario, un
incremento significativo de los cultivos ilícitos a pesar de haberse utilizado diversas formas
de erradicación forzada,69 y un incremento en la crisis de los derechos humanos y del
conflicto interno en Colombia.
Llama la atención, incluso, que importantes organismos críticos de corte independiente en
Estados Unidos vean con preocupación las estrategias hasta ahora llevadas a cabo por
Estados Unidos en Colombia y en los demás países andinos. En el informe elaborado por
una comisión independiente financiada por el Consejo de Relaciones Exteriores de Estados
Unidos titulado “Proyecto Andes 2020”, se anunció la debilidad de la política
estadounidense por el énfasis desproporcionado en los temas de lucha antidrogas y de
seguridad, y el mínimo énfasis en estrategias regionales complementarias y
comprehensivas, en lo que al Plan Colombia y la Iniciativa Regional Andina se refiere.
Se consideró que tal desequilibrio debe cambiar con el tiempo, cuando una parte de los
recursos que ahora se invierten en combatir las drogas y los asesinos se destine a nuevas
prioridades como el desarrollo sostenible en el campo y de las zonas fronterizas, mediante
una reforma agraria estratégica; reformas políticas que fortalezcan el Estado de derecho y
consoliden las instituciones democráticas, incluido el acceso a los mercados y a
oportunidades económicas legales; y una política antidrogas que también atienda la
cuestión de la demanda en los países consumidores.70 Esta nueva estrategia demanda
entonces, un cambio de estrategia por parte de Estados Unidos y de las élites andinas, sin
el cual “el colapso de los gobiernos andinos es mucho más probable, y el conflicto que allí
se cocina puede escalar más allá de una crisis regional y de seguridad hasta amenazar
directamente la estabilidad del hemisferio occidental”71
69 El área sembrada de cultivos ilícitos en el país se incrementó en un 200% entre 1992 y 1999. “El Plan Colombia: Proyecto de Mantenimiento del Statu Quo”, En: www5.gratisweb.com/ciclocrisis/plan_colombia.htm. 70 “Andes 2020: Una nueva estrategia estadounidense frente a Colombia y la región”, Informe de una comisión independiente financiada por el Consejo de Relaciones Exteriores, Centro de Acción Preventiva. Daniel W. Christman y John G. Heimann, Presidentes. Julia E. Sweig. Directora del proyecto. Traducción de vía alterna. Disponible en: http: //www.viaalterna.com.co/index2.htm? 71 Álvaro Sierra, (Editor adjunto). “La región andina está en peligro”. El Tiempo, martes 13 de enero de 2004, Pág. 1-4
26
Pero sumadas a las políticas militaristas y unilaterales que han traído los imperativos en
contra del terrorismo y del narcotráfico, se encuentran además las contradicciones
inherentes a la implementación del programa económico que acompaña a la nueva doctrina
Bush, ya que la estrategia de seguridad estadounidense sea cual sea, siempre irá
acompañada de una serie de recomendaciones si no es que de “imposiciones” económicas
de corte neoliberal que llevan casi dos décadas generando el debilitamiento de las
economías y sociedades de los países de los Andes.
Así lo señala la misma doctrina en la sección referida a “Suscitar una nueva era de
crecimiento económico mundial por medio del mercado libre y el comercio libre” en donde
se declara la promoción del crecimiento económico y la libertad económica más allá de las
costas de Norteamérica y el uso de la participación económica de Estados Unidos con otros
países para subrayar los beneficios de las políticas que generan mayor productividad y
crecimiento económico sostenido. Estas políticas incluyen, entre otras:
• políticas legales y regulatorias favorables al crecimiento
• políticas impositivas que mejoren los incentivos al trabajo y la inversión
• sistemas financieros firmes, políticas fiscales sólidas, inversión en salud y
educación -y comercio libre.
En la doctrina también se afirma: “Presionaremos en favor de las iniciativas regionales.
Estados Unidos y otras democracias del hemisferio occidental han acordado crear el Área
de Libre Comercio de las Américas, programada para completarse en 2005.” 72
De acuerdo con sus prioridades de facilitar la expansión de economías de mercado y
promover el libre desenvolvimiento de la empresa privada como factor esencial del
desarrollo, el gobierno de Estados Unidos anunció además en el documento, un aumento
del 50 por ciento de sus recursos destinados a la cooperación al desarrollo. Del anunciado
aumento de la ayuda se verán favorecidos aquellos países que hayan mostrado un cambio
27
real en cuanto a las metas de Estados Unidos en materia de políticas económicas
responsables, Estado de derecho, inversión en educación y salud, combate a la corrupción y
fortalecimiento del empresariado.73
El componente económico incluido en la nueva doctrina de seguridad genera entonces una
serie de desafíos para los países de la región, en la medida en que los efectos de la
aplicación de la receta neoliberal podrían incrementar el impacto negativo que desde su
aplicación ha tenido sobre los países andinos. De esta forma, surge una contradicción
inherente a los mismos propósitos estadounidenses ya que el refuerzo en el modelo de
desarrollo – que incluye la adopción del ALCA- generaría una gran debilidad política,
económica e institucional en estos países, es decir, las mismas características amenazantes
que ha señalado el gobierno de Estados Unidos cuando afirma en su doctrina que la
pobreza, las instituciones débiles y la corrupción pueden hacer que los Estados débiles sean
vulnerables a las redes de terroristas y a los carteles narcotraficantes dentro sus fronteras.
Al mismo tiempo, el programa de incremento en la ayuda y cooperación económica a los
países de América Latina, se vislumbraría una vez más como una herramienta que atenaza a
los países en torno al incremento de la deuda y a los compromisos que estos deben aceptar
incondicionalmente en materia de seguridad.
De esta manera, se genera una gran dualidad entre las amenazas a la seguridad y los
imperativos económicos definidos por Estados Unidos para los países andinos, pues a
través de las mismas medidas económicas impuestas por este país, se abre una puerta más
de riesgo para que los países de la subregión andina sean catalogados como Estados débiles
y vulnerables a las más relevantes amenazas para la seguridad estadounidense, y por ende
para el incremento de las posibilidades de intervención de esta potencia sobre la región.
72 Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos de América. Septiembre de 2002. Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estados de Estados Unidos. Disponible en: http://usinfo.state.gov/espanol/ 73 La Doctrina de Seguridad de Bush. Jueves 13 de marzo de 2003. Consultado el 31 de marzo de 2004. Disponible en: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/news/newsid_2271000/2271950.stm
28
En general, todos los países andinos presentan condiciones amenazantes para la potencia
del norte; Colombia y Venezuela son sin embargo, los más relevantes a la hora de
determinar el impacto de la nueva doctrina de seguridad sobre la región andina, en la
medida en que su crítica situación política, económica e institucional así lo determinan. A
su vez, algunos analistas han querido demostrar que los anteriores aspectos apuntan a
señalar que el interés de Estados Unidos en la región andina es geopolítico y económico en
términos de garantizar el control de una serie de variables políticas que faciliten el
suministro de petróleo y otros recursos estratégicos.74
En cuanto a Colombia no es nueva la calificación como amenaza a la seguridad regional
por el fenómeno guerrillero. En este sentido, Gabriel Marcella y Donald Schulz miembros
pertenecientes a la Escuela de Guerra del ejército de los Estados Unidos en una conferencia
realizada en dicho país, mencionan de manera clara como la debilidad de Colombia como
Estado-nación amenaza el orden internacional en la región y el bienestar de un cierto
número de países, lo que a juicio de ellos, podría arrastrar a los Estados Unidos a adoptar
un papel más directo en términos de asistencia para la lucha contrainsurgente en equipo y
entrenamiento, de la magnitud de la involucrada en los conflictos centroamericanos durante
los ochenta75. De igual forma, en el texto de la doctrina se sostiene al respecto, que:
“reconocemos el vínculo que existe entre el terrorismo y los grupos extremistas, que
desafían la seguridad del Estado, y el tráfico de drogas, que ayuda a financiar las
operaciones de tales grupos.” En este sentido, Colombia es tal vez el país de América
Latina en el que centran prioritariamente las amenazas a la seguridad y la implementación
de toda clase de políticas estratégicas determinadas por Estados Unidos para la región
andina.
Su situación se hace todavía más problemática por cuanto además del asunto de las drogas
ilícitas, la crisis incluye muchos otros aspectos de la agenda global de seguridad tales como
el tema del medio ambiente, la violación a los derechos humanos, los desplazados y
74 La autora parte de los análisis de James Petras en sus “consideraciones de geopolítica”, 2002. Martha Ardila, “Viabilidad de la seguridad regional en el área andina”. ”. En: Wolf Grabendorff (Editor) La seguridad Regional en las Américas, enfoques críticos y conceptos alternativos. Bogotá: FESCOL y CEREC, 2003, Pág. 230. 75 Gabriel Marcella y Diana Schulz, "Las tres guerras de Colombia. Estrategia de Estados Unidos en la encrucijada", Revista Análisis Político, No 37, 1999, Pág. 44-64.
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refugiados, el terrorismo, la pobreza y la corrupción entre otros. En este contexto, se ha
catalogado al Estado Colombiano como un Estado débil que constituye una amenaza a la
estabilidad regional y hemisférica.
Es así, como el Presidente norteamericano se ha venido pronunciando acerca del conflicto
en Colombia para continuar con la ayuda económica y dejar abierta la posibilidad de una
intervención militar en el país. También ha sumado a la agenda del Plan Colombia la lucha
contra el terrorismo.
La política de defensa y seguridad democrática del Presidente colombiano Álvaro Uribe
Vélez se inscribe dentro de esta misma línea. Acorde con la definición del enemigo a nivel
internacional, el gobierno colombiano plantea
(…) el terrorismo como método para atentar contra la estabilidad del Estado es la mayor
amenaza a la democracia en Colombia y el mundo. Las organizaciones armadas ilegales
colombianas han convertido a los civiles en su blanco principal. Conductas como el
secuestro o el asesinato de civiles, la destrucción de la infraestructura y el uso de explosivos
contra la población han sido reconocidas por la comunidad internacional como lo que son:
actos de terrorismo76.
Las acciones de los grupos armados, el negocio de las drogas ilícitas, así como la
“connivencia o fusión” entre éstos dos, constituyen el mayor riesgo para el país. A partir de
esta consideración, la seguridad se convierte en la preocupación principal del gobierno,
atribuyéndosele un lugar central en el desarrollo del país, del cual dependen factores tan
importantes como el desarrollo económico, las posibilidades de empleo, la participación de
los ciudadanos e inclusive la integración de la sociedad 77.
En este mismo sentido, la estrategia planteada para garantizar la seguridad se presenta
como una política integral, pero en realidad toma el camino de la autoridad, y cierta
“militarización” como respuesta a los desafíos del fortalecimiento del Estado de Derecho.
76 Ministerio de Defensa Nacional, “La Política de Defensa y Seguridad Democrática”, en http: //www.dnp.gov.co, Pág. 20. 77 Ministerio de Defensa Nacional, Ibíd., Pág. 22 - 23.
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Son bastantes los lineamientos de la política de defensa y de seguridad democrática que
apuntan en esa dirección. Los más significativos son: el fortalecimiento del aparato judicial;
la participación activa de los ciudadanos en la administración de justicia; el control
territorial por parte de la Fuerza Pública, pero con la ayuda de unidades compuestas por
soldados regulares y campesinos; la continuación de programas de las zonas de
rehabilitación, así como un plan de seguridad integral de fronteras; estrategias
antinarcóticos basadas en la interdicción, la erradicación con glifosato, el monitoreo aéreo y
la creación de redes de cooperación ciudadana; la cooperación “patriótica” en la prevención
del terrorismo y otras formas de “cooperación solidaria” como las redes de cooperantes en
zonas rurales y urbanas y el programa de recompensas; y finalmente a nivel internacional el
cumplimiento de todos los compromisos internacionales en la lucha antiterrorista
adquiridos luego del 11 de septiembre, así como una mayor cooperación regional para
trabajos de inteligencia y de acciones de las fuerzas de seguridad.
Se inscribe en esta misma línea el Estatuto Antiterrorista, votado por el Congreso en
noviembre de 2003 que, a la imagen del Estado de Conmoción evocado anteriormente,
recorta libertades personales, otorgando un mayor poder a las fuerzas militares y policiales.
El problema de las drogas y el terrorismo pasan a ser tratados de manera conjunta, y
después del reconocimiento del gobierno norteamericano de los grupos guerrilleros y de
autodefensa colombianos como grupos terroristas, se da una flexibilización de los recursos
destinados a la lucha contra las drogas en los paquetes de asistencia del Plan Colombia y la
Iniciativa de la Región Andina. De esta forma, se destinan batallones del ejército nacional
para la protección de oleoductos en donde multinacionales estadounidenses tienen grandes
inversiones, así como se entrenan otros batallones para la seguridad de las carreteras,
puentes, recursos hídricos y torres de energía78. En este sentido, se confirma la afirmación
de Lafeber según la cual, la Doctrina Bush reemplazó la prioridad de búsqueda de fuentes
de gas y petróleo por la lucha antiterrorista, pero finalmente resultó que esta lucha podría
78 Consuelo Ahumada, Cuatro años a bordo de sí mismo. La herencia económica, social y política del gobierno de Andrés Pastrana, El Ancora, Bogotá, 2002, Pág. 293.
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convertirse en una parte integral de la búsqueda de fuentes de petróleo y el acceso a rutas
para controlarlas79.
Por todo lo anterior es posible afirmar que el gobierno actual en el Estado colombiano,
liderado por Álvaro Uribe, ha ofrecido las garantías necesarias e incondicionales al
hegemón, en lo referido a la lucha contra el narcotráfico y contra el terrorismo. Así,
Colombia se ha transformado en el aliado norteamericano más cercano a los Estados
Unidos y ambos países han decidido avanzar en la homogeneización de los tratamientos
jurídicos, aplicados a lo que ambos consideran representantes de la amenaza terrorista.80
Como evidencia de esta alianza entre los dos gobiernos, se observó que el general James
Hill, comandante del Comando Sur de Estados Unidos, anunció que aunque se mantendría
la prohibición actual respecto de la participación estadounidense en el combate colombiano,
la administración Bush ha pedido un aumento en el personal estadounidense en Colombia,
que alcanzaría los 800 militares y los 600 contratistas civiles.81 Este tipo de medidas,
refuerza en gran parte las posibilidades de acción e intervención de la potencia del norte en
Colombia por vía de la nueva doctrina de seguridad, situación problemática por cuanto no
se tiene un nivel de certidumbre sobre las acciones de Estados Unidos en la subregión y su
impacto sobre el asunto de la soberanía y el conflicto armado en nuestro país.
En este mismo sentido, la autora Mónica Hirst sostiene que junto con el entrenamiento y la
asistencia técnica, el paquete de ayuda de Estados Unidos ha permitido a las fuerzas
armadas colombianas obtener una gran flotilla de helicópteros, primero restringida para ser
usada exclusivamente contra el tráfico de drogas y en la actualidad autorizada por el
congreso estadounidense para todo tipo de operaciones de contrainsurgencia. Este asunto se
relaciona con el hecho de que la elección de Álvaro Uribe combinada con la decisión de
79 Walter Lafeber, Op. cit., Pág. 547. 80 Según la autora Mónica Hirst los gobiernos de Estados Unidos y Colombia pusieron en marcha una ofensiva judicial contra los líderes de los grupos armados de Colombia -y en especial contra las FARC y las Autodefensas- bajo los cargos de narcotráfico y asesinato o secuestro de ciudadanos estadounidenses. Mónica Hirst, Op. Cit., Pág. 73. 81 “General EE.UU. describe amenazas a seguridad hemisférica”. 26 de marzo de 2004. Consultado el 30 de marzo de 2004. Disponible en: http://usinfo.state.gov/espanol/04032904.htm
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Estados Unidos de embarcarse en una guerra global, contra el terrorismo, ha ampliado el
espectro de convergencia entre ambos países. 82
Venezuela no está al margen de la situación de seguridad en los Andes. Su condición se
agrava por cuanto además de vivir el problema del narcotráfico, del terrorismo y de los
desplazamientos de refugiados en la frontera con Colombia, su gobierno se declara opositor
y crítico de las estrategias estadounidenses en materia económica y de seguridad, lo que
constituye un gran riesgo para el país en la medida en que tras el ataque terrorista del 11 de
septiembre, el Presidente Bush anunció una monumental batalla entre “el bien y el mal”, en
donde quien no estuviera del lado de Estados Unidos, estaría a favor del terrorismo.83
Ejemplo de esto serían los informes realizados, inclusive antes del 11 de septiembre, por la
CIA que muestran su denotada inquietud frente a Chávez, que según ellos "con sus
proclamas por una mancomunidad latinoamericana estaría apoyando movimientos
indígenas en Bolivia y Ecuador así como a grupos insurgentes en Colombia", por esto
"Chávez y su revolución están en la mira y prioridades de la CIA"84.
Existen entonces, un sin número de riesgos que corre el gobierno venezolano en torno a la
nueva doctrina de seguridad de George Bush. En primer lugar, se encuentran las múltiples
reservas que el gobierno del actual mandatario venezolano Hugo Chávez ha hecho a la
conformación del Área de Libre Comercio de las Américas –ALCA-, proyecto que
actualmente se constituye en la estrategia económica más importante para Estados Unidos.
En segundo lugar se encuentra el conflicto por el petróleo entre los dos países, recurso del
cual Estados Unidos es altamente dependiente y frente al que se han hecho amenazas por
parte del gobierno venezolano de cortar su suministro. En este sentido, se encuentra
también la amenaza que constituye para Estados Unidos la alianza que ha generado Hugo
Chávez con mandatarios de otros países miembros de la OPEP y que además son
calificados como estados típicamente terroristas – Siria, Irán y Libia-. En un tercer lugar se
encuentran los múltiples rumores acerca del estrecho relacionamiento entre Hugo Chávez y
82 Ibíd. Pág. 72. 83 Antonio Guillermo García, La doctrina Bush y el tercer golpe de Estado. 25 de marzo de 2003. Consultado el 30 de marzo de 2004. Disponible en: http:// www.soberania.info/Articulos/articulo_099.htm 84 "La CIA le sigue el rastro a Chávez", EL Espectador, febrero 13 de 2001.
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las guerrillas colombianas, hoy calificadas como grupo terrorista por Estados Unidos,85 y en
general, la imagen de “dictador” que se le ha impuesto al mandatario a través de los
múltiples medios de comunicación nacionales e internacionales.
Se encuentran finalmente, las declaraciones que el gobierno venezolano ha dado en su país,
criticando y oponiéndose fehacientemente a la política militarista de Estados Unidos en Irak
y en otras partes del mundo como la región andina.
En resumen, la autora Martha Ardila ha observado la situación de Venezuela en los
siguientes términos:
En el ámbito internacional, el Presidente Chávez es conocido por su rebeldía y
distanciamiento de los lineamientos estadounidenses, se declara amigo de Fidel Castro y
otorga facilidades a Cuba para el suministro de Petróleo, se opone al Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA) y al neoliberalismo, e intenta formar un frente unido de
la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Estas características
convierten al gobierno de Venezuela en una “amenaza para los intereses de Estados
Unidos86
Todas estas características representan entonces, un gran desafío para el mandatario
venezolano frente a los intereses del hegemón sobre todo en materia de seguridad, lo cual
constituye un gran riesgo para el vecino país en la medida en que la potencia del Norte ha
declarado que los ataques preventivos en contra del terrorismo se emprenderán contra lo
que define como “un pequeño grupo de Estados al margen de la ley que, aunque diferentes
en forma importante, comparten varios atributos”. Esos atributos, en la opinión de los
redactores del documento de la nueva doctrina, serían: gobiernos o “dictadores” que “tratan
brutalmente a sus pueblos y malgastan sus recursos nacionales en beneficio personal de sus
85 Estos rumores constituyen un alto riesgo para Venezuela por cuanto se ha declarado a través de la nueva doctrina de seguridad que Estados Unidos no hará ninguna distinción entre los terroristas y aquellos que en conocimiento de los nefastos efectos destructivos ofrezcan ayuda o alberguen terroristas. “La Doctrina de Seguridad de Bush”. Jueves 13 de marzo de 2003. Consultado el 31 de marzo de 2004. Disponible en: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/news/newsid_2271000/2271950.stm 86 Martha Ardila, “Viabilidad de la seguridad regional en el área andina”. ”. En: Wolf Grabendorff (Editor) La seguridad Regional en las Américas, enfoques críticos y conceptos alternativos. Bogotá: FESCOL y CEREC, 2003, Pág. 233 – 234.
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mandatarios”, que “no muestran respeto por el derecho internacional, amenazan a sus
vecinos y violan sin reparos los tratados internacionales de que forman parte” que
“auspician el terrorismo” que rechazan los valores humanos básicos” y sobre todo, que
“detestan a los Estados Unidos y todo lo que representa”87
Por otra parte, el general James Hill, comandante del comando sur de Estados Unidos, ha
comentado que Estados Unidos enfrenta dos tipos de amenazas en el hemisferio occidental:
la amenaza tradicional del narcoterrorismo y por otra parte, la amenaza incipiente del
populismo radical. Indicó que el populismo radical es una preocupación incipiente y
explicó que este fenómeno sí solo no constituye una amenaza, pero se convierte en ella
cuando se ve radicalizada por un líder que busca suprimir los derechos individuales.88
Ante estas declaraciones cabe pensar que Venezuela es el país más amenazado por la nueva
doctrina de seguridad estadounidense cuando este país estima desde múltiples puntos de
vista, que allí se está gestando una especie de populismo radical o “neopopulismo” en el
que evidentemente existe un líder que radicaliza el fenómeno y suprime los derechos
individuales.
CONCLUSIONES
A manera de conclusión se puede afirmar que América Latina y en especial los países
andinos han estado siempre sujetos a las prioridades de Estados Unidos en materia de
seguridad, factor que ha incrementado su presencia militar en la región.
En la década de los noventa, el asunto de las drogas ilícitas constituyó la prioridad más
importante, alrededor de la cual giraron las relaciones entre la potencia del norte y los
países de la subregión; sin embargo con los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001,
87 Luis Suárez, La Doctrina Bush: Algunas implicaciones para el sistema internacional de la “post guerra fría”. Consultado el 31 de marzo de 2004. Disponible en: http://www.fescol.org.co/Doc%20PDF/DOCTRINA%20BUSH.pdf 88 “General EE.UU. describe amenazas a seguridad hemisférica”. 26 de marzo de 2004. Consultado el 30 de marzo de 2004. Disponible en: http://usinfo.state.gov/espanol/04032904.htm
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el terrorismo pasó a ocupar el primer lugar en la agenda de seguridad, asunto que de nuevo,
no escapó a la crítica situación de los países andinos, por cuanto hoy en día, se encuentran
allí varios de los grupos que han sido calificados como terroristas por Estados Unidos. En
este contexto, la nueva Doctrina de Seguridad de Bush, ha intensificado las estrategias
antidrogas y antiterroristas en la región andina, bajo los preceptos de una política de
seguridad preventiva y ofensiva, y de la imposición de un conjunto de medidas económicas
de tipo neoliberal.
Esta nueva doctrina se ha constituido por tanto en una evidente amenaza para la paz y la
seguridad de los países de los Andes, en la medida en que estos Estados han sido
catalogados como “débiles” y por tanto, susceptibles de intervención militar en aquellas
zonas en donde se vean amenazados los intereses geoestratégicos de Estados Unidos. A su
vez, los programas económicos de tipo neoliberal que están incluidos en la nueva doctrina
de seguridad, y que deben ser implementados por los países andinos, profundizan,
contradictoriamente, la debilidad de estos Estados cada vez más amenazados por las
políticas militaristas de la potencia del norte.
En la Estrategia de Seguridad de Estados Unidos o la llamada “Doctrina Bush”, se
combinan varios aspectos de crucial importancia. Por una parte se le sigue prestando gran
atención a los asuntos de prioridad económica para la potencia americana. En este sentido
se hace indispensable para ellos la búsqueda de nuevas fuentes de seguridad energética, y
por esto mismo el control de los Estados que se las puedan proveer con el petróleo, así
como el reiterado llamado a la “prosperidad de los mercados abiertos” de la mano de las
instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco
Mundial, o los acuerdos bilaterales de libre comercio o el mismo ALCA.
De otro lado se establece la llamada lucha antiterrorista. De esta, elementos como la
doctrina de la guerra preventiva o el marcado unilateralismo estadounidense, son los
componentes de mayor relevancia. El primero de ellos instaura, por primera vez, una
estrategia basada en el ataque preventivo a supuestas amenazas (que pueden ir desde las
armas de destrucción masiva hasta lo que el jefe del comando sur, James Hill, llamo
populismo radical) a la seguridad nacional norteamericana. El segundo elemento no hace
36
sino ratificar la ya demostrada tendencia de la administración Bush, de actuar de manera
aislada a los “ilusorios intereses de la comunidad internacional”, queriendo demostrar así su
gran poderío militar y económico. Dichas estrategias, como lo pudimos analizar, han sido
criticadas desde diversas corrientes académicas, que van desde el institucionalismo liberal,
pasando por el realismo, hasta las que ven detrás de esta lucha la búsqueda de diversos
intereses económicos.
De la misma manera, cabe destacar que, con el ejemplo de la primera acción de guerra
preventiva –Irak-, para los Estados Unidos los límites de la comunidad internacional no son
validos o ni siquiera existen; y cuando se trata de obtener los intereses económicos que los
puedan beneficiar la excusa de la lucha antiterrorista es el pretexto perfecto para intervenir
cualquier país. Respecto a lo anterior se debe tener en cuenta que en la región andina,
Colombia y Venezuela son los países más críticos en cuanto a la situación de seguridad, por
la proliferación de grupos terroristas y del narcotráfico, así como por la oposición del
Presidente Hugo Chávez a las políticas estadounidenses.
Finalmente, se esperaría que en el corto plazo se continúen y se profundicen las estrategias
militares y económicas de Estados Unidos en la región andina. Sin embargo, podría
vislumbrarse un distencionamiento de las relaciones entre estos países y un atenuamiento
de las políticas antiterroristas estadounidenses, debido al acercamiento de las elecciones
presidenciales en este país. No obstante lo anterior, el conjunto de las condiciones
amenazantes en materia de seguridad para Estados Unidos están dadas en la región andina,
lo que le permitiría a la potencia del norte, justificar cualquier intervención de tipo militar
en el conjunto de la subregión.
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