LA ÉTICA COMO PARTE FUNDAMENTAL DE LA ACTIVIDAD ...

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE BIBLIOTECOLOGÍA LA ÉTICA COMO PARTE FUNDAMENTAL DE LA ACTIVIDAD DEL BIBLIOTECÓLOGO TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN BIBLIOTECOLOGÍA PRESENTA GUADALUPE EUNICE ZUGEIL FUENTES CRUZ ASESOR LIC. HUGO ALBERTO FIGUEROA ALCÁNTARA MÉXICO, D. F. 2006

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

COLEGIO DE BIBLIOTECOLOGÍA

LA ÉTICA COMO PARTE FUNDAMENTAL DE LA ACTIVIDAD DEL

BIBLIOTECÓLOGO

TESIS

QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE

LICENCIADA EN BIBLIOTECOLOGÍA

PRESENTA

GUADALUPE EUNICE ZUGEIL FUENTES CRUZ

ASESOR

LIC. HUGO ALBERTO FIGUEROA ALCÁNTARA

MÉXICO, D. F.

2006

UNAM – Dirección General de Bibliotecas

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Dedicatorias

A DIOS,

POR BRINDARME, CADA DIA, LA OPORTUNIDADDE CRECER, DE MEJORAR, DE CONOCER Y DE

SENTIR TODO LO QUE ME RODEA.

A BRAULIO,

POR HABER DADO A MI VIDA UN GIRO MARAVILLOSO Y LLENARLA DE DULZURA CON SU

BESOS.

POR LA OPORTUNIDAD DE REALIZARMECOMO MADRE.

A MIS PADRES, JUANA Y ARSENIO,

POR HABERME DADO LA VIDA Y HABERME FORMADO CON VALORES MORALES Y

ESPIRITUALES.

POR EXIGIRME SIEMPRE MÁS DE LO QUE PUEDO DAR.

POR APOYAR INCONDICIONALMENTE CADA UNA DE MIS DECISIONES Y PROYECTOS.

PORQUE GRACIAS A SU TIEMPO Y SACRIFICIO DE SUS PROPIAS ACTIVIDADES, HE LLEGADO

AL FINAL DE ESTA ETAPA.

A OSCAR,

POR SER UN GRAN SER HUMANO.

A MIS ABUELITOS, PORFIRIO Y ALICIA,

PORQUE CON SU EJEMPLO APRENDÍ QUE TODO SE PUEDE LOGRAR.

A MI ABUELITA ADELA,

POR VER EN SU NIETA ALGO ESPECIAL Y SER PARA ELLA UN MOTIVO DE ORGULLO.

A TODA MI FAMILIA,

POR EL INTERES MOSTRADO HACIA ESTE PROYECTO.

AGRADECIMIENTOS

AGRADEZCO MUY SINCERAMENTE A:

LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Y A LA FACULTA DE FILOSOFÍA Y

LETRAS, POR QUE EN ELLAS ENCONTRÉ LA REALIZACIÓN DE TODOS MIS SUEÑOS.

A MI ASESOR, HUGO FIGUEROA,

POR SU PACIENCIA, SU APOYO INCONDICIONAL Y SU TIEMPO DEDICADO A LA ELABORACIÓN

DE ESTE TRABAJO... POR CONFIAR EN MI, MIL GRACIAS.

AL COORDINADOR DEL COLEGIO DE BIBLIOTECOLOGÍA, MTRO. CÉSAR AUGUSTO RAMÍREZ

VELÁZQUEZ,

POR EL APOYO RECIBIDO DURANTE EL PROCESO DE TITULACIÓN.

A MI HONORABLE SÍNODO:

MTRO. CÉSAR AUGUSTO RAMÍREZ VELÁZQUEZ

LIC. HUGO ALBERTO FIGUEROA ÁLCANTARA

LIC. BLANCA ESTELA SÁNCHEZ LUNA

MTRA. BRENDA CABRAL VARGAS

LIC. VERÓNICA MÉNDEZ ORTIZ

POR SUS PERTINENTES CORRECCIONES Y CONSEJOS.

A LA LIC. MA. AZUCENA LÓPEZ SAUCEDO Y AL MTRO. JAVIER CAMACHO BECERRA,

POR TODAS LAS FACILIDADES RECIBIDAS.

Índice

INTRODUCCIÓN 7

CAPITULO 1 EL BIBLIOTECÓLOGO Y LA SOCIEDAD 10

1.1 Reseña histórica de la ética 10

1.1 Ética griega 11

1.2 Ética cristiana medieval 13

1.3 Ética moderna 14

1.4 Ética contemporánea 16

1.2 Antecedentes históricos de las bibliotecas 18

1.2.1 Mesopotamia 19

1.2.2 Egipto 20

1.2.3 Grecia 21

1.2.4 Roma 22

1.2.5 Edad Media 25

1.2.6 Renacimiento 26

1.3 Origen y evolución de la bibliotecología como profesión y disciplina 28

1.3.1 Calímaco 29

1.3.2 Panizzi 30

1.3.3 Crestodoro 31

1.3.4 Charles Coffin Jewett 32

1.3.5 Charles Ami Cutter 33

1.3.6 Melvil Dewey 35

1.3.7 Shiyali Ramamrita Ranganathan 36

1.3.8 Seymour Lubetzky 38

1.4 Función social de la bibliotecología en el siglo XXI 38

1.4.1 La biblioteca: institución social 39

1.4.2 El bibliotecólogo y su misión 40

Referencias 45

CAPÍTULO 2 ÉTICA E INFORMACIÓN 47

2.1 Ética y moral 48

2.2 Aspectos fundamentales de la ética 50

2.2.1 Libertad de expresión 52

2.2.2 Derecho a la información 54

2.2.3 Libertad de prensa 57

2.2.4 Acceso a la información 59

2.3 Ética de la información 60

2.3.1 La información y su relación con los Derechos Humanos 63

2.3.2 La información y su relación con el derecho de autor, el

copyright y la propiedad intelectual

64

2.3.3 Censura en la selección, adquisición y organización de la

información

69

Referencias 71

CAPÍTULO 3 ÉTICA BIBLIOTECOLÓGICA 74

3.1 Ética aplicada 74

3.2 Ética discursiva 79

3.3 Ética profesional 82

3.4 Responsabilidad social 88

3.5 Elementos para una ética bibliotecológica 89

Referencias

97

CONCLUSIONES

99

OBRAS CONSULTADAS

103

ANEXOS 110

Anexo 1. Instrumentos internacionales en materia de libertad de

expresión y derecho a la información

111

Anexo 2. Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).

Artículos que competen a la ética de la información3

114

Anexo 3. Algunos Códigos de Ética Bibliotecológica

117

7

INTRODUCCIÓN

MORAL Y ÉTICA

Cuantas veces nos hemos encontrado con la falta de información o la

información inadecuada para la realización de nuestras metas y objetivos, para el

crecimiento de nosotros como individuos y como parte de la sociedad en la que

nos desarrollamos. Cuantas veces hemos enfrentado la inaccesibilidad a ciertos

datos o la represión de aquellos que laboran dentro de instituciones sociales.

Para tener acceso y hacer uso de la información es necesario un conjunto

de aptitudes que exigen a los individuos "reconocer cuándo se necesita

información y poseer la capacidad de localizar, evaluar y utilizar eficazmente la

información requerida".

A causa de la complejidad y del crecimiento acelerado de la información y el

desarrollo constante de las nuevas tecnologías, los individuos se enfrentan a

diversas alternativas a la hora de elegir entre una información muy dispar y

abundante (en los diferentes ámbitos de su vida) a través de las bibliotecas,

centros de información, organizaciones profesionales y con mayor frecuencia, en

el Internet, medio por el cual, llega la información sin filtrar lo que suscita

interrogantes sobre su autenticidad, validez y fiabilidad. Además, la información

está disponible a través de múltiples medios, incluyendo los gráficos,

audiovisuales y textuales, que plantean nuevos retos a los individuos a la hora de

evaluarla y comprenderla.

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Una persona competente en el acceso y uso de la información es capaz de:

• determinar el alcance de la información requerida;

• acceder a ella con eficacia y eficiencia;

• evaluar de forma crítica la información y sus fuentes;

• incorporar la información seleccionada a su propia base de

conocimientos;

• utilizar la información de manera eficaz para acometer tareas

específicas;

• comprender la problemática económica, legal y social que

rodea al uso de la información, y acceder a ella y utilizarla de

forma ética y legal.

En la actualidad, con el crecimiento acelerado de la población y el

desarrollo de las nuevas tecnologías en todos los campos del conocimiento, se

han ido perdiendo poco a poco, los valores morales y éticos de la ciudadanía y en

especial de los profesionales. La apatía, el cansancio, el tedio, el aburrimiento, el

conformismo, la corrupción, se han convertido en un sello distintivo y se han

apoderado poco a poco de los pensamientos y costumbres de los hombres,

evitando con ello el desarrollo de las funciones sociales y profesionales adquiridas

por cada uno de ellos de forma consciente.

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La ética, como ciencia filosófica, es la encargada de estudiar el

comportamiento moral del hombre en la sociedad; su objeto de estudio se basa en

los hábitos y costumbres adquiridos por el ser humano y regula su desarrollo en la

comunidad indicando lo bueno y lo malo.

La falta de formación ética en el transcurso de la licenciatura y la baja

investigación sobre el tema dentro del país, han originado un ambiente viciado

dentro de las instituciones, tanto publicas como privadas, en donde el manejo de

la información es de gran importancia para su subsistencia.

Por tanto, el licenciado en bibliotecología, debe contar con las herramientas

suficientes para ir cambiando el paradigma de la sociedad.

El presente trabajo se divide en tres capítulos: el primero abarca una reseña

histórica tanto de la ética como de la biblioteca y la bibliotecología, así como

también menciona la función de la biblioteca y la misión del bibliotecólogo. En el

segundo capítulo, se pretende dar un panorama general de la ética y los términos

relacionados con la información que deriva como propiedad intelectual y como

parte de los Derechos Humanos. Y en el tercer capítulo se busca fundamentar

una ética bibliotecológica, que es punto de partida para el mejoramiento de los

profesionales de esta área y para dar el verdadero valor de dicha profesión.

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CAPÍTULO 1

EL BIBLIOTECÓLOGO Y LA SOCIEDAD

La bibliotecología y su deseo de preservar, organizar y facilitar a los

individuos el acceso a la información, ha ido evolucionando a lo largo de la

historia. Así también, el papel del bibliotecólogo ha generado cambios en un

contexto histórico, cultural y social, cambios que tienden a deshumanizar la

profesión por el uso indiscriminado de la tecnología.

A continuación se abordarán los antecedentes históricos de la profesión y

se expondrá la importancia de la formación del bibliotecólogo y el impacto de éste

en la sociedad.

1.1 RESEÑA HISTÓRICA DE LA ÉTICA

La ética y la historia se hallan doblemente relacionadas: a) con la vida

social y b) con su historia propia, ya que cada doctrina se halla en conexión con

las anteriores (al tomar posición contra éstas o hacer suyos algunos problemas y

soluciones precedentes), o con las doctrinas posteriores (al prolongarse o

enriquecerse en ellas (Sánchez, 1999, p. 249).

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1.1.1 ÉTICA GRIEGA

Los problemas éticos toman mayor atención cuando se democratiza la vida

política de la antigua Grecia y particularmente, Atenas. Los presocráticos se

preocupaban por los problemas del hombre, y, sobre todo, por los políticos y

morales. Con las nuevas condiciones que se dan sobre todo en Atenas, al

democratizarse la vida política, crearse nuevas instituciones electivas y

desarrollarse una intensa vida pública, dieron nacimiento a la filosofía política y

moral.

Los sofistas reaccionaban contra el saber acerca del mundo por

considerarlo estéril, y se sentían atraídos por un saber acerca del hombre,

particularmente político y jurídico. Por ello se convirtieron en maestros que

enseñaban el arte de convencer (retórica), desconfiando no sólo de la tradición,

sino de la existencia de verdades y normas universalmente válidas. No hay

verdad ni error, y las normas, por ser humanas, son transitorias (Sánchez, 1999, p.

251).

Para Sócrates, el saber fundamental es el saber acerca del hombre que

tiene estas tres características: 1) es un conocimiento universalmente válido; 2) es

ante todo un conocimiento moral, y 3) es un conocimiento práctico (conocer para

obrar rectamente).

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En la ética socrática encontramos: a) una concepción del bien (felicidad del

alma) y de lo bueno (como útil a la felicidad); b) la tesis de la virtud (capacidad

radical y última del hombre; areté) como conocimiento, y del vicio como

ignorancia, y c) la tesis de origen sofista de que la virtud puede ser transmitida o

enseñada.

“El hombre obra rectamente cuando conoce el bien, y al

conocerlo no puede dejar de practicarlo; por otro lado, al

perseguir el bien, se siente dueño de sí mismo y es, por

tanto, feliz”.

La ética de Platón depende de: a) su concepción metafísica (dualismo del

mundo sensible y del mundo de las ideas permanentes, eternas, perfectas e

inmutables, que constituyen la verdadera realidad y tienen como cima la idea del

Bien); b) su doctrina del alma (principio que anima o mueve al hombre y consta de

tres partes: razón, voluntad o ánimo, y apetito; la razón que contempla y quiere

racionalmente es la parte superior, y el apetito, ligado a las necesidades

corporales es la inferior) (Sánchez, 1999, p. 253).

“Como el individuo por sí solo no puede acercarse a la

perfección, se hace necesario el Estado o comunidad

política. El hombre bueno lo es como buen ciudadano.

La idea del hombre sólo se realiza en la comunidad. La

ética desemboca necesariamente en la teoría política”.

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La ética de Aristóteles se halla unida a su filosofía política, ya que para él,

la comunidad social o política es el medio necesario de la moral. La verdadera

vida moral es propia de una élite que puede llevarla en el marco de una sociedad

basada en la esclavitud. Dentro de este marco, el hombre bueno (el sabio) ha de

ser a la vez un buen ciudadano.

Para los estoicos, el mundo o cosmos es un gran ser único que tiene como

principio, alma o razón a Dios, que es su animador u ordenador. En el mundo sólo

sucede lo que Dios quiere, y por ello reina en él una fatalidad absoluta; no hay

libertad ni azar. El hombre, como parte de este mundo, tiene en él su destino. Y

como todo se halla regido por una necesidad radical, lo único que le queda es

admitir su destino y obrar con conciencia de él. Tal es la actitud del sabio.

Los epicúreos alcanzan el bien, retirado de la vida social, sin caer en el

temor a lo sobrenatural, encontrando en sí mismo, o rodeado de un pequeño

círculo de amigos, la tranquilidad de ánimo y la autosuficiencia.

1.1.2 ÉTICA CRISTIANA MEDIEVAL

La ética cristiana parte de un conjunto de verdades reveladas acerca de

Dios, las relaciones del hombre con su creador y el modo de vida práctico de

aquél ha de seguir para salvarse en el otro mundo.

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Dios, creador del mundo y del hombre, es concebido como un ser personal,

bueno, omnisciente y todo poderoso. El hombre, como criatura divina, tiene su fin

último en Dios, que es para él el bien más alto y el bien supremo. Dios reclama su

obediencia, y la sujeción a sus mandamientos, que tienen en este mundo humano

terreno el carácter de imperativos supremos (Gutiérrez, 1999, p.p. 242-245).

La ética cristiana tiende a regular la conducta de los hombres con vistas al

otro mundo (a un orden sobrenatural) y teniendo su objeto o valor supremo fuera

del hombre, es decir, en Dios. De ahí que para ella la vida moral sólo alcance su

plena realización al elevarse el hombre a ese orden sobrenatural, y de ahí también

que los mandamientos supremos que rigen su comportamiento, y de los cuales

derivan todas sus reglas de conducta, procedan de Dios y apunten a él como

objeto último. El cristianismo como religión ofrece así, al hombre, unos principios

supremos morales que, por venir de Dios, tienen para él el carácter de imperativos

absolutos e incondicionados.

1.1.3 ÉTICA MODERNA

Es la ética dominante, del siglo XVI hasta comienzos del siglo XIX. En el

orden espiritual, la religión deja de ser la forma ideológica dominante, y la Iglesia

católica pierde su papel rector. Se producen los movimientos de Reforma que

destruyen la unidad cristiana medieval. El hombre adquiere un valor propio no

sólo como ser espiritual, sino también corpóreo, sensible, y no sólo como ente de

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razón, sino de voluntad. Su naturaleza no solamente se ve en la contemplación,

sino también en la acción. El hombre afirma su valor en todos los campos: en la

ciencia (al ponerla al servicio de las necesidades humanas); en la naturaleza (al

considerarla como objeto de la transformación o producción humanas); en el arte

(al representar todo -incluso las vírgenes- con ojos humanos). El hombre aparece,

pues, en el centro de la política, de la ciencia y del arte, y también de la moral.

Al trasladarse el centro de Dios al hombre, éste acabará por presentarse como lo

absoluto, o como el creador o legislador en diferentes dominios, entre ellos, la

moral.

La ética kantiana, es una ética formal y autónoma. Por ser puramente

formal, tiene que postular un deber para todos lo hombres, independientemente de

su situación social y cualquiera que sea su contenido concreto. Por ser autónoma

(y oponerse así a las morales heterónomas, en las que la ley que rige a la

conciencia moral le viene de fuera), se consuma en ella la tendencia

antropocéntrica que, en oposición a la ética medieval, se inicia en el

Renacimiento. Finalmente, por concebir el comportamiento moral como propio de

un sujeto autónomo y libre, activo y creador, Kant es el punto de partida de una

filosofía y una ética en la que el hombre se define ante todo como ser activo,

productor o creador.

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1.1.4 ÉTICA CONTEMPORÁNEA

Se presenta en sus orígenes como una reacción:

a. contra el formalismo y el universalismo abstracto, y a favor del

hombre concreto;

b. contra el racionalismo absoluto y a favor del reconocimiento de

lo irracional en el comportamiento humano;

c. contra la fundamentación trascendente (metafísica) de la ética y

a favor de la búsqueda de su fuente en el hombre mismo.

Para Sartre, el hombre es libertad. Cada uno de nosotros es

absolutamente libre, y muestra su libertad siendo lo que ha elegido ser. La

libertad, es, además, la única fuente de valor. Cada individuo escoge libremente,

y al hacerlo crea su valor. Así pues, al no existir valores objetivamente fundados,

cada uno debe crear o inventar los valores y normas que guíen su conducta. Pero

existen los otros, y yo sólo puedo tomar mi libertad como fin, si tomo también

como fin la libertad de los demás, por tanto la vida es un compromiso.

El pragmatismo se distingue por su identificación de la verdad con lo útil,

como aquello que ayuda mejor a vivir y convivir. En el terreno de la ética, decir

que algo es bueno equivale a decir que conduce eficazmente al logro de un fin,

que lleva al éxito. Los valores, principios y normas carecen, por tanto, de un

contenido objetivo, y el valor de lo bueno –considerado como aquello que ayuda al

individuo en su actividad práctica- varía con cada situación.

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El hombre real, para Marx, es, en unidad indisoluble, un ser espiritual y

sensible, natural y propiamente humano, teórico y práctico, objetivo y subjetivo. El

hombre se define como un ser social, histórico, productor, transformador, creador;

mediante su trabajo, transforma la naturaleza exterior, se plasma en ella, y a la

vez crea un mundo a la medida de su naturaleza humana.

Según la ideología de Marx, estos son algunos fundamentos de la ética:

1. La moral cumple una función social: sancionar las relaciones y

condiciones de existencia de acuerdo con los intereses de la

clase dominante. En las sociedades divididas en clases

antagónicas, la moral tiene, por ello, un carácter de clase.

2. Mientras no se den las condiciones reales de una moral

universal válida para toda la sociedad, no puede existir un

sistema de moral válido para todos los tiempos y todas las

sociedades.

3. La moral de cada sociedad, o de cada clase, tiene un carácter

relativo, pero en la medida que se dan en ella, junto a sus

elementos caducos, elementos vivos, las morales particulares

se integran en un proceso de conquista de una moral

verdaderamente humana y universal.

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4. La historia se halla sujeta a una necesidad objetiva. Los

hombres necesitan la moral y esa necesidad se explica por la

función social del individuo, que de acuerdo con la estructura

social dada, cumple.

5. Una nueva moral se hace necesaria para regular las relaciones

de los individuos tanto con vistas a la transformación de la vieja

sociedad como con vistas a asegurar la unidad y la armonía

entre los miembros de la nueva sociedad.

6. El hombre debe intervenir en la transformación de la sociedad

porque, sin su intervención práctica y consciente, puede

cumplirse la posibilidad de una vuelta a la barbarie, o de que el

hombre no subsista como tal.

1.2 ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA BIBLIOTECA

La escritura consolida la tradición histórica y fortalece a la sociedad al

preservar la sabiduría, la grandeza, la curiosidad intelectual, los amores y

pensamientos, pero a la vez, la ignorancia, los prejuicios, la arrogancia y los odios

de generaciones (Shera, 1990, p. 76); por ello, quien maneja la escritura adquiere

poder, fuerza y prestigio.

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1.2.1 MESOPOTAMIA

Ubicada entre el Tigris y el Eufrates a fines de IV milenio, los sumerios

fueron los poseedores del primer sistema de escritura, la escritura cuneiforme,

llamada así, por su forma de trazos triangulares, hechos en pequeñas tabletas de

arcillas rectangulares utilizadas por babilonios, acadios, asirios e hititas. Los

documentos que reseñan son de índole económica-administrativa.

Las bibliotecas de este periodo no encuentran distinción entre lo que para

nosotros es archivo o biblioteca, viniendo a significar lo mismo. Colocadas las

tabletas en estanterías de madera dentro de cestas dadas de brea para su

conservación.

En esta época, el encargado de custodiar las tablillas era generalmente un

sacerdote de alta jerarquía, que debía conocer los contenidos, la ubicación y la

clasificación de los documentos resguardados. En el caso de los palacios quien

se hacía cargo del acervo, eran oficiales de alto rango o miembros de la nobleza.

Para aspirar a este cargo debían dominar varios sistemas de escritura, entre ellos

el jeroglífico y el cuneiforme.

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1.2.2 EGIPTO

La escritura jeroglífica la encontraremos desde el año 3.000 a. de C. hasta

el final del s. IV d. C. La encontramos sobre papiro con tinta, pero también sobre

monumentos conmemorativos. El papiro era una planta que crecía en el Delta del

Nilo, que era cortada en pequeñas tiras que maceradas y engomadas formaban

los famosos rollos de papiro egipcio de 20 a 40 m de longitud. La tinta roja era

empleada para aquello que consideraban destacable, por la calidad del texto,

títulos, encabezamientos, nuevos párrafos, etc. que también permitirá la ilustración

del libro, como es el caso del libro de los muertos.

Las bibliotecas egipcias eran llamadas "Casas de la Vida", no se ha

descubierto ninguna de ellas, ni los materiales que albergaban, dada su escasa

resistencia a los agentes físicos.

Aquí, la actividad bibliotecaria era ejecutada por los escribas, quienes

usaban el papiro para plasmar los textos.

Los maestros inculcaban a los jóvenes escribas el respeto por el libro y

fomentaban la idea de que escribir, transcribir y custodiar un libro era más

importante que construir un templo, ya que el texto y su autor perdurarían mas allá

de lo material (Rodríguez, 2001, p. 7).

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1.2.3 GRECIA

Con el uso del alfabeto, la literatura griega comenzó a plasmarse por

escrito, sin embargo, ya que los ciudadanos comunes no tenían conocimientos de

lecto – escritura, las obras llegaban a través de interpretes que memorizaban la

poesía, los discursos y los diálogos.

La biblioteca o centro de información más representativa de esta época fue

la de Alejandría, la cual, además de ser extensa era también museo y casa de

investigación. Su primer director fue Demetrio de Phalerum. Posteriormente

Zenodoto de Efeso promovió el crecimiento del acervo y de la investigación; por tal

motivo, fue necesario abrir otra biblioteca llamada “Biblioteca hija” la cual se

encontraba ubicada en el templo de Serapeum de Serapis y brindaba servicio

principalmente a ciudadanos comunes y estudiantes.

Para la bibliotecología, el personaje más destacado fue Calímaco de

Cirene, quien se consagró a la tarea de compilar un catálogo de la biblioteca y

además, se le atribuye una obra llamada Tablilla de aquellos que fueron notables

en cada frase de la cultura y sus escritos, obra que se piensa contenía datos

biográficos de los personajes, sus obras y hasta el número de líneas que

componía. También se le considera autor del sistema de dividir los “libros”

extensos en partes, para manejarlos y almacenarlos con mayor facilidad; así como

la técnica de dividir sus tablillas en ocho categorías que eran: oratoria, historia,

leyes, filosofía, medicina, poesía lírica, tragedia y miscelánea (Rodríguez, 2001, p.

10). Por todo esto se le considera el padre de la bibliotecología.

22

1.2.4 ROMA

En Roma como en Grecia, el establecimiento de bibliotecas privadas

precedió a la fundación de las colecciones públicas. Las inmensas cantidades de

obras que los generales victoriosos, como Emilio Paulo, Sila, Lúculo, llevaron a

Roma con su botín provocó la creación de las bibliotecas oficiales. La colección

robada por Sila fue heredada por su hijo Fausto; y Cicerón, que fue su huésped en

Cumas, escribe que el emperador Lúculo, poseía una colección de libros

escogidos, y la abría a los eruditos de buena gana. Cicerón fue otro coleccionista

de libros, y él mismo dice que gastó mucho dinero en satisfacer sus aficiones.

César fue el primero que planeo una biblioteca pública para Roma, pero la

muerte le impidió realizar su proyecto. Quién lo llevó a cabo fue el general y

estadista, Asinio Polión, quien fundó una biblioteca el año 39 a. c. con el botín de

su campaña en Dalmacia. Por primera vez, las obras latinas aparecían allí al lado

de las griegas.

Esta biblioteca no pudo competir con las dos grandes colecciones que

fundó Augusto, una en el Palatino y la otra en el Pórtico de Octavia. La Biblioteca

Palatina estaba junto al templo de Apolo, que Augusto consagró tras la batalla de

Accio. Parte de su tesoro desapareció en un incendio, bajo Cómodo (hacia 200 d.

c.), y el resto en otro incendio acaecido en 363 d. c.

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Templo y Biblioteca cuentan entre los pocos edificios clásicos del Palatino

de que no han quedado vestigios. Se cree que se encontraban en el rincón de la

colinilla opuesta al arco de Constantino.

La otra biblioteca, la del Pórtico de Octavia, fue completamente destruida

por las llamas bajo el reinado de Tito. Unas cuantas columnas y un pórtico cerca

del teatro de Marcelo es cuanto ha quedado como recuerdo.

También quedan algunas ruinas importantes de la biblioteca que Tiberio

fundó en el templo de Augusto. A los comienzos de la Edad Media esta biblioteca

se convirtió en la Iglesia de Sta. María Antiqua, la que se encuentra junto al templo

de Cástor, en el Foro de Roma.

La que más ha perdurado es la Biblioteca Ulpia, construida por Trajano en

su foro. Todavía se la menciona en el siglo V d. c. Contenía una sección griega y

una latina, cada una en edificio aparte. Entre una y otra se levantó la Columna de

Trajano, “pergamino que se desarrolla”.

Según el censo real de Constantino (350 d. c.), había veintiocho bibliotecas

públicas en Roma, de que han quedado sólo ocho nombres.

También en las provincias había bibliotecas, hasta en pequeñas

poblaciones. Plinio el Mozo fundó desde luego una en su nativa Como, y asignó

un fondo a su sostenimiento. Aulo Gelio nos habla de una biblioteca “muy bien

dotada” en ambas lenguas, en Tívoli, donde veraneaban muchos romanos

acomodados. Ésta era una verdadera biblioteca circulante, a diferencia de las

24

colecciones antiguas en general. Hasta donde las ruinas permiten apreciarlo, las

grandes bibliotecas públicas constaban de un gran salón de lectura, revestido de

mármoles coloridos, alabastro y metales preciosos, y adornados con frescos y

decoraciones algo excesivas. Casiodoro llega a asegurar que se empleaba algún

sistema de iluminación artificial muy intensa. San Isidoro habla de estantes de

cedro y de ébano. En cambio, el almacén de libros, cuando lo había realmente,

estaba arreglado de cualquier modo. Los rollos se guardaban en alacenas de

tablas, y se veían las etiquetas colgantes de los pergaminos.

En cuanto los cristianos pudieron disfrutar y dedicarse a las letras, fundaron

también sus bibliotecas aun antes del triunfo de Constantino y la Historia nos ha

transmitido los nombres de algunas más célebres. Estas fueron

• La de Cesarea, fundada por San Pánfilo y aumentada por el

historiador Eusebio que llegó a constar de 30.000 volúmenes, según

San Isidoro.

• La de Antioquia.

• La de Hipona.

Todo ello, sin contar las colecciones de volúmenes sagrados que todas las

Iglesias poseían. El Emperador Constantino reunió más de 6.900 volúmenes en la

biblioteca por él fundada en Constantinopla la cual contaba 1000.000 a la muerte

del Emperador Teodosio y fue incendiada en el año 477.

25

1.2.5 EDAD MEDIA

Aunque en esta época la cultura, los conocimientos y la ciencia parecían

inaccesibles para el pueblo, la producción bibliográfica se reorientó hacia textos

religiosos, dando con esto la inaccesibilidad a la información por parte de la gente

común.

En los monasterios, los monjes se dedicaban a transcribir manuscritos

religiosos o relatar biografías de santos y autoridades eclesiásticas. Toda la

riqueza de conocimiento se encontraba bajo la custodia de un ecónomo de libros y

un aprendiz.

Los monasterios contaban con un scriptorum, sección dedicada

exclusivamente a la trascripción de libros, a su clasificación por temas y a su

custodia (Rodríguez, 2001, p. 12).

Además de las bibliotecas monacales, los nobles y los monarcas asignaban

espacios especiales en sus palacios para guardar los libros que iban adquiriendo,

ya sea por compra, por obsequio o al contratar su propio transcriptor o escribano.

En esta época aparecen la universidad, por lo tanto las bibliotecas

universitarias tenían como misión educar a un grupo de jóvenes en los ámbitos de

la teología, la filosofía, la historia, el derecho y las disciplinas humanísticas. Así, a

finales de la Edad Media, surge el interés por la lectura de todo tipo de obras,

tanto religiosas como de origen griego.

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Los jóvenes tuvieron una mayor flexibilidad en el acceso a las obras

naturalistas de los griegos y los romanos. También la copia y la edición de los

manuscritos tenían fines de lucro y se comerciaba con ellos.

1.2.6 RENACIMIENTO

En el Renacimiento, período caracterizado por el interés del rescate de las

ideas de los textos grecolatinos en literatura, ciencias naturales, medicina, arte,

filosofía, y demás campos del conocimiento, las bibliotecas universitarias y

privadas alcanzaron su máxima expresión.

El Códice Vaticano Urbinate, expone las cualidades que debía tener el

bibliotecario en el siglo XV (Rodríguez, 2001, p. 17):

[...] El bibliotecario debe ser docto, de buen aspecto, de

buen natural, educado y de palabra buena y fácil; el cual

debe tener el inventario de todos los libros y mantener

éstos ordenados y en su sitio, tanto los latinos como los

griegos, como los hebreos o cualquier otro que hubiera,

de suerte que se pueda encontrar pronto el que se

quiera buscar. Ventilar los libros junto con la estancia y

mantenerla libre de polilla de insectos o gusanos y de

cualquier otra cosa nociva, de la mano de ineptos e

ignorantes.

27

En Italia, Tomasso Gar diseño un curso de bibliografía en 1865 compuesto

de 14 temas, entre ellos, algunos relacionados con la ética de la información:

Introducción al curso de bibliología

• Importancia de las bibliotecas en el progreso del espíritu

humano.

• Influencia de las condiciones políticas y religiosas en el

desarrollo de las bibliotecas en el pasado.

• Amplitud de los objetivos y de la dirección que han tomado

hasta nuestros días.

• Ideal del bibliotecario.

• Cualidades requeridas en él y en sus colaboradores.

• Oportunidad de una escuela normal de bibliotecología.

• Necesidad de un Estatuto o Reglamento General para el

aprovechamiento de la bibliofilia y de la sociedad de bibliófilos.

• Concepto que el ciudadano debe tener de las producciones

intelectuales y de las bibliotecas que las contienen.

28

Gar también menciona las cualidades del bibliotecario:

Una gran cultura general basada en historia, literatura y

las bellas artes, con un adiestramiento especial en

arqueología, paleografía, diplomática, bibliografía;

dominar lenguas clásicas y modernas; el bibliotecario

debe contar con una memoria casi perfecta y un espíritu

riguroso que le permita enfrentar todos los retos,

además debe ser afable, inteligente e incansable, para

trabajar largas jornadas.

El programa de Gar plasma sólo aspectos teóricos, aunque es de rescatar

que la profesión bibliotecaria debía pertenecer a las universidades y no solo ser

una especialidad técnica.

1.3. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA BIBLIOTECOLOGÍA COMO

PROFESIÓN Y DISCIPLINA

La década de 1870 en Estados Unidos de Norteamérica, se le conoce,

entre otros aspectos, por el llamado “boom” bibliotecario. Todas o la mayoría de

las ciudades destacadas de este país, tenían ya o estaban creando su biblioteca

pública. Surge entonces una nueva concepción de la organización, formas y

diseños de las mismas.

29

Y surgen también un grupo de profesionales encabezados por Panizzi,

Jewett, Cutter, Dewey, Windsor, Spofford, Poole y Smith, entre otros, que son, los

que empiezan a luchar por la unificación del pensamiento bibliotecario.

1.3.1 CALÍMACO

Fue el catalogador más antiguo considerado por muchos, como el padre de

la Bibliografía y la Biblioteconomía, debido a su contribución inapreciable

plasmada en Pinakes, catálogo de todos cuantos fueron ilustres en cada rama de

saber y de sus escritos, que redactó por encargo de Aristófanes de Bizancio.

La obra estaba dividida en géneros literarios (épica, lírica, tragedia,

comedia, filosofía, medicina, retórica, legislación y miscelánea). Y dentro de cada

género, los nombres de los autores y los títulos estaban ordenados

alfabéticamente con las fechas de su vida, los títulos de las obras, la extensión del

texto, la anotación de si estaba contenido en uno o más rollos o si formaba parte

de un rollo que contuviese otra obra (Garrido, 1999, p. 63). Por ello, los Pinakes

es la primera obra crítica histórica-literaria de carácter nacional.

30

1.3.2 PANIZZI

Nació el 16 de septiembre de 1797, en el norte de Italia. Se licenció como

abogado en la Universidad Italiana y ejerció en su país durante algún tiempo.

Acusado de militar en una sociedad secreta, en contra del gobierno italiano, fue

obligado a salir de su país. Vivió en Suiza primero y después pasó a residir a

Inglaterra.

Panizzi entró a trabajar al Museo Británico, hacía 1831,en el departamento

de Libros Impresos, que contenía valiosas colecciones privadas, de importancia

considerable, como “Old Royal Library”, del rey Jorge III, donada en 1823, con la

cláusula de promover un nuevo edificio en el Museo Británico.

En 1837, Panizzi fue nombrado Bibliotecario Jefe del Museo Británico.

Centró sus esfuerzos en cinco direcciones:

1. Orden de los libros.

2. Intentar la construcción del nuevo edificio.

3. Mejorar la calidad técnica y profesional de sus compañeros.

4. Elevar el nivel de los servicios que prestaba el British Museum

como biblioteca nacional inglesa.

5. Redactar un catálogo de todos los libros impresos existentes en

el Museo Británico.

31

Las 91 reglas de catalogación estaban concebidas para confeccionar el

catálogo de libros impresos, mapas y música en el Museo Británico. Estaban

redactadas pensando en la confección de un catálogo alfabético,

fundamentalmente de autores personales o de entidades, que permitiera al

usuario, la localización rápida y fácil de una obra, así como la agrupación de las

obras de un mismo autor con sus distintas ediciones y traducciones (Garrido,

1999, p.p. 75 – 77).

La importancia de estas reglas reside en ser el primer código sistemático

para la elaboración de un catálogo.

1.3.3 CRESTODORO

Fue un lector del Museo Británico. En 1856 publica un revolucionario

ensayo The art of making catalogs (El arte de hacer catálogos) en el que define

detalladas entradas principales por autor e incluye ordenación numérica con índice

de nombres y materias.

Para él, toda biblioteca debería poseer dos clases de listados: uno, que él

llama el catálogo y, otro, su índice. Ambos debían ser complementarios.

Con el ensayo de Crestodoro, nace la idea de un catálogo universal, ya que

para él, el mundo entero se podría convertir con el tiempo, en una biblioteca única.

32

1.3.4 CHARLES COFFIN JEWETT

Nació en Lebanon, Estados Unidos, el 12 de agosto de 1816. Es

considerado como uno de los fundadores de la moderna biblioteconomía

americana. Aunque falleció, en 1868, años antes de que se fundara la Asociación

Americana de Bibliotecas, su apoyo incondicional, llevado a cabo en la

Conferencia de Bibliotecarios Americanos celebrada en 1853, fue el detonante

para que se creara posteriormente.

Trabajó en tres importantes bibliotecas del país.

En la biblioteca de la Universidad de Brown, gracias a sus innovaciones,

consiguió convertirla en una de las principales bibliotecas universitarias del país.

En 1846 se fundó la Smithsonian Institution, y un año después, Jewett fue

llamado para trabajar allí en un proyecto dirigido a la producción de un catálogo

nacional centralizado, que acogiera todos los fondos de todas las bibliotecas

públicas de Estados Unidos. Para llevar a cabo este proyecto, se baso en las

reglas de Panizzi para elaborar sus reglas de catalogación llamadas On the

Construction of Catalogs (Sobre elaboración de catálogos). Debido a problemas

de tipo económicos, abandono su trabajo y por consiguiente su proyecto. Años

más tarde, su proyecto fue aceptado por la biblioteca del Congreso que preparaba

entonces su catálogo general.

33

Trabajó en la biblioteca pública de Boston, la cual, bajo su dirección, pasó a

ser la segunda biblioteca de los Estados Unidos, después de la Biblioteca del

Congreso (Garrido, 1999, p.p. 80–83).

1.3.5 CHARLES AMI CUTTER

Nació en Boston. Trabajó en la biblioteca de Ateneo de Boston de 1869 a

1893. En la Universidad de Harvard, estudió literatura francesa, filosofía y

matemáticas.

Cutter redactó, de Rules for a Printed Dictionary Catalogue (1876),

conocido años después por Rules for a Dictionary Catalog. Este código de Cutter

permitía redactar un registro bibliográfico por tres entradas: autor, título y materia.

De este modo, pretendía el ordenamiento científico de los libros, de manera que

fueran de ayuda para investigadores y estudiosos.

La primera parte de las reglas se refiere a las entradas de los asientos, y de

acuerdo con la idea de Cutter de que el catálogo diccionario es la unión de cuatro

catálogos (autores, títulos, materias y formas), va tratando sucesivamente cada

uno de ellos, finalizando con unas breves reglas sobre asientos analíticos. La

segunda parte, llamada Style, trata de la forma de los asientos, de la descripción y

de la ordenación alfabética.

34

Finalmente hay una breve sección sobre otros tipos de catálogos y sobre la

catalogación de materiales especiales, tales como manuscritos, música, mapas y

apéndices sobre transliteración, tamaño de los libros y abreviaturas (Allen, 1978,

p.p. 380–385).

En su código, puso énfasis en que “la comodidad del usuario debería ser

preferida a la del catalogador” y recomendó, en materia de encabezamientos de

autor, la “forma más conocida”. Propuso ya tres formas de catalogar diferentes:

una, poco detallada, otra inmediata y otra extensa.

El interés de Cutter se centró en una forma particular de catálogo: el

catálogo diccionario que permitiría al usuario la búsqueda de un libro o grupo de

libros afines, a través de los encabezamientos de autor, título y materia. Su

aportación principal es la creación de unas reglas específicas para crear el

catálogo de materias, basadas en los siguientes principios:

1. Principio específico. Cada libro debe ser incluido en el catálogo

bajo un encabezamiento de materia específico y determinante,

económico y uniforme.

2. Principio de uso. Los encabezamientos de materias elegidos

deben ser reflejados en el catálogo con la terminología y forma

que los usuarios del catálogo esperan encontrar.

35

3. Principio sintético. Los encabezamientos de materias usados

en el catálogo deben estar conectados mediante referencias

que conduzcan al lector de materias no correctas o no usadas,

a las correctas o más usadas.

Planificó y publicó, entre 1869 y 1883, un catálogo diccionario que recogía

todas las colecciones existentes en la biblioteca del Ateneo, editado en cinco

volúmenes. Señaló como objetivo primordial de todo catálogo: permitir la

localización de un libro del que se conoce su autor, título o materia.

Al mismo tempo, presentó un ensayo Library Catalogues. Puso en marcha

su programa “Boston Atheneum Classification” y publicó su reconocida “Expensive

Classification”. Trabajo con Melvil Dewey y fundó con éste y tres socios más –

Justin Winsor, William Frederick Poole y Richard Rogers Bowker- la American

Library Association (ALA) Asociación Bibliotecaria Americana (Garrido, 1999, p.

83).

1.3.6 MELVIL DEWEY

Padre de la bibliotecología moderna, nació el 10 de diciembre de 1851, en

el Estado de Nueva York.

Inventó el sistema de Clasificación Decimal Dewey cuando tenía 21 años y

trabajaba como estudiante asistente en la biblioteca de Amherst College.

36

Ayudó a establecer la American Library Association (ALA) en 1876; fue su

secretario de 1876 a 1890 y su presidente por dos períodos, de 1890 a 1891 y de

1892 a 1893. También fue cofundador y editó el Library Journal. Además, Dewey

fomentó normas bibliotecarias y formó una compañía para vender artículos de

biblioteca, que eventualmente pasó a ser la compañía Library Bureau de hoy.

Como pionero en educación bibliotecaria, Dewey pasó a ser el bibliotecario

del Columbia College (actualmente Columbia University) en la Ciudad de Nueva

York en 1883, donde fundó la primera escuela de bibliotecología en 1887. En

1889 pasó a ser director de la New York State Library en Albany, posición que

mantuvo hasta 1906.

Melvil Dewey falleció a consecuencia de un derrame cerebral el 26

diciembre de 1931 a la edad de 80 años. Siete décadas después de su muerte,

sigue siendo conocido mundialmente por su sistema de Clasificación Decimal

Dewey, el esquema de clasificación bibliográfico más difundido del mundo (Allen,

1978, p.p. 142–157).

1.3.7 SHIYALI RAMAMRITA RANGANATHAN

Nació en el estado de Madras, la India, en 1892. A los 28 años, fue

profesor de matemáticas en un prestigioso colegio. Tres años después fue

nombrado primer bibliotecario de la Universidad, por lo cual tuvo que desplazarse

a Inglaterra para prepararse.

37

Llegó a ser catedrático de Biblioteconomía en distintas universidades

hindúes y miembro de la Asociación Inglesa de Bibliotecas. En 1965, su gobierno

le nombró investigador oficial (Garrido, 1999, p. 98).

Para Ranganathan existen Cinco Leyes que deben regir el desarrollo de la

profesión de bibliotecario:

• Los libros son para usarlos.

• Todo libro tiene su lector.

• Todo lector tiene su libro.

• Ahorrar el tiempo del lector.

• Una biblioteca es un organismo viviente.

Clasificación de Colón.- Es un sistema facetado a través del cual es posible

clasificar cualquier materia por su provisión de recursos y por sus flexibles

técnicas de notación. La clasificación por facetas, desdobla y descompone los

campos o disciplinas científicas según distintos puntos de vista. Las facetas se

presentan como términos normalizados, utilizables para la descripción de

documentos. De tal manera que el sistema consiste en clasificar las materias no

sólo por la relación de género a especie, sino también por las existentes entre una

cosa y sus partes, sus materias constitutivas, sus propiedades, los tratamientos a

que pueden ser sometidas, el espacio y el tiempo (Allen, 1978, p.p. 65–75).

38

1.3.8 SEYMOUR LUBETZKY

En 1953, publica Cataloging rules and principles, en el cual, fundamenta la

labor de catalogación sobre “principios” o “condiciones”, más que sobre “casos”.

En 1960, publica la primera y la segunda parte de Code of cataloging

rules..., an unfinished draft (Ala,1960), código dirigido al funcionalismo.

1.4 FUNCIÓN SOCIAL DE LA BIBLIOTECOLOGÍA EN EL SIGLO XXI

Para Carl Sagan, la biblioteca nos conecta con las

instituciones y los conocimientos extraídos penosamente

de la naturaleza, de las mayores mentes que hubo

jamás, con los mejores maestros, escogidos por todo el

planeta y por la totalidad de nuestra historia, a fin de que

nos instruyan sin cansarse, y de que nos inspiren para

que hagamos nuestra propia contribución al

conocimiento colectivo... Creo que la salud de nuestra

civilización, nuestro reconocimiento real de la base que

sostiene nuestra cultura y nuestra preocupación por el

futuro, se pueden poner a prueba por el apoyo que

prestemos a nuestras bibliotecas.

39

1.4.1 LA BIBLIOTECA: INSTITUCIÓN SOCIAL

Una institución social, es un conjunto de valores, normas, costumbres que

regulan la identidad de los que ahí laboran para conseguir un fin socialmente

relevante.

La biblioteca, desde la antigüedad, se constituyó como una institución social

esencial para la preservación y utilización de la información necesaria para realizar

la vida económica, cultural y social de la gente; tiene la finalidad de servir a la

comunidad y es un organismo de comunicación, en el cual, el bibliotecólogo

desempeña el papel de mediador entre los seres humanos y sus registros gráficos

(Shera, 1990, p. 20).

Su misión, aunado a organizar, preservar, conservar y difundir la

información, es orientar a la comunidad hacia la información y a la información

hacia la comunidad, capacitar a ésta para el manejo y el aprovechamiento racional

de los recursos tecnológicos y de información dando con ello las herramientas

necesarias para la satisfacción de sus necesidades de forma adecuada e

inteligente.

La biblioteca como memoria de la cultura, debe ser una memoria que no

sólo trabaje para el pasado, sino que trabaje en un sentido prospectivo, para ello,

es necesario que se consideren los tres niveles de comunicación : el informal,

porque puede ser parte de las actividades recreativas de la comunidad, lo que

40

llevaría implícito un segundo nivel, masivo, y desde luego, el nivel formal junto con

la educación y la investigación (Capurro, 2002).

Por tanto, el objetivo de la biblioteca puede resumirse así: adquirir, procesar

y poner a disposición de sus usuarios, todos aquellos materiales bibliográficos que

requieran, en el menor tiempo y al menor costo posibles. Mejorar, en una palabra,

la fórmula orientación / disponibilidad entre los documentos y el grupo de usuarios

que lo soliciten (Enciso, 1997, p. 94).

1.4.2 EL BIBLIOTECÓLOGO Y SU MISIÓN

Para Jean – Baptiste Coton des Houssayes, en 1780, el perfil del

bibliotecario era el siguiente:

“Su bibliotecario tendría que ser, sobre todo, un versado

y profundo teólogo; pero a esta calificación que llamaré

fundamental, debe unirse una vasta adquisición literaria,

un conocimiento exacto y preciso sobre todas las artes y

ciencias, gran facilidad de expresión y, finalmente, esa

exquisita cortesía que concilia el afecto de sus visitantes

mientras que su mérito le asegura también la estima”.

(Shera, 1990, p. 30).

41

En la actualidad, el bibliotecario es un mediador entre el hombre y los

registros gráficos existentes, con el objetivo de maximizar su utilidad social en

beneficio del desarrollo de la comunidad a la que sirve, haciendo uso de las

herramientas y recursos a su alcance. Por ello, el papel del bibliotecario tiene una

fuerte carga como impulsor de la lectura para propósitos de educación,

información, formación, recreación, apreciación estética y responsabilidad civil

(Carrión, 1997, p. 350).

Una profesión es una interrelación de disciplinas que se inserta en un orden

social con base en las tareas que se asumen y se cumplen según una

especialización y necesidades de la comunidad.

El ser humano elige una profesión como parte de su misión en la vida, es

una opción personal de ocupar un lugar en la sociedad económicamente activa.

Así, el individuo que elige una profesión como la bibliotecología, debe

equiparse con tres tipos distintos de conocimientos:

a. El marco teórico de su campo. Conocer sus contenidos, metas

y fines que persigue.

b. Métodos apropiados de investigación. Conocer los métodos de

investigación y los modos en que en ese campo se genera o

descubre el nuevo conocimiento.

42

c. Principales contribuciones al conocimiento verificado. Debe

entender las principales contribuciones que se han hecho, por

ser una ciencia acumulativa.

La profesión de bibliotecario es probablemente la más derivativa y sintética,

dependiente sobremanera de las disciplinas más formales por la derivación de su

propia estructura teórica y cuerpo de práctica, lo cual lleva a la bibliotecología a

una posición estratégica única de liderazgo en la integración del conocimiento

humano (Rendón, 1997, p. 207).

Un bibliotecario profesional debe centrar su conocimiento en:

a. El contenido del registro del conocimiento y la experiencia

humana.

b. Las manifestaciones o el deseo, por parte de un individuo, de

participar o compartir las experiencias de otros.

Debe relacionar comprensivamente la comunicación con un amplio espectro

de actividades humanas que implican una divergente variedad de grupos

culturales, y abarcar todas las edades y estratos de competencia intelectual

operando en diversos campos temáticos (Rendón, 1997, p. 210).

De acuerdo con la Special Libraries Association, los profesionales de la

información requieren (Rojas, 2004):

43

• Sentido de compromiso con la excelencia del servicio.

• Capacidad para enfrentar y buscar el reto, así como para

identificar nuevas oportunidades dentro de la biblioteca y

fuera de ella.

• Visión amplia.

• Facilidad para buscar asociaciones y alianzas.

• Habilidad para crear ambientes de mutuo respeto y

confianza.

• Habilidades para comunicarse.

• Saber trabajar bien en equipo.

• Tener espíritu de líder.

• Saber planificar, priorizar y enfocar los aspectos más críticos.

• Estar comprometidos con la formación continua y el

desarrollo de su carrera profesional.

• Habilidades para los negocios y para captar las nuevas

oportunidades.

• Reconocer el valor de la cooperación y la solidaridad entre

los profesionales.

• Ser flexibles y tener una actitud positiva ante los continuos

cambios.

44

Así, la bibliotecología es un compuesto de teoría y práctica, de

conocimiento y aptitudes que dependerán de la habilidad del bibliotecario para

abstraer un sistema a partir del mundo intelectual, emocional, social y físico que lo

rodea. El bibliotecario deberá también tener entre sus características el amor por

los libros, el compromiso de servir al usuario, el conocimiento en administración de

bibliotecas, estar en constante actualización y conocer mínimo una lengua

extranjera (Thompson, 1977, p. 114).

En resumen, la misión del bibliotecólogo consistente en promover la

interacción de mentes humanas que se comunican por medio de registros

gráficos, el bibliotecólogo debe tener una noción del contenido de dichos registros,

saber manejarlos como objetos e instrumentos y, conocer las características de

los usuarios como seres humanos en constante interacción con los demás y con el

mundo, garantizando un espacio abierto y de libre acceso para el intercambio de

información.

45

REFERENCIAS

ALLEN, Kent, Harold Lancour, Jay E Daily, ed. Enciclopedia of library and

information science. New York : Marcel Dekker, c1978.

v. 25, p. 65 – 75 Ranganathan

v. 6, p. 380 – 385 Cutter

v. 7, p. 142 – 157 Dewey

CAPURRO, Rafael. Contribuciones a una ética de la información. [En línea].

Barcelona, 2002. [Citado noviembre 2005]. Disponible en:

http://www.capurro.de/eticainf..ppt

CARRIÓN GÚTIEZ, Manuel. Manual de bibliotecas. 2ª ed. Madrid : Pirámide :

Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1997. 760 p.

ENCISO, Berta. La biblioteca : bibliosistemática e información. 2ª ed. México : El

Colegio de México, 1997.

GARRIDO ARILLA, Ma. Rosa. Teoría e historia de la catalogación de documentos.

Madrid : Síntesis, 1999. p.p. 63 – 83.

GUTIÉRREZ SÁENZ, Raúl. Introducción a la ética. México : Esfinge, 1999. p. 185,

200 – 207.

RENDÓN ROJAS, Miguel Ángel. Bases teóricas y filosóficas de la bibliotecología.

México : UNAM ; Centro Universitario de Investigaciones

Bibliotecológicas, 1997. 132 p.

46

RODRÍGUEZ GALLARDO, José Adolfo. Formación humanística del bibliotecólogo :

hacia su recuperación. México : UNAM, Centro Universitario de

Investigaciones Bibliotecológicas, 2001. p. 6 – 45

ROJAS MESA, Yuniet, [et. al.]. La ética : un nuevo reto para el profesional de la

información en el siglo XXI. EN :Revista cubana de los profesionales de

la información y de la comunicación en salud. [En línea]. Marzo – abril,

2004. [Citado marzo 2006]. Disponible en :

http://www.bvs.sld.cu/revistas/aci/vol12_2_04/acisu204.htm

SÁNCHEZ VÁZQUEZ, Adolfo. Ética. España : Crítica, 1999. p. 17 - 36.

SHERA, Jesse. Los fundamentos de la educación bibliotecológica. México : UNAM,

Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas, 1990. p.p. 20

– 30

THOMPSON, James. A history of the principles of librarianship. London : Clive

bingley ; Hamden, Connecticut : Linnet books, 1977. p. 114 - 125

47

CAPÍTULO 2

ÉTICA E INFORMACIÓN

La ética, como rama de la filosofía, es una ciencia que pretende orientar la

conducta de un individuo que vive en sociedad, por medio de principios,

mandatos, prohibiciones, patrones de conducta, valores e ideales (Cortina, 1998,

p. 15), conceptos agrupados bajo el término moral dentro de un contexto histórico

determinado; por tanto, la ética es el conjunto de normas de conducta aplicadas a

cualquier situación en que se encuentra el hombre; es la ciencia práctica que

dirige, con la simple razón natural, los actos humanos al bien individual y social.

La información, (que comprende desde el dato o noticia más simples hasta

los conocimientos de vanguardia precisos para el avance ininterrumpido de la

investigación), es producto del conocimiento adquirido por el hombre a través de

los siglos y tiene la necesidad de registrarse en diversos soportes (tablillas de

arcilla, papiros, libros impresos, revistas, medios digitales), conservarse para

futuras generaciones y difundirse (Morales, 1987, p.p. 10-28) a través de la

tradición oral, la consulta de fuentes o el estudio de materiales con el fin de que el

hombre sea capaz de tomar sus propias decisiones y otorgar a las diferentes

civilizaciones avances y modificaciones sobre lo científico, humanístico y

tecnológico.

48

2.1 ÉTICA Y MORAL

El término ética proviene del griego Ethos que significa: forma de vida que

adopta un grupo de individuos que pertenecen a una misma sociedad o carácter

común de comportamiento.

Según Adolfo Sánchez Vázquez es la teoría o ciencia del comportamiento

moral de los hombres en sociedad.

Como teoría, se ocupa de un objeto propio: el sector de la realidad humana

que llamamos moral, -constituido por condiciones objetivas y subjetivas del acto

moral, las fuentes de valoración moral, la naturaleza y función de los juicios

morales, los criterios de justificación de dichos juicios, y el principio que rige el

cambio y sucesión de diferentes sistemas morales- creando con ellos conceptos,

hipótesis y teorías.

Como ciencia, ha de aspirar a la racionalidad y objetividad más plenas y, a

la vez ha de proporcionar conocimientos sistemáticos, metódicos y, hasta donde

sea posible, verificables.

El objeto de estudio de la ética, lo constituye un tipo de actos humanos:

aquellos actos conscientes y voluntarios de los individuos que afectan a otros, a

determinados grupos sociales, o a la sociedad en su conjunto, denominados moral

y costumbres (Rodríguez, 1998, p. 11).

49

El término moral que proviene del latín mos o mores que significa

“costumbre” o “costumbres”, representa el marco normativo básico, constitutivo de

la existencia humana, referido al comportamiento con el prójimo, pero también con

la naturaleza y la sociedad (Höffe, 1994, p.p. 190-191). La moral y las costumbres

no se manifiestan sólo en las convicciones y conductas personales, sino también

en la textura normativa de las instituciones públicas y finalmente también en el

ordenamiento económico, social, político, cultural y en especial en el ámbito

religioso. Se adquieren por el crecimiento en el grupo correspondiente, mediante

la enseñanza y la imitación, el ejemplo, la aprobación y censura verbal y no verbal,

y se refuerzan por habituación personal; como principio de identificación, suponen

el riesgo de ser formulados con carácter absoluto, justificando la discriminación de

personas con moral y costumbres “extrañas”.

Si bien moral y costumbre suponen siempre algo dado de antemano,

comportan también en gran medida dosis de conciencia y responsabilidad por

parte de las personas a que se refieren. En su forma hoy vigente, moral y

costumbre descansan en un consenso básico general (respecto a la dignidad

humana, negación de la fuerza, atenuación del sufrimiento, etc.) y están abiertas,

en virtud de su constitutiva tolerancia, a grupos particulares con moral y

costumbres encontradas.

50

2.2 ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LA ÉTICA

Las raíces de la ética de la información, se remontan al nacimiento de las

grandes civilizaciones. Respecto a la tradición occidental destacan los siguientes

aspectos:

En la cultura oral de la Antigua Grecia, El Ágora (lugar de reunión y de

comercio) y la libertad de expresión fueron fundamentales en la democracia

ateniense. Sócrates, quién fue un hombre que interrogó a la vez que enseñó, que

hizo descubrir a su interlocutor lo que creía ignorar y lo hizo avanzar en el camino

de la verdad, practicó su pensamiento en lugares públicos y no dejó nada escrito.

Platón, discípulo de Sócrates, discutió en sus diálogos la transición de una

cultura oral a una cultura escrita. El ethos remite al carácter del personaje que

habla, desde su presencia física, su atuendo, sus ideas y su emocionalidad, su

carisma y su imagen. Entonces puede entenderse al ethos como el conjunto

fundamental de actitudes a partir del cual la persona se vuelca en la praxis, por

ello el ethos griego se revela mejor en la obra literaria y no en la filosófica. El

ethos y su origen en la cultura oral griega, precedieron la libertad de palabra.

La invención de la imprenta por Gutenberg y la Reforma fueron factores

fundamentales que influyeron en la libertad de comunicar ideas a otros tanto de

forma oral como de forma impresa. La invención de la imprenta y la Reforma

dieron origen a la libertad de prensa (Figueroa, 2004?).

51

Con la supresión de las entidades religiosas y también seculares y la

confiscación de sus posesiones, muchas e importantes bibliotecas privadas que

contenían un elevado número de libros y manuscritos pasaron a ser propiedad del

estado francés, con dichos fondos, el gobierno decidió la creación de bibliotecas

públicas dedicadas a la educación popular. La Revolución Francesa, entre otros

aspectos, promovió la idea de la creación de espacios públicos y de bibliotecas

también de uso común que con el tiempo pasaron a ser bibliotecas municipales.

La Enciclopedia Francesa y el acceso público a las bibliotecas antecedieron la

libertad de información (Capurro, 2002).

En la actualidad, la libertad de expresión, de prensa y de acceso a la

información, son consideradas como “Derechos Universales” debido a su carácter

de (Höffe, 1994, p. 68):

Derechos Humanos. Por su reconocimiento nacional e internacional.

Derechos Fundamentales. Por que se establecen de manera jurídica y / o

institucional.

Derechos inalienables. Ya que ningún individuo puede perderlos.

52

2.2.1 LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Es la libre manifestación de pensamientos, ideas y opiniones mediante la

palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción; es un derecho

fundamental y universal del hombre que implica un compromiso y respeto para

con su entorno y así contribuir al desarrollo social.

Tiene como respaldo los artículos 10 y 11 de la Declaración de los

Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789, los cuales a la letra dicen:

Artículo 10 “Nadie debe ser molestado por sus

opiniones, aun las religiosas, con tal de que su

manifestación no perturbe el orden público establecido

por la ley”.

Artículo 11 “La libertad de expresión de los

pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos

más preciosos del hombre; todo ciudadano puede, en

consecuencia, hablar, escribir e imprimir libremente,

salvo la responsabilidad por el abuso de esta libertad en

los casos determinados por la ley”

Por tanto, cualquier ciudadano es sujeto de este derecho en razón de una

doble vía: es un potencial difuso y sobre todo, receptor de información y opiniones

sin ninguna interferencia de la autoridad pública y sin limitación de fronteras. Es el

principio de la Democracia.

53

Según la Convención Europea sobre Derechos Humanos, en su artículo 10

dice: “...el ejercer este derecho implica ciertos deberes y responsabilidades, puede

estar sujeto a formalidades, condiciones o restricciones que establece la ley para

salvaguardar la seguridad nacional, la integridad territorial o la seguridad pública,

prevenir el desorden o el crimen, proteger la salud y la moral, proteger la

reputación a los derechos de otros individuos, prevenir la revelación de

información confidencial, o para proteger la autoridad e imparcialidad del

estamento judicial”.

La libertad de expresión se compone de dos derechos fundamentales:

• Libertad de opinión. Expresa ideas, pareceres o puntos de

vista sobre diversas cuestiones según la ideología y manera

de pensar de quien las formula.

• Derecho a la información. Tiene un marcado carácter objetivo

y no expresa ideas o pareceres subjetivos sino hechos que

pueden ser sometidos a la prueba de la veracidad

constituyendo así el límite interno de este derecho.

El ejercicio de la libertad de opinión y el derecho a la información es

imprescindible para configurar la opinión pública, la cual será libre en la medida en

que se articulen mecanismos eficaces para garantizar ambos derechos.

(VER ANEXO 1)

54

2.2.2 DERECHO A LA INFORMACIÓN

El Derecho a la Información, encuentra su fundamento internacionalmente

mediante su reconocimiento en el artículo 19 de la Declaración Universal de los

Derechos Humanos de 1948 que establece:

“Derecho a la libertad de opinión y de expresión,

incluyendo el no ser molestado por sus opiniones, el

investigar y recibir información y difundirla sin limitación

de sus fronteras”.

Este es un derecho relacionado con principios como libertad de opinión, de

expresión y de prensa, principios que abarcan a la actividad profesional de quien

se dedica al proceso de la información, así como al derecho fundamental de

acceder a la información que es relevante para quien la necesita (García, 2003, p.

50).

Cada individuo tiene derecho a recibir toda clase de información que afecte

su existencia, cuyo fin es orientar su acción y hacer que participe en la vida

política de su comunidad.

Esto incluye la facultad de investigar, es decir, acceder directamente a las

fuentes informativas y obtenerlas sin restricción general alguna; así como la

facultad de difundir información mediante la libertad de expresión e imprenta, y la

libre constitución de sociedades y empresas informativas.

55

El Derecho a la Información tiene las siguientes características:

1. Todo miembro de la sociedad, y ella misma en su conjunto,

tiene derecho a la información.

2. Los entes públicos tienen el deber de facilitar tal información.

3. Los profesionales de la información son intermediarios entre los

entes públicos y los destinatarios de la información.

4. Tienen igualmente el derecho a obtener información y el deber

de transmitirla lo más fielmente posible.

5. La información, objeto o contenido del derecho, no puede ser

otra que aquella cuya naturaleza y calidad sea adecuada para

satisfacer los intereses de realización personal y social en la

participación de los ciudadanos en la vida pública. La

información, a su vez, tiene las siguientes características:

a. Debe ser una información completa.

b. Debe ser información libre.

c. La información debe ser veraz y objetiva, así como tener

relevancia pública o interés general.

d. Debe ser información auténtica, efectiva y plural.

El Derecho a la Información en México, tiene un antecedente durante el

gobierno de José López Portillo dentro de la “Reforma Política” :

56

El Derecho a la Información significa superar la

concepción exclusivamente mercantilista de los medios

de comunicación; significa renovar la idea tradicional,

que entiende el derecho de información como

equivalente de la libertad de expresión, es decir, libertad

para el que produce y emite, pero que se reduciría si

ignora el derecho que tienen los hombres como

receptores de información.

La información se considera como un “instrumento de

desarrollo social”, como una “formula” por medio de la

cual respetar el pluralismo ideológico. Sería la

prolongación lógica del derecho que a la educación

tienen los mexicanos.

Tendría que reconocerse de nueva cuenta la función

social de los medios de comunicación masiva, es decir,

su carácter como instrumento, dotado de credibilidad

para la realización de la democracia en el país (López,

2005).

57

El Derecho a la Información se encuentra plasmado en el artículo 6 de la

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que a la letra dice:

“La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna

inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de

que ataque a la moral, los derechos de terceros

provoque algún delito o perturbe el orden público, el

derecho a la información será garantizado por el Estado”

Dicho artículo regula de forma directa o indirecta la Ley de Imprenta.

2.2.3 LIBERTAD DE PRENSA

Garantiza la libertad de publicar ideas por cualquier medio (escritos o

electrónicos).

Para la Libertad de Prensa, existe el término Deontología del Periodismo,

que consiste en unos principios de conducta profesional reconocidos como

obligatorios por las distintas asociaciones de periodistas, pero no necesariamente

por las distintas legislaciones (Carpizo, 1998). Es el conjunto de principios éticos

asumidos voluntariamente por quienes profesan el periodismo, por razones de

integridad, de profesionalismo y de responsabilidad social.

La primera regla deontológica es el respeto a la verdad de los hechos. Los

informes y reportajes tienen que ajustarse a los acontecimientos y a las cosas

vistas u oídas, hay que verificar las fuentes de información en la medida de lo

58

posible y se tiene que reseñar su grado de verificabilidad; la presentación

(hablada, fotográfica, filmada) puede aportar y contener elementos de

interpretación que necesariamente son personales o “subjetivos”, pero no debe ser

un medio de deformación. La calidad literaria tampoco puede ser un pretexto para

caer en la ficción.

La segunda regla es el respeto a la vida privada, en la cual, según la ética

general, sólo se tiene derecho a espiar la vida privada de una persona cuando

alguno de sus aspectos tenga incidencia real y directa en el bien común (Höffe,

1994, p.p. 12-123).

Implica para el informador un compromiso de identidad con el rol que juega

en la vida social y una percepción amplia del valor que tiene la información como

ingrediente de primera importancia para traducir en hechos concretos la idea de

democracia.

Sin duda, los medios de información desempeñan un papel muy importante

en la formación de la opinión pública y en la interpretación de la historia en curso;

deben mantener su misión de tribuna libre y espejo crítico de la sociedad; pero ello

no significa que tengan que situarse por encima de las instituciones políticas

legítimas o que las lleguen a suplantar. Están obligados a respetar los límites

impuestos por el derecho (por ejemplo, restricciones legales en pro de la

seguridad del Estado), y a salvaguardar los valores de la sociedad pluralista

(democracia).

59

La Ley de Imprenta en México regula los ataques a la moral, a la vida

privada, al orden y a la paz pública, cuando se considera maliciosa una

manifestación o expresión o implique una intención de ofender.

2.2.4 ACCESO A LA INFORMACIÓN

La información es un mensaje creado, difundido y preservado por los

humanos como consecuencia de sus actividades y se ve afectado, condicionado e

impulsado por los cambios sociales, económicos y políticos.

Para promover la difusión del conocimiento, la educación y la cultura en

todas las naciones del mundo, toda persona debe poder utilizar libre y eficazmente

las bibliotecas sin limitación de edad, sexo, raza, religión, nacionalidad e ideas, y

así contribuir al desarrollo político y económico de su sociedad.

Para ello, el Comité de Acceso a la Información y Libertad de Expresión de

la IFLA propone las siguientes acciones:

• Las bibliotecas deben estar suficientemente dotadas para

poder informar, mantener el personal y contar con los

recursos necesarios para ayudar a las personas en su

formación permanente, su independiente toma de decisiones

y su desarrollo cultural y económico.

60

• Los bibliotecarios tienen la responsabilidad profesional de

ofrecer en las bibliotecas que dirigen todas las perspectivas

sobre los temas actuales e históricos; las colecciones y los

servicios no deberán estar sujetos a ningún tipo de censura

ideológica, política, racial, lingüística ni religiosa.

• Las asociaciones y las bibliotecas deberán rehusar cualquier

forma de censura que impida el cumplimiento de su

responsabilidad de facilitar información y formación.

• El derecho de una persona a utilizar la biblioteca no ha de ser

denegado o limitado por razones de origen, edad, sexo, raza,

religión, nacionalidad, situación social o económica, o por sus

ideas.

• Las bibliotecas deben respetar el derecho a la intimidad

personal, tanto en el uso de la información como en el

manejo y conservación de datos personales.

2.3 ÉTICA DE LA INFORMACIÓN

Hablar de ética de la información es hablar de la comunicación social como

un proceso de transmisión y difusión de mensajes por medio de textos, sonidos o

imágenes, que deben llegar en el menor plazo de tiempo posible a un público

repartido en el espacio, debido a que en todos los niveles de la vida social, la

61

información se convierte en un factor primordial de las decisiones y en un

instrumento indispensable de la acción y de las relaciones humanas. La

información compensa el proceso de especialización en los ámbitos del trabajo y

del saber con una cultura general de masas que viene a ser una especie de

competencia polivalente en la vida profesional y social (Höffe, 1994, p.p. 121-122).

De acuerdo a las temáticas anteriores, la Ética de la Información, como

parte de la ética aplicada se encuentra relacionada con:

• Ética de los medios (medios masivos de comunicación).

Establece un espacio donde se pueda reflexionar y analizar

los grandes conflictos morales como son: los límites de la

libertad de expresión, la búsqueda obsesiva de la audiencia,

la contribución de los medios a una ética cívica, etc.

• Ética de la tecnología de la información o ética y tecnología

de la información (uso de diversas tecnologías).

• Ética computacional (entorno computacional, redes de

cómputo, bases de datos). Se refiere al grupo de reglas o

principios utilizados al tomar decisiones con respecto al uso

de la tecnología computacional y el uso de las computadoras.

62

• Ética bibliotecológica (bibliotecología). Se refiere a la

responsabilidad que tiene tanto la biblioteca como institución

social como el bibliotecólogo que actúa de acuerdo a su

misión personal y profesional para con la comunidad a la cual

prestan sus servicios.

• Ciberética (ciberespacio). Es el manejo del entorno virtual

generado a través de las redes de telecomunicación y de

computadoras, de Internet y de la Web.

Las tareas principales de la ética de la información son la observación,

análisis, estudio e investigación de la conducta individual y social en el campo de

la información, así como de las estructuras de poder en diversos entornos

culturales (Figueroa. 2004?).

Para la ética de la información, existen diferentes niveles de

responsabilidad relacionados con los Derechos Humanos:

• Relación a micro nivel. Relación con los usuarios.

• Relación a nivel medio. Relación con las instituciones.

• Relación a nivel global. Relación con la sociedad.

63

2.3.1. LA INFORMACIÓN Y SU RELACIÓN CON LOS DERECHOS

HUMANOS

Cada individuo, al nacer, adquiere derechos que resaltan su igualdad en la

sociedad, otorgan justicia a sus acciones y conceden libertad de expresión,

pensamiento y creencia, libertad que comprende el buscar, recibir y difundir

información de toda índole, sin limitación de fronteras, género, edad o religión.

Con esto, se promueve el progreso social y se eleva el nivel de vida, tanto del

individuo como de las instituciones y de la sociedad.

Los derechos humanos se nos presentan como un conjunto de valores e

ideales éticos que desde los inicios de la humanidad se han presentado siempre

como iniciativas morales de vida.

En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, existen tópicos

importantes que dan fundamento a la ética de la información:

• Respeto a la dignidad de todo ser humano.

• Confidencialidad.

• Igualdad de oportunidades.

• Derecho a la esfera privada.

• Derecho a la libertad intelectual y de expresión.

• Derecho a participar en la vida cultural de la comunidad.

64

• Derecho a la protección de los intereses morales y materiales

relativos a cualquier producción científica, literaria o artística

(ONU, 2006) (VER ANEXO 2)

2.3.2. LA INFORMACIÓN Y SU RELACION CON EL DERECHO DE AUTOR,

EL COPYRIGHT Y LA PROPIEDAD INTELECTUAL

Obra. Algo producido por una gente, es el producto resultante de una

actividad pictórica, artística, científica o literaria.

Información. Transmisión de un conocimiento de una persona a otra, en la

cual ambas partes tengan los conocimientos mínimos para comprenderse, es decir

que exista un código de comunicación común.

Es el conjunto de datos, hechos, noticias, opiniones o ideas que forman un

mensaje de interés público, susceptible, de ser recibido, investigado y difundido

por cualquier medio, a través del cual se multiplique tal mensaje (García, 2003, p.

30).

Bien público. Es el bien supremo de la comunidad. El bien común es el

criterio general del equilibrio del interés público, legitimable racionalmente y crear

las condiciones de una vida humana digna.

Para valer como criterio de bien común, la planificación estatal debe poder

legitimarse: la mediación del interés privado y del interés público debe justificarse

razonablemente como equilibrio de intereses.

65

El bien común no puede confiarse, pues, ni a un grupo de expertos

(tecnócratas), ni a una mayoría o a un partido político. El equilibrio razonable de

intereses depende del procedimiento democrático de la regulación de conflictos.

La legitimidad del bien común, exige además de procesos cooperativos,

establecidos constitucionalmente, y del arbitraje de intereses concurrentes,

decisiones sobre los fines sociales concurrentes (elección de sociedad)

correspondientes a intereses determinados. El bien común y el interés publico

dependen en ultima instancia de la buena voluntad razonable y de la competencia

moral (educación) de los responsables de las decisiones publicas. Estas son

necesarias para posibilitar el bien común, junto con los mecanismos de decisión

democrática; como máxima realización individual posible, como minimización de

los conflictos sociales y reparto justo de los beneficios y cargas económicos y

culturales. En cuanto a formas de ejecución del bien común, las decisiones

publicas racionales aumentan no solo las oportunidades de su realización sino

también las oportunidades de ascensión y aplicación de este tipo de decisiones

por parte de los interesados (Abbagnano, 2004, p. 40).

Bien privado. Se caracteriza por sus atributos de exclusión y rivalidad.

Exclusión, significa que el uso de una unidad por un individuo impide su uso

enteramente por alguien más, especialmente por aquellos que no han pagado por

el producto. Rivalidad, implica que dos consumidores no pueden disfrutar de un

producto al mismo tiempo. Un ejemplo de bien privado es una fruta, su consumo

provee beneficio exclusivamente al individuo que la está consumiendo.

66

Para la tradición europea, el Derecho de Autor, protege la integridad y el

reconocimiento de la autoría de la obra de un creador, así como su reputación, es

decir, protege sus Derechos Morales; en tanto que, la tradición angloamericana

enfatiza la propiedad de los derechos económicos, los cuales pueden ser

transferidos y se denominan Derecho de copia o Copyright (Figueroa, 2004?).

El derecho de copia (copyright) es una protección para los autores de obras

originales (individuales o colectivos) que proporcionan las leyes de los Estados

Unidos, disponible tanto para obras publicadas como para obras que todavía no se

hayan publicado (Fundamentos del derecho..., 2004).

Otorga el derecho exclusivo para hacer y para autorizar a otro a hacer lo siguiente:

• Reproducir la obra en copias o fonogramas.

• Preparar obras derivados basados en la obra.

• Distribuir copias o fonogramas de la obra al público por medio

de: venta, alquiler, arrendamiento o préstamo.

• Presentar la obra públicamente en el caso de obras literarias,

musicales, dramáticas y coreográficas, pantomimas, películas

y otras producciones audiovisuales.

• Mostrar la obra públicamente, en el caso de obras literarias,

musicales, dramáticas, coreográficas, pantomimas, obras

pictóricas, gráficas y esculturales incluyendo imágenes

individuales de películas u otras producciones audiovisuales.

67

• En el caso de grabaciones sonoras, interpretar la obra

públicamente a través de la transmisión autodigital.

Para proteger los intereses morales y materiales de los autores, la OMPI

(Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) maneja como herramienta la

Propiedad Intelectual para hacer de las ideas propiedades y así:

a) Protegerlas del robo y la piratería, y;

b) Proporcionar a sus creadores incentivos para mejorar la vida

humana en los campos de la ciencia, comercio, industria y

cultura.

La Propiedad Intelectual se divide en dos categorías:

• Propiedad Industrial. Es la concesión de patentes a

invenciones, productos o procesos. Abarca: inventos y

productos; dibujos y modelos industriales de carácter

estético; marcas; indicaciones geográficas.

• Derechos de Autor. Impide la copia, reproducción ejecución,

interpretación pública, traducción o adaptación de obras

artísticas sin permiso del autor. Protege: novelas, poemas,

obras de teatro, documentos de referencia, periódicos,

programas informáticos, bases de datos, películas,

composiciones musicales, coreografías, pinturas, dibujos,

fotografías escultura, obras arquitectónicas, publicidad,

68

mapas, dibujos técnicos.

En un intento por unificar el Derecho de Autor y el Copyright, la Convención

de Berna (1886 y revisiones posteriores) protege obras literarias, científicas y

artísticas, junto con sus derivados (traducción, adaptación, arreglo musical,

recopilación) que estén fijos, en un soporte material, sin perjuicio de los derechos

morales del autor en caso de que un autor negocie o transfiera los derechos

patrimoniales de sus obras. Vigencia del derecho a recibir regalías: la vida del

autor más 50 años posteriores a su muerte.

Así también, la Convención Universal sobre Derechos de Autor (Ginebra,

1952 y París, 1971) protege obras literarias, científicas y artísticas, con especial

énfasis en los derechos de reproducción. Duración de la protección: la vida del

autor mas 25 años posteriores a su muerte.

En la actualidad, el entorno digital permite la multiplicación de copias de

una sola obra, dañando así tanto los derechos morales como los derechos de

copia. El Internet y la globalización ha cambiado la dimensión y perspectivas de

legislación y control nacionales.

69

2.3.3. CENSURA EN LA SELECCIÓN, ADQUISICIÓN Y ORGANIZACIÓN DE

LA INFORMACIÓN

Dentro de una biblioteca o centro de información, la selección es la

actividad por la cual, los profesionales escogen de manera juiciosa y sensata los

materiales acorde a los objetivos de la institución (IFLA, 1999). Su fin es

satisfacer las necesidades e intereses culturales, educativos, informativos y

recreativos, tanto presentes como futuros, de la comunidad a la que sirve.

El siguiente paso es la adquisición del material tomando en cuenta que lo

seleccionado es más que lo adquirido; debido en gran parte, a los recursos con

que se cuente. Así, tras haber seleccionado una lista de materiales, se somete a

una evaluación en función de su contenido, expectativas de uso y recursos para

adquirirlos.

Para tener un control sobre el material adquirido, los sistemas de

clasificación juegan un papel importante, ya que debido a su complejidad, ponen

en orden, secuencia e interrelación el universo de la cultura aunque en virtud de

su aplicabilidad práctica, dejan de ser formas universales y se convierten en

formas sociales, simbólicas, determinadas por los intereses y finalidades de un

grupo en particular. El control ejercido sobre la información limita la libertad de

elección y acceso. En este punto, la censura es otro dilema ético, ya que suprime,

de forma activa, materiales considerados ofensivos por razones religiosas,

morales o políticas (Capaldi, 1975, p. 36).

70

La censura dentro de las instituciones proviene de:

Padres de Familia

Grupos Religiosos

Fuentes Externas Grupos Políticos

Grupos Patrióticos

Individuos emocionalmente inestables

Administradores

Órganos de Gobierno

Fuentes Internas Personal

Políticas de selección

Políticas de circulación

Para que una biblioteca preste los servicios adecuados a la comunidad a la

que sirve, es necesario que los bibliotecarios y personal profesional, se encarguen

de seleccionar y adquirir el material que satisfaga las necesidades de información

de los usuarios, poniendo en práctica sus principios éticos.

71

REFERENCIAS

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económica, 2004. 1103 p.

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y cinematografía, H. Cámara de Diputados, 1998. p. 53 – 55.

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[Citado febrero 2005]. Disponible en:

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línea]. Ginebra : Organización Mundial de la Propiedad Intelectual,

2000. [Citado noviembre 2005]. Disponible en:

http://www.wipo.int/dea/docs/es/wo/wo00’les.htm. ISBN 92-805-0475-4

CORTINA, Adela. Ética mínima : introducción a la filosofía práctica. Madrid :

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72

Declaración de la IFLA sobre las bibliotecas y la libertad intelectual. [En línea]. La

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2006]. Disponible en:

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73

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SÁNCHEZ VÁZQUEZ, Adolfo. Ética. España : Crítica, 1999. p. 17 - 36.

74

CAPÍTULO 3

ÉTICA BIBLIOTECOLÓGICA

Para aplicar los principios éticos, es necesario tener en cuenta que cada

actividad tiene sus propias exigencias morales y proporciona sus propios valores

específicos, es menester averiguar cuáles son los bienes internos que cada una

de esas actividades debe aportar a la sociedad, que valores y hábitos es preciso

incorporar para alcanzarlas y observar la moral cívica que rige en la sociedad,

puesto que se trata de una moral que cuenta con fundamentos filosóficos y que ya

reconoce determinados valores y derechos como patrimonio común de todos los

seres humanos.

3.1 ÉTICA APLICADA

Para hablar de una ética aplicada, es necesario establecer las relaciones

del hombre consigo mismo, relaciones que constituyen el ámbito regulado por las

normas de la moral tradicional que hoy exigen una reflexión desde otra

perspectiva (Escribar, 2006, p. 4):

75

1. Como consecuencia del proceso de globalización en curso hoy

conviven dentro de una misma sociedad los que podríamos

considerar como “extraños morales”; esto es, personas que

tienen distintas concepciones de la vida buena, distintos ideales

en lo que respecta al bien y a la felicidad, distintas creencias

religiosas, distintas ideas políticas y filosóficas; en suma,

personas que pertenecen a diversas tradiciones y que

demandan urgentemente condiciones de igualdad. Nuestras

sociedades presentan, pues, una composición plural en lo

étnico y en lo cultural que exige establecer entre esos extraños

morales una forma de convivencia más o menos armónica. Ello

implica, por un lado, aprender a respetar las diferencias,

descubriendo en ellas la riqueza multifacética de lo humano; por

otro, reconocer ciertos deberes mínimos –referidos a la justicia–

que todos esos extraños están obligados a respetar para

salvaguardar los derechos de todos.

Dada la constitución plural de las modernas sociedades democráticas y en

procura de una convivencia armónica en la que se respeten a la vez las

diferencias legítimas y los iguales derechos de todos, la ética aplicada tendría que

insistir en la necesidad del reconocimiento de dos niveles diferentes en este

ámbito de la vida moral: el de mínimos y el de máximos morales (Cortina, 2005, p.

145).

76

1. Nivel de mínimos, incluiría normas vinculantes para todos,

incluso para aquellos individuos y grupos que sustentan

diversos ideales de perfección y vida buena. Dichos mínimos,

que idealmente deberían ser acordados por el consenso de

todos los integrantes de la sociedad, definirían los diversos

aspectos de la obligación, de respeto, de no discriminación

biológica y / o social. El nivel de mínimos sería, así, aquel en el

que todos somos iguales y debemos ser tratados como tales.

2. El nivel de máximos, por otra parte, sería aquel en el que a

cada miembro de la sociedad se le reconoce el derecho a la

diferencia, el derecho a perseguir sus propios ideales de

perfección y felicidad mientras ello no implique el atropello del

mismo derecho de cada uno de los demás. Tales ideales

podrían ser aconsejados pero no impuestos a todos los

miembros de la sociedad.

Cabe aclarar que el nivel de máximos ejerce una influencia determinante

sobre el de mínimos. Dicha influencia consiste en que si los deberes mínimos han

de ser definidos idealmente por consenso, tal consenso solo es posible en la

medida en que los ciudadanos han sido capaces de descubrir y explicitar los

elementos compartidos por los diversos máximos, elementos que representan

nada menos que los rasgos constitutivos de la comunidad.

77

Por tanto, se puede entender a la ética aplicada como una ética surgida en

respuesta a los problemas morales inéditos planteados por el actual nivel de

desarrollo científico técnico, por el proceso de globalización en curso y por el

pluralismo moral propio de las modernas sociedades democráticas inmersas en

dicho proceso. Consecuentemente, se la podría caracterizar diciendo que tiende a

aportar una regulación para aquellas conductas humanas no consideradas por la

ética tradicional: regulación de las relaciones del hombre con la naturaleza, de las

relaciones entre los extraños morales que conviven en esas sociedades pluralistas

y de las relaciones entre las generaciones presentes y las futuras.

Dicha ética –debido a las condiciones mismas de su surgimiento– se

caracterizaría, además, por lo que podríamos considerar como una vocación

procedimental; es decir, centraría su reflexión en la búsqueda, no de fundamentos,

sino de procedimientos para la solución de los conflictos morales y en las

condiciones de posibilidad de la aplicación de dichos procedimientos a situaciones

concretas. Debido a esta vocación misma, se trataría de una ética que –junto al

momento aristotélico de la aspiración a la vida buena y al momento kantiano del

deber, con la pretensión de universalidad que los marca a ambos– debería incluir

un momento consecuencialista, que necesariamente supone excepciones en la

aplicación de la ley, un momento que podríamos denominar de “sabiduría

práctica”, caracterizado por la prudencia. Se trataría, pues, de una ética que

integra teleología, deontología y responsabilidad, que reconoce su enraizamiento

en la tradición ético filosófica occidental (Cortina,. 2001, p. 150).

78

Porque tiene que responder a los problemas planteados por la ampliación

de los alcances de la acción humana, derivados del actual nivel de desarrollo

científico técnico; ella, debe integrar el bien del hombre al bien del mundo

colaborando, así, a la superación del abismo abierto por la filosofía moderna entre

el mundo convertido en objeto y el hombre que lo enfrenta como sujeto, como

único y último fundamento.

Porque tiende al logro de una convivencia armónica entre extraños morales,

la ética aplicada tiene como condición de posibilidad la definición consensuada de

ciertos mínimos morales compartidos por y vinculantes para todos los extraños

morales que conviven en las modernas sociedades democráticas.

Esa definición, consensuada tiene a su vez, como condición de posibilidad,

el reconocimiento de ciertos rasgos comunes en el nivel de máximos, que es

precisamente aquel en el que los ciudadanos despliegan sus legítimas diferencias;

dicho reconocimiento, por otra parte, supone el redescubrimiento de la común

humanidad que subyace a las legítimas diferencias y representa el auténtico

elemento de universalidad que posibilita el consenso tendiente a la definición de

los mínimos y de los procedimientos para la solución no violenta de los conflictos.

En esta forma, el buen éxito de la reflexión a nivel de máximos morales,

esto es, al interior de las diversas comunidades étnicas, culturales, religiosas, etc.,

en procura del descubrimiento de principios y valores compartidos, representa la

condición de posibilidad más profunda de la actual ética aplicada en cualquiera de

sus formas.

79

La aplicación de la ética está condicionada por las consecuencias y por las

situaciones de un contexto concreto, y se basa en la responsabilidad convencida,

es decir, en la convicción responsable de las consecuencias de las acciones

desarrolladas según unas normas que han acordado todos los afectados por ellas,

como participantes en un discurso práctico (Sada, 1997, p. 87).

3.2 ÉTICA DISCURSIVA

En su ética del discurso, Apel y Habermas ofrecen un fundamento de lo

moral que transforma dialógicamente el principio formal kantiano del siguiente

modo:

“Todos los seres capaces de comunicación lingüística

deben ser reconocidos como personas, puesto que en

todas sus acciones y expresiones son interlocutores

virtuales, y la justificación ilimitada del pensamiento no

puede renunciar a ningún interlocutor y a ninguna de sus

aportaciones virtuales a la discusión”.

La ética discursiva como un fundamento de lo moral, parte del

reconocimiento de la existencia de una comunidad de hablantes en la cual cada

ser humano es un interlocutor válido, que en condiciones de igualdad

comunicativa no puede ser excluido del acto dialógico mediante el cual se validan

las normas de acción que pueden afectarlo. (Lopera, 2005)

80

La ética discursiva está fundamentada en el respeto de la dignidad humana,

principio de responsabilidad en la toma de decisiones, en la idea de que el ser

humano es capaz de comunicarse y argumentar dentro de un grupo, tomando

como válido las opiniones de todos y cada uno dentro de una sociedad, para así,

recuperar la autonomía, la civilidad, la imparcialidad, la justicia, el respeto y la

solidaridad que se han ido perdiendo.

Para la ética discursiva la aplicación del principio tiene que venir mediada

por el uso de la racionalidad estratégica, siempre que se pretendan dos metas: 1)

la conservación del sujeto hablante y de cuantos de él dependen; 2) poner las

bases materiales y culturales para que algún día sea posible actuar

comunicativamente sin que con ello peligre la conservación propia y ajena

(Guariglia, 1996, p. 12).

La ética del discurso sostiene que los seres humanos, en cuanto seres

racionales y razonables, no podemos renunciar a la competencia lingüístico-

dialógica sin lesionar nuestra propia dignidad. Se entiende la “responsabilidad”

como “capacidad de” y “disposición para” aportar razones con el fin de

fundamentar acciones y decisiones frente a todos los demás, y también como

“derecho a cuestionar las razones de otros”.

La ética discursiva no es una reflexión sobre los contenidos morales, sino

sobre el procedimiento para declarar que normas son correctas o racionales. Tal

procedimiento se asienta en el diálogo, ya que se parte del supuesto de que la

razón humana es dialógica y no monológica.

81

Por el diálogo, las personas se reconocen recíprocamente como sujetos de

argumentación racional. Gracias al diálogo, cada persona es vista como persona,

como ciudadano en igualdad de condiciones con cualquier otro. Si el diálogo

racional fuera posible, un diálogo sin discriminaciones ni desigualdades, todas las

leyes o normas procedentes de tal diálogo serían legítimas, y el dominio de unos

sobre otros tendería a desaparecer.

Para Adela Cortina, la idea de libertad consiste en poder elegir en una

colectividad política que ofrezca buenas alternativas entre las que escoger, es

decir, no es suficiente con poder elegir, sino que se pueda decidir entre distintas

opciones buenas; por ellos, es urgente, que desde todos los ámbitos

profesionales, sociales, organizacionales e institucionales, se cultive una cultura

de ética pública moderna de la autonomía, la civilidad, la imparcialidad, la justicia,

el respeto y la solidaridad, para contrarrestar y sustituir la corrupción político-

económica que ha permeado todos los niveles de las actividades humanas y ha

llevado al mundo a una crítica situación de conflictos y desigualdades, de

desconcierto moral, propios de una sociedad atomizada e individualista, en donde

impera el sentido del beneficio individual, el utilitarismo y las preferencias

particulares, donde cada individuo cada organización busca su máximo beneficio

en el menor tiempo y al menor costo, pero sin tener en cuenta el querer común

cómo son afectados los demás (Lopera, 2005).

82

3.3 ÉTICA PROFESIONAL

La palabra profesar significa “declarar o enseñar en publico” y deriva del

latín culto profiteri que quiere decir “declarar abiertamente”, “hacer profesión”,

“confesar”. Del mismo origen provienen las palabras profesor y profesión, que

sirven para hablar de quien hace profesión de algo (Gutiérrez, 1999, p. 205).

La profesión puede definirse como “la actividad personal, puesta de una

manera estable y honrada al servicio de los demás y en beneficio propio, a

impulsos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a la persona

humana” (Lopera, 2005).

Para abrazar una profesión, el sujeto adquiere deberes y derechos

especiales, tales como:

1. Vocación. Es la elección libre de la profesión, guiada por las

cualidades y circunstancias que hacen al sujeto apto para una

determinada actividad profesional.

2. Finalidad de la profesión. Tiene como fin el bien común, es

decir para ejercer cierto trabajo, se debe orientar a un mejor

rendimiento dentro de las actividades especializadas para el

beneficio de la sociedad. “El trabajo dignifica al hombre,

especialmente si es un trabajo creador. Es un bien para la

sociedad entera”.

83

3. Capacidad profesional. Un profesional debe ofrecer una

preparación especial en triple sentido: capacidad intelectual,

moral y física.

a. Capacidad Intelectual. Consiste en el bagaje de

conocimientos que, dentro de su profesión, lo hacen apto

para desarrollar trabajos especializados. Dichos

conocimientos se adquieren durante los estudios

universitarios y se van complementando en el ejercicio

de la profesión mediante conferencias, cursos, talleres,

lecturas actualizadas de los temas de interés, etc.

b. Capacidad Moral. Es el valor del profesional como

persona, lo cual da dignidad, seriedad y nobleza a su

trabajo. Abarca la honestidad en el trato y en los

negocios y el sentido de responsabilidad en el

cumplimiento de lo pactado y, también abarca la aptitud

que hace traspasar su propia esfera profesional en un

horizonte más amplio.

c. Capacidad Física. Se refiere principalmente a la salud y

a las cualidades corpóreas, que siempre es necesario

cultivar, como buenos instrumentos de la actividad

humana.

84

4. Deberes Profesionales. Aquí se incluye el secreto profesional

en donde el profesional no tiene derecho de divulgar los datos

que el cliente confía en el como no sea para el mismo beneficio

del cliente o para evitar graves daños a terceros. También el

profesional debe propiciar la asociación de los miembros de su

especialidad, pues la solidaridad es uno de los medios más

eficaces para incrementar la calidad del nivel intelectual y moral

de los asociados.

La deontología (ética profesional), designa aquella especialidad de las

teorías filosófico morales que se ocupa de los deberes resultantes de las tareas

específicas de las diferentes profesiones en una sociedad con división de trabajo.

Se habla de deontología cuando una teoría de la vida buena considera la labor

profesional como algo constitutivo para la moralidad y como posibilidad de

autodesarrollo personal (Höffe, 1994, p.p. 122 – 123).

Para hablar de una ética profesional es necesario que el ser humano sea

productivo, es decir, debe llevar a cabo un empleo, un oficio, una profesión, que

no lo utilice como un medio sino como un fin en si mismo, según la dignidad ética

de Kant.

La ética profesional, es por esencia libre, consciente y responsable de las

consecuencias, independientemente de las buenas intenciones. Los códigos

morales sólo orientan, de la mejor manera que pueden hacerlo, nuestras

85

decisiones (VER ANEXO 3). Estas son las que después de haber sido tomadas

sufrirán nuestra aprobación y la ajena, o nuestro rechazo y el de los demás.

La ética, en el sentido profesional, tiene que ver íntimamente con nosotros.

Está vinculada con la calidad moral de nuestro trabajo. Está implicada en el modo

de llevar a cabo nuestro quehacer, e implica entrega vocacional, responsabilidad,

honestidad intelectual y práctica (relativa a lo que sabemos y lo que hacemos). La

ética profesional es fundamentalmente un compromiso con lo que hace cada ser

humano. Este compromiso es tan profundo que en él, como dice Aristóteles

respecto a las virtudes, “poco o nada” tiene que ver el saber, pues para la moral

valen más los actos de justicia, templanza, responsabilidad, y especialmente la

autenticidad.

La “ética de trabajo” significa un compromiso ineludible con nosotros

mismos de hacer bien las cosas, un compromiso que no se puede dejar de

cumplir, porque tiene que ver con un compromiso con nuestro propio ser, que nos

hace más o nos hace menos, nos hace mejores o nos empeora, nos enriquece o

nos empobrece en nuestra propia naturaleza.

El trabajo no busca primariamente el sueldo, la ganancia o la remuneración,

sino la necesidad de cumplir con ese compromiso con nosotros mismos para

hacer algo que nos permita ser.

La ética profesional garantiza la serenidad y la tranquilidad de ánimo por

haber hecho lo que creímos sinceramente que teníamos que hacer y eso aumenta

lo que somos, incrementa nuestra alma. Es un medio para estar bien con uno

86

mismo, que hace posible que uno quiera hacer las cosas bien sin ninguna otra

razón, y sobre todo, sin segundas intenciones; no para que me aplaudan, para que

los demás me halaguen o para que admiren mi responsabilidad, o para que me

paguen más. Todas esas cosas, si las antepongo a mi quehacer, lo falsean y así

necesariamente, viene la degradación ética y profesional de mi trabajo.

Es preciso distinguir entre ser profesional y ser profesionista o tener una

profesión (que en nuestros días casi siempre corresponde a poseer títulos y

grados). La diferencia la establecen las distintas formas de compromiso del

trabajador.

Ser profesionista o tener una profesión es mantener un compromiso con un

determinado saber teórico y práctico y con los demás; este compromiso con los

demás es manifiestamente de carácter social, y se puede cumplir con el servicio

social que ofrece la profesión (Silva, 2002, p. 7).

En cambio, ser profesional es algo que no sólo tiene que ver con

habilidades o conocimientos y estudios realizados, sino también con una peculiar

forma de responsabilidad: ser profesional en la realización de un trabajo significa

que uno es capaz de mantener un compromiso más fuerte y firme con lo que hace,

con la manera en que lo hace, que con cualquier otra cosa. En este compromiso

toma cuerpo el sentido ético del trabajo. El carácter ético del trabajo es lo que

debe quedar en el primer plano. La ética del trabajo consiste simple y llanamente

en hacer bien lo que se hace (independientemente de sueldos y ganancias, de

premios y recompensas).

87

El profesionista, al adoptar como su profesión un determinado trabajo,

adopta libre y conscientemente el ethos de este quehacer, es decir, el fundamento

ético que hace posible una específica forma de praxis humana. Las formas de

compromiso ético, de ética profesional, no las consigue y las sostiene un título o

unos grados académicos, sino una forma de ser, una decisión de ética profesional,

a adopción de un ethos, que no puede abandonarse sin dejar de ser lo que se era.

El que es un profesional renuncia a sus intereses personales, cualesquiera

que éstos sean y en cuerpo y alma se pone al servicio de los intereses de su

profesión, cuyo fundamento ético asentado en la dignidad humana, impide tomar

al hombre como un medio.

Para el profesional, independientemente del estado de ánimo que tenga, de

la situación económica, o de lo que este sucediendo en el mundo en ese

momento, su responsabilidad lo obliga a hacer su trabajo como siempre, de una

manera tan bien hecha como en cualquier otra situación, dando como resultado, la

satisfacción de hacer bien lo que uno hace, satisfacción que se convertirá en una

permanente fuerza interior, propia, para vivir y tolerar las dificultades de la vida;

por otro lado, proporciona la sensibilidad, paz y tranquilidad para disfrutar de lo

que somos y hacemos, de los bueno de la vida. Ella está presente siempre y nos

sostiene en lo que somos.

88

3.4 RESPONSABILIDAD SOCIAL

La responsabilidad designa una triple relación: la atribución de tareas

asumidas o de la propia acción u omisión a determinadas personas, y los atributos

de carácter al rendir cuentas ante una instancia, por ejemplo, un tribunal, las

personas afectadas por una acción, pero también ante la conciencia o Dios. En

razón de su capacidad de responder de su conducta, el hombre se convierte en

sujeto de derecho o sujeto moral (o religioso), que debe asumir sus actos y sus

consecuencias, que puede ser objeto de castigo o de recompensa, de censura o

estima social, de desprecio o de respeto moral (Thompson, 1977, p. 100).

Para saber en qué condiciones puede ser alabada o censurada una

persona por su conducta o saber cuando puede afirmarse que un individuo es

responsable de sus actos o se le puede eximir total o parcialmente de su

responsabilidad, se debe de tomar en cuenta dos condiciones fundamentales,

según Aristóteles:

a. Que el sujeto no ignore las circunstancias ni las consecuencias

de su acción; o sea, que su conducta tenga un carácter

consciente.

b. Que la causa de sus actos esté en el mismo (o causa interior) y,

no en otro agente (o causa exterior) que le obligue a actuar en

cierta forma, pasando por encima de su voluntad; o sea, que su

conducta sea libre.

89

Si sólo podemos hacer responsable de sus actos al sujeto que elige, decide

y actúa conscientemente, es evidente que debemos eximir de responsabilidad

moral al que no tiene conciencia de lo que hace, es decir, a quien ignora las

circunstancias, naturaleza o consecuencias de su acción, sin embargo, la

ignorancia de las circunstancias, naturaleza o consecuencias de los actos

humanos, permite eximir al individuo de su responsabilidad personal, pero esa

exención sólo estará justificada, a su vez, cuando el individuo en cuestión no sea

responsable de su propia ignorancia; es decir, cuando se encuentre en la

imposibilidad subjetiva (por razones personales) u objetiva (por razones históricas

y sociales) de ser consciente de su propio acto.

3.5 ELEMENTOS PARA UNA ÉTICA BIBLIOTECOLÓGICA

Para desarrollar un fundamento ético bibliotecológico, se debe tomar en

cuenta las siguientes cuestiones (Lopera, 2005, p. 1):

¿Cuál es el fin específico de la bibliotecología? ¿Cuál es su bien interno?

¿Cuáles son los medios adecuados para producir ese bien en una sociedad

moderna?

¿Cuáles son las virtudes y valores que es preciso incorporar para alcanzar

el bien interno?

¿Cuáles son los valores de la moral cívica de la sociedad en la cual se

ejerce la profesión?

90

¿Cuáles son los derechos que reconoce esa sociedad a las personas?

¿Qué valores de justicia exige realizar en ese ámbito el principio de la ética

del discurso?

¿Qué decisiones toman los afectados?

Para desarrollar la actividad bibliotecológica en un contexto ético discursivo,

se deben de tener cinco puntos de referencia, según Adela Cortina:

1. Las metas sociales corresponden a la misión y las funciones de

la biblioteca como institución social. La misión del

bibliotecólogo consiste en promover la interacción social y

cultural de los integrantes de la comunidad y de ésta con el

resto del mundo, por medio de los registros gráficos producidos

por el desarrollo de las comunidades. Por tanto, sus funciones

son organizar, preservar y comunicar el conocimiento que la

humanidad ha producido y registrado.

En cuanto al perfil del bibliotecólogo debe incorporar nuevas

competencias para la aplicación de los nuevos procesos

informacionales y en la instrucción de los usuarios en el manejo

de los recursos tecnológicos y de la información.

La biblioteca en conjunto con el bibliotecario, debe ser el lugar

en donde se da igualdad (acceso a la información sin distinción

de raza, credo, nacionalidad, sexo, política, etc.), respeto,

91

justicia social, responsabilidad, solidaridad, etc.; así como el

lugar adecuado para que la comunidad tenga experiencias de

aprendizaje que sirvan a su vida, un lugar para gozar de la

lectura y encontrar el estímulo y soporte para la formación de

su carácter.

2. Orientación y acciones bibliotecológicas en cuanto a la

formación y desarrollo de colecciones documentales, prestación

de servicios de información, la gestión de los recursos y las

relaciones con la comunidad.

3. El marco jurídico–político correspondiente a la sociedad en

cuestión, que corresponde a la constitución y a la legislación

vigente, y constituyen las reglas de juego que le dan legitimidad

institucional a la biblioteca y al desempeño de la profesión.

4. La ética civil que se refiere al conjunto de valores que

comparten los integrantes de la sociedad, tales como la libertad,

la igualdad, la solidaridad y la predisposición al diálogo y al

entendimiento.

92

5. Exigencias de moral crítica que proporciona los procedimientos

para decidir cuáles son los valores y derechos que han de ser

consensual y racionalmente respetados. Por tanto, la biblioteca

está obligada a tratar a los integrantes de la comunidad a la

cual presta sus servicios como seres dotados de un conjunto de

derechos que tienen que ver con el acceso al conocimiento y

con el manejo de las tecnologías para el tratamiento de la

información que pueden recibir o producir.

Una ética bibliotecológica podría considerarse como un saber que ayuda a

los bibliotecólogos a tomar decisiones prudentes y justas basadas en valores

morales acorde con la época y el contexto social.

Para que una biblioteca esté alta de moral, se debe contar con cuatro

factores fundamentales (Lopera, 2005, p. 22):

1. Una biblioteca es una organización que tiene una actividad

específica, es una institución social que busca cumplir con las

metas que le ha confiado la sociedad. En este sentido, su

responsabilidad pública la obliga a hacer elecciones prudentes,

de acuerdo con las metas que se han fijado socialmente para la

biblioteca.

93

2. La determinación de los valores específicos del mundo

bibliotecológico, de las excelencias o virtudes inherentes a los

bibliotecólogos y a las bibliotecas, en relación con las

características y la dinámica del entorno social y con las

tendencias del mundo.

3. El conocimiento, la adopción y adaptación del marco legal en el

cual se desempeña el profesional de la bibliotecología y la

biblioteca como institución social.

4. El fundamento de la ética discursiva, que sostiene que cada

una de las personas afectadas por la actividad bibliotecológica

es un interlocutor válido que tiene que ser tomado en cuenta a

la hora de tomar decisiones en la biblioteca.

Como se menciono en el capítulo 1, del especialista de la información se

espera que se convierta en fiel promotor y maestro del respeto a la propiedad

intelectual y de la información, tanto en forma electrónica como impresa, sólo

interesado en el uso y acceso democrático a la información.

Para poseer un compromiso social que hable de su prestigio, honestidad y

profesionalidad (Rojas, 2004), debe de:

94

1. Actuar con diligencia

2. Utilizar sólo los medios lícitos y legales en el ejercicio de su

actividad profesional.

3. Contribuir a la investigación, al bien común, social y público.

4. Actuar siempre con honestidad, dignidad y honradez.

5. Contribuir al desarrollo y promoción de las ciencias de la

información.

6. Facilitar el progreso y la aplicación de la ética y la deontología

de la información.

7. Respetar y, además, promover el respeto a las patentes,

derechos de autor y propiedad ajena. Su actividad profesional

se regirá por el respeto individual y social al derecho propio y

ajeno.

8. Guardar el secreto profesional y la confidencialidad de la

información.

9. Ser fiel a la verdad de los datos, a su adquisición y

diseminación.

10. Evitar cualquier clase de discriminación, facilitar el libre acceso

a las nuevas tecnologías de la información.

95

Por todo lo anterior, es deber de los bibliotecólogos, asumir plenamente

nuestra responsabilidad como actores sociales, haciendo trabajo comunitario y en

beneficio de redes y movimientos sociales, bien entendido, propositivo y positivo,

que coadyuve en la construcción de un mundo mejor, más tolerante, justo y

multicultural, estableciendo una serie de acciones que posibiliten el bien común,

por lo menos en nuestro radio de alcance.

Para esto, las acciones que el bibliotecólogo puede emprender para

promover el multiculturalismo en un entorno de redes sociales son (Figueroa,

2006?):

1. Desarrollar una sensibilidad eminentemente social y

comprometerse a servir a sus comunidades multiculturales.

2. Conocimiento profundo de la naturaleza y peculiaridades de la

comunidad, que grupos están representados en ella y en que

cantidad para así poder conocer las características de dicha

comunidad así como sus necesidades de información, y de esta

manera poder planear mejor las colecciones y servicios.

Un ambiente bibliotecario favorable a la conformación de redes sociales

multiculturales consolidadas debe propiciar que: grupos de culturas distintas

disfruten de su legado cultural en su propio idioma, a través de textos, grabaciones

sonoras, videos, dvd, etc.; los integrantes de esas comunidades sepan lo que está

ocurriendo en sus países natales gracias a libros, periódicos, revistas, Internet y

otros recursos de información; los integrantes de esos grupos aprendan y

96

practiquen la lengua materna de sus padres, el idioma predominante del país o

región en que se vive y otros idiomas de interés cultural, disponiendo en las

bibliotecas, de mediatecas idóneas para la práctica de diversos idiomas; para que

los recién llegados encuentren su lugar en la sociedad, ofreciéndoles información

sobre la comunidad, guiándoles y ayudándoles a acceder a los recursos y

servicios que necesitan.

97

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99

CONCLUSIONES

La importancia de una ética bibliotecológica, reside en que la biblioteca es

una organización en lo que las sociedades globalizadas contemporáneas se

proponen construir con el nombre de sociedad de la información o del

conocimiento y, por consiguiente, la obligación del bibliotecólogo es incorporar y

tratar como interlocutores válidos a todas las personas y grupos que puedan ser

afectados por nuestro actuar.

La vida profesional se entiende como un constante quehacer que consiste

en realizarse a sí mismo. La vida profesional del bibliotecólogo es definida como

un quehacer comunicativo, educativo y formativo en ese espacio abierto al

conocimiento que constituye la biblioteca, como un encontrarse ocupándose en las

labores de organización y difusión del saber registrado con una finalidad cultural.

El bibliotecólogo actual, debe tener presente la misión de la institución en la que

labora para llegar a cumplir, de forma conjunta, los objetivos que se tienen

planeados.

La biblioteca es una institución social que tiene una misión específica que

cumplir sin fin de lucro: organizar, preservar, conservar y difundir la información y

patrimonio cultural de una comunidad o una sociedad, sin distinción de credo,

100

raza, nacionalidad, sexo o algún otro limitante. Es deber de la biblioteca

proporcionar un lugar libre y abierto para el intercambio de ideas entre los seres

humanos. Forma parte de su esencia crear un ambiente adecuado para la libertad

de expresión y para mejorar el desarrollo de los individuos y de la comunidad a la

que sirve, ayudando así al desarrollo de la democracia y la libre toma de

decisiones.

La bibliotecología, ciencia que requiere en un sentido amplio retomar los

valores y la esencia que justifique su misión y que justifique su existencia en la

actualidad, no importando la denominaciones de nuevos nombres.

Dentro de las bibliotecas que frecuento, me doy cuenta de que la mayoría

del personal no distingue la diferencia entre profesional y profesionistas y ello

deriva en un servicio pobre, un acervo descuidado, un trabajo que no distingue a

la profesión. Es increíble ver, que el personal se encuentre sin un sentido dentro

de la institución, sin tomar en cuenta las sugerencias que establece el código de

ética de cual disponemos. Todo esto tiene repercusiones en la sociedad, ya que

los individuos evitan a toda costa el ingresar a una biblioteca en donde el acervo

se encuentre desordenado, el personal sea apático, las instalaciones se

encuentres sucias o en mal estado, el servicio sea deficiente; dando con ello que

la información no sea utilizada y asimilada por la población en la que se encuentra

101

y por lo tanto evita el desarrollo de la comunidad en muchos de sus aspectos:

individual y de conjunto.

La ética en los futuros bibliotecólogos debe fundarse desde sus estudios en

la universidad, sus principios y valores, de forma concreta, pero en ocasiones, los

vicios laborales ya existentes dentro de la institución, merman tales cuestiones,

dando con ello, que el bibliotecólogo que ingresa a una biblioteca con ganas de

trabajar y de mejorar la profesión se va intoxicando de dichos vicios con tal de

subsistir en su trabajo. Por ello, es necesario que el jefe o encargado tenga una

formación y capacitación constante relacionada a la ética adecuada al contexto

histórico en el que se va desarrollando para así poder erradicar los vicios que no

permiten el desarrollo de la institución.

Es deber tanto de los futuros bibliotecólogos, como de los profesores y, del

personal que ya labora dentro de la biblioteca, hacer conciencia para elevar la

calidad del trabajo, y en especial, para elevar el nivel personal mediante la

satisfacción del trabajo bien desempeñado, elaborando un código de ética

aplicable a todos los que convergen en la institución, tomando en cuenta las

opiniones de los trabajadores, administrativos y usuarios; para que los

trabajadores y administrativos se desempeñen de una forma plena y lleven

consigo la misión a seguir y el mandato que se da dentro de la biblioteca, para

lograr estimular a la población en el uso de la biblioteca haciéndola ver como

102

realmente es, un lugar agradable en donde se puede encontrar bases para

elaborar nuestro destino por medio de la lectura de escritos y herencia cultural que

se ha dejado a lo largo de los años. En cuanto a los usuarios, el código de ética,

debe incluirlos para formarlos de manera adecuada y lograr así que exploten al

máximo el uso de las nuevas tecnologías y de la información, que de forma

impresa o digital, se encuentra disponible, para coadyuvar así a la formación del

usuario como hombre parte de una sociedad.

La bibliotecología como ciencia y el ejercicio de la profesión

bibliotecológica, como toda actividad humana, requieren de un fundamento ético

acorde con la época y con el tipo de sociedad que enmarca sus acciones.

103

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110

ANEXOS

111

ANEXO 1

INSTRUMENTOS INTERNACIONALES EN MATERIA DE LIBERTAD DE

EXPRESIÓN Y DERECHO A LA INFORMACIÓN

ACUERDO ESTABLECE

Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano

Art. 10. Nadie debe ser molestado por sus opiniones, aún las religiosas, con tal de que su manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley.

Art. 11. La libe expresión de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciosos del hombre; todo ciudadano puede, en consecuencia, hablar, escribir e imprimir libremente, salvo la responsabilidad por el abuso de esa libertad en los casos determinados por la ley.

Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos

Art. 17. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y reputación.

Art. 19. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.

El ejercicio del derecho entraña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas restricciones, que deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para:

a) Asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás;

112

b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.

Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales

Pacto que establece la libertad de expresión a nivel internacional para lograr avances sociales, culturales y científicos.

Art. 15.

Art. 16 Sección 1.

Convención Europea sobre Derechos Humanos

Art. 10.

1) Todos los individuos tienen derecho a la libertad de expresión. Este derecho incluirá el poder expresar opiniones libremente y tener derecho a recibir y difundir información e ideas sin ninguna interferencia de la autoridad pública y sin limitación de fronteras. Este Artículo no prohíbe que los estados soliciten licencias para emitir desde un medio de difusión, una cadena de televisión o un cine.

2) El ejercicio de estos derechos, dado que implica ciertos deberes y responsabilidades, puede estar sujeto a las formalidades, condiciones o restricciones que establece la ley y son necesarias en una sociedad democrática para salvaguardar la seguridad nacional, la integridad territorial o la seguridad pública, prevenir el desorden o el crimen, proteger la salud y la moral, proteger la reputación o los derechos de otros individuos, prevenir la revelación de información confidencial, o para proteger la autoridad e imparcialidad del estamento judicial.

Declaración del Consejo de Europa

Establece que “la libertad de expresión e información es necesaria para el desarrollo social, económico, cultural y político de todo ser humano, es una condición imprescindible para el desarrollo armonioso de grupos sociales y culturales, las naciones y la comunidad internacional”.

113

Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre

Art. 4. Toda persona tiene derecho a la libertad de investigación, de opinión y de expresión y difusión del pensamiento por cualquier medio.

Convención Americana

Art. 13.

1) Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.

2) El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura, sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:

a) el respeto a los derechos o a la reputación de los demás,

b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.

3) No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles fiscales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.

4) Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para protección moral de la infancia y adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.

Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos

Art. 9. Todo individuo tiene derecho a recibir información y a expresar sus opiniones y difundirlas cumpliendo la legalidad vigente.

114

ANEXO 2

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS (1948)

ARTÍCULOS QUE COMPETEN A LA ÉTICA DE LA INFORMACIÓN

Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y

derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse

fraternalmente los unos con los otros.

Artículo 2.

1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta

Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión

política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,

nacimiento o cualquier otra condición.

2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política,

jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una

persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo

administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de

soberanía.

Artículo 3. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la

seguridad de su persona.

Artículo 6. Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al

reconocimiento de su personalidad jurídica.

115

Artículo 7. Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a

igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda

discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal

discriminación.

Artículo 12. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada,

su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su

reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales

injerencias o ataques.

Artículo 18. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de

conciencia y de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su

religión o su creencia, individual o colectiva, tanto en público como en privado, por

la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Artículo 19. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de

expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones,

el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin

limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

116

Artículo 27

1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural

de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en

los beneficios que de él resulten.

2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y

materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias

o artísticas de que sea autora.

117

ANEXO 3

ALGUNOS CÓDIGOS DE ÉTICA BIBLIOTECOLÓGICA

Existen bibliotecas y asociaciones que han tomado en cuenta la necesidad

de la construcción de un código de ética que rija las actividades tanto de la

biblioteca como de los bibliotecólogos y bibliotecarios que en ella laboran.

EL CÓDIGO DE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN DE BIBLIOTECAS DE LOS

ESTADOS UNIDOS (AMERICAN LIBRARY ASSOCIATION)

Como miembros de la Asociación de Bibliotecas de los Estados Unidos

(American Library Association—ALA), reconocemos la importancia de legislar y

dejar saber a la profesión y al público general los principios éticos que guían el

trabajo de bibliotecarios y otros profesionales que proveen servicios informativos,

síndicos bibliotecarios, y el personal bibliotecario.

Los dilemas éticos ocurren cuando hay conflictos de valores. El Código de

Ética de la Asociación de Bibliotecas de los Estados Unidos establece los valores

con los cuales estamos comprometidos y abarca las responsabilidades éticas de

la profesión en este cambiante ambiente de información.

Tenemos un grado significativo de influencia y control en la selección,

organización, preservación y difusión de la información. Gracias a que vivimos en

un sistema político fundamentado en una ciudadanía informada, somos miembros

de una profesión que está decididamente comprometida con la libertad intelectual

118

y la libertad de acceso a la información. Tenemos la obligación especial de

garantizar la libre circulación de información e ideas para las generaciones

presentes y futuras.

Los principios de este Código se expresan en afirmaciones generales con el

fin de orientar la toma de decisiones éticas. Estas afirmaciones sólo son un marco

de referencia; no pueden dictar, y de hecho no dictan, pautas de conductas a

seguir en situaciones particulares.

I. Proporcionamos el más alto nivel de servicio a todos los

usuarios de las bibliotecas a través de recursos adecuados y organizados

de forma útil; políticas de servicio equitativo; acceso equitativo y respuestas

amables, precisas y objetivas a todas las solicitudes.

II. Defendemos los principios de la libertad intelectual y nos

resistimos a todos los esfuerzos dirigidos a censurar los recursos de las

bibliotecas.

III. Protegemos el derecho de cada usuario de las bibliotecas para

mantener su privacidad y confidencialidad respecto a la información

consultada o recibida y a los recursos consultados, otorgados en préstamo,

adquiridos o transmitidos.

IV. Reconocemos y respetamos los derechos de propiedad

intelectual.

119

I. Tratamos a nuestros compañeros de trabajo y a los demás colegas

con respeto, imparcialidad, y buena fe, y abogamos por condiciones

de empleo que protejan los derechos y el bienestar de todos los

empleados de nuestras instituciones.

V. No promovemos intereses privados a expensas de los

usuarios de las bibliotecas, nuestros colegas o nuestros institutos de

empleo.

VI. Distinguimos entre nuestras convicciones personales y

nuestras responsabilidades profesionales y no permitimos que nuestras

creencias personales interfieran con la representación imparcial de los fines

de nuestras instituciones o con nuestra misión de garantizar a los usuarios

el acceso a nuestros recursos de información.

VII. Nos esforzamos por alcanzar la excelencia en nuestra

profesión manteniendo y mejorando nuestros propios conocimientos y

aptitudes, estimulando el desarrollo profesional de nuestros compañeros de

trabajo y fomentando las aspiraciones de futuros miembros de esta

profesión.

Adoptado por el Concilio

de la Asociación de Bibliotecas de los Estados Unidos (ALA)

28 de Junio de 1995

120

COLEGIO NACIONAL DE BIBLIOTECARIOS

Declaración de Principios:

Considerando que los profesionales de la bibliotecología tienen:

1. La misión de apoyar a la sociedad en la búsqueda de alternativas que le

permitan mejorar su calidad de vida;

2. La obligación de mejorar la imagen de los servicios bibliotecarios y de

información en apoyo del desarrollo de los ciudadanos y del país;

3. La responsabilidad de promover el uso de la información en todos los

sectores de la población;

4. La obligación, al mismo Tiempo que la oportunidad, de fortalecer la

imagen del servicio bibliotecario nacional.

El Colegio Nacional de Bibliotecarios proclama su

Código de Ética Profesional

Los profesionales de la bibliotecología:

1.- ACCESO A LA INFORMACIÓN

Deberán estar conscientes del significado y valor de la información para el

desarrollo nacional en todos sus aspectos, por lo que facilitarán y permitirán el

acceso a la información. Deberán oponerse a cualquier forma de censura en la

prestación de servicios y en el desarrollo de las colecciones de recursos

121

documentarios, ajustándose a la legislación vigente y a las normas de las

instituciones correspondientes.

2.- IMPARCIALIDAD Y OBJETIVIDAD

Desempeñarán su labor profesional ejerciendo un criterio libre e imparcial

que garantice la objetividad de su trabajo, sin ocultar ni desvirtuar los hechos, que

pudieran inducir a error. Deberán siempre distinguir sus puntos de vista

personales de los de la institución en la que prestan sus servicios.

3.- RESPETO A LA CONFIDENCIALIDAD

Guardarán total reserva de los hechos respeto a la información solicitada o

recibida, a los datos personales del usuario, así como a materiales consultados o

prestados, a menos que lo autoricen los interesados.

4.- RESPETO Y ORGULLO POR LA PROFESIÓN

Estarán conscientes de la importancia de su papel en el desarrollo de la

vida social y proyectarán una imagen de alto profesionalismo manifestando orgullo

y respeto por la profesión.

5.-PROFESIONALIZACIÓN DE LA DISCIPLINA

Pugnarán por la profesionalización de la disciplina a fin de que su actuación

refleje la importancia y necesidad de una formación profesional para el efectivo y

eficiente ejercicio de la actividad. Buscarán su permanente formación y

actualización, y la de sus colegas para estar en posibilidades de ofrecer servicios

de excelencia.

122

6.- FORTALECIMIENTO DE LA PROFESIÓN

Propiciarán y participarán en congresos, seminarios y foros de carácter

profesional locales, nacionales e internacionales, a fin de colaborar en el

intercambio de conocimientos y experiencias que redunden en el enriquecimiento

y crecimiento de colegas y otros profesionales vinculados a la bibliotecología.

7.- RESPETO A LA INTEGRIDAD DE LOS COLEGAS

Valorarán su propio prestigio y su integridad moral y mantendrán relaciones

profesionales discretas y respetuosas con sus colegas.

8.- RELACIONES CON LOS USUARIOS

Ofrecerán un trato amable, profesional objetivo y discrecional a todos los

usuarios que dentro del marco institucional correspondiente soliciten sus servicios;

actuarán sin parcialidad ni discriminación considerando como confidencial toda

información que se produzca durante la transacción profesional.

9.- RELACIONES CON LA INSTITUCIÓN

Deslindarán sus intereses personales de los institucionales, por lo que no

aprovecharán las relaciones que se deriven de éstas o de los colegas y usuarios

en su propio beneficio económico o de imagen.

Velarán por la integridad de la institución y colaborarán en la consecución

de sus objetivos sin que afecte los servicios de información que ofrece.

123

Lo estipulado en este código es de carácter obligatorio, tanto para los

egresados de las escuelas nacionales como para los egresados de las escuelas

extranjeras en la especialidad, ya que el artículo 50 de la Ley Reglamentaria del

artículo 5o. Constitucional, establece las sanciones para los profesionales que

falten al cumplimiento de sus deberes profesionales