KANT: UNA ÉTICA PARA LA MODERNIDAD

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181 Colaboradores Nacionales KANT: UNA ÉTICA PARA LA MODERNIDAD * Hernán Martínez Ferro ** Universidad Libre. Facultad de Filosofía. Bogotá D.C. RESUMEN: El texto pretende una aproximación a la ética de Kant a 200 años de su formulación, destacando elementos vigentes que permiten hablar de lo per- tinente de volver a Kant, al tiempo que se señalan algunos puntos problemáticos de su pensamiento. En especial se enfatiza en tres asuntos: primero, la construcción de una ética ilustrada que responde a las exigen- cias de un hombre moderno y a una sociedad en la que conviven distintas ideas de vida buena; segundo, la forma como la reflexión kantiana sobre la libertad, da paso al horizonte de la racionalidad práctica y a la configura- ción de una imagen moral del mundo; tercero, se muestra que con la formulación de los imperativos categóricos se constituye una ética del res- peto recíproco universal. PALABRAS CLAVES Kant, ética, moral, libertad, Ilustración. ABSTRACT The text pretends an approach to Kant’s ethical 200 years of its formulation, emphasizing current elements that allows to speak about the relevance to come back to Kant, at the time that put a mark at some problematic points of his thought. As a special it emphasizes in three aspects: First, the construc- tion of an illustrated ethical that answers the demand of a modern man and a society in which different ideas of good life live together. Second, the way like the kantiana refletion over freedom step away at the horizon of the prac- tical rationality and the configuration of a moral image of the world. Third, it shows that with the formulation of the categorical imperatives it constitutes an ethical of universal reciprocal respect. KEY WORDS Kant, ethical, morals, freedom, Illustration. Fecha de recepción del artículo: 10 de abril de 2006. Fecha de aceptación del artículo: 1 de mayo de 2006. * El presente texto hace parte de la investigación acerca del fundamento de la moral moderna, que adelanta el autor en el Grupo de Investigación de Filosofía Política de la Facultad de Filosofía de la Universidad Libre. Proyecto de investigación financiado por la Universidad Libre. ** Docente investigador de la Facultad de Filosofìa de la Universidad Libre. Revista Diálogos de Saberes ISSN 0124-0021 Revista No. 24. Enero-junio de 2006 Págs: 181-194

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Globalización:

¿Interdependencia

y Cooperación ?

KANT: UNA ÉTICA PARALA MODERNIDAD*

Hernán Martínez Ferro**

Universidad Libre. Facultad de Filosofía. Bogotá D.C.

RESUMEN:

El texto pretende una aproximación a la ética de Kant a 200 años de suformulación, destacando elementos vigentes que permiten hablar de lo per-tinente de volver a Kant, al tiempo que se señalan algunos puntosproblemáticos de su pensamiento. En especial se enfatiza en tres asuntos:primero, la construcción de una ética ilustrada que responde a las exigen-cias de un hombre moderno y a una sociedad en la que conviven distintasideas de vida buena; segundo, la forma como la reflexión kantiana sobre lalibertad, da paso al horizonte de la racionalidad práctica y a la configura-ción de una imagen moral del mundo; tercero, se muestra que con laformulación de los imperativos categóricos se constituye una ética del res-peto recíproco universal.

PALABRAS CLAVES

Kant, ética, moral, libertad, Ilustración.

ABSTRACT

The text pretends an approach to Kant’s ethical 200 years of its formulation,emphasizing current elements that allows to speak about the relevance tocome back to Kant, at the time that put a mark at some problematic points ofhis thought. As a special it emphasizes in three aspects: First, the construc-tion of an illustrated ethical that answers the demand of a modern man and asociety in which different ideas of good life live together. Second, the waylike the kantiana refletion over freedom step away at the horizon of the prac-tical rationality and the configuration of a moral image of the world. Third, itshows that with the formulation of the categorical imperatives it constitutesan ethical of universal reciprocal respect.

KEY WORDS

Kant, ethical, morals, freedom, Illustration.

Fecha de recepción del artículo: 10 de abril de 2006.

Fecha de aceptación del artículo: 1 de mayo de 2006.* El presente texto hace parte de la investigación acerca del fundamento de la moral moderna, que adelanta el autor en el Grupo deInvestigación de Filosofía Política de la Facultad de Filosofía de la Universidad Libre. Proyecto de investigación financiado por laUniversidad Libre.** Docente investigador de la Facultad de Filosofìa de la Universidad Libre.

RevistaDiálogos de Saberes

ISSN 0124-0021Revista No. 24.

Enero-junio de 2006Págs: 181-194

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FerroIntroducción

En una nota a pie de página de laCrítica de la razón pura, aparecida enel año de 1781, el filósofo alemánImmanuel Kant celebra entusiasma-do estar viviendo nuevos tiempos:

Nuestra época es, de modo especial,

la de la crítica. Todo ha de someter-

se a ella. Pero la religión y la legisla-

ción pretenden de ordinario escapar

a la misma. La primera a causa de su

santidad y la segunda a causa de su

majestad. Sin embargo, al hacerlo,

despiertan contra sí mismas sospe-

chas justificadas y no pueden exigir

un respeto sincero, respeto que la ra-

zón sólo concede a lo que es capaz

de resistir un examen público y libre1.

Estas palabras señalan de modo in-mejorable el espíritu optimista queanima a los pensadores de la Ilustra-ción. Kant cree estar viviendo en unmundo en el que los dogmas, los pre-juicios, la superstición, las respuestasligeras y los saberes aparentes, pron-to serían cosa del pasado. En lalectura que hace de su momento his-tórico encuentra que la duda, la críticasevera y el pensamiento riguroso, sonsignos alentadores de la creciente ins-tauración de la razón en el mundo. Elsueño de una razón que pudiera guiarfelizmente a la humanidad a alcanzarlos ideales de libertad, paz y justicia,es el sueño de la Ilustración. Aquelmovimiento que se convirtió en elgermen ideológico de la Revoluciónfrancesa y que Kant caracteriza contanta certeza en un texto que data delaño 1784 titulado, justamente, Res-puesta a la pregunta ¿qué es la ilustración?

Allí, Kant nos dice que la Ilustraciónes la salida del hombre de su condi-ción de menor de edad de la cual élmismo es culpable y que su lema es:Sapere aude! ¡Ten el valor de servirtede tu propia razón! 2

Hoy en día, a 200 años de la muertede Kant, podemos preguntarnos ¿quépasó con el sueño de la Ilustración?Dado que la Ilustración representa elmomento de mayor auge de lo que lla-mamos modernidad, al punto de quecuando hablamos de crisis de la mo-dernidad queremos decir crisis de laherencia cultural de la Ilustración, lapregunta está en el centro del actualdebate entre modernos y posmoder-nos. Que la Ilustración era un proyectoque tenía que fracasar, como afirmaMacIntyre; que la dialéctica de la Ilus-tración terminó en su negación o enla barbarie, como afirma Horkheimer;que la Ilustración es un proyecto in-concluso, a decir de Habermas; o quela Ilustración ha sido postergada - almenos en Colombia- como afirma R.Jaramillo, son algunas de las respues-tas que están en discusión.

Pero no es de este debate de lo queme voy a ocupar. Lo que quiero escentrarme en un problema que se leplantea a la modernidad y que Kantse propone resolver: construir unamoral Ilustrada, esto es, una moralpara mayores de edad, para seres hu-manos que sólo están dispuestos aobedecer los mandatos de su propiarazón.

Asumo que la filosofía práctica deKant todavía tiene mucho que decir-nos para la comprensión de lo quesomos y de lo que queremos ser. Por

1 KANT, Immanuel, Crítica de la razón pura, (A-XII) Alfaguara, Madrid, 1994.2 KANT, Immanuel, Respuesta a la pregunta: ¿qué es la Ilustración?, en: Revista Argumentos, Bogotá, 1986, Traducción de Rubén JaramilloV. No 14/17, págs. 28-43.

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lo que volver a Kant no tiene sólo uninterés histórico, más aún en el esta-do de confusión y crisis moral en quenos encontramos. Lo cual no quieredecir que tengamos que compartir yrepetir sus planteamientos como sifueran doctrinas. Nada más contra-rio al espíritu del mismo Kant quien,en la segunda parte de la Crítica de larazón pura, proclama que no es posi-ble aprender filosofía –pues, ¿dónde está,quien la posee y de qué modo se deja-ría reconocer?- sino que sólo nos esdado aprender a filosofar, es decir, ejer-citar nuestra razón examinando,refrendando o rechazando alguna ideafilosófica sugerida.

Pues bien, en este orden de ideas, loque me propongo es el ejercicio dereflexionar sobre una de las cuatrocélebres preguntas que, según Kant,encierran todo el interés de la razóntanto en su uso teórico como en suuso práctico: ¿qué puedo saber?, ¿quédebo hacer?, ¿qué puedo esperar?,¿qué es el hombre?3 En lo que sigueme centraré en la segunda pregunta,¿qué debo hacer? No para dar cuentaen forma exhaustiva de la respuestade Kant, lo que implica toda su ética.La intención es mostrar que hay unnúcleo irrenunciable en la ética deKant, que responde de manera plau-sible a los ideales de la modernidad:autonomía, igualdad, dignidad e im-parcialidad. Si bien le podemos hacermuchos reparos, en especial, a su fun-damentación apriorística.

PROBLEMA

¿Tienen vigencia los contenidos uni-versales de la moral kantiana en laépoca actual?

HIPOTESIS

El contenido de los imperativos ca-tegóricos kantianos los podemosasumir como mínimos morales deuna sociedad moderna.

MÉTODO

La estrategia metodológica utilizadaen la investigación sigue los pasos dela hermenéutica, la argumentación yla crítica.

I. El problema: Construir unaética para ciudadanos

La ética kantiana pretende respon-der a dos problemas históricosestrechamente relacionados, que sele presentan al pensamiento moral ypolítico europeo desde el siglo XVI:en primer lugar, la pérdida de la fuer-za convocante de la moral religiosa;y, en segundo lugar, la coexistenciade diversas comunidades con susideales de vida buena diferentes, alinterior de un mismo territorio y conunas instituciones comunes.

El primer problema viene dado por eldesarrollo mismo de la Ilustración. Enefecto, a la Ilustración se debe uno delos aportes más significativos y deci-sivos para la cultura de occidente; setrata del descubrimiento de que lasnormas morales que orientan el buenactuar y la vida recta, no tienen sufuente y justificación en un orden na-tural de las cosas o en una providenciadivina, sino que son el resultado de lavoluntad de los hombres. Pero, ¿cómofundamentar la moral sin recurrir aalgo trascendente?

El segundo problema, resultado detransformaciones históricas y socia-les, está relacionado con lacohabitación de pluralidad de comu-

3 KANT, Immanuel, Antropología, Alianza Editorial, Madrid, 1991.

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Ferronidades culturalmente distintas eirreductibles. Si las comunidades tie-nen concepciones diferentes defelicidad y vida buena ¿cómo esta-blecer una moral válida para todos?

Ha sido el intento de justificar unamoral que no tenga que recurrir a unaautoridad divina y que tenga validezintersubjetiva, la tarea que se le plan-tea al pensamiento moderno. En lafilosofía de Locke, Spinoza o Mill, porcitar sólo algunos, es clara la insisten-cia en nociones como “autonomía”,“tolerancia” o “libertad de pensa-miento” todas ellas tendientes asuperar el particularismo de las creen-cias religiosas y por tratar defundamentar en la razón o en la natu-raleza una idea universal de moral.

Kant se plantea el problema bajo laformula ¿qué debo hacer? Preguntaque bien entendida quiere decir ¿quédebe hacer un ser humano que pien-sa por cuenta propia ante una decisiónmoral?, ¿a qué leyes debe obedecer,si ya no puede recurrir a algo trascen-dente?, ¿qué debe hacer para que loque decida subjetivamente tenga tam-bién validez intersubjetiva? ¿cómo sejustifica para mi y para otros el deberque se expresa en las exigencias mo-rales? Sin duda, el programa defundamentación kantiana de la mo-ral constituye el más extraordinariointento de encontrar una base sólidauniversal al deber que se expresa enlas obligaciones morales.

Para Kant existen verdaderas leyesmorales que prescriben obligacio-nes en términos absolutos, sobre loque hay y lo que no hay que hacer.Como las obligaciones morales sonabsolutas y necesarias, no puedendepender de motivos contingenteso empíricos. Por ello la tesis de Kant

es que las leyes morales se determi-nan enteramente a priori, lo quequiere decir que no debemos buscarderivarlas de la experiencia, sino denuestra propia razón. De esta formaKant encuentra una fuente univer-sal de legitimación moral. Si lasobligaciones morales tienen un fun-damento a priori, entonces tienenvalidez con independencia de con-diciones histórico-relativas.

Plantear el problema de esa forma traeaparejadas consecuencias decisivas,que sólo pretendemos señalar. En pri-mer lugar, la búsqueda de un principiouniversal de legitimación moral llevaa Kant a separarse de la tradición éti-ca anterior a la modernidad queentendía la moral esencialmente comodoctrina de la felicidad, es decir, comodeterminación reflexiva de la vidabuena. Para el filósofo de Könisbergla felicidad, en tanto que ligada a laexperiencia, carece de toda universa-lidad, necesidad y objetividad. En esamedida, la idea de felicidad no puedeasegurar una moral de validez inter-subjetiva, por la sencilla razón de queno disponemos de un horizonte comúnde vida buena. Las complejas socie-dades modernas en las que vivimos,por lo menos en occidente, se distin-guen por el multiculturalismo y elpluralismo moral creciente. Por esemotivo, la propuesta moral kantianano está orientada en función de la con-secución de lo bueno, sino de lo justo.Lo que quiere decir que se estableceuna distinción entre normas, que enla medida que sean justas pueden serjustificadas universalmente para to-dos; y, valores, que expresanpreferencias particulares referidas auna idea de lo bueno.

En segundo lugar, contra Kant de-bemos decir que, al plantear la

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pregunta en primera persona del sin-gular ¿qué debo hacer?, restringe lajustificación moral a un problema in-dividual, cuando lo que más requierede justificación es la obligación conrespecto a los otros. En otras pala-bras, en la concepción de Kant cadaindividuo se impone unas normasmorales y, como la razón es una sola,se espera que todos los individuosrepitan lo mismo y lleguen a lo mis-mo. Esto va a llevar al conocido ycriticado monologismo moral kantia-no.4 Lo que se critica de esta posturaes que la legitimidad de las normasesté dada por un individuo y no portodos los individuos que se imponenlas normas de manera recíproca.

En tercer lugar, frente a toda hetero-nomía que pretende encontrar elfundamento de la moral en Dios, latradición, la familia, la ley o cualquierautoridad externa al hombre mismo;la ética de Kant está basada en la no-ción de autonomía. La genial idea deque todo ser humano se puede dar suspropias leyes. En la medida en quesólo se apela a la razón de los indivi-duos y no a su idea del bien, podemosdecir que la ética de Kant es una éticapara ciudadanos, es decir, para indi-viduos libres e iguales. En el entendidomoderno de que tomamos a todos losseres humanos como libres e iguales.

II.Libertad y uso prácticode la razón

Otro fenómeno histórico, no menosextraordinario ni de menores conse-cuencias que la Revolución Francesa,generará en Kant tan profunda im-presión, que dedicará gran parte de

su vida y obra a comprenderlo. Merefiero, claro está, a la revolucióncientífica moderna. Los logros inne-gables de la ciencia en la predicciónmatemática de los fenómenos natu-rales, que traería como consecuenciala revolución industrial y la domina-ción técnica del mundo; la fuertepretensión de verdad de la ciencia ex-presada en juicios universales ynecesarios; y, la imagen de un mun-do determinado rígidamente por laconexión causal entre fenómenos,son algunos resultados de la cienciamoderna sobre los que Kant reflexio-na en su Crítica de la razón pura. Eneste libro, al preguntarse cómo hasido posible la revolución de la cien-cia moderna, se terminará mostrandoel fundamento a priori de la ciencia,remitiendo a una subjetividad tras-cendental que hace posible la síntesisentre sensibilidad y entendimiento.

No nos interesa detenernos en la fun-damentación que Kant hace de laciencia, sino en la forma como afron-ta una concepción que surge comoresultado del éxito de la ciencia natu-ral y que tiene consecuenciasdesastrosas para la ética. La concep-ción, que se puede llamar naturalismopositivista, según la cual el únicomundo real es el descrito por la cien-cia natural y el único método deconocimiento es el que da cuentamatemáticamente de las conexionescausales. El problema consiste en quela ciencia natural sólo describe hechosy, si ese es el único mundo, entoncesno hay lugar ni para normas ni paravalores. Se podría suponer que exis-ten dos mundos inconmensurables,uno empírico y uno normativo. Pero

4 Frente al monologismo de la ética kantiana, Habermas plantea hacer un giro lingüístico y traducir el imperativo de Kant en términosde una ética discursiva. Cfr: HABERMAS, Jürgen: “Notas para un proyecto de fundamentación de la moral”, en: Conciencia moral yacción comunicativa, Barcelona: Península, 1985, págs. 59-134.

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Ferroaún aceptando esto, el positivismosostiene que el único conocimientoposible y verdadero es el de los he-chos empíricos; la ética, en cuanto seocupa del deber ser, es un discursocarente de sentido. Kant no estabapara nada de acuerdo con esta postu-ra, consideraba que una conclusióntal, era incompatible con la idea deresponsabilidad moral. Su gran tareaconsistió en fundamentar la cienciamoderna -señalando sus límites-, perodejando espacio para una voluntadmoral libre. En otras palabras, lo queintenta Kant es construir una imagenmoral moderna del mundo, que seacompatible con una imagen científi-ca del mundo.

Para mostrar cómo la ética de Kantconstruye una imagen moral delmundo, resulta obligatorio empezarpor la llamada tercera antinomia, estoes, la antinomia entre causalidad ylibertad. En ella se da el primero dedos pasos decisivos en la fundamen-tación de la moral.

Partamos de clarificar lo que se en-tiende por “antinomia”. En unsentido amplio antinomia designa un

5 Es pertinente distinguir entre la antinomia en sentido kantiano, como algo derivado de la aplicación de la razón pura a la realidad yespecialmente a las proposiciones cosmológicas y paradoja en el sentido de las dificultades –lógicas y semánticas que surgen tan prontocomo una proposición, después de haberse afirmado a sí misma, se contradice. Tampoco se debe confundir con una aporía, que quieredecir una argumentación sin salida lógica. Cfr: FERRATER MORA, José. Diccionario de filosofía. Tomo I. Madrid, Alianza, 1979, p 190.6 KANT, Immanuel. Crítica de la razón pura B-473 (pág. 408).7 El choque entre la posición determinista y la posición autonomista de la tercera antinomia genera lo que, desde la perspectiva de lateoría de los vértigos argumentales de Carlos Pereda, podría, a su vez, denominarse “el dilema fatal”, el cual consiste en ese conflicto internode la razón que se produce cuando se afirma un punto de vista objetivo (naturalismo) en el seno de un punto de vista subjetivo, conlo que se olvida que la relación de un sujeto con sus experiencias es diferente a las relaciones con acciones cuando no se es agente de

conflicto entre dos ideas, oposicio-nes o actitudes y sus respectivasconsecuencias, pero en un sentidorestringido alude a un conflicto entreleyes producida por la naturaleza es-peculativa de la razón5. Se trata deun conflicto producido por la mismanaturaleza de la razón. En la Críticade la razón pura se plantea de la si-guiente forma:

Tesis y antítesis plantean dos supues-tos igualmente justificables. La tesisafirma el punto de vista de quien de-fiende la libertad o autonomía parapoder explicar lo que ocurre en elmundo. La antítesis representa la po-sición determinista o naturalista.Pensar a la vez la tesis y la antítesisgenera un conflicto de la razón con-sigo misma o, en otro lenguaje, unaincompatibilidad conceptual. Cabeanotar que el conflicto tiene antece-dentes entre los griegos, para quieneslas creencias mitológicas en los dio-ses chocaban con la idea de libertadhumana; también en la tradición cris-tiana la incompatibilidad se presentaentre libre albedrío y voluntad divina.En los dos casos se trata de un con-flicto generado por un poder externo:Dios, el destino o la predestinación.Sin embargo, lo novedoso de Kantreside en haber formulado una ver-sión moderna del problema, en lamedida en que el conflicto es inter-no, se trata de un conflicto de la razónconsigo misma7. La antinomia se pro-duce porque podemos respaldar con

Tesis

La causalidad según leyes de la

naturaleza no es la única de la

que pueden derivar los fenó-

menos todos del mundo; para

explicar éstos nos hace falta otra

causalidad por libertad.

Antítesis

No hay libertad. Todo cuan-

to sucede en el mundo se

desarrolla exclusivamente

según leyes de la naturaleza6.

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argumentos cada una de las posturasencontradas.

El conflicto de la antinomia radica enla imposibilidad de afirmar la libertadhumana, al tiempo que afirmamos lacausalidad natural. En otras palabras,el conflicto expresa la tensión entre elhombre como ser natural y el hombrecomo ser libre. La incompatibilidadconceptual parece arrastrarnos al di-lema fatal de afirmar, o bien lalegalidad de la ciencia como únicaexplicación de todo, negando con ellola racionalidad práctica de los indivi-duos y la posibilidad de dar razón dela acción moralmente en el mundo. Obien, aceptamos la “fantasmagoría” dela libertad como una espontaneidadque no podemos demostrar, salvandola moral al precio de negar la unidadcausal de la naturaleza.

Pero la contradicción es aparente. Lasolución que Kant da a la antinomiaconsiste en afirmar que tanto la tesiscomo la síntesis pueden llegar a tenersentido, si se asumen dos puntos devista diferentes. La antítesis debe re-ferirse al mundo como se nos dafenoménicamente y la tesis al mundocomo lo pensamos, como cosa en sí.Asumiendo dos puntos de vista o dosperspectivas del mundo la incompati-bilidad desaparece. En consecuencia,es posible establecer el doble carácterdel que está revestido el hombre: unoempírico, por el cual sus actos comofenómenos estarían necesariamenteencadenados a otros fenómenos segúnla ley natural; otro inteligible, por el

cual sería la causa de sus actos comofenómeno, aunque al mismo tiempo,no estuviera sometido a las condicio-nes de la sensibilidad. Esto esequivalente a decir que el sujeto alobrar no estaría sometido, en cuantosu carácter inteligible, a las condicio-nes de las leyes naturales.

La solución a la antinomia le permi-te a Kant hacer conciliable la cienciamoderna y una concepción moralmoderna. En ella se establece unacrítica de la apariencia de la libertadcomo objeto de conocimiento cien-tífico, pero al mismo tiempo, unacrítica de la ciencia como única po-sibilidad de discurso sobre larealidad. Por otro lado, no se ha de-mostrado la realidad de la libertadtrascendental, lo único que se ha de-mostrado es la posibilidad de pensarlibertad y causalidad sin incurrir encontradicción.

Será la tarea de la ética saber sobrela libertad, pues, según Kant, la leymoral es la ratio cognoscendi de la li-bertad8. A su vez, la libertad es la ratioessendi de la ley moral, esto implicarápensar la libertad no sólo en un sen-tido negativo, entendido como laindependencia de la voluntad conrelación a la sujeción a factores sen-sibles, sino también en sentidopositivo, en cuanto a la capacidadhumana de actuar por leyes dadaspor sí mismo, esto es, por autono-mía. En tal sentido la libertad seconstituye en condición de posibili-dad de la moralidad.

ellas. Este olvido comporta el peligro de conducir gradualmente a una naturalización de la conciencia y de la subjetividad, quetendría por consecuencia la pérdida del sentido de nuestro vocabulario moral, al ser tomado éste como mera ficción ante laprimacía de una explicación (causal) unilateral de la realidad. Cfr: Pereda, Carlos. “La tercera antinomia y las perplejidades dela libertad” en: Dulce María Granja (coord.) Kant: de la crítica a la filosofía de la religión. Barcelona, Anthropos, 1994. También,Pereda, Carlos. Vértigos Argumentales. Una ética de la disputa. Barcelona, Anthropos, 1994.8 KANT, Immanuel, Crítica de la razón práctica. México, Porrúa, 1983, pág. 91 (nota al pie).

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Hernán Martínez

FerroLa solución kantiana de una ontolo-gía dualista de fenómenos y cosas ensí, resulta chocante e inaceptable.Pero el aporte importante de Kantes haber señalado de forma clara loslímites del conocimiento científico,mostrando que la ciencia puede lle-gar a conocer de todo lo que se daen la experiencia, pero sólo de lo quese da en la experiencia. De lo que seconcluye que la ciencia no puededar cuenta del deber ser. Pero no-sotros los seres humanos, en cuantoseres racionales y, por lo tanto, li-bres, queremos ir más allá del reinode lo que es, queremos o aspiramosal deber ser. Nos preguntamos ¿quédebo hacer? y para responder estoya no basta con el saber que apor-tan las ciencias. Las ciencias puedenaportar indicaciones útiles, pero sedebe tomar una decisión, se tiene queelegir. La elección puede o no seguirleyes morales; más adelante aclara-remos el sentido de estas leyes, peroen todo caso no son leyes natura-les. Por eso para Kant la moral noes objeto de la ciencia sino de re-flexión filosófica.

Dar cuenta de la libertad y consti-tuir una moralidad no puede ser tareade un uso teórico (especulativo) dela razón. La Crítica de la razón puralimita el uso especulativo de la ra-zón a dar cuenta del conocimientoobjetivo, pero abre la posibilidad deun uso práctico de la razón que pue-da ser orientador de la razónhumana.

Nos queda aún por intentar, después

de haber sido negado a la razón es-

peculativa todo avance en el terreno

suprasensible, si no se encuentran da-

tos en su conocimiento práctico para

determinar aquel concepto racional y

trascendente de lo incondicionado y

sobrepasar, de ese modo, según el de-

seo de la metafísica, los límites de toda

experiencia posible con nuestro cono-

cimiento a priori, aunque sólo desde

un punto de vista práctico9.

A diferencia del uso teórico de la ra-zón que se ocupa del conocimientode objetos dados, el uso práctico dela razón tiene que ver con la orienta-ción de la vida humana a partir de larepresentación de ideas de la razón,por eso sus leyes no determinan loque es, sino lo que debe ser.

Para finalizar este apartado, quieroresaltar dos elementos importantesque se desprenden del planteamien-to kantiano para la reflexión actual.En primer lugar, podemos afirmarque Kant es un precursor de las cien-cias humanas o sociales. En lamedida en que fija los límites de laciencia natural en la experiencia po-sible, abre un horizonte de reflexiónsobre la dimensión de aquello quees creado por el hombre a partir desu libertad: la moral, el derecho, lapolítica, la historia. Dimensión quepara ser pensada con rigor tendrá queconstruir un método propio, con unaracionalidad y un concepto de ver-dad apropiadas a su objeto deestudio. Claro que esto no lo alcanza-rán las ciencias sociales sino entradoel siglo XX. Sin embargo, el que aúnhoy en día persiste mucha confusiónsobre el sentido de las ciencias so-ciales y persistan nuevas formas depositivismo, hace que resulte impor-tante y actual volver a Kant.

9 KANT, Immanuel. Crítica de la razón pura, B XXI.

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En segundo lugar, ya en el prólogo dela segunda edición de la Crítica de larazón pura Kant nos advierte que cuan-do la razón teórica traspasa los límitesde la experiencia, trae como resulta-do indefectible una reducción denuestro uso de la razón, amenazandocon suprimir el uso práctico de la ra-zón10. ¿No consiste acaso la crisis dela modernidad en el triunfo de unarazón positiva e instrumental queamenaza con colonizar todos los es-pacios del mundo de la vida? Estediagnóstico lo comparten el Husserlde La crisis de las ciencias europeas y losfundadores de la Teoría crítica. Volvera Kant permite comprender la moder-nidad en su complejidad, amenazas yposibilidades.

III. Una ética del respeto

universal

La reflexión que hemos hecho nospermite situar el ámbito propio de lamoral kantiana en la dimensión de laracionalidad práctica; ámbito en elcual se orienta la praxis humana pormedio de la representación de ideas,que no tienen un referente empírico,pero que en tanto ideales o modelospermiten transformar nuestro mun-do social. Pero, ¿cómo es posible quehaya leyes de lo que debe ser? ¿cómoson posibles las leyes morales univer-sales y cuáles serían? Responderestas preguntas es la tarea de Kanten la Fundamentación de la metafísica de

las costumbres y en la Crítica de la razónpráctica. 11

El punto de partida es el reconoci-miento de que los seres humanossomos seres morales. Esto quiere de-cir que enjuiciamos moralmentenuestras acciones y las de los demás;que usamos un lenguaje con palabrascomo “bueno”, “malo”, “deber” etc.;también podemos decir que ser mo-ral es experimentar sentimientos deculpa, resentimiento e indignación,aunque a estos sentimientos mora-les Kant no les prestó muchaatención.

Una vez reconocido el faktum de lamoralidad, Kant nos previene, sinembargo, de la imposibilidad de en-contrar en la experiencia sensible elfundamento de la ley moral. La tesisprincipal de su programa de funda-mentación pretende mostrar queexiste una razón pura práctica, sufi-ciente por sí sola para mover lavoluntad, sin la ayuda de impulsossensibles. Sólo en este caso puedenexistir principios morales válidospara todos los hombres sin excep-ción, es decir, leyes morales quetengan un valor universal.

Los mandatos de la razón se nos pre-sentan bajo la forma de deberes omandatos, o como dice Kant, bajola fórmula de imperativos. Pero notodo imperativo es un imperativomoral. Los imperativos que nos di-

10 KANT, Immanuel. Crítica de la razón pura, B XXV.11 Kant escribió tres obras sistemáticas sobre la ética: Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), Crítica de la razón práctica

(1788), Metafísica de las costumbres (1797). Para nuestro propósito nos centramos en la primera. Compartimos con Tugendhat que eltexto principal es la Fundamentación “Este librito es quizá lo más grandioso que se ha escrito en la historia de la ética y es, al menos ensus dos primeras secciones, una de las pocas obras filosóficas realmente importantes que poseemos. Liberado de las coercionesformalistas llamadas “arquitectónicas” y de las extravagancias a las que se había sometido no sólo en la Crítica de la razón pura, sinotambién en la Crítica de la razón práctica, escrita dos años después de la Fundamentación, Kant se deja guiar aquí libremente por la riquezade su genio, argumentando de modo tan pleno de fantasía como riguroso. En una obra de ese nivel se aprende también de los errores.Tugendhat, Ernst. Lecciones de ética, Gedisa, Barcelona, 1997. pág. 97.

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Ferrocen lo que sería bueno hacer u omi-tir son de dos tipos: hipotéticos ocategóricos. Los imperativos hipoté-ticos determinan la voluntad sólo enel caso de que ésta quiera alcanzardeterminados objetivos. Por ejemplo,el imperativo “si quiero ganar la com-petencia, debo entrenar todos losdías” no es para nada un imperativomoral, ganar la competencia puedeser una meta solo para mí y es posi-ble que en ciertas circunstancias nosea algo importante y prefiera dedi-car mi tiempo a hacer otra cosa. Losimpertivos hipotéticos son del tipo“si quieres conseguir aquello, debeshacer tal cosa”. Kant caracteriza es-tos imperativos como mandatoscondicionados, porque ordenan ha-cer algo sólo a condición de que sequiera otra cosa.

Los imperativos categóricos, en cam-bio, determinan la voluntad no envista de obtener un efecto determi-nado que se desee. Los imperativoscategóricos –y sólo ellos– son impe-rativos morales. Ellos mandan deuna forma incondicionada. La for-ma de tal imperativo sería “se debehacer algo, punto y sin condición”.Ahora bien, en un imperativo cate-górico el deber no viene dado ni porcódigos, ni por la tradición, ni por laley del Estado, ni por la ley de Dios,pues en todos estos casos una volun-tad heterónoma distinta a la delindividuo mismo anularía su libertad,sin el que la moral sería imposible. Elimperativo categórico es autónomo,implica que cada uno se debe dictar así mismo su propia ley moral. Eneso consiste la autonomía moral.Pero no como si estuviera dirigidopor causas subjetivas, sino por por

leyes objetivas válidas para todos losseres racionales. Pero, ¿cuál es eseimperativo moral que manda cate-góricamente? Kant formuló dediversas maneras el imperativo ca-tegórico, aunque consideraba quetodas ellas eran equivalentes; no obs-tante, en cada una de ellas se destacaun matiz especial de su concepciónmoral. De las tres formulaciones bá-sicas de la Fundamentación, en laprimera fórmula sobresale la univer-salidad; en la segunda la finalidad;en la tercera la autonomía y la inter-subjetividad.

La primera fórmula, ofrecida en laFundamentación de la metafísi-

ca de las costumbres, dice así:obra sólo según una máxima tal

que puedas querer al mismo

tiempo que se torne ley univer-

sal12. Este imperativo es conocidocomo principio de universalización,ya que lo que exige es el tratamien-to igual de casos iguales, aunque nose reduce a este principio. El impe-rativo me exige actuar de acuerdocon máximas que yo pueda quererque se conviertan en leyes genera-les, lo que quiere decir que enasuntos normativos, no debo hacerexcepciones conmigo mismo. Dichode otro modo, no podemos elevar aley moral una máxima que no puedaser universalizada. Kant considera-ba que este postulado era tan claroy sencillo, que se encontraba a labase de la moral popular; pero, sinembargo, era difícil de cumplir.

Sobre la primera formulación del im-perativo categórico nos pareceimportante tener en cuenta dos co-mentarios, uno de Tugendhat y uno

12 KANT, Immanuel, Fundamentación de la metafísica de las costumbres (421), Ariel, Barcelona, 1996.

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de Wellmer. El primero es referidoal poder querer que se expresa en elimperativo.13 Es claro, según Tugen-dhat, que se está hablando de unpoder querer en el sentido habitualdel término, esto es, un poder que-rer empírico, egoísta y pre-moral. Nopodemos querer que una máxima in-moral se torne ley universal. ¿Porqué? Por razón de nuestros intere-ses. Por ejemplo, si no quiero queotros me hagan daño, no puedo que-rer que la máxima “hacer daño a otrosi me conviene” se torne ley univer-sal, pues otros, si les conviene, meharían daño. Tugendhat sostiene queaquí se nombra la verdadera basedel imperativo categórico: el con-tractualismo. En su opinión, Kantpropuso una moral que correspon-de, en su contenido, con elcontractualismo, pero que se dife-rencia en el hecho de que las reglasdeben obedecerse de manera univer-sal por sí mismas o por las otraspersonas14.

Por su parte, Albrecht Wellmer afir-ma que el “tiene que” o “debe” denuestras creencias morales ordinariassólo pueden ser inferidas del impera-tivo categórico via negationis. Esto es,que la transferencia de obligatoriedaddel imperativo a las normas concre-tas ha de llevarse a cabo a través de laprohibición de máximas generaliza-bles. Según esto, la generalizabilidadde máximas sólo significa que actuarconforme a ellas está moralmentepermitido. Para determinar si una

máxima es o no una “ley práctica”,no basta con saber si se puede que-rer que se convierta en ley general.En cambio, cuando se compruebaque no se puede querer que unamáxima se convierta en ley general,esto permite concluir que sería maloactuar conforme a ella. A favor deesta interpretación estaría la prefe-rencia de Kant por ilustrar las normasmorales con ejemplos negativos.Pero Kant afirmaba que las máximasgeneralizables son leyes prácticas.Wellmer muestra que, para salvar ladiferencia con Kant, los juicios ne-gativos, que expresan la prohibiciónde hacer esto o lo otro, podrían sertraducidos afirmativamente por me-dio de “mandatos de omisión”, algoasí como no hacer nada de lo prohibi-do por la máxima “no generalizable”,por ejemplo, “debes evitar matar”.Esto le permite una distinción entreun concepto débil de generalizabili-dad de máximas, que bastaría paraeliminar máximas no generalizables,pero no para fundar leyes prácticas; yun concepto fuerte de generalizabili-dad, en el sentido de negación de lasmáximas no generalizables, que per-mitirían fundar leyes prácticas(morales).15 En todo caso, la ética kan-tiana estaría al servicio de la detecciónde aquello que los individuos no pue-dan querer que se torne ley universal.

La segunda formulación es la si-guiente: Obra de tal modo que

uses la humanidad, tanto en tu

persona como en la persona de

13 En la Fundamentación se explica que existen muchas máximas que no pueden ser “siquiera pensadas” comoley universal, y “mucho menos se puede querer que deban serlo”.(KANT; Immanuel, Fundamentación 424(pág 41) Se tienen dos criterios de evaluación moral: podría preguntarse si una norma es inmoral porque no sepuede pensar su universalización o porque no se la puede querer. Kant parece reconocerle mayor valor aaquellos mandatos morales que cumplen con el primer criterio, llamándolos deberes “perfectos”.14 Cf: TUGENDHAT, Ernst, Lecciones de ética, págs. 134 y ss.15 Cf: WELLMER, Albrecht, Ética y Diálogo, Barcelona, Anthropos, 1994. pág. 50 y ss.

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Ferrocualquier otro, siempre como un

fin al mismo tiempo y nunca so-

lamente como un medio16.

Esta versión del impertivo se alejadel formalismo y ofrece un conteni-do material. Lo que Kant pretendehaber encontrado es la posibilidad deafirmar un fin, no como mero capri-cho subjetivo o material de un serracional, sino un fin objetivo válidopara todo ser racional. “Ahora yodigo: el hombre, y en general todoser racional, existe como fin en sí mis-mo”.17 El valor absoluto lo aclaraKant distinguiendo entre persona ycosas, las cosas son intercambiablescomo las mercancías, por eso poseenun valor relativo, mientras que laspersonas son seres que tienen un“valor absoluto”, un “valor interno”,una “dignidad”.

Me parece que la mejor forma de en-tender esta formulación es en lainterpretación de Tugendhat, quienpropone dejar de lado la expresión“fin en sí mismo”, por considerarlaenigmática e innecesaria. La formuladel imperativo en su segunda versiónquedaría limitada a: “No uses nuncaa los hombres meramente como me-dios”. Según Tugendhat el imperativocategórico culmina en el mandato:¡No instrumentalices a nadie! Expre-sado en modo positivo: ¡Respétalocomo sujeto de derecho! O con Kant:¡Respétalo en su dignidad!18

La noción de dignidad, autonomía yrespeto universal, que están impli-cados en el imperativo kantiano,siguen siendo el fundamento en elque muchos autores contemporá-

neos basan los derechos humanos.Así mismo, siguen siendo la mejorforma de oponerse a aquellas doc-trinas que pretenden subordinar losderechos del individuo a supuestosfines superiores, tales como, el bien-estar general, el Estado, Dios, lavoluntad general, etc.

La tercera versión del imperativo esla siguiente: No hacer ninguna ac-

ción por otra máxima que ésta, a

saber, que pueda ser tal máxima

una ley universal y, por tanto, que

la voluntad, por su máxima, pue-

da considerarse a sí misma al

mismo tiempo como universal-

mente legisladora. 19

Aquí, el imperativo hace radicar la le-gislación universal en la autonomía dela voluntad. Si en la primera formuladestaca el “principio de universali-dad”, en esta sobresale el “principiode autodeterminación”. Kant ha pre-tendido alcanzar, bajo ésta terceraversión, una conciliación entre las as-piraciones de una ley moral universalde validez intersubjetiva y las exigen-cias de autonomía de los sujetosmorales, gracias a que cada individuose piense como miembro legislador enel “reino de los fines”. Aquí podemosnotar una justificación moral del “con-trato social” de Rousseau, si bien–pasando a su pensamiento jurídico-político- para Kant será en el Estadojurídico entendido como Idea regula-tiva, el principio en el que se funda elpoder y la soberanía legal; a diferen-cia del filósofo ginebrino que estableceinequívocamente el principio fundan-te en la soberanía popular.

16 KANT, Immanuel, Fundamentación, 429 (pág. 45).17 KANT, Immanuel, Fundamentación, 429 (pág. 44).18 TUGENDHAT, Ernst, Lecciones de ética, pág 139.19 KANT, Immanuel, Fundamentación, 432 (pág. 46).

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Para finalizar y no cansarlos más, sólovoy a hacer unos comentarios fina-les. En primer lugar, si bien bajo lasegunda y tercera formulación delimperativo aparece el horizonte de laintersubjetividad, lo hace de una for-ma muy precaria. La pregunta por laposibilidad de conciliar las diferen-tes autonomías y la ley moral, laresuelve Kant apelando a un sujetotrascendental. Kant pretende que asícomo hay una justificación racional-condicionada para el imperativohipotético, también hay una justifi-cación racional-incondicionada parael imperativo categórico. ¿Qué sen-tido tiene esta pretensión dejustificación absoluta y por qué tie-ne ella que ser racional? Sostener quelas normas morales son mandatos in-condicionales de la Razón, es usar unconcepto de Razón con mayúsculainexistente, como lo señala con cer-teza Tugendhat20. Lo que quiere decir

que la fundamentación racional dela moral como la propone Kant, enla medida en que recurre a algo tras-cendente es inaceptable.

Sin embargo, los contenidos y alcan-ces de la ética kantiana constituyenla concepción más plausible de unamoral moderna. Una ética que pres-cribe el respeto de todos losindividuos. La revolución kantiana enel campo de la filosofía práctica es tal,que toda la filosofía posterior ha par-tido de confrontaciones críticas opuntos descuidados o ignorados porreflexión de Kant. A pesar de ello,ningún intento ha logrado la profun-didad, coherencia y claridad queencontramos en la filosofía moral deKant. En ella encontramos el más pre-claro humanismo universalista, en elque la ley moral está basada en la de-cisión autónoma del individuo, deindividuos tomados como libres eiguales.

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