JUANA LA LOCA

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JUANA LA LOCA (Texto para Café Concert) Carlos Velis Basada en la vida y la obra de Margarita Pavón, "Juana la Loca". Poetisa hondureña. Estrenada en Cochabamba, Bolivia, en abril de 2002, por el grupo Entrecomillas. Juana: Nayra Vacaflor. Dirección Roberto Araníbar.

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JUANA LA LOCA

(Texto para Café Concert)

Carlos Velis

Basada en la vida y la obra de Margarita Pavón, "Juana la Loca". Poetisa hondureña.

Estrenada en Cochabamba, Bolivia, en abril de 2002, por el grupo Entrecomillas.

Juana: Nayra Vacaflor. Dirección Roberto Araníbar.

JUANA LA LOCA Carlos Velis

1ª. Edición

EDITORIAL RUBÉN H. DIMAS Agosto de 2005

2ª. Edición

EDICIONES DEL AUTOR Mayo de 2006

Edición al cuidado de

Carlos Velis

© Derechos reservados Prohibida la reproducción total o parcial De esta obra sin la autorización previa

Por escrito del autor.

Impreso en San Salvador, El Salvador.

A LUPITA

DATOS BIOGRAFICOS

CARLOS VELIS, nació en San Salvador, El Salvador, el 16 de Mayo de 1951. Actor y dramaturgo. Ganador de tres ediciones de los Juegos Florales de Centroamérica, México y el Caribe en Quetzaltenango, Guatemala, rama Teatro, 1998, 1999 y 2004, con los que fuera nombrado Maestre de la Dramaturgia.

Ha trabajado como actor en diferentes obras para teatro, cine y televisión. Como dramaturgo, se han representado doce obras de su creación, entre las cuales figuran: La Misma Sangre, con la que participó en el XIV Festival Latino en Nueva York; San Salvador después del eclipse, la primera obra dramática de la post-guerra, montada por Sol del Río, representada más de cien veces, en el país y el extranjero. Tierra de Cenizas y Esperanza, texto elaborado sobre creación colectiva, con la que participó en el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz y el Festival Paiz en Antigua Guatemala; Juana la loca, montada por Nayra Vacaflor, Cochabamba Bolivia; ¿Quiere usted comprar la luna? montada por Raúl Izás, Quetzaltenango, Guatemala.

PRÓLOGO Conocí a Carlos Velis en la Universidad

Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA). Debió de

ser allá por 1987. No hacía mucho que él había regresado

de Costa Rica, donde había vivido desde 1978, y se estaba

incorporando en el quehacer artístico que, en aquella

segunda mitad de los años 80, era dolorosamente escaso.

Acosado por igual por la falta de recursos y la polarización

política, que dividía profundamente a toda la sociedad

salvadoreña, el arte no pasaba por su mejor momento. Sin

embargo, aquel fue un encuentro contingencial. Habrían de

pasar los años, durante los cuales estrenó sus obras Tierra

de cenizas y esperanza, La misma sangre y San Salvador

después del eclipse, versión libre esta última de Made in

Lanús de la autora argentina Nelly Fernández Tiscornia. Vi

las obras y me reencontré brevemente con su autor, pero

no entablé con él una amistad cercana sino hasta que a

partir de 1997 coincidimos casi cotidianamente a almorzar

en el local de Actoteatro, donde nuestra mesa se convirtió

en una especie de cenáculo literario con la adición de

Mario Noel Rodríguez y Carlos Cañas Dinarte. Así surgió la

Cofradía de la Mala Lengua, de corta existencia, en la que

se tejieron varios proyectos culturales, con mayor o menor

fortuna.

En 1999, Carlos ganó el premio de teatro en los

Juegos Florales de Quetzaltenango, ciudad en la que

coincidimos de nuevo, yo no habría podido ganar ese año

el premio de poesía sin la ayuda sincera y decidida de

Carlos, quien llevó mi participación hacia Xelajú, cuando yo

sólo tenía cabeza para preparar mi viaje urgente a

California, para asistir al funeral de mi papá.

Por todo lo anterior, no resultará extraño que señale

que para mí Carlos Velis es una persona entrañable. Y

menos extraño resultará si añado que fue él quien dirigió

mi primera obra de teatro: una aventura artística titulada

]immy Hendrix toca mientras cae la lluvia, también

publicada generosamente por Editorial Rubén H. Dimas"

en abril de 2004 y en el mismo mes estrenada, como

lectura dramática, en el Teatro "Luis Poma".

Sin embargo, no estaba presente Carlos Velis en mi

primera visita a Tegucigalpa, adonde me acompañaron los

demás integrantes de la cofradía de la Mala Lengua.

Carlos Cañas Diñarte, Mario Noel Rodríguez y yo fuimos

invitados al II Simposio de Literatura Centroamericana

celebrado en la Universidad Nacional de Honduras (UNAH)

por iniciativa de Galel Cárdenas. En ese viaje oí hablar, y

debí conocer, pero los azares nos perdieron en el intento, a

una escritora hondureña, la más original de su generación.

El nombre que ella misma se adjudicara fue Juana Pavón.

Juana la Loca. Transgresora, agresiva, montaraz.

Desgarradora y desgarrada, con mucho de la rebeldía y del

empuje de Chávela Vargas, no es aventurado decir que el

mejor personaje de Juana es ella misma. Una mujer de la

misma estirpe que Prudencia Ayala, que fue la primera

mujer candidata a la Presidencia de El Salvador, que se

atrevió a desafiar a la Corte Suprema de Justicia en pleno,

para que le reconocieran sus derechos. Indócil, dura fuerza

de chocar inevitablemente con la vida, Juana no pierde ni

la lucidez ni la ternura.

Esta es la mujer que Carlos Velis rescata del olvido y de

la mala fe de nuestras respectivas patria- madrastras.

Oscilante entre la denuncia y el recuento, entre la

poesía y el monólogo, la obra transparenta la vida de esta

mujer herida, maltratada, incomprendida y sola. Con la sed

abrevada en hiel y alcohol, Juana enumera el desamparo y

las carencias de ese manicomio suyo, que se llama

Tegucigalpa, pero que podría perfectamente llamarse

Soyapango, Apopa, Ilopango, San Martín, Lourdes, o

Ruanda, Chechenia, Kosovo, Ramalá, Faluya...

Además del indudable interés humano de la obra, ésta

nos plantea un modo de ser mujer desafiante e irreverente.

Si no por sus otros méritos, este trabajo que hoy nos

entrega Carlos Velis debería ser perdurable por

plantearnos a las mujeres ese otro modo de ser, distinto y

coherente, lejos de las cárceles amables o sórdidas de la

resignación y del silencio, v por alentarnos a ser, como la

propia Juana, osadas, desobedientes: locas, en suma.

Carmen González Huguet

ACERCA DE JUANA LA LOCA DE CARLOS VELIS Fernando García

No somos sino nuestras emociones, tatuadas en cada palmo de nuestro cuerpo y pegadas a cada fragmento del alma. Estas emociones son las que conforman la materia prima del actor para dar, para conectar con el público a través de la vida y las palabras del personaje. Juana ha vivido mucho. Ha experimentado extremos en su búsqueda, ha conocido placer y dolor, recuerdo y olvido, cariño y abandono. Agitada por pulsiones de vida y de muerte, Juana avanza hacia lo oculto que hay en nosotros mismos y en nuestro mundo.

Juana es frágil, arrastrada por la marea de la existencia y agitada por pasiones cuya esencia desconoce pero que la conducen a la agonía de la marginalidad.

Y es justo desde ahí que se nos hace entrañable. Porque es en esa misma debilidad donde nos reconocemos, y en la que la vida de Juana aparece como una trasgresión involuntaria, que destapa el orden injusto que sostiene el mundo.

El reto de Nayra Vacaflor consistía precisamente en eso, en hacernos vivir los extremos que conformaron el destino estigmatizado de su personaje... Y lo va resolviendo de forma prolija, con adecuada mesura en el uso de voz, cuerpo, espacio y objetos. Las elipsis se suceden a través de una cadena de imágenes bien logradas, que envuelven al público en el horizonte interior de Juana, mientras los distintos recursos van encajando como caras de un poliedro que conforman la figura completa.

La entrada se experimenta como una irrupción en la vida de Juana, abandonada, excluida, aprovechada y abusada. Expuesta, demasiado expuesta a un público que percibe su abandono mediante la aparición de múltiples personajes que la marcaron y que, de algún modo, son ya ella misma. Como una misma es la actriz que, mediante una adecuada construcción del personaje y una mágica

trasposición simbólica de los objetos, logra dar vida a todos ellos.

La concisión de elementos dramáticos y escenográficos, una espacialidad bien manejada, la sinceridad de la interpretación y el engranarse de música, cantos y acciones permiten percibir una buena dirección escénica, que lleva el libreto de Carlos Velis a encarnarse con destreza y creatividad.

Puesta en escena e interpretación absolutamente recomendables las que nos ofreció la joven actriz Nayra Vacaflor durante este VI Festival de teatro Bertolt Brecht. Estoy seguro que el crecimiento de la obra y de la actriz nos depararán indudablemente muchas satisfacciones en un futuro no tan lejano.

JUANA LA LOCA Escenario de un café modesto. Juana es una mujer aún joven, pero muy vivida. Ataviada como una cantante de cabaret. (Introducción musical)

Yo soy así,

no me pregunten por qué. Con la vida aprendí.

No me des nada que no necesito nada. Desnuda he nacido

con el frío de la noche, el frío del vacío,

el frío de la muerte.

Yo soy así, no les importa por qué.

Con la muerte crecí. Ni de padre ni de madre tuve amor.

En la sala-cuna, las monjas me criaron

a la luz de una lámpara votiva, al amparo de inciensos y azahares,

con los ojos vueltos al cielo, nutrida con sopa de agua

y media ración de pan. Así vine al mundo.

Soy Juana

Ex-virgen, ex-monja, ex-madre, expósita. Soy Juana la santa,

que buscó la virtud en las alturas y lo que encontró fue su maldición.

Soy Juana la Loca, la que vive en las pesadillas de las niñas

y en los sueños de los adolescentes.

Soy Juana la de ustedes. En fin, soy una mujer.

Soy la mujer. No me hagan caso que estoy nadando en alcohol. Bien borracha. Benditamente borracha. La verdad es que si no estuviera borracha, tampoco estaría aquí. Es más, si entre ustedes hay alguien que no esté borracho, mejor lárguese. En fin, no sé a qué han venido. Esta señora decente, diz-que actriz, diz-que decente... Bueno, dejémoslo como antes. Esta señora decente cree que puede contar mi vida. Que lo haga si quiere, pero bajo su responsabilidad. Si después le queda un inaplacable dolor de entrañas, un inconsolable llanto de madre, una insaciable picazón de hembra, no es mi culpa. La decencia es un espejismo señora, convénzase de una vez.

Que pase la niña de la blanca enagua. Que pase que la quiero ver.

Que cuente la niña de la enagua blanca los sueños maravillosos que soñó.

Un príncipe azul convertido en sapo, una malvada madrastra, un dragón y un caballero,

una espada, un rubí, un lecho en el mar,

una estrella en un prendedor, cuatrocientos elefantes

a la orilla de la mar.

Que venga la niña de la blanca enagua y me cuente su pasión,

las pesadillas con serpientes con la cara de su amor. Que cuente que ya sabe

lo desolado que puede ser una noche solitaria,

una estrella rutilante,

un perfume, una flor, mientras sueña

que su príncipe se cuela por la ventana sin que lo sepa su mamá.

Que grite la niña de la blanca enagua

lo que tiene prohibido gritar. Que desde hace muchos años

daría un tesoro por manchar su blanca enagua

con el lodo de la pasión. Que diga la niña de la blanca enagua

que Juana está mintiendo, que no tengo razón.

Al fin de cuentas, la decencia es un sombrero, un par de guantes, unos zapatos, pero no un camisón.

¿Sabe usted lo que se puede hacer en un avión? ¿Ya lo ha hecho? Cuéntenos, en confianza. De aquí no va a salir el chisme. No tiene que hacer demostraciones. Tampoco ponga esa cara de inocente. Por lo menos, deberá de haberlo imaginado, sobre todo en los viajes transatlánticos. Aunque a los europeos les hieden los pies.

En un avión se puede soñar entre nubes con un gran amor,

puedes amar sin temor, con dulzura, con calor.

Puedes jurar amor eterno a una aventura casual

entre audífonos, revistas y copas de champán,

en primera o en económico, en supersónico o en bimotores, lo mismo que en una avioneta.

Por tu gusto, por tu gana, por amor o por pasión,

por la fuerza de la brama o por una violación.

El hábito es como un gran útero, sobre todo cuando se nace entre él. En la infancia más tierna, cuando tu miras tan sólo siluetas, aprendes que el mundo es una montaña de hábitos ondulando al viento. Desde ese momento, tu vida es un hábito. Tu anhelo vuela en las campanadas del angelus y no aspiras más que subir al cielo. "Hermana Juanita" "Que manda Sor Caridad"... "¿Que si quiero ir a la consagración del Padre Mateo en la Costa Atlántica? lo deseo con toda el alma, aunque sé que es imposible"..."Para Dios no hay imposibles. Mis oraciones han sido escuchadas. Bendito don Andrés que se ha ofrecido a llevarme en la avioneta." Las nubes son blancas, mullidas, como el hábito o como un ángel. "¿Qué porqué me hice monja? Todavía no soy. A penas comienzo mi noviciado... No es que me quiera alejar del mundo. Le quiero servir... ¿Qué dice...? ¿Que si un hombre me amara? Eso es imposible... No me diga que soy bella. Eso es vanidad. La belleza física se marchita, se termina." "¿Sabes lo que es esto?... se llama piloto automático. Lo conecto y el avión vuela sólo. Puedo hacer con mis manos lo que quiera..." "Don Andrés..." "Juana, no resisto más. Me tienes loco" "Pero..." "Te deseo. Debajo de ese hábito adivino unas piernas como las columnas del templo de Salomón... Unas tetas como dos cálices benditos" "Por favor, no profane". "Tienes que ser mía". "¿Don Andrés, qué hace?" "No mientas. También me miras con deseo". "Está loco" "Te he visto. Tus miradas son de mujer..." "Déjeme..."

¿Me dejé o me obligó? ¿Me gustó o me repugnó?

¿Ayudé en algún momento? ¿Pude evitarlo si me resistía más?

Qué de preguntas, qué de incertidumbres.

El vino se derramó,

la copa se quebró. Lágrimas y sangre,

licor de mujer. Cuántos dilemas sin ninguna respuesta.

En las alturas bajé hasta el fango, el hábito voló, el útero estalló.

La puta nació. "¿Don Andrés? Imposible" "Fue su culpa Juana". "Seguramente usted lo provocó". "Ya no puede seguir entre nosotras". "No te sientas mal, no fue tu culpa". "Fue su culpa Juana". "No fue tu culpa Juanita". "Estás loca Juana". "Vete Juana". "¿Porqué te pasó eso Juana? ¿En realidad, culpa de quién fue?" Ni yo misma me puedo responder esa pregunta. Déjenme en paz.

Las copas no son la cura pero te dan consuelo.

Las copas no solucionan pero son sabrosas.

Juana, cuando no bebes lágrimas, bebes alcohol.

Benditas las copas que te hacen compañía.

Juana, vas mal. Bendito el alcohol...

Juana, no seas tonta. Bendita la borrachera... Juana, Juana, Juanita.

No busquen a Juana que ya no está. Los pantalones protegen. Son duros como las murallas de los claustros. Es cierto que no son apropiados para una maestra, sobre todo si es de religión. "Niña ¿Porqué a la Madre de Dios le llaman Virgen María?" "Porque concibió por obra y gracia del Espíritu Santo" "Niña, ¿Porqué se llama angelus cuando tocan las campanas?" "Porque recuerda que el Arcángel Gabriel anunció a María que iba a

nacer el Niño Jesús". "¿Los ángeles tienen alas, niña?" "Si." "¿Y vuelan niña?" "Los ángeles ..." Los niños son ángeles, aunque las madres... "Juanita ¿Y usted es mujer o maricón?" "Los maricones no tienen regla, vieja hipócrita". "¡Insolente!" "Deberían de echarla del pueblo". "Es un mal ejemplo para nuestros niños. No puede seguir de profesora." "Señor policía, pero ¿porqué se fija en chismes? Si ellas fueron las que me insultaron. Si quiere podemos arreglar esto de otra manera. Usted tan joven y guapo, en ese uniforme tan elegante... Me gustaría que fuera a mi casa para cruzarlo con mi perrita y sacar perros policías."

Un labio reventado. Lágrimas de rabia. Un ojo por explotar.

El odio que te ahoga. Las botas sobre las tetas.

No me dejes un hueso sano. Muéleme contra las piedras.

Pero no me mates para volverlo a hacer.

"¿Juana, porqué te metes en problemas?" "¿Qué necesidad tienes de exponerte a una muerte de perro?". La muerte es la muerte. Lo hago porque... ¿Porqué...? ¿Porqué lo hago? No más niños, no más lecciones, no más mentiras. ¿Las columnas del Rey Salomón? Pues que me mantengan.

Negra soy, como el ébano. Mi madre que no conocí,

pero que adivino en mis delirios, me heredó el color, el sabor, la desgracia.

Negra soy, cual mariposa nocturna, emisaria de la muerte. En el ritmo del tambor

de ritos ancestrales, en el vaivén en cadenas del galeón de esclavos

se amasó mi carne y mi sangre. Negra soy como la noche,

como el presagio, como el tábano. Fuera ropas, fuera máscaras. No esperaré al amado, nadie me buscará las cabritas paridas de gemelos en mi cuerpo. Hagan cola que aquí está la Juana en la parte más sórdida de la feria. Vengan a ver las columnas del templo de Salomón, del de las dos mil concubinas, el sabio. "Exkiusmi mister, I don't fuk with chanchos" Suena un disparo. Efectos especiales, maquinistas por favor, un disparo. Maquillaje, maquillaje por favor... De allí mi hermosa cicatriz en la cara. También, es justo reconocerlo, la vida me regaló algunos descansos en donde casi conocí el amor. Lo que se entiende por amor, como la canción de despedida de los famosos enamorados. Música maestro.

¿Tan pronto te vas? aún tarda el día. Es el canto del ruiseñor,

no el de la alondra el que suena amado mío.

Es la alondra que anuncia el alba, no el ruiseñor amada mía.

Las nubes del oriente se van tiñendo con los colores de la aurora. Tengo que marchar o si no, aquí me espera la muerte.

No es esa la luz de la aurora. Es un meteoro

que os manda el sol para iluminaros el camino.

¿Porqué te vas? Que me prendan, que me maten.

Ven muerte, pues mi amada así lo quiere.

Si, vete que cada vez clarea más la luz. ¿Luz?

No. Las tinieblas de nuestro destino. ¿Sabe la culta concurrencia quién es el autor de la letra de este bolero? Quien me diga el nombre del autor, ganará un premio. Puede elegir entre un ministerio con el próximo período de gobierno o un viaje redondo en avioneta. Usted decide. No sea tímido... El autor es mi querido amigo Willy Shakespeare. "Juana te amo". No quiero que me amen. Por favor, no me amen. ¿Quién soy yo para que me amen? Les prohibo. No tienen derecho de amarme. ¿Porqué mi cuerpo tenía que dar lo que no tengo? ¿De dónde vida si yo estoy muerta? Pero el vientre crecía y algo estaba palpitando adentro. Juanita, es tiempo que pienses en corregir tu vida. Tienes otras responsabilidades. Vas a ser... ¿Mamá? ¿Quién?

Duérmete mi niño mientras yo te canto. Sueña con el ángel de los niños santos. Duérmete mi niño, no llores mi bien,

el hambre que sientes siento yo también. Duérmete mi niño,

no me busques leche. Mis tetas son frías, amargo mi corazón. Duérmete mi niño, no despiertes más.

No despiertes nunca, nunca, nunca, nunca más.

Llévense a esa criatura y que nunca sepa quién fue su madre. "Juana, yo te amo". "Tus piernas son bellas, tus pechos suaves como los míos. Tu rostro lampiño, dulce, como sólo puede ser la morbidez femenina".

Amémonos a toda hora, de todas formas, Hagámoslo sobre las camas, las mesas, los aviones;

Consumamos todas nuestras fuerzas hasta caer inconscientes sobre los desencantos y

sinsabores. Buscaremos ambrosía en la fuente de Lesbos, hasta

desfallecer. Siglos después nos encontrarán momificadas,

una sobre la otra, a la orilla de los caminos de la vida. Amémonos ya, sin perder el tiempo,

sin dejar pasar el momento. Mañana podemos haber muerto.

Mañana será tarde. "No me celes, no me busques cuando quiero estar sola, no te quedes cuando quiero que te vayas. No, no, no. No me ames por favor. Perdón querido público, pero tengo que entonar. Pueden pedir algo para ustedes también, a su cuenta, naturalmente. Salud. Salud señora. Mis respetos para usted y su señor esposo. A propósito ¿Por dónde anda hoy? Me le da mis recuerdos al llegar a la casa. Salud. Caballero, un placer... como el de anoche, pero no le contemos a nadie. No me crea señora. El sólo con su esposa... y con usted. No se levante por favor señor, no se ofenda. Creo que estamos entre gente con criterio. Por eso se especifica muy bien en la propaganda. "Este es un espectáculo especialmente para adúlteros".

"Juana, eres una insolente Juana" "Juana, yo te arreglo los dientes" ¿Para qué? en cualquier momento me los vuelven a quebrar. "Juana, te opero esa cicatriz". ¿Para qué? un balazo me lo encuentro en cualquier bar. "Juana, sociégate". ¿Para qué? ¿Qué sentido tendría mi vida? Salud, salud, salud por todos los desheredados, por los parias, por los pobres de la tierra. ¿Dónde habré oído esta frase? Creo que en un himno religioso. Salud también por los que murieron sobre las copas, en medio del delirio, ahogados en el diluvio universal. Salud a todos, a la izquierda, a la derecha, al centro, que es por donde se hace rico. Salud también por mi, por mis miserias, por mis delirios, mis desvaríos, mis pesadillas. Así no les escucho, no me escucho. Sólo hago ruidos. Ahora es cuando el mundo va a oír a Juana la Loca. La boca floja, las piernas tiesas, el cerebro girando, el estómago en la espalda. Nadie hable, que estoy hablando yo. Nadie se duerma que aún estoy despierta yo. Nadie se muera antes que yo.

Noche, eres mi amiga y mi enemiga. Cuando tu sombra me cubre, todo termina y todo comienza. Torbellinos de sangre y fuego,

ganas de amar y de odiar. Noche que todo lo ocultas,

mi cómplice, mi compañera, no dejes que vean mi rostro.

No dejes por favor, que sepan quién soy. ¿Cuál es la diferencia entre el placer y el dolor? Cuando uno se muerde la lengua, una mitad se encoge de dolor, mientras que la otra degusta la sangre y se ensancha de placer. Los ojos lloran, pero la boca sonríe como de gusto. Y la pregunta sigue planteada ¿Me gustó o no me gustó? ¿Fue mi culpa o no? Otras veces he provocado, me han violado, pero yo estaba borracha y así no es lo mismo. Sobria, no me atrevo.

Soy cobarde o valiente, soy culpable o inocente. Quién me lo puede decir, quién es capaz de tirar

la primera estúpida piedra. Juana la Loca,

la espuria, la mala, la pobre, la niña, la indefensa,

soy la que existe sin existir, la que no existe existiendo. Noche, no me dejes sola.

Noche, no me dejes... Noche, no me...

No... No...

Juana por fin se durmió. Rendida por sus obsesiones y el alcohol, cayó. Tal vez sueñe con el amor que nunca conoció, tal vez no sueñe y eso sea mejor. Ahora pueden salir hacia sus casas, traten de comprender y perdonar cualquier ofensa. Juana es así. Ya no podrá ser de otra forma. Ya no volverá a tener dieciocho, a ser virgen, a ser inocente, a soñar con las alturas, a subirse a una avioneta con ojos agradecidos. Nunca podrá saber la respuesta. Qué más da. No es la única que se pregunta lo mismo. Juana es el símbolo de muchos. De toda una humanidad que pisotea las flores cuando a penas van creciendo. Todos somos inocentes y culpables, agredidos y ejecutores, acusadores y cómplices. Todos somos presuntas víctimas. Nadie está tan arriba en el cielo que no pueda ser derribado.

¿Quién es capaz de hacer el amor con la muerte? ¿Quién quisiera acompañar a Juana en este tango

que ya dura toda su vida? ¿Quién podrá buscar con ella las respuestas?

NOSOTRAS, ESOS SUJETOS (Fragmento)

Juana la Loca

... No importa si somos abogadas si somos verduleras,

maestras, campesinas, teatristas, pintoras, esposas, amantes,

primera dama o última dama.

Un vientre nos une a todas por igual

somos las oye motivamos todos los sentimientos

ternura, delicadeza, celos, rabia, angustia... amor aunque haya

en cada una de nosotras una gata furiosa

o una gata sumisa. Somos las que estamos

paradas en el tiempo y latimos... latimos...

somos río, mar,

jungla, sol,

luna_y pulmón ¡Somos Patria!...