Juan López de Salamanca, Libro de las historias de Nuestra Señora

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1 LIBRO DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA SEÑORA DE JUAN LÓPEZ DE SALAMANCA Edición ARTURO JIMÉNEZ MORENO

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LIBRO DE LAS HISTORIAS DE

NUESTRA SEÑORA DE JUAN LÓPEZ DE SALAMANCA

Edición

ARTURO JIMÉNEZ MORENO

2

TABLA DE MATERIAS

PRIMERA PARTE

TEXTO, FECHA Y TÍTULO DEL

LIBRO DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA SEÑORA

EL CÓDICE BNM MS. 103

FECHA DE REDACCIÓN Y COPIA

TÍTULO

CRITERIOS DE LA EDICIÓN

SEGUNDA PARTE

EDICIÓN DEL LIBRO DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA SEÑORA

«PRÓLOGO» E «HISTORIA DE LA CONCEPCIÓN»

«HISTORIA DE LA NASÇENÇIA»

«HISTORIA DE LA ENCARNACIÓN»

«HISTORIA DE LA VISITACIÓN»

«HISTORIA DE LA O»

TERCERA PARTE

ESTUDIO SOBRE EL LIBRO DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA SEÑORA

JUAN LÓPEZ DE SALAMANCA Y LA FAMILIA ZÚÑIGA

Datos biográficos y bibliográficos

Juan López de Salamanca y su Libro de las historias de nuestra Señora en la bibliografía

Los Zúñiga de Plasencia y fray Juan López

CONTEXTO ESPIRITUAL Y LITERARIO

PLAN, ESTRUCTURA Y CONTENIDOS

3

El plan general

Estructura y contenidos

RETÓRICA

El diálogo

Similitudines, metáforas y exempla

La compositio de la prosa: períodos y rimas

BIBLIOGRAFÍA CITADA

ÍNDICES

ÍNDICE ONOMÁSTICO

ÍNDICE DE CITAS

GLOSARIO

4

PRIMERA PARTE

_________

TEXTO, FECHA Y TÍTULO DEL «LIBRO DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA SEÑORA»

5

EL CÓDICE BNM MS. 103

a única copia hasta ahora conocida del Libro de las historias de nuestra Señora se

conserva manuscrita en la Biblioteca Nacional de Madrid con la signatura actual

Ms. 103 (olim B-102). El códice se compone de una hoja de guarda al principio,

doscientos veintiséis folios y tres hojas de guarda al final, todo en papel; la numeración de

los folios es moderna, posiblemente del siglo XVIII. Los folios se encuentran agrupados en

una serie irregular de cuadernillos con reclamo según la siguiente distribución:

9(10)+1(12)+12(10)+4 ff.+2 h. al final en blanco con distintas rúbricas y pruebas de tinta.

Cada folio mide 285x212 mm. y presenta una filigrana de mano con guante y estrella de

seis puntas, cercana a la número 11154 del catálogo de Briquet, como detallo más abajo.

El texto está escrito en letra gótica redonda libraria del siglo XV a dos columnas,

dentro de una caja de escritura de 207x142 mm. en la que suelen caber treinta y dos líneas.

Se emplea tinta negra, cuya composición química ha dañado el papel en algunos folios; las

rúbricas se trazan en rojo. Normalmente se deja un hueco para la capital.

La encuadernación del códice está confeccionada en pasta valenciana azul con

hierros dorados del siglo XIX y tejuelo: LOPEZ DE | SALAMANCA | HISTORIA |

DE | NUESTRA SEÑORA. Actualmente el códice se encuentra dentro de un estuche

moderno, con canto grabado: VIDA | DE | NUESTRA SEÑORA.

La composición de la obra es como sigue:

fol. 1r-2v Prólogo.

fol. 1r Título: PROLOGO DEL AUCTOR A LA SEÑORA | conde�a.

fol. 1r Íncipit: A la muy illu�tre e muy exçellente señora [...]

fol. 1v Éxplicit: [...] E vos a�ienten ala �u die�tra Am�.

fol. 2r-46v |[Historia de la Conçepçión].

Carece de título.

fol. 2r Rúbrica: Capitulo .ii.º Como la c�de��a aparta de �i todos e�truendos

[...]

fol. 2r Íncipit: PARIENTAS mias ni otras �eñoras de mi e�tado [...]

fol. 46r Éxplicit: [...] no te quiero fablar de�to mas. ba�te aque�to de mi �anta

conçepçion.

fol. 46r Colofón: AQUI �E ACABA LA I�TORIA | DELA CONÇEPÇION DE

LA GLO | RIO�A VIRGEN MARIA.

L

6

fols. 46v-102r [Historia de la Nasçençia].

fol. 46v Título: SIGUE��E LA HI�TORIA GLORIO�A DE | LA

NA�ÇENÇIA DELA VIRGEN MARIA.

fol. 46v Rúbrica: Capitulo primero. Como la deuota conde��a c�t�pla por loores

[...]

fol. 46v Íncipit: MUY EXCELente virgen e muy magnifica mi �eñora [...]

fol. 102r Éxplicit: [...] desseo de [de, interlineado] �aber. quanta e qual fue mi

na�çençia e�clare�çida.

fol. 102r Colofón: ACABA��E LA HI�TORIA | DELA GLORIO�A NA� |

ÇENÇIA DELA VIRGEN �IN MANZILLA.

fols. 102v-161v [Historia de la Encarnaçión].

fol. 102v Título: Comienca la hi�toria dela glorio�a encarnaçion del fijo de dios.

fol. 102v Rúbrica: Sigue��e el dialogo entre la virgen glorio�a e la muy deuota

conde��a çerca de la encarnacion del fijo de dios.

fol. 102v Íncipit: La condessa | MUI RESP | lande�çiente a los catholicos [...]

fol. 161v Éxplicit: [...] tanto fijo vos aueys c�nçebido.

fol. 161v Colofón: Acaba��e la hi�toria dela conçepçion del fijo de dios enel

vientre virginal. Adios gräs. AMEN.

fols. 162r-211r [Historia de la Visitaçión].

fol. 162r Título: SIGUE��E LA HI�TORIA DE LA VI�I | tacion dela

glorio�a santa ysabel.

fol. 162r Rúbrica: Capitulo primero Como la deuota conde��a �uplica ala

�eñora virgen la i�toria dela vi�itaçion que fizo a �anta y�abel.

fol. 162r Íncipit: MUY ESCLA | re�çida virgen e sobetodas quantas �on [...]

fol. 211r Éxplicit: [...] e color florido dela mi virginidat.

fol. 211r Colofón: Acaba��e la hi�toria dela conçepçion del fijo de dios E por

con�eguiente el primero libro o volumen. A dios gr�s por �iempre jamas.

fols. 211v-226v [Fiesta de la O].

fol. 211v Título: SIGUE��E LA MUY DEVOTA E | solempne fie�ta dela .o.

fol. 211v Rúbrica: Como pregunta la conde��a enque cosas o pen�amientos

ga�to aquellos och� dias antes del parto suyo marauillo�o.

fol. 211v Íncipit: A LA EXÇELlencia virginal e virginidat exçellenti��ima [...]

7

fol. 226v Éxplicit: [...] Agora es tienpo de te responder [La obra queda

interrumpida a partir de aquí]1.

Se trata de un códice de buen tamaño y correcta factura, al que cabe situar más

cerca del libro utilitario que del lujoso. Además de la anterior descripción codicológica, es

conveniente reparar en algunos aspectos materiales del manuscrito.

El primero simplemente consiste en que, tras el prólogo, la primera rúbrica

anuncia no el capítulo I sino el II, que inicia el folio 2r. Podríamos pensar que se ha

perdido el folio que contenía el capítulo I, pero no es así. Por un lado, el primer

cuadernillo está completo e incluso están numerados sus cuatro primeros folios; por otro,

el prólogo acaba justo cuatro líneas antes de que se agote el folio 1v sin que el copista lo

apure sino que decide continuar ya en el folio siguiente: no parece, por tanto, que se haya

perdido nada en medio. No creo, tampoco, que quien copió el códice, que suele estar

atento a enmendar cualquier pequeño error, como señalo de inmediato, pasara por alto

copiar todo un capítulo y menos el primer capítulo. Parece más sensato pensar que el

copista contara el prólogo como capítulo I y directamente empezó enumerando desde el

capítulo II.

Un segundo aspecto sobre la materialidad del códice es el error que se advierte en

la encuadernación de los folios finales. Ya hemos señalado que el original está compuesto

de una serie de cuadernillos rematados por cuatro folios finales sueltos; pues bien, el

último folio del último cuadernillo encuadernado hace el número 222 y así se consigna en

la numeración del siglo XVIII. El error se encuentra en la encuadernación de esos cuatro

folios finales: el numerado como folio 223 en realidad debería ir entre los folios

numerados como 225 y 226. Además, se ha encuadernado de forma inversa, es decir,

primero el lado vuelto y después el lado recto del folio. La secuencia lógica del texto,

conservando la numeración existente, debe respetar el orden siguiente: 222, 224, 225,

223v, 223r, 226, que es el que, naturalmente, adopto en la edición de la obra.

El tercer aspecto tiene que ver con las

anotaciones y las correcciones que se introducen en

la copia, y que, en líneas generales, podemos atribuir

a dos manos distintas2. La primera podría ser la

1 La base de datos PhiloBiblon de la Universidad de California, Berkley, describe también este códice en BETA

Manid 1927 <http://sunsite.berkeley.edu/Philobiblon/BETA/1927.html> [consulta 25-02-2008]. 2 En la edición del Libro de las historias van señaladas todas en las notas correspondientes. Reproduzco un

fragmento del folio 41v donde se puede apreciar la intervención de esas dos manos distintas.

8

misma que copia el texto o, al menos, muy cercana porque corrige sobre la marcha, es

decir, cuando advierte un error, tacha sus propias equivocaciones y sigue escribiendo a

continuación lo correcto. Estas correcciones pueden aparecer en la misma línea del texto,

interlineadas o, a veces, añadidas al margen. Buena parte de esos errores consiste en que el

copista, inadvertidamente, copia dos veces una palabra o un grupo de palabras, pero, al

darse cuenta, subsana su error tachando o subpunteando el texto repetido3. A veces omite

parte del texto que está copiando y, cuando se da cuenta, introduce al margen o

interlineada la parte que falta4. El copista debió de trabajar concienzudamente porque en

el resultado final no quedan muchos errores sin subsanar. Como es lógico, este tipo de

errores solo se explican porque el copista del códice que se nos ha conservado está

haciendo su trabajo a partir de otra copia, lo que implica una cierta circulación, al menos

manuscrita, del Libro de las historias de nuestra Señora, quizá entre damas del círculo de la

Condesa, como sugiero más abajo. No es este el único caso en el que una obra de Juan

López presenta un cierto recorrido. Sabemos que otra obra del fraile dominico, sus

Evangelios moralizados, acabó pasando por la imprenta zamorana de Antonio de Centenera

en 1490 después de haber circulado manuscrita en ámbitos nobiliarios y eclesiásticos5. La

segunda mano emplea una letra mucho más cursiva y algo posterior al texto, posiblemente

ya del siglo XVI, y utiliza siempre los márgenes laterales fuera de la caja de escritura. Sus

anotaciones son más bien escasas y con una distribución desigual a lo largo del códice6.

Estas pocas notas se limitan a llamar la atención sobre algún punto del texto escribiendo

«nota» o alguna palabra relevante o bien a señalar, de forma abreviada, la procedencia de

una cita. Parecen, pues, las anotaciones de un lector.

Conviene reparar también en los signos de puntuación que aparecen en el códice y

que van enmarcando no solo su estructura sino también el estilo de la prosa. Dejando a

un lado la distribución de la obra en historias, capítulos y rúbricas7, nos encontramos con

que, cuando una rúbrica es larga y, sobre todo, aborda un asunto divisible, se segmenta en

3 Valga como ejemplo su intervención al final del folio 119r. En ese punto la obra va comentando las letras que

componen por orden el nombre de María; tras la m, el copista aborda el comentario de la letra a, pero empieza escribiendo la líneas destinadas a la letra r; al darse cuenta de su error, quizá por dar la vuelta al folio para seguir escribiendo, tacha las palabras erróneas y sigue con el texto correcto.

4 En el folio 128v, tratando del anuncio de San Miguel a María, el copista escribe: «Fuy turbada esto es no fuy turbada del todo»; al advertir la falta de sentido, debió de volver al texto que estaba copiando y enmendó: «Fuy turbada mas no conturbada esto es no fuy conturbada del todo», añadiendo al margen y entre líneas, respectivamente, los dos segmentos que señalo en cursiva.

5 Los Evangelios moralizados aparecen en un inventario de 1504 de los libros de D. Fernando Álvarez de Toledo, primer conde de Oropesa, además de integrar, junto a otras obras de Juan López, uno de los bancos en que se distribuyen los libros de la Catedral de Salamanca, según inventario de 1553; los datos pueden consultarse en Jiménez Moreno 2004, 39-40.

6 Aparecen algo más frecuentemente entre los folios 13-30, 42-43 y 220-224. 7 Más abajo se dan detalles sobre esta estructura.

9

diversos párrafos marcados con el punto y aparte. Tras él aparece sangrada la primera

línea del párrafo siguiente además de mayúscula en la letra inicial.

Dentro de cada párrafo o de cada rúbrica de párrafo único se aprecian tres signos

de puntuación predominantes: el punto seguido de minúscula (columna a, línea 9), el

punto seguido de mayúscula (columna a, línea 2) y el punto seguido de un espacio en

blanco y letra mayúscula (columna b, línea 9)8. Podemos aventurar que cada uno de estos

tres puntos parece marcar, respectivamente, pausas de menor a mayor jerarquía sintáctica,

del mismo modo que en la actualidad ocurre con la coma, el punto y coma, y el punto y

seguido. Hay que advertir, no obstante, que la escritura es muy asistemática en el uso de

estos tres signos de puntuación: falta un punto cuando lo esperable sería encontrarlo o se

usa el punto seguido de mayúscula para

separar un inciso menor, equivalente en

la actualidad a una coma. Esta aparente

falta de coherencia se puede explicar, en

parte, porque el copista parece seguir

criterios de puntuación distintos a los

modernos, de manera que, como

veremos al tratar sobre el estilo de la

prosa de Juan López, los puntos marcan

gráficamente segmentos de una escritura

que, a grandes rasgos, responde a una

compositio basada en períodos y cláusulas

con distintos miembros.

8 Los ejemplos van referidos, claro es, a la reproducción del folio 37v que se ofrece en esta misma página.

Esporádicamente aparecen a lo largo del códice otros signos como el punto y raya (fol. 21r, col. a, líns 12 y 21) o el signo de cierre de interrogación (fol. 223v, col. a, líns. 14 y 30).

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FECHA DE REDACCIÓN Y COPIA

Fray Juan López no pudo redactar su Libro de las historias de nuestra Señora antes de

1454, porque solo a partir de ese año doña Leonor Pimentel, a quien dirige la obra, pasa a

ser condesa de Plasencia, que es el título con el que aparece citada en casi todas las

rúbricas, tras su matrimonio con don Álvaro de Zúñiga1. Tampoco se pudo escribir

después de 1479, año en que muere el propio fraile. De hecho, en el folio 211v se cita a

Alonso Carrillo como Arzobispo de Toledo, por lo que no podemos salirnos de los

márgenes de su arzobispado, esto es, el período que va del año 1446 al año 1482.

Algunos datos externos e internos nos pueden ayudar a situar con más precisión la

fecha de composición de la obra. Un primer dato externo nos proporciona una fecha ante

quem. Se trata de un inventario de 1468 de los libros de la Condesa que ya parece

consignar la obra, aunque no con un título reconocible2. Encontramos un segundo dato

en el propio prólogo del Libro de las historias cuando Juan López pone su obra al servicio

de la «floresçiente e resplandesçiente moçedat» de la Condesa, por lo que debemos

suponer que su redacción coincide con los primeros años de doña Leonor como Condesa,

es decir, poco después de 1454. Con estos dos nuevos datos podemos situar la obra entre

1454 y 1468.

El dato, quizá, más revelador para precisar la fecha de redacción lo encontramos

también dentro de la propia obra cuando la Virgen comenta a la Condesa cómo las amas

de palacio crían a su hijo. El comentario no hace referencia a una actividad del pasado,

sino que se refiere con el uso del presente verbal al aquí y al ahora de las tareas propias de

la crianza de un recién nacido:

Bien miras cómo las amas de tu fijo traen en torno aquellas manos: agora lo enbuelven, agoran lo desenbuelven, ya lo buelven ya lo rebuelven, agora le tratan, agora le arrollan, agora le dan la leche, etc.3.

1 Lo demuestra una cédula dada por Enrique IV en 1461 donde confirma la validez del casamiento hecho en vida

de Juan II; cf. Jiménez Moreno 2004, 17n. 2 Más abajo nos ocuparemos del documento, que se encuentra en el AHN, Osuna 216/6-2. El caso es que en este

inventario aparece el siguiente ítem: «Otro libro, con coberturas de cuero morado, y encima un lienzo que hizo Cómo la duquesa aparta de sí todos los instrumentos y placeres», que muestra muchas coincidencias con la primera rúbrica del Libro de las historias: «Cómo la Condessa aparta de sí todos los estruendos que le pueden enpedir su intento» (fol. 2r); véase una transcripción del documento así como algunas consideraciones en Jiménez Moreno 2004, 35-36.

3 El comentario puede leerse en el fol. 24r.

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Si tenemos en cuenta que el único hijo varón de doña Leonor, el que fuera

arzobispo de Sevilla Juan de Zúñiga, nace en Plasencia en 1465, podemos concluir que la

obra debió de redactarse entre los años 1465 y 1468.

Por lo que se refiere a la copia manuscrita, podemos datarla en el último tercio del

siglo XV o, como mucho, en los primeros años de la centuria siguiente. Por un lado,

aunque el personaje de la Condesa siempre aparece con tal título, en tres ocasiones se la

nombra con el título de duquesa4. Lo más seguro es que esta leve vacilación nos esté

indicando que el copista a veces se deja llevar por el título nobiliario que doña Leonor

posee en el momento de la copia. Teniendo en cuenta que Álvaro de Zúñiga y Leonor

Pimentel son confirmados por el rey Enrique IV como señores de Plasencia con el título

de duques en 1469, la copia tendría que ser posterior a esta fecha. Si estamos en lo cierto y

esta vacilación en el título es imputable al copista y no a la redacción original del autor, lo

más seguro es que el acto de copia se realizara aún en vida de doña Leonor, es decir, antes

de 14865.

A este dato se añade el hecho de que la filigrana del papel utilizada es semejante a

la número 11154 del catálogo de Briquet, que sitúa entre los años 1479-1484, o a la que

hace el número 11165, que ya es de 1505.

Por lo demás, sus rasgos lingüísticos no nos ayudan a precisar cronológicamente la

fecha de copia, pues, como ocurre en muchos textos de la segunda mitad del siglo XV,

conviven rasgos divergentes, además de que no es posible saber si una determinada

solución fonética o morfológica ya estaba en la redacción original o si la ha introducido el

copista. En líneas generales, encontramos algunos rasgos lingüísticos más o menos

estables6 junto a otros que muestran vacilaciones características del período7.

En líneas generales y con muchas precauciones, podemos decir que los rasgos

lingüísticos apuntan a una fecha de copia no muy lejana a la de su redacción.

4 Concretamente en los folios 78v, 130v y 196v. 5 Parece confirmarse, por tanto, lo que apuntábamos más arriba: como en el caso de los Evangelios moralizados,

algunos años después de su redacción, una obra de Juan López, en este caso con todo el aspecto de estar pensada para una lectura privada, aún despertaba el suficiente interés como para que alguien encargara una copia manuscrita.

6 Por ejemplo, solo existen finales en –illo o la forma verbal soys frente a sodes; apenas hay vacilaciones en el timbre de vocales átonas, predominan las formas gelo, gela, el verbo só frente a soy o el pronombre átono vos frente a os para el tratamiento de cortesía y la segunda persona del plural.

7 Así, frente a la conservación de la f- etimológica, encontramos algunos casos de h- en formas de los verbos hablar o hacer, en algunas palabras como hijo, hacha, heces y, sobre todo, henbra; junto a los finales de palabras en –t, encontramos formas con –d; alternan diminutivos en –ito, –illo y –uelo; las terminaciones verbales de segunda persona del plural en –áis, –éis alternan con las formas –ades, –edes; otro tanto ocurre entre las formas analíticas y sintéticas en los futuros y condicionales.

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TÍTULO

Desde el prólogo Juan López anuncia su intención: «Propuse exarar por estensso

un libro, más provechoso que graçioso, en el qual acomulase e juntasse las devotíssimas e

santíssimas historias que conprehenden toda la vida de nuestra Señora». Esta declaración

de motivos hace que el tejuelo de la encuadernación decimonónica intitule la obra como

Historia de nuestra Señora y, posteriormente, el dorador del estuche se decida por Vida de

nuestra Señora. El padre Alonso Getino, al editar las dos primeras partes, prefiere centrarse

solo en los dos momentos de la vida de María: Concepción y nascencia.

Parece claro que el título del tejuelo parte del término «historia» que aparece en el

prólogo. Sin embargo, al leer con cierto detenimiento la obra, comprobamos que carece

casi por completo de partes narrativas. No es un relato mariano, de hecho ni siquiera es

un relato sino más bien un diálogo. A través de ese diálogo, además, no se desarrollan

narrativamente los distintos momentos que componen la vida de la Virgen María, al modo

de los capítulos a ella dedicados, por ejemplo, en la Vita Christi de sor Isabel de Villena.

Es momento de ir adelantando algo de lo que nos vamos a encontrar en esta obra.

Al poco de comenzar leemos la siguiente rúbrica: «Capítulo octavo. Cómo a la gloriosa

Virgen pide la devota Condesa que le quiera demostrar la verdadera declaraçión de las

fiestas suyas» (fol. 5r). Y a continuación la Condesa concreta más su afán:

Muy alta Señora mía, por quanto yo he deseo de me ocupar en lecçiones de libro e escriptura que fagan espressamente de vuestra santíssima e singular persona mençión, plégavos por vuestra puríssima virginidat de me enformar de las cosas que oyo de vuestra grandeza a todos dezir (fol. 5r).

Desde el principio, por tanto, se hace explícito que Juan López no quiere narrar una

versión de la vida de María sino que la obra va a ir por otro camino, como iremos viendo.

Entonces hay que preguntarse qué sentido tiene la palabra «historia», que se repite varias

veces en el prólogo o en las rúbricas iniciales de cada parte16. La respuesta no hay que

buscarla en el sentido actual de la palabra, el narrativo, sino en un sentido más visual, en el

mismo que entendemos cuando decimos hoy que un códice está historiado17, lo que

quiere decirnos Juan López es que su obra va a ir representando o, como rezaba la rúbrica

16 Por ejemplo: «La quinta historia será de cómo la Virgen parió pública y famosamente» o «Serán estas quatro

historias en la parte segunda del libro», ambas en el fol. 1v. 17 Bustos Tovar 1974, 458: «Estoriado. V. Estoria. Adj. ‘decorado con representaciones de hechos históricos o

míticos»; el Diccionario Crítico Etimológico, s.v. historia, documenta el verbo «historiar» hacia 1400 (Corominas & Pascual 1980-1991).

14

anterior, «demostrando» cada uno de los momentos importantes de la vida de María, no

por medio de representaciones gráficas o iluminaciones, sino a través de las palabras18.

Nos topamos con este mismo sentido iconográfico de la palabra «historia» en la

descripción que de un libro de horas de tiempos de los Reyes Católicos aparece en un

documento de compra:

Y luego, adelante, una estoria cómmo está nuestro Señor en la cruz y nuestra Señora al pie de la cruz [...] Y luego, adelante, otra estoria del Espíritu Santo, cómmo vino sobre los apóstolos [...] Y adelante otra estoria del Nasçimiento [...]19.

En un inventario incorporado a un libro de visitas de conventos leemos el término

«estoria» aplicado inequivocamente a cinco ilustraciones de un libro. Bien es verdad que,

al lado, vuelve a aparecer varias veces la misma palabra con su sentido narrativo más

frecuente:

Otrosý, los dichos vesinos pecheros dieron, que conpraron de los dineros de las capellanías, un salterio de pargamino de mano e un libro de la estorya del Nasçimiento de nuestro Señor, con el ofiçio de Semana Santa [...] Otro libro de çinco estorias de una regla de lectura e cantorýa [...] Otro libro de una estoria de san Françisco20.

En fin, como este lugar no es el apropiado para acumular testimonios del término,

me limito a señalar la misma palabra con idéntico sentido aunque en un contexto

completamente distinto al de los documentos de compra y venta. Se trata del Tirant lo

Blanc, o por mejor decir de la traducción castellana de 1511. Cuando Diafebus refiere al

conde Guillén de Varoyque las fiestas y celebraciones de la corte inglesa, describe una

impresionante roca artificial que, una vez abierta, da paso a un patio adornado. Es en esta

descripción cuando volvemos a encontrar el término «ystoria» en su sentido visual, que,

por cierto, parece necesitar de una pequeña aclaración:

Acabando la Reyna su humilde suplicación, súbitamente con un gran trueno se abrió la puerta de la roca, y el Rey y la Reyna con todos los estados entramos dentro de un gran patio, todo al derredor

18 En este sentido me parece significativo el verbo «exarar» que, como acabamos de ver, utiliza Juan López al

principio de su obra. Es voz normal en portugués, pero muy poco frecuente en castellano; según el Diccionario de Autoridades exarar significa «esculpir, grabar con punta de hierro en bronce, mármol o piedra, alguna cosa para que sea permanente» (RAE, Diccionario de Autoridades 1732, II, 669). Con este término el autor quiere dejar esculpidas cada una de las fiestas marianas para que la Condesa pueda contemplar cuantas veces quiera su sentido y sus misterios.

19 Cito el documento por Ruiz García 2002, 402; asimismo el término aparece para valorar económicamente las iluminaciones de otro libro de horas: «Apreció Felipe diez y nueve estorias prinçipales a ducado cada una que son VIIUCXXV y medio» (Ruiz García 2002, 403). En la Relación de la dote de don Juan y la princesa Margarita (1496) aparece repetidamente el término «historia» como sinónimo de dibujo: «Mas dos paños ricos con mucho oro, de la historia de Alexandre: tiene sesenta e tres anas e media cada uno. Mas dos paños de la historia de las Santas Mujeres: tienen quarenta e ocho anas cada uno. Mas un paño de la historia de Alexandre: tiene quarenta e ocho anas. Mas un paño de la historia de Josue: tiene sesenta e quatro anas. Mas tres paños del Credo: tienen ochenta e dos anas cada uno» (cito por RAE, Banco de datos CORDE [en línea], Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [25-02-2008].

20 Cito por la transcripción de Cátedra 2005, 95 y 96; se trata de los ítems numerados como [4-5], [13] y [39].

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entoldado de paños de ras, labrados de oro y de seda y de hilo de plata de diversas ystorias, las ymágines fechas por arte de sotil arteficio21.

Es obvio que el significado del sustantivo «estoria» o «historia» en los textos

castellanos medievales es muchas veces equivalente al actual de narración de hechos

pasados22. Pero en el Libro de las historias de nuestra Señora o en documentos donde, por

motivos normalmente económicos, se pone de relieve el valor de las ilustraciones y

figuras de un libro, el sustantivo recibe el significado del sintagma «libro historiado», que

según el Tesoro de Covarrubias, «se dize comúnmente el que tiene algunas figuras en

dibuxo o estampa, que responden con la escritura»23. Si bien el sustantivo «estoria» es

muy poco frecuente con este significado, el verbo o el adjetivo no lo son. Lo que resulta

más novedoso en esta obra de Juan López es la aplicación de la palabra «historia» a una

representación con palabras –que no con figuras o dibujos– de las escenas más

importantes en la vida de María.

Hasta aquí llega todo lo que la propia obra es capaz de indicarnos acerca de su

naturaleza y, por extensión, de su título. Ahora se hace necesario cruzar esta información

interna con un dato externo. En un inventario de fondos de la Biblioteca de la Catedral de

Salamanca de 1553 aparece el siguiente ítem entre los libros que se guardan en el banco

noveno: «Primera Festival de nuestra Señora. Com., A la muy ilustre. Acaba, oviere»24. La

fórmula para la dedicatoria es tan genérica que quizá solo se trate de una coincidencia con

el comienzo de cualquier otra obra, pero varios factores me hacen suponer que se trata de

nuestro Libro de las historias de nuestra Señora. De entrada, ese comienzo coincide

exactamente con el de la obra de Juan López; además el ítem se encuentra en el «nono

banco» junto a otras obras del propio fraile dominico; y por último el título con el que se

consigna encaja en el contenido de su obra: «Festival de nuestra Señora», esto es, un libro

que recoge las fiestas marianas. De hecho, el término «fiesta» aparece constantemente para

referirse no solo a las celebraciones litúrgicas marianas sino a las distintas partes de la

obra. Por ejemplo, en la segunda parte que trata de su nacimiento, María se refiere de

pasada a su prima Isabel:

21 Los cinco libros del esforçado e invencible cavallero Tirante el Blanco, I, 46 (ed. Riquer 1974, I, 148, líns. 20-26). 22 El mismo Juan López en su Libro de las historias utiliza el término en este sentido con frecuencia, por ejemplo:

«Sestamente, los santos apóstolos guardaron esta çerimonia, como se lee en sus historias» (fol. 203v). 23 Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española (ed. Riquer 1989, 692a, líns. 61-65). 24 Marcos 1961, 300.

16

E sabe que subí para la visitar e saludar e ministrar e servir fasta que pariesse e buena la dexasse. E, porque en la fiesta quarta mía –que será desta Visitación– te fablaré más largo, no me deterné en esta partezilla, mas solo apunté cómo por esta parte por el Evangelio só nonbrada María. (fol. 68v)25. Si las distintas fiestas marianas marcan la estructura general de la obra, del oficio se

extraen bastantes lecturas, antífonas o himnos. Así, en la edición del texto se ha intentado

rastrear, hasta donde ha sido posible, la presencia del breviario, sin embargo la tarea a

veces ha resultado complicada pues Juan López más que buscar la precisión de la cita

latina –como hace, por ejemplo, en sus Evangelios moralizados por ir dirigidos a otros

religiosos que van a utilizar sus piezas– incorpora algunas partes del breviario de memoria,

siempre en romance, sin señalar la fuente y sin propósito de exactitud26.

Volviendo al testimonio del inventario catedralicio, se pueden extraer dos

conclusiones más. En primer lugar, el éxplicit de la obra no coincide con el de la copia

manuscrita que conservamos, por lo que cabe deducir que el códice actual es distinto al

que aparecía en la Catedral de Salamanca, lo que corrobora una circulación manuscrita de

esta pieza mayor de la que permite pensar la existencia de un solo códice27. En segundo

lugar, el ordinal «Primera» nos viene a confirmar que existió una segunda parte, tal y como

anunciaba el prólogo. Quizá, sin salirnos de este mismo inventario, podamos encontrar

ese segundo volumen en otro ítem que, aunque se encuentra junto a obras latinas en el

octavo banco, está escrito en castellano, como lo confirman sus datos: «Festiva Virginis

Mariae. Com., Muy clara. Acaba, La historia»28.

En resumen, el término historia no debe entenderse en sentido narrativo sino

iconográfico. Así, cada una de las historias que componen el volumen conservado se

centra en la explicación y exaltación de una fiesta mariana; sin embargo, como se puede

comprobar en una lectura somera, la obra es algo más que un devocionario de las fiestas,

muy lejano de la simplicidad de unas Horas de nuestra Señora, por muy proteico que resulte

25 Otras menciones del término: «Mas por quanto esto pertenesçe a la mi terçera fiesta no alargo la respuesta.» (fol.

32r); «Las semillas e aromáticas espeçias e flores odorosas las oyrás en la fiesta terçera mía, e otras cosas que callo aquí» (fol. 39v); «Así, yo mesma, en la segunda fiesta mía, de la Encarnaçión» (fol. 65v); «La fiesta de oy» (fol. 161r).

26 Solo a veces la Virgen anuncia alguna antífona con un genérico «así me canta la Iglesia». He manejado dos breviarios dominicos. El primero es un ejemplar incunable en 8º sin numerar e incompleto por el final; he consultado el que custodia la Biblioteca Nacional de Madrid con la signatura R/31913; aunque en la ficha de la propia Biblioteca aparece sin año, en el fol. 7r se registra el año 1497; se consigna con el título: «Incipit breuiarium secundum morem ordinis sacratisssimi fratrum predicatorum». Además también he consultado un ejemplar del Breviarium secundum consuetudiem fratrum ordinis Prædicatorum iuxta acta Capituli generalis Salmanticensis nuper reformatum, s.a., pero del siglo XVI, que se encuentra también en la Biblioteca Nacional de Madrid con la signatura 3/48154.

27 La forma «hoviere» solo aparece una vez en toda la obra, en el folio 225v, el penúltimo según la numeración del códice. Pero, como vimos, hay un error en la encuadernación por lo que en realidad ese folio es, según el sentido del texto, el antepenúltimo. Poco importa la colocación de ese folio, lo que ahora nos interesa es que la pieza del inventario catedralicio termina en un punto distinto al del códice conservado.

28 Marcos 1961, pág. 299.

17

el género29. Es verdad que las distintas fiestas marianas condicionan la estructura de toda

la obra. Pero desde el principio hasta el final nos encontramos con dos ingredientes que lo

alejan de la consideración de un simple libro de rezo: primero, su forma dialogada, que es

la que va generando los distintos asuntos tratados; segundo, el contenido doctrinal que en

paralelo al devocional integran la obra. Dado que el propio Juan López concibe la obra

como un libro e incluso emplea el término tanto en el prólogo como en el colofón que

cierra la primera parte30, el título que proponemos para la obra es el de Libro de las historias

de nuestra Señora.

CRITERIOS DE LA EDICIÓN

Como criterio general de esta edición se respetan ciertas particularidades gráficas

del manuscrito, aunque, acordemente con las normas del CiLengua, se han realizado

algunas modificaciones:

1. Se ha modernizado el uso de mayúsculas y minúsculas así como el de los signos

de puntuación y separación de párrafo.

2. Se han regularizado las grafías u e i con valor consonántico como v y j,

respectivamente; del mismo modo, los casos de grafías v y j vocálicas se transcriben como

u e i.

3. Se ha simplificado los grupos consonántico -nrr- y -srr- en -nr- y -sr-,

respectivamente.

4. Se han desarrollado las abreviaturas; en el caso de la abreviatura del sonido nasal

ante consonante bilabial se ha optado por la grafía n por ser la más frecuente en el texto

cuando aparece.

5. Se mantienen los grupos dello, dellos, dellas, desto, destos, destas..., pero separo dela.

La forma aglomerada del cuando interviene el pronombre la resuelvo como d’él.

6. Mantengo el grupo quel (que seguido del artículo); sin embargo separo el grupo

con pronombre (qu’él).

7. Utilizo corchetes cuando reconstruyo o supongo un segmento de texto que falta

o está ilegible.

29 Ruiz García 2002 págs. 390-391: «La falta de aplicación de un criterio común favoreció que proliferasen las

variantes en la composición de tales libros [...]. La práctica exigía la posesión de un libro que contuviese el complejo plan de rezos diarios».

30 «Acábasse la historia de la conçepçión del Fijo de Dios e, por conseguiente, el primero libro o volumen» (fol. 211r).

18

8. Repongo la cedilla, sin más indicación, en los casos en los que falta.

9. Unifico las terminaciones alternantes -em/-en de algunas palabras

(virgem/virgen, siguem/siguen), optando, sin otra indicación, por la forma que finalmente

se ha impuesto, que además es la más frecuente en el manuscrito; respeto, sin embargo, la

alternancia en los nombres propios (Jherusalem, Moysem) o en los latinismos (ítem),

donde lo más frecuente es la terminación -em.

19

SEGUNDA PARTE

_________

EDICIÓN DEL LIBRO DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA SEÑORA

20

PRÓLOGO E HISTORIA DE LA CONCEPCIÓN

21

PRÓLOGO DEL AUCTOR A LA SEÑORA CONDESA

la muy illustre e muy exçellente señora, mi sobre señora doña Leonor Pimentel,

muy magnífica condessa de Plazençia. El muy humillde capellán e inútile orador

e indigno oydor de vuestras tan provechosas como virtuosas confessiones, fray

Juan López de Salamanca, el indigno religioso de la Orden de los frayles predicadores,

después de besadas las tan famosas como generosas manos de vuestra señoría con

aquellas çerimonias que devo, salud e paz e buena ventura.

Mirando e contenplando, muy alta señora mía, con actento acatamiento e ojos

çircunspectos los aferes caridosos e diligentes actos, e los eçerçiçios de continuo e

serviçios por cabo devotos que a nuestro Señor e a la santíssima Virgen e castíssima

Madre suya ofresçe vuestra devotíssima humilldat, e espeçialmente e sobre todo en la

solempníssimas fiestas de Fijo e Madre, desseando promover vuestra floresçiente e

resplandesçiente moçedat, tanto de virtudes e graçias adornada quanto de preminençias e

prerrogativas ya guarnida, a costunbres e usos más intensos, a secreta e pública devoçión,

e a deseos e apetitos de más íntima afecçión, a devotos afectos e conatos de más cendrada

devoçión, de los quales así virtuosos como graciosos motivos conçibiendo osadía,

propuse exarar por estensso un libro, más provechoso que graçioso, en el qual acomulase

e juntasse las devotíssimas e santíssimas historias que conprehenden toda la vida de

nuestra Señora:

La primera, cómo fue conçebida miraglosamente; |[1v]

la segunda, cómo fue nasçida santa e pura e poderosamente;

la terçera, cómo conçebió alta e poderosamente;

la quarta, cómo visitó a la prima presta e gozosamente.

Aquestas quatro comprehenderán la parte primera en un volumen.

La quinta historia será de cómo la virgen parió pública e famosamente;

la sesta, cómo lo ofresçió devota e humilldosamente;

la séptima, de cómo el Fijo la resçibió en cuerpo e alma muy honrosamente;

la octava, de las nieves, por qué nevó en agosto maravillosamente.

Serán estas quatro historias en la parte segunda del libro e volumen segundo1. Será

la escripta lectura por manera de fabla entre dos perssonas de sexu feminino, de las quales

1 Juan López no solo se hace responsable del texto, sino también de su disposición material a lo largo de dos

volúmenes, de los que solo se ha conservado uno, que ni siquiera cumple por entero el plan que acaba de proponer.

A

22

la una pregunta como disçípula afectuosa de aprender, la otra, como maestra ganosa de

enseñar e responder.

E van escriptas de estilo rudo e grossero como de tartamudo e sciolo en la

eloqüençia de las flores. En las quales historias puse algunas notas próximas e vezinas a

piadosa devoçión, agenas e muy extrañas de inpía elaçión, las quales de grado sufrirán

cathólica emienda, e del todo resurtirán2 de la depravada e herética contienda3.

Pues resçiba la potentíssima diestra de vuestra exçellente señoría el párvulo e

pobre presente de las humilldes manos del frayle mendigo e predicador. E mírelo vuestra

alteza e léalo una vez siquiera vuestra devotíssima nobleza por deporte alegre e gozoso,

fablando en el retrete con la Madre del Gloriosíssimo, el qual con la Madre vos lieven a la

gloria e vos asienten a la su diestra.4 Amén. |[2r]

CAPÍTULO II5

CÓMO LA CONDESSA APARTA DE SÍ TODOS ESTRUENDOS QUE LE

PUEDEN ENPEDIR SU INTENTO

Parientas mías ni otras señoras de mi estado ya non me fatiguen con sus fablillas

mundanas; oyré las dulçes departiçiones de la Madre de mi Criador. Ni me ocupen las

dueñas de mi palaçio con sus consejuelas profanas; escucharé las muy sabrosas razones de

la Genitrix de mi Redentor. Ni me empidan las6 donzellas e otras de mi estrado con

patrañuelas vazías e vanas; entenderé en las provechosas e útiles enformaçiones de la

Criante del mi Salvador.

Partidvos de mí, negoçios de mi señoría, e fablaré con la Señora de todo el

mundo. Arredradvos de mí, estruendo de la casa mía, e razonaré con la gloriosa Reyna del

çielo. Huid de mí, gragidos e ruydos de la cámara mía, e fablaré con la de los ángeles

grand Prinçesa. ¡O, quién me diesse alas de águila en mis braços e de paloma en mis pies

para que yo bolasse con aquella que sola es una e singular sin segunda, que no tiene par!7

2 En el original, refurtiran. 3 Aquí Juan López se aproxima más a lo que verdaderamente será su obra: no tanto una historia entendida como

narración de hechos sobre la vida de la Virgen, cuanto un relación de todos los misterios, doctrinas y motivos devotos relacionados con la figura de María, de ahí sus prevenciones ante lo que podía ser considerado como juicios al margen de la ortodoxia cristiana.

4 De estas últimas frases se desprende que Juan López no solo dedica el libro a doña Leonor Pimentel sino que lo ha escrito pensando en su lectura privada y meditación por parte de su mentora.

5 Faltan tanto la rúbrica del título de esta primera parte como la rúbrica del capítulo I. 6 En el original, lan. 7 Se encuentra este afán por el aislamiento y el silencio para favorecer la lectura y la meditación en otras obras de

espiritualidad, no necesariamente vinculadas a la devotio moderna; así Teresa de Cartagena al principio de su Arboleda de los

23

CAPÍTULO III

CÓMO LA CONDESA INVOCA A LA GLORIOSA VIRGEN MARÍA

¡O , muy alta Señora mía, e cómo te fablaré sola allí donde el Padre, por te ensalçar, te

asienta en silla muy poderosa, el qual Fijo, por te honrar, te corona de guirlanda preçiosa,

el Spíritu Santo, por te decorar, te adoba de vestidura gloriosa? ¿Cómo te fallaré sola, o

gloria mía e mi dulçe vida, donde ángeles e arcángeles de continuo cançionan; donde

loada eres de prinçipados e potestades; donde te bendizen virtudes e señorías; donde los

cherubines çitarizan e armonizan los serafines? ¿Cómo te fallaré, o mi sobre Señora, sola

donde profetas |[2v] e patriarcas, te saludando, son gozosos; donde apóstolos padres

nuestros e los veros evangelistas, te bendiziendo, son alegres; donde mártires e doctores te

glorifican plazenteros; donde niños e vírgines con bayles e danças a ti loan; donde los

bienaventurados todos postrados te adoran?

Ciertamente tú sola eres la que a Dios de carne vestiste; tú eres sola la que a Dios

e hombre pariste; tú sola eres la que pariendo virgen quedaste; tú eres sola la que, virgen,

del çielo leche cobraste, de la qual al Çevo çevaste; tú sola eres la que virgen e madre

duraste; tú sola eres aquella e una que sobre los ángeles tienes tribuna en cuerpo e ánima,

ya de consuna vives e reynas por todos los siglos.

CAPÍTULO QUARTO

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SALUDA A LA REYNA DEL ÇIELO

Salve, Reina Madre de misericordia, vida, dulçura e esperança mía. Salve. Yo clamo a ti

como desterrada e fija de Eva. Yo a ti sospiro en este valle de lloro. De los fieros leones e

honças sobervias fuyo a ti, como a firme guarda mía. De las tenpestades e tormentos a

enfermos llega a alegrarse de su sordera diciendo: «Por çierto, grand prouecho deuen [hazer] estas palabras por las quales oyrán plaziendo a Dios de asý quitar todos los ynpedimientos y estoruos. Ya soy apartada de las bozes humanas, pues mis orejas no las pueden oýr» (ed. Hutton 1967, 43).

24

varas8 corro a ti, mi casa fuerte guarnida. De los ossos e lobos golosos e suzios, tenblosa

vengo a ti, mi torre de fortaleza, enhestada e erguida9.

No me presento, muy alta Señora, al trono de vuestra muy grand dignidad, mas a

la silla10 graçiosa de vuestra muy pía benignidat. Ni me presento como loadora, ca só muy

grand pecadora, e no es espeçiosa la loança en la boca del pecador11; ca, puesto e otorgado

que mis poros fuessen bocas e lenguas los mis cabellos, más loarían callando que loores te

cantando: segúnd los modos humanos en respecto de los çielos, callando te loamos e

loando injuriamos. |[3r]

Pues ¿qué haré, Señora muy buena? ¿Callaré loando o loaré callando? ¿Querré, si

plaze a ti, loar humillmente e callar cuerdamente? ¿Fablaré de las fiestas tuyas que

solemnizan los tus servidores e callaré los secretos de que callaron los sanctos doctores?

Hablar de tus loores es a mí grand afecçión; departir de tus virtudes es a mí consolaçión;

contar de tus altas dignidades es a mí delectaçión; relatar de tus festivas solemnidades élo

yo por muy santa e grand devoçión. Si pensar de ti es sentido consumado, quánto en más

grado será perfecto e acabado hablar e obrar aquello que plaze a ti. La memoria de tu

digníssima alteza e la recordaçión de tu altíssima dignidat hecha es como mezcla de

perfumes e mixtura de olores por arte de alatares; en toda boca se adulçerá, como el

açúcar, la memoria del tu nonbre e así sonará en lenguas de relatantes como la harpa en el

conbite. Señora mía, el nonbre tuyo memorial es tuyo en deseo santo del alma mía; de ti

me acordaré todos los días que biviere; de ti, o Graçiosa, hablaré todos los meses de mi

tiempo; a tu honor conversaré todos los años de mi vida.

CAPÍTULO QUINTO

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESÇIBIÓ A LA DEVOTA CONDESA

En hora buena veniste; en punto próspero allegaste; paçífica sea tu venida. En angustias

es puesta la tu alma e arde del todo tu spíritu. Tu angustia del ánimo te posee, angustia del

alma te aflige; de males eres çercada e [de] coytas çircundada; congoxada de miserias;

conclusa de adversidades. Jamás a ninguno mal feziste; a ninguno enpeçiste; a ninguno

contrariaste; a ninguno calupniaste; a ninguno conturbaste; a todos aprovechaste; |[3v] de

8 Descarto que se trate del adjetivo avaro porque su aparición en textos anteriores al siglo XVI es muy rara y, sobre

todo, porque tal y como aparece no encaja con el sentido de la frase. Me inclino más por pensar que se trata de la expresión «correr a varas», es decir, la condesa se refugia bajo el amparo, la vara, de la Virgen.

9 Interlineado er. 10 A continuación tachado de. 11 Eccli 15, 9: «Non est speciosa laus in ore peccatoris».

25

ninguno retraýste e todos escrimen dientes bravos contra ti; todos con ojos torvos ya los

guiñan contra ti; todos te asechan; todos dañan tus bienes; todos esculcan tus palabras; tu

bien dizen ser mal; tu dulçura, amargura; tu cordura, ser locura; tu luz, ser tenebrura; tu

claridat, oscuridat; tu piedat, ser vanidat. E lo que te más enoja e agramente te congoxa,

que a la muerte te aflige, que ninguno es por ti, ninguno te da ayuda, ninguno te escusa,

ninguno por ti responde, ningu[n]o habla por ti, ninguno pugna por ti.

Mas tú, devota Condessa, acuérdate de tu Criador, ave memoria de tu Conditor,

pues que d’Él eres criada e hecha. Conosce a ti mesma e a quien te crió. Sabe por qué eras

constituyda, para qué estableçida, por qué condiçión eres criada e cómo fueste

engendrada. Guárdale entera fe, lealtad entrega, derecha fe, firme fe, toda tu fiuza, toda tu

esperança12 sea por Él e en Él e a Él. Guárdate de [que] ninguna doctrina falsa te engañe;

ninguna falsa seta te dañe. Ama a Dios por sí solo e al próximo en Él e al enemigo por

amor d’Él. Faz abstinençia de todo aquello que la ley vieda, e piensa e fabla e obra aquello

que la ley manda. A las virtudes tuyas no mezcles algúnd mal, ca muchos bienes por un

solo mal se pierden. En lo que delecta al cuerpo, no declines tu espíritu a la carnal

delectaçión; nunca le des consensu. Enfrena tu mente del apetito malo. Conserva tu alma

de todo malo pensamiento. Sea tu alma pura, no moren en ella torpes e viles

pensamientos, ca Dios juzga los pensamientos e no examina al cuerpo solo, mas juzga los

pensamientos del alma. Nunca te nozirá ninguna adversidad si en ti no reyna alguna

maldad. Purga las iniquidades si |[4r] quieres vençer las adversidades. ¿Qué cosa te podrá

enpesçer si amares la virtud que te puede guareçer?

CAPÍTULO VIº

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA OTORGA LO QUE LA VIRGEN DIXO

E LE SUPLICA QUE LA INFORME

Gloriosa Señora mía, así es como dize tu alteza, así es como afirma tu grandeza,

veramente así [es] como sentençia tu nobleza. Señora prudente sobre todas las vírgines,

discreta sobre todas las henbras, sabia sobre todas las mugeres, tú me guía cómo ande, tú

me enseña cómo fable, tú me doctrina cómo piense. Dame regla cómo rija mi coraçón,

cómo mesure mi razón, cómo ordene mi conversaçión. Esto es lo que yo quiero, esto

codiçio, esto deseo. Lo que ordenares, a esso estaré; lo que me aconsejares, eso escogeré;

lo que tú mandares, todo lo conpliré.

12 Repetido toda tu esperança.

26

CAPÍTULO VIIº

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DA DOCTRINA A LA SU DEVOTA CONDESSA

Lança de tu coraçón pensamientos curiosos; arriedra de tu ánimo pensamientos

maliçiosos; alança de tu alma pensamientos deliçiosos. Como los vieres venir, enpiéçalos a

resistir; çierra tus entrañas, no los quieras reçebir ni que entren consentir. Si los dexares

entrar, creas que te batirán; çierta seas que luego te ligarán e áyaslo por firme que te

captivarán. E serás esclava e serás captiva de tantos serviçios de quantos fueres esclava

pecados e viçios.

Desdeñe tu voluntad desseos seglares; aborrezca tu voluntad apetitos carnales;

esquiva con todas fuerças deleytes corporales. Tu coraçón piense en el poderoso Dios

cómo crió las cosas de nada. Piensa cómo es sabio e relunbroso por la orde- |[4v] nança de

sus criaturas; piensa en Dios cómo es tan fermoso por las resplandores de sus fechuras.

Piensa13 cómo [es] grandíssimo Dios por las grandias14 de los çielos, e cómo es altíssimo

por las alturas de los signos, cómo es liberal e largo Señor por sus muy largos benefiçios.

Hable tu lengua loores de Dios; del próximo tuyo, buenos consejos; e fable de ti

tus actos sobrios en la confesión. Guarda tu lengua de murmuraçiones, de mal testimonio

e infamaçiones. Guárdate de fablar engaños así con los tuyos como con los estraños. No

mentirás a Dios ni mentirás al marido; no faltarás al amigo ni mentirás a tu enemigo;

fablarás con todos verdat e guarte del todo de falsedat.

Andarás entre la gente humillmente como penitente amargosa como los hijos de

Israel a pie seco andodieron por el mar Bermejo. Andarás no doblada15, mas sinplemente

por derecha intençión; ca el que anda sinplemente, anda con confiança. Andarás con fiuza

por buena esperança e andarás con David por medio de las tiniebras e de la sonbra de la

muerte16; e será Dios contigo, ni temerás los males.

Sea tu conversaçión sin ofenssa de tu Dios e sin querella del tu hermano por que

el spíritu tuyo en el terrible Juyzio del día espantoso aparezca seguro. Sienpre sey acuçiosa,

sienpre actuosa; no seas oçiosa, no serás viçiosa. La huerta que no se labra selvas e çarças

cría; la tierra que no se ara espinas e cardos lança; el agua estantía renacuajos e ranas cría e

otros gusanos torpes.

13 piense. 14 Así en el original, quizá se trate de una mala lectura del copista. 15 Repetido y tachado andaras no dobla. 16 Ps 106, 10: «Sedentes in tenebris et umbra mortis».

27

El lavor e el trabajo no da lugar que nasçen los viçios. La oçiosidat no es sino arca

de pecados e dehesa de los viçios. En la pereza renascen los viçios e retoñesçen; en ella

floresçan las delectaçiones e frudesçen torpes operaçiones. Usa la |[5r] rueca, menea el

aspa, puebla el dechado, exerçita el bastidor. Escogerás tienpo en que leas e horas çiertas

en que contenples lo que leýste, e momentos señala en que fagas lo que estudiaste. Abre

tus libros, conpón tus estudios. Tu oraçión sea devota e cabo de lecçión. E tu lecçión sea

intenta e cabo de tu oraçión. Sea reposo de tu oraçión la lecçión; e de la lecçión sea

descanso tu oraçión. Si mis consejos tomares, todos los viçios aborreçerás, las injurias

resçibidas perdonarás e las que fezieres reconçiliarás, e tus piedades continuarás.

CAPÍTULO OCTAVO

CÓMO A LA GLORIOSA VIRGEN PIDE LA DEVOTA CONDESA

QUE LE QUIERA DEMOSTRAR LA VERDADERA

DECLARAÇIÓN DE LAS FIESTAS SUYAS.

O bienaventurada e gloriosa Señora mía, bendiçión, honor e loor, sabidoría e virtud,

graçias e gloria sean a la vuestra santíssima Magestad, que así quesistes e por bien ovistes

de alunbrar mi entendimiento e esforçar mi afecto e vigorar mi efecto, por que yo

sopiesse cómo yo deva al mi Señor e Fijo vuestro seguir, e a vos, mi Sobreseñora, servir.

Muy alta Señora mía, por quanto yo he deseo de me ocupar en lecçiones de libro e

escriptura que fagan espressamente de vuestra santíssima e singular perssona mençión,

plégavos por vuestra puríssima virginidat de me enformar de las cosas que oyo de vuestra

grandeza a todos dezir.

Unos dizen que vuestra persona fue maravillosamente de mañera conçebida; otros

afirman que antes fuestes santa que en el mundo naçida; dizen otros que conçebistes por

la oreja; otro[s] fablan que preñada sobistes montaña muy sobeja; otros dizen que paristes

virgen sin dolor; e otros que al Fijo |[5v] ofresçistes puríssima sin honor; e otros, que

vinistes santíssima sin error; e otros, que nevastes en el agosto con grand calor; otros, que

sobistes entera a los çielos a la bienaventura[n]ça. Estas cosas tan preçiosas son a mí e tan

maravillosas e tan deseosas de saber que en nada tengo oro e plata e piedras preçiosas, en

respeto del saber destas vuestras prerrogativas e dignidades tan esquivas. ¡O mi

sobrebuena, o la mi sobrenoble, o la mi sobrealta Señora! Estas me doctrine, estas me

abeze, estas tan altíssimas exçelençias enseñe a mí, la humillde ançilla vuestra, la devota

esclava vuestra, la desseosa fámula vuestra.

28

CAPÍTULO IXº

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA

DE CÓMO FUE CONÇEBIDA MUCHAS VEZES

Así es como oýstes; verdat es lo que dexiste; çierto es lo que sopiste; así es, así contesçió,

así pasó. El grand Señor en mí fizo grandes cosas, e yo por qualquier dellas magnifico,

glorifico e loo e honro al santo nonbre suyo. O, Condesa virtuosa, pues he bien mirado

que tú eres henbra de buenos deseos, a mí plaze mucho e tengo por bien de satisfazer tus

santos afectos. E fablaré primero de las conçepçiones muchas que ove e maravillosas.

E sepas, Condessa, quel mi Señor me poseyó en prinçipio de sus carreras, esto es,

en prinçipio de sus criaturas. E antes que nada feziesse, de prinçipio sin prinçipio só

ordenada; e de los antiguos, ante que la tierra fuesse fecha; e aún no eran los abismos e ya

era yo conçebida; aún no avían manado las fuentes de las aguas ni aún los montes de

natura pesada eran enhiestos, quando yo era parteada antes de los collados; aún no avía

fecho la tierra e los ríos e los quiciales del çerco de la tierra, quando aparejava los çielos,

|[6r] yo era presente, e quando con çierta ley çercava los fondos abismos, e quando firmava

suso los ayres e pesava las fuentes de las aguas; quando çercava a la mar los términos

suyos e ponía lei a las aguas que propios fines no passasen, quando ponía en peso los

fundamentos de la tierra, con Él era yo, todas cosas conponientes, e me delectava por

todos los días, todo tienpo ant’Él jugando17, jugante en ruedo de la tierra; e mis deleytes

eran ser con los fijos de los honbres. E son bienaventurados los que guardan mis

carreras18.

CAPÍTULO Xº

17 Escribe iuzgando y tacha z. 18 Todo el párrafo traduce Prov 8, 22-32: «Dominus possedit me in initio viarum suarum, antequam quidquam faceret a

principio. Ab æterno ordinata sum, et ex antiquis, antequam terra fieret. Nondum erant abyssi et ego iam concepta eram: necdum fontes auarum eruperant: necdum montes gravi mole constiterant: ante colles ego parturiebar: adhuc terram non fecerat, et flumina, et cardines orbis terræ. Quando præparabat cælos, aderam: quando certa lege et gyro vallabat abyssos: quando æthera firmabat sursum, et librabat fontes aquarum: quando circumdabat mari terminum suum, et legem ponebat aquis, ne transirent fines sus; quando appendebat fundamenta terræ. Cum eo eram cuncta componens: et delectabar per singulos dies, ludens coram eo omni tempore, ludens in orbe terrarum, et deliciæ meæ esse cum filiis hominum. Nunc ergo filii, audite me: Beati qui custodiunt vias meas». Es también una de las lecturas del oficio de la Virgen en el Breviario: Comunne Festorum beatæ Mariæ Virginis, in I Nocturno, Lectio ii.

29

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA PIDE

A LA VIRGEN DECLARACIÓN DE SUS PALABRAS

Mui magnífica mi Señora, las altas razones que oý de vuestra lengua meliflua e sabrosa

no las reçibyó mi alma ni mi coraçón las entendió. E señalaré, si vós deñardeslas oír, unas

seys o siete dellas. Es la primera: «El Señor me poseyó en prinçipio de sus carreras». Aquí

no entiendo qué possessión e qué carreras. La segunda es: «Ordenada só [de] eterno e de

los antiguos antes que la tierra fuesse fecha». No entiendo cómo fuestes ordenada

eternalmente ni sé qué antiguos son aquellos. La terçera es quando vuestra Merçed fabló:

«Aún no eran los abismos e ya yo era conçebida». No pude entender qué abismos son

aquellos ni de quién fuestes conçebida. La quarta, mi grand Señora, es19 aquella: «Ante de

los collados yo era parteada». ¿Quién es aquella que de vos era de parto? La quinta que

dixo vuestra Señoría: «Quando los çielos preparava, allí era yo presente». No pude

çiertamente entender vós ser presente. La sexta es aquella: «Quando los fundamentos

sopesava de la tierra, todas las cosas con Él era conponiente». La séptima fue, Señora,

quando dixo vuestra Merçed que pesava las fuentes de las aguas. |[6v] Vuestra profunda

sabidoría esclarezca mi rudeza e de ygnorante me faga sabia, o Madre de grand saber.

CAPÍTULO XIº

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA DEVOTA CONDESSA

Cerca es de la verdat la perssona que algo dubda, ca dubdar de cada cosa no trae daño,

más faze provecho. E como tú, devota fija e Condessa engeniosa, ayas de mis dichos

dudado algunas cosas, prestamente conoçerás que tus dubdas fueron buenas e te traxieron

provecho.

Mis palabras todas son justas, no ha en ellas cosa prava esso mesmo ni perverssa.

Derechas son a los entendientes e yguales a los que fallan sçiençia. E por tanto resçibe mi

doctrina e no pecunia. E mis doctrinas escoge más que tesoros: mejor te será mi sabidoría

que todas riquezas más preçiosas. Qualquiera cosa que se desea no se le puede conparar.

Mío es el consejo, mía la ygualdat, mía es la prudençia e mía la fortaleza. Por mí los reyes

reynan e los prínçipes inperan. Yo amo a mis amantes. Los que a mí de mañana velaran,

19 En el original, que.

30

luego me fallarán. Mejor es el fruto mío que oro ni piedra preçiosa; e los grumos míos,

más que escogida plata. Yo ando en las carreras de justiçia e ando en medio de las sendas

del juyzio para enriqueçer a los que me aman e les cumpla sus tesoros20. Óeme tú,

Condessa: de cosas grandes te fablaré, de las quales son algunas aquellas de que dudastes.

CAPÍTULO XIIº

CÓMO LA21 GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LO PRIMERO

Sepas, amada fija mía, quanto a lo primero, quel Señor me poseyó de mero e iusto iure

antes que yo fuesse criada como poseýa a sí mesmo, ca entonçe yo era en el Señor una

cosa con |[7r] Él e mi ser era divino. E después desto me produxo de no nada. E después

me aferrojó de sus clavos en la cruz. E después me resçibió por su Fija adoptiva en el

baptismo sagrado. Estas cosas después fechas, eran produtas en ser eterno e divinal. Son

las carreras divinales las criaturas naturales antes de las quales en su natura produta el

Señor me poseýa. Mira cómo el Criador del mundo, todo Señor, me poseyó ante que a las

criaturas en prinçipio las criasse.

CAPÍTULO XIII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE

A LA SEGUNDA DUBDA DE LA CONDESSA

Ýtem, lo segundo22, «de eterno ser ordenada e de antiguos»23 así lo entenderás: todas las

cosas que passan en el tienpo so el çielo son dispuestas e ordenadas por prudençia de

20 De nuevo Juan López pone en boca de María, aunque de forma fragmentaria, la traducción de una de las lectiones

del oficio de la Virgen basada en Prov. 8-21: «Iusti sunt omnes sermones mei, non est in eis pravum quid, neque perversum; recti sunt intelligentibus, et aequi invenientibus scientiam. Accipite disciplinam meam, et non pecuniam; doctrinam magis quam aurum eligite: melior est enim sapientia cunctis pretiosissimis, et omne desiderabile ei non potest comparari [...] Meum est consilium, et æquitas; mea est prudentia, mea est fortitudo. Per me reges regnant, et legum conditores iusta decernunt; per me principes imperant, et potentes decernunt iustitiam. Ego diligentes me diligo, et qui mane vigilant ad me, invenient me. Mecum sunt divitiæ et gloria, opes superbæ et iustitia. Melior est enim fructus meus auro et lapide pretioso, et genimina mea argento electo. In viis iustitiæ ambulo, in medio semitarum iudicii, ut ditem diligentes me, et thesauros eorum repleam» (Comunne Festorum beatæ Mariæ Virginis, in Matutinum, Lectio i).

21 A continuación, pero subpunteado, escrito Condessa. 22 A continuación se.

31

Dios, que alcança de fin a fin e toma de cabo a cabo todas las cosas del mundo. E como

las alcança fuertemente que no se le pueden desasir, así las dispone suavemente e urde que

no se le pueden desordir. Supo el alto Señor Dios que criaría una muger por la qual su

posteridat sería dapñada; e luego proveyó que criaría otra muger por la qual fuesse del

todo reparada. Mira la orden del Señor del prinçipio ya ordida, ordenada e proveýda; ca la

primera fue causa de perdiçión e la segunda fue causa de salvaçión. ¿Quieres oýr las

razones ançianas e los antiguos respetos? Por que los sepas, te los diré.

Mira que fuemos dos mugeres, anbas prinçipios de sus24 siglos. Aquella, del siglo

mundial, e yo del siglo spiritual. Aquella, de la humanidat, e yo fue de la cristiandat.

Aquella çerró las puertas de paraýso, e yo las abrí a todos los que creyessen. Aquella fue

virgen e sobervia, e yo virgen fue humillde. Aquella, altiva, que se quiso ygualar a saber

tanto como Dios; e no contenta |[7v] de las frutas otorgadas, fue comer de las vedadas, a

Dios desobediente, a su menaza no creyente, e a la tentaçión del diablo consentiente, e a

las palabras serpentinas fue crédula prestamente. E de las locas vírgines, la primera miró la

fruta defendida, delectosse en el color; oliéndola delectosse en el suave olor; gostola e

delectose en el sabor della; cobdiçiola, tocola, cortola e comiola e dio della al marido, el

qual por sus instançias e falagos muy espesos, mostrándole la fructa al ojo e dándogela a

oler, rogándole muy inportuna que la quisiesse comer, el qual, por no la enojar, ovo a

comer con ella la fruta ya defendida.

Fecho esto e echando sus culpas con escusas a los otros, el Señor los echó fuera

del plazer en que bivían. E así nos condenaron e desterraron el paraýso. Mas de mis oýdos

avrás estos respetos contrarios, e de aquestas otras opósitas razones: yo en todas las cosas

fue subjecta a los preçeptos de Dios. Conpliendo su voluntad, obedesçiendo su ley, fuy

crédula al buen ángel e a su buena promissión o promessa que me dixo. Guardando mi

virginidat, nunca della me partí, en mi propósito muy firme. Yo no fuerte, mas engendré

buen fructo de bendición, por el qual abrí el Paraýso e traxe a todos salvaçión; así lo

cantan, segúnd lo oes en mis horas, los devotos en la Yglesia: «La puerta de paraýso a

todos por Eva çerrada es, mas por la Virgen María es a todos otra vez magnifestada»25. De

todas estas razones antiguas fuy de eterno ordenada para reparar las caýdas de aquella.

Agora verás e ya sabrás por razones que te dixe de sienpre só ordenada destas antiguas

razones que sabía el Señor.

23 A continuación e espectos. 24 Repetido y subpunteado de sus. 25 Se trata de la antífona del cántico evangélico en laudes para el Común de Santa María Virgen: «Por Eva se

cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos».

32

CAPÍTULO XIIIIº

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA TERÇERA DUBDA

Lo terçero, |[8r] çierta cosa es que los abismos son profundos e obscuros fasta los

infiernos. Aún Dios no avía fecho estos abismos e yo era conçebida en el propósito de

Dios e su firme voluntad.

CAPÍTULO XV

CÓMO LA DEVOTA CONDESA ARGUYE CONTRA ESTO TERÇERO

Mui magnífica Señora e grandíssima Prinçesa mía, si por bien lo oviese vuestra muy alta

Merçed e de mí no se indignasse, segúnd esta razón que dize, yo tanbién fue conçebida

antes de aquessos por razones e respectos ordenados e dispuestos por contrarios a los

vuestros en grand bien, Señora mía, e mucha consolaçión.

Yo fue conçebida que sería çercada e conquistada de mis enemigos, e Dios

conçebió a vos así como a alcáçar e fuerte castillo mío. Yo del Señor fue conçebida que

sería de mis parientes e amigos en mis necessidades desanparada, e a vos concebió para

que fuéssedes esperança mía sin falla. A mí conçebió como a huérfana e pupila e a vos

conçebió que fuéssedes señora, Madre mía. Finalmente conçebió a mí así como una que

avía de passar por todas nesçessidades, e conçebió a vuestra Merçed así como a un acorro

mí[o] de oportunas utilidades.

¿Quién no creerá que antes del mundo fuestes conçebida en la mente divina para

ser en los tiempos futuros, fasta la fin del mundo, muro fuerte de los conquistados,

esperança de los desesperados, consolaçión de los atribulados, de las huérfanas criadora,

de las bihudas defenssora e de los justos consoladora? Vos, guarda de los niños, vigor e

fuerça de los mançebos, acorro por cabo de los viejos; vos, el pregón de los prophetas,

predicaçión de los apóstolos, glorificaçión de los mártires e de las vírgines grand corona.

Conçebió de vos el Señor que seríades virtud de los flacos, salud de los en- |[8v] fermos,

fartura de los fanbrientos e fuente dulçe de los sedientos, e de los desnudos vestidura.

Desd’el prinçipio soys ordenada que fuésedes de los reos sapientíssima advogada.

Perdone vuestra Merçed porque estendí tanto mi fabla.

33

CAPÍTULO XVIº

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE

A LA QUARTA DUDA DE LA SU DEVOTA CONDESSA.

A lo quarto, los abismos eran dos, el uno, corporal en los baxos elementos; el otro,

spiritual ençima de los çielos. Pues Dios me conçebió en el propósito suyo firme ante que

fabricasse çielos e elementos, çierto es que ante fue conçebida que fechos los abismos.

Son los abismos dos: los ángeles sobre el çielo e las fonduras sobre el çentro.

CAPÍTULO XVI[I]

CÓMO LA VIRGEN RESPONDE A LA QUINTA DUBDA

Dexiste más, que no sabías cómo yo era parteada ante que fuessen collados. Deves

saber que el Señor, antes del mundo, conosçió cómo el ángel primero pecaría contra Él

por envidia e argullo, e con él pecarían muchos ángeles sin cuento. Por lo qual cayeron

muchos de cada orden e coro finalmente grand quantía; e fueron tornados diablos e las

sillas del todo dexaron todas vazías. Entonçe nuestro Señor como que loores huvo en

menbrarse de mí que sería yo la madre del su Fijo glorioso, el qual por dolores de su cruz

serían restituydas e reparadas las sillas por los honbres e mugeres escogidos del Señor.

Mira cómo quería parirme quasi doliéndose Aquel que me conçebió ante quel mundo

feziesse ni formasse a los collados.

CAPÍTULO XVII[I]

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA SESTA DUBDA

34

A lo sesto que |[9r] dixiste, quando el Señor crió los cielos, entonçe yo era presente en la

mente divinal, en el saber de su fragua con que fabricó los çielos, sol e luna e las estrellas,

si un alvañil discreto ha de fazer grande yglesia que después guarnesçer deva de ymágines

e santos, en el saber del pedrero son presentes las figuras mientra obra la iglesia que en fin

ha de fazer; así yo era presente en el saber de Dios quando con su grand poder todos los

çielos criava. Si tú quesiesses labrar dos lazos en una almohada, mientra el uno hazías, te

aconpaña el otro en el saber de tu arte; así yo era presente al Señor quando a los çielos

crió.

CAPÍTULO XIX

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA SÉPTIMA DUDA

A lo sétimo, que dudaste çerca de los fundamentos te respondo el muy poderoso Dios

crió el mundo como pella en esta manera e modo; la tierra es como çentro de todo el

mundo, la qual tierra es toda çercada de agua; el agua, çercada de ayre; el ayre, çercado de

fuego, mira quatro elementos çercados uno de otro. El çielo de la luna çerca al fuego, el

de Mercurio, así del Sol, de Mars, de Júpiter, de Saturno, que çerca todos los dichos çercos

al çielo estrellado, çerca a los que ya oýstes, e así de los otros dos. Mira cómo está la tierra

en peso fundada sobre las aguas: no tiene cuerpo en que se funde solamente sino el agua.

Puso la tierra Dios en peso en tres dedos de su mano, pues diremos que tres dedos de la

mano del Señor son dichos tres fundamentos de la tierra que crió. Es su mano su acçión;

e los tres dedos, atributos de la Santa Trinidat: el infinito poder, esclaresçido saber e

querer; pudo el Padre, supo el Fijo, quiso el Spíritu Santo.

CAPÍTUTO XX

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA OTAVA DUDA

A lo que dizes |[9v] postrero, cómo Dios pesó las fuentes en el manar de sus aguas,

sepas, devota Condessa, que crió Dios las sus cosas en pesso e en cuento e medida. E por

35

tanto no solo pessó las fuentes, mas contolas con su cuento e mediolas con su medida.

Las fuentes fueron muchas en sus çiertas unidades, una de otra distintas por essençia e

natura. Cada una tiene medida de su agua e manaderos; e pesadas son de peso, asentadas

en sus logares; e sus aguas son de peso, cada qual de su valor. Destas fuentes te diré

maravillas, Dios queriendo.

CAPÍTULO XXI

CÓMO LA CONDESSA DA GRACIAS

A LA GLORIOSA VIRGEN DE SUS DECLARAÇIONES

Muchas graçias e loores son a vuestra grand Alteza, e serviçios con honores por me

fazer tanto bien, benefiçio e grand merçed, purgando mi ygnorançia, illustrando mi

entender, perfecçionando mi saber. Muy alta Señora mía, ya oý cómo el Señor, ante26 quel

mundo criasse, vos concebió e ordenó para los tienpos futuros en su alta providençia.

Deseo aun saber más secretos de vuestra mira conçepçión, ca de la conçepçión susodicha

mucho contenta quedé y consolada me fallé e quedé enseñada e alunbrada más que pensé.

Agora, Reyna gloriosa, diga vuestra Alteza lo que ploguier a su nobleza, ca presta só,

aparejada estó para oýr e reçebir vuestras doctrinas santas e muy dignas para escuchar e

açeptar a todo fiel creyente.

CAPÍTULO XXII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN CUENTA

A LA SU DEVOTA CONDESA LA SEGUNDA CONÇEPÇIÓN SUYA

Deseosa Condessa, como yo salí de la boca del muy Alto primogénita ante que toda

criatura, así yo fize en los çielos que naçiesse lunbre no |[10r] desfalleçiente. E dezirte

quiero cómo. Sepas que en prinçipio del mundo, quando Luçifer e los ángeles, sus

sequaces, cayeron del çielo, vençidos de sant Miguel e de las altas huestes angélicas e

26 alte.

36

quedaron, como dixe, vazías muchas sillas, oviéronse los buenos spíritus a manera de

criaturas humanas, que quedaron quasi muy tristes e como quasi menguados.

El glorioso Dios reveló a los ángeles, por les fazer merçed e darles consolaçión,

cómo serían reparadas aquellas tristes caýdas. E díxoles: «Aved gozo e alegría, ca yo tengo

ordenada e conçebida en mi propósito una Virgen santíssima que a su tienpo nasçerá, por

el parto de la qual seréys todos reparados». En esta palabra me parió el Señor e fue

conçebida en los conçeptos del çielo e propósitos de los ángeles; antes te diré mejor, en

las notiçias de aquellos. Por que lo mejor entiendas, fablarte quiero de cada coro e orden

angelical de todas tres gerarchías. E primero diré de los primeros.

Dixo Dios a los ángeles primeros: «Gozadvos, ministros míos, que yo escogí para

enseñar a las mis gentes, que yo criara para los paçíficar e para los alunbrar, que yo

fabricaré una Virgen que sea ley para enseñar e paçífica en conversar e clara luz como el

sol para las alunbrar, por los quales tres efectos, conformes a los vuestros, vuestras sillas

de honbres serán pobladas». E así me concebieron los de la orden primera.

Dixo a los archángeles: «Haved gozo e plazer, o archángeles míos, a los quales

escogí para conservar las cosas, para presentar ofertas e para defender los honbres, por

quanto yo propuse de criar una Virgen en cabo de las hedades, la qual, conservando,

deffenssando e presenta[n]do a los creyentes, inchirá |[10v] las vuestras sillas de almas

bienaventuradas». E así luego fue conçebida de los archángeles del Señor.

Dixo el Señor Dios a los sus prinçipados: «Gozadvos con alegría, ministros míos,

escogidos para allegar los derramados e destruir los encomendados para dar e donar los

bienes ganados, ca yo criaré una tal Virgen que ayuntará muchos disperssos, discutirá los

buenos conversos e me dará sus bienes diverssos, con que se reparan las cáthedras

vuestras». E así fuy conçebida de todos los prinçipados.

Dixo al coro de las potestades: «O, potestades que yo escogí para mudar los

regnos, para quitar los reyes, para dar reverençia a los mayores, alegradvos con grand

plazer, que yo he dispuesto e ordenado de criar una santa Virgen de27 conplida potestad

para que mude los reynos de malos en buenos, para deponer los reyes sobervios, para

reverar los perlados perfectos, por los quales actos destas perssonas seréys reparados». En

esta palabra Dios me generó e me conçebió el quarto coro.

Dixo al quinto coro de las virtudes: «Gozadvos, virtudes e ministros míos que yo

escogí para revelar los secretos, por mostrar los portentos e para fazer miraglos, ca yo

ordené que vos criaré una Doncella tan virtuosa que mis secretos experirá e los portentos

destruirá e maravillas experirá en grande reparo de vuestras sillas». E así las virtudes me

conçebieron.

Dixo al sesto coro de las señorías: «O, dominaçiones, aved buen plazer, que ya

ordené de vuestra grand Virgen que presidirá en grand señora, la qual conplirá los

27 Interlineado.

37

vuestros tres actos: que acatará en las indigençias e induzirá buenas amiçiçias e governará

las altas çiençias, por cuyos aferes seréys |[11r] reparados». E luego yo destos fuy

conçebida.

Al coro séptimo, que dizen los tronos, fabló prestamente nuestro Señor: «O, los

mis tronos, gozadvos alegres, que yo escogí e aseñalé por altas e claras e sillas yguales de

mis equidades e vera justiçia, ca yo he propuesto e ya ordenado de vos fabricar una tal

Donzella para que ponga mi trono en ella, por la qual, así ygualante todas las cosas e bien

juzgante, so buenos juzios que por sus ofiçios seréys mejorados». E luego fuy destos así

conçebida.

Al coro octavo, de los cherubines, fabló el Señor en esta manera: «O, mis

ministros del alto saber, que yo escogí para discutir las causas profundas e disçernir las

cosas disensas, para elegir las sentençias conclusas, aved lleno gozo e mucho plazer, ca yo

criaré una Virgen prudente, discreta que en tal manera se aya en el mundo que de vuestros

actos enbíe al çielo con que seades muy reparados». E destos así quedé conçebida.

Dixo el Señor al coro noveno: «O, mis serafines de fuego, enflamados con amor,

que vençedes los bivos coraçones, dançad e baylad e cantad cançiones, que yo criaré con

inflamaçiones casta Donzella de tales façiones que sea thesoro de mis dilecçiones, por la

qual ayades todas perfecçiones, perderán28 nuestras sillas sus inperfecçiones». Mira,

virtuosa fija, cómo de los ángeles yo fuy conçebida.

CAPÍTULO XXIII

CÓMO LA DEVOTA CONDESA SE CONGRAÇIA A LA GLORIOSA VIRGEN

O, gloriosa Señora mía, bendicha es vuestra santíssima conçepçión, que tan exçellentes

logares ovo. Ante quel mundo fuesse formado, fuestes en providençia divina. E como fue

criado, fuestes concebida en natura angelical. La vuestra clarísima conçepçión alegró a los

|[11v] ángeles, gratificó a los arcángeles, paçificó los prinçipados e regló las potestades,

fortificó las virtudes, honorificó las dominaciones, ygualó los tronos, ilustró e clarificó los

cherubines e inflamó e ygnificó los serafines.

¡O, grand Señora, digna de grandes loores! ¡O, muy bendicha, llena de dignas

bendiçiones! Por vuestros méritos, o, benigna29, merezca yo quel mi Señor e Fijo vuestro

revelasse a los ángeles de mí tal conçepçión de salud, por que yo de su largueza alcançe

28 perderas. 29 begnina.

38

virtud de honesta vida por que ganasse d’Él salvaçión. Muy alta Señora, muy consolada he

sido oyendo los grandes gozos angelicales e cómo fueron las intelligençias fechas alegres

oyendo de vuestra buena conçepçión. Aunque un poco me fue oscuro, bien me gozé

oyendo tal nueva. Plega al vuestro mui dulçe talante dezir más en este proçesso de vuestra

muy pura e tal conçepçión.

CAPÍTULO XXIIII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN HABLA A LA DEVOTA

CONDESA DE LA TERÇERA CONÇEPÇIÓN SUYA

Agora te quiero enformar, o deseosa de saber e buena Condessa. Sepas que, después

que criada e engañada nuestra primera madre por el maligno enemigo del honbre, aquel

Luçifer, e vençido el marido por las instançias de su pareja, e comieron la fruta que Dios

les vedó e pecaron los dos, pasando la ley que Dios les inpuso e, prevaricando contra el

Señor, fueron echados de paraíso por sí e por quantos dellos desçendiessen por

generaçión de acto carnal, por lo qual venieron en tanta desconsolaçión e costernaçión de

tan grand tristeza que todos los días plañían llorando. Ca conosçió Adam, como avía

espíritu de profeçía, que infinitos cuentos de pueblos serían dañados por su pecado e que

él multiplicado sería por él aver |[12r] pecado, destruydo por el diluvio e por otras

tormentas e tenpestades, e que las gentes trocarían al vero Dios adorando ýdolos sin

sentido e movimiento de vida, e yrían en danaçión. Con esto gemía e plañía sin

consolaçión por lágrimas inconsolables. El glorioso e clementíssimo Dios, queriendo al

dolor suyo e lágrimas dar alguna consolaçió[n], embiole a sant Miguel, prínçipe de los

ángeles, el qual lo avía lançado del paraýso e lo puso en el canpo damasçeno, que se llama

Ebrón, donde fuera criado. El qual le reveló las cosas que se siguen abaxo.

Lo primero le dixo: «O, Adam, mi grande amigo, muchos ángeles comigo e yo

suplicamos al Señor Dios que oviéssemos d’Él merçed sobre tu pecado. E movido de

grand piedat a tus lágrimas e gemidos, el qual nos oyó e te ha perdonado la culpa tuya,

mas no te resçibirá en paraýso fasta que uno de tu linaje redima tu pecado. E por quanto

ningúnd hijo tuyo engendrado carnalmente será poderoso de redemir a sí solo, quanto

menos a los otros, por tanto, piadosamente e por amor de ti, Él ha escogido una donzella

del tu linaje, pura, virgen e sin pecado, en la qual el Salvador del mundo resçibirá vuestra

carne e se la revestirá. E Dios nasçerá della fecho honbre e converssará manifiestamente

entre los honbres. E finalmente morirá en cruz por el pecado tuyo e salvará a ti e a todos

39

los que en Él creyeron. E resuçitará a día terçero e librará a ti e a los otros justos todos e

sobirlos ha consigo a los çielos e porná la humanidat tuya a la diestra suya que tú30 fasta el

infierno abaxaste. E tú e los fijos tuyos que salvos serán aquellas nuestras sillas vazías

poblarán».

Mira, Condessa, que Adam e Eva, nuestros primeros parientes, quando oyeron de

aquella donzella, fueron muy gozosos, |[12v] e entonçe me conçebieron en sus memorias e

fueron muy consolados. Quando oyeron que Dios tomaría carne de aquella Virgen e se

faría honbre, dieron consigo en el suelo de rostros besando en la tierra, afirmando en ella

por grande espaçio sus bocas, deziendo a san Miguel: «¡O, glorioso prínçipe, glorificado e

bendicho e loado sea el nuestro Criador por su grand magnifiçençia e bondad tan copiosa,

en me aver revelado tan grand secreto suyo e tan largo benefiçio, e por quanto no me

huvo quitado tanto bien como yo por mi pecado avía perdido. Mas agora mi deseo es

conplido».

E tanto fue e tan demasiado el plazer e gozo del fruto e provecho de mi

conçepçión que, oyendo esto, lloraron luengamente, glorificando e loando al Señor. E

sepas más, que no solo mi persona declaró el ángel, mas aun reveloles el mi nonbre, por la

qual razón nuestra madre Eva nunca consintió en la hedat primera que fija suya e nieta

fuese llamada María. Agora serás çierta que yó moré en los altíssimos, estos son Adam e

Eva; e que yo só criada en la mejorías de los padres primeros desde ante de los siglos en

pos dellos venideros. E tal será mi duraçión fasta el siglo futuro.

CAPÍTULO XXV31

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA LOA A LA

GLORIOSA VIRGEN DE SUS PERFECÇIONES E LA BENDIZE

O, mui exçelente Virgen e muy gloriosa Señora mía, mis entrañas son muy gozosas e

muy gozoso mi coraçón por la graçiosa fabla vuestra e por la piedat que agora oý Dios

aver fecho con nuestros padres. A Él sean loores, e a vuestra Alteza sean graçias a

montones; que aun no estávades criada e consolávades a los tristes, e no érades aún naçida

e socorríades los opressos, e dáva- |[13r] des çierta fiuza a los lassos e desperados. No sin

mérito, o benigna, vos escogimos por abogada a quien con esfuerço encomendássemos

30 Interlineado. 31 En el original xxxv.

40

nuestras causas e socorriéssemos en las priessas. Todas las gentes vengan a vos e vos

invoquen en las angustias, e a vos clamen en las congoxas.

De una cosa, mi grand Señora, me maravillo, que callastes, la qual es esta: ¿Cómo

no se les ronpieron las telas del coraçón quando oyeron Adam e Eva que por su pecado

Dios se faría honbre para sofrir nuestras miserias, para passar por nuestras penas, para

soportar los cargos nuestros e para oýr tantos denuestos e para morir con tantos

tormentos? Mas pienso, mi alta Señora, que tantas eran las coytas e calamidades que

padesçían en la sazón de aquellas nuevas que no entendieron en lo futuro. Pero como

entendieron en la vuestra conçepción, ¿asý no podieron entender en la muerte del Fijo

vuestro e pasión? Mas vuestra Exçellençia con mucha prudençia lo salvó porque el

proçesso de32 vuestra eloqüençia no lo requería. Perdone vuestra Merçed a mi ruda

ygnorançia, ca pensava pues se alegraron quando vos conçebieron, tanbién devían

conpadesçer al Dios humano que de vos quiso nasçer quando lo oyeron, pues estas dos

dichas cossas cayeron so una fabla. Plega a la vuestra altíssima Señoría de querer, por a mí

fazer granada merçed, fablar delante de la vuestra bendicha e sagrada conçepçión porque

sedientas son mis orejas de vuestra muy dulçe fabla e graçiosa departiçión.

CAPÍTULO XXVI33

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA A LA SU DEVOTA

CONDESSA DE LA SU QUARTA CONÇEPÇIÓN

Satisfaré primero a lo que dexiste que dissimulara, e luego te diré cómo fue conçebida de

los patriarcas e prophetas. |[13v] No te fablé, segúnd dixiste, de la muerte preçiosa del mi

Fijo revelada al primer padre, pues el caso no la pedía. Mas, claro es, no tengas [dudas]

que los lloros e plantos que ovieron quando la tal nueva oyeron no lo podrías creer. E por

quanto por su muerte mi alma fue afligida e yo fuy mui quebrantada e fue el glorioso Fijo

mío muerto por grandes tormentos, no era fabla para aquí e por esso lo callé.

Sepas, devota Condesa, que el arcángel por parte del Criador, así como reveló mi

conçepçión a Adam, primero padre, así la reveló a Moysén e a los otros prophetas. La

Escritura fabla de la fuente de paraýso, de la huerta verde de la tierra, del arca de Noé, así

32 de, repetido y subpunteado. 33 En el original xxxvi.

41

de las patriarquesas, la çarça de Sinaí, la vara de Moysén, la verga de Aarón, la lana de

Gedrón, el trono de Salomón, la estrella de Balaam, la planta de Ysaýas, la hierba34 de

Jeremías, la puerta de Ezequiel, el monte de Daniel, e así de otros en que estava

conçebida. En cada una destas yo estava incluyda. Mira que la Santa Escritura tantos tiene

de conçeptos quantos tiene de secretos, e así es ençinta como muger: entonçe pare el fijo

conçebido quanto se cunple el secreto ascondido. E pues, como yo sea en toda la santa

Escriptura e en cada libro e en cada capítulo e cada versso sea yo secretamente contenida,

bien se concluyó que yo sea de la santa Escriptura conçebida. E por ende dize la santa

Escriptura en mi perssona: «Yo, quasi el terebinto, expandí los ramos míos; e los mis

ramos son de honor e son de graçia»35. E mi avuelo Ysaýas muchas vegadas fabló de mí

llamándome virgen e profetissa36, e que Dios me enpreñaría, e yo que conçibiría e parería

infante Hemanuel37. Pues claro te debe paresçer que yo secreto era en la Escriptura |[14r] e

abscondida, como en el vientre de la madre es la criatura conçebida.

CAPÍTULO XXVII38

CÓMO LA CONDESSA INVOCA AYUDA DE LA VIRGEN

E SUPLICA DIGA LA SU QUINTA CONÇEPÇIÓN

¡O, mi prinçesa, o, mi reyna, o, graçiosíssima Señora mía, quánta fue de parte de Dios

la diligençia en vos mençionar con tanto estudio, con ángeles e prophetas! ¡Quánta fue de

parte de los santos la prudençia en vos prenunçiar! ¡Quánta fue de vuestra parte la

exçellençia que entre tantos millares de vírgines e donzellas que avía en Israel, vos una e

sola sobre todas fuestes escogida e señalada, en las santas propheçías conçebida secreta e

abscondida para Madre del Redenptor!

¡O, fuente clara de paraíso, sea yo digna de gustar de la frescura de vuestra agua

muy sabrosa! ¡O, hierva verde de la tierra, sea yo digna de vos mirar e delectarme en

vuestra vista! ¡O, arca de Noé que salvó las almas en el Diluvio, vuestra graçia me

conserve que en este mar tan espantoso no perezca so sus ondas! ¡O, çarça verde de

Sinaý, que ardíades sin quemarvos, vós fagáys merçed quel fuego malo natural no estrague

mi frescura! ¡O, Virgen, vara de Moysén, vós me queréis soportar para que yo pueda

34 henba. 35 Eccli 24, 22: «Ego quasi terebinthus extendi ramos meos, et rami mei honoris et gratiæ». 36 Al margen: caº 8º (Is 8, 3: «Et accessi ad prophetissam, et concepit, et peperit filium»). 37 Al margen: caº 7º (Is 7, 14: «Ecce virgo concipiet, et pariet filium. Et vocabitur nomem eius Emmanuel»). 38 En el original xxxvii.

42

vadear en los piélagos deste siglo! ¡O, vara noguera de Aarón, en mis trabajos e afanes con

vuestras nuezes me consoledes! ¡O, estrella de Israel, con vuestros claros resplandores en

las tenieblas desta vida por vuestra nobleza me alumbredes! ¡O, roçío de Gedeón, que la

hera resfriastes, por la grand piedat vuestra mis sentidos refresquedes! ¡O, puerta mucho

çerrrada de la casa del Señor, fecha soys ya puerta clara en el çielo, que es mejor, tú me

resçibe, Señora, en los gozos de honor! ¡O, gloriosa Vir- |[14v] gen María, pues fuestes

conçebida en la santa Escriptura, por vos sea yo guarnida contra toda desventura! Diga ya

la mi Señora cómo fue de Santa Ana conçebida, de la qual tengo grand gana de oýrla, por

mi vida.

CAPÍTULO XXVIII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN [FABLA]

A LA SU DEVOTA CONDESSA DE LA SU QUINTA CONÇEPÇIÓN

De quatro mugeres, o devota Condessa, de que fabla la santa Escriptura fueron

llamadas por este nonbre Ana. La primera fue la madre de Sansón. E aquesta fue llamada

Ana e ovo un fijo por promessa de la graçia divinal, el qual libró a Israel de la subjeçión e

yugo tributario de los filisteos39. Otra en pos desta fue llamada Ana asimesmo, la qual ovo

un fijo por don e graçia singular del alto Dios, el qual fue el profeta Samuel, que fue juez

mucho tiempo e fue santíssimo profeta e libró el pueblo de muchas congoxas40. La terçera

fue Ana la profetissa, fija de Samuel41, la qual bendixo e cantó loores sobre el glorioso

Señor e loado Fijo mío quanto en el tenplo del Señor le ofresçí42. La quarta fue dicha por

nonbre Ana fue la muy santa e virtuosa madre mía, de la qual te diré primeramente quál

fue su linage de que nasçió; segundamente fablaré de cómo me conçebió43.

Mi señor e padre Johachín, del tribu de Judá e de la clara linaje de David,

desçendió e fue fijo de Bazpatera por la línea de Nathan, fijo del rey David. E fue natural

de Galilea, provinçia de la çibdat de Nazareth. E resçibió por muger a la virtuosa e devota

madre mía Santa Ana, de la çibdat de Bethleem, que se llama real porque David el rey fue

natural de Bethleem. E ovo mi señora madre una hermana que llamaron Hes- |[15r] meria,

39 Iud 13, 1-6. 40 I Sam 1, 9-20. 41 En el original, famuel. 42 Lc 2, 36-38. 43 A partir de aquí Juan López incorpora, seguramente de memoria, y enriquece con detalles una de la lectiones que

suelen aparecen en el Breviarium secundum morem ordinis sacratissimi fratrum prædicatorum para la fiesta «De conceptione beatæ Mariæ Virginis». A su vez la lectio se toma del Liber de Nativitate Mariæ, I-V (ed. Santos Otero 1988, 238-245).

43

la qual engendró a mi prima doña Ysabel, muger de Zacharías, los quales engendraron a

sant Juan Baptista.

Mis santos genitores eran justos e virtuosos e bivían segúnd la lei de Dios,

andando en los mandamientos del Señor. E partían los frutos de su fazienda en tres

partes: la una davan al templo e sus ministros, e la otra ministravan a los pobres, e la

terçera reservavan para las provisiones suyas e de su familia. E passaron en estos

exerçiçios por espaçio de veynte años sin fructo de bendiçión, ca por sus virtudes

naturales no eran poderosos de aver fijo ni fija. E de consuna e de un coraçón fizieron a

Dios voto que si les diesse generaçión en el su templo le pornían que por su vida le

serviesse. Por lo qual yvan con sus ofertas en la fiestas prinçipales de Jherusalem al tenplo.

En la fiesta de las cabañuelas sobió Johachín con sus parientes e vezinos a Jherusalem e,

como con los otros honbres allegasse al altar para ofresçer, en ofresçiendo, el saçerdote

con indignaçión demasiada fue44 alançado del altar e diziendo: «¿Cómo tú, seco e mañero,

sin fructo de bendiçión, osaste allegar a ofresçer al45 altar en compañía de los fecundos e

frutuosos? E como tú seas ma[l]dicho por la ley, ¿por qué con los bendichos te atreviste a

paresçer delante Dios? Ve e pártete de la compañía de Dios, pues no has sido digno de

acresçentar el pueblo del Señor». El señor santo padre mío vídose muy avergonçado e

confuso, e por aquel inproperio tan grande no quiso bolver a su çibdat porque quiçá de

sus vezinos no resçibiesse senblantes vituperios. E fuesse a peregrinar muy triste con sus

pastores.

Ya oýste el estado e linage de mis genitores; agora te contaré en breve estilo el

proçesso miragroso de mi santa conçepçión.|[15v] Estando mi buen padre aflito en

continuos ayunos e oraçiones, e cercado de angustias del todo muy congoxado, pedía muy

humillmente al Señor le quisiesse aver merçed e remediar aquel denuesto e vergüença de

su cara46 e le quesiese por su clemençia dar fructo de bendiçión. Mi señora madre no sabía

cosa do era el marido, e cada día lloros e cada hora gemidos e dava muy altos sospiros a

Dios, ofresciéndole sus devotas oraçiones, así por saber de Joachín como de aver fruto de

bendiçión. E clamando dezía: «¡A, Señor, sobre mi dolor añadiste otro dolor! No me diste

fijo e quitásteme el marido. A las aves que rapiñan e fazen maldat ministras fijos e fijas

con que gozen; e a mí, triste e sin ventura, quitaste virtud de aver fijo alguno, que sienpre

trabajé por te servir. A los leones, osos, lobos e otras fieras que roban los ganados agenos

diste tu bendiçión que engendrasen; e a mí, desventurada triste, desconsolaste, que por tu

amor los mis bienes parto, me posiste so maldiçión. Ya, Señor, por tu merçed e altíssima

clemençia, dame alguna generaçión por que sin denuesto biva entre las otras mugeres».

El muy alto Señor Dios, Rey de las merçedes e Padre de las piedades, que no sufre

ser tentadas las criaturas sobre su virtud, ante faze provecho con la tentaçión para poder

44 Interlineado. 45 al añadido al margen. 46 Así en el original, quizá el copista quiso poner casa.

44

soportarla, ovo de ambos misericordia tan granada qual nunca pensaron antes, ca enbió el

su arcángel Gabriel con mucha consolaçión. Estando mi noble padre en las pregarias que

oíste, súbito vino el Arcángel con grand claridat del çielo e lo mucho espantó. E turbado

de su vista, díxole sant Gabriel: «No temas, varón de Dios, yo só nunçio e mensagero del

muy glorioso Dios para pronunçiar a ti tus plegarias ser oýdas delante su Magestad, tus

limosnas sobieron al alto Dios. Vido Dios |[16r] tu denuesto e oyó tu vituperio

injustamente a ti fecho çerca de tu seca mañería e tu sterilidat. El Señor no se venga de la

naturaleza, mas del pecado es vengador e de la culpa47. E sepas que quando el Señor e

Dios de todos çierra el vientre de alguna casada, por esta razón lo faze, para que el parto

de aquella sea más maravilloso e que conozcan que lo que así nasçe no venir de carnal

delectaçión, mas por graçia de arriba e donaçión divinal. Bien sabes tú que Sarra, madre

primera de tu linage, fasta los noventa años sufrió denuesto de sterilidat e obprobrio de

mañera, empero fijo parió de promissión al bendicho Ysaac, en el qual fuessen bendichas

todas las generaçiones. Asimesmo fue Rachel grandes días stérile e mañera, mas después

parió a Joseph, que ovo de Egipto grandíssima señoría. ¿Quién fue más fuerte que

Sansón? ¿Quién más santo que Samuel? Empero estos dos madres mañeras ovieron. Pues

que ansí es, deves creer a la razón e a los enxenplos que a los tardíos conçeptos e partos

mucho prolongados e mañeros suelen ser más miraglosos. Por lo qual te fago çierto que

Ana, la tu muger, concebirá fija a ti, a la qual dirán María. Esta, segúnd prometiste, desde

la su infançia será consagrada al Señor».

E como la mi bendicha madre en tristes días e agras horas continuasse sus

gemidos, e sus sospiros al çielo enbiasse, así por la carençia de los fijos como por la

pérdida del marido del qual no sabía cosa, súbitamente se le presenta el Archángel, ca

venía del marido, repetiéndole por menudo las palabras que oístes. E añadiole çierta señal

por que mejor lo creyesse, que en día çierto saliesse e fuesse a Jherusalem e toparía a su

marido a la Puerta del Oro. E la mi honrada señora madre, conpliendo el dicho del ángel,

falláronse anbos a la Puerta del Oro. E como se vieron, muy |[16v] gozosos adoraron al

Señor. E çiertos de la promesa, con plazer se tornan anbos prósperos para su casa,

esperando cada día la promessa divinal. El día que conçebió mi buena madre de mí, fue

aquel que plugo a Dios. Ya oýste las dos cosas que te dixe. Oýr quiero lo que dizes.

CAPÍTULO XXIX

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SE MARAVILLA DE LA PAÇIENÇIA DE DIOS

47 Al margen nota.

45

Mi Exçelençia grande e grande Esperança, exçelente mía, mucho me maravillo por la

sufrençia e paçiençia divina soportar e sofrir que tan santas perssonas después de tantas

pregarias lacrimosas, después de tantos gemidos llorosos e fechos, tantos sacrifiçios

devotos e de las tantas limosnas piadosas, no siendo negligentes en los matrimoniales

actos, no siendo culpantes en la esterilidat de la virtud natural ser seca e mañera, que

fuessen confusos sin causa e avergonçados sin razón delante de tanto pueblo, en logar tan

santo, en un defecto tan sin pecado, en un caso tan sin culpa.

CAPÍTULO XXX

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA SU DEVOTA CONDESSA48

Hija devota e virtuosa Condesa, como la pena sigue a la culpa, así a la justiçia e

ygnoçençia e perfeçión persigue la humana maliçia e divinal afecçión. Ca Abel justo fue e

ygnoçente, e Caýn, su hermano, lo persiguió fasta que lo mató; e los judíos al mi Fijo

Señor e a mí por muchas veces. Asimesmo contesçe en los varones contenplativos: Ysaac

santo varón fue e contenplativo, mas Ysmael, su hermano, le persiguió; e los judíos a los

santos prophetas de Dios; e los hereges a los doctores del mi Señor Fijo; e los carnales

persiguen a los spirituales. Mira cómo el odio- |[17r] so de Dios, que fue Esaú, persigue al

su ermano Jacob escogido del Señor; e Faraón persiguió a Israel; e los tiranos a los santos

mártires.

Ítem aun, los carnales súbditos persiguen a los buenos prelados: Saúl persiguió a

David, e los diez ermanos a Joseph. E así deves creer que tales cosas permite49 Dios de su

alta Providençia que los varones e santas mugeres sufran trabajos, persecuçiones e

afliçiones de los malos por los coronar e ensalçar en gloria e por que los malos e

perversos e obstinados dignas penas e supliçios resçiban por sus pecados.

E nuestro Señor a las perssonas sin pecado por diverssas vías las aflige: a unas por

que se fagan mejores, como afligió a Abrahán, e a Job e a otros; algunos aflige por los

conservar en su virtud e santidat, como fizo a sant Pablo e a David; e a otros algunos por

mostrar Dios su gloria e magnifiçençia, como dixo el glorioso Redenptor e mi Fijo Señor

48 Al margen nota [...] in finem. 49 En el original, premite.

46

a los sus disçípulos de uno nascido çiego: «Ni pecó este ni pecaron sus genitores por que

nasçiesse çiego, mas por que se mostrasse la obra poderosa de Dios en él e Dios fuesse

glorioso»50.

Estas cosas que son sobre natura a gloria de Dios contesçen e al su poder se

guardan. ¿Quién puede reprehender al çiego porque no ve, ni al sordo porque no oe, ni al

mudo porque no fabla? Asimesmo, ¿quién puede detraer de la muger mañera porque no

conçibe ni al varón seco o stérile porque no engendra? Como tales viçios e defectos sean

naturales e no voluntarios, por sólo Dios reparallos e no por los honbres, solo son

culpables e loables los actos voluntarios e morales que so el poder caen del franco juyzio;

dezirlo he más claro: de los actos humanos, a los quales aseñorea la humana voluntad.

E como los mis genitores de natura e de su conplessión |[17v] fuesen51 así mañeros

e no por voluntad, no pudo el nesçio sacerdote tan mal avergonçarlos. A él fue grand

pecado en los confonder contra gruessa ygnorançia, e a ellos fue grand mérito en lo sofrir

e sostener en mucha paçiençia, por lo qual se fezieron dignos de averme por graçia, lo

qual no podieron alcançar por natura.

CAPÍTULO XXXI

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA PREGUNTA A LA GLORIOSÍSSIMA

VIRGEN CÓMO FUE CONÇEBIDA E FORMADA

Mui graçiosa Virgen e mui gloriosa Reina del çielo, deseo es a mí muy afectuoso oýr de

la maravillosa conçepçión vuestra. No digo de la que se llama paternal por seminaçión, ni

maternal por reçepçión, ni digo de aquella que es natural por admiración, mas de la

conçepçión vuestra passiva e perssonal por divina operaçión, así çerca del virginal cuerpo

vuestro como de la ánima e spíritu vuestro, por que yo pueda entender cómo la vuestra

santa conçepçión fue veramente llamada miraculosa. E vuestra sapientísima Señoría me lo

explane claramente por me fazer merçed granada. Encomiendo la orden del dezir a la

vuestra grand prudençia e razonable.

50 Io 9, 3: «Respondit Iesus: Neque hic peccavit, neque parentes eius: sed ut manifestentur opera Dei in illo». 51 fue- escrito al final del folio anterior; la palabra completa se repite en el folio siguiente.

47

CAPÍTULO XXXII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA SU DEVOTA CONDESSA,

E DE LA ORDEN QUE QUIERE TENER ÇERCA DE LA

NARRAÇIÓN DE SU CONÇEPÇIÓN

Graçiosa Condessa, de saber de altos secretos curiosa, cada qual de aquellas tres fue

dicha maravillosa conçepçión, ca el mi padre ançiano, seco de suyo e estérile de

conplesión, no podía engendrar de su virtud natural usada por veynte años; ítem de la

madre mía te departo otro tanto; ergo, aquella primera mía conçepçión fecha fue por don

de Dios e promi- |[18r] ssión angelical. Si fablas de la segunda, asaz fue maravillosa, ca mi

alma no podía ser junta con el mi cuerpo para ser yo una persona sy la potençia divinal

por sí no la criara e, criando, no la infundiera; ca ningúnd agente natural es de tan alta

virtud que produzir pueda en el cuerpo ya dispuesto de partezillas humanas —ni aquel la

resçebir— alma razonable, por la qual toda obra que natura por sí no puede obrar Dios la

faze mirablemente. Veniendo a la terçera, esta orden guardaré en el modo de dezir:

primeramente, de mi cuerpo, cómo fue por Dios formado e doctado de dones espeçiales;

e después del mi spíritu, cómo fue previllegiado de virtudes divinales.

La devota Condessa

Mucho será buena essa forma de fablar, alegre es a mí essa manera de departir,

dulce es a mí essa orden de dezir, e delectable en la oír.

Prosigue la gloriosa Virgen su proçesso

La señora madre mía, o fija Condessa, minera rica de venero preçioso fue de oro

del qual el Orez e Artifiçial de todas las cosas fraguó e fabricó el coraçón mío e todos los

otros mis dorados mienbros. E aquella fragua e logar en que mi coraçón de oro fue

fabricado e todo mi cuerpo figurado fue el seno secreto de la generaçión de la bendicha

madre mía. Allí el Spíritu Santo me enpeçó a formar començando en el coraçón.

E quiero que sepas que así el mi coraçón pujó en perfeçión e mejoría a todos

coraçones de los mortales como puja el oro a todos los otros metales. Ya avrás sabido o

quiçá oýdo cómo el oro puja en mejoría a todos los otros metales, es a saber, en

fermosura, en duraçión, en peso, en preçio, en incorrupçión, en delectaçión. Así el mi

coraçón, fuente de mi vida e lunbre de mi doctrina e tesoro de mi justiçia, huvo e poseyó

|[18v] estas seys prerrogativas e exçellençias perfectivas sobre todos los humanos e pecables

48

coraçones, como mi coraçón52 fue vivificado, fue clarificado e justificado. E cada una

destas tres perfeçiones ovo dos prerrogativas de aquellas que oýste. La perfecçión de la

vida de mi coraçón tiene fermosura de oro, la qual fermosura fue resplandesçiente en la

honestad de mis costunbres de oro, en las cosas prósperas e reyentes, alegres e

plazenteras, la qual fermosura nasçe de la alegría de la operaçión segúnd la regla e la alta

dotrina quel mi Fijo dio a los suyos: «Así resplandezca la luz vuestra delante los honbres

para que vean las obras buenas buestras e glorifiquen al Padre vuestro celestial»53. Mira el

oro de la fermosura mía en el día54 que fue formada, mas en los coraçones de los humanos

escuresçe el oro e mudada es la mejor color; e los que eran revestidos del primero oro ya

reputados son ser vasos de barro: la vida de honestad fermosa no tienen ni la poseen.

Tuvo más el de oro mi coraçón, duraçión e fortaleza en las cosas tristes e adversas, ca el

coraçón mío fue como vaso e copa de oro fuerte, afeytado de toda piedra preçiosa, para

soportar las amarguras e afliçiones desta toda triste vida. Fizo el Spíritu Santo el coraçón

mío copa de fortaleza, vaso de paçiençia contra la sinistra fortuna del enemigo guiada e

del mundo rodeada, de la carne favorida e de todos aborrida.

Ítem, la segunda prerrogativa55 del mi de oro coraçón, que fue lunbre de

resplandor de sana doctrina, huvo las segundas dos propiedades, es a saber: el peso de

oro, peso de discreçión en la palabra como manda la Escritura: «Solla e funde tu oro, e faz

d’él valança e peso a tus palabras e frenos derechos a tu boca; e mira bien por ventura no

resvales de la |[19r] lengua tuya e cayas delante tus enemigos que te asechan e tu caýda sea

insanable fasta la muerte»56; que deves saber que las palabras de los sabios pesadas serán

por peso de discreçión. Pues tú guarte de fablar de ligero e levianamente, mas ayan tus

palabras peso de oro, no leviandat de pluma, mas siquiera de plomo; e será tu palabra

pesada por discreçión, afeytada con prudençia e ordenada con mesura.

Ítem, el mi de oro57 coraçón, quanto al oro de dotrina, tuvo preçio de grand valor

de cosas provechosas e rara[s], e fallarás que la doctrina rara es preçiosa, por quanto es

dicho antiguo: «Toda cosa rara es preçiosa». Fabla mucha e continua es vil e de poco

preçio. Mi doctrina poca e rara fue, por lo qual fue preçiosa e mis fablas pocas fueron e

raras, e por esso fueron preçiosas como oro, porque salían del mi coraçón de oro

artifiçiado por el Fabricador del mundo. E fueron más preçiosas que el oro natural

llamado obrizo.

Ítem, la terçera perfecçión del mi coraçón de oro es de justiçia, la qual tiene las

terçeras dos perfecçiones del oro. La primera, ductilidat, que fazen d’él lo que quieren sin

quebrar e se ronper, como paresçe en las peçezuelas que se llaman panes en los delicados

52 Al margen 3es perfeçiones. 53 Mt 5, 16: «Sic luceat lux vestra coram hominibus: ut videant opera vestra bona, et glorificent Patrem vestrum, qui in cælis est». 54 Al margen .ï. 55 Tachado coraçon. 56 Eccli 28, 29-30: «Aurum tuum et argentum tuum confla, et verbis tuis facito stateram, et frenos ori tuo rectos; et attende ne forte

labaris in lingua, et cadas in conspectu inimicorum insidiantium tibi, et sit casus tuus insanabilis in mortem». 57 Interlineado de oro.

49

filos que d’él se fazen. Como lo filan con la seda, tanto fazen d’él quanto quieren e

tuérçenlo con los otros colores como el orez Bezeleel58 fizo el oro en planchas e lo

adelgazó en filos, e lo filavan con grana e jaçinto e morado e bisso59. Por esta inclinaçión e

obediençia del oro a la obra voluntaria del orez para fazer adovar el raçional e

sobrehumeral de oro e seda e quatro colores significan la ductilidat; es traymiento a

qualquiera parte o fazer de la cosa a voluntad e obediençia o inclinaçión del

entendimiento en juzgando, e el adornamiento del afecto que es la voluntad.

En los quatro colores |[19v], quatro virtudes entenderás. En el jaçinto60, que color

tiene de çielo que trasparante61 es, es la virtud de la prudençia, que es previa e trasparante

para disçerner lo bueno e lo malo, e juzgar entr’ellos anbos. En la púrpura62 de color

sanguino del peçe nos es significada la fortaleza en la sufrençia de las pasiones. En el color

bistinto63, ques morado color de fuego, es significada la justiçia. Ha el fuego calor e

quemazón: en el calor más extendido, liberalidat e piedat es demostrada a las perssonas

astutas e miserables; en la quemazón, la severidat e rigor de la justiçia en punir los males.

Es por esso la justiçia como lo morado dos vezes tiñido quanto a las dos partes, que son

rigor e piedat. En el bisso64 retorçido, que es un linaje de lienço albíssimo e remolgado, el

qual por muchas majaduras e torçeduras e apreturas viene del todo al resplandor de su

blancura, significa a la castidat.

Por estas quatro virtudes como por quatro colores fue ductile e traýble la

discreçión mía de intellectu e afectu del mi coraçón de oro. E no sóla la traybilidat e

ductilidat es nesçesaria al entendimiento en juzgando, mas aun es neçesaria la

incorruptibilidat exsecutando para que no se corronpa la criatura a manera de oro fino, ni

por fuego de lisongería que asçiende, ni por fuego de murmuraçión de maliçia que

consume. Ya oýste cómo el mi coraçón de oro fue criado, no digo natural, mas de oro

spiritual, correspondiente a las dignidades morales a las propiedades del oro naturales.

CAPÍTULO XXXIII

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SE CONGRAÇIA A LA GLORIOSA VIRGEN

58 Beseleel o Besalel fue uno de los artesanos designados e inspirados por Yaveh para levantar el tabernáculo en el monte Sinaí según el encargo hecho a Moisés en Ex 31, 1-11.

59 Cf. Ex 35, 25: «Mulieres doctae, quae neverant, dederunt hyacinthum, purpuram, et vermiculum ac byssum». 60 Al margen azul.

61 El copista escribe inicialmente traspa�ante, pero, al advertir la palabra unas líneas más abajo, rectifica añadiendo el trazo de la r a la �.

62 Al margen bermeio. 63 Al margen morado. 64 Al margen blanco.

50

¡O, coraçón de oro de la sobre Señora mía, coraçón noble e generoso, coraçón rico e

preçioso, coraçón claro e fermoso, coraçón firme e virtuoso, todo trahíble! |[20r] ¡O,

perpetuo e incorruptible coraçón! ¡O, coraçón puro e linpio todamente, en el qual moró

siempre el Señor, çerrado a los viçios e orruras e abierto a las virtudes e a las afecçiones

puras! Mui alta Señora mía, nunca yo meresçí las merçedes que me fazedes en me declarar

los profundos secretos de vuestra conçepçión, cobiertos e ascondidos en el vuestro

santíssimo coraçón.

Pues vuestra santíssima Magestad desdeña de me mostrar su fermossíssima cara,

plégale me consolar oyendo adelante su dulçíssima fabla. Así esclaresçe mi flaco

entendimiento e se consuela, e es mi ánimo tan contento que, oyendo las por cabo dulçes

fablas e sabrosas de vuestra dulçíssima boca, que día e noche son mis panes dulçíssimos e

suaves. Diga la grandíssima mi Señora, que oýr desea su humillí[si]ma servidora.

CAPÍTULO XXXIIII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DECLARA

OTRAS MINERAS E OTRAS MENAS DE CORAÇONES

Por quanto fize mençión de la minera de oro en conparaçión de la buena madre mía, por

te avisar te quiero declarar cómo son otras mineras e naturalezas e conplesssiones, segúnd

nasçen los metales, a conparaçión de los quales son diverssos coraçones: una minera es de

oro; otra es de plata; otra, de eletro, cobre, fierro, estaño e plomo. E como son

concebidos e engendrados en sus veneros, así ha diverssos coraçones spirituales fundados

en las conplessiones minerales. E mira bien e inclina la oreja e alça tu entendimiento, ca

sotiles cosas te quiero dezir, así planas te las diré que65 muy presto las entiendas. Alliende

que te diré qué metal quáles honbres nos demuestra de doctrinas de cada metal, quál

retiene conplessión.

De la primera minera mezclada con la segunda

El oro puro es la minera divinal por el eletro, que |[20v] es conpuesto de oro e

plata. Significa al mi Fijo constituydo de oro e plata. Tien tres tanto de oro e un tanto de

65 Se repite que y se tacha el primero.

51

plata. El glorioso Fijo mío, Dios e hombre verdadero, se señala por eletro. La plata

significa la natura angelical. El cobre, quarto metal, significa los varones justos e

confessores por la su sonoridat. El fierro tanbién señala a los santos honbres e fuertes.

Por el estaño, que toste se regala o66 derrite, se señalan los flacos e témidos de coraçón.

Por el plomo entenderás a los que son pecadores. E más esta fabla dispón e ordena para

entender la fabla que se sigue.

Cómo la devota Condesa, dudando, pregunta

No se indigne la magnifiçençia de vuestra Alteza porque atajar ose vuestras

veríssimas palabras, que me forçaron ygnorancia e apetito de saber. Vuestra claríssima

prudençia dixo ençima dos cosas: la una, que vuestro coraçón fue conçebido e fabricado

de oro, e agora dixistes que el oro sinifica divinidat; la otra, que en el eletro la plata

significava la humanidat, e después dexiste que la plata significava la natura angelical.

Plega a la mesurada cortesía vuestra de me çertificar destas anbas dudas mías.

Responde la gloriosa Virgen

Quando fablé del oro e de mi coraçón, entendilo en seso tropológico o moral. E,

quando agora fize memoria del oro diziendo que en el glorioso Fijo mío significava la

divinidat e la plata la humanidat para fazer el eletro, que significa al Salvador mi Fijo,

entendilo en seso alegórico o spiritual. E así sabrás que no es inconveniente que oro e

plata se atribuyan a diverssas cosas segúnd diversas razones.

Cómo pregunta la Condessa devota a la gloriosa Virgen

No lo aya por molesto e enojo la Inperatriz del universso si la çenizienta esclava

suya preguntare por esta vez, pues enpeçé a |[21r] preguntar. ¿Cómo entenderé que en esse

seso moral signifique humanidat la plata en el coraçón humano e signifique, en esse

mesmo moral seso67, la plata a la natura angelical? Esto desseo saber, esto he gana de

conosçer.

Responde la gloriosa Virgen

Tu ingenio delicado qüestión fizo bien delgada, o, mi especial devota, oye suçinta

respuesta, quiere dezir que presta e breve respuesta llena de luenga sentençia. Puede la

humanidat entendersse por dos vías, o en respecto de Dios o en respeto del ángel. Así

66 Al margen blanco. 67 seaso, con la a subpunteada.

52

diremos de la plata; considerando la plata por sí sola, representa criatura por sí mesma e

conpárase al ángel; si la plata se conpara al68 oro, así alcança alto estado más que el ángel,

ca la plata, junta al oro, alcança mayor prinçipio e claridat; el oro no reçibe menoría, mas

da a la plata claror e dignidat en el eletro, que es más preçioso que plata e mucho más

resplandesçiente. Así fue la humanidat, que considerada en respecto del angélico spíritu,

es menor de condiçión quel ángel: «Vuestra humana natura –segúnd dixo mi avuelo, el

profeta rey David– menguástele un poco menos que los ángeles»69. Mas la humana natura

que Dios de mí reçibió, junta con la deydat, reçibió alta dignidad, resplandiente claridat, en

tanto que Él deificó mi Fijo, pujó a los serafines. Ni por esso la deydat fue menguada ni

abatida en aquella unión, como no se abate el oro en eletro unido a la plata, aunque la

humanidat en Christo resçibió por la unión alto ser deífico. E así la plata conparada al

Señor no significa ningúnd ángel, mas por sí sola quanto pertenesçe al ser suyo significa

angelidat por la linpieza natural. E quanto a la claridat de ser bruñida significa a la

humanidat esclareçida por virtudes.

Agora sabrás cómo la plata diversamente considerada puede si- |[21v] gnificar la

humanidat del mi dulçe Fijo en seso spiritual, la humanidat de todos en seso moral e

señala tanbién al ángel por su linpieza natural.

CAPÍTULO XXXV

CÓMO LA DEVOTA CONDESA SUPLICA

A LA GLORIOSA QUE PROCEDA EN SU DOTRINA

O, gloriosa Señora mía, como la vuestra cara resplandesçe con beldat e fermosura, así la

vuestra lengua es graçiosa con verdat de grand dulçura. Muchas graçias e loores ofrezco a

la vuestra Alteza. Plega ya, muy alta Reyna, a la vuestra señoría proçeder del coraçón

diversso en los humanales por diversas conplessiones falladas en los metales.

CAPÍTULO XXXVI

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DECLARA

68 A continuación tachado honbre. 69 Ps 8, 6: «Minuisti eum paulo minus ab angelis».

53

LA MINERA DEL ORO E DE LOS OTROS METALES

Como ya suso te dixe, muchas son las mineras de los metales, e muchas son las maneras

de los coraçones morales. Allí, en aquellos, son diversas conplesiones naturales, e aquí, en

estos, ha diversas uniones e morales. E mira cómo adaptaré70 las unas a la otras por que

mejor lo entiendas e en tu memoria los afirmes.

De la minera de oro e su coraçón

El oro se conçibe en la minera por esta manera, si en uno concurren en la minera

azogue, que llaman argén bivo, bueno e claro, e sufre clara e colorada, no de coçión

quemante, por perfecta del sol o del fuego por arte de alquimia. Así, fablando moralmente

del coraçón, el coraçón es fecho de oro, lo qual es más que ser dorado, quando en él

concurren afectu puro e bueno e ençendido, no quemante por presunçión, el

entendimiento por documento e illustraçión de la graçia çelestial conplida e perfecta. Así

es hecho el coraçón spiritual como de oro.

De la minera de la plata e su coraçón |[22r]

Conçibe la minera del sol el metal de la plata, del azogue o argén bivo e claro, e de

sufre blanco e claro e no quemante. En esta manera moralmente e quasi naturalmente,

por la costunbre o hábito de afecto bueno interior e entendimiento claro resplandesciente

por linpieza exterior, se faze el coraçón humano razonable quasi como de plata.

De la minera del cobre e de su coraçón

Conçibe la minera al cobre por calor del sol e de buen argén bivo e de sufre que

aya virtud quemante. Así la criatura moralmente de buen afecto o desseo o voluntad

buena, o de entendimiento mucho ardiente por zelo indiscreto, conçibe coraçón

inpetuoso o clamoso, como paresçe claro muchas vezes que son de buenos desseos, mas

son arrebatados segúnd indiscreçión muy inpetuosa.

De la minera del estaño e de su coraçón

Conçibe la minera naturalmente por el sol al estaño de buen argén bivo e de sufre

mala e no bien cozida del sol. Así conçibe la persona e de voluntad buena e gruesso

70 adaptere.

54

entendimiento e mal castigado coraçón, flaco e engañable, como son algunas perssonas

fechas a buena lei e grosseras que se enbaçan quando se veen engañados.

De la minera del fierro e de su coraçón

Conçibe la minera por el marido suyo, que es el sol, al fierro de argén bivo, malo e

terroso, e de mala sufre e quemante. Así conçibe la perssona de desseo e afecto terreno e

cobdiçioso e de entendimiento mundano e seglar conçibe coraçón avariento, duro e de

mal castigo.

De la minera del plomo e de su coraçón

Conçibe la minera naturalmente por el calor del sol al plomo de mala argén bivo e

pesado e lodoso e de mal asufre fediondo e flaco. Así la perssona de desseo carnal e vil e

de entendimiento fediente e luxurioso e abhominable conçibe coraçón de |[22v] plomo,

pesado, carnal, suzio e fediente. No te fablara destas conçepçiones metalinas e morales,

sino por que viesses qué coraçón tienes o deves tener. Queda agora, mi buena fija, que mi

coraçón no dorado más de oro fue por el Spíritu Santo açeptado, fabricado e guarnido, e

de mi buena madre conçebido.

CAPÍTULO XXXVII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DIZE A LA SU DEVOTA CONDESSA CÓMO

EL SPÍRITU SANTO FORMÓ EL PECHO SANTO SUYO

Acabado el coraçón e sus entrañas, luego el gran Maestro e Criador de las cosas ordenó

e apuró los virginales pechos míos e los doctó así de sus naturales mienbros como de

dones graçiosos. Primeramente hizo Dios, Fabricador del mundo e mi singular Formador,

los pechos míos como arcas de ricos thesoros en que ençerró las riquezas de su gloriosa

potençia, que podiessen defenderse de todo viril e vil tocamiento, e que podiessen en

todo mirante raer e quitar todo carnal movimiento, e que podiesen tener e guardar todo

buen pensamiento; e que fuessen armarios de los dones del Spíritu Santo, que fuessen

çelleros de todas virtudes así theologales como cardinales, así de las naturales como de las

morales, e que fuessen las bienquerençias virginales de los mis pechos siempre frescas,

enteras e singularmente guardadas para solo Aquel que solo las supo formar en mis

55

pechos, no para leche de suzias fuentes, mas para leche manante del çielo, no para criar

niños pecables, mas para criar al Rey de los reynos estables. E figuró mis pechos en sus

pertenençias piadosas para que dellos saliessen e manassen los ríos de conpassión e

arroyos de piedades, para que, dellos mamando el Redenptor, establesçiesse perpetua

pleytesía entre sí e el pecador grand linaje humanal.

E deves entender |[23r] que pechos espirituales e mamillas de dulçura formó Dios

dentro en mis pechos, que fueron castidat de la carne e begninidat del coraçón. E vos,

como niños, pedís que vos críe destas mis mamillas dulçíssimas quando a la noche

cantáys: «Virgen singular, entre todas mansa, absueltos de las culpas, mansos nos faze e

castos»71. Este versso me inclina e me fuerça que, como madre piadosa, vos aleche como a

fijos. E aquí se cunple el cántico de los Cantares: «¡O, quán fermosas son tus tetas,

hermana mía, esposa!»72. Quiso dezir que mis pechos dignos eran de reverençia e honra e

dignos de ser abraçados e deseados con abraçados de dulçe amor e casta dilecçión, e que

dellos digan los mis fijuelos al mi dulçe Fijo con la muger del Evangelio: «¡O,

bienaventuradas las castas tetas que mamastes!»73. ¡O, cómo el Fijo mío se delectava

quando mis pechos mamava, como avía profetizado desto mesmo Ysaýas: «Delectarse á el

infante de las tetas de su madre»74! E una de las más exçelentes obsecraçiones o

conjuraçiones contra la yra del mi Fijo e para lo aplacar así es deziéndole: «Señor, por los

pechos de la Virgen, tu Madre, e por la leche que dellos mamaste, plégate de me otorgar

tal cosa, etc.» Ca tan grand amor e tan grand afeçión tenía el mi Fijo con mis pechos que

nunca çessava de los abraçar e besar, e su folgura era reclinar su cabeça entre mis

bienquerençias, como lo avía dictado el Spíritu Santo en los Cantares: «El mi amado entre

las tetas mía morava»75.

Ítem, a los temerosos e medrosos no ha otro reparo sino fuyr a los fuertes muros

e altas torres; pues los pecadores son medrosos e temerosos, acórranse al muro o a la

torre que só yo e mis pechos, como se escrive en los Cantares: «Yo, muro; e mis tetas,

torre». Los ángeles dixieron de mí al Señor: «La nuestra hermana niña e chica es e no

tiene tetas». E yo les respondí: |[23v] «Yo só muro e adarve; e mis tetas, alta torre». Pues

bien paresçe que deven los pecadores contra la yra de mi Fijo para le aplacar que se acoten

a mí e le conjuren por mi leche, la qual a Él de mi mamar le plugo.

71 Se trata del quinto verso del himno a María Ave stella maris: «Virgo singularis, inter omnes mitis, nos, culpis solutos, mites

fac et castos». 72 Cant 4, 10: «Quam pulchræ sunt mammæ tuæ, soror mea sponsa¡». 73 Lc 11, 27: «Beatus venter qui te portavit et ubera quæ suxisti». 74 Cf. Is 11, 8: «Et delectabitur infans ab ubere super foramine aspidis»; Juan López manipula a su conveniencia el final de

esta cita. 75 Cant 1, 12: «Inter ubera mea commorabitur».

56

CAPÍTULO XXXVIII

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA DA LOORES A LOS PECHOS

E TETAS DE LA GLORIOSA VIRGEN E LE SUPLICA DIGA ADELANTE

¡O, pechos sanctíssimos! ¡O, mamillas de alto anparo, torre de seguro acotar, guarida

de paçifica deffensión que con su dulçura aplaca la justa furia del riguroso Juez

razonablemente tomada contra mí por le ser errada e ofenssora por mí contra Él ser fecha

grave injuria! Señora, muro e torre de los errados, a vos huyo, a vuestros santíssimos

pechos me encomiendo, a las tetas de la leche de grand dulçura me arrimo, las quales,

abraçadas, besadas e mamadas del graçiosíssimo Fijo vuestro, sean escudo e guarda mía

entr’Él e mí, e lo aplaquen e acallanten e afligen de la su yra e corage que tiene

razonablemente contra mí. E sean oferta e sacrifiçio a Él por clemençia tuya en remissión

de los mis pecados.

¡O, singularíssima mi Señora! Mucho só consolada de las vuestras primeras e

puríssimas conçepçiones e pectoriles guarniçiones. Por me más benefiçiar, plega a la

vuestra Magestad dezir de las otras partes e mienbros vuestros virginales, cómo el Criador

os afeguró e lineó la forma de vuestras partes de los honbros.

CAPÍTULO XXXIX

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RECUENTA

A LA SU DEVOTA CONDESA DE LA FORMAÇIÓN

DE LOS HONBROS E BRAÇOS E MANOS SUYAS VIRGINALES

No pienses, devota Condessa, que de todas mis partes e artejos te fablaré, mas de

algunas prinçipales, con las quales yo servía e aministrar avía al glo- |[24r] riosíssimo Fijo

mío. Sepas quel Spíritu Santo, quando me76 formó en el vientre de la mi señora madre, los

honbros e braços míos luego los dedicó e consagró para que fuessen a las vezes andas en

que trasportasse al Fijo del grand Señor de una parte a otra; fablando señaladamente, en

que lo levassen muchas vezes de Nazareth a Jherusalem, e de Jherusalem a Nazareth, e de

Nazareth a Egipto, e de Egipto a Nazareth. Ítem, mis honbros e braços fuessen cuna e

cama en que dormiesse; e fuessen asimesmo mesa e sala en que comiese[n]; e fuessen un

76 Escrito fuera de columna.

57

graçioso retrete en el qual trebajasse si quisiesse; fuessen carro de oro en que el Rey de los

reyes lo mirassen e viessen, e adorassen e serviessen. E así contesçió de fecho, no dende a

muchos años, que en mis braços los Reyes lo miraron e lo creyeron e adoraron. Ana e

Simeón en mis braços le conosçieron e adoraron e bendixieron e allí vieron al Fijo mío,

Rey, estar en su fermosura.

Las manos mías debuxó en tanta beldat e fermosura como si fueran adornadas e

bien guarnidas de anillos e de sortijas. E no tengas en poco esta beldat, que ante lo dixo

por verdat Salomón en los Cantares: «Las manos della, tornos de oro, llenas todas de

jaçintos»77. Mis manos, o Condessa, avían de seer tornátiles en la criazón del mi buen Fijo.

Bien miras cómo las amas de tu fijo traen en torno aquellas manos: agora lo enbuelven,

agoran lo desenbuelven, ya lo buelven, ya lo rebuelven, agora le tratan, agora le arrollan,

agora le dan la leche, etc. Tales manos andan en torno e, si bien andan regladas, son

tornátiles de oro; otramente son de plomo. Pues creas que mis manos avían de andar en

torno con diligençia tractando, çercando, enbolviendo, etc., como era de razón, por la

qual el Spíritu Santo dixo que mis manos serían tornos de oro. ¿E quáles manos piensas

cogieron las yervas del jardín graçioso |[24v] Fijo mío? Ca sus mienbros fueron yervas

mediçinales; e su trabajos, flores frescas; e sus llagas, claveles e violetas; de sus espinas e

de sus sudores, aguas pisadas e bien majadas en el duro almerez de su sagrada Pasión con

la mano del grand rigor, e destempladas con el licor de su sudor e sangre. ¡Qué bálsamo

más preçioso para melezinar vuestras enfermedades e flaquezas! E las manos tornátiles de

la Virgen posieron el fecho más en cabo, faziendo ungüento divinal, sin el qual no

podíamos ser curados.

E llámanles tornátiles a las manos virginales porque toda arte de tornero

naturalmente es más presta e más en sus actos que qualquiera arte otra. Así, en

socorriendo vuestras menguas e vuestras miserias reparando, só más presta que otro

santo, ca de mí dize Ysaýas: «Ante que me llamen, yo los oyré»78. Llaman a las mis manos

tornátiles de oro por la sabidoría e discreçión, porque tan sotilmente melezino con

misericordia los enfermos pecadores que en ningúnd caso se traspassa la justiçia del Juez.

E tan sabiamente fago mis obras, que a Dios nunca fatigan. E así como el oro significa la

sapiençia, tanbién significa la caridat, por quanto yo avía de ser muy piadosa, no

solamente a los clamantes por perdón, mas aun a los míseros negligentes e indignos de ser

oýdos.

Formó Dios aun mis manos como senbradas de jaçintos [porque], en quanto en

mí era, avía de ser rica de muchos tesoros e graçias abastante, e de riquezas copiosa en

grand copia de virtudes con mis manos que daría con afluençia muchos bienes e con

graçia liberal. Son jaçintos piedras preçiosas azules color de çielo. Esto es lo que declaran,

que todas las obras que faría que çiertamente vendrían de la sapiençia divinal e de la gracia

77 Cant 5, 14: «Manus illius tornatiles, aureæ, plenæ hyacinthis». 78 Is 65, 24: «Adhuc illis loquentibus, ego audiam».

58

del çielo. Asimesmo |[25r] el jaçinto graçia ha de inpetrar; esto es, qualquiera cosa que me

pidan, si yo gana he a lo dar, prestamente e aýna lo puedo yo alcançar del mi Fijo todo

tienpo por chica suplicaçión. E no solo fago lo que suplican, mas aun el Fijo mío me

conbida a pedir quando dize: «Pide, la Madre mía, ca no es a mí derecho ni liçençia como

fijo que avergüençe tu cara»; e que diría el mi buen Fijo, Rey de todos, con favor mucho

alegre, lo que a Ester dixo Assuero: «¿Qué petiçión es la tuya, o sublimada en los pueblos?

Si pedieres la meytad de los mis regnos, averlos has»79. Mira, Condessa mi devota, cómo

puedo olvidar las oraçionçillas de mis devotos a los quales por mi amor mi Fijo promete

regnos.

Sepas más, que los jaçintos en lo claro resplandesçen, en lo tenebroso escureçen;

esto es, que los alunbrados por graçia de mí sienten claras cosas e me sirven dignamente e

con amor diligiente. Los tenebrosos en la infidelidat o escureçidos en sus pecados

despreçian mi serviçio. E como el glorioso Conditor mío me dispuso que mis manos

fuessen guarnidas de liberalidat, por esso me fizo que fuesse mugier yo, de que fabla

Salomón: «La mano suya estendió al mendigo e sus palmas espandió e estendió a los

pobres»80.

CAPÍTULO XL

CÓMO LA DEVOTA CONDESA EXCLAMA

A LA GLORIOSA VIRGEN POR LOS GRAÇIOSOS MIENBROS SUYOS

¡O, santísimos honbros reforçados de clemençia, soportando los deserviçios e

desonores a vos fechos! ¡O, fortíssimos honbros guarnidos de piedat e conpasión, que

aparejados fuestes desde la conçepçión para soportar los grandíssimos cargos de los

grandíssimos pecadores! ¡O, misericordiosos honbros que soportan e lievan los defectos e

negligençias de los frigidíssimos e tibios servidores! ¡O, bra- |[25v] ços bienaventurados,

que mereçistes abraçar al piadoso Redenptor! ¡O, braços guarnidos de benignidat para

sacar los pecadores de las penas infernales, para defender los encomendados de los

contrarios sprituales, para anparar a los neçesitados de las fortunas tenporales, para

abraçar a los vuestros espeçiales! ¡O, manos santas e mucho puras para tratar al santo

Dios, Rey de todos e Fijo vuestro! ¡O, manos lindas, gentiles e alvas para mil vezes las

besar! ¡O, manos fermosas e espeçiosas para siempre las mirar sin enojo e sin fastío! ¡O,

79 Esth 5, 3: «Quæ est petitio tua? Etiam si dimidiam partem regni petieris, dabitur tibi». 80 Prov 31, 20: «Manum suam aperuit inopi, et palmas suas extendit ad pauperem».

59

ricas manos e polidas, adornadas con sortijas en que podamos con ellas consolarnos! ¡O,

esperança mía, o, refugio mío e mi defenssora, aún no érades conçebida ni formada e ya

érades escogida e ordenada de la Providençia divinal que fuésedes Reyna de misericordia e

Madre de piedat, Prinçesa de benignidat, de los santos reçeptora, de los justos amadora,

de los pecantes defenssora, de los clamantes protectora, abogada de todos toda hora!

¡O, mi Señora, no sé qué diga sino que os vimos en buen día! ¡Bendicha sea la

hora en que fuestes conçebida! Diga la Sobreseñora mía, por me fazer alta merçed, de las

otras partezillas alguna buena exçellençia de que se goze vuestra ançilla.

CAPÍTULO XLIº

CÓMO FABLA LA GLORIOSA VIRGEN A LA SU DEVOTA

CONDESSA DE SU VIRGINAL CUELLO E GARGANTA

Primero te diré de mi garganta, o, Condesa mi devota, e después del cuello mío. Sepas

que el Spíritu Santo, quando formó mi garganta, allende de ser fermosa de condiçión

feminil, que puso en ella tanta beldat que collares ni gargantillas ni afeytes preçiosos que a

otra fuessen puestos no le darían tal ayre ni tanta |[26r] graçiosidat. Ca, mirando mi

garganta quando el caso se ofresçía, unos resçibían influençia de diamante, otros como de

esmeralda, otros como de balax, e otros como de perla, e así de los sardinios e de los finos

rubíes. Mira que tantas piedras eran apostantes a mi garganta quantas virtudes semejantes

los mirantes de my garganta resçibía.

Quiero te dezir agora de lo de dentro. Quando el Formador del mundo fabricó mi

garganta, la dotó de grand tenperançia çerca de los manjares e potajes que solo

resçibiessen lo que neçessario fuesse al nutrimento medido por mesura de abstinençia, e

que vino e sidra le fuesen estraños siempre e que nunca los conosçiese por quanto

inimicavan e asechavan iniquamente a la puríssima castidat, por quanto en mí avía la

virginidat por todo el mundo ser loada. Por lo qual el Spíritu Santo, fablando de mi

garganta, dixo en los Cantares: «La garganta della es suavíssima e toda deseable»81. En otro

cabo me la loó como al vino más bueno. El vino es bueno quando se beve con mesura, es

mejor quando se consagra en el altar, mas es mucho mejor82 el vino que a Dios enbriaga e

le faze olvidar las injurias e los pecados. Por esto dixo en otro lugar de los Cantares: «La

81 Cant 5, 16: «Guttur illius suavissimum, et totus desiderabilis». 82 Meior, añadido por otra mano al margen.

60

garganta tuya, como el muy buen vino»83; que la piedat e misericordia de que afeytó la mi

garganta e la çercó tan suaves son a Dios quando le ruego humillmente por los míseros

pecadores, que luego olvida sus pecados e les perdona sus ofenssas.

Por otra vía te diré cómo el Espíritu Santo conpara la mi garganta al vino muy

bueno, porque las mis palabras que salen por la mi garganta a manera del muy buen vino

relievan e mitigan los dolores de los aflictos e trasmudan e agenan las sus mentes e

voluntades de todo amor carnal, e suavemente pungen |[26v] e estimulan blandamente los

açidiosos e pesados para el bien fazer e obrar; e fázenlos correr en la carrera de los

preçeptos e mandamientos de la ley para que amen a Dios e teman. E son mis palabras

tan dulçíssimas e suaves al melifluo Fijo mío que son eficaçes de alcançar qualquiera

merçed que le demando, por lo qual dezía el sabio del vino: «La garganta tuya, como el

muy buen vino, digno de ser bevido al mi amado, e para rumiar a los labros e dientes

d’él»84.

Del cuello mío te fablaré otro poco e brevemente por que ayas con sabor. El

Fabricador del cuello mío avía inspirado a Salomón que del mi cuello cantasse dulçes e

nobles cantilenas. Algunas te diré de aquellas. Dixo: «El cuello tuyo, como los afeytes.

Faremos a ti collares de oro, con figuradas morenas e travadas con gusanillos de plata»85 .

¿Sabes qué quiere dezir? Que por el mi cuello saltarán las palabras de oro que serían como

las morenas de oro çercadas al mi cuello en redondo. Quando yo estoviesse con el infante

Fijo mío, le cantaría cantares de su infinida deidat, sin prinçipio e sin cabo. E mezclaría

gusanillos de plata con cantares de su humanidat, ca me dezía algunas vezes: «Yo só

gusano e no honbre». Mira que el cuello junta los mienbros con la cabeça, e yo a los fieles

con mi Fijo. Aquellos son mienbros e aqueste Fijo, mi dulçe Señor, es cabeça dellos

todos.

Dixo más el Spíritu Santo del mi cuello: «El cuello tuyo, como la torre de David,

que fabricada es con almenas para guerrear; mill escudos le cuelgan della toda armadura

de los fuertes»86. La torre de David era alta e fermosa; significa que mi cuello avía de ser

alto e fermoso e resforçado, en proporçión alvo e cándido. «En monte alto era asentada»,

por significar mi santidat alta e virginal, la qual |[27r] sería alto refugio de mis devotos, en la

qual eran muchos escudos, esto es, muchos anparos e defenssiones. E «toda armadura de

los fuertes87», que significa el servicio angelical que enbió por guarda de los míos.

83 Cant 7, 9: «Guttur tuum sicut vinum optimum». 84 Cant 7, 9: «Guttur tuum sicut vinum optimum, dignum dilecto meo ad potandum, labiisque et dentibus illius ad ruminandum». 85 Cant 1, 9-10: «Pulchræ sunt genæ tuæ sicut turturis; collum tuum sicut monilia. Murenulas aureas faciemus tibi, vermiculatas

argento». 86 Cant 4, 4: «Sicut turris David collum tuum, quæ ædificata est cum propugnaculis; mille clypei pendent ex ea, omnis armatura

fortium». 87 de los fuertes, interlineado.

61

CAPÍTULO XLII

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA EXCLAMA

DE LA GARGANTA E CUELLO DE LA GLORIOSA VIRGEN

¡O, garganta tan graçiosa, muy medida de tenperança, mesurada en el fablar; en el

abogar, muy dulçorosa; reluziente por natura; por dones graçiosos, resplandesçiente! No

sabe el alvayalde e ygnora al solimán; no conosçe a las altas88 aguas, ni arte de vanidat. La

castidat es su beldat; e la virginidat, su fermosura; los sus sartales son prerrogativas e sus

previllegios, gargantillas; los sus afeytes son perfecçiones e sus collares, las virtudes. ¡O,

garganta de cherunbelas en las tus dulçes razones! ¡O, garganta de flautas vellas en las tus

suplicaçiones! ¡O, garganta de dulçemelas en tus gratas departiçiones!

¡O, la mi grande Sobreseñora! Plega a la vuestra Santidad que yo, indigna, por vos

sea digna de loar e bendezir esse vuestro santo cuello; e segúnd mi corta lengua, en bien

fablar muy tartamuda, mas sufra la mi Reyna, soporte la mi Prinçesa, aya paçiençia la

grand Señora escuchando mis sinplezas, oyendo mis ygnorançias. Vos soys el cuello de la

Yglesia, altíssima torre de los christianos, muy exçellente mi Señora. Como el cuello junta

al cuerpo con la cabeça, así vos, o, vida mía, ajuntastes la nuestra humanidat en el vuestro

vientre al Verbo Fijo de Dios, el qual es nuestra cabeça. E así, virgen, nos diste al nuestro

Hemanuel, que dize ser Dios convusco en una sola perssona. Asimesmo en otro modo,

nos, por nuestras culpas mesmas e pecados nuestros propios, nos apartamos de Dios, el

qual es nuestra cabeça e nos somos los sus mienbros. Vos, Madre piadosa, con vuestras

santas pre- |[27v] garias nos reconçilias con Él.

E como por el cuello el spíritu interior sale fuera e el exterior por él va dentro, así

por vos, mi cuello de oro e garganta de linpia plata, la nuestra devoçión sube al Fijo

vuestro e de Aquel desçiende a nos por vos, muy graçiosa Virgen, desçiende su piedat. Así

como la saliva desçiende mediante el cuello en todo el cuerpo baxo de la cabeça, así en los

mienbros de Dios por vos, liberal Señora, desçiende; de Dios, nuestra cabeça, es ganada

mucha graçia. Así como el cuello mediante desçiende de su gobierno e lo que le es

neçessario, es a saber, comer e bever, julepes e purgas e melezinas, así por vos, o,

Gloriosa, desçiende a nos el Fijo de su Dios, cuya carne es nuestra vianda e [nuestro]

bever es la su sangre en el Sacramento del santo altar. En tanto que por vos, o, Virgen, o,

pía, comieron los honbres el pan de los ángeles, el qual a esto vino, a sanarnos de nuestros

88 Parece haber una letra borrada: ¿altas?, ¿alvas?

62

males, ca por ronchas suyas e açotes todos ovimos melezinas e fuemos con ellos todos

sanos89.

Ítem, como fablamos mediante el cuello e sale la palabra por la garganta, así vos,

muy dulçe Reyna, soys el cuello por do fablamos con grand fiuza al Fijo vuestro, ca soys

nuestra abogada, al Señor nuestro açepta, e no vos puede negar cosa por nos suplicada.

Diga la Inperatriz algunas dulçuras de la façiones de su conçepçión.

CAPÍTULO XLIII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA A LA SU

DEVOTA CONDESSA LA FORMAÇIÓN DE SU VIRGINAL BOCA

O, mi buena fija e devota Condessa, bien miraste en el cuello mío, diligentemente

hablaste, con estudio loaste la mi garganta. Así es como dizes; eso es que afirmas; todo es

como loas. Mas quiero agora fablarte cómo el Obrador de quanto es ha fabricado la boca

|[28r] mía con sus pertenençias en el vientre de mi buena madre.

La boca mía formó en media manera, en proporçión requerida entre la barva e la

nariz, con un resplandor de alegre reverençia que a los mirantes después afalagasse a más

mirarla; ni grande ni chica, mas en media medida con fórmula delectable. Los beços míos,

así asentados que contuviessen bella graçia en conparaçión de uno a otro e de los dos

segúnd la boca. Colorados finamente como el nuevo çendal, segúnd espiró el Spíritu

Santo en los Cantares de Salomón: «Los beços tuyos, como el çendal teñido de grana»90.

E dispuso el Formador que mis dientes ordenados mostrassen alvura de marfil,

para que por su tiempo ministrassen al Fijo de Dios en su criança. E los labros míos

afluyentes, como el favo de la miel, los cobriessen bellamente. E formó la lengua mía con

granados previllegios e donayres graçiosos como en los Cantares lo escribe Salomón: «Miel

e leche serán so la lengua tuya»91. E aquel olor de la boca mía, como olor de mançanas.

Estas cosas por promessa se conplieron llenamente en el cursso de mi vida por diversas

diferençias de la Suma Providençia. E quiso poner un ygual peso e balança ygualante a mi

boca en dos cosas: la una en el resçebir, la otra en el departir. Quiso que tenperança

ygualasse mis manjares con sufiçiençia. E que mesura e prudençia mesurassen mis fablares

89 Al margen ysa. caº. 53 (Is 53, 5: «Ipse autem vulneratus est propter iniquitates nostras, attritus est propter scelera nostra;

disciplina pacis nostræ super eum, et livore eius sanati sumus»). 90 Cant 4, 3: «Sicut vitta coccinea labia tua». 91 Cant 4, 11: «Mel et lac sub lingua tua».

63

e que amasse silençio a su tiempo sobre todos. E sola nesçessidat abriesse siempre mi

boca.

CAPÍTULO XLIV

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA EXCLAMA

DE LA GLORIOSA BOCA DE LA VIRGEN MARÍA

¡O, boca de buenaventura e bienfadada! Boca que antes que naçiesse fue digna de

besar los sacratísimos mienbros del Fijo de Dios —la qual nunca supo qué cosa era besar

varón, nunca conos- |[28v] çió glotonía, de abstinençia doctrinada—, cuya lengua graçiosa

en loores divinales, cuya fabla dulçe rosa en enseñanças doctrinales; cuyas dulçes

departiçiones entre las fenbras amigables. ¡O, boca dorada, o, lengua mesurada, o, lengua

secreta e callada! No fue en ti por medida la graçia divina incluyda. ¡O, lengua consagrada!,

que con Dios se razonava, que con ángeles fablava, e por los miserables algunas vezes

abogava!, mas agora por estudio de nos todos es abogada. Yo te fago graçias quantas

puedo e bendigo e loo en el que te fizo e formó, e a tantos bienes te ordenó. Proçeda la

mi Señora e diga adelante de las otras partezillas e façiones sin parejas.

CAPÍTULO XLVº

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA

DE LA FORMAÇIÓN DE SU NARIZ E MEXILLAS

No te fablo en esta ya enpeçada ordenança, o, mi buena fija, sino sola la formaçión

corporal de los mienbros míos en la mi conçepçión, que es natural. Mas, segúnd la mi

alma, otro proçesso llevaré. Por agora te diré de la forma de mi nariz e un poco de las

mexillas, allegando los secretos que de mí el Señor Dios inspiró.

Formó el Spíritu Santo mi nariz derecha e ygual; no las abaxó como a las camusas,

ni las alçó como a las carnerunas, mas derechas por ygual. No me las formó cortillas ni

luengas, mas conpasadas, guarnidas e de bella vista, de falagante mirar. Eran de tanta

64

virtud que, después de mi nasçençia, yo olía el paraýso, no solo el terrenal, mas los gozos

de los santos e del paraýso çelestial.

Oye más de los altos previllegios que Dios fizo a mis narizes. Dize el Sabio en los

Cantares cómo Dios dixo a mí fabricando las que dixe: «La nariz tuya, como la torre del

|[29r] Líbano que mira contra Damasco»92; como si dixiera: ‘Tu nariz será ygual e derecha

como la torre e alta’; como quien dize: ‘Olerá altos olores fasta el çielo, despreçiando los

olores deste siglo, los quales sirven al mundo en los defectos humanos’. Dize torre porque

yo bien olería los males e tribulanças, menguas e nesçessidades de los humilldes e mis

devotos, a los quales sin llamar mi mano socorrería. Dize del Líbano, que quiere dezir

grand blancor, como la que significa la blancura corporal con pureza virginal. Dixo más,

«que mira contra Damasco»; e quiere dezir Damasco en nonbre de Sathanás, bibiente

sangre93, por quanto sienpre dessea e ha sed de sorver las vuestras almas. E por esso en la

nariz reluze mi discreçión que huele la su nequiçia maliçiosa, quel piensa el diablo

exsecutar, así como un grand fedor. E no lo puedo sofrir que no lo arriedre de los míos e

de aquellos que me llaman queriendo ser defendidos en mi anparo como en torre. Ca

Dios puso entre mí e la serpiente que a Eva engañó enemistanças capitales. E por esso me

fizo torre cándida e resplandesçiente, por linpieza contra el demonio suzio todos tienpos

acatante; por quanto yo avía de quebrantar la cabeça de la sierpe, que se llama la suzia

concupisçençia, con la mi gran castidat. E por esso avía siempre de mirar contra el diablo

vil e suzio.

E sepas otro secreto, que mis narizes avían de ser carrera del espirar, a dar a

entender que, como las vuestras nesçessidades eran subientes al çielo e el camino de

espirar, que serían las mis narizes, así por ellas desçendía el Spíritu con sus dones para las

socorrer e conplir. Ca las consolaçiones que vos enbía el grand Señor, por mis méritos e

mis ruegos ofresçidos con sospiros, a vosotros las otorga. E quando agora me llamas

deziendo: «Nos, los fijos de Eva, desterrados, gemiendo |[29v], llorando a ti suspiramos», e

vuestros sospiros a mí enbiáis por vuestras narizes, así yo enbío al glorioso Fijo mío por

vosotros mis oraçiones e sospiros por las mías.

De las mexillas de la gloriosa Virgen

Oye un poco de mis mexillas, las quales me fizo el Obrador tan bellas e tan

fermosas que en el Libro de los Cantares las alaba. Primero las loa de la fermosa ordenança

quando me dixo: «Fermosas son las tus mexillas en las ordenanças suyas –quiso dezir

quanto al situo94 e los colores– como la corteza del granado las tus mexillas sin lo que se

92 Cant 7, 4 : «Nasus tuus sicut turris Libani, quæ respicit contra Damascum». 93 Cf. Eusebius Hieronimus, Liber de nominibus hebraicus: «Damascus, sanguinem bibens, vel propinans» (PL XIII, 865). 94 Así en el manuscrito, probablemente quiso poner la forma etimológica sitio como la más cercana a ordenança.

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asconde de dentro»95. Asý como las mis mexillas, por la fermosura en el primero dicho, así

en este segundo las loó significando la fermosura e color de vergüença mía virginal,

significada en la corteza de la granada, que es dura e colorada, que es fermosura de pasión

fundada en paçiençia. El dicho terçero es: «Como el pedaço de la granada, así las tus

mexillas sin los secretos tuyos»96. Ya sabes que la granada, quando la despedaçan, tiene

dos cosas: los granos ordenados e finalmente colorados. En la ordenança se muestra

orden de la caridat, que pon orden en mis mexillas dos por las dos razones de la caridat.

Ca el Rey que me fizo me mandó entrar en sus celleros e en mí ordenó la caridat para que

sopiesse cómo avía de amar a Dios sobre todas las cosas, e por sí mesmo e no por mí ni

por otro alguno; e al mi próximo amase por Dios, no tirando a ninguno deste amor, moro

ni judío ni christiano enemigo, el qual consiste en querer al mi próximo enemigo97 que

Dios le dé a conosçer sus pecados e lo perdone e le dé graçia con que se salve e lo lieve a

paraýso.

Pregunta la devota Condessa a la gloriosa Virgen de sus mexillas

Mui alta Señora mía, muchas vezes oyo |[30r] predicar de las fermosas mexillas

vuestras e conpáranlas a la tórtola diziendo: «Fermosas son las tus mexillas como de la

tórtola»98; e no he oýdo bien cómo lo dizen. A la vuestra prudentíssima discreçión suplico

me lo quiera explanar por que yo mejor lo sepa e me deleyte en la fermosura de vuestras

bellas mexillas.

Responde la gloriosa Virgen

Ofiçio de la mexillas es que, quando faze el honbre lo que no debe e gelo veen, e

saben mostrar nueva color en la cara delante de aquellos que lo veen o saben. E por tanto

son causa defensiva a la persona vergonçosa de no pensar ni fablar ni obrar cosa de que

pueda nasçer vergüença. E por quanto delante de la perssonas honradas e de estado o

linage se muestran más vergonçosas o confusas, por tanto las perssonas que a Dios aman

e temen han grand vergüença delante de Dios e sus cortes e mucha confusión solamente

en pensar cosa torpe.

A lo que preguntas de las mexillas fermosas como de tórtola, sepas, fija mía e

Condessa devota, que la tórtola ha por canto solamente el gemido. E quando los

peca[do]res delante del Señor gimen llorando sus pecados agramente, enflámansse e sus

mexillas se coloran, la qual color delecta mucho al Señor. E quando las perssonas justas

95 Cant 6, 6 : «Sicut cortex mali punici, sic genæ tuæ, absque occultis tuis». 96 Cant 4, 3: «Sicut fragmen mali punici, ita genæ tuæ, absque eo quod intrinsecus latet». 97 mi, interlineado; enemigo añadido al margen a continuación. 98 Cant 1, 9: «Pulchræ sunt genæ tuæ sicut turturis».

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gimen como tórtolas delante de Dios por los pecadores ingratos e desconosçidos, que se

van a perder, las mexillas se coloran e son fermosas a Dios. Ítem, quando las perssonas

contenplativas fatigadas desta vida desean ya ser con Dios gimiendo por este destierro tan

luengo e tan contrario e lloran con grand sospiro, las mexillas se coloran con que Dios ha

grand plazer. En esta manera se llaman las mexillas fermosas como de tórtola, como si

dixiera: «El tu gemir e arrollar como de tórtola fizo |[30v] tus mexillas delante de mí

fermosas». E, por tanto, yo, en mi formaçión, avía de tener ofiçio de tórtola en los

muchos linajes de mis gemidos más que otra criatura. Por tanto dixo el Spíritu Santo de

mí: «La tus mexillas son fermosas como de la tórtola». Desto adelante te diré

distintamente.

Cómo la devota Conde[ssa] faze qüestión a la Virgen María

Muy noble Señora mía, con vergüença no me atrevo molestar a vuestra Alteza con

preguntas, mas el deseo que tengo de saber dotrina de vuestra muy dulçe lengua me

punge a qüestionar algúnd tanto con esfuerço. Por merçed vuestra Nobleza me diga

claramente por qué el Spíritu Santo, quando de vuestras mexillas dixo que eran bellas e

fermosas como el pedaço de la granada, añadió «sin los ascondidos tuyos». ¿Qué cosas

yazían so las vuestras lindas mexillas?

Responde la gloriosa Virgen a la pregunta de la Condessa

Allende de aquellas causas que te antes dixe de la tórtola que afermoseavan e

coloravan las mexillas, que eran extrínsecas e pocas, otras muchas sin contar ni explanar

de lengua humana eran en mi coraçón después que cresçida, que eran pensamientos,

deseos e apetitos e afectos todos enflamados e ardientes çerca de la santa Trinidat, cada

qual perssona dellas, çerca de los secretos de las santas profeçías, çerca de la encarnaçión

del mi Fijo e su nasçençia e criança, e çerca de otras ençendidas contenplaçiones, çerca de

los actos del mi Fijo en la humanal redenpçión, que mis mexillas ardían ençendidas como

brasas.

Ya sabes tú que las hembras descoloradas se ponen a la lunbre para cobrar color; e

yo, delante de Dios, que es fuego quemante, por contenplaçión tórname colorada. Otras,

por cobrar color, se inclinan fasta tierra quebrando su |[31r] espinazo e, quando se

endreçan, levántanse coloradas; así yo, quando delante de Dios me humillava, que no era

digna de pisar la tierra ni del agua que bevía, e como el Señor de mí fazía caudal, avíalo en

tanta reverençia que vergüença me colorava. Otras fazen algunas cosas de fuerça e de

pesado afán en sus secretos, después salen a la plaça coloradas; así yo avía con caridat de

tomar los afanes e cuydados fasta fartar a los desesperados, e tomando cargo dellos,

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avergonçava e colorava delante de mi Señor e su grande e alta corte. Otras ponen en sus

mexillas colores agenos sofísticos e estraños por pareçer de mexillas coloradas; e yo,

contenplando en la sangre de mi Fijo cómo corría de sus mienbros como ríos, de mi dolor

me parava colorada e bella delante Dios. E así puedes pensar de otras causas e razones99

çerca desto.

CAPÍTULO XLVIº

CÓMO LA CONDESSA SUPLICA A LA GLORIOSA VIRGEN PROÇEDA ADELANTE ÇERCA DE LA PERFECÇIÓN E EXCELENÇIA DE LOS OTROS

SUS MIENBROS

Perdone vuestra100 altísima prudençia a mi ruda ygnorançia. Mi alta Señora mía, grande e

maravillosa es la fermosura vuestra, e, fablando en espeçial, la fermosura de vuestra

graçiosa boca e la beldat de vuestra nariz e la espeçiosidad de vuestras sanguinas mexillas.

Plega a la vuestra muy generosa mesura dezir de las façiones otras algunas cómo fueron

garridas e lindas, por que me crezca en mí aquella chiquilla çentelleja que de la vuestra

maravillosa conçepçión en mi ánimo asentó vuestra Alteza por me fazer mucha merçed.

CAPÍTULO XLVII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA DE LA FORMAÇIÓN E EXCELLENCIA

DE SUS OJOS VIRGINALES

Formó el Spíritu |[31v] Santo los ojos míos fermosos en tanto grado e, aunque diverssos,

así los unió e ordenadamente juntó. E la vista dellos así fue única en el mirar que al Fijo

de Dios asaetaron, e llagas de amores le fizieron en su coraçón que no se pudo en el çielo

detener que no se abaxasse e no se ascondiesse en mi virginal regaço.

Así lo avía inspirado el formador Spíritu Santo mío quando el Sabio ante desto lo

notó claro en los Cantares en esta guisa deziendo: «Llagaste mi coraçón, o hermana mía,

99 A continuación anula desto. 100 vuestra, repetido y tachado.

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esposa, llagaste mi coraçón con una saeta de los tus ojos»101. E aquesto le contesçió

porque fermosa me miró quando dixo: «Mira que eres fermosa, la mi amiga; mira que tú

fermosa; e los tus ojos, de las palomas»102. E quando mirava el Fijo de Dios la fermosura

de mi gesto e la garridez de los mis ojos, mucho se maravillava e me cantava esta dulçe

cantilena: «¡O, quánd fermosa eres la mi amiga! ¡O, quánto eres fermosa! E los tus ojos, de

palomas sin aquello que se asconde de dentro». E tan grande fue el afalago de los mis ojos

al Señor que me mandava bolverlos d’Él por que no me los mirasse ni los posiesse yo en

Él, ca, así como con amor mirando la fermosura de mis ojos en el coraçón fue muy

llagado, asimesmo, remirando, más se me falagava en tanto que sincopava su delicado

coraçón quando dezía: «Buelve tus ojos de mí, no me fagan partir de ti».

Cómo la devota Condessa faze qüestión a la gloriosa Virgen

¡O, bienaventurados ojos que, alcoholados de charidat, miran de claro en claro al

fondón abismo de la essencia divinal e los golfos difíçiles de la Santa Trinidat! Miran en el

alcohol de la piedat las duras angustias e menguas e menester de toda la |[32r] christiandat

con alcohol esforçados de misericordia poderosa. Miran a las fonduras de las penas

infernales, de las quales libra a los sus fieles devotos. Muy exçellente Señora mía, pues ha

plazido a vuestra grandíssima Señoría que yo merezca fablarle solas dos cosas, deseo saber

de las dulçíssimas vuestras palabras que agora vos oý. La una cómo llagastes al Señor con

el golpe de vuestros ojos; cómo vos fuyó es la otra el Fijo de Dios entonçe quando de fito

le mirastes. Ca me pareçe ser difíçile que por una ygual miraçión el Fijo de Dios veniesse a

vos e fuyesse de vuestra vista.

Responde la gloriosa Virgen a la pregunta de la devota Condesa

Condessa, no pienses que me contesçía esto en la conçepçión mía, ca entonces

mis ojos no eran en tienpo de eçerçitar la vista. Mas quando yo era en años de discreçión,

alçando mis ojos con profunda humilldat al Señor sobre la grand cobdiçia que yo tenía e

gana de servir aquella virgen que sería de tan alta dignidat e exçellençia, que por sus

méritos sería madre del Redenptor, e le rogava e suplicava con pleçes atentas e

suplicaçiones devotas me feziesse digna de le lavar sus pies. Acatando el Señor cómo,

segúnd su altíssimo consejo en su providençia, yo avía de ser aquella virgen que lo avía de

conçebir e parir, su mui piadoso coraçón fue atravessado de la saeta de amor que del

afinco de mis ojos fue enbiada, que no se pudo detener que no cayesse del seno del Padre

suyo çelestial en el vientre mío, su retrete virginal. Mas por quanto esto pertenesçe a la mi

terçera fiesta no alargo la respuesta.

101 Cant 4, 9: «Vulnerasti cor meum, soror mea, sponsa; vulnerasti cor meum in uno oculorum tuorum». 102 Cant 1, 14: «Ecce tu pulchra es, amica mea!, ecce tu pulchra es! Oculi tui columbarum».

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A lo segundo que dexiste, de la partida que faze el Señor en la mi admiraçión, te

respondo quando contesçe que Dios se muestra a la vista de alguna criatura de graçia

especial, muy poco se detiene ni ha |[32v] quien lo tener pueda. Ca, como se muestra, e la

criatura con el grande afalago de su dulçe presençia enflama la criatura para más mirarlo e

amarlo, entonçe Dios se ensalça e se parte de aquella vista e queda la criatura muy

enamorada e fanbrienta de su vista. E porque Dios faze esto, quasy echa la culpa al mirar

curioso de los ojos, e por esso dixo: «Buelve tus ojos que aquéssos me fizieron bolar de

ti». Mira que no es un mirar quando viene e quando se parte, mas dos, e bien diversos. Ca

viene quando es mirado con mucha humilldat, e pártesse quando la criatura quiere

escudriñar aquella graçia a ella fecha. Así sabrás que en la mi formaçión e conçepçión

resçebí la graçia del Spíritu Santo para que en su tienpo mis ojos usassen e exerçitassen

aquestos actos de que agora preguntaste.

Cómo la devota Condessa pregunta a la gloriosa Virgen

Muy pujante Virgen e muy exçellente Señora mía, como vuestra virginal valía avía

de ser genetrix e madre del Fijo grande [de] Dios, ¿por qué vos llamó esposa e hermana

en este caso? Ca la madre no puede ser del hijo hermana; ni el hijo, esposo de su madre.

Responde la gloriosa Virgen

El apetito del saber e gana de conosçer aguija tu coraçón de antemano a preguntar

las cosas que aquí no caben, ca esperan las otras fiestas que me fazen los christianos. Mas,

por te no avergonçar, me plaze dar respuesta, la qual será so conpendio brevemente

ençerrada. Deves saber quel glorioso Fijo mío, por me fazer muchas merçedes, espiró en

Salomón que escriviesse en los Cantares muchas e largas cantilenas de mis excellençias e

prerrogativas e previllegios singulares. E por declarar algunos dellos, por ocho maneras

me llama nonbres |[33r] claros, los quales aquí declararé.

El mi noble Fijo en esta guisa me llama por nonbre quando quiere: ¡O, la sin

manzilla mía!, ¡o, paloma mía!, ¡o, la esposa mía!, ¡o, la fermosa mía!, ¡o, la amiga mía!, ¡o,

la especiosa mía!, ¡o, la perfecta mía!, ¡o, la hermana mía!. Llámame inmaculata o sin

manzilla por la singularíssima santificaçión mía, en la qual pujé a todo santificado en esta

vida. Llámame paloma por la singular ygnoçençia mía, porque biví sin toda fiel de malicia.

Llámame esposa mía por las arras singulares que d'Él resçebí quando me fizo, las quales

puso en la mi alma en mucha reguarda del mi cuerpo. ¡O, la fermosa mía! me dixo por

singular beldad e ornamentos míos bellos. Díxome mi amiga por la senzilla unidad del su

coraçón e mío, e revelación de sus secretos a mí fechos singulares. Díxome espeçiosa mía

por la singular mi apostura e fermosidat de mis virtudes. Llámame hermana mía por la

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singular mi partiçipaçión en la herençia del su Padre. Llámame perfecta mía por la

singularíssima perfecçión que yo en estos nonbres huve. Estas cosas hablé muy breves

por las alargar en sus logares segúnd el caso lo demandare e lo103 quisiere la historia.

CAPÍTULO XLVIII

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA FABLA HUMILLMENTE

SUPLICANDO A LA VIRGEN GLORIOSA DIGA ADELANTE

Entonçes, Señora, vuestra prudençia resplandesçía con rayos claros de discreçión

quando mi rudo e chico saber con ygnorançia entropieza. Pues florezca vuestra clemençia

en perdonar a la ygnorante. Muy illustrada mi Señora, no fastíe vuestra Alteza si le pediere

por merçed que algo me diga adelante de su miraglosa conçepçión.

CAPÍTULO XLIX

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA

DE LA FERMOSURA DE SUS VIRGINALES OREJAS |[33v]

De solas dos cosas te fablaré que pertenesçen a mi cabeça: la una, de las orejas; la otra,

de mis cabellos. E primero de los oýdos. En el prinçipio de mi formaçión crió e formó

mis orejas con tales propriedades que sienpre fuessen dispuestas e ordenadas e inclinadas

para oír las leyes e preçeptos divinales, e a los buenos consejos e sanos documentos, e

para que en su tiempo las inclinasse para oýr las causas e suplicaçiones e pregarias de los

devotos míos e de todos aquellos que me llamasen veramente en sus nesçessidades e

angustias e trabajos. E quiero que sepas que, como Eva oyó inclinando sus orejas a los

consejos falaçes del enemigo en la enbaxada del su engaño con que dapñó su posteridat

creyendo, así yo çerrase las mis orejas a los engaños de Satanás e las abriese a la enbaxada

del archángel san Gabriel, mesagero del Señor, de la encarnaçión del Fijo del muy Alto; ca

de la audençia mía al ángel otorgada resçibió comienço la reparaçión humana, e por las

103 lo interlineado.

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vías que se perdió, siguiendo las sus pisadas a contrario, se reparó. Seguió la vida a la

muerte e la luz a las tiniebras, e la melezina de la verdat siguió al engaño de falsedat; la

caridat de la salvaçión a la iniquidat de la sugestión; el ángel benigno con melezina, del

ángel maligno con su ponçoña serpentina. E baste a ti que nuestra madre, por la oreja,

destruyó el mundo, e yo, por la audiençia conçebí al Reparador del mundo.

CAPÍTULO L

CÓMO LA CONDESSA SE CONGRAÇIA A LA GLORIOSA VIRGEN DE SU

AUDIENÇIA E LE SUPLICA DIGA MÁS ADELANTE

¡O, bienaventurada Virgen, o, muy digna de grand loor! Por |[34r] el oýdo de Eva, la

nuestra madre primera, entró la iniquidat e pecado al mundo, e por el pecado, muerte; e

por el vuestro oýdo humilldoso resçibió graçia el mundo; e por la graçia, vida, ca la graçia

de Dios eterna vida es. Ítem, por el oýdo de aquella entró al mundo todo mal e triste lloro,

e por el vuestro graçioso oýdo entró al mundo plazer e gozo. Por el mal oír de Eva

cayeron los ricos en grand pobreza, por el vuestro oýdo fructuoso alcançaron los pobres

el regno de las riquezas. Aquel sea loado que vuestras orejas tan exçellentemente formó, e

a vuestra santidat bendicha sea honor que tan bien las enpleó. Vuestra altíssima Piedat oe

a nos; e oe a Ella Dios. Dios oe los justos e no quiere oýr a los pecadores. Mas vos, Reyna

benigna, oýs malos e buenos, e justos e pecadores. Diga la mi señora alguna cosa de sus

cabellos e oyrá la su ançilla los loores dellos.

CAPÍTULO LI

CÓMO FABLA LA GLORIOSA LA PROPIEDAT DE SUS CABELLOS

Quiçá no as oýdo las propiedades de los cabellos como aquí las diré, ca muchas mugeres

e moças, dueñas e donzellas se preçian de cabellos ruvios, los quales, si los han de natura,

perseveran en su ruviura; si por industria, no perseveran, que han menester que los

requieran con lavatorios e maestrías humanas, las quales cosas descubren los vanos

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desseos que ascondidos estavan en los coraçones de las tales perssonas que su tienpo

despienden en tales estudios. E, si no pueden por arte aver ruvios cabellos, tanto cresçe el

vano deseo dellos que cabellos agenos de perssonas bivas o muertas –segúnd más aýna

pueden enchir su apetito– toman e fazen cabelleras para poner a su rostro. E paresçe

claro que aquesto conquista a la honestad e vergüença feminil. Toda criatura se deve

contentar con sus cabellos naturales, |[34v] e aquellos deve traer en tal continençia que

cunpla a perssona honesta e virtuosa, porque la virtud da perfecçión a la natura humana.

E aquestos cabellos, fablando naturalmente, algunos son ruvios como oro, e

significa que la natura dellos es que la perssona aya ruviez de oro e de caridat. Dixo en los

Cantares el Sabio: «Los cabellos tuyos, como las cabañas de las cabras que aparesçieron de

Galaat»104. Medio ruvios, que aparesçieron en testimonio de verdat, «alheñando las comas

e guedejas de tu cabeça, así como la púrpura del rey junta a las tinas»105; e aquesto fue en la

Pasión del Fijo suyo106, tiñidos de la púrpura sanguina del rey.

Si son castaños significan que la perssona sea castaña por fortaleza contra la

adversidat; si tiran a blancos o a color de plata, que la aya virtud de castidat; si negros o

corvinos, dize que la perssona ha de ser penitente por dolorosa conpunçión. Por quanto

el Fijo mío e yo ovimos cabellos prietos sienpre mientra bivimos, fuemos grandes

abstinentes. Los quales negros cabellos son señal de honestad más que no de vanidat; e,

aunque muchas con los negros son sobervias como los ypócritas107, de la humildat se

glorían. Aun los cabellos canos, a las viejas odiosos, los muestran cómo han de ser

discretas, maduras e prudentes, aunque son por lo contrario más sin seso que las niñas. E

por quanto yo, quando vine ya ançiana a las canas, me dio el mi buen Fijo sus disçípulos

por míos, e a mí a ellos dio que les fuesse su maestra. E quando la donzella o moça trae

los cabellos sueltos e desatados por las espaldas e por los honbros derramados, significa

que su coraçón anda desçeñido e abierto e que no retiene secreto e resçibe qualquier

amor; no te digo amor honesto, mas carnal e desonesto. E quando |[35r] los traen

apretados, encordados o apretados con capellejo o crespina o inpla, segúnd al estado

pertenesçe e a fin bien ordenado, sinifica los secretos ascondidos en su coraçón. E si las

tales son de mal secreto suyo o ageno son contrahechas las tales que uno son e otro

muestran.

Prosigue la gloriosa Virgen de otras condiçiones de los cabellos

Son los cabellos bivos por graçia del Spíritu Santo; son muelles [por] benignidat,

encogibles e estendibles por obediençia; aunque biven, son sin sangre, esto es, sin

104 Cant 4, 1 o 6, 4: «Capilli tui sicut greges caprarum quæ ascenderunt de monte Galaad». 105 Cant 7, 5: «Et comæ capitis tui sicut purpura regis vinca canalibus». 106 Quizá se trate de un error, pues quien habla es María, por lo que el posesivo debería ser «mío». 107 En el original, ypocatas.

73

afecçión carnar; son insensibles, esto es, por leznidat de paçiençia; son sotiles por

contenplaçión de la divinidat; son delgados por voluntaria pobredat; son luengos por la

perseverançia; no suenan aunque los menean, esto es, que no murmuren en la tribulaçión;

cresçen continuamente, significan en mejoría continuaçión; álçanse como quien quiere

inquirir en las cosas altas; a las vezes caen como quien escodriña, asimesmo, las cosas

baxas; a las vezes se crespan, conpadesçiendo a las otras. Quando están en la fruente

partidos, significan discreçión; a las vezes lavados por piadosa recordaçión e lagrimosa del

mi Fijo e de la gloriosa recordaçión; peynados e determinados por prudente avisaçión.

E deves saber que las mugeres e moças que de sus cabellos se glorian van contra la

natura de sus cabellos e pecan en ellos. E sepas que, quando el Spíritu Santo mis cabellos

formó, a estos dichos estudios e exerçiçios que oýste me los ordenó e así lo fize yo. Así lo

dixo de mí el Sabio en los Cantares, inspirado por el mi Formador: «Llagaste al coraçón

mío en vuestra greña del cuello tuyo». Mira cómo mis cabellos en su trançado fueron tan

bellos que el Fijo de Dios se enamoró muy mucho dellos.

CAPÍTULO LII

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SE CONGRAÇIA A LA GLORIOSA VIRGEN E

LE PIDE PARTIMIENTO DE LAS OTRAS PARTES CORPORALES |[35v]

O,mui virtuosa e graçiosa Señora, ¿quál muger podría aver cabellos tan exçellentes e de

tantas colores e virtuosas propiedades? No se podrá fallar de[s]pués de vos alguna, ca en

todas vuestras cosas soys maravillosa, sola sin enxenplo, una sin segunda, una toda e sola

e muy maravillosa. Muy graçiosa Señora mía, si por bien toviesse vuestra santidat gloriosa

no lo tomase por molesto, a grand merçed avría que vuestra graçiosíssima boca de açúcar

bien fabricada me fiziesse ser tan digna que oyessen mis orejas cómo las partes que

restaron de vuestro cuerpo virginal fueron formadas en la vuestra conçepçión. E plega a la

vuestra Alteza que de los pies fable primero, e así por orden de las otras partes fasta

formar al coraçón.

Cómo la gloriosa Virgen se quiere escusar de la pregunta

Fija discreta mía e Condessa guarnida de grand cordura, no cunple a ti que los

secretos de mis partes virginales e feminiles que yo uve se relaten en corro de honbres ni

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tangan orejas de los varones; ca no te diría mis ascondidos, aunque puros e mui sagrados,

si no por te fazer merçed e que de mí tomes enxenplo.

Cómo la devota Condessa segura a la Virgen que estos secretos no los sepan varones ni devotos

Toda bendicha e graçiosa Sobreseñora sola mía, las altas mercedes que yo resçibo

en las dulçíssimas fablas vuestras, las quales de mí, fija vuestra, altíssima Señoría, a las que

son de mi estrado, dueñas honestas e mis donzellas las relataré, si a vos pluguiere, o

reçitaré si las escriviere. A orejas viriles las asconderé.

CAPÍTULO LIII

CÓMO FABLA LA GLORIOSA VIRGEN DE LA FORMAÇIÓN DE SUS PIES

El mi Formador omnipotente, formando |[36r] mis pies con su alto saber, tres altas les

dio virtudes e buenas. La una, prudençia en sus movimientos, como que fuera de massa

de oro, tallados e fechos en molde. La otra virtud es de perseverançia, como si fueran de

cobre formados e que ardiessen por grand caridat, como si en forno fueran tostados. Por

quanto serían los pies de mi Fijo semblantes, segúnd fueron los míos, sepas que tales los

vio mi sobrino san Juan desterrado, en el Apocalipsi, quando dezía: «Los pies d’Él

senblantes a la purga de oro en forno de cobre ardiente»108. E sabes tú que en la carne e

mienbros del Fijo mío no huvo parte ninguno sino yo sola que lo conçebí, por lo qual

nunca fue fijo senblante a su madre sino el mío.

E tan fermosos fueron mis pies e tan lindos quel Sabio no supo dezir su beldad e

me los loó solo por los passos quando escrivió en los mis Cantares deziendo así: «¡O, Fija

del prínçipe, quánd fermosos son los pasos tuyos en los chapines!»109. Aquí me llamó Fija

del prínçipe por quanto yo vine de Abrahán, prínçipe de los patriarcas, e desçendí del

linaje de David, prínçipe de los reyes, e nasçí de Zorobabel, prínçipe de los duques. Mira

que no entendió solo destos, mas entendió del mi glorioso Fijo que de mí avía humana

carne tomar para ser honbre por ser mi fijo, el qual primero ya era mi padre e yo fija suya.

Aqueste mi Padre, después de mí, sería llamado Padre del siglo futuro, Prínçipe de la paz.

Así Salomón entendió quando me llamó del prínçipe Fija e alabó mis chapines de

108 Ap 1, 15: «Et pedes eius similes aurichalco, sicut in camino ardenti». 109 Cant 7, 1: «Quam pulchri sunt gressus tui in calceamentis, filia principis!».

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fermosos, se maravillando, pues más se espantara si claro mirara los pies virginales en su

fermosura.

Cómo la devota Condessa suplica a la Gloriosa que le declare cómo los pasos110 son fermosos

¿Quién puede dudar que vuestra lindesa e gentil bel- |[36v] dat no puje a todas las

fijas de Eva, pues en cuerpo e mienbros leváys a la Madre? Dios fizo aquella de pies e

cabeça perfecta e entera e mucho fermosa. Mas con su mala e vana cabeça movió los sus

pies no como deviera e fizo sus pasos diformes e torpes, entrepeçó en la fruta vedada; e

luego en tierra de rostros cayó, do se dañó con todos sus fijos. Mas vos, vida buena; mas

vos, salvaçión; vos, gloria de todos; vos, toda fermosa; vos soys apuesta, graçiosa e bella

en vuestros passos del prínçipe Fija. Plega a la vuestra muy noble merçed declararme

cómo los passos tovistes fermos[os] en vuestros chapines.

Cómo declara la Virgen la fermosura de sus passos

Aquellos son passos del todo fermosos que bien se ordenan a honra de Dios e al

provecho del próximo nuestro e a salvaçión de la criatura. En estos pasos avían de andar

los pies míos quando los engenió el Spíritu Santo en el vientre de mi buena madre. E

díxoles el Formador: «Guardaréys vuestros passos que los fagáys humillmente como de

persona penitente e abstinente en conpunçión de amargura. Como los fijos de Israel

passaron por medio del mar a pie enxuto por seco, fazed vuestros passos sinplemente con

fiuza por derecha entençión. Los passos que son doblados son indignos de confiança».

Son mis pies fasta oy día muy prestos de yr a Dios e de socorrer ligeros para

aquellos que me llaman en sus priessas e menesteres de todo su coraçón. E no solamente

los mis pies que salvan de todos periglos, mas aun los tuyos si quisieres ser mi leal

servidora. Que, así como yo en las ondas del mar anduve a suela de pie enxuta salvando

los mis devotos, como nave muy ligera de |[37r] los golfos e periglos en el puerto los

poniendo libres a su voluntad, así tú, si me sirvieres lealmente de tu ánimo, quando

passares las aguas yo seré luego contigo e no te sumirán; e como passares los ríos, sus

ondas no te cobrirán; e passeando por el fuego, las llamas no te quemarán. Como estos

sean los grandes periglos e pavorosos de los quales te libraré, así de otro qualquiera te

prestamente acorreré.

110 En el manuscrito, pasos sos son.

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CAPÍTULO LIIII

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA RUEGA

A LA GLORIOSA VIRGEN POR MÁS DOCTRINA

O, mui piadosa Reyna e clementíssima mi Señora, ¿quién no desseará, quién no amará

ser servidora de vuestra Alteza, ser esclava de vuestra Señoría, ser captiva111 de una tan

grand Reyna? Señora mía, he aquí la esclava vuestra; muy alta Prinçesa mía, he aquí la

vuestra serviente; muy gloriosa Reyna, he aquí la vuestra captiva, que desea ser atada de

vuestros fierros, e de vuestras cadenas amorosas ser presa toda mi vida. Muy excellente

Virgen e Madre mía muy graçiosa, plega a la mui liberal largueza vuestra de me dezir

adelante de vuestras lindas façiones, cómo se suben de los pies.

CAPÍTULO LV

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA DE LOS MIENBROS ÇERCA DE LOS

PIES, QUE SON LLAMADOS SURAS

Quando Aquel que me formó fabricava estas partes, llamóles colunpnas firmes de buen

oro fabricadas e sobre basas de plata altamente asentadas; e tales las huve sienpre que en

mis passos no cansaron yendo desde Nazareth112 al lugar de Jherusalem, al su templo en la

fiestas; ni cansé quando fuy a visitar a mi prima, ni cansé quando preñada ni cargo sentí

del Niño que traýa en mi vientre, ni cansé quando fuy a Egipto con |[37v] mi Fijo que

levava en mis braços.

Mira, Condessa, e piensa cómo eran las mis suras como las firmes colupnas

fundadas sobre mis plantas como sobre ricas basas. E tales deves trabajar por tener, como

lo dize el Sabio: «Colupnas de oro sobre basas de plata»113 , pies firmes sobre las plantas de

la estable muger. Dixo pies por las suras so las rodillas fasta los todillos. Fablarte quiero

un poco de las rodillas por que tomes doctrina de usar de las suras e rodillas tuyas. Sepas

que mi Formador, que fue el Señor, Criador de todas las cosas, a quatro fines miró

111 catipua. 112 iherusalem, subpunteado a continuación. 113 Cf. Cant 5, 15: «Crura illius columnæ marmoreæ quæ fundatæ sunt super bases aureas».

77

quando formó mis rodillas sin aquel114 que natural es, por las quales yo me moviese e

andudiesse donde me fuesse menester.

El primero, para que las corvasse delante su alta Magestad, conosciéndole señoría

e pediéndole merçedes, como fazían en otro tienpo continuamente los santos honbres. Lo

segundo, para que sobre ellas resçibiesse e enbolviesse e ministrasse al Señor en mi carne

virginal. E aquestos dos fines pasaron en esta vida presente. Ay otros dos para la vida

futura. La una, para quando me coronó el mi Fijo glorioso donde todos los santos ángeles

le cantavan e reverençia le catavan, incorvadas las rodillas, resçibiesse la corona. La otra,

para rogar por el mundo e por sus habitatores quando ofenden al Señor e lo provocan a

yra.

Toda criatura deve al Señor este serviçio, como dize por el profeta: «A mí será

corvada toda rodilla, e a mí toda lengua loará»115. Pues tú trabajarás de poner tus rodillas

delant’Él, conosçiéndole por Dios tuyo, loándole su poder con el qual te fizo o te puede

deshazer. E pídele que te defienda de todo contrario tuyo, pues te puede defender, e dirás

|[38r] tú como Job: «Señor, póneme a tu lado, e quien quisiere sea contra mí»116. E loarás su

saber, al qual no podrás foýr ni te le puedes asconder, e dirás luego en fin: «Señor, el

huesso que tú a mí feziste en oculto, no es de ti ascondido; e tan bien sabes mis tiniebras

como mi claridat del día; e la noche mía es a ti claro día. Pues, glorioso Señor mío, alunbra

tú las mis tiniebras como a las del rei David». E loarás la su bondat por la qual sola

perdona al que le ofende si lo llama en verdat. E dezirle as los delictos de la niñez e

negligençias de la sanguina e mi tierna moçedat: «Buen Señor, no las acuerdes, mas

acuérdate de mí segúnd la tu piedat».

Cómo la devota Condessa pide a la Virgen cómo deve corvar las rodillas e loar al Señor

Piedat caridosa mía e piadosa Caridat, aunque muy consolada só oyendo con

mucha gana las gratas façiones vuestras e teniendo en merçed las sanctas doctrinas

vuestras, mas no alcança mi rudeza ni mi ygnorançia lo entiende cómo le deva yo loar

segúnd manda vuestra Alteza, ni aun sé cómo corvar mis rodillas delant’Él. La vuestra

esclaresçida más alta quel sol sabiduría esto me quiera declarar.

Muestra la gloriosa Virgen a la su devota Condessa cómo ha de afinojar e loar a Dios

Quando delante del Señor que te fizo e te puede deshazer estuvieres, corvarás tus

rodillas, humillarás mucho tu espíritu; e quanto fueres grande, tanto más te humilla, ca la

potençia de Dios es grande e de los humildes es honrada, los quales solos alcançan lo que

114 En el original, mis rrodillas o sin aquel. 115 Is 45, 24: «Mihi curvatur omne genu, et iurabit omnis lingua». 116 Iob 17, 3: «Libera me, Domine, et pone me iuxta te, et cuiusvis manus pugnet contra me».

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piden al poderoso. Estando así humillde e de rodillas, así dirás al Señor: «¡O, muy alto e

un Dios, Criador de todas las cosas, omnipotente Señor e Rey poderoso, por cabo digno

de ser temido, asentado sobre el trono imperante e aseñorante Dios! ¡O, Señor, o, mi

buen Señor, |[38v] Rey todopoderoso, todas las cosas son puestas so tu mano e no es

ninguno fuerte ni poderoso que resistir pueda poco ni mucho a tu voluntad! Si

determinares de me salvar de todo contrario, luego seré librada. Tú, Señor, feziste el çielo

e la tierra e quanto contiene el çerco del çielo. Ni ha quien pueda a ninguno escapar de tu

mano».

Ca deves saber, mi buena Condessa, que tan grande es su señoría e su poder que

de los ángeles fizo demonios e los lançó fuera del çielo. Este, por el diluvio, destruyó el

mundo una vez. Este dispuso los monarcas e los prínçipes del mundo; quita los reynos a

los grandes tirapnos, e alça por prínçipes los humilldes. Este mata quantos quiere e mete

los malos en el infierno e lieva los buenos a la gloria.

Quando arrodillares delante del Señor, ende seas con temor, ca no podrías en

ningúnd caso loar su sobidoría sin el temor de su potençia, ca no sabrías, aunque

quisieses; ca el temor de Dios prinçipio es de sabidoría117 e con los fieles es criado desde el

vientre e anda118 con las fenbras escogidas. El temor de Dios gloria e gloriaçión es, alegría

e corona de todo plazer. No descreas al temor del Señor Dios, ca execraçión e

descomunión es al pecador la honra e serviçio de Dios. Pues, hija mía, no yrás delante de

Dios con doblado coraçón, mas senzilla, humillde, e le dirás de rodillas: «O, Señor, que

sabes las cosas ante que sean, al qual fablan las mentes e son claros los ánimos, el qual

escodriña las renes e claro miras los coraçones, Señor de infinito saber, cuya sabidoría no

tiene cuento, tú conosçes las cosas antiguas e sabes las cosas caberas; tú sabes las mis

flaquezas e mis deseos quántos e quáles son. Plega a ti, todo sabidor de los secretos de

todos; a ti plega los buenos confirmar e rematar |[39r] los que no plazen, ca tú sabes que

por la franqueza que me diste podría conplir los mis efectos e deseos que me viniessen,

mas por ti solo lo dexo. Tú solo sabes que es verdat».

Asimesmo de su bondat dezía el rey David: «¡O, cómo es bueno el Dios de Israel a

los derechos de coraçón!»119. No lo sienten los torçidos invidiosos, ni los gibados

abarientos, ni los corcobados soberviosos, ni los conbosos e sañudos, ni los cavos120

açidiosos, mas los derechos de coraçón. Por lo qual vernás delante121 d’Él con derecho

coraçón e corvando tus rodillas humillmente le dirás: «¡O, Señor, quánto eres bueno e

suave e manso! Amas todas las cosas que son e nada aborreçiste de quantas feziste. Mas as

piedat de todos por que todo puedes e dissimulas los pecados de los hombres por la

penitençia. Ni ha otro Dios que tú, al qual es cura e cargo de todos porque muestras que

117 Prov 1, 7.: «Tirmor Domini principium sapientiæ». 118 andas. 119 Ps 72, 1: «Quam bonus Israel Deus, his qui recto sunt corde!». 120 En el original, çavos. 121 En el original adelante con a- tachada.

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justamente juzgas. E como tú seas justo, justamente dispones e ordenas; e como tú seas

señor de todos, parejo te fazes e ygual. Mas tú, Señor, de la virtud con tranquilidat juzgas

e con grand reverençia nos dispones a los que quieres; presto es a ti el poder ca fazes

quanto quieres. Pues, Señor, tú eres bueno, haz bondat con tu ançilla e muéstrame en tu

bondat las justificanças tuyas; bondat e doctrina buena tú me muestra, pues creý los

preçeptos».

Cómo la devota Condessa regraçia a la Virgen

¡O, gloriosa Reyna e clementíssima Madre mía! Gloria e claridat, graçias e

bendiçión vos sean atribuydas con el Fijo santo vuestro que así esclareçiste al mi rudo

entendimiento. De aquí adelante estudiaré para conplir vuestros preçeptos e obedesçer

vuestros mandados. Plega a la bendicha vuestra Alteza departir de las partes otras que

juntan con las rodillas.

CAPÍTULO LVI

CÓMO FABLA LA GLORIOSA VIRGEN DE LA FORMAÇIÓN DE SUS

FEMÍNEOS122 VIRGINALES |[39v]

Las partes mías asentadas sobre las rodillas ambas, mi devota Condessa, no son en la

feminil gente llamadas como en los varones, que dizen muslos, mas feminos123. E así son

llamados por quanto fueron en mí singularmente entre todas las henbras los feminos míos

como colupnas de marfil sobre basas de oro, sobre las quales es la juntura puesta en somo

por chapitel formado, çerrado por manos del Alvañí que çielos e tierra ha fabricado, de lo

qual dize el Sabio en los Cantares: «La juntura de los feminos tuyos, fermosa e guarnida

como los collares guarnescientes fechos por mano del grande orez»124 , como si dixiera:

«Así serás guardada e guarnida de graçia espeçial en la juntura de los feminos tuyos, como

son guarnidos los pechos de la Señora que trahe collares e guarniçiones en defensión de la

pechadura de la mano del varón». Ezequiel, fablando de aquellos feminos e del concurso

de la juntura, dixo que çerrada sería, al prínçipe solo guardada, el qual entraría e saldría

122 Como se aclara a continuación se refiere a los muslos. El término empleado parece construido a partir de dos

palabras: fémur y fémina. De la rareza del término nos informa la dificultad del copista para reconocerla: aunque empieza femineos, a continuación elegirá feminos.

123 A continuación mente. 124 Cant 7, 1: «Iuncturæ femorum tuorum sicut monilia quæ fabricata sunt manu artificis».

80

por ella e quedaría sienpre candada125. E dixo el Sabio en los Cantares: «Jardín çerrado de

todos cabos, hermana mía, esposa, huerta çerrada e fuente sellada»126. Las semillas e

aromáticas espeçias e flores odorosas las oyrás en la fiesta terçera mía, e otras cosas que

callo aquí.

Cómo la devota Condessa ruega a la gloriosa Virgen por más doctrina

Muy honesta y muy pura Señora mía, suba la fabla un poco arriba e dígame

vuestra Merçed un poco del tu tálamo casto en que hospedaste al Fijo de Dios quando

vino a desposarsse con la vuestra humanidat.

CAPÍTULO LVII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA

DE LA FORMAÇIÓN DEL SU VIENTRE VIRGINAL

Puedes pensar, buena Condessa, qué tálamo |[40r] puede fabricar un emperador para un

solo fijo, legítimo heredero127, en que feziesse sus bodas solemnes. Pues de allí puedes

cuydar quál fizo Dios el mi sacro vientre tan guarnido de solar como de la tejadura e sus

paredes de piedras preçiosas e de ricos paramentos. El vientre mío tálamo fue fecho, e

fabricado, guarnido e entalamado para el Fijo de Dios en que çelebró las altas bodas que

oy día e para sienpre en el cielo se solemnizan.

Cómo la devota Condesa suplica a la Gloriosa por fabla más clara

Ha, Señora mía, plega a la vuestra Merçed quererme fablar más claro por que

mejor lo entienda e sea más consolada. ¿Qué rico tálamo es aquésse e quál fue en su

formaçión primero? E después quanto quisiere diga la Señora mía.

Cómo la gloriosa Virgen responde más claramente la formaçión de su vientre

125 Cf. Ez 44, 2: «Et dixit Dominus ad me: Porta hæc clausa erit; non aperietur, et vir non transibit per eam, quioniam Dominus

Deus Israel ingressus est per eam; eritque clausa». 126 Cant 4, 12: «Hortus conclusus soror mea, sponsa, hortus conclusus, fons signatus». 127 A continuación para.

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Oe primero a Salomón qué cosas cantó del vientre mío en los sus cantos divinos

de los tálamos inperiales, e mira e oe bien lo que dixo: «El vientre tuyo, de marfil e

distinto de zafires»128, el qual fizo su Criador en que un poco reposasse. E le fizo

reclinatorio en que podiese declinarsse. E así sabrás que Aquel que me crió en un retrete

folgó, en mi tálamo dormió. Fabricólo de marfil todo, mucho refrescado por que del

luengo camino el esposo repausasse del fervor de su carrera; ca te digo que del çielo e de

las sillas del Padre desçendió el Fijo de Dios e falló en mi refresco toda estrada de marfil.

Por todo el tálamo eran senbrados çaphires por quanto los çelestiales e angélicos spíritus

en çerco le aconpañavan.

Pues bien fizo el Spíritu Santo el mi vientre tálamo de marfil e de çafires. No

pienses que mi vientre fabricado de marfil e guarnido de çaphires le faltavan esmeraldas ni

perlas ni balajes ni rubís e diamantes, ca mi vientre era vaso lleno de todas virtudes, afey-

|[40v] tado e adornado de todas piedras preçiosas. E, por quanto mi vientre fue un tálamo

sagrado en que Dios personalmente se ovo de ospedar, no fue razón que mi vientre

sufriesse ninguna orrura ni humor de torpedad. No solo orror espiritual de pecado, mas ni

aun corporal de humor humano; que Dios mandó a Moysén que en los reales del su

pueblo, por do andavan los honbres en las calles ni tras las casas, no fiziessen

nesçessidades por reverençia de Dios; a los quales, faziendo lo contrario, los dexaría. Pues

¿cómo puedes creer que podiesse mi vientre, en presencia de Dios mesmo, tales humores

aver ni aquellos que consiguen a la luna de cada mes? Ca como el niño en el vientre por

muchos meses es çevado e no ha tales humores, ni los gloriosos, aunque comiessen, no

avrían tal nesçesidat, ni el mi Fijo, aunque comió e bevió con los devotos disçípulos, no

expedió tales humores129, ni yo, mientra beví, tales humores no expedí; e mi Fijo por

natura perssonal e yo por previllegio espeçial.

Cómo la devota Condessa da graçias a la gloriosa Virgen por lo dicho de las façiones corporales

e pide le diga exçellencias de la forma e alma suya

¡O, glorioso, o, bien aventurado vientre e retrete de Dios Padre, tálamo del Fijo,

solana espeçiosa del Spíritu Santo, que tan lindo e tan linpio, purificado e tan adornado

que meresçió ser de tan exçellente Trinidat, tan lindo e tan gentil triclinio e retrete! Muy

grandíssima mi Señora, ya he oýdo, e más quisiera, muchas exçellençias corporales e

façiones singulares de la virginal carne vuestra e casto cuerpo vuestro. ¿Que le plazerá e

por bien terná vuestra inperial Alteza de fablar de la singular, sin darle par, aquella

santíssima alma vuestra, ca cuerpo tan lindo e tan fermoso qual otro no fue en la mugeres,

la forma suya e alma vuestra deve |[41r] ser muy exçellente?

128 Cant 5, 14: «Venter eius eburneus, distinctus sapphiris». 129 honores.

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CAPÍTULO LVIII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA DE SU SANTÍSSIMA ALMA

EN SU CRIAZÓN E PERFECÇIÓN

El Fabricador de todas las cosas, que hedificó al sol e la luna, Él debuxó, segúnd oíste,

los mienbros fermosos de mi casto cuerpo conplido e lleno como la luna llena. E luego

crió mi alma que fuesse, por luz de su graçia tan sufiçiente, que della saliesse[n] tan dignos

vigores, a todas mis fuerças faziendo mejores, por todo mi cuerpo con sus resplandores,

por tal que vençiesse al cuerpo del sol. Sepas, Condessa e mi buena fija, quel grand Señor

mío e mi Criador, mi alma criada, mi cuerpo enformante, e yo fecha perssona entera del

todo, de Dios resçebí un don tan graçioso, que toda la fizo tan resplandesçiente, clarissima

toda e tan reluziente, que sonbra ni niebla ni otra tiniebla de culpa qualquiera ni grande ni

chica, que a otras humanas asaz danmifica, aquesta grand graçia fue asentada en la

sustançia del ánima mía130.

De la essençia así illustrada do fue asentada la graçia bastante enbiava de sí tres

claros fulgores por esclaresçer e favoresçer a tres fuerças flacas de mi coraçón, que son

potençias por nonbre notadas: concupisçible e irasçible, e la terçera raçional131. Las quales

tres fuerças se tienen en uno para seguir la sensualidat e su apetito del todo conpliendo.

Estas potençias todas tres resçiben por huéspedas las pasiones, de las quales mal regidas

nasçen los viçios todos, e bien regladas, las virtudes. E, por que en las tres dichas mis

fuerças no cupiesse error ninguno, la gracia bastante de mi alma tres rayos enbió en ellas

que reglassen las pasiones, que viçios no generassen, mas virtudes germinassen al Señor.

Cómo la devota Condessa pide a la Virgen tres cosas le declare

O, singular Virgen señora, con diligençia incliné |[41v] mis orejas a oýr, mas no

pudo disçernir mi rudeza las palabras. Delectome el fablar al retinto de la oreja, mas mi

coraçón quedó como la tierra sin agua. En tres cosas he dudado que departió vuestra

Merçed, las quales causaron sed e deseo en mi alma, e las codiçio saber de vuestra graçiosa

lengua. Es la primera duda esta, quáles son e quántas aquellas pasiones; la segunda, en

quáles fuerças se asientan quáles passiones; la terçera, qué viçios o qué virtudes son las

130 Las trazas de algún tipo de copla de arte mayor en este párrafo parecen evidentes. 131 rruçional.

83

que nasçen de aquellas. Muy alta e muy liberal Señora mía, por estas ruego, por estas

suplico tres merçedes; no las niegue, mas otorgue a mí, esclava, vuestra Alteza.

Cómo declara la Virgen respondiendo a aquellas tres dudas132

Deves saber, quanto a lo primero, que las pasiones de apetito sensitivo133 en la

criatura humana son seys prinçipales, estas: amor, hodio, deseo e fuyda, gozo e tristeza.

Aquestas junçiones son en la potençia concupisçible en respecto de bien e de mal. Lo

bueno mueve al apetito, porque tiene virtud atrativa, es contra sí; e lo malo ha virtud

expulsiva, ca lo malo faze rehuir al apetito e no lo querer. Pongamos enxenplo en honra e

deshonra; de las quales, aquella es buena e aquesta es mala. La honra prinçipalmente

mueve el apetito e causa en él una inclinaçión e conaturalidat a la honra para la querer e

amar como a cosa buena e conveniente, lo qual pertenesçe a la passión primera dicha

amor. Por lo contrario de la deshonra, a la qual responde odio por parte de lo malo, que

es la deshonra.

Ítem, lo segundo, si aquesta honra aún no es alcançada, de la honra o del bien

nasce un movimiento e134 apetito para perseguir aquella amada honra. E aquesto

pertenesçe a la passión que se llama deseo o concupisçiençia. E por lo contrario, por parte

de lo malo o deshonra, responde fuyda o abhominaçión.

Lo terçero, quando el bien o la honra |[42r] es alcançada e avida, pone el apetito en

folgança e sosiego, pues ya tiene lo que amava e desseava, lo qual petenesçe a la passión

de gozo. E por lo contrario, de parte del mal o desonra, responde tristeza porque vino en

él lo que aborresçía e fuýa, es a saber, en la deshonra; e por esso es en tristeza. Esto sea a

ti asaz quanto pertenesçe a las pasiones de la virtud o fuerça concupisçible, las quales seys

son en tres conbinaçiones en razón de bien e mal.

De la potençia llamada yrasçible135

De la otra fuerça e potençia del apetito sensitivo que se llama irasçible te diré otro

poquillo, cuyas pasiones son estas çinco, es a saber: esperança e desperaçión, temor e

osadía, a que llaman audaçia, e yra, a la qual no ha passión contraria. E quiérote declarar

por qué son estas pasiones así ordenadas. A la qual potençia yrasçible del apetito sensitivo

deves tú de proponer, que en ella es inclinaçión para proseguir al bien amado o para foýr

al mal aborrido e mal odioso. E aquesto viene a la yrasçible por la concupisçible, que

absolutamente remira bueno e malo, e míralo la irasçible en quanto aquel bien es difíçil de

132 Al margen, escrito por una mano distinta a la del copista, sed in fine istius istorie, quizá porque, en efecto, al final de

esta historia, a partir del folio 45r, la Virgen vuelve a enumerar y explicar las pasiones. 133 Al margen, escrito por el copista, de la potençia concupisçible. 134 del, se anula d y l. 135 Escrito por mano posterior y al margen irascible.

84

alcançar, e el mal fuerte de resistir. Si el bien deseado de la concupisçible es ligero e fáçile

de aver, nasçe en la yrascible una passión que llaman esperança; si aquel bien es difíçile o

pesado de alcançar, nasce en la yrasçible otra pasión que llaman desperaçión. Si lo malo

que aborresçe la concupisçible es bueno de resistir, nasçe en la irasçible una pasión que

llaman osadía o audaçia. Si es malo o fuerte de resistir, nasçe otra passión que llaman

temor e miedo. Esto es si no es aún presente, mas si aquel es ya en acto o presente, nasçe

en la yrasçible otra pasión que llaman yra.

E así sabrás que en la concupisçible ha seys pasiones, e çinco en la yrasçible; e así,

por todas son las pasiones honze. Ya te res- |[42v] pondí a dos cosas que pedías, la primera,

quáles son las passiones e quántas e quáles passiones en quáles potençias. Las seys

primeras son asentadas en la concupisçible, e las segundas çinco fundadas en la yrasçible.

E así me espido de las passiones del alma segúnd me pediste.

De la potençia racional136

A la terçera te quiero responder brevemente. Deves saber que una cosa es passión

e otra cosa es virtud; que la perfecçión de la virtud proçede de la razón, e la perfección de

la passión proçede [de] apetito sensitivo. E por tanto las virtudes son departidas segúnd

orden de la razón, e las passiones en orden del apetito. E por tanto las passiones son

diverssas segúnd los objectos137 o cosas que quiere o aborresçe el apeticto, como ençima

oýste. Segúnd que son conparadas a la razón causan diverssas espeçias de virtudes.

Mira que la razón dará a una passión muchas virtudes que la tenplen e mesuren.

Ya oýste que gozo e delectaçión es una passión de la concupisçeçia e, porque las

delectaçiones vienen por muchos respectos del apetito, la razón da muchas virtudes

contra ella. E mira cómo. Contra las delectaçiones lixosas da la castidat, contra las

delectaçiones del gusto da la tenperança, contra las de los juegos da una que llaman

eutrapelia. E asimesmo una virtud es contra muchas passiones, espeçialmente en la

concupisçible, porque contra tres pasiones, que son amor, desseo e delectaçión, es una

virtud que llaman tenperança. Así, contra odio e fuida e aborreçión que traen a tristeza

brevemente onze virtudes morales podemos poner como onze pasiones del apetito

sensitivo. E son luego las virtudes en la concupisçible: liberalidat çerca de la pecunia e

philotima138 e temperançia e amiçiçia, eutrapelia, verdat e justiçia. En |[43r] la yrasçible son

fortaleza, magnifiçençia, magnanimidat, manseza. Las personas en que Dios puso razón

con estas virtudes pueden resistir e reglar sus pasiones.

136 Escrito al margen por una mano posterior racional. 137 En el original, abjetos. 138 Algunos de estos conceptos se encuentran en la Summa theologiæ de Tomás de Aquino, Prima Secundæ, q. 60, a. 5:

«Sic igitur patet quod, secundum Aristotelem, sunt decem virtutes morales circa passiones, scilicet fortitudo, temperantia, liberalitas, magnificentia, magnanimitas, philotimia, mansuetudo, amicitia, veritas et eutrapelia. Et distinguuntur secundum diversas materias vel secundum diversas passiones; vel secundum diversa obiecta. Si igitur addatur iustitia, quæ est circa operationes, erunt omnes undecim».

85

Mas el Spíritu Santo, ante que yo nasçiese, ordenó en mí el apetito sensitivo

poniendo virtudes infusas en las mis dos potençias. En la concupisçible puso la

temperança por obviar139 a las delectaçiones sensuales. Puso en la yrasçible la virtud de la

fortaleza contra temores e osadías; puso la magnanimidat contra esperança e desperaçión,

que son pasiones conjugadas; e puso manseza contra las yras, que son pasiones sin

contraria pasión. Mira, Condessa, mi conçeçión, segúnd sensualidat, cómo fue muy

virtuosa preservada de los viçios.

Agora te quiero çertificar çerca de mi alma e fablaré en dos maneras: primero, de

la graçia que Dios puso en la essençia e sustançia suya; e luego cómo se huvo en el mi

entendimiento, memoria e voluntad. Quanto a lo primero, deves saber que así como la mi

generaçión fue terminada en mi perssona e sustançia, así la mi regeneraçión, que se fizo

por la graçia de Dios, se terminó en la mi alma. Por la generaçión era fija de mi padre

natural; e por la regeneraçión de la graçia fuy fija del Padre çelestial. Ca deves saber que,

así como la criatura partiçipa por la potençia intellectiva el conoçimiento de Dios, segúnd

por virtud de la fe, así por la potençia volitiva partiçipa el amor divinal por la virtud de la

caridat, así por la natura del alma participa segúnd una o alguna semejança la natura de

Dios por la regeneraçión o recreaçión del alma. En tanto grado e tan alto creçió esta

graçia de Dios, que me tornó e fizo quasi toda divinal e fija suya sobre toda otra criatura

pura.

Cómo pide la Condessa si graçia e virtud es todo una cosa |[43v]

Muy alta Señora mía, alta claridat ha adornado vuestras profundas palabras e mi

entendimiento es a ellas tan flaco como la vista de la lechuza al sol e no lo he bien

entendido, aunque lo he bien oýdo, e vuestra grand Señoría lo ha bien departido. Plega a

vuestrad Merçed me dezir qué cosa es virtud e graçia, o si es todo uno, así planamente que

lo pueda entender.

Responde la Gloriosa

Devota Condessa e fija mía, sepas que la humana alma de suyo e de su natura

nasçe muy torpe e fea. Aunque Dios la cría resplandesçiente, empero por la carne

humana, a quien es unida, es fecha torpe e afeada. E donde era criada fermosa e apuesta, a

semejança de Dios, tórnasse por la unión de la carne torpe e fea, como si una fija de un

rey posiessen en carnes en medio de muchos varones. Tal es la humana ánima quando en

el vientre de la madre es unida con la carne.

139 En el manuscrito aparece obíugar, aunque se tacha parte de la palabra y se sobrescribe vi.

86

Otra fealdat te diré, que se torna torpe como una donzella que paresçía fermosa

como un ángel, e con enfermedades e dolores se torna descolorada e amarilla, que ha

perdido la beldat e frescura de sus colores. Otra fealdat quando con graves dolores da el

alma e queda muerta. La quarta e postrimera, quando se gasta e podresçe en el sepulcro.

Tal es tornada el alma fea e torpe e desdonada e abominable delante de Dios e de los

ángeles, luego como es unido con la carne. E así naçen todas las criaturas humanas con

pecado original que las afea e torna torpes e fijas de ira e de dapñaçión.

Mas el Señor fizo a la ánima mía tantas merçedes e me doctó de tales previllegios

que antes fue santa que nasçida, ca en mí fue la graçia de Dios como una real vestidura,

mejor que de brocado ni de seda con piedras |[44r] preçiosas, en la qual yo plugue mucho al

Rey del çielo e sus cortes; e aquesta honrada vestidura fue contra la desnudez de las otras

criaturas. E fue asimesmo la graçia de Dios en mí como una luz clara ilustrante mi alma

contra la segunda fealdat del descolor, en tanto que me dixo: «Por nonbre te conosçí e

fallaste graçia delante de mí». Fue la graçia entonçe en mí como una fermosura de ornato

afermoseante. Contra la terçera140 torpedat, en tanto que Dios me dixo: «Toda eres

fermosa la mi amiga e no es en ti manzilla».

Ítem, quarto, fue en mí la graçia de Dios como una sanidad conplida e quietante,

ca las criaturas nasçen prestadas para el mal e pesadas mucho e flacas para el bien; mas tan

sana e fuerte me fizo para el bien que en mí no huvo cabida solo pensamiento de mal.

Agora sabrás que la graçia es una vestidura real del alma e una luz e resplandor e una

fermosura e vigor de sí mesma, e un exçelente don del Señor, el qual dona a quien por

bien le plaze. E aquesta graçia es asentada en el alma o en la essençia mesma della, así

como clara luz e fermosura suya. E así como esta graçia es más alto don que natura

humana resçibe, así alça el alma a la partiçipaçión de la natura divina, quasi por senblança

de aquella luz e resplandor, ca es fecha fija de Dios. E sea a ti esto quanto a lo primero.

A lo segundo, sepas que, ansí como la sustançia del alma es una e ha tres

potençias, memoria, entendimiento e voluntad, así la graçia justificante, que en la sustançia

del alma es criada, ministra sus altas virtudes a las potençias del alma e las informa e faz

perfectas por que en sus actos no yerren. E mira que la graçia informa al entendimiento

de sus virtudes, e no solo de las morales, mas aun intellectuales, in- |[44v] fundiéndolas en

el entendimiento. Ca las virtudes que los otros alcançan por estudio e actos e exerçiçios

disponientes a la virtud, e estas mesmas enfunde Dios en un instante con la graçia.

Al entendimiento especulativo enbía tres operançias, que son sabidoría,

entendimiento e sçiençia. Al entendimiento plático, la prudençia con tres conpañías, que

se llaman en griego eubulia, sinesis e gnomin; en latín quiere dezir: eubulia es buena consegera;

sinesis, bien radicativa; e gnomin es judicativa en aquellas cosas que pujan a la ley común.

Mas con la prudençia influye mentes, intelligençia e providençia e doçilidat, que es

140 A continuación subpunteado propiedat.

87

disposiçión de enseñar, e cautela e circunspeçión, e la virtud theologal, que se llama fe,

que alça al alma fasta a Dios por la qual el entendimiento alcança muchas dignidades e

perfecçiones, las quales no podría conosçer por sus virtudes ni conosçimientos. A la

voluntad enbía otras virtudes, así como la temperança e la amistança e la justiçia e la

dilecçión e la caridat. E llaman los philósophos a la voluntad apetito racional, e por esta

doctrina así breve conosçerás que mi ánima con sus potençias toda fue fermosa por la

graçia de Dios justificante e desçendiente en ella e en todas sus virtudes. E así fue yo toda

pura linpia de dentro e de fuera. En mí no huvo ni quedó manzilla. E en esto te quiero

terminar la istoria de mi conçeçión.

Cómo la devota Condesa pregunta a la gloriosa Virgen

Ha, Señora mía, fazedme merçed me declaréys cómo fuestes guarnida segúnd

vuestras altas virtudes para convençer las fuertes pasiones, así como son temores de la

muerte e delectaçiones carnales del tacto; e en los otros, qué reparos pueden aver.

Responde la gloriosa Virgen a la pregunta de la su devota Condesa |[45r]

Ya te fablé de las passiones ençima, pero no te dixe cómo quatro eran las

passiones generales, es a saber: gozo, tristeza, esperança e temor. De las quales son las

más prinçipales gozo e tristeza, las quales inchen toda passión e cunplen e son finales a

toda passión, como sean çerca del bien e del mal. El bien alcançado causa gozo e

delectaçión; el mal, quando conprehende e es presente, causa tristeza e pena.

Las otras dos, que son esperança e temor, son prinçipales, no del todo mas en su

manera moral. Inchen segúnd respecto al apetito, porque en respecto de lo bueno enpieça

el movimiento141 en amor e proçede al deseo e acábasse en la esperança; en respecto de lo

malo, enpieça el movimiento del apetito en odio, proçede a foírle e acaba en temor. E así

gozo es çerca del bien presente e esperança es çerca del bien futuro; así la tristeza es de

mal presente e temor de mal futuro.

Agora te respondo en dos maneras: la una çerca de mí, la otra çerca de ti. Çerca de

mí, sepas que mi cuerpo e mi alma fueron tan guarnidos de virtudes, así morales como

cardinales e theologales, que passiones viçiosas ni movimientos de ira ni de

concupisçençia ni apetitos desonestos en mí no tovieron cabida ni logar de conquistar.

Todos mis movimientos naturales e morales, segúnd los dones del Spíritu Santo,

ordenados eran todos en bien. Más te digo, que mi vista causava en los que yo mirava

sosiego de sus passiones e paçificava sus desonestos apetitos. Ítem, si alguno a mí mirava,

otro tal le contesçía.

141 En el original, mouimouito.

88

Mas çerca de ti respondo, e de otra qualquiera que naçe con pecado original. En el

santo baptismo resçibe graçia justificante que le quita del alma la manzilla, enpero queda

flaca e débile para bien fazer, e presto e ligero para caer. E por esto el Señor pone en la

potençias del alma, donde nas- |[45v] çen las passiones sobredichas, virtudes para resistir e

reprimir a las passiones. Pone en la concupisçible la virtud de la tenperança con que

reprima al gozo e delectaçión, de qualquier linaje que sea, e enfrene al deseo e esperança,

que son caminos de la delectaçión e gozo. E pone en la irasçible una fortaleza para

contrastar e resistir a la tristeza e enfrenar al foýr e al temor, como fazía en los mártires e

en las santas vírgines, que por la tenperança governavan las passiones alegres de la

concupisçible, e por la fortaleza despreçiavan tristeza e penas e no curavan de foýdas ni de

miedos. E quando la tal graçia se pierde por el pecado, puede recobrar por el sacramento

de la penitençia. E puso en la razón la virtud de la prudençia, por la qual mire cómo deva

escoger e juzgar entre las pasiones e quáles deve consentir o repelir, e cómo a las unas

deva contrastar e a las otras favorear, et cetera.

Enxenplo: mi razón alunbra mi apetito con la virtud de la prudençia una cosa

buena que de suyo es buena, como muestra una casada que la lealtad del matrimonio es

una cosa preçiosa e de mucho honor e de fama gloriosa. Mi apetito desea e cobdiçia

alcançar esta lealtança o, si la ya tiene, gózase e deléctasse en ella con la concupisçible.

Nasçen movimientos en contrario agora de la conplessión, agora de oýr, agora de mirar

las cosas que son al contra. E conbidan a la deslealtad, agora sea esso por estímulo de

çelos de mala vida que le da el marido o porque no le guarda lealtad. Siente que le nasçe

odio de la lealtad e le nasçe gana de dar mal por mal. Deve entonçe la leal casada despertar

la yrascible con sus fuerças para aborresçer la infidelidat o deslealtad contra su

concupisçible; repugnar con la fortaleza contra qualesquiera viçios o motivos |[46r] que la

quieren despojar de sus tesoros de fe e de lealtad; çerrar su coraçón con prudençia, e

mirar que mal consejo es creer a los falsos consejeros; e juzgar que mala cosa es pecar

contra ley de Dios de natura, e real e grand daño es perder sus virtudes e fama. E deve

con tenperança mesurar su trage e sus arreos e sus manjares e potajes e dormires. E cerrar

sus ojos e orejas e perseverar en su virtud e lealtad a enxemplo mío, que, seyendo niña e

moça de catorze años, tuve marido viejo e cansado que nunca me conosçió, ni yo a otro

varón miré por amor ni oý para caer en error. No te quiero fablar desto más; baste

aquesto de mi santa conçepçión.

AQUÍ SE ACABA LA HISTORIA DE LA CONÇEPÇIÓN DE LA GLORIOSA VIRGEN MARÍA |[46v].

89

HISTORIA DE LA NASÇENÇIA

90

SÍGUESSE LA HISTORIA GLORIOSA DE LA NASÇENÇIA DE LA VIRGEN MARÍA

CAPÍTULO PRIMERO

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA CONTENPLA POR LOORES LA GLORIOSA

HISTORIA DE LA CONÇEPÇIÓN DELLA, E SUPLICA A LA VIRGEN LE FABLE

DE LA GRACIOSA NASÇENÇIA SUYA

uy exçelente Virgen e muy magnífica mi Señora, muy digna es la vuestra

santíssima conçepçión de todo loor e bendiçión, e por sus méritos a todo

contenplante de espeçialíssima admiraçión, ca ninguna conçebida e nasçida

de muger se vos pudo ygualar ni podría criatura fallar hembra vuestra par. Ni aun quiero

dezir el profeta Geremías e menos sant Juan1 Baptista, que fueron santos ante que

nasçidos, se vos podieron ygualar. ¡O, bendicha e más loable que las conçebidas de las

mugeres! Muy gloriosa Virgen e muy esclaresçida Sobreseñora mía, fable vuestra Alteza de

la que deseo oýr e cobdiçio saber, vuestra nasçençia graçiosa.

Responde la gloriosa Virgen

Sepas, devota Condessa e mi virtuosa fija, que así como la mi conçepçión fue

maravillosa, así mi nasçençia fue al mundo muy relunbrosa e, por conseguiente, muy

gozosa, ca la luz fuente es de alegría. Canta de mi nasçençia la Yglesia tal cantilena: «O,

Virgen, madre del Señor, la navidad tuya denunçió gozo a todo el mundo»2. E mi padre

David dezía: «Luz es nascida al justo e nasçió alegría a los derechos de coraçón»3.

Prosigue la devota Condessa su petiçión

Muy noble Señora, como la luz sienpre naz- |[47r] ca encorporada, mucho he gana

e voluntad de saber, porque desseo de mi coraçón resçiba dulçe refecçión, declare vuestra

prudençia a quáles lúçidos cuerpos es conparada vuestra nasçençia.

1 En el original, iuam. 2 Se trata del primer verso de la antífona de vísperas para la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen que se

celebra el 8 de septiembre: «Nativitas tua, Dei Genetrix Virgo, gaudium annuntiavit | universo mundo: ex te enim ortus est Sol iustitiæ, Christus | Deus noster, qui solvens maledictionem dedit benedictionem, | et confundens mortem donavit nobis vitam sempiternam» (Hesbert 1968, nº 3852).

3 Ps 96, 11: «Lux orta est iusto, et rectis corde laetitia».

M

91

CAPÍTULO SEGUNDO

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN CONPARA SU NASÇENÇIA AL ALVORADA

Primeramente es conprada a la nasçiente alvorada. Así nasçí yo al mundo como el alva

de la mañana antes que aparezca e cresçe de grado en grado fasta que nasçe el sol. E yo así

nasçí de la mi madre llena de clara luz, que resplandesçía en mí del Fijo de Dios que de mí

nasçer avía como el sol del alvorada. Así lo avía pronunçiado de mí David, mi padre: «De

la madriz del alva será a ti roçío de tu infançia»4; ca el Fijo de Dios fue roçío de Israel

quando de mí tomó carne e enpeçó a aver edades humanas e infançia de niños. E

llamome aurora, de cuyo vientre cayó el roçío humanado Fijo de Dios, como dixo por el

Profeta: «Yo seré roçío e Israel nasçerá o grumeçerá como el olio»5.

Pregunta la Condessa a la gloriosa Virgen

Muy graçiosa Señora mía, ¿qué razón huvo el Spíritu Santo conparar a vuestra

Alteza al alvorada como vuestra Señoría sea que aquella más preçiosa?

CAPÍTULO III

CÓMO RESPONDE LA VIRGEN QUE6 POR SEYS PROPIEDADES QUE SE

FALLAN EN ELLA DE LA AURORA

No sin razón me conparó el Spíritu Santo a la alvorada, ca siete propiedades del

alvorada transplantó e trasformó el Señor en mi perssona. Ca en el alvorada se nota mi

exçellençia original; que, como dixo mi padre David a Dios, «Señor, tú fabricaste al

alvorada»7. Cierto es que de todas las cosas que Dios crió no dize la Escriptura sino «Él

dixo e |[47v] fechas son», «Él mandó e criadas son», ca tan aýna e tan ligeramente crió Dios

todas las cosas como un honbre puede dezir una palabra. Empero en esta palabra,

4 Ps 110, 3: «Ex utero auroræ ros iuventutis tuæ». 5 Os 14, 6: «Ero quasi ros; Israel germinabit sicut lilium»; no suele Juan López cometer errores en la traducción de la

Biblia como este de confundir lilium por olio, parece más bien un error del copista. 6 La falta de coherencia semántica de esta rúbrica en sí misma se entiende solo si consideramos que en realidad se

trata de la respuesta a la pregunta formulada inmediatamente antes. 7 Ps 73, 16: «Tu fabricatus es auroram et solem».

92

fabricar, se entiende trabajo e estudio, e, puesto que estudio e trabajo no caýan en Dios,

empero maravillosamente es el alvorada muy loada en el sol. E puso la alvorada ante del

sol porque primero fabricó a mí que al sol, ca el sol nasçió después de mí, que fue el mi

Fijo. Como si dixiera David: «Estas dos cosas, sol e aurora, Fijo e Madre, tales e tan

exçellentes obras son que el Criador de todas las cosas fabricó». Paresçe que toda su

virtud, toda su exçellençia e diligençia e estudio todo suyo puso en la fabricar, en que se

muestra la exçellençia de la nasçençia mía, que más fue por virtud e potençia de Dios que

por natura.

La segunda propiedad del alvorada

En la alvorada, otra que tal se demuestra mi linpieza espeçial. Ca las otras nasçen

con nieves e neblinas del pecado original, yo nasçí como el alvorada resplandesçiente. E

Job dixo de la aurora cómo nasçería sin manzilla e sin obscuridat de la culpa original a la

luz e no la vea ni al nasçimiento della, levantántese aurora8; como si dixiera: «Ni vea al Fijo

quando lo conçibiere, ni a la Madre quando nasçiere». Fallarás unas perssonas que,

quando nasçen, yazen porque no han resçebido agua de Espíritu Santo; e yazen en las

fiezes en que nasçen. Otras son como asentadas que en parte yazen e en parte se adreçan

o son derechas; que en parte son derechas serviendo de ánima a la ley de Dios, e de parte

de su carne a la ley de pecado9. Estos son los baptizados. Otros son en estado de

levantados, como los santificados en los vientres de sus madres, como Geremías e sant

Juan Baptista. Mas yo tuve estado no solo de levantante, esto |[48r] es, en cuerpo e en

ánima, como dixo el Spíritu Santo, que yo sería como aurora consurgente10, ca si los

santificados otros no tovieron ligereza ni enclinaçión al mal presta, empero tovieron

dificultad e pesadunbre para el bien. Mas yo no huve uno ni otro, ni façilidat al mal ni

dificultad al bien. Por esso me dixo aurora consurgente.

La terçera propiedat de la aurora

En la aurora se muestra mi espeçiosidat e beldat virginal, por quanto los ángeles se

maravillaron de mi fermosura, deziendo unos a otros de mí: «¿Quién es esta que así va de

grado en grado cresçiendo en su luz como el alvorada quando se levanta?». Si un rústico o

un ydiota o un niño se maravillasse de la fermosura de una reyna, chico loor sería; mas si

un grande o un artifiçial muy maestrado viesse una obra a la qual no solo loasse, mas aun

se maravillasse e se enbaçasse, tal loor sería grande. E assí vosotros, que bivís con las

8 La cita puede proceder de Iob 3, 9: «Obtenebrentur stellæ caligine eius; expectet lucem, et non videat, nec ortum surgentis

auroræ». 9 En el original, su pecado, pero su está raspado y pe- se añade entre líneas. 10 Cant 6, 9: «Quæ est ista quæ progreditur quasi aurora consurgens?».

93

bestias e con las animalias converssades, aunque mucho loéys alguna cosa, como no

conozcáys de las cosas el justo preçio, chico es vuestro loor, aunque me queráys mucho

loar. Mas como los altos çibdadanos, Cherubín e Serafín, los quales veen e contenplan la

primera e soberana fermosura del Señor, el loor que aquestos dan mirando mi fermosura

es grande por maravilla. Tal fermosura fue en el mi nasçimiento significado en el aurora,

ca yo nasçí por cabo fermosa e de increýble beldat a ojos de todos admirable.

La quarta propiedat del aurora

En la aurora se muestra mi auctoridat çerca de los spíritus infernales, los quales

son como almogávares que asechan para robar por los caminos e foradar las casas para

destruyr vuestras virtudes e ronper vuestras conçiençias; como pa- |[48v] resçe el alvorada,

luego se van asconder. Como dezía Job, «si súpitamente aparesçiere el alvorada, luego

deliberan de la sonbra de la muerte»11. Si quando los spíritus malignos fazen los engaños

çerca de los mis devotos e yo súpitamente aparesçiere, luego fuyen de un temor. No ha

cosa que más tema aquella vieja serpiente que a mí, que fue aquella que con mi pie su

cabeça quebranté. E por esso Salomón en el Libro de los cantares me llamó «terrible como la

haz de los armados»12, donde me llamó aurora.

La quinta propiedat del alvorada

En la aurora es mostrada la mi grande graciosidat. E mira, Condessa, que en la

graçiosidat natural de la alvorada puedes conosçer mi graçiosidat espiritual, ca la graçia

mía así obra en los devotos como el alvorada naturalmente obra en las criaturas. Antes te

digo que más llena e más cunplidamente mi graçia que la alvorada. Sepas que no

solamente las cosas razonables e sensibles e vegetables, que son hiervas e plantas, mas aun

las cosas sin sentido e sin vida, como el aljófar e el oro, sienten la eficaçia virtuosa del

aurora porque estas cosas conosçen al alvorada quando nasçe, que entonçe se resfrían,

segúnd dizen las donzellas e lo prueva la esperiençia e las sortijas de oro en los dedos. E

por esso aurora13 es dicha auri hora, que es la hora del oro. Así en mi nasçimiento los

amores carnales resçibieron refresco e resfriamiento por enxemplo de mi castidat.

Sesta propiedat del alvorada

11 Iob 24, 17: «Si subito apparuerit aurora, arbitrantur umbram mortis». 12 Cant 6, 9: «Terribilis ut castrorum acies ordinata». 13 El original repite E por esso aurora.

94

Ítem, al alvorada desçienden roçío del çielo sobre las hiervas e plantas, por donde

toman vigor e cresçen; e14 en aquella hora se abren las conchas e se engendran el aljófar e

las perlas. E por esso aurora quiere dezir roris ora, |[49r] ora del roçío. Así, por el mi

nasçimiento se esforçaron vírgines e moças a votar e prometer votos castos e puros e

linpios afectos.

Sétima propiedat del alvorada

Ýtem, el alvorada es ora de la sangre, ca entonçe mejor obran las virtudes

naturales e la sangre es en mayor operaçión. E dízesse aurora quasy aurea ora, quiere dezir

óptima o sanguina. Así, por mi nasçimiento la vida, que es en la sangre, fue mucho

mejorada en virtudes e honestas converssaçiones. En el aurora los enfermos se alivian e

convalesçen, e quiere dezir aurora auxilii ora, quiere dezir ora de ayuda e convalesçençia.

Octava propiedat del alvorada

Ýtem, a la aurora cantan las alondras e paxarillas con calandras e ruyseñores, e se

despiertan para dar loores a Dios con las aves del çielo, que son los ángeles. Así las niñas e

moçuelas se despertaron a cantar con el ángel Gabriel15 la saludaçión mía, que es el Ave

María, de la qual dize la Escriptura: «Como la luz de la alvorada naçiendo el sol

resplandesçe sin nuves»16. Así fue la mi nasçençia.

Fabla la Virgen más del aurora

E como has oýdo la graçiosidat mía en la alvorada, así en la mesma oe mi graçiosa

bondat. Mira que a la ora de la aurora ahogó17 Dios los egipçianos e libró los captivos

judíos. Así, por mí han los captivos redenpçión e los opressos del diablo deliberaçión e

reparaçión. Ýtem, desde el aurora en tienpo de Neemías los judíos tenían lanças en las

manos contra los enemigos reparando a Jherusalem18. E yo, como aurora, esfuerço a los

peleantes que se me encomiendan quando quieren reparar su alma contra los spíritus

malignantes. Ýtem, al alvorada se levantan ofiçiales e ca- |[49v] minantes; e yo, así como el

alvorada, esfuerço e ayudo a los bien trabajantes en los exerçiçios penitençiales e a los

caminantes a las moradas del çielo. Ýtem, al alvorada se cogía la magná del desierto. Así,

por mí, como por aurora, resçiben los orantes e contenplantes dulçura e consolaçión.

14 Interlineado. 15 A continuación repite a cantar. 16 2 Reg 23, 4: «Sicut lux auroræ, oriente sole, mane absque nubibus rutilat». Parece evidente el uso de alguna concordancia

con la palabra «aurora». 17 En el original, abogo. 18 Cf. Neh 4, 17 y 21.

95

Ítem, al alvorada resçibió Israel del ángel la bendiçión. Así, por mí los amantes son

bienaventurados e de allí veen la cara del Fijo mío en grand gozo e alegría.

Cómo la devota Condessa se congraçia a la Virgen pediéndole merçed

Bendicha e graçiosa es la vuestra dulçe fabla e bendichas las palabras de vuestra

lengua dulçorosa. Vos veramente sois alvorada de resplandores graçiossíssimos, que así

bastantemente illustráys a todas partes. Plega a vos, mi grand Señora, que merezca

resçebir de vos linda alvo[ra]da, siquiera un benefiçio de tantos, el más chiquillo: suplico a

la vuestra Alteza de fablar otra semblança de vuestra alta nasçençia.

CAPÍTULO IIII

CÓMO DIZE LA GLORIOSA VIRGEN

OTRA RELUNBROSA CONPARAÇIÓN SUYA

A la estrella del alvor me conpara la Yglesia. E bien fazen, çiertamente, ca yo nasçí al

mundo como nasçe la estrella que se llama el luzero, que vos denunçia el sol. Así yo,

quando nasçí, fuy luzero del alvor que traxe al vero Sol nasçiente al universso. E yo fuy

nasçiente e reluziente entre las otras nasçientes como la estrella matutina en medio de las

nieblas o de oscuras teniebras. E mira seys prerrogativas e mis propias exçellençias

conparando el luzero quando nasçe a la mi santa nasçençia.

De los nonbres del luzero

Lo primero considera los muchos nonbres |[50r] de aquella estrella. El nonbre

primero della es que le llaman luzero por quanto ha mayor luz que qualquiera otra estrella.

Ítem, es llamada estrella matutina por nasçer ante del día. Llámanle véspero quanto

paresçe en la tarde e denunçia a vos la noche. Llámanle Venus, no porque sea deesa de

amor corrupto como dizen los poetas, mas por quanto naturalmente los que nasçen en su

influencia fázelos que sean amadores.

Segúnd estos quatro nonbres só yo dicha e llamada Madre de fermosa dilecçión,

quasi diesa de amor linpio, puro, claro e casto. Só Madre de santo temor, que pronunçia a

la noche de la muerte. Llámanme Madre de la fermosa cogniçión o notiçia, e como el

96

luzero que luze sobre las estrellas. E só llamada Madre de santa esperança a manera de la

estrella matutina, que da a las gentes esperança de ver açerca el día, ca como el temor tiene

ojo a la noche senpiterna del infierno, así la esperança tiene ojo al día eternal del çielo. E

destas quatro cosas oyrás más largamente quando te fablare de la epístola de mi nasçençia.

De la condiçión segunda del luzero

Ýtem, segundamente considera la bondat de la estrella matutina, la qual de su

natura es tenplada e benívola. ¿Quieres conosçer cómo yo só el luzero del alva? Pon

delante los ojos de tu alma este mundo oscuro e neblinoso, espargido de tenieblas, tal qual

fue ante de mi nasçimiento quando el medio silencio era en todas las cosas e la noche en

su curso tenía el medio de su camino. E debuxa una donzella párvula, en la qual pintes

quanto pensar podieres de la bondat, de la benignidat, espeçiosidat, graciosidat,

generosidat, amabilidat e todo bien quanto entendieres que resçebir puede pura criatura. E

en tal manera me podrás conosçer, así como estrella de |[50v] los maytines o luzero del

alva.

La terçera propiedat del luzero

Ýtem, la estrella del alva ha dos cursos: uno proprio e natural, de oçidente a

oriente; otro por fuerça del firmamento o del primero móbile. Tiene el luzero un çírculo

proprio en que se mueve como cada una de las otras quatro planetas e llaman epiciclo

porque está sobre la tierra e no incluye nada della. Dizen algunos que su çentro es en el

sol, çerca del qual se mueve naturalmente e corre; e con esto, empero, nunca se aluenga

del sol allende de quarenta e çinco grados. Mas por el movimiento violento muévese

siempre de oriente a oçidente. Así pensarás de mí como de aquella estrella matutinal

espiritualmente, ca yo huve en el mi nasçimiento doble movimiento. El uno, segúnd el

onbre exterior e aquesta vida mortal; e así me movía segúnd la ley común de toda carne

del mi nasçimiento, que fue oriente, fasta la muerte mía, que fue oçidente. No digo ley de

pecado, por la qual nunca fue movida a pecado, mas ley de carne, que es ley de vida

humana, en la qual no podemos bevir sin pasiones, que son hanbre e sed, calor e frior,

trabajo e muerte.

Mas, segúnd el honbre interior e vida spiritual, el movimiento mío propio era e fue

de oçidente, esto [es], de la mi nasçençia mortal al mi Fijo Jhesú, que es el oriente, porque

el pie de mi afecto puse en el çentro del sol, mi Fijo, e siempre fue mi vida

inmoviblemente. E así açerca d’Él andava el mi entendimiento por las otras cosas. Mi

voluntad era firme en el vero Sol, como el pie del conpás es firme en medio del çírculo; e

el entendimiento mío çercava las otras cosas, todas girando como el otro pie del conpás.

97

E, así, el movimiento del ánimo mío en sus çercos se rebolvía pen[san]-19 |[51r] do del

mesmo Dios cómo era todopoderoso e sabidor de todo e del todo bueno. E pensava

cómo hizo de nada las cosas e las ordenó tan sabiamente e las hizo fermosas e

provechosas; e así las retornava en Dios como en su causa final. E aquesto por muchas

vezes e vías diversas.

Mira, Condessa, fija, que yo de Dios salí quando fue conçebida e de mi madre

aparesçí quando yo fuy nasçida; e por el Señor aproveché e cresçí en toda mi vida; en

Dios folgué quando d’Él fuy ençinta; e a Dios torné e subí quando fuy d’Él resçebida.

Mira cómo la propiedat terçera de la estrella del alvorada es a mí apropiada en el mi

relunbrante nasçimiento.

La quarta propiedat del luzero

Ýtem, quarto, el ofiçio del luzero es çircular e redondo, que a todo cabo enplea

sus efectos. El ofiçio suyo: espantar ladrones, afuyentar las bestias fieras, aliviar los

enfermos, despertar las velas, alegrar a los camineros o viandantes. Aqueste ofiçio es el

mío: espantar los demonios o spíritus malignos, afuyentar los hereges como aquella los

lobos, e consolar a los flacos, e esforçar a los débiles de coraçón; ítem despertar a los

ángeles e los coraçones de los santos para loar al señor Dios.

La [quinta]20 propiedat del luzero

Quartamente, la estrella matutinal del alvorada ha muy buenos e adverssos efectos.

Como quieren los astrólogos afirmar, aquella estrella, Venus, es fría, húmida, temperada,

medio biva, amante21 adornadas vestiduras e dulçes cantilenas, plazeres e gozos. Es de

dulçe fabla, de ojos fermosa, estudiosa para conponer su perssona, de cuerpo ligero,

conplido de carnes, de longura e feminina. Estas e otras propriedades atribuyen a las

planetas los astrólogos, no porque las aya en ellas, mas porque |[51v] fazen senblantes

influençias e inovaçiones en este baxo mundo. E mira cómo spiritualmente conoçerás en

mí las propiedades que de la estrella matutinal que se dize Venus oýste.

Aquella estrella es fría e yo fuy casta e linpia; aquella tenplada, e yo paçífica;

aquella de dulçe fabla, e yo mesurada; aquella húmida, que por ageno fin es terminada, e

yo suadible e doçible de Dios, a voluntad agena movible; aquella estrella es amante ropas

adornadas, e yo consintiente a todos bienes; aquella estudia a la conposiçión de la forma

de fuera e yo estudiava a la conposiçión de mi coraçón; aquella conplida de carne, e yo de

19 Reconstruyo la palabra a partir del reclamo sado del. 20 En el manuscrito, quarta. 21 Al tratarse del participio de presente del verbo amar, no precisa preposición para el complemento. Lo mismo

ocurre unas líneas más abajo.

98

piedat e misericordia; aquella feminina, e yo llena de buenos frutos; aquella faze ojos

fermosos, e yo juzgante sin simulaçión, lo qual es contra los inbidiosos que los ojos

infeçionan22 a los niños, los quales cría nuestra ama Jherusalem, que es nuestra madre.

Agora sabrás por qué la Yglesia me llama luzero del alva o estrella matutinal.

Cómo la devota Condessa ruega a la gloriosa Virgen que pratique sus efectos luçiferes en ella

¡O, clarísima Estrella matutina, de los pecadores melezina, de todo el mundo

prinçesa e grand reyna, sola de ser Virgen dicha digna! Contra los dardos del adversario23

sé Tú anparo contrario; sea el título de tu virtud escudo de nuestra salud. Plega a la

vuestra mesura virginal e a la vuestra virginidad mesurada enbiar algunos de los vuestros

claríssimos resplandores en la mi ánima por los quales la vuestra humillde ançilla faga

serviçios semejables a la claridat de vuestra alteza. E resçiba en sí favor, consejo e ayuda la

nuestra frágile e débile fámula para que sienpre en vuestro serviçio persevere.

Cómo la Virgen es Estrella de la mar e pide la Condessa que le diga el porqué |[52r]

Muy esclaresçida Señora mía, mucho deseo saber por qué a24 vuestra grandíssima

Señoría la Yglesia católica llama Estrella de la mar en muchos lugares, espeçialmente en la

prosa de los sábados vuestros: «Estrella de la mar, o, María»; en el hinno de vuestras horas

quando dize: «Ave, maris stella Dei mater alma»25 (‘Ave. estrella de la mar, madre de Dios

santa’).

CAPÍTULO Vº

CÓMO LA VIRGEN DECLARA POR QUÉ LA LLAMAN ESTRELLA DE LA MAR

Deves creer, devota Condessa, que como sean en mí falladas espiritualmente las

propiedades que ha la onorte naturalmente por esso me dizen Estrella de la mar

espiritualmente. E por que mejor lo entiendas, porné las propiedades de aquella e bien

verás por qué me llama de la mar Estrella.

22 En el original, infeçionantes. 23 En el original, contra los adversarios dardos del adversario, con el primer adversario subpunteado. 24 a, añadida entre líneas. 25 Se trata del conocido himno: «Ave, maris stella | Dei mater alma, | Atque semper Virgo, | Felix caeli porta».

99

Çerca de lo qual deves notar que la estrella que los ispanos llaman onorte, llaman

los romanos trasmontana; e los astrólogos la llaman ártico polo; e los theólogos, quiçial

del çielo. Dezía Elifaz de Theman a Job: «Çerca del quiçial del çielo anda del todo»26. ¿E

quieres saber qué cosa es27 ártico polo? Es un punto derecho en septentrión, en el cabo

estremo del çielo que se llama estrellado. E polo es aquella parte del exe que aparesçe en

cabo del medio de la rueda de la carrera. A esta semejança ponen los matemáticos una

línea desde polo ártico fasta otro contrario ártico, que llaman antártico. E los cabos desta

línea, que se llama exe del çielo, son dichos polos e quiçiales del çielo. E la estrella de

onorte, que se llama estrella de la mar, está muy çercana de aquel punto que se llama

quiçial del çielo. E llámanle quiçiales porque en ellos se rebuelve el çielo como la puerta

en sus quiçiales o las ruedas de la carreta en su exe. Açerca destos polos conversa el

Señor, no considerando vuestras co- |[52v] sas, como dizen los hereges disçípulos de Elifaz,

antes las considera e govierna el universso28.

La primera propiedat de la Estrella de la mar, que es onorte

La primera propiedat de aquesta estrella es guiar los marineros por el mar. Así en

este mi nonbre, María, deven mirar los pecadores, ca por el Señor fue yo nonbrada e

escogida entre las sus fijas. No a caso ni a fortuyto29 maritali, mas por divina dispensaçión

huve este nombre, María, que quiere dezir estrella de la mar, en que se demuestra

muchedunbre de misericordia que yo devía aver con los pecadores. E como es nescessario

a los mareantes mirar en la estrella relunbrante del soberano polo del çielo e adereçar su

cursso a su acatamiento por que puedan alcançar al puerto deseado, asymesmo conviene a

los cathólicos christianos –que en este mar espaçioso navegan en medio de tantas ondas e

golfos e periglos orribles– que acaten a mí, Estrella de la mar, e por enxenplo mío mirar e

adereçar el curso de su vida. Ca deves saber que yo só la más çercana al Señor e polo de

todas las cosas [que] en él son e biven e todas se mueven. E por esto todo aquel que en mí

acatare por caýda, que es entrepieço de yra, no se somirá con viento de vanagloria ni se

quebrará ni será asovido por Çilla30, que es mal trago de los deleytes, mas prósperamente

verná al puerto de salvaçión. Ca yo só la estrella de Jacob, nasçida e puesta sobre el çielo,

reluziente por méritos, resplandesçiente por enxenplos.

Pues, devota Condessa, si contra ti se levantaren vientos de tenptaçiones o

incurrieres en escrópulos de tribulaçiones, mira en mí, que só maris Stella; llama a mí, que

26 Iob 22, 14: «Et circa cardines caeli perambulat». 27 es, interlineado. 28 Esto es, «no sin considerar vuestras cosas, como dizen los herejes, sino que las considera y govierna el universo». 29 fortituyto; ti punteado; quiza hay que reconstruir: fortitudo maritali. Parece tratarse de la adaptación de una fórmula

de Tácito: «non casus nec fortuita conglobatio» (De origine et situ Germanorum, 7). 30 Se refiere a Escila que, junto a Caribdis, representan en la mitología dos monstruos marinos contra los que tuvo

que enfrentarse Ulises; en realidad el texto de Juan López se refiere al topos de los dos peligros que acechan a los barcos en las costas de Mesina: el de chocar contra la costa, Escila, y el de naufragar en un remolino, Caribdis.

100

só María. E para que ganes de mí ayuda e subsidio, no te arriedres de mi enxenplo, |[53r]

mirando derecho mi converssaçión.

Cómo fabla la Virgen de la segunda propiedat de onorte, que es estrella de la mar

Es la segunda propiedat de la estrella de la mar que por ella se guardan los

navegantes de los golfos e periglos de la mar; así yo fiel e lealmente conservo a los que en

este mar grande e espaçioso navegan. Ca, así como la estrella de onorte sobre todas la

otras es estable e firme como paresçe a ojo, ca todas las otras estrellas se rodean e giran

con el firmamento31, que es el çielo estrellado, mas la estrella de la mar no se parte del

punto suyo en esta manera, aunque todos los santos e santas como claras estrellas se

muevan segúnd la voluntad divina para que a su gloria resplandezcan con alegría, pues Él

las fizo. Mas en mi afecto maternal e amor tierno que yo tengo a los que me llaman en sus

periglos, nunca se muda, nunca se atibia ni se resfría ni puede olvidar a los devotos fijos

suyos. E, aunque yo moro en alto, a las cosas humilldes miro, ca do asienta el amor, allí

mira el ojo. E yo, noche e día, estó sobre la guarda de los míos, ca yo só la vara velante de

que dixo Geremías32 para castigar e corregir a los contrarios de mis devotos e guardar e

regir, defenssar a los que se me encomiendan. E yo la vara de la raýz de Jessé só, de que

fabló Ysaýas33, que con entendimiento de amor velo las vigilias de la noche sobre los

aflictos e miserables que son asentados en las tiniebras de las angustias e en la sonbra de la

muerte, en los fríos boreales, en los lados de aquilón. E serán todos engañados los que de

mí se apartaren e del su propio oriente con diligençia se alongaren. Nunca el justo Job se

alongó de su oriente ni le reprehendían de su conçiençia, por lo qual fue grand varón |[53v]

entre los honbres orientales, ca todos aquellos pueden ver anbos los polos del çielo e

navegar a las dos estrellas, a la del Fijo mío de mediodía e a la mía de aquilón.

Cómo la devota Condessa ruega a la Virgen que le faga digna de ser guiada por Ella.

O, gloriosa e muy relunbrosa Estrella de la mar, Estrella de norte, Estrella de

conorte, Estrella de guía e Estrella clara e vía, como yo no sea digna por los defectos e

viçios míos de mirar a los çielos e como no sepa yo por mi ygnorançia qué sea lo que deva

fazer, esto solo me queda en grand reparo, que alçe mis ojos a ti, espléndida estrella. E ya,

de oy adelante, en las angustias mías, en los periglos míos, en las dudas mías e mis

ygnorançias a ti miraré, a ti penssaré, a ti llamaré; nunca de mi coraçón te apartaré, nunca

de mi boca te arredraré, porque conozco e bien sé que seguiendo a ti nunca desviaré, e

rogando a ti nunca desesperaré, e pensando en ti nunca erraré. E tú me teniendo nunca

31 En el original, firmamente. 32 Cf. Ier 1, 11: «Virgam vigilantem ego video». 33 Cf. Is 11, 1: «Et egredietur virga de radice Iesse».

101

caeré; tú me defendiendo, nunca temeré; tú de mano me levando, nunca cansaré; e tú me

guiando, al deseado puerto verné. E así, en mí mesma sentiré cómo por tus méritos

graciosos seas dicha veramente Estrella claríssima de la mar.

Cómo fabla la Virgen de la terçera propiedat de onorte, que es la estrella de la mar

La terçera propiedat de aquella estrella de los mareantes es el miraglo de su

bondat. Sabrás que los navegantes puestos en teniebras e ya conquistados de olas e

tenpestades, como no sepan ya qué fazer ni a dó son o a dó vayan, a esta estrella se

recorren por tal vía: toman un baçín de agua e una aguja çevada de piedra aymante; e,

puesta en una paja para que nade en el agua, e mueve en çerco la piedra puesta en la punta

|[54r] de la aguja. E, quitando la piedra, luego maravillosamente aquella aguja buelve la

punta en derecho de aquella estrella, e allí la tiene fixa, que no se mueve a otra parte; e

piensa que, si fablar sopiesse, paresçe que dezir quiere: «Tú eres la estrella que aquestos

buscan; liévame en pos de ti».

E tú deves saber que el glorioso Fijo mío ha la cara suya mirable o maravillosa, e

de graçias e donayres perfecta e mucho llena, e es faz adamantina e ha virtud atrativa de

los ferreños coraçones. E si el adamante o aymante trae a sí el fierro que tiene açerca de sí,

no lo an por maravilla grande, mas que atraya la estrella de la mar puesta ençima el çielo

en el polo remotíssimo del mundo traya a sí el fierro puesto en cabo de la tierra, esta es

grand maravilla.

Así pensarás en mí. No digo bondat maravillosa, mas grand miraglo de bondat

quel Señor en mí obró. E aquesto cada día lo mirarás; que muchos pecadores, los quales

son fríos e secos como fierro, fríos en dilecçión e secos en devoçión, e pesados a bien

fazer, e duros a conpadesçer, e endureçidos en sus pecados, empero a mí aman, loan e

honran, sirven e llaman e tienen comigo su entençión derecha. E por que no desesperen a

mí se adereçan e guían e lançan el áncora firme de su esperança en tanto que muchas

vezes de los finales periglos e de los abismos del infierno yo los saco a puerto de

salvaçión, no por los méritos dellos, mas por la misericordia que el Señor en mí puso

como en la estrella de la mar, dicha onorte.

Cómo la devota Condessa pide misericordia a la gloriosa Virgen

¡O, cómo eres maravillosa, grandíssima Reyna mía! E si todas las virtudes e cada

una dellas es en vos maravillosa, empero esta en vos es llena de maravillas. ¡O, quán

maravillosa es la piadosa misericordia |[54v] vuestra en las alturas, maravillosa en las

baxuras, maravillosa en las larguras, maravillosa en longuras! ¡O, Estrella de la mar, llena

de piedades como de resplandores! Vos resplandesçéys en los çielos, resplandesçéis en los

102

infiernos, resplandesçéys por todo el mundo, resplandesçéis e resplandesceréys fasta los

fines deste siglo34. La vuestra misericordia reparó las caýdas angelicales e coros celestiales;

vuestra misericordia delibró los presioneros infernales e los detenidos Santos Padres; de la

misericordia vuestra es llena toda la tierra. ¡Qué largamente cunde a toda criatura vuestra

misericordia e perservera con toda criatura fasta la fin del mundo! Ruégovos, nueva

Estrella, Señora de la mar, que vuestra misericordia sienpre sea comigo, la memoria de

mis aferes sienpre sea convusco, e la gloriosa memoria vuestra sienpre sea comigo, e la

esperança de mi fiuza siempre sea co[n]vusco. Ca vós salváys piadosamente a los que

dapña la justiçia del vuestro Fijo rigorosamente quando la justiçia dize: «Yo mataré e feriré

e no ha quien de mis manos pueda escapar». Dize la misericordia maravillosa vuestra: «Yo

los animaré e yo los sanaré»; e añade: «e no ha quien los robe de mis manos». E quiere

dezir vuestra piedat: «Yo le detuve que no feriesse a sus ofenssores, e no le dexaré con

continua instançia de ruegos, lo reterné que no condepne los pecadores que con grand

fiuza esperan en mí».

Cómo la Virgen fabla de la quarta propiedat de la estrella de onorte de la mar

La quarta virtud e propiedat de aquella estrella de la mar es eficaçia de su potestad

en quanto es un polo del çielo que le llaman polo árticho, e otro contrario suyo en

responsión antártico es llamado, segúnd te dixe ençima, los quales son los dos quiçiales

del çie- |[55r] lo. E significan la inmenssidat de potestad que mi Fijo e yo avemos en la

cathólica su Yglesia: el Fijo mío, a medio día; e yo, a parte de aquilón. Yo me tengo a

onorte, e mi Fijo a antinorte. El mi Fijo se apodera en la Yglesia triunphante, e yo me

apodero en la Yglesia militante. Somos mi Fijo e yo como dos grandes lunbreras: el sol en

poder del día, e la luna e las estrellas en potestad de la noche; e que la lunbrera mayor

presidiesse al día e la lunbrera menor presidiesse a la noche.

Aquella línea ymaginable que va de polo a polo por medio de la tierra passa por el

çentro, la qual línea se llama el exe. No es otra cosa aquí aquel exe sino aquel rayo

ferventíssimo de caridat que va de mí al Fijo mío, e del mi Fijo a mí, por el qual uno a

otro nos miramos e de continuo acatamos. Ni por esso jamás çessó de penetrar con

piedat las inferiores o más baxas porçiones de la tierra, alunbrando a los fijos de los

honbres. E aquella línea se llama exe porque, así como el exe que va de rueda a rueda lieva

el cargo de todo el carro, así el amor ferviente que del mi amado Fijo es a mí e de mí es al

mi Fijo soporta los cargos e pesos, viçios e virtudes de toda la gente fiel christiana.

Por aquella caridat firmó mi Fijo la christiandat, la qual, segúnd todo, no se

comoverá; tanpoco como el firmamento, segúnd todo, no se mueve aunque se mueva

segúnd partes. De lo qual dezía Ana, la madre de Samuel: «Del Señor son los quiçiales del

34 En el original, fasta los fiñs deste siglos.

103

çielo e firmó Dios sobr’ellos el orbe»35. Quiso dezir el pueblo creyente porque Dios Padre

dio todo juyzio al Fijo; e dio a mí, la Madre, todo ofiçio de piedat, ca de mí se escrive: «En

Jherusalem es mi poder»36, esto es, en la Yglesia, mi potestad.

Cómo la Condessa se congraçia a la Virgen por su señoría e pídele merçed

O, tan poderosa como relunbrosa Estrella de la mar, vos, muy |[55v] virtuosa e

fuerte Señora, dixistes, oyéndolo la fámula vuestra humilldosa, «en Jherusalem, mi

potestad». Ante vos digo, o, muy grand Reyna, que a vos es dada toda magna potestad en

el çielo e en la tierra, como dixo el Fijo vuestro; e yo aun añado en el infierno. Ca a vos

obedesçen las señorías e potestades del çielo, a vos obtenpan serviendo las potestades37

del suelo, ante vos trimen las potestades tenebrosas del infierno. Ya es dado a vos por el

poderoso e glorioso Fijo vuestro que en la pronunçiaçión del dulçíssimo nonbre vuestro

caten reverençia e corven toda rodilla en el çielo e en la tierra e en el abismo del infierno,

e de vos se diga más altamente que Judit: «Tú, gloria de Jherusalem; tú, alegría de Israel;

tú, honorifiçençia de la gente christiana; estima loable de la gente pagana; destroço e caýda

terrible de la sin[ag]oga profana»38.

O, mui poderosa Estrella claríssima de la mar, la flaca ançilla e fámula muy

enferma vuestra suplica muy humillmente a la potentíssima piedat vuestra que queráys

fortificar e roborar en mí la fiuza mía e esperança que tengo en vos como aurora

afirmante en este mar muy espaçioso porque, salva mi conçiençia de los periglos deste

mundo, merezca yr del todo segura al deseado puerto de mi salvaçión, ayudada e guiada

de la mano vuestra poderosa. Amén.

Cómo la devota Condessa suplica a la Virgen por más dulçes doctrinas

Muy magnífica mi Señora, gloriosamente soys conparada a las estrellas del çielo en

vuestro santíssimo nasçimiento. ¿Avría algunas otras cosas a que vos conparassen en el

reziente nasçer vuestro? Plega a la vuestra mesura e cortesía39 quererlas dezir, que presta es

vuestra ançilla humillmente a las oýr.

CAPÍTULO VIº

35 1 Reg 2, 8: «Domini enim sunt cardines terræ, et posuit super eos orbem». 36 Eccli 24, 15: «Et in Ierusalem potestas mea». 37 A continuación subpunteado tenebrosas. 38 Cf. Iudith 15, 10: «Tu gloria Ierusalem, tu laetitia Israel, tu honorificentia populi nostri». 39 En el original, plega a la vuestra mesurada e cortesia.

104

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESÇIBE LA SUPLICAÇIÓN DE LA

CONDESSA E CONPÁRASSE A LA FUENTE |[56r]

Muchas son las conparaçiones, devota Condessa e fija mía, a que me conparan los

santos varones en el mi al mundo gratíssimo nasçimiento. Dizen que así de la mi madre

como la fuente de la tierra. Era la madre mía como la tierra salada que no podía levar agua

dulçe mas salada e amarga, como las aguas de Jericó. Queriéndola Dios alegrar, mudó su

esterilidat en fecundidat e su amargura en dulçura; e nasçí yo della como la clara e dulçe

fuente40.

Cómo la gloriosa Virgen pone tres propiedades de la fuente e dize la primera propiedat

Como una fuente só nasçida, lavante a toda suziedat, como dezía Zacharías que

«sería patente fuente e magnifiesta a la casa de David e a los moradores de Jherusalem,

para lavar al pecador e a la muger que fuesse inmunda»41; esto es, que yo sería como

fuente que por creençia lavaría de pecado original e venial e criminal no solo a los activos

de la casa de David, mas a los contenplativos moradores de Jherusalem. Só nasçida

asimesmo de la santa madre mía.

De la segunda propiedat de la fuente

Como fuente regante toda sequedat, segúnd aquella de que primero Moysén fabla:

«Ahé, que fuente sobía de la tierra»42. E yo sobía de santa Ana, la qual regava toda la faz de

sobre la tierra, e yo asimesmo regaré toda la faz de la santa Yglesia. El arroyo de aquella

fuente se partía en quatro cabeças, así el arroyo de mi graçia se divide en quatro arroyos

segúnd quatro secadales que en el pueblo christiano por çierto número son fallados

desseosos de ser regados de mi influençia graçiosa. E son estos: valle e canpo, collado e

monte, que se declaran por tal vía. Valle seco es penitençia sin |[56v] conpunçión o sin

dolor de contriçión. Campo seco es mirar la nesçessidat del su hermano sin humor de

conpassión. Collado seco es perssecución o divina tentación sin paçiençia con

murmuraçión. Monte seco es contemplaçión de los çelestiales sin toda devoçión. E como

aya a su padre, así la Yglesia dize a mí: «Tierra seca me diste e arada e secantía, júntale

regantío de suso e de yuso». Aquestos dos extremos, alto e baxo, concluyen los otros dos

medios. La influençia graçiosa mía riega primero al valle seco como regava David la su

40 A continuación e yo so nasçida. 41 Zach 13, 1: «In die illa erit fons patens domui David et habitantibus Ierusalem, in ablutionem peccatoris et menstruatæ». 42 Cf. Gen 2, 6: «Sed fons ascendebat e terra, irrigans universam superficiem terræ».

105

penitençia quando dezía: «Por todas las noches regaré mi estrado con las lágrimas mías»43.

Riega el canpo como dezía Ysaýas a los conpassionados e caritativos: «Serás como huerta

regantía e como fuente cuyas aguas nunca fallesçerán»44.

Mira que el huerto cría semillas, de las quales farta a los otros. Riega los collados,

como dixo Dios por Joel profeta: «Saldrá fuente de la casa del Señor e regará al arroyo de

las espinas»45, el qual es en las penas de las tribulaçiones. Riega los montes, que son los

contenplativos, dándoles devoçión, e destos dezía David: «Regante los montes de sobre

las çimas suyas»46. E así sabrás que, si la penitençia tenga arroyo de lágrimas de

conpunçión, e del próximo conpassión, paçiençia en la tribulaçión, devoçión en la

contenplaçión, entonçe los valles abastarán de trigo e los canpos tuyos serán llenos de

abastança. E los collados son çeñidos de plazer, e será el monte de Dios monte gruesso,

como escrivió David47.

La terçera propiedat de la fuente conparada a la Virgen

Nasçió lo terçero como fuente que farta la voluntad. E fallarás que son tres

maneras de sedientos. Los primeros son penitentes, a los quales cunple bever de mi

fuente e to- |[57r] mar enxenplo de paciençia, como Rebeca dio a bever a Eliezer48 e a sus

camellos de la fuente e los fartó49; Rebeca quiere dezir paçiençia. Así bevió Sansón de la

fuente a él dada después de la vitoria50; así el que vençe los pecados, como aquel a los

filisteos.

La fuente terçera era la de la puerta de Bethleem, la qual significa casa de pan; así

el Fijo e Señor mío tiene a mí como a una fuente de aguas dulçes e muy suaves de bever, e

conbida a la primera fuente por Ysaýas: «Todos los sedientos venid a las aguas e beved de

grado sin dinero e trueco alguno; venid aýna e beveréys»51. A la segunda dixo por san

Juan, conbidando: «El que ha sed, venga a mí e beva»52, como quien dize: «Yo el Señor só

de la fuente». De la terçera dezía David: «Huvo sed la mi alma fasta a Dios; ¿quando yré e

paresçeré delante la cara de la Señora?»53. E así só yo llamada fuente de los jardines e pozo

de aguas bivas que desçienden del Líbano rabdas, como se escrive en los Cantares54.

Cómo la devota Condessa suplica a la Virgen

43 Ps 6, 7: «Lavabo per singulas noctes lectum meum; lacrymis meis stratum meum rigabo». 44 Is 58, 11: «Et eris quasi hortus irriguus, et sicut fons aquarum cuius non deficient aquæ». 45 Ioel 3, 18: «Et fons de domo Domini egredietur, et irrigabit torrentem spinarum». 46 Ps 103, 13 : «Rigans montes de superioribus suis». 47 Cf. Ps 67, 16: «Mons Dei, mons pinguis». 48 En el original, eliezer, con la segunda e interlineada. 49 Cf. Gen 24, 45-46. 50 Cf. Iudices 15, 19. 51 Is 55, 1: «Omnes sitientes, venite ad aquas; et qui non habetis argentum, properate, emite, et comedite». 52 Io 7, 37: «Si quis sitit, veniat ad me et bibat». 53 Ps 41, 3: «Sitivit anima mea ad Deum fortem, vivum; quando veniam, et apparebo ante faciem Dei?». 54 Cf. Cant 4, 15: «Fons hortorum, puteus aquarum viventium, quæ fluunt impetu de Libano».

106

le plega beva de su fuente siquiera un trago e gota pequeña

O, gloriosa Señora mía, veramente tú eres fuente de agua clara e pura: clara como

la estrella e reluziente como la luna, resplandesçiente como el sol esclaresçiente. Yo miraré

con estudio en la vuestra clara fuente e veré en ella como en claro espejo la faz mía,

cuellos e pechos. E si toviere barros o pecas o paño de viçios algunos allí, los tiraré e me

faré fermosa como la fuente vuestra, que tan fermosa es que quantos la miran de algunos

viçios se tiran. ¡O, fuente sabrosa e guarnida de mucha dulçura! Yo beveré una e muchas

vezes e sienpre me cresçerá el deseo de más bever por la pujança de su dulçura, ca vós

dezides: «El spíritu mío, más dulçe que la miel; e los que me beven aun avrán sed».

Pues, muy liberal Señora, otórgueme vuestra |[57v] tal sed que beva de vuestra

fuente algúnd sorbo de dulçura e inflamad en mí por que de vos no me aparte. ¡O, fuente

larga e copiosa, que no se puede agotar ni gastarse todamente, ca tú eres fuente llena e

sobrellena fuente conplida de aguas bivas, copiosas e perenales! ¡O, chica fuente por

humilldad, de grandíssima copia más que el mar! Muy rica Señora mía e Reyna de todos

muy liberal, las menudillas gotas que fuyen del inchimiento de vuestra llenura siéntalas yo

por grand merçed en resfrescura de mi conçiençia e consolaçión desta mi alma.

CAPÍTULO VIIº

CÓMO LA VIRGEN ES CONPARADA A LA YERVA VERDE

En otra manera los santos varones me conparan a la verde hierva, diziendo que Dios

mandó a la Madre mía: «Engendre e para la tierra hierva enverdesçiente e fruto faziente

açerca de su linaje»55. Mi señora madre huvo lugar de tierra, la qual era mañera e sin fruto;

el labrador fue el Señor por la mano del senbrador por sola virtud de Dios, obedesçiendo

natura dixo: «Engendré». E conparan Ana a la tierra e a mí a la hierva verde, la qual

dixieron que yo era como hierva tierna por mi reziente nasçençia, verde por la mi

virginidad, e yerva verde por la mi piedat grande, por que las avezitas e animalias

chiquitas, que son los devotos míos, ynoçentes e humilldes, para que por contenplaçión e

meditaçión de mi nasçençia resçiban pasto e consolaçión e nutrimento spiritual. E lo que

dizen adelante que la hierva lieve fruto segúnd su linage, en esto significaron que así como

55 Cf. Gen 1, 11: «Germinet terra herbam virentem, et facientem semem, et lignum pomiferum faciens fructum iuxta genus suum».

107

la hierva húmida por la tierra del çielo influida e por el sol resforçada, así yo, nasçiendo

niña por naturaleza feminina, por la grand devoçión que avría con humilldat virtuosa por

virtud del Spíritu Santo conçibiría e pariría varón fecho |[58r] de mi linage. Ca yo parí al

Salvador eternal, Fijo de Dios, açerca de mi linage, que por mí fue encarnado el Verbo de

Dios sin padre del linaje de Abraham, de la raýz de David e de los duques de Israel,

hombre fecho semblante a mí.

CAPÍTULO VIIIº

CÓMO LA VIRGEN ES CONPARADA AL ARCA DE NOÉ

En otra manera debuxan los santos varones mi nasçençia, conparándola a la grande

Arca de Noé. E alegan que, quando Dios quiso al mundo destruyr e por sus pecados en el

diluvio general, dixo a Noé: «Faz a ti una arca de maderos açepillados, etc.»56. Dizen agora

que Dios Padre dixo al Fijo suyo e Fijo mío: «Faz a ti arca de maderos açepillados», como

si dixiera: «Faz una muger de mienbros linpios e polidos, para en que resçiba en ti carne».

E posieron aquí los santos varones tres estados míos. El primero, general a todas las

mugeres, en quanto dixo «de maderos»; e yo, de mienbros feminiles, como todas las

henbras humanas segúnd la espeçia humana. El segundo, espeçial en mí, quando dixo que

los maderos fuessen açepillados, esto es, mienbros consagrados e santificados, en lo qual

me apartó de los males e me aconpañó a las mugeres santas. El terçero estado fue a mí

singular e previllegiado, ca en ninguna de las santas mugeres quiso de carne vestirsse, sino

en el mi vientre. E por esso le dixo el Padre: «Arca a ti farás de maderos açepillados», arca

a ti o para ti.

Mas, Condessa devota, que bien así como Dios mandó a Noé que fiziesse una arca

para sí en que se salvasse la natura humana que no peresçiesse en el diluvio general, así

mandó al Fijo suyo que fiziesse e fabricasse a mí como arca espeçial e al mi Señor singular

en que fuesse salva e ensalçada la natura humana que no peresçiese |[58v] en el fuego

infernal.

Cómo se congraçia la Condessa a la Virgen e le pide merçed

que le pregunta por qué la llamaron María

56 Gen 6, 14 y ss.

108

¡O, Arca preçiosa de los tesoros de Dios, por Dios Padre criada de los escogidos

lignos57, por el Fijo fabricada de los maderos sitivos, a los quales ni fuego les presta

quemazón, ni ayre corrupçión, ni agua destruyçión, ni la tierra pudreçión! Tú, Arca

graçiosa, por el Spíritu Santo adornada, de oro vestida e de preçiosas piedras guarnida,

Arca de bendiçión, Arca de santificaçión, Arca de toda salvaçión, bendezí vós, Señora, a

mí, santificadme, Madre piadosa de Dios, sálvame, o, bienaventurada Genetrix del

Salvador. Muy magnífica Prinçesa mía, plega a la merçed de vuestra Alteza me declarar

por qué ovistes aqueste58 nombre, María, que solo de una leemos que se llamasse María en

la hedades de ante vos.

CAPÍTULO IX

CÓMO LA VIRGEN RESPONDE POR QUÉ LE LLAMARON

MARÍA E CÓMO PASSA A OTRAS SANTAS MUCHAS

No pienses, Condessa devota mía, que a essa sola, en la Ley Vieja, llamada María fue yo

por el Spíritu Santo significada quanto al nonbre, mas a otras que la preçedieron59 e a otras

que la seguieron quanto a la cosa só conparada. En aquella hermana de Aarón figurada

fue en la redenpçión del humanal linage, por quanto, así como aquella en la redenpçión de

Israel quando Faraón e sus cavallerías fueron somergidos e ahogados en la Mar Bermeja e

fueron librados los fijos de Israel, tomó aquella el su adufre e todas las mugeres la

seguieron con danças e corros e sus tanboretes dando loores e graçias a Dios por la

victoria de sus enemigos avida60; así yo, en la victoria que huvo el mi Señor Fijo del

Prínçipe deste mundo.

Yo só la |[59r] primera María que canté al Señor cántico nuevo en el adufre de mi

santíssima virginidat. E le canté el cántico mío de Magnificat e me seguieron después todas

las henbras de la christiandat con suaves corros e sus tanboretes en mucha linpieza e

grand castidat. Mas fallarás antes destas quatro matriarchas a quien me conparan los

santos doctores mis mucho devotos que a todas deziendo leve aventage fueron las quatro

prinçesas e madres: Sarra, Rebeca, Lía e Rachel.

57 A continuación tivos o tuios, con la -s volada. 58 En el original sin enmendar ovistes aquestes aqueste. 59 proçedieron. 60 Cf. Ex 15, 20: «Sumpsit ergo Maria prophetissa, soror Aaron, tympanum in manu sua: egressaeque sunt omnes mulieres post eam

cum tympanis et choris, quibus praecinebat».

109

Afirman de Sarra que fue buena crédula e bien creyente, mas della escrive muy

çierto Moysén que quasi dubdó quando se rió del ángel quando oyó que conçebiría e

pariría siendo ya vieja de años noventa61. Mas de mí escriven los evangelistas e me

apellidan bienaventurada por quanto reý quando creý que conçibiría e pariría, virgen

quedando.

Loan a Rebeca de virgen, apuesta e bella de rostro, segúnd dize Moysén en el

Génesi62, mas dixo de mí el Spíritu Santo que «toda fermosa gentil e apuesta de pies a

cabeça», segúnd que oýste en mi conçepçión.

Loan a Lía de fecundidat, por quanto parió fasta siete vezes seys fijos varones e

una fija no más63. Ni por esto la deven loar, ca dizen los santos doctores hebreos que la

madre de Moysén parió de un golpe seysçientos mill fijos varones de guerra mui

esforçados. Mas de mí dizen los santos doctores que más parí yo que parió aquella,

porque aquella parió a Moysén, el qual pesó más e aún más valió que todo el pueblo de

Israel; así parí yo al Fijo de Dios vestido de carne e honbre perfecto, que pesa e vale en

preçio e honra más que las cosas criadas de Dios.

Loan a Rachel de64 ser mui amada e mucho querida de su buen marido, segúnd

afirma Moysén65. Mas de mí más exçelente aver sido yo amada escrívelo Salomón: «A esta

amé e quise e fecho só amador |[59v] de su bella fermosura»66. E puesto que de mi boca no

son dulçes mis loanças, pero entre mí e ti las puedo contar sin tacha, aunque las loanças

mías en la plaça relatasse por çierto mi relaçión. Lo uno, porque yo só madre de la verdat

e yo no diría en lo contrario; lo otro, porque yo só en67 estado de santidat confirmada para

sienpre e no podría pecar por vanagloria ni por sobervia; lo otro, porque yo no enfinjo

cosa, mas relato lo escripto –tacha, por çierto, la Escriptura al loor de boca del pecador–.

Mira que como pujé a María la que dixiste segúnd el nombre mío, así pujé a las

anteçessoras suyas en valor e alto brío. Asimesmo te diré de las suçessoras suyas, ca yo

pujé a Délbora en propheçía e claridat; pujé a Jael en nobleza e estremidat; pujé a Ruth de

misericordia e piedat; pujé a Judich de limpieza e castidat; pujé a Ester en gentileza e

bondat; pujé [a]68 Abigail de prudençia e bondat. Destas todas se pudo dezir que cada una

era María, pues en todas e en cada una dellas resplandescían las virtudes deste nonbre,

María. Pues razón e ygualdat quería que aquella fuesse llamada María, que todas las dichas

perfecçiones por excellençia posseería, ca este nonbre, María, mar de Dios quiere dezir,

apartando las tres primeras letras que dizen «mar» e las postreras dize[n] «ya», que es

nombre del Señor. Agora sabrás que el mi nonbre es un mar e lago estendido de los dones

61 Cf. Gen 18, 10: «Et habebit filium Sara uxor tua. Quo audito, Sara risit post ostium tabernaculi». 62 Cf.Gen 24, 16: «Puella decora nimis, virgoque pulcherrima, et incognita viro». 63 Cf. Gen 29, 31-25; Gen 30, 1-21. 64 Interlineado de. 65 Cf. Gen 29, 20: «Servivit ergo Iacob pro Rachel septem annis: et videbantur illi pauci dies præ amoris magnitudine». 66 Cf. Sap 8, 2: «Hanc amavi, et exquisivi a iuventute mea, et quaesivi sponsam mihi eam assumere, et amator factus sum formæ

illius». 67 En el manuscrito, en es simple trazo volado entre líneas. 68 En este como en otros casos restituyo la preposición para facilitar la comprensión de la frase.

110

de Dios, que en mí ha influydo. Fablete en breve destas mugeres santas hebreas por te no

enojar e porque de algunas adelante te fablaré por estensso.

Cómo la Condessa se congraçia a la Virgen e pregunta cómo el nonbre suyo no lo conpara

a la fenbras gentiles de que estendida fama se faze

O, gloriosa mía Reyna, Señora de toda virtud, |[60r] digna por cabo de todo loor,

bien dixo el Spíritu Santo de vuestras prerrogativas en breve sentençia: «Muchas fijas

allegaron riquezas de virtudes e dones del çielo, mas tú pujastes a todas». Muy alta Señora

mía, pues vuestro sacratíssimo nombre es mar divinal de altas virtudes, abismo profundo

de prerrogativas, ¿qué se podrá dezir d’él en conparaçión de las henbras gentiles, de las

quales unas fueron muy loadas e gloriosas en fama e nombre de alto poder; otras, de

profundo saber; otras, de riquezas; otras, de beldat e noblezas? E nonbraré algunas dellas

que los gentiles fezieron rico caudal.

La primera fue Juno, fija de Saturno, muger e hermana de Júpiter; a esta dan la

exçellençia en poder e aver. La segunda es Minerva, que por otro nonbre se llamava Palas;

esta huvo nonbre e fama de alto saber. La terçera fue Venus, fija de Saturno, con la qual

su ermano Júpiter ovo que ver. Esta fue nonbrada de grand fermosura. E así de otras

gentiles muchas, que oý dezir e leer en otras escripturas. Vuestro nonbre digníssimo, ¿dó

vengó la gloria destas?

CAPÍTULO X

CÓMO RESPONDE LA VIRGEN QUE NO FUERON DIGNAS DE TANTO

LOOR, QUE PEORES FUERON QUE MEJORES

Essas mujeres ançianas cretensas e thebanas honras ovieron e fama segúnd el mundo e

vana. Ya pasaron por estoria, en el siglo fue su69 gloria, no es acá della memoria. Yo te diré

algo dellas, pues que preguntas por ellas.

Sepas que Juno fue una de las más antiguas, muger de Júpiter, su hermano, ca se

llamó dios soberano, en la qual huvo70 estas cosas. Primeramente, la pintaban la cabeça

cobijada. Esto fue, segúnd la historia, por la confussa memoria desde que nasçió fasta que

morió. Sien- |[60v] pre fue grand pecadora, e oy día en los infiernos sufre penas toda hora.

69 Interlineado su. 70 huovo.

111

Segundamente, era de un arco coronada, el qual era el arco de çielo, en señal que

tenía pleytesía e amistança con el señor e dios del çielo. La corona tien en prinçipio junto

con el fin; e, como Juno huvo mal prinçipio en su amistança con Júpiter, como fuesse su

hermano, tomolo por marido e así juntó la culpa de su prinçipio con la pena de su fin, ca

su pena es sin fin.

Terçeramente, fue de ungüentes bien olientes muy ungida e perfumada e agora en

el infierno es de fedores tormentada; ca, çercada de sus delictos, de tormentos es çercada.

Quartamente, tenía çetro en la mano como reyna ensalçada e agora es cuytada en

el infierno maltractada; ca quanto se glorió e bevió en deleytes, tanto agora tormentos e

lloros resçibe.

Quintamente, huvo armillas e manillas de oro, ca de oro fue ligada del Júpiter

marido suyo. E agora la mui triste gusta oro derretido e las ligas de oro de su real dignidat

agora las lasta en pena de su mezquindat.

Sestamente, a Ércoles, su andado, muy sañuda e ayrada. Era Ércoles fijo de

Almena e de Júpiter, marido e hermano suyo, e siempre le quiso mal e le buscó mal, e le

puso en muchos e arduos periglos por dar mal cabo d’él; pero como era honbre justo e

virtuoso, de todos su padre lo libró. Agora la cuytada pena en el infierno sin piedat

adonde enbió a Ércoles en vida por grand enemistad, mas aquel fue e vençió a Plutón, su

hermano e rey de los infiernos, e salió con gloria muy victorioso. E agora se venga della

muy sañudo e furioso, porque fuera ella causa que Ércoles le vençiesse.

Era Juno, lo séptimo, çercada de pavones, porque los |[61r] pavos es ave dicha de

Juno. E aquesta diesa así se regalava e afluýa en sus deleytes como la vista se alegra e

deleyta mirando en el pavón. Pero agora la cuitada, perdida e dapñada, pena gravemente

mirando e remirando las caras terribles infernales. E como primero, las figuras fermosas71

mirando del pavón, sus ojos se delectavan, agora cuervos carniçeros en grand pena los

ojos le sacavan.

Era Juno, lo octavo, de lágrimas regada; e bien así la pintavan sus creyentes. Ca

después de su gloria, pena; después de72 su poder, flaqueza; después de sus riquezas,

mengua; en pos de sus plazeres, tormentos; después de sus risas, lloros; después de sus

alegrías, lágrimas e luto le quedaron.

Mira, devota Condessa, que la primera e mejor de las diesas fue Juno, como te

dixe, mas bien conosçes en qué paro la que no fuera nascida.

De la diesa Palas o Minerva

De la segunda te diré un poco. Esta fue de la cabeça de Iúpiter engend[r]ada; en

sus ropas, desvariada; en la cabeça era armada con escudo e con lança; en el yelmo, cresta

71 fermosuras. 72 El copista pone despues de sus riquezas poder flaqueza y anula la terminación plural del determinte posesivo y flaqueza.

112

alçada de una estrella devisada; en el pecho trabajada por la cabeça de Gorgona; en su

escudo, engastonada, de lechuzas aconpañada. Esta Palas fue llamada diesa del saber e de

la sabiduría. E a ti baste saber que fue loca presuntuosa e dapñada e sandia.

De la diessa Venus

De la terçera diesa, de la amada73 fermosura, que llamaron Venus, ¿qué te podré

dezir sino que enjuyzió74 con muchos su grand beldat? E por que más la aborrezcas,

dezirte quiero su ymagen. En sus carnes despojada, en una concha posada e del mar era

çe[r]cada; entre yervas conplantada, en el cuero enblanqueda e de flores ador- |[61v] nada,

de ungüentes refrescada, de tres graçias aconpañada, mas en cabo fue dañada e en el

infierno es penada.

Así te puedo dezir de Opa, su madre, e de Çebeles, madre de los dioses, e de la

diesa Vesta e de Diana e de Flora e de otras muchas que fueron muy loadas de los

honbres, mas todas de Dios fueron reprovadas, e finalmente dapñadas en las penas del

infierno sin redepçión muy cuytadas. Esto sea a ti assaz çerca de lo que pediste.

Cómo se congraçia la Condessa a la gloriosa Virgen e le pregunta de Venus

Muy gloriosa Reyna mía, agora entiendo yo cómo la sin par e sin ygual, vuestra

una e sin segunda graçiosíssima fermosura es dicha bendicha entre las mugeres hebreas e

gentiles –aquellas, sanctas e virtuosas; aquestas, deíficas e fermosas–, vos, mi Señora, santa

de las santas, virtuosa sobre las virtuosas. E vos, deífica, biva e verdadera madre de Dios

bivo e verdadero; e aquellas diesas, falsas e muertas, viçiosas e desonestas.

Razonablemente e por derecho de los prestantes méritos vuestros vos canta la madre

Yglesia esta dulçissima cantilena: «¡O, Virgen María, no es a ti senblante en el mundo

nasçida entre las mugeres! Floresçes como la rosa e hueles como el lilio»; como si dixiesse:

«Tú eres entre las mugeres como rosa entre las espinas e hueles sobre todas como el lilio

entre las niguillas».

Vuestra graçiosa Señoría me quiera75 perdonar porque atreví a poneros en tal afán.

Una merçed me faga vuestra muy liberal magnifiçençia: aquella diesa Venus, como los

gentiles la toviessen por prima de la fermosura, ¿por qué la pintaron en aquel vario

senblante?

Cómo responde la gloriosa Virgen duramente a la Condessa

de la diesa Venus quasi forçada por su indignidat |[62r]

73 A continuación se subpuntea venus. 74 Por el sentido, acaso cuadra mejor «ensuzió». 75 A continuación anula declarar.

113

No era negoçio digno de relaçión, o Condessa mi devota, si no me fuerçen dos

causas: la una, por mostrar el engaño de los mundanos çerca de la diesa que se llama de

amor quánto es de poco presçio en estima de los sabios; la segunda, por te dar a entender

que no te afiuzes en amor de corrupçión ni te fíes en beldat de fermosura, que son dos

cosas que enloquesçen a las moças, e aun a biudas e casadas. Entiende aquellas

çircustançias en essa forma seguiente.

Cómo la Virgen cuenta las çircunstançias de la ymagen de Venus

segúnd escucha de los viejos filósofos, los quales eran noche

Pintaron los filósofos a la diesa Venus de amor corrupto «en carnes despojada»

porque el amor carnal despoja al amador e lo desnuda de las fuerças e virtudes, así

spirituales como corporales, de la fama e riquezas tenporales, de sentidos e razón e

honores humanales, e los torna destas menguados e menesterosos.

De la segunda circunstançia

Era lo segundo «de la mar çercada», por quanto el amor corruto consigue estas

amarguras penssar de lo passado e arrepentimiento, el gusano remordiente que ataladra la

conçiençia, por la qual el filósofo demuéstrevos a la que le pedió çient libras de plata por

una sola fabla; respondiole: «Guárdeme Dios, que un solo arrepentimiento yo merque por

tan grand preçio». Mira cómo es caro el amor corrupto.

De la terçera circunstançia

Era lo terçero «en verde frescura», por quanto cogía hiervas verdes que usava en

sus hechizos e en los que obrava nigrománticos malefiçios e fuertes, que fazía por inclinar

a los varones al amor de corrupçión e a los demonios prestamente conplazían porque en

tal acto ganavan los dos, amada e amador. |[62v]

De la quarta çircunstançia de la ymagen de Venus

Era lo quarto «en el cuero blanqueada» de fuera, a manera de sepultura con

solimán o alvayalde, que es en uso de las mundanas que paresçen fermosas e son torpes a

la vista de los discretos, como el sepulcro pintado de fuera e es de dentro lleno de viles

huessos; e aquestas, llenas de torpes deseos e fedientes por suzios movimientos.

114

La quinta çircunstançia de la ymagen de Venus

Era lo quinto «de flores afeytada», en señal de color e de vergüença que se

consiguen al acto torpe e fecho vil, ca es el tal acto a manera de morbo caduco, que

llaman gota perexia, ca quita del todo al lixoso su libertad e el franco juyzio de la razón.

Enbermegeçer deve con vergüença el que se liga de tan vil acto, ca estos paresçen de fuera

como las flores e son llenos de torpes humores.

La sesta çircunstançia de la ymagen de Venus

Era lo sesto «de buenos ungüentes por todo el cuerpo muy ungida». E aquesto

fazía por obviar e contraýr a los torpes olores de su cuerpo, que manavan e nasçían de los

viles exerçiçios e torpes usos que con los dioses cometía.

La séptima çircunstançia de la ymagen de Venus

Era lo séptimo «bien aconpañada de tres diesas», es a saber: la diesa de las

fermosuras, de la diesa de las oluras e de la diesa de las blancuras e suaves tocaduras,

porque aquestas tres diesas aconpañan a Venus, diesa del torpe amor; ca en las batallas

son los hombres feridos de las saetas e dardos de fierro, e en el tienpo de paz mueren

feridos sin cuento de las de aquestas tres diessas conpañeras de doña Venus.

La octava çircunstançia de la ymagen de Venus |[63r]

Era lo octavo la dicha Venus «en concha marina posada», por dar a entender que

el amador lixoso en dura silla de amargura perpetua e dura en el infierno será situado, etc.

Mi buena devota, ¿en qué fenesçe la vida torpe? ¿Pues qué tal dudar sino que el amor e

dilecçión, cuya só madre, es la que passa en las ánimas santas e fázelas perssonas amigas

de Dios e los virtuosos ordena perfectos? Diré luego que yo sola nasçí como una lunbrera

de todo el mundo e todas las hembras a mí conparadas son como neblinas al alvorada.

Cómo la devota Condessa se congraçia a la Virgen por el nonbre suyo

e le suplica por notiçia de más virtudes

Muchos montones de graçias y de loores mil millones sean por sienpre atribuydas

a la vuestra muy magnífica e altíssima Señoría por la grandíssima exçellençia de vuestra

claríssima e resplandesçiente nasçençia, de la qual solepniza la madre santa Yglesia

deziendo: «Oy es la natividat de la Virgen, Madre de Dios, cuya vida gloriosa dio clara luz

115

al siglo, e cuya generosa vida todas las yglesias de sus rayos esclarece»76. Vuestra es la

fama, vuestra la gloria e vuestro el nombre graçioso e virtuoso sobre quantos son.

María es nombre por Dios ordenado, por la Escriptura figurado, por los profetas

asignado, por el ángel anunçiado, por los parientes vuestros a vos aplicado e platicado, e

por vos, Señora mía, de derecho eredado, e por toda la christiandat todas horas invocado.

Plega a la profunda sabidoría vuestra dezir algunos ascondidos secretos de vuestro

santíssimo nonbre, por que sea de mí más querido e más amado quanto más a mí fuere

conosçido e declarado. Ca, segúnd dixo Salomón: «Setenta son las reynas e ochenta las

concubinas, e de las ançillas no es cuento alguno. Una |[63v] es la paloma mía, la perfeta

mía; una es la nasçida a la madre suya, escogida a la genitrix suya; viéronla las fijas de Sión

e loáronla de mui bienaventurada; e las reynas la alabaron»77. Lóente las fijas de la Yglesia

Romana e todas las fijas de la natura humana e todas las reynas de la corte soberana. E

lóete, o, mi muy alta Señora, esta tu sierva con dulçura e gana.

CAPÍTULO XIº

CÓMO FABLA LA VIRGEN DEL NOMBRE SUYO SEGÚND LA

CONPARAÇIÓN DE DIANA A LA GLORIOSA VIRGEN PRINCESA DE LAS

DIESAS

Entre aquellas diesas gentiles que nunca devieran nasçer para tan malamente peresçer,

essa que llamaron Diana fue la más pura e limpia, e de su cuerpo entera o virgen éntegra,

segúnd afirman sus poetas. A la qual algunos moralizantes me conpararon e, segúnd çinco

letras de mi nombre, de aquella a mí çinco pusieron conparaçiones. Era Diana, quanto a la

primera letra, m, muger joventa; por la a, apuesta e muy fermosa; e por la r, reyna

coronada; por la i, de juvénculas ninfas aconpañada; por la a, armada de arco con que

tirava. Estas çinco propiedades o condiçiones me apropian más que [a] aquella.

De la m, letra primera

Quanto a la primera, çierto es que yo muger só e, como es sobredicho, honra e

gloria de las mugeres. E só en hedat de treynta e tres años, la qual jamás no perderé de ser

76 Parece adaptar la antífona de laudes para la fiesta in Nativitate Mariæ Virginis: «Nativitas est hodie sanctæ Mariæ

Virginis, cuius vita inclyta cunctas illustrat Ecclesias» (cf. Hesbert 1968, nº 3849). 77 Cant 6, 7-8: «Sexaginta sunt reginæ, et octoginta concubinæ, et adolescentularum non est numerus. Una est columba, perfecta mea,

una est matris suæ, electa genitrici suæ. Viderunt eam filiæ, et beatissimam praedicaverunt; reginæ et concubinæ, et laudaverunt eam».

116

virgen e ser madre; este a mí es previllegio singular. E si aquella echó a Galistona de su

conpañía porque en el baño la vido que no estava virgen78, así yo só Virgen de las vírgines,

e Madre del Esposo virgen e de las vírgines amador.

De la a, letra segunda

Quanto a la segunda, apuesta só yo e muy fermosa, rutilante |[64r] como estrella,

reluziente como el alvorada, resplandesçiente como la luna e relunbrante como el sol. De

mi fermosura dixo Gerónimo: «¿Quién puede estimar mayor fermosura que de la Virgen

graçiosa, que es amada del Rey, del Juez es loada, apreçiada del Señor, e a Dios es

consagrada?».

De la r, letra terçera

Quanto a la terçera, yo soy reyna coronada, no como aquella de honbre mortal,

mas del Rei de la gloria inmortal. Sepas que delante de Dios han las vírgines dos coronas:

la una es sustançial e essençial, e llámanle áurea, que es corona de oro que han todos los

bienaventurados; otra es llamada aureola, que es corona que se da por alguna exçellençia e

prerrogativa espeçial e por razón de la virginidat que por honor de Dios guardaron, e por

amor de la Virgen consagrada son comigo coronadas de la aureola virginal. Ca de mí se

escrive: «Traherán vírgines al rey en pos della»79. De la corona mía se verá más quando te

fablare de la mi Asunpçión.

De la i, letra quarta

Quanto a la quarta letra i, se entiende de las juvénculas e ninfas que aconpañava[n]

a Diana. Eran las ninfas en quatro maneras: ninfas de los montes, ninfas de las silvas,

ninfas del mar e ninfas de los ríos. E avían quatro nonbres: dríades eran ninfas de las

florestas e selvas, oríades eran ninfas de los collados e montes, nereydes eran ninfas de los

ríos e fuentes. E aconpañavan los sátiros que eran los dioses de los canpos que yvan

dançando con las ninfas delante della; e, por tanto, Diana era llamada diesa de las silvas e

de los montes, de los ríos e hiervas, e de la mar.

Comparan a mí esta condiçión de Diana porque así siguen las vírgines a mí como

[a] aquella las ninfas, que |[64v] así van en pos de mí dançando e cantando como las ninfas

[a] aquella. Las vírgines que me aman e loan con dulçes e nuevas cantilenas e las vírgines

78 La fuente remota de la historia entre la ninfa Calisto y Diana se encuentra en el libro II de las Metamorfosis de

Ovidio (ed. Álvarez & Iglesias 2001, 255-256); recoge en época medieval el episodio Giovanni Boccaccio en su Genealogia deorum gentilium, V, 49 (ed. Álvarez & Iglesias 1983, 363).

79 Ps 44, 15: «Adducentur regi virgines post eam».

117

que trabajan en exerçiçios de penitençia son como las ninfas de las silvas. Las vírgines

conpungentes e amargosamente lagrimantes son las ninfas de la mar. Las vírgines que

trabajan en devoçión e oraçión lagrimantes son como las ninfas de los ríos e de las fuentes

para que se conprehendan monjas e seglares, clérigos e legas.

E así siguen a mí prelados que han puntas en las mitras como aquellos sátiros de80

Diana, que han puntas en la cabeça. E son mayormente los sátiros los prelados e seglares

que son de vida pecadores, los quales son reputados por dioses de los canpos. E digamos

que son los justos e buenos prelados, que con oraçión e devoçión deven cantar a la

Virgen: «Tráenos en pos de ti e correremos en el olor de tus perfumes»81.

De la a, letra quinta

Quanto a la quinta, era Diana armada de arco e saeta con que caçava por los

canpos conprendiendo diversas fieras; así yo tengo el arco de misericordia, que enclina sus

braços e saetas de oraçión e de mediaçión, con las quales fiero en los coraçones a las fieras

bestias, espeçialmente al temeroso venado e gavido, al qual es terrible el nonbre mío; el

qual venado es el medroso diablo. Saeto a los leones de la sobervia, a los osos de la

inbidia, e a los javalines de la suziedat, a los lobos de la gula, a las raposas del engaño, e a

las onças de la yra, e onagros de açidia.

Mira que Diana, segúnd los poetas, significa a la luna, e aquellas ninfas son las

ranas de las silvas e florestas, e de los montes, ríos e fuentes, e de la mar, las quales siguen

a la luna e cantan e gorgean. Los sátiros son las animalias de |[65r] los canpos nocharniegos,

aunque propiamente en esta Hispania no ha sátiros, que en alguna parte son como

honbres e lixosos mucho fasta fatigar a la muerte sus henbras. E por quanto en mí se

fallan más llenera e veramente las condiçiones de la luna, me conparan a ella los doctores.

Desta luna de Diana te diré82 quando del todo te fablare de la luna. Por agora esto baste.

Cómo la devota Condessa suplica a la Gloriosa e pide aun dotrina del santo e graçioso nonbre suyo

Plégavos, muy alta Reyna de corona gloriosa, que me fagáys vuestra ninfa como a

una de las vuestras, ya siquiera de la mar, porque, si ál no, merezca con amargura lagrimar

por mis defectos. E después me trasladéys a las ninfas de los ríos, para que con devoçión

vos ame e ore e ver desee83, porque de los ojos míos manen dulçes lágrimas fasta alcançar

lo que han gana. Gozo e grand plazer me cresçe oyendo tantas virtudes e secretos

80 A continuación, subpunteada, a. 81 Cant 1, 3: «Trahe me, post te curremus in odorem unguentorum tuorum». 82 A continuación hay un espacio en blanco. 83 desear.

118

ascondidos del vuestro sagrado84 nonbre. Diga la mi grand Señora más doctrinas del su

dulçíssimo nonbre, María, e oyrá la su humillde servidora.

CAPÍTULO XII

CÓMO FABLA LA GLORIOSA VIRGEN DE OTRA DECLARAÇIÓN DEL

NONBRE SUYO, RESPONDIENDO A LA CONDESSA

Otros devotos míos deletreando el mi nonbre segúnd los nonbres de las letras así lo

conpararon, segúnd çinco fiestas mías, a çinco santas mugeres e mucho virtuosas.

Asimesmo le nonbraron por cinco piedras preçiosas.

Conparaçión de la m, letra primera del nonbre de María

Por la m, letra primera de mi nonbre, me conpararon a mí a la fija del rey Saúl,

muger primera de David, la qual le plugo mucho delante sus ojos e sobre todas la amó;

por la qual dixo a Abner, condestable de Saúl: «No verás mi cara |[65v] antes que me trayas

a Micol». Esta Micol fue primera muger de David. Figura85 mía fue por quanto, entre

todas las mugeres fijas de Eva, yo fuy escogida e antes escogida que nasçida de todas las

santas henbras fijas de Israel, para que yo fuesse esposa e muger entre todas las vírgines e

esposa de Jhesú Christo. La ystoria se registra en el segundo de los Reyes86. E más que

aquella a David plugo yo al mi esposo Jhesú, dulçe Fijo mío; e más que David [a] aquella,

me amó el Fijo mío por la prerrogativa de mi santidat e inoçençia o navidat, ca yo, así

escogida, antes fue yo santa que nasçida, como de mí ya Bernardo dixiera: «En el vientre

de la madre fue la Virgen instituida que fuesse Madre de graçia». E como Micol quiere

dezir toda agua, asý yo só toda agua lavante, fartante e delectante e abriente el seno de mi

piedat. Asimesmo, por la m, letra de mi nonbre primera, me conparan a la preçiosa

margarita blanca e cándida, que es la perla, a la sangre restriñente e esforçante, ál trayente.

Así só yo la primera piedra e margarita en la corona de las vírgines, que las esfuerço a las

virtudes e de los viçios las restringo e aparto de los pecados.

Conparaçión de la a, letra segunda del nonbre de María

84 A continuación anula cuerpo. 85 figurada, -da subpunteada. 86 La elección de Micol como esposa de David se lee en I Sam 18, 17-27.

119

Por la a, letra segunda, me conparan [a] Abigail, que fue muy prudente e muy

fermosa, la qual con su prudençia aplacó a David mucho turbado contra Nabal. Saliole al

camino encontrar con ciertos presentes para los que al canpo andan; e mucho rogando e

se humillando, meresçió ser su muger87. Así, yo mesma, en la segunda fiesta mía, de la

Encarnaçión e mi Anunçiaçión, quando me humillé, deziendo como aquella: «He aquí la

sierva del Señor», aplaqué al Señor yrado contra el mundo como Nabal, estulto, loco e

sobervio; e fecha só su mu- |66r] ger conçebiente de Spíritu Santo al Fijo de Dios Padre.

E por esto só conparada al adamante, al qual llaman los legos diamante, chica en cantidat

e de christialino color, reconçiliante con el varón a la muger. Así yo, veramente humilde e

de celestial e santa conversaçión, reconçilié al vero David la humana natura, e quité que el

aymante, que es Satanás, no levase por su virtud, como el aymante al fierro, las almas al

infierno. Los que fazen obras piadosas ponen esta piedra en la corona mía.

Conparaçión de la letra mía terçera del nonbre de María

Por la r, letra terçera, me conpara a Rachel, la qual es enterpetrada ser oveja e fue

figura de mí, que fuy oveja mucho mansa que parí al buen Cordero quitante los pecados a

los omes del mundo. Esta Rachel engendró a Josep88, el qual fue llamado por el rey

Faraón salvador del mundo89; e yo, en la mi terçera fiesta, parí al vero indubitato Salvador

del mundo. E me conparan al carvúnculo, que llaman rubí mayor, el qual se falla90

mezclado con el çaphir oriental; ansí, en el parto mío, se falló el rubí de la divinidat junto

e unido con el çaphir de la humanidat, reçebida en mi vientre. Esta piedra ponen los

doctores en la mi corona virginal, los quales les ponen al Christo gloriosíssimo Fijo mío

en el coraçón de los oyentes.

Conparaçión de la y, quarta letra del nonbre de María

Por la i, mi quarta letra, me conparan [a] aquella dueña que fue llamada Judic, la

qual, por amor de la castidat libró su pueblo de Betulia91 de la mano de Olofernes92. Así

yo, en la quarta fiesta mía, de la mi Purificación, sin lesión, sin tocamiento de varón,

éntegra, virgen e casta, pude más que Olofernes, quise dezir, que Satanás, quando ofresçí

mi Fijo en el tenplo al Señor, libré los católicos e devotos de la ma- |[66v] no de Satanás. E

por esto me conparan a la piedra presçiosa jaspe, la qual, aunque sienpre permanesçe

87 La narración se halla en I Sam 25. 88 Gen 30, 22-24. 89 Gen 41, 45: «Vertitque nomen eius, et vocavit eum, lingua aegyptiaca, Salvatorem mundi». 90 fall�. 91 betualia con la primera a subpunteada. 92 La actuación de Judit para salvar a Betulia del acoso del ejército de Holofernes se lee en Iudith 10-13.

120

verde, pero tiene senbradas algunas gotezillas sanguinas e al que la trahe faze seguro. Así

yo sienpre fuy virgen ante del parto e en el parto e después del parto. Empero ofresçí el

mi Fijo espargido de sangre en la çircunçisión e en la passión al glorioso Padre suyo. E yo

huve algunas gotezillas de la su sangre preçiosa. E a los devotos míos, que por meditaçión

me traen en su coraçón, de todos periglos los conservo seguros.

Conparación de la a, quinta letra del nonbre de María

Por la a, que es quinta letra del mi nonbre, me conparan a Abisag, la sunamita, la

qual fue buscada por todo Israel e escogida en todos los fines suyos para que ministrasse e

serviesse de93 estrado e del lecho al rey David e estoviesse delante d’él94. Así fuy yo

buscada por el ángel en todos los tribus de Israel e fallada en Nazareht, escogida entre las

gentiles e pecadoras e sobreescogida en las santas e virtuosas del glorioso Señor para que

estoviesse ante d’Él e ministrase al su glorioso Fijo, vestiéndolo de mi carne e dándole a

comer e bever de mis virginales pechos, e lo traxiesse en mis braços e lo enbolviesse e

aliñasse en mi regaço, etc. E como aquella fue fermosa e escogida e quedó virgen después

de todos su ministerios e serviçios, así fuy yo, como se escrive en los Cantares: «Fermosa

como la luna, escogida como el sol, e huerto çerrado e fuente con candado e arroyo

señalado»95. E aun agora ministro delante d’Él en la gloria del çielo, a la Trinidat loando, al

mi Fijo contenplando, a los gentiles alegrando, a los santos glorificando, por vosotros

abogando. E aquesto en la quinta fiesta mía, de quando sobí al çielo.

E por esto me conparan a la piedra preçiosa que se llama electorio. Aquesta nasçe

|[67r] en el vientre del gallo, la qual ha virtud de restituyr al hombre las honras perdidas e

faze al trayente açeto e graçioso. Así yo, del vientre profético tomada e resçebida en el

çielo e al trono de mi Fijo ensalçada, e yo a vos, los fieles cathólicos e a los devotos míos,

he reparado el reyno del paraýso que avíades perdido çinco mill años avía, e de continuo

lo recobro a los pecadores penitentes. Esta piedra asientan en mi corona los devotos

contenplativos quando dizen: «Ya desseo morir e bivir con Jhesú Christo, etc.».

Cómo la devota Condessa se congraçia al nonbre de la gloriosa Virgen

pediéndole merçed diga más exçellençias de su nonbre

O, muy exçellente Reyna mía e muy magnífica mi Señora, aqueste nonbre

santíssimo, aqueste nonbre dulçíssimo, aqueste nonbre digníssimo, María, a tan

santíssima, a tan dulçíssima, a tan digníssima Virgen como es vuestra muy magnífica

93 de, interlineado. 94 3 Reg 1, 3: «Quaesierunt igitur adolescentulam speciosam in omnibus finibus Israel, et invenerunt Abisag Sunamitidem, et

adduxerunt eam ad regem». 95 En este caso mezcla Cant 6, 9: «Pulchra ut luna, electa ut sol» con Cant 4, 12: «Hortus conclusus, fons signatus».

121

Magestad muy justa e congrua e convenientemente fue inpuesto. Ni se podría otra fallar,

si vuestra exçellentíssima perssona, que dignamente se llame María. Vos, Sobreseñora mía,

sobre todas fenbras soys María: por la m, madre piadosa; por la a, abogada poderosa; por

la r, regla nuestra virtuosa; por la i, joya rica preçiosa; por la a, amiga muy amorosa.

Madre piadosa, apiadadvos a la vuestra fija humilldosa; Abogada poderosa96, ganad

perdón a esta fallida viçiosa; Regla toda virtuosa, reglad a la torçida e conbosa; Joya mía

preçiosa, enriquesçed de virtudes a la pobre menesterosa; Amiga leal e amorosa, fazedme

digna de vuestros secretos por que biva so vuestra sonbra alegre e gozosa.

Tanto me siento consolada como maravillada de las cosas que oyo del vuestro

dulçifluo nonbre por la dulcíssima fabla vuestra, ¿plazerá, muy grand Señora, dezir más a

vuestra Alteza del graciosíssimo |[67v] nonbre vuestro?

CAPÍTULO XIIIº

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN SATISFAZE A LA SU DEVOTA CONDESSA

FABLANDO MUY LARGAMENTE DEL NONBRE MARÍA

Más te diré del nonbre mío en la venida del ángel que fizo quando me saludó, mas

agora te diré siete virtudes del mi nonbre, María, contra los viçios capitales, que son siete e

mortales. En cada una de las virtudes me fallarás nonbrada María, por do sabrás quánd

justamente el Señor mandó que mi nonbre propio posiessen María, por quanto en mí

avían las siete virtudes de que te diré, e viçio ninguno contrario de aquellas jamás en mi

vida nunca regnaría ni aun entrada fazer no podría. La mi profundíssima humilldat

conbatió a la sobervia. La mi afectuosíssima caridat expugnó a la invidia. La mi

mansuetíssima leznidat vençió la saña e yra. La inte[n]síssima acuçiosidat derribó a la

açidia. La mi delicatíssima pobredat destroçó al avariçia. La mi tenperatíssima sobriedat

derrocó a la glotonía. La mi castíssima virginidat degolló a la luxuria. Mira, mi devota

Condessa, cómo el nonbre mío es97 guarnido de muchas virtudes. No te dixera estas cosas

sino porque te miré ganosa de oýr fabla del nonbre mío.

Cómo la devota Condessa suplica a la gloriosa Virgen por declaraçión de aquellos conbates98 del santo

nonbre María contra los siete viçios99

96 El copista repite poderosa. 97 es, interlineado. 98 En el original, conbites. 99 En el manuscrito, vicores.

122

Muy gloriosa Señora mía, agora quedo más fanbrienta, agora me fallo más

sedienta, más ganosa e cobdiçiosa de saber e conosçer cómo el vuestro santo nonbre

contiene aquellas virtudes e conbaten aquellos viçios. Ca, gloriosa mi Señora, aunque oý

vuestras palabras, en ninguna guisa las entendí. Diga la prudentíssima mi Señora el

proçesso por estensso segúnd la |[68r] fórmula sobredicha, por que la claridat de vuestra

meliflua fabla resplandezca en mi entendimiento por que tanto ame quanto conozca al

graçiosíssimo nonbre vuestro.

Cómo la gloriossa Virgen declara el conbate100 primero

Quanto a lo primero, deves saber que fuy aquella María muy profunda e baxa por

humilldat de que escrivió sant Lucas quando dixo: «Mas María dixo: He aquí la sierva del

Señor, sea en101 mi conplido segúnd la palabra tuya»102. Ya el ángel me avía llamado pura e

sin pecado e llena de graçia, e que el Señor era comigo, e que yo era bendicha entre las

mugeres e que fallara graçia delante del Señor, e que concibiría e pariría al Salvador del

mundo, e que sobre mí el Spíritu Santo vernía, e tomada por Madre de Dios e por Señora

de los çielos e tierra. Pero estas cosas así exçellentes no me ensobervesçieron, antes

profundamente me humillé. Como era aquella María yo que dixe al ángel: «He aquí la

esclava del Señor», no ensobervesçí, deziendo: «He aquí la madre del Señor, ni la señora

del mundo, etc.», mas la ançilla del Señor.

Cómo la devota Condessa se congraçia al nonbre María

¡O, qué nonbre tan virtuoso, María! Porque tú, digna de los dones divinales e ya

prometidos a ti de previllegio singular e certificada de luego los poseer por el ángel, no te

ensalçaste sobre ti como que de tus méritos te veniessen, mas antes te desposiste para te

fazer más apta e más digna por tu propia humildat, deziendo: «María, he aquí la fámula del

Señor». Esta humilldat tuya, o, singular María, es contra muchos que en las prosperidades,

señorías e buena ventura no se humillan como vos e el Fijo vuestro, mas inflan e

ensobervesçen como Eva e Luçifer. Vos, la Señora mía, no solo fuestes humillde en la

vuestra respuesta real, mas fuestes tanbién humillde en el vuestro ministerio legal, humi-

|[68v] llándovos sin menester a la purificaçión de las paridas; e yo, dura, sobervia e sin

ventura fija de Eva, no me quiero humillar a la virtud de la satisfaçión por mis culpas

cometidas.

100 En el original, de nuevo, conbite. 101 En el manuscrito, e aparece añadida entre líneas. 102 Cf. Lc 1, 38: «Dixit autem Maria: Ecce ancilla Domini, fiat mihi secundum verbum tuum».

123

Cómo fabla la Virgen del segundo conbate del su santo nonbre, María

Quanto a lo segundo, sepas que yo fuy muy querençiosa por caridat contra la

invidia e malquerençia, e soy dicha aquella María de que dixo sant Luchas: «Levantosse

María e fue con mucha priessa a las montañas de Judea desde Galilea»103, como quien dize:

«Con mucho amor e caridat subió a ver a su prima Ysabel, que ya era ençinta de siete

meses como el ángel lo dixiera». E sabe que subí para la visitar e saludar e ministrar e

servir fasta que pariesse e buena la dexasse. E, porque en la fiesta quarta mía, que será

desta Visitación, te fablaré más largo, no me deterné en esta partezilla, mas solo apunté

cómo por esta parte por el Evangelio só nonbrada María.

Cómo la devota Condessa se congraçia a la Virgen e se conplaze desta segunda ystoria

O, muy caridosa e mui amorosa María, conplistes la caridat del próximo

ministrando la Madre del Rey e Redenptor a la madre del vasallo e aposentador, la Madre

del Señor de los prophetas serviendo a la madre del servidor e propheta, la Madre del Fijo

de Dios a la madre de la criatura de Dios; brevemente, la Señora a su servidora. Grande,

sin dubda, fue la tan humilldosa quanto caridosa la caridat vuestra quanto al próximo;

asimesmo grande quanto a Dios, ca vós soys aquella María de que dize el Evangelista:

«Dixo María: Mi ánima magnifica al Señor, e el spíritu mío saltó e bayló en Dios, mi

Salvador»104. O, grand Señora mía, por esso vuestra alma al Señor magnificó, porque

magníficamente amó a Dios, e por tanto el spíritu vuestro en Dios se alegró, porque

exçellentíssimamente le amó. Muy |[69r] gloriosa Reyna mía, por quanto en el vuestro

vientre la virtud del Spíritu Santo maravillas fazía, por tanto el amor del Spíritu Santo

singularmente en vuestro coraçón ardía.

Cómo la gloriosa Virgen fabla del conbate terçero

Quanto a lo terçero, yo fuy aquella mansuetíssima María por paçiençia contra la

saña e yra, e contra toda adverssidat. Yo só veramente aquella sola María a la qual fabla

Simeón en esta guisa: «E dixo Simeón a María, Madre de Jhesú: Mira que puesto es Niño

este en caída e en levamiento de muchos en Israel, e cochillo d’Él traspassará la tu

alma»105. Este cuchillo tan agudo sinificava la muy aguda e tajante de anbas partes espada,

la Passión del mui amado Fijo mío. El cuchillo corporal ni taja al ánima ni la mata, mas la

muy aguda Passión del mi Fijo, aunque passó mi alma por conpassión, empero ni la llagó

103 Lc 1, 39: «Exsurgens autem Maria in diebus illis abiit in montana cum festinatione, in civitatem Iuda». 104 Lc 1, 46: «Et ait Maria: Magnificat anima mea Dominum: et exsultavit spiritus meus in Deo salutari meo». 105 Lc 2, 34-35: «Et benedixit illis Simeon, et dixit ad Mariam matrem eius: Ecce positus est hic in ruinam, et in resurrectionem

multorum in Israel, et in signum cui contradicetur: et tuam ipsius animam pertransibit gladius ut revelentur ex multis cordibus cogitationes».

124

por desseo de vengança ni la mató por odio ni por rencor. Sabrás que yo nunca huve odio

a los que mataron al Fijo mío, ni fue inpaçiente algúnd tiempo contra ellos.

Exclamaçión de la devota Condessa por la paçiençia e benignidat de la Virgen María

¡O, enxenplo de manseza e de paçiençia espejo claro! Vos sois mártir e veramente

más que mártir, ca los otros mártires sofrían martirios corporales con alegría e gozo de su

coraçón, mas vos, la mi Señora, fuestes mártir en la sensualidat de los vuestros sentidos

ocupados en las penas de vuestro amado Fijo. E fuestes más que mártir106 porque de

fuerça mirávades la cruz e dolorosa Passión del muy amado Fijo vuestro; por el amor que

le avedes sofristes tormentos en el coraçón. Ya, paçientíssima e mansuetíssima Reyna mía,

influid, muy liberal Señora, algunas gotezillas de la fuente de vuestra manseza, del abismo

de vuestra paçiençia en las entrañas de mi coraçón, por |[69v] que en las angustias mías, en

las congoxas e tribulaçiones mías sufra mansamente sin murmuraçión, paçientemente sin

turbaçión por la mesura vuestra e alta merçed.

Cómo fabla la gloriosa Virgen del quarto conbate del su nonbre

Quanto a lo quarto, yo só aquella muy estudiosa con buena industria contra la

açidia e oçiosidat. Yo só aquella María de que dixo sant Lucas: «Todos los apóstolos estos

e las mugeres estas eran perseverantes de un coraçón en la oraçión e con María, Madre de

Jhesú»107. Con aquellos varones virtuosos e santas mugeres era yo sin causa e en oraçiones

continuas por que meresçiessen que en ellos se conpliessen las promesas del mi Fijo en el

patio del Spíritu Santo, ca «conviene –como dixo el mi Fijo– continuar la oraçión» por

que por inportunidat alcançemos lo que por méritos no podemos.

Cómo la devota Condessa se congraçia e se conplaze por la atuosa diligençia a la Virgen

¡O, coronada por diligençia e girnalda108 de perseverançia adornada! Vos, gloriosa

Señora mía109, sois la estudiosa e industriosa María, la qual nunca distes lugar a la

negligençia ni a la tibieza cabida, ni a la açidia entrada alguna; ni vos conbatió covardía, ni

vos conquistó la flaqueza ni pequeñeza de coraçón. O, muy acuçiosa e actuosa, si con

tanta industria e estudio orastes por nos en el suelo, muy diligente Señora mía e acuçiosa

Virgen María, con todo esfuerço de mi voluntad inploro e ruego por vuestra ayuda, con

humillde serviçio, seguiendo vuestra corte en la tierra, vos plega con discreta oraçión

106 A continuación que. 107 Act 1, 14: «Hi omnes erant perseverantes unanimiter in oratione cum mulieribus, et Maria matre Iesu, et fratribus eius». 108 En el manuscrito, grinalda. 109 mias.

125

oréys por mí en la gloria del cielo. Vos, mi señora María, soys aquella de que escrive el

Evangelista: «María guardava todas estas palabras ascondiéndolas en su coraçón»110. Vos,

nuestra gloriosa María, no solo nos ayudáis de coraçón |[70r] con santos pensamientos e

gloriosos deseos, mas aun nos favoresçéis de boca con puras oraçiones e aprovecháys de

manos con benefiçios e defenssiones. ¡O, cómo son abogados de vos aquellos cuyas

mentes son indevotas e manos son oçiosas e vazías de méritos virtuosos!

Cómo la gloriosa Virgen fabla del quinto conbate111 de su continua pobreza contra el avariçia

Quanto a lo quinto, yo só aquella María que delicatíssima era por menester e

pobreza contra la avariçia, por lo qual me llamaron aquella María de que escrive el

Evangelista: «Venieron apriessa los pastores e fallaron a María e a Josep e al Infante

puesto en el pesebre»112. Mira, mi devota Condessa, cómo los pastores pobres fallaron a

mí, María la pobre, con el Esposo e Fijo pobres. Fallaron al pobre infante Fijo de Dios en

pobre lugar, que era el establo; en pobre estrado, que era el pesebre; en pobres ropas, que

eran los pobres trapos. ¿Quién quita que no hoviera posada honrada si pobre no fuera?

Cómo la devota Condessa se congraçia a la gloriosa Virgen por la quinta victoria suya

¡O, cabo de pobreza bienaventurada: pobre de sustançia, rica de fe; pobre de cosas

mundanas, abastada de riquezas no estimadas; pobre en el mundo, heredera del regno!

Gozadvos, rica Madre de Dios, que si vos fuestes María povre quando los pobres pastores

con vuestro Fijo pobre vos fallaron e loaron, asimesmo soys vos aquella María que los

reyes fallaron con el Fijo pobre e lo adoraron e de sus dones le honraron. Por lo qual no

deven desperar los ricos; que si los pobres pastores resçibió el vuestro Fijo pobre para que

lo loassen, assí resçibió los ricos reyes para que lo adorassen e de sus riquezas lo

honrassen. O, muy pobre |[70v] e virtuosa María, arredratme de toda cobdiçia, que raýz es

de todo pecado, por que no me traya en desseo que yerre en la fe, en la qual vós fuestes

tan rica, etc.

Cómo fabla la Virgen deste conbate de la tenperançia quanto a la gula e glotonía

Quanto a lo sesto, yo só aquella María tenperatíssima por mesura e sobriedat

contra la gula, por lo qual me llamaron aquella María de que escrive el Evangelio: «No

temas, María, ca tú fallaste graçia acerca de Dios. Mira que conçibirás en el vientre e

110 Luc 2, 19: «Maria autem conservabat omnia verba haec, conferens in corde suo». 111 De nuevo el original presenta conbite. 112 Luc 2, 16: «Et venerunt festinantes: et invenerunt Mariam, et Ioseph, et infantem positum in praesepio».

126

parirás al Fijo»113. Mira cómo dixo de mí «fallaste graçia»; nunca yo tanta graçia fallara si la

graçia a mí mui tenplada e mesuradamente no fallara en el comer e en el bever

escassamente muy tenpladamente, ca no se consienten en uno graçia e gula, ni tenperança

e gargantez, como ni viçio e virtud. Ca bien has oýdo cómo la madre primera, por

gargantez, perdió toda114 graçia.

Cómo la devota Condessa se congraçia con la Gloriosa

Muy mesurada Señora mía e muy graçiosa María e muy tenplada, que meresçistes

fallar graçia, muchas vírgines e casadas fallaron por mesura e fermosura graçia delante de

los honbres, como Sarra e Rebeca, Hester e otras tales, mas vos, la María singular, en

mesura e tenperança pujante sin par, fallastes la graçia delante Dios. Eva perdió la graçia

açerca de Dios comiendo lo vedado, e vos, Señora mía, la fallastes no comiendo lo

otorgado. No pudo guardar la graçia resçebida aquella golosa primera madre, e fallastes

vos la graçia perdida, mesurada e virtuosa açerca de Dios Padre. E[l] vientre goloso fue

desgraçiado, mas el vientre virtuoso de Dios fue poblado, como dixo el ángel: «En el

vientre conçibirás». De vos dixo Boca de Oro: «Nunca fue María comedora ni beve- |[71r] -

dora de vino, ca el vientre de Dios enpreñado nunca fue de manjares ni de potages

agraviado»115. ¡O, cómo son de vuestra graçia alongados los que comiendo e beviendo

tantas vezes son agraviados!

Cómo fabla e dize la Virgen del conbate de la virginidat contra la corrupta carnalidat

Quanto a lo séptimo, yo só aquella María castíssima por puríssima virginidat

contra la inmundiçia carnal, por lo qual el Evangelista me nonbra María quando dixo: «E

el nonbre de la virgen, María»116. La mi virginidat fue casta en mi carne virginal en quanto

da testimonio el Evangelista: «María era el nonbre de la virgen». E fue mi virginidat más

casta que se llama castior en la mi virginal mente, segúnd que yo al ángel respondí, como

dize el Evangelista: «Dixo María al ángel: ¿Cómo será esso que conçiba e para fijo, ca yo

no conozco varón?»117, esto es: «Mi propósito es de no lo conosçer». Fue castíssima mi

virginidat en la generaçión mía virginal, como el ángel lo testificó deziendo al mi esposo:

«Josep, fijo de David, no quieras temer de resçebir a tu esposa María porque lo que en ella

nasçido es, de Spíritu Santo es»118. Mira, mi devota Condessa, cómo el nonbre mío incluye

113 Luc 1, 30: «Ne timeas Maria, invenisti enim gratiam apud Deum: ecce concipies in utero, et paries filium». 114 En el original to está interlineado. 115 No he encontrado nada parecido entre las obras de Juan Crisóstomo. 116 Luc 1, 27: «Et nomen virginis Maria». 117 Luc 1, 34: «Dixit autem Maria ad angelum: Quomodo fiet istud, quoniam virum non cognosco?». 118 Mt 1, 20: «Ioseph fili David, noli timere accipere Mariam coniugem tuam: quod enim in ea natum est, de Spiritu sancto est».

127

siete virtudes graçiosas contra siete iniquidades viçiosas, las quales virtudes fueron e son

en mí, por las quales por méritos e razones dignamente me posieron este nonbre María.

Cómo la devota Condessa se congraçia a la virginidat

a nuestra Señora por la victoria que ovo de la carnalidat

¡O, dignidat singular, o singularidat virginal! Por quanto vos, Virgen de las vírgines

e flor castíssima de las castas, por quanto fuestes de Spíritu Santo preñada, no pudo

vuestra virginidat ser por el Fijo de Dios violada, antes por Fijo tan digno quedó entera,

no lesa ni tocada. |[71v] Mas quedó por tal e con tal Fijo por sienpre glorificada, con tal

Fijo aprovada, consagrada, ennoblesçida, enriquesçida119 e devota; en tal e por tal Fijo es

sellada e confirmada vuestra puríssima castidat. ¡O, Virgen María, lóete todo el mundo!

¡O, gloriosa Virgen, cuya virginidat glorifica a la maternidat e cuya fecundidat glorifica a la

virginidat! Çierto es que más gloriosa es la virginidat por la preñez divina, e la preñez por

la virginal castidat queda más gloriosa.

CAPÍTULO XIIII

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DECLARA MÁS DOTRINAS ALEGRES E

AÇEPTABLES DEL SU EXÇELLENTÍSSIMO NONBRE MARÍA

Por quanto te siento ganosa e afectuosa al nonbre mío, María, aún te quiero dezir

ethimologías que los devotos doctores dan del nonbre mío María. E dizen quel nonbre

mío120 ha quatro ethimologías. La primera es121 María, ‘mar amargosa’. La segunda es

María, ‘estrella de la mar’. La terçera es María, ‘alunbrante o alunbradora’. La quarta dize

María en lengua sira ‘señora’.

Cómo la devota Condessa desea saber estas quatro ethimologías

Prudentíssima mi Señora, tan glorioso e tan copioso es vuestro nonbre que todos

loores e todas virtudes caben en él. Plega a la vuestra muy magnífica Señoría, por me fazer

119 A continuación se repite enrriquesçida. 120 A continuación anula maria. 121 es interlineado.

128

merçed, querer declarar aquellas quatro ethimologías, por que, las entendiendo, sienta

consolaçión mi alma e crezca mi devoçión en amor suyo e dilecçión.

Muestra la gloriosa Virgen cómo este nonbre, María, quiere dezir mar amargoso

El mi nonbre María es mar amargoso a los demonios espiritualmente e espeçial,

etc. E notarás tres cosas: |[72r] la primera, cómo María es mar; la segunda, cómo María es

amargosa; la terçera, cómo María es mar amargosa.

Cómo la Virgen declara que María quiere dezir mar

Es lo primero mi nonbre María mar, graçias122 influyendo. Por la copia e afluençia

suya só yo como la mar, segúnd dize Salomón: «Todos los ríos entran en la mar e el mar

por esso no cresçe ni marea»123. Entenderás por los ríos los dones del Spíritu Santo, como

dixo a sus creyentes el glorioso Fijo mío: «Todo aquel que cre·en mí, ríos manarán del su

vientre de agua saltante fasta la vida eternal»124. E dixo aquesto por el Spíritu Santo que

avían de resçebir todos los que creyessen en él, pues entiende que todos los dones

spirituales de los otros santos entran en mí, llamada María, que só copiosa como la mar,

mas ni yo por esso crezco. Allí en mi nonbre caben las graçias de los ángeles e archángeles

e prinçipados como ríos, etc.; las de los patriarchas e de los prophetas e de los apóstolos,

mártires, confessores e vírgines e de los otros todos bienaventurados caben e en mí, que

só María, segúnd de mí dixo el Sabio: «En mí, toda graçia de carrera e de verdat»125. Pues

no es maravilla que de mí toda graçia afluya e mane, pues en mi nonbre, María, toda graçia

se encluye e cabe.

Cómo la devota Condessa se congraçia a la llenura deste nonbre, María

¡O, muy copiosa María e mar abastante, que llena fuestes e conplida de graçia, que

açerca de Dios vós sola fallastes, la qual por todo el mundo, como mar llena derramastes!

No es maravilla que vuestras ondas de dones e graçias por el mundo enbiedes, pues los

dones e graçias de todos los santos e santas, como ríos caudales, como mar larga, vos,

María, los cabedes. Si por vuestra largueza la inopia mía beviesse de la mar |[72v] vuestra

una sola gotezilla, ¿qué más me bastaría que todo el mar Oçéano por que matasse mi sed e

desseo deste tan seco siglo?

122 Se repite graçias. 123 Eccl 1, 7: «Omnia flumina intrant in mare et mare non redundat». 124 Io 7, 38: «Qui credit in me, sicut dicit Scriptura, flumina de ventre eius fluent aquæ vivæ». 125 Eccli 24, 25: «In me gratia omnis viæ et veritatis».

129

Cómo la Virgen declara æeste nonbre, María, es de amargura

Pensar deves en lo segundo, que yo, María, fuy amargosa en la muerte e passión

del mi Fijo, dolorosa me sentí e amarga quando la espada muy aguda de su muerte

traspasó al alma mía. Por lo qual huve a dezir con la moabita Ruth: «No me llamedes

Noemí –que quiere dezir fermosa–, mas llamadme Marath»126, ca de amargura me inchió e

conplió el Poderoso. Así el cochillo dolorido del mi Fijo me cunplió de amargura. Mira

cómo María quiere dezir amarga.

Cómo la devota Condessa se conpadesçe a la Virgen María amargosa

Vos, gloriosa Reyna, soys Nohemí la fermosa por santificación del Spíritu Santo; e

vos mesma soys Marath la amargosa por los dolores del vuestro Fijo e pasión; vos soys

fermosa por dos fijos como aquella, por muerte de los quales se llamó amarga, así vos

teníades dos fijos: uno natural, a Jhesú; otro espiritual, el honbre muerto e Jhesú a la

muerte. ¿Quién quita que no fuéssedes en aquel amargo día llena de grand amargura? ¡O,

mi buena e sobre Señora mía, fazedme que llore convusco, vuestras penas partid comigo,

mientra gozo desta luz, por que con vos llorando merezca bivir gozando en los frutos de

la cruz!

Cómo declara la gloriosa Virgen su nonbre a los demonios amargoso

Escucha, Condessa, con diligençia e dezirte he cómo mi nonbre, María, quiere

dezir mar amargosa de consuna contra el diablo e los ángeles del mesmo, a los quales

oprimo e acoyto e fatigo, segúnd que la mar Bermeja fue amarga mar al rey Faraón e sus

|[73r] cavalleros, los quales en ella fueron ahogados, segúnd dize Moysem: «Retornó el

nonbre sobre aquellos las aguas del mar»127. Quand amarga fue la mar Bermeja a los

egipçianos, tan amarga só yo, María, a los demonios profanos.

Cómo la Condessa se conplaze con la potestad de la Virgen contra los demonios

¡O, poderosa e virtuosa Reyna, espantable a los demonios como la az ordenada en

la batalla e a ellos mar larga e amargosa! No temen los contrarios tanto a qualquiera

muchedunbre de sus adverssarios quanto temen las potestades diabólicas de los ayres al

nonbre vuestro, María. A los vuestros, proteçión e defensión e ayuda; a ellos, terrible y

espantable. E por tanto se derraman e exvanesçen a la invocaçión deste glorioso nonbre,

126 Ruth 1, 20: «Ne vocetis me Noemi (id est, pulchram), sed vocate me Mara (id est, amaram)». 127 Ex 15, 19: «Et reduxit super eos Dominus aquas maris».

130

María, como fumo128 a la cara del viento e çera que se regala a la cara del fuego, donde ha

espessa invocaçión e continua recordaçión e cuydosa ymitaçión129 del vuestro terrífico130

nonbre María.

Cómo la gloriosa Virgen declara que su nonbre María sinifica estrella de la mar.

Mira, devota Condessa, que como el mi nonbre es mar amargosa a los demonios,

vuestros enemigos, así es estrella de la mar relunbrosa a los honbres del mi nonbre

devotos e amigos. E por que ya ençima oýste cómo yo só conparada a la estrella de la

mar, por ende agora te diré tres breves palabras çeñidas de breve conpendio. La primera,

que mi nonbre es estrella por su puridat; la segunda, que es estrella por su claridat; la

terçera, que es estrella por su utilidat. Yo só estrella puríssima biviendo puramente, só

estrella claríssima pariendo al rayo eterno altamente, só estrella utilíssima adreçando los

honbres al puerto salvamente.

Cómo la devota |[73v] Condessa se condelecta a la breve fabla de la Virgen como es estrella de la mar

Vos soys la estrella de la mar puríssima por la vida vuestra sin orrura, ca por

pureza graçiosa vençéys a los ángeles en su pobreza natural, e vençéys a los santos todos

por nobleza perssonal. E vos soys claríssima estrella nasçida de Jacob que resplandesçéys

en todo el mundo, e vós paristes el Rayo claríssimo que penetró los siglos redimiendo los

honbres e salvando, e penetró los infiernos ligando los diablos e a los Santos Padres

soltando. Vos soys la estrella claríssima, cuyo rayo todo el mundo alunbra, cuyo

resplandor reluze en las alturas, cuyo fulgor esclaresçe en las oscuras baxuras. E vos,

gloriosa Virgen, soys tan provechosa estrella como relunbrosa; que vos guiáys por la mar

de aqueste mundo, vos lleváys seguros al puerto de salvaçión, vos soys la patrona de

nuestros navíos. Agora sea nao [de] pura ynoçençia, agora galea de vera obediençia, agora

sea tabla de vuestra penitençia, vos soys estrella de la mar e mucho provechosa, que vos al

puerto lleváys de gloriosa salvaçión. A vos graçias e loores e toda bendiçión.

Cómo la gloriosa Virgen declara que María quiere dezir alunbradora

Mira, lo terçero e prinçipal, cómo el nonbre mío, María, quiere dezir alunbradora

por la presençia del Señor al entendimiento mío, por notiçia de vera creençia presente a la

memoria, por muy firme esperança presente al afecto e voluntad, por caridat e

bienquerençia presente al cuerpo mío, por castidat e continençia presente al vientre mío,

128 A continuación se repite subpunteado fumo. 129 En el original, ymataçion. 130 te interlineado.

131

vestiéndose de mi sustançia. Esto vio mi sobrino en las sus Revelaçiones quanto dixo: «Vi

otro ángel desçendiente del çielo que avía grand potestad e alunbrada es la tierra de la

gloria d’él»131. |[74r] El Fijo de Dios fue el ángel del grand consejo e yo, María, fuy aquella

tierra alunbrada de la graçia suya en el mundo; así agora só alunbrada de la gloria suya en

el çielo. E por que yo, así alunbrada del Criador, fuesse alunbradora de las criaturas, e

aquesto en tres maneras, es a saber, por enxenplo de mi vida virtuosa, por benefiçios de

mi largueza piadosa, por merçedes de mi gloria muy gozosa.

Cómo la devota Condessa suplica a la señora Virgen

quiera proseguir aquel trip[l]e proçeso que le dixo claramente

Essa cosas, muy exçelente132 Sobreseñora mía, así como serán a la prudentíssima

lengua vuestra dulçes de dezir, así serán a las desseosas orejas mías suavíssimas de oýr, e a

los usos flacos e débiles costunbres mías provechosas e útiles de conplir. Prosiga la mi

Señora su proçesso e oyrá la ganosa su servidora.

Cómo la gloriosa Virgen declara lo primero

Primeramente, María quiere dezir alunbradora, así yo fue e só alunbradora de

muchos por enxenplos de mi[s] resplandesçientes virtudes133; de mí canta la Christiandat:

«Hoy es la naçençia de la Virgen María, cuya vida noble e virtuosa a todas las Yglesias

alunbra»134, por quanto en todas maneras yo só hacha ardiente e ençendida de la Yglesia

cathólica e cristiana, ardiente por santa e caridosa vida, e relunbrosa e asçendida por

enxenplos e disçiplina, ca por esso fuy del mi Fijo tan alunbrada, por que yo alunbrasse a

los otros por enxenplo.

Cómo la devota Condessa ruega a la Virgen le plega esclarescerla

¡O, resplandesçiente como el sol en la fonduras oscuras nuestras e vidas

tenebrosas! Pues tú alunbra a la candela mía, o, mi Señora, alunbra por tu merçed135 las

mis tinieblas. La graçia de Dios alunbró a ti |[74v] e te fizo tan relunbrosa; la tu piedat

radiosa alunbre las sonbras mías e mi vida viçiosa. El tu devoto Bernaldo lo que te diré te

dezía: «O, María, tú, por magníficos enxenplos de las virtudes que Dios puso en ti nos

131 Apoc 18, 1: «Et post haec vidi alium angelum descendentem de caelo, habentem potestatem magnam: et terra illuminata est a

gloria eius». 132 exçellentes. 133 por, añadido al margen. 134 Se trata de una antífona de la Natividad de la Virgen: «Nativitas est hodie sanctæ Mariæ Virginis, cuius vita inclyta cunctas

illustrat Ecclesias» (Hesbert 1968, nº 3849). 135 En el manuscrito, alunbra por tu merçed alubra.

132

provocas [a]136 nos que te remedemos. E la nuestra noche así la alunbráis por que aquel

que vos siguiere e fuere por vuestras carreras no andara en tinieblas, mas alcançará la luz

de la vida»137.

Cómo declara la gloriosa Virgen el segundo proçesso de su nonbre

Segundamente, María es significada alunbradora del mundo por quanto yo

resplandezco en la Yglesia christiana por benefiçios de mi benignidat de misericordia

piadosa, por la qual muchos en la noche son alunbrados espiritualmente, ca yo só a los

cathólicos christianos colupna de fuego que los alunbrava, como escrive Moysén138 e

repite David, mi avuelo. E de día los dava una nuve de sonbra frigerante quando dixo:

«Guiolos en nuve de día e toda la noche en resplandor de fuego»139.

Cómo la devota Condessa exclama a la Virgen

O, glorioso nonbre María, el qual es a nos colupna de nuve refrescante, lo qual

nos defiende de la calma e fervor del día de la saña e furor de Dios, de la qual dize el

Sabio: «Estendió el Señor nuve sobre ellos para defenssión, e toda la noche en

alunbramiento de fuego»140. Vos, la muy gloriosa María, colupna mía alunbrante e nuve

mía defensante, antes digo que, no la mía mas de todas, por los claríssimos benefiçios de

vuestra largueza piadosa, ¿qué nos, míseros e mezquinos, que nos, tenebrosos

obscureçidos, podríamos fazer en la noche de aqueste siglo si vos, luziente Candela tan

relunbrosa, vós nos precediéssedes [e] alunbrássedes? Ca ¿quién valdría a todo el mundo

si no tovie- |[75r] se aqueste sol? Bien dixo Bernaldo, el vuestro devoto: «Quita este cuerpo

solar que alunbra el mundo, ¿a dó será el día? Quita a María, estrella de la mar seglar, ¿qué

queda si no oscuridat que nos enbuelve e so[n]bra de muerte e queda al mundo tenieblas

espessas?».

Cómo la gloriosa Virgen declara el proçesso terçero

Terçeramente, María es enterpetrada alunbradora por la muy luçida gloria mía, la

qual así alunbra a los bienaventurados del çielo como el sol a los moradores del suelo,

como dixo el Sabio: «El sol alunbrante por todas las cosas»141. Yo só aquel sol alunbrante,

136 En el original aparece el signo tironiano. 137 Cf. San Bernardo (atr.), Ad Beatam Virginem Deiparam Sermo Panegyricus: «Illa enim transfuso in se solari lumine noctem

nostram illuminat: tu virtutum tibi a Deo inditarum magnificis exemplis ad imitationem tui nos provocas, sicque noctem nostram illuminas» (PL 184, 1012b).

138 Cf. Ex 13, 21: «Dominus autem praecedebat eos ad ostendendam viam per diem in columna ignis». 139 Ex 13, 22: «Numquam defuit columna nubis per diem, nec columna ignis per noctem, coram populo». 140 Ps 104, 39: «Expandit nubem in protectionem eorum, et ignem ut luceret eis per noctem». 141 Eccli 42, 16: «Sol illuminans per omnia respexit».

133

ca yo só fermosa como la luna, escogida como el sol por gloria eternal, e la obra d’él llena

es de la gloria del Señor. E sepas que yo só la obra del Señor exçellentíssima, llena de la

gloria del Señor. Obra só del glorioso Dios, llena de graçia del Señor en la tiera e llena de

la gloria del Señor en el çielo.

Cómo la Condessa se congraçia a la Virgen sobre el su nonbre María

¡O, María alunbrante, o, sol claro rutilante, o, sol relunbrante en la tierra, o, María

rutilante en la gloria! Aquel, alunbrante a las criaturas corporales; vos, resplandeçiente a las

criaturas raçionales, ca vós estendéys vuestros claríssimos rayos por todos los coros

angélicos; e resplandores espandéys por los estados santíficos142; que maravilla es que vos,

gloriosa María, alunbréys con vuestra presençia mirífica todo el çielo que todo clarifica el

mundo. Razón es luego que aquella tierra de la bienaventurança [sea] por la gloria vuestra

resplandesçiente, pues fue razón que por143 vuestra graçia toda la Yglesia reluziesse.

Cómo la gloriosa Virgen declara la quarta entrepetaçión de su nonbre María

Dixe, lo quarto e prinçipal, que el mi nonbre, María, quiere dezir señora. Tal

entrepetraçión pertenesçe por mérito e digni- |[75v] dat a la enperatriz sin par, la qual só yo,

madre del Rey de los reyes e del Señor de los señores e del Dios de los dioses, el qual me

fizo Señora de los çielos e de los siglos terrestres e de los fondos infiernos. Señora de los

ángeles, Señora de los honbres e Señora de los spíritus malignos. Señora en el çielo,

Señora en el suelo, Señora en el infierno.

Cómo la devota Condessa se congraçia a la gloriosa Virgen

¡O, tanto suave de escuchar como fermosa de mirar! Tan suave es la dulçíssima

fabla vuestra en las affectuosíssimas mis orejas, que bien cantaré de la vuestra fermosura,

como dize la Escriptura: «Muéstrame la tu faz como me fables de cara a cara, que mucho

es dulçe la boz tuya e tu faz es muy fermosa»144.

Cómo la Virgen se muestra Señora del çielo

La señor[í]a que yo he sobre los ángeles en el cielo bien lo significa el nonbre mío,

que es María, ca yo só conparada por Ester, la inperatriz sublimada en los pueblos, la qual

usava de dos ançillas que eran donzellas de su estado. Sobre los honbros de la una se

142 En el original, la s final está interlineada. 143 A continuación repite que. 144 Cant 2, 14: «Ostente mihi faciem tuam, sonet vox tua in auribus meis; vox enim tua dulcis, et facies tua decora».

134

acostava, de delicada e mucho tierna no se podiendo sostener; la otra ançilla seguía a la

señora, levante la falda que por tierra estendía145. La donzella soportante los delicados

deleytes de la señora es la naturaleza angelical, en la qual cada día e de continuo yo me

espaçio e me deleito; la donzella que lieva la falda que va por tierra es la humana

naturaleza, que me sigue en essa vida e va soportando en mi serviçio la mi virtuosa

conversaçión.

Cómo la devota Condessa se congraçia a la Virgen María

¡O, alegría de la Yglesia e lleno gozo de los christianos, que por graçia espeçial e

previllegio amoroso alcançó que el Señor e Señora de los ángeles de gloria fuessen

tornados de los |[76r] honbres, e onbres fuessen puestos en tanta señoría, e el Fijo de Dios

e honbre perfecto, Fijo vuestro, e vuestra altíssima Exçellençia oviesse alta señoría! Bien

se concluye qué grand señora es María, pues de los ángeles es señora. O, gloriosa María e

muy magnífica mi señora, si çielo yo te dixiere, çierto más alta te fallo; e si Madre de las

gentes te llamare, tú las exçeles por alto Fijo; si te nonbrare de los ángeles Señora, así es

provado claramente. Si te apelli[dare] de forma divina, çierto dello eres digna. El glorioso

prínçipe sant Miguel, con los espíritus administradores suyos, prestos e aparejados para

conplir vuestros preçeptos, para defender vuestros devotos en el cuerpo e resçebir las sus

almas en la muerte, e para las levar a vos en la gloria para que regnen e bivan con vos. ¡O,

bendicho el nonbre vuestro, que es María!

Cómo declara la gloriosa Virgen la segunda manera de su Señoría

Por la señoría que yo he en los honbres me conviene este nonbre, María, ca de mi

señoría se escrive en el Salmo: «Como los ojos de la sierva o ançilla en las manos de su

señora, así los ojos nuestros al señor Dios nuestro fasta que aya merçed de nos»146. La

ançilla mía es cada perssona creyente al Fijo mío, e aun mi ançilla es la Yglesia cathólica,

esposa suya. Los ojos de tal ançilla sienpre deven mirar a las mis manos, así poniendo en

ellas el voto que ha de ofresçer al glorioso Dios como para resçebir las merçedes e dones

que el Señor les quisiere fazer, ca por mis manos alcança la christiandat todos los bienes

que ha de Dios.

Cómo la devota Condessa se congraçia a la Virgen sobre su señoría

¡O, grand Señora María, de la Yglesia christiana tú nuestra sola Señora! No quiere

Dios que algo ayamos sino que passe por tus manos. Ofreçeré esso |[76v] poquillo que

145 Cf. Esther 15, 4-7. 146 Ps 122, 2: «Sicut oculi ancillæ in manibus dominæ suæ; ita oculi nostri ad Dominum Deum nostum donec misereatur nostri».

135

podré e sienpre en tus manos acataré e esperaré fasta que el Señor Dios e Fijo tuyo, Señor

e Dios mío, por tus manos me faga merçed. ¡O, quánto bien nasçió contigo, María,

Señora a todos los que te llaman con devoçión, que tengan Señora de manos tan liberales,

a la qual fuyr puedan e resurgir quando cayeren, ca los braços tienes tendidos para resçebir

a los encomendados, e las manos abiertas e llenas para influir a los menguados! ¡O, grand

Señora, a la qual graçias ofresçe la gozosa congregaçión de los muchos, a la qual se acota

la tajada e corta turba de los culpados e reos! A ti, muy potente e piadosa María señora,

recorre e fuye esta tu ancilla negligente e pecadora.

Cómo la gloriosa Virgen declara la terçera su señoría

Terçeramente, la señoría que yo he sobre los demonios en el infierno bien

sinificada es en el nonbre mío, María, en tanto que Dios Padre dize al Fijo suyo e mío de

mí: «La verga de tu virtud enbiará el Señor de Sión para se enseñorear en medio de tus

enemigos»147. Yo, la virgo María, só la Verga de Aarón, florida por la virginidat e frutuosa

por la maternidat o fecundidat. De mí dixo Ysaýas: «Ahé virgen conçibirá e parirá fijo»148;

antes dixo adelante: «Saldrá vara de la raýz de Jessé e flor de la raýs d’él subirá»149. Esta

verga de la virtud de Dios es contraria de los spíritus malignos e demonios infernales, a

los quales en grand virtud aseñoreada yo só.

Cómo la devota Condessa se congraçia a la gloriosa Virgen por su tercera señoría

O, grand Señora María, razón es que de nosotros vós seáys amada e por vuestros

méritos de nos seáys loada, por vuestras merçedes de nos seáys honrada, por vuestros

benefiçios de nos seáys rogada, por que para nos defender seáys |[77r] tenida e obligada. A

ti, grand Señora, muy grande por cabo, a ti el coraçón mío quiere amar, a ti la mi boca

cobdiçia loar, a ti dessea honrar la mi voluntad, por que a tu amparo e defenssión se

encomienda toda la mi sustançia. Veramente eres señora en el çielo a los çelestes spíritus,

señora en el mundo a los honbres justos e malos e señora en el infierno a los perverssos

spíritus e condenados. Amén.

CAPÍTULO XVº

147 Ps 109, 2: «Virgam virtutis tuæ emittet Dominus ex Sion: dominare in medio inimicorum tuorum». 148 Is 7, 14: «Ecce virgo concipiet et pariet filium». 149 Is 11, 1: «Et egredietur virga de radice Iesse, et flos de radice eius ascendet».

136

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA A LA SU DEVOTA CONDESSA

Diez condiçiones te diré, o, buena Condessa, de la noble casada, que están registradas

por el Sabio de Jherusalem en diez cláusulas contenidas en la epístola de la fiesta de mi

nasçençia, las quales fueron por la graçia de Dios lleneramente conplidas en mí. E si les

mostrares afecçión, tanbién las podrás sentir en ti.

Cómo la Condessa se condelecta a la doctrina de su epístola de la Virgen

Plégate, Vida mía, de me las dezir, ca las deseo e quiero oýr con afecto, e mucho

las codiçio conplir e inchir con efecto.

Cómo la Virgen declara su epístola150

La primera cláusula de la epístola de mi nasçençia dize así: «Yo, así como la vid,

frutifiqué suavidat de olor; las flores mías son de fruta de honor e de honestad»151, en la

qual se contiene que la buena casada ha de ser madre frutuosa. La cláusula segunda dize:

«Yo, madre de fermosa dileçión, e de temor e de conosçimiento e de santa esperança»152,

en la qual se entiende castidat graçiosa. La cláusula terçera es: «En mí es toda graçia de

carrera e de verdat, en mí toda esperança de la vida e de virtud»153, en la qual se entiende

heredat copiosa. La cláusula quarta: «Passadvos a mí todos los que me |[77v] deseáys e

seréys llenos de las mis generaçiones»154, en la qual se entiende liberalidat abondosa. La

cláusula quinta: «El spíritu mío, más dulçe es que la miel; e la herençia mía sobre la miel e

el favo»155, en la qual se entiende suavidat deleytosa. La cláusula sesta: «La memoria mía,

en la generaçión de los siglos»156, en la qual se entiende generosidat gloriosa. La séptima

cláusula: «Los que a mí comen, aun avrán fanbre; e los que me beven, avrán sed»157, en la

qual se entiende beldat muy fermosa. La cláusula octava: «Los que oen a mí no avrán

confussión»158, en la qual se entiende sabidoría relunbrosa. La novena cláusula: «Los que

obran en mí no pecarán»159, en la qual se entiende santidat virtuosa. La cláusula

postrimera: «Los que me declaran e magnifiestan avrán la vida perdurable»160, en la qual se

150 El Breviarium secundum morem ordinis praedicatorum, en efecto, trae la lectura que se amplifica a continuación cláusula

a cláusula, extraída de Eccli 24, 23-31, para la fiesta in Nativitate beatæ Mariæ Virginis. 151 Eccli 24, 23: «Ego quasi vitis fructificavi suavitatem odoris; et flores mei fructus honoris et honestatis». 152 Eccli 24, 24: «Ego mater pulchræ dilectionis, et timoris, et agnitionis, et sanctæ spei». 153 Eccli 24, 25: «In me gratia omnis viæ et veritatis; in me omnis spes vitæ et virtutis». 154 Eccli 24, 26: «Transite ad me, omnes qui concupiscitis me, et a generationibus meis implemini». 155 Eccli 24, 27: «Spiritus enim meus super mel dulcis, et haereditas mea super mel et favum». 156 Eccli 24, 28: «Memoria mea in generationes saeculorum». 157 Eccli 24, 29: «Qui edunt me adhuc esurient, et qui bibunt me adhuc sitient». 158 Eccli 24, 30: «Qui audit me non confundetur». 159 Eccli 24, 30: «Et qui operantur in me non peccabunt». 160 Eccli 24, 31: «Qui elucidant me vitam aeternan habebunt».

137

entiende lealtad fiel e honrosa. Mira las loables e delectables al buen marido diez

condiçiones de la dulçe casada en la epístola mía fundadas por orden.

Cómo la devota Condessa suplica a la gloriosa Virgen le declare las diez dichas cláus[ul]as

Muy conplida de bienes e Sobreseñora mía, diré yo a vos lo que dixo David a

Dios: «¡O, cómo son dulçes a las fauçes mías las fablas sabrosas vuestras sobre la miel a la

mi boca»161; e más deseable es a mí que oro e la piedra topazion. Bien dixo vuestra Alteza

«los que me comen avrán fanbre, e los que me beven a mí avrán sed», ca quien más sabe

de vuestra dulçíssima vida, más queda ganosa de vos gustar; e quien beve de vuestra

doctrina sabrosa, más queda sediento de la tastar. Pues, Señora mía muy liberal, |[78r]

vuestra grandíssima Exçellençia me quiera declarar aquellas cláusulas diez ya dichas por

me fazer mucha merçed.

Declara la Virgen la primera cláusula

En la primera cláusula me senblaron a la vid quando el Spíritu Santo dixo en mi

persona: «Yo casi la vid frutifiqué suavidat de olor, e las mis flores son frutos de honor e

de honestad». Mira que en tres cosas soy como la vid, la qual es ramosa, por lo primero es

senbrosa; florosa, por lo segundo, deleytosa; frutuosa, por lo terçero, es sabrosa. De mis

ramos e fojas dixo el Propheta: «Vid ramosa e parra fojosa»; asimesmo dixo David de la

sonbra mía: «Cobrió los montes la sombra della –esto es, cobrió los santos de la tierra– e

los pánpanos suyos cobrieron los çedros del Líbano –esto es, cobrieron a162 los ángeles del

çielo–»163. Deves saber quel Fijo de Dios de mí fizo sonbrío, ca a la sonbra mía e debaxo

de los mis ramos e mienbros míos por nueve meses folgó e de mi sonbra fizo sonbrero a

la claríssima más quel sol deydat suya. E todo varón justo e cuerdo tomarme deve por

cabaña e folgar a la mi sonbra so los extensos ramos míos, como en tienpo de Salomón

cada varón folgava so la su parra e su figuera164.

Cómo la devota Condessa dessea folgar so la sonbra de la Virgen, Vid ramosa

Señora mía, vós sois la parra bendicha con ramos e fojas de sonbra ruçiante de

grata frescura e refrescante. Bendicho aquel que puede aver de la desseada sonbra de

vuestra verde parra. Mas, ¿qué faremos nos, o míseros e cuytados, que buscamos otras

sonbras de otros árboles e florestas, cada uno según su antojo? Unos se asientan so la

161 Ps 118, 103: «Quam dulcia faucibus meis eloquia tua! Super mel ori meo». 162 En el original se añade a interlineada. 163 Ps 79, 11: «Operuit montes umbra eius, et arbusta eius cedros Dei». 164 Cf. 3 Reg 4, 25: «Unusquisque sub vite sua et sub ficu sua».

138

sonbra de nebro |[78v] con Helías; otros a la sonbra de la yedra con el profecta Jonás; otros

a la sonbra del ramo con los varones de Sichén. ¿E qué es, o, mi grand Señora, la sonbra

del nebro sino paz en las riquezas? La sonbra de la yedra es paz e folgura en los deleytes;

la sonbra del rapno es paz e folgura en las honras e señorías. Pues guárdeme Dios que yo

me fuelgue e busque paz sino en la sonbra de vos, verde Vid e ramosa Parra, donde folgó

el Fijo de Dios, que tomó nuestra carne de vos, que por agua de tribulaçión e por ardores

de persecuçión venimos corriendo a ti, grand refresco de nuestros trabajos.

Declara la gloriosa Virgen la segunda semejança suya a la vid florosa

O, Duquesa165 de santos antojos, [oe] lo que te diré de mis lindas flores. Quanto

ramosa só e vid fojosa, tanto me creas ser bien florosa, e só tan suave, tan bien olorosa.

Las flores mías son de lilio e de castidat; son flores de rosa de paçiençia e de mansedat;

son flores de violetas e humilldat. Destas mis flores los ángeles cantan: «Las vides florosas

dieron olores», e tales olores dan las mis flores que todos cochios despachan e desechan

todas serpientes. Son las mis flores los linpios e castos amores; e son los coxios suzios e

torpes serpientes los enconados e viles amores.

Exclamaçión de la devota Condessa a la gloriosa Virgen

¡Quién me donasse o quién me conçediesse que de las buestras cándidas flores e

lilios feziesse grinalda a mi coraçón por que sus antojos e sus apetitos fuessen guarnidos

de vuestra pureza e de las rosas de vuestra manseza feziesse capel para mi cabeça, por que

me gozasse en vuestra paçiençia; e de violetas de vuestra chiqueza e humilldat virtuosa

para afeytar |[79r] mis entrañas, por que en las riquezas estrañas yo me restiesse ser

ensalçada! Muy alta Señora mía, oýr querría cómo las vuestras flores parieron sus frutos.

Declara la gloriosa Virgen la terçera semejança suya a la vid fructuosa

Ya oýste cómo mis flores eran para dar frutas de honra e de honestad. Son las mis

fructas huvas de tres colores. La una, que la vid o la parra da uvas blancas; la otra,

coloradas; la otra, negras. E todas son dulçes e sabrosas, e significan las obras virtuosas. E

la virtud es bien honesto e la vida es de honra e la honra es alguno de vida en señal de

virtud. Bien te deve paresçer que las obras virtuosas son frutas de honra e honestad.

Las uvas blancas e calagrañas son obras castas de las casadas; las uvas blancas

torrontresses son las castas obras de los biudos continentes; e las blancas e verdejas son

165 Es la primera vez, aunque no la última, en que doña Leonor aparece con el título de duquesa y no de condesa.

Esta leve vacilación puede deberse, como se señala en el estudio introductorio, a que existe una diferencia temporal entre la composición original, cuando Leonor era todavía condesa, y la copia, ya duquesa.

139

las castas obras de las vírgines. E por quanto yo huve castidat destos tres estados, fueron

las uvas mías blancas, e porque yo sola e no otra huve las uvas blancas fermosas e

olorosas, como uvas moscateles muy dulçes e muy suaves.

La huvas coloradas significan fortaleza. Las que son medio coloradas e tiran a

blancas significan fortaleza fundada en amor casto, que muestra coraçón presto para sofrir

cosas ásperas e duras por amor del su amado. Si las tales son coloradas e tiran un poco a

negras significan fortaleza fundada en abstinençia sofrida e soportada por conpassión a la

passión del su amado, sanguina e quasi negra. Si las tales uvas son del todo coloradas,

significan fortaleza para derramar su sangre por el amor de su amado.

La huvas negras, ora sean mollares ora morisco ora tinta, significan las morti- |[79v]

ficaçiones carnales que son en tres maneras: mortificaçiones de los actos exteriores, de las

fablas medias e de los apetitos e deseos interiores. E así avrás oýdo como las uvas mías

son frutas honradas e honestas.

Cómo la devota Condessa se encomienda a las dulçíssimas uvas de la gloriosa Virgen

O, prudentíssima Virgen, bien dixo vuestra Señoría «los que comen a mí no avrán

fanbre». ¿Quál perssona discreta se fartará de las unas uvas que no aya gana de comer de

las otras, e dessas mesmas unas huvas acabara de se fartar e su apetito queda çitado para

más comer? Asimesmo, ¿quién beverá del licor de las unas huvas que no aya gana e

desseo de bever del licor de las otras, e del mesmo licor suave dessas mesmas166 uvas

queda sediento para otra vez luego bever? O, gloriosa Reyna mía, deléctame de tus flores,

fártame de tus sabores, enbriágame de tus dulçores, por que desdeñe delectaçiones

profanas e presunçiones vanas.

Cómo declara la Gloriosa la segunda cláusula de su epístola

Era la cláusula segunda, si te acuerdas, devota Condesa, cómo yo só madre de la

fermosa dilecçión e del temor e del conosçimiento e de la santa esperança. Si bien paras

mientes, fallarás tal madre en todas las mugeres del mundo, ca Eva, la madre primera, e

toda otra qualquiera es fecha madre de maliçia e de discordia e de ygnorançia e de miseria.

El profecta Geremías lo querella deziendo a su madre: «¡Guay de mí, o, madre mía, ¿por

qué me engendraste varón de reñilla –esto es quanto a lo primero– e varón de discordia –

esto es quanto a lo segundo–? Ni presté ni me prestó ninguno –quanto a lo terçero–,

todos me maldizen –quanto a lo quarto–»167. |[80r] Mas yo só madre de la fermosa dilecçión

contra la frieldat de la maliçia; madre del temor contra la contumaçia, que es causa de

166 A continuación repite y anula mesmas. 167 Ier 15, 10: «Vae mihi, mater mea, quare genuisti me, virum rixæ, virum discordiæ in universa terra. Non foeneravi, nec foeneravit

mihi quisquam; omnes maledicunt mihi».

140

discordia; e madre de conosçimiento contra la oscuridat de la ynorançia; e madre só de

santa esperança contra la calamidat de la nesçessidat e miseria.

Cómo la devota Condessa se congraçia a la maternidat de la Virgen

O, gloriosa Reyna del çielo, tú eres madre veramente de fermosa dilecçión, ca

fueste tú madre carnal del Fijo de Dios, fermosura de la divinidat; tú eres madre legal por

quanto tú eres madre de los justos, que son fermosura de la Yglesia Cathólica; tú eres

madre espiritual de los penitentes en la gente christiana, fermosura renovada. Al primero

engendraste por virtud del Padre e por obra de Spíritu Santo; a los segundos disposiste e

ordenaste e doctaste en tus fijos por graçia; a los pecadores baptizaste en la fuente de

misericorida por méritos tuyos. De ti canta la Santa Iglesia: «Acuérdate, o Fazedor e

Aumentador de salvaçión, que en algúnd tienpo tomaste de la Virgen naçiendo la forma

de nuestro cuerpo»168. Aquí eres llamada Madre del Salvador. E dizen, llamando a ti: «¡O,

María, madre de graçia!». E así como eres madre carnal de Jhesú Christo el Salvador, así

eres madre legal de los justos por gracia adoctiva. Dizen delante: «Madre de misericordia»,

en quanto eres madre spiritual de los pecadores por tu misericordia reparados.

Tú eres madre e toda madre, por quanto oviste tres diverssos linages de fijos.

Hoviste a Jhesú, tu fijo natural, que de tu sustançia engendraste; oviste a Juan Evangelista,

al qual por rescripto del prínçipe Fijo tuyo adoptaste en fijo legal; oviste a san Juan

Baptista, al qual en el vientre de su madre por Espíritu Santo le baptizaste, santificaste e,

de pecador, justo tornaste. |[80v] O, Madre general por graçia espeçial, te pido merçed me

fagas partiçipante del tu Fijo, fermoso amor; del tu Fijo, casto temor; e de la notiçia, fija

tuya; e de la fija tuya, esperança.

Declara la gloriosa Virgen la terçera cláusula de su epístola

La cláusula terçera dize: «En mí, toda graçia de carrera e de verdat; en mí toda

esperança de la vida e virtud». Puso en mí el Fijo mío la su graçia bien obrante e la graçia

ayudante e la graçia consumante; puso en mí la su graçia preveniente e la graçia

aconpañante e la graçia suseguiente; toda graçia de carrera e de verdat, esto es, de

inocençia e caridat, las quales son dos carreras que lievan a la criatura derechamente a

paraýso, en quanto dize «toda graçia de verdat». E deves saber, buena Condessa, que ha

verdat de vida e verdat de justiçia e verdat de doctrina, las quales en mí veramente

regnaron e toda mi vida fizieron morada. E por esto, no sin razón, me saludan «¡O graçia

plena!». E dize adelante «en toda esperança de vida e de virtud»; dize «toda esperança» por

168 Se trata del himno de prima del oficio parvo de la santísima Virgen: «Memento, salutis Autor, quod nostri quondam

corporis, ex illibata Virgine nascendo formam sumpseris. Maria, mater gratiæ, mater misericordiæ».

141

quanto en mí fue la esperança de los antiguos padres e de los presentes o modernos e de

los futuros o por venir.

Recomendaçión de la Condessa a la Virgen

¡O, Madre de las virtudes, graçia de los justos, misericordia de los ricos e guarda de

los corridos, anparo de los perseguidos e de los neçessitados abogada, firme esperança de

pecadores! Tú eres toda graçiosa e graçia de todos, tú eres vía en los enxenplos e verdat en

las doctrinas, virtud en las batallas e vida en las merçedes. Sienta la servidora humilldosa

los benefiçios de la servidora tan graçiosa.

Declara la gloriosa Virgen la quarta cláusula de su epístola

La cláusula quarta es: «Pasadvos a mí todos |[81r] los que cobdiçiades a mí e sed

llenos169 de mis generaçiones». E aquí resumiré las tres cláusulas primeras con esta quarta:

pasadvos a mí los que me deseáys como a parra resfriante, ca yo só como la vid sonbrosa;

pasadvos a mí los que me cobdiçiáys como a madre piadante, ca só yo como madre

piadosa; pasadvos a mí los que me invocáys como a señora regulante, que só yo aquella en

que es toda graçia e esperança. Passadvos del ardor de la concupiçiençia a mí, que só vid

de refresco deseado; passadvos de la çeguedat de la ynorançia a mí, alunbrante como el

sol más elevado; passadvos de la torpe negligençia a mí, vos, amante de amor muy

apurado; passadvos de los estruendos deste mundo a mí, paçificante e quietante;

passadvos de las miserias deste mundo [a mí], glorificante.

Protestaçión de la devota Condesa a la Gloriosa

O, toda buena benigna, nós yazemos soñolientos por covardía e tú nos despiertas

que vamos a ti; asentados estamos con pereza, tú nos levantas que passemos a ti; por

oçiosidat nos detenemos estando e tú nos llamas que corramos a ti; andamos engirando e

tú nos adreças e guías que nos passemos. Mui diligente e muy piadosa Señora mía, yo me

levantaré del sueño mío e me alçaré del asentamiento mío. Ni estaré ni me deterné en el

camino mío, ni giraré ni çircularé en el movimiento mío, mas passaré de los calores

humanos a ti, verde parra e refrescante. Passaré de los errores mundanos a ti, luz

alunbrante; passaré de torpores o pesores profanos a ti, dilecçión operante; pasaré de los

lavores hofanos170 a ti, glorificante. E diré: «Vida, dulçura e nuestra esperança, salve; e los

miseri- |[81v] cordiosos ojos tuyos a nos los buelve»171.

169 En el original, lenos. 170 Parece una variante de ufano. 171 Se trata, claro es, de un fragmento del Salve Regina.

142

Prosigue la Virgen172 la quarta cláusula

Aun de la quarta clásula queda: «E sed llenos de las generaçiones mías». Las mis

generaçiones son generosas e naturales, son virtuosas e morales, son graçiosas e

espirituales. Deves saber que, engendrando yo por Espíritu Santo al Fijo de Dios, huve

tres generaçiones e muchos nobles. La primera fue que a Dios engendré en entidat e cosa

exçellentíssima sobre todas las criaturas; conçebí al alma del Fijo mío pujante a todas

intelligençias formadas; parí e engendré la carne del Fijo mío más exçelente que todas las

carnes humanas çendradas. Son las generaçiones mías suaves e virtuosas. La quarta, que

ençima173, que só un fermoso amor, casto amor, vero conosçimiento e esperança de

firmamiento. Las mis generaçiones graçiosas spirituales quando por mi procuraçión e

graçia de Dios parí fijos humilldosos e piadosos, castos e paçientes, tenplados e

abstinentes, amorosos e diligentes, ca forçado es que los fijos remeden a la madre con que

conversan. Assaz son sordos e negligentes los conbidados que no pasan a mí para que de

las mis generaçiones sean conplidos e llenos.

Devoçión defectuosa de la Condesa

O, gloriosa Generatriz e Madre de tantas generaçiones, mucho desseo es que la

perssona flaca mía fuesse reforçada e retriada quanto al cuerpo e ánima mía, e quanto al

ánimo e coraçón de las vuestras generaçiones naturales e generosas; e que las virtudes

mías intrínsecas e viçiosas fuessen restauradas de las quatro generaçiones vuestras

theologales e virtuosas; e fuessen las |[82r] mis costunbres humanas e defectuosas reparadas

por las vuestras generaçiones espirituales e graçiosas. Ya me cresçe174 desseo, o, mi Señora,

de oýr la vuestra dulçíssima fabla.

Declara la gloriosa Virgen la quinta cláusula de la epístola de su nascimiento

Es la cláusula quinta de la epístola de mi nasçençia: «Porque el spíritu mío es dulçe

sobre la miel; e la herençia mía, más que miel e favo».

Pregunta la devota Condesa a la Virgen

Antes que vuestra Alteza se passe a otras partes, humilldemente suplico a vuestra

muy manífica Señoría, por me fazer granada merçed, me declare cómo el spíritu vuestro e

172 En la rúbrica, prosigue la virgue la virgen. 173 Aquí ençima es verbo. 174 meresçe, con una c sobrescrita encima de la primera e y una señal por debajo.

143

vuestra herençia ser más dulçe que la miel. ¿Qué cosa es más dulçe que la miel? ¿Qué cosa

ser puede más dulçe que la fuente de la dulçura, que es la miel? Como no queme cosa más

que el fuego, ni resplandezca cosa más quel sol, ni aya agua más fría que de las nieves,

como sean estas cosas de sus propriedades, así no ha cosa más dulçe que la miel. Pues,

¿cómo dize vuestra Alteza que el spíritu e herençia vuestra son más dulçes que la miel?

Responde la gloriosa Virgen

Tu curiosa qüestión e intricada pregunta avrá dos respuestas: una de profeçía

general a los dos dichos míos; otra, theologal e espeçial, a las dos proporçiones. La natural

e general respuesta es: la miel de su natura es por las abejas fabricada de dulçe e de

amargo o salado. Dizen los naturales, espeçialmente Alberto Magno, que el rey de las

abejas enbía a algunas dellas a la mar, si les es çerca, e algunas de aguas saladas, o a otras

yervas e plantas de salada o amarga sustançia; e que lo mezclen con la dulçura de las

flores. Así confaçionan la miel de dulçe e amargo. E por esso sentirás que la miel en su

pureza o en su dul- |[82v] çura requema al sotil gusto; lo que requema vien del amargor o

salado, ergo la miel no es pura dulçura.

Lo segundo responde la theología, primero del mi spíritu cómo es dulçe más que

miel. Dixo el Spíritu Santo por Salomón del spíritu mío: «No ha amargura la conversaçión

della, ni enojo el conbiste déssa o conversaçión della, mas alegría e gozo. E proposse de

tomar a esta por esposa para bevir con ella, sabiendo que me comunicará de sus bienes»175.

Toma un enxenplo para que mejor entiendas mis dichos: si en una jarra linpia pongas

algúnd letuario sabroso e oloroso, çierto es que aquel pote o jarra reterná el sabor e olor

de aquel letuario que en sí retuvo; así el spíritu mío la dulçura del Fijo de Dios e mío, que

nueve meses moró en mi vientre, retuvo en sí el su dulçe sabor e suave olor. E deves

saber que, aunque nasçiendo el Fijo mío se apartó de mi vientre, nunca se apartó ni

arredró de mi mente. Pues ¿cómo dudas tú que mi spíritu sea más dulçe que la miel?

Ítem, como el mi spíritu fuesse tienda o botica del Spíritu Santo, dulçura por cabo

del Padre e del Fijo, propiamente ¿no crees tú que mi spíritu sea más dulçe que la miel?

Ítem, es más dulçe que la miel por quanto trasçende todo deleyte e dulçura temporal, todo

deleyte de dulçura carnal, ca aquella tiene mezclada amargura de enojos e aquesta de

infamias e desonores. Oe otra declaraçión: los que lealmente se aman comunican sus

spíritus a las vezes, pues ¿no te paresçe el leal amor ser más dulçe que la miel? Pues luego

será el mi spíritu, en que es mi leal dilecçión e perseverante, por la qual amo a mis

devotos, más es dulçe que la miel.

Responde la Virgen a la segunda qüestión |[83r]

175 Cf. Sap 8, 16: «Non enim habet amaritudinem conversatio illius, nec taedium convictus illius, sed laetitiam et gaudium»; la segunda parte de la cita parece una interpretación libre del contexto.

144

Respuesta para la tu segunda qüestión, cómo la herençia es más dulçe que miel e

favo. Sepas que los dones e graçias que Dios en mí puso todas quedaron a mí por

herençia e son a mí muy cara fazienda, heredat mía por sienpre sin fin. E sabes tú bien

que la dulçura es en la miel magnifiesta e sabida, mas en el favo es ascondida. Pues mi

dicho suena tanto: «La mi heredat sobre miel e favo mi erençia es»176 dulçe sobre toda

dulçura, ascondida e magnifiesta. Ergo la mi herençia es mi dulçura que yo he por heredat

de las mis dignidades e prerrogativas de los mis previlegios e rescriptos reales de los dones

míos e graçias singulares.

Otra declaraçión: la herençia mía, esto es, el177 regno eterno, que me cabe en suerte

por derecho hereditario por razón del mi Fijo. Bien sabes tú, devota Condessa, que en

quanto la madre tiene al fijo consigo, al qual pertenesçe el regno, e el fijo no se aparta de

la madre ni sale de su obediençia que la madre es señora del regno. Pues como yo tenga

Fijo al qual es devido el regno eterno de hereditario iure e en ninguna manera jamás se aparta

de mi obediençia, bien se sigue que de tal regno yo só señora; pues negar no podrás que la

herençia mía, el regno de los çielos, sea más dulçe que toda dulçura ascondida e

magnifiesta. Íten, toda dulçura o178 es natural como la de la miel que sale de la çera o es

artifiçial como la dulçura del favo o panal, pues quiero dezir que la dulçura de mi heredat

es mayor que toda dulçura natural e artifiçial.

Cómo se congraçia la devota Condessa a la dulçura de la Virgen e le suplica diga adelante

O, dulçíssima Señora mía, miel e leche poseéys so la lengua vuestra e graçia de

Dios es infun- |[83v] dida en la vuestra boca, como canta de vos el Spíritu Santo por la

boca de Salamón: «E favo corriente de miel los vuestros beços e la vuestra fabla dulçe»179.

Perdone vuestra prudentíssima discreçión a la grande ygnorançia de mi sinpleza, Señora

mía, otra dulçura por merçed me diga vuestra Alteza de la cláusula que se sigue.

Declara la gloriosa Virgen la cláusula sesta de la epístola de su nasçimiento

La cláusula sesta diré: «La memoria mía en la generaçión de los siglos». Aquí nota

çinco siglos, en cada uno de los quales resplandesçió la memoria mía. El primero siglo es

de las generaçiones; el segundo, de las promissiones; el terçero, de las instituçiones180; el

176 Eccli 24, 27: «Et haereditas mea super mel et favum». 177 el interlineado. 178 o, interlineado. 179 Cant 4, 11: «Favus distillans labia tua, sponsa; mel et lac sub lingua tua», se completa con Cant 4, 3: «Et eloquium tuum

dulce». 180 el terçero de las promissiones instituçiones, subpunteado promissiones.

145

quarto, de las visiones; el quinto, de las perfecçiones. De cada siglo te daré una memoria

mía.

El siglo primero, de las generaçiones

El siglo primero, de la criazón e generación de los siglos, mira mi memoria,

quando dize: «En prinçipio Dios crió çielo e tierra»181. Esta es la conjunçión de Ana e

Joachín, parientes míos, por matrimonio. Joaquín es el çielo e Ana, la tierrra, que fueron

mis genitores. En quanto dize que «la tierra era vana e vazía», mira cómo Ana, mi madre

señora, era estérile e mañera. En quanto dize que «las tenieblas eran sobre la faz del

abismo», mira la tristeza sobre la esterilidat e mañería que resçibieron en el tenplo. En

quanto dize e «el spíritu del Señor se meneava sobre las aguas», mira cómo el ángel, spíritu

del Señor, sobre182 las lágrimas de los dos vino e traxo la mensagería que me avríen por

fija. En quanto dize «e dixo Dios sea fecha luz», mira la conçepçión mía, devota Condessa,

cómo fue fecha sin pecado de mis genitores. En |[84r] quanto dize «e fecha es la luz», mira

la maravillosa fiesta de la mi santificaçión puríssima. En quanto dize «e vido que la luz era

buena», mira la mi visible e patente nasçençia. En quanto dize «e apartó a la luz de las

tenieblas», mira cómo yo fuy apartada de las cosas mundanas e çerrada e puesta en el

tenplo. En quanto dize «llamó a la luz día, e noche a las tenieblas», mira la divissión, mira

la diferençia e mi divissión de mí a mis conpañeros, ca yo era puesta en el tenplo con

propósito de virginidat183 e las mis soçias con propósito de se casar. En quanto dize

«fecho es tarde e mañana, día uno», mira el casamiento del viejo Josep e de mí, moça

virgen, en un matrimonio. Agora ya sabes cómo fue mi memoria en la generaçión de los

siglos.

Segundo siglo, de las promessas

En el segundo siglo de las promesas, que enpeçó en Noé e acabó en Joseph, fue

asimesmo la memoria mía. Deves saber que el arca que Dios mandó fazer a Noé significa

a la Yglesia de Jhesú Christo. Así como fuera de aquella en el diluvio peresçió toda carne

viviente, así no ha salvaçión a la perdurable vida sin la gloria del Fijo mío. E como aquella

arca resçebía luz e claridat por una finiestra christialina en la cathólica christiandat, así la

cantan los mis devotos: «¡O, María, de las virtudes Regina; Santa María, casa de Dios

çipresina; o, María, finiestra christialina!». E no solo só finiestra de la Yglesia virtuosa, mas

aun del çielo só feniestra gloriosa, como canta la Iglesia: «Entren los llorosos como

estrellas claras a la gloria, ca tú eres fecha feniestra del çielo». Dixo Dios a Noé: «Porné el

181 A partir de aquí se traduce Gen 1, 1-5. 182 En el manuscrito, señor traxo sobre. 183 A continuación: e las mis soçias con propósito de virginidat, parcialmente tachado.

146

arco mío en las nuves del çielo e señal será de amistança entre mí e la tierra»184; e quando185

|[84v] oyeres las quatro causas de su existençia, conoçerás cómo en aquel arco mi memoria

resplandesçe. Dize a ti, mi devota Condessa, el Spíritu Santo de las causas suyas por las

quales puedes conosçer al obrante, e dize así: «Mira el arco e bendize aquel que lo fizo»186.

Mirar el arco e ver es sus causas conosçer. Mucho es fermoso en su resplandor e gira el

çielo con arco de la gloria suya; las manos del alto lo estendieron. De cada causa te diré un

poquillo primero.

De la cláusula material

De la causa material en quanto dize: «Mira e vee el arco». E verás muchas vezes en

las nuves aparesçer187 dos arcos, uno en otro, en los quales188 es la memoria del mi glorioso

Fijo. Del mi señor Fijo lo dixo Ezechiel: «Miré de la çinta abaxo e vi como acatamiento de

arco, como fue en la nuve en el día de la lluvia»189. Conosçe que yo de los lomos de

Abrahán, que significa mortalidat, desçendí e el Fijo de Dios en mi vientre resçibió carne

humana; e así fue visto el Fijo de Dios al mundo, nasçido de virgen, como el arco en la

nuve; del qual dixo Dios: «Yo porné el arco mío en la nuve»190, esto es, el Fijo mío en la

Virgen, ca el arco no es otra cosa sino la ymagen del sol en la nuve aguosa, e el cuerpo

mío es aquella nuve que a vosotros llovió al Justo e engendró al vuestro Salvador. La

ymagen del sol de justiçia fue la mi alma santíssima, que es resplandor de la luz eternal e

espejo sin manzilla de la magestad de Dios e ymagen de su191 bondat. E aquesto da bien a

entender la Fuente de bondat quando dixo por el Sabio: «Mira el arco e bendize al que lo

fizo»192, como si dixiera: «Vee a la Madre, que es fecha arco, e bendize al Arco que la fizo»,

ca el arco menor, que es dentro en el otro, significa al Fijo mío; e |[85r] el mayor causado

del menor significa a la mi alma e quasi mi perssona, como si dixera: «Mira a la Madre e

por ella conoscerás al Fijo que arco la fizo, e bendízelo porque tal arco la fizo»; ca el arco

mayor, formado e fecho del menor, anbos son dichos ymagen del sol.

De la formal cláusula del arco de la Virgen

Dixo del arco el Spíritu Santo en memoria [mía]: «Muy fermoso es en el su

resplandor». E David lo repite en el su salmo: «Por tu fermosura e claridat entiende

184 Gen 9, 13: «Arcum meum ponam in nubibus, et erit signum foederis inter me et inter terram». 185 e quando, repetido al principio del folio siguiente. 186 Eccli 43, 12: «Vide arcum, et benedic eum qui fecit illum». 187 En el original, aparesçen. 188 A continución repite y tacha quales. 189 Ez 1, 27-28: «Et a lumbis eius usque deorsum vidi quasi speciem ignis splendentis in circuitu, velut aspectum arcus cum fuerit in

nube in die pluviæ». 190 Gen 9, 13: «Arcum meum ponam in nubibus». 191 A continuación subpunteado voluntad. 192 Eccli 43, 12.

147

prósperamente e regna»193, qu’es fermoso en la figura que sobre todas las figuras es más

fermosa, por quanto194 es çircular, ca no tiene sino una línea, que va de un punto fasta

otro, del primero al postrimero, e junta la fin a su prinçipio. Es sin pliegue, sin ruga e sin

rencón. Así fue la mi vida de prinçipio fasta cabo, uniforme e virtuosa: santa entré e vine

al mundo, santa salí e partí del mundo, sin pliegue de pecado original, sin ruga de pecado

venial e sin rencón de pecado criminal. Antes te digo que sienpre fuy de virtud en virtud e

de bien en mejor, como creçe la luz desque nasçe fasta el punto del lleno día o el polo de

medio día, con mucha humilldat más e más me inclinando fasta la suma de perfeçión,

como el çírculo, del qual no ha cosa más perfecta.

Pregunta de la devota Condessa a la Virgen

Muy perfectíssima mi Señora, no me pareçe que concuerda el círculo con el arco

como ni el todo con la parte. Declare vuestra Merçed por qué llamó al arco çírculo, como

el medio del çírculo sea el arco, como a ojo paresçe en la nuve quando lluviosa la mira el

sol.

Responde la Virgen María a la dubda de la Condessa

Legítima causa e çierta razón oviste, Condessa, fazer tal pregunta, pues la vista no

falle |[85v] en su visible, el qual, como arco, es medio çerco, mas Dios e natura nos

muestran secreto, mas que, en quanto no vemos sino medio çerco, es a vosotros, que sois

del mundo, señal evidente que no veys aun la meytad de mis graçias, mas aquellos que son

del otro mundo todo el çerco veen de mis dones. E, por tanto, açerca dellos no figuran mi

arco como çírculo medio, mas como çerco éntegro e todo perfecto. E por esso mi

sobrino en el Libro de sus revelaçiones dixo que viera un arco en çerco de la silla del Fijo

mío195. Mira cómo el arco e çírculo todo es uno. Pues menester has de entender cómo en

la fermosura del arco e muchedunbre de sus colores a mí, la Virgen, e al Fijo del Rey

çercó el arco de ornato graçioso e circundó de diversidat de virtudes.

Pregunta la devota Condessa a la Virgen la diverssidat de las colores del arco

Deseo saber, muy fermosa e muy virtuosa Señora, la causa por que el arco del

çielo tiene tantos e tales colores.

Responde la Virgen a la pregunta de las colores del arco

193 Ps 44, 5: «Specie tua et pulchritudine tua intende, prospere procede, et regna». 194 Repite y tacha el primer por quanto. 195 Cf. Ap 4, 3: «Et iris erat in circuitu sedis».

148

Tantos son los colores del arco quantos son los elementos del mundo, los quales

son quatro, e tantos son los colores del arco, quanto a lo primero que preguntaste.

Quanto a lo segundo, deves saber que los colores se causan segúnd el acatamiento quel

sol faze a la húmida nuve e lluviosa conmixtura de los quatro elementos, ca por parte del

fuego es colorado como fuego, amarillo del ayre, azul o jaçinto del agua, e verde de la

tierra.

Pregunta la Condessa e arguye de las colores del arco cómo se pueden causar de aquellos elementos

Muy noble Señora, ¿cómo se puede aquesto fazer que aquellos quatro colores tan

ordenados se pueden causar en un |[86r] acatamiento del sol e todo sienpre por essa orden?

Ca muchas vezes vemos el arco con unas e aquessas colores donde no es tierra con yerva

ni agua balsada ni claro ayre paresçe cobierto de nuves. ¿Cómo en todos dessos elementos

resçibe colores? Si vuestra Grandeza quisiere responder que196 naturalmente los197 causa el

sol, parésçeme luego que naturalmente se causa el arco e no fue formado por mano de

Dios, ca ya contrario ençima ha dicho vuestra Señoría.

Responde la gloriosa Virgen al argumento

Deste arco del çielo de que preguntas a muchos puso en dubda e no eres tú la

primera que fizo aquestas qüestiones. Unos dixieron que el arco del çielo no aparesçió

antes del grand diluvio; e no dixieron lo que devían, ca antes del diluvio huvo sol e nuves

e pluvias, que son las causas de formar el arco; e que solo aparesçió primero, segúnd

aquestos, después del diluvio. Mas la verdat es que el arco se causa naturalmente del sol,

como la ymagen en el espejo. Para que el espejo muestre198 la ymagen del mirante ha

menester dos cosas el espejo. Lo primero, vidrio claro trasluziente e la espesura del plomo

puesto a las espaldas que no dexe passar la vista; así muestra la ymagen con sus

disposiçiones. Así, el sol, para que forme su ymagen, que es el arco, ha menester dos cosas

en la nuve. La una, que sea llena de roçío o de humor aguoso, e que la nuve sea en sí

espessa. Entonçe cáusasse el arco en la tal nuve naturalmente e sienpre se causa quando

concurren aquellas causas. Ítem, a lo segundo, todas las cosas que son mixtas, conpuestas

son de los quatro elementos, e por tanto las nuves e pluvias mixtas son de los quatro

elementos; así de los vapores. E así |[86v] no es inconveniente que el sol cause su ymagen

en la nuve ronda e espessa con los ya dichos colores, pues en la tal nuve es mixtura de

elementos.

196 A continuación subpunteado tal. 197 A continuación fe. 198 En el original, muestra.

149

A lo que dizes que, si naturalmente es causado de las manos de Dios, no es

formado del sol, lo contrario as oýdo, ca las cosas naturales Dios las fizo e les dio fuerças

e virtudes que fiziessen sus operaçiones. E así Dios de todas las cosas es obrador e sus

manos las formaron. E así dixe del arco que lo estendieron las manos del alto Dios.

Otra qüestión de la Condessa a la Virgen

Vuestra magnífica Señora dixo ençima que dixo Dios a Noé: «Porné el arco mío

en las nuves en señal de amistança que jamás traeré diluvio dissipante a la tierra»; pues

bien paresçe que entonçe enpeçó a ser el arco que agora vemos.

Respuesta de la Gloriosa al argumento

Flaco es tu argumento. Contesçe muchas vegadas que en los campos están piedras

no movedizas de grand tienpo, e nuevamente las señalan por términos de las heredades.

Mira que las piedras que mucho tienpo duraron, que no fueron señales, nuevamente son

mojones e puestas por señales. Así fue del arco del çielo: aunque naturalmente se causa e

fue antes del diluvio, enpero no fue señal fasta después del diluvio, quando dixo a Noé:

«Porné el arco en las nuves e será en señal de amistança entre mí e la tierra, etc.»199.

Suplica la devota Condessa a la Virgen le declare cómo se le aplican las colores del arco

Vuestra clementíssima Magnifiçençia me quiera perdonar porque tanto enojé a

quien servir devía. Plega a vuestra Alteza declarar cómo aquellos colores quánto se

pueden |[87r] conparar o aplicar a la vuestra muy graçiosa e exçellente perfecçión.

Cómo la gloriosa Virgen declara la apropiaçión de la[s] quatro colores del arco a ella

Sepas, Condessa, que por la orden de aquellos200 quatro colores se entienden la

orden de los quatro virtuosos amores que Dios puso en mí. Ca primero quiso que amasse

lo que más que mí, que es Dios; dende, amasse lo que era çerca de mí, que era el Fijo mío;

dende, lo que era baxo de mí, que era el linaje humanal; dende lo que era en mí, esto es, a

mí mesma.

Primero color del arco apropriado a la Virgen

199 Gen 9, 13: «Arcum meum ponam in nubibus, et erit signum foederis inter me et inter terram». 200 s final, interlineada.

150

El primero color del fuego es amor con fervor que yo sienpre tuve al mi Criador,

ca lo traxe del fuego divino, del qual se dize a mí: «El Dios tuyo201 fuego consumiente e

gustante es»202.

El segundo color del arco del çielo apropriado a la Virgen

El segundo color del ayre alvar es amor con gozo que traxe de aquel Mediador de

Dios e de los honbres, el Christo Jhesú Fijo mío, ca, como el ayre es medio entre el çielo e

la tierra, así fue Jhesús medio entre el Señor e sus servidores.

Terçero color del arco

El terçero color de las aguas, que es quasy azul, es amor con dolor de la caýda

humana. Las aguas muchas son pueblos muchos que se perdían de cada día, por lo qual

amándolos me dolía.

Quarto color del arco

El quarto color, verde, que de la tierra nasçe como la yerva, es amor con temor, el

qual traxe de mí mesma, ca só la tierra que germiné e engendré al Salvador que

desçendió203 del mundo sobre mí como la lluvia sobre la grama, que es como el agua sobre

la yerva. Mira cómo el verde color sinifica el mi temeroso amor. E deste verde amor e

|[87v] color dixo el mi sobrino en las sus Revelaçiones: «E el arco era en çerco de la silla de la

visión204 d’él, como visión esmeraldina»205. ¿Ha cosa más verde? ¿Ha cosa más delectable

ni más graçiosa que la esmeralda? Agora sabrás cómo el arco fermoso del çielo sus colores

significan la mi fermosura e sus amores.

De la causa final del arco del çielo

Agora te quiero dezir, a cabo, de la causa formal e de la causa final del arco del

çielo. En quanto dixo d’él el Spíritu Santo: «E giró el çielo en el cerco de la gloria suya»206,

por lo qual deves saber que Dios me dio a vosotros para que yo esté delante los ojos

suyos como el arco del çielo sienpre está a ojo del sol, puesto en contrario, para que,

quando el Señor estoviere sañudo del mundo, vea a mí, que só207 el su arco; como fuere

201 A continuación subpunteado c�. 202 Deut 4, 24: «Dominus Deus tuus ignis consumens est». 203 A continuación el salvador. 204 En el original, del la visión. 205 Ap 4, 3: «Et iris erat in circuitu sedis similis visioni smaragdinæ». 206 Eccli 43, 13: «Gyravit caelum in circuitu gloriæ suæ». 207 so, interlineado.

151

yrado, se acuerde de piedat porque la fuente de clemençia dixo por Ezechiel: «Busqué208

varón que se posiesse contra mí por muro e defenssión de la tierra, por que no la

destruyesse, e no le fallé»209. E agora ha fallado a la muger fuerte que esté contra él quando

fuere yrado e sañudo contra los pecadores por que no los destruya.

E plugo al Señor que yo fuesse aquella contra Él, como el arco está contra el sol,

por que me vea el Señor e se acuerde de la amistança e pleytesía amorosa que trató con

los honbres quando de mí se vestió de carne, por cuya señal me vee como al arco del

çielo, por el qual dixo: «Veré al arco mío e acordarme [he] de la mi pleytesía, ca no perderé

la tierra por el honbre». E no pienses quel Señor Dios nonbró tantas vezes «porné el arco

mío» por el arco del çielo que aquel no es sino acatamiento del sol en la nuve lluviosa que

lo causa naturalmente, más díxolo por mí, que avía de venir para ser señal de amistança

entre Dios e el onbre, cuyo memorial mío fue aquel |[88r] arco del çielo.

Otro poco te diré de la causa efiçiente, en quanto dixo: «Las manos del alto lo

abrieron». Sepas que luengo tienpo ante que yo nasçiesse se ascondía, aunque

resplandesçía entre las nieblas de gloria, esto es, en las mentes de los profetas. Ítem,

después de mi nasçimiento se ascondió por humilldat, ca yo, como fue ascondida en las

profeçías ante que nasçiesse, así, después que nasçida, fue ascondida tras los destajos de

mis virtudes por la grand humilldat mía. Mas quando el Señor crió e fizo cosa nueva sobre

la tierra que yo, henbra, çercasse al varón de mi vientre e lo vestiesse de mi carne, entonçe

Dios magnifestó la obra suya e abrió el arco suyo, que só yo, que çerqué el çielo çercando

a Dios en el çerco de la gloria mía.

Contenplaçión de la devota Condessa a la Gloriosa, Arco virginal

¡O, glorioso arco del çielo, fermoso e debuxado de las manos del Criador, dado en

señal del pleyto amoroso que Dios en vuestro vientre cunplió! ¿Quién daría a mí que

fuesse afeytada de vuestros olores e alunbrada de vuestros resplandores e toda delicada de

vuestros amores? Miraré e remiraré a vos, el glorioso Arco del çielo, e bendiziré aquel que

vos fizo e glorificaré al Fijo e al Padre, e loaré al Fijo con la Madre, Arco doblado, señal

de amistança. Muy alta Señora mía, ¿por qué llamaste al siglo segundo de vuestra memoria

siglo de las promessas, ca aún no he oýdo promessa ninguna?

Concluye la Virgen la memoria suya de la promessa del arco

Desde Noé fasta Josep fizo Dios a los Padres las promessas de la salvaçión de la

natura humanal, la esperança de las gentes, la bendiçión de los pueblos firmados con

208 En busco que varon; parece subpunteado -co. 209 Ez 22, 30: «Et quaesivi de eis virum qui interponeret sepem, et staret oppositus contra me pro terra, ne dissiparem eam; et non

inveni».

152

juramentos que las conpliría en la venida del Salvador e glorioso Fijo mío. E en señal

desta merçed |[88v] e graçia que al mundo fazer quería por grande amor e caridat, le plugo

e por bien tuvo de fazer de mí memoria en el arco de las nuves, los profetas; e yo, el arco

de aquellas, a cuya senblança se mostrase al mundo el Redemptor, que no fuera débito

Redenptor el invisible Fijo de Dios si no fuera fecho honbre vero. E por esto mostró

Dios en los dos arcos así senblantes, en señal de las promessas en el futuro conplideras,

etc.

Suplica la devota Condessa a la Virgen prosiga al terçero siglo

A la merçed vuestra, mui santa Señora, rindo210 graçias quantas puedo por la

clementíssima vuestra paçiençia soportar mi ygnorançia. Diga la Magnifiçençia vuestra, si

por bien tiene, algúnd memorial vuestro del siglo terçero.

Declara la gloriosa Virgen al terçero siglo, de las instituçiones

En el siglo de las instituçiones, en el qual el Señor Dios dio fueros e institutos e

çerimonias e preçeptos a los de Israel, dixo Abraham de Madiam, fijo de Beor: «Nascerá

estrella e levantarse á verga de Israel e ferirá a los duques de Moab»211. Mira que la estrella

dexó en memoria mía, que yo nasçería de Jacob e que de Israel se levantaría el Mexías que

avía de destruir a los prínçipes de Moab, etc. E en aquella estrella es la memoria de toda

mi vida.

La Condessa

Esso es, mui esclaresçida Señora mía, lo que oýr amava e desseava saber de la tan

graçiosa quanto dulçíssima lengua vuestra.

Prosigue la Virgen siete propiedades desta estrella

Siete propiedades que la estrella presenta al considerante o contenplante en ella

siete senblantes son, ca puso en mi perssona el glorioso Señor Dios, ca bien sabes tú que

la memoria es concordante al memorado; e, como te yré |[89r] declarando las propiedades

de la estrella, así explanaré las mías. Dize el memorial: «Nasçerá estrella de Jacob»; mira

memoria de mi nasçimiento, que yo nasçería del linage de Jacob, como estrella al mundo.

Es la estrella en su sustançia.

210 En el manuscrito, rriendo. 211 Num 24, 17: «Orietur stella ex Iacob, et consurget virga de Israel: et percutiet duces Moab».

153

Primera propiedad de la estrella

Primeramente, redonda de natura de fuego, segúnd lo fallan en el Libro de la ymagen

del mundo212. E por estrella es intangible, de estraña213 materia es sustançia e lúçida e

incorruptible; tal fue e es la virginidat mía: puríssima, claríssima e incorruptible. Antes te

digo que intangible de tocamiento illíçito, ca la guardava el fuego divino; antes esse

mesmo Dios ençendido, como dize el Señor por Zacharías: «Yo seré a ella muro de fuego

en çerco della, dize el Señor»214.

Segunda propiedat de la estrella

Segundamente, es la estrella mayor que toda la tierra, mas no se muestra al ojo

sino mucho chica, como un punto quasi en conparaçión de la tierra; en esto entiende mi

humilldat. E mira cómo la mi humilldat en menguando se cresçe e, quando se fazía nada,

entonçe era perfecta e consumada. E mira que quando yo era niña, gran humilldat

mostrava ascondiéndome de las otras niñas; e sienpre era callada e las otras me tenían en

grand cosa, e yo me tenía por nada. E quando ya era para Madre de Dios escogida, por

esclava me ofesçí e servidora. E, así, mayor humilldat mostré fablando que antes mostrara

callando.

Ítem, ya fecha Madre de Dios, me humillé para servir la criatura, que fue mi prima

Helisabeth, que fue mayor humilldat ministrando que la que mostrava fablando, ca ser

servidora de Dios es ser reyna, e servir a la criatura menor la mayor es grand grado de

humilldat.

Ítem, ya Madre de Dios fecha, por los ángeles publicada e por los |[89v] pastores e

por los reyes e la estrella, llamava Señor al carpentero mi esposo como si fuera mi mayor.

Íten, después que mi fijo fue magnifestado por sus predicaçiones, por sus santas

conversaçiones, maravillosas operaçiones, ni por esso tomava los primeros asentamientos

ni los logares honrados215, mas a todas dava lugar. Entre las populares era el mi descanso,

entre las humilldes era el mi reposo; de las siervas, humillde sierva.

Ítem, fallarás que no consintió el Spíritu Santo que ningúnd evangelista escriviese

que el Fijo mío me aparesçiesse después de su resurreçión, como a mí aparesçiesse

212 Podría referirse a la cosmografía de Pierre d’Ailly, Imago mundi, pero no he encontrado en la obra, concretamente

en los tres primeros capítulos, cuando trata sobre el firmamento, ninguna enumeración sistemática sobre las propiedades de la estrella, tal como vemos a continuación; he consulado la reproducción de un ejemplar impreso (Lovaina: 1483, s.n) de la Bibliothèque Nationale de France http://catalogue.bnf.fr/ark/12148/cb37230624z/description> [5-9-2008]. Tampoco he encontrado nada parecido en la Semejança del mundo; he consultado el ms. 3369 de la Biblioteca Nacional de Madrid. Con todo, tanto en estas dos obras como en la fuente que parece estar en el origen ambas, las Etimologías de san Isidoro de Sevilla (concretamente en el libro III, caps. 60-65, eds. & trads. Oroz Reta & Marcos Casquero 1993, I, 470-473), se manejan parecidos conceptos astronómicos que en el texto de Juan López.

213 Falta el signo de nasalización. 214 Zach 2, 5: «Et ego ero ei, ait Dominus, murus ignis in circuitu». 215 logares honrrares honrrados.

154

primero que a otro ninguno, e más vezes que a otro como buen Fijo a santa Madre. Por

quanto estas cosas eran exçellentes e magníficas e no las avía yo gana que fuessen

publicadas, no quiso Dios que fuessen, mas aquellas se escriviessen e reluziessen en mi

humilldat.

Ítem, después que el mi Fijo subió a los çielos a ojo de más de quinientas

perssonas, lo qual redundava en grand gloria mía, aunque yo quedava ya Reyna, absente el

Rey, no me posieron en trono real ni me asentaron en silla, nin me honraron ni me

adoraron, antes entonçe enpeçé a tener logar postrimero, como escrive sant Lucas, mi

secretario: «Estos todos de consuna e de un coraçón eran perseverantes en oraçión con

las mugeres e María, madre de Jhesú»216. Mira cómo me puso en cabo de todos menores

que yo. E así se cunplió lo que dixo el profeta: «Alçado fue el sol en el çielo e la luna».

Esto estuvo en su orden; yo, María, estuve en la orden mía.

Pues as oýdo algunos grados de humilldat, sy, tú, Condessa, no puedes seguir la

virginidat de la humillde, sigue la humilldat de la virgen.

Terçera pro- |[90r] piedat de la estrella

Terçeramente, la estrella se mueve a movimiento del cielo, que es firmamento, en

lo qual se muestra la obediençia mía. E así como la estrella se mueve muy aýna al

movimiento del su superior, que es el firmamento en que está fixa, e cada día çerca todas

las cosas con su buelta, e la estrella por su propio movimiento se mueve muy tarde e

pesado, que en veynte e quatro horas la estrella da una buelta entera a todo el mundo por

el movimiento del móbile primero, e a su propio motu da una buelta en treynta e seys mill

años, e algunos, o los más çiertos, dizen que en çient años se mueve un grado, tal

obediençia como aquesta es la verdadera que faze el onbre a voluntad del su mayor,

obedesçiendo prestamente, e cunpla su voluntad propia tarde o nunca. E tal voluntad

como esta fize al Profeta que me dixesse de parte de Dios: «No serás llamada desanparada

de hoy en adelante, mas serás llamada la voluntad mía en ella, dize el Señor»217.

Mira, Condessa, que en toda mi vida nunca en grado ni medio me moví a mi

propia voluntad, mas sienpre presta e aparejada para muy aýna tostemente obedesçer a la

voluntad de mi mayor, que fue el Spíritu Santo, por el qual los fijos de Dios son reglados e

governados, adereçados e bien regidos, como son las estrellas movidas del fundamento.

Cómo la devota Condessa se condoresçe de los errados movimientos nuestros

¡O, gloriosa Virgen, limpia e pura e humillde más que todas! Agora veo veramente

el Spíritu Santo ser vuestro perlado, a cuyo obedesçistes, ca el Spíritu Santo sobre vos

216 Act. 1, 14: «Hi omnes erant perseverantes unanimiter in oratione cum mulieribus, et Maria matre Iesu et fratribus eius». 217 Cf. Is 62, 4: «Non vocaberis ultra Derelicta, et terra tua non vocabitur amplius Desolata; sed vocaberis Voluntas mea in ea».

155

vino para que fuesse vuestro abad, ca do yva el rebate del Spíritu Santo allá ývades

prestamente. ¡Ay! ¿E qué será de nosotros? E otra |[90v] vez digo ¿qué será de nos, que

somos estrellas erráticas que nos movemos solo como queremos, ora retrogradando,

agora descendiento, agora218 montando? Ymos contrarios al movimiento de nuestros

mayores, lo que peor es al contrario de Dios e de sus preçeptos.

La quarta propiedat de la estrella

Quartamente, la estrella es inpassible porque es asentada en región de fuego,

adonde toda materia estraña a sí allega luego es ençendida e gastada, e la estrella queda sin

lesura. ¿E qué piensas es este mundo, en mal fuego puesto, sino la fornaza de Babilonia,

en la qual solo el medio la fornaza fizo contra natura ayre de roçío o viento del alvorada,

humidado de roçío? Ansí el Señor, el çentro del mundo e logar último e más baxo, donde

los tres donzeles fueron guardados como en valle de roçío illesos sin quemazon219. E

significan estos tres mançebos a los humilldes veramente, a los veros paçientes e

veramente linpios de coraçón. E como yo, por cabo, fuesse humillde e paçiente e linpia de

coraçón, no sentía de las mundanas e noçivas ninguna pasiva lesión, e así quedé como

estrella sin passión.

La quinta propiedat de la estrella

Quintamente, la estrella es esperança de luz llena, en lo qual se muestra

conplimiento de la caridat que en mí huve e clara estrella, ca do es llena claridat, ende es

perfecta claridat e suma capaçidat. Ca el Señor ordenó en mí la caridat, la qual a todos en

çerco demostré como la estrella muestra la su claridat en çerco del ayre.

La sesta propiedat de la estrella

Sestamente, como la estrella engendra de sí rayo resplandesçiente sin quebradura,

así yo engendré Fijo quedando220 sin lesura, como canta la Yglesia: «Así engendra la |[91r]

Virgen al Fijo suyo como la estrella al rayo suyo: ni la estrella por el rayo, ni la Virgen por

el Fijo resçibe lesura». Sestamente, la estrella es fixa e firme en el firmamento, así como yo

só firme e fixa en el çielo, como me canta la Yglesia: «La Virgen María resçebida es al

218 En el original, agora. agora. 219 Se lee todo el episodio de Nabucodonosor y los tres jóvenes judíos en Dan 3, 8-50, aunque Juan López se refiere

más al final: «Et fecit medium fornacis quasi ventum roris flantem, et non tetigit eos omnino ignis, neque contristavit, nec quidquam molestiæ intulit».

220 A continuación tachado fijo.

156

tálamo del çielo, en el qual el Rey de los reyes se asienta en solio e en cáthedra de

estrellas». E así verás e sabrás cómo «la memoria mía fue en la generaçión de los siglos»221.

Cómo se congraçia la devota Condessa a la Virgen María

Muy exçellente Señora mía, bien e razonablemente dixo vuestra Alteza «la

memoria mía en generaçión de los siglos», ca la memoria vuestra es sienpre e deve ser en

la generaçiones de los honbres, que suçeden unos a otros por los siglos. Ca vuestra

delectable memoria en boca de cada uno es como turrón de açúcar e el nonbre vuestro

memorial es nuestro en deseo dulçe del alma, e el memorial vuestro como mosto dulçe

del Líbano, el qual delecta maravillosamente e enbriaga muy suavemente e engendra

vírgines incorruptiblemente, como dize el profeta. El Líbano, por razón de la continua

nieve que en él es, quiere dezir blancor e significa la virginidat, que es cándida al Señor

Dios. Diga vuestra Señoría, por me fazer alta merçed, de la memoria vuestra en el quarto

siglo.

Síguesse el quarto siglo de la Virgen

Es el quarto siglo el de los profetas, que se dize Siglo de las visiones. Ysaýas, antes

de todos, me memoró e recordó su nonbre de Virgen quando dixo: «Ahé, la Virgen

conçebirá e parirá fijo»222. Puso mi memoria so nonbre de profetissa quando dixo Dios:

«E allegueme a la profetissa e conçebió e parió fijo so razón de madre»223; quando dixo

«saldrá virga de la raýz de Jessé, etc.», e aun Jeremías, so nonbre de fenbra, etc., |[91v]

quando dixo: «La henbra çercará al varón»224, esto es, la Virgen al Salvador. Asimesmo

Ezechiel so figura de puerta çerrada fizo memoria de mí225. Del quinto siglo no cabe fablar

por singular, que todo es mi memorial, etc.

Cómo la devota Condessa, maravillándosse, contenpla en la memoria

de la gloriosa Virgen en todos los siglos

Por memoria me acordaré e mi ánima es enbaçada de las altas e singulares

revelaciones que nuestro Señor por los siglos del mundo [fizo] en honra e memoria del

vuestro gloriosíssimo nonbre, el qual nonbre vuestro dio de sí claríssimos rayos a todos,

como el claro sol del çielo. E bien paresçe que vós soys la luz que nasçistes al Justo e

alegría que aparesçiste a los justos, e digna soys de toda memoria. Si la memoria del justo

221 Eccli 24, 28: «Memoria mea in generationes saeculorum». 222 Is 7, 14: «Ecce virgo concipiet, et pariet filium». 223 Is 8, 3: «Et accesi ad prophetissam, et concepit, et peperit filium». 224 Ier 31, 22: «Femina circumdabit virum». 225 Cf. Ez 44, 1-3.

157

es con loanças, quánto más la de vuestra Señoría; e si el justo es en memoria eterna,

quánto más vuestra justíssima Exçellençia. Concluyo, muy altíssima vida mía, que la

memoria vuestra es inmortal, la qual a Dios es conosçida e a los honbres magnifiesta. E

aquesto es porque la casta nasçençia vuestra es relunbrosa e fermosa.

Pregunta la devota Condessa cómo es Ella gozo nasçido al mundo

Muchas vezes, o, muy gloriosa Señora mía, oyo a los capellanes e cantores míos

dezir la nasçençia vuestra: «¡O, Madre virgen de Dios, anunçió gozo a todo el mundo!».

Dizen asimesmo: «Con alegría e plazer celebremos la nasçençia de Santa María, por que

Ella misma ruegue por nos al Señor Jhesú Christo». Grand desseo he de saber cómo la

vuestra nasçençia anunçió gozo a todo el mundo.

CAPÍTULO XVIº

CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DECLARA QUE SU NASÇENÇIA FUE

GOZOSA A TODO EL MUNDO, ENTRE OTRAS MUCHAS, POR SEYS

RAZONES |[92r]

La mi nasçençia fue muy gozosa, entre otras muchas por seys razones a todo el mundo

segúnd diversas partes del universso. Primeramente, mi nasçençia fue alegre e denunçió

gozo grande en el çielo, segúnd el glorioso Fijo mío reveló al abad Zosismas, que el Fijo

de Dios reveló a los prínçipes algunos de la orden de los serafines e al prínçipe de su

pueblo, que dizen sant Migel, e les dixo: «Nasçida es oy una donzella, de la qual tomaré

carne e çierto será mi Madre. Aquesta ayudará a la reparaçión de vuestras sillas, e serán

llenas segúnd antes». De las quales nuevas anunçió la mi nasçençia grand gozo a las

alturas.

La segunda, quel ángel prínçipe a mí por Dios señalado por mi guarda e defensión

con todos los ángeles allí presentes a la santa mi nasçençia, quando en Nazareth nasçí, la

fiesta e alegría que fizieron les fue alegre e gozosa que no podiera ser mayor. E por causa

de los gozos que los ángeles ovieron fueron los spíritus malignos que alrededor estavan

fuertemente espantados e muy turbados, pensando quién sería aquella niña que entonçes

nasçía, por la qual los ángeles mostravan tanta alegría.

La terçera razón, porque quando fue revelado a los Santos Padres en las baxuras

del abismo del grand seno del linbo por el prínçipe sant Miguel, que a ellos desçendió e mi

158

nasçençia les nunçió, deziendo: «Aved plazer e gozo, que oy es nascida la Virgen escogida

para madre del Redenptor, que226 de aquí nos salvará», pensar deves qué gozo e plazer

avrían los Santos Padres el día de mi nasçençia; e, si todos fueron gozosos, aquellos

mayormente de cuya raýz nasçí. E quando de allí en adelante algúnd pariente justo mío

passava desta vida, luego pedían de mí nuevas con grand |[92v] gozo e plazer. Grand gozo

ovieron los santos con el ánima de mi señor padre quando lo vieron consigo e le fezieron

mucha honra por saber que era padre mío çiertamente.

La quarta razón, que en la casa de mi padre Joachín fue gozo e gran plazer con la

nasçençia mía: lo uno porque çessava el denuesto de mi padre señor que resçebiera en el

tenplo por el sumo saçerdote porque no avía fijos; alegrávanse asimesmo porque veýan a

mi señora madre ser libre de aquel denuesto porque no acresçentava al santo pueblo de

Dios. Alegrávanse tanbién porque sabían que la niña que les naçía quién e quál avía de ser,

segúnd ençima te dixe en mi conçepçión. E son las nuevas postrimeras que dixo el ángel a

mis parientes son estas a cada uno: «La fija que avrás será sienpre deputada e consagrada

al serviçio del Señor e llena de Spíritu Santo, e morará no en el pueblo, mas en el tenplo

del Señor, de la qual resçibirá carne el Fijo de Dios, el qual será Redenptor del mundo e

Salvador». Pues, oýdas tales nuevas, no es de maravillar que por cabo se gozasen mis

parientes. Mira, Condessa devota, cómo la nasçençia mía anunçió al mundo gozo e alegría.

La devota Condessa pregunta a la gloriosa Virgen por dos razones que quedan

Muy graçiosa Señora mía, Perla preçiosa e de grand valía, que dio al mundo todo

gozo e alegría, aún dos razones quedan que vuestra prudentíssima Señora olvidó o las

calló.

Prosigue la gloriosa Virgen a la quinta razón

No creas que por olvido me quedaron las dos razones que callé, mas por conosçer

de ti e te fazer entender si miras a lo que digo, e porque las últimas dos razones son por

otra vía que las quatro que oýste |[93r] e son asimesmo de alegría, plazer e gozo a los

presentes al nasçimiento mío. La primera razón fue que en el punto que yo nasçí fue la

cara mía por previllegio espeçial tan resplandesçiente que paresçía toda angelical e avía tal

influençia divinal que a los mirantes dava plazer e los provocava maravillosamente a

devoçión. E la virtud de Dios fue tanta en la mi faz que a los que la contenplavan eran

provocados a dessear e amar pureza, e eran enflamados con alegría cordial en amor del

Señor Dios.

226 que, interlineado.

159

Ni me vieron jamás mientra tomava leche llorosa, nunca fuy enojosa a mi señora

madre ni cargosa, mas alegre e gozosa. Ni en mi niñez vido jamás criatura movimiento en

mí liviano ni dissoluto; ni me vido reýr ni dar vozes, ni moverme de ligero; ni me vido

fazer cosa que fuese pueril o fecho de niña que fuesse enojoso. E tal era mi acatamiento

que, si mirava alguno, así lo alterava e mudava como si fuera una cosa preçiosa veniente

de çielo. E no solo los honbres, mas aun los ángeles, que eran a mí dados en serviçio,

resçebían en mi aspecto o acatamiento alegría e plazer. E luego, como fuy naçida, luego

mostré señales de grandes virtudes, ca en el miércoles, viernes e sábado no comía de leche

sino una vez al día; asímesmo me veýan en çiertas oras mis ojos e mis manos alçarlas al

çielo, como criatura que usava de razón. E como quiera que yo no fablase, empero el mi

entendimiento sienpre aprovechava en contenplar las cosas susodichas, segúnd estas cosas

reveló a Filiberto, devoto al mi serviçio, el glorioso Señor Dios. Pues, ¿quién quita,

Condesa mi devota, que toda criatura que tales graçias e virtudes en mí viesse siendo niña

no se delectasse en gozo e plazer?

Cómo la devota Condessa cree lo dicho con fortificaçión de enxenplos de santas criaturas |[93v]

Muy graçiosa niña e maravillosa infante, yo creo aquellas cosas reveladas al santo

varón bien copieron en vuestra santíssima niñez por mas alto grado e pujança exçellente,

ca el obispo sant Niculás el día que nasçió tuvo pino derecho e elguido en el baçín en que

el ama le lavava. Este, asimesmo, no tomava leche miércoles e viernes sino una vez al

día227. Santo Tomás de Aquino, el día que nasçió, le fallaron una çédula en la mano en que

era escrita el Ave María228. De santo Domingo se lee que un escolar carnal, besándole la

mano, sintió tanta influençia que fue libre de los carnales desseos229. Pues tales cosas

contesçieron en los niños pecadores, quánto más en vos, la niña que érades espejo de

buenos e mejores.

Sesta razón de la alegría que la nasçençia de la gloriosa Virgen dio al mundo

De cosas tanto maravillosas quanto curiosas el mui poderoso Dios reveló a Félix,

hermitaño en Tebayda, que, seyendo yo aún de leche e sin fabla, la virtuosa madre mía,

sabiendo por el ángel como yo avía de ser Madre del Salvador del mundo, quería muchas

vezes besarme pies e manos estando de ynojos delante de mí, mas yo, aunque niña sin

fabla, no ge lo quería ni podía sofrir, mas ademanes e señales le fazía de aborrimiento de

aquella honra que no me osava otra vez fazer.

227 Santiago de Vorágine recoge ambos prodigios recogidos en su Legenda Aurea III, 1 (trad. Macías 1992, I, 37b). 228 Cf. Legenda Aurea CCXIV (trad. Macías 1992, II, 930a). 229 Cf. Legenda Aurea CXIII (trad. Macías 1992, I, 445b).

160

E más cosa devota te diré que me contesçía en esta mesma niñez, lo qual Dios

inspiró en Filiberto, el qual dize, no enbargante que yo fuesse niña, sienpre a las oras,

mañanas e tardes, quando los sacrifiçios de cada día se fazían en Jherusalén, yo estando en

Nazaret a los pechos de mi madre, por el mi ángel enstigada e enformada, yo me tornava

toda a Dios en essas mesmas horas. E dentro en la mi ánima me sacrificava a Dios toda e

a mi coraçón por muy alta |[94r] e ardiente devoçión. E quando yo esto fazía toda me

alterava dentro en mí mesma, de la qual alteraçión dava de fuera grandes indiçios e

señales, provocantes a los que las veían a grand devoçión e delecçión de Dios. Mira gozo

e plazer de la mi niñez.

La razón segunda que aquel doctor Filiberto da del plazer e gozo que dio la mi

nasçençia en la casa de mi padre Joachín así fue por la reluzençia e influençia de la mi

cara, que el su acatamiento ansí paresçía çelestial e angelical; ca quanto me miravan, todos

eran espantados e se inclinavan a fazerme reverençia e los inclinava a que amassen pureza

e honesta castidat. Mira si mi niñez fue causa de mucho gozo e plazer en la casa de mi

padre.

Pregunta la devota Condessa qué vida fizo la Virgen desque le quitaron la leche

Muy magnífica mi Señora, bien muestra la vuestra devotíssima christiandat e la

Yglesia cathólica, esposa de vuestro Fijo, el plazer grande que han en la solenpne

nasçençia vuestra, quando unos a otros se conbida altamente entonando: «Todos nos

gozamos en el Señor, día de la natividat, çelebrando festival a honor de la Virgen María,

de cuya natividat se gozan los ángeles e loan en el çielo al Fijo Dios. Baylan e dançan los

ángeles, e se gozan e alegran los archángeles, e de consuna loan en los çielos al Fijo de

Dios». E yo me gozo en la vuestra niñez e me mucho alegro en la vuestra nasçençia, e me

tengo por bienaventurada en tener una tan graçiosa niña por una señora tan maravillosa

mía. Desseo, dulçíssima mi Señora, quando vos apartaron de la leche e qué entonçes

fizieron vuestros parientes açerca de vuestra donosa e graçiosa niñez.

CAPÍTULO XVIIº

QUÉ VIDA FIZO LA VIRGEN DESPUÉS QUE LE QUITARON LA LECHE

161

Dos cosas pides e así avrás dos respuestas. |[94v] La una, del tienpo de mi leche; la otra,

de la orden e disposi[çi]ón de mi vida. Sepas, quanto a lo primero, que el glorioso Dios

reveló a los santos varones tres maneras de leche. Una, leche de criança; e aquesta es

común a todos los niños que maman; e fázesse230 como por costumbre a los tres años, e

tal fue el quitar de la leche de Ysac, fijo de Abrahán, al qual al terçero año lo deslecharon

o quitaron de la leche. E fizo Abrahán grand conbite e solepnidat, en el qual quitó grand

duda de sus vezinos e comarcanos, que dezían todos que Sarra, de noventa años, [no] avía

de parir, mas Sarra avía tomado aquel fijo de otra e lo feziera suyo, etc. En contra de lo

qual, las mugeres que fueron al conbite llevaron fijos de leche, e Sarra, en testimonio de su

parto, dio a mamar a los fijos de las otras; e dixo que «¿quién, [que] tal oyesse, creería [a]

Abrahán que Sarra amamantasse fijos en hedat tan grande»231, quería dezir: «Ninguno lo

creyera si a mí no viera dar leche a los niños». E yo al Señor Fijo mío, al año terçero, le

quité la leche. Ni creýan lo que el secreto no sabían que yo, virgen, podiesse parir, salvo

que me veýan que yo le dava leche de mis pechos del çiclo de leche llenos.

Otra leche ha ende, que se llama leche232 de infançia. E desta clama la Sabidoría:

«¿Fasta quándo los niños aman la infançia?»233; e primero dize del infante: «Si te dieren

leche los pecadores e te afalagaren, etc.». E Ysaýas: «Como el infante se delecta a la teta de

su madre»234. E aquestos niños que se delectan con afalagos de dulçura como de la leche

se deven destetar e quitar de tales afalagos a los siete años. Quiso dezir la Sabidoría: «¡O,

niños párvulos, ¿fasta quándo amáys la infançia?», quasi dicat: «Ya tienpo es que dexéys la

leche de los afalagos e entréys a la disçiplina de los cas- |[95r] tigos; salid de la infançia e

entrad a la obediençia».

Otra leche ay de pueriçia o de moçedat, de la qual fue quito e apartado el propheta

Samuel, segúnd él lo escrive en prinçipio de su libro: «Quedó sola la muger e dio leche al

fijo suyo fasta que gela quitó. E después que le quitó la teta de la pueriçia, tomó Ana, su

madre, a los doze años tres toros e tres moyos de farina e una cántara de vino, e fue a

Sillo a ofreçerlo al Señor»235. Aqueste quitar de la leche a los doze años, que luego quasi

como fue ofresçido, le fabló el Señor cómo quería quitar el sumo saçerdoçio a Ellí, en el

qual Samuel ministró236.

Pregunta la devota Condessa a la Virgen çerca del tienpo del su destierro

230 Parece faltar el verbo quitar. 231 Gen 21, 7-8: «Rursumque ait: Quis auditurus crederet Abraham quod Sara lactaret filium, quem peperit ei iam seni?». 232 lleche. 233 Prov 1, 22: «Usquequo, parvuli, diligitis infantiam?». 234 Cf. Is 11, 8: «Et delectabitur infans ab ubere super foramine aspidis». 235 Cf. 1 Sam 1, 24: «Et adduxit eum secum, postquam ablactaverat, in vitulis tribus, et tribus modiis farinæ, et amphora vini, et

adduxit eum ad domum Domini in Silo». 236 Cf. 1 Sam 3.

162

Mui sabia e muy entendida Señora mía, nunca oý que criatura usasse los pechos de

su madre fasta los siete años e mucho menos fasta los doze. Pero yo erraría muy

gravemente si fe no diesse a las palabras de verdat perpetua que salen de vuestra boca.

Mas quédame por preguntar a vuestra grand Señoría quál de aquellas ablataçiones o quitas

de leche fue exerçitada en vuestra virgen perssona.

Responde la Vir[gen] a la pregunta

Sepas, devota Condessa, que yo huve en exerçiçio aquellas tres ablataçiones en sus

años, como oýste. La primera, en casa de mi madre, ya conplidos los tres años, como es

de lleno uso de las madres a sus niños, los quales años e por conbite terminados entre

propincos e parientes fue levada con ofertas al tenplo del señor Dios, adonde

acontescieron las cosas que te diré.

Primeramente, el ángel Gabriel, que a los parientes míos me denunçió, les dixo

cómo yo avía desde mi niñez ser consagrada toda e dedicada a Dios, e que no estaría ni

moraría entre las gentes, mas en el tenplo del Señor, |[95v] porque yo fui primero conosçida

que nasçida, e porque allí fuesse mi vida magnifestada, porque de mí no nasçiese sospecha

sinistra. Lo segundo, luego que fue puesta e ofresçida en el tenplo de Dios, niña de tres

años, firmé el voto de mi virginidat la terçera vez, segúnd reveló237 el alto Señor al santo

varón Dorotheo: la una, en el vientre de mi madre; la otra, de que nasçida; la terçera,

siendo ofresçida. Lo terçero, como el tenplo fuesse parte d’él en un montezillo, era

nesçesario de subir por una escalera en que eran quinze gradas, para las quales el rey

David, en spíritu de profeçía, fizo quinze salmos, a cada grada el suyo, los quales

devotamente entonavan los cantores. E aquesto es de la primera quita, quando me

apartaron de los pechos de mi madre.

Quanto pertenesçe a lo segundo, deves saber que, quando me pusieron mis

parientes a la raýz de la escalera sin ayuda de alguno mui chiquilla como era, la subí sin

descansar como si ya fuera de conplida hedat238. E fue aquella subida un grand misterio, el

qual se declara en tres maneras.

Declaraçión de la sobida de las quinze gradas que mi Señora sobió al templo

La primera, que así como la caridat que en mí era conplida e era perfeçión de toda

virtud que así sería yo cabo e fin de exçellençia sobre toda pura criatura. E son los quinze

salmos figura de las condiçiones de la caridat, las quales son estas.

Declaraçión de sant Pablo

237 A continuación tachado y subpunteado señoa. 238 Cf. Legenda Aurea CXXXI (trad. Macías 1992, II, 569a).

163

«La caridat paçiente es, benigna es. No es inbidiosa ni faze mal. No es inflada ni es

anbiçiosa –esto es, no busca honras–. No es atriarcea, quiere dezir, no anda a su

provecho. No se provoca a vengança ni piensa lo malo, ni se goza sobre la iniquidat o

injustiçia, mas gózasse con la verdat. Todas las cosas sufre, todas las |[96r] cosas cree que

son de creer, todas las cosas que son de esperar espera, e todas las cosas sostiene e

sufre»239. Mira la primera declaraçión de sant Pablo.

Declaraçión de Orosio

La segunda puso Orosio como Dios le inspiró, deziendo: «Aqueste subimiento de

la gloriosa Virgen de los quinze escalones era señal que la Virgen avría quinze virtudes

exçellentes, por las quales subiría a muy alto grado virtual sobre toda otra criatura pura».

Son estas las quinze virtudes: fe, esperança, caridat, prudençia, tenperançia, fortaleza,

justiçia, penitençia, virginidat, humilldat, paçiençia, obediençia, piedat, devoçión e alta

contenplaçión.

Declaraçión de Dorotheo de los quinze grados que nuestra Señora subió en el tenplo

La terçera es de Doroteo, a quien Dios la reveló, el qual dize que aquel sobimiento

significó que yo avía de sobir quinze estados de los bienaventurados, los quales son estos:

ángeles, arcángeles, prinçipados, potestades, virtudes, señorías, tronos, cherubines,

serafines, patriarchas, profetas, apóstolos, mártires, confessores, vírgines.

E, así, beví fasta conplir los siete años de mi infançia, en los quales bivía como

niña con afalagos, aunque yo no lo avía menester; mas por me conformar con las otras,

passava sin pecado por la hedat de niña. En estos quatro años no apremiavan a las niñas a

las virtudes, mas solamente las induzían con falagos, pero estrañáva[n]le los viçios

blandamente, aunque en este estado yo era ordenada por alto estilo, informada e induzida

por el ángel a mí dado.

La Condessa a la Virgen

¡O, por entonçe maravillosa niña e agora e por sienpre Sobreseñora mía! Si

quando niña fasta los siete años sí cabían en vuestra señalada e singular infançia los viçios

de la niñez, ¿por qué |[96v] no han razón de culpa?

239 1 Cor 13, 4-6: «Charitas patiens est, benigna est. Charitas non aemulatur, non agit perperam, non inflatur, non est ambitiosa, non

quaerit quæ sua sunt, non irritatur, non cogitat malum, non gaudet super iniquitate, congaudet autem veritati: omnia suffert, omnia credit, omnia sperat, omnia sustinet».

164

CAPÍTULO XVIIIº

CÓMO NO UVO EN LA GLORIOSA VIRGEN LOS VIÇIOS DE LA NIÑEZ,

AUN AQUELLOS QUE NO VÍA RAZÓN DE CULPA

De previllegio espeçial así fue por Dios dotada que las niñezes sin pecado aun en mí

nunca copieron. E dezirlas he por cuento, por que mejor lo entiendas. Han sin pecado los

niños estas siguientes niñezes.

La primera es fablar sin lo pensar. Fablan los niños qualquier cosa que les viene a

la boca sin pensar si es bueno o malo, onesto o desonesto. Denuestan240 a sus padres e a

sus madres e desmiéntenlos, e dizen quanto veen e quanto oen, etc. La segunda niñez es

saber de niño, por quanto saber de niño es çerca de chicas cosas, como son nuezes,

avellanas e otras fructas; mas en las cosas preçiosas, más van a las cosas por fermosura o

sabor que por el presçio. La terçera es coydar o pensar de niño, por [lo] qual es çerca de lo

que vee e oe, e çerca de lo presente, ca de lo futuro no se cura ni faze caudal, et cetera. La

quarta niñez es inmundiçia e suziedat, ca los niños patalean por el agua, siéntansse en el

lodo, ensuzian sus ropas, enbuélcanse, ençenízansse e todos se avellacan. La quinta

mutabilidat, que luego lloran e luego ríen; ya quiere comer ya no lo quiere; oy quieren

bien, ya quieren mal; nunca están en un ser, todos momentos mudan sus afectos. La sesta

niñez es temer de niño. Suelen los niños temer lo que no es de temer e no temen lo que

deven. Temen los moharraches e los çaharrones, e no temen al fuego ni al cuchillo fasta

quemarsse e tajarsse. E assí de otros miedos e espantos que de su hedat han los niños. En

tanto que sy vieren a los con que suelen trebejar e jugar, si los veen |[97r] las caras

trasformadas, han pavor e miedo dellos. La séptima es amor de niños. Los niños muchas

vezes dessean e quieren las cosas que bien les paresçen, e sueñan e lloran muchas vezes

por essas. E travan de la candela del carbón e lievan a la boca qualquiera cosa; ni miran

por los daños, mas por el bien parescer que les agrada. La octava niñez, que los niños no

han vergüença de tomar la teta delante todos ni de se despojar ni demostrar sus

vergüenças e sus secretos naturales, etc. Destas dulçuras e leches son los niños destetados

a los siete años de su niñez.

Pregunta la devota Condesa a la gloriosa Virgen si tuvo algunas de la inmundiçias de los niños

240 denuestas.

165

Muy prudente Virgen e muy exçellente Reyna, una dubda tengo grande de vuestra

santa niñez. No se enoge vuestra Alteza si errare por ynorançia.

Responde la Virgen

Qualquier cosa que dubdes por desseo de saber, yo lo he por bien serviçio

mirando tu devoçión. Di por esso lo que quieres e yo te satisfaré.

La Condesa

Querría saber de vuestra profunda e munda pureza si sufrió alguna horrura e

inmundiçia que por los niños pasan. Ítem, si algunas de las dichas niñezes passaron por

vuestra infançia virginal.

CAPÍTULO XIX

CÓMO LA VIRGEN DECLARA QUE NO PASSARON POR ELLA NINGUNAS

HORRURAS NI INMUNDICIAS NI NIÑEZES DE LOS OTROS NIÑOS

Las inmundiçias de los niños son consideradas en dos maneras. Unas son inmundiçias

que manan de dentro; otras son que los niños fallan en las cosas de fuera, en que los niños

se ensuzian, así como lodo o barro o hezes o otras cosas tan torpes. Los que manan de

dentro, como sarna e tiña, lagaña e mo- |[97v] cos o bavas, orinar, ventear e fazer cámara

por sí e por sus vestiduras, etc., sepas, Condessa amiga e devota mía, que ningunas

inmundiçias ni orruras ni suziedades tales huve siendo niña. E aun más te digo, que ni

jamás sentí unas ni otras en mi perssona. Fablo agora solamente de las sordezes

corporales. E darte quiero razón de mi dicho ser verdat. Yo, por providençia divina, fuy

escogida e señalada por casa e tenplo suyo, al qual pertenesçía ser puro de toda horrura e

mondo de toda sordez e inmundiçia.

Dirás tú: esso se entendía del tenplo e casa, en la qual Dios morava por fe e caridat

açerca del su pueblo. Mas la niñez vuestra, como era humana, fuerça era que oviesse

superfluydades como las otras niñas. E por conseguiente avría horruras e inmundiçias de

niñez e otras infantiles inquinaçiones. A esto te respondo que, si la casa o tenplo de Dios

material avía de ser puro e linpio de toda inmundiçia e suziedad, por morar el Señor Dios

en él espiritualmente, mucho más el templo corporal devía ser puro e linpio de toda

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inmundiçia dentro e fuera, porque avía Dios de morar en él corporalmente; e quanta

diferençia ha de morar Dios en tenplo material al tenplo raçional, tanta diferençia ha e

más de morar Dios en tenplo material espiritualmente a morar corporalmente en tenplo

raçional. Pues como fuesse yo hedificada como casa e tenplo en que Dios morasse

corporalmente, ergo más digna cosa era yo e más apropiada que el tenplo e casa de

Jherusalén.

Claro es, e así lo crees, que Dios de mí tomó carne e corporalmente moró nueve

meses en el mi vientre; más çercana era yo a Dios entonçe que ninguna otra henbra, ca el

cuerpo de Jhesú por entonçe con el mío eran de un ser e un cuerpo por continua cantidat,

en tanta unidat que algunos quisieron dezir que el cuerpo |[98r] del mi Fijo e mío eran essa

mesma carne. E que yo podía bien dezir por el mi Fijo: «Este agora carne de mi carne e

huesso de mis huessos»241. Pues agora bien vees tú que Dios corporalmente mora en mí,

lo qual nunca moró en el tenplo de Jherusalén ni en el tabernáculo que Moysén en el

desierto fizo e le mostró el Señor. Pues bien se sigue que qualquiera inmundiçia que Dios

mandó e defendió acerca del tabernáculo e tenplo que aquella e otra qualquiera arredró e

alexó de mí e en mayor grado.

Mira, Condessa, que en el desierto Dios dio a Israel essas leyes, que qualquiera que

en sueños se ensuziasse por humor semental que no veniesse a los reales de que avía de

salir fasta que en agua se lavasse e bolviesse a las vísperas a los reales242. Los quales reales

eran tres: el primero era el de la divinidat en medio de todo el pueblo; el segundo, de los

levitas; el terçero, el de los tribus que çercavan a los otros dos. Este que en sueños se

ensu[ci]ava, como dixe agora, fuesse saçerdote o levita, de los dos primeros reales avía de

salir fasta se lavar, no avrá de bolver a los dos reales de Dios e de los levitas fasta la tarde.

Pues mira, que yo era el primero real de su divinidat, pues çierto es que el tal humor no

fue en mí, pues yo era tienda prinçipal en que Dios moró por nueve meses corporalmente.

E así me conservó desta inmundiçia semental del cuerpo mío.

Ítem, toda muger que sofría la purgaçión sanguinia siete días estava apartada del

tenplo e de los honbres e de los de su casa. Pues como yo fuesse tenplo de Dios e

continuamente los ángeles me aconpañassen e serviessen desde que [fui] conçebida, claro

es que aquella inmundiçia sanguina o mestrual nunca la huvo en mí ni Dios en mí la puso.

Otra razón. Dios ni natura no fazen nada en balde, e la natura no faz superfluo ni

mengua en lo nesçessario. Dios me escogió |[98v] para que virgen conçibiesse e pariesse.

Pues como yo no deviesse conçebir de varón ni eran en mí nesçessarios, antes superfluos,

los dos humores que ya dixe –ni semental, ni mestrual– ni son humores que de

nesçessario aya de ser en la criatura de su entreguedat, ca en la resurreçión general no

serán tales humores e inmundiçias en varones ni en mugeres.

241 Gen 2, 23: «Hoc nunc, os ex ossibus meis, et caro de carne mea». 242 Cf. Lev 15, 16-17; Num 19, 7.

167

Otra inmundiçia corporal defendía Dios al pueblo suyo que en ningúnd caso243

aparesçiesse en todos tres reales, que Dios andava244 entr’ellos e podiera Dios ofendersse e

dexar el pueblo. E aquesta inmundiçia era de los gruessos humores e reliquias de sus

manjares. E mandava Dios que245 fuera de los dos reales toviessen logar común donde

purgassen sus vientres. Pues ¿quién dubda que Dios por su graçia e previlegio espeçial me

preservasse de tales humores, que casa suya santa e monda era escogida en que Dios

corporalmente morasse? Sepas que en mí tanpoco como en el Señor Fijo mío huvo

humor superfluo semental, que es inmundiçia humana e nesçessaria natural, ni la

inmundiçia perssonal, que es el humor gruesso de lo superfluo nutrimental.

Cómo dubda la Condessa de lo dicho por la Virgen e arguye

Muy alta e muy esclaresçida Señora mía, mucho só maravillada en lo que agora oý

de vuestra muy dulçe lengua, e no puedo con mi coraçón sino que pregunte a vuestra

Merçed cómo puede ser que vuestra feminil e vera humana perssona fuesse veramente

mugier e no toviesse los ofiçios de sus virtudes vegetables, sin las quales no puede ser

honbre en espeçial humana, ca Dios dio un humor en los varones e llámanle semental

para multiplicar la espeçia humana; e a las mugeres, humor sanguino e mestrual para ese

mesmo ofiçio. E dio a los varones e mugeres |[99r] humor nutrimental para conservar a los

individuos perssonales, sin los quales no pueden bivir. Ergo los humores superfluos de los

nutrimentos conviene de los esçeptar o espeler, lo qual paresçe ruda purgaçión en el

vientre, ca, segúnd dixo vuestra Alteza, Dios e natura nada fazen frustra o en balde. Desta

mi pregunta ruda vuestra Merçed me enforme.

Responde la gloriosa Virgen a la propuesta qüestión

No es maravilla, Condessa devota mía, que dudes de mis palabras, que son nuevas

de que los santos no se entremetieron por la calidat de la estoria ser muy humillde e a la

honestad no mucho conveniente. Enpero plázeme mucho satisfazer a tu qüestión porque

la fabla es secreta entre mí e ti. Quiérote luego responder del humor generativo

nesçessario para multiplicar la espeçia humanal. El glorioso Fijo mío por ser fijo de la

Virgen no pudo engendrar naturalmente, ca la virtud generativa de la semental virtud del

varón padre proçede, por tanto el Fijo mío, como no fue engendrado de varón, no uvo

virtud semental para poder engendrar, mas huvo semiente divinal para engendrar fijos

espirituales. Mira el profeta Ysaýas, que fabla desta semiente quando dixo: «Por esso que

243 A continuación acaso. 244 Interlineada una m inicial. 245 Al margen deutero. 23 (Deut 23, 12-13).

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traxo a la muerte la su alma vera luenga246 de su semiente»247. Así de mí, por quanto yo era

escogida para multiplicar por vía natural a la espeçia humana; por tanto ni huve superfluo

humor sanguino para conçebir humor aguoso para engendrar.

Otra pregunta de la Condessa a la gloriosa Virgen

Antes que vuestra Alteza más diga de lo segundo, suplico me quiera enformar si

los instrumentos generativos los huvo vuestra muy conplida perfeçión e el glorioso Fijo

vuestro, Señor mío, honbre perfecto, si en ellos huvo falta.

Responde la |[99v] Virgen a la pregunta

Grand diferençia es fablar de las partes humanas e de los actos dellas, ca las partes

de la sustançia humana son de perfeçión de la espeçia e nesçesario requiridos para

multiplicaçión e conservaçión de la espeçia humana, pero la esecuçión de los actos suyos

nasçen del apetito e voluntad del conservante e multiplicante. E, por tanto, a perfeçión del

Fijo mío e mía no podieron ser humanas perssonas, mas perfetas, que fuemos Fijo e

Madre; ni fueron las tales partes para general ofiçio humano, mas para perfecçión

humana, como será en la general resurreçión, fuera superfluo si solamente para tal uso se

resçibieran.

Agora te respondo a lo segundo de los superfluos humores del cevo nutrimental.

Quanto es al uso común de las virtudes vegetables e animables, bien era razón que

oviessen cabida en mí la purgaçión de los tales humores, como en las niñas, pero como el

Señor Dios, por benefiçio espeçial, me libró e santificó de los humores sanguinos e

aguosos, así por previlegio singular me purificó de los humores terrosos e fedosos. E

quiérote poner enxenplo en que natura humana goza en diverssos estados suyos destos

mismos benefiçios. Mira a los niños en el vientre de la madre, que ni respiran por la boca

ni purgan sus humores del çevo nutriente, ca solo han uso de expulir los superfluos e

gruessos humores. Mira aun en los pollos estantes bivos en los huevos, los quales ni

respiran ni se purgan, aunque resçiban nutrimento fasta el día que sale linplio e fermoso e

la casca queda linpia. Mira cómo la vegetativa, aunque tenga sus virtudes todas segúnd

perfecçión, pero no usa los actos de todas por aquel tienpo, sino los nescesarios por

entonçe. Pues Aquel |[100r] que a la natura proveyó de tal nesçessidat pudo a mí por su

graçia previllegiar que en mí no oviessen logar los tales humores sino que la superfluydat

246 En el original, luengua. 247 Cf. Is 53, 12: «Pro eo quod tradidit in mortem animam suam, et cum sceleratis reputatus est, et ipse peccata multorum tulit».

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nutrimental passasse en sudores o en vaporaçiones e exalaçiones por los poros corporales

o en resoluçiones de los lugares continentes.

Otro enxenplo te contaré que se cumplió en el Fijo mío mientra vivió

humanamente ante de la su redempçión. Ca como Él fuesse, segúnd dixe, tenplo de la

deidat, en el qual moró e mora corporalmente el conplimiento de la deydat, no sufrió

Dios que tales gruessas inmundiçias oviesse en el su graçioso vientre, mas Él tenía poder

de comer, e comer lo puro e gastar lo inpuro en vapores, e resolverlo en el continente, e

que los vasos e venas fuessen poblados de humores naturales, puros e graçiosos por el

poder del Señor.

Asimesmo el Fijo mío, después que resurgió, comió e bevió con sus apóstolos

muchas vezes248, como lo afirman los evangelistas. Mas ni por esso huvo en él lo

superfluo de los manjares ni usó de los manjares para nutrimento, mas para mostrar que

era honbre bivo e podía comer. Mas el gastar de la nutritiva ni el apartar de la digestiva ni

el expeler de la expulsiva ovieron allí lugar. Mas el poder del cuerpo glorioso lo gastava e

resolvía que no quedava prinçipal ni superfluo porque el cuerpo glorioso tiene poder de

comer, mas no ha mengua ni nesçessidat de comer. Pues aquel que dio poder al cuerpo

glorioso, poder de gastar e consumir los nutrimentos, quanto a lo sustançial e superfluo,

dio al mi cuerpo puro e graçioso poder de gastar e consumir lo superfluo.

Ítem, como los cuerpos gloriosos ayan venas e vasos naturales para rescebir e

expelir los gruessos humores, los quales no caben en ellos, |[100v] mas humores gloriosos,

así, siendo yo niña e moça e ançiana, no huve humores fedosos e gruessos, mas humores

graçiosos permanesçientes e estables. Ni por esso las venas e vasos de los humores tales

fueron fustrados e criados en balde, mas huve yo aquellas perfeçiones de natura como las

han bienaventurados después de la resurreçión.

Ya oýste, Condesa devota, cómo en mí no huvo inmundiçia corporal grande ni

pequeña. En la ystoria de mi conçepçión te dixe cómo no huve en mí inmundiçia249

spiritual ninguna. Agora mira qué me quieres preguntar.

Cómo la devota Condessa cree todo lo dicho por la gloriosa Virgen,

confirmándolo por figuras de la Ley Vieja

Tengo veramente e firmemente creo que la digníssima perssona vuestra fue pura

en la vuestra conçepçión, e más pura en la nasçençia, e muy más pura en vuestra santa

nutriçión. ¿Quién dudará? ¿Quién dudar puede que vuestra magnífica e virginal pureza

fuesse la tienda en que Dios moró entre los fijos de Israel en el desierto e la casa de Silo

consagrada e santo templo de Salomón? E si vuestra magnifiçençia sustançialmente no

248 A continuación repite comio e bevio. 249 in, interlineado.

170

fuesse aquellas divinas habitaçiones o moradas de Dios, pero aquellas fueron figuras

vuestras. E vos, muy alta Señora mía, fuestes la verdat de aquellas, pues quanto llena e

puja la verdat a la figura e el signado a la señal, tanto pujó la morada que en vos tenplo del

Señor Dios fue a la morada en aquellas; ca en vos moró corporalmente humanado, e en

aquellas spiritualmente sin contacto. Allí, distante infinitamente, en vos tocante

perssonalmente; allí morava por fe e caridat por parte del pueblo, en vuestra perssona

sensible e palpablemente. Pues claro es que no sufriera el Señor inmundicia corporal en

vuestra vir- |[101r] ginal pureza, sanguina ni terrosa e aguosa, ni mucho menos espiritual; e

así vuestra grandeza uvo pureza.

Pido una merçed, me informe, pues fuestes tan pura e tan pulida, cómo quedaría

vuestra Alteza linpiamente esclaresçida.

CAPÍTULO XXº

DE DIEZ RAYOS CLAROS QUE DIOS

ENBIÓ EN EL ÁNIMA DE LA VIRGEN MARÍA

Ençima te dixe cómo el nonbre mío, María, tenía çinco significaçiones, que son:

alunbrada, alunbrante, mar amargosa, estrella de la mar e señora. De las quatro te

claramente enformé, mas la primera no traté por agora. Pues lo pides, oye lo que te diré.

De aquella fuente de luz e resplandor paternal, Fijo de Dios conplido e lleno, diez

claríssimos rayos subió de sí mesmo en el ánima mía, por los quales de alto mérito soy,

siempre llamada illustrada e esclaresçida.

El rayo primero fue quando por mesura dezir no se puede ni entendimiento fue

illustrado en el resplandor de la graçia gratificante divina, que no se cree que ángel

ninguno alcançasse tan grand intelligençia de los thesoros e secretos de Dios, los quales

son bienaventurança de paraýso. Pues diremos que el rayo primero fue la claridad graçiosa

que resçebí en la mi criazón e formaçión; e algunos le llaman santificaçión. El segundo

rayo fue el de la fe, la qual con la graçia entonçes resçebí en grado muy exçellente. El rayo

terçero, quando yo fuy illustrada por los quatro dones intellectuales que el Spíritu Santo

entonçes influyó en mí, que se llaman dones de sabidoría, de entendimiento, de sçiençia,

de consejo, que illustraron e esclaresçieron en los secretos de Dios e secretos de la

humana e santa vida. El rayo quarto fue de las revelaciones celestiales a mí |[101v] reveladas

171

altamente, las quales yo huve muchas vezes en las contenplaçiones mías e rebatamientos

espeçiales e theorías çelestiales, los quales eran tan fervientes e claros, de tan altas materias

e tan discretas, que no te los podría explicar lengua de una criatura. El quinto rayo que me

illustrava e esclaresçía así era reluziente intelligençia de los profundos e altos secretos de

los abismos e fonduras de las santas Escripturas, la qual en mí resplandesçía claramente.

El rayo sesto, que de continuo mi ánima illustrava, era la fabla que muchas vezes

familiarmente con los ángeles yo avía, e colaçiones sobre los fechos divinales,

mayormente çerca de aquellos que [eran] a honra de Dios e obediencia suya e a piedat e

salvaçión de los escogidos. El séptimo rayo que manava de la fuente de la luz de mi alma

fue aquel que resplandesçió en mi alma el Spíritu Santo [el] día que de mí el Fijo de Dios

carne tomó e me fizo ser su madre, de lo qual más se verá adelante, Dios queriendo. El

rayo octavo, que fue en espeçial me alunbrante, es en el día de la muerte del mi muy

amado Fijo, quando en la cruz espiró e yo con el cochillo de su dolor caý en tierra

amorteçida e luego, puesta en éxtasi, mi Señor, el Criador, por amansar aquel moral dolor

mío, me enbió tan clara lunbre en el mi250 entendimiento en el qual me reveló la gloria sin

estima que el alma de mi Fijo por la muerte alcançó. La qual lunbre me quitó el grave

dolor que yo sofría e las gravíssimas angustias que mi alma padesçía en tanto que afirmé a

todos los otros que se dolían dándoles mucha confiança de la muy presta resurrreçión del

Fijo de Dios al terçero día, que resurgiendo les mostraría. El rayo noveno que |[102r]

alunbró a la mi alma asý fue la continua conversaçión e singular familiaridat que yo con el

Fijo mío avía por espaçio de XXX años. ¿Quién podrá dezir quánta era la luz e claridat

quel Fijo mío ponía en mi alma quando me mirava como a una copa de oro, guarnida de

piedras preçiosas, en que Dios puso al Fijo suyo, como tesoro de salvaçión, e me mirava

ser yo de mayor capaçidat que los çielos e tierra? ¡O, si podiesses entender quántos e

quántas doctrinas, quán altas leçiones, enformaciones, revelaçiones, promissiones,

atraymientos, dulces departiçiones, amorosas elevaçiones, manifestaçiones nuevas e

maravillosas conclusiones me enseñó e declaró el glorioso Fijo mío e sabidoría de Dios

Padre en aquel tienpo en que yo con Él morava e minystrava humillmente! El rayo

déçimo e postrimero fue aquel que yo resçebí con los Apóstolos en la fiesta de Cinqüesta,

quando sobre los apóstolos e santas mugeres desçendió súbitamente el Spíritu Santo en

lenguas visibles ençendidas. E251 tan alto Huésped no viniera en posada tan esmerada e

esclaresçida e alunbrada sin nobles joyeles e altas merçedes e dones preçiosos e çelestiales.

Mira, Condessa devota mía, cómo sola me convenía que me llamassen María. E

baste a tu desseo de252 saber quánta e quál fue mi nasçençia esclaresçida.

ACÁBASSE LA HISTORIA DE LA GLORIOSA NASÇENÇIA DE LA VIRGEN SIN MANZILLA |[102v]

250 mie. 251 En el original, en. 252 Interlineado, de.

172

173

HISTORIA DE LA ENCARNACIÓN DEL FIJO DE DIOS

174

COMIENÇA LA HISTORIA DE LA GLORIOSA ENCARNAÇIÓN DEL FIJO DE DIOS

SÍGUESSE EL DIÁLOGO ENTRE LA VIRGEN GLORIOSA E LA MUY DEVOTA

CONDESSA ÇERCA DE LA ENCARNACIÓN DEL FIJO DE DIOS

La Condessa

ui resplandesçiente a los cathólicos christianos por la vuestra santa nasçençia,

e muy esclarescida e grata perssona quanto a la vuestra virginal ygnoçençia,

muy consolada e muy alegre me fizo vuestra altíssima Señoría enseñándome e

doctrinando de la profunda sabidoría vuestra çerca de los dones e perfeçiones que el

Señor Dios en vos puso en la formaçión e nasçençia vuestra al mundo gozosa, alegre e

plazentera. Agora, mi muy alta Señora, si plazerá al vuestro querer, querría oýr la vuestra

ançilla la maravillosa conçepçión que huvo vuestra castíssima virginidat por virtud del mui

Alto e obra del Spíritu Santo. E si vuestra Merçed tanto bien me fiziesse, desseo mucho

saber las que yo tengo çiertas dudas que en el santo Evangelio de vuestra Anunçiaçión

están senbradas e ascondidas.

La Virgen

Mi amada e mi devota Condessa, yo enpesçé a fablar contigo e informarte de tus

dubdas. Mira qué estilo escogerás en tus preguntas, por ésse seguirán las mis respuestas.

Cómo la Condessa faze qüestión çerca de la primera palabra

del Evangelio: «Missus est angelus Gabriel»1

Mui esmerada Señora Virgen, ¿por qué fue a vuestra muy magnífica señora

enbiado ángel más que honbre?

CAPÍTULO PRIMERO

CÓMO RESPONDE LA VIRGEN POR QUÉ LE FUE ENBIADO ANTES ÁNGEL

QUE HONBRE, E MÁS GABRIEL QUE OTRO ÁNGEL

1 Lc 1, 26.

M

175

Por muchas razones. La primera, por- |[103r] que este fue el uso e costumbre que Dios

tuvo con los sus escogidos, espeçialmente con los conçibimientos maravillosos, así como

en el de Sarra, en el de Ana, madre de Sansón, en el mío, quando mi señora madre me

conçibió en el concebimiento de santa Isabel. Pues conçebir sin conpañía de varón era

conçepto maravilloso, razón era grande que ángel del çielo me fuesse enbiado. La segunda

razón, por quanto yo avía de concebir al Ángel del grand consejo, razonable cosa fue que

ángel a mí fuesse enbiado. La terçera, por quanto yo avía de conçebir al Fijo del muy alto

Señor Dios, razonable cosa era que del çielo ángel me fuesse embiado. La quarta, por

quanto yo avía de conçebir al Emperador de las sillas angelicales, razonable cosa fue que

ángel fuesse el embaxador del tal mi conçebimiento. La quinta e postrimera, por quanto

yo avía de conçebir a aquel del qual trimen las potestades e adoran las señorías, razonable

cosa fue que ángel me fuesse embiado. Por estas que ya te dixe e por otras razones que

callo fue nesçessario que no honbre mas ángel me fuesse enbiado.

La Condessa: ¿por qué Gabriel más que otro ángel?

Razonable cosa fue, mui alta Señora mía, que ángel más que honbre a vuestra

nobleza fuesse embiado; mas deseo he de saber por qué Gabriel, más que Rafael o que

Oriel, vos fue embiado.

La Virgen responde

Por muchas razones el glorioso Dios enbió a Gabriel más que a ángel otro alguno,

las quales son çerradas en este nonbre, Gabriel, el qual quiere dezir fortaleza de Dios2.

Menester era la fortaleza de Dios por parte del Fijo mío, el qual venía a librar los sus

captivos de la mano del grand tirapno, que era el prínçipe deste mundo e señor de las

potestades tenebrosas; pues menester era el Señor fuerte e poderoso para el congresso de

la batalla, el |[103v] qual era el Rey de gloria, ergo razonable cosa fue que la fortaleza de Dios

anunçiasse al Rey de gloria, fuerte e poderoso, en las batallas.

Ítem, por la parte mía, que era moçuela e virgen flaca e temerosa, que avía de ser

turbada e medrosa en tan alta embaxada, nesçessaria fue a mí la fortaleza de Dios para que

me consolasse e esforçasse en los temores virginales e miedos míos feminiles.

Lo terçero, por parte de mi esposo e vegezuelo, que huvo miedo en el mi

conçebimiento e me quisiera dexar, si no que le aparesçió sant Gabriel en sueños e le

2 Cf. Eusebius Hieronimus, Liber de nominibus hebraicis: «Gabriel, conformavit me Deus, aut fortitudo Dei, vel vir meus» (PL

XXIII, 888).

176

dixo: «Josep, fijo de David, no quieras temer de rescebir a María tu esposa, ca lo que en

ella es naçido, de Spíritu Santo es conçebido»3. Lo quarto, por parte del mesmo Gabriel, cuyo ofiçio es de muy alta dignidat, lo

qual parescerá por las seguientes conclusiones. La primera es que sant Gabriel es de la

más alta orden de los coros de paraýso, por quanto el Evangelio dize que fue embiado de

Dios. Çerca de lo qual deves saber que las gerarchías de los ángeles son tres e ha en cada

gerarchía tres órdenes de ángeles. La primera es la más baxa e tiene tres órdenes, es a

saber: ángeles, archángeles e prinçipados. La segunda gerarchía es, e más alta que la

primera, la mediana; e tiene tres órdenes, es a saber: potestades, virtudes e dominaçiones o

señorías. La terçera e somera es la más alta de todas tres, e tiene asimesmo tres órdenes,

que son: tronos, cherubines e serafines. E así se han estas tres gerarchías entre sí que la

más baxa es de los ángeles embiados a nos por la media gerarchía. E los ángeles de la

media gerarchía son embiados a nos por los ángeles de la soberana gerarchía, aquestos

más altos son enbiados por solo Dios sin otro ángel medio. Pues como el ángel sant

Gabriel sea enbiado de Dios sin medio alguno, bien se sigue que sea de los primeros.

Mira, discreta |[104r] Condessa, que el Papa, vuestro santo Padre, ha tres órdenes e

tractantes de mensageros, de los quales unos embía a grandes negoçios, e aquestos llaman

nunçios. Otros enbía a mayores negoçios, e aquestos llama legado[s]. Otros embía a

negoçios arduos e máximos e más altos, e aquestos llaman delegados e embiados a latere.

Pues, como el Papa, así el muy alto Dios ha estas tres maneras de mensageros, los quales

aparesçieron en los tres ángeles en figura que conbidó nuestro padre Abraham, que

fueron sant Miguel e Gabriel e Rafael.

Este Rafael fue de la baxa gerarchía; Micael, de la más alta orden de la mediana e

de las dominaçiones; mas Gabriel, en nuestro caso, es el más alto de todas tres órdenes,

de la terçera e soberana gerarchía. Oe la razón: qual es la obra, tal deve ser el mensagero e

tractante; pues como la santa unión de la humanidat con la divinidat en una perssona sea

la más alta e ardua obra que Dios ante no fizo ni otra tal fará, ergo el mensagero e tractante

es el más alto e más digno que Dios jamás embió ni embiará. Mira quánd grande ha sido

el embiado de Dios, glorioso Gabriel.

La segunda conclusión, que aqueste famoso Gabriel es aquesse que denunçió la

conçepçión del más que propheta sant Juan Baptista, baptizador e aposentador del rey

Mexías redenptor, como él mesmo dixo a Zacharías: «Yo só Gabriel, que sienpre só

presente a Dios, embiado a ti, etc.»4.

[La Condessa]

3 Mt 1, 20: «Ioseph fili David, noli timere accipere Mariam coniungem tuam: quod enim in ea natum est, de Spiritu santo est». 4 Lc 1, 19: «Ego sum Gabriel, qui asto ante Deum: et missus sum loqui ad te, et haec tibi evangelizare».

177

Muy gloriosa e puríssima Virgen, muchas vezes oý dezir que unos ángeles eran

siempre asistentes e presentes a Dios, e aquestos Dios no los embiava a nos. Otros eran

de las baxas gerarchías, e embiava los que se pagava. Pues, muy prudente Virgen, ¿cómo

dize vuestra Alteza quel ángel Gabriel ser5 ángel seraphín? E perdone vuestra Señoría

porque atajé la dulçe palabra vuestra. |[104v]

Responde la gloriosa Virgen

Deves saber, devota Condessa, que de común curso e usso nunca los seraphines

ni los cherubines ni los tronos, que son las tres órdenes de la más alta gerarchía, jamás son

embiados al mundo. Empero los altos casos e negoçios arduos e singulares, de previllegio

espeçial, embía el Señor algunos de los serafines, que son los más altos. Por lo qual, una

vegada, queriendo el Señor Dios mostrar al profeta Ysaýas la gloria del mi Fijo, serafín le

embió a gelo demostrar quando dixo: «Boló a mí uno de los serafines»6. E por quanto la

visión era del Rey de gloria, Señor de las cavallerías, fuerte e poderoso en batalla, no dudes

que le llamassen Gabriel, aunque no lo diga la profeçía.

Es la terçera conclusión confirmaçión de la segunda, ca deves creer e tener

constantemente que aqueste glorioso e graçioso Gabriel en todos los negoçios que

tocaron a la encarnaçión del Salvador e Prín[çi]pe de la paz siempre fue enbiado e

nonbrado Gabriel. Ca este fue enbiado a Daniel para le enformar de las setenta semanas

de la venida del Redenptor e que se terminarían en la muerte cruel suya7. Este vino a

Zacharías para le enseñar la encarnaçión del Rey Mexías; este aparesçió a Josep, esposo

mío, çertificando mi preñez; este aparesció a mí para me anunçiar que yo conçibiría e

pariría al Fijo de Dios; este aparesçió en sueños a los Reyes Magos, avisándolos que no

bolviessen por Herodes8; este aparesçió primeramente a los pastores, declarándoles con

grand luz e resplandor la nasçençia del Salvador9. Aparesçió a Josep en Nazareth que

fuyéssemos a Egipto10. Este Gabriel aparesçió en Egipto a Josep para que tornássemos a

tierra de promisión11. E deves creer que así como el Fijo de Dios encarnado en el mi

vientre fue e es Prínçipe de los prínçipes, así el ángel Gabriel, que lo vino a denunçiar, fue

el príncipe de los seraphines. |[105r]

5 A continuación, subpunteado embiado. 6 Is 6, 6: «Et volavit ad me unus de seraphim». 7 Cf. Dan 9, 20-27. 8 Cf. Mt 2, 12: «Et responso accepto in somnis ne redirent ad Herodem, per aliam viam reversi sunt in regionem suam». 9 Cf. Lc 2, 9: «Et ecce angelus Domini stetit iuxta illos, et claritas Dei circumfulsit illos, et timuerunt timore magno». 10 Cf. Mt 2, 13: «Qui cum recessissent, ecce angelus Domini apparuit in somnis Ioseph, dicens: Surge, et accipe puerum, et matrem eius,

et fuge in Aegyptum». 11 Cf. Mt 2, 19-20: «Ecce angelus Domini apparui in somnis Ioseph in Aegypto, dicens: Surge, et accipe puerum, et matrem eius, et

vade in terram Israel».

178

La quarta conclusión, que a sant Gabriel son dados tres altos ofiçios en la corte

çelestial, ca él es asistente delante12 de Dios, él es proposto de las victorias del Señor, e

aqueste es revelador de los secretos ascondidos que Dios por él ha revelado.

Es la quinta conclusión que, así como el diablo en la serpiente engañó a la madre

de todos los bivientes con astuçia e arte mala, por donde despojó al humanal linage de la

inmortalidat, así convenía a la sabidoría divinal que ángel bueno fuesse enbiado a mí,

como a madre de los resurgentes, porque por sabidoría e arte divina el diablo fuesse

derribado e vençido, el honbre fuesse restaurado e restituydo a la primera dignidat por la

santa encarnaçión denunçiada por el ángel Gabriel a mí, futura madre suya. E aquesto

baste a ti de la parte primera del Evangelio.

CAPÍTULO IIº

COMO LA DEVOTA CONDESSA PREGUNTA DE LA SEGUNDA PARTE DEL

EVANGELIO EN QUANTO DIZE «ENBIADO DE DIOS»

Mui prudente Virgen e muy magnífica mi Señora, dize la parte segunda del Evangelio

que el delegado embaxador sant Gabriel de Dios vos fue embiado. Nasçe a mí desta

palabra, que dize «de Dios», muy grand dubda, la qual es: yo he oýdo e deprendido de la

madre santa Yglesia quel Criador de quanto es trino e uno es. [Es] mi desseo conosçer, si

a vuestra Alteza venga en plazer, si aquella palabra, dios, se entiende por Dios Padre, que

embió el ángel suyo para vos13 tomar por esposa que madre fuéssedes del su Fijo; o si se

toma por Dios Fijo, que vos quiso escoger para que fuéssedes madre suya; o si se entiende

por el Spíritu Santo, que vos quiso ennoblesçer e fazer digna sobre toda criatura; o si es

Dios trino e uno, Padre e Fijo e Spíritu Santo, por quanto el Evangelio desto todo no fizo

mençión.

Responde la Virgen bendicha

Todas tus quatro qüestiones, en la postrera |[105v] palabra que dexiste, las çerraste

quando dizes «el Evangelio desto no faze mençión». Fágote saber, Condessa, que de

prinçipio del mundo fasta en fin tres cosas son inpossibles naturalmente fablando. La

primera es que ninguna perssona feminina podiesse conçebir a Dios en su vientre. E por

12 A continuación repetido delante. 13 A continuación subpunteado mostrar.

179

tanto Dios Padre embió al serafín Gabriel con su potençia infinita para que el vientre mío

virginal oviesse potençia reçeptiva para que yo podiesse en mi vientre resçebir al Fijo del

muy Alto. E aquesto me fabló el ángel Gabriel quando me dixo: «No será imposible obra

alguna delante Dios»14. Mi sobrino de mí dixo en las sus Revelaçiones: «Señal grande

aparesçió en el çielo, muger vestida de sol»15, esto es, vestida de resplandesçiente deidat.

Mira, fija mía, cómo en esta guisa se entiende allí Dios por el Padre Dios embiante.

La segunda cosa inposible así fue que virgen, siendo virgen, conçebiesse e pariesse

virgen. Por lo qual Dios Fijo embió al ángel suyo a mí para que en el vientre mío virginal,

por el saber de Dios, podiesse conçebir e parir por tal saber e arte que Dios Fijo entrasse

en el mi vientre e saliessen salvos sienpre los sillos de mi casta virginidat, segúnd Dios lo

reveló al profeta Ezechiel con la puerta de la casa de Dios: «A todo honbre será çerrada e

al prínçipe guardada, el qual entra e sale por ella, e será çerrada para sienpre»16. Este

prínçipe era el Fijo de Dios, el qual hombre, fecho en mi vientre, sería llamado Prínçipe

de paz.

La cosa terçera inposible era que alguna muger podiesse ser madre conçebiendo e

pariendo sin pecado, por lo qual Dios Spíritu Santo enbió al ángel Gabriel a mí dándole su

bondat e poniendo en mí la graçia justificante e santificante al alma mía por que

conçibiesse e pariesse sin pecado, como yo fue conçebida e parida sin pecado, segúnd que

dixo David: «El muy Alto santificó la su morada»17. Agora sabrás, Condessa, cómo el

Señor Dios, |[106r] trino e uno, embió a mí el ángel suyo.

CAPÍTULO TERÇERO

CÓMO PREGUNTA LA CONDESSA A LA GLORIOSA VIRGEN ÇERCA DE LA

TERÇERA PARTE DEL EVANGELIO, QUE DIZE «A LA ÇIBDAT DE GALILEA,

A LA QUAL ERA NONBRE NAZARETH»

Muy gloriosa Virgen, como vós fuéssedes del tribu de Judá e del linaje del rey David,

parésçeme de mi poco saber que vuestra Merçed deviera escoger çibdat para morar en la

provinçia de Judea e no de Galilea, porque el Fijo de Dios allí embiara su ángel, deziendo:

14 Lc 1, 37: «Quia non erit impossibile apud Deum omne verbum». 15 Ap 12, 1: «Et signum magnum apparuit in caelo: Mulier amicta sole et luna sub pedibus eius». 16 Cf. Ez 44, 2-3: «Porta haec clausa erit; non aperietur, et vir non transibit per eam, quoniam Dominus Deus Israel ingressus est per

eam; eritque clausa principi. Princeps ipse sedebit in ea, ut comedat panem coram Domino; per viam portæ vestibuli ingredietur, et per viam eius egredietur».

17 Ps 45, 5: «Sanctificavit tabernaculum suum Altissimus».

180

«Emviado es de Dios el ángel Gabriel a la çibdat de vida e no de Galilea». Esta ygnorançia

me clarifique el resplandor de vuestro saber profundo.

Responde la gloriosa Virgen

Por los muchos misterios e secretos que inclusos eran en la embaxada que el

seraphín a mí traýa, fue cosa razonable que en aquella provinçia fuesse el su ofiçio

empleado, que el caso era más conforme. La provinçia de Judea pertenesçía al

conosçimiento del Redenptor e creençia de su doctrina, más que a los ascondidos secretos

e misterios muy oscuros de la su encarnaçión, la qual fue mucho secreta. E, mirando las

altas cosas que entonçe contesçieron, bien dixo el Evangelio que el ángel Gabriel fue de

Dios embiado en la çibdat de Galilea.

Oe, buena Condessa, una breve declaraçión. Galilea quiere dezir rueda18; mira la

mi infinita bondat sin principio e sin cabo, antes la rueda junta la fin con el principio, ca,

si la quieres çircundar, en el punto en que empeçaste te conviene acabar. Pues como la

deidat sea infinita sin cabo e sin prinçipio, rueda rodando es, cuyo çentro es en todo lugar

e la çircunferençia en ninguno. El ángel Gabriel vino a denunçiar cómo esta rueda se

podiesse çircundar, ergo el ángel venía con mensagería que el fin se juntasse con su

prinçipio en unión por |[106v] que una persona sola podiese dezir: «Yo primero y

postrimero». Mira, Condessa, rueda que nos dexó Galilea.

Otra breve declaraçión. La cosa infinita no le queda do se mueva; como Dios sea

infinito, todos lugares inche, pues lugar ninguno queda do se mueva. E por quanto el

ángel Gabriel trahía embaxada cómo el Inmóvile se quería fazer móvile e la rueda que

rodearse no podía a bolversse e rodar venía, bien fue embiado en la çibdat de Galilea, que

quiere dezir bolvible o rodable, ca el Fijo mío, de mi vientre nascido, por esta provinçia de

Galilea anduvo çercando e rodeando primero que por otra ninguna, segúnd dixo Ysaýas e

lo afirma sant Matheo, que en el tiempo primero fue aleviada la tierra de Zabulón e

Nepthalín, e fue en el postrimero agraviada la carrera del mar tras el Jordán de Galilea19,

ca en prinçipio de la predicaçión fueron alunbrados de los pecados e a la postre

tornáronse a ellos e fueron agraviados por el peso del pecado. Mira Galilea, que es rodear

de los moradores de Galilea: eran primero agraviados por los pecados e aleviolos el

Salvador; e a la postre tornaron a los pecados e quedaron agraviados. Otra razón: embiado

fue el ángel Gabriel con embaxada que el Eternal se passava a ser temporal; el Inmortal, a

ser mortal; el Infinito, a ser finito; Dios e Señor, a ser honbre e servidor. Pues bien dixo el

Evangelio que el ángel Gabriel fue de Dios embiado en la çibdat de Galilea, que quiere

18 Cf. Eusebius Hieronimus, Liber de nominibus hebraicis: «Galilea, volutabilis, aut transmigratio perpetrata, vel rota» (PL

XXIII, 888); a continuación se vuelve a usar esta misma interpretación dos veces más. 19 Cf. Is 9, 1: «Primo tempore alleviata est terra Zabulon et terra Nephthali: et novissimo aggravata est via maris trans Iordanem

Galilaeæ gentium»; y Mt 4, 13-15.

181

dezir traspassaçión que Dios fazía de los çielos a la tierra, e de las altas cosas e divinales a

las baxas e humanales.

Pregunta la Condessa por qué en Nazareth

O, muy dulçe Sobreseñora mía, yo quedo muy contenta e mi ánima consolada de

la prudente respuesta vuestra. Dígame vuestra Alteza por qué más en Nazareth, villeta

chica, que en |[107r] Cafarnaún o en Bethsaida o en Zorozahín, que con otras muchas eran

çibdades de Galilea.

La Virgen responde

Si bien parares mientes a las çircustançias de la embaxada del ángel, bien vino

embiado a la çibdat de Galilea, a la qual era propio nombre Nazareth. Razonable cosa fue

que la çibdat fuesse llamada Nazareth por muchas razones. La primera, por parte del su

nonbre, que es Nazareth, que quiere dezir flor o vara verde20. E concuerda el nonbre del

lugar con el tienpo, que era en medio del verano, que es tienpo de flores, ca el ángel fue

enbiado en Nazareth a veynte e çinco días de março. La segunda, por parte mía, que era

moça en flor de mi florida virginidat, ca de mí es escripto en los Cantares: «Yo, la flor del

campo e lilio de los valles»21. La terçera, por el Fijo mío, que fue llamado Nazareno, que

quiere dezir limpio, santo, ungido e florido. La quarta, porque el evangelista le llama

Nazareno. La quinta, el profeta Ysaýas le llama Nazareno22. Por estas razones fue llamada

la çibdat Nazareth.

La Condessa a la Virgen

¡O, çibdat tan gloriosa e tan graciosa como un jardín de flores deleytosa, en la qual

fue embiado el ángel Gabriel, flor de los seraphines, a la Flor de todos los jardines que

soys vos, mi grand Señora, adonde23 conçebiste al Fijo vuestro, Señor de los cherubines,

limpio en pureza de afecçión, santo en caridat de dilecçión, ungido en piedat e

conpassión, e florido de honesta converssaçión! Al tal Nazareno a mí propone como

honbre manso e humillde, benigno e mesurado, justo e piadoso, finalmente en toda

santidat mirable e acatable; e de la otra parte, Dios florido e poderoso, el qual con su

enxenplo me sane e me confirme de ayuda.

20 Eusebius Hieronimus, Liber de nominibus hebraicis: «Flos, aut virgultum eius, vel munditiæ, aut separatus, vel custodita» (PL

XXIII, 886-887). 21 Cant 2, 1: «Ego flos campi et lilium convallium». 22 No encuentro en el profeta Isaías esta denominación. 23 Se refiere a la çibdat.

182

La gloriosa Virgen responde a la Condessa devota suya |[107v]

Sepas, Condessa, que las cosas que de Dios son ordenadas son aquellas que

dexiste çibdades de Galilea; las más fueron despobladas e reprovadas e no fueron dignas

de tanta exçellençia; Nazareth, aunque pequeña de pueblo, fue de grandíssima dignidat. E

baste a ti esto de la parte terçera. Pide ya lo que quisieres.

CAPÍTULO IIIIº

CÓMO LA CONDESSA PREGUNTA A LA VIRGEN DE LA PARTE QUARTA

DEL SANTO EVANGELIO, QUE DIZE «A LA VIRGEN DESPOSADA»

Mui alta Señora mía, mucho me maravillo deste dicho en quanto diz el Evangelio que

Gabriel fue embiado a la Virgen e desposada. Si Dios quería que su Madre fuesse virgen,

¿para qué se desposó? ¿E por qué la quiso virgen más que casada ni biuda?

Responde la Virgen

Tus qüestiones intricadas han menester respuestas bien esplicadas. Cerca de las

quales te fablaré primero por qué quiso madre virgen; e lo segundo, por qué la quiso

desposada. A lo primero deves saber que el glorioso Dios Padre quiso quel Fijo suyo

fuesse en el mundo sin padre como en el çielo era sin madre. E así como el Padre en el

çielo lo engendró todo de su sustançia sin muger, así quiso que todo el su Fijo fuesse

fecho honbre sin varón. E como Dios Padre es exçellentíssimo sobre todas las criaturas,

así le plugo que la Madre del su Fijo fuesse virgen sobre todas las vírgines puras.

Pues has gana de saber por qué Dios embió al ángel Gabriel a la Virgen, plégate

sobre la respuesta oýr dos notables de la mi singularíssima virginidat: el primero, de la su

alta pureza; el segundo, de la su grata nobleza.

De la alta pureza de la virginidat de la gloriosa Virgen

Condessa devota mía, tan alta fue por la graçia de |[108r] Dios la pureza de mi

virginidat, que no solo coraçón se enbaça, mas aun la intelligencia angélica se espanta.

¿No has oýdo cómo los ángeles se preguntan en los Cantares, deziendo: «¿Quién es esta?»

muchas vezes? Mira que no se dan respuesta, ca las criaturas della se pueden maravillar,

183

mas no saben contar ni la pueden estimar. Mira en ella çinco grados. El grado primero,

que la pureza casta mía nunca sintió en vigilia ni dormiendo algúnd deleyte corporal. El

grado segundo, que nunca sintió temptaçión ni movimiento carnal. El terçero, que nunca

sintió ymaginaçión ni pensamiento de carnal mercaduría. El quarto, no aver memoria ni

notiçia de tal fecho, mas como cosa que no conosçe qué negoçio es aquel. El quinto sobre

aquestos es aquel de que la criatura se puede espantar, mas no la podrá fablar. En este

quinto grado sola es mi virginidat e la del Fijo mío. E, por ende, so la pureza de Dios

Christo no se falla mayor pureza ni ygual que la mía. E así sabrás que el mi grand

secretario, sant Luchas Evangelista, por mostrar mi exçellente virginidat, escrivió cómo el

ángel Gabriel fue embiado a la Virgen.

Contenplaçión de la Condessa

Pensamiento de maravillar e maravilla es de pensar la pureza tan sin peso e sin

medida de la vuestra virginidat; que no solo no sintió los culpables movimientos, mas ni

aun los ynoçentes que son dichos naturales. Vemos en los niños aun no de dos meses, en

pollitos o cabritos aver los tales movimientos sin culpa e sin pecado e sin manzilla, no

solo spiritual mas aun ni tenporal. Ni podemos negar en los niños e mamantones e

aquellos tienpos de sus naturales movimientos que no ayan agujamientos e cozquillas que

en los mayores son llamadas carnales comezones. Pues ¿quál virgen podrá escapar, que

dormiendo que velando, fuya de tales sentimientos?

A |[108v] mi ver, Señora mía, puja la vuestra virginidat corporal a la pureza angelical,

ca aquellos son vírgines e puros de su natura e sustançia, mas la vuestra virginidat fue pura

de previllegio singular e gracia espeçial. Atapen su cara e cubran sus ojos todas las vírgines

desta vida, ca vós soys la flor de todas en virginidat pura e más pulida. No es angélica ni

humana, mas es pura somerana. Una soys, Señora mía, en pureza virginal, e no tenedes

segunda que a vos pueda ser ygual. Diga la mi grand Señora el notable de la nobleza de

vuestra pujante castidat, pues ya espedió el de la vuestra pureza virginal.

Segundo notable, de la pura24 nobleza de la virginidat de la Virgen

No te fatigue mi proçesso si lo sintieres prolixo, que las raýzes del notable son tan

altas e tan loables que, si has gana de las oýr, aun te serán muy delectables. Mira las raýzes

en que se funda la nobleza de mi exçellente virginidat por estos motivos más de veynte.

El primero, que yo, segúnd te dixe, fuy más virgen que las otras por çinco grados

ya contados, en los quales las pujé; que tal fue mi virginidat entre las castidades suyas

24 En el original pureza, pero se subpuntea ez.

184

como la flor entre las espinas, como de mí avía dicho Salomón en los Cantares: «Como el

lilio entre espinas, así la mi amiga entre las fijas»25.

Motivo segundo, que yo fuy aquella que tanto amé e escogí la virginidat que sola,

sin enxemplo de otra, sin consejo de sabio, ni por suasión de saçerdote, ni por preçepto

de otro qualquier, ni por visión de algúnd propheta, ni por angélica revelaçión fuy la

primera que voté al Señor mi virginidat. La sola graçia de Dios me puso por enxemplo de

las otras; al mi Fijo virginal, de la vírgines esposo, le plugo darme la vandera primera, seña

a todas las sus esposas.

Motivo terçero, que yo, siendo virgen e virgen perma- |[109r] nesçiendo só fecha

madre, lo qual nunca otra fue. Mira como yo só virgen antes que las otras, virgen más que

las otras, e virgen sin las otras. Por estos tres motivos que oíste só yo dicha por exçellençia

Virgen de las vírgines. E por tanto el mi discreto secretario escrivió mostrando mi

exçellençia: «Embiado es el ángel Gabriel de Dios a la Virgen».

Motivo quarto, que mi virginidat fue por los patriarchas figurada, espeçialmente

por la finiestra26 christalina del archa, que dezían que yo era el arca. La finiestra de cristal

era la virginidat. La finiestra de cristal del Arca de Noé tenía dos ofiçios: uno, que

defendía a las aguas que no entrassen al arca; el otro ofiçio, que resçebía luz del çielo e

alunbrava toda el arca. Así, la mi virginidat vedó e defendió que a mí no oviesen entrada

los diluvios naturales ni los deleytes carnales; e de la otra parte, resçebió la luz verdadera

del Padre e parió luz al mundo.

Motivo quinto, por quanto mi virginidat por los profetas fue anunçiada –dixo

Ysaýas: «Oýd que la virgen conçibirá e parirá fijo»27; e fabló Geremías: «La hembra çercará

al varón»28–, pues el çírculo çerrado es. E así de otras profeçías, por lo qual, antes de

aquesto dixo en los Cantares el grand sabio Salomón: «Jardín todo çerrado la hermana mía,

esposa, jardín todo çerrado e fuente sellada»29, fabló de mi virginidat.

Motivo [sesto], que mi virginidat de Dios Padre fue bendicha por Axa figurada, la

qual dixo a su padre Caleph con grand suspiro: «Dame tu bendiçión: tierra seca me

donaste, júntale algúnd regantío, yo te lo ruego»30. Mira que yo fuy tierra seca e sin humor,

la mi virginidat de suyo no era para conçebir, mas con la graçia de arriba e con la

obediençia mía, que fueron dos regantíos, primero e segundo; e por el primero conçebí mi

virginidat bendicha.

Séptimo motivo, que mi virginidat fue del Fijo desseada, como declara Micheas en

perssona |[109v] de Dios Fijo: «Las brevas o figos primeros desseó el alma mía»31. Figos

antemaduros fue la primera virginidat mía. La figuera da dulçíssimos figos e las fojas dan

25 Cant 2, 2: «Sicut lilium inter spinas, sic amica mea inter filias». 26 En el original, fiesta. 27 Is 7, 14: «Ecce virgo concipiet, et pariet filium». 28 Ier 31, 22: «Femina circumdabit virum». 29 Cant 4, 12: «Hortus conclusus soror mea, sponsa, hortus conclusus, fons signatus». 30 Iud 1, 15: «Da mihi bendictionem, quia terram arentem dedisti mihi, da et irriguam aquis». 31 Mich 7, 1: «Praecoquas ficus desideravit anima mea».

185

muy cándida leche: en el candor de la leche, el resplandor de la virginidat. El fructo de la

figuera no se parte en diversas sustançias como las nuezes, almendras e avellanas, que se

parten en cortezas, cascos e granos, mas el figo todo es un cuerpo e todo un manjar, en lo

qual se demuestra la indivisibidat de mi virginidat. E porque figura es dicha de fecundidat,

porque pare mucha fruta, es significada la grande maternidat junta con mi virginidat. E

por quanto en la figuera negra, quando el figo negro maduresçe, negresçe, es señal de mi

humilldat; en la dulçura sabrosa del figo significa que sabroso e dulçe fue al Señor el voto

que le fize de mi virginidat.

Octavo motivo, que mi virginidat fue a mi coraçón por el Spíritu Santo en voto

espirada, por quanto yo sin preçepto e sin consejo, sin enxenplo e sin documento voté

virginidat. Noveno motivo, que mi virginidat fue de toda la Trinidat aparejada para que el

Fijo de Dios en ella comiesse e se espaçiasse, ca bien sabía yo cómo el Fijo de Dios amava

mucho los lilios; e por esso dezía d’Él el Amado mío a mí e yo a Él: «El qual come entre

los lilios». Por esso dezía yo: «Pues el mi Amado dessea lilios e yo lilios le presentaré de

candidíssima virginidat, en los quales se espaçie e coma». E fue lilios muchos la mi

virginidat por ser de mente e carne dentro e fuera en la sensualidat e raçionalidat, en los

sentidos animales e raçionales, en tanto que yo era un jardín de lilios virginales entre los

quales el Fijo de Dios se espaçió e comió por espaçio de nueve meses.

Dezeno motivo, que mi virginidat fue de la Trinidat para siempre confirmada, co-

|[110r] mo por mí dixo el Sabidor: «Así só yo en Sión confirmada»32. Sión quiere dezir

espejo, porque la virginidat es como vidrio, el qual sin lesión suya e daño resçibe el rayo

del sol e lo enbía adelante, así la virginidat mía sin lesura e daño suyo resçibió al Fijo de

Dios, rayo de luz eternal, e lo parió, salva mi gloria virginal.

Onzeno motivo, que mi virginidat fue de perlas de todas virtudes afeytada, ca ella

fue arca de oro fino, rezia e fuerte de todas las virtudes altamente adornada. En ella era

engastonado el verde jaspe de la fe, el jaçinto azul de la esperança, el carvúnculo

inflamado de la caridat, la esmeralda de la continençia e el zaphir de la contemplaçión, el

sadornico de martirio e afliçión, e la fermosura de todas que se llama topazion. E asý

podrás entender de todas las virtudes significadas por piedras preçiosas.

Dozeno motivo, que la virginidat por mí fue primero cuydada e pensada como

prudente e escogida, como devota bien querida, no induzida por ley ni por fuero, por

estatuto ni decreto, mas por gana que huve de vera castidat, desseé virginidat33, la qual me

otorgó la santa Trinidat.

32 Eccli 24, 15: «Et sic in Sion firmata sum». 33 En el original mente sana dessee virginidat.

186

El motivo trezeno, que la virginidat mía, para que fructo diesse, del roçío del çielo

fue refrescada e roçiada para conçebir e parir al Salvador, como dixo Ysaýas: «Roçiad

çielos de arriba, e las nuves lluevan al Justo; e la tierra se abra e engendre al Salvador»34;

como si dixera: «Desçienda el roçío, que es el Verbo de Dios enbiado de los çielos

divinales, que son Padre e Fijo e Espíritu Santo, el qual dixo35: Yo seré roçío e Israel

nasçerá como el lilio, e la tierra virginal se abra consintiendo e engrendre al Salvador».

El motivo catorze, que la mi virginidat no fue ençinta por obra humana, mas por

graçia espeçial del Spíritu Santo preñada. Dize el Fijo al Spíritu Santo: «Ven, austro, e

sopla en el jardín, e darán de sí suave olor las aromáticas sus |[110v] semillas o las espeçias

olorosas»36; esto es, «Ven, Spíritu Santo, e inspira en la Virgen que será madre mía e luego

respirarán las virtudes de la Virgen, jardín mío, las quales virtudes son humilldat e

virginidat e las otras virtudes». Por mí fabló el Spíritu Santo en el Libro de los Cantares: «El

vientre tuyo, como muelo o montón de trigo çercado de lilios»37. Fue montón de trigo

quanto a la preñez e fecundidat; çercado de lilios quanto a la virginidat, que fue entera e

sin lesión en todos los mis sentidos, por esso dixo «çercado de lilios».

El quinzeno motivo, que mi virginidat fue de parto divino consagrada. ¿De quánta

piensas honra e veneraçión es digna mi virginidat, en la qual la preñez ensalça a la

humi[l]dat, e el parto de la maternidat consagra a la virginidat?

Motivo diez e seys, que de sí sola sobre natura fue al parto abilitada, segúnd me

dixo el ángel: «Mira que conçibirás en el vientre»; quiere dezir: «Conçibirás del tu vientre».

Ítem, quando me dixo: «Lo que nasçiere de ti, santo», quiso dezir: «De tu carne será

llamado Fijo de Dios, de ti sola e no de varón contigo». E por esto sepas que dixo el Fijo

del Padre: «Él me formó del vientre que fuesse a él por siervo»38.

Motivo diez e siete, que fue la mi virginidat de fruto gloriosíssimo muy honrada,

segúnd fue figurado en el paraýso terrado quando dixo Moysem: «Produxo el Señor Dios

del humor de la tierra –esto es, del vientre virginal– toda árvol fermosa de vista e de

comer suave»39. Este fue el cuerpo del mi Fijo e el árvol de la sçiençia del bien e del mal –

esto es quanto al ánima d’Él bendicha–, e el árvol de la vida, que es verbo, encarnó en

medio del mi vientre, que fue como paraýso de la bendiçión de Dios.

Motivo diez e ocho, que la mi virginidat por divina maternidat fue por cabo

ensalçada, porque el Fijo de Dios |[111r] deñó ser fijo humano de la mi virginidat, ca esta

34 Is 45, 8: «Rorate, caeli, desuper, et nubes pluant iustum; aperiatur terra, et germinet Salvatorem». 35 Al margen osee .xiº. 36 Cant 4, 16: «Surge, aquilo: et veni, auster; perfla hortum meum, et fluant aromata illius». 37 Cant 7, 2: «Venter tuus sicut acervus tritici vallatus liliis». 38 Al margen ysae c.c. (Is 49, 5: «Et nunc dicit Dominus, formans me ex utero servum sibi»). 39 Gen 2, 9: «Produxitque Dominus Deus de humo onme lignum pulchrum visu, et ad vescendum suave».

187

fue mi gloria singular e prerrogativa exçellente, que meresçí aver uno e esse mesmo Fijo

con Dios Padre omnipotente, ca por esso yo só fecha Reyna de paraýso, porque fuy

primero fecha Madre del grand Dios mío.

El motivo diez e nueve, que la mi virginidat, para que della Dios carne tomasse,

fue de nesçessario aparejada porque convenía quel nuestro Redentor fuesse justo con

Dios e mortal con los onbres; por lo qual convenía que oviesse madre virgen e madre

mortal, para que en madre mortal fuesse conçebido e parido mortal40, e que en la virgen

fuesse conçebido e parido justo. E así era nesçessario que todo aquel que era conçebido

por corrupçión de madre por el pecado original nasçiesse injusto. Ningúnd pecador podrá

salvar a otro pecador como fuesse en essa mesma dañaçión con el reo; e convenía que

Dios no nasçiesse sino de virgen, e convenía a la Virgen que no pariesse sino a Dios. Pues

deves creer que para todo esto bien se fazer convenía que mi virginidat por Spíritu Santo

fuesse aparejada, ca a ninguna otra virgen era devido el tal previllegio que conçibiese al

justo e pariesse virgen.

Motivo veynte, que la mi virginidat fue enxemplar de la plasmaçión del honbre

primero. Así como el Adam primero fue plasmado de la tierra virgen, así el segundo

Adam fue engendrado de madre virgen. Ítem, formó Dios al honbre de la tierra e Dios

fizo al su Fijo honbre de la muger. Ya sabes çierto quál es aquesta.

Motivo veynte y uno, que por la virginidat mía la culpa de la madre primera es ya

purgada. Muy malamente un varón e una hembra vos enpeçieron e dapñaron; estos son

Adam y Eva. Mas otros dos mucho vos socorrieron e repararon, los quales son mi Fijo e

yo.

Motivo veynte y dos, que por la mi virginidat la caýda |[111v] angelical fue reparada;

que de mí se dize: «Yo çircundé sola el çerco del çielo: giro es fecho, redondez muy

perfecta»41. Esto significa que la caýda angélica por la sola e exçellente mi virginidat llena e

plenamente fue reparada.

Mira si mi secretario sant Lucas tuvo motivos en copia por que escriviesse:

«Embiado es de Dios el ángel Gabriel a la Virgen», entendiendo mostrar la exçellençia de

mi virginidat, no me escriviendo por otro nonbre sino deziendo a la Virgen.

Loores de la devota Condessa a la virginidat de nuestra Señora

¡O, exçellençia virginal e virginidat tan exçellente! ¿Por qué loores te ensalçaré o

por qué exaltaçiones te loaré, mi grand Señora? No lo sé, pero medrosa e ygnorante me

esforçaré de te loar como Padre. Dezimos acá los que poco entendemos quando algúnd

nonbre se dize de muchos, e de uno se dize primero e de los otros postrimeros, quando

por sí e solo se falla, siempre se entiende del más digno e primero. E porné enxemplo, no

40 iusto subpunteado. 41 No encuentro la cita.

188

para que vuestra sabia perssona lo entienda, mas para que vea si lo entiendo. Cierto es que

el Criador se llama Dios de quanto es, el diablo se llama el Dios de los gentiles; quando

Dios falláremos solo, siempre lo entenderemos por el Dios de quanto es; e quando

dezimos el Señor, absolutamente entenderlo hemos por el Señor Dios. Quando dezimos

el Apóstol lo dize, entendemos sant Pablo; el Philósopho lo afirma, entendemos

Aristótiles; quando dezimos el Salmista, entendemos por David. Pues, muy singular e una

sin par Señora mía, segúnd los muchos e altos motivos que vuestra Nobleza ençima

esplana de la magnífica virginidat vuestra, aunque después de vuestra Merçed se llamaron

vírgines muchas donzellas vírgines por sí42, si falláremos este nombre, virgen, por vuestra

Exçellençia se deve entender. E así dignamen- |[112r] te el evangelista de vos entendió

aquella palabra quando escrivió: «De Dios es embiado Gabriel a la Virgen»; e lo declaró

quando escrivió, deziendo: «E el nombre de la Virgen, María», como si dixiera: «Aquesta

virgen llamavan María». ¡O, Flor de las flores e de las vírgines Virgen, vos, la Virgen

primera por exçellençia e postrimera! No fue ante vos alguna ni después de vos virgen

ninguna, pues vós soys la una sin primera e sin segunda.

Pregunta la devota Condessa por la palabra desposada

Muy prudente e discretíssima Virgen, pues el glorioso Fijo de Dios avía ordenado

de resçebir carne humana de Virgen e pura, ¿qué menester era que fuesse la Virgen

desposada, ca ponía la Virgen a periglo e su virginidat en condiçión?

Responde la Virgen

Sepas, Condessa devota mía, que mi desposorio fue establesçido por alto secreto e

consejo de la Providençia divinal, e por çiertas razones que al negoçio convenían. La

primera e prinçipal, porque no incurriesse infamia, ca dixeran que yo avía conçebido de

adulterio e mala parte los que vieran ser ençinta si no toviera marido o fuera desposada. E

¿qué dirá Herodes e los judíos sin culpa si perseguían al mi Fijo como a fijo adulterino e

aun honbre bastardo?

La segunda, porque el pueblo no se levantase contra mí, segúnd la ley de

Moyssem, que mandava matar a la que creýan que conçebía de adulterio43. Ca más quiso el

Fijo mío que dubdassen de mi virginidat, que no infamar su encarnaçión con injurias de

su madre.

La tercera, porque fuesse çelada e encobierta la Encarnaçión al diablo, por que no

creyesse de çierto quel mi Fijo era Dios e el Redemptor, ca podiera empedir su muerte e

42 A continuación se. 43 Quizá Lev 20, 10.

189

passión e nuestra redempçión. E por cobrir esto quiso el Señor que yo tomasse esposo,

por que el diablo |[112v] no lo sopiesse que paría virgen.

La quarta, porque el esposo mío fuesse testigo de mi virginidat verdadera, el qual

fue informado por el ángel que yo era ençinta por la virtud de Dios e por la graçia del

Spíritu Santo.

La quinta, porque la muger primera, quando traxo la dapnaçión por embaxada

diabolical, fue virgen e desposada. Así convenía que yo, la muger de que avía de venir la

salvaçión e redempçión por embaxada angelical, razón fue que siendo virgen futura sería

desposada.

La sesta fue por consolaçión, porque estoviesse al mundo abrigada e consolada,

aconpañada de marido por obviar a los dezires e empachar a las seqüelas e ocasiones

desonestas.

La séptima, porque yo era moça e niña e avía por ordenança de Dios de fuyr a

Egipto e morar ende por algunos años; e después bolver a tierra de Israel. Çierto es que

así por serviçio del Fijo mío como por compañía e guarda de mi perssona fue cosa

conveniente e nesçessaria que yo fuesse desposada.

La razón octava, porque Josep, que era de linage e casa de David, diesse

testimonio que yo era de esse mesmo linage; e que el Fijo mío era de la casa de David e de

su linage e fuera de adulterino. El esposo mío podiérala en injuria requerir, pero quedó

testimonio verdadero del mi Fijo ser Fijo de Dios e yo ser aquella Virgen de que avía de

nasçer. E, por ende, el santo secretario mío escrivió que el mensagero Gabriel «enbiado de

Dios fue a la Virgen desposada».

La novena razón, por la honra del Fijo mío, ca mucho fue a Él honra acerca del

mundo que fuesse conosçido por fijo legítimo e de matrimonio santo nasçido. E es al fijo

ser bastardo desonra e sufre otros muchos defectos e inabilidades, segúnd las leyes. E por

esto quiso el Señor Dios que yo fuesse desposada e casada con marido. |[113r]

La dezena, por la honra de mis genitores, Ana e Joachín, a los quales fuera grand

desonra, segúnd el siglo, si me vieran ençinta no siendo casada donde tanbién la honra

mía estuvo guardada. Asimesmo fue guardada de la honra de los parientes laterales, ca

deshonra es aver fija desonesta, la qual pasara e alcançara todo el linage de mis genitores si

conçibiera e pariera aún no siendo desposada. E por quitar todos estos deshonestos plugo

a Dios que yo fuesse desposada.

La razón onzena, plugo al Fijo mío que yo fuesse desposada por autoridat e

aprovar el sacramento del casamiento contra el qual algunos hereges se avían de levantar,

como fueron los valdeses e taçianos e marçianos. Ca deves creer que [si] el lecho marital

puro e sin manzilla e las bodas devidamente çelebradas ovieran en sí alguna culpa, en

ninguna manera el Fijo mío consintiera que yo fuera desposada. E más te digo en

190

confirmaçión desta razón: ni el glorioso Fijo mío a bodas nunca allegara, ni con tan

grande maravilla las ennoblesçiera faziendo del agua vino delante los conbidados.

La dozena, por virtud e eficaçia de la doctrina del mi Fijo; ca, como fuera

enfamado no ser nasçido de matrimonio consagrado mas fijo ilegítimo44 e bastardo,

desdeñaran su doctrina, despreciaran su compañía ni creyeran sus miraglos ser obrados

veramente, ni los que lo seguían no le ovieran así temido ni honrado.

La trezena razón fue por guardar la honra del su pueblo e gente christiana, la qual

es muy honrada por el Fijo mío nasçido de virgen casada. E fuera grand deshonra a la

Christiandat si les dixieran los infieles que por cabeça e redenptor tenían un judío

ylegítimo e bastardo.

Mira, Condessa devota, que por las razones que te dixe e ya oýste cómo el mi

secretario evangelista escrivió, segúnd devía, que el án- |[113v] gel Gabriel fue «embiado del

Señor a la Virgen desposada».

Pregunta la devota Condessa a la gloriosa Virgen

Muy magnífica Señora mía, como muchas santas mugeres casadas e desposadas

oviesse en Israel en el tienpo que Gabriel fue de Dios embiado a vos, mi señora Virgen e

desposada e maridada, bien lo podiera Dios enbiar a otra maridada aunque no fuera

virgen, tanto que fuera santa.

Responde la Virgen

La Providencia divinal por estable consejo ordenó de inspirar en los prophetas lo

que primero figurara en los santos patriarcas para que en sus tiempos los futuros45 se

conpliessen, por lo qual el negoçio46 así como la cosa pedía. Ya te dixe ençima que la

primera muger, prinçipio de dapnaçión, fue maridada e virgen, razón fue e así es que la

Mugier primera, prinçipio de salvaçión, fuesse entera e casada.

La Condessa pregunta

Saber querría, muy grand Señora, qué caso siniestro fuera si vuestra Alteza de

Josep, vuestro esposo, conçibiera; e cómo le llamava vuestra Señoría fijo de Josep de

apellido, así fuera por natura su fijo.

44 El copista escribe el signo tironiano y a continuación legitimo. 45 Se entiende los futuros tiempos. 46 Falta el verbo, quizá fuesse u otra vez se conpliesse.

191

Responde la Virgem

Tu qüestión no es razonable, aunque sea aparente; esto por muchas razones. La

primera, por la dignidat del Padre, porque el su Fijo no toviesse padre segundo, ca no

sufre natura que un fijo naturalmente aya dos padres, tanpoco como dos madres, quanto

menos que el Redenptor. Así como en el çielo nasçió sin madre, así en el suelo fue

engendrado sin padre. La segunda, por la dignidat de la Madre e su pureza; çierto es por

sentençia general de Dios que, si yo concibiera de mi esposo Josep, el mi fijo nasçiera

pecador e no podiera ser redenptor, ca nasciera e fuera conçebido en pecado original e así

oviera menester Redenptor, lo qual es inposible. Ergo |[114r] convenía que la Madre del

Redemptor fuesse mortal por que su Fijo fuesse mortal, pues por su muerte avía [de]

redemir; e convenía que fuesse la Madre virgen porque el Redenptor avía de ser Dios,

otramente no podiera parir virgen. E así el Fijo, por parte de la maternidat, avía de morir

e, por parte de la virginidat, avía de redemir; desto no fuera cosa possible si fuera

engendrado de esposo e muger de varón conosçida. La terçera, por parte e dignidat del

Fijo, al qual [avía] de ser conçebido e formado por alta manera de nescesidat, es a saber,

por muy noble e muy digno modo e muy maravilloso, esto es, por virtud e graçia del

Espíritu Santo. La quarta razón, por el conplimiento de las generaçiones del mundo, que

son quatro: la primera generaçión, sin padre e sin madre, como la de Adam; la segunda, de

padre sin madre, como la de nuestra madre Eva; la terçera es la común de todos, así como

se usa de costunbre, como Pedro e los otros; la quarta, de madre sin padre, como la

generaçión del Redenptor, que nasçió de casada e virgen.

Pregunta la Condessa

Señora mía, pues el Fijo de Dios avía de tomar carne humana de virgen casada,

podiera muy bien tomar la de Eva, virgen e casada, e [no]47 fueran dañados tantos cuentos

de perssonas por el pecado original.

Responde la Virgen

Oe dos respuestas que daré a tu sola pregunta. La primera es, si el Fijo de Dios de

la virgen maridada, que pecó contra el Señor, tomara humanidat e, principal pecadora,

fuera emsalçada a la exçellençia divinal, lo qual era inconveniente e con injuria de justiçia,

que por desobediençia fuesse sublimada e por pena resçibiese gloria e resçibiesse tanto

logro del grand daño que nos fizo. Ítem, lo segundo, no era justo ni razonable que el

honbre que pecó fuesse redemido fasta que conosçiesse que era |[114v] ygnorante e

47 El sentido pide esta adición.

192

inpotente para se valer e salvar. E duró la ygnorançia desde David fasta Moyssén, por el

qual dio la ley al pueblo suyo contra la ygnorançia; e duró la inpotençia fasta que vino el

Redemptor invocado e conbidado muchas vezes, así por los prophetas en el mundo como

por los Santos Padres en el limbo. E fasta ser conplido el tiempo destinado e terminado

por el Señor fue nesçessario ser detenido e detardado el avenimiento del Redenptor.

Pregunta la Condessa a la Virgen

No aya la mi Sobreseñora por deserviçio la mi fabla ygnorante ni por injuria el

desseo que me cresçe por saber si fuera honesto e razonable que Dios formara una

humana natura, santa e sin pecado, de la qual el Fijo se revestiera e fuera humanado, e no

oviera nesçesario que el Fijo de Dios se ençerrasse en vientre de una virgen entre los

humores superfluos e viscosos.

Responde la gloriosa Virgen

Devota Condessa, como el Señor Dios sea omnipotente, podiera lo que dizes e

feziera lo que quieres, mas la su potençia es una cosa con la sabidoría e con la justiçia. E

Dios no faze quanto puede, mas quanto quiere, sabe e deve. E, porque sabía que el

Redenptor e Satisfator avía de ser de la natura e linage del prevaricador e debdor, e justiçia

aquello requería, por tanto no fizo quanto pudo, mas quanto supo e devía. E por quanto

supo e quiso tomar carne de mí, virgen e desposada, esso fizo e justiçia lo ygualava.

Al inconveniente que alegas de los humores viscosos, ya ençima has oýdo cómo

de graçia espeçial e previllegio singular no copieron en mí los superfluos humores

humanales ni los viscosos virginales, o así ni sofrí los aguosos e sanguinos ni los

nutrimentales. E puesto e no otorgado que los humores copieran en mí, no empedían el

negoçio, ca el glorioso Dios, como sea infinito, todos |[115r] lugares contiene e su esençia e

presençia es en todos los lugares ansí torpes como linpios. E como de los linpios no

resçibe linpieza, ni de los torpes e viles torpedat e vileza. Si el sol corporal toca en hiezes e

lodaçales, estiercos e alvañares, e no es inquinado ni resçibe fedores, pues ¿cómo piensas

tú quel Sol verdadero de justiçia, aunque cuerpo tomasse de la Virgen, que se pagasse ni lo

ensuziarían las vassuras que fallasse ni aun las orruras que con su cuerpo tocasse? Ca

como la deidat no es a la criatura comunicable, tanpoco es de vileza ensuziable.

CAPÍTULO QUINTO

193

QUE PREGUNTA LA DEVOTA CONDESSA POR LA PALABRA DEL

EVANGELIO QUE DIZE «AL VARÓN CUYO NONBRE ERA

JOSEP DE LA CASA DE DAVID»

O, clementíssima Reyna mía e mi piadossa sobre Señora, las rodillas en el suelo e mis

manos alçadas e ojos al çielo, suplico de bruçes a la vuestra muy digna e altíssima

Magestad que sea mi venia digna de vuestro perdón por aver enojado a vuestra Merçed

con osadía, faziendo qüestiones asás escusadas. Muy discreta e prudentíssima Virgen mía,

desseo saber por quáles razones el ángel Gabriel, embaxador de Dios, a vuestra Merçed

dixo que vuestro esposo era «varón llamado Josep de la casa de David». Por quanto el

evangelista escrivió aquella fabla así desnuda, en mi coraçón nasçió esta dubda, por notiçia

de la qual vuestra Merçed me quiera enformar.

Responde la Virgen

Escucha, Condessa, breve respuesta. Aquel embaxador fabló brevemente del viejo

Josep, buen esposo mío, en solos tres verbos de que me pescudas. Están los loores,

virtudes e bienes que Dios en él puso por la su graçia segúnd el escrito del evangelista

revelados al ángel por el Señor Dios. E primero te responderé por qué a mi |[115v] esposo

le dixo varón.

Sepas que el Señor Dios me dio por esposo a varón, en el qual avía las morales

condiçiones del buen varón, las quales son que sea fuerte e belioso contra los viçios e

pecados, espeçialmente contra los viçios de la carne, ca, si fuera dado a los viçios de la

carne, no me le diera por esposo ni me le encomendara por mi guarda; antes este no fue

casado sino comigo e fue casto virgen fasta su fin. Fue santo e virtuoso, ca en él era

fortaleza e temperançia e justiçia con prudençia, fundadas altamente en fe, esperança e

caridat. Era guarnido de humilldat e piedat, e çeñido de paçiençia e continençia, e

aperçebido de abstinençia e diligençia e de muchas otras virtudes. Fue piadoso en la ley de

Dios, concorde e amigable; a los vezinos, honbre recto; a los amigos e a todos, paçífico.

No común ni plaçero, ni truhán ni verboso, mas retraýdo, caro e preçioso, de mal fazer

atemorado; en el fablar muy mesurado, varón perfecto e bien acostunbrado. Llamole el

evangelista Josep; a las virtudes suyas morales le añadió el Señor otras prerrogativas

194

espeçiales, ca Josep quiere dezir acreçentamiento48. E son estas las exçellençias que se

siguen.

La primera, que Joseph, mi esposo, fue marido de la Madre de Dios e huvo sobre

mí auctoridat de marido, e uno comigo siendo ya Madre de Dios, compañía de morada

por matrimonio, que es la mayor que en esta vida se puede aver.

La segunda dignidat, que por auctoridat de nuestro Señor Dios se avía açerca del

Fijo mío e de Dios en palabras e en actos e en cuydado e mandamiento, así como el padre

sea çerca del fijo natural e aquesto en manifiesto. E el Fijo de Dios en público açerca de

Josep como fijo con padre; e aun yo así mesmo |[116r] en público le llamava fijo de Joseph.

La terçera dignidat era en la conversaçión que fazía él dentro en su casa con aquel

Santo de los santos de continuo, como los ángeles con el Señor Dios en el çielo. Con

amor de grand fervor que él enseñava en tractar con el Fijo de Dios en tanta reverençia en

guardar continuamente las nesçessidades pueriles, no digo çerca de humores gruessos ni

aguosos, mas otras muchas que los infantiles meses requieren, e tratando los gloriosos

miembros del su cuerpo muy puro e preçioso, quitando unos pañezuelos e poniendo

otros frescos e otras cosas que fazía acerca del niño divinal, dignas de orejas devotas e

piadosas.

La quarta, que morava en uno comigo, escogida e más que escogida del Señor para

que fuesse Madre del Redemptor por graçia otorgada del Señor, en una pequeña casa,

guardándome enteramente reverençia devida e fe e éntrega pureza dentro en su coraçón.

E con quánta devoçión e prudençia me acatava e contemplava comiendo, bebiendo,

velando, dormiendo e biviendo siempre en uno en tan estrecha e pobre casa,

aprovechando siempre en toda virtud e perfecta santidat en muy alta linpieza corporal e

pureza cordial, lo qual fue al esposo mío una grandíssima prerrogativa de dignidat.

La quinta, que mi esposo fue de toda virtud infusa e por Dios a él influida toda

buena virtud, allende de las morales que ya oýstes, speçialmente de muy alta virginidat, ca

quiso el Señor ayuntar a la Virgen esposo virgen por que nasçiesse fijo virgen, el qual avía

de ser padre e prínçipe e rey de toda virginidat e de las vírgines esposo.

Contemplaçión de la noble Condessa çerca de Joseph

¡O, Josep bienaventurado e sin dubda muchas vezes más bienaventu- |[116v] –rado,

que meresçió casar con la más alta donzella que Dios formó so el çielo e ser marido de la

Madre de Dios, e que se llamasse padre del Fijo de Dios e que toviesse mando sobre el

Santo de los santos e Señor de los señores, e mandasse e regiesse, vedasse el mobible al

movedor del Universso! No es dubda que Josep fuesse un thesoro de virtudes, el qual era

48 Cf. Eusebius Hieronimus, Liber de nominibus: «Joseph, addens, sive augmentum» (PL XXIII, 900).

195

çercado de la mar de las virtudes e del abismo de santidat e lago de perfeçiones entre la

Madre de las virtudes e el Fijo, lago sin fondo de santidades.

Prosigue la Virgen

Quiero te dezir un poco por qué le dize el Evangelio «de la casa de David». Deves

creer e conosçer quel muy alto Señor Dios prometió a Abrahán e a David con juramento

que de su semiente vernía el Salvador a redemir su gente. E por dar esto a entender dixo

el evangelista que el esposo de la Virgen que concebiesse al Salvador era de la casa de

David, por que fuesse çierto que la embaxada que el ángel traýa era del Salvador que de

nasçer avía a la casa de David.

Pregunta la devota Condessa

Señora mía, de liçençia de vuestra Alteza querría dezir una dubda que49 mucho

toca en mi coraçón.

La Virgen

Di la dubda e oyrás la respuesta.

La Condessa

La mi dubda es esta: como el esposo vuestro no oviesse qué fazer en el

conçebimiento del Salvador, como ençima me çertificó vuestra Merçed, ¿qué nescessario

fue escriviesse el evangelista que Josep era de la casa de David? Parésçeme que deviera

escrevir «a la Virgen de la casa de David desposa al varón llamado Josep».

La Virgen responde

No es costumbre de la santa Escritura de escrevir los linages por las generaçiones

de mugeres, mas por los varones; e por esto el evangelista dexó a mí e tomó a mi esposo.

La Condessa |[117r]

Puesto que vuestra Alteza diga la verdat, empero no es así que Josep engendró a

Jhesú, por lo qual paresce que la generaçión de David no desciende a Jhesú por Josep,

49 que repetido.

196

mas por vuestra Merçed. No entiendo esto bien; vuestra Merçed me lo explane, ca bien

consentiera la generaçión de Jhesú ser [de] David si Josep fuera pariente de vuestra

Señoría.

La Virgen

Tu intricado argumento no tiene grand dificultad, antes bien ligero de respuesta.

En la ley de Moysem mandava Dios que la fija heredera de su padre no casasse sino con

varón de su tribu. E como sola quedé yo heredera de mi padre Joachín, no pude ser

desposada sino con varón de mi tribu. E como Dios me fizo desposar con Joseph, bien se

sigue por la ley que yo fuy del tribu e linage suyo. E así, aunque Josep no toviesse qué

fazer en la generaçión del Salvador, no dexó por esso el Fijo mío ser del tribu de Judá e

linage e casa de David, pues nasçió de mí, que era de la casa de David. E la Yglesia así lo

canta de mí en la nasçençia mía, deziendo: «Navidat de la Virgen María, de la semiente de

Abraham, nasçida del tribu de Judá, esclaresçida del linage de David»50.

Pregunta la Condessa

Señora, el Josep de que fabla sant Luchas, vuestro secretario, no me pareçe que es

del linage de David, aunque lo ponga aquí en la embaxada, mas quando fabla del linage

llámale a Josep «fijo de Helí»51; mas sant Matheo llámale a Josep vuestro esposo «fijo de

Jacob»52, e aqueste sant Matheo texe el linage natural e verdadero de Josep. No pudo tener

dos padres: quedo en duda de quál destos evangelistas es la más çierta sentençia. Vuestra

Merçed me la certifique.

La Virgen

Dime, que gozes Condessa, ¿este argumento fezístelo de tuyo o quiçá lo buscaste53

con algúnd letrado tuyo?

La Condessa

Muy esclarescida Virgen, yo tengo muchos libros e los santos Evangelios, |[117v] en

que leo algunas vezes; e contésçeme mirar en algunas cosas destas. E como sea ygnorante,

la lecçión me trahe duda. Quanto más, muy grand Señora, que muchas vezes oyo en la

50 Se trata de la antífona in laudes para la fiesta in Nativitate beatæ Mariæ Virginis: «Nativitas gloriosæ virginis Mariæ ex

semine Abrahae, orta de tribu Juda, clara ex stirpe David; cujus vita inclyta cunctas illustrat Ecclesias» (Hesbert 1968, nº 3850). 51 Cf. Lc 3, 23: «Et ipse Iesus erat incipiens quasi annorum triginta, ut putabatur, filius Ioseph, qui fuit Heli». 52 Mt 1, 16: «Iacob autem genuit Ioseph virum Mariæ». 53 En el manuscrito, fusicaste.

197

fiestas de vuestro Fijo cantar estos Evangelios: el uno en la Navidat, quando cantan los

maytines, a san Mateo; e a sant Luchas en la Fiesta de los Reyes54.

La Virgen responde

Aquellos dos evangelistas çierto creas que ambos dizen la verdat. Sant Matheo

dize el padre de Josep, esposo mío natural e verdadero; sant Lucas, mi secretario, pone el

padre de mi esposo legal e verdadero. E no es inconveniente que un fijo tenga dos padres:

uno nativo e otro adoptivo. Bien puede un varón adoptar fijo natural de otro; mira que

este fijo tiene ya dos padres, uno que lo engendró e otro que lo adoptó. Así Josep, mi

esposo, tuvo dos padres: uno que lo engendró –e aqueste fue Jacob, segúnd dixo sant

Matheo– e otro que le adoptó –que fue Helí, segúnd escrive sant Lucas–. E no es

inconveniente que Josep tenga dos padres. E ten esto por respuesta.

La Condessa

Muy santa Reyna mía, mucho só contenta de tener vuestra muy çierta e vera

respuesta, mas la indigna mi alma no se tiene por contenta.

La Virgen

¿Qué te queda por saber de la presente qüestión que aya de responder por que

quedes satisfecha?

La Condessa

Lo que me trahe duda es cómo sea así que el secretario vuestro, sant Lucas, traya

aquí de la embaxada de cómo el Fijo de Dios avía de tomar carne de la linage de David e

nonbre a Josep desçender de su linage por sola adopçión: no concuerda su escriptura con

el propósito que entiende, ca entiende enformar a los christianos de la linage de Jhesú que

viene de David, e que Josep no sea de su linage real, mas de li- |[118r] nage adoptada de

David.

54 La formulación de la duda de la Condesa delata el origen litúrgico de toda esta parte: el uso de la palabra «lecçión»

nos remite una vez más al breviario. Así, en el Breviarium secundum consuetudiem fratrum ordinis Praedicatorum iuxta acta Capituli generalis Salmanticensis nuper reformatum aparecen varias lectiones para la fiesta de la Natividad de la Virgen tomadas del comentario de San Jerónimo al Evangelio de Mateo que son aprovechadas, a su vez, por Juan López; por ejemplo la que viene a continuación sobre la discordancia entre los evangelistas: «Jacob autem genuit Joseph. Hoc loco objecit nobis Julianus Augustus dissonantiam Evangelistarum, cur evangelista Mattaeus Joseph dixerint filium Jacob: et Lucas eum filium appellarit Heli; non intelligens consuetudinem Scripturam, quod alter secundum naturam, alter secundum Legem ei pater sit» (Eusebii Hieronymi Stridonensis, Commentariorum in Evangelium Matthaei ad Eusebium libri quatuor, I, cap. 1, vers. 16, ed. PL XXVI, 16).

198

Responde la Virgen

Por tú no entender la intençión de los evangelistas as caýdo en esta dubda. Sepas

quel primero evangelista, sant Mateo, huvo prinçipal intento de escrevir cómo el glorioso

Fijo de Dios avía de ser fijo de Abraham e fijo de David, segúnd la carne natural e linage

real, el qual concluye la generaçión del Salvador en Josep, esposo mío. E como Josep no

avía de aver parte en la generaçión del Fijo mío, por tanto sant Matheo concluyó

deziendo: «Jacob engendró a Josep, varón de María, de la qual nasçido es Jhesú que se

llama el ungido»55, a dar a entender que yo era del tribu del qual era Josep, mi esposo, por

la ley que ya te dixe. E por tanto sant Mateo contó las generaçiones naturales,

desçendiendo de los padres a los fijos. Esto avido por verdat no lo niega sant Luchas,

antes lo confirma deziendo que el esposo mío avía nonbre Josep de la casa de David.

Mira bien, Condessa, cómo queda esta letra vera e bien asentada. Mas sant Lucas,

otorgando el dicho vero de sant Matheo, dixo de su entençión e escrivió cómo el

Redenptor de los fijos naturalmente de yra por el pecado original avían, por la muerte e

passión suya e por el santo baptismo en ella fundado, avían de ser fijos adoptivos del muy

alto Dios, por esso sant Luchas es figurado por el toro, el qual sacrificado linpiava al

pueblo. Por tanto, sant Luchas, con esta adoptiva e divinal generaçión, enpeçó en el

baptismo de Jhesú e proseguió las generaçiones adoptivas desde Jhesú a Josep, su padre

no natural, mas legal; e de Josep a Helí, su padre de adopçión e ley, etc. E por esta vía fizo

mençión del padre legal e no del natural; e el evangelista sant Matheo fizo mençión del

padre natural de Josep e no curó del legal. E así quedan ambos los evangelistas concordes

e verdaderos. Puse aquí |[118v] la figura por que mejor lo entiendas56:

El rey David huvo dos fijos entre los otros, que fueron cabeças de dos linages, a

Salomón57 de la línea natural, e Nathan, fijo adoptivo por ley, por las sus altas virtudes e

55 Mt 1, 16. 56 Intento reproducir la tosca disposición gráfica original del árbol genealógico de José. 57 om, interlineado.

Sant Matheo Sant Lucas

David Salomón Natham Matham Mathat Jacob Helý línea línea natural Joseph legal

199

grande santidat. De Salomón desçendió Matham, avuelo natural de mi esposo Josep; e de

Natham, fijo adoptivo de David, desçendió Mathat, avuelo legal del mi esposo Josep.

Mathan, avuelo natural de Josep, e Mathat, avuelo suyo legal, ovieron suçessivamente a

una muger que llamaron Gesta, de la qual Matham huvo a Jacob, padre de Josep natural,

como escrive sant Matheo. E, muerto Matham, casó Gesta con Mathat, [nieto] adoptivo

de David, e conçebió esta a Helí, el qual fue padre legal de Josep, segúnd cuenta sant

Luchas. E aquestos dos, Jacob e Helí, fueron hermanos de su vientre e fijos de dos padres

naturales. E aqueste Helí tomó muger e no huvo fijos della e murió sin fijos; por la ley

huvo Jacob, su hermano, de tomarla por muger para despertar semiente al hermano, e

engendró Jacob a Josep de la muger de su hermano defunto. E fue Josep fijo adoptivo de

Helí, como dixo sant Lucas, e fijo natural de Jacob, como afirma sant Matheo, deziendo:

«Iacob genuit Iosep». Sant Luchas no dixo genuit, mas «Iosep fuit Hely». Mira, Condessa mía,

declarada tu pregunta. Agora di la que quisieres pregunta.

CAPÍTULO VIº

CÓMO PREGUNTA LA DEVOTA CONDESSA DEL NONBRE DE MARÍA

Mui benigna |[119r] mi Señora, fatigo a vuestra Alteza con inportunas preguntas que me

estarían mejor passarlas dissimulando que fazerlas enojando a quien tengo de servir alegre

e plazentera. Vuestra Clemençia perdone a mi nesçia ygnorançia. Muy magnífica mi

Señora, querría saber la causa porqu’el vuestro secretario espressó tan magnifiesto vuestro

nonbre quando dixo «el nonbre de la Virgen, María».

La Virgen responde

Por muchas razones movió el Spíritu Sancto la lengua del evangelista que por sí e

en público nonbrasse a la Virgen, a quien vino el ángel con la embaxada que la llamavan

María. La una, porque Dios la mandó llamar María en la mensagería de su conçepçión; la

segunda, que los parientes suyos así le posieron nonbre en la su religión, quiere dezir en su

expiaçión; lo terçero, que María se llamava en su conversaçión; lo quarto, por los

misterios de su liberaçión.

La Condessa pregunta

200

Muy veneranda Virgen María, no cesse vuestra Señoría dezir del nonbre vuestro

glorioso sobre todos los nonbres de las mugeres, de los ángeles muy loada, a los honbres

honorable, a los demonios terrible e espantable. Ca este nombre, María, es açúcar

dulçíssimo en la boca de todos los vuestros devotos. Es melodía suavíssima en la oreja,

gozo e alegría en el alma. Diga la grande mi Señora del su glorioso nonbre alguna dulçe

doctrina e oyrá la su humillde servidora e averlo ha por disçiplina.

Responde la gloriosa Virgen de çinco prerrogativas e ofiçios de çinco letras del su nonbre, María

Çinco prerrogativas propias mías son ençerradas en el mi nonbre, María,

entendidas en çinco letras suyas; e cada qual contiene la suya. En la primera letra, m, se

entiende que yo só madre de vuestra consolaçión. En la segunda letra, a58, se |[119v]

demuestra que yo só abogada de vuestra acusaçión. En la terçera letra, r, se declara que yo

só regla de vuestra justificaçión. Por la letra quarta, i, se magnifiesta que yo só instituyda

para vuestra salvaçión. Por la quinta letra, a, se explana que yo só aseñalada por paz

vuestra e unión.

Mira, Condessa devota, del nonbre mío quán aperçibida e brevemente te fablé las

exçellençias e nobles ofiçios míos encluydos en las letras del mi nonbre constituyente,

María.

Cómo la duquessa59 suplica a la Virgen le relate las exçellençias de los ofiçios de su nonbre, María

¡O, gloriosa María sobre todas las hembras! ¡O60, graçiosa sobre todas las mugeres,

María! ¡O, exçellente María sobre todas las vírgines! ¡O, María virtuosa sobre todas las

Marías! A pie seco e enxuto avía de passar vuestra Merçed al piélago sin pie de vuestras

piedades, al grand piélago sin suelo de vuestra dignidades, al abismo sin medida de

vuestras bondades, en vuestro nonbre, María, todas athesoradas, pues ¿quién las

entenderá si vuestra Merçed las calla? ¿E quién las conosçerá si vuestra Alteza no fabla, ni

quién las loará si no las entendiere, ni quién las amará si las no conosçiere? Abra la mi

Señora la boca suya e declare los secretos de los asomados e a mí muy desseados notables

del muy graçioso nonbre vuestro, María, numerados e por orden señalados. No me dexen

ascuras vuestros resplandores ni vuestros fulgores en teniebra. La claridat de vuestras

palabras alunbrará mi oscuridat e dará clara luz a las teniebras de mi ygnorançia. Diga la

mi Sobreeñora e oyrá la su servidora.

58 En este punto el copista se percata de que se ha adelantado en una letra y rectifica: en la segunda letra .r. se declara que

yo so regla de vuestra. 59 Como en el fol. 78v, doña Leonor aparece citada como duquesa; pero mientras en el caso anterior es la Virgen la

que le adjudica tal título, ahora aparece en la rúbrica. 60 En el original, .a.

201

Prosigue la Virgen los exçellentes ofiçios de las letras de su nonbre

Gana huve e voluntad de te conplazer, mas quise primero despertar tu devoçión e

fazerte saber quánto era el fervor |[120r] de la dilecçión que avías al mi noble penthagramaton,

que quiere dezir de las çinco letras. E por entender el amor tuyo al nonbre glorioso mío

declararé los ofiçios quel Señor me encomendó a provecho tuyo e de todos los devotos

míos en cada letra.

El ofiçio primero es que, así como plugo al muy alto Señor Dios que yo fuesse

madre natural del su Fijo soberano, así me constituyó que fuesse madre spiritual de todo

el pueblo christiano. El qual ofiçio maternal se incluye en la letra primera, que es m. Esta

letra m es señal que só yo madre e, como este nombre mater tiene çinco letras, así yo tengo

çinco ofiçios de madre açerca de los mis devotos, segúnd çinco ethimologías maternales.

Es la primera ethimología mater, quasi manu tergens reos; quiere dezir que la madre

con la mano tirgue e alinpia a los reos e culpados. E así como madre alimpio los

pecadores de sus viçios e torpedades, infamias e malas costrumbres, como suele la madre

alinpiar los fijos suyos quando se ensuzian, así yo alimpio a los que se me obligan e sus

viçios me explanan e me llaman en sus males.

La segunda explanaçión es mater, quasi manu tenens regia; quiere dezir que tengo a los

fijos míos con mano real que no cayan; e si cayeren, reçíbolos en mi mano que no se

fieran. E si por ventura cayeren sin me requerir quando me llaman, con mi real mano

luego los levanto e del poder del enemigo con mano real los libro; e sy los quiere

arrebatar, con la mano mía real todavía los defiendo.

La terçera explanaçión es mater, quasi mantello tella repelens; quiere dezir que yo,

como madre, con mi manto los dardos e saetas del diablo alanço e les resisto. Contesçe

que el enemigo a los devotos míos, con invidia |[120v] que les ha, agora les enbía lanças de

sobervia, agora azconas de avariçia, agora espingardas de ira, agora colebretas de luxuria,

agora plomadas de acidia, agora saetas de gula, a las quales armas yo pongo escudo de mi

manto por que no les empezcan61.

La quarta ethimología es mater, quasi manu tenens reges; quiere dezir que como

madre62 con la mano tengo los reyes. Reyes aquí son los que biven bien e se rigen. Así

como los pecadores defectuosos han menester mi mano para se levantar, así los justos e

bien regidos han menester mi mano para poder estar e perseverar en su buen regimiento.

La quinta ethimología es mater, quasi mamis terneros rigans; quiere dezir que yo con

las mamillas e pechos míos roçío e refresco los paladares tristes e amargosos de los mis

devotos, ca mis pechos e entrañas son llenas de dulçura e de piedat. Ca [de] su llenura

resçiben todos los tristes consolaçión, los perseguidos defensión, los fallesçidos

reparaçión, los perdidos recuperaçión, los captivos redempçión e los pecadores perdón,

61 El original pone espezcan, pero el sentido pide el verbo empecer ‘dañar’. 62 En el manuscrito, la madre.

202

los justos conversaçión, etc. Mira, Condessa devota mía, si la primera letra de mi nonbre,

que es m, cómo demuestra que yo só madre piadosa.

La Condessa

¡O, mi amorosa madre, con tu mano terge e pule el orín, fumo e follín63 de la rea

conçiençia mía! Tú, mi Madre piadosa, con tu mano64 me tengas e retengas, mi flaqueza

no caya de tu graçia, ni me arriedre de tu guarda. Madre mía vigorosa, de tu manto me

cobija e ampara por merçed de las saetas e dardos del enemigo. O, Madre muy piadosa, so

tu mano me conserva que biva virtuosa que no ofenda en cosa ni yerre contra ti. Madre

mía dulçorosa, quel açúcar más sabrosa, de tus mamillas delectables riega, |[121r] Virgen, e

roçía de tu leche de dulçura mis trabajos e afanes; melica mi amargura, alegrando mi

tristura. Cantaré yo a ti la cántica del vuestro verso: «O, Madre, Madre de graçia, Madre de

misericordia, muéstrate ser madre; por ti resçibe mis ruegos el que sufrió ser Fijo tuyo».

Cómo declara la Virgen çinco exçellençias de la segunda letra, a, del nombre María

Oye, fija mía, e la tu oreja inclyna e dezirte he cómo yo só abogada presta e

acuçiosa de vuestra acusaçión, el qual ofiçio está ascondido en la segunda letra del nonbre

mío, que es a. Escucha e fallarás las condiçiones del buen abogado en la mi advocaçía, las

quales son çinco, ençerradas en la letra segunda del mi nonbre.

El abogado ha de ser potente, que no aya temor, e sapiente, que no caya en herror;

ha de ser al juez e a los ofiçiales açepto e graçioso, en la audiençia presto e acuçioso; a su

cliéntulo, dulçe e piadoso. Todas estas çinco condiçiones en mi influyó el glorioso Criador

quando me fizo abogada del mundo pecador. Dios Padre me fizo poderosa e que no

toviesse qué temer, ca el Rey de los fijos de su horma, que es Leviatán o Sathán, es tan

fuerte e tan poderoso que no avía poder sobre la tierra que se le ygualasse, mas yo con mi

pie la cabeça le quebré. E así teme a mí como temen los flacos a la haz ordenada de los

armados, pues el diablo acusador de los tus hermanos a la presençia mía luego fuye

confondido de la cara del juez. Del mi poder escrive el Sabio quando dize en mi perssona:

«En Jherusalem es el poder mío»65.

De un enxemplo que contesçió a un grande pecador

63 En el original, follim. 64 A continuación, reas. 65 Eccli 24, 15: «Et in Ierusalem potestas mea».

203

Uno en66 sueños fue arrebatado con los ángeles e traýdo a juyzio delante del Juez e

Fijo mío. E aquel mal enemigo, vezino del infierno, insistía contra él por quatro

alegaçiones que aquel reo era suyo. La primera prueva que |[121v] era fue por derecho de

instrumento, que el mesmo Juez avía dictado e ya fuera edicto, quando dixo: «En

qualquier hora que d’él comiéredes muerte moriredes; pues como este sea del linage de

aquel, este reo, pues así es, mío es. Por aquel instrumento público e muerte perpetua

morir deve». Yo entonçe respondí que el acusador lo falsificara quando mudó el rescripto

escriviendo entre renglones nequaquem moriemini. E do avía de dezir «moriréys», él

entrepuso «en ninguna manera moriréys». E por tanto el actor no solamente dever ser

repelido, mas aun punido así como falsario.

La segunda provó que era suyo por perscripçión, porque lo avía en siervo

poseýdo. A la qual respondí que aquella posessión siempre fuera interrupta e no corría

perscripçión, ca el reo siempre murmurava que a tan cruel señor servía. E así quedó

convicto en la prueva.

La terçera alegaçión, que devía el reo ser suyo e ser demergido en el infierno por la

propiedat del pecado, porque el pecado es muy pesado e siempre lieva al abismo e a la

fondura del infierno. A esta le respondí que la passión e pena del mi Fijo Jhesú Christo

fue de mayor presçio e pesso que los pecados de todo el mundo, en cuya passión e muerte

puso toda su esperança. E así quedó confuso el actor en su provança.

La quarta alegaçión, dixo que era suyo por quanto sus males pujavan mucha a sus

bienes en número e mérito, en cantidad e qualidat. Entonçe, a mandamiento del Juez,

traxieron una valança e, como la escudilla do posieron los males pessase más que la de los

bienes, puse mano allí do eran los pocos bienes e traxe ayuso la valança.

Entonçe el diablo fuyó confuso e magnifiesto convicto en la demanda. Aquel reo

despertó e corrigió su vida e acabó en buena fin. Mira có- |[122r] mo el mi poder defendió

al dicho reo de falsario acusador. El Fijo mío me fizo sapiente que no cayesse en error,

mas que sabiamente sopiesse alegar por los ygnaros pecadores, como la sabia tecuana

avogó por Absalón67.

La Condessa

Diga vuestra Prudençia las razones dessa sabia por me fazer grand merçed.

La Virgen

Absalón, sobre convite que fizo a sus hermanos fijos del rey David, mató a Amón,

su carillo, porque avía conosçido a su hermana Thamar. E fue el padre contra Absalón

bravamente muy yrado; e una muger discreta vino al rey después de muchos días a

66 En el original, es. 67 Cf. 1 Sam 14.

204

ganarle68 perdón. E alegándole razones, reconçilió muy sabiamente al fijo con el padre,

inpetrándole perdón69.

Esta manera tengo yo con el señor Rey, mi Fijo, el qual deve perdonar a los tristes

pecadores alegando por su parte las razones que se siguen. Todos morimos e, quasi las

aguas e lluvias, somos derramados sobre la tierra, las quales jamás tornan. Yo le alego

primera general emfermedat, deziendo: «Todos morimos; mira miserable generalidat e

contumidat que no çessa, así como las aguas derramadas en tierra; e la yrrenobilidat que

jamás tornan, ca el honbre es spíritu que va e nunca torna». E quando el Fijo mío oe mis

razones, reconçilia consigo a los pecadores.

El Spíritu Santo me fizo açepta e graçiosa al Juez e a todos sus ofiçiales; no es

provechoso el avogado odioso ni es ydóneo en la audiençia que lo aborresçe. Yo só

graçiosa al Padre que sobre todas me escogió; graçiosa al Fijo, que por madre me tomó;

graçiosa al Spíritu Santo, que su templo me establesçió; graçiosa a los patriarchas, que

primero me figuraron; graçiosa a los profetas, que me antes pronunçiaron; graçiosa a los

santos, |[122v] que todos me publicaron; graçiosa a los ángeles, que mucho me honraron; a

todo el mundo graçiosa, que por abogada me asignaron.

E deve ser el abogado acuçioso e diligente, ca perdersse hía la causa por abogado

negligente. El profeta David dixo de mí al Señor: «Presente estuvo la Reyna a las diestras

tuyas»70. Mira quánta diligençia, que ni un momento me aparto de las diestras del Juez en

vestidura de oro. Mira la potençia mía en quanto reyna, e diligençia en quanto estó a la

diestra, e sapiençia en quanto vestida de oro. Los santos son coronados por la sabidoría

de su cabeça de oro, mas ninguno es vestido de sabidoría como yo, en cuyo vientre moró

la sapiençia de Dios seys días sobre nueve meses. E dize más: «Çercada de diverssidat»71.

Estos son los estados de los santos e coros angélicos. Mira quánta reverençia e honor me

catan las cortes del grand Juez, comigo siempre asistente, al Juez abogada diligente.

Deve, asimesmo, ser el abogado piadoso. Sepas que los abogados d’Él, quanto a

la72 misericordia e piadat, son figurados por las olivas de los huertos que a vosotros,

pecadores, quasi siempre son çerradas, mas yo, sobre todos, só ensalçada73 como la oliva

en los campos espeçiosa e fermosa; yo a todos socorro, a todos ayudo, a todos amparo, a

todos libro e salvo, todos han parte en mí –buenos e malos, justos e pecadores–, como en

la oliva sola en la campiña. E baste esto de la segunda letra.

Cómo la Condessa se congraçia a la Virgen piadosa

68 Así en el original, quizá mejor: a ganar el perdón. 69 Se lee todo el episodio en 2 Reg 13 y 14, 1-24. 70 Ps 44, 10. 71 Ps 44, 10: «Astitit regina a dextris tuis in vestitu deaurato, circumdata varietate». 72 El manuscrito repite ala. 73 En el original, ensançada.

205

O, sabia, esmerada e sobre los abogados preçiosíssima esmeralda, vós ayudáys a

todos segúnd se demuestra por infinitos experimentos que han ya passado. Perssonas de

muchos estados ¿quién vos llamó e no respondistes? ¿Quién vos pedió e no le distes?

¿Quién a vos clamó e no le acorristes? Por çierto, ninguno. Pu- |[123r] es calle e no

publique la misericordia vuestra, o, Virgen tan pía, quien en su nesçessidat vos llamase e le

fallesçistes. Vós ayudáys a todos periglos e nesçesidades; vos en el fuego, vos en el ayre,

vos en el agua, vos en la tierra; vos en los sanctos74, en los caminos, vos en poblados, vos

en los campos; vos en los çielos, vos en los infiernos acogéys e ayudáys, salváys e libráys.

No es quien escape de vuestra Merçed e no aya parte de vuestra misericordia. A vos sola

Reyna, mi Sobreseñora, resçibo por sabia, prudente e letrada e mi abogada muy poderosa

e muy graçiosa, a todos mis males e nesçessidades razonadora muy piadosa.

Cómo prosigue la Virgen del ofiçio de la terçera letra de su nonbre, María

En la letra terçera, r, del nonbre mío se encluye el mi ofiçio terçero quel mi Señor

Dios me encomendó sobr’el cathólico pueblo suyo, el qual ofiçio es que yo sea reglante

vuestra justificaçión. E mira cómo lo declaro. Sepas, buena Condessa, que en todos

linages de las cosas puso en cada uno el Señor Dios un prinçipio por el qual se miden

todas las75 cosas de aquel linage. Enxemplo: el fuego es prinçipio de todos los

conplexionados calientes, e por esso los médicos dizen tal espeçia es caliente en grado

primero, tal en segundo, tal en terçero, tal en quarto. E otras melezinas o yervas o

espeçias, si las podiesse el tacto adjudicar76, aun daría [a] ti más altos grados, mas no

pueden sentiblemente dar grado entre pimienta, gengibre e clavos, etc.; mas çierto es en

cada grado de aquellos grados quatro á más e menos aunque no sensible e gruessamente.

Así de los fríos, de los secos e de los húmidos conplexionados, cuyos prinçipios son los

quatro elementos, quanto la cosa más se allega a su prinçipio tanto más partiçipa de su

propiedat.

Así puedes entender en lo spiritual. Dios es somerano Bien, |[123v] pues diremos

que tanto la cosa es más buena quanto más a Dios se allega. E por tanto la gerarchía más

baxa es buena, mas la mediana es mejor, más óptima e muy más mejor es la terçera e

soberana. Asimesmo los ángeles son buenos en un grado; los prinçipados, en dos; las

potestades..., e así sobiendo fasta los serafines; e aun en cada orden á un soberano al qual

los ángeles de aquella orden se miden, que el ángel más alongado es la menor bondat e el

más alto la mayor, etc. Veniendo al propósito, así como Dios dio un enxemplo de

74 En el original sanctos, con un punto debajo de la o. Se trata de una mala lectura de alguna palabra o, más

probablemente, de un error en la copia pues también falta a continuación el pronombre sujeto vos, que sí aparece en el resto de los términos de la serie. La palabra que aparece no tiene ningún sentido formando pareja con caminos, según la serie enumerativa en la que se incluye, aunque resulta más complicado saber qué palabra o palabras faltan; tiene que ser alguna que contraste con caminos, quizá posada.

75 Repetido, las. 76 En el original, dajudicar.

206

penitençia por el qual los pecadores se reglassen a fazer penitençia e dio un acatamiento

de obediençia por el qual se rigiessen los servidores, así dio un espejo de ynoçençia por el

qual se mediessen los obradores: dio la Magdalena Dios a los penitentes; al mi Señor Fijo

dio a los obedientes; a mí dio por espejo de los ynoçentes.

Deves saber que la ynoçençia se alcança por justificaçión e santificaçión en el

santo baptismo, la qual se pierde con procuraçión del enemigo o se inpide que no se

alcançe. E como no fue criatura pura humana que ygnoçençia esta tan aýna e tan

copiosamente por justificaçión e santificaçión de previlegio espeçial ni tan éntrega la

guardasse de prinçipio como yo, por tanto te dixe que yo era puesta en la gloria por claro

espejo de ynoçençia e regla de justificaçión, la qual justificaçión está en estas cosas

conservantes la ygnoçençia, e son siete. La primera es guardar a Dios obediençia; la

segunda, al superior e mayor reverençia; al ygual, paz y concordia; al inferior, correpçión e

disçiplina o castigo; a los enemigos, paçiençia; a los míseros, clemençia; a sí mesmo,

santimonia. Quanto cada una destas cosas más alcançará, tanto a mí –so regla de justa

inoçençia– partiçipará e tanto más justo e ygnoçente será, ca |[124r] ninguno puede

enderesçar su vida si no mira a la regla como en espejo. E aqueste ofiçio es el mío en la

terçera letra, r, incluydo, es a saber, que sea regla de vuestra justificaçión.

La Condessa

Vos, espejo claríssimo de toda ygnoçençia, enxemplo gratíssimo de toda

penitençia; vos, un acatamiento de obediençia; vos, claríssimo luzero e luz de exçellençia,

a todos soys fecha toda por que todos en vos fallen77 reparo de sus aferes. Plega a la

vuestra ygnoçençia justíssima influyr en mi humillde obedençia e vera penitençia, no

graçiosa como la vuestra, que fue por los pecados agenos, mas nesçessaria e virtuosa por

las culpas propias mías, e me fagáys por la merçed vuestra algúnd tanto ygnoçente.

Cómo la Virgen prosigue del ofiçio de la quarta letra, y, del su nonbre María

En la quarta letra del mi nonbre, que es y, se magnifiesta el quarto ofiçio mío en

ella contenido, el qual es que yo só instituyda para vuestra salvaçión. Mira, Condessa mía,

que yo só el medio de la tierra, en la qual el Salvador del mundo obró vuestra salvaçión,

como dixo mi visavuelo el propheta rey David: «El Señor Dios e rey nuestro obró la

salvaçión en el medio de la tierra»78; esto es, en el vientre mío obró la encarnaçión, por la

qual vino la salvaçión. La carne mía no es dicha carne, mas el medio de la tierra79, como

deziendo: «No es mi carne tierra, mas el medio de la tierra».

77 En el manuscrito, fallem. 78 Ps 73, 12: «Deus autem rex noster ante saecula, operatus est salutem in medio terræ». 79 En el original se lee: mas el medio de la carne; rectifico el error.

207

La Condessa

Señora mía, esso cómo es querría saber, mi gana es mucho de lo conosçer.

La Virgen

Bien crees e conosçes cómo la carne humana de tierra es formada, pues para dar

medio en la natura humana cunple que le asignes dos estremos: uno, que de suyo es puro

e de suyo es santificado; otro, que de suyo es impuro e suzio por pecado. Será luego el

medio no de suyo puro, como el un estremo, |[124v] ni de suyo inpuro, como el otro

estremo, mas por graçia puro e por previlegio santo. El primero estremo es el Verbo

encarnado; el segundo estremo, el honbre nasçido en pecado. Mas el medio de los

estremos es el mi vientre consagrado, el qual no se yguala con el Salvador ni se abaxa con

el pecador, mas tiene el medio por graçia del Señor.

La Condessa

¡O, medio virtuoso que viçio no conoçe! ¡O, vientre graçioso en que Dios, çentro

de todas las cosas, quiso vestirsse de vuestra carne! ¡O, medio de estremos tan contrarios

en que Dios Fijo se armó de las armas de nuestra flaqueza para salvarnos de nuestros

adversarios! Pero, ¿qué cosa puede ser más fuerte e poderosa que dar al medio de la tierra

e virginal que pueda conçebir e parir contra todo derecho natural, e que por la muerte de

la flaca carne pueda revocar la mortal sobervia a la gloria inmortal? Gloria es a vos sin

cabo ser medio tan graçioso de nuestra pública salvaçión.

La Virgen

Oye, Condessa mi devota, cómo en la quinta letra se explana el quinto ofiçio que

yo he en la Christiandat. La letra es a, e yo só aseñalada por paz vuestra e unión, ca yo fue

asignada por sala imperial donde el Mediador se vestió de vuestra carne en semejança de

pecado, aunque sin pecado, adonde80 prinçipió reconçiliando con Dios al honbre e

determinó la contraversia entre el honbre e el demonio, e difinió la discordia entre los

ángeles e los ombres, entre los justos e pecadores, entre los ricos e los pobres, entre las

vírgines e casadas e las biudas desoladas, ca las vírgines dezían que solas eran ellas en

estado de salvaçión, deziendo con Salomón: «Bienaventurada la virgen, ca ella avrá fructo

en acatamiento de las almas santas»81. Las casadas enfingían deziendo que |[125r] solas

80 A continuación subpunteado de. 81 No encuentro la referencia.

208

conplían el mandamiento de Dios, ca dize: «Cresçed e multiplicad e hinchid la tierra»82. La

biudas tenían qué, pues ellas sufrían angustias e tribulaçiones, fatigas e afliçiones, que son

carrera de paraíso, como les dixo sant Pablo: «Por muchas tribulaçiones nos conviene

entrar en el Reyno de los çielos»83.

Mas mi ofiçio es e fue de paçificar e unir aquestas partes adversantes, ca fuy en

estado virginal como la flor de paraýso; yo fuy en estado conjugal, ca Josep fue mi marido

como la rosa entre las flores; fuy biuda e fatigada e muchas vezes atribulada, como lilio

entre espinas. Mira cómo en mí fueron aquellas partes paçificadas e unidas; mira cómo el

secretario mío concluyó veramente la cláusula primera del su libro quando dixo: «El

nonbre de la Virgen era María».

Cómo resume la devota Condessa la cláusula primera del sancto Evangelio

Muy exçellente Señora mía, resumiré de vuestra liçençia la primera cláusula

evangelical e diré con razón: «Embiado es el secretario del Rey çelestial, el mensagero del

Criador, el ángel Gabriel, de Dios a la Hembra, del Alto a la Humill, del Señor a la Ançilla,

del Prínçipe a la Infante, del Fazedor a la Fechura, el Embaxador de la santidat a la

Virgen». E bien diré, çierto, virgen de carne, virgen de mente, virgen de devoçión, virgen

de professión, virgen de religión. Enbiado fue a la Virgen desposada, al viejo Joseph, al

anciano Josep, al cano Josep; por çierto, a Josep el justo, a Josep el honesto, al Josep

virtuoso e casto. E el nonbre de la Virgen dezían María: revera María, madre muy piadosa,

avogada poderosa, reyna graçiosa, infante muy amorosa, ançilla humilldosa, segúnd el

nonbre vuestro tal es el loor vuestro. Diga la grand Señora mía, sabia, discreta e profunda,

cómo pueda enten- |[125v] der la cláusula segunda.

CAPÍTULO VIIº

CÓMO LA VIRGEN FABLA DE LA SEGUNDA CLÁUSULA

Ya oíste, mi buena Condessa, el exordio e prinçipio de la embaxada e preámbulo de la

legaçión, agora es tienpo que oyas cómo se ovo comigo en la saludaçión, por lo qual deves

notar como yo fue moça de pocos años nasçida e flor de mi virginidat, de ninguno tañida,

82 Gen 9, 1: «Crescite, et multiplicamini, et replete terram». 83 Act 14, 21: «Et quoniam per multas tribulationes oportet nos intrare in regnum Dei».

209

fuy ha todos estruendos84 en mi casa retraýda, en mi cámara estava el más tienpo

ascondida, por un espaçio orava e otro tiempo leýa; e después que contemplava, mis

aferes fazía. Yo estando una vegada a la primera vigilia en mi oraçión sola leyendo en la

Biblia una profeçía, súbitamente entró a mí un varón que me dezía una saludaçión, qual

oýdo nunca avía: «Dios te salve, llena de graçia, el Señor contigo, en las mugeres tú

bendicha».

La devota Condessa

Muy maravillada estó, grandíssima Reyna mía, como una puerta çerrada estoviesse,

¿en qué manera pudo entrar aquel mensagero, la puerta çerrada? Ítem, desseo saber con

qué çerimonia fuestes de todo en que aquel ángel vos falló ocupada.

La Virgen responde

Çerca de lo primero, deves saber que yo, leyendo por Ysaýas en los capítulos que

fablan del conçeptu e parto del sancto Mexías de una virgen de la casa de David, empeçé a

pensar quánta graçia e merçed Dios faría a aquella bendicha Virgen, quántas prerrogativas,

exçellençias, dones, previllegios Dios le daría; quán alta, quán exçellente, quán magnífica

sería madre de su padre, engendrante del su criante, madre del su criador, genitrix del su

redemptor: virgen e madre, reyna del çielo e del mundo señora. ¡O, virgen bienaventurada,

o, virgen fadada! ¿Quién fuesse |[126r] digna de mirar tan graçiosa virgen? ¿Quién fuesse

digna de ministrar a tan digníssima virgen? ¿Quién fuesse digna de seguir e aconpañar tan

poderosa virgen? Aquella será señora de las señoras, reyna de las vírgines, emperatriz de

las mugeres. ¡O, mi Dios, dame vida fasta que aquella virgen bendicha venga, guarda mi

vista fasta que mis ojos la vean, guarda mis orejas con que la oya, guarda mis fuerças con

que la sirva de mis mienbros, fazme por tu merçed ydónea e digna de sus serviçios, pues

sobre todas e más que a todas por tuya la escogiste! Mira, Condessa devota mía, en qué

me ocupava a la ora que entrava aquel mensagero.

Cómo la devota Condessa [ensalça] la humilldat de la Virgen

Muy virtuosa, la vuestra Humilldat graçiosa, la vuestra Honestad, ¿e no pensastes

que seríades vós aquella? ¿No presumistes que seríades vós la donzella? ¿No desseastes

que fuéssedes vos aquella donzella e virgen bella que conçibiría e pariría al grand

Salvador? Quanto yo, si fuera que vuestra Alteza, más deseara al Salvador conçebir e parir

que a la virgen, su madre, servir e seguir; más quisiera ser madre que fámula, e señora que

84 Se lee estrumentos con m subpunteada.

210

servidora, e reyna que ançilla. Mas la humilldat vuestra profunda no resçibió de ser

primera ni segunda, mas la última e postrimera.

Responde la gloriosa Virgen

Oye, Condessa, cómo el ángel pudo entrar e de fecho cómo entró. Deves creer e

no dubdes que las paredes, aunque gruessas, no empiden al angélico spíritu si las quisiere

penetrar, mas todas las cosas invisibles le dan lugar e las corporales e todas las cosas rezias

e duras le fazen camino e las penetra quando quisiere; no ha puertas de fierro ni

çerraduras que le enpachen la entrada. E si el ángel entrar pudo de su natura, pero de

corporal criatura no te pienses que entrar podiesse, mas |[126v] el archángel Gabriel con

cara rutilante e vestido corruscante, maravilloso en el mirar e terrible en el andar, en

cuerpo formado del ayre por puerta pudo entrar e entró, aunque çerrada.

La Condessa

Oy, sobre Señora, en dubda me puso vuestra Alteza en la entrada del ángel:

vuestra Merçed dixo que el ángel entró con cuerpo del ayre formado. Pues un cuerpo no

penetra a otro sano, quedante el penetrado, pues ¿cómo el ángel pudo entrar siendo

encorporado?

La Virgen responde

Los elementos todos quatro son dispuestos e ordenados a querer de qualquier

ángel embiado del Señor; entre todos es el ayre para esto más dispuesto. E, porque de

suyo no es visible el spíritu angelical, forma un cuerpo que al negoçio convenga su

apariençia, e aquesto muy en breve, aunque a vos no perçeptible, porque el tiempo

angélico es discreto, indivisible e a nosotros no sensible. E, por ende, Gabriel sin el

cuerpo entró en el mi retrete e súbito se revestió del semblante que vi yo como te dixe

enantes. Luego como entró rutilante de cara e en su ropa corruscante, con movimiento

mirable e aspecto pavorable, corvó sus rodillas e, corvadas sus manos delante su85 pecho,

me saludó en esta manera: «Dios te salve, llena de graçia, el Señor contigo, bendicha tú en

las mugeres»86. Dicho aquesto, tuvo silençio87.

85 En el manuscrito, sus. 86 Lc 1, 28: «Ave gratia plena: Dominus tecum, benedicta tu in mulieribus». 87 Cf. un sermón dialogado, De Annuntiatione, Dominca III, atribuido a san Agustín: «Sed Gabriel ille archangelus, facie

rutilans, veste coruscans, incessu mirabili, aspectu terribili, visitavit et perturbavit me, salutavit et gravidavit, dixitque mihi: Ave, gratia plena, Dominus tecum» (PL 39, col. 2018); también editado como una lección para el oficio de maitines por Cátedra 2005, 610.

211

La Condessa

O, mi graçiosa Sobreseñora, el grand serafín Gabriel, delegado delicado de Dios,

orden de sabio e nunçio discreto guardó teniendo la dicha manera. Por Dios lo embiar

paresçió relunbroso; por quanto era ángel, mostrose espantoso; por ser mensagero, fabló

graçioso; por venir a la Virgen, se mostró humilde; e por quanto fablava con la más

humillde virgen del mundo, que sería en breve Madre de Dios, Señora del çielo, |[127r]

Prinçesa del mundo e de los ángeles todos Reyna muy poderosa, fuele nesçessario corvar

sus rodillas e cruzasse sus manos e vos saludasse con grand reverençia.

Ya de oy adelante devengará vuestra Alteza saludaçión de toda criatura, pues a

vuestra Merçed es devida, ca saludamos a los señores, e vos, vida mía e luz de mis ojos,

soys la señora mía; e por tanto es de razón que humillmente e de rodillas vos saludemos.

E por quanto no es cosa çierta que a la pronunçiaçión de vuestra salvaçión devemos

baxarnos a tierra, pues que por ella el Rey de los çielos desçendía a la tierra, pues qué

maravilla quel gusanillo ponga sus rodillas quando a la dicha saludaçión el grandíssimo

Criador se fizo párvulo servidor, ni es mucho si el hombre se corve, pues se corvó el

ángel, ni es grand cosa fincar las rodillas quando saluda a la Reyna e Madre de Dios.

E saludamos a los amigos, e vos, mi amor e alegría de mi coraçón, soys no

solamente Señora, mas amiga leal. Así vos canta e llama la Christiandat: «Levántate

prestamente, la mi amiga, e vente»; e por lo qual vos, mi Señora, dezides: «Yo só la madre

del fermoso amor», queréys dezir: «Yo só amiga leal que amo fermosamente e a mí deven

los mis amigos fermosamente amor». E porque vós soys tan leal amiga, es razón que vos

saluden devotamente, quiere dezir con pura entençión e cordial atençión; e con afecçión

vos deven siempre saludar.

Como saludamos señores e amigos, tanbién saludamos a los que nos fazen

provechos e benefiçios, pues ¿quién es aquella que tantos benefiçios nos aya procurado ni

tantos dones nos aya dado, como vos, Madre de Dios? Ca convusco nos han venido de

consuna todos los bienes, ca nos vino la redempçión graçiosa, la perfecçión virtuosa, la

conversaçión meritosa e la salvaçión gloriosa. Pues razón lo juzga e justiçia lo sentençia e

vuestra liberal condiçión |[127v] lo adebda que vuestra Merçed sea no una, mas muchas

vezes saludada. Así lo manda Dios a cada uno de nos por el profeta Ysaýas quando dize:

«Toma la guitarra –esta es la saludaçión– e canta muchas vezes e çerca la çibdat»88, esto es,

saludando çerca la gloriosa que sois vós, la piadosa.

Pregunta la devota Condessa

88 Cf. Is 23, 16: «Sume citharam, circui civitatem, meretrix oblivioni tradita: bene cane, frequenta canticum, ut memoria tua sit».

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Muy exçellente Virgen, muy discreta Virgen, muy escogida Virgen, del ángel súbito

visitada, del seraphín humillmente honrada, de Gabriel dulçemente e sabia saludada, ¿qué

vos paresçió de la saludaçión entonçe? ¿Qué sintió vuestro virgíneo coraçón? ¿A quál fin

se movió vuestra casta entençión?

Responde la gloriosa Virgem

Sepas, Condessa mía devota, que las vírgines castas que a Dios dan sus amores

mucho se asconden de la vista de los honbres e han sobresaltos e pavores si solas se fallan

con los varones. E como yo viesse al ángel en semblante tan graçioso, de gesto mucho

fermoso, de ropas tan relunbroso, poner tan humilde rodillas en tierra solo comigo, creas

que huve pavor e arredreme con temor, e fuy turbada de su fabla e callé con discreçión,

acabada su razón. E pensé en el loor que de parte del Señor me dixo quando así me

bendixo por alta salutaçión; e no temiera de su presençia ni pavoresçiera de su reluzençia

si no me fablara con tal reverençia ni me loara con tal bendiçión, ca el ángel muchas vezes

visitava e comigo a vezes fablava, el ángel me ministrava, con el ángel bien conversava, no

empero con tan clara presençia, ni me servía con tal reverençia, ni me saludava de tal

eminençia. Mas la novedat del tracto secreto e solepnidat del nunçio discreto e la dignidat

e loor tan perfecto me fizo turbar que huve a pensar qué tal sería su saludaçión. E así lo

escrive el mi secretario: «La qual Virgen María, como oyesse, turbosse en la fabla d’él |[128r]

e coydava qué saludaçión sería esta»89.

Pregunta la devota Condessa

O, gloriosa e discretíssima Virgen, como el vuestro evangelista no se tuvo cura de

nos dexar memorial de escriptura e de nuestro no lo podemos adevinar lo que vuestra

prudençia pudo ymaginar çerca de aquella saludaçión, este bien me fazed por me fazer

merçed, ¿qué pensaste? ¿Por qué vos turbastes de tan alta saludaçión?

Responde la Virgen a la Condessa

En dos artículos partiré la respuesta que me pides. En el primero, te diré çiertas

causas porque me turbé en aquella saludaçión; en el segundo, te fablaré las cosas que

coydé durante la turbaçión. Çerca del primero, pon en mis dichos tus mientes e mira qué

significa turbada en esta presente fabla. Nota qué dize, mas no perturbada. E turbada

quier dezir, por novedat de tan grand cosa, suspenssa o descolgada e movida de grande

admiraçión, ca oyendo nueva forma de saludaçión, ca yo no sabía qué90 quería el ángel

89 Lc 1, 29: «Quæ cum audisset, turbata est in sermone eius, et cogitabat qualis esset ista salutatio». 90 El manuscrito repite que y anula el segundo.

213

significar por ella, por lo qual yo pensava qué saludaçión sería aquella. Ítem, turbada

quiere dezir vergonçada, ca como fuesse virgen, por la nueva manera de fablar del ángel,

huve vergüença d’él e devía aver la vergonçosa por quanto era virgen pavor por el

inopinato caso. E penssé qué saludaçión aquella sería, ca, aunque avergonçé e entendí que

el ave era mudado el nonbre de Eva, e por quanto Dios me fiziera virgen prudente, no

pude súbito vençida ser del vergonçoso pavor, mas avisada por alto consejo coydava que

tal sería aquella saludaçión qual nueva no ante oýda ¡Quán provechosa, quán maravillosa,

quán dulçe e quánd suave fue aquella mi saludaçión! Porque entonçe se cumplía aquella

profeçía: «La tierra movida –esto es, María turbada– es e los çielos; lançaron roçío de la

cara de Dios de Sinaý»91. Este fue el roçío que |[128v] Ysaýas pedía deziendo: «Roçiad de

arriba los çielos e la tierra»92, esto es: «María, turbada, engendre al Salvador». Ítem, fuy

turbada mas no conturbada93, esto es, no fuy conturbada94 del todo, mas aunque callé

entonçe, cuydé qué saludaçión aquella sería ni usada ni acostunbrada.

La devota Condessa

Muy gloriosa Virgem, no dexe vuestra discreçión por olvido las razones de vuestra

turbaçión, como prometió vuestra Alteza, mas callolas vuestra Merçed por saber si yo

pornía las mientes en lo que dezía vuestra muy alta Señoría.

La Virgen

Aunque no fuera como dizes, no me quedavan olvidadas las que esperavas

razones, mas, quando mis dichos atajaste, llegava la ora de las dezir. Primero convenía

fablarte en qué manera fuy turbada e luego en continente porné las maneras de mi

turbaçión.

La primera razón fue porque me vi loar, ca propio es de los humilldes aver

vergüença de sus loores e quando alaban sus virtudes, como todos quasi se delecten en

sus loores e con plazer oyan las exçellençias de sus virtudes; e, por ende, yo no altiva ni

alegrada mas vergonçosa e turbada me sentí quando a95 el ángel tan altos e nuevos loores

oý dezir de mí. Mira qué contesçió al Dios mío e Fijo mío quando los judíos dixieron el

día de Ramos que querían ver a Jhesú; luego, como Filipo lo dixo al mi Fijo, todo se

comovió e dixo: «Agora viene la hora que se ha clarificado el Fijo de la Virgen»96. E como

pediesse al Padre clarificaçión, luego le respondió el Padre, diziendo: «Yo te clarifiqué e

91 Ps 67, 9: «Terra mota est, etenim caeli distillaverunt, a facie Dei Sinai, a facie Dei Israel». 92 Is 45, 8: «Rorate, caeli, desuper, et nubes pluant iustum; aperiatur terra, et germinet Salvatorem». 93 mas no conturbada, aparece añadido al margen. 94 con-, añadido posteriormente. 95 a, interlineado. 96 Io 12, 23: «Venit hora, ut clarificetur Filius hominis».

214

otra vez te clarificaré»97. En pos destos loables loores dixo el glorioso Fijo mío: «Agora la

mi ánima es turbada»98; la vera humilldat suya le fizo turbar, oyendo sus loores. Mira que

los humilldes no pueden sin vergüença oýr de sus loores ni han gana que loen sus

virtudes. |[129r]

La segunda razón, como yo fuesse complida de Espíritu Santo e complimiento de

la graçia no podía ser estante la Ley vieja en su virtud e vigor, porque la Ley antigua a

ninguno traxo a perfección, huve razón de me maravillar e de pensar cómo me dixo graçia

plena o llena de graçia.

La razón terçera, por quanto me llamó bendicha entre las mugeres. Como yo

desseasse ser bendicha entre las vírgines, por tanto pensava qué saludaçión sería esta que

del comienço paresçía suspecha, lo qual paresçió en la promessa del Fijo quel ángel me

fizo, que no pude sofrir que no le dixiesse: «¿Cómo puede ser esso fecho que no tracto de

varón, etc.»99. La quarta razón, como yo bien sopiesse que las mugeres todas eran maldichas en

doña Eva, nuestra madre primera, pensava qué saludaçión sería aquella en que me dezía

muger e bendicha.

La quinta razón, por quanto yo, saludada, me sintiesse obligada a responder,

turbeme, pues me forçavan aquel silençio en mis oraçiones e contenplaçiones muy amado

que lo oviesse entrerromper e de çessar de lo que enpeçara leer, lo qual paresçe que cortés

ya era el ángel fablar dos vezes que yo respondiesse una.

La Condessa

Muy discreta e prudentíssima Virgen, ¿quién vos pudo fazer fuerça que

ronpiéssedes el silençio?

La Virgen

La santa Escriptura, que defiende no responder al saludante, quando dize: «Ave

vergüença de callar o no responder»100; ítem, dize: «No dobles tu palabra en la oraçión»101.

Dévese102 la palabra tornar de prinçipio la oraçión.

La sesta razón, suelen las vírgines temerosas, aun en lo seguro, no ser seguras e en

lo tranquilo aver miedo; e como yo fuesse virgen moçuela, que mi tesoro tenía en flaco

97 Io 12, 28: «Et clarificavi, et iterum clarificabo». 98 Io 12, 27: «Nunc anima mea turbata est». 99 Lc 1, 34: «Dixit autem Maria ad angelum: Quomodo fiet istud, quoniam virum non cognosco?». 100 Cf. Eccli 41, 25: «Erubescite [...] a salutantibus de silentio». 101 Eccli 7, 15: «Et non iteres verbum in oratione tua». 102 En el original, doblesse.

215

vaso, temía de lo perder, ca no se podía recobrar, fueme forçado de temer porque lo

pensé perder103. |[129v]

La Condessa

¿Qué tesoro tan preçioso era el vuestro, o grandíssima mi Señora, que tanto

temistes de la perder?

La Virgen

La virginidat de grand pureza que yo a Dios votado avía; essa era mi riqueza e muy

rica joya mía.

La Condessa

Si fuesse la virginidat de muy rico presçio, no la ternía la moçedat en tanto

despreçio; por una sola mançana o por sortija o texillo, virgen muy loçana dexa taladrar el

sillo. E así moças e moços, que son vírgines enteros, sin joyas e sin dineros se despojan en

retoços, pues si supiessen el grand daño que resçiben, casando no sofrirían tal engaño de

los que andan tratando.

La Virgen responde

Más preçia el puerco la hez o el çieno que la flor, mas es la mejor e de más pujante

preçio104; topa el gallo con un grano o escarva una perla: al grano echa mano, a la perla no

quiere vella. No está el preçio de la virginidat a juyzio de la moçedat ni de los puercos

enlodados ni de los locos enamorados, mas deven dar del preçio tanto quanto plaze al

Spíritu Santo, darle tal peso e tal mesura qual ge la da la Escritura.

La Condessa

Mi Sobreseñora e Reyna mía, plega a la vuestra puríssima virginidat de me querer

çertificar por alguna auctoridat que señale el preçio e valor de la virginal continençia, no

porque a vuestros dichos yo no dé firme creençia e a vuestro responder graçioso, mas

porque mi coraçón quede en mayor reposo.

La Virgen responde

103 En el original, temer. 104 En el manuscrito, preçioso.

216

El devoto apóstolo Paulo entre las vírgines una perla dixo: «La virginida[t] en

infingidos vasos flacos e de barro tenemos»105; este tesoro le llamó. Dixo más: «Los que

castamente biven, tenplo son de Dios e el Spíritu Santo mora en ellos»106. Mira que la

virginidat retrete e tálamo es de Dios, ¿pues qué preçio puedes estimar al tálamo de Dios,

al templo de Dios e silla? |[130r] Çessa de estimar e piénsate maravillar de su presçio e valor.

Mira qué dixo Salomón de la casta virginidat: «Más es presçiosa que todas las riquezas e

todas las cosas que deseadas son; no se le pueden comparar»107. Dixo el Sabio de

Jherusalén: «No es digno todo peso de las cosas corporales –en preçio e valor pesadas–,

no son de peso digno al alma continente»108; no dize al cuerpo continente, que son los

vírgines porquerones e los que se esperan de casar, mas al ánima continente que ha

continençia virtual e pureza cordial. Los que tal pureza aman, estos son los que se llaman

veramente vírgines.

La Condessa

Plazerá a la exçellençia de vuestra magnifiçençia que diga un poco congratulando a

la muy razonable turbaçión, tartamudeando la ygnorançia mía de la clemençia vuestra,

tomando osadía que podría yo presumir de aseñalar la séptima causa porque se turbe

vuestra Señoría.

La Virgen

A mí plaze mucho la oses dezir e só muy gozosa de ti la oýr. E no solo la séptima,

mas aun la déçima, si dezir la quieres, la oyré.

La Condessa

Aquellas quatro tan altas palabras de la saludaçión quel ángel dixo vos turbaron

vuestra alma por no vos ser çiertas, si eran passadas o por venir o si corrían a la sazón

quel ángel vos dixo la saludaçión. E por lo qual no fue de yra ni saña vuestra turbaçión ni

de dolor alguno, mas de la duda algúnd pavor e de admiraçión. E fue doble vuestra

vergüença: la una, que con el ángel sola vos fallastes; la otra, que tantos e tales loores

oýstes de vos, la Virgen muy humildosa. El vuestro temor tanbién fue doble109: el uno, por

105 Cf. II Cor 4, 7. 106 I Cor 3, 16: «Nescitis quia templum Dei estis, et Spiritus Dei habitat in vobis?». 107 Cf. Sap 7, 8-9: «Et divitias nihil esse duxi in comparatione illius. Nec comparavi illi lapidem pretiosum, quoniam omne aurum in

comparatione illius arena este exigua». 108 Eccli 26, 20: «Omnis autem ponderatio non est digna continentis animæ». 109 Falta el segundo miembro.

217

la presençia angelical, a la qual siempre teme la flaqueza de la natura humanal. Destas

cosas suso dichas a vuestra gloria virginal nasçieron tres virtudes: vergüença virginal, en

quanto fuestes turbada; fortale- |[130v] za cordial en quanto no fuestes perturbada, ca

podistes deliberar e pensar; e grand prudençia en la su deliberaçión. Plega, Señora, a la

vuestra Merçed de me declarar aquellos loores que oýstes cómo los disçernistes, quándo

los comedistes.

Cómo dize la Virgen del párrafo primero en quanto dize ave

Lo que yo pensava quando callava a la saludaçión del ángel, duquesa devota mía,

en quatro párrafos te lo diré segúnd quatro loores que Gabriel ángel me propuso,

humillmente me saludando. El primero párrafo del loor primero fue110 quando le oý dezir

ave. Çierto es que essas letras son en ave que en eva porque la media letra, v, está entre

a.v.e: si la a se pone delante, dize ave; si se pone delante la e111, dize eva. E aqueste

nonbre, Eva, es nonbre de malediçión, de dapño e perdiçión; ca, después que pecó e fue

maldicha, le fue puesto este nombre, Eva, que quiere dezir ve112, coyta, miseria e madre de

todos los vivientes. Pensava yo que, como fuesse fija de Eva –que era fija de ve e de

miseria–, que quería el ángel dezir quando me dixo ave –que quiere dezir sin ve– cómo yo,

fija de ve, podría ser sin ve; yo, fija de la culpa, podía ser sin culpa; yo, fija de la coyta,

podía ser sin coyta; e cómo yo, fija de dapnaçión, podía ser sin dapnaçión. Por esso

pensava, como yo fuesse fija de ve, cómo el ángel me entendió sin ve quando me dixo

ave.

La Condessa

¡O, Virgen bien fadada, o bienaventurada! Con la mucha humildat vuestra no

podistes coydar ni comeder cómo vós érades aquella en la qual empeçava el siglo de la

bendiçión, el siglo de la redempçión; e que érades escogida para ser madre de todos los

creyentes como Eva fue, en la qual |[131r] empeçó el siglo de la maldiçión, el siglo del

captiverio e de presión, la qual fue criada e estable por su madre de todos los vivientes.

Pues no fue maravilla que el ángel dixesse ave a vuestra Merçed, pues érades escogida por

madre de los creyentes de Salvaçión, pues aquella que traxo no[s] fue madre de los

nasçientes en culpa de dapñaçión.

La gloriosa Virgen

110 En el original, ave. 111 Interlineado, la .e. 112 El copista tacha algo antes.

218

Bien fablaste, discreta fija, que nunca pensé ni presumí que podiessen en mí caber

tan grandes loores como oy, pero, después que creý, muchos secretos entendí. Que

quando me dixo ave, me entendió dezir que só fuera, limpia, de todo ve. E deves saber

que tres espeçias ha de ve quanto toca a la culpa, los quales son: ve del alma, ve de la boca

e ve de la obra. Mi sobrino Juan Evangelista destos tres ve dixo en sus Revelaçiones: «Guay,

guay, guay a los morantes sobre la tierra»113. Pues así es, ve o guay a los pecadores por la

culpa del coraçón. Como escrive Ysaýas: «Guay a los que soys profundos de coraçón para

que ascondáys al Señor nuestro consejo»114; esto es, porque los coraçones profundos de

los pecadores sentinas son de los demonios engañadores. ¡O, cómo fue mi coraçón

virginal limpio e puro de todo ve cordial suzio e impuro! E porque fuy apartada siempre

de original e de todo actual pecado e ve, por esso el ángel me dixo ave, ca nunca mi

coraçón fue de viçios latrina ni de los malignos desseos sentina.

El segundo ve, de la boca, de la qual dize Ysaýas: «Ve, guay, a vos que dezís el

bien mal e el mal bien»115; guay de aquellos que por la boca pecan, ca el venino del diablo

trahe so la lengua, segúnd dize David: «Ponçoña de áspidas so las sus lenguas»116. E

quando arredrada fue mi boca siempre de aquesta guaya, como en los aferes míos, no

aparesçió cosa que fuesse torva |[131v] ni vergonçosa en la mi obra. Así en la boca mía

nunca aparesçió palabra loca ni mentirosa, e por tanto no fue en mi lengua fiel de

dragones ni ponçoña de serpientes, mas leche e miel de Spíritu Santo. Leche tuve so la

lengua quando al ángel respondí: «¿Cómo se puede fazer esto?»; e tuve miel so la mi

lengua quando humilde consentí deziendo: «He aquí la ançilla de Dios, a mí se faga

segúnd la tu palabra». E por quanto yo fuy en mi boca muy apartada de tal ve, por esso

me dixo el ángel ave.

El ve terçero es de la obra, por lo que es guaya e ve a los pecadores que caen en

culpa de la obra, de la qual guaya dize el Spíritu Santo: «Ve al doble de coraçón e a los

labios pecadores e a las manos que mal fazen»117; e como yo fuy apartada de tal guaya e ve,

por lo qual me dixo el ángel ave, ca convenía que toda gana e fabla e obra mía fuesse por

previllegio de singular sanctidat, sin todo ve de culpa en coraçón, fabla e operaçión, pues

era escogida para parir al que toda culpa e muerte venía a destruyr. E porque yo fuy quita

e alongada de todo ve, me dixo el ángel ave.

La devota Condessa

Muy quita de toda ve culpable e Virgen muy loable, ¿fue vuestra exçellençia así

quita de pena de guaya o de miseria tan lleneramente como de guaya de culpa?

113 Ap 8, 13: «Vae, vae, vae habitantibus in terra». 114 Is 29, 15: «Vae qui profundi estis corde, ut a Domino abscondatis consilium». 115 Is 5, 20: «Vae qui dicitis malum bonum, et bonum malum». 116 Ps 13, 3: «Venenum aspidum sub labiis eorum». 117 Eccli 2, 14: «Vae duplici corde, et labiis scelestis, et manibus malefacientibus».

219

La Virgen

¿Dizes, Condessa, de la miseria e pena original o de la pena e miseria infernal?

La Condessa

Muy pura sin culpa, mi grand Señora, no de las penas del infierno, mas de las

miserias deste siglo.

La Virgen

Sepas que yo fuy quita de tres guayas miserables, que son dichas generales a todos

los nasçientes, a todas las parientes, a todas las morientes, por razón de aquel ti- |[132r] zón

del pecado original.

El ve primero es a los naçientes enfermante, el qual se llama ve del tizón original,

nasçido con los hombres, que así los enflaquesçe para bien fazer que les faze prestos e

ligeros para lo malo escoger; en tanto que todo nasçido con aquella enfermedat e fómite

original e de sí mesmo llagado puede dezir con Geremías: «Ve o guaya es a mí sobr’el

quebranto mío, péssima es mi llaga»118. Yo diré llanamente: esta enfermedat es mía e sofrir

la he. ¡Ay, ay a los miserables! Ca no solo a los nasçientes adultos nasçe con ellos el ve de

la enfermedat e miseria, a ella los inclinante, mas aun a los niños nasçe el ve de la culpa e

suziedat, a ella los obligante. ¡O, cómo fue mi nasçençia libre e exsenta del ve de los

nasçientes!, que no solo fue quita e arredrada de la culpa original, como ençima te dixe,

mas aun del fómite de miseria e enfermedat inclinante e obligante a mal fazer. Ca deves

saber que más copiosa bendiçión en mí desçendió que no solamente mi conçepçión e

nasçimiento santificó, mas aun de allí adelante toda mi vida de viçio guardó. E porque yo

fuy salva de aqueste ve, por esso el ángel me dixo ave, quiere dezir sin ve.

En el segundo es de las parientes. Es aquel ve de maldiçión original, del qual dixo

a la muy vieja antigua Eva e madre ançiana primera: «En dolor parirás tus fijos, etc.». E

aqueste ve, dolor cruçiante, a muchas preñadas se puede dezir, generalmente lo que el

Señor dixo a algunas espeçialmente: «Ve o guaya a las enpreñantes e parientes en aquellos

días»119. ¡O, cómo fue quito e libre deste ve del dolor cruçiante fue el mi vientre virginal

conçebiendo e pariendo!, ca yo conçebí sin tocamiento de pudor e parí sin sentimiento de

dolor a la melezina de todo el mundo. E porque yo avía |[132v] de ser quita e apartada deste

ve, me dixo el ángel ave.

118 Ier 10, 19: «Vae mihi super contritione mea, pessima plaga mea». 119 Lc 21, 23: «Vae autem praegnantibus et nutrientibus in illis diebus!».

220

El ve terçero es de la miseria de los morientes, e llámase ve de inpulveraçión o

inçineraçión, segúnd la sentençia general: «Polvo eres e en polvo te tornarás». La Yglesia

dize: «Acuérdate, hombre, que çeniza eres e en çeniza te tornarás», por lo qual, así de la

guaya de los nasçientes como de los morientes, dize el Spíritu Santo: «Guay a vosotros,

varones impíos, que dexastes la ley del muy alto, si fuerdes nasçidos, en maldiçión

nasçeredes; e si morierdes, en maldiçión será vuestra parte»120. Aún más te quiero dezir,

que no solos los impíos mas aun los piadosos nasçen e mueren en ve de maldiçión del

fómito original, empero la Escriptura no da a los justos sino la maldiçión del nasçer. Mas

a los injustos ambas las maldiçiones les da e la razón es aquesta: a los malos que nasçen en

la maldiçión del fómite, a los malos es más121 vezina e más periglosa. E la memoria de la

muerte e inçineraçión es más odiosa que a los justos e más amarga. ¿Quiéres oýr

auctoridat? El Spíritu Santo lo afirma en el Ecclesiástico: «¡O, muerte, cómo es amarga la

memoria tuya al hombre injusto, e a aquel que ha en paz las sus posessiones, al varón

quieto e cuyas carreras son derechas en todas cosas, e al que puede aun tomar vianda»122.

¡O, Condessa devota mía, quán alexos e quán apartada yo fuy de aquesta guaya de

la miseria e resoluçión, ni en polvo ni en çeniza! Las causas por que en la mi asunpçión e

exsequias de mi defucçión explanadas te las diré; baste a ti por agora que yo fuy exsenpta

e quita del tal ve, por lo qual penssava quel ángel me dixo ave, que suena tanto como sin

ve.

La Condessa

Muy gloriosa Señora mía, no cabe en razón que los ángeles digan ave a la vuestra

Sobre- |[133r] bendicha dignidat e los honbres mortales e nesçessitados no vos saludan

humillmente, todos deziendo ave. Los cathólicos dizen ave, aquellos cuya açeptan

presençia, e por tanto les es mandado que no saluden ni digan ave a los hereges ni a los

descomulgados ni a los infieles, cuyas presençias no açeptan, mas aborresçen. Mas

dezimos ave a los amigos, parientes e conosçidos, por lo qual nuestro Señor a las santas

mugeres que lo buscavan e se lançaron a sus pies les dixo: «Avete»123. E así, Señora mía, yo

por todos los vuestros devotos por afectos de conplazençia de vuestra muy graçiosa

presençia humillmente vos digo ave. Asimesmo dize[n] ave a aquellos con cuya

prosperidat o cuya feliçidat se alegran e han plazer, como al contrario dizen a las cuyas

miserias no queremos. E como vos, mi grande Señora, de toda miseria soys apartada e de

buenaventura del todo doctada, pues vós vençistes a todo ve, humillmente vos digo ave.

120 Eccl 41, 11-12: «Vae vobis, viri impii, qui dereliquistis legem Domini Altissimi! Et si nati fueritis, in maledictione nascemini; et

si mortui fueritis, in maledictione erit pars vestra». 121 A continuación, tachado, es mas. 122 Eccli 41, 1-2: «O mors, quam amara est memoria tua homini pacem habenti in substantiis suis; viro quieto, et cuius viæ directæ

sunt in omnibus, et adhuc valenti accipere cibum!». 123 Mt 28, 9.

221

Dizen, asimesmo, ave a los que su bien e honra desseamos, pues como yo, por mí e por

todos los que son a vos devotos deseamos e mucho queramos bien al vuestro honor, al

vuestro loor e al vuestro amor, a vos queramos todo favor e desseemos vuestro valor sin

ve; por mí e por ellos humillmente vos digo ave.

Fabla la gloriosa Virgen del párrafo segundo que dize «graçia plena»

El párrafo segundo fabla del loor segundo quel ángel me dixo quando me saludó,

deziendo «graçia plena», esto es, llena de graçia. Quando esto oý, escucha que comedí qué

loor pudo ser este e qué saludaçión. A la vuestra madre Eva vino el ángel maligno e la

engañó124; e donde era ave la tornó Eva, que quiere dezir vazía, ca tornó vazía de graçia de

las orejas, con que oyó su saludaçión tentativa; vazía de coraçón, con que creyó a las

palabras engañosas suyas serpentinas; vazía de graçia de los ojos, con que |[133v] miró la

fruta defendida; vazía de manos, con que la cortó del árvol; vazía de lengua, con que al

marido fatigó faziéndole comer la fruta devedada. E en tal manera fue vazía, que125

ninguna otra aquella graçia pudo alcançar que el Señor Dios en ella puso. Pues como yo126

sea fija de aquella, como todas las otras, ¿cómo es aquesto que me diga llena de graçia?

¿Qué saludaçión sería esta? Aquella Eva Dios la cunplió de graçia en todas sus

capaçidades e potençias reçeptivas; fue llena de graçia e por creer de ligero quedó vana e

vazía sin reparaçión. Pues ¿cómo me llama llena de graçia este mensagero en su

saludaçión? E así me fue nesçessario que yo pensasse qué saludaçión aquella sería.

La devota Condessa

O, muy humillde donzella e Virgen muy prudente, ¿e no vos viene en mientes

cómo vos escogió el muy alto Señor Dios después de Eva entre sus fijas, como al lilio

entre espinas e entre todas las santas donzellas? Vos, sabia, escogió como sol entre

estrellas; pues si las santas ovieron grand graçia de Dios, ¿por qué no seréys llena de graçia

vos? Aun podría repetir vuestra graçiosa replecçión segúnd aquellas doctrinas çiertas e

muy dignas que vuestra Alteza me dixo de su santa formaçión quando fuestes conçebida;

aun me dixo vuestra Señoría, tractando de su nasçençia, cómo era en vuestra virginal

magnifiçençia toda graçia de carrera e de verdat; pues ¿cómo puede vuestra muy clara

prudençia pensar que aya engaño ninguno que sea por que el ángel vos saludó deziendo

graçia plena?

La Virgen

124 Falta el signo de nasalización en el original. 125 A continuación, aparece subpunteado en. 126 En el original, ya.

222

Essas tan largas merçedes de que dizes ser dotada algunas eran en mí complidas e

algunas prometidas en el futuro venideras a mi honra e loor por providençia del Señor,

mas esto fue sin mi notiçia e a los ángeles secreto, ca [quando] declaró la encarnaçión

ningúnd ángel supo della, sino el que me traxo a- |[134r] questa saludaçión e de su

embaxada me fizo relaçión. E, por ende, un tiempo fue ante del mi parto e ante que

conçebiesse e otro después que conçebí; e antes que pariesse e otro después que parí; e

antes que moriesse, otro después que resurgí e al çielo subí, el qual corre por agora en que

yo e tú folgamos. En el tiempo primero, huve graçias perfectivas virtuales e morales; en el

segundo, preparativas e potençiales; en el terçero, exquivas e muy espeçiales; en el quarto,

exçessivas e singulares. Mas agora graçias he altivas e muy liberales; e por esso me oýste la

palabra que dexiste. En mí es toda graçia de carrera e de verdat; en mí toda esperança de

vida e de virtud, mas el pensamiento mío fue por el tiempo segundo, e tú arguyes del

quinto, e así no conçertamos. Aquel fue tiempo de preguntar de lo futuro e inçierto; en

este es razón de otorgar lo pressente, que es çierto.

La devota Condessa pregunta a la gloriosa Virgen

Muy alta Señora mía, por nuestro afirmar o negar no se muda la natura de las

cosas. Como el ángel de la verdat vos llamasse llena de graçia, agora contrapessando,

agora esso otorgando, el ángel verdat fabló quando vos saludó e llena de graçia vos llamó.

Desseo mucho saber cómo lo pueda entender, ca yo oý de muchas perssonas santas ser

en virtudes perfetas e dichas de graçia llenas. E pues así es, no era cosa singular a vos,

Señora, de loar dezir de graçia llena.

Responde la Virgen

El ángel dixo la verdat en llamarme «graçia plena», e yo fize mucho bien en

pensar de la respuesta, de lo qual deves saber que çinco llenas son de graçia, que

desçienden de aquel mar de graçias que es Dios. Una llena es de sobrefluençia que del Fijo

mío desçendió en mí, e aquesta superfluençia de graçias que fuesse ante santa que nasçida

e que ni pecasse ni podiesse pecar, e que |[134v] virgen conçebiesse sin obra de varón, e que

encinta fuesse sin toda fatigaçión, e que lo pariesse virgen sin toda corrupçión, e con gozo

e alegría fuesse mi parturiaçión, e que virgen diesse leche al Fijo de mi bendiçión. En estas

graçias nunca otra se falló ni a mí se conparó; en esta manera fuy yo llena de graçia

sobreefluente e en mí maniente.

Otra llena o inchimiento de graçias es de efluençias, e aquesta es en mí. E yo só

llena de graçia a provecho mío e de los mis devotos; no que yo crié graçia ni la trasladé,

223

mas tanta es la graçia que Dios en mí puso por manera de piedat e misericordia deliberada

e de clemençia, que de mi llena todos toman los pecadores indulgençia, los penitentes

venia, los tristes consolaçión, los captivos redenpçión, los justos graçia, los ángeles alegría,

el Fijo de Dios de mi carne sustançia e la Trinidat resçibe della gloria, como ençima es

dicho.

Otra llena ha de copia, la qual fue en los apóstolos el día del Spíritu Santo. E en

aquella llena yo fuy una e prinçipal, no en medida de lengua que no avía de predicar ni

testificar la resurreçión del Fijo mío, pues era su madre, mas fue llena sin medida de

lengua, mas como de larga flama por que copiosamente yo podiesse e sopiesse enformar

la escuela del mi Fijo en aquellos secretos que Dios a mí reveló más que a otra en esta

vida çerca de muchas doctrinas que yo oý al Salvador. Aunque los apóstolos ovieron

conplimiento de graçia copiosa, pero la copia mía fue más llena e graçiosa.

La quarta llena fue complimiento de exçellençia, ca Dios me cunplió tanto de

graçia por exçellençia, que santo ni santa no se ygualó comigo, así en las que oýste como

en otras que no dixe.

La quinta llena es de universsidat e eminençia. E puesto comunidat de la Yglesia

aya conplimiento de graçia |[135r] a la qual gloria don alguno no fallesçe, empero en mí son

por eminençia e pujança, ca en la Yglesia son espargidos por diverssos los dones, mas en

mí son todos a montones. En esta quinta llena se entiende en cada uno una llena de

sufiçiençia quando el Spíritu Santo, amor del Padre e del Fijo, que es don sustançial en el

qual todos los dones son donados de su largueza, influye toda criatura de la graçia suya

segúnd su capaçidat.

La Condessa

¡O, gloriosa Virgen, llena de graçia sobrefluente e sobrevertiente, copiosa e

eminente e sufiçiente, llena de graçia de los dones copiosos, llena de graçia de los labrios

graçiosos, llena de graçia de previllegios exçellentes, llena de graçia de galardones

eminentes, vós pensando; llena de graçia, vós mirando; llena de graçia, bien oyendo; llena

de graçia, preguntando; llena de graçia, respondiendo! Pues vos, mi Señora, como seáys la

llena de la mar clara e muy serena, sofrid en paçiençia si vos llamare el ángel ave graçia

plena.

Cómo prosigue la Virgen del párrafo terçero en quanto dixo el ángel «el Señor es contigo»

Por que fin aya el párrafo segundo, al terçero me passo çerca del loor que me puso

el127 ángel en su fabla tercera. Quando le oý «el Señor contigo», toda me estremesçí e toda

127 En el original, en.

224

espavoresçí. E fablarte quiero lo que dixe entre mí: «¿Qué señor será este, si es el del çielo

o del suelo? Si es señor mundano, luego le dó de mano; si es el Señor soberano, en cuyos

serviçios me afano, Él sea mi abrigo, Él sea siempre comigo, e yo a Él me obligo que

siempre sea comigo». E pensava quál sería esta palabra, si era por el Señor Padre o si por

el Señor Fijo o por el Spíritu Santo o por el Señor Dios absoluto. E por no ser desto

çierta, diferile mi respuesta.

La Condessa dize al ángel

¡O, ángel de Dios embiado a la Virgen de Israel, e mensagero del çielo |[135v]

enbiado a la donzella de Nazareth, embaxador e delegado del Padre de Hemanuel!

Declara por el tu amor a la moçuela con pavor quál es aquel señor que le ayuntas por loor

a su señoría. Adreça tu palabra con su merçed, adreça tu fabla, no le aponga vergüença ni

confusión ni la detengas suspenssa con luenga dilacçión.

El ángel Gabriel

O, Virgen sin tacha, pura e discreta, de graçia perfecta, ¿qué pavor te empacha que

no me respondas más clara que hacha? No me lo ascondas.

La Virgen responde al ángel

Temor he seas varón que has gana mis amores; ya çerré mi coraçón de no

consentir errores. Mas si eres mensagero del grand Dios, mi criador, pídote por su honor

respondas a lo que digo, quál sea aquel Señor que dixiste ser comigo.

El ángel Gabriel a la Virgen

O María, llena de virgen graçia, el Señor que es contigo espeçialmente

generalmente e con toda criatura potentíssimo es, sapientíssimo es, riquíssimo es,

judifiçiente es. Oye cómo es tan poderoso el Señor contigo, que en el çielo ni en la tierra

ni el mar ni en los abismos ha quien pueda resistir a su voluntad: en todo faze lo que

quiere. Mira, Señora, quánto es poderoso aquel Señor que es contigo, es de razón aquel

Señor potentíssimo que potentíssimamente consigo es; e tú, Señora mía, en Él e por Él

potentíssima seas consigo o con Él potentíssimamente. Pues di tú, potentíssima, açerca

d’Él: «En Jherusalem es mi poder». Piensa que Jherusalem significa a la Yglesia

triumphante en el çielo e a la Yglesia militante en el mundo. Pues, ¿quién dubda que tú

seas potentíssima con el Señor como sea poderoso en el çielo e en la tierra?

225

El Señor, que es contigo, es sapientíssimo, ca, como es grande por cabo, así su

saber no tiene cuento, cuya sabidoría no se puede engañar ni |[136r] se le puede cosa

asconder, tan claras son a él las teniebras como las estrellas; tan magnifiestas son a él las

cosas ascondidas e ocultas como las descubiertas, entiende lo que pensamos, conosçe lo

que fablamos e sabe lo que obramos. E, porque el sapientíssimo Señor

sapientíssimamente contigo es, por ende tú, Señora mía sapientíssima, consigo eres,

sapientíssima por Él e sapientíssima açerca d’Él.

Es el Señor, que es contigo, muy rico e copioso en muchos thesoros, ca del Señor

es la tierrra e quanto es en ella. Ante te digo que suyo es el çielo e quanto es en él; e suya

es la mar e quanto ha en ella. Rico es a todos quantos le llaman e con él son las sobervias

riquezas. Deste Dómino son proprios los averes e bienes terrenales, corporales, spirituales

e çelestiales. Mira, Señora mía, quánto es rico el Señor que contigo [es]; e por quanto es

rico, muy ricamente es contigo a ti, la muy rica en méritos e muy rica en premios; tanto e

más rica de gloria en el çielo quan rica de miseria en el mundo, ca tú eres rica para

socorrer a todos los que te llaman devotos tuyos.

El Señor general, que contigo es, sin fallesçimiento es; no çesa en las nesçesidades

ni desfallesçe en los periglos, ca Él para siempre permaneçe en todos tiempos, en todos

momentos, en todos lugares e en todas partes. Mira, María, Señora mía, quánto es

permanesçiente e no fallesciente el Señor que contigo es. E por esso sin falleçerte contigo

es, e tú, que nunca le fallesçiste, sin fallesçer eres con él. ¿Quieres oýr en singular cómo

Dios es contigo como no fue con alguna criatura? Cosas te diré singulares en que ayas de

fazer graçias al Señor muy alto e tu coraçón sosiegue del que te aflige sobresalto.

La Condessa dize al ángel

¡O, ángel del Señor, quanto más acrescientas en los loores de la |[136v] muy virtuosa

Virgen guarnida de humilldat, tanto aumentas en sus pavores e se enbaça por verdat! Si le

dizes su intento, su coraçón será más contento e quiçás se espaçiará.

El ángel a la Virgen

Agora aplicaré en singular quál es aquel Señor que contigo quiere estar. Como tú

seas fija singularíssima de Dios Padre, por esso el Señor Dios Padre singularmente es

contigo. Dize a ti Dios Padre: «Bendita tú». Fija eres del Señor que a la primera

misericordia pujaste con la postrera. O, fija muy noble del muy noble Rey e tu señor

Padre, grand misericordia fue la tuya que fuesses exemplar virtuoso a las vírgines, mas será

mayor que será capa de pecadores. Por la primera fueste fermosa como la luna; en la

segunda, escogida como el sol; así como el sol puja a la luna en grandeza de resplando[r],

226

asý a128 la misericordia tuya primera sobrepuja la posterior. Quién es sobre quién no juzga

el sol, como el sol nasçe indiferente sobre buenos y malos; así la tu piedat sin discutir los

pretéritos méritos a todos te ofresçes rogable, a todos clementíssima se te presentas. Pues,

piadosa fija, el Señor es contigo como padre en nobilíssima fija.

Ítem, tú serás del fijo de Dios digníssima129 madre, contigo es el señor Fijo, cuya tú

serás madre gratíssima. De ti dirá Ysabel: «¿Dónde lo meresçí que la madre del Señor mío

venga a mí?»130. Madre del Señor, madre virgen es, madre digníssima, madre131

convenientíssima, tal madre como tú no la pudo Dios Padre fazer mayor ni tan grande

como a ti, que serás Madre de Dios, pues el Señor Fijo es contigo singularmente, como tú

serás consigo como madre digníssimamente. Como tú serás la madre mayor del mundo,

así el señor Fijo contigo será el mayor nascido del mundo; tú serás |[137r] madre de la Flor

de misericordia, madre del Sol de justiçia, madre del Rey de gloria, madre de la Fuente de

sabidoría, madre de aquel cuya misericordia es adilecçión, cuya justiçia atemoraçión, cuya

sabidoría coniçión, cuya gloria aesperaçión132.

Ítem, el Señor, que tan singularmente es contigo, el Spíritu Santo es, cuya esposa

honestíssima eres, o, María. De vos ambos dixo el profecta: «Yo te desposaré a mí en

justiçia e judiçio, e en merçedes; esposart’é a mí en fe, e sabrás que yo el Señor»133. Tú eres

la fermosa apuesta en justiçia e juyzio en respecto de ti mesma; fermosa en misericordia e

merçedes en respecto de los hombres; fermosa en la fe e creençia en respecto de Dios.

Fermosa çiertamente en la justiçia de la vida e en el judiçio de la conçiençia; fermosa en la

misericordia del afecto o afecçión e en las merçedes del efecto o operaçión; fermosa en la

fe, por la qual creíste las cosas que sobre ti eran de fazer e dezir134, e por la qual creýste

todas las cosas que de acabar se avían sobre ti e complir. Mira, esposa del Spíritu Santo,

Señor contigo que tú eres tan santa que a ti dignó venir e ser contigo el Spíritu Santo.

Síguesse el párrafo quarto que dize «bendicha en las mugeres»

Tornando a la fabla postrera, o, mi devota Condessa, quando oý al ángel dezir

«Bendicha en las mugeres», fuy muy maravillada deste quarto loor. Como todas las

mugeres fuessen tenidas de las maldiçiones de nuestra primera madre, empeçé a pensar

qué loor sería este tan pujante, del qual no me sentía digna ni mereçedora. La estérile e

128 Interlineado, a. 129 En el original, nobilissima; pero aparece subpunteado nobilis- e interlineado digni-. 130 Lc 1, 43: «Et unde hoc mihi ut veniat mater Domini mei ad me?». 131 El manuscrito pone a continuación tal. 132 Excepto «atemorado» (fol. 115v), no vuelven a aparecer «adilecçión», «atemoraçión» o «aesperaçión» ni ninguna

forma parecida, lo que hace pensar que se trata de meras variantes prefijadas creadas para reforzar la estructura paralelística.

133 Osee 2, 19-20: «Et sponsabo te mihi in sempiternum; et sponsabo te mihi in iustitia, et iudicio, et in misericordia, et in miserationibus. Et sponsabo te mihi in fide; et scies quia ego Dominus».

134 Un salto de igual a igual provoca el error del copista, que repite a continuación e por la qual creyste todas las cosas que sobre ti eran de fazer e dezir.

227

mañera era maldicha en Jherusalem e yo era en propósito de no aver generaçión, pues

¿qué bendiçión sería esta? Ítem, mi propósito era de virginidat ygual de la esterilidat, ergo

|[137v] más era en el cuento de las maldichas. Ítem, si algunas fueron bendichas, esto fue

por engendrar más mi afecto e intento siempre de no engendrar, ergo ¿cómo me dize

bendicha entre las mugeres o en medio de las bendichas?

La Condessa

Muy graçiosa Virgen e muy exçellente donzella, vós soys e seréys la bendicha, no

digo en las mugeres o en medio dellas, mas sobre todas las mugeres; vos, sobrebendicha a

las vírgines, en las quales se falla un bien e un mal: el bien es entreguedat de la carne, el

mal es esterilidat135 de fijo, mas vos, Señora mía, ovistes lo bueno e no lo malo, ca

permanesçiendo entera ovistes graçia de aver fijo. E así soys bendicha sobre todas las

vírgines.

En el estado de las maridadas ha un bien, que [es] fecundidad136 de fijo, e ha un

mal, que [es] corrupçión137 de la carne. E vos, mi Señora, con el bien de aver e tener fijos

guardastes entera vuestra carne, lo qual nunca huvo casada, salvo vuestra exçellente e

pujante señoría. E así vos sola soys la bendicha sobre todas las casadas.

En el estado de las bihudas ha un bien, que es libertad de voluntad e franqueza de

ánimo, mas ha un grand mal, soledat de compañía, esto es, soledat de marido. Mas, la

grand Señora mía, como fuestes virgen sin sterilidat e casada sin corruptibilidat, así fuestes

bihuda sin soledat. Vos, quando embihudada, de Santa Trinidat fuestes aconpañada. Ergo,

Señora mía, muy bien fuestes saludada quando en medio de las mugeres bendicha

fuestes138 llamada. De vos dize la Escriptura: «Tú fizieste virilmente»139, quiere dezir como

varón, por esso que amaste castidat. E vós feziste virilmente porque seréys o fuestes

madre incorrupta e amastes castidat, siendo virgen preñada, e después de la muerte de

Josep no tomastes otro varón; por |[138r] ser bihuda, fuestes de Dios aconpañada.

CAPÍTULO VIIIº

DE LA CLÁUSULA TERÇERA DEL EVANGELIO,

QUE DIZE «E DÍXOLE EL ÁNGEL: NO TEMAS, MARÍA»

135 En el original, enterilidat. 136 En el manuscrito, fecundidade. 137 El copista repite que corrupçion. 138 En el original fufuestes. 139 Iudiht 15, 11: «Quia fecisti viriliter».

228

Tiempo se nos ofresçe para que oyas, o, devota Condessa, después quel ángel me saludó

e yo luego fuy turbada, prestamente me vigoró e esforçó e fízome segurada quando dixo:

«No ayas temor, María, porque tú fallaste graçia açerca del Señor»140. Ca tú deves saber

que Dios mandó al ángel que con diligençia me buscasse; e desque yo fallada, con

reverençia me saludasse; e de la saludaçión turbada, con grand prudençia me esforçasse ; e

por esso el ángel fue dicho Gabriel, que quiere dezir fortaleza de Dios, para que

esforçasse a mí, virgen e pavorosa. Yo, quando me nonbró, algúnd tanto me seguró, pero

mi pensamiento algúnd tanto le levantó e abivó.

Pregunta la devota Condessa a la Virgen

Muy esclaresçida Virgen, mucho me maravillo cómo el ángel vos dixo: «No temas,

María», ca temer es bueno no solo de cometer cosas viçiosas, mas aun en conservar las

virtuosas; e la indiscrecta e osadía es de reptar, e temerosidat es de açeptar. Ítem, el

vuestro temor no fue mundano e que temiesse vuestra Merçed perder alguna fazienda, ca

ni las palabras laudativas del ángel no la arguýan. E vos, toda spiritual, no avíades amor a

las cosas del mundo para las poseer, ergo ni ovistes temor por no las perder, que de amor

nasçe temor, pues no las avíades ni las tales dieron temor. Ítem, vuestro temor no fue

humano, el qual es quando honbre teme fuerça de medida de perder el cuerpo o la vida.

Por vuestra parte no fue tal vuestro temor, ca la vida humana avíades en pena e en desseo

el morir; ni por parte del ángel, el qual entró a do estava Nobleza |[138v] como donzel

paçífico e no como cruel terrífico, con palabras amorosas no ayrosas; no entró con furia

ni diziendo injuria, mas mostrose humillando, altamente vos loando. Ni fue temor servil,

ca el ángel no vos inpuso preçepto que temiéssedes de lo traspasar, ni vos puso decreto en

que podiéssedes errar e temiéssedes por esso mesmo penar. A vuestra prudençia plega

desto me çertificar.

La Virgen responde

Dessos temores, Condessa, todos que me dixiste, ninguno cupo en mí porque de

suyo no miran sino las cosas profanas, de sí mesmas corruptibles. Mas como ençima

oýste, quando al ángel santo vi e su dulçe canto oý, de su espanto refuý, fuy turbada e

comedí qué saludaçión sería aquella que me dezía. E óeme en qué modo me turbé e luego

entenderás la qüestión que me feziste. Quando vi al ángel de gesto relunbrante e ropa

corruscante, como donzel fermoso, etc., en ser joven e varón donzel yo fuy turbada, esto

es, fue colorada de vergüença. E quando con grand resplandor lo vi de claridat, fuy

140 Lc 1, 30: «Et ait angelus ei: Ne timeas Maria, invenisti enim gratiam apud Deum».

229

turbada, esto es, a temor, que así la canta la Yglesia: «Embiado es el ángel Gabriel a la

Virgen nunçiándole su embaxada». E la Virgen pavoresçe de la luz e resplandor. E

quando me dixo palabras no usitadas ni acostumbradas, saludaçión de tan alto estilo, fuy

turbada e maravillada. E quando el ángel me dixo «no temas, María», no lo dixo sino por

la turbaçión del grand resplandor de la luz suya.

Más bien puedes aplicarlo a las otras dos oposiçiones. Quanto a la primera, «no

temas», esto es, no ayas vergüença o no te avergüençes, María; de la postrera, «no temas,

María», esto es, no te maravilles, María. E síguesse la causa a todas tres exposiçiones en

quanto añadió el ángel: «Bien digo que no te avergüençes ni temas ni te maravi- |[139r] lles

por te yo traher e dezir tales palabras e de tantos loores, ca tú fallaste graçia açerca del

Señor», como si dixiera: «Ninguna otra tú fallaste graçia, etc.».

La Condesa faze pregunta a la Virgen

Donzella muy singular e141 Virgen sin par, ¿alguna otra perssona falló graçia alguna

açerca del Señor, ca Él no dixo sin causa tú fallaste graçia?

La Virgen responde

El glorioso Dios e Señor todopoderoso a tres varones alabó que graçia fallaron

delante d’Él. El primero fue Noé, del qual es así escripto: «Noé falló graçia delante de

Dios»142. ¿Por qué aquesto? Porque por Noé salvó el Señor al linage humanal de la muerte

del Diluvio. El segundo fue Abraham, el qual dixo al Señor Dios: «Señor, si yo fallé graçia

delante tus ojos, no te passes del siervo tuyo»143, e falló graçia de delante el Señor. E

aqueste falló tanta graçia del Señor que de su linage lo otorgó Dios que de su lina[ge]

veniesse el Mexías, que sería bendiçión de todas la gentes. E aquesta promessa fue quando

al preçepto de Dios sacrificar quiso su propio fijo. El terçero fue Moyssén, al qual dixo el

Señor esta palabra que dixiste: «A mí faré porque fallaste graçia açerca144 de mí»145.

La Condessa

Muy singular Señora e Virgen sin par graçiosa, essos varones santos que graçia

fallaron açerca de Dios, aún no son iguales, Señora, de vos; que si Noé falló graçia con

Dios para salvar al hombre del general Diluvio, más llena graçia fallaste vós, que fallaste la

141 El signo tironiano se ha añadido entre líneas. 142 Gen 6, 8: «Noe vero invenit gratiam coram Domino». 143 Gen 18, 3: «Domine, si inveni gratiam in oculis tuis, ne transeas servum tuum». 144 En el original, falleste graçia açerca del señor de mi, subpunteado del señor. 145 Ex 33, 17: «Et verbum istud, quod locutus es, faciam: invenisti enim gratiam coram me».

230

salvaçión de la muerte infernal e eternal. E aquel solo salvó de la muerte corporal e

eternal, e aquel falló graçia por fazer lo que Dios le mandó, mas vos, perfecta criatura, no

solo los preçeptos, mas con essos los consejos e la virginidat e toda vos ofreçistes al

glorioso Señor Dios. |[139v]

El segundo, Abraham, alcançó graçia del Señor e promisión del santo Ungido,

porque al preçepto del Señor quiso matar e quemar a su fijo. Mas vuestra Merçed falló

más larga graçia del todo más conplida, que no solo de vuestro linage como de aquel, mas

aun de vuestro vientre quiso quel Mexías de carne se vistiesse. E lo que a él prometió, de

vuestro vientre nasçió. E a vos, mi Señora, no solo ofreçistes el vuestro al altar con fuego

de amor; e quando sopistes quel vuestro Fijo por su merçed nos avía de redemir a

voluntad e preçepto de su padre, aun vos, muy dilecta, no lo quesistes enpedir, mas vos

plugo de voluntad en su muerte consentir.

Ítem, el terçero, Moyssén, alcançó graçia delante de Dios açerca d’él, porque fue el

varón más manso sobre todos los que moravan en la tierra. E la graçia era que fue

prínçipe del pueblo de Israel. Mas vos, Señora mía, alcançastes graçia delante e açerca de

Dios, que fuestes e soys Señora e Prinçesa del çielo e de la tierra e aun de los abismos: en

el çielo, regnando por gloria; en el mundo, por clemençia; en los abismos, por potençia.

Que si vuestra magnifiçençia a Dios plugo por la virginidat, pero paristes a Dios por la

humilldat, e fuestes madre suya por fe e por verdat. E aun más alcançastes açerca de Dios,

que no alcançó Moysem, porque yo oý que Moysem dixo a Dios: «Si fallé graçia delante

de ti, muéstrame tu cara»146, e díxole Dios: «Mi cara no la podrás ver»147. Mas vos, mi

grand Señora, la conçebistes e paristes e vistes e traxistes e besastes, e en mirarla muchas

vezes vos delectastes. Pues, muy gloriosa Virgen e singular sobre todas las vírgines, no

solo fallastes graçia sobre todas las mugeres açerca de Dios, mas aun sobre todos los

varones.

La Virgen

Yngeniosa Condessa e devota mía, sotilmente |[140r] arguyste del primero varón a

Dios acepto, discretamente proseguiste del segundo varón discreto148, e prudentemente

concluyste del terçer varón discreto. E así es como fablaste del primero e como afirmaste

del segundo e así como notaste del terçero, ca el Señor por la graçia suya medió sobre

ellos esta exçellençia, e sobre las hembras esta preminençia. ¿Quieres oýr quáles fueron las

mugeres loadas de la sancta Escriptura que fallaron graçia alguna?

146 Ex 33, 13: «Si ergo inveni gratiam in conspectu tuo, ostende mihi faciem tuam». 147 Cf. Ex 33, 14: «Dixitque Dominus: Facies mea praecedet te, et requiem dabo tibi». 148 El original escribe discfeto, pero se añade entre líneas per; quizá el copista quiso escribir perfecto, sobre todo cuando

discreto vuelve a aparecer en el tercer término.

231

La Condessa

Esso es, Reyna mía, lo que desseo, lo que querría, lo que he gana, lo que saber

afecto.

La Virgen

La primera fue Sarra, que por ser muger e graçiosa ganó e falló graçia delante e

açerca del rey Pharaón. La segunda fue Rebeca, que por su beldat falló graçia açerca del

rey Abimelech en el reino de Palestina. La terçera fue Rachel, que por su graçiosidat

servió el patriarcha Israel catorze años a Labam, su tío, padre de Rachel, por la aver por

muger guardando las ovejas de Labam. La quarta fue Abigail, muger de Nabal, la qual por

su prudençia e discreçión falló graçia açerca del rey David sin ser muy apuesta e fermosa.

La quinta fue Micol, la fija del rey Saúl, que por ser fermosa falló graçia açerca del rey

David e fue su muger primera, a la qual no dio otras arras sino dozientos capuches

philistinos. La sesta fue Hester, fija de Jaýr, la qual por su pujante fermosura e graçiosidat

falló sobre todas las vírgines de su tiempo e de sus comarcas graçia espeçial del rey

Asueros, que se llamava Asuero, por lo qual la fizo emperatriz e muger suya. La séptima

fue Judic, la bihuda, que no avía tal muger sobre la tierra en fermosura e acatamiento e en

sentido de palabras, la qual falló graçia delante e açerca de Olofernes. Destas todas se lee

que por beldades |[140v] alcançaron graçia açerca de los señores.

La Condessa

Ya la pujante en fermosura e beldat, ya la exçellente en apostura e graçiosidat, ya la

Virgen sin par en virtuosíssima humilldat, todas essas que ha nonbrado vuestra Merçed, e

otras muchas que nonbrar quisiera si le pluguiera, deven estender los velos sobre sus ojos,

con los mantillos cobrir sus rostros, e atapen sus caras fuyendo delante de vuestros

resplandores, delante de vuestros loores, delante de vuestros muy altos honores149. De

todas aquellas sobredichas dize el Spíritu Santo: «Graçia vana e engañante es la

fermosura»150, por la qual aquellas todas alcançaron graçia espeçial çerca de los reyes e

prínçipes corruptibles e mortales. Mas de vuestra singular e sin par magestad virginal se

escrive que toda soys vós fermosa e sin manzilla, dentro e fuera en todas cosas.

Ítem, aquellas jarretadas fueron de los varones de sus beldades muy pagadas e

carnalmente conosçidas, mas vos pura e toda limpia, entera virgen sin lesión, las avéys

sola vençidas. Los vuestros previllegios honrados, resplandesçientes e loables son que vós

sola fuestes antes santa que nasçida, sola en el vientre de Spíritu Santo complida, sola del

149 Interlineada, -n-. 150 Prov 31, 30: «Fallax gratia, et vana est pulchritudo».

232

ángel loada, saludada e obedesçida, sola de Spíritu Santo pregñada, sola sin peso e sin

trabajo se sentía ocupada, sola sin lesión e sin dolor paristes muy gozosa e aleviada, sola e

no otra Madre de Dios fuestes llamada, sola e no otra sobre los ángeles exalçada, sola e no

otra sobre los sanctos del vuestro Fijo coronada. Callen, callen las que fallaron graçia por

causa de su beldat açerca de los prínçipes del mundo; callen todas e vós fablad, ca vós

leváys lo primero e lo segundo.

Pregunta la Condessa a la Virgen

Muy alta Señora mía, ¿por qué el ángel vos dixo que vós fallastes |[141r] graçia151?

Entiendo si fallastes graçia o si fallastes la graçia, ca, si vuestra Merçed falló graçia, otras

perssonas fallaron graçia açerca de Dios, así varones como mugeres; pero si vuestra

magnifiçençia falló la graçia, pienso dos cosas: la una, que aquella es alta e singular; lo

segundo, que otras la buscaron e no la fallaron e vos sola la fallastes lo que alguno la

perdió, e esme nesçessario que suplique a vuestra Señoría que me lo explique.

Responde la Virgen152

Cierto, bien dixiste, que muchas fallaron graçias açerca del Señor, como es graçia

justificante e graçia de açeptaçión e graçia de aprovaçión e graçia de complazençia e graçia

de amistança. En cada una destas e en todas fallé yo graçia delante del e açerca del Señor.

E cada una fallé en más copia que otra muger alguna, mas mi secretario destas

sobredichas escrivió quando el ángel me saludó deziendo «Ave, María». E no es esta la

graçia de que me dixo el ángel por que fallé la graçia açerca del Señor.

Mas sepas que muchas santas mugeres dessearon esta graçia, que el Mexías e

Ungido del Señor, que se dize el Salvador prometido e jurado a David e a Abrahan,

nasçiesse por alguna del[l]as al mundo. Como dixo Ysaýas: «Oýd, casa de David, mirad

que la virgen conçibirá e parirá fijo, etc.»153. Ninguna que esta graçia buscase ni desseasse

ser aquella virgen que conçibiesse e pariesse fijo pudo alcançar ni fallar aquesta graçia ante

de mí. E por quanto el Señor a mí sobre todas escogió que yo fuesse aquella virgen, por

esso Gabriel dixo a mí: «No temas, María, de mi presençia ni de mi reluzençia, ni de mi

alta eloqüençia, porque fallaste, no digo graçia ni graçias que destas eras conplida, mas tú

sola e no otra fallaste la graçia que estava ascondida, de muchas esperada e desseada e en

ti sola complida e acabada». |[141v]

Ítem, a lo terçero, el glorioso Criador, quando a Eva formó, graçia singular le dio,

que tenía muchos ramos. El primero, que fuesse no moral; la segunda, que conçibiesse sin

151 En el original, vos fallastes mas no graçia. 152 El copista se equivoca al escribir responde la Condessa. 153 Is 7, 13 y 14: «Audite ergo, domus David [...] ecce virgo concipiet, et pariet filium».

233

concupisçençia e rubor; la terçera, que los pariesse virgen e sin dolor; la quarta, que

pariesse fijos sin ygnorançia que fuesse de fama gloriosa e de todas criaturas señora

poderosa, en todas las cosas sabia relumbrosa, e que de toda subieçión franca e libre

virtuosa. Mas por quanto creyó al tentante dragón, perdió aquella graçia a su grand

confusión e humanal dampnaçión. E por quanto el Señor, veyendo que se yva cunpliendo

el tiempo de la reparaçión de aquella triste caýda, la qual faría el Fijo suyo en carne

humana, en mi vientre resçebida quando el ángel vino a mí e me turbó con su saludaçión,

luego me esforçó con esta sola razón: «No temas, María, porque tú fallaste la graçia açerca

del Señor», que Eva huvo perdida por esta mi dicha. Suso154 entenderás la entençión cómo

el ángel me dixo sin engaño e sin falaçia: «No ayas miedo, María, que tú fallaste la graçia».

CAPÍTULO IXº

DE LA QUARTA CLÁUSULA DEL EVANGELIO, QUE ES DE LA ENBAXADA

QUE ENPIEÇA: «AHÉ, QUE CONÇIBIRÁS EN EL

VIENTRE E PARIRÁS AL FIJO»

Fabla la Virgen

Agora viene tiempo de explanar aquella grande embaxada del çielo a mí venida, donde

verás encaxada, por sus puntos inxerida, cómo por mí, aquexada del ángel e requerida, fue

por mí sola fallada la graçia que fue perdida.

La Condessa

Graçiosa Virgen mía, esso es lo que espero; mui graçiosa vida mía, esso es lo que

quiero e en todas maneras desseo.

Prosigue la Virgen

Como el ángel sant Gabriel me huvo un poco esforçada, empeçó su embaxada en

esta manera: |[142r] «Mira o para mientes conçibirás en el vientre e parirás fijo, e llamarle

has el nonbre d’Él Jhesús. Aqueste será grande e Fijo del muy alto será llamado, e dará a

154 El manuscrito escribe suso distinçión entenderás.

234

Él el Señor Dios la silla de David, padre d’Él, e regnará en la casa de Jacob para siempre, e

del reyno155 suyo no será fin»156. Fasta aquí la embaxada.

La devota Condesa

¡O, legaçía de paz, que no se deve dar a olvido! ¡O, mensajería de tanta clemençia e

de memoria digna eterna! ¡O, embaxada que por algúnd desdén despreçiar no se deve! Ca

por ella será Dios Padre al mundo más conosçido: el Fijo será del mundo más seguido e

obedesçido; el Spíritu Sancto será del mundo más amado e más querido. Vuestra Señoría

será por ella mui ensalçada, vuestra humanidat más sublimada, nuestra caýda será reparada

e nuestra pérdida será mejorada. ¿Más qué diré? La ceguedat de mi razón me costriñe, la

ygnorançia mía me punge e me estimula la gana del saber, mas la vergüença aprieta la

rienda, el temor de ofender encoge el cabestro. Mas, viendo el dapño del callar e grande

interesse del preguntar, cabestros e frenos quebrantaré e de vuestra liçençia fablaré con

temible157 osadía. Virgen bienaventurada, sobre todas esmerada, esta sancta embaxada, por

sus puntos ordenada, hame puesto en pensamiento, a mi ver, que no alcanço el comienço

de su saber. Plega a vuestra alteza e bondat a mis flacas preguntas dezir la verdat.

La Virgen

Yo virgen só, madre de amor e de verdad. Por parte del amor, desecha todo temor

para fablar lo que quisieres; e toma osadía por parte de la verdat. Pregunta lo que bien

vieres.

La Condessa faze la primera pregunta

Como toda muger naturalmente conçiba en el vientre, ¿qué razón tuvo dezir a

vuestra Merçed: «Mira, tú conçibirás en el vientre»? |[142v] Ítem, como el propheta Ysaýas

no dixo: «Mirad que la Virgen conçibirá158 en el vientre e parirá, etc.», ¿por qué el ángel

añadió vientre a la profeçía, pues no era nescessario?159.

La Virgen responde

155 Escrito con mayúsculas en el original. 156 Lc 1, 31-33: «Ecce concipies in utero, et paries filium, et vocabis nomen eius Iesum: hic erit magnus, et Filius Altissimi vocabitur,

et dabit illi Dominus Deus sedem David patris eius; et regnabit in domo Iacob in aeternum, et regni eius non erit finis». 157 Aparece interlineada, -i-. 158 El original a continuación subpuntea e parira. 159 En el original nescessarion.

235

No pienses, Condessa, que en aquella fabla del çielo produta ay palabra superflua

ni diminuta, ni el propheta lo diminuyó ni el ángel añadió. Ca deves creer que, quando

el160 ángel me pronunçiava aquellas palabras estrañas, ya el Fijo de Dios era ylapso en mis

entrañas, por fe verdadera en la mi mente, mas aún no era vestido de carne en el mi

vientre. E por me dar a entender el ángel que la conçepçión no avía de ser spiritual mas

corporal, por esso me dixo «conçibirás en el vientre». Ítem, por dar el ángel a entender

que sería mi conçepçión sin movimiento de varón, por esso dixo «conçibirás dentro en el

vientre», ca las otras de fuera resçiben del vientre aunque retengan en el [vi]entre. E así

que queda que el ángel no dixo palabra demasiada, ni el profeta dixo con mengua su

propheçía, ca el propheta no se curó de conçepçión spiritual, mas solamente de la carnal.

E por tanto el evangelista sant Matheo sólo entendió en su Evangelio de la conçepçión

carnal, contando los linages del Fijo de Dios segúnd la carne.

La Condessa pregunta

La dubda segunda es si dixo el ángel a vuestra Merçed «parirás fijo» o dixo

«parirás al fijo», ca me paresçe grand diferençia del un dicho al otro. E no puedo entender

en qué manera saber lo pueda, si no de la dulçe vuestra doctrina.

La Virgen responde

Ambas essas que dixistes fablas se puede bien dezir si él pensara que yo quería ser

çertificada de conçepto e parto mío si sería fijo o fija. Su çertificaçión avía de ser: «Parirás

fijo e no fija». Como suelen desear las que son en- |[143r] çinta, saber si parirán fijo e fija,

respóndenle: «Fijo trahéys o fijo pariréys»; no le pueden veramente responder: «Al fijo

pariréys». Mas yo no huve este pensamiento, si pariría fijo o fija, mas pensava cómo

podría conçebir o parir virgen sin conjuncta de varón. El ángel huvo quatro

consideraçiones.

La una, en respecto de la Trinidat, quando me dixo: «El Señor Padre, contigo; el

Señor Fijo, contigo; el Señor Spíritu Santo, contigo. Mira que conçibirás, no al Padre, no

al Spíritu Santo, mas conçibirás e parirás al Fijo». No pudo el ángel dezir en esta

consideraçión parirás fijo; que, si el Padre tomara carne e nasçiera de la Virgen, havía de

dezir parirás fijo, más al Fijo antes que al Padre, e así del Spíritu Santo.

La segunda consideraçión, entendió el ángel de me çertificar cómo avía de

conçebir al Salvador prometido e jurado al patriarcha Abraham e al rey David, fijo famoso

e deseado de todas las gentes. E dixo el ángel a mí: «Mira que tú conçebirás e parirás al

Fijo del Señor Dios jurado e prometido».

160 En el original en.

236

La terçera, yo, estando en contemplaçión de la profeçía de Ysaýas que conçibiría e

pariría fijo, etc., e yo, maravillada de aquel fijo que avía de conçebir e parir, díxome que yo

conçibiría en el vientre a aquel que tenía en la mente e pariría al Fijo de quien yo

contemplava.

La quarta consideraçión, el ángel, por me fazer çierta que sería madre e virgen

quedaría, díxome que conçibiría al Fijo de Dios eterno, potente e sabidor e bueno, al qual

conçibirás e parirás en el vientre, como si dixiera: «El que has de conçebir en el vientre

tuyo, ya fijo es en el Padre suyo, el qual podrá e sabrá e por su bondat querrá salvos e

enteros los sillos de tu virginidat salir del vientre tuyo como sale el novio del adornado

tálamo suyo». E aquí entenderás cómo en mí se reparó e cumplió la graçia que Eva |[143v]

perdió, la qual avía de conçebir e parir virgen.

La Condessa pregunta

Mucho serviçio, loor e bendiçión sea a vuestra Merçed por el grand bien que me

fizo en la mi desseada disçiplina que de vuestra doctrina dulçíssima resçebí. Agora, mi

Sobreseñora, desseo saber por [qué] el ángel vos161 anunçió que al fijo que de vos

nasçiesse llamássedes Jhesús el santo nonbre suyo, por quanto vuestra virginal perssona162

fue figurada por la virgen de Ysaýas e el Fijo vuestro por el suyo, pues así es, deviera os

dezir el ángel: «Llamarás al nonbre suyo Hemanuel», porque concordara el ángel con el

Profecta e con los dos concordara Luchas, vuestro secretario. Ítem, yo oý dezir que Dios

mandara a Ysaýas que al niño que de la Virgen nasçido avía de ser llamado Apriessa e

Trahe de arriba o Derriba, Despoja e Aquéxate a robar, ¿cómo el ángel olvidó estos

nonbres e memoró Jhesús? Ítem, Ysaýas profetizó que el niño nasçido e el fijo dado al

pueblo de Israel sería llamado Admirable, Consegero, Dios, Fuerte, Padre del siglo futuro,

Prínçipe de paz163; pues en ningúnd logar de la profeçía se pon Jhesús, ¿qué fue esta cosa

que el ángel de Dios no siguiesse sin inspirada profeçía deziendo una cosa por otra?

La Virgen responde

No pienses, Condessa, que el ángel dixo contra el profecta ni Ysaýas, el qual puso

quel Fijo de la Virgen avría tres linages de nonbres que avría el Mexías segúnd tres estados

de venida que avía de fazer. Primeramente, el Fijo de Dios avía de tomar carne en vientre

de una virgen e ser en uno e de consuna Dios vero e vero hombre, en el qual estado fue

aquel niño llamado su nonbre Hemanuel, el qual quiere dezir convusco Dios, como quien

dize Dios con hombre. Mirando a la su conver- |[144r] saçión e sus actos, fuéronle puestos

161 El manuscrite repite vos. 162 En el original perssonal. 163 Is 9, 6: «Et vocabitur nomen eius: Admirabilis, Consiliaris, Deus, Fortis, Pater futuri saeculi, Princeps pacis».

237

estos nonbres maravillosos. Este fue en el conçebir e nasçer, ca fue conçebido de Spíritu

Santo e nasçido de madre virgen, por esto le dixo admirable en el nasçer. Llamole

consegero, esto fue en las sus doctrinas e predicaçiones; e llamole dios en las operaçiones

de los miraglos; llamole fuerte quanto a la Redempçión, sofriendo muerte corporal en

captivando la muerte infernal e librando al linage humanal; llamole padre del siglo futuro

en la Resurreçión e Asçenssión; llamole prínçipe de paz quando embió el Spíritu Sancto

sobre los apóstolos para que sin armas le ganassen al mundo.

Si miráremos al estado de la muerte suya, por la qual a los Sanctos Padres del

infierno libró e al diablo robó e al infierno despojó, así le puso Dios estos nonbres Anda

aýna o Apriessa e Detrahe los robos, Corre a robar. E como estos efectos todos sean

encluydos en este nombre, Salvador, e este nonbre, Jhesú, esso es que Salvador, por esso

el ángel me dixo que al fijo que pariesse su nonbre fuesse Jhesú, ca este mesmo ángel,

como cuenta san Matheo, aparesçió a Josep después que conçebí, le dixo: «Josep, fijo de

David, no quieras temer resçebir a María tu muger, ca lo que en ella nasçido es de Espíritu

Santo es. Parirá fijo a ti e llamarás su nonbre Jhesú porque Él fará salvo al pueblo suyo de

los pecados dellos»164. Mira, Condessa mía, cómo el ángel concordó la entençión de la

profeçía con el nonbre de que me dezía, ca no pudiera salvar a Sí e menos a todos si no

fuera Dios e hombre, que suena Hemanuel; ni podiera nasçer de virgen, si no fuera

maravilloso; ni podiera dar tan sanctas doctrinas ni consejos, si no fuera altíssimo

consegero; ni podiera fazer tantas maravillas de propia auctoridat ni las podiera mandar

fazer, si no fuera |[144v] Dios; ni podiera muerto librar los presos, vençer al diablo ni

quebrar los infiernos si no fuera Dios fuerte, etc.

Mira cómo en este nonbre, Jhesús, se çierran aquellos que dixiste e no ha

contradiçión entr’el mensagero mío e aquel profeta tuyo. E más que aquel profecta

mesmo pone este nonbre al Redemptor que165 venir devía en muchos lugares. En el uno

dize: «Çibdat la de fortaleza nuestra el Salvador Jesú será, pues siento en ella muro e

barrera»166. En otro dize: «Roçiat çielos de arriba e las nuves lluevan al justo; ábrasse la

tierra e engendre al Salvador»167, que es Jhesú. Ítem otro profecta: «Yo me gozaré en el

Señor e saltaré en Dios Jhesú mío». Esto baste fasta el parto, en el qual te diré muchas

cosas de Jhesú, nonbre sancto e virtuoso.

La Condessa pregunta

Asaz quedo consolada, muy alta Reyna de consolaçión, de mi duda çertificada e

bien contento mi coraçón. Perdone vuestra ingeniosa sabidoría a la ygnorançia ruda mía,

164 Mt 1, 20-21: «Ioseph fili David, noli timere accipere Mariam coniungem tuam: quod enim in ea natum est, de Spiritu sancto est.

Pariet autem filium: et vocabis nomen eius Iesum: ipse enim salvum faciet populum suum a peccatis eorum». 165 A continuación subpunteado, por. 166 Is 26, 1: «Urbs fortitudinis nostræ Sion; salvator ponetur in ea murus et antemurale». 167 Is 45, 8: «Rorate, caeli, desuper, et nubes pluant iustum; aperiatur terra, et germinet Salvatorem».

238

no se fatigue vuestra Alteza si fiziere una pregunta. Pues el Fijo de Dios altíssimo era e se

vino a humillar, fortíssimo era e se vino a debilitar, era grandíssimo e se vino a meniorar,

¿cómo, después que ameniorado, humillado e debilitado se podía engrandiar e magnificar,

como el ángel entendió «e aqueste será grande»?

Responde la Virgem

Mira, Condessa, cómo en esta embaxada está toda la fe católica ençerrada, segúnd

la humanidat. En quanto el ángel me dixo «mira, conçibirás en el vientre», entendió el

secreto de la Encarnaçión e el artículo de la fe, que dize: «El qual es conçebido de Spíritu».

En quanto dixo «e parirás al Fijo», está el misterio de la nasçençia e el artículo segundo

que dize: «Nacido de María Virgen». En quanto dixo «e llamarle has Jhesú», toca el |[145r]

misterio de la pasión, el qual secreto se entiende en este nonbre, Jhesú, e el artículo

terçero, que dize: «El qual padesçió so168 Ponçio Pilato, cruçificado, muerto e soterrado».

En esta palabra de que preguntas, «e aqueste será grande», está ençerrado el misterio de

quando descendió a los infiernos e se funda en esta palabra del artículo quarto, que dize:

«Desçendió a los infiernos».

Agora quiero responder a tu qüestión. Mira muchas maneras de respuesta. Las

menoraçiones e chiquedades del glorioso e muy magnífico Fijo de Dios entre otras

muchas fueron quatro señaladas. La primera, que, do era grandíssimo infinitamente, se

fizo niño chiquillo e honbre humillmente. Pero en este fue grande en magnifiçençia, ca

fue conçebido sin acto de vileza e nasçido magnificamente de virginal pureza; que siendo

niño chico, si no fuera grand Dios, de virgen no nasçiera ni naçer pudiera.

La segunda menoridat e poquedat fue humillarsse al diablo para que lo temptasse

e lo levasse a un lugar e a otro. Pero aquí se mostró grande, ca el diablo, prínçipe deste

mundo, el qual era tan poderoso que sobre la tierra no era poder alguno que se le

comparasse, bien pareçe que Aquel que de mí avía de nasçer en la tal menoridat grande

sería por potestat.

La terçera chiquidat o menoridat fue en la su Passión, en la qual morió. No

confiesso en la demanda, ni por testigos convenientes convençido, ni por magnifiestas e

notorias maldades concluydo, mas falsamente acusado, iniquamente fue condempnado e

cruelmente cruçificado e con los malos deputado. Oýste la grand menoridat e baxeza, oe

su potestad e grandeza, ca fizo eclipsi del sol e de la luna fizo teniebras, sobre toda la

tierra quebrantó las piedras duras e abrió las sepulturas. Mira que, moriendo como menor

e |[145v] quasi viçioso, allí peresçió e fue muy grande e poderoso.

La quarta menoridat o chiquedat fue en la desçendida de los infiernos, en la qual

fue pensado de las gentes ser dapñado a los tormentos del infierno, como primero fuera

168 En el original suponçio.

239

setençiado por sus deméritos a la muerte del madero. Mas aquí has de notar que en el

Conçilio Niçeno huvo algunos letrados que dixieron que Jhesú no fuera Dios, mas

solamente honbre puro. E por no dar lugar a este herror, no posieron este artículo

«desçendió a los infiernos», mas en pos de la muerte luego posieron este artículo de la

resurreçión. Bien paresçe la menoridat del Fijo de Dios segúnd presunpçión de los

ygnorantes, mas aquí fue grande sin conpa[ra]çión. Pruévase por esta razón: çierto es e

verdadero quel grandíssimo Fijo del Padre no se apocó ni menoró sino por la carne que

de mí tomó. Pues como esta quedasse en la sepultura, quando desçendió a aquella

fondura, en su grandeza estuvo con su alma pura, sacando los presos de la mazmorra

oscura.

Ergo bien me dixo el ángel «e aqueste será grande».

La Condessa pregunta

¡Cómo, sapientíssima e discretíssima Virgen, es la respuesta e profundamente

declarada, e yo, la vuestra ançilla humilde, contenta e bien pagada! Mas de la palabra que

dixo «e será llamado Fijo del muy Alto» mi coraçón no fuelga ni mi voluntad en ella se

asienta, mas vazía como caña del viento meneada.

La Virgen

¿Quál razón te trahe duda que al ángel de la verdat no des llenera creençia? Ca

bien dixo verdat; dixo cómo es el negoçio, así lo dixo. ¿En qué es tu duda, faziendo

pescuda de cosa tan çierta e palabra tan abierta e fabla tan manifiesta? Di tu duda, di tu

razón, declara tu coraçón e avrás respuesta con que ayas consolaçión.

La Condessa |[146r]

Çierta cosa es que la palabra no es firme tanto como lo que significa. Pues como

es verdat que el Fijo que de vuestra virginal sustançia resçibió es Fijo del muy Alto, pues

¿por qué lo puso «Fijo del muy Alto será llamado»? Ca posible es que alguno sea llamado

Fijo del muy Alto por apellido e no por natura. E así paresçe que mejor dixiera «e aquel que

conçibirás e parirás será Fijo del muy Alto», que no «será llamado Fijo del muy Alto». Esta

es, Señora mía, la razón de la mi dubda.

La Virgen responde

240

Ligera es tu dubda e fáçile tu pescuda. Uno fijo solo e único es el Fijo del

Altíssimo con el Fijo mío dilectíssimo, mas es fijo naturalmente del muy Alto e

naturalmente fijo de mí humanado, ca el Fijo del muy Alto es mi fijo natural e

naturalmente honbre. Mas el humanar activo e passivo fue sobrenatural, ca el Verbo

encarnado por una razón es fijo natural del muy Alto; e por otra manera es fijo mío

natural. Empero aunque só yo natural madre del Fijo encarnado, no só fecha su madre

por modo criado mas por Spíritu Santo. E aquel ho[n]bre, Fijo mío, por Dios Fijo suyo

predestinado, no fue, como tú dizes, Fijo del muy Alto naturalmente engendrado, mas por

quanto una perssona era el Fijo del muy Alto e aquel que yo engendré por Spíritu Sancto.

Por esso dixo el ángel quel fijo que de mí fuesse nasçido Fijo del muy Alto sería su

apellido. En tanto que aquel que era fijo natural del un cabo, del Altíssimo sería fijo de la

otra parte, Fijo del Altíssimo por apellido. E aquel ángel no entendía del Verbo

eternalmente del Padre engendrado e nasçido, mas del Verbo nuevamente de mi carne

revestido, de mi vientre formado, en hombre complido.

La Condessa pregunta

No se enoge vuestra Alteza si fiziere otra pregunta, la qual es aquesta: |[146v]

¿Cómo dixo el ángel: «E dará a Él el Señor Dios la silla de David, su padre, e regnará en la

casa de Jacob para sienpre»169? Yo oý dos cosas a los predicadores que fablavan en la

sancta Escriptura. La una, que después del rey Geconias, que regnó en Judía o en el tribu

de Judá, dixo Dios que rey de su linage jamás reynaría. E como el Fijo vuestro, Fijo del

muy Alto, venga del linage del rey Geconias, ¿cómo pudo el ángel dezir falsía quel Señor

Dios le daría la silla de David e que reynaría, etc.? Lo segundo que leý e oý es quel mesmo

Fijo de Dios dixo a Pilato quel reyno suyo no era deste mundo; pues como el reyno de la

silla de David fuesse deste mundo, ¿cómo dixo el ángel a vuestra Merçed del Fijo del muy

Alto quel Señor Dios le daría la silla de David, su padre, e regnaría?

La Virgen responde

Esta silla quel Señor avía de dar al Fijo que de mí nasçiesse no era de regno

temporal ni carnal170, mas de regno eternal e espiritual. Así lo escrivió Ysaýas e Geremías,

Ezachiel e David, e ante destos el su padre lo escrive, que Dios dixo: «La silla suya, como

el sol en el mi acatamiento –o en los ojos míos– e columpna perfecta para siempre, testigo

en el çielo fiel»171. E aquesta fue la razón por que el día de la Passión dixo el mi Fijo a

169 Lc 1, 32: «Et dabit illi Dominus Deus sedem David patris eius; et regnabit in domo Iacob in aeternum». 170 En el original, eternal; corrijo para mantener la simetría con el término espiritual que viene a continuación. 171 Ps 88, 37-38: «Semen eius in aeternum manebit. Et thronus eius sicut sol in conspectu meo, et sicut luna perfecta in aeternum, et

testis in caelo fidelis».

241

Pilato: «Yo rey só como dizes, mas el reyno mío no es deste mundo, ca el mi reyno, si

deste mundo fuesse, los míos pelearían que yo no fuesse traýdo ni dado a los judíos, mas

agora el reyno mío no es de aquí»172. Mira cómo otorgó que era rey, mas no de aqueste

mundo; mas quando resurgió dixo: «A mí es dada toda potestad en el çielo e en la

tierra»173, ca por la muerte suya alcançó el reyno eternal en quanto hombre, segú[n]d lo era

en quanto Dios, ca ninguno del linage de Geconias que vino de David huvo en el mundo

la silla real de David, salvo en el Me- |[147r] xías, Fijo mío, después que resugió segúnd las

Escripturas. E agora es Rey, oy e cras e para siempre. E, por ende, el ángel ni Ysaýas ni

Geremías no entendieron del reyno de David temporal, mas del spiritual e çelestial, etc. E

los reyes que regnaron en Judá en fin de los Machabeos e tovieron reyno en Judea

temporal no fueron del linage real, mas de Leví e línea saçerdotal. E así queda que el ángel

dixo bien e verdad quel Señor Dios daría la silla de David, su padre, al Fijo que de mí

nasçiesse.

La Condessa replica

Muy entendida Señora e prudentíssima Virgen174, ¿por qué el ángel no vos dixo

que regnaría el vuestro Fijo en la casa de David, pues avía de regnar sobre su silla e le

sucedía como fijo, e vos dixiera que regnará en la casa de Abrahán, pues era de su linage e

a él fuera prometido e jurado para que dixiesse: «En la casa de Jacob regnará para

siempre»?

La Virgen responde

No te maravilles, Condesa mía, por la fabla del ángel no aver seýdo como tú

arguyes. Mas deves creer quel mensagero de la verdat no pudo dezir mentira ni falsedat.

Sepas, devota mía, que no cunplía dezir «e regnará en la casa de David, su padre», ca fuera

luego el reyno del Ungido angosto e restriñido, al qual era venidero a regnar en toda la

tierra, porque fuesse un Dios e un Ungido suyo sobre toda la tierrra e todos los regnos

avían de ser suyos. Ni avía por qué dezir «e regnará en la casa de Abraham», de la qual

casa salieron muchos fijos finalmente reprobados, como fue Ysmael e su linage, e Zamrán

e Jexam e Maclán e Madián e otros linages que Abraham huvo de Çetura175. Ni huvo por

qué dezir «e regnará en la casa de Ysaac» porque desta casa fue Esaú, enemigo del Señor e

reprobado a sí mesmo. E, porque el Fijo mío fue cabeça |[147v] de los predestinados e de

los que se avían de salvar, no fue razón quel ángel de la gloria dixiesse algo de la casa de

172 Io 18, 36: «Regnum meum non est de hoc mundo. Si ex hoc mundo esset regnum meum, ministri mei utique decertarent ut non

traderer Iudaeis: nunc autem regnum meum non est hinc». 173 Mt 28, 18: «Data est mihi omnis potestas in caelo et in terra». 174 En el manuscrito, vir virgen. 175 Cf. 1 Par 1, 32: «Filii autem Ceturæ concubinæ Abraham, quos genuit: Zamran, Iecsan, Madan, Madian, Iesboc, et Sue».

242

Ysaac, do el fijo primero e mayoral fue reprovado del Señor. Mas fue razón çierta que

dixiesse «en la casa de Jacob», que casa es de los escogidos e de los predestinados regno,

ca fallarás que en la casa de Jacob no fue ninguno reprovado, mas todos predestinados. E

así quel ángel bueno e mensagero de verdat bien fabló e verdat dixo: «E regnará en la casa

de Jacob para siempre».

CAPÍTULO Xº

CÓMO LA CONDESSA PREGUNTA A LA VIRGEN DE LA CLÁUSULA QUE

DIZE: «¿CÓMO SE FARÁ ESTO?»

Mui guarnida de clara prudençia, adornada de viva discreçión, aunque respondistes al

ángel tarde e muy pesada, pero, mi grand Señora, preguntaste con cordura como Virgen

muy avisada, quando ya saludada e esforçada e oýda con grand sentido del ángel la

embaxada, le dexistes: «¿Cómo se puede fazer esto?», es a saber, «que yo conçiba e para

como dizes». Desta respuesta qüistioneante que vuestra Alteza dio al ángel nasçe a mí una

grad dubda.

La Virgen responde

No veo razón por que no dudes de mis palabras tan abiertas, ca yo era virgen de

propósito e promessa. E oyendo que conçibiría e pariría, razón tuve de preguntar cómo se

podía fazer esto, pues no fablava con marido.

Cómo la Condessa faze por la Virgen

Bien me contenta la respuesta que, digna Virgen, al ángel distes, mas mi duda es

de la qüestión que le fezistes. En algunos libros que yo tengo quatro raýzes tengo por las

quales suelen fazer algunos esta vuestra qüestión cómo es esto o cómo se puede fazer

esto. La primera es quando alguno oe cosa que es contra |[148r] ley general, luego pregunta:

«¿Cómo puede ser esto que dizes?», como contesçió a nuestro Señor con los judíos

quando les dixo: «Desçendí del çielo, no para fazer mi voluntad, mas para conplir e fazer

la voluntad del Padre mío que en los çielos es»176. Quando oyeron los judíos esto, dixieron

entre sí: «¿Cómo puede ser esto contra ley común, que ningúnd hombre suba ni desçienda

176 Io 6, 38: «Quia descendit de caelo, non ut faciam voluntatem meam, sed voluntatem eius qui misit me».

243

del çielo, ni hombre alguno tiene padre en el çielo e madre en la tierra, e que fuesse

nasçido en los çielos e en la tierra? ¿Este no es Jhesús, fijo de Josep, del qual nós

conosçemos padre e madre? ¿Pues cómo dize así que desçendió del çielo?»177.

Segunda raýz es quando alguno dize o faze alguna cosa sobre razón natural, como

contesçió quando nuestro Señor alunbró al çiego nasçido e fuesse el milagro magnifiesto.

Preguntavan los judíos al çiego: «¿Cómo vees? ¿Cómo te abrió los ojos?»178, ca sobre

razón natural es que uno que nasçe çiego pueda ver ni ser curado de su çeguedat.

La terçera raýz es quando alguno oe cosa que es contra ley divinal. Una vez

nuestro Señor predicava cómo Él era el Christo e el Fijo del hombre, esto es, fijo de

Adam, que avía de ser levantado e morir en la cruz. Los judíos, maravillándose, dixieron:

«¿No oýmos de la lei quel Christo queda e permanesçe para siempre? ¿Cómo tú dizes que

conviene de ser el Christo alçado, el fijo de Adam? ¿Quién es este fijo de Adam?»179.

La quarta raýz es quando alguno oe dezir que Dios faze alguna cosa segúnd

costunbre humanal, como leemos que Dios fazía qüestiones, al qual no es cosa ascondida,

quando dixo Dios: «Adam, ¿a dó estás? ¿Quién te dixo que eras desnudo?»180. E dixo a

Caýn: «¿A dó es Abel, tu hermano?181 ¿Qué feziste, etc.?». Preguntan los honbres

quando esto oen cómo preguntava Dios las cosas que sabía como si no las sopiera.

Agora, la mui noble Señora, querría mucho saber la pregunta vuestra que al |[148v]

ángel fezistes quando le respondistes deziendo: «¿Cómo se puede fazer esto?» de quál raýz

destas quatro manava vuestra pregunta.

Cómo la gloriosa Virgen se funda en la pregunta de la Condessa

Con grande acatamiento e consideraçión dessas tus quatro raýzes que agora

tocaste nasçió aquella mi breve pregunta. Mira de la primera raýz que agora, Condessa,

dixiste. Ley común e general es que muger conçiba de varón, pues çierta cosa es que

contra ley general de las mugeres es que la virgen conçiba; pues como yo fuesse virgen de

propósito e voto, razón tuve de preguntar cómo podía conçebir, no conosçiendo al

marido.

Ítem, de la raýz segunda, contra toda razón natural es que virgen pueda parir e

quede virgen; pues como fuesse entera e casta virgen, razón tuve de preguntar cómo

podía ser fecho que, pariendo, quedasse del parto virgen.

177 Io 6, 42: «Nonne hic est Iesus filius Ioseph, cuius nos novimus patrem et matrem? Quomodo ergo dicit hic: Quia de caelo

descendi?». 178 Tanto en la pregunta anterior como ahora el copista usa al final sendos signos de interrogación. Io 9, 26: «Quid

fecit tibi? Quomodo aperuit tibi oculos?». 179 Signos de interrogación al final de cada pregunta. 180 Signos de interrogación al final de cada pregunta. Gen 3, 9 y 11: «Vocavitque Dominus Deus Adam, et dixit ei: Ubi es?

[...] Quis enim indicavit tibi quod nudus esses?». 181 También aparece el signo de interrogación. Gen 4, 9: «Et ait Dominus ad Cain: Ubi est Abel fratrer tuus?».

244

Ítem, de la terçera, contra ley de Dios es que muger conçiba e para de otro alguno

salvo su marido; pues como marido oviesse e carnalmente no le conosçiesse ni conosçer

lo propusiesse, razón tuve de preguntar cómo podría conçebir e parir, e que la ley de Dios

por mí se oviesse de contrahír o destruyr.

Ítem, de la quarta raýz, como el muy Alto fuesse Padre e Fijo e Spíritu Santo,

¿cómo podía ser quel conçebido e ya nasçido Fijo de Dios Padre avía, segúnd costunbre

humana, de nasçer otra vegada de muger madre? Pues razón tuve de preguntar cómo

aquello que me dezía en mí se podía obrar, etc.

Cómo la devota Condessa pregunta a la gloriosa Virgen

Aunque yo nunca lo serví ni jamás lo meresçí, que una indigna esclava de vuestro

serviçio osse preguntar cosas devotas e provechosas e más que presuma de qüestionar

cosas curiosas es a mí levia- |[149r] na osadía, pero es una tan fonda duda e só tan ganosa

de la saber que su ygnorançia me da grand pena. Ca ni lo escriven evangelistas ni lo

apuntan los doctores ni he fallado letrado que me la diga ni çertifique qué fabla fue aquella

que vuestra Merçed con el ángel huvo desde el sueño primero fasta que vuestra Alteza, de

mucha cordura muy guarnida, dio el sí al su mensagero con creençia consintiendo, ca el

vuestro secretario desta fabla que yo pido prestamente se expide. Vuestra liberal largueza

enriquezca mi desseo del almario de los saberes del vuestro pecho virginal.

La Virgen responde

Deves, Condessa, conoçer que la grand gana de182 saber, aunque sea al hombre

naturalmente183 muy anexa, empero quiebra los cabestros e ronpe las riendas a la honesta

humilldat que siempre entiende con estudio e vigilia en conosçer a sí mesma. Mas por no

te avergonçar, a tu pregunta satisfaré. Sepas, Condessa engeniosa, que antes de la pregunta

que oýste le propuse otras tres preguntas. Digo las184 tres preguntas por tres motivos que

le dixe que tú puedes bien oýr e pensar.

El primero motivo, cómo se puede fazer esto que nunca fue oýdo. E piensa quel

ángel se detuvo buen espaçio satisfaziendo a esta razón, por enxemplos naturales

contenidos en çiertos puntos. El primero punto piensa que me dixo el ángel: «¡O, Virgen

pura e sin manzilla, la tierra es fría e seca, que son prinçipios de corrupçión e no de

generaçión; son de muerte e no de vida. E así de suso del todo es indispuesta e no

convenible a generaçión; pero, si resçibe de las nuves e de otra parte humor e con el calor

que resçibe del sol, se faze ydónea para engendrar plantas e yervas; e aquesto por

182 Interlineado, de. 183 El manuscrito repite naturalmente. 184 En el original, les.

245

calidades e prinçipios estraños. Pues, Virgen bendicha, como tú seas moça e joven, hú-

|[149v] mida de tuyo e caliente de conplisión, que son prinçipios intrínsicos e de vida para

generaçión, luego más dispuesta eres tú, gloriosa Virgen, para engendrar que la tierra que

por prinçipios extrínsecos engendra e conçibe. E, así, puesto que seas virgen e la virgen de

suyo no pueda conçebir, pero tú de tu propio humor e con calor de Espíritu Santo puedes

conçebir e parir virgen, ca el Señor Dios por sí solo puede fazer lo que faze la causa

segunda mediante».

El punto segundo: «La concha del mar, mediante el roçío del alvorada e la calor

del sol, en sí mesma engendra el aljófar e las perlas. Así tú, Virgen preçiosa, como la

concha del mar mediante el roçío divinal e calor del Spíritu Santo engendrarás de ti

mesma la preciosíssima perla de la humana redenpçión».

El terçero punto: «El rayo del sol, sin corrupçión de la tierra, engendra en sus

entrañas oro e plata e otros metales; así el rayo, verdadero fijo del sol Dios Padre, podrá

en ti engendrar al fijo tuyo, único con el suyo, que será oro de sabidoría, plata de clara

doctrina, piedras preçiosas para pagar el rescate de vuestra captividat».

El quarto punto: «Como el rayo del çielo comete vençiendo todas las cosas

fuertes, así el Fijo de Dios en el tu vientre virginal dissolverá e vençerá todas las185

dificultades que pueden enpachar que tú no conçibas e paras virgen».

El quinto punto: «La palma fiminina, a olor sólo de la palma masculina, engendra,

aunque de suyo sea estérile e mañera. Pues aunque tú, siendo virgen, seas estérile e

mañera, puedes engendrar aquel fructo e dátile dulçoroso que traxo salud al mundo a olor

de la alta palma divinal».

El punto sesto: «Çierto es, segúnd afirman los naturales, que las abejas vírgines

biven e perseveran, empero |[150r] en sus colmenas conçiben e paren vírgines. Este

enxenplo, con los que diré, no solo186 para conçebir vírgines mas aun parir e quedar

virgen».

Punto séptimo: «Como el fuego entra e sal por el fierro sin su lesión e corrupçión,

así el fuego divinal entrará conçibiendo e saldrá nasçiendo sin lesura de tu cuerpo e sin

corrupçión de tu carne virginal».

Punto octavo: «Como el rayo entre e sal por el vidro sin su factura e lesura, así por

ti más que el christal e claro vidro entrará e saldrá el Sol de justiçia, conçebiendo e

nasçiendo de ti virgen».

El noveno punto: «Las anguillas, ranacuajos, vermes, serpientes e gusarapos e

otras cosas muchas bivas sin mezcla de macho e henbra son engendradas e puestas en ser,

pues qué maravilla que aquel que gusano e serpiente se llama sea producto en ser sin

mezcla de macho e henbra de ti, Virgen muy graçiosa».

185 A continuación, subpunteado cosas. 186 Parece faltar texto que dé el sentido completo.

246

El déçimo punto: «El que dio poder a todas las cosas sobredichas para que

produxiessen sus efectos por vía de natura, pudo dar a ty, o, Virgen gloriosa, por su graçia

espeçial que tú podiesses conçebir e parir virgen sobre natura. Pues que así es, o, Virgen

gloriosa e humilldossa, da tu palabra consintiendo e resçibirás la palabra de Dios

conçibiendo e comunicarlo as al mundo pariendo e quedando virgen».

Cómo la Virgen responde al ángel del segundo motivo

«O, ángel mensagero del Señor, si virgen avía de conçebir fijo e parir no quedando

virgen, este común curso es de moças que, perdida la virginidat, conçebir puedan e parir.

Mas que la parida quede virgen, ¿cómo se puede fazer esto? Aún nunca lo he leýdo, ca tal

como está, deviérasse escrevir por que no fuera en olvido, pero cómo se pueda fazer esto

çiertamente no es aún de mí leýdo». |[150v]

Piensa, devota mía, que el ángel, oyendo el segundo mi motivo, se detuvo un buen

rato, çertificándome e afalagando por muchas autoridades registradas en las santas

Escripturas, trayéndome remenbrança que largas vezes las avía ya leýdo; e partió

suçintamente su respuesta en seys puntos.

Cómo el ángel por çiertas figuras çertificó a la Virgen cómo conçibiría quedando virgen

El primero punto, allegándome la visión que fue mostrada a Moyssén en el

desierto en la çarça en el fuego, deziéndome: «Mira, Virgen escogida sobre todas las

mugeres, que el fuego del Señor se asentó sobre la verde çarça, enflamola e encendiola,

mas no la quemó ni la secó. Mas, quando la dexó, virgen quedó. Pues, ¿qué cosa es la

çarça verde sino tú, muy fresca Virgen? ¿Quién es el fuego ardiente e enflamante e no

quemante sino el Fijo de Dios, que vendrá en ti e te enflamará e no te quemarás? E tú

quedarás, quando le parieres, verde en tu frescura e virgen sin lesura».

El segundo punto: «¡O Virgen singular e hembra sin par! En ti se complirá aquella

maravilla que Dios quiso mostrar en la vara de Arón. Çierto es que aquella vara seca sin la

plantar, sin la enxerir, sin la humidar, sin la ministrar mano de ortolano, dio en una noche

flores e fojas e nuezes e almendras. Así serás tú, sin compañía de varón e sin natural

operaçión, conservada tu verdura e pura sin lesura virginidat, conçibirás a la Flor de las

flores, a Fructo bendicho con sabor de los sabores.

El punto terçero es que, así como fue la maravilla mostrada a Gedeón en el

velloçino e roçío, así será complido en ti el mensage que te digo. Gedeón pedió a Dios

señal en que sopiesse que avría victoria de los enemigos del pueblo de Dios contra los

|[151r] quales lo embiava. E fuera la señal primera que fuesse puesto en la era un velloçino,

247

el qual essa noche fuesse lleno de roçío, quedando la era seca; la segunda fue que en la

noche seguiente fuesse la era roçiada, la lana quedasse seca. Gedeón es el linage humanal,

que pide señal a Dios de la victoria contra sus enemigos; el roçío es el Fijo de Dios; la era

era el mundo; e tú la lana de que avía de fazer la púrpura que digna era de ser vestida

solamente la magestad del Enperador, ca era el roçío, que es el Fijo de Dios en ti

secretamente, e el mundo paresçerá seco. E después parirás el Roçío al mundo e tú

quedarás enxuta; la cuenta que inchió el Rocío que de la lana cayó es la humanidat, que en

ti tomó el Fijo de Dios en que moró e mora corporalmente la sancta divinidat».

Es el quarto punto mostrado a Ysaýas en la Virgen e en Dios quando dixo a la

casa de David: «‘¡Ahé que la Virgen conçibirá e parirá fijo e será llamado su nombre

Connusco Dios!’. Tú eres aquella Virgen que conçibirás e parirás al Fijo de Dios en

nuestra humanidat, ca el Fijo que parirás será Dios y honbre verdadero. Será honbre

porque lo parirás e será Dios porque quedarás virgen, ca Dios no devía nasçer sino de

virgen. Mira, Virgen sin manzilla, que así como el Padre no conosçió muger para

engendrar al su Fijo en el çielo, así la Madre no conosçerá varón para lo engendrar en el

suelo.

El punto quinto fue mostrado a Geremías en la henbra e en el varón quando dixo:

«Nueva cosa crió el Señor sobre la tierra; la henbra çercada al varón»187. Virgo muy clara,

vós soys aquella tan fermosa hembra que conçibiríades en el vuestro vientre al Fijo de

Dios, que se llama Varón fuerte e Barragán. E si lo çercases e pariesses como a fijo no

sería cosa nueva. Avía de ser cosa nueva por parte del Padre, que lo engendraría en muger

sin varón; nueva por parte del Fijo, el qual sería |[151v] varón por obra de franco juyzio

dentro en el vientre tuyo e[n] conplimiento de dones spirituales, por esso dixo varón;

nuevo por parte de la madre, la qual, pariendo, quedaría virgen, lo qual ante de ti nunca

fue oýdo ni leýdo lo que en ti será conplido, si por ti fuere consentido.

El punto sesto fue mostrado al profecta Ezechiel en el prinçipio e en el postigo:

«Tú, muy gloriosa Virgen, eres la puerta çerrada en la casa del Señor, a todo varón vedada,

salvo al Prínçipe señor, ca varón alguno no avía de poder de entrar e salir por ella sino el

Prínçipe, que comía pan en ella e sería çerrada al Prínçipe»188, esto es, que çerrada sería a

honra del Prínçipe. Pues mira, Virgen graçiosa, que ya muchas vezes avrás leýdo estas

profeçías que has de mí oýdo, pues otorga en mi mensagería e tú serás la Virgen que

conçibirás, parirás e criarás al Fijo que Dios te embía».

187 Ier 31, 22: «Quia creavit Dominus novum super terram: Femina ciurcumdabit virum». 188 Ez 44, 2-4: «Et dixit Dominus ad me: Porta haec clausa erit; non aperietur, et vir non transibit per eam, quoniam Dominus Deus

Israel ingressus est per eam; eritque clausa principi. Princeps ipse sedebit in ea, ut comedat panem coram Domino».

248

Cómo responde el ángel a la Virgen del motivo terçero

[C]189ondessa devota mía, considera e piensa que, como el ángel reduxo a memoria

las relatadas profeçías, luego me vino en mientes el mi terçero motivo quando le respondí:

«O, mensagero del Señor, ¿cómo se puede fazer esto, que aún no lo he entendido»190. El

ángel entonçe me respondió: «Como el sol penetra el vidrio o la vidriera colorada e sale el

rayo del sol vestido del color de la vidriera sin corrupçión e sin lesura de la vidriera, así el

Fijo de Dios, qu’es rayo esclaríssimo del Sol vero paternal, penetrará a ti, Vidriera,

cobierto de tu carne, salvo el sello virginal. Ítem, como la planta pare la flor, así parirás al

Salvador. Ítem, como la estrella pare al rayo suyo, así parirás al Fijo tuyo: ni el rayo a la

estrella ni el Fijo a ti, donzella, traherá vil corrupçión, pues virgen conçibirás e virgen

parirás |[152r] e virgen lo criarás. Da consentimiento al mi mensage e será virgen en buen

horage con grand Fijo de alto linage».

Responde el ángel a la Virgen del quarto motivo

Piensa, Condessa mía, que quando el ángel concluyó contra el terçero motivo,

luego me acordé del quarto e postrimero e le dixe: «¿Cómo se puede fazer esto, que no

uso con marido?»191. Piensa que añadí: «Como el Fijo de Dios sea luz que no se puede

mirar e sea fuego inflamante que se no puede soportar, ¿cómo se puede fazer esto, pues

no usso de marido, ca tal Fijo, como dizes, ni lo podré mirar ni en mis braços soportar?».

Piensa cómo entonçe el ángel me respondió: «No ayas miedo de aquel fuego

enflamante, ca el Spíritu Santo sobreverná en ti para que ponga antipara de carne tuya

para quel Fijo de Dios e Fijo suyo no te queme revestido de tu carne. E la virtud del muy

Alto fará sombra al rayo del Fijo suyo por que lo puedas mirar, enbuelto e circundado de

la muerte de tu carne, ca el ojo que mirar no puede al sol en la rueda suya, bien le mira

quando es embuelto en la nuve. E, por ende, te digo que la virtud del muy Alto le

asombrará a ti para que lo mires e remires, consideres e contemples. E muchas vezes con

muchas graçias ha venido en ti el Spíritu Santo quando fueste conçebida e después que ya

nascida, mas agora en esta mi embaxada serás madre sublimada, quedarás virgen192

esmerada e señora exalçada, nuera de Dios Padre, esposa del Spíritu Santo e madre señora

del Fijo de Dios. Mira cómo sobreverná con sobra de graçias para que conçibas graçiosa e

seas ençinta virtuosa e paras muy gozosa e después bivas virgen e madre gloriosa. Por

ende, lo que de193 ti nasçerá sancto Fijo de Dios será llamado, no adoptivo ni por apellido,

189 Hueco para la capital. 190 Parece una adaptación de Lc 1, 34: «Quomodo fiet istud quoniam virum non cognosco?». 191 Lc 1, 34. 192 En el original, virges. 193 Interlineado, de.

249

como los otros, mas naturalmente e por espeçia. E será |[152v] santo absolutamente, sancto

Dios e sancto hombre e sancto de los sanctos, complimiento de toda sanctidat». E baste

aquesto de las cláusulas de mis qüestiones.

CAPÍTULO XIº

CÓMO LA CONDESSA PREGUNTA LA CLÁUSULA

QUE SE SIGUE DE SANCTA YSABEL

Vos, la Inperatriz del çielo, Reyna del mundo e Prinçesa de los christianos, graçias sin

cuento e sin estima loores porque me fezistes tanta merçed que yo fuesse digna de oýr el

dulçe diálogo que vuestra muy alta Señoría huvo con el ángel aquella noche que a vuestra

Merçed traxo su mensagería. Agora, Señora, aún queda grand parte de su embaxada

quanto conviene a la venida194 suya, expediente, postrimera. Desseo saber por quál causa

añadió quando dixo a vuestra Alteza: «Mira que Ysabel, tu prima, éssa conçibió en su

vegez fijo, e aqueste es el mes sesto, aquella que se llama estérile o mañera, porque açerca

de Dios no es cosa imposible, toda palabra que veramente se puede dezir Él la puede

complir»195.

La Virgen

Aún esta cláusula con la postrimera se çierra la fabla que el ángel tuvo comigo

fasta el medio de la noche en que vino a mí. E aquel ángel Gabriel, por me inclinar para

que consintiesse en el tracto de su embaxada e que yo podía conçebir e parir virgen por el

poder de Dios, añadió que mi prima, la muger de Zacharías, aunque era vieja e mañera,

pero por voluntad de Dios e su alto poder era ya ençinta, seys meses avía. Entendió el

ángel que más aýna otorgaría en su mensagería quando un miraglo por otro miraglo se

roborase; ni era maravilla que yo por miraglo conçebiesse que por miraglo fue conçebida.

La Condessa

194 En el original, denida. 195 Lc 1, 36-37, aunque la frase final es añadida: «Et ecce Elisabeth cognata tua, et ipsa concepit filium in senectute sua; et hic

mensis sextus est illi, quæ vocatur sterilis: quia non erit impossibile apud Deum omne verbum».

250

Mucho só maravillada cómo sancta Ysabel fue vuestra prima cormana, ca vós

érades del |[153r] tribu de Judá e del linage de David e de sangre real; e santa Ysabel era

muger del sacerdote Zacharías que venía de Abia, del tribu de Leví. Alexos estava el

parentesco, e así paresçe a mí que no era vuestra prima. Con ygnorançia lo digo e con

desseo de lo saber; fágame vuestra Merçed este bien que le suplico, que me diga cómo era

parienta vuestra prima.

La Virgen

Verdat el ángel me dixo e veramente escrivió mi secretario ser mi prima, ca ella e

yo fuemos desse mesmo tribu; mira en qué manera. Esta mi prima fue de las fijas de

Aarón, el qual Aarón huvo por muger a Ysabel, fija de Aminadab; fue del tribu de Judá,

del qual yo só, ca aquella fue prinçipio e avuela desta, e así ella e yo somos desse mesmo

tribu de Judá. E así mesmo por otras vías pertenesçe ser çercana a mí la dicha Isabel.

CAPÍTULO XIIº

CÓMO LA CONDESSA PREGUNTA DE LA CLÁUSULA POSTRIMERA DEL

SANTO EVANGELIO E CONCLUSIÓN DE LA EMBAXADA

Mi prudentíssima Virgen e graçiosíssima Virgen, exçellentíssima sobre todas, ¿en qué

acabastes vuestra fabla? ¿En qué terminastes la embaxada? ¿Cómo respondió vuestra

Merçed al ángel? ¿Cómo expedió vuestra Alteza al mensagero? ¿Qué fin dio vuestra

Señoría al alto negoçio de tan magnífica mensagería? Diga la mi muy grand Señora e oyrá

de coraçón la suya humillde servidora.

La Virgen

Querría que parasses mientes cómo el seraphín sant Gabriel, paraninpho del Señor

del çielo a mí embiado, tuvo açerca de mí aquellas quatro condiçiones que se requieren al

tratante entre aquellos que de nuevo contraher quieren casamiento. La una tiene manera

de saludante, a la qual él es embiado, con mucha reverençia la saludando. La segunda, que

le diga la voluntad del desposado, con diligençia le entimando. |[153v] La terçera, que al

esposo en muchas maneras la su exçellençia declarando. La quarta, que a la esposa

afalague con preminençia, a consentir la inclinando.

251

Como estas todas oviesse comigo el ángel santo tenido, como te dixe por menudo,

dixe196 al ángel lo siguiente: «[S]i197 yo he de conçebir e parir al Fijo de Dios, spiritualmente

grand cosa fará el Señor en mí; mas a mí no tañe algo, ca qualquier lo puede conçebir

escuchando e oyendo, e parirlo fablando e diziendo. Si entiendes lo que conçebiré e pariré

naturalmente de mi esposo, mayor graçia será a mí fecha que a otra fenbra alguna e

mucho me gozaré de fijo tan generoso. Mas de la otra parte me doleré por perder el mi

tesoro preçioso, ca alcançaré fijo divinal e perderé el mi preçio virginal. Si por ventura tú,

graçioso paraninfe, entiendes, como dizes, que conçibiré e pariré sobrenaturalmente por

obra de Spíritu Santo, esto será a mí singularíssimo bien, que aya por fijo a Dios e hombre

verdadero, e que mi cuerpo quede sin lesura virgen entero».

Entonçe puse los hinojos en el suelo, alçé mis ojos e manos al çielo e dixe: «He

aquí la ançilla e sierva del Señor. A la su Señoría pertenesçe regnar e a mí de servir; a la su

Providençia ordenar e a mí de seguir; a la su Providençia pertenesçe mandar e a mí de

complir»198.

Exclamaçión de la Condessa

Ançilla del Señor e veramente ançilla, que se conserva siempre en humilldat,

significada por Ester, emperatriz de Media e de Persia, que a Dios dezía: «Tú sabes, Señor,

que aborrezco señal de sobervia e de gloria vana; e nunca la tu ançilla fue gozosa ni alegre

sino en ti, Señor Dios mío»199 . Mas tú, Reyna del çielo e de la tierra, Emperatriz del

univer- |[154r] so, Esposa del Criador, escogida para ser madre del Salvador para criar al

Governador, para que concebiesse e fuesse ençinta del Spíritu Santo reformado, dizes tan

humilldosa: «Ahé la sierva del Señor».

O, ançilla que aplacaste al grand Señor, por Abigail bien figurada, la qual dixo a

David contra Nabal muy furioso: «Fable la tu ançilla en las orejas tuyas, yo te lo pido de

merçed, e oye las palabras de la familla tuya»200. Tan dulçe le fabló, que de la saña le

aplacó. O, dulçíssima del alto Dios ançilla, vós le aplacastes de la su furor e saña que tenía

contra el mundo; quanto la causa fue mayor, fuestes ançilla mejor, familla de más dulçor.

O, ançilla fidelíssima e leal, que no resçebistes por señor al enemigo de vuestro

Criador, bien figurada por aquella bihuda, Judic, que mató a Holofernes, enemigo del

Señor, la qual dixo a su pueblo: «No consintió ni dio lugar el Señor que yo, la su ançilla,

fuesse ensuziada ni tocada de inmundiçia, mas sin poluçión me bolvió a vos e revocó

gozosa en la victoria, ca degollé a Holofernes e trayo aquí su cabeça e vengo alegre porque

196 En el manuscrito, dire. 197 Hueco para la letra capital. 198 Otra vez se parafrasea el texto evangélico, cf. Lc 1, 38: «Dixit autem Maria: Ecce ancilla Domini, fiat mihi secundum

verbum tuum». 199 Cf. Esther 14, 18: «Et nunquam laetata sit ancilla tua, ex quo huc translata sum usque in praesentem diem, nisi in te Domine

Deus Abraham». 200 1 Sam 25, 24: «Loquatur, obsecro, ancilla tua in auribus tuis: et audi verba famulæ tuæ».

252

escapé de su mano, e vengo plazentera por la liberaçión vuestra»201. Vós soys más noble

que aquella ançilla del Señor; que con el vuestro chapín quebrastes la cabeça de la antigua

serpiente e la trillastes con el pie vuestro virginal, e fuestes simpre pura, limpia, clara,

monda, conservada, virgen sin manzilla.

O, ançilla aparejada para obedesçer presta e prontíssima, como aquella de la qual

dize el salmista: «Los ojos de su ançilla en las manos de su señora»202. Quiso dezir que la

obediente ançilla toda se pone en poder e voluntad de su señora, mirando qué le manda

fazer. Así vos, ançilla del Señor e Señora mía, siempre vuestro intencto e afectu,

entendimiento e voluntad, |[154v] sentido e sensualidat, toda vos comendastes en las manos

del Señor, siempre quesiste lo que Dios quiso e lo que vos mandó vuestra Merçed lo fizo:

si quiso el Señor que votásedes virginidat, luego la prometistes; si quiso que vos

maridássedes, luego tomastes marido; e así de las otras cosas. Por lo qual, muy dulçe

Virgen, al archángel respondistes: «Heme203 aquí sierva humillde del Señor»204.

Suplicaçión de la devota Condessa

Virgen guarnida de mucha cordura, de clara prudençia çircundada, yo contemplo

ser tercera en aquel tiempo quando vos, muy singular Señora, ángel de la tierra, fablávades

con el Gabriel serafín, paraninfe de Dios e varón en el suelo. No que me sintesse de205 ser

contada terçera, mas como afectuosa expía e de saber deseosa escuchadera e saliera

súbitamente e genuflexa dixera: «O, Virgen graçiosa, ¿por qué calláys? Virgen vergonçosa,

¿por qué no fabláys? O, Virgen pavorosa, no vos detengáys. Lo que conçibiréys fuente es

de toda santidat, rayo es claro de divinidat, abismo es fondo de toda bondat, Rey amador

de la castidat, Esposo fermoso de la virginidat. O, Virgen Madre, grand Señora, dad

palabra de vuestra respuesta e conçebid la palabra del çielo propuesta, dad palabra de

consentimiento virginal e resçebiréys por Fijo al Verbo divinal. Dios Padre espera el

vuestro sí por que seáys madre del fijo que en el çielo engendró de sí. Espera vuestra

responssión para que rescibáys al Verbo de su reparaçión; los sanctos para Dios dessean

que consintáys, por que al su Redenptor conçibáys e paráys; Gabriel, leal embaxador,

espera vuestro assensso de casto pudor, por que conçibáys e paráys al Fijo de Dios

Criador, por que entre las mugeres seáys bendicha, digna de todo loor. |[155r] Conçibiréys e

pariréys fijo de todo complimiento e vuestra virginidat no sofrirá daño ni detrimiento.

Seréys preñada, de varón no tañida, e quedaréys madre e virgen muy garrida. Salga la

201 Cf. Iudith 13, 20, se añade al final una parte que no aparece en el texto bíblico: «Et non permisit me Dominus ancillam

suam coinquinari, sed sine pollutione peccati revocavit me vobis gaudentem in victoria sua in evasione mea, et in liberatione vestra». 202 Ps 122, 2: «Sicut oculi ancillæ in manibus dominæ suæ». 203 En el original, he me me. 204 Lc 1, 38: «Ecce ancilla Domini». 205 Interlineado, de.

253

palabra de vuestro consentimiento cordial e entrará la palabra con resçibimiento de

vuestra carne virginal».

La Virgen

Quando yo me vi, o, mi devota Condessa, del sancto paraninpho Gabriel tan

mesuradamente así saludada e tan graçiosamente muy esforçada, e oý la mensagería tan

seriosamente a mí declarada e de mi virginidat ser conservada, fuy çertificada. Mi

entendymiento fue luego muy esclaresçido e mi firme propósito fue guarnesçido e mi

ánimo presto fue obedesçido a obedesçer, diziendo: «¡O ángel de Dios, sea fecho a mí

segúnd tu palabra!». E, como el sancto ángel mi consentimiento oyó, luego fue buelto al

grand Señor Dios que lo embió. E yo quedé muy alegre e pagada, e mi ánima muy

consolada, graçias faziendo, dando loores e bendiziendo a nuestro Señor porque miró con

ojos graçiosos a mí, su ançilla.

Cómo la devota Condessa pregunta a la Virgen en qué momento conçibió al Fijo de Dios

Muy esclaresçida Virgen e sobre todas del Señor ançilla devota, algunas dudas me

son naçidas çerca de vuestro muy desseado e muy esperado consentimiento. Vuestra

clemençia soporte mi inportunidat e vuestra muy clara e veríssima sapiençia enforme mi

ygnorançia e nesçedat. Es, mi buena Sobreseñora, la dubda primera quándo conçebió

vuestra digníssima virginidat, ca ningúnd evangelista escrive vuestro conçepto, salvo sea

que sant Matheo dize que fuestes fallada ençinta de vuestro esposo; e registra el secretario

vuestro que, como sobistes a vuestra prima, vos falló madre del Señor. Mas no señalan el

momento en que vuestro virginal vientre |[155v] conçibió al Fijo del alto Dios.

Responde la Virgen

O, ganosa de saber e de conosçer afectuosa, devota mía Condessa, el conçepto

mío fue pendiente del mi alvedrío: en mí fue el consentir, en mí fue el dissentir. El poder

del Soberano, que de la una parte mucho me favoresçía, de la otra libre me permitía. E

como de la una parte la beldat virginal me detenía en el dissentir, pero de la otra grand

fuerça me compelía a consentir.

La Condessa

Por me fazer merçed, me faga vuestra Alteza tanto bien me diga aquella fuerça e

conpulsión de qué raýzes vos nasçían o de qué fuentes vos manavan.

254

La Virgen

La raýzes o razones que me estimularon a consentir fueron las que se siguen. La

primera, la diligençia que el ángel tuvo en mi suadir e inclinar con muchas razones al

dicho consentimiento, como ençima te dixe. La segunda, su presençia instante

inportunamente que yo diesse fe a su embaxada e consentimiento a la voluntad de Dios.

La terçera, me movían e estimulavan los grandes méritos de todos los escogidos presentes

e pasados, e los clamores lagrimosos, oraçiones e suplicaçiones desseosas de los Santos

Padres, e aun las bozes e clamores de los que eran en el limbo del infierno, los quales por

alcançar esta sancta obra trabajado mucho avían. La quarta compulsión fue las

suplicaçiones e piadosas petiçiones que las tres angelicales gerarchías avían fecho e fazían

de cada día, que pluguiesse al Fijo de Dios de salvar al mundo que del todo pereçía. La

quinta fuerça e estimulaçión, porque la mi voluntad ordenada de todo conplimiento de

graçia e de toda virtud e de todos los dones del Spíritu Santo, las quales eran todas en mí,

me levavan al dicho |[156r] consentimiento con una dulçe fuerça e suave, como tú lievas e

trahes contra ti con frutas ojuelas. E la voluntad mesma faze fuerça o la sufre con poco

deleyte, e aun yo, por las cosas con la voluntad humana agradables que yo al ángel avía

oýdo, mucho me atrahía al dicho consentimiento. La sesta espuela e consentimiento así

fue la influençia de la clemençia divinal e por cabo caridad del Señor Dios Padre, que

tanto amó al mundo que al Fijo suyo unigénito mandó tomar carne de mí, indigna ançilla,

la qual caridat en mí ordenada me conplía que a la dicha embaxada yo diesse

consentimiento. La séptima me compelía e forçava la piedat e conpassión quel Señor en

mí plantó e del vientre de mi madre comigo nasçió, muy guarnida de caridat, por la qual

me apiadava a los mis preçessores, presentes e suçessores; eran en tanta nesçessidat que

mi tardar les era pena.

Por estas razones e por otras muchas di mi voto al sancto ángel. E sepas que aquel

consentimiento esperado e desseado salió de tan alto fervor de caridat e con tanta graçia

de humilldad, que luego el ángel lo presentó en los çielos a Dios Padre, e nuestro Señor

con tanto aplazimiento lo açeptó, que luego el Fijo en el postrimero instante de la fabla

mía e postrera palabra fue yo luego ençinta. Como yo dixe al ángel: «Sea fecho en mí

segúnd la palabra tuya»206, acabando «tuya»207, conçebí al Fijo de Dios. Enxemplo: quando

el saçerdote consagra la hostia deziendo las palabras, nunca el pan se torna carne fasta que

dize «e mío», quando dize: «Este es el cuerpo mío». Ni en el vientre el Verbo fue fecho

carne fasta que acabé las palabras del consentimiento. El postrimero instante de mi

palabra fue el primero instante que yo fuesse preñada; quando el ángel de mí se partió, ya

preñada era yo. |[156v]

206 Lc 1, 38: «Fiat mihi secundum verbum tuum». 207 En el manuscrito tuya aparece entre puntos.

255

La devota Condessa pregunta a la Virgen cómo conçebió

Muy sublimada Virgen e genitriz esmerada sobre todas las genitriçes, pues vos no

conçebistes por la puerta original del vuestro cuerpo virginal, mas conçebistes por la oreja

consintiendo de coraçón, no cabe, Señora, mi flaca razón cómo fue fecha la tal

conçepçión. Por vuestra mesura generosa me faga ser çierta do só tan dubdosa, ¿dónde e

cómo lo conçebistes?

Responde la gloriosa Virgen

El podero[so] Spíritu Santo quiso suplir el ofiçio del varón en la maravillosa

conçepçión que yo en mi vientre resçebí. No que de su sustançia lo engendrasse, como

faze por su obra el varón, mas por su infinida virtud tomó de la puríssima sangre mía e

púsola en el vásculo feminil, do engendran las mugeres, salvo que aquellas conçiben de

fuera por la puerta natural, sofriendo la viril seminaçión, cuyo calor obrando en el humor

sanguino mestrual dado por ofiçio natural a la muger de que sus fructos engendra. Mas la

mi conçepçión fue de dentro fecha en el vientre, como me dixo Gabriel: «Mira que

conçibirás en el vientre». La sangre quel Spíritu Sancto de mí tomó tanto fue de mi

sustançia, que algunos quisieron dezir que el Spíritu Santo tomara de mi carne para formar

el cuerpo del Fijo de Dios. Mas no es así; mas solamente tomó sangre de mí no mestrual

mas complexional e sustançial. Por lo qual muchos afirman que la sangre del mi Fijo e mía

essa mesma carne, por ser amas dessa mesma sangre una, la qual sangre por vía de natura

no pudo aver entrada al generativo vaso. E mi seno virginal ni corrió ni huvo entrada por

arterias ni por venas, como en las otras mugeres, antes lo puso apartado de todo el cuerpo

mío en el seno virginal. De la qual pura tal sangre crió súbitamente e formó |[157r] un

cuerpo muy chiquillo en un instante con sus mienbros e humores e qualidades

elementales e sensuales, mas en tanta parvidat e delgadez como quasi un mosquito. E fue

de tal e tan delicada conplexión e tan sensible de lesión como la pupilla del ojo; en tanta e

tan ygualada de humores e quebrantamiento de contrariedat, que biviera luengamente más

que Adán en esta vida. E fue su conplexión de humores de suyo tan contrarios e, por

virtud divina, tan concordes, que quasi paresçía cuerpo glorificado, el qual por natura no

fue sujecto a corrupçión, mas por ordenança divinal e providençia disponiente, que fue

pasible e moral por manera meritoria e por modo redenptivo.

Ítem, en el mesmo instante en que la sangre fue fecha cuerpo humano orgánico,

fue criada una ánima tan exçellente en perfeçión virtuosa, en virtud poderosa, en sapiençia

copiosa, que otra ánima humana ni intelligençia angélica soberana se le pudo ygualar. E,

en aquel instante que el alma fue criada, fue con el cuerpo del Fijo de Dios tomada. Por

256

las quales dos partes de la humanidat resçebidas del Verbo e juntas unas con otro, en sí

mismo fue el Verbo fecho honbre e cosa de la natura humana. E así sabrás que en el

instante postrimero del tiempo en que consintí fueron estas quatro cosas: la reparaçión de

la sangre, la formaçión del cuerpo, la criança del alma, la asunpçión de las cosas, la

conjunçión de las partes humanas unas con las otras en el Verbo divinal. No fue del

Verbo asunpta, mas fue fecha en el Verbo todas estas cosas çinco en un instante fueron

fechas.

Pregunta la Condessa

Muy alta Señora mía, querría mucho saber, como el Fijo de Dios fue fecho honbre

por otra vía que los otros e sin varón, si fueron en él obras de varón.

La Virgen responde a la su devota Condessa |[157v]

[D]os linages de obras ha en el varón: una, de obras naturales; otra, de obras

voluntarias o de propósito. La primera es para dos cosas, es a saber, para multiplicar

espeçia e para aver fijos; e aquesta operaçión no huvo el Fijo mío, porque no fue fijo de

varón, mas fijo de virgen. Ca, así como fue engrendrado de la essençia del Padre por

manera de término e no puede engendrar fijo de parte del padre, así resçibiendo sustançia

de mí humana, siendo virgen, la resçibió por modo de término e fin, por lo qual no la

pudo por modo de generaçión natural comunicar a otro.

E de aquí se concluyen dos cosas. La una, que el Fijo mío no huvo humor

generativo, tanpoco en los finalmente resurgentes; lo segundo, que los instrumentos

viriles e naturales no los formó el Spíritu Santo en él para el tal ofiçio, mas a perfecçión

natural suya e fermosura viril. Otra operaçión natural, que es a conservaçión de la

perssona, huvo en él, la qual obra es prover de las cosas nesçessarias a la vida, que son del

comer, bever e dormir e vestir, etc. Huvo en él otro linage de obras, que llaman voluntaria

e a propósito, segúnd su poder e saber e querer. En mucha exçellençia más que otro

varón alguno resçibió en el cuerpo suyo aquellas flaquezas e fragilidades que consigen a

toda la espeçia humana. Quiérote dezir aquellas flaquezas resçibió que se llaman en todo

varón, como son fanbre, sed, frío, calentura, dolor, cansançio, tristeza e muerte, etc.; mas

las flaquezas e enfermedades que se fallan en algunos e no en todos no las huvo en él,

como son hiebres, ni morbos, ni gota, ni lepra, ni sarna, ni tiña, ni otras buvas ni

inchazones, ni otras egrotativas alteraçiones ni superflua de los humores demasías. Ca,

como te dixe ençima, en el santuario de los santuarios, que fue el sacratíssimo cuerpo del

Fijo mío, en el qual |[158r] mora corporalmente todo el conplimiento de la divinidat, nunca

huvo ni ay humores fedosos, corruptos, ni terrosos ni aguosos para purgaçión de su

257

perssona, como no huvo humor generativo para multiplicar su natura e espeçia. Ni por

esso fueron en él superfluos e demasiados los instrumentos naturales para aquellos ofiçios

purgativos, aunque nunca los usassen, así como en el sordo no son demasiadas las orejas

ni la lengua en el mudo, ca la natura provehía destas cosas a las criaturas, no solo para sus

ofiçios más aun a perfecçión e fermosura, la qual mengua cresçería en las tales partes.

La Condessa

Muy pura e linpia Virgen, no pudo Fijo de tal madre no ser puro, mondo e limpio,

no solo de las expurçiçias contesçientes e carnales, mas aun convenientes e naturales. Así

lo creo, grand Señora, como lo dize vuestra Merçed, ca no era justo ni razonable que lago

de santidat e abismo de pureza sufriesse fiezes ni vassura, que las humanas orejas

aborreçen oýr que Dios purgue tal humor que ofenda las narizes humanas e criadas. A la

deidat ofende quien da fe a tal sentençia.

La Virgen fabla del ánima del Fijo

Sepas, Condessa mi devota, que en el instante en que el cuerpo del mi Fijo fue

organizado, luego fue criada en él una forma humanal, que es alma raçional, virtuosíssima

en poder e claríssima en saber, perfectíssima en su ser. Por la qual el Verbo divinal

súbitamente fue vero honbre e vero Dios, perfecto Dios e perfecto honbre, Fijo

eternalmente conçebido del Padre e temporalmente conçebido de la Madre. El Padre

prinçipio es del Fijo en la divinidat, e yo prinçipio del mi Fijo en la humanidat. El mi Fijo

es mi prínçipio en quanto verbo divinal; e yo del mi Fijo só prinçipio en quanto honbre

natural. Más te çertifico del Fijo mío, que nunca |[158v] fue conçepto de muger que tanto

durasse fecho honbre en el vientre de su madre como fue en el mío el Fijo suyo, ca los

otros fijos fasta quarenta días después de la conçepçión no resçiben las almas razonables,

e de allí fasta el parto son dichos honbres e no varones. Mas el Fijo mío fue dicho varón

desde el instante de su conçepçión, como Dios lo inspiró al profeta Geremías, que la

hembra çercaría al varón en el seno de su vientre208.

La Condessa pregunta

[A]fecçión deseosa me tiene e deseo afectuoso de saber aquellas quatro

exçellençias del vuestro muy singular conçepto, es a saber, quál fue su potençia

virtuosíssima, quánta fue su sapiençia tan illustríssima, quál fue su perfecçión

exçelentíssima e quál su repleçión graçiosíssima.

208 Cf. Ier 31, 22: «Femina circumdabit virum».

258

La Virgen responde

En el instante o momento de mi conçepçión fue el Fijo mío así en su ser perfecto

como Adam e más complidamente en el día de su formaçión. Quando Adam fue

inspirado de spíritu raçional, fue tan fuerte e poderoso, tan sabio e tan relunbroso, tan

perfecto e tan virtuoso, tan conplido e tan graçioso como fue de treynta años. E, por

ende, luego, como animado, fue fecho varón; e Eva, como fue formada, fue fecha varona,

como dize Moysén: «Llamó al su nonbre varona porque tomada fue del varón»209. Asý

fue del mi Fijo, el qual, como dixe, en el estante de su conçepçión fue fecho de tanta

perfecçión como fue al tienpo de los treynta años. Mira cómo fue razón quel Fijo mío en

mi vientre fue llamado perfecto varón e en toda perfección conplido.

La Virgen responde de la potençia del Spíritu de Jhesú su conçepto

Piensa, Condessa devota mía e humillde ançilla del Señor, que el conçepto mío en

quanto Verbo divinal e Fijo de Dios, |[159r] aunque de mi carne flaca vestido, entonçe fue

poderoso ygual del Padre en poder infinito e sin medida. En quanto honbre verdadero,

huvo el Fijo mío en el momento en que fue concebido tanto poder quanto huvo después

que resurgió, quando dixo: «A mí es dada toda potestad en el çielo e en la tierra»210.

Entonçe la declaró, mas en el mi vientre conçebido súbitamente la resçibió, e suçessive

por sus obras la meresçió. E tanto fue el su poder, que pudo penetrar las clausuras o

çerraduras virginales para entrar e morar sin puerta e sin feniestra al seno maternal; e

pudo ser governado de la mi sangre sustançial e sin vena e arteria, sin vid e otro

instrumento, salvo vezindat continua derecha e mucho allegada e no pegada del humor

sanguíneo, muy çendrado e colado por los poros de la madriz mía e santa carne suya. E

fuele dado aquel poder que nasçiesse del mi vientre sin lesura de mi carne e salva mi

virginidat. E resçibió poder sobre los ángeles del çielo, sobre los honbres del mundo e

sobre los diablos del infierno, sobre los salvados e sobre los dapñados, sobre los çielos e

sobre los elementos, sobre dragones e serpientes, sobre las enfermedades e fiebres, sobre

la vida e la muerte. E resçibió poderío de mar a mar, del río fasta los términos del çerco

de las tierras. Entonçe resçibió aquel poder que a los disçípulos después dio, que los

muertos resuçitassen, los demonios alançassen, las serpientes desterrasen, los dragones

refollassen e toda enfermedat curassen. Mira, en quanto honbre, qué poder huvo el Fijo e

Señor mío.

Responde la Virgen del saber del Fijo suyo, el qual entonçe resçibió quando fue conçebido

209 Gen 2, 23: «Haec vocabitur virago, quoniam de viro sumpta est». 210 Mt 28, 18; «Data est mihi omnis potestas in caelo et in terra».

259

[F]ablando de la sabidoría del Fijo mío, en quanto era sabidoría por parte del

Padre, como Padre e Fijo son ygualmente una essençia, así son ygualmente una211 |[159v]

sapiençia, salvo que, segúnd las propiedades la sapiençia en el Padre ha propiedat de

engendrante e en el Fijo por manera de conçebida e engendrada. E, segúnt esta sabidoría,

eternalmente e ante del mundo criado, supo el Fijo mío quántos avían de ser salvos e

quántos dapñados, quántas estrellas avía de criar, quántos cursos e influençias e spíritus e

respectos avría cada una dellas, e quántos granos de arena avría en los arenas, e gotas de

agua avría en los mares, etc., las cosas que serían e podrían ser, las cosas fatibles, aunque

nunca fuessen fechas. Mas esta sapiençia se llama sapiençia eternal, la qual es una cosa

mesma con el Verbo divinal Fijo de Dios.

Otra sapiençia huvo el Fijo mío segúnd el alma suya, que le fue influyda en el

instante de su criazón, que llama infusa e temporal. Por esta supo el Fijo mío clara e

magnifiestamente a la su ánima en el instante en que fue criado e le fue mostrado quántas

cáthedras de ángeles Él avía de reparar e restaurar, quántas ánimas de los Santos Padres

del linbo avía de sacar, quántos del purgatorio avía de librar, quántos niños, por la

çircunçisión salvos serían, quántos por el baptismo niños se salvarían, quántos por la

penitençia se santificarían e quántos por martirio se coronarían. La razón desta sabidoría

es todos los efectos e obras que deven saber no se deven produzir por alguna causa,

potençialmente son antes en la virtud e sabidoría por la qual faze.

E tanto fue así, quel glorioso Fijo mío, siendo conçebido e vestido de carne

humana, avía de obrar las cosas que nesçessarias eran a la Redenpçión; bien se sigue que

las avía de saber primero. Çierto es que todo artista, por el su saber obrar, produze sus

efectos; e lo que obra por el arte en efecto, todo |[160r] era primeramente en su arte. E así

el Fijo Señor mío, luego como fue conçebido, supo todas las cosas presentes e passadas e

futuras, que pertenesçían a la Redenpçión, por la qual en el mundo fue venido.

Otra sçiençia huvo en el instante e momento de su conçepçión, que se llama212

natural, la mayor que ánima criada nunca alcançó ni Adam antes que pecasse ni Aristótiles

ni Platón ni Moyssén ni Salomón, por la qual sabía la disposiçión del Universso, las

virtudes de los elementos, el prinçipio e cabo e la meytad de los tiempos, e las

permutaçiones de sus vezes e las consumaçiones de las hedades e las mudaçiones de las

costunbres, las divisiones de los omnes, los cursos e disposiçiones de las estrellas, las

naturas de las animalias e las iras de las bestias e las fuerças de los vientos, e las fuerças de

las plantas e ortalizas, e las virtudes de las raýzes. E supo las cosas ascondidas e no vistas.

E así le dixieron después sus disçípulos: «Agora sabemos nos que tú sabes todas las cosas,

etc.». E sant Pablo dixo: «En él son todos los thesoros de la sabidoría»213, quanto a la

211 essençia, subpunteado a continuación. 212 A continuación subpunteado: la mayor. 213 Col 2, 3: «In quo sunt omnes thesauri sapientiæ et scientiæ absconditi».

260

sapiençia infusa e de la sçiençia de Dios, quanto a la natural e tesoros de la sabidoría de la

sçiençia de Dios, quanto al Verbo divinal.

De la perfecçión de la voluntad del Fijo de Dios

¿Quieres saber cómo el glorioso Fijo mío, así como fue de claríssima intelligençia

de su saber, así fue de perfectíssima voluntad? Oe con diligençia. Sepas que, en el instante

en que fue conçebido, luego fue varón de virtudes conplido, de los siete dones del Spíritu

Santo guarnido, de muchas graçias insignido, de todas bondades çercado e çeñido, así

confirmado e establesçido que jamás podiesse pecar ni ser fallesçido. Entre las otras

graçias sin cuento huvo tres exçellentíssimas, las quales son: |[160v] La primera graçia se

llama unión, que fue un don exçellentíssimo que Dios fizo a la natura humana quando en

el mi vientre la quiso consigo unir. E fue aquel honbre Dios en tanta açeptaçión, ca los

méritos de mi Fijo fueron de tanta alteza que bastaron a él e a todo el mundo. E creas que

por esso conviene quel nuestro Redenptor fuesse Dios e honbre por que supliesse la

divinidat lo que no podía la humanidat.

La segunda graçia fue e es llamada de perssona singular e es graçia gratificante a la

criatura e don gratificante al alma en que es e fázela en graçia de alcançar gloria e faze sus

obras meritorias e la faze a Dios ser aplazibles. E aquesta graçia fue e es en Jhesú Christo,

mi Fijo, desde el instante de su conçepçión en tanto grado e exçellençia, que nunca tanta

ni tan exçellente huvo en ángel ni en honbre. Ni pienses que yo la huve tanta ni tan

exçellente, ca, puesto e otorgado quel Señor me fizo mayor graçia que nunca hizo a

honbre ni muger ni aun a los ángeles, pues yo huve menester de la graçia suya, ca todos

resçebimos del conplimiento de su graçia, mas Él no huvo menester de la nuestra; que por

la graçia suya fuemos todos herederos de la gloria eternal, por quanto fuemos redemidos

por su graçia singular. E aquesta graçia de perssona singular así firmó e confirmó a su

franco juyzio en bien que nunca pudo declinar al mal, antes despertava e inçitava todas

sus virtudes e dones para proçeder a todas las obras virtuosas que pertenesçiessen a la

perfecçión suya a las fazer e obrar por el mas alto estilo e modo que jamás tuvo honbre ni

ángel en obra que fiziesse, en tanto que los ángeles que çerca d’Él eran se maravillavan.

Fue esta graçia en Él tan llena e copiosa en el instante de su conçepçión, que jamás en Él

cresçió ni se augmentó. |[161r] Mas para nuestra salud e salvaçión meresçía muchos bienes

pertenesçientes a nuestra salvaçión.

La graçia terçera se llama capital o graçia de nuestra cabeça, por quanto el Fijo mío

fue e es cabeça de toda la Yglesia, alta e baxa, e d’Él desçienden todas las graçias e dones

como de cabeça en los mienbros, que les da sentido o movimiento. Así el mi Fijo huvo

esta graçia en el instante de su conçepçión para que en todos los sus creyentes e

261

obedientes suyos esclaresçiesse e alunbrasse los sus entendimientos e inflamasse los

afectos para conosçer e creer e saber e para bien bivir e obrar.

E baste a ti lo dicho quanto pertenesçe a aquellas cosas que pediste. E así quedas

certificada cómo e dónde conçebí e cómo el mi conçepto divinal e virginal fue singular e

maravilloso.

Exclamaçión de la Condessa

¡Rico tesoro de todos bienes, Virgen entera, casta éntegra, donzella ençinta e moça

preñada, quién vio nunca tal ni oyó semejante, caber el grand Sol en tan chica Estrella;

dentro teníades en el virginal seno que no cabía en el Universso todo, dentro en el cofre

virginal e todo de fuera en el mundo universal! ¡O, gloriosa Señora, Madre de nuestro

Redenptor, quánto nos devemos gozar e devemos loar la exçellençia de vuestra grandeza,

e devemos dar graçias, no quantas devemos, mas quantas podemos, al Fijo vuestro e

Redenptor nuestro, por que no seamos tachados de desgradeçidos al que nos fizo graçia

bastante!

La fiesta de oy, muy graçiosa Señora, nos muestra el nuevo conçepto de vuestra

virginal pureza, en la qual solepnidat se çelebra el comienço e prinçipio de nuestra

reparaçión verdadera, señal de la potestad e piedat divinal se nos propone delantera. Por

quanto si el Señor de las cosas, requiriendo sus siervos e fugitivos e esclavos, viniera a

ellos para exerçer |[161v] contra ellos juyzio e no piedat, en ninguna manera vistiera en el

vuestro sagrado e sacratíssimo vientre la flaqueza deste barro e lodo nuestro, en el qual

padesçer podiesse e a nos, míseros e miserables, conpadesçer e apiadar podiesse. E puesto

que a los infieles e filósofos parezca la tal encarnaçión cosa loca e enferma, pero ¿qué cosa

es más poderosa que dar a la Virgen poder conçebir contra los derechos de humana

natura e por muerte de la carne la sobervia mortal revocar a la gloria de la inmortalidat? E

esta locura que dizen es a nos fecha sabidoría de Dios, porque nos fue reparadora de la

vida perdida.

O, muy piadosa Virgen, o, maravillosa preñada del piadoso e benigníssimo Fijo, si

nos, los caýdos e presos cativos, fuéssemos privados de nuestras herençias e puestos en

fondo pozo e obscura mazmorra, alguna real perssona, quito e depuesto todo arreo real,

descendiesse a nos para sofrir nuestras miserias e soportar nuestras calamidades como

uno de todos nosotros, en tal manera que, oportunidat fallada, nos librasse e sacasse de

aquella oscura cárçel, ¿por quál otra vía mejor nos podía mostrar su dilecçión e caridat e

soliçitar la nuestra açerca de sí? Çiertamente no podía mejor e se fallar manera. Muchas

graçias al Padre que tal caridat nos mostró, que, por redimir a los siervos, al Fijo propio

no perdonó. Caridat e honor al Fijo que a libertad nos restituyó. E muchas graçias e

262

bendiçiones al Spíritu Santo, que por la obediente humilldat vuestra tanto Fijo vós avéys

conçebido.

ACÁBASSE LA HISTORIA DE LA CONÇEPÇIÓN DEL FIJO DE DIOS EN EL VIENTRE VIRGINAL.

A DIOS GRAÇIAS. AMÉN. |[162r]

263

HISTORIA DE LA VISITACIÓN

264

SÍGUESSE LA HISTORIA DE LA VISITAÇIÓN DE LA GLORIOSA SANTA YSABEL

CAPÍTULO PRIMERO

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SUPLICA A LA SEÑORA VIRGEN LA

ISTORIA DE LA VISITAÇIÓN QUE FIZO A SANCTA YSABEL

ui esclaresçida Virgen e sobre todas quantas son mi gloriosa Señora, muchos

bienes e largas merçedes me fizo vuestra muy magnífica Señoría, tan alta e

tan larga e tan altamente formada en las susodichas ystorias. Con mucha fiuza

que mi ánimo ha de vuestra sin cabo nobleza, se atreve mi coraçón humillde a suplicar a la

grandíssima dignidat vuestra quiera mostrar a la mi ygnorançia cómo fue e qué contesçió

en aquella delectable de oýr e de saber e aun desseable visitaçión quando, oýda la

embaxada, visitastes a vuestra prima.

Cómo la Virgen responde

Quando el seráphico Gabriel me fablava explicando el modo cómo podía conçebir

al Fijo de Dios e parir por virtud divinal, conservada e illesa mi virginidat, añadió e dixo

cómo mi prima Helisabeth era ençinta ya de seys meses. Con esta palabra esforçó mi

flaqueza, çertificó mi duda e alegró mi coraçón e fuy muy gozosa de la maravillosa nueva1.

E como el ángel de mí se partió, me levanté e subí desde Nazareth a las montañas con

festinaçión o apriessa a la çibdat de Judá, que era Jherusalem, et cetera.

Pregunta la devota Condessa

Muy alta Señora mía, como vós fuéssedes moçuela e virgen e retraýda donzella,

¿en qué manera vos osastes poner a tanta soledat desierto, caminando de la çibdat de

Galilea a la çibdat de Judea, de la çibdat |[162v] de la[s] flores a la cibdat de los loores, de la

çibdat de valle a la çibdat de [...]2, de la çibdat baxa a la çibdat alta, de Nazareth a

Jherusalem?

Responde la gloriosa Virgen

1 nueva, lectura dudosa por el deterioro del papel. 2 De nuevo la corrosión de la tinta sobre el papel me impide distinguir con seguridad al menos una palabra, quizá

monte.

M

265

La caridat del Señor costriñe a la criatura a las piadosas obras, e ásperas torna

blandas, e faze ligeras e fáçiles las cosas difíçiles, e las cosas arduas torna quasi ningunas;

no ha cosa difíçile al amante. E como yo mucho amasse a la parienta mía, lo uno por la

sangre de parentela, lo otro por las muchas virtudes della, lo otro por la graçia e nueva

merçed que Dios le avía fecho, e lo otro por la caridat que yo en nuestro Señor le avía, lo

otro por la piadat de la conplazer e porque servir la quería, por estas e otras razones no

temí ni me detuve, que luego e prestamente caminasse a congratularme e aver gozo con la

preñada que fuera mañera. Ni pienses, Condessa, que yo sola yva, ca mucha era mi

comitiva.

La Condessa

Señora mía, el secretario de vuestra Merçed no escrivió qué compañía sería essa,

mas solo dize que «María se levantó e subió en las montañas de Judea»3, e no puso la

conpaña que con vuestra Merçed proçedía.

La Virgen

¿Quieres saber, devota Condessa, quál es el solo? Solo es e desventurado el que de

Dios es desamparado, mas aquel que de Dios es querido e amado siempre es

acompañado, ca el que manesçe e permanesçe en caridat, este es siempre con Dios e Dios

es siempre con él. ¿No oíste en el Evangelio antes deste cómo el ángel me dixo: «El Señor

contigo»4?, e yo te declaré los modos como Dios era conmigo; e cómo el Señor allí se

entendía por Padre e Fijo e Spíritu Santo. Pues, ¿cómo arguyes de soledat a la que

aconpañava e conservava la Santa Trinidat? Ítem, ¿no miras cómo el Rey de los |[163r] reyes

e Señor de los señores yva en el tálamo suyo e virginal vientre mío, vestido de escarlata o

púrpura, tiñida de sustançial sangre mía? Comigo yva la cavallería de los dones spirituales;

en mi comitiva yvan las danças virtuales; en mi compañía yvan los spíritus çelestiales; por

el desierto me levavan mill guardas angelicales. Altamente yva acompañada la que de ti

juzgaste ser e yr sola por soledat tan apartada. Sepas, devota mía, que el día que conçebí

mill ángeles del serviçio en mi guarda resçebí, los quales me guardassen e defendiessen,

ministrassen e serviessen, o temperassen e obedesciessen, me guiassen e reduxessen; e yva

comigo el ángel mío. E aun más te diré, que el esposo mío, Josep, yo lo levé comigo. Pues

¿cómo la tal sola yva en medio de tan grand comitiva?

La Condessa

3 Lc 1, 39: «Exsurgens autem Maria in diebus illis abiit in montana cum festinatione, in civitatem Iuda». 4 Cf. Lc 1, 28.

266

Perdone la vuestra altíssima magnifiçençia a la humilí[ssi]ma mi simpleza, aquello

de los mill ángeles no oý ni me acuerdo si lo leý.

La gloriosa Virgen

Bien pudo ser que lo leyeses e no parasses mientes, mas el mi capellán Bernaldo,

dictando aquel dicho de los Cantares: «Mill escudos cuelgan della»5, por estos mill escudos

por mill ángeles lo explanó. Yo era la torre de David, en el qual yva el vero David Fijo de

Dios, e mill ángeles dependían e colgavan a mi voluntad como escudos e arneses de toda6

prueva armadura de los fuertes.

La Condessa pregunta a la Virgen

Muy alta Señora mía, afecto me tiene desseoso de saber las consejas e

departiçiones, santíssimas fablas e razones que vuestra santidat7 e santíssima virginidat

ocupavan vuestro silençio e gastavan vuestro camino.

La Virgen8

Con el capitán de aquellas guardas avía mis preguntas, có- |[163v] mo loavan a Dios

e de qué loores más se ocupavan, e su gloriosa bienandança en qué se contenía, e cómo el

Señor los embiava a diverssas provinçias e regnos, los unos a ministrar bienes e merçedes

e otros a denunçiar la voluntad del Señor, a otros embiava amenazar por la maliçia dellos,

a otros a essecutar en los malos su justiçia. E bolvió a mí aquel capitán su fabla e dixo:

«Sepas, Señora de todos e Reyna de los ángeles, que en el instante que conçebiste al Rey

de los ángeles e santo Salvador de los honbres, toda la ymagen de Dios fue en ti puesta

muy más exçellentemente que en otra pura criatura, la qual fue en ti segúnd las partes tres

por nuevas graçias e dones que a otra ante de ti Dios poderoso ni dio ni dará a otra

después de ti, no poniendo en la fabla al alma de tu Fijo. Ca puesto que tu entendimiento

fuesse elevado por altos secretos e revelaçiones, pero agora sentirás que tu entender e

saber será todo seráfico, en que pujarás toda intelligençia angelical. E tu ánima ha

rescebido tanto cresçentamiento o augmento de graçias e caridat, después del ánima del

Salvador, tanta quanta jamás honbre ni ángel no resçibió. Por esto canta la Yglesia

triumphante en el çielo e cantará de ti la Yglesia militante en el suelo: ‘Sola, sin enxenplo,

pluguiste al Señor Jhesú Christo’. Fue tu voluntad e es en pujança de tantos dones e

5 Cant 4, 4. «Mille clypei pendent ex ea»; no encuentro ninguna identificación explícita a los ángeles en el comentario In

Cantica de san Bernardo a este pasaje. 6 de toda, lectura dudosa por deterioro del papel. 7 A continuación: virginidat. 8 En el original aparece la Condessa.

267

virtudes e conplimientos de tantos bienes, en tanto que ni fue cosa de virtud ni de

resplandor ni de graçia ni de fermosura que en ti no sea. Fue, asimesmo, la tu memoria

tan reparada, tan restituyda a la primera ygnoçençia e de tantos bienes previllegiada, que

sentirás en ti que en un momento se te presentaron quantos dones e graçias ha en ti; por

lo |[164r] qual cada una virtud te dará espeçial gozo e alegría dentro en el ánima tuya, e de

todas en uno e de consuna avrás continuo mérito e singular gozo e consolaçión. E sepas

que todos los prínçipes de las órdenes somos acordados que, después del Fijo tuyo e Dios

nuestro, te fagamos con todas devidas çincunstançias reverençia así como a Madre de

nuestro Señor. E has ganado, por el preçio de tu alta preñez, que ayas graçias espeçiales de

aplacar al Padre, e previllegio singular de mandar al Fijo qual nada te pueda negar por la

dignidat de tu altíssima maternidat».

Con el esposo mío así yendo a pie e mi esposo conmigo, ývamos fablando de la

grand virtud e poder de Dios e de la su piedat benigna e clemençia piadosa antigua e

anciana9 que avía mostrado al viejo virtuoso, santo Zacharías e a la honesta muger suya,

virtuosa Ysabel, en los estériles años suyos, tirando dellos denuesto e obprobio de ser

mañero e dándoles don de ser fecundos e fructuosos en su vegez. E los quiso alegrar con

fijo e consolar. E por quanto aquel conçepto avía sido miragloso, no dudava yo que fuesse

fijo perfecto e virtuoso. E así, yendo por nuestro camino, fablando ývamos destas

razones.

La devota Condessa

Muy gloriosa Virgen e preñada maravillosa, el secretario vuestro nos dexó desto

memorial: que vuestra tierna hedat e preñez fresca e tan reziente sobía a las montañas

apriessa e cuesta arriba. ¿Cómo se pudo fazer esto contra flaqueza de las preñadas e

feminiles acçidentes, quanto más que passaría el camino ocho leguas de subida?

La Virgen responde

No pienses, devota mía, ni te caya en cuydado dessa priessa que dixiste, que, como

yo fuesse acostunbrada de estar sienpre retraýda e apartada de estruendos mundanos,

|[164v] no avía por deleyte vagar fuera de mi casa ni discurrir en plaça. E por festinar a la

casa de mi prima, cuyo amor de la mía me sacó, yva con aquella priessa que dixiste. Ni

creas que en mí oviesse aquellos açidentes de la preñez que han las que son ençinta,

porque aquellas, quando han de conçebir, en prinçipio sufren vergüença y color,

conçibiendo trabajo y lavor, en fin vileza y olor; e aquesto de sus varones. Mas el grand

9 anciana, lectura dudosa por la corrosión del papel.

268

Señor a mí destas cosas fizo esenta, que yo, en conçebiendo, no huve conpañía de varón

mas del Spíritu Santo e su operaçión.

Aquellas resçiben desmayos e debilitaçiones e muchas passiones por las diverssas

alteraçiones e mudaciones de lo conçebido fasta ser viva la criatura. Mas yo, en el instante

de mi conçepçión, lo huve bivo e perfecto; por esso fue libre de aquellas passiones e

açidentes feminiles. E aquellas, cresçiendo sus conçeptos, crescen sus efectos, que son

amarillez en el rostro, paño en la cara, inflaçión en los pechos, peso e cargo en los vientres

e antojos desvariados en los sensibles apetitos, de las quales cosas yo no huve sola una. E

aquellas, aun antes del parto, han calostros e aun leche con dolor. Mas yo fuy desto

esenta, ca la leche mía no fue de superfluo humor sanguino, mas, después que yo parí,

huve leche, por sola virtud de Dios, de la sustançial sangre mía, por sola virtud divina en

pura leche transformada, e no más de quanto a la sazón se requería. E así sabrás cómo yva

tan ligera por mi camino ençinta, como si antes no oviera conçebido.

Exclama la Condessa a santa Ysabel

Veneranda matrona, o virtuosa dueña, o muger del grand Zacharías, o hembra

honesta, de Dios amiga, sancta vieja, por miraglo |[165r] de Dios ençinta, ¿qué fazes? ¿Por

qué no te levantas? Manda alinpiar tu casa, apostar10 tus paredes e aparejar sus

asentamientos. Allega tus vezinas e llama tus amigas e sal a resçebir a la flor de las

vírgines, espejo de las casadas, enxemplo de toda virtud a las honestas que te viene a

visitar, que te viene a consolar, que te viene a ministrar. Recíbela honrosamente, salúdala

humilldosamente, abráçala con reverençia e dale paz de bienquerençia.

Exclamaçión de la devota Condessa a Zacharías

¡O, grand saçerdote del Señor, de la suerte de Abia, a ti viene la Madre del

Salvador, graçiosa Virgen María, sale al camino e fazle honor de grand mesura e cortesía!

Un retrete le apareja en que se retraya a contemplar, un tálamo le adorna en que se pueda

espaçiar la que resçibes. ¡O, Zacharías, no la tengas en poco porque es pobre, ca madre es

del Señor del mundo; ni la despreçies por venir mal vestida, ca madre es del Rey de gloria;

ni la despreçies porque venga sola, ca reyna es de los ángeles e de los archángeles grand

señora! Ella es gozo del siglo e gloria de todo el mundo. Aunque la veas moçuela, escala

es del çielo e puerta de paraýso. Esta es trono del muy Alto, sala del Fijo, sagrario del

Spíritu Santo.

10 apo��tar; el copista parece haber alargado una primera t hasta convertirla en la segunda �.

269

CAPÍTULO IIº

CÓMO LA VIRGEN ENTRÓ EN CASA DE ZACHARÍAS

Como yo entrasse por la casa de la mi prima e la encontré, luego la saludé con mucho

gozo e plazer que huve en la ver, deziéndole, resçebida en sus braços: «El Señor, muy alto

Dios, sea con vos, hermana mi mucho amada; e el Criador del çielo e de la tierra sea muy

glorioso bendicho e loado, que así vos ha querido oýr e conplir vuestros votos e alegrar

vuestros coraçones, enbiándovos la graçia suya e prestándovos fructo |[165v] de bendiçión

porque dé [a] vosotros sobre la tierra facha ardiente e reluziente de vuestro linage. Creed,

bendicha señora prima, que lo que pariréys será santa criatura, humillde como Ysac,

discreto como Joseph, fuerte como Sansón, santo como Samuel, los quales santos padres

ovieron madres mañeras».

E aquella, resçebida en mis braços e su boca en mi honbro, como oyó la mi

saludaçión, saltó el fijo en el vientre suyo e fue llena de Spíritu Santo Ysabel. E dixo con

una grand boz: «Bendicha tú entre las mugeres e bendicho el fruto del vientre tuyo»11.

La devota Condessa

Muy esclaresçida Señora mía, cerca de las saludaçiones vuestras e de santa Ysabel

desseo saber algunas dudas que me ocurren. E será la primera por qué el vuestro

secretario, Luchas Evangelista, si saludastes a Zacharías, o él a vuestra Merçed, no lo dexó

por escriptura. La segunda quién dixo al infante, que del Ungido avía de ser precursor,

que en vuestro vientre virginal yva el nuestro Salvador. La terçera quién declaró a la prima

vuestra que vós érades ya madre del nuestro Criador e su Señor. La quarta cómo supo

que, como ovistes creýdo, luego ovistes conçebido.

La Virgen responde

Por dudar el saçerdote Zacharías a las palabras de Gabriel, huvo en pena por el

ángel que no fablasse fasta que el fijo denunçiado spiritualmente fuesse nasçido; e como

fuesse mudo, así fue sordo, ca pecó en el retraher, por lo qual fue mudo. E pecó en no

creer, por lo qual fue sordo. E porque la mudez duró quanto la preñez e el ángel no fizo

mençión de la sordez, por ende no se faze mençión en los ystoriadores de la sordez de

11 Lc 1, 40-42.

270

Zacharías. Mas, segúnd la verdat, mudo e sordo fue; e |[166r] mi secretario Luchas esto dio

bien a entender quando çircunçidaron al fijo, que no preguntaron al padre cómo le

llamaron, mas fazíanle señales, ca no los podía oýr, tanpoco como los fablar; mas

faziéndole de señas, demandó la escrivanía e escrivió diziendo: «Juan es el nonbre suyo», e

luego fabló e oyó. E por quanto estaba retraýdo e no governava su casa, no le saludé por

[ser] él sordo ni me saludó pues era mudo. Por esso no se fizo mençión por el evangelista

que me saludasse e saludasse yo a él.

En la pregunta segunda te quiero dezir quel conçepto de santa Ysabel era de seys

meses e, quando por graçia del Spíritu Santo, sintió en el mi vientre la pressencia del

Señor, inspirado de12 los prophetas, sintiesse en el vientre de la madre, que junto estava

con el mío, como estava más altillo que no el mío, e por esso el infante suyo se humilló

prestamente en él al Salvador que baxo estava en mi vientre. Otra razón: el glorioso Fijo

mío, como tenía franqueza de alvidrío, allí conplió lo que el ángel prometió, que desde el

vientre de su madre sería lleno de Spíritu Santo. E fue aquel salto de tanto mérito, que el

fijo meresçió ante que naçiesse de previllegio espeçial que sus genitores profetizassen,

como le cantan en la Yglesia: «Puesto tú en el cuvil encluso sentieras al Rey puesto en su

estrado o tálamo suyo; e de aquí cada uno de los progenitores por los méritos del fijo

declara las cosas ascondidas»13. Quiere dezir que padre e madre prophetaron.

En dos maneras puedes entender aquel movemiento e salto del niño en el vientre

de la madre. La una, quel niño aún no nasçido saltó en gozo a la pressençia del Señor, ca

conosçió por Spíritu Santo la presençia del Señor en el vientre de la Virgen. E así cunple

que entiendas que en el niño aún no nasçido fue açelerado e |[166v] apresurado el uso de su

razón, segúnd ençima te dixe. Otramente lo puedes entender: quel niño aún no nasçido

sintió la presençia del Señor, mas no con uso de razón; mas la madre sintió e conosçió

que ya tenía uso de razón, e la moçión e salto del niño e gozo fueron para demostrar la

santidat de mí, la Virgen, e del Señor, que yva en mi vientre, como las piedras oyeron la

predicaçión de Beda e con gozo respondieron a la bendiçión que en fin les fizo deziendo:

«Amen, venerable Beda»14. Aquella respuesta fue dada por virtud de Dios para mostrar la

santidat de Beda, así las aves con gozo e alegría oyeron a sant Françisco quando les

predicava, aunque no lo entendían, pero Dios fazía aquello para mostrar la sanctidat del

siervo suyo. Así puedes tú dezir que aquel niño se movió e se gozó por virtud de Dios

para mostrar la santidat del mi Fijo e mía.

A la terçera qüestión tuya, esta es la respuesta. Essa mesma ystoria te declara cómo

supo santa Ysabel que yo era Madre del Señor, deziendo: «Llena es de Spíritu Santo».

Ysabel, a boz alta, dixo: «Bendicha entre las mugeres e bendicho el fruto del vientre tuyo».

12 La corrosión del papel impide leer con seguridad inspirado de. 13 Se trata de la cuarta estrofa del himno Ut queant laxis resonare fibris de Pablo Diácono a san Juan Bautista: «Ventris

abstruso positus cubili, senseras regem thalamo manentem, hinc parens nati meritis uterque abdita pandit». 14 El exemplum de la respuesta de las piedras ante la predicación de Beda (Cf. Tubach 1969, nº 542) aparece también

en los Evangelios moralizados del propio Juan López, ed. Jiménez Moreno 2004, 411.

271

Mira quel Spíritu Santo revela los secretos que honbre de suyo no puede saber e faze a las

hembras prophetas de Dios. E como Helisabeth oyesse la boz de mi saludaçión, en el

verbo mío yva el spíritu de verbo divino que de mi carne levava vestido. E entró por la

oreja de Helisabeth e tocó en el su coraçón; e fue la madre fecha nueva profetissa e su

fijuelo santificado; la madre gozosa e su fijo letificado.

E de aquí depende la respuesta de tu qüarta pescuda. Como fuesse inspirada por

Spíritu Santo, fuele revelada que por creer e dar fe a los dichos del ángel, aunque era sobre

razón natural, contra costunbre |[167r] humanal e contra condiçión virginal, que yo votado

avía, por creer e consentir estas cosas, meresçí conçebir e parir al Fijo de Dios. Por esso

dixo: «Bienaventurada15 eres, que creýste porque en ti serán acabadas todas las cosas que a

ti son dichas. E así eres bendicha tú entre las mugeres e bendicho el fruto del vientre

tuyo»16. No pienses quel fructo del mi vientre fue bendicho porque yo era bendicha, mas

porque el fructo que yo conçebí era fructo bendicho e bendiçión de todas las gentes; e yo

era madre, por la graçia de Dios, de Aquel. Razonable cosa fue que yo fuesse bendicha

por la bendiçión de todos. E pues sobre todas mugeres era madre de aquel Fructo

bendicho, que yo fuesse más bendicha sobre todas las mugeres razón tuvo en lo dezir la

reziente profetissa.

La devota Condessa

Como yo crea e así sea, o, Virgen bendicha e Madre de bendiçión, que vós

conçebistes e paristes la Bendiçión del universso, desseo me tiene, mi grand Señora, que

vuestra nobleza me faga merçed fablando un poco de cada uno cómo es bendicha vuestra

Exçellençia imperial e cómo es bendicho el Fructo vuestro virginal.

La Virgen responde

Mientra biven las criaturas en el estado de vida mortal ni deven [...]17 aquello dezir

a otro. Lo uno, porque el fablante esquive lisonja; e lo otro, porque el oyente fuya

vanagloria. E si no deven loar a los otros en la vida suya moral por que no salgan

mentirosos, mucho menos deven loar a sí mesmos por que no vilezcan sus loores. Mas

los que son traslados a la inmortal vida e estado seguro de pecar, pueden dezir toda verdat

sin reçelo de herrar. E, por ende, no dudes; darte he respuesta de qualquiera cosa que

preguntes.

Pregunta la Condessa a la gloriosa Virgen |[167v]

15 A continuación, subpunteado: virgen. 16 Lc 1, 45. 17 Algunas palabras son casi ilegibles; acaso falte: «a sí loar ni».

272

Pues en plazer cabe a vuestra Nobleza de me fazer tan alta merçed, decláreme

vuestra claríssima Señora por quáles razones soys Virgen bendicha sobre todas las otras

mugeres.

CAPÍTULO IIIº

CÓMO LA VIRGEN RESPONDE LAS RAZONES POR QUE ES BENDICHA

SOBRE TODAS LAS OTRAS MUGERES

Yo só dicha bendicha por mi conplimiento graçioso, e por mi conçebimiento

maravilloso, e por mi inclinamiento mucho piadoso, e por el mi subimiento al çielo

glorioso. Oe, Condessa, de la razón primera. Yo sobre todas só bendicha porque la vida

mía fue llena de graçia, por lo qual el seráphico Gabriel e paraninfo del Señor dixo quando

me saludó: «Dios te salve, llena de graçia, el Señor contigo, bendicha tú sobre todas las

mugeres. Tú, María, fallaste graçia açerca del Señor». Razón es que sobre todas sea yo

bendicha açerca del Señor.

La devota Condessa exclama a la Virgen

¡O, bendicha Virgen María sobre todas las mugeres por el conplimiento de vuestra

graçia! Çiertamente sobrebendicha por la graçia de vuestra alma, santificada por la graçia

de vuestra boca, verífica por la graçia de vuestra obra magnífica. Veramente bendicha en

el alma por la graçia de vuestros dones copiosos, bendicha en la boca por la graçia de

vuestros beços donayrosos, bendicha en la obra por la graçia de vuestros fechos virtuosos.

Por la graçia de los dones es el vuestro coraçón como un paraýso deleytoso que de sí

engendra muchas espeçias de virtudes e deleytosas perfecçiones, porque dize el Sabio: «La

graçia de vos –que, Señora, es en vos– como el paraýso fructificante en las bendiciones»18.

Por la graçia de vuestros beços de vuestra boca dize el Spíritu Santo: «La graçia es

espargida en |[168r] los beços tuyos»19, por esso te Dios bendixo para siempre. ¡O, quánta

graçia en las vuestras oraçiones devotíssimas! ¡Quánta graçia en las reparaçiones vuestras

utilíssimas! Graçia mucha açerca de Dios, açerca de los ángeles, açerca de los honbres fue

en los beços e lengua vuestra.

18 Eccli 40, 17: «Gratia sicut paradisus in benedictionibus». 19 Ps 44, 3: «Diffusa est gratia in labiis tuis».

273

Como, Señora, a Dios plugistes20 en la onra callando, así agora le aplazedes

fablando en el çielo por la graçia de vuestros fechos virtuosos. Soys vos sobre todas

bendicha, ca dize el Spíritu Santo: «Bendígate Dios, fermosura de justiçia, en el monte

santo». Vos, Señora, soys toda fermosura fermosa, sobre todas fermosa, sobre todas

bendicha e graçiosa.

Prosigue la gloriosa Virgen

La razón segunda por que me dixo «Bendicha sobre todas las mugeres» es por el

mi conçebimiento maravilloso, porque conçebí a la Bendiçión de todo el mundo, que fue

el Fruto bendicho del mi vientre. Ca el Spíritu Santo me significó por aquella tierra de la

qual por el propheta de mí antes dixo: «Bendixiste, Señora, a la tierra tuya»21; e desta tierra

dize adelante: «La verdat de la tierra es justiçia»22, esto es: el Fijo de Dios nasçido de María.

E así sabrás que yo soy aquella tierra bendicha que engendré al Fructo bendicho e

bendiçión. E porque yo sola de conçebir tal Fijo huve sobre todas las mugeres buena

dicha, por esta causa e razón sobre todas23 me llaman24 las gentes bendicha.

Loores de la Condessa a la Virgen

¡O, gloriosa Virgen, que al Verbo divinal e Fijo de Dios conçebir mereçiste, por lo

qual eres bendicha de Dios e del ángel e del honbre! Tú eres la casa de Oberedón, a la

qual Dios bendixo por la arca del testamento25. E Oberedón quere dezir siervo

sangriento26, e significa al vuestro bendicho Fijo, que por nuestra salud se fizo servidor

nuestro, todo sangriento, sanguino en las espaldas e |[168v] todo el cuerpo por los açotes,

sanguino en la cabeça por las espinas, en pies e manos por los clavos e por la lança en el

costado. Deste tal siervo e todo sangriento fuestes vós casa bendicha de Dios, en que

moró nueve meses el glorioso Fijo suyo, que fue archa del testamento, quanto a la su

carne santíssima, en la qual irá la jar[r]a de27 oro, quanto a la su ánima preçiosíssima, llena

de dulçe maná, quanto a la divinidat suya dulcíssima. En tanto que por esta arca fue

bendicha la casa de Oberedón, vos, Señora mía, por el bendicho Fijo vuestro, sobre todas

fuestes bendicha. Fuestes bendicha del ángel quando Gabriel anunció a vuestra Merçed

que avíades de conçebir e parir al Fijo vos, bendicha en las mugeres. Bendicha fuestes, o

20 Así en el original. 21 Cf. Ps 84, 2: «Benedixisti, Domine, terram tuam». 22 Cf. Ps 84, 12: «Veritas de terra orta est, et iustitia de caelo prospexit». 23 A continuación el manuscrito anula las gentes. 24 A continuación se cancela bendicha. 25 Se refiere a Obededom, cf. 2 Reg 6, 11. 26 Cf. Liber de nominibus (De regnorum libro II): «Serviens humo» (PL XXIII, 862). 27 A continuación el original cancela dios.

274

mi Señora, del honbre, especialmente de Helisabet quando vos dixo: «Bendita tú entre las

mugeres e bendicho el fructo del vientre tuyo».

La Virgen prosigue las causas de su bendiçión

Quiero que oyas la causa terçera porque me dizen que yo só bendicha. Esto es por

conplimiento de mi piedat e misericordia, figurada por aquella Ruth, que con la

misericordia segunda sobró a la primera, de la qual dixo Booz: «Bendicha tú del Señor,

que a la misericorida que primero feziste, con la postrera la sobrepujaste»28. E fue la piedat

mía primero que yo platiqué en el mundo, mas la segunda es, e postrera, la que agora uso

en el çielo, esta sobía mucho aquella por benefiçios sin cuento. Mira cómo más agora que

nunca só, todos tiempos, horas, momentos, llamada de todos Virgen bendicha.

Sigue la Condessa sus loores

¿Quién puede determinar, o, Virgo bendicha, quién puede dezir quánto vos,

Señora mía, por la sin estima misericordia vuestra seáys bendicha? Ca por la misericordia

|[169r] vuestra Dios, yrado al honbre, es aplacado, el honbre a Dios es açepto e

reconciliado, el enemigo del honbre es vençido e sobrepujado. ¿Quién puede, o, Virgen

bendicha, contar la longura de vuestra misericordia, ca persevera fasta la fin? ¿Quién

puede fallar la su largura que hinche toda la tierra? ¿Quién puede explanar la su fondura

que a los infiernos despoja? ¿Quién podrá alcançar a la su altura que la vuestra

misericordia las angélicas sillas repara e de castos e vírgines puebla los çielos? Bien dixo

vuestra Merçed que por la complida misericordia vuestra soys sobre todas bendicha.

La Virgen

La quarta razón e postrera causa fue que yo só sobre las mugeres bendicha por el

subimiento mío glorioso que yo fize al çielo. Desta bendiçión dize el Spíritu Santo:

«Bendicha la gloria del Señor del lugar suyo». De dos lugares singulares es mi gloria, por la

qual sobre todas só bendicha: el un lugar es el que tuvo el Fijo de Dios en el vientre mío,

por el qual yo só e fuy bendicha sobre todas las mugeres; el otro lugar, el que yo tengo

çerca de mi Fijo en el çielo. Cada uno destos dos lugares es e fue digníssimo. Ca en el

mundo no fue lugar tan digno como el vientre mío virginal, en el qual Dios moró

corporalmente, en el qual yo le resçebí; ni es en el çielo silla real más exçellente que

aquella en la qual me resçibió el Fijo mío. Por estas quatro razones tuvo santa Ysabel

causa de me dezir «ben[dicha tú entre todas] 29 las mugeres».

28 Ruth 3, 10: «Benedicta, inquit, es a Domino filia, et priorem misericordiam posteriore superasti». 29 El papel está tan deteriorado en este punto que tengo que reconstruir parte del texto por el sentido.

275

La Condessa

Virgen gloriosa e Madre del Fijo de Dios maravilloso, vos sola soys bendicha

sobre todas las mugeres e sobre todos los varones e aun sobre todos los ángeles. E bien

dicho es que vuestra virginal Exçellençia es sobre toda pura criatura. Es bendicha por la

graçia que vos sola fallastes por la alteza del |[169v] Fijo que sola alcançastes, bendicha por

la misericordia que usastes, bendicha por la gloria que ganastes. A vos, la mi Señora

sobrebendicha, llamo en las mis nesçessidades, a vos clamo en las naturales flaquezas e

enfermedades, a vos reclamo en las mis angustias e adverssidades, a vos, bendicha, oro e

inploro que en mis priessas e mis congoxas me consoléys e me valades.

CAPÍTULO IIII

CÓMO LA VIRGEN DECLARA LAS NOBLEZAS DEL FRUCTO DE SU

VIENTRE

[P]reguntaste, lo segundo, que te dixiesse cómo fue bendicho el fruto del mi vientre

virginal, por lo qual te certifico quel mi fructo30 es muy generoso por sublimidat, mui

deliçioso por suavidat e muy provechoso por virtuosidaz, es muy fructuoso por

universsidat. Estas son quatro causas e razones prinçipales por las31 quales el fructo del mi

vientre le llama bendicho.

La Condessa

Algunas prerrogativas e propiedades altivas e condiçiones exçessivas son las que

agora dixo vuestra muy illustrada prudençia, dulçorosas de oýr e de saber muy açeptables.

Con oreja fambrienta afeçión las quiere escuchar e a mi memoria encomendar. Explánelas

por extenso vuestra Alteza por utilidat de mi ygnorançia e consolaçión del alma mía.

Cómo la Virgen declara los grados tres de la nobleza del Fructo del vientre suyo

30 En el original se lee v|fructo|es. 31 Aparece los en el manuscrito.

276

Es el Fructo del mi vientre virginal bendicho por la alta nobleza de su fidalguía, la

qual consiste en tres grados de nobleza. El Fructo mío es fidalgo e generoso porque es

fruto de vientre real, çiertamente es fruto del vientre del rey David, segúnd Dios le

prometió quando le dixo: «Del fruto del vientre tuyo |[170r] pondré sobre la silla tuya»32. E

no solo es generoso porque desçendió de David segúnd la carne, mas por otros

progenitores reyes de que desçiende, segúnd la genealogía e parentela de que fabla el

escrivano público sant Matheo en la canónica33, como fueron Ezechías, Abías, Asa e

Josías; como dize la Sabidoría: «Este generoso fruto mío de las sillas reales vino»34.

E es este fruto mío aun más generoso por ser fruto de vientre virginal, del qual me

dixo mi prima: «Bendicho el fruto del vientre tuyo». E primero dixo a Gabriel: «E

conçibirás35 en el vientre e parirás al fijo»36. Conçebí en el vientre, el qual, segúnd la verga

de Arón, con la flor de la virginidat retuvo en sí el fruto de fecundidad e santa preñez.

Esta fue grand fidalguía de linage, que vientre con flor de virginidat toviesse fruto de

maternidat. Nunca oýste ni viste fruto generoso tanto ni más quel mío.

Tiene aun el terçero grado en fidalguía por el superlativo de su nobleza, por

quanto es fruto de vientre divinal. Deste vientre se entiende aquel versso de David que

dize: «Del vientre ante del luzero te engendré»; e aquesto dixo Dios Padre al Fijo e mío. E

yo fuy elegida e sobre todas escogida para produzir al mundo este Fruto generosíssimo

sobre todos. E a mí dixo Dios Padre: «De mí es fallado el Fructo tuyo», «de mí –esto es,

del vientre mío, dize Dios– es fallado el Fruto del vientre tuyo», ergo bien me dixo la prima

mía: «Bendicho el Fructo del vientre tuyo».

La devota Condessa

¡[O], Fruto noble por ser del vientre alto e real, más noble por ser Fruto de vientre

grato e virginal, muy más noble por ser fruto de vientre divinal! O, gloriosa Virgen pura,

vós fuistes escogida para este Fruto engendrar; la Yglesia fue unida para este Fructo

comunicar. Vuestro |[170v] es este Fruto corporalmente e Fruto de la Yglesia

sacramentalmente; vuestro por la carne del vuestro vientre que resçibió, nuestro por la

Yglesia, que en él la esposa recoligió37; nuestro spiritualmente por graçia, vuestro

eternalmente por gloria: «Pero por mí e de mí es fallado –dize Dios– fruto de tu vientre».

E veramente mucho de maravillar nobleza e mucho de loar, ca el Fruto del vientre

maternal es fijo del vientre paternal e sabidoría del coraçón eternal.

32 Ps 131, 11: «De fructu ventris tui ponam super sedem tuam». 33 Se trata de un uso infrecuente de esta palabra para referirse, no a las Epístolas canónicas del Nuevo Testamento,

sino a un capítulo del Evangelio. 34 Sap 18, 15: «Omnipotens sermo tuus de caelo, a regalibus sedibus». 35 El original repite e conçibiras. 36 Lc 1, 31: «Ecce concipies in utero, et paries filium». 37 La esposa, esto es, la Iglesia recogió al Fruto, es decir, a Cristo en el vientre de María.

277

O, mi señora Virgen bendicha, vós soys Madre de Aquel cuyo es Dios Padre; el

Fijo de la paternal caridat es corona de vuestra castidat; la sabidoría del coraçón paternal

es fruto del vientre virginal. O, mi graçiosa Señora, el Fruto vuestro es aquel grumo de

Ysaýas, del qual dixo: «Será el grumo del Señor en magnifiçençia e gloria e el fruto de la

tierra muy alto»38; esto es, quel fruto del vientre vuestro es noble por la magnifiçençia real,

es en gloria por la nobleza virginal, es mucho más alto por la nobleza paternal. ¡O, Fruto

noble por generoso fin, que a los creyentes suyos trahe a nobleza e glorioso fin!

Cómo la Virgen declara los tres grados de los deleytes del fruto del su vientre

Es el Fruto del vientre mío, quanto a lo segundo, mucho e más deleytoso, mi

devota Condessa, por lo qual es dicho a mí de mi prima: «Bendicho el fruto del vientre

tuyo». Es deleytoso el Fructo mío en el que ha [olor] suave, ca de mí dize el Spíritu Santo

en mi perssona: «Yo, quasi vid o parra, frutifiqué suavidat de olor»39. El Fruto mío es el

Fijo mío, lo qual maravillosamente es verdat e veramente es maravilloso, ca de mí, que só

una criatura, es produto como fruto oloroso el Criador de todas las cosas. Nasçe la grand

fuente del río chiquillo, e es conçebida la raýz de todas las |[171r] cosas de un ramillo, e la

vid nasçe de su sarmiento, e del hedifiçio nasçe el çimiento. Todas estas maravillas son

veras e todas estas verdades son maravillosas. El fruto de la vid el vino es, mas el olor del

vino es suave e muy delectable. Pues diré con verdat a ti el olor de los enxemplos del mi

Fijo, el olor de las sus consolaçiones, el olor de las sus promoçiones es olor deletable al

ánima, que del mi Fruto ha desseo, como delecta el buen olor del vino a la perssona

sedienta; por lo qual, como el sediento va en pos del olor del vino, así las perssonas

devotas van en pos del olor del Fruto mío, como dize la esposa al esposo: «Fruto del

vientre mío, tráheme en pos de ti e correremos en el olor de tus ungüentes»40.

Es aun más deleytoso el Fruto del vientre mío por espeçia e fermosura; como es

deleytoso por olura, así es más deleytoso por fermosura. Moysem me conparó en spíritu al

fruto del árbol mui fermosa el día primero. Significa allí fe que esclaresçe al alma.

Çiertamente devéys tomar por fe al Fruto bendicho41 del árbol muy fermosa, porque el

Fruto mío no solo es suave para oler, mas es muy fermoso delectable para mirar e ver, en

mucho mejor valía que aquel en que pecó la muger primera, mi madre Eva. E como aquel

fruto con olor e color e sabor traxo al mundo la muerte, así yo, por el Fruto mío de olor

suave e fermosura tan delectable, traxe al mundo vida.

Es, asimesmo, el Fruto mío no solo deleytoso por olor e más deleytoso por

fermosura e color, mas es aun mucho más deleytoso por dulçura e sabor, como lo dize el

38 Is 4, 2: «Erit germen Domini in magnificentia et gloria, et fructus terræ sublimis». 39 Eccli 24, 23: «Ego quasi vitis fructificavi suavitatem odoris». 40 Cant 1, 3: «Trahe me, post te curremus in odorem unguentorum tuorum». 41 A continuación: e fermosa.

278

Spíritu Santo en el Libro de los Cantares: «Yo me asenté so la sonbra d’él e el fruto d’él,

dulçe al gusto mío»42. El fruto, quanto más alto sube, tanto más dulçe sabe; e, como el

Fruto mío fue altíssimo, fue por |[171v] esso deleytosíssimo e tanto deleytosíssimo como

dulçíssimo. E así el Fruto del mi vientre fue bendicho porque fue deliçiosíssimo.

Exclama la Condessa a la Virgen

¡O, Madre de honor digníssimo, que conçebiste al Fruto deliçiosíssimo! ¡O, muy

deleytoso Fruto! Çierto, deleytoso en el olor, más deleytoso en el color e mucho más

deleytoso en el sabor. Tú, gloriosa en la fama, conçebiste al glorioso Fruto sobre todos en

olor de buenos enxemplos, en color de buenas costumbres, en obrar de buenas doctrinas,

cuyo olor a los defuntos dava vida; a los çiegos, vista; a los mudos, fabla, etc.

Ya, Señora mía, fuesse digna de partiçipar aquel olor suyo, por lo qual en pos d’Él

correr podiesse, el su fermoso color decorasse las mexillas de mi alma, que son

entendimiento e voluntad, por que yo, sin vergüença e confusión, partiçipasse sus deleytes

e podiesse yo, así mesmo, tastar e gustar del dulçísimo Fruto vuestro, el qual es tan43

dulçíssimo quanto altíssimo, e tanto delicçiosíssimo quanto dulçíssimo. Mas una maravilla

veo: cómo árbol tan brevíssima como vos pudo dar fructa tan altíssima como Dios. Mas

esta qüestión no es digna de tan alta respuesta, mas yo diré lo que mi breve saber alcança.

Vos, mi Sobreseñora, soys altíssima e brevíssima planta. Altíssima soys por

dignidat, ca soys Madre vera de Dios; brevíssima soys por humilldat, ca fuestes madre de

un gusano, de aquel gusano cuya sangre quebró las piedras e redimió las almas. Soys

altíssima en los ojos de vuestra fragilidat, altíssima Madre del Criador, e brevíssima ançilla

del Señor. E, porque el Fructo vuestro fue suavíssimo en olor, color e sabor, por esso fue

bendicho e muy digno de loor.

Cómo cuenta la Virgen de los tres grados44 del Fruto del vientre suyo |[172r]

Escucha bien, devota Condessa, e oyrás las virtudes e grados dellas del Fruto del

vientre mío. Primeramente, el Fruto del mi vientre es frutuoso para salvar de los periglos,

para salvaçión o para salud, ca el mi Fruto fructo es de salud, como el Sabio dixo:

«Corona de sabidoría es el temor del Señor, enchiente paz e fructo de salud»45. Mira,

Condessa, que el mi Fructo es fruto de vuestra salud e fue paz que dos pueblos fizo uno.

A esta paz e fruto de vuestra salud, que fue el Fruto de mi vientre, el temor de Dios lo

inchió, como dixo Ysaýas poniendo en él los siete dones del Spíritu Santo46.

42 Cant 2, 3: «Sub umbra illius quem desideraveram sedi, et fructus eius dulcis gutturi meo». 43 En el original tal; parece un error provocado por el contexto fonético: el qual y dulçíssimo. 44 A continuación: dela virgen. 45 Eccli 1, 22: «Corona sapientiæ timor Domini, replens pacem et salutis fructum». 46 Cf. Is 11, 1-3.

279

Es, segundamente, virtuoso el Fruto del mi vientre no solo por su virtud sanativa,

mas aun cresçe su virtud e es más virtuosa por su virtud multiplicativa, como dixo el

Salmista: «Del fruto del trigo e del vino e del olio son multiplicados»47, refiriendo el trigo

al cuerpo del mi Fijo, el vino a la sangre suya e el olio a la su alma. Al Fruto del vientre

mío son multiplicados los fieles en la Yglesia de los creyentes, ca deves creer que todos los

fijos de la madre Yglesia son herençia del Señor e merçed mía, como dixo David: «Mira

que la herençia del Señor, los fijos; e la merçed, el fruto del vientre»48. Ca el Señor nasçido

de la Virgen has de creer qu’es el Fruto de mi vientre; la humanidat, resçebida aquesta

merçed, resçebió que las gentes llamadas para que fuessen fijos fuessen herençia del Fruto

de la Virgen.

Es, terçeramente, el Fructo del vientre mío no solo virtuoso por la virtud salvativa

e es más [virtuoso]49 por la virtud multiplicativa, aun es mucho más virtuoso e

virtuosíssimo por virtud conservativa. Desta virtud del Fruto mío dize el Sabio: «El fruto

del justo es árbol de vida»50; ca deves creer que, como el árbol de la vida en medio del

|[172v] paraíso avía virtud conservativa de la vida natural, así el Fruto del mi vientre, el qual

Fruto es árbol de vida e fruto de vida, en medio de la Yglesia militante conserva a los

creyentes en vida de graçia, en medio de la Yglesia triumfante los conserva en vida de

gloria, en la Yglesia baxa los conserva de toda corrupçión de culpa; en la Yglesia alta, de

toda corrupçión de toda miseria. Mira que por ser tan virtuoso e conservativo el Fruto del

vientre mío meresçe que todos le digan bendicho. Esta es la causa terçera por que mi

prima me dixo: «Bendicho el Fruto del vientre tuyo».

La Condessa

Miedo me toma, Virgen bendicha, quel fruto del vientre vuestro de los peligros

salvativo por deméritos míos se me tornó mortífero e dapñativo; e aquel dulçíssimo Fruto

vuestro se tornó en asensio muy amargo, e que será de aquellos que dizen en perssona de

Dios a los pecadores e a cada uno dellos: «Convertistes en amargura el juyzio, e al fruto de

la justiçia convertiste en asensio»51 Por el grado primero, sane mi estómago spiritual el

Fruto vuestro sanativo, e por el acto segundo multiplique mis virtudes, e por el terçero me

libre e me confirme de culpa por la su graçia, e me escape de toda miseria por su gloria.

Ca todas las enfermedades e miserias e males que nos vinieron por el fruto de Eva e

marido suyo, todo fue reparado por vos, mi Señora, e por el bendicho vuestro Fruto,

como dixo Ysabel: «Bendicho el Fruto del vientre tuyo».

47 Ps 4, 8: «A fructu frumenti, vini,et olei sui, multiplicati sunt». 48 Ps 126, 3: «Ecce haereditas Domini, filii; merces, fructus ventris». 49 Hay un espacio en blanco. 50 Prov 11, 30: «Fructus iusti lignum vitæ». 51 Am 6, 13: «Quoniam convertistis in amaritudinem iudicium, et fructum iustitiæ in absinthium».

280

Cómo la Virgen declara los tres grados de la copia del copiosíssimo Fijo del vientre suyo

Tiempo es ya, e hora çierta, que te explane los grados copiosos del Fruto del

vientre mío, por los quales mi prima le llamó bendicho, el qual es copioso que a todos

puede fartar. Todo el mundo e toda criatura no puede al alma razonable refazer ni fartar

por quanto su capaçidat es |[173r] mayor que todo el mundo, mas el Fruto del mi vientre es

tan copioso, que todas las almas puede governar e fartar. Mira, Condessa, cómo lo dize mi

padre David: «Del fruto de las obras tuyas será farta la tierra»52. ¿Quáles pienssas son las

obras de que salió el mi Fruto? Yo te las diré; dixo David: «¡O, Señor, el Fruto de María es

el fruto de las tus obras!».

Una obra de Dios fue cómo me preparó para que podiesse conçebir e parir al Fijo

suyo; otra obra, quando embió al archángel Gabriel; otra obra fue quando sobrevino en

mí el Spíritu Santo; otra obra fue la unión de la Humanidat con el Verbo divinal. De tales

poderosas no humanas mas divinales obras salió el Fruto del vientre mío, de que se farta

toda la tierra, el qual salió de las obras de Dios, como el fruto fermoso de las frescas e

sanas flores. E, porque el ánima es como la tierra, agora entre flores, agora entre espinas,

por esso aquí David entendió al ánima humana por la tierra. Así como la tierra siempre es

generativa, agora de cosas provechosas, agora dapñosas, así el alma siempre obra agora

buenos pensamientos agora malos. Así yo, como la tierra buena e frutuosa, só farta de

buenos desseos e efectos por la gloria de Dios, como dixo David: «Seré farto quanto

aparesçiere la gloria suya»53.

Segundamente, el Fruto bendicho del vientre virginal es bendicho porque es

copioso, no solamente porque es copioso para fartar, mas porque es más copioso para

bastar. Aqueste mi Fruto es figurado por54 aquella árbol gloriosa que vido

Nabuchodonosor55: «Muy bastante fruto e manjar de todos en ella»56. Çierto bien dixo «de

todos», es a saber, manjar de todos los bivientes e folgantes e resurgientes en el Señor,

como dixo Moyssem en la Ley suya: «Daré a vos la bendiçión mía el sexto año e fará fruta

de años tres»57. El año sesto significa a la sexta hedat, el séptimo a la séptima, el |[173v]

octavo a la octava. El sesto año es el tiempo del complimiento, en el qual embió Dios el

Fijo suyo en el mundo para que tomasse carne del vientre mío. En este año la tierra

virginal, por la qual yo só significada, di el Fruto bendicho e copioso, por el qual el año

sesto de los vivientes, el séptimo de los quiesçentes e folgantes, el octavo de los

resurgientes e se levantes avemos todos los frutos de las ánimas nuestras.

52 Ps 103, 13: «De fructu operum tuorum satiabitur terra». 53 Ps 16, 15: «Satiabor cum apparuerit gloria tua». 54 A continuación, que. 55 En el manuscrito, nabuch dosiosor. 56 Dan 4, 18: «Et fructus eius nimius, et esca omnium in ea». 57 Lev 25, 21: «Dabo benedictionem meam vobis anno sexto, et faciet fructus trium annorum».

281

Terçeramente, tan copioso es el Fruto del vientre mío que puede fartar e nunca

faltar al alma fanbrienta fasta más no querer. Es más copioso, que no solo a las ánimas

puede fartar, mas a la universidat de las criaturas; e aun tan copiosíssimo e a honbres e

ángeles no solo los puede fartar, mas aun a todo el universso no puede fallesçer ni faltar,

ca dixo por el profeta: «Su foja no caerá e su fruto no falleçerá»58. Mira que por estas e por

las susodichas razones tuvo causa mi prima de me dezir: «Bendicho el Fruto del vientre

tuyo».

La Condessa

Bendicha e loada Sobreseñora mía, razón fue legítima que una fijadalgo tal como

vos diesse del vientre suyo fruto generosíssimo; una tan deleytosa donzella, afluyente

deleyte d’él, produxiesse del vientre suyo fruto deleytosíssimo; una tan virtuosa palma

diesse tal dátile e frutificasse de su vientre fruto tan virtuosíssimo; e que vos, la tierra

bastante, por plenaria bendiçión nasciesse del vuestro vientre fructo tan copiosíssimo.

Plega a la copia suya de suplir la ynopia mía por que yo pueda dezir quando huviere de

resurgir: «Será farta la ynopia mía quando aparesçiere la copiosa gloria tuya». Repito yo,

vuestra humill ançilla, la bendiçión de la vuestra prima con el fijo en vientre suyo:

¡Bendicha tú entre las mugeres e bendicho el Fruto del vientre tuyo!

CAPÍTULO Vº

DE LAS RAZONES POR QUE LA VIRGEN MARÍA RESPON- |[174r] DIÓ LUEGO

A LA SALUDACIÓN DE SANTA YSABEL

Mui virtuosa Virgen e Madre de Dios veneranda, ¿por qué vuestra muy magnífica

mesura e magnifiçençia muy mesurada no respondió a la prima vuestra Helisabeth quando

le dixo con admiraçión: «¿E dónde esto a mí, que la Madre del Señor mío venga a mí?».

La Virgen responde

No huve entonçe causa de responder: lo uno, por no otorgar que yo yva ençinta

en tan tierna moçedat; lo otro, por no revelar el secreto divinal; lo terçero, por no açeptar

que açeptava su loor; lo otro, por quitar presunpçión de vanagloria, la qual nasçiera si,

58 Ez 47, 12: «Non defluet folium ex eo, et non deficiet fructus eius».

282

conplaziendo, respondiera; lo postrimero, porque entendí referir graçias e loores de sus

fablas al Señor.

La Condessa faze pregunta a la Virgen

Por el tienpo de agora, o, Virgen santíssima, la vuestra humill ançilla vos faze59

pregunta: aquella admiraçión que respuesta meresçía e presopuesta mesurada cortesía,

¿cómo le respondiera vuestra muy alta Señoría? E si vuestra discretíssima prudençia por

trabajo lo oviere responderme, de vuestra graçia e liçençia diré yo mi paresçer qué

respuesta meresçía.

La Virgen

Di lo que entiendes que respondieras si aquello que dixo a mí ser dicho a ti oyeres,

e tú mi perssona fueras.

La Condessa

Si yo fuera la que vuestra Merçed a mí se adereçara aquella palabra: «¿De dónde

me vino que la Madre del Señor venga a mí?», quatro motivos me estimularan a la

responder por esta tal vía. El motivo primero tomara de vuestra perssona gratíssima, la

qual fue fundamento de grande humilldat, en esta manera: el Obrador e Formador de los

honbres, por se fazer honbre e ser futuro Fijo de virgen, tal madre devió escoger; antes

|[174v] convino fazer qual convenía e sabía que le avía de conplazer; quiso que vós

fuéssedes virgen, de la qual pura e sin manzilla nasçiesse el inmaculato e sin manzilla, Señor

e Dios nuestro, las manzillas de todas venidero Purgante. Quiso que fuesse humillde, de la

qual saliesse el mansso de coraçón e humillde, de las quales dos virtudes avía de mostrar

en sí a los honbres enxemplo de salvaçión. Pues no fue grand maravilla luego la Madre del

Salvador e del Señor venir a la madre del servidor, e la virgen preñada a la vieja ençinta, e

la sobrina venir a la tía, e la moça a la matrona, ca la vuestra virginal humilldat cobría e

velava a las vuestras altíssimas dignidades e illustrava a las sus fragilidades. E la perfecçión

de vuestra mayoridat no reculó de fazer reverençia a la su minoridat. Podiera dezir vuestra

Alteza: «La vera humilldat que Dios quiso influir me compellió que yo vos viniesse a

servir».

El segundo motivo, por parte del Fijo vuestro, el qual en su conçibimiento e

nasçimiento en vida e conversaçión, en doctrina e informaçión, en su salida, muerte e

sepultura siempre conservó humilldat e baxura. Pues bien dixiera vuestra Merçed: «No

59 En el original, fazo.

283

vos maravilléys que yo venga a vos, que así viene comigo el Fijo de Dios, el qual vino a

servir e no a ser servido; e para vos servir venido es comigo».

El motivo terçero, por el qual respondiera así fuera, Señora60 mía, la vuestra noble

tía, la qual se llamava Helisabeth, que suena de Dios mío séptima, pues el glorioso Fijo

vuestro vino al mundo a redemir e librar a la natura humana uniéndola consigo, la qual

fue criatura séptima del señor Dios. La primera es la tierra; la segunda, el agua; la terçera,

el ayre; la quarta, el fuego; la quinta fue la natura çélica; la sesta, la natura angélica; la

humana es la séptima. Pues que Helisabeht quiere |[175r] dezir séptima, razón fue que

Aquel viniesse a la séptima de mi Dios. Pues como señora de vos61, dixérale bien vuestra

Merçed: «Tía mía, por esso vengo a vos, porque vós soys la séptima que crió Dios; ca lo

que el Señor en vos huvo, humana figura, vino a notificar que de mí lo ha tomado. Vino,

pues así es, a vos la Madre del Señor porque vós soys llamada séptima del mi Criador»62.

El quarto motivo, por parte del fijo de vuestra tía, que fue por el ángel llamado el

grand Juan, que suena tanto como graçia de Dios o a quien es fecha graçia. Pues bien

pudiera dezir vuestra Merçed a la madre que era ençinta de aquel que graçia avía de

resçebir que venía a ella la Madre del Salvador, que la graçia le devía infundir: «Tía mía, la

causa por que yo, la Madre del Señor, vos vine a visitar es porque el mi fijo al vuestro avía

de gratificar». Vergüença grande me tiene, o, Fuente conplida de clara sabidoría, por aver

osado fablar a mis ygnorançias delante de vuestra illustríssima Señoría.

La Virgen

Pues respuestas razonables e motivos congruos a mí son bien açeptables, dulçes e

melifluos, ¿qué me pides más, o Condessa, que te diga desta visitaçión mía que yo fize a la

mi tía? Pide, si algo has penssado, que yo te lo diré de grado.

CAPÍTULO VIº

CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SUPLICA A LA VIRGEN LE DECLARE EL

CANTO DE MAGNIFICAT

60 En el original, sera con io añadido entre líneas. 61 En el manuscrito, a la septima de mi dios pues el que la septima como señora de vos dixerale. 62 La segunda parte del párrafo resulta farragosa, aunque su sentido es que Cristo, dentro del vientre de su madre,

visita a su tía Isabel que representa a todos los hombres para manifestar que él también se ha hecho hombre.

284

Mui graçiosa Virgen e Madre del fermoso conosçimiento, aquel gratíssimo cántico que

vos, Señora, cantastes en el día gozoso que a la santa tía saludastes, si fuere bien visto a la

vuestra mesurada cortesía, sobre todos mis desseos esto es lo que yo querría, que, como

vuestra Merçed lo instituyó, así declarado, dulçemente apun- |[175v] tado de vuestra lengua

graçiosa lo oya yo por su orden cada verso del Magnificad como Helisabet, vuestra tía, lo

oyó.

La gloriosa Virgen enpieça a esplanar el primero del su glorioso cántico de Magnificad

El cántico mío, mi Condessa, es el salterio de diez cuerdas63 en que tañí e canté

dulçes loores al Señor. Saber deves, o, mi devota Condessa, que la mi boz con que templé

e toqué el mi salterio fue tan dulce e tan graçiosa que al mudo fizo fablar e a la vieja alto

cantar; al fijo en el vientre fize baylar, así lo dixo la tía mía; cantando e alçando la boz al

çielo, me dixo: «Mira que, como sonó la boz de tu saludaçión en las orejas mías, saltó e

bayló con el gozo el infante en el mi vientre. Bienaventurada eres que creýste, porque en ti

serán perfectas las cosas que te son dichas del Señor»64. E bien me dixo la mi prima que, si

mi cántico no dixiera, Zacharías, [que] ni fablava ni cantava, su cántico jamás dezir

podiera65 segúnd ordenança divinal, por quanto el mi conçepto fue perfecçión del parto

de aquel niño por que santo nasçiesse e lleno de Spíritu Santo, e por que el padre

profetasse e mudo fablasse e a la mi saludaçión fablasse.

La Condessa

¡O, boz amorosa de amigable delecçión, que [fuiste] conçebida a los devotos a vía

de salvaçión! ¡O, boz de alta admiraçión, que provoca los honbres a gozo e exaltaçión! ¡O,

santa boz de devoçión e alegría espiritual, que a los tristes alegra e da a los oscuros claridat

e a los tristes ministrar da grand gozo! ¡O, boz de saludaçión çelestial, que da a los suyos

perfeçión! Suave Señora, la dulçe boz vuestra suene en las orejas mías; fable la mi altíssima

Señora e oyrá la su humillde servidora.

La Virgen fabla del versso primero e cuerda primera del su dulçe salterio |[176r]

63 La imagen del salterio de diez cuerdas aparece en Ps 143, 9: «Deus, canticum novum cantabo tibi. In psalterio decachordo

psallam tibi». Pero es san Agustín quien usa y difunde esta imagen en su Sermo IX de decem chordis sermo habitus Chusa: «Ecce psalterium fero, decem chordas habet [...] ipsas decem chordas modo percutio» (Sermones de Scripturis, ed. PL 38, 79); la pieza fue traducida por Gonzalo García de Santamaría, Tratado de las diez cuerdas de la vanidad del mundo (Zaragoza: 1494). Mientras que en su sermón el Obispo de Hipona aplica la imagen a los diez mandamientos, Juan López complica algo más la analogía al introducir un doble sentido de la palabra salterio: así el Magnificat no solo es comparable a un instrumento musical de diez cuerdas sino también es un nuevo salterio entendido como una nueva colección de salmos para la meditación del cristiano. Sobre el decálogo y la imagen del decacordo en san Agustín véase Llull Baixauli 1999, 125-145.

64 Lc 1, 44-45: «Ecce enim ut facta est vox salutationis tuæ in auribus meis, exsultavit in gaudio infans in utero meo. Et beata, quæ credidisti, quoniam perficientur ea, quæ dicta sunt tibi a Domino».

65 En el original, cantico ni jamas. Se refiere al cántico profético de Zacarías en Lc 1, 68-79.

285

La cuerda primera del mi salterio es: «Engrandesçe el ánima mía al Señor»66. Tiene

esta cuerda çiertas bozes dulçes con sus acordes.

La Condessa

¡O, dulçe Señora mía, ya la sentiesse en sus tonos reteñir por que podiesse sus

dulçes acordes bien oýr!

La Virgen, de tono primero

El tono primero desta cuerda es quel Criador del mundo es el Señor Dios de la

majestad, del qual dixo David: «El Dios de la magestad ento[nó]»67. Al qual tono de la

Magestad responde el ánima mía con dulçe acorde de esperança, ca esperar deve la

criatura en el Señor grande e poderoso, benífico e liberal. Pues como el Rey de la

magestad sea aquel Rey grande liberal, del qual descienden todos los bienes e dones, e sea

Dios de la mi ayuda, mi esperança en Dios es. Pues retiña la cuerda primera del salterio

mío e diga: «Engrandesçe mi alma al Señor», quiero dezir: «Con grande fiuza e esperança

magnifica la mi alma a Dios; el grand Señor es mui grande sobre todos los dioses e Señor

de la magestad».

El tono segundo desta cuerda es que el Señor es Dios de la verdad, ca d’Él dixo

David: «Redemísteme, Señor, Dios de la verdat»68; e dixo Esdras: «Bendicho el señor Dios

de la verdad»69. E como el Señor es Dios de verdat, así es dicho Dios derecho, Dios de las

sçiençias. En este Señor tal, el qual no puede engañar en quanto verdadero e Dios de la

verdad, ni puede ser engañado en quanto sabidor e Dios de las sçiençias, en este como en

tono suena la mi cuerda con dulçe acorde de fe e credulidat quando dize: «Magnifica la mi

ánima con grand fe e creençia al Señor de la verdat e Dios de la sçiençia».

El tono terçero de la cuerda primera es que el Señor es Dios por cabo bueno e

Dios de la bondat, ca sólo |[176v] Dios de sí e por sí es bueno, ca en esta manera ninguno

es bueno sino sólo Dios. E a este tono responde el acorde de dilecçión e bienquerençia; e

luego le faze consonançia, ca el Señor se llama Dios de la paz e de la dilecçión, e que el

señor Dios es caridat. Pues suena la cuerda primera con su tono e acorde: «Magnifica el

ánima mía al Señor con amor e bienquerençia70 de la bondat por su essençia».

Exclamaçión de la Condessa

66 CLc 1, 46: «Magnificat anima mea Dominum». 67 Ps 28, 3: «Deus maiestatis intonuit». 68 Ps 30, 6: «Redemisti me, Domine, Deus veritatis». 69 Nada encuentro semejante ni en el Libro de Esdras ni en el de Nehemías, tan solo Esdras 7, 27. 70 En el original: al señor con amor e bienquereçia al señor.

286

¡O, calandra graçiosa e dulçíssima filomena! No me siento de tanta fiuza e

esperança que al Señor yo magnificar podiesse, ni só de tanta creençia que loor al Señor

oýr me quisiesse, ni le tengo tal amor que mi loor le pluguiesse. Por lo qual a la grand

dignidat vuestra queda que vuestra muy grand nobleza la magnifique quanto podiere, ca

Él es mayor de los loores, e vos, Señora mía e ayuda e esfuerço mío, magnificad comigo al

Señor e ensalçemos en esso mesmo al nonbre suyo santo e glorioso.

La Virgen, de la segunda cuerda e versso

La cuerda segunda del nuevo salterio mío es esta: «Gozosse71 e bayló e saltó el mi

spíritu en Dios, Salvador mío»72 . E tiene esta cuerda gratos tonos e dulçes acores. E los

tonos son tres: el uno, que el Señor puede sanar; el segundo, que sabe sanar; el terçero,

que quiere e le plaze sanar. Como te cantare el tono, así le responderá el acor e sonará la

dulçe melodía e grata armonía.

El tono primero es que el Señor puede sanar. Como dixo Salomón: «¡Poderoso

eres, Señor de todas las cosas!»73, ergo poderoso es de sanar e salvar. E salva el Señor

tornando la criatura a buen estado, como dixo Ysaýas en perssona de Dios al Salvador

mío: «Yo te di en luz de cabo de la tierra»74 . A este tono sale |[177r] la luz dulçe del mi acor

en quanto el mi spíritu saltó del estado común e oscuro del linage humano al estado

singular e puro75 de la graçia e don soberano, ca escripto es en el salmo: «A los humilldes

de spíritu sanará, reduziéndolos a la alteza de la graçia». Pues suene la cuerda e diga: «El

spíritu mío, que baxo e humillde era en oscuridat humana, saltó a la claridat de la graçia en

Dios, salvaçión mía e mi Salvador».

El tono segundo es de la segunda cuerda, que Dios sabe salvar, como Salomón

dixo, que «el pobre fallado en el pueblo salvó la cibdat por la sabiduría suya»76. Pues como

todos seamos cercados de tribulaçiones e persecuçiones, como dezía David de sus

enemigos: «Ya Dios le desamparó: perseguilde e prendelde que ya no ha quien le libre»77,

pero Dios le salvó e salvó a todos los otros, como clamava a él todo el pueblo diziendo:

«Señor, tú nos salvaste de los afligentes e a los a nos odientes confondiste»78. Pues suene la

cuerda mía con dulçe armonía, salte el afligido spíritu mío en Dios, el Salvador mío.

El tono terçero de la segunda cuerda del salterio mío es que el señor Dios ha gana

e quiere salvar, e así el spíritu mío ha gana e quiere ser salvo. De lo primero se escrive:

71 En el manuscrito, Gogozosse: las dos sílabas repetidas se encuentran en líneas distintas; la primera letra con mayúscula.

72 Lc 1, 47: «Et exsultavit spiritus meus in Deo salvatori meo». 73 Acaso Ps 88, 9-10: «Potens es, Domine, et veritas tua in circuitu tuo. Tu dominaris potestati mari». 74 Is 49, 6: «Ecce dedi te in lucem gentium,ut sis salus mea usque ad extremum terræ». 75 En el original, pura. 76 Cf. Eccle 9, 15: «Inventusque est in ea vir pauper et sapiens, el liberavit urbem per sapientiam suam». 77 Ps 70, 11: «Deus dereliquit eum; persequimini et comprehendite eum, quia non est qui eripiat». 78 Ps 43, 8; «Salvasti enim nos de affligentibus nos, et odientes nos confudisti».

287

«Dios quiere que todos los honbres se salven e vengan a la notiçia de la verdat»79. E

Ysaýas dixo: «El Señor nos traxo ley como legifer nuestro; el Señor, rey nuestro; el Señor,

juez nuestro, Ése vendrá e nos salvará»80. E de lo segundo dixo Geremías: «Salvo me faz e

seré salvo, porque tú eres mi loança»81. Pues suene la cuerda del mi salterio e faga su

melodía, ca saltó el spíritu mío en el mi Dios, salvaçión mía.

La Condesa

La Spíritu humillde e Spíritu de alta intelligençia que así meresçió dançar e bailar

en el Señor Dios, Salvador suyo, ¿quién me dará e quién me conçederá que el espíritu mío

con passiones enfer- |[177v] mo salte en las manos del poderoso Salvador e Sanador suyo,

por que no sea yo del número de aquellos que reprehende la Escriptura: «Alégransse

quando avrán fecho mal e baylan e saltan en las péssimas cosas»82? E Aquel que sabe

salvar mire en las congoxas e angustias mías, por que el spíritu triste mío dé un salto en las

manos de Dios, Salvador mío; e Aquel que quiere la salvaçión e no quiere que alguno

perezca, sane e salve la voluntad mía, por que spíritu mío dessee e aya gana de salvarse83

en las manos del señor Dios e Salvador mío, porque, aquí saltando con graçia deziendo:

«Alegrarm’é e saltaré en la manos tuyas e cantaré al santo nonbre tuyo, o, altíssimo Señor

mío», e allí salte en gloria, por que del número de aquellos sea yo, de que dize el Salmista:

«Baylarán e altobaxos farán los santos en gloria e alegrarse an en los coviles suyos»84, por

que todos digamos: «Gozémonos e alegrémosnos e bailemos o dançemos e gloria darnos

á Él».

La Virgen fabla de la terçera cuerda del salterio dulçe suyo

La cuerda terçera del salterio nuevo mío esta es: «Porque miró el Señor la humildat

de la su ançilla»85; quiero dezir: «El spíritu mío se alegró e bayló en Dios, Salvador mío,

porque miró e acató la humilldat de la su ançilla». E ha tres tonos bien suaves esta

delectable cuerda. El tono primero es lo que el Señor por el profeta prometió, diziendo:

«¿A quién miraré o acataré sino al humille e quieto e tremiente las palabras mías?»86. Esto

que aquí prometió en mí lo cumplió quando acató a la humilldat de la esclava suya.

Sepas, mi amada e devota Condessa, quel glorioso Rey del çielo e de los ángeles

grand Señor regió cáthedra en la tierrra, fecho maestro de los honbres, e leyó çiertas

79 1 Tim 2, 3-4: «Et acceptum coram Salvatore nostro Deo, qui omnes homines vult salvos fieri, et ad agnitionem veritatis venire». 80 Is 33, 22: «Dominus enim iudex noster, Dominus legifer noster, Dominus rex noster, Ipse salvabit nos». 81 Ier 17, 14: «Salvum me fac, et salvus ero, quoniam laus mea tu es». 82 Prov 2, 14: «Qui laetantur cum malefecerint, et exsultant in rebus pessimis». 83 salvarse es lectura dudosa. 84 Ps 149, 5: «Exsultabunt sancti in gloria, laetabuntur in cubilibus eius». 85 Lc 1, 48. 86 Is 66, 2: «Dicit Dominus; ad quem autem respiciam, nisi ad pauperculum, et contritum spiritu, et trementem sermones meos?».

288

lecciones, de las |[178r] quales fue la una: «Deprender de mí, que manso só e humillde de

coraçón»87. E yo retuve esta lecçión de la dulçíssima boca suya, que ya en mi conçepçión

el Señor enxierto avía, e çerré esta doctrina dentro en la memoria mía sobre todas las

palabras que del Fijo oýdo avía, así a los ángeles como a los pastores e al justo Simeón. E

no deprendí del Fijo mío a fabricar los çielos ni a alumbrar los çiegos ni resuçitar los

muertos, mas aprendí a ser mansa e humillde de coraçón. No deprendí las cosas grandes

divinas obrar, mas deprendí mansamente me humillar. Pues mira que el tono divinal que

al humillde acatamiento prometió, porque en mí la humilldat vera falló, su acatamiento

prometido en mí lo cunplió. Pues cante la cuerda mía su dulçe armonía e diga: «Acató el

Señor la humilldat de la ançilla suya». Mira que deste acatamiento me dirán

«bienaventurada todas las generaçiones».

La Condessa

Bienaventurada e por tal loada de todas las generaçiones, ¿qué cosa es más noble

que la Madre del Señor? ¿Qué cosa es más resplandesçiente que aquella a la qual escogió

el Resplandor de la gloria eternal? ¿Qué cosa es más casta que aquella que al cuerpo del

Señor sin suzio tocamiento engendró? Pero vos, Señora mía, aquella sola humilldat

dezides quel Señor en vos miró; aquella es guarda e torre de las otras virtudes. Asentaste,

Señora, en puerto seguro de estança los exerçiçios altos de vuestros estudios, e por esso

virgen sin par soys, illustrada de luz divinal, de todos loada en general.

La Virgen

El tono segundo de la cuerda terçera así es, que como el Señor respectó o remiró,

esto es, derechamente miró la humilldat mía, que só ançilla, a sí respectó o remiró, esto es,

atrás miró. Deves saber, |[178v] devota mía, que el Señor, por grand furor que huvo de

nuestra madre Eva por el su desobedesçer, bolvió la cara de toda muger e todas las puso a

sus espaldas. Mas quando atrás miró e mi humilldat por su graçia respectó, luego a mí se

bolvió, de mis nesçesidades me salvó quando le dixe: «Atrás miraste la mi humilldad e la

mi alma salvaste de toda nesçessidat». Entonçe fue en mí conplida la profeçía prometida,

quel Señor se convertiría a la carrera de la puerta del santuario de fuera88. Yo, María, fuy la

puerta; e fue la carrera e vía la humilldat mía, pues la vista prometida en mí sola fue

conplida. Suene la cuerda e diga: «Atrás miró el Señor la humilldat de la su ançilla», por lo

qual me dirán «bienaventurada todas las generaçiones».

La devota Condessa

87 Mt 11, 29: «Et discite a me, quia mitis sum, et humilis corde». 88 Cf. Ez 47, 2: «Et eduxit me per viam portæ aquilonis, et convertit me ad viam foras portam exteriorem».

289

Bien por méritos vuestros aventurada e por todas las cosas89 de todas loada, que,

poniendo los perfumes açeptos de vuestro nardo al Rey que folgava en la gloria suya90,

bueltas espaldas a sus criaturas por culpa de aquella que se quiso deificar, vos, la humillde

Virgen bendicha, donde ya érades deificada vos quesistes humillar e ancillar. Aquella,

sobervesçiendo, no guardó servidumbre al su Preceptor; e do era mayor por graçia quel

diablo, quiso ser parcionero de su maldat; e, negando a Dios serviçio, no quiso aver parte

de su Magestad. E vos, la mi grand Señora, por la humillde vuestra servidumbre que a

Dios fezistes e distes, meresçistes vencer al tenptador e mandar al vuestro Señor, e ser

Madre de vuestro Criador, por lo qual a vuestra nobleza sola todas las gentes dan loor.

La Virgen

El tono terçero dize: «No mora en medio de mi casa aquel que faze sobervia»91.

¿Pues qué piensas más oýr que aquel que es humillde será de su familia en medio de los

pri- |[179r] vados? Mira, Condessa, cómo lançó de su casa al sobervio Luçifer e lo fizo

Sathanás, e al humillde sant Miguel fizo capitán mayor de todas las cavallerías. A este tono

doctrinal junté yo dulçe acor de manseza virginal e humilldat virtual. La manseza humillde

ha conpañía con Dios, lo qual se muestra por esta señal, que siempre plugo a Dios la

oraçión e petiçión de los humilldes. La señal segunda, que Dios fuelga e repausa en92 los

veros humilldes. Es la humilldat como lecho con flores, como le convidava la esposa,

diziendo: «Mira, esposo mío, quel lecho nuestro está florido»93. La terçera señal, quel

Señor graçiosamente fabla con sus servidores e Dios con los humilldes. Mira de Moysén,

que por tan familiar lo avía el Señor que fablava con él de cara a cara, como amigo fabla

con su amigo, solo porque era el más humillde de los moradores de la tierra. Pues no ayas

por estraño quel Señor a mí sola fablasse e de mí sola fiasse todos los sus secretos, ca

miró e remiró el Señor a la humilldat de la su serviente. E por esto me dirán

«bienaventurada todas las generaçiones».

La Condessa

Escogida Virgen e bien sobre todas esmerada, cuya manseza e humilldat del alto

Señor fue muy remirada, todos los pueblos, lenguas, nasçiones e gentes vos digan Señora

bienaventurada, lóenvos todas e vos bendigan las generaçiones orientales, pues vos les

89 Repite a continuación las cosas. 90 Esta parte recuerda la antífona del salmo 109 que se canta en víspera para el común de las fiestas de la Virgen

María: «Dum esset Rex in accubitu suo, nardus mea dedit odorem suavitatis». 91 Ps 100, 7: «Non habitabit in medio domus meæ qui facit superbiam». 92 En el original se lee un. 93 Cant 1, 15.

290

nasçistes como aurora serena e les aparesçistes. A vos, mi Señora, alaben, sublimen las

generaçiones oçidentales, pues aparesçistes como luna llena. Grandezcan, enxalçen

vuestra bienandança las generaçiones meridionales porque les paristes al Sol de nobleza. A

vos magnifiquen e glorifiquen las generaçiones setentrionales por darles gigante |[179v] de

grand fortaleza. Lóenvos oriente por la santidat de vuestra conçepçión, bendígavos

meridión por la navidat de vuestra perfecçión, ensálçevos septientrión por la virginidat de

vuestra partiçión, sublímevos oçidente94 por inmortalidat de vuestra gloriaçión. Todas vos

digan bienaventurada las suso dichas generaçiones, porque acató el Señor vuestra virginal

humildat e veras humiliaçiones.

La Virgen

Bien dixiste humilldat e veras humiliaçiones, que pocas son e raras las humilldes

vírgines; e por ser raras e pocas, son más preçiosas, ca muchas salen vanas, lasçivas e

loçanas; las más salen locas, e las prudentes, pocas. E así de las humiliaçiones, muchas son

falsas e aparentes, e pocas veras existentes, porque unos fazen humiliaçiones raposinas e

otros asininas e otras lupinas, etc. Mas humilldat virginal e vera humiliaçión fueron en mí

por exçelençia falladas e por el Señor açeptas e aprovadas, ca todas son a Él claras e

manifiestas. E mira el que falsa e iniquamente se humilla e sus entrañas de engaños son

llenas. E porque Dios miró mi humilldat virginal e mis veras humiliaçiones, desto e por

esto bienaventurada me dirán todas las generaçiones.

La Condessa

Dixiste vós, Señora mía, a Ysabel, la vuestra prima: «Oye, hermana mía, a la qual e

con la qual es la mi fabla, pues que por la boca tuya el Señor magnifestó e declaró las

grandes magnalias que en mí obró»; e desto a todas las generaçiones, essas mesmas en vos

magnifestando, vos magnificarán todas las generaçiones, como dixo el Sabio:

«Magnificaste al pueblo tuyo e lo honraste»95. Generaçiones dexiste, Señora, porque ha

generaçiones del çielo e generaçiones de la tierra, ca toda paternidat por el Fijo |[180r]

vuestro es llamada en el çielo e en la tierra. Pues bien paresçe quel Fructo vuestro

magnificó las generaçiones del çielo, las caýdas reparando, e las generaçiones de la tierra,

en fijos de Dios los generando; ergo como vós pariéssedes por los méritos de vuestra

humildat, a la qual miró el Señor al bendicho Fijo suyo, e desto vos diçen bienaventurada

las çelestes e terrestres generaçiones.

La Virgen fabla de la cuerda [quarta] del su dulçe salterio

94 Interlineada la d. 95 Sap 19, 20: «In omnibus enim magnificasti populum tuum, Domine, et honorasti».

291

La cuerda quarta del salterio nuevo mío es esta que se sigue: «Porque a mí fizo

grandes cosas aquel que poderoso es e santo el nombre d’Él»96. E tiene tres tonos esta

cuerda de parte del Señor e tres acores dulçíssimos de mi parte. El tono primero es quel

Señor es tan potente que contra los propios e naturales derechos podía dar poder a una

virgen que podiesse conçebir sola e sin varón, la qual fue muy alta obra e grande de fazer,

e a la natura inposible. E Dios pudo fazer esto por Él ser omnipotente e obrante quanto

quiere. El acor mío respondió quando Dios me preparó e escogió para que yo fuesse

aquella que sin esposo conçebiesse al su Fijo eternal. Pues suene e cante la cuerda mía con

dulçe armonía, e diré laudes al Señor porque fizo grand cosa «Él, que es potente e santo el

nobre d’Él».

El tono segundo es qu’Él, potente contra común curso humano, pudo dar virtud e

poder a una virgen ya ençinta podiesse parir e quedasse virgen, la qual obra fue mayor que

la primera. E aquesto fue al Señor possible e ligero por ser todopoderoso, ca no es çerca

de Dios cosa inposible. El acor deste tenor fue fallado en mí, que virgen conçebí e virgen

parí e, después del parto, virgen remanesçí. Pues suene la cuerda mía concorde melodía e

diré al Potente tal loor: «Porque fizo el Potente a mí cosas grandes e santo el non- |[180v]

bre d’Él».

El tono terçero es qu’Él, potente contra toda ley de criatura, sobre toda razón

cendra e pura, e sobre costunbre de humana natura, Él, potente, proveyesse que una

hembra pariesse e aquel Fijo que nasçiesse fuesse perssona una, Dios y honbre de

consuna. Esta fue la mayor operaçión que Dios, segúnd perfecçión, en Él pudo fazer. A

este tenor del grand Señor respondió el mi acor quando yo en aquel día con gozo e alegría

parí al grand Salvador, Dios y honbre, un Señor, a Jhesú, mi buen amor, mi Fijo, mi

Criador. Suene, pues así es, la quarta cuerda mía e dize: «Al potente, alabanças, porque

fizo en mí grandes cosas el poderoso e santo el nonbre d’Él».

La Condessa

Por çierto, Señora, sin duda, Señora, veramente, Señora, o, exçellente señora

Virgen e sola, grandes magnalias obró Dios en vos, que fuéssedes la primera que ser

virgen prometiesse, e, siendo moça, virgen conçebiesse e virgen permanesçiesse e varón

no conosçiesse. E mayores magnalias, que sin mestro conçebiesse, e sin mestruo97 lo

nudriesse, e virgen lo pariesse, e virgen remanesçiesse. E grandíssimas e muy mayores

magnalias fizo a vos Dios, que vos, criatura, pariéssedes al Criador; e vos, ançilla,

pariéssedes al Señor; la captiva, al Redemptor; la estrella, al Sol; la moça, al Viejo; la joven,

al Ançiano; el reguerillo a la Fuente; e, brevemente, la fija pariesse al Padre; e la nieta, a su

96 Lc 1, 49: «Quia fecit mihi magna qui potens est: et sanctum nomen eius». 97 u, interlineada.

292

Avuelo. ¡O, muy gloriosa Virgen, grandes señales e maravillas fuertes açerca de vos fizo el

alto Dios! ¡Sea el su regno regno sempiterno e su poder sea en generaçión e generaçiones!

Amén.

La Virgen

Quiérote notificar por qué añadí «santo el nonbre d’Él». El glorioso nonbre del

Señor |[181r] santo es en sí e de suyo, e es santificado en nosotros en quanto nosotros

somos santificados en el santo nonbre d’Él. ¿Qué cosa es el nonbre d’Él sino la fama

d’Él? Es el nonbre d’Él la notiçia d’Él; el nonbre d’Él es la fe e creençia d’Él. E aqueste

nonbre es santo con los santos porque es glorificado de los santos e lo bendicen, de los

iniquos e malos blasfemado. E porque a mí fizo grandes cosas, santo es e bendicho el

nonbre grato suyo.

La Condessa

Así es, prudentíssima Virgen, así, Virgen preñada, así es, parida inviolada, así es,

Madre de Dios loada, quel verbo nasçido en carne maravillosamente gloria es en Dios, la

qual en los honbres es magnifestada, ca el Fijo fecho honbre clarificó al Padre sobre la

tierra. E por esto es verdat quel Poderoso, faziendo magnalias grandes e máximas a vos,

fue declarado ser santo e bendicho el nonbre d’Él. Veramente fizo el Potente grandes

magnalias en la tierra, ensalçando e sublimándovos sobre todos los honbres. E mayores

magnalias fizo açerca de vos en los çielos el Potente, ensalçándovos e honrándovos sobre

todos los ángeles. Fízovos magnalias muy más grandes en los infiernos e subjetando e

humillando al poder vuestro e voluntad las potestades tenebrosas e las funestas señorías.

Sea por essas cosas bendicho e santo el nonbre d’Él.

Fabla la Virgen de la cuerda quinta del salterio dulçe suyo

La quinta cuerda del salterio dulçe mío así es la que se sigue: «E la misericordia

d’Él de la generaçión a las generaçiones a los temientes a Él»98. E aquesta cuerda tiene tres

tonos por parte del Señor e tres acores por la parte mía e de las temidas criaturas.

El tono primero es el benefiçio de la encarnaçión, el |[181v] qual fue de grand

misericordia del Señor, ca el Verbo divinal, vestiéndose de carne humana en el mi vientre

virginal, nuestras miserias resçibió: fanbre, sed, calor e frío, cansançio, flaqueza e muerte.

Aquestas son las siete fijas de nuestra miseria; estas son las siete mugeres que consigo por

matrimonio casi las copuló; estas son las quel vero pan99 comiero[n], como dixo Ysaýas:

98 Lc 1, 50: «Et misericordia eius a progenie in progenies timentibus eum». 99 En el original, pam.

293

«E aquesto todo salió e nos manó del abismo piadoso e misericordia divinal». Esta

misericordia de la encarnaçión enpeçó en la generaçión de los judíos, a quien fuera

prometida, e proçedió fasta las otras generaçiones que eran de los gentiles. E aquesta

misericordia demandava el rey David quando dezía: «Muestra a nosotros la misericordia

tuya e danos la tu salvaçión»100; como si dixiera: «Mostraste la tu potençia en la criazón

criando el mundo de nada, mostraste tu sapiençia al mundo governando, mostraste tu

justiçia a los malos penando, como paresçió en el Diluvio e en la[s] çibdades çinco suzias,

viles e torpes de dañaçión. Muéstranos agora la tu misericordia en la filial encarnaçión». El

acor101 deste tono es el temor de nuestro Señor, que se dize iniçial, el qual es no solo ser

apartado de nuestro Señor, mas aun teme aver por sus pecados pena. Pues responde este

acor al tono del Señor porque, si Dios por su misericordia se unó e juntó con los honbres,

temer deven ser los tales apartados d’Él. E si el Señor por nosotros sufrió las penas

naturales, temer deven de caer en las penas102 infernales. E por quanto en mí e en los otros

temientes por este modo nos guardamos de incurrir en tales males, por ende la

misericordia suya vino en mí a provecho mío e de los otros de miedo temerosos. Pues

suene e retinte la |[182r] cuerda mía con su dulçe armonía e diré del mi Señor: «La

misericordia d’Él de generaçión en generaçión a los a Él temientes».

El tono segundo del Señor es una mayor misericordia que la primera. E fue

aquesta de la su cruel Passión, en la qual mostró la su liberal largueza, porque allí dio a

sant Pedro la Yglesia suya; al discípulo dio la Madre suya; el ánima, al Padre; al ladrón, el

paraíso; a Nicodemus e Joseph dio el su cuerpo; e las ropas, a los sayones; a los creyentes

dio su sangre en redempçión e a todo sí mesmo nos dará en galardón. E fue quasi pródigo

e es agora, que su patrimonio da por un vaso de agua fría. Pues bien paresçe esta

misericordia ser mayor que la primera, ca en aquella nos nasçió, mas en esta se nos dio,

como dixo Ysaýas: «Moço nos es nasçido e fijo nos es dado»103. A este tono del Señor de

misericordia mayor deve de nuestra parte responder104 más dulçe acor de temor, que se

llama filial, por el qual el creyente e fijo adoptivo teme al padre, no por miedo de aver

pena, mas por miedo de ofenssa, e lo sirve con amor; e en el amor filial meresçe ser

heredero. Pues suene la cuerda quinta más suave melodía e diré: «E la misericordia d’Él de

generaçión en generaçiones a los que temen a Él».

El tono terçero es de mucho mayor misericordia del Señor que la primera ni la

segunda. E aquella misericordia es quando abrió la su çelda ungüentiva105 e pimentaria

para curar e sanar a los enfermos; e puso de claro las buxetas e potes de las melezinas para

curaçión del linage humanal. La çelda fue el santíssimo cuerpo del Señor e las plagas suyas

100 Ps 84, 8: «Ostende nobis, Domine, misericordiam tuam, et salutare tuum da nobis». 101 En el original se lee arco. 102 penas, repetido. 103 Is 9, 6: «Parvulus enim natus est nobis, et filius datus est nobis». 104 desponder. 105 guen, interlineado.

294

fueron los potes e caras, de las quales salió bastantemente la reparaçión de nuestros males.

Ca poco nos provechara el nasçer del Salvador si no nos acorriera la |[182v] muerte del

Redenptor. Por esta fuemos redemidos e de captivos fuemos a libertad restituydos, e de

fijos de yra e de captivos fuemos fechos fijos de graçia e adotivos.

Mira, devota Condessa, quánta e quánt grande fue esta misericordia e tono106 del

Señor. Pues cumple que de nuestra parte responda muy dulçe acor para que la quinta

cuerda resuene loores al Redenptor. El acor es un temor reverençial que le es devido por

tan altos benefiçios. E es el temor reverençial aquel quando la criatura mira la exçellençia

de alguno e con reverençia d’Él se retrahe, considerando su propia poquedat, como fizo

Daniel al ángel, que desmayó luego e perdió las fuerças e cayó sobre su faz107. Asimesmo

mi sobrino Juan, quando vido al ángel que le mostrava las revelaçiones, cayó a sus pies

para le adorar. Este temor es en los ángeles, ca en el Apocalipsi diz que los ángeles que

estavan delante el trono de Dios cayeron sobre sus caras e lo adoraron; e así lo oes en la

Yglesia, que adoran las señorías e trimen las potestades. E porque tal Señor como Este se

falló en mí e se falla en los veros creyentes, por esso en ellos huvo eficaçia la misericordia

redenptiva. Pues suene la quinta cuerda mía con dulçe armonía e diré: «E la misericordia

d`Él, de la generaçión de los judíos fasta las generaçiones de los gentíos, a los temientes a

Él por temor e reverençia.

La devota Condessa

Muy graçiosa Virgen e al Señor mui açepta, vuestra Merçed bien tanto me faga que

alcançe aquel unçial temor por que fuya108 del mal e quite las penas infernales; e por temor

de ser apartada de Dios yo ame las virtudes, por do alcançe los bienes çelestiales, e,

mediante la vuestra ayuda, yo merez- |[183r] ca aquel temor filial por el qual, a Dios

amando, merezca ser su fija por que herede la herençia con el Fijo que por mí enbió al

mundo. E sea digna del temor reverencial por que aquí e allí, conosçiendo mi poquedat e

poco presçio, honre e loe con reverençia su altíssima Magestad, por que en mí sean

conplidas las misericordias llenas suyas, grande, mayor e más mayor, por la su grande

piedat.

La Virgen explana la cuerda [sesta] del su salterio decacordo, esto es: de diez cuerdas

[L]a sesta cuerda del mi salterio así es esta siguiente: «Fizo potençia en el braço

suyo e derramó los sobervios en el consejo de su coraçón»109. Esta cuerda ha tres tonos

106 todo. 107 Cf. Dan 10, 9. 108 En el original, fuy�. 109 Lc 1, 51: «Fecit potentiam in brachio suo: dispersit superbos mente cordis sui».

295

por parte del Señor e tres acores por parte de los contrarios. La potençia primera es el

primero tono e fue aquesta la potençia del braço suyo de la primera redempçión quando

redimió a Israel del primero captiverio so el poder de Pharaón, de la qual dixo el rey

David: «Redemiste en el braço tuyo al pueblo tuyo»110. E Dios dixo a Moysén por los

judíos: «Yo vos redemiré en braço estendido»111. A esta potençia responde el acorde

consonante la distruçión de los egipçios muertos en la mar Bermeja, como canta la

Yglesia: «Entró Pharaón a cavallo con sus carros e cavalleros en la mar e el Señor retornó

sobr’ellos las aguas del mar, e los fijos de Israel andaron por seco en medio della». Estos

sobervios en el su consejo fueron disperssos en las ondas de la mar. Deste mal consejo

fabló Dios por Ysaýas: «Los prínçipes locos de Tanis, sabios consegeros de Faraón,

dieron consejo insipiente»112. Pues así es, suene la cuerda sesta mía con suave melodía e

diré: «Fizo el Señor potençia en el braço suyo e derramó los sobervios en el consejo de su

coraçón».

La segunda potençia fue |[183v] en la redenpçión del pueblo de Dios, así como tono

segundo del captiverio de Bavilonia, de la qual potencia113 se escrive en el salmo:

«Despierta tu potençia e ven para que nos salves»114. En otro salmo dize: «Segúnd la

grandeza del braço tuyo possee a los fijos de los tus captivos»115. A este tono de la

potençia de Dios e fortaleza del braço suyo responde un dulçe acor de la disperssión de

los sobervios confiantes en el consejo de su coraçón, del qual fabla Ysaýas contra

Babilonia en perssona del Señor: «Desfallesçiste en la muchedumbre de tus consejos.

Estén e sálvente los agoreros del çielo, que las estrellas contenplavan e los meses

numeravan para dezir lo futuro: no es alguno que te salve»116. E diz Dios por Ysaýas: «E

levantarme contra ellos, dize el Señor de las cavallerías, e desperdiciaré al nonbre de

Babilonia e las reliquias e la raýz o el grumo o lo nasçido, dize el Señor»117. Pues suene la

cuerda sesta mía con justa melodía, e diré: «Fizo el Señor potençia en el braço suyo e

derramó los sobervios en el consejo de su coraçón».

La terçera potençia118 fue el tono terçero de la cuerda sesta, de la qual potençia

escrive Ysaýas: «¡O, fortaleza del braço del Señor levantante, levante, o, braço del Señor, e

revístete de fortaleza como en los días antiguos e en las generaçiones de los siglos; aparejó

Dios el braço suyo a vista de todas las gentes; e verán todos los fines de la tierra la

110 Ps 76, 16: «Redemisti in brachio tuo populum tuum». 111 Ex 6, 6: «Redimam in brachio excelso». 112 Is 19, 11: «Stulti principes Taneos, sapientes consiliarii Pharaonis dederunt consilium insipiens». 113 potestia. 114 Ps 79, 3: «Excita potentiam tuam, et veni, ut salvos facias nos». 115 Ps 78, 11: «Secundum magnitudinem brachii tui posside filios mortificatorum». 116 Is 47, 13 y 15: «Defecisti in multitudine consiliorum tuorum. Stent, et salvent te augures caeli, qui contemplabantur sidera, et

supputabant menses ut ex eis annuntiarent ventura tibi [...] Non est qui salvet te». 117 Is 14, 22: «Et consurgam super eos, dicit Dominus exercituum; et perdam Babylonis nomen, et reliquias, et germen, et progeniem,

dicit Dominus». 118 pontencia.

296

salvaçión de nuestro Dios»119. Esta es la potençia que Dios en mí fizo quando el braço

suyo poderoso vestió de carne humana e nasçió de mí, visyble a los ojos de las gentes,

para redemir al captiverio general del poder del enemigo. De la qual, asimesmo, dize el

propheta Ysaýas: «Señor, ¿quién creerá al dicho nuestro? ¿O el braço del Señor a quién

fue revelado?»120. Deste braço se escrive en Ysaýas: |[184r] «Mira quel Señor Dios en

fortaleza vendrá e el su braço se aseñorará; e mira que la merçed suya viene con Él e la

obra suya delante d’Él»121. Fabla aquí de la merced de la gloria e de la obra de la

redenpçión. E dize más: «Como el Señor allegará sus corderos en el su braço e en el

regaço suyo los levará, e las preñadas ovejas Él las portará»122. Fabla aquí cómo se avría

con los ynoçentes, que son como corderos, e con los penitentes, que conçiben buenos

propósitos e desseos como las ovejas.

E a esta potençia del braço del Señor para redemir al pueblo humano en general e

en espeçial al pueblo de Israel del poder del enemigo que lo tenía captivo, que fue como

tono, responde un acor de parte de los sobervios escribas e phariseos, que lo no quisieron

resçebir, que fueron dispargidos e derramados por todo el mundo, seguiendo su mal

consejo. De lo qual tres e mill e más años antes lo profetó Jacob de sus fijos Simeón e

Leví, de los quales descendieron phariseos e dotores, e dize así: «Simeón e Leví,

hermanos, armas de maldat peleantes; en el consejo dellos no venga la mi alma, en la

conpañía dessos no venga la gloria mía, porque en la saña suya mataron al varón e en la su

voluntad minaron el muro»123. Este fue el Salvador, varón de batallas e muro de Sión. E

mi sobrino Juan Evangelista cuenta cómo los pontífiçes fariseos fezieron consejo de

matar a Jhesú, el Fijo mío, e así lo fezieron, por lo qual oy día son dispersos e derramados

por todo el mundo. Pues que así es, suene la sesta cuerda mía su dulçe armonía e diré:

«Fizo el Señor potençia en el braço suyo e derramó los sobervios judíos por el mal

consejo del coraçón suyo».

La Condessa

Muy diligente intercessora por nuestras neçessidades e de los pecadores

grandíssima abogada, por las vuestras gratíssimas piedades sean los mis conse- |[184v] jos

así adreçados en el poderoso Señor Dios, por que por la potençia suya me libre del

enemigo e de todo mal amigo, e de todo pecado e viçio; e me tome el braço suyo

119 Cf. Is 51, 9 e Is 52, 10: «Consurge, consurge, induere fortitudinem, brachium Domini! Consurge sicut in diebus antiquis, in

generationibus saeculorum [...] Paravit Dominus brachium sanctum suum in oculis omium gentium; et videbunt omnes fines terræ salutare Dei nostri».

120 Is. 53, 1: «Quis credidit auditui nostro? Et brachium Domini cui revelatum est?». 121 Is 40, 10: «Ecce Dominus Deus in fortitudine veniet, et brachium eius dominabitur, ecce merces eius cum eo, et opus illius coram

illo». 122 Is 40, 11: «Sicut pastor gregem suum pascet; in brachio suo congregabit agnos, et in sinu suo levabit; foetas ipse portabit». 123 Gen 49, 5-6: «Simeon e Levi fratres vasa iniquitatis bellantia. In consilium eorum non veniat anima mea, et in coetu illorum non

sit gloria mea: quia in furore suo occiderunt virum, et in voluntate sua suffoderunt murum».

297

esquierdo, en él me soporte e sostente en las mis tribulaçiones; e con el braço suyo diestro

me defienda de superbia, abraçándome en las mis consolaçiones.

La Virgen explana la cuerda séptima del su salterio de diez cuerdas

La cuerda séptima del cántico noveno mío, devota Condessa, esta es que diré:

«Despuso a los potentes de la silla e ensalçó a los humilldes»124. Esta cuerda tiene tres

tonos o tres tenores de parte del Señor e tres acores por parte de las criaturas e servidores.

El tenor primero fue en125 prinçipio del mundo, quando derribó a Luçifer del trono

altíssimo de su nobleza, en la qual era poderoso sobre todos los ángeles del çielo, por

quanto en sobervia de su fermosura quiso su silla poner tan alta que fuesse ygual o

semblante al Señor. E cayó Luçifer de la silla suya e asimesmo los que lo siguieron

cayeron de las sillas suyas, como dixo Ezechiel en perssona de Dios: «Llenas son tus

entrañas de maldades e pecaste; e yo te lançé del monte santo de Dios e fue tu coraçón

elevado en tu fermosura e perdiste tu sabidoría en tu beldat; e lançete en tierra delante de

la cara de los reyes para que te mirassen»126.

El acor que a este tenor responde es que cada día el Salvador, por los méritos de

su Passión, cada día inche aquellas sillas reales vazías de los creyentes humilldes, faziendo

los hombres reyes por los ángeles soberviosos. Nuestro Señor dixo: «Serán los honbres

como ángeles en el çielo»127. Pues asý es, suene la cuerda séptima mía en acor de armonía e

diré: «Despuso a los potentes de la silla e ensalçó los humilldes».

El segundo tono fue e dura por todo el curso mundano |[185r] en el linage humano,

como paresçió en los judíos, los quales, por ser subjectos a los preçeptos e fijos de los

santos patriarchas, juró el Señor Abrahán, humillde servidor suyo, de le dar la tierra de

Canaam e a su semiente por herençia, la qual tierra tenía diez generaçiones de gentes que

la moravan, partida en diversos regnos. Pero añadió Dios e dixo que no ge la daría luego,

que aún no eran acabadas e llenas las iniquidades de aquellas gentes. E desde la promessa

fasta conplirse passaron quatroçientos e setenta años, en la qual conplida derribó los

potentes e señores sobervios de la silla de sus potençias, e ensalçó128 en la dicha tierra los

prínçipes de los tribus de Israel. Mira el tenor de la disposición e el acor de la sublimaçión.

Después desto ensoberveçieron los reyes de Israel e de Judea, e depúsolos Dios de

sus sillas do eran potentes. Mira el tenor: «E ensalçó e sublimó en ellos a Salmanasar e a

Nabuchdonosor». Mira el acor, que aquestos reyes no osavan alçar lança ni sacar espada

contra Ysrael, Dios los esforçó e alçó sobre las sillas reales de los sus reyes potentes. Así

124 hranilldes. Lc 1, 52: «Deposuit potentes de sede, et exaltavit humiles». 125 fuem. 126 Cf. Ez 28, 16: «Repleta sunt interiora tua iniquitate et peccasti; et eieci te de monte Dei, et perdidi te, o cherub protegens, de medio

lapidum ignitorum. Et elevatum est cor tuum in decore tuo; perdidisti sapientiam tuam in decore tuo, in terram proieci te; ante faciem regum dedi te ut cernerent te».

127 Mt 22, 30: «In resurrectione enim neque nubent, neque nubentur: sed erunt sicut angeli Dei in caelo». 128 ensanço.

298

fizo dellos mesmos, que sobre los de Siria puso a los de Media, e después sobre aquestos

los de Persia, sobre los quales puso a Greçia, sobre los quales a los romanos, e sobre

aquestos a los christianos, etc. Mira el curso de parte de Dios, el tenor deponiendo a los

sobervios potentes de la silla emperial; e mira el acor enalçando e sublimando a los

humilldes. Desto dezía el Sabio: «Aborrible delante de Dios e de los honbres es la

sobervia, e descomulgada toda maldat de las gentes –diz–. El regno es trasladado de gente

en gente por las injustiçias e injurias, e por los desonores e por129 engaños diverssos»130.

Pues retinga la septena cuerda mía con dulçe armonía e diré: «Depuso e quitó a los

potentes de la silla, e ensalçó a los |[185v] humilldes131». E singularmente como el Fijo de

Dios carne tomasse del mi vientre virginal e paresciesse visiblemente entre los suyos, e su

gente, con sobervia, no lo quisieron conosçer ni obedesçer, antes lo enpeçaron de grado

aborresçer, e le tornaron males por los bienes que les fazía fasta lo traer a la muerte, por lo

qual Dios los batió de su libertad e poderío, en lugar de los quales puso a otros pueblos, e

do eran señores los fizo esclavos e siervos de todo el mundo fasta en fin deste siglo. Por

lo qual suene la cuerda mía de suave melodía e diré: «Derribó a los potentes de la silla e

ensalçó a los humilldes»; derribó a los potentes judíos e ensalçó a los creyentes gentíos, ca

los judíos, potentes con Dios e por Dios e en Dios, cayeron descreyendo; e los gentíos

humilldes subieron e se levantaron creyendo.

El tercero tono será en fin del mundo, en el día del Juizio, como dixo el Sabio:

«Las sillas de los impíos sobervios destruyó el Señor, e a los humilldes fizo en ellas asentar

por ellos»132; como quien diz: «Por los sobervios fizo regnar los humilldes», donde los

potentes serán derrocados en el infierno por aquella sentençia terrible: «Partidvos de mí,

maldichos, e yd al fuego eternal, etc»133. Al qual tenor responderá el acor deletable e

desseable de oýr quando dará aquella sentençia e dirá: «Venid, bendichos del mi Padre, e

resçebid el regno»134.

Mira, Condessa, cómo la cuerda séptima mía contiene dulçe armonía quando dize:

«Derrocó a los potentes de la silla e ensalçó a los humilldes».

La devota Condessa

Muy humillde Madre de Dios e Virgen guarnida de grande manseza, por las quales

virtudes meresçistes ser puesta en trono de gloria a la potente derecha del Fijo con

esfuerço de mi alma |[186r] e de toda mi virtud, suplico e ruego a vuestra Alteza me gane

por su merçed mansseza e humilldat por tal que potençia ni grandeza, linage ni señoría,

129 Interlineado. 130 Eccli 10, 7-8: «Odibilis coram Deo est et hominibus superbia, et execrabilis omnis iniquitas gentium. Regnum a gente in gentem

transfertur propter iniustitias, et iniurias, et contumelias, et diversos dolos». 131 Repite hu al final y al principio del folio. 132 Eccli 10, 17: «Sedes ducum superborum destruxit Deus, et sedere fecit mites pro eis». 133 Mt 25, 41: «Discedite a me maledicti in ignem aeternum». 134 Mt 25, 34: «Venite benedicti Patris mei, possidete paratum vobis regnum a constitutione mundi».

299

levanten mi coraçón en orgullo e sobervia. Mas conozca bien e sienta cómo me humillaré

en las oraçiones mías con devida reverençia, en las mis operaçiones con humillde

insistençia, en las confessiones mías con humillde eficaçia, en las mis tribulaçiones con

humillde paçiençia, en las mis converssaçiones con humillde sapiençia, por que yo,

humillada so la poderosa mano de Dios, mediante la graçiosa ayuda, merezca ser

ensalçada con los otros sus humilldes en aquel terrible tiempo de la espantable visitaçión.

La Virgen explana la cuerda octava de su nuevo salterio e dulçíssimo decacordo

[L]a cuerda octava del nuevo cántico mío e salterio de diez cuerdas es aquesta que

se sigue: «A los desseosos e fanbrientos inchió e conplió de bienes, e a los ricos e

abastados dexó vazíos e vanos»135. Tiene aquesta cuerda tres tenores por parte de los

desseosos e fambrientos e tres acores por parte de abondosos e avarientos. El tono o

tenor primero, de los desseosos e fanbrientos, así fue, que desseavan quel Señor los

visitasse por misericordia copiosa, como el delegado enbiado del lado del santo Padre

visita la tierra de los hereges para los reduzir a la madre santa Yglesia. Tal visitaçión como

esta desseavan los Santos Padres en el linbo e los varones santos en el mundo; los

primeros dezían: «Ven ya, Señor, e no quieras tardar»; los que eran en el mundo dezían

fambrientos e con desseo: «Ven, Señor, a visitarnos en paz, porque delante ti nos

alegremos con perfecto coraçón». A estos fambrientos de los bienes que esperavan e

desseosos del Salvador vino el Fijo de Dios |[186v] con mucha misericordia a los visitar,

como dixo Zacharías: «Por las entrañas de misericordia del nuestro Dios, en las quales nos

visitó el nasçiente del alto»136. Oe cómo dezía137 el pueblo creyente de consuna: «Me

vinieron con Él todos los bienes»138. E dixo el Salvador a los sus creyentes:

«Bienaventurados los ojos que veen lo que vós vedes porque yo vos digo: Muchos reyes e

profetas dessearon ver lo que vós vedes e no lo vieron, e oýr lo que vós oýdes e no lo

oyeron»139. Mira cómo los disçípulos e los creyentes fueron llenos e complidos de la

misericordia de Dios; mira el tenor. Agora veamos el acor en los ricos avarientos, los

quales fueron los obispos, dotores e phariseos, en los quales los tesoros de la sabidoría de

Dios, las riquezas de las profundas sentençias de la Santa Escritura, estavan llenos del

saber e vazíos del creer.

E, por ende, quedaron de las promesas vanos e vazíos, ca cunplió lo que prometió

en los creyentes e fanbrientos del Pan de vida que del çielo desçendió e los fartó; e a los

ricos que eran repalagados, e a los que eran desdentados por vegez de sus maliçias, otros

135 Lc 1, 53: «Esurientes implevit bonis: et divites dimisit inanes». 136 Lc 1, 78: «Per viscera misericordiæ Dei nostri: in quibus visitavit nos, oriens ex alto». 137 el nasçiente del alto, subpunteado a continuación. 138 Sap 7, 11: «Venerunt autem mihi omnia bona pariter cum illa». 139 Lc 10, 23-24: «Beati oculi qui vident quæ vos videtis. Dico enim vobis quod multi prophetæ et reges voluerant videre quæ vos

videtis, et non viderunt: et audire quæ auditis, et non audierunt».

300

que eran ahitados de las cosas espirituales, otros por frialdat d’estómago140 aborresçieron

al Salvador, Pan de vida, e así quedaron vazíos y vanos. Mira cómo el tenor fue sonante

por el creer repletivo; así el acor fue concordante por el descreer evaquativo e vazío. Pues

suene la cuerda otava del tenor del salterio mío e concuelde el acor en el cántico nuevo

mío.

El tenor segundo desta cuerda es que los creyentes dessean e son fambrientos quel

Señor los quiera visitar con la graçia suya virtuosa. E aquesta visitaçión faze de cada día en

la justificaçión de los pecados, como visita el médico o físico piadoso al ospital de los

enfermos para |[187r] los sanar, como dezía David en perssona suya e de los otros

pecadores: «Acuérdate, Señor, de nos en el complazer del pueblo tuyo, e visítanos en la tu

salvaçión»141. E quando el Señor oe tal petiçión, luego Él es acudo en la penitençia,

absolviendo de la culpa e inchiendo de la graçia a aquellos que la desseavan. Mira cómo el

Señor pone aquí su tenor, enchiendo de sus bienes spirituales a los fambrientos e

desseosos, e dexa por vanos e vazíos a los ricos fastidiosos como un justo acor, ca, como

cumple a los desseosos por su diligençia, así dexa vazíos a los fastidiosos por su

negligençia. Pues resuene la octava cuerda con grato tenor e cante en armonía con el dulçe

acor, porque complió el Señor los desseosos e de sus bienes los enriqueçió e a los

fastiosos vanos142 los dexó.

El tenor terçero es que los desseosos de la muerte corporal e desseosos de la vida

eternal han fambre e desseo que venga el Rey de los reyes a visitar los sus creyentes

fanbrientos e desseosos del pan, porque saben que bienaventurados son los que comigo

comerán en el regno de los çielos, como dixo Ezechiel: «A estos visitará el Señor como el

pastor a sus ovejas en el día que estoviere en medio dellas»143. Esto dize el Señor Dios:

«Yo mesmo requeriré mis ovejas sobre los pastores e librarlas he de sus manos, e yo los

faré çessar que jamás apaçienten mi ganado ni los pastores apacienten a sí mesmos; e

tiraré mis ovejas de las bocas dellos que no les sean más en manjar. E yo visitaré las mis

ovejas como el pastor visita su cabaña; e quando estoviere en medio de las sus ovejas

dissipadas, así visitaré yo mis ovejas e allegarlas he de todos los lugares donde fueron

derramadas»144. Fabla aquí después de la Resurreçión: «Yo las apasçentaré e las apriscaré

para que fuelguen en sus cortijos»145. Mira, Condessa, cómo |[187v] a los fambrientos e

desseosos cómo los fartará e conplirá de sus bienes. E dize por Geremías: «Visitarvos he e

140 A continuación un espacio en blanco. 141 Ps 105, 4: «Memento nostri, Domine, in beneplacito populi tui: visita nos in salutari tuo». 142 En el original, varios. 143 Ez 34, 11-12: «Ecce ego ipse requiram oves meas, et visitabo eas. Sicut visitat pastor gregem suum, in die quando fuerit in medio

ovium suarum dissipatarum, sic visitabo oves meas». 144 Ez 34, 10-12: «Ecce ego ipse super pastores requiram gregem meum de manu eorum, et cessare faciam eos, ut ultra non pascant

gregem, nec pascant amplius pastores semetipsos; et liberabo gregrem meum de ore eorum, et non erit ultra eis in escam [...] Et visitabo eas. Sicut visitat pastor gregem suum, in die quando fuerit in medio ovium suarum dissipatarum, sic visitabo oves meas, et liberabo eas de omnibus locis in quibus dispersæ fuerant in die nubis et caliginis».

145 Ez 34, 15: «Ego pascam oves meas, et ego eas accubare faciam».

301

despertaré sobre vos palabra buena»146, la qual será: «Yo ordeno a vos el regno como el

Padre mío lo ordenó a mí para que comáys e beváys sobre la mesa mía en el regno mío».

E dirá, como a la esposa en los Cantares: «Comed, amigos, beved, fartadvos mucho,

amados míos»147. Mas el acor de los fastidiosos será en esta148 manera, como los fartos e

ricos oviessen en aborresçençia el pan de vida, estos fueron los incrédulos obispos,

doctores e phariseos, los quales aborresçieron todo manjar de vida como sus padres

fastiaron con la maná en el desierto. Razón tuvo Dios a estos fasçiosos azedos

d’estómago no les dar el pan, pues no quisieron creer ni se disponer para lo resçibir, e por

esso quedaron vazíos e menguados. Si quieres oýr la horrible e terrible visitaçión que fará

aquel día en ellos, yo te la diré. Dixo Dios por Moyssén de los incrédulos de su pueblo:

«En el día de la visitaçión yo visitaré el pecado dellos»149. E dixo a ellos: «Visitarvos he

apriessa, con mengua e ardor que vos remelle los ojos e consuma las ánimas vuestras»150.

E dixo por Ysaýas: «En aquel día visitará el Señor en la su espada dura e grande e fuerte

sobre Leviatán, serpiente antigua151, e sobre los suyos»152; estos eran los diablos e los

descreýdos. «Visitaré sobre vos, cuchillo para matança e canes para que despedaçen

vuestras carnes, aves del çielo e bestias de la tierra para tragar», como dize otro profeta153.

Ítem, dize por Sophonías: «Visitaré sobre todos los prínçipes e sobre todo aquel que se

viste ropa pelegrina, que es en uso; e sobre sobervio que briosamente pise los unbrales de

la casa del Señor Dios suyo en maldat»154; mira aquí sobervios fasçiosos en los bienes.

Ítem, contra los carnales fastiosos: «E visitaré sobre los varones defixos e firmes en sus fe-

|[188r] zes»155; «e visitaré sobre los chicos porque Él ha visitado al pueblo suyo», como dize

Zacharías156. Mira si era razón que a los ricos fastiosos dexasse vazíos e vanos. Pues suene

la cuerda en sus tenores e acores de la cántica mía e diga con armonía: «A los desseosos

cumplió de bienes e a los fastidiosos dexó vazíos e vanos en sus males».

La Condessa

Bienaventurada Virgen, una e sola mi gratíssima Abogada, gáneme vuestra Alteza

del Señor mío e Fijo vuestro tanta graçia e merçed, que los benefiçios grandes e largos a

146 Ier 29, 10: «Visitabo vos, et suscitabo super vos verbum meum bonum». 147 Cant 5, 1: «Comedite, amici, et bibite; et inebriamini, carissimi». 148 En el original en esta en manera. 149 Ex 32, 34: «Ego autem in die ultionis visitabo et hoc peccatum eorum». 150 Lev 26, 16: «Visitabo vos velociter in egestate, et ardore, qui conficiat oculos vestros, et consumat animas vestras». 151 Lectura dudosa por el deterioro del papel. 152 Is 27, 1: «In die illa visitabit Dominus in gladio suo duro, et grandi, et forti, super Leviathan, serpentem vectem, et super

Leviathan, serpentem tortuosum». 153 Ier 15, 3: «Visitabo super eos quatuor species, dicit Dominus: gladium ad occisionem, et canes ad lacerandum, et volatilia caeli et

bestias terræ ad devorandum et dissipandum». 154 Soph 1, 8-9: «In die hostiæ Domini, visitabo super principes, et super filios regis, et super omnes qui induti sunt veste peregrina; et

visitabo super omnem qui arroganter ingreditur super limen in die illa, qui complent domum Domini Dei sui iniquitate et dolo». 155 Soph 1, 12: «Et visitabo super viros defixos in faecibus suis». 156 Acaso Zach 10, 3: «Super pastores iratus est furor meus, et super hircos visitabo; quia visitabit Dominus exercituum gregem

suum».

302

mí fechos de su magnifiçençia liberal no me ensalçen en argullo ni me suban en sobervias

ni la mi llena fartura157 me traya vomitaçión ni fastío abhominable, por el qual aya de

aborresçer al Padre desseado158 de la vida, por que no quede d’Él vazía, mas por la merçed

grande suya ponga en mí tal fanbre e sed de la su visitaçión por que me farte la su

misericordia piadosa, para que en la presente vida alcançe conplimiento de la su graçia e

fartura en la futura de la gloria santa suya.

La Virgen esplana la cuerda suya, novena del su salterio decacordo

No te enojes por açidi[a] ni te ocupe el sueño, e mira qué te diré de la mi cuerda

novena: entre todas cantará dulçes tonos e acores. Oe, Condessa, la cuerda: «Rescibió el

Señor a Israel, su moço, acordado de la su misericordia». E áse de bolver la cuerda en esta

manera: «El Señor, acordado de la misericordia suya, rescibió a Israel, moço suyo o

servidor suyo». E tiene, como las otras cuerdas, tres tenores por parte del Señor e tres

acores por parte del moço servidor.

El tenor primero159 se funda en la misericordia del Señor, la qual huvo con

Abrahán quando le apartó de la gente suya e parentesco e de la casa de su padre, e lo traxo

de tierra de Arán a tierra de Canaan160; e que le farían padre |[188v] de muchas gentes; e que

con él faría pacto161 de amistança e con la semiente suya162; e así lo fizo e lo vio. Grand

misericordia fue aquesta en lo poner por prinçipio e cabeça del pueblo que d’él avía de

venir, que fue el pueblo de Israel; e cabo de163 quatroçientos años desta misericordia se

acordó el señor Dios.

Mira el tenor e tono del Señor, el acor respondiente, que, estando la semiente de

Abrahán, fijos de Israel, en mucha tribulaçión en Egipto en captiverio e servidunbre,

tomó a aquel pueblo por fijo primogénito heredero e lo levantó sacándolo de Egipto con

mano fuerte e braço estendido, del qual pueblo tomó el Señor el Fijo primogénito mío,

Israel. Otra vez le dixo a Nosee: «El moço Israel, ámalo; e de Egipto llamé al Fijo mío»164.

Mira cómo lo resçibió en fijo e servidor, acordándose de la misericordia suya, como dixo

David: «Acordose el Señor de la misericordia e de la verdat, pues la cumplió a la casa de

Israel»165. Pues así es, suene la cuerda mía e dulçe armonía, e diré: «Resçibió166 el Señor a

157 llena fartura, lectura dudosa por la corrupción del papel. 158 padre deseado es también una lectura dudosa. 159 A continuación: e tenor. 160 Cf. Gen 12, 1. 161 patio. 162 Gen 17, 4: «Dixitque ei Deus. Ego sum, et pactum meum tecum, erisque pater multarum gentium». 163 En el original acabado de. 164 Os 11, 1: «Quia puer Israel, et dilexi eum; et ex Aegypto vocavi filium meum». 165 Ps 97, 3: «Recordatus est misericordiæ suæ, et veritatis suæ domui Israel». 166 israel, subpunteado.

303

Israel, su moço e servidor». E aquesto registra Ysaýas quando dixo en perssona de Dios:

«Siervo mío eres de Israel, en ti me gloriaré»167.

El segundo tono e tenor de mi cántico se funda en la misericordia del Señor, la

qual huvo con el moço suyo, Israel, quando después de muchos benefiçios e merçedes

afluentes que les fizo –digo a los fijos de Israel– cometieron contra Él alevosía e trayçión

e crimen de lesa magestad, adorando ýdolos e atribuyendo la divinal magestad a una

semejança de buey168. E con todo esto, a ruego de Moyssem e pregoneros suyos e

conjurando a Dios que se acordasse de las promessas que avía fecho a Abrahán e Ysaac e

Jacob, sus servidores, entonçe Dios acordosse de aquella antigua misericordia e piedat que

avía mostrado a Abrahán e su linage por quanto los avía resçebido en su cargo169.

Mi- |[189r] ra el tono e tenor del Señor. Agora mira, Condessa, el acor del170

servidor, que fue luego reconçiliado e resçebido del Señor, ca dize el Spíritu Santo:

«Aplacado es el Señor e amanssado del furor e saña suya de no fazer el mal que dixiera

contra el pueblo suyo»171. E asý paresçe por qué lo resçibió a la penitençia. E aquesta

misericordia fue mayor que la primera por la causa d’él, propia del pueblo; e la causa de la

primera fue agena, ca fue de Pharaón e del su pueblo. Aquel no resçibió a Dios de los

judíos, mas no lo conosçió, mas Israel resçibiolo con juramento e pleytesía de lo

obedesçer e quasi luego le dessobedesçieron e lo negaron, adorando el bezerro. Pues diga

la cuerda mía: «Resçibió el Señor a Israel, moço suyo e servidor, acordado de la

misericordia suya».

El tono terçero e tenor sobre otra misericordia del Señor mayor que las ya dichas

misericordias, e aquesto es que se acordó de la misericordia que fizo a Abrahán quando le

dixo que en la su semiente serían bendichas todas las gentes; esto era, que de su semiente

nasçería aquel en el qual serían todas las gentes bendichas, que sería el Salvador. E,

acordándosse desta misericordia e de la miseria que los Santos Padres en el limbo

padesçían, plúgole de cumplir la prometida piedat en el tiempo ya conplido.

Mira el tenor, mas agora oe el acor. Quando le plugo e por bien tuvo no quiso

tomar natura angélica, ca bien podiera ser honbre y ángel, e dios e león, e dios e osso, mas

no quiso tomar sino de la simiente de Abrahán. E enbió al paraninfo suyo e tractante

Gabriel para que del linage de David e Abrahán resçibiesse carne humana el Verbo suyo e

le fiziesse honbre Dios. E así resçibió a Israel en el Fijo mío, en el Dios de Israel, del qual

dixo Dios por Ysaýas: «He aquí el moço mío; reçebirlo he. El escogido mío conplúgosse

en el ánima mía»172. E como la obra de la encarna- |[189v] çión sea sobre todas las obras de

Dios, así esta misericordia sobre todas las misericordias de las misericordias d’Él. Pues asý

167 Is 49, 3: «Servus meus es tu Israel, quia in te gloriabor». 168 Lectura dudosa; e interlineada. 169 La misericordia de Yahveh a ruego de Moisés se lee en Ex 32, 11-14. 170 del, aparece repetido y anulado. 171 Ex 32, 14: «Placatusque est Dominus ne faceret malum quod locutus fuerat adversus populum suum». 172 Is 42, 1: «Ecce servus meus, suscipiam eum; electus meus, complacuit sibi in illo anima mea».

304

es, cante la cuerda mía su dulçe melodía e diré: «Resçibió el Señor al moço Israel,

acordándose en la misericordia suya».

La devota Condessa

Gloria virginal e virginidat gloriosa, en la qual la grandíssima misericordia del

Señor fizo singularidades maravillosas e maravillas singulares, que Dios fuesse honbre e

vos madre virgen, e que yo firmemente creyesse estas dos cosas. Pídovos por merçed por

la clemençia noble vuestra faga en mí sus maravillas; de mis viçios faga virtudes e de mis

culpas, graçias; e a mí, muerta en pecados e sepultada en mis viçios, por la grandíssima

misericordia tuya e su santíssima piedat me resuçite a santa vida e obras de caridad.

Muy prudentíssima Madre virgen, de una cosa me maravillo, la qual es: cómo la

vuestra discreçión pone aquí recordaçión al muy alto señor Dios, del qual oý yo dezir que

dixiera a Israel, segúnd dize Ysaýas: «Dixo Sión: Dexome el Señor e el Señor me olvidó».

E respondió el Señor: «¿Puede por ventura la muger olvidar al niño suyo para que no se

apiade al fijo del vientre suyo? E si ella se olvidare, yo no te olvidaré, ca en mis manos te

escreví; e siempre son los muros tuyos delante los ojos míos». El que no se olvida de la

cosa, no se acuerda della, pues ¿cómo la vuestra discreçión cantó a Dios recordaçión si no

sufre olvidança?

La Virgen

[N]o ha en Dios alternaçión ni suçessivas mudaçiones, siempre es uno e [...]173, ni

sufre variaçiones. E porque nós más no podemos, fablamos como sabemos. E por las

cosas que vemos en las obras del Señor, así juzgamos de Dios. Si sus efectos son tristes o

paresçen ser terribles, como son |[190r] en las venganças por fuego o pestilençia, por

guerras o carestías, dízenle que está sañudo e es [...]174 muy grande. Si en la tierra ha [...]175,

paz e salud e alegría, dizen que Dios está benigno, piadoso e aplacado. Si las cosas que

pedimos nos enbía prestamente, dezimos que se acuerda de nos; si las merçedes piadosas

las detiene como quiere, dezimos que nos olvida, et cetera. Mas en el Señor realmente no ha

yra ni saña ni piadat ni misericordia, ni olvidança ni memoria, mas el Señor en estas

maneras [no] se ha a guisa e modo176 de omne, en el qual caen177 estas passiones e

mudanças e variaçiones; ni la santa Escriptura es falsa por tales dichos, que son

methafóricos e dichos por semejança.

173 El estado del papel impide distinguir del todo una palabra, quizá essençial. 174 No es posible distinguir una palabra, acaso falta. 175 Algunas palabras presentas muchas dificultades de lectura por la corrosión del papel, quizá bienes temporales; con

menos sentido también puede leerse buenos caporales. 176 mº, en el original. 177 A continuación el copista anula en.

305

E porqu’el Señor tardó aquella misericordia que Dios prometió a Abrahán por

espaçio de dos mill años fasta el tienpo que la cumplió en el Fijo mío del mi vientre, mira

si se huvo el Señor a manera de olvidante e sy tuve yo razón de dezir: «Acordosse el Señor

de la misericordia suya e resçibió a su moço Israel». E aquella propheçía que alegaste, no

por tienpo de los hebreos, mas por este tiempo de los christianos lo dixo, ca la Yglesia,

una derramada e estendida por todo el mundo, no tiene otros muros sino los ángeles e al

su ungido Jhesú Christo, Fijo mío, como dixo Ysaýas: «El Salvador será puesto en Sión

por muro e barrera»178, e Zacharías dize de Dios: «Yo seré muro de fuego de Jherusalem,

la qual sería sin muro por la muchedunbre»179. E como la humanidat e los ángeles sea[n]

siempre delante los ojos de Dios, no puede Dios olvidar a la Yglesia christiana. E por otra

razón, en quanto dize: «En mis manos te escreví quando fueron escriptas en la cruz con

estilo de hierro», ca resurgió con las plagas e fixuras en las manos e en los pies por

siempre se acordar de nos.

E así, Condessa mía, es satisfecho a la pregunta tuya que el Señor |[190v] a

semejança de honbre se huvo como olvidante; e yo aquí le canto que sea como acordante.

La Condessa

Yo me acordaré de las miseraçiones e merçedes del Señor, ca muchas a mí fizo

más que a otras mis yguales, e le acordaré en la memoria mía e le conosçeré que es

esperança mía, vida mía, salud mía, e mi bienaventurança, bendiçión e charidat e

sabidoría; e acçiones de graçias por los siglos de los siglos sean al Señor que partiçipar me

fizo en las sus misericordias e muy largas piedades.

La Virgen esplana la cuerda dezena e postrimera [del] decacordo

[E]s la cuerda dezena, o, Condessa devota, del mi salterio de diez cuerdas e

postrera la seguiente: «Como fablo a los padres nuestros, es a saber, a Abraham e a la

semiente suya en los siglos e por los siglos»180. E tiene esta cuerda tres tenores por parte

del fablante e tres acores por parte del escuchante. El tenor primero es cómo el Señor

fabló a los padres, de la qual fabla dixo el saçerdote Zacharías, profetando: «Como fabló

por la boca de los santos profetas que fueron del siglo»181, esto es, desde prinçipio. E

çierto es que el Señor fabló muchas vezes de la embiada de la salvaçión e redepçión al

pueblo suyo, e antes a los prophetas legales; lo fabló con los patriarcas, padres de nuestros

padres. Primeramente lo fabló a Adam, segundamente a Noé e a los después destos,

178 Is 26, 1: «Urbs fortitudinis nostræ Sion; salvato ponetur in ea murus et antemurale». 179 Cf. Zach 2, 4 y 5: «Absque muro habitatur Ierusalem, præ multitudine hominum et iumentorum in medio eius. Et ego ero ei, ait

Dominus, murus ignis in circuitu». 180 Lc 1, 55: «Sicut locutus est ad patres nostros, Abraham et semini eius in saecula». 181 Lc 1, 70: «Sicut locutus est per os sanctorum, quia a saeculo sunt, prophetarum eius».

306

como se cree piadosamente, que lo reveló Dios a aquellos en los sacrifiçios que le fazían,

los quales avían enficaçia182 en la fe del venidero Salvador que avían los ofresçientes, por

do ante de Abrahán se salvavan los niños que morían ante del uso del franco juyzio, e

yvan por aquella fe al linbo que se llamó después Seno de Abraham.

A este tenor e fabla del Señor responde por parte del oydor un |[191r] dulçe acor de

verdadera creençia, ca no sería pueblo de Dios ni fuera el Dios de los Santos Padres si fe e

creençia en Él no ovieran; ni Abraham, nuestro padre, nunca fuera justo ni su escogido ni

oviera por herençia para sí e su semiente la tierra de promissión, si no creyera primero que

dize la Escriptura: «Creyó Abrahám a Dios e fuele contado a justiçia»183. Mira, Condessa,

que la creençia de los Padres en el Salvador que avía de venir justificava a los grandes

actualmente creyentes. E justificava a los niños en la fe de los parientes, la qual

protestavan en los holocaustos bienolientes. E dize la Escritura que los justos Padres

nuestros por la fe vençieron los regnos de la tierra de Canaán e al regno de los amorreos,

e al regno de [...]184. E alcançaron las promessas que Dios fizo a Abraham185. Pues suene la

cuerda mía en su dulçe armonía, e diré: «Como fabló el Señor a los Padres nuestros, a

Abraham e a la semiente d’él por los siglos».

El tenor segundo del Señor fue el juramento que fizo al santo padre e patriarca

Abraham, quando le dixo: «Por mí mesmo juré –dize el Señor–, porque feziste esta cosa e

no perdonaste al unigénito fijo tuyo por mí. Yo bendiré186 a ti e multiplicaré tu semiente

sobre las estrellas del çielo e como la arena que es en la costa de la mar. E posseerá la tu

semiente las puertas de sus187 enemigos; e serán bendichas en la tu semiente todas las

generaçiones e gentes de la tierra porque obedeçiste a la boz mía»188. Deste tenor del

Señor dixo el grand sacerdote Zacharías en el su nuevo cántico: «Para fazer misericordia

con los padres vuestros e para acordarsse del su testamento santo, el qual fue el jurado

juramento el qual juró el Señor a vuestro padre Abraham qu’Él, por su alta clemençia

[…]»189.

Oe agora el dulçe acor de la obediençia de Abraham. Dixo Dios a Abrahán:

«Torna el fijo tuyo unigénito |[191v] Ysaac, al qual tú amas, e ve a la tierra de la visión e allí

le ofresçe a mí en holocausto»; quiere dezir: «Degüéllalo, despedáçalo e quémalo a mí en

sacrifiçio». E luego se levantó de noche e tomó al fijo e a dos mançebos e a un asno, el

182 Así en el original. 183 Gen 15, 6: «Credidit Abraham Deo, et reputatum est illi ad iustitiam». 184 Una palabra resulta ilegible debido al deterioro del papel; de la cita original latina tampoco se puede deducir con

seguridad pues Juan López la abrevia. 185 Se refiere a Ex 13, 5: «Cum introduxerit te Dominus in terram Chananaei, et Hethaei, et Amorrhaei, et Hevaei, et Iebusaei, qui

iuravit patribus tuis ut daret tibi terram fluentem lacte et melle». 186 Es decir, ‘bendeciré’; véase esta forma en el glosario. 187 A continuación se anula tus. 188 Gen 22, 16-18: «Per memetipsum iuravi, dicit Dominus: quia fecisti hanc rem, et non pepercisti filio tuo unigenito propter me:

benedicam tibi, et multiplicabo semen tuum sicut stellas caeli, et velut arenam quæ est in littore maris: possidebit semen tuum portas inimicorum suorum, et benedicentur in semine tuo omnes gentes terræ, quia obedisti voci meæ».

189 Lc 1, 72-73: «Ad faciendam misericordiam cum patribus nostris: et memorari testamenti sui sancti. Iusiurandum, quod iuravit ad Abraham patrem nostrum, daturum se nobis»; en la traducción de Juan López falta la última parte de la cita.

307

qual cargó de leña; e quando a cabo de tres días vido el logar alexos e dixo a los moços:

«Esperadvos aquí con el asno, mientra ymos allí a adorar fasta que bolvamos». E puso la

leña a las cuestas el moço fijo suyo; tomó el fuego en una mano e el cuchillo en la otra e,

allegando al lugar, fizo el altar e puso ençima el braçado de la leña ordenada e ató al fijo e

púsolo ençima atado de pies e de manos. E, poniéndole el cuchillo al cuello para le

degollar, mandole Dios que lo no matasse, etc.190. Mira qué obediençia tan presta, toda

lena de tantos tormentos e dolores para el padre por las duras e agras çircunstançias del

preçepto del Señor, empero todas tenidas por nada por la obediençia, luego se dispuso a

la conplir. Pues suene la cuerda mía con su dulçe armonía e diré: «Como fabla a los padres

nuestros, Abraham, e a la semiente suya in secula».

El tenor terçero del Señor se funda en la semiente de Abraham, en la qual se

entiende el Salvador del mundo, que fue la semiente de Abraham, que, segúnd la

Scriptura, las promessas del Señor dichas fueron «a Abrahán e a la simiente d’él». No dize

a las semientes d’él quasi que a muchos, mas a la semiente d’él, que es el Christo o el

Ungido, el qual fue el Fijo de Dios, en mi vientre fecho hombre de la semiente de

Abraham. De la fabla que Dios fizo a esta semiente de Abraham dize la santa Escriptura

en muchas maneras e modos muchos. En otro tienpo fabló191 Dios a los padres en los

Prophetas; agora postrimeramente fabló a nos en el Fijo suyo, al qual estableçió heredero

de todas las cosas e por el |[192r] qual fizo los siglos.

En tanto e más rigor ofreçió Dios el Fijo suyo a la muerte que Abraham levava el

suyo al altar. E así paresçe el tenor del Señor, en el qual fabló al Fijo suyo de la semiente

de Abraham, a la qual fabla y eloqüençia de parte del fablante respondió el acor

dulçíssimo a la efiçiençia del escuchante; al tenor del Padre respondió el acor del Fijo de

parte de la Madre, ca el Verbo fecho carne, el Fijo de Dios fecho honbre, puso en

exsecuçión la paternal promissión diziendo al pueblo suyo: «Por esso sabrá el pueblo mío

el mi nonbre, ca yo mesmo, el que fablava a los padres e a Abraham, heme aquí presente

en el Fijo mío para vos salvar e redemir». E a esto dixo el Fijo que venía: «Yo desçendí del

çielo para fazer la voluntad de aquel que me embió. E aquesta es la voluntad del Padre

mío que me embió, que todo aquel que creyere no muera, mas que le dé vida eterna e

resuçite en el día postrimero». E como Abraham obedeçió a Dios fasta la muerte del fijo,

así el Fijo de Dios [obedesçió al padre fasta la muerte de la cruz]192. Pues suene la cuerda

mía su dulçe armonía e diré: «Como el Señor fabló a los nuestros padres e fabló a

Abraham e a la semiente d’él in secula»; quiere dezir que aquella humanidat quel Fijo de

Dios tomó de la semiente de Abraham, como fabló el Señor, para siempre será en los

siglos ensalçada. Aquí es fin del nuevo salterio mío.

190 El pasaje se encuentra en Gen 22, 1-14. 191 En el manuscrito fablâdo, con âd subpunteado. 192 Las malas condiciones del papel hacen dudosa esta lectura.

308

La Condessa

Pluguiesse al Señor en mí se cumpliesse[n] las promissiones antiguas al santo

padre Abrahán, e juradas e prometidas bendiçiones e feliçidades, e las nuevas del Fijo de

Dios e semiente suya; promissiones e heredades, por que alcançasse aquí la bendiçión

prometida e jurada, alcançasse el galardón de la vida infinida bienaventurada.

CAPÍTULO VIIº

CÓMO PREGUNTA LA DEVOTA CONDESSA EN QUÉ SE OCUPAVA LA

VIRGEN |[192v] EN LOS TRES MESSES QUE ESTUVO CON SANTA YSABEL

Calandra de grato tenor e de acor dulçíssimo, suavíssima filomena, que con boz de

grand dulçura, en grito de grand altura en salterio sonoroso, de diez cuerdas graçioso,

altamente le tañistes, que al Señor contriñistes que vuestro loor oyesse, con desseo vos

dixiesse: «Muéstrame la tu cara e suene tu boz en las mis orejas; porque la boz tuya dulçe

boz es, e la tu cara, fermosa»193. Muy virtuosa Señora mía, dize el verídico secretario

vuestro en pos del cántico nuevo vuestro que vuestra noble e humillde perfecçión quedó

con la su prima por su huéspeda tres meses194. Desseo mucho saber en qué cosas o en qué

obras ocupavades195 el tiempo, o en qué oras señaladas departíades el día.

La Virgen responde

[S]upliqué a la mi prima, finido mi cántico, que por merçed me dixiesse cómo avía

conçebido e quál era su proçesso; e cómo se sintiera ençinta e la avía ençelado; ítem, por

qué estava sordo e mudo su esposo Zacharías. E la virtuosa prima mía me contó todas las

vías e modos que les avían contesçido cada una por estensso; e yo con ella dimos graçias

al Señor. E otro día [...]196 me preguntó la mi prima cómo avía conçebido e yo le conté por

estensso la grand piadat de Dios, e cómo enbió el Paraninpho suyo e tractante sobre la

enbaxada al arcángel197 Gabriel, e cómo yo avía de conçebir e parir por virtud de Dios e

quedaría virgen como primero. E en prueva desto me revelara cómo ella avía conçebido

193 Cant 2, 14: «Ostende mihi faciem tuam, sonet vox tua in auribus meis; vox enim tua dulcis, et facies tua decora». 194 Cf. Lc 1, 56: «Mansit autem Maria cum illa quasi mensibus tribus». 195 ocupasvades. 196 El papel está roto por lo que dos palabras me resultan ilegibles. 197 Interlineado can.

309

seys meses avía, etc. E como yo le huve respondido, luego le pregunté en qué obras

manuales e lavores en casa sus tiempos ocupava. No me acudió a esto, mas luego me

respondió deziendo: «Muy graçiosa Señora, prima e madre del mi Señor, |[193r] no

consintiría que vuestras santas e puras manos trabajen en mi casa, la qual mi marido e yo e

quantos son en ella estamos a vuestro serviçio. Folgad, Señora, e espaciad de la fatiga del

camino, que grand plazer e alegría nos entró por nuestra puerta quando vos, prima,

entrastes. E Dios nos ha consolado con vuestra visitaçión; e no queremos de vuestra muy

virtuosa perssona otra cosa alguna sino vuestra [...]198 presençia. Mas [...]199 a la vuestra

muy cortés mesura e muy mesurada cortesía me quiera declarar qué manera de bevir era

spiritual que en el tiempo usava la vuestra alma justa e santa». E yo luego le respondí en

loor del Señor Dios que lo más que yo usava en devoçión exerçitava el tiempo de mi

bivienda en çiertas oras del día, así mesmo de la noche.

CAPÍTULO VIIIº

CÓMO LA CONDESSA DEMANDA A LA VIRGEN LE DIGA QUÉ COSA ES

DEVOÇIÓN E LOS MODOS ESPAÇIOSOS DELLA

[O] gloriosa Virgen María e clara Estrella e Luz del día, o, muy illustrada Señora mía,

lo que yo desseava e conosçer amava, mucho lo200 cobdiçiava, esto era oýr de vuestra

lengua prudente alguna çierta enformaçión por manera201 de lecçión qué cosa es la

devoçión e los modos de devoçión. No he fallado quién estas cosas me sepa dezir ni de

quién yo las pueda oýr. Vos, la casa consagrada del Salvador, vos, el oratorio santo del

Redenptor, vos, el santo sagrario del Conditor e Criador de todas las cosas, que aquesto

oýstes e sopistes, usastes siempre e feziestes, las podréys enseñar e sabréys explanar. A la

vuestra nobleza buena e noble bondat plega por me fazer granada merçed, e por la que en

vos floresçió piedat me doctrine, enseñe, enforme en estas que dixe maneras e modos de

la desseada mi devoçión.

La Virgen

198 La tinta ha corrompido parte de algunas líneas de texto de tal modo que es imposible su lectura. Aquí quizá

graçiosa. 199 Acaso falte suplico o plega, que es lo que suele aparecer en casos similares. 200 desseava, subpunteado a continuación. 201 por manera, repetido.

310

Diligente Condessa e mi ançilla devota, afectuosa de conoçer |[193v] aquella cosa

que a ti de nescessidat saludable es de saber, toda perssona sin devoçión espiritual es

indigna de consolaçión divinal, de bestial e fiera condiçión es la perssona sin devoçión.

Pero muchas perssonas gozan de la devoçión que della no saben dar razón; otras

perssonas presuntuosas sienpre parlan devoçión que della no tienen un pipión. Tú,

Condessa mía, mayor demanda me feziste e suplicaçión sobre saber qué cosa e quál e

quánta es la devoçión que si me pedieras que te abezara todo el salterio202. Pero por sumas

te quiero enseñar qué cosa es devoçión con sus inclusas espeçias e partes, por que ames

mejor la devoçión ya conoçida.

Cómo declara la Virgen qué cosa es devoçión

Devoçión es piadosa e humillde afecçión al Señor Dios, endreçada de la condiçión

quando la criatura piensa los males que contra Dios cometió. E la misericordia de Dios,

que no solo la sufre, mas le espera que faga penitençia dellos para le perdonar,

emblandésçele el coraçón delante de Dios; e su afecçión enflama en tanta piedat que se

resuelve en lágrimas. Otramente, devoçión es una ternura del coraçón e del alma, por la

qual la criatura se resuelve prestamente en lágrimas; e aquesta ternura ha de ser spiritual

[...]203 devoçión en respecto de Dios o en respecto de alguna santidat; e llámase aquella

blandura o ternura que es la devoçión la médula del holocausto e sacrifiçio. Quando

quiera que la criatura a Dios se sacrifica e se ofresçe del todo a Dios, se llama sacrifiçio de

holocausto; e la dulçura e grossura que se llama deste sacrifiçio, médula de las cañas de la

res. Para ser holocausto medulato e gruesso al Señor, hase de fazer con ternura e blandura

de coraçón; otra ma- |[194r] nera sería sacrifiçio e holocausto árido e seco, huessos sin

médula. El rey David, devoto e tierno de coraçón, dezía al Señor: «Holocaustos medulatos

ofresçeré yo a ti»204. E los sus holocaustos eran la conpunçión e contriçión, la confessión,

la oraçión, la limosna, el ayuno, la mortificaçión, e otras tales cosas fechas con devoçión e

con ternura de coraçón humilde e lagrimoso. E tales cosas en tal manera fechas son a

Dios holocaustos açeptables.

Otra manera. Fablando en otra manera, devoçión es fervor de la buena voluntad,

al qual, como el alma ni la razón tener no puede, se muestra de fuera por çiertas señales

que se llaman indiçios o demostraçiones. E tiene este tal fervor tres partes: la primera se

llama zelo; la segunda, compassión; la terçera, benivolençia.

La Condessa

202 salterio, lectura dudosa. 203 La corrosión del papel impide leer algunas palabras, quizá «por quanto es». 204 Ps 65, 15: «Holocausta medullata offeram tibi».

311

Prudentíssima Virgen e devotíssima mi Señora, no entiendo qué quieren dezir

essos tres vocablos que agora me dixo vuestra Merçed en que se partía la devoçión.

Vuestra esclaresçida sabidoría me lo explane, por su nobleza.

La Virgen

Por esta manera que te diré aquellos vocablos podrías entender. Aquel fervor de la

buena voluntad se llama zelo quando por amor de la justiçia se ofresçe el ánima de grado

a la defender e no sufriendo calupnia de la verdad. E porque los ministros del templo del

Señor fazían de la casa de oraçión casa de ladrones, e no pudo sofrir el glorioso Fijo mío

tan grande injuria de la verdad con el grand zelo que avía a la casa de Dios, fizo açotes de

cordeles e lançó fuera del tenplo a los merchantes e vendientes, e trastornó las mesas de

los cambios e a los que vendían tórtolas e palomas deziendo: «Quitad estas cosas de aquí;

no queráys fazer la casa de mi Padre, casa de mercadoría, ca escripto es: «La casa mía, casa

de oraçión |[194v] es, e vós la fezistes cueva de ladrones».205 E dize la Escriptura que

cumplió aquella profeçía: «El zelo de la casa tuya me gastó e comió»206, como el fervor

gasta el humor. E tal zelo como este de devoçión ençiende el coraçón a defenssión de la

justiçia e consume e gasta las lágrimas, e no vien al ojo. Mas está el coraçón bravo por el

ferviente zelo de la defenssión de la vera justiçia como Helías en la muerte de los

saçerdotes de Baal e algunos reyes de Israel.

El segundo vocablo de la devoçión se llama conpassión, quando miramos las

miserias de los otros –como son fambre, sed, desnudez, pobreza, inopia, tristeza,

pérdidas, dapños, etc.– e nos dolemos dellos e, con la devoçión e conpassión, o les

acorremos, si podemos, con lo nuestro o con las perssonas, o, si no, avemos duelo dellos

e querríamos que fuessen apiadados e socorridos, siquiera por otros, o que Dios los

proveyesse con la ternura de la conpassión. Muévensse las criaturas a lágrimas, aunque

aquí no son neçessarias tanto como la piadad, agora tenporal, agora spiritual.

El terçero vocablo es venivolençia, la qual es quando alguno nos ruega alguna cosa

e nos, de gradosa voluntad, por la bienquerençia que le avemos o le desseamos, ge la

otorgamos. E, por ende, dize la Escriptura: «No tardes dar lo rogado al angustiado»207, ca

Dios mucho ama al que da alegre e prestamente. E desta bienquerençia algunos suelen

dezir: «No he devoción de aconpañar con fulano». Otros dizen: «Con tal perssona he

más devoçión que con fulano». Esta devoçión es dicha benivolençia; ni esta requiere

lágrimas como la primera.

205 El episodio se lee, sobre todo, en Io 2, 14-16; aunque introduce detalles de los otros evangelistas: Mt 21, 12-13;

Mc 11, 15-18 y Lc 19, 45-46. 206 Io 2, 17: «Recordati sunt vero discipuli eius quia scriptum est: zelus domus tuæ comedit me». 207 Eccli 4, 3: «Non protrahas datum angustianti».

312

La Condessa

Muy exçellente Señora mía, por la graçia de Dios e buena doctrina de vuestra

discreçión ya tengo algo conosçido de la devoçión. El Señor me dé e otorgue |[195r] que

guste algo della. Plega a la vuestra Merçed me dezir qué espeçias son de la devoçión.

Cómo la Virgen declara tres maneras de devoçión

Las maneras de la devoçión son tres: la una, açerca del ofiçio divinal; el segundo,

açerca de las contenplaçiones; el terçero, çerca de las personales e singulares oraçiones.

Esta terçera bastará a ti, pues eres perssona seglar e ocupada en muchos negoçios de tu

señor. Aquella primera devoçión del ofiçio divinal pertenesçe a los clérigos e religiosos de

consuna; el segundo linage de la devoçión, que es çerca de las contemplaçiones,

pertenesçe más a los religiosos que a los legos ni clérigos. E por esto me pareçe que

solamente te devo fablar de la terçera manera de la devoçión, que más conviene a los

seglares que aquellas dos que te nonbré.

Cómo la Condessa suplica a la Virgen que, con la terçera manera, diga un poquillo de las otras dos

Muy magnífica Señora, puesto que yo sea seglar e lega, e, ocupada de negoçios, no

pueda entender en la devoçión del cantar del ofiçio divinal, pero en la mi capilla, a honor

de Dios e serviçio de vos e de los santos otros, se dize el ofiçio divinal e yo me presento a

lo oýr. Desseo saber con qué devoçión lo deven dezir e yo oýr por que el ofiçio sea mejor

complido e el Señor conplidamente servido, e mi trabajo e de los mis capellanes sea de

Dios resçebido. E, así, Señora mía, aunque yo, ançilla vuestra, no sea religiosa ni me

convenga el acto del contenplar, pero en el tienpo de vacaçión de los mundanos

estruendos, quando fuere retraýda e sola en mi retrete o en el mi oratorio, desseo saber

cómo, fecha mi oraçión e pasada ya mi lecçión, en qué gastaré mi ocupaçión, siquiera por

manera de contemplaçión, por lo qual suplico a vuestra Merçed me quiera enformar por

mi consolaçión. |[195v]

Cómo la Virgen declara a la Condessa cómo ha de estar devota al ofiçio divinal con los sus capellanes

Açerca del ofiçio divinal solía yo guardar, quando era en el tenplo en el tienpo de

mi moçedat e después que casé e aun después quel Fijo mío subió a los çielos, asimesmo

en mi casa, quando el ofiçio divino çelebrava, esta forma de devoçión del coraçón. Le

presentava fe e esperança e caridat e todas las mis virtudes, por las quales el mi spíritu

sobía al Señor, al qual entendía cantar el su ofiçio en aquella hora, de las quales virtudes

313

no se trata en la leyes humanas mas en la santa Escriptura. E guardarte has tú e tus

capellanes en el ofiçio divinal de olvidar esta devoçión con sus condiçiones.

Primeramente, que, al uso e costunbre que tienes de208 dezir e oýr el ofiçio divino

en tu capilla, le añadas tú e aquellos sentido e entendimiento de lo que dizen e oyes, ca

muchos no con devoçión ni con sentido ni entendimiento lo dizen e oyen, mas solo de

uso e costunbre, sin poner el coraçón en lo que dizen e oyen.

Segundamente, deves ayuntar al209 sentido e entendimiento, afecçión e gana, ca

muchos tienen allí el coraçón, mas no lo dizen de voluntad, que es con amor o con plazer,

con temor o desseo.

Ítem, a la afecçión juntarás alegría, ca Dios quiere que le canten e oyan el su ofiçio

con alegría, ca muchos lo oyen de gana e con afecçión, e le cantan en alguna manera de

afecçión, e no les ocurre alegría, mas quasi tristeza e açidia; pero la alegría nesçessaria es

en el ofiçio divinal.

Ítem, añadirás al alegría peso e seso, ca muchos cantan e oen al ofiçio divinal con

alegría, mas es dissoluta e quasi seglar, de risa e burla toda revestida, como pareçe en los

ofiçios en que se cantan chançonetas desonestas e se fazen moharraches, lo qual en

ningúnd caso se devrían |[196r] consentir ni fazer.

Ítem, a la gravedat e peso de la alegría e devoçión honesta añadirás humilldat, ca

muchos, guardando esta graveza e peso, están llenos de sobervia contra los otros e caen

en yra mala e en desdén de los otros.

Ítem, añadiréys a la humilldat libertad, ca muchos dizen e oen el ofiçio divinal con

humilldat, mas no con libertad, mas como siervos e captivos e por miedo constrañidos. E

no deve ser así, mas como libres su graçia constituidos.

Mira cómo las oraciones, antífonas, responssos, capítulas, cánticos e salmos se

deven dezir e oýr con aquestas condiçiones de la vera devoçión, para que a Dios açepto

sea el ofiçio divinal. E aquestas condiçiones deves tú notar e guardar en tus secretas

oraçiones o en los salmos que cantares.

Cómo la Condessa se aflige por no se sentir tan aparejada

para poder conplir aquellas çircunstançias de la devoçión en el ofiçio divinal

¡Quién podiesse, o, gloriosa Señora, aparejar su coraçón para poder con aquella

perfecta devoçión como ha doctrinado vuestra muy clara discreçión! Mas ¿qué sería de mí,

quanto seglar tanto indevota e tanto menor en el negoçio divinal quanto mayor en el

dominio temporal? Allí las parlas afean mi devoçión e los negoçios mundanos la ahúman,

las visitaçiones de las dueñas que vienen la escureçen, e los fijuelos míos con sus niñezes

208 de, repetido y subpunteado el primero. 209 En el original el, pero corrijo para adecuarlo al régimen del verbo ayuntar.

314

la regalan; e yo con mis pensamientos la desvío210. E quando me veo en cabo del ofiçio ya

çelebrado, fállome vazía del fruto; por más recaudo no me queda otra cosa sino ferir en

los pechos con mi mano e dezir: «A ti solo pequé o fize mal delante ti: perdóname,

Señor». ¿Quiere más dezir vuestra magnifiçençia virginal de la devoción del ofiçio divinal?

Cómo la Virgen declara que al ofiçio divinal conviene tres cosas: coraçón, boca e cuerpo |[196v]

Duquesa devota e familiar mía, al ofiçio e acto divinal estas tres cosas concurren e

deven, es a saber: meditaçión del coraçón, canto e salmodia de las horas divinales e gestos

respondientes de los mienbros corporales. Ni has oýdo cosa de las cordiales meditaçiones,

ni de las corporales gesticulaçiones, ni de las espeçias de las oraçiones. Pues así es

nesçessario oýr primeramente de las meditaçiones.

La Condessa

A mí plaze, Señora mía, entender en vuestra dotrina de las meditaçiones, en las

enseñanças de las contemplaçiones, en las diferençias vuestras de mis cogitaçiones. Diga la

mi Señora, ca mucho dessea oýr la su humillde servidora.

Cómo la Virgen explana las diferençias de las cordiales meditaçiones

Las meditaçiones loables, remedables de las perssonas devotas son primeramente

açerca de Dios, segúnd es posible al flaco entendimiento: çerca de la justiçia del Señor

saca al meditante esta afeçión, que es temor; si çerca de su misericordia, nasçe el afecçión

de esperança; si piensas çerca de su sabidoría, nasçe el afecçión de onor; si piensas en la

benefiçiençia e largueza de sus bienes, nasçe reconosçimiento de graçias, de

agradesçimiento; e de amor, si piensas en la suavidat del manjar de vida211. Destos tales

pensamiento de Dios nasçen e vienen muchos bienes al meditante o pensante, como dezía

David: «Sobr’el estrado mío en los maytines pensaré en ti»212; quiere dezir: «Luego, como

despertare, en ty pensaré, ca luego me posaré sobre el lecho mío e enpeçaré a meditar e

pensar en ti».

Las segundas meditaçiones son çerca de las obras de la criazón: cómo los çielos

crió tan grandes e tan ordenados e tan fermosos e tan provechosos, en las quales |[197r]

quatro cosas pensamos: la grand potençia, la clara sapiençia, la fermosura, la bondat e

larga piedat del Señor Dios. E así de los elementos con las cosas que en ellos son e

210 desuo. 211 En el original, de agradesçimiento e de amor e si piensas; enmiendo para dar sentido a la frase en la que el amor es el

beneficio del sacramento de la Eucaristía. 212 Ps 62, 7: «Si memor fui tui super stratum meum, in matutinis meditabor in te».

315

pensamos, considerámoslas sin cuento divinas perfecçiones, las quales muy altamente

pensamos.

Las terçeras meditaçiones son çerca de las obras de recriaçión, que fueron las

obras de la encarnaçión, que se entienden en los artículos de la humanidat e en los

sacramentos de la santa Yglesia, que son obras maravillosas e grandes e llenas de

afecçiones saludables, como dezía David: «Meditaré en las justificaçiones tuyas

siempre»213; quería dezir: «Pensaré en las obras de las justificaçiones siempre, ca por las

obras tuyas somos justificados».

Las quartas meditaçiones son así mesmo del Redenptor, las quales fueron las

penas, martirios que por nos resçibió e sufrió por a nosotros recriar, las quales con

diligente devoçión devemos recontar e rumiar e con devota diligençia, e recordarlas con

ferviente afecçión, como dezía David: «Los testimonios tuyos es la mi meditaçión»214;

quería dezir: «La meditaçión mía es los martirios tuyos», ca mártir en griego quiere dezir

testigo.

Las quintas meditaçiones son çerca de los mandamientos de Dios para ver qué

complimos o qué no fezimos, qué avíamos de fazer o qué no avíamos de cometer, qué de

creer, qué de fazer e que viene qué esperar, e de qué nos guardar, e qué querer e amar, e

qué aborresçer e desdeñar, como dezía David: «Pensaré en los mandamientos tuyos que

amé»215; es a saber, pensar contando e ponderando quánto fue lo que passé e cometí, e

quánto lo que dixe e no cunplí, quáles e quántos eran los que avía de fazer e cunplir, e

quáles e quántos los que avía de foýr.

Las meditaçiones sestas son çerca de las palabras de |[197v] Dios, las quales son

llenas de virtud e de mucha hedificaçión, como dixo Dios: «Enseñar a los vuestros fijos

las palabras mías, en las quales sienpre piensen»216. Ca contesçe que aquellos que han gana

de enseñar a sí e a los otros resçiben una palabra de la santa Scriptura, e piensan si alguna

cosa de virtud o cosa de hedificaçión de allí podrían, como aquella: «En todo tiempo

bendize al Señor e pídele que adreçe tus caminos»217, o aquella: «En todo tiempo tus

consejos permanezcan»218, e aquella que dixo el Fijo mío: «Fijo mío, si quieres yr a la vida

perdurable, guarda los mandamientos»219. Las séptimas meditaçiones son açerca de las propias culpas e defectos, e çerca de

las miserias e angustias de los otros, meditar e gemir por que quiera las propias culpas

perdonar e las miserias de los próximos reparar. Así, dezía Ysaýas: «Nos, así como las

213 Ps 118, 16: «In iustificationibus tuis meditabor». 214 Ps 118, 99: «Quia testimonia tua meditatio mea est». 215 Ps 118, 47: «Et meditabar in mandatis tuis, quæ dilexi». 216 Deut 11, 19: «Docete filios vestros ut illa meditentur». 217 Tob 4, 20: «Omni tempore benedic Deum: et pete ab eo, ut vias tuas dirigat». 218 Tob 4, 20: «Et omnia consilia tua in ipso permaneant». 219 Mt 19, 17: «Si autem vis ad vitam ingredi, serva mandata»; también Lc 18, 18-20.

316

palomas meditantes, gemiremos»220. Las palomas paresçen pensantes e gimen, así los

males propios e agenos traen pensamiento e gemido.

Las octavas meditaçiones son açerca de la satisfaçión por los males cometidos e

fechos, como dize la Escriptura: «Bienaventurado aquel que mora en sabidoría e pensará

en la justiçia»221; quiere dezir: «El que con sabidoría en esta vida piensa en fazer justiçia

aquí por sus males ante que en el Juyzio, do le fagan mayor justiçia e más grave».

Las meditaçiones novenas son çerca de los males futuros que trahen al honbre

temor, como dixo Ysaýas: «El coraçón pensará temor»222; quiere dezir: «El tu coraçón

pensará temor», esto es, pensará en el día de la muerte, en los juyzios terribles de Dios,

que fizo contra otras criaturas menos pecadores, en el propio juyzio particular, en el

Juyzio general, en el infierno, en el purgatorio, las quales cosas todas te pornán temor.

Son las dezenas meditaçiones pensar las cosas buenas |[198r] que son de fazer, por

que no incurramos en las cosas que tememos223, ca dize la Escriptura: «La mente del justo

pensará obediençia»224. Por lo qual no dexará cosa de las que le conviene de fazer, ora por

los mandamientos de Dios, agora por su dignidat o por su ofiçio, agora por comissión o

por otra qualquier causa.

Son las onzenas meditaçiones çerca de las cosas que devemos dezir, en las quales

devemos pensar que no fablemos cosa sin primero la pensar que no le fable sino lo

verdadero, como dize el Sabio: «La verdad meditará la garganta mía»225; que no fable sino

cosas buenas e justas e santas, como dixo David: «La mi lengua meditará a la justiçia

tuya»226; quiere dezir: «Mi lengua pensará cosas justas e santas». Ítem, que no fablen las

cosas justas e santas sino sabiamente, como dize el salmista: «La boca del justo meditará

sabidoría»227. Ítem, lo que se fablare sea todo a loor de Dios, como dize el salmo: «La mi

lengua todo el día meditará la tu loança»228, que será buena informaçión del próximo.

Estas meditaçiones guarnidas de fervor o afeytadas de ternura de coraçón, que se

llama devoçión, pertenesçen a la honra divinal e ofiçio suyo del coraçón, las quales deve

exerçitar toda perssona que de su estado es ser apartado de todo seglar estruendo. E

algunas perssonas de fazienda que han espaçiosas vacaçiones229 en alguna parte del día las

devrían praticar230. E yo, a loor de Dios e a provecho del próximo, las usava en esta vida; e

tú, devota Condessa, las deves exerçitar retraýda en tu oratorio.

220 Is 59, 11: «Et quasi columbæ meditantes gememus». 221 Eccli 14, 22: «Beatus vir qui in sapientia morabitur, et qui in iustitia sua meditabitur». 222 Is 33, 18: «Cor tuum meditabitur timorem». 223 tenemos, pero se añade interlineada otra n. 224 Prov 15, 28: «Mens iusti meditatur obedientiam». 225 Prov 8, 7: «Veritatem meditabitur guttur meum». 226 Ps 34, 28: «Et lingua mea meditabitur iustitiam tuam». 227 Ps 36, 30: «Os iusti meditabitur sapientiam». 228 Ps 70, 24: «Lingua mea tota die meditabitur iustitiam». 229 A continuación subpunteado, en algunas. 230 praticar, es lectura dudosa, quizá «predicar», aunque con menos sentido.

317

Cómo la devota Condessa pregunta a la Virgen a qué aprovechan las meditaçiones

Muchos serviçios por merçedes e graçias por loores sean a la vuestra Alteza, que

tales e tan espeçiales doctrinas avéys dado a mí, ançilla de vuestra grand Señoría. De tan

graçiosas meditaçiones |[198v] nunca las leý; o, si las leý, no las entendí ni me recuerdo las

oýr. Pero, Señora mía, desseo saber a qué aprovechan estas meditaçiones o qué frutos

nasçen dellas.

Cómo la Virgen muestra los provechos de las meditaçiones buenas

Así como las meditaçiones mundanas e vanas paren dapnaçión, así las que son

virtuosas e graçiosas dan salud e perfecçión. E quiérote aseñalar, entre otros muchos,

çinco provechos singulares de las meditaçiones devotas e honestas. El provecho primero

de las veras meditaçiones es que despiertan al spíritu humano al serviçio del Señor, a

devoçión, a oraçión e a otras santas operaçiones, como dize el salmista: «Pensé e medité

en la noche con mi coraçón e lo exerçité»231, esto es, «lo usé en estas meditaçiones».

El provecho segundo de las meditaçiones es que alinpia el alma, ca, quando el

honbre piensa en su alma, trabaja por las alimpiar con la lengua suya, como la moça

alimpia la casa con la escoba. E así lo dezía David: «Quando yo en la noche exerçitava mi

coraçón, esconbrava e barría el mi spíritu, confesándome a Dios e pidiendo perdón»232.

El terçero provecho que la meditaçión faze es que enflama e ençiende el coraçón e

las entrañas en mayor amor; ca deves creer que, como acaesçe a los amadores de amor

carnal, así a los devotos el amor spiritual e mucho más. E desta tal meditaçión dixo David:

«En la meditaçión mía enpeçará a arder el fuego»233.

El quarto provecho e utilidat que la meditaçión e pensamiento devoto [faze es

que] subjuzga la carne al spíritu e abaxa su sobervia, como dize el Sabio: «La meditaçión

continua e fecha a menudo afliçión es de la carne»234.

El quinto provecho es que la devota meditaçión da al alma muchos bienes sin

estima quanto pertenesçe al regimiento de la humana vida. E quiérote |[199r] dezir algunos.

La meditación o consideraçión primera235 purifica la mente de que nasçe; segunda

meditaçión nasçe del alma donde rige al afecto o al deseo, adereça los actos del afecçión,

corrige los excessos, conpone e adorna las costunbres, honesta la vida e la ordena,

determina las cosas confusas, a las ociosidades engaña e estimula, las cosas espargidas

allega e coge, escodriña las cosas secretas o las busca, examina las cosas visibles e las

oscuras o pintadas o enfingidas, espía e mira con diligençia lo que ha de fazer ante, lo

231 Ps 76, 7: «Et meditatus sum nocte cum corde meo, et exercitabar, et scopebam spiritum meum». 232 Cf. la cita anterior. 233 Ps 38, 4: «Et in meditatione mea exardescet ignis». 234 Eccl 12, 12: «Frequensque meditatio, carnis afflictio est». 235 A continuación añade mente.

318

ordena lo que ha fecho bien, mira por qué en su mente no queda algo por corregir. Esta

es la que en las prosperidades ante siente las adversidades, e en las cosas adversas quasi no

siente; e lo primero es de la prudençia que en los bienes los siente, e lo segundo

pertenesçe a la fortaleza que sufre los males si se le presentan.

Mira, fija mía, devota Condessa, cómo es la meditaçión digna de ser amada e con

amor tierno de blandas entrañas es de resçebir por huéspeda de perpetua conpañía.

Pensarás ya quánd grande proçesso de meditaçión nasçió de aquella tu chica qüestión;

bien será a ti, si la quesieres usar e exerçer, pues la quisiste escuchar para la saber, ya has

oýdo cómo ocuparás el tu coraçón en el loor divino.

La Condessa

Bien paresçe, o, devotíssima e atenta contemplativa Virgen, que amada236 e muy

presta conpañera e familiar de la delectable e dulçe meditaçión, pues tan diserta e tan

copiosamente á vuestra claríssima prudençia departido della. Plega a la vuestra sin cabo

piadad me ganar del vuestro glorioso Fijo e Señor gracioso mío aquel don de

entendimiento, por el qual yo pueda pensar e meditar, considerar e contemplar por

aquellas espeçiales meditaçiones que vuestra sabidoría relunbrosa me doctrinó por |[199v]

su lengua dulçorosa por que merezca alcançar los delectables frutos dellas.

Cómo la Virgen declara cómo deve ocuparsse la Condessa, su devota, en el ofiçio divinal

Aquestas meditaçiones que oýste puedes considerar que passavan por exerçiçio

por mi coraçón e por fabla entre las dos, mi prima e yo; e tú así las deves ussar en tu cabo.

Mas agora te quiero dezir cómo te deves exerçitar en la oraçión, ya retraýda en tu oratorio

o en el ofiçio divinal.

E primero deves saber que oraçión quiere dezir petiçión de las cosas

convenientes237 que nos da Dios o es petiçión de las cosas convenientes de dar de Dios.

Sepas que la oraçión es ençiensso de ençender a la divinal miseraçión; es como escudo de

oponer a la divinal indignaçión; es como tributo de ofresçer a la divinal dominaçión. Será

tu oraçión devota como ençienso que se ençiende e devemos ofresçer a la miseraçión

divina. Como ponen el ençienso sobre los bivos carvones e da de sí suave olor, así sea la

tu oraçión puesta sobre las bivas ascuas de la devoçión por que huela suavemente delante

236 amava. 237 A continuación subpunteado dedar de dios.

319

la magestad de Dios; e dirás con el salmista: «Sea adreçada e guiada como el ençienso la

mi oraçión delante el tu acatamiento»238.

Es, asimesmo, la oraçión como escudo que devemos contraponer a la divinal

indignaçión, cerca de lo qual, quando tú sentieres indignado al Señor Dios escontra ti, pon

la oraçión tuya por escudo contra Él e así lo aplacarás, a semblante de Aarón, asimesmo

de Moysén, los quales por su oraçión amansaron la grand saña e furor del Señor Dios,

poniéndose por escudos entre Dios e el pueblo suyo; de lo qual dize el Sabio de Aarón e

aun de Moysén que, poniendo el escudo de su servidunbre, que era la oraçión, resistió a la

yra, e así aplacó al Señor que por su furor |[200r] no destruyesse al pueblo239. Que así como

el escudo defiende al golpe de la lança e de la saeta, así la oraçión te escudará del golpe de

la sentençia de la yra del Señor.

Es lo terçero la oraçión como tributo que devemos pagar la dominaçión o señoría

del señor Dios. Así como el feudatario o el que tiene feudo de algún señor le deve tributo

e ge lo deve pagar en señal de señorío e del feudo que d’él tiene, así tú deves pagar a Dios

tributo en señal del señorío por el feudo de la tenençia del cuerpo e del alma que del

Señor resçebiste; ca devemos pagar el tributo del señor al Señor, e el tributo de Dios, que

es la oraçión, pagarlo a Dios. E quando no lo pagares, por que no cayas en trayçión, dirás

a Dios: «Ave paçiençia escontra mí e yo te pagaré lo que devo».

La devota Condessa pregunta a la Virgen cómo fará la oraçión

Muy virtuosa Señora mía, ¿qué manera terné en la oraçión de la boca mía?

¿Dezirla he callando o clamando?

La Virgen

Clamando orarás e orando clamarás, mas menester as de saber e conosçer estas

dos cosas en uno cómo las concordarás.

La devota Condessa

A vos, Virgen benigna, espejo de devoçión, pertenesçe dar dotrina, que yo resçiba

disçiplina e buena enformaçión de fazer mi oraçión.

238 Ps 140, 2: «Dirigitur oratio mea sicut incensum in conspectu tuo». 239 Cf. Sap 18, 21: «Proferens servitutis suæ scutum, orationem et per incensum deprecationem allegans, restitit iræ».

320

La Virgen

Clamando orarás como el niño mamantón quando la leche quiere, como clama el

perrillo quando alguno le fiere, como suele clamar el pueblo quando algúnd peligro viere.

Tú deves orar, Condessa, e clamar en tus tribulaçiones e angustias por desseo de la

consolaçión de dulçura, como el niño llora por deseo de la leche del ama suya, por que de

ti e de los otros se afirme: «Los derechos te aman e dessean quando de tus tetas se

acuerdan, que mejores son e más dulçes son las tetas |[200v] tuyas sobre el vino»240. Ítem, clamando orarás como el perrillo quando alguno le fiere. Porque, así como

el perrillo, sintiendo los açotes, gañe e da clamores, así tú, quando sintieres los açotes e

temptaçiones que Dios embía sobre ti, agora por te justificar, agora por te mejorar, agora

por te avisar, como quiera que sea, clamando orarás al Señor Dios e librarte ha. E dirás lo

del salmo: «Como yo fuesse atribulada, clamé al Señor e oyome con efecto»241.

Ítem, clamando orarás como clama el pueblo quando algúnd peligro viere. Así

como el pueblo clama contra tres peligros: contra agua, contra fuego e contra enemigos,

así tú clamando orarás contra el peligro del fuego, que es la cobdiçia carnal, contra el agua,

que es la concupisçençia terrenal e mundanal que se estiende como agua, contra la guerra

diabolical, que propiamente se llama adversario. E así dirás: «Los peligros del infierno me

fallaron e yo llamé en mi coraçón al Señor: ¡O, Señor, libra la mi alma, que tú eres

misericordioso señor e justo. El Señor nuestro se apiadará de nos»242.

Quiero aún a ti dezir cómo te has de aver con Dios en la honra suya e pro tuya. Le

orarás de la boca en tus nesçessidades e desseos; abrirás la boca tuya a Dios como el

reumático abre la boca al ayre, e como el niño a la leche, e el pollo abre la boca al çevo de

la madre. Serás con la oraçión tuya al Señor como el reumático o el que tiene grand

desçendimiento, los quales, el uno por tener las narizes estrechas e el otro por las tener

ocupadas, no pueden respirar por ellas, esle forçado que abran la boca al ayre para que

puedan respirar. Así tú, quando vieres que tienes estrecho el desseo spiritual e de las

delectaciones del çielo estrecho e apertado de tuyo, como reumática o ocupada, con

desseos mundanos o carnales, es a ti nesçessario que abras |[201r] la boca al Señor,

embiando por ella el spíritu húmido e caliente que sale del coraçón, e resçibirás espíritu

refrescante del Spíritu Santo con que seas consolada. E dirás con el propheta: «Abrí la

boca mía e atraxe a mí el espíritu por que yo desseava tus mandamientos».

Ítem, abrirás tu boca en la oraçión a la graçia de Dios como el niño abre la su[ya]

al ama quando ha gana de la leche, ca no podría el ama dar leche al niño si él no abriesse

la boca. Así, Condessa, si has gana que la graçia de Dios te dé leche de mantenimiento de

240 Juan López mezcla Cant 1, 3: «Memores uberum tuorum super vinum. Recti diligunt te» y Cant 1, 1: «Quia meliora sunt

ubera tua vino». 241 Ps 119, 1: «Ad Dominum cum tribularer clamavi, et exaudivit me». 242 Ps 114, 3-5: «Et pericula inferni invenerunt me. Tribulationem et dolorem inveni, et nomen Domini invocavi: O Domine, libera

animam meam. Misericors Dominus et iustus, et Deus noster miseretur».

321

vida spiritual, ábrele la tu boca en la oraçión e resçebirla as; otramente, la graçia no podrá

governarte como querrás, mas farás tu oraçión, quiero dezir, abrirás la boca a la nutriz e

ama de todos, que es la gracia de Dios, e resçibirás leche de consolaçión como en su

Sabidoría reçita Salamón.

Ítem, abrirás la boca tuya en la oraçión al Señor como el paxarillo en el nido.

Quando siente venir la madre, abre la boquilla contra el çielo para resçebir el çevo que le

trahe243 la madre. Así tú, como el Señor espessamente e muchas vezes te visite el Señor244

con la inspiraçión graçiosa suya, conviene a ti sienpre tener la boca abierta por devota

oraçión, por que resçibas aquella inspiraçión graçiosa, como diz la Escriptura: «Siempre

conviene orar e no desfallesçer»245. Esto te quise fablar çerca de la oraçión.

La Condessa

La boca meliflua e dulçíssima lengua, no son vuestras doctrinas sino dulçes

confites, e vuestras enformaçiones terrones son de açúcar a la boca mía e las orejas mías

suavíssimas armonías. Faré de grado e conpliré lo que vuestra Merçed me manda e

aconseja vuestra Nobleza. Ayúdeme vuestra Alteza, pues mis méritos no abastan. Muy

magnífica mi Señora, ya me guió vuestra clara discreçión cómo se deve aver esta vuestra

humilí[si]ma servidora açerca del ofiçio divinal común e privado en las meditaçiones

cordiales |[201v] e oraçiones verbales o vocales. Desseo que vuestra claríssima discreçión

me informe cómo me disporné segúnd el cuerpo a honra de Dios en el ofiçio santo suyo e

a salud del alma mía.

Cómo la Virgen enforma a la Condessa cómo deve sus mienbros e cuerpo ordenar en sus oraçiones

privadas e comunes

Muy virtuosa Condesa e mi servienta devota, en las oraçiones secretas tuyas

guardarás las çircunstançias que se siguen. Primeramente, en la tu adoraçión e oraçión en

señal de vergüença la cara abaxarás a tierra e adorarás a Dios, que así ge lo dixo el Señor,

como atestigua Ysaýas: «La cara caýda en tierra te adorarán»246.

Segundamente, orarás los ojos alçados e levados al çielo, como se lee del Fijo mío,

que los ojos levados al çielo dixo: «Padre, clarifica al Fijo tuyo por que el Fijo tuyo

clarifique a ti»247. E aquesta çerimonia se faze en señal de derecha entençión.

Terçeramente, adorarás erguida e derecha o estando derecha en señal de

reverençia, como se lee de los ángeles en el Libro de las revelaçiones, donde diz: «Todos los

243 En el original, q sele trahe. 244 Repite el señor. 245 Lc 18, 1: «Oportet semper orare et non deficere». 246 Is 49, 23: «Vultu in terram demisso adorabunt te». 247 Io 17, 1: «Pater, venit hora, clarifica Filium tuum, ut Filius tuus clarificet te».

322

ángeles, levantadvos». Estavan en çerca de la silla e de las quatro animalias e de los veynte

y quatro ançianos o seniores, etc. E aun diz allí que vido grand conpaña, a la qual no

pudo alguno entrar, etc., estantes delante el trono248. Mira que David así lo dize: «Estantes

eran los pies nuestros a Jherusalem en los tus portales»249. E fabla del templo adonde

oravan e adoravan.

Quartamente, adorarás asentada, e aquesto segúnd indulgençia o liçençia del Señor

por causa de nuestra flaqueza e enfermedat. Luego que cansares en qualquiera otra

manera, te puedes asentar continuando tu oraçión. Ni tal oraçión es del todo

reprehensible, ca como los apóstolos en el su consistorio ora- |[202r] ssen e se asentassen, a

hora de terçia desçendió sobre ellos el Spíritu Santo.

Quintamente, orarás la cara buelta al altar en el oratorio, en señal que tu entençión

tienes derecha contra Dios, como el Esposo a la Yglesia: «Muéstrame la cara tuya e suene

la boz tuya en las mis orejas»250, esto es, en la oraçión.

Sestamente, orarás alçadas las manos contra el çielo en señal que pides ayuda al

Señor, como dize la santa Escriptura: «Quando Moyssén alçava las manos contra Amalech

vençía Israel; e si las abaxara, era Israel vençido»251.

Séptimamente, orarás las manos abaxadas, como fazían las quatro animalias que

vido Ezechiel: «Como sonasse la boz sobre el fijo mamante, que era sobre las cabeças de

las quatro animalias, estavan e abaxavan sus alas»252. E aquesto fazían en señal de proprio

abatimiento. Mira que estavan en su contemplaçión e sonava la boz de la oraçión e

abaxavan juzgando ser nichil sus propias virtudes.

Octavamente, orarás, las manos juntas delante de tus pechos, conosçiendo señoría

e pediendo piedat, como escrive Ysaýas: «Juntas las manos te adorarán e te rogarán»;

aunque del Padre las dixo, entendiolas del Redentor253.

La nona254, orarás las manos255 espargidas como orava David: «Expargí a ti mis

manos, a ti porque la mi alma es a ti como tierra sin agua»256. A ti conviene que riegues su

secura con la lluvia de tu graçia; tal oraçión farás tú quandoquiera que te sientas sin humor

de devoçión.

La dezena manera, feriendo en tus pechos, como fazía el publicano demandando a

Dios perdón257. E aquel modo es en señal que conozcas tu pecado al Señor que ofendiste.

La onzena, orarás inclinada fasta las renes faziendo profunda venia, faziendo

graçias a Dios por los muchos resçebidos benefiçios, ca el árvol mientras |[202v] más fruta

248 Quizá Ap 7, 11: «Et omnes angeli stabant in circutitu throni, et seniorum, et quatuor animalium». 249 Ps 121, 2: «Stantes erant pedes nostri in atriis tuis, Ierusalem». 250 Cant 2, 14: «Ostende mihi faciem tuam, sonet vox tua in auribus meis». 251 Ex 17, 11: «Cumque levaret Moyses manus vincebat Israel: sin autem paulum remisisset, superabat Amalec». 252 Acaso Ez 1, 24. 253 En el manuscrito, entendiolas de del redentor, con de subpunteado. 254 En el original, la nona m�te; con m�te subpunteado. 255 A continuación anula altas y sigue el signo tironiano sin subpuntear. 256 Ps 142, 6: «Expandi manus meas ad te; anima mea sicut terra sine aqua tibi». 257 Cf. Lc 18, 13.

323

tiene e tiene los ramos más cargados tanto más baxo los inclina. Así farás tú como árbol

del Señor, inclinarás e humill venia farás delante su Magestad.

Dozenamente, enclinarás fasta las rodillas poniéndolas en tierra en la tu oraçión

por las graçias e prerrogativas quel Señor fizo a ty más que a otras tus yguales.

La manera treze, quando orares, fasta los callos de los pies te inclinarás lançándote

sobre tu cara delante del Señor, sobre cobdos e rodillas en señal de obediençia, aparejando

tu coraçón para complir su mandado, como orava sant Pablo quando fue convertido;

postrado sobre su cara, dixo al Señor Jhesú: «Señor, ¿qué quieres que faga yo?»258.

La manera catorze, orarás toda estendida e apegada con tierra deziendo como

David: «Apegosse mi alma con el suelo; vivifícame segúnd la tu palabra»259. E el pueblo de

Israel esto dezía al Señor Dios: «El vientre nuestro en la tierra se apegó»260. Esta tal

çerimonia guardarás quando al Señor dixieres que quiera vivificar por su graçia singular la

tu mortificaçión. La manera quinze, quando orarás en tierra, te cruzarás con los braços estendidos e

dirás: «Señor, yo al mundo cruçificada só; e el mundo a mí. El bivir mío Jhesú Christo es,

el morir es logro a mí». E así será complida en ti aquella Escriptura: «Los que son de

Jhesú Christo cruçificaron la su carne con sus viçios e cobdiçias».

Mira, Condessa devota, cómo los santos varones tovieron muchas maneras de

orar corporalmente segúnd diverssos motivos que fallavan en su mente, los quales,

después de todos estos modos de orar passados, en su orar pornán el manto en el hombro

e las faldas en la çinta con palos en las manos261. Así orarán andando e deziendo con

David: «La |[203r] carrera de tus mandados corrí quando espaciaste e alargaste mi estrecho

coraçón. Agora tú, mi buen Señor, ponme ley de otra vía en las tus nuevas justificaçiones

e siempre la estudiaré»262.

La devota Condessa pregunta quál manera de las dichas deve más exerçitar o platicar

Muy esclaresçida Señora e Virgen, bendicha Madre de Dios, como todas las

çerimonias de orar que vuestra santíssima prudençia sobredixo sean convenientes e muy

devotas, ¿quál de aquellas escogeré en que más vezes me ocupe? Ca sabrá vuestra Merçed

258 Act 9, 6: «Et tremens ac stupens dixit: Domine, quid me vis facere?». 259 Ps 118, 25: «Adhaesit pavimento anima mea; vivifica me secundum verbum tuum». 260 Quizá Ps 43, 25: «Quoniam humiliata est in pulvere anima nostra; conglutinatus est in terra venter noster». 261 Estos quince modos de orar para la Condesa recuerdan los nueve de santo Domingo de Guzman, pero Juan

López no solo aumenta el número de modos sino que adapta las posturas y actitudes a las prácticas devotas de una dama noble de manera que, salvo semejanzas muy genéricas, las divergencias entre ambas propuestas son más numerosas que los parecidos; para el texto de santo Domingo he utilizado la traducción de Galmes & Gómez 1987, págs. 195-217.

262 Ps 118, 32-33: «Viam mandatorum tuorum cucurri, cum dilatasti cor meum. Legem pone mihi, Domine, viam iustificationum tuarum, et exquiram eam semper».

324

que yo só hembra seglar en grand señoría establesçida; en muchos negoçios ocupada, no

me podré ocupar en todas aquellas devoçiones, más declare vuestra Merçed quál de

aquellas tomaré.

[La Virgen]

Aquellos modos de orar no son todos para un día ni avía quién podiesse fazerlos

todos cada día, mas oy e cras, otro día doblando, triplicando segúnd durasse la devoçión.

Muchas vezes en el uno se fastia el orador; que, si aquel modo muda, enflama su

devoçión. La graçia del grand Señor le avisará qué faga. Mas tú, buena Condessa, tomarás

este modo mixto o mezclado de orar: poner las rodillas en tierra, las manos juntas delante

tus pechos, la cabeça levada con ojos al çielo. La oraçión fecha con tal çerimonia lieva

ventaja a todas las otras. En dos razones se funda su mejoría: la una, porque contiene en sí

tres cosas o condiciones que son nesçessarias a la perfecta oraçión, que son humildad

verdadera, entençión derecha e declaraçión de su desseo, las quales tres condiçiones

contiene la oraçión que te dixe. La vera humilldad se entiende en el corvar de las rodillas;

la derecha entençión, en el alçar |[203v] de la cabeça e los ojos al çielo; la declaraçión del

afecto e desseo se muestra en el juntar de las manos al pecho donde mora el coraçón. E

así entre todas aquestas e sobre todas es buena la dicha oraçión e más dispuesta para

impetrar aquellas cosas que justamente pedimos.

Es la otra razón que muchas santas perssonas este dicho modo de orar escogieron

de todos los otros. Deves saber que seys linages de perssonas escogieron el modo de orar

que te mostraré. Primeramente, los reyes. El rey Salomón inclinó sus ynojos e alçó sus

ojos e manos al çielo delante Dios e delante muchedunbre de Israel; dixo: «Señor Dios de

Israel, no es dios semblante a ti en el çielo ni en la tierra. Tú guardas amistança e

misericordia a los tus servidores»263. Segundamente, le dan auctoridat los levitas, de los

quales se escrive: «Loaron al Señor con alegría e corvadas las rodillas le adoraron los

levitas»264. Terçeramente, guardaran265 esta cerimonia los saçerdotes, de los quales dixo

Esdras: «El saçerdote corvó sus rodillas al Señor Dios verdadero e dixo: Señor Dios mío,

yo he vergüença e confusión de levantar la cara a ti»266. Quartamente, de los profetas;

Ysaýas dixo en perssona del mi señor Fijo: «Por mí mesmo juro que a mí será corvada

toda rodilla»267. E Daniel, profeta, abiertas las finiestras de su sala en tres tiempos del día

contra Jherusalem, corvadas sus rodillas, e adorava e loava e se confessava delante el Dios

263 3 Reg 8, 22-23: «Stetit autem Salomon ante altare Domini in conspectu ecclesiæ Israel, et expandit manus suas in caelum, et ait:

Domine Deus Israel, non est similis tui Deus in caelo desuper, et super terram deorsum: qui custodis pactum et misericordiam servis tuis». 264 Acaso 2 Par 29, 30: «Praecepitque Ezechias, et principes Levitis ut laudarent Dominum sermonibus David, et Asaph videntis:

qui laudaverunt eum magna laetitia, et incurvato genu adoraverunt». 265 guardaras. 266 Cf. Esdras 9, 5-6: «Curvavi genua mea et expandi manus meas ad Dominum Deum meum, et dixi: Deus meus confundor et

erubesco levare faciem meam ad te». 267 Cf. Is 45, 23-24: «In memetipso iuravi; egredietur de ore meo iustitiæ verbum, et non revertetur: quia mihi curvabitur omne genu».

325

tuyo268. Quintamente, el Señor de los profetas e Fijo mío, puestas las rodillas, orava.

Sestamente, los santos apóstolos guardaron esta çerimonia, como se lee en sus historias;

espeçialmente sant Pablo dixo: «E por graçia desta cosa yo inclino las rodillas al Padre del

nuestro Señor Jhesú Christo, por que vos dé vir- |[204r] tud e seáys esforçado»269. E de sant

Bartolomé se dize que çient vezes de día e çient vezes de noche inclinava las rodillas270.

Mira, Condessa devota, que la çerimonia que te aseñalé para tus oraçiones muy

aprovada e platicada es de muchas271 e santas perssonas. E como aquesta a Dios sea muy

açepta, sea a ti esta entre todas la más presta.

Cómo la Condessa devota pide a la Virgen qué oraçión fará en su devoçión

Muy digníssima Preçeptora e sapientíssima mi Maestra, faré como mandáys e

conpliré con buen estudio las reglas que aconsejáys. Mas desseo sobre todos los afectos

de mi alma qué oraçiones faré o quál una señalada que me sea copiosa o quál fazía vuestra

Alteza de más grata voluntad.

La Virgen responde a la Condessa qué oraçión deve fazer e por quáles razones

Segúnd dos estados míos, así usé diverssas maneras de oraçiones. En aquel estado

en que yo viví ante de la predicaçión del glorioso Fijo mío, fazía las oraçiones que en el

templo se usavan, así las que mostrava la ley e los profetas como las que ordenavan los

nuestros doctores. E yo, segúnd sentía mi nesçesidat, tal oraçión fazía al Señor; e,

señaladamente, tomava las que menestar avía e me más agradavan del salterio de David.

Mas después que predicó e enseñó el glorioso Fijo mío cómo los sus creyentes avía[n] de

orar, e les dio çiertas palabras de oraçión, aquella tuve de uso e costrumbre fasta que Dios

me levó a los gozos de su gloria. E la oraçión suya es aquella que bien sabes e dizes, el

Paternoster; e tú la deves usar más que otra oraçión por las guisas que se siguen272.

La primera, por la aucto- |[204v] ridat del que la fizo, que fue el mi señor Fijo,

Maestro de los creyentes, la qual puede dezir: «Yo salí de la boca del muy Alto en toda

oraçión». Son tres cosas nesçessarias al orante. La primera es ganar la bienquerençia del

oyente, la qual se entiende en la primera palabra quando dize: «Padre nuestro, que eres en

los çielos». E el señor Dios Padre enseñó las saludaçiones, como quando embió al

archángel sant Gabriel a saludar a mí, Virgen gloriosa. El Fijo enseñó la manera de orar

quando los apóstoles le dixieron: «Señor, abézanos a orar»273. El Spíritu Santo nos enseña

268 Cf. Dan 6, 10: «Et fenestris apertis in coenaculo suo contra Ierusalem tribus temporibus in die flectebat genua sua, et adorabat». 269 Cf. Eph 3, 14-16: «Huius rei gratia flecto genua mea ad Patrem Domini nostri Iesu Christi, ex quo omnis paternitas in caelis et

in terra nominatur, ut det vobis secundum divitias gloriæ suæ, virtute corroborari per Spiritum eius in interiorem hominem» 270 Cf. Santiago de Vorágine, Legenda Aurea, cap. CXXIII (trad. Macías 1992, II, 524b). 271 muchas es lectura muy dudosa debido a la corrupción del papel en este punto. 272 siguem. 273 Lc 11, 1: «Domine, doce nos orare».

326

la inportunidat de orar, como en el Salterio, ca muchos dobla muchas vezes, diziendo:

«Miserere mei, Deus»274, «Dios, ave merçed de mí». Estas tres cosas perfecta fazen la

oraçión. Por ende, si no sabes los salmos, dobla e redobla el Paternoster en lugar de las

oraçiones de los salmos. Las otras oraçiones de los santos no son de tanta auctoridat

como esta que nos mostró el Señor, como dize por Ysaýas: «Yo, el Señor, que te enseño

las cosas provechosas»275.

La razón segunda, por quanto esta oraçión es loada de más breve, como dixo el

Fijo mío: «Quando orardes, no queráys mucho fablar como fazen los ypócritas, que

piensan ser oýdos en la luenga oraçión»276. Muchas vezes enpacha la devoçión del coraçón,

algunas vezes sale vanagloria, mas en satisfaçión de la lengua aprovecha algunas vezes usar

la oraçión277. Tres cosas movieron al Fijo mío e Salvador que nos feziesse oraçión breve: la

una, por que ninguno se escusasse de la saber, como dize el mandamiento que yo te dó de

fazer breve oraçión: no es sobre ti ni alexos puesto de ti para que puedas dezir quién

podrá alcançarlo, etc.278, mas muy cercano es en la boca tuya. La segunda, |[205r] por

mostrar su grande eficaçia, que la virtud de la oraçión no está en longuras de palabras,

más en el desseo con que se faze, porque la oraçión breve penetra los çielos. Lo terçero,

fízosse breve e de pocas palabras esta oraçión por que fuesse loada de sabidoría del

instituyente, el qual en tan pocas palabras conprehendió todas las cosas neçessarias a la

salvaçión nuestra. E yo, fasta la muerte, aquesta ussé; e tú aquesta dezir deves por la fazer

tu Redemptor e porque de todas es mejor, en la sentençia es copiosa, en virtud muy

provechosa. Como en palabras e piedras e yervas aya grand virtud, mayormente la deve

aver en las palabras de Jhesú Christo, ca esta oraçión sana la pestilençia del alma e del

cuerpo; esta puja a las fuerças del enemigo; esta vale para aplacar la yra del Juez ofendido.

E basten a ti estas doctrinas e sean tus conpañeras como fueron mis amigas. E

sepas que yo e la prima mía, Ysabel, en tales departiçiones ocupávamos nuestro tiempo en

aquestos tres meses de mi morada en casa de Zacharías.

Cómo la Condessa da a la Virgen bendiçiones e loores por sus santas informaçiones

Loores magníficos sean a vos, Virgen e Madre279 de Dios, e honores almíficos sean

multiplicados a vos, esclareçida maestra del pueblo christiano e mi singular preçeptora,

como a fuente de sabidoría, como a piélago de claras virtudes e abismo profundo de

grand santidat, por las muchas merçedes e benefiçios que vuestra largueza me faz e fará, e

reglas claras e santas doctrinas, que yo tan indigna e sin mereçerlo de vuestra prudençia ya

274 Cf. Ps 6, 3; 9, 4; 30, 10; 40, 11; etc. 275 Is 48, 17: «Ego Dominus Deus tuus, docens te utilia». 276 Se funden Mt 6, 5: «Et cum oratis, non eritis sicut hypocritæ, qui amant in synagogis et in angulis platearum stantes orare, ut

videantur ab hominibus» y Mt 6, 7: «Orantes autem, nolite multum loqui, sicut ethnici, putant enim quod in multiloquio suo exaudiantur». 277 En el original usar la lengua a oraçion. 278 Es posible que en este punto Juan López esté recordado algún pasaje. 279 madre, lectura dudosa.

327

he resçebido. Yo me ofrezco a muchos serviçios día e noche que yo vos faré. Muy

graçiosa e muy virtuosa Señora, de aquella graçiosa visitaçión querría saber cómo |[205v] se

espedió vuestra presençia virginal del parto de vuestra prima e de la tornada vuestra a la

çibdat de Nazareth.

CAPÍTULO IXº

CÓMO LA VIRGEN RESPONDE DEL PARTO DE SANTA YSABEL, E DE

CÓMO SANT JUAN NASÇIÓ EN BRAÇOS ASÍ DE LA VIRGEN MARÍA

Quando la prima mía en fin de su preñez, ya complido el tiempo, parió al santo fijo

suyo con mucho plazer del marido e gozo suyo, cabo de sus dolores, complimiento e

alegría de sus parientes e gasajado de sus vezinos. E aquellos ocho días de su cama yo la

servía como a mayor mía, alegre e plazentera, con grand desseo de conplazerla. E

santificado el profético niño e Johán nonbrado, yo me bolví para mi casa donde partiera

en Nazareth, ya ençinta de tres meses e morando con mi esposo. El mi vientre virginal de

cada día me cresçía, ocupada no passionada, embargada no cargada, vientre a boca no

apesgada, sin paño, sin descolor, sin dapño e sin dolor e sin açidentes de preñada; no flaca

ni fatigada, complí toda la tenporada fasta el parto que esperava.

Reclamaçión que faz la Condessa contra Zacarías e su muger

por consentir que la Virgen e Madre de280 Dios serviesse a los que la devían servir

Zacharías, profeta e grand saçerdote, ¿tú no sabías por graçia de Spíritu Santo que

la Virgen humillde que te servía era ençinta del Fijo de Dios, cuyo profeta e más que

propheta avía de ser el fijo de tu muger, segúnd tú dixiste en tu propheçía? ¿Por qué

consintías que te sirviesse la madre de tu Señor, la engendrante del Criador, la preñada de

tu Redemptor, la ocupada de tu Salvador? No quería natura ni la razón lo permitía que la

fuente de santidat ser- |[206r] viesse a los pecadores ni a los ministros la madre del Sol de

justiçia.

O, Ysabel, vieja sin seso e sin discreçión, a la entrada que fizo la Virgen bendicha

reçebiste graçia del Spíritu Santo e don exçellente de profeçía; e conosçiste que la que

venía281 era madre vera del tu Señor; e exclamaste con boz de rigor e le dixiste: «¿Dónde

280 Interlineado, de. 281 En el manuscrito, conosçiste de la que venia.

328

me vino tanta merçed que viniesse a mí la Madre de mi Señor?». Agora calla la su

humildat, agora cubre su mansedad, ¿consientes que sea tu cozinera? ¿Consientes que sea

tu barrendera? ¿No vees que la serviente a ti es resçebida por Prinçessa del cielo? ¿No

miras que la tu serviente es ya avida por Inperatriz del siglo? ¿No acatas que la tu serviente

es confirmada en Reyna de los ángeles de suso e es señalada por Señoría de los hombres

acá de yuso? ¿Cómo no consideras que las virtudes del çielo la obedesçen? ¿Por qué no

contenplas que los ángeles por servidores se le ofresçen? Pues así es, no quieras ni

permitas, no dexes ni consientas que te aparege282 viçios ni te faga serviçios; reçíbele su

magestad, no le resçibas su humilldat, mas resçibe su voluntad e su tan presta bondad. Tu

cansada vegez e tu pesada preñez no te deve fazer oçiosa ni sobervia ni argullosa que

sufras tan grand sandez.

Cómo pregunta la devota Condessa a la gloriosa Virgen

cómo la resçibió su esposo quando bolvió a su casa

¡O, tálamo virginal del Esposo de las castas moçuelas, en el qual el Fijo de Dios

nuestra humanidat resçebió por esposa! ¡O, sagrario çelestial del templo sagrado, en el

qual el soberano e grand Saçerdote salió revestido de ropas humanas e vuestra librea! ¡O,

palaçio e sala imperial, de la qual el alto señor Rey e Prínçipe de todas virtudes contra el

tirapno e prínçipe deste siglo salió armado e guarnesçido de su fuerte |[206v] arnés de pelea!

¿Cómo contesçió a la nuestra casta virginidad? ¿Cómo allegó a su casa vuestra tierna

honestad? ¿Cómo resçibió a vuestra cansada e fatigada santidat aquel justo e esposo santo

vuestro, aquel casto e limpio marido vuestro, aquel honesto e virtuoso compañero

vuestro? ¿Si vos resçibió alegre e gozoso, o triste con çeño como viejo çeloso; si

plazentero e riyendo, o manzillero e riñiendo, o rostrituerto e gruniendo?

Cómo la Virgen responde a la pregunta de la Condessa

Aquel varón santo, esposo mío, amador puro de castidat, bien sabía quel Señor e

Dios de todos me lo prestaría por guardador e testigo de mi pureza e, presumiendo de mi

linpieza e de mi pura nobleza, me liçençió de buenamente e que yo fuesse libremente a

visitar la prima mía, sin sospecha e sin grima de mal alguno que fiziesse. Por lo qual,

quando torné e presto le saludé, con alegría e gozo me resçibió e me respondió: «Bien sea

venida la mi amada esposa mía, bien venga la mi amiga. ¿Vienes buena? Di, María». Luego

me fizo asentar e presto me diessen a çenar. E después que descanssé e un poco repossé

del afán de mi camino, vino a fablar comigo el varón esposo mío de mi prima quál

282 Así en el original.

329

quedaba quando della me partí. E luego respondí lo mejor que entendí de la mi luenga

tardança, e cómo mi prima quedava: «Por ella tardé, señor, por la servir con amor e por la

fazer honor, por ser parienta mayor. Después que fue delibrada de su parto en que andava

y me bolví para casa, un fijo parió, señor, tan lindo como una flor. Los parientes se

gozaron e los vezinos se espantaron. Por todas essas montañas dezían cosas estrañas por

parir doña Ysabel un fijo en su vegez. Todos dezían a283 una de la su buena fortuna; e que

su fijo sería de todos grand alegría. ¿Quién piensas será este moço naçido |[207r] por

maravilla?».

Mas dende a pocos días empeçó mirarme e ver; vido mi vientre cresçer, y vile

entristeçer, una vez bermegesçer, otra amarillesçer, tanto que noches e días siempre

andava turbado. Una vez pensó en sí mesmo, segúnd que después me dixo, si podría en

mí fallar condición de mala hembra, por do podiesse concluyr no ser la mi preñez buena,

faziendo conparaçiones, sacando dellas razones de mala muger a buena en la soscripta

manera:

«La primera comparaçión e razón, la hembra mala comúnmente es sobervia e

despreçia a su marido e no le obedesçe, mas esta es por cabo humillde e siempre me llama

señor; e más es muy obediente. Pues hembra tan humilldosa no sería alevosa. La

comparaçión e razón segunda, la mala muger es ladrona e dissipadora de su casa; furta del

marido para dar a su amigo. Esta noches e días284 trabaja texiendo, filando, tajando,

cosiendo por alcançar día e vito. No es esta propiedat para me fazer maldat. La terçera

conparaçión e razón, la mala e carnal muger es glotona e gargantona, embriaga e golosa,

tragazana e folgazana, es chismosa e parlera. Esta siempre bive en ayuno e abstinençia e

sienpre calla, abaxo fabla. ¿Pues cómo hembra de tanta bondat podrá cometer maldat?.

Quarta razón, la muger mala siempre está a la puerta e es callegera o corricanera; plázele

de ver honbres e aver fabla con varones e fablar siempre de amores, va a los miralles e a

las solennidades a do mire los galanes, do la vean los rufianes; rodéanle la puerta por la

fablar e anda siempre galana, apostada e loçana. Mas aquesta no ha destas gana, mas

siempre está ascondida y çerrada e retrahída; tráhesse honestamente, bive virtuosamente,

usa mucho pobremente. Pues, ¿cómo esta podría contra mí fazer falsía?. Quinta conpa-

|[207v] raçión e razón, la mala muger baraja con su vezina, dize mal de su comadre, de su tía

e sobrina, riñe con su madre, pelea con los de casa, no los quiere ver consigo porque

yéndose de casa pueda fablar al amigo. Mas esta no es tal hembra, ca de todos es amada e

quista, de todos es amiga, tiene su casa paçífica, muéstrame su faz alegre e reyendo se

castiga, faz comigo dulçe vida; tal muger como aquesta no faría enemiga. Sesta

conparaçión e razón, la mala muger casada, negligente e sonolienta, dasse a viçios e

283 Interlineada, a. 284 Repite dias.

330

plazeres, no cura de su fazienda, perezosa e folgazana, oçiosa, de trabajar no tiene gana,

llena de malos desseos, cobdiçiosa de trebejos. Mas esta muy diligente, fazendosa

virilmente, ocupada en lavores, fructuosas e mejores, a las vezes en lecçión, otras en su

oraçión; no la veo vagarosa ni de manos oçiosa, mas siempre en sus aferes sobre todas las

mugeres. ¿Quién puede creer tal cosa que me fuesse alevosa?».

Arguýa en contrario e dezía: «Pues esta no es infinta, mas es cosa provada que veo

ser ençinta e veramente preñada. Pues no consiente razón que conçiba sin varón alguna

virgen casada; como esta esté preñada e de mí no fue tratada, forçola algúnd garçón. E

çercado de tristura, viejo de mala ventura, ¿por qué quesiste casar, seyendo de tanta hedat,

con tan bella moçedad? Ca el viejo con la moça no caben en una choça; mientra el viejo se

coça, ella con otro retoça; mas el viejo engañado, por fijo toma entenado. Mas esta tan

virtuosa, santa, honesta, vergonçosa, ¿cómo faría tal cosa? A su madre lo diré, yo ge la

embiaré e della me espediré sin estruendo, ocultamente. Por juyzio çiertamente yo no la

acusaré, mas por muger no la terné».

Exclamaçión de la Condessa con- |[208r] tra Josep porque pensó

de echar a la Virgen, esposa suya, de su casa

O, varón malafortunado, o, el honbre desdichado, o, el esposo malfadado, ¿qué

piensas, ançiano sin prudençia? ¿Qué ymaginas, antiguo sin paçiençia? ¿Qué delibras, viejo

sin conçiençia? La esposa que dexar quieres es la muger escogida sobre todas la tareas

fermosas de Arán que Dios preparó, criada para el Fijo de tu Señor. Esta es la

sobreescogida sobre todas las fenbras graçiosas de tierra de Canaam, preparada para el

Fijo de tu Criador. ¿Por qué te turbas? ¿Por qué te congoxas? ¿Por qué te angustias? Que

la esposa tuya no te la dieron para cópula maridal mas para virginal, para que la sirviesses

e no que la conosçiesses, para que la guardases e no que la empreñases. ¿Qué neblina

puedes poner a la claríssima alvorada, ni qué mácula inponer a tu castíssima desposada, ni

qué tacha puedes dezir a la luz de la luna llena, ni a la esposa tuya, que nunca subió en

cuna agena? ¿Qué puedes tachar al sol e resplandor ni tu culpa a la preñada del Señor? E

si la vees preñada, virgen es e consagrada; si al vientre sientes e miras, alçado de lilios e

flores está çircundado. E si el vientre le vees creçido, de su virginidat está çeñido, de su

castidat está guarnido. Fermosa del todo e sin manzilla, virgen por todo maravillosa es la

que quieres dexar, la que quieres apartar, la que dispones embiar con enfamia a su madre.

¿No te viene a la memoria aquella cosa notoria, aquella cosa tan alta e tanto

maravillosa que entonçe contesçió quando tu verga floresçió e la oviste por esposa? Como

floresçió tu vara sin lavor de ortelano, concebió la Virgen clara sin humor de curso

humano. Oye, varón sospechoso, oye honbre çeloso, escu- |[208v] cha, Josep temeroso,

Aquel que la tierra honra e la mar predica e adoran los reyes encerrado está en el vientre

331

de tu esposa; Aquel que rige las partidas del mundo en su vientre lo trae clauso tu esposa;

Aquel a quien el sol e la luna e las estrellas adoran por graçia de Dios omnipotente lo

trahe tu esposa en el su vientre; Aquel que las plantas e yervas, mares e ríos con sus arenas

crió es en las entrañas de tu esposa; Aquel se retraxo en las entrañas del vientre virginal de

la esposa tuya que tiene al mundo sobre la palma suya. Lo que nasçido en ella ves, del

Spíritu Santo obra es. No la embíes a su madre, ca su esposo es Dios Padre. Esta es de la

raýz davítica e Virgen profética, de que dixo Ysaýas que «la virgen conçibiría e al Fijo

pariría», mas que Dios la enpreñaría.

Cómo la Virgen prosigue la istoria

Como el esposo oviesse por inpossible que podiesse conçebir sin varón, concluyó

que yo le avía errado. E como era varón justo, no me quiso acusar en juyzio, mas

querellose a mi señora madre Ana, que me uvo de Johachín, deziéndole cómo era ençinta

e no sabía de quién.

Cómo santa Ana vino muy llorosa a la Virgen sobre la preñez suya

Quando ella vino a mí, enpeçamos a llorar las dos, ambas de consuna. Començó a

dezir: «¡Ay, mi fija! ¿E qué fue aquesto? ¿Quién vos fizo tanto mal? Fija, ¿fuestes

engañada o vençida de pasión, o fuestes quiçá forçada por fuerça de algúnd varón? ¿Qué

fue aquesto, fija mía, que vos ha contesçido? ¿Cómo vuestra santidat ha en esto

consentido? ¿Cómo vuestra castidat tiene el vientre tan cresçido e la vuestra virginidat

dónde huvo conçebido? Dezidme, señora fija, yo vos ruego, qué fue esto; e quiçá porné

recabdo no cayades en denuesto e yo faré aplacado prestamente |[209r] al varón vuestro».

Cómo la Virgen con lágrimas responde a la madre sobre su preñado

«Muy honrada madre mía, ni de fecho ni desseo ni aun por pensamiento me passó

pensar maldat, mucho menos de fazerla. Nunca tractante me engañó ni passión me

inclinó ni varón me fizo fuerça, mas esto fue voluntad del muy alto Criador e no puedo

más dezirvos».

E quando esto dezía yo a la mi triste madre, no le podía fablar por las lágrimas

fluyentes. E así, muy congoxosa, llorava mucho comigo. No pudo más de mí saber e

tornó al mi esposo con mi escura respuesta, que la preñez que me viera de mala parte no

era, mas voluntad del Señor. Por lo qual el mi esposo començó coger su ropa e ayuntar su

fazienda para se yr furtiblemente e dexarme ocultamente.

332

Cómo la Condessa pregunta a la Virgen por qué al esposo

o a la madre no declaró o certificó cómo avía conçebido

Muy discreta e prudentíssima Virgen, como pudiesse vuestra Merçed ligeramente

aplacar el esposo e çertificarle de vuestro preñado, ¿por qué no le respondistes cómo avía

pasado el trato de vuestra Merçed? E, si no al esposo, ya siquiera lo supiera la lagrimosa e

triste madre, ca la bienquerençia de los amigos más se afirma revelando sus secretos. Pues

vos, Señora, érades toda primogénita de la madre, el amor vos deviera estimular a vuestro

secreto revelar a la madre vuestra.

Cómo la Virgen responde a la Condessa de la pregunta que le fizo

Sepas, mi devota Condessa, que los secretos divinales de guardar son cuerdamente

e no se deven dezir ni a honbre descubrir si Dios no le liçençiasse. A mí sant Pablo así lo

dize, que vido en paraíso, quando fue rebatado, tales secretos de Dios, dellos no tenía

liçençia para los a honbre dezir285. E como el secreto |[209v] de la humanaçión del Fijo de

Dios fue secretíssimo, no era líçito lo dixiesse sin liçençia del Señor. El ángel Rafael dixo a

Tobías: «Callar e encobrir el secreto del rey bueno es; mas las obras del Dios revelar e

alabar honórica cosa es»286. E así el secreto del Rey del çielo bueno es e las cosas que del

secreto salen, como fue la victoria de la cruz, la redempçión de los santos, las salvaçión del

mundo, predicarlas e loarlas honórica cosa es. E así fizo Rafael, encobriosse e ençelose

que era ángel de Dios e, complido su ministerio, descobriose a Tobías. Así fue de mi

preñez, ca solas dos criaturas sopieron la mi preñez: el ángel lo supo de Dios e yo, del

ángel Gabriel, segúnd escreviera Ysaýas. E dixo el secreto mío a mí287, ca el ángel tuvo

aquel secreto ascondido e no lo reveló sino a quien Dios mandó, que fue yo, la Virgen. E

yo nunca lo revelé ni descobrí a honbre bivo. Aquesta es una razón por que a mi esposo

ni a mi señora madre no revelé la mi preñez.

La razón segunda, ¿quién me quissiera creer ni podiera, aunque mirando le dixiera

que avía conçebido de Spíritu Santo, como nunca tal avía contesçido ni honbre del

mundo lo avía oýdo ni profeta ni sabio tal avía sabido? Si yo dixiera el secreto, nunca

fuera creýdo, ca desto dixo Ysaýas: «¿Quién creerá a lo que nos oyere; el braço del Señor,

a quién fue revelado?»288, e fabla del Fijo de Dios vestido de carne humana en el mi vientre

virginal. Mira cómo si entonçe lo dixiera, ninguno lo creyera, pues el Fijo de Dios aún no

era revelado.

285 Acaso 2 Cor 12, 3-4: «Et scio huiusmodi hominem sive in corpore, sive extra corpus nescio, Deus scit: quoniam raptus est in

paradisum: et audivi arcana verba, quæ non licet homini loqui». 286 Tob 12, 7: «Etenim sacramentum regis abscondere bonum est: opera autem Dei revelare et confiteri honorificum est». 287 Repite en la línea siguiente: el secreto mio a mi. 288 Is 53, 1: «Quis credidit auditui nostro? Et brachium Domini cui revelatum est?».

333

E de aquí naçe la razón terçera, ca, veyendo Dios la ynoçençia mía e la escusable

ygnorançia del esposo mío e la grande angustia de mi señora madre, cómo el Señor por

clemençia suya lo quiso al mi esposo revelar.

Cómo el Señor reveló la preñez de la Virgen María |[210r] a Josep, su esposo

Cuenta la historia que, como Josep pensase con deliberaçión de dexarme

repudiada e desechada, no queriendo el Señor que por ygnorançia cayesse, revelole el

secreto por el ángel sant Gabriel, çerca de lo qual dize la escritura: «Como fuesse

desposada la Madre del Señor, María, con Josep, ante que en uno conveniessen, fue

fallado lo que tenía en el vientre de Espíritu Santo. Mas el esposo suyo, como fuesse justo

e no la quisiesse levar a juyzio, quiso secretamente dexarla. E como él pensasse estas

cosas, mira que el ángel del Señor le aparesçió en sueños e le dixo: «Josep, fijo de David,

no quieras temer tomar a María, tu muger, porque aquello que en ella nasçido es de Spíritu

Santo es. Parirá el Fijo e llamarás el nombre d’Él Jhesú, porque Él fará salvo al pueblo de

los pecados dellos». E aquesto289 todo fecho es porque se cumpla lo que dicho es del

Señor, por el profeta diziendo: «A[hé], que la Virgen avrá en el vientre e parirá; e el

nonbre d’Él, Hemanuel, que es interpretado convusco Dios». E como Joseph se

levantasse del sueño, fizo lo que el ángel del Señor le mandó e resçibió su muger e no la

conosçía fasta que parió al Fijo suyo primogénito, e llamole el nonbre de Jhesú»290. Cómo

yo parí al Fijo e Señor mío e cómo le puso nonbre la estoria que se sigue lo relata.

Cómo la Condessa faze dos preguntas a la Virgen

Señora Virgen María, desseo saber dos cosas de vuestra alta Señoría. La primera,

¿por qué dize la historia: «E no la conosçió fasta que parió»? Pues, Señora mía, si vuestro

marido, de que paristes, vos conosçió, ergo vuestra virginidat allí peresçió. Pues que así es,

¿cómo creen los cristianos que después que paristes virgen permanesçistes? La segunda,

dize la historia: «Fasta que parió al Fijo suyo primogénito». Paresçe por |[210v] esta letra

que, después que Jhesú, ovistes otros engendrados en pos d’Él. E confírmasse mi

pregunta quel Fijo vuestro, segúnd la Escriptura, se falla tener hermanos, e así, en pos

Jhesú, otros fijos vós paristes a Josep, esposo vuestro.

Cómo la Virgen responde a la Condessa a las dos preguntas

Esas dos preguntas tuyas, la una cuelga de la otra. E quanto a la primera, te

respondo que proçede de no ser bien entendida en aquel passo la santa Escriptura, ca

289 A continuación subpunteado: fecho. 290 El pasaje se encuentra en Mt 1, 18-25.

334

aquella «fasta que» se entiende en dos maneras: la una, por tiempo determinado, como

dezimos: «Este no come fasta la sesta», esto es, que, venida la sesta, come, porque allí se

cumple la palabra «fasta que». Quando después della faz alguna otra manera, «fasta que» se

toma para siempre. Como en el salmo çiento e nueve, dize el Padre al Fijo: «Siéntate a la

mi diestra fasta que ponga los tus enemigos por estrado de tus pies»291; e aquesto se

cumplirá el día del juyzio e no más, mas entiéndesse por siempre e de mientra pornía sus

enemigos por estrado de los sus pies. E aquí está por nunca: «e no la conosçía fasta que

parió e nunca la conosçió e al Fijo parió». E aquesto pide la razón por parte mía e por

parte de Josep, mi esposo; asaz fuera apasionada si después que al Salvador avía parido

virgen, engendrara fijos mortales e de natura pecadores, perdiendo mi virginidat, a la qual

mucho preçiava e loa la Escriptura. Asimesmo, sinrazón fuera asaz grande si un tan justo

varón como mi esposo Josep presumiera violar al tenplo de Dios sagrado e sagrario

virginal, quanto más nós dos ambos prometimos virginidad. E así deves creer que Josep

no me trató como varón a muger, mas siempre me acató como a fija |[211r] e señora; e yo a

él siempre conplugue como a padre e guardador. Elvidio, herege a pena dañado,

obstinado en este error, deziendo con grand maldat que perdí mi virginidat ya nascido el

Salvador, erró contra la verdat.

A la segunda pregunta te respondo, así mesmo, yo no huve más de un fijo, e aquel

mesmo fue mi primogénito, ca primogénito se entiende en dos maneras: o porque delante

d’Él no naçió otro primero, o porque después d’Él nasçió otro alguno. El mi Fijo

Salvador fue primogénito llamado porque no parí292 ante d’Él otro fijo primero. E la ley

así le llama primogénito, aunque no sea más de uno, mas no le llamaron primogénito

porque otros nasçieron después. E, puesto que la Escriptura sacra diga que mi Fijo Jhesú

tuvo hermanos e hermanas, no se entiende sino por parientes, como Abraham llamó

hermano a Loth, su sobrino293, e a Sarra, su sobrina, llamó hermana294. Así el Fijo huvo

hermanos e hermanas [...]295 que fuesen mis fijos ni fijos de Joseph296, que el error fue una

heregía que Elvidio levantó contra la mi virginidat297. Ítem, si yo, después de conçebir e

parir al Rey de los reyes, otros fijos de corrupçión desseara, a mí fuera una gran tacha e

[...]298 de la mi fama e obscuridat de mi clara virginidat, ca dixo299 que tanta fue mi jovenil

incontinençia, que no pude escusar de yo fablar al mi esposo en su cama. Mas lo contrario

291 Ps 109, 1: «Dixit Dominus Domino meo: Sede a dextris meis, donec ponam inimicos tuos scabellum pedum tuorum». 292 A continuación anula del. 293 Cf. Gen 13, 8. 294 Cf. Gen 20, 1. 295 El estado del papel impide distinguir una palabra, quizá sin. 296 En el manuscrito a continuación subpunteado e así aun. 297 Juan López se hace eco, por boca de la Condesa, de las doctrinas del teólogo Elvidio o Helvidio, que defendió la

superioridad del matrimonio sobre el celibato y criticó el voto monástico femenino. Además sostuvo que María, tras concebir virginalmente a Cristo, tuvo otros hijos con su esposo José. Se opuso a las ideas de Elvidio san Jerónimo en su obra Adversus Helvidium (PL 23, 181-206). Es precisamente de esta obra de donde el personaje de María extrae las líneas fundamentales para la defensa de su virginidad.

298 Otra vez el deterioro del papel no permite la lectura de una palabra; en este caso parece un sinónimo de tacha. 299 El sujeto es Helvidio.

335

es verdat, que yo, contenta e pagada300 só e fue de conçebir solamente e parir al Fijo de mi

Señor, el qual fue mi grande honor, gloria mucha e loor, ca fue guarda en su frescor, olor

de suavidat e color florido de la mi virginidat.

ACÁBASSE LA HISTORIA DE LA CONÇEPÇIÓN DEL FIJO DE DIOS E, POR CONSEGUIENTE,

EL PRIMERO LIBRO O VOLUMEN. A DIOS GRAÇIAS POR SIEMPRE JAMÁS.

300 A continuación tachado e paga.

336

337

HISTORIA DE LA O

338

SÍGUESSE LA MUY DEVOTA E SOLEMPNE FIESTA DE LA O

Cómo pregunta la Condessa en qué cosas o pensamientos gastó aquellos ocho días antes del parto suyo maravilloso

la exçellencia virginal e virginidat exçellentíssima de vuestra magnifiçençia

suplica humillmente la vuestra indigna fámula e ançilla menor devota, por me

fazer granada merçed, me quiera consolar deziéndome quáles pensamientos o

qué consideraçiones ocupavan vuestro tan graçioso quanto alto e generoso

coraçón en aquellos finales siete días de vuestra altíssima e divinal preñez e

parto maravilloso.

Cómo responde la Virgen a la qüestión de la Condessa

Aquellos sagrados siete días finales e postrimeros de mi virginal preñez, a los

quales da prinçipio e comienço la gloriosa fiesta de mi remenbrança, la qual mi devoto

capellán don Alonso, sancto arçobispo de Toledo e de las Hispanias famoso primas,

ordenó a ocho días ante de Navidat por me fazer honra –e1 aquella fiesta es llamada Santa

María de la O porque la Santa Yglesia en aquellos siete días, con plazer e mucho gozo,

canta siete cantilenas, en las quales los Santos Padres en el limbo detenidos con mucho

gozo combidavan al Salvador del mundo que por merçed oviesse venirlos a librar e sacar

de aquel horrible e tan prolixo algibe; e por la caridat que yo a ellos tenía e mucho me

constriñía e por la compassión sin cuento que les yo de ánimo avía así se escalentó e se

inflamó en aquellos días en desseo de su deliberaçión presta, |[212r] que2 ni yo te la podría

como querría dezir, ni tú conplidamente la podrás resçebir–; e por dar orden a la pregunta

tuya, de cada cantilena te daré una respuesta por la qual sepas en qué se ocupava mi

desseoso coraçón3.

1 e, escrita fuera de la caja de escritura. 2 El original repite que. 3 Se trata de la fiesta de la Expectación del parto de la Santísima Virgen, instituida desde el X Concilio de Toledo en

el año 656 y confirmada por san Ildefonso de Toledo. Se celebra ocho días antes de la Navidad, el 18 de diciembre, pero arranca la víspera y se prolonga hasta el día 23. Se conoce también como Fiesta de la O porque las siete «cantilenas» o antífonas que se cantan cada día comienzan precisamente por la interjección Oh: «O Sapientia, quae ex ore Altissimi»; «O Adonai, et Dux domus Israel»; «O Radix Iesse, qui stas in signum populorum»; «O clavis David et sceptrum domus Israel»; «O Oriens, splendor lucis aeternæ»; «O Rex gentium, et desideratus earum»; «O Emmanuel, Rex et legifer noster». Aunque la fiesta parece muy vinculada a la iglesia toledana, ignoro si el arzobispo Alonso Carrillo era especialmente devoto a ella como parecen sugerir las palabras de la Virgen.

A

339

Cómo plugo mucho a la Condessa de la general respuesta e se le congraçia con el plazer

O, muy graçiosa e beldat delectable para mirar, o, bondat conplida e amable para

contemplar, o, graciosidat e delectaçión afable para querer e amar, así lo faga vuestra

grandeza por la graçia que vós fallaste, así me responda vuestra nobleza por la exçellençia

e prerrogativa que sobre todas las hembras vós alcançastes e ovistes, así lo cumpla e haga

vuestra alteza por la piedat e begninidat que nos procurastes e vós paristes.

Cómo la Virgen sin par responde de la consideraçión primera

Mi devota e afectuosa Condessa, fue la mi primera consideraçión del conbite

primero que los santos patriarcas4, padres míos primeros, fazían al glorioso Fijo mío ya

conçebido, mas aún no nasçido, e de la cançión primera que hoy recuerda en la fiesta e

solepnidad de mi remembrança la santa Yglesia e madre vuestra, que suena en esta

manera: «¡O, sabidoría que de la boca del altíssimo Dios saliste e alcançaste de cabo a

cabo, fuertemente con suavidat dispones e ordenas todas las cosas, ven nasçiendo a

enseñarnos la carrera de la prudençia»5. En esta cantilena contenplava el día primero con

mucho desseo de ver al mi Fijo.

Habla la Condessa6

Sobreseñora mía, bien entendí el fundamento de vuestra santa consideraçión, mas

no sentí aún la dulçura de la fundada en aquella vuestra sublime contemplaçión.

La Virgen

¿Entendiste toda la cançión que oýste?7

La Condessa

4 patriarcas, interlineado. 5 Antífona de Adviento para el 17 de diciembre: «O Sapientia, quæ ex ore Altíssimi prodidisti, attingens a fine usque ad finem

fortiter, suaviterque disponens omnia: veni ad docendum nos viam prudentiæ» (Hesbert 1968, nº 4081). 6 Al margen en rojo: ave maria. 7 Al final de esta pregunta aparece un signo de cierre de interrogación parecido al actual.

340

Bien entendí la boz que oý, mas mi entendimiento no quedó contento.

La Virgen |[212v]

¿Por qué fue esso?

La Condessa

Porque ynorançia me ascondió8 que mi alma no viesse el secreto de las palabras de

vuestra cançión profunda.

La Virgen

Dime tú lo que has gana de entender e yo te lo mostraré presto.

La Condessa

Muchas son, Señora mía, las mis dudas que ocurrieron a mi sinple entender.

La Virgen

Dime quáles.

La Condessa

La primera, cómo el Fijo vuestro, estando aún en el santo vientre vuestro, vuestra

Señoría le contempló ser así sabidoría; la segunda, cómo el vuestro santo Fijo, antes que

de vos nasçiesse, salió de la boca del muy Alto; la tercera, cómo aquella sabidoría

ençerrada e concluyda en vuestro tan angosto vientre alcançava de fin a fin o ateñía de

cabo a cabo; la quarta, cómo aquella sabidoría, en el vuestro vientre virginal ocupada e

ascondida, mansa e con suavidat, todas las cosas disponía, ordenava e regía; la quinta, por

qué carrera avía de venir; la sesta, qué prudençia nos avía de enseñar e instituyr.

Habla la gloriosa Virgen de la sabidoría del su Fijo bienaventurado, aún no nasçido

8 cascondio; ca- anulado.

341

Hija mía, Condessa e fámula mi devota, inclina la oreja e apareja tu coraçón e yo te

diré en quál manera contemplava en esta primera consideraçión. En aquel punto e

momento que yo di a la embaxada del archángel Gabriel di mi cordial consentimiento, en

aquel mesmo instante fue formado el cuerpo del mi Fijo e unido e junto con el verbo

divinal, e su alma fue criada e junta e unida con la deidat del Fijo perssonal, e cuerpo e

alma juntos en unidat humanal. E, así, el Fijo de Dios e mío fue un Christo universal,

Dios e hombre de consuna e sola perssona una, uno del todo, no por confusión de

sustançia, mas por unidat de perssona. |[213r] Así como en el hombre uno el cuerpo

siempre es distinto del alma, que nunca uno es otro, así en el mi Fijo la divinidat no se

tornó humanidat, ni la humanidat divinidat, mas, siempre siendo diversas, en el mi Fijo

fueron un Christo, así como cuerpo e alma son un hombre. E así lo dixo Atanasio:

«Como la raçional alma e la carne es un hombre, así Dios e hombre es un Christo»9. Estas

cosas así unidas o unificadas en esse mesmo instante e momento, uvo el Fijo mío

complimiento de toda sabidoría; en Él entendimiento pleno, inchimiento de dones e

graçia en la su voluntad e afecto, todo conplimiento de eficaçia meritoria es el su efectu, etc.

La Condessa fabla

Muy exçellente Señora mía, estas cosas que vuestra Señoría dixo del maravilloso

Fijo vuestro altas son e de más alta consideraçión que mi rudo entendimiento puede

caber. Si a vuestra Señoría viniesse en plazer e me fablasse más plano, averlo hía en muy

granada merçed.

Cómo la gloriosa Virgen fabla de la sabidoría del su Fijo

Puedes saber, Condessa, que las cosas que son de la fe, más consisten en el creer

que en el entender; e por esso, quando algo me oyeres e no lo entendieres, farás bien si lo

creyeres, por que no te diré sino aquello que la verdat consiente. Oe, mi devota Condessa,

çinco maneras de consideraçión que passavan por mi contenplaçión10.

9 Se trata del símbolo Quicumque atribuido a san Atanasio: «Nam sicut anima rationalis et caro unus est homo: ita Deus et

homo unus est Christus». 10 Una parte de la siguiente explicación de María sobre la sabiduría de su hijo parece proceder, en última instancia,

de Santo Tomás de Aquino, por ejemplo, de la Summa Theologiæ, pars III, quaestiones 9-12, aunque Juan López simplifica o altera algunos de sus argumentos.

342

La primera consideraçión era cómo el Fijo mío era Fijo de Dios y11 eternalmente

en ygual sabidor como su Padre. Estando en el mi vientre sabía tanto como Dios, mas en

esto era la diferençia, que el Padre sabía por sí mismo y el Fijo por el Padre; y como el

Padre dio al Fijo todo su ser y essençia, así le dio todo su poder y sapiençia. Así que el

Fijo mío e Fijo de Dios tanto sabía dentro en el mi seno como agora sabe en el trono del

çielo. E por esta razón mi Fijo, ante que nasçiesse, supo |[213v] quántas eran las estrellas e

los nonbres propios dellas. Supo quántos granos de arena avía en los arenales; quántas

gotas ha de agua en los ríos, fuentes, pozos y en los mares. Supo quántos pesçes Dios crió

y pudo criar; quántas animalias fizo y pudo formar. Supo quántas aves obró y pudo obrar.

Supo los desseos de los coraçones e todos los latidos de las venas e pulmones; quántos

son los pelos de los animales y las yervas de los pradales; quántas eran las semientes e

llantas; e quántas eran las fojas de las plantas e los granos de las semientes, e los pueblos e

gestos de las gentes.

La segunda consideraçión, de cómo huvo sabidoría en quanto hombre, en tres

maneras: la primera es sensual, e aqueste modo de saber es por experiençia; por tal

manera el Fijo mío, ante que nasçiesse, no supo todas las cosas porque los sentidos suyos

eran en tanta parvidat que no eran dispuestos para rescebir las presençias de sus objetos12,

para rescebir dellos experiençia e notiçia. Bien conosçió por theórica la experiençia de

toda su vida e passión, mas ya esta otra manera es. Sabía el Fijo mío cómo era dulçe la

miel e amarga la fiel, e lo azedo e lo mezclado, e todas las propiedades de las cosas

sensibles, antes que nasçiesse, por sçiençia theórica, lo qual sentió después que nasçió.

Conosçió en el mi vientre cómo los açotes escozían e cómo las espinas dolían e cómo los

clavos tormentavan e afligían, mas, después que nasçió, por experiençia los sentió e

padesçió.

La terçera manera de consideraçión fue espiritual e mental, e aqueste modo de

considerar fue en tres maneras, es a saber, por natura e por gracia e por gloria. Es,

primeramente, el modo terçero por natura del alma por el qual el Fijo mío, antes que

nasçiesse, supo todas aquellas cosas que pertenesçían a la constituçión de todo el

universso más |[214r] exçellentemente que Adán e todos los que fueron en la natura bien

instituta o instituyda. Conosçió los singulares e las espeçias e naturalezas e partes de todo

el mundo.

El modo quarto fue sabidoría de graçia. E por esta contemplava yo cómo el Fijo

mío sabía todas las cosas que pertenesçían e miravan a la redepçión de la linage humanal.

11 En todo este párrafo el copista sustituye el signo tironiano por la conjunción y. 12 En el original, abietos.

343

E supo aquellas cosas más exçellente que alguno de los profetas e aun que los ángeles,

porque no solo huvo sçiençia e sabidoría por hinto concriado en el alma, como Adán e

los ángeles, mas por hintu e luz infusa13, como en los santos por graçia alunbrados, mas no

huvo sçiençia acquisita e alcançada por trabajo y exerçiçio de estudio como los filósofos, e

aquesto por su inperfecçión.

El modo quinto de la sabidoría de Fijo mío fue por gloria. E por esta manera supo

todas las cosas finitas por notiçia actual; mas por notiçia e sabidoría habitual supo las

cosas infinitas exçessivamente. El primero conosçimiento huvo como Dios; el segundo,

como honbre; por el terçero como caminero; por el quarto se huvo como alumbrador;

por el quinto como comprehensor.

Cómo la Condessa desseosa de saber pide a la gloriosa Virgen estillo más plano de su fablar

Muy exçellente Señora, plega a la vuestra magnifiçençia virginal de un poco

inclinar el alto e muy dulce estilo de vuestra sapientíssima eloqüençia, por que mi rudeza

goze alguna cosa della con que mi alma resçiba alguna consolaçión e se abive más mi tibia

devoçión.

Cómo la Virgen gloriosa satisfaze a la Condessa

Las cosas intellectuales por su pureza desdeñan a las cosas corporales que caen so

los sentidos e no quieren que los sesos las vean ni sientan ni se les muestran sino de

alexos. E mira |[214v] cómo çierto es que la rosa es colorada e olorosa y es stítica. El ojo no

cognosçe de la rosa sino la fermosura de los colores, porque es mezclada de blanco e

colorado; pero el ojo no conosçe el olor de la rosa ni el sabor de aquella. El olfato, que es

la virtud oletiva, siente e cognosçe el olor, mas no juzga ni siente el color ni el sabor. El

gusto cognosce el sabor de la rosa, que es estíptico, mas no siente ni cognosçe cosa ni

siente el gusto de color ni de olor. Mira cómo los sentidos negoçian çerca de la rosa

segúnd sus propiedades, cada uno segúnd virtud, mas ningúnd sentido cognosçe ni siente

la sustançia de la rosa, sobre la qual son asentadas aque[l]las tres propiedades: color, olor e

sabor, mas el entendimiento solamente conosçe la sustançia segúnd su esençia. E dize que

13 El sustantivo hintu, también la forma anterior hinto, en el manuscrito h�tu, parece el resultado del participio latino

del verbo Indo (‘meter’), inditum, -a, -um, al que se le habría añadido una h- no etimológica. Es término utilizado en la Teología medieval; así, en torno a la cuestión sobre la scientia indita vel infusa animæ Christi discuten santo Tomás, Summa, p III, q 11, y san Buenaventura, Quaestiones disputatæ de scientia Christi. Aquí el «hinto concriado en el alma» se refiere a la lumen inditum, que es el conocimiento innato en el hombre, mientras que ese otro «hintu e luz infusa» es el lumen infusum que Dios puede introducir en el alma del hombre en cualquier otro momento.

344

la rosa es una cosa sustancial revestida de aquellas e de otras qualidades acidentales. E ya

te dixe que las cosas altas de la fe más están en el creer que en el conosçer.

Cómo la gloriosa Virgen torna al propósito

Mira bien e escucha, que ya te dixe que la sabidoría del mi Fijo, quando era aún en

mi vientre Dios e honbre, tres maneras tenía de sabidoría. Una era eternal por parte de la

divinal sustançia suya; otra era spiritual e infusa e temporal por parte del alma; la terçera,

humanal, e aquesta respecto de la carne, por la qual conversaría en medio de la gente.

Por la primera, sabidoría eternal. E aquesta fue una sçiençia en tres perssonas,

porque como Padre e Fijo e Espíritu Santo son una essençia, así son una sapiençia. E por

esta sabía mi Fijo en el vientre mío todas las cosas ante quel mundo fuesse criado, e

quántos avían de ser salvos, e quántos dapñados e quáles e quién, e los nombres e los

gestos de todos e de cada uno. E antes que el mundo fuesse criado, propusso de a- |[215r]

dreçar logares convenientes: para los creyentes e obedientes aparejó logar de gozo e plazer

e de bienaventurança; e para los descreýdos e rebelles, mazmorra e cárcel de tristeza e

miseria e malandança de fuego e pena perpetua. Desto el mi devoto sant Pablo,

escriviendo a los romanos, capítulo octavo: «A los que primero cognosçió, aquellos

antemano ordenó que fuessen conformes a la ymagen del Fijo suyo»14; quiso dezir que los

creyentes, para se salvar, que avían de ser conformes en la vida al hombre, Fijo suyo.

Baste a ti por agora quel glorioso Fijo mío aún no era nasçido e ya era de sabidoría

eternal complido. E allí supo quantas cosas Dios crió e pudo criar aunque no las criasse. E

aquesta es la primera sabidoría suya. Pues, ¿no te paresçe que mucho devía yo pensar en

tal Fijo e dessear su nascimiento?

La segunda sabidoría suya fue temporal e infusa, esto es, que Dios en el

entendimiento del alma del Fijo mío, en el punto en que fue criada, influyó e derramó

sabidoría e sçiençia claríssima, ca lo fue claramente mostrando quántos ángeles cayeron

con Luçifer del çielo e quántas cáthedras e sillas avía de reparar, e quántas almas de los

Santos Padres eran en el linbo de librar por él, e quántos avía de sacar del purgatorio, e

quántos niños çircunçisos avía de salvar, e quántos por el baptismo se avían de purificar, e

quantos por la penitençia se avían de santificar, e quántos por martirio se avían de

coronar. Estas cosas todas supo el alma del Fijo mío antes que naçiesse. E razón fue que

14 Rom 8, 29: «Nam quos praescivit, et praedestinavit conformes fieri imaginis Filii sui».

345

así fuesse porque todos los efectos que se han de produzir por alguna causa antes están

virtualmente en la causa que se produgan en efecto.

La Condessa

No entendí bien esso poco.

La Virgen

¿No sabes tú que la brosladera, si ha de fazer algunas lavores de oro e seda, que

aquellas lavores primero que las faga las |[215v] tiene debuxadas en el alma? Así, un alvañí,

si ha de fazer unos palaçios, primero piensa las salas, las cámaras, los retretes, los

corredores antes que las faga. Ergo aquellas cosas que ha de fazer, primero que se fagan,

están en la virtud e arte del alvañí o en la memoria de la brosladera. Por essa razón, por

quanto el glorioso Fijo mío, estando en el vientre por nascer, quiso Dios Padre mostrarle

los reparos e obras que avía de fazer primero que los fiziesse, e luego que yo le conçebí, le

dixo Dios Padre así: «Fijo mío, estas cáthedras vazías nunca serán reparadas fasta que vós

seáys asentado en cáthedra en que seáys escarnesçido e burlado; e como Rey adorado por

escarnio e corona de espinas e púrpura e caña por ceptro de burla en la mano. Fijo mío,

¿plázevos de sofrir estas cosas por que sean reparadas estas sillas?». Respondió: «Sí, Padre

mío». Mostrole luego el linbo e las almas de los Santos Padres, e díxole: «Fijo mío, estos

Padres que aquí son, nunca de aquí serán librados si vos primero no soys preso e no

posierdes por ellos el alma vuestra que desçienda aquí por ellos. Fijo mío, ¿plázevos de

fazerlo así?». Respondió: «Sí plaze». Mostrole, lo terçero, las almas que padesçían en el

purgatorio en aquellas terribles penas, e dixo: «Fijo mío, estas almas no serán de aquí

libradas si vos en la carne vuestra no sofrierdes fuertes penas. ¿Plazervos ha sofrir?». «Sí,

Padre mío». Mostróle, lo quarto, los niños que morieron çircunçisos e morieron sin obras

meritorias: «O, Fijo mío, estos niños15 nunca avrán gloria si vos, siendo niño como estos,

no sofrierdes el dolor de la çircunçisión e no derramardes en ella vuestra sangre en señal e

preçio de su redenpçión. ¿Plaze a vos de lo fazer así?». Respondió: «Sí, Padre mío». |[216r]

Luego le mostró, lo quinto, aquellos que por agua de baptismo avían de ser purificados, e

díxole: «Fijo mío, estos todos que tú vees nunca serán salvos si tú primero no fueres

bañado e baptizado en tu propria sangre. ¿Plazerte ha esto?». Respondió: «Sí, Padre mío».

15 En el original estos ni vos.

346

Mostrole, lo sesto, todos los que por penitençia se avían de salvar, e díxole: «Fijo mío,

estos por mucha penitençia que fagan nunca se salvarán si vos primero por ellos no

fizierdes penitençia orando, llorando, velando, ayunando e bien obrando. ¿Plazervos ha

desto?». Respondió: «Sí plazerá, Padre mío».

Lo séptimo, mostrole los mártires del Viejo Testamento e los que avían de morir

por martirio en el Nuevo; e díxole: «Fijo mío, estos que morieron por la verdat e aquestos

que por ella ansimesmo morirán, nunca se salvarán si vos no sofrís muerte e no

derramardes vuestra sangre por ellos. ¿Plazervos ha de morir por ellos?». Respondió: «Sí

plazerá, Padre mío». E aquí se cumplió lo que mi Fijo dixo al Padre el Jueves de la çena:

«Padre, acabé la obra que me diste que fiziesse»16; e lo que dixo Ysaýas: «Ofresçiosse a

fazer estas cosas porque quiso»17; e la profeçía de Zacharías en seso místico de los siete

ojos en la piedra (Zacharie caº. 3º): «Oe tú, Jhesús, grand saçerdote, tú e los tuyos que están

delante de ti»; síguesse: «Ahé, que yo traeré al mi serviente naçiente que ahé que la piedra

–esto es, la sabidoría de su Passión– sobre una piedra siete ojos son»18, que son estos siete

grados de sabidoría fundados en la Passión suya, que fue un fuerte fundamento de nuestra

salvaçión, como una piedra preçiosa fundada en fundamento, como dixo Dios por

Ysaýas, capítulo 28º19, e san Pablo en la carta segunda que embió a los corinthios, capítulo

3º: «No puede ninguno poner otro fundamento sino aquel que |[216v] puesto es, que es

Jhesú Christo»20, en el qual fue fundada su Passión porque la piedra Christo era, como

escrive san Pablo a los corinthios, capítulo Xº21.

La terçera sabidoría del mi glorioso Fijo fue que la ovo por sentimiento después

que nasçió e por experiençia de las cosas, la qual supo primero por theórica o

especulaçión. E tal sabidoría en nosotros acquisita tiene defecto por sí mesma e por nos,

empero en el mi Fijo no tuvo defecto ninguno. Quiérote dar un enxemplo: ¿Tú no has ya

oýdo cómo la Yglesia llama al Fijo mío Sol de justiçia? Pues mira que así como el sol en sí

mesmo siempre tiene complida luz, ante que nazca en oriente e después al mediodía, al sol

puesto. Siempre es lleno de claridat en sí, empero vosotros no lo veis así, ca de noche no

vos alumbra e, quando nasçe, alumbra, mas no tanto, e cresçe su luz desde que nasçe fasta

el mediodía quanto al mundo, mas quanto a sí mesmo tan lúçido es a la mañana como al

mediodía e de noche como de día. Así, el Fijo mío en el su saber tan perfecto fue ante que

16 Al margen: Io.17 c. (Io 17, 4: «Opus consummavi, quod dedisti mihi ut faciam»). 17 Al margen: Ysae. 43.c., pero no encuentro la cita exacta. 18 Zach 3, 8 y 9: «Audi, Iesu, sacerdos magne, tu et amici tui, qui habitant coram te [...]. Ecce enim ego adducam servum meum

orientem. Quia ecce lapis quem dedi coram Iesu. Super lapidem unum septem oculi sunt». 19 Is 28, 16:«Ecce ego mittam in fundamentis Sion lapidem, lapidem probatum, angularem, pretiosum, in fundamento fundatum». 20 1 Cor 3, 11: «Fundamentum enim aliud nemo potest ponere praeter id quod positum est, quod est Christus Iesus». 21 1 Cor 10, 4: «Petra autem erat Christus».

347

nasçiesse como después, pero cresçió su fama e su sçiençia e sabidoría e su hedat de día

en día, e de hedat en hedat delante de Dios e de los hombres, como dixo sant Luchas,

capítulo segundo: «Jhesú aprovechava e cresçía en hedat e graçia e sabidoría açerca de

Dios e de los hombres»22. E sant Pablo dixo a los hebreos, capítulo quinto: «Çiertamente,

como fuesse Fijo de Dios, deprehendió, de las cosas que padesçió, obediençia, e ya

muerto por cruz fue fecho a los sus obedientes e creyentes todos causa de salvaçión

eternal»23. E dixo el Señor: «Las ovejas mías oyrán la boz mía»; esta boz es la audiençia de

vuestra creençia e la seqüela de oyendo la boz de Jhesú Christo, creyéndole e seguiéndole

por obediençia, magnifiesta por experiençia quáles son las ovejas de Jhesú Christo.

Esto baste a lo primero en que |[217r] dudaste, cómo el Fijo mío fue sabidoría;

porque así como la cosa muy bella le llaman beldat, e cosa muy fermosa le llaman

fermosura; e al sol por ser fuente de claridat le llaman luz, así al Fijo de Dios e mío por ser

fuente24 de sabidoría infinita es llamado sabidoría. Y el mi Fijo en el Evangelio dixo por sí

mesmo: «La sabidoría juzgada es de sus fijos»25; e dixo el Sabio: «La palabra de Dios, que

de carne se vestió, fuente de sabidoría es en las alturas», en el Ecclesiástico, capº Iº26. E

David dixo a Dios Padre: «Acerca de ti es la fuente de la vida e nós veremos luz en la luz

tuya»27.

Cómo la gloriosa virgen responde a la Condessa de su segunda duda

Viste la consideraçión primera, cómo el Fijo mío fue sabidoría divinal, agora,

segundamente, te quiero dezir cómo ante que de mi vientre nasçiesse salió de la boca

paternal, en lo que dize la cançión: «¡O, Sabidoría que de la boca del Altíssimo saliste!».

Sepas, Condessa ançilla devota mía, que el glorioso Dios tan sinzillo es en sí, que no ha

cosa en Dios que no sea deidad e sustançia de Dios; e por esso la mano de Dios es e su

deidat e su sustançia e essençia suya. E por quanto Dios Padre, entendiendo a sí mesmo,

engendra al Fijo suyo, que llaman Verbo los letrados, e como la palabra tuya que

entendiendo conçebiste en tu ymaginaçión e, quando fablas, la pares por la boca, así Dios

Padre, entendiendo a sí mesmo, conçibe de sí mesmo al Verbo, e, quando fabla, le pare

por la boca que es su deidat. E, así, el Fijo de Dios nasçió de la boca Dios e salió de su

22 Lc 2, 52: «Et Iesus proficiebat sapientia, et aetate, et gratia apud Deum et hominem». 23 Hebr 5, 8-9: «Et quidem cum esset Filius Dei, didicit ex iis, quæ passus est, obedientiam: et consummatus, factus est omnibus

obtemperantibus sibi, causa salutis aeternæ». 24 A partir de aquí el copista repite y anula: claridat le llaman luz asi al fijo de dios e mio por ser fuente. 25 Lc 7, 35: «Et iustificata est sapientia ab omnibus filiis suis». 26 Eccli 1, 5: «Fons sapientiæ verbum Dei in excelsis». 27 Ps 35, 10: «Quoniam apud te est fons vitæ, et in lumine tuo videbimus lumen».

348

sustançia como la tu palabra sale de la boca tuya. E por esso dixo la cantilena: «¡O,

Sabidoría, que saliste de la boca del muy Alto». Sobre aquesta consideraçión que agora

oýste fundava yo aquel día |[217v] primero esta que oyrás mui presto consolaçión.

Mira que dos salidas fizo el Fijo mío: una eternal, e desta fablaré primero; otra fizo

temporal de mi vientre virginal. Çerca de la salida del Padre, sepas quel mi glorioso Fijo,

segúnd mi contemplaçión, salió del su santo Padre como sale del fuego el resplandor o

sale el rayo del sol para alumbrar los coraçones oscuros de los veros creyentes, como dixo

san Juan en el capítulo primero: «Era luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene

[en]28 este mundo»29; e aquí mundo se entiende por el estado de la Yglesia, que alimpia e

monda las almas de las hezes de los pecados, en espeçial por el sacramento del baptismo e

de la santa penitençia. E contenplava cómo Ysaýas por seysçientos años ante que yo

conçibiesse lo avía ya dicho en el capítulo LXIIº: «Por amor de Sión no callaré ni çessaré

por Jherusalem fasta que el su justo salga como resplandor para nos alumbrar e sea

ençendido como hacha para nos inflamar»30. El Fijo mío era este resplandor, e dixo a sus

disçípulos por sant Juan, capítulo XVII: «Vos me amastes e creýstes que salí de Dios»31;

esto dixo la noche de su pasión: «Salí del Padre por eternal generaçión e vine en el mundo

por temporal encarnaçión; e agora dexo el mundo por mi muerte e passión, e vo al Padre

por mi resurreçión e ascenssión»32. Mira, Condessa, en qué me ocupava aquel día

contemplando e me ocupando contemplava.

Ítem, salió ante de su Padre que de mí, su Madre, como sale la sabidoría del

sabidor para governar todas las cosas. Como dize el sabio Eclesiástico en el capítulo

XXIIII, en perssona de la Sabidoría e Fijo mío, dixo: «Yo de la boca del Altíssimo salí

engendrada antes [...]»33. E mi hijo Juan evangelista vido en34 revelaçión al Fijo mío en

medio de siete candeleros de oro; e vido cómo de |[218r] su boca salía una espada de ambas

partes aguda35; e aquesto era para defender a los fieles creyentes, e para destruir a los

malos perseguientes. E así lo dixo el propheta Micheas en el capítulo quinto: «De ti saldrá

a mí un duque que rija el pueblo mío, Israel, e la salida desde los días de la eternidat»36.

28 En el origjnal, viene �ste mundo. 29 Io 1, 9: «Erat lux vera, quæ illuminat omnem hominem venientem in hunc mundum». 30 Is 62, 1: «Propter Sion non tacebo, et propter Ierusalem non quiescam, donec egrediatur ut splendor iustus eius, et salvator eius ut

lampas accendatur». 31 En realidad Io 16, 27: «Pater amat vos, quia vos me amastis, et credidistis, quia ego a Deo exivi». 32 Parafrasea Io 16, 28: «Exivi a Patre, et veni in mundum: iterum relinquo mundum, et vado ad Patrem». 33 El papel está tan deteriorado que me es imposible leer parte de una línea, que debe completar la cita de Eccli 24,

5: «Ego ex ore Altissimi prodivi primogenita ante omnem creaturam»; es decir, lo que falta será de toda criatura. 34 jerusalem, aparece anulado a continuación. 35 Ap 1, 16: «Et de ore eius gladius utraque parte acutus exibat». 36 Mich 5, 2: «Ex te mihi egredietur qui sit dominator in Israel, et egressus eius ab initio».

349

Contenplava37, lo terçero, cómo el Fijo mío salió de la boca del su padre como sale

un grand río caudal de una fuente perenal para dar abastança de muchas graçias, el qual

dixo por el Sabio: «Yo, así como el río Dorix e como aguaducho, salí de paraýso»38. Dorix

quiere dezir melezina de39 generaçión. Aqueste es el Fijo mío por generaçión; vino en este

mundo enfermo como médico para melezinar nuestras enfermedades; e el doctor sant

Augustín dixo, fablando del mi Fijo: «Grande vino del çielo Físico porque grande enfermo

yazía por todo el mundo». E por esso quantos eran los enfermos tantas eran las açequias e

canales que salían de aquel río Dorix, que era el mi Fijo, de graçias e sanidades para sanar

a cada uno. E dezía sant Lucas en el sesto capítulo: «Toda la gente avía gana de le tocar

porque virtud salía del que a todos sanava»40. Un arroyo yva a los çiegos, otro a los sordos,

otro a los tollidos, otro a los paralíticos, otro a los leprosos, otro a los ydrópicos, otro a

los enfermos de hiebres, otro a los lunáticos, otro a los epilénticos, otro a los demoniados,

e así de qualesquier enfermos. E yo en mi contenplaçión mirava estas cosas antemano que

mi Fijo nasçiesse e las feziese; e aquesta delectable contenplaçión acrescentava mi desseo

e cresçía mi afecçión para ver nasçido al glorioso Fijo mío.

Agora te quiero dezir de la salida tenporal que fizo el Fijo mío del mi vientre

virginal en quanto salió honbre, en el qual nasció tan bien el Fijo de Dios vestido de

humanidat. E tuvo tres maneras en la salida segunda, otras que en la |[218v] primera.

Primeramente salió como peregrino a esta mundana e humana converssaçión e sana

doctrina e santa41 predicaçión, como dixo Ysaýas en el capítulo segundo: «Saldrá la ley de

Sión e la palabra del Señor saldrá de Jherusalem»42. Bien sabes tú como el Fijo mío dio al

mundo ley nueva por la predicaçión de sus apóstolos; e salió esta ley de Sión e la

predicación de Jherusalem. E los santos apóstolos la oyeron de la boca de Dios e hombre,

mi glorioso Fijo. E como yo, por la sancta Escriptura, sabía que tales como estas el Fijo

mío avía de poner en essecuçión, contemplávalas e delectávame en ellas como si las

mirara de mis corporales ojos.

Contemplava, asimesmo, su salida de mi vientre como un novio graçioso, fermoso

e apuesto sale del tálamo suyo vestido e adornado de ropas de bodas. Desta salida dixo

David en el salmo XVIIIº: «Y aquel –es a saber, Sol de justiçia– será como el esposo que

37 el fijo mio, anulado a continuación. 38 Eccli 24, 41: «Ego quasi fluvii dioryx, et sicut aquaeductus exivi de paradiso». 39 coraçon, se anula seguidamente. 40 Lc 6, 19: «Et omnis turba quaerebat eum tangere: quia virtus de illo exibat, et sanabat omnes». 41 converssaçión, anulado a continuación. 42 Se basa en Is 2, 3: «Quia de Sion exibit lex, et verbum».

350

proçede e sale del su tálamo del çielo; somero la salida d’Él, e la buelta e su tornada fasta

en somo d’Él, e no ha quien se absconda de la calura d’Él»43.

Terceramente, la salida e nasçimiento se avía de fazer como sale un sacerdote del

sagrario a la oraçión, como sale un cavallero de su palaçio armado para pelear en su

agresión, como sale el vençedor a la coronaçión. Bien sabes cómo el Fijo mío fue

saçerdote segúnd la orden de Melchisedech44, que se ofresçió a la muerte por salvar el

humanal linage, e ordenó el sacramento del altar en que ofresçen pan e vino, de las quales

cosas los saçerdotes consagran la carne e sangre verdadera, que resçibió de la Virgen

María, la qual carne e sangre resçiben comulgando todos, buenos e malos, mas otro

cuerpo e carne mística e sangre ha real en aquel sacramento, las quales no resçiben los que

están en pecado mortal o fuera de caridat. |[219r]

Salió, asimesmo, el Fijo mío del vientre virginal como un cavallero adornado de su

arnés humano para pelear contra Satanás, que tenía captivo al pueblo suyo por tirapnía e

señoreava todo el mundo. E deste torneo dixo después el Fijo mío: «Quando el fuerte

cavallero, puesto en armas, guarda su casa, en paz están todas las cosas que posee; mas si

otro más fuerte que aquel veniere e peleare con él e lo vençiere, tomarle ha sus armas, en

que confiava; todas las cosas e todos sus despojos partirá como le plazerá», como escrive

sant Lucas en el onzeno capítulo45.

Ítem, salió el Fijo mío del mi vientre como vençiente vençedor para resçebir

coronas, como lo vido mi sobrino en las Revelaçiones: «Ahé, que yo vi un cavallero en un

cavallo e tenía corona, e salió vençiente para vençer»46, el Fijo de Dios vestido de armas

humanas, que fueron entendimiento, memoria e voluntad, e de las otras humanas virtudes

e franco e libre arbitrio, cavallero en el alvo e blanco cavallo que fue el su cuerpo virgen e

castíssimo e puro de toda mancha e pecado, sino todo blanco lezne sin remolinos. E huvo

en la batalla mortales llagas e sus ropas fueron todas ensangrentadas e huvo muchas

coronas: yo le di una de carne, de la qual dixo Salomón en el libro de los Cantares, capítulo

3º: «Salid, fijas de Sión, e mirad e ved al rey Salomón –este fue el Fijo de Dios– que sale

con corona, de la qual le coronó la madre suya en el día de los desposorios»47.

43 Ps 18, 6-7: «Et ipse tanquam sponsus procedens de thalamo suo. Exsultavit ut gigas ad currendam viam; A summo caelo egressio

eius: Et occursus eius usque ad summum eius; nec est qui se abscondat a calore eius». 44 Cf. Ps 109, 4 o Hebr 6, 20: «Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech». 45 Lc 11, 21-22: «Cum fortis armatus custodit atrium suum, in pace sunt ea quæ possidet. Si autem fortior eo superveniens vicerit eum,

universa arma eius auferet, in quibus confidebat, et spolia eius distribuet». 46 Cf. Ap 6, 2: «Et vidi et ecce equus albus, et qui sedebat super illum habebat arcum, et data est ei corona, et exivit vincens ut

vinceret». 47 Cant 3, 11: «Egredimini et videte, filiæ Sion, regem Salomonem in diademate quo coronavit illum mater sua in die desponsationis

illius».

351

Sepas que quando el Fijo de Dios se quiso desposar con la naturaleza humanal en

el día de la encarnaçión, yo le puse la corona primera, que fue de carne; así fue el Fijo de

Dios en mi vientre çercado de carne, como la cabeça es çercada de la corona. Otras

coronas huvo diversas, de que te fablaré ayuso. Esto baste por agora de la mi

contemplaçión que fazía en la salida del mi Fijo |[219v] de la boca del muy Alto48. Estas

salidas que oýste que fizo mi Fijo, todas salieron de la boca de Dios.

Cómo la Condessa regraçia a la Virgen

Señora mía, mill cuentos de graçias sean a vuestra Merçed por estas cosas como

vuestra Señoría ha fablado sobre tan chica duda mía. Plega a la vuestra exçellente

magnifiçençia de me declarar cómo la Sabidoría, fija de Dios y vuestra, alcançó de cabo a

cabo fuertemente.

Responde la gloriosa Virgen a la pregunta de la Condessa

El glorioso Fijo de consuna con el Padre y el Spíritu Santo tan fuerte e tan

firmemente estableçieron dos cabos e fines del linage humanal, que por ninguna virtud se

podría empedir. El un cabo es en la bienaventurança de los que se an de salvar por la

graçia e misericordia de Dios; el otro cabo es en la mala ventura e andança miserable que

alcançarán en las penas infernales en el más baxo abismo que en el mundo Dios fizo. En

medio destos dos fines bive oy día todo el mundo. E supo el Fijo mío antes que de mí

naçiese quántos se salvarían de los padres santos, e quáles e cómo e por qué vía; e así de

los patriarchas eclesiásticos, cardinales, arçobispos, obispos e abades, clérigos e religiosos;

así de los emperadores, reyes, prínçipes, infantes, duques, maestres, marqueses, condes e

cavalleros, etc; de todos los estados humanos, quántos e quáles e por qué manera se avían

de salvar, así varones como hembras; e para esto ordenó el Gloriosíssimo e santíssima

Trinidat con mucha suavidat no faziendo a ninguno fuerça ni premia, mas anduviesse por

las carreras que a cada uno fuessen más alegres e más plazenteras, como lo dize el

Sabidor: «Delante del honbre puso el Señor bueno y malo, muerte y vida, fuego y agua, a

qualquisiera estienda la mano49 suya»50. ¿No miras, |[220r] fija Condessa, quánta suavidat la

48 A continuación ca, anulado. 49 En el original, mayo. 50 Eccli 15, 17-18: «Apposuit tibi aquam et ignem, ad quod volueris porrige manum tuam. Ante hominem vita et mors, bonum et

malum».

352

sabidoría divinal, essençial de la Santa Trinidat e la sabidoría perssonal, ca es el Fijo mío,

no se pudo mejorar?

Pregunta la Condessa

Muy magnífica Señora mía, grandíssima merçed de tanta suavydat fue a los

hombres fecha çierta poner en mano de la criatura, sin le fazer fuerça e premia, la

salvaçión suya. Mas no declaró vuestra muy esclaresçida Señoría qué carreras dispuso la

sabidoría fija vuestra por do passearían o ha de passear los unos a salvaçión e los otros a

dapnaçión. Vuestra exçellentíssima virtud me quiera fazer saber qué carreras son aquellas

por que yo sepa qué escoger.

Responde la grand Señora

Bien sabes tú que aquellos que dessean presto llegar al logar que mucho han gana

preguntan por menudo con estudio diligente por las sendas e carreras por las quales

pueden yr a do quieren más aýna; e si les dixeren cómo las carreras que han de tener son

angostas como atajos e que tienen ásperas condiçiones e no tienen sino templadas

provisiones e peligros de ladrones, e son çiertas e contra la man derecha, e no pueden por

ellas ni aun locos errar, como dixo Ysaýas: «Esta es la carrera: andat por ella ni salgáys

della a la diestra ni a la sinistra»51, e dize más: «Esta es la carrera del Señor e será llamada

vía santa»52. E predicando el glorioso Fijo mío desta carrera, dixo: «Entrad por la puerta

estrecha e angosta»53. ¡O, cómo es angosta y54 estrecha e apertada carrera la que lieva a la

vida! E pocos son los que la fallan. Bien sabes que, quando alguna gente va en romería e

han de sobir algúnd puerto, todos comúnmente suben por el camino real, e los esforçados

suben por los atajos e más aýna, porque suben por las sendas más derechas e más

estrechas, los quales ya están folgados quan- |[220v] do los otros llegan. Ya oíste las

condiçiones de las carreras de paraýso, agora te diré quáles e quántas son aquellas.

La Condessa

Eso es, Señora, lo que desseava saber, oír e conosçer de vuestra Señoría.

51 Al margen: 30 .c. (Is 30, 21: «Haec est via; ambulate in ea, et non declinetis neque ad dexteram, neque ad sinistram»). 52 Al margen: 35. (Is 35, 8: «Et erit ibi semita et via, et via sancta vocabitur»). 53 Al margen: mt. 7. (Mt 7, 13: «Intrare per angustam portam»). 54 Así en el manuscrito.

353

La Virgen

Tres carreras una es. La primera carrera, de ygnoçençia; la segunda carrera, de

obediençia; la terçera carrera, de penitençia. Por la primera fue la Virgen María con todos

los ygnoçentes; por la segunda sant Juan Evangelista con todos los obedientes; por la

terçera fue la Magdalena con todos los penitentes, e aquesta es carrera maravillosa.

La Condessa

Como la carrera de la penitençia sea menos digna que las otras dos, no veo razón,

Señora mía, cómo sea más maravillosa que aquellas.

La gloriosa Virgen

No miraste, mi Condessa, bien. La ygnoçençia es una carrera de aquellos a quien

Dios fizo mucha graçia que nunca pecassen. La segunda es humilldosa e virtuosa, que a

Dios obedesçió en pecados veniales. La terçera es maravillosa porque es de aquella gente

que a Dios ofendió por crímines mortales e por esso es maravillosa, porque maravilla es

salvarsse los pecadores. «El que al hombre ofende, el ombre ruega a Dios por él e Dios le

perdona, mas el que a Dios ofende, ¿quién rogará por él?», dixo Helí a sus fijos55.

La Condessa

Muy alta Señora mía, ¿qué maravilla faze nuestro Señor en la carrera de la

penitençia?

La gloriosa Virgen

Quatro son las maravillas.

La Condessa

¿Quáles son, Señora mía?

55 Al margen: 1 reg. 2º. (1 Sam 2, 25: «Si peccaverit vir in virum, placari ei potest Deus: si autem in Dominum peccaverit vir, quis

orabit pro eo?»).

354

La Virgen

Aquellas que Dios fizo quando libró al pueblo56 suyo del poderío de Pharaón.

La Condessa

Dígamelas, vuestra podero- |[221r] sa Señoría, por me fazer merçed.

La gloriosa Virgen

Salomón las escrivió en el capítulo diez del Libro de la sabidoría en esta manera:

«Llevolo por carrera mirable e fue a ellos en cobertura de día e en luz de estrellas de

noche, e traspassolos por la mar Bermeja e levolos como en seco por la mucha e fonda

agua»57.

La Condessa

Vuestra Señoría me faga esta merçed, que diga más claro aquellas quatro

maravillas, e cómo las cunple el Señor Dios en la carrera de los penitentes.

La gloriosa Virgen

Quando el Señor sacó el pueblo suyo de Egipto e lo traspasó a tierra de

promissión, quatro grandes maravillas les fizo entre otras muchas. La primera, que en

todos los58 días que duraron en el camino, que fueron más de quarenta años, los trahía

Dios cobiertos de una nuve que era tan grande que cobría toda la gente en todas sus

tiendas e almesnadas, en tal que el sol los alunbrava, mas no quemava. E aquesta maravilla

más erró en todo aquel camino, lo qual era al pueblo fatigado dulçe refrigerio59.

La segunda maravilla fue que aquella nuve, que de día les era cobertura, e de

noche les era como una nuve de fuego, no que quemasse, mas que los alumbrasse. Dime,

Condessa, qué maravilla sería a tus vasallos si sobre tu Plazençia aparesçiesse una nuve

56 Añadido al margen, por otra mano, al pueblo. 57 Sap 10, 17-18: «Et deduxit illos in via mirabili, et fuit illis in velamento diei, et in luce stellarum per noctem; transtulit illos per

mare Rubrum, et transvexit illos per aquam nimiam». 58 A continuación anulado, otros. 59 Leemos esta y la segunda maravilla en Ex 13, 22.

355

que toda la cobriesse en tal manera que el sol con sus rayos no la fatigasse e de noche

aquella mesma resplandesçiesse como fuego que la alunbrasse e no la enojasse su ardor.

La terçera maravilla fue, asimesmo, muy grande, quando los passó por medio de la

mar Bermeja a pie enxuto. En una noche lo secó el Señor en muy presto espaçio porque

en la mar avía entrado Pharaón en pos dellos; en la mañana tornaron las olas del |[221v]

agua, enbolvieron carros e cavallos e cavalleros. E quando pensaron foýr, empeçaron a

morir, e así moriendo todos que uno no escapó dellos que llevase la nueva a los que en la

çibdat estavan con la reyna60.

La maravilla quarta grande fue como las otras, passar tanta gente, bestias e

ganados sin puente, sin navíos, sin barcos, por agua tan alta e tan fonda e tanto lodo, con

niños e niñas, e donzellas tiernas e delicadas, passando sin mojarsse e sin lodo. Asaz fue

grand maravilla.

La Condessa

Muy exçellente Señora, dígame vuestra Merçed cómo fueron aquellas quatro

maravillas en la carrera de la penitençia. Esto desseo saber de la dulçe fabla vuestra.

La gloriosa Virgen

Luego te las declarara, sino que me atajaste. El desseo que tienes de saber te rebata

de las manos las riendas del escuchar e fablas ante que oyas. Agora oe y escucha. Sepas

que la muchedunbre de los pecadores criminosos puestos son so el poder e señorío del

diablo, que los angustia e aflige como Faraón a los judíos. E quando el Fijo mío los quiere

sacar a Egipto, e del estado del pecado, e trasportarlos al paraýso que tierra es de

promissión, obra en este pasage el nuestro Señor aquellas que oíste quatro maravillas,

criando en los pecadores quatro virtudes infusas por graçia del Spíritu Santo e por virtud

del sacramento de la santa penitençia. E llámansse estas quatro virtudes, en general,

virtudes cardinales.

La primera, en el propósito nuestro, es la temperançia, la qual cría el penitente

para [que] en la su prosperidat no se resuelva y regale como la manteca o la pez, mas

temple usando de sus aferes alegres, teniendo la mesura e temperança a su mano, ca

maravilla es ser los ricos deliçiosos en sus deleytes, tener mesura templada o temperança

60 El conocido episodio se narra en el capítulo 14 del Éxodo.

356

mesurada61. E así lieva el Señor a los |[222r] ricos e deleytosos o viçiosos al paraýso por

carrera maravillosa so la nuve de la temperança. Mira cómo el Fijo mío, sabidoría del

Padre, lieva a paraýso con suave disposiçión.

Ítem lieva a los tristes, a los perdidos, a los perseguidos, a los cuytados e

miserables por la carrera de la maravilla, suavemente criando en ellos la virtud de la

paçiençia. Ca tan grant maravilla es criar Dios temperança sobre los desseables deleytes de

los afluyentes, como criar paçiençia sobre los miserables, trabajos padesçientes. Paresçen

yguales estas dos maravillas. La paçiençia en los mi[se]rables es como la nuve que de

noche alumbrava a los judíos; así los tristes e miserables e penitentes críales Dios la

paçiençia que los alumbra en la noche de su adversidat, e así los lieva con suave

disposiçión por la mirable carrera de la penitençia.

Asimesmo lieva por esta misma carrera con suavidat e cría en los penitentes una

virtud de fortaleza, porque la penitençia no podría yr a la tierra de promissión sin passar la

mar Bermeja, esto es, que se esfuerçen en la Passión del Fijo mío. E así cría Dios en ellos

una virtud de fortaleza. Los elefantes en las peleas, quando les mostravan mosto de huvas

o mosto de moras, ellos pensando que era sangre cobravan coraçón e mejor entravan a la

pelea. Así, los penitentes, viendo e mirando la Passión, que fue como una mar de sangre,

cobran coraçón e pone el Señor en ellos fortaleza para caminar al paraýso por la mirable

vía.

Lo quarto, lieva la sabidoría a los penitentes con suavidat por la grande agua e

trabajosa de passar, e cría Dios en los veros penitentes una abastança de agua, que es

fuente de lágrimas, las quales deseava Geremías quando dixo: «¿Quién dará a la mi cabeça

agua e a los mis ojos fuente de lágrimas?»62. E grand justiçia es, pues el Redenptor Fijo

mío no solo derramó su sangre en remissión de los pecados, mas aun muchas lágrimas

por alcançar |[222v] perdón. Pues justiçia es, allende de mirar en la sangre suya, devemos

considerar sus lágrimas e lagrimar por nuestros propios pecados. E así se acaba la carrera

estrecha de los que van a paraýso.

Cómo regraçia la Condessa a la gloriosa Virgen

Muy esclaresçida Señora mía, quantos loores e honores se puedan estimar por las

intelligençias sean a vuestra pujante sabidoría, que tan abiertamente esclaresçió mis

61 ‘Es maravilloso y difícil de creer que los ricos, que tienden a recrearse en sus riquezas, puedan tener mesura y

templanza’. 62 Ier 9, 1: «Quis dabit capiti meo aquam, et oculis meis fontem lacrymarum».

357

tenebrosas ygnorançias. Plega a la vuestra exçellente Magnifiçençia vuestra dezir otro

poco qué suavidades pone la sabidoría en la carrera de los que van al infierno.

Cómo responde la Virgen gloriosa

El glorioso Fijo mío, Sabidoría eternal que salía de la boca de Dios Padre, dixo en

la Ley santa suya: «¡O, cómo es larga la puerta! ¡O, cómo es espaçiosa la carrera que lieva

al infierno e perdiçión! E muchos locos entran por ella»63. Sepas, Condessa, que, de mill,

los nueveçientos e noventa e nueve entran por ella, porque tanbién dixo desto: «Muchos

son los llamados e pocos son los escogidos»64.

Cómo la Condessa pregunta

Muy esclaresçida Señora mía, como sepan las criaturas que el Señor Dios las crió,

las govierna e las provehe de las cosas nesçessarias, e, si lo servieren e fueren por la

carrera que les mostró, que avrán gloria para siempre, e, de la otra parte, que el enemigo

nuestro siempre trabaja por empachar que no vayamos ni subamos a los gozos que

esperamos, mas que vayamos con él en perdiçión, e más e tantos van e tienen muchos por

la carrera de dapñaçión e tan poquillos por el camino de la salvaçión, desseo saber cómo

sea tal perverssidat en los hombres e tal travesura en ellos, [que] ussar deven de la derecha

razón65.

Cómo responde la Virgen sin manzilla a la pregunta fecha por la Condessa

Sepas, fija mía mi devota |[224r]66 Condessa, que todo el mal que retoñesçe en toda

criatura razonable tiene raýz e más çimiento en el desvío e error del padre primero, Adán,

como él desvió de la derechura que Dios en él puso, que la razón se rigiesse por la ley que

Dios le dio, diziendo: «Comerás de quantas frutas son en el paraýso, mas de la fruta del

árbol que es de la sabidoría de bien e de mal no comerás, porque aquel día que della

63 Al margen, mt 7º (Mt 7, 13: «Intrare per angustam portam: quia lata porta, et spatiosa via est, quæ ducit ad perditionem, et

multi sunt qui intrant per eam»). 64 Mt 20, 16: «Multi enim sunt vocati, pauci vero electi». 65 travesura en ellos los vssar deven; ellos, está añadido entre líneas; corrijo según el sentido de la frase. 66 Como se explica en la descripción de manuscrito en la introducción, el folio numerado como 223 está

descolocado: debería ir entre los folios numerados como 225 y 226. Además aparece primero el lado vuelto del folio. Enmiendo el error y transcribo conforme al orden siguiente: 222, 224, 225, 223v, 223r y 226.

358

comieres, muerte morirás»67. Mas el honbre bueno fizo por lo contrario: no comió de lo

que le otorgó e comió de lo que le vedó, e así pecó por desobediençia. E como la razón

fue a Dios rebelde, así la carne suya fue desobediente a la razón. E sintieron marido e

muger luego la rebeldía e oviéronsse vergüença. E cobrieron68 sus vergüenças naturales

con hojas anchas de higuera. E de allí quedó aquella rebeldía de no obedesçer la

sensualidat de la carne a la razón, e desfallesçer en el escoger de lo malo antes que lo

bueno. Mas deves pensar que ninguno escoge lo malo salvo que le paresçe bueno más que

aquello que de suyo es bueno; e de aquel nasçe el error de la voluntad, porque yerra la

razón no conosçiendo bien lo que bueno es de suyo; e ofresçe a la voluntad lo que

paresçe bueno. E la voluntad, seguiendo a la razón errante, escoge por bueno lo que la

razón por bueno le ofresçe. Quiérote poner dos o tres enxemplos por que mejor

entiendas esto que te digo.

Dos honbres han baraja e uno de aquellos tiénesse por enojado del otro. Aqueste

injuriado juzga, segúnd la injuria, ser buena la vengança del injuriante; e porque juzga ser

buena la vengança, la voluntad sigue a la razón errante e quiere vengarsse del injuriante.

Aquí erró la razón del injuriante69, ca, segúnd la ley de Dios, por la qual deven bivir los

hombres, la paçiençia es virtud e buena de suyo, ca dixo el Señor: «No quieras vengança ni

te acordarás de la injuria que |[224v] te fizieren tus vezinos»70; e dixo más: «A mí quede la

vengança»71.

Pues diré a ti que la paçiençia de suyo es buena, por ende la paçiençia salva el

hombre su alma, e por la vengança la pierde; ergo la vengança paresçe buena e no lo es; e la

paçiençia es buena de suyo. Ergo, la razón que con yra e saña juzga la vengança por buena

yerra, e yerra la voluntad que la sigue. Si es un hombre carnal, su razón juzgará que bueno

es fablar secreto a la muger, pues el Señor para aquello la crió. E así erró la razón diziendo

lo que con pasión carnal le paresçió, pero luxuriar de suyo es malo e la razón reglada por

mala la juzga, pues la voluntad que sigue a la razón passionada yerra e peca. E porque los

más de los hombres siguen a la voluntad que yerra por la razón, por tanto los más se

dapñan.

Ítem, es una perssona que ha gana de ganar con sus dineros. Bueno le paresçe

ponerlos en cambio e negoçiar con ellos e parésçele bueno prestarlos por los serviçios que

de allý le pueden venir e otras ganançias e provechos. La passión de la cobdiçia le ofresçe

67 Gen 2, 16-17: «Ex omni ligno paradisi comede. De ligno autem scientiæ boni et mali ne comedas, in quocumque enim die

comederis ex eo, morte morieris» 68 En el original, cobriaron. 69 Posiblemente sea un error del copista, porque quien incumple la ley de Dios con la venganza es el injuriado. 70 Eccli 10, 6: «Omnis iniuriæ proximi ne memineris, et nihil agas in operibus iniuriæ». 71 Deut 32, 35: «Mea est ultio».

359

estos tractos por buenos e provechosos, e la voluntad errada por la razón apassionada

escógelos por buenos. E no lo son porque la ley de Dios no quiere que por dineros

prestados resçiba gallina ni cazón ni cabrito ni ansarón, ni lavancos ni perdigón ni otra

cosa salvo lo prinçipal. E así lo dixo el mi Fijo: «Emprestad, mas no esperedes don de

algo».

Agora sabrás ya por qué las criaturas van al mal más que al bien. E muchos entran

más por la puerta larga e vía espaçiosa, que lieva al infierno, que por la estrecha e angosta

que lieva a paraýso. La causa prinçipal es por el errror de la razón errante, que juzga por

buena carrera la que buena le paresçe, e no es así.

Cómo pregunta la Condessa qué suavidades muestra la sabidoría en la carrera de los malos |[225r]

Muy esclaresçida Señora mía, agora me queda cómo la sabidoría muestra sus

suavidades a los que andan por malas vías e carreras, ca mucho me paresçe duro que las

anden ásperamente con Dios e que la su sabidoría use con él sus dulçuras e sabrosas

suavidades.

Cómo la gloriosa Virgen responde a la pregunta que le fizo la Condessa

Fágote saber, Condesa, que la sabidoría divinal es tan dulçe de su trato que a todos

es suave e blando, e las merçedes d’Él sobran a las obras suyas. Como vee algunos

pecadores soberviosos andar por los [caminos] montañosos e fragosos, va a ellos e

dízeles: «Amigos, mal camino lleváys, ca es un puerto que llega fasta el çielo e es muy

peligroso el camino; e con pequeño entrepieço o topadura de piedra e desvío del pie,

daréys convusco ayuso e moriréys. Mas fazed como yo fize: yd por el camino baxo que va

por el valle e no temeréys despeño ni caýda de alto». E dezíales: «Deprendet de mí, que

humillde só e manso de coraçón. E quien viniere en pos de mí no errará».

Otros mira cómo van por medio de las çarças e de las espinas, camino que llaga e

ensangrienta los pies; e aquestos son los cobdiçiosos e avarientos. E la sabidoría dize a

estos: «Amigos, guardatvos de toda avariçia, que los bienes desta vida no son sino abrojos

y espinas que pungen el alma e llagan la consçiençia por pecado de rapiña e de simonía, de

furto, de engaño e de malos tratos e contractos usurarios». E por eso dixo el Fijo mío:

«Bienaventurados son los pobres, ca dellos es el reyno de los çielos»72. E dize a cada uno:

72 Mt 5, 3; Lc 6, 20: «Beati pauperes spiritu: quoniam ipsorum est regnum caelorum».

360

«Yo aré tu carrera de espinas para que no puedas por ella yr al infierno como tú quieres».

Aquí se ponen espinas por pungimientos de coraçón, que [han] mayor suavidat.

Otros mira cómo van por camino lleno de çenadales e |[225v] lodo e deleznables.

Esta es la más torpe e suzia carrera que lieva los hombres a montones al infierno. Aquesta

es la carrera larga que lieva a pares e a ternos al infierno a los dos, varón e henbra, e al

tractante a las vezes consigo. Los carnales e las bestias siempre escogen andar por la

carrera más trillada e más ussada, e aquella es la más suzia e más torpe carrera: ensuziadas

son las carreras del carnal e luxurioso en todo tiempo. Ancha e suzia es la carrera que lieva

a perdiçión e muchos van por ella. A estos fabla suave e dispone e ordena la sabidoría que

salió de la boca de Dios diziendo: «Guardatvos que todo aquel que viere la muger e gana

hoviere de hablar con ella en secreto, ya fornicó con ella en su coraçón. Algunos se

castraron por el reyno de Dios, mas todos no toman este consejo. Amigos e fijos, el que la

podiere tomar, bien fará tomarla porque aquel que anda por la linpia carrera, aqueste es el

que a mí aministra»73.

Pregunta la Condessa por qué aquestos no resçiben el buen consejo que la sabidoría les da

Muy exçellente Señora mía, no puedo entender cómo aquestos no resçiben el

bueno e tan suave consejo como les da la sabidoría e no quieren bolver al buen camino

que les muestra.

Responde la glorisosa Virgen, poniéndoles culpa

Por ende, puedes juzgar cómo la sabidoría que salió de la boca de Dios terná

razón de los dapñar, pues despreçiaron tanto sus piadosas e gratas suavidades. E quiérote

dezir que en estos revesados es toda la culpa.

La Condessa

¿En qué manera, señora mía?

La Virgen

73 En esta cita se adaptan varios pasajes distintos: Mt 5, 28: «Quia omnis qui viderit mulierem ad concupiscendum eam, iam

moechtus est eam in corde suo»; Mt 19, 12: «Et sunt eunuchi, qui seipsos castraverunt propter regnum caelorum»; y Ps 100, 6: «Ambulans in via immaculata, hic mihi ministrat».

361

Porque se aparejar no quieren para resçebir la graçia que la sabidoría les ofresçe.

La Condessa

¿Cómo es esso?

La Virgen

Yo te porné agora enxenplos cómo ellos no quieren aparejarse. |[223v]

La Condessa

Señora mía, essa merçed me faga vuestra bastante Señoría.

La gloriosa Virgen responde

El enxenplo primero es si tú toviesses un joyel en la mano tuya e feziesses d’él

merçed a una tu donzella o a una estendiendo tu mano para que lo tomasse, e aquella no

solamente no estendiesse su mano para lo resçebir, mas aun mirar lo no quisiesse74, ¿qué

sentieras? ¿No te enojarías? Çierto es que sí. Mira que tales son estos de que dizes. E

queréllasse dellos la sabidoría, deziendo: «Despreciastes todo mi consejo y estendí mi

mano para vos dar mis bienes e no fue uno que lo mirasse».

Enxemplo segundo. Si tú toviesses una fuente de agua dulçe e conbidasses que

veniessen a coger de aquella fuente quanta agua quisiesse, e los que veniessen con sus

vasijas no quisiessen inclinarlas75 para inchirlas e se fuessen, ¿no los culparías? Çierto es

que sí. Así son essos de que fabla la sabidoría; conbida a los sedientos, deziendo: «Si ha

sed alguno, venga e beva, que fuente le faré en el vientre suyo. Agua biva que salte a la

vida perdurable»76. E no se quiere inclinar a resçebir el agua, la culpa es suya.

74 El manuscrito anula a continuación no te enoiarias. 75 Inclinarsse; sse, anulado. 76 Al margen: io.7.6; en realidad se adapta Io 4, 13-14: «Omnis qui bibit ex aqua hac, sitiet iterum; qui autem biberit ex aqua

quam ego dabo ei, non sitiet in aeternum: sed aqua quam ego dabo ei, fiet in eo fons aquæ salientis in vitam aeternam».

362

Enxemplo terçero. La sabidoría faze nasçer al sol sobre buenos e malos por que

alunbre a todos. ¿Sirié, si alguno çerrar sus ojos por no mirar al sol ni se quier d’él

aprovechar, cúya será la culpa sino suya?

Enxemplo quarto. Si un amigo tuyo te quiere venir a vissitar e te traxiesse cosas

preçiosas, a ti mucho nesçessarias, e llamasse a tu palaçio por muchas maneras e vezes e

no le mandasses abrir77, todos aquellos bienes que tu amigo trahía perderías e caerías de su

coraçón e amor e tú serías en culpa. Tales son aquellos de que me fablaste.

La sabidoría que salió de la boca de Dios que sale de cabo a cabo puesto que sus

fines de buena andança e de mala los estableçió en firmeza e sin mudar, empero con

mucha suavidat |[223r] dispone todas las cosas que son ordenadas aquellos fines e cabos de

buenos e malos. E como los buenos alcançan el su fin e cabo porque dan lugar a la graçia

de Dios e se mueven por los consejos de la sabidoría, e los que repunan que despreçian la

graçia e no se guían ni quieren regir por las avisaçiones de la sabidoría, alcançan por su

culpa aquella fin malaventurada e penosa para siempre.

Fabla la Condessa exclamando

¡Profundidat de la sabidoría de Dios e alteza de la sçiençia de Dios! Cómo son

incomprehensibles sus juyzios e sus carreras no se pueden bien buscar. Quiso dexar sus

actos humanos en libertad de la criatura razonable e que de aquellos actos libres les

nasçiesse sus fines inevitables, quedando Dios sin culpa de sus querellas.

Cómo la Virgen muestra a la Condessa la quinta dubda

Piénsome que algúnd tanto eres satisfecha de la quarta dubda, mas agora te quiero

enformar por qué carrera avía de venir la sabidoría, que fue la quinta dubda tuya.

Cómo la Condessa da graçias por las dudas passadas e ruega por las seguientes

Gracias sin contar e loores innumerables sean a vuestra Alteza gloriosa porque tan

bastantemente mis flacas e nescias dudas las ha vuestra claridat illustradas llenamente.

Plega a la vuestra Señoría por tal estilo plano me fable en las seguientes dubdas mías.

77 En el original, a continuación, quizá q.

363

La Virgen gloriosa prosigue

Primeramente, deves saber que las carreras de la sabidoría que salió de la boca del

altíssimo grand Señor, que son vías fermosas, e todas sus sendas paçíficas e todos sus

caminos son justiçia e verdat. E los santos oran esperando que el Señor veniesse a los

reparar de sus males. E quiérote poner aquí tres carreras mucho |[226r] nesçesarias a los

padres.

El camino primero. Vino a perdonar el mal cometido, perdonando toda injuria e

ofenssa cometida contra Él e resçibiéndolos en su graçia. E aquesto fizo quando de mi

carne se fizo Dios e hombre e juntó nuestra humanidat con la su divinidat e se fizo de

nuestra parentella. E dende vino que los ángeles cantaron en su nasçimiento quando salió

del vientre mío como novio del tálamo suyo, cantaron: «Gloria in excelsis Deo, e en la tierra

paz a los honbres de buena voluntad»78; e aquesto porque, ante que el Salvador nasçiesse,

discordia era grande entre Dios y hombre por el pecado de la desobediençia, entre el ángel

y el hombre por el empedimento de la restauraçión, entre hombre y hombre, esto es,

entre el pueblo judiego e gentil e griego, por la diversidat de la honra de Dios. Cada uno

pensava tener la mejor parte en el mi glorioso Fijo79.

E porque quitó la primera contienda que era entre Dios y el hombre, le llaman

Mediador de Dios y del hombre; e, porque paçificó la segunda contienda, le80 llaman Rey

paçífico; e, porque quitó la baraja terçera, le llaman Piedra angular. E por estas tres

paçificaçiones e concordias, besa el saçerdote quando dize missa tres vezes en el altar: en

prinçipio de la missa y en medio y en fin.

El camino segundo, que vino a pagar el debdo por la culpa original, satisfaziendo a

Dios Padre por la culpa. Tal debda era que todo el mundo pagar no la podía, no se fallava

en el çielo ni en la tierra quien podiesse abrir el libro e soltar los siete sellos d’él. Quería

dezir que ni ángel ni hombre podía fazer la redepçión del linage humanal, la qual fue

scripta en el libro de la vida desde el prinçipio del mundo, porque era nesçessario que el

Redenptor podiesse pagar e deviesse. E no era ángel ni honbre que tal podiesse fazer, por

esso fue menester que fuesse el Redenptor Dios que podiesse e honbre que deviesse; e

assí fue nesçessario que la sabidoría viniesse a conplir esta nesçessi- |[226v] dat. E por Él

78 Lc 2, 14: «Gloria in altissimis Deo, et in terra pax hominibus bonæ voluntatis». 79 Interlineados, en y fijo. 80 En el original, lle, con la primera l subpunteada.

364

solo abrió el libro e soltó los sellos quando por nosotros solo pagó lo que no devía, como

David dixo en su perssona: «Lo que no robé, entonçe lo pagué»81.

El camino terçero fue que libró al encarçelado, esto es, al linage humano, que en el

linbo está apresionado; de allí lo sacó e al çielo lo llevó. E así sabrás cómo la sabidoría

vino por caminos fermosos e sendas paçíficas. E aquesto baste.

Cómo la Condessa regraçia a la señora Virgen

Señora mía, días e noches de toda mi vida no podría servir las merçedes granadas

que vuestra Merçed me faze en me declarar cosas secretas que yo nunca supe ni creo que

perssona so el çielo me podiera dezir los secretos que vuestra Alteza me abeza tan

abiertamente, como es vuestra muy esclaresçida Señoría.

La gloriosa Virgen responde a la postrimera duda de la Condessa

Dixiste, o, mi devota Condessa, que dudavas qué prudençia sería aquella que la

sabidoría havía de abezar en la su venida. Agora es tienpo de te responder...82

81 Ps 68, 5: «Quae non rapui, tunc exsolvebam». 82 La copia queda interrumpida en medio de una columna.

365

366

TERCERA PARTE _________

ESTUDIO SOBRE EL LIBRO DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA SEÑORA

367

JUAN LÓPEZ DE SALAMANCA Y LA FAMILIA ZÚÑIGA

Datos biográficos y bibliográficos

l fraile dominico Juan López de Salamanca o de Zamora nació a finales del

siglo XIV en algún lugar entre las actuales provincias de Zamora y Salamanca1.

Hacia principios del siglo XV ingresó en la orden de los dominicos en el

Convento de San Esteban de Salamanca, donde seguramente oyó predicar a Vicente

Ferrer en su campaña por Castilla de 1411. Fray Juan López llegó a ser regente de

estudios de San Esteban, además de alcanzar el grado de maestro en Teología.

La primera parte de su vida, al menos hasta mediados de siglo, debió de transcurrir

entre las actuales provincias de Zamora y Salamanca. En tierras castellanas ganó fama de

teólogo, predicador y polemista, pues participó en varios debates públicos tanto políticos

como religiosos, como un enfrentamiento público que casi al final de su vida, en 1477, iba

a sostener con Pedro Martínez de Osma y sus ideas prerreformistas sobre la confesión y

las indulgencias, y que al final no llegó a producirse. Hacia la mitad del siglo XV, quizá con

motivo del segundo matrimonio de don Álvaro de Zúñiga con su sobrina doña Leonor

Pimentel en 1454, Juan López entra al servicio de los segundos condes de Plasencia. Con

ellos, sobre todo con la condesa, doña Leonor Pimentel, se traslada a Plasencia donde

participa en la erección del convento de San Vicente de esa ciudad. Allí murió en 1479,

aunque sus obras y su prestigio le sobrevivieron algún tiempo a juzgar por los

comentarios de algunos historiadores de los siglos XVI y XVII2.

A diferencia de lo que ha ocurrido con el Libro de las historias de nuestra Señora, del

resto de sus obras se han tenido noticias casi desde el principio. Aparecen los escritos de

Juan López en un par de inventarios: el de la propia condesa doña Leonor, que data de

1468, y otro de la Catedral de Salamanca de hacia mediados del siglo XVI; de los ítems

atribuidos a fray Juan, se han conservados algunas obras, pero de otros no tenemos

ningún testimonio manuscrito o impreso. Ni en los inventarios ni en otras fuentes

1 Hernández 1978 dedicó un libro a fray Juan López. Más recientemente yo mismo he elaborado una biografía más

extensa y con amplia documentación en dos trabajos distintos: Jiménez Moreno 2003 y 2004. Remito al lector a estos estudios para más detalles y referencias; en esta ocasión me limitaré a proporcionar los datos esenciales del personaje, aunque me centraré en su relación con la familia Zúñiga y, en especial, con doña Leonor Pimentel.

2 Se trata de nombres como Gil González Dávila, Hernando del Castillo o Alonso Fernández, como señalo después.

E

368

cercanas se menciona el Libro de las historias de nuestra Señora, al menos de forma precisa,

aunque hay algunos indicios de que se pudo consignar con otra denominación.

Tras el cotejo de todos los datos bibliográficos, la relación de sus obras ha

quedado establecida, a falta de nuevos descubrimientos, en dos bloques: obras

conservadas y obras perdidas. Así, han llegado hasta nosotros cuatro obras distintas. Por

orden de redacción, la primera son los Evangelios moralizados, una colección de textos para

ser predicados o utilizados en la preparación de sermones, compuesta de tres libros,

aunque no se ha conservado el tercero, que abarcaban todo el ciclo litúrgico. La segunda

obra conservada, aunque solo su primera mitad, es el Libro de las historias de nuestra Señora,

que aquí editamos. A resultas de su enfrentamiento frustrado con Pedro Martínez de

Osma, escribió dos obras más, que se nos conservan: un tratado en castellano y otro en

latín sobre la confesión y las indulgencias.

Entre sus obras perdidas, además del tercer libro de los Evangelios moralizados y,

seguramente, del segundo volumen del Libro de las historias de nuestra Señora, hoy no quedan

dudas de que son obra de Juan López una Vida de san Vicente Ferrer, escrita también a

instancias de doña Leonor Pimentel, una obra en dos libros titulada Clarísimo Sol de justicia,

un tratado contra el Breviario Sunni del alfaquí de Segovia Iça Jedith, un penitencial y un

sacramental. Algunos eruditos de los siglos XVI y XVII le atribuyeron unas «controversias

contra judíos» así como una «Vida de santo Domingo y otras historias de la orden de

predicadores», pero hasta ahora no se han encontrado otros datos que avalen tales

atribuciones.

Juan López de Salamanca y su «Libro de las historias de nuestra Señora» en la bibliografía

De la relevancia política de Juan López a la sombra de unos personajes tan

influyentes en la Castilla del siglo XV como son los segundos Condes de Plasencia nos

hablan las crónicas de la época de Enrique IV3. De ahí, seguramente, que su fama como

predicador y polemista llegara a diversos historiadores y eruditos de los siglos XVI y XVII4.

Estas primeras obras hacen acopio de un puñado de datos sobre la vida y las obras de

Juan López de Salamanca, que serán los que luego se fueron trasmitiendo en siglos

posteriores a otros bibliógrafos5. No es sino hasta el siglo XX, de la mano de algunos

3 Diego de Valera, que también estuvo un tiempo en la órbita de Álvaro de Zúñiga, lo llama «famoso maestro en

teología» en su Memorial de diversas fazañas (ed. Mata Carriazo 1941, 115). 4 González Dávila 1648, I, 524, y II, 81-82; Castillo & López 1613, 175 y 187; Fernández 1618 y 1627. 5 Para el siglo XVIII Quetif & Echard 1719, I, 286; Antonio 1788, II, nº 792. Para el siglo XIX, Amador de los Ríos

1865, VII, 172-173.

369

historiadores de la orden de los predicadores, cuando se vuelve a prestar atención a la

figura de fray Juan con nuevos datos y nuevas aportaciones. El primero de ellos fue el

padre Alonso Getino que editó parte del Libro de las historias de nuestra Señora con el título

de Concepción y nascencia6. En la década de los setenta del siglo XX, Thomas Kaepelli incluyó

en su catálogo de escritores dominicos una entrada sobre el fraile salmantino7; y el padre

Ramón Hernández, junto a la edición de los dos tratados de fray Juan López contra las

ideas de Pedro de Osma, elaboró una síntesis de todo lo que se conocía hasta entonces8.

El mismo Ramón Hernández ha dado a conocer la figura y los escritos de Juan López en

algunos manuales y enciclopedias especializadas9. En los dos últimos decenios del siglo

XX, se dieron a conocer inventarios de bibliotecas donde aparecían algunos títulos

atribuidos a Juan López, aunque no el Libro de las historias de nuestra Señora10.

La atención y conocimiento de Juan López de Salamanca es cada día mayor, y ha

avanzado gracias a algunos estudios especializados que se imbrican en la investigación

sobre la predicación medieval que se viene desarrollando en el Seminario de Estudios

Medievales y Renacentistas de la Universidad de Salamanca, y ahora en el CiLengua11. Mi

tesis doctoral, precisamente, se defendió en el seno del SEMYR, en 1999, y en ella

procuré recopilar todos los datos sobre el fraile dominico, a confrontarlos con las fuentes

y completarlos con otros nuevos que venían a confirmar o desmentir lo que hasta

entonces solo eran notas y comentarios de eruditos y bibliógrafos de siglos anteriores12.

Si nos centramos en el Libro de las historias de nuestra Señora, el hecho de que no

apareciera en ningún repertorio bibliográfico ni inventario, al menos bajo un título

reconocible, ha contribuido a que haya sido su obra menos conocida, al menos hasta los

trabajos del padre Alonso Getino. En los últimos años, sin embargo, algunos

investigadores le han prestado la atención que la obra merece. Amancio Labandeira da

cuenta de su interés y copia algunas partes en verso13. Ronald Surtz ha estudiado el uso de

una voz narrativa femenina en un autor masculino14; Susana Camiña aborda los modelos

6 Alonso Getino 1924. 7 Kaepelli 1975, 471. 8 Hernández 1978. 9 Hernández 1967, 220-223; así como sendas entradas en Viller et al. 1932-95, IX, 1004-1005; y en Aldea Vaquero,

Marín Martinez & Vives Gatell 1987, 455. 10 Ladero Quesada & Quintanilla Raso 1981, 47-62. 11 En el terreno de la predicación medieval, por ejemplo, Pedro M. Cátedra ha atendido a alguna de las facetas más

significativas de su obra en Cátedra 1981 y 1986. 12 Jiménez Moreno 2003 y 2004. 13 Labandeira 1995. 14 Surtz 1999 y Surtz 2002, 270-282.

370

de mujer presentes en la obra: María frente a Eva y Venus, pero también María

simplemente por encima de la diosa Diana15.

Recientemente, Fernando Gómez Redondo ha dedicado en el cuarto volumen de

su fundamental Historia de la prosa medieval castellana un buen número de páginas tanto a los

Evangelios moralizados como, sobre todo, al Libro de las historias de nuestra Señora16. Por último,

Carmen Parrilla ha señalado en la obra de Juan López rasgos lingüísticos y literarios que,

en una lectura en voz alta o incluso dramatizada, estarían dirigidos a apelar a estímulos

tanto auditivos como visuales de la Condesa17. En un trabajo posterior y partiendo de

posiciones cercanas a la teoría de la recepción, Carmen Parrilla, después de analizar con

finura diversos aspectos femeninos como la presencia del cuerpo, el matrimonio o la

virginidad, considera al Libro de las historias como un «ejemplo de literatura espiritual

rotundamente orientada a la instrucción femenina»18. La más reciente aportación de

interés es la de Pedro M. Cátedra, que ha situado en la órbita de un determinado teatro

medieval algunos de los pasajes versificados de nuestro texto19.

Los Zúñiga de Plasencia y fray Juan López

Como hemos adelantado más arriba, Juan López estuvo al servicio de don Álvaro

de Zúñiga, segundo conde de Plasencia, y fue confesor de su segunda mujer, Leonor

Pimentel. Don Álvaro de Zúñiga perteneció a una de las familias nobles castellanas más

influyentes en la vida política del siglo XV. Como cabeza de su linaje desde 1453, seguirá

participando directamente en los sucesos políticos más importantes de la segunda mitad

del siglo XV. Quizá una de sus intervenciones más destacada se produce en 1465 cuando,

como Justicia mayor del Reino, en la llamada «Farsa de Ávila», es el encargado de quitar la

espada a la estatua del rey Enrique IV20; tal acto provocará un duro debate político en el

que participa Juan López. En 1469, previendo una mengua en su poder político y

económico, mostró su disconformidad con el proyecto de casamiento entre Isabel de

Castilla y Fernando de Aragón21. Además de conde de Plasencia desde 1453, también fue

15 Camiña Salgado 2005, I, 559-568. 16 Gómez Redondo 2007, 3859-3888; el profesor Gómez Redondo titula la obra como Libro de toda la vida de nuestra

Señora. 17 Parrilla García 2006. 18 Parrilla García 2007; la cita en pág. 30. 19 Cátedra 2005, 125-126, 463-470 y 613-620. 20 Recogen el episodio Mosén Diego de Valera, Memorial de diversas hañazas, cap. XXVIII (ed. Mata Carriazo 1941,

97-99); la Crónica anónima castellana de Enrique IV de Castilla, cap. LXV (ed. Sánchez-Parra 1991, II, 159-161); y Diego Enríquez del Castillo, Crónica de Enrique IV, cap. LXXIV (ed. Sánchez Martín 1994, 236-237).

21 Véase Mosén Diego de Valera, Memorial de diversas hañazas, cap. LII (ed Mata Carriazo 1941, 165).

371

duque de Arévalo desde diciembre de 1469 hasta 1480, duque de Plasencia desde 1480

hasta 1488, y primer duque de Béjar en 1488, año en que muere.

Don Álvaro se casó con doña Leonor Manrique en 143122, pero en 1453 o 1454

ya estaba casado con Leonor Pimentel a juzgar por un documento de Enrique IV que deja

claro que este segundo casamiento de D. Álvaro se hizo en vida de Juan II23. En efecto,

Leonor era sobrina y ahijada de su esposo. Los padres de Leonor fueron Juan Alfonso

Pimentel y Elvira de Zúñiga, hija del conde don Pedro de Zúñiga y hermana de don

Álvaro. Es más, en 1448 pasó a estar bajo la tutela de su abuelo, el conde don Pedro de

Zúñiga24. Probablemente durante la familiaridad y convivencia de Leonor entre los

Zúñiga, surgió la idea del casamiento con su tío. A la diferencia de edad entre tío y

sobrina quizá haga velada referencia Juan López en una parte de su diálogo en la que, tras

analizar los mecanismos psicológicos que pueden hacer que una mujer caiga en la

infidelidad o la resista, ponga como ejemplo a María «que seyendo niña e moça de catorze

años tuve marido viejo e cansado que nunca me conosçió»25.

Parece que Leonor Pimentel no se limitó a desempeñar un papel pasivo como

condesa de Plasencia26, sino que ejerció influencia en su marido e incluso ella misma

interviene directamente en el movidísimo contexto político que le tocó vivir. Nos lo

cuenta en varias ocasiones Alonso de Palencia, con su hostil parcialidad. Por ejemplo, al

referirse a la reconciliación entre Juan Pacheco y su antiguo rival, Álvaro de Zúñiga, a la

altura de 1465, no descarta la intervención de doña Leonor:

Sed iam compositis litibus uel seducta uoluntate uxoris, quae pro libidine coniungem Placentinum aut huc auto illuc quaqua uersum reducebat uel blandimentis colloquiorum uanisque honoribus et inani praelatione flectebat ad nutum27.

En otro momento, Palencia arremete contra don Álvaro por dejarse arrastrar por

su mujer:

22 Según recoge un documento del Archivo Histórico Nacional, OSUNA, Leg. 214, 51-3: «Capitulaciones del sr. Duque D. Álvaro el primero, hijo del sr. D. Pedro de Zúñiga, conde de Ledesma con mi sra. doña Leonor Manrique, hija del adelantado Pedro Manrique fecha en la villa de Valladolid a 25 de abril del año de 1431 ante Alfonso González, escrivano de su magestad»; así como el documento del AHN, OSUNA, Leg. 214, 51-4, que contiene un recibo por valor de 20.000 florines de oro como dote del padre de Leonor Manrique para el casamiento de su hija con Álvaro de Zúñiga.

23 El documento original se encuentra en el AHN, OSUNA, Leg. 216/5 y fue transcrito en Memorias de D. Enrique IV de Castilla 1913, nº LXIII, 211-212.

24 Según documento del AHN, OSUNA, Leg. 215/8. 25 Todo el pasaje aparece en los folios 45v-46r; además puede leerse una relación de las diez condiciones de la

mujer noble casada en los folios 77r-77v. 26 Sobre la autonomía de la mujer noble en la Castilla de los últimos siglos medievales véase el trabajo de

Quintanilla Raso 1988; a la función política de algunas mujeres medievales como Catalina de Lancaster o Leonor López de Córdoba atiende Cátedra 2003, 38-41.

27 Alonso de Palencia, Gesta hispaniensia ex annalibus suorum dierum collecta, Decas I, Lib. VIII, cap. 1 (ed. & trad. Tate & Lawrance 1998-99, 339).

372

Verumtamen illud uetus constantiae nomen Placentini coepit aboleri, quod infirmum ypocrisisque plenum quiuis prudentium uirorum iudicauisset, postquam nutu uxoris noscebatur pro libidine deducendus28.

No tengo noticia del momento en que Juan López entra al servicio del linaje. Lo

más seguro es que fuera buscado como intelectual de prestigio para hacerse cargo de la

educación de doña Leonor, de la que fue, a partir de entonces, confesor, consejero y

director espiritual; también a ella dirigió y dedicó alguna de sus obras29. La influencia

espiritual de Juan López sobre los condes de Plasencia tuvo que ser profunda –«fray Juan

López, del Orden de Predicadores, a quien respectaba mucho el conde de Plasencia», dice

Palencia– así lo demuestran hechos como la fundación del convento de los dominicos de

San Vicente en Plasencia30 o la presencia de la mayor parte de las obras de Juan López en

la biblioteca de los condes.

28 Alonso de Palencia, Gesta hispaniensia, Decas I, Lib. IX, cap. V (ed.Tate & Lawrance 1998-99, 412). Al peso

político que doña Leonor Pimentel adquiere en la defensa de su linaje y, en especial, de su hijo Juan de Zúñiga dedica valiosas páginas Cátedra 2003, 30-42.

29 Véase, por ejemplo, el testimonio de Vicente J. Antist, Vida y historia del apostólico predicador sant Vicente Ferrer: «El maestro fray Juan López de Salamanca, que fue casi contemporáneo de San Vicente, escribió su vida por contemplación de doña Leonor de Pimentel, condesa de Plasencia» (ed. Garganta & Forcada 1956, 332).

30 Gil González Dávila, entre otros, recoge la leyenda que origina la fundación del convento: «Falleció el niño maestre [que será el futuro arzobispo de Sevilla, Juan de Zúñiga] y fue tan grande el dolor y lágrimas de la duquesa que quiriéndola consolar, su confessor la dixo que hiziesse un acto de confiança en Dios y que le encomendasse a san Vicente Ferrer y que hiziesse voto de edificarle un convento. Era en aquel tiempo muy célebre la memoria deste varón apostólico. Obedeció la duquesa y puestos los ojos y corazón en el cielo, prometió a Dios, si le resucitava su niño, de fundar un convento a la memoria del Santo. Cosa maravillosa: en acabando de hazer el voto, milagrosamente resucitó su hijo, aviendo passado algunas horas que había muerto [...] Esta historia me la prestó Juan López, obispo de Monopoli, en el 3 tomo de su historia de la Orden» (González Dávila 1648, II, 81-82).

373

374

CONTEXTO ESPIRITUAL Y LITERARIO

ntes de entrar en detalles sobre las posibles fuentes de inspiración del Libro de

las historias de nuestra Señora, conviene recordar el empuje que la devoción culta y

popular a la Virgen María viene experimentando por toda Europa durante, al

menos, los tres últimos siglos medievales, seguramente a partir de los escritos marianos de

san Bernardo de Claraval o san Anselmo de Canterbury. La humanización de las figuras

de Cristo, como niño y como víctima, y María, como madre cariñosa o desgarrada, se deja

notar tanto en manifestaciones propiamente litúrgicas como en la pintura, la literatura o la

devoción popular1. Algunas de esas manifestaciones de devoción mariana llegan y se

acumulan en los breviarios como hemos tratado de ir mostrando en la edición del texto,

donde encontramos aquí y allá oraciones, lectiones, himnos tomados del oficio in Nativitate

o in Visitatione Beatæ Mariæ Virginis o bien del Commune Festorum beatæ Mariæ Virginis,

seguramente de memoria, que, por ser familiares a la devoción privada de doña Leonor,

servían de estímulo en su lectura. Por otro lado, y nos movemos todavía en el contexto

general de las coincidencias de fuentes y modelos estilísticos, una obra de amplia difusión

como De imitatione Christi, a partir del libro III adopta, igual que esta pieza de fray Juan

López, la forma del diálogo entre la voz de Cristo y la del cristiano. En este caso, es Cristo

quien asume la tarea de trasmitir al alma del cristiano sus enseñanzas, aunque también el

alma se dirige directamente a Cristo:

Ca. xii. Que los deseos del coraçón dicen ser examinados e templados. –Fijo, haún te conviene aprender muchas cosas que aún no has bien aprendido. –¿Qué cosas son essas, Senyor? –Que ponga tu desseo según mi voluntad2.

Sin necesidad de remontarnos tanto, como ya señaló María Rosa Lida en el caso

de don Juan Manuel, la influencia de la misma Orden de los Predicadores, a la que el

Infante dio numerosas muestras de adhesión durante su vida, puede explicar la inclinación

en algunas de sus obras a una veneración a la Virgen de tipo «eminentemente intelectual»

1 Amplia documentación se encuentra en los capítulos dedicados al culto mariano en Europa por Righetti 1955,

882-916; y por Capelle 1967, 813-832. 2 Cito por el incunable 2157 de la BNM con el título Cuatro libros de remedar a Christo e del menosprecio de todas las

vanidades del mundo, fol. 45r; descripción en PhiloBiblon, BETA Manid 2333; la disposición de párrafos y los guiones son míos. Otro ejemplo de diálogo en fol. 54v. Es evidente que no podemos establecer, al margen de esta coincidencia en el uso de diálogo, ninguna otra relación entre un texto como el atribuido a Thomas de Kempis y la obra de fray Juan López. Otra obra que ofrece una visión dialogada del alma con Dios lo encontramos en El Diálogo de Santa Catalina de Siena; cf. Salvador y Conde 1980.

A

375

como la que se lee en el Libro de las historias de nuestra Señora3. Con todo, este magma de

devoción mariana y espiritualidad, por sí mismo, no explica la confección de una obra

como el Libro de las historias de nuestra Señora, en el que seguramente debemos buscar

estímulos religiosos y literarios más concretos. Vengamos a los primeros.

En su análisis de esta obra de Juan López, Fernando Gómez Redondo la sitúa

acertadamente en un contexto devocional en el que se fomenta la piedad de la condesa

directamente de boca de María; pero también sirve como marco doctrinal autorizado para

explicar y defender los dogmas que corresponden a cada una de las fiestas marianas4. Para

el ámbito castellano, Gómez Redondo cita algunas obras en prosa, casi todas impresas a

finales del XV, que persiguen el mismo objetivo que la de Juan López, en especial el Título

virginal de nuestra Señora de fray Alonso de Fuentidueña5. Por otro lado, se ha señalado que

Isabel de Villena, en la parte dedicada a narrar la vida de la Virgen en su Vita Christi,

aborda para las monjas del convento valenciano de la Trinitad asuntos como el de la

concepción de María y su celebración como fiesta6. De hecho, como señala Monserrat

Piera, sor Isabel otorga a María misma el papel de trasmisora y defensora de los dogmas

marianos para dotar a su obra de auctoritas7. Juan López no solo trata de explicar los

principios doctrinales que encierran las distintas fiestas marianas, como en los casos

anteriores, sino que también se vale, como en la Vita Christi de sor Isabel de Villena, de la

voz de la propia María para defender esos principios.

Junto a este propósito doctrinal, hay que situar a la obra de Juan López en un

contexto distinto, aunque simultáneo en el tiempo. En su pormenorizado estudio sobre

testimonios que evidencian veneros entre manifestaciones poéticas y litúrgicas sobre todo

en conventos castellanos durante el siglo XV, Pedro Cátedra intuye la existencia de

relaciones, y sus consecuencias literarias, no solo entre los varios conventos de una orden, sino también entre los elementos laicos y religiosos que se entreveran en virtud de una cierta movilidad ‘social’ de carácter horizontal [...] Una sociedad que, por ahora, nos permite explicarnos la intervención de ciertos escritores cualificados en la renovación de las prácticas litúrgicas, poéticas o dramáticas a las que atendemos en este libro8.

Una de estas relaciones aflora en el llamado Cancionero musical de Astudillo; y más

concretamente en una pieza poética dedicada a la Anunciación. En ella los devotos le

3 Lida 1950-1951(reimp. 1984), especialmente 129-130. 4 «Se trata, por tanto, de instigar una ‘piadosa devoción’ y de propiciar las líneas de pensamiento que la posibiliten»,

resume Gómez Redondo 2007, 3863. 5 Gómez Redondo 2007, 3861. 6 Véase Twomey 2003. 7 Piera 2003; véase, además, Barnett 2006. 8 Cátedra 2005, 51.

376

piden a María que les declare todas las circunstancias del anuncio del arcángel Gabriel (vv.

3-6); tras responder afirmativamente a esta petición (vv. 7-10), la Virgen dedica dieciséis

coplas a narrar todo el encuentro (vv. 11-74), sin que falte una sermocinatio entre una

sorprendida María y el propio arcángel. En la copla final (vv. 75-78), una segunda persona,

ahora en singular, agradece a la Virgen su relato9:

¡Ventura, ventura, Señora, la tuya, quán buena ventura! «O, rreyna del cielo, del mundo señora, nuestra abogada e procuradora, ¿sy te pluguïesse dezirnos agora tu buena ventura?». Dezir mi ventura yo soy plazentera, pues sobre todas fue mucha más buena; Dios me la dÿo, oýdla y sabedla mi buena ventura. »En el comïenço del mundo y Adán yo fue criada en el aspecto rreal e syenpre guardada para gracia alcançar y buena ventura [...] D’u[n] continente fermoso en catar, fincó los fynojos, començó a fablar: –‘¡Albricias, albricias, o, Virgen syn par, de buena ventura! [...] ¡O, Virgen, donzella de alto saber, gracïas ofrezco a tu merecer, fazme servyr a ti con plazer, pues fe tu ventura!

Me interesa destacar que, así como en algunos conventos castellanos el uso

privado de determinados libros o ciertas manifestaciones poéticas compuestas con motivo

de alguna celebración litúrgica, como vemos en el poema anterior, evidencian un deseo de

revitalizar la espiritualidad y las prácticas devotas, la obra de Juan López también persigue

ese mismo objetivo aunque, y de ahí su interés, centrado en una dama noble como es la

condesa de Plasencia, doña Leonor Pimentel. Y quizá no solo en ella sino también en un

pequeño círculo nobiliario femenino que se aprovechara de una lectura en voz alta del

diálogo como parece sugerir la parte final de este fragmento de la propia obra:

Cómo la devota Condessa segura a la Virgen que estos secretos no los sepan varones ni devotos: Toda bendicha e graçiosa Sobreseñora sola mía, las altas mercedes que yo resçibo en las dulçíssimas fablas vuestras, las quales de mí, fija vuestra, altíssima Señoría, a las que son de mi estrado, dueñas honestas e mis donzellas las relataré, si a vos pluguiere, o reçitaré si las escriviere (fol. 35v).

9 Transcribo parte de la pieza de la edición íntegra de Cátedra 2005, 239-240, con un exhaustivo comentario en

317-331.

377

La forma dialogada es harina de otro costal. Creo, de entrada, que no es fácil

establecer algún vínculo personal, estilístico o de contenidos entre este Libro de las historias

de nuestra Señora o el propio fray Juan López con los diálogos humanistas y sus autores. Sin

embargo, resulta interesante comprobar cómo por los mismos años en su Libro de vita

beata Juan de Lucena, que sigue el De vitæ felicitate del italiano Bartolomeo Facio, utiliza un

recurso parecido al de Juan López como es el de introducir a un personaje real, Lucena

mismo, en una ficción dialogada junto a otros personajes que pertenecen a otra dimensión

distinta10. Por otro lado, nada impide pensar que Juan López se haya servido de una

tradición de diálogos sapienciales cuyas primeras manifestaciones en romance castellano

podemos encontrar durante el reinado de Alfonso X con piezas como El diálogo de Epicteto

y el Emperador Adriano o la Historia de la donzella Teodor11. Así, el Libro de las historias de nuestra

Señora parece adoptar el modelo didáctico del joven que pregunta sus dudas y el viejo

sabio que las aclara, al modo de El Conde Lucanor del Infante don Juan Manuel12. Por este

motivo, quizá, en su prólogo Juan López destaca tanto la juventud de la Condesa como la

autoridad de la Virgen:

Será la escripta lectura por manera de fabla entre dos perssonas de sexu feminino, de las quales la una pregunta como disçípula afectuosa de aprender; la otra, como maestra ganosa de enseñar e responder (fol. 1v).

Este marco didáctico en el que se cruzan las preguntas de un joven con las

respuestas de un sabio lo encontramos también en una obra cercana en el tiempo a

nuestro Libro de las historias, aunque de naturaleza bien distinta, el Tirant lo Blanc. Cuando el

joven Tirant se encuentra con un viejo caballero, el conde Guillermo de Varoique, metido

a ermitaño, se produce un cambio en la estructura discursiva: de la narración se pasa a un

diálogo en el que el ermitaño, revestido de una autoridad que Tirant percibe, le va

aclarando al joven en qué consiste la orden de caballería13. En la obra de Juan López la

sabia autoridad de María no proviene de sus años sino de su cercanía con la divinidad.

Si el modelo del diálogo sapiencial, al que volveré inmediatamente, puede explicar

el tono didáctico en la obra de Juan López, sin embargo es posible añadir otras

10 Si, como apunta Ottavio Di Camillo, el diálogo de Lucena circuló e influyó en otras obras castellanas del último

cuarto del siglo XV, no se puede descartar que fray Juan López también tuviera noticia de él en un ámbito culto como el salmantino (Di Camillo 1976, 261); es más, salen de la misma prensa zamorana de Antonio de Centenera los Evangelios moralizados y el De vita beata; sobre el diálogo de Lucena, además del libro clásico de Di Camillo 1976, 244-263, véanse los trabajos de Vian Herrero 1991; de Juan Carlos Conde en Alvar & Lucía Megías 2002, 666-669; y de Gómez Redondo 2007, 3684-3702.

11 Gómez Redondo 1998, 470-510. 12 Ronald Surtz ha señalado en la obra una doble jerarquía didáctica: por un lado, María efectivamente es maestra de

la Condesa; por otro, el propio fray Juan López, en tanto ventrílocuo del mensaje del personaje de la Virgen María, afirma su autoridad sobre la propia doña Leonor (Surtz 2002, 272).

13 Sigo la traducción castellana de 1511, caps. XXX al XXXVIII (ed Riquer 1974, 101-124).

378

motivaciones litúrgicas y devocionales, de hecho, su diálogo se estructura en torno a las

fiestas marianas. En este sentido, el profesor Pedro Cátedra cita algunos textos litúrgicos

en los que aparece la voz de la Virgen respondiendo a preguntas sobre las circunstancias

de su concepción o del nacimiento. Quizá el testimonio más cercano a nuestro Libro de las

historias sea una lectura para el oficio de maitines, que en realidad se trata de un sermón

sobre la Anunciación atribuido a san Agustín14. Además de que en este sermón interviene

con su propia voz tanto José como María, no es difícil reconocer algunos parecidos que

sin duda Juan López tuvo presentes y aprovechó. Así, cuando María describe la irrupción

del arcángel Gabriel en su retiro al tiempo que provoca su sobresalto, fray Juan sigue casi

al pie de la letra su modelo:

Luego como entró rutilante de cara e en su ropa corruscante, con movimiento mirable e aspecto pavorable, corvó sus rodillas e, corvadas sus manos delante su pecho, me saludó en esta manera: «Dios te salve, llena de graçia, el Señor contigo, bendicha tú en las mugeres (fol. 126v).

Sed Gabriel ille archangelus, facie rutilans, veste coruscans, incessu mirabili, aspectu terribili, visitavit et perturbavit me, salutavit et gravidavit, dixitque mihi: Ave, gratia plena, Dominus tecum15.

Ambos textos nos presentan a un José preguntándose confuso cómo, tras sentir el

embarazo de María, no comprueba en ella las señales propias de una mala mujer; aunque

en este caso Juan López amplifica mucho más todo el pasaje, su relación con el texto

pseudoagustino parece posible:

Mas dende a pocos días empeçó mirarme e ver. Vido mi vientre cresçer, y vile entristeçer, una vez bermegesçer, otra amarillesçer, tanto que noches e días siempre andava turbado. Una vez pensó en sí mesmo –segúnd que después me dixo– si podría en mí fallar condición de mala hembra por do podiesse concluyr no ser la mi preñez buena, faziendo conparaçiones, sacando della razones de mala muger a buena en la soscripta manera (fol 207r).

Turbatur Joseph homo justus, quod Mariam quam de templo Domini acceperat, et nondum cognoverat, gravidam sentiebat, et quam non meruerat in conjugii honore, jam haberet in confusione; secumque diu aestuans ac disputans, dicit: Unde hoc contigit? quid evenit? [...] similiter et vir qui pudoris vestimentum patri non detulerit, coramque testibus replicaverit, pudorisque signaculum non demonstraverit.

Otro testimonio, en este caso paralitúrgico, donde se aprecia la presencia de

personajes que dialogan con María lo encontramos escondido en medio de otras muchas

piezas en prosa que conforman un devocionario personal en latín y castellano compuesto

durante el siglo XV. La composición lleva por título Coplas del rosal y es fácil advertir la

conversación entre la Virgen y los cofrades del rosal:

14 El sermón, De Annuntiatione Dominica, III, aparece en la Patrología Latina, 39, 2107-2110; pero también lo

transcribe como apéndice Cátedra 2005, 609-612. 15 Cito por la transcripción de Cátedra 2005, 610.

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Pues Madre de piedad soy y de gracia conplida, el psalterio me rezad e rezando contenplad quinze actos de mi vida. Vos para sienpre reynad en el cielo muy subida, el psalterio acceptad y del Fijo recabad los gozos de la otra vida. Pues sabes que con verdad soy dicha Rosa florida, el psalterio me rezad, e rezando contenplad quinze actos de mi vida. E pues Vos days tal señal a los desta conpañía, conservad, Virgen María, los confadres del rosal16.

Con los testimonios anteriores pretendo mostrar que, por los años en que Juan

López escribe su obra, el uso de diálogos en los interviene la Virgen María no era extraño

en textos litúrgicos o devotos.

Pero, volviendo al modelo sapiencial, es posible que Juan López aproveche y

amolde la estructura dialéctica entre maestro y discípulo que le propone el Elucidarium

latino o, quizá mejor por su mayor orientación religiosa, los lucidarios castellano. Frente a

lo que ocurre con los diálogos de tiempos de Alfonso X que mencionamos más arriba y

en los que el discípulo cuestiona y pone en apuros a su maestro, con el Lucidario castellano

el Libro de las historias de nuestra Señora no solo comparte la estructura dialogada sino

también la personalidad y jerarquía de sus interlocutores. Como al personaje de la

Condesa, al discípulo del Lucidario lo definen su curiosidad y deseo de aprender así como

su capacidad para ir asimilando las enseñanzas sin cuestionar a su maestro, que responde

con autoridad y se alegra de los progresos de su discípulo del mismo modo que María17. Si

bien el origen del Lucidario castellano se sitúa durante el reinado de Sancho VI, más

concretamente a fines del siglo XIII, sin embargo la obra parece conservar su vigencia en

tiempos de Juan López pues seis de los siete testimonios se conservan en códices

copiados en el siglo XV18.

16 La composición ocupa el folio 266v del manuscrito 6539 de la BNM (descrito en PhiloBiblon, BETA Manid

3276), justo antes de explicar «La forma de la institución del psalterio llamado Rosario de la sagrada Virgen nuestra Señora» (fol 267r).

17 Los lucidarios castellanos han sido editados por Kinkade 1968; para el análisis de los interlocutores y de otros muchos aspectos me valgo de Gómez Redondo 1998, 890-912.

18 Véase Marta Haro, «Lucidario», en Alvar & Lucía Megías 2002, 836-840.

380

Aun más cercanos al propósito de Juan López que el Lucidario se encuentran los

catecismos basados en preguntas y respuestas o catecismos dialogados19. Aunque se trata

de un género aún poco atendido para el período medieval en la Península Ibérica, sin

embargo su enorme desarrollo ya en la primera mitad del siglo XVI hace pensar que se

trataba de una herramienta para la formación religiosa que contaba con una suficiente

circulación desde, al menos, la segunda mitad del siglo XV20.

Parece complicado, y quizá innecesario, averiguar si nuestra obra tomó la forma

dialogada de tal o cual género o texto concretos; nos interesa mucho más concluir que

resulta más que probable que Juan López, precisamente por estar familiarizado con el uso

del diálogo como instrumento pedagógico para la formación religiosa, adoptara esta

modalidad discursiva para su Libro de las historias de nuestra Señora.

19 De hecho un Lucidario y un catecismo anónimo comparten espacio en el ms. 101 de la Biblioteca de la Academia

de la Historia; véase Haro en Alvar & Lucía Megías 2002, 838. 20 Se puede encontrar un repertorio general de las distintas manifestaciones escritas de vocación catequética en

Sánchez Herrero 1986. Junto a una edición facsímil de un catecismo dialogado, la Doctrina cristiana del Ermitaño y niño de Andrés Flórez, Cátedra 1997 traza un breve panorama sobre la educación religiosa y los catecismos en la España de la primera mitad del siglo XVI.

381

382

PLAN, ESTRUCTURA Y CONTENIDOS

El plan general

Ya desde el principio y a lo largo de todo el Libro de las historias de nuestra Señora, Juan

López es consciente de su estructura. El prólogo anuncia el plan general de la obra,

dividida en dos libros, que, a buen seguro, han ocupado sendos volúmenes, aunque solo

se nos ha conservado el primero de ellos, que es el que hemos editado. En el mismo

prólogo también se anuncia el contenido de este primer volumen, que se divide en cuatro

partes –concepción, nascencia, encarnación y visitación–. Aunque no se ha conservado el

segundo volumen, se puede aventurar que, al menos, Juan López lo planificó, como se

deriva de sus propias palabras: «Esto baste fasta el parto, en el qual te diré muchas cosas

de Jhesú, nonbre sancto e virtuoso»1. Mucho más significativo es el éxplicit para la fiesta

de la Visitación, que, al rematar la primera parte, vuelve a proclamar que se trata del final

del primer volumen: «Acábasse la historia de la conçepçión del Fijo de Dios e, por

conseguiente, el primero libro o volumen» 2.

Interesa también destacar que en este primer volumen, tras esas cuatro partes

previstas, aparece la siguiente rúbrica: «Síguesse la muy devota e solemne fiesta de la .O.»,

cuyo contenido ocupa los folios 211v-226v, y que no aparece anunciada en el prólogo.

¿Debemos incluirla en el plan inicial o considerarla como una obra aparte? A favor de la

primera opción hay que aducir que esta sección última se integra perfectamente en el resto

de la obra; es decir, es copia de la misma mano, tiene la misma forma dialogada y el

mismo propósito. Además la rúbrica inicial emplea una fórmula parecida a la de las

secciones anteriores3. Sin embargo, en defensa de que se trata de una obra distinta,

podemos advertir que se nota un cierto cambio en el estilo. Así, en algunas partes, el

diálogo se vuelve mucho más fluido y ágil, con rápida sucesión de réplicas y

contrarréplicas; se incrementa la intención pedagógica y, por ende, los recursos

1 El fragmento se lee en el folio 144v. Además, como señalamos más arriba, es posible que la biblioteca de la

Catedral de Salamanca custodiara el segundo volumen, al menos hasta mediados del siglo XVI. 2 Se lee en el fol. 211r. Parece que, ante la falta de un título establecido para toda la obra, el copista decidió que ese

era el título general del volumen por haber empezado el texto por la Concepción. 3 Las rúbricas son, por orden, estas: «Síguesse la historia gloriosa de la Nasçençia de la Virgen María», «Comiença

la historia de la gloriosa encarnaçión de la Fija de Dios» y «Síguesse la Historia de la Visitaçión de la gloriosa Santa Ysabel».

383

analógicos; y, frente a esto, casi han desaparecido las metáforas y exclamaciones a la

Virgen, que han menudeado en el resto de la obra; en su lugar encontramos un cierto

tono escolástico. Además de estos cambios de estilo, a partir de este punto la copia

presenta otro pequeño cambio: la incorporación de la conjunción y que comparte las

funciones de nexo copulativo con el signo tironiano, que hasta ahora había sido utilizado

en exclusiva4. Además, como apuntamos anteriormente, el colofón que cierra el primer

volumen parece dejar fuera esta última sección: «Acábasse la historia de la conçepçión [...]

e, por consiguiente, el primero libro o volumen» (fol. 211r).

Así es probable que esa «fiesta de la O» no formara parte del plan inicial de la obra,

pero, por alguna razón, la copia la incorpora casi a modo de introducción a la siguiente

fiesta, que ya pertenecería al volumen segundo y que se centraría en el alumbramiento de

Cristo:

Aquellos sagrados siete días finales e postrimeros de mi virginal preñez, a los quales da prinçipio e comienço la gloriosa fiesta de mi remenbrança (fol 211v).

Creo que no se puede excluir esta última parte aunque que no se anuncie en el

prólogo5, pues es evidente que tanto por la forma como por el contenido se percibe una

continuidad con el resto de la obra. De hecho, a lo largo del diálogo comprobamos que el

autor se muestra consciente de su estructura al recordar partes pasadas o al anunciar otras

futuras6. Quizá ese leve cambio de tono percibido se deba a que la copia conservada

incorpore esa última parte redactada en un momento distinto, o que se hubiera transcrito

desde papeles del propio autor, o bien de un original exento en manos de los mecenas.

4 Es especialmente llamativa la presencia de la conjunción y en los folios 212v, 213r o 226r. 5 Así también Gómez Redondo 2007, 3887-3888. 6 Por ejemplo, en el fol. 39v adelanta: «Las semillas e aromáticas espeçias e flores odorosas las oyrás en la fiesta

terçera mía, e otras cosas que callo aquí».

384

Estructura y contenidos

Este Libro de las historias de nuestra Señora está compuesto de materiales muy diversos que

se insertan en una estructura compleja y asimétrica, donde junto a capítulos breves

aparecen otros interminables. A falta de un índice de la obra, que sería, además de

farragoso, escasamente útil, ofrezco una guía del contenido que puede hacer las veces de

índice con el que poder orientarse.

La obra comienza con un prólogo en el que Juan López en primera persona, tras

dedicar su libro a la condesa de Plasencia, Leonor Pimentel, adelanta, utilizando una

fórmula de la captatio benevolentiæ, su tosco estilo así como el plan completo de la obra,

como acabamos de ver. Cada una de las cuatro historias se subdivide en un número

variable y decreciente de capítulos y estos, a su vez, contienen un número variable de

rúbricas que introducen al personaje que va a intervenir así como el tenor de su

intervención7. Tras el prólogo y sin indicación alguna, se inicia el diálogo entre María y la

Condesa en el capítulo II. En los primeros ocho capítulos se produce un acercamiento

gradual y reverente de la Condesa ante María, quien la recibe leyendo angustias en el

interior de la Condesa, expresadas a la zaga de conocidos estilemas bíblicos que servirían

también para matizar las condiciones de la Pasión de Cristo, angustias con las que Juan

López acaso quiera referirse a las consecuencias de la actividad política de doña Leonor:

En angustias es puesta la tu alma e arde del todo tu spíritu. Tu angustia del ánimo te posee, angustia del alma te aflige; de males eres çercada e [de] coytas çircundada; congoxada de miserias; conclusa de adversidades. Jamás a ninguno mal feziste; a ninguno enpeçiste; a ninguno contrariaste; a ninguno calupniaste; a ninguno conturbaste; a todos aprovechaste; de ninguno retraýste e todos escrimen dientes bravos contra ti; todos con ojos torvos ya los guiñan contra ti; todos te asechan; todos dañan tus bienes; todos esculcan tus palabras (fols. 3r-3v).

Frente a estas preocupaciones, María insta a la Condesa para que se acoja a Dios y

le aconseja pormenorizadamente sobre la forma de conducirse en la vida como mujer de

posición elevada.

Lança de tu coraçón pensamientos curiosos [...] Desdeñe tu voluntad desseos seglares [...] Guárdate de fablar engaños [...] Andarás entre la gente humillmente [...] Sea tu conversaçión sin ofenssa de tu Dios e sin querella del tu hermano [...] Usa la rueca, menea el aspa, puebla el dechado, exerçita el

7 El número de capítulos va disminuyendo desde los cincuenta y ocho de la primera parte, los veinte de la segunda,

los doce en la tercera hasta los ocho de la cuarta. Da la impresión de que el esfuerzo por dividir cada historia en capítulos va cayendo en olvido y el autor se limita marcar como capítulos solo los bloques más importantes.

385

bastidor. Escogerás tienpo en que leas e horas çiertas en que contenples lo que leýste [...] Abre tus libros, conpón tus estudios (fols. 2r-5v).

A partir del capítulo IX, ambas interlocutoras comienzan a tratar sobre la

concepción de María hasta completar cincuenta y ocho capítulos (fols. 5v-46r). En ellos,

la Virgen explica detalladamente uno de los principios doctrinales más frecuentes en la

literatura mariana como es el de que su concepción estaba planificada por el Creador

desde el principio de los tiempos8. Después, se narra el proceso de la concepción de María

siguiendo el Liber de Nativitate Mariæ (fols. 14v-16v). Seguidamente, María dedicará todo lo

que queda de esta primera parte a explicar la que llama su tercera concepción, esto es, la

formación de cada una de las partes de su cuerpo y de su alma: corazón, pechos,

hombros, brazos, manos, cuello, boca, nariz, mejillas, ojos, orejas, cabellos, pies,

pantorrillas, rodillas, muslos, vientre y, por último, su alma. De cada parte del cuerpo se

destaca su perfección natural por medio de comparaciones con metales, flores, etc.; pero

también se va dando una interpretación moral.

La segunda parte o «historia» trata del nacimiento de María (fols. 46v-102r) y se

divide en veinte capítulos, alguno de ellos muy extenso. En buena medida, esta parte se

dedica a glosar las metáforas sobre María, tomadas de letanías, antífonas, mariales y

repetidas en libros de horas y devocionarios9. A continuación se destacan las virtudes y

perfección de María en comparación con mujeres del Antiguo Testamento o gentiles10. En

este punto es casi inevitable acordarse más del Libro de las claras y virtuosas mujeres de don

Álvaro de Luna que del Tratado en defenssa de virtuossas mugeres de Diego de Valera. Sin

embargo, creo que, al citar a mujeres del pasado con sus virtudes y defectos, el fraile

dominico, más que defender una postura profemenina como se hace en el libro atribuido

al Condestable, se esfuerza por abarcar a los ojos de doña Leonor todas las facetas de la

mujer de su tiempo: la espiritualidad, la práctica de las virtudes, pero también la belleza

física o los peligros del amor carnal. Tras estas comparaciones, la obra se centra en el

8 Podemos encontrar este mismo argumento en tratados como el Título virginal de nuestra Señora de Alfonso de

Fuentidueña: «Se nota la alta disposiçión desta tan noble tierra [i.e. la Virgen], la qual se puede considerar, antes de su criaçión, en ser real en el decreto diuino, porque el Inmenso Gouernador, sabiendo eternalmente la trayción que nuestros primeros padres avían de hazer [...] determinó, en Su alta prouidencia, hazer vna tan acabada donzella en todo, y tan agena de culpa [...]» (ed. Celdrán Gomáriz 1982, 739); pero también se lee en la poesía devota: «En el comïenço del mundo y Adán | yo fue criada en el aspecto rreal | e syenpre guardada para gracia alcançar | y buena ventura» (Cancionero musical de Astudillo, [X], vv. 11-14, ed. Cátedra 2005, 240).

9 Se compara a la aurora (fols. 47r-49v), al lucero (fols. 49v-52r), a la estrella de la mar (fols. 52r-55v), a la fuente (fols. 56r-57v), a la hierba verde (fols. 57v-58r) y al Arca de Noé (fols. 58r-58v).

10 De las primeras, Sarra, Rebeca, Lía, Rachel, Delbora, Jael, Ruth, Judith, Esther y Abigail; de las segundas, Juno, Minerva, Venus –con la que se establece un extenso contraste (fols. 61r-63v)– y Diana (fols. 63v-65r). Aprovechando la figura de Venus, Juan López advierte contra el amor humano, la coquetería o los hechizos amorosos: «Por quanto cogía hiervas verdes que usava en sus hechizos e en los que obrava nigrománticos malefiçios e fuertes, que fazía inclinar a los varones al amor de corrupçión e a los demonios prestamente conplazían porque en tal acto ganavan los dos: amada e amador» (fols. 62v).

386

nombre de María, seguramente siguiendo algún Compendium Mariæ. Tras incluir nuevas

metáforas sobre la Virgen María, sobre todo las que la identifican con el arco iris o la

estrella, esta parte se cierra con algunos detalles descriptivos sobre su infancia, que ilustran

cómo desde su nacimiento estuvo libre de pecados, defectos o humores corporales11.

La tercera «historia» se ocupa de la propia concepción de María. A pesar de que se

divide externamente en doce capítulos (fols. 102v-162r), en realidad los distintos

contenidos se integran en una divisio en seis cláusulas del evangelio de Lucas sobre el

nacimiento de Cristo (Lc 1, 26-38). Las explicaciones de la Virgen responden a diversas

dudas sobre el sentido de las palabras del evangelio12. Una de estas dudas se centra en la

condición de virgen y madre de María, lo que origina un largo excurso sobre la virginidad.

María o el propio ángel Gabriel van satisfaciendo la curiosidad de la Condesa en torno a

las circunstancias de la Anunciación o al nuevo «concepto»; esta curiosidad en ocasiones

se muestra casi como ansiedad:

Mi prudentíssima Virgen e graçiosísima Virgen, exçellentíssima sobre todas, ¿en qué acabastes vuestra fabla?, ¿en qué terminaste la embaxada?, ¿cómo respondió vuestra Merçed al ángel?, ¿cómmo expedió vuestra alteza al mensagero?, ¿qué fin dio vuestra Señoría al alto negoçio de tan magnífica mensagería? Diga la mi muy grand Señora e oyrá de coraçón la suya humillde servidora (fol. 153r).

La visita de María a su prima Isabel, según el relato de Lucas (Lc 1, 39-56),

proporciona los contenidos a la cuarta historia (fols. 162r-211r). Se trata de la parte más

narrativa de toda la obra, como anuncia el capítulo primero:

Cómo la devota Condessa suplica a la señora Virgen la istoria de la visitaçión que fizo a Sancta Ysabel [...] se atreve mi coraçón humillde a suplicar a la grandíssima dignidat vuestra quiera mostrar a la mi ygnorançia cómo fue e qué contesçió en aquella delectable de oýr e de saber e aun desseable visitaçion (fol. 162r). Esta cuarta parte se puede, a su vez, dividir en tres secciones. En la primera, María

describe algunos detalles sobre el viaje a Judea o la escena del encuentro entre María y su

11 Ni siquiera las «horruras e inmundicias» propias de los niños afectaban a María, entre ellas «sarna e tiña, lagaña e

mocos o bavas, orinar, ventar e fazer cámara por sí e por sus vestiduras» (fols. 97r-97v). 12 A estas alturas de la obra comprobamos cómo la Condesa va ganando familiaridad y confianza ante la Virgen:

«Plega a vuestra alteza e bondat a mis flacas preguntas dezir la verdat. La Virgen: –Yo virgen só, madre de amor e de verdat. Por parte del amor desecha todo temor para fablar lo que quisieres; e toma osadía por parte de la verdat: pregunta lo que bien vieres» (fol. 142r). «Aunque yo nunca lo serví ni jamás lo meresçí, que una indigna esclava de vuestro serviçio osse preguntar cosas devotas e provechosas e más que presuma de qüestionar cosas curiosas es a mí leviana osadía, pero es una tan fonda duda e só tan ganosa de la saber que su ygnorançia me da grand pena». (fol. 148v). Normalmente María accede a las demandas de la Condesa, aunque no sin advertirle del riesgo de una curiosidad excesiva: «Deves, Condessa, conoçer que la grand gana de saber, aunque sea al honbre naturalmente muy anexa, empero quiebra los cabestros e ronpe las riendas a la honesta humilldat que siempre entiende con estudio e vigilia en conosçer a sí mesma. Mas por no te avergonçar, a tu pregunta satisfaré» (fol. 149r).

387

prima Isabel usando el estilo directo y destacando los gestos de cariño entre primas13. Tras

esta escena, Condesa y Virgen se enzarzan en largas disquisiciones teológicas sobre por qué

tanto María como el fruto de su vientre son benditos (fols. 167v-175r). La segunda sección

consiste en una larga «declaración» alegórica del Magnificat considerado como un salterio de

diez cuerdas, en el que cada cuerda produce tres tonos –que son las enseñanzas de Cristo–

a los que responden otros tantos «acordes» por parte de los cristianos (fols. 175v-192r). A

partir de este punto María inicia una minuciosa descripción de los tipos y maneras de

devoción centrada en la meditación, en la oración y en la correcta disposición del cuerpo

para orar, adaptando, quizá, los modos de orar de santo Domingo de Guzmán (fols. 193v-

203r). Esta cuarta «historia» se remata con un pasaje narrativo en verso sobre los celos de

José ante el embarazo evidente de María14. Estos pasajes narrativos en verso son, sin duda,

la parte literariamente más interesante de toda la obra.

Tras anunciar el final del primer volumen, el texto sigue con «la muy devota y

solempne fiesta de la .O.» (fols. 211v-226v), esto es, la fiesta de la expectación del parto o

de nuestra Señora de la Esperanza, que, en principio, se va a ocupar de lo que pensaba y

hacía la Virgen los siete días antes de Navidad. Sin embargo, el diálogo adquiere una cierta

altura teológica para afrontar seis dudas de la Condesa, a partir del texto de la antífona «O

Sapientia, quæ ex ore Altissimi prodiisti». Esta parte se interrumpe sin haber concluido.

13 Para esta escena puede resultar útil el estudio comparativo de Barnett sobre cómo trata Isabel de Villena en su

Vita Christi algunos momentos de la Visitación frente a otras vitæ masculinas como la de Ludolfo de Sajonia o Francesc Eiximenis. Barnett llega a la conclusión de que la condición femenina tanto de la autora como de las destinatarias, las monjas del valenciano convento de la Trinidad, se nota en la elección y atención de determinadas escenas, en la mayor presencia de diminutivos o del discurso directo (Barnett 2006).

14 Una transcripción de este interesante fragmento así como algunos comentarios se leen en Cátedra 2005, 126, 464, 649-650.

388

RETÓRICA

Tras su paso por el convento de San Estaban en Salamanca, primero como alumno y

como maestro en Teología, después, podemos conceder a fray Juan López una sólida

formación universitaria, una familiaridad con la producción literaria del momento además

del acceso a una importante biblioteca como debió de ser la de San Esteban. Ahí están,

como prueba evidente de su competencia en materia retórica, sus Evangelios moralizados,

todo un completo repertorio de procedimientos técnicos y artísticos para amplificar

sermones, al menos lo suficientemente rico como para que sirviera –e incluso se editara–

de modelo a otros religiosos1. Así, a pesar de que el mismo Juan López en el prólogo

utilizando el topos de la falsa modestia, advierte que su Libro de las historias de nuestra Señora

es «más provechoso que graçioso» o que sus historias «van escriptas de estilo rudo e

grossero como de tartamudo e sciolo en la eloqüençia de las flores»; y a pesar de que la

obra persiga un propósito utilitario como es el de proporcionar a doña Leonor una guía

para la meditación y la formación marianas, sin embargo su prosa no está exenta de

ciertos méritos estilísticos que buscan, es cierto, no tanto adornar el discurso sin más sino,

a través de algunos artificios, favorecer la contemplación devota o, incluso, la simple

memorización y asimilación de determinados conceptos. No creo, por tanto, que haya una

«renuncia a cualquier grado de deleite formal»2 sino que todos los recursos formales se

supeditan a su eficacia práctica. De hecho, si escogemos al azar cualquier fragmento del

Libro de las historias de nuestra Señora, no será difícil encontrar un discurso amasado a base

de enumeraciones, paralelismos, divisiones tripartitas o cuatripartitas de raíz escolástica,

juegos derivativos...

Por otro lado, Juan López es un hombre que escribe para una mujer inventando

un diálogo entre dos mujeres3, por lo que, al igual que ocurre con la selección de muchos

contenidos y argumentos femeninos, sería de esperar que en el estilo también se dejara

notar esta misma influencia. Monserrat Piera, Albert Hauf o Martín de Riquer defienden

la existencia de un estilo femenino en la Vita Christi de Isabel de Villena enumerando

1 Un análisis de estos recursos puede leerse en Jiménez Moreno 2004, 64-69. 2 Gómez Redondo 2007, 3863. 3 Tales circunstancias genéricas en lo que se refiere a las autoridades empleadas han sido estudiadas por Surtz

1999.

389

algunos de sus rasgos característicos: diminutivos, lenguaje afectivo, temas domésticos y

cierto grado de ternura en la narración4. Sin salirse de la obra de la monja valenciana,

como vimos más arriba, David Barnett, al compararla con otras vitæ christi masculinas,

centra su análisis en el episodio de la Visitación, en el que María desempeña los papeles de

personaje y narradora por medio del discurso directo. Su estudio comparativo establece

que, tanto por el mayor peso otorgado a determinadas escenas –que podrían interesar o

emocionar más a las monjas del convento de la Trinidad– como por un más frecuente uso

de rasgos como los diminutivos o el discurso directo, el estilo de la obra de Isabel de

Villena se separa de sus congéneres. En opinión de Barnett, el motivo de estas diferencias

estilísticas no hay que buscarlo en que se trate de una obra escrita por y para mujeres sino

en que, por medio de la autoridad de María, la misma Isabel logre ante sus

contemporáneos la calidad de «autora» que por su condición de mujer, en principio, no

tenía5.

Habrá que preguntarse si en el Libro de las historias de nuestra Señora de fray Juan

López se pueden encontrar rasgos de ese estilo femenino y por qué. En este caso tenemos

un punto de comparación como es la otra gran obra del fraile dominico, sus Evangelios

moralizados. Parece claro que, frente a lo que ocurre en esta obra de carácter homilético, en

el Libro de las historias se tratan profusamente materias femeninas (joyas, afeites, peinados,

maternidad, virginidad, ejemplos de mujeres de la Antigüedad...) y no solo como asuntos

en sí mismos sino como elementos de apoyo para otras explicaciones y doctrinas. Parece

mucho más complicado concluir que el uso de metáforas, de fragmentos rimados o del

mismo diálogo se deba a que su destinataria sea una mujer6. Sin embargo, la escritura de

Juan López no pudo sustraerse al contexto femenino que rodeaba la obra como apunta

un pasaje, que ya hemos citado más arriba, en que la Virgen expresa su temor a que las

partes de su cuerpo «se relaten en corro de hombres»; la Condesa le responde,

tranquilizándola, que «a las que son de mi estrado, dueñas honestas e mis donzellas las

relataré, si a vos pluguiere, o reçitaré si las escriviere. A orejas viriles las asconderé» (fol.

35v).

El diálogo

4 Piera 2003, 110-111 y bibliografía. 5 Barnett 2006. 6 A esta conclusión llega Parrilla García 2006 y, sobre todo, 2007.

390

El primer procedimiento artístico del que se vale Juan López es, obviamente, el

diálogo didáctico. Ya vimos más arriba cómo, sin salirnos del marco cronológico

medieval, la literatura sapiencial, los lucidarios y los catecismos dialogados, más que el

diálogo humanístico, le ofrecen a Juan López un esquema didáctico basado en un

discípulo que pregunta sus dudas a un maestro que las resuelve con autoridad. Es este

modelo el más apropiado en la literatura religiosa7.

Desde el principio el autor del Libro de las historias de nuestra Señora es consciente de

estar usando un molde retórico dialogado: «Será la escripta lectura por manera de fabla

entre dos personas de sexu feminino» (fol. 1v). De hecho, podemos distinguir en la obra

las dos partes retóricas de que se compone todo diálogo didáctico: praeparatio y contentio8.

La primera, dedicada a establecer el marco y presentar a los interlocutores, ocupa en

nuestro texto los capítulos que van del segundo al quinto como muestran las rúbricas9. La

segunda parte es, naturalmente, el resto de la obra.

Ya en sus Evangelios moralizados el propio Juan López había echado mano del

procedimiento dialógico, pero mientras en estas exposiciones homiléticas se trata de un

recurso más, entre otros muchos, que se emplea para animar algún pasaje evangélico o un

exemplum, en el Libro de las historias el diálogo se convierte en su columna vertebral: en él va

encajando doctrina y devociones marianas. Gracias al molde dialogado, además, consigue

varios objetivos: introducir a la propia Condesa como personaje que habla con la

mismísima Virgen; explicar la doctrina de una forma más directa y autorizada en boca de

María; y favorecer todo tipo de exclamaciones y exhortaciones devotas. En resumen, la

ficción del diálogo directo entre la Condesa y María pretende intensificar la devoción

mariana de doña Leonor y de las posibles lectoras de la obra.

Sin embargo, el desarrollo del diálogo está condicionado por varios factores: la

propia liturgia de las fiestas marianas, el propósito didáctico y un respetuoso

distanciamiento que el mismo autor quiere mantener –aunque no siempre lo consigue–

entre ambas interlocutoras. De hecho, las rúbricas mismas, que inapelablemente

encabezan cada intervención, parecen marcar esa distancia. Se puede decir que, salvo en

determinados momentos, lo que nos encontramos no es un diálogo directo sino más bien

una sucesión de intervenciones entre las que no acaba de establecerse una conexión, es

decir, la Condesa deja su pregunta o su duda y la Virgen deja su respuesta. A veces, no

7 Así concluye Gómez 2000, 25. 8 Sigo la terminología de Carlos Sigonio en su De dialogo liber (1562), según muestra Gómez 2000, 29-30. 9 Por el orden de los capítulos son las siguientes: «Cómo la Condesa aparta de sí todos estruendos que le pueden

enpedir su intento», «Cómo la Condesa invoca a la gloriosa Virgen María», «Cómo la Condessa saluda a la Reyna del çielo» y «Cómo la gloriosa Virgen resçibió a la devota Condessa».

391

obstante, sí se produce esa conexión entre interlocutora: en ocasiones, la Condesa

interrumpe a la Virgen en medio de una explicación; otras, es María la que recrimina a la

Condesa su ímpetu. Incluso en una ocasión María, en su función de maestra, quiere

comprobar si su pupila está atenta a las explicaciones: «No creas que por olvido me

quedaron las dos razones que callé, mas por conosçer de ti e te fazer entender si miras a lo

que digo» (fol. 92v). Por último, como se advirtió más arriba, en la última sección del

códice, la «Historia de la O», nos encontramos con algunas partes donde sí brota un

diálogo más espontáneo, cercano, incluso, al discurso dramático:

La Virgen. ¿Entendiste toda la cançión que oýste? La Condessa. Bien entendí la boz que oý, mas mi entendimiento no quedó contento. La Virgen. ¿Por qué fue esso? La Condessa. Porque ynorançia me ascondió que mi alma no viesse el secreto de las palabras de vuestra cançión profunda. La Virgen. Dime tú lo que has gana de entender y yo te lo mostraré presto. La Condessa. Muchas son, Señora mía, las mis dudas que ocurrieron a mi sinple entender. La Virgen. Di quáles (fol. 212r-212v)10.

‘Similitudines’, metáforas y ‘exempla’

El uso de la similitudo, en un sentido amplio11, es muy frecuente en toda la obra de

Juan López12. Se trata de un recurso retórico básico en la predicación medieval porque

consigue hacer entender a los oyentes un determinado concepto o argumento utilizando

una analogía con algo concreto y cercano que pueda ser comprendido por ellos. Existen

muchos tipos de similitudo: desde una simple comparatio hasta analogías compuestas de

diversos términos simultáneos, que pueden llegar a ocupar largos párrafos. En el Libro de

las historias las similitudines empleadas por la Virgen intentan que la Condesa asimile

conceptos doctrinales o teológicos relacionados, sobre todo, con María. El origen de estas

analogías hay que buscarlo en algunos libros bíblicos, sobre todo el Cantar de los Cantares,

en oraciones, himnos o letanías, en la tradición patrística y exegética, sin descartar

hallazgos personales de fray Juan.

Ofrezco a continuación una buena muestra de las similitudines de la obra que no

busca ni la exhaustividad ni la clasificación tipológica, sino mostrar la cantidad y los

contenidos básicos de este amplio y proteico recurso.

10 La transcripción de las rúbricas y del texto busca intencionadamente el parecido con el texto dramático. 11 Ha estudiado y clasificado las similitudines en los sermones medievales Louis-Jacques Bataillon en varios artículos,

reimpresos en Bataillon 1993. 12 Ofrezco un catálogo de las similitudines que usa Juan López en los Evangelios moralizados en Jiménez Moreno 2004,

503-504.

392

1. María y su virginidad. Buena parte de las analogías del diálogo se lo llevan la

figura de María y su virginidad. En primer lugar nos encontramos con algunas similitudines

que explican la presencia de María en el plan divino desde el principio de los tiempos

como una obra está en la mente del albañil (fol. 9r) o, en una analogía más cercana a la

Condesa, como cuando se labran dos lazos en una almohada: mientras se hace uno, el

otro «te aconpaña en el saber de tu arte» (fol. 9r). A veces el recurso se hace más complejo

porque se multiplican sus elementos, así María no es solo comparada con el oro sino que

también sus virtudes se hacen corresponder con las propiedades del oro (fol. 19r).

Menudean, por otro lado, las comparaciones simples con la Virgen María, muchas

de ellas sacadas de las letanías. Así María es como el cuello (fol. 27v) porque une a la

cabeza, Dios, con el cuerpo, los cristianos; como la aurora (fols. 48v-49r); como el lucero

del alba (fol. 50r), la estrella de la mar (fol. 51v), la fuente (fol. 56r), la hierba verde (fol.

57v), el arca de Noé (fol. 58r); como una jarra para guardar letuario (fol. 82v) porque así

como la jarra retiene el sabor y el olor del letuario que contiene, así María retuvo en su

vientre la dulzura de Dios durante nueve meses; como una tienda o botica del Spíritu

Santo (fol. 82v), como la tierra provechosa (fol. 173r), etc.

También la propia virginidad de María se plasma en comparaciones como la

clásica de la vidriera penetrada por el rayo (fol. 110r) o como la del higo y la higuera (fol.

109v) porque así como el higo es un fruto que no se puede dividir en corteza y grano, así

la virginidad de María es indivisible; la higuera, por sus muchos frutos, viene a significar la

fecundidad de María; el color negro del higo significa la humildad y su sabor, la dulzura de

su virginidad.

Aunque no se pueden comparar ni por su forma ni por su función a las anteriores

similitudines, merece la pena destacar las abundantes comparaciones entre María, otras

mujeres bíblicas (Micol, Abigail, Rachel, Judith, Abisag) y determinadas piedras preciosas

como la perla, el diamante, el rubí, el jaspe y el electorio (fol. 65v-66v). En esta misma

línea presentan gran interés las comparaciones entre María y las diosas paganas Venus o

Diana13.

2. Cristo y la divinidad. Las divinidades del Padre y el Hijo se llevan muchas

analogías. A veces su presencia se debe a alguna relación con María, como cuando Juan

López pone a un nivel parecido a María con Cristo al compararlos a dos grandes

«lumbreras»: Cristo es el sol y María la luna y las estrellas (fol. 55r). En otra similitudo pone

a cada figura divina en su sitio: Cristo es como una gran fuente, unas ramas o una vid que

13 Ha analizado el contraste entre María y Venus en el diálogo de Juan López Camiña Salgado 2005.

393

nace, respectivamente, de un arroyo, una raíz o un sarmiento, que es su Madre (fols. 170v-

171r). Para explicar el amor que Dios profesa a María echa mano de la analogía de la

Virgen con el eje de un carro que soporta todo el peso de los pecados y vicios humanos

ante Dios (fol. 55r). La figura de Eva, que suele utilizarse como paradigma de la mujer

pecadora que además incita al mal14, se usa en paralelo a la de Adán, pero ambas en

términos positivos: si Cristo es como un segundo Adán, María actúa como una segunda

Eva redentora15.

La función de Cristo es comparada a la de un médico porque socorre a los

hombres «como visita el médico o físico piadoso al ospital de los enfermos para los sanar»

(fol. 186v); pero también Cristo es como un fruto (fol. 173r) o como un gusano: «de aquel

gusano cuya sangre quebró las piedras e redimió las almas» (fol. 171v). La divinidad, por

último, es una rueda: «Pues como la deidat sea infinita sin cabo e sin prinçipio, rueda

rodando es, cuyo çentro es en todo lugar e la çircunferençia en ninguno» (fol. 106r).

3. La oración. Como fray Juan López anima a doña Leonor a practicar la oración,

sobre todo la oración mental, además de proponerle en la parte final del diálogo un

método de oración, echa mano de algunas analogías explicativas. La oración limpia «como

la moça alimpia la casa con la escoba» (fol. 198v) y purifica como el incienso16 (fol. 199v),

pero también es escudo contra la ira divina (fol. 199v) así como un impuesto señorial a

Dios17. Sobre la forma de orar, Juan López propone comparaciones muy plásticas: el que

ora debe clamar como clama el niño que le amamanten, como clama el perrillo herido o

como clama el pueblo ante la inminencia de un peligro (fol. 200r); el que ora a Dios debe

abrir su boca «como el reumático abre la boca al ayre, e como el niño a la leche, e el pollo

abre la boca al çevo de la madre» (fols. 200v-201r).

4. Metales, piedras, animales y vida social femenina. Si hasta ahora se ha tratado

sobre los asuntos más frecuentes que son motivo de alguna analogía, conviene hacer un

breve repaso a los términos más frecuentes empleados para hacer más claros

determinados conceptos. La palma se la llevan, sin duda, los metales y piedras preciosas

con cuyas propiedades y características se compara a Cristo, a los santos o a los pecadores

(fol. 20v). Además se establece una correspondencia entre las «mineras de los metales» y

14 El contraste entre Eva y María en esta obra también es tratado por Camiña Salgado 2005. 15 Véase el fol. 111r; también en sus Evangelios moralizados Juan López dibuja una Eva redimida porque sigue el

ejemplo de María, como muestra Jiménez Moreno 2005, 30. 16 Usa el mismo símil Juan López en su Defensorium fide Christi contra garrulos preceptores: «Es la oraçión muy

satisfatoria a Dios, poque es el perfume e ençienso que Dios para si solo mandava fazer por el qual safumava e ençesava» (ed. Hernández 1978, 153).

17 «Así como el feudatario o el que tiene feudo de algún señor le deve tributo e gelo deve pagar en señal de señorío e del feudo que d’él tiene, así tú deves pagar a Dios tributo en señal del señorío por el feudo de la tenençia del cuerpo e del alma que del Señor resçebiste» (fol. 200r).

394

las «maneras de los coraçones morales» (fols. 21v-22v). La virtudes, por su parte, son

comparadas a piedras preciosas (fol. 110r).

Las imágenes con animales también son frecuentes, no solo en esta obra sino

también en los Evangelios moralizados. Sus fuentes se encuentran en una tradición que viene

de bestiarios, de enciclopedias medievales o de repertorios para predicadores. Hay

imágenes muy simples como la que compara el entendimiento de la Condesa para

comprender las palabra de María con «la vista de la lechuza al sol» (fol 43v); otras son casi

lugares comunes como la que hace comparar a los herejes con los lobos que atacan a la

Iglesia (fol 51r). También nos encontramos con algunas otras comparaciones más

complejas, como la que hace corresponder ciertos pecados con determinados animales: el

venado con el temor; el león con la soberbia; el oso con la envidia; el jabalí con la

suciedad; el lobo con la gula; el zorro con el engaño; la onça con la ira; y el ónagro con la

acidia18. De trasmisión escrita son sin duda esta dos similitudines:

Las palomas paresçen pensantes e gimen, así los males propios e agenos traen pensamientos e gemidos (fol 197v). Los elefantes en las peleas, quando les mostravan mosto de huvas o mosto de moras, ellos pensando que era sangre cobravan coraçón e mejor entravan a la pelea. Así, los penitentes, viendo e mirando la Passión, que fue como una mar de sangre, cobran coraçón e pone el Señor en ellos fortaleza para caminar al paraýso por la mirable vía (fol. 222r).

Nos encontramos también con una variante de la metáfora que identifica a la vida

del hombre con el río sin retorno: «Todos morimos e, quasi las aguas e lluvias, somos

derramados sobre la tierra, las quales jamás tornan» (fol 122r). Del mismo signo es la

comparación de la vida humana con un viaje por un mar proceloso en que la única guía es

la estrella del mar, esto es, María (fol. 52v). También se identifica al alma que puede

generar pensamientos buenos o malos con la tierra de la que pueden brotar plantas

buenas o malas (fol. 173r).

La vida social también forma parte de las imágenes empleadas por Juan López,

normalmente con algún ingrediente femenino. Así, el alma, cuando se une a la carne, es

como la hija de un rey que «posiessen en carnes en medio de muchos varones» (fol. 43v);

los afeites femeninos son como un sepulcro pintado (fol. 62v); las siete miserias humanas

son como siete hijas o siete mujeres (fol. 181v); María compara la espera de su parto

como cuando «un novio graçioso, fermoso e apuesto sale del tálamo suyo vestido e

adornado de ropas de bodas» (fol. 218v). Pero también nos encontramos con otras

referencias sociales como, cuando para explicar la necesidad de que el Señor visite a los

18 El pasaje se encuentra en el fol. 64v; también en los Evangelios moralizados usa esta correspondencia.

395

cristianos, echa mano de la figura del delegado papal que «visita tierra de los hereges para

los reduzir a la madre santa Yglesia» (fol. 186r); ante los ojos de la Condesa pinta el limbo

de los justos como un aljibe profundo (fol. 211v). Resulta algo más elaborado el ejemplo

en el que, para demostrar que la codicia es un pecado en cualquier circunstancia, usa la

imagen del que invierte su dinero, sin aparente tacha, «porque la ley de Dios no quiere que

por dineros prestados resçiba gallina ni cazón ni cabrito ni ansarón, ni lavancos ni

perdigón ni otra cosa salvo lo prinçipal» (fol. 223r).

Frente a la profusión de similitudines de todo tipo, los exempla en esta obra son

escasísimos, sobre todo en comparación con lo que ocurre en los Evangelios moralizados.

Juan López, en realidad, no necesita la capacidad de captar la atención que posee el

exemplum porque, además de ser una obra escrita para una persona en particular, ya cuenta

con toda la atención de su destinataria. Únicamente soy capaz de extraer un solo exemplum,

propiamente dicho, de entre toda la obra19. Cuenta la disputa jurídica entre la Virgen

María y un diablo sobre la posesión de un pecador que estaba soñando. Así, mientras

soñaba, el alma de un pecador fue arrebatada y llevada delante del Juez supremo. Ante las

cuatro alegaciones del demonio para quedarse con el alma del pecador, María responde

sabiamente como abogada. Al final el demonio huyó avergonzado y el hombre volvió a la

vida y se enmendó20.

La ‘compositio’ de la prosa: períodos y rimas

El estilo que domina el Libro de las historias de nuestra Señora revela que Juan López

es consciente de estar usando una prosa artísticamente elaborada. Sin embargo, si

consideramos la tendencia a colocar el verbo al final del período como uno de los rasgos

que mejor definen un estilo latinizante en una obra en prosa del siglo XV, la de fray Juan

no sigue esta tendencia, al menos del mismo modo que un Cartagena o un Valera. Si Juan

López compone su prosa siguiendo un modelo latinizante, éste no es de raíz humanística

sino más bien eclesiástica21.

Hemos repetido en varias ocasiones que este Libro de las historias de nuestra Señora

persigue un propósito tanto pedagógico como devocional: la Virgen enseña y la Condesa

pregunta, pero también se admira y agradece. Creemos que esta doble función de la obra

19 No cuento un par de brevísimas alusiones a otros tantos milagros que ocurren a Beda, al que responden la

piedras, y a San Francisco, que es entendido por las aves, en el folio 166v. 20 La historia se lee en los folios 121r-121v; y recuerda al milagro del sacristán impúdico de Gonzalo de Berceo. 21 En el texto solo encontramos algunos casos aislados de cultismos sintácticos («tres altas les dio virtudes» en fol.

36r) o de participios de presente («amante adornadas vestiduras» en fol. 51r, «quitante los pecados» en fol. 66r).

396

favorece el uso de dos estilos prosísticos: uno, el empleado por el personaje de la Virgen,

más didáctico; otro, el de la Condesa, más emocional. En ninguno de los dos casos Juan

López opta por un estilo suelto con tendencia a la yuxtaposición, sino que teje su discurso

basándose en períodos, cláusulas y otras estructuras cerradas así como trabando con

mayor o menor fortuna los miembros que componen estas estructuras.

El discurso de María está construido, por lo general, a base de grandes períodos

perfectamente ordenados, bien mediante una enumeración, bien siguiendo una estructura

de prótasis y apódosis. En esta estructura general se suelen integrar, a su vez, otras

enumeraciones menores compuestas de miembros o de incisos22. Además, para favorecer

la comprensión de su exposición, las intervenciones de la Virgen suelen ir precedidas de

un breve adelanto del contenido y rematadas por un cierre de todo el período. Veamos un

ejemplo en el se han marcado las distintas partes de esta estructura con ocasión de una

explicación sobre la formación de las orejas de María.

[Introducción] De solas dos cosas te fablaré que pertenesçen a mi cabeça: la una, de las orejas; la otra, de mis cabellos. E primero de los oýdos. [Prótasis principal] En el prinçipio de mi formaçión crió e formó mis orejas con tales propriedades que sienpre fuessen dispuestas e ordenadas e inclinadas para oír las leyes e preçeptos divinales, e a los buenos consejos e sanos documentos [miembro 1º], e para que en su tiempo las inclinasse para oýr las causas e suplicaçiones e pregarias de los devotos míos e de todos aquellos que me llamasen veramente en sus nesçessidades e angustias e trabajos [miembro 2º]. [Apódosis principal] E quiero que sepas que, [miembro 1º: prótasis] como Eva oyó inclinando sus orejas a los consejos falaçes del enemigo en la enbaxada del su engaño con que dapñó su posteridat creyendo [miembro 1º: apódosis], así yo çerrase las mis orejas a los engaños de Satanás e las abriese a la enbaxada del archángel san Gabriel, mesagero del Señor, de la encarnaçión del Fijo del muy Alto; [miembro 2º] ca de la audençia mía al ángel otorgada resçibió comienço la reparaçión humana, e por las vías que se perdió, siguiendo las sus pisadas a contrario, se reparó. [miembro 3º] Seguió la vida a la muerte e la luz a las tiniebras, e la melezina de la verdat siguió al engaño de falsedat [inciso 1º]; la caridat de la salvaçión a la iniquidat de la sugestión [inciso 2º]; el ángel benigno con melezina, del ángel maligno con su ponçoña serpentina [inciso 3º]. [Cierre] E baste a ti que nuestra madre, por la oreja, destruyó el mundo, e yo, por la audiençia conçebí al Reparador del mundo (fol. 33v).

Esta trabazón retórica se sustenta en una compleja estructura sintáctica en la que

caben, y se combinan, desde la mera yuxtaposición o la coordinación de divisiones y

enumeraciones; estructuras sustantivas basadas en un verbo principal como «sepas» o

«mira»; la muy frecuente partícula «ca»; las oraciones bimembres de tipo comparativo

(«como... así...), adversativo, copulativo («no solo... mas también»), intensivo («tan... que»),

22 Para el concepto de periodus en la retórica clásica véase Lausberg 1967, II, §§ 923-927. Véase un clara descripción

de los distintos tipos de estilos con textos medievales castellanos en Azaustre & Casas 1997, 142-150. Según vimos más arriba en la descripción del códice, los signos de puntuación que aparecen en la copia manuscrita vienen a reflejar gráficamente esta estructura sintáctica, aunque de forma muy asistemática.

397

condicional («si»), temporal («quando»), etc. Veamos un breve ejemplo de todo esto en el

que señalo en cursiva los procedimientos sintácticos de enlace:

No pienses que mi vientre fabricado de marfil e guarnido de çaphires le faltavan esmeraldas ni perlas ni balajes ni rubís e diamantes, ca mi vientre era vaso lleno de todas virtudes, afeytado e adornado de todas piedras preçiosas. E, por quanto mi vientre fue un tálamo sagrado en que Dios personalmente se ovo de ospedar, no fue razón que mi vientre sufriesse ninguna orrura ni humor de torpedad. No solo orror espiritual de pecado, mas ni aun corporal de humor humano; que Dios mandó a Moysén que en los reales del su pueblo, por do andavan los honbres en las calles ni tras las casas, no fiziessen nesçessidades por reverençia de Dios; a los quales, faziendo lo contrario, los dexaría (fols. 40r-40v).

El personaje de la Condesa, más dado a las exaltaciones fervorosas ante su Virgen,

emplea un estilo distinto, que quiere remedar oraciones, himnos y plegarias litúrgicas,

incluso a veces introduce alguna23. No aparecen con tanta frecuencia los grandes y

complejos períodos compuestos a su vez de miembros sino que predomina la enumeratio

de incisos yuxtapuestos o coordinados. En estas enumeraciones menudean los

paralelismos, los quiasmos, las figuras etimológicas24, los políptoton... Veamos un ejemplo

característico del discurso de la Condesa25:

¡O, garganta tan graçiosa, muy medida de tenperança, mesurada en el fablar; en el abogar, muy dulçorosa; reluziente por natura; por dones graçiosos, resplandesçiente! No sabe el alvayalde e ygnora al solimán; no conosçe a las altas aguas, ni arte de vanidat. La castidat es su beldat; e la virginidat, su fermosura; los sus sartales son prerrogativas e sus previllegios, gargantillas; los sus afeytes son perfecçiones e sus collares, las virtudes. ¡O, garganta de cherunbelas en las tus dulçes razones! ¡O, garganta de flautas vellas en las tus suplicaçiones! ¡O, garganta de dulçemelas en tus gratas departiçiones! (fol. 27r).

En ocasiones, Juan López afina el estilo como cuando el personaje de la Condesa

apostrofa a Santa Isabel y a su esposo Zacarías, esgrimiendo una prosa trimembre:

Veneranda matrona, o virtuosa dueña, o muger del grand Zacharías, o hembra honesta, de Dios amiga, sancta vieja, por miraglo de Dios ençinta, ¿qué fazes? ¿Por qué no te levantas? Manda alinpiar tu casa, apostrar tus paredes e aparejar sus asentamientos. Allega tus vezinas e llama tus amigas e sal a resçebir a la flor de las vírgines, espejo de las casadas, enxemplo de toda virtud a las honestas que te viene a visitar, que te viene a consolar, que te viene a ministrar. Recíbela honrosamente, salúdala humilldosamente, abráçala con reverençia e dale paz de bienquerençia (fol. 164v-165r).

Pero en la compositio de su discurso Juan López no parece conformarse con la

construcción de períodos sino que suele dar un paso más, quizá, como apuntábamos más

23 Por ejemplo, una traducción del Salve Regina aparece en el folio 2v. Recordemos que en el texto de Juan López se

amoldan himnos y lectiones del Breviario. 24 En este ejemplo se combinan las dos últimas figuras: «Piedat caridosa mía e piadosa Caridat» (fol. 38r). 25 Dejo a un lado, claro está, muchas intervenciones de la Condesa en las que se limita a formular una duda a la

Virgen.

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arriba, influido por la condición femenina de doña Leonor. Nos referimos al

embellecimiento de su prosa por medio del uso de cláusulas rimadas. Tras leer su Libro de

las historias de nuestra Señora, sus Evangelios moralizados26 e incluso sus dos tratados en

respuesta a Pedro Martínez de Osma27 no es difícil sacar la conclusión de que a Juan

López le gustaba usar rimas y sílabas contadas en sus escritos. Es verdad que la mayor

parte de las cláusulas rimadas en el Libro de las historias persigue una finalidad meramente

memorística, esto es, la rima no sirve para embellecer sino para ir encadenando en la

memoria argumentos, por lo que no cabe hablar propiamente de rasgo de estilo. A veces,

sin embargo, se nota un mérito algo mayor en estas rimas28. No necesariamente hay que

achacar este mérito a la inspiración de fray Juan: pudo incorporar a su prosa pequeños

fragmentos poéticos prestados. En este sentido, Pedro Cátedra llega a advertir que en

algún episodio del Libro de las historias de nuestra Señora «textos litúrgicos de las fiestas

marianas la fecundan como veneros poéticos»29. El caso es que las secuencias donde la

rima o el isosilabismo, o ambos, cruzan serpenteando su prosa aparecen con relativa

frecuencia.

Una de las modalidades básicas es la serie de seis u ocho versos octosílabos

normalmente pareados:

Essas mujeres ançianas | cretensas e thebanas | honras ovieron e fama | segúnd el mundo e vana. | Ya pasaron por estoria, |en el siglo fue su gloria, | no es acá della memoria. |Yo te diré algo dellas | pues que preguntas por ellas (fol. 60r). No es angélica ni humana, | mas es pura somerana. | Una soys, Señora mía, | en pureza virginal |e no tenedes segunda | que a vos pueda ser ygual (fol. 108v). Calandra de grato tenor | e de acor dulçíssimo, | suavíssima filomena, |que con boz de grand dulçura, |en grito de grand altura |en salterio sonoroso, |de diez cuerdas graçioso, | altamente le tañistes |que al Señor contriñistes |que vuestro loor oyesse, |con desseo vos dixiesse (192v).

También nos encontramos con rimas alternas:

Si fuesse la virginidat | de muy rico presçio, | no la ternía la moçedat | en tanto despreçio; |por una sola mançana | o por sortija o texillo, | virgen muy loçana |dexa taladrar el sillo. | E así moças e moços, |que son vírgines enteros, |sin joyas e sin dineros | se despojan en retoços (fo. 129v)30.

26 Destaca algunos ejemplos Jiménez Moreno 2004, 68-69. 27 Al final del capítulo III de su Defensorium fidei contra garrulos preceptores escribe: «Del previlegio rodado | que

Jesucristo dio a sant Pedro | es fundado como çedro | de verdad e çircundado. | Todos errores le arredro | por sus bondades tamañas | que pujan todas montañas | desde Béjar a Monviedro» (ed. Hernández 1978, 127, la separación de versos es mía).

28 Ha destacado alguna de estas cláusulas rimadas Gómez Redondo 2007, 3871 y 3873. 29 Cátedra 2005, 126; los episodios a los que se refiere, y edita en las páginas 613-620 de la misma obra, narran la

vuelta de María a Nazareth tras visitar a su prima Isabel. 30 Similar aunque imperfecto es este otro caso: «Mira, Condesa, fija, | que yo de Dios salí | quando fue conçebida

| e de mi madre aparesçí | quando yo fuy nasçida; | e por el Señor aproveché | e cresçí en toda mi vida; | en Dios folgué quando d’Él | fuy ençinta; | e a Dios torné | e subí quando fuy | d’Él resçebida» (fol. 51r).

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No falta alguna redondilla:

Fazedme que llore convusco, | vuestras penas partid comigo, | mientra gozo desta luz | por que con vos llorando | merezca bivir gozando | en los frutos de la cruz (fol. 72v).

Incluso se aprecia algún caso en el que van mezclados varios tipos de rima:

E así deves creer | que Josep no me trató | como varón a muger, | mas siempre me acató |como a fija e señora; |e yo a él siempre conplugue| como a padre e guardador. |Elvidio, herege a pena dañado,| obstinado en este error |deziendo con grand maldat |que perdí mi virginidat |ya nascido el Salvador, |erró contra la verdat (210v-211r).

La otra modalidad métrica más importante es el verso de arte mayor castellano:

E luego crió mi alma que fuesse | por luz de su gracia tan sufiçiente |que della saliesse tan dignos vigores | a todas mis fuerças faziendo mejores | por todo mi cuerpo sus resplandores | por tal que vençiesse al cuerpo del sol (fol. 41r). Mi alma criada mi cuerpo enformante|e yo fecha perssona entera del todo|de Dios resçebí un don tan graçioso|que toda la fizo tan resplandesçiente|clarísima toda e tan reluziente|que sonbra ni niebla ni otra tiniebla|de culpa cualquiera ni grande ni chica|que a otras humanas asaz danmifica|aquesta grand graçia fue asentada | en la sustançia del alma mía (fol 41r).

Por último, incluso se puede encontrar una tirada de versos alejandrinos

monorrimos en asonante:

Como yo fue moça de pocos años nasçida | e flor de mi virginidat, de ninguno tañida, | fuy ha todos estruendos en mi casa retraýda, | en mi cámara estava el más tienpo ascondida, | por un espaçio orava e otro tiempo leýa; | e después que contemplava, mis aferes fazía. | Yo estando una vegada a la primera vigilia |en mi oraçión sola leyendo en la Biblia una profeçía | súbitamente entró a mí un varón que me dezía | una saludaçión, qual oýdo nunca avía (125v).

No llega a ser Juan López un poeta dotado ni tampoco lo pretende; con el uso de

cláusulas rimadas, como con el del resto de recursos que he enumerado anteriormente,

Juan López, ante todo, intenta excitar la devoción de doña Leonor. Como he señalado en

relación a los contenidos femeninos, creo que la elección de molde dialogado –que

permite mayores efusiones expresivas– junto con el despliegue de comparaciones y

metáforas así como con la inserción de partes rimadas también piden una lectora u oyente

de condición femenina. Además, este ornamento expresivo puesto en boca de María

consigue un segundo propósito: presentar a ojos de la Condesa una versión de María en la

que, junto al resto de virtudes y perfecciones físicas y espirituales, se añade una nueva

destreza no muy frecuente en su tradicional imagen silenciosa: la destreza retórica.

400

Pocas satisfacciones se pueden comparar a ver terminado por fin un trabajo que se me ha

ido resistiendo durante más tiempo del que hubiera deseado. Quizá una de ellas sea

comprobar cómo algunos amigos y colegas me han echado una mano dejando en el

resultado final generosas muestras de su sabiduría. Estoy en deuda con Alegría Alonso y

con José Luis Rodríguez, quienes desde el CiLengua y la Biblioteca de Palacio,

respectivamente, han atendido rápida y eficazmente mis demandas. No sé cómo podré

agradecer a Isabel de Páiz su paciencia por leer distintas versiones y ofrecerme valiosas

sugerencias. Es un lujo poder contar con Pablo Andrés Escapa, me ha iluminado sobre no

pocos puntos con sus certeros comentarios. Mi gratitud más sincera a José Antonio

Pascual por haberme advertido de errores lingüísticos en su revisión del texto y del

glosario. A Carmen Parrilla le debo no solo sus conocimientos sobre esta obra de Juan

López sino la oportunidad de compartir mi entusiasmo por ella. Le agradezco a Javier

Durán sus horas de minucioso trabajo: sin su colaboración y ayuda este proyecto todavía

estaría en fase embrionaria. Me siento muy afortunado de poder contar con la amistad y el

magisterio de Pedro Cátedra. Él ha confiado en mi trabajo y ha dedicado su tiempo y su

sabiduría para que al final se convirtiera en libro. Aunque seguro que se estará

ruborizando allá donde se encuentre, no puedo olvidar que fue mi hermana Elena quien

me regaló la Biblia Vulgata que sigo utilizando. Su recuerdo siempre irá conmigo.

401

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ÍNDICES

407

ÍNDICE ONOMÁSTICO

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ÍNDICE DE CITAS

BIBLIA GÉNESIS Gen 1, 11 Gen 2, 16-17 Gen 2, 6 Gen 2, 9 Gen 2, 23 Gen 3, 9 y 11 Gen 4, 9 Gen 6, 14 y ss. Gen 6, 8 Gen 9, 1 Gen 9, 13 Gen 9, 13 Gen 9, 13 Gen 13, 8 Gen 15, 6 Gen 18, 3 Gen 18, 10 Gen 20, 1 Gen 22, 1-14 Gen 21, 7-8 Gen 22, 16-18 Gen 24, 16 Gen 24, 45-46 Gen 29, 20 Gen 29, 21-25 Gen 30, 1-21 Gen 30, 22-24 Gen 41, 45 Gen 49, 5 ÉXODO Ex 6, 6 Ex 13, 5 Ex 13, 21 Ex 13, 22 Ex 13, 22 Ex 14 Ex 15, 19 Ex 15, 20 Ex 17, 11 Ex 32, 34 Ex 33, 13 Ex 33, 14 Ex 33, 17 LEVÍTICO Lev 15, 16-17 Lev 20, 10 (¿) Lev 25, 21 Lev 26, 16 NÚMEROS Num 19, 7 Num 24, 17 DEUTERONOMIO Deut 4, 24

Deut 11, 19 Deut 23, 12-13 JUECES Iud 13, 1-6 Iud 15, 19 RUTH Ruth 1, 20 Ruth 3, 10 1 SAMUEL (1 REYES) 1 Sam 1, 9-20. 1 Sam 1, 24 1 Sam 2, 8 1 Sam 2, 25 1 Sam 3 1 Sam 18, 17-27 1 Sam 25, 24 1 Sam 25 2 SAMUEL (2 REYES) 2 Reg 6, 11 2 Reg 13 y 14, 1-24 2 Reg 23, 4 3 REYES 3 Reg 8, 22-23 3 Reg 1, 1-4 3 Reg 4, 25 1 PARALIPOMENON 1 Par 32 2 PARALIPOMENON 2 Par 29, 30 ESDRAS Esdras 9, 5-6 NEHEMÍAS Neh 4, 17 y 21 TOBÍAS Tob 12, 7 JUDITH Iudith 1, 15 Iudith 10-13 Iudith 13, 20 Iudith 14, 8 Iudiht 15, 11 ESTHER Esth 5, 3 Esth 14, 18 Esth 15, 4-7

JOB Iob 3, 9 (¿) Iob 17, 3 Iob 24, 17 SALMOS Ps 4, 8 Ps 6, 3 Ps 6, 7 Ps 8, 6 Ps 13, 3 Ps 16, 15 Ps 18, 6 Ps 22, 14 Ps 28, 3 Ps 30, 6 Ps 34, 28 Ps 35, 10 Ps 36, 30 Ps 38, 4 Ps 41, 3 Ps 43, 8 Ps 43, 25 Ps 44, 3 Ps 44, 5 Ps 44, 10 Ps 44, 10 Ps 44, 15 Ps 45, 5 Ps 62, 7 Ps 65, 15 Ps 67, 9 Ps 67, 16 Ps 70, 11 Ps 72, 1 Ps 73, 12 Ps 73, 16 Ps 76, 7 Ps 76, 7 Ps 76, 16 Ps 78, 11 Ps 79, 11 Ps 79, 6 Ps 84, 2 Ps 84, 8 Ps 88, 9-10 (¿) Ps 84, 12 Ps 88, 37-38 Ps 96, 11 Ps 97, 3 Ps 100, 7 Ps 103, 13 Ps 103, 13 Ps 104, 39 Ps 105, 4 Ps 106, 10 Ps 109, 1 Ps 109, 2

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Ps 109, 3 Ps 109, 4 Ps 110, 3 Ps 118, 103 Ps 118, 16 Ps 118, 25 Ps 118, 99 Ps 119, 1 Ps 119, 47 Ps 121, 2 Ps 122, 2 Ps 122, 2 Ps 126, 3 Ps 131, 11 Ps 140, 2 Ps 142, 6 Ps 149, 3 PROVERBIOS Prov 1, 7 Prov 1, 22 Prov 2, 14 Prov 4, 3 Prov 8, 7 Prov 8, 22-32 Prov 11, 30 Prov 15, 28 Prov 31, 20 Prov 31, 30 ECLESIASTÉS Eccl 1, 7 CANTAR DE LOS CANTARES Cant 1, 3 Cant 1, 4 Cant 1, 9 Cant 1, 9-10 Cant 1, 12 Cant 1, 14 Cant 1, 15 Cant 2, 1 Cant 2, 2 Cant 2, 3 Cant 2, 14 Cant 2, 14 Cant 3, 11 Cant 4, 1 Cant 4, 3 Cant 4, 3 Cant 4, 4 Cant 4, 4 Cant 4, 9 Cant 4, 10 Cant 4, 11 Cant 4, 11 Cant 4, 12 Cant 4, 12 Cant 4, 15 Cant 4, 16 Cant 5, 1

Cant 5, 14 Cant 5, 14 Cant 5, 15 Cant 5, 16 Cant 6, 6 Cant 6, 7-8 Cant 6, 9 Cant 6, 9 Cant 6, 10 Cant 7, 1 Cant 7, 1 Cant 7, 2 Cant 7, 4 Cant 7, 5 Cant 7, 9 Cant 7, 9 SABIDURÍA Sap 7, 8-9 Sap 7, 11 Sap 8, 2 Sap 8, 16 Sap 10, 17 Sap 18, 15 Sap 18, 21 Sap 19, 20 ECLESIÁSTICO Eccli 1, 5 Eccli 1, 22 Eccli 2, 14 Eccli 7, 15 Eccli 10, 6 Eccli 10, 7 Eccli 10, 17 Eccli 12, 12 Eccli 14, 22 Eccli 15, 17-18 Eccli 24, 5 Eccli 24, 15 Eccli 24, 15 Eccli 24, 15 Eccli 24, 22 Eccli 24, 23 Eccli 24, 23 Eccli 24, 23-31 Eccli 24, 24 Eccli 24, 25 Eccli 24, 25 Eccli 24, 26 Eccli 24, 27 Eccli 24, 27 Eccli 24, 28 Eccli 24, 28 Eccli 24, 29 Eccli 24, 30 Eccli 24, 30 Eccli 24, 31 Eccli 24, 41 Eccli 26, 20 Eccli 28, 29-30 Eccli 40, 17

Eccli 41, 1-2 Eccli 41, 11-12 Eccli 41, 25 Eccli 42, 16 Eccli 43, 12 Eccli 43, 12 Eccli 43, 13 ISAÍAS Is 2, 3 Is 4, 1 Is 4, 2 Is 5, 20 Is 6, 6 Is 7, 13 y 14 Is 7, 14 Is 7, 14 Is 7, 14 Is 7, 14 Is 8, 3 Is 8, 3 Is 9, 1 Is 9, 6 Is 9, 6 Is 11, 1 Is 11, 1 Is 11, 1-3 Is 11, 8 Is 14, 22 Is 19, 11 Is 23, 16 Is 26, 1 Is 26, 1 Is 27, 1 Is 28, 16 Is 29, 15 Is 30, 21 Is 33, 18 Is 33, 22 Is 35, 8 Is 40, 10 Is 40, 11 Is 42, 1 Is 45, 8 Is 45, 8 Is 45, 8 Is 45, 23-24 Is 45, 24 Is 47, 13 y 15 Is 48, 17 Is 49, 3 Is 49, 6 Is 49, 23 Is 51, 9 Is 52, 10 Is 53, 1 Is 53, 1 Is 53, 5 Is 53, 7 Is 53, 12 Is 55, 1 Is 58, 11

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Is 59, 11 Is 62, 1 Is 62, 4 Is 65, 24 Is 66, 2 JEREMÍAS Ier 1, 11 Ier 9, 1 Ier 10, 19 Ier 15, 3 Ier 15, 10 Ier 17, 14 Ier 29, 10 Ier 31, 22 Ier 31, 22 Ier 31, 22 Ier 31, 22 EZEQUIEL Ez 1, 24 (¿) Ez 1, 27-28 Ez 22, 30 Ez 28, 16 Ez 34, 10-12 Ez 34, 11-12 Ez 34, 15 Ez 44, 1-3 Ez 44, 2 Ez 44, 2-3 Ez 44, 2-4 Ez 47, 2 Ez 47, 12 DANIEL Dan 3, 8-50 Dan 4, 18 Dan 6, 10 Dan 9, 20-27 Dan 10, 9 OSEE Os 2, 19-20 Os 14, 6 JOEL Ioel 3, 18 MICHEAS Mich 5, 2 Mich 7, 1 SOPHONÍAS Soph 1, 8-9 Soph 1, 12 ZACARÍAS Zach 2, 4 y 5 Zach 2, 5 Zach 3, 8 y 9 Zach 10, 3 (?) Zach 13, 1

MATEO Mt 1, 16 Mt 1, 16 Mt 1, 18-25 Mt 1, 20 Mt 1, 20 Mt 1, 20-21 Mt 2, 12 Mt 2, 13 Mt 2, 19-20 Mt 4, 13-15 Mt 5, 3 Mt 5, 16 Mt 6, 5 y 7 Mt 7, 13 Mt 7, 13 Mt 11, 29 Mt 13, 17 Mt 19, 17 Mt 20, 16 Mt 23, 30 Mt 25, 34 Mt 25, 41 Mt 28, 9 Mt 28, 18 Mt 28, 18 LUCAS Lc 1, 19 Lc 1, 26 Lc 1, 27 Lc 1, 28 Lc 1, 28 Lc 1, 29 Lc 1, 30 Lc 1, 30 Lc 1, 31 Lc 1, 31-33 Lc 1, 32 Lc 1, 34 Lc 1, 34 Lc 1, 34 Lc 1, 34 Lc 1, 36-37 Lc 1, 37 Lc 1, 38 Lc 1, 38 Lc 1, 38 Lc 1, 38 Lc 1, 39 Lc 1, 39 Lc 1, 40-42 Lc 1, 43 Lc 1, 45 Lc 1, 46 Lc 1, 46 Lc 1, 47 Lc 1, 48 Lc 1, 49 Lc 1, 50 Lc 1, 51

Lc 1, 52 Lc 1, 53 Lc 1, 55 Lc 1, 56 Lc 1, 70 Lc 1, 72-73 Lc 1, 78 Lc 2, 9 Lc 2, 14 Lc 2, 14 Lc 2, 16 Lc 2, 19 Lc 2, 34-35 Lc 2, 36-38 Lc 2, 52 Lc 3, 23 Lc 6, 19 Lc 6, 20 Lc 7, 35 Lc 11, 1 Lc 11, 21-22 Lc 11, 27 Lc 18, 1 Lc 18, 13 Lc 21, 23 JUAN Io 1, 9 Io 2, 14-16 Io 2, 17 Io 6, 38 Io 6, 42 Io 7, 37 Io 7, 38 Io 9, 3 Io 9, 26 Io 12, 23 Io 12, 27 Io 12, 28 Io 16, 27 Io 16, 28 Io 17, 1 Io 17, 4 Io 18, 36 HECHOS DE LOS APÓSTOLES Act 1, 14 Act 9, 6 Act 14, 21 EPÍSTOLAS DE SAN PABLO 1 Cor 3, 11 1 Cor 10, 4 1 Cor 13, 4-6 1 Cor 3, 16 2 Cor 4, 7 2 Cor 12, 3-4 (?) Eph 3, 14 Col 2, 3 Hebr 8

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APOCALIPSIS Ap 1, 15 Ap 1, 16 Ap 4, 3 Ap 4, 3 Ap 6, 2 Ap 7, 11 (?) Ap 8, 13 Ap 12, 1 Ap 18, 1 CITAS NO BÍBLICAS

Legenda aurea (5 citas) Libro de la imagen del mundo (Sin identificar: 89) Alberto Magno (Sin identificar: 82) Liber de Nativitate Mariae Ovidio, Metamorfosis Giovanni Bocaccio, Genealogía deorum gentilium Juan Crisóstomo, Homilía San Agustín Sin identificar (218) San Bernardo (1) Sin identificar (75)

Eusebius Hieronimus Liber de nominibus

hebraicis (5) Sin identificar (64) Zosismas (Sin identificar: 92) Filiberto (Sin identificar: 93, 93v-94) Orosio (sin identificar: 96) LITURGIA Antífonas (4) Himnos (3) Sin identificar (84, 84, 91, 91, 121, 163v)

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GLOSARIO

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Este glosario persigue un fin muy modesto, el de recoger voces cuyo significado puede presentar alguna dificultad al lector. Se mezclan, por tanto, palabras simplemente desusadas hoy día con otras menos documentadas o incluso algunas posiblemente creadas por el propio Juan López. Además del Tesoro de Covarrubias, del Diccionario de Autoridades, del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (Madrid: Espasa Calpe, 199221, 2 tomos) y del imprescindible Corominas & Pascual 1980-91, me he servido del motor de búsquedas léxicas de la Brigham Young University coordinada por Mark Davies y que se aloja en <http://www.corpusdelespanol.org/>, así como del Banco de datos CORDE [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> de la Real Academia Española. En aquellos casos en los que no he encontrado documentación, el significado está inferido del contexto. El texto presenta numerosos cultismos léxicos aunque muchos ya asentados en la lengua en la segunda mitad del siglo XV1. Con todo, también aparecen cultismos menos frecuentes en textos cuatrocentistas que son los que he incluido en este glosario. Abezar (193v): avezar, «enseñar los primeros

principios del A.B.C, y mal abezado es mal enseñado en el deletrear y pronunciar» (Covarrubias, Tesoro, s.v. bezo, ed. Riquer, pág. 214a, líns. 57-60); véanse otros ejemplos en Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [29-8-2008].

Ablataçión (95): la retirada de la leche materna y la introducción de alimentos nuevos en los niños pequeños.

Acor (176v): acorde, respuesta melódica a cada uno de los tonos musicales que produce un instrumento de cuerda; en plural, alternan las voces acores (180r) y acordes (176r), aunque predomina la primera solución.

Acotarse (23v): ponerse a salvo o en lugar seguro, metiéndose dentro de los cotos de otra jurisdicción o simplemente ampararse en alguien.

Adufre (58v): adufe, pandero. Afinco (32r): ahínco; se recogen varios ejemplos del

siglo XV de este sustantivo en Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [27-8-2008].

Aguaducho (218): acueducto. Alatar (3): vendedor de perfumes. Alechar (23): amamantar.

1 A modo de cala prospectiva, solo en el

folio 68r, aparecen casi veinte cultimos léxicos: fórmula, meliflua, exçellentes, ançilla, apta, claridat, resplandezca, graçiosísimo, declara, profunda, virtuoso, digna, previllegio, certificada, méritos, fámula, singular, prosperidades y ministerio.

Algibe (211v): cárcel subterránea. Alheñar (32v): teñir el cabello con polvos de alheña. Aliñar (66): asear. Almerez (24v): almirez. Almífico (205): que otorga beneficio; creación culta

a partir de almo y facio. Altobaxo (177v): cierto tipo de baile. Alvayalde (27): albayalde, carbonato de plomo. Andado (60v): hijastro. Antipara (152): polaina que cubre la pierna por

delante. Apertado (200v): apretado, constreñido; otros

ejemplos de esta forma en Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [20-8-2008].

Apostar (165): componer, ataviar, adornar. Apuntado (175v): tipo de cántico en el que se busca

el acorde de todos los tonos. Argén (21v): metal de color blanco; en la obra el

«argén vivo» equivale al azogue, que es, junto con el azufre, uno de los componentes del oro.

Armilla (60v): brazalete. Artejo (23v): nudillo o articulación de los dedos. Artifiçial (18, 48): como sustantivo, parece significar

artífice, maestro en un determinado arte manual. Asensio (172v): ajenjo, planta y bebida amargas. Atemoraçión (137): acción de atemorizar. Atemorado (115v): atemorizado; se recoge en una

Biblia romanceada del siglo XIII. Atuosa (69v): actuosa, activa. Aventage (59): ventaja. Ayamante (66): diamante. Azogue (21v): mercurio. Balaje (40): balaj, rubí de color morado. Barro (57): granillo rojizo del rostro. Bendiré (191r): futuro del verbo bendir, bendecir; cf.

Fernando Mexía, Libro intitulado nobiliario vero (1477-1485): «dize dios a abraham. yo bendire alos que te bendixeren», Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [14-08-08].

Bienquerencia: normalmente cariño, pero en fol. 23 parece un eufemismo por pechos.

Bistinto (19v): color morado. Buxeta (182): cajita o vaso para mezclas; cf. Sebastián

de Covarrubias, Tesoro de la Lengua Castellana o Española, s.v. bugeta, ed. Riquer 1989, 243-244.

Cabero, cabera (38v): último, última; «Lo que está

postrero», según el Tesoro de Covarrubias, s.v. cabo, ed. Riquer 254b, lín. 62.

Çaharrón (96v): moharracho. Calagraña (79): tipo de uva de mala calidad. Camusa (28v): variante de camuza, gamuza, esto es,

cabra montés. Canónica (170r): en el texto, capítulo de un

evangelio. Capel (78v): capillo, gorro o capucha.

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Capellejo (35): capillejo, especie de cofia para el pelo.

Carneruna (28v): adjetivo derivado de carnero, pero en el texto se usa como sustantivo femenino.

Çellero, cellero (22v): cillero, despensa. Cendra (180v): cendrada, pura. Çendrada (81v): acendrada, purificada. Chapín (36): chanclo de corcho. Cochio, coxio (78v): cerdo. Colebretas (120v): culebrina, pieza de artillería. Condorescerse (90): condolescerse. Conbiste (82v): convivencia, trato, conversación;

traducción de convictus (Sap 8, 16). Condelectarse (73v): congratularse. Congresso (103): reunión. Conseguir (40v): seguir. Contrahír (148v): contradecir o ir contra lo que

manda la ley. Contumidat (122): parece tratarse de una mala

formación del adjetivo contumaz; en el texto vendría a indicar que la muerte es un hecho inevitable.

Corricanera (207): callejera en sentido despectivo y referido a la mujer.

Cormana (152v): prima cormana o prima hermana. Corruscante (126v): brillante; del verbo coruscar

‘brillar’. Corvino (34v): negro, del color del cuervo. Covil (177v): escondite, rincón, morada. Crespina (35): redecilla para el pelo. Dechado (5): labor con dibujos marcados para

coser. Demergido (121v): abatido, hundido. Deñarse (6): dignarse. Destajo (88): tabique. Egrotativa (157v): cultismo formado a partir de

ægrotatio ‘enfermedad’. Elaçión (1v): orgullo, soberbia. Electorio (66): ámbar; cf. Covarrubias, Tesoro, s.v.

ámbar: «Llamamos también ámbar, cierta goma que se distila de unos árboles, transparente y de color encendida como el oro, y los griegos la llamaron por esso chrisophorium, y por otro nombre electrum, a causa de tener la color el sol [...] Desta goma dicha ámbar se hazen cuentas y algunos las rodean a la garganta» (ed. Riquer 1989, 111a, líns. 27-39).

Eletro (20): electro, aleación de oro y plata de color ámbar.

Evaquativo (186v): vacío. Enbaçarse (22): quedarse sin capacidad de reacción,

sin sentido. Ençimar (81v): terminar. Engeniosa (149): curiosa. Epiciclo (50v): círculo que describe un planeta alrededor

de un centro. Espargido (50): sumido, rodeado. Espingarda (120v): tipo de cañón. Estantía (4v): estancada; cf. Corominas & Pascual

1980-91, s. v. estar: «estantío h. 1280, agua estantía en la Gral. Estoria I, 159, y en el Libro de los

Cavallos 84.26, leído estancia por errata evidente; Apal 225b, 232b».

Estíptico (214): sabor metálico astringente. Esculcar (3v): espiar. Eubulia (44v): prudencia. Eutrapelia (42v): virtud que modera el exceso en las

diversiones. Evaquativo (186v): vacío. Experir (10v): experimentar. Expurçiçia (158): suciedades; parece palabra

formada a partir de spurco (‘ensuciar’). Exvanesçerse (73): esfumarse, desaparecer. Fastiar (33, 187v): hastiarse. Fastioso (187, 187v-188): fastidioso. Fastío (25v): hastío, repugnancia a la comida. Favo (83): panal, término antiguo usado en León y

Salamanca. Feminos o femíneos (39v): muslo; parece formación

a partir de las palabras fémur y fémina; de la rareza del término nos informa la dificultad del copista para reconocerla, pues empieza copiando femineos y a continuación adopta feminos.

Festinar (164v): apresurarse. Filomena (176): ruiseñor. Figurar (26v): dibujar, estampar o labrar figuras. Fito (32): en la expresión mirar de fito es fijar la vista

en un objeto; hoy decimos mirar de hito en hito. Fomite/fómite (132): fomes, causa que excita una

cosa. Fornaza (90v): hornaza, horno pequeño usado por

los plateros. Gañir (220v): Aullar un perro con gritos agudos y

repetidos cuando lo maltratan. Gavido (64): posiblemente se trate de una mala

lectura; en el texto forma pareja con venado. Gnomin (44v): entendimiento, razón. Gota perexia (62v): perlesía o debilidad muscular. Gragido (2): graznido, sonido producido por los

grajos; para la forma con -g- véase lo que dice Corominas & Pacual 1980-1991, s.v. grajo; en el texto figuradamente se refiere a los rumores y habladurías.

Grumo (6v): semilla, retoño, lo nacido, se emplea para traducir el término latino «germen».

Guarte (19): abstente. Guay/guaya (131): traducción de la interjección

latina vae. Gusanillo (26v): hilo de oro, plata o seda empleado

en diversas labores. Hinto, hintu (214): conocimiento innato; puede

provenir de indutum (participio de indo), véase la nota explicativa en el texto.

Hofano (81): ufano. Horage (152): hora. Inabilidad (112v): inhabilidad, falta de aptitud; cf.

Ferández de Santaella, Rodrigo, Vocabulario eclesiástico (1499): «Jneptia. tie. femenino genero pe. cor. la ineptitud o inhabilidad o poquedad. o

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cortedad», en Banco de datos (CORDE) de la RAE <http://www.rae.es> [12-08-08].

Inchir (77): henchir, llenar, colmar. Inpla (35): impla, toca para el pelo. Intimar (153): notificar, informar; cf. Alfonso de

Palencia, Universal vocabulario s.v. insinuare: ‘Insinuare. es: intimar: notificar: declarar: enxerir: mostrar: contornar’.

Jarretar (140v): debilitar, quitar las fuerzas. Joventa (63v): joven. Julepe (27v): poción de aguas destiladas, jarabes y

otras materias medicinales. Labros (26v, 28r): labios. Lastar (60v): padecer en pago de una culpa. Lavanco (224v): pato bravío. Manilla (60v): pulsera. Magnalias (179v): grandezas, maravillas. Mañería (83v): esterilidad, derivado de mañera. Menbrarse (8v): acordarse. Moharracho, moharrache (96v, 195v): persona que

se disfraza, gesticula y actúa ridículamente. Mollar (79): uva mollar es la uva común. Morena (26v): cierto tipo de joya, traducción de

murenula (Cant 1, 10). Morisco (79): variedad tinta de la uva bastante

común. Moyos (95): medida de capacidad. Nequiçia (29): maldad. Niguilla (61v): neguilla, tipo de planta y su semilla. Obrizo (19): oro natural y muy puro. Obtenpar (55v): obtemperar, obedecer; quizá el

copista no supo ver una abreviatura de er. Ojuelas (156): frutas hojuelas, frutas de sartén. Orez (18): orfebre. Parçionero (178v): partícipe o que lleva parte. Pella (9): pelota. Philotimia (42v): filotimia, amor al honor y la honra. Plomadas (120v): bala de las armas de fuego. Postigo (151v): puerta falsa; en el texto, por

oposición a prinçipio, puerta última. Pote (82v, 182): vaso o jarra para guardar líquido. Prava (6v): depravada. Prophetar (166): profetizar. Proposto o proposte (105): dicho del arcángel

Gabriel, mensajero, heraldo; aunque puede tratarse de una variante del catalanismo preboste, el que preside o va primero.

Pungir (26): pinchar, estimular. Qüistioneante (147v): tipo de respuesta que se

formula con otra pregunta. Raçional (19): ornamento sagrado que llevaba

puesto en el pecho el sumo sacerdote de la ley antigua, y que era un paño tejido de oro, púrpura

y lino finísimo, con sortijas o anillos en los cuatro ángulos, además de piedras preciosas.

Recoligió (170v): recogió; cultismo a partir de recolligo.

Refollasen (159): pisoteasen; es un iterativo de follar. Resurtir (1v): retroceder una cosa tras chocar con

otra; cf. Ferández de Santaella, Rodrigo, Vocabulario eclesiástico (1499): «Resurtir o tornar atras o saltar», en Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [27-8-2008].

Relevar (26): remediar, mitigar, quizá emparentado con el término relieves (‘restos de comida’).

Remedar (74v, 196v): imitar. Remellar (187v): aplicado a los ojos, faltar una parte

de los párpados. Remolgado (19v): participio del verbo remolgar,

esto es, remolcar, que proviene, a su vez, de remulcum (‘cable de remolcar’), por lo que podría significar, aplicado a un lienzo, ‘estirado’; véase Corominas & Pacual 1980-1991, s.v. remolcar.

Reñilla (79v): disputa, riña; el término traduce el latino rixa.

Repalagar (186v): llenar, hartarse. Replecçión (133v): repleción o acción de repletar,

esto es, colmar o hartarse. Restriñente (65v): de restriñir, costreñir, apartar. Reteñir (176): producir un metal un sonido vibrante. Retinto (41v): participio de reteñir; forma parte de

una expresión, «fablar al retinto de la oreja», que quiere designar una conversación íntima, acto de secretear.

Retriada (81v): retraída. Reverar (10v): reverenciar. Ruviura (34): sustantivo creado a parir del adjetivo

rubio. Sadornico (110): sardónice, ágata de color

amarillento. Santimonia (124): santidad, calidad de santo. Sartal (27): sarta, collar. Sciolo (1v): diminutivo culto con matiz despectivo

formado a partir de sciolus; veáse, por ejemplo, Alfonso de Palencia, Universal vocabulario de latín en romançe: «Sciolus: se dize quien finge que sabe», en Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [27-8-2008].

Secadal (56): tierra o terreno de labor que no se riega.

Selva (4v): zarzal, en gallego y leonés. Sillo (105v, 143): silo, lugar subterráneo, oscuro y

profundo donde se guardaba grano o semillas; en la obra se refiere a la virginidad.

Sinesis (44v): sagacidad, conocimiento íntimo. Sobrehumeral (19): vestimenta religiosa que consiste

en una capa que se reduce a un cuello grande blanco o dorado y decoración con piedras preciosas o semipreciosas.

Solimán (27): cierto tipo de cosmético. Sollar (18v): echar aire fuertemente con la boca o

con un fuelle. Sufre (21v-22): azufre; en el texto adopta los dos

géneros.

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Tejadura (40): tejado. Tirgue (120): pulir, limpiar; proviene del verbo

latino tergo o tergeo. Todillo (37v): tobillo; otros casos en Banco de datos

[CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [27-8-2008].

Tornátil (24v): torneado, bien configurado; en el texto se aplica a las manos de la Virgen.

Torrontrés (79): torrontés, variedad de uva blanca, muy transparente y que tiene el grano pequeño y el hollejo muy tierno y delgado, por lo cual se pudre pronto.

Tostemente (90): toste, pronto. Triclinio (40v): lecho usado por hasta tres personas

para comer en la antigua Grecia y Roma; en el texto se refiere al vientre de María en el que se aloja la Trinidad.

Trimen (55v): variante del verbo tremer, temblar. Turrón de açúcar (91): tipo de dulce.

Vásculo (156v): etimológicamente vasito, el «vásculo feminil» se refiere al útero.

Verdeja (79): tipo de uva de color muy verde. Vicores (67v): quizá vicios, aunque podría tratarse

de un error de copia. Vito (207): se utiliza en la expresión «alcançar día e

vito», que viene a decir que uno gasta lo que gana sin guardar nada.

Ylapso (142v): ilapso, éxtasis contemplativo en que

quedan suspensos los sentidos. Yrrenobilidat (122): el contexto aclara el sentido:

«que jamás torna»; parece tratarse de un sustantivo creado a partir de una raíz renov-, pero con grafía no etimológica, quizá por analogía con la terminación –bilidad/t; no obstante existen testimonios del verbo con b como en la traducción de la Caída de Príncipe de Bocaccio de Alonso de Cartagena.