Juan López de Salamanca, Libro de las historias de Nuestra Señora
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TABLA DE MATERIAS
PRIMERA PARTE
TEXTO, FECHA Y TÍTULO DEL
LIBRO DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA SEÑORA
EL CÓDICE BNM MS. 103
FECHA DE REDACCIÓN Y COPIA
TÍTULO
CRITERIOS DE LA EDICIÓN
SEGUNDA PARTE
EDICIÓN DEL LIBRO DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA SEÑORA
«PRÓLOGO» E «HISTORIA DE LA CONCEPCIÓN»
«HISTORIA DE LA NASÇENÇIA»
«HISTORIA DE LA ENCARNACIÓN»
«HISTORIA DE LA VISITACIÓN»
«HISTORIA DE LA O»
TERCERA PARTE
ESTUDIO SOBRE EL LIBRO DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA SEÑORA
JUAN LÓPEZ DE SALAMANCA Y LA FAMILIA ZÚÑIGA
Datos biográficos y bibliográficos
Juan López de Salamanca y su Libro de las historias de nuestra Señora en la bibliografía
Los Zúñiga de Plasencia y fray Juan López
CONTEXTO ESPIRITUAL Y LITERARIO
PLAN, ESTRUCTURA Y CONTENIDOS
3
El plan general
Estructura y contenidos
RETÓRICA
El diálogo
Similitudines, metáforas y exempla
La compositio de la prosa: períodos y rimas
BIBLIOGRAFÍA CITADA
ÍNDICES
ÍNDICE ONOMÁSTICO
ÍNDICE DE CITAS
GLOSARIO
5
EL CÓDICE BNM MS. 103
a única copia hasta ahora conocida del Libro de las historias de nuestra Señora se
conserva manuscrita en la Biblioteca Nacional de Madrid con la signatura actual
Ms. 103 (olim B-102). El códice se compone de una hoja de guarda al principio,
doscientos veintiséis folios y tres hojas de guarda al final, todo en papel; la numeración de
los folios es moderna, posiblemente del siglo XVIII. Los folios se encuentran agrupados en
una serie irregular de cuadernillos con reclamo según la siguiente distribución:
9(10)+1(12)+12(10)+4 ff.+2 h. al final en blanco con distintas rúbricas y pruebas de tinta.
Cada folio mide 285x212 mm. y presenta una filigrana de mano con guante y estrella de
seis puntas, cercana a la número 11154 del catálogo de Briquet, como detallo más abajo.
El texto está escrito en letra gótica redonda libraria del siglo XV a dos columnas,
dentro de una caja de escritura de 207x142 mm. en la que suelen caber treinta y dos líneas.
Se emplea tinta negra, cuya composición química ha dañado el papel en algunos folios; las
rúbricas se trazan en rojo. Normalmente se deja un hueco para la capital.
La encuadernación del códice está confeccionada en pasta valenciana azul con
hierros dorados del siglo XIX y tejuelo: LOPEZ DE | SALAMANCA | HISTORIA |
DE | NUESTRA SEÑORA. Actualmente el códice se encuentra dentro de un estuche
moderno, con canto grabado: VIDA | DE | NUESTRA SEÑORA.
La composición de la obra es como sigue:
fol. 1r-2v Prólogo.
fol. 1r Título: PROLOGO DEL AUCTOR A LA SEÑORA | conde�a.
fol. 1r Íncipit: A la muy illu�tre e muy exçellente señora [...]
fol. 1v Éxplicit: [...] E vos a�ienten ala �u die�tra Am�.
fol. 2r-46v |[Historia de la Conçepçión].
Carece de título.
fol. 2r Rúbrica: Capitulo .ii.º Como la c�de��a aparta de �i todos e�truendos
[...]
fol. 2r Íncipit: PARIENTAS mias ni otras �eñoras de mi e�tado [...]
fol. 46r Éxplicit: [...] no te quiero fablar de�to mas. ba�te aque�to de mi �anta
conçepçion.
fol. 46r Colofón: AQUI �E ACABA LA I�TORIA | DELA CONÇEPÇION DE
LA GLO | RIO�A VIRGEN MARIA.
L
6
fols. 46v-102r [Historia de la Nasçençia].
fol. 46v Título: SIGUE��E LA HI�TORIA GLORIO�A DE | LA
NA�ÇENÇIA DELA VIRGEN MARIA.
fol. 46v Rúbrica: Capitulo primero. Como la deuota conde��a c�t�pla por loores
[...]
fol. 46v Íncipit: MUY EXCELente virgen e muy magnifica mi �eñora [...]
fol. 102r Éxplicit: [...] desseo de [de, interlineado] �aber. quanta e qual fue mi
na�çençia e�clare�çida.
fol. 102r Colofón: ACABA��E LA HI�TORIA | DELA GLORIO�A NA� |
ÇENÇIA DELA VIRGEN �IN MANZILLA.
fols. 102v-161v [Historia de la Encarnaçión].
fol. 102v Título: Comienca la hi�toria dela glorio�a encarnaçion del fijo de dios.
fol. 102v Rúbrica: Sigue��e el dialogo entre la virgen glorio�a e la muy deuota
conde��a çerca de la encarnacion del fijo de dios.
fol. 102v Íncipit: La condessa | MUI RESP | lande�çiente a los catholicos [...]
fol. 161v Éxplicit: [...] tanto fijo vos aueys c�nçebido.
fol. 161v Colofón: Acaba��e la hi�toria dela conçepçion del fijo de dios enel
vientre virginal. Adios gräs. AMEN.
fols. 162r-211r [Historia de la Visitaçión].
fol. 162r Título: SIGUE��E LA HI�TORIA DE LA VI�I | tacion dela
glorio�a santa ysabel.
fol. 162r Rúbrica: Capitulo primero Como la deuota conde��a �uplica ala
�eñora virgen la i�toria dela vi�itaçion que fizo a �anta y�abel.
fol. 162r Íncipit: MUY ESCLA | re�çida virgen e sobetodas quantas �on [...]
fol. 211r Éxplicit: [...] e color florido dela mi virginidat.
fol. 211r Colofón: Acaba��e la hi�toria dela conçepçion del fijo de dios E por
con�eguiente el primero libro o volumen. A dios gr�s por �iempre jamas.
fols. 211v-226v [Fiesta de la O].
fol. 211v Título: SIGUE��E LA MUY DEVOTA E | solempne fie�ta dela .o.
fol. 211v Rúbrica: Como pregunta la conde��a enque cosas o pen�amientos
ga�to aquellos och� dias antes del parto suyo marauillo�o.
fol. 211v Íncipit: A LA EXÇELlencia virginal e virginidat exçellenti��ima [...]
7
fol. 226v Éxplicit: [...] Agora es tienpo de te responder [La obra queda
interrumpida a partir de aquí]1.
Se trata de un códice de buen tamaño y correcta factura, al que cabe situar más
cerca del libro utilitario que del lujoso. Además de la anterior descripción codicológica, es
conveniente reparar en algunos aspectos materiales del manuscrito.
El primero simplemente consiste en que, tras el prólogo, la primera rúbrica
anuncia no el capítulo I sino el II, que inicia el folio 2r. Podríamos pensar que se ha
perdido el folio que contenía el capítulo I, pero no es así. Por un lado, el primer
cuadernillo está completo e incluso están numerados sus cuatro primeros folios; por otro,
el prólogo acaba justo cuatro líneas antes de que se agote el folio 1v sin que el copista lo
apure sino que decide continuar ya en el folio siguiente: no parece, por tanto, que se haya
perdido nada en medio. No creo, tampoco, que quien copió el códice, que suele estar
atento a enmendar cualquier pequeño error, como señalo de inmediato, pasara por alto
copiar todo un capítulo y menos el primer capítulo. Parece más sensato pensar que el
copista contara el prólogo como capítulo I y directamente empezó enumerando desde el
capítulo II.
Un segundo aspecto sobre la materialidad del códice es el error que se advierte en
la encuadernación de los folios finales. Ya hemos señalado que el original está compuesto
de una serie de cuadernillos rematados por cuatro folios finales sueltos; pues bien, el
último folio del último cuadernillo encuadernado hace el número 222 y así se consigna en
la numeración del siglo XVIII. El error se encuentra en la encuadernación de esos cuatro
folios finales: el numerado como folio 223 en realidad debería ir entre los folios
numerados como 225 y 226. Además, se ha encuadernado de forma inversa, es decir,
primero el lado vuelto y después el lado recto del folio. La secuencia lógica del texto,
conservando la numeración existente, debe respetar el orden siguiente: 222, 224, 225,
223v, 223r, 226, que es el que, naturalmente, adopto en la edición de la obra.
El tercer aspecto tiene que ver con las
anotaciones y las correcciones que se introducen en
la copia, y que, en líneas generales, podemos atribuir
a dos manos distintas2. La primera podría ser la
1 La base de datos PhiloBiblon de la Universidad de California, Berkley, describe también este códice en BETA
Manid 1927 <http://sunsite.berkeley.edu/Philobiblon/BETA/1927.html> [consulta 25-02-2008]. 2 En la edición del Libro de las historias van señaladas todas en las notas correspondientes. Reproduzco un
fragmento del folio 41v donde se puede apreciar la intervención de esas dos manos distintas.
8
misma que copia el texto o, al menos, muy cercana porque corrige sobre la marcha, es
decir, cuando advierte un error, tacha sus propias equivocaciones y sigue escribiendo a
continuación lo correcto. Estas correcciones pueden aparecer en la misma línea del texto,
interlineadas o, a veces, añadidas al margen. Buena parte de esos errores consiste en que el
copista, inadvertidamente, copia dos veces una palabra o un grupo de palabras, pero, al
darse cuenta, subsana su error tachando o subpunteando el texto repetido3. A veces omite
parte del texto que está copiando y, cuando se da cuenta, introduce al margen o
interlineada la parte que falta4. El copista debió de trabajar concienzudamente porque en
el resultado final no quedan muchos errores sin subsanar. Como es lógico, este tipo de
errores solo se explican porque el copista del códice que se nos ha conservado está
haciendo su trabajo a partir de otra copia, lo que implica una cierta circulación, al menos
manuscrita, del Libro de las historias de nuestra Señora, quizá entre damas del círculo de la
Condesa, como sugiero más abajo. No es este el único caso en el que una obra de Juan
López presenta un cierto recorrido. Sabemos que otra obra del fraile dominico, sus
Evangelios moralizados, acabó pasando por la imprenta zamorana de Antonio de Centenera
en 1490 después de haber circulado manuscrita en ámbitos nobiliarios y eclesiásticos5. La
segunda mano emplea una letra mucho más cursiva y algo posterior al texto, posiblemente
ya del siglo XVI, y utiliza siempre los márgenes laterales fuera de la caja de escritura. Sus
anotaciones son más bien escasas y con una distribución desigual a lo largo del códice6.
Estas pocas notas se limitan a llamar la atención sobre algún punto del texto escribiendo
«nota» o alguna palabra relevante o bien a señalar, de forma abreviada, la procedencia de
una cita. Parecen, pues, las anotaciones de un lector.
Conviene reparar también en los signos de puntuación que aparecen en el códice y
que van enmarcando no solo su estructura sino también el estilo de la prosa. Dejando a
un lado la distribución de la obra en historias, capítulos y rúbricas7, nos encontramos con
que, cuando una rúbrica es larga y, sobre todo, aborda un asunto divisible, se segmenta en
3 Valga como ejemplo su intervención al final del folio 119r. En ese punto la obra va comentando las letras que
componen por orden el nombre de María; tras la m, el copista aborda el comentario de la letra a, pero empieza escribiendo la líneas destinadas a la letra r; al darse cuenta de su error, quizá por dar la vuelta al folio para seguir escribiendo, tacha las palabras erróneas y sigue con el texto correcto.
4 En el folio 128v, tratando del anuncio de San Miguel a María, el copista escribe: «Fuy turbada esto es no fuy turbada del todo»; al advertir la falta de sentido, debió de volver al texto que estaba copiando y enmendó: «Fuy turbada mas no conturbada esto es no fuy conturbada del todo», añadiendo al margen y entre líneas, respectivamente, los dos segmentos que señalo en cursiva.
5 Los Evangelios moralizados aparecen en un inventario de 1504 de los libros de D. Fernando Álvarez de Toledo, primer conde de Oropesa, además de integrar, junto a otras obras de Juan López, uno de los bancos en que se distribuyen los libros de la Catedral de Salamanca, según inventario de 1553; los datos pueden consultarse en Jiménez Moreno 2004, 39-40.
6 Aparecen algo más frecuentemente entre los folios 13-30, 42-43 y 220-224. 7 Más abajo se dan detalles sobre esta estructura.
9
diversos párrafos marcados con el punto y aparte. Tras él aparece sangrada la primera
línea del párrafo siguiente además de mayúscula en la letra inicial.
Dentro de cada párrafo o de cada rúbrica de párrafo único se aprecian tres signos
de puntuación predominantes: el punto seguido de minúscula (columna a, línea 9), el
punto seguido de mayúscula (columna a, línea 2) y el punto seguido de un espacio en
blanco y letra mayúscula (columna b, línea 9)8. Podemos aventurar que cada uno de estos
tres puntos parece marcar, respectivamente, pausas de menor a mayor jerarquía sintáctica,
del mismo modo que en la actualidad ocurre con la coma, el punto y coma, y el punto y
seguido. Hay que advertir, no obstante, que la escritura es muy asistemática en el uso de
estos tres signos de puntuación: falta un punto cuando lo esperable sería encontrarlo o se
usa el punto seguido de mayúscula para
separar un inciso menor, equivalente en
la actualidad a una coma. Esta aparente
falta de coherencia se puede explicar, en
parte, porque el copista parece seguir
criterios de puntuación distintos a los
modernos, de manera que, como
veremos al tratar sobre el estilo de la
prosa de Juan López, los puntos marcan
gráficamente segmentos de una escritura
que, a grandes rasgos, responde a una
compositio basada en períodos y cláusulas
con distintos miembros.
8 Los ejemplos van referidos, claro es, a la reproducción del folio 37v que se ofrece en esta misma página.
Esporádicamente aparecen a lo largo del códice otros signos como el punto y raya (fol. 21r, col. a, líns 12 y 21) o el signo de cierre de interrogación (fol. 223v, col. a, líns. 14 y 30).
10
FECHA DE REDACCIÓN Y COPIA
Fray Juan López no pudo redactar su Libro de las historias de nuestra Señora antes de
1454, porque solo a partir de ese año doña Leonor Pimentel, a quien dirige la obra, pasa a
ser condesa de Plasencia, que es el título con el que aparece citada en casi todas las
rúbricas, tras su matrimonio con don Álvaro de Zúñiga1. Tampoco se pudo escribir
después de 1479, año en que muere el propio fraile. De hecho, en el folio 211v se cita a
Alonso Carrillo como Arzobispo de Toledo, por lo que no podemos salirnos de los
márgenes de su arzobispado, esto es, el período que va del año 1446 al año 1482.
Algunos datos externos e internos nos pueden ayudar a situar con más precisión la
fecha de composición de la obra. Un primer dato externo nos proporciona una fecha ante
quem. Se trata de un inventario de 1468 de los libros de la Condesa que ya parece
consignar la obra, aunque no con un título reconocible2. Encontramos un segundo dato
en el propio prólogo del Libro de las historias cuando Juan López pone su obra al servicio
de la «floresçiente e resplandesçiente moçedat» de la Condesa, por lo que debemos
suponer que su redacción coincide con los primeros años de doña Leonor como Condesa,
es decir, poco después de 1454. Con estos dos nuevos datos podemos situar la obra entre
1454 y 1468.
El dato, quizá, más revelador para precisar la fecha de redacción lo encontramos
también dentro de la propia obra cuando la Virgen comenta a la Condesa cómo las amas
de palacio crían a su hijo. El comentario no hace referencia a una actividad del pasado,
sino que se refiere con el uso del presente verbal al aquí y al ahora de las tareas propias de
la crianza de un recién nacido:
Bien miras cómo las amas de tu fijo traen en torno aquellas manos: agora lo enbuelven, agoran lo desenbuelven, ya lo buelven ya lo rebuelven, agora le tratan, agora le arrollan, agora le dan la leche, etc.3.
1 Lo demuestra una cédula dada por Enrique IV en 1461 donde confirma la validez del casamiento hecho en vida
de Juan II; cf. Jiménez Moreno 2004, 17n. 2 Más abajo nos ocuparemos del documento, que se encuentra en el AHN, Osuna 216/6-2. El caso es que en este
inventario aparece el siguiente ítem: «Otro libro, con coberturas de cuero morado, y encima un lienzo que hizo Cómo la duquesa aparta de sí todos los instrumentos y placeres», que muestra muchas coincidencias con la primera rúbrica del Libro de las historias: «Cómo la Condessa aparta de sí todos los estruendos que le pueden enpedir su intento» (fol. 2r); véase una transcripción del documento así como algunas consideraciones en Jiménez Moreno 2004, 35-36.
3 El comentario puede leerse en el fol. 24r.
11
Si tenemos en cuenta que el único hijo varón de doña Leonor, el que fuera
arzobispo de Sevilla Juan de Zúñiga, nace en Plasencia en 1465, podemos concluir que la
obra debió de redactarse entre los años 1465 y 1468.
Por lo que se refiere a la copia manuscrita, podemos datarla en el último tercio del
siglo XV o, como mucho, en los primeros años de la centuria siguiente. Por un lado,
aunque el personaje de la Condesa siempre aparece con tal título, en tres ocasiones se la
nombra con el título de duquesa4. Lo más seguro es que esta leve vacilación nos esté
indicando que el copista a veces se deja llevar por el título nobiliario que doña Leonor
posee en el momento de la copia. Teniendo en cuenta que Álvaro de Zúñiga y Leonor
Pimentel son confirmados por el rey Enrique IV como señores de Plasencia con el título
de duques en 1469, la copia tendría que ser posterior a esta fecha. Si estamos en lo cierto y
esta vacilación en el título es imputable al copista y no a la redacción original del autor, lo
más seguro es que el acto de copia se realizara aún en vida de doña Leonor, es decir, antes
de 14865.
A este dato se añade el hecho de que la filigrana del papel utilizada es semejante a
la número 11154 del catálogo de Briquet, que sitúa entre los años 1479-1484, o a la que
hace el número 11165, que ya es de 1505.
Por lo demás, sus rasgos lingüísticos no nos ayudan a precisar cronológicamente la
fecha de copia, pues, como ocurre en muchos textos de la segunda mitad del siglo XV,
conviven rasgos divergentes, además de que no es posible saber si una determinada
solución fonética o morfológica ya estaba en la redacción original o si la ha introducido el
copista. En líneas generales, encontramos algunos rasgos lingüísticos más o menos
estables6 junto a otros que muestran vacilaciones características del período7.
En líneas generales y con muchas precauciones, podemos decir que los rasgos
lingüísticos apuntan a una fecha de copia no muy lejana a la de su redacción.
4 Concretamente en los folios 78v, 130v y 196v. 5 Parece confirmarse, por tanto, lo que apuntábamos más arriba: como en el caso de los Evangelios moralizados,
algunos años después de su redacción, una obra de Juan López, en este caso con todo el aspecto de estar pensada para una lectura privada, aún despertaba el suficiente interés como para que alguien encargara una copia manuscrita.
6 Por ejemplo, solo existen finales en –illo o la forma verbal soys frente a sodes; apenas hay vacilaciones en el timbre de vocales átonas, predominan las formas gelo, gela, el verbo só frente a soy o el pronombre átono vos frente a os para el tratamiento de cortesía y la segunda persona del plural.
7 Así, frente a la conservación de la f- etimológica, encontramos algunos casos de h- en formas de los verbos hablar o hacer, en algunas palabras como hijo, hacha, heces y, sobre todo, henbra; junto a los finales de palabras en –t, encontramos formas con –d; alternan diminutivos en –ito, –illo y –uelo; las terminaciones verbales de segunda persona del plural en –áis, –éis alternan con las formas –ades, –edes; otro tanto ocurre entre las formas analíticas y sintéticas en los futuros y condicionales.
13
TÍTULO
Desde el prólogo Juan López anuncia su intención: «Propuse exarar por estensso
un libro, más provechoso que graçioso, en el qual acomulase e juntasse las devotíssimas e
santíssimas historias que conprehenden toda la vida de nuestra Señora». Esta declaración
de motivos hace que el tejuelo de la encuadernación decimonónica intitule la obra como
Historia de nuestra Señora y, posteriormente, el dorador del estuche se decida por Vida de
nuestra Señora. El padre Alonso Getino, al editar las dos primeras partes, prefiere centrarse
solo en los dos momentos de la vida de María: Concepción y nascencia.
Parece claro que el título del tejuelo parte del término «historia» que aparece en el
prólogo. Sin embargo, al leer con cierto detenimiento la obra, comprobamos que carece
casi por completo de partes narrativas. No es un relato mariano, de hecho ni siquiera es
un relato sino más bien un diálogo. A través de ese diálogo, además, no se desarrollan
narrativamente los distintos momentos que componen la vida de la Virgen María, al modo
de los capítulos a ella dedicados, por ejemplo, en la Vita Christi de sor Isabel de Villena.
Es momento de ir adelantando algo de lo que nos vamos a encontrar en esta obra.
Al poco de comenzar leemos la siguiente rúbrica: «Capítulo octavo. Cómo a la gloriosa
Virgen pide la devota Condesa que le quiera demostrar la verdadera declaraçión de las
fiestas suyas» (fol. 5r). Y a continuación la Condesa concreta más su afán:
Muy alta Señora mía, por quanto yo he deseo de me ocupar en lecçiones de libro e escriptura que fagan espressamente de vuestra santíssima e singular persona mençión, plégavos por vuestra puríssima virginidat de me enformar de las cosas que oyo de vuestra grandeza a todos dezir (fol. 5r).
Desde el principio, por tanto, se hace explícito que Juan López no quiere narrar una
versión de la vida de María sino que la obra va a ir por otro camino, como iremos viendo.
Entonces hay que preguntarse qué sentido tiene la palabra «historia», que se repite varias
veces en el prólogo o en las rúbricas iniciales de cada parte16. La respuesta no hay que
buscarla en el sentido actual de la palabra, el narrativo, sino en un sentido más visual, en el
mismo que entendemos cuando decimos hoy que un códice está historiado17, lo que
quiere decirnos Juan López es que su obra va a ir representando o, como rezaba la rúbrica
16 Por ejemplo: «La quinta historia será de cómo la Virgen parió pública y famosamente» o «Serán estas quatro
historias en la parte segunda del libro», ambas en el fol. 1v. 17 Bustos Tovar 1974, 458: «Estoriado. V. Estoria. Adj. ‘decorado con representaciones de hechos históricos o
míticos»; el Diccionario Crítico Etimológico, s.v. historia, documenta el verbo «historiar» hacia 1400 (Corominas & Pascual 1980-1991).
14
anterior, «demostrando» cada uno de los momentos importantes de la vida de María, no
por medio de representaciones gráficas o iluminaciones, sino a través de las palabras18.
Nos topamos con este mismo sentido iconográfico de la palabra «historia» en la
descripción que de un libro de horas de tiempos de los Reyes Católicos aparece en un
documento de compra:
Y luego, adelante, una estoria cómmo está nuestro Señor en la cruz y nuestra Señora al pie de la cruz [...] Y luego, adelante, otra estoria del Espíritu Santo, cómmo vino sobre los apóstolos [...] Y adelante otra estoria del Nasçimiento [...]19.
En un inventario incorporado a un libro de visitas de conventos leemos el término
«estoria» aplicado inequivocamente a cinco ilustraciones de un libro. Bien es verdad que,
al lado, vuelve a aparecer varias veces la misma palabra con su sentido narrativo más
frecuente:
Otrosý, los dichos vesinos pecheros dieron, que conpraron de los dineros de las capellanías, un salterio de pargamino de mano e un libro de la estorya del Nasçimiento de nuestro Señor, con el ofiçio de Semana Santa [...] Otro libro de çinco estorias de una regla de lectura e cantorýa [...] Otro libro de una estoria de san Françisco20.
En fin, como este lugar no es el apropiado para acumular testimonios del término,
me limito a señalar la misma palabra con idéntico sentido aunque en un contexto
completamente distinto al de los documentos de compra y venta. Se trata del Tirant lo
Blanc, o por mejor decir de la traducción castellana de 1511. Cuando Diafebus refiere al
conde Guillén de Varoyque las fiestas y celebraciones de la corte inglesa, describe una
impresionante roca artificial que, una vez abierta, da paso a un patio adornado. Es en esta
descripción cuando volvemos a encontrar el término «ystoria» en su sentido visual, que,
por cierto, parece necesitar de una pequeña aclaración:
Acabando la Reyna su humilde suplicación, súbitamente con un gran trueno se abrió la puerta de la roca, y el Rey y la Reyna con todos los estados entramos dentro de un gran patio, todo al derredor
18 En este sentido me parece significativo el verbo «exarar» que, como acabamos de ver, utiliza Juan López al
principio de su obra. Es voz normal en portugués, pero muy poco frecuente en castellano; según el Diccionario de Autoridades exarar significa «esculpir, grabar con punta de hierro en bronce, mármol o piedra, alguna cosa para que sea permanente» (RAE, Diccionario de Autoridades 1732, II, 669). Con este término el autor quiere dejar esculpidas cada una de las fiestas marianas para que la Condesa pueda contemplar cuantas veces quiera su sentido y sus misterios.
19 Cito el documento por Ruiz García 2002, 402; asimismo el término aparece para valorar económicamente las iluminaciones de otro libro de horas: «Apreció Felipe diez y nueve estorias prinçipales a ducado cada una que son VIIUCXXV y medio» (Ruiz García 2002, 403). En la Relación de la dote de don Juan y la princesa Margarita (1496) aparece repetidamente el término «historia» como sinónimo de dibujo: «Mas dos paños ricos con mucho oro, de la historia de Alexandre: tiene sesenta e tres anas e media cada uno. Mas dos paños de la historia de las Santas Mujeres: tienen quarenta e ocho anas cada uno. Mas un paño de la historia de Alexandre: tiene quarenta e ocho anas. Mas un paño de la historia de Josue: tiene sesenta e quatro anas. Mas tres paños del Credo: tienen ochenta e dos anas cada uno» (cito por RAE, Banco de datos CORDE [en línea], Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [25-02-2008].
20 Cito por la transcripción de Cátedra 2005, 95 y 96; se trata de los ítems numerados como [4-5], [13] y [39].
15
entoldado de paños de ras, labrados de oro y de seda y de hilo de plata de diversas ystorias, las ymágines fechas por arte de sotil arteficio21.
Es obvio que el significado del sustantivo «estoria» o «historia» en los textos
castellanos medievales es muchas veces equivalente al actual de narración de hechos
pasados22. Pero en el Libro de las historias de nuestra Señora o en documentos donde, por
motivos normalmente económicos, se pone de relieve el valor de las ilustraciones y
figuras de un libro, el sustantivo recibe el significado del sintagma «libro historiado», que
según el Tesoro de Covarrubias, «se dize comúnmente el que tiene algunas figuras en
dibuxo o estampa, que responden con la escritura»23. Si bien el sustantivo «estoria» es
muy poco frecuente con este significado, el verbo o el adjetivo no lo son. Lo que resulta
más novedoso en esta obra de Juan López es la aplicación de la palabra «historia» a una
representación con palabras –que no con figuras o dibujos– de las escenas más
importantes en la vida de María.
Hasta aquí llega todo lo que la propia obra es capaz de indicarnos acerca de su
naturaleza y, por extensión, de su título. Ahora se hace necesario cruzar esta información
interna con un dato externo. En un inventario de fondos de la Biblioteca de la Catedral de
Salamanca de 1553 aparece el siguiente ítem entre los libros que se guardan en el banco
noveno: «Primera Festival de nuestra Señora. Com., A la muy ilustre. Acaba, oviere»24. La
fórmula para la dedicatoria es tan genérica que quizá solo se trate de una coincidencia con
el comienzo de cualquier otra obra, pero varios factores me hacen suponer que se trata de
nuestro Libro de las historias de nuestra Señora. De entrada, ese comienzo coincide
exactamente con el de la obra de Juan López; además el ítem se encuentra en el «nono
banco» junto a otras obras del propio fraile dominico; y por último el título con el que se
consigna encaja en el contenido de su obra: «Festival de nuestra Señora», esto es, un libro
que recoge las fiestas marianas. De hecho, el término «fiesta» aparece constantemente para
referirse no solo a las celebraciones litúrgicas marianas sino a las distintas partes de la
obra. Por ejemplo, en la segunda parte que trata de su nacimiento, María se refiere de
pasada a su prima Isabel:
21 Los cinco libros del esforçado e invencible cavallero Tirante el Blanco, I, 46 (ed. Riquer 1974, I, 148, líns. 20-26). 22 El mismo Juan López en su Libro de las historias utiliza el término en este sentido con frecuencia, por ejemplo:
«Sestamente, los santos apóstolos guardaron esta çerimonia, como se lee en sus historias» (fol. 203v). 23 Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española (ed. Riquer 1989, 692a, líns. 61-65). 24 Marcos 1961, 300.
16
E sabe que subí para la visitar e saludar e ministrar e servir fasta que pariesse e buena la dexasse. E, porque en la fiesta quarta mía –que será desta Visitación– te fablaré más largo, no me deterné en esta partezilla, mas solo apunté cómo por esta parte por el Evangelio só nonbrada María. (fol. 68v)25. Si las distintas fiestas marianas marcan la estructura general de la obra, del oficio se
extraen bastantes lecturas, antífonas o himnos. Así, en la edición del texto se ha intentado
rastrear, hasta donde ha sido posible, la presencia del breviario, sin embargo la tarea a
veces ha resultado complicada pues Juan López más que buscar la precisión de la cita
latina –como hace, por ejemplo, en sus Evangelios moralizados por ir dirigidos a otros
religiosos que van a utilizar sus piezas– incorpora algunas partes del breviario de memoria,
siempre en romance, sin señalar la fuente y sin propósito de exactitud26.
Volviendo al testimonio del inventario catedralicio, se pueden extraer dos
conclusiones más. En primer lugar, el éxplicit de la obra no coincide con el de la copia
manuscrita que conservamos, por lo que cabe deducir que el códice actual es distinto al
que aparecía en la Catedral de Salamanca, lo que corrobora una circulación manuscrita de
esta pieza mayor de la que permite pensar la existencia de un solo códice27. En segundo
lugar, el ordinal «Primera» nos viene a confirmar que existió una segunda parte, tal y como
anunciaba el prólogo. Quizá, sin salirnos de este mismo inventario, podamos encontrar
ese segundo volumen en otro ítem que, aunque se encuentra junto a obras latinas en el
octavo banco, está escrito en castellano, como lo confirman sus datos: «Festiva Virginis
Mariae. Com., Muy clara. Acaba, La historia»28.
En resumen, el término historia no debe entenderse en sentido narrativo sino
iconográfico. Así, cada una de las historias que componen el volumen conservado se
centra en la explicación y exaltación de una fiesta mariana; sin embargo, como se puede
comprobar en una lectura somera, la obra es algo más que un devocionario de las fiestas,
muy lejano de la simplicidad de unas Horas de nuestra Señora, por muy proteico que resulte
25 Otras menciones del término: «Mas por quanto esto pertenesçe a la mi terçera fiesta no alargo la respuesta.» (fol.
32r); «Las semillas e aromáticas espeçias e flores odorosas las oyrás en la fiesta terçera mía, e otras cosas que callo aquí» (fol. 39v); «Así, yo mesma, en la segunda fiesta mía, de la Encarnaçión» (fol. 65v); «La fiesta de oy» (fol. 161r).
26 Solo a veces la Virgen anuncia alguna antífona con un genérico «así me canta la Iglesia». He manejado dos breviarios dominicos. El primero es un ejemplar incunable en 8º sin numerar e incompleto por el final; he consultado el que custodia la Biblioteca Nacional de Madrid con la signatura R/31913; aunque en la ficha de la propia Biblioteca aparece sin año, en el fol. 7r se registra el año 1497; se consigna con el título: «Incipit breuiarium secundum morem ordinis sacratisssimi fratrum predicatorum». Además también he consultado un ejemplar del Breviarium secundum consuetudiem fratrum ordinis Prædicatorum iuxta acta Capituli generalis Salmanticensis nuper reformatum, s.a., pero del siglo XVI, que se encuentra también en la Biblioteca Nacional de Madrid con la signatura 3/48154.
27 La forma «hoviere» solo aparece una vez en toda la obra, en el folio 225v, el penúltimo según la numeración del códice. Pero, como vimos, hay un error en la encuadernación por lo que en realidad ese folio es, según el sentido del texto, el antepenúltimo. Poco importa la colocación de ese folio, lo que ahora nos interesa es que la pieza del inventario catedralicio termina en un punto distinto al del códice conservado.
28 Marcos 1961, pág. 299.
17
el género29. Es verdad que las distintas fiestas marianas condicionan la estructura de toda
la obra. Pero desde el principio hasta el final nos encontramos con dos ingredientes que lo
alejan de la consideración de un simple libro de rezo: primero, su forma dialogada, que es
la que va generando los distintos asuntos tratados; segundo, el contenido doctrinal que en
paralelo al devocional integran la obra. Dado que el propio Juan López concibe la obra
como un libro e incluso emplea el término tanto en el prólogo como en el colofón que
cierra la primera parte30, el título que proponemos para la obra es el de Libro de las historias
de nuestra Señora.
CRITERIOS DE LA EDICIÓN
Como criterio general de esta edición se respetan ciertas particularidades gráficas
del manuscrito, aunque, acordemente con las normas del CiLengua, se han realizado
algunas modificaciones:
1. Se ha modernizado el uso de mayúsculas y minúsculas así como el de los signos
de puntuación y separación de párrafo.
2. Se han regularizado las grafías u e i con valor consonántico como v y j,
respectivamente; del mismo modo, los casos de grafías v y j vocálicas se transcriben como
u e i.
3. Se ha simplificado los grupos consonántico -nrr- y -srr- en -nr- y -sr-,
respectivamente.
4. Se han desarrollado las abreviaturas; en el caso de la abreviatura del sonido nasal
ante consonante bilabial se ha optado por la grafía n por ser la más frecuente en el texto
cuando aparece.
5. Se mantienen los grupos dello, dellos, dellas, desto, destos, destas..., pero separo dela.
La forma aglomerada del cuando interviene el pronombre la resuelvo como d’él.
6. Mantengo el grupo quel (que seguido del artículo); sin embargo separo el grupo
con pronombre (qu’él).
7. Utilizo corchetes cuando reconstruyo o supongo un segmento de texto que falta
o está ilegible.
29 Ruiz García 2002 págs. 390-391: «La falta de aplicación de un criterio común favoreció que proliferasen las
variantes en la composición de tales libros [...]. La práctica exigía la posesión de un libro que contuviese el complejo plan de rezos diarios».
30 «Acábasse la historia de la conçepçión del Fijo de Dios e, por conseguiente, el primero libro o volumen» (fol. 211r).
18
8. Repongo la cedilla, sin más indicación, en los casos en los que falta.
9. Unifico las terminaciones alternantes -em/-en de algunas palabras
(virgem/virgen, siguem/siguen), optando, sin otra indicación, por la forma que finalmente
se ha impuesto, que además es la más frecuente en el manuscrito; respeto, sin embargo, la
alternancia en los nombres propios (Jherusalem, Moysem) o en los latinismos (ítem),
donde lo más frecuente es la terminación -em.
21
PRÓLOGO DEL AUCTOR A LA SEÑORA CONDESA
la muy illustre e muy exçellente señora, mi sobre señora doña Leonor Pimentel,
muy magnífica condessa de Plazençia. El muy humillde capellán e inútile orador
e indigno oydor de vuestras tan provechosas como virtuosas confessiones, fray
Juan López de Salamanca, el indigno religioso de la Orden de los frayles predicadores,
después de besadas las tan famosas como generosas manos de vuestra señoría con
aquellas çerimonias que devo, salud e paz e buena ventura.
Mirando e contenplando, muy alta señora mía, con actento acatamiento e ojos
çircunspectos los aferes caridosos e diligentes actos, e los eçerçiçios de continuo e
serviçios por cabo devotos que a nuestro Señor e a la santíssima Virgen e castíssima
Madre suya ofresçe vuestra devotíssima humilldat, e espeçialmente e sobre todo en la
solempníssimas fiestas de Fijo e Madre, desseando promover vuestra floresçiente e
resplandesçiente moçedat, tanto de virtudes e graçias adornada quanto de preminençias e
prerrogativas ya guarnida, a costunbres e usos más intensos, a secreta e pública devoçión,
e a deseos e apetitos de más íntima afecçión, a devotos afectos e conatos de más cendrada
devoçión, de los quales así virtuosos como graciosos motivos conçibiendo osadía,
propuse exarar por estensso un libro, más provechoso que graçioso, en el qual acomulase
e juntasse las devotíssimas e santíssimas historias que conprehenden toda la vida de
nuestra Señora:
La primera, cómo fue conçebida miraglosamente; |[1v]
la segunda, cómo fue nasçida santa e pura e poderosamente;
la terçera, cómo conçebió alta e poderosamente;
la quarta, cómo visitó a la prima presta e gozosamente.
Aquestas quatro comprehenderán la parte primera en un volumen.
La quinta historia será de cómo la virgen parió pública e famosamente;
la sesta, cómo lo ofresçió devota e humilldosamente;
la séptima, de cómo el Fijo la resçibió en cuerpo e alma muy honrosamente;
la octava, de las nieves, por qué nevó en agosto maravillosamente.
Serán estas quatro historias en la parte segunda del libro e volumen segundo1. Será
la escripta lectura por manera de fabla entre dos perssonas de sexu feminino, de las quales
1 Juan López no solo se hace responsable del texto, sino también de su disposición material a lo largo de dos
volúmenes, de los que solo se ha conservado uno, que ni siquiera cumple por entero el plan que acaba de proponer.
A
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la una pregunta como disçípula afectuosa de aprender, la otra, como maestra ganosa de
enseñar e responder.
E van escriptas de estilo rudo e grossero como de tartamudo e sciolo en la
eloqüençia de las flores. En las quales historias puse algunas notas próximas e vezinas a
piadosa devoçión, agenas e muy extrañas de inpía elaçión, las quales de grado sufrirán
cathólica emienda, e del todo resurtirán2 de la depravada e herética contienda3.
Pues resçiba la potentíssima diestra de vuestra exçellente señoría el párvulo e
pobre presente de las humilldes manos del frayle mendigo e predicador. E mírelo vuestra
alteza e léalo una vez siquiera vuestra devotíssima nobleza por deporte alegre e gozoso,
fablando en el retrete con la Madre del Gloriosíssimo, el qual con la Madre vos lieven a la
gloria e vos asienten a la su diestra.4 Amén. |[2r]
CAPÍTULO II5
CÓMO LA CONDESSA APARTA DE SÍ TODOS ESTRUENDOS QUE LE
PUEDEN ENPEDIR SU INTENTO
Parientas mías ni otras señoras de mi estado ya non me fatiguen con sus fablillas
mundanas; oyré las dulçes departiçiones de la Madre de mi Criador. Ni me ocupen las
dueñas de mi palaçio con sus consejuelas profanas; escucharé las muy sabrosas razones de
la Genitrix de mi Redentor. Ni me empidan las6 donzellas e otras de mi estrado con
patrañuelas vazías e vanas; entenderé en las provechosas e útiles enformaçiones de la
Criante del mi Salvador.
Partidvos de mí, negoçios de mi señoría, e fablaré con la Señora de todo el
mundo. Arredradvos de mí, estruendo de la casa mía, e razonaré con la gloriosa Reyna del
çielo. Huid de mí, gragidos e ruydos de la cámara mía, e fablaré con la de los ángeles
grand Prinçesa. ¡O, quién me diesse alas de águila en mis braços e de paloma en mis pies
para que yo bolasse con aquella que sola es una e singular sin segunda, que no tiene par!7
2 En el original, refurtiran. 3 Aquí Juan López se aproxima más a lo que verdaderamente será su obra: no tanto una historia entendida como
narración de hechos sobre la vida de la Virgen, cuanto un relación de todos los misterios, doctrinas y motivos devotos relacionados con la figura de María, de ahí sus prevenciones ante lo que podía ser considerado como juicios al margen de la ortodoxia cristiana.
4 De estas últimas frases se desprende que Juan López no solo dedica el libro a doña Leonor Pimentel sino que lo ha escrito pensando en su lectura privada y meditación por parte de su mentora.
5 Faltan tanto la rúbrica del título de esta primera parte como la rúbrica del capítulo I. 6 En el original, lan. 7 Se encuentra este afán por el aislamiento y el silencio para favorecer la lectura y la meditación en otras obras de
espiritualidad, no necesariamente vinculadas a la devotio moderna; así Teresa de Cartagena al principio de su Arboleda de los
23
CAPÍTULO III
CÓMO LA CONDESA INVOCA A LA GLORIOSA VIRGEN MARÍA
¡O , muy alta Señora mía, e cómo te fablaré sola allí donde el Padre, por te ensalçar, te
asienta en silla muy poderosa, el qual Fijo, por te honrar, te corona de guirlanda preçiosa,
el Spíritu Santo, por te decorar, te adoba de vestidura gloriosa? ¿Cómo te fallaré sola, o
gloria mía e mi dulçe vida, donde ángeles e arcángeles de continuo cançionan; donde
loada eres de prinçipados e potestades; donde te bendizen virtudes e señorías; donde los
cherubines çitarizan e armonizan los serafines? ¿Cómo te fallaré, o mi sobre Señora, sola
donde profetas |[2v] e patriarcas, te saludando, son gozosos; donde apóstolos padres
nuestros e los veros evangelistas, te bendiziendo, son alegres; donde mártires e doctores te
glorifican plazenteros; donde niños e vírgines con bayles e danças a ti loan; donde los
bienaventurados todos postrados te adoran?
Ciertamente tú sola eres la que a Dios de carne vestiste; tú eres sola la que a Dios
e hombre pariste; tú sola eres la que pariendo virgen quedaste; tú eres sola la que, virgen,
del çielo leche cobraste, de la qual al Çevo çevaste; tú sola eres la que virgen e madre
duraste; tú sola eres aquella e una que sobre los ángeles tienes tribuna en cuerpo e ánima,
ya de consuna vives e reynas por todos los siglos.
CAPÍTULO QUARTO
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SALUDA A LA REYNA DEL ÇIELO
Salve, Reina Madre de misericordia, vida, dulçura e esperança mía. Salve. Yo clamo a ti
como desterrada e fija de Eva. Yo a ti sospiro en este valle de lloro. De los fieros leones e
honças sobervias fuyo a ti, como a firme guarda mía. De las tenpestades e tormentos a
enfermos llega a alegrarse de su sordera diciendo: «Por çierto, grand prouecho deuen [hazer] estas palabras por las quales oyrán plaziendo a Dios de asý quitar todos los ynpedimientos y estoruos. Ya soy apartada de las bozes humanas, pues mis orejas no las pueden oýr» (ed. Hutton 1967, 43).
24
varas8 corro a ti, mi casa fuerte guarnida. De los ossos e lobos golosos e suzios, tenblosa
vengo a ti, mi torre de fortaleza, enhestada e erguida9.
No me presento, muy alta Señora, al trono de vuestra muy grand dignidad, mas a
la silla10 graçiosa de vuestra muy pía benignidat. Ni me presento como loadora, ca só muy
grand pecadora, e no es espeçiosa la loança en la boca del pecador11; ca, puesto e otorgado
que mis poros fuessen bocas e lenguas los mis cabellos, más loarían callando que loores te
cantando: segúnd los modos humanos en respecto de los çielos, callando te loamos e
loando injuriamos. |[3r]
Pues ¿qué haré, Señora muy buena? ¿Callaré loando o loaré callando? ¿Querré, si
plaze a ti, loar humillmente e callar cuerdamente? ¿Fablaré de las fiestas tuyas que
solemnizan los tus servidores e callaré los secretos de que callaron los sanctos doctores?
Hablar de tus loores es a mí grand afecçión; departir de tus virtudes es a mí consolaçión;
contar de tus altas dignidades es a mí delectaçión; relatar de tus festivas solemnidades élo
yo por muy santa e grand devoçión. Si pensar de ti es sentido consumado, quánto en más
grado será perfecto e acabado hablar e obrar aquello que plaze a ti. La memoria de tu
digníssima alteza e la recordaçión de tu altíssima dignidat hecha es como mezcla de
perfumes e mixtura de olores por arte de alatares; en toda boca se adulçerá, como el
açúcar, la memoria del tu nonbre e así sonará en lenguas de relatantes como la harpa en el
conbite. Señora mía, el nonbre tuyo memorial es tuyo en deseo santo del alma mía; de ti
me acordaré todos los días que biviere; de ti, o Graçiosa, hablaré todos los meses de mi
tiempo; a tu honor conversaré todos los años de mi vida.
CAPÍTULO QUINTO
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESÇIBIÓ A LA DEVOTA CONDESA
En hora buena veniste; en punto próspero allegaste; paçífica sea tu venida. En angustias
es puesta la tu alma e arde del todo tu spíritu. Tu angustia del ánimo te posee, angustia del
alma te aflige; de males eres çercada e [de] coytas çircundada; congoxada de miserias;
conclusa de adversidades. Jamás a ninguno mal feziste; a ninguno enpeçiste; a ninguno
contrariaste; a ninguno calupniaste; a ninguno conturbaste; a todos aprovechaste; |[3v] de
8 Descarto que se trate del adjetivo avaro porque su aparición en textos anteriores al siglo XVI es muy rara y, sobre
todo, porque tal y como aparece no encaja con el sentido de la frase. Me inclino más por pensar que se trata de la expresión «correr a varas», es decir, la condesa se refugia bajo el amparo, la vara, de la Virgen.
9 Interlineado er. 10 A continuación tachado de. 11 Eccli 15, 9: «Non est speciosa laus in ore peccatoris».
25
ninguno retraýste e todos escrimen dientes bravos contra ti; todos con ojos torvos ya los
guiñan contra ti; todos te asechan; todos dañan tus bienes; todos esculcan tus palabras; tu
bien dizen ser mal; tu dulçura, amargura; tu cordura, ser locura; tu luz, ser tenebrura; tu
claridat, oscuridat; tu piedat, ser vanidat. E lo que te más enoja e agramente te congoxa,
que a la muerte te aflige, que ninguno es por ti, ninguno te da ayuda, ninguno te escusa,
ninguno por ti responde, ningu[n]o habla por ti, ninguno pugna por ti.
Mas tú, devota Condessa, acuérdate de tu Criador, ave memoria de tu Conditor,
pues que d’Él eres criada e hecha. Conosce a ti mesma e a quien te crió. Sabe por qué eras
constituyda, para qué estableçida, por qué condiçión eres criada e cómo fueste
engendrada. Guárdale entera fe, lealtad entrega, derecha fe, firme fe, toda tu fiuza, toda tu
esperança12 sea por Él e en Él e a Él. Guárdate de [que] ninguna doctrina falsa te engañe;
ninguna falsa seta te dañe. Ama a Dios por sí solo e al próximo en Él e al enemigo por
amor d’Él. Faz abstinençia de todo aquello que la ley vieda, e piensa e fabla e obra aquello
que la ley manda. A las virtudes tuyas no mezcles algúnd mal, ca muchos bienes por un
solo mal se pierden. En lo que delecta al cuerpo, no declines tu espíritu a la carnal
delectaçión; nunca le des consensu. Enfrena tu mente del apetito malo. Conserva tu alma
de todo malo pensamiento. Sea tu alma pura, no moren en ella torpes e viles
pensamientos, ca Dios juzga los pensamientos e no examina al cuerpo solo, mas juzga los
pensamientos del alma. Nunca te nozirá ninguna adversidad si en ti no reyna alguna
maldad. Purga las iniquidades si |[4r] quieres vençer las adversidades. ¿Qué cosa te podrá
enpesçer si amares la virtud que te puede guareçer?
CAPÍTULO VIº
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA OTORGA LO QUE LA VIRGEN DIXO
E LE SUPLICA QUE LA INFORME
Gloriosa Señora mía, así es como dize tu alteza, así es como afirma tu grandeza,
veramente así [es] como sentençia tu nobleza. Señora prudente sobre todas las vírgines,
discreta sobre todas las henbras, sabia sobre todas las mugeres, tú me guía cómo ande, tú
me enseña cómo fable, tú me doctrina cómo piense. Dame regla cómo rija mi coraçón,
cómo mesure mi razón, cómo ordene mi conversaçión. Esto es lo que yo quiero, esto
codiçio, esto deseo. Lo que ordenares, a esso estaré; lo que me aconsejares, eso escogeré;
lo que tú mandares, todo lo conpliré.
12 Repetido toda tu esperança.
26
CAPÍTULO VIIº
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DA DOCTRINA A LA SU DEVOTA CONDESSA
Lança de tu coraçón pensamientos curiosos; arriedra de tu ánimo pensamientos
maliçiosos; alança de tu alma pensamientos deliçiosos. Como los vieres venir, enpiéçalos a
resistir; çierra tus entrañas, no los quieras reçebir ni que entren consentir. Si los dexares
entrar, creas que te batirán; çierta seas que luego te ligarán e áyaslo por firme que te
captivarán. E serás esclava e serás captiva de tantos serviçios de quantos fueres esclava
pecados e viçios.
Desdeñe tu voluntad desseos seglares; aborrezca tu voluntad apetitos carnales;
esquiva con todas fuerças deleytes corporales. Tu coraçón piense en el poderoso Dios
cómo crió las cosas de nada. Piensa cómo es sabio e relunbroso por la orde- |[4v] nança de
sus criaturas; piensa en Dios cómo es tan fermoso por las resplandores de sus fechuras.
Piensa13 cómo [es] grandíssimo Dios por las grandias14 de los çielos, e cómo es altíssimo
por las alturas de los signos, cómo es liberal e largo Señor por sus muy largos benefiçios.
Hable tu lengua loores de Dios; del próximo tuyo, buenos consejos; e fable de ti
tus actos sobrios en la confesión. Guarda tu lengua de murmuraçiones, de mal testimonio
e infamaçiones. Guárdate de fablar engaños así con los tuyos como con los estraños. No
mentirás a Dios ni mentirás al marido; no faltarás al amigo ni mentirás a tu enemigo;
fablarás con todos verdat e guarte del todo de falsedat.
Andarás entre la gente humillmente como penitente amargosa como los hijos de
Israel a pie seco andodieron por el mar Bermejo. Andarás no doblada15, mas sinplemente
por derecha intençión; ca el que anda sinplemente, anda con confiança. Andarás con fiuza
por buena esperança e andarás con David por medio de las tiniebras e de la sonbra de la
muerte16; e será Dios contigo, ni temerás los males.
Sea tu conversaçión sin ofenssa de tu Dios e sin querella del tu hermano por que
el spíritu tuyo en el terrible Juyzio del día espantoso aparezca seguro. Sienpre sey acuçiosa,
sienpre actuosa; no seas oçiosa, no serás viçiosa. La huerta que no se labra selvas e çarças
cría; la tierra que no se ara espinas e cardos lança; el agua estantía renacuajos e ranas cría e
otros gusanos torpes.
13 piense. 14 Así en el original, quizá se trate de una mala lectura del copista. 15 Repetido y tachado andaras no dobla. 16 Ps 106, 10: «Sedentes in tenebris et umbra mortis».
27
El lavor e el trabajo no da lugar que nasçen los viçios. La oçiosidat no es sino arca
de pecados e dehesa de los viçios. En la pereza renascen los viçios e retoñesçen; en ella
floresçan las delectaçiones e frudesçen torpes operaçiones. Usa la |[5r] rueca, menea el
aspa, puebla el dechado, exerçita el bastidor. Escogerás tienpo en que leas e horas çiertas
en que contenples lo que leýste, e momentos señala en que fagas lo que estudiaste. Abre
tus libros, conpón tus estudios. Tu oraçión sea devota e cabo de lecçión. E tu lecçión sea
intenta e cabo de tu oraçión. Sea reposo de tu oraçión la lecçión; e de la lecçión sea
descanso tu oraçión. Si mis consejos tomares, todos los viçios aborreçerás, las injurias
resçibidas perdonarás e las que fezieres reconçiliarás, e tus piedades continuarás.
CAPÍTULO OCTAVO
CÓMO A LA GLORIOSA VIRGEN PIDE LA DEVOTA CONDESA
QUE LE QUIERA DEMOSTRAR LA VERDADERA
DECLARAÇIÓN DE LAS FIESTAS SUYAS.
O bienaventurada e gloriosa Señora mía, bendiçión, honor e loor, sabidoría e virtud,
graçias e gloria sean a la vuestra santíssima Magestad, que así quesistes e por bien ovistes
de alunbrar mi entendimiento e esforçar mi afecto e vigorar mi efecto, por que yo
sopiesse cómo yo deva al mi Señor e Fijo vuestro seguir, e a vos, mi Sobreseñora, servir.
Muy alta Señora mía, por quanto yo he deseo de me ocupar en lecçiones de libro e
escriptura que fagan espressamente de vuestra santíssima e singular perssona mençión,
plégavos por vuestra puríssima virginidat de me enformar de las cosas que oyo de vuestra
grandeza a todos dezir.
Unos dizen que vuestra persona fue maravillosamente de mañera conçebida; otros
afirman que antes fuestes santa que en el mundo naçida; dizen otros que conçebistes por
la oreja; otro[s] fablan que preñada sobistes montaña muy sobeja; otros dizen que paristes
virgen sin dolor; e otros que al Fijo |[5v] ofresçistes puríssima sin honor; e otros, que
vinistes santíssima sin error; e otros, que nevastes en el agosto con grand calor; otros, que
sobistes entera a los çielos a la bienaventura[n]ça. Estas cosas tan preçiosas son a mí e tan
maravillosas e tan deseosas de saber que en nada tengo oro e plata e piedras preçiosas, en
respeto del saber destas vuestras prerrogativas e dignidades tan esquivas. ¡O mi
sobrebuena, o la mi sobrenoble, o la mi sobrealta Señora! Estas me doctrine, estas me
abeze, estas tan altíssimas exçelençias enseñe a mí, la humillde ançilla vuestra, la devota
esclava vuestra, la desseosa fámula vuestra.
28
CAPÍTULO IXº
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA
DE CÓMO FUE CONÇEBIDA MUCHAS VEZES
Así es como oýstes; verdat es lo que dexiste; çierto es lo que sopiste; así es, así contesçió,
así pasó. El grand Señor en mí fizo grandes cosas, e yo por qualquier dellas magnifico,
glorifico e loo e honro al santo nonbre suyo. O, Condesa virtuosa, pues he bien mirado
que tú eres henbra de buenos deseos, a mí plaze mucho e tengo por bien de satisfazer tus
santos afectos. E fablaré primero de las conçepçiones muchas que ove e maravillosas.
E sepas, Condessa, quel mi Señor me poseyó en prinçipio de sus carreras, esto es,
en prinçipio de sus criaturas. E antes que nada feziesse, de prinçipio sin prinçipio só
ordenada; e de los antiguos, ante que la tierra fuesse fecha; e aún no eran los abismos e ya
era yo conçebida; aún no avían manado las fuentes de las aguas ni aún los montes de
natura pesada eran enhiestos, quando yo era parteada antes de los collados; aún no avía
fecho la tierra e los ríos e los quiciales del çerco de la tierra, quando aparejava los çielos,
|[6r] yo era presente, e quando con çierta ley çercava los fondos abismos, e quando firmava
suso los ayres e pesava las fuentes de las aguas; quando çercava a la mar los términos
suyos e ponía lei a las aguas que propios fines no passasen, quando ponía en peso los
fundamentos de la tierra, con Él era yo, todas cosas conponientes, e me delectava por
todos los días, todo tienpo ant’Él jugando17, jugante en ruedo de la tierra; e mis deleytes
eran ser con los fijos de los honbres. E son bienaventurados los que guardan mis
carreras18.
CAPÍTULO Xº
17 Escribe iuzgando y tacha z. 18 Todo el párrafo traduce Prov 8, 22-32: «Dominus possedit me in initio viarum suarum, antequam quidquam faceret a
principio. Ab æterno ordinata sum, et ex antiquis, antequam terra fieret. Nondum erant abyssi et ego iam concepta eram: necdum fontes auarum eruperant: necdum montes gravi mole constiterant: ante colles ego parturiebar: adhuc terram non fecerat, et flumina, et cardines orbis terræ. Quando præparabat cælos, aderam: quando certa lege et gyro vallabat abyssos: quando æthera firmabat sursum, et librabat fontes aquarum: quando circumdabat mari terminum suum, et legem ponebat aquis, ne transirent fines sus; quando appendebat fundamenta terræ. Cum eo eram cuncta componens: et delectabar per singulos dies, ludens coram eo omni tempore, ludens in orbe terrarum, et deliciæ meæ esse cum filiis hominum. Nunc ergo filii, audite me: Beati qui custodiunt vias meas». Es también una de las lecturas del oficio de la Virgen en el Breviario: Comunne Festorum beatæ Mariæ Virginis, in I Nocturno, Lectio ii.
29
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA PIDE
A LA VIRGEN DECLARACIÓN DE SUS PALABRAS
Mui magnífica mi Señora, las altas razones que oý de vuestra lengua meliflua e sabrosa
no las reçibyó mi alma ni mi coraçón las entendió. E señalaré, si vós deñardeslas oír, unas
seys o siete dellas. Es la primera: «El Señor me poseyó en prinçipio de sus carreras». Aquí
no entiendo qué possessión e qué carreras. La segunda es: «Ordenada só [de] eterno e de
los antiguos antes que la tierra fuesse fecha». No entiendo cómo fuestes ordenada
eternalmente ni sé qué antiguos son aquellos. La terçera es quando vuestra Merçed fabló:
«Aún no eran los abismos e ya yo era conçebida». No pude entender qué abismos son
aquellos ni de quién fuestes conçebida. La quarta, mi grand Señora, es19 aquella: «Ante de
los collados yo era parteada». ¿Quién es aquella que de vos era de parto? La quinta que
dixo vuestra Señoría: «Quando los çielos preparava, allí era yo presente». No pude
çiertamente entender vós ser presente. La sexta es aquella: «Quando los fundamentos
sopesava de la tierra, todas las cosas con Él era conponiente». La séptima fue, Señora,
quando dixo vuestra Merçed que pesava las fuentes de las aguas. |[6v] Vuestra profunda
sabidoría esclarezca mi rudeza e de ygnorante me faga sabia, o Madre de grand saber.
CAPÍTULO XIº
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA DEVOTA CONDESSA
Cerca es de la verdat la perssona que algo dubda, ca dubdar de cada cosa no trae daño,
más faze provecho. E como tú, devota fija e Condessa engeniosa, ayas de mis dichos
dudado algunas cosas, prestamente conoçerás que tus dubdas fueron buenas e te traxieron
provecho.
Mis palabras todas son justas, no ha en ellas cosa prava esso mesmo ni perverssa.
Derechas son a los entendientes e yguales a los que fallan sçiençia. E por tanto resçibe mi
doctrina e no pecunia. E mis doctrinas escoge más que tesoros: mejor te será mi sabidoría
que todas riquezas más preçiosas. Qualquiera cosa que se desea no se le puede conparar.
Mío es el consejo, mía la ygualdat, mía es la prudençia e mía la fortaleza. Por mí los reyes
reynan e los prínçipes inperan. Yo amo a mis amantes. Los que a mí de mañana velaran,
19 En el original, que.
30
luego me fallarán. Mejor es el fruto mío que oro ni piedra preçiosa; e los grumos míos,
más que escogida plata. Yo ando en las carreras de justiçia e ando en medio de las sendas
del juyzio para enriqueçer a los que me aman e les cumpla sus tesoros20. Óeme tú,
Condessa: de cosas grandes te fablaré, de las quales son algunas aquellas de que dudastes.
CAPÍTULO XIIº
CÓMO LA21 GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LO PRIMERO
Sepas, amada fija mía, quanto a lo primero, quel Señor me poseyó de mero e iusto iure
antes que yo fuesse criada como poseýa a sí mesmo, ca entonçe yo era en el Señor una
cosa con |[7r] Él e mi ser era divino. E después desto me produxo de no nada. E después
me aferrojó de sus clavos en la cruz. E después me resçibió por su Fija adoptiva en el
baptismo sagrado. Estas cosas después fechas, eran produtas en ser eterno e divinal. Son
las carreras divinales las criaturas naturales antes de las quales en su natura produta el
Señor me poseýa. Mira cómo el Criador del mundo, todo Señor, me poseyó ante que a las
criaturas en prinçipio las criasse.
CAPÍTULO XIII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE
A LA SEGUNDA DUBDA DE LA CONDESSA
Ýtem, lo segundo22, «de eterno ser ordenada e de antiguos»23 así lo entenderás: todas las
cosas que passan en el tienpo so el çielo son dispuestas e ordenadas por prudençia de
20 De nuevo Juan López pone en boca de María, aunque de forma fragmentaria, la traducción de una de las lectiones
del oficio de la Virgen basada en Prov. 8-21: «Iusti sunt omnes sermones mei, non est in eis pravum quid, neque perversum; recti sunt intelligentibus, et aequi invenientibus scientiam. Accipite disciplinam meam, et non pecuniam; doctrinam magis quam aurum eligite: melior est enim sapientia cunctis pretiosissimis, et omne desiderabile ei non potest comparari [...] Meum est consilium, et æquitas; mea est prudentia, mea est fortitudo. Per me reges regnant, et legum conditores iusta decernunt; per me principes imperant, et potentes decernunt iustitiam. Ego diligentes me diligo, et qui mane vigilant ad me, invenient me. Mecum sunt divitiæ et gloria, opes superbæ et iustitia. Melior est enim fructus meus auro et lapide pretioso, et genimina mea argento electo. In viis iustitiæ ambulo, in medio semitarum iudicii, ut ditem diligentes me, et thesauros eorum repleam» (Comunne Festorum beatæ Mariæ Virginis, in Matutinum, Lectio i).
21 A continuación, pero subpunteado, escrito Condessa. 22 A continuación se.
31
Dios, que alcança de fin a fin e toma de cabo a cabo todas las cosas del mundo. E como
las alcança fuertemente que no se le pueden desasir, así las dispone suavemente e urde que
no se le pueden desordir. Supo el alto Señor Dios que criaría una muger por la qual su
posteridat sería dapñada; e luego proveyó que criaría otra muger por la qual fuesse del
todo reparada. Mira la orden del Señor del prinçipio ya ordida, ordenada e proveýda; ca la
primera fue causa de perdiçión e la segunda fue causa de salvaçión. ¿Quieres oýr las
razones ançianas e los antiguos respetos? Por que los sepas, te los diré.
Mira que fuemos dos mugeres, anbas prinçipios de sus24 siglos. Aquella, del siglo
mundial, e yo del siglo spiritual. Aquella, de la humanidat, e yo fue de la cristiandat.
Aquella çerró las puertas de paraýso, e yo las abrí a todos los que creyessen. Aquella fue
virgen e sobervia, e yo virgen fue humillde. Aquella, altiva, que se quiso ygualar a saber
tanto como Dios; e no contenta |[7v] de las frutas otorgadas, fue comer de las vedadas, a
Dios desobediente, a su menaza no creyente, e a la tentaçión del diablo consentiente, e a
las palabras serpentinas fue crédula prestamente. E de las locas vírgines, la primera miró la
fruta defendida, delectosse en el color; oliéndola delectosse en el suave olor; gostola e
delectose en el sabor della; cobdiçiola, tocola, cortola e comiola e dio della al marido, el
qual por sus instançias e falagos muy espesos, mostrándole la fructa al ojo e dándogela a
oler, rogándole muy inportuna que la quisiesse comer, el qual, por no la enojar, ovo a
comer con ella la fruta ya defendida.
Fecho esto e echando sus culpas con escusas a los otros, el Señor los echó fuera
del plazer en que bivían. E así nos condenaron e desterraron el paraýso. Mas de mis oýdos
avrás estos respetos contrarios, e de aquestas otras opósitas razones: yo en todas las cosas
fue subjecta a los preçeptos de Dios. Conpliendo su voluntad, obedesçiendo su ley, fuy
crédula al buen ángel e a su buena promissión o promessa que me dixo. Guardando mi
virginidat, nunca della me partí, en mi propósito muy firme. Yo no fuerte, mas engendré
buen fructo de bendición, por el qual abrí el Paraýso e traxe a todos salvaçión; así lo
cantan, segúnd lo oes en mis horas, los devotos en la Yglesia: «La puerta de paraýso a
todos por Eva çerrada es, mas por la Virgen María es a todos otra vez magnifestada»25. De
todas estas razones antiguas fuy de eterno ordenada para reparar las caýdas de aquella.
Agora verás e ya sabrás por razones que te dixe de sienpre só ordenada destas antiguas
razones que sabía el Señor.
23 A continuación e espectos. 24 Repetido y subpunteado de sus. 25 Se trata de la antífona del cántico evangélico en laudes para el Común de Santa María Virgen: «Por Eva se
cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos».
32
CAPÍTULO XIIIIº
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA TERÇERA DUBDA
Lo terçero, |[8r] çierta cosa es que los abismos son profundos e obscuros fasta los
infiernos. Aún Dios no avía fecho estos abismos e yo era conçebida en el propósito de
Dios e su firme voluntad.
CAPÍTULO XV
CÓMO LA DEVOTA CONDESA ARGUYE CONTRA ESTO TERÇERO
Mui magnífica Señora e grandíssima Prinçesa mía, si por bien lo oviese vuestra muy alta
Merçed e de mí no se indignasse, segúnd esta razón que dize, yo tanbién fue conçebida
antes de aquessos por razones e respectos ordenados e dispuestos por contrarios a los
vuestros en grand bien, Señora mía, e mucha consolaçión.
Yo fue conçebida que sería çercada e conquistada de mis enemigos, e Dios
conçebió a vos así como a alcáçar e fuerte castillo mío. Yo del Señor fue conçebida que
sería de mis parientes e amigos en mis necessidades desanparada, e a vos concebió para
que fuéssedes esperança mía sin falla. A mí conçebió como a huérfana e pupila e a vos
conçebió que fuéssedes señora, Madre mía. Finalmente conçebió a mí así como una que
avía de passar por todas nesçessidades, e conçebió a vuestra Merçed así como a un acorro
mí[o] de oportunas utilidades.
¿Quién no creerá que antes del mundo fuestes conçebida en la mente divina para
ser en los tiempos futuros, fasta la fin del mundo, muro fuerte de los conquistados,
esperança de los desesperados, consolaçión de los atribulados, de las huérfanas criadora,
de las bihudas defenssora e de los justos consoladora? Vos, guarda de los niños, vigor e
fuerça de los mançebos, acorro por cabo de los viejos; vos, el pregón de los prophetas,
predicaçión de los apóstolos, glorificaçión de los mártires e de las vírgines grand corona.
Conçebió de vos el Señor que seríades virtud de los flacos, salud de los en- |[8v] fermos,
fartura de los fanbrientos e fuente dulçe de los sedientos, e de los desnudos vestidura.
Desd’el prinçipio soys ordenada que fuésedes de los reos sapientíssima advogada.
Perdone vuestra Merçed porque estendí tanto mi fabla.
33
CAPÍTULO XVIº
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE
A LA QUARTA DUDA DE LA SU DEVOTA CONDESSA.
A lo quarto, los abismos eran dos, el uno, corporal en los baxos elementos; el otro,
spiritual ençima de los çielos. Pues Dios me conçebió en el propósito suyo firme ante que
fabricasse çielos e elementos, çierto es que ante fue conçebida que fechos los abismos.
Son los abismos dos: los ángeles sobre el çielo e las fonduras sobre el çentro.
CAPÍTULO XVI[I]
CÓMO LA VIRGEN RESPONDE A LA QUINTA DUBDA
Dexiste más, que no sabías cómo yo era parteada ante que fuessen collados. Deves
saber que el Señor, antes del mundo, conosçió cómo el ángel primero pecaría contra Él
por envidia e argullo, e con él pecarían muchos ángeles sin cuento. Por lo qual cayeron
muchos de cada orden e coro finalmente grand quantía; e fueron tornados diablos e las
sillas del todo dexaron todas vazías. Entonçe nuestro Señor como que loores huvo en
menbrarse de mí que sería yo la madre del su Fijo glorioso, el qual por dolores de su cruz
serían restituydas e reparadas las sillas por los honbres e mugeres escogidos del Señor.
Mira cómo quería parirme quasi doliéndose Aquel que me conçebió ante quel mundo
feziesse ni formasse a los collados.
CAPÍTULO XVII[I]
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA SESTA DUBDA
34
A lo sesto que |[9r] dixiste, quando el Señor crió los cielos, entonçe yo era presente en la
mente divinal, en el saber de su fragua con que fabricó los çielos, sol e luna e las estrellas,
si un alvañil discreto ha de fazer grande yglesia que después guarnesçer deva de ymágines
e santos, en el saber del pedrero son presentes las figuras mientra obra la iglesia que en fin
ha de fazer; así yo era presente en el saber de Dios quando con su grand poder todos los
çielos criava. Si tú quesiesses labrar dos lazos en una almohada, mientra el uno hazías, te
aconpaña el otro en el saber de tu arte; así yo era presente al Señor quando a los çielos
crió.
CAPÍTULO XIX
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA SÉPTIMA DUDA
A lo sétimo, que dudaste çerca de los fundamentos te respondo el muy poderoso Dios
crió el mundo como pella en esta manera e modo; la tierra es como çentro de todo el
mundo, la qual tierra es toda çercada de agua; el agua, çercada de ayre; el ayre, çercado de
fuego, mira quatro elementos çercados uno de otro. El çielo de la luna çerca al fuego, el
de Mercurio, así del Sol, de Mars, de Júpiter, de Saturno, que çerca todos los dichos çercos
al çielo estrellado, çerca a los que ya oýstes, e así de los otros dos. Mira cómo está la tierra
en peso fundada sobre las aguas: no tiene cuerpo en que se funde solamente sino el agua.
Puso la tierra Dios en peso en tres dedos de su mano, pues diremos que tres dedos de la
mano del Señor son dichos tres fundamentos de la tierra que crió. Es su mano su acçión;
e los tres dedos, atributos de la Santa Trinidat: el infinito poder, esclaresçido saber e
querer; pudo el Padre, supo el Fijo, quiso el Spíritu Santo.
CAPÍTUTO XX
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA OTAVA DUDA
A lo que dizes |[9v] postrero, cómo Dios pesó las fuentes en el manar de sus aguas,
sepas, devota Condessa, que crió Dios las sus cosas en pesso e en cuento e medida. E por
35
tanto no solo pessó las fuentes, mas contolas con su cuento e mediolas con su medida.
Las fuentes fueron muchas en sus çiertas unidades, una de otra distintas por essençia e
natura. Cada una tiene medida de su agua e manaderos; e pesadas son de peso, asentadas
en sus logares; e sus aguas son de peso, cada qual de su valor. Destas fuentes te diré
maravillas, Dios queriendo.
CAPÍTULO XXI
CÓMO LA CONDESSA DA GRACIAS
A LA GLORIOSA VIRGEN DE SUS DECLARAÇIONES
Muchas graçias e loores son a vuestra grand Alteza, e serviçios con honores por me
fazer tanto bien, benefiçio e grand merçed, purgando mi ygnorançia, illustrando mi
entender, perfecçionando mi saber. Muy alta Señora mía, ya oý cómo el Señor, ante26 quel
mundo criasse, vos concebió e ordenó para los tienpos futuros en su alta providençia.
Deseo aun saber más secretos de vuestra mira conçepçión, ca de la conçepçión susodicha
mucho contenta quedé y consolada me fallé e quedé enseñada e alunbrada más que pensé.
Agora, Reyna gloriosa, diga vuestra Alteza lo que ploguier a su nobleza, ca presta só,
aparejada estó para oýr e reçebir vuestras doctrinas santas e muy dignas para escuchar e
açeptar a todo fiel creyente.
CAPÍTULO XXII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN CUENTA
A LA SU DEVOTA CONDESA LA SEGUNDA CONÇEPÇIÓN SUYA
Deseosa Condessa, como yo salí de la boca del muy Alto primogénita ante que toda
criatura, así yo fize en los çielos que naçiesse lunbre no |[10r] desfalleçiente. E dezirte
quiero cómo. Sepas que en prinçipio del mundo, quando Luçifer e los ángeles, sus
sequaces, cayeron del çielo, vençidos de sant Miguel e de las altas huestes angélicas e
26 alte.
36
quedaron, como dixe, vazías muchas sillas, oviéronse los buenos spíritus a manera de
criaturas humanas, que quedaron quasi muy tristes e como quasi menguados.
El glorioso Dios reveló a los ángeles, por les fazer merçed e darles consolaçión,
cómo serían reparadas aquellas tristes caýdas. E díxoles: «Aved gozo e alegría, ca yo tengo
ordenada e conçebida en mi propósito una Virgen santíssima que a su tienpo nasçerá, por
el parto de la qual seréys todos reparados». En esta palabra me parió el Señor e fue
conçebida en los conçeptos del çielo e propósitos de los ángeles; antes te diré mejor, en
las notiçias de aquellos. Por que lo mejor entiendas, fablarte quiero de cada coro e orden
angelical de todas tres gerarchías. E primero diré de los primeros.
Dixo Dios a los ángeles primeros: «Gozadvos, ministros míos, que yo escogí para
enseñar a las mis gentes, que yo criara para los paçíficar e para los alunbrar, que yo
fabricaré una Virgen que sea ley para enseñar e paçífica en conversar e clara luz como el
sol para las alunbrar, por los quales tres efectos, conformes a los vuestros, vuestras sillas
de honbres serán pobladas». E así me concebieron los de la orden primera.
Dixo a los archángeles: «Haved gozo e plazer, o archángeles míos, a los quales
escogí para conservar las cosas, para presentar ofertas e para defender los honbres, por
quanto yo propuse de criar una Virgen en cabo de las hedades, la qual, conservando,
deffenssando e presenta[n]do a los creyentes, inchirá |[10v] las vuestras sillas de almas
bienaventuradas». E así luego fue conçebida de los archángeles del Señor.
Dixo el Señor Dios a los sus prinçipados: «Gozadvos con alegría, ministros míos,
escogidos para allegar los derramados e destruir los encomendados para dar e donar los
bienes ganados, ca yo criaré una tal Virgen que ayuntará muchos disperssos, discutirá los
buenos conversos e me dará sus bienes diverssos, con que se reparan las cáthedras
vuestras». E así fuy conçebida de todos los prinçipados.
Dixo al coro de las potestades: «O, potestades que yo escogí para mudar los
regnos, para quitar los reyes, para dar reverençia a los mayores, alegradvos con grand
plazer, que yo he dispuesto e ordenado de criar una santa Virgen de27 conplida potestad
para que mude los reynos de malos en buenos, para deponer los reyes sobervios, para
reverar los perlados perfectos, por los quales actos destas perssonas seréys reparados». En
esta palabra Dios me generó e me conçebió el quarto coro.
Dixo al quinto coro de las virtudes: «Gozadvos, virtudes e ministros míos que yo
escogí para revelar los secretos, por mostrar los portentos e para fazer miraglos, ca yo
ordené que vos criaré una Doncella tan virtuosa que mis secretos experirá e los portentos
destruirá e maravillas experirá en grande reparo de vuestras sillas». E así las virtudes me
conçebieron.
Dixo al sesto coro de las señorías: «O, dominaçiones, aved buen plazer, que ya
ordené de vuestra grand Virgen que presidirá en grand señora, la qual conplirá los
27 Interlineado.
37
vuestros tres actos: que acatará en las indigençias e induzirá buenas amiçiçias e governará
las altas çiençias, por cuyos aferes seréys |[11r] reparados». E luego yo destos fuy
conçebida.
Al coro séptimo, que dizen los tronos, fabló prestamente nuestro Señor: «O, los
mis tronos, gozadvos alegres, que yo escogí e aseñalé por altas e claras e sillas yguales de
mis equidades e vera justiçia, ca yo he propuesto e ya ordenado de vos fabricar una tal
Donzella para que ponga mi trono en ella, por la qual, así ygualante todas las cosas e bien
juzgante, so buenos juzios que por sus ofiçios seréys mejorados». E luego fuy destos así
conçebida.
Al coro octavo, de los cherubines, fabló el Señor en esta manera: «O, mis
ministros del alto saber, que yo escogí para discutir las causas profundas e disçernir las
cosas disensas, para elegir las sentençias conclusas, aved lleno gozo e mucho plazer, ca yo
criaré una Virgen prudente, discreta que en tal manera se aya en el mundo que de vuestros
actos enbíe al çielo con que seades muy reparados». E destos así quedé conçebida.
Dixo el Señor al coro noveno: «O, mis serafines de fuego, enflamados con amor,
que vençedes los bivos coraçones, dançad e baylad e cantad cançiones, que yo criaré con
inflamaçiones casta Donzella de tales façiones que sea thesoro de mis dilecçiones, por la
qual ayades todas perfecçiones, perderán28 nuestras sillas sus inperfecçiones». Mira,
virtuosa fija, cómo de los ángeles yo fuy conçebida.
CAPÍTULO XXIII
CÓMO LA DEVOTA CONDESA SE CONGRAÇIA A LA GLORIOSA VIRGEN
O, gloriosa Señora mía, bendicha es vuestra santíssima conçepçión, que tan exçellentes
logares ovo. Ante quel mundo fuesse formado, fuestes en providençia divina. E como fue
criado, fuestes concebida en natura angelical. La vuestra clarísima conçepçión alegró a los
|[11v] ángeles, gratificó a los arcángeles, paçificó los prinçipados e regló las potestades,
fortificó las virtudes, honorificó las dominaciones, ygualó los tronos, ilustró e clarificó los
cherubines e inflamó e ygnificó los serafines.
¡O, grand Señora, digna de grandes loores! ¡O, muy bendicha, llena de dignas
bendiçiones! Por vuestros méritos, o, benigna29, merezca yo quel mi Señor e Fijo vuestro
revelasse a los ángeles de mí tal conçepçión de salud, por que yo de su largueza alcançe
28 perderas. 29 begnina.
38
virtud de honesta vida por que ganasse d’Él salvaçión. Muy alta Señora, muy consolada he
sido oyendo los grandes gozos angelicales e cómo fueron las intelligençias fechas alegres
oyendo de vuestra buena conçepçión. Aunque un poco me fue oscuro, bien me gozé
oyendo tal nueva. Plega al vuestro mui dulçe talante dezir más en este proçesso de vuestra
muy pura e tal conçepçión.
CAPÍTULO XXIIII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN HABLA A LA DEVOTA
CONDESA DE LA TERÇERA CONÇEPÇIÓN SUYA
Agora te quiero enformar, o deseosa de saber e buena Condessa. Sepas que, después
que criada e engañada nuestra primera madre por el maligno enemigo del honbre, aquel
Luçifer, e vençido el marido por las instançias de su pareja, e comieron la fruta que Dios
les vedó e pecaron los dos, pasando la ley que Dios les inpuso e, prevaricando contra el
Señor, fueron echados de paraíso por sí e por quantos dellos desçendiessen por
generaçión de acto carnal, por lo qual venieron en tanta desconsolaçión e costernaçión de
tan grand tristeza que todos los días plañían llorando. Ca conosçió Adam, como avía
espíritu de profeçía, que infinitos cuentos de pueblos serían dañados por su pecado e que
él multiplicado sería por él aver |[12r] pecado, destruydo por el diluvio e por otras
tormentas e tenpestades, e que las gentes trocarían al vero Dios adorando ýdolos sin
sentido e movimiento de vida, e yrían en danaçión. Con esto gemía e plañía sin
consolaçión por lágrimas inconsolables. El glorioso e clementíssimo Dios, queriendo al
dolor suyo e lágrimas dar alguna consolaçió[n], embiole a sant Miguel, prínçipe de los
ángeles, el qual lo avía lançado del paraýso e lo puso en el canpo damasçeno, que se llama
Ebrón, donde fuera criado. El qual le reveló las cosas que se siguen abaxo.
Lo primero le dixo: «O, Adam, mi grande amigo, muchos ángeles comigo e yo
suplicamos al Señor Dios que oviéssemos d’Él merçed sobre tu pecado. E movido de
grand piedat a tus lágrimas e gemidos, el qual nos oyó e te ha perdonado la culpa tuya,
mas no te resçibirá en paraýso fasta que uno de tu linaje redima tu pecado. E por quanto
ningúnd hijo tuyo engendrado carnalmente será poderoso de redemir a sí solo, quanto
menos a los otros, por tanto, piadosamente e por amor de ti, Él ha escogido una donzella
del tu linaje, pura, virgen e sin pecado, en la qual el Salvador del mundo resçibirá vuestra
carne e se la revestirá. E Dios nasçerá della fecho honbre e converssará manifiestamente
entre los honbres. E finalmente morirá en cruz por el pecado tuyo e salvará a ti e a todos
39
los que en Él creyeron. E resuçitará a día terçero e librará a ti e a los otros justos todos e
sobirlos ha consigo a los çielos e porná la humanidat tuya a la diestra suya que tú30 fasta el
infierno abaxaste. E tú e los fijos tuyos que salvos serán aquellas nuestras sillas vazías
poblarán».
Mira, Condessa, que Adam e Eva, nuestros primeros parientes, quando oyeron de
aquella donzella, fueron muy gozosos, |[12v] e entonçe me conçebieron en sus memorias e
fueron muy consolados. Quando oyeron que Dios tomaría carne de aquella Virgen e se
faría honbre, dieron consigo en el suelo de rostros besando en la tierra, afirmando en ella
por grande espaçio sus bocas, deziendo a san Miguel: «¡O, glorioso prínçipe, glorificado e
bendicho e loado sea el nuestro Criador por su grand magnifiçençia e bondad tan copiosa,
en me aver revelado tan grand secreto suyo e tan largo benefiçio, e por quanto no me
huvo quitado tanto bien como yo por mi pecado avía perdido. Mas agora mi deseo es
conplido».
E tanto fue e tan demasiado el plazer e gozo del fruto e provecho de mi
conçepçión que, oyendo esto, lloraron luengamente, glorificando e loando al Señor. E
sepas más, que no solo mi persona declaró el ángel, mas aun reveloles el mi nonbre, por la
qual razón nuestra madre Eva nunca consintió en la hedat primera que fija suya e nieta
fuese llamada María. Agora serás çierta que yó moré en los altíssimos, estos son Adam e
Eva; e que yo só criada en la mejorías de los padres primeros desde ante de los siglos en
pos dellos venideros. E tal será mi duraçión fasta el siglo futuro.
CAPÍTULO XXV31
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA LOA A LA
GLORIOSA VIRGEN DE SUS PERFECÇIONES E LA BENDIZE
O, mui exçelente Virgen e muy gloriosa Señora mía, mis entrañas son muy gozosas e
muy gozoso mi coraçón por la graçiosa fabla vuestra e por la piedat que agora oý Dios
aver fecho con nuestros padres. A Él sean loores, e a vuestra Alteza sean graçias a
montones; que aun no estávades criada e consolávades a los tristes, e no érades aún naçida
e socorríades los opressos, e dáva- |[13r] des çierta fiuza a los lassos e desperados. No sin
mérito, o benigna, vos escogimos por abogada a quien con esfuerço encomendássemos
30 Interlineado. 31 En el original xxxv.
40
nuestras causas e socorriéssemos en las priessas. Todas las gentes vengan a vos e vos
invoquen en las angustias, e a vos clamen en las congoxas.
De una cosa, mi grand Señora, me maravillo, que callastes, la qual es esta: ¿Cómo
no se les ronpieron las telas del coraçón quando oyeron Adam e Eva que por su pecado
Dios se faría honbre para sofrir nuestras miserias, para passar por nuestras penas, para
soportar los cargos nuestros e para oýr tantos denuestos e para morir con tantos
tormentos? Mas pienso, mi alta Señora, que tantas eran las coytas e calamidades que
padesçían en la sazón de aquellas nuevas que no entendieron en lo futuro. Pero como
entendieron en la vuestra conçepción, ¿asý no podieron entender en la muerte del Fijo
vuestro e pasión? Mas vuestra Exçellençia con mucha prudençia lo salvó porque el
proçesso de32 vuestra eloqüençia no lo requería. Perdone vuestra Merçed a mi ruda
ygnorançia, ca pensava pues se alegraron quando vos conçebieron, tanbién devían
conpadesçer al Dios humano que de vos quiso nasçer quando lo oyeron, pues estas dos
dichas cossas cayeron so una fabla. Plega a la vuestra altíssima Señoría de querer, por a mí
fazer granada merçed, fablar delante de la vuestra bendicha e sagrada conçepçión porque
sedientas son mis orejas de vuestra muy dulçe fabla e graçiosa departiçión.
CAPÍTULO XXVI33
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA A LA SU DEVOTA
CONDESSA DE LA SU QUARTA CONÇEPÇIÓN
Satisfaré primero a lo que dexiste que dissimulara, e luego te diré cómo fue conçebida de
los patriarcas e prophetas. |[13v] No te fablé, segúnd dixiste, de la muerte preçiosa del mi
Fijo revelada al primer padre, pues el caso no la pedía. Mas, claro es, no tengas [dudas]
que los lloros e plantos que ovieron quando la tal nueva oyeron no lo podrías creer. E por
quanto por su muerte mi alma fue afligida e yo fuy mui quebrantada e fue el glorioso Fijo
mío muerto por grandes tormentos, no era fabla para aquí e por esso lo callé.
Sepas, devota Condesa, que el arcángel por parte del Criador, así como reveló mi
conçepçión a Adam, primero padre, así la reveló a Moysén e a los otros prophetas. La
Escritura fabla de la fuente de paraýso, de la huerta verde de la tierra, del arca de Noé, así
32 de, repetido y subpunteado. 33 En el original xxxvi.
41
de las patriarquesas, la çarça de Sinaí, la vara de Moysén, la verga de Aarón, la lana de
Gedrón, el trono de Salomón, la estrella de Balaam, la planta de Ysaýas, la hierba34 de
Jeremías, la puerta de Ezequiel, el monte de Daniel, e así de otros en que estava
conçebida. En cada una destas yo estava incluyda. Mira que la Santa Escritura tantos tiene
de conçeptos quantos tiene de secretos, e así es ençinta como muger: entonçe pare el fijo
conçebido quanto se cunple el secreto ascondido. E pues, como yo sea en toda la santa
Escriptura e en cada libro e en cada capítulo e cada versso sea yo secretamente contenida,
bien se concluyó que yo sea de la santa Escriptura conçebida. E por ende dize la santa
Escriptura en mi perssona: «Yo, quasi el terebinto, expandí los ramos míos; e los mis
ramos son de honor e son de graçia»35. E mi avuelo Ysaýas muchas vegadas fabló de mí
llamándome virgen e profetissa36, e que Dios me enpreñaría, e yo que conçibiría e parería
infante Hemanuel37. Pues claro te debe paresçer que yo secreto era en la Escriptura |[14r] e
abscondida, como en el vientre de la madre es la criatura conçebida.
CAPÍTULO XXVII38
CÓMO LA CONDESSA INVOCA AYUDA DE LA VIRGEN
E SUPLICA DIGA LA SU QUINTA CONÇEPÇIÓN
¡O, mi prinçesa, o, mi reyna, o, graçiosíssima Señora mía, quánta fue de parte de Dios
la diligençia en vos mençionar con tanto estudio, con ángeles e prophetas! ¡Quánta fue de
parte de los santos la prudençia en vos prenunçiar! ¡Quánta fue de vuestra parte la
exçellençia que entre tantos millares de vírgines e donzellas que avía en Israel, vos una e
sola sobre todas fuestes escogida e señalada, en las santas propheçías conçebida secreta e
abscondida para Madre del Redenptor!
¡O, fuente clara de paraíso, sea yo digna de gustar de la frescura de vuestra agua
muy sabrosa! ¡O, hierva verde de la tierra, sea yo digna de vos mirar e delectarme en
vuestra vista! ¡O, arca de Noé que salvó las almas en el Diluvio, vuestra graçia me
conserve que en este mar tan espantoso no perezca so sus ondas! ¡O, çarça verde de
Sinaý, que ardíades sin quemarvos, vós fagáys merçed quel fuego malo natural no estrague
mi frescura! ¡O, Virgen, vara de Moysén, vós me queréis soportar para que yo pueda
34 henba. 35 Eccli 24, 22: «Ego quasi terebinthus extendi ramos meos, et rami mei honoris et gratiæ». 36 Al margen: caº 8º (Is 8, 3: «Et accessi ad prophetissam, et concepit, et peperit filium»). 37 Al margen: caº 7º (Is 7, 14: «Ecce virgo concipiet, et pariet filium. Et vocabitur nomem eius Emmanuel»). 38 En el original xxxvii.
42
vadear en los piélagos deste siglo! ¡O, vara noguera de Aarón, en mis trabajos e afanes con
vuestras nuezes me consoledes! ¡O, estrella de Israel, con vuestros claros resplandores en
las tenieblas desta vida por vuestra nobleza me alumbredes! ¡O, roçío de Gedeón, que la
hera resfriastes, por la grand piedat vuestra mis sentidos refresquedes! ¡O, puerta mucho
çerrrada de la casa del Señor, fecha soys ya puerta clara en el çielo, que es mejor, tú me
resçibe, Señora, en los gozos de honor! ¡O, gloriosa Vir- |[14v] gen María, pues fuestes
conçebida en la santa Escriptura, por vos sea yo guarnida contra toda desventura! Diga ya
la mi Señora cómo fue de Santa Ana conçebida, de la qual tengo grand gana de oýrla, por
mi vida.
CAPÍTULO XXVIII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN [FABLA]
A LA SU DEVOTA CONDESSA DE LA SU QUINTA CONÇEPÇIÓN
De quatro mugeres, o devota Condessa, de que fabla la santa Escriptura fueron
llamadas por este nonbre Ana. La primera fue la madre de Sansón. E aquesta fue llamada
Ana e ovo un fijo por promessa de la graçia divinal, el qual libró a Israel de la subjeçión e
yugo tributario de los filisteos39. Otra en pos desta fue llamada Ana asimesmo, la qual ovo
un fijo por don e graçia singular del alto Dios, el qual fue el profeta Samuel, que fue juez
mucho tiempo e fue santíssimo profeta e libró el pueblo de muchas congoxas40. La terçera
fue Ana la profetissa, fija de Samuel41, la qual bendixo e cantó loores sobre el glorioso
Señor e loado Fijo mío quanto en el tenplo del Señor le ofresçí42. La quarta fue dicha por
nonbre Ana fue la muy santa e virtuosa madre mía, de la qual te diré primeramente quál
fue su linage de que nasçió; segundamente fablaré de cómo me conçebió43.
Mi señor e padre Johachín, del tribu de Judá e de la clara linaje de David,
desçendió e fue fijo de Bazpatera por la línea de Nathan, fijo del rey David. E fue natural
de Galilea, provinçia de la çibdat de Nazareth. E resçibió por muger a la virtuosa e devota
madre mía Santa Ana, de la çibdat de Bethleem, que se llama real porque David el rey fue
natural de Bethleem. E ovo mi señora madre una hermana que llamaron Hes- |[15r] meria,
39 Iud 13, 1-6. 40 I Sam 1, 9-20. 41 En el original, famuel. 42 Lc 2, 36-38. 43 A partir de aquí Juan López incorpora, seguramente de memoria, y enriquece con detalles una de la lectiones que
suelen aparecen en el Breviarium secundum morem ordinis sacratissimi fratrum prædicatorum para la fiesta «De conceptione beatæ Mariæ Virginis». A su vez la lectio se toma del Liber de Nativitate Mariæ, I-V (ed. Santos Otero 1988, 238-245).
43
la qual engendró a mi prima doña Ysabel, muger de Zacharías, los quales engendraron a
sant Juan Baptista.
Mis santos genitores eran justos e virtuosos e bivían segúnd la lei de Dios,
andando en los mandamientos del Señor. E partían los frutos de su fazienda en tres
partes: la una davan al templo e sus ministros, e la otra ministravan a los pobres, e la
terçera reservavan para las provisiones suyas e de su familia. E passaron en estos
exerçiçios por espaçio de veynte años sin fructo de bendiçión, ca por sus virtudes
naturales no eran poderosos de aver fijo ni fija. E de consuna e de un coraçón fizieron a
Dios voto que si les diesse generaçión en el su templo le pornían que por su vida le
serviesse. Por lo qual yvan con sus ofertas en la fiestas prinçipales de Jherusalem al tenplo.
En la fiesta de las cabañuelas sobió Johachín con sus parientes e vezinos a Jherusalem e,
como con los otros honbres allegasse al altar para ofresçer, en ofresçiendo, el saçerdote
con indignaçión demasiada fue44 alançado del altar e diziendo: «¿Cómo tú, seco e mañero,
sin fructo de bendiçión, osaste allegar a ofresçer al45 altar en compañía de los fecundos e
frutuosos? E como tú seas ma[l]dicho por la ley, ¿por qué con los bendichos te atreviste a
paresçer delante Dios? Ve e pártete de la compañía de Dios, pues no has sido digno de
acresçentar el pueblo del Señor». El señor santo padre mío vídose muy avergonçado e
confuso, e por aquel inproperio tan grande no quiso bolver a su çibdat porque quiçá de
sus vezinos no resçibiesse senblantes vituperios. E fuesse a peregrinar muy triste con sus
pastores.
Ya oýste el estado e linage de mis genitores; agora te contaré en breve estilo el
proçesso miragroso de mi santa conçepçión.|[15v] Estando mi buen padre aflito en
continuos ayunos e oraçiones, e cercado de angustias del todo muy congoxado, pedía muy
humillmente al Señor le quisiesse aver merçed e remediar aquel denuesto e vergüença de
su cara46 e le quesiese por su clemençia dar fructo de bendiçión. Mi señora madre no sabía
cosa do era el marido, e cada día lloros e cada hora gemidos e dava muy altos sospiros a
Dios, ofresciéndole sus devotas oraçiones, así por saber de Joachín como de aver fruto de
bendiçión. E clamando dezía: «¡A, Señor, sobre mi dolor añadiste otro dolor! No me diste
fijo e quitásteme el marido. A las aves que rapiñan e fazen maldat ministras fijos e fijas
con que gozen; e a mí, triste e sin ventura, quitaste virtud de aver fijo alguno, que sienpre
trabajé por te servir. A los leones, osos, lobos e otras fieras que roban los ganados agenos
diste tu bendiçión que engendrasen; e a mí, desventurada triste, desconsolaste, que por tu
amor los mis bienes parto, me posiste so maldiçión. Ya, Señor, por tu merçed e altíssima
clemençia, dame alguna generaçión por que sin denuesto biva entre las otras mugeres».
El muy alto Señor Dios, Rey de las merçedes e Padre de las piedades, que no sufre
ser tentadas las criaturas sobre su virtud, ante faze provecho con la tentaçión para poder
44 Interlineado. 45 al añadido al margen. 46 Así en el original, quizá el copista quiso poner casa.
44
soportarla, ovo de ambos misericordia tan granada qual nunca pensaron antes, ca enbió el
su arcángel Gabriel con mucha consolaçión. Estando mi noble padre en las pregarias que
oíste, súbito vino el Arcángel con grand claridat del çielo e lo mucho espantó. E turbado
de su vista, díxole sant Gabriel: «No temas, varón de Dios, yo só nunçio e mensagero del
muy glorioso Dios para pronunçiar a ti tus plegarias ser oýdas delante su Magestad, tus
limosnas sobieron al alto Dios. Vido Dios |[16r] tu denuesto e oyó tu vituperio
injustamente a ti fecho çerca de tu seca mañería e tu sterilidat. El Señor no se venga de la
naturaleza, mas del pecado es vengador e de la culpa47. E sepas que quando el Señor e
Dios de todos çierra el vientre de alguna casada, por esta razón lo faze, para que el parto
de aquella sea más maravilloso e que conozcan que lo que así nasçe no venir de carnal
delectaçión, mas por graçia de arriba e donaçión divinal. Bien sabes tú que Sarra, madre
primera de tu linage, fasta los noventa años sufrió denuesto de sterilidat e obprobrio de
mañera, empero fijo parió de promissión al bendicho Ysaac, en el qual fuessen bendichas
todas las generaçiones. Asimesmo fue Rachel grandes días stérile e mañera, mas después
parió a Joseph, que ovo de Egipto grandíssima señoría. ¿Quién fue más fuerte que
Sansón? ¿Quién más santo que Samuel? Empero estos dos madres mañeras ovieron. Pues
que ansí es, deves creer a la razón e a los enxenplos que a los tardíos conçeptos e partos
mucho prolongados e mañeros suelen ser más miraglosos. Por lo qual te fago çierto que
Ana, la tu muger, concebirá fija a ti, a la qual dirán María. Esta, segúnd prometiste, desde
la su infançia será consagrada al Señor».
E como la mi bendicha madre en tristes días e agras horas continuasse sus
gemidos, e sus sospiros al çielo enbiasse, así por la carençia de los fijos como por la
pérdida del marido del qual no sabía cosa, súbitamente se le presenta el Archángel, ca
venía del marido, repetiéndole por menudo las palabras que oístes. E añadiole çierta señal
por que mejor lo creyesse, que en día çierto saliesse e fuesse a Jherusalem e toparía a su
marido a la Puerta del Oro. E la mi honrada señora madre, conpliendo el dicho del ángel,
falláronse anbos a la Puerta del Oro. E como se vieron, muy |[16v] gozosos adoraron al
Señor. E çiertos de la promesa, con plazer se tornan anbos prósperos para su casa,
esperando cada día la promessa divinal. El día que conçebió mi buena madre de mí, fue
aquel que plugo a Dios. Ya oýste las dos cosas que te dixe. Oýr quiero lo que dizes.
CAPÍTULO XXIX
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SE MARAVILLA DE LA PAÇIENÇIA DE DIOS
47 Al margen nota.
45
Mi Exçelençia grande e grande Esperança, exçelente mía, mucho me maravillo por la
sufrençia e paçiençia divina soportar e sofrir que tan santas perssonas después de tantas
pregarias lacrimosas, después de tantos gemidos llorosos e fechos, tantos sacrifiçios
devotos e de las tantas limosnas piadosas, no siendo negligentes en los matrimoniales
actos, no siendo culpantes en la esterilidat de la virtud natural ser seca e mañera, que
fuessen confusos sin causa e avergonçados sin razón delante de tanto pueblo, en logar tan
santo, en un defecto tan sin pecado, en un caso tan sin culpa.
CAPÍTULO XXX
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA SU DEVOTA CONDESSA48
Hija devota e virtuosa Condesa, como la pena sigue a la culpa, así a la justiçia e
ygnoçençia e perfeçión persigue la humana maliçia e divinal afecçión. Ca Abel justo fue e
ygnoçente, e Caýn, su hermano, lo persiguió fasta que lo mató; e los judíos al mi Fijo
Señor e a mí por muchas veces. Asimesmo contesçe en los varones contenplativos: Ysaac
santo varón fue e contenplativo, mas Ysmael, su hermano, le persiguió; e los judíos a los
santos prophetas de Dios; e los hereges a los doctores del mi Señor Fijo; e los carnales
persiguen a los spirituales. Mira cómo el odio- |[17r] so de Dios, que fue Esaú, persigue al
su ermano Jacob escogido del Señor; e Faraón persiguió a Israel; e los tiranos a los santos
mártires.
Ítem aun, los carnales súbditos persiguen a los buenos prelados: Saúl persiguió a
David, e los diez ermanos a Joseph. E así deves creer que tales cosas permite49 Dios de su
alta Providençia que los varones e santas mugeres sufran trabajos, persecuçiones e
afliçiones de los malos por los coronar e ensalçar en gloria e por que los malos e
perversos e obstinados dignas penas e supliçios resçiban por sus pecados.
E nuestro Señor a las perssonas sin pecado por diverssas vías las aflige: a unas por
que se fagan mejores, como afligió a Abrahán, e a Job e a otros; algunos aflige por los
conservar en su virtud e santidat, como fizo a sant Pablo e a David; e a otros algunos por
mostrar Dios su gloria e magnifiçençia, como dixo el glorioso Redenptor e mi Fijo Señor
48 Al margen nota [...] in finem. 49 En el original, premite.
46
a los sus disçípulos de uno nascido çiego: «Ni pecó este ni pecaron sus genitores por que
nasçiesse çiego, mas por que se mostrasse la obra poderosa de Dios en él e Dios fuesse
glorioso»50.
Estas cosas que son sobre natura a gloria de Dios contesçen e al su poder se
guardan. ¿Quién puede reprehender al çiego porque no ve, ni al sordo porque no oe, ni al
mudo porque no fabla? Asimesmo, ¿quién puede detraer de la muger mañera porque no
conçibe ni al varón seco o stérile porque no engendra? Como tales viçios e defectos sean
naturales e no voluntarios, por sólo Dios reparallos e no por los honbres, solo son
culpables e loables los actos voluntarios e morales que so el poder caen del franco juyzio;
dezirlo he más claro: de los actos humanos, a los quales aseñorea la humana voluntad.
E como los mis genitores de natura e de su conplessión |[17v] fuesen51 así mañeros
e no por voluntad, no pudo el nesçio sacerdote tan mal avergonçarlos. A él fue grand
pecado en los confonder contra gruessa ygnorançia, e a ellos fue grand mérito en lo sofrir
e sostener en mucha paçiençia, por lo qual se fezieron dignos de averme por graçia, lo
qual no podieron alcançar por natura.
CAPÍTULO XXXI
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA PREGUNTA A LA GLORIOSÍSSIMA
VIRGEN CÓMO FUE CONÇEBIDA E FORMADA
Mui graçiosa Virgen e mui gloriosa Reina del çielo, deseo es a mí muy afectuoso oýr de
la maravillosa conçepçión vuestra. No digo de la que se llama paternal por seminaçión, ni
maternal por reçepçión, ni digo de aquella que es natural por admiración, mas de la
conçepçión vuestra passiva e perssonal por divina operaçión, así çerca del virginal cuerpo
vuestro como de la ánima e spíritu vuestro, por que yo pueda entender cómo la vuestra
santa conçepçión fue veramente llamada miraculosa. E vuestra sapientísima Señoría me lo
explane claramente por me fazer merçed granada. Encomiendo la orden del dezir a la
vuestra grand prudençia e razonable.
50 Io 9, 3: «Respondit Iesus: Neque hic peccavit, neque parentes eius: sed ut manifestentur opera Dei in illo». 51 fue- escrito al final del folio anterior; la palabra completa se repite en el folio siguiente.
47
CAPÍTULO XXXII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESPONDE A LA SU DEVOTA CONDESSA,
E DE LA ORDEN QUE QUIERE TENER ÇERCA DE LA
NARRAÇIÓN DE SU CONÇEPÇIÓN
Graçiosa Condessa, de saber de altos secretos curiosa, cada qual de aquellas tres fue
dicha maravillosa conçepçión, ca el mi padre ançiano, seco de suyo e estérile de
conplesión, no podía engendrar de su virtud natural usada por veynte años; ítem de la
madre mía te departo otro tanto; ergo, aquella primera mía conçepçión fecha fue por don
de Dios e promi- |[18r] ssión angelical. Si fablas de la segunda, asaz fue maravillosa, ca mi
alma no podía ser junta con el mi cuerpo para ser yo una persona sy la potençia divinal
por sí no la criara e, criando, no la infundiera; ca ningúnd agente natural es de tan alta
virtud que produzir pueda en el cuerpo ya dispuesto de partezillas humanas —ni aquel la
resçebir— alma razonable, por la qual toda obra que natura por sí no puede obrar Dios la
faze mirablemente. Veniendo a la terçera, esta orden guardaré en el modo de dezir:
primeramente, de mi cuerpo, cómo fue por Dios formado e doctado de dones espeçiales;
e después del mi spíritu, cómo fue previllegiado de virtudes divinales.
La devota Condessa
Mucho será buena essa forma de fablar, alegre es a mí essa manera de departir,
dulce es a mí essa orden de dezir, e delectable en la oír.
Prosigue la gloriosa Virgen su proçesso
La señora madre mía, o fija Condessa, minera rica de venero preçioso fue de oro
del qual el Orez e Artifiçial de todas las cosas fraguó e fabricó el coraçón mío e todos los
otros mis dorados mienbros. E aquella fragua e logar en que mi coraçón de oro fue
fabricado e todo mi cuerpo figurado fue el seno secreto de la generaçión de la bendicha
madre mía. Allí el Spíritu Santo me enpeçó a formar començando en el coraçón.
E quiero que sepas que así el mi coraçón pujó en perfeçión e mejoría a todos
coraçones de los mortales como puja el oro a todos los otros metales. Ya avrás sabido o
quiçá oýdo cómo el oro puja en mejoría a todos los otros metales, es a saber, en
fermosura, en duraçión, en peso, en preçio, en incorrupçión, en delectaçión. Así el mi
coraçón, fuente de mi vida e lunbre de mi doctrina e tesoro de mi justiçia, huvo e poseyó
|[18v] estas seys prerrogativas e exçellençias perfectivas sobre todos los humanos e pecables
48
coraçones, como mi coraçón52 fue vivificado, fue clarificado e justificado. E cada una
destas tres perfeçiones ovo dos prerrogativas de aquellas que oýste. La perfecçión de la
vida de mi coraçón tiene fermosura de oro, la qual fermosura fue resplandesçiente en la
honestad de mis costunbres de oro, en las cosas prósperas e reyentes, alegres e
plazenteras, la qual fermosura nasçe de la alegría de la operaçión segúnd la regla e la alta
dotrina quel mi Fijo dio a los suyos: «Así resplandezca la luz vuestra delante los honbres
para que vean las obras buenas buestras e glorifiquen al Padre vuestro celestial»53. Mira el
oro de la fermosura mía en el día54 que fue formada, mas en los coraçones de los humanos
escuresçe el oro e mudada es la mejor color; e los que eran revestidos del primero oro ya
reputados son ser vasos de barro: la vida de honestad fermosa no tienen ni la poseen.
Tuvo más el de oro mi coraçón, duraçión e fortaleza en las cosas tristes e adversas, ca el
coraçón mío fue como vaso e copa de oro fuerte, afeytado de toda piedra preçiosa, para
soportar las amarguras e afliçiones desta toda triste vida. Fizo el Spíritu Santo el coraçón
mío copa de fortaleza, vaso de paçiençia contra la sinistra fortuna del enemigo guiada e
del mundo rodeada, de la carne favorida e de todos aborrida.
Ítem, la segunda prerrogativa55 del mi de oro coraçón, que fue lunbre de
resplandor de sana doctrina, huvo las segundas dos propiedades, es a saber: el peso de
oro, peso de discreçión en la palabra como manda la Escritura: «Solla e funde tu oro, e faz
d’él valança e peso a tus palabras e frenos derechos a tu boca; e mira bien por ventura no
resvales de la |[19r] lengua tuya e cayas delante tus enemigos que te asechan e tu caýda sea
insanable fasta la muerte»56; que deves saber que las palabras de los sabios pesadas serán
por peso de discreçión. Pues tú guarte de fablar de ligero e levianamente, mas ayan tus
palabras peso de oro, no leviandat de pluma, mas siquiera de plomo; e será tu palabra
pesada por discreçión, afeytada con prudençia e ordenada con mesura.
Ítem, el mi de oro57 coraçón, quanto al oro de dotrina, tuvo preçio de grand valor
de cosas provechosas e rara[s], e fallarás que la doctrina rara es preçiosa, por quanto es
dicho antiguo: «Toda cosa rara es preçiosa». Fabla mucha e continua es vil e de poco
preçio. Mi doctrina poca e rara fue, por lo qual fue preçiosa e mis fablas pocas fueron e
raras, e por esso fueron preçiosas como oro, porque salían del mi coraçón de oro
artifiçiado por el Fabricador del mundo. E fueron más preçiosas que el oro natural
llamado obrizo.
Ítem, la terçera perfecçión del mi coraçón de oro es de justiçia, la qual tiene las
terçeras dos perfecçiones del oro. La primera, ductilidat, que fazen d’él lo que quieren sin
quebrar e se ronper, como paresçe en las peçezuelas que se llaman panes en los delicados
52 Al margen 3es perfeçiones. 53 Mt 5, 16: «Sic luceat lux vestra coram hominibus: ut videant opera vestra bona, et glorificent Patrem vestrum, qui in cælis est». 54 Al margen .ï. 55 Tachado coraçon. 56 Eccli 28, 29-30: «Aurum tuum et argentum tuum confla, et verbis tuis facito stateram, et frenos ori tuo rectos; et attende ne forte
labaris in lingua, et cadas in conspectu inimicorum insidiantium tibi, et sit casus tuus insanabilis in mortem». 57 Interlineado de oro.
49
filos que d’él se fazen. Como lo filan con la seda, tanto fazen d’él quanto quieren e
tuérçenlo con los otros colores como el orez Bezeleel58 fizo el oro en planchas e lo
adelgazó en filos, e lo filavan con grana e jaçinto e morado e bisso59. Por esta inclinaçión e
obediençia del oro a la obra voluntaria del orez para fazer adovar el raçional e
sobrehumeral de oro e seda e quatro colores significan la ductilidat; es traymiento a
qualquiera parte o fazer de la cosa a voluntad e obediençia o inclinaçión del
entendimiento en juzgando, e el adornamiento del afecto que es la voluntad.
En los quatro colores |[19v], quatro virtudes entenderás. En el jaçinto60, que color
tiene de çielo que trasparante61 es, es la virtud de la prudençia, que es previa e trasparante
para disçerner lo bueno e lo malo, e juzgar entr’ellos anbos. En la púrpura62 de color
sanguino del peçe nos es significada la fortaleza en la sufrençia de las pasiones. En el color
bistinto63, ques morado color de fuego, es significada la justiçia. Ha el fuego calor e
quemazón: en el calor más extendido, liberalidat e piedat es demostrada a las perssonas
astutas e miserables; en la quemazón, la severidat e rigor de la justiçia en punir los males.
Es por esso la justiçia como lo morado dos vezes tiñido quanto a las dos partes, que son
rigor e piedat. En el bisso64 retorçido, que es un linaje de lienço albíssimo e remolgado, el
qual por muchas majaduras e torçeduras e apreturas viene del todo al resplandor de su
blancura, significa a la castidat.
Por estas quatro virtudes como por quatro colores fue ductile e traýble la
discreçión mía de intellectu e afectu del mi coraçón de oro. E no sóla la traybilidat e
ductilidat es nesçesaria al entendimiento en juzgando, mas aun es neçesaria la
incorruptibilidat exsecutando para que no se corronpa la criatura a manera de oro fino, ni
por fuego de lisongería que asçiende, ni por fuego de murmuraçión de maliçia que
consume. Ya oýste cómo el mi coraçón de oro fue criado, no digo natural, mas de oro
spiritual, correspondiente a las dignidades morales a las propiedades del oro naturales.
CAPÍTULO XXXIII
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SE CONGRAÇIA A LA GLORIOSA VIRGEN
58 Beseleel o Besalel fue uno de los artesanos designados e inspirados por Yaveh para levantar el tabernáculo en el monte Sinaí según el encargo hecho a Moisés en Ex 31, 1-11.
59 Cf. Ex 35, 25: «Mulieres doctae, quae neverant, dederunt hyacinthum, purpuram, et vermiculum ac byssum». 60 Al margen azul.
61 El copista escribe inicialmente traspa�ante, pero, al advertir la palabra unas líneas más abajo, rectifica añadiendo el trazo de la r a la �.
62 Al margen bermeio. 63 Al margen morado. 64 Al margen blanco.
50
¡O, coraçón de oro de la sobre Señora mía, coraçón noble e generoso, coraçón rico e
preçioso, coraçón claro e fermoso, coraçón firme e virtuoso, todo trahíble! |[20r] ¡O,
perpetuo e incorruptible coraçón! ¡O, coraçón puro e linpio todamente, en el qual moró
siempre el Señor, çerrado a los viçios e orruras e abierto a las virtudes e a las afecçiones
puras! Mui alta Señora mía, nunca yo meresçí las merçedes que me fazedes en me declarar
los profundos secretos de vuestra conçepçión, cobiertos e ascondidos en el vuestro
santíssimo coraçón.
Pues vuestra santíssima Magestad desdeña de me mostrar su fermossíssima cara,
plégale me consolar oyendo adelante su dulçíssima fabla. Así esclaresçe mi flaco
entendimiento e se consuela, e es mi ánimo tan contento que, oyendo las por cabo dulçes
fablas e sabrosas de vuestra dulçíssima boca, que día e noche son mis panes dulçíssimos e
suaves. Diga la grandíssima mi Señora, que oýr desea su humillí[si]ma servidora.
CAPÍTULO XXXIIII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DECLARA
OTRAS MINERAS E OTRAS MENAS DE CORAÇONES
Por quanto fize mençión de la minera de oro en conparaçión de la buena madre mía, por
te avisar te quiero declarar cómo son otras mineras e naturalezas e conplesssiones, segúnd
nasçen los metales, a conparaçión de los quales son diverssos coraçones: una minera es de
oro; otra es de plata; otra, de eletro, cobre, fierro, estaño e plomo. E como son
concebidos e engendrados en sus veneros, así ha diverssos coraçones spirituales fundados
en las conplessiones minerales. E mira bien e inclina la oreja e alça tu entendimiento, ca
sotiles cosas te quiero dezir, así planas te las diré que65 muy presto las entiendas. Alliende
que te diré qué metal quáles honbres nos demuestra de doctrinas de cada metal, quál
retiene conplessión.
De la primera minera mezclada con la segunda
El oro puro es la minera divinal por el eletro, que |[20v] es conpuesto de oro e
plata. Significa al mi Fijo constituydo de oro e plata. Tien tres tanto de oro e un tanto de
65 Se repite que y se tacha el primero.
51
plata. El glorioso Fijo mío, Dios e hombre verdadero, se señala por eletro. La plata
significa la natura angelical. El cobre, quarto metal, significa los varones justos e
confessores por la su sonoridat. El fierro tanbién señala a los santos honbres e fuertes.
Por el estaño, que toste se regala o66 derrite, se señalan los flacos e témidos de coraçón.
Por el plomo entenderás a los que son pecadores. E más esta fabla dispón e ordena para
entender la fabla que se sigue.
Cómo la devota Condesa, dudando, pregunta
No se indigne la magnifiçençia de vuestra Alteza porque atajar ose vuestras
veríssimas palabras, que me forçaron ygnorancia e apetito de saber. Vuestra claríssima
prudençia dixo ençima dos cosas: la una, que vuestro coraçón fue conçebido e fabricado
de oro, e agora dixistes que el oro sinifica divinidat; la otra, que en el eletro la plata
significava la humanidat, e después dexiste que la plata significava la natura angelical.
Plega a la mesurada cortesía vuestra de me çertificar destas anbas dudas mías.
Responde la gloriosa Virgen
Quando fablé del oro e de mi coraçón, entendilo en seso tropológico o moral. E,
quando agora fize memoria del oro diziendo que en el glorioso Fijo mío significava la
divinidat e la plata la humanidat para fazer el eletro, que significa al Salvador mi Fijo,
entendilo en seso alegórico o spiritual. E así sabrás que no es inconveniente que oro e
plata se atribuyan a diverssas cosas segúnd diversas razones.
Cómo pregunta la Condessa devota a la gloriosa Virgen
No lo aya por molesto e enojo la Inperatriz del universso si la çenizienta esclava
suya preguntare por esta vez, pues enpeçé a |[21r] preguntar. ¿Cómo entenderé que en esse
seso moral signifique humanidat la plata en el coraçón humano e signifique, en esse
mesmo moral seso67, la plata a la natura angelical? Esto desseo saber, esto he gana de
conosçer.
Responde la gloriosa Virgen
Tu ingenio delicado qüestión fizo bien delgada, o, mi especial devota, oye suçinta
respuesta, quiere dezir que presta e breve respuesta llena de luenga sentençia. Puede la
humanidat entendersse por dos vías, o en respecto de Dios o en respeto del ángel. Así
66 Al margen blanco. 67 seaso, con la a subpunteada.
52
diremos de la plata; considerando la plata por sí sola, representa criatura por sí mesma e
conpárase al ángel; si la plata se conpara al68 oro, así alcança alto estado más que el ángel,
ca la plata, junta al oro, alcança mayor prinçipio e claridat; el oro no reçibe menoría, mas
da a la plata claror e dignidat en el eletro, que es más preçioso que plata e mucho más
resplandesçiente. Así fue la humanidat, que considerada en respecto del angélico spíritu,
es menor de condiçión quel ángel: «Vuestra humana natura –segúnd dixo mi avuelo, el
profeta rey David– menguástele un poco menos que los ángeles»69. Mas la humana natura
que Dios de mí reçibió, junta con la deydat, reçibió alta dignidad, resplandiente claridat, en
tanto que Él deificó mi Fijo, pujó a los serafines. Ni por esso la deydat fue menguada ni
abatida en aquella unión, como no se abate el oro en eletro unido a la plata, aunque la
humanidat en Christo resçibió por la unión alto ser deífico. E así la plata conparada al
Señor no significa ningúnd ángel, mas por sí sola quanto pertenesçe al ser suyo significa
angelidat por la linpieza natural. E quanto a la claridat de ser bruñida significa a la
humanidat esclareçida por virtudes.
Agora sabrás cómo la plata diversamente considerada puede si- |[21v] gnificar la
humanidat del mi dulçe Fijo en seso spiritual, la humanidat de todos en seso moral e
señala tanbién al ángel por su linpieza natural.
CAPÍTULO XXXV
CÓMO LA DEVOTA CONDESA SUPLICA
A LA GLORIOSA QUE PROCEDA EN SU DOTRINA
O, gloriosa Señora mía, como la vuestra cara resplandesçe con beldat e fermosura, así la
vuestra lengua es graçiosa con verdat de grand dulçura. Muchas graçias e loores ofrezco a
la vuestra Alteza. Plega ya, muy alta Reyna, a la vuestra señoría proçeder del coraçón
diversso en los humanales por diversas conplessiones falladas en los metales.
CAPÍTULO XXXVI
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DECLARA
68 A continuación tachado honbre. 69 Ps 8, 6: «Minuisti eum paulo minus ab angelis».
53
LA MINERA DEL ORO E DE LOS OTROS METALES
Como ya suso te dixe, muchas son las mineras de los metales, e muchas son las maneras
de los coraçones morales. Allí, en aquellos, son diversas conplesiones naturales, e aquí, en
estos, ha diversas uniones e morales. E mira cómo adaptaré70 las unas a la otras por que
mejor lo entiendas e en tu memoria los afirmes.
De la minera de oro e su coraçón
El oro se conçibe en la minera por esta manera, si en uno concurren en la minera
azogue, que llaman argén bivo, bueno e claro, e sufre clara e colorada, no de coçión
quemante, por perfecta del sol o del fuego por arte de alquimia. Así, fablando moralmente
del coraçón, el coraçón es fecho de oro, lo qual es más que ser dorado, quando en él
concurren afectu puro e bueno e ençendido, no quemante por presunçión, el
entendimiento por documento e illustraçión de la graçia çelestial conplida e perfecta. Así
es hecho el coraçón spiritual como de oro.
De la minera de la plata e su coraçón |[22r]
Conçibe la minera del sol el metal de la plata, del azogue o argén bivo e claro, e de
sufre blanco e claro e no quemante. En esta manera moralmente e quasi naturalmente,
por la costunbre o hábito de afecto bueno interior e entendimiento claro resplandesciente
por linpieza exterior, se faze el coraçón humano razonable quasi como de plata.
De la minera del cobre e de su coraçón
Conçibe la minera al cobre por calor del sol e de buen argén bivo e de sufre que
aya virtud quemante. Así la criatura moralmente de buen afecto o desseo o voluntad
buena, o de entendimiento mucho ardiente por zelo indiscreto, conçibe coraçón
inpetuoso o clamoso, como paresçe claro muchas vezes que son de buenos desseos, mas
son arrebatados segúnd indiscreçión muy inpetuosa.
De la minera del estaño e de su coraçón
Conçibe la minera naturalmente por el sol al estaño de buen argén bivo e de sufre
mala e no bien cozida del sol. Así conçibe la persona e de voluntad buena e gruesso
70 adaptere.
54
entendimiento e mal castigado coraçón, flaco e engañable, como son algunas perssonas
fechas a buena lei e grosseras que se enbaçan quando se veen engañados.
De la minera del fierro e de su coraçón
Conçibe la minera por el marido suyo, que es el sol, al fierro de argén bivo, malo e
terroso, e de mala sufre e quemante. Así conçibe la perssona de desseo e afecto terreno e
cobdiçioso e de entendimiento mundano e seglar conçibe coraçón avariento, duro e de
mal castigo.
De la minera del plomo e de su coraçón
Conçibe la minera naturalmente por el calor del sol al plomo de mala argén bivo e
pesado e lodoso e de mal asufre fediondo e flaco. Así la perssona de desseo carnal e vil e
de entendimiento fediente e luxurioso e abhominable conçibe coraçón de |[22v] plomo,
pesado, carnal, suzio e fediente. No te fablara destas conçepçiones metalinas e morales,
sino por que viesses qué coraçón tienes o deves tener. Queda agora, mi buena fija, que mi
coraçón no dorado más de oro fue por el Spíritu Santo açeptado, fabricado e guarnido, e
de mi buena madre conçebido.
CAPÍTULO XXXVII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DIZE A LA SU DEVOTA CONDESSA CÓMO
EL SPÍRITU SANTO FORMÓ EL PECHO SANTO SUYO
Acabado el coraçón e sus entrañas, luego el gran Maestro e Criador de las cosas ordenó
e apuró los virginales pechos míos e los doctó así de sus naturales mienbros como de
dones graçiosos. Primeramente hizo Dios, Fabricador del mundo e mi singular Formador,
los pechos míos como arcas de ricos thesoros en que ençerró las riquezas de su gloriosa
potençia, que podiessen defenderse de todo viril e vil tocamiento, e que podiessen en
todo mirante raer e quitar todo carnal movimiento, e que podiesen tener e guardar todo
buen pensamiento; e que fuessen armarios de los dones del Spíritu Santo, que fuessen
çelleros de todas virtudes así theologales como cardinales, así de las naturales como de las
morales, e que fuessen las bienquerençias virginales de los mis pechos siempre frescas,
enteras e singularmente guardadas para solo Aquel que solo las supo formar en mis
55
pechos, no para leche de suzias fuentes, mas para leche manante del çielo, no para criar
niños pecables, mas para criar al Rey de los reynos estables. E figuró mis pechos en sus
pertenençias piadosas para que dellos saliessen e manassen los ríos de conpassión e
arroyos de piedades, para que, dellos mamando el Redenptor, establesçiesse perpetua
pleytesía entre sí e el pecador grand linaje humanal.
E deves entender |[23r] que pechos espirituales e mamillas de dulçura formó Dios
dentro en mis pechos, que fueron castidat de la carne e begninidat del coraçón. E vos,
como niños, pedís que vos críe destas mis mamillas dulçíssimas quando a la noche
cantáys: «Virgen singular, entre todas mansa, absueltos de las culpas, mansos nos faze e
castos»71. Este versso me inclina e me fuerça que, como madre piadosa, vos aleche como a
fijos. E aquí se cunple el cántico de los Cantares: «¡O, quán fermosas son tus tetas,
hermana mía, esposa!»72. Quiso dezir que mis pechos dignos eran de reverençia e honra e
dignos de ser abraçados e deseados con abraçados de dulçe amor e casta dilecçión, e que
dellos digan los mis fijuelos al mi dulçe Fijo con la muger del Evangelio: «¡O,
bienaventuradas las castas tetas que mamastes!»73. ¡O, cómo el Fijo mío se delectava
quando mis pechos mamava, como avía profetizado desto mesmo Ysaýas: «Delectarse á el
infante de las tetas de su madre»74! E una de las más exçelentes obsecraçiones o
conjuraçiones contra la yra del mi Fijo e para lo aplacar así es deziéndole: «Señor, por los
pechos de la Virgen, tu Madre, e por la leche que dellos mamaste, plégate de me otorgar
tal cosa, etc.» Ca tan grand amor e tan grand afeçión tenía el mi Fijo con mis pechos que
nunca çessava de los abraçar e besar, e su folgura era reclinar su cabeça entre mis
bienquerençias, como lo avía dictado el Spíritu Santo en los Cantares: «El mi amado entre
las tetas mía morava»75.
Ítem, a los temerosos e medrosos no ha otro reparo sino fuyr a los fuertes muros
e altas torres; pues los pecadores son medrosos e temerosos, acórranse al muro o a la
torre que só yo e mis pechos, como se escrive en los Cantares: «Yo, muro; e mis tetas,
torre». Los ángeles dixieron de mí al Señor: «La nuestra hermana niña e chica es e no
tiene tetas». E yo les respondí: |[23v] «Yo só muro e adarve; e mis tetas, alta torre». Pues
bien paresçe que deven los pecadores contra la yra de mi Fijo para le aplacar que se acoten
a mí e le conjuren por mi leche, la qual a Él de mi mamar le plugo.
71 Se trata del quinto verso del himno a María Ave stella maris: «Virgo singularis, inter omnes mitis, nos, culpis solutos, mites
fac et castos». 72 Cant 4, 10: «Quam pulchræ sunt mammæ tuæ, soror mea sponsa¡». 73 Lc 11, 27: «Beatus venter qui te portavit et ubera quæ suxisti». 74 Cf. Is 11, 8: «Et delectabitur infans ab ubere super foramine aspidis»; Juan López manipula a su conveniencia el final de
esta cita. 75 Cant 1, 12: «Inter ubera mea commorabitur».
56
CAPÍTULO XXXVIII
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA DA LOORES A LOS PECHOS
E TETAS DE LA GLORIOSA VIRGEN E LE SUPLICA DIGA ADELANTE
¡O, pechos sanctíssimos! ¡O, mamillas de alto anparo, torre de seguro acotar, guarida
de paçifica deffensión que con su dulçura aplaca la justa furia del riguroso Juez
razonablemente tomada contra mí por le ser errada e ofenssora por mí contra Él ser fecha
grave injuria! Señora, muro e torre de los errados, a vos huyo, a vuestros santíssimos
pechos me encomiendo, a las tetas de la leche de grand dulçura me arrimo, las quales,
abraçadas, besadas e mamadas del graçiosíssimo Fijo vuestro, sean escudo e guarda mía
entr’Él e mí, e lo aplaquen e acallanten e afligen de la su yra e corage que tiene
razonablemente contra mí. E sean oferta e sacrifiçio a Él por clemençia tuya en remissión
de los mis pecados.
¡O, singularíssima mi Señora! Mucho só consolada de las vuestras primeras e
puríssimas conçepçiones e pectoriles guarniçiones. Por me más benefiçiar, plega a la
vuestra Magestad dezir de las otras partes e mienbros vuestros virginales, cómo el Criador
os afeguró e lineó la forma de vuestras partes de los honbros.
CAPÍTULO XXXIX
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RECUENTA
A LA SU DEVOTA CONDESA DE LA FORMAÇIÓN
DE LOS HONBROS E BRAÇOS E MANOS SUYAS VIRGINALES
No pienses, devota Condessa, que de todas mis partes e artejos te fablaré, mas de
algunas prinçipales, con las quales yo servía e aministrar avía al glo- |[24r] riosíssimo Fijo
mío. Sepas quel Spíritu Santo, quando me76 formó en el vientre de la mi señora madre, los
honbros e braços míos luego los dedicó e consagró para que fuessen a las vezes andas en
que trasportasse al Fijo del grand Señor de una parte a otra; fablando señaladamente, en
que lo levassen muchas vezes de Nazareth a Jherusalem, e de Jherusalem a Nazareth, e de
Nazareth a Egipto, e de Egipto a Nazareth. Ítem, mis honbros e braços fuessen cuna e
cama en que dormiesse; e fuessen asimesmo mesa e sala en que comiese[n]; e fuessen un
76 Escrito fuera de columna.
57
graçioso retrete en el qual trebajasse si quisiesse; fuessen carro de oro en que el Rey de los
reyes lo mirassen e viessen, e adorassen e serviessen. E así contesçió de fecho, no dende a
muchos años, que en mis braços los Reyes lo miraron e lo creyeron e adoraron. Ana e
Simeón en mis braços le conosçieron e adoraron e bendixieron e allí vieron al Fijo mío,
Rey, estar en su fermosura.
Las manos mías debuxó en tanta beldat e fermosura como si fueran adornadas e
bien guarnidas de anillos e de sortijas. E no tengas en poco esta beldat, que ante lo dixo
por verdat Salomón en los Cantares: «Las manos della, tornos de oro, llenas todas de
jaçintos»77. Mis manos, o Condessa, avían de seer tornátiles en la criazón del mi buen Fijo.
Bien miras cómo las amas de tu fijo traen en torno aquellas manos: agora lo enbuelven,
agoran lo desenbuelven, ya lo buelven, ya lo rebuelven, agora le tratan, agora le arrollan,
agora le dan la leche, etc. Tales manos andan en torno e, si bien andan regladas, son
tornátiles de oro; otramente son de plomo. Pues creas que mis manos avían de andar en
torno con diligençia tractando, çercando, enbolviendo, etc., como era de razón, por la
qual el Spíritu Santo dixo que mis manos serían tornos de oro. ¿E quáles manos piensas
cogieron las yervas del jardín graçioso |[24v] Fijo mío? Ca sus mienbros fueron yervas
mediçinales; e su trabajos, flores frescas; e sus llagas, claveles e violetas; de sus espinas e
de sus sudores, aguas pisadas e bien majadas en el duro almerez de su sagrada Pasión con
la mano del grand rigor, e destempladas con el licor de su sudor e sangre. ¡Qué bálsamo
más preçioso para melezinar vuestras enfermedades e flaquezas! E las manos tornátiles de
la Virgen posieron el fecho más en cabo, faziendo ungüento divinal, sin el qual no
podíamos ser curados.
E llámanles tornátiles a las manos virginales porque toda arte de tornero
naturalmente es más presta e más en sus actos que qualquiera arte otra. Así, en
socorriendo vuestras menguas e vuestras miserias reparando, só más presta que otro
santo, ca de mí dize Ysaýas: «Ante que me llamen, yo los oyré»78. Llaman a las mis manos
tornátiles de oro por la sabidoría e discreçión, porque tan sotilmente melezino con
misericordia los enfermos pecadores que en ningúnd caso se traspassa la justiçia del Juez.
E tan sabiamente fago mis obras, que a Dios nunca fatigan. E así como el oro significa la
sapiençia, tanbién significa la caridat, por quanto yo avía de ser muy piadosa, no
solamente a los clamantes por perdón, mas aun a los míseros negligentes e indignos de ser
oýdos.
Formó Dios aun mis manos como senbradas de jaçintos [porque], en quanto en
mí era, avía de ser rica de muchos tesoros e graçias abastante, e de riquezas copiosa en
grand copia de virtudes con mis manos que daría con afluençia muchos bienes e con
graçia liberal. Son jaçintos piedras preçiosas azules color de çielo. Esto es lo que declaran,
que todas las obras que faría que çiertamente vendrían de la sapiençia divinal e de la gracia
77 Cant 5, 14: «Manus illius tornatiles, aureæ, plenæ hyacinthis». 78 Is 65, 24: «Adhuc illis loquentibus, ego audiam».
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del çielo. Asimesmo |[25r] el jaçinto graçia ha de inpetrar; esto es, qualquiera cosa que me
pidan, si yo gana he a lo dar, prestamente e aýna lo puedo yo alcançar del mi Fijo todo
tienpo por chica suplicaçión. E no solo fago lo que suplican, mas aun el Fijo mío me
conbida a pedir quando dize: «Pide, la Madre mía, ca no es a mí derecho ni liçençia como
fijo que avergüençe tu cara»; e que diría el mi buen Fijo, Rey de todos, con favor mucho
alegre, lo que a Ester dixo Assuero: «¿Qué petiçión es la tuya, o sublimada en los pueblos?
Si pedieres la meytad de los mis regnos, averlos has»79. Mira, Condessa mi devota, cómo
puedo olvidar las oraçionçillas de mis devotos a los quales por mi amor mi Fijo promete
regnos.
Sepas más, que los jaçintos en lo claro resplandesçen, en lo tenebroso escureçen;
esto es, que los alunbrados por graçia de mí sienten claras cosas e me sirven dignamente e
con amor diligiente. Los tenebrosos en la infidelidat o escureçidos en sus pecados
despreçian mi serviçio. E como el glorioso Conditor mío me dispuso que mis manos
fuessen guarnidas de liberalidat, por esso me fizo que fuesse mugier yo, de que fabla
Salomón: «La mano suya estendió al mendigo e sus palmas espandió e estendió a los
pobres»80.
CAPÍTULO XL
CÓMO LA DEVOTA CONDESA EXCLAMA
A LA GLORIOSA VIRGEN POR LOS GRAÇIOSOS MIENBROS SUYOS
¡O, santísimos honbros reforçados de clemençia, soportando los deserviçios e
desonores a vos fechos! ¡O, fortíssimos honbros guarnidos de piedat e conpasión, que
aparejados fuestes desde la conçepçión para soportar los grandíssimos cargos de los
grandíssimos pecadores! ¡O, misericordiosos honbros que soportan e lievan los defectos e
negligençias de los frigidíssimos e tibios servidores! ¡O, bra- |[25v] ços bienaventurados,
que mereçistes abraçar al piadoso Redenptor! ¡O, braços guarnidos de benignidat para
sacar los pecadores de las penas infernales, para defender los encomendados de los
contrarios sprituales, para anparar a los neçesitados de las fortunas tenporales, para
abraçar a los vuestros espeçiales! ¡O, manos santas e mucho puras para tratar al santo
Dios, Rey de todos e Fijo vuestro! ¡O, manos lindas, gentiles e alvas para mil vezes las
besar! ¡O, manos fermosas e espeçiosas para siempre las mirar sin enojo e sin fastío! ¡O,
79 Esth 5, 3: «Quæ est petitio tua? Etiam si dimidiam partem regni petieris, dabitur tibi». 80 Prov 31, 20: «Manum suam aperuit inopi, et palmas suas extendit ad pauperem».
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ricas manos e polidas, adornadas con sortijas en que podamos con ellas consolarnos! ¡O,
esperança mía, o, refugio mío e mi defenssora, aún no érades conçebida ni formada e ya
érades escogida e ordenada de la Providençia divinal que fuésedes Reyna de misericordia e
Madre de piedat, Prinçesa de benignidat, de los santos reçeptora, de los justos amadora,
de los pecantes defenssora, de los clamantes protectora, abogada de todos toda hora!
¡O, mi Señora, no sé qué diga sino que os vimos en buen día! ¡Bendicha sea la
hora en que fuestes conçebida! Diga la Sobreseñora mía, por me fazer alta merçed, de las
otras partezillas alguna buena exçellençia de que se goze vuestra ançilla.
CAPÍTULO XLIº
CÓMO FABLA LA GLORIOSA VIRGEN A LA SU DEVOTA
CONDESSA DE SU VIRGINAL CUELLO E GARGANTA
Primero te diré de mi garganta, o, Condesa mi devota, e después del cuello mío. Sepas
que el Spíritu Santo, quando formó mi garganta, allende de ser fermosa de condiçión
feminil, que puso en ella tanta beldat que collares ni gargantillas ni afeytes preçiosos que a
otra fuessen puestos no le darían tal ayre ni tanta |[26r] graçiosidat. Ca, mirando mi
garganta quando el caso se ofresçía, unos resçibían influençia de diamante, otros como de
esmeralda, otros como de balax, e otros como de perla, e así de los sardinios e de los finos
rubíes. Mira que tantas piedras eran apostantes a mi garganta quantas virtudes semejantes
los mirantes de my garganta resçibía.
Quiero te dezir agora de lo de dentro. Quando el Formador del mundo fabricó mi
garganta, la dotó de grand tenperançia çerca de los manjares e potajes que solo
resçibiessen lo que neçessario fuesse al nutrimento medido por mesura de abstinençia, e
que vino e sidra le fuesen estraños siempre e que nunca los conosçiese por quanto
inimicavan e asechavan iniquamente a la puríssima castidat, por quanto en mí avía la
virginidat por todo el mundo ser loada. Por lo qual el Spíritu Santo, fablando de mi
garganta, dixo en los Cantares: «La garganta della es suavíssima e toda deseable»81. En otro
cabo me la loó como al vino más bueno. El vino es bueno quando se beve con mesura, es
mejor quando se consagra en el altar, mas es mucho mejor82 el vino que a Dios enbriaga e
le faze olvidar las injurias e los pecados. Por esto dixo en otro lugar de los Cantares: «La
81 Cant 5, 16: «Guttur illius suavissimum, et totus desiderabilis». 82 Meior, añadido por otra mano al margen.
60
garganta tuya, como el muy buen vino»83; que la piedat e misericordia de que afeytó la mi
garganta e la çercó tan suaves son a Dios quando le ruego humillmente por los míseros
pecadores, que luego olvida sus pecados e les perdona sus ofenssas.
Por otra vía te diré cómo el Espíritu Santo conpara la mi garganta al vino muy
bueno, porque las mis palabras que salen por la mi garganta a manera del muy buen vino
relievan e mitigan los dolores de los aflictos e trasmudan e agenan las sus mentes e
voluntades de todo amor carnal, e suavemente pungen |[26v] e estimulan blandamente los
açidiosos e pesados para el bien fazer e obrar; e fázenlos correr en la carrera de los
preçeptos e mandamientos de la ley para que amen a Dios e teman. E son mis palabras
tan dulçíssimas e suaves al melifluo Fijo mío que son eficaçes de alcançar qualquiera
merçed que le demando, por lo qual dezía el sabio del vino: «La garganta tuya, como el
muy buen vino, digno de ser bevido al mi amado, e para rumiar a los labros e dientes
d’él»84.
Del cuello mío te fablaré otro poco e brevemente por que ayas con sabor. El
Fabricador del cuello mío avía inspirado a Salomón que del mi cuello cantasse dulçes e
nobles cantilenas. Algunas te diré de aquellas. Dixo: «El cuello tuyo, como los afeytes.
Faremos a ti collares de oro, con figuradas morenas e travadas con gusanillos de plata»85 .
¿Sabes qué quiere dezir? Que por el mi cuello saltarán las palabras de oro que serían como
las morenas de oro çercadas al mi cuello en redondo. Quando yo estoviesse con el infante
Fijo mío, le cantaría cantares de su infinida deidat, sin prinçipio e sin cabo. E mezclaría
gusanillos de plata con cantares de su humanidat, ca me dezía algunas vezes: «Yo só
gusano e no honbre». Mira que el cuello junta los mienbros con la cabeça, e yo a los fieles
con mi Fijo. Aquellos son mienbros e aqueste Fijo, mi dulçe Señor, es cabeça dellos
todos.
Dixo más el Spíritu Santo del mi cuello: «El cuello tuyo, como la torre de David,
que fabricada es con almenas para guerrear; mill escudos le cuelgan della toda armadura
de los fuertes»86. La torre de David era alta e fermosa; significa que mi cuello avía de ser
alto e fermoso e resforçado, en proporçión alvo e cándido. «En monte alto era asentada»,
por significar mi santidat alta e virginal, la qual |[27r] sería alto refugio de mis devotos, en la
qual eran muchos escudos, esto es, muchos anparos e defenssiones. E «toda armadura de
los fuertes87», que significa el servicio angelical que enbió por guarda de los míos.
83 Cant 7, 9: «Guttur tuum sicut vinum optimum». 84 Cant 7, 9: «Guttur tuum sicut vinum optimum, dignum dilecto meo ad potandum, labiisque et dentibus illius ad ruminandum». 85 Cant 1, 9-10: «Pulchræ sunt genæ tuæ sicut turturis; collum tuum sicut monilia. Murenulas aureas faciemus tibi, vermiculatas
argento». 86 Cant 4, 4: «Sicut turris David collum tuum, quæ ædificata est cum propugnaculis; mille clypei pendent ex ea, omnis armatura
fortium». 87 de los fuertes, interlineado.
61
CAPÍTULO XLII
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA EXCLAMA
DE LA GARGANTA E CUELLO DE LA GLORIOSA VIRGEN
¡O, garganta tan graçiosa, muy medida de tenperança, mesurada en el fablar; en el
abogar, muy dulçorosa; reluziente por natura; por dones graçiosos, resplandesçiente! No
sabe el alvayalde e ygnora al solimán; no conosçe a las altas88 aguas, ni arte de vanidat. La
castidat es su beldat; e la virginidat, su fermosura; los sus sartales son prerrogativas e sus
previllegios, gargantillas; los sus afeytes son perfecçiones e sus collares, las virtudes. ¡O,
garganta de cherunbelas en las tus dulçes razones! ¡O, garganta de flautas vellas en las tus
suplicaçiones! ¡O, garganta de dulçemelas en tus gratas departiçiones!
¡O, la mi grande Sobreseñora! Plega a la vuestra Santidad que yo, indigna, por vos
sea digna de loar e bendezir esse vuestro santo cuello; e segúnd mi corta lengua, en bien
fablar muy tartamuda, mas sufra la mi Reyna, soporte la mi Prinçesa, aya paçiençia la
grand Señora escuchando mis sinplezas, oyendo mis ygnorançias. Vos soys el cuello de la
Yglesia, altíssima torre de los christianos, muy exçellente mi Señora. Como el cuello junta
al cuerpo con la cabeça, así vos, o, vida mía, ajuntastes la nuestra humanidat en el vuestro
vientre al Verbo Fijo de Dios, el qual es nuestra cabeça. E así, virgen, nos diste al nuestro
Hemanuel, que dize ser Dios convusco en una sola perssona. Asimesmo en otro modo,
nos, por nuestras culpas mesmas e pecados nuestros propios, nos apartamos de Dios, el
qual es nuestra cabeça e nos somos los sus mienbros. Vos, Madre piadosa, con vuestras
santas pre- |[27v] garias nos reconçilias con Él.
E como por el cuello el spíritu interior sale fuera e el exterior por él va dentro, así
por vos, mi cuello de oro e garganta de linpia plata, la nuestra devoçión sube al Fijo
vuestro e de Aquel desçiende a nos por vos, muy graçiosa Virgen, desçiende su piedat. Así
como la saliva desçiende mediante el cuello en todo el cuerpo baxo de la cabeça, así en los
mienbros de Dios por vos, liberal Señora, desçiende; de Dios, nuestra cabeça, es ganada
mucha graçia. Así como el cuello mediante desçiende de su gobierno e lo que le es
neçessario, es a saber, comer e bever, julepes e purgas e melezinas, así por vos, o,
Gloriosa, desçiende a nos el Fijo de su Dios, cuya carne es nuestra vianda e [nuestro]
bever es la su sangre en el Sacramento del santo altar. En tanto que por vos, o, Virgen, o,
pía, comieron los honbres el pan de los ángeles, el qual a esto vino, a sanarnos de nuestros
88 Parece haber una letra borrada: ¿altas?, ¿alvas?
62
males, ca por ronchas suyas e açotes todos ovimos melezinas e fuemos con ellos todos
sanos89.
Ítem, como fablamos mediante el cuello e sale la palabra por la garganta, así vos,
muy dulçe Reyna, soys el cuello por do fablamos con grand fiuza al Fijo vuestro, ca soys
nuestra abogada, al Señor nuestro açepta, e no vos puede negar cosa por nos suplicada.
Diga la Inperatriz algunas dulçuras de la façiones de su conçepçión.
CAPÍTULO XLIII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA A LA SU
DEVOTA CONDESSA LA FORMAÇIÓN DE SU VIRGINAL BOCA
O, mi buena fija e devota Condessa, bien miraste en el cuello mío, diligentemente
hablaste, con estudio loaste la mi garganta. Así es como dizes; eso es que afirmas; todo es
como loas. Mas quiero agora fablarte cómo el Obrador de quanto es ha fabricado la boca
|[28r] mía con sus pertenençias en el vientre de mi buena madre.
La boca mía formó en media manera, en proporçión requerida entre la barva e la
nariz, con un resplandor de alegre reverençia que a los mirantes después afalagasse a más
mirarla; ni grande ni chica, mas en media medida con fórmula delectable. Los beços míos,
así asentados que contuviessen bella graçia en conparaçión de uno a otro e de los dos
segúnd la boca. Colorados finamente como el nuevo çendal, segúnd espiró el Spíritu
Santo en los Cantares de Salomón: «Los beços tuyos, como el çendal teñido de grana»90.
E dispuso el Formador que mis dientes ordenados mostrassen alvura de marfil,
para que por su tiempo ministrassen al Fijo de Dios en su criança. E los labros míos
afluyentes, como el favo de la miel, los cobriessen bellamente. E formó la lengua mía con
granados previllegios e donayres graçiosos como en los Cantares lo escribe Salomón: «Miel
e leche serán so la lengua tuya»91. E aquel olor de la boca mía, como olor de mançanas.
Estas cosas por promessa se conplieron llenamente en el cursso de mi vida por diversas
diferençias de la Suma Providençia. E quiso poner un ygual peso e balança ygualante a mi
boca en dos cosas: la una en el resçebir, la otra en el departir. Quiso que tenperança
ygualasse mis manjares con sufiçiençia. E que mesura e prudençia mesurassen mis fablares
89 Al margen ysa. caº. 53 (Is 53, 5: «Ipse autem vulneratus est propter iniquitates nostras, attritus est propter scelera nostra;
disciplina pacis nostræ super eum, et livore eius sanati sumus»). 90 Cant 4, 3: «Sicut vitta coccinea labia tua». 91 Cant 4, 11: «Mel et lac sub lingua tua».
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e que amasse silençio a su tiempo sobre todos. E sola nesçessidat abriesse siempre mi
boca.
CAPÍTULO XLIV
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA EXCLAMA
DE LA GLORIOSA BOCA DE LA VIRGEN MARÍA
¡O, boca de buenaventura e bienfadada! Boca que antes que naçiesse fue digna de
besar los sacratísimos mienbros del Fijo de Dios —la qual nunca supo qué cosa era besar
varón, nunca conos- |[28v] çió glotonía, de abstinençia doctrinada—, cuya lengua graçiosa
en loores divinales, cuya fabla dulçe rosa en enseñanças doctrinales; cuyas dulçes
departiçiones entre las fenbras amigables. ¡O, boca dorada, o, lengua mesurada, o, lengua
secreta e callada! No fue en ti por medida la graçia divina incluyda. ¡O, lengua consagrada!,
que con Dios se razonava, que con ángeles fablava, e por los miserables algunas vezes
abogava!, mas agora por estudio de nos todos es abogada. Yo te fago graçias quantas
puedo e bendigo e loo en el que te fizo e formó, e a tantos bienes te ordenó. Proçeda la
mi Señora e diga adelante de las otras partezillas e façiones sin parejas.
CAPÍTULO XLVº
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA
DE LA FORMAÇIÓN DE SU NARIZ E MEXILLAS
No te fablo en esta ya enpeçada ordenança, o, mi buena fija, sino sola la formaçión
corporal de los mienbros míos en la mi conçepçión, que es natural. Mas, segúnd la mi
alma, otro proçesso llevaré. Por agora te diré de la forma de mi nariz e un poco de las
mexillas, allegando los secretos que de mí el Señor Dios inspiró.
Formó el Spíritu Santo mi nariz derecha e ygual; no las abaxó como a las camusas,
ni las alçó como a las carnerunas, mas derechas por ygual. No me las formó cortillas ni
luengas, mas conpasadas, guarnidas e de bella vista, de falagante mirar. Eran de tanta
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virtud que, después de mi nasçençia, yo olía el paraýso, no solo el terrenal, mas los gozos
de los santos e del paraýso çelestial.
Oye más de los altos previllegios que Dios fizo a mis narizes. Dize el Sabio en los
Cantares cómo Dios dixo a mí fabricando las que dixe: «La nariz tuya, como la torre del
|[29r] Líbano que mira contra Damasco»92; como si dixiera: ‘Tu nariz será ygual e derecha
como la torre e alta’; como quien dize: ‘Olerá altos olores fasta el çielo, despreçiando los
olores deste siglo, los quales sirven al mundo en los defectos humanos’. Dize torre porque
yo bien olería los males e tribulanças, menguas e nesçessidades de los humilldes e mis
devotos, a los quales sin llamar mi mano socorrería. Dize del Líbano, que quiere dezir
grand blancor, como la que significa la blancura corporal con pureza virginal. Dixo más,
«que mira contra Damasco»; e quiere dezir Damasco en nonbre de Sathanás, bibiente
sangre93, por quanto sienpre dessea e ha sed de sorver las vuestras almas. E por esso en la
nariz reluze mi discreçión que huele la su nequiçia maliçiosa, quel piensa el diablo
exsecutar, así como un grand fedor. E no lo puedo sofrir que no lo arriedre de los míos e
de aquellos que me llaman queriendo ser defendidos en mi anparo como en torre. Ca
Dios puso entre mí e la serpiente que a Eva engañó enemistanças capitales. E por esso me
fizo torre cándida e resplandesçiente, por linpieza contra el demonio suzio todos tienpos
acatante; por quanto yo avía de quebrantar la cabeça de la sierpe, que se llama la suzia
concupisçençia, con la mi gran castidat. E por esso avía siempre de mirar contra el diablo
vil e suzio.
E sepas otro secreto, que mis narizes avían de ser carrera del espirar, a dar a
entender que, como las vuestras nesçessidades eran subientes al çielo e el camino de
espirar, que serían las mis narizes, así por ellas desçendía el Spíritu con sus dones para las
socorrer e conplir. Ca las consolaçiones que vos enbía el grand Señor, por mis méritos e
mis ruegos ofresçidos con sospiros, a vosotros las otorga. E quando agora me llamas
deziendo: «Nos, los fijos de Eva, desterrados, gemiendo |[29v], llorando a ti suspiramos», e
vuestros sospiros a mí enbiáis por vuestras narizes, así yo enbío al glorioso Fijo mío por
vosotros mis oraçiones e sospiros por las mías.
De las mexillas de la gloriosa Virgen
Oye un poco de mis mexillas, las quales me fizo el Obrador tan bellas e tan
fermosas que en el Libro de los Cantares las alaba. Primero las loa de la fermosa ordenança
quando me dixo: «Fermosas son las tus mexillas en las ordenanças suyas –quiso dezir
quanto al situo94 e los colores– como la corteza del granado las tus mexillas sin lo que se
92 Cant 7, 4 : «Nasus tuus sicut turris Libani, quæ respicit contra Damascum». 93 Cf. Eusebius Hieronimus, Liber de nominibus hebraicus: «Damascus, sanguinem bibens, vel propinans» (PL XIII, 865). 94 Así en el manuscrito, probablemente quiso poner la forma etimológica sitio como la más cercana a ordenança.
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asconde de dentro»95. Asý como las mis mexillas, por la fermosura en el primero dicho, así
en este segundo las loó significando la fermosura e color de vergüença mía virginal,
significada en la corteza de la granada, que es dura e colorada, que es fermosura de pasión
fundada en paçiençia. El dicho terçero es: «Como el pedaço de la granada, así las tus
mexillas sin los secretos tuyos»96. Ya sabes que la granada, quando la despedaçan, tiene
dos cosas: los granos ordenados e finalmente colorados. En la ordenança se muestra
orden de la caridat, que pon orden en mis mexillas dos por las dos razones de la caridat.
Ca el Rey que me fizo me mandó entrar en sus celleros e en mí ordenó la caridat para que
sopiesse cómo avía de amar a Dios sobre todas las cosas, e por sí mesmo e no por mí ni
por otro alguno; e al mi próximo amase por Dios, no tirando a ninguno deste amor, moro
ni judío ni christiano enemigo, el qual consiste en querer al mi próximo enemigo97 que
Dios le dé a conosçer sus pecados e lo perdone e le dé graçia con que se salve e lo lieve a
paraýso.
Pregunta la devota Condessa a la gloriosa Virgen de sus mexillas
Mui alta Señora mía, muchas vezes oyo |[30r] predicar de las fermosas mexillas
vuestras e conpáranlas a la tórtola diziendo: «Fermosas son las tus mexillas como de la
tórtola»98; e no he oýdo bien cómo lo dizen. A la vuestra prudentíssima discreçión suplico
me lo quiera explanar por que yo mejor lo sepa e me deleyte en la fermosura de vuestras
bellas mexillas.
Responde la gloriosa Virgen
Ofiçio de la mexillas es que, quando faze el honbre lo que no debe e gelo veen, e
saben mostrar nueva color en la cara delante de aquellos que lo veen o saben. E por tanto
son causa defensiva a la persona vergonçosa de no pensar ni fablar ni obrar cosa de que
pueda nasçer vergüença. E por quanto delante de la perssonas honradas e de estado o
linage se muestran más vergonçosas o confusas, por tanto las perssonas que a Dios aman
e temen han grand vergüença delante de Dios e sus cortes e mucha confusión solamente
en pensar cosa torpe.
A lo que preguntas de las mexillas fermosas como de tórtola, sepas, fija mía e
Condessa devota, que la tórtola ha por canto solamente el gemido. E quando los
peca[do]res delante del Señor gimen llorando sus pecados agramente, enflámansse e sus
mexillas se coloran, la qual color delecta mucho al Señor. E quando las perssonas justas
95 Cant 6, 6 : «Sicut cortex mali punici, sic genæ tuæ, absque occultis tuis». 96 Cant 4, 3: «Sicut fragmen mali punici, ita genæ tuæ, absque eo quod intrinsecus latet». 97 mi, interlineado; enemigo añadido al margen a continuación. 98 Cant 1, 9: «Pulchræ sunt genæ tuæ sicut turturis».
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gimen como tórtolas delante de Dios por los pecadores ingratos e desconosçidos, que se
van a perder, las mexillas se coloran e son fermosas a Dios. Ítem, quando las perssonas
contenplativas fatigadas desta vida desean ya ser con Dios gimiendo por este destierro tan
luengo e tan contrario e lloran con grand sospiro, las mexillas se coloran con que Dios ha
grand plazer. En esta manera se llaman las mexillas fermosas como de tórtola, como si
dixiera: «El tu gemir e arrollar como de tórtola fizo |[30v] tus mexillas delante de mí
fermosas». E, por tanto, yo, en mi formaçión, avía de tener ofiçio de tórtola en los
muchos linajes de mis gemidos más que otra criatura. Por tanto dixo el Spíritu Santo de
mí: «La tus mexillas son fermosas como de la tórtola». Desto adelante te diré
distintamente.
Cómo la devota Conde[ssa] faze qüestión a la Virgen María
Muy noble Señora mía, con vergüença no me atrevo molestar a vuestra Alteza con
preguntas, mas el deseo que tengo de saber dotrina de vuestra muy dulçe lengua me
punge a qüestionar algúnd tanto con esfuerço. Por merçed vuestra Nobleza me diga
claramente por qué el Spíritu Santo, quando de vuestras mexillas dixo que eran bellas e
fermosas como el pedaço de la granada, añadió «sin los ascondidos tuyos». ¿Qué cosas
yazían so las vuestras lindas mexillas?
Responde la gloriosa Virgen a la pregunta de la Condessa
Allende de aquellas causas que te antes dixe de la tórtola que afermoseavan e
coloravan las mexillas, que eran extrínsecas e pocas, otras muchas sin contar ni explanar
de lengua humana eran en mi coraçón después que cresçida, que eran pensamientos,
deseos e apetitos e afectos todos enflamados e ardientes çerca de la santa Trinidat, cada
qual perssona dellas, çerca de los secretos de las santas profeçías, çerca de la encarnaçión
del mi Fijo e su nasçençia e criança, e çerca de otras ençendidas contenplaçiones, çerca de
los actos del mi Fijo en la humanal redenpçión, que mis mexillas ardían ençendidas como
brasas.
Ya sabes tú que las hembras descoloradas se ponen a la lunbre para cobrar color; e
yo, delante de Dios, que es fuego quemante, por contenplaçión tórname colorada. Otras,
por cobrar color, se inclinan fasta tierra quebrando su |[31r] espinazo e, quando se
endreçan, levántanse coloradas; así yo, quando delante de Dios me humillava, que no era
digna de pisar la tierra ni del agua que bevía, e como el Señor de mí fazía caudal, avíalo en
tanta reverençia que vergüença me colorava. Otras fazen algunas cosas de fuerça e de
pesado afán en sus secretos, después salen a la plaça coloradas; así yo avía con caridat de
tomar los afanes e cuydados fasta fartar a los desesperados, e tomando cargo dellos,
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avergonçava e colorava delante de mi Señor e su grande e alta corte. Otras ponen en sus
mexillas colores agenos sofísticos e estraños por pareçer de mexillas coloradas; e yo,
contenplando en la sangre de mi Fijo cómo corría de sus mienbros como ríos, de mi dolor
me parava colorada e bella delante Dios. E así puedes pensar de otras causas e razones99
çerca desto.
CAPÍTULO XLVIº
CÓMO LA CONDESSA SUPLICA A LA GLORIOSA VIRGEN PROÇEDA ADELANTE ÇERCA DE LA PERFECÇIÓN E EXCELENÇIA DE LOS OTROS
SUS MIENBROS
Perdone vuestra100 altísima prudençia a mi ruda ygnorançia. Mi alta Señora mía, grande e
maravillosa es la fermosura vuestra, e, fablando en espeçial, la fermosura de vuestra
graçiosa boca e la beldat de vuestra nariz e la espeçiosidad de vuestras sanguinas mexillas.
Plega a la vuestra muy generosa mesura dezir de las façiones otras algunas cómo fueron
garridas e lindas, por que me crezca en mí aquella chiquilla çentelleja que de la vuestra
maravillosa conçepçión en mi ánimo asentó vuestra Alteza por me fazer mucha merçed.
CAPÍTULO XLVII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA DE LA FORMAÇIÓN E EXCELLENCIA
DE SUS OJOS VIRGINALES
Formó el Spíritu |[31v] Santo los ojos míos fermosos en tanto grado e, aunque diverssos,
así los unió e ordenadamente juntó. E la vista dellos así fue única en el mirar que al Fijo
de Dios asaetaron, e llagas de amores le fizieron en su coraçón que no se pudo en el çielo
detener que no se abaxasse e no se ascondiesse en mi virginal regaço.
Así lo avía inspirado el formador Spíritu Santo mío quando el Sabio ante desto lo
notó claro en los Cantares en esta guisa deziendo: «Llagaste mi coraçón, o hermana mía,
99 A continuación anula desto. 100 vuestra, repetido y tachado.
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esposa, llagaste mi coraçón con una saeta de los tus ojos»101. E aquesto le contesçió
porque fermosa me miró quando dixo: «Mira que eres fermosa, la mi amiga; mira que tú
fermosa; e los tus ojos, de las palomas»102. E quando mirava el Fijo de Dios la fermosura
de mi gesto e la garridez de los mis ojos, mucho se maravillava e me cantava esta dulçe
cantilena: «¡O, quánd fermosa eres la mi amiga! ¡O, quánto eres fermosa! E los tus ojos, de
palomas sin aquello que se asconde de dentro». E tan grande fue el afalago de los mis ojos
al Señor que me mandava bolverlos d’Él por que no me los mirasse ni los posiesse yo en
Él, ca, así como con amor mirando la fermosura de mis ojos en el coraçón fue muy
llagado, asimesmo, remirando, más se me falagava en tanto que sincopava su delicado
coraçón quando dezía: «Buelve tus ojos de mí, no me fagan partir de ti».
Cómo la devota Condessa faze qüestión a la gloriosa Virgen
¡O, bienaventurados ojos que, alcoholados de charidat, miran de claro en claro al
fondón abismo de la essencia divinal e los golfos difíçiles de la Santa Trinidat! Miran en el
alcohol de la piedat las duras angustias e menguas e menester de toda la |[32r] christiandat
con alcohol esforçados de misericordia poderosa. Miran a las fonduras de las penas
infernales, de las quales libra a los sus fieles devotos. Muy exçellente Señora mía, pues ha
plazido a vuestra grandíssima Señoría que yo merezca fablarle solas dos cosas, deseo saber
de las dulçíssimas vuestras palabras que agora vos oý. La una cómo llagastes al Señor con
el golpe de vuestros ojos; cómo vos fuyó es la otra el Fijo de Dios entonçe quando de fito
le mirastes. Ca me pareçe ser difíçile que por una ygual miraçión el Fijo de Dios veniesse a
vos e fuyesse de vuestra vista.
Responde la gloriosa Virgen a la pregunta de la devota Condesa
Condessa, no pienses que me contesçía esto en la conçepçión mía, ca entonces
mis ojos no eran en tienpo de eçerçitar la vista. Mas quando yo era en años de discreçión,
alçando mis ojos con profunda humilldat al Señor sobre la grand cobdiçia que yo tenía e
gana de servir aquella virgen que sería de tan alta dignidat e exçellençia, que por sus
méritos sería madre del Redenptor, e le rogava e suplicava con pleçes atentas e
suplicaçiones devotas me feziesse digna de le lavar sus pies. Acatando el Señor cómo,
segúnd su altíssimo consejo en su providençia, yo avía de ser aquella virgen que lo avía de
conçebir e parir, su mui piadoso coraçón fue atravessado de la saeta de amor que del
afinco de mis ojos fue enbiada, que no se pudo detener que no cayesse del seno del Padre
suyo çelestial en el vientre mío, su retrete virginal. Mas por quanto esto pertenesçe a la mi
terçera fiesta no alargo la respuesta.
101 Cant 4, 9: «Vulnerasti cor meum, soror mea, sponsa; vulnerasti cor meum in uno oculorum tuorum». 102 Cant 1, 14: «Ecce tu pulchra es, amica mea!, ecce tu pulchra es! Oculi tui columbarum».
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A lo segundo que dexiste, de la partida que faze el Señor en la mi admiraçión, te
respondo quando contesçe que Dios se muestra a la vista de alguna criatura de graçia
especial, muy poco se detiene ni ha |[32v] quien lo tener pueda. Ca, como se muestra, e la
criatura con el grande afalago de su dulçe presençia enflama la criatura para más mirarlo e
amarlo, entonçe Dios se ensalça e se parte de aquella vista e queda la criatura muy
enamorada e fanbrienta de su vista. E porque Dios faze esto, quasy echa la culpa al mirar
curioso de los ojos, e por esso dixo: «Buelve tus ojos que aquéssos me fizieron bolar de
ti». Mira que no es un mirar quando viene e quando se parte, mas dos, e bien diversos. Ca
viene quando es mirado con mucha humilldat, e pártesse quando la criatura quiere
escudriñar aquella graçia a ella fecha. Así sabrás que en la mi formaçión e conçepçión
resçebí la graçia del Spíritu Santo para que en su tienpo mis ojos usassen e exerçitassen
aquestos actos de que agora preguntaste.
Cómo la devota Condessa pregunta a la gloriosa Virgen
Muy pujante Virgen e muy exçellente Señora mía, como vuestra virginal valía avía
de ser genetrix e madre del Fijo grande [de] Dios, ¿por qué vos llamó esposa e hermana
en este caso? Ca la madre no puede ser del hijo hermana; ni el hijo, esposo de su madre.
Responde la gloriosa Virgen
El apetito del saber e gana de conosçer aguija tu coraçón de antemano a preguntar
las cosas que aquí no caben, ca esperan las otras fiestas que me fazen los christianos. Mas,
por te no avergonçar, me plaze dar respuesta, la qual será so conpendio brevemente
ençerrada. Deves saber quel glorioso Fijo mío, por me fazer muchas merçedes, espiró en
Salomón que escriviesse en los Cantares muchas e largas cantilenas de mis excellençias e
prerrogativas e previllegios singulares. E por declarar algunos dellos, por ocho maneras
me llama nonbres |[33r] claros, los quales aquí declararé.
El mi noble Fijo en esta guisa me llama por nonbre quando quiere: ¡O, la sin
manzilla mía!, ¡o, paloma mía!, ¡o, la esposa mía!, ¡o, la fermosa mía!, ¡o, la amiga mía!, ¡o,
la especiosa mía!, ¡o, la perfecta mía!, ¡o, la hermana mía!. Llámame inmaculata o sin
manzilla por la singularíssima santificaçión mía, en la qual pujé a todo santificado en esta
vida. Llámame paloma por la singular ygnoçençia mía, porque biví sin toda fiel de malicia.
Llámame esposa mía por las arras singulares que d'Él resçebí quando me fizo, las quales
puso en la mi alma en mucha reguarda del mi cuerpo. ¡O, la fermosa mía! me dixo por
singular beldad e ornamentos míos bellos. Díxome mi amiga por la senzilla unidad del su
coraçón e mío, e revelación de sus secretos a mí fechos singulares. Díxome espeçiosa mía
por la singular mi apostura e fermosidat de mis virtudes. Llámame hermana mía por la
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singular mi partiçipaçión en la herençia del su Padre. Llámame perfecta mía por la
singularíssima perfecçión que yo en estos nonbres huve. Estas cosas hablé muy breves
por las alargar en sus logares segúnd el caso lo demandare e lo103 quisiere la historia.
CAPÍTULO XLVIII
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA FABLA HUMILLMENTE
SUPLICANDO A LA VIRGEN GLORIOSA DIGA ADELANTE
Entonçes, Señora, vuestra prudençia resplandesçía con rayos claros de discreçión
quando mi rudo e chico saber con ygnorançia entropieza. Pues florezca vuestra clemençia
en perdonar a la ygnorante. Muy illustrada mi Señora, no fastíe vuestra Alteza si le pediere
por merçed que algo me diga adelante de su miraglosa conçepçión.
CAPÍTULO XLIX
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA
DE LA FERMOSURA DE SUS VIRGINALES OREJAS |[33v]
De solas dos cosas te fablaré que pertenesçen a mi cabeça: la una, de las orejas; la otra,
de mis cabellos. E primero de los oýdos. En el prinçipio de mi formaçión crió e formó
mis orejas con tales propriedades que sienpre fuessen dispuestas e ordenadas e inclinadas
para oír las leyes e preçeptos divinales, e a los buenos consejos e sanos documentos, e
para que en su tiempo las inclinasse para oýr las causas e suplicaçiones e pregarias de los
devotos míos e de todos aquellos que me llamasen veramente en sus nesçessidades e
angustias e trabajos. E quiero que sepas que, como Eva oyó inclinando sus orejas a los
consejos falaçes del enemigo en la enbaxada del su engaño con que dapñó su posteridat
creyendo, así yo çerrase las mis orejas a los engaños de Satanás e las abriese a la enbaxada
del archángel san Gabriel, mesagero del Señor, de la encarnaçión del Fijo del muy Alto; ca
de la audençia mía al ángel otorgada resçibió comienço la reparaçión humana, e por las
103 lo interlineado.
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vías que se perdió, siguiendo las sus pisadas a contrario, se reparó. Seguió la vida a la
muerte e la luz a las tiniebras, e la melezina de la verdat siguió al engaño de falsedat; la
caridat de la salvaçión a la iniquidat de la sugestión; el ángel benigno con melezina, del
ángel maligno con su ponçoña serpentina. E baste a ti que nuestra madre, por la oreja,
destruyó el mundo, e yo, por la audiençia conçebí al Reparador del mundo.
CAPÍTULO L
CÓMO LA CONDESSA SE CONGRAÇIA A LA GLORIOSA VIRGEN DE SU
AUDIENÇIA E LE SUPLICA DIGA MÁS ADELANTE
¡O, bienaventurada Virgen, o, muy digna de grand loor! Por |[34r] el oýdo de Eva, la
nuestra madre primera, entró la iniquidat e pecado al mundo, e por el pecado, muerte; e
por el vuestro oýdo humilldoso resçibió graçia el mundo; e por la graçia, vida, ca la graçia
de Dios eterna vida es. Ítem, por el oýdo de aquella entró al mundo todo mal e triste lloro,
e por el vuestro graçioso oýdo entró al mundo plazer e gozo. Por el mal oír de Eva
cayeron los ricos en grand pobreza, por el vuestro oýdo fructuoso alcançaron los pobres
el regno de las riquezas. Aquel sea loado que vuestras orejas tan exçellentemente formó, e
a vuestra santidat bendicha sea honor que tan bien las enpleó. Vuestra altíssima Piedat oe
a nos; e oe a Ella Dios. Dios oe los justos e no quiere oýr a los pecadores. Mas vos, Reyna
benigna, oýs malos e buenos, e justos e pecadores. Diga la mi señora alguna cosa de sus
cabellos e oyrá la su ançilla los loores dellos.
CAPÍTULO LI
CÓMO FABLA LA GLORIOSA LA PROPIEDAT DE SUS CABELLOS
Quiçá no as oýdo las propiedades de los cabellos como aquí las diré, ca muchas mugeres
e moças, dueñas e donzellas se preçian de cabellos ruvios, los quales, si los han de natura,
perseveran en su ruviura; si por industria, no perseveran, que han menester que los
requieran con lavatorios e maestrías humanas, las quales cosas descubren los vanos
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desseos que ascondidos estavan en los coraçones de las tales perssonas que su tienpo
despienden en tales estudios. E, si no pueden por arte aver ruvios cabellos, tanto cresçe el
vano deseo dellos que cabellos agenos de perssonas bivas o muertas –segúnd más aýna
pueden enchir su apetito– toman e fazen cabelleras para poner a su rostro. E paresçe
claro que aquesto conquista a la honestad e vergüença feminil. Toda criatura se deve
contentar con sus cabellos naturales, |[34v] e aquellos deve traer en tal continençia que
cunpla a perssona honesta e virtuosa, porque la virtud da perfecçión a la natura humana.
E aquestos cabellos, fablando naturalmente, algunos son ruvios como oro, e
significa que la natura dellos es que la perssona aya ruviez de oro e de caridat. Dixo en los
Cantares el Sabio: «Los cabellos tuyos, como las cabañas de las cabras que aparesçieron de
Galaat»104. Medio ruvios, que aparesçieron en testimonio de verdat, «alheñando las comas
e guedejas de tu cabeça, así como la púrpura del rey junta a las tinas»105; e aquesto fue en la
Pasión del Fijo suyo106, tiñidos de la púrpura sanguina del rey.
Si son castaños significan que la perssona sea castaña por fortaleza contra la
adversidat; si tiran a blancos o a color de plata, que la aya virtud de castidat; si negros o
corvinos, dize que la perssona ha de ser penitente por dolorosa conpunçión. Por quanto
el Fijo mío e yo ovimos cabellos prietos sienpre mientra bivimos, fuemos grandes
abstinentes. Los quales negros cabellos son señal de honestad más que no de vanidat; e,
aunque muchas con los negros son sobervias como los ypócritas107, de la humildat se
glorían. Aun los cabellos canos, a las viejas odiosos, los muestran cómo han de ser
discretas, maduras e prudentes, aunque son por lo contrario más sin seso que las niñas. E
por quanto yo, quando vine ya ançiana a las canas, me dio el mi buen Fijo sus disçípulos
por míos, e a mí a ellos dio que les fuesse su maestra. E quando la donzella o moça trae
los cabellos sueltos e desatados por las espaldas e por los honbros derramados, significa
que su coraçón anda desçeñido e abierto e que no retiene secreto e resçibe qualquier
amor; no te digo amor honesto, mas carnal e desonesto. E quando |[35r] los traen
apretados, encordados o apretados con capellejo o crespina o inpla, segúnd al estado
pertenesçe e a fin bien ordenado, sinifica los secretos ascondidos en su coraçón. E si las
tales son de mal secreto suyo o ageno son contrahechas las tales que uno son e otro
muestran.
Prosigue la gloriosa Virgen de otras condiçiones de los cabellos
Son los cabellos bivos por graçia del Spíritu Santo; son muelles [por] benignidat,
encogibles e estendibles por obediençia; aunque biven, son sin sangre, esto es, sin
104 Cant 4, 1 o 6, 4: «Capilli tui sicut greges caprarum quæ ascenderunt de monte Galaad». 105 Cant 7, 5: «Et comæ capitis tui sicut purpura regis vinca canalibus». 106 Quizá se trate de un error, pues quien habla es María, por lo que el posesivo debería ser «mío». 107 En el original, ypocatas.
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afecçión carnar; son insensibles, esto es, por leznidat de paçiençia; son sotiles por
contenplaçión de la divinidat; son delgados por voluntaria pobredat; son luengos por la
perseverançia; no suenan aunque los menean, esto es, que no murmuren en la tribulaçión;
cresçen continuamente, significan en mejoría continuaçión; álçanse como quien quiere
inquirir en las cosas altas; a las vezes caen como quien escodriña, asimesmo, las cosas
baxas; a las vezes se crespan, conpadesçiendo a las otras. Quando están en la fruente
partidos, significan discreçión; a las vezes lavados por piadosa recordaçión e lagrimosa del
mi Fijo e de la gloriosa recordaçión; peynados e determinados por prudente avisaçión.
E deves saber que las mugeres e moças que de sus cabellos se glorian van contra la
natura de sus cabellos e pecan en ellos. E sepas que, quando el Spíritu Santo mis cabellos
formó, a estos dichos estudios e exerçiçios que oýste me los ordenó e así lo fize yo. Así lo
dixo de mí el Sabio en los Cantares, inspirado por el mi Formador: «Llagaste al coraçón
mío en vuestra greña del cuello tuyo». Mira cómo mis cabellos en su trançado fueron tan
bellos que el Fijo de Dios se enamoró muy mucho dellos.
CAPÍTULO LII
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SE CONGRAÇIA A LA GLORIOSA VIRGEN E
LE PIDE PARTIMIENTO DE LAS OTRAS PARTES CORPORALES |[35v]
O,mui virtuosa e graçiosa Señora, ¿quál muger podría aver cabellos tan exçellentes e de
tantas colores e virtuosas propiedades? No se podrá fallar de[s]pués de vos alguna, ca en
todas vuestras cosas soys maravillosa, sola sin enxenplo, una sin segunda, una toda e sola
e muy maravillosa. Muy graçiosa Señora mía, si por bien toviesse vuestra santidat gloriosa
no lo tomase por molesto, a grand merçed avría que vuestra graçiosíssima boca de açúcar
bien fabricada me fiziesse ser tan digna que oyessen mis orejas cómo las partes que
restaron de vuestro cuerpo virginal fueron formadas en la vuestra conçepçión. E plega a la
vuestra Alteza que de los pies fable primero, e así por orden de las otras partes fasta
formar al coraçón.
Cómo la gloriosa Virgen se quiere escusar de la pregunta
Fija discreta mía e Condessa guarnida de grand cordura, no cunple a ti que los
secretos de mis partes virginales e feminiles que yo uve se relaten en corro de honbres ni
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tangan orejas de los varones; ca no te diría mis ascondidos, aunque puros e mui sagrados,
si no por te fazer merçed e que de mí tomes enxenplo.
Cómo la devota Condessa segura a la Virgen que estos secretos no los sepan varones ni devotos
Toda bendicha e graçiosa Sobreseñora sola mía, las altas mercedes que yo resçibo
en las dulçíssimas fablas vuestras, las quales de mí, fija vuestra, altíssima Señoría, a las que
son de mi estrado, dueñas honestas e mis donzellas las relataré, si a vos pluguiere, o
reçitaré si las escriviere. A orejas viriles las asconderé.
CAPÍTULO LIII
CÓMO FABLA LA GLORIOSA VIRGEN DE LA FORMAÇIÓN DE SUS PIES
El mi Formador omnipotente, formando |[36r] mis pies con su alto saber, tres altas les
dio virtudes e buenas. La una, prudençia en sus movimientos, como que fuera de massa
de oro, tallados e fechos en molde. La otra virtud es de perseverançia, como si fueran de
cobre formados e que ardiessen por grand caridat, como si en forno fueran tostados. Por
quanto serían los pies de mi Fijo semblantes, segúnd fueron los míos, sepas que tales los
vio mi sobrino san Juan desterrado, en el Apocalipsi, quando dezía: «Los pies d’Él
senblantes a la purga de oro en forno de cobre ardiente»108. E sabes tú que en la carne e
mienbros del Fijo mío no huvo parte ninguno sino yo sola que lo conçebí, por lo qual
nunca fue fijo senblante a su madre sino el mío.
E tan fermosos fueron mis pies e tan lindos quel Sabio no supo dezir su beldad e
me los loó solo por los passos quando escrivió en los mis Cantares deziendo así: «¡O, Fija
del prínçipe, quánd fermosos son los pasos tuyos en los chapines!»109. Aquí me llamó Fija
del prínçipe por quanto yo vine de Abrahán, prínçipe de los patriarcas, e desçendí del
linaje de David, prínçipe de los reyes, e nasçí de Zorobabel, prínçipe de los duques. Mira
que no entendió solo destos, mas entendió del mi glorioso Fijo que de mí avía humana
carne tomar para ser honbre por ser mi fijo, el qual primero ya era mi padre e yo fija suya.
Aqueste mi Padre, después de mí, sería llamado Padre del siglo futuro, Prínçipe de la paz.
Así Salomón entendió quando me llamó del prínçipe Fija e alabó mis chapines de
108 Ap 1, 15: «Et pedes eius similes aurichalco, sicut in camino ardenti». 109 Cant 7, 1: «Quam pulchri sunt gressus tui in calceamentis, filia principis!».
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fermosos, se maravillando, pues más se espantara si claro mirara los pies virginales en su
fermosura.
Cómo la devota Condessa suplica a la Gloriosa que le declare cómo los pasos110 son fermosos
¿Quién puede dudar que vuestra lindesa e gentil bel- |[36v] dat no puje a todas las
fijas de Eva, pues en cuerpo e mienbros leváys a la Madre? Dios fizo aquella de pies e
cabeça perfecta e entera e mucho fermosa. Mas con su mala e vana cabeça movió los sus
pies no como deviera e fizo sus pasos diformes e torpes, entrepeçó en la fruta vedada; e
luego en tierra de rostros cayó, do se dañó con todos sus fijos. Mas vos, vida buena; mas
vos, salvaçión; vos, gloria de todos; vos, toda fermosa; vos soys apuesta, graçiosa e bella
en vuestros passos del prínçipe Fija. Plega a la vuestra muy noble merçed declararme
cómo los passos tovistes fermos[os] en vuestros chapines.
Cómo declara la Virgen la fermosura de sus passos
Aquellos son passos del todo fermosos que bien se ordenan a honra de Dios e al
provecho del próximo nuestro e a salvaçión de la criatura. En estos pasos avían de andar
los pies míos quando los engenió el Spíritu Santo en el vientre de mi buena madre. E
díxoles el Formador: «Guardaréys vuestros passos que los fagáys humillmente como de
persona penitente e abstinente en conpunçión de amargura. Como los fijos de Israel
passaron por medio del mar a pie enxuto por seco, fazed vuestros passos sinplemente con
fiuza por derecha entençión. Los passos que son doblados son indignos de confiança».
Son mis pies fasta oy día muy prestos de yr a Dios e de socorrer ligeros para
aquellos que me llaman en sus priessas e menesteres de todo su coraçón. E no solamente
los mis pies que salvan de todos periglos, mas aun los tuyos si quisieres ser mi leal
servidora. Que, así como yo en las ondas del mar anduve a suela de pie enxuta salvando
los mis devotos, como nave muy ligera de |[37r] los golfos e periglos en el puerto los
poniendo libres a su voluntad, así tú, si me sirvieres lealmente de tu ánimo, quando
passares las aguas yo seré luego contigo e no te sumirán; e como passares los ríos, sus
ondas no te cobrirán; e passeando por el fuego, las llamas no te quemarán. Como estos
sean los grandes periglos e pavorosos de los quales te libraré, así de otro qualquiera te
prestamente acorreré.
110 En el manuscrito, pasos sos son.
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CAPÍTULO LIIII
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA RUEGA
A LA GLORIOSA VIRGEN POR MÁS DOCTRINA
O, mui piadosa Reyna e clementíssima mi Señora, ¿quién no desseará, quién no amará
ser servidora de vuestra Alteza, ser esclava de vuestra Señoría, ser captiva111 de una tan
grand Reyna? Señora mía, he aquí la esclava vuestra; muy alta Prinçesa mía, he aquí la
vuestra serviente; muy gloriosa Reyna, he aquí la vuestra captiva, que desea ser atada de
vuestros fierros, e de vuestras cadenas amorosas ser presa toda mi vida. Muy excellente
Virgen e Madre mía muy graçiosa, plega a la mui liberal largueza vuestra de me dezir
adelante de vuestras lindas façiones, cómo se suben de los pies.
CAPÍTULO LV
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA DE LOS MIENBROS ÇERCA DE LOS
PIES, QUE SON LLAMADOS SURAS
Quando Aquel que me formó fabricava estas partes, llamóles colunpnas firmes de buen
oro fabricadas e sobre basas de plata altamente asentadas; e tales las huve sienpre que en
mis passos no cansaron yendo desde Nazareth112 al lugar de Jherusalem, al su templo en la
fiestas; ni cansé quando fuy a visitar a mi prima, ni cansé quando preñada ni cargo sentí
del Niño que traýa en mi vientre, ni cansé quando fuy a Egipto con |[37v] mi Fijo que
levava en mis braços.
Mira, Condessa, e piensa cómo eran las mis suras como las firmes colupnas
fundadas sobre mis plantas como sobre ricas basas. E tales deves trabajar por tener, como
lo dize el Sabio: «Colupnas de oro sobre basas de plata»113 , pies firmes sobre las plantas de
la estable muger. Dixo pies por las suras so las rodillas fasta los todillos. Fablarte quiero
un poco de las rodillas por que tomes doctrina de usar de las suras e rodillas tuyas. Sepas
que mi Formador, que fue el Señor, Criador de todas las cosas, a quatro fines miró
111 catipua. 112 iherusalem, subpunteado a continuación. 113 Cf. Cant 5, 15: «Crura illius columnæ marmoreæ quæ fundatæ sunt super bases aureas».
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quando formó mis rodillas sin aquel114 que natural es, por las quales yo me moviese e
andudiesse donde me fuesse menester.
El primero, para que las corvasse delante su alta Magestad, conosciéndole señoría
e pediéndole merçedes, como fazían en otro tienpo continuamente los santos honbres. Lo
segundo, para que sobre ellas resçibiesse e enbolviesse e ministrasse al Señor en mi carne
virginal. E aquestos dos fines pasaron en esta vida presente. Ay otros dos para la vida
futura. La una, para quando me coronó el mi Fijo glorioso donde todos los santos ángeles
le cantavan e reverençia le catavan, incorvadas las rodillas, resçibiesse la corona. La otra,
para rogar por el mundo e por sus habitatores quando ofenden al Señor e lo provocan a
yra.
Toda criatura deve al Señor este serviçio, como dize por el profeta: «A mí será
corvada toda rodilla, e a mí toda lengua loará»115. Pues tú trabajarás de poner tus rodillas
delant’Él, conosçiéndole por Dios tuyo, loándole su poder con el qual te fizo o te puede
deshazer. E pídele que te defienda de todo contrario tuyo, pues te puede defender, e dirás
|[38r] tú como Job: «Señor, póneme a tu lado, e quien quisiere sea contra mí»116. E loarás su
saber, al qual no podrás foýr ni te le puedes asconder, e dirás luego en fin: «Señor, el
huesso que tú a mí feziste en oculto, no es de ti ascondido; e tan bien sabes mis tiniebras
como mi claridat del día; e la noche mía es a ti claro día. Pues, glorioso Señor mío, alunbra
tú las mis tiniebras como a las del rei David». E loarás la su bondat por la qual sola
perdona al que le ofende si lo llama en verdat. E dezirle as los delictos de la niñez e
negligençias de la sanguina e mi tierna moçedat: «Buen Señor, no las acuerdes, mas
acuérdate de mí segúnd la tu piedat».
Cómo la devota Condessa pide a la Virgen cómo deve corvar las rodillas e loar al Señor
Piedat caridosa mía e piadosa Caridat, aunque muy consolada só oyendo con
mucha gana las gratas façiones vuestras e teniendo en merçed las sanctas doctrinas
vuestras, mas no alcança mi rudeza ni mi ygnorançia lo entiende cómo le deva yo loar
segúnd manda vuestra Alteza, ni aun sé cómo corvar mis rodillas delant’Él. La vuestra
esclaresçida más alta quel sol sabiduría esto me quiera declarar.
Muestra la gloriosa Virgen a la su devota Condessa cómo ha de afinojar e loar a Dios
Quando delante del Señor que te fizo e te puede deshazer estuvieres, corvarás tus
rodillas, humillarás mucho tu espíritu; e quanto fueres grande, tanto más te humilla, ca la
potençia de Dios es grande e de los humildes es honrada, los quales solos alcançan lo que
114 En el original, mis rrodillas o sin aquel. 115 Is 45, 24: «Mihi curvatur omne genu, et iurabit omnis lingua». 116 Iob 17, 3: «Libera me, Domine, et pone me iuxta te, et cuiusvis manus pugnet contra me».
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piden al poderoso. Estando así humillde e de rodillas, así dirás al Señor: «¡O, muy alto e
un Dios, Criador de todas las cosas, omnipotente Señor e Rey poderoso, por cabo digno
de ser temido, asentado sobre el trono imperante e aseñorante Dios! ¡O, Señor, o, mi
buen Señor, |[38v] Rey todopoderoso, todas las cosas son puestas so tu mano e no es
ninguno fuerte ni poderoso que resistir pueda poco ni mucho a tu voluntad! Si
determinares de me salvar de todo contrario, luego seré librada. Tú, Señor, feziste el çielo
e la tierra e quanto contiene el çerco del çielo. Ni ha quien pueda a ninguno escapar de tu
mano».
Ca deves saber, mi buena Condessa, que tan grande es su señoría e su poder que
de los ángeles fizo demonios e los lançó fuera del çielo. Este, por el diluvio, destruyó el
mundo una vez. Este dispuso los monarcas e los prínçipes del mundo; quita los reynos a
los grandes tirapnos, e alça por prínçipes los humilldes. Este mata quantos quiere e mete
los malos en el infierno e lieva los buenos a la gloria.
Quando arrodillares delante del Señor, ende seas con temor, ca no podrías en
ningúnd caso loar su sobidoría sin el temor de su potençia, ca no sabrías, aunque
quisieses; ca el temor de Dios prinçipio es de sabidoría117 e con los fieles es criado desde el
vientre e anda118 con las fenbras escogidas. El temor de Dios gloria e gloriaçión es, alegría
e corona de todo plazer. No descreas al temor del Señor Dios, ca execraçión e
descomunión es al pecador la honra e serviçio de Dios. Pues, hija mía, no yrás delante de
Dios con doblado coraçón, mas senzilla, humillde, e le dirás de rodillas: «O, Señor, que
sabes las cosas ante que sean, al qual fablan las mentes e son claros los ánimos, el qual
escodriña las renes e claro miras los coraçones, Señor de infinito saber, cuya sabidoría no
tiene cuento, tú conosçes las cosas antiguas e sabes las cosas caberas; tú sabes las mis
flaquezas e mis deseos quántos e quáles son. Plega a ti, todo sabidor de los secretos de
todos; a ti plega los buenos confirmar e rematar |[39r] los que no plazen, ca tú sabes que
por la franqueza que me diste podría conplir los mis efectos e deseos que me viniessen,
mas por ti solo lo dexo. Tú solo sabes que es verdat».
Asimesmo de su bondat dezía el rey David: «¡O, cómo es bueno el Dios de Israel a
los derechos de coraçón!»119. No lo sienten los torçidos invidiosos, ni los gibados
abarientos, ni los corcobados soberviosos, ni los conbosos e sañudos, ni los cavos120
açidiosos, mas los derechos de coraçón. Por lo qual vernás delante121 d’Él con derecho
coraçón e corvando tus rodillas humillmente le dirás: «¡O, Señor, quánto eres bueno e
suave e manso! Amas todas las cosas que son e nada aborreçiste de quantas feziste. Mas as
piedat de todos por que todo puedes e dissimulas los pecados de los hombres por la
penitençia. Ni ha otro Dios que tú, al qual es cura e cargo de todos porque muestras que
117 Prov 1, 7.: «Tirmor Domini principium sapientiæ». 118 andas. 119 Ps 72, 1: «Quam bonus Israel Deus, his qui recto sunt corde!». 120 En el original, çavos. 121 En el original adelante con a- tachada.
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justamente juzgas. E como tú seas justo, justamente dispones e ordenas; e como tú seas
señor de todos, parejo te fazes e ygual. Mas tú, Señor, de la virtud con tranquilidat juzgas
e con grand reverençia nos dispones a los que quieres; presto es a ti el poder ca fazes
quanto quieres. Pues, Señor, tú eres bueno, haz bondat con tu ançilla e muéstrame en tu
bondat las justificanças tuyas; bondat e doctrina buena tú me muestra, pues creý los
preçeptos».
Cómo la devota Condessa regraçia a la Virgen
¡O, gloriosa Reyna e clementíssima Madre mía! Gloria e claridat, graçias e
bendiçión vos sean atribuydas con el Fijo santo vuestro que así esclareçiste al mi rudo
entendimiento. De aquí adelante estudiaré para conplir vuestros preçeptos e obedesçer
vuestros mandados. Plega a la bendicha vuestra Alteza departir de las partes otras que
juntan con las rodillas.
CAPÍTULO LVI
CÓMO FABLA LA GLORIOSA VIRGEN DE LA FORMAÇIÓN DE SUS
FEMÍNEOS122 VIRGINALES |[39v]
Las partes mías asentadas sobre las rodillas ambas, mi devota Condessa, no son en la
feminil gente llamadas como en los varones, que dizen muslos, mas feminos123. E así son
llamados por quanto fueron en mí singularmente entre todas las henbras los feminos míos
como colupnas de marfil sobre basas de oro, sobre las quales es la juntura puesta en somo
por chapitel formado, çerrado por manos del Alvañí que çielos e tierra ha fabricado, de lo
qual dize el Sabio en los Cantares: «La juntura de los feminos tuyos, fermosa e guarnida
como los collares guarnescientes fechos por mano del grande orez»124 , como si dixiera:
«Así serás guardada e guarnida de graçia espeçial en la juntura de los feminos tuyos, como
son guarnidos los pechos de la Señora que trahe collares e guarniçiones en defensión de la
pechadura de la mano del varón». Ezequiel, fablando de aquellos feminos e del concurso
de la juntura, dixo que çerrada sería, al prínçipe solo guardada, el qual entraría e saldría
122 Como se aclara a continuación se refiere a los muslos. El término empleado parece construido a partir de dos
palabras: fémur y fémina. De la rareza del término nos informa la dificultad del copista para reconocerla: aunque empieza femineos, a continuación elegirá feminos.
123 A continuación mente. 124 Cant 7, 1: «Iuncturæ femorum tuorum sicut monilia quæ fabricata sunt manu artificis».
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por ella e quedaría sienpre candada125. E dixo el Sabio en los Cantares: «Jardín çerrado de
todos cabos, hermana mía, esposa, huerta çerrada e fuente sellada»126. Las semillas e
aromáticas espeçias e flores odorosas las oyrás en la fiesta terçera mía, e otras cosas que
callo aquí.
Cómo la devota Condessa ruega a la gloriosa Virgen por más doctrina
Muy honesta y muy pura Señora mía, suba la fabla un poco arriba e dígame
vuestra Merçed un poco del tu tálamo casto en que hospedaste al Fijo de Dios quando
vino a desposarsse con la vuestra humanidat.
CAPÍTULO LVII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA
DE LA FORMAÇIÓN DEL SU VIENTRE VIRGINAL
Puedes pensar, buena Condessa, qué tálamo |[40r] puede fabricar un emperador para un
solo fijo, legítimo heredero127, en que feziesse sus bodas solemnes. Pues de allí puedes
cuydar quál fizo Dios el mi sacro vientre tan guarnido de solar como de la tejadura e sus
paredes de piedras preçiosas e de ricos paramentos. El vientre mío tálamo fue fecho, e
fabricado, guarnido e entalamado para el Fijo de Dios en que çelebró las altas bodas que
oy día e para sienpre en el cielo se solemnizan.
Cómo la devota Condesa suplica a la Gloriosa por fabla más clara
Ha, Señora mía, plega a la vuestra Merçed quererme fablar más claro por que
mejor lo entienda e sea más consolada. ¿Qué rico tálamo es aquésse e quál fue en su
formaçión primero? E después quanto quisiere diga la Señora mía.
Cómo la gloriosa Virgen responde más claramente la formaçión de su vientre
125 Cf. Ez 44, 2: «Et dixit Dominus ad me: Porta hæc clausa erit; non aperietur, et vir non transibit per eam, quioniam Dominus
Deus Israel ingressus est per eam; eritque clausa». 126 Cant 4, 12: «Hortus conclusus soror mea, sponsa, hortus conclusus, fons signatus». 127 A continuación para.
81
Oe primero a Salomón qué cosas cantó del vientre mío en los sus cantos divinos
de los tálamos inperiales, e mira e oe bien lo que dixo: «El vientre tuyo, de marfil e
distinto de zafires»128, el qual fizo su Criador en que un poco reposasse. E le fizo
reclinatorio en que podiese declinarsse. E así sabrás que Aquel que me crió en un retrete
folgó, en mi tálamo dormió. Fabricólo de marfil todo, mucho refrescado por que del
luengo camino el esposo repausasse del fervor de su carrera; ca te digo que del çielo e de
las sillas del Padre desçendió el Fijo de Dios e falló en mi refresco toda estrada de marfil.
Por todo el tálamo eran senbrados çaphires por quanto los çelestiales e angélicos spíritus
en çerco le aconpañavan.
Pues bien fizo el Spíritu Santo el mi vientre tálamo de marfil e de çafires. No
pienses que mi vientre fabricado de marfil e guarnido de çaphires le faltavan esmeraldas ni
perlas ni balajes ni rubís e diamantes, ca mi vientre era vaso lleno de todas virtudes, afey-
|[40v] tado e adornado de todas piedras preçiosas. E, por quanto mi vientre fue un tálamo
sagrado en que Dios personalmente se ovo de ospedar, no fue razón que mi vientre
sufriesse ninguna orrura ni humor de torpedad. No solo orror espiritual de pecado, mas ni
aun corporal de humor humano; que Dios mandó a Moysén que en los reales del su
pueblo, por do andavan los honbres en las calles ni tras las casas, no fiziessen
nesçessidades por reverençia de Dios; a los quales, faziendo lo contrario, los dexaría. Pues
¿cómo puedes creer que podiesse mi vientre, en presencia de Dios mesmo, tales humores
aver ni aquellos que consiguen a la luna de cada mes? Ca como el niño en el vientre por
muchos meses es çevado e no ha tales humores, ni los gloriosos, aunque comiessen, no
avrían tal nesçesidat, ni el mi Fijo, aunque comió e bevió con los devotos disçípulos, no
expedió tales humores129, ni yo, mientra beví, tales humores no expedí; e mi Fijo por
natura perssonal e yo por previllegio espeçial.
Cómo la devota Condessa da graçias a la gloriosa Virgen por lo dicho de las façiones corporales
e pide le diga exçellencias de la forma e alma suya
¡O, glorioso, o, bien aventurado vientre e retrete de Dios Padre, tálamo del Fijo,
solana espeçiosa del Spíritu Santo, que tan lindo e tan linpio, purificado e tan adornado
que meresçió ser de tan exçellente Trinidat, tan lindo e tan gentil triclinio e retrete! Muy
grandíssima mi Señora, ya he oýdo, e más quisiera, muchas exçellençias corporales e
façiones singulares de la virginal carne vuestra e casto cuerpo vuestro. ¿Que le plazerá e
por bien terná vuestra inperial Alteza de fablar de la singular, sin darle par, aquella
santíssima alma vuestra, ca cuerpo tan lindo e tan fermoso qual otro no fue en la mugeres,
la forma suya e alma vuestra deve |[41r] ser muy exçellente?
128 Cant 5, 14: «Venter eius eburneus, distinctus sapphiris». 129 honores.
82
CAPÍTULO LVIII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA DE SU SANTÍSSIMA ALMA
EN SU CRIAZÓN E PERFECÇIÓN
El Fabricador de todas las cosas, que hedificó al sol e la luna, Él debuxó, segúnd oíste,
los mienbros fermosos de mi casto cuerpo conplido e lleno como la luna llena. E luego
crió mi alma que fuesse, por luz de su graçia tan sufiçiente, que della saliesse[n] tan dignos
vigores, a todas mis fuerças faziendo mejores, por todo mi cuerpo con sus resplandores,
por tal que vençiesse al cuerpo del sol. Sepas, Condessa e mi buena fija, quel grand Señor
mío e mi Criador, mi alma criada, mi cuerpo enformante, e yo fecha perssona entera del
todo, de Dios resçebí un don tan graçioso, que toda la fizo tan resplandesçiente, clarissima
toda e tan reluziente, que sonbra ni niebla ni otra tiniebla de culpa qualquiera ni grande ni
chica, que a otras humanas asaz danmifica, aquesta grand graçia fue asentada en la
sustançia del ánima mía130.
De la essençia así illustrada do fue asentada la graçia bastante enbiava de sí tres
claros fulgores por esclaresçer e favoresçer a tres fuerças flacas de mi coraçón, que son
potençias por nonbre notadas: concupisçible e irasçible, e la terçera raçional131. Las quales
tres fuerças se tienen en uno para seguir la sensualidat e su apetito del todo conpliendo.
Estas potençias todas tres resçiben por huéspedas las pasiones, de las quales mal regidas
nasçen los viçios todos, e bien regladas, las virtudes. E, por que en las tres dichas mis
fuerças no cupiesse error ninguno, la gracia bastante de mi alma tres rayos enbió en ellas
que reglassen las pasiones, que viçios no generassen, mas virtudes germinassen al Señor.
Cómo la devota Condessa pide a la Virgen tres cosas le declare
O, singular Virgen señora, con diligençia incliné |[41v] mis orejas a oýr, mas no
pudo disçernir mi rudeza las palabras. Delectome el fablar al retinto de la oreja, mas mi
coraçón quedó como la tierra sin agua. En tres cosas he dudado que departió vuestra
Merçed, las quales causaron sed e deseo en mi alma, e las codiçio saber de vuestra graçiosa
lengua. Es la primera duda esta, quáles son e quántas aquellas pasiones; la segunda, en
quáles fuerças se asientan quáles passiones; la terçera, qué viçios o qué virtudes son las
130 Las trazas de algún tipo de copla de arte mayor en este párrafo parecen evidentes. 131 rruçional.
83
que nasçen de aquellas. Muy alta e muy liberal Señora mía, por estas ruego, por estas
suplico tres merçedes; no las niegue, mas otorgue a mí, esclava, vuestra Alteza.
Cómo declara la Virgen respondiendo a aquellas tres dudas132
Deves saber, quanto a lo primero, que las pasiones de apetito sensitivo133 en la
criatura humana son seys prinçipales, estas: amor, hodio, deseo e fuyda, gozo e tristeza.
Aquestas junçiones son en la potençia concupisçible en respecto de bien e de mal. Lo
bueno mueve al apetito, porque tiene virtud atrativa, es contra sí; e lo malo ha virtud
expulsiva, ca lo malo faze rehuir al apetito e no lo querer. Pongamos enxenplo en honra e
deshonra; de las quales, aquella es buena e aquesta es mala. La honra prinçipalmente
mueve el apetito e causa en él una inclinaçión e conaturalidat a la honra para la querer e
amar como a cosa buena e conveniente, lo qual pertenesçe a la passión primera dicha
amor. Por lo contrario de la deshonra, a la qual responde odio por parte de lo malo, que
es la deshonra.
Ítem, lo segundo, si aquesta honra aún no es alcançada, de la honra o del bien
nasce un movimiento e134 apetito para perseguir aquella amada honra. E aquesto
pertenesçe a la passión que se llama deseo o concupisçiençia. E por lo contrario, por parte
de lo malo o deshonra, responde fuyda o abhominaçión.
Lo terçero, quando el bien o la honra |[42r] es alcançada e avida, pone el apetito en
folgança e sosiego, pues ya tiene lo que amava e desseava, lo qual petenesçe a la passión
de gozo. E por lo contrario, de parte del mal o desonra, responde tristeza porque vino en
él lo que aborresçía e fuýa, es a saber, en la deshonra; e por esso es en tristeza. Esto sea a
ti asaz quanto pertenesçe a las pasiones de la virtud o fuerça concupisçible, las quales seys
son en tres conbinaçiones en razón de bien e mal.
De la potençia llamada yrasçible135
De la otra fuerça e potençia del apetito sensitivo que se llama irasçible te diré otro
poquillo, cuyas pasiones son estas çinco, es a saber: esperança e desperaçión, temor e
osadía, a que llaman audaçia, e yra, a la qual no ha passión contraria. E quiérote declarar
por qué son estas pasiones así ordenadas. A la qual potençia yrasçible del apetito sensitivo
deves tú de proponer, que en ella es inclinaçión para proseguir al bien amado o para foýr
al mal aborrido e mal odioso. E aquesto viene a la yrasçible por la concupisçible, que
absolutamente remira bueno e malo, e míralo la irasçible en quanto aquel bien es difíçil de
132 Al margen, escrito por una mano distinta a la del copista, sed in fine istius istorie, quizá porque, en efecto, al final de
esta historia, a partir del folio 45r, la Virgen vuelve a enumerar y explicar las pasiones. 133 Al margen, escrito por el copista, de la potençia concupisçible. 134 del, se anula d y l. 135 Escrito por mano posterior y al margen irascible.
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alcançar, e el mal fuerte de resistir. Si el bien deseado de la concupisçible es ligero e fáçile
de aver, nasçe en la yrascible una passión que llaman esperança; si aquel bien es difíçile o
pesado de alcançar, nasce en la yrasçible otra pasión que llaman desperaçión. Si lo malo
que aborresçe la concupisçible es bueno de resistir, nasçe en la irasçible una pasión que
llaman osadía o audaçia. Si es malo o fuerte de resistir, nasçe otra passión que llaman
temor e miedo. Esto es si no es aún presente, mas si aquel es ya en acto o presente, nasçe
en la yrasçible otra pasión que llaman yra.
E así sabrás que en la concupisçible ha seys pasiones, e çinco en la yrasçible; e así,
por todas son las pasiones honze. Ya te res- |[42v] pondí a dos cosas que pedías, la primera,
quáles son las passiones e quántas e quáles passiones en quáles potençias. Las seys
primeras son asentadas en la concupisçible, e las segundas çinco fundadas en la yrasçible.
E así me espido de las passiones del alma segúnd me pediste.
De la potençia racional136
A la terçera te quiero responder brevemente. Deves saber que una cosa es passión
e otra cosa es virtud; que la perfecçión de la virtud proçede de la razón, e la perfección de
la passión proçede [de] apetito sensitivo. E por tanto las virtudes son departidas segúnd
orden de la razón, e las passiones en orden del apetito. E por tanto las passiones son
diverssas segúnd los objectos137 o cosas que quiere o aborresçe el apeticto, como ençima
oýste. Segúnd que son conparadas a la razón causan diverssas espeçias de virtudes.
Mira que la razón dará a una passión muchas virtudes que la tenplen e mesuren.
Ya oýste que gozo e delectaçión es una passión de la concupisçeçia e, porque las
delectaçiones vienen por muchos respectos del apetito, la razón da muchas virtudes
contra ella. E mira cómo. Contra las delectaçiones lixosas da la castidat, contra las
delectaçiones del gusto da la tenperança, contra las de los juegos da una que llaman
eutrapelia. E asimesmo una virtud es contra muchas passiones, espeçialmente en la
concupisçible, porque contra tres pasiones, que son amor, desseo e delectaçión, es una
virtud que llaman tenperança. Así, contra odio e fuida e aborreçión que traen a tristeza
brevemente onze virtudes morales podemos poner como onze pasiones del apetito
sensitivo. E son luego las virtudes en la concupisçible: liberalidat çerca de la pecunia e
philotima138 e temperançia e amiçiçia, eutrapelia, verdat e justiçia. En |[43r] la yrasçible son
fortaleza, magnifiçençia, magnanimidat, manseza. Las personas en que Dios puso razón
con estas virtudes pueden resistir e reglar sus pasiones.
136 Escrito al margen por una mano posterior racional. 137 En el original, abjetos. 138 Algunos de estos conceptos se encuentran en la Summa theologiæ de Tomás de Aquino, Prima Secundæ, q. 60, a. 5:
«Sic igitur patet quod, secundum Aristotelem, sunt decem virtutes morales circa passiones, scilicet fortitudo, temperantia, liberalitas, magnificentia, magnanimitas, philotimia, mansuetudo, amicitia, veritas et eutrapelia. Et distinguuntur secundum diversas materias vel secundum diversas passiones; vel secundum diversa obiecta. Si igitur addatur iustitia, quæ est circa operationes, erunt omnes undecim».
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Mas el Spíritu Santo, ante que yo nasçiese, ordenó en mí el apetito sensitivo
poniendo virtudes infusas en las mis dos potençias. En la concupisçible puso la
temperança por obviar139 a las delectaçiones sensuales. Puso en la yrasçible la virtud de la
fortaleza contra temores e osadías; puso la magnanimidat contra esperança e desperaçión,
que son pasiones conjugadas; e puso manseza contra las yras, que son pasiones sin
contraria pasión. Mira, Condessa, mi conçeçión, segúnd sensualidat, cómo fue muy
virtuosa preservada de los viçios.
Agora te quiero çertificar çerca de mi alma e fablaré en dos maneras: primero, de
la graçia que Dios puso en la essençia e sustançia suya; e luego cómo se huvo en el mi
entendimiento, memoria e voluntad. Quanto a lo primero, deves saber que así como la mi
generaçión fue terminada en mi perssona e sustançia, así la mi regeneraçión, que se fizo
por la graçia de Dios, se terminó en la mi alma. Por la generaçión era fija de mi padre
natural; e por la regeneraçión de la graçia fuy fija del Padre çelestial. Ca deves saber que,
así como la criatura partiçipa por la potençia intellectiva el conoçimiento de Dios, segúnd
por virtud de la fe, así por la potençia volitiva partiçipa el amor divinal por la virtud de la
caridat, así por la natura del alma participa segúnd una o alguna semejança la natura de
Dios por la regeneraçión o recreaçión del alma. En tanto grado e tan alto creçió esta
graçia de Dios, que me tornó e fizo quasi toda divinal e fija suya sobre toda otra criatura
pura.
Cómo pide la Condessa si graçia e virtud es todo una cosa |[43v]
Muy alta Señora mía, alta claridat ha adornado vuestras profundas palabras e mi
entendimiento es a ellas tan flaco como la vista de la lechuza al sol e no lo he bien
entendido, aunque lo he bien oýdo, e vuestra grand Señoría lo ha bien departido. Plega a
vuestrad Merçed me dezir qué cosa es virtud e graçia, o si es todo uno, así planamente que
lo pueda entender.
Responde la Gloriosa
Devota Condessa e fija mía, sepas que la humana alma de suyo e de su natura
nasçe muy torpe e fea. Aunque Dios la cría resplandesçiente, empero por la carne
humana, a quien es unida, es fecha torpe e afeada. E donde era criada fermosa e apuesta, a
semejança de Dios, tórnasse por la unión de la carne torpe e fea, como si una fija de un
rey posiessen en carnes en medio de muchos varones. Tal es la humana ánima quando en
el vientre de la madre es unida con la carne.
139 En el manuscrito aparece obíugar, aunque se tacha parte de la palabra y se sobrescribe vi.
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Otra fealdat te diré, que se torna torpe como una donzella que paresçía fermosa
como un ángel, e con enfermedades e dolores se torna descolorada e amarilla, que ha
perdido la beldat e frescura de sus colores. Otra fealdat quando con graves dolores da el
alma e queda muerta. La quarta e postrimera, quando se gasta e podresçe en el sepulcro.
Tal es tornada el alma fea e torpe e desdonada e abominable delante de Dios e de los
ángeles, luego como es unido con la carne. E así naçen todas las criaturas humanas con
pecado original que las afea e torna torpes e fijas de ira e de dapñaçión.
Mas el Señor fizo a la ánima mía tantas merçedes e me doctó de tales previllegios
que antes fue santa que nasçida, ca en mí fue la graçia de Dios como una real vestidura,
mejor que de brocado ni de seda con piedras |[44r] preçiosas, en la qual yo plugue mucho al
Rey del çielo e sus cortes; e aquesta honrada vestidura fue contra la desnudez de las otras
criaturas. E fue asimesmo la graçia de Dios en mí como una luz clara ilustrante mi alma
contra la segunda fealdat del descolor, en tanto que me dixo: «Por nonbre te conosçí e
fallaste graçia delante de mí». Fue la graçia entonçe en mí como una fermosura de ornato
afermoseante. Contra la terçera140 torpedat, en tanto que Dios me dixo: «Toda eres
fermosa la mi amiga e no es en ti manzilla».
Ítem, quarto, fue en mí la graçia de Dios como una sanidad conplida e quietante,
ca las criaturas nasçen prestadas para el mal e pesadas mucho e flacas para el bien; mas tan
sana e fuerte me fizo para el bien que en mí no huvo cabida solo pensamiento de mal.
Agora sabrás que la graçia es una vestidura real del alma e una luz e resplandor e una
fermosura e vigor de sí mesma, e un exçelente don del Señor, el qual dona a quien por
bien le plaze. E aquesta graçia es asentada en el alma o en la essençia mesma della, así
como clara luz e fermosura suya. E así como esta graçia es más alto don que natura
humana resçibe, así alça el alma a la partiçipaçión de la natura divina, quasi por senblança
de aquella luz e resplandor, ca es fecha fija de Dios. E sea a ti esto quanto a lo primero.
A lo segundo, sepas que, ansí como la sustançia del alma es una e ha tres
potençias, memoria, entendimiento e voluntad, así la graçia justificante, que en la sustançia
del alma es criada, ministra sus altas virtudes a las potençias del alma e las informa e faz
perfectas por que en sus actos no yerren. E mira que la graçia informa al entendimiento
de sus virtudes, e no solo de las morales, mas aun intellectuales, in- |[44v] fundiéndolas en
el entendimiento. Ca las virtudes que los otros alcançan por estudio e actos e exerçiçios
disponientes a la virtud, e estas mesmas enfunde Dios en un instante con la graçia.
Al entendimiento especulativo enbía tres operançias, que son sabidoría,
entendimiento e sçiençia. Al entendimiento plático, la prudençia con tres conpañías, que
se llaman en griego eubulia, sinesis e gnomin; en latín quiere dezir: eubulia es buena consegera;
sinesis, bien radicativa; e gnomin es judicativa en aquellas cosas que pujan a la ley común.
Mas con la prudençia influye mentes, intelligençia e providençia e doçilidat, que es
140 A continuación subpunteado propiedat.
87
disposiçión de enseñar, e cautela e circunspeçión, e la virtud theologal, que se llama fe,
que alça al alma fasta a Dios por la qual el entendimiento alcança muchas dignidades e
perfecçiones, las quales no podría conosçer por sus virtudes ni conosçimientos. A la
voluntad enbía otras virtudes, así como la temperança e la amistança e la justiçia e la
dilecçión e la caridat. E llaman los philósophos a la voluntad apetito racional, e por esta
doctrina así breve conosçerás que mi ánima con sus potençias toda fue fermosa por la
graçia de Dios justificante e desçendiente en ella e en todas sus virtudes. E así fue yo toda
pura linpia de dentro e de fuera. En mí no huvo ni quedó manzilla. E en esto te quiero
terminar la istoria de mi conçeçión.
Cómo la devota Condesa pregunta a la gloriosa Virgen
Ha, Señora mía, fazedme merçed me declaréys cómo fuestes guarnida segúnd
vuestras altas virtudes para convençer las fuertes pasiones, así como son temores de la
muerte e delectaçiones carnales del tacto; e en los otros, qué reparos pueden aver.
Responde la gloriosa Virgen a la pregunta de la su devota Condesa |[45r]
Ya te fablé de las passiones ençima, pero no te dixe cómo quatro eran las
passiones generales, es a saber: gozo, tristeza, esperança e temor. De las quales son las
más prinçipales gozo e tristeza, las quales inchen toda passión e cunplen e son finales a
toda passión, como sean çerca del bien e del mal. El bien alcançado causa gozo e
delectaçión; el mal, quando conprehende e es presente, causa tristeza e pena.
Las otras dos, que son esperança e temor, son prinçipales, no del todo mas en su
manera moral. Inchen segúnd respecto al apetito, porque en respecto de lo bueno enpieça
el movimiento141 en amor e proçede al deseo e acábasse en la esperança; en respecto de lo
malo, enpieça el movimiento del apetito en odio, proçede a foírle e acaba en temor. E así
gozo es çerca del bien presente e esperança es çerca del bien futuro; así la tristeza es de
mal presente e temor de mal futuro.
Agora te respondo en dos maneras: la una çerca de mí, la otra çerca de ti. Çerca de
mí, sepas que mi cuerpo e mi alma fueron tan guarnidos de virtudes, así morales como
cardinales e theologales, que passiones viçiosas ni movimientos de ira ni de
concupisçençia ni apetitos desonestos en mí no tovieron cabida ni logar de conquistar.
Todos mis movimientos naturales e morales, segúnd los dones del Spíritu Santo,
ordenados eran todos en bien. Más te digo, que mi vista causava en los que yo mirava
sosiego de sus passiones e paçificava sus desonestos apetitos. Ítem, si alguno a mí mirava,
otro tal le contesçía.
141 En el original, mouimouito.
88
Mas çerca de ti respondo, e de otra qualquiera que naçe con pecado original. En el
santo baptismo resçibe graçia justificante que le quita del alma la manzilla, enpero queda
flaca e débile para bien fazer, e presto e ligero para caer. E por esto el Señor pone en la
potençias del alma, donde nas- |[45v] çen las passiones sobredichas, virtudes para resistir e
reprimir a las passiones. Pone en la concupisçible la virtud de la tenperança con que
reprima al gozo e delectaçión, de qualquier linaje que sea, e enfrene al deseo e esperança,
que son caminos de la delectaçión e gozo. E pone en la irasçible una fortaleza para
contrastar e resistir a la tristeza e enfrenar al foýr e al temor, como fazía en los mártires e
en las santas vírgines, que por la tenperança governavan las passiones alegres de la
concupisçible, e por la fortaleza despreçiavan tristeza e penas e no curavan de foýdas ni de
miedos. E quando la tal graçia se pierde por el pecado, puede recobrar por el sacramento
de la penitençia. E puso en la razón la virtud de la prudençia, por la qual mire cómo deva
escoger e juzgar entre las pasiones e quáles deve consentir o repelir, e cómo a las unas
deva contrastar e a las otras favorear, et cetera.
Enxenplo: mi razón alunbra mi apetito con la virtud de la prudençia una cosa
buena que de suyo es buena, como muestra una casada que la lealtad del matrimonio es
una cosa preçiosa e de mucho honor e de fama gloriosa. Mi apetito desea e cobdiçia
alcançar esta lealtança o, si la ya tiene, gózase e deléctasse en ella con la concupisçible.
Nasçen movimientos en contrario agora de la conplessión, agora de oýr, agora de mirar
las cosas que son al contra. E conbidan a la deslealtad, agora sea esso por estímulo de
çelos de mala vida que le da el marido o porque no le guarda lealtad. Siente que le nasçe
odio de la lealtad e le nasçe gana de dar mal por mal. Deve entonçe la leal casada despertar
la yrascible con sus fuerças para aborresçer la infidelidat o deslealtad contra su
concupisçible; repugnar con la fortaleza contra qualesquiera viçios o motivos |[46r] que la
quieren despojar de sus tesoros de fe e de lealtad; çerrar su coraçón con prudençia, e
mirar que mal consejo es creer a los falsos consejeros; e juzgar que mala cosa es pecar
contra ley de Dios de natura, e real e grand daño es perder sus virtudes e fama. E deve
con tenperança mesurar su trage e sus arreos e sus manjares e potajes e dormires. E cerrar
sus ojos e orejas e perseverar en su virtud e lealtad a enxemplo mío, que, seyendo niña e
moça de catorze años, tuve marido viejo e cansado que nunca me conosçió, ni yo a otro
varón miré por amor ni oý para caer en error. No te quiero fablar desto más; baste
aquesto de mi santa conçepçión.
AQUÍ SE ACABA LA HISTORIA DE LA CONÇEPÇIÓN DE LA GLORIOSA VIRGEN MARÍA |[46v].
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SÍGUESSE LA HISTORIA GLORIOSA DE LA NASÇENÇIA DE LA VIRGEN MARÍA
CAPÍTULO PRIMERO
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA CONTENPLA POR LOORES LA GLORIOSA
HISTORIA DE LA CONÇEPÇIÓN DELLA, E SUPLICA A LA VIRGEN LE FABLE
DE LA GRACIOSA NASÇENÇIA SUYA
uy exçelente Virgen e muy magnífica mi Señora, muy digna es la vuestra
santíssima conçepçión de todo loor e bendiçión, e por sus méritos a todo
contenplante de espeçialíssima admiraçión, ca ninguna conçebida e nasçida
de muger se vos pudo ygualar ni podría criatura fallar hembra vuestra par. Ni aun quiero
dezir el profeta Geremías e menos sant Juan1 Baptista, que fueron santos ante que
nasçidos, se vos podieron ygualar. ¡O, bendicha e más loable que las conçebidas de las
mugeres! Muy gloriosa Virgen e muy esclaresçida Sobreseñora mía, fable vuestra Alteza de
la que deseo oýr e cobdiçio saber, vuestra nasçençia graçiosa.
Responde la gloriosa Virgen
Sepas, devota Condessa e mi virtuosa fija, que así como la mi conçepçión fue
maravillosa, así mi nasçençia fue al mundo muy relunbrosa e, por conseguiente, muy
gozosa, ca la luz fuente es de alegría. Canta de mi nasçençia la Yglesia tal cantilena: «O,
Virgen, madre del Señor, la navidad tuya denunçió gozo a todo el mundo»2. E mi padre
David dezía: «Luz es nascida al justo e nasçió alegría a los derechos de coraçón»3.
Prosigue la devota Condessa su petiçión
Muy noble Señora, como la luz sienpre naz- |[47r] ca encorporada, mucho he gana
e voluntad de saber, porque desseo de mi coraçón resçiba dulçe refecçión, declare vuestra
prudençia a quáles lúçidos cuerpos es conparada vuestra nasçençia.
1 En el original, iuam. 2 Se trata del primer verso de la antífona de vísperas para la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen que se
celebra el 8 de septiembre: «Nativitas tua, Dei Genetrix Virgo, gaudium annuntiavit | universo mundo: ex te enim ortus est Sol iustitiæ, Christus | Deus noster, qui solvens maledictionem dedit benedictionem, | et confundens mortem donavit nobis vitam sempiternam» (Hesbert 1968, nº 3852).
3 Ps 96, 11: «Lux orta est iusto, et rectis corde laetitia».
M
91
CAPÍTULO SEGUNDO
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN CONPARA SU NASÇENÇIA AL ALVORADA
Primeramente es conprada a la nasçiente alvorada. Así nasçí yo al mundo como el alva
de la mañana antes que aparezca e cresçe de grado en grado fasta que nasçe el sol. E yo así
nasçí de la mi madre llena de clara luz, que resplandesçía en mí del Fijo de Dios que de mí
nasçer avía como el sol del alvorada. Así lo avía pronunçiado de mí David, mi padre: «De
la madriz del alva será a ti roçío de tu infançia»4; ca el Fijo de Dios fue roçío de Israel
quando de mí tomó carne e enpeçó a aver edades humanas e infançia de niños. E
llamome aurora, de cuyo vientre cayó el roçío humanado Fijo de Dios, como dixo por el
Profeta: «Yo seré roçío e Israel nasçerá o grumeçerá como el olio»5.
Pregunta la Condessa a la gloriosa Virgen
Muy graçiosa Señora mía, ¿qué razón huvo el Spíritu Santo conparar a vuestra
Alteza al alvorada como vuestra Señoría sea que aquella más preçiosa?
CAPÍTULO III
CÓMO RESPONDE LA VIRGEN QUE6 POR SEYS PROPIEDADES QUE SE
FALLAN EN ELLA DE LA AURORA
No sin razón me conparó el Spíritu Santo a la alvorada, ca siete propiedades del
alvorada transplantó e trasformó el Señor en mi perssona. Ca en el alvorada se nota mi
exçellençia original; que, como dixo mi padre David a Dios, «Señor, tú fabricaste al
alvorada»7. Cierto es que de todas las cosas que Dios crió no dize la Escriptura sino «Él
dixo e |[47v] fechas son», «Él mandó e criadas son», ca tan aýna e tan ligeramente crió Dios
todas las cosas como un honbre puede dezir una palabra. Empero en esta palabra,
4 Ps 110, 3: «Ex utero auroræ ros iuventutis tuæ». 5 Os 14, 6: «Ero quasi ros; Israel germinabit sicut lilium»; no suele Juan López cometer errores en la traducción de la
Biblia como este de confundir lilium por olio, parece más bien un error del copista. 6 La falta de coherencia semántica de esta rúbrica en sí misma se entiende solo si consideramos que en realidad se
trata de la respuesta a la pregunta formulada inmediatamente antes. 7 Ps 73, 16: «Tu fabricatus es auroram et solem».
92
fabricar, se entiende trabajo e estudio, e, puesto que estudio e trabajo no caýan en Dios,
empero maravillosamente es el alvorada muy loada en el sol. E puso la alvorada ante del
sol porque primero fabricó a mí que al sol, ca el sol nasçió después de mí, que fue el mi
Fijo. Como si dixiera David: «Estas dos cosas, sol e aurora, Fijo e Madre, tales e tan
exçellentes obras son que el Criador de todas las cosas fabricó». Paresçe que toda su
virtud, toda su exçellençia e diligençia e estudio todo suyo puso en la fabricar, en que se
muestra la exçellençia de la nasçençia mía, que más fue por virtud e potençia de Dios que
por natura.
La segunda propiedad del alvorada
En la alvorada, otra que tal se demuestra mi linpieza espeçial. Ca las otras nasçen
con nieves e neblinas del pecado original, yo nasçí como el alvorada resplandesçiente. E
Job dixo de la aurora cómo nasçería sin manzilla e sin obscuridat de la culpa original a la
luz e no la vea ni al nasçimiento della, levantántese aurora8; como si dixiera: «Ni vea al Fijo
quando lo conçibiere, ni a la Madre quando nasçiere». Fallarás unas perssonas que,
quando nasçen, yazen porque no han resçebido agua de Espíritu Santo; e yazen en las
fiezes en que nasçen. Otras son como asentadas que en parte yazen e en parte se adreçan
o son derechas; que en parte son derechas serviendo de ánima a la ley de Dios, e de parte
de su carne a la ley de pecado9. Estos son los baptizados. Otros son en estado de
levantados, como los santificados en los vientres de sus madres, como Geremías e sant
Juan Baptista. Mas yo tuve estado no solo de levantante, esto |[48r] es, en cuerpo e en
ánima, como dixo el Spíritu Santo, que yo sería como aurora consurgente10, ca si los
santificados otros no tovieron ligereza ni enclinaçión al mal presta, empero tovieron
dificultad e pesadunbre para el bien. Mas yo no huve uno ni otro, ni façilidat al mal ni
dificultad al bien. Por esso me dixo aurora consurgente.
La terçera propiedat de la aurora
En la aurora se muestra mi espeçiosidat e beldat virginal, por quanto los ángeles se
maravillaron de mi fermosura, deziendo unos a otros de mí: «¿Quién es esta que así va de
grado en grado cresçiendo en su luz como el alvorada quando se levanta?». Si un rústico o
un ydiota o un niño se maravillasse de la fermosura de una reyna, chico loor sería; mas si
un grande o un artifiçial muy maestrado viesse una obra a la qual no solo loasse, mas aun
se maravillasse e se enbaçasse, tal loor sería grande. E assí vosotros, que bivís con las
8 La cita puede proceder de Iob 3, 9: «Obtenebrentur stellæ caligine eius; expectet lucem, et non videat, nec ortum surgentis
auroræ». 9 En el original, su pecado, pero su está raspado y pe- se añade entre líneas. 10 Cant 6, 9: «Quæ est ista quæ progreditur quasi aurora consurgens?».
93
bestias e con las animalias converssades, aunque mucho loéys alguna cosa, como no
conozcáys de las cosas el justo preçio, chico es vuestro loor, aunque me queráys mucho
loar. Mas como los altos çibdadanos, Cherubín e Serafín, los quales veen e contenplan la
primera e soberana fermosura del Señor, el loor que aquestos dan mirando mi fermosura
es grande por maravilla. Tal fermosura fue en el mi nasçimiento significado en el aurora,
ca yo nasçí por cabo fermosa e de increýble beldat a ojos de todos admirable.
La quarta propiedat del aurora
En la aurora se muestra mi auctoridat çerca de los spíritus infernales, los quales
son como almogávares que asechan para robar por los caminos e foradar las casas para
destruyr vuestras virtudes e ronper vuestras conçiençias; como pa- |[48v] resçe el alvorada,
luego se van asconder. Como dezía Job, «si súpitamente aparesçiere el alvorada, luego
deliberan de la sonbra de la muerte»11. Si quando los spíritus malignos fazen los engaños
çerca de los mis devotos e yo súpitamente aparesçiere, luego fuyen de un temor. No ha
cosa que más tema aquella vieja serpiente que a mí, que fue aquella que con mi pie su
cabeça quebranté. E por esso Salomón en el Libro de los cantares me llamó «terrible como la
haz de los armados»12, donde me llamó aurora.
La quinta propiedat del alvorada
En la aurora es mostrada la mi grande graciosidat. E mira, Condessa, que en la
graçiosidat natural de la alvorada puedes conosçer mi graçiosidat espiritual, ca la graçia
mía así obra en los devotos como el alvorada naturalmente obra en las criaturas. Antes te
digo que más llena e más cunplidamente mi graçia que la alvorada. Sepas que no
solamente las cosas razonables e sensibles e vegetables, que son hiervas e plantas, mas aun
las cosas sin sentido e sin vida, como el aljófar e el oro, sienten la eficaçia virtuosa del
aurora porque estas cosas conosçen al alvorada quando nasçe, que entonçe se resfrían,
segúnd dizen las donzellas e lo prueva la esperiençia e las sortijas de oro en los dedos. E
por esso aurora13 es dicha auri hora, que es la hora del oro. Así en mi nasçimiento los
amores carnales resçibieron refresco e resfriamiento por enxemplo de mi castidat.
Sesta propiedat del alvorada
11 Iob 24, 17: «Si subito apparuerit aurora, arbitrantur umbram mortis». 12 Cant 6, 9: «Terribilis ut castrorum acies ordinata». 13 El original repite E por esso aurora.
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Ítem, al alvorada desçienden roçío del çielo sobre las hiervas e plantas, por donde
toman vigor e cresçen; e14 en aquella hora se abren las conchas e se engendran el aljófar e
las perlas. E por esso aurora quiere dezir roris ora, |[49r] ora del roçío. Así, por el mi
nasçimiento se esforçaron vírgines e moças a votar e prometer votos castos e puros e
linpios afectos.
Sétima propiedat del alvorada
Ýtem, el alvorada es ora de la sangre, ca entonçe mejor obran las virtudes
naturales e la sangre es en mayor operaçión. E dízesse aurora quasy aurea ora, quiere dezir
óptima o sanguina. Así, por mi nasçimiento la vida, que es en la sangre, fue mucho
mejorada en virtudes e honestas converssaçiones. En el aurora los enfermos se alivian e
convalesçen, e quiere dezir aurora auxilii ora, quiere dezir ora de ayuda e convalesçençia.
Octava propiedat del alvorada
Ýtem, a la aurora cantan las alondras e paxarillas con calandras e ruyseñores, e se
despiertan para dar loores a Dios con las aves del çielo, que son los ángeles. Así las niñas e
moçuelas se despertaron a cantar con el ángel Gabriel15 la saludaçión mía, que es el Ave
María, de la qual dize la Escriptura: «Como la luz de la alvorada naçiendo el sol
resplandesçe sin nuves»16. Así fue la mi nasçençia.
Fabla la Virgen más del aurora
E como has oýdo la graçiosidat mía en la alvorada, así en la mesma oe mi graçiosa
bondat. Mira que a la ora de la aurora ahogó17 Dios los egipçianos e libró los captivos
judíos. Así, por mí han los captivos redenpçión e los opressos del diablo deliberaçión e
reparaçión. Ýtem, desde el aurora en tienpo de Neemías los judíos tenían lanças en las
manos contra los enemigos reparando a Jherusalem18. E yo, como aurora, esfuerço a los
peleantes que se me encomiendan quando quieren reparar su alma contra los spíritus
malignantes. Ýtem, al alvorada se levantan ofiçiales e ca- |[49v] minantes; e yo, así como el
alvorada, esfuerço e ayudo a los bien trabajantes en los exerçiçios penitençiales e a los
caminantes a las moradas del çielo. Ýtem, al alvorada se cogía la magná del desierto. Así,
por mí, como por aurora, resçiben los orantes e contenplantes dulçura e consolaçión.
14 Interlineado. 15 A continuación repite a cantar. 16 2 Reg 23, 4: «Sicut lux auroræ, oriente sole, mane absque nubibus rutilat». Parece evidente el uso de alguna concordancia
con la palabra «aurora». 17 En el original, abogo. 18 Cf. Neh 4, 17 y 21.
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Ítem, al alvorada resçibió Israel del ángel la bendiçión. Así, por mí los amantes son
bienaventurados e de allí veen la cara del Fijo mío en grand gozo e alegría.
Cómo la devota Condessa se congraçia a la Virgen pediéndole merçed
Bendicha e graçiosa es la vuestra dulçe fabla e bendichas las palabras de vuestra
lengua dulçorosa. Vos veramente sois alvorada de resplandores graçiossíssimos, que así
bastantemente illustráys a todas partes. Plega a vos, mi grand Señora, que merezca
resçebir de vos linda alvo[ra]da, siquiera un benefiçio de tantos, el más chiquillo: suplico a
la vuestra Alteza de fablar otra semblança de vuestra alta nasçençia.
CAPÍTULO IIII
CÓMO DIZE LA GLORIOSA VIRGEN
OTRA RELUNBROSA CONPARAÇIÓN SUYA
A la estrella del alvor me conpara la Yglesia. E bien fazen, çiertamente, ca yo nasçí al
mundo como nasçe la estrella que se llama el luzero, que vos denunçia el sol. Así yo,
quando nasçí, fuy luzero del alvor que traxe al vero Sol nasçiente al universso. E yo fuy
nasçiente e reluziente entre las otras nasçientes como la estrella matutina en medio de las
nieblas o de oscuras teniebras. E mira seys prerrogativas e mis propias exçellençias
conparando el luzero quando nasçe a la mi santa nasçençia.
De los nonbres del luzero
Lo primero considera los muchos nonbres |[50r] de aquella estrella. El nonbre
primero della es que le llaman luzero por quanto ha mayor luz que qualquiera otra estrella.
Ítem, es llamada estrella matutina por nasçer ante del día. Llámanle véspero quanto
paresçe en la tarde e denunçia a vos la noche. Llámanle Venus, no porque sea deesa de
amor corrupto como dizen los poetas, mas por quanto naturalmente los que nasçen en su
influencia fázelos que sean amadores.
Segúnd estos quatro nonbres só yo dicha e llamada Madre de fermosa dilecçión,
quasi diesa de amor linpio, puro, claro e casto. Só Madre de santo temor, que pronunçia a
la noche de la muerte. Llámanme Madre de la fermosa cogniçión o notiçia, e como el
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luzero que luze sobre las estrellas. E só llamada Madre de santa esperança a manera de la
estrella matutina, que da a las gentes esperança de ver açerca el día, ca como el temor tiene
ojo a la noche senpiterna del infierno, así la esperança tiene ojo al día eternal del çielo. E
destas quatro cosas oyrás más largamente quando te fablare de la epístola de mi nasçençia.
De la condiçión segunda del luzero
Ýtem, segundamente considera la bondat de la estrella matutina, la qual de su
natura es tenplada e benívola. ¿Quieres conosçer cómo yo só el luzero del alva? Pon
delante los ojos de tu alma este mundo oscuro e neblinoso, espargido de tenieblas, tal qual
fue ante de mi nasçimiento quando el medio silencio era en todas las cosas e la noche en
su curso tenía el medio de su camino. E debuxa una donzella párvula, en la qual pintes
quanto pensar podieres de la bondat, de la benignidat, espeçiosidat, graciosidat,
generosidat, amabilidat e todo bien quanto entendieres que resçebir puede pura criatura. E
en tal manera me podrás conosçer, así como estrella de |[50v] los maytines o luzero del
alva.
La terçera propiedat del luzero
Ýtem, la estrella del alva ha dos cursos: uno proprio e natural, de oçidente a
oriente; otro por fuerça del firmamento o del primero móbile. Tiene el luzero un çírculo
proprio en que se mueve como cada una de las otras quatro planetas e llaman epiciclo
porque está sobre la tierra e no incluye nada della. Dizen algunos que su çentro es en el
sol, çerca del qual se mueve naturalmente e corre; e con esto, empero, nunca se aluenga
del sol allende de quarenta e çinco grados. Mas por el movimiento violento muévese
siempre de oriente a oçidente. Así pensarás de mí como de aquella estrella matutinal
espiritualmente, ca yo huve en el mi nasçimiento doble movimiento. El uno, segúnd el
onbre exterior e aquesta vida mortal; e así me movía segúnd la ley común de toda carne
del mi nasçimiento, que fue oriente, fasta la muerte mía, que fue oçidente. No digo ley de
pecado, por la qual nunca fue movida a pecado, mas ley de carne, que es ley de vida
humana, en la qual no podemos bevir sin pasiones, que son hanbre e sed, calor e frior,
trabajo e muerte.
Mas, segúnd el honbre interior e vida spiritual, el movimiento mío propio era e fue
de oçidente, esto [es], de la mi nasçençia mortal al mi Fijo Jhesú, que es el oriente, porque
el pie de mi afecto puse en el çentro del sol, mi Fijo, e siempre fue mi vida
inmoviblemente. E así açerca d’Él andava el mi entendimiento por las otras cosas. Mi
voluntad era firme en el vero Sol, como el pie del conpás es firme en medio del çírculo; e
el entendimiento mío çercava las otras cosas, todas girando como el otro pie del conpás.
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E, así, el movimiento del ánimo mío en sus çercos se rebolvía pen[san]-19 |[51r] do del
mesmo Dios cómo era todopoderoso e sabidor de todo e del todo bueno. E pensava
cómo hizo de nada las cosas e las ordenó tan sabiamente e las hizo fermosas e
provechosas; e así las retornava en Dios como en su causa final. E aquesto por muchas
vezes e vías diversas.
Mira, Condessa, fija, que yo de Dios salí quando fue conçebida e de mi madre
aparesçí quando yo fuy nasçida; e por el Señor aproveché e cresçí en toda mi vida; en
Dios folgué quando d’Él fuy ençinta; e a Dios torné e subí quando fuy d’Él resçebida.
Mira cómo la propiedat terçera de la estrella del alvorada es a mí apropiada en el mi
relunbrante nasçimiento.
La quarta propiedat del luzero
Ýtem, quarto, el ofiçio del luzero es çircular e redondo, que a todo cabo enplea
sus efectos. El ofiçio suyo: espantar ladrones, afuyentar las bestias fieras, aliviar los
enfermos, despertar las velas, alegrar a los camineros o viandantes. Aqueste ofiçio es el
mío: espantar los demonios o spíritus malignos, afuyentar los hereges como aquella los
lobos, e consolar a los flacos, e esforçar a los débiles de coraçón; ítem despertar a los
ángeles e los coraçones de los santos para loar al señor Dios.
La [quinta]20 propiedat del luzero
Quartamente, la estrella matutinal del alvorada ha muy buenos e adverssos efectos.
Como quieren los astrólogos afirmar, aquella estrella, Venus, es fría, húmida, temperada,
medio biva, amante21 adornadas vestiduras e dulçes cantilenas, plazeres e gozos. Es de
dulçe fabla, de ojos fermosa, estudiosa para conponer su perssona, de cuerpo ligero,
conplido de carnes, de longura e feminina. Estas e otras propriedades atribuyen a las
planetas los astrólogos, no porque las aya en ellas, mas porque |[51v] fazen senblantes
influençias e inovaçiones en este baxo mundo. E mira cómo spiritualmente conoçerás en
mí las propiedades que de la estrella matutinal que se dize Venus oýste.
Aquella estrella es fría e yo fuy casta e linpia; aquella tenplada, e yo paçífica;
aquella de dulçe fabla, e yo mesurada; aquella húmida, que por ageno fin es terminada, e
yo suadible e doçible de Dios, a voluntad agena movible; aquella estrella es amante ropas
adornadas, e yo consintiente a todos bienes; aquella estudia a la conposiçión de la forma
de fuera e yo estudiava a la conposiçión de mi coraçón; aquella conplida de carne, e yo de
19 Reconstruyo la palabra a partir del reclamo sado del. 20 En el manuscrito, quarta. 21 Al tratarse del participio de presente del verbo amar, no precisa preposición para el complemento. Lo mismo
ocurre unas líneas más abajo.
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piedat e misericordia; aquella feminina, e yo llena de buenos frutos; aquella faze ojos
fermosos, e yo juzgante sin simulaçión, lo qual es contra los inbidiosos que los ojos
infeçionan22 a los niños, los quales cría nuestra ama Jherusalem, que es nuestra madre.
Agora sabrás por qué la Yglesia me llama luzero del alva o estrella matutinal.
Cómo la devota Condessa ruega a la gloriosa Virgen que pratique sus efectos luçiferes en ella
¡O, clarísima Estrella matutina, de los pecadores melezina, de todo el mundo
prinçesa e grand reyna, sola de ser Virgen dicha digna! Contra los dardos del adversario23
sé Tú anparo contrario; sea el título de tu virtud escudo de nuestra salud. Plega a la
vuestra mesura virginal e a la vuestra virginidad mesurada enbiar algunos de los vuestros
claríssimos resplandores en la mi ánima por los quales la vuestra humillde ançilla faga
serviçios semejables a la claridat de vuestra alteza. E resçiba en sí favor, consejo e ayuda la
nuestra frágile e débile fámula para que sienpre en vuestro serviçio persevere.
Cómo la Virgen es Estrella de la mar e pide la Condessa que le diga el porqué |[52r]
Muy esclaresçida Señora mía, mucho deseo saber por qué a24 vuestra grandíssima
Señoría la Yglesia católica llama Estrella de la mar en muchos lugares, espeçialmente en la
prosa de los sábados vuestros: «Estrella de la mar, o, María»; en el hinno de vuestras horas
quando dize: «Ave, maris stella Dei mater alma»25 (‘Ave. estrella de la mar, madre de Dios
santa’).
CAPÍTULO Vº
CÓMO LA VIRGEN DECLARA POR QUÉ LA LLAMAN ESTRELLA DE LA MAR
Deves creer, devota Condessa, que como sean en mí falladas espiritualmente las
propiedades que ha la onorte naturalmente por esso me dizen Estrella de la mar
espiritualmente. E por que mejor lo entiendas, porné las propiedades de aquella e bien
verás por qué me llama de la mar Estrella.
22 En el original, infeçionantes. 23 En el original, contra los adversarios dardos del adversario, con el primer adversario subpunteado. 24 a, añadida entre líneas. 25 Se trata del conocido himno: «Ave, maris stella | Dei mater alma, | Atque semper Virgo, | Felix caeli porta».
99
Çerca de lo qual deves notar que la estrella que los ispanos llaman onorte, llaman
los romanos trasmontana; e los astrólogos la llaman ártico polo; e los theólogos, quiçial
del çielo. Dezía Elifaz de Theman a Job: «Çerca del quiçial del çielo anda del todo»26. ¿E
quieres saber qué cosa es27 ártico polo? Es un punto derecho en septentrión, en el cabo
estremo del çielo que se llama estrellado. E polo es aquella parte del exe que aparesçe en
cabo del medio de la rueda de la carrera. A esta semejança ponen los matemáticos una
línea desde polo ártico fasta otro contrario ártico, que llaman antártico. E los cabos desta
línea, que se llama exe del çielo, son dichos polos e quiçiales del çielo. E la estrella de
onorte, que se llama estrella de la mar, está muy çercana de aquel punto que se llama
quiçial del çielo. E llámanle quiçiales porque en ellos se rebuelve el çielo como la puerta
en sus quiçiales o las ruedas de la carreta en su exe. Açerca destos polos conversa el
Señor, no considerando vuestras co- |[52v] sas, como dizen los hereges disçípulos de Elifaz,
antes las considera e govierna el universso28.
La primera propiedat de la Estrella de la mar, que es onorte
La primera propiedat de aquesta estrella es guiar los marineros por el mar. Así en
este mi nonbre, María, deven mirar los pecadores, ca por el Señor fue yo nonbrada e
escogida entre las sus fijas. No a caso ni a fortuyto29 maritali, mas por divina dispensaçión
huve este nombre, María, que quiere dezir estrella de la mar, en que se demuestra
muchedunbre de misericordia que yo devía aver con los pecadores. E como es nescessario
a los mareantes mirar en la estrella relunbrante del soberano polo del çielo e adereçar su
cursso a su acatamiento por que puedan alcançar al puerto deseado, asymesmo conviene a
los cathólicos christianos –que en este mar espaçioso navegan en medio de tantas ondas e
golfos e periglos orribles– que acaten a mí, Estrella de la mar, e por enxenplo mío mirar e
adereçar el curso de su vida. Ca deves saber que yo só la más çercana al Señor e polo de
todas las cosas [que] en él son e biven e todas se mueven. E por esto todo aquel que en mí
acatare por caýda, que es entrepieço de yra, no se somirá con viento de vanagloria ni se
quebrará ni será asovido por Çilla30, que es mal trago de los deleytes, mas prósperamente
verná al puerto de salvaçión. Ca yo só la estrella de Jacob, nasçida e puesta sobre el çielo,
reluziente por méritos, resplandesçiente por enxenplos.
Pues, devota Condessa, si contra ti se levantaren vientos de tenptaçiones o
incurrieres en escrópulos de tribulaçiones, mira en mí, que só maris Stella; llama a mí, que
26 Iob 22, 14: «Et circa cardines caeli perambulat». 27 es, interlineado. 28 Esto es, «no sin considerar vuestras cosas, como dizen los herejes, sino que las considera y govierna el universo». 29 fortituyto; ti punteado; quiza hay que reconstruir: fortitudo maritali. Parece tratarse de la adaptación de una fórmula
de Tácito: «non casus nec fortuita conglobatio» (De origine et situ Germanorum, 7). 30 Se refiere a Escila que, junto a Caribdis, representan en la mitología dos monstruos marinos contra los que tuvo
que enfrentarse Ulises; en realidad el texto de Juan López se refiere al topos de los dos peligros que acechan a los barcos en las costas de Mesina: el de chocar contra la costa, Escila, y el de naufragar en un remolino, Caribdis.
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só María. E para que ganes de mí ayuda e subsidio, no te arriedres de mi enxenplo, |[53r]
mirando derecho mi converssaçión.
Cómo fabla la Virgen de la segunda propiedat de onorte, que es estrella de la mar
Es la segunda propiedat de la estrella de la mar que por ella se guardan los
navegantes de los golfos e periglos de la mar; así yo fiel e lealmente conservo a los que en
este mar grande e espaçioso navegan. Ca, así como la estrella de onorte sobre todas la
otras es estable e firme como paresçe a ojo, ca todas las otras estrellas se rodean e giran
con el firmamento31, que es el çielo estrellado, mas la estrella de la mar no se parte del
punto suyo en esta manera, aunque todos los santos e santas como claras estrellas se
muevan segúnd la voluntad divina para que a su gloria resplandezcan con alegría, pues Él
las fizo. Mas en mi afecto maternal e amor tierno que yo tengo a los que me llaman en sus
periglos, nunca se muda, nunca se atibia ni se resfría ni puede olvidar a los devotos fijos
suyos. E, aunque yo moro en alto, a las cosas humilldes miro, ca do asienta el amor, allí
mira el ojo. E yo, noche e día, estó sobre la guarda de los míos, ca yo só la vara velante de
que dixo Geremías32 para castigar e corregir a los contrarios de mis devotos e guardar e
regir, defenssar a los que se me encomiendan. E yo la vara de la raýz de Jessé só, de que
fabló Ysaýas33, que con entendimiento de amor velo las vigilias de la noche sobre los
aflictos e miserables que son asentados en las tiniebras de las angustias e en la sonbra de la
muerte, en los fríos boreales, en los lados de aquilón. E serán todos engañados los que de
mí se apartaren e del su propio oriente con diligençia se alongaren. Nunca el justo Job se
alongó de su oriente ni le reprehendían de su conçiençia, por lo qual fue grand varón |[53v]
entre los honbres orientales, ca todos aquellos pueden ver anbos los polos del çielo e
navegar a las dos estrellas, a la del Fijo mío de mediodía e a la mía de aquilón.
Cómo la devota Condessa ruega a la Virgen que le faga digna de ser guiada por Ella.
O, gloriosa e muy relunbrosa Estrella de la mar, Estrella de norte, Estrella de
conorte, Estrella de guía e Estrella clara e vía, como yo no sea digna por los defectos e
viçios míos de mirar a los çielos e como no sepa yo por mi ygnorançia qué sea lo que deva
fazer, esto solo me queda en grand reparo, que alçe mis ojos a ti, espléndida estrella. E ya,
de oy adelante, en las angustias mías, en los periglos míos, en las dudas mías e mis
ygnorançias a ti miraré, a ti penssaré, a ti llamaré; nunca de mi coraçón te apartaré, nunca
de mi boca te arredraré, porque conozco e bien sé que seguiendo a ti nunca desviaré, e
rogando a ti nunca desesperaré, e pensando en ti nunca erraré. E tú me teniendo nunca
31 En el original, firmamente. 32 Cf. Ier 1, 11: «Virgam vigilantem ego video». 33 Cf. Is 11, 1: «Et egredietur virga de radice Iesse».
101
caeré; tú me defendiendo, nunca temeré; tú de mano me levando, nunca cansaré; e tú me
guiando, al deseado puerto verné. E así, en mí mesma sentiré cómo por tus méritos
graciosos seas dicha veramente Estrella claríssima de la mar.
Cómo fabla la Virgen de la terçera propiedat de onorte, que es la estrella de la mar
La terçera propiedat de aquella estrella de los mareantes es el miraglo de su
bondat. Sabrás que los navegantes puestos en teniebras e ya conquistados de olas e
tenpestades, como no sepan ya qué fazer ni a dó son o a dó vayan, a esta estrella se
recorren por tal vía: toman un baçín de agua e una aguja çevada de piedra aymante; e,
puesta en una paja para que nade en el agua, e mueve en çerco la piedra puesta en la punta
|[54r] de la aguja. E, quitando la piedra, luego maravillosamente aquella aguja buelve la
punta en derecho de aquella estrella, e allí la tiene fixa, que no se mueve a otra parte; e
piensa que, si fablar sopiesse, paresçe que dezir quiere: «Tú eres la estrella que aquestos
buscan; liévame en pos de ti».
E tú deves saber que el glorioso Fijo mío ha la cara suya mirable o maravillosa, e
de graçias e donayres perfecta e mucho llena, e es faz adamantina e ha virtud atrativa de
los ferreños coraçones. E si el adamante o aymante trae a sí el fierro que tiene açerca de sí,
no lo an por maravilla grande, mas que atraya la estrella de la mar puesta ençima el çielo
en el polo remotíssimo del mundo traya a sí el fierro puesto en cabo de la tierra, esta es
grand maravilla.
Así pensarás en mí. No digo bondat maravillosa, mas grand miraglo de bondat
quel Señor en mí obró. E aquesto cada día lo mirarás; que muchos pecadores, los quales
son fríos e secos como fierro, fríos en dilecçión e secos en devoçión, e pesados a bien
fazer, e duros a conpadesçer, e endureçidos en sus pecados, empero a mí aman, loan e
honran, sirven e llaman e tienen comigo su entençión derecha. E por que no desesperen a
mí se adereçan e guían e lançan el áncora firme de su esperança en tanto que muchas
vezes de los finales periglos e de los abismos del infierno yo los saco a puerto de
salvaçión, no por los méritos dellos, mas por la misericordia que el Señor en mí puso
como en la estrella de la mar, dicha onorte.
Cómo la devota Condessa pide misericordia a la gloriosa Virgen
¡O, cómo eres maravillosa, grandíssima Reyna mía! E si todas las virtudes e cada
una dellas es en vos maravillosa, empero esta en vos es llena de maravillas. ¡O, quán
maravillosa es la piadosa misericordia |[54v] vuestra en las alturas, maravillosa en las
baxuras, maravillosa en las larguras, maravillosa en longuras! ¡O, Estrella de la mar, llena
de piedades como de resplandores! Vos resplandesçéys en los çielos, resplandesçéis en los
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infiernos, resplandesçéys por todo el mundo, resplandesçéis e resplandesceréys fasta los
fines deste siglo34. La vuestra misericordia reparó las caýdas angelicales e coros celestiales;
vuestra misericordia delibró los presioneros infernales e los detenidos Santos Padres; de la
misericordia vuestra es llena toda la tierra. ¡Qué largamente cunde a toda criatura vuestra
misericordia e perservera con toda criatura fasta la fin del mundo! Ruégovos, nueva
Estrella, Señora de la mar, que vuestra misericordia sienpre sea comigo, la memoria de
mis aferes sienpre sea convusco, e la gloriosa memoria vuestra sienpre sea comigo, e la
esperança de mi fiuza siempre sea co[n]vusco. Ca vós salváys piadosamente a los que
dapña la justiçia del vuestro Fijo rigorosamente quando la justiçia dize: «Yo mataré e feriré
e no ha quien de mis manos pueda escapar». Dize la misericordia maravillosa vuestra: «Yo
los animaré e yo los sanaré»; e añade: «e no ha quien los robe de mis manos». E quiere
dezir vuestra piedat: «Yo le detuve que no feriesse a sus ofenssores, e no le dexaré con
continua instançia de ruegos, lo reterné que no condepne los pecadores que con grand
fiuza esperan en mí».
Cómo la Virgen fabla de la quarta propiedat de la estrella de onorte de la mar
La quarta virtud e propiedat de aquella estrella de la mar es eficaçia de su potestad
en quanto es un polo del çielo que le llaman polo árticho, e otro contrario suyo en
responsión antártico es llamado, segúnd te dixe ençima, los quales son los dos quiçiales
del çie- |[55r] lo. E significan la inmenssidat de potestad que mi Fijo e yo avemos en la
cathólica su Yglesia: el Fijo mío, a medio día; e yo, a parte de aquilón. Yo me tengo a
onorte, e mi Fijo a antinorte. El mi Fijo se apodera en la Yglesia triunphante, e yo me
apodero en la Yglesia militante. Somos mi Fijo e yo como dos grandes lunbreras: el sol en
poder del día, e la luna e las estrellas en potestad de la noche; e que la lunbrera mayor
presidiesse al día e la lunbrera menor presidiesse a la noche.
Aquella línea ymaginable que va de polo a polo por medio de la tierra passa por el
çentro, la qual línea se llama el exe. No es otra cosa aquí aquel exe sino aquel rayo
ferventíssimo de caridat que va de mí al Fijo mío, e del mi Fijo a mí, por el qual uno a
otro nos miramos e de continuo acatamos. Ni por esso jamás çessó de penetrar con
piedat las inferiores o más baxas porçiones de la tierra, alunbrando a los fijos de los
honbres. E aquella línea se llama exe porque, así como el exe que va de rueda a rueda lieva
el cargo de todo el carro, así el amor ferviente que del mi amado Fijo es a mí e de mí es al
mi Fijo soporta los cargos e pesos, viçios e virtudes de toda la gente fiel christiana.
Por aquella caridat firmó mi Fijo la christiandat, la qual, segúnd todo, no se
comoverá; tanpoco como el firmamento, segúnd todo, no se mueve aunque se mueva
segúnd partes. De lo qual dezía Ana, la madre de Samuel: «Del Señor son los quiçiales del
34 En el original, fasta los fiñs deste siglos.
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çielo e firmó Dios sobr’ellos el orbe»35. Quiso dezir el pueblo creyente porque Dios Padre
dio todo juyzio al Fijo; e dio a mí, la Madre, todo ofiçio de piedat, ca de mí se escrive: «En
Jherusalem es mi poder»36, esto es, en la Yglesia, mi potestad.
Cómo la Condessa se congraçia a la Virgen por su señoría e pídele merçed
O, tan poderosa como relunbrosa Estrella de la mar, vos, muy |[55v] virtuosa e
fuerte Señora, dixistes, oyéndolo la fámula vuestra humilldosa, «en Jherusalem, mi
potestad». Ante vos digo, o, muy grand Reyna, que a vos es dada toda magna potestad en
el çielo e en la tierra, como dixo el Fijo vuestro; e yo aun añado en el infierno. Ca a vos
obedesçen las señorías e potestades del çielo, a vos obtenpan serviendo las potestades37
del suelo, ante vos trimen las potestades tenebrosas del infierno. Ya es dado a vos por el
poderoso e glorioso Fijo vuestro que en la pronunçiaçión del dulçíssimo nonbre vuestro
caten reverençia e corven toda rodilla en el çielo e en la tierra e en el abismo del infierno,
e de vos se diga más altamente que Judit: «Tú, gloria de Jherusalem; tú, alegría de Israel;
tú, honorifiçençia de la gente christiana; estima loable de la gente pagana; destroço e caýda
terrible de la sin[ag]oga profana»38.
O, mui poderosa Estrella claríssima de la mar, la flaca ançilla e fámula muy
enferma vuestra suplica muy humillmente a la potentíssima piedat vuestra que queráys
fortificar e roborar en mí la fiuza mía e esperança que tengo en vos como aurora
afirmante en este mar muy espaçioso porque, salva mi conçiençia de los periglos deste
mundo, merezca yr del todo segura al deseado puerto de mi salvaçión, ayudada e guiada
de la mano vuestra poderosa. Amén.
Cómo la devota Condessa suplica a la Virgen por más dulçes doctrinas
Muy magnífica mi Señora, gloriosamente soys conparada a las estrellas del çielo en
vuestro santíssimo nasçimiento. ¿Avría algunas otras cosas a que vos conparassen en el
reziente nasçer vuestro? Plega a la vuestra mesura e cortesía39 quererlas dezir, que presta es
vuestra ançilla humillmente a las oýr.
CAPÍTULO VIº
35 1 Reg 2, 8: «Domini enim sunt cardines terræ, et posuit super eos orbem». 36 Eccli 24, 15: «Et in Ierusalem potestas mea». 37 A continuación subpunteado tenebrosas. 38 Cf. Iudith 15, 10: «Tu gloria Ierusalem, tu laetitia Israel, tu honorificentia populi nostri». 39 En el original, plega a la vuestra mesurada e cortesia.
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CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN RESÇIBE LA SUPLICAÇIÓN DE LA
CONDESSA E CONPÁRASSE A LA FUENTE |[56r]
Muchas son las conparaçiones, devota Condessa e fija mía, a que me conparan los
santos varones en el mi al mundo gratíssimo nasçimiento. Dizen que así de la mi madre
como la fuente de la tierra. Era la madre mía como la tierra salada que no podía levar agua
dulçe mas salada e amarga, como las aguas de Jericó. Queriéndola Dios alegrar, mudó su
esterilidat en fecundidat e su amargura en dulçura; e nasçí yo della como la clara e dulçe
fuente40.
Cómo la gloriosa Virgen pone tres propiedades de la fuente e dize la primera propiedat
Como una fuente só nasçida, lavante a toda suziedat, como dezía Zacharías que
«sería patente fuente e magnifiesta a la casa de David e a los moradores de Jherusalem,
para lavar al pecador e a la muger que fuesse inmunda»41; esto es, que yo sería como
fuente que por creençia lavaría de pecado original e venial e criminal no solo a los activos
de la casa de David, mas a los contenplativos moradores de Jherusalem. Só nasçida
asimesmo de la santa madre mía.
De la segunda propiedat de la fuente
Como fuente regante toda sequedat, segúnd aquella de que primero Moysén fabla:
«Ahé, que fuente sobía de la tierra»42. E yo sobía de santa Ana, la qual regava toda la faz de
sobre la tierra, e yo asimesmo regaré toda la faz de la santa Yglesia. El arroyo de aquella
fuente se partía en quatro cabeças, así el arroyo de mi graçia se divide en quatro arroyos
segúnd quatro secadales que en el pueblo christiano por çierto número son fallados
desseosos de ser regados de mi influençia graçiosa. E son estos: valle e canpo, collado e
monte, que se declaran por tal vía. Valle seco es penitençia sin |[56v] conpunçión o sin
dolor de contriçión. Campo seco es mirar la nesçessidat del su hermano sin humor de
conpassión. Collado seco es perssecución o divina tentación sin paçiençia con
murmuraçión. Monte seco es contemplaçión de los çelestiales sin toda devoçión. E como
aya a su padre, así la Yglesia dize a mí: «Tierra seca me diste e arada e secantía, júntale
regantío de suso e de yuso». Aquestos dos extremos, alto e baxo, concluyen los otros dos
medios. La influençia graçiosa mía riega primero al valle seco como regava David la su
40 A continuación e yo so nasçida. 41 Zach 13, 1: «In die illa erit fons patens domui David et habitantibus Ierusalem, in ablutionem peccatoris et menstruatæ». 42 Cf. Gen 2, 6: «Sed fons ascendebat e terra, irrigans universam superficiem terræ».
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penitençia quando dezía: «Por todas las noches regaré mi estrado con las lágrimas mías»43.
Riega el canpo como dezía Ysaýas a los conpassionados e caritativos: «Serás como huerta
regantía e como fuente cuyas aguas nunca fallesçerán»44.
Mira que el huerto cría semillas, de las quales farta a los otros. Riega los collados,
como dixo Dios por Joel profeta: «Saldrá fuente de la casa del Señor e regará al arroyo de
las espinas»45, el qual es en las penas de las tribulaçiones. Riega los montes, que son los
contenplativos, dándoles devoçión, e destos dezía David: «Regante los montes de sobre
las çimas suyas»46. E así sabrás que, si la penitençia tenga arroyo de lágrimas de
conpunçión, e del próximo conpassión, paçiençia en la tribulaçión, devoçión en la
contenplaçión, entonçe los valles abastarán de trigo e los canpos tuyos serán llenos de
abastança. E los collados son çeñidos de plazer, e será el monte de Dios monte gruesso,
como escrivió David47.
La terçera propiedat de la fuente conparada a la Virgen
Nasçió lo terçero como fuente que farta la voluntad. E fallarás que son tres
maneras de sedientos. Los primeros son penitentes, a los quales cunple bever de mi
fuente e to- |[57r] mar enxenplo de paciençia, como Rebeca dio a bever a Eliezer48 e a sus
camellos de la fuente e los fartó49; Rebeca quiere dezir paçiençia. Así bevió Sansón de la
fuente a él dada después de la vitoria50; así el que vençe los pecados, como aquel a los
filisteos.
La fuente terçera era la de la puerta de Bethleem, la qual significa casa de pan; así
el Fijo e Señor mío tiene a mí como a una fuente de aguas dulçes e muy suaves de bever, e
conbida a la primera fuente por Ysaýas: «Todos los sedientos venid a las aguas e beved de
grado sin dinero e trueco alguno; venid aýna e beveréys»51. A la segunda dixo por san
Juan, conbidando: «El que ha sed, venga a mí e beva»52, como quien dize: «Yo el Señor só
de la fuente». De la terçera dezía David: «Huvo sed la mi alma fasta a Dios; ¿quando yré e
paresçeré delante la cara de la Señora?»53. E así só yo llamada fuente de los jardines e pozo
de aguas bivas que desçienden del Líbano rabdas, como se escrive en los Cantares54.
Cómo la devota Condessa suplica a la Virgen
43 Ps 6, 7: «Lavabo per singulas noctes lectum meum; lacrymis meis stratum meum rigabo». 44 Is 58, 11: «Et eris quasi hortus irriguus, et sicut fons aquarum cuius non deficient aquæ». 45 Ioel 3, 18: «Et fons de domo Domini egredietur, et irrigabit torrentem spinarum». 46 Ps 103, 13 : «Rigans montes de superioribus suis». 47 Cf. Ps 67, 16: «Mons Dei, mons pinguis». 48 En el original, eliezer, con la segunda e interlineada. 49 Cf. Gen 24, 45-46. 50 Cf. Iudices 15, 19. 51 Is 55, 1: «Omnes sitientes, venite ad aquas; et qui non habetis argentum, properate, emite, et comedite». 52 Io 7, 37: «Si quis sitit, veniat ad me et bibat». 53 Ps 41, 3: «Sitivit anima mea ad Deum fortem, vivum; quando veniam, et apparebo ante faciem Dei?». 54 Cf. Cant 4, 15: «Fons hortorum, puteus aquarum viventium, quæ fluunt impetu de Libano».
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le plega beva de su fuente siquiera un trago e gota pequeña
O, gloriosa Señora mía, veramente tú eres fuente de agua clara e pura: clara como
la estrella e reluziente como la luna, resplandesçiente como el sol esclaresçiente. Yo miraré
con estudio en la vuestra clara fuente e veré en ella como en claro espejo la faz mía,
cuellos e pechos. E si toviere barros o pecas o paño de viçios algunos allí, los tiraré e me
faré fermosa como la fuente vuestra, que tan fermosa es que quantos la miran de algunos
viçios se tiran. ¡O, fuente sabrosa e guarnida de mucha dulçura! Yo beveré una e muchas
vezes e sienpre me cresçerá el deseo de más bever por la pujança de su dulçura, ca vós
dezides: «El spíritu mío, más dulçe que la miel; e los que me beven aun avrán sed».
Pues, muy liberal Señora, otórgueme vuestra |[57v] tal sed que beva de vuestra
fuente algúnd sorbo de dulçura e inflamad en mí por que de vos no me aparte. ¡O, fuente
larga e copiosa, que no se puede agotar ni gastarse todamente, ca tú eres fuente llena e
sobrellena fuente conplida de aguas bivas, copiosas e perenales! ¡O, chica fuente por
humilldad, de grandíssima copia más que el mar! Muy rica Señora mía e Reyna de todos
muy liberal, las menudillas gotas que fuyen del inchimiento de vuestra llenura siéntalas yo
por grand merçed en resfrescura de mi conçiençia e consolaçión desta mi alma.
CAPÍTULO VIIº
CÓMO LA VIRGEN ES CONPARADA A LA YERVA VERDE
En otra manera los santos varones me conparan a la verde hierva, diziendo que Dios
mandó a la Madre mía: «Engendre e para la tierra hierva enverdesçiente e fruto faziente
açerca de su linaje»55. Mi señora madre huvo lugar de tierra, la qual era mañera e sin fruto;
el labrador fue el Señor por la mano del senbrador por sola virtud de Dios, obedesçiendo
natura dixo: «Engendré». E conparan Ana a la tierra e a mí a la hierva verde, la qual
dixieron que yo era como hierva tierna por mi reziente nasçençia, verde por la mi
virginidad, e yerva verde por la mi piedat grande, por que las avezitas e animalias
chiquitas, que son los devotos míos, ynoçentes e humilldes, para que por contenplaçión e
meditaçión de mi nasçençia resçiban pasto e consolaçión e nutrimento spiritual. E lo que
dizen adelante que la hierva lieve fruto segúnd su linage, en esto significaron que así como
55 Cf. Gen 1, 11: «Germinet terra herbam virentem, et facientem semem, et lignum pomiferum faciens fructum iuxta genus suum».
107
la hierva húmida por la tierra del çielo influida e por el sol resforçada, así yo, nasçiendo
niña por naturaleza feminina, por la grand devoçión que avría con humilldat virtuosa por
virtud del Spíritu Santo conçibiría e pariría varón fecho |[58r] de mi linage. Ca yo parí al
Salvador eternal, Fijo de Dios, açerca de mi linage, que por mí fue encarnado el Verbo de
Dios sin padre del linaje de Abraham, de la raýz de David e de los duques de Israel,
hombre fecho semblante a mí.
CAPÍTULO VIIIº
CÓMO LA VIRGEN ES CONPARADA AL ARCA DE NOÉ
En otra manera debuxan los santos varones mi nasçençia, conparándola a la grande
Arca de Noé. E alegan que, quando Dios quiso al mundo destruyr e por sus pecados en el
diluvio general, dixo a Noé: «Faz a ti una arca de maderos açepillados, etc.»56. Dizen agora
que Dios Padre dixo al Fijo suyo e Fijo mío: «Faz a ti arca de maderos açepillados», como
si dixiera: «Faz una muger de mienbros linpios e polidos, para en que resçiba en ti carne».
E posieron aquí los santos varones tres estados míos. El primero, general a todas las
mugeres, en quanto dixo «de maderos»; e yo, de mienbros feminiles, como todas las
henbras humanas segúnd la espeçia humana. El segundo, espeçial en mí, quando dixo que
los maderos fuessen açepillados, esto es, mienbros consagrados e santificados, en lo qual
me apartó de los males e me aconpañó a las mugeres santas. El terçero estado fue a mí
singular e previllegiado, ca en ninguna de las santas mugeres quiso de carne vestirsse, sino
en el mi vientre. E por esso le dixo el Padre: «Arca a ti farás de maderos açepillados», arca
a ti o para ti.
Mas, Condessa devota, que bien así como Dios mandó a Noé que fiziesse una arca
para sí en que se salvasse la natura humana que no peresçiesse en el diluvio general, así
mandó al Fijo suyo que fiziesse e fabricasse a mí como arca espeçial e al mi Señor singular
en que fuesse salva e ensalçada la natura humana que no peresçiese |[58v] en el fuego
infernal.
Cómo se congraçia la Condessa a la Virgen e le pide merçed
que le pregunta por qué la llamaron María
56 Gen 6, 14 y ss.
108
¡O, Arca preçiosa de los tesoros de Dios, por Dios Padre criada de los escogidos
lignos57, por el Fijo fabricada de los maderos sitivos, a los quales ni fuego les presta
quemazón, ni ayre corrupçión, ni agua destruyçión, ni la tierra pudreçión! Tú, Arca
graçiosa, por el Spíritu Santo adornada, de oro vestida e de preçiosas piedras guarnida,
Arca de bendiçión, Arca de santificaçión, Arca de toda salvaçión, bendezí vós, Señora, a
mí, santificadme, Madre piadosa de Dios, sálvame, o, bienaventurada Genetrix del
Salvador. Muy magnífica Prinçesa mía, plega a la merçed de vuestra Alteza me declarar
por qué ovistes aqueste58 nombre, María, que solo de una leemos que se llamasse María en
la hedades de ante vos.
CAPÍTULO IX
CÓMO LA VIRGEN RESPONDE POR QUÉ LE LLAMARON
MARÍA E CÓMO PASSA A OTRAS SANTAS MUCHAS
No pienses, Condessa devota mía, que a essa sola, en la Ley Vieja, llamada María fue yo
por el Spíritu Santo significada quanto al nonbre, mas a otras que la preçedieron59 e a otras
que la seguieron quanto a la cosa só conparada. En aquella hermana de Aarón figurada
fue en la redenpçión del humanal linage, por quanto, así como aquella en la redenpçión de
Israel quando Faraón e sus cavallerías fueron somergidos e ahogados en la Mar Bermeja e
fueron librados los fijos de Israel, tomó aquella el su adufre e todas las mugeres la
seguieron con danças e corros e sus tanboretes dando loores e graçias a Dios por la
victoria de sus enemigos avida60; así yo, en la victoria que huvo el mi Señor Fijo del
Prínçipe deste mundo.
Yo só la |[59r] primera María que canté al Señor cántico nuevo en el adufre de mi
santíssima virginidat. E le canté el cántico mío de Magnificat e me seguieron después todas
las henbras de la christiandat con suaves corros e sus tanboretes en mucha linpieza e
grand castidat. Mas fallarás antes destas quatro matriarchas a quien me conparan los
santos doctores mis mucho devotos que a todas deziendo leve aventage fueron las quatro
prinçesas e madres: Sarra, Rebeca, Lía e Rachel.
57 A continuación tivos o tuios, con la -s volada. 58 En el original sin enmendar ovistes aquestes aqueste. 59 proçedieron. 60 Cf. Ex 15, 20: «Sumpsit ergo Maria prophetissa, soror Aaron, tympanum in manu sua: egressaeque sunt omnes mulieres post eam
cum tympanis et choris, quibus praecinebat».
109
Afirman de Sarra que fue buena crédula e bien creyente, mas della escrive muy
çierto Moysén que quasi dubdó quando se rió del ángel quando oyó que conçebiría e
pariría siendo ya vieja de años noventa61. Mas de mí escriven los evangelistas e me
apellidan bienaventurada por quanto reý quando creý que conçibiría e pariría, virgen
quedando.
Loan a Rebeca de virgen, apuesta e bella de rostro, segúnd dize Moysén en el
Génesi62, mas dixo de mí el Spíritu Santo que «toda fermosa gentil e apuesta de pies a
cabeça», segúnd que oýste en mi conçepçión.
Loan a Lía de fecundidat, por quanto parió fasta siete vezes seys fijos varones e
una fija no más63. Ni por esto la deven loar, ca dizen los santos doctores hebreos que la
madre de Moysén parió de un golpe seysçientos mill fijos varones de guerra mui
esforçados. Mas de mí dizen los santos doctores que más parí yo que parió aquella,
porque aquella parió a Moysén, el qual pesó más e aún más valió que todo el pueblo de
Israel; así parí yo al Fijo de Dios vestido de carne e honbre perfecto, que pesa e vale en
preçio e honra más que las cosas criadas de Dios.
Loan a Rachel de64 ser mui amada e mucho querida de su buen marido, segúnd
afirma Moysén65. Mas de mí más exçelente aver sido yo amada escrívelo Salomón: «A esta
amé e quise e fecho só amador |[59v] de su bella fermosura»66. E puesto que de mi boca no
son dulçes mis loanças, pero entre mí e ti las puedo contar sin tacha, aunque las loanças
mías en la plaça relatasse por çierto mi relaçión. Lo uno, porque yo só madre de la verdat
e yo no diría en lo contrario; lo otro, porque yo só en67 estado de santidat confirmada para
sienpre e no podría pecar por vanagloria ni por sobervia; lo otro, porque yo no enfinjo
cosa, mas relato lo escripto –tacha, por çierto, la Escriptura al loor de boca del pecador–.
Mira que como pujé a María la que dixiste segúnd el nombre mío, así pujé a las
anteçessoras suyas en valor e alto brío. Asimesmo te diré de las suçessoras suyas, ca yo
pujé a Délbora en propheçía e claridat; pujé a Jael en nobleza e estremidat; pujé a Ruth de
misericordia e piedat; pujé a Judich de limpieza e castidat; pujé a Ester en gentileza e
bondat; pujé [a]68 Abigail de prudençia e bondat. Destas todas se pudo dezir que cada una
era María, pues en todas e en cada una dellas resplandescían las virtudes deste nonbre,
María. Pues razón e ygualdat quería que aquella fuesse llamada María, que todas las dichas
perfecçiones por excellençia posseería, ca este nonbre, María, mar de Dios quiere dezir,
apartando las tres primeras letras que dizen «mar» e las postreras dize[n] «ya», que es
nombre del Señor. Agora sabrás que el mi nonbre es un mar e lago estendido de los dones
61 Cf. Gen 18, 10: «Et habebit filium Sara uxor tua. Quo audito, Sara risit post ostium tabernaculi». 62 Cf.Gen 24, 16: «Puella decora nimis, virgoque pulcherrima, et incognita viro». 63 Cf. Gen 29, 31-25; Gen 30, 1-21. 64 Interlineado de. 65 Cf. Gen 29, 20: «Servivit ergo Iacob pro Rachel septem annis: et videbantur illi pauci dies præ amoris magnitudine». 66 Cf. Sap 8, 2: «Hanc amavi, et exquisivi a iuventute mea, et quaesivi sponsam mihi eam assumere, et amator factus sum formæ
illius». 67 En el manuscrito, en es simple trazo volado entre líneas. 68 En este como en otros casos restituyo la preposición para facilitar la comprensión de la frase.
110
de Dios, que en mí ha influydo. Fablete en breve destas mugeres santas hebreas por te no
enojar e porque de algunas adelante te fablaré por estensso.
Cómo la Condessa se congraçia a la Virgen e pregunta cómo el nonbre suyo no lo conpara
a la fenbras gentiles de que estendida fama se faze
O, gloriosa mía Reyna, Señora de toda virtud, |[60r] digna por cabo de todo loor,
bien dixo el Spíritu Santo de vuestras prerrogativas en breve sentençia: «Muchas fijas
allegaron riquezas de virtudes e dones del çielo, mas tú pujastes a todas». Muy alta Señora
mía, pues vuestro sacratíssimo nombre es mar divinal de altas virtudes, abismo profundo
de prerrogativas, ¿qué se podrá dezir d’él en conparaçión de las henbras gentiles, de las
quales unas fueron muy loadas e gloriosas en fama e nombre de alto poder; otras, de
profundo saber; otras, de riquezas; otras, de beldat e noblezas? E nonbraré algunas dellas
que los gentiles fezieron rico caudal.
La primera fue Juno, fija de Saturno, muger e hermana de Júpiter; a esta dan la
exçellençia en poder e aver. La segunda es Minerva, que por otro nonbre se llamava Palas;
esta huvo nonbre e fama de alto saber. La terçera fue Venus, fija de Saturno, con la qual
su ermano Júpiter ovo que ver. Esta fue nonbrada de grand fermosura. E así de otras
gentiles muchas, que oý dezir e leer en otras escripturas. Vuestro nonbre digníssimo, ¿dó
vengó la gloria destas?
CAPÍTULO X
CÓMO RESPONDE LA VIRGEN QUE NO FUERON DIGNAS DE TANTO
LOOR, QUE PEORES FUERON QUE MEJORES
Essas mujeres ançianas cretensas e thebanas honras ovieron e fama segúnd el mundo e
vana. Ya pasaron por estoria, en el siglo fue su69 gloria, no es acá della memoria. Yo te diré
algo dellas, pues que preguntas por ellas.
Sepas que Juno fue una de las más antiguas, muger de Júpiter, su hermano, ca se
llamó dios soberano, en la qual huvo70 estas cosas. Primeramente, la pintaban la cabeça
cobijada. Esto fue, segúnd la historia, por la confussa memoria desde que nasçió fasta que
morió. Sien- |[60v] pre fue grand pecadora, e oy día en los infiernos sufre penas toda hora.
69 Interlineado su. 70 huovo.
111
Segundamente, era de un arco coronada, el qual era el arco de çielo, en señal que
tenía pleytesía e amistança con el señor e dios del çielo. La corona tien en prinçipio junto
con el fin; e, como Juno huvo mal prinçipio en su amistança con Júpiter, como fuesse su
hermano, tomolo por marido e así juntó la culpa de su prinçipio con la pena de su fin, ca
su pena es sin fin.
Terçeramente, fue de ungüentes bien olientes muy ungida e perfumada e agora en
el infierno es de fedores tormentada; ca, çercada de sus delictos, de tormentos es çercada.
Quartamente, tenía çetro en la mano como reyna ensalçada e agora es cuytada en
el infierno maltractada; ca quanto se glorió e bevió en deleytes, tanto agora tormentos e
lloros resçibe.
Quintamente, huvo armillas e manillas de oro, ca de oro fue ligada del Júpiter
marido suyo. E agora la mui triste gusta oro derretido e las ligas de oro de su real dignidat
agora las lasta en pena de su mezquindat.
Sestamente, a Ércoles, su andado, muy sañuda e ayrada. Era Ércoles fijo de
Almena e de Júpiter, marido e hermano suyo, e siempre le quiso mal e le buscó mal, e le
puso en muchos e arduos periglos por dar mal cabo d’él; pero como era honbre justo e
virtuoso, de todos su padre lo libró. Agora la cuytada pena en el infierno sin piedat
adonde enbió a Ércoles en vida por grand enemistad, mas aquel fue e vençió a Plutón, su
hermano e rey de los infiernos, e salió con gloria muy victorioso. E agora se venga della
muy sañudo e furioso, porque fuera ella causa que Ércoles le vençiesse.
Era Juno, lo séptimo, çercada de pavones, porque los |[61r] pavos es ave dicha de
Juno. E aquesta diesa así se regalava e afluýa en sus deleytes como la vista se alegra e
deleyta mirando en el pavón. Pero agora la cuitada, perdida e dapñada, pena gravemente
mirando e remirando las caras terribles infernales. E como primero, las figuras fermosas71
mirando del pavón, sus ojos se delectavan, agora cuervos carniçeros en grand pena los
ojos le sacavan.
Era Juno, lo octavo, de lágrimas regada; e bien así la pintavan sus creyentes. Ca
después de su gloria, pena; después de72 su poder, flaqueza; después de sus riquezas,
mengua; en pos de sus plazeres, tormentos; después de sus risas, lloros; después de sus
alegrías, lágrimas e luto le quedaron.
Mira, devota Condessa, que la primera e mejor de las diesas fue Juno, como te
dixe, mas bien conosçes en qué paro la que no fuera nascida.
De la diesa Palas o Minerva
De la segunda te diré un poco. Esta fue de la cabeça de Iúpiter engend[r]ada; en
sus ropas, desvariada; en la cabeça era armada con escudo e con lança; en el yelmo, cresta
71 fermosuras. 72 El copista pone despues de sus riquezas poder flaqueza y anula la terminación plural del determinte posesivo y flaqueza.
112
alçada de una estrella devisada; en el pecho trabajada por la cabeça de Gorgona; en su
escudo, engastonada, de lechuzas aconpañada. Esta Palas fue llamada diesa del saber e de
la sabiduría. E a ti baste saber que fue loca presuntuosa e dapñada e sandia.
De la diessa Venus
De la terçera diesa, de la amada73 fermosura, que llamaron Venus, ¿qué te podré
dezir sino que enjuyzió74 con muchos su grand beldat? E por que más la aborrezcas,
dezirte quiero su ymagen. En sus carnes despojada, en una concha posada e del mar era
çe[r]cada; entre yervas conplantada, en el cuero enblanqueda e de flores ador- |[61v] nada,
de ungüentes refrescada, de tres graçias aconpañada, mas en cabo fue dañada e en el
infierno es penada.
Así te puedo dezir de Opa, su madre, e de Çebeles, madre de los dioses, e de la
diesa Vesta e de Diana e de Flora e de otras muchas que fueron muy loadas de los
honbres, mas todas de Dios fueron reprovadas, e finalmente dapñadas en las penas del
infierno sin redepçión muy cuytadas. Esto sea a ti assaz çerca de lo que pediste.
Cómo se congraçia la Condessa a la gloriosa Virgen e le pregunta de Venus
Muy gloriosa Reyna mía, agora entiendo yo cómo la sin par e sin ygual, vuestra
una e sin segunda graçiosíssima fermosura es dicha bendicha entre las mugeres hebreas e
gentiles –aquellas, sanctas e virtuosas; aquestas, deíficas e fermosas–, vos, mi Señora, santa
de las santas, virtuosa sobre las virtuosas. E vos, deífica, biva e verdadera madre de Dios
bivo e verdadero; e aquellas diesas, falsas e muertas, viçiosas e desonestas.
Razonablemente e por derecho de los prestantes méritos vuestros vos canta la madre
Yglesia esta dulçissima cantilena: «¡O, Virgen María, no es a ti senblante en el mundo
nasçida entre las mugeres! Floresçes como la rosa e hueles como el lilio»; como si dixiesse:
«Tú eres entre las mugeres como rosa entre las espinas e hueles sobre todas como el lilio
entre las niguillas».
Vuestra graçiosa Señoría me quiera75 perdonar porque atreví a poneros en tal afán.
Una merçed me faga vuestra muy liberal magnifiçençia: aquella diesa Venus, como los
gentiles la toviessen por prima de la fermosura, ¿por qué la pintaron en aquel vario
senblante?
Cómo responde la gloriosa Virgen duramente a la Condessa
de la diesa Venus quasi forçada por su indignidat |[62r]
73 A continuación se subpuntea venus. 74 Por el sentido, acaso cuadra mejor «ensuzió». 75 A continuación anula declarar.
113
No era negoçio digno de relaçión, o Condessa mi devota, si no me fuerçen dos
causas: la una, por mostrar el engaño de los mundanos çerca de la diesa que se llama de
amor quánto es de poco presçio en estima de los sabios; la segunda, por te dar a entender
que no te afiuzes en amor de corrupçión ni te fíes en beldat de fermosura, que son dos
cosas que enloquesçen a las moças, e aun a biudas e casadas. Entiende aquellas
çircustançias en essa forma seguiente.
Cómo la Virgen cuenta las çircunstançias de la ymagen de Venus
segúnd escucha de los viejos filósofos, los quales eran noche
Pintaron los filósofos a la diesa Venus de amor corrupto «en carnes despojada»
porque el amor carnal despoja al amador e lo desnuda de las fuerças e virtudes, así
spirituales como corporales, de la fama e riquezas tenporales, de sentidos e razón e
honores humanales, e los torna destas menguados e menesterosos.
De la segunda circunstançia
Era lo segundo «de la mar çercada», por quanto el amor corruto consigue estas
amarguras penssar de lo passado e arrepentimiento, el gusano remordiente que ataladra la
conçiençia, por la qual el filósofo demuéstrevos a la que le pedió çient libras de plata por
una sola fabla; respondiole: «Guárdeme Dios, que un solo arrepentimiento yo merque por
tan grand preçio». Mira cómo es caro el amor corrupto.
De la terçera circunstançia
Era lo terçero «en verde frescura», por quanto cogía hiervas verdes que usava en
sus hechizos e en los que obrava nigrománticos malefiçios e fuertes, que fazía por inclinar
a los varones al amor de corrupçión e a los demonios prestamente conplazían porque en
tal acto ganavan los dos, amada e amador. |[62v]
De la quarta çircunstançia de la ymagen de Venus
Era lo quarto «en el cuero blanqueada» de fuera, a manera de sepultura con
solimán o alvayalde, que es en uso de las mundanas que paresçen fermosas e son torpes a
la vista de los discretos, como el sepulcro pintado de fuera e es de dentro lleno de viles
huessos; e aquestas, llenas de torpes deseos e fedientes por suzios movimientos.
114
La quinta çircunstançia de la ymagen de Venus
Era lo quinto «de flores afeytada», en señal de color e de vergüença que se
consiguen al acto torpe e fecho vil, ca es el tal acto a manera de morbo caduco, que
llaman gota perexia, ca quita del todo al lixoso su libertad e el franco juyzio de la razón.
Enbermegeçer deve con vergüença el que se liga de tan vil acto, ca estos paresçen de fuera
como las flores e son llenos de torpes humores.
La sesta çircunstançia de la ymagen de Venus
Era lo sesto «de buenos ungüentes por todo el cuerpo muy ungida». E aquesto
fazía por obviar e contraýr a los torpes olores de su cuerpo, que manavan e nasçían de los
viles exerçiçios e torpes usos que con los dioses cometía.
La séptima çircunstançia de la ymagen de Venus
Era lo séptimo «bien aconpañada de tres diesas», es a saber: la diesa de las
fermosuras, de la diesa de las oluras e de la diesa de las blancuras e suaves tocaduras,
porque aquestas tres diesas aconpañan a Venus, diesa del torpe amor; ca en las batallas
son los hombres feridos de las saetas e dardos de fierro, e en el tienpo de paz mueren
feridos sin cuento de las de aquestas tres diessas conpañeras de doña Venus.
La octava çircunstançia de la ymagen de Venus |[63r]
Era lo octavo la dicha Venus «en concha marina posada», por dar a entender que
el amador lixoso en dura silla de amargura perpetua e dura en el infierno será situado, etc.
Mi buena devota, ¿en qué fenesçe la vida torpe? ¿Pues qué tal dudar sino que el amor e
dilecçión, cuya só madre, es la que passa en las ánimas santas e fázelas perssonas amigas
de Dios e los virtuosos ordena perfectos? Diré luego que yo sola nasçí como una lunbrera
de todo el mundo e todas las hembras a mí conparadas son como neblinas al alvorada.
Cómo la devota Condessa se congraçia a la Virgen por el nonbre suyo
e le suplica por notiçia de más virtudes
Muchos montones de graçias y de loores mil millones sean por sienpre atribuydas
a la vuestra muy magnífica e altíssima Señoría por la grandíssima exçellençia de vuestra
claríssima e resplandesçiente nasçençia, de la qual solepniza la madre santa Yglesia
deziendo: «Oy es la natividat de la Virgen, Madre de Dios, cuya vida gloriosa dio clara luz
115
al siglo, e cuya generosa vida todas las yglesias de sus rayos esclarece»76. Vuestra es la
fama, vuestra la gloria e vuestro el nombre graçioso e virtuoso sobre quantos son.
María es nombre por Dios ordenado, por la Escriptura figurado, por los profetas
asignado, por el ángel anunçiado, por los parientes vuestros a vos aplicado e platicado, e
por vos, Señora mía, de derecho eredado, e por toda la christiandat todas horas invocado.
Plega a la profunda sabidoría vuestra dezir algunos ascondidos secretos de vuestro
santíssimo nonbre, por que sea de mí más querido e más amado quanto más a mí fuere
conosçido e declarado. Ca, segúnd dixo Salomón: «Setenta son las reynas e ochenta las
concubinas, e de las ançillas no es cuento alguno. Una |[63v] es la paloma mía, la perfeta
mía; una es la nasçida a la madre suya, escogida a la genitrix suya; viéronla las fijas de Sión
e loáronla de mui bienaventurada; e las reynas la alabaron»77. Lóente las fijas de la Yglesia
Romana e todas las fijas de la natura humana e todas las reynas de la corte soberana. E
lóete, o, mi muy alta Señora, esta tu sierva con dulçura e gana.
CAPÍTULO XIº
CÓMO FABLA LA VIRGEN DEL NOMBRE SUYO SEGÚND LA
CONPARAÇIÓN DE DIANA A LA GLORIOSA VIRGEN PRINCESA DE LAS
DIESAS
Entre aquellas diesas gentiles que nunca devieran nasçer para tan malamente peresçer,
essa que llamaron Diana fue la más pura e limpia, e de su cuerpo entera o virgen éntegra,
segúnd afirman sus poetas. A la qual algunos moralizantes me conpararon e, segúnd çinco
letras de mi nombre, de aquella a mí çinco pusieron conparaçiones. Era Diana, quanto a la
primera letra, m, muger joventa; por la a, apuesta e muy fermosa; e por la r, reyna
coronada; por la i, de juvénculas ninfas aconpañada; por la a, armada de arco con que
tirava. Estas çinco propiedades o condiçiones me apropian más que [a] aquella.
De la m, letra primera
Quanto a la primera, çierto es que yo muger só e, como es sobredicho, honra e
gloria de las mugeres. E só en hedat de treynta e tres años, la qual jamás no perderé de ser
76 Parece adaptar la antífona de laudes para la fiesta in Nativitate Mariæ Virginis: «Nativitas est hodie sanctæ Mariæ
Virginis, cuius vita inclyta cunctas illustrat Ecclesias» (cf. Hesbert 1968, nº 3849). 77 Cant 6, 7-8: «Sexaginta sunt reginæ, et octoginta concubinæ, et adolescentularum non est numerus. Una est columba, perfecta mea,
una est matris suæ, electa genitrici suæ. Viderunt eam filiæ, et beatissimam praedicaverunt; reginæ et concubinæ, et laudaverunt eam».
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virgen e ser madre; este a mí es previllegio singular. E si aquella echó a Galistona de su
conpañía porque en el baño la vido que no estava virgen78, así yo só Virgen de las vírgines,
e Madre del Esposo virgen e de las vírgines amador.
De la a, letra segunda
Quanto a la segunda, apuesta só yo e muy fermosa, rutilante |[64r] como estrella,
reluziente como el alvorada, resplandesçiente como la luna e relunbrante como el sol. De
mi fermosura dixo Gerónimo: «¿Quién puede estimar mayor fermosura que de la Virgen
graçiosa, que es amada del Rey, del Juez es loada, apreçiada del Señor, e a Dios es
consagrada?».
De la r, letra terçera
Quanto a la terçera, yo soy reyna coronada, no como aquella de honbre mortal,
mas del Rei de la gloria inmortal. Sepas que delante de Dios han las vírgines dos coronas:
la una es sustançial e essençial, e llámanle áurea, que es corona de oro que han todos los
bienaventurados; otra es llamada aureola, que es corona que se da por alguna exçellençia e
prerrogativa espeçial e por razón de la virginidat que por honor de Dios guardaron, e por
amor de la Virgen consagrada son comigo coronadas de la aureola virginal. Ca de mí se
escrive: «Traherán vírgines al rey en pos della»79. De la corona mía se verá más quando te
fablare de la mi Asunpçión.
De la i, letra quarta
Quanto a la quarta letra i, se entiende de las juvénculas e ninfas que aconpañava[n]
a Diana. Eran las ninfas en quatro maneras: ninfas de los montes, ninfas de las silvas,
ninfas del mar e ninfas de los ríos. E avían quatro nonbres: dríades eran ninfas de las
florestas e selvas, oríades eran ninfas de los collados e montes, nereydes eran ninfas de los
ríos e fuentes. E aconpañavan los sátiros que eran los dioses de los canpos que yvan
dançando con las ninfas delante della; e, por tanto, Diana era llamada diesa de las silvas e
de los montes, de los ríos e hiervas, e de la mar.
Comparan a mí esta condiçión de Diana porque así siguen las vírgines a mí como
[a] aquella las ninfas, que |[64v] así van en pos de mí dançando e cantando como las ninfas
[a] aquella. Las vírgines que me aman e loan con dulçes e nuevas cantilenas e las vírgines
78 La fuente remota de la historia entre la ninfa Calisto y Diana se encuentra en el libro II de las Metamorfosis de
Ovidio (ed. Álvarez & Iglesias 2001, 255-256); recoge en época medieval el episodio Giovanni Boccaccio en su Genealogia deorum gentilium, V, 49 (ed. Álvarez & Iglesias 1983, 363).
79 Ps 44, 15: «Adducentur regi virgines post eam».
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que trabajan en exerçiçios de penitençia son como las ninfas de las silvas. Las vírgines
conpungentes e amargosamente lagrimantes son las ninfas de la mar. Las vírgines que
trabajan en devoçión e oraçión lagrimantes son como las ninfas de los ríos e de las fuentes
para que se conprehendan monjas e seglares, clérigos e legas.
E así siguen a mí prelados que han puntas en las mitras como aquellos sátiros de80
Diana, que han puntas en la cabeça. E son mayormente los sátiros los prelados e seglares
que son de vida pecadores, los quales son reputados por dioses de los canpos. E digamos
que son los justos e buenos prelados, que con oraçión e devoçión deven cantar a la
Virgen: «Tráenos en pos de ti e correremos en el olor de tus perfumes»81.
De la a, letra quinta
Quanto a la quinta, era Diana armada de arco e saeta con que caçava por los
canpos conprendiendo diversas fieras; así yo tengo el arco de misericordia, que enclina sus
braços e saetas de oraçión e de mediaçión, con las quales fiero en los coraçones a las fieras
bestias, espeçialmente al temeroso venado e gavido, al qual es terrible el nonbre mío; el
qual venado es el medroso diablo. Saeto a los leones de la sobervia, a los osos de la
inbidia, e a los javalines de la suziedat, a los lobos de la gula, a las raposas del engaño, e a
las onças de la yra, e onagros de açidia.
Mira que Diana, segúnd los poetas, significa a la luna, e aquellas ninfas son las
ranas de las silvas e florestas, e de los montes, ríos e fuentes, e de la mar, las quales siguen
a la luna e cantan e gorgean. Los sátiros son las animalias de |[65r] los canpos nocharniegos,
aunque propiamente en esta Hispania no ha sátiros, que en alguna parte son como
honbres e lixosos mucho fasta fatigar a la muerte sus henbras. E por quanto en mí se
fallan más llenera e veramente las condiçiones de la luna, me conparan a ella los doctores.
Desta luna de Diana te diré82 quando del todo te fablare de la luna. Por agora esto baste.
Cómo la devota Condessa suplica a la Gloriosa e pide aun dotrina del santo e graçioso nonbre suyo
Plégavos, muy alta Reyna de corona gloriosa, que me fagáys vuestra ninfa como a
una de las vuestras, ya siquiera de la mar, porque, si ál no, merezca con amargura lagrimar
por mis defectos. E después me trasladéys a las ninfas de los ríos, para que con devoçión
vos ame e ore e ver desee83, porque de los ojos míos manen dulçes lágrimas fasta alcançar
lo que han gana. Gozo e grand plazer me cresçe oyendo tantas virtudes e secretos
80 A continuación, subpunteada, a. 81 Cant 1, 3: «Trahe me, post te curremus in odorem unguentorum tuorum». 82 A continuación hay un espacio en blanco. 83 desear.
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ascondidos del vuestro sagrado84 nonbre. Diga la mi grand Señora más doctrinas del su
dulçíssimo nonbre, María, e oyrá la su humillde servidora.
CAPÍTULO XII
CÓMO FABLA LA GLORIOSA VIRGEN DE OTRA DECLARAÇIÓN DEL
NONBRE SUYO, RESPONDIENDO A LA CONDESSA
Otros devotos míos deletreando el mi nonbre segúnd los nonbres de las letras así lo
conpararon, segúnd çinco fiestas mías, a çinco santas mugeres e mucho virtuosas.
Asimesmo le nonbraron por cinco piedras preçiosas.
Conparaçión de la m, letra primera del nonbre de María
Por la m, letra primera de mi nonbre, me conpararon a mí a la fija del rey Saúl,
muger primera de David, la qual le plugo mucho delante sus ojos e sobre todas la amó;
por la qual dixo a Abner, condestable de Saúl: «No verás mi cara |[65v] antes que me trayas
a Micol». Esta Micol fue primera muger de David. Figura85 mía fue por quanto, entre
todas las mugeres fijas de Eva, yo fuy escogida e antes escogida que nasçida de todas las
santas henbras fijas de Israel, para que yo fuesse esposa e muger entre todas las vírgines e
esposa de Jhesú Christo. La ystoria se registra en el segundo de los Reyes86. E más que
aquella a David plugo yo al mi esposo Jhesú, dulçe Fijo mío; e más que David [a] aquella,
me amó el Fijo mío por la prerrogativa de mi santidat e inoçençia o navidat, ca yo, así
escogida, antes fue yo santa que nasçida, como de mí ya Bernardo dixiera: «En el vientre
de la madre fue la Virgen instituida que fuesse Madre de graçia». E como Micol quiere
dezir toda agua, asý yo só toda agua lavante, fartante e delectante e abriente el seno de mi
piedat. Asimesmo, por la m, letra de mi nonbre primera, me conparan a la preçiosa
margarita blanca e cándida, que es la perla, a la sangre restriñente e esforçante, ál trayente.
Así só yo la primera piedra e margarita en la corona de las vírgines, que las esfuerço a las
virtudes e de los viçios las restringo e aparto de los pecados.
Conparaçión de la a, letra segunda del nonbre de María
84 A continuación anula cuerpo. 85 figurada, -da subpunteada. 86 La elección de Micol como esposa de David se lee en I Sam 18, 17-27.
119
Por la a, letra segunda, me conparan [a] Abigail, que fue muy prudente e muy
fermosa, la qual con su prudençia aplacó a David mucho turbado contra Nabal. Saliole al
camino encontrar con ciertos presentes para los que al canpo andan; e mucho rogando e
se humillando, meresçió ser su muger87. Así, yo mesma, en la segunda fiesta mía, de la
Encarnaçión e mi Anunçiaçión, quando me humillé, deziendo como aquella: «He aquí la
sierva del Señor», aplaqué al Señor yrado contra el mundo como Nabal, estulto, loco e
sobervio; e fecha só su mu- |66r] ger conçebiente de Spíritu Santo al Fijo de Dios Padre.
E por esto só conparada al adamante, al qual llaman los legos diamante, chica en cantidat
e de christialino color, reconçiliante con el varón a la muger. Así yo, veramente humilde e
de celestial e santa conversaçión, reconçilié al vero David la humana natura, e quité que el
aymante, que es Satanás, no levase por su virtud, como el aymante al fierro, las almas al
infierno. Los que fazen obras piadosas ponen esta piedra en la corona mía.
Conparaçión de la letra mía terçera del nonbre de María
Por la r, letra terçera, me conpara a Rachel, la qual es enterpetrada ser oveja e fue
figura de mí, que fuy oveja mucho mansa que parí al buen Cordero quitante los pecados a
los omes del mundo. Esta Rachel engendró a Josep88, el qual fue llamado por el rey
Faraón salvador del mundo89; e yo, en la mi terçera fiesta, parí al vero indubitato Salvador
del mundo. E me conparan al carvúnculo, que llaman rubí mayor, el qual se falla90
mezclado con el çaphir oriental; ansí, en el parto mío, se falló el rubí de la divinidat junto
e unido con el çaphir de la humanidat, reçebida en mi vientre. Esta piedra ponen los
doctores en la mi corona virginal, los quales les ponen al Christo gloriosíssimo Fijo mío
en el coraçón de los oyentes.
Conparaçión de la y, quarta letra del nonbre de María
Por la i, mi quarta letra, me conparan [a] aquella dueña que fue llamada Judic, la
qual, por amor de la castidat libró su pueblo de Betulia91 de la mano de Olofernes92. Así
yo, en la quarta fiesta mía, de la mi Purificación, sin lesión, sin tocamiento de varón,
éntegra, virgen e casta, pude más que Olofernes, quise dezir, que Satanás, quando ofresçí
mi Fijo en el tenplo al Señor, libré los católicos e devotos de la ma- |[66v] no de Satanás. E
por esto me conparan a la piedra presçiosa jaspe, la qual, aunque sienpre permanesçe
87 La narración se halla en I Sam 25. 88 Gen 30, 22-24. 89 Gen 41, 45: «Vertitque nomen eius, et vocavit eum, lingua aegyptiaca, Salvatorem mundi». 90 fall�. 91 betualia con la primera a subpunteada. 92 La actuación de Judit para salvar a Betulia del acoso del ejército de Holofernes se lee en Iudith 10-13.
120
verde, pero tiene senbradas algunas gotezillas sanguinas e al que la trahe faze seguro. Así
yo sienpre fuy virgen ante del parto e en el parto e después del parto. Empero ofresçí el
mi Fijo espargido de sangre en la çircunçisión e en la passión al glorioso Padre suyo. E yo
huve algunas gotezillas de la su sangre preçiosa. E a los devotos míos, que por meditaçión
me traen en su coraçón, de todos periglos los conservo seguros.
Conparación de la a, quinta letra del nonbre de María
Por la a, que es quinta letra del mi nonbre, me conparan a Abisag, la sunamita, la
qual fue buscada por todo Israel e escogida en todos los fines suyos para que ministrasse e
serviesse de93 estrado e del lecho al rey David e estoviesse delante d’él94. Así fuy yo
buscada por el ángel en todos los tribus de Israel e fallada en Nazareht, escogida entre las
gentiles e pecadoras e sobreescogida en las santas e virtuosas del glorioso Señor para que
estoviesse ante d’Él e ministrase al su glorioso Fijo, vestiéndolo de mi carne e dándole a
comer e bever de mis virginales pechos, e lo traxiesse en mis braços e lo enbolviesse e
aliñasse en mi regaço, etc. E como aquella fue fermosa e escogida e quedó virgen después
de todos su ministerios e serviçios, así fuy yo, como se escrive en los Cantares: «Fermosa
como la luna, escogida como el sol, e huerto çerrado e fuente con candado e arroyo
señalado»95. E aun agora ministro delante d’Él en la gloria del çielo, a la Trinidat loando, al
mi Fijo contenplando, a los gentiles alegrando, a los santos glorificando, por vosotros
abogando. E aquesto en la quinta fiesta mía, de quando sobí al çielo.
E por esto me conparan a la piedra preçiosa que se llama electorio. Aquesta nasçe
|[67r] en el vientre del gallo, la qual ha virtud de restituyr al hombre las honras perdidas e
faze al trayente açeto e graçioso. Así yo, del vientre profético tomada e resçebida en el
çielo e al trono de mi Fijo ensalçada, e yo a vos, los fieles cathólicos e a los devotos míos,
he reparado el reyno del paraýso que avíades perdido çinco mill años avía, e de continuo
lo recobro a los pecadores penitentes. Esta piedra asientan en mi corona los devotos
contenplativos quando dizen: «Ya desseo morir e bivir con Jhesú Christo, etc.».
Cómo la devota Condessa se congraçia al nonbre de la gloriosa Virgen
pediéndole merçed diga más exçellençias de su nonbre
O, muy exçellente Reyna mía e muy magnífica mi Señora, aqueste nonbre
santíssimo, aqueste nonbre dulçíssimo, aqueste nonbre digníssimo, María, a tan
santíssima, a tan dulçíssima, a tan digníssima Virgen como es vuestra muy magnífica
93 de, interlineado. 94 3 Reg 1, 3: «Quaesierunt igitur adolescentulam speciosam in omnibus finibus Israel, et invenerunt Abisag Sunamitidem, et
adduxerunt eam ad regem». 95 En este caso mezcla Cant 6, 9: «Pulchra ut luna, electa ut sol» con Cant 4, 12: «Hortus conclusus, fons signatus».
121
Magestad muy justa e congrua e convenientemente fue inpuesto. Ni se podría otra fallar,
si vuestra exçellentíssima perssona, que dignamente se llame María. Vos, Sobreseñora mía,
sobre todas fenbras soys María: por la m, madre piadosa; por la a, abogada poderosa; por
la r, regla nuestra virtuosa; por la i, joya rica preçiosa; por la a, amiga muy amorosa.
Madre piadosa, apiadadvos a la vuestra fija humilldosa; Abogada poderosa96, ganad
perdón a esta fallida viçiosa; Regla toda virtuosa, reglad a la torçida e conbosa; Joya mía
preçiosa, enriquesçed de virtudes a la pobre menesterosa; Amiga leal e amorosa, fazedme
digna de vuestros secretos por que biva so vuestra sonbra alegre e gozosa.
Tanto me siento consolada como maravillada de las cosas que oyo del vuestro
dulçifluo nonbre por la dulcíssima fabla vuestra, ¿plazerá, muy grand Señora, dezir más a
vuestra Alteza del graciosíssimo |[67v] nonbre vuestro?
CAPÍTULO XIIIº
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN SATISFAZE A LA SU DEVOTA CONDESSA
FABLANDO MUY LARGAMENTE DEL NONBRE MARÍA
Más te diré del nonbre mío en la venida del ángel que fizo quando me saludó, mas
agora te diré siete virtudes del mi nonbre, María, contra los viçios capitales, que son siete e
mortales. En cada una de las virtudes me fallarás nonbrada María, por do sabrás quánd
justamente el Señor mandó que mi nonbre propio posiessen María, por quanto en mí
avían las siete virtudes de que te diré, e viçio ninguno contrario de aquellas jamás en mi
vida nunca regnaría ni aun entrada fazer no podría. La mi profundíssima humilldat
conbatió a la sobervia. La mi afectuosíssima caridat expugnó a la invidia. La mi
mansuetíssima leznidat vençió la saña e yra. La inte[n]síssima acuçiosidat derribó a la
açidia. La mi delicatíssima pobredat destroçó al avariçia. La mi tenperatíssima sobriedat
derrocó a la glotonía. La mi castíssima virginidat degolló a la luxuria. Mira, mi devota
Condessa, cómo el nonbre mío es97 guarnido de muchas virtudes. No te dixera estas cosas
sino porque te miré ganosa de oýr fabla del nonbre mío.
Cómo la devota Condessa suplica a la gloriosa Virgen por declaraçión de aquellos conbates98 del santo
nonbre María contra los siete viçios99
96 El copista repite poderosa. 97 es, interlineado. 98 En el original, conbites. 99 En el manuscrito, vicores.
122
Muy gloriosa Señora mía, agora quedo más fanbrienta, agora me fallo más
sedienta, más ganosa e cobdiçiosa de saber e conosçer cómo el vuestro santo nonbre
contiene aquellas virtudes e conbaten aquellos viçios. Ca, gloriosa mi Señora, aunque oý
vuestras palabras, en ninguna guisa las entendí. Diga la prudentíssima mi Señora el
proçesso por estensso segúnd la |[68r] fórmula sobredicha, por que la claridat de vuestra
meliflua fabla resplandezca en mi entendimiento por que tanto ame quanto conozca al
graçiosíssimo nonbre vuestro.
Cómo la gloriossa Virgen declara el conbate100 primero
Quanto a lo primero, deves saber que fuy aquella María muy profunda e baxa por
humilldat de que escrivió sant Lucas quando dixo: «Mas María dixo: He aquí la sierva del
Señor, sea en101 mi conplido segúnd la palabra tuya»102. Ya el ángel me avía llamado pura e
sin pecado e llena de graçia, e que el Señor era comigo, e que yo era bendicha entre las
mugeres e que fallara graçia delante del Señor, e que concibiría e pariría al Salvador del
mundo, e que sobre mí el Spíritu Santo vernía, e tomada por Madre de Dios e por Señora
de los çielos e tierra. Pero estas cosas así exçellentes no me ensobervesçieron, antes
profundamente me humillé. Como era aquella María yo que dixe al ángel: «He aquí la
esclava del Señor», no ensobervesçí, deziendo: «He aquí la madre del Señor, ni la señora
del mundo, etc.», mas la ançilla del Señor.
Cómo la devota Condessa se congraçia al nonbre María
¡O, qué nonbre tan virtuoso, María! Porque tú, digna de los dones divinales e ya
prometidos a ti de previllegio singular e certificada de luego los poseer por el ángel, no te
ensalçaste sobre ti como que de tus méritos te veniessen, mas antes te desposiste para te
fazer más apta e más digna por tu propia humildat, deziendo: «María, he aquí la fámula del
Señor». Esta humilldat tuya, o, singular María, es contra muchos que en las prosperidades,
señorías e buena ventura no se humillan como vos e el Fijo vuestro, mas inflan e
ensobervesçen como Eva e Luçifer. Vos, la Señora mía, no solo fuestes humillde en la
vuestra respuesta real, mas fuestes tanbién humillde en el vuestro ministerio legal, humi-
|[68v] llándovos sin menester a la purificaçión de las paridas; e yo, dura, sobervia e sin
ventura fija de Eva, no me quiero humillar a la virtud de la satisfaçión por mis culpas
cometidas.
100 En el original, de nuevo, conbite. 101 En el manuscrito, e aparece añadida entre líneas. 102 Cf. Lc 1, 38: «Dixit autem Maria: Ecce ancilla Domini, fiat mihi secundum verbum tuum».
123
Cómo fabla la Virgen del segundo conbate del su santo nonbre, María
Quanto a lo segundo, sepas que yo fuy muy querençiosa por caridat contra la
invidia e malquerençia, e soy dicha aquella María de que dixo sant Luchas: «Levantosse
María e fue con mucha priessa a las montañas de Judea desde Galilea»103, como quien dize:
«Con mucho amor e caridat subió a ver a su prima Ysabel, que ya era ençinta de siete
meses como el ángel lo dixiera». E sabe que subí para la visitar e saludar e ministrar e
servir fasta que pariesse e buena la dexasse. E, porque en la fiesta quarta mía, que será
desta Visitación, te fablaré más largo, no me deterné en esta partezilla, mas solo apunté
cómo por esta parte por el Evangelio só nonbrada María.
Cómo la devota Condessa se congraçia a la Virgen e se conplaze desta segunda ystoria
O, muy caridosa e mui amorosa María, conplistes la caridat del próximo
ministrando la Madre del Rey e Redenptor a la madre del vasallo e aposentador, la Madre
del Señor de los prophetas serviendo a la madre del servidor e propheta, la Madre del Fijo
de Dios a la madre de la criatura de Dios; brevemente, la Señora a su servidora. Grande,
sin dubda, fue la tan humilldosa quanto caridosa la caridat vuestra quanto al próximo;
asimesmo grande quanto a Dios, ca vós soys aquella María de que dize el Evangelista:
«Dixo María: Mi ánima magnifica al Señor, e el spíritu mío saltó e bayló en Dios, mi
Salvador»104. O, grand Señora mía, por esso vuestra alma al Señor magnificó, porque
magníficamente amó a Dios, e por tanto el spíritu vuestro en Dios se alegró, porque
exçellentíssimamente le amó. Muy |[69r] gloriosa Reyna mía, por quanto en el vuestro
vientre la virtud del Spíritu Santo maravillas fazía, por tanto el amor del Spíritu Santo
singularmente en vuestro coraçón ardía.
Cómo la gloriosa Virgen fabla del conbate terçero
Quanto a lo terçero, yo fuy aquella mansuetíssima María por paçiençia contra la
saña e yra, e contra toda adverssidat. Yo só veramente aquella sola María a la qual fabla
Simeón en esta guisa: «E dixo Simeón a María, Madre de Jhesú: Mira que puesto es Niño
este en caída e en levamiento de muchos en Israel, e cochillo d’Él traspassará la tu
alma»105. Este cuchillo tan agudo sinificava la muy aguda e tajante de anbas partes espada,
la Passión del mui amado Fijo mío. El cuchillo corporal ni taja al ánima ni la mata, mas la
muy aguda Passión del mi Fijo, aunque passó mi alma por conpassión, empero ni la llagó
103 Lc 1, 39: «Exsurgens autem Maria in diebus illis abiit in montana cum festinatione, in civitatem Iuda». 104 Lc 1, 46: «Et ait Maria: Magnificat anima mea Dominum: et exsultavit spiritus meus in Deo salutari meo». 105 Lc 2, 34-35: «Et benedixit illis Simeon, et dixit ad Mariam matrem eius: Ecce positus est hic in ruinam, et in resurrectionem
multorum in Israel, et in signum cui contradicetur: et tuam ipsius animam pertransibit gladius ut revelentur ex multis cordibus cogitationes».
124
por desseo de vengança ni la mató por odio ni por rencor. Sabrás que yo nunca huve odio
a los que mataron al Fijo mío, ni fue inpaçiente algúnd tiempo contra ellos.
Exclamaçión de la devota Condessa por la paçiençia e benignidat de la Virgen María
¡O, enxenplo de manseza e de paçiençia espejo claro! Vos sois mártir e veramente
más que mártir, ca los otros mártires sofrían martirios corporales con alegría e gozo de su
coraçón, mas vos, la mi Señora, fuestes mártir en la sensualidat de los vuestros sentidos
ocupados en las penas de vuestro amado Fijo. E fuestes más que mártir106 porque de
fuerça mirávades la cruz e dolorosa Passión del muy amado Fijo vuestro; por el amor que
le avedes sofristes tormentos en el coraçón. Ya, paçientíssima e mansuetíssima Reyna mía,
influid, muy liberal Señora, algunas gotezillas de la fuente de vuestra manseza, del abismo
de vuestra paçiençia en las entrañas de mi coraçón, por |[69v] que en las angustias mías, en
las congoxas e tribulaçiones mías sufra mansamente sin murmuraçión, paçientemente sin
turbaçión por la mesura vuestra e alta merçed.
Cómo fabla la gloriosa Virgen del quarto conbate del su nonbre
Quanto a lo quarto, yo só aquella muy estudiosa con buena industria contra la
açidia e oçiosidat. Yo só aquella María de que dixo sant Lucas: «Todos los apóstolos estos
e las mugeres estas eran perseverantes de un coraçón en la oraçión e con María, Madre de
Jhesú»107. Con aquellos varones virtuosos e santas mugeres era yo sin causa e en oraçiones
continuas por que meresçiessen que en ellos se conpliessen las promesas del mi Fijo en el
patio del Spíritu Santo, ca «conviene –como dixo el mi Fijo– continuar la oraçión» por
que por inportunidat alcançemos lo que por méritos no podemos.
Cómo la devota Condessa se congraçia e se conplaze por la atuosa diligençia a la Virgen
¡O, coronada por diligençia e girnalda108 de perseverançia adornada! Vos, gloriosa
Señora mía109, sois la estudiosa e industriosa María, la qual nunca distes lugar a la
negligençia ni a la tibieza cabida, ni a la açidia entrada alguna; ni vos conbatió covardía, ni
vos conquistó la flaqueza ni pequeñeza de coraçón. O, muy acuçiosa e actuosa, si con
tanta industria e estudio orastes por nos en el suelo, muy diligente Señora mía e acuçiosa
Virgen María, con todo esfuerço de mi voluntad inploro e ruego por vuestra ayuda, con
humillde serviçio, seguiendo vuestra corte en la tierra, vos plega con discreta oraçión
106 A continuación que. 107 Act 1, 14: «Hi omnes erant perseverantes unanimiter in oratione cum mulieribus, et Maria matre Iesu, et fratribus eius». 108 En el manuscrito, grinalda. 109 mias.
125
oréys por mí en la gloria del cielo. Vos, mi señora María, soys aquella de que escrive el
Evangelista: «María guardava todas estas palabras ascondiéndolas en su coraçón»110. Vos,
nuestra gloriosa María, no solo nos ayudáis de coraçón |[70r] con santos pensamientos e
gloriosos deseos, mas aun nos favoresçéis de boca con puras oraçiones e aprovecháys de
manos con benefiçios e defenssiones. ¡O, cómo son abogados de vos aquellos cuyas
mentes son indevotas e manos son oçiosas e vazías de méritos virtuosos!
Cómo la gloriosa Virgen fabla del quinto conbate111 de su continua pobreza contra el avariçia
Quanto a lo quinto, yo só aquella María que delicatíssima era por menester e
pobreza contra la avariçia, por lo qual me llamaron aquella María de que escrive el
Evangelista: «Venieron apriessa los pastores e fallaron a María e a Josep e al Infante
puesto en el pesebre»112. Mira, mi devota Condessa, cómo los pastores pobres fallaron a
mí, María la pobre, con el Esposo e Fijo pobres. Fallaron al pobre infante Fijo de Dios en
pobre lugar, que era el establo; en pobre estrado, que era el pesebre; en pobres ropas, que
eran los pobres trapos. ¿Quién quita que no hoviera posada honrada si pobre no fuera?
Cómo la devota Condessa se congraçia a la gloriosa Virgen por la quinta victoria suya
¡O, cabo de pobreza bienaventurada: pobre de sustançia, rica de fe; pobre de cosas
mundanas, abastada de riquezas no estimadas; pobre en el mundo, heredera del regno!
Gozadvos, rica Madre de Dios, que si vos fuestes María povre quando los pobres pastores
con vuestro Fijo pobre vos fallaron e loaron, asimesmo soys vos aquella María que los
reyes fallaron con el Fijo pobre e lo adoraron e de sus dones le honraron. Por lo qual no
deven desperar los ricos; que si los pobres pastores resçibió el vuestro Fijo pobre para que
lo loassen, assí resçibió los ricos reyes para que lo adorassen e de sus riquezas lo
honrassen. O, muy pobre |[70v] e virtuosa María, arredratme de toda cobdiçia, que raýz es
de todo pecado, por que no me traya en desseo que yerre en la fe, en la qual vós fuestes
tan rica, etc.
Cómo fabla la Virgen deste conbate de la tenperançia quanto a la gula e glotonía
Quanto a lo sesto, yo só aquella María tenperatíssima por mesura e sobriedat
contra la gula, por lo qual me llamaron aquella María de que escrive el Evangelio: «No
temas, María, ca tú fallaste graçia acerca de Dios. Mira que conçibirás en el vientre e
110 Luc 2, 19: «Maria autem conservabat omnia verba haec, conferens in corde suo». 111 De nuevo el original presenta conbite. 112 Luc 2, 16: «Et venerunt festinantes: et invenerunt Mariam, et Ioseph, et infantem positum in praesepio».
126
parirás al Fijo»113. Mira cómo dixo de mí «fallaste graçia»; nunca yo tanta graçia fallara si la
graçia a mí mui tenplada e mesuradamente no fallara en el comer e en el bever
escassamente muy tenpladamente, ca no se consienten en uno graçia e gula, ni tenperança
e gargantez, como ni viçio e virtud. Ca bien has oýdo cómo la madre primera, por
gargantez, perdió toda114 graçia.
Cómo la devota Condessa se congraçia con la Gloriosa
Muy mesurada Señora mía e muy graçiosa María e muy tenplada, que meresçistes
fallar graçia, muchas vírgines e casadas fallaron por mesura e fermosura graçia delante de
los honbres, como Sarra e Rebeca, Hester e otras tales, mas vos, la María singular, en
mesura e tenperança pujante sin par, fallastes la graçia delante Dios. Eva perdió la graçia
açerca de Dios comiendo lo vedado, e vos, Señora mía, la fallastes no comiendo lo
otorgado. No pudo guardar la graçia resçebida aquella golosa primera madre, e fallastes
vos la graçia perdida, mesurada e virtuosa açerca de Dios Padre. E[l] vientre goloso fue
desgraçiado, mas el vientre virtuoso de Dios fue poblado, como dixo el ángel: «En el
vientre conçibirás». De vos dixo Boca de Oro: «Nunca fue María comedora ni beve- |[71r] -
dora de vino, ca el vientre de Dios enpreñado nunca fue de manjares ni de potages
agraviado»115. ¡O, cómo son de vuestra graçia alongados los que comiendo e beviendo
tantas vezes son agraviados!
Cómo fabla e dize la Virgen del conbate de la virginidat contra la corrupta carnalidat
Quanto a lo séptimo, yo só aquella María castíssima por puríssima virginidat
contra la inmundiçia carnal, por lo qual el Evangelista me nonbra María quando dixo: «E
el nonbre de la virgen, María»116. La mi virginidat fue casta en mi carne virginal en quanto
da testimonio el Evangelista: «María era el nonbre de la virgen». E fue mi virginidat más
casta que se llama castior en la mi virginal mente, segúnd que yo al ángel respondí, como
dize el Evangelista: «Dixo María al ángel: ¿Cómo será esso que conçiba e para fijo, ca yo
no conozco varón?»117, esto es: «Mi propósito es de no lo conosçer». Fue castíssima mi
virginidat en la generaçión mía virginal, como el ángel lo testificó deziendo al mi esposo:
«Josep, fijo de David, no quieras temer de resçebir a tu esposa María porque lo que en ella
nasçido es, de Spíritu Santo es»118. Mira, mi devota Condessa, cómo el nonbre mío incluye
113 Luc 1, 30: «Ne timeas Maria, invenisti enim gratiam apud Deum: ecce concipies in utero, et paries filium». 114 En el original to está interlineado. 115 No he encontrado nada parecido entre las obras de Juan Crisóstomo. 116 Luc 1, 27: «Et nomen virginis Maria». 117 Luc 1, 34: «Dixit autem Maria ad angelum: Quomodo fiet istud, quoniam virum non cognosco?». 118 Mt 1, 20: «Ioseph fili David, noli timere accipere Mariam coniugem tuam: quod enim in ea natum est, de Spiritu sancto est».
127
siete virtudes graçiosas contra siete iniquidades viçiosas, las quales virtudes fueron e son
en mí, por las quales por méritos e razones dignamente me posieron este nonbre María.
Cómo la devota Condessa se congraçia a la virginidat
a nuestra Señora por la victoria que ovo de la carnalidat
¡O, dignidat singular, o singularidat virginal! Por quanto vos, Virgen de las vírgines
e flor castíssima de las castas, por quanto fuestes de Spíritu Santo preñada, no pudo
vuestra virginidat ser por el Fijo de Dios violada, antes por Fijo tan digno quedó entera,
no lesa ni tocada. |[71v] Mas quedó por tal e con tal Fijo por sienpre glorificada, con tal
Fijo aprovada, consagrada, ennoblesçida, enriquesçida119 e devota; en tal e por tal Fijo es
sellada e confirmada vuestra puríssima castidat. ¡O, Virgen María, lóete todo el mundo!
¡O, gloriosa Virgen, cuya virginidat glorifica a la maternidat e cuya fecundidat glorifica a la
virginidat! Çierto es que más gloriosa es la virginidat por la preñez divina, e la preñez por
la virginal castidat queda más gloriosa.
CAPÍTULO XIIII
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DECLARA MÁS DOTRINAS ALEGRES E
AÇEPTABLES DEL SU EXÇELLENTÍSSIMO NONBRE MARÍA
Por quanto te siento ganosa e afectuosa al nonbre mío, María, aún te quiero dezir
ethimologías que los devotos doctores dan del nonbre mío María. E dizen quel nonbre
mío120 ha quatro ethimologías. La primera es121 María, ‘mar amargosa’. La segunda es
María, ‘estrella de la mar’. La terçera es María, ‘alunbrante o alunbradora’. La quarta dize
María en lengua sira ‘señora’.
Cómo la devota Condessa desea saber estas quatro ethimologías
Prudentíssima mi Señora, tan glorioso e tan copioso es vuestro nonbre que todos
loores e todas virtudes caben en él. Plega a la vuestra muy magnífica Señoría, por me fazer
119 A continuación se repite enrriquesçida. 120 A continuación anula maria. 121 es interlineado.
128
merçed, querer declarar aquellas quatro ethimologías, por que, las entendiendo, sienta
consolaçión mi alma e crezca mi devoçión en amor suyo e dilecçión.
Muestra la gloriosa Virgen cómo este nonbre, María, quiere dezir mar amargoso
El mi nonbre María es mar amargoso a los demonios espiritualmente e espeçial,
etc. E notarás tres cosas: |[72r] la primera, cómo María es mar; la segunda, cómo María es
amargosa; la terçera, cómo María es mar amargosa.
Cómo la Virgen declara que María quiere dezir mar
Es lo primero mi nonbre María mar, graçias122 influyendo. Por la copia e afluençia
suya só yo como la mar, segúnd dize Salomón: «Todos los ríos entran en la mar e el mar
por esso no cresçe ni marea»123. Entenderás por los ríos los dones del Spíritu Santo, como
dixo a sus creyentes el glorioso Fijo mío: «Todo aquel que cre·en mí, ríos manarán del su
vientre de agua saltante fasta la vida eternal»124. E dixo aquesto por el Spíritu Santo que
avían de resçebir todos los que creyessen en él, pues entiende que todos los dones
spirituales de los otros santos entran en mí, llamada María, que só copiosa como la mar,
mas ni yo por esso crezco. Allí en mi nonbre caben las graçias de los ángeles e archángeles
e prinçipados como ríos, etc.; las de los patriarchas e de los prophetas e de los apóstolos,
mártires, confessores e vírgines e de los otros todos bienaventurados caben e en mí, que
só María, segúnd de mí dixo el Sabio: «En mí, toda graçia de carrera e de verdat»125. Pues
no es maravilla que de mí toda graçia afluya e mane, pues en mi nonbre, María, toda graçia
se encluye e cabe.
Cómo la devota Condessa se congraçia a la llenura deste nonbre, María
¡O, muy copiosa María e mar abastante, que llena fuestes e conplida de graçia, que
açerca de Dios vós sola fallastes, la qual por todo el mundo, como mar llena derramastes!
No es maravilla que vuestras ondas de dones e graçias por el mundo enbiedes, pues los
dones e graçias de todos los santos e santas, como ríos caudales, como mar larga, vos,
María, los cabedes. Si por vuestra largueza la inopia mía beviesse de la mar |[72v] vuestra
una sola gotezilla, ¿qué más me bastaría que todo el mar Oçéano por que matasse mi sed e
desseo deste tan seco siglo?
122 Se repite graçias. 123 Eccl 1, 7: «Omnia flumina intrant in mare et mare non redundat». 124 Io 7, 38: «Qui credit in me, sicut dicit Scriptura, flumina de ventre eius fluent aquæ vivæ». 125 Eccli 24, 25: «In me gratia omnis viæ et veritatis».
129
Cómo la Virgen declara æeste nonbre, María, es de amargura
Pensar deves en lo segundo, que yo, María, fuy amargosa en la muerte e passión
del mi Fijo, dolorosa me sentí e amarga quando la espada muy aguda de su muerte
traspasó al alma mía. Por lo qual huve a dezir con la moabita Ruth: «No me llamedes
Noemí –que quiere dezir fermosa–, mas llamadme Marath»126, ca de amargura me inchió e
conplió el Poderoso. Así el cochillo dolorido del mi Fijo me cunplió de amargura. Mira
cómo María quiere dezir amarga.
Cómo la devota Condessa se conpadesçe a la Virgen María amargosa
Vos, gloriosa Reyna, soys Nohemí la fermosa por santificación del Spíritu Santo; e
vos mesma soys Marath la amargosa por los dolores del vuestro Fijo e pasión; vos soys
fermosa por dos fijos como aquella, por muerte de los quales se llamó amarga, así vos
teníades dos fijos: uno natural, a Jhesú; otro espiritual, el honbre muerto e Jhesú a la
muerte. ¿Quién quita que no fuéssedes en aquel amargo día llena de grand amargura? ¡O,
mi buena e sobre Señora mía, fazedme que llore convusco, vuestras penas partid comigo,
mientra gozo desta luz, por que con vos llorando merezca bivir gozando en los frutos de
la cruz!
Cómo declara la gloriosa Virgen su nonbre a los demonios amargoso
Escucha, Condessa, con diligençia e dezirte he cómo mi nonbre, María, quiere
dezir mar amargosa de consuna contra el diablo e los ángeles del mesmo, a los quales
oprimo e acoyto e fatigo, segúnd que la mar Bermeja fue amarga mar al rey Faraón e sus
|[73r] cavalleros, los quales en ella fueron ahogados, segúnd dize Moysem: «Retornó el
nonbre sobre aquellos las aguas del mar»127. Quand amarga fue la mar Bermeja a los
egipçianos, tan amarga só yo, María, a los demonios profanos.
Cómo la Condessa se conplaze con la potestad de la Virgen contra los demonios
¡O, poderosa e virtuosa Reyna, espantable a los demonios como la az ordenada en
la batalla e a ellos mar larga e amargosa! No temen los contrarios tanto a qualquiera
muchedunbre de sus adverssarios quanto temen las potestades diabólicas de los ayres al
nonbre vuestro, María. A los vuestros, proteçión e defensión e ayuda; a ellos, terrible y
espantable. E por tanto se derraman e exvanesçen a la invocaçión deste glorioso nonbre,
126 Ruth 1, 20: «Ne vocetis me Noemi (id est, pulchram), sed vocate me Mara (id est, amaram)». 127 Ex 15, 19: «Et reduxit super eos Dominus aquas maris».
130
María, como fumo128 a la cara del viento e çera que se regala a la cara del fuego, donde ha
espessa invocaçión e continua recordaçión e cuydosa ymitaçión129 del vuestro terrífico130
nonbre María.
Cómo la gloriosa Virgen declara que su nonbre María sinifica estrella de la mar.
Mira, devota Condessa, que como el mi nonbre es mar amargosa a los demonios,
vuestros enemigos, así es estrella de la mar relunbrosa a los honbres del mi nonbre
devotos e amigos. E por que ya ençima oýste cómo yo só conparada a la estrella de la
mar, por ende agora te diré tres breves palabras çeñidas de breve conpendio. La primera,
que mi nonbre es estrella por su puridat; la segunda, que es estrella por su claridat; la
terçera, que es estrella por su utilidat. Yo só estrella puríssima biviendo puramente, só
estrella claríssima pariendo al rayo eterno altamente, só estrella utilíssima adreçando los
honbres al puerto salvamente.
Cómo la devota |[73v] Condessa se condelecta a la breve fabla de la Virgen como es estrella de la mar
Vos soys la estrella de la mar puríssima por la vida vuestra sin orrura, ca por
pureza graçiosa vençéys a los ángeles en su pobreza natural, e vençéys a los santos todos
por nobleza perssonal. E vos soys claríssima estrella nasçida de Jacob que resplandesçéys
en todo el mundo, e vós paristes el Rayo claríssimo que penetró los siglos redimiendo los
honbres e salvando, e penetró los infiernos ligando los diablos e a los Santos Padres
soltando. Vos soys la estrella claríssima, cuyo rayo todo el mundo alunbra, cuyo
resplandor reluze en las alturas, cuyo fulgor esclaresçe en las oscuras baxuras. E vos,
gloriosa Virgen, soys tan provechosa estrella como relunbrosa; que vos guiáys por la mar
de aqueste mundo, vos lleváys seguros al puerto de salvaçión, vos soys la patrona de
nuestros navíos. Agora sea nao [de] pura ynoçençia, agora galea de vera obediençia, agora
sea tabla de vuestra penitençia, vos soys estrella de la mar e mucho provechosa, que vos al
puerto lleváys de gloriosa salvaçión. A vos graçias e loores e toda bendiçión.
Cómo la gloriosa Virgen declara que María quiere dezir alunbradora
Mira, lo terçero e prinçipal, cómo el nonbre mío, María, quiere dezir alunbradora
por la presençia del Señor al entendimiento mío, por notiçia de vera creençia presente a la
memoria, por muy firme esperança presente al afecto e voluntad, por caridat e
bienquerençia presente al cuerpo mío, por castidat e continençia presente al vientre mío,
128 A continuación se repite subpunteado fumo. 129 En el original, ymataçion. 130 te interlineado.
131
vestiéndose de mi sustançia. Esto vio mi sobrino en las sus Revelaçiones quanto dixo: «Vi
otro ángel desçendiente del çielo que avía grand potestad e alunbrada es la tierra de la
gloria d’él»131. |[74r] El Fijo de Dios fue el ángel del grand consejo e yo, María, fuy aquella
tierra alunbrada de la graçia suya en el mundo; así agora só alunbrada de la gloria suya en
el çielo. E por que yo, así alunbrada del Criador, fuesse alunbradora de las criaturas, e
aquesto en tres maneras, es a saber, por enxenplo de mi vida virtuosa, por benefiçios de
mi largueza piadosa, por merçedes de mi gloria muy gozosa.
Cómo la devota Condessa suplica a la señora Virgen
quiera proseguir aquel trip[l]e proçeso que le dixo claramente
Essa cosas, muy exçelente132 Sobreseñora mía, así como serán a la prudentíssima
lengua vuestra dulçes de dezir, así serán a las desseosas orejas mías suavíssimas de oýr, e a
los usos flacos e débiles costunbres mías provechosas e útiles de conplir. Prosiga la mi
Señora su proçesso e oyrá la ganosa su servidora.
Cómo la gloriosa Virgen declara lo primero
Primeramente, María quiere dezir alunbradora, así yo fue e só alunbradora de
muchos por enxenplos de mi[s] resplandesçientes virtudes133; de mí canta la Christiandat:
«Hoy es la naçençia de la Virgen María, cuya vida noble e virtuosa a todas las Yglesias
alunbra»134, por quanto en todas maneras yo só hacha ardiente e ençendida de la Yglesia
cathólica e cristiana, ardiente por santa e caridosa vida, e relunbrosa e asçendida por
enxenplos e disçiplina, ca por esso fuy del mi Fijo tan alunbrada, por que yo alunbrasse a
los otros por enxenplo.
Cómo la devota Condessa ruega a la Virgen le plega esclarescerla
¡O, resplandesçiente como el sol en la fonduras oscuras nuestras e vidas
tenebrosas! Pues tú alunbra a la candela mía, o, mi Señora, alunbra por tu merçed135 las
mis tinieblas. La graçia de Dios alunbró a ti |[74v] e te fizo tan relunbrosa; la tu piedat
radiosa alunbre las sonbras mías e mi vida viçiosa. El tu devoto Bernaldo lo que te diré te
dezía: «O, María, tú, por magníficos enxenplos de las virtudes que Dios puso en ti nos
131 Apoc 18, 1: «Et post haec vidi alium angelum descendentem de caelo, habentem potestatem magnam: et terra illuminata est a
gloria eius». 132 exçellentes. 133 por, añadido al margen. 134 Se trata de una antífona de la Natividad de la Virgen: «Nativitas est hodie sanctæ Mariæ Virginis, cuius vita inclyta cunctas
illustrat Ecclesias» (Hesbert 1968, nº 3849). 135 En el manuscrito, alunbra por tu merçed alubra.
132
provocas [a]136 nos que te remedemos. E la nuestra noche así la alunbráis por que aquel
que vos siguiere e fuere por vuestras carreras no andara en tinieblas, mas alcançará la luz
de la vida»137.
Cómo declara la gloriosa Virgen el segundo proçesso de su nonbre
Segundamente, María es significada alunbradora del mundo por quanto yo
resplandezco en la Yglesia christiana por benefiçios de mi benignidat de misericordia
piadosa, por la qual muchos en la noche son alunbrados espiritualmente, ca yo só a los
cathólicos christianos colupna de fuego que los alunbrava, como escrive Moysén138 e
repite David, mi avuelo. E de día los dava una nuve de sonbra frigerante quando dixo:
«Guiolos en nuve de día e toda la noche en resplandor de fuego»139.
Cómo la devota Condessa exclama a la Virgen
O, glorioso nonbre María, el qual es a nos colupna de nuve refrescante, lo qual
nos defiende de la calma e fervor del día de la saña e furor de Dios, de la qual dize el
Sabio: «Estendió el Señor nuve sobre ellos para defenssión, e toda la noche en
alunbramiento de fuego»140. Vos, la muy gloriosa María, colupna mía alunbrante e nuve
mía defensante, antes digo que, no la mía mas de todas, por los claríssimos benefiçios de
vuestra largueza piadosa, ¿qué nos, míseros e mezquinos, que nos, tenebrosos
obscureçidos, podríamos fazer en la noche de aqueste siglo si vos, luziente Candela tan
relunbrosa, vós nos precediéssedes [e] alunbrássedes? Ca ¿quién valdría a todo el mundo
si no tovie- |[75r] se aqueste sol? Bien dixo Bernaldo, el vuestro devoto: «Quita este cuerpo
solar que alunbra el mundo, ¿a dó será el día? Quita a María, estrella de la mar seglar, ¿qué
queda si no oscuridat que nos enbuelve e so[n]bra de muerte e queda al mundo tenieblas
espessas?».
Cómo la gloriosa Virgen declara el proçesso terçero
Terçeramente, María es enterpetrada alunbradora por la muy luçida gloria mía, la
qual así alunbra a los bienaventurados del çielo como el sol a los moradores del suelo,
como dixo el Sabio: «El sol alunbrante por todas las cosas»141. Yo só aquel sol alunbrante,
136 En el original aparece el signo tironiano. 137 Cf. San Bernardo (atr.), Ad Beatam Virginem Deiparam Sermo Panegyricus: «Illa enim transfuso in se solari lumine noctem
nostram illuminat: tu virtutum tibi a Deo inditarum magnificis exemplis ad imitationem tui nos provocas, sicque noctem nostram illuminas» (PL 184, 1012b).
138 Cf. Ex 13, 21: «Dominus autem praecedebat eos ad ostendendam viam per diem in columna ignis». 139 Ex 13, 22: «Numquam defuit columna nubis per diem, nec columna ignis per noctem, coram populo». 140 Ps 104, 39: «Expandit nubem in protectionem eorum, et ignem ut luceret eis per noctem». 141 Eccli 42, 16: «Sol illuminans per omnia respexit».
133
ca yo só fermosa como la luna, escogida como el sol por gloria eternal, e la obra d’él llena
es de la gloria del Señor. E sepas que yo só la obra del Señor exçellentíssima, llena de la
gloria del Señor. Obra só del glorioso Dios, llena de graçia del Señor en la tiera e llena de
la gloria del Señor en el çielo.
Cómo la Condessa se congraçia a la Virgen sobre el su nonbre María
¡O, María alunbrante, o, sol claro rutilante, o, sol relunbrante en la tierra, o, María
rutilante en la gloria! Aquel, alunbrante a las criaturas corporales; vos, resplandeçiente a las
criaturas raçionales, ca vós estendéys vuestros claríssimos rayos por todos los coros
angélicos; e resplandores espandéys por los estados santíficos142; que maravilla es que vos,
gloriosa María, alunbréys con vuestra presençia mirífica todo el çielo que todo clarifica el
mundo. Razón es luego que aquella tierra de la bienaventurança [sea] por la gloria vuestra
resplandesçiente, pues fue razón que por143 vuestra graçia toda la Yglesia reluziesse.
Cómo la gloriosa Virgen declara la quarta entrepetaçión de su nonbre María
Dixe, lo quarto e prinçipal, que el mi nonbre, María, quiere dezir señora. Tal
entrepetraçión pertenesçe por mérito e digni- |[75v] dat a la enperatriz sin par, la qual só yo,
madre del Rey de los reyes e del Señor de los señores e del Dios de los dioses, el qual me
fizo Señora de los çielos e de los siglos terrestres e de los fondos infiernos. Señora de los
ángeles, Señora de los honbres e Señora de los spíritus malignos. Señora en el çielo,
Señora en el suelo, Señora en el infierno.
Cómo la devota Condessa se congraçia a la gloriosa Virgen
¡O, tanto suave de escuchar como fermosa de mirar! Tan suave es la dulçíssima
fabla vuestra en las affectuosíssimas mis orejas, que bien cantaré de la vuestra fermosura,
como dize la Escriptura: «Muéstrame la tu faz como me fables de cara a cara, que mucho
es dulçe la boz tuya e tu faz es muy fermosa»144.
Cómo la Virgen se muestra Señora del çielo
La señor[í]a que yo he sobre los ángeles en el cielo bien lo significa el nonbre mío,
que es María, ca yo só conparada por Ester, la inperatriz sublimada en los pueblos, la qual
usava de dos ançillas que eran donzellas de su estado. Sobre los honbros de la una se
142 En el original, la s final está interlineada. 143 A continuación repite que. 144 Cant 2, 14: «Ostente mihi faciem tuam, sonet vox tua in auribus meis; vox enim tua dulcis, et facies tua decora».
134
acostava, de delicada e mucho tierna no se podiendo sostener; la otra ançilla seguía a la
señora, levante la falda que por tierra estendía145. La donzella soportante los delicados
deleytes de la señora es la naturaleza angelical, en la qual cada día e de continuo yo me
espaçio e me deleito; la donzella que lieva la falda que va por tierra es la humana
naturaleza, que me sigue en essa vida e va soportando en mi serviçio la mi virtuosa
conversaçión.
Cómo la devota Condessa se congraçia a la Virgen María
¡O, alegría de la Yglesia e lleno gozo de los christianos, que por graçia espeçial e
previllegio amoroso alcançó que el Señor e Señora de los ángeles de gloria fuessen
tornados de los |[76r] honbres, e onbres fuessen puestos en tanta señoría, e el Fijo de Dios
e honbre perfecto, Fijo vuestro, e vuestra altíssima Exçellençia oviesse alta señoría! Bien
se concluye qué grand señora es María, pues de los ángeles es señora. O, gloriosa María e
muy magnífica mi señora, si çielo yo te dixiere, çierto más alta te fallo; e si Madre de las
gentes te llamare, tú las exçeles por alto Fijo; si te nonbrare de los ángeles Señora, así es
provado claramente. Si te apelli[dare] de forma divina, çierto dello eres digna. El glorioso
prínçipe sant Miguel, con los espíritus administradores suyos, prestos e aparejados para
conplir vuestros preçeptos, para defender vuestros devotos en el cuerpo e resçebir las sus
almas en la muerte, e para las levar a vos en la gloria para que regnen e bivan con vos. ¡O,
bendicho el nonbre vuestro, que es María!
Cómo declara la gloriosa Virgen la segunda manera de su Señoría
Por la señoría que yo he en los honbres me conviene este nonbre, María, ca de mi
señoría se escrive en el Salmo: «Como los ojos de la sierva o ançilla en las manos de su
señora, así los ojos nuestros al señor Dios nuestro fasta que aya merçed de nos»146. La
ançilla mía es cada perssona creyente al Fijo mío, e aun mi ançilla es la Yglesia cathólica,
esposa suya. Los ojos de tal ançilla sienpre deven mirar a las mis manos, así poniendo en
ellas el voto que ha de ofresçer al glorioso Dios como para resçebir las merçedes e dones
que el Señor les quisiere fazer, ca por mis manos alcança la christiandat todos los bienes
que ha de Dios.
Cómo la devota Condessa se congraçia a la Virgen sobre su señoría
¡O, grand Señora María, de la Yglesia christiana tú nuestra sola Señora! No quiere
Dios que algo ayamos sino que passe por tus manos. Ofreçeré esso |[76v] poquillo que
145 Cf. Esther 15, 4-7. 146 Ps 122, 2: «Sicut oculi ancillæ in manibus dominæ suæ; ita oculi nostri ad Dominum Deum nostum donec misereatur nostri».
135
podré e sienpre en tus manos acataré e esperaré fasta que el Señor Dios e Fijo tuyo, Señor
e Dios mío, por tus manos me faga merçed. ¡O, quánto bien nasçió contigo, María,
Señora a todos los que te llaman con devoçión, que tengan Señora de manos tan liberales,
a la qual fuyr puedan e resurgir quando cayeren, ca los braços tienes tendidos para resçebir
a los encomendados, e las manos abiertas e llenas para influir a los menguados! ¡O, grand
Señora, a la qual graçias ofresçe la gozosa congregaçión de los muchos, a la qual se acota
la tajada e corta turba de los culpados e reos! A ti, muy potente e piadosa María señora,
recorre e fuye esta tu ancilla negligente e pecadora.
Cómo la gloriosa Virgen declara la terçera su señoría
Terçeramente, la señoría que yo he sobre los demonios en el infierno bien
sinificada es en el nonbre mío, María, en tanto que Dios Padre dize al Fijo suyo e mío de
mí: «La verga de tu virtud enbiará el Señor de Sión para se enseñorear en medio de tus
enemigos»147. Yo, la virgo María, só la Verga de Aarón, florida por la virginidat e frutuosa
por la maternidat o fecundidat. De mí dixo Ysaýas: «Ahé virgen conçibirá e parirá fijo»148;
antes dixo adelante: «Saldrá vara de la raýz de Jessé e flor de la raýs d’él subirá»149. Esta
verga de la virtud de Dios es contraria de los spíritus malignos e demonios infernales, a
los quales en grand virtud aseñoreada yo só.
Cómo la devota Condessa se congraçia a la gloriosa Virgen por su tercera señoría
O, grand Señora María, razón es que de nosotros vós seáys amada e por vuestros
méritos de nos seáys loada, por vuestras merçedes de nos seáys honrada, por vuestros
benefiçios de nos seáys rogada, por que para nos defender seáys |[77r] tenida e obligada. A
ti, grand Señora, muy grande por cabo, a ti el coraçón mío quiere amar, a ti la mi boca
cobdiçia loar, a ti dessea honrar la mi voluntad, por que a tu amparo e defenssión se
encomienda toda la mi sustançia. Veramente eres señora en el çielo a los çelestes spíritus,
señora en el mundo a los honbres justos e malos e señora en el infierno a los perverssos
spíritus e condenados. Amén.
CAPÍTULO XVº
147 Ps 109, 2: «Virgam virtutis tuæ emittet Dominus ex Sion: dominare in medio inimicorum tuorum». 148 Is 7, 14: «Ecce virgo concipiet et pariet filium». 149 Is 11, 1: «Et egredietur virga de radice Iesse, et flos de radice eius ascendet».
136
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN FABLA A LA SU DEVOTA CONDESSA
Diez condiçiones te diré, o, buena Condessa, de la noble casada, que están registradas
por el Sabio de Jherusalem en diez cláusulas contenidas en la epístola de la fiesta de mi
nasçençia, las quales fueron por la graçia de Dios lleneramente conplidas en mí. E si les
mostrares afecçión, tanbién las podrás sentir en ti.
Cómo la Condessa se condelecta a la doctrina de su epístola de la Virgen
Plégate, Vida mía, de me las dezir, ca las deseo e quiero oýr con afecto, e mucho
las codiçio conplir e inchir con efecto.
Cómo la Virgen declara su epístola150
La primera cláusula de la epístola de mi nasçençia dize así: «Yo, así como la vid,
frutifiqué suavidat de olor; las flores mías son de fruta de honor e de honestad»151, en la
qual se contiene que la buena casada ha de ser madre frutuosa. La cláusula segunda dize:
«Yo, madre de fermosa dileçión, e de temor e de conosçimiento e de santa esperança»152,
en la qual se entiende castidat graçiosa. La cláusula terçera es: «En mí es toda graçia de
carrera e de verdat, en mí toda esperança de la vida e de virtud»153, en la qual se entiende
heredat copiosa. La cláusula quarta: «Passadvos a mí todos los que me |[77v] deseáys e
seréys llenos de las mis generaçiones»154, en la qual se entiende liberalidat abondosa. La
cláusula quinta: «El spíritu mío, más dulçe es que la miel; e la herençia mía sobre la miel e
el favo»155, en la qual se entiende suavidat deleytosa. La cláusula sesta: «La memoria mía,
en la generaçión de los siglos»156, en la qual se entiende generosidat gloriosa. La séptima
cláusula: «Los que a mí comen, aun avrán fanbre; e los que me beven, avrán sed»157, en la
qual se entiende beldat muy fermosa. La cláusula octava: «Los que oen a mí no avrán
confussión»158, en la qual se entiende sabidoría relunbrosa. La novena cláusula: «Los que
obran en mí no pecarán»159, en la qual se entiende santidat virtuosa. La cláusula
postrimera: «Los que me declaran e magnifiestan avrán la vida perdurable»160, en la qual se
150 El Breviarium secundum morem ordinis praedicatorum, en efecto, trae la lectura que se amplifica a continuación cláusula
a cláusula, extraída de Eccli 24, 23-31, para la fiesta in Nativitate beatæ Mariæ Virginis. 151 Eccli 24, 23: «Ego quasi vitis fructificavi suavitatem odoris; et flores mei fructus honoris et honestatis». 152 Eccli 24, 24: «Ego mater pulchræ dilectionis, et timoris, et agnitionis, et sanctæ spei». 153 Eccli 24, 25: «In me gratia omnis viæ et veritatis; in me omnis spes vitæ et virtutis». 154 Eccli 24, 26: «Transite ad me, omnes qui concupiscitis me, et a generationibus meis implemini». 155 Eccli 24, 27: «Spiritus enim meus super mel dulcis, et haereditas mea super mel et favum». 156 Eccli 24, 28: «Memoria mea in generationes saeculorum». 157 Eccli 24, 29: «Qui edunt me adhuc esurient, et qui bibunt me adhuc sitient». 158 Eccli 24, 30: «Qui audit me non confundetur». 159 Eccli 24, 30: «Et qui operantur in me non peccabunt». 160 Eccli 24, 31: «Qui elucidant me vitam aeternan habebunt».
137
entiende lealtad fiel e honrosa. Mira las loables e delectables al buen marido diez
condiçiones de la dulçe casada en la epístola mía fundadas por orden.
Cómo la devota Condessa suplica a la gloriosa Virgen le declare las diez dichas cláus[ul]as
Muy conplida de bienes e Sobreseñora mía, diré yo a vos lo que dixo David a
Dios: «¡O, cómo son dulçes a las fauçes mías las fablas sabrosas vuestras sobre la miel a la
mi boca»161; e más deseable es a mí que oro e la piedra topazion. Bien dixo vuestra Alteza
«los que me comen avrán fanbre, e los que me beven a mí avrán sed», ca quien más sabe
de vuestra dulçíssima vida, más queda ganosa de vos gustar; e quien beve de vuestra
doctrina sabrosa, más queda sediento de la tastar. Pues, Señora mía muy liberal, |[78r]
vuestra grandíssima Exçellençia me quiera declarar aquellas cláusulas diez ya dichas por
me fazer mucha merçed.
Declara la Virgen la primera cláusula
En la primera cláusula me senblaron a la vid quando el Spíritu Santo dixo en mi
persona: «Yo casi la vid frutifiqué suavidat de olor, e las mis flores son frutos de honor e
de honestad». Mira que en tres cosas soy como la vid, la qual es ramosa, por lo primero es
senbrosa; florosa, por lo segundo, deleytosa; frutuosa, por lo terçero, es sabrosa. De mis
ramos e fojas dixo el Propheta: «Vid ramosa e parra fojosa»; asimesmo dixo David de la
sonbra mía: «Cobrió los montes la sombra della –esto es, cobrió los santos de la tierra– e
los pánpanos suyos cobrieron los çedros del Líbano –esto es, cobrieron a162 los ángeles del
çielo–»163. Deves saber quel Fijo de Dios de mí fizo sonbrío, ca a la sonbra mía e debaxo
de los mis ramos e mienbros míos por nueve meses folgó e de mi sonbra fizo sonbrero a
la claríssima más quel sol deydat suya. E todo varón justo e cuerdo tomarme deve por
cabaña e folgar a la mi sonbra so los extensos ramos míos, como en tienpo de Salomón
cada varón folgava so la su parra e su figuera164.
Cómo la devota Condessa dessea folgar so la sonbra de la Virgen, Vid ramosa
Señora mía, vós sois la parra bendicha con ramos e fojas de sonbra ruçiante de
grata frescura e refrescante. Bendicho aquel que puede aver de la desseada sonbra de
vuestra verde parra. Mas, ¿qué faremos nos, o míseros e cuytados, que buscamos otras
sonbras de otros árboles e florestas, cada uno según su antojo? Unos se asientan so la
161 Ps 118, 103: «Quam dulcia faucibus meis eloquia tua! Super mel ori meo». 162 En el original se añade a interlineada. 163 Ps 79, 11: «Operuit montes umbra eius, et arbusta eius cedros Dei». 164 Cf. 3 Reg 4, 25: «Unusquisque sub vite sua et sub ficu sua».
138
sonbra de nebro |[78v] con Helías; otros a la sonbra de la yedra con el profecta Jonás; otros
a la sonbra del ramo con los varones de Sichén. ¿E qué es, o, mi grand Señora, la sonbra
del nebro sino paz en las riquezas? La sonbra de la yedra es paz e folgura en los deleytes;
la sonbra del rapno es paz e folgura en las honras e señorías. Pues guárdeme Dios que yo
me fuelgue e busque paz sino en la sonbra de vos, verde Vid e ramosa Parra, donde folgó
el Fijo de Dios, que tomó nuestra carne de vos, que por agua de tribulaçión e por ardores
de persecuçión venimos corriendo a ti, grand refresco de nuestros trabajos.
Declara la gloriosa Virgen la segunda semejança suya a la vid florosa
O, Duquesa165 de santos antojos, [oe] lo que te diré de mis lindas flores. Quanto
ramosa só e vid fojosa, tanto me creas ser bien florosa, e só tan suave, tan bien olorosa.
Las flores mías son de lilio e de castidat; son flores de rosa de paçiençia e de mansedat;
son flores de violetas e humilldat. Destas mis flores los ángeles cantan: «Las vides florosas
dieron olores», e tales olores dan las mis flores que todos cochios despachan e desechan
todas serpientes. Son las mis flores los linpios e castos amores; e son los coxios suzios e
torpes serpientes los enconados e viles amores.
Exclamaçión de la devota Condessa a la gloriosa Virgen
¡Quién me donasse o quién me conçediesse que de las buestras cándidas flores e
lilios feziesse grinalda a mi coraçón por que sus antojos e sus apetitos fuessen guarnidos
de vuestra pureza e de las rosas de vuestra manseza feziesse capel para mi cabeça, por que
me gozasse en vuestra paçiençia; e de violetas de vuestra chiqueza e humilldat virtuosa
para afeytar |[79r] mis entrañas, por que en las riquezas estrañas yo me restiesse ser
ensalçada! Muy alta Señora mía, oýr querría cómo las vuestras flores parieron sus frutos.
Declara la gloriosa Virgen la terçera semejança suya a la vid fructuosa
Ya oýste cómo mis flores eran para dar frutas de honra e de honestad. Son las mis
fructas huvas de tres colores. La una, que la vid o la parra da uvas blancas; la otra,
coloradas; la otra, negras. E todas son dulçes e sabrosas, e significan las obras virtuosas. E
la virtud es bien honesto e la vida es de honra e la honra es alguno de vida en señal de
virtud. Bien te deve paresçer que las obras virtuosas son frutas de honra e honestad.
Las uvas blancas e calagrañas son obras castas de las casadas; las uvas blancas
torrontresses son las castas obras de los biudos continentes; e las blancas e verdejas son
165 Es la primera vez, aunque no la última, en que doña Leonor aparece con el título de duquesa y no de condesa.
Esta leve vacilación puede deberse, como se señala en el estudio introductorio, a que existe una diferencia temporal entre la composición original, cuando Leonor era todavía condesa, y la copia, ya duquesa.
139
las castas obras de las vírgines. E por quanto yo huve castidat destos tres estados, fueron
las uvas mías blancas, e porque yo sola e no otra huve las uvas blancas fermosas e
olorosas, como uvas moscateles muy dulçes e muy suaves.
La huvas coloradas significan fortaleza. Las que son medio coloradas e tiran a
blancas significan fortaleza fundada en amor casto, que muestra coraçón presto para sofrir
cosas ásperas e duras por amor del su amado. Si las tales son coloradas e tiran un poco a
negras significan fortaleza fundada en abstinençia sofrida e soportada por conpassión a la
passión del su amado, sanguina e quasi negra. Si las tales uvas son del todo coloradas,
significan fortaleza para derramar su sangre por el amor de su amado.
La huvas negras, ora sean mollares ora morisco ora tinta, significan las morti- |[79v]
ficaçiones carnales que son en tres maneras: mortificaçiones de los actos exteriores, de las
fablas medias e de los apetitos e deseos interiores. E así avrás oýdo como las uvas mías
son frutas honradas e honestas.
Cómo la devota Condessa se encomienda a las dulçíssimas uvas de la gloriosa Virgen
O, prudentíssima Virgen, bien dixo vuestra Señoría «los que comen a mí no avrán
fanbre». ¿Quál perssona discreta se fartará de las unas uvas que no aya gana de comer de
las otras, e dessas mesmas unas huvas acabara de se fartar e su apetito queda çitado para
más comer? Asimesmo, ¿quién beverá del licor de las unas huvas que no aya gana e
desseo de bever del licor de las otras, e del mesmo licor suave dessas mesmas166 uvas
queda sediento para otra vez luego bever? O, gloriosa Reyna mía, deléctame de tus flores,
fártame de tus sabores, enbriágame de tus dulçores, por que desdeñe delectaçiones
profanas e presunçiones vanas.
Cómo declara la Gloriosa la segunda cláusula de su epístola
Era la cláusula segunda, si te acuerdas, devota Condesa, cómo yo só madre de la
fermosa dilecçión e del temor e del conosçimiento e de la santa esperança. Si bien paras
mientes, fallarás tal madre en todas las mugeres del mundo, ca Eva, la madre primera, e
toda otra qualquiera es fecha madre de maliçia e de discordia e de ygnorançia e de miseria.
El profecta Geremías lo querella deziendo a su madre: «¡Guay de mí, o, madre mía, ¿por
qué me engendraste varón de reñilla –esto es quanto a lo primero– e varón de discordia –
esto es quanto a lo segundo–? Ni presté ni me prestó ninguno –quanto a lo terçero–,
todos me maldizen –quanto a lo quarto–»167. |[80r] Mas yo só madre de la fermosa dilecçión
contra la frieldat de la maliçia; madre del temor contra la contumaçia, que es causa de
166 A continuación repite y anula mesmas. 167 Ier 15, 10: «Vae mihi, mater mea, quare genuisti me, virum rixæ, virum discordiæ in universa terra. Non foeneravi, nec foeneravit
mihi quisquam; omnes maledicunt mihi».
140
discordia; e madre de conosçimiento contra la oscuridat de la ynorançia; e madre só de
santa esperança contra la calamidat de la nesçessidat e miseria.
Cómo la devota Condessa se congraçia a la maternidat de la Virgen
O, gloriosa Reyna del çielo, tú eres madre veramente de fermosa dilecçión, ca
fueste tú madre carnal del Fijo de Dios, fermosura de la divinidat; tú eres madre legal por
quanto tú eres madre de los justos, que son fermosura de la Yglesia Cathólica; tú eres
madre espiritual de los penitentes en la gente christiana, fermosura renovada. Al primero
engendraste por virtud del Padre e por obra de Spíritu Santo; a los segundos disposiste e
ordenaste e doctaste en tus fijos por graçia; a los pecadores baptizaste en la fuente de
misericorida por méritos tuyos. De ti canta la Santa Iglesia: «Acuérdate, o Fazedor e
Aumentador de salvaçión, que en algúnd tienpo tomaste de la Virgen naçiendo la forma
de nuestro cuerpo»168. Aquí eres llamada Madre del Salvador. E dizen, llamando a ti: «¡O,
María, madre de graçia!». E así como eres madre carnal de Jhesú Christo el Salvador, así
eres madre legal de los justos por gracia adoctiva. Dizen delante: «Madre de misericordia»,
en quanto eres madre spiritual de los pecadores por tu misericordia reparados.
Tú eres madre e toda madre, por quanto oviste tres diverssos linages de fijos.
Hoviste a Jhesú, tu fijo natural, que de tu sustançia engendraste; oviste a Juan Evangelista,
al qual por rescripto del prínçipe Fijo tuyo adoptaste en fijo legal; oviste a san Juan
Baptista, al qual en el vientre de su madre por Espíritu Santo le baptizaste, santificaste e,
de pecador, justo tornaste. |[80v] O, Madre general por graçia espeçial, te pido merçed me
fagas partiçipante del tu Fijo, fermoso amor; del tu Fijo, casto temor; e de la notiçia, fija
tuya; e de la fija tuya, esperança.
Declara la gloriosa Virgen la terçera cláusula de su epístola
La cláusula terçera dize: «En mí, toda graçia de carrera e de verdat; en mí toda
esperança de la vida e virtud». Puso en mí el Fijo mío la su graçia bien obrante e la graçia
ayudante e la graçia consumante; puso en mí la su graçia preveniente e la graçia
aconpañante e la graçia suseguiente; toda graçia de carrera e de verdat, esto es, de
inocençia e caridat, las quales son dos carreras que lievan a la criatura derechamente a
paraýso, en quanto dize «toda graçia de verdat». E deves saber, buena Condessa, que ha
verdat de vida e verdat de justiçia e verdat de doctrina, las quales en mí veramente
regnaron e toda mi vida fizieron morada. E por esto, no sin razón, me saludan «¡O graçia
plena!». E dize adelante «en toda esperança de vida e de virtud»; dize «toda esperança» por
168 Se trata del himno de prima del oficio parvo de la santísima Virgen: «Memento, salutis Autor, quod nostri quondam
corporis, ex illibata Virgine nascendo formam sumpseris. Maria, mater gratiæ, mater misericordiæ».
141
quanto en mí fue la esperança de los antiguos padres e de los presentes o modernos e de
los futuros o por venir.
Recomendaçión de la Condessa a la Virgen
¡O, Madre de las virtudes, graçia de los justos, misericordia de los ricos e guarda de
los corridos, anparo de los perseguidos e de los neçessitados abogada, firme esperança de
pecadores! Tú eres toda graçiosa e graçia de todos, tú eres vía en los enxenplos e verdat en
las doctrinas, virtud en las batallas e vida en las merçedes. Sienta la servidora humilldosa
los benefiçios de la servidora tan graçiosa.
Declara la gloriosa Virgen la quarta cláusula de su epístola
La cláusula quarta es: «Pasadvos a mí todos |[81r] los que cobdiçiades a mí e sed
llenos169 de mis generaçiones». E aquí resumiré las tres cláusulas primeras con esta quarta:
pasadvos a mí los que me deseáys como a parra resfriante, ca yo só como la vid sonbrosa;
pasadvos a mí los que me cobdiçiáys como a madre piadante, ca só yo como madre
piadosa; pasadvos a mí los que me invocáys como a señora regulante, que só yo aquella en
que es toda graçia e esperança. Passadvos del ardor de la concupiçiençia a mí, que só vid
de refresco deseado; passadvos de la çeguedat de la ynorançia a mí, alunbrante como el
sol más elevado; passadvos de la torpe negligençia a mí, vos, amante de amor muy
apurado; passadvos de los estruendos deste mundo a mí, paçificante e quietante;
passadvos de las miserias deste mundo [a mí], glorificante.
Protestaçión de la devota Condesa a la Gloriosa
O, toda buena benigna, nós yazemos soñolientos por covardía e tú nos despiertas
que vamos a ti; asentados estamos con pereza, tú nos levantas que passemos a ti; por
oçiosidat nos detenemos estando e tú nos llamas que corramos a ti; andamos engirando e
tú nos adreças e guías que nos passemos. Mui diligente e muy piadosa Señora mía, yo me
levantaré del sueño mío e me alçaré del asentamiento mío. Ni estaré ni me deterné en el
camino mío, ni giraré ni çircularé en el movimiento mío, mas passaré de los calores
humanos a ti, verde parra e refrescante. Passaré de los errores mundanos a ti, luz
alunbrante; passaré de torpores o pesores profanos a ti, dilecçión operante; pasaré de los
lavores hofanos170 a ti, glorificante. E diré: «Vida, dulçura e nuestra esperança, salve; e los
miseri- |[81v] cordiosos ojos tuyos a nos los buelve»171.
169 En el original, lenos. 170 Parece una variante de ufano. 171 Se trata, claro es, de un fragmento del Salve Regina.
142
Prosigue la Virgen172 la quarta cláusula
Aun de la quarta clásula queda: «E sed llenos de las generaçiones mías». Las mis
generaçiones son generosas e naturales, son virtuosas e morales, son graçiosas e
espirituales. Deves saber que, engendrando yo por Espíritu Santo al Fijo de Dios, huve
tres generaçiones e muchos nobles. La primera fue que a Dios engendré en entidat e cosa
exçellentíssima sobre todas las criaturas; conçebí al alma del Fijo mío pujante a todas
intelligençias formadas; parí e engendré la carne del Fijo mío más exçelente que todas las
carnes humanas çendradas. Son las generaçiones mías suaves e virtuosas. La quarta, que
ençima173, que só un fermoso amor, casto amor, vero conosçimiento e esperança de
firmamiento. Las mis generaçiones graçiosas spirituales quando por mi procuraçión e
graçia de Dios parí fijos humilldosos e piadosos, castos e paçientes, tenplados e
abstinentes, amorosos e diligentes, ca forçado es que los fijos remeden a la madre con que
conversan. Assaz son sordos e negligentes los conbidados que no pasan a mí para que de
las mis generaçiones sean conplidos e llenos.
Devoçión defectuosa de la Condesa
O, gloriosa Generatriz e Madre de tantas generaçiones, mucho desseo es que la
perssona flaca mía fuesse reforçada e retriada quanto al cuerpo e ánima mía, e quanto al
ánimo e coraçón de las vuestras generaçiones naturales e generosas; e que las virtudes
mías intrínsecas e viçiosas fuessen restauradas de las quatro generaçiones vuestras
theologales e virtuosas; e fuessen las |[82r] mis costunbres humanas e defectuosas reparadas
por las vuestras generaçiones espirituales e graçiosas. Ya me cresçe174 desseo, o, mi Señora,
de oýr la vuestra dulçíssima fabla.
Declara la gloriosa Virgen la quinta cláusula de la epístola de su nascimiento
Es la cláusula quinta de la epístola de mi nasçençia: «Porque el spíritu mío es dulçe
sobre la miel; e la herençia mía, más que miel e favo».
Pregunta la devota Condesa a la Virgen
Antes que vuestra Alteza se passe a otras partes, humilldemente suplico a vuestra
muy manífica Señoría, por me fazer granada merçed, me declare cómo el spíritu vuestro e
172 En la rúbrica, prosigue la virgue la virgen. 173 Aquí ençima es verbo. 174 meresçe, con una c sobrescrita encima de la primera e y una señal por debajo.
143
vuestra herençia ser más dulçe que la miel. ¿Qué cosa es más dulçe que la miel? ¿Qué cosa
ser puede más dulçe que la fuente de la dulçura, que es la miel? Como no queme cosa más
que el fuego, ni resplandezca cosa más quel sol, ni aya agua más fría que de las nieves,
como sean estas cosas de sus propriedades, así no ha cosa más dulçe que la miel. Pues,
¿cómo dize vuestra Alteza que el spíritu e herençia vuestra son más dulçes que la miel?
Responde la gloriosa Virgen
Tu curiosa qüestión e intricada pregunta avrá dos respuestas: una de profeçía
general a los dos dichos míos; otra, theologal e espeçial, a las dos proporçiones. La natural
e general respuesta es: la miel de su natura es por las abejas fabricada de dulçe e de
amargo o salado. Dizen los naturales, espeçialmente Alberto Magno, que el rey de las
abejas enbía a algunas dellas a la mar, si les es çerca, e algunas de aguas saladas, o a otras
yervas e plantas de salada o amarga sustançia; e que lo mezclen con la dulçura de las
flores. Así confaçionan la miel de dulçe e amargo. E por esso sentirás que la miel en su
pureza o en su dul- |[82v] çura requema al sotil gusto; lo que requema vien del amargor o
salado, ergo la miel no es pura dulçura.
Lo segundo responde la theología, primero del mi spíritu cómo es dulçe más que
miel. Dixo el Spíritu Santo por Salomón del spíritu mío: «No ha amargura la conversaçión
della, ni enojo el conbiste déssa o conversaçión della, mas alegría e gozo. E proposse de
tomar a esta por esposa para bevir con ella, sabiendo que me comunicará de sus bienes»175.
Toma un enxenplo para que mejor entiendas mis dichos: si en una jarra linpia pongas
algúnd letuario sabroso e oloroso, çierto es que aquel pote o jarra reterná el sabor e olor
de aquel letuario que en sí retuvo; así el spíritu mío la dulçura del Fijo de Dios e mío, que
nueve meses moró en mi vientre, retuvo en sí el su dulçe sabor e suave olor. E deves
saber que, aunque nasçiendo el Fijo mío se apartó de mi vientre, nunca se apartó ni
arredró de mi mente. Pues ¿cómo dudas tú que mi spíritu sea más dulçe que la miel?
Ítem, como el mi spíritu fuesse tienda o botica del Spíritu Santo, dulçura por cabo
del Padre e del Fijo, propiamente ¿no crees tú que mi spíritu sea más dulçe que la miel?
Ítem, es más dulçe que la miel por quanto trasçende todo deleyte e dulçura temporal, todo
deleyte de dulçura carnal, ca aquella tiene mezclada amargura de enojos e aquesta de
infamias e desonores. Oe otra declaraçión: los que lealmente se aman comunican sus
spíritus a las vezes, pues ¿no te paresçe el leal amor ser más dulçe que la miel? Pues luego
será el mi spíritu, en que es mi leal dilecçión e perseverante, por la qual amo a mis
devotos, más es dulçe que la miel.
Responde la Virgen a la segunda qüestión |[83r]
175 Cf. Sap 8, 16: «Non enim habet amaritudinem conversatio illius, nec taedium convictus illius, sed laetitiam et gaudium»; la segunda parte de la cita parece una interpretación libre del contexto.
144
Respuesta para la tu segunda qüestión, cómo la herençia es más dulçe que miel e
favo. Sepas que los dones e graçias que Dios en mí puso todas quedaron a mí por
herençia e son a mí muy cara fazienda, heredat mía por sienpre sin fin. E sabes tú bien
que la dulçura es en la miel magnifiesta e sabida, mas en el favo es ascondida. Pues mi
dicho suena tanto: «La mi heredat sobre miel e favo mi erençia es»176 dulçe sobre toda
dulçura, ascondida e magnifiesta. Ergo la mi herençia es mi dulçura que yo he por heredat
de las mis dignidades e prerrogativas de los mis previlegios e rescriptos reales de los dones
míos e graçias singulares.
Otra declaraçión: la herençia mía, esto es, el177 regno eterno, que me cabe en suerte
por derecho hereditario por razón del mi Fijo. Bien sabes tú, devota Condessa, que en
quanto la madre tiene al fijo consigo, al qual pertenesçe el regno, e el fijo no se aparta de
la madre ni sale de su obediençia que la madre es señora del regno. Pues como yo tenga
Fijo al qual es devido el regno eterno de hereditario iure e en ninguna manera jamás se aparta
de mi obediençia, bien se sigue que de tal regno yo só señora; pues negar no podrás que la
herençia mía, el regno de los çielos, sea más dulçe que toda dulçura ascondida e
magnifiesta. Íten, toda dulçura o178 es natural como la de la miel que sale de la çera o es
artifiçial como la dulçura del favo o panal, pues quiero dezir que la dulçura de mi heredat
es mayor que toda dulçura natural e artifiçial.
Cómo se congraçia la devota Condessa a la dulçura de la Virgen e le suplica diga adelante
O, dulçíssima Señora mía, miel e leche poseéys so la lengua vuestra e graçia de
Dios es infun- |[83v] dida en la vuestra boca, como canta de vos el Spíritu Santo por la
boca de Salamón: «E favo corriente de miel los vuestros beços e la vuestra fabla dulçe»179.
Perdone vuestra prudentíssima discreçión a la grande ygnorançia de mi sinpleza, Señora
mía, otra dulçura por merçed me diga vuestra Alteza de la cláusula que se sigue.
Declara la gloriosa Virgen la cláusula sesta de la epístola de su nasçimiento
La cláusula sesta diré: «La memoria mía en la generaçión de los siglos». Aquí nota
çinco siglos, en cada uno de los quales resplandesçió la memoria mía. El primero siglo es
de las generaçiones; el segundo, de las promissiones; el terçero, de las instituçiones180; el
176 Eccli 24, 27: «Et haereditas mea super mel et favum». 177 el interlineado. 178 o, interlineado. 179 Cant 4, 11: «Favus distillans labia tua, sponsa; mel et lac sub lingua tua», se completa con Cant 4, 3: «Et eloquium tuum
dulce». 180 el terçero de las promissiones instituçiones, subpunteado promissiones.
145
quarto, de las visiones; el quinto, de las perfecçiones. De cada siglo te daré una memoria
mía.
El siglo primero, de las generaçiones
El siglo primero, de la criazón e generación de los siglos, mira mi memoria,
quando dize: «En prinçipio Dios crió çielo e tierra»181. Esta es la conjunçión de Ana e
Joachín, parientes míos, por matrimonio. Joaquín es el çielo e Ana, la tierrra, que fueron
mis genitores. En quanto dize que «la tierra era vana e vazía», mira cómo Ana, mi madre
señora, era estérile e mañera. En quanto dize que «las tenieblas eran sobre la faz del
abismo», mira la tristeza sobre la esterilidat e mañería que resçibieron en el tenplo. En
quanto dize e «el spíritu del Señor se meneava sobre las aguas», mira cómo el ángel, spíritu
del Señor, sobre182 las lágrimas de los dos vino e traxo la mensagería que me avríen por
fija. En quanto dize «e dixo Dios sea fecha luz», mira la conçepçión mía, devota Condessa,
cómo fue fecha sin pecado de mis genitores. En |[84r] quanto dize «e fecha es la luz», mira
la maravillosa fiesta de la mi santificaçión puríssima. En quanto dize «e vido que la luz era
buena», mira la mi visible e patente nasçençia. En quanto dize «e apartó a la luz de las
tenieblas», mira cómo yo fuy apartada de las cosas mundanas e çerrada e puesta en el
tenplo. En quanto dize «llamó a la luz día, e noche a las tenieblas», mira la divissión, mira
la diferençia e mi divissión de mí a mis conpañeros, ca yo era puesta en el tenplo con
propósito de virginidat183 e las mis soçias con propósito de se casar. En quanto dize
«fecho es tarde e mañana, día uno», mira el casamiento del viejo Josep e de mí, moça
virgen, en un matrimonio. Agora ya sabes cómo fue mi memoria en la generaçión de los
siglos.
Segundo siglo, de las promessas
En el segundo siglo de las promesas, que enpeçó en Noé e acabó en Joseph, fue
asimesmo la memoria mía. Deves saber que el arca que Dios mandó fazer a Noé significa
a la Yglesia de Jhesú Christo. Así como fuera de aquella en el diluvio peresçió toda carne
viviente, así no ha salvaçión a la perdurable vida sin la gloria del Fijo mío. E como aquella
arca resçebía luz e claridat por una finiestra christialina en la cathólica christiandat, así la
cantan los mis devotos: «¡O, María, de las virtudes Regina; Santa María, casa de Dios
çipresina; o, María, finiestra christialina!». E no solo só finiestra de la Yglesia virtuosa, mas
aun del çielo só feniestra gloriosa, como canta la Iglesia: «Entren los llorosos como
estrellas claras a la gloria, ca tú eres fecha feniestra del çielo». Dixo Dios a Noé: «Porné el
181 A partir de aquí se traduce Gen 1, 1-5. 182 En el manuscrito, señor traxo sobre. 183 A continuación: e las mis soçias con propósito de virginidat, parcialmente tachado.
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arco mío en las nuves del çielo e señal será de amistança entre mí e la tierra»184; e quando185
|[84v] oyeres las quatro causas de su existençia, conoçerás cómo en aquel arco mi memoria
resplandesçe. Dize a ti, mi devota Condessa, el Spíritu Santo de las causas suyas por las
quales puedes conosçer al obrante, e dize así: «Mira el arco e bendize aquel que lo fizo»186.
Mirar el arco e ver es sus causas conosçer. Mucho es fermoso en su resplandor e gira el
çielo con arco de la gloria suya; las manos del alto lo estendieron. De cada causa te diré un
poquillo primero.
De la cláusula material
De la causa material en quanto dize: «Mira e vee el arco». E verás muchas vezes en
las nuves aparesçer187 dos arcos, uno en otro, en los quales188 es la memoria del mi glorioso
Fijo. Del mi señor Fijo lo dixo Ezechiel: «Miré de la çinta abaxo e vi como acatamiento de
arco, como fue en la nuve en el día de la lluvia»189. Conosçe que yo de los lomos de
Abrahán, que significa mortalidat, desçendí e el Fijo de Dios en mi vientre resçibió carne
humana; e así fue visto el Fijo de Dios al mundo, nasçido de virgen, como el arco en la
nuve; del qual dixo Dios: «Yo porné el arco mío en la nuve»190, esto es, el Fijo mío en la
Virgen, ca el arco no es otra cosa sino la ymagen del sol en la nuve aguosa, e el cuerpo
mío es aquella nuve que a vosotros llovió al Justo e engendró al vuestro Salvador. La
ymagen del sol de justiçia fue la mi alma santíssima, que es resplandor de la luz eternal e
espejo sin manzilla de la magestad de Dios e ymagen de su191 bondat. E aquesto da bien a
entender la Fuente de bondat quando dixo por el Sabio: «Mira el arco e bendize al que lo
fizo»192, como si dixiera: «Vee a la Madre, que es fecha arco, e bendize al Arco que la fizo»,
ca el arco menor, que es dentro en el otro, significa al Fijo mío; e |[85r] el mayor causado
del menor significa a la mi alma e quasi mi perssona, como si dixera: «Mira a la Madre e
por ella conoscerás al Fijo que arco la fizo, e bendízelo porque tal arco la fizo»; ca el arco
mayor, formado e fecho del menor, anbos son dichos ymagen del sol.
De la formal cláusula del arco de la Virgen
Dixo del arco el Spíritu Santo en memoria [mía]: «Muy fermoso es en el su
resplandor». E David lo repite en el su salmo: «Por tu fermosura e claridat entiende
184 Gen 9, 13: «Arcum meum ponam in nubibus, et erit signum foederis inter me et inter terram». 185 e quando, repetido al principio del folio siguiente. 186 Eccli 43, 12: «Vide arcum, et benedic eum qui fecit illum». 187 En el original, aparesçen. 188 A continución repite y tacha quales. 189 Ez 1, 27-28: «Et a lumbis eius usque deorsum vidi quasi speciem ignis splendentis in circuitu, velut aspectum arcus cum fuerit in
nube in die pluviæ». 190 Gen 9, 13: «Arcum meum ponam in nubibus». 191 A continuación subpunteado voluntad. 192 Eccli 43, 12.
147
prósperamente e regna»193, qu’es fermoso en la figura que sobre todas las figuras es más
fermosa, por quanto194 es çircular, ca no tiene sino una línea, que va de un punto fasta
otro, del primero al postrimero, e junta la fin a su prinçipio. Es sin pliegue, sin ruga e sin
rencón. Así fue la mi vida de prinçipio fasta cabo, uniforme e virtuosa: santa entré e vine
al mundo, santa salí e partí del mundo, sin pliegue de pecado original, sin ruga de pecado
venial e sin rencón de pecado criminal. Antes te digo que sienpre fuy de virtud en virtud e
de bien en mejor, como creçe la luz desque nasçe fasta el punto del lleno día o el polo de
medio día, con mucha humilldat más e más me inclinando fasta la suma de perfeçión,
como el çírculo, del qual no ha cosa más perfecta.
Pregunta de la devota Condessa a la Virgen
Muy perfectíssima mi Señora, no me pareçe que concuerda el círculo con el arco
como ni el todo con la parte. Declare vuestra Merçed por qué llamó al arco çírculo, como
el medio del çírculo sea el arco, como a ojo paresçe en la nuve quando lluviosa la mira el
sol.
Responde la Virgen María a la dubda de la Condessa
Legítima causa e çierta razón oviste, Condessa, fazer tal pregunta, pues la vista no
falle |[85v] en su visible, el qual, como arco, es medio çerco, mas Dios e natura nos
muestran secreto, mas que, en quanto no vemos sino medio çerco, es a vosotros, que sois
del mundo, señal evidente que no veys aun la meytad de mis graçias, mas aquellos que son
del otro mundo todo el çerco veen de mis dones. E, por tanto, açerca dellos no figuran mi
arco como çírculo medio, mas como çerco éntegro e todo perfecto. E por esso mi
sobrino en el Libro de sus revelaçiones dixo que viera un arco en çerco de la silla del Fijo
mío195. Mira cómo el arco e çírculo todo es uno. Pues menester has de entender cómo en
la fermosura del arco e muchedunbre de sus colores a mí, la Virgen, e al Fijo del Rey
çercó el arco de ornato graçioso e circundó de diversidat de virtudes.
Pregunta la devota Condessa a la Virgen la diverssidat de las colores del arco
Deseo saber, muy fermosa e muy virtuosa Señora, la causa por que el arco del
çielo tiene tantos e tales colores.
Responde la Virgen a la pregunta de las colores del arco
193 Ps 44, 5: «Specie tua et pulchritudine tua intende, prospere procede, et regna». 194 Repite y tacha el primer por quanto. 195 Cf. Ap 4, 3: «Et iris erat in circuitu sedis».
148
Tantos son los colores del arco quantos son los elementos del mundo, los quales
son quatro, e tantos son los colores del arco, quanto a lo primero que preguntaste.
Quanto a lo segundo, deves saber que los colores se causan segúnd el acatamiento quel
sol faze a la húmida nuve e lluviosa conmixtura de los quatro elementos, ca por parte del
fuego es colorado como fuego, amarillo del ayre, azul o jaçinto del agua, e verde de la
tierra.
Pregunta la Condessa e arguye de las colores del arco cómo se pueden causar de aquellos elementos
Muy noble Señora, ¿cómo se puede aquesto fazer que aquellos quatro colores tan
ordenados se pueden causar en un |[86r] acatamiento del sol e todo sienpre por essa orden?
Ca muchas vezes vemos el arco con unas e aquessas colores donde no es tierra con yerva
ni agua balsada ni claro ayre paresçe cobierto de nuves. ¿Cómo en todos dessos elementos
resçibe colores? Si vuestra Grandeza quisiere responder que196 naturalmente los197 causa el
sol, parésçeme luego que naturalmente se causa el arco e no fue formado por mano de
Dios, ca ya contrario ençima ha dicho vuestra Señoría.
Responde la gloriosa Virgen al argumento
Deste arco del çielo de que preguntas a muchos puso en dubda e no eres tú la
primera que fizo aquestas qüestiones. Unos dixieron que el arco del çielo no aparesçió
antes del grand diluvio; e no dixieron lo que devían, ca antes del diluvio huvo sol e nuves
e pluvias, que son las causas de formar el arco; e que solo aparesçió primero, segúnd
aquestos, después del diluvio. Mas la verdat es que el arco se causa naturalmente del sol,
como la ymagen en el espejo. Para que el espejo muestre198 la ymagen del mirante ha
menester dos cosas el espejo. Lo primero, vidrio claro trasluziente e la espesura del plomo
puesto a las espaldas que no dexe passar la vista; así muestra la ymagen con sus
disposiçiones. Así, el sol, para que forme su ymagen, que es el arco, ha menester dos cosas
en la nuve. La una, que sea llena de roçío o de humor aguoso, e que la nuve sea en sí
espessa. Entonçe cáusasse el arco en la tal nuve naturalmente e sienpre se causa quando
concurren aquellas causas. Ítem, a lo segundo, todas las cosas que son mixtas, conpuestas
son de los quatro elementos, e por tanto las nuves e pluvias mixtas son de los quatro
elementos; así de los vapores. E así |[86v] no es inconveniente que el sol cause su ymagen
en la nuve ronda e espessa con los ya dichos colores, pues en la tal nuve es mixtura de
elementos.
196 A continuación subpunteado tal. 197 A continuación fe. 198 En el original, muestra.
149
A lo que dizes que, si naturalmente es causado de las manos de Dios, no es
formado del sol, lo contrario as oýdo, ca las cosas naturales Dios las fizo e les dio fuerças
e virtudes que fiziessen sus operaçiones. E así Dios de todas las cosas es obrador e sus
manos las formaron. E así dixe del arco que lo estendieron las manos del alto Dios.
Otra qüestión de la Condessa a la Virgen
Vuestra magnífica Señora dixo ençima que dixo Dios a Noé: «Porné el arco mío
en las nuves en señal de amistança que jamás traeré diluvio dissipante a la tierra»; pues
bien paresçe que entonçe enpeçó a ser el arco que agora vemos.
Respuesta de la Gloriosa al argumento
Flaco es tu argumento. Contesçe muchas vegadas que en los campos están piedras
no movedizas de grand tienpo, e nuevamente las señalan por términos de las heredades.
Mira que las piedras que mucho tienpo duraron, que no fueron señales, nuevamente son
mojones e puestas por señales. Así fue del arco del çielo: aunque naturalmente se causa e
fue antes del diluvio, enpero no fue señal fasta después del diluvio, quando dixo a Noé:
«Porné el arco en las nuves e será en señal de amistança entre mí e la tierra, etc.»199.
Suplica la devota Condessa a la Virgen le declare cómo se le aplican las colores del arco
Vuestra clementíssima Magnifiçençia me quiera perdonar porque tanto enojé a
quien servir devía. Plega a vuestra Alteza declarar cómo aquellos colores quánto se
pueden |[87r] conparar o aplicar a la vuestra muy graçiosa e exçellente perfecçión.
Cómo la gloriosa Virgen declara la apropiaçión de la[s] quatro colores del arco a ella
Sepas, Condessa, que por la orden de aquellos200 quatro colores se entienden la
orden de los quatro virtuosos amores que Dios puso en mí. Ca primero quiso que amasse
lo que más que mí, que es Dios; dende, amasse lo que era çerca de mí, que era el Fijo mío;
dende, lo que era baxo de mí, que era el linaje humanal; dende lo que era en mí, esto es, a
mí mesma.
Primero color del arco apropriado a la Virgen
199 Gen 9, 13: «Arcum meum ponam in nubibus, et erit signum foederis inter me et inter terram». 200 s final, interlineada.
150
El primero color del fuego es amor con fervor que yo sienpre tuve al mi Criador,
ca lo traxe del fuego divino, del qual se dize a mí: «El Dios tuyo201 fuego consumiente e
gustante es»202.
El segundo color del arco del çielo apropriado a la Virgen
El segundo color del ayre alvar es amor con gozo que traxe de aquel Mediador de
Dios e de los honbres, el Christo Jhesú Fijo mío, ca, como el ayre es medio entre el çielo e
la tierra, así fue Jhesús medio entre el Señor e sus servidores.
Terçero color del arco
El terçero color de las aguas, que es quasy azul, es amor con dolor de la caýda
humana. Las aguas muchas son pueblos muchos que se perdían de cada día, por lo qual
amándolos me dolía.
Quarto color del arco
El quarto color, verde, que de la tierra nasçe como la yerva, es amor con temor, el
qual traxe de mí mesma, ca só la tierra que germiné e engendré al Salvador que
desçendió203 del mundo sobre mí como la lluvia sobre la grama, que es como el agua sobre
la yerva. Mira cómo el verde color sinifica el mi temeroso amor. E deste verde amor e
|[87v] color dixo el mi sobrino en las sus Revelaçiones: «E el arco era en çerco de la silla de la
visión204 d’él, como visión esmeraldina»205. ¿Ha cosa más verde? ¿Ha cosa más delectable
ni más graçiosa que la esmeralda? Agora sabrás cómo el arco fermoso del çielo sus colores
significan la mi fermosura e sus amores.
De la causa final del arco del çielo
Agora te quiero dezir, a cabo, de la causa formal e de la causa final del arco del
çielo. En quanto dixo d’él el Spíritu Santo: «E giró el çielo en el cerco de la gloria suya»206,
por lo qual deves saber que Dios me dio a vosotros para que yo esté delante los ojos
suyos como el arco del çielo sienpre está a ojo del sol, puesto en contrario, para que,
quando el Señor estoviere sañudo del mundo, vea a mí, que só207 el su arco; como fuere
201 A continuación subpunteado c�. 202 Deut 4, 24: «Dominus Deus tuus ignis consumens est». 203 A continuación el salvador. 204 En el original, del la visión. 205 Ap 4, 3: «Et iris erat in circuitu sedis similis visioni smaragdinæ». 206 Eccli 43, 13: «Gyravit caelum in circuitu gloriæ suæ». 207 so, interlineado.
151
yrado, se acuerde de piedat porque la fuente de clemençia dixo por Ezechiel: «Busqué208
varón que se posiesse contra mí por muro e defenssión de la tierra, por que no la
destruyesse, e no le fallé»209. E agora ha fallado a la muger fuerte que esté contra él quando
fuere yrado e sañudo contra los pecadores por que no los destruya.
E plugo al Señor que yo fuesse aquella contra Él, como el arco está contra el sol,
por que me vea el Señor e se acuerde de la amistança e pleytesía amorosa que trató con
los honbres quando de mí se vestió de carne, por cuya señal me vee como al arco del
çielo, por el qual dixo: «Veré al arco mío e acordarme [he] de la mi pleytesía, ca no perderé
la tierra por el honbre». E no pienses quel Señor Dios nonbró tantas vezes «porné el arco
mío» por el arco del çielo que aquel no es sino acatamiento del sol en la nuve lluviosa que
lo causa naturalmente, más díxolo por mí, que avía de venir para ser señal de amistança
entre Dios e el onbre, cuyo memorial mío fue aquel |[88r] arco del çielo.
Otro poco te diré de la causa efiçiente, en quanto dixo: «Las manos del alto lo
abrieron». Sepas que luengo tienpo ante que yo nasçiesse se ascondía, aunque
resplandesçía entre las nieblas de gloria, esto es, en las mentes de los profetas. Ítem,
después de mi nasçimiento se ascondió por humilldat, ca yo, como fue ascondida en las
profeçías ante que nasçiesse, así, después que nasçida, fue ascondida tras los destajos de
mis virtudes por la grand humilldat mía. Mas quando el Señor crió e fizo cosa nueva sobre
la tierra que yo, henbra, çercasse al varón de mi vientre e lo vestiesse de mi carne, entonçe
Dios magnifestó la obra suya e abrió el arco suyo, que só yo, que çerqué el çielo çercando
a Dios en el çerco de la gloria mía.
Contenplaçión de la devota Condessa a la Gloriosa, Arco virginal
¡O, glorioso arco del çielo, fermoso e debuxado de las manos del Criador, dado en
señal del pleyto amoroso que Dios en vuestro vientre cunplió! ¿Quién daría a mí que
fuesse afeytada de vuestros olores e alunbrada de vuestros resplandores e toda delicada de
vuestros amores? Miraré e remiraré a vos, el glorioso Arco del çielo, e bendiziré aquel que
vos fizo e glorificaré al Fijo e al Padre, e loaré al Fijo con la Madre, Arco doblado, señal
de amistança. Muy alta Señora mía, ¿por qué llamaste al siglo segundo de vuestra memoria
siglo de las promessas, ca aún no he oýdo promessa ninguna?
Concluye la Virgen la memoria suya de la promessa del arco
Desde Noé fasta Josep fizo Dios a los Padres las promessas de la salvaçión de la
natura humanal, la esperança de las gentes, la bendiçión de los pueblos firmados con
208 En busco que varon; parece subpunteado -co. 209 Ez 22, 30: «Et quaesivi de eis virum qui interponeret sepem, et staret oppositus contra me pro terra, ne dissiparem eam; et non
inveni».
152
juramentos que las conpliría en la venida del Salvador e glorioso Fijo mío. E en señal
desta merçed |[88v] e graçia que al mundo fazer quería por grande amor e caridat, le plugo
e por bien tuvo de fazer de mí memoria en el arco de las nuves, los profetas; e yo, el arco
de aquellas, a cuya senblança se mostrase al mundo el Redemptor, que no fuera débito
Redenptor el invisible Fijo de Dios si no fuera fecho honbre vero. E por esto mostró
Dios en los dos arcos así senblantes, en señal de las promessas en el futuro conplideras,
etc.
Suplica la devota Condessa a la Virgen prosiga al terçero siglo
A la merçed vuestra, mui santa Señora, rindo210 graçias quantas puedo por la
clementíssima vuestra paçiençia soportar mi ygnorançia. Diga la Magnifiçençia vuestra, si
por bien tiene, algúnd memorial vuestro del siglo terçero.
Declara la gloriosa Virgen al terçero siglo, de las instituçiones
En el siglo de las instituçiones, en el qual el Señor Dios dio fueros e institutos e
çerimonias e preçeptos a los de Israel, dixo Abraham de Madiam, fijo de Beor: «Nascerá
estrella e levantarse á verga de Israel e ferirá a los duques de Moab»211. Mira que la estrella
dexó en memoria mía, que yo nasçería de Jacob e que de Israel se levantaría el Mexías que
avía de destruir a los prínçipes de Moab, etc. E en aquella estrella es la memoria de toda
mi vida.
La Condessa
Esso es, mui esclaresçida Señora mía, lo que oýr amava e desseava saber de la tan
graçiosa quanto dulçíssima lengua vuestra.
Prosigue la Virgen siete propiedades desta estrella
Siete propiedades que la estrella presenta al considerante o contenplante en ella
siete senblantes son, ca puso en mi perssona el glorioso Señor Dios, ca bien sabes tú que
la memoria es concordante al memorado; e, como te yré |[89r] declarando las propiedades
de la estrella, así explanaré las mías. Dize el memorial: «Nasçerá estrella de Jacob»; mira
memoria de mi nasçimiento, que yo nasçería del linage de Jacob, como estrella al mundo.
Es la estrella en su sustançia.
210 En el manuscrito, rriendo. 211 Num 24, 17: «Orietur stella ex Iacob, et consurget virga de Israel: et percutiet duces Moab».
153
Primera propiedad de la estrella
Primeramente, redonda de natura de fuego, segúnd lo fallan en el Libro de la ymagen
del mundo212. E por estrella es intangible, de estraña213 materia es sustançia e lúçida e
incorruptible; tal fue e es la virginidat mía: puríssima, claríssima e incorruptible. Antes te
digo que intangible de tocamiento illíçito, ca la guardava el fuego divino; antes esse
mesmo Dios ençendido, como dize el Señor por Zacharías: «Yo seré a ella muro de fuego
en çerco della, dize el Señor»214.
Segunda propiedat de la estrella
Segundamente, es la estrella mayor que toda la tierra, mas no se muestra al ojo
sino mucho chica, como un punto quasi en conparaçión de la tierra; en esto entiende mi
humilldat. E mira cómo la mi humilldat en menguando se cresçe e, quando se fazía nada,
entonçe era perfecta e consumada. E mira que quando yo era niña, gran humilldat
mostrava ascondiéndome de las otras niñas; e sienpre era callada e las otras me tenían en
grand cosa, e yo me tenía por nada. E quando ya era para Madre de Dios escogida, por
esclava me ofesçí e servidora. E, así, mayor humilldat mostré fablando que antes mostrara
callando.
Ítem, ya fecha Madre de Dios, me humillé para servir la criatura, que fue mi prima
Helisabeth, que fue mayor humilldat ministrando que la que mostrava fablando, ca ser
servidora de Dios es ser reyna, e servir a la criatura menor la mayor es grand grado de
humilldat.
Ítem, ya Madre de Dios fecha, por los ángeles publicada e por los |[89v] pastores e
por los reyes e la estrella, llamava Señor al carpentero mi esposo como si fuera mi mayor.
Íten, después que mi fijo fue magnifestado por sus predicaçiones, por sus santas
conversaçiones, maravillosas operaçiones, ni por esso tomava los primeros asentamientos
ni los logares honrados215, mas a todas dava lugar. Entre las populares era el mi descanso,
entre las humilldes era el mi reposo; de las siervas, humillde sierva.
Ítem, fallarás que no consintió el Spíritu Santo que ningúnd evangelista escriviese
que el Fijo mío me aparesçiesse después de su resurreçión, como a mí aparesçiesse
212 Podría referirse a la cosmografía de Pierre d’Ailly, Imago mundi, pero no he encontrado en la obra, concretamente
en los tres primeros capítulos, cuando trata sobre el firmamento, ninguna enumeración sistemática sobre las propiedades de la estrella, tal como vemos a continuación; he consulado la reproducción de un ejemplar impreso (Lovaina: 1483, s.n) de la Bibliothèque Nationale de France http://catalogue.bnf.fr/ark/12148/cb37230624z/description> [5-9-2008]. Tampoco he encontrado nada parecido en la Semejança del mundo; he consultado el ms. 3369 de la Biblioteca Nacional de Madrid. Con todo, tanto en estas dos obras como en la fuente que parece estar en el origen ambas, las Etimologías de san Isidoro de Sevilla (concretamente en el libro III, caps. 60-65, eds. & trads. Oroz Reta & Marcos Casquero 1993, I, 470-473), se manejan parecidos conceptos astronómicos que en el texto de Juan López.
213 Falta el signo de nasalización. 214 Zach 2, 5: «Et ego ero ei, ait Dominus, murus ignis in circuitu». 215 logares honrrares honrrados.
154
primero que a otro ninguno, e más vezes que a otro como buen Fijo a santa Madre. Por
quanto estas cosas eran exçellentes e magníficas e no las avía yo gana que fuessen
publicadas, no quiso Dios que fuessen, mas aquellas se escriviessen e reluziessen en mi
humilldat.
Ítem, después que el mi Fijo subió a los çielos a ojo de más de quinientas
perssonas, lo qual redundava en grand gloria mía, aunque yo quedava ya Reyna, absente el
Rey, no me posieron en trono real ni me asentaron en silla, nin me honraron ni me
adoraron, antes entonçe enpeçé a tener logar postrimero, como escrive sant Lucas, mi
secretario: «Estos todos de consuna e de un coraçón eran perseverantes en oraçión con
las mugeres e María, madre de Jhesú»216. Mira cómo me puso en cabo de todos menores
que yo. E así se cunplió lo que dixo el profeta: «Alçado fue el sol en el çielo e la luna».
Esto estuvo en su orden; yo, María, estuve en la orden mía.
Pues as oýdo algunos grados de humilldat, sy, tú, Condessa, no puedes seguir la
virginidat de la humillde, sigue la humilldat de la virgen.
Terçera pro- |[90r] piedat de la estrella
Terçeramente, la estrella se mueve a movimiento del cielo, que es firmamento, en
lo qual se muestra la obediençia mía. E así como la estrella se mueve muy aýna al
movimiento del su superior, que es el firmamento en que está fixa, e cada día çerca todas
las cosas con su buelta, e la estrella por su propio movimiento se mueve muy tarde e
pesado, que en veynte e quatro horas la estrella da una buelta entera a todo el mundo por
el movimiento del móbile primero, e a su propio motu da una buelta en treynta e seys mill
años, e algunos, o los más çiertos, dizen que en çient años se mueve un grado, tal
obediençia como aquesta es la verdadera que faze el onbre a voluntad del su mayor,
obedesçiendo prestamente, e cunpla su voluntad propia tarde o nunca. E tal voluntad
como esta fize al Profeta que me dixesse de parte de Dios: «No serás llamada desanparada
de hoy en adelante, mas serás llamada la voluntad mía en ella, dize el Señor»217.
Mira, Condessa, que en toda mi vida nunca en grado ni medio me moví a mi
propia voluntad, mas sienpre presta e aparejada para muy aýna tostemente obedesçer a la
voluntad de mi mayor, que fue el Spíritu Santo, por el qual los fijos de Dios son reglados e
governados, adereçados e bien regidos, como son las estrellas movidas del fundamento.
Cómo la devota Condessa se condoresçe de los errados movimientos nuestros
¡O, gloriosa Virgen, limpia e pura e humillde más que todas! Agora veo veramente
el Spíritu Santo ser vuestro perlado, a cuyo obedesçistes, ca el Spíritu Santo sobre vos
216 Act. 1, 14: «Hi omnes erant perseverantes unanimiter in oratione cum mulieribus, et Maria matre Iesu et fratribus eius». 217 Cf. Is 62, 4: «Non vocaberis ultra Derelicta, et terra tua non vocabitur amplius Desolata; sed vocaberis Voluntas mea in ea».
155
vino para que fuesse vuestro abad, ca do yva el rebate del Spíritu Santo allá ývades
prestamente. ¡Ay! ¿E qué será de nosotros? E otra |[90v] vez digo ¿qué será de nos, que
somos estrellas erráticas que nos movemos solo como queremos, ora retrogradando,
agora descendiento, agora218 montando? Ymos contrarios al movimiento de nuestros
mayores, lo que peor es al contrario de Dios e de sus preçeptos.
La quarta propiedat de la estrella
Quartamente, la estrella es inpassible porque es asentada en región de fuego,
adonde toda materia estraña a sí allega luego es ençendida e gastada, e la estrella queda sin
lesura. ¿E qué piensas es este mundo, en mal fuego puesto, sino la fornaza de Babilonia,
en la qual solo el medio la fornaza fizo contra natura ayre de roçío o viento del alvorada,
humidado de roçío? Ansí el Señor, el çentro del mundo e logar último e más baxo, donde
los tres donzeles fueron guardados como en valle de roçío illesos sin quemazon219. E
significan estos tres mançebos a los humilldes veramente, a los veros paçientes e
veramente linpios de coraçón. E como yo, por cabo, fuesse humillde e paçiente e linpia de
coraçón, no sentía de las mundanas e noçivas ninguna pasiva lesión, e así quedé como
estrella sin passión.
La quinta propiedat de la estrella
Quintamente, la estrella es esperança de luz llena, en lo qual se muestra
conplimiento de la caridat que en mí huve e clara estrella, ca do es llena claridat, ende es
perfecta claridat e suma capaçidat. Ca el Señor ordenó en mí la caridat, la qual a todos en
çerco demostré como la estrella muestra la su claridat en çerco del ayre.
La sesta propiedat de la estrella
Sestamente, como la estrella engendra de sí rayo resplandesçiente sin quebradura,
así yo engendré Fijo quedando220 sin lesura, como canta la Yglesia: «Así engendra la |[91r]
Virgen al Fijo suyo como la estrella al rayo suyo: ni la estrella por el rayo, ni la Virgen por
el Fijo resçibe lesura». Sestamente, la estrella es fixa e firme en el firmamento, así como yo
só firme e fixa en el çielo, como me canta la Yglesia: «La Virgen María resçebida es al
218 En el original, agora. agora. 219 Se lee todo el episodio de Nabucodonosor y los tres jóvenes judíos en Dan 3, 8-50, aunque Juan López se refiere
más al final: «Et fecit medium fornacis quasi ventum roris flantem, et non tetigit eos omnino ignis, neque contristavit, nec quidquam molestiæ intulit».
220 A continuación tachado fijo.
156
tálamo del çielo, en el qual el Rey de los reyes se asienta en solio e en cáthedra de
estrellas». E así verás e sabrás cómo «la memoria mía fue en la generaçión de los siglos»221.
Cómo se congraçia la devota Condessa a la Virgen María
Muy exçellente Señora mía, bien e razonablemente dixo vuestra Alteza «la
memoria mía en generaçión de los siglos», ca la memoria vuestra es sienpre e deve ser en
la generaçiones de los honbres, que suçeden unos a otros por los siglos. Ca vuestra
delectable memoria en boca de cada uno es como turrón de açúcar e el nonbre vuestro
memorial es nuestro en deseo dulçe del alma, e el memorial vuestro como mosto dulçe
del Líbano, el qual delecta maravillosamente e enbriaga muy suavemente e engendra
vírgines incorruptiblemente, como dize el profeta. El Líbano, por razón de la continua
nieve que en él es, quiere dezir blancor e significa la virginidat, que es cándida al Señor
Dios. Diga vuestra Señoría, por me fazer alta merçed, de la memoria vuestra en el quarto
siglo.
Síguesse el quarto siglo de la Virgen
Es el quarto siglo el de los profetas, que se dize Siglo de las visiones. Ysaýas, antes
de todos, me memoró e recordó su nonbre de Virgen quando dixo: «Ahé, la Virgen
conçebirá e parirá fijo»222. Puso mi memoria so nonbre de profetissa quando dixo Dios:
«E allegueme a la profetissa e conçebió e parió fijo so razón de madre»223; quando dixo
«saldrá virga de la raýz de Jessé, etc.», e aun Jeremías, so nonbre de fenbra, etc., |[91v]
quando dixo: «La henbra çercará al varón»224, esto es, la Virgen al Salvador. Asimesmo
Ezechiel so figura de puerta çerrada fizo memoria de mí225. Del quinto siglo no cabe fablar
por singular, que todo es mi memorial, etc.
Cómo la devota Condessa, maravillándosse, contenpla en la memoria
de la gloriosa Virgen en todos los siglos
Por memoria me acordaré e mi ánima es enbaçada de las altas e singulares
revelaciones que nuestro Señor por los siglos del mundo [fizo] en honra e memoria del
vuestro gloriosíssimo nonbre, el qual nonbre vuestro dio de sí claríssimos rayos a todos,
como el claro sol del çielo. E bien paresçe que vós soys la luz que nasçistes al Justo e
alegría que aparesçiste a los justos, e digna soys de toda memoria. Si la memoria del justo
221 Eccli 24, 28: «Memoria mea in generationes saeculorum». 222 Is 7, 14: «Ecce virgo concipiet, et pariet filium». 223 Is 8, 3: «Et accesi ad prophetissam, et concepit, et peperit filium». 224 Ier 31, 22: «Femina circumdabit virum». 225 Cf. Ez 44, 1-3.
157
es con loanças, quánto más la de vuestra Señoría; e si el justo es en memoria eterna,
quánto más vuestra justíssima Exçellençia. Concluyo, muy altíssima vida mía, que la
memoria vuestra es inmortal, la qual a Dios es conosçida e a los honbres magnifiesta. E
aquesto es porque la casta nasçençia vuestra es relunbrosa e fermosa.
Pregunta la devota Condessa cómo es Ella gozo nasçido al mundo
Muchas vezes, o, muy gloriosa Señora mía, oyo a los capellanes e cantores míos
dezir la nasçençia vuestra: «¡O, Madre virgen de Dios, anunçió gozo a todo el mundo!».
Dizen asimesmo: «Con alegría e plazer celebremos la nasçençia de Santa María, por que
Ella misma ruegue por nos al Señor Jhesú Christo». Grand desseo he de saber cómo la
vuestra nasçençia anunçió gozo a todo el mundo.
CAPÍTULO XVIº
CÓMO LA GLORIOSA VIRGEN DECLARA QUE SU NASÇENÇIA FUE
GOZOSA A TODO EL MUNDO, ENTRE OTRAS MUCHAS, POR SEYS
RAZONES |[92r]
La mi nasçençia fue muy gozosa, entre otras muchas por seys razones a todo el mundo
segúnd diversas partes del universso. Primeramente, mi nasçençia fue alegre e denunçió
gozo grande en el çielo, segúnd el glorioso Fijo mío reveló al abad Zosismas, que el Fijo
de Dios reveló a los prínçipes algunos de la orden de los serafines e al prínçipe de su
pueblo, que dizen sant Migel, e les dixo: «Nasçida es oy una donzella, de la qual tomaré
carne e çierto será mi Madre. Aquesta ayudará a la reparaçión de vuestras sillas, e serán
llenas segúnd antes». De las quales nuevas anunçió la mi nasçençia grand gozo a las
alturas.
La segunda, quel ángel prínçipe a mí por Dios señalado por mi guarda e defensión
con todos los ángeles allí presentes a la santa mi nasçençia, quando en Nazareth nasçí, la
fiesta e alegría que fizieron les fue alegre e gozosa que no podiera ser mayor. E por causa
de los gozos que los ángeles ovieron fueron los spíritus malignos que alrededor estavan
fuertemente espantados e muy turbados, pensando quién sería aquella niña que entonçes
nasçía, por la qual los ángeles mostravan tanta alegría.
La terçera razón, porque quando fue revelado a los Santos Padres en las baxuras
del abismo del grand seno del linbo por el prínçipe sant Miguel, que a ellos desçendió e mi
158
nasçençia les nunçió, deziendo: «Aved plazer e gozo, que oy es nascida la Virgen escogida
para madre del Redenptor, que226 de aquí nos salvará», pensar deves qué gozo e plazer
avrían los Santos Padres el día de mi nasçençia; e, si todos fueron gozosos, aquellos
mayormente de cuya raýz nasçí. E quando de allí en adelante algúnd pariente justo mío
passava desta vida, luego pedían de mí nuevas con grand |[92v] gozo e plazer. Grand gozo
ovieron los santos con el ánima de mi señor padre quando lo vieron consigo e le fezieron
mucha honra por saber que era padre mío çiertamente.
La quarta razón, que en la casa de mi padre Joachín fue gozo e gran plazer con la
nasçençia mía: lo uno porque çessava el denuesto de mi padre señor que resçebiera en el
tenplo por el sumo saçerdote porque no avía fijos; alegrávanse asimesmo porque veýan a
mi señora madre ser libre de aquel denuesto porque no acresçentava al santo pueblo de
Dios. Alegrávanse tanbién porque sabían que la niña que les naçía quién e quál avía de ser,
segúnd ençima te dixe en mi conçepçión. E son las nuevas postrimeras que dixo el ángel a
mis parientes son estas a cada uno: «La fija que avrás será sienpre deputada e consagrada
al serviçio del Señor e llena de Spíritu Santo, e morará no en el pueblo, mas en el tenplo
del Señor, de la qual resçibirá carne el Fijo de Dios, el qual será Redenptor del mundo e
Salvador». Pues, oýdas tales nuevas, no es de maravillar que por cabo se gozasen mis
parientes. Mira, Condessa devota, cómo la nasçençia mía anunçió al mundo gozo e alegría.
La devota Condessa pregunta a la gloriosa Virgen por dos razones que quedan
Muy graçiosa Señora mía, Perla preçiosa e de grand valía, que dio al mundo todo
gozo e alegría, aún dos razones quedan que vuestra prudentíssima Señora olvidó o las
calló.
Prosigue la gloriosa Virgen a la quinta razón
No creas que por olvido me quedaron las dos razones que callé, mas por conosçer
de ti e te fazer entender si miras a lo que digo, e porque las últimas dos razones son por
otra vía que las quatro que oýste |[93r] e son asimesmo de alegría, plazer e gozo a los
presentes al nasçimiento mío. La primera razón fue que en el punto que yo nasçí fue la
cara mía por previllegio espeçial tan resplandesçiente que paresçía toda angelical e avía tal
influençia divinal que a los mirantes dava plazer e los provocava maravillosamente a
devoçión. E la virtud de Dios fue tanta en la mi faz que a los que la contenplavan eran
provocados a dessear e amar pureza, e eran enflamados con alegría cordial en amor del
Señor Dios.
226 que, interlineado.
159
Ni me vieron jamás mientra tomava leche llorosa, nunca fuy enojosa a mi señora
madre ni cargosa, mas alegre e gozosa. Ni en mi niñez vido jamás criatura movimiento en
mí liviano ni dissoluto; ni me vido reýr ni dar vozes, ni moverme de ligero; ni me vido
fazer cosa que fuese pueril o fecho de niña que fuesse enojoso. E tal era mi acatamiento
que, si mirava alguno, así lo alterava e mudava como si fuera una cosa preçiosa veniente
de çielo. E no solo los honbres, mas aun los ángeles, que eran a mí dados en serviçio,
resçebían en mi aspecto o acatamiento alegría e plazer. E luego, como fuy naçida, luego
mostré señales de grandes virtudes, ca en el miércoles, viernes e sábado no comía de leche
sino una vez al día; asímesmo me veýan en çiertas oras mis ojos e mis manos alçarlas al
çielo, como criatura que usava de razón. E como quiera que yo no fablase, empero el mi
entendimiento sienpre aprovechava en contenplar las cosas susodichas, segúnd estas cosas
reveló a Filiberto, devoto al mi serviçio, el glorioso Señor Dios. Pues, ¿quién quita,
Condesa mi devota, que toda criatura que tales graçias e virtudes en mí viesse siendo niña
no se delectasse en gozo e plazer?
Cómo la devota Condessa cree lo dicho con fortificaçión de enxenplos de santas criaturas |[93v]
Muy graçiosa niña e maravillosa infante, yo creo aquellas cosas reveladas al santo
varón bien copieron en vuestra santíssima niñez por mas alto grado e pujança exçellente,
ca el obispo sant Niculás el día que nasçió tuvo pino derecho e elguido en el baçín en que
el ama le lavava. Este, asimesmo, no tomava leche miércoles e viernes sino una vez al
día227. Santo Tomás de Aquino, el día que nasçió, le fallaron una çédula en la mano en que
era escrita el Ave María228. De santo Domingo se lee que un escolar carnal, besándole la
mano, sintió tanta influençia que fue libre de los carnales desseos229. Pues tales cosas
contesçieron en los niños pecadores, quánto más en vos, la niña que érades espejo de
buenos e mejores.
Sesta razón de la alegría que la nasçençia de la gloriosa Virgen dio al mundo
De cosas tanto maravillosas quanto curiosas el mui poderoso Dios reveló a Félix,
hermitaño en Tebayda, que, seyendo yo aún de leche e sin fabla, la virtuosa madre mía,
sabiendo por el ángel como yo avía de ser Madre del Salvador del mundo, quería muchas
vezes besarme pies e manos estando de ynojos delante de mí, mas yo, aunque niña sin
fabla, no ge lo quería ni podía sofrir, mas ademanes e señales le fazía de aborrimiento de
aquella honra que no me osava otra vez fazer.
227 Santiago de Vorágine recoge ambos prodigios recogidos en su Legenda Aurea III, 1 (trad. Macías 1992, I, 37b). 228 Cf. Legenda Aurea CCXIV (trad. Macías 1992, II, 930a). 229 Cf. Legenda Aurea CXIII (trad. Macías 1992, I, 445b).
160
E más cosa devota te diré que me contesçía en esta mesma niñez, lo qual Dios
inspiró en Filiberto, el qual dize, no enbargante que yo fuesse niña, sienpre a las oras,
mañanas e tardes, quando los sacrifiçios de cada día se fazían en Jherusalén, yo estando en
Nazaret a los pechos de mi madre, por el mi ángel enstigada e enformada, yo me tornava
toda a Dios en essas mesmas horas. E dentro en la mi ánima me sacrificava a Dios toda e
a mi coraçón por muy alta |[94r] e ardiente devoçión. E quando yo esto fazía toda me
alterava dentro en mí mesma, de la qual alteraçión dava de fuera grandes indiçios e
señales, provocantes a los que las veían a grand devoçión e delecçión de Dios. Mira gozo
e plazer de la mi niñez.
La razón segunda que aquel doctor Filiberto da del plazer e gozo que dio la mi
nasçençia en la casa de mi padre Joachín así fue por la reluzençia e influençia de la mi
cara, que el su acatamiento ansí paresçía çelestial e angelical; ca quanto me miravan, todos
eran espantados e se inclinavan a fazerme reverençia e los inclinava a que amassen pureza
e honesta castidat. Mira si mi niñez fue causa de mucho gozo e plazer en la casa de mi
padre.
Pregunta la devota Condessa qué vida fizo la Virgen desque le quitaron la leche
Muy magnífica mi Señora, bien muestra la vuestra devotíssima christiandat e la
Yglesia cathólica, esposa de vuestro Fijo, el plazer grande que han en la solenpne
nasçençia vuestra, quando unos a otros se conbida altamente entonando: «Todos nos
gozamos en el Señor, día de la natividat, çelebrando festival a honor de la Virgen María,
de cuya natividat se gozan los ángeles e loan en el çielo al Fijo Dios. Baylan e dançan los
ángeles, e se gozan e alegran los archángeles, e de consuna loan en los çielos al Fijo de
Dios». E yo me gozo en la vuestra niñez e me mucho alegro en la vuestra nasçençia, e me
tengo por bienaventurada en tener una tan graçiosa niña por una señora tan maravillosa
mía. Desseo, dulçíssima mi Señora, quando vos apartaron de la leche e qué entonçes
fizieron vuestros parientes açerca de vuestra donosa e graçiosa niñez.
CAPÍTULO XVIIº
QUÉ VIDA FIZO LA VIRGEN DESPUÉS QUE LE QUITARON LA LECHE
161
Dos cosas pides e así avrás dos respuestas. |[94v] La una, del tienpo de mi leche; la otra,
de la orden e disposi[çi]ón de mi vida. Sepas, quanto a lo primero, que el glorioso Dios
reveló a los santos varones tres maneras de leche. Una, leche de criança; e aquesta es
común a todos los niños que maman; e fázesse230 como por costumbre a los tres años, e
tal fue el quitar de la leche de Ysac, fijo de Abrahán, al qual al terçero año lo deslecharon
o quitaron de la leche. E fizo Abrahán grand conbite e solepnidat, en el qual quitó grand
duda de sus vezinos e comarcanos, que dezían todos que Sarra, de noventa años, [no] avía
de parir, mas Sarra avía tomado aquel fijo de otra e lo feziera suyo, etc. En contra de lo
qual, las mugeres que fueron al conbite llevaron fijos de leche, e Sarra, en testimonio de su
parto, dio a mamar a los fijos de las otras; e dixo que «¿quién, [que] tal oyesse, creería [a]
Abrahán que Sarra amamantasse fijos en hedat tan grande»231, quería dezir: «Ninguno lo
creyera si a mí no viera dar leche a los niños». E yo al Señor Fijo mío, al año terçero, le
quité la leche. Ni creýan lo que el secreto no sabían que yo, virgen, podiesse parir, salvo
que me veýan que yo le dava leche de mis pechos del çiclo de leche llenos.
Otra leche ha ende, que se llama leche232 de infançia. E desta clama la Sabidoría:
«¿Fasta quándo los niños aman la infançia?»233; e primero dize del infante: «Si te dieren
leche los pecadores e te afalagaren, etc.». E Ysaýas: «Como el infante se delecta a la teta de
su madre»234. E aquestos niños que se delectan con afalagos de dulçura como de la leche
se deven destetar e quitar de tales afalagos a los siete años. Quiso dezir la Sabidoría: «¡O,
niños párvulos, ¿fasta quándo amáys la infançia?», quasi dicat: «Ya tienpo es que dexéys la
leche de los afalagos e entréys a la disçiplina de los cas- |[95r] tigos; salid de la infançia e
entrad a la obediençia».
Otra leche ay de pueriçia o de moçedat, de la qual fue quito e apartado el propheta
Samuel, segúnd él lo escrive en prinçipio de su libro: «Quedó sola la muger e dio leche al
fijo suyo fasta que gela quitó. E después que le quitó la teta de la pueriçia, tomó Ana, su
madre, a los doze años tres toros e tres moyos de farina e una cántara de vino, e fue a
Sillo a ofreçerlo al Señor»235. Aqueste quitar de la leche a los doze años, que luego quasi
como fue ofresçido, le fabló el Señor cómo quería quitar el sumo saçerdoçio a Ellí, en el
qual Samuel ministró236.
Pregunta la devota Condessa a la Virgen çerca del tienpo del su destierro
230 Parece faltar el verbo quitar. 231 Gen 21, 7-8: «Rursumque ait: Quis auditurus crederet Abraham quod Sara lactaret filium, quem peperit ei iam seni?». 232 lleche. 233 Prov 1, 22: «Usquequo, parvuli, diligitis infantiam?». 234 Cf. Is 11, 8: «Et delectabitur infans ab ubere super foramine aspidis». 235 Cf. 1 Sam 1, 24: «Et adduxit eum secum, postquam ablactaverat, in vitulis tribus, et tribus modiis farinæ, et amphora vini, et
adduxit eum ad domum Domini in Silo». 236 Cf. 1 Sam 3.
162
Mui sabia e muy entendida Señora mía, nunca oý que criatura usasse los pechos de
su madre fasta los siete años e mucho menos fasta los doze. Pero yo erraría muy
gravemente si fe no diesse a las palabras de verdat perpetua que salen de vuestra boca.
Mas quédame por preguntar a vuestra grand Señoría quál de aquellas ablataçiones o quitas
de leche fue exerçitada en vuestra virgen perssona.
Responde la Vir[gen] a la pregunta
Sepas, devota Condessa, que yo huve en exerçiçio aquellas tres ablataçiones en sus
años, como oýste. La primera, en casa de mi madre, ya conplidos los tres años, como es
de lleno uso de las madres a sus niños, los quales años e por conbite terminados entre
propincos e parientes fue levada con ofertas al tenplo del señor Dios, adonde
acontescieron las cosas que te diré.
Primeramente, el ángel Gabriel, que a los parientes míos me denunçió, les dixo
cómo yo avía desde mi niñez ser consagrada toda e dedicada a Dios, e que no estaría ni
moraría entre las gentes, mas en el tenplo del Señor, |[95v] porque yo fui primero conosçida
que nasçida, e porque allí fuesse mi vida magnifestada, porque de mí no nasçiese sospecha
sinistra. Lo segundo, luego que fue puesta e ofresçida en el tenplo de Dios, niña de tres
años, firmé el voto de mi virginidat la terçera vez, segúnd reveló237 el alto Señor al santo
varón Dorotheo: la una, en el vientre de mi madre; la otra, de que nasçida; la terçera,
siendo ofresçida. Lo terçero, como el tenplo fuesse parte d’él en un montezillo, era
nesçesario de subir por una escalera en que eran quinze gradas, para las quales el rey
David, en spíritu de profeçía, fizo quinze salmos, a cada grada el suyo, los quales
devotamente entonavan los cantores. E aquesto es de la primera quita, quando me
apartaron de los pechos de mi madre.
Quanto pertenesçe a lo segundo, deves saber que, quando me pusieron mis
parientes a la raýz de la escalera sin ayuda de alguno mui chiquilla como era, la subí sin
descansar como si ya fuera de conplida hedat238. E fue aquella subida un grand misterio, el
qual se declara en tres maneras.
Declaraçión de la sobida de las quinze gradas que mi Señora sobió al templo
La primera, que así como la caridat que en mí era conplida e era perfeçión de toda
virtud que así sería yo cabo e fin de exçellençia sobre toda pura criatura. E son los quinze
salmos figura de las condiçiones de la caridat, las quales son estas.
Declaraçión de sant Pablo
237 A continuación tachado y subpunteado señoa. 238 Cf. Legenda Aurea CXXXI (trad. Macías 1992, II, 569a).
163
«La caridat paçiente es, benigna es. No es inbidiosa ni faze mal. No es inflada ni es
anbiçiosa –esto es, no busca honras–. No es atriarcea, quiere dezir, no anda a su
provecho. No se provoca a vengança ni piensa lo malo, ni se goza sobre la iniquidat o
injustiçia, mas gózasse con la verdat. Todas las cosas sufre, todas las |[96r] cosas cree que
son de creer, todas las cosas que son de esperar espera, e todas las cosas sostiene e
sufre»239. Mira la primera declaraçión de sant Pablo.
Declaraçión de Orosio
La segunda puso Orosio como Dios le inspiró, deziendo: «Aqueste subimiento de
la gloriosa Virgen de los quinze escalones era señal que la Virgen avría quinze virtudes
exçellentes, por las quales subiría a muy alto grado virtual sobre toda otra criatura pura».
Son estas las quinze virtudes: fe, esperança, caridat, prudençia, tenperançia, fortaleza,
justiçia, penitençia, virginidat, humilldat, paçiençia, obediençia, piedat, devoçión e alta
contenplaçión.
Declaraçión de Dorotheo de los quinze grados que nuestra Señora subió en el tenplo
La terçera es de Doroteo, a quien Dios la reveló, el qual dize que aquel sobimiento
significó que yo avía de sobir quinze estados de los bienaventurados, los quales son estos:
ángeles, arcángeles, prinçipados, potestades, virtudes, señorías, tronos, cherubines,
serafines, patriarchas, profetas, apóstolos, mártires, confessores, vírgines.
E, así, beví fasta conplir los siete años de mi infançia, en los quales bivía como
niña con afalagos, aunque yo no lo avía menester; mas por me conformar con las otras,
passava sin pecado por la hedat de niña. En estos quatro años no apremiavan a las niñas a
las virtudes, mas solamente las induzían con falagos, pero estrañáva[n]le los viçios
blandamente, aunque en este estado yo era ordenada por alto estilo, informada e induzida
por el ángel a mí dado.
La Condessa a la Virgen
¡O, por entonçe maravillosa niña e agora e por sienpre Sobreseñora mía! Si
quando niña fasta los siete años sí cabían en vuestra señalada e singular infançia los viçios
de la niñez, ¿por qué |[96v] no han razón de culpa?
239 1 Cor 13, 4-6: «Charitas patiens est, benigna est. Charitas non aemulatur, non agit perperam, non inflatur, non est ambitiosa, non
quaerit quæ sua sunt, non irritatur, non cogitat malum, non gaudet super iniquitate, congaudet autem veritati: omnia suffert, omnia credit, omnia sperat, omnia sustinet».
164
CAPÍTULO XVIIIº
CÓMO NO UVO EN LA GLORIOSA VIRGEN LOS VIÇIOS DE LA NIÑEZ,
AUN AQUELLOS QUE NO VÍA RAZÓN DE CULPA
De previllegio espeçial así fue por Dios dotada que las niñezes sin pecado aun en mí
nunca copieron. E dezirlas he por cuento, por que mejor lo entiendas. Han sin pecado los
niños estas siguientes niñezes.
La primera es fablar sin lo pensar. Fablan los niños qualquier cosa que les viene a
la boca sin pensar si es bueno o malo, onesto o desonesto. Denuestan240 a sus padres e a
sus madres e desmiéntenlos, e dizen quanto veen e quanto oen, etc. La segunda niñez es
saber de niño, por quanto saber de niño es çerca de chicas cosas, como son nuezes,
avellanas e otras fructas; mas en las cosas preçiosas, más van a las cosas por fermosura o
sabor que por el presçio. La terçera es coydar o pensar de niño, por [lo] qual es çerca de lo
que vee e oe, e çerca de lo presente, ca de lo futuro no se cura ni faze caudal, et cetera. La
quarta niñez es inmundiçia e suziedat, ca los niños patalean por el agua, siéntansse en el
lodo, ensuzian sus ropas, enbuélcanse, ençenízansse e todos se avellacan. La quinta
mutabilidat, que luego lloran e luego ríen; ya quiere comer ya no lo quiere; oy quieren
bien, ya quieren mal; nunca están en un ser, todos momentos mudan sus afectos. La sesta
niñez es temer de niño. Suelen los niños temer lo que no es de temer e no temen lo que
deven. Temen los moharraches e los çaharrones, e no temen al fuego ni al cuchillo fasta
quemarsse e tajarsse. E assí de otros miedos e espantos que de su hedat han los niños. En
tanto que sy vieren a los con que suelen trebejar e jugar, si los veen |[97r] las caras
trasformadas, han pavor e miedo dellos. La séptima es amor de niños. Los niños muchas
vezes dessean e quieren las cosas que bien les paresçen, e sueñan e lloran muchas vezes
por essas. E travan de la candela del carbón e lievan a la boca qualquiera cosa; ni miran
por los daños, mas por el bien parescer que les agrada. La octava niñez, que los niños no
han vergüença de tomar la teta delante todos ni de se despojar ni demostrar sus
vergüenças e sus secretos naturales, etc. Destas dulçuras e leches son los niños destetados
a los siete años de su niñez.
Pregunta la devota Condesa a la gloriosa Virgen si tuvo algunas de la inmundiçias de los niños
240 denuestas.
165
Muy prudente Virgen e muy exçellente Reyna, una dubda tengo grande de vuestra
santa niñez. No se enoge vuestra Alteza si errare por ynorançia.
Responde la Virgen
Qualquier cosa que dubdes por desseo de saber, yo lo he por bien serviçio
mirando tu devoçión. Di por esso lo que quieres e yo te satisfaré.
La Condesa
Querría saber de vuestra profunda e munda pureza si sufrió alguna horrura e
inmundiçia que por los niños pasan. Ítem, si algunas de las dichas niñezes passaron por
vuestra infançia virginal.
CAPÍTULO XIX
CÓMO LA VIRGEN DECLARA QUE NO PASSARON POR ELLA NINGUNAS
HORRURAS NI INMUNDICIAS NI NIÑEZES DE LOS OTROS NIÑOS
Las inmundiçias de los niños son consideradas en dos maneras. Unas son inmundiçias
que manan de dentro; otras son que los niños fallan en las cosas de fuera, en que los niños
se ensuzian, así como lodo o barro o hezes o otras cosas tan torpes. Los que manan de
dentro, como sarna e tiña, lagaña e mo- |[97v] cos o bavas, orinar, ventear e fazer cámara
por sí e por sus vestiduras, etc., sepas, Condessa amiga e devota mía, que ningunas
inmundiçias ni orruras ni suziedades tales huve siendo niña. E aun más te digo, que ni
jamás sentí unas ni otras en mi perssona. Fablo agora solamente de las sordezes
corporales. E darte quiero razón de mi dicho ser verdat. Yo, por providençia divina, fuy
escogida e señalada por casa e tenplo suyo, al qual pertenesçía ser puro de toda horrura e
mondo de toda sordez e inmundiçia.
Dirás tú: esso se entendía del tenplo e casa, en la qual Dios morava por fe e caridat
açerca del su pueblo. Mas la niñez vuestra, como era humana, fuerça era que oviesse
superfluydades como las otras niñas. E por conseguiente avría horruras e inmundiçias de
niñez e otras infantiles inquinaçiones. A esto te respondo que, si la casa o tenplo de Dios
material avía de ser puro e linpio de toda inmundiçia e suziedad, por morar el Señor Dios
en él espiritualmente, mucho más el templo corporal devía ser puro e linpio de toda
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inmundiçia dentro e fuera, porque avía Dios de morar en él corporalmente; e quanta
diferençia ha de morar Dios en tenplo material al tenplo raçional, tanta diferençia ha e
más de morar Dios en tenplo material espiritualmente a morar corporalmente en tenplo
raçional. Pues como fuesse yo hedificada como casa e tenplo en que Dios morasse
corporalmente, ergo más digna cosa era yo e más apropiada que el tenplo e casa de
Jherusalén.
Claro es, e así lo crees, que Dios de mí tomó carne e corporalmente moró nueve
meses en el mi vientre; más çercana era yo a Dios entonçe que ninguna otra henbra, ca el
cuerpo de Jhesú por entonçe con el mío eran de un ser e un cuerpo por continua cantidat,
en tanta unidat que algunos quisieron dezir que el cuerpo |[98r] del mi Fijo e mío eran essa
mesma carne. E que yo podía bien dezir por el mi Fijo: «Este agora carne de mi carne e
huesso de mis huessos»241. Pues agora bien vees tú que Dios corporalmente mora en mí,
lo qual nunca moró en el tenplo de Jherusalén ni en el tabernáculo que Moysén en el
desierto fizo e le mostró el Señor. Pues bien se sigue que qualquiera inmundiçia que Dios
mandó e defendió acerca del tabernáculo e tenplo que aquella e otra qualquiera arredró e
alexó de mí e en mayor grado.
Mira, Condessa, que en el desierto Dios dio a Israel essas leyes, que qualquiera que
en sueños se ensuziasse por humor semental que no veniesse a los reales de que avía de
salir fasta que en agua se lavasse e bolviesse a las vísperas a los reales242. Los quales reales
eran tres: el primero era el de la divinidat en medio de todo el pueblo; el segundo, de los
levitas; el terçero, el de los tribus que çercavan a los otros dos. Este que en sueños se
ensu[ci]ava, como dixe agora, fuesse saçerdote o levita, de los dos primeros reales avía de
salir fasta se lavar, no avrá de bolver a los dos reales de Dios e de los levitas fasta la tarde.
Pues mira, que yo era el primero real de su divinidat, pues çierto es que el tal humor no
fue en mí, pues yo era tienda prinçipal en que Dios moró por nueve meses corporalmente.
E así me conservó desta inmundiçia semental del cuerpo mío.
Ítem, toda muger que sofría la purgaçión sanguinia siete días estava apartada del
tenplo e de los honbres e de los de su casa. Pues como yo fuesse tenplo de Dios e
continuamente los ángeles me aconpañassen e serviessen desde que [fui] conçebida, claro
es que aquella inmundiçia sanguina o mestrual nunca la huvo en mí ni Dios en mí la puso.
Otra razón. Dios ni natura no fazen nada en balde, e la natura no faz superfluo ni
mengua en lo nesçessario. Dios me escogió |[98v] para que virgen conçibiesse e pariesse.
Pues como yo no deviesse conçebir de varón ni eran en mí nesçessarios, antes superfluos,
los dos humores que ya dixe –ni semental, ni mestrual– ni son humores que de
nesçessario aya de ser en la criatura de su entreguedat, ca en la resurreçión general no
serán tales humores e inmundiçias en varones ni en mugeres.
241 Gen 2, 23: «Hoc nunc, os ex ossibus meis, et caro de carne mea». 242 Cf. Lev 15, 16-17; Num 19, 7.
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Otra inmundiçia corporal defendía Dios al pueblo suyo que en ningúnd caso243
aparesçiesse en todos tres reales, que Dios andava244 entr’ellos e podiera Dios ofendersse e
dexar el pueblo. E aquesta inmundiçia era de los gruessos humores e reliquias de sus
manjares. E mandava Dios que245 fuera de los dos reales toviessen logar común donde
purgassen sus vientres. Pues ¿quién dubda que Dios por su graçia e previlegio espeçial me
preservasse de tales humores, que casa suya santa e monda era escogida en que Dios
corporalmente morasse? Sepas que en mí tanpoco como en el Señor Fijo mío huvo
humor superfluo semental, que es inmundiçia humana e nesçessaria natural, ni la
inmundiçia perssonal, que es el humor gruesso de lo superfluo nutrimental.
Cómo dubda la Condessa de lo dicho por la Virgen e arguye
Muy alta e muy esclaresçida Señora mía, mucho só maravillada en lo que agora oý
de vuestra muy dulçe lengua, e no puedo con mi coraçón sino que pregunte a vuestra
Merçed cómo puede ser que vuestra feminil e vera humana perssona fuesse veramente
mugier e no toviesse los ofiçios de sus virtudes vegetables, sin las quales no puede ser
honbre en espeçial humana, ca Dios dio un humor en los varones e llámanle semental
para multiplicar la espeçia humana; e a las mugeres, humor sanguino e mestrual para ese
mesmo ofiçio. E dio a los varones e mugeres |[99r] humor nutrimental para conservar a los
individuos perssonales, sin los quales no pueden bivir. Ergo los humores superfluos de los
nutrimentos conviene de los esçeptar o espeler, lo qual paresçe ruda purgaçión en el
vientre, ca, segúnd dixo vuestra Alteza, Dios e natura nada fazen frustra o en balde. Desta
mi pregunta ruda vuestra Merçed me enforme.
Responde la gloriosa Virgen a la propuesta qüestión
No es maravilla, Condessa devota mía, que dudes de mis palabras, que son nuevas
de que los santos no se entremetieron por la calidat de la estoria ser muy humillde e a la
honestad no mucho conveniente. Enpero plázeme mucho satisfazer a tu qüestión porque
la fabla es secreta entre mí e ti. Quiérote luego responder del humor generativo
nesçessario para multiplicar la espeçia humanal. El glorioso Fijo mío por ser fijo de la
Virgen no pudo engendrar naturalmente, ca la virtud generativa de la semental virtud del
varón padre proçede, por tanto el Fijo mío, como no fue engendrado de varón, no uvo
virtud semental para poder engendrar, mas huvo semiente divinal para engendrar fijos
espirituales. Mira el profeta Ysaýas, que fabla desta semiente quando dixo: «Por esso que
243 A continuación acaso. 244 Interlineada una m inicial. 245 Al margen deutero. 23 (Deut 23, 12-13).
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traxo a la muerte la su alma vera luenga246 de su semiente»247. Así de mí, por quanto yo era
escogida para multiplicar por vía natural a la espeçia humana; por tanto ni huve superfluo
humor sanguino para conçebir humor aguoso para engendrar.
Otra pregunta de la Condessa a la gloriosa Virgen
Antes que vuestra Alteza más diga de lo segundo, suplico me quiera enformar si
los instrumentos generativos los huvo vuestra muy conplida perfeçión e el glorioso Fijo
vuestro, Señor mío, honbre perfecto, si en ellos huvo falta.
Responde la |[99v] Virgen a la pregunta
Grand diferençia es fablar de las partes humanas e de los actos dellas, ca las partes
de la sustançia humana son de perfeçión de la espeçia e nesçesario requiridos para
multiplicaçión e conservaçión de la espeçia humana, pero la esecuçión de los actos suyos
nasçen del apetito e voluntad del conservante e multiplicante. E, por tanto, a perfeçión del
Fijo mío e mía no podieron ser humanas perssonas, mas perfetas, que fuemos Fijo e
Madre; ni fueron las tales partes para general ofiçio humano, mas para perfecçión
humana, como será en la general resurreçión, fuera superfluo si solamente para tal uso se
resçibieran.
Agora te respondo a lo segundo de los superfluos humores del cevo nutrimental.
Quanto es al uso común de las virtudes vegetables e animables, bien era razón que
oviessen cabida en mí la purgaçión de los tales humores, como en las niñas, pero como el
Señor Dios, por benefiçio espeçial, me libró e santificó de los humores sanguinos e
aguosos, así por previlegio singular me purificó de los humores terrosos e fedosos. E
quiérote poner enxenplo en que natura humana goza en diverssos estados suyos destos
mismos benefiçios. Mira a los niños en el vientre de la madre, que ni respiran por la boca
ni purgan sus humores del çevo nutriente, ca solo han uso de expulir los superfluos e
gruessos humores. Mira aun en los pollos estantes bivos en los huevos, los quales ni
respiran ni se purgan, aunque resçiban nutrimento fasta el día que sale linplio e fermoso e
la casca queda linpia. Mira cómo la vegetativa, aunque tenga sus virtudes todas segúnd
perfecçión, pero no usa los actos de todas por aquel tienpo, sino los nescesarios por
entonçe. Pues Aquel |[100r] que a la natura proveyó de tal nesçessidat pudo a mí por su
graçia previllegiar que en mí no oviessen logar los tales humores sino que la superfluydat
246 En el original, luengua. 247 Cf. Is 53, 12: «Pro eo quod tradidit in mortem animam suam, et cum sceleratis reputatus est, et ipse peccata multorum tulit».
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nutrimental passasse en sudores o en vaporaçiones e exalaçiones por los poros corporales
o en resoluçiones de los lugares continentes.
Otro enxenplo te contaré que se cumplió en el Fijo mío mientra vivió
humanamente ante de la su redempçión. Ca como Él fuesse, segúnd dixe, tenplo de la
deidat, en el qual moró e mora corporalmente el conplimiento de la deydat, no sufrió
Dios que tales gruessas inmundiçias oviesse en el su graçioso vientre, mas Él tenía poder
de comer, e comer lo puro e gastar lo inpuro en vapores, e resolverlo en el continente, e
que los vasos e venas fuessen poblados de humores naturales, puros e graçiosos por el
poder del Señor.
Asimesmo el Fijo mío, después que resurgió, comió e bevió con sus apóstolos
muchas vezes248, como lo afirman los evangelistas. Mas ni por esso huvo en él lo
superfluo de los manjares ni usó de los manjares para nutrimento, mas para mostrar que
era honbre bivo e podía comer. Mas el gastar de la nutritiva ni el apartar de la digestiva ni
el expeler de la expulsiva ovieron allí lugar. Mas el poder del cuerpo glorioso lo gastava e
resolvía que no quedava prinçipal ni superfluo porque el cuerpo glorioso tiene poder de
comer, mas no ha mengua ni nesçessidat de comer. Pues aquel que dio poder al cuerpo
glorioso, poder de gastar e consumir los nutrimentos, quanto a lo sustançial e superfluo,
dio al mi cuerpo puro e graçioso poder de gastar e consumir lo superfluo.
Ítem, como los cuerpos gloriosos ayan venas e vasos naturales para rescebir e
expelir los gruessos humores, los quales no caben en ellos, |[100v] mas humores gloriosos,
así, siendo yo niña e moça e ançiana, no huve humores fedosos e gruessos, mas humores
graçiosos permanesçientes e estables. Ni por esso las venas e vasos de los humores tales
fueron fustrados e criados en balde, mas huve yo aquellas perfeçiones de natura como las
han bienaventurados después de la resurreçión.
Ya oýste, Condesa devota, cómo en mí no huvo inmundiçia corporal grande ni
pequeña. En la ystoria de mi conçepçión te dixe cómo no huve en mí inmundiçia249
spiritual ninguna. Agora mira qué me quieres preguntar.
Cómo la devota Condessa cree todo lo dicho por la gloriosa Virgen,
confirmándolo por figuras de la Ley Vieja
Tengo veramente e firmemente creo que la digníssima perssona vuestra fue pura
en la vuestra conçepçión, e más pura en la nasçençia, e muy más pura en vuestra santa
nutriçión. ¿Quién dudará? ¿Quién dudar puede que vuestra magnífica e virginal pureza
fuesse la tienda en que Dios moró entre los fijos de Israel en el desierto e la casa de Silo
consagrada e santo templo de Salomón? E si vuestra magnifiçençia sustançialmente no
248 A continuación repite comio e bevio. 249 in, interlineado.
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fuesse aquellas divinas habitaçiones o moradas de Dios, pero aquellas fueron figuras
vuestras. E vos, muy alta Señora mía, fuestes la verdat de aquellas, pues quanto llena e
puja la verdat a la figura e el signado a la señal, tanto pujó la morada que en vos tenplo del
Señor Dios fue a la morada en aquellas; ca en vos moró corporalmente humanado, e en
aquellas spiritualmente sin contacto. Allí, distante infinitamente, en vos tocante
perssonalmente; allí morava por fe e caridat por parte del pueblo, en vuestra perssona
sensible e palpablemente. Pues claro es que no sufriera el Señor inmundicia corporal en
vuestra vir- |[101r] ginal pureza, sanguina ni terrosa e aguosa, ni mucho menos espiritual; e
así vuestra grandeza uvo pureza.
Pido una merçed, me informe, pues fuestes tan pura e tan pulida, cómo quedaría
vuestra Alteza linpiamente esclaresçida.
CAPÍTULO XXº
DE DIEZ RAYOS CLAROS QUE DIOS
ENBIÓ EN EL ÁNIMA DE LA VIRGEN MARÍA
Ençima te dixe cómo el nonbre mío, María, tenía çinco significaçiones, que son:
alunbrada, alunbrante, mar amargosa, estrella de la mar e señora. De las quatro te
claramente enformé, mas la primera no traté por agora. Pues lo pides, oye lo que te diré.
De aquella fuente de luz e resplandor paternal, Fijo de Dios conplido e lleno, diez
claríssimos rayos subió de sí mesmo en el ánima mía, por los quales de alto mérito soy,
siempre llamada illustrada e esclaresçida.
El rayo primero fue quando por mesura dezir no se puede ni entendimiento fue
illustrado en el resplandor de la graçia gratificante divina, que no se cree que ángel
ninguno alcançasse tan grand intelligençia de los thesoros e secretos de Dios, los quales
son bienaventurança de paraýso. Pues diremos que el rayo primero fue la claridad graçiosa
que resçebí en la mi criazón e formaçión; e algunos le llaman santificaçión. El segundo
rayo fue el de la fe, la qual con la graçia entonçes resçebí en grado muy exçellente. El rayo
terçero, quando yo fuy illustrada por los quatro dones intellectuales que el Spíritu Santo
entonçes influyó en mí, que se llaman dones de sabidoría, de entendimiento, de sçiençia,
de consejo, que illustraron e esclaresçieron en los secretos de Dios e secretos de la
humana e santa vida. El rayo quarto fue de las revelaciones celestiales a mí |[101v] reveladas
171
altamente, las quales yo huve muchas vezes en las contenplaçiones mías e rebatamientos
espeçiales e theorías çelestiales, los quales eran tan fervientes e claros, de tan altas materias
e tan discretas, que no te los podría explicar lengua de una criatura. El quinto rayo que me
illustrava e esclaresçía así era reluziente intelligençia de los profundos e altos secretos de
los abismos e fonduras de las santas Escripturas, la qual en mí resplandesçía claramente.
El rayo sesto, que de continuo mi ánima illustrava, era la fabla que muchas vezes
familiarmente con los ángeles yo avía, e colaçiones sobre los fechos divinales,
mayormente çerca de aquellos que [eran] a honra de Dios e obediencia suya e a piedat e
salvaçión de los escogidos. El séptimo rayo que manava de la fuente de la luz de mi alma
fue aquel que resplandesçió en mi alma el Spíritu Santo [el] día que de mí el Fijo de Dios
carne tomó e me fizo ser su madre, de lo qual más se verá adelante, Dios queriendo. El
rayo octavo, que fue en espeçial me alunbrante, es en el día de la muerte del mi muy
amado Fijo, quando en la cruz espiró e yo con el cochillo de su dolor caý en tierra
amorteçida e luego, puesta en éxtasi, mi Señor, el Criador, por amansar aquel moral dolor
mío, me enbió tan clara lunbre en el mi250 entendimiento en el qual me reveló la gloria sin
estima que el alma de mi Fijo por la muerte alcançó. La qual lunbre me quitó el grave
dolor que yo sofría e las gravíssimas angustias que mi alma padesçía en tanto que afirmé a
todos los otros que se dolían dándoles mucha confiança de la muy presta resurrreçión del
Fijo de Dios al terçero día, que resurgiendo les mostraría. El rayo noveno que |[102r]
alunbró a la mi alma asý fue la continua conversaçión e singular familiaridat que yo con el
Fijo mío avía por espaçio de XXX años. ¿Quién podrá dezir quánta era la luz e claridat
quel Fijo mío ponía en mi alma quando me mirava como a una copa de oro, guarnida de
piedras preçiosas, en que Dios puso al Fijo suyo, como tesoro de salvaçión, e me mirava
ser yo de mayor capaçidat que los çielos e tierra? ¡O, si podiesses entender quántos e
quántas doctrinas, quán altas leçiones, enformaciones, revelaçiones, promissiones,
atraymientos, dulces departiçiones, amorosas elevaçiones, manifestaçiones nuevas e
maravillosas conclusiones me enseñó e declaró el glorioso Fijo mío e sabidoría de Dios
Padre en aquel tienpo en que yo con Él morava e minystrava humillmente! El rayo
déçimo e postrimero fue aquel que yo resçebí con los Apóstolos en la fiesta de Cinqüesta,
quando sobre los apóstolos e santas mugeres desçendió súbitamente el Spíritu Santo en
lenguas visibles ençendidas. E251 tan alto Huésped no viniera en posada tan esmerada e
esclaresçida e alunbrada sin nobles joyeles e altas merçedes e dones preçiosos e çelestiales.
Mira, Condessa devota mía, cómo sola me convenía que me llamassen María. E
baste a tu desseo de252 saber quánta e quál fue mi nasçençia esclaresçida.
ACÁBASSE LA HISTORIA DE LA GLORIOSA NASÇENÇIA DE LA VIRGEN SIN MANZILLA |[102v]
250 mie. 251 En el original, en. 252 Interlineado, de.
174
COMIENÇA LA HISTORIA DE LA GLORIOSA ENCARNAÇIÓN DEL FIJO DE DIOS
SÍGUESSE EL DIÁLOGO ENTRE LA VIRGEN GLORIOSA E LA MUY DEVOTA
CONDESSA ÇERCA DE LA ENCARNACIÓN DEL FIJO DE DIOS
La Condessa
ui resplandesçiente a los cathólicos christianos por la vuestra santa nasçençia,
e muy esclarescida e grata perssona quanto a la vuestra virginal ygnoçençia,
muy consolada e muy alegre me fizo vuestra altíssima Señoría enseñándome e
doctrinando de la profunda sabidoría vuestra çerca de los dones e perfeçiones que el
Señor Dios en vos puso en la formaçión e nasçençia vuestra al mundo gozosa, alegre e
plazentera. Agora, mi muy alta Señora, si plazerá al vuestro querer, querría oýr la vuestra
ançilla la maravillosa conçepçión que huvo vuestra castíssima virginidat por virtud del mui
Alto e obra del Spíritu Santo. E si vuestra Merçed tanto bien me fiziesse, desseo mucho
saber las que yo tengo çiertas dudas que en el santo Evangelio de vuestra Anunçiaçión
están senbradas e ascondidas.
La Virgen
Mi amada e mi devota Condessa, yo enpesçé a fablar contigo e informarte de tus
dubdas. Mira qué estilo escogerás en tus preguntas, por ésse seguirán las mis respuestas.
Cómo la Condessa faze qüestión çerca de la primera palabra
del Evangelio: «Missus est angelus Gabriel»1
Mui esmerada Señora Virgen, ¿por qué fue a vuestra muy magnífica señora
enbiado ángel más que honbre?
CAPÍTULO PRIMERO
CÓMO RESPONDE LA VIRGEN POR QUÉ LE FUE ENBIADO ANTES ÁNGEL
QUE HONBRE, E MÁS GABRIEL QUE OTRO ÁNGEL
1 Lc 1, 26.
M
175
Por muchas razones. La primera, por- |[103r] que este fue el uso e costumbre que Dios
tuvo con los sus escogidos, espeçialmente con los conçibimientos maravillosos, así como
en el de Sarra, en el de Ana, madre de Sansón, en el mío, quando mi señora madre me
conçibió en el concebimiento de santa Isabel. Pues conçebir sin conpañía de varón era
conçepto maravilloso, razón era grande que ángel del çielo me fuesse enbiado. La segunda
razón, por quanto yo avía de concebir al Ángel del grand consejo, razonable cosa fue que
ángel a mí fuesse enbiado. La terçera, por quanto yo avía de conçebir al Fijo del muy alto
Señor Dios, razonable cosa era que del çielo ángel me fuesse embiado. La quarta, por
quanto yo avía de conçebir al Emperador de las sillas angelicales, razonable cosa fue que
ángel fuesse el embaxador del tal mi conçebimiento. La quinta e postrimera, por quanto
yo avía de conçebir a aquel del qual trimen las potestades e adoran las señorías, razonable
cosa fue que ángel me fuesse embiado. Por estas que ya te dixe e por otras razones que
callo fue nesçessario que no honbre mas ángel me fuesse enbiado.
La Condessa: ¿por qué Gabriel más que otro ángel?
Razonable cosa fue, mui alta Señora mía, que ángel más que honbre a vuestra
nobleza fuesse embiado; mas deseo he de saber por qué Gabriel, más que Rafael o que
Oriel, vos fue embiado.
La Virgen responde
Por muchas razones el glorioso Dios enbió a Gabriel más que a ángel otro alguno,
las quales son çerradas en este nonbre, Gabriel, el qual quiere dezir fortaleza de Dios2.
Menester era la fortaleza de Dios por parte del Fijo mío, el qual venía a librar los sus
captivos de la mano del grand tirapno, que era el prínçipe deste mundo e señor de las
potestades tenebrosas; pues menester era el Señor fuerte e poderoso para el congresso de
la batalla, el |[103v] qual era el Rey de gloria, ergo razonable cosa fue que la fortaleza de Dios
anunçiasse al Rey de gloria, fuerte e poderoso, en las batallas.
Ítem, por la parte mía, que era moçuela e virgen flaca e temerosa, que avía de ser
turbada e medrosa en tan alta embaxada, nesçessaria fue a mí la fortaleza de Dios para que
me consolasse e esforçasse en los temores virginales e miedos míos feminiles.
Lo terçero, por parte de mi esposo e vegezuelo, que huvo miedo en el mi
conçebimiento e me quisiera dexar, si no que le aparesçió sant Gabriel en sueños e le
2 Cf. Eusebius Hieronimus, Liber de nominibus hebraicis: «Gabriel, conformavit me Deus, aut fortitudo Dei, vel vir meus» (PL
XXIII, 888).
176
dixo: «Josep, fijo de David, no quieras temer de rescebir a María tu esposa, ca lo que en
ella es naçido, de Spíritu Santo es conçebido»3. Lo quarto, por parte del mesmo Gabriel, cuyo ofiçio es de muy alta dignidat, lo
qual parescerá por las seguientes conclusiones. La primera es que sant Gabriel es de la
más alta orden de los coros de paraýso, por quanto el Evangelio dize que fue embiado de
Dios. Çerca de lo qual deves saber que las gerarchías de los ángeles son tres e ha en cada
gerarchía tres órdenes de ángeles. La primera es la más baxa e tiene tres órdenes, es a
saber: ángeles, archángeles e prinçipados. La segunda gerarchía es, e más alta que la
primera, la mediana; e tiene tres órdenes, es a saber: potestades, virtudes e dominaçiones o
señorías. La terçera e somera es la más alta de todas tres, e tiene asimesmo tres órdenes,
que son: tronos, cherubines e serafines. E así se han estas tres gerarchías entre sí que la
más baxa es de los ángeles embiados a nos por la media gerarchía. E los ángeles de la
media gerarchía son embiados a nos por los ángeles de la soberana gerarchía, aquestos
más altos son enbiados por solo Dios sin otro ángel medio. Pues como el ángel sant
Gabriel sea enbiado de Dios sin medio alguno, bien se sigue que sea de los primeros.
Mira, discreta |[104r] Condessa, que el Papa, vuestro santo Padre, ha tres órdenes e
tractantes de mensageros, de los quales unos embía a grandes negoçios, e aquestos llaman
nunçios. Otros enbía a mayores negoçios, e aquestos llama legado[s]. Otros embía a
negoçios arduos e máximos e más altos, e aquestos llaman delegados e embiados a latere.
Pues, como el Papa, así el muy alto Dios ha estas tres maneras de mensageros, los quales
aparesçieron en los tres ángeles en figura que conbidó nuestro padre Abraham, que
fueron sant Miguel e Gabriel e Rafael.
Este Rafael fue de la baxa gerarchía; Micael, de la más alta orden de la mediana e
de las dominaçiones; mas Gabriel, en nuestro caso, es el más alto de todas tres órdenes,
de la terçera e soberana gerarchía. Oe la razón: qual es la obra, tal deve ser el mensagero e
tractante; pues como la santa unión de la humanidat con la divinidat en una perssona sea
la más alta e ardua obra que Dios ante no fizo ni otra tal fará, ergo el mensagero e tractante
es el más alto e más digno que Dios jamás embió ni embiará. Mira quánd grande ha sido
el embiado de Dios, glorioso Gabriel.
La segunda conclusión, que aqueste famoso Gabriel es aquesse que denunçió la
conçepçión del más que propheta sant Juan Baptista, baptizador e aposentador del rey
Mexías redenptor, como él mesmo dixo a Zacharías: «Yo só Gabriel, que sienpre só
presente a Dios, embiado a ti, etc.»4.
[La Condessa]
3 Mt 1, 20: «Ioseph fili David, noli timere accipere Mariam coniungem tuam: quod enim in ea natum est, de Spiritu santo est». 4 Lc 1, 19: «Ego sum Gabriel, qui asto ante Deum: et missus sum loqui ad te, et haec tibi evangelizare».
177
Muy gloriosa e puríssima Virgen, muchas vezes oý dezir que unos ángeles eran
siempre asistentes e presentes a Dios, e aquestos Dios no los embiava a nos. Otros eran
de las baxas gerarchías, e embiava los que se pagava. Pues, muy prudente Virgen, ¿cómo
dize vuestra Alteza quel ángel Gabriel ser5 ángel seraphín? E perdone vuestra Señoría
porque atajé la dulçe palabra vuestra. |[104v]
Responde la gloriosa Virgen
Deves saber, devota Condessa, que de común curso e usso nunca los seraphines
ni los cherubines ni los tronos, que son las tres órdenes de la más alta gerarchía, jamás son
embiados al mundo. Empero los altos casos e negoçios arduos e singulares, de previllegio
espeçial, embía el Señor algunos de los serafines, que son los más altos. Por lo qual, una
vegada, queriendo el Señor Dios mostrar al profeta Ysaýas la gloria del mi Fijo, serafín le
embió a gelo demostrar quando dixo: «Boló a mí uno de los serafines»6. E por quanto la
visión era del Rey de gloria, Señor de las cavallerías, fuerte e poderoso en batalla, no dudes
que le llamassen Gabriel, aunque no lo diga la profeçía.
Es la terçera conclusión confirmaçión de la segunda, ca deves creer e tener
constantemente que aqueste glorioso e graçioso Gabriel en todos los negoçios que
tocaron a la encarnaçión del Salvador e Prín[çi]pe de la paz siempre fue enbiado e
nonbrado Gabriel. Ca este fue enbiado a Daniel para le enformar de las setenta semanas
de la venida del Redenptor e que se terminarían en la muerte cruel suya7. Este vino a
Zacharías para le enseñar la encarnaçión del Rey Mexías; este aparesçió a Josep, esposo
mío, çertificando mi preñez; este aparesció a mí para me anunçiar que yo conçibiría e
pariría al Fijo de Dios; este aparesçió en sueños a los Reyes Magos, avisándolos que no
bolviessen por Herodes8; este aparesçió primeramente a los pastores, declarándoles con
grand luz e resplandor la nasçençia del Salvador9. Aparesçió a Josep en Nazareth que
fuyéssemos a Egipto10. Este Gabriel aparesçió en Egipto a Josep para que tornássemos a
tierra de promisión11. E deves creer que así como el Fijo de Dios encarnado en el mi
vientre fue e es Prínçipe de los prínçipes, así el ángel Gabriel, que lo vino a denunçiar, fue
el príncipe de los seraphines. |[105r]
5 A continuación, subpunteado embiado. 6 Is 6, 6: «Et volavit ad me unus de seraphim». 7 Cf. Dan 9, 20-27. 8 Cf. Mt 2, 12: «Et responso accepto in somnis ne redirent ad Herodem, per aliam viam reversi sunt in regionem suam». 9 Cf. Lc 2, 9: «Et ecce angelus Domini stetit iuxta illos, et claritas Dei circumfulsit illos, et timuerunt timore magno». 10 Cf. Mt 2, 13: «Qui cum recessissent, ecce angelus Domini apparuit in somnis Ioseph, dicens: Surge, et accipe puerum, et matrem eius,
et fuge in Aegyptum». 11 Cf. Mt 2, 19-20: «Ecce angelus Domini apparui in somnis Ioseph in Aegypto, dicens: Surge, et accipe puerum, et matrem eius, et
vade in terram Israel».
178
La quarta conclusión, que a sant Gabriel son dados tres altos ofiçios en la corte
çelestial, ca él es asistente delante12 de Dios, él es proposto de las victorias del Señor, e
aqueste es revelador de los secretos ascondidos que Dios por él ha revelado.
Es la quinta conclusión que, así como el diablo en la serpiente engañó a la madre
de todos los bivientes con astuçia e arte mala, por donde despojó al humanal linage de la
inmortalidat, así convenía a la sabidoría divinal que ángel bueno fuesse enbiado a mí,
como a madre de los resurgentes, porque por sabidoría e arte divina el diablo fuesse
derribado e vençido, el honbre fuesse restaurado e restituydo a la primera dignidat por la
santa encarnaçión denunçiada por el ángel Gabriel a mí, futura madre suya. E aquesto
baste a ti de la parte primera del Evangelio.
CAPÍTULO IIº
COMO LA DEVOTA CONDESSA PREGUNTA DE LA SEGUNDA PARTE DEL
EVANGELIO EN QUANTO DIZE «ENBIADO DE DIOS»
Mui prudente Virgen e muy magnífica mi Señora, dize la parte segunda del Evangelio
que el delegado embaxador sant Gabriel de Dios vos fue embiado. Nasçe a mí desta
palabra, que dize «de Dios», muy grand dubda, la qual es: yo he oýdo e deprendido de la
madre santa Yglesia quel Criador de quanto es trino e uno es. [Es] mi desseo conosçer, si
a vuestra Alteza venga en plazer, si aquella palabra, dios, se entiende por Dios Padre, que
embió el ángel suyo para vos13 tomar por esposa que madre fuéssedes del su Fijo; o si se
toma por Dios Fijo, que vos quiso escoger para que fuéssedes madre suya; o si se entiende
por el Spíritu Santo, que vos quiso ennoblesçer e fazer digna sobre toda criatura; o si es
Dios trino e uno, Padre e Fijo e Spíritu Santo, por quanto el Evangelio desto todo no fizo
mençión.
Responde la Virgen bendicha
Todas tus quatro qüestiones, en la postrera |[105v] palabra que dexiste, las çerraste
quando dizes «el Evangelio desto no faze mençión». Fágote saber, Condessa, que de
prinçipio del mundo fasta en fin tres cosas son inpossibles naturalmente fablando. La
primera es que ninguna perssona feminina podiesse conçebir a Dios en su vientre. E por
12 A continuación repetido delante. 13 A continuación subpunteado mostrar.
179
tanto Dios Padre embió al serafín Gabriel con su potençia infinita para que el vientre mío
virginal oviesse potençia reçeptiva para que yo podiesse en mi vientre resçebir al Fijo del
muy Alto. E aquesto me fabló el ángel Gabriel quando me dixo: «No será imposible obra
alguna delante Dios»14. Mi sobrino de mí dixo en las sus Revelaçiones: «Señal grande
aparesçió en el çielo, muger vestida de sol»15, esto es, vestida de resplandesçiente deidat.
Mira, fija mía, cómo en esta guisa se entiende allí Dios por el Padre Dios embiante.
La segunda cosa inposible así fue que virgen, siendo virgen, conçebiesse e pariesse
virgen. Por lo qual Dios Fijo embió al ángel suyo a mí para que en el vientre mío virginal,
por el saber de Dios, podiesse conçebir e parir por tal saber e arte que Dios Fijo entrasse
en el mi vientre e saliessen salvos sienpre los sillos de mi casta virginidat, segúnd Dios lo
reveló al profeta Ezechiel con la puerta de la casa de Dios: «A todo honbre será çerrada e
al prínçipe guardada, el qual entra e sale por ella, e será çerrada para sienpre»16. Este
prínçipe era el Fijo de Dios, el qual hombre, fecho en mi vientre, sería llamado Prínçipe
de paz.
La cosa terçera inposible era que alguna muger podiesse ser madre conçebiendo e
pariendo sin pecado, por lo qual Dios Spíritu Santo enbió al ángel Gabriel a mí dándole su
bondat e poniendo en mí la graçia justificante e santificante al alma mía por que
conçibiesse e pariesse sin pecado, como yo fue conçebida e parida sin pecado, segúnd que
dixo David: «El muy Alto santificó la su morada»17. Agora sabrás, Condessa, cómo el
Señor Dios, |[106r] trino e uno, embió a mí el ángel suyo.
CAPÍTULO TERÇERO
CÓMO PREGUNTA LA CONDESSA A LA GLORIOSA VIRGEN ÇERCA DE LA
TERÇERA PARTE DEL EVANGELIO, QUE DIZE «A LA ÇIBDAT DE GALILEA,
A LA QUAL ERA NONBRE NAZARETH»
Muy gloriosa Virgen, como vós fuéssedes del tribu de Judá e del linaje del rey David,
parésçeme de mi poco saber que vuestra Merçed deviera escoger çibdat para morar en la
provinçia de Judea e no de Galilea, porque el Fijo de Dios allí embiara su ángel, deziendo:
14 Lc 1, 37: «Quia non erit impossibile apud Deum omne verbum». 15 Ap 12, 1: «Et signum magnum apparuit in caelo: Mulier amicta sole et luna sub pedibus eius». 16 Cf. Ez 44, 2-3: «Porta haec clausa erit; non aperietur, et vir non transibit per eam, quoniam Dominus Deus Israel ingressus est per
eam; eritque clausa principi. Princeps ipse sedebit in ea, ut comedat panem coram Domino; per viam portæ vestibuli ingredietur, et per viam eius egredietur».
17 Ps 45, 5: «Sanctificavit tabernaculum suum Altissimus».
180
«Emviado es de Dios el ángel Gabriel a la çibdat de vida e no de Galilea». Esta ygnorançia
me clarifique el resplandor de vuestro saber profundo.
Responde la gloriosa Virgen
Por los muchos misterios e secretos que inclusos eran en la embaxada que el
seraphín a mí traýa, fue cosa razonable que en aquella provinçia fuesse el su ofiçio
empleado, que el caso era más conforme. La provinçia de Judea pertenesçía al
conosçimiento del Redenptor e creençia de su doctrina, más que a los ascondidos secretos
e misterios muy oscuros de la su encarnaçión, la qual fue mucho secreta. E, mirando las
altas cosas que entonçe contesçieron, bien dixo el Evangelio que el ángel Gabriel fue de
Dios embiado en la çibdat de Galilea.
Oe, buena Condessa, una breve declaraçión. Galilea quiere dezir rueda18; mira la
mi infinita bondat sin principio e sin cabo, antes la rueda junta la fin con el principio, ca,
si la quieres çircundar, en el punto en que empeçaste te conviene acabar. Pues como la
deidat sea infinita sin cabo e sin prinçipio, rueda rodando es, cuyo çentro es en todo lugar
e la çircunferençia en ninguno. El ángel Gabriel vino a denunçiar cómo esta rueda se
podiesse çircundar, ergo el ángel venía con mensagería que el fin se juntasse con su
prinçipio en unión por |[106v] que una persona sola podiese dezir: «Yo primero y
postrimero». Mira, Condessa, rueda que nos dexó Galilea.
Otra breve declaraçión. La cosa infinita no le queda do se mueva; como Dios sea
infinito, todos lugares inche, pues lugar ninguno queda do se mueva. E por quanto el
ángel Gabriel trahía embaxada cómo el Inmóvile se quería fazer móvile e la rueda que
rodearse no podía a bolversse e rodar venía, bien fue embiado en la çibdat de Galilea, que
quiere dezir bolvible o rodable, ca el Fijo mío, de mi vientre nascido, por esta provinçia de
Galilea anduvo çercando e rodeando primero que por otra ninguna, segúnd dixo Ysaýas e
lo afirma sant Matheo, que en el tiempo primero fue aleviada la tierra de Zabulón e
Nepthalín, e fue en el postrimero agraviada la carrera del mar tras el Jordán de Galilea19,
ca en prinçipio de la predicaçión fueron alunbrados de los pecados e a la postre
tornáronse a ellos e fueron agraviados por el peso del pecado. Mira Galilea, que es rodear
de los moradores de Galilea: eran primero agraviados por los pecados e aleviolos el
Salvador; e a la postre tornaron a los pecados e quedaron agraviados. Otra razón: embiado
fue el ángel Gabriel con embaxada que el Eternal se passava a ser temporal; el Inmortal, a
ser mortal; el Infinito, a ser finito; Dios e Señor, a ser honbre e servidor. Pues bien dixo el
Evangelio que el ángel Gabriel fue de Dios embiado en la çibdat de Galilea, que quiere
18 Cf. Eusebius Hieronimus, Liber de nominibus hebraicis: «Galilea, volutabilis, aut transmigratio perpetrata, vel rota» (PL
XXIII, 888); a continuación se vuelve a usar esta misma interpretación dos veces más. 19 Cf. Is 9, 1: «Primo tempore alleviata est terra Zabulon et terra Nephthali: et novissimo aggravata est via maris trans Iordanem
Galilaeæ gentium»; y Mt 4, 13-15.
181
dezir traspassaçión que Dios fazía de los çielos a la tierra, e de las altas cosas e divinales a
las baxas e humanales.
Pregunta la Condessa por qué en Nazareth
O, muy dulçe Sobreseñora mía, yo quedo muy contenta e mi ánima consolada de
la prudente respuesta vuestra. Dígame vuestra Alteza por qué más en Nazareth, villeta
chica, que en |[107r] Cafarnaún o en Bethsaida o en Zorozahín, que con otras muchas eran
çibdades de Galilea.
La Virgen responde
Si bien parares mientes a las çircustançias de la embaxada del ángel, bien vino
embiado a la çibdat de Galilea, a la qual era propio nombre Nazareth. Razonable cosa fue
que la çibdat fuesse llamada Nazareth por muchas razones. La primera, por parte del su
nonbre, que es Nazareth, que quiere dezir flor o vara verde20. E concuerda el nonbre del
lugar con el tienpo, que era en medio del verano, que es tienpo de flores, ca el ángel fue
enbiado en Nazareth a veynte e çinco días de março. La segunda, por parte mía, que era
moça en flor de mi florida virginidat, ca de mí es escripto en los Cantares: «Yo, la flor del
campo e lilio de los valles»21. La terçera, por el Fijo mío, que fue llamado Nazareno, que
quiere dezir limpio, santo, ungido e florido. La quarta, porque el evangelista le llama
Nazareno. La quinta, el profeta Ysaýas le llama Nazareno22. Por estas razones fue llamada
la çibdat Nazareth.
La Condessa a la Virgen
¡O, çibdat tan gloriosa e tan graciosa como un jardín de flores deleytosa, en la qual
fue embiado el ángel Gabriel, flor de los seraphines, a la Flor de todos los jardines que
soys vos, mi grand Señora, adonde23 conçebiste al Fijo vuestro, Señor de los cherubines,
limpio en pureza de afecçión, santo en caridat de dilecçión, ungido en piedat e
conpassión, e florido de honesta converssaçión! Al tal Nazareno a mí propone como
honbre manso e humillde, benigno e mesurado, justo e piadoso, finalmente en toda
santidat mirable e acatable; e de la otra parte, Dios florido e poderoso, el qual con su
enxenplo me sane e me confirme de ayuda.
20 Eusebius Hieronimus, Liber de nominibus hebraicis: «Flos, aut virgultum eius, vel munditiæ, aut separatus, vel custodita» (PL
XXIII, 886-887). 21 Cant 2, 1: «Ego flos campi et lilium convallium». 22 No encuentro en el profeta Isaías esta denominación. 23 Se refiere a la çibdat.
182
La gloriosa Virgen responde a la Condessa devota suya |[107v]
Sepas, Condessa, que las cosas que de Dios son ordenadas son aquellas que
dexiste çibdades de Galilea; las más fueron despobladas e reprovadas e no fueron dignas
de tanta exçellençia; Nazareth, aunque pequeña de pueblo, fue de grandíssima dignidat. E
baste a ti esto de la parte terçera. Pide ya lo que quisieres.
CAPÍTULO IIIIº
CÓMO LA CONDESSA PREGUNTA A LA VIRGEN DE LA PARTE QUARTA
DEL SANTO EVANGELIO, QUE DIZE «A LA VIRGEN DESPOSADA»
Mui alta Señora mía, mucho me maravillo deste dicho en quanto diz el Evangelio que
Gabriel fue embiado a la Virgen e desposada. Si Dios quería que su Madre fuesse virgen,
¿para qué se desposó? ¿E por qué la quiso virgen más que casada ni biuda?
Responde la Virgen
Tus qüestiones intricadas han menester respuestas bien esplicadas. Cerca de las
quales te fablaré primero por qué quiso madre virgen; e lo segundo, por qué la quiso
desposada. A lo primero deves saber que el glorioso Dios Padre quiso quel Fijo suyo
fuesse en el mundo sin padre como en el çielo era sin madre. E así como el Padre en el
çielo lo engendró todo de su sustançia sin muger, así quiso que todo el su Fijo fuesse
fecho honbre sin varón. E como Dios Padre es exçellentíssimo sobre todas las criaturas,
así le plugo que la Madre del su Fijo fuesse virgen sobre todas las vírgines puras.
Pues has gana de saber por qué Dios embió al ángel Gabriel a la Virgen, plégate
sobre la respuesta oýr dos notables de la mi singularíssima virginidat: el primero, de la su
alta pureza; el segundo, de la su grata nobleza.
De la alta pureza de la virginidat de la gloriosa Virgen
Condessa devota mía, tan alta fue por la graçia de |[108r] Dios la pureza de mi
virginidat, que no solo coraçón se enbaça, mas aun la intelligencia angélica se espanta.
¿No has oýdo cómo los ángeles se preguntan en los Cantares, deziendo: «¿Quién es esta?»
muchas vezes? Mira que no se dan respuesta, ca las criaturas della se pueden maravillar,
183
mas no saben contar ni la pueden estimar. Mira en ella çinco grados. El grado primero,
que la pureza casta mía nunca sintió en vigilia ni dormiendo algúnd deleyte corporal. El
grado segundo, que nunca sintió temptaçión ni movimiento carnal. El terçero, que nunca
sintió ymaginaçión ni pensamiento de carnal mercaduría. El quarto, no aver memoria ni
notiçia de tal fecho, mas como cosa que no conosçe qué negoçio es aquel. El quinto sobre
aquestos es aquel de que la criatura se puede espantar, mas no la podrá fablar. En este
quinto grado sola es mi virginidat e la del Fijo mío. E, por ende, so la pureza de Dios
Christo no se falla mayor pureza ni ygual que la mía. E así sabrás que el mi grand
secretario, sant Luchas Evangelista, por mostrar mi exçellente virginidat, escrivió cómo el
ángel Gabriel fue embiado a la Virgen.
Contenplaçión de la Condessa
Pensamiento de maravillar e maravilla es de pensar la pureza tan sin peso e sin
medida de la vuestra virginidat; que no solo no sintió los culpables movimientos, mas ni
aun los ynoçentes que son dichos naturales. Vemos en los niños aun no de dos meses, en
pollitos o cabritos aver los tales movimientos sin culpa e sin pecado e sin manzilla, no
solo spiritual mas aun ni tenporal. Ni podemos negar en los niños e mamantones e
aquellos tienpos de sus naturales movimientos que no ayan agujamientos e cozquillas que
en los mayores son llamadas carnales comezones. Pues ¿quál virgen podrá escapar, que
dormiendo que velando, fuya de tales sentimientos?
A |[108v] mi ver, Señora mía, puja la vuestra virginidat corporal a la pureza angelical,
ca aquellos son vírgines e puros de su natura e sustançia, mas la vuestra virginidat fue pura
de previllegio singular e gracia espeçial. Atapen su cara e cubran sus ojos todas las vírgines
desta vida, ca vós soys la flor de todas en virginidat pura e más pulida. No es angélica ni
humana, mas es pura somerana. Una soys, Señora mía, en pureza virginal, e no tenedes
segunda que a vos pueda ser ygual. Diga la mi grand Señora el notable de la nobleza de
vuestra pujante castidat, pues ya espedió el de la vuestra pureza virginal.
Segundo notable, de la pura24 nobleza de la virginidat de la Virgen
No te fatigue mi proçesso si lo sintieres prolixo, que las raýzes del notable son tan
altas e tan loables que, si has gana de las oýr, aun te serán muy delectables. Mira las raýzes
en que se funda la nobleza de mi exçellente virginidat por estos motivos más de veynte.
El primero, que yo, segúnd te dixe, fuy más virgen que las otras por çinco grados
ya contados, en los quales las pujé; que tal fue mi virginidat entre las castidades suyas
24 En el original pureza, pero se subpuntea ez.
184
como la flor entre las espinas, como de mí avía dicho Salomón en los Cantares: «Como el
lilio entre espinas, así la mi amiga entre las fijas»25.
Motivo segundo, que yo fuy aquella que tanto amé e escogí la virginidat que sola,
sin enxemplo de otra, sin consejo de sabio, ni por suasión de saçerdote, ni por preçepto
de otro qualquier, ni por visión de algúnd propheta, ni por angélica revelaçión fuy la
primera que voté al Señor mi virginidat. La sola graçia de Dios me puso por enxemplo de
las otras; al mi Fijo virginal, de la vírgines esposo, le plugo darme la vandera primera, seña
a todas las sus esposas.
Motivo terçero, que yo, siendo virgen e virgen perma- |[109r] nesçiendo só fecha
madre, lo qual nunca otra fue. Mira como yo só virgen antes que las otras, virgen más que
las otras, e virgen sin las otras. Por estos tres motivos que oíste só yo dicha por exçellençia
Virgen de las vírgines. E por tanto el mi discreto secretario escrivió mostrando mi
exçellençia: «Embiado es el ángel Gabriel de Dios a la Virgen».
Motivo quarto, que mi virginidat fue por los patriarchas figurada, espeçialmente
por la finiestra26 christalina del archa, que dezían que yo era el arca. La finiestra de cristal
era la virginidat. La finiestra de cristal del Arca de Noé tenía dos ofiçios: uno, que
defendía a las aguas que no entrassen al arca; el otro ofiçio, que resçebía luz del çielo e
alunbrava toda el arca. Así, la mi virginidat vedó e defendió que a mí no oviesen entrada
los diluvios naturales ni los deleytes carnales; e de la otra parte, resçebió la luz verdadera
del Padre e parió luz al mundo.
Motivo quinto, por quanto mi virginidat por los profetas fue anunçiada –dixo
Ysaýas: «Oýd que la virgen conçibirá e parirá fijo»27; e fabló Geremías: «La hembra çercará
al varón»28–, pues el çírculo çerrado es. E así de otras profeçías, por lo qual, antes de
aquesto dixo en los Cantares el grand sabio Salomón: «Jardín todo çerrado la hermana mía,
esposa, jardín todo çerrado e fuente sellada»29, fabló de mi virginidat.
Motivo [sesto], que mi virginidat de Dios Padre fue bendicha por Axa figurada, la
qual dixo a su padre Caleph con grand suspiro: «Dame tu bendiçión: tierra seca me
donaste, júntale algúnd regantío, yo te lo ruego»30. Mira que yo fuy tierra seca e sin humor,
la mi virginidat de suyo no era para conçebir, mas con la graçia de arriba e con la
obediençia mía, que fueron dos regantíos, primero e segundo; e por el primero conçebí mi
virginidat bendicha.
Séptimo motivo, que mi virginidat fue del Fijo desseada, como declara Micheas en
perssona |[109v] de Dios Fijo: «Las brevas o figos primeros desseó el alma mía»31. Figos
antemaduros fue la primera virginidat mía. La figuera da dulçíssimos figos e las fojas dan
25 Cant 2, 2: «Sicut lilium inter spinas, sic amica mea inter filias». 26 En el original, fiesta. 27 Is 7, 14: «Ecce virgo concipiet, et pariet filium». 28 Ier 31, 22: «Femina circumdabit virum». 29 Cant 4, 12: «Hortus conclusus soror mea, sponsa, hortus conclusus, fons signatus». 30 Iud 1, 15: «Da mihi bendictionem, quia terram arentem dedisti mihi, da et irriguam aquis». 31 Mich 7, 1: «Praecoquas ficus desideravit anima mea».
185
muy cándida leche: en el candor de la leche, el resplandor de la virginidat. El fructo de la
figuera no se parte en diversas sustançias como las nuezes, almendras e avellanas, que se
parten en cortezas, cascos e granos, mas el figo todo es un cuerpo e todo un manjar, en lo
qual se demuestra la indivisibidat de mi virginidat. E porque figura es dicha de fecundidat,
porque pare mucha fruta, es significada la grande maternidat junta con mi virginidat. E
por quanto en la figuera negra, quando el figo negro maduresçe, negresçe, es señal de mi
humilldat; en la dulçura sabrosa del figo significa que sabroso e dulçe fue al Señor el voto
que le fize de mi virginidat.
Octavo motivo, que mi virginidat fue a mi coraçón por el Spíritu Santo en voto
espirada, por quanto yo sin preçepto e sin consejo, sin enxenplo e sin documento voté
virginidat. Noveno motivo, que mi virginidat fue de toda la Trinidat aparejada para que el
Fijo de Dios en ella comiesse e se espaçiasse, ca bien sabía yo cómo el Fijo de Dios amava
mucho los lilios; e por esso dezía d’Él el Amado mío a mí e yo a Él: «El qual come entre
los lilios». Por esso dezía yo: «Pues el mi Amado dessea lilios e yo lilios le presentaré de
candidíssima virginidat, en los quales se espaçie e coma». E fue lilios muchos la mi
virginidat por ser de mente e carne dentro e fuera en la sensualidat e raçionalidat, en los
sentidos animales e raçionales, en tanto que yo era un jardín de lilios virginales entre los
quales el Fijo de Dios se espaçió e comió por espaçio de nueve meses.
Dezeno motivo, que mi virginidat fue de la Trinidat para siempre confirmada, co-
|[110r] mo por mí dixo el Sabidor: «Así só yo en Sión confirmada»32. Sión quiere dezir
espejo, porque la virginidat es como vidrio, el qual sin lesión suya e daño resçibe el rayo
del sol e lo enbía adelante, así la virginidat mía sin lesura e daño suyo resçibió al Fijo de
Dios, rayo de luz eternal, e lo parió, salva mi gloria virginal.
Onzeno motivo, que mi virginidat fue de perlas de todas virtudes afeytada, ca ella
fue arca de oro fino, rezia e fuerte de todas las virtudes altamente adornada. En ella era
engastonado el verde jaspe de la fe, el jaçinto azul de la esperança, el carvúnculo
inflamado de la caridat, la esmeralda de la continençia e el zaphir de la contemplaçión, el
sadornico de martirio e afliçión, e la fermosura de todas que se llama topazion. E asý
podrás entender de todas las virtudes significadas por piedras preçiosas.
Dozeno motivo, que la virginidat por mí fue primero cuydada e pensada como
prudente e escogida, como devota bien querida, no induzida por ley ni por fuero, por
estatuto ni decreto, mas por gana que huve de vera castidat, desseé virginidat33, la qual me
otorgó la santa Trinidat.
32 Eccli 24, 15: «Et sic in Sion firmata sum». 33 En el original mente sana dessee virginidat.
186
El motivo trezeno, que la virginidat mía, para que fructo diesse, del roçío del çielo
fue refrescada e roçiada para conçebir e parir al Salvador, como dixo Ysaýas: «Roçiad
çielos de arriba, e las nuves lluevan al Justo; e la tierra se abra e engendre al Salvador»34;
como si dixera: «Desçienda el roçío, que es el Verbo de Dios enbiado de los çielos
divinales, que son Padre e Fijo e Espíritu Santo, el qual dixo35: Yo seré roçío e Israel
nasçerá como el lilio, e la tierra virginal se abra consintiendo e engrendre al Salvador».
El motivo catorze, que la mi virginidat no fue ençinta por obra humana, mas por
graçia espeçial del Spíritu Santo preñada. Dize el Fijo al Spíritu Santo: «Ven, austro, e
sopla en el jardín, e darán de sí suave olor las aromáticas sus |[110v] semillas o las espeçias
olorosas»36; esto es, «Ven, Spíritu Santo, e inspira en la Virgen que será madre mía e luego
respirarán las virtudes de la Virgen, jardín mío, las quales virtudes son humilldat e
virginidat e las otras virtudes». Por mí fabló el Spíritu Santo en el Libro de los Cantares: «El
vientre tuyo, como muelo o montón de trigo çercado de lilios»37. Fue montón de trigo
quanto a la preñez e fecundidat; çercado de lilios quanto a la virginidat, que fue entera e
sin lesión en todos los mis sentidos, por esso dixo «çercado de lilios».
El quinzeno motivo, que mi virginidat fue de parto divino consagrada. ¿De quánta
piensas honra e veneraçión es digna mi virginidat, en la qual la preñez ensalça a la
humi[l]dat, e el parto de la maternidat consagra a la virginidat?
Motivo diez e seys, que de sí sola sobre natura fue al parto abilitada, segúnd me
dixo el ángel: «Mira que conçibirás en el vientre»; quiere dezir: «Conçibirás del tu vientre».
Ítem, quando me dixo: «Lo que nasçiere de ti, santo», quiso dezir: «De tu carne será
llamado Fijo de Dios, de ti sola e no de varón contigo». E por esto sepas que dixo el Fijo
del Padre: «Él me formó del vientre que fuesse a él por siervo»38.
Motivo diez e siete, que fue la mi virginidat de fruto gloriosíssimo muy honrada,
segúnd fue figurado en el paraýso terrado quando dixo Moysem: «Produxo el Señor Dios
del humor de la tierra –esto es, del vientre virginal– toda árvol fermosa de vista e de
comer suave»39. Este fue el cuerpo del mi Fijo e el árvol de la sçiençia del bien e del mal –
esto es quanto al ánima d’Él bendicha–, e el árvol de la vida, que es verbo, encarnó en
medio del mi vientre, que fue como paraýso de la bendiçión de Dios.
Motivo diez e ocho, que la mi virginidat por divina maternidat fue por cabo
ensalçada, porque el Fijo de Dios |[111r] deñó ser fijo humano de la mi virginidat, ca esta
34 Is 45, 8: «Rorate, caeli, desuper, et nubes pluant iustum; aperiatur terra, et germinet Salvatorem». 35 Al margen osee .xiº. 36 Cant 4, 16: «Surge, aquilo: et veni, auster; perfla hortum meum, et fluant aromata illius». 37 Cant 7, 2: «Venter tuus sicut acervus tritici vallatus liliis». 38 Al margen ysae c.c. (Is 49, 5: «Et nunc dicit Dominus, formans me ex utero servum sibi»). 39 Gen 2, 9: «Produxitque Dominus Deus de humo onme lignum pulchrum visu, et ad vescendum suave».
187
fue mi gloria singular e prerrogativa exçellente, que meresçí aver uno e esse mesmo Fijo
con Dios Padre omnipotente, ca por esso yo só fecha Reyna de paraýso, porque fuy
primero fecha Madre del grand Dios mío.
El motivo diez e nueve, que la mi virginidat, para que della Dios carne tomasse,
fue de nesçessario aparejada porque convenía quel nuestro Redentor fuesse justo con
Dios e mortal con los onbres; por lo qual convenía que oviesse madre virgen e madre
mortal, para que en madre mortal fuesse conçebido e parido mortal40, e que en la virgen
fuesse conçebido e parido justo. E así era nesçessario que todo aquel que era conçebido
por corrupçión de madre por el pecado original nasçiesse injusto. Ningúnd pecador podrá
salvar a otro pecador como fuesse en essa mesma dañaçión con el reo; e convenía que
Dios no nasçiesse sino de virgen, e convenía a la Virgen que no pariesse sino a Dios. Pues
deves creer que para todo esto bien se fazer convenía que mi virginidat por Spíritu Santo
fuesse aparejada, ca a ninguna otra virgen era devido el tal previllegio que conçibiese al
justo e pariesse virgen.
Motivo veynte, que la mi virginidat fue enxemplar de la plasmaçión del honbre
primero. Así como el Adam primero fue plasmado de la tierra virgen, así el segundo
Adam fue engendrado de madre virgen. Ítem, formó Dios al honbre de la tierra e Dios
fizo al su Fijo honbre de la muger. Ya sabes çierto quál es aquesta.
Motivo veynte y uno, que por la virginidat mía la culpa de la madre primera es ya
purgada. Muy malamente un varón e una hembra vos enpeçieron e dapñaron; estos son
Adam y Eva. Mas otros dos mucho vos socorrieron e repararon, los quales son mi Fijo e
yo.
Motivo veynte y dos, que por la mi virginidat la caýda |[111v] angelical fue reparada;
que de mí se dize: «Yo çircundé sola el çerco del çielo: giro es fecho, redondez muy
perfecta»41. Esto significa que la caýda angélica por la sola e exçellente mi virginidat llena e
plenamente fue reparada.
Mira si mi secretario sant Lucas tuvo motivos en copia por que escriviesse:
«Embiado es de Dios el ángel Gabriel a la Virgen», entendiendo mostrar la exçellençia de
mi virginidat, no me escriviendo por otro nonbre sino deziendo a la Virgen.
Loores de la devota Condessa a la virginidat de nuestra Señora
¡O, exçellençia virginal e virginidat tan exçellente! ¿Por qué loores te ensalçaré o
por qué exaltaçiones te loaré, mi grand Señora? No lo sé, pero medrosa e ygnorante me
esforçaré de te loar como Padre. Dezimos acá los que poco entendemos quando algúnd
nonbre se dize de muchos, e de uno se dize primero e de los otros postrimeros, quando
por sí e solo se falla, siempre se entiende del más digno e primero. E porné enxemplo, no
40 iusto subpunteado. 41 No encuentro la cita.
188
para que vuestra sabia perssona lo entienda, mas para que vea si lo entiendo. Cierto es que
el Criador se llama Dios de quanto es, el diablo se llama el Dios de los gentiles; quando
Dios falláremos solo, siempre lo entenderemos por el Dios de quanto es; e quando
dezimos el Señor, absolutamente entenderlo hemos por el Señor Dios. Quando dezimos
el Apóstol lo dize, entendemos sant Pablo; el Philósopho lo afirma, entendemos
Aristótiles; quando dezimos el Salmista, entendemos por David. Pues, muy singular e una
sin par Señora mía, segúnd los muchos e altos motivos que vuestra Nobleza ençima
esplana de la magnífica virginidat vuestra, aunque después de vuestra Merçed se llamaron
vírgines muchas donzellas vírgines por sí42, si falláremos este nombre, virgen, por vuestra
Exçellençia se deve entender. E así dignamen- |[112r] te el evangelista de vos entendió
aquella palabra quando escrivió: «De Dios es embiado Gabriel a la Virgen»; e lo declaró
quando escrivió, deziendo: «E el nombre de la Virgen, María», como si dixiera: «Aquesta
virgen llamavan María». ¡O, Flor de las flores e de las vírgines Virgen, vos, la Virgen
primera por exçellençia e postrimera! No fue ante vos alguna ni después de vos virgen
ninguna, pues vós soys la una sin primera e sin segunda.
Pregunta la devota Condessa por la palabra desposada
Muy prudente e discretíssima Virgen, pues el glorioso Fijo de Dios avía ordenado
de resçebir carne humana de Virgen e pura, ¿qué menester era que fuesse la Virgen
desposada, ca ponía la Virgen a periglo e su virginidat en condiçión?
Responde la Virgen
Sepas, Condessa devota mía, que mi desposorio fue establesçido por alto secreto e
consejo de la Providençia divinal, e por çiertas razones que al negoçio convenían. La
primera e prinçipal, porque no incurriesse infamia, ca dixeran que yo avía conçebido de
adulterio e mala parte los que vieran ser ençinta si no toviera marido o fuera desposada. E
¿qué dirá Herodes e los judíos sin culpa si perseguían al mi Fijo como a fijo adulterino e
aun honbre bastardo?
La segunda, porque el pueblo no se levantase contra mí, segúnd la ley de
Moyssem, que mandava matar a la que creýan que conçebía de adulterio43. Ca más quiso el
Fijo mío que dubdassen de mi virginidat, que no infamar su encarnaçión con injurias de
su madre.
La tercera, porque fuesse çelada e encobierta la Encarnaçión al diablo, por que no
creyesse de çierto quel mi Fijo era Dios e el Redemptor, ca podiera empedir su muerte e
42 A continuación se. 43 Quizá Lev 20, 10.
189
passión e nuestra redempçión. E por cobrir esto quiso el Señor que yo tomasse esposo,
por que el diablo |[112v] no lo sopiesse que paría virgen.
La quarta, porque el esposo mío fuesse testigo de mi virginidat verdadera, el qual
fue informado por el ángel que yo era ençinta por la virtud de Dios e por la graçia del
Spíritu Santo.
La quinta, porque la muger primera, quando traxo la dapnaçión por embaxada
diabolical, fue virgen e desposada. Así convenía que yo, la muger de que avía de venir la
salvaçión e redempçión por embaxada angelical, razón fue que siendo virgen futura sería
desposada.
La sesta fue por consolaçión, porque estoviesse al mundo abrigada e consolada,
aconpañada de marido por obviar a los dezires e empachar a las seqüelas e ocasiones
desonestas.
La séptima, porque yo era moça e niña e avía por ordenança de Dios de fuyr a
Egipto e morar ende por algunos años; e después bolver a tierra de Israel. Çierto es que
así por serviçio del Fijo mío como por compañía e guarda de mi perssona fue cosa
conveniente e nesçessaria que yo fuesse desposada.
La razón octava, porque Josep, que era de linage e casa de David, diesse
testimonio que yo era de esse mesmo linage; e que el Fijo mío era de la casa de David e de
su linage e fuera de adulterino. El esposo mío podiérala en injuria requerir, pero quedó
testimonio verdadero del mi Fijo ser Fijo de Dios e yo ser aquella Virgen de que avía de
nasçer. E, por ende, el santo secretario mío escrivió que el mensagero Gabriel «enbiado de
Dios fue a la Virgen desposada».
La novena razón, por la honra del Fijo mío, ca mucho fue a Él honra acerca del
mundo que fuesse conosçido por fijo legítimo e de matrimonio santo nasçido. E es al fijo
ser bastardo desonra e sufre otros muchos defectos e inabilidades, segúnd las leyes. E por
esto quiso el Señor Dios que yo fuesse desposada e casada con marido. |[113r]
La dezena, por la honra de mis genitores, Ana e Joachín, a los quales fuera grand
desonra, segúnd el siglo, si me vieran ençinta no siendo casada donde tanbién la honra
mía estuvo guardada. Asimesmo fue guardada de la honra de los parientes laterales, ca
deshonra es aver fija desonesta, la qual pasara e alcançara todo el linage de mis genitores si
conçibiera e pariera aún no siendo desposada. E por quitar todos estos deshonestos plugo
a Dios que yo fuesse desposada.
La razón onzena, plugo al Fijo mío que yo fuesse desposada por autoridat e
aprovar el sacramento del casamiento contra el qual algunos hereges se avían de levantar,
como fueron los valdeses e taçianos e marçianos. Ca deves creer que [si] el lecho marital
puro e sin manzilla e las bodas devidamente çelebradas ovieran en sí alguna culpa, en
ninguna manera el Fijo mío consintiera que yo fuera desposada. E más te digo en
190
confirmaçión desta razón: ni el glorioso Fijo mío a bodas nunca allegara, ni con tan
grande maravilla las ennoblesçiera faziendo del agua vino delante los conbidados.
La dozena, por virtud e eficaçia de la doctrina del mi Fijo; ca, como fuera
enfamado no ser nasçido de matrimonio consagrado mas fijo ilegítimo44 e bastardo,
desdeñaran su doctrina, despreciaran su compañía ni creyeran sus miraglos ser obrados
veramente, ni los que lo seguían no le ovieran así temido ni honrado.
La trezena razón fue por guardar la honra del su pueblo e gente christiana, la qual
es muy honrada por el Fijo mío nasçido de virgen casada. E fuera grand deshonra a la
Christiandat si les dixieran los infieles que por cabeça e redenptor tenían un judío
ylegítimo e bastardo.
Mira, Condessa devota, que por las razones que te dixe e ya oýste cómo el mi
secretario evangelista escrivió, segúnd devía, que el án- |[113v] gel Gabriel fue «embiado del
Señor a la Virgen desposada».
Pregunta la devota Condessa a la gloriosa Virgen
Muy magnífica Señora mía, como muchas santas mugeres casadas e desposadas
oviesse en Israel en el tienpo que Gabriel fue de Dios embiado a vos, mi señora Virgen e
desposada e maridada, bien lo podiera Dios enbiar a otra maridada aunque no fuera
virgen, tanto que fuera santa.
Responde la Virgen
La Providencia divinal por estable consejo ordenó de inspirar en los prophetas lo
que primero figurara en los santos patriarcas para que en sus tiempos los futuros45 se
conpliessen, por lo qual el negoçio46 así como la cosa pedía. Ya te dixe ençima que la
primera muger, prinçipio de dapnaçión, fue maridada e virgen, razón fue e así es que la
Mugier primera, prinçipio de salvaçión, fuesse entera e casada.
La Condessa pregunta
Saber querría, muy grand Señora, qué caso siniestro fuera si vuestra Alteza de
Josep, vuestro esposo, conçibiera; e cómo le llamava vuestra Señoría fijo de Josep de
apellido, así fuera por natura su fijo.
44 El copista escribe el signo tironiano y a continuación legitimo. 45 Se entiende los futuros tiempos. 46 Falta el verbo, quizá fuesse u otra vez se conpliesse.
191
Responde la Virgem
Tu qüestión no es razonable, aunque sea aparente; esto por muchas razones. La
primera, por la dignidat del Padre, porque el su Fijo no toviesse padre segundo, ca no
sufre natura que un fijo naturalmente aya dos padres, tanpoco como dos madres, quanto
menos que el Redenptor. Así como en el çielo nasçió sin madre, así en el suelo fue
engendrado sin padre. La segunda, por la dignidat de la Madre e su pureza; çierto es por
sentençia general de Dios que, si yo concibiera de mi esposo Josep, el mi fijo nasçiera
pecador e no podiera ser redenptor, ca nasciera e fuera conçebido en pecado original e así
oviera menester Redenptor, lo qual es inposible. Ergo |[114r] convenía que la Madre del
Redemptor fuesse mortal por que su Fijo fuesse mortal, pues por su muerte avía [de]
redemir; e convenía que fuesse la Madre virgen porque el Redenptor avía de ser Dios,
otramente no podiera parir virgen. E así el Fijo, por parte de la maternidat, avía de morir
e, por parte de la virginidat, avía de redemir; desto no fuera cosa possible si fuera
engendrado de esposo e muger de varón conosçida. La terçera, por parte e dignidat del
Fijo, al qual [avía] de ser conçebido e formado por alta manera de nescesidat, es a saber,
por muy noble e muy digno modo e muy maravilloso, esto es, por virtud e graçia del
Espíritu Santo. La quarta razón, por el conplimiento de las generaçiones del mundo, que
son quatro: la primera generaçión, sin padre e sin madre, como la de Adam; la segunda, de
padre sin madre, como la de nuestra madre Eva; la terçera es la común de todos, así como
se usa de costunbre, como Pedro e los otros; la quarta, de madre sin padre, como la
generaçión del Redenptor, que nasçió de casada e virgen.
Pregunta la Condessa
Señora mía, pues el Fijo de Dios avía de tomar carne humana de virgen casada,
podiera muy bien tomar la de Eva, virgen e casada, e [no]47 fueran dañados tantos cuentos
de perssonas por el pecado original.
Responde la Virgen
Oe dos respuestas que daré a tu sola pregunta. La primera es, si el Fijo de Dios de
la virgen maridada, que pecó contra el Señor, tomara humanidat e, principal pecadora,
fuera emsalçada a la exçellençia divinal, lo qual era inconveniente e con injuria de justiçia,
que por desobediençia fuesse sublimada e por pena resçibiese gloria e resçibiesse tanto
logro del grand daño que nos fizo. Ítem, lo segundo, no era justo ni razonable que el
honbre que pecó fuesse redemido fasta que conosçiesse que era |[114v] ygnorante e
47 El sentido pide esta adición.
192
inpotente para se valer e salvar. E duró la ygnorançia desde David fasta Moyssén, por el
qual dio la ley al pueblo suyo contra la ygnorançia; e duró la inpotençia fasta que vino el
Redemptor invocado e conbidado muchas vezes, así por los prophetas en el mundo como
por los Santos Padres en el limbo. E fasta ser conplido el tiempo destinado e terminado
por el Señor fue nesçessario ser detenido e detardado el avenimiento del Redenptor.
Pregunta la Condessa a la Virgen
No aya la mi Sobreseñora por deserviçio la mi fabla ygnorante ni por injuria el
desseo que me cresçe por saber si fuera honesto e razonable que Dios formara una
humana natura, santa e sin pecado, de la qual el Fijo se revestiera e fuera humanado, e no
oviera nesçesario que el Fijo de Dios se ençerrasse en vientre de una virgen entre los
humores superfluos e viscosos.
Responde la gloriosa Virgen
Devota Condessa, como el Señor Dios sea omnipotente, podiera lo que dizes e
feziera lo que quieres, mas la su potençia es una cosa con la sabidoría e con la justiçia. E
Dios no faze quanto puede, mas quanto quiere, sabe e deve. E, porque sabía que el
Redenptor e Satisfator avía de ser de la natura e linage del prevaricador e debdor, e justiçia
aquello requería, por tanto no fizo quanto pudo, mas quanto supo e devía. E por quanto
supo e quiso tomar carne de mí, virgen e desposada, esso fizo e justiçia lo ygualava.
Al inconveniente que alegas de los humores viscosos, ya ençima has oýdo cómo
de graçia espeçial e previllegio singular no copieron en mí los superfluos humores
humanales ni los viscosos virginales, o así ni sofrí los aguosos e sanguinos ni los
nutrimentales. E puesto e no otorgado que los humores copieran en mí, no empedían el
negoçio, ca el glorioso Dios, como sea infinito, todos |[115r] lugares contiene e su esençia e
presençia es en todos los lugares ansí torpes como linpios. E como de los linpios no
resçibe linpieza, ni de los torpes e viles torpedat e vileza. Si el sol corporal toca en hiezes e
lodaçales, estiercos e alvañares, e no es inquinado ni resçibe fedores, pues ¿cómo piensas
tú quel Sol verdadero de justiçia, aunque cuerpo tomasse de la Virgen, que se pagasse ni lo
ensuziarían las vassuras que fallasse ni aun las orruras que con su cuerpo tocasse? Ca
como la deidat no es a la criatura comunicable, tanpoco es de vileza ensuziable.
CAPÍTULO QUINTO
193
QUE PREGUNTA LA DEVOTA CONDESSA POR LA PALABRA DEL
EVANGELIO QUE DIZE «AL VARÓN CUYO NONBRE ERA
JOSEP DE LA CASA DE DAVID»
O, clementíssima Reyna mía e mi piadossa sobre Señora, las rodillas en el suelo e mis
manos alçadas e ojos al çielo, suplico de bruçes a la vuestra muy digna e altíssima
Magestad que sea mi venia digna de vuestro perdón por aver enojado a vuestra Merçed
con osadía, faziendo qüestiones asás escusadas. Muy discreta e prudentíssima Virgen mía,
desseo saber por quáles razones el ángel Gabriel, embaxador de Dios, a vuestra Merçed
dixo que vuestro esposo era «varón llamado Josep de la casa de David». Por quanto el
evangelista escrivió aquella fabla así desnuda, en mi coraçón nasçió esta dubda, por notiçia
de la qual vuestra Merçed me quiera enformar.
Responde la Virgen
Escucha, Condessa, breve respuesta. Aquel embaxador fabló brevemente del viejo
Josep, buen esposo mío, en solos tres verbos de que me pescudas. Están los loores,
virtudes e bienes que Dios en él puso por la su graçia segúnd el escrito del evangelista
revelados al ángel por el Señor Dios. E primero te responderé por qué a mi |[115v] esposo
le dixo varón.
Sepas que el Señor Dios me dio por esposo a varón, en el qual avía las morales
condiçiones del buen varón, las quales son que sea fuerte e belioso contra los viçios e
pecados, espeçialmente contra los viçios de la carne, ca, si fuera dado a los viçios de la
carne, no me le diera por esposo ni me le encomendara por mi guarda; antes este no fue
casado sino comigo e fue casto virgen fasta su fin. Fue santo e virtuoso, ca en él era
fortaleza e temperançia e justiçia con prudençia, fundadas altamente en fe, esperança e
caridat. Era guarnido de humilldat e piedat, e çeñido de paçiençia e continençia, e
aperçebido de abstinençia e diligençia e de muchas otras virtudes. Fue piadoso en la ley de
Dios, concorde e amigable; a los vezinos, honbre recto; a los amigos e a todos, paçífico.
No común ni plaçero, ni truhán ni verboso, mas retraýdo, caro e preçioso, de mal fazer
atemorado; en el fablar muy mesurado, varón perfecto e bien acostunbrado. Llamole el
evangelista Josep; a las virtudes suyas morales le añadió el Señor otras prerrogativas
194
espeçiales, ca Josep quiere dezir acreçentamiento48. E son estas las exçellençias que se
siguen.
La primera, que Joseph, mi esposo, fue marido de la Madre de Dios e huvo sobre
mí auctoridat de marido, e uno comigo siendo ya Madre de Dios, compañía de morada
por matrimonio, que es la mayor que en esta vida se puede aver.
La segunda dignidat, que por auctoridat de nuestro Señor Dios se avía açerca del
Fijo mío e de Dios en palabras e en actos e en cuydado e mandamiento, así como el padre
sea çerca del fijo natural e aquesto en manifiesto. E el Fijo de Dios en público açerca de
Josep como fijo con padre; e aun yo así mesmo |[116r] en público le llamava fijo de Joseph.
La terçera dignidat era en la conversaçión que fazía él dentro en su casa con aquel
Santo de los santos de continuo, como los ángeles con el Señor Dios en el çielo. Con
amor de grand fervor que él enseñava en tractar con el Fijo de Dios en tanta reverençia en
guardar continuamente las nesçessidades pueriles, no digo çerca de humores gruessos ni
aguosos, mas otras muchas que los infantiles meses requieren, e tratando los gloriosos
miembros del su cuerpo muy puro e preçioso, quitando unos pañezuelos e poniendo
otros frescos e otras cosas que fazía acerca del niño divinal, dignas de orejas devotas e
piadosas.
La quarta, que morava en uno comigo, escogida e más que escogida del Señor para
que fuesse Madre del Redemptor por graçia otorgada del Señor, en una pequeña casa,
guardándome enteramente reverençia devida e fe e éntrega pureza dentro en su coraçón.
E con quánta devoçión e prudençia me acatava e contemplava comiendo, bebiendo,
velando, dormiendo e biviendo siempre en uno en tan estrecha e pobre casa,
aprovechando siempre en toda virtud e perfecta santidat en muy alta linpieza corporal e
pureza cordial, lo qual fue al esposo mío una grandíssima prerrogativa de dignidat.
La quinta, que mi esposo fue de toda virtud infusa e por Dios a él influida toda
buena virtud, allende de las morales que ya oýstes, speçialmente de muy alta virginidat, ca
quiso el Señor ayuntar a la Virgen esposo virgen por que nasçiesse fijo virgen, el qual avía
de ser padre e prínçipe e rey de toda virginidat e de las vírgines esposo.
Contemplaçión de la noble Condessa çerca de Joseph
¡O, Josep bienaventurado e sin dubda muchas vezes más bienaventu- |[116v] –rado,
que meresçió casar con la más alta donzella que Dios formó so el çielo e ser marido de la
Madre de Dios, e que se llamasse padre del Fijo de Dios e que toviesse mando sobre el
Santo de los santos e Señor de los señores, e mandasse e regiesse, vedasse el mobible al
movedor del Universso! No es dubda que Josep fuesse un thesoro de virtudes, el qual era
48 Cf. Eusebius Hieronimus, Liber de nominibus: «Joseph, addens, sive augmentum» (PL XXIII, 900).
195
çercado de la mar de las virtudes e del abismo de santidat e lago de perfeçiones entre la
Madre de las virtudes e el Fijo, lago sin fondo de santidades.
Prosigue la Virgen
Quiero te dezir un poco por qué le dize el Evangelio «de la casa de David». Deves
creer e conosçer quel muy alto Señor Dios prometió a Abrahán e a David con juramento
que de su semiente vernía el Salvador a redemir su gente. E por dar esto a entender dixo
el evangelista que el esposo de la Virgen que concebiesse al Salvador era de la casa de
David, por que fuesse çierto que la embaxada que el ángel traýa era del Salvador que de
nasçer avía a la casa de David.
Pregunta la devota Condessa
Señora mía, de liçençia de vuestra Alteza querría dezir una dubda que49 mucho
toca en mi coraçón.
La Virgen
Di la dubda e oyrás la respuesta.
La Condessa
La mi dubda es esta: como el esposo vuestro no oviesse qué fazer en el
conçebimiento del Salvador, como ençima me çertificó vuestra Merçed, ¿qué nescessario
fue escriviesse el evangelista que Josep era de la casa de David? Parésçeme que deviera
escrevir «a la Virgen de la casa de David desposa al varón llamado Josep».
La Virgen responde
No es costumbre de la santa Escritura de escrevir los linages por las generaçiones
de mugeres, mas por los varones; e por esto el evangelista dexó a mí e tomó a mi esposo.
La Condessa |[117r]
Puesto que vuestra Alteza diga la verdat, empero no es así que Josep engendró a
Jhesú, por lo qual paresce que la generaçión de David no desciende a Jhesú por Josep,
49 que repetido.
196
mas por vuestra Merçed. No entiendo esto bien; vuestra Merçed me lo explane, ca bien
consentiera la generaçión de Jhesú ser [de] David si Josep fuera pariente de vuestra
Señoría.
La Virgen
Tu intricado argumento no tiene grand dificultad, antes bien ligero de respuesta.
En la ley de Moysem mandava Dios que la fija heredera de su padre no casasse sino con
varón de su tribu. E como sola quedé yo heredera de mi padre Joachín, no pude ser
desposada sino con varón de mi tribu. E como Dios me fizo desposar con Joseph, bien se
sigue por la ley que yo fuy del tribu e linage suyo. E así, aunque Josep no toviesse qué
fazer en la generaçión del Salvador, no dexó por esso el Fijo mío ser del tribu de Judá e
linage e casa de David, pues nasçió de mí, que era de la casa de David. E la Yglesia así lo
canta de mí en la nasçençia mía, deziendo: «Navidat de la Virgen María, de la semiente de
Abraham, nasçida del tribu de Judá, esclaresçida del linage de David»50.
Pregunta la Condessa
Señora, el Josep de que fabla sant Luchas, vuestro secretario, no me pareçe que es
del linage de David, aunque lo ponga aquí en la embaxada, mas quando fabla del linage
llámale a Josep «fijo de Helí»51; mas sant Matheo llámale a Josep vuestro esposo «fijo de
Jacob»52, e aqueste sant Matheo texe el linage natural e verdadero de Josep. No pudo tener
dos padres: quedo en duda de quál destos evangelistas es la más çierta sentençia. Vuestra
Merçed me la certifique.
La Virgen
Dime, que gozes Condessa, ¿este argumento fezístelo de tuyo o quiçá lo buscaste53
con algúnd letrado tuyo?
La Condessa
Muy esclarescida Virgen, yo tengo muchos libros e los santos Evangelios, |[117v] en
que leo algunas vezes; e contésçeme mirar en algunas cosas destas. E como sea ygnorante,
la lecçión me trahe duda. Quanto más, muy grand Señora, que muchas vezes oyo en la
50 Se trata de la antífona in laudes para la fiesta in Nativitate beatæ Mariæ Virginis: «Nativitas gloriosæ virginis Mariæ ex
semine Abrahae, orta de tribu Juda, clara ex stirpe David; cujus vita inclyta cunctas illustrat Ecclesias» (Hesbert 1968, nº 3850). 51 Cf. Lc 3, 23: «Et ipse Iesus erat incipiens quasi annorum triginta, ut putabatur, filius Ioseph, qui fuit Heli». 52 Mt 1, 16: «Iacob autem genuit Ioseph virum Mariæ». 53 En el manuscrito, fusicaste.
197
fiestas de vuestro Fijo cantar estos Evangelios: el uno en la Navidat, quando cantan los
maytines, a san Mateo; e a sant Luchas en la Fiesta de los Reyes54.
La Virgen responde
Aquellos dos evangelistas çierto creas que ambos dizen la verdat. Sant Matheo
dize el padre de Josep, esposo mío natural e verdadero; sant Lucas, mi secretario, pone el
padre de mi esposo legal e verdadero. E no es inconveniente que un fijo tenga dos padres:
uno nativo e otro adoptivo. Bien puede un varón adoptar fijo natural de otro; mira que
este fijo tiene ya dos padres, uno que lo engendró e otro que lo adoptó. Así Josep, mi
esposo, tuvo dos padres: uno que lo engendró –e aqueste fue Jacob, segúnd dixo sant
Matheo– e otro que le adoptó –que fue Helí, segúnd escrive sant Lucas–. E no es
inconveniente que Josep tenga dos padres. E ten esto por respuesta.
La Condessa
Muy santa Reyna mía, mucho só contenta de tener vuestra muy çierta e vera
respuesta, mas la indigna mi alma no se tiene por contenta.
La Virgen
¿Qué te queda por saber de la presente qüestión que aya de responder por que
quedes satisfecha?
La Condessa
Lo que me trahe duda es cómo sea así que el secretario vuestro, sant Lucas, traya
aquí de la embaxada de cómo el Fijo de Dios avía de tomar carne de la linage de David e
nonbre a Josep desçender de su linage por sola adopçión: no concuerda su escriptura con
el propósito que entiende, ca entiende enformar a los christianos de la linage de Jhesú que
viene de David, e que Josep no sea de su linage real, mas de li- |[118r] nage adoptada de
David.
54 La formulación de la duda de la Condesa delata el origen litúrgico de toda esta parte: el uso de la palabra «lecçión»
nos remite una vez más al breviario. Así, en el Breviarium secundum consuetudiem fratrum ordinis Praedicatorum iuxta acta Capituli generalis Salmanticensis nuper reformatum aparecen varias lectiones para la fiesta de la Natividad de la Virgen tomadas del comentario de San Jerónimo al Evangelio de Mateo que son aprovechadas, a su vez, por Juan López; por ejemplo la que viene a continuación sobre la discordancia entre los evangelistas: «Jacob autem genuit Joseph. Hoc loco objecit nobis Julianus Augustus dissonantiam Evangelistarum, cur evangelista Mattaeus Joseph dixerint filium Jacob: et Lucas eum filium appellarit Heli; non intelligens consuetudinem Scripturam, quod alter secundum naturam, alter secundum Legem ei pater sit» (Eusebii Hieronymi Stridonensis, Commentariorum in Evangelium Matthaei ad Eusebium libri quatuor, I, cap. 1, vers. 16, ed. PL XXVI, 16).
198
Responde la Virgen
Por tú no entender la intençión de los evangelistas as caýdo en esta dubda. Sepas
quel primero evangelista, sant Mateo, huvo prinçipal intento de escrevir cómo el glorioso
Fijo de Dios avía de ser fijo de Abraham e fijo de David, segúnd la carne natural e linage
real, el qual concluye la generaçión del Salvador en Josep, esposo mío. E como Josep no
avía de aver parte en la generaçión del Fijo mío, por tanto sant Matheo concluyó
deziendo: «Jacob engendró a Josep, varón de María, de la qual nasçido es Jhesú que se
llama el ungido»55, a dar a entender que yo era del tribu del qual era Josep, mi esposo, por
la ley que ya te dixe. E por tanto sant Mateo contó las generaçiones naturales,
desçendiendo de los padres a los fijos. Esto avido por verdat no lo niega sant Luchas,
antes lo confirma deziendo que el esposo mío avía nonbre Josep de la casa de David.
Mira bien, Condessa, cómo queda esta letra vera e bien asentada. Mas sant Lucas,
otorgando el dicho vero de sant Matheo, dixo de su entençión e escrivió cómo el
Redenptor de los fijos naturalmente de yra por el pecado original avían, por la muerte e
passión suya e por el santo baptismo en ella fundado, avían de ser fijos adoptivos del muy
alto Dios, por esso sant Luchas es figurado por el toro, el qual sacrificado linpiava al
pueblo. Por tanto, sant Luchas, con esta adoptiva e divinal generaçión, enpeçó en el
baptismo de Jhesú e proseguió las generaçiones adoptivas desde Jhesú a Josep, su padre
no natural, mas legal; e de Josep a Helí, su padre de adopçión e ley, etc. E por esta vía fizo
mençión del padre legal e no del natural; e el evangelista sant Matheo fizo mençión del
padre natural de Josep e no curó del legal. E así quedan ambos los evangelistas concordes
e verdaderos. Puse aquí |[118v] la figura por que mejor lo entiendas56:
El rey David huvo dos fijos entre los otros, que fueron cabeças de dos linages, a
Salomón57 de la línea natural, e Nathan, fijo adoptivo por ley, por las sus altas virtudes e
55 Mt 1, 16. 56 Intento reproducir la tosca disposición gráfica original del árbol genealógico de José. 57 om, interlineado.
Sant Matheo Sant Lucas
David Salomón Natham Matham Mathat Jacob Helý línea línea natural Joseph legal
199
grande santidat. De Salomón desçendió Matham, avuelo natural de mi esposo Josep; e de
Natham, fijo adoptivo de David, desçendió Mathat, avuelo legal del mi esposo Josep.
Mathan, avuelo natural de Josep, e Mathat, avuelo suyo legal, ovieron suçessivamente a
una muger que llamaron Gesta, de la qual Matham huvo a Jacob, padre de Josep natural,
como escrive sant Matheo. E, muerto Matham, casó Gesta con Mathat, [nieto] adoptivo
de David, e conçebió esta a Helí, el qual fue padre legal de Josep, segúnd cuenta sant
Luchas. E aquestos dos, Jacob e Helí, fueron hermanos de su vientre e fijos de dos padres
naturales. E aqueste Helí tomó muger e no huvo fijos della e murió sin fijos; por la ley
huvo Jacob, su hermano, de tomarla por muger para despertar semiente al hermano, e
engendró Jacob a Josep de la muger de su hermano defunto. E fue Josep fijo adoptivo de
Helí, como dixo sant Lucas, e fijo natural de Jacob, como afirma sant Matheo, deziendo:
«Iacob genuit Iosep». Sant Luchas no dixo genuit, mas «Iosep fuit Hely». Mira, Condessa mía,
declarada tu pregunta. Agora di la que quisieres pregunta.
CAPÍTULO VIº
CÓMO PREGUNTA LA DEVOTA CONDESSA DEL NONBRE DE MARÍA
Mui benigna |[119r] mi Señora, fatigo a vuestra Alteza con inportunas preguntas que me
estarían mejor passarlas dissimulando que fazerlas enojando a quien tengo de servir alegre
e plazentera. Vuestra Clemençia perdone a mi nesçia ygnorançia. Muy magnífica mi
Señora, querría saber la causa porqu’el vuestro secretario espressó tan magnifiesto vuestro
nonbre quando dixo «el nonbre de la Virgen, María».
La Virgen responde
Por muchas razones movió el Spíritu Sancto la lengua del evangelista que por sí e
en público nonbrasse a la Virgen, a quien vino el ángel con la embaxada que la llamavan
María. La una, porque Dios la mandó llamar María en la mensagería de su conçepçión; la
segunda, que los parientes suyos así le posieron nonbre en la su religión, quiere dezir en su
expiaçión; lo terçero, que María se llamava en su conversaçión; lo quarto, por los
misterios de su liberaçión.
La Condessa pregunta
200
Muy veneranda Virgen María, no cesse vuestra Señoría dezir del nonbre vuestro
glorioso sobre todos los nonbres de las mugeres, de los ángeles muy loada, a los honbres
honorable, a los demonios terrible e espantable. Ca este nombre, María, es açúcar
dulçíssimo en la boca de todos los vuestros devotos. Es melodía suavíssima en la oreja,
gozo e alegría en el alma. Diga la grande mi Señora del su glorioso nonbre alguna dulçe
doctrina e oyrá la su humillde servidora e averlo ha por disçiplina.
Responde la gloriosa Virgen de çinco prerrogativas e ofiçios de çinco letras del su nonbre, María
Çinco prerrogativas propias mías son ençerradas en el mi nonbre, María,
entendidas en çinco letras suyas; e cada qual contiene la suya. En la primera letra, m, se
entiende que yo só madre de vuestra consolaçión. En la segunda letra, a58, se |[119v]
demuestra que yo só abogada de vuestra acusaçión. En la terçera letra, r, se declara que yo
só regla de vuestra justificaçión. Por la letra quarta, i, se magnifiesta que yo só instituyda
para vuestra salvaçión. Por la quinta letra, a, se explana que yo só aseñalada por paz
vuestra e unión.
Mira, Condessa devota, del nonbre mío quán aperçibida e brevemente te fablé las
exçellençias e nobles ofiçios míos encluydos en las letras del mi nonbre constituyente,
María.
Cómo la duquessa59 suplica a la Virgen le relate las exçellençias de los ofiçios de su nonbre, María
¡O, gloriosa María sobre todas las hembras! ¡O60, graçiosa sobre todas las mugeres,
María! ¡O, exçellente María sobre todas las vírgines! ¡O, María virtuosa sobre todas las
Marías! A pie seco e enxuto avía de passar vuestra Merçed al piélago sin pie de vuestras
piedades, al grand piélago sin suelo de vuestra dignidades, al abismo sin medida de
vuestras bondades, en vuestro nonbre, María, todas athesoradas, pues ¿quién las
entenderá si vuestra Merçed las calla? ¿E quién las conosçerá si vuestra Alteza no fabla, ni
quién las loará si no las entendiere, ni quién las amará si las no conosçiere? Abra la mi
Señora la boca suya e declare los secretos de los asomados e a mí muy desseados notables
del muy graçioso nonbre vuestro, María, numerados e por orden señalados. No me dexen
ascuras vuestros resplandores ni vuestros fulgores en teniebra. La claridat de vuestras
palabras alunbrará mi oscuridat e dará clara luz a las teniebras de mi ygnorançia. Diga la
mi Sobreeñora e oyrá la su servidora.
58 En este punto el copista se percata de que se ha adelantado en una letra y rectifica: en la segunda letra .r. se declara que
yo so regla de vuestra. 59 Como en el fol. 78v, doña Leonor aparece citada como duquesa; pero mientras en el caso anterior es la Virgen la
que le adjudica tal título, ahora aparece en la rúbrica. 60 En el original, .a.
201
Prosigue la Virgen los exçellentes ofiçios de las letras de su nonbre
Gana huve e voluntad de te conplazer, mas quise primero despertar tu devoçión e
fazerte saber quánto era el fervor |[120r] de la dilecçión que avías al mi noble penthagramaton,
que quiere dezir de las çinco letras. E por entender el amor tuyo al nonbre glorioso mío
declararé los ofiçios quel Señor me encomendó a provecho tuyo e de todos los devotos
míos en cada letra.
El ofiçio primero es que, así como plugo al muy alto Señor Dios que yo fuesse
madre natural del su Fijo soberano, así me constituyó que fuesse madre spiritual de todo
el pueblo christiano. El qual ofiçio maternal se incluye en la letra primera, que es m. Esta
letra m es señal que só yo madre e, como este nombre mater tiene çinco letras, así yo tengo
çinco ofiçios de madre açerca de los mis devotos, segúnd çinco ethimologías maternales.
Es la primera ethimología mater, quasi manu tergens reos; quiere dezir que la madre
con la mano tirgue e alinpia a los reos e culpados. E así como madre alimpio los
pecadores de sus viçios e torpedades, infamias e malas costrumbres, como suele la madre
alinpiar los fijos suyos quando se ensuzian, así yo alimpio a los que se me obligan e sus
viçios me explanan e me llaman en sus males.
La segunda explanaçión es mater, quasi manu tenens regia; quiere dezir que tengo a los
fijos míos con mano real que no cayan; e si cayeren, reçíbolos en mi mano que no se
fieran. E si por ventura cayeren sin me requerir quando me llaman, con mi real mano
luego los levanto e del poder del enemigo con mano real los libro; e sy los quiere
arrebatar, con la mano mía real todavía los defiendo.
La terçera explanaçión es mater, quasi mantello tella repelens; quiere dezir que yo,
como madre, con mi manto los dardos e saetas del diablo alanço e les resisto. Contesçe
que el enemigo a los devotos míos, con invidia |[120v] que les ha, agora les enbía lanças de
sobervia, agora azconas de avariçia, agora espingardas de ira, agora colebretas de luxuria,
agora plomadas de acidia, agora saetas de gula, a las quales armas yo pongo escudo de mi
manto por que no les empezcan61.
La quarta ethimología es mater, quasi manu tenens reges; quiere dezir que como
madre62 con la mano tengo los reyes. Reyes aquí son los que biven bien e se rigen. Así
como los pecadores defectuosos han menester mi mano para se levantar, así los justos e
bien regidos han menester mi mano para poder estar e perseverar en su buen regimiento.
La quinta ethimología es mater, quasi mamis terneros rigans; quiere dezir que yo con
las mamillas e pechos míos roçío e refresco los paladares tristes e amargosos de los mis
devotos, ca mis pechos e entrañas son llenas de dulçura e de piedat. Ca [de] su llenura
resçiben todos los tristes consolaçión, los perseguidos defensión, los fallesçidos
reparaçión, los perdidos recuperaçión, los captivos redempçión e los pecadores perdón,
61 El original pone espezcan, pero el sentido pide el verbo empecer ‘dañar’. 62 En el manuscrito, la madre.
202
los justos conversaçión, etc. Mira, Condessa devota mía, si la primera letra de mi nonbre,
que es m, cómo demuestra que yo só madre piadosa.
La Condessa
¡O, mi amorosa madre, con tu mano terge e pule el orín, fumo e follín63 de la rea
conçiençia mía! Tú, mi Madre piadosa, con tu mano64 me tengas e retengas, mi flaqueza
no caya de tu graçia, ni me arriedre de tu guarda. Madre mía vigorosa, de tu manto me
cobija e ampara por merçed de las saetas e dardos del enemigo. O, Madre muy piadosa, so
tu mano me conserva que biva virtuosa que no ofenda en cosa ni yerre contra ti. Madre
mía dulçorosa, quel açúcar más sabrosa, de tus mamillas delectables riega, |[121r] Virgen, e
roçía de tu leche de dulçura mis trabajos e afanes; melica mi amargura, alegrando mi
tristura. Cantaré yo a ti la cántica del vuestro verso: «O, Madre, Madre de graçia, Madre de
misericordia, muéstrate ser madre; por ti resçibe mis ruegos el que sufrió ser Fijo tuyo».
Cómo declara la Virgen çinco exçellençias de la segunda letra, a, del nombre María
Oye, fija mía, e la tu oreja inclyna e dezirte he cómo yo só abogada presta e
acuçiosa de vuestra acusaçión, el qual ofiçio está ascondido en la segunda letra del nonbre
mío, que es a. Escucha e fallarás las condiçiones del buen abogado en la mi advocaçía, las
quales son çinco, ençerradas en la letra segunda del mi nonbre.
El abogado ha de ser potente, que no aya temor, e sapiente, que no caya en herror;
ha de ser al juez e a los ofiçiales açepto e graçioso, en la audiençia presto e acuçioso; a su
cliéntulo, dulçe e piadoso. Todas estas çinco condiçiones en mi influyó el glorioso Criador
quando me fizo abogada del mundo pecador. Dios Padre me fizo poderosa e que no
toviesse qué temer, ca el Rey de los fijos de su horma, que es Leviatán o Sathán, es tan
fuerte e tan poderoso que no avía poder sobre la tierra que se le ygualasse, mas yo con mi
pie la cabeça le quebré. E así teme a mí como temen los flacos a la haz ordenada de los
armados, pues el diablo acusador de los tus hermanos a la presençia mía luego fuye
confondido de la cara del juez. Del mi poder escrive el Sabio quando dize en mi perssona:
«En Jherusalem es el poder mío»65.
De un enxemplo que contesçió a un grande pecador
63 En el original, follim. 64 A continuación, reas. 65 Eccli 24, 15: «Et in Ierusalem potestas mea».
203
Uno en66 sueños fue arrebatado con los ángeles e traýdo a juyzio delante del Juez e
Fijo mío. E aquel mal enemigo, vezino del infierno, insistía contra él por quatro
alegaçiones que aquel reo era suyo. La primera prueva que |[121v] era fue por derecho de
instrumento, que el mesmo Juez avía dictado e ya fuera edicto, quando dixo: «En
qualquier hora que d’él comiéredes muerte moriredes; pues como este sea del linage de
aquel, este reo, pues así es, mío es. Por aquel instrumento público e muerte perpetua
morir deve». Yo entonçe respondí que el acusador lo falsificara quando mudó el rescripto
escriviendo entre renglones nequaquem moriemini. E do avía de dezir «moriréys», él
entrepuso «en ninguna manera moriréys». E por tanto el actor no solamente dever ser
repelido, mas aun punido así como falsario.
La segunda provó que era suyo por perscripçión, porque lo avía en siervo
poseýdo. A la qual respondí que aquella posessión siempre fuera interrupta e no corría
perscripçión, ca el reo siempre murmurava que a tan cruel señor servía. E así quedó
convicto en la prueva.
La terçera alegaçión, que devía el reo ser suyo e ser demergido en el infierno por la
propiedat del pecado, porque el pecado es muy pesado e siempre lieva al abismo e a la
fondura del infierno. A esta le respondí que la passión e pena del mi Fijo Jhesú Christo
fue de mayor presçio e pesso que los pecados de todo el mundo, en cuya passión e muerte
puso toda su esperança. E así quedó confuso el actor en su provança.
La quarta alegaçión, dixo que era suyo por quanto sus males pujavan mucha a sus
bienes en número e mérito, en cantidad e qualidat. Entonçe, a mandamiento del Juez,
traxieron una valança e, como la escudilla do posieron los males pessase más que la de los
bienes, puse mano allí do eran los pocos bienes e traxe ayuso la valança.
Entonçe el diablo fuyó confuso e magnifiesto convicto en la demanda. Aquel reo
despertó e corrigió su vida e acabó en buena fin. Mira có- |[122r] mo el mi poder defendió
al dicho reo de falsario acusador. El Fijo mío me fizo sapiente que no cayesse en error,
mas que sabiamente sopiesse alegar por los ygnaros pecadores, como la sabia tecuana
avogó por Absalón67.
La Condessa
Diga vuestra Prudençia las razones dessa sabia por me fazer grand merçed.
La Virgen
Absalón, sobre convite que fizo a sus hermanos fijos del rey David, mató a Amón,
su carillo, porque avía conosçido a su hermana Thamar. E fue el padre contra Absalón
bravamente muy yrado; e una muger discreta vino al rey después de muchos días a
66 En el original, es. 67 Cf. 1 Sam 14.
204
ganarle68 perdón. E alegándole razones, reconçilió muy sabiamente al fijo con el padre,
inpetrándole perdón69.
Esta manera tengo yo con el señor Rey, mi Fijo, el qual deve perdonar a los tristes
pecadores alegando por su parte las razones que se siguen. Todos morimos e, quasi las
aguas e lluvias, somos derramados sobre la tierra, las quales jamás tornan. Yo le alego
primera general emfermedat, deziendo: «Todos morimos; mira miserable generalidat e
contumidat que no çessa, así como las aguas derramadas en tierra; e la yrrenobilidat que
jamás tornan, ca el honbre es spíritu que va e nunca torna». E quando el Fijo mío oe mis
razones, reconçilia consigo a los pecadores.
El Spíritu Santo me fizo açepta e graçiosa al Juez e a todos sus ofiçiales; no es
provechoso el avogado odioso ni es ydóneo en la audiençia que lo aborresçe. Yo só
graçiosa al Padre que sobre todas me escogió; graçiosa al Fijo, que por madre me tomó;
graçiosa al Spíritu Santo, que su templo me establesçió; graçiosa a los patriarchas, que
primero me figuraron; graçiosa a los profetas, que me antes pronunçiaron; graçiosa a los
santos, |[122v] que todos me publicaron; graçiosa a los ángeles, que mucho me honraron; a
todo el mundo graçiosa, que por abogada me asignaron.
E deve ser el abogado acuçioso e diligente, ca perdersse hía la causa por abogado
negligente. El profeta David dixo de mí al Señor: «Presente estuvo la Reyna a las diestras
tuyas»70. Mira quánta diligençia, que ni un momento me aparto de las diestras del Juez en
vestidura de oro. Mira la potençia mía en quanto reyna, e diligençia en quanto estó a la
diestra, e sapiençia en quanto vestida de oro. Los santos son coronados por la sabidoría
de su cabeça de oro, mas ninguno es vestido de sabidoría como yo, en cuyo vientre moró
la sapiençia de Dios seys días sobre nueve meses. E dize más: «Çercada de diverssidat»71.
Estos son los estados de los santos e coros angélicos. Mira quánta reverençia e honor me
catan las cortes del grand Juez, comigo siempre asistente, al Juez abogada diligente.
Deve, asimesmo, ser el abogado piadoso. Sepas que los abogados d’Él, quanto a
la72 misericordia e piadat, son figurados por las olivas de los huertos que a vosotros,
pecadores, quasi siempre son çerradas, mas yo, sobre todos, só ensalçada73 como la oliva
en los campos espeçiosa e fermosa; yo a todos socorro, a todos ayudo, a todos amparo, a
todos libro e salvo, todos han parte en mí –buenos e malos, justos e pecadores–, como en
la oliva sola en la campiña. E baste esto de la segunda letra.
Cómo la Condessa se congraçia a la Virgen piadosa
68 Así en el original, quizá mejor: a ganar el perdón. 69 Se lee todo el episodio en 2 Reg 13 y 14, 1-24. 70 Ps 44, 10. 71 Ps 44, 10: «Astitit regina a dextris tuis in vestitu deaurato, circumdata varietate». 72 El manuscrito repite ala. 73 En el original, ensançada.
205
O, sabia, esmerada e sobre los abogados preçiosíssima esmeralda, vós ayudáys a
todos segúnd se demuestra por infinitos experimentos que han ya passado. Perssonas de
muchos estados ¿quién vos llamó e no respondistes? ¿Quién vos pedió e no le distes?
¿Quién a vos clamó e no le acorristes? Por çierto, ninguno. Pu- |[123r] es calle e no
publique la misericordia vuestra, o, Virgen tan pía, quien en su nesçessidat vos llamase e le
fallesçistes. Vós ayudáys a todos periglos e nesçesidades; vos en el fuego, vos en el ayre,
vos en el agua, vos en la tierra; vos en los sanctos74, en los caminos, vos en poblados, vos
en los campos; vos en los çielos, vos en los infiernos acogéys e ayudáys, salváys e libráys.
No es quien escape de vuestra Merçed e no aya parte de vuestra misericordia. A vos sola
Reyna, mi Sobreseñora, resçibo por sabia, prudente e letrada e mi abogada muy poderosa
e muy graçiosa, a todos mis males e nesçessidades razonadora muy piadosa.
Cómo prosigue la Virgen del ofiçio de la terçera letra de su nonbre, María
En la letra terçera, r, del nonbre mío se encluye el mi ofiçio terçero quel mi Señor
Dios me encomendó sobr’el cathólico pueblo suyo, el qual ofiçio es que yo sea reglante
vuestra justificaçión. E mira cómo lo declaro. Sepas, buena Condessa, que en todos
linages de las cosas puso en cada uno el Señor Dios un prinçipio por el qual se miden
todas las75 cosas de aquel linage. Enxemplo: el fuego es prinçipio de todos los
conplexionados calientes, e por esso los médicos dizen tal espeçia es caliente en grado
primero, tal en segundo, tal en terçero, tal en quarto. E otras melezinas o yervas o
espeçias, si las podiesse el tacto adjudicar76, aun daría [a] ti más altos grados, mas no
pueden sentiblemente dar grado entre pimienta, gengibre e clavos, etc.; mas çierto es en
cada grado de aquellos grados quatro á más e menos aunque no sensible e gruessamente.
Así de los fríos, de los secos e de los húmidos conplexionados, cuyos prinçipios son los
quatro elementos, quanto la cosa más se allega a su prinçipio tanto más partiçipa de su
propiedat.
Así puedes entender en lo spiritual. Dios es somerano Bien, |[123v] pues diremos
que tanto la cosa es más buena quanto más a Dios se allega. E por tanto la gerarchía más
baxa es buena, mas la mediana es mejor, más óptima e muy más mejor es la terçera e
soberana. Asimesmo los ángeles son buenos en un grado; los prinçipados, en dos; las
potestades..., e así sobiendo fasta los serafines; e aun en cada orden á un soberano al qual
los ángeles de aquella orden se miden, que el ángel más alongado es la menor bondat e el
más alto la mayor, etc. Veniendo al propósito, así como Dios dio un enxemplo de
74 En el original sanctos, con un punto debajo de la o. Se trata de una mala lectura de alguna palabra o, más
probablemente, de un error en la copia pues también falta a continuación el pronombre sujeto vos, que sí aparece en el resto de los términos de la serie. La palabra que aparece no tiene ningún sentido formando pareja con caminos, según la serie enumerativa en la que se incluye, aunque resulta más complicado saber qué palabra o palabras faltan; tiene que ser alguna que contraste con caminos, quizá posada.
75 Repetido, las. 76 En el original, dajudicar.
206
penitençia por el qual los pecadores se reglassen a fazer penitençia e dio un acatamiento
de obediençia por el qual se rigiessen los servidores, así dio un espejo de ynoçençia por el
qual se mediessen los obradores: dio la Magdalena Dios a los penitentes; al mi Señor Fijo
dio a los obedientes; a mí dio por espejo de los ynoçentes.
Deves saber que la ynoçençia se alcança por justificaçión e santificaçión en el
santo baptismo, la qual se pierde con procuraçión del enemigo o se inpide que no se
alcançe. E como no fue criatura pura humana que ygnoçençia esta tan aýna e tan
copiosamente por justificaçión e santificaçión de previlegio espeçial ni tan éntrega la
guardasse de prinçipio como yo, por tanto te dixe que yo era puesta en la gloria por claro
espejo de ynoçençia e regla de justificaçión, la qual justificaçión está en estas cosas
conservantes la ygnoçençia, e son siete. La primera es guardar a Dios obediençia; la
segunda, al superior e mayor reverençia; al ygual, paz y concordia; al inferior, correpçión e
disçiplina o castigo; a los enemigos, paçiençia; a los míseros, clemençia; a sí mesmo,
santimonia. Quanto cada una destas cosas más alcançará, tanto a mí –so regla de justa
inoçençia– partiçipará e tanto más justo e ygnoçente será, ca |[124r] ninguno puede
enderesçar su vida si no mira a la regla como en espejo. E aqueste ofiçio es el mío en la
terçera letra, r, incluydo, es a saber, que sea regla de vuestra justificaçión.
La Condessa
Vos, espejo claríssimo de toda ygnoçençia, enxemplo gratíssimo de toda
penitençia; vos, un acatamiento de obediençia; vos, claríssimo luzero e luz de exçellençia,
a todos soys fecha toda por que todos en vos fallen77 reparo de sus aferes. Plega a la
vuestra ygnoçençia justíssima influyr en mi humillde obedençia e vera penitençia, no
graçiosa como la vuestra, que fue por los pecados agenos, mas nesçessaria e virtuosa por
las culpas propias mías, e me fagáys por la merçed vuestra algúnd tanto ygnoçente.
Cómo la Virgen prosigue del ofiçio de la quarta letra, y, del su nonbre María
En la quarta letra del mi nonbre, que es y, se magnifiesta el quarto ofiçio mío en
ella contenido, el qual es que yo só instituyda para vuestra salvaçión. Mira, Condessa mía,
que yo só el medio de la tierra, en la qual el Salvador del mundo obró vuestra salvaçión,
como dixo mi visavuelo el propheta rey David: «El Señor Dios e rey nuestro obró la
salvaçión en el medio de la tierra»78; esto es, en el vientre mío obró la encarnaçión, por la
qual vino la salvaçión. La carne mía no es dicha carne, mas el medio de la tierra79, como
deziendo: «No es mi carne tierra, mas el medio de la tierra».
77 En el manuscrito, fallem. 78 Ps 73, 12: «Deus autem rex noster ante saecula, operatus est salutem in medio terræ». 79 En el original se lee: mas el medio de la carne; rectifico el error.
207
La Condessa
Señora mía, esso cómo es querría saber, mi gana es mucho de lo conosçer.
La Virgen
Bien crees e conosçes cómo la carne humana de tierra es formada, pues para dar
medio en la natura humana cunple que le asignes dos estremos: uno, que de suyo es puro
e de suyo es santificado; otro, que de suyo es impuro e suzio por pecado. Será luego el
medio no de suyo puro, como el un estremo, |[124v] ni de suyo inpuro, como el otro
estremo, mas por graçia puro e por previlegio santo. El primero estremo es el Verbo
encarnado; el segundo estremo, el honbre nasçido en pecado. Mas el medio de los
estremos es el mi vientre consagrado, el qual no se yguala con el Salvador ni se abaxa con
el pecador, mas tiene el medio por graçia del Señor.
La Condessa
¡O, medio virtuoso que viçio no conoçe! ¡O, vientre graçioso en que Dios, çentro
de todas las cosas, quiso vestirsse de vuestra carne! ¡O, medio de estremos tan contrarios
en que Dios Fijo se armó de las armas de nuestra flaqueza para salvarnos de nuestros
adversarios! Pero, ¿qué cosa puede ser más fuerte e poderosa que dar al medio de la tierra
e virginal que pueda conçebir e parir contra todo derecho natural, e que por la muerte de
la flaca carne pueda revocar la mortal sobervia a la gloria inmortal? Gloria es a vos sin
cabo ser medio tan graçioso de nuestra pública salvaçión.
La Virgen
Oye, Condessa mi devota, cómo en la quinta letra se explana el quinto ofiçio que
yo he en la Christiandat. La letra es a, e yo só aseñalada por paz vuestra e unión, ca yo fue
asignada por sala imperial donde el Mediador se vestió de vuestra carne en semejança de
pecado, aunque sin pecado, adonde80 prinçipió reconçiliando con Dios al honbre e
determinó la contraversia entre el honbre e el demonio, e difinió la discordia entre los
ángeles e los ombres, entre los justos e pecadores, entre los ricos e los pobres, entre las
vírgines e casadas e las biudas desoladas, ca las vírgines dezían que solas eran ellas en
estado de salvaçión, deziendo con Salomón: «Bienaventurada la virgen, ca ella avrá fructo
en acatamiento de las almas santas»81. Las casadas enfingían deziendo que |[125r] solas
80 A continuación subpunteado de. 81 No encuentro la referencia.
208
conplían el mandamiento de Dios, ca dize: «Cresçed e multiplicad e hinchid la tierra»82. La
biudas tenían qué, pues ellas sufrían angustias e tribulaçiones, fatigas e afliçiones, que son
carrera de paraíso, como les dixo sant Pablo: «Por muchas tribulaçiones nos conviene
entrar en el Reyno de los çielos»83.
Mas mi ofiçio es e fue de paçificar e unir aquestas partes adversantes, ca fuy en
estado virginal como la flor de paraýso; yo fuy en estado conjugal, ca Josep fue mi marido
como la rosa entre las flores; fuy biuda e fatigada e muchas vezes atribulada, como lilio
entre espinas. Mira cómo en mí fueron aquellas partes paçificadas e unidas; mira cómo el
secretario mío concluyó veramente la cláusula primera del su libro quando dixo: «El
nonbre de la Virgen era María».
Cómo resume la devota Condessa la cláusula primera del sancto Evangelio
Muy exçellente Señora mía, resumiré de vuestra liçençia la primera cláusula
evangelical e diré con razón: «Embiado es el secretario del Rey çelestial, el mensagero del
Criador, el ángel Gabriel, de Dios a la Hembra, del Alto a la Humill, del Señor a la Ançilla,
del Prínçipe a la Infante, del Fazedor a la Fechura, el Embaxador de la santidat a la
Virgen». E bien diré, çierto, virgen de carne, virgen de mente, virgen de devoçión, virgen
de professión, virgen de religión. Enbiado fue a la Virgen desposada, al viejo Joseph, al
anciano Josep, al cano Josep; por çierto, a Josep el justo, a Josep el honesto, al Josep
virtuoso e casto. E el nonbre de la Virgen dezían María: revera María, madre muy piadosa,
avogada poderosa, reyna graçiosa, infante muy amorosa, ançilla humilldosa, segúnd el
nonbre vuestro tal es el loor vuestro. Diga la grand Señora mía, sabia, discreta e profunda,
cómo pueda enten- |[125v] der la cláusula segunda.
CAPÍTULO VIIº
CÓMO LA VIRGEN FABLA DE LA SEGUNDA CLÁUSULA
Ya oíste, mi buena Condessa, el exordio e prinçipio de la embaxada e preámbulo de la
legaçión, agora es tienpo que oyas cómo se ovo comigo en la saludaçión, por lo qual deves
notar como yo fue moça de pocos años nasçida e flor de mi virginidat, de ninguno tañida,
82 Gen 9, 1: «Crescite, et multiplicamini, et replete terram». 83 Act 14, 21: «Et quoniam per multas tribulationes oportet nos intrare in regnum Dei».
209
fuy ha todos estruendos84 en mi casa retraýda, en mi cámara estava el más tienpo
ascondida, por un espaçio orava e otro tiempo leýa; e después que contemplava, mis
aferes fazía. Yo estando una vegada a la primera vigilia en mi oraçión sola leyendo en la
Biblia una profeçía, súbitamente entró a mí un varón que me dezía una saludaçión, qual
oýdo nunca avía: «Dios te salve, llena de graçia, el Señor contigo, en las mugeres tú
bendicha».
La devota Condessa
Muy maravillada estó, grandíssima Reyna mía, como una puerta çerrada estoviesse,
¿en qué manera pudo entrar aquel mensagero, la puerta çerrada? Ítem, desseo saber con
qué çerimonia fuestes de todo en que aquel ángel vos falló ocupada.
La Virgen responde
Çerca de lo primero, deves saber que yo, leyendo por Ysaýas en los capítulos que
fablan del conçeptu e parto del sancto Mexías de una virgen de la casa de David, empeçé a
pensar quánta graçia e merçed Dios faría a aquella bendicha Virgen, quántas prerrogativas,
exçellençias, dones, previllegios Dios le daría; quán alta, quán exçellente, quán magnífica
sería madre de su padre, engendrante del su criante, madre del su criador, genitrix del su
redemptor: virgen e madre, reyna del çielo e del mundo señora. ¡O, virgen bienaventurada,
o, virgen fadada! ¿Quién fuesse |[126r] digna de mirar tan graçiosa virgen? ¿Quién fuesse
digna de ministrar a tan digníssima virgen? ¿Quién fuesse digna de seguir e aconpañar tan
poderosa virgen? Aquella será señora de las señoras, reyna de las vírgines, emperatriz de
las mugeres. ¡O, mi Dios, dame vida fasta que aquella virgen bendicha venga, guarda mi
vista fasta que mis ojos la vean, guarda mis orejas con que la oya, guarda mis fuerças con
que la sirva de mis mienbros, fazme por tu merçed ydónea e digna de sus serviçios, pues
sobre todas e más que a todas por tuya la escogiste! Mira, Condessa devota mía, en qué
me ocupava a la ora que entrava aquel mensagero.
Cómo la devota Condessa [ensalça] la humilldat de la Virgen
Muy virtuosa, la vuestra Humilldat graçiosa, la vuestra Honestad, ¿e no pensastes
que seríades vós aquella? ¿No presumistes que seríades vós la donzella? ¿No desseastes
que fuéssedes vos aquella donzella e virgen bella que conçibiría e pariría al grand
Salvador? Quanto yo, si fuera que vuestra Alteza, más deseara al Salvador conçebir e parir
que a la virgen, su madre, servir e seguir; más quisiera ser madre que fámula, e señora que
84 Se lee estrumentos con m subpunteada.
210
servidora, e reyna que ançilla. Mas la humilldat vuestra profunda no resçibió de ser
primera ni segunda, mas la última e postrimera.
Responde la gloriosa Virgen
Oye, Condessa, cómo el ángel pudo entrar e de fecho cómo entró. Deves creer e
no dubdes que las paredes, aunque gruessas, no empiden al angélico spíritu si las quisiere
penetrar, mas todas las cosas invisibles le dan lugar e las corporales e todas las cosas rezias
e duras le fazen camino e las penetra quando quisiere; no ha puertas de fierro ni
çerraduras que le enpachen la entrada. E si el ángel entrar pudo de su natura, pero de
corporal criatura no te pienses que entrar podiesse, mas |[126v] el archángel Gabriel con
cara rutilante e vestido corruscante, maravilloso en el mirar e terrible en el andar, en
cuerpo formado del ayre por puerta pudo entrar e entró, aunque çerrada.
La Condessa
Oy, sobre Señora, en dubda me puso vuestra Alteza en la entrada del ángel:
vuestra Merçed dixo que el ángel entró con cuerpo del ayre formado. Pues un cuerpo no
penetra a otro sano, quedante el penetrado, pues ¿cómo el ángel pudo entrar siendo
encorporado?
La Virgen responde
Los elementos todos quatro son dispuestos e ordenados a querer de qualquier
ángel embiado del Señor; entre todos es el ayre para esto más dispuesto. E, porque de
suyo no es visible el spíritu angelical, forma un cuerpo que al negoçio convenga su
apariençia, e aquesto muy en breve, aunque a vos no perçeptible, porque el tiempo
angélico es discreto, indivisible e a nosotros no sensible. E, por ende, Gabriel sin el
cuerpo entró en el mi retrete e súbito se revestió del semblante que vi yo como te dixe
enantes. Luego como entró rutilante de cara e en su ropa corruscante, con movimiento
mirable e aspecto pavorable, corvó sus rodillas e, corvadas sus manos delante su85 pecho,
me saludó en esta manera: «Dios te salve, llena de graçia, el Señor contigo, bendicha tú en
las mugeres»86. Dicho aquesto, tuvo silençio87.
85 En el manuscrito, sus. 86 Lc 1, 28: «Ave gratia plena: Dominus tecum, benedicta tu in mulieribus». 87 Cf. un sermón dialogado, De Annuntiatione, Dominca III, atribuido a san Agustín: «Sed Gabriel ille archangelus, facie
rutilans, veste coruscans, incessu mirabili, aspectu terribili, visitavit et perturbavit me, salutavit et gravidavit, dixitque mihi: Ave, gratia plena, Dominus tecum» (PL 39, col. 2018); también editado como una lección para el oficio de maitines por Cátedra 2005, 610.
211
La Condessa
O, mi graçiosa Sobreseñora, el grand serafín Gabriel, delegado delicado de Dios,
orden de sabio e nunçio discreto guardó teniendo la dicha manera. Por Dios lo embiar
paresçió relunbroso; por quanto era ángel, mostrose espantoso; por ser mensagero, fabló
graçioso; por venir a la Virgen, se mostró humilde; e por quanto fablava con la más
humillde virgen del mundo, que sería en breve Madre de Dios, Señora del çielo, |[127r]
Prinçesa del mundo e de los ángeles todos Reyna muy poderosa, fuele nesçessario corvar
sus rodillas e cruzasse sus manos e vos saludasse con grand reverençia.
Ya de oy adelante devengará vuestra Alteza saludaçión de toda criatura, pues a
vuestra Merçed es devida, ca saludamos a los señores, e vos, vida mía e luz de mis ojos,
soys la señora mía; e por tanto es de razón que humillmente e de rodillas vos saludemos.
E por quanto no es cosa çierta que a la pronunçiaçión de vuestra salvaçión devemos
baxarnos a tierra, pues que por ella el Rey de los çielos desçendía a la tierra, pues qué
maravilla quel gusanillo ponga sus rodillas quando a la dicha saludaçión el grandíssimo
Criador se fizo párvulo servidor, ni es mucho si el hombre se corve, pues se corvó el
ángel, ni es grand cosa fincar las rodillas quando saluda a la Reyna e Madre de Dios.
E saludamos a los amigos, e vos, mi amor e alegría de mi coraçón, soys no
solamente Señora, mas amiga leal. Así vos canta e llama la Christiandat: «Levántate
prestamente, la mi amiga, e vente»; e por lo qual vos, mi Señora, dezides: «Yo só la madre
del fermoso amor», queréys dezir: «Yo só amiga leal que amo fermosamente e a mí deven
los mis amigos fermosamente amor». E porque vós soys tan leal amiga, es razón que vos
saluden devotamente, quiere dezir con pura entençión e cordial atençión; e con afecçión
vos deven siempre saludar.
Como saludamos señores e amigos, tanbién saludamos a los que nos fazen
provechos e benefiçios, pues ¿quién es aquella que tantos benefiçios nos aya procurado ni
tantos dones nos aya dado, como vos, Madre de Dios? Ca convusco nos han venido de
consuna todos los bienes, ca nos vino la redempçión graçiosa, la perfecçión virtuosa, la
conversaçión meritosa e la salvaçión gloriosa. Pues razón lo juzga e justiçia lo sentençia e
vuestra liberal condiçión |[127v] lo adebda que vuestra Merçed sea no una, mas muchas
vezes saludada. Así lo manda Dios a cada uno de nos por el profeta Ysaýas quando dize:
«Toma la guitarra –esta es la saludaçión– e canta muchas vezes e çerca la çibdat»88, esto es,
saludando çerca la gloriosa que sois vós, la piadosa.
Pregunta la devota Condessa
88 Cf. Is 23, 16: «Sume citharam, circui civitatem, meretrix oblivioni tradita: bene cane, frequenta canticum, ut memoria tua sit».
212
Muy exçellente Virgen, muy discreta Virgen, muy escogida Virgen, del ángel súbito
visitada, del seraphín humillmente honrada, de Gabriel dulçemente e sabia saludada, ¿qué
vos paresçió de la saludaçión entonçe? ¿Qué sintió vuestro virgíneo coraçón? ¿A quál fin
se movió vuestra casta entençión?
Responde la gloriosa Virgem
Sepas, Condessa mía devota, que las vírgines castas que a Dios dan sus amores
mucho se asconden de la vista de los honbres e han sobresaltos e pavores si solas se fallan
con los varones. E como yo viesse al ángel en semblante tan graçioso, de gesto mucho
fermoso, de ropas tan relunbroso, poner tan humilde rodillas en tierra solo comigo, creas
que huve pavor e arredreme con temor, e fuy turbada de su fabla e callé con discreçión,
acabada su razón. E pensé en el loor que de parte del Señor me dixo quando así me
bendixo por alta salutaçión; e no temiera de su presençia ni pavoresçiera de su reluzençia
si no me fablara con tal reverençia ni me loara con tal bendiçión, ca el ángel muchas vezes
visitava e comigo a vezes fablava, el ángel me ministrava, con el ángel bien conversava, no
empero con tan clara presençia, ni me servía con tal reverençia, ni me saludava de tal
eminençia. Mas la novedat del tracto secreto e solepnidat del nunçio discreto e la dignidat
e loor tan perfecto me fizo turbar que huve a pensar qué tal sería su saludaçión. E así lo
escrive el mi secretario: «La qual Virgen María, como oyesse, turbosse en la fabla d’él |[128r]
e coydava qué saludaçión sería esta»89.
Pregunta la devota Condessa
O, gloriosa e discretíssima Virgen, como el vuestro evangelista no se tuvo cura de
nos dexar memorial de escriptura e de nuestro no lo podemos adevinar lo que vuestra
prudençia pudo ymaginar çerca de aquella saludaçión, este bien me fazed por me fazer
merçed, ¿qué pensaste? ¿Por qué vos turbastes de tan alta saludaçión?
Responde la Virgen a la Condessa
En dos artículos partiré la respuesta que me pides. En el primero, te diré çiertas
causas porque me turbé en aquella saludaçión; en el segundo, te fablaré las cosas que
coydé durante la turbaçión. Çerca del primero, pon en mis dichos tus mientes e mira qué
significa turbada en esta presente fabla. Nota qué dize, mas no perturbada. E turbada
quier dezir, por novedat de tan grand cosa, suspenssa o descolgada e movida de grande
admiraçión, ca oyendo nueva forma de saludaçión, ca yo no sabía qué90 quería el ángel
89 Lc 1, 29: «Quæ cum audisset, turbata est in sermone eius, et cogitabat qualis esset ista salutatio». 90 El manuscrito repite que y anula el segundo.
213
significar por ella, por lo qual yo pensava qué saludaçión sería aquella. Ítem, turbada
quiere dezir vergonçada, ca como fuesse virgen, por la nueva manera de fablar del ángel,
huve vergüença d’él e devía aver la vergonçosa por quanto era virgen pavor por el
inopinato caso. E penssé qué saludaçión aquella sería, ca, aunque avergonçé e entendí que
el ave era mudado el nonbre de Eva, e por quanto Dios me fiziera virgen prudente, no
pude súbito vençida ser del vergonçoso pavor, mas avisada por alto consejo coydava que
tal sería aquella saludaçión qual nueva no ante oýda ¡Quán provechosa, quán maravillosa,
quán dulçe e quánd suave fue aquella mi saludaçión! Porque entonçe se cumplía aquella
profeçía: «La tierra movida –esto es, María turbada– es e los çielos; lançaron roçío de la
cara de Dios de Sinaý»91. Este fue el roçío que |[128v] Ysaýas pedía deziendo: «Roçiad de
arriba los çielos e la tierra»92, esto es: «María, turbada, engendre al Salvador». Ítem, fuy
turbada mas no conturbada93, esto es, no fuy conturbada94 del todo, mas aunque callé
entonçe, cuydé qué saludaçión aquella sería ni usada ni acostunbrada.
La devota Condessa
Muy gloriosa Virgem, no dexe vuestra discreçión por olvido las razones de vuestra
turbaçión, como prometió vuestra Alteza, mas callolas vuestra Merçed por saber si yo
pornía las mientes en lo que dezía vuestra muy alta Señoría.
La Virgen
Aunque no fuera como dizes, no me quedavan olvidadas las que esperavas
razones, mas, quando mis dichos atajaste, llegava la ora de las dezir. Primero convenía
fablarte en qué manera fuy turbada e luego en continente porné las maneras de mi
turbaçión.
La primera razón fue porque me vi loar, ca propio es de los humilldes aver
vergüença de sus loores e quando alaban sus virtudes, como todos quasi se delecten en
sus loores e con plazer oyan las exçellençias de sus virtudes; e, por ende, yo no altiva ni
alegrada mas vergonçosa e turbada me sentí quando a95 el ángel tan altos e nuevos loores
oý dezir de mí. Mira qué contesçió al Dios mío e Fijo mío quando los judíos dixieron el
día de Ramos que querían ver a Jhesú; luego, como Filipo lo dixo al mi Fijo, todo se
comovió e dixo: «Agora viene la hora que se ha clarificado el Fijo de la Virgen»96. E como
pediesse al Padre clarificaçión, luego le respondió el Padre, diziendo: «Yo te clarifiqué e
91 Ps 67, 9: «Terra mota est, etenim caeli distillaverunt, a facie Dei Sinai, a facie Dei Israel». 92 Is 45, 8: «Rorate, caeli, desuper, et nubes pluant iustum; aperiatur terra, et germinet Salvatorem». 93 mas no conturbada, aparece añadido al margen. 94 con-, añadido posteriormente. 95 a, interlineado. 96 Io 12, 23: «Venit hora, ut clarificetur Filius hominis».
214
otra vez te clarificaré»97. En pos destos loables loores dixo el glorioso Fijo mío: «Agora la
mi ánima es turbada»98; la vera humilldat suya le fizo turbar, oyendo sus loores. Mira que
los humilldes no pueden sin vergüença oýr de sus loores ni han gana que loen sus
virtudes. |[129r]
La segunda razón, como yo fuesse complida de Espíritu Santo e complimiento de
la graçia no podía ser estante la Ley vieja en su virtud e vigor, porque la Ley antigua a
ninguno traxo a perfección, huve razón de me maravillar e de pensar cómo me dixo graçia
plena o llena de graçia.
La razón terçera, por quanto me llamó bendicha entre las mugeres. Como yo
desseasse ser bendicha entre las vírgines, por tanto pensava qué saludaçión sería esta que
del comienço paresçía suspecha, lo qual paresçió en la promessa del Fijo quel ángel me
fizo, que no pude sofrir que no le dixiesse: «¿Cómo puede ser esso fecho que no tracto de
varón, etc.»99. La quarta razón, como yo bien sopiesse que las mugeres todas eran maldichas en
doña Eva, nuestra madre primera, pensava qué saludaçión sería aquella en que me dezía
muger e bendicha.
La quinta razón, por quanto yo, saludada, me sintiesse obligada a responder,
turbeme, pues me forçavan aquel silençio en mis oraçiones e contenplaçiones muy amado
que lo oviesse entrerromper e de çessar de lo que enpeçara leer, lo qual paresçe que cortés
ya era el ángel fablar dos vezes que yo respondiesse una.
La Condessa
Muy discreta e prudentíssima Virgen, ¿quién vos pudo fazer fuerça que
ronpiéssedes el silençio?
La Virgen
La santa Escriptura, que defiende no responder al saludante, quando dize: «Ave
vergüença de callar o no responder»100; ítem, dize: «No dobles tu palabra en la oraçión»101.
Dévese102 la palabra tornar de prinçipio la oraçión.
La sesta razón, suelen las vírgines temerosas, aun en lo seguro, no ser seguras e en
lo tranquilo aver miedo; e como yo fuesse virgen moçuela, que mi tesoro tenía en flaco
97 Io 12, 28: «Et clarificavi, et iterum clarificabo». 98 Io 12, 27: «Nunc anima mea turbata est». 99 Lc 1, 34: «Dixit autem Maria ad angelum: Quomodo fiet istud, quoniam virum non cognosco?». 100 Cf. Eccli 41, 25: «Erubescite [...] a salutantibus de silentio». 101 Eccli 7, 15: «Et non iteres verbum in oratione tua». 102 En el original, doblesse.
215
vaso, temía de lo perder, ca no se podía recobrar, fueme forçado de temer porque lo
pensé perder103. |[129v]
La Condessa
¿Qué tesoro tan preçioso era el vuestro, o grandíssima mi Señora, que tanto
temistes de la perder?
La Virgen
La virginidat de grand pureza que yo a Dios votado avía; essa era mi riqueza e muy
rica joya mía.
La Condessa
Si fuesse la virginidat de muy rico presçio, no la ternía la moçedat en tanto
despreçio; por una sola mançana o por sortija o texillo, virgen muy loçana dexa taladrar el
sillo. E así moças e moços, que son vírgines enteros, sin joyas e sin dineros se despojan en
retoços, pues si supiessen el grand daño que resçiben, casando no sofrirían tal engaño de
los que andan tratando.
La Virgen responde
Más preçia el puerco la hez o el çieno que la flor, mas es la mejor e de más pujante
preçio104; topa el gallo con un grano o escarva una perla: al grano echa mano, a la perla no
quiere vella. No está el preçio de la virginidat a juyzio de la moçedat ni de los puercos
enlodados ni de los locos enamorados, mas deven dar del preçio tanto quanto plaze al
Spíritu Santo, darle tal peso e tal mesura qual ge la da la Escritura.
La Condessa
Mi Sobreseñora e Reyna mía, plega a la vuestra puríssima virginidat de me querer
çertificar por alguna auctoridat que señale el preçio e valor de la virginal continençia, no
porque a vuestros dichos yo no dé firme creençia e a vuestro responder graçioso, mas
porque mi coraçón quede en mayor reposo.
La Virgen responde
103 En el original, temer. 104 En el manuscrito, preçioso.
216
El devoto apóstolo Paulo entre las vírgines una perla dixo: «La virginida[t] en
infingidos vasos flacos e de barro tenemos»105; este tesoro le llamó. Dixo más: «Los que
castamente biven, tenplo son de Dios e el Spíritu Santo mora en ellos»106. Mira que la
virginidat retrete e tálamo es de Dios, ¿pues qué preçio puedes estimar al tálamo de Dios,
al templo de Dios e silla? |[130r] Çessa de estimar e piénsate maravillar de su presçio e valor.
Mira qué dixo Salomón de la casta virginidat: «Más es presçiosa que todas las riquezas e
todas las cosas que deseadas son; no se le pueden comparar»107. Dixo el Sabio de
Jherusalén: «No es digno todo peso de las cosas corporales –en preçio e valor pesadas–,
no son de peso digno al alma continente»108; no dize al cuerpo continente, que son los
vírgines porquerones e los que se esperan de casar, mas al ánima continente que ha
continençia virtual e pureza cordial. Los que tal pureza aman, estos son los que se llaman
veramente vírgines.
La Condessa
Plazerá a la exçellençia de vuestra magnifiçençia que diga un poco congratulando a
la muy razonable turbaçión, tartamudeando la ygnorançia mía de la clemençia vuestra,
tomando osadía que podría yo presumir de aseñalar la séptima causa porque se turbe
vuestra Señoría.
La Virgen
A mí plaze mucho la oses dezir e só muy gozosa de ti la oýr. E no solo la séptima,
mas aun la déçima, si dezir la quieres, la oyré.
La Condessa
Aquellas quatro tan altas palabras de la saludaçión quel ángel dixo vos turbaron
vuestra alma por no vos ser çiertas, si eran passadas o por venir o si corrían a la sazón
quel ángel vos dixo la saludaçión. E por lo qual no fue de yra ni saña vuestra turbaçión ni
de dolor alguno, mas de la duda algúnd pavor e de admiraçión. E fue doble vuestra
vergüença: la una, que con el ángel sola vos fallastes; la otra, que tantos e tales loores
oýstes de vos, la Virgen muy humildosa. El vuestro temor tanbién fue doble109: el uno, por
105 Cf. II Cor 4, 7. 106 I Cor 3, 16: «Nescitis quia templum Dei estis, et Spiritus Dei habitat in vobis?». 107 Cf. Sap 7, 8-9: «Et divitias nihil esse duxi in comparatione illius. Nec comparavi illi lapidem pretiosum, quoniam omne aurum in
comparatione illius arena este exigua». 108 Eccli 26, 20: «Omnis autem ponderatio non est digna continentis animæ». 109 Falta el segundo miembro.
217
la presençia angelical, a la qual siempre teme la flaqueza de la natura humanal. Destas
cosas suso dichas a vuestra gloria virginal nasçieron tres virtudes: vergüença virginal, en
quanto fuestes turbada; fortale- |[130v] za cordial en quanto no fuestes perturbada, ca
podistes deliberar e pensar; e grand prudençia en la su deliberaçión. Plega, Señora, a la
vuestra Merçed de me declarar aquellos loores que oýstes cómo los disçernistes, quándo
los comedistes.
Cómo dize la Virgen del párrafo primero en quanto dize ave
Lo que yo pensava quando callava a la saludaçión del ángel, duquesa devota mía,
en quatro párrafos te lo diré segúnd quatro loores que Gabriel ángel me propuso,
humillmente me saludando. El primero párrafo del loor primero fue110 quando le oý dezir
ave. Çierto es que essas letras son en ave que en eva porque la media letra, v, está entre
a.v.e: si la a se pone delante, dize ave; si se pone delante la e111, dize eva. E aqueste
nonbre, Eva, es nonbre de malediçión, de dapño e perdiçión; ca, después que pecó e fue
maldicha, le fue puesto este nombre, Eva, que quiere dezir ve112, coyta, miseria e madre de
todos los vivientes. Pensava yo que, como fuesse fija de Eva –que era fija de ve e de
miseria–, que quería el ángel dezir quando me dixo ave –que quiere dezir sin ve– cómo yo,
fija de ve, podría ser sin ve; yo, fija de la culpa, podía ser sin culpa; yo, fija de la coyta,
podía ser sin coyta; e cómo yo, fija de dapnaçión, podía ser sin dapnaçión. Por esso
pensava, como yo fuesse fija de ve, cómo el ángel me entendió sin ve quando me dixo
ave.
La Condessa
¡O, Virgen bien fadada, o bienaventurada! Con la mucha humildat vuestra no
podistes coydar ni comeder cómo vós érades aquella en la qual empeçava el siglo de la
bendiçión, el siglo de la redempçión; e que érades escogida para ser madre de todos los
creyentes como Eva fue, en la qual |[131r] empeçó el siglo de la maldiçión, el siglo del
captiverio e de presión, la qual fue criada e estable por su madre de todos los vivientes.
Pues no fue maravilla que el ángel dixesse ave a vuestra Merçed, pues érades escogida por
madre de los creyentes de Salvaçión, pues aquella que traxo no[s] fue madre de los
nasçientes en culpa de dapñaçión.
La gloriosa Virgen
110 En el original, ave. 111 Interlineado, la .e. 112 El copista tacha algo antes.
218
Bien fablaste, discreta fija, que nunca pensé ni presumí que podiessen en mí caber
tan grandes loores como oy, pero, después que creý, muchos secretos entendí. Que
quando me dixo ave, me entendió dezir que só fuera, limpia, de todo ve. E deves saber
que tres espeçias ha de ve quanto toca a la culpa, los quales son: ve del alma, ve de la boca
e ve de la obra. Mi sobrino Juan Evangelista destos tres ve dixo en sus Revelaçiones: «Guay,
guay, guay a los morantes sobre la tierra»113. Pues así es, ve o guay a los pecadores por la
culpa del coraçón. Como escrive Ysaýas: «Guay a los que soys profundos de coraçón para
que ascondáys al Señor nuestro consejo»114; esto es, porque los coraçones profundos de
los pecadores sentinas son de los demonios engañadores. ¡O, cómo fue mi coraçón
virginal limpio e puro de todo ve cordial suzio e impuro! E porque fuy apartada siempre
de original e de todo actual pecado e ve, por esso el ángel me dixo ave, ca nunca mi
coraçón fue de viçios latrina ni de los malignos desseos sentina.
El segundo ve, de la boca, de la qual dize Ysaýas: «Ve, guay, a vos que dezís el
bien mal e el mal bien»115; guay de aquellos que por la boca pecan, ca el venino del diablo
trahe so la lengua, segúnd dize David: «Ponçoña de áspidas so las sus lenguas»116. E
quando arredrada fue mi boca siempre de aquesta guaya, como en los aferes míos, no
aparesçió cosa que fuesse torva |[131v] ni vergonçosa en la mi obra. Así en la boca mía
nunca aparesçió palabra loca ni mentirosa, e por tanto no fue en mi lengua fiel de
dragones ni ponçoña de serpientes, mas leche e miel de Spíritu Santo. Leche tuve so la
lengua quando al ángel respondí: «¿Cómo se puede fazer esto?»; e tuve miel so la mi
lengua quando humilde consentí deziendo: «He aquí la ançilla de Dios, a mí se faga
segúnd la tu palabra». E por quanto yo fuy en mi boca muy apartada de tal ve, por esso
me dixo el ángel ave.
El ve terçero es de la obra, por lo que es guaya e ve a los pecadores que caen en
culpa de la obra, de la qual guaya dize el Spíritu Santo: «Ve al doble de coraçón e a los
labios pecadores e a las manos que mal fazen»117; e como yo fuy apartada de tal guaya e ve,
por lo qual me dixo el ángel ave, ca convenía que toda gana e fabla e obra mía fuesse por
previllegio de singular sanctidat, sin todo ve de culpa en coraçón, fabla e operaçión, pues
era escogida para parir al que toda culpa e muerte venía a destruyr. E porque yo fuy quita
e alongada de todo ve, me dixo el ángel ave.
La devota Condessa
Muy quita de toda ve culpable e Virgen muy loable, ¿fue vuestra exçellençia así
quita de pena de guaya o de miseria tan lleneramente como de guaya de culpa?
113 Ap 8, 13: «Vae, vae, vae habitantibus in terra». 114 Is 29, 15: «Vae qui profundi estis corde, ut a Domino abscondatis consilium». 115 Is 5, 20: «Vae qui dicitis malum bonum, et bonum malum». 116 Ps 13, 3: «Venenum aspidum sub labiis eorum». 117 Eccli 2, 14: «Vae duplici corde, et labiis scelestis, et manibus malefacientibus».
219
La Virgen
¿Dizes, Condessa, de la miseria e pena original o de la pena e miseria infernal?
La Condessa
Muy pura sin culpa, mi grand Señora, no de las penas del infierno, mas de las
miserias deste siglo.
La Virgen
Sepas que yo fuy quita de tres guayas miserables, que son dichas generales a todos
los nasçientes, a todas las parientes, a todas las morientes, por razón de aquel ti- |[132r] zón
del pecado original.
El ve primero es a los naçientes enfermante, el qual se llama ve del tizón original,
nasçido con los hombres, que así los enflaquesçe para bien fazer que les faze prestos e
ligeros para lo malo escoger; en tanto que todo nasçido con aquella enfermedat e fómite
original e de sí mesmo llagado puede dezir con Geremías: «Ve o guaya es a mí sobr’el
quebranto mío, péssima es mi llaga»118. Yo diré llanamente: esta enfermedat es mía e sofrir
la he. ¡Ay, ay a los miserables! Ca no solo a los nasçientes adultos nasçe con ellos el ve de
la enfermedat e miseria, a ella los inclinante, mas aun a los niños nasçe el ve de la culpa e
suziedat, a ella los obligante. ¡O, cómo fue mi nasçençia libre e exsenta del ve de los
nasçientes!, que no solo fue quita e arredrada de la culpa original, como ençima te dixe,
mas aun del fómite de miseria e enfermedat inclinante e obligante a mal fazer. Ca deves
saber que más copiosa bendiçión en mí desçendió que no solamente mi conçepçión e
nasçimiento santificó, mas aun de allí adelante toda mi vida de viçio guardó. E porque yo
fuy salva de aqueste ve, por esso el ángel me dixo ave, quiere dezir sin ve.
En el segundo es de las parientes. Es aquel ve de maldiçión original, del qual dixo
a la muy vieja antigua Eva e madre ançiana primera: «En dolor parirás tus fijos, etc.». E
aqueste ve, dolor cruçiante, a muchas preñadas se puede dezir, generalmente lo que el
Señor dixo a algunas espeçialmente: «Ve o guaya a las enpreñantes e parientes en aquellos
días»119. ¡O, cómo fue quito e libre deste ve del dolor cruçiante fue el mi vientre virginal
conçebiendo e pariendo!, ca yo conçebí sin tocamiento de pudor e parí sin sentimiento de
dolor a la melezina de todo el mundo. E porque yo avía |[132v] de ser quita e apartada deste
ve, me dixo el ángel ave.
118 Ier 10, 19: «Vae mihi super contritione mea, pessima plaga mea». 119 Lc 21, 23: «Vae autem praegnantibus et nutrientibus in illis diebus!».
220
El ve terçero es de la miseria de los morientes, e llámase ve de inpulveraçión o
inçineraçión, segúnd la sentençia general: «Polvo eres e en polvo te tornarás». La Yglesia
dize: «Acuérdate, hombre, que çeniza eres e en çeniza te tornarás», por lo qual, así de la
guaya de los nasçientes como de los morientes, dize el Spíritu Santo: «Guay a vosotros,
varones impíos, que dexastes la ley del muy alto, si fuerdes nasçidos, en maldiçión
nasçeredes; e si morierdes, en maldiçión será vuestra parte»120. Aún más te quiero dezir,
que no solos los impíos mas aun los piadosos nasçen e mueren en ve de maldiçión del
fómito original, empero la Escriptura no da a los justos sino la maldiçión del nasçer. Mas
a los injustos ambas las maldiçiones les da e la razón es aquesta: a los malos que nasçen en
la maldiçión del fómite, a los malos es más121 vezina e más periglosa. E la memoria de la
muerte e inçineraçión es más odiosa que a los justos e más amarga. ¿Quiéres oýr
auctoridat? El Spíritu Santo lo afirma en el Ecclesiástico: «¡O, muerte, cómo es amarga la
memoria tuya al hombre injusto, e a aquel que ha en paz las sus posessiones, al varón
quieto e cuyas carreras son derechas en todas cosas, e al que puede aun tomar vianda»122.
¡O, Condessa devota mía, quán alexos e quán apartada yo fuy de aquesta guaya de
la miseria e resoluçión, ni en polvo ni en çeniza! Las causas por que en la mi asunpçión e
exsequias de mi defucçión explanadas te las diré; baste a ti por agora que yo fuy exsenpta
e quita del tal ve, por lo qual penssava quel ángel me dixo ave, que suena tanto como sin
ve.
La Condessa
Muy gloriosa Señora mía, no cabe en razón que los ángeles digan ave a la vuestra
Sobre- |[133r] bendicha dignidat e los honbres mortales e nesçessitados no vos saludan
humillmente, todos deziendo ave. Los cathólicos dizen ave, aquellos cuya açeptan
presençia, e por tanto les es mandado que no saluden ni digan ave a los hereges ni a los
descomulgados ni a los infieles, cuyas presençias no açeptan, mas aborresçen. Mas
dezimos ave a los amigos, parientes e conosçidos, por lo qual nuestro Señor a las santas
mugeres que lo buscavan e se lançaron a sus pies les dixo: «Avete»123. E así, Señora mía, yo
por todos los vuestros devotos por afectos de conplazençia de vuestra muy graçiosa
presençia humillmente vos digo ave. Asimesmo dize[n] ave a aquellos con cuya
prosperidat o cuya feliçidat se alegran e han plazer, como al contrario dizen a las cuyas
miserias no queremos. E como vos, mi grande Señora, de toda miseria soys apartada e de
buenaventura del todo doctada, pues vós vençistes a todo ve, humillmente vos digo ave.
120 Eccl 41, 11-12: «Vae vobis, viri impii, qui dereliquistis legem Domini Altissimi! Et si nati fueritis, in maledictione nascemini; et
si mortui fueritis, in maledictione erit pars vestra». 121 A continuación, tachado, es mas. 122 Eccli 41, 1-2: «O mors, quam amara est memoria tua homini pacem habenti in substantiis suis; viro quieto, et cuius viæ directæ
sunt in omnibus, et adhuc valenti accipere cibum!». 123 Mt 28, 9.
221
Dizen, asimesmo, ave a los que su bien e honra desseamos, pues como yo, por mí e por
todos los que son a vos devotos deseamos e mucho queramos bien al vuestro honor, al
vuestro loor e al vuestro amor, a vos queramos todo favor e desseemos vuestro valor sin
ve; por mí e por ellos humillmente vos digo ave.
Fabla la gloriosa Virgen del párrafo segundo que dize «graçia plena»
El párrafo segundo fabla del loor segundo quel ángel me dixo quando me saludó,
deziendo «graçia plena», esto es, llena de graçia. Quando esto oý, escucha que comedí qué
loor pudo ser este e qué saludaçión. A la vuestra madre Eva vino el ángel maligno e la
engañó124; e donde era ave la tornó Eva, que quiere dezir vazía, ca tornó vazía de graçia de
las orejas, con que oyó su saludaçión tentativa; vazía de coraçón, con que creyó a las
palabras engañosas suyas serpentinas; vazía de graçia de los ojos, con que |[133v] miró la
fruta defendida; vazía de manos, con que la cortó del árvol; vazía de lengua, con que al
marido fatigó faziéndole comer la fruta devedada. E en tal manera fue vazía, que125
ninguna otra aquella graçia pudo alcançar que el Señor Dios en ella puso. Pues como yo126
sea fija de aquella, como todas las otras, ¿cómo es aquesto que me diga llena de graçia?
¿Qué saludaçión sería esta? Aquella Eva Dios la cunplió de graçia en todas sus
capaçidades e potençias reçeptivas; fue llena de graçia e por creer de ligero quedó vana e
vazía sin reparaçión. Pues ¿cómo me llama llena de graçia este mensagero en su
saludaçión? E así me fue nesçessario que yo pensasse qué saludaçión aquella sería.
La devota Condessa
O, muy humillde donzella e Virgen muy prudente, ¿e no vos viene en mientes
cómo vos escogió el muy alto Señor Dios después de Eva entre sus fijas, como al lilio
entre espinas e entre todas las santas donzellas? Vos, sabia, escogió como sol entre
estrellas; pues si las santas ovieron grand graçia de Dios, ¿por qué no seréys llena de graçia
vos? Aun podría repetir vuestra graçiosa replecçión segúnd aquellas doctrinas çiertas e
muy dignas que vuestra Alteza me dixo de su santa formaçión quando fuestes conçebida;
aun me dixo vuestra Señoría, tractando de su nasçençia, cómo era en vuestra virginal
magnifiçençia toda graçia de carrera e de verdat; pues ¿cómo puede vuestra muy clara
prudençia pensar que aya engaño ninguno que sea por que el ángel vos saludó deziendo
graçia plena?
La Virgen
124 Falta el signo de nasalización en el original. 125 A continuación, aparece subpunteado en. 126 En el original, ya.
222
Essas tan largas merçedes de que dizes ser dotada algunas eran en mí complidas e
algunas prometidas en el futuro venideras a mi honra e loor por providençia del Señor,
mas esto fue sin mi notiçia e a los ángeles secreto, ca [quando] declaró la encarnaçión
ningúnd ángel supo della, sino el que me traxo a- |[134r] questa saludaçión e de su
embaxada me fizo relaçión. E, por ende, un tiempo fue ante del mi parto e ante que
conçebiesse e otro después que conçebí; e antes que pariesse e otro después que parí; e
antes que moriesse, otro después que resurgí e al çielo subí, el qual corre por agora en que
yo e tú folgamos. En el tiempo primero, huve graçias perfectivas virtuales e morales; en el
segundo, preparativas e potençiales; en el terçero, exquivas e muy espeçiales; en el quarto,
exçessivas e singulares. Mas agora graçias he altivas e muy liberales; e por esso me oýste la
palabra que dexiste. En mí es toda graçia de carrera e de verdat; en mí toda esperança de
vida e de virtud, mas el pensamiento mío fue por el tiempo segundo, e tú arguyes del
quinto, e así no conçertamos. Aquel fue tiempo de preguntar de lo futuro e inçierto; en
este es razón de otorgar lo pressente, que es çierto.
La devota Condessa pregunta a la gloriosa Virgen
Muy alta Señora mía, por nuestro afirmar o negar no se muda la natura de las
cosas. Como el ángel de la verdat vos llamasse llena de graçia, agora contrapessando,
agora esso otorgando, el ángel verdat fabló quando vos saludó e llena de graçia vos llamó.
Desseo mucho saber cómo lo pueda entender, ca yo oý de muchas perssonas santas ser
en virtudes perfetas e dichas de graçia llenas. E pues así es, no era cosa singular a vos,
Señora, de loar dezir de graçia llena.
Responde la Virgen
El ángel dixo la verdat en llamarme «graçia plena», e yo fize mucho bien en
pensar de la respuesta, de lo qual deves saber que çinco llenas son de graçia, que
desçienden de aquel mar de graçias que es Dios. Una llena es de sobrefluençia que del Fijo
mío desçendió en mí, e aquesta superfluençia de graçias que fuesse ante santa que nasçida
e que ni pecasse ni podiesse pecar, e que |[134v] virgen conçebiesse sin obra de varón, e que
encinta fuesse sin toda fatigaçión, e que lo pariesse virgen sin toda corrupçión, e con gozo
e alegría fuesse mi parturiaçión, e que virgen diesse leche al Fijo de mi bendiçión. En estas
graçias nunca otra se falló ni a mí se conparó; en esta manera fuy yo llena de graçia
sobreefluente e en mí maniente.
Otra llena o inchimiento de graçias es de efluençias, e aquesta es en mí. E yo só
llena de graçia a provecho mío e de los mis devotos; no que yo crié graçia ni la trasladé,
223
mas tanta es la graçia que Dios en mí puso por manera de piedat e misericordia deliberada
e de clemençia, que de mi llena todos toman los pecadores indulgençia, los penitentes
venia, los tristes consolaçión, los captivos redenpçión, los justos graçia, los ángeles alegría,
el Fijo de Dios de mi carne sustançia e la Trinidat resçibe della gloria, como ençima es
dicho.
Otra llena ha de copia, la qual fue en los apóstolos el día del Spíritu Santo. E en
aquella llena yo fuy una e prinçipal, no en medida de lengua que no avía de predicar ni
testificar la resurreçión del Fijo mío, pues era su madre, mas fue llena sin medida de
lengua, mas como de larga flama por que copiosamente yo podiesse e sopiesse enformar
la escuela del mi Fijo en aquellos secretos que Dios a mí reveló más que a otra en esta
vida çerca de muchas doctrinas que yo oý al Salvador. Aunque los apóstolos ovieron
conplimiento de graçia copiosa, pero la copia mía fue más llena e graçiosa.
La quarta llena fue complimiento de exçellençia, ca Dios me cunplió tanto de
graçia por exçellençia, que santo ni santa no se ygualó comigo, así en las que oýste como
en otras que no dixe.
La quinta llena es de universsidat e eminençia. E puesto comunidat de la Yglesia
aya conplimiento de graçia |[135r] a la qual gloria don alguno no fallesçe, empero en mí son
por eminençia e pujança, ca en la Yglesia son espargidos por diverssos los dones, mas en
mí son todos a montones. En esta quinta llena se entiende en cada uno una llena de
sufiçiençia quando el Spíritu Santo, amor del Padre e del Fijo, que es don sustançial en el
qual todos los dones son donados de su largueza, influye toda criatura de la graçia suya
segúnd su capaçidat.
La Condessa
¡O, gloriosa Virgen, llena de graçia sobrefluente e sobrevertiente, copiosa e
eminente e sufiçiente, llena de graçia de los dones copiosos, llena de graçia de los labrios
graçiosos, llena de graçia de previllegios exçellentes, llena de graçia de galardones
eminentes, vós pensando; llena de graçia, vós mirando; llena de graçia, bien oyendo; llena
de graçia, preguntando; llena de graçia, respondiendo! Pues vos, mi Señora, como seáys la
llena de la mar clara e muy serena, sofrid en paçiençia si vos llamare el ángel ave graçia
plena.
Cómo prosigue la Virgen del párrafo terçero en quanto dixo el ángel «el Señor es contigo»
Por que fin aya el párrafo segundo, al terçero me passo çerca del loor que me puso
el127 ángel en su fabla tercera. Quando le oý «el Señor contigo», toda me estremesçí e toda
127 En el original, en.
224
espavoresçí. E fablarte quiero lo que dixe entre mí: «¿Qué señor será este, si es el del çielo
o del suelo? Si es señor mundano, luego le dó de mano; si es el Señor soberano, en cuyos
serviçios me afano, Él sea mi abrigo, Él sea siempre comigo, e yo a Él me obligo que
siempre sea comigo». E pensava quál sería esta palabra, si era por el Señor Padre o si por
el Señor Fijo o por el Spíritu Santo o por el Señor Dios absoluto. E por no ser desto
çierta, diferile mi respuesta.
La Condessa dize al ángel
¡O, ángel de Dios embiado a la Virgen de Israel, e mensagero del çielo |[135v]
enbiado a la donzella de Nazareth, embaxador e delegado del Padre de Hemanuel!
Declara por el tu amor a la moçuela con pavor quál es aquel señor que le ayuntas por loor
a su señoría. Adreça tu palabra con su merçed, adreça tu fabla, no le aponga vergüença ni
confusión ni la detengas suspenssa con luenga dilacçión.
El ángel Gabriel
O, Virgen sin tacha, pura e discreta, de graçia perfecta, ¿qué pavor te empacha que
no me respondas más clara que hacha? No me lo ascondas.
La Virgen responde al ángel
Temor he seas varón que has gana mis amores; ya çerré mi coraçón de no
consentir errores. Mas si eres mensagero del grand Dios, mi criador, pídote por su honor
respondas a lo que digo, quál sea aquel Señor que dixiste ser comigo.
El ángel Gabriel a la Virgen
O María, llena de virgen graçia, el Señor que es contigo espeçialmente
generalmente e con toda criatura potentíssimo es, sapientíssimo es, riquíssimo es,
judifiçiente es. Oye cómo es tan poderoso el Señor contigo, que en el çielo ni en la tierra
ni el mar ni en los abismos ha quien pueda resistir a su voluntad: en todo faze lo que
quiere. Mira, Señora, quánto es poderoso aquel Señor que es contigo, es de razón aquel
Señor potentíssimo que potentíssimamente consigo es; e tú, Señora mía, en Él e por Él
potentíssima seas consigo o con Él potentíssimamente. Pues di tú, potentíssima, açerca
d’Él: «En Jherusalem es mi poder». Piensa que Jherusalem significa a la Yglesia
triumphante en el çielo e a la Yglesia militante en el mundo. Pues, ¿quién dubda que tú
seas potentíssima con el Señor como sea poderoso en el çielo e en la tierra?
225
El Señor, que es contigo, es sapientíssimo, ca, como es grande por cabo, así su
saber no tiene cuento, cuya sabidoría no se puede engañar ni |[136r] se le puede cosa
asconder, tan claras son a él las teniebras como las estrellas; tan magnifiestas son a él las
cosas ascondidas e ocultas como las descubiertas, entiende lo que pensamos, conosçe lo
que fablamos e sabe lo que obramos. E, porque el sapientíssimo Señor
sapientíssimamente contigo es, por ende tú, Señora mía sapientíssima, consigo eres,
sapientíssima por Él e sapientíssima açerca d’Él.
Es el Señor, que es contigo, muy rico e copioso en muchos thesoros, ca del Señor
es la tierrra e quanto es en ella. Ante te digo que suyo es el çielo e quanto es en él; e suya
es la mar e quanto ha en ella. Rico es a todos quantos le llaman e con él son las sobervias
riquezas. Deste Dómino son proprios los averes e bienes terrenales, corporales, spirituales
e çelestiales. Mira, Señora mía, quánto es rico el Señor que contigo [es]; e por quanto es
rico, muy ricamente es contigo a ti, la muy rica en méritos e muy rica en premios; tanto e
más rica de gloria en el çielo quan rica de miseria en el mundo, ca tú eres rica para
socorrer a todos los que te llaman devotos tuyos.
El Señor general, que contigo es, sin fallesçimiento es; no çesa en las nesçesidades
ni desfallesçe en los periglos, ca Él para siempre permaneçe en todos tiempos, en todos
momentos, en todos lugares e en todas partes. Mira, María, Señora mía, quánto es
permanesçiente e no fallesciente el Señor que contigo es. E por esso sin falleçerte contigo
es, e tú, que nunca le fallesçiste, sin fallesçer eres con él. ¿Quieres oýr en singular cómo
Dios es contigo como no fue con alguna criatura? Cosas te diré singulares en que ayas de
fazer graçias al Señor muy alto e tu coraçón sosiegue del que te aflige sobresalto.
La Condessa dize al ángel
¡O, ángel del Señor, quanto más acrescientas en los loores de la |[136v] muy virtuosa
Virgen guarnida de humilldat, tanto aumentas en sus pavores e se enbaça por verdat! Si le
dizes su intento, su coraçón será más contento e quiçás se espaçiará.
El ángel a la Virgen
Agora aplicaré en singular quál es aquel Señor que contigo quiere estar. Como tú
seas fija singularíssima de Dios Padre, por esso el Señor Dios Padre singularmente es
contigo. Dize a ti Dios Padre: «Bendita tú». Fija eres del Señor que a la primera
misericordia pujaste con la postrera. O, fija muy noble del muy noble Rey e tu señor
Padre, grand misericordia fue la tuya que fuesses exemplar virtuoso a las vírgines, mas será
mayor que será capa de pecadores. Por la primera fueste fermosa como la luna; en la
segunda, escogida como el sol; así como el sol puja a la luna en grandeza de resplando[r],
226
asý a128 la misericordia tuya primera sobrepuja la posterior. Quién es sobre quién no juzga
el sol, como el sol nasçe indiferente sobre buenos y malos; así la tu piedat sin discutir los
pretéritos méritos a todos te ofresçes rogable, a todos clementíssima se te presentas. Pues,
piadosa fija, el Señor es contigo como padre en nobilíssima fija.
Ítem, tú serás del fijo de Dios digníssima129 madre, contigo es el señor Fijo, cuya tú
serás madre gratíssima. De ti dirá Ysabel: «¿Dónde lo meresçí que la madre del Señor mío
venga a mí?»130. Madre del Señor, madre virgen es, madre digníssima, madre131
convenientíssima, tal madre como tú no la pudo Dios Padre fazer mayor ni tan grande
como a ti, que serás Madre de Dios, pues el Señor Fijo es contigo singularmente, como tú
serás consigo como madre digníssimamente. Como tú serás la madre mayor del mundo,
así el señor Fijo contigo será el mayor nascido del mundo; tú serás |[137r] madre de la Flor
de misericordia, madre del Sol de justiçia, madre del Rey de gloria, madre de la Fuente de
sabidoría, madre de aquel cuya misericordia es adilecçión, cuya justiçia atemoraçión, cuya
sabidoría coniçión, cuya gloria aesperaçión132.
Ítem, el Señor, que tan singularmente es contigo, el Spíritu Santo es, cuya esposa
honestíssima eres, o, María. De vos ambos dixo el profecta: «Yo te desposaré a mí en
justiçia e judiçio, e en merçedes; esposart’é a mí en fe, e sabrás que yo el Señor»133. Tú eres
la fermosa apuesta en justiçia e juyzio en respecto de ti mesma; fermosa en misericordia e
merçedes en respecto de los hombres; fermosa en la fe e creençia en respecto de Dios.
Fermosa çiertamente en la justiçia de la vida e en el judiçio de la conçiençia; fermosa en la
misericordia del afecto o afecçión e en las merçedes del efecto o operaçión; fermosa en la
fe, por la qual creíste las cosas que sobre ti eran de fazer e dezir134, e por la qual creýste
todas las cosas que de acabar se avían sobre ti e complir. Mira, esposa del Spíritu Santo,
Señor contigo que tú eres tan santa que a ti dignó venir e ser contigo el Spíritu Santo.
Síguesse el párrafo quarto que dize «bendicha en las mugeres»
Tornando a la fabla postrera, o, mi devota Condessa, quando oý al ángel dezir
«Bendicha en las mugeres», fuy muy maravillada deste quarto loor. Como todas las
mugeres fuessen tenidas de las maldiçiones de nuestra primera madre, empeçé a pensar
qué loor sería este tan pujante, del qual no me sentía digna ni mereçedora. La estérile e
128 Interlineado, a. 129 En el original, nobilissima; pero aparece subpunteado nobilis- e interlineado digni-. 130 Lc 1, 43: «Et unde hoc mihi ut veniat mater Domini mei ad me?». 131 El manuscrito pone a continuación tal. 132 Excepto «atemorado» (fol. 115v), no vuelven a aparecer «adilecçión», «atemoraçión» o «aesperaçión» ni ninguna
forma parecida, lo que hace pensar que se trata de meras variantes prefijadas creadas para reforzar la estructura paralelística.
133 Osee 2, 19-20: «Et sponsabo te mihi in sempiternum; et sponsabo te mihi in iustitia, et iudicio, et in misericordia, et in miserationibus. Et sponsabo te mihi in fide; et scies quia ego Dominus».
134 Un salto de igual a igual provoca el error del copista, que repite a continuación e por la qual creyste todas las cosas que sobre ti eran de fazer e dezir.
227
mañera era maldicha en Jherusalem e yo era en propósito de no aver generaçión, pues
¿qué bendiçión sería esta? Ítem, mi propósito era de virginidat ygual de la esterilidat, ergo
|[137v] más era en el cuento de las maldichas. Ítem, si algunas fueron bendichas, esto fue
por engendrar más mi afecto e intento siempre de no engendrar, ergo ¿cómo me dize
bendicha entre las mugeres o en medio de las bendichas?
La Condessa
Muy graçiosa Virgen e muy exçellente donzella, vós soys e seréys la bendicha, no
digo en las mugeres o en medio dellas, mas sobre todas las mugeres; vos, sobrebendicha a
las vírgines, en las quales se falla un bien e un mal: el bien es entreguedat de la carne, el
mal es esterilidat135 de fijo, mas vos, Señora mía, ovistes lo bueno e no lo malo, ca
permanesçiendo entera ovistes graçia de aver fijo. E así soys bendicha sobre todas las
vírgines.
En el estado de las maridadas ha un bien, que [es] fecundidad136 de fijo, e ha un
mal, que [es] corrupçión137 de la carne. E vos, mi Señora, con el bien de aver e tener fijos
guardastes entera vuestra carne, lo qual nunca huvo casada, salvo vuestra exçellente e
pujante señoría. E así vos sola soys la bendicha sobre todas las casadas.
En el estado de las bihudas ha un bien, que es libertad de voluntad e franqueza de
ánimo, mas ha un grand mal, soledat de compañía, esto es, soledat de marido. Mas, la
grand Señora mía, como fuestes virgen sin sterilidat e casada sin corruptibilidat, así fuestes
bihuda sin soledat. Vos, quando embihudada, de Santa Trinidat fuestes aconpañada. Ergo,
Señora mía, muy bien fuestes saludada quando en medio de las mugeres bendicha
fuestes138 llamada. De vos dize la Escriptura: «Tú fizieste virilmente»139, quiere dezir como
varón, por esso que amaste castidat. E vós feziste virilmente porque seréys o fuestes
madre incorrupta e amastes castidat, siendo virgen preñada, e después de la muerte de
Josep no tomastes otro varón; por |[138r] ser bihuda, fuestes de Dios aconpañada.
CAPÍTULO VIIIº
DE LA CLÁUSULA TERÇERA DEL EVANGELIO,
QUE DIZE «E DÍXOLE EL ÁNGEL: NO TEMAS, MARÍA»
135 En el original, enterilidat. 136 En el manuscrito, fecundidade. 137 El copista repite que corrupçion. 138 En el original fufuestes. 139 Iudiht 15, 11: «Quia fecisti viriliter».
228
Tiempo se nos ofresçe para que oyas, o, devota Condessa, después quel ángel me saludó
e yo luego fuy turbada, prestamente me vigoró e esforçó e fízome segurada quando dixo:
«No ayas temor, María, porque tú fallaste graçia açerca del Señor»140. Ca tú deves saber
que Dios mandó al ángel que con diligençia me buscasse; e desque yo fallada, con
reverençia me saludasse; e de la saludaçión turbada, con grand prudençia me esforçasse ; e
por esso el ángel fue dicho Gabriel, que quiere dezir fortaleza de Dios, para que
esforçasse a mí, virgen e pavorosa. Yo, quando me nonbró, algúnd tanto me seguró, pero
mi pensamiento algúnd tanto le levantó e abivó.
Pregunta la devota Condessa a la Virgen
Muy esclaresçida Virgen, mucho me maravillo cómo el ángel vos dixo: «No temas,
María», ca temer es bueno no solo de cometer cosas viçiosas, mas aun en conservar las
virtuosas; e la indiscrecta e osadía es de reptar, e temerosidat es de açeptar. Ítem, el
vuestro temor no fue mundano e que temiesse vuestra Merçed perder alguna fazienda, ca
ni las palabras laudativas del ángel no la arguýan. E vos, toda spiritual, no avíades amor a
las cosas del mundo para las poseer, ergo ni ovistes temor por no las perder, que de amor
nasçe temor, pues no las avíades ni las tales dieron temor. Ítem, vuestro temor no fue
humano, el qual es quando honbre teme fuerça de medida de perder el cuerpo o la vida.
Por vuestra parte no fue tal vuestro temor, ca la vida humana avíades en pena e en desseo
el morir; ni por parte del ángel, el qual entró a do estava Nobleza |[138v] como donzel
paçífico e no como cruel terrífico, con palabras amorosas no ayrosas; no entró con furia
ni diziendo injuria, mas mostrose humillando, altamente vos loando. Ni fue temor servil,
ca el ángel no vos inpuso preçepto que temiéssedes de lo traspasar, ni vos puso decreto en
que podiéssedes errar e temiéssedes por esso mesmo penar. A vuestra prudençia plega
desto me çertificar.
La Virgen responde
Dessos temores, Condessa, todos que me dixiste, ninguno cupo en mí porque de
suyo no miran sino las cosas profanas, de sí mesmas corruptibles. Mas como ençima
oýste, quando al ángel santo vi e su dulçe canto oý, de su espanto refuý, fuy turbada e
comedí qué saludaçión sería aquella que me dezía. E óeme en qué modo me turbé e luego
entenderás la qüestión que me feziste. Quando vi al ángel de gesto relunbrante e ropa
corruscante, como donzel fermoso, etc., en ser joven e varón donzel yo fuy turbada, esto
es, fue colorada de vergüença. E quando con grand resplandor lo vi de claridat, fuy
140 Lc 1, 30: «Et ait angelus ei: Ne timeas Maria, invenisti enim gratiam apud Deum».
229
turbada, esto es, a temor, que así la canta la Yglesia: «Embiado es el ángel Gabriel a la
Virgen nunçiándole su embaxada». E la Virgen pavoresçe de la luz e resplandor. E
quando me dixo palabras no usitadas ni acostumbradas, saludaçión de tan alto estilo, fuy
turbada e maravillada. E quando el ángel me dixo «no temas, María», no lo dixo sino por
la turbaçión del grand resplandor de la luz suya.
Más bien puedes aplicarlo a las otras dos oposiçiones. Quanto a la primera, «no
temas», esto es, no ayas vergüença o no te avergüençes, María; de la postrera, «no temas,
María», esto es, no te maravilles, María. E síguesse la causa a todas tres exposiçiones en
quanto añadió el ángel: «Bien digo que no te avergüençes ni temas ni te maravi- |[139r] lles
por te yo traher e dezir tales palabras e de tantos loores, ca tú fallaste graçia açerca del
Señor», como si dixiera: «Ninguna otra tú fallaste graçia, etc.».
La Condesa faze pregunta a la Virgen
Donzella muy singular e141 Virgen sin par, ¿alguna otra perssona falló graçia alguna
açerca del Señor, ca Él no dixo sin causa tú fallaste graçia?
La Virgen responde
El glorioso Dios e Señor todopoderoso a tres varones alabó que graçia fallaron
delante d’Él. El primero fue Noé, del qual es así escripto: «Noé falló graçia delante de
Dios»142. ¿Por qué aquesto? Porque por Noé salvó el Señor al linage humanal de la muerte
del Diluvio. El segundo fue Abraham, el qual dixo al Señor Dios: «Señor, si yo fallé graçia
delante tus ojos, no te passes del siervo tuyo»143, e falló graçia de delante el Señor. E
aqueste falló tanta graçia del Señor que de su linage lo otorgó Dios que de su lina[ge]
veniesse el Mexías, que sería bendiçión de todas la gentes. E aquesta promessa fue quando
al preçepto de Dios sacrificar quiso su propio fijo. El terçero fue Moyssén, al qual dixo el
Señor esta palabra que dixiste: «A mí faré porque fallaste graçia açerca144 de mí»145.
La Condessa
Muy singular Señora e Virgen sin par graçiosa, essos varones santos que graçia
fallaron açerca de Dios, aún no son iguales, Señora, de vos; que si Noé falló graçia con
Dios para salvar al hombre del general Diluvio, más llena graçia fallaste vós, que fallaste la
141 El signo tironiano se ha añadido entre líneas. 142 Gen 6, 8: «Noe vero invenit gratiam coram Domino». 143 Gen 18, 3: «Domine, si inveni gratiam in oculis tuis, ne transeas servum tuum». 144 En el original, falleste graçia açerca del señor de mi, subpunteado del señor. 145 Ex 33, 17: «Et verbum istud, quod locutus es, faciam: invenisti enim gratiam coram me».
230
salvaçión de la muerte infernal e eternal. E aquel solo salvó de la muerte corporal e
eternal, e aquel falló graçia por fazer lo que Dios le mandó, mas vos, perfecta criatura, no
solo los preçeptos, mas con essos los consejos e la virginidat e toda vos ofreçistes al
glorioso Señor Dios. |[139v]
El segundo, Abraham, alcançó graçia del Señor e promisión del santo Ungido,
porque al preçepto del Señor quiso matar e quemar a su fijo. Mas vuestra Merçed falló
más larga graçia del todo más conplida, que no solo de vuestro linage como de aquel, mas
aun de vuestro vientre quiso quel Mexías de carne se vistiesse. E lo que a él prometió, de
vuestro vientre nasçió. E a vos, mi Señora, no solo ofreçistes el vuestro al altar con fuego
de amor; e quando sopistes quel vuestro Fijo por su merçed nos avía de redemir a
voluntad e preçepto de su padre, aun vos, muy dilecta, no lo quesistes enpedir, mas vos
plugo de voluntad en su muerte consentir.
Ítem, el terçero, Moyssén, alcançó graçia delante de Dios açerca d’él, porque fue el
varón más manso sobre todos los que moravan en la tierra. E la graçia era que fue
prínçipe del pueblo de Israel. Mas vos, Señora mía, alcançastes graçia delante e açerca de
Dios, que fuestes e soys Señora e Prinçesa del çielo e de la tierra e aun de los abismos: en
el çielo, regnando por gloria; en el mundo, por clemençia; en los abismos, por potençia.
Que si vuestra magnifiçençia a Dios plugo por la virginidat, pero paristes a Dios por la
humilldat, e fuestes madre suya por fe e por verdat. E aun más alcançastes açerca de Dios,
que no alcançó Moysem, porque yo oý que Moysem dixo a Dios: «Si fallé graçia delante
de ti, muéstrame tu cara»146, e díxole Dios: «Mi cara no la podrás ver»147. Mas vos, mi
grand Señora, la conçebistes e paristes e vistes e traxistes e besastes, e en mirarla muchas
vezes vos delectastes. Pues, muy gloriosa Virgen e singular sobre todas las vírgines, no
solo fallastes graçia sobre todas las mugeres açerca de Dios, mas aun sobre todos los
varones.
La Virgen
Yngeniosa Condessa e devota mía, sotilmente |[140r] arguyste del primero varón a
Dios acepto, discretamente proseguiste del segundo varón discreto148, e prudentemente
concluyste del terçer varón discreto. E así es como fablaste del primero e como afirmaste
del segundo e así como notaste del terçero, ca el Señor por la graçia suya medió sobre
ellos esta exçellençia, e sobre las hembras esta preminençia. ¿Quieres oýr quáles fueron las
mugeres loadas de la sancta Escriptura que fallaron graçia alguna?
146 Ex 33, 13: «Si ergo inveni gratiam in conspectu tuo, ostende mihi faciem tuam». 147 Cf. Ex 33, 14: «Dixitque Dominus: Facies mea praecedet te, et requiem dabo tibi». 148 El original escribe discfeto, pero se añade entre líneas per; quizá el copista quiso escribir perfecto, sobre todo cuando
discreto vuelve a aparecer en el tercer término.
231
La Condessa
Esso es, Reyna mía, lo que desseo, lo que querría, lo que he gana, lo que saber
afecto.
La Virgen
La primera fue Sarra, que por ser muger e graçiosa ganó e falló graçia delante e
açerca del rey Pharaón. La segunda fue Rebeca, que por su beldat falló graçia açerca del
rey Abimelech en el reino de Palestina. La terçera fue Rachel, que por su graçiosidat
servió el patriarcha Israel catorze años a Labam, su tío, padre de Rachel, por la aver por
muger guardando las ovejas de Labam. La quarta fue Abigail, muger de Nabal, la qual por
su prudençia e discreçión falló graçia açerca del rey David sin ser muy apuesta e fermosa.
La quinta fue Micol, la fija del rey Saúl, que por ser fermosa falló graçia açerca del rey
David e fue su muger primera, a la qual no dio otras arras sino dozientos capuches
philistinos. La sesta fue Hester, fija de Jaýr, la qual por su pujante fermosura e graçiosidat
falló sobre todas las vírgines de su tiempo e de sus comarcas graçia espeçial del rey
Asueros, que se llamava Asuero, por lo qual la fizo emperatriz e muger suya. La séptima
fue Judic, la bihuda, que no avía tal muger sobre la tierra en fermosura e acatamiento e en
sentido de palabras, la qual falló graçia delante e açerca de Olofernes. Destas todas se lee
que por beldades |[140v] alcançaron graçia açerca de los señores.
La Condessa
Ya la pujante en fermosura e beldat, ya la exçellente en apostura e graçiosidat, ya la
Virgen sin par en virtuosíssima humilldat, todas essas que ha nonbrado vuestra Merçed, e
otras muchas que nonbrar quisiera si le pluguiera, deven estender los velos sobre sus ojos,
con los mantillos cobrir sus rostros, e atapen sus caras fuyendo delante de vuestros
resplandores, delante de vuestros loores, delante de vuestros muy altos honores149. De
todas aquellas sobredichas dize el Spíritu Santo: «Graçia vana e engañante es la
fermosura»150, por la qual aquellas todas alcançaron graçia espeçial çerca de los reyes e
prínçipes corruptibles e mortales. Mas de vuestra singular e sin par magestad virginal se
escrive que toda soys vós fermosa e sin manzilla, dentro e fuera en todas cosas.
Ítem, aquellas jarretadas fueron de los varones de sus beldades muy pagadas e
carnalmente conosçidas, mas vos pura e toda limpia, entera virgen sin lesión, las avéys
sola vençidas. Los vuestros previllegios honrados, resplandesçientes e loables son que vós
sola fuestes antes santa que nasçida, sola en el vientre de Spíritu Santo complida, sola del
149 Interlineada, -n-. 150 Prov 31, 30: «Fallax gratia, et vana est pulchritudo».
232
ángel loada, saludada e obedesçida, sola de Spíritu Santo pregñada, sola sin peso e sin
trabajo se sentía ocupada, sola sin lesión e sin dolor paristes muy gozosa e aleviada, sola e
no otra Madre de Dios fuestes llamada, sola e no otra sobre los ángeles exalçada, sola e no
otra sobre los sanctos del vuestro Fijo coronada. Callen, callen las que fallaron graçia por
causa de su beldat açerca de los prínçipes del mundo; callen todas e vós fablad, ca vós
leváys lo primero e lo segundo.
Pregunta la Condessa a la Virgen
Muy alta Señora mía, ¿por qué el ángel vos dixo que vós fallastes |[141r] graçia151?
Entiendo si fallastes graçia o si fallastes la graçia, ca, si vuestra Merçed falló graçia, otras
perssonas fallaron graçia açerca de Dios, así varones como mugeres; pero si vuestra
magnifiçençia falló la graçia, pienso dos cosas: la una, que aquella es alta e singular; lo
segundo, que otras la buscaron e no la fallaron e vos sola la fallastes lo que alguno la
perdió, e esme nesçessario que suplique a vuestra Señoría que me lo explique.
Responde la Virgen152
Cierto, bien dixiste, que muchas fallaron graçias açerca del Señor, como es graçia
justificante e graçia de açeptaçión e graçia de aprovaçión e graçia de complazençia e graçia
de amistança. En cada una destas e en todas fallé yo graçia delante del e açerca del Señor.
E cada una fallé en más copia que otra muger alguna, mas mi secretario destas
sobredichas escrivió quando el ángel me saludó deziendo «Ave, María». E no es esta la
graçia de que me dixo el ángel por que fallé la graçia açerca del Señor.
Mas sepas que muchas santas mugeres dessearon esta graçia, que el Mexías e
Ungido del Señor, que se dize el Salvador prometido e jurado a David e a Abrahan,
nasçiesse por alguna del[l]as al mundo. Como dixo Ysaýas: «Oýd, casa de David, mirad
que la virgen conçibirá e parirá fijo, etc.»153. Ninguna que esta graçia buscase ni desseasse
ser aquella virgen que conçibiesse e pariesse fijo pudo alcançar ni fallar aquesta graçia ante
de mí. E por quanto el Señor a mí sobre todas escogió que yo fuesse aquella virgen, por
esso Gabriel dixo a mí: «No temas, María, de mi presençia ni de mi reluzençia, ni de mi
alta eloqüençia, porque fallaste, no digo graçia ni graçias que destas eras conplida, mas tú
sola e no otra fallaste la graçia que estava ascondida, de muchas esperada e desseada e en
ti sola complida e acabada». |[141v]
Ítem, a lo terçero, el glorioso Criador, quando a Eva formó, graçia singular le dio,
que tenía muchos ramos. El primero, que fuesse no moral; la segunda, que conçibiesse sin
151 En el original, vos fallastes mas no graçia. 152 El copista se equivoca al escribir responde la Condessa. 153 Is 7, 13 y 14: «Audite ergo, domus David [...] ecce virgo concipiet, et pariet filium».
233
concupisçençia e rubor; la terçera, que los pariesse virgen e sin dolor; la quarta, que
pariesse fijos sin ygnorançia que fuesse de fama gloriosa e de todas criaturas señora
poderosa, en todas las cosas sabia relumbrosa, e que de toda subieçión franca e libre
virtuosa. Mas por quanto creyó al tentante dragón, perdió aquella graçia a su grand
confusión e humanal dampnaçión. E por quanto el Señor, veyendo que se yva cunpliendo
el tiempo de la reparaçión de aquella triste caýda, la qual faría el Fijo suyo en carne
humana, en mi vientre resçebida quando el ángel vino a mí e me turbó con su saludaçión,
luego me esforçó con esta sola razón: «No temas, María, porque tú fallaste la graçia açerca
del Señor», que Eva huvo perdida por esta mi dicha. Suso154 entenderás la entençión cómo
el ángel me dixo sin engaño e sin falaçia: «No ayas miedo, María, que tú fallaste la graçia».
CAPÍTULO IXº
DE LA QUARTA CLÁUSULA DEL EVANGELIO, QUE ES DE LA ENBAXADA
QUE ENPIEÇA: «AHÉ, QUE CONÇIBIRÁS EN EL
VIENTRE E PARIRÁS AL FIJO»
Fabla la Virgen
Agora viene tiempo de explanar aquella grande embaxada del çielo a mí venida, donde
verás encaxada, por sus puntos inxerida, cómo por mí, aquexada del ángel e requerida, fue
por mí sola fallada la graçia que fue perdida.
La Condessa
Graçiosa Virgen mía, esso es lo que espero; mui graçiosa vida mía, esso es lo que
quiero e en todas maneras desseo.
Prosigue la Virgen
Como el ángel sant Gabriel me huvo un poco esforçada, empeçó su embaxada en
esta manera: |[142r] «Mira o para mientes conçibirás en el vientre e parirás fijo, e llamarle
has el nonbre d’Él Jhesús. Aqueste será grande e Fijo del muy alto será llamado, e dará a
154 El manuscrito escribe suso distinçión entenderás.
234
Él el Señor Dios la silla de David, padre d’Él, e regnará en la casa de Jacob para siempre, e
del reyno155 suyo no será fin»156. Fasta aquí la embaxada.
La devota Condesa
¡O, legaçía de paz, que no se deve dar a olvido! ¡O, mensajería de tanta clemençia e
de memoria digna eterna! ¡O, embaxada que por algúnd desdén despreçiar no se deve! Ca
por ella será Dios Padre al mundo más conosçido: el Fijo será del mundo más seguido e
obedesçido; el Spíritu Sancto será del mundo más amado e más querido. Vuestra Señoría
será por ella mui ensalçada, vuestra humanidat más sublimada, nuestra caýda será reparada
e nuestra pérdida será mejorada. ¿Más qué diré? La ceguedat de mi razón me costriñe, la
ygnorançia mía me punge e me estimula la gana del saber, mas la vergüença aprieta la
rienda, el temor de ofender encoge el cabestro. Mas, viendo el dapño del callar e grande
interesse del preguntar, cabestros e frenos quebrantaré e de vuestra liçençia fablaré con
temible157 osadía. Virgen bienaventurada, sobre todas esmerada, esta sancta embaxada, por
sus puntos ordenada, hame puesto en pensamiento, a mi ver, que no alcanço el comienço
de su saber. Plega a vuestra alteza e bondat a mis flacas preguntas dezir la verdat.
La Virgen
Yo virgen só, madre de amor e de verdad. Por parte del amor, desecha todo temor
para fablar lo que quisieres; e toma osadía por parte de la verdat. Pregunta lo que bien
vieres.
La Condessa faze la primera pregunta
Como toda muger naturalmente conçiba en el vientre, ¿qué razón tuvo dezir a
vuestra Merçed: «Mira, tú conçibirás en el vientre»? |[142v] Ítem, como el propheta Ysaýas
no dixo: «Mirad que la Virgen conçibirá158 en el vientre e parirá, etc.», ¿por qué el ángel
añadió vientre a la profeçía, pues no era nescessario?159.
La Virgen responde
155 Escrito con mayúsculas en el original. 156 Lc 1, 31-33: «Ecce concipies in utero, et paries filium, et vocabis nomen eius Iesum: hic erit magnus, et Filius Altissimi vocabitur,
et dabit illi Dominus Deus sedem David patris eius; et regnabit in domo Iacob in aeternum, et regni eius non erit finis». 157 Aparece interlineada, -i-. 158 El original a continuación subpuntea e parira. 159 En el original nescessarion.
235
No pienses, Condessa, que en aquella fabla del çielo produta ay palabra superflua
ni diminuta, ni el propheta lo diminuyó ni el ángel añadió. Ca deves creer que, quando
el160 ángel me pronunçiava aquellas palabras estrañas, ya el Fijo de Dios era ylapso en mis
entrañas, por fe verdadera en la mi mente, mas aún no era vestido de carne en el mi
vientre. E por me dar a entender el ángel que la conçepçión no avía de ser spiritual mas
corporal, por esso me dixo «conçibirás en el vientre». Ítem, por dar el ángel a entender
que sería mi conçepçión sin movimiento de varón, por esso dixo «conçibirás dentro en el
vientre», ca las otras de fuera resçiben del vientre aunque retengan en el [vi]entre. E así
que queda que el ángel no dixo palabra demasiada, ni el profeta dixo con mengua su
propheçía, ca el propheta no se curó de conçepçión spiritual, mas solamente de la carnal.
E por tanto el evangelista sant Matheo sólo entendió en su Evangelio de la conçepçión
carnal, contando los linages del Fijo de Dios segúnd la carne.
La Condessa pregunta
La dubda segunda es si dixo el ángel a vuestra Merçed «parirás fijo» o dixo
«parirás al fijo», ca me paresçe grand diferençia del un dicho al otro. E no puedo entender
en qué manera saber lo pueda, si no de la dulçe vuestra doctrina.
La Virgen responde
Ambas essas que dixistes fablas se puede bien dezir si él pensara que yo quería ser
çertificada de conçepto e parto mío si sería fijo o fija. Su çertificaçión avía de ser: «Parirás
fijo e no fija». Como suelen desear las que son en- |[143r] çinta, saber si parirán fijo e fija,
respóndenle: «Fijo trahéys o fijo pariréys»; no le pueden veramente responder: «Al fijo
pariréys». Mas yo no huve este pensamiento, si pariría fijo o fija, mas pensava cómo
podría conçebir o parir virgen sin conjuncta de varón. El ángel huvo quatro
consideraçiones.
La una, en respecto de la Trinidat, quando me dixo: «El Señor Padre, contigo; el
Señor Fijo, contigo; el Señor Spíritu Santo, contigo. Mira que conçibirás, no al Padre, no
al Spíritu Santo, mas conçibirás e parirás al Fijo». No pudo el ángel dezir en esta
consideraçión parirás fijo; que, si el Padre tomara carne e nasçiera de la Virgen, havía de
dezir parirás fijo, más al Fijo antes que al Padre, e así del Spíritu Santo.
La segunda consideraçión, entendió el ángel de me çertificar cómo avía de
conçebir al Salvador prometido e jurado al patriarcha Abraham e al rey David, fijo famoso
e deseado de todas las gentes. E dixo el ángel a mí: «Mira que tú conçebirás e parirás al
Fijo del Señor Dios jurado e prometido».
160 En el original en.
236
La terçera, yo, estando en contemplaçión de la profeçía de Ysaýas que conçibiría e
pariría fijo, etc., e yo, maravillada de aquel fijo que avía de conçebir e parir, díxome que yo
conçibiría en el vientre a aquel que tenía en la mente e pariría al Fijo de quien yo
contemplava.
La quarta consideraçión, el ángel, por me fazer çierta que sería madre e virgen
quedaría, díxome que conçibiría al Fijo de Dios eterno, potente e sabidor e bueno, al qual
conçibirás e parirás en el vientre, como si dixiera: «El que has de conçebir en el vientre
tuyo, ya fijo es en el Padre suyo, el qual podrá e sabrá e por su bondat querrá salvos e
enteros los sillos de tu virginidat salir del vientre tuyo como sale el novio del adornado
tálamo suyo». E aquí entenderás cómo en mí se reparó e cumplió la graçia que Eva |[143v]
perdió, la qual avía de conçebir e parir virgen.
La Condessa pregunta
Mucho serviçio, loor e bendiçión sea a vuestra Merçed por el grand bien que me
fizo en la mi desseada disçiplina que de vuestra doctrina dulçíssima resçebí. Agora, mi
Sobreseñora, desseo saber por [qué] el ángel vos161 anunçió que al fijo que de vos
nasçiesse llamássedes Jhesús el santo nonbre suyo, por quanto vuestra virginal perssona162
fue figurada por la virgen de Ysaýas e el Fijo vuestro por el suyo, pues así es, deviera os
dezir el ángel: «Llamarás al nonbre suyo Hemanuel», porque concordara el ángel con el
Profecta e con los dos concordara Luchas, vuestro secretario. Ítem, yo oý dezir que Dios
mandara a Ysaýas que al niño que de la Virgen nasçido avía de ser llamado Apriessa e
Trahe de arriba o Derriba, Despoja e Aquéxate a robar, ¿cómo el ángel olvidó estos
nonbres e memoró Jhesús? Ítem, Ysaýas profetizó que el niño nasçido e el fijo dado al
pueblo de Israel sería llamado Admirable, Consegero, Dios, Fuerte, Padre del siglo futuro,
Prínçipe de paz163; pues en ningúnd logar de la profeçía se pon Jhesús, ¿qué fue esta cosa
que el ángel de Dios no siguiesse sin inspirada profeçía deziendo una cosa por otra?
La Virgen responde
No pienses, Condessa, que el ángel dixo contra el profecta ni Ysaýas, el qual puso
quel Fijo de la Virgen avría tres linages de nonbres que avría el Mexías segúnd tres estados
de venida que avía de fazer. Primeramente, el Fijo de Dios avía de tomar carne en vientre
de una virgen e ser en uno e de consuna Dios vero e vero hombre, en el qual estado fue
aquel niño llamado su nonbre Hemanuel, el qual quiere dezir convusco Dios, como quien
dize Dios con hombre. Mirando a la su conver- |[144r] saçión e sus actos, fuéronle puestos
161 El manuscrite repite vos. 162 En el original perssonal. 163 Is 9, 6: «Et vocabitur nomen eius: Admirabilis, Consiliaris, Deus, Fortis, Pater futuri saeculi, Princeps pacis».
237
estos nonbres maravillosos. Este fue en el conçebir e nasçer, ca fue conçebido de Spíritu
Santo e nasçido de madre virgen, por esto le dixo admirable en el nasçer. Llamole
consegero, esto fue en las sus doctrinas e predicaçiones; e llamole dios en las operaçiones
de los miraglos; llamole fuerte quanto a la Redempçión, sofriendo muerte corporal en
captivando la muerte infernal e librando al linage humanal; llamole padre del siglo futuro
en la Resurreçión e Asçenssión; llamole prínçipe de paz quando embió el Spíritu Sancto
sobre los apóstolos para que sin armas le ganassen al mundo.
Si miráremos al estado de la muerte suya, por la qual a los Sanctos Padres del
infierno libró e al diablo robó e al infierno despojó, así le puso Dios estos nonbres Anda
aýna o Apriessa e Detrahe los robos, Corre a robar. E como estos efectos todos sean
encluydos en este nombre, Salvador, e este nonbre, Jhesú, esso es que Salvador, por esso
el ángel me dixo que al fijo que pariesse su nonbre fuesse Jhesú, ca este mesmo ángel,
como cuenta san Matheo, aparesçió a Josep después que conçebí, le dixo: «Josep, fijo de
David, no quieras temer resçebir a María tu muger, ca lo que en ella nasçido es de Espíritu
Santo es. Parirá fijo a ti e llamarás su nonbre Jhesú porque Él fará salvo al pueblo suyo de
los pecados dellos»164. Mira, Condessa mía, cómo el ángel concordó la entençión de la
profeçía con el nonbre de que me dezía, ca no pudiera salvar a Sí e menos a todos si no
fuera Dios e hombre, que suena Hemanuel; ni podiera nasçer de virgen, si no fuera
maravilloso; ni podiera dar tan sanctas doctrinas ni consejos, si no fuera altíssimo
consegero; ni podiera fazer tantas maravillas de propia auctoridat ni las podiera mandar
fazer, si no fuera |[144v] Dios; ni podiera muerto librar los presos, vençer al diablo ni
quebrar los infiernos si no fuera Dios fuerte, etc.
Mira cómo en este nonbre, Jhesús, se çierran aquellos que dixiste e no ha
contradiçión entr’el mensagero mío e aquel profeta tuyo. E más que aquel profecta
mesmo pone este nonbre al Redemptor que165 venir devía en muchos lugares. En el uno
dize: «Çibdat la de fortaleza nuestra el Salvador Jesú será, pues siento en ella muro e
barrera»166. En otro dize: «Roçiat çielos de arriba e las nuves lluevan al justo; ábrasse la
tierra e engendre al Salvador»167, que es Jhesú. Ítem otro profecta: «Yo me gozaré en el
Señor e saltaré en Dios Jhesú mío». Esto baste fasta el parto, en el qual te diré muchas
cosas de Jhesú, nonbre sancto e virtuoso.
La Condessa pregunta
Asaz quedo consolada, muy alta Reyna de consolaçión, de mi duda çertificada e
bien contento mi coraçón. Perdone vuestra ingeniosa sabidoría a la ygnorançia ruda mía,
164 Mt 1, 20-21: «Ioseph fili David, noli timere accipere Mariam coniungem tuam: quod enim in ea natum est, de Spiritu sancto est.
Pariet autem filium: et vocabis nomen eius Iesum: ipse enim salvum faciet populum suum a peccatis eorum». 165 A continuación subpunteado, por. 166 Is 26, 1: «Urbs fortitudinis nostræ Sion; salvator ponetur in ea murus et antemurale». 167 Is 45, 8: «Rorate, caeli, desuper, et nubes pluant iustum; aperiatur terra, et germinet Salvatorem».
238
no se fatigue vuestra Alteza si fiziere una pregunta. Pues el Fijo de Dios altíssimo era e se
vino a humillar, fortíssimo era e se vino a debilitar, era grandíssimo e se vino a meniorar,
¿cómo, después que ameniorado, humillado e debilitado se podía engrandiar e magnificar,
como el ángel entendió «e aqueste será grande»?
Responde la Virgem
Mira, Condessa, cómo en esta embaxada está toda la fe católica ençerrada, segúnd
la humanidat. En quanto el ángel me dixo «mira, conçibirás en el vientre», entendió el
secreto de la Encarnaçión e el artículo de la fe, que dize: «El qual es conçebido de Spíritu».
En quanto dixo «e parirás al Fijo», está el misterio de la nasçençia e el artículo segundo
que dize: «Nacido de María Virgen». En quanto dixo «e llamarle has Jhesú», toca el |[145r]
misterio de la pasión, el qual secreto se entiende en este nonbre, Jhesú, e el artículo
terçero, que dize: «El qual padesçió so168 Ponçio Pilato, cruçificado, muerto e soterrado».
En esta palabra de que preguntas, «e aqueste será grande», está ençerrado el misterio de
quando descendió a los infiernos e se funda en esta palabra del artículo quarto, que dize:
«Desçendió a los infiernos».
Agora quiero responder a tu qüestión. Mira muchas maneras de respuesta. Las
menoraçiones e chiquedades del glorioso e muy magnífico Fijo de Dios entre otras
muchas fueron quatro señaladas. La primera, que, do era grandíssimo infinitamente, se
fizo niño chiquillo e honbre humillmente. Pero en este fue grande en magnifiçençia, ca
fue conçebido sin acto de vileza e nasçido magnificamente de virginal pureza; que siendo
niño chico, si no fuera grand Dios, de virgen no nasçiera ni naçer pudiera.
La segunda menoridat e poquedat fue humillarsse al diablo para que lo temptasse
e lo levasse a un lugar e a otro. Pero aquí se mostró grande, ca el diablo, prínçipe deste
mundo, el qual era tan poderoso que sobre la tierra no era poder alguno que se le
comparasse, bien pareçe que Aquel que de mí avía de nasçer en la tal menoridat grande
sería por potestat.
La terçera chiquidat o menoridat fue en la su Passión, en la qual morió. No
confiesso en la demanda, ni por testigos convenientes convençido, ni por magnifiestas e
notorias maldades concluydo, mas falsamente acusado, iniquamente fue condempnado e
cruelmente cruçificado e con los malos deputado. Oýste la grand menoridat e baxeza, oe
su potestad e grandeza, ca fizo eclipsi del sol e de la luna fizo teniebras, sobre toda la
tierra quebrantó las piedras duras e abrió las sepulturas. Mira que, moriendo como menor
e |[145v] quasi viçioso, allí peresçió e fue muy grande e poderoso.
La quarta menoridat o chiquedat fue en la desçendida de los infiernos, en la qual
fue pensado de las gentes ser dapñado a los tormentos del infierno, como primero fuera
168 En el original suponçio.
239
setençiado por sus deméritos a la muerte del madero. Mas aquí has de notar que en el
Conçilio Niçeno huvo algunos letrados que dixieron que Jhesú no fuera Dios, mas
solamente honbre puro. E por no dar lugar a este herror, no posieron este artículo
«desçendió a los infiernos», mas en pos de la muerte luego posieron este artículo de la
resurreçión. Bien paresçe la menoridat del Fijo de Dios segúnd presunpçión de los
ygnorantes, mas aquí fue grande sin conpa[ra]çión. Pruévase por esta razón: çierto es e
verdadero quel grandíssimo Fijo del Padre no se apocó ni menoró sino por la carne que
de mí tomó. Pues como esta quedasse en la sepultura, quando desçendió a aquella
fondura, en su grandeza estuvo con su alma pura, sacando los presos de la mazmorra
oscura.
Ergo bien me dixo el ángel «e aqueste será grande».
La Condessa pregunta
¡Cómo, sapientíssima e discretíssima Virgen, es la respuesta e profundamente
declarada, e yo, la vuestra ançilla humilde, contenta e bien pagada! Mas de la palabra que
dixo «e será llamado Fijo del muy Alto» mi coraçón no fuelga ni mi voluntad en ella se
asienta, mas vazía como caña del viento meneada.
La Virgen
¿Quál razón te trahe duda que al ángel de la verdat no des llenera creençia? Ca
bien dixo verdat; dixo cómo es el negoçio, así lo dixo. ¿En qué es tu duda, faziendo
pescuda de cosa tan çierta e palabra tan abierta e fabla tan manifiesta? Di tu duda, di tu
razón, declara tu coraçón e avrás respuesta con que ayas consolaçión.
La Condessa |[146r]
Çierta cosa es que la palabra no es firme tanto como lo que significa. Pues como
es verdat que el Fijo que de vuestra virginal sustançia resçibió es Fijo del muy Alto, pues
¿por qué lo puso «Fijo del muy Alto será llamado»? Ca posible es que alguno sea llamado
Fijo del muy Alto por apellido e no por natura. E así paresçe que mejor dixiera «e aquel que
conçibirás e parirás será Fijo del muy Alto», que no «será llamado Fijo del muy Alto». Esta
es, Señora mía, la razón de la mi dubda.
La Virgen responde
240
Ligera es tu dubda e fáçile tu pescuda. Uno fijo solo e único es el Fijo del
Altíssimo con el Fijo mío dilectíssimo, mas es fijo naturalmente del muy Alto e
naturalmente fijo de mí humanado, ca el Fijo del muy Alto es mi fijo natural e
naturalmente honbre. Mas el humanar activo e passivo fue sobrenatural, ca el Verbo
encarnado por una razón es fijo natural del muy Alto; e por otra manera es fijo mío
natural. Empero aunque só yo natural madre del Fijo encarnado, no só fecha su madre
por modo criado mas por Spíritu Santo. E aquel ho[n]bre, Fijo mío, por Dios Fijo suyo
predestinado, no fue, como tú dizes, Fijo del muy Alto naturalmente engendrado, mas por
quanto una perssona era el Fijo del muy Alto e aquel que yo engendré por Spíritu Sancto.
Por esso dixo el ángel quel fijo que de mí fuesse nasçido Fijo del muy Alto sería su
apellido. En tanto que aquel que era fijo natural del un cabo, del Altíssimo sería fijo de la
otra parte, Fijo del Altíssimo por apellido. E aquel ángel no entendía del Verbo
eternalmente del Padre engendrado e nasçido, mas del Verbo nuevamente de mi carne
revestido, de mi vientre formado, en hombre complido.
La Condessa pregunta
No se enoge vuestra Alteza si fiziere otra pregunta, la qual es aquesta: |[146v]
¿Cómo dixo el ángel: «E dará a Él el Señor Dios la silla de David, su padre, e regnará en la
casa de Jacob para sienpre»169? Yo oý dos cosas a los predicadores que fablavan en la
sancta Escriptura. La una, que después del rey Geconias, que regnó en Judía o en el tribu
de Judá, dixo Dios que rey de su linage jamás reynaría. E como el Fijo vuestro, Fijo del
muy Alto, venga del linage del rey Geconias, ¿cómo pudo el ángel dezir falsía quel Señor
Dios le daría la silla de David e que reynaría, etc.? Lo segundo que leý e oý es quel mesmo
Fijo de Dios dixo a Pilato quel reyno suyo no era deste mundo; pues como el reyno de la
silla de David fuesse deste mundo, ¿cómo dixo el ángel a vuestra Merçed del Fijo del muy
Alto quel Señor Dios le daría la silla de David, su padre, e regnaría?
La Virgen responde
Esta silla quel Señor avía de dar al Fijo que de mí nasçiesse no era de regno
temporal ni carnal170, mas de regno eternal e espiritual. Así lo escrivió Ysaýas e Geremías,
Ezachiel e David, e ante destos el su padre lo escrive, que Dios dixo: «La silla suya, como
el sol en el mi acatamiento –o en los ojos míos– e columpna perfecta para siempre, testigo
en el çielo fiel»171. E aquesta fue la razón por que el día de la Passión dixo el mi Fijo a
169 Lc 1, 32: «Et dabit illi Dominus Deus sedem David patris eius; et regnabit in domo Iacob in aeternum». 170 En el original, eternal; corrijo para mantener la simetría con el término espiritual que viene a continuación. 171 Ps 88, 37-38: «Semen eius in aeternum manebit. Et thronus eius sicut sol in conspectu meo, et sicut luna perfecta in aeternum, et
testis in caelo fidelis».
241
Pilato: «Yo rey só como dizes, mas el reyno mío no es deste mundo, ca el mi reyno, si
deste mundo fuesse, los míos pelearían que yo no fuesse traýdo ni dado a los judíos, mas
agora el reyno mío no es de aquí»172. Mira cómo otorgó que era rey, mas no de aqueste
mundo; mas quando resurgió dixo: «A mí es dada toda potestad en el çielo e en la
tierra»173, ca por la muerte suya alcançó el reyno eternal en quanto hombre, segú[n]d lo era
en quanto Dios, ca ninguno del linage de Geconias que vino de David huvo en el mundo
la silla real de David, salvo en el Me- |[147r] xías, Fijo mío, después que resugió segúnd las
Escripturas. E agora es Rey, oy e cras e para siempre. E, por ende, el ángel ni Ysaýas ni
Geremías no entendieron del reyno de David temporal, mas del spiritual e çelestial, etc. E
los reyes que regnaron en Judá en fin de los Machabeos e tovieron reyno en Judea
temporal no fueron del linage real, mas de Leví e línea saçerdotal. E así queda que el ángel
dixo bien e verdad quel Señor Dios daría la silla de David, su padre, al Fijo que de mí
nasçiesse.
La Condessa replica
Muy entendida Señora e prudentíssima Virgen174, ¿por qué el ángel no vos dixo
que regnaría el vuestro Fijo en la casa de David, pues avía de regnar sobre su silla e le
sucedía como fijo, e vos dixiera que regnará en la casa de Abrahán, pues era de su linage e
a él fuera prometido e jurado para que dixiesse: «En la casa de Jacob regnará para
siempre»?
La Virgen responde
No te maravilles, Condesa mía, por la fabla del ángel no aver seýdo como tú
arguyes. Mas deves creer quel mensagero de la verdat no pudo dezir mentira ni falsedat.
Sepas, devota mía, que no cunplía dezir «e regnará en la casa de David, su padre», ca fuera
luego el reyno del Ungido angosto e restriñido, al qual era venidero a regnar en toda la
tierra, porque fuesse un Dios e un Ungido suyo sobre toda la tierrra e todos los regnos
avían de ser suyos. Ni avía por qué dezir «e regnará en la casa de Abraham», de la qual
casa salieron muchos fijos finalmente reprobados, como fue Ysmael e su linage, e Zamrán
e Jexam e Maclán e Madián e otros linages que Abraham huvo de Çetura175. Ni huvo por
qué dezir «e regnará en la casa de Ysaac» porque desta casa fue Esaú, enemigo del Señor e
reprobado a sí mesmo. E, porque el Fijo mío fue cabeça |[147v] de los predestinados e de
los que se avían de salvar, no fue razón quel ángel de la gloria dixiesse algo de la casa de
172 Io 18, 36: «Regnum meum non est de hoc mundo. Si ex hoc mundo esset regnum meum, ministri mei utique decertarent ut non
traderer Iudaeis: nunc autem regnum meum non est hinc». 173 Mt 28, 18: «Data est mihi omnis potestas in caelo et in terra». 174 En el manuscrito, vir virgen. 175 Cf. 1 Par 1, 32: «Filii autem Ceturæ concubinæ Abraham, quos genuit: Zamran, Iecsan, Madan, Madian, Iesboc, et Sue».
242
Ysaac, do el fijo primero e mayoral fue reprovado del Señor. Mas fue razón çierta que
dixiesse «en la casa de Jacob», que casa es de los escogidos e de los predestinados regno,
ca fallarás que en la casa de Jacob no fue ninguno reprovado, mas todos predestinados. E
así quel ángel bueno e mensagero de verdat bien fabló e verdat dixo: «E regnará en la casa
de Jacob para siempre».
CAPÍTULO Xº
CÓMO LA CONDESSA PREGUNTA A LA VIRGEN DE LA CLÁUSULA QUE
DIZE: «¿CÓMO SE FARÁ ESTO?»
Mui guarnida de clara prudençia, adornada de viva discreçión, aunque respondistes al
ángel tarde e muy pesada, pero, mi grand Señora, preguntaste con cordura como Virgen
muy avisada, quando ya saludada e esforçada e oýda con grand sentido del ángel la
embaxada, le dexistes: «¿Cómo se puede fazer esto?», es a saber, «que yo conçiba e para
como dizes». Desta respuesta qüistioneante que vuestra Alteza dio al ángel nasçe a mí una
grad dubda.
La Virgen responde
No veo razón por que no dudes de mis palabras tan abiertas, ca yo era virgen de
propósito e promessa. E oyendo que conçibiría e pariría, razón tuve de preguntar cómo se
podía fazer esto, pues no fablava con marido.
Cómo la Condessa faze por la Virgen
Bien me contenta la respuesta que, digna Virgen, al ángel distes, mas mi duda es
de la qüestión que le fezistes. En algunos libros que yo tengo quatro raýzes tengo por las
quales suelen fazer algunos esta vuestra qüestión cómo es esto o cómo se puede fazer
esto. La primera es quando alguno oe cosa que es contra |[148r] ley general, luego pregunta:
«¿Cómo puede ser esto que dizes?», como contesçió a nuestro Señor con los judíos
quando les dixo: «Desçendí del çielo, no para fazer mi voluntad, mas para conplir e fazer
la voluntad del Padre mío que en los çielos es»176. Quando oyeron los judíos esto, dixieron
entre sí: «¿Cómo puede ser esto contra ley común, que ningúnd hombre suba ni desçienda
176 Io 6, 38: «Quia descendit de caelo, non ut faciam voluntatem meam, sed voluntatem eius qui misit me».
243
del çielo, ni hombre alguno tiene padre en el çielo e madre en la tierra, e que fuesse
nasçido en los çielos e en la tierra? ¿Este no es Jhesús, fijo de Josep, del qual nós
conosçemos padre e madre? ¿Pues cómo dize así que desçendió del çielo?»177.
Segunda raýz es quando alguno dize o faze alguna cosa sobre razón natural, como
contesçió quando nuestro Señor alunbró al çiego nasçido e fuesse el milagro magnifiesto.
Preguntavan los judíos al çiego: «¿Cómo vees? ¿Cómo te abrió los ojos?»178, ca sobre
razón natural es que uno que nasçe çiego pueda ver ni ser curado de su çeguedat.
La terçera raýz es quando alguno oe cosa que es contra ley divinal. Una vez
nuestro Señor predicava cómo Él era el Christo e el Fijo del hombre, esto es, fijo de
Adam, que avía de ser levantado e morir en la cruz. Los judíos, maravillándose, dixieron:
«¿No oýmos de la lei quel Christo queda e permanesçe para siempre? ¿Cómo tú dizes que
conviene de ser el Christo alçado, el fijo de Adam? ¿Quién es este fijo de Adam?»179.
La quarta raýz es quando alguno oe dezir que Dios faze alguna cosa segúnd
costunbre humanal, como leemos que Dios fazía qüestiones, al qual no es cosa ascondida,
quando dixo Dios: «Adam, ¿a dó estás? ¿Quién te dixo que eras desnudo?»180. E dixo a
Caýn: «¿A dó es Abel, tu hermano?181 ¿Qué feziste, etc.?». Preguntan los honbres
quando esto oen cómo preguntava Dios las cosas que sabía como si no las sopiera.
Agora, la mui noble Señora, querría mucho saber la pregunta vuestra que al |[148v]
ángel fezistes quando le respondistes deziendo: «¿Cómo se puede fazer esto?» de quál raýz
destas quatro manava vuestra pregunta.
Cómo la gloriosa Virgen se funda en la pregunta de la Condessa
Con grande acatamiento e consideraçión dessas tus quatro raýzes que agora
tocaste nasçió aquella mi breve pregunta. Mira de la primera raýz que agora, Condessa,
dixiste. Ley común e general es que muger conçiba de varón, pues çierta cosa es que
contra ley general de las mugeres es que la virgen conçiba; pues como yo fuesse virgen de
propósito e voto, razón tuve de preguntar cómo podía conçebir, no conosçiendo al
marido.
Ítem, de la raýz segunda, contra toda razón natural es que virgen pueda parir e
quede virgen; pues como fuesse entera e casta virgen, razón tuve de preguntar cómo
podía ser fecho que, pariendo, quedasse del parto virgen.
177 Io 6, 42: «Nonne hic est Iesus filius Ioseph, cuius nos novimus patrem et matrem? Quomodo ergo dicit hic: Quia de caelo
descendi?». 178 Tanto en la pregunta anterior como ahora el copista usa al final sendos signos de interrogación. Io 9, 26: «Quid
fecit tibi? Quomodo aperuit tibi oculos?». 179 Signos de interrogación al final de cada pregunta. 180 Signos de interrogación al final de cada pregunta. Gen 3, 9 y 11: «Vocavitque Dominus Deus Adam, et dixit ei: Ubi es?
[...] Quis enim indicavit tibi quod nudus esses?». 181 También aparece el signo de interrogación. Gen 4, 9: «Et ait Dominus ad Cain: Ubi est Abel fratrer tuus?».
244
Ítem, de la terçera, contra ley de Dios es que muger conçiba e para de otro alguno
salvo su marido; pues como marido oviesse e carnalmente no le conosçiesse ni conosçer
lo propusiesse, razón tuve de preguntar cómo podría conçebir e parir, e que la ley de Dios
por mí se oviesse de contrahír o destruyr.
Ítem, de la quarta raýz, como el muy Alto fuesse Padre e Fijo e Spíritu Santo,
¿cómo podía ser quel conçebido e ya nasçido Fijo de Dios Padre avía, segúnd costunbre
humana, de nasçer otra vegada de muger madre? Pues razón tuve de preguntar cómo
aquello que me dezía en mí se podía obrar, etc.
Cómo la devota Condessa pregunta a la gloriosa Virgen
Aunque yo nunca lo serví ni jamás lo meresçí, que una indigna esclava de vuestro
serviçio osse preguntar cosas devotas e provechosas e más que presuma de qüestionar
cosas curiosas es a mí levia- |[149r] na osadía, pero es una tan fonda duda e só tan ganosa
de la saber que su ygnorançia me da grand pena. Ca ni lo escriven evangelistas ni lo
apuntan los doctores ni he fallado letrado que me la diga ni çertifique qué fabla fue aquella
que vuestra Merçed con el ángel huvo desde el sueño primero fasta que vuestra Alteza, de
mucha cordura muy guarnida, dio el sí al su mensagero con creençia consintiendo, ca el
vuestro secretario desta fabla que yo pido prestamente se expide. Vuestra liberal largueza
enriquezca mi desseo del almario de los saberes del vuestro pecho virginal.
La Virgen responde
Deves, Condessa, conoçer que la grand gana de182 saber, aunque sea al hombre
naturalmente183 muy anexa, empero quiebra los cabestros e ronpe las riendas a la honesta
humilldat que siempre entiende con estudio e vigilia en conosçer a sí mesma. Mas por no
te avergonçar, a tu pregunta satisfaré. Sepas, Condessa engeniosa, que antes de la pregunta
que oýste le propuse otras tres preguntas. Digo las184 tres preguntas por tres motivos que
le dixe que tú puedes bien oýr e pensar.
El primero motivo, cómo se puede fazer esto que nunca fue oýdo. E piensa quel
ángel se detuvo buen espaçio satisfaziendo a esta razón, por enxemplos naturales
contenidos en çiertos puntos. El primero punto piensa que me dixo el ángel: «¡O, Virgen
pura e sin manzilla, la tierra es fría e seca, que son prinçipios de corrupçión e no de
generaçión; son de muerte e no de vida. E así de suso del todo es indispuesta e no
convenible a generaçión; pero, si resçibe de las nuves e de otra parte humor e con el calor
que resçibe del sol, se faze ydónea para engendrar plantas e yervas; e aquesto por
182 Interlineado, de. 183 El manuscrito repite naturalmente. 184 En el original, les.
245
calidades e prinçipios estraños. Pues, Virgen bendicha, como tú seas moça e joven, hú-
|[149v] mida de tuyo e caliente de conplisión, que son prinçipios intrínsicos e de vida para
generaçión, luego más dispuesta eres tú, gloriosa Virgen, para engendrar que la tierra que
por prinçipios extrínsecos engendra e conçibe. E, así, puesto que seas virgen e la virgen de
suyo no pueda conçebir, pero tú de tu propio humor e con calor de Espíritu Santo puedes
conçebir e parir virgen, ca el Señor Dios por sí solo puede fazer lo que faze la causa
segunda mediante».
El punto segundo: «La concha del mar, mediante el roçío del alvorada e la calor
del sol, en sí mesma engendra el aljófar e las perlas. Así tú, Virgen preçiosa, como la
concha del mar mediante el roçío divinal e calor del Spíritu Santo engendrarás de ti
mesma la preciosíssima perla de la humana redenpçión».
El terçero punto: «El rayo del sol, sin corrupçión de la tierra, engendra en sus
entrañas oro e plata e otros metales; así el rayo, verdadero fijo del sol Dios Padre, podrá
en ti engendrar al fijo tuyo, único con el suyo, que será oro de sabidoría, plata de clara
doctrina, piedras preçiosas para pagar el rescate de vuestra captividat».
El quarto punto: «Como el rayo del çielo comete vençiendo todas las cosas
fuertes, así el Fijo de Dios en el tu vientre virginal dissolverá e vençerá todas las185
dificultades que pueden enpachar que tú no conçibas e paras virgen».
El quinto punto: «La palma fiminina, a olor sólo de la palma masculina, engendra,
aunque de suyo sea estérile e mañera. Pues aunque tú, siendo virgen, seas estérile e
mañera, puedes engendrar aquel fructo e dátile dulçoroso que traxo salud al mundo a olor
de la alta palma divinal».
El punto sesto: «Çierto es, segúnd afirman los naturales, que las abejas vírgines
biven e perseveran, empero |[150r] en sus colmenas conçiben e paren vírgines. Este
enxenplo, con los que diré, no solo186 para conçebir vírgines mas aun parir e quedar
virgen».
Punto séptimo: «Como el fuego entra e sal por el fierro sin su lesión e corrupçión,
así el fuego divinal entrará conçibiendo e saldrá nasçiendo sin lesura de tu cuerpo e sin
corrupçión de tu carne virginal».
Punto octavo: «Como el rayo entre e sal por el vidro sin su factura e lesura, así por
ti más que el christal e claro vidro entrará e saldrá el Sol de justiçia, conçebiendo e
nasçiendo de ti virgen».
El noveno punto: «Las anguillas, ranacuajos, vermes, serpientes e gusarapos e
otras cosas muchas bivas sin mezcla de macho e henbra son engendradas e puestas en ser,
pues qué maravilla que aquel que gusano e serpiente se llama sea producto en ser sin
mezcla de macho e henbra de ti, Virgen muy graçiosa».
185 A continuación, subpunteado cosas. 186 Parece faltar texto que dé el sentido completo.
246
El déçimo punto: «El que dio poder a todas las cosas sobredichas para que
produxiessen sus efectos por vía de natura, pudo dar a ty, o, Virgen gloriosa, por su graçia
espeçial que tú podiesses conçebir e parir virgen sobre natura. Pues que así es, o, Virgen
gloriosa e humilldossa, da tu palabra consintiendo e resçibirás la palabra de Dios
conçibiendo e comunicarlo as al mundo pariendo e quedando virgen».
Cómo la Virgen responde al ángel del segundo motivo
«O, ángel mensagero del Señor, si virgen avía de conçebir fijo e parir no quedando
virgen, este común curso es de moças que, perdida la virginidat, conçebir puedan e parir.
Mas que la parida quede virgen, ¿cómo se puede fazer esto? Aún nunca lo he leýdo, ca tal
como está, deviérasse escrevir por que no fuera en olvido, pero cómo se pueda fazer esto
çiertamente no es aún de mí leýdo». |[150v]
Piensa, devota mía, que el ángel, oyendo el segundo mi motivo, se detuvo un buen
rato, çertificándome e afalagando por muchas autoridades registradas en las santas
Escripturas, trayéndome remenbrança que largas vezes las avía ya leýdo; e partió
suçintamente su respuesta en seys puntos.
Cómo el ángel por çiertas figuras çertificó a la Virgen cómo conçibiría quedando virgen
El primero punto, allegándome la visión que fue mostrada a Moyssén en el
desierto en la çarça en el fuego, deziéndome: «Mira, Virgen escogida sobre todas las
mugeres, que el fuego del Señor se asentó sobre la verde çarça, enflamola e encendiola,
mas no la quemó ni la secó. Mas, quando la dexó, virgen quedó. Pues, ¿qué cosa es la
çarça verde sino tú, muy fresca Virgen? ¿Quién es el fuego ardiente e enflamante e no
quemante sino el Fijo de Dios, que vendrá en ti e te enflamará e no te quemarás? E tú
quedarás, quando le parieres, verde en tu frescura e virgen sin lesura».
El segundo punto: «¡O Virgen singular e hembra sin par! En ti se complirá aquella
maravilla que Dios quiso mostrar en la vara de Arón. Çierto es que aquella vara seca sin la
plantar, sin la enxerir, sin la humidar, sin la ministrar mano de ortolano, dio en una noche
flores e fojas e nuezes e almendras. Así serás tú, sin compañía de varón e sin natural
operaçión, conservada tu verdura e pura sin lesura virginidat, conçibirás a la Flor de las
flores, a Fructo bendicho con sabor de los sabores.
El punto terçero es que, así como fue la maravilla mostrada a Gedeón en el
velloçino e roçío, así será complido en ti el mensage que te digo. Gedeón pedió a Dios
señal en que sopiesse que avría victoria de los enemigos del pueblo de Dios contra los
|[151r] quales lo embiava. E fuera la señal primera que fuesse puesto en la era un velloçino,
247
el qual essa noche fuesse lleno de roçío, quedando la era seca; la segunda fue que en la
noche seguiente fuesse la era roçiada, la lana quedasse seca. Gedeón es el linage humanal,
que pide señal a Dios de la victoria contra sus enemigos; el roçío es el Fijo de Dios; la era
era el mundo; e tú la lana de que avía de fazer la púrpura que digna era de ser vestida
solamente la magestad del Enperador, ca era el roçío, que es el Fijo de Dios en ti
secretamente, e el mundo paresçerá seco. E después parirás el Roçío al mundo e tú
quedarás enxuta; la cuenta que inchió el Rocío que de la lana cayó es la humanidat, que en
ti tomó el Fijo de Dios en que moró e mora corporalmente la sancta divinidat».
Es el quarto punto mostrado a Ysaýas en la Virgen e en Dios quando dixo a la
casa de David: «‘¡Ahé que la Virgen conçibirá e parirá fijo e será llamado su nombre
Connusco Dios!’. Tú eres aquella Virgen que conçibirás e parirás al Fijo de Dios en
nuestra humanidat, ca el Fijo que parirás será Dios y honbre verdadero. Será honbre
porque lo parirás e será Dios porque quedarás virgen, ca Dios no devía nasçer sino de
virgen. Mira, Virgen sin manzilla, que así como el Padre no conosçió muger para
engendrar al su Fijo en el çielo, así la Madre no conosçerá varón para lo engendrar en el
suelo.
El punto quinto fue mostrado a Geremías en la henbra e en el varón quando dixo:
«Nueva cosa crió el Señor sobre la tierra; la henbra çercada al varón»187. Virgo muy clara,
vós soys aquella tan fermosa hembra que conçibiríades en el vuestro vientre al Fijo de
Dios, que se llama Varón fuerte e Barragán. E si lo çercases e pariesses como a fijo no
sería cosa nueva. Avía de ser cosa nueva por parte del Padre, que lo engendraría en muger
sin varón; nueva por parte del Fijo, el qual sería |[151v] varón por obra de franco juyzio
dentro en el vientre tuyo e[n] conplimiento de dones spirituales, por esso dixo varón;
nuevo por parte de la madre, la qual, pariendo, quedaría virgen, lo qual ante de ti nunca
fue oýdo ni leýdo lo que en ti será conplido, si por ti fuere consentido.
El punto sesto fue mostrado al profecta Ezechiel en el prinçipio e en el postigo:
«Tú, muy gloriosa Virgen, eres la puerta çerrada en la casa del Señor, a todo varón vedada,
salvo al Prínçipe señor, ca varón alguno no avía de poder de entrar e salir por ella sino el
Prínçipe, que comía pan en ella e sería çerrada al Prínçipe»188, esto es, que çerrada sería a
honra del Prínçipe. Pues mira, Virgen graçiosa, que ya muchas vezes avrás leýdo estas
profeçías que has de mí oýdo, pues otorga en mi mensagería e tú serás la Virgen que
conçibirás, parirás e criarás al Fijo que Dios te embía».
187 Ier 31, 22: «Quia creavit Dominus novum super terram: Femina ciurcumdabit virum». 188 Ez 44, 2-4: «Et dixit Dominus ad me: Porta haec clausa erit; non aperietur, et vir non transibit per eam, quoniam Dominus Deus
Israel ingressus est per eam; eritque clausa principi. Princeps ipse sedebit in ea, ut comedat panem coram Domino».
248
Cómo responde el ángel a la Virgen del motivo terçero
[C]189ondessa devota mía, considera e piensa que, como el ángel reduxo a memoria
las relatadas profeçías, luego me vino en mientes el mi terçero motivo quando le respondí:
«O, mensagero del Señor, ¿cómo se puede fazer esto, que aún no lo he entendido»190. El
ángel entonçe me respondió: «Como el sol penetra el vidrio o la vidriera colorada e sale el
rayo del sol vestido del color de la vidriera sin corrupçión e sin lesura de la vidriera, así el
Fijo de Dios, qu’es rayo esclaríssimo del Sol vero paternal, penetrará a ti, Vidriera,
cobierto de tu carne, salvo el sello virginal. Ítem, como la planta pare la flor, así parirás al
Salvador. Ítem, como la estrella pare al rayo suyo, así parirás al Fijo tuyo: ni el rayo a la
estrella ni el Fijo a ti, donzella, traherá vil corrupçión, pues virgen conçibirás e virgen
parirás |[152r] e virgen lo criarás. Da consentimiento al mi mensage e será virgen en buen
horage con grand Fijo de alto linage».
Responde el ángel a la Virgen del quarto motivo
Piensa, Condessa mía, que quando el ángel concluyó contra el terçero motivo,
luego me acordé del quarto e postrimero e le dixe: «¿Cómo se puede fazer esto, que no
uso con marido?»191. Piensa que añadí: «Como el Fijo de Dios sea luz que no se puede
mirar e sea fuego inflamante que se no puede soportar, ¿cómo se puede fazer esto, pues
no usso de marido, ca tal Fijo, como dizes, ni lo podré mirar ni en mis braços soportar?».
Piensa cómo entonçe el ángel me respondió: «No ayas miedo de aquel fuego
enflamante, ca el Spíritu Santo sobreverná en ti para que ponga antipara de carne tuya
para quel Fijo de Dios e Fijo suyo no te queme revestido de tu carne. E la virtud del muy
Alto fará sombra al rayo del Fijo suyo por que lo puedas mirar, enbuelto e circundado de
la muerte de tu carne, ca el ojo que mirar no puede al sol en la rueda suya, bien le mira
quando es embuelto en la nuve. E, por ende, te digo que la virtud del muy Alto le
asombrará a ti para que lo mires e remires, consideres e contemples. E muchas vezes con
muchas graçias ha venido en ti el Spíritu Santo quando fueste conçebida e después que ya
nascida, mas agora en esta mi embaxada serás madre sublimada, quedarás virgen192
esmerada e señora exalçada, nuera de Dios Padre, esposa del Spíritu Santo e madre señora
del Fijo de Dios. Mira cómo sobreverná con sobra de graçias para que conçibas graçiosa e
seas ençinta virtuosa e paras muy gozosa e después bivas virgen e madre gloriosa. Por
ende, lo que de193 ti nasçerá sancto Fijo de Dios será llamado, no adoptivo ni por apellido,
189 Hueco para la capital. 190 Parece una adaptación de Lc 1, 34: «Quomodo fiet istud quoniam virum non cognosco?». 191 Lc 1, 34. 192 En el original, virges. 193 Interlineado, de.
249
como los otros, mas naturalmente e por espeçia. E será |[152v] santo absolutamente, sancto
Dios e sancto hombre e sancto de los sanctos, complimiento de toda sanctidat». E baste
aquesto de las cláusulas de mis qüestiones.
CAPÍTULO XIº
CÓMO LA CONDESSA PREGUNTA LA CLÁUSULA
QUE SE SIGUE DE SANCTA YSABEL
Vos, la Inperatriz del çielo, Reyna del mundo e Prinçesa de los christianos, graçias sin
cuento e sin estima loores porque me fezistes tanta merçed que yo fuesse digna de oýr el
dulçe diálogo que vuestra muy alta Señoría huvo con el ángel aquella noche que a vuestra
Merçed traxo su mensagería. Agora, Señora, aún queda grand parte de su embaxada
quanto conviene a la venida194 suya, expediente, postrimera. Desseo saber por quál causa
añadió quando dixo a vuestra Alteza: «Mira que Ysabel, tu prima, éssa conçibió en su
vegez fijo, e aqueste es el mes sesto, aquella que se llama estérile o mañera, porque açerca
de Dios no es cosa imposible, toda palabra que veramente se puede dezir Él la puede
complir»195.
La Virgen
Aún esta cláusula con la postrimera se çierra la fabla que el ángel tuvo comigo
fasta el medio de la noche en que vino a mí. E aquel ángel Gabriel, por me inclinar para
que consintiesse en el tracto de su embaxada e que yo podía conçebir e parir virgen por el
poder de Dios, añadió que mi prima, la muger de Zacharías, aunque era vieja e mañera,
pero por voluntad de Dios e su alto poder era ya ençinta, seys meses avía. Entendió el
ángel que más aýna otorgaría en su mensagería quando un miraglo por otro miraglo se
roborase; ni era maravilla que yo por miraglo conçebiesse que por miraglo fue conçebida.
La Condessa
194 En el original, denida. 195 Lc 1, 36-37, aunque la frase final es añadida: «Et ecce Elisabeth cognata tua, et ipsa concepit filium in senectute sua; et hic
mensis sextus est illi, quæ vocatur sterilis: quia non erit impossibile apud Deum omne verbum».
250
Mucho só maravillada cómo sancta Ysabel fue vuestra prima cormana, ca vós
érades del |[153r] tribu de Judá e del linage de David e de sangre real; e santa Ysabel era
muger del sacerdote Zacharías que venía de Abia, del tribu de Leví. Alexos estava el
parentesco, e así paresçe a mí que no era vuestra prima. Con ygnorançia lo digo e con
desseo de lo saber; fágame vuestra Merçed este bien que le suplico, que me diga cómo era
parienta vuestra prima.
La Virgen
Verdat el ángel me dixo e veramente escrivió mi secretario ser mi prima, ca ella e
yo fuemos desse mesmo tribu; mira en qué manera. Esta mi prima fue de las fijas de
Aarón, el qual Aarón huvo por muger a Ysabel, fija de Aminadab; fue del tribu de Judá,
del qual yo só, ca aquella fue prinçipio e avuela desta, e así ella e yo somos desse mesmo
tribu de Judá. E así mesmo por otras vías pertenesçe ser çercana a mí la dicha Isabel.
CAPÍTULO XIIº
CÓMO LA CONDESSA PREGUNTA DE LA CLÁUSULA POSTRIMERA DEL
SANTO EVANGELIO E CONCLUSIÓN DE LA EMBAXADA
Mi prudentíssima Virgen e graçiosíssima Virgen, exçellentíssima sobre todas, ¿en qué
acabastes vuestra fabla? ¿En qué terminastes la embaxada? ¿Cómo respondió vuestra
Merçed al ángel? ¿Cómo expedió vuestra Alteza al mensagero? ¿Qué fin dio vuestra
Señoría al alto negoçio de tan magnífica mensagería? Diga la mi muy grand Señora e oyrá
de coraçón la suya humillde servidora.
La Virgen
Querría que parasses mientes cómo el seraphín sant Gabriel, paraninpho del Señor
del çielo a mí embiado, tuvo açerca de mí aquellas quatro condiçiones que se requieren al
tratante entre aquellos que de nuevo contraher quieren casamiento. La una tiene manera
de saludante, a la qual él es embiado, con mucha reverençia la saludando. La segunda, que
le diga la voluntad del desposado, con diligençia le entimando. |[153v] La terçera, que al
esposo en muchas maneras la su exçellençia declarando. La quarta, que a la esposa
afalague con preminençia, a consentir la inclinando.
251
Como estas todas oviesse comigo el ángel santo tenido, como te dixe por menudo,
dixe196 al ángel lo siguiente: «[S]i197 yo he de conçebir e parir al Fijo de Dios, spiritualmente
grand cosa fará el Señor en mí; mas a mí no tañe algo, ca qualquier lo puede conçebir
escuchando e oyendo, e parirlo fablando e diziendo. Si entiendes lo que conçebiré e pariré
naturalmente de mi esposo, mayor graçia será a mí fecha que a otra fenbra alguna e
mucho me gozaré de fijo tan generoso. Mas de la otra parte me doleré por perder el mi
tesoro preçioso, ca alcançaré fijo divinal e perderé el mi preçio virginal. Si por ventura tú,
graçioso paraninfe, entiendes, como dizes, que conçibiré e pariré sobrenaturalmente por
obra de Spíritu Santo, esto será a mí singularíssimo bien, que aya por fijo a Dios e hombre
verdadero, e que mi cuerpo quede sin lesura virgen entero».
Entonçe puse los hinojos en el suelo, alçé mis ojos e manos al çielo e dixe: «He
aquí la ançilla e sierva del Señor. A la su Señoría pertenesçe regnar e a mí de servir; a la su
Providençia ordenar e a mí de seguir; a la su Providençia pertenesçe mandar e a mí de
complir»198.
Exclamaçión de la Condessa
Ançilla del Señor e veramente ançilla, que se conserva siempre en humilldat,
significada por Ester, emperatriz de Media e de Persia, que a Dios dezía: «Tú sabes, Señor,
que aborrezco señal de sobervia e de gloria vana; e nunca la tu ançilla fue gozosa ni alegre
sino en ti, Señor Dios mío»199 . Mas tú, Reyna del çielo e de la tierra, Emperatriz del
univer- |[154r] so, Esposa del Criador, escogida para ser madre del Salvador para criar al
Governador, para que concebiesse e fuesse ençinta del Spíritu Santo reformado, dizes tan
humilldosa: «Ahé la sierva del Señor».
O, ançilla que aplacaste al grand Señor, por Abigail bien figurada, la qual dixo a
David contra Nabal muy furioso: «Fable la tu ançilla en las orejas tuyas, yo te lo pido de
merçed, e oye las palabras de la familla tuya»200. Tan dulçe le fabló, que de la saña le
aplacó. O, dulçíssima del alto Dios ançilla, vós le aplacastes de la su furor e saña que tenía
contra el mundo; quanto la causa fue mayor, fuestes ançilla mejor, familla de más dulçor.
O, ançilla fidelíssima e leal, que no resçebistes por señor al enemigo de vuestro
Criador, bien figurada por aquella bihuda, Judic, que mató a Holofernes, enemigo del
Señor, la qual dixo a su pueblo: «No consintió ni dio lugar el Señor que yo, la su ançilla,
fuesse ensuziada ni tocada de inmundiçia, mas sin poluçión me bolvió a vos e revocó
gozosa en la victoria, ca degollé a Holofernes e trayo aquí su cabeça e vengo alegre porque
196 En el manuscrito, dire. 197 Hueco para la letra capital. 198 Otra vez se parafrasea el texto evangélico, cf. Lc 1, 38: «Dixit autem Maria: Ecce ancilla Domini, fiat mihi secundum
verbum tuum». 199 Cf. Esther 14, 18: «Et nunquam laetata sit ancilla tua, ex quo huc translata sum usque in praesentem diem, nisi in te Domine
Deus Abraham». 200 1 Sam 25, 24: «Loquatur, obsecro, ancilla tua in auribus tuis: et audi verba famulæ tuæ».
252
escapé de su mano, e vengo plazentera por la liberaçión vuestra»201. Vós soys más noble
que aquella ançilla del Señor; que con el vuestro chapín quebrastes la cabeça de la antigua
serpiente e la trillastes con el pie vuestro virginal, e fuestes simpre pura, limpia, clara,
monda, conservada, virgen sin manzilla.
O, ançilla aparejada para obedesçer presta e prontíssima, como aquella de la qual
dize el salmista: «Los ojos de su ançilla en las manos de su señora»202. Quiso dezir que la
obediente ançilla toda se pone en poder e voluntad de su señora, mirando qué le manda
fazer. Así vos, ançilla del Señor e Señora mía, siempre vuestro intencto e afectu,
entendimiento e voluntad, |[154v] sentido e sensualidat, toda vos comendastes en las manos
del Señor, siempre quesiste lo que Dios quiso e lo que vos mandó vuestra Merçed lo fizo:
si quiso el Señor que votásedes virginidat, luego la prometistes; si quiso que vos
maridássedes, luego tomastes marido; e así de las otras cosas. Por lo qual, muy dulçe
Virgen, al archángel respondistes: «Heme203 aquí sierva humillde del Señor»204.
Suplicaçión de la devota Condessa
Virgen guarnida de mucha cordura, de clara prudençia çircundada, yo contemplo
ser tercera en aquel tiempo quando vos, muy singular Señora, ángel de la tierra, fablávades
con el Gabriel serafín, paraninfe de Dios e varón en el suelo. No que me sintesse de205 ser
contada terçera, mas como afectuosa expía e de saber deseosa escuchadera e saliera
súbitamente e genuflexa dixera: «O, Virgen graçiosa, ¿por qué calláys? Virgen vergonçosa,
¿por qué no fabláys? O, Virgen pavorosa, no vos detengáys. Lo que conçibiréys fuente es
de toda santidat, rayo es claro de divinidat, abismo es fondo de toda bondat, Rey amador
de la castidat, Esposo fermoso de la virginidat. O, Virgen Madre, grand Señora, dad
palabra de vuestra respuesta e conçebid la palabra del çielo propuesta, dad palabra de
consentimiento virginal e resçebiréys por Fijo al Verbo divinal. Dios Padre espera el
vuestro sí por que seáys madre del fijo que en el çielo engendró de sí. Espera vuestra
responssión para que rescibáys al Verbo de su reparaçión; los sanctos para Dios dessean
que consintáys, por que al su Redenptor conçibáys e paráys; Gabriel, leal embaxador,
espera vuestro assensso de casto pudor, por que conçibáys e paráys al Fijo de Dios
Criador, por que entre las mugeres seáys bendicha, digna de todo loor. |[155r] Conçibiréys e
pariréys fijo de todo complimiento e vuestra virginidat no sofrirá daño ni detrimiento.
Seréys preñada, de varón no tañida, e quedaréys madre e virgen muy garrida. Salga la
201 Cf. Iudith 13, 20, se añade al final una parte que no aparece en el texto bíblico: «Et non permisit me Dominus ancillam
suam coinquinari, sed sine pollutione peccati revocavit me vobis gaudentem in victoria sua in evasione mea, et in liberatione vestra». 202 Ps 122, 2: «Sicut oculi ancillæ in manibus dominæ suæ». 203 En el original, he me me. 204 Lc 1, 38: «Ecce ancilla Domini». 205 Interlineado, de.
253
palabra de vuestro consentimiento cordial e entrará la palabra con resçibimiento de
vuestra carne virginal».
La Virgen
Quando yo me vi, o, mi devota Condessa, del sancto paraninpho Gabriel tan
mesuradamente así saludada e tan graçiosamente muy esforçada, e oý la mensagería tan
seriosamente a mí declarada e de mi virginidat ser conservada, fuy çertificada. Mi
entendymiento fue luego muy esclaresçido e mi firme propósito fue guarnesçido e mi
ánimo presto fue obedesçido a obedesçer, diziendo: «¡O ángel de Dios, sea fecho a mí
segúnd tu palabra!». E, como el sancto ángel mi consentimiento oyó, luego fue buelto al
grand Señor Dios que lo embió. E yo quedé muy alegre e pagada, e mi ánima muy
consolada, graçias faziendo, dando loores e bendiziendo a nuestro Señor porque miró con
ojos graçiosos a mí, su ançilla.
Cómo la devota Condessa pregunta a la Virgen en qué momento conçibió al Fijo de Dios
Muy esclaresçida Virgen e sobre todas del Señor ançilla devota, algunas dudas me
son naçidas çerca de vuestro muy desseado e muy esperado consentimiento. Vuestra
clemençia soporte mi inportunidat e vuestra muy clara e veríssima sapiençia enforme mi
ygnorançia e nesçedat. Es, mi buena Sobreseñora, la dubda primera quándo conçebió
vuestra digníssima virginidat, ca ningúnd evangelista escrive vuestro conçepto, salvo sea
que sant Matheo dize que fuestes fallada ençinta de vuestro esposo; e registra el secretario
vuestro que, como sobistes a vuestra prima, vos falló madre del Señor. Mas no señalan el
momento en que vuestro virginal vientre |[155v] conçibió al Fijo del alto Dios.
Responde la Virgen
O, ganosa de saber e de conosçer afectuosa, devota mía Condessa, el conçepto
mío fue pendiente del mi alvedrío: en mí fue el consentir, en mí fue el dissentir. El poder
del Soberano, que de la una parte mucho me favoresçía, de la otra libre me permitía. E
como de la una parte la beldat virginal me detenía en el dissentir, pero de la otra grand
fuerça me compelía a consentir.
La Condessa
Por me fazer merçed, me faga vuestra Alteza tanto bien me diga aquella fuerça e
conpulsión de qué raýzes vos nasçían o de qué fuentes vos manavan.
254
La Virgen
La raýzes o razones que me estimularon a consentir fueron las que se siguen. La
primera, la diligençia que el ángel tuvo en mi suadir e inclinar con muchas razones al
dicho consentimiento, como ençima te dixe. La segunda, su presençia instante
inportunamente que yo diesse fe a su embaxada e consentimiento a la voluntad de Dios.
La terçera, me movían e estimulavan los grandes méritos de todos los escogidos presentes
e pasados, e los clamores lagrimosos, oraçiones e suplicaçiones desseosas de los Santos
Padres, e aun las bozes e clamores de los que eran en el limbo del infierno, los quales por
alcançar esta sancta obra trabajado mucho avían. La quarta compulsión fue las
suplicaçiones e piadosas petiçiones que las tres angelicales gerarchías avían fecho e fazían
de cada día, que pluguiesse al Fijo de Dios de salvar al mundo que del todo pereçía. La
quinta fuerça e estimulaçión, porque la mi voluntad ordenada de todo conplimiento de
graçia e de toda virtud e de todos los dones del Spíritu Santo, las quales eran todas en mí,
me levavan al dicho |[156r] consentimiento con una dulçe fuerça e suave, como tú lievas e
trahes contra ti con frutas ojuelas. E la voluntad mesma faze fuerça o la sufre con poco
deleyte, e aun yo, por las cosas con la voluntad humana agradables que yo al ángel avía
oýdo, mucho me atrahía al dicho consentimiento. La sesta espuela e consentimiento así
fue la influençia de la clemençia divinal e por cabo caridad del Señor Dios Padre, que
tanto amó al mundo que al Fijo suyo unigénito mandó tomar carne de mí, indigna ançilla,
la qual caridat en mí ordenada me conplía que a la dicha embaxada yo diesse
consentimiento. La séptima me compelía e forçava la piedat e conpassión quel Señor en
mí plantó e del vientre de mi madre comigo nasçió, muy guarnida de caridat, por la qual
me apiadava a los mis preçessores, presentes e suçessores; eran en tanta nesçessidat que
mi tardar les era pena.
Por estas razones e por otras muchas di mi voto al sancto ángel. E sepas que aquel
consentimiento esperado e desseado salió de tan alto fervor de caridat e con tanta graçia
de humilldad, que luego el ángel lo presentó en los çielos a Dios Padre, e nuestro Señor
con tanto aplazimiento lo açeptó, que luego el Fijo en el postrimero instante de la fabla
mía e postrera palabra fue yo luego ençinta. Como yo dixe al ángel: «Sea fecho en mí
segúnd la palabra tuya»206, acabando «tuya»207, conçebí al Fijo de Dios. Enxemplo: quando
el saçerdote consagra la hostia deziendo las palabras, nunca el pan se torna carne fasta que
dize «e mío», quando dize: «Este es el cuerpo mío». Ni en el vientre el Verbo fue fecho
carne fasta que acabé las palabras del consentimiento. El postrimero instante de mi
palabra fue el primero instante que yo fuesse preñada; quando el ángel de mí se partió, ya
preñada era yo. |[156v]
206 Lc 1, 38: «Fiat mihi secundum verbum tuum». 207 En el manuscrito tuya aparece entre puntos.
255
La devota Condessa pregunta a la Virgen cómo conçebió
Muy sublimada Virgen e genitriz esmerada sobre todas las genitriçes, pues vos no
conçebistes por la puerta original del vuestro cuerpo virginal, mas conçebistes por la oreja
consintiendo de coraçón, no cabe, Señora, mi flaca razón cómo fue fecha la tal
conçepçión. Por vuestra mesura generosa me faga ser çierta do só tan dubdosa, ¿dónde e
cómo lo conçebistes?
Responde la gloriosa Virgen
El podero[so] Spíritu Santo quiso suplir el ofiçio del varón en la maravillosa
conçepçión que yo en mi vientre resçebí. No que de su sustançia lo engendrasse, como
faze por su obra el varón, mas por su infinida virtud tomó de la puríssima sangre mía e
púsola en el vásculo feminil, do engendran las mugeres, salvo que aquellas conçiben de
fuera por la puerta natural, sofriendo la viril seminaçión, cuyo calor obrando en el humor
sanguino mestrual dado por ofiçio natural a la muger de que sus fructos engendra. Mas la
mi conçepçión fue de dentro fecha en el vientre, como me dixo Gabriel: «Mira que
conçibirás en el vientre». La sangre quel Spíritu Sancto de mí tomó tanto fue de mi
sustançia, que algunos quisieron dezir que el Spíritu Santo tomara de mi carne para formar
el cuerpo del Fijo de Dios. Mas no es así; mas solamente tomó sangre de mí no mestrual
mas complexional e sustançial. Por lo qual muchos afirman que la sangre del mi Fijo e mía
essa mesma carne, por ser amas dessa mesma sangre una, la qual sangre por vía de natura
no pudo aver entrada al generativo vaso. E mi seno virginal ni corrió ni huvo entrada por
arterias ni por venas, como en las otras mugeres, antes lo puso apartado de todo el cuerpo
mío en el seno virginal. De la qual pura tal sangre crió súbitamente e formó |[157r] un
cuerpo muy chiquillo en un instante con sus mienbros e humores e qualidades
elementales e sensuales, mas en tanta parvidat e delgadez como quasi un mosquito. E fue
de tal e tan delicada conplexión e tan sensible de lesión como la pupilla del ojo; en tanta e
tan ygualada de humores e quebrantamiento de contrariedat, que biviera luengamente más
que Adán en esta vida. E fue su conplexión de humores de suyo tan contrarios e, por
virtud divina, tan concordes, que quasi paresçía cuerpo glorificado, el qual por natura no
fue sujecto a corrupçión, mas por ordenança divinal e providençia disponiente, que fue
pasible e moral por manera meritoria e por modo redenptivo.
Ítem, en el mesmo instante en que la sangre fue fecha cuerpo humano orgánico,
fue criada una ánima tan exçellente en perfeçión virtuosa, en virtud poderosa, en sapiençia
copiosa, que otra ánima humana ni intelligençia angélica soberana se le pudo ygualar. E,
en aquel instante que el alma fue criada, fue con el cuerpo del Fijo de Dios tomada. Por
256
las quales dos partes de la humanidat resçebidas del Verbo e juntas unas con otro, en sí
mismo fue el Verbo fecho honbre e cosa de la natura humana. E así sabrás que en el
instante postrimero del tiempo en que consintí fueron estas quatro cosas: la reparaçión de
la sangre, la formaçión del cuerpo, la criança del alma, la asunpçión de las cosas, la
conjunçión de las partes humanas unas con las otras en el Verbo divinal. No fue del
Verbo asunpta, mas fue fecha en el Verbo todas estas cosas çinco en un instante fueron
fechas.
Pregunta la Condessa
Muy alta Señora mía, querría mucho saber, como el Fijo de Dios fue fecho honbre
por otra vía que los otros e sin varón, si fueron en él obras de varón.
La Virgen responde a la su devota Condessa |[157v]
[D]os linages de obras ha en el varón: una, de obras naturales; otra, de obras
voluntarias o de propósito. La primera es para dos cosas, es a saber, para multiplicar
espeçia e para aver fijos; e aquesta operaçión no huvo el Fijo mío, porque no fue fijo de
varón, mas fijo de virgen. Ca, así como fue engrendrado de la essençia del Padre por
manera de término e no puede engendrar fijo de parte del padre, así resçibiendo sustançia
de mí humana, siendo virgen, la resçibió por modo de término e fin, por lo qual no la
pudo por modo de generaçión natural comunicar a otro.
E de aquí se concluyen dos cosas. La una, que el Fijo mío no huvo humor
generativo, tanpoco en los finalmente resurgentes; lo segundo, que los instrumentos
viriles e naturales no los formó el Spíritu Santo en él para el tal ofiçio, mas a perfecçión
natural suya e fermosura viril. Otra operaçión natural, que es a conservaçión de la
perssona, huvo en él, la qual obra es prover de las cosas nesçessarias a la vida, que son del
comer, bever e dormir e vestir, etc. Huvo en él otro linage de obras, que llaman voluntaria
e a propósito, segúnd su poder e saber e querer. En mucha exçellençia más que otro
varón alguno resçibió en el cuerpo suyo aquellas flaquezas e fragilidades que consigen a
toda la espeçia humana. Quiérote dezir aquellas flaquezas resçibió que se llaman en todo
varón, como son fanbre, sed, frío, calentura, dolor, cansançio, tristeza e muerte, etc.; mas
las flaquezas e enfermedades que se fallan en algunos e no en todos no las huvo en él,
como son hiebres, ni morbos, ni gota, ni lepra, ni sarna, ni tiña, ni otras buvas ni
inchazones, ni otras egrotativas alteraçiones ni superflua de los humores demasías. Ca,
como te dixe ençima, en el santuario de los santuarios, que fue el sacratíssimo cuerpo del
Fijo mío, en el qual |[158r] mora corporalmente todo el conplimiento de la divinidat, nunca
huvo ni ay humores fedosos, corruptos, ni terrosos ni aguosos para purgaçión de su
257
perssona, como no huvo humor generativo para multiplicar su natura e espeçia. Ni por
esso fueron en él superfluos e demasiados los instrumentos naturales para aquellos ofiçios
purgativos, aunque nunca los usassen, así como en el sordo no son demasiadas las orejas
ni la lengua en el mudo, ca la natura provehía destas cosas a las criaturas, no solo para sus
ofiçios más aun a perfecçión e fermosura, la qual mengua cresçería en las tales partes.
La Condessa
Muy pura e linpia Virgen, no pudo Fijo de tal madre no ser puro, mondo e limpio,
no solo de las expurçiçias contesçientes e carnales, mas aun convenientes e naturales. Así
lo creo, grand Señora, como lo dize vuestra Merçed, ca no era justo ni razonable que lago
de santidat e abismo de pureza sufriesse fiezes ni vassura, que las humanas orejas
aborreçen oýr que Dios purgue tal humor que ofenda las narizes humanas e criadas. A la
deidat ofende quien da fe a tal sentençia.
La Virgen fabla del ánima del Fijo
Sepas, Condessa mi devota, que en el instante en que el cuerpo del mi Fijo fue
organizado, luego fue criada en él una forma humanal, que es alma raçional, virtuosíssima
en poder e claríssima en saber, perfectíssima en su ser. Por la qual el Verbo divinal
súbitamente fue vero honbre e vero Dios, perfecto Dios e perfecto honbre, Fijo
eternalmente conçebido del Padre e temporalmente conçebido de la Madre. El Padre
prinçipio es del Fijo en la divinidat, e yo prinçipio del mi Fijo en la humanidat. El mi Fijo
es mi prínçipio en quanto verbo divinal; e yo del mi Fijo só prinçipio en quanto honbre
natural. Más te çertifico del Fijo mío, que nunca |[158v] fue conçepto de muger que tanto
durasse fecho honbre en el vientre de su madre como fue en el mío el Fijo suyo, ca los
otros fijos fasta quarenta días después de la conçepçión no resçiben las almas razonables,
e de allí fasta el parto son dichos honbres e no varones. Mas el Fijo mío fue dicho varón
desde el instante de su conçepçión, como Dios lo inspiró al profeta Geremías, que la
hembra çercaría al varón en el seno de su vientre208.
La Condessa pregunta
[A]fecçión deseosa me tiene e deseo afectuoso de saber aquellas quatro
exçellençias del vuestro muy singular conçepto, es a saber, quál fue su potençia
virtuosíssima, quánta fue su sapiençia tan illustríssima, quál fue su perfecçión
exçelentíssima e quál su repleçión graçiosíssima.
208 Cf. Ier 31, 22: «Femina circumdabit virum».
258
La Virgen responde
En el instante o momento de mi conçepçión fue el Fijo mío así en su ser perfecto
como Adam e más complidamente en el día de su formaçión. Quando Adam fue
inspirado de spíritu raçional, fue tan fuerte e poderoso, tan sabio e tan relunbroso, tan
perfecto e tan virtuoso, tan conplido e tan graçioso como fue de treynta años. E, por
ende, luego, como animado, fue fecho varón; e Eva, como fue formada, fue fecha varona,
como dize Moysén: «Llamó al su nonbre varona porque tomada fue del varón»209. Asý
fue del mi Fijo, el qual, como dixe, en el estante de su conçepçión fue fecho de tanta
perfecçión como fue al tienpo de los treynta años. Mira cómo fue razón quel Fijo mío en
mi vientre fue llamado perfecto varón e en toda perfección conplido.
La Virgen responde de la potençia del Spíritu de Jhesú su conçepto
Piensa, Condessa devota mía e humillde ançilla del Señor, que el conçepto mío en
quanto Verbo divinal e Fijo de Dios, |[159r] aunque de mi carne flaca vestido, entonçe fue
poderoso ygual del Padre en poder infinito e sin medida. En quanto honbre verdadero,
huvo el Fijo mío en el momento en que fue concebido tanto poder quanto huvo después
que resurgió, quando dixo: «A mí es dada toda potestad en el çielo e en la tierra»210.
Entonçe la declaró, mas en el mi vientre conçebido súbitamente la resçibió, e suçessive
por sus obras la meresçió. E tanto fue el su poder, que pudo penetrar las clausuras o
çerraduras virginales para entrar e morar sin puerta e sin feniestra al seno maternal; e
pudo ser governado de la mi sangre sustançial e sin vena e arteria, sin vid e otro
instrumento, salvo vezindat continua derecha e mucho allegada e no pegada del humor
sanguíneo, muy çendrado e colado por los poros de la madriz mía e santa carne suya. E
fuele dado aquel poder que nasçiesse del mi vientre sin lesura de mi carne e salva mi
virginidat. E resçibió poder sobre los ángeles del çielo, sobre los honbres del mundo e
sobre los diablos del infierno, sobre los salvados e sobre los dapñados, sobre los çielos e
sobre los elementos, sobre dragones e serpientes, sobre las enfermedades e fiebres, sobre
la vida e la muerte. E resçibió poderío de mar a mar, del río fasta los términos del çerco
de las tierras. Entonçe resçibió aquel poder que a los disçípulos después dio, que los
muertos resuçitassen, los demonios alançassen, las serpientes desterrasen, los dragones
refollassen e toda enfermedat curassen. Mira, en quanto honbre, qué poder huvo el Fijo e
Señor mío.
Responde la Virgen del saber del Fijo suyo, el qual entonçe resçibió quando fue conçebido
209 Gen 2, 23: «Haec vocabitur virago, quoniam de viro sumpta est». 210 Mt 28, 18; «Data est mihi omnis potestas in caelo et in terra».
259
[F]ablando de la sabidoría del Fijo mío, en quanto era sabidoría por parte del
Padre, como Padre e Fijo son ygualmente una essençia, así son ygualmente una211 |[159v]
sapiençia, salvo que, segúnd las propiedades la sapiençia en el Padre ha propiedat de
engendrante e en el Fijo por manera de conçebida e engendrada. E, segúnt esta sabidoría,
eternalmente e ante del mundo criado, supo el Fijo mío quántos avían de ser salvos e
quántos dapñados, quántas estrellas avía de criar, quántos cursos e influençias e spíritus e
respectos avría cada una dellas, e quántos granos de arena avría en los arenas, e gotas de
agua avría en los mares, etc., las cosas que serían e podrían ser, las cosas fatibles, aunque
nunca fuessen fechas. Mas esta sapiençia se llama sapiençia eternal, la qual es una cosa
mesma con el Verbo divinal Fijo de Dios.
Otra sapiençia huvo el Fijo mío segúnd el alma suya, que le fue influyda en el
instante de su criazón, que llama infusa e temporal. Por esta supo el Fijo mío clara e
magnifiestamente a la su ánima en el instante en que fue criado e le fue mostrado quántas
cáthedras de ángeles Él avía de reparar e restaurar, quántas ánimas de los Santos Padres
del linbo avía de sacar, quántos del purgatorio avía de librar, quántos niños, por la
çircunçisión salvos serían, quántos por el baptismo niños se salvarían, quántos por la
penitençia se santificarían e quántos por martirio se coronarían. La razón desta sabidoría
es todos los efectos e obras que deven saber no se deven produzir por alguna causa,
potençialmente son antes en la virtud e sabidoría por la qual faze.
E tanto fue así, quel glorioso Fijo mío, siendo conçebido e vestido de carne
humana, avía de obrar las cosas que nesçessarias eran a la Redenpçión; bien se sigue que
las avía de saber primero. Çierto es que todo artista, por el su saber obrar, produze sus
efectos; e lo que obra por el arte en efecto, todo |[160r] era primeramente en su arte. E así
el Fijo Señor mío, luego como fue conçebido, supo todas las cosas presentes e passadas e
futuras, que pertenesçían a la Redenpçión, por la qual en el mundo fue venido.
Otra sçiençia huvo en el instante e momento de su conçepçión, que se llama212
natural, la mayor que ánima criada nunca alcançó ni Adam antes que pecasse ni Aristótiles
ni Platón ni Moyssén ni Salomón, por la qual sabía la disposiçión del Universso, las
virtudes de los elementos, el prinçipio e cabo e la meytad de los tiempos, e las
permutaçiones de sus vezes e las consumaçiones de las hedades e las mudaçiones de las
costunbres, las divisiones de los omnes, los cursos e disposiçiones de las estrellas, las
naturas de las animalias e las iras de las bestias e las fuerças de los vientos, e las fuerças de
las plantas e ortalizas, e las virtudes de las raýzes. E supo las cosas ascondidas e no vistas.
E así le dixieron después sus disçípulos: «Agora sabemos nos que tú sabes todas las cosas,
etc.». E sant Pablo dixo: «En él son todos los thesoros de la sabidoría»213, quanto a la
211 essençia, subpunteado a continuación. 212 A continuación subpunteado: la mayor. 213 Col 2, 3: «In quo sunt omnes thesauri sapientiæ et scientiæ absconditi».
260
sapiençia infusa e de la sçiençia de Dios, quanto a la natural e tesoros de la sabidoría de la
sçiençia de Dios, quanto al Verbo divinal.
De la perfecçión de la voluntad del Fijo de Dios
¿Quieres saber cómo el glorioso Fijo mío, así como fue de claríssima intelligençia
de su saber, así fue de perfectíssima voluntad? Oe con diligençia. Sepas que, en el instante
en que fue conçebido, luego fue varón de virtudes conplido, de los siete dones del Spíritu
Santo guarnido, de muchas graçias insignido, de todas bondades çercado e çeñido, así
confirmado e establesçido que jamás podiesse pecar ni ser fallesçido. Entre las otras
graçias sin cuento huvo tres exçellentíssimas, las quales son: |[160v] La primera graçia se
llama unión, que fue un don exçellentíssimo que Dios fizo a la natura humana quando en
el mi vientre la quiso consigo unir. E fue aquel honbre Dios en tanta açeptaçión, ca los
méritos de mi Fijo fueron de tanta alteza que bastaron a él e a todo el mundo. E creas que
por esso conviene quel nuestro Redenptor fuesse Dios e honbre por que supliesse la
divinidat lo que no podía la humanidat.
La segunda graçia fue e es llamada de perssona singular e es graçia gratificante a la
criatura e don gratificante al alma en que es e fázela en graçia de alcançar gloria e faze sus
obras meritorias e la faze a Dios ser aplazibles. E aquesta graçia fue e es en Jhesú Christo,
mi Fijo, desde el instante de su conçepçión en tanto grado e exçellençia, que nunca tanta
ni tan exçellente huvo en ángel ni en honbre. Ni pienses que yo la huve tanta ni tan
exçellente, ca, puesto e otorgado quel Señor me fizo mayor graçia que nunca hizo a
honbre ni muger ni aun a los ángeles, pues yo huve menester de la graçia suya, ca todos
resçebimos del conplimiento de su graçia, mas Él no huvo menester de la nuestra; que por
la graçia suya fuemos todos herederos de la gloria eternal, por quanto fuemos redemidos
por su graçia singular. E aquesta graçia de perssona singular así firmó e confirmó a su
franco juyzio en bien que nunca pudo declinar al mal, antes despertava e inçitava todas
sus virtudes e dones para proçeder a todas las obras virtuosas que pertenesçiessen a la
perfecçión suya a las fazer e obrar por el mas alto estilo e modo que jamás tuvo honbre ni
ángel en obra que fiziesse, en tanto que los ángeles que çerca d’Él eran se maravillavan.
Fue esta graçia en Él tan llena e copiosa en el instante de su conçepçión, que jamás en Él
cresçió ni se augmentó. |[161r] Mas para nuestra salud e salvaçión meresçía muchos bienes
pertenesçientes a nuestra salvaçión.
La graçia terçera se llama capital o graçia de nuestra cabeça, por quanto el Fijo mío
fue e es cabeça de toda la Yglesia, alta e baxa, e d’Él desçienden todas las graçias e dones
como de cabeça en los mienbros, que les da sentido o movimiento. Así el mi Fijo huvo
esta graçia en el instante de su conçepçión para que en todos los sus creyentes e
261
obedientes suyos esclaresçiesse e alunbrasse los sus entendimientos e inflamasse los
afectos para conosçer e creer e saber e para bien bivir e obrar.
E baste a ti lo dicho quanto pertenesçe a aquellas cosas que pediste. E así quedas
certificada cómo e dónde conçebí e cómo el mi conçepto divinal e virginal fue singular e
maravilloso.
Exclamaçión de la Condessa
¡Rico tesoro de todos bienes, Virgen entera, casta éntegra, donzella ençinta e moça
preñada, quién vio nunca tal ni oyó semejante, caber el grand Sol en tan chica Estrella;
dentro teníades en el virginal seno que no cabía en el Universso todo, dentro en el cofre
virginal e todo de fuera en el mundo universal! ¡O, gloriosa Señora, Madre de nuestro
Redenptor, quánto nos devemos gozar e devemos loar la exçellençia de vuestra grandeza,
e devemos dar graçias, no quantas devemos, mas quantas podemos, al Fijo vuestro e
Redenptor nuestro, por que no seamos tachados de desgradeçidos al que nos fizo graçia
bastante!
La fiesta de oy, muy graçiosa Señora, nos muestra el nuevo conçepto de vuestra
virginal pureza, en la qual solepnidat se çelebra el comienço e prinçipio de nuestra
reparaçión verdadera, señal de la potestad e piedat divinal se nos propone delantera. Por
quanto si el Señor de las cosas, requiriendo sus siervos e fugitivos e esclavos, viniera a
ellos para exerçer |[161v] contra ellos juyzio e no piedat, en ninguna manera vistiera en el
vuestro sagrado e sacratíssimo vientre la flaqueza deste barro e lodo nuestro, en el qual
padesçer podiesse e a nos, míseros e miserables, conpadesçer e apiadar podiesse. E puesto
que a los infieles e filósofos parezca la tal encarnaçión cosa loca e enferma, pero ¿qué cosa
es más poderosa que dar a la Virgen poder conçebir contra los derechos de humana
natura e por muerte de la carne la sobervia mortal revocar a la gloria de la inmortalidat? E
esta locura que dizen es a nos fecha sabidoría de Dios, porque nos fue reparadora de la
vida perdida.
O, muy piadosa Virgen, o, maravillosa preñada del piadoso e benigníssimo Fijo, si
nos, los caýdos e presos cativos, fuéssemos privados de nuestras herençias e puestos en
fondo pozo e obscura mazmorra, alguna real perssona, quito e depuesto todo arreo real,
descendiesse a nos para sofrir nuestras miserias e soportar nuestras calamidades como
uno de todos nosotros, en tal manera que, oportunidat fallada, nos librasse e sacasse de
aquella oscura cárçel, ¿por quál otra vía mejor nos podía mostrar su dilecçión e caridat e
soliçitar la nuestra açerca de sí? Çiertamente no podía mejor e se fallar manera. Muchas
graçias al Padre que tal caridat nos mostró, que, por redimir a los siervos, al Fijo propio
no perdonó. Caridat e honor al Fijo que a libertad nos restituyó. E muchas graçias e
262
bendiçiones al Spíritu Santo, que por la obediente humilldat vuestra tanto Fijo vós avéys
conçebido.
ACÁBASSE LA HISTORIA DE LA CONÇEPÇIÓN DEL FIJO DE DIOS EN EL VIENTRE VIRGINAL.
A DIOS GRAÇIAS. AMÉN. |[162r]
264
SÍGUESSE LA HISTORIA DE LA VISITAÇIÓN DE LA GLORIOSA SANTA YSABEL
CAPÍTULO PRIMERO
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SUPLICA A LA SEÑORA VIRGEN LA
ISTORIA DE LA VISITAÇIÓN QUE FIZO A SANCTA YSABEL
ui esclaresçida Virgen e sobre todas quantas son mi gloriosa Señora, muchos
bienes e largas merçedes me fizo vuestra muy magnífica Señoría, tan alta e
tan larga e tan altamente formada en las susodichas ystorias. Con mucha fiuza
que mi ánimo ha de vuestra sin cabo nobleza, se atreve mi coraçón humillde a suplicar a la
grandíssima dignidat vuestra quiera mostrar a la mi ygnorançia cómo fue e qué contesçió
en aquella delectable de oýr e de saber e aun desseable visitaçión quando, oýda la
embaxada, visitastes a vuestra prima.
Cómo la Virgen responde
Quando el seráphico Gabriel me fablava explicando el modo cómo podía conçebir
al Fijo de Dios e parir por virtud divinal, conservada e illesa mi virginidat, añadió e dixo
cómo mi prima Helisabeth era ençinta ya de seys meses. Con esta palabra esforçó mi
flaqueza, çertificó mi duda e alegró mi coraçón e fuy muy gozosa de la maravillosa nueva1.
E como el ángel de mí se partió, me levanté e subí desde Nazareth a las montañas con
festinaçión o apriessa a la çibdat de Judá, que era Jherusalem, et cetera.
Pregunta la devota Condessa
Muy alta Señora mía, como vós fuéssedes moçuela e virgen e retraýda donzella,
¿en qué manera vos osastes poner a tanta soledat desierto, caminando de la çibdat de
Galilea a la çibdat de Judea, de la çibdat |[162v] de la[s] flores a la cibdat de los loores, de la
çibdat de valle a la çibdat de [...]2, de la çibdat baxa a la çibdat alta, de Nazareth a
Jherusalem?
Responde la gloriosa Virgen
1 nueva, lectura dudosa por el deterioro del papel. 2 De nuevo la corrosión de la tinta sobre el papel me impide distinguir con seguridad al menos una palabra, quizá
monte.
M
265
La caridat del Señor costriñe a la criatura a las piadosas obras, e ásperas torna
blandas, e faze ligeras e fáçiles las cosas difíçiles, e las cosas arduas torna quasi ningunas;
no ha cosa difíçile al amante. E como yo mucho amasse a la parienta mía, lo uno por la
sangre de parentela, lo otro por las muchas virtudes della, lo otro por la graçia e nueva
merçed que Dios le avía fecho, e lo otro por la caridat que yo en nuestro Señor le avía, lo
otro por la piadat de la conplazer e porque servir la quería, por estas e otras razones no
temí ni me detuve, que luego e prestamente caminasse a congratularme e aver gozo con la
preñada que fuera mañera. Ni pienses, Condessa, que yo sola yva, ca mucha era mi
comitiva.
La Condessa
Señora mía, el secretario de vuestra Merçed no escrivió qué compañía sería essa,
mas solo dize que «María se levantó e subió en las montañas de Judea»3, e no puso la
conpaña que con vuestra Merçed proçedía.
La Virgen
¿Quieres saber, devota Condessa, quál es el solo? Solo es e desventurado el que de
Dios es desamparado, mas aquel que de Dios es querido e amado siempre es
acompañado, ca el que manesçe e permanesçe en caridat, este es siempre con Dios e Dios
es siempre con él. ¿No oíste en el Evangelio antes deste cómo el ángel me dixo: «El Señor
contigo»4?, e yo te declaré los modos como Dios era conmigo; e cómo el Señor allí se
entendía por Padre e Fijo e Spíritu Santo. Pues, ¿cómo arguyes de soledat a la que
aconpañava e conservava la Santa Trinidat? Ítem, ¿no miras cómo el Rey de los |[163r] reyes
e Señor de los señores yva en el tálamo suyo e virginal vientre mío, vestido de escarlata o
púrpura, tiñida de sustançial sangre mía? Comigo yva la cavallería de los dones spirituales;
en mi comitiva yvan las danças virtuales; en mi compañía yvan los spíritus çelestiales; por
el desierto me levavan mill guardas angelicales. Altamente yva acompañada la que de ti
juzgaste ser e yr sola por soledat tan apartada. Sepas, devota mía, que el día que conçebí
mill ángeles del serviçio en mi guarda resçebí, los quales me guardassen e defendiessen,
ministrassen e serviessen, o temperassen e obedesciessen, me guiassen e reduxessen; e yva
comigo el ángel mío. E aun más te diré, que el esposo mío, Josep, yo lo levé comigo. Pues
¿cómo la tal sola yva en medio de tan grand comitiva?
La Condessa
3 Lc 1, 39: «Exsurgens autem Maria in diebus illis abiit in montana cum festinatione, in civitatem Iuda». 4 Cf. Lc 1, 28.
266
Perdone la vuestra altíssima magnifiçençia a la humilí[ssi]ma mi simpleza, aquello
de los mill ángeles no oý ni me acuerdo si lo leý.
La gloriosa Virgen
Bien pudo ser que lo leyeses e no parasses mientes, mas el mi capellán Bernaldo,
dictando aquel dicho de los Cantares: «Mill escudos cuelgan della»5, por estos mill escudos
por mill ángeles lo explanó. Yo era la torre de David, en el qual yva el vero David Fijo de
Dios, e mill ángeles dependían e colgavan a mi voluntad como escudos e arneses de toda6
prueva armadura de los fuertes.
La Condessa pregunta a la Virgen
Muy alta Señora mía, afecto me tiene desseoso de saber las consejas e
departiçiones, santíssimas fablas e razones que vuestra santidat7 e santíssima virginidat
ocupavan vuestro silençio e gastavan vuestro camino.
La Virgen8
Con el capitán de aquellas guardas avía mis preguntas, có- |[163v] mo loavan a Dios
e de qué loores más se ocupavan, e su gloriosa bienandança en qué se contenía, e cómo el
Señor los embiava a diverssas provinçias e regnos, los unos a ministrar bienes e merçedes
e otros a denunçiar la voluntad del Señor, a otros embiava amenazar por la maliçia dellos,
a otros a essecutar en los malos su justiçia. E bolvió a mí aquel capitán su fabla e dixo:
«Sepas, Señora de todos e Reyna de los ángeles, que en el instante que conçebiste al Rey
de los ángeles e santo Salvador de los honbres, toda la ymagen de Dios fue en ti puesta
muy más exçellentemente que en otra pura criatura, la qual fue en ti segúnd las partes tres
por nuevas graçias e dones que a otra ante de ti Dios poderoso ni dio ni dará a otra
después de ti, no poniendo en la fabla al alma de tu Fijo. Ca puesto que tu entendimiento
fuesse elevado por altos secretos e revelaçiones, pero agora sentirás que tu entender e
saber será todo seráfico, en que pujarás toda intelligençia angelical. E tu ánima ha
rescebido tanto cresçentamiento o augmento de graçias e caridat, después del ánima del
Salvador, tanta quanta jamás honbre ni ángel no resçibió. Por esto canta la Yglesia
triumphante en el çielo e cantará de ti la Yglesia militante en el suelo: ‘Sola, sin enxenplo,
pluguiste al Señor Jhesú Christo’. Fue tu voluntad e es en pujança de tantos dones e
5 Cant 4, 4. «Mille clypei pendent ex ea»; no encuentro ninguna identificación explícita a los ángeles en el comentario In
Cantica de san Bernardo a este pasaje. 6 de toda, lectura dudosa por deterioro del papel. 7 A continuación: virginidat. 8 En el original aparece la Condessa.
267
virtudes e conplimientos de tantos bienes, en tanto que ni fue cosa de virtud ni de
resplandor ni de graçia ni de fermosura que en ti no sea. Fue, asimesmo, la tu memoria
tan reparada, tan restituyda a la primera ygnoçençia e de tantos bienes previllegiada, que
sentirás en ti que en un momento se te presentaron quantos dones e graçias ha en ti; por
lo |[164r] qual cada una virtud te dará espeçial gozo e alegría dentro en el ánima tuya, e de
todas en uno e de consuna avrás continuo mérito e singular gozo e consolaçión. E sepas
que todos los prínçipes de las órdenes somos acordados que, después del Fijo tuyo e Dios
nuestro, te fagamos con todas devidas çincunstançias reverençia así como a Madre de
nuestro Señor. E has ganado, por el preçio de tu alta preñez, que ayas graçias espeçiales de
aplacar al Padre, e previllegio singular de mandar al Fijo qual nada te pueda negar por la
dignidat de tu altíssima maternidat».
Con el esposo mío así yendo a pie e mi esposo conmigo, ývamos fablando de la
grand virtud e poder de Dios e de la su piedat benigna e clemençia piadosa antigua e
anciana9 que avía mostrado al viejo virtuoso, santo Zacharías e a la honesta muger suya,
virtuosa Ysabel, en los estériles años suyos, tirando dellos denuesto e obprobio de ser
mañero e dándoles don de ser fecundos e fructuosos en su vegez. E los quiso alegrar con
fijo e consolar. E por quanto aquel conçepto avía sido miragloso, no dudava yo que fuesse
fijo perfecto e virtuoso. E así, yendo por nuestro camino, fablando ývamos destas
razones.
La devota Condessa
Muy gloriosa Virgen e preñada maravillosa, el secretario vuestro nos dexó desto
memorial: que vuestra tierna hedat e preñez fresca e tan reziente sobía a las montañas
apriessa e cuesta arriba. ¿Cómo se pudo fazer esto contra flaqueza de las preñadas e
feminiles acçidentes, quanto más que passaría el camino ocho leguas de subida?
La Virgen responde
No pienses, devota mía, ni te caya en cuydado dessa priessa que dixiste, que, como
yo fuesse acostunbrada de estar sienpre retraýda e apartada de estruendos mundanos,
|[164v] no avía por deleyte vagar fuera de mi casa ni discurrir en plaça. E por festinar a la
casa de mi prima, cuyo amor de la mía me sacó, yva con aquella priessa que dixiste. Ni
creas que en mí oviesse aquellos açidentes de la preñez que han las que son ençinta,
porque aquellas, quando han de conçebir, en prinçipio sufren vergüença y color,
conçibiendo trabajo y lavor, en fin vileza y olor; e aquesto de sus varones. Mas el grand
9 anciana, lectura dudosa por la corrosión del papel.
268
Señor a mí destas cosas fizo esenta, que yo, en conçebiendo, no huve conpañía de varón
mas del Spíritu Santo e su operaçión.
Aquellas resçiben desmayos e debilitaçiones e muchas passiones por las diverssas
alteraçiones e mudaciones de lo conçebido fasta ser viva la criatura. Mas yo, en el instante
de mi conçepçión, lo huve bivo e perfecto; por esso fue libre de aquellas passiones e
açidentes feminiles. E aquellas, cresçiendo sus conçeptos, crescen sus efectos, que son
amarillez en el rostro, paño en la cara, inflaçión en los pechos, peso e cargo en los vientres
e antojos desvariados en los sensibles apetitos, de las quales cosas yo no huve sola una. E
aquellas, aun antes del parto, han calostros e aun leche con dolor. Mas yo fuy desto
esenta, ca la leche mía no fue de superfluo humor sanguino, mas, después que yo parí,
huve leche, por sola virtud de Dios, de la sustançial sangre mía, por sola virtud divina en
pura leche transformada, e no más de quanto a la sazón se requería. E así sabrás cómo yva
tan ligera por mi camino ençinta, como si antes no oviera conçebido.
Exclama la Condessa a santa Ysabel
Veneranda matrona, o virtuosa dueña, o muger del grand Zacharías, o hembra
honesta, de Dios amiga, sancta vieja, por miraglo |[165r] de Dios ençinta, ¿qué fazes? ¿Por
qué no te levantas? Manda alinpiar tu casa, apostar10 tus paredes e aparejar sus
asentamientos. Allega tus vezinas e llama tus amigas e sal a resçebir a la flor de las
vírgines, espejo de las casadas, enxemplo de toda virtud a las honestas que te viene a
visitar, que te viene a consolar, que te viene a ministrar. Recíbela honrosamente, salúdala
humilldosamente, abráçala con reverençia e dale paz de bienquerençia.
Exclamaçión de la devota Condessa a Zacharías
¡O, grand saçerdote del Señor, de la suerte de Abia, a ti viene la Madre del
Salvador, graçiosa Virgen María, sale al camino e fazle honor de grand mesura e cortesía!
Un retrete le apareja en que se retraya a contemplar, un tálamo le adorna en que se pueda
espaçiar la que resçibes. ¡O, Zacharías, no la tengas en poco porque es pobre, ca madre es
del Señor del mundo; ni la despreçies por venir mal vestida, ca madre es del Rey de gloria;
ni la despreçies porque venga sola, ca reyna es de los ángeles e de los archángeles grand
señora! Ella es gozo del siglo e gloria de todo el mundo. Aunque la veas moçuela, escala
es del çielo e puerta de paraýso. Esta es trono del muy Alto, sala del Fijo, sagrario del
Spíritu Santo.
10 apo��tar; el copista parece haber alargado una primera t hasta convertirla en la segunda �.
269
CAPÍTULO IIº
CÓMO LA VIRGEN ENTRÓ EN CASA DE ZACHARÍAS
Como yo entrasse por la casa de la mi prima e la encontré, luego la saludé con mucho
gozo e plazer que huve en la ver, deziéndole, resçebida en sus braços: «El Señor, muy alto
Dios, sea con vos, hermana mi mucho amada; e el Criador del çielo e de la tierra sea muy
glorioso bendicho e loado, que así vos ha querido oýr e conplir vuestros votos e alegrar
vuestros coraçones, enbiándovos la graçia suya e prestándovos fructo |[165v] de bendiçión
porque dé [a] vosotros sobre la tierra facha ardiente e reluziente de vuestro linage. Creed,
bendicha señora prima, que lo que pariréys será santa criatura, humillde como Ysac,
discreto como Joseph, fuerte como Sansón, santo como Samuel, los quales santos padres
ovieron madres mañeras».
E aquella, resçebida en mis braços e su boca en mi honbro, como oyó la mi
saludaçión, saltó el fijo en el vientre suyo e fue llena de Spíritu Santo Ysabel. E dixo con
una grand boz: «Bendicha tú entre las mugeres e bendicho el fruto del vientre tuyo»11.
La devota Condessa
Muy esclaresçida Señora mía, cerca de las saludaçiones vuestras e de santa Ysabel
desseo saber algunas dudas que me ocurren. E será la primera por qué el vuestro
secretario, Luchas Evangelista, si saludastes a Zacharías, o él a vuestra Merçed, no lo dexó
por escriptura. La segunda quién dixo al infante, que del Ungido avía de ser precursor,
que en vuestro vientre virginal yva el nuestro Salvador. La terçera quién declaró a la prima
vuestra que vós érades ya madre del nuestro Criador e su Señor. La quarta cómo supo
que, como ovistes creýdo, luego ovistes conçebido.
La Virgen responde
Por dudar el saçerdote Zacharías a las palabras de Gabriel, huvo en pena por el
ángel que no fablasse fasta que el fijo denunçiado spiritualmente fuesse nasçido; e como
fuesse mudo, así fue sordo, ca pecó en el retraher, por lo qual fue mudo. E pecó en no
creer, por lo qual fue sordo. E porque la mudez duró quanto la preñez e el ángel no fizo
mençión de la sordez, por ende no se faze mençión en los ystoriadores de la sordez de
11 Lc 1, 40-42.
270
Zacharías. Mas, segúnd la verdat, mudo e sordo fue; e |[166r] mi secretario Luchas esto dio
bien a entender quando çircunçidaron al fijo, que no preguntaron al padre cómo le
llamaron, mas fazíanle señales, ca no los podía oýr, tanpoco como los fablar; mas
faziéndole de señas, demandó la escrivanía e escrivió diziendo: «Juan es el nonbre suyo», e
luego fabló e oyó. E por quanto estaba retraýdo e no governava su casa, no le saludé por
[ser] él sordo ni me saludó pues era mudo. Por esso no se fizo mençión por el evangelista
que me saludasse e saludasse yo a él.
En la pregunta segunda te quiero dezir quel conçepto de santa Ysabel era de seys
meses e, quando por graçia del Spíritu Santo, sintió en el mi vientre la pressencia del
Señor, inspirado de12 los prophetas, sintiesse en el vientre de la madre, que junto estava
con el mío, como estava más altillo que no el mío, e por esso el infante suyo se humilló
prestamente en él al Salvador que baxo estava en mi vientre. Otra razón: el glorioso Fijo
mío, como tenía franqueza de alvidrío, allí conplió lo que el ángel prometió, que desde el
vientre de su madre sería lleno de Spíritu Santo. E fue aquel salto de tanto mérito, que el
fijo meresçió ante que naçiesse de previllegio espeçial que sus genitores profetizassen,
como le cantan en la Yglesia: «Puesto tú en el cuvil encluso sentieras al Rey puesto en su
estrado o tálamo suyo; e de aquí cada uno de los progenitores por los méritos del fijo
declara las cosas ascondidas»13. Quiere dezir que padre e madre prophetaron.
En dos maneras puedes entender aquel movemiento e salto del niño en el vientre
de la madre. La una, quel niño aún no nasçido saltó en gozo a la pressençia del Señor, ca
conosçió por Spíritu Santo la presençia del Señor en el vientre de la Virgen. E así cunple
que entiendas que en el niño aún no nasçido fue açelerado e |[166v] apresurado el uso de su
razón, segúnd ençima te dixe. Otramente lo puedes entender: quel niño aún no nasçido
sintió la presençia del Señor, mas no con uso de razón; mas la madre sintió e conosçió
que ya tenía uso de razón, e la moçión e salto del niño e gozo fueron para demostrar la
santidat de mí, la Virgen, e del Señor, que yva en mi vientre, como las piedras oyeron la
predicaçión de Beda e con gozo respondieron a la bendiçión que en fin les fizo deziendo:
«Amen, venerable Beda»14. Aquella respuesta fue dada por virtud de Dios para mostrar la
santidat de Beda, así las aves con gozo e alegría oyeron a sant Françisco quando les
predicava, aunque no lo entendían, pero Dios fazía aquello para mostrar la sanctidat del
siervo suyo. Así puedes tú dezir que aquel niño se movió e se gozó por virtud de Dios
para mostrar la santidat del mi Fijo e mía.
A la terçera qüestión tuya, esta es la respuesta. Essa mesma ystoria te declara cómo
supo santa Ysabel que yo era Madre del Señor, deziendo: «Llena es de Spíritu Santo».
Ysabel, a boz alta, dixo: «Bendicha entre las mugeres e bendicho el fruto del vientre tuyo».
12 La corrosión del papel impide leer con seguridad inspirado de. 13 Se trata de la cuarta estrofa del himno Ut queant laxis resonare fibris de Pablo Diácono a san Juan Bautista: «Ventris
abstruso positus cubili, senseras regem thalamo manentem, hinc parens nati meritis uterque abdita pandit». 14 El exemplum de la respuesta de las piedras ante la predicación de Beda (Cf. Tubach 1969, nº 542) aparece también
en los Evangelios moralizados del propio Juan López, ed. Jiménez Moreno 2004, 411.
271
Mira quel Spíritu Santo revela los secretos que honbre de suyo no puede saber e faze a las
hembras prophetas de Dios. E como Helisabeth oyesse la boz de mi saludaçión, en el
verbo mío yva el spíritu de verbo divino que de mi carne levava vestido. E entró por la
oreja de Helisabeth e tocó en el su coraçón; e fue la madre fecha nueva profetissa e su
fijuelo santificado; la madre gozosa e su fijo letificado.
E de aquí depende la respuesta de tu qüarta pescuda. Como fuesse inspirada por
Spíritu Santo, fuele revelada que por creer e dar fe a los dichos del ángel, aunque era sobre
razón natural, contra costunbre |[167r] humanal e contra condiçión virginal, que yo votado
avía, por creer e consentir estas cosas, meresçí conçebir e parir al Fijo de Dios. Por esso
dixo: «Bienaventurada15 eres, que creýste porque en ti serán acabadas todas las cosas que a
ti son dichas. E así eres bendicha tú entre las mugeres e bendicho el fruto del vientre
tuyo»16. No pienses quel fructo del mi vientre fue bendicho porque yo era bendicha, mas
porque el fructo que yo conçebí era fructo bendicho e bendiçión de todas las gentes; e yo
era madre, por la graçia de Dios, de Aquel. Razonable cosa fue que yo fuesse bendicha
por la bendiçión de todos. E pues sobre todas mugeres era madre de aquel Fructo
bendicho, que yo fuesse más bendicha sobre todas las mugeres razón tuvo en lo dezir la
reziente profetissa.
La devota Condessa
Como yo crea e así sea, o, Virgen bendicha e Madre de bendiçión, que vós
conçebistes e paristes la Bendiçión del universso, desseo me tiene, mi grand Señora, que
vuestra nobleza me faga merçed fablando un poco de cada uno cómo es bendicha vuestra
Exçellençia imperial e cómo es bendicho el Fructo vuestro virginal.
La Virgen responde
Mientra biven las criaturas en el estado de vida mortal ni deven [...]17 aquello dezir
a otro. Lo uno, porque el fablante esquive lisonja; e lo otro, porque el oyente fuya
vanagloria. E si no deven loar a los otros en la vida suya moral por que no salgan
mentirosos, mucho menos deven loar a sí mesmos por que no vilezcan sus loores. Mas
los que son traslados a la inmortal vida e estado seguro de pecar, pueden dezir toda verdat
sin reçelo de herrar. E, por ende, no dudes; darte he respuesta de qualquiera cosa que
preguntes.
Pregunta la Condessa a la gloriosa Virgen |[167v]
15 A continuación, subpunteado: virgen. 16 Lc 1, 45. 17 Algunas palabras son casi ilegibles; acaso falte: «a sí loar ni».
272
Pues en plazer cabe a vuestra Nobleza de me fazer tan alta merçed, decláreme
vuestra claríssima Señora por quáles razones soys Virgen bendicha sobre todas las otras
mugeres.
CAPÍTULO IIIº
CÓMO LA VIRGEN RESPONDE LAS RAZONES POR QUE ES BENDICHA
SOBRE TODAS LAS OTRAS MUGERES
Yo só dicha bendicha por mi conplimiento graçioso, e por mi conçebimiento
maravilloso, e por mi inclinamiento mucho piadoso, e por el mi subimiento al çielo
glorioso. Oe, Condessa, de la razón primera. Yo sobre todas só bendicha porque la vida
mía fue llena de graçia, por lo qual el seráphico Gabriel e paraninfo del Señor dixo quando
me saludó: «Dios te salve, llena de graçia, el Señor contigo, bendicha tú sobre todas las
mugeres. Tú, María, fallaste graçia açerca del Señor». Razón es que sobre todas sea yo
bendicha açerca del Señor.
La devota Condessa exclama a la Virgen
¡O, bendicha Virgen María sobre todas las mugeres por el conplimiento de vuestra
graçia! Çiertamente sobrebendicha por la graçia de vuestra alma, santificada por la graçia
de vuestra boca, verífica por la graçia de vuestra obra magnífica. Veramente bendicha en
el alma por la graçia de vuestros dones copiosos, bendicha en la boca por la graçia de
vuestros beços donayrosos, bendicha en la obra por la graçia de vuestros fechos virtuosos.
Por la graçia de los dones es el vuestro coraçón como un paraýso deleytoso que de sí
engendra muchas espeçias de virtudes e deleytosas perfecçiones, porque dize el Sabio: «La
graçia de vos –que, Señora, es en vos– como el paraýso fructificante en las bendiciones»18.
Por la graçia de vuestros beços de vuestra boca dize el Spíritu Santo: «La graçia es
espargida en |[168r] los beços tuyos»19, por esso te Dios bendixo para siempre. ¡O, quánta
graçia en las vuestras oraçiones devotíssimas! ¡Quánta graçia en las reparaçiones vuestras
utilíssimas! Graçia mucha açerca de Dios, açerca de los ángeles, açerca de los honbres fue
en los beços e lengua vuestra.
18 Eccli 40, 17: «Gratia sicut paradisus in benedictionibus». 19 Ps 44, 3: «Diffusa est gratia in labiis tuis».
273
Como, Señora, a Dios plugistes20 en la onra callando, así agora le aplazedes
fablando en el çielo por la graçia de vuestros fechos virtuosos. Soys vos sobre todas
bendicha, ca dize el Spíritu Santo: «Bendígate Dios, fermosura de justiçia, en el monte
santo». Vos, Señora, soys toda fermosura fermosa, sobre todas fermosa, sobre todas
bendicha e graçiosa.
Prosigue la gloriosa Virgen
La razón segunda por que me dixo «Bendicha sobre todas las mugeres» es por el
mi conçebimiento maravilloso, porque conçebí a la Bendiçión de todo el mundo, que fue
el Fruto bendicho del mi vientre. Ca el Spíritu Santo me significó por aquella tierra de la
qual por el propheta de mí antes dixo: «Bendixiste, Señora, a la tierra tuya»21; e desta tierra
dize adelante: «La verdat de la tierra es justiçia»22, esto es: el Fijo de Dios nasçido de María.
E así sabrás que yo soy aquella tierra bendicha que engendré al Fructo bendicho e
bendiçión. E porque yo sola de conçebir tal Fijo huve sobre todas las mugeres buena
dicha, por esta causa e razón sobre todas23 me llaman24 las gentes bendicha.
Loores de la Condessa a la Virgen
¡O, gloriosa Virgen, que al Verbo divinal e Fijo de Dios conçebir mereçiste, por lo
qual eres bendicha de Dios e del ángel e del honbre! Tú eres la casa de Oberedón, a la
qual Dios bendixo por la arca del testamento25. E Oberedón quere dezir siervo
sangriento26, e significa al vuestro bendicho Fijo, que por nuestra salud se fizo servidor
nuestro, todo sangriento, sanguino en las espaldas e |[168v] todo el cuerpo por los açotes,
sanguino en la cabeça por las espinas, en pies e manos por los clavos e por la lança en el
costado. Deste tal siervo e todo sangriento fuestes vós casa bendicha de Dios, en que
moró nueve meses el glorioso Fijo suyo, que fue archa del testamento, quanto a la su
carne santíssima, en la qual irá la jar[r]a de27 oro, quanto a la su ánima preçiosíssima, llena
de dulçe maná, quanto a la divinidat suya dulcíssima. En tanto que por esta arca fue
bendicha la casa de Oberedón, vos, Señora mía, por el bendicho Fijo vuestro, sobre todas
fuestes bendicha. Fuestes bendicha del ángel quando Gabriel anunció a vuestra Merçed
que avíades de conçebir e parir al Fijo vos, bendicha en las mugeres. Bendicha fuestes, o
20 Así en el original. 21 Cf. Ps 84, 2: «Benedixisti, Domine, terram tuam». 22 Cf. Ps 84, 12: «Veritas de terra orta est, et iustitia de caelo prospexit». 23 A continuación el manuscrito anula las gentes. 24 A continuación se cancela bendicha. 25 Se refiere a Obededom, cf. 2 Reg 6, 11. 26 Cf. Liber de nominibus (De regnorum libro II): «Serviens humo» (PL XXIII, 862). 27 A continuación el original cancela dios.
274
mi Señora, del honbre, especialmente de Helisabet quando vos dixo: «Bendita tú entre las
mugeres e bendicho el fructo del vientre tuyo».
La Virgen prosigue las causas de su bendiçión
Quiero que oyas la causa terçera porque me dizen que yo só bendicha. Esto es por
conplimiento de mi piedat e misericordia, figurada por aquella Ruth, que con la
misericordia segunda sobró a la primera, de la qual dixo Booz: «Bendicha tú del Señor,
que a la misericorida que primero feziste, con la postrera la sobrepujaste»28. E fue la piedat
mía primero que yo platiqué en el mundo, mas la segunda es, e postrera, la que agora uso
en el çielo, esta sobía mucho aquella por benefiçios sin cuento. Mira cómo más agora que
nunca só, todos tiempos, horas, momentos, llamada de todos Virgen bendicha.
Sigue la Condessa sus loores
¿Quién puede determinar, o, Virgo bendicha, quién puede dezir quánto vos,
Señora mía, por la sin estima misericordia vuestra seáys bendicha? Ca por la misericordia
|[169r] vuestra Dios, yrado al honbre, es aplacado, el honbre a Dios es açepto e
reconciliado, el enemigo del honbre es vençido e sobrepujado. ¿Quién puede, o, Virgen
bendicha, contar la longura de vuestra misericordia, ca persevera fasta la fin? ¿Quién
puede fallar la su largura que hinche toda la tierra? ¿Quién puede explanar la su fondura
que a los infiernos despoja? ¿Quién podrá alcançar a la su altura que la vuestra
misericordia las angélicas sillas repara e de castos e vírgines puebla los çielos? Bien dixo
vuestra Merçed que por la complida misericordia vuestra soys sobre todas bendicha.
La Virgen
La quarta razón e postrera causa fue que yo só sobre las mugeres bendicha por el
subimiento mío glorioso que yo fize al çielo. Desta bendiçión dize el Spíritu Santo:
«Bendicha la gloria del Señor del lugar suyo». De dos lugares singulares es mi gloria, por la
qual sobre todas só bendicha: el un lugar es el que tuvo el Fijo de Dios en el vientre mío,
por el qual yo só e fuy bendicha sobre todas las mugeres; el otro lugar, el que yo tengo
çerca de mi Fijo en el çielo. Cada uno destos dos lugares es e fue digníssimo. Ca en el
mundo no fue lugar tan digno como el vientre mío virginal, en el qual Dios moró
corporalmente, en el qual yo le resçebí; ni es en el çielo silla real más exçellente que
aquella en la qual me resçibió el Fijo mío. Por estas quatro razones tuvo santa Ysabel
causa de me dezir «ben[dicha tú entre todas] 29 las mugeres».
28 Ruth 3, 10: «Benedicta, inquit, es a Domino filia, et priorem misericordiam posteriore superasti». 29 El papel está tan deteriorado en este punto que tengo que reconstruir parte del texto por el sentido.
275
La Condessa
Virgen gloriosa e Madre del Fijo de Dios maravilloso, vos sola soys bendicha
sobre todas las mugeres e sobre todos los varones e aun sobre todos los ángeles. E bien
dicho es que vuestra virginal Exçellençia es sobre toda pura criatura. Es bendicha por la
graçia que vos sola fallastes por la alteza del |[169v] Fijo que sola alcançastes, bendicha por
la misericordia que usastes, bendicha por la gloria que ganastes. A vos, la mi Señora
sobrebendicha, llamo en las mis nesçessidades, a vos clamo en las naturales flaquezas e
enfermedades, a vos reclamo en las mis angustias e adverssidades, a vos, bendicha, oro e
inploro que en mis priessas e mis congoxas me consoléys e me valades.
CAPÍTULO IIII
CÓMO LA VIRGEN DECLARA LAS NOBLEZAS DEL FRUCTO DE SU
VIENTRE
[P]reguntaste, lo segundo, que te dixiesse cómo fue bendicho el fruto del mi vientre
virginal, por lo qual te certifico quel mi fructo30 es muy generoso por sublimidat, mui
deliçioso por suavidat e muy provechoso por virtuosidaz, es muy fructuoso por
universsidat. Estas son quatro causas e razones prinçipales por las31 quales el fructo del mi
vientre le llama bendicho.
La Condessa
Algunas prerrogativas e propiedades altivas e condiçiones exçessivas son las que
agora dixo vuestra muy illustrada prudençia, dulçorosas de oýr e de saber muy açeptables.
Con oreja fambrienta afeçión las quiere escuchar e a mi memoria encomendar. Explánelas
por extenso vuestra Alteza por utilidat de mi ygnorançia e consolaçión del alma mía.
Cómo la Virgen declara los grados tres de la nobleza del Fructo del vientre suyo
30 En el original se lee v|fructo|es. 31 Aparece los en el manuscrito.
276
Es el Fructo del mi vientre virginal bendicho por la alta nobleza de su fidalguía, la
qual consiste en tres grados de nobleza. El Fructo mío es fidalgo e generoso porque es
fruto de vientre real, çiertamente es fruto del vientre del rey David, segúnd Dios le
prometió quando le dixo: «Del fruto del vientre tuyo |[170r] pondré sobre la silla tuya»32. E
no solo es generoso porque desçendió de David segúnd la carne, mas por otros
progenitores reyes de que desçiende, segúnd la genealogía e parentela de que fabla el
escrivano público sant Matheo en la canónica33, como fueron Ezechías, Abías, Asa e
Josías; como dize la Sabidoría: «Este generoso fruto mío de las sillas reales vino»34.
E es este fruto mío aun más generoso por ser fruto de vientre virginal, del qual me
dixo mi prima: «Bendicho el fruto del vientre tuyo». E primero dixo a Gabriel: «E
conçibirás35 en el vientre e parirás al fijo»36. Conçebí en el vientre, el qual, segúnd la verga
de Arón, con la flor de la virginidat retuvo en sí el fruto de fecundidad e santa preñez.
Esta fue grand fidalguía de linage, que vientre con flor de virginidat toviesse fruto de
maternidat. Nunca oýste ni viste fruto generoso tanto ni más quel mío.
Tiene aun el terçero grado en fidalguía por el superlativo de su nobleza, por
quanto es fruto de vientre divinal. Deste vientre se entiende aquel versso de David que
dize: «Del vientre ante del luzero te engendré»; e aquesto dixo Dios Padre al Fijo e mío. E
yo fuy elegida e sobre todas escogida para produzir al mundo este Fruto generosíssimo
sobre todos. E a mí dixo Dios Padre: «De mí es fallado el Fructo tuyo», «de mí –esto es,
del vientre mío, dize Dios– es fallado el Fruto del vientre tuyo», ergo bien me dixo la prima
mía: «Bendicho el Fructo del vientre tuyo».
La devota Condessa
¡[O], Fruto noble por ser del vientre alto e real, más noble por ser Fruto de vientre
grato e virginal, muy más noble por ser fruto de vientre divinal! O, gloriosa Virgen pura,
vós fuistes escogida para este Fruto engendrar; la Yglesia fue unida para este Fructo
comunicar. Vuestro |[170v] es este Fruto corporalmente e Fruto de la Yglesia
sacramentalmente; vuestro por la carne del vuestro vientre que resçibió, nuestro por la
Yglesia, que en él la esposa recoligió37; nuestro spiritualmente por graçia, vuestro
eternalmente por gloria: «Pero por mí e de mí es fallado –dize Dios– fruto de tu vientre».
E veramente mucho de maravillar nobleza e mucho de loar, ca el Fruto del vientre
maternal es fijo del vientre paternal e sabidoría del coraçón eternal.
32 Ps 131, 11: «De fructu ventris tui ponam super sedem tuam». 33 Se trata de un uso infrecuente de esta palabra para referirse, no a las Epístolas canónicas del Nuevo Testamento,
sino a un capítulo del Evangelio. 34 Sap 18, 15: «Omnipotens sermo tuus de caelo, a regalibus sedibus». 35 El original repite e conçibiras. 36 Lc 1, 31: «Ecce concipies in utero, et paries filium». 37 La esposa, esto es, la Iglesia recogió al Fruto, es decir, a Cristo en el vientre de María.
277
O, mi señora Virgen bendicha, vós soys Madre de Aquel cuyo es Dios Padre; el
Fijo de la paternal caridat es corona de vuestra castidat; la sabidoría del coraçón paternal
es fruto del vientre virginal. O, mi graçiosa Señora, el Fruto vuestro es aquel grumo de
Ysaýas, del qual dixo: «Será el grumo del Señor en magnifiçençia e gloria e el fruto de la
tierra muy alto»38; esto es, quel fruto del vientre vuestro es noble por la magnifiçençia real,
es en gloria por la nobleza virginal, es mucho más alto por la nobleza paternal. ¡O, Fruto
noble por generoso fin, que a los creyentes suyos trahe a nobleza e glorioso fin!
Cómo la Virgen declara los tres grados de los deleytes del fruto del su vientre
Es el Fruto del vientre mío, quanto a lo segundo, mucho e más deleytoso, mi
devota Condessa, por lo qual es dicho a mí de mi prima: «Bendicho el fruto del vientre
tuyo». Es deleytoso el Fructo mío en el que ha [olor] suave, ca de mí dize el Spíritu Santo
en mi perssona: «Yo, quasi vid o parra, frutifiqué suavidat de olor»39. El Fruto mío es el
Fijo mío, lo qual maravillosamente es verdat e veramente es maravilloso, ca de mí, que só
una criatura, es produto como fruto oloroso el Criador de todas las cosas. Nasçe la grand
fuente del río chiquillo, e es conçebida la raýz de todas las |[171r] cosas de un ramillo, e la
vid nasçe de su sarmiento, e del hedifiçio nasçe el çimiento. Todas estas maravillas son
veras e todas estas verdades son maravillosas. El fruto de la vid el vino es, mas el olor del
vino es suave e muy delectable. Pues diré con verdat a ti el olor de los enxemplos del mi
Fijo, el olor de las sus consolaçiones, el olor de las sus promoçiones es olor deletable al
ánima, que del mi Fruto ha desseo, como delecta el buen olor del vino a la perssona
sedienta; por lo qual, como el sediento va en pos del olor del vino, así las perssonas
devotas van en pos del olor del Fruto mío, como dize la esposa al esposo: «Fruto del
vientre mío, tráheme en pos de ti e correremos en el olor de tus ungüentes»40.
Es aun más deleytoso el Fruto del vientre mío por espeçia e fermosura; como es
deleytoso por olura, así es más deleytoso por fermosura. Moysem me conparó en spíritu al
fruto del árbol mui fermosa el día primero. Significa allí fe que esclaresçe al alma.
Çiertamente devéys tomar por fe al Fruto bendicho41 del árbol muy fermosa, porque el
Fruto mío no solo es suave para oler, mas es muy fermoso delectable para mirar e ver, en
mucho mejor valía que aquel en que pecó la muger primera, mi madre Eva. E como aquel
fruto con olor e color e sabor traxo al mundo la muerte, así yo, por el Fruto mío de olor
suave e fermosura tan delectable, traxe al mundo vida.
Es, asimesmo, el Fruto mío no solo deleytoso por olor e más deleytoso por
fermosura e color, mas es aun mucho más deleytoso por dulçura e sabor, como lo dize el
38 Is 4, 2: «Erit germen Domini in magnificentia et gloria, et fructus terræ sublimis». 39 Eccli 24, 23: «Ego quasi vitis fructificavi suavitatem odoris». 40 Cant 1, 3: «Trahe me, post te curremus in odorem unguentorum tuorum». 41 A continuación: e fermosa.
278
Spíritu Santo en el Libro de los Cantares: «Yo me asenté so la sonbra d’él e el fruto d’él,
dulçe al gusto mío»42. El fruto, quanto más alto sube, tanto más dulçe sabe; e, como el
Fruto mío fue altíssimo, fue por |[171v] esso deleytosíssimo e tanto deleytosíssimo como
dulçíssimo. E así el Fruto del mi vientre fue bendicho porque fue deliçiosíssimo.
Exclama la Condessa a la Virgen
¡O, Madre de honor digníssimo, que conçebiste al Fruto deliçiosíssimo! ¡O, muy
deleytoso Fruto! Çierto, deleytoso en el olor, más deleytoso en el color e mucho más
deleytoso en el sabor. Tú, gloriosa en la fama, conçebiste al glorioso Fruto sobre todos en
olor de buenos enxemplos, en color de buenas costumbres, en obrar de buenas doctrinas,
cuyo olor a los defuntos dava vida; a los çiegos, vista; a los mudos, fabla, etc.
Ya, Señora mía, fuesse digna de partiçipar aquel olor suyo, por lo qual en pos d’Él
correr podiesse, el su fermoso color decorasse las mexillas de mi alma, que son
entendimiento e voluntad, por que yo, sin vergüença e confusión, partiçipasse sus deleytes
e podiesse yo, así mesmo, tastar e gustar del dulçísimo Fruto vuestro, el qual es tan43
dulçíssimo quanto altíssimo, e tanto delicçiosíssimo quanto dulçíssimo. Mas una maravilla
veo: cómo árbol tan brevíssima como vos pudo dar fructa tan altíssima como Dios. Mas
esta qüestión no es digna de tan alta respuesta, mas yo diré lo que mi breve saber alcança.
Vos, mi Sobreseñora, soys altíssima e brevíssima planta. Altíssima soys por
dignidat, ca soys Madre vera de Dios; brevíssima soys por humilldat, ca fuestes madre de
un gusano, de aquel gusano cuya sangre quebró las piedras e redimió las almas. Soys
altíssima en los ojos de vuestra fragilidat, altíssima Madre del Criador, e brevíssima ançilla
del Señor. E, porque el Fructo vuestro fue suavíssimo en olor, color e sabor, por esso fue
bendicho e muy digno de loor.
Cómo cuenta la Virgen de los tres grados44 del Fruto del vientre suyo |[172r]
Escucha bien, devota Condessa, e oyrás las virtudes e grados dellas del Fruto del
vientre mío. Primeramente, el Fruto del mi vientre es frutuoso para salvar de los periglos,
para salvaçión o para salud, ca el mi Fruto fructo es de salud, como el Sabio dixo:
«Corona de sabidoría es el temor del Señor, enchiente paz e fructo de salud»45. Mira,
Condessa, que el mi Fructo es fruto de vuestra salud e fue paz que dos pueblos fizo uno.
A esta paz e fruto de vuestra salud, que fue el Fruto de mi vientre, el temor de Dios lo
inchió, como dixo Ysaýas poniendo en él los siete dones del Spíritu Santo46.
42 Cant 2, 3: «Sub umbra illius quem desideraveram sedi, et fructus eius dulcis gutturi meo». 43 En el original tal; parece un error provocado por el contexto fonético: el qual y dulçíssimo. 44 A continuación: dela virgen. 45 Eccli 1, 22: «Corona sapientiæ timor Domini, replens pacem et salutis fructum». 46 Cf. Is 11, 1-3.
279
Es, segundamente, virtuoso el Fruto del mi vientre no solo por su virtud sanativa,
mas aun cresçe su virtud e es más virtuosa por su virtud multiplicativa, como dixo el
Salmista: «Del fruto del trigo e del vino e del olio son multiplicados»47, refiriendo el trigo
al cuerpo del mi Fijo, el vino a la sangre suya e el olio a la su alma. Al Fruto del vientre
mío son multiplicados los fieles en la Yglesia de los creyentes, ca deves creer que todos los
fijos de la madre Yglesia son herençia del Señor e merçed mía, como dixo David: «Mira
que la herençia del Señor, los fijos; e la merçed, el fruto del vientre»48. Ca el Señor nasçido
de la Virgen has de creer qu’es el Fruto de mi vientre; la humanidat, resçebida aquesta
merçed, resçebió que las gentes llamadas para que fuessen fijos fuessen herençia del Fruto
de la Virgen.
Es, terçeramente, el Fructo del vientre mío no solo virtuoso por la virtud salvativa
e es más [virtuoso]49 por la virtud multiplicativa, aun es mucho más virtuoso e
virtuosíssimo por virtud conservativa. Desta virtud del Fruto mío dize el Sabio: «El fruto
del justo es árbol de vida»50; ca deves creer que, como el árbol de la vida en medio del
|[172v] paraíso avía virtud conservativa de la vida natural, así el Fruto del mi vientre, el qual
Fruto es árbol de vida e fruto de vida, en medio de la Yglesia militante conserva a los
creyentes en vida de graçia, en medio de la Yglesia triumfante los conserva en vida de
gloria, en la Yglesia baxa los conserva de toda corrupçión de culpa; en la Yglesia alta, de
toda corrupçión de toda miseria. Mira que por ser tan virtuoso e conservativo el Fruto del
vientre mío meresçe que todos le digan bendicho. Esta es la causa terçera por que mi
prima me dixo: «Bendicho el Fruto del vientre tuyo».
La Condessa
Miedo me toma, Virgen bendicha, quel fruto del vientre vuestro de los peligros
salvativo por deméritos míos se me tornó mortífero e dapñativo; e aquel dulçíssimo Fruto
vuestro se tornó en asensio muy amargo, e que será de aquellos que dizen en perssona de
Dios a los pecadores e a cada uno dellos: «Convertistes en amargura el juyzio, e al fruto de
la justiçia convertiste en asensio»51 Por el grado primero, sane mi estómago spiritual el
Fruto vuestro sanativo, e por el acto segundo multiplique mis virtudes, e por el terçero me
libre e me confirme de culpa por la su graçia, e me escape de toda miseria por su gloria.
Ca todas las enfermedades e miserias e males que nos vinieron por el fruto de Eva e
marido suyo, todo fue reparado por vos, mi Señora, e por el bendicho vuestro Fruto,
como dixo Ysabel: «Bendicho el Fruto del vientre tuyo».
47 Ps 4, 8: «A fructu frumenti, vini,et olei sui, multiplicati sunt». 48 Ps 126, 3: «Ecce haereditas Domini, filii; merces, fructus ventris». 49 Hay un espacio en blanco. 50 Prov 11, 30: «Fructus iusti lignum vitæ». 51 Am 6, 13: «Quoniam convertistis in amaritudinem iudicium, et fructum iustitiæ in absinthium».
280
Cómo la Virgen declara los tres grados de la copia del copiosíssimo Fijo del vientre suyo
Tiempo es ya, e hora çierta, que te explane los grados copiosos del Fruto del
vientre mío, por los quales mi prima le llamó bendicho, el qual es copioso que a todos
puede fartar. Todo el mundo e toda criatura no puede al alma razonable refazer ni fartar
por quanto su capaçidat es |[173r] mayor que todo el mundo, mas el Fruto del mi vientre es
tan copioso, que todas las almas puede governar e fartar. Mira, Condessa, cómo lo dize mi
padre David: «Del fruto de las obras tuyas será farta la tierra»52. ¿Quáles pienssas son las
obras de que salió el mi Fruto? Yo te las diré; dixo David: «¡O, Señor, el Fruto de María es
el fruto de las tus obras!».
Una obra de Dios fue cómo me preparó para que podiesse conçebir e parir al Fijo
suyo; otra obra, quando embió al archángel Gabriel; otra obra fue quando sobrevino en
mí el Spíritu Santo; otra obra fue la unión de la Humanidat con el Verbo divinal. De tales
poderosas no humanas mas divinales obras salió el Fruto del vientre mío, de que se farta
toda la tierra, el qual salió de las obras de Dios, como el fruto fermoso de las frescas e
sanas flores. E, porque el ánima es como la tierra, agora entre flores, agora entre espinas,
por esso aquí David entendió al ánima humana por la tierra. Así como la tierra siempre es
generativa, agora de cosas provechosas, agora dapñosas, así el alma siempre obra agora
buenos pensamientos agora malos. Así yo, como la tierra buena e frutuosa, só farta de
buenos desseos e efectos por la gloria de Dios, como dixo David: «Seré farto quanto
aparesçiere la gloria suya»53.
Segundamente, el Fruto bendicho del vientre virginal es bendicho porque es
copioso, no solamente porque es copioso para fartar, mas porque es más copioso para
bastar. Aqueste mi Fruto es figurado por54 aquella árbol gloriosa que vido
Nabuchodonosor55: «Muy bastante fruto e manjar de todos en ella»56. Çierto bien dixo «de
todos», es a saber, manjar de todos los bivientes e folgantes e resurgientes en el Señor,
como dixo Moyssem en la Ley suya: «Daré a vos la bendiçión mía el sexto año e fará fruta
de años tres»57. El año sesto significa a la sexta hedat, el séptimo a la séptima, el |[173v]
octavo a la octava. El sesto año es el tiempo del complimiento, en el qual embió Dios el
Fijo suyo en el mundo para que tomasse carne del vientre mío. En este año la tierra
virginal, por la qual yo só significada, di el Fruto bendicho e copioso, por el qual el año
sesto de los vivientes, el séptimo de los quiesçentes e folgantes, el octavo de los
resurgientes e se levantes avemos todos los frutos de las ánimas nuestras.
52 Ps 103, 13: «De fructu operum tuorum satiabitur terra». 53 Ps 16, 15: «Satiabor cum apparuerit gloria tua». 54 A continuación, que. 55 En el manuscrito, nabuch dosiosor. 56 Dan 4, 18: «Et fructus eius nimius, et esca omnium in ea». 57 Lev 25, 21: «Dabo benedictionem meam vobis anno sexto, et faciet fructus trium annorum».
281
Terçeramente, tan copioso es el Fruto del vientre mío que puede fartar e nunca
faltar al alma fanbrienta fasta más no querer. Es más copioso, que no solo a las ánimas
puede fartar, mas a la universidat de las criaturas; e aun tan copiosíssimo e a honbres e
ángeles no solo los puede fartar, mas aun a todo el universso no puede fallesçer ni faltar,
ca dixo por el profeta: «Su foja no caerá e su fruto no falleçerá»58. Mira que por estas e por
las susodichas razones tuvo causa mi prima de me dezir: «Bendicho el Fruto del vientre
tuyo».
La Condessa
Bendicha e loada Sobreseñora mía, razón fue legítima que una fijadalgo tal como
vos diesse del vientre suyo fruto generosíssimo; una tan deleytosa donzella, afluyente
deleyte d’él, produxiesse del vientre suyo fruto deleytosíssimo; una tan virtuosa palma
diesse tal dátile e frutificasse de su vientre fruto tan virtuosíssimo; e que vos, la tierra
bastante, por plenaria bendiçión nasciesse del vuestro vientre fructo tan copiosíssimo.
Plega a la copia suya de suplir la ynopia mía por que yo pueda dezir quando huviere de
resurgir: «Será farta la ynopia mía quando aparesçiere la copiosa gloria tuya». Repito yo,
vuestra humill ançilla, la bendiçión de la vuestra prima con el fijo en vientre suyo:
¡Bendicha tú entre las mugeres e bendicho el Fruto del vientre tuyo!
CAPÍTULO Vº
DE LAS RAZONES POR QUE LA VIRGEN MARÍA RESPON- |[174r] DIÓ LUEGO
A LA SALUDACIÓN DE SANTA YSABEL
Mui virtuosa Virgen e Madre de Dios veneranda, ¿por qué vuestra muy magnífica
mesura e magnifiçençia muy mesurada no respondió a la prima vuestra Helisabeth quando
le dixo con admiraçión: «¿E dónde esto a mí, que la Madre del Señor mío venga a mí?».
La Virgen responde
No huve entonçe causa de responder: lo uno, por no otorgar que yo yva ençinta
en tan tierna moçedat; lo otro, por no revelar el secreto divinal; lo terçero, por no açeptar
que açeptava su loor; lo otro, por quitar presunpçión de vanagloria, la qual nasçiera si,
58 Ez 47, 12: «Non defluet folium ex eo, et non deficiet fructus eius».
282
conplaziendo, respondiera; lo postrimero, porque entendí referir graçias e loores de sus
fablas al Señor.
La Condessa faze pregunta a la Virgen
Por el tienpo de agora, o, Virgen santíssima, la vuestra humill ançilla vos faze59
pregunta: aquella admiraçión que respuesta meresçía e presopuesta mesurada cortesía,
¿cómo le respondiera vuestra muy alta Señoría? E si vuestra discretíssima prudençia por
trabajo lo oviere responderme, de vuestra graçia e liçençia diré yo mi paresçer qué
respuesta meresçía.
La Virgen
Di lo que entiendes que respondieras si aquello que dixo a mí ser dicho a ti oyeres,
e tú mi perssona fueras.
La Condessa
Si yo fuera la que vuestra Merçed a mí se adereçara aquella palabra: «¿De dónde
me vino que la Madre del Señor venga a mí?», quatro motivos me estimularan a la
responder por esta tal vía. El motivo primero tomara de vuestra perssona gratíssima, la
qual fue fundamento de grande humilldat, en esta manera: el Obrador e Formador de los
honbres, por se fazer honbre e ser futuro Fijo de virgen, tal madre devió escoger; antes
|[174v] convino fazer qual convenía e sabía que le avía de conplazer; quiso que vós
fuéssedes virgen, de la qual pura e sin manzilla nasçiesse el inmaculato e sin manzilla, Señor
e Dios nuestro, las manzillas de todas venidero Purgante. Quiso que fuesse humillde, de la
qual saliesse el mansso de coraçón e humillde, de las quales dos virtudes avía de mostrar
en sí a los honbres enxemplo de salvaçión. Pues no fue grand maravilla luego la Madre del
Salvador e del Señor venir a la madre del servidor, e la virgen preñada a la vieja ençinta, e
la sobrina venir a la tía, e la moça a la matrona, ca la vuestra virginal humilldat cobría e
velava a las vuestras altíssimas dignidades e illustrava a las sus fragilidades. E la perfecçión
de vuestra mayoridat no reculó de fazer reverençia a la su minoridat. Podiera dezir vuestra
Alteza: «La vera humilldat que Dios quiso influir me compellió que yo vos viniesse a
servir».
El segundo motivo, por parte del Fijo vuestro, el qual en su conçibimiento e
nasçimiento en vida e conversaçión, en doctrina e informaçión, en su salida, muerte e
sepultura siempre conservó humilldat e baxura. Pues bien dixiera vuestra Merçed: «No
59 En el original, fazo.
283
vos maravilléys que yo venga a vos, que así viene comigo el Fijo de Dios, el qual vino a
servir e no a ser servido; e para vos servir venido es comigo».
El motivo terçero, por el qual respondiera así fuera, Señora60 mía, la vuestra noble
tía, la qual se llamava Helisabeth, que suena de Dios mío séptima, pues el glorioso Fijo
vuestro vino al mundo a redemir e librar a la natura humana uniéndola consigo, la qual
fue criatura séptima del señor Dios. La primera es la tierra; la segunda, el agua; la terçera,
el ayre; la quarta, el fuego; la quinta fue la natura çélica; la sesta, la natura angélica; la
humana es la séptima. Pues que Helisabeht quiere |[175r] dezir séptima, razón fue que
Aquel viniesse a la séptima de mi Dios. Pues como señora de vos61, dixérale bien vuestra
Merçed: «Tía mía, por esso vengo a vos, porque vós soys la séptima que crió Dios; ca lo
que el Señor en vos huvo, humana figura, vino a notificar que de mí lo ha tomado. Vino,
pues así es, a vos la Madre del Señor porque vós soys llamada séptima del mi Criador»62.
El quarto motivo, por parte del fijo de vuestra tía, que fue por el ángel llamado el
grand Juan, que suena tanto como graçia de Dios o a quien es fecha graçia. Pues bien
pudiera dezir vuestra Merçed a la madre que era ençinta de aquel que graçia avía de
resçebir que venía a ella la Madre del Salvador, que la graçia le devía infundir: «Tía mía, la
causa por que yo, la Madre del Señor, vos vine a visitar es porque el mi fijo al vuestro avía
de gratificar». Vergüença grande me tiene, o, Fuente conplida de clara sabidoría, por aver
osado fablar a mis ygnorançias delante de vuestra illustríssima Señoría.
La Virgen
Pues respuestas razonables e motivos congruos a mí son bien açeptables, dulçes e
melifluos, ¿qué me pides más, o Condessa, que te diga desta visitaçión mía que yo fize a la
mi tía? Pide, si algo has penssado, que yo te lo diré de grado.
CAPÍTULO VIº
CÓMO LA DEVOTA CONDESSA SUPLICA A LA VIRGEN LE DECLARE EL
CANTO DE MAGNIFICAT
60 En el original, sera con io añadido entre líneas. 61 En el manuscrito, a la septima de mi dios pues el que la septima como señora de vos dixerale. 62 La segunda parte del párrafo resulta farragosa, aunque su sentido es que Cristo, dentro del vientre de su madre,
visita a su tía Isabel que representa a todos los hombres para manifestar que él también se ha hecho hombre.
284
Mui graçiosa Virgen e Madre del fermoso conosçimiento, aquel gratíssimo cántico que
vos, Señora, cantastes en el día gozoso que a la santa tía saludastes, si fuere bien visto a la
vuestra mesurada cortesía, sobre todos mis desseos esto es lo que yo querría, que, como
vuestra Merçed lo instituyó, así declarado, dulçemente apun- |[175v] tado de vuestra lengua
graçiosa lo oya yo por su orden cada verso del Magnificad como Helisabet, vuestra tía, lo
oyó.
La gloriosa Virgen enpieça a esplanar el primero del su glorioso cántico de Magnificad
El cántico mío, mi Condessa, es el salterio de diez cuerdas63 en que tañí e canté
dulçes loores al Señor. Saber deves, o, mi devota Condessa, que la mi boz con que templé
e toqué el mi salterio fue tan dulce e tan graçiosa que al mudo fizo fablar e a la vieja alto
cantar; al fijo en el vientre fize baylar, así lo dixo la tía mía; cantando e alçando la boz al
çielo, me dixo: «Mira que, como sonó la boz de tu saludaçión en las orejas mías, saltó e
bayló con el gozo el infante en el mi vientre. Bienaventurada eres que creýste, porque en ti
serán perfectas las cosas que te son dichas del Señor»64. E bien me dixo la mi prima que, si
mi cántico no dixiera, Zacharías, [que] ni fablava ni cantava, su cántico jamás dezir
podiera65 segúnd ordenança divinal, por quanto el mi conçepto fue perfecçión del parto
de aquel niño por que santo nasçiesse e lleno de Spíritu Santo, e por que el padre
profetasse e mudo fablasse e a la mi saludaçión fablasse.
La Condessa
¡O, boz amorosa de amigable delecçión, que [fuiste] conçebida a los devotos a vía
de salvaçión! ¡O, boz de alta admiraçión, que provoca los honbres a gozo e exaltaçión! ¡O,
santa boz de devoçión e alegría espiritual, que a los tristes alegra e da a los oscuros claridat
e a los tristes ministrar da grand gozo! ¡O, boz de saludaçión çelestial, que da a los suyos
perfeçión! Suave Señora, la dulçe boz vuestra suene en las orejas mías; fable la mi altíssima
Señora e oyrá la su humillde servidora.
La Virgen fabla del versso primero e cuerda primera del su dulçe salterio |[176r]
63 La imagen del salterio de diez cuerdas aparece en Ps 143, 9: «Deus, canticum novum cantabo tibi. In psalterio decachordo
psallam tibi». Pero es san Agustín quien usa y difunde esta imagen en su Sermo IX de decem chordis sermo habitus Chusa: «Ecce psalterium fero, decem chordas habet [...] ipsas decem chordas modo percutio» (Sermones de Scripturis, ed. PL 38, 79); la pieza fue traducida por Gonzalo García de Santamaría, Tratado de las diez cuerdas de la vanidad del mundo (Zaragoza: 1494). Mientras que en su sermón el Obispo de Hipona aplica la imagen a los diez mandamientos, Juan López complica algo más la analogía al introducir un doble sentido de la palabra salterio: así el Magnificat no solo es comparable a un instrumento musical de diez cuerdas sino también es un nuevo salterio entendido como una nueva colección de salmos para la meditación del cristiano. Sobre el decálogo y la imagen del decacordo en san Agustín véase Llull Baixauli 1999, 125-145.
64 Lc 1, 44-45: «Ecce enim ut facta est vox salutationis tuæ in auribus meis, exsultavit in gaudio infans in utero meo. Et beata, quæ credidisti, quoniam perficientur ea, quæ dicta sunt tibi a Domino».
65 En el original, cantico ni jamas. Se refiere al cántico profético de Zacarías en Lc 1, 68-79.
285
La cuerda primera del mi salterio es: «Engrandesçe el ánima mía al Señor»66. Tiene
esta cuerda çiertas bozes dulçes con sus acordes.
La Condessa
¡O, dulçe Señora mía, ya la sentiesse en sus tonos reteñir por que podiesse sus
dulçes acordes bien oýr!
La Virgen, de tono primero
El tono primero desta cuerda es quel Criador del mundo es el Señor Dios de la
majestad, del qual dixo David: «El Dios de la magestad ento[nó]»67. Al qual tono de la
Magestad responde el ánima mía con dulçe acorde de esperança, ca esperar deve la
criatura en el Señor grande e poderoso, benífico e liberal. Pues como el Rey de la
magestad sea aquel Rey grande liberal, del qual descienden todos los bienes e dones, e sea
Dios de la mi ayuda, mi esperança en Dios es. Pues retiña la cuerda primera del salterio
mío e diga: «Engrandesçe mi alma al Señor», quiero dezir: «Con grande fiuza e esperança
magnifica la mi alma a Dios; el grand Señor es mui grande sobre todos los dioses e Señor
de la magestad».
El tono segundo desta cuerda es que el Señor es Dios de la verdad, ca d’Él dixo
David: «Redemísteme, Señor, Dios de la verdat»68; e dixo Esdras: «Bendicho el señor Dios
de la verdad»69. E como el Señor es Dios de verdat, así es dicho Dios derecho, Dios de las
sçiençias. En este Señor tal, el qual no puede engañar en quanto verdadero e Dios de la
verdad, ni puede ser engañado en quanto sabidor e Dios de las sçiençias, en este como en
tono suena la mi cuerda con dulçe acorde de fe e credulidat quando dize: «Magnifica la mi
ánima con grand fe e creençia al Señor de la verdat e Dios de la sçiençia».
El tono terçero de la cuerda primera es que el Señor es Dios por cabo bueno e
Dios de la bondat, ca sólo |[176v] Dios de sí e por sí es bueno, ca en esta manera ninguno
es bueno sino sólo Dios. E a este tono responde el acorde de dilecçión e bienquerençia; e
luego le faze consonançia, ca el Señor se llama Dios de la paz e de la dilecçión, e que el
señor Dios es caridat. Pues suena la cuerda primera con su tono e acorde: «Magnifica el
ánima mía al Señor con amor e bienquerençia70 de la bondat por su essençia».
Exclamaçión de la Condessa
66 CLc 1, 46: «Magnificat anima mea Dominum». 67 Ps 28, 3: «Deus maiestatis intonuit». 68 Ps 30, 6: «Redemisti me, Domine, Deus veritatis». 69 Nada encuentro semejante ni en el Libro de Esdras ni en el de Nehemías, tan solo Esdras 7, 27. 70 En el original: al señor con amor e bienquereçia al señor.
286
¡O, calandra graçiosa e dulçíssima filomena! No me siento de tanta fiuza e
esperança que al Señor yo magnificar podiesse, ni só de tanta creençia que loor al Señor
oýr me quisiesse, ni le tengo tal amor que mi loor le pluguiesse. Por lo qual a la grand
dignidat vuestra queda que vuestra muy grand nobleza la magnifique quanto podiere, ca
Él es mayor de los loores, e vos, Señora mía e ayuda e esfuerço mío, magnificad comigo al
Señor e ensalçemos en esso mesmo al nonbre suyo santo e glorioso.
La Virgen, de la segunda cuerda e versso
La cuerda segunda del nuevo salterio mío es esta: «Gozosse71 e bayló e saltó el mi
spíritu en Dios, Salvador mío»72 . E tiene esta cuerda gratos tonos e dulçes acores. E los
tonos son tres: el uno, que el Señor puede sanar; el segundo, que sabe sanar; el terçero,
que quiere e le plaze sanar. Como te cantare el tono, así le responderá el acor e sonará la
dulçe melodía e grata armonía.
El tono primero es que el Señor puede sanar. Como dixo Salomón: «¡Poderoso
eres, Señor de todas las cosas!»73, ergo poderoso es de sanar e salvar. E salva el Señor
tornando la criatura a buen estado, como dixo Ysaýas en perssona de Dios al Salvador
mío: «Yo te di en luz de cabo de la tierra»74 . A este tono sale |[177r] la luz dulçe del mi acor
en quanto el mi spíritu saltó del estado común e oscuro del linage humano al estado
singular e puro75 de la graçia e don soberano, ca escripto es en el salmo: «A los humilldes
de spíritu sanará, reduziéndolos a la alteza de la graçia». Pues suene la cuerda e diga: «El
spíritu mío, que baxo e humillde era en oscuridat humana, saltó a la claridat de la graçia en
Dios, salvaçión mía e mi Salvador».
El tono segundo es de la segunda cuerda, que Dios sabe salvar, como Salomón
dixo, que «el pobre fallado en el pueblo salvó la cibdat por la sabiduría suya»76. Pues como
todos seamos cercados de tribulaçiones e persecuçiones, como dezía David de sus
enemigos: «Ya Dios le desamparó: perseguilde e prendelde que ya no ha quien le libre»77,
pero Dios le salvó e salvó a todos los otros, como clamava a él todo el pueblo diziendo:
«Señor, tú nos salvaste de los afligentes e a los a nos odientes confondiste»78. Pues suene la
cuerda mía con dulçe armonía, salte el afligido spíritu mío en Dios, el Salvador mío.
El tono terçero de la segunda cuerda del salterio mío es que el señor Dios ha gana
e quiere salvar, e así el spíritu mío ha gana e quiere ser salvo. De lo primero se escrive:
71 En el manuscrito, Gogozosse: las dos sílabas repetidas se encuentran en líneas distintas; la primera letra con mayúscula.
72 Lc 1, 47: «Et exsultavit spiritus meus in Deo salvatori meo». 73 Acaso Ps 88, 9-10: «Potens es, Domine, et veritas tua in circuitu tuo. Tu dominaris potestati mari». 74 Is 49, 6: «Ecce dedi te in lucem gentium,ut sis salus mea usque ad extremum terræ». 75 En el original, pura. 76 Cf. Eccle 9, 15: «Inventusque est in ea vir pauper et sapiens, el liberavit urbem per sapientiam suam». 77 Ps 70, 11: «Deus dereliquit eum; persequimini et comprehendite eum, quia non est qui eripiat». 78 Ps 43, 8; «Salvasti enim nos de affligentibus nos, et odientes nos confudisti».
287
«Dios quiere que todos los honbres se salven e vengan a la notiçia de la verdat»79. E
Ysaýas dixo: «El Señor nos traxo ley como legifer nuestro; el Señor, rey nuestro; el Señor,
juez nuestro, Ése vendrá e nos salvará»80. E de lo segundo dixo Geremías: «Salvo me faz e
seré salvo, porque tú eres mi loança»81. Pues suene la cuerda del mi salterio e faga su
melodía, ca saltó el spíritu mío en el mi Dios, salvaçión mía.
La Condesa
La Spíritu humillde e Spíritu de alta intelligençia que así meresçió dançar e bailar
en el Señor Dios, Salvador suyo, ¿quién me dará e quién me conçederá que el espíritu mío
con passiones enfer- |[177v] mo salte en las manos del poderoso Salvador e Sanador suyo,
por que no sea yo del número de aquellos que reprehende la Escriptura: «Alégransse
quando avrán fecho mal e baylan e saltan en las péssimas cosas»82? E Aquel que sabe
salvar mire en las congoxas e angustias mías, por que el spíritu triste mío dé un salto en las
manos de Dios, Salvador mío; e Aquel que quiere la salvaçión e no quiere que alguno
perezca, sane e salve la voluntad mía, por que spíritu mío dessee e aya gana de salvarse83
en las manos del señor Dios e Salvador mío, porque, aquí saltando con graçia deziendo:
«Alegrarm’é e saltaré en la manos tuyas e cantaré al santo nonbre tuyo, o, altíssimo Señor
mío», e allí salte en gloria, por que del número de aquellos sea yo, de que dize el Salmista:
«Baylarán e altobaxos farán los santos en gloria e alegrarse an en los coviles suyos»84, por
que todos digamos: «Gozémonos e alegrémosnos e bailemos o dançemos e gloria darnos
á Él».
La Virgen fabla de la terçera cuerda del salterio dulçe suyo
La cuerda terçera del salterio nuevo mío esta es: «Porque miró el Señor la humildat
de la su ançilla»85; quiero dezir: «El spíritu mío se alegró e bayló en Dios, Salvador mío,
porque miró e acató la humilldat de la su ançilla». E ha tres tonos bien suaves esta
delectable cuerda. El tono primero es lo que el Señor por el profeta prometió, diziendo:
«¿A quién miraré o acataré sino al humille e quieto e tremiente las palabras mías?»86. Esto
que aquí prometió en mí lo cumplió quando acató a la humilldat de la esclava suya.
Sepas, mi amada e devota Condessa, quel glorioso Rey del çielo e de los ángeles
grand Señor regió cáthedra en la tierrra, fecho maestro de los honbres, e leyó çiertas
79 1 Tim 2, 3-4: «Et acceptum coram Salvatore nostro Deo, qui omnes homines vult salvos fieri, et ad agnitionem veritatis venire». 80 Is 33, 22: «Dominus enim iudex noster, Dominus legifer noster, Dominus rex noster, Ipse salvabit nos». 81 Ier 17, 14: «Salvum me fac, et salvus ero, quoniam laus mea tu es». 82 Prov 2, 14: «Qui laetantur cum malefecerint, et exsultant in rebus pessimis». 83 salvarse es lectura dudosa. 84 Ps 149, 5: «Exsultabunt sancti in gloria, laetabuntur in cubilibus eius». 85 Lc 1, 48. 86 Is 66, 2: «Dicit Dominus; ad quem autem respiciam, nisi ad pauperculum, et contritum spiritu, et trementem sermones meos?».
288
lecciones, de las |[178r] quales fue la una: «Deprender de mí, que manso só e humillde de
coraçón»87. E yo retuve esta lecçión de la dulçíssima boca suya, que ya en mi conçepçión
el Señor enxierto avía, e çerré esta doctrina dentro en la memoria mía sobre todas las
palabras que del Fijo oýdo avía, así a los ángeles como a los pastores e al justo Simeón. E
no deprendí del Fijo mío a fabricar los çielos ni a alumbrar los çiegos ni resuçitar los
muertos, mas aprendí a ser mansa e humillde de coraçón. No deprendí las cosas grandes
divinas obrar, mas deprendí mansamente me humillar. Pues mira que el tono divinal que
al humillde acatamiento prometió, porque en mí la humilldat vera falló, su acatamiento
prometido en mí lo cunplió. Pues cante la cuerda mía su dulçe armonía e diga: «Acató el
Señor la humilldat de la ançilla suya». Mira que deste acatamiento me dirán
«bienaventurada todas las generaçiones».
La Condessa
Bienaventurada e por tal loada de todas las generaçiones, ¿qué cosa es más noble
que la Madre del Señor? ¿Qué cosa es más resplandesçiente que aquella a la qual escogió
el Resplandor de la gloria eternal? ¿Qué cosa es más casta que aquella que al cuerpo del
Señor sin suzio tocamiento engendró? Pero vos, Señora mía, aquella sola humilldat
dezides quel Señor en vos miró; aquella es guarda e torre de las otras virtudes. Asentaste,
Señora, en puerto seguro de estança los exerçiçios altos de vuestros estudios, e por esso
virgen sin par soys, illustrada de luz divinal, de todos loada en general.
La Virgen
El tono segundo de la cuerda terçera así es, que como el Señor respectó o remiró,
esto es, derechamente miró la humilldat mía, que só ançilla, a sí respectó o remiró, esto es,
atrás miró. Deves saber, |[178v] devota mía, que el Señor, por grand furor que huvo de
nuestra madre Eva por el su desobedesçer, bolvió la cara de toda muger e todas las puso a
sus espaldas. Mas quando atrás miró e mi humilldat por su graçia respectó, luego a mí se
bolvió, de mis nesçesidades me salvó quando le dixe: «Atrás miraste la mi humilldad e la
mi alma salvaste de toda nesçessidat». Entonçe fue en mí conplida la profeçía prometida,
quel Señor se convertiría a la carrera de la puerta del santuario de fuera88. Yo, María, fuy la
puerta; e fue la carrera e vía la humilldat mía, pues la vista prometida en mí sola fue
conplida. Suene la cuerda e diga: «Atrás miró el Señor la humilldat de la su ançilla», por lo
qual me dirán «bienaventurada todas las generaçiones».
La devota Condessa
87 Mt 11, 29: «Et discite a me, quia mitis sum, et humilis corde». 88 Cf. Ez 47, 2: «Et eduxit me per viam portæ aquilonis, et convertit me ad viam foras portam exteriorem».
289
Bien por méritos vuestros aventurada e por todas las cosas89 de todas loada, que,
poniendo los perfumes açeptos de vuestro nardo al Rey que folgava en la gloria suya90,
bueltas espaldas a sus criaturas por culpa de aquella que se quiso deificar, vos, la humillde
Virgen bendicha, donde ya érades deificada vos quesistes humillar e ancillar. Aquella,
sobervesçiendo, no guardó servidumbre al su Preceptor; e do era mayor por graçia quel
diablo, quiso ser parcionero de su maldat; e, negando a Dios serviçio, no quiso aver parte
de su Magestad. E vos, la mi grand Señora, por la humillde vuestra servidumbre que a
Dios fezistes e distes, meresçistes vencer al tenptador e mandar al vuestro Señor, e ser
Madre de vuestro Criador, por lo qual a vuestra nobleza sola todas las gentes dan loor.
La Virgen
El tono terçero dize: «No mora en medio de mi casa aquel que faze sobervia»91.
¿Pues qué piensas más oýr que aquel que es humillde será de su familia en medio de los
pri- |[179r] vados? Mira, Condessa, cómo lançó de su casa al sobervio Luçifer e lo fizo
Sathanás, e al humillde sant Miguel fizo capitán mayor de todas las cavallerías. A este tono
doctrinal junté yo dulçe acor de manseza virginal e humilldat virtual. La manseza humillde
ha conpañía con Dios, lo qual se muestra por esta señal, que siempre plugo a Dios la
oraçión e petiçión de los humilldes. La señal segunda, que Dios fuelga e repausa en92 los
veros humilldes. Es la humilldat como lecho con flores, como le convidava la esposa,
diziendo: «Mira, esposo mío, quel lecho nuestro está florido»93. La terçera señal, quel
Señor graçiosamente fabla con sus servidores e Dios con los humilldes. Mira de Moysén,
que por tan familiar lo avía el Señor que fablava con él de cara a cara, como amigo fabla
con su amigo, solo porque era el más humillde de los moradores de la tierra. Pues no ayas
por estraño quel Señor a mí sola fablasse e de mí sola fiasse todos los sus secretos, ca
miró e remiró el Señor a la humilldat de la su serviente. E por esto me dirán
«bienaventurada todas las generaçiones».
La Condessa
Escogida Virgen e bien sobre todas esmerada, cuya manseza e humilldat del alto
Señor fue muy remirada, todos los pueblos, lenguas, nasçiones e gentes vos digan Señora
bienaventurada, lóenvos todas e vos bendigan las generaçiones orientales, pues vos les
89 Repite a continuación las cosas. 90 Esta parte recuerda la antífona del salmo 109 que se canta en víspera para el común de las fiestas de la Virgen
María: «Dum esset Rex in accubitu suo, nardus mea dedit odorem suavitatis». 91 Ps 100, 7: «Non habitabit in medio domus meæ qui facit superbiam». 92 En el original se lee un. 93 Cant 1, 15.
290
nasçistes como aurora serena e les aparesçistes. A vos, mi Señora, alaben, sublimen las
generaçiones oçidentales, pues aparesçistes como luna llena. Grandezcan, enxalçen
vuestra bienandança las generaçiones meridionales porque les paristes al Sol de nobleza. A
vos magnifiquen e glorifiquen las generaçiones setentrionales por darles gigante |[179v] de
grand fortaleza. Lóenvos oriente por la santidat de vuestra conçepçión, bendígavos
meridión por la navidat de vuestra perfecçión, ensálçevos septientrión por la virginidat de
vuestra partiçión, sublímevos oçidente94 por inmortalidat de vuestra gloriaçión. Todas vos
digan bienaventurada las suso dichas generaçiones, porque acató el Señor vuestra virginal
humildat e veras humiliaçiones.
La Virgen
Bien dixiste humilldat e veras humiliaçiones, que pocas son e raras las humilldes
vírgines; e por ser raras e pocas, son más preçiosas, ca muchas salen vanas, lasçivas e
loçanas; las más salen locas, e las prudentes, pocas. E así de las humiliaçiones, muchas son
falsas e aparentes, e pocas veras existentes, porque unos fazen humiliaçiones raposinas e
otros asininas e otras lupinas, etc. Mas humilldat virginal e vera humiliaçión fueron en mí
por exçelençia falladas e por el Señor açeptas e aprovadas, ca todas son a Él claras e
manifiestas. E mira el que falsa e iniquamente se humilla e sus entrañas de engaños son
llenas. E porque Dios miró mi humilldat virginal e mis veras humiliaçiones, desto e por
esto bienaventurada me dirán todas las generaçiones.
La Condessa
Dixiste vós, Señora mía, a Ysabel, la vuestra prima: «Oye, hermana mía, a la qual e
con la qual es la mi fabla, pues que por la boca tuya el Señor magnifestó e declaró las
grandes magnalias que en mí obró»; e desto a todas las generaçiones, essas mesmas en vos
magnifestando, vos magnificarán todas las generaçiones, como dixo el Sabio:
«Magnificaste al pueblo tuyo e lo honraste»95. Generaçiones dexiste, Señora, porque ha
generaçiones del çielo e generaçiones de la tierra, ca toda paternidat por el Fijo |[180r]
vuestro es llamada en el çielo e en la tierra. Pues bien paresçe quel Fructo vuestro
magnificó las generaçiones del çielo, las caýdas reparando, e las generaçiones de la tierra,
en fijos de Dios los generando; ergo como vós pariéssedes por los méritos de vuestra
humildat, a la qual miró el Señor al bendicho Fijo suyo, e desto vos diçen bienaventurada
las çelestes e terrestres generaçiones.
La Virgen fabla de la cuerda [quarta] del su dulçe salterio
94 Interlineada la d. 95 Sap 19, 20: «In omnibus enim magnificasti populum tuum, Domine, et honorasti».
291
La cuerda quarta del salterio nuevo mío es esta que se sigue: «Porque a mí fizo
grandes cosas aquel que poderoso es e santo el nombre d’Él»96. E tiene tres tonos esta
cuerda de parte del Señor e tres acores dulçíssimos de mi parte. El tono primero es quel
Señor es tan potente que contra los propios e naturales derechos podía dar poder a una
virgen que podiesse conçebir sola e sin varón, la qual fue muy alta obra e grande de fazer,
e a la natura inposible. E Dios pudo fazer esto por Él ser omnipotente e obrante quanto
quiere. El acor mío respondió quando Dios me preparó e escogió para que yo fuesse
aquella que sin esposo conçebiesse al su Fijo eternal. Pues suene e cante la cuerda mía con
dulçe armonía, e diré laudes al Señor porque fizo grand cosa «Él, que es potente e santo el
nobre d’Él».
El tono segundo es qu’Él, potente contra común curso humano, pudo dar virtud e
poder a una virgen ya ençinta podiesse parir e quedasse virgen, la qual obra fue mayor que
la primera. E aquesto fue al Señor possible e ligero por ser todopoderoso, ca no es çerca
de Dios cosa inposible. El acor deste tenor fue fallado en mí, que virgen conçebí e virgen
parí e, después del parto, virgen remanesçí. Pues suene la cuerda mía concorde melodía e
diré al Potente tal loor: «Porque fizo el Potente a mí cosas grandes e santo el non- |[180v]
bre d’Él».
El tono terçero es qu’Él, potente contra toda ley de criatura, sobre toda razón
cendra e pura, e sobre costunbre de humana natura, Él, potente, proveyesse que una
hembra pariesse e aquel Fijo que nasçiesse fuesse perssona una, Dios y honbre de
consuna. Esta fue la mayor operaçión que Dios, segúnd perfecçión, en Él pudo fazer. A
este tenor del grand Señor respondió el mi acor quando yo en aquel día con gozo e alegría
parí al grand Salvador, Dios y honbre, un Señor, a Jhesú, mi buen amor, mi Fijo, mi
Criador. Suene, pues así es, la quarta cuerda mía e dize: «Al potente, alabanças, porque
fizo en mí grandes cosas el poderoso e santo el nonbre d’Él».
La Condessa
Por çierto, Señora, sin duda, Señora, veramente, Señora, o, exçellente señora
Virgen e sola, grandes magnalias obró Dios en vos, que fuéssedes la primera que ser
virgen prometiesse, e, siendo moça, virgen conçebiesse e virgen permanesçiesse e varón
no conosçiesse. E mayores magnalias, que sin mestro conçebiesse, e sin mestruo97 lo
nudriesse, e virgen lo pariesse, e virgen remanesçiesse. E grandíssimas e muy mayores
magnalias fizo a vos Dios, que vos, criatura, pariéssedes al Criador; e vos, ançilla,
pariéssedes al Señor; la captiva, al Redemptor; la estrella, al Sol; la moça, al Viejo; la joven,
al Ançiano; el reguerillo a la Fuente; e, brevemente, la fija pariesse al Padre; e la nieta, a su
96 Lc 1, 49: «Quia fecit mihi magna qui potens est: et sanctum nomen eius». 97 u, interlineada.
292
Avuelo. ¡O, muy gloriosa Virgen, grandes señales e maravillas fuertes açerca de vos fizo el
alto Dios! ¡Sea el su regno regno sempiterno e su poder sea en generaçión e generaçiones!
Amén.
La Virgen
Quiérote notificar por qué añadí «santo el nonbre d’Él». El glorioso nonbre del
Señor |[181r] santo es en sí e de suyo, e es santificado en nosotros en quanto nosotros
somos santificados en el santo nonbre d’Él. ¿Qué cosa es el nonbre d’Él sino la fama
d’Él? Es el nonbre d’Él la notiçia d’Él; el nonbre d’Él es la fe e creençia d’Él. E aqueste
nonbre es santo con los santos porque es glorificado de los santos e lo bendicen, de los
iniquos e malos blasfemado. E porque a mí fizo grandes cosas, santo es e bendicho el
nonbre grato suyo.
La Condessa
Así es, prudentíssima Virgen, así, Virgen preñada, así es, parida inviolada, así es,
Madre de Dios loada, quel verbo nasçido en carne maravillosamente gloria es en Dios, la
qual en los honbres es magnifestada, ca el Fijo fecho honbre clarificó al Padre sobre la
tierra. E por esto es verdat quel Poderoso, faziendo magnalias grandes e máximas a vos,
fue declarado ser santo e bendicho el nonbre d’Él. Veramente fizo el Potente grandes
magnalias en la tierra, ensalçando e sublimándovos sobre todos los honbres. E mayores
magnalias fizo açerca de vos en los çielos el Potente, ensalçándovos e honrándovos sobre
todos los ángeles. Fízovos magnalias muy más grandes en los infiernos e subjetando e
humillando al poder vuestro e voluntad las potestades tenebrosas e las funestas señorías.
Sea por essas cosas bendicho e santo el nonbre d’Él.
Fabla la Virgen de la cuerda quinta del salterio dulçe suyo
La quinta cuerda del salterio dulçe mío así es la que se sigue: «E la misericordia
d’Él de la generaçión a las generaçiones a los temientes a Él»98. E aquesta cuerda tiene tres
tonos por parte del Señor e tres acores por la parte mía e de las temidas criaturas.
El tono primero es el benefiçio de la encarnaçión, el |[181v] qual fue de grand
misericordia del Señor, ca el Verbo divinal, vestiéndose de carne humana en el mi vientre
virginal, nuestras miserias resçibió: fanbre, sed, calor e frío, cansançio, flaqueza e muerte.
Aquestas son las siete fijas de nuestra miseria; estas son las siete mugeres que consigo por
matrimonio casi las copuló; estas son las quel vero pan99 comiero[n], como dixo Ysaýas:
98 Lc 1, 50: «Et misericordia eius a progenie in progenies timentibus eum». 99 En el original, pam.
293
«E aquesto todo salió e nos manó del abismo piadoso e misericordia divinal». Esta
misericordia de la encarnaçión enpeçó en la generaçión de los judíos, a quien fuera
prometida, e proçedió fasta las otras generaçiones que eran de los gentiles. E aquesta
misericordia demandava el rey David quando dezía: «Muestra a nosotros la misericordia
tuya e danos la tu salvaçión»100; como si dixiera: «Mostraste la tu potençia en la criazón
criando el mundo de nada, mostraste tu sapiençia al mundo governando, mostraste tu
justiçia a los malos penando, como paresçió en el Diluvio e en la[s] çibdades çinco suzias,
viles e torpes de dañaçión. Muéstranos agora la tu misericordia en la filial encarnaçión». El
acor101 deste tono es el temor de nuestro Señor, que se dize iniçial, el qual es no solo ser
apartado de nuestro Señor, mas aun teme aver por sus pecados pena. Pues responde este
acor al tono del Señor porque, si Dios por su misericordia se unó e juntó con los honbres,
temer deven ser los tales apartados d’Él. E si el Señor por nosotros sufrió las penas
naturales, temer deven de caer en las penas102 infernales. E por quanto en mí e en los otros
temientes por este modo nos guardamos de incurrir en tales males, por ende la
misericordia suya vino en mí a provecho mío e de los otros de miedo temerosos. Pues
suene e retinte la |[182r] cuerda mía con su dulçe armonía e diré del mi Señor: «La
misericordia d’Él de generaçión en generaçión a los a Él temientes».
El tono segundo del Señor es una mayor misericordia que la primera. E fue
aquesta de la su cruel Passión, en la qual mostró la su liberal largueza, porque allí dio a
sant Pedro la Yglesia suya; al discípulo dio la Madre suya; el ánima, al Padre; al ladrón, el
paraíso; a Nicodemus e Joseph dio el su cuerpo; e las ropas, a los sayones; a los creyentes
dio su sangre en redempçión e a todo sí mesmo nos dará en galardón. E fue quasi pródigo
e es agora, que su patrimonio da por un vaso de agua fría. Pues bien paresçe esta
misericordia ser mayor que la primera, ca en aquella nos nasçió, mas en esta se nos dio,
como dixo Ysaýas: «Moço nos es nasçido e fijo nos es dado»103. A este tono del Señor de
misericordia mayor deve de nuestra parte responder104 más dulçe acor de temor, que se
llama filial, por el qual el creyente e fijo adoptivo teme al padre, no por miedo de aver
pena, mas por miedo de ofenssa, e lo sirve con amor; e en el amor filial meresçe ser
heredero. Pues suene la cuerda quinta más suave melodía e diré: «E la misericordia d’Él de
generaçión en generaçiones a los que temen a Él».
El tono terçero es de mucho mayor misericordia del Señor que la primera ni la
segunda. E aquella misericordia es quando abrió la su çelda ungüentiva105 e pimentaria
para curar e sanar a los enfermos; e puso de claro las buxetas e potes de las melezinas para
curaçión del linage humanal. La çelda fue el santíssimo cuerpo del Señor e las plagas suyas
100 Ps 84, 8: «Ostende nobis, Domine, misericordiam tuam, et salutare tuum da nobis». 101 En el original se lee arco. 102 penas, repetido. 103 Is 9, 6: «Parvulus enim natus est nobis, et filius datus est nobis». 104 desponder. 105 guen, interlineado.
294
fueron los potes e caras, de las quales salió bastantemente la reparaçión de nuestros males.
Ca poco nos provechara el nasçer del Salvador si no nos acorriera la |[182v] muerte del
Redenptor. Por esta fuemos redemidos e de captivos fuemos a libertad restituydos, e de
fijos de yra e de captivos fuemos fechos fijos de graçia e adotivos.
Mira, devota Condessa, quánta e quánt grande fue esta misericordia e tono106 del
Señor. Pues cumple que de nuestra parte responda muy dulçe acor para que la quinta
cuerda resuene loores al Redenptor. El acor es un temor reverençial que le es devido por
tan altos benefiçios. E es el temor reverençial aquel quando la criatura mira la exçellençia
de alguno e con reverençia d’Él se retrahe, considerando su propia poquedat, como fizo
Daniel al ángel, que desmayó luego e perdió las fuerças e cayó sobre su faz107. Asimesmo
mi sobrino Juan, quando vido al ángel que le mostrava las revelaçiones, cayó a sus pies
para le adorar. Este temor es en los ángeles, ca en el Apocalipsi diz que los ángeles que
estavan delante el trono de Dios cayeron sobre sus caras e lo adoraron; e así lo oes en la
Yglesia, que adoran las señorías e trimen las potestades. E porque tal Señor como Este se
falló en mí e se falla en los veros creyentes, por esso en ellos huvo eficaçia la misericordia
redenptiva. Pues suene la quinta cuerda mía con dulçe armonía e diré: «E la misericordia
d`Él, de la generaçión de los judíos fasta las generaçiones de los gentíos, a los temientes a
Él por temor e reverençia.
La devota Condessa
Muy graçiosa Virgen e al Señor mui açepta, vuestra Merçed bien tanto me faga que
alcançe aquel unçial temor por que fuya108 del mal e quite las penas infernales; e por temor
de ser apartada de Dios yo ame las virtudes, por do alcançe los bienes çelestiales, e,
mediante la vuestra ayuda, yo merez- |[183r] ca aquel temor filial por el qual, a Dios
amando, merezca ser su fija por que herede la herençia con el Fijo que por mí enbió al
mundo. E sea digna del temor reverencial por que aquí e allí, conosçiendo mi poquedat e
poco presçio, honre e loe con reverençia su altíssima Magestad, por que en mí sean
conplidas las misericordias llenas suyas, grande, mayor e más mayor, por la su grande
piedat.
La Virgen explana la cuerda [sesta] del su salterio decacordo, esto es: de diez cuerdas
[L]a sesta cuerda del mi salterio así es esta siguiente: «Fizo potençia en el braço
suyo e derramó los sobervios en el consejo de su coraçón»109. Esta cuerda ha tres tonos
106 todo. 107 Cf. Dan 10, 9. 108 En el original, fuy�. 109 Lc 1, 51: «Fecit potentiam in brachio suo: dispersit superbos mente cordis sui».
295
por parte del Señor e tres acores por parte de los contrarios. La potençia primera es el
primero tono e fue aquesta la potençia del braço suyo de la primera redempçión quando
redimió a Israel del primero captiverio so el poder de Pharaón, de la qual dixo el rey
David: «Redemiste en el braço tuyo al pueblo tuyo»110. E Dios dixo a Moysén por los
judíos: «Yo vos redemiré en braço estendido»111. A esta potençia responde el acorde
consonante la distruçión de los egipçios muertos en la mar Bermeja, como canta la
Yglesia: «Entró Pharaón a cavallo con sus carros e cavalleros en la mar e el Señor retornó
sobr’ellos las aguas del mar, e los fijos de Israel andaron por seco en medio della». Estos
sobervios en el su consejo fueron disperssos en las ondas de la mar. Deste mal consejo
fabló Dios por Ysaýas: «Los prínçipes locos de Tanis, sabios consegeros de Faraón,
dieron consejo insipiente»112. Pues así es, suene la cuerda sesta mía con suave melodía e
diré: «Fizo el Señor potençia en el braço suyo e derramó los sobervios en el consejo de su
coraçón».
La segunda potençia fue |[183v] en la redenpçión del pueblo de Dios, así como tono
segundo del captiverio de Bavilonia, de la qual potencia113 se escrive en el salmo:
«Despierta tu potençia e ven para que nos salves»114. En otro salmo dize: «Segúnd la
grandeza del braço tuyo possee a los fijos de los tus captivos»115. A este tono de la
potençia de Dios e fortaleza del braço suyo responde un dulçe acor de la disperssión de
los sobervios confiantes en el consejo de su coraçón, del qual fabla Ysaýas contra
Babilonia en perssona del Señor: «Desfallesçiste en la muchedumbre de tus consejos.
Estén e sálvente los agoreros del çielo, que las estrellas contenplavan e los meses
numeravan para dezir lo futuro: no es alguno que te salve»116. E diz Dios por Ysaýas: «E
levantarme contra ellos, dize el Señor de las cavallerías, e desperdiciaré al nonbre de
Babilonia e las reliquias e la raýz o el grumo o lo nasçido, dize el Señor»117. Pues suene la
cuerda sesta mía con justa melodía, e diré: «Fizo el Señor potençia en el braço suyo e
derramó los sobervios en el consejo de su coraçón».
La terçera potençia118 fue el tono terçero de la cuerda sesta, de la qual potençia
escrive Ysaýas: «¡O, fortaleza del braço del Señor levantante, levante, o, braço del Señor, e
revístete de fortaleza como en los días antiguos e en las generaçiones de los siglos; aparejó
Dios el braço suyo a vista de todas las gentes; e verán todos los fines de la tierra la
110 Ps 76, 16: «Redemisti in brachio tuo populum tuum». 111 Ex 6, 6: «Redimam in brachio excelso». 112 Is 19, 11: «Stulti principes Taneos, sapientes consiliarii Pharaonis dederunt consilium insipiens». 113 potestia. 114 Ps 79, 3: «Excita potentiam tuam, et veni, ut salvos facias nos». 115 Ps 78, 11: «Secundum magnitudinem brachii tui posside filios mortificatorum». 116 Is 47, 13 y 15: «Defecisti in multitudine consiliorum tuorum. Stent, et salvent te augures caeli, qui contemplabantur sidera, et
supputabant menses ut ex eis annuntiarent ventura tibi [...] Non est qui salvet te». 117 Is 14, 22: «Et consurgam super eos, dicit Dominus exercituum; et perdam Babylonis nomen, et reliquias, et germen, et progeniem,
dicit Dominus». 118 pontencia.
296
salvaçión de nuestro Dios»119. Esta es la potençia que Dios en mí fizo quando el braço
suyo poderoso vestió de carne humana e nasçió de mí, visyble a los ojos de las gentes,
para redemir al captiverio general del poder del enemigo. De la qual, asimesmo, dize el
propheta Ysaýas: «Señor, ¿quién creerá al dicho nuestro? ¿O el braço del Señor a quién
fue revelado?»120. Deste braço se escrive en Ysaýas: |[184r] «Mira quel Señor Dios en
fortaleza vendrá e el su braço se aseñorará; e mira que la merçed suya viene con Él e la
obra suya delante d’Él»121. Fabla aquí de la merced de la gloria e de la obra de la
redenpçión. E dize más: «Como el Señor allegará sus corderos en el su braço e en el
regaço suyo los levará, e las preñadas ovejas Él las portará»122. Fabla aquí cómo se avría
con los ynoçentes, que son como corderos, e con los penitentes, que conçiben buenos
propósitos e desseos como las ovejas.
E a esta potençia del braço del Señor para redemir al pueblo humano en general e
en espeçial al pueblo de Israel del poder del enemigo que lo tenía captivo, que fue como
tono, responde un acor de parte de los sobervios escribas e phariseos, que lo no quisieron
resçebir, que fueron dispargidos e derramados por todo el mundo, seguiendo su mal
consejo. De lo qual tres e mill e más años antes lo profetó Jacob de sus fijos Simeón e
Leví, de los quales descendieron phariseos e dotores, e dize así: «Simeón e Leví,
hermanos, armas de maldat peleantes; en el consejo dellos no venga la mi alma, en la
conpañía dessos no venga la gloria mía, porque en la saña suya mataron al varón e en la su
voluntad minaron el muro»123. Este fue el Salvador, varón de batallas e muro de Sión. E
mi sobrino Juan Evangelista cuenta cómo los pontífiçes fariseos fezieron consejo de
matar a Jhesú, el Fijo mío, e así lo fezieron, por lo qual oy día son dispersos e derramados
por todo el mundo. Pues que así es, suene la sesta cuerda mía su dulçe armonía e diré:
«Fizo el Señor potençia en el braço suyo e derramó los sobervios judíos por el mal
consejo del coraçón suyo».
La Condessa
Muy diligente intercessora por nuestras neçessidades e de los pecadores
grandíssima abogada, por las vuestras gratíssimas piedades sean los mis conse- |[184v] jos
así adreçados en el poderoso Señor Dios, por que por la potençia suya me libre del
enemigo e de todo mal amigo, e de todo pecado e viçio; e me tome el braço suyo
119 Cf. Is 51, 9 e Is 52, 10: «Consurge, consurge, induere fortitudinem, brachium Domini! Consurge sicut in diebus antiquis, in
generationibus saeculorum [...] Paravit Dominus brachium sanctum suum in oculis omium gentium; et videbunt omnes fines terræ salutare Dei nostri».
120 Is. 53, 1: «Quis credidit auditui nostro? Et brachium Domini cui revelatum est?». 121 Is 40, 10: «Ecce Dominus Deus in fortitudine veniet, et brachium eius dominabitur, ecce merces eius cum eo, et opus illius coram
illo». 122 Is 40, 11: «Sicut pastor gregem suum pascet; in brachio suo congregabit agnos, et in sinu suo levabit; foetas ipse portabit». 123 Gen 49, 5-6: «Simeon e Levi fratres vasa iniquitatis bellantia. In consilium eorum non veniat anima mea, et in coetu illorum non
sit gloria mea: quia in furore suo occiderunt virum, et in voluntate sua suffoderunt murum».
297
esquierdo, en él me soporte e sostente en las mis tribulaçiones; e con el braço suyo diestro
me defienda de superbia, abraçándome en las mis consolaçiones.
La Virgen explana la cuerda séptima del su salterio de diez cuerdas
La cuerda séptima del cántico noveno mío, devota Condessa, esta es que diré:
«Despuso a los potentes de la silla e ensalçó a los humilldes»124. Esta cuerda tiene tres
tonos o tres tenores de parte del Señor e tres acores por parte de las criaturas e servidores.
El tenor primero fue en125 prinçipio del mundo, quando derribó a Luçifer del trono
altíssimo de su nobleza, en la qual era poderoso sobre todos los ángeles del çielo, por
quanto en sobervia de su fermosura quiso su silla poner tan alta que fuesse ygual o
semblante al Señor. E cayó Luçifer de la silla suya e asimesmo los que lo siguieron
cayeron de las sillas suyas, como dixo Ezechiel en perssona de Dios: «Llenas son tus
entrañas de maldades e pecaste; e yo te lançé del monte santo de Dios e fue tu coraçón
elevado en tu fermosura e perdiste tu sabidoría en tu beldat; e lançete en tierra delante de
la cara de los reyes para que te mirassen»126.
El acor que a este tenor responde es que cada día el Salvador, por los méritos de
su Passión, cada día inche aquellas sillas reales vazías de los creyentes humilldes, faziendo
los hombres reyes por los ángeles soberviosos. Nuestro Señor dixo: «Serán los honbres
como ángeles en el çielo»127. Pues asý es, suene la cuerda séptima mía en acor de armonía e
diré: «Despuso a los potentes de la silla e ensalçó los humilldes».
El segundo tono fue e dura por todo el curso mundano |[185r] en el linage humano,
como paresçió en los judíos, los quales, por ser subjectos a los preçeptos e fijos de los
santos patriarchas, juró el Señor Abrahán, humillde servidor suyo, de le dar la tierra de
Canaam e a su semiente por herençia, la qual tierra tenía diez generaçiones de gentes que
la moravan, partida en diversos regnos. Pero añadió Dios e dixo que no ge la daría luego,
que aún no eran acabadas e llenas las iniquidades de aquellas gentes. E desde la promessa
fasta conplirse passaron quatroçientos e setenta años, en la qual conplida derribó los
potentes e señores sobervios de la silla de sus potençias, e ensalçó128 en la dicha tierra los
prínçipes de los tribus de Israel. Mira el tenor de la disposición e el acor de la sublimaçión.
Después desto ensoberveçieron los reyes de Israel e de Judea, e depúsolos Dios de
sus sillas do eran potentes. Mira el tenor: «E ensalçó e sublimó en ellos a Salmanasar e a
Nabuchdonosor». Mira el acor, que aquestos reyes no osavan alçar lança ni sacar espada
contra Ysrael, Dios los esforçó e alçó sobre las sillas reales de los sus reyes potentes. Así
124 hranilldes. Lc 1, 52: «Deposuit potentes de sede, et exaltavit humiles». 125 fuem. 126 Cf. Ez 28, 16: «Repleta sunt interiora tua iniquitate et peccasti; et eieci te de monte Dei, et perdidi te, o cherub protegens, de medio
lapidum ignitorum. Et elevatum est cor tuum in decore tuo; perdidisti sapientiam tuam in decore tuo, in terram proieci te; ante faciem regum dedi te ut cernerent te».
127 Mt 22, 30: «In resurrectione enim neque nubent, neque nubentur: sed erunt sicut angeli Dei in caelo». 128 ensanço.
298
fizo dellos mesmos, que sobre los de Siria puso a los de Media, e después sobre aquestos
los de Persia, sobre los quales puso a Greçia, sobre los quales a los romanos, e sobre
aquestos a los christianos, etc. Mira el curso de parte de Dios, el tenor deponiendo a los
sobervios potentes de la silla emperial; e mira el acor enalçando e sublimando a los
humilldes. Desto dezía el Sabio: «Aborrible delante de Dios e de los honbres es la
sobervia, e descomulgada toda maldat de las gentes –diz–. El regno es trasladado de gente
en gente por las injustiçias e injurias, e por los desonores e por129 engaños diverssos»130.
Pues retinga la septena cuerda mía con dulçe armonía e diré: «Depuso e quitó a los
potentes de la silla, e ensalçó a los |[185v] humilldes131». E singularmente como el Fijo de
Dios carne tomasse del mi vientre virginal e paresciesse visiblemente entre los suyos, e su
gente, con sobervia, no lo quisieron conosçer ni obedesçer, antes lo enpeçaron de grado
aborresçer, e le tornaron males por los bienes que les fazía fasta lo traer a la muerte, por lo
qual Dios los batió de su libertad e poderío, en lugar de los quales puso a otros pueblos, e
do eran señores los fizo esclavos e siervos de todo el mundo fasta en fin deste siglo. Por
lo qual suene la cuerda mía de suave melodía e diré: «Derribó a los potentes de la silla e
ensalçó a los humilldes»; derribó a los potentes judíos e ensalçó a los creyentes gentíos, ca
los judíos, potentes con Dios e por Dios e en Dios, cayeron descreyendo; e los gentíos
humilldes subieron e se levantaron creyendo.
El tercero tono será en fin del mundo, en el día del Juizio, como dixo el Sabio:
«Las sillas de los impíos sobervios destruyó el Señor, e a los humilldes fizo en ellas asentar
por ellos»132; como quien diz: «Por los sobervios fizo regnar los humilldes», donde los
potentes serán derrocados en el infierno por aquella sentençia terrible: «Partidvos de mí,
maldichos, e yd al fuego eternal, etc»133. Al qual tenor responderá el acor deletable e
desseable de oýr quando dará aquella sentençia e dirá: «Venid, bendichos del mi Padre, e
resçebid el regno»134.
Mira, Condessa, cómo la cuerda séptima mía contiene dulçe armonía quando dize:
«Derrocó a los potentes de la silla e ensalçó a los humilldes».
La devota Condessa
Muy humillde Madre de Dios e Virgen guarnida de grande manseza, por las quales
virtudes meresçistes ser puesta en trono de gloria a la potente derecha del Fijo con
esfuerço de mi alma |[186r] e de toda mi virtud, suplico e ruego a vuestra Alteza me gane
por su merçed mansseza e humilldat por tal que potençia ni grandeza, linage ni señoría,
129 Interlineado. 130 Eccli 10, 7-8: «Odibilis coram Deo est et hominibus superbia, et execrabilis omnis iniquitas gentium. Regnum a gente in gentem
transfertur propter iniustitias, et iniurias, et contumelias, et diversos dolos». 131 Repite hu al final y al principio del folio. 132 Eccli 10, 17: «Sedes ducum superborum destruxit Deus, et sedere fecit mites pro eis». 133 Mt 25, 41: «Discedite a me maledicti in ignem aeternum». 134 Mt 25, 34: «Venite benedicti Patris mei, possidete paratum vobis regnum a constitutione mundi».
299
levanten mi coraçón en orgullo e sobervia. Mas conozca bien e sienta cómo me humillaré
en las oraçiones mías con devida reverençia, en las mis operaçiones con humillde
insistençia, en las confessiones mías con humillde eficaçia, en las mis tribulaçiones con
humillde paçiençia, en las mis converssaçiones con humillde sapiençia, por que yo,
humillada so la poderosa mano de Dios, mediante la graçiosa ayuda, merezca ser
ensalçada con los otros sus humilldes en aquel terrible tiempo de la espantable visitaçión.
La Virgen explana la cuerda octava de su nuevo salterio e dulçíssimo decacordo
[L]a cuerda octava del nuevo cántico mío e salterio de diez cuerdas es aquesta que
se sigue: «A los desseosos e fanbrientos inchió e conplió de bienes, e a los ricos e
abastados dexó vazíos e vanos»135. Tiene aquesta cuerda tres tenores por parte de los
desseosos e fambrientos e tres acores por parte de abondosos e avarientos. El tono o
tenor primero, de los desseosos e fanbrientos, así fue, que desseavan quel Señor los
visitasse por misericordia copiosa, como el delegado enbiado del lado del santo Padre
visita la tierra de los hereges para los reduzir a la madre santa Yglesia. Tal visitaçión como
esta desseavan los Santos Padres en el linbo e los varones santos en el mundo; los
primeros dezían: «Ven ya, Señor, e no quieras tardar»; los que eran en el mundo dezían
fambrientos e con desseo: «Ven, Señor, a visitarnos en paz, porque delante ti nos
alegremos con perfecto coraçón». A estos fambrientos de los bienes que esperavan e
desseosos del Salvador vino el Fijo de Dios |[186v] con mucha misericordia a los visitar,
como dixo Zacharías: «Por las entrañas de misericordia del nuestro Dios, en las quales nos
visitó el nasçiente del alto»136. Oe cómo dezía137 el pueblo creyente de consuna: «Me
vinieron con Él todos los bienes»138. E dixo el Salvador a los sus creyentes:
«Bienaventurados los ojos que veen lo que vós vedes porque yo vos digo: Muchos reyes e
profetas dessearon ver lo que vós vedes e no lo vieron, e oýr lo que vós oýdes e no lo
oyeron»139. Mira cómo los disçípulos e los creyentes fueron llenos e complidos de la
misericordia de Dios; mira el tenor. Agora veamos el acor en los ricos avarientos, los
quales fueron los obispos, dotores e phariseos, en los quales los tesoros de la sabidoría de
Dios, las riquezas de las profundas sentençias de la Santa Escritura, estavan llenos del
saber e vazíos del creer.
E, por ende, quedaron de las promesas vanos e vazíos, ca cunplió lo que prometió
en los creyentes e fanbrientos del Pan de vida que del çielo desçendió e los fartó; e a los
ricos que eran repalagados, e a los que eran desdentados por vegez de sus maliçias, otros
135 Lc 1, 53: «Esurientes implevit bonis: et divites dimisit inanes». 136 Lc 1, 78: «Per viscera misericordiæ Dei nostri: in quibus visitavit nos, oriens ex alto». 137 el nasçiente del alto, subpunteado a continuación. 138 Sap 7, 11: «Venerunt autem mihi omnia bona pariter cum illa». 139 Lc 10, 23-24: «Beati oculi qui vident quæ vos videtis. Dico enim vobis quod multi prophetæ et reges voluerant videre quæ vos
videtis, et non viderunt: et audire quæ auditis, et non audierunt».
300
que eran ahitados de las cosas espirituales, otros por frialdat d’estómago140 aborresçieron
al Salvador, Pan de vida, e así quedaron vazíos y vanos. Mira cómo el tenor fue sonante
por el creer repletivo; así el acor fue concordante por el descreer evaquativo e vazío. Pues
suene la cuerda otava del tenor del salterio mío e concuelde el acor en el cántico nuevo
mío.
El tenor segundo desta cuerda es que los creyentes dessean e son fambrientos quel
Señor los quiera visitar con la graçia suya virtuosa. E aquesta visitaçión faze de cada día en
la justificaçión de los pecados, como visita el médico o físico piadoso al ospital de los
enfermos para |[187r] los sanar, como dezía David en perssona suya e de los otros
pecadores: «Acuérdate, Señor, de nos en el complazer del pueblo tuyo, e visítanos en la tu
salvaçión»141. E quando el Señor oe tal petiçión, luego Él es acudo en la penitençia,
absolviendo de la culpa e inchiendo de la graçia a aquellos que la desseavan. Mira cómo el
Señor pone aquí su tenor, enchiendo de sus bienes spirituales a los fambrientos e
desseosos, e dexa por vanos e vazíos a los ricos fastidiosos como un justo acor, ca, como
cumple a los desseosos por su diligençia, así dexa vazíos a los fastidiosos por su
negligençia. Pues resuene la octava cuerda con grato tenor e cante en armonía con el dulçe
acor, porque complió el Señor los desseosos e de sus bienes los enriqueçió e a los
fastiosos vanos142 los dexó.
El tenor terçero es que los desseosos de la muerte corporal e desseosos de la vida
eternal han fambre e desseo que venga el Rey de los reyes a visitar los sus creyentes
fanbrientos e desseosos del pan, porque saben que bienaventurados son los que comigo
comerán en el regno de los çielos, como dixo Ezechiel: «A estos visitará el Señor como el
pastor a sus ovejas en el día que estoviere en medio dellas»143. Esto dize el Señor Dios:
«Yo mesmo requeriré mis ovejas sobre los pastores e librarlas he de sus manos, e yo los
faré çessar que jamás apaçienten mi ganado ni los pastores apacienten a sí mesmos; e
tiraré mis ovejas de las bocas dellos que no les sean más en manjar. E yo visitaré las mis
ovejas como el pastor visita su cabaña; e quando estoviere en medio de las sus ovejas
dissipadas, así visitaré yo mis ovejas e allegarlas he de todos los lugares donde fueron
derramadas»144. Fabla aquí después de la Resurreçión: «Yo las apasçentaré e las apriscaré
para que fuelguen en sus cortijos»145. Mira, Condessa, cómo |[187v] a los fambrientos e
desseosos cómo los fartará e conplirá de sus bienes. E dize por Geremías: «Visitarvos he e
140 A continuación un espacio en blanco. 141 Ps 105, 4: «Memento nostri, Domine, in beneplacito populi tui: visita nos in salutari tuo». 142 En el original, varios. 143 Ez 34, 11-12: «Ecce ego ipse requiram oves meas, et visitabo eas. Sicut visitat pastor gregem suum, in die quando fuerit in medio
ovium suarum dissipatarum, sic visitabo oves meas». 144 Ez 34, 10-12: «Ecce ego ipse super pastores requiram gregem meum de manu eorum, et cessare faciam eos, ut ultra non pascant
gregem, nec pascant amplius pastores semetipsos; et liberabo gregrem meum de ore eorum, et non erit ultra eis in escam [...] Et visitabo eas. Sicut visitat pastor gregem suum, in die quando fuerit in medio ovium suarum dissipatarum, sic visitabo oves meas, et liberabo eas de omnibus locis in quibus dispersæ fuerant in die nubis et caliginis».
145 Ez 34, 15: «Ego pascam oves meas, et ego eas accubare faciam».
301
despertaré sobre vos palabra buena»146, la qual será: «Yo ordeno a vos el regno como el
Padre mío lo ordenó a mí para que comáys e beváys sobre la mesa mía en el regno mío».
E dirá, como a la esposa en los Cantares: «Comed, amigos, beved, fartadvos mucho,
amados míos»147. Mas el acor de los fastidiosos será en esta148 manera, como los fartos e
ricos oviessen en aborresçençia el pan de vida, estos fueron los incrédulos obispos,
doctores e phariseos, los quales aborresçieron todo manjar de vida como sus padres
fastiaron con la maná en el desierto. Razón tuvo Dios a estos fasçiosos azedos
d’estómago no les dar el pan, pues no quisieron creer ni se disponer para lo resçibir, e por
esso quedaron vazíos e menguados. Si quieres oýr la horrible e terrible visitaçión que fará
aquel día en ellos, yo te la diré. Dixo Dios por Moyssén de los incrédulos de su pueblo:
«En el día de la visitaçión yo visitaré el pecado dellos»149. E dixo a ellos: «Visitarvos he
apriessa, con mengua e ardor que vos remelle los ojos e consuma las ánimas vuestras»150.
E dixo por Ysaýas: «En aquel día visitará el Señor en la su espada dura e grande e fuerte
sobre Leviatán, serpiente antigua151, e sobre los suyos»152; estos eran los diablos e los
descreýdos. «Visitaré sobre vos, cuchillo para matança e canes para que despedaçen
vuestras carnes, aves del çielo e bestias de la tierra para tragar», como dize otro profeta153.
Ítem, dize por Sophonías: «Visitaré sobre todos los prínçipes e sobre todo aquel que se
viste ropa pelegrina, que es en uso; e sobre sobervio que briosamente pise los unbrales de
la casa del Señor Dios suyo en maldat»154; mira aquí sobervios fasçiosos en los bienes.
Ítem, contra los carnales fastiosos: «E visitaré sobre los varones defixos e firmes en sus fe-
|[188r] zes»155; «e visitaré sobre los chicos porque Él ha visitado al pueblo suyo», como dize
Zacharías156. Mira si era razón que a los ricos fastiosos dexasse vazíos e vanos. Pues suene
la cuerda en sus tenores e acores de la cántica mía e diga con armonía: «A los desseosos
cumplió de bienes e a los fastidiosos dexó vazíos e vanos en sus males».
La Condessa
Bienaventurada Virgen, una e sola mi gratíssima Abogada, gáneme vuestra Alteza
del Señor mío e Fijo vuestro tanta graçia e merçed, que los benefiçios grandes e largos a
146 Ier 29, 10: «Visitabo vos, et suscitabo super vos verbum meum bonum». 147 Cant 5, 1: «Comedite, amici, et bibite; et inebriamini, carissimi». 148 En el original en esta en manera. 149 Ex 32, 34: «Ego autem in die ultionis visitabo et hoc peccatum eorum». 150 Lev 26, 16: «Visitabo vos velociter in egestate, et ardore, qui conficiat oculos vestros, et consumat animas vestras». 151 Lectura dudosa por el deterioro del papel. 152 Is 27, 1: «In die illa visitabit Dominus in gladio suo duro, et grandi, et forti, super Leviathan, serpentem vectem, et super
Leviathan, serpentem tortuosum». 153 Ier 15, 3: «Visitabo super eos quatuor species, dicit Dominus: gladium ad occisionem, et canes ad lacerandum, et volatilia caeli et
bestias terræ ad devorandum et dissipandum». 154 Soph 1, 8-9: «In die hostiæ Domini, visitabo super principes, et super filios regis, et super omnes qui induti sunt veste peregrina; et
visitabo super omnem qui arroganter ingreditur super limen in die illa, qui complent domum Domini Dei sui iniquitate et dolo». 155 Soph 1, 12: «Et visitabo super viros defixos in faecibus suis». 156 Acaso Zach 10, 3: «Super pastores iratus est furor meus, et super hircos visitabo; quia visitabit Dominus exercituum gregem
suum».
302
mí fechos de su magnifiçençia liberal no me ensalçen en argullo ni me suban en sobervias
ni la mi llena fartura157 me traya vomitaçión ni fastío abhominable, por el qual aya de
aborresçer al Padre desseado158 de la vida, por que no quede d’Él vazía, mas por la merçed
grande suya ponga en mí tal fanbre e sed de la su visitaçión por que me farte la su
misericordia piadosa, para que en la presente vida alcançe conplimiento de la su graçia e
fartura en la futura de la gloria santa suya.
La Virgen esplana la cuerda suya, novena del su salterio decacordo
No te enojes por açidi[a] ni te ocupe el sueño, e mira qué te diré de la mi cuerda
novena: entre todas cantará dulçes tonos e acores. Oe, Condessa, la cuerda: «Rescibió el
Señor a Israel, su moço, acordado de la su misericordia». E áse de bolver la cuerda en esta
manera: «El Señor, acordado de la misericordia suya, rescibió a Israel, moço suyo o
servidor suyo». E tiene, como las otras cuerdas, tres tenores por parte del Señor e tres
acores por parte del moço servidor.
El tenor primero159 se funda en la misericordia del Señor, la qual huvo con
Abrahán quando le apartó de la gente suya e parentesco e de la casa de su padre, e lo traxo
de tierra de Arán a tierra de Canaan160; e que le farían padre |[188v] de muchas gentes; e que
con él faría pacto161 de amistança e con la semiente suya162; e así lo fizo e lo vio. Grand
misericordia fue aquesta en lo poner por prinçipio e cabeça del pueblo que d’él avía de
venir, que fue el pueblo de Israel; e cabo de163 quatroçientos años desta misericordia se
acordó el señor Dios.
Mira el tenor e tono del Señor, el acor respondiente, que, estando la semiente de
Abrahán, fijos de Israel, en mucha tribulaçión en Egipto en captiverio e servidunbre,
tomó a aquel pueblo por fijo primogénito heredero e lo levantó sacándolo de Egipto con
mano fuerte e braço estendido, del qual pueblo tomó el Señor el Fijo primogénito mío,
Israel. Otra vez le dixo a Nosee: «El moço Israel, ámalo; e de Egipto llamé al Fijo mío»164.
Mira cómo lo resçibió en fijo e servidor, acordándose de la misericordia suya, como dixo
David: «Acordose el Señor de la misericordia e de la verdat, pues la cumplió a la casa de
Israel»165. Pues así es, suene la cuerda mía e dulçe armonía, e diré: «Resçibió166 el Señor a
157 llena fartura, lectura dudosa por la corrupción del papel. 158 padre deseado es también una lectura dudosa. 159 A continuación: e tenor. 160 Cf. Gen 12, 1. 161 patio. 162 Gen 17, 4: «Dixitque ei Deus. Ego sum, et pactum meum tecum, erisque pater multarum gentium». 163 En el original acabado de. 164 Os 11, 1: «Quia puer Israel, et dilexi eum; et ex Aegypto vocavi filium meum». 165 Ps 97, 3: «Recordatus est misericordiæ suæ, et veritatis suæ domui Israel». 166 israel, subpunteado.
303
Israel, su moço e servidor». E aquesto registra Ysaýas quando dixo en perssona de Dios:
«Siervo mío eres de Israel, en ti me gloriaré»167.
El segundo tono e tenor de mi cántico se funda en la misericordia del Señor, la
qual huvo con el moço suyo, Israel, quando después de muchos benefiçios e merçedes
afluentes que les fizo –digo a los fijos de Israel– cometieron contra Él alevosía e trayçión
e crimen de lesa magestad, adorando ýdolos e atribuyendo la divinal magestad a una
semejança de buey168. E con todo esto, a ruego de Moyssem e pregoneros suyos e
conjurando a Dios que se acordasse de las promessas que avía fecho a Abrahán e Ysaac e
Jacob, sus servidores, entonçe Dios acordosse de aquella antigua misericordia e piedat que
avía mostrado a Abrahán e su linage por quanto los avía resçebido en su cargo169.
Mi- |[189r] ra el tono e tenor del Señor. Agora mira, Condessa, el acor del170
servidor, que fue luego reconçiliado e resçebido del Señor, ca dize el Spíritu Santo:
«Aplacado es el Señor e amanssado del furor e saña suya de no fazer el mal que dixiera
contra el pueblo suyo»171. E asý paresçe por qué lo resçibió a la penitençia. E aquesta
misericordia fue mayor que la primera por la causa d’él, propia del pueblo; e la causa de la
primera fue agena, ca fue de Pharaón e del su pueblo. Aquel no resçibió a Dios de los
judíos, mas no lo conosçió, mas Israel resçibiolo con juramento e pleytesía de lo
obedesçer e quasi luego le dessobedesçieron e lo negaron, adorando el bezerro. Pues diga
la cuerda mía: «Resçibió el Señor a Israel, moço suyo e servidor, acordado de la
misericordia suya».
El tono terçero e tenor sobre otra misericordia del Señor mayor que las ya dichas
misericordias, e aquesto es que se acordó de la misericordia que fizo a Abrahán quando le
dixo que en la su semiente serían bendichas todas las gentes; esto era, que de su semiente
nasçería aquel en el qual serían todas las gentes bendichas, que sería el Salvador. E,
acordándosse desta misericordia e de la miseria que los Santos Padres en el limbo
padesçían, plúgole de cumplir la prometida piedat en el tiempo ya conplido.
Mira el tenor, mas agora oe el acor. Quando le plugo e por bien tuvo no quiso
tomar natura angélica, ca bien podiera ser honbre y ángel, e dios e león, e dios e osso, mas
no quiso tomar sino de la simiente de Abrahán. E enbió al paraninfo suyo e tractante
Gabriel para que del linage de David e Abrahán resçibiesse carne humana el Verbo suyo e
le fiziesse honbre Dios. E así resçibió a Israel en el Fijo mío, en el Dios de Israel, del qual
dixo Dios por Ysaýas: «He aquí el moço mío; reçebirlo he. El escogido mío conplúgosse
en el ánima mía»172. E como la obra de la encarna- |[189v] çión sea sobre todas las obras de
Dios, así esta misericordia sobre todas las misericordias de las misericordias d’Él. Pues asý
167 Is 49, 3: «Servus meus es tu Israel, quia in te gloriabor». 168 Lectura dudosa; e interlineada. 169 La misericordia de Yahveh a ruego de Moisés se lee en Ex 32, 11-14. 170 del, aparece repetido y anulado. 171 Ex 32, 14: «Placatusque est Dominus ne faceret malum quod locutus fuerat adversus populum suum». 172 Is 42, 1: «Ecce servus meus, suscipiam eum; electus meus, complacuit sibi in illo anima mea».
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es, cante la cuerda mía su dulçe melodía e diré: «Resçibió el Señor al moço Israel,
acordándose en la misericordia suya».
La devota Condessa
Gloria virginal e virginidat gloriosa, en la qual la grandíssima misericordia del
Señor fizo singularidades maravillosas e maravillas singulares, que Dios fuesse honbre e
vos madre virgen, e que yo firmemente creyesse estas dos cosas. Pídovos por merçed por
la clemençia noble vuestra faga en mí sus maravillas; de mis viçios faga virtudes e de mis
culpas, graçias; e a mí, muerta en pecados e sepultada en mis viçios, por la grandíssima
misericordia tuya e su santíssima piedat me resuçite a santa vida e obras de caridad.
Muy prudentíssima Madre virgen, de una cosa me maravillo, la qual es: cómo la
vuestra discreçión pone aquí recordaçión al muy alto señor Dios, del qual oý yo dezir que
dixiera a Israel, segúnd dize Ysaýas: «Dixo Sión: Dexome el Señor e el Señor me olvidó».
E respondió el Señor: «¿Puede por ventura la muger olvidar al niño suyo para que no se
apiade al fijo del vientre suyo? E si ella se olvidare, yo no te olvidaré, ca en mis manos te
escreví; e siempre son los muros tuyos delante los ojos míos». El que no se olvida de la
cosa, no se acuerda della, pues ¿cómo la vuestra discreçión cantó a Dios recordaçión si no
sufre olvidança?
La Virgen
[N]o ha en Dios alternaçión ni suçessivas mudaçiones, siempre es uno e [...]173, ni
sufre variaçiones. E porque nós más no podemos, fablamos como sabemos. E por las
cosas que vemos en las obras del Señor, así juzgamos de Dios. Si sus efectos son tristes o
paresçen ser terribles, como son |[190r] en las venganças por fuego o pestilençia, por
guerras o carestías, dízenle que está sañudo e es [...]174 muy grande. Si en la tierra ha [...]175,
paz e salud e alegría, dizen que Dios está benigno, piadoso e aplacado. Si las cosas que
pedimos nos enbía prestamente, dezimos que se acuerda de nos; si las merçedes piadosas
las detiene como quiere, dezimos que nos olvida, et cetera. Mas en el Señor realmente no ha
yra ni saña ni piadat ni misericordia, ni olvidança ni memoria, mas el Señor en estas
maneras [no] se ha a guisa e modo176 de omne, en el qual caen177 estas passiones e
mudanças e variaçiones; ni la santa Escriptura es falsa por tales dichos, que son
methafóricos e dichos por semejança.
173 El estado del papel impide distinguir del todo una palabra, quizá essençial. 174 No es posible distinguir una palabra, acaso falta. 175 Algunas palabras presentas muchas dificultades de lectura por la corrosión del papel, quizá bienes temporales; con
menos sentido también puede leerse buenos caporales. 176 mº, en el original. 177 A continuación el copista anula en.
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E porqu’el Señor tardó aquella misericordia que Dios prometió a Abrahán por
espaçio de dos mill años fasta el tienpo que la cumplió en el Fijo mío del mi vientre, mira
si se huvo el Señor a manera de olvidante e sy tuve yo razón de dezir: «Acordosse el Señor
de la misericordia suya e resçibió a su moço Israel». E aquella propheçía que alegaste, no
por tienpo de los hebreos, mas por este tiempo de los christianos lo dixo, ca la Yglesia,
una derramada e estendida por todo el mundo, no tiene otros muros sino los ángeles e al
su ungido Jhesú Christo, Fijo mío, como dixo Ysaýas: «El Salvador será puesto en Sión
por muro e barrera»178, e Zacharías dize de Dios: «Yo seré muro de fuego de Jherusalem,
la qual sería sin muro por la muchedunbre»179. E como la humanidat e los ángeles sea[n]
siempre delante los ojos de Dios, no puede Dios olvidar a la Yglesia christiana. E por otra
razón, en quanto dize: «En mis manos te escreví quando fueron escriptas en la cruz con
estilo de hierro», ca resurgió con las plagas e fixuras en las manos e en los pies por
siempre se acordar de nos.
E así, Condessa mía, es satisfecho a la pregunta tuya que el Señor |[190v] a
semejança de honbre se huvo como olvidante; e yo aquí le canto que sea como acordante.
La Condessa
Yo me acordaré de las miseraçiones e merçedes del Señor, ca muchas a mí fizo
más que a otras mis yguales, e le acordaré en la memoria mía e le conosçeré que es
esperança mía, vida mía, salud mía, e mi bienaventurança, bendiçión e charidat e
sabidoría; e acçiones de graçias por los siglos de los siglos sean al Señor que partiçipar me
fizo en las sus misericordias e muy largas piedades.
La Virgen esplana la cuerda dezena e postrimera [del] decacordo
[E]s la cuerda dezena, o, Condessa devota, del mi salterio de diez cuerdas e
postrera la seguiente: «Como fablo a los padres nuestros, es a saber, a Abraham e a la
semiente suya en los siglos e por los siglos»180. E tiene esta cuerda tres tenores por parte
del fablante e tres acores por parte del escuchante. El tenor primero es cómo el Señor
fabló a los padres, de la qual fabla dixo el saçerdote Zacharías, profetando: «Como fabló
por la boca de los santos profetas que fueron del siglo»181, esto es, desde prinçipio. E
çierto es que el Señor fabló muchas vezes de la embiada de la salvaçión e redepçión al
pueblo suyo, e antes a los prophetas legales; lo fabló con los patriarcas, padres de nuestros
padres. Primeramente lo fabló a Adam, segundamente a Noé e a los después destos,
178 Is 26, 1: «Urbs fortitudinis nostræ Sion; salvato ponetur in ea murus et antemurale». 179 Cf. Zach 2, 4 y 5: «Absque muro habitatur Ierusalem, præ multitudine hominum et iumentorum in medio eius. Et ego ero ei, ait
Dominus, murus ignis in circuitu». 180 Lc 1, 55: «Sicut locutus est ad patres nostros, Abraham et semini eius in saecula». 181 Lc 1, 70: «Sicut locutus est per os sanctorum, quia a saeculo sunt, prophetarum eius».
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como se cree piadosamente, que lo reveló Dios a aquellos en los sacrifiçios que le fazían,
los quales avían enficaçia182 en la fe del venidero Salvador que avían los ofresçientes, por
do ante de Abrahán se salvavan los niños que morían ante del uso del franco juyzio, e
yvan por aquella fe al linbo que se llamó después Seno de Abraham.
A este tenor e fabla del Señor responde por parte del oydor un |[191r] dulçe acor de
verdadera creençia, ca no sería pueblo de Dios ni fuera el Dios de los Santos Padres si fe e
creençia en Él no ovieran; ni Abraham, nuestro padre, nunca fuera justo ni su escogido ni
oviera por herençia para sí e su semiente la tierra de promissión, si no creyera primero que
dize la Escriptura: «Creyó Abrahám a Dios e fuele contado a justiçia»183. Mira, Condessa,
que la creençia de los Padres en el Salvador que avía de venir justificava a los grandes
actualmente creyentes. E justificava a los niños en la fe de los parientes, la qual
protestavan en los holocaustos bienolientes. E dize la Escritura que los justos Padres
nuestros por la fe vençieron los regnos de la tierra de Canaán e al regno de los amorreos,
e al regno de [...]184. E alcançaron las promessas que Dios fizo a Abraham185. Pues suene la
cuerda mía en su dulçe armonía, e diré: «Como fabló el Señor a los Padres nuestros, a
Abraham e a la semiente d’él por los siglos».
El tenor segundo del Señor fue el juramento que fizo al santo padre e patriarca
Abraham, quando le dixo: «Por mí mesmo juré –dize el Señor–, porque feziste esta cosa e
no perdonaste al unigénito fijo tuyo por mí. Yo bendiré186 a ti e multiplicaré tu semiente
sobre las estrellas del çielo e como la arena que es en la costa de la mar. E posseerá la tu
semiente las puertas de sus187 enemigos; e serán bendichas en la tu semiente todas las
generaçiones e gentes de la tierra porque obedeçiste a la boz mía»188. Deste tenor del
Señor dixo el grand sacerdote Zacharías en el su nuevo cántico: «Para fazer misericordia
con los padres vuestros e para acordarsse del su testamento santo, el qual fue el jurado
juramento el qual juró el Señor a vuestro padre Abraham qu’Él, por su alta clemençia
[…]»189.
Oe agora el dulçe acor de la obediençia de Abraham. Dixo Dios a Abrahán:
«Torna el fijo tuyo unigénito |[191v] Ysaac, al qual tú amas, e ve a la tierra de la visión e allí
le ofresçe a mí en holocausto»; quiere dezir: «Degüéllalo, despedáçalo e quémalo a mí en
sacrifiçio». E luego se levantó de noche e tomó al fijo e a dos mançebos e a un asno, el
182 Así en el original. 183 Gen 15, 6: «Credidit Abraham Deo, et reputatum est illi ad iustitiam». 184 Una palabra resulta ilegible debido al deterioro del papel; de la cita original latina tampoco se puede deducir con
seguridad pues Juan López la abrevia. 185 Se refiere a Ex 13, 5: «Cum introduxerit te Dominus in terram Chananaei, et Hethaei, et Amorrhaei, et Hevaei, et Iebusaei, qui
iuravit patribus tuis ut daret tibi terram fluentem lacte et melle». 186 Es decir, ‘bendeciré’; véase esta forma en el glosario. 187 A continuación se anula tus. 188 Gen 22, 16-18: «Per memetipsum iuravi, dicit Dominus: quia fecisti hanc rem, et non pepercisti filio tuo unigenito propter me:
benedicam tibi, et multiplicabo semen tuum sicut stellas caeli, et velut arenam quæ est in littore maris: possidebit semen tuum portas inimicorum suorum, et benedicentur in semine tuo omnes gentes terræ, quia obedisti voci meæ».
189 Lc 1, 72-73: «Ad faciendam misericordiam cum patribus nostris: et memorari testamenti sui sancti. Iusiurandum, quod iuravit ad Abraham patrem nostrum, daturum se nobis»; en la traducción de Juan López falta la última parte de la cita.
307
qual cargó de leña; e quando a cabo de tres días vido el logar alexos e dixo a los moços:
«Esperadvos aquí con el asno, mientra ymos allí a adorar fasta que bolvamos». E puso la
leña a las cuestas el moço fijo suyo; tomó el fuego en una mano e el cuchillo en la otra e,
allegando al lugar, fizo el altar e puso ençima el braçado de la leña ordenada e ató al fijo e
púsolo ençima atado de pies e de manos. E, poniéndole el cuchillo al cuello para le
degollar, mandole Dios que lo no matasse, etc.190. Mira qué obediençia tan presta, toda
lena de tantos tormentos e dolores para el padre por las duras e agras çircunstançias del
preçepto del Señor, empero todas tenidas por nada por la obediençia, luego se dispuso a
la conplir. Pues suene la cuerda mía con su dulçe armonía e diré: «Como fabla a los padres
nuestros, Abraham, e a la semiente suya in secula».
El tenor terçero del Señor se funda en la semiente de Abraham, en la qual se
entiende el Salvador del mundo, que fue la semiente de Abraham, que, segúnd la
Scriptura, las promessas del Señor dichas fueron «a Abrahán e a la simiente d’él». No dize
a las semientes d’él quasi que a muchos, mas a la semiente d’él, que es el Christo o el
Ungido, el qual fue el Fijo de Dios, en mi vientre fecho hombre de la semiente de
Abraham. De la fabla que Dios fizo a esta semiente de Abraham dize la santa Escriptura
en muchas maneras e modos muchos. En otro tienpo fabló191 Dios a los padres en los
Prophetas; agora postrimeramente fabló a nos en el Fijo suyo, al qual estableçió heredero
de todas las cosas e por el |[192r] qual fizo los siglos.
En tanto e más rigor ofreçió Dios el Fijo suyo a la muerte que Abraham levava el
suyo al altar. E así paresçe el tenor del Señor, en el qual fabló al Fijo suyo de la semiente
de Abraham, a la qual fabla y eloqüençia de parte del fablante respondió el acor
dulçíssimo a la efiçiençia del escuchante; al tenor del Padre respondió el acor del Fijo de
parte de la Madre, ca el Verbo fecho carne, el Fijo de Dios fecho honbre, puso en
exsecuçión la paternal promissión diziendo al pueblo suyo: «Por esso sabrá el pueblo mío
el mi nonbre, ca yo mesmo, el que fablava a los padres e a Abraham, heme aquí presente
en el Fijo mío para vos salvar e redemir». E a esto dixo el Fijo que venía: «Yo desçendí del
çielo para fazer la voluntad de aquel que me embió. E aquesta es la voluntad del Padre
mío que me embió, que todo aquel que creyere no muera, mas que le dé vida eterna e
resuçite en el día postrimero». E como Abraham obedeçió a Dios fasta la muerte del fijo,
así el Fijo de Dios [obedesçió al padre fasta la muerte de la cruz]192. Pues suene la cuerda
mía su dulçe armonía e diré: «Como el Señor fabló a los nuestros padres e fabló a
Abraham e a la semiente d’él in secula»; quiere dezir que aquella humanidat quel Fijo de
Dios tomó de la semiente de Abraham, como fabló el Señor, para siempre será en los
siglos ensalçada. Aquí es fin del nuevo salterio mío.
190 El pasaje se encuentra en Gen 22, 1-14. 191 En el manuscrito fablâdo, con âd subpunteado. 192 Las malas condiciones del papel hacen dudosa esta lectura.
308
La Condessa
Pluguiesse al Señor en mí se cumpliesse[n] las promissiones antiguas al santo
padre Abrahán, e juradas e prometidas bendiçiones e feliçidades, e las nuevas del Fijo de
Dios e semiente suya; promissiones e heredades, por que alcançasse aquí la bendiçión
prometida e jurada, alcançasse el galardón de la vida infinida bienaventurada.
CAPÍTULO VIIº
CÓMO PREGUNTA LA DEVOTA CONDESSA EN QUÉ SE OCUPAVA LA
VIRGEN |[192v] EN LOS TRES MESSES QUE ESTUVO CON SANTA YSABEL
Calandra de grato tenor e de acor dulçíssimo, suavíssima filomena, que con boz de
grand dulçura, en grito de grand altura en salterio sonoroso, de diez cuerdas graçioso,
altamente le tañistes, que al Señor contriñistes que vuestro loor oyesse, con desseo vos
dixiesse: «Muéstrame la tu cara e suene tu boz en las mis orejas; porque la boz tuya dulçe
boz es, e la tu cara, fermosa»193. Muy virtuosa Señora mía, dize el verídico secretario
vuestro en pos del cántico nuevo vuestro que vuestra noble e humillde perfecçión quedó
con la su prima por su huéspeda tres meses194. Desseo mucho saber en qué cosas o en qué
obras ocupavades195 el tiempo, o en qué oras señaladas departíades el día.
La Virgen responde
[S]upliqué a la mi prima, finido mi cántico, que por merçed me dixiesse cómo avía
conçebido e quál era su proçesso; e cómo se sintiera ençinta e la avía ençelado; ítem, por
qué estava sordo e mudo su esposo Zacharías. E la virtuosa prima mía me contó todas las
vías e modos que les avían contesçido cada una por estensso; e yo con ella dimos graçias
al Señor. E otro día [...]196 me preguntó la mi prima cómo avía conçebido e yo le conté por
estensso la grand piadat de Dios, e cómo enbió el Paraninpho suyo e tractante sobre la
enbaxada al arcángel197 Gabriel, e cómo yo avía de conçebir e parir por virtud de Dios e
quedaría virgen como primero. E en prueva desto me revelara cómo ella avía conçebido
193 Cant 2, 14: «Ostende mihi faciem tuam, sonet vox tua in auribus meis; vox enim tua dulcis, et facies tua decora». 194 Cf. Lc 1, 56: «Mansit autem Maria cum illa quasi mensibus tribus». 195 ocupasvades. 196 El papel está roto por lo que dos palabras me resultan ilegibles. 197 Interlineado can.
309
seys meses avía, etc. E como yo le huve respondido, luego le pregunté en qué obras
manuales e lavores en casa sus tiempos ocupava. No me acudió a esto, mas luego me
respondió deziendo: «Muy graçiosa Señora, prima e madre del mi Señor, |[193r] no
consintiría que vuestras santas e puras manos trabajen en mi casa, la qual mi marido e yo e
quantos son en ella estamos a vuestro serviçio. Folgad, Señora, e espaciad de la fatiga del
camino, que grand plazer e alegría nos entró por nuestra puerta quando vos, prima,
entrastes. E Dios nos ha consolado con vuestra visitaçión; e no queremos de vuestra muy
virtuosa perssona otra cosa alguna sino vuestra [...]198 presençia. Mas [...]199 a la vuestra
muy cortés mesura e muy mesurada cortesía me quiera declarar qué manera de bevir era
spiritual que en el tiempo usava la vuestra alma justa e santa». E yo luego le respondí en
loor del Señor Dios que lo más que yo usava en devoçión exerçitava el tiempo de mi
bivienda en çiertas oras del día, así mesmo de la noche.
CAPÍTULO VIIIº
CÓMO LA CONDESSA DEMANDA A LA VIRGEN LE DIGA QUÉ COSA ES
DEVOÇIÓN E LOS MODOS ESPAÇIOSOS DELLA
[O] gloriosa Virgen María e clara Estrella e Luz del día, o, muy illustrada Señora mía,
lo que yo desseava e conosçer amava, mucho lo200 cobdiçiava, esto era oýr de vuestra
lengua prudente alguna çierta enformaçión por manera201 de lecçión qué cosa es la
devoçión e los modos de devoçión. No he fallado quién estas cosas me sepa dezir ni de
quién yo las pueda oýr. Vos, la casa consagrada del Salvador, vos, el oratorio santo del
Redenptor, vos, el santo sagrario del Conditor e Criador de todas las cosas, que aquesto
oýstes e sopistes, usastes siempre e feziestes, las podréys enseñar e sabréys explanar. A la
vuestra nobleza buena e noble bondat plega por me fazer granada merçed, e por la que en
vos floresçió piedat me doctrine, enseñe, enforme en estas que dixe maneras e modos de
la desseada mi devoçión.
La Virgen
198 La tinta ha corrompido parte de algunas líneas de texto de tal modo que es imposible su lectura. Aquí quizá
graçiosa. 199 Acaso falte suplico o plega, que es lo que suele aparecer en casos similares. 200 desseava, subpunteado a continuación. 201 por manera, repetido.
310
Diligente Condessa e mi ançilla devota, afectuosa de conoçer |[193v] aquella cosa
que a ti de nescessidat saludable es de saber, toda perssona sin devoçión espiritual es
indigna de consolaçión divinal, de bestial e fiera condiçión es la perssona sin devoçión.
Pero muchas perssonas gozan de la devoçión que della no saben dar razón; otras
perssonas presuntuosas sienpre parlan devoçión que della no tienen un pipión. Tú,
Condessa mía, mayor demanda me feziste e suplicaçión sobre saber qué cosa e quál e
quánta es la devoçión que si me pedieras que te abezara todo el salterio202. Pero por sumas
te quiero enseñar qué cosa es devoçión con sus inclusas espeçias e partes, por que ames
mejor la devoçión ya conoçida.
Cómo declara la Virgen qué cosa es devoçión
Devoçión es piadosa e humillde afecçión al Señor Dios, endreçada de la condiçión
quando la criatura piensa los males que contra Dios cometió. E la misericordia de Dios,
que no solo la sufre, mas le espera que faga penitençia dellos para le perdonar,
emblandésçele el coraçón delante de Dios; e su afecçión enflama en tanta piedat que se
resuelve en lágrimas. Otramente, devoçión es una ternura del coraçón e del alma, por la
qual la criatura se resuelve prestamente en lágrimas; e aquesta ternura ha de ser spiritual
[...]203 devoçión en respecto de Dios o en respecto de alguna santidat; e llámase aquella
blandura o ternura que es la devoçión la médula del holocausto e sacrifiçio. Quando
quiera que la criatura a Dios se sacrifica e se ofresçe del todo a Dios, se llama sacrifiçio de
holocausto; e la dulçura e grossura que se llama deste sacrifiçio, médula de las cañas de la
res. Para ser holocausto medulato e gruesso al Señor, hase de fazer con ternura e blandura
de coraçón; otra ma- |[194r] nera sería sacrifiçio e holocausto árido e seco, huessos sin
médula. El rey David, devoto e tierno de coraçón, dezía al Señor: «Holocaustos medulatos
ofresçeré yo a ti»204. E los sus holocaustos eran la conpunçión e contriçión, la confessión,
la oraçión, la limosna, el ayuno, la mortificaçión, e otras tales cosas fechas con devoçión e
con ternura de coraçón humilde e lagrimoso. E tales cosas en tal manera fechas son a
Dios holocaustos açeptables.
Otra manera. Fablando en otra manera, devoçión es fervor de la buena voluntad,
al qual, como el alma ni la razón tener no puede, se muestra de fuera por çiertas señales
que se llaman indiçios o demostraçiones. E tiene este tal fervor tres partes: la primera se
llama zelo; la segunda, compassión; la terçera, benivolençia.
La Condessa
202 salterio, lectura dudosa. 203 La corrosión del papel impide leer algunas palabras, quizá «por quanto es». 204 Ps 65, 15: «Holocausta medullata offeram tibi».
311
Prudentíssima Virgen e devotíssima mi Señora, no entiendo qué quieren dezir
essos tres vocablos que agora me dixo vuestra Merçed en que se partía la devoçión.
Vuestra esclaresçida sabidoría me lo explane, por su nobleza.
La Virgen
Por esta manera que te diré aquellos vocablos podrías entender. Aquel fervor de la
buena voluntad se llama zelo quando por amor de la justiçia se ofresçe el ánima de grado
a la defender e no sufriendo calupnia de la verdad. E porque los ministros del templo del
Señor fazían de la casa de oraçión casa de ladrones, e no pudo sofrir el glorioso Fijo mío
tan grande injuria de la verdad con el grand zelo que avía a la casa de Dios, fizo açotes de
cordeles e lançó fuera del tenplo a los merchantes e vendientes, e trastornó las mesas de
los cambios e a los que vendían tórtolas e palomas deziendo: «Quitad estas cosas de aquí;
no queráys fazer la casa de mi Padre, casa de mercadoría, ca escripto es: «La casa mía, casa
de oraçión |[194v] es, e vós la fezistes cueva de ladrones».205 E dize la Escriptura que
cumplió aquella profeçía: «El zelo de la casa tuya me gastó e comió»206, como el fervor
gasta el humor. E tal zelo como este de devoçión ençiende el coraçón a defenssión de la
justiçia e consume e gasta las lágrimas, e no vien al ojo. Mas está el coraçón bravo por el
ferviente zelo de la defenssión de la vera justiçia como Helías en la muerte de los
saçerdotes de Baal e algunos reyes de Israel.
El segundo vocablo de la devoçión se llama conpassión, quando miramos las
miserias de los otros –como son fambre, sed, desnudez, pobreza, inopia, tristeza,
pérdidas, dapños, etc.– e nos dolemos dellos e, con la devoçión e conpassión, o les
acorremos, si podemos, con lo nuestro o con las perssonas, o, si no, avemos duelo dellos
e querríamos que fuessen apiadados e socorridos, siquiera por otros, o que Dios los
proveyesse con la ternura de la conpassión. Muévensse las criaturas a lágrimas, aunque
aquí no son neçessarias tanto como la piadad, agora tenporal, agora spiritual.
El terçero vocablo es venivolençia, la qual es quando alguno nos ruega alguna cosa
e nos, de gradosa voluntad, por la bienquerençia que le avemos o le desseamos, ge la
otorgamos. E, por ende, dize la Escriptura: «No tardes dar lo rogado al angustiado»207, ca
Dios mucho ama al que da alegre e prestamente. E desta bienquerençia algunos suelen
dezir: «No he devoción de aconpañar con fulano». Otros dizen: «Con tal perssona he
más devoçión que con fulano». Esta devoçión es dicha benivolençia; ni esta requiere
lágrimas como la primera.
205 El episodio se lee, sobre todo, en Io 2, 14-16; aunque introduce detalles de los otros evangelistas: Mt 21, 12-13;
Mc 11, 15-18 y Lc 19, 45-46. 206 Io 2, 17: «Recordati sunt vero discipuli eius quia scriptum est: zelus domus tuæ comedit me». 207 Eccli 4, 3: «Non protrahas datum angustianti».
312
La Condessa
Muy exçellente Señora mía, por la graçia de Dios e buena doctrina de vuestra
discreçión ya tengo algo conosçido de la devoçión. El Señor me dé e otorgue |[195r] que
guste algo della. Plega a la vuestra Merçed me dezir qué espeçias son de la devoçión.
Cómo la Virgen declara tres maneras de devoçión
Las maneras de la devoçión son tres: la una, açerca del ofiçio divinal; el segundo,
açerca de las contenplaçiones; el terçero, çerca de las personales e singulares oraçiones.
Esta terçera bastará a ti, pues eres perssona seglar e ocupada en muchos negoçios de tu
señor. Aquella primera devoçión del ofiçio divinal pertenesçe a los clérigos e religiosos de
consuna; el segundo linage de la devoçión, que es çerca de las contemplaçiones,
pertenesçe más a los religiosos que a los legos ni clérigos. E por esto me pareçe que
solamente te devo fablar de la terçera manera de la devoçión, que más conviene a los
seglares que aquellas dos que te nonbré.
Cómo la Condessa suplica a la Virgen que, con la terçera manera, diga un poquillo de las otras dos
Muy magnífica Señora, puesto que yo sea seglar e lega, e, ocupada de negoçios, no
pueda entender en la devoçión del cantar del ofiçio divinal, pero en la mi capilla, a honor
de Dios e serviçio de vos e de los santos otros, se dize el ofiçio divinal e yo me presento a
lo oýr. Desseo saber con qué devoçión lo deven dezir e yo oýr por que el ofiçio sea mejor
complido e el Señor conplidamente servido, e mi trabajo e de los mis capellanes sea de
Dios resçebido. E, así, Señora mía, aunque yo, ançilla vuestra, no sea religiosa ni me
convenga el acto del contenplar, pero en el tienpo de vacaçión de los mundanos
estruendos, quando fuere retraýda e sola en mi retrete o en el mi oratorio, desseo saber
cómo, fecha mi oraçión e pasada ya mi lecçión, en qué gastaré mi ocupaçión, siquiera por
manera de contemplaçión, por lo qual suplico a vuestra Merçed me quiera enformar por
mi consolaçión. |[195v]
Cómo la Virgen declara a la Condessa cómo ha de estar devota al ofiçio divinal con los sus capellanes
Açerca del ofiçio divinal solía yo guardar, quando era en el tenplo en el tienpo de
mi moçedat e después que casé e aun después quel Fijo mío subió a los çielos, asimesmo
en mi casa, quando el ofiçio divino çelebrava, esta forma de devoçión del coraçón. Le
presentava fe e esperança e caridat e todas las mis virtudes, por las quales el mi spíritu
sobía al Señor, al qual entendía cantar el su ofiçio en aquella hora, de las quales virtudes
313
no se trata en la leyes humanas mas en la santa Escriptura. E guardarte has tú e tus
capellanes en el ofiçio divinal de olvidar esta devoçión con sus condiçiones.
Primeramente, que, al uso e costunbre que tienes de208 dezir e oýr el ofiçio divino
en tu capilla, le añadas tú e aquellos sentido e entendimiento de lo que dizen e oyes, ca
muchos no con devoçión ni con sentido ni entendimiento lo dizen e oyen, mas solo de
uso e costunbre, sin poner el coraçón en lo que dizen e oyen.
Segundamente, deves ayuntar al209 sentido e entendimiento, afecçión e gana, ca
muchos tienen allí el coraçón, mas no lo dizen de voluntad, que es con amor o con plazer,
con temor o desseo.
Ítem, a la afecçión juntarás alegría, ca Dios quiere que le canten e oyan el su ofiçio
con alegría, ca muchos lo oyen de gana e con afecçión, e le cantan en alguna manera de
afecçión, e no les ocurre alegría, mas quasi tristeza e açidia; pero la alegría nesçessaria es
en el ofiçio divinal.
Ítem, añadirás al alegría peso e seso, ca muchos cantan e oen al ofiçio divinal con
alegría, mas es dissoluta e quasi seglar, de risa e burla toda revestida, como pareçe en los
ofiçios en que se cantan chançonetas desonestas e se fazen moharraches, lo qual en
ningúnd caso se devrían |[196r] consentir ni fazer.
Ítem, a la gravedat e peso de la alegría e devoçión honesta añadirás humilldat, ca
muchos, guardando esta graveza e peso, están llenos de sobervia contra los otros e caen
en yra mala e en desdén de los otros.
Ítem, añadiréys a la humilldat libertad, ca muchos dizen e oen el ofiçio divinal con
humilldat, mas no con libertad, mas como siervos e captivos e por miedo constrañidos. E
no deve ser así, mas como libres su graçia constituidos.
Mira cómo las oraciones, antífonas, responssos, capítulas, cánticos e salmos se
deven dezir e oýr con aquestas condiçiones de la vera devoçión, para que a Dios açepto
sea el ofiçio divinal. E aquestas condiçiones deves tú notar e guardar en tus secretas
oraçiones o en los salmos que cantares.
Cómo la Condessa se aflige por no se sentir tan aparejada
para poder conplir aquellas çircunstançias de la devoçión en el ofiçio divinal
¡Quién podiesse, o, gloriosa Señora, aparejar su coraçón para poder con aquella
perfecta devoçión como ha doctrinado vuestra muy clara discreçión! Mas ¿qué sería de mí,
quanto seglar tanto indevota e tanto menor en el negoçio divinal quanto mayor en el
dominio temporal? Allí las parlas afean mi devoçión e los negoçios mundanos la ahúman,
las visitaçiones de las dueñas que vienen la escureçen, e los fijuelos míos con sus niñezes
208 de, repetido y subpunteado el primero. 209 En el original el, pero corrijo para adecuarlo al régimen del verbo ayuntar.
314
la regalan; e yo con mis pensamientos la desvío210. E quando me veo en cabo del ofiçio ya
çelebrado, fállome vazía del fruto; por más recaudo no me queda otra cosa sino ferir en
los pechos con mi mano e dezir: «A ti solo pequé o fize mal delante ti: perdóname,
Señor». ¿Quiere más dezir vuestra magnifiçençia virginal de la devoción del ofiçio divinal?
Cómo la Virgen declara que al ofiçio divinal conviene tres cosas: coraçón, boca e cuerpo |[196v]
Duquesa devota e familiar mía, al ofiçio e acto divinal estas tres cosas concurren e
deven, es a saber: meditaçión del coraçón, canto e salmodia de las horas divinales e gestos
respondientes de los mienbros corporales. Ni has oýdo cosa de las cordiales meditaçiones,
ni de las corporales gesticulaçiones, ni de las espeçias de las oraçiones. Pues así es
nesçessario oýr primeramente de las meditaçiones.
La Condessa
A mí plaze, Señora mía, entender en vuestra dotrina de las meditaçiones, en las
enseñanças de las contemplaçiones, en las diferençias vuestras de mis cogitaçiones. Diga la
mi Señora, ca mucho dessea oýr la su humillde servidora.
Cómo la Virgen explana las diferençias de las cordiales meditaçiones
Las meditaçiones loables, remedables de las perssonas devotas son primeramente
açerca de Dios, segúnd es posible al flaco entendimiento: çerca de la justiçia del Señor
saca al meditante esta afeçión, que es temor; si çerca de su misericordia, nasçe el afecçión
de esperança; si piensas çerca de su sabidoría, nasçe el afecçión de onor; si piensas en la
benefiçiençia e largueza de sus bienes, nasçe reconosçimiento de graçias, de
agradesçimiento; e de amor, si piensas en la suavidat del manjar de vida211. Destos tales
pensamiento de Dios nasçen e vienen muchos bienes al meditante o pensante, como dezía
David: «Sobr’el estrado mío en los maytines pensaré en ti»212; quiere dezir: «Luego, como
despertare, en ty pensaré, ca luego me posaré sobre el lecho mío e enpeçaré a meditar e
pensar en ti».
Las segundas meditaçiones son çerca de las obras de la criazón: cómo los çielos
crió tan grandes e tan ordenados e tan fermosos e tan provechosos, en las quales |[197r]
quatro cosas pensamos: la grand potençia, la clara sapiençia, la fermosura, la bondat e
larga piedat del Señor Dios. E así de los elementos con las cosas que en ellos son e
210 desuo. 211 En el original, de agradesçimiento e de amor e si piensas; enmiendo para dar sentido a la frase en la que el amor es el
beneficio del sacramento de la Eucaristía. 212 Ps 62, 7: «Si memor fui tui super stratum meum, in matutinis meditabor in te».
315
pensamos, considerámoslas sin cuento divinas perfecçiones, las quales muy altamente
pensamos.
Las terçeras meditaçiones son çerca de las obras de recriaçión, que fueron las
obras de la encarnaçión, que se entienden en los artículos de la humanidat e en los
sacramentos de la santa Yglesia, que son obras maravillosas e grandes e llenas de
afecçiones saludables, como dezía David: «Meditaré en las justificaçiones tuyas
siempre»213; quería dezir: «Pensaré en las obras de las justificaçiones siempre, ca por las
obras tuyas somos justificados».
Las quartas meditaçiones son así mesmo del Redenptor, las quales fueron las
penas, martirios que por nos resçibió e sufrió por a nosotros recriar, las quales con
diligente devoçión devemos recontar e rumiar e con devota diligençia, e recordarlas con
ferviente afecçión, como dezía David: «Los testimonios tuyos es la mi meditaçión»214;
quería dezir: «La meditaçión mía es los martirios tuyos», ca mártir en griego quiere dezir
testigo.
Las quintas meditaçiones son çerca de los mandamientos de Dios para ver qué
complimos o qué no fezimos, qué avíamos de fazer o qué no avíamos de cometer, qué de
creer, qué de fazer e que viene qué esperar, e de qué nos guardar, e qué querer e amar, e
qué aborresçer e desdeñar, como dezía David: «Pensaré en los mandamientos tuyos que
amé»215; es a saber, pensar contando e ponderando quánto fue lo que passé e cometí, e
quánto lo que dixe e no cunplí, quáles e quántos eran los que avía de fazer e cunplir, e
quáles e quántos los que avía de foýr.
Las meditaçiones sestas son çerca de las palabras de |[197v] Dios, las quales son
llenas de virtud e de mucha hedificaçión, como dixo Dios: «Enseñar a los vuestros fijos
las palabras mías, en las quales sienpre piensen»216. Ca contesçe que aquellos que han gana
de enseñar a sí e a los otros resçiben una palabra de la santa Scriptura, e piensan si alguna
cosa de virtud o cosa de hedificaçión de allí podrían, como aquella: «En todo tiempo
bendize al Señor e pídele que adreçe tus caminos»217, o aquella: «En todo tiempo tus
consejos permanezcan»218, e aquella que dixo el Fijo mío: «Fijo mío, si quieres yr a la vida
perdurable, guarda los mandamientos»219. Las séptimas meditaçiones son açerca de las propias culpas e defectos, e çerca de
las miserias e angustias de los otros, meditar e gemir por que quiera las propias culpas
perdonar e las miserias de los próximos reparar. Así, dezía Ysaýas: «Nos, así como las
213 Ps 118, 16: «In iustificationibus tuis meditabor». 214 Ps 118, 99: «Quia testimonia tua meditatio mea est». 215 Ps 118, 47: «Et meditabar in mandatis tuis, quæ dilexi». 216 Deut 11, 19: «Docete filios vestros ut illa meditentur». 217 Tob 4, 20: «Omni tempore benedic Deum: et pete ab eo, ut vias tuas dirigat». 218 Tob 4, 20: «Et omnia consilia tua in ipso permaneant». 219 Mt 19, 17: «Si autem vis ad vitam ingredi, serva mandata»; también Lc 18, 18-20.
316
palomas meditantes, gemiremos»220. Las palomas paresçen pensantes e gimen, así los
males propios e agenos traen pensamiento e gemido.
Las octavas meditaçiones son açerca de la satisfaçión por los males cometidos e
fechos, como dize la Escriptura: «Bienaventurado aquel que mora en sabidoría e pensará
en la justiçia»221; quiere dezir: «El que con sabidoría en esta vida piensa en fazer justiçia
aquí por sus males ante que en el Juyzio, do le fagan mayor justiçia e más grave».
Las meditaçiones novenas son çerca de los males futuros que trahen al honbre
temor, como dixo Ysaýas: «El coraçón pensará temor»222; quiere dezir: «El tu coraçón
pensará temor», esto es, pensará en el día de la muerte, en los juyzios terribles de Dios,
que fizo contra otras criaturas menos pecadores, en el propio juyzio particular, en el
Juyzio general, en el infierno, en el purgatorio, las quales cosas todas te pornán temor.
Son las dezenas meditaçiones pensar las cosas buenas |[198r] que son de fazer, por
que no incurramos en las cosas que tememos223, ca dize la Escriptura: «La mente del justo
pensará obediençia»224. Por lo qual no dexará cosa de las que le conviene de fazer, ora por
los mandamientos de Dios, agora por su dignidat o por su ofiçio, agora por comissión o
por otra qualquier causa.
Son las onzenas meditaçiones çerca de las cosas que devemos dezir, en las quales
devemos pensar que no fablemos cosa sin primero la pensar que no le fable sino lo
verdadero, como dize el Sabio: «La verdad meditará la garganta mía»225; que no fable sino
cosas buenas e justas e santas, como dixo David: «La mi lengua meditará a la justiçia
tuya»226; quiere dezir: «Mi lengua pensará cosas justas e santas». Ítem, que no fablen las
cosas justas e santas sino sabiamente, como dize el salmista: «La boca del justo meditará
sabidoría»227. Ítem, lo que se fablare sea todo a loor de Dios, como dize el salmo: «La mi
lengua todo el día meditará la tu loança»228, que será buena informaçión del próximo.
Estas meditaçiones guarnidas de fervor o afeytadas de ternura de coraçón, que se
llama devoçión, pertenesçen a la honra divinal e ofiçio suyo del coraçón, las quales deve
exerçitar toda perssona que de su estado es ser apartado de todo seglar estruendo. E
algunas perssonas de fazienda que han espaçiosas vacaçiones229 en alguna parte del día las
devrían praticar230. E yo, a loor de Dios e a provecho del próximo, las usava en esta vida; e
tú, devota Condessa, las deves exerçitar retraýda en tu oratorio.
220 Is 59, 11: «Et quasi columbæ meditantes gememus». 221 Eccli 14, 22: «Beatus vir qui in sapientia morabitur, et qui in iustitia sua meditabitur». 222 Is 33, 18: «Cor tuum meditabitur timorem». 223 tenemos, pero se añade interlineada otra n. 224 Prov 15, 28: «Mens iusti meditatur obedientiam». 225 Prov 8, 7: «Veritatem meditabitur guttur meum». 226 Ps 34, 28: «Et lingua mea meditabitur iustitiam tuam». 227 Ps 36, 30: «Os iusti meditabitur sapientiam». 228 Ps 70, 24: «Lingua mea tota die meditabitur iustitiam». 229 A continuación subpunteado, en algunas. 230 praticar, es lectura dudosa, quizá «predicar», aunque con menos sentido.
317
Cómo la devota Condessa pregunta a la Virgen a qué aprovechan las meditaçiones
Muchos serviçios por merçedes e graçias por loores sean a la vuestra Alteza, que
tales e tan espeçiales doctrinas avéys dado a mí, ançilla de vuestra grand Señoría. De tan
graçiosas meditaçiones |[198v] nunca las leý; o, si las leý, no las entendí ni me recuerdo las
oýr. Pero, Señora mía, desseo saber a qué aprovechan estas meditaçiones o qué frutos
nasçen dellas.
Cómo la Virgen muestra los provechos de las meditaçiones buenas
Así como las meditaçiones mundanas e vanas paren dapnaçión, así las que son
virtuosas e graçiosas dan salud e perfecçión. E quiérote aseñalar, entre otros muchos,
çinco provechos singulares de las meditaçiones devotas e honestas. El provecho primero
de las veras meditaçiones es que despiertan al spíritu humano al serviçio del Señor, a
devoçión, a oraçión e a otras santas operaçiones, como dize el salmista: «Pensé e medité
en la noche con mi coraçón e lo exerçité»231, esto es, «lo usé en estas meditaçiones».
El provecho segundo de las meditaçiones es que alinpia el alma, ca, quando el
honbre piensa en su alma, trabaja por las alimpiar con la lengua suya, como la moça
alimpia la casa con la escoba. E así lo dezía David: «Quando yo en la noche exerçitava mi
coraçón, esconbrava e barría el mi spíritu, confesándome a Dios e pidiendo perdón»232.
El terçero provecho que la meditaçión faze es que enflama e ençiende el coraçón e
las entrañas en mayor amor; ca deves creer que, como acaesçe a los amadores de amor
carnal, así a los devotos el amor spiritual e mucho más. E desta tal meditaçión dixo David:
«En la meditaçión mía enpeçará a arder el fuego»233.
El quarto provecho e utilidat que la meditaçión e pensamiento devoto [faze es
que] subjuzga la carne al spíritu e abaxa su sobervia, como dize el Sabio: «La meditaçión
continua e fecha a menudo afliçión es de la carne»234.
El quinto provecho es que la devota meditaçión da al alma muchos bienes sin
estima quanto pertenesçe al regimiento de la humana vida. E quiérote |[199r] dezir algunos.
La meditación o consideraçión primera235 purifica la mente de que nasçe; segunda
meditaçión nasçe del alma donde rige al afecto o al deseo, adereça los actos del afecçión,
corrige los excessos, conpone e adorna las costunbres, honesta la vida e la ordena,
determina las cosas confusas, a las ociosidades engaña e estimula, las cosas espargidas
allega e coge, escodriña las cosas secretas o las busca, examina las cosas visibles e las
oscuras o pintadas o enfingidas, espía e mira con diligençia lo que ha de fazer ante, lo
231 Ps 76, 7: «Et meditatus sum nocte cum corde meo, et exercitabar, et scopebam spiritum meum». 232 Cf. la cita anterior. 233 Ps 38, 4: «Et in meditatione mea exardescet ignis». 234 Eccl 12, 12: «Frequensque meditatio, carnis afflictio est». 235 A continuación añade mente.
318
ordena lo que ha fecho bien, mira por qué en su mente no queda algo por corregir. Esta
es la que en las prosperidades ante siente las adversidades, e en las cosas adversas quasi no
siente; e lo primero es de la prudençia que en los bienes los siente, e lo segundo
pertenesçe a la fortaleza que sufre los males si se le presentan.
Mira, fija mía, devota Condessa, cómo es la meditaçión digna de ser amada e con
amor tierno de blandas entrañas es de resçebir por huéspeda de perpetua conpañía.
Pensarás ya quánd grande proçesso de meditaçión nasçió de aquella tu chica qüestión;
bien será a ti, si la quesieres usar e exerçer, pues la quisiste escuchar para la saber, ya has
oýdo cómo ocuparás el tu coraçón en el loor divino.
La Condessa
Bien paresçe, o, devotíssima e atenta contemplativa Virgen, que amada236 e muy
presta conpañera e familiar de la delectable e dulçe meditaçión, pues tan diserta e tan
copiosamente á vuestra claríssima prudençia departido della. Plega a la vuestra sin cabo
piadad me ganar del vuestro glorioso Fijo e Señor gracioso mío aquel don de
entendimiento, por el qual yo pueda pensar e meditar, considerar e contemplar por
aquellas espeçiales meditaçiones que vuestra sabidoría relunbrosa me doctrinó por |[199v]
su lengua dulçorosa por que merezca alcançar los delectables frutos dellas.
Cómo la Virgen declara cómo deve ocuparsse la Condessa, su devota, en el ofiçio divinal
Aquestas meditaçiones que oýste puedes considerar que passavan por exerçiçio
por mi coraçón e por fabla entre las dos, mi prima e yo; e tú así las deves ussar en tu cabo.
Mas agora te quiero dezir cómo te deves exerçitar en la oraçión, ya retraýda en tu oratorio
o en el ofiçio divinal.
E primero deves saber que oraçión quiere dezir petiçión de las cosas
convenientes237 que nos da Dios o es petiçión de las cosas convenientes de dar de Dios.
Sepas que la oraçión es ençiensso de ençender a la divinal miseraçión; es como escudo de
oponer a la divinal indignaçión; es como tributo de ofresçer a la divinal dominaçión. Será
tu oraçión devota como ençienso que se ençiende e devemos ofresçer a la miseraçión
divina. Como ponen el ençienso sobre los bivos carvones e da de sí suave olor, así sea la
tu oraçión puesta sobre las bivas ascuas de la devoçión por que huela suavemente delante
236 amava. 237 A continuación subpunteado dedar de dios.
319
la magestad de Dios; e dirás con el salmista: «Sea adreçada e guiada como el ençienso la
mi oraçión delante el tu acatamiento»238.
Es, asimesmo, la oraçión como escudo que devemos contraponer a la divinal
indignaçión, cerca de lo qual, quando tú sentieres indignado al Señor Dios escontra ti, pon
la oraçión tuya por escudo contra Él e así lo aplacarás, a semblante de Aarón, asimesmo
de Moysén, los quales por su oraçión amansaron la grand saña e furor del Señor Dios,
poniéndose por escudos entre Dios e el pueblo suyo; de lo qual dize el Sabio de Aarón e
aun de Moysén que, poniendo el escudo de su servidunbre, que era la oraçión, resistió a la
yra, e así aplacó al Señor que por su furor |[200r] no destruyesse al pueblo239. Que así como
el escudo defiende al golpe de la lança e de la saeta, así la oraçión te escudará del golpe de
la sentençia de la yra del Señor.
Es lo terçero la oraçión como tributo que devemos pagar la dominaçión o señoría
del señor Dios. Así como el feudatario o el que tiene feudo de algún señor le deve tributo
e ge lo deve pagar en señal de señorío e del feudo que d’él tiene, así tú deves pagar a Dios
tributo en señal del señorío por el feudo de la tenençia del cuerpo e del alma que del
Señor resçebiste; ca devemos pagar el tributo del señor al Señor, e el tributo de Dios, que
es la oraçión, pagarlo a Dios. E quando no lo pagares, por que no cayas en trayçión, dirás
a Dios: «Ave paçiençia escontra mí e yo te pagaré lo que devo».
La devota Condessa pregunta a la Virgen cómo fará la oraçión
Muy virtuosa Señora mía, ¿qué manera terné en la oraçión de la boca mía?
¿Dezirla he callando o clamando?
La Virgen
Clamando orarás e orando clamarás, mas menester as de saber e conosçer estas
dos cosas en uno cómo las concordarás.
La devota Condessa
A vos, Virgen benigna, espejo de devoçión, pertenesçe dar dotrina, que yo resçiba
disçiplina e buena enformaçión de fazer mi oraçión.
238 Ps 140, 2: «Dirigitur oratio mea sicut incensum in conspectu tuo». 239 Cf. Sap 18, 21: «Proferens servitutis suæ scutum, orationem et per incensum deprecationem allegans, restitit iræ».
320
La Virgen
Clamando orarás como el niño mamantón quando la leche quiere, como clama el
perrillo quando alguno le fiere, como suele clamar el pueblo quando algúnd peligro viere.
Tú deves orar, Condessa, e clamar en tus tribulaçiones e angustias por desseo de la
consolaçión de dulçura, como el niño llora por deseo de la leche del ama suya, por que de
ti e de los otros se afirme: «Los derechos te aman e dessean quando de tus tetas se
acuerdan, que mejores son e más dulçes son las tetas |[200v] tuyas sobre el vino»240. Ítem, clamando orarás como el perrillo quando alguno le fiere. Porque, así como
el perrillo, sintiendo los açotes, gañe e da clamores, así tú, quando sintieres los açotes e
temptaçiones que Dios embía sobre ti, agora por te justificar, agora por te mejorar, agora
por te avisar, como quiera que sea, clamando orarás al Señor Dios e librarte ha. E dirás lo
del salmo: «Como yo fuesse atribulada, clamé al Señor e oyome con efecto»241.
Ítem, clamando orarás como clama el pueblo quando algúnd peligro viere. Así
como el pueblo clama contra tres peligros: contra agua, contra fuego e contra enemigos,
así tú clamando orarás contra el peligro del fuego, que es la cobdiçia carnal, contra el agua,
que es la concupisçençia terrenal e mundanal que se estiende como agua, contra la guerra
diabolical, que propiamente se llama adversario. E así dirás: «Los peligros del infierno me
fallaron e yo llamé en mi coraçón al Señor: ¡O, Señor, libra la mi alma, que tú eres
misericordioso señor e justo. El Señor nuestro se apiadará de nos»242.
Quiero aún a ti dezir cómo te has de aver con Dios en la honra suya e pro tuya. Le
orarás de la boca en tus nesçessidades e desseos; abrirás la boca tuya a Dios como el
reumático abre la boca al ayre, e como el niño a la leche, e el pollo abre la boca al çevo de
la madre. Serás con la oraçión tuya al Señor como el reumático o el que tiene grand
desçendimiento, los quales, el uno por tener las narizes estrechas e el otro por las tener
ocupadas, no pueden respirar por ellas, esle forçado que abran la boca al ayre para que
puedan respirar. Así tú, quando vieres que tienes estrecho el desseo spiritual e de las
delectaciones del çielo estrecho e apertado de tuyo, como reumática o ocupada, con
desseos mundanos o carnales, es a ti nesçessario que abras |[201r] la boca al Señor,
embiando por ella el spíritu húmido e caliente que sale del coraçón, e resçibirás espíritu
refrescante del Spíritu Santo con que seas consolada. E dirás con el propheta: «Abrí la
boca mía e atraxe a mí el espíritu por que yo desseava tus mandamientos».
Ítem, abrirás tu boca en la oraçión a la graçia de Dios como el niño abre la su[ya]
al ama quando ha gana de la leche, ca no podría el ama dar leche al niño si él no abriesse
la boca. Así, Condessa, si has gana que la graçia de Dios te dé leche de mantenimiento de
240 Juan López mezcla Cant 1, 3: «Memores uberum tuorum super vinum. Recti diligunt te» y Cant 1, 1: «Quia meliora sunt
ubera tua vino». 241 Ps 119, 1: «Ad Dominum cum tribularer clamavi, et exaudivit me». 242 Ps 114, 3-5: «Et pericula inferni invenerunt me. Tribulationem et dolorem inveni, et nomen Domini invocavi: O Domine, libera
animam meam. Misericors Dominus et iustus, et Deus noster miseretur».
321
vida spiritual, ábrele la tu boca en la oraçión e resçebirla as; otramente, la graçia no podrá
governarte como querrás, mas farás tu oraçión, quiero dezir, abrirás la boca a la nutriz e
ama de todos, que es la gracia de Dios, e resçibirás leche de consolaçión como en su
Sabidoría reçita Salamón.
Ítem, abrirás la boca tuya en la oraçión al Señor como el paxarillo en el nido.
Quando siente venir la madre, abre la boquilla contra el çielo para resçebir el çevo que le
trahe243 la madre. Así tú, como el Señor espessamente e muchas vezes te visite el Señor244
con la inspiraçión graçiosa suya, conviene a ti sienpre tener la boca abierta por devota
oraçión, por que resçibas aquella inspiraçión graçiosa, como diz la Escriptura: «Siempre
conviene orar e no desfallesçer»245. Esto te quise fablar çerca de la oraçión.
La Condessa
La boca meliflua e dulçíssima lengua, no son vuestras doctrinas sino dulçes
confites, e vuestras enformaçiones terrones son de açúcar a la boca mía e las orejas mías
suavíssimas armonías. Faré de grado e conpliré lo que vuestra Merçed me manda e
aconseja vuestra Nobleza. Ayúdeme vuestra Alteza, pues mis méritos no abastan. Muy
magnífica mi Señora, ya me guió vuestra clara discreçión cómo se deve aver esta vuestra
humilí[si]ma servidora açerca del ofiçio divinal común e privado en las meditaçiones
cordiales |[201v] e oraçiones verbales o vocales. Desseo que vuestra claríssima discreçión
me informe cómo me disporné segúnd el cuerpo a honra de Dios en el ofiçio santo suyo e
a salud del alma mía.
Cómo la Virgen enforma a la Condessa cómo deve sus mienbros e cuerpo ordenar en sus oraçiones
privadas e comunes
Muy virtuosa Condesa e mi servienta devota, en las oraçiones secretas tuyas
guardarás las çircunstançias que se siguen. Primeramente, en la tu adoraçión e oraçión en
señal de vergüença la cara abaxarás a tierra e adorarás a Dios, que así ge lo dixo el Señor,
como atestigua Ysaýas: «La cara caýda en tierra te adorarán»246.
Segundamente, orarás los ojos alçados e levados al çielo, como se lee del Fijo mío,
que los ojos levados al çielo dixo: «Padre, clarifica al Fijo tuyo por que el Fijo tuyo
clarifique a ti»247. E aquesta çerimonia se faze en señal de derecha entençión.
Terçeramente, adorarás erguida e derecha o estando derecha en señal de
reverençia, como se lee de los ángeles en el Libro de las revelaçiones, donde diz: «Todos los
243 En el original, q sele trahe. 244 Repite el señor. 245 Lc 18, 1: «Oportet semper orare et non deficere». 246 Is 49, 23: «Vultu in terram demisso adorabunt te». 247 Io 17, 1: «Pater, venit hora, clarifica Filium tuum, ut Filius tuus clarificet te».
322
ángeles, levantadvos». Estavan en çerca de la silla e de las quatro animalias e de los veynte
y quatro ançianos o seniores, etc. E aun diz allí que vido grand conpaña, a la qual no
pudo alguno entrar, etc., estantes delante el trono248. Mira que David así lo dize: «Estantes
eran los pies nuestros a Jherusalem en los tus portales»249. E fabla del templo adonde
oravan e adoravan.
Quartamente, adorarás asentada, e aquesto segúnd indulgençia o liçençia del Señor
por causa de nuestra flaqueza e enfermedat. Luego que cansares en qualquiera otra
manera, te puedes asentar continuando tu oraçión. Ni tal oraçión es del todo
reprehensible, ca como los apóstolos en el su consistorio ora- |[202r] ssen e se asentassen, a
hora de terçia desçendió sobre ellos el Spíritu Santo.
Quintamente, orarás la cara buelta al altar en el oratorio, en señal que tu entençión
tienes derecha contra Dios, como el Esposo a la Yglesia: «Muéstrame la cara tuya e suene
la boz tuya en las mis orejas»250, esto es, en la oraçión.
Sestamente, orarás alçadas las manos contra el çielo en señal que pides ayuda al
Señor, como dize la santa Escriptura: «Quando Moyssén alçava las manos contra Amalech
vençía Israel; e si las abaxara, era Israel vençido»251.
Séptimamente, orarás las manos abaxadas, como fazían las quatro animalias que
vido Ezechiel: «Como sonasse la boz sobre el fijo mamante, que era sobre las cabeças de
las quatro animalias, estavan e abaxavan sus alas»252. E aquesto fazían en señal de proprio
abatimiento. Mira que estavan en su contemplaçión e sonava la boz de la oraçión e
abaxavan juzgando ser nichil sus propias virtudes.
Octavamente, orarás, las manos juntas delante de tus pechos, conosçiendo señoría
e pediendo piedat, como escrive Ysaýas: «Juntas las manos te adorarán e te rogarán»;
aunque del Padre las dixo, entendiolas del Redentor253.
La nona254, orarás las manos255 espargidas como orava David: «Expargí a ti mis
manos, a ti porque la mi alma es a ti como tierra sin agua»256. A ti conviene que riegues su
secura con la lluvia de tu graçia; tal oraçión farás tú quandoquiera que te sientas sin humor
de devoçión.
La dezena manera, feriendo en tus pechos, como fazía el publicano demandando a
Dios perdón257. E aquel modo es en señal que conozcas tu pecado al Señor que ofendiste.
La onzena, orarás inclinada fasta las renes faziendo profunda venia, faziendo
graçias a Dios por los muchos resçebidos benefiçios, ca el árvol mientras |[202v] más fruta
248 Quizá Ap 7, 11: «Et omnes angeli stabant in circutitu throni, et seniorum, et quatuor animalium». 249 Ps 121, 2: «Stantes erant pedes nostri in atriis tuis, Ierusalem». 250 Cant 2, 14: «Ostende mihi faciem tuam, sonet vox tua in auribus meis». 251 Ex 17, 11: «Cumque levaret Moyses manus vincebat Israel: sin autem paulum remisisset, superabat Amalec». 252 Acaso Ez 1, 24. 253 En el manuscrito, entendiolas de del redentor, con de subpunteado. 254 En el original, la nona m�te; con m�te subpunteado. 255 A continuación anula altas y sigue el signo tironiano sin subpuntear. 256 Ps 142, 6: «Expandi manus meas ad te; anima mea sicut terra sine aqua tibi». 257 Cf. Lc 18, 13.
323
tiene e tiene los ramos más cargados tanto más baxo los inclina. Así farás tú como árbol
del Señor, inclinarás e humill venia farás delante su Magestad.
Dozenamente, enclinarás fasta las rodillas poniéndolas en tierra en la tu oraçión
por las graçias e prerrogativas quel Señor fizo a ty más que a otras tus yguales.
La manera treze, quando orares, fasta los callos de los pies te inclinarás lançándote
sobre tu cara delante del Señor, sobre cobdos e rodillas en señal de obediençia, aparejando
tu coraçón para complir su mandado, como orava sant Pablo quando fue convertido;
postrado sobre su cara, dixo al Señor Jhesú: «Señor, ¿qué quieres que faga yo?»258.
La manera catorze, orarás toda estendida e apegada con tierra deziendo como
David: «Apegosse mi alma con el suelo; vivifícame segúnd la tu palabra»259. E el pueblo de
Israel esto dezía al Señor Dios: «El vientre nuestro en la tierra se apegó»260. Esta tal
çerimonia guardarás quando al Señor dixieres que quiera vivificar por su graçia singular la
tu mortificaçión. La manera quinze, quando orarás en tierra, te cruzarás con los braços estendidos e
dirás: «Señor, yo al mundo cruçificada só; e el mundo a mí. El bivir mío Jhesú Christo es,
el morir es logro a mí». E así será complida en ti aquella Escriptura: «Los que son de
Jhesú Christo cruçificaron la su carne con sus viçios e cobdiçias».
Mira, Condessa devota, cómo los santos varones tovieron muchas maneras de
orar corporalmente segúnd diverssos motivos que fallavan en su mente, los quales,
después de todos estos modos de orar passados, en su orar pornán el manto en el hombro
e las faldas en la çinta con palos en las manos261. Así orarán andando e deziendo con
David: «La |[203r] carrera de tus mandados corrí quando espaciaste e alargaste mi estrecho
coraçón. Agora tú, mi buen Señor, ponme ley de otra vía en las tus nuevas justificaçiones
e siempre la estudiaré»262.
La devota Condessa pregunta quál manera de las dichas deve más exerçitar o platicar
Muy esclaresçida Señora e Virgen, bendicha Madre de Dios, como todas las
çerimonias de orar que vuestra santíssima prudençia sobredixo sean convenientes e muy
devotas, ¿quál de aquellas escogeré en que más vezes me ocupe? Ca sabrá vuestra Merçed
258 Act 9, 6: «Et tremens ac stupens dixit: Domine, quid me vis facere?». 259 Ps 118, 25: «Adhaesit pavimento anima mea; vivifica me secundum verbum tuum». 260 Quizá Ps 43, 25: «Quoniam humiliata est in pulvere anima nostra; conglutinatus est in terra venter noster». 261 Estos quince modos de orar para la Condesa recuerdan los nueve de santo Domingo de Guzman, pero Juan
López no solo aumenta el número de modos sino que adapta las posturas y actitudes a las prácticas devotas de una dama noble de manera que, salvo semejanzas muy genéricas, las divergencias entre ambas propuestas son más numerosas que los parecidos; para el texto de santo Domingo he utilizado la traducción de Galmes & Gómez 1987, págs. 195-217.
262 Ps 118, 32-33: «Viam mandatorum tuorum cucurri, cum dilatasti cor meum. Legem pone mihi, Domine, viam iustificationum tuarum, et exquiram eam semper».
324
que yo só hembra seglar en grand señoría establesçida; en muchos negoçios ocupada, no
me podré ocupar en todas aquellas devoçiones, más declare vuestra Merçed quál de
aquellas tomaré.
[La Virgen]
Aquellos modos de orar no son todos para un día ni avía quién podiesse fazerlos
todos cada día, mas oy e cras, otro día doblando, triplicando segúnd durasse la devoçión.
Muchas vezes en el uno se fastia el orador; que, si aquel modo muda, enflama su
devoçión. La graçia del grand Señor le avisará qué faga. Mas tú, buena Condessa, tomarás
este modo mixto o mezclado de orar: poner las rodillas en tierra, las manos juntas delante
tus pechos, la cabeça levada con ojos al çielo. La oraçión fecha con tal çerimonia lieva
ventaja a todas las otras. En dos razones se funda su mejoría: la una, porque contiene en sí
tres cosas o condiciones que son nesçessarias a la perfecta oraçión, que son humildad
verdadera, entençión derecha e declaraçión de su desseo, las quales tres condiçiones
contiene la oraçión que te dixe. La vera humilldad se entiende en el corvar de las rodillas;
la derecha entençión, en el alçar |[203v] de la cabeça e los ojos al çielo; la declaraçión del
afecto e desseo se muestra en el juntar de las manos al pecho donde mora el coraçón. E
así entre todas aquestas e sobre todas es buena la dicha oraçión e más dispuesta para
impetrar aquellas cosas que justamente pedimos.
Es la otra razón que muchas santas perssonas este dicho modo de orar escogieron
de todos los otros. Deves saber que seys linages de perssonas escogieron el modo de orar
que te mostraré. Primeramente, los reyes. El rey Salomón inclinó sus ynojos e alçó sus
ojos e manos al çielo delante Dios e delante muchedunbre de Israel; dixo: «Señor Dios de
Israel, no es dios semblante a ti en el çielo ni en la tierra. Tú guardas amistança e
misericordia a los tus servidores»263. Segundamente, le dan auctoridat los levitas, de los
quales se escrive: «Loaron al Señor con alegría e corvadas las rodillas le adoraron los
levitas»264. Terçeramente, guardaran265 esta cerimonia los saçerdotes, de los quales dixo
Esdras: «El saçerdote corvó sus rodillas al Señor Dios verdadero e dixo: Señor Dios mío,
yo he vergüença e confusión de levantar la cara a ti»266. Quartamente, de los profetas;
Ysaýas dixo en perssona del mi señor Fijo: «Por mí mesmo juro que a mí será corvada
toda rodilla»267. E Daniel, profeta, abiertas las finiestras de su sala en tres tiempos del día
contra Jherusalem, corvadas sus rodillas, e adorava e loava e se confessava delante el Dios
263 3 Reg 8, 22-23: «Stetit autem Salomon ante altare Domini in conspectu ecclesiæ Israel, et expandit manus suas in caelum, et ait:
Domine Deus Israel, non est similis tui Deus in caelo desuper, et super terram deorsum: qui custodis pactum et misericordiam servis tuis». 264 Acaso 2 Par 29, 30: «Praecepitque Ezechias, et principes Levitis ut laudarent Dominum sermonibus David, et Asaph videntis:
qui laudaverunt eum magna laetitia, et incurvato genu adoraverunt». 265 guardaras. 266 Cf. Esdras 9, 5-6: «Curvavi genua mea et expandi manus meas ad Dominum Deum meum, et dixi: Deus meus confundor et
erubesco levare faciem meam ad te». 267 Cf. Is 45, 23-24: «In memetipso iuravi; egredietur de ore meo iustitiæ verbum, et non revertetur: quia mihi curvabitur omne genu».
325
tuyo268. Quintamente, el Señor de los profetas e Fijo mío, puestas las rodillas, orava.
Sestamente, los santos apóstolos guardaron esta çerimonia, como se lee en sus historias;
espeçialmente sant Pablo dixo: «E por graçia desta cosa yo inclino las rodillas al Padre del
nuestro Señor Jhesú Christo, por que vos dé vir- |[204r] tud e seáys esforçado»269. E de sant
Bartolomé se dize que çient vezes de día e çient vezes de noche inclinava las rodillas270.
Mira, Condessa devota, que la çerimonia que te aseñalé para tus oraçiones muy
aprovada e platicada es de muchas271 e santas perssonas. E como aquesta a Dios sea muy
açepta, sea a ti esta entre todas la más presta.
Cómo la Condessa devota pide a la Virgen qué oraçión fará en su devoçión
Muy digníssima Preçeptora e sapientíssima mi Maestra, faré como mandáys e
conpliré con buen estudio las reglas que aconsejáys. Mas desseo sobre todos los afectos
de mi alma qué oraçiones faré o quál una señalada que me sea copiosa o quál fazía vuestra
Alteza de más grata voluntad.
La Virgen responde a la Condessa qué oraçión deve fazer e por quáles razones
Segúnd dos estados míos, así usé diverssas maneras de oraçiones. En aquel estado
en que yo viví ante de la predicaçión del glorioso Fijo mío, fazía las oraçiones que en el
templo se usavan, así las que mostrava la ley e los profetas como las que ordenavan los
nuestros doctores. E yo, segúnd sentía mi nesçesidat, tal oraçión fazía al Señor; e,
señaladamente, tomava las que menestar avía e me más agradavan del salterio de David.
Mas después que predicó e enseñó el glorioso Fijo mío cómo los sus creyentes avía[n] de
orar, e les dio çiertas palabras de oraçión, aquella tuve de uso e costrumbre fasta que Dios
me levó a los gozos de su gloria. E la oraçión suya es aquella que bien sabes e dizes, el
Paternoster; e tú la deves usar más que otra oraçión por las guisas que se siguen272.
La primera, por la aucto- |[204v] ridat del que la fizo, que fue el mi señor Fijo,
Maestro de los creyentes, la qual puede dezir: «Yo salí de la boca del muy Alto en toda
oraçión». Son tres cosas nesçessarias al orante. La primera es ganar la bienquerençia del
oyente, la qual se entiende en la primera palabra quando dize: «Padre nuestro, que eres en
los çielos». E el señor Dios Padre enseñó las saludaçiones, como quando embió al
archángel sant Gabriel a saludar a mí, Virgen gloriosa. El Fijo enseñó la manera de orar
quando los apóstoles le dixieron: «Señor, abézanos a orar»273. El Spíritu Santo nos enseña
268 Cf. Dan 6, 10: «Et fenestris apertis in coenaculo suo contra Ierusalem tribus temporibus in die flectebat genua sua, et adorabat». 269 Cf. Eph 3, 14-16: «Huius rei gratia flecto genua mea ad Patrem Domini nostri Iesu Christi, ex quo omnis paternitas in caelis et
in terra nominatur, ut det vobis secundum divitias gloriæ suæ, virtute corroborari per Spiritum eius in interiorem hominem» 270 Cf. Santiago de Vorágine, Legenda Aurea, cap. CXXIII (trad. Macías 1992, II, 524b). 271 muchas es lectura muy dudosa debido a la corrupción del papel en este punto. 272 siguem. 273 Lc 11, 1: «Domine, doce nos orare».
326
la inportunidat de orar, como en el Salterio, ca muchos dobla muchas vezes, diziendo:
«Miserere mei, Deus»274, «Dios, ave merçed de mí». Estas tres cosas perfecta fazen la
oraçión. Por ende, si no sabes los salmos, dobla e redobla el Paternoster en lugar de las
oraçiones de los salmos. Las otras oraçiones de los santos no son de tanta auctoridat
como esta que nos mostró el Señor, como dize por Ysaýas: «Yo, el Señor, que te enseño
las cosas provechosas»275.
La razón segunda, por quanto esta oraçión es loada de más breve, como dixo el
Fijo mío: «Quando orardes, no queráys mucho fablar como fazen los ypócritas, que
piensan ser oýdos en la luenga oraçión»276. Muchas vezes enpacha la devoçión del coraçón,
algunas vezes sale vanagloria, mas en satisfaçión de la lengua aprovecha algunas vezes usar
la oraçión277. Tres cosas movieron al Fijo mío e Salvador que nos feziesse oraçión breve: la
una, por que ninguno se escusasse de la saber, como dize el mandamiento que yo te dó de
fazer breve oraçión: no es sobre ti ni alexos puesto de ti para que puedas dezir quién
podrá alcançarlo, etc.278, mas muy cercano es en la boca tuya. La segunda, |[205r] por
mostrar su grande eficaçia, que la virtud de la oraçión no está en longuras de palabras,
más en el desseo con que se faze, porque la oraçión breve penetra los çielos. Lo terçero,
fízosse breve e de pocas palabras esta oraçión por que fuesse loada de sabidoría del
instituyente, el qual en tan pocas palabras conprehendió todas las cosas neçessarias a la
salvaçión nuestra. E yo, fasta la muerte, aquesta ussé; e tú aquesta dezir deves por la fazer
tu Redemptor e porque de todas es mejor, en la sentençia es copiosa, en virtud muy
provechosa. Como en palabras e piedras e yervas aya grand virtud, mayormente la deve
aver en las palabras de Jhesú Christo, ca esta oraçión sana la pestilençia del alma e del
cuerpo; esta puja a las fuerças del enemigo; esta vale para aplacar la yra del Juez ofendido.
E basten a ti estas doctrinas e sean tus conpañeras como fueron mis amigas. E
sepas que yo e la prima mía, Ysabel, en tales departiçiones ocupávamos nuestro tiempo en
aquestos tres meses de mi morada en casa de Zacharías.
Cómo la Condessa da a la Virgen bendiçiones e loores por sus santas informaçiones
Loores magníficos sean a vos, Virgen e Madre279 de Dios, e honores almíficos sean
multiplicados a vos, esclareçida maestra del pueblo christiano e mi singular preçeptora,
como a fuente de sabidoría, como a piélago de claras virtudes e abismo profundo de
grand santidat, por las muchas merçedes e benefiçios que vuestra largueza me faz e fará, e
reglas claras e santas doctrinas, que yo tan indigna e sin mereçerlo de vuestra prudençia ya
274 Cf. Ps 6, 3; 9, 4; 30, 10; 40, 11; etc. 275 Is 48, 17: «Ego Dominus Deus tuus, docens te utilia». 276 Se funden Mt 6, 5: «Et cum oratis, non eritis sicut hypocritæ, qui amant in synagogis et in angulis platearum stantes orare, ut
videantur ab hominibus» y Mt 6, 7: «Orantes autem, nolite multum loqui, sicut ethnici, putant enim quod in multiloquio suo exaudiantur». 277 En el original usar la lengua a oraçion. 278 Es posible que en este punto Juan López esté recordado algún pasaje. 279 madre, lectura dudosa.
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he resçebido. Yo me ofrezco a muchos serviçios día e noche que yo vos faré. Muy
graçiosa e muy virtuosa Señora, de aquella graçiosa visitaçión querría saber cómo |[205v] se
espedió vuestra presençia virginal del parto de vuestra prima e de la tornada vuestra a la
çibdat de Nazareth.
CAPÍTULO IXº
CÓMO LA VIRGEN RESPONDE DEL PARTO DE SANTA YSABEL, E DE
CÓMO SANT JUAN NASÇIÓ EN BRAÇOS ASÍ DE LA VIRGEN MARÍA
Quando la prima mía en fin de su preñez, ya complido el tiempo, parió al santo fijo
suyo con mucho plazer del marido e gozo suyo, cabo de sus dolores, complimiento e
alegría de sus parientes e gasajado de sus vezinos. E aquellos ocho días de su cama yo la
servía como a mayor mía, alegre e plazentera, con grand desseo de conplazerla. E
santificado el profético niño e Johán nonbrado, yo me bolví para mi casa donde partiera
en Nazareth, ya ençinta de tres meses e morando con mi esposo. El mi vientre virginal de
cada día me cresçía, ocupada no passionada, embargada no cargada, vientre a boca no
apesgada, sin paño, sin descolor, sin dapño e sin dolor e sin açidentes de preñada; no flaca
ni fatigada, complí toda la tenporada fasta el parto que esperava.
Reclamaçión que faz la Condessa contra Zacarías e su muger
por consentir que la Virgen e Madre de280 Dios serviesse a los que la devían servir
Zacharías, profeta e grand saçerdote, ¿tú no sabías por graçia de Spíritu Santo que
la Virgen humillde que te servía era ençinta del Fijo de Dios, cuyo profeta e más que
propheta avía de ser el fijo de tu muger, segúnd tú dixiste en tu propheçía? ¿Por qué
consintías que te sirviesse la madre de tu Señor, la engendrante del Criador, la preñada de
tu Redemptor, la ocupada de tu Salvador? No quería natura ni la razón lo permitía que la
fuente de santidat ser- |[206r] viesse a los pecadores ni a los ministros la madre del Sol de
justiçia.
O, Ysabel, vieja sin seso e sin discreçión, a la entrada que fizo la Virgen bendicha
reçebiste graçia del Spíritu Santo e don exçellente de profeçía; e conosçiste que la que
venía281 era madre vera del tu Señor; e exclamaste con boz de rigor e le dixiste: «¿Dónde
280 Interlineado, de. 281 En el manuscrito, conosçiste de la que venia.
328
me vino tanta merçed que viniesse a mí la Madre de mi Señor?». Agora calla la su
humildat, agora cubre su mansedad, ¿consientes que sea tu cozinera? ¿Consientes que sea
tu barrendera? ¿No vees que la serviente a ti es resçebida por Prinçessa del cielo? ¿No
miras que la tu serviente es ya avida por Inperatriz del siglo? ¿No acatas que la tu serviente
es confirmada en Reyna de los ángeles de suso e es señalada por Señoría de los hombres
acá de yuso? ¿Cómo no consideras que las virtudes del çielo la obedesçen? ¿Por qué no
contenplas que los ángeles por servidores se le ofresçen? Pues así es, no quieras ni
permitas, no dexes ni consientas que te aparege282 viçios ni te faga serviçios; reçíbele su
magestad, no le resçibas su humilldat, mas resçibe su voluntad e su tan presta bondad. Tu
cansada vegez e tu pesada preñez no te deve fazer oçiosa ni sobervia ni argullosa que
sufras tan grand sandez.
Cómo pregunta la devota Condessa a la gloriosa Virgen
cómo la resçibió su esposo quando bolvió a su casa
¡O, tálamo virginal del Esposo de las castas moçuelas, en el qual el Fijo de Dios
nuestra humanidat resçebió por esposa! ¡O, sagrario çelestial del templo sagrado, en el
qual el soberano e grand Saçerdote salió revestido de ropas humanas e vuestra librea! ¡O,
palaçio e sala imperial, de la qual el alto señor Rey e Prínçipe de todas virtudes contra el
tirapno e prínçipe deste siglo salió armado e guarnesçido de su fuerte |[206v] arnés de pelea!
¿Cómo contesçió a la nuestra casta virginidad? ¿Cómo allegó a su casa vuestra tierna
honestad? ¿Cómo resçibió a vuestra cansada e fatigada santidat aquel justo e esposo santo
vuestro, aquel casto e limpio marido vuestro, aquel honesto e virtuoso compañero
vuestro? ¿Si vos resçibió alegre e gozoso, o triste con çeño como viejo çeloso; si
plazentero e riyendo, o manzillero e riñiendo, o rostrituerto e gruniendo?
Cómo la Virgen responde a la pregunta de la Condessa
Aquel varón santo, esposo mío, amador puro de castidat, bien sabía quel Señor e
Dios de todos me lo prestaría por guardador e testigo de mi pureza e, presumiendo de mi
linpieza e de mi pura nobleza, me liçençió de buenamente e que yo fuesse libremente a
visitar la prima mía, sin sospecha e sin grima de mal alguno que fiziesse. Por lo qual,
quando torné e presto le saludé, con alegría e gozo me resçibió e me respondió: «Bien sea
venida la mi amada esposa mía, bien venga la mi amiga. ¿Vienes buena? Di, María». Luego
me fizo asentar e presto me diessen a çenar. E después que descanssé e un poco repossé
del afán de mi camino, vino a fablar comigo el varón esposo mío de mi prima quál
282 Así en el original.
329
quedaba quando della me partí. E luego respondí lo mejor que entendí de la mi luenga
tardança, e cómo mi prima quedava: «Por ella tardé, señor, por la servir con amor e por la
fazer honor, por ser parienta mayor. Después que fue delibrada de su parto en que andava
y me bolví para casa, un fijo parió, señor, tan lindo como una flor. Los parientes se
gozaron e los vezinos se espantaron. Por todas essas montañas dezían cosas estrañas por
parir doña Ysabel un fijo en su vegez. Todos dezían a283 una de la su buena fortuna; e que
su fijo sería de todos grand alegría. ¿Quién piensas será este moço naçido |[207r] por
maravilla?».
Mas dende a pocos días empeçó mirarme e ver; vido mi vientre cresçer, y vile
entristeçer, una vez bermegesçer, otra amarillesçer, tanto que noches e días siempre
andava turbado. Una vez pensó en sí mesmo, segúnd que después me dixo, si podría en
mí fallar condición de mala hembra, por do podiesse concluyr no ser la mi preñez buena,
faziendo conparaçiones, sacando dellas razones de mala muger a buena en la soscripta
manera:
«La primera comparaçión e razón, la hembra mala comúnmente es sobervia e
despreçia a su marido e no le obedesçe, mas esta es por cabo humillde e siempre me llama
señor; e más es muy obediente. Pues hembra tan humilldosa no sería alevosa. La
comparaçión e razón segunda, la mala muger es ladrona e dissipadora de su casa; furta del
marido para dar a su amigo. Esta noches e días284 trabaja texiendo, filando, tajando,
cosiendo por alcançar día e vito. No es esta propiedat para me fazer maldat. La terçera
conparaçión e razón, la mala e carnal muger es glotona e gargantona, embriaga e golosa,
tragazana e folgazana, es chismosa e parlera. Esta siempre bive en ayuno e abstinençia e
sienpre calla, abaxo fabla. ¿Pues cómo hembra de tanta bondat podrá cometer maldat?.
Quarta razón, la muger mala siempre está a la puerta e es callegera o corricanera; plázele
de ver honbres e aver fabla con varones e fablar siempre de amores, va a los miralles e a
las solennidades a do mire los galanes, do la vean los rufianes; rodéanle la puerta por la
fablar e anda siempre galana, apostada e loçana. Mas aquesta no ha destas gana, mas
siempre está ascondida y çerrada e retrahída; tráhesse honestamente, bive virtuosamente,
usa mucho pobremente. Pues, ¿cómo esta podría contra mí fazer falsía?. Quinta conpa-
|[207v] raçión e razón, la mala muger baraja con su vezina, dize mal de su comadre, de su tía
e sobrina, riñe con su madre, pelea con los de casa, no los quiere ver consigo porque
yéndose de casa pueda fablar al amigo. Mas esta no es tal hembra, ca de todos es amada e
quista, de todos es amiga, tiene su casa paçífica, muéstrame su faz alegre e reyendo se
castiga, faz comigo dulçe vida; tal muger como aquesta no faría enemiga. Sesta
conparaçión e razón, la mala muger casada, negligente e sonolienta, dasse a viçios e
283 Interlineada, a. 284 Repite dias.
330
plazeres, no cura de su fazienda, perezosa e folgazana, oçiosa, de trabajar no tiene gana,
llena de malos desseos, cobdiçiosa de trebejos. Mas esta muy diligente, fazendosa
virilmente, ocupada en lavores, fructuosas e mejores, a las vezes en lecçión, otras en su
oraçión; no la veo vagarosa ni de manos oçiosa, mas siempre en sus aferes sobre todas las
mugeres. ¿Quién puede creer tal cosa que me fuesse alevosa?».
Arguýa en contrario e dezía: «Pues esta no es infinta, mas es cosa provada que veo
ser ençinta e veramente preñada. Pues no consiente razón que conçiba sin varón alguna
virgen casada; como esta esté preñada e de mí no fue tratada, forçola algúnd garçón. E
çercado de tristura, viejo de mala ventura, ¿por qué quesiste casar, seyendo de tanta hedat,
con tan bella moçedad? Ca el viejo con la moça no caben en una choça; mientra el viejo se
coça, ella con otro retoça; mas el viejo engañado, por fijo toma entenado. Mas esta tan
virtuosa, santa, honesta, vergonçosa, ¿cómo faría tal cosa? A su madre lo diré, yo ge la
embiaré e della me espediré sin estruendo, ocultamente. Por juyzio çiertamente yo no la
acusaré, mas por muger no la terné».
Exclamaçión de la Condessa con- |[208r] tra Josep porque pensó
de echar a la Virgen, esposa suya, de su casa
O, varón malafortunado, o, el honbre desdichado, o, el esposo malfadado, ¿qué
piensas, ançiano sin prudençia? ¿Qué ymaginas, antiguo sin paçiençia? ¿Qué delibras, viejo
sin conçiençia? La esposa que dexar quieres es la muger escogida sobre todas la tareas
fermosas de Arán que Dios preparó, criada para el Fijo de tu Señor. Esta es la
sobreescogida sobre todas las fenbras graçiosas de tierra de Canaam, preparada para el
Fijo de tu Criador. ¿Por qué te turbas? ¿Por qué te congoxas? ¿Por qué te angustias? Que
la esposa tuya no te la dieron para cópula maridal mas para virginal, para que la sirviesses
e no que la conosçiesses, para que la guardases e no que la empreñases. ¿Qué neblina
puedes poner a la claríssima alvorada, ni qué mácula inponer a tu castíssima desposada, ni
qué tacha puedes dezir a la luz de la luna llena, ni a la esposa tuya, que nunca subió en
cuna agena? ¿Qué puedes tachar al sol e resplandor ni tu culpa a la preñada del Señor? E
si la vees preñada, virgen es e consagrada; si al vientre sientes e miras, alçado de lilios e
flores está çircundado. E si el vientre le vees creçido, de su virginidat está çeñido, de su
castidat está guarnido. Fermosa del todo e sin manzilla, virgen por todo maravillosa es la
que quieres dexar, la que quieres apartar, la que dispones embiar con enfamia a su madre.
¿No te viene a la memoria aquella cosa notoria, aquella cosa tan alta e tanto
maravillosa que entonçe contesçió quando tu verga floresçió e la oviste por esposa? Como
floresçió tu vara sin lavor de ortelano, concebió la Virgen clara sin humor de curso
humano. Oye, varón sospechoso, oye honbre çeloso, escu- |[208v] cha, Josep temeroso,
Aquel que la tierra honra e la mar predica e adoran los reyes encerrado está en el vientre
331
de tu esposa; Aquel que rige las partidas del mundo en su vientre lo trae clauso tu esposa;
Aquel a quien el sol e la luna e las estrellas adoran por graçia de Dios omnipotente lo
trahe tu esposa en el su vientre; Aquel que las plantas e yervas, mares e ríos con sus arenas
crió es en las entrañas de tu esposa; Aquel se retraxo en las entrañas del vientre virginal de
la esposa tuya que tiene al mundo sobre la palma suya. Lo que nasçido en ella ves, del
Spíritu Santo obra es. No la embíes a su madre, ca su esposo es Dios Padre. Esta es de la
raýz davítica e Virgen profética, de que dixo Ysaýas que «la virgen conçibiría e al Fijo
pariría», mas que Dios la enpreñaría.
Cómo la Virgen prosigue la istoria
Como el esposo oviesse por inpossible que podiesse conçebir sin varón, concluyó
que yo le avía errado. E como era varón justo, no me quiso acusar en juyzio, mas
querellose a mi señora madre Ana, que me uvo de Johachín, deziéndole cómo era ençinta
e no sabía de quién.
Cómo santa Ana vino muy llorosa a la Virgen sobre la preñez suya
Quando ella vino a mí, enpeçamos a llorar las dos, ambas de consuna. Començó a
dezir: «¡Ay, mi fija! ¿E qué fue aquesto? ¿Quién vos fizo tanto mal? Fija, ¿fuestes
engañada o vençida de pasión, o fuestes quiçá forçada por fuerça de algúnd varón? ¿Qué
fue aquesto, fija mía, que vos ha contesçido? ¿Cómo vuestra santidat ha en esto
consentido? ¿Cómo vuestra castidat tiene el vientre tan cresçido e la vuestra virginidat
dónde huvo conçebido? Dezidme, señora fija, yo vos ruego, qué fue esto; e quiçá porné
recabdo no cayades en denuesto e yo faré aplacado prestamente |[209r] al varón vuestro».
Cómo la Virgen con lágrimas responde a la madre sobre su preñado
«Muy honrada madre mía, ni de fecho ni desseo ni aun por pensamiento me passó
pensar maldat, mucho menos de fazerla. Nunca tractante me engañó ni passión me
inclinó ni varón me fizo fuerça, mas esto fue voluntad del muy alto Criador e no puedo
más dezirvos».
E quando esto dezía yo a la mi triste madre, no le podía fablar por las lágrimas
fluyentes. E así, muy congoxosa, llorava mucho comigo. No pudo más de mí saber e
tornó al mi esposo con mi escura respuesta, que la preñez que me viera de mala parte no
era, mas voluntad del Señor. Por lo qual el mi esposo començó coger su ropa e ayuntar su
fazienda para se yr furtiblemente e dexarme ocultamente.
332
Cómo la Condessa pregunta a la Virgen por qué al esposo
o a la madre no declaró o certificó cómo avía conçebido
Muy discreta e prudentíssima Virgen, como pudiesse vuestra Merçed ligeramente
aplacar el esposo e çertificarle de vuestro preñado, ¿por qué no le respondistes cómo avía
pasado el trato de vuestra Merçed? E, si no al esposo, ya siquiera lo supiera la lagrimosa e
triste madre, ca la bienquerençia de los amigos más se afirma revelando sus secretos. Pues
vos, Señora, érades toda primogénita de la madre, el amor vos deviera estimular a vuestro
secreto revelar a la madre vuestra.
Cómo la Virgen responde a la Condessa de la pregunta que le fizo
Sepas, mi devota Condessa, que los secretos divinales de guardar son cuerdamente
e no se deven dezir ni a honbre descubrir si Dios no le liçençiasse. A mí sant Pablo así lo
dize, que vido en paraíso, quando fue rebatado, tales secretos de Dios, dellos no tenía
liçençia para los a honbre dezir285. E como el secreto |[209v] de la humanaçión del Fijo de
Dios fue secretíssimo, no era líçito lo dixiesse sin liçençia del Señor. El ángel Rafael dixo a
Tobías: «Callar e encobrir el secreto del rey bueno es; mas las obras del Dios revelar e
alabar honórica cosa es»286. E así el secreto del Rey del çielo bueno es e las cosas que del
secreto salen, como fue la victoria de la cruz, la redempçión de los santos, las salvaçión del
mundo, predicarlas e loarlas honórica cosa es. E así fizo Rafael, encobriosse e ençelose
que era ángel de Dios e, complido su ministerio, descobriose a Tobías. Así fue de mi
preñez, ca solas dos criaturas sopieron la mi preñez: el ángel lo supo de Dios e yo, del
ángel Gabriel, segúnd escreviera Ysaýas. E dixo el secreto mío a mí287, ca el ángel tuvo
aquel secreto ascondido e no lo reveló sino a quien Dios mandó, que fue yo, la Virgen. E
yo nunca lo revelé ni descobrí a honbre bivo. Aquesta es una razón por que a mi esposo
ni a mi señora madre no revelé la mi preñez.
La razón segunda, ¿quién me quissiera creer ni podiera, aunque mirando le dixiera
que avía conçebido de Spíritu Santo, como nunca tal avía contesçido ni honbre del
mundo lo avía oýdo ni profeta ni sabio tal avía sabido? Si yo dixiera el secreto, nunca
fuera creýdo, ca desto dixo Ysaýas: «¿Quién creerá a lo que nos oyere; el braço del Señor,
a quién fue revelado?»288, e fabla del Fijo de Dios vestido de carne humana en el mi vientre
virginal. Mira cómo si entonçe lo dixiera, ninguno lo creyera, pues el Fijo de Dios aún no
era revelado.
285 Acaso 2 Cor 12, 3-4: «Et scio huiusmodi hominem sive in corpore, sive extra corpus nescio, Deus scit: quoniam raptus est in
paradisum: et audivi arcana verba, quæ non licet homini loqui». 286 Tob 12, 7: «Etenim sacramentum regis abscondere bonum est: opera autem Dei revelare et confiteri honorificum est». 287 Repite en la línea siguiente: el secreto mio a mi. 288 Is 53, 1: «Quis credidit auditui nostro? Et brachium Domini cui revelatum est?».
333
E de aquí naçe la razón terçera, ca, veyendo Dios la ynoçençia mía e la escusable
ygnorançia del esposo mío e la grande angustia de mi señora madre, cómo el Señor por
clemençia suya lo quiso al mi esposo revelar.
Cómo el Señor reveló la preñez de la Virgen María |[210r] a Josep, su esposo
Cuenta la historia que, como Josep pensase con deliberaçión de dexarme
repudiada e desechada, no queriendo el Señor que por ygnorançia cayesse, revelole el
secreto por el ángel sant Gabriel, çerca de lo qual dize la escritura: «Como fuesse
desposada la Madre del Señor, María, con Josep, ante que en uno conveniessen, fue
fallado lo que tenía en el vientre de Espíritu Santo. Mas el esposo suyo, como fuesse justo
e no la quisiesse levar a juyzio, quiso secretamente dexarla. E como él pensasse estas
cosas, mira que el ángel del Señor le aparesçió en sueños e le dixo: «Josep, fijo de David,
no quieras temer tomar a María, tu muger, porque aquello que en ella nasçido es de Spíritu
Santo es. Parirá el Fijo e llamarás el nombre d’Él Jhesú, porque Él fará salvo al pueblo de
los pecados dellos». E aquesto289 todo fecho es porque se cumpla lo que dicho es del
Señor, por el profeta diziendo: «A[hé], que la Virgen avrá en el vientre e parirá; e el
nonbre d’Él, Hemanuel, que es interpretado convusco Dios». E como Joseph se
levantasse del sueño, fizo lo que el ángel del Señor le mandó e resçibió su muger e no la
conosçía fasta que parió al Fijo suyo primogénito, e llamole el nonbre de Jhesú»290. Cómo
yo parí al Fijo e Señor mío e cómo le puso nonbre la estoria que se sigue lo relata.
Cómo la Condessa faze dos preguntas a la Virgen
Señora Virgen María, desseo saber dos cosas de vuestra alta Señoría. La primera,
¿por qué dize la historia: «E no la conosçió fasta que parió»? Pues, Señora mía, si vuestro
marido, de que paristes, vos conosçió, ergo vuestra virginidat allí peresçió. Pues que así es,
¿cómo creen los cristianos que después que paristes virgen permanesçistes? La segunda,
dize la historia: «Fasta que parió al Fijo suyo primogénito». Paresçe por |[210v] esta letra
que, después que Jhesú, ovistes otros engendrados en pos d’Él. E confírmasse mi
pregunta quel Fijo vuestro, segúnd la Escriptura, se falla tener hermanos, e así, en pos
Jhesú, otros fijos vós paristes a Josep, esposo vuestro.
Cómo la Virgen responde a la Condessa a las dos preguntas
Esas dos preguntas tuyas, la una cuelga de la otra. E quanto a la primera, te
respondo que proçede de no ser bien entendida en aquel passo la santa Escriptura, ca
289 A continuación subpunteado: fecho. 290 El pasaje se encuentra en Mt 1, 18-25.
334
aquella «fasta que» se entiende en dos maneras: la una, por tiempo determinado, como
dezimos: «Este no come fasta la sesta», esto es, que, venida la sesta, come, porque allí se
cumple la palabra «fasta que». Quando después della faz alguna otra manera, «fasta que» se
toma para siempre. Como en el salmo çiento e nueve, dize el Padre al Fijo: «Siéntate a la
mi diestra fasta que ponga los tus enemigos por estrado de tus pies»291; e aquesto se
cumplirá el día del juyzio e no más, mas entiéndesse por siempre e de mientra pornía sus
enemigos por estrado de los sus pies. E aquí está por nunca: «e no la conosçía fasta que
parió e nunca la conosçió e al Fijo parió». E aquesto pide la razón por parte mía e por
parte de Josep, mi esposo; asaz fuera apasionada si después que al Salvador avía parido
virgen, engendrara fijos mortales e de natura pecadores, perdiendo mi virginidat, a la qual
mucho preçiava e loa la Escriptura. Asimesmo, sinrazón fuera asaz grande si un tan justo
varón como mi esposo Josep presumiera violar al tenplo de Dios sagrado e sagrario
virginal, quanto más nós dos ambos prometimos virginidad. E así deves creer que Josep
no me trató como varón a muger, mas siempre me acató como a fija |[211r] e señora; e yo a
él siempre conplugue como a padre e guardador. Elvidio, herege a pena dañado,
obstinado en este error, deziendo con grand maldat que perdí mi virginidat ya nascido el
Salvador, erró contra la verdat.
A la segunda pregunta te respondo, así mesmo, yo no huve más de un fijo, e aquel
mesmo fue mi primogénito, ca primogénito se entiende en dos maneras: o porque delante
d’Él no naçió otro primero, o porque después d’Él nasçió otro alguno. El mi Fijo
Salvador fue primogénito llamado porque no parí292 ante d’Él otro fijo primero. E la ley
así le llama primogénito, aunque no sea más de uno, mas no le llamaron primogénito
porque otros nasçieron después. E, puesto que la Escriptura sacra diga que mi Fijo Jhesú
tuvo hermanos e hermanas, no se entiende sino por parientes, como Abraham llamó
hermano a Loth, su sobrino293, e a Sarra, su sobrina, llamó hermana294. Así el Fijo huvo
hermanos e hermanas [...]295 que fuesen mis fijos ni fijos de Joseph296, que el error fue una
heregía que Elvidio levantó contra la mi virginidat297. Ítem, si yo, después de conçebir e
parir al Rey de los reyes, otros fijos de corrupçión desseara, a mí fuera una gran tacha e
[...]298 de la mi fama e obscuridat de mi clara virginidat, ca dixo299 que tanta fue mi jovenil
incontinençia, que no pude escusar de yo fablar al mi esposo en su cama. Mas lo contrario
291 Ps 109, 1: «Dixit Dominus Domino meo: Sede a dextris meis, donec ponam inimicos tuos scabellum pedum tuorum». 292 A continuación anula del. 293 Cf. Gen 13, 8. 294 Cf. Gen 20, 1. 295 El estado del papel impide distinguir una palabra, quizá sin. 296 En el manuscrito a continuación subpunteado e así aun. 297 Juan López se hace eco, por boca de la Condesa, de las doctrinas del teólogo Elvidio o Helvidio, que defendió la
superioridad del matrimonio sobre el celibato y criticó el voto monástico femenino. Además sostuvo que María, tras concebir virginalmente a Cristo, tuvo otros hijos con su esposo José. Se opuso a las ideas de Elvidio san Jerónimo en su obra Adversus Helvidium (PL 23, 181-206). Es precisamente de esta obra de donde el personaje de María extrae las líneas fundamentales para la defensa de su virginidad.
298 Otra vez el deterioro del papel no permite la lectura de una palabra; en este caso parece un sinónimo de tacha. 299 El sujeto es Helvidio.
335
es verdat, que yo, contenta e pagada300 só e fue de conçebir solamente e parir al Fijo de mi
Señor, el qual fue mi grande honor, gloria mucha e loor, ca fue guarda en su frescor, olor
de suavidat e color florido de la mi virginidat.
ACÁBASSE LA HISTORIA DE LA CONÇEPÇIÓN DEL FIJO DE DIOS E, POR CONSEGUIENTE,
EL PRIMERO LIBRO O VOLUMEN. A DIOS GRAÇIAS POR SIEMPRE JAMÁS.
300 A continuación tachado e paga.
338
SÍGUESSE LA MUY DEVOTA E SOLEMPNE FIESTA DE LA O
Cómo pregunta la Condessa en qué cosas o pensamientos gastó aquellos ocho días antes del parto suyo maravilloso
la exçellencia virginal e virginidat exçellentíssima de vuestra magnifiçençia
suplica humillmente la vuestra indigna fámula e ançilla menor devota, por me
fazer granada merçed, me quiera consolar deziéndome quáles pensamientos o
qué consideraçiones ocupavan vuestro tan graçioso quanto alto e generoso
coraçón en aquellos finales siete días de vuestra altíssima e divinal preñez e
parto maravilloso.
Cómo responde la Virgen a la qüestión de la Condessa
Aquellos sagrados siete días finales e postrimeros de mi virginal preñez, a los
quales da prinçipio e comienço la gloriosa fiesta de mi remenbrança, la qual mi devoto
capellán don Alonso, sancto arçobispo de Toledo e de las Hispanias famoso primas,
ordenó a ocho días ante de Navidat por me fazer honra –e1 aquella fiesta es llamada Santa
María de la O porque la Santa Yglesia en aquellos siete días, con plazer e mucho gozo,
canta siete cantilenas, en las quales los Santos Padres en el limbo detenidos con mucho
gozo combidavan al Salvador del mundo que por merçed oviesse venirlos a librar e sacar
de aquel horrible e tan prolixo algibe; e por la caridat que yo a ellos tenía e mucho me
constriñía e por la compassión sin cuento que les yo de ánimo avía así se escalentó e se
inflamó en aquellos días en desseo de su deliberaçión presta, |[212r] que2 ni yo te la podría
como querría dezir, ni tú conplidamente la podrás resçebir–; e por dar orden a la pregunta
tuya, de cada cantilena te daré una respuesta por la qual sepas en qué se ocupava mi
desseoso coraçón3.
1 e, escrita fuera de la caja de escritura. 2 El original repite que. 3 Se trata de la fiesta de la Expectación del parto de la Santísima Virgen, instituida desde el X Concilio de Toledo en
el año 656 y confirmada por san Ildefonso de Toledo. Se celebra ocho días antes de la Navidad, el 18 de diciembre, pero arranca la víspera y se prolonga hasta el día 23. Se conoce también como Fiesta de la O porque las siete «cantilenas» o antífonas que se cantan cada día comienzan precisamente por la interjección Oh: «O Sapientia, quae ex ore Altissimi»; «O Adonai, et Dux domus Israel»; «O Radix Iesse, qui stas in signum populorum»; «O clavis David et sceptrum domus Israel»; «O Oriens, splendor lucis aeternæ»; «O Rex gentium, et desideratus earum»; «O Emmanuel, Rex et legifer noster». Aunque la fiesta parece muy vinculada a la iglesia toledana, ignoro si el arzobispo Alonso Carrillo era especialmente devoto a ella como parecen sugerir las palabras de la Virgen.
A
339
Cómo plugo mucho a la Condessa de la general respuesta e se le congraçia con el plazer
O, muy graçiosa e beldat delectable para mirar, o, bondat conplida e amable para
contemplar, o, graciosidat e delectaçión afable para querer e amar, así lo faga vuestra
grandeza por la graçia que vós fallaste, así me responda vuestra nobleza por la exçellençia
e prerrogativa que sobre todas las hembras vós alcançastes e ovistes, así lo cumpla e haga
vuestra alteza por la piedat e begninidat que nos procurastes e vós paristes.
Cómo la Virgen sin par responde de la consideraçión primera
Mi devota e afectuosa Condessa, fue la mi primera consideraçión del conbite
primero que los santos patriarcas4, padres míos primeros, fazían al glorioso Fijo mío ya
conçebido, mas aún no nasçido, e de la cançión primera que hoy recuerda en la fiesta e
solepnidad de mi remembrança la santa Yglesia e madre vuestra, que suena en esta
manera: «¡O, sabidoría que de la boca del altíssimo Dios saliste e alcançaste de cabo a
cabo, fuertemente con suavidat dispones e ordenas todas las cosas, ven nasçiendo a
enseñarnos la carrera de la prudençia»5. En esta cantilena contenplava el día primero con
mucho desseo de ver al mi Fijo.
Habla la Condessa6
Sobreseñora mía, bien entendí el fundamento de vuestra santa consideraçión, mas
no sentí aún la dulçura de la fundada en aquella vuestra sublime contemplaçión.
La Virgen
¿Entendiste toda la cançión que oýste?7
La Condessa
4 patriarcas, interlineado. 5 Antífona de Adviento para el 17 de diciembre: «O Sapientia, quæ ex ore Altíssimi prodidisti, attingens a fine usque ad finem
fortiter, suaviterque disponens omnia: veni ad docendum nos viam prudentiæ» (Hesbert 1968, nº 4081). 6 Al margen en rojo: ave maria. 7 Al final de esta pregunta aparece un signo de cierre de interrogación parecido al actual.
340
Bien entendí la boz que oý, mas mi entendimiento no quedó contento.
La Virgen |[212v]
¿Por qué fue esso?
La Condessa
Porque ynorançia me ascondió8 que mi alma no viesse el secreto de las palabras de
vuestra cançión profunda.
La Virgen
Dime tú lo que has gana de entender e yo te lo mostraré presto.
La Condessa
Muchas son, Señora mía, las mis dudas que ocurrieron a mi sinple entender.
La Virgen
Dime quáles.
La Condessa
La primera, cómo el Fijo vuestro, estando aún en el santo vientre vuestro, vuestra
Señoría le contempló ser así sabidoría; la segunda, cómo el vuestro santo Fijo, antes que
de vos nasçiesse, salió de la boca del muy Alto; la tercera, cómo aquella sabidoría
ençerrada e concluyda en vuestro tan angosto vientre alcançava de fin a fin o ateñía de
cabo a cabo; la quarta, cómo aquella sabidoría, en el vuestro vientre virginal ocupada e
ascondida, mansa e con suavidat, todas las cosas disponía, ordenava e regía; la quinta, por
qué carrera avía de venir; la sesta, qué prudençia nos avía de enseñar e instituyr.
Habla la gloriosa Virgen de la sabidoría del su Fijo bienaventurado, aún no nasçido
8 cascondio; ca- anulado.
341
Hija mía, Condessa e fámula mi devota, inclina la oreja e apareja tu coraçón e yo te
diré en quál manera contemplava en esta primera consideraçión. En aquel punto e
momento que yo di a la embaxada del archángel Gabriel di mi cordial consentimiento, en
aquel mesmo instante fue formado el cuerpo del mi Fijo e unido e junto con el verbo
divinal, e su alma fue criada e junta e unida con la deidat del Fijo perssonal, e cuerpo e
alma juntos en unidat humanal. E, así, el Fijo de Dios e mío fue un Christo universal,
Dios e hombre de consuna e sola perssona una, uno del todo, no por confusión de
sustançia, mas por unidat de perssona. |[213r] Así como en el hombre uno el cuerpo
siempre es distinto del alma, que nunca uno es otro, así en el mi Fijo la divinidat no se
tornó humanidat, ni la humanidat divinidat, mas, siempre siendo diversas, en el mi Fijo
fueron un Christo, así como cuerpo e alma son un hombre. E así lo dixo Atanasio:
«Como la raçional alma e la carne es un hombre, así Dios e hombre es un Christo»9. Estas
cosas así unidas o unificadas en esse mesmo instante e momento, uvo el Fijo mío
complimiento de toda sabidoría; en Él entendimiento pleno, inchimiento de dones e
graçia en la su voluntad e afecto, todo conplimiento de eficaçia meritoria es el su efectu, etc.
La Condessa fabla
Muy exçellente Señora mía, estas cosas que vuestra Señoría dixo del maravilloso
Fijo vuestro altas son e de más alta consideraçión que mi rudo entendimiento puede
caber. Si a vuestra Señoría viniesse en plazer e me fablasse más plano, averlo hía en muy
granada merçed.
Cómo la gloriosa Virgen fabla de la sabidoría del su Fijo
Puedes saber, Condessa, que las cosas que son de la fe, más consisten en el creer
que en el entender; e por esso, quando algo me oyeres e no lo entendieres, farás bien si lo
creyeres, por que no te diré sino aquello que la verdat consiente. Oe, mi devota Condessa,
çinco maneras de consideraçión que passavan por mi contenplaçión10.
9 Se trata del símbolo Quicumque atribuido a san Atanasio: «Nam sicut anima rationalis et caro unus est homo: ita Deus et
homo unus est Christus». 10 Una parte de la siguiente explicación de María sobre la sabiduría de su hijo parece proceder, en última instancia,
de Santo Tomás de Aquino, por ejemplo, de la Summa Theologiæ, pars III, quaestiones 9-12, aunque Juan López simplifica o altera algunos de sus argumentos.
342
La primera consideraçión era cómo el Fijo mío era Fijo de Dios y11 eternalmente
en ygual sabidor como su Padre. Estando en el mi vientre sabía tanto como Dios, mas en
esto era la diferençia, que el Padre sabía por sí mismo y el Fijo por el Padre; y como el
Padre dio al Fijo todo su ser y essençia, así le dio todo su poder y sapiençia. Así que el
Fijo mío e Fijo de Dios tanto sabía dentro en el mi seno como agora sabe en el trono del
çielo. E por esta razón mi Fijo, ante que nasçiesse, supo |[213v] quántas eran las estrellas e
los nonbres propios dellas. Supo quántos granos de arena avía en los arenales; quántas
gotas ha de agua en los ríos, fuentes, pozos y en los mares. Supo quántos pesçes Dios crió
y pudo criar; quántas animalias fizo y pudo formar. Supo quántas aves obró y pudo obrar.
Supo los desseos de los coraçones e todos los latidos de las venas e pulmones; quántos
son los pelos de los animales y las yervas de los pradales; quántas eran las semientes e
llantas; e quántas eran las fojas de las plantas e los granos de las semientes, e los pueblos e
gestos de las gentes.
La segunda consideraçión, de cómo huvo sabidoría en quanto hombre, en tres
maneras: la primera es sensual, e aqueste modo de saber es por experiençia; por tal
manera el Fijo mío, ante que nasçiesse, no supo todas las cosas porque los sentidos suyos
eran en tanta parvidat que no eran dispuestos para rescebir las presençias de sus objetos12,
para rescebir dellos experiençia e notiçia. Bien conosçió por theórica la experiençia de
toda su vida e passión, mas ya esta otra manera es. Sabía el Fijo mío cómo era dulçe la
miel e amarga la fiel, e lo azedo e lo mezclado, e todas las propiedades de las cosas
sensibles, antes que nasçiesse, por sçiençia theórica, lo qual sentió después que nasçió.
Conosçió en el mi vientre cómo los açotes escozían e cómo las espinas dolían e cómo los
clavos tormentavan e afligían, mas, después que nasçió, por experiençia los sentió e
padesçió.
La terçera manera de consideraçión fue espiritual e mental, e aqueste modo de
considerar fue en tres maneras, es a saber, por natura e por gracia e por gloria. Es,
primeramente, el modo terçero por natura del alma por el qual el Fijo mío, antes que
nasçiesse, supo todas aquellas cosas que pertenesçían a la constituçión de todo el
universso más |[214r] exçellentemente que Adán e todos los que fueron en la natura bien
instituta o instituyda. Conosçió los singulares e las espeçias e naturalezas e partes de todo
el mundo.
El modo quarto fue sabidoría de graçia. E por esta contemplava yo cómo el Fijo
mío sabía todas las cosas que pertenesçían e miravan a la redepçión de la linage humanal.
11 En todo este párrafo el copista sustituye el signo tironiano por la conjunción y. 12 En el original, abietos.
343
E supo aquellas cosas más exçellente que alguno de los profetas e aun que los ángeles,
porque no solo huvo sçiençia e sabidoría por hinto concriado en el alma, como Adán e
los ángeles, mas por hintu e luz infusa13, como en los santos por graçia alunbrados, mas no
huvo sçiençia acquisita e alcançada por trabajo y exerçiçio de estudio como los filósofos, e
aquesto por su inperfecçión.
El modo quinto de la sabidoría de Fijo mío fue por gloria. E por esta manera supo
todas las cosas finitas por notiçia actual; mas por notiçia e sabidoría habitual supo las
cosas infinitas exçessivamente. El primero conosçimiento huvo como Dios; el segundo,
como honbre; por el terçero como caminero; por el quarto se huvo como alumbrador;
por el quinto como comprehensor.
Cómo la Condessa desseosa de saber pide a la gloriosa Virgen estillo más plano de su fablar
Muy exçellente Señora, plega a la vuestra magnifiçençia virginal de un poco
inclinar el alto e muy dulce estilo de vuestra sapientíssima eloqüençia, por que mi rudeza
goze alguna cosa della con que mi alma resçiba alguna consolaçión e se abive más mi tibia
devoçión.
Cómo la Virgen gloriosa satisfaze a la Condessa
Las cosas intellectuales por su pureza desdeñan a las cosas corporales que caen so
los sentidos e no quieren que los sesos las vean ni sientan ni se les muestran sino de
alexos. E mira |[214v] cómo çierto es que la rosa es colorada e olorosa y es stítica. El ojo no
cognosçe de la rosa sino la fermosura de los colores, porque es mezclada de blanco e
colorado; pero el ojo no conosçe el olor de la rosa ni el sabor de aquella. El olfato, que es
la virtud oletiva, siente e cognosçe el olor, mas no juzga ni siente el color ni el sabor. El
gusto cognosce el sabor de la rosa, que es estíptico, mas no siente ni cognosçe cosa ni
siente el gusto de color ni de olor. Mira cómo los sentidos negoçian çerca de la rosa
segúnd sus propiedades, cada uno segúnd virtud, mas ningúnd sentido cognosçe ni siente
la sustançia de la rosa, sobre la qual son asentadas aque[l]las tres propiedades: color, olor e
sabor, mas el entendimiento solamente conosçe la sustançia segúnd su esençia. E dize que
13 El sustantivo hintu, también la forma anterior hinto, en el manuscrito h�tu, parece el resultado del participio latino
del verbo Indo (‘meter’), inditum, -a, -um, al que se le habría añadido una h- no etimológica. Es término utilizado en la Teología medieval; así, en torno a la cuestión sobre la scientia indita vel infusa animæ Christi discuten santo Tomás, Summa, p III, q 11, y san Buenaventura, Quaestiones disputatæ de scientia Christi. Aquí el «hinto concriado en el alma» se refiere a la lumen inditum, que es el conocimiento innato en el hombre, mientras que ese otro «hintu e luz infusa» es el lumen infusum que Dios puede introducir en el alma del hombre en cualquier otro momento.
344
la rosa es una cosa sustancial revestida de aquellas e de otras qualidades acidentales. E ya
te dixe que las cosas altas de la fe más están en el creer que en el conosçer.
Cómo la gloriosa Virgen torna al propósito
Mira bien e escucha, que ya te dixe que la sabidoría del mi Fijo, quando era aún en
mi vientre Dios e honbre, tres maneras tenía de sabidoría. Una era eternal por parte de la
divinal sustançia suya; otra era spiritual e infusa e temporal por parte del alma; la terçera,
humanal, e aquesta respecto de la carne, por la qual conversaría en medio de la gente.
Por la primera, sabidoría eternal. E aquesta fue una sçiençia en tres perssonas,
porque como Padre e Fijo e Espíritu Santo son una essençia, así son una sapiençia. E por
esta sabía mi Fijo en el vientre mío todas las cosas ante quel mundo fuesse criado, e
quántos avían de ser salvos, e quántos dapñados e quáles e quién, e los nombres e los
gestos de todos e de cada uno. E antes que el mundo fuesse criado, propusso de a- |[215r]
dreçar logares convenientes: para los creyentes e obedientes aparejó logar de gozo e plazer
e de bienaventurança; e para los descreýdos e rebelles, mazmorra e cárcel de tristeza e
miseria e malandança de fuego e pena perpetua. Desto el mi devoto sant Pablo,
escriviendo a los romanos, capítulo octavo: «A los que primero cognosçió, aquellos
antemano ordenó que fuessen conformes a la ymagen del Fijo suyo»14; quiso dezir que los
creyentes, para se salvar, que avían de ser conformes en la vida al hombre, Fijo suyo.
Baste a ti por agora quel glorioso Fijo mío aún no era nasçido e ya era de sabidoría
eternal complido. E allí supo quantas cosas Dios crió e pudo criar aunque no las criasse. E
aquesta es la primera sabidoría suya. Pues, ¿no te paresçe que mucho devía yo pensar en
tal Fijo e dessear su nascimiento?
La segunda sabidoría suya fue temporal e infusa, esto es, que Dios en el
entendimiento del alma del Fijo mío, en el punto en que fue criada, influyó e derramó
sabidoría e sçiençia claríssima, ca lo fue claramente mostrando quántos ángeles cayeron
con Luçifer del çielo e quántas cáthedras e sillas avía de reparar, e quántas almas de los
Santos Padres eran en el linbo de librar por él, e quántos avía de sacar del purgatorio, e
quántos niños çircunçisos avía de salvar, e quántos por el baptismo se avían de purificar, e
quantos por la penitençia se avían de santificar, e quántos por martirio se avían de
coronar. Estas cosas todas supo el alma del Fijo mío antes que naçiesse. E razón fue que
14 Rom 8, 29: «Nam quos praescivit, et praedestinavit conformes fieri imaginis Filii sui».
345
así fuesse porque todos los efectos que se han de produzir por alguna causa antes están
virtualmente en la causa que se produgan en efecto.
La Condessa
No entendí bien esso poco.
La Virgen
¿No sabes tú que la brosladera, si ha de fazer algunas lavores de oro e seda, que
aquellas lavores primero que las faga las |[215v] tiene debuxadas en el alma? Así, un alvañí,
si ha de fazer unos palaçios, primero piensa las salas, las cámaras, los retretes, los
corredores antes que las faga. Ergo aquellas cosas que ha de fazer, primero que se fagan,
están en la virtud e arte del alvañí o en la memoria de la brosladera. Por essa razón, por
quanto el glorioso Fijo mío, estando en el vientre por nascer, quiso Dios Padre mostrarle
los reparos e obras que avía de fazer primero que los fiziesse, e luego que yo le conçebí, le
dixo Dios Padre así: «Fijo mío, estas cáthedras vazías nunca serán reparadas fasta que vós
seáys asentado en cáthedra en que seáys escarnesçido e burlado; e como Rey adorado por
escarnio e corona de espinas e púrpura e caña por ceptro de burla en la mano. Fijo mío,
¿plázevos de sofrir estas cosas por que sean reparadas estas sillas?». Respondió: «Sí, Padre
mío». Mostrole luego el linbo e las almas de los Santos Padres, e díxole: «Fijo mío, estos
Padres que aquí son, nunca de aquí serán librados si vos primero no soys preso e no
posierdes por ellos el alma vuestra que desçienda aquí por ellos. Fijo mío, ¿plázevos de
fazerlo así?». Respondió: «Sí plaze». Mostrole, lo terçero, las almas que padesçían en el
purgatorio en aquellas terribles penas, e dixo: «Fijo mío, estas almas no serán de aquí
libradas si vos en la carne vuestra no sofrierdes fuertes penas. ¿Plazervos ha sofrir?». «Sí,
Padre mío». Mostróle, lo quarto, los niños que morieron çircunçisos e morieron sin obras
meritorias: «O, Fijo mío, estos niños15 nunca avrán gloria si vos, siendo niño como estos,
no sofrierdes el dolor de la çircunçisión e no derramardes en ella vuestra sangre en señal e
preçio de su redenpçión. ¿Plaze a vos de lo fazer así?». Respondió: «Sí, Padre mío». |[216r]
Luego le mostró, lo quinto, aquellos que por agua de baptismo avían de ser purificados, e
díxole: «Fijo mío, estos todos que tú vees nunca serán salvos si tú primero no fueres
bañado e baptizado en tu propria sangre. ¿Plazerte ha esto?». Respondió: «Sí, Padre mío».
15 En el original estos ni vos.
346
Mostrole, lo sesto, todos los que por penitençia se avían de salvar, e díxole: «Fijo mío,
estos por mucha penitençia que fagan nunca se salvarán si vos primero por ellos no
fizierdes penitençia orando, llorando, velando, ayunando e bien obrando. ¿Plazervos ha
desto?». Respondió: «Sí plazerá, Padre mío».
Lo séptimo, mostrole los mártires del Viejo Testamento e los que avían de morir
por martirio en el Nuevo; e díxole: «Fijo mío, estos que morieron por la verdat e aquestos
que por ella ansimesmo morirán, nunca se salvarán si vos no sofrís muerte e no
derramardes vuestra sangre por ellos. ¿Plazervos ha de morir por ellos?». Respondió: «Sí
plazerá, Padre mío». E aquí se cumplió lo que mi Fijo dixo al Padre el Jueves de la çena:
«Padre, acabé la obra que me diste que fiziesse»16; e lo que dixo Ysaýas: «Ofresçiosse a
fazer estas cosas porque quiso»17; e la profeçía de Zacharías en seso místico de los siete
ojos en la piedra (Zacharie caº. 3º): «Oe tú, Jhesús, grand saçerdote, tú e los tuyos que están
delante de ti»; síguesse: «Ahé, que yo traeré al mi serviente naçiente que ahé que la piedra
–esto es, la sabidoría de su Passión– sobre una piedra siete ojos son»18, que son estos siete
grados de sabidoría fundados en la Passión suya, que fue un fuerte fundamento de nuestra
salvaçión, como una piedra preçiosa fundada en fundamento, como dixo Dios por
Ysaýas, capítulo 28º19, e san Pablo en la carta segunda que embió a los corinthios, capítulo
3º: «No puede ninguno poner otro fundamento sino aquel que |[216v] puesto es, que es
Jhesú Christo»20, en el qual fue fundada su Passión porque la piedra Christo era, como
escrive san Pablo a los corinthios, capítulo Xº21.
La terçera sabidoría del mi glorioso Fijo fue que la ovo por sentimiento después
que nasçió e por experiençia de las cosas, la qual supo primero por theórica o
especulaçión. E tal sabidoría en nosotros acquisita tiene defecto por sí mesma e por nos,
empero en el mi Fijo no tuvo defecto ninguno. Quiérote dar un enxemplo: ¿Tú no has ya
oýdo cómo la Yglesia llama al Fijo mío Sol de justiçia? Pues mira que así como el sol en sí
mesmo siempre tiene complida luz, ante que nazca en oriente e después al mediodía, al sol
puesto. Siempre es lleno de claridat en sí, empero vosotros no lo veis así, ca de noche no
vos alumbra e, quando nasçe, alumbra, mas no tanto, e cresçe su luz desde que nasçe fasta
el mediodía quanto al mundo, mas quanto a sí mesmo tan lúçido es a la mañana como al
mediodía e de noche como de día. Así, el Fijo mío en el su saber tan perfecto fue ante que
16 Al margen: Io.17 c. (Io 17, 4: «Opus consummavi, quod dedisti mihi ut faciam»). 17 Al margen: Ysae. 43.c., pero no encuentro la cita exacta. 18 Zach 3, 8 y 9: «Audi, Iesu, sacerdos magne, tu et amici tui, qui habitant coram te [...]. Ecce enim ego adducam servum meum
orientem. Quia ecce lapis quem dedi coram Iesu. Super lapidem unum septem oculi sunt». 19 Is 28, 16:«Ecce ego mittam in fundamentis Sion lapidem, lapidem probatum, angularem, pretiosum, in fundamento fundatum». 20 1 Cor 3, 11: «Fundamentum enim aliud nemo potest ponere praeter id quod positum est, quod est Christus Iesus». 21 1 Cor 10, 4: «Petra autem erat Christus».
347
nasçiesse como después, pero cresçió su fama e su sçiençia e sabidoría e su hedat de día
en día, e de hedat en hedat delante de Dios e de los hombres, como dixo sant Luchas,
capítulo segundo: «Jhesú aprovechava e cresçía en hedat e graçia e sabidoría açerca de
Dios e de los hombres»22. E sant Pablo dixo a los hebreos, capítulo quinto: «Çiertamente,
como fuesse Fijo de Dios, deprehendió, de las cosas que padesçió, obediençia, e ya
muerto por cruz fue fecho a los sus obedientes e creyentes todos causa de salvaçión
eternal»23. E dixo el Señor: «Las ovejas mías oyrán la boz mía»; esta boz es la audiençia de
vuestra creençia e la seqüela de oyendo la boz de Jhesú Christo, creyéndole e seguiéndole
por obediençia, magnifiesta por experiençia quáles son las ovejas de Jhesú Christo.
Esto baste a lo primero en que |[217r] dudaste, cómo el Fijo mío fue sabidoría;
porque así como la cosa muy bella le llaman beldat, e cosa muy fermosa le llaman
fermosura; e al sol por ser fuente de claridat le llaman luz, así al Fijo de Dios e mío por ser
fuente24 de sabidoría infinita es llamado sabidoría. Y el mi Fijo en el Evangelio dixo por sí
mesmo: «La sabidoría juzgada es de sus fijos»25; e dixo el Sabio: «La palabra de Dios, que
de carne se vestió, fuente de sabidoría es en las alturas», en el Ecclesiástico, capº Iº26. E
David dixo a Dios Padre: «Acerca de ti es la fuente de la vida e nós veremos luz en la luz
tuya»27.
Cómo la gloriosa virgen responde a la Condessa de su segunda duda
Viste la consideraçión primera, cómo el Fijo mío fue sabidoría divinal, agora,
segundamente, te quiero dezir cómo ante que de mi vientre nasçiesse salió de la boca
paternal, en lo que dize la cançión: «¡O, Sabidoría que de la boca del Altíssimo saliste!».
Sepas, Condessa ançilla devota mía, que el glorioso Dios tan sinzillo es en sí, que no ha
cosa en Dios que no sea deidad e sustançia de Dios; e por esso la mano de Dios es e su
deidat e su sustançia e essençia suya. E por quanto Dios Padre, entendiendo a sí mesmo,
engendra al Fijo suyo, que llaman Verbo los letrados, e como la palabra tuya que
entendiendo conçebiste en tu ymaginaçión e, quando fablas, la pares por la boca, así Dios
Padre, entendiendo a sí mesmo, conçibe de sí mesmo al Verbo, e, quando fabla, le pare
por la boca que es su deidat. E, así, el Fijo de Dios nasçió de la boca Dios e salió de su
22 Lc 2, 52: «Et Iesus proficiebat sapientia, et aetate, et gratia apud Deum et hominem». 23 Hebr 5, 8-9: «Et quidem cum esset Filius Dei, didicit ex iis, quæ passus est, obedientiam: et consummatus, factus est omnibus
obtemperantibus sibi, causa salutis aeternæ». 24 A partir de aquí el copista repite y anula: claridat le llaman luz asi al fijo de dios e mio por ser fuente. 25 Lc 7, 35: «Et iustificata est sapientia ab omnibus filiis suis». 26 Eccli 1, 5: «Fons sapientiæ verbum Dei in excelsis». 27 Ps 35, 10: «Quoniam apud te est fons vitæ, et in lumine tuo videbimus lumen».
348
sustançia como la tu palabra sale de la boca tuya. E por esso dixo la cantilena: «¡O,
Sabidoría, que saliste de la boca del muy Alto». Sobre aquesta consideraçión que agora
oýste fundava yo aquel día |[217v] primero esta que oyrás mui presto consolaçión.
Mira que dos salidas fizo el Fijo mío: una eternal, e desta fablaré primero; otra fizo
temporal de mi vientre virginal. Çerca de la salida del Padre, sepas quel mi glorioso Fijo,
segúnd mi contemplaçión, salió del su santo Padre como sale del fuego el resplandor o
sale el rayo del sol para alumbrar los coraçones oscuros de los veros creyentes, como dixo
san Juan en el capítulo primero: «Era luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene
[en]28 este mundo»29; e aquí mundo se entiende por el estado de la Yglesia, que alimpia e
monda las almas de las hezes de los pecados, en espeçial por el sacramento del baptismo e
de la santa penitençia. E contenplava cómo Ysaýas por seysçientos años ante que yo
conçibiesse lo avía ya dicho en el capítulo LXIIº: «Por amor de Sión no callaré ni çessaré
por Jherusalem fasta que el su justo salga como resplandor para nos alumbrar e sea
ençendido como hacha para nos inflamar»30. El Fijo mío era este resplandor, e dixo a sus
disçípulos por sant Juan, capítulo XVII: «Vos me amastes e creýstes que salí de Dios»31;
esto dixo la noche de su pasión: «Salí del Padre por eternal generaçión e vine en el mundo
por temporal encarnaçión; e agora dexo el mundo por mi muerte e passión, e vo al Padre
por mi resurreçión e ascenssión»32. Mira, Condessa, en qué me ocupava aquel día
contemplando e me ocupando contemplava.
Ítem, salió ante de su Padre que de mí, su Madre, como sale la sabidoría del
sabidor para governar todas las cosas. Como dize el sabio Eclesiástico en el capítulo
XXIIII, en perssona de la Sabidoría e Fijo mío, dixo: «Yo de la boca del Altíssimo salí
engendrada antes [...]»33. E mi hijo Juan evangelista vido en34 revelaçión al Fijo mío en
medio de siete candeleros de oro; e vido cómo de |[218r] su boca salía una espada de ambas
partes aguda35; e aquesto era para defender a los fieles creyentes, e para destruir a los
malos perseguientes. E así lo dixo el propheta Micheas en el capítulo quinto: «De ti saldrá
a mí un duque que rija el pueblo mío, Israel, e la salida desde los días de la eternidat»36.
28 En el origjnal, viene �ste mundo. 29 Io 1, 9: «Erat lux vera, quæ illuminat omnem hominem venientem in hunc mundum». 30 Is 62, 1: «Propter Sion non tacebo, et propter Ierusalem non quiescam, donec egrediatur ut splendor iustus eius, et salvator eius ut
lampas accendatur». 31 En realidad Io 16, 27: «Pater amat vos, quia vos me amastis, et credidistis, quia ego a Deo exivi». 32 Parafrasea Io 16, 28: «Exivi a Patre, et veni in mundum: iterum relinquo mundum, et vado ad Patrem». 33 El papel está tan deteriorado que me es imposible leer parte de una línea, que debe completar la cita de Eccli 24,
5: «Ego ex ore Altissimi prodivi primogenita ante omnem creaturam»; es decir, lo que falta será de toda criatura. 34 jerusalem, aparece anulado a continuación. 35 Ap 1, 16: «Et de ore eius gladius utraque parte acutus exibat». 36 Mich 5, 2: «Ex te mihi egredietur qui sit dominator in Israel, et egressus eius ab initio».
349
Contenplava37, lo terçero, cómo el Fijo mío salió de la boca del su padre como sale
un grand río caudal de una fuente perenal para dar abastança de muchas graçias, el qual
dixo por el Sabio: «Yo, así como el río Dorix e como aguaducho, salí de paraýso»38. Dorix
quiere dezir melezina de39 generaçión. Aqueste es el Fijo mío por generaçión; vino en este
mundo enfermo como médico para melezinar nuestras enfermedades; e el doctor sant
Augustín dixo, fablando del mi Fijo: «Grande vino del çielo Físico porque grande enfermo
yazía por todo el mundo». E por esso quantos eran los enfermos tantas eran las açequias e
canales que salían de aquel río Dorix, que era el mi Fijo, de graçias e sanidades para sanar
a cada uno. E dezía sant Lucas en el sesto capítulo: «Toda la gente avía gana de le tocar
porque virtud salía del que a todos sanava»40. Un arroyo yva a los çiegos, otro a los sordos,
otro a los tollidos, otro a los paralíticos, otro a los leprosos, otro a los ydrópicos, otro a
los enfermos de hiebres, otro a los lunáticos, otro a los epilénticos, otro a los demoniados,
e así de qualesquier enfermos. E yo en mi contenplaçión mirava estas cosas antemano que
mi Fijo nasçiesse e las feziese; e aquesta delectable contenplaçión acrescentava mi desseo
e cresçía mi afecçión para ver nasçido al glorioso Fijo mío.
Agora te quiero dezir de la salida tenporal que fizo el Fijo mío del mi vientre
virginal en quanto salió honbre, en el qual nasció tan bien el Fijo de Dios vestido de
humanidat. E tuvo tres maneras en la salida segunda, otras que en la |[218v] primera.
Primeramente salió como peregrino a esta mundana e humana converssaçión e sana
doctrina e santa41 predicaçión, como dixo Ysaýas en el capítulo segundo: «Saldrá la ley de
Sión e la palabra del Señor saldrá de Jherusalem»42. Bien sabes tú como el Fijo mío dio al
mundo ley nueva por la predicaçión de sus apóstolos; e salió esta ley de Sión e la
predicación de Jherusalem. E los santos apóstolos la oyeron de la boca de Dios e hombre,
mi glorioso Fijo. E como yo, por la sancta Escriptura, sabía que tales como estas el Fijo
mío avía de poner en essecuçión, contemplávalas e delectávame en ellas como si las
mirara de mis corporales ojos.
Contemplava, asimesmo, su salida de mi vientre como un novio graçioso, fermoso
e apuesto sale del tálamo suyo vestido e adornado de ropas de bodas. Desta salida dixo
David en el salmo XVIIIº: «Y aquel –es a saber, Sol de justiçia– será como el esposo que
37 el fijo mio, anulado a continuación. 38 Eccli 24, 41: «Ego quasi fluvii dioryx, et sicut aquaeductus exivi de paradiso». 39 coraçon, se anula seguidamente. 40 Lc 6, 19: «Et omnis turba quaerebat eum tangere: quia virtus de illo exibat, et sanabat omnes». 41 converssaçión, anulado a continuación. 42 Se basa en Is 2, 3: «Quia de Sion exibit lex, et verbum».
350
proçede e sale del su tálamo del çielo; somero la salida d’Él, e la buelta e su tornada fasta
en somo d’Él, e no ha quien se absconda de la calura d’Él»43.
Terceramente, la salida e nasçimiento se avía de fazer como sale un sacerdote del
sagrario a la oraçión, como sale un cavallero de su palaçio armado para pelear en su
agresión, como sale el vençedor a la coronaçión. Bien sabes cómo el Fijo mío fue
saçerdote segúnd la orden de Melchisedech44, que se ofresçió a la muerte por salvar el
humanal linage, e ordenó el sacramento del altar en que ofresçen pan e vino, de las quales
cosas los saçerdotes consagran la carne e sangre verdadera, que resçibió de la Virgen
María, la qual carne e sangre resçiben comulgando todos, buenos e malos, mas otro
cuerpo e carne mística e sangre ha real en aquel sacramento, las quales no resçiben los que
están en pecado mortal o fuera de caridat. |[219r]
Salió, asimesmo, el Fijo mío del vientre virginal como un cavallero adornado de su
arnés humano para pelear contra Satanás, que tenía captivo al pueblo suyo por tirapnía e
señoreava todo el mundo. E deste torneo dixo después el Fijo mío: «Quando el fuerte
cavallero, puesto en armas, guarda su casa, en paz están todas las cosas que posee; mas si
otro más fuerte que aquel veniere e peleare con él e lo vençiere, tomarle ha sus armas, en
que confiava; todas las cosas e todos sus despojos partirá como le plazerá», como escrive
sant Lucas en el onzeno capítulo45.
Ítem, salió el Fijo mío del mi vientre como vençiente vençedor para resçebir
coronas, como lo vido mi sobrino en las Revelaçiones: «Ahé, que yo vi un cavallero en un
cavallo e tenía corona, e salió vençiente para vençer»46, el Fijo de Dios vestido de armas
humanas, que fueron entendimiento, memoria e voluntad, e de las otras humanas virtudes
e franco e libre arbitrio, cavallero en el alvo e blanco cavallo que fue el su cuerpo virgen e
castíssimo e puro de toda mancha e pecado, sino todo blanco lezne sin remolinos. E huvo
en la batalla mortales llagas e sus ropas fueron todas ensangrentadas e huvo muchas
coronas: yo le di una de carne, de la qual dixo Salomón en el libro de los Cantares, capítulo
3º: «Salid, fijas de Sión, e mirad e ved al rey Salomón –este fue el Fijo de Dios– que sale
con corona, de la qual le coronó la madre suya en el día de los desposorios»47.
43 Ps 18, 6-7: «Et ipse tanquam sponsus procedens de thalamo suo. Exsultavit ut gigas ad currendam viam; A summo caelo egressio
eius: Et occursus eius usque ad summum eius; nec est qui se abscondat a calore eius». 44 Cf. Ps 109, 4 o Hebr 6, 20: «Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech». 45 Lc 11, 21-22: «Cum fortis armatus custodit atrium suum, in pace sunt ea quæ possidet. Si autem fortior eo superveniens vicerit eum,
universa arma eius auferet, in quibus confidebat, et spolia eius distribuet». 46 Cf. Ap 6, 2: «Et vidi et ecce equus albus, et qui sedebat super illum habebat arcum, et data est ei corona, et exivit vincens ut
vinceret». 47 Cant 3, 11: «Egredimini et videte, filiæ Sion, regem Salomonem in diademate quo coronavit illum mater sua in die desponsationis
illius».
351
Sepas que quando el Fijo de Dios se quiso desposar con la naturaleza humanal en
el día de la encarnaçión, yo le puse la corona primera, que fue de carne; así fue el Fijo de
Dios en mi vientre çercado de carne, como la cabeça es çercada de la corona. Otras
coronas huvo diversas, de que te fablaré ayuso. Esto baste por agora de la mi
contemplaçión que fazía en la salida del mi Fijo |[219v] de la boca del muy Alto48. Estas
salidas que oýste que fizo mi Fijo, todas salieron de la boca de Dios.
Cómo la Condessa regraçia a la Virgen
Señora mía, mill cuentos de graçias sean a vuestra Merçed por estas cosas como
vuestra Señoría ha fablado sobre tan chica duda mía. Plega a la vuestra exçellente
magnifiçençia de me declarar cómo la Sabidoría, fija de Dios y vuestra, alcançó de cabo a
cabo fuertemente.
Responde la gloriosa Virgen a la pregunta de la Condessa
El glorioso Fijo de consuna con el Padre y el Spíritu Santo tan fuerte e tan
firmemente estableçieron dos cabos e fines del linage humanal, que por ninguna virtud se
podría empedir. El un cabo es en la bienaventurança de los que se an de salvar por la
graçia e misericordia de Dios; el otro cabo es en la mala ventura e andança miserable que
alcançarán en las penas infernales en el más baxo abismo que en el mundo Dios fizo. En
medio destos dos fines bive oy día todo el mundo. E supo el Fijo mío antes que de mí
naçiese quántos se salvarían de los padres santos, e quáles e cómo e por qué vía; e así de
los patriarchas eclesiásticos, cardinales, arçobispos, obispos e abades, clérigos e religiosos;
así de los emperadores, reyes, prínçipes, infantes, duques, maestres, marqueses, condes e
cavalleros, etc; de todos los estados humanos, quántos e quáles e por qué manera se avían
de salvar, así varones como hembras; e para esto ordenó el Gloriosíssimo e santíssima
Trinidat con mucha suavidat no faziendo a ninguno fuerça ni premia, mas anduviesse por
las carreras que a cada uno fuessen más alegres e más plazenteras, como lo dize el
Sabidor: «Delante del honbre puso el Señor bueno y malo, muerte y vida, fuego y agua, a
qualquisiera estienda la mano49 suya»50. ¿No miras, |[220r] fija Condessa, quánta suavidat la
48 A continuación ca, anulado. 49 En el original, mayo. 50 Eccli 15, 17-18: «Apposuit tibi aquam et ignem, ad quod volueris porrige manum tuam. Ante hominem vita et mors, bonum et
malum».
352
sabidoría divinal, essençial de la Santa Trinidat e la sabidoría perssonal, ca es el Fijo mío,
no se pudo mejorar?
Pregunta la Condessa
Muy magnífica Señora mía, grandíssima merçed de tanta suavydat fue a los
hombres fecha çierta poner en mano de la criatura, sin le fazer fuerça e premia, la
salvaçión suya. Mas no declaró vuestra muy esclaresçida Señoría qué carreras dispuso la
sabidoría fija vuestra por do passearían o ha de passear los unos a salvaçión e los otros a
dapnaçión. Vuestra exçellentíssima virtud me quiera fazer saber qué carreras son aquellas
por que yo sepa qué escoger.
Responde la grand Señora
Bien sabes tú que aquellos que dessean presto llegar al logar que mucho han gana
preguntan por menudo con estudio diligente por las sendas e carreras por las quales
pueden yr a do quieren más aýna; e si les dixeren cómo las carreras que han de tener son
angostas como atajos e que tienen ásperas condiçiones e no tienen sino templadas
provisiones e peligros de ladrones, e son çiertas e contra la man derecha, e no pueden por
ellas ni aun locos errar, como dixo Ysaýas: «Esta es la carrera: andat por ella ni salgáys
della a la diestra ni a la sinistra»51, e dize más: «Esta es la carrera del Señor e será llamada
vía santa»52. E predicando el glorioso Fijo mío desta carrera, dixo: «Entrad por la puerta
estrecha e angosta»53. ¡O, cómo es angosta y54 estrecha e apertada carrera la que lieva a la
vida! E pocos son los que la fallan. Bien sabes que, quando alguna gente va en romería e
han de sobir algúnd puerto, todos comúnmente suben por el camino real, e los esforçados
suben por los atajos e más aýna, porque suben por las sendas más derechas e más
estrechas, los quales ya están folgados quan- |[220v] do los otros llegan. Ya oíste las
condiçiones de las carreras de paraýso, agora te diré quáles e quántas son aquellas.
La Condessa
Eso es, Señora, lo que desseava saber, oír e conosçer de vuestra Señoría.
51 Al margen: 30 .c. (Is 30, 21: «Haec est via; ambulate in ea, et non declinetis neque ad dexteram, neque ad sinistram»). 52 Al margen: 35. (Is 35, 8: «Et erit ibi semita et via, et via sancta vocabitur»). 53 Al margen: mt. 7. (Mt 7, 13: «Intrare per angustam portam»). 54 Así en el manuscrito.
353
La Virgen
Tres carreras una es. La primera carrera, de ygnoçençia; la segunda carrera, de
obediençia; la terçera carrera, de penitençia. Por la primera fue la Virgen María con todos
los ygnoçentes; por la segunda sant Juan Evangelista con todos los obedientes; por la
terçera fue la Magdalena con todos los penitentes, e aquesta es carrera maravillosa.
La Condessa
Como la carrera de la penitençia sea menos digna que las otras dos, no veo razón,
Señora mía, cómo sea más maravillosa que aquellas.
La gloriosa Virgen
No miraste, mi Condessa, bien. La ygnoçençia es una carrera de aquellos a quien
Dios fizo mucha graçia que nunca pecassen. La segunda es humilldosa e virtuosa, que a
Dios obedesçió en pecados veniales. La terçera es maravillosa porque es de aquella gente
que a Dios ofendió por crímines mortales e por esso es maravillosa, porque maravilla es
salvarsse los pecadores. «El que al hombre ofende, el ombre ruega a Dios por él e Dios le
perdona, mas el que a Dios ofende, ¿quién rogará por él?», dixo Helí a sus fijos55.
La Condessa
Muy alta Señora mía, ¿qué maravilla faze nuestro Señor en la carrera de la
penitençia?
La gloriosa Virgen
Quatro son las maravillas.
La Condessa
¿Quáles son, Señora mía?
55 Al margen: 1 reg. 2º. (1 Sam 2, 25: «Si peccaverit vir in virum, placari ei potest Deus: si autem in Dominum peccaverit vir, quis
orabit pro eo?»).
354
La Virgen
Aquellas que Dios fizo quando libró al pueblo56 suyo del poderío de Pharaón.
La Condessa
Dígamelas, vuestra podero- |[221r] sa Señoría, por me fazer merçed.
La gloriosa Virgen
Salomón las escrivió en el capítulo diez del Libro de la sabidoría en esta manera:
«Llevolo por carrera mirable e fue a ellos en cobertura de día e en luz de estrellas de
noche, e traspassolos por la mar Bermeja e levolos como en seco por la mucha e fonda
agua»57.
La Condessa
Vuestra Señoría me faga esta merçed, que diga más claro aquellas quatro
maravillas, e cómo las cunple el Señor Dios en la carrera de los penitentes.
La gloriosa Virgen
Quando el Señor sacó el pueblo suyo de Egipto e lo traspasó a tierra de
promissión, quatro grandes maravillas les fizo entre otras muchas. La primera, que en
todos los58 días que duraron en el camino, que fueron más de quarenta años, los trahía
Dios cobiertos de una nuve que era tan grande que cobría toda la gente en todas sus
tiendas e almesnadas, en tal que el sol los alunbrava, mas no quemava. E aquesta maravilla
más erró en todo aquel camino, lo qual era al pueblo fatigado dulçe refrigerio59.
La segunda maravilla fue que aquella nuve, que de día les era cobertura, e de
noche les era como una nuve de fuego, no que quemasse, mas que los alumbrasse. Dime,
Condessa, qué maravilla sería a tus vasallos si sobre tu Plazençia aparesçiesse una nuve
56 Añadido al margen, por otra mano, al pueblo. 57 Sap 10, 17-18: «Et deduxit illos in via mirabili, et fuit illis in velamento diei, et in luce stellarum per noctem; transtulit illos per
mare Rubrum, et transvexit illos per aquam nimiam». 58 A continuación anulado, otros. 59 Leemos esta y la segunda maravilla en Ex 13, 22.
355
que toda la cobriesse en tal manera que el sol con sus rayos no la fatigasse e de noche
aquella mesma resplandesçiesse como fuego que la alunbrasse e no la enojasse su ardor.
La terçera maravilla fue, asimesmo, muy grande, quando los passó por medio de la
mar Bermeja a pie enxuto. En una noche lo secó el Señor en muy presto espaçio porque
en la mar avía entrado Pharaón en pos dellos; en la mañana tornaron las olas del |[221v]
agua, enbolvieron carros e cavallos e cavalleros. E quando pensaron foýr, empeçaron a
morir, e así moriendo todos que uno no escapó dellos que llevase la nueva a los que en la
çibdat estavan con la reyna60.
La maravilla quarta grande fue como las otras, passar tanta gente, bestias e
ganados sin puente, sin navíos, sin barcos, por agua tan alta e tan fonda e tanto lodo, con
niños e niñas, e donzellas tiernas e delicadas, passando sin mojarsse e sin lodo. Asaz fue
grand maravilla.
La Condessa
Muy exçellente Señora, dígame vuestra Merçed cómo fueron aquellas quatro
maravillas en la carrera de la penitençia. Esto desseo saber de la dulçe fabla vuestra.
La gloriosa Virgen
Luego te las declarara, sino que me atajaste. El desseo que tienes de saber te rebata
de las manos las riendas del escuchar e fablas ante que oyas. Agora oe y escucha. Sepas
que la muchedunbre de los pecadores criminosos puestos son so el poder e señorío del
diablo, que los angustia e aflige como Faraón a los judíos. E quando el Fijo mío los quiere
sacar a Egipto, e del estado del pecado, e trasportarlos al paraýso que tierra es de
promissión, obra en este pasage el nuestro Señor aquellas que oíste quatro maravillas,
criando en los pecadores quatro virtudes infusas por graçia del Spíritu Santo e por virtud
del sacramento de la santa penitençia. E llámansse estas quatro virtudes, en general,
virtudes cardinales.
La primera, en el propósito nuestro, es la temperançia, la qual cría el penitente
para [que] en la su prosperidat no se resuelva y regale como la manteca o la pez, mas
temple usando de sus aferes alegres, teniendo la mesura e temperança a su mano, ca
maravilla es ser los ricos deliçiosos en sus deleytes, tener mesura templada o temperança
60 El conocido episodio se narra en el capítulo 14 del Éxodo.
356
mesurada61. E así lieva el Señor a los |[222r] ricos e deleytosos o viçiosos al paraýso por
carrera maravillosa so la nuve de la temperança. Mira cómo el Fijo mío, sabidoría del
Padre, lieva a paraýso con suave disposiçión.
Ítem lieva a los tristes, a los perdidos, a los perseguidos, a los cuytados e
miserables por la carrera de la maravilla, suavemente criando en ellos la virtud de la
paçiençia. Ca tan grant maravilla es criar Dios temperança sobre los desseables deleytes de
los afluyentes, como criar paçiençia sobre los miserables, trabajos padesçientes. Paresçen
yguales estas dos maravillas. La paçiençia en los mi[se]rables es como la nuve que de
noche alumbrava a los judíos; así los tristes e miserables e penitentes críales Dios la
paçiençia que los alumbra en la noche de su adversidat, e así los lieva con suave
disposiçión por la mirable carrera de la penitençia.
Asimesmo lieva por esta misma carrera con suavidat e cría en los penitentes una
virtud de fortaleza, porque la penitençia no podría yr a la tierra de promissión sin passar la
mar Bermeja, esto es, que se esfuerçen en la Passión del Fijo mío. E así cría Dios en ellos
una virtud de fortaleza. Los elefantes en las peleas, quando les mostravan mosto de huvas
o mosto de moras, ellos pensando que era sangre cobravan coraçón e mejor entravan a la
pelea. Así, los penitentes, viendo e mirando la Passión, que fue como una mar de sangre,
cobran coraçón e pone el Señor en ellos fortaleza para caminar al paraýso por la mirable
vía.
Lo quarto, lieva la sabidoría a los penitentes con suavidat por la grande agua e
trabajosa de passar, e cría Dios en los veros penitentes una abastança de agua, que es
fuente de lágrimas, las quales deseava Geremías quando dixo: «¿Quién dará a la mi cabeça
agua e a los mis ojos fuente de lágrimas?»62. E grand justiçia es, pues el Redenptor Fijo
mío no solo derramó su sangre en remissión de los pecados, mas aun muchas lágrimas
por alcançar |[222v] perdón. Pues justiçia es, allende de mirar en la sangre suya, devemos
considerar sus lágrimas e lagrimar por nuestros propios pecados. E así se acaba la carrera
estrecha de los que van a paraýso.
Cómo regraçia la Condessa a la gloriosa Virgen
Muy esclaresçida Señora mía, quantos loores e honores se puedan estimar por las
intelligençias sean a vuestra pujante sabidoría, que tan abiertamente esclaresçió mis
61 ‘Es maravilloso y difícil de creer que los ricos, que tienden a recrearse en sus riquezas, puedan tener mesura y
templanza’. 62 Ier 9, 1: «Quis dabit capiti meo aquam, et oculis meis fontem lacrymarum».
357
tenebrosas ygnorançias. Plega a la vuestra exçellente Magnifiçençia vuestra dezir otro
poco qué suavidades pone la sabidoría en la carrera de los que van al infierno.
Cómo responde la Virgen gloriosa
El glorioso Fijo mío, Sabidoría eternal que salía de la boca de Dios Padre, dixo en
la Ley santa suya: «¡O, cómo es larga la puerta! ¡O, cómo es espaçiosa la carrera que lieva
al infierno e perdiçión! E muchos locos entran por ella»63. Sepas, Condessa, que, de mill,
los nueveçientos e noventa e nueve entran por ella, porque tanbién dixo desto: «Muchos
son los llamados e pocos son los escogidos»64.
Cómo la Condessa pregunta
Muy esclaresçida Señora mía, como sepan las criaturas que el Señor Dios las crió,
las govierna e las provehe de las cosas nesçessarias, e, si lo servieren e fueren por la
carrera que les mostró, que avrán gloria para siempre, e, de la otra parte, que el enemigo
nuestro siempre trabaja por empachar que no vayamos ni subamos a los gozos que
esperamos, mas que vayamos con él en perdiçión, e más e tantos van e tienen muchos por
la carrera de dapñaçión e tan poquillos por el camino de la salvaçión, desseo saber cómo
sea tal perverssidat en los hombres e tal travesura en ellos, [que] ussar deven de la derecha
razón65.
Cómo responde la Virgen sin manzilla a la pregunta fecha por la Condessa
Sepas, fija mía mi devota |[224r]66 Condessa, que todo el mal que retoñesçe en toda
criatura razonable tiene raýz e más çimiento en el desvío e error del padre primero, Adán,
como él desvió de la derechura que Dios en él puso, que la razón se rigiesse por la ley que
Dios le dio, diziendo: «Comerás de quantas frutas son en el paraýso, mas de la fruta del
árbol que es de la sabidoría de bien e de mal no comerás, porque aquel día que della
63 Al margen, mt 7º (Mt 7, 13: «Intrare per angustam portam: quia lata porta, et spatiosa via est, quæ ducit ad perditionem, et
multi sunt qui intrant per eam»). 64 Mt 20, 16: «Multi enim sunt vocati, pauci vero electi». 65 travesura en ellos los vssar deven; ellos, está añadido entre líneas; corrijo según el sentido de la frase. 66 Como se explica en la descripción de manuscrito en la introducción, el folio numerado como 223 está
descolocado: debería ir entre los folios numerados como 225 y 226. Además aparece primero el lado vuelto del folio. Enmiendo el error y transcribo conforme al orden siguiente: 222, 224, 225, 223v, 223r y 226.
358
comieres, muerte morirás»67. Mas el honbre bueno fizo por lo contrario: no comió de lo
que le otorgó e comió de lo que le vedó, e así pecó por desobediençia. E como la razón
fue a Dios rebelde, así la carne suya fue desobediente a la razón. E sintieron marido e
muger luego la rebeldía e oviéronsse vergüença. E cobrieron68 sus vergüenças naturales
con hojas anchas de higuera. E de allí quedó aquella rebeldía de no obedesçer la
sensualidat de la carne a la razón, e desfallesçer en el escoger de lo malo antes que lo
bueno. Mas deves pensar que ninguno escoge lo malo salvo que le paresçe bueno más que
aquello que de suyo es bueno; e de aquel nasçe el error de la voluntad, porque yerra la
razón no conosçiendo bien lo que bueno es de suyo; e ofresçe a la voluntad lo que
paresçe bueno. E la voluntad, seguiendo a la razón errante, escoge por bueno lo que la
razón por bueno le ofresçe. Quiérote poner dos o tres enxemplos por que mejor
entiendas esto que te digo.
Dos honbres han baraja e uno de aquellos tiénesse por enojado del otro. Aqueste
injuriado juzga, segúnd la injuria, ser buena la vengança del injuriante; e porque juzga ser
buena la vengança, la voluntad sigue a la razón errante e quiere vengarsse del injuriante.
Aquí erró la razón del injuriante69, ca, segúnd la ley de Dios, por la qual deven bivir los
hombres, la paçiençia es virtud e buena de suyo, ca dixo el Señor: «No quieras vengança ni
te acordarás de la injuria que |[224v] te fizieren tus vezinos»70; e dixo más: «A mí quede la
vengança»71.
Pues diré a ti que la paçiençia de suyo es buena, por ende la paçiençia salva el
hombre su alma, e por la vengança la pierde; ergo la vengança paresçe buena e no lo es; e la
paçiençia es buena de suyo. Ergo, la razón que con yra e saña juzga la vengança por buena
yerra, e yerra la voluntad que la sigue. Si es un hombre carnal, su razón juzgará que bueno
es fablar secreto a la muger, pues el Señor para aquello la crió. E así erró la razón diziendo
lo que con pasión carnal le paresçió, pero luxuriar de suyo es malo e la razón reglada por
mala la juzga, pues la voluntad que sigue a la razón passionada yerra e peca. E porque los
más de los hombres siguen a la voluntad que yerra por la razón, por tanto los más se
dapñan.
Ítem, es una perssona que ha gana de ganar con sus dineros. Bueno le paresçe
ponerlos en cambio e negoçiar con ellos e parésçele bueno prestarlos por los serviçios que
de allý le pueden venir e otras ganançias e provechos. La passión de la cobdiçia le ofresçe
67 Gen 2, 16-17: «Ex omni ligno paradisi comede. De ligno autem scientiæ boni et mali ne comedas, in quocumque enim die
comederis ex eo, morte morieris» 68 En el original, cobriaron. 69 Posiblemente sea un error del copista, porque quien incumple la ley de Dios con la venganza es el injuriado. 70 Eccli 10, 6: «Omnis iniuriæ proximi ne memineris, et nihil agas in operibus iniuriæ». 71 Deut 32, 35: «Mea est ultio».
359
estos tractos por buenos e provechosos, e la voluntad errada por la razón apassionada
escógelos por buenos. E no lo son porque la ley de Dios no quiere que por dineros
prestados resçiba gallina ni cazón ni cabrito ni ansarón, ni lavancos ni perdigón ni otra
cosa salvo lo prinçipal. E así lo dixo el mi Fijo: «Emprestad, mas no esperedes don de
algo».
Agora sabrás ya por qué las criaturas van al mal más que al bien. E muchos entran
más por la puerta larga e vía espaçiosa, que lieva al infierno, que por la estrecha e angosta
que lieva a paraýso. La causa prinçipal es por el errror de la razón errante, que juzga por
buena carrera la que buena le paresçe, e no es así.
Cómo pregunta la Condessa qué suavidades muestra la sabidoría en la carrera de los malos |[225r]
Muy esclaresçida Señora mía, agora me queda cómo la sabidoría muestra sus
suavidades a los que andan por malas vías e carreras, ca mucho me paresçe duro que las
anden ásperamente con Dios e que la su sabidoría use con él sus dulçuras e sabrosas
suavidades.
Cómo la gloriosa Virgen responde a la pregunta que le fizo la Condessa
Fágote saber, Condesa, que la sabidoría divinal es tan dulçe de su trato que a todos
es suave e blando, e las merçedes d’Él sobran a las obras suyas. Como vee algunos
pecadores soberviosos andar por los [caminos] montañosos e fragosos, va a ellos e
dízeles: «Amigos, mal camino lleváys, ca es un puerto que llega fasta el çielo e es muy
peligroso el camino; e con pequeño entrepieço o topadura de piedra e desvío del pie,
daréys convusco ayuso e moriréys. Mas fazed como yo fize: yd por el camino baxo que va
por el valle e no temeréys despeño ni caýda de alto». E dezíales: «Deprendet de mí, que
humillde só e manso de coraçón. E quien viniere en pos de mí no errará».
Otros mira cómo van por medio de las çarças e de las espinas, camino que llaga e
ensangrienta los pies; e aquestos son los cobdiçiosos e avarientos. E la sabidoría dize a
estos: «Amigos, guardatvos de toda avariçia, que los bienes desta vida no son sino abrojos
y espinas que pungen el alma e llagan la consçiençia por pecado de rapiña e de simonía, de
furto, de engaño e de malos tratos e contractos usurarios». E por eso dixo el Fijo mío:
«Bienaventurados son los pobres, ca dellos es el reyno de los çielos»72. E dize a cada uno:
72 Mt 5, 3; Lc 6, 20: «Beati pauperes spiritu: quoniam ipsorum est regnum caelorum».
360
«Yo aré tu carrera de espinas para que no puedas por ella yr al infierno como tú quieres».
Aquí se ponen espinas por pungimientos de coraçón, que [han] mayor suavidat.
Otros mira cómo van por camino lleno de çenadales e |[225v] lodo e deleznables.
Esta es la más torpe e suzia carrera que lieva los hombres a montones al infierno. Aquesta
es la carrera larga que lieva a pares e a ternos al infierno a los dos, varón e henbra, e al
tractante a las vezes consigo. Los carnales e las bestias siempre escogen andar por la
carrera más trillada e más ussada, e aquella es la más suzia e más torpe carrera: ensuziadas
son las carreras del carnal e luxurioso en todo tiempo. Ancha e suzia es la carrera que lieva
a perdiçión e muchos van por ella. A estos fabla suave e dispone e ordena la sabidoría que
salió de la boca de Dios diziendo: «Guardatvos que todo aquel que viere la muger e gana
hoviere de hablar con ella en secreto, ya fornicó con ella en su coraçón. Algunos se
castraron por el reyno de Dios, mas todos no toman este consejo. Amigos e fijos, el que la
podiere tomar, bien fará tomarla porque aquel que anda por la linpia carrera, aqueste es el
que a mí aministra»73.
Pregunta la Condessa por qué aquestos no resçiben el buen consejo que la sabidoría les da
Muy exçellente Señora mía, no puedo entender cómo aquestos no resçiben el
bueno e tan suave consejo como les da la sabidoría e no quieren bolver al buen camino
que les muestra.
Responde la glorisosa Virgen, poniéndoles culpa
Por ende, puedes juzgar cómo la sabidoría que salió de la boca de Dios terná
razón de los dapñar, pues despreçiaron tanto sus piadosas e gratas suavidades. E quiérote
dezir que en estos revesados es toda la culpa.
La Condessa
¿En qué manera, señora mía?
La Virgen
73 En esta cita se adaptan varios pasajes distintos: Mt 5, 28: «Quia omnis qui viderit mulierem ad concupiscendum eam, iam
moechtus est eam in corde suo»; Mt 19, 12: «Et sunt eunuchi, qui seipsos castraverunt propter regnum caelorum»; y Ps 100, 6: «Ambulans in via immaculata, hic mihi ministrat».
361
Porque se aparejar no quieren para resçebir la graçia que la sabidoría les ofresçe.
La Condessa
¿Cómo es esso?
La Virgen
Yo te porné agora enxenplos cómo ellos no quieren aparejarse. |[223v]
La Condessa
Señora mía, essa merçed me faga vuestra bastante Señoría.
La gloriosa Virgen responde
El enxenplo primero es si tú toviesses un joyel en la mano tuya e feziesses d’él
merçed a una tu donzella o a una estendiendo tu mano para que lo tomasse, e aquella no
solamente no estendiesse su mano para lo resçebir, mas aun mirar lo no quisiesse74, ¿qué
sentieras? ¿No te enojarías? Çierto es que sí. Mira que tales son estos de que dizes. E
queréllasse dellos la sabidoría, deziendo: «Despreciastes todo mi consejo y estendí mi
mano para vos dar mis bienes e no fue uno que lo mirasse».
Enxemplo segundo. Si tú toviesses una fuente de agua dulçe e conbidasses que
veniessen a coger de aquella fuente quanta agua quisiesse, e los que veniessen con sus
vasijas no quisiessen inclinarlas75 para inchirlas e se fuessen, ¿no los culparías? Çierto es
que sí. Así son essos de que fabla la sabidoría; conbida a los sedientos, deziendo: «Si ha
sed alguno, venga e beva, que fuente le faré en el vientre suyo. Agua biva que salte a la
vida perdurable»76. E no se quiere inclinar a resçebir el agua, la culpa es suya.
74 El manuscrito anula a continuación no te enoiarias. 75 Inclinarsse; sse, anulado. 76 Al margen: io.7.6; en realidad se adapta Io 4, 13-14: «Omnis qui bibit ex aqua hac, sitiet iterum; qui autem biberit ex aqua
quam ego dabo ei, non sitiet in aeternum: sed aqua quam ego dabo ei, fiet in eo fons aquæ salientis in vitam aeternam».
362
Enxemplo terçero. La sabidoría faze nasçer al sol sobre buenos e malos por que
alunbre a todos. ¿Sirié, si alguno çerrar sus ojos por no mirar al sol ni se quier d’él
aprovechar, cúya será la culpa sino suya?
Enxemplo quarto. Si un amigo tuyo te quiere venir a vissitar e te traxiesse cosas
preçiosas, a ti mucho nesçessarias, e llamasse a tu palaçio por muchas maneras e vezes e
no le mandasses abrir77, todos aquellos bienes que tu amigo trahía perderías e caerías de su
coraçón e amor e tú serías en culpa. Tales son aquellos de que me fablaste.
La sabidoría que salió de la boca de Dios que sale de cabo a cabo puesto que sus
fines de buena andança e de mala los estableçió en firmeza e sin mudar, empero con
mucha suavidat |[223r] dispone todas las cosas que son ordenadas aquellos fines e cabos de
buenos e malos. E como los buenos alcançan el su fin e cabo porque dan lugar a la graçia
de Dios e se mueven por los consejos de la sabidoría, e los que repunan que despreçian la
graçia e no se guían ni quieren regir por las avisaçiones de la sabidoría, alcançan por su
culpa aquella fin malaventurada e penosa para siempre.
Fabla la Condessa exclamando
¡Profundidat de la sabidoría de Dios e alteza de la sçiençia de Dios! Cómo son
incomprehensibles sus juyzios e sus carreras no se pueden bien buscar. Quiso dexar sus
actos humanos en libertad de la criatura razonable e que de aquellos actos libres les
nasçiesse sus fines inevitables, quedando Dios sin culpa de sus querellas.
Cómo la Virgen muestra a la Condessa la quinta dubda
Piénsome que algúnd tanto eres satisfecha de la quarta dubda, mas agora te quiero
enformar por qué carrera avía de venir la sabidoría, que fue la quinta dubda tuya.
Cómo la Condessa da graçias por las dudas passadas e ruega por las seguientes
Gracias sin contar e loores innumerables sean a vuestra Alteza gloriosa porque tan
bastantemente mis flacas e nescias dudas las ha vuestra claridat illustradas llenamente.
Plega a la vuestra Señoría por tal estilo plano me fable en las seguientes dubdas mías.
77 En el original, a continuación, quizá q.
363
La Virgen gloriosa prosigue
Primeramente, deves saber que las carreras de la sabidoría que salió de la boca del
altíssimo grand Señor, que son vías fermosas, e todas sus sendas paçíficas e todos sus
caminos son justiçia e verdat. E los santos oran esperando que el Señor veniesse a los
reparar de sus males. E quiérote poner aquí tres carreras mucho |[226r] nesçesarias a los
padres.
El camino primero. Vino a perdonar el mal cometido, perdonando toda injuria e
ofenssa cometida contra Él e resçibiéndolos en su graçia. E aquesto fizo quando de mi
carne se fizo Dios e hombre e juntó nuestra humanidat con la su divinidat e se fizo de
nuestra parentella. E dende vino que los ángeles cantaron en su nasçimiento quando salió
del vientre mío como novio del tálamo suyo, cantaron: «Gloria in excelsis Deo, e en la tierra
paz a los honbres de buena voluntad»78; e aquesto porque, ante que el Salvador nasçiesse,
discordia era grande entre Dios y hombre por el pecado de la desobediençia, entre el ángel
y el hombre por el empedimento de la restauraçión, entre hombre y hombre, esto es,
entre el pueblo judiego e gentil e griego, por la diversidat de la honra de Dios. Cada uno
pensava tener la mejor parte en el mi glorioso Fijo79.
E porque quitó la primera contienda que era entre Dios y el hombre, le llaman
Mediador de Dios y del hombre; e, porque paçificó la segunda contienda, le80 llaman Rey
paçífico; e, porque quitó la baraja terçera, le llaman Piedra angular. E por estas tres
paçificaçiones e concordias, besa el saçerdote quando dize missa tres vezes en el altar: en
prinçipio de la missa y en medio y en fin.
El camino segundo, que vino a pagar el debdo por la culpa original, satisfaziendo a
Dios Padre por la culpa. Tal debda era que todo el mundo pagar no la podía, no se fallava
en el çielo ni en la tierra quien podiesse abrir el libro e soltar los siete sellos d’él. Quería
dezir que ni ángel ni hombre podía fazer la redepçión del linage humanal, la qual fue
scripta en el libro de la vida desde el prinçipio del mundo, porque era nesçessario que el
Redenptor podiesse pagar e deviesse. E no era ángel ni honbre que tal podiesse fazer, por
esso fue menester que fuesse el Redenptor Dios que podiesse e honbre que deviesse; e
assí fue nesçessario que la sabidoría viniesse a conplir esta nesçessi- |[226v] dat. E por Él
78 Lc 2, 14: «Gloria in altissimis Deo, et in terra pax hominibus bonæ voluntatis». 79 Interlineados, en y fijo. 80 En el original, lle, con la primera l subpunteada.
364
solo abrió el libro e soltó los sellos quando por nosotros solo pagó lo que no devía, como
David dixo en su perssona: «Lo que no robé, entonçe lo pagué»81.
El camino terçero fue que libró al encarçelado, esto es, al linage humano, que en el
linbo está apresionado; de allí lo sacó e al çielo lo llevó. E así sabrás cómo la sabidoría
vino por caminos fermosos e sendas paçíficas. E aquesto baste.
Cómo la Condessa regraçia a la señora Virgen
Señora mía, días e noches de toda mi vida no podría servir las merçedes granadas
que vuestra Merçed me faze en me declarar cosas secretas que yo nunca supe ni creo que
perssona so el çielo me podiera dezir los secretos que vuestra Alteza me abeza tan
abiertamente, como es vuestra muy esclaresçida Señoría.
La gloriosa Virgen responde a la postrimera duda de la Condessa
Dixiste, o, mi devota Condessa, que dudavas qué prudençia sería aquella que la
sabidoría havía de abezar en la su venida. Agora es tienpo de te responder...82
81 Ps 68, 5: «Quae non rapui, tunc exsolvebam». 82 La copia queda interrumpida en medio de una columna.
367
JUAN LÓPEZ DE SALAMANCA Y LA FAMILIA ZÚÑIGA
Datos biográficos y bibliográficos
l fraile dominico Juan López de Salamanca o de Zamora nació a finales del
siglo XIV en algún lugar entre las actuales provincias de Zamora y Salamanca1.
Hacia principios del siglo XV ingresó en la orden de los dominicos en el
Convento de San Esteban de Salamanca, donde seguramente oyó predicar a Vicente
Ferrer en su campaña por Castilla de 1411. Fray Juan López llegó a ser regente de
estudios de San Esteban, además de alcanzar el grado de maestro en Teología.
La primera parte de su vida, al menos hasta mediados de siglo, debió de transcurrir
entre las actuales provincias de Zamora y Salamanca. En tierras castellanas ganó fama de
teólogo, predicador y polemista, pues participó en varios debates públicos tanto políticos
como religiosos, como un enfrentamiento público que casi al final de su vida, en 1477, iba
a sostener con Pedro Martínez de Osma y sus ideas prerreformistas sobre la confesión y
las indulgencias, y que al final no llegó a producirse. Hacia la mitad del siglo XV, quizá con
motivo del segundo matrimonio de don Álvaro de Zúñiga con su sobrina doña Leonor
Pimentel en 1454, Juan López entra al servicio de los segundos condes de Plasencia. Con
ellos, sobre todo con la condesa, doña Leonor Pimentel, se traslada a Plasencia donde
participa en la erección del convento de San Vicente de esa ciudad. Allí murió en 1479,
aunque sus obras y su prestigio le sobrevivieron algún tiempo a juzgar por los
comentarios de algunos historiadores de los siglos XVI y XVII2.
A diferencia de lo que ha ocurrido con el Libro de las historias de nuestra Señora, del
resto de sus obras se han tenido noticias casi desde el principio. Aparecen los escritos de
Juan López en un par de inventarios: el de la propia condesa doña Leonor, que data de
1468, y otro de la Catedral de Salamanca de hacia mediados del siglo XVI; de los ítems
atribuidos a fray Juan, se han conservados algunas obras, pero de otros no tenemos
ningún testimonio manuscrito o impreso. Ni en los inventarios ni en otras fuentes
1 Hernández 1978 dedicó un libro a fray Juan López. Más recientemente yo mismo he elaborado una biografía más
extensa y con amplia documentación en dos trabajos distintos: Jiménez Moreno 2003 y 2004. Remito al lector a estos estudios para más detalles y referencias; en esta ocasión me limitaré a proporcionar los datos esenciales del personaje, aunque me centraré en su relación con la familia Zúñiga y, en especial, con doña Leonor Pimentel.
2 Se trata de nombres como Gil González Dávila, Hernando del Castillo o Alonso Fernández, como señalo después.
E
368
cercanas se menciona el Libro de las historias de nuestra Señora, al menos de forma precisa,
aunque hay algunos indicios de que se pudo consignar con otra denominación.
Tras el cotejo de todos los datos bibliográficos, la relación de sus obras ha
quedado establecida, a falta de nuevos descubrimientos, en dos bloques: obras
conservadas y obras perdidas. Así, han llegado hasta nosotros cuatro obras distintas. Por
orden de redacción, la primera son los Evangelios moralizados, una colección de textos para
ser predicados o utilizados en la preparación de sermones, compuesta de tres libros,
aunque no se ha conservado el tercero, que abarcaban todo el ciclo litúrgico. La segunda
obra conservada, aunque solo su primera mitad, es el Libro de las historias de nuestra Señora,
que aquí editamos. A resultas de su enfrentamiento frustrado con Pedro Martínez de
Osma, escribió dos obras más, que se nos conservan: un tratado en castellano y otro en
latín sobre la confesión y las indulgencias.
Entre sus obras perdidas, además del tercer libro de los Evangelios moralizados y,
seguramente, del segundo volumen del Libro de las historias de nuestra Señora, hoy no quedan
dudas de que son obra de Juan López una Vida de san Vicente Ferrer, escrita también a
instancias de doña Leonor Pimentel, una obra en dos libros titulada Clarísimo Sol de justicia,
un tratado contra el Breviario Sunni del alfaquí de Segovia Iça Jedith, un penitencial y un
sacramental. Algunos eruditos de los siglos XVI y XVII le atribuyeron unas «controversias
contra judíos» así como una «Vida de santo Domingo y otras historias de la orden de
predicadores», pero hasta ahora no se han encontrado otros datos que avalen tales
atribuciones.
Juan López de Salamanca y su «Libro de las historias de nuestra Señora» en la bibliografía
De la relevancia política de Juan López a la sombra de unos personajes tan
influyentes en la Castilla del siglo XV como son los segundos Condes de Plasencia nos
hablan las crónicas de la época de Enrique IV3. De ahí, seguramente, que su fama como
predicador y polemista llegara a diversos historiadores y eruditos de los siglos XVI y XVII4.
Estas primeras obras hacen acopio de un puñado de datos sobre la vida y las obras de
Juan López de Salamanca, que serán los que luego se fueron trasmitiendo en siglos
posteriores a otros bibliógrafos5. No es sino hasta el siglo XX, de la mano de algunos
3 Diego de Valera, que también estuvo un tiempo en la órbita de Álvaro de Zúñiga, lo llama «famoso maestro en
teología» en su Memorial de diversas fazañas (ed. Mata Carriazo 1941, 115). 4 González Dávila 1648, I, 524, y II, 81-82; Castillo & López 1613, 175 y 187; Fernández 1618 y 1627. 5 Para el siglo XVIII Quetif & Echard 1719, I, 286; Antonio 1788, II, nº 792. Para el siglo XIX, Amador de los Ríos
1865, VII, 172-173.
369
historiadores de la orden de los predicadores, cuando se vuelve a prestar atención a la
figura de fray Juan con nuevos datos y nuevas aportaciones. El primero de ellos fue el
padre Alonso Getino que editó parte del Libro de las historias de nuestra Señora con el título
de Concepción y nascencia6. En la década de los setenta del siglo XX, Thomas Kaepelli incluyó
en su catálogo de escritores dominicos una entrada sobre el fraile salmantino7; y el padre
Ramón Hernández, junto a la edición de los dos tratados de fray Juan López contra las
ideas de Pedro de Osma, elaboró una síntesis de todo lo que se conocía hasta entonces8.
El mismo Ramón Hernández ha dado a conocer la figura y los escritos de Juan López en
algunos manuales y enciclopedias especializadas9. En los dos últimos decenios del siglo
XX, se dieron a conocer inventarios de bibliotecas donde aparecían algunos títulos
atribuidos a Juan López, aunque no el Libro de las historias de nuestra Señora10.
La atención y conocimiento de Juan López de Salamanca es cada día mayor, y ha
avanzado gracias a algunos estudios especializados que se imbrican en la investigación
sobre la predicación medieval que se viene desarrollando en el Seminario de Estudios
Medievales y Renacentistas de la Universidad de Salamanca, y ahora en el CiLengua11. Mi
tesis doctoral, precisamente, se defendió en el seno del SEMYR, en 1999, y en ella
procuré recopilar todos los datos sobre el fraile dominico, a confrontarlos con las fuentes
y completarlos con otros nuevos que venían a confirmar o desmentir lo que hasta
entonces solo eran notas y comentarios de eruditos y bibliógrafos de siglos anteriores12.
Si nos centramos en el Libro de las historias de nuestra Señora, el hecho de que no
apareciera en ningún repertorio bibliográfico ni inventario, al menos bajo un título
reconocible, ha contribuido a que haya sido su obra menos conocida, al menos hasta los
trabajos del padre Alonso Getino. En los últimos años, sin embargo, algunos
investigadores le han prestado la atención que la obra merece. Amancio Labandeira da
cuenta de su interés y copia algunas partes en verso13. Ronald Surtz ha estudiado el uso de
una voz narrativa femenina en un autor masculino14; Susana Camiña aborda los modelos
6 Alonso Getino 1924. 7 Kaepelli 1975, 471. 8 Hernández 1978. 9 Hernández 1967, 220-223; así como sendas entradas en Viller et al. 1932-95, IX, 1004-1005; y en Aldea Vaquero,
Marín Martinez & Vives Gatell 1987, 455. 10 Ladero Quesada & Quintanilla Raso 1981, 47-62. 11 En el terreno de la predicación medieval, por ejemplo, Pedro M. Cátedra ha atendido a alguna de las facetas más
significativas de su obra en Cátedra 1981 y 1986. 12 Jiménez Moreno 2003 y 2004. 13 Labandeira 1995. 14 Surtz 1999 y Surtz 2002, 270-282.
370
de mujer presentes en la obra: María frente a Eva y Venus, pero también María
simplemente por encima de la diosa Diana15.
Recientemente, Fernando Gómez Redondo ha dedicado en el cuarto volumen de
su fundamental Historia de la prosa medieval castellana un buen número de páginas tanto a los
Evangelios moralizados como, sobre todo, al Libro de las historias de nuestra Señora16. Por último,
Carmen Parrilla ha señalado en la obra de Juan López rasgos lingüísticos y literarios que,
en una lectura en voz alta o incluso dramatizada, estarían dirigidos a apelar a estímulos
tanto auditivos como visuales de la Condesa17. En un trabajo posterior y partiendo de
posiciones cercanas a la teoría de la recepción, Carmen Parrilla, después de analizar con
finura diversos aspectos femeninos como la presencia del cuerpo, el matrimonio o la
virginidad, considera al Libro de las historias como un «ejemplo de literatura espiritual
rotundamente orientada a la instrucción femenina»18. La más reciente aportación de
interés es la de Pedro M. Cátedra, que ha situado en la órbita de un determinado teatro
medieval algunos de los pasajes versificados de nuestro texto19.
Los Zúñiga de Plasencia y fray Juan López
Como hemos adelantado más arriba, Juan López estuvo al servicio de don Álvaro
de Zúñiga, segundo conde de Plasencia, y fue confesor de su segunda mujer, Leonor
Pimentel. Don Álvaro de Zúñiga perteneció a una de las familias nobles castellanas más
influyentes en la vida política del siglo XV. Como cabeza de su linaje desde 1453, seguirá
participando directamente en los sucesos políticos más importantes de la segunda mitad
del siglo XV. Quizá una de sus intervenciones más destacada se produce en 1465 cuando,
como Justicia mayor del Reino, en la llamada «Farsa de Ávila», es el encargado de quitar la
espada a la estatua del rey Enrique IV20; tal acto provocará un duro debate político en el
que participa Juan López. En 1469, previendo una mengua en su poder político y
económico, mostró su disconformidad con el proyecto de casamiento entre Isabel de
Castilla y Fernando de Aragón21. Además de conde de Plasencia desde 1453, también fue
15 Camiña Salgado 2005, I, 559-568. 16 Gómez Redondo 2007, 3859-3888; el profesor Gómez Redondo titula la obra como Libro de toda la vida de nuestra
Señora. 17 Parrilla García 2006. 18 Parrilla García 2007; la cita en pág. 30. 19 Cátedra 2005, 125-126, 463-470 y 613-620. 20 Recogen el episodio Mosén Diego de Valera, Memorial de diversas hañazas, cap. XXVIII (ed. Mata Carriazo 1941,
97-99); la Crónica anónima castellana de Enrique IV de Castilla, cap. LXV (ed. Sánchez-Parra 1991, II, 159-161); y Diego Enríquez del Castillo, Crónica de Enrique IV, cap. LXXIV (ed. Sánchez Martín 1994, 236-237).
21 Véase Mosén Diego de Valera, Memorial de diversas hañazas, cap. LII (ed Mata Carriazo 1941, 165).
371
duque de Arévalo desde diciembre de 1469 hasta 1480, duque de Plasencia desde 1480
hasta 1488, y primer duque de Béjar en 1488, año en que muere.
Don Álvaro se casó con doña Leonor Manrique en 143122, pero en 1453 o 1454
ya estaba casado con Leonor Pimentel a juzgar por un documento de Enrique IV que deja
claro que este segundo casamiento de D. Álvaro se hizo en vida de Juan II23. En efecto,
Leonor era sobrina y ahijada de su esposo. Los padres de Leonor fueron Juan Alfonso
Pimentel y Elvira de Zúñiga, hija del conde don Pedro de Zúñiga y hermana de don
Álvaro. Es más, en 1448 pasó a estar bajo la tutela de su abuelo, el conde don Pedro de
Zúñiga24. Probablemente durante la familiaridad y convivencia de Leonor entre los
Zúñiga, surgió la idea del casamiento con su tío. A la diferencia de edad entre tío y
sobrina quizá haga velada referencia Juan López en una parte de su diálogo en la que, tras
analizar los mecanismos psicológicos que pueden hacer que una mujer caiga en la
infidelidad o la resista, ponga como ejemplo a María «que seyendo niña e moça de catorze
años tuve marido viejo e cansado que nunca me conosçió»25.
Parece que Leonor Pimentel no se limitó a desempeñar un papel pasivo como
condesa de Plasencia26, sino que ejerció influencia en su marido e incluso ella misma
interviene directamente en el movidísimo contexto político que le tocó vivir. Nos lo
cuenta en varias ocasiones Alonso de Palencia, con su hostil parcialidad. Por ejemplo, al
referirse a la reconciliación entre Juan Pacheco y su antiguo rival, Álvaro de Zúñiga, a la
altura de 1465, no descarta la intervención de doña Leonor:
Sed iam compositis litibus uel seducta uoluntate uxoris, quae pro libidine coniungem Placentinum aut huc auto illuc quaqua uersum reducebat uel blandimentis colloquiorum uanisque honoribus et inani praelatione flectebat ad nutum27.
En otro momento, Palencia arremete contra don Álvaro por dejarse arrastrar por
su mujer:
22 Según recoge un documento del Archivo Histórico Nacional, OSUNA, Leg. 214, 51-3: «Capitulaciones del sr. Duque D. Álvaro el primero, hijo del sr. D. Pedro de Zúñiga, conde de Ledesma con mi sra. doña Leonor Manrique, hija del adelantado Pedro Manrique fecha en la villa de Valladolid a 25 de abril del año de 1431 ante Alfonso González, escrivano de su magestad»; así como el documento del AHN, OSUNA, Leg. 214, 51-4, que contiene un recibo por valor de 20.000 florines de oro como dote del padre de Leonor Manrique para el casamiento de su hija con Álvaro de Zúñiga.
23 El documento original se encuentra en el AHN, OSUNA, Leg. 216/5 y fue transcrito en Memorias de D. Enrique IV de Castilla 1913, nº LXIII, 211-212.
24 Según documento del AHN, OSUNA, Leg. 215/8. 25 Todo el pasaje aparece en los folios 45v-46r; además puede leerse una relación de las diez condiciones de la
mujer noble casada en los folios 77r-77v. 26 Sobre la autonomía de la mujer noble en la Castilla de los últimos siglos medievales véase el trabajo de
Quintanilla Raso 1988; a la función política de algunas mujeres medievales como Catalina de Lancaster o Leonor López de Córdoba atiende Cátedra 2003, 38-41.
27 Alonso de Palencia, Gesta hispaniensia ex annalibus suorum dierum collecta, Decas I, Lib. VIII, cap. 1 (ed. & trad. Tate & Lawrance 1998-99, 339).
372
Verumtamen illud uetus constantiae nomen Placentini coepit aboleri, quod infirmum ypocrisisque plenum quiuis prudentium uirorum iudicauisset, postquam nutu uxoris noscebatur pro libidine deducendus28.
No tengo noticia del momento en que Juan López entra al servicio del linaje. Lo
más seguro es que fuera buscado como intelectual de prestigio para hacerse cargo de la
educación de doña Leonor, de la que fue, a partir de entonces, confesor, consejero y
director espiritual; también a ella dirigió y dedicó alguna de sus obras29. La influencia
espiritual de Juan López sobre los condes de Plasencia tuvo que ser profunda –«fray Juan
López, del Orden de Predicadores, a quien respectaba mucho el conde de Plasencia», dice
Palencia– así lo demuestran hechos como la fundación del convento de los dominicos de
San Vicente en Plasencia30 o la presencia de la mayor parte de las obras de Juan López en
la biblioteca de los condes.
28 Alonso de Palencia, Gesta hispaniensia, Decas I, Lib. IX, cap. V (ed.Tate & Lawrance 1998-99, 412). Al peso
político que doña Leonor Pimentel adquiere en la defensa de su linaje y, en especial, de su hijo Juan de Zúñiga dedica valiosas páginas Cátedra 2003, 30-42.
29 Véase, por ejemplo, el testimonio de Vicente J. Antist, Vida y historia del apostólico predicador sant Vicente Ferrer: «El maestro fray Juan López de Salamanca, que fue casi contemporáneo de San Vicente, escribió su vida por contemplación de doña Leonor de Pimentel, condesa de Plasencia» (ed. Garganta & Forcada 1956, 332).
30 Gil González Dávila, entre otros, recoge la leyenda que origina la fundación del convento: «Falleció el niño maestre [que será el futuro arzobispo de Sevilla, Juan de Zúñiga] y fue tan grande el dolor y lágrimas de la duquesa que quiriéndola consolar, su confessor la dixo que hiziesse un acto de confiança en Dios y que le encomendasse a san Vicente Ferrer y que hiziesse voto de edificarle un convento. Era en aquel tiempo muy célebre la memoria deste varón apostólico. Obedeció la duquesa y puestos los ojos y corazón en el cielo, prometió a Dios, si le resucitava su niño, de fundar un convento a la memoria del Santo. Cosa maravillosa: en acabando de hazer el voto, milagrosamente resucitó su hijo, aviendo passado algunas horas que había muerto [...] Esta historia me la prestó Juan López, obispo de Monopoli, en el 3 tomo de su historia de la Orden» (González Dávila 1648, II, 81-82).
374
CONTEXTO ESPIRITUAL Y LITERARIO
ntes de entrar en detalles sobre las posibles fuentes de inspiración del Libro de
las historias de nuestra Señora, conviene recordar el empuje que la devoción culta y
popular a la Virgen María viene experimentando por toda Europa durante, al
menos, los tres últimos siglos medievales, seguramente a partir de los escritos marianos de
san Bernardo de Claraval o san Anselmo de Canterbury. La humanización de las figuras
de Cristo, como niño y como víctima, y María, como madre cariñosa o desgarrada, se deja
notar tanto en manifestaciones propiamente litúrgicas como en la pintura, la literatura o la
devoción popular1. Algunas de esas manifestaciones de devoción mariana llegan y se
acumulan en los breviarios como hemos tratado de ir mostrando en la edición del texto,
donde encontramos aquí y allá oraciones, lectiones, himnos tomados del oficio in Nativitate
o in Visitatione Beatæ Mariæ Virginis o bien del Commune Festorum beatæ Mariæ Virginis,
seguramente de memoria, que, por ser familiares a la devoción privada de doña Leonor,
servían de estímulo en su lectura. Por otro lado, y nos movemos todavía en el contexto
general de las coincidencias de fuentes y modelos estilísticos, una obra de amplia difusión
como De imitatione Christi, a partir del libro III adopta, igual que esta pieza de fray Juan
López, la forma del diálogo entre la voz de Cristo y la del cristiano. En este caso, es Cristo
quien asume la tarea de trasmitir al alma del cristiano sus enseñanzas, aunque también el
alma se dirige directamente a Cristo:
Ca. xii. Que los deseos del coraçón dicen ser examinados e templados. –Fijo, haún te conviene aprender muchas cosas que aún no has bien aprendido. –¿Qué cosas son essas, Senyor? –Que ponga tu desseo según mi voluntad2.
Sin necesidad de remontarnos tanto, como ya señaló María Rosa Lida en el caso
de don Juan Manuel, la influencia de la misma Orden de los Predicadores, a la que el
Infante dio numerosas muestras de adhesión durante su vida, puede explicar la inclinación
en algunas de sus obras a una veneración a la Virgen de tipo «eminentemente intelectual»
1 Amplia documentación se encuentra en los capítulos dedicados al culto mariano en Europa por Righetti 1955,
882-916; y por Capelle 1967, 813-832. 2 Cito por el incunable 2157 de la BNM con el título Cuatro libros de remedar a Christo e del menosprecio de todas las
vanidades del mundo, fol. 45r; descripción en PhiloBiblon, BETA Manid 2333; la disposición de párrafos y los guiones son míos. Otro ejemplo de diálogo en fol. 54v. Es evidente que no podemos establecer, al margen de esta coincidencia en el uso de diálogo, ninguna otra relación entre un texto como el atribuido a Thomas de Kempis y la obra de fray Juan López. Otra obra que ofrece una visión dialogada del alma con Dios lo encontramos en El Diálogo de Santa Catalina de Siena; cf. Salvador y Conde 1980.
A
375
como la que se lee en el Libro de las historias de nuestra Señora3. Con todo, este magma de
devoción mariana y espiritualidad, por sí mismo, no explica la confección de una obra
como el Libro de las historias de nuestra Señora, en el que seguramente debemos buscar
estímulos religiosos y literarios más concretos. Vengamos a los primeros.
En su análisis de esta obra de Juan López, Fernando Gómez Redondo la sitúa
acertadamente en un contexto devocional en el que se fomenta la piedad de la condesa
directamente de boca de María; pero también sirve como marco doctrinal autorizado para
explicar y defender los dogmas que corresponden a cada una de las fiestas marianas4. Para
el ámbito castellano, Gómez Redondo cita algunas obras en prosa, casi todas impresas a
finales del XV, que persiguen el mismo objetivo que la de Juan López, en especial el Título
virginal de nuestra Señora de fray Alonso de Fuentidueña5. Por otro lado, se ha señalado que
Isabel de Villena, en la parte dedicada a narrar la vida de la Virgen en su Vita Christi,
aborda para las monjas del convento valenciano de la Trinitad asuntos como el de la
concepción de María y su celebración como fiesta6. De hecho, como señala Monserrat
Piera, sor Isabel otorga a María misma el papel de trasmisora y defensora de los dogmas
marianos para dotar a su obra de auctoritas7. Juan López no solo trata de explicar los
principios doctrinales que encierran las distintas fiestas marianas, como en los casos
anteriores, sino que también se vale, como en la Vita Christi de sor Isabel de Villena, de la
voz de la propia María para defender esos principios.
Junto a este propósito doctrinal, hay que situar a la obra de Juan López en un
contexto distinto, aunque simultáneo en el tiempo. En su pormenorizado estudio sobre
testimonios que evidencian veneros entre manifestaciones poéticas y litúrgicas sobre todo
en conventos castellanos durante el siglo XV, Pedro Cátedra intuye la existencia de
relaciones, y sus consecuencias literarias, no solo entre los varios conventos de una orden, sino también entre los elementos laicos y religiosos que se entreveran en virtud de una cierta movilidad ‘social’ de carácter horizontal [...] Una sociedad que, por ahora, nos permite explicarnos la intervención de ciertos escritores cualificados en la renovación de las prácticas litúrgicas, poéticas o dramáticas a las que atendemos en este libro8.
Una de estas relaciones aflora en el llamado Cancionero musical de Astudillo; y más
concretamente en una pieza poética dedicada a la Anunciación. En ella los devotos le
3 Lida 1950-1951(reimp. 1984), especialmente 129-130. 4 «Se trata, por tanto, de instigar una ‘piadosa devoción’ y de propiciar las líneas de pensamiento que la posibiliten»,
resume Gómez Redondo 2007, 3863. 5 Gómez Redondo 2007, 3861. 6 Véase Twomey 2003. 7 Piera 2003; véase, además, Barnett 2006. 8 Cátedra 2005, 51.
376
piden a María que les declare todas las circunstancias del anuncio del arcángel Gabriel (vv.
3-6); tras responder afirmativamente a esta petición (vv. 7-10), la Virgen dedica dieciséis
coplas a narrar todo el encuentro (vv. 11-74), sin que falte una sermocinatio entre una
sorprendida María y el propio arcángel. En la copla final (vv. 75-78), una segunda persona,
ahora en singular, agradece a la Virgen su relato9:
¡Ventura, ventura, Señora, la tuya, quán buena ventura! «O, rreyna del cielo, del mundo señora, nuestra abogada e procuradora, ¿sy te pluguïesse dezirnos agora tu buena ventura?». Dezir mi ventura yo soy plazentera, pues sobre todas fue mucha más buena; Dios me la dÿo, oýdla y sabedla mi buena ventura. »En el comïenço del mundo y Adán yo fue criada en el aspecto rreal e syenpre guardada para gracia alcançar y buena ventura [...] D’u[n] continente fermoso en catar, fincó los fynojos, començó a fablar: –‘¡Albricias, albricias, o, Virgen syn par, de buena ventura! [...] ¡O, Virgen, donzella de alto saber, gracïas ofrezco a tu merecer, fazme servyr a ti con plazer, pues fe tu ventura!
Me interesa destacar que, así como en algunos conventos castellanos el uso
privado de determinados libros o ciertas manifestaciones poéticas compuestas con motivo
de alguna celebración litúrgica, como vemos en el poema anterior, evidencian un deseo de
revitalizar la espiritualidad y las prácticas devotas, la obra de Juan López también persigue
ese mismo objetivo aunque, y de ahí su interés, centrado en una dama noble como es la
condesa de Plasencia, doña Leonor Pimentel. Y quizá no solo en ella sino también en un
pequeño círculo nobiliario femenino que se aprovechara de una lectura en voz alta del
diálogo como parece sugerir la parte final de este fragmento de la propia obra:
Cómo la devota Condessa segura a la Virgen que estos secretos no los sepan varones ni devotos: Toda bendicha e graçiosa Sobreseñora sola mía, las altas mercedes que yo resçibo en las dulçíssimas fablas vuestras, las quales de mí, fija vuestra, altíssima Señoría, a las que son de mi estrado, dueñas honestas e mis donzellas las relataré, si a vos pluguiere, o reçitaré si las escriviere (fol. 35v).
9 Transcribo parte de la pieza de la edición íntegra de Cátedra 2005, 239-240, con un exhaustivo comentario en
317-331.
377
La forma dialogada es harina de otro costal. Creo, de entrada, que no es fácil
establecer algún vínculo personal, estilístico o de contenidos entre este Libro de las historias
de nuestra Señora o el propio fray Juan López con los diálogos humanistas y sus autores. Sin
embargo, resulta interesante comprobar cómo por los mismos años en su Libro de vita
beata Juan de Lucena, que sigue el De vitæ felicitate del italiano Bartolomeo Facio, utiliza un
recurso parecido al de Juan López como es el de introducir a un personaje real, Lucena
mismo, en una ficción dialogada junto a otros personajes que pertenecen a otra dimensión
distinta10. Por otro lado, nada impide pensar que Juan López se haya servido de una
tradición de diálogos sapienciales cuyas primeras manifestaciones en romance castellano
podemos encontrar durante el reinado de Alfonso X con piezas como El diálogo de Epicteto
y el Emperador Adriano o la Historia de la donzella Teodor11. Así, el Libro de las historias de nuestra
Señora parece adoptar el modelo didáctico del joven que pregunta sus dudas y el viejo
sabio que las aclara, al modo de El Conde Lucanor del Infante don Juan Manuel12. Por este
motivo, quizá, en su prólogo Juan López destaca tanto la juventud de la Condesa como la
autoridad de la Virgen:
Será la escripta lectura por manera de fabla entre dos perssonas de sexu feminino, de las quales la una pregunta como disçípula afectuosa de aprender; la otra, como maestra ganosa de enseñar e responder (fol. 1v).
Este marco didáctico en el que se cruzan las preguntas de un joven con las
respuestas de un sabio lo encontramos también en una obra cercana en el tiempo a
nuestro Libro de las historias, aunque de naturaleza bien distinta, el Tirant lo Blanc. Cuando el
joven Tirant se encuentra con un viejo caballero, el conde Guillermo de Varoique, metido
a ermitaño, se produce un cambio en la estructura discursiva: de la narración se pasa a un
diálogo en el que el ermitaño, revestido de una autoridad que Tirant percibe, le va
aclarando al joven en qué consiste la orden de caballería13. En la obra de Juan López la
sabia autoridad de María no proviene de sus años sino de su cercanía con la divinidad.
Si el modelo del diálogo sapiencial, al que volveré inmediatamente, puede explicar
el tono didáctico en la obra de Juan López, sin embargo es posible añadir otras
10 Si, como apunta Ottavio Di Camillo, el diálogo de Lucena circuló e influyó en otras obras castellanas del último
cuarto del siglo XV, no se puede descartar que fray Juan López también tuviera noticia de él en un ámbito culto como el salmantino (Di Camillo 1976, 261); es más, salen de la misma prensa zamorana de Antonio de Centenera los Evangelios moralizados y el De vita beata; sobre el diálogo de Lucena, además del libro clásico de Di Camillo 1976, 244-263, véanse los trabajos de Vian Herrero 1991; de Juan Carlos Conde en Alvar & Lucía Megías 2002, 666-669; y de Gómez Redondo 2007, 3684-3702.
11 Gómez Redondo 1998, 470-510. 12 Ronald Surtz ha señalado en la obra una doble jerarquía didáctica: por un lado, María efectivamente es maestra de
la Condesa; por otro, el propio fray Juan López, en tanto ventrílocuo del mensaje del personaje de la Virgen María, afirma su autoridad sobre la propia doña Leonor (Surtz 2002, 272).
13 Sigo la traducción castellana de 1511, caps. XXX al XXXVIII (ed Riquer 1974, 101-124).
378
motivaciones litúrgicas y devocionales, de hecho, su diálogo se estructura en torno a las
fiestas marianas. En este sentido, el profesor Pedro Cátedra cita algunos textos litúrgicos
en los que aparece la voz de la Virgen respondiendo a preguntas sobre las circunstancias
de su concepción o del nacimiento. Quizá el testimonio más cercano a nuestro Libro de las
historias sea una lectura para el oficio de maitines, que en realidad se trata de un sermón
sobre la Anunciación atribuido a san Agustín14. Además de que en este sermón interviene
con su propia voz tanto José como María, no es difícil reconocer algunos parecidos que
sin duda Juan López tuvo presentes y aprovechó. Así, cuando María describe la irrupción
del arcángel Gabriel en su retiro al tiempo que provoca su sobresalto, fray Juan sigue casi
al pie de la letra su modelo:
Luego como entró rutilante de cara e en su ropa corruscante, con movimiento mirable e aspecto pavorable, corvó sus rodillas e, corvadas sus manos delante su pecho, me saludó en esta manera: «Dios te salve, llena de graçia, el Señor contigo, bendicha tú en las mugeres (fol. 126v).
Sed Gabriel ille archangelus, facie rutilans, veste coruscans, incessu mirabili, aspectu terribili, visitavit et perturbavit me, salutavit et gravidavit, dixitque mihi: Ave, gratia plena, Dominus tecum15.
Ambos textos nos presentan a un José preguntándose confuso cómo, tras sentir el
embarazo de María, no comprueba en ella las señales propias de una mala mujer; aunque
en este caso Juan López amplifica mucho más todo el pasaje, su relación con el texto
pseudoagustino parece posible:
Mas dende a pocos días empeçó mirarme e ver. Vido mi vientre cresçer, y vile entristeçer, una vez bermegesçer, otra amarillesçer, tanto que noches e días siempre andava turbado. Una vez pensó en sí mesmo –segúnd que después me dixo– si podría en mí fallar condición de mala hembra por do podiesse concluyr no ser la mi preñez buena, faziendo conparaçiones, sacando della razones de mala muger a buena en la soscripta manera (fol 207r).
Turbatur Joseph homo justus, quod Mariam quam de templo Domini acceperat, et nondum cognoverat, gravidam sentiebat, et quam non meruerat in conjugii honore, jam haberet in confusione; secumque diu aestuans ac disputans, dicit: Unde hoc contigit? quid evenit? [...] similiter et vir qui pudoris vestimentum patri non detulerit, coramque testibus replicaverit, pudorisque signaculum non demonstraverit.
Otro testimonio, en este caso paralitúrgico, donde se aprecia la presencia de
personajes que dialogan con María lo encontramos escondido en medio de otras muchas
piezas en prosa que conforman un devocionario personal en latín y castellano compuesto
durante el siglo XV. La composición lleva por título Coplas del rosal y es fácil advertir la
conversación entre la Virgen y los cofrades del rosal:
14 El sermón, De Annuntiatione Dominica, III, aparece en la Patrología Latina, 39, 2107-2110; pero también lo
transcribe como apéndice Cátedra 2005, 609-612. 15 Cito por la transcripción de Cátedra 2005, 610.
379
Pues Madre de piedad soy y de gracia conplida, el psalterio me rezad e rezando contenplad quinze actos de mi vida. Vos para sienpre reynad en el cielo muy subida, el psalterio acceptad y del Fijo recabad los gozos de la otra vida. Pues sabes que con verdad soy dicha Rosa florida, el psalterio me rezad, e rezando contenplad quinze actos de mi vida. E pues Vos days tal señal a los desta conpañía, conservad, Virgen María, los confadres del rosal16.
Con los testimonios anteriores pretendo mostrar que, por los años en que Juan
López escribe su obra, el uso de diálogos en los interviene la Virgen María no era extraño
en textos litúrgicos o devotos.
Pero, volviendo al modelo sapiencial, es posible que Juan López aproveche y
amolde la estructura dialéctica entre maestro y discípulo que le propone el Elucidarium
latino o, quizá mejor por su mayor orientación religiosa, los lucidarios castellano. Frente a
lo que ocurre con los diálogos de tiempos de Alfonso X que mencionamos más arriba y
en los que el discípulo cuestiona y pone en apuros a su maestro, con el Lucidario castellano
el Libro de las historias de nuestra Señora no solo comparte la estructura dialogada sino
también la personalidad y jerarquía de sus interlocutores. Como al personaje de la
Condesa, al discípulo del Lucidario lo definen su curiosidad y deseo de aprender así como
su capacidad para ir asimilando las enseñanzas sin cuestionar a su maestro, que responde
con autoridad y se alegra de los progresos de su discípulo del mismo modo que María17. Si
bien el origen del Lucidario castellano se sitúa durante el reinado de Sancho VI, más
concretamente a fines del siglo XIII, sin embargo la obra parece conservar su vigencia en
tiempos de Juan López pues seis de los siete testimonios se conservan en códices
copiados en el siglo XV18.
16 La composición ocupa el folio 266v del manuscrito 6539 de la BNM (descrito en PhiloBiblon, BETA Manid
3276), justo antes de explicar «La forma de la institución del psalterio llamado Rosario de la sagrada Virgen nuestra Señora» (fol 267r).
17 Los lucidarios castellanos han sido editados por Kinkade 1968; para el análisis de los interlocutores y de otros muchos aspectos me valgo de Gómez Redondo 1998, 890-912.
18 Véase Marta Haro, «Lucidario», en Alvar & Lucía Megías 2002, 836-840.
380
Aun más cercanos al propósito de Juan López que el Lucidario se encuentran los
catecismos basados en preguntas y respuestas o catecismos dialogados19. Aunque se trata
de un género aún poco atendido para el período medieval en la Península Ibérica, sin
embargo su enorme desarrollo ya en la primera mitad del siglo XVI hace pensar que se
trataba de una herramienta para la formación religiosa que contaba con una suficiente
circulación desde, al menos, la segunda mitad del siglo XV20.
Parece complicado, y quizá innecesario, averiguar si nuestra obra tomó la forma
dialogada de tal o cual género o texto concretos; nos interesa mucho más concluir que
resulta más que probable que Juan López, precisamente por estar familiarizado con el uso
del diálogo como instrumento pedagógico para la formación religiosa, adoptara esta
modalidad discursiva para su Libro de las historias de nuestra Señora.
19 De hecho un Lucidario y un catecismo anónimo comparten espacio en el ms. 101 de la Biblioteca de la Academia
de la Historia; véase Haro en Alvar & Lucía Megías 2002, 838. 20 Se puede encontrar un repertorio general de las distintas manifestaciones escritas de vocación catequética en
Sánchez Herrero 1986. Junto a una edición facsímil de un catecismo dialogado, la Doctrina cristiana del Ermitaño y niño de Andrés Flórez, Cátedra 1997 traza un breve panorama sobre la educación religiosa y los catecismos en la España de la primera mitad del siglo XVI.
382
PLAN, ESTRUCTURA Y CONTENIDOS
El plan general
Ya desde el principio y a lo largo de todo el Libro de las historias de nuestra Señora, Juan
López es consciente de su estructura. El prólogo anuncia el plan general de la obra,
dividida en dos libros, que, a buen seguro, han ocupado sendos volúmenes, aunque solo
se nos ha conservado el primero de ellos, que es el que hemos editado. En el mismo
prólogo también se anuncia el contenido de este primer volumen, que se divide en cuatro
partes –concepción, nascencia, encarnación y visitación–. Aunque no se ha conservado el
segundo volumen, se puede aventurar que, al menos, Juan López lo planificó, como se
deriva de sus propias palabras: «Esto baste fasta el parto, en el qual te diré muchas cosas
de Jhesú, nonbre sancto e virtuoso»1. Mucho más significativo es el éxplicit para la fiesta
de la Visitación, que, al rematar la primera parte, vuelve a proclamar que se trata del final
del primer volumen: «Acábasse la historia de la conçepçión del Fijo de Dios e, por
conseguiente, el primero libro o volumen» 2.
Interesa también destacar que en este primer volumen, tras esas cuatro partes
previstas, aparece la siguiente rúbrica: «Síguesse la muy devota e solemne fiesta de la .O.»,
cuyo contenido ocupa los folios 211v-226v, y que no aparece anunciada en el prólogo.
¿Debemos incluirla en el plan inicial o considerarla como una obra aparte? A favor de la
primera opción hay que aducir que esta sección última se integra perfectamente en el resto
de la obra; es decir, es copia de la misma mano, tiene la misma forma dialogada y el
mismo propósito. Además la rúbrica inicial emplea una fórmula parecida a la de las
secciones anteriores3. Sin embargo, en defensa de que se trata de una obra distinta,
podemos advertir que se nota un cierto cambio en el estilo. Así, en algunas partes, el
diálogo se vuelve mucho más fluido y ágil, con rápida sucesión de réplicas y
contrarréplicas; se incrementa la intención pedagógica y, por ende, los recursos
1 El fragmento se lee en el folio 144v. Además, como señalamos más arriba, es posible que la biblioteca de la
Catedral de Salamanca custodiara el segundo volumen, al menos hasta mediados del siglo XVI. 2 Se lee en el fol. 211r. Parece que, ante la falta de un título establecido para toda la obra, el copista decidió que ese
era el título general del volumen por haber empezado el texto por la Concepción. 3 Las rúbricas son, por orden, estas: «Síguesse la historia gloriosa de la Nasçençia de la Virgen María», «Comiença
la historia de la gloriosa encarnaçión de la Fija de Dios» y «Síguesse la Historia de la Visitaçión de la gloriosa Santa Ysabel».
383
analógicos; y, frente a esto, casi han desaparecido las metáforas y exclamaciones a la
Virgen, que han menudeado en el resto de la obra; en su lugar encontramos un cierto
tono escolástico. Además de estos cambios de estilo, a partir de este punto la copia
presenta otro pequeño cambio: la incorporación de la conjunción y que comparte las
funciones de nexo copulativo con el signo tironiano, que hasta ahora había sido utilizado
en exclusiva4. Además, como apuntamos anteriormente, el colofón que cierra el primer
volumen parece dejar fuera esta última sección: «Acábasse la historia de la conçepçión [...]
e, por consiguiente, el primero libro o volumen» (fol. 211r).
Así es probable que esa «fiesta de la O» no formara parte del plan inicial de la obra,
pero, por alguna razón, la copia la incorpora casi a modo de introducción a la siguiente
fiesta, que ya pertenecería al volumen segundo y que se centraría en el alumbramiento de
Cristo:
Aquellos sagrados siete días finales e postrimeros de mi virginal preñez, a los quales da prinçipio e comienço la gloriosa fiesta de mi remenbrança (fol 211v).
Creo que no se puede excluir esta última parte aunque que no se anuncie en el
prólogo5, pues es evidente que tanto por la forma como por el contenido se percibe una
continuidad con el resto de la obra. De hecho, a lo largo del diálogo comprobamos que el
autor se muestra consciente de su estructura al recordar partes pasadas o al anunciar otras
futuras6. Quizá ese leve cambio de tono percibido se deba a que la copia conservada
incorpore esa última parte redactada en un momento distinto, o que se hubiera transcrito
desde papeles del propio autor, o bien de un original exento en manos de los mecenas.
4 Es especialmente llamativa la presencia de la conjunción y en los folios 212v, 213r o 226r. 5 Así también Gómez Redondo 2007, 3887-3888. 6 Por ejemplo, en el fol. 39v adelanta: «Las semillas e aromáticas espeçias e flores odorosas las oyrás en la fiesta
terçera mía, e otras cosas que callo aquí».
384
Estructura y contenidos
Este Libro de las historias de nuestra Señora está compuesto de materiales muy diversos que
se insertan en una estructura compleja y asimétrica, donde junto a capítulos breves
aparecen otros interminables. A falta de un índice de la obra, que sería, además de
farragoso, escasamente útil, ofrezco una guía del contenido que puede hacer las veces de
índice con el que poder orientarse.
La obra comienza con un prólogo en el que Juan López en primera persona, tras
dedicar su libro a la condesa de Plasencia, Leonor Pimentel, adelanta, utilizando una
fórmula de la captatio benevolentiæ, su tosco estilo así como el plan completo de la obra,
como acabamos de ver. Cada una de las cuatro historias se subdivide en un número
variable y decreciente de capítulos y estos, a su vez, contienen un número variable de
rúbricas que introducen al personaje que va a intervenir así como el tenor de su
intervención7. Tras el prólogo y sin indicación alguna, se inicia el diálogo entre María y la
Condesa en el capítulo II. En los primeros ocho capítulos se produce un acercamiento
gradual y reverente de la Condesa ante María, quien la recibe leyendo angustias en el
interior de la Condesa, expresadas a la zaga de conocidos estilemas bíblicos que servirían
también para matizar las condiciones de la Pasión de Cristo, angustias con las que Juan
López acaso quiera referirse a las consecuencias de la actividad política de doña Leonor:
En angustias es puesta la tu alma e arde del todo tu spíritu. Tu angustia del ánimo te posee, angustia del alma te aflige; de males eres çercada e [de] coytas çircundada; congoxada de miserias; conclusa de adversidades. Jamás a ninguno mal feziste; a ninguno enpeçiste; a ninguno contrariaste; a ninguno calupniaste; a ninguno conturbaste; a todos aprovechaste; de ninguno retraýste e todos escrimen dientes bravos contra ti; todos con ojos torvos ya los guiñan contra ti; todos te asechan; todos dañan tus bienes; todos esculcan tus palabras (fols. 3r-3v).
Frente a estas preocupaciones, María insta a la Condesa para que se acoja a Dios y
le aconseja pormenorizadamente sobre la forma de conducirse en la vida como mujer de
posición elevada.
Lança de tu coraçón pensamientos curiosos [...] Desdeñe tu voluntad desseos seglares [...] Guárdate de fablar engaños [...] Andarás entre la gente humillmente [...] Sea tu conversaçión sin ofenssa de tu Dios e sin querella del tu hermano [...] Usa la rueca, menea el aspa, puebla el dechado, exerçita el
7 El número de capítulos va disminuyendo desde los cincuenta y ocho de la primera parte, los veinte de la segunda,
los doce en la tercera hasta los ocho de la cuarta. Da la impresión de que el esfuerzo por dividir cada historia en capítulos va cayendo en olvido y el autor se limita marcar como capítulos solo los bloques más importantes.
385
bastidor. Escogerás tienpo en que leas e horas çiertas en que contenples lo que leýste [...] Abre tus libros, conpón tus estudios (fols. 2r-5v).
A partir del capítulo IX, ambas interlocutoras comienzan a tratar sobre la
concepción de María hasta completar cincuenta y ocho capítulos (fols. 5v-46r). En ellos,
la Virgen explica detalladamente uno de los principios doctrinales más frecuentes en la
literatura mariana como es el de que su concepción estaba planificada por el Creador
desde el principio de los tiempos8. Después, se narra el proceso de la concepción de María
siguiendo el Liber de Nativitate Mariæ (fols. 14v-16v). Seguidamente, María dedicará todo lo
que queda de esta primera parte a explicar la que llama su tercera concepción, esto es, la
formación de cada una de las partes de su cuerpo y de su alma: corazón, pechos,
hombros, brazos, manos, cuello, boca, nariz, mejillas, ojos, orejas, cabellos, pies,
pantorrillas, rodillas, muslos, vientre y, por último, su alma. De cada parte del cuerpo se
destaca su perfección natural por medio de comparaciones con metales, flores, etc.; pero
también se va dando una interpretación moral.
La segunda parte o «historia» trata del nacimiento de María (fols. 46v-102r) y se
divide en veinte capítulos, alguno de ellos muy extenso. En buena medida, esta parte se
dedica a glosar las metáforas sobre María, tomadas de letanías, antífonas, mariales y
repetidas en libros de horas y devocionarios9. A continuación se destacan las virtudes y
perfección de María en comparación con mujeres del Antiguo Testamento o gentiles10. En
este punto es casi inevitable acordarse más del Libro de las claras y virtuosas mujeres de don
Álvaro de Luna que del Tratado en defenssa de virtuossas mugeres de Diego de Valera. Sin
embargo, creo que, al citar a mujeres del pasado con sus virtudes y defectos, el fraile
dominico, más que defender una postura profemenina como se hace en el libro atribuido
al Condestable, se esfuerza por abarcar a los ojos de doña Leonor todas las facetas de la
mujer de su tiempo: la espiritualidad, la práctica de las virtudes, pero también la belleza
física o los peligros del amor carnal. Tras estas comparaciones, la obra se centra en el
8 Podemos encontrar este mismo argumento en tratados como el Título virginal de nuestra Señora de Alfonso de
Fuentidueña: «Se nota la alta disposiçión desta tan noble tierra [i.e. la Virgen], la qual se puede considerar, antes de su criaçión, en ser real en el decreto diuino, porque el Inmenso Gouernador, sabiendo eternalmente la trayción que nuestros primeros padres avían de hazer [...] determinó, en Su alta prouidencia, hazer vna tan acabada donzella en todo, y tan agena de culpa [...]» (ed. Celdrán Gomáriz 1982, 739); pero también se lee en la poesía devota: «En el comïenço del mundo y Adán | yo fue criada en el aspecto rreal | e syenpre guardada para gracia alcançar | y buena ventura» (Cancionero musical de Astudillo, [X], vv. 11-14, ed. Cátedra 2005, 240).
9 Se compara a la aurora (fols. 47r-49v), al lucero (fols. 49v-52r), a la estrella de la mar (fols. 52r-55v), a la fuente (fols. 56r-57v), a la hierba verde (fols. 57v-58r) y al Arca de Noé (fols. 58r-58v).
10 De las primeras, Sarra, Rebeca, Lía, Rachel, Delbora, Jael, Ruth, Judith, Esther y Abigail; de las segundas, Juno, Minerva, Venus –con la que se establece un extenso contraste (fols. 61r-63v)– y Diana (fols. 63v-65r). Aprovechando la figura de Venus, Juan López advierte contra el amor humano, la coquetería o los hechizos amorosos: «Por quanto cogía hiervas verdes que usava en sus hechizos e en los que obrava nigrománticos malefiçios e fuertes, que fazía inclinar a los varones al amor de corrupçión e a los demonios prestamente conplazían porque en tal acto ganavan los dos: amada e amador» (fols. 62v).
386
nombre de María, seguramente siguiendo algún Compendium Mariæ. Tras incluir nuevas
metáforas sobre la Virgen María, sobre todo las que la identifican con el arco iris o la
estrella, esta parte se cierra con algunos detalles descriptivos sobre su infancia, que ilustran
cómo desde su nacimiento estuvo libre de pecados, defectos o humores corporales11.
La tercera «historia» se ocupa de la propia concepción de María. A pesar de que se
divide externamente en doce capítulos (fols. 102v-162r), en realidad los distintos
contenidos se integran en una divisio en seis cláusulas del evangelio de Lucas sobre el
nacimiento de Cristo (Lc 1, 26-38). Las explicaciones de la Virgen responden a diversas
dudas sobre el sentido de las palabras del evangelio12. Una de estas dudas se centra en la
condición de virgen y madre de María, lo que origina un largo excurso sobre la virginidad.
María o el propio ángel Gabriel van satisfaciendo la curiosidad de la Condesa en torno a
las circunstancias de la Anunciación o al nuevo «concepto»; esta curiosidad en ocasiones
se muestra casi como ansiedad:
Mi prudentíssima Virgen e graçiosísima Virgen, exçellentíssima sobre todas, ¿en qué acabastes vuestra fabla?, ¿en qué terminaste la embaxada?, ¿cómo respondió vuestra Merçed al ángel?, ¿cómmo expedió vuestra alteza al mensagero?, ¿qué fin dio vuestra Señoría al alto negoçio de tan magnífica mensagería? Diga la mi muy grand Señora e oyrá de coraçón la suya humillde servidora (fol. 153r).
La visita de María a su prima Isabel, según el relato de Lucas (Lc 1, 39-56),
proporciona los contenidos a la cuarta historia (fols. 162r-211r). Se trata de la parte más
narrativa de toda la obra, como anuncia el capítulo primero:
Cómo la devota Condessa suplica a la señora Virgen la istoria de la visitaçión que fizo a Sancta Ysabel [...] se atreve mi coraçón humillde a suplicar a la grandíssima dignidat vuestra quiera mostrar a la mi ygnorançia cómo fue e qué contesçió en aquella delectable de oýr e de saber e aun desseable visitaçion (fol. 162r). Esta cuarta parte se puede, a su vez, dividir en tres secciones. En la primera, María
describe algunos detalles sobre el viaje a Judea o la escena del encuentro entre María y su
11 Ni siquiera las «horruras e inmundicias» propias de los niños afectaban a María, entre ellas «sarna e tiña, lagaña e
mocos o bavas, orinar, ventar e fazer cámara por sí e por sus vestiduras» (fols. 97r-97v). 12 A estas alturas de la obra comprobamos cómo la Condesa va ganando familiaridad y confianza ante la Virgen:
«Plega a vuestra alteza e bondat a mis flacas preguntas dezir la verdat. La Virgen: –Yo virgen só, madre de amor e de verdat. Por parte del amor desecha todo temor para fablar lo que quisieres; e toma osadía por parte de la verdat: pregunta lo que bien vieres» (fol. 142r). «Aunque yo nunca lo serví ni jamás lo meresçí, que una indigna esclava de vuestro serviçio osse preguntar cosas devotas e provechosas e más que presuma de qüestionar cosas curiosas es a mí leviana osadía, pero es una tan fonda duda e só tan ganosa de la saber que su ygnorançia me da grand pena». (fol. 148v). Normalmente María accede a las demandas de la Condesa, aunque no sin advertirle del riesgo de una curiosidad excesiva: «Deves, Condessa, conoçer que la grand gana de saber, aunque sea al honbre naturalmente muy anexa, empero quiebra los cabestros e ronpe las riendas a la honesta humilldat que siempre entiende con estudio e vigilia en conosçer a sí mesma. Mas por no te avergonçar, a tu pregunta satisfaré» (fol. 149r).
387
prima Isabel usando el estilo directo y destacando los gestos de cariño entre primas13. Tras
esta escena, Condesa y Virgen se enzarzan en largas disquisiciones teológicas sobre por qué
tanto María como el fruto de su vientre son benditos (fols. 167v-175r). La segunda sección
consiste en una larga «declaración» alegórica del Magnificat considerado como un salterio de
diez cuerdas, en el que cada cuerda produce tres tonos –que son las enseñanzas de Cristo–
a los que responden otros tantos «acordes» por parte de los cristianos (fols. 175v-192r). A
partir de este punto María inicia una minuciosa descripción de los tipos y maneras de
devoción centrada en la meditación, en la oración y en la correcta disposición del cuerpo
para orar, adaptando, quizá, los modos de orar de santo Domingo de Guzmán (fols. 193v-
203r). Esta cuarta «historia» se remata con un pasaje narrativo en verso sobre los celos de
José ante el embarazo evidente de María14. Estos pasajes narrativos en verso son, sin duda,
la parte literariamente más interesante de toda la obra.
Tras anunciar el final del primer volumen, el texto sigue con «la muy devota y
solempne fiesta de la .O.» (fols. 211v-226v), esto es, la fiesta de la expectación del parto o
de nuestra Señora de la Esperanza, que, en principio, se va a ocupar de lo que pensaba y
hacía la Virgen los siete días antes de Navidad. Sin embargo, el diálogo adquiere una cierta
altura teológica para afrontar seis dudas de la Condesa, a partir del texto de la antífona «O
Sapientia, quæ ex ore Altissimi prodiisti». Esta parte se interrumpe sin haber concluido.
13 Para esta escena puede resultar útil el estudio comparativo de Barnett sobre cómo trata Isabel de Villena en su
Vita Christi algunos momentos de la Visitación frente a otras vitæ masculinas como la de Ludolfo de Sajonia o Francesc Eiximenis. Barnett llega a la conclusión de que la condición femenina tanto de la autora como de las destinatarias, las monjas del valenciano convento de la Trinidad, se nota en la elección y atención de determinadas escenas, en la mayor presencia de diminutivos o del discurso directo (Barnett 2006).
14 Una transcripción de este interesante fragmento así como algunos comentarios se leen en Cátedra 2005, 126, 464, 649-650.
388
RETÓRICA
Tras su paso por el convento de San Estaban en Salamanca, primero como alumno y
como maestro en Teología, después, podemos conceder a fray Juan López una sólida
formación universitaria, una familiaridad con la producción literaria del momento además
del acceso a una importante biblioteca como debió de ser la de San Esteban. Ahí están,
como prueba evidente de su competencia en materia retórica, sus Evangelios moralizados,
todo un completo repertorio de procedimientos técnicos y artísticos para amplificar
sermones, al menos lo suficientemente rico como para que sirviera –e incluso se editara–
de modelo a otros religiosos1. Así, a pesar de que el mismo Juan López en el prólogo
utilizando el topos de la falsa modestia, advierte que su Libro de las historias de nuestra Señora
es «más provechoso que graçioso» o que sus historias «van escriptas de estilo rudo e
grossero como de tartamudo e sciolo en la eloqüençia de las flores»; y a pesar de que la
obra persiga un propósito utilitario como es el de proporcionar a doña Leonor una guía
para la meditación y la formación marianas, sin embargo su prosa no está exenta de
ciertos méritos estilísticos que buscan, es cierto, no tanto adornar el discurso sin más sino,
a través de algunos artificios, favorecer la contemplación devota o, incluso, la simple
memorización y asimilación de determinados conceptos. No creo, por tanto, que haya una
«renuncia a cualquier grado de deleite formal»2 sino que todos los recursos formales se
supeditan a su eficacia práctica. De hecho, si escogemos al azar cualquier fragmento del
Libro de las historias de nuestra Señora, no será difícil encontrar un discurso amasado a base
de enumeraciones, paralelismos, divisiones tripartitas o cuatripartitas de raíz escolástica,
juegos derivativos...
Por otro lado, Juan López es un hombre que escribe para una mujer inventando
un diálogo entre dos mujeres3, por lo que, al igual que ocurre con la selección de muchos
contenidos y argumentos femeninos, sería de esperar que en el estilo también se dejara
notar esta misma influencia. Monserrat Piera, Albert Hauf o Martín de Riquer defienden
la existencia de un estilo femenino en la Vita Christi de Isabel de Villena enumerando
1 Un análisis de estos recursos puede leerse en Jiménez Moreno 2004, 64-69. 2 Gómez Redondo 2007, 3863. 3 Tales circunstancias genéricas en lo que se refiere a las autoridades empleadas han sido estudiadas por Surtz
1999.
389
algunos de sus rasgos característicos: diminutivos, lenguaje afectivo, temas domésticos y
cierto grado de ternura en la narración4. Sin salirse de la obra de la monja valenciana,
como vimos más arriba, David Barnett, al compararla con otras vitæ christi masculinas,
centra su análisis en el episodio de la Visitación, en el que María desempeña los papeles de
personaje y narradora por medio del discurso directo. Su estudio comparativo establece
que, tanto por el mayor peso otorgado a determinadas escenas –que podrían interesar o
emocionar más a las monjas del convento de la Trinidad– como por un más frecuente uso
de rasgos como los diminutivos o el discurso directo, el estilo de la obra de Isabel de
Villena se separa de sus congéneres. En opinión de Barnett, el motivo de estas diferencias
estilísticas no hay que buscarlo en que se trate de una obra escrita por y para mujeres sino
en que, por medio de la autoridad de María, la misma Isabel logre ante sus
contemporáneos la calidad de «autora» que por su condición de mujer, en principio, no
tenía5.
Habrá que preguntarse si en el Libro de las historias de nuestra Señora de fray Juan
López se pueden encontrar rasgos de ese estilo femenino y por qué. En este caso tenemos
un punto de comparación como es la otra gran obra del fraile dominico, sus Evangelios
moralizados. Parece claro que, frente a lo que ocurre en esta obra de carácter homilético, en
el Libro de las historias se tratan profusamente materias femeninas (joyas, afeites, peinados,
maternidad, virginidad, ejemplos de mujeres de la Antigüedad...) y no solo como asuntos
en sí mismos sino como elementos de apoyo para otras explicaciones y doctrinas. Parece
mucho más complicado concluir que el uso de metáforas, de fragmentos rimados o del
mismo diálogo se deba a que su destinataria sea una mujer6. Sin embargo, la escritura de
Juan López no pudo sustraerse al contexto femenino que rodeaba la obra como apunta
un pasaje, que ya hemos citado más arriba, en que la Virgen expresa su temor a que las
partes de su cuerpo «se relaten en corro de hombres»; la Condesa le responde,
tranquilizándola, que «a las que son de mi estrado, dueñas honestas e mis donzellas las
relataré, si a vos pluguiere, o reçitaré si las escriviere. A orejas viriles las asconderé» (fol.
35v).
El diálogo
4 Piera 2003, 110-111 y bibliografía. 5 Barnett 2006. 6 A esta conclusión llega Parrilla García 2006 y, sobre todo, 2007.
390
El primer procedimiento artístico del que se vale Juan López es, obviamente, el
diálogo didáctico. Ya vimos más arriba cómo, sin salirnos del marco cronológico
medieval, la literatura sapiencial, los lucidarios y los catecismos dialogados, más que el
diálogo humanístico, le ofrecen a Juan López un esquema didáctico basado en un
discípulo que pregunta sus dudas a un maestro que las resuelve con autoridad. Es este
modelo el más apropiado en la literatura religiosa7.
Desde el principio el autor del Libro de las historias de nuestra Señora es consciente de
estar usando un molde retórico dialogado: «Será la escripta lectura por manera de fabla
entre dos personas de sexu feminino» (fol. 1v). De hecho, podemos distinguir en la obra
las dos partes retóricas de que se compone todo diálogo didáctico: praeparatio y contentio8.
La primera, dedicada a establecer el marco y presentar a los interlocutores, ocupa en
nuestro texto los capítulos que van del segundo al quinto como muestran las rúbricas9. La
segunda parte es, naturalmente, el resto de la obra.
Ya en sus Evangelios moralizados el propio Juan López había echado mano del
procedimiento dialógico, pero mientras en estas exposiciones homiléticas se trata de un
recurso más, entre otros muchos, que se emplea para animar algún pasaje evangélico o un
exemplum, en el Libro de las historias el diálogo se convierte en su columna vertebral: en él va
encajando doctrina y devociones marianas. Gracias al molde dialogado, además, consigue
varios objetivos: introducir a la propia Condesa como personaje que habla con la
mismísima Virgen; explicar la doctrina de una forma más directa y autorizada en boca de
María; y favorecer todo tipo de exclamaciones y exhortaciones devotas. En resumen, la
ficción del diálogo directo entre la Condesa y María pretende intensificar la devoción
mariana de doña Leonor y de las posibles lectoras de la obra.
Sin embargo, el desarrollo del diálogo está condicionado por varios factores: la
propia liturgia de las fiestas marianas, el propósito didáctico y un respetuoso
distanciamiento que el mismo autor quiere mantener –aunque no siempre lo consigue–
entre ambas interlocutoras. De hecho, las rúbricas mismas, que inapelablemente
encabezan cada intervención, parecen marcar esa distancia. Se puede decir que, salvo en
determinados momentos, lo que nos encontramos no es un diálogo directo sino más bien
una sucesión de intervenciones entre las que no acaba de establecerse una conexión, es
decir, la Condesa deja su pregunta o su duda y la Virgen deja su respuesta. A veces, no
7 Así concluye Gómez 2000, 25. 8 Sigo la terminología de Carlos Sigonio en su De dialogo liber (1562), según muestra Gómez 2000, 29-30. 9 Por el orden de los capítulos son las siguientes: «Cómo la Condesa aparta de sí todos estruendos que le pueden
enpedir su intento», «Cómo la Condesa invoca a la gloriosa Virgen María», «Cómo la Condessa saluda a la Reyna del çielo» y «Cómo la gloriosa Virgen resçibió a la devota Condessa».
391
obstante, sí se produce esa conexión entre interlocutora: en ocasiones, la Condesa
interrumpe a la Virgen en medio de una explicación; otras, es María la que recrimina a la
Condesa su ímpetu. Incluso en una ocasión María, en su función de maestra, quiere
comprobar si su pupila está atenta a las explicaciones: «No creas que por olvido me
quedaron las dos razones que callé, mas por conosçer de ti e te fazer entender si miras a lo
que digo» (fol. 92v). Por último, como se advirtió más arriba, en la última sección del
códice, la «Historia de la O», nos encontramos con algunas partes donde sí brota un
diálogo más espontáneo, cercano, incluso, al discurso dramático:
La Virgen. ¿Entendiste toda la cançión que oýste? La Condessa. Bien entendí la boz que oý, mas mi entendimiento no quedó contento. La Virgen. ¿Por qué fue esso? La Condessa. Porque ynorançia me ascondió que mi alma no viesse el secreto de las palabras de vuestra cançión profunda. La Virgen. Dime tú lo que has gana de entender y yo te lo mostraré presto. La Condessa. Muchas son, Señora mía, las mis dudas que ocurrieron a mi sinple entender. La Virgen. Di quáles (fol. 212r-212v)10.
‘Similitudines’, metáforas y ‘exempla’
El uso de la similitudo, en un sentido amplio11, es muy frecuente en toda la obra de
Juan López12. Se trata de un recurso retórico básico en la predicación medieval porque
consigue hacer entender a los oyentes un determinado concepto o argumento utilizando
una analogía con algo concreto y cercano que pueda ser comprendido por ellos. Existen
muchos tipos de similitudo: desde una simple comparatio hasta analogías compuestas de
diversos términos simultáneos, que pueden llegar a ocupar largos párrafos. En el Libro de
las historias las similitudines empleadas por la Virgen intentan que la Condesa asimile
conceptos doctrinales o teológicos relacionados, sobre todo, con María. El origen de estas
analogías hay que buscarlo en algunos libros bíblicos, sobre todo el Cantar de los Cantares,
en oraciones, himnos o letanías, en la tradición patrística y exegética, sin descartar
hallazgos personales de fray Juan.
Ofrezco a continuación una buena muestra de las similitudines de la obra que no
busca ni la exhaustividad ni la clasificación tipológica, sino mostrar la cantidad y los
contenidos básicos de este amplio y proteico recurso.
10 La transcripción de las rúbricas y del texto busca intencionadamente el parecido con el texto dramático. 11 Ha estudiado y clasificado las similitudines en los sermones medievales Louis-Jacques Bataillon en varios artículos,
reimpresos en Bataillon 1993. 12 Ofrezco un catálogo de las similitudines que usa Juan López en los Evangelios moralizados en Jiménez Moreno 2004,
503-504.
392
1. María y su virginidad. Buena parte de las analogías del diálogo se lo llevan la
figura de María y su virginidad. En primer lugar nos encontramos con algunas similitudines
que explican la presencia de María en el plan divino desde el principio de los tiempos
como una obra está en la mente del albañil (fol. 9r) o, en una analogía más cercana a la
Condesa, como cuando se labran dos lazos en una almohada: mientras se hace uno, el
otro «te aconpaña en el saber de tu arte» (fol. 9r). A veces el recurso se hace más complejo
porque se multiplican sus elementos, así María no es solo comparada con el oro sino que
también sus virtudes se hacen corresponder con las propiedades del oro (fol. 19r).
Menudean, por otro lado, las comparaciones simples con la Virgen María, muchas
de ellas sacadas de las letanías. Así María es como el cuello (fol. 27v) porque une a la
cabeza, Dios, con el cuerpo, los cristianos; como la aurora (fols. 48v-49r); como el lucero
del alba (fol. 50r), la estrella de la mar (fol. 51v), la fuente (fol. 56r), la hierba verde (fol.
57v), el arca de Noé (fol. 58r); como una jarra para guardar letuario (fol. 82v) porque así
como la jarra retiene el sabor y el olor del letuario que contiene, así María retuvo en su
vientre la dulzura de Dios durante nueve meses; como una tienda o botica del Spíritu
Santo (fol. 82v), como la tierra provechosa (fol. 173r), etc.
También la propia virginidad de María se plasma en comparaciones como la
clásica de la vidriera penetrada por el rayo (fol. 110r) o como la del higo y la higuera (fol.
109v) porque así como el higo es un fruto que no se puede dividir en corteza y grano, así
la virginidad de María es indivisible; la higuera, por sus muchos frutos, viene a significar la
fecundidad de María; el color negro del higo significa la humildad y su sabor, la dulzura de
su virginidad.
Aunque no se pueden comparar ni por su forma ni por su función a las anteriores
similitudines, merece la pena destacar las abundantes comparaciones entre María, otras
mujeres bíblicas (Micol, Abigail, Rachel, Judith, Abisag) y determinadas piedras preciosas
como la perla, el diamante, el rubí, el jaspe y el electorio (fol. 65v-66v). En esta misma
línea presentan gran interés las comparaciones entre María y las diosas paganas Venus o
Diana13.
2. Cristo y la divinidad. Las divinidades del Padre y el Hijo se llevan muchas
analogías. A veces su presencia se debe a alguna relación con María, como cuando Juan
López pone a un nivel parecido a María con Cristo al compararlos a dos grandes
«lumbreras»: Cristo es el sol y María la luna y las estrellas (fol. 55r). En otra similitudo pone
a cada figura divina en su sitio: Cristo es como una gran fuente, unas ramas o una vid que
13 Ha analizado el contraste entre María y Venus en el diálogo de Juan López Camiña Salgado 2005.
393
nace, respectivamente, de un arroyo, una raíz o un sarmiento, que es su Madre (fols. 170v-
171r). Para explicar el amor que Dios profesa a María echa mano de la analogía de la
Virgen con el eje de un carro que soporta todo el peso de los pecados y vicios humanos
ante Dios (fol. 55r). La figura de Eva, que suele utilizarse como paradigma de la mujer
pecadora que además incita al mal14, se usa en paralelo a la de Adán, pero ambas en
términos positivos: si Cristo es como un segundo Adán, María actúa como una segunda
Eva redentora15.
La función de Cristo es comparada a la de un médico porque socorre a los
hombres «como visita el médico o físico piadoso al ospital de los enfermos para los sanar»
(fol. 186v); pero también Cristo es como un fruto (fol. 173r) o como un gusano: «de aquel
gusano cuya sangre quebró las piedras e redimió las almas» (fol. 171v). La divinidad, por
último, es una rueda: «Pues como la deidat sea infinita sin cabo e sin prinçipio, rueda
rodando es, cuyo çentro es en todo lugar e la çircunferençia en ninguno» (fol. 106r).
3. La oración. Como fray Juan López anima a doña Leonor a practicar la oración,
sobre todo la oración mental, además de proponerle en la parte final del diálogo un
método de oración, echa mano de algunas analogías explicativas. La oración limpia «como
la moça alimpia la casa con la escoba» (fol. 198v) y purifica como el incienso16 (fol. 199v),
pero también es escudo contra la ira divina (fol. 199v) así como un impuesto señorial a
Dios17. Sobre la forma de orar, Juan López propone comparaciones muy plásticas: el que
ora debe clamar como clama el niño que le amamanten, como clama el perrillo herido o
como clama el pueblo ante la inminencia de un peligro (fol. 200r); el que ora a Dios debe
abrir su boca «como el reumático abre la boca al ayre, e como el niño a la leche, e el pollo
abre la boca al çevo de la madre» (fols. 200v-201r).
4. Metales, piedras, animales y vida social femenina. Si hasta ahora se ha tratado
sobre los asuntos más frecuentes que son motivo de alguna analogía, conviene hacer un
breve repaso a los términos más frecuentes empleados para hacer más claros
determinados conceptos. La palma se la llevan, sin duda, los metales y piedras preciosas
con cuyas propiedades y características se compara a Cristo, a los santos o a los pecadores
(fol. 20v). Además se establece una correspondencia entre las «mineras de los metales» y
14 El contraste entre Eva y María en esta obra también es tratado por Camiña Salgado 2005. 15 Véase el fol. 111r; también en sus Evangelios moralizados Juan López dibuja una Eva redimida porque sigue el
ejemplo de María, como muestra Jiménez Moreno 2005, 30. 16 Usa el mismo símil Juan López en su Defensorium fide Christi contra garrulos preceptores: «Es la oraçión muy
satisfatoria a Dios, poque es el perfume e ençienso que Dios para si solo mandava fazer por el qual safumava e ençesava» (ed. Hernández 1978, 153).
17 «Así como el feudatario o el que tiene feudo de algún señor le deve tributo e gelo deve pagar en señal de señorío e del feudo que d’él tiene, así tú deves pagar a Dios tributo en señal del señorío por el feudo de la tenençia del cuerpo e del alma que del Señor resçebiste» (fol. 200r).
394
las «maneras de los coraçones morales» (fols. 21v-22v). La virtudes, por su parte, son
comparadas a piedras preciosas (fol. 110r).
Las imágenes con animales también son frecuentes, no solo en esta obra sino
también en los Evangelios moralizados. Sus fuentes se encuentran en una tradición que viene
de bestiarios, de enciclopedias medievales o de repertorios para predicadores. Hay
imágenes muy simples como la que compara el entendimiento de la Condesa para
comprender las palabra de María con «la vista de la lechuza al sol» (fol 43v); otras son casi
lugares comunes como la que hace comparar a los herejes con los lobos que atacan a la
Iglesia (fol 51r). También nos encontramos con algunas otras comparaciones más
complejas, como la que hace corresponder ciertos pecados con determinados animales: el
venado con el temor; el león con la soberbia; el oso con la envidia; el jabalí con la
suciedad; el lobo con la gula; el zorro con el engaño; la onça con la ira; y el ónagro con la
acidia18. De trasmisión escrita son sin duda esta dos similitudines:
Las palomas paresçen pensantes e gimen, así los males propios e agenos traen pensamientos e gemidos (fol 197v). Los elefantes en las peleas, quando les mostravan mosto de huvas o mosto de moras, ellos pensando que era sangre cobravan coraçón e mejor entravan a la pelea. Así, los penitentes, viendo e mirando la Passión, que fue como una mar de sangre, cobran coraçón e pone el Señor en ellos fortaleza para caminar al paraýso por la mirable vía (fol. 222r).
Nos encontramos también con una variante de la metáfora que identifica a la vida
del hombre con el río sin retorno: «Todos morimos e, quasi las aguas e lluvias, somos
derramados sobre la tierra, las quales jamás tornan» (fol 122r). Del mismo signo es la
comparación de la vida humana con un viaje por un mar proceloso en que la única guía es
la estrella del mar, esto es, María (fol. 52v). También se identifica al alma que puede
generar pensamientos buenos o malos con la tierra de la que pueden brotar plantas
buenas o malas (fol. 173r).
La vida social también forma parte de las imágenes empleadas por Juan López,
normalmente con algún ingrediente femenino. Así, el alma, cuando se une a la carne, es
como la hija de un rey que «posiessen en carnes en medio de muchos varones» (fol. 43v);
los afeites femeninos son como un sepulcro pintado (fol. 62v); las siete miserias humanas
son como siete hijas o siete mujeres (fol. 181v); María compara la espera de su parto
como cuando «un novio graçioso, fermoso e apuesto sale del tálamo suyo vestido e
adornado de ropas de bodas» (fol. 218v). Pero también nos encontramos con otras
referencias sociales como, cuando para explicar la necesidad de que el Señor visite a los
18 El pasaje se encuentra en el fol. 64v; también en los Evangelios moralizados usa esta correspondencia.
395
cristianos, echa mano de la figura del delegado papal que «visita tierra de los hereges para
los reduzir a la madre santa Yglesia» (fol. 186r); ante los ojos de la Condesa pinta el limbo
de los justos como un aljibe profundo (fol. 211v). Resulta algo más elaborado el ejemplo
en el que, para demostrar que la codicia es un pecado en cualquier circunstancia, usa la
imagen del que invierte su dinero, sin aparente tacha, «porque la ley de Dios no quiere que
por dineros prestados resçiba gallina ni cazón ni cabrito ni ansarón, ni lavancos ni
perdigón ni otra cosa salvo lo prinçipal» (fol. 223r).
Frente a la profusión de similitudines de todo tipo, los exempla en esta obra son
escasísimos, sobre todo en comparación con lo que ocurre en los Evangelios moralizados.
Juan López, en realidad, no necesita la capacidad de captar la atención que posee el
exemplum porque, además de ser una obra escrita para una persona en particular, ya cuenta
con toda la atención de su destinataria. Únicamente soy capaz de extraer un solo exemplum,
propiamente dicho, de entre toda la obra19. Cuenta la disputa jurídica entre la Virgen
María y un diablo sobre la posesión de un pecador que estaba soñando. Así, mientras
soñaba, el alma de un pecador fue arrebatada y llevada delante del Juez supremo. Ante las
cuatro alegaciones del demonio para quedarse con el alma del pecador, María responde
sabiamente como abogada. Al final el demonio huyó avergonzado y el hombre volvió a la
vida y se enmendó20.
La ‘compositio’ de la prosa: períodos y rimas
El estilo que domina el Libro de las historias de nuestra Señora revela que Juan López
es consciente de estar usando una prosa artísticamente elaborada. Sin embargo, si
consideramos la tendencia a colocar el verbo al final del período como uno de los rasgos
que mejor definen un estilo latinizante en una obra en prosa del siglo XV, la de fray Juan
no sigue esta tendencia, al menos del mismo modo que un Cartagena o un Valera. Si Juan
López compone su prosa siguiendo un modelo latinizante, éste no es de raíz humanística
sino más bien eclesiástica21.
Hemos repetido en varias ocasiones que este Libro de las historias de nuestra Señora
persigue un propósito tanto pedagógico como devocional: la Virgen enseña y la Condesa
pregunta, pero también se admira y agradece. Creemos que esta doble función de la obra
19 No cuento un par de brevísimas alusiones a otros tantos milagros que ocurren a Beda, al que responden la
piedras, y a San Francisco, que es entendido por las aves, en el folio 166v. 20 La historia se lee en los folios 121r-121v; y recuerda al milagro del sacristán impúdico de Gonzalo de Berceo. 21 En el texto solo encontramos algunos casos aislados de cultismos sintácticos («tres altas les dio virtudes» en fol.
36r) o de participios de presente («amante adornadas vestiduras» en fol. 51r, «quitante los pecados» en fol. 66r).
396
favorece el uso de dos estilos prosísticos: uno, el empleado por el personaje de la Virgen,
más didáctico; otro, el de la Condesa, más emocional. En ninguno de los dos casos Juan
López opta por un estilo suelto con tendencia a la yuxtaposición, sino que teje su discurso
basándose en períodos, cláusulas y otras estructuras cerradas así como trabando con
mayor o menor fortuna los miembros que componen estas estructuras.
El discurso de María está construido, por lo general, a base de grandes períodos
perfectamente ordenados, bien mediante una enumeración, bien siguiendo una estructura
de prótasis y apódosis. En esta estructura general se suelen integrar, a su vez, otras
enumeraciones menores compuestas de miembros o de incisos22. Además, para favorecer
la comprensión de su exposición, las intervenciones de la Virgen suelen ir precedidas de
un breve adelanto del contenido y rematadas por un cierre de todo el período. Veamos un
ejemplo en el se han marcado las distintas partes de esta estructura con ocasión de una
explicación sobre la formación de las orejas de María.
[Introducción] De solas dos cosas te fablaré que pertenesçen a mi cabeça: la una, de las orejas; la otra, de mis cabellos. E primero de los oýdos. [Prótasis principal] En el prinçipio de mi formaçión crió e formó mis orejas con tales propriedades que sienpre fuessen dispuestas e ordenadas e inclinadas para oír las leyes e preçeptos divinales, e a los buenos consejos e sanos documentos [miembro 1º], e para que en su tiempo las inclinasse para oýr las causas e suplicaçiones e pregarias de los devotos míos e de todos aquellos que me llamasen veramente en sus nesçessidades e angustias e trabajos [miembro 2º]. [Apódosis principal] E quiero que sepas que, [miembro 1º: prótasis] como Eva oyó inclinando sus orejas a los consejos falaçes del enemigo en la enbaxada del su engaño con que dapñó su posteridat creyendo [miembro 1º: apódosis], así yo çerrase las mis orejas a los engaños de Satanás e las abriese a la enbaxada del archángel san Gabriel, mesagero del Señor, de la encarnaçión del Fijo del muy Alto; [miembro 2º] ca de la audençia mía al ángel otorgada resçibió comienço la reparaçión humana, e por las vías que se perdió, siguiendo las sus pisadas a contrario, se reparó. [miembro 3º] Seguió la vida a la muerte e la luz a las tiniebras, e la melezina de la verdat siguió al engaño de falsedat [inciso 1º]; la caridat de la salvaçión a la iniquidat de la sugestión [inciso 2º]; el ángel benigno con melezina, del ángel maligno con su ponçoña serpentina [inciso 3º]. [Cierre] E baste a ti que nuestra madre, por la oreja, destruyó el mundo, e yo, por la audiençia conçebí al Reparador del mundo (fol. 33v).
Esta trabazón retórica se sustenta en una compleja estructura sintáctica en la que
caben, y se combinan, desde la mera yuxtaposición o la coordinación de divisiones y
enumeraciones; estructuras sustantivas basadas en un verbo principal como «sepas» o
«mira»; la muy frecuente partícula «ca»; las oraciones bimembres de tipo comparativo
(«como... así...), adversativo, copulativo («no solo... mas también»), intensivo («tan... que»),
22 Para el concepto de periodus en la retórica clásica véase Lausberg 1967, II, §§ 923-927. Véase un clara descripción
de los distintos tipos de estilos con textos medievales castellanos en Azaustre & Casas 1997, 142-150. Según vimos más arriba en la descripción del códice, los signos de puntuación que aparecen en la copia manuscrita vienen a reflejar gráficamente esta estructura sintáctica, aunque de forma muy asistemática.
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condicional («si»), temporal («quando»), etc. Veamos un breve ejemplo de todo esto en el
que señalo en cursiva los procedimientos sintácticos de enlace:
No pienses que mi vientre fabricado de marfil e guarnido de çaphires le faltavan esmeraldas ni perlas ni balajes ni rubís e diamantes, ca mi vientre era vaso lleno de todas virtudes, afeytado e adornado de todas piedras preçiosas. E, por quanto mi vientre fue un tálamo sagrado en que Dios personalmente se ovo de ospedar, no fue razón que mi vientre sufriesse ninguna orrura ni humor de torpedad. No solo orror espiritual de pecado, mas ni aun corporal de humor humano; que Dios mandó a Moysén que en los reales del su pueblo, por do andavan los honbres en las calles ni tras las casas, no fiziessen nesçessidades por reverençia de Dios; a los quales, faziendo lo contrario, los dexaría (fols. 40r-40v).
El personaje de la Condesa, más dado a las exaltaciones fervorosas ante su Virgen,
emplea un estilo distinto, que quiere remedar oraciones, himnos y plegarias litúrgicas,
incluso a veces introduce alguna23. No aparecen con tanta frecuencia los grandes y
complejos períodos compuestos a su vez de miembros sino que predomina la enumeratio
de incisos yuxtapuestos o coordinados. En estas enumeraciones menudean los
paralelismos, los quiasmos, las figuras etimológicas24, los políptoton... Veamos un ejemplo
característico del discurso de la Condesa25:
¡O, garganta tan graçiosa, muy medida de tenperança, mesurada en el fablar; en el abogar, muy dulçorosa; reluziente por natura; por dones graçiosos, resplandesçiente! No sabe el alvayalde e ygnora al solimán; no conosçe a las altas aguas, ni arte de vanidat. La castidat es su beldat; e la virginidat, su fermosura; los sus sartales son prerrogativas e sus previllegios, gargantillas; los sus afeytes son perfecçiones e sus collares, las virtudes. ¡O, garganta de cherunbelas en las tus dulçes razones! ¡O, garganta de flautas vellas en las tus suplicaçiones! ¡O, garganta de dulçemelas en tus gratas departiçiones! (fol. 27r).
En ocasiones, Juan López afina el estilo como cuando el personaje de la Condesa
apostrofa a Santa Isabel y a su esposo Zacarías, esgrimiendo una prosa trimembre:
Veneranda matrona, o virtuosa dueña, o muger del grand Zacharías, o hembra honesta, de Dios amiga, sancta vieja, por miraglo de Dios ençinta, ¿qué fazes? ¿Por qué no te levantas? Manda alinpiar tu casa, apostrar tus paredes e aparejar sus asentamientos. Allega tus vezinas e llama tus amigas e sal a resçebir a la flor de las vírgines, espejo de las casadas, enxemplo de toda virtud a las honestas que te viene a visitar, que te viene a consolar, que te viene a ministrar. Recíbela honrosamente, salúdala humilldosamente, abráçala con reverençia e dale paz de bienquerençia (fol. 164v-165r).
Pero en la compositio de su discurso Juan López no parece conformarse con la
construcción de períodos sino que suele dar un paso más, quizá, como apuntábamos más
23 Por ejemplo, una traducción del Salve Regina aparece en el folio 2v. Recordemos que en el texto de Juan López se
amoldan himnos y lectiones del Breviario. 24 En este ejemplo se combinan las dos últimas figuras: «Piedat caridosa mía e piadosa Caridat» (fol. 38r). 25 Dejo a un lado, claro está, muchas intervenciones de la Condesa en las que se limita a formular una duda a la
Virgen.
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arriba, influido por la condición femenina de doña Leonor. Nos referimos al
embellecimiento de su prosa por medio del uso de cláusulas rimadas. Tras leer su Libro de
las historias de nuestra Señora, sus Evangelios moralizados26 e incluso sus dos tratados en
respuesta a Pedro Martínez de Osma27 no es difícil sacar la conclusión de que a Juan
López le gustaba usar rimas y sílabas contadas en sus escritos. Es verdad que la mayor
parte de las cláusulas rimadas en el Libro de las historias persigue una finalidad meramente
memorística, esto es, la rima no sirve para embellecer sino para ir encadenando en la
memoria argumentos, por lo que no cabe hablar propiamente de rasgo de estilo. A veces,
sin embargo, se nota un mérito algo mayor en estas rimas28. No necesariamente hay que
achacar este mérito a la inspiración de fray Juan: pudo incorporar a su prosa pequeños
fragmentos poéticos prestados. En este sentido, Pedro Cátedra llega a advertir que en
algún episodio del Libro de las historias de nuestra Señora «textos litúrgicos de las fiestas
marianas la fecundan como veneros poéticos»29. El caso es que las secuencias donde la
rima o el isosilabismo, o ambos, cruzan serpenteando su prosa aparecen con relativa
frecuencia.
Una de las modalidades básicas es la serie de seis u ocho versos octosílabos
normalmente pareados:
Essas mujeres ançianas | cretensas e thebanas | honras ovieron e fama | segúnd el mundo e vana. | Ya pasaron por estoria, |en el siglo fue su gloria, | no es acá della memoria. |Yo te diré algo dellas | pues que preguntas por ellas (fol. 60r). No es angélica ni humana, | mas es pura somerana. | Una soys, Señora mía, | en pureza virginal |e no tenedes segunda | que a vos pueda ser ygual (fol. 108v). Calandra de grato tenor | e de acor dulçíssimo, | suavíssima filomena, |que con boz de grand dulçura, |en grito de grand altura |en salterio sonoroso, |de diez cuerdas graçioso, | altamente le tañistes |que al Señor contriñistes |que vuestro loor oyesse, |con desseo vos dixiesse (192v).
También nos encontramos con rimas alternas:
Si fuesse la virginidat | de muy rico presçio, | no la ternía la moçedat | en tanto despreçio; |por una sola mançana | o por sortija o texillo, | virgen muy loçana |dexa taladrar el sillo. | E así moças e moços, |que son vírgines enteros, |sin joyas e sin dineros | se despojan en retoços (fo. 129v)30.
26 Destaca algunos ejemplos Jiménez Moreno 2004, 68-69. 27 Al final del capítulo III de su Defensorium fidei contra garrulos preceptores escribe: «Del previlegio rodado | que
Jesucristo dio a sant Pedro | es fundado como çedro | de verdad e çircundado. | Todos errores le arredro | por sus bondades tamañas | que pujan todas montañas | desde Béjar a Monviedro» (ed. Hernández 1978, 127, la separación de versos es mía).
28 Ha destacado alguna de estas cláusulas rimadas Gómez Redondo 2007, 3871 y 3873. 29 Cátedra 2005, 126; los episodios a los que se refiere, y edita en las páginas 613-620 de la misma obra, narran la
vuelta de María a Nazareth tras visitar a su prima Isabel. 30 Similar aunque imperfecto es este otro caso: «Mira, Condesa, fija, | que yo de Dios salí | quando fue conçebida
| e de mi madre aparesçí | quando yo fuy nasçida; | e por el Señor aproveché | e cresçí en toda mi vida; | en Dios folgué quando d’Él | fuy ençinta; | e a Dios torné | e subí quando fuy | d’Él resçebida» (fol. 51r).
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No falta alguna redondilla:
Fazedme que llore convusco, | vuestras penas partid comigo, | mientra gozo desta luz | por que con vos llorando | merezca bivir gozando | en los frutos de la cruz (fol. 72v).
Incluso se aprecia algún caso en el que van mezclados varios tipos de rima:
E así deves creer | que Josep no me trató | como varón a muger, | mas siempre me acató |como a fija e señora; |e yo a él siempre conplugue| como a padre e guardador. |Elvidio, herege a pena dañado,| obstinado en este error |deziendo con grand maldat |que perdí mi virginidat |ya nascido el Salvador, |erró contra la verdat (210v-211r).
La otra modalidad métrica más importante es el verso de arte mayor castellano:
E luego crió mi alma que fuesse | por luz de su gracia tan sufiçiente |que della saliesse tan dignos vigores | a todas mis fuerças faziendo mejores | por todo mi cuerpo sus resplandores | por tal que vençiesse al cuerpo del sol (fol. 41r). Mi alma criada mi cuerpo enformante|e yo fecha perssona entera del todo|de Dios resçebí un don tan graçioso|que toda la fizo tan resplandesçiente|clarísima toda e tan reluziente|que sonbra ni niebla ni otra tiniebla|de culpa cualquiera ni grande ni chica|que a otras humanas asaz danmifica|aquesta grand graçia fue asentada | en la sustançia del alma mía (fol 41r).
Por último, incluso se puede encontrar una tirada de versos alejandrinos
monorrimos en asonante:
Como yo fue moça de pocos años nasçida | e flor de mi virginidat, de ninguno tañida, | fuy ha todos estruendos en mi casa retraýda, | en mi cámara estava el más tienpo ascondida, | por un espaçio orava e otro tiempo leýa; | e después que contemplava, mis aferes fazía. | Yo estando una vegada a la primera vigilia |en mi oraçión sola leyendo en la Biblia una profeçía | súbitamente entró a mí un varón que me dezía | una saludaçión, qual oýdo nunca avía (125v).
No llega a ser Juan López un poeta dotado ni tampoco lo pretende; con el uso de
cláusulas rimadas, como con el del resto de recursos que he enumerado anteriormente,
Juan López, ante todo, intenta excitar la devoción de doña Leonor. Como he señalado en
relación a los contenidos femeninos, creo que la elección de molde dialogado –que
permite mayores efusiones expresivas– junto con el despliegue de comparaciones y
metáforas así como con la inserción de partes rimadas también piden una lectora u oyente
de condición femenina. Además, este ornamento expresivo puesto en boca de María
consigue un segundo propósito: presentar a ojos de la Condesa una versión de María en la
que, junto al resto de virtudes y perfecciones físicas y espirituales, se añade una nueva
destreza no muy frecuente en su tradicional imagen silenciosa: la destreza retórica.
400
Pocas satisfacciones se pueden comparar a ver terminado por fin un trabajo que se me ha
ido resistiendo durante más tiempo del que hubiera deseado. Quizá una de ellas sea
comprobar cómo algunos amigos y colegas me han echado una mano dejando en el
resultado final generosas muestras de su sabiduría. Estoy en deuda con Alegría Alonso y
con José Luis Rodríguez, quienes desde el CiLengua y la Biblioteca de Palacio,
respectivamente, han atendido rápida y eficazmente mis demandas. No sé cómo podré
agradecer a Isabel de Páiz su paciencia por leer distintas versiones y ofrecerme valiosas
sugerencias. Es un lujo poder contar con Pablo Andrés Escapa, me ha iluminado sobre no
pocos puntos con sus certeros comentarios. Mi gratitud más sincera a José Antonio
Pascual por haberme advertido de errores lingüísticos en su revisión del texto y del
glosario. A Carmen Parrilla le debo no solo sus conocimientos sobre esta obra de Juan
López sino la oportunidad de compartir mi entusiasmo por ella. Le agradezco a Javier
Durán sus horas de minucioso trabajo: sin su colaboración y ayuda este proyecto todavía
estaría en fase embrionaria. Me siento muy afortunado de poder contar con la amistad y el
magisterio de Pedro Cátedra. Él ha confiado en mi trabajo y ha dedicado su tiempo y su
sabiduría para que al final se convirtiera en libro. Aunque seguro que se estará
ruborizando allá donde se encuentre, no puedo olvidar que fue mi hermana Elena quien
me regaló la Biblia Vulgata que sigo utilizando. Su recuerdo siempre irá conmigo.
401
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ÍNDICE DE CITAS
BIBLIA GÉNESIS Gen 1, 11 Gen 2, 16-17 Gen 2, 6 Gen 2, 9 Gen 2, 23 Gen 3, 9 y 11 Gen 4, 9 Gen 6, 14 y ss. Gen 6, 8 Gen 9, 1 Gen 9, 13 Gen 9, 13 Gen 9, 13 Gen 13, 8 Gen 15, 6 Gen 18, 3 Gen 18, 10 Gen 20, 1 Gen 22, 1-14 Gen 21, 7-8 Gen 22, 16-18 Gen 24, 16 Gen 24, 45-46 Gen 29, 20 Gen 29, 21-25 Gen 30, 1-21 Gen 30, 22-24 Gen 41, 45 Gen 49, 5 ÉXODO Ex 6, 6 Ex 13, 5 Ex 13, 21 Ex 13, 22 Ex 13, 22 Ex 14 Ex 15, 19 Ex 15, 20 Ex 17, 11 Ex 32, 34 Ex 33, 13 Ex 33, 14 Ex 33, 17 LEVÍTICO Lev 15, 16-17 Lev 20, 10 (¿) Lev 25, 21 Lev 26, 16 NÚMEROS Num 19, 7 Num 24, 17 DEUTERONOMIO Deut 4, 24
Deut 11, 19 Deut 23, 12-13 JUECES Iud 13, 1-6 Iud 15, 19 RUTH Ruth 1, 20 Ruth 3, 10 1 SAMUEL (1 REYES) 1 Sam 1, 9-20. 1 Sam 1, 24 1 Sam 2, 8 1 Sam 2, 25 1 Sam 3 1 Sam 18, 17-27 1 Sam 25, 24 1 Sam 25 2 SAMUEL (2 REYES) 2 Reg 6, 11 2 Reg 13 y 14, 1-24 2 Reg 23, 4 3 REYES 3 Reg 8, 22-23 3 Reg 1, 1-4 3 Reg 4, 25 1 PARALIPOMENON 1 Par 32 2 PARALIPOMENON 2 Par 29, 30 ESDRAS Esdras 9, 5-6 NEHEMÍAS Neh 4, 17 y 21 TOBÍAS Tob 12, 7 JUDITH Iudith 1, 15 Iudith 10-13 Iudith 13, 20 Iudith 14, 8 Iudiht 15, 11 ESTHER Esth 5, 3 Esth 14, 18 Esth 15, 4-7
JOB Iob 3, 9 (¿) Iob 17, 3 Iob 24, 17 SALMOS Ps 4, 8 Ps 6, 3 Ps 6, 7 Ps 8, 6 Ps 13, 3 Ps 16, 15 Ps 18, 6 Ps 22, 14 Ps 28, 3 Ps 30, 6 Ps 34, 28 Ps 35, 10 Ps 36, 30 Ps 38, 4 Ps 41, 3 Ps 43, 8 Ps 43, 25 Ps 44, 3 Ps 44, 5 Ps 44, 10 Ps 44, 10 Ps 44, 15 Ps 45, 5 Ps 62, 7 Ps 65, 15 Ps 67, 9 Ps 67, 16 Ps 70, 11 Ps 72, 1 Ps 73, 12 Ps 73, 16 Ps 76, 7 Ps 76, 7 Ps 76, 16 Ps 78, 11 Ps 79, 11 Ps 79, 6 Ps 84, 2 Ps 84, 8 Ps 88, 9-10 (¿) Ps 84, 12 Ps 88, 37-38 Ps 96, 11 Ps 97, 3 Ps 100, 7 Ps 103, 13 Ps 103, 13 Ps 104, 39 Ps 105, 4 Ps 106, 10 Ps 109, 1 Ps 109, 2
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Ps 109, 3 Ps 109, 4 Ps 110, 3 Ps 118, 103 Ps 118, 16 Ps 118, 25 Ps 118, 99 Ps 119, 1 Ps 119, 47 Ps 121, 2 Ps 122, 2 Ps 122, 2 Ps 126, 3 Ps 131, 11 Ps 140, 2 Ps 142, 6 Ps 149, 3 PROVERBIOS Prov 1, 7 Prov 1, 22 Prov 2, 14 Prov 4, 3 Prov 8, 7 Prov 8, 22-32 Prov 11, 30 Prov 15, 28 Prov 31, 20 Prov 31, 30 ECLESIASTÉS Eccl 1, 7 CANTAR DE LOS CANTARES Cant 1, 3 Cant 1, 4 Cant 1, 9 Cant 1, 9-10 Cant 1, 12 Cant 1, 14 Cant 1, 15 Cant 2, 1 Cant 2, 2 Cant 2, 3 Cant 2, 14 Cant 2, 14 Cant 3, 11 Cant 4, 1 Cant 4, 3 Cant 4, 3 Cant 4, 4 Cant 4, 4 Cant 4, 9 Cant 4, 10 Cant 4, 11 Cant 4, 11 Cant 4, 12 Cant 4, 12 Cant 4, 15 Cant 4, 16 Cant 5, 1
Cant 5, 14 Cant 5, 14 Cant 5, 15 Cant 5, 16 Cant 6, 6 Cant 6, 7-8 Cant 6, 9 Cant 6, 9 Cant 6, 10 Cant 7, 1 Cant 7, 1 Cant 7, 2 Cant 7, 4 Cant 7, 5 Cant 7, 9 Cant 7, 9 SABIDURÍA Sap 7, 8-9 Sap 7, 11 Sap 8, 2 Sap 8, 16 Sap 10, 17 Sap 18, 15 Sap 18, 21 Sap 19, 20 ECLESIÁSTICO Eccli 1, 5 Eccli 1, 22 Eccli 2, 14 Eccli 7, 15 Eccli 10, 6 Eccli 10, 7 Eccli 10, 17 Eccli 12, 12 Eccli 14, 22 Eccli 15, 17-18 Eccli 24, 5 Eccli 24, 15 Eccli 24, 15 Eccli 24, 15 Eccli 24, 22 Eccli 24, 23 Eccli 24, 23 Eccli 24, 23-31 Eccli 24, 24 Eccli 24, 25 Eccli 24, 25 Eccli 24, 26 Eccli 24, 27 Eccli 24, 27 Eccli 24, 28 Eccli 24, 28 Eccli 24, 29 Eccli 24, 30 Eccli 24, 30 Eccli 24, 31 Eccli 24, 41 Eccli 26, 20 Eccli 28, 29-30 Eccli 40, 17
Eccli 41, 1-2 Eccli 41, 11-12 Eccli 41, 25 Eccli 42, 16 Eccli 43, 12 Eccli 43, 12 Eccli 43, 13 ISAÍAS Is 2, 3 Is 4, 1 Is 4, 2 Is 5, 20 Is 6, 6 Is 7, 13 y 14 Is 7, 14 Is 7, 14 Is 7, 14 Is 7, 14 Is 8, 3 Is 8, 3 Is 9, 1 Is 9, 6 Is 9, 6 Is 11, 1 Is 11, 1 Is 11, 1-3 Is 11, 8 Is 14, 22 Is 19, 11 Is 23, 16 Is 26, 1 Is 26, 1 Is 27, 1 Is 28, 16 Is 29, 15 Is 30, 21 Is 33, 18 Is 33, 22 Is 35, 8 Is 40, 10 Is 40, 11 Is 42, 1 Is 45, 8 Is 45, 8 Is 45, 8 Is 45, 23-24 Is 45, 24 Is 47, 13 y 15 Is 48, 17 Is 49, 3 Is 49, 6 Is 49, 23 Is 51, 9 Is 52, 10 Is 53, 1 Is 53, 1 Is 53, 5 Is 53, 7 Is 53, 12 Is 55, 1 Is 58, 11
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Is 59, 11 Is 62, 1 Is 62, 4 Is 65, 24 Is 66, 2 JEREMÍAS Ier 1, 11 Ier 9, 1 Ier 10, 19 Ier 15, 3 Ier 15, 10 Ier 17, 14 Ier 29, 10 Ier 31, 22 Ier 31, 22 Ier 31, 22 Ier 31, 22 EZEQUIEL Ez 1, 24 (¿) Ez 1, 27-28 Ez 22, 30 Ez 28, 16 Ez 34, 10-12 Ez 34, 11-12 Ez 34, 15 Ez 44, 1-3 Ez 44, 2 Ez 44, 2-3 Ez 44, 2-4 Ez 47, 2 Ez 47, 12 DANIEL Dan 3, 8-50 Dan 4, 18 Dan 6, 10 Dan 9, 20-27 Dan 10, 9 OSEE Os 2, 19-20 Os 14, 6 JOEL Ioel 3, 18 MICHEAS Mich 5, 2 Mich 7, 1 SOPHONÍAS Soph 1, 8-9 Soph 1, 12 ZACARÍAS Zach 2, 4 y 5 Zach 2, 5 Zach 3, 8 y 9 Zach 10, 3 (?) Zach 13, 1
MATEO Mt 1, 16 Mt 1, 16 Mt 1, 18-25 Mt 1, 20 Mt 1, 20 Mt 1, 20-21 Mt 2, 12 Mt 2, 13 Mt 2, 19-20 Mt 4, 13-15 Mt 5, 3 Mt 5, 16 Mt 6, 5 y 7 Mt 7, 13 Mt 7, 13 Mt 11, 29 Mt 13, 17 Mt 19, 17 Mt 20, 16 Mt 23, 30 Mt 25, 34 Mt 25, 41 Mt 28, 9 Mt 28, 18 Mt 28, 18 LUCAS Lc 1, 19 Lc 1, 26 Lc 1, 27 Lc 1, 28 Lc 1, 28 Lc 1, 29 Lc 1, 30 Lc 1, 30 Lc 1, 31 Lc 1, 31-33 Lc 1, 32 Lc 1, 34 Lc 1, 34 Lc 1, 34 Lc 1, 34 Lc 1, 36-37 Lc 1, 37 Lc 1, 38 Lc 1, 38 Lc 1, 38 Lc 1, 38 Lc 1, 39 Lc 1, 39 Lc 1, 40-42 Lc 1, 43 Lc 1, 45 Lc 1, 46 Lc 1, 46 Lc 1, 47 Lc 1, 48 Lc 1, 49 Lc 1, 50 Lc 1, 51
Lc 1, 52 Lc 1, 53 Lc 1, 55 Lc 1, 56 Lc 1, 70 Lc 1, 72-73 Lc 1, 78 Lc 2, 9 Lc 2, 14 Lc 2, 14 Lc 2, 16 Lc 2, 19 Lc 2, 34-35 Lc 2, 36-38 Lc 2, 52 Lc 3, 23 Lc 6, 19 Lc 6, 20 Lc 7, 35 Lc 11, 1 Lc 11, 21-22 Lc 11, 27 Lc 18, 1 Lc 18, 13 Lc 21, 23 JUAN Io 1, 9 Io 2, 14-16 Io 2, 17 Io 6, 38 Io 6, 42 Io 7, 37 Io 7, 38 Io 9, 3 Io 9, 26 Io 12, 23 Io 12, 27 Io 12, 28 Io 16, 27 Io 16, 28 Io 17, 1 Io 17, 4 Io 18, 36 HECHOS DE LOS APÓSTOLES Act 1, 14 Act 9, 6 Act 14, 21 EPÍSTOLAS DE SAN PABLO 1 Cor 3, 11 1 Cor 10, 4 1 Cor 13, 4-6 1 Cor 3, 16 2 Cor 4, 7 2 Cor 12, 3-4 (?) Eph 3, 14 Col 2, 3 Hebr 8
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APOCALIPSIS Ap 1, 15 Ap 1, 16 Ap 4, 3 Ap 4, 3 Ap 6, 2 Ap 7, 11 (?) Ap 8, 13 Ap 12, 1 Ap 18, 1 CITAS NO BÍBLICAS
Legenda aurea (5 citas) Libro de la imagen del mundo (Sin identificar: 89) Alberto Magno (Sin identificar: 82) Liber de Nativitate Mariae Ovidio, Metamorfosis Giovanni Bocaccio, Genealogía deorum gentilium Juan Crisóstomo, Homilía San Agustín Sin identificar (218) San Bernardo (1) Sin identificar (75)
Eusebius Hieronimus Liber de nominibus
hebraicis (5) Sin identificar (64) Zosismas (Sin identificar: 92) Filiberto (Sin identificar: 93, 93v-94) Orosio (sin identificar: 96) LITURGIA Antífonas (4) Himnos (3) Sin identificar (84, 84, 91, 91, 121, 163v)
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Este glosario persigue un fin muy modesto, el de recoger voces cuyo significado puede presentar alguna dificultad al lector. Se mezclan, por tanto, palabras simplemente desusadas hoy día con otras menos documentadas o incluso algunas posiblemente creadas por el propio Juan López. Además del Tesoro de Covarrubias, del Diccionario de Autoridades, del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (Madrid: Espasa Calpe, 199221, 2 tomos) y del imprescindible Corominas & Pascual 1980-91, me he servido del motor de búsquedas léxicas de la Brigham Young University coordinada por Mark Davies y que se aloja en <http://www.corpusdelespanol.org/>, así como del Banco de datos CORDE [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> de la Real Academia Española. En aquellos casos en los que no he encontrado documentación, el significado está inferido del contexto. El texto presenta numerosos cultismos léxicos aunque muchos ya asentados en la lengua en la segunda mitad del siglo XV1. Con todo, también aparecen cultismos menos frecuentes en textos cuatrocentistas que son los que he incluido en este glosario. Abezar (193v): avezar, «enseñar los primeros
principios del A.B.C, y mal abezado es mal enseñado en el deletrear y pronunciar» (Covarrubias, Tesoro, s.v. bezo, ed. Riquer, pág. 214a, líns. 57-60); véanse otros ejemplos en Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [29-8-2008].
Ablataçión (95): la retirada de la leche materna y la introducción de alimentos nuevos en los niños pequeños.
Acor (176v): acorde, respuesta melódica a cada uno de los tonos musicales que produce un instrumento de cuerda; en plural, alternan las voces acores (180r) y acordes (176r), aunque predomina la primera solución.
Acotarse (23v): ponerse a salvo o en lugar seguro, metiéndose dentro de los cotos de otra jurisdicción o simplemente ampararse en alguien.
Adufre (58v): adufe, pandero. Afinco (32r): ahínco; se recogen varios ejemplos del
siglo XV de este sustantivo en Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [27-8-2008].
Aguaducho (218): acueducto. Alatar (3): vendedor de perfumes. Alechar (23): amamantar.
1 A modo de cala prospectiva, solo en el
folio 68r, aparecen casi veinte cultimos léxicos: fórmula, meliflua, exçellentes, ançilla, apta, claridat, resplandezca, graçiosísimo, declara, profunda, virtuoso, digna, previllegio, certificada, méritos, fámula, singular, prosperidades y ministerio.
Algibe (211v): cárcel subterránea. Alheñar (32v): teñir el cabello con polvos de alheña. Aliñar (66): asear. Almerez (24v): almirez. Almífico (205): que otorga beneficio; creación culta
a partir de almo y facio. Altobaxo (177v): cierto tipo de baile. Alvayalde (27): albayalde, carbonato de plomo. Andado (60v): hijastro. Antipara (152): polaina que cubre la pierna por
delante. Apertado (200v): apretado, constreñido; otros
ejemplos de esta forma en Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [20-8-2008].
Apostar (165): componer, ataviar, adornar. Apuntado (175v): tipo de cántico en el que se busca
el acorde de todos los tonos. Argén (21v): metal de color blanco; en la obra el
«argén vivo» equivale al azogue, que es, junto con el azufre, uno de los componentes del oro.
Armilla (60v): brazalete. Artejo (23v): nudillo o articulación de los dedos. Artifiçial (18, 48): como sustantivo, parece significar
artífice, maestro en un determinado arte manual. Asensio (172v): ajenjo, planta y bebida amargas. Atemoraçión (137): acción de atemorizar. Atemorado (115v): atemorizado; se recoge en una
Biblia romanceada del siglo XIII. Atuosa (69v): actuosa, activa. Aventage (59): ventaja. Ayamante (66): diamante. Azogue (21v): mercurio. Balaje (40): balaj, rubí de color morado. Barro (57): granillo rojizo del rostro. Bendiré (191r): futuro del verbo bendir, bendecir; cf.
Fernando Mexía, Libro intitulado nobiliario vero (1477-1485): «dize dios a abraham. yo bendire alos que te bendixeren», Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [14-08-08].
Bienquerencia: normalmente cariño, pero en fol. 23 parece un eufemismo por pechos.
Bistinto (19v): color morado. Buxeta (182): cajita o vaso para mezclas; cf. Sebastián
de Covarrubias, Tesoro de la Lengua Castellana o Española, s.v. bugeta, ed. Riquer 1989, 243-244.
Cabero, cabera (38v): último, última; «Lo que está
postrero», según el Tesoro de Covarrubias, s.v. cabo, ed. Riquer 254b, lín. 62.
Çaharrón (96v): moharracho. Calagraña (79): tipo de uva de mala calidad. Camusa (28v): variante de camuza, gamuza, esto es,
cabra montés. Canónica (170r): en el texto, capítulo de un
evangelio. Capel (78v): capillo, gorro o capucha.
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Capellejo (35): capillejo, especie de cofia para el pelo.
Carneruna (28v): adjetivo derivado de carnero, pero en el texto se usa como sustantivo femenino.
Çellero, cellero (22v): cillero, despensa. Cendra (180v): cendrada, pura. Çendrada (81v): acendrada, purificada. Chapín (36): chanclo de corcho. Cochio, coxio (78v): cerdo. Colebretas (120v): culebrina, pieza de artillería. Condorescerse (90): condolescerse. Conbiste (82v): convivencia, trato, conversación;
traducción de convictus (Sap 8, 16). Condelectarse (73v): congratularse. Congresso (103): reunión. Conseguir (40v): seguir. Contrahír (148v): contradecir o ir contra lo que
manda la ley. Contumidat (122): parece tratarse de una mala
formación del adjetivo contumaz; en el texto vendría a indicar que la muerte es un hecho inevitable.
Corricanera (207): callejera en sentido despectivo y referido a la mujer.
Cormana (152v): prima cormana o prima hermana. Corruscante (126v): brillante; del verbo coruscar
‘brillar’. Corvino (34v): negro, del color del cuervo. Covil (177v): escondite, rincón, morada. Crespina (35): redecilla para el pelo. Dechado (5): labor con dibujos marcados para
coser. Demergido (121v): abatido, hundido. Deñarse (6): dignarse. Destajo (88): tabique. Egrotativa (157v): cultismo formado a partir de
ægrotatio ‘enfermedad’. Elaçión (1v): orgullo, soberbia. Electorio (66): ámbar; cf. Covarrubias, Tesoro, s.v.
ámbar: «Llamamos también ámbar, cierta goma que se distila de unos árboles, transparente y de color encendida como el oro, y los griegos la llamaron por esso chrisophorium, y por otro nombre electrum, a causa de tener la color el sol [...] Desta goma dicha ámbar se hazen cuentas y algunos las rodean a la garganta» (ed. Riquer 1989, 111a, líns. 27-39).
Eletro (20): electro, aleación de oro y plata de color ámbar.
Evaquativo (186v): vacío. Enbaçarse (22): quedarse sin capacidad de reacción,
sin sentido. Ençimar (81v): terminar. Engeniosa (149): curiosa. Epiciclo (50v): círculo que describe un planeta alrededor
de un centro. Espargido (50): sumido, rodeado. Espingarda (120v): tipo de cañón. Estantía (4v): estancada; cf. Corominas & Pascual
1980-91, s. v. estar: «estantío h. 1280, agua estantía en la Gral. Estoria I, 159, y en el Libro de los
Cavallos 84.26, leído estancia por errata evidente; Apal 225b, 232b».
Estíptico (214): sabor metálico astringente. Esculcar (3v): espiar. Eubulia (44v): prudencia. Eutrapelia (42v): virtud que modera el exceso en las
diversiones. Evaquativo (186v): vacío. Experir (10v): experimentar. Expurçiçia (158): suciedades; parece palabra
formada a partir de spurco (‘ensuciar’). Exvanesçerse (73): esfumarse, desaparecer. Fastiar (33, 187v): hastiarse. Fastioso (187, 187v-188): fastidioso. Fastío (25v): hastío, repugnancia a la comida. Favo (83): panal, término antiguo usado en León y
Salamanca. Feminos o femíneos (39v): muslo; parece formación
a partir de las palabras fémur y fémina; de la rareza del término nos informa la dificultad del copista para reconocerla, pues empieza copiando femineos y a continuación adopta feminos.
Festinar (164v): apresurarse. Filomena (176): ruiseñor. Figurar (26v): dibujar, estampar o labrar figuras. Fito (32): en la expresión mirar de fito es fijar la vista
en un objeto; hoy decimos mirar de hito en hito. Fomite/fómite (132): fomes, causa que excita una
cosa. Fornaza (90v): hornaza, horno pequeño usado por
los plateros. Gañir (220v): Aullar un perro con gritos agudos y
repetidos cuando lo maltratan. Gavido (64): posiblemente se trate de una mala
lectura; en el texto forma pareja con venado. Gnomin (44v): entendimiento, razón. Gota perexia (62v): perlesía o debilidad muscular. Gragido (2): graznido, sonido producido por los
grajos; para la forma con -g- véase lo que dice Corominas & Pacual 1980-1991, s.v. grajo; en el texto figuradamente se refiere a los rumores y habladurías.
Grumo (6v): semilla, retoño, lo nacido, se emplea para traducir el término latino «germen».
Guarte (19): abstente. Guay/guaya (131): traducción de la interjección
latina vae. Gusanillo (26v): hilo de oro, plata o seda empleado
en diversas labores. Hinto, hintu (214): conocimiento innato; puede
provenir de indutum (participio de indo), véase la nota explicativa en el texto.
Hofano (81): ufano. Horage (152): hora. Inabilidad (112v): inhabilidad, falta de aptitud; cf.
Ferández de Santaella, Rodrigo, Vocabulario eclesiástico (1499): «Jneptia. tie. femenino genero pe. cor. la ineptitud o inhabilidad o poquedad. o
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cortedad», en Banco de datos (CORDE) de la RAE <http://www.rae.es> [12-08-08].
Inchir (77): henchir, llenar, colmar. Inpla (35): impla, toca para el pelo. Intimar (153): notificar, informar; cf. Alfonso de
Palencia, Universal vocabulario s.v. insinuare: ‘Insinuare. es: intimar: notificar: declarar: enxerir: mostrar: contornar’.
Jarretar (140v): debilitar, quitar las fuerzas. Joventa (63v): joven. Julepe (27v): poción de aguas destiladas, jarabes y
otras materias medicinales. Labros (26v, 28r): labios. Lastar (60v): padecer en pago de una culpa. Lavanco (224v): pato bravío. Manilla (60v): pulsera. Magnalias (179v): grandezas, maravillas. Mañería (83v): esterilidad, derivado de mañera. Menbrarse (8v): acordarse. Moharracho, moharrache (96v, 195v): persona que
se disfraza, gesticula y actúa ridículamente. Mollar (79): uva mollar es la uva común. Morena (26v): cierto tipo de joya, traducción de
murenula (Cant 1, 10). Morisco (79): variedad tinta de la uva bastante
común. Moyos (95): medida de capacidad. Nequiçia (29): maldad. Niguilla (61v): neguilla, tipo de planta y su semilla. Obrizo (19): oro natural y muy puro. Obtenpar (55v): obtemperar, obedecer; quizá el
copista no supo ver una abreviatura de er. Ojuelas (156): frutas hojuelas, frutas de sartén. Orez (18): orfebre. Parçionero (178v): partícipe o que lleva parte. Pella (9): pelota. Philotimia (42v): filotimia, amor al honor y la honra. Plomadas (120v): bala de las armas de fuego. Postigo (151v): puerta falsa; en el texto, por
oposición a prinçipio, puerta última. Pote (82v, 182): vaso o jarra para guardar líquido. Prava (6v): depravada. Prophetar (166): profetizar. Proposto o proposte (105): dicho del arcángel
Gabriel, mensajero, heraldo; aunque puede tratarse de una variante del catalanismo preboste, el que preside o va primero.
Pungir (26): pinchar, estimular. Qüistioneante (147v): tipo de respuesta que se
formula con otra pregunta. Raçional (19): ornamento sagrado que llevaba
puesto en el pecho el sumo sacerdote de la ley antigua, y que era un paño tejido de oro, púrpura
y lino finísimo, con sortijas o anillos en los cuatro ángulos, además de piedras preciosas.
Recoligió (170v): recogió; cultismo a partir de recolligo.
Refollasen (159): pisoteasen; es un iterativo de follar. Resurtir (1v): retroceder una cosa tras chocar con
otra; cf. Ferández de Santaella, Rodrigo, Vocabulario eclesiástico (1499): «Resurtir o tornar atras o saltar», en Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [27-8-2008].
Relevar (26): remediar, mitigar, quizá emparentado con el término relieves (‘restos de comida’).
Remedar (74v, 196v): imitar. Remellar (187v): aplicado a los ojos, faltar una parte
de los párpados. Remolgado (19v): participio del verbo remolgar,
esto es, remolcar, que proviene, a su vez, de remulcum (‘cable de remolcar’), por lo que podría significar, aplicado a un lienzo, ‘estirado’; véase Corominas & Pacual 1980-1991, s.v. remolcar.
Reñilla (79v): disputa, riña; el término traduce el latino rixa.
Repalagar (186v): llenar, hartarse. Replecçión (133v): repleción o acción de repletar,
esto es, colmar o hartarse. Restriñente (65v): de restriñir, costreñir, apartar. Reteñir (176): producir un metal un sonido vibrante. Retinto (41v): participio de reteñir; forma parte de
una expresión, «fablar al retinto de la oreja», que quiere designar una conversación íntima, acto de secretear.
Retriada (81v): retraída. Reverar (10v): reverenciar. Ruviura (34): sustantivo creado a parir del adjetivo
rubio. Sadornico (110): sardónice, ágata de color
amarillento. Santimonia (124): santidad, calidad de santo. Sartal (27): sarta, collar. Sciolo (1v): diminutivo culto con matiz despectivo
formado a partir de sciolus; veáse, por ejemplo, Alfonso de Palencia, Universal vocabulario de latín en romançe: «Sciolus: se dize quien finge que sabe», en Banco de datos [CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [27-8-2008].
Secadal (56): tierra o terreno de labor que no se riega.
Selva (4v): zarzal, en gallego y leonés. Sillo (105v, 143): silo, lugar subterráneo, oscuro y
profundo donde se guardaba grano o semillas; en la obra se refiere a la virginidad.
Sinesis (44v): sagacidad, conocimiento íntimo. Sobrehumeral (19): vestimenta religiosa que consiste
en una capa que se reduce a un cuello grande blanco o dorado y decoración con piedras preciosas o semipreciosas.
Solimán (27): cierto tipo de cosmético. Sollar (18v): echar aire fuertemente con la boca o
con un fuelle. Sufre (21v-22): azufre; en el texto adopta los dos
géneros.
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Tejadura (40): tejado. Tirgue (120): pulir, limpiar; proviene del verbo
latino tergo o tergeo. Todillo (37v): tobillo; otros casos en Banco de datos
[CORDE] de la RAE <http://www.rae.es> [27-8-2008].
Tornátil (24v): torneado, bien configurado; en el texto se aplica a las manos de la Virgen.
Torrontrés (79): torrontés, variedad de uva blanca, muy transparente y que tiene el grano pequeño y el hollejo muy tierno y delgado, por lo cual se pudre pronto.
Tostemente (90): toste, pronto. Triclinio (40v): lecho usado por hasta tres personas
para comer en la antigua Grecia y Roma; en el texto se refiere al vientre de María en el que se aloja la Trinidad.
Trimen (55v): variante del verbo tremer, temblar. Turrón de açúcar (91): tipo de dulce.
Vásculo (156v): etimológicamente vasito, el «vásculo feminil» se refiere al útero.
Verdeja (79): tipo de uva de color muy verde. Vicores (67v): quizá vicios, aunque podría tratarse
de un error de copia. Vito (207): se utiliza en la expresión «alcançar día e
vito», que viene a decir que uno gasta lo que gana sin guardar nada.
Ylapso (142v): ilapso, éxtasis contemplativo en que
quedan suspensos los sentidos. Yrrenobilidat (122): el contexto aclara el sentido:
«que jamás torna»; parece tratarse de un sustantivo creado a partir de una raíz renov-, pero con grafía no etimológica, quizá por analogía con la terminación –bilidad/t; no obstante existen testimonios del verbo con b como en la traducción de la Caída de Príncipe de Bocaccio de Alonso de Cartagena.