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Interpretaciones del Registro Arqueobotánico en Arqueología Histórica
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INTERPRETACIONES DEL REGISTRO ARQUEOBOTÁNICO EN
ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA
Luis Mafferra*
RESUMEN
Se plantea discutir el alcance de algunas propuestas para la interpretación del registro
arqueobotánico, en la interacción indígena-hispana, durante el período de dominación europea
en América. Se presenta un caso de estudio para el material carpológico, donde se interpretan
simbólicamente los productos agrícolas asociándolos al rito católico y al capitalismo en función
de las perspectivas del poder.
Palabras clave: Arqueobotánica, arqueología Social.
ABSTRACT
The aim of this paper is to discuss the scope of some of the proposals for the
interpretation of the archaeobotanical record as regards the interaction between the aboriginal
and Hispanic societies during the period of European dominance in Latin America. We present
a case study, in order to analyze the carpological remains, the agricultural products are
interpreted as symbols and thus associated to the catholic rites and to capitalism according to a
perspective of power.
Key words: Archaeobotany, social archaeology.
RESUMO
Nós propomos a discutir o alcance de algumas propostas para a interpretação do registro
archaeobotanical na interação indigena_hispana, durante o período de dominação européia na
América. Apresentamos um estudo de caso para o material carpológico, são interpretadas
simbolicamente, associando produtos agrícolas para o rito católico eo capitalismo em termos
das perspectivas de poder.
Palavras-chave: Arqueobotânica, social arqueologia.
* Becario CONICET, FFyL-UNCuyo, CIRSF. [email protected]
INTRODUCCIÓN
Ante la fragmentación temática y el tecnicismo que afronta la disciplina arqueológica,
este trabajo desea discutir algunos tópicos para la interpretación del registro arqueobotánico
durante el periodo colonial, en base a su confrontación con planteos teóricos y datos históricos.
Se espera que estos, sin perder de vista el material de análisis, sean capaces de acercarse a la
comprensión de los fenómenos que tienen que ver con la sociedad y el ser humano como hechos
sociales, desde dentro de su dimensión social, y no sólo como “cosas” externas o medio
ambiente (Criado 1999; Hodder 1988).
Se presenta un caso de estudio, donde se exponen los resultados del análisis del material
carpológico procedente de puntos arqueológicos del Norte de Mendoza, para el lapso de
interacción indígena-hispano. La discusión, gira en torno a preguntas que indagan sobre los
significados del registro descubierto (en cuanto a su rol en el proceso de conquista europea en la
región), y se desarrolla a partir de la interpretación simbólica de tres productos: trigo, olivo y
vid, los que asociados al rito católico y al incipiente capitalismo1 (vistos como ideologías
inmersas en el discurso dominante que impuso la conquista española en América) se utilizan
para discutir la definición de espacios donde este discurso se habría impuesto; y otros donde
podría haber existido resistencia.
El estudio se centró temporalmente en los primeros momentos del periodo colonial,
definido como de contacto, o de primeras interacciones entre las poblaciones indígenas e
hispanas; las que se dieron en el área de estudio durante el siglo XVI. Se discutirán, para dichos
contextos, las hipótesis que plantean una temprana introducción de los productos agrícolas
europeos y un rápido desarrollo de sus cultivos (desde la historia Báez 1948; Coria 1988; Prieto
1997-1998 y desde la evidencia arqueológica Chiavazza y Mafferra 2007), en el marco de la
relaciones de poder dadas en la conquista y colonización española de la región.
Los sitios analizados se encuentran en el norte de la provincia de Mendoza, la que
forma parte de la subárea arqueológica del Centro Oeste Argentino (González y Pérez 1966;
Lagiglia 1968). Se discriminan dos áreas de análisis dentro de esta, una es el valle de Mendoza
y otra la Planicie Noreste. De la primera, se analizan tres puntos arqueológicos o predios
correspondientes al sitio ciudad de Mendoza. Todos ellos, se encuentran ubicados alrededor de
la actual plaza Pedro del Castillo, zona que correspondió al sector central del casco histórico de
la ciudad de Mendoza colonial. El material rescatado en estos sitios daría cuenta de la
interacción entre los colonos españoles y los indígenas encomendados en la ciudad. Por otro
lado, en la Planicie Noreste, se estudia el material proveniente del Punto Arqueológico 70
(PA70), localizado en la margen oeste del arroyo Tulumaya, cercano a la cabecera
departamental de Lavalle y ubicado frente al cementerio de dicho departamento (Castillo et al.
2007; Chiavazza 2009). Los materiales rescatados en éste, dan cuenta de una ocupación
indígena durante el periodo colonial.
Figura 1. Ubicación de los puntos arqueológicos nombrados: 1. Sitio Ciudad de Mendoza: San
Francisco, (sector Pilastra Noroeste), Alberdi e Ituzaingó y Plaza Huarpe; 2. PA70 Arroyo
Tulumaya.
En la ciudad de Mendoza los puntos arqueológicos analizados fueron: San Francisco,
(sector Pilastra Noroeste), Alberdi e Ituzaingó y Plaza Huarpe. En estos, se analizan estratos con
dataciones radiocarbónicas que los ubican en el siglo XVI (Chiavazza y Prieto 2001; Chiavazza
y Mafferra 2007). Existe abundancia de trabajos antecedentes sobre dichos contextos asociados
al período definido como prehispánico tardío y colonial temprano (Chiavazza 2005a.), lo que
permite discriminar recurrencias para ellos. Entre estas, destacan en todas las excavaciones, la
presencia de carbón (en mayor o menor abundancia), cerámicas indígenas asociadas al tipo
Viluco (Prieto 2005), coloniales tempranas locales del tipo carrascal, rojas monocromas y
mayólicas americanas y extra-americanas. Los restos faunísticos muestran abundancia de
taxones, donde se integran restos de fauna euroasiática (cerdo y cabra) y autóctona (peces,
ñandú, etc.). Los niveles corresponden a profundidades que generalmente se registran por
debajo de los dos metros (Chiavazza 2005a., 2005b., 2006a, 2006b; Chiavazza y Prieto 2001;
Chiavazza y Mafferra 2007). Se cree que la densidad de los registros, podría corresponderse con
la información histórica que, señalaría este lugar como el más densamente poblado por los
grupos Huarpes al momento del arribo español (Prieto 1997-1998).
Para el caso de PA70, en la planicie Noreste, se analiza el material proveniente de un
contexto datado entre el siglo XVI y XVII (Chiavazza 2009). Este se caracteriza por contener
abundancia de material cerámico indígena (tipo Viluco y Agrelo), lítico y óseo fauna
(representado por restos de especies autóctonas: guanaco, armadillo, ñandú, aves menores,
roedores y peces; e introducidas: chivo y cerdo) (Castillo et al. 2007; Chiavazza 2009).
MÉTODOS
Las muestras arqueobotánicas se obtuvieron a partir de la aplicación de diferentes
técnicas de rescate (Alonso Martínez et al. 2003, Buxó 1997, Pearsall 1989). Para el caso de los
sitios de la ciudad, luego de algunos experimentos, se pudo constatar que el tamizado con agua
resultaba la técnica más apropiada, debido a que la matriz arcillosa de los mismos dificultaba la
aplicación de técnicas de flotación. Por otro lado para el sitio de la Planicie Noreste, por su
matriz arenosa, el tamizado en seco de los sedimentos resultó muy efectivo. En ambos casos, se
utilizaron mallas de un mm. y las fracciones obtenidas en estos procesos fueron observadas en
laboratorio a ojo desnudo, con lámparas y lupas de mano; y una fracción de cada muestra se
observó en lupa binocular con un aumento de 10x.
El análisis arqueobotánico realizado, se centró en el material carpológico y se basó en la
identificación taxonómica a nivel de género, en la determinación del estado de conservación y
en la cuantificación de los carporrestos rescatados. La identificación de los restos, se basó en el
examen global del conjunto caracteres de la variabilidad biológica de las semillas. La misma se
realizó a través de observación en lupa binocular con un aumento de 10x a 60x. Las atribuciones
taxonómicas se fundamentaron sobre los principios de la anatomía comparada, basados en la
confrontación de los caracteres morfológicos de los restos arqueológicos con semillas actuales
homólogas (Buxó 1997). Para la comparación se utilizó una colección de referencia y atlas
especializados (Buxó 1997, Martin y Barkley 2000, Bianco et al. 2000).
RESULTADOS
Para el caso de los puntos arqueológicos de la ciudad de Mendoza, la tendencia en la
determinación taxonómica, pueden verse en la figura dos. En esta, sobresalen ampliamente los
cultivos europeos (ver figura cuatro). En primer lugar, en gran cantidad, y además frecuente en
los tres puntos arqueológicos, se rescatan granos carbonizados de trigo (Triticum sp.), luego
carporrestos no identificados, siguen en cantidad los endocarpos de olivo (Olea sp.), de durazno
(Prunus sp.), granos cebada (Hordeum sp.), semillas de vid (Vitis sp.), granos de centeno
(Secale sp.), de avena (Avena sp.) y por último y en mínima cantidad se descubren dos taxones
silvestres: endocarpos y semillas de algarrobo (Prosopis sp. ver figura cuatro) y endocarpos de
Chañar (Geoffroea sp.) (Mafferra 2009).
Figura 2. Grafico de taxones identificados en los puntos arqueológicos de la ciudad de
Mendoza.
Para el caso del punto arqueológico ubicado en la planicie Noreste: PA70 (ver figura
tres), sobresale el algarrobo del cual pudieron recuperarse gran cantidad de restos carbonizados
de semillas, endocarpos y vainas; se rescatan también algunos restos de endocarpos de chañar
(Mafferra 2009).
Figura 4. Carporestos carbonizados de trigo (Triticum sp.); semillas carbonizados de vid
(Vitis sp.), endocarpo carbonizado de olivo (Olea sp.) y carporestos carbonizados de algarrobo
(Prosopis sp.); respectivamente de arriba a la derecha y abajo.
INTERPRETACIONES Y DISCUSIÓN.
El registro obtenido en los sitios intervenidos en la ciudad de Mendoza para el periodo
de contacto indígena-hispano permite afirmar, las propuestas dadas por los historiadores, que
suponen un ingreso temprano de los productos agrícolas europeos en la zona de estudios y el
rápido desarrollo de sus cultivos (Báez 1948; Coria 1988). Prueba de ello, son el rescate de
cultivos europeos en contextos de descarte doméstico, con abundancia de material indígena. El
hecho de que se rescaten dichos taxones en todos los puntos arqueológicos de la ciudad de
Mendoza y en importantes proporciones, podría ser indicio de un importante consumo de estos
productos para ese momento, y sus proporciones podrían indicar también la temprana
producción de los mismos. Lo que se ve avalado también, por información histórica y evidencia
de tecnologías asociadas a la producción agrícola como canales de riego (Mayntzhzen 1985;
Ponte 2005) y herramientas de metal como hoces y zapas (Chiavazza com. pers.).
En la Planicie Noreste, donde los materiales y la datación, muestran una ocupación
indígena contemporánea a la ocupación colonial en la Ciudad de Mendoza, el registro
arqueobotánico descubierto demuestra en cambio una continuidad en el consumo de algarrobo
(Prosopis sp.). No se registran en PA70, evidencias de productos cultivados europeos, tampoco
se registran tecnologías asociadas a la agricultura, por lo que, se desestima para la zona, en
primer lugar, el consumo y aún más, la producción de los mismos para el momento temprano.
A modo de discusión, se propondrán tópicos interpretativos, para la comprensión de
estas tendencias en el registro. Se plantea discutir ¿qué significados puede atribuírsele al
registro descubierto?, ¿qué interpretaciones pueden desarrollarse sobre el rol de los cultivos
europeos en el proceso de conquista europea en la región?
En primer lugar, el registro demostraría una rápida introducción de los cultivos
europeos en la zona de estudios, ésta puede explicarse para empezar por razones netamente
subsistenciales, ya que la provisión de alimentos en los primeros momentos de existencia de las
ciudades fundadas por los españoles no estaba nunca asegurada, y muchas fundaciones
fracasaron por este motivo (Chiavazza y Prieto 2007). Así, la introducción de cultivos puede
haberse constituido en una estrategia para amortiguar el riesgo, supuesto por la instalación de
asentamientos estables, en ambientes inhóspitos y desconocidos, casi en su totalidad, para los
europeos conquistadores.
Así también, desde la historia se ha propuesto que la explotación de la mano de obra
indígena, bajo la forma de la encomienda, transformó a la agricultura en la principal fuente de
riqueza durante los primeros años de existencia de la ciudad de Mendoza. Este desarrollo, ante
la carencia de circulante, dio un carácter monetario a los productos agrícolas (Prieto 1997-
1998:116). Los vegetales, como ningún objeto económico, tienen valor absoluto, si no que es en
el intercambio donde los objetos se dotan de valor (Appadurai 1991), en el contexto estudiado,
los vegetales adquirieron así un nuevo valor en los intercambios. Por lo que, los vegetales
rescatados no sólo fueron un bien primario o de subsistencia para la sociedad mendocina en
formación, sino también un bien de intercambio, una medida de valor.
Por otro lado, siendo el trigo (Triticum sp.) el taxón más representado en los puntos
arqueológicos del Valle de Mendoza, aun considerando su gran valor como alimento, hay que
resaltar el sentido simbólico que tenía éste, dentro de la cosmovisión de la sociedad europea que
lo introdujo. El pan, hecho con este vegetal es indispensable en la práctica del rito católico,
como lo son también el vino, y el óleo santo. Derivados estos últimos, de la vid (Vitis sp.) y el
olivo (Olea sp.), de los cuales también se rescataron restos en los sitios del Valle de Mendoza
(Chiavazza y Mafferra 2007). La importancia simbólica de estos cultivos en las recién fundadas
ciudades españolas en América se puede ver, en documentos históricos donde se hace mención
a su carencia. En estos, se resalta que no se dispone para el ritual, dentro del discurso de las
malas condiciones para el cultivo de esos vegetales. Esto, es visto en documentos de otras
ciudades fundadas en la segunda mitad del siglo XVI, como Santa Cruz de la Sierra “la Vieja”
en Bolivia (Chiavazza y Prieto 2007).
De esta forma, pueden interpretarse por lo menos, tres significados, para los vegetales
introducidos durante el proceso de conquista. No se pretende asociar estos significados a
pensamientos conscientes de las personas en el pasado, sino a conceptos públicos y sociales,
reproducidos en la práctica de la vida cotidiana (Hodder 1988:139). Por lo que, estos se asocian
a roles que tuvieron los vegetales para la sociedad colonial en su proceso de formación. Cada
uno de ellos, debe haber alentado el rápido ingreso de estos productos y acelerado los intentos
de su implantación. Entre los roles, se pueden distinguir:
-En primer lugar, un rol básico asociado a la subsistencia, donde estos son entendidos
como alimentos.
-En segundo lugar, son también pensados y usados como objetos de pago. Por lo que
son razonados, como un bien en sí mismo. Lo que cobra importancia, ya que, es en este proceso
histórico, donde se inicia la integración del territorio a la incipiente economía capitalista
mundial. Lo que socialmente implica, que la obtención y acumulación de riquezas, es vista
como un valor social intrínseco (Bekerman 1983:189). Por lo que, para la sociedad mendocina
del siglo XVI, la capacidad de producción y acopio de cultivos, se constituirá en una forma de
lograr riquezas, y así lograr prestigio social y posiciones políticas; y, de la misma forma,
perpetuarlas (Prieto 1998-1998:117 y 119).
-En tercer lugar, los derivados de los cultivos (especialmente de trigo, olivo y vid)
tienen un rol simbólico, asociado a la utilización ritual de estos vegetales en la práctica del rito
católico. Dicho uso, cobra importancia ya que esta religión, justificaba histórica y jurídicamente
la conquista española del territorio americano; por lo que, este rol es, como sus fines también
político.
Dichos roles, asocian los cultivos europeos con estructuras económicas, sociales,
políticas y religiosas, lo que analizado desde las perspectivas del poder (Tilley 1994; Troncoso
2001), sería igual a asociarlos a un sistema de saber-poder, entendiéndolo como rasgo
estructural del sistema social (Tilley 1994). En este caso, en el marco de proceso de conquista y
colonización de América, puede entenderse al sistema de saber-poder occidental, imponiéndose
sobre otro originario. Dentro de este, todo discurso y tecnología social desarrollada por dicho
sistema, es entendida como ideológica, en cuanto en ella se promueve la reproducción de una
cierta forma de ser y estar en el mundo (Troncoso 2001). La religión católica y el capitalismo,
son razonados en este sentido; como discursos a través de los cuales se impone y reproduce el
sistema de saber-poder occidental. Entenderlos como discursos de carácter ideológico, permite
poder percibir en ellos una dimensión material, la cual los hace ser simbólicamente eficaces.
Dentro de esta materialidad, es donde podrían ubicarse los cultivos europeos para la sociedad
mendocina en formación, ya que éstos funcionarían socialmente, como herramientas simbólicas
para que los discursos sean correctamente comunicados.
Entender los roles asignados a los cultivos de esta forma, hace suponer que imponerlos
como producto básico de subsistencia, allanó el camino para que estos sean entendidos
simbólicamente en la práctica del rito católico. Ya que, las cosas extraen, parcialmente, sus
significados simbólicos de los significados pragmáticos, por lo que no son en modo alguno,
meros sistemas estructurados de símbolos abstractos (Hodder 1988:137).
Dentro del rito católico, los derivados de los cultivos, son entonces herramientas
funcionando para que la imposición de la religión sea eficaz. Como, sobre la base de la
imposición de los valores religiosos, sobreviene la imposición política, el rol religioso y el
político se interrelacionan.
Por otro lado, al considerarse los cultivos como objetos de pago, son también desde ese
punto vista, una expresión material cuya asociación simbólica, hace posible el funcionamiento
de otro discurso ideológico con implicancias económicas y sociales dentro del esquema de
valores del sistema de saber-poder occidental: el incipiente capitalismo.
Entender la materialidad de esta forma permite asociar ciertos elementos del registro
arqueobotánico a un sistema de saber-poder. Como pudo verse, existen múltiples perspectivas
para entender a los cultivos europeos asociados al sistema de saber-poder occidental, en su
proceso de imposición sobre las poblaciones locales. Desde este punto de vista, viendo a los
restos de los cultivos europeos como indicadores de tales asociaciones, podrían proyectarse
espacialmente estas perspectivas. Ya que es en la espacialidad del paisaje, donde el poder actúa
creando o reproduciendo la realidad y donde se dan las luchas, conflictos y contradicciones. Así
en el paisaje, podrán delimitarse campos de discurso2 donde se reproduce el sistema de saber
poder dominante, y donde existe espacio para la resistencia de las poblaciones locales
(Troncoso 2001).
Si definimos, dentro del registro arqueobotánico, a los cultivos europeos como
indicadores asociados al sistema de saber-poder dominante, puede verse que espacialmente la
ciudad sería el lugar donde se concentran estas evidencias. Lo cual, sería lógico en un sitio
ocupado por colonos europeos, en su intento de imponerse sobre las poblaciones indígenas
locales. Lo que implicaría que en este espacio, los discursos son coherentes con este sistema de
saber-poder y siguen su lógica, esta podría definirse como zona de lo no discutido3. En ésta
zona, no se descubren evidencias de agricultura para periodos prehispánicos (Chiavazza
Mafferra 2007; Mafferra 2009), actividad que sí comienza a practicarse desde momentos
tempranos de la conquista, en torno a los cultivos europeos y en base al trabajo compulsivo del
indígena encomendado.
En la Planicie Noreste, la perspectiva es otra, no aparecen cultivos europeos, en
contextos contemporáneos de ocupación indígena, notándose en cambio, una continuidad en la
recolección de especies silvestres. Podría entonces, plantearse éste, como lugar donde los
discursos alternativos y otras formas de manipulación de los símbolos son posibles.
De esta forma, en el periodo colonial temprano, podría entenderse espacialmente al
Valle de Mendoza y la ciudad, como lugar desde donde se impone y reproduce el sistema de
saber-poder occidental, dado por la implantación de cultivos exóticos en momentos tempranos y
a la Planicie Noreste como lugar de resistencia4 al conjunto de valores incluidos en este sistema
de saber poder impulsado por la conquista.
CONSIDERACIONES FINALES
Ahora bien, ¿es posible hacer este tipo de interpretaciones desde el registro
arqueobotánico?, ¿existen límites para éstas? En primer lugar, y en referencia a los límites se
reconoce que es obviamente imposible responder a tales problemáticas únicamente desde el
registro arqueobotánico, sino que necesariamente el problema debe entenderse a nivel
contextual. En segundo lugar, otro límite estaría dado por las propuestas y discursos que no
puedan fundarse de forma clara en la materialidad arqueológica, en este caso en el registro
arqueobotánico.
A la vez, se cree que el abordar el registro arqueobotánico dentro de marcos generales
como los propuestos, donde además puedan integrarse otras líneas de evidencias arqueológicas
e históricas, puede resultar una forma fructífera de entender procesos sociales que son
esencialmente siempre complejos. En este sentido, se cree útil razonar el registro desde las
perspectivas planteadas, las que deberán ser profundizadas por nuevos trabajos a fin de
confirmar, matizar o rechazar las propuestas planteadas en este escrito.
NOTAS
1 Desde la década de 1940 hasta la actualidad, se ha discutido largamente, el uso de la categoríacapitalismo para la América colonial. Pueden encontrarse en la historiografía dos posiciones enfrentadas:productivistas y circulacionistas. La primera se opone al uso del término, debido a que en dicho contextono se establecieron, de forma generalizada, relaciones de producción asalariadas, las que definirían alcapitalismo según el marxismo ortodoxo. La segunda, en cambio, defiende la idea que fue la economíacapitalista mundial la que estructuró diferentes relaciones de producción, dentro de un gran sistema,
definido por la circulación de los excedentes hacia la metrópoli (Rodríguez 2007). En este escrito, no sepretende avanzar en esta discusión, sino solo aclarar la forma en la que el término capitalismo es usado.Siendo esta, en referencia a una nueva lógica de producción instaurada en América luego de la conquista,la cual podía adoptar diversos modos, pero siempre para asegurar una extracción de excedentes continuahacia la metrópoli. Es decir, que si bien los modos de producción podían variar en la América colonial deuna región a otra o dentro de la misma región, lo hacían en función de la integración de estas a unaeconomía mercantil mundial dominada por las metrópolis.
2 En el sentido de Barret (1987-1988 en Troncoso 2001:6).
3 En el sentido de Bourdieu (1977 en Troncoso 2001:6).
4 Chiavazza y Prieto (2008) han propuesto un enfoque similar para el análisis de las ocupaciones en el ríoDesaguadero.
AGRADECIMIENTOS
A mis compañeros de trabajo del Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco: Vanina Tobar,Karina Castañar, Valeria Zorrilla, Carlos Frías, Jorge Anzorena, Cristina Prieto Olavarría, Lorena Puebla,Marcos Quiroga, Manuel López, Leonardo Castillo, Horacio Chiavazza, Emiliano Araujo, DanielaMansegosa, Vanesa García, Fernando Hernández, Florencia Puebla, Alberto Acosta y Antonio Moreno.Especialmente a Horacio Chiavazza por sus correcciones y su disposición constante para discutir estasideas y a Fidel Roig y Bernarda Marconetto por su apoyo continuo en el área técnica.
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