Género, profesión y estrategias identitarias de las estudiantes de la carrera de Abogado

10
| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 | RESUMEN Las construcciones de género tienen implicaciones en múltiples dimensiones de la vida. Una de ellas es la que tiene que ver con las formas de transmisión de los saberes contenidos en cada disciplina científica, lo que deriva en la consideración sobre la existencia de carreras masculinas y carreras femeninas. Este artículo explora las estrategias identitarias que despliegan las estudiantes de una profesión de hombres, la carrera de Abogado. A partir de los datos obtenidos por una encuesta, así como entrevistas en profundidad y la experiencia docente en esta carrera, logramos caracterizar tres perfiles de las alumnas y sus distintas implicaciones en su futuro como profesionistas. PALABRAS CLAVE: IDENTIDAD, GÉNERO, ESTRATEGIAS PROFESIONALES, LEYES. Gender constructions impact all dimensions of our lives. One of them relates to forms of knowledge transmission contained in the scientific disci- plines. These can advance the idea that there are male and female professions. This article explores some identitarian strategies by which female students may tackle the predominantly male profession of Law. From survey data, document analysis, in-depth interviews and teaching expe- rience in this profession, the author characterises some profiles of female students and the different effects on their future as law professionals. KEY WORDS: IDENTITY, GENDER, PROFESSIONAL STRATEGIES, LAW. . GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LAS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO 1 GENDER, PROFESSION AND IDENTITARIAN STRATEGIES OF FEMALE LAW STUDENTS LILIANA CASTAÑEDA-RENTERIA* * Maestra en Gestión y Políticas de la Educación Superior por la Universidad de Guadalajara (Centro Universitario de Ciencias Económico Admi- nistrativas). Académica de la misma universidad. Contacto: [email protected]. | TERCER MILENIO | PERIODISMO Y COMUNICACIONES | Recibido: 20/08/2013 | Aceptado: 10/12/2013 ABSTRACT

Transcript of Género, profesión y estrategias identitarias de las estudiantes de la carrera de Abogado

| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 |

RESUMEN Las construcciones de género tienen implicaciones en múltiples dimensiones de la vida. Una de ellas es la que tiene que ver con las formas de transmisión de los saberes contenidos en cada disciplina científica, lo que deriva en la consideración sobre la existencia de carreras masculinas y carreras femeninas. Este artículo explora las estrategias identitarias que despliegan las estudiantes de una profesión de hombres, la carrera de Abogado. A partir de los datos obtenidos por una encuesta, así como entrevistas en profundidad y la experiencia docente en esta carrera, logramos caracterizar tres perfiles de las alumnas y sus distintas implicaciones en su futuro como profesionistas.PALABRAS CLAVE: IDENTIDAD, GÉNERO, ESTRATEGIAS PROFESIONALES, LEYES.

Gender constructions impact all dimensions of our lives. One of them relates to forms of knowledge transmission contained in the scientific disci-plines. These can advance the idea that there are male and female professions. This article explores some identitarian strategies by which female students may tackle the predominantly male profession of Law. From survey data, document analysis, in-depth interviews and teaching expe-rience in this profession, the author characterises some profiles of female students and the different effects on their future as law professionals. KEY WORDS: IDENTITY, GENDER, PROFESSIONAL STRATEGIES, LAW.

.

GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LAS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO1

GENDER, PROFESSION AND IDENTITARIAN STRATEGIES OF FEMALE LAW STUDENTS

LILIANA CASTAÑEDA-RENTERIA*

* Maestra en Gestión y Políticas de la Educación Superior por la Universidad de Guadalajara (Centro Universitario de Ciencias Económico Admi-nistrativas). Académica de la misma universidad. Contacto: [email protected].

| TERCER MILENIO | PERIODISMO Y COMUNICACIONES |

Recibido: 20/08/2013 | Aceptado: 10/12/2013

ABSTRACT

| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 |

Introducción

La relación de las mujeres con la ciencia ha sido obje-to de múltiples y variados análisis (Blazquez y Flores 2005). La conclusión general apunta a la descripción de una ciencia antropocéntrica que en su apariencia neu-

tral ha priorizado elementos esencialmente masculinos. Hay quien considera que características propias de la identidad masculina como la separación y la autonomía, han contribui-do a que ese “esquema mental, obsesionado por el distancia-miento y el control quedará inscrito en las normas y métodos de la ciencia moderna” (Arango 2006).

Dicha construcción cultural se traduce en las formas de trans-misión de los saberes contenidos en cada disciplina científi-ca, lo que deriva en la consideración sobre la existencia de carreras masculinas y carreras femeninas. Tal clasificación se justifica en la creencia de las diferencias entre hombres y mujeres, diferencia que, a su vez, se traduce en formas de exclusión, subordinación y violencia.

Las distintas profesiones corresponden a “un tipo especia-lizado de trabajo que goza de reconocimiento social y que se caracteriza por una formación prolongada de nivel supe-rior, un cuerpo unificado de conocimientos y un conjunto de instituciones que aseguran y regulan su producción, su re-producción, el acceso a la profesión y las condiciones de su ejercicio” (Arango 2006). Las profesiones así vistas, ofrecen variados ejemplos del cómo la hegemonía científica masculi-na sigue reproduciéndose, aunque de maneras cada vez más sofisticadas.

Las ingenierías son el ejemplo clásico de lo que socialmente es considerado como una carrera masculina, ya que con el argumento de la necesidad de fuerza física para el desem-peño de la profesión, es la mujer considerada como no apta para la profesión.

La ingeniería, una de las ramas del saber más valoradas en nuestras sociedades, es la profesión que tiene el menor por-centaje de mujeres y una de las que proyecta una imagen fuer-temente masculina. La ingeniería es un ejemplo interesante de la cultura masculina arquetípica, porque se encuentra en los límites entre el trabajo físico e intelectual, pero mantiene fuertes elementos del dualismo mente/cuerpo (Wajcman 2002 citada en Arango 2005).

A pesar de lo anterior, la mujer ha logrado ingresar a las distintas instituciones de educación superior, contribuyendo según Bruner (1987) a la masificación de la educación su-perior latinoamericana. En el caso de México, el porcentaje de egresadas de las universidades ha aumentado a pasos acelerados pasando del 19% en 1970 al 51.5% en el 2005 (Zabludosvky 2007, 15).

Tenemos también el ejemplo del Estado de Jalisco que de acuerdo con información proporcionada por la ANUIES (Aso-ciación Nacional de Universidades e Instituciones de Educa-ción Superior) tenía en 2006 un total de 142 569 alumnos y

GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO

alumnas de educación superior, de los cuales el 48.7% eran mujeres. Así también de los egresados en el periodo 2005-2006, casi el 53% fueron alumnas y, en ese mismo período, se titularon 7916, lo que corresponde a un 51.9% del total de estudiantes egresados.

Sólo en las áreas de ciencias sociales y administrativas, había 75 654 estudiantes de educación superior, de los cuales poco más del 57% son mujeres. Ese mismo documento muestra también que del total de titulados en el periodo 2005-2006, el 58.7% también fueron mujeres.

La presencia de mujeres en la educación superior es impor-tante, ahora muchas de las carreras consideradas socialmen-te como masculinas cuentan con presencia de alumnas en sus aulas. Muchas otras han llegado a considerarse como carreras feminizadas, es decir, carreras donde la matrícula femenina es preponderante.

En este tenor, el presente trabajo muestra un estudio realiza-do con alumnas de la carrera de Leyes del Centro Universita-rio de la Ciénega de la Universidad de Guadalajara, donde se pone de manifiesto la identidad masculina de esta profesión, así como también las estrategias y resistencias de las muje-res, de manera que logren ‘adaptarse’ y concluir exitosamen-te su formación universitaria de abogadas.

Discusión de la literatura

Los procesos identitarios han sido definidos a partir de un principio utilitario. Dicho con otras palabras: las identidades son el proceso biográfico y sociocultural que me permite sa-ber quién soy. Dicho proceso integra tanto mis representacio-nes como la ‘sanción’ de los otros. La identidad como proceso de identificación está históricamente determinado, lo que per-mite considerarla como multidimensional.

Estas dimensiones de la identidad, es decir, estos espacios en donde se expresan dichos procesos socio-culturales y psíquicos, no son paralelos. No podemos aislar al individuo para estudiar su identidad de género, sin conocer también aspectos generales de su identidad de clase y/o profesional. Ni tampoco podemos hacer investigación sobre la construc-ción de la identidad profesional sin tomar en cuenta aspectos sobre la identidad de género de los sujetos objeto de nuestro trabajo.

Sin embargo, el género como una construcción social con bases psíquicas y biológicas (Lamas 2007), ha sido utilizado para definir las características propias del ‘ser’ de uno u otro género y ha etiquetado actividades que de acuerdo con cier-tos criterios –razonables o no-, corresponden a hombres o mujeres según sea el caso.

No resulta novedoso, por lo tanto, señalar que existen profe-siones consideradas socialmente como ‘masculinas’ y otras ‘femeninas’. Tal concepción implica el prestigio de quien practica tal o cual actividad profesional así como también es producto de ciertas características que reviste tanto la for-

| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 |

mación profesional como las propias condiciones de trabajo (Guadarrama 2007; López Paniagua et.al., 2008). De ahí que tampoco resulte novedoso el hecho de que muchas de las mujeres consideradas exitosas en una profesión masculina, lo son gracias, entre otros aspectos, a que han “adoptado” actitudes y comportamientos masculinos (pensemos en inge-nieras y abogadas, por ejemplo) propios de lo que es consi-derado como la identidad de la profesión (Guadarrama 2007).

Dado lo anterior, resulta inquietante pensar si existe la identi-dad de género de las profesiones, es decir, un proceso cultu-ral-institucional mediante el cual me construyo como abogada o como abogado, proceso inmerso en el propio definido como identidad profesional. De ahí que surja la pregunta, ¿cómo y a partir de qué elementos una estudiante mujer de una pro-fesión masculina, construye su identidad profesional?, ¿qué tipo de tensiones o contradicciones conlleva esta construc-ción y cómo podemos dar cuenta de ello?

La identidad profesional

El término identidad hace referencia a un proceso nunca acabado, y que no pocas veces se encuentra en tensión con otros procesos culturales personales y o colectivos. Asimis-mo, al considerarse un fenómeno multidimensional, es ne-cesario entender la manera en que pueden converger en un mismo individuo, es decir, cómo se puede ser mujer y esposa, o hija, mexicana, profesora, al mismo tiempo. Lo anterior pue-de explicarse diciendo que de acuerdo a nuestras circunstan-cias nos ‘desplazamos’ de una dimensión identitaria a otra.

El término desplazamiento es utilizado por Cuche (1999), y obedece a lo que él llama ‘estrategia identitaria’; en estos tér-minos, la identidad es un medio para alcanzar un fin. Dicho desplazamiento, originado por una necesidad que nos lleva a ejecutar una estrategia identitaria, se da entre las múltiples dimensiones que tiene la identidad, “cada individuo integra de manera sintética, la pluralidad de las referencias identificato-rias que están vinculadas con su historia” (Ibíd., 119), mismas que pueden hacer alusión a su familia, etnia, sexo, profesión y que variarán de acuerdo con la situación.

La implementación de una estrategia identitaria, tal como lo expone Cuche, pone de relieve que la identidad no es un pro-ceso azaroso, y que la manera en que logro identificarme y las actitudes hacia las cosas, personas y situaciones, resul-tado de dicha identificación, persiguen una finalidad, la cual puede o no ser consciente.

Tal como lo mencionamos al principio del presente texto, la hi-pótesis de este trabajo, señala que las alumnas de una profe-sión considerada socialmente como más apta para hombres que para mujeres como es la carrera de Abogado, despliegan una serie de estrategias que ponen en tensión su identidad de género con la propia definida como profesional.

Dentro de la división del trabajo, un espacio central es el campo de las profesiones. Cada profesión posee un ethos específico, normas de comportamiento, integración y de ex-

clusión de los que quieren participar. Tenti y Gómez señalan que algunos autores distinguen una ocupación de una profe-sión. Consideran que en la última tiene gran importancia las actividades mentales, que cuenta con una propuesta formal de enseñanza y de selección de sus miembros, que otorga a través de distintos medios un reconocimiento social y legal para el ingreso, pertenencia y ejercicio (Tenti y Gómez 1989, 26). Johnson (1972) avanza en las explicaciones de Tenti y Gómez al afirmar que, para que pueda existir una auténti-ca profesión, es condición necesaria que las personas que practican la ocupación formen un grupo relativamente homo-géneo, es decir, grupos que han conformado una identidad profesional.

El profesionalismo, como conjunto de características que presenta una determinada profesión, se ha considerado en la sociedad moderna como un proceso de elevación del es-tatus de una ocupación, que correlativamente comportaba la elevación del estatus de quienes la ejercían. A partir de estas premisas, por proceso de profesionalización se entiende la serie de etapas marcadas por los cambios en la estructura formal de una ocupación a medida que aspira a conseguir un status profesional (Real 2002).

Para que exista una profesión, es importante la presencia de una propuesta formal de enseñanza, la cual se despliega mediante las instituciones educativas, por tanto, éstas contri-buyen a la reproducción de la división social del trabajo y de los campos profesionales, siendo parte esencial en la cons-trucción de la identidad profesional en sus primeras etapas.

La identidad profesional “estará determinada por el mundo de trabajo y la actividad comunicacional que se establece en él. La identidad profesional tiene relación con el proceso de so-cialización que se lleva a cabo entre el trabajo y la interacción generada dentro del mismo” (Romo 2000, 91). Esta definición es tomada en cuenta, durante la estancia en la institución de educación superior, como referente de algo que está en cons-trucción. La identidad profesional incluye distintas represen-taciones no sólo del campo laboral específico de la profesión sino también del profesional que la ejerce.

La construcción de identidades profesionales se da de mane-ra mucho más sólida en carreras ya institucionalizadas tanto dentro como fuera de la universidad, es decir, carreras cuyo ejercicio profesional es reconocido como necesario y valio-so por la comunidad (ver Babb 2003; Villamil 2005), tal es el caso de Abogacía, Administración o Contaduría, por citar algunos ejemplos.

En el marco del estudio de las identidades profesionales C. Dubar (2000a) distingue dos procesos de atribución de las identidades sociales y profesionales:

El primer proceso es el establecimiento de las identidades por las instituciones. Este primer proceso de creación de la identi-dad es objetivo en la medida en que es resultado de un proceso social que podemos analizar histórica, sociológica y cultural-mente. […] El segundo proceso es la manera en la cual los indi-

GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO

| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 |

viduos integran en su psique y dentro de su vida esta identidad, eso que Laing (1971) llamaba “la historia de sí”. Se trata, en suma, dentro de este segundo tiempo de estudiar las historias de vida, las trayectorias profesionales (Dubar citado en Beraud 2007, 145).

Uno de los problemas que plantea esta teoría de las iden-tidades profesionales es la articulación entre la identidad transmitida y la identidad real, vivida, elegida. La identidad profesional incluye cierto tipo de comportamiento, discurso, modales, imagen, por medio de los cuales cierto grupo de profesionales logra diferenciarse de otro. Esto se aprende en la escuela.

La universidad, no sólo ofrece un conjunto de conocimientos necesarios para ejercer una profesión, sino que también – y no como parte del currículo- la vida universitaria te forma en el ‘saber ser’, haciendo de la identidad profesional un produc-to de la intersección institución- profesión- mundo del trabajo. Los últimos dos elementos pueden llegar a ser mucho más determinantes en la constitución de la identidad individual y colectiva que la primera, sobre todo si tomamos en cuenta que la institución puede ser vista sólo como la legitimadora del quehacer profesional a través del otorgamiento de cre-denciales (Castañeda 2010).

… el espacio institucional es un espacio relacional privilegia-do para la construcción de las identidades profesionales. En este espacio los individuos se constituyen como sujetos para sí y para los otros a través de procesos de internalización de las categorías laborales establecidas, de los espacios-tiempos del trabajo, de las reglas que rigen las relaciones entre los ac-tores que son al mismo tiempo resignificadas de acuerdo con sus propias biografías, sexo y especializaciones profesionales (Guadarrama 2007, 17).

Los alumnos durante su estancia en la universidad van apre-hendiendo y colocándose a sí mismos la ‘investidura’ como abogados, administradores o ingenieros. Tal investidura, dice Bourdieu, “consiste en sancionar y santificar haciendo cono-cer y reconocer una diferencia (preexistente o no), haciéndola existir en tanto que diferencia social, conocida y reconocida por el agente investido y por los demás” (1967, 80).

Pero como ya se ha mencionado antes, esa ‘investidura’ profesional se coloca por encima de un cuerpo que socio- cultural y psíquicamente ha sido definido como femenino o masculino, como es el caso de las mujeres que estudian abo-gado o los hombres que estudian educación o psicología, por mencionar alguno. Cuando esto sucede, ¿entran en conflicto la identidad de género del estudiante o egresado con la pro-pia identidad de género otorgada socialmente a la profesión? ¿De qué manera se integran, si es que lo hacen?, ¿de qué tensiones o contradicciones podemos dar cuenta?

Metodológica

Los resultados aquí presentados son parte de una investiga-ción más amplia sobre Género y Educación Superior, en la

que se buscaba dar cuenta de la complejidad de los procesos de construcción de las identidades de género y profesión que tienen lugar en una institución universitaria como el Centro Universitario de la Ciénega, un Centro Universitario ubicado al interior del Estado de Jalisco, parte de la red universitaria y en el cual confluyen estudiantes de 13 programas docentes distintos.

Se partió de la consideración de que la institución universita-ria no es un espacio neutro y que los procesos de formación profesional, así como los de generación de conocimiento tam-poco lo son. Para dar cuenta de ello, se consideró entonces la intersección entre género y profesión en una carrera mas-culina como la de abogado, en dos dimensiones: la primera, la institucional analizada a partir del discurso oficial sobre las profesiones y la segunda, las voces de los(as) estudiantes, su experiencia como alumnos y alumnas y sus expectativas.

La revisión de documentos oficiales y sitios de internet ins-titucionales para el análisis de los perfiles de egreso de abogado(a) fue el primer paso para la caracterización de la identidad profesional de esta carrera en la Universidad de Guadalajara. Se buscaba dar cuenta de la existencia o no de sesgos masculinos en la oferta educativa oficial a través del discurso institucional. Lo anterior permitió la elaboración de una encuesta que se aplicó a 138 estudiantes de la carrera de derecho, de un total de 455 alumnos, es decir, poco más de un 30% durante el semestre lectivo 2011 B. La muestra fue estratificada, de acuerdo al semestre de ingreso y equitativa, conforme a la representación por sexo (48% hombres y 52% mujeres).

El instrumento estuvo dividido en dos partes. En la primera, se indagaba sobre la representación de los profesionales del derecho en los alumnos y alumnas, sus cualidades, capaci-dades. En la segunda parte, se preguntaba sobre sus profe-sores y profesoras, sus diferencias y semejanzas, el trato de los profesores en relación a las mujeres y hombres estudian-tes, y expectativas laborales. Los resultados fueron proce-sados con apoyo del software SPSS15. En este documento sólo se presentan datos obtenidos por el análisis porcentual estadístico básico.

Con los insumos de los procedimientos anteriores, realiza-mos alrededor de ocho entrevistas a grupos de alumnos y alumnas de distintos, que giraron en torno a su cotidianidad como alumnos(as) de una carrera como abogado(a), su elec-ción de carrera, su vocación, y si consideraban o no la carrera que estudiaban como masculina.

Resultados

A continuación se presentan algunos de los resultados del trabajo empírico realizado.

La carrera de abogado y sus identidades.

De acuerdo con la página web del Centro Universitario de la Ciénega2, el egresado de la carrera de abogado tiene una

GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO

| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 |

amplia gama de campos laborales para ejercer la profesión; desde desempeñarse en el campo de la judicatura, la función pública, como asesor y consultor de empresas, abogado pos-tulante hasta en tareas de investigación y docencia.

Algunas características identitarias de los egresados son: liderazgo, la disciplina y cultura universal, una “integridad moral indiscutible”3, el dominio de un idioma extranjero, y el manejo de herramientas informáticas.

El perfil de egresados menciona, asimismo, el saber hacer del futuro profesional: “interpretar, aplicar o generar normas y actitudes jurídicas”, ejercer la práctica forense, como postu-lante, como Juez, Magistrado o Agente del Ministerio Público, en los ámbitos Federal o Estatal, desempeñar actividades de representación y asesoramiento a particulares, defensoría jurídica, tanto oficial como particular, participar en la interpre-tación y aplicación de las normas jurídicas en diversos tribu-nales, realizar labores de investigación y docentes, y agrega:

… El abogado también desempeña su profesión de manera in-dependiente, por su cuenta o asociado con profesionistas de su misma actividad o de otras profesiones. Se desempeña igual-mente, como directivo, asesor o trabajador de empresas públi-cas o privadas. Es importante destacar la participación cada vez más relevante del abogado, en la función administrativa y en las actividades del Estado, particularmente las actividades encargadas a los órganos ejecutivos.”4

La identidad profesional de los futuros abogados, al menos institucionalmente está definido a partir de las competencias prácticas que los y las jóvenes adquieren durante su viven-cia universitaria, y no se describe la dimensión formativa del ‘ser abogado(a)s’ que estaría más vinculada con la identidad profesional, ni se describen las características socialmente reconocidas como propias del(la) abogado(a), como podría ser el carácter fuerte, la pulcritud, la seguridad en sí mismo, el distanciamiento (cabeza fría), lo cultos; y por qué no, des-honestos, interesados y no leales. Retomaremos lo anterior con el análisis de las entrevistas.

La Licenciatura en Derecho, una carrera masculina.

La ciencia no puede considerarse como neutra, por tanto, su enseñanza tampoco lo es. En el caso que nos ocupa, lo ante-rior puede observarse en situaciones tales como la cantidad de profesoras y el tipo de materias que imparten en el progra-ma educativo en comparación con la cantidad de profesores y el tipo de materias que imparten.

En lo que respecta a la cantidad, tenemos que en el semestre 2011 A, el Departamento de Justicia y Derecho tenía en su plantilla un total de 40 profesores de Asignatura y 15 profeso-res de tiempo completo (PTC). Desagregados por sexo, los datos son los siguientes: del total de profesores de Asignatu-ra 37 son hombres y 3 mujeres; de los profesores con plaza, 13 son hombres y 2 mujeres.

En relación a las materias que imparten tenemos que del total

de profesores que integran la plantilla de la carrera de Abo-gado en la sede Ocotlán, 13 son mujeres y 41 son varones. En cuanto al tipo de asignatura, encontramos que de las 14 materias impartidas por profesoras ocho son disciplinas que pudiéramos considerar dentro del ámbito de la profesión, y las restantes son Lengua Extranjera, Expresión Oral y Escrita y Seminario de Investigación. De acuerdo a lo anterior, sólo el 14% de las materias consideradas como jurídicas impartidas en el semestre 2011 A en la carrera tienen como docente a una mujer. A esto habría que sumarle otra nota, y es el he-cho que sólo dos materias tienen que ver cien por ciento con la práctica profesional: Derecho Penal II (Delitos) y Práctica Profesional Penal, ambas impartidas por una profesora, lo que disminuye el porcentaje a 3%. Lo anterior con informa-ción obtenida de la Coordinación de Carrera. A este respecto, tenemos el siguiente comentario de una entrevistada:

“… las maestras sí son más comprometidas con la materia, son más serias para impartir la materia se toman más en serio el educarnos, el transmitirnos un poco de conocimientos, el guiarnos bien, pero si les dejan las materias como que no son tan importantes que todos los vemos así como de relleno, y las materias importantes o las básicas del Abogado las dan profesores…” (Alumna Sexto Semestre).

A este respecto, preguntamos a los(as) jóvenes encuestados(as), si era mejor tener maestros o maestras, a lo cual casi el 15% respondió que es mejor tener profesores, el 20.86% profesoras y el 64.34% que es igual. Cuando se les pregunta el por qué, resultan tener claro -aquéllos que opinaron que es mejor tener profesoras-, las razones dentro de las que destacan características como la disciplina, mejor comunicación, dedicación, mayor atención a los alumnos y alumnas y que son más responsables. En las razones expre-sadas por aquellos que prefieren profesores, las respuestas son menos específicas pero mucho más significativas:

“… son más los profesores que litigan que mujeres” (Alumno Séptimo Semestre).

“… tienen más cayo…es esta vida de juicios” (Alumna Quinto Semestre).

“… existen más maestros que se dediquen más al litigio y por medio de eso nos transmiten los conocimientos” (Alumno Quinto Semestre).

“… he conocido con más experiencia, sobre todo en la Ciéne-ga” (Alumna Cuarto Semestre).

“… porque tal vez tienen más experiencia en su profesión” (Alumna Séptimo Semestre).

Como se puede observar, las razones que expresan los alumnos y alumnas para preferir profesor o profesora son una muestra muy clara del rol que los y las docentes tienen de acuerdo a la percepción de los alumnos(as) y que deriva

GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO

| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 |

directamente de la representación que se tiene sobre la pro-fesión: los abogados son hombres.

Otro dato que refuerza lo anterior es el que se obtiene cuando se les pidió que mencionaran un abogado o abogada al que admiren, de 141 respuestas, el 55.3% hizo referencia a un abogado varón, y sólo una tercera parte (33.3%) mencionó el nombre de una profesional en el ámbito jurídico. Vale la pena destacar que las mencionadas en su mayoría son docentes de materias profesionalizantes, por ejemplo: derecho penal o procesal penal. Otra evidencia de la identidad masculina de la profesión la encontramos en la bibliografía utilizada en cada uno de los cursos. De manera que de un total de 150 textos utilizados como básicos en las asignaturas del área Básica Común Obligatoria de la carrera, el 92.02% tienen autoría o coautoría masculina, y sólo 7.97% de los libros de esta área están escritos por mujeres.

Cabe mencionar que de este último porcentaje representa-do por 11 autoras, encontramos que seis textos son sobre el aprendizaje de otro idioma, y otros sobre redacción, expre-sión oral y distintas temáticas no propiamente jurídicas. En lo que respecta a la bibliografía complementaria, de esta área del currículo, el 100% de autores son varones. Un dato más: en el área Básico Particular Obligatoria5, de un total de 245 libros, el 93.87% de la bibliografía básica de las asignaturas que integran esta área, son autores hombres y sólo el 6.12% mujeres. La bibliografía complementaria cuenta con 207 tex-tos con autoría masculina y 18 textos con autoría femenina.

Lo que se dice de la carrera en la voz de las alumnas.

Las alumnas que ingresan a la carrera viven procesos que pudieran resultar contradictorios. Por un lado, perciben el es-pacio escolar como un espacio ‘neutro’ donde aparentemente se vive la igualdad y las diferencias están marcadas por los méritos y capacidades individuales, y no por la diferencia se-xual; por el otro, viven y en ocasiones sufren actitudes discri-minatorias y sexistas que pueden o no ser explícitas por parte de los profesores o los propios padres de familia. A continua-ción se exponen ejemplos de lo mencionado:

“… me tocó tener un profe que decía que si estudias derecho de mujer mejor deberías estudiar administrativo, que porque te da más tiempo de estar en tu casa.”(Alumna Sexto Se-mestre)

“… bueno, la mayoría de los hombres piensan también lo mismo que las mujeres no deberíamos estar en esta carrera, o bueno, yo lo digo por mi papá porque a mí no me dejaba estudiar la carrera, me decía: no, eso no es para ti, búscate otra cosa, maestra de kínder, decía, […] me decía, es que tú no tienes el carácter de un hombre, le digo, pues no necesito ser hombre para tener carácter” (Alumna Cuarto Semestre).

También podemos observar que la defensa que hacen las alumnas sobre la pertinencia de estudiar una carrera como la

de Abogado, se hace con el argumento de que ellas cuentan también con las características necesarias, asumiendo así como necesaria la adopción o el reforzamiento de actitudes socialmente reconocidas como valiosas en los varones.

Una característica negativa asociada comúnmente con el perfil del abogado es la corrupción, característica que está presente desde la propia universidad:

“… negociar es más fácil con un maestro que con una maes-tra porque tiene su, hasta su propio sistema y calificación y está impuesta a no cambiarlo y con un maestro te enseña hasta cómo negociar y tratar desde una calificación y a mi punto de vista […] eso es la carrera, es negociación” (Alumna Quinto Semestre).

Como podemos observar la entrevistada asocia el ‘nego-ciar’ a la identidad de la carrera y, al mismo tiempo, advierte que esa característica está más ligada a los profesionales y maestros varones que a las mujeres.

En la carrera de abogado la disciplina penal resulta ser como el arquetipo de la profesión. Esta área además requiere ca-racterísticas de la personalidad lo más alejadas posible de lo femenino: desapego, frialdad, objetividad. De ahí que se considere, en especial, que esta rama del Derecho no puede ser ejercida por mujeres.

“La mayoría de la gente piensa que la mayoría de los aboga-dos, siempre son los penalistas, los que defienden narcos y no saben que hay otras ramas del derecho y por eso dicen que la mujer no se puede meter en eso” (Alumna Séptimo Semestre).

La representación de la diferencia entre alumnos y alumnas.

De los alumnos y alumnas que participaron en el cuestionario, el 84.4% está estudiando la carrera que quería estudiar. Esto resulta importante, puesto que en gran parte la representa-ción sobre su carrera, así como sus expectativas laborales estarán influenciadas por ello.

Los alumnos y alumnas que participaron en la encuesta per-ciben diferencias de acuerdo al sexo, en lo que se refiere a la personalidad y ciertas actitudes de sus compañeros. Tales como lo disciplinado, lo responsable, el carácter, así como también las ramas del derecho que prefieren. Sin embargo, cerca de una tercera parte de los que contestaron la pregunta, la igualdad entre sexos en el espacio escolar es una realidad, como lo responde una entrevistada cuando se le cuestionó sobre si la carrera de Abogado era una carrera para hombres: “no pues claro que no, tan es así que aquí estamos las muje-res” (Alumna Segundo Semestre).

Por otro lado, los varones parecen estar más ‘conscientes’ de esas diferencias:

GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO

| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 |

“Entrevistador: ¿existe alguna diferencia entre los alumnos y alumnas de la carrera?

Entrevistado: sí porque a veces, bueno, es por el sexo, esa es una diferencia de sexo porque a veces los hombres so-mos más agresivos que las mujeres y en ciertas ocasiones en el derecho e… las mujeres son a veces débiles” (Alumno Séptimo Semestre).

En otra pregunta se cuestionó sobre los valores morales tan-to positivos como negativos que se les inculcan durante su tránsito por la Universidad, en la tabla 1 tenemos los datos ordenados de mayor a menor número de menciones:

Tabla 1. Valores positivos y negativos que se aprenden en la escuela.

Valores Morales Positivos

Valores Morales Negativos

Reponsabilidad CorrupciónJusticia Prepotencia

Honestidad InjusticiaLealtad Interesados

Tolerancia AvariciaEquidad AmbiciónRespeto Irresponsabilidad

LegalidadPuntualidad

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en las encuestas.

Las materias en los que se aprenden los valores positivos, según los alumnos y alumnas que respondieron esta pregun-ta son: Ética Jurídica, Amparo, Procesal Penal, Garantías Individuales, Filosofía del Derecho, Derecho Administrativo y Derecho Mercantil. En lo que se refiere a los valores negati-vos según las respuestas obtenidas, se aprenden en Delitos, Teoría del Acto de Comercio, Derecho Penal y Derecho Fis-cal.

Un porcentaje importante no contestó o lo hizo diciendo que no sabe, suponemos que este tipo de valores se aprenden, no necesariamente por el contenido de las materias, sino gra-cias a la dinámica propia de cada grupo, profesor o profesora, lo cual puede confundir a los(as) alumnos(as).

También les preguntamos sobre las actividades que les gus-taría realizar en su trabajo, la Tabla 2 contiene los datos ob-tenidos.

Tabla 2. De las siguientes actividades, ¿cuáles te gusta-ría realizar en tu trabajo?

ActividadMujeres HombresSí No Sí No

Investigación académica

62% 61%

Investigación forense

64% 70%

Escribir 53% 55%Ser reconocido 93% 81%Conservar mis valores

98% 92%

Tener subalternos 57% 69%Mandar (dar órdenes)

76% 80%

EstudiarHacer uso de mi inteligenciaAplicar lo que aprendí en la escuelaHacer uso de mi imagenTener poderUsar artimañas legalesTener oportu-nidad de crecer profesionalmente

99% 100%

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en el cuestionario.

Con excepción de tener que ‘escribir’, que dicho sea de paso, es una actividad necesaria, por no decir obligada para estos(as) profesionales, tanto hombres como mujeres coin-ciden en la preferencia sobre las actividades que les gusta-ría realizar, destaca también el porcentaje que indica que no les gustaría realizar investigación académica y la diferencia porcentual entre los hombres y las mujeres que dicen ‘tener poder’.

Las estudiantes de la carrera de Abogado del CUCI (Centro universitario de la Ciénaga).

A partir de la información obtenida con las entrevistas y apo-yada en la observación realizada durante mi práctica docen-te, identificamos en general tres perfiles identitarios de las estudiantes de la carrera, mismos que son la expresión o el resultado de estrategias distintas:

La estudiante “Abogado”.

Se refiere a aquella alumna que ha implementado una estra-

GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO

| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 |

tegia identitaria a partir de la cual adopta y/o fortalece con-ductas y actitudes masculinas, tales como la forma de hablar, la utilización de palabras altisonantes, actitudes defensivas.

Vale la pena comentar que contar con dichas características pudiera ser precisamente lo que las hace pensar que son ap-tas para esta carrera, sin embargo, me parece que también el tránsito por la universidad fortalece este perfil.

“…como dice Lupita de eso sí depende del carácter o algo yo siempre he hecho y he dicho mi voluntad, desde siempre todos me decían, ¡ay! Tú vas a ser abogada y esto y lo otro” (Alumna Quinto Semestre).

“Pues yo también nunca la tuve contemplada como carrera (Derecho), yo iba para administrativa, pero, bueno como mi mamá dijo que yo era, que yo serviría como abogada pues más que nada, yo así, que me gusta andar peleando y cosas como esas y mi mamá me dijo no pues metete a derecho y si me agrada…” (Alumna Séptimo Semestre).

Otra característica que se observa en la mayoría de estas chicas es la fuerte imagen paterna y la existencia de un trato igualitario con sus hermanos:

“… yo estoy estudiando la carrera de derecho porque así fue cómo me formaron tanto como mi papá, son una familia muy machista, este…como mi abuelo era juez su hija, su nieta pues la primogénita tenía que ser lo que él hizo, entonces mi papá se encargó de formar eso en mí y ahora no era de que yo quisiera es de que tenía que serlo…” (Alumna Quinto Semestre).

“Es que mire maestra, como por decir yo que estoy ahí o que yo…la mayoría en el cerro, en el rancho pues, conmigo son puros hombres, mi papá me acostumbró a andar entre los ga-llos, entre esto y lo otro, si yo me pongo a andar de coqueta no me voy a ganar el mismo trato que ellos y a la hora de un (se golpea los puños) también me van a querer joder, porque el sexo femenino es más débil que, supuestamente que el masculino, entonces al momento, de si tú no te pones en un nivel de igualdad ellos van a buscar cómo joderte, pero ¿ellos qué tienen que a mí me falte? (Alumna Cuarto Semestre).

De igual manera, son alumnas que tienen un fuerte víncu-lo con sus compañeros varones y cuya relación se da con “igualdad” de acuerdo a su percepción. Esta relación de igual forma incluye parrandas, beber alcohol y expresarse con vo-cabulario altisonante.

“… yo siempre he dicho que para ser una buena mujer te tie-nes que comportar, si estás en una carrera de hombres, te tienes que comportar a su altura de ellos, […] tú te tienes que comportar a su altura porque si no, no te van a tomar en serio […] porque si uno se comporta como se debería comportar una mujer: delicada, más sensible y más femenina y todo eso, te van a terminar tomando como una muñequita de apara-dor…” (Alumna Sexto Semestre).

Por último, las alumnas a las que identificamos con este perfil coinciden en que las calificaciones no son importantes, ya que lo que importa, dicen ellas, es la cantidad de relaciones que puedas establecer.

“…yo pues como ahorita estoy en el ministerio público yo veo que no es tanto la temática sino como tú, como se dice…aja, como tú trates, como un intercambio con la otra persona…a mi punto de vista a mi carrera y a lo que yo veo, eso es la ca-rrera, es negociación, la verdad” (Alumna Séptimo Semestre).

“yo no sé si es bueno o malo, pero a mí me gusta arrimarme a los árboles que me den mucha sombra, si o sea, sí me gusta enseñar o juntarme con gente inteligente, con gente que es, que sabe hacer las cosas” (Alumna Quinto Semestre).

Para concluir, presento la descripción de una mujer apta para el derecho penal, desde la mirada de un alumno:

“… la mujer en derecho penal es muy arriesgada, muy agresi-va, este, le gusta atacar sobre todo a los funcionarios […] ésa es la descripción de una mujer que sí puede tomar derecho penal.” (Alumno Sexto Semestre)

La estudiante “Académica”.

Es aquella alumna cuya estrategia identitaria le permite se-guir siendo ‘femenina’ gracias a la ‘tendencia natural’ de las mujeres al estudio. Una alumna disciplinada, participativa y competitiva académicamente hablando y preocupada por sus calificaciones. Coinciden además algunas de las estudiantes con este perfil en las motivaciones que tuvieron para elegir la carrera, tales como problemas legales familiares:

“…hubo algunos problemas y de ahí empecé, es que cómo es posible que esté pasando esto y que sea una injusticia, y cómo que con la idea, el idealismo mío, de querer hacer algo que vaya en mejoría de mi país y de mi propio beneficio, también cues-tiones legales o tanto seguir con esta injusticia y con la corrup-ción.” (Alumna Cuarto Semestre)

GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO

| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 |

GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO

“Mis motivos son parecidos, pero, yo siempre me cria-ron con la idea, crecí con la idea de que yo debía de ser abogada, yo por ser la mayor de la familia tenía que ir por ese camino aunque mi papá quería que estudiara química en lácteos, y siempre me metió eso en la ca-beza, pero el resto de mi familia decía que mi abuelo, él perdió el ejido de mi pueblo, hubiera querido que yo fuera abogada. Entonces por eso estoy estudiando de-recho” (Alumna Cuarto Semestre).

Además, se puede observar que la valoración de la carre-ra que hacen estas alumnas incorpora aspectos axiológicos, son personas más sensibles a la injusticia, pues la vivieron con sus familias. Algo que llama la atención es el impacto que las series televisivas tienen en las elecciones profesionales de la carrera, aquí un ejemplo:

“… tenía un amigo que estudiaba derecho y me habla-ba mucho de eso y pues en mi familia había problemas personales y también veía ‘La Ley y el Orden’.” (Alumna Segundo Semestre).

Las alumnas que identificamos como ‘académicas’ coinciden además en la disciplina y la preocupación por las calificacio-nes, lo cual de acuerdo con algunos comentarios expresados por alumnos no les preocupa pues “la calificación no refleja lo que saben”, además de que es preferible, según sus pa-labras, “estar echándose una cerveza con el Licenciado que estudiando para un examen”6, las relaciones son prioritarias.

“… los mejores promedios son las mujeres, son más dedi-cadas las mujeres” (Alumna Quinto Semestre).

“Entrevistadora: ¿crees que tus compañeros hombres vean en ti una competencia?

Entrevistada: mmm…no, porque ellos se creen supe-riores a mí (Alumna Cuarto Semestre).

La “estudiante”.

Aquella alumna que opta por adoptar el perfil que ‘se espe-ra’, como profesional de ramas como la fiscal, familiar o civil. Generalmente esta alumna se vio orillada por las circunstan-cias a elegir la carrera de abogado sin que fuera su elección vocacional, lo cual hace que identifiquemos alumnas que simplemente ‘sobreviven’ cuatro o cinco años universitarios, egresan y quizá se titulen, pero en realidad no se identifiquen ellas mismas como abogadas.

Conclusiones

Ni la institución universitaria, ni la generación de conocimien-to resultan neutras ante un análisis con perspectiva de géne-ro, mucho menos los procesos de formación profesional. De ahí que resulte importante identificar tanto en lo formal como en lo no formal, aquellas evidencias a través de las cuales

podemos dar cuenta del género de una profesión y, a partir de ello, identificar las tensiones y conflictos que esa identidad de género profesional provoca en los procesos identitarios individuales.

Como se ha dado cuenta en el presente artículo, la identi-dad de género de la carrera profesional del abogado cuen-ta con características que la revisten socialmente como una profesión ‘masculina’, a pesar de contar con una matrícula femenina importante. Datos como el número de autoras de la bibliografía obligatoria, o el menor número de profesoras en relación al de profesores, son sólo una muestra de cómo el sistema patriarcal dominante en la sociedad encuentra, en la institución universitaria a través de los programas educativos, un vehículo de dominación que a simple vista se debiera a una desafortunada y azarosa circunstancia de contratación de un mayor número de varones y un menor número de mu-jeres.

Las estudiantes mujeres que han optado por esta carrera se ven ante la necesidad de desplegar estrategias a partir de las cuales adoptar la investidura masculina de la profesión o resistirla. Los procesos de constitución de identidades que de ahí surgen resultan complejos y, por demás, interesantes.

Me parece, además, que es importante dar cuenta de cómo estos procesos de constitución de identidades ubican a los in-dividuos dentro de un sistema social a priori, en que del resul-tado de procesos de intersección de múltiples identidades el sujeto puede variar sus aspiraciones y expectativas de vida.

Es necesario seguir preguntándonos qué papel juega la uni-versidad en la construcción de una sociedad más equitativa y justa. Cuestionarnos desde dentro es sólo el primer paso

Bibliografía

Arango Gaviria Luz Gabriela (2006). “Experiencia juvenil y condición estudiantil: desigualdades de clase, género y profe-sión en la educación pública en Colombia” en Suárez Zozaya María Herlinda y José Antonio Pérez Islas (coord.). Jóvenes universitarios en Latinoamérica, hoy, México, UNAM, Miguel Ángel Porrúa, 2006.

Babb Sara (2003). Proyecto México. Los economistas del na-cionalismo al neoliberalismo, México, FCE, 2003.

Blazquez Graf Norma y Flores Javier (2005). Ciencia, tec-nología y género en Iberoamérica. México. UNAM. Plaza y Valdez.

Beraud André (2007). “La llegada de las mujeres a las ac-tividades tradicionalmente masculinas, ¿Transformación de las identidades profesionales?” en Guadarrama Rocío y José Luis Torres (Coordinadores). Los significados del trabajo fe-menino en un mundo global. México. Anthropos UAM-Iztapa-lapa, 2007.

Bourdieu Pierre y Passeron J.C. (1967). Los estudiantes y la

| TERCER MILENIO | Año XVIII | No. 26 | PP. 013 – 022 | DICIEMBRE | 2013 | ISSN 0718-4425 |

cultura, Barcelona, Editorial Labor, S.A.

Bruner, Jerome (1987). “Life as a narrative”. Reflections on the self. Social Research, vol. 54, nº1, Spring 1987. (SPRING 1987), pp. 11-32. Published by: The New School Article Sta-ble URL: http://www.jstor.org/stable/40970444

Castañeda Rentería Liliana I. (coord.) (2010). Culturas, iden-tidades y prácticas de los jóvenes universitarios, México, Uni-versidad de Guadalajara.

Cuche Denys (1999). La noción de cultura en las ciencias sociales, Buenos Aires, Argentina, Ediciones Nueva Visión.

Dubar, C., (2000a), “Trajectoires professionnelles, formes identitaires et mondialisation”, Ponencia presentada en el III Congreso Latinoamericano de Sociología del Trabajo, 17 –20 de mayo, Buenos Aires, Argentina

Guadarrama Rocío y José Luis Torres (Coordinadores) (2007). Los significados del trabajo femenino en un mundo global, México, Anthropos UAM-Iztapalapa.

Johnson Arnold T. (1972). Currículum y educación, Buenos Aires, Paidós.

Lamas Martha (2007). Cuerpo: diferencia sexual y género. México, Taurus.

López Paniagua Rosalía, Raya Morales Rogelio, Ruiz Flores Jesús (Coordinadores) (2008). Educación, Ejercicio profesio-nal y Mercados de Trabajo, México, CEIICH-UNAM, UdeG, UAA, IMCED.

Real Villarreal Mariano Ángel (2002). “Sociología de la Pro-fesión del Graduado Social”, tesis doctoral, Universidad de Alicante, España.

Romo Beltrán Rosa Martha (2000). Una mirada a la construc-ción de identidades. México, UdeG.

Tenti F., y Gómez C.V. (1989). Universidad y profesiones. Cri-sis y alternativas. Buenos Aires, Mino Dávila Editores.

Villamil Pérez Roberto (2005). “El sentido ético de las nocio-nes de utilidad y beneficio social en el origen de las profesio-nes frente a la globalización” en Pacheco Méndez Teresa y Díaz Barriga (coordinadores) La profesión universitaria en el contexto de la modernización, Barcelona-México, Ediciones Pomares, CESU/UNAM, 2005.

WAJCMAN, JUDY (2002) “La construction mutuelle des te-chniques et du genre. L’état des recherches en sociologie”. En D. Chabaud-Rychter y D. Gardey (eds.). L’engendrement des choses. Des hommes, des femmes et des techniques. Editions des Archives Contemporaines. París.

Zabludovsky Gina (2007). “Las mujeres en México: trabajo, educación superior y esferas de poder” en Revista Política y Cultura, Mujer, poder y trabajo, otoño 2007, número 28, UAM-Xochimilco, México, pp. 9-41.

Referencias1 Este artículo no hubiera sido posible sin la colaboración de María Guadalupe Solorio Aceves.2 www.cuci.udg.mx.3 Las comillas son mías.4 www.cuci.udg.mx.5 La curricula de la carrera de Abogado comprende tres áreas de formación: Básica Común Obligatoria, Básico Particular Obligatoria y las Materias Especializantes u optativas. La primera es cursada de manera obligada por todos los estu-diantes.6 “El Licenciado” es como le llaman al Agente del Ministerio Público.

GÉNERO, PROFESIÓN Y ESTRATEGIAS IDENTITARIAS DE LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE ABOGADO