Evolución y estructura de la Casa Real de Castilla

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La Corte no se puede identificar con un elemento concreto de la orga- nización política de las Monarquías europeas desde el siglo XIII al XIX, sino que constituye un paradigma político en sí misma; es decir, fue la propia organización política en la que se desarrollaron los acontecimien- tos hasta el punto de que –se puede afirmar– todo acontecimiento que no se diera en la corte, no existió políticamente hablando. Esto es, la “Corte” se constituyó (utilizando la terminología aristotélica) en la “forma” polí- tica del reino. Semejante organización conllevaba la existencia en cada reino de una “corte” y de una o varias “casas reales”, lo que en apariencia constituye una contradicción, pues una sola era la persona del monarca. De ahí que, siendo la Monarquía hispana una única organización política, sus reyes dispusieron de numerosas casas reales, completamente forma- das y en plenitud de funcionamiento, en las que se integraban y prestaban servicio las elites de los diferentes reinos. Uno de esos reinos era Castilla, cuyos monarcas, al igual que en el resto de Europa, habían articulado desde la Baja Edad Media una serie de departamentos y servicios, concebidos y desarrollados para satisfacer sus necesidades. Los historiadores han indagado los orígenes y los oficios de la Casa de Castilla a través de crónicas y documentos medievales y han demostrado como adquirió entidad en forma de departamentos y secciones, sobre todo a partir de la dinastía Trastámara. No obstante, ningún monarca ordenó la redacción de unas ordenanzas que fijasen sus secciones y definiesen el cometido de sus oficios. Mientras Castilla perduró como reino indepen- diente y único, semejante “descuido” no tuvo consecuencias. El problema se planteó cuando una dinastía nueva, los Habsburgo, con Casa propia y más perfeccionada, heredó los reinos y territorios articulados en torno a la corona de Castilla. ISBN (O.C.): 978-84-96813-45-8 ISBN (Vol. I): 978-84-96813-46-5 Vol. I Andrés Gambra Gutiérrez, Félix Labrador Arroyo (Coords.) Evolución y estructura de la Casa Real de Castilla Temas Evolución y estructura de la Casa Real de Castilla A. Gambra Gutiérrez, F. Labrador Arroyo (Coords.) Vol. I Casa Castilla vol 1 15/10/10 13:27 Página 1

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La Corte no se puede identificar con un elemento concreto de la orga-nización política de las Monarquías europeas desde el siglo XIII al XIX,sino que constituye un paradigma político en sí misma; es decir, fue lapropia organización política en la que se desarrollaron los acontecimien-tos hasta el punto de que –se puede afirmar– todo acontecimiento que nose diera en la corte, no existió políticamente hablando. Esto es, la “Corte”se constituyó (utilizando la terminología aristotélica) en la “forma” polí-tica del reino. Semejante organización conllevaba la existencia en cadareino de una “corte” y de una o varias “casas reales”, lo que en aparienciaconstituye una contradicción, pues una sola era la persona del monarca.De ahí que, siendo la Monarquía hispana una única organización política,sus reyes dispusieron de numerosas casas reales, completamente forma-das y en plenitud de funcionamiento, en las que se integraban y prestabanservicio las elites de los diferentes reinos. Uno de esos reinos era Castilla,cuyos monarcas, al igual que en el resto de Europa, habían articulado desdela Baja Edad Media una serie de departamentos y servicios, concebidos ydesarrollados para satisfacer sus necesidades.

Los historiadores han indagado los orígenes y los oficios de la Casa deCastilla a través de crónicas y documentos medievales y han demostradocomo adquirió entidad en forma de departamentos y secciones, sobre todoa partir de la dinastía Trastámara. No obstante, ningún monarca ordenóla redacción de unas ordenanzas que fijasen sus secciones y definiesen elcometido de sus oficios. Mientras Castilla perduró como reino indepen-diente y único, semejante “descuido” no tuvo consecuencias. El problemase planteó cuando una dinastía nueva, los Habsburgo, con Casa propia ymás perfeccionada, heredó los reinos y territorios articulados en torno ala corona de Castilla.

ISBN (O.C.): 978-84-96813-45-8 ISBN (Vol. I): 978-84-96813-46-5

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Temas

Durante los reinados de Carlos V y Felipe II, las elites castellanas quecolaboraron en la articulación de la Monarquía hispana incurrieron enuna contradicción: si, en un primer momento, cuando Carlos V reunió lasCortes en Valladolid en 1518, se mostraron reticentes y recabaron el pro-tagonismo de la Casa de Castilla de la que formaban parte, no sucedió lomismo cuando, años más tarde, el Emperador, interesado en facilitar laproyección del príncipe Felipe fuera de Castilla con motivo del viaje querealizó por Europa en 1548, dispuso que se sustituyese en el servicio delpríncipe la Casa de Castilla, que venía siendo la suya, por la Casa de Bor-goña. En esta ocasión, las elites castellanas aceptaron la nueva modalidadde servicio con tal de que sus miembros ocupasen los distintos cargos.

La Casa de Castilla, sin ordenanzas y regida por la costumbre, se limi-tó a poner algunas de sus secciones al servicio de la Casa de Borgoña, pro-duciéndose una simbiosis entre algunos cargos y funciones que estabanrepetidos, castellanizándose ésta última al ocupar las elites del reino deCastilla los principales cargos y oficios de la Casa de Borgoña. Solo la Ca-sa de las reinas se mantuvo conforme al modelo castellano de la época deIsabel la Católica, no sin que la influencia de Borgoña se dejase ver en lasetiquetas que se dieron en 1575 para el gobierno de la Casa de la reina Ana.

Esta confusa y etérea unión de Casas –la del Reino que sustentaba elImperio y la de la dinastía– se mantuvo sin problemas durante el siglo XVI,mientras las elites castellanas controlaban e influían en el gobierno de laMonarquía. En el siglo XVII, esas elites fueron desplazadas, y las quejas yvindicaciones de los méritos de Castilla en la construcción de la Monarquíacomenzaron a afirmarse en términos de contestación, llegándose al puntode que la Casa de Castilla (sin ordenanzas, pero con tradición) se convirtióen la “oposición política” al gobierno.

ISBN (O.C.): 978-84-96813-45-8 ISBN (Vol. II): 978-84-96813-47-2

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ÍNDICE GENERAL

VOLUMEN I

Introducción, Andrés Grambra Gutiérrez y Félix Labrador Arroyo . . . . . . . . 1

EVOLUCIÓN DE LA CASA DE CASTILLA

El Palatium y la domus regis castellanoleoneses en tiempos de la dinastía pamplonesa, Andrés Gambra Gutiérrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

La evolución de la Casa del Rey en el siglo XIII, Jaime Salazar y Acha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

La cámara de Juan II: Vida privada, ceremonia y lujoen la Corte de Castilla a mediados del siglo XV, Francisco de Paula Cañas Gálvez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81

La Casa de Isabel, princesa y reina, Teresa Martialay Sacristán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197

La influencia de la Casa de Castilla en la organizaciónde la Casa de las Reinas hispanas, Félix Labrador Arroyo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227

La Real Hermandad de Criados de los Reyesde la Casa de Felipe III, Rafael Sánchez Domingo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263

La Casa de Castilla durante el reinado de Felipe IV,José Martínez Millán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 297

El servicio de la reina Mariana de Austria en la Jornada a Madrid de 1649 José Rufino Novo Zaballos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 385

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VOLUMEN I (Cont.)

EVOLUCIÓN DE LA CASA DE CASTILLA (Cont.)

La Casa Real de Felipe V en la Jornada a Italia, Leandro Martínez Peñas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 459

La revitalización de la Casa de Castilla durante el reinado de Luis I, Marcelo Luzzi Traficante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 495

VOLUMEN II

ESTRUCTURA Y OFICIOS DE LA CASA DE CASTILLA

El mecenazgo en la corte castellano-leonesa de Alfonso VI: La catedral románica de Burgos y el monasterio de San Sebastián de Silos, Félix Palomero Aragón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 617

Los monteros de Espinosa en la corte de los Austrias,Federico Gallegos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 709

Los oficios de la escritura:Escribanos de Cámara en Castilla en el siglo XV Tomás Puñal Fernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 737

La Capilla Real: La presencia del capellán real en la élite del poder político, Sara Granda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 761

El limes doméstico de la administración castellana moderna: Los porteros de cámara y el Consejo Real,Ignacio Ezquerra Revilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 809

El duque del Infantado, mayordomo mayor de la Casa de Castilla y caballerizo del Rey (1621-1622), Alejandro López Álvarez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 837

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Evolución y Estructura de la Casa Real de Castilla

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VOLUMEN II (Cont.)

ESTRUCTURA Y OFICIOS DE LA CASA DE CASTILLA (Cont.)

La Real Capilla durante el magisterio de Carlos Patiño (1634-1675):Esplendor de la música religiosa en España, Gustavo Sánchez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 901

Las Guardas Reales de la Casa Real durante los años centrales del reinado de Felipe IV: La confirmación de la crisis del modelo habsburgo, José Eloy Hortal Muñoz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 939

La real caza de volatería durante el gobierno de don Luis Fernández de Tovar y Velasco, I marqués del Fresno (1645-1649/1651-1654) Felíx Labrador Arroyo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 999

Los casos de Corte y su enjuiciamiento por los Alcaldes del Rey, Antonio Bádenas Zamora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1033

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Índice General

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Introducción

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HASTA HACE POCOS AÑOS escribir un libro sobre la Casa Real o celebrar unareunión científica sobre ese tema carecía de relevancia histórica y a los in-

vestigadores dedicados a ello les hubieran acusado de tratar fenómenos históri-cos carentes de interés. Tan escasa valoración se halla vinculada en gran medidaa los planteamientos metodológicos imperantes en los siglos XIX y XX, que ex-plicaban la evolución histórica como una sucesión de estructuras y coyunturasinterpretadas siempre desde la perspectiva del “Estado liberal”. Esas corrientesmetodológicas (Escuela de los Annales y marxismo, especialmente) consiguieronforjar un discurso lógico sólidamente construido, en el que los elementos que notenían cabida en él (como la corte o la casa real), aunque hubieran existido, eranignorados por entenderse que carecían de sentido o eran útiles para explicar eldiscurso histórico dominante.

Durante las tres últimas décadas, las investigaciones sobre la Corte han ve-nido a cuartear los pilares de aquella sólida construcción metodológica. Desdedistintos planteamientos 1 se ha cuestionado la validez del sistema “estatal” dela Edad Contemporánea como referente para analizar la realidad del AntiguoRégimen. A la vez, esos mismos estudios han puesto de relieve la importanciade otras instituciones o instancias de poder en la articulación política de las Mo-narquías europeas en el período que transcurre desde la Baja Edad Media has-ta las revoluciones liberal-burguesas, entre ellas precisamente la Corte y la CasaReal, ignoradas por las corrientes historiográficas vigentes desde el siglo XIXhasta la actualidad, interesadas en justificar la implantación del Estado liberalen realidades históricas pretéritas, extrañas a los planteamientos filosófico-polí-ticos que hicieron posible la implantación del Estado liberal.

Ciertamente, la definición de Corte, en su condición de institución o espaciode gobierno, no ha sido unánime por parte de los historiadores, ni se ha percibido

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1 Véase un estado de la cuestión en J. MARTÍNEZ MILLÁN: “La Corte de la Monarquíahispánica”, en Studia Histórica. Historia Moderna 28 (Salamanca 2006), págs. 17-61.

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como modelo de articulación política. Con frecuencia, los especialistas que sehan ocupado de su análisis histórico han confundido algunas de sus funcioneso elementos con la totalidad de la misma. Así, la Corte ha sido identificada conla “casa real” (en las crónicas germánicas), con un “espacio” (sin especificar quetipo de espacio ni concretar su extensión), con el “lugar donde está el rey” o conla sede de la “administración” de la Monarquía.

Al igual que el equipo de investigación del que formamos parte, creemosque no puede identificarse la Corte con un elemento concreto de la organiza-ción política de las Monarquías europeas anteriores al siglo XIX, sino que cons-tituye de por sí un paradigma político. Es decir, creemos que fue el marcoinstitucional y político en el que se desarrollaron los acontecimientos, hasta elpunto de que puede afirmarse que los acontecimientos que no se dieron en laCorte o repercutieron sobre ella no existieron políticamente hablando. Esto es,la Corte se constituyó (utilizando la terminología aristotélica) en la “forma” po-lítica del reino.

Estos planteamientos han llevado a defender a nuestro grupo de investiga-ción que la Monarquía hispana fue una gran organización política articuladapor cortes 2. No solo respetó la corte y la casa real de cada uno de los reinos yterritorios que acumuló, sino que además impuso el mismo sistema en los terri-torios que conquistó (virreinatos de México y Perú).

Semejante estructura de organización conllevaba la existencia en cada reinode una “corte” y de una o varias “casas reales”, lo que en apariencia constituyeuna contradicción, pues una sola era la persona del monarca. De ahí que, sien-do la Monarquía hispana una única organización política, sus reyes dispusieronde numerosas casas reales, completamente formadas y en plenitud de funciona-miento, en las que se integraban y prestaban servicio las elites de los diferentesreinos. Uno de esos reinos era el de Castilla, cuyos monarcas, al igual que en elresto de Europa, habían articulado para su servicio desde la baja Edad Media,en el marco de la Corte y de la Casa real, una dilatada serie de departamentos yservicios, concebidos y desarrollados para satisfacer sus necesidades. En un pri-mer momento, esas entidades se agruparon en tres grandes núcleos –aula, cá-mara y capilla–, cuya densidad organizativa fue incrementándose a medida que

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Andrés Gambra Gutiérrez, Félix Labrador Arroyo

2 J. MARTÍNEZ MILLÁN (dir.): La corte de Carlos V, Madrid 2000, 5 vols.; J. MARTÍNEZ

MILLÁN y S. FERNÁNDEZ CONTI (dirs.): La monarquía de Felipe II: La Casa del Rey, Madrid2005, 2 vols.; J. MARTÍNEZ MILLÁN y Mª A. VISCEGLIA (dirs.): La monarquía de Felipe III:La Casa del Rey, Madrid 2008, 2 vols.

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la Corte y la Casa Real se desarrollaban y especializaban para cubrir las necesi-dades de movilidad, divertimento y seguridad, hasta el establecimiento al fin deseis grandes departamentos: capilla, oficios de la casa y mesa, cámara, caballe-riza, caza y guardia, ya en tiempos de la dinastía Trastámara. Dichos departa-mentos contaban con amplias y complejas estructuras, integradas por unelevado número de criados de muy diferente condición social, con una bien de-limitada jerarquía entre oficiales mayores y menores y objetivos funcionalesprecisos, que formaban parte de un universo cortesano dirigido a ensalzar la fi-gura real y a ordenar, al amparo de sutiles escalafones y mentalidades, el com-plicado mundo de la simbología cortesana.

Desde comienzos del siglo XIV el papel de la Casa Real se hizo más com-plejo, al incluir entre sus funciones principales, además del servicio del monar-ca a través de los diferentes departamentos o secciones, la integración política ysocial de las elites dirigentes del reino en el marco de un gobierno dinástico,dando así respuesta a la falta de instituciones centrales fuertes que cumplierancon esa misión. Los historiadores que la han estudiado, han indagado sobre susorígenes y los oficios que la componían a través de crónicas y documentos me-dievales, y han demostrado como adquirió entidad en forma de departamentosy secciones, sobre todo a partir, según se ha indicado, de la dinastía Trastáma-ra. No obstante, ningún monarca ordenó –que sepamos– la redacción de unasordenanzas que fijasen sus secciones y definiesen el cometido cada uno de susoficios. Mientras que Castilla perduró como reino independiente y único, seme-jante “descuido” no tuvo consecuencias. El problema se planteó cuando una di-nastía nueva, la de los Habsburgo, con casa propia y más perfeccionada que lacastellana, heredó todos los reinos y territorios que se habían articulado en tor-no a la corona de Castilla.

La nueva organización política que Carlos V y Felipe II configuraron a lo lar-go del siglo XVI, haciendo de Castilla el núcleo de nuevo sistema, fue conoci-do como Monarquía hispana. En ese período, las elites castellanas quecolaboraron en la articulación de tan vasta Monarquía incurrieron en una con-tradicción evidente: si, en un primer momento, cuando Carlos V reunió las Cor-tes en Valladolid en 1518, se mostraron reticentes y recabaron el protagonismode la Casa de Castilla, de la que formaban parte, no sucedió lo mismo cuando,años más tarde, el propio Emperador, interesado en facilitar la proyección delpríncipe Felipe fuera de Castilla, con motivo del viaje que realizó por Europaen 1548 para visitar los reinos que iban a constituir su herencia, dispuso que se

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Introducción

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sustituyese en el servicio del príncipe la Casa de Castilla, que venía siendo la su-ya desde su niñez 3, por la Casa de Borgoña. En esta ocasión, las elites castella-nas aceptaron la nueva modalidad de servicio con tal de que sus miembrosocupasen los distintos cargos.

Sucedió entonces que la Casa de Castilla, sin ordenanzas y regida por la so-la costumbre, se limitó a poner algunas de sus secciones al servicio de la CasaBorgoña, produciéndose una simbiosis entre algunos cargos y funciones que es-taban repetidos, castellanizándose ésta última al ocupar las elites del reino deCastilla los principales cargos y oficios de la Casa de Borgoña. Fue lo que ocu-rrió con los oficios de camarero mayor y escribano, con lo oficios de la mesa ycon los pajes, por citar algunos casos. Solo la Casa de las reinas se mantuvo con-forme al modelo castellano de la época de Isabel la Católica, no sin que la in-fluencia de Borgoña se dejase ver en las etiquetas que se dieron en 1575 para elgobierno de la casa de la reina Ana.

Esta confusa y etérea unión de casas –entre la propia del Reino que susten-taba el Imperio español y la de la dinastía– se mantuvo sin problemas y en ar-monía durante el siglo XVI, cuando las elites castellanas controlaban e influíanen el gobierno de la Monarquía. Pero cuando, más adelante, ya en siglo XVII,esas elites fueron desplazadas, las quejas y vindicaciones de los méritos de Cas-tilla (su ideología y sus proyectos políticos) en la construcción de la Monarquíacomenzaron a afirmarse en términos de contestación, llegándose al punto deque la Casa de Castilla (sin ordenanzas, pero con tradición) se convirtió en la“oposición política” al gobierno.

Las vicisitudes, acompañadas de intentos de reforma o supresión, por losque atravesó la Casa de Castilla durante el siglo XVII, motivadas en buena par-te por el deterioro creciente al que se hallaban sometidas las arcas reales, fueronintensas e inquietantes. A pesar de todo, la Casa de Castilla llegó con vitalidadhasta el reinado de Felipe V e, inclusive, alcanzó a constituir, entrado el sigloXVIII; el modo de servicio de Luis I.

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3 Gonzalo Fernández de Oviedo realizó en 1535 una relación del modo de servicio quese tenía en tiempos del príncipe Juan ya que no se tenía a pesar de su importancia y del papelpolítico que desempeñó unas etiquetas propias, como otras casas reales: Aragón o Borgoña.Éstas, en contra de lo que se ha señalado, no son las primeras etiquetas de la Casa de Castillasino unos recuerdos de un viejo servidor (G. FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Libro de la Cámara delPríncipe Don Juan, Madrid 1870; en el año 2006 ha aparecido una nueva edición a cargo deFabregat Barrios).

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En definitiva, el análisis de las casas reales, y concretamente de la Casa Realde Castilla, abre unas líneas de interpretación de la evolución de la Monarquíahispana desconocidas hasta ahora, en las que encajan con más lógica los acon-tecimientos y vicisitudes por las que atravesó dicha Monarquía. Sorprendente-mente no existen estudios sobre esa importante institución durante la EdadModerna. La presente obra aspira a cubrir este vacío, aunque sus autores sonconscientes de que se trata solo de una primera aproximación a su historia yevolución, que abarca desde la época de Alfonso VI hasta la llegada al poder dela dinastía Borbón, con atención preferente a su trayectoria política e institucio-nal, al papel de los diferentes departamentos y oficios que la componían y a lafunción integradora que le cupo desempeñar a lo largo de este periodo.

Debemos indicar que esta obra ha sido posible gracias a distintas ayudas: dela Comunidad Autónoma de Madrid-Universidad Rey Juan Carlos (“Las casasreales de la Monarquía Hispana: la Casa de Castilla [CCG08-URJC/HUM-3350]”), dirigida por el profesor Labrador Arroyo, del Ministerio de Ciencia eInnovación (“La contradicción de la Monarquía Católica la fijación de las orde-nanzas y etiquetas de la casa real [HAR2009-12614-C04-02]”), dirigida por elprofesor Suárez Bilbao, y del Vicerrectorado de Extensión Universitaria de laUniversidad Rey Juan Carlos (“La Casa de Castilla y la crisis de la Monarquíade 1640”), concedida al profesor Gambra.

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