Espanto y familiaridad ante lo sobrenatural en relatos de Charcas

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BIBLIOTECA INDIANAPublicaciones del Centro de Estudios Indianos (CEI)

Universidad de NavarraEditorial Iberoamericana

Dirección: Ignacio Arellano y Celsa Carmen García Valdés.Secretario ejecutivo: Juan Manuel Escudero.Coordinadora: Pilar Latasa.

Biblioteca Indiana, 20

Estudios IndianosEstudios Indianos

Centro deCentro deCEI CEI CEI CEI CEI CEI CEI CEICEI CEI CEI CEI CEI CEI CEI CEICEI CEI CEI CEI CEI CEI CEI CEICEI CEI CEI CEI CEI CEI CEI CEICEI CEI CEI CEI CEI CEI CEI CEIC E I

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MONSTRUOS Y PRODIGIOSEN LA LITERATURA HISPÁNICA

MARIELA INSÚAY LYGIA RODRIGUES VIANNA PERES (EDS.)

Universidad de Navarra • Iberoamericana • Vervuert • 2009

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Bibliographic information published by Die Deutsche NationalbibliothekDie Deutsche Nationalbibliothek lists this publication in the Deutsche National-bibliografie; detailed bibliographic data are available on the Internetat http://dnb.ddb.de.

A gradecemos a la Fundación Unive rs i t a ria de Nava rra su ayuda en los proye c t o sde investigación del GRISO a los cuales pertenece esta publicación.

Agradecemos al Banco Santander la colaboración para la edición de este libro.

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© Vervuert, 2009Elisabethenstr. 3-9 – D-60594 FrankfurtTel.: +49 69 597 46 17Fax: +49 69 597 87 [email protected]

ISBN 978-84-8489-475-9 (Iberoamericana)ISBN 978-3-86527-517-2 (Vervuert)

Depósito Legal:

Cubierta: Juan M. Escudero

Impreso en España por Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico sin cloro.

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ÍNDICE

Presentación .............................................................................. 9

Ignacio ArellanoOrnato y simbolismo. El monstruoen las fiestas jesuitas del siglo XVII.......................................... 11

Magnólia Brasil Barbosa do NascimentoPedro de Urdemalas y Pedro Malazartes: del imaginariopeninsular al malandro brasileño ............................................ 29

Andréa Conceição Braga AntunesLa expresión de lo maravilloso en La sibila de Orientey El árbol de mejor fruto de Calderón de la Barca .................. 43

Silvia Inés CárcamoEl prodigio en la «maldita guerra»: el mitodel Cándido López paraguayo de Roa Bastos........................ 51

Miguel Donoso RodríguezSantiago y la Virgen María en la conquista de América: dosepisodios sobrenaturales en la crónica (1575) de Alonso deGóngora Marmolejo.............................................................. 61

Andrés EichmannEspanto y familiaridad ante lo sobrenaturalen relatos de Charcas ............................................................ 77

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Antonio R. EstevesMaravillas, prodigios y portentos en la Españamestiza del siglo XVI: el Fray Juan, de Jiménez Lozano .......... 91

Celsa Carmen García ValdésAcerca de algunos folhetos de la actualliteratura de cordel brasileña .................................................. 101

Eduardo Godoy GallardoChiloé: tierra de brujerías, prodigios y encantamientos.......... 119

León Guillermo GutiérrezCarlos Pellicer: el prodigio de la fe........................................ 135

Mariela Insúa CerecedaDe asombros, horrores y fatalidades:algunos apuntes acerca de las relacionesde monstruos (siglos XVII y XVIII) .......................................... 149

A. Robert LauerLa espantosa y maravillosa vida de Robertoel Diablo y sus transmutaciones literarias hispánicas ................ 167

Carlos Mata InduráinMonstruos enamorados: los gigantes Ródanoy Cleantes de Las Abidas (1566), de Jerónimo Arbolanche .... 181

Suely Reis PinheiroProdigios y profecías en Garabombo, el invisible, de Scorza ...... 201

Luis Filipe RibeiroA luneta mágica de Joaquim Manuel de Macedo .................... 211

Liège RinaldiEntre maravillas y trazas: juegos teatralesen algunas comedias de enredo calderonianas ........................ 227

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Lygia Rodrigues Vianna PeresEl purgatorio de San Patricio: el triunfo en el más allá.............. 235

Jose Maurício Saldanha AlvarezNa ponta dos saberes, entre o compasso e o tira-linhas,o barroco militar no século XVIII no Rio de Janeiroe um mulato genial .............................................................. 257

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PRESENTACIÓN

Entre las diversas áreas de interés del Grupo de Investigación Siglode Oro (GRISO) de la Universidad de Navarra se encuentra la ex-ploración de lo fantástico en la literatura aurisecular. Una muestra deestas investigaciones se puede encontrar en los dos volúmenes publi-cados por el equipo, Loca ficta: Los espacios de la maravilla en la EdadMedia y Siglo de Oro1 y Fantasía y literatura en la Edad Media y los Siglosde Oro2. El libro que ahora ofrecemos a la consideración del lector,Monstruos y prodigios en la literatura hispánica, recoge una serie de artí-culos que analizan, desde distintas perspectivas y metodologías, la pre-sencia de lo maravilloso en algunas parcelas de la literatura española ehispanoamericana.

Parte de los estudios aquí publicados tienen su origen en el CongresoInternacional «Maravillas, prodigios, monstruos y portentos en la literatura yel arte de Iberoamérica», coorganizado por el GRISO y la UniversidadeFederal Fluminense, que tuvo lugar en el citado centro brasileño en-tre el 27 y el 29 de agosto de 2008. La celebración de este encuen-tro evidencia la estrecha relación académica que el GRISO mantienecon el Instituto de Letras de la Universidade Federal Fluminense, con

1 Arellano, I. (ed), Loca ficta: Los espacios de la maravilla en la Edad Media y Siglo deOro, Pamplona / Madrid, Universidad de Navarra / Iberoamericana, 2003 (BibliotecaÁurea Hispánica, 26).

2 Salvador Miguel, N., López-Ríos, S. y Borrego Gutiérrez, E. (eds), Fantasía yliteratura en la Edad Media y los Siglos de Oro, Pamplona / Madrid, Universidad deNavarra / Iberoamericana, 2004 (Biblioteca Áurea Hispánica, 28).

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el cual ha desarrollado —y espera seguir desarrollando en el futuro—fructíferas actividades de colaboración.Los coordinadores de este Con-greso, Ignacio Arellano (Director del GRISO) y Lygia Rodrigues Via-nna Peres (profesora de la Universidade Federal Fluminense), quierenaprovechar estas líneas para agradecer a las dos universidades organi-zadoras el apoyo a esta iniciativa y el haber facilitado todos los me-dios económicos y humanos que hicieron posible que el congreso sedesarrollara con éxito. Cabe destacar que en sus sesiones se perfilaronnuevas aristas en torno a la temática de lo prodigioso, sobre todo ensu vinculación con el espacio americano, lo cual ha contribuido a en-riquecer el radio de estudio de este asunto.

Por otro lado, interesa destacar que algunas de las contribucionesque tienen cabida en este volumen responden a investigaciones de másamplio recorrido, pues se enmarcan en otros proyectos, igualmentedesarrollados por el GRISO, como por ejemplo el dedicado al estu-dio de la fiesta barroca, o el que tiene como objetivo la edición delcorpus teatral completo (comedias y autos sacramentales) de Calderónde la Barca.

En fin, el conjunto de los trabajos aquí reunidos pretende mostrarun estado actual, si bien muy parcial, de la influencia del fenómenode lo maravilloso y lo monstruoso en la literatura de las dos orillas.Nos encontramos así con aportaciones que van desde el estudio delas recreaciones de la leyenda medieval de Roberto el Diablo o delPurgatorio de San Patricio, hasta el rastreo de elementos fantásticosen los folhetos de la actual literatura de cordel brasileña y en novelasy textos poéticos del siglo XX, pasando por la interpretación del sim-bolismo de los monstruos en las relaciones de fiestas jesuíticas del si-glo XVII, la consideración de lo maravilloso en comedias y autos cal-deronianos, o el estudio de lo sobrenatural en las crónicas de Indias,en relatos de milagros y en las relaciones de monstruos, entre otrosmuchos aspectos.

En definitiva, esperamos que este libro sirva para que el curiosolector encuentre nuevas vías de aproximación al siempre fascinantemundo del portento y la maravilla.

Mariela Insúa CerecedaLygia Rodrigues Vianna Peres

Pamplona-Niterói, diciembre de 2008

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ESPANTO Y FAMILIARIDAD ANTE LO SOBRENATURALEN RELATOS DE CHARCAS

Andrés EichmannGRISO-Universidad de Navarra

Santo que no hace milagros ni es santo ni es ná.

1. Milagros de un santo

Estamos en Potosí, a comienzos del siglo XVII. El siervo de DiosFray Vicente Bernedo era conocido por su vida de oración, de peni-tencia y de servicio humilde y abnegado al prójimo. De su peniten-cia baste decir que habitó durante dos años enteros el campanario dela iglesia de Santo Domingo, expuesto al frío: al proverbial frío poto-sino, que se siente aun al abrigo de los elementos. En una ocasión elsuperior del convento le ordena a Fray Vicente que acompañe al pa-dre Procurador, que debía salir a ocuparse de algunos negocios delconvento:

Entre otras partes adonde le acompañó fue al oficio de Cabildo: en-traron en él, y en tanto que el Padre Procurador trataba de su negocio,

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se sentó el siervo de Dios en uno de los escaños que suele haber paraesto en las puertas del oficio, y mientras estuvo allí no hizo más que san-tiguarse con tanta continuación que lo notó el compañero1.

Al regresar al convento, el Procurador dio parte del hecho al su-perior, y este llamó a Fray Vicente y le preguntó a qué se había de-bido tal actividad. Compelido por la santa obediencia, el siervo deDios respondió

que desde que se sentó en la puerta del oficio no había visto otra cosaque espíritus infernales que entraban y salían muchas veces, y que eratanta la prisa que se daban, entrando unos y saliendo otros, que uno tro-pezó y cayó en el suelo; y que de verle caer no pudo tener la risa, aunen medio del espanto que le causó la visión, por cuya causa se había san-tiguado tantas veces.

Nótese que no se santiguaba a causa de los espíritus infernales sinopara no dejar que estallase la risa. El biógrafo de Fray Vicente agregauna consideración: los demonios carecen de cuerpo y por ello son in-capaces de tropezar y caer, pero que Dios los puede forzar a repre-sentar tales casos «para que los que podemos caer y tropezar con máspeligro en las almas […] caigamos en la cuenta del peligro» viviendocon cautela frente a la tentación.

En vida Fray Vicente obró milagros clamorosos como la levitacióndurante la Misa; el don de lenguas gracias al cual, en sus viajes mi-sioneros, los indios de diversas naciones entendían su predicación ensus «idiomas maternos»2; el don de profecía, etc.

Su muerte estuvo acompañada de otros fenómenos más o menosfrecuentes (luz maravillosa en su celda, hermosura del cadáver, fra-gancia, calor en las manos, etc.). Al momento de morir, vino el repi-car simultáneo, sin aviso previo ni intervención de manos humanas,de todas las campanas de Potosí: «sin duda los campanarios daban elpésame al nuestro con las voces del metal, por la falta que le hacía sucontinuo habitador»3. Mientras duró la exposición de su cuerpo pararecibir el último saludo de miles de devotos, tuvieron que amortajar-

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1 Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias…, pp. 525-526.2 Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias…, p. 612.3 Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias…, p. 632.

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lo varias veces, ya que todos se llevaban en calidad de reliquias peda-zos de mortaja hasta dejarlo desnudo, aparte de cabellos de su cabe-za. También llegó un atrevido devoto que quiso llevarse uno de susdedos:

al besarle la mano, y queriendo hacer el hurto valiéndose de los dientes,solo le sirvió de herirla, sin poder llevarse el dedo, y de descubrirse elhurto por la copia de la sangre que destiló la herida, tan pura, tan líqui-da y fresca como si actualmente saliera de un cuerpo vivo, a que se jun-tó ser tanta que pudo cogerse en lienzos; de suerte que el que pensó que-dar rico con el dedo, no llevó consigo más que su atrevimiento propio,y dejó a muchos ricos con la sangre4.

Diez años después de muerto se volvió a intentar quitarle dos de-dos, y nuevamente sangró como si estuviera vivo.

A los cuatro meses de fallecido decidieron trasladar su sepultura:del suelo de la iglesia a la sacristía. Mientras adecentaban el lugar don-de sería colocado, lo pusieron sobre una mesa de la biblioteca del con-vento: «Halláronle tan flexible y tan tratable en todas sus partes comosi estuviera vivo, levantándole los brazos, moviéndole la cabeza y sen-tándole, y parándole en pie, y volviendo a acostarle en el ataúd, pro-digio que aún dura hoy después de sesenta y dos años de su ventu-roso fin»5.

Estando en esas operaciones, un día se dieron cuenta de que en lamesa en la que estaba depositado se había derramado un líquido:

discurriendo que sería algún humor que destilaba el cadáver hicieron traerpara recogerle una palangana de plata, y recogido se vio que era orinadel siervo de Dios; que con los movimientos que hacían del mismo cuer-po para hacer experiencias de su tractabilidad, la había despedido de suvejiga.Y después de dieciséis meses estaba tan clara y sin corrupción niotros de los accidentes que pudiera tener, por guardada, aunque fuese enun vaso muy limpio y por mucho menos tiempo; como si acabara de sa-lir del cuerpo de un niño de cuatro años. Y por quitar experiencias elmismo Corregidor cerró la librería y se llevó consigo la llave6.

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4 Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias…, p. 640.5 Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias…, p. 644.6 Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias…, pp. 644-645.

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El biógrafo de Fray Vicente Bernedo transmite, entre otros mu-chos, un milagro que tiene como fuente a la hermana del autor.Tienepor escenario un hogar limeño del siglo XVII, y su narración nos apro-xima a las costumbres y las relaciones que se daban al interior de laservidumbre de la casa.

Una mañana del año 1678 salió de la cocina a la sala una esclavacon un pollo muerto en la mano. Lo había hallado ahogado en unavasija que recogía las aguas perdidas de la cocina.

Su ama doña Catalina se inquietó […] porque todos los criados y cria-das de casa los tenían, y el dueño del pollo ahogado había de echar laculpa de su muerte a la que lo había sacado. Levantose, averiguó cúyoera, y en toda la casa no se halló quién le conociese por suyo. Faltabasolo un esclavo que había ido a un recado: era un negro muy bozal, aca-bado de venir de su tierra, y sobre todo soberbio y muy atrevido, de queno se asustó poco doña Catalina,considerando que el negro, viendo muer-to su pollo, podría ser que embistiese con la esclava y se la tratase mal.Ypor obviar esta pesadumbre, discurrió pelar el pollo, y en volviendo el es-clavo, pagárselo, diciendo que ella le había muerto para una de sus seño-ras que estaba enferma. Hizo sacar agua caliente a la sala, metió en ellael pollo para pelarle, y estándole revolviendo, pensó que podría ser queno fuese del negro el pollo, sino que hubiese saltado de alguna casa dela vecindad.Y determinó dejarle hasta que viniese el negro y, si lo co-nociese por suyo, pagárselo y apaciguarlo con el dinero porque no se tra-base con la esclava. Arrojó el pollo, cogiole un muchacho de casa y an-duvo jugando con él por mucho tiempo, tirándole de unas partes a otras,que [aun] cuando estuviera vivo bastaban para matarle estos golpes.Vinoel negro y conociole, comenzó a bravear y doña Catalina a apaciguarlecon ofrecerle el dinero. El negro se sosegó, y doña Catalina prosiguió lasdiligencias de pelar el pollo.Y teniéndole en el agua caliente comenzó adiscurrir que el haber callado el negro podía ser disimulo por su respe-to, y que después a sus solas entraría la riña con la esclava.Y afligida des-te recelo, que no lo fundaba mal en la condición del negro, volviose alsiervo de Dios Fr.Vicente Bernedo, y le decía: ¿Es posible, padre mío, queya que sucedió esta desgracia, hubo de ser con el pollo deste negro, queme ha de maltratar la criada? ¿Es posible que siendo vos el dueño destacasa (decíalo por la gran devoción que el autor, su hermano, tenía al sier-vo de Dios […]) han de suceder estas cosas en ella? Estas y otras le de-cía en su aflicción, cuando el pollo abrió los ojos.Y viendo tanto prodi-gio, animada, prosiguió: Ahora, padre mío F. Vicente, ahora es tiempo,¡resucítalo, siervo de Dios! Caso raro: el pollo hizo fuerza y se le soltó de

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las manos, y parándose en el suelo cantó, que para un pollo mojado esprodigioso de por sí, y luego partió a la calle, que fue menester ir tras élpor que no se perdiese. Quedó [Catalina] llena de lágrimas de consueloy devoción, y toda la casa absorta de la maravilla porque todos fuerontestigos de ella7.

Cualquiera que se proponga hacer una entretenida antología tau-matúrgica puede llenar muchas páginas, y reunir aquellos que resul-ten más de su agrado. Porque, no cabe duda, el Siglo de Oro es tiem-po de milagros. No intento aquí hacer tal cosa, sino solamente mostraralgunos milagros en cuyo relato queda patente la familiaridad con losobrenatural por parte de los protagonistas.

En el primer caso, como ya señalé, FrayVicente no tiene tanto pro-blema en presenciar a los demonios como por contener la risa. En losfenómenos relacionados con sus restos mortales hay detalles que se sa-len de los parámetros de nuestra sensibilidad: sería bastante extrañohoy hacer diversas pruebas con el cadáver de alguien por quien sesiente veneración, y mucho menos al cuerpo de una persona a la queen cualquier cultura se considere consagrada y santa. Ponerlo en di-versas posiciones corporales ya parecería muy atrevido, y mucho peorarrancarle cabellos o intentar sacarle un bocado para quedarse con unareliquia. Lo asombroso consiste en que estos hechos son, en el relato,la mera condición de posibilidad para que se manifiesten nuevos fe-nómenos milagrosos, ya sea sangrar por el dedo mordido o expulsaruna orina que resulta tan incorruptible como el mismo cadáver.

En el último de los milagros narrados, el del pollo, el relato pre-para al lector a lo largo de las diversas etapas del maltrato del animalya muerto, operaciones que harán más asombroso el milagro. Por suparte, doña Catalina considera perfectamente esperable que el difun-to fraile intervenga con la resurrección del pollo para evitar los pro-blemas domésticos en ciernes que tanto la afligían. Al exponerle suscuitas en forma de interrogación doliente, hace uso de recursos per-suasivos propios de quien espera un cambio en la situación. Lo queocurre enseguida parece broma, ya que el maltratado animal no se re-cupera de golpe, sino que ofrece un síntoma, inequívoco pero insufi-ciente, de la intervención de FrayVicente.Al observarlo doña Catalina

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7 Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias…, pp. 657-658.

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apostrofa al santo con decisión para estimularlo a acabar el milagro.Según Gabriela Torres, muchos de los relatos de milagros presentes enlas hagiografías del Siglo de Oro adoptan como modelo al Evangelio:«Si el santo es el imitador más perfecto de Cristo, en los milagros tam-bién ha de imitarle»8. Si seguimos este criterio, podemos recordar queen numerosas ocasiones Jesús exige la fe como condición para reali-zar el prodigio. Otras veces parece no estar en disposición de hacer-lo, pero acaba concediéndolo como premio a la petición insistente yconfiada.En el caso que nos ocupa, las quejas iniciales de doña Catalinason ya señal de que ella tenía fe; fe en Dios, y fe en la capacidad deintercesión o de intervención por parte de Fray Vicente. Pero son susexclamaciones finales las que manifiestan la convicción de que aquí yahora esta intervención puede y debe producirse. Como consecuenciaviene el milagro.También se parece a algunos milagros del Evangeliopor la sobreabundancia de los efectos: el pollo no solamente resucita,sino que canta estando mojado y sale corriendo.

En opinión de Meléndez, la finalidad de los milagros que obra Diosa través de un siervo suyo es múltiple. Los fines son todos «muy dig-nos de su poder, y muy propios de su amor»9. En los milagros arribavistos parece primar la función docente. La cuestión que se plantea escuál es la enseñanza de cada uno y a quién va dirigida.

En el primer caso, el tropezón del diablillo es un aviso de mante-nerse alerta y no caer en pecado. Parece una enseñanza apropiada parapersonas que transitan ya el camino de la virtud, como es el caso delos religiosos del convento. Otra enseñanza posible consiste, y me pa-rece que es la finalidad de varios milagros hasta aquí recogidos, enproponer un modelo cuya conducta ha de ser imitada. Dios acreditaa sus siervos para el bien de sus contemporáneos: estos detendrán sumirada en la vida virtuosa de aquéllos, y mudarán de vida. Meléndezutiliza una metáfora relacionada con los hábitos de los escritores desu tiempo, de poner notas y señales al margen del texto:

cada prodigio es un ojo y cada milagro un índice que pone su omnipo-tencia al margen de sus virtudes [del santo], libro donde todos lean es-crita su obligación para que así reparando […] se confunda la ignorancia

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8 Torres Olleta, 2005, p. 18.9 Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias…, p. 582.

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y se aliente la tibieza a imitar sus ejemplos y seguirlos, conocida la sen-da de salvarse sin que le quede a la pereza disculpa10.

Este parece el sentido del milagro de las campanas de Potosí y tam-bién los relacionados con el cuerpo incorrupto de Fray Vicente.

En el milagro del pollo, fuera de la solución de un problema con-creto (evitar el maltrato de una criada de la casa), la enseñanza pare-ce estar en que quien pide con fe a un intercesor válido será escu-chado.

2. Avisos divinos

Hay muchos relatos de hechos que sirven como advertencia deDios para que un pueblo cambie de conducta. El Antiguo Testamentoabunda en esta variante del «lenguaje de Dios»: la plaga de las ser-pientes en el desierto del Sinaí que atacaban a los hebreos a causa desu rebeldía, la sequía en el reino de Israel dispuesta por el profeta Elíasde parte de Dios; el triunfo de pueblos enemigos sobre el reino, etc.Por otra parte, relacionar calamidades públicas con la voluntad divinaen orden a rectificar situaciones de injusticia o de impunidad de cri-minales (en sentido amplio) es común en otras culturas. De ellas meinteresa que recordemos que en Grecia y Roma hay ejemplos queservirán de modelo para otros desarrollos literarios y de pensamientoen Occidente: el campamento aqueo es objeto de las saetas envene-nadas de Apolo hasta que Criseida sea restituida a su padre,Tebas su-frirá la misma suerte hasta que sea desterrado el criminal que diomuerte a su padre y se casó con su madre, etc. En ocasiones los ma-les de la república son anunciados mediante signos prodigiosos: la ser-piente que sale de una columna de madera del palacio real de Tarquinoel Soberbio11, por dar un ejemplo entre muchos.

Hay autores de Charcas en los que encontramos estos elementos.El jesuita José de Aguilar considera que los males que sufre el reinono proceden sino de la cólera divina, exacerbada por las injusticias co-

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10 Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias…, p. 582. El resaltado es mío: creo veren esa palabra no el referente designado sino la expresión ‘ojo’ o el dibujo de unamano con el índice extendido, que se ve al margen de muchos escritos del siglo XVII.

11 Tito Livio, Ab Urbe condita, I, 56.

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metidas contra los mitayos de Potosí12. Arzáns considera cada catás-trofe (la reventazón de la laguna de Caricari, las epidemias, etc.) comoavisos de Dios para que el pueblo cambie de conducta. Fuera deCharcas, Meléndez registra no solamente el castigo, sino su anunciopor parte de un theiós aner, en este caso el Padre Fray Juan de Villalobos,que fue predicador durante treinta años en la ciudad de Huamanga(hoy Ayacucho). Estando ya ciego, un 8 de septiembre, fiesta de laNatividad de la Virgen, predicó en la iglesia del convento de SantaAna un sermón ante un gran público, que acabó con las siguientespalabras:

«En muchas ocasiones os he dicho predicando que tengáis paz unoscon otros, y que os améis en Dios nuestro Señor.Y estáis tan obstinadosen vuestros rencores y malas voluntades. […] Pues el Señor os pondrá enpaz con una tempestad y tormenta que ha de enviar sobre vosotros a lascinco de la tarde de este día, tan terrible y espantosa cuanto jamás ha-bréis visto. Ruego a Dios nuestro Señor por la intercesión de la reciénnacida use con vosotros de sus antiguas misericordias y no mire vuestrasculpas y pecados».Y dicho esto se bajó del púlpito llorando y se fue a sucelda, quedando todos haciendo del bendito predicador el juicio que que-ría cada uno.

Llegó la hora que había dicho el siervo de Dios, y luego comenzó elcielo a entoldarse de nubes negras y obscuras, y al mismo punto a tro-nar, relampaguear y caer rayos sobre las casas, que hacían notables daños[…]. Crecía por instantes la tormenta, sus fusiles continuados atemoriza-ban la vista, los rayos repetidos con espanto cruzaban el aire. Allí derri-baban una casa, en otra parte quitaban la vida a un hombre. Andaban to-dos despavoridos de unas partes a otras sin saber a dónde iban, porque eltemor los llevaba sin tino.Tragaron todos la muerte, y porque no los co-giese desprevenidos […] y acudían como podían a las iglesias, donde seconfesaban a gritos, y con suspiros y lágrimas pedían a Dios perdón desus culpas. […] a donde cargaba la más gente era a nuestro convento deSanta Ana, en cuya iglesia estaba el Padre Fray Juan de Villalobos hinca-do de rodillas delante del Señor, en oración tan profunda y tan inmobleque parecía como una estatua de mármol. Allí se hacían amigos los ene-migos, se perdonaban todos las injurias recibidas y se daban las manos y

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12 Aguilar, Sermones del Dulcísimo Nombre de María, pp. 45-112 («Sermón segun-do de el Nombre de María y patrocinio de las armas españolas, predicado en la ciu-dad de La Plata […]»).

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los brazos. Con que Dios templó su ira, feneció la tempestad y quedó elcielo sereno13.

Arzáns consigna, por su parte, hechos insólitos que anuncian gran-des desgracias. Sus relatos no pueden leerse sin tener en mente losprodigios públicos del mundo grecorromano. Él mismo prepara al lec-tor recordándole que «por las historias divinas y profanas sabemos quecuando en el mundo han de suceder casos notables, el cielo los anun-cia días antes y se ven visiones espantosas y sucesos admirables que losrepresentan»14. Veamos el modo en que fue anunciada la sangrientaguerra entre Vicuñas y Vascongados en 1618. El día que llegó el nue-vo Corregidor Francisco Sarmiento de Sotomayor, estando ya en sucasa recibiendo parabienes, contra todo pronóstico se cubrió el cielode negras nubes, que descargaron un granizo «en el tamaño comonueces de Chile», en tal cantidad que cubrió el suelo con un espesorde media vara. Cuando alguien tomaba en sus manos un grano, al de-rretirse no salía agua sino sangre, mientras que si se derretía sin con-tacto con manos humanas quedaba agua clara. Por la noche aparecióun cometa color de sangre y que alumbraba como fuego; era corvo,con forma de alfanje o de hoz, y apareció durante cuatro noches se-guidas. Arzáns reproduce el dibujo que dice consultar en otros auto-res. Su reflexión es la siguiente:

Vistas estas señales, ¿qué podemos decir sino que eran diligencias de lainmensa piedad de Dios para evitar en los abandalizados el delito de loshomicidios […]? […] Por eso las repúblicas deben cargar la considera-ción sobre los acontecimientos, considerándolos como prevenciones di-vinas, no como acasos humanos15.

A los cuatro días, un azoguero vascongado muy rico le envió aSarmiento de Sotomayor, como presente, una piña de plata de sesen-ta marcos de valor sobre un asiento de oro muy fino. Pasada una horala piña comenzó a destilar gotas de sangre que se derramaban en suasiento de oro y sobre la mesa. Nueve días después un mudo de na-cimiento comenzó a gritar «¡Mueran, mueran!», sin que nadie lo pu-

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13 Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias …, tomo II, pp. 19-20.14 Arzáns, Historia de la Villa Imperial de Potosí, tomo I, p. 311.15 Arzáns, Historia de la Villa Imperial de Potosí, tomo I, p. 312.

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diese contener ni con azotes.Y no lejos de Potosí una perra dio a luza cuatro cachorros; el amo le puso a uno el nombre de Vizcaíno, yfue despedazado por los otros tres.

3. Tipología del prodigio

Ya hemos visto algo de «teoría del milagro» y del portento públi-co, expuesto por los mismos autores que los transmiten. Propongo darun paso más: parece que la función del milagro varía en relación conla actividad o localización de quien los consigna. Para Meléndez losmilagros se producen mayormente para arrancar a los cristianos de la«fe muerta». Su finalidad es la de un estímulo para que su conductasea coherente con la fe que ya profesan. El ámbito urbano es el mar-co de la mayoría de los milagros que relata: una ciudad en la que elEvangelio es bien conocido. En cambio el agustino Ramos Gavilán semueve en un contexto rural: la evangelización en Copacabana y susalrededores. Tal vez sea por ello que los milagros, en su caso, tenganprincipalmente una función persuasiva: se producen para mover haciala fe a los «indios infieles» y para consolidar la de los neófitos. En suHistoria del célebre santuario de nuestra Señora de Copacabana relata másde 150 milagros obrados por María en la advocación del Lago, en sumayor parte a favor de indígenas.Y apoyándose en Santo Tomás, ex-plica:

todo milagro se hace en fe y porque la fe sea propagada, y eso incluye ladefinición que los teólogos dan de milagro: milagro es una cosa imposi-ble a los ojos humanos, que deja atrás la fuerza de la naturaleza, hechoen orden de manifestar la divina gracia, la verdad y virtud en utilidad dela Iglesia, fuera de las esperanzas que la naturaleza admirativa promete,aunque no fuera de las que promete y puede la gracia16.

Puedo decir que de los autores que he consultado de Charcas,quien más desarrolla la «teoría del milagro» es precisamente RamosGavilán:

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16 Ramos Gavilán, Historia del célebre santuario…, p. 132.

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También se debe advertir la diferencia que hay entre milagro y cosaadmirable, que el milagro causa admiración así en el sabio como en elignorante, porque ambos ignoran su causa, y la cosa admirable sólo asom-bra al que no sabe sus causas y principios, que pone admiración en elrústico, y no en el sabio que sabe la causa. En orden y razón de las di-chas atrás en la definición de milagro, para que estos neófitos y reciénconvertidos naturales conozcan lo mucho que la soberana Virgen puedecon Dios, ha tenido por bien la divina Majestad engrandecer esta santaimagen con maravillas tan excelentes que exceden toda facultad criada17.

Por otra parte, si muchos milagros están en relación con la fe, los«avisos divinos» lo están con la conducta. Los ejemplos que hemos vis-to se refieren a la conducta de grupos humanos, ciudades y reinos en-teros.Aguilar no habla de prodigios sino que interpreta los hechos conla perspectiva teológica de la época, que también está presente en mu-chos pasajes de Arzáns (he dado el ejemplo de la reventazón deCaricari). Meléndez, por su parte, muestra una catástrofe anunciada,cuya finalidad no es el castigo mismo sino el perdón mutuo entre lospobladores de Huamanga. Los prodigios que funcionan como avisosnefastos narrados por Arzáns, aunque parecen seguir el modelo de loshistoriógrafos clásicos de la Antigüedad, vienen interpretados tambiénen clave teológica cristiana: son expresión de la bondad de Dios, comohemos visto.

En algunos casos los portentos pueden evocar en el lector relatosanteriores que presentan alguna semejanza. En Alonso, mozo de muchosamos, publicado en 1624, el protagonista reprende a unas viudas quetenían el vicio de platicar entre ellas interminablemente en el interiorde la iglesia. Entre otros argumentos les recuerda que San Benito, es-tando en oración, vio que salía de la pared un demonio que se dedi-caba a escribir muy aprisa en un pergamino todo lo que conversabandos vejezuelas. Hablaban tanto que al demonio, a pesar de que usabaletra pequeña y abreviaturas,

vínole a faltar en qué escribir; y enojado con el poco recado que habíatraído, asió con los dientes del pergamino para estirarle y que diese de sí;

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17 Ramos Gavilán, Historia del célebre santuario…, p. 133.

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pero […] rompiose el pergamino y él dio una gran calabazada en una es-quina de la pared, que no fue de poca risa para el glorioso abad18.

Pueden encontrarse tradiciones que guardan alguna semejanza conotros de los prodigios que hemos visto. El gallo y la gallina que can-taron después de asados en Santo Domingo de la Calzada podrían re-sultar parientes, tal vez no muy próximos, del pollo resucitado porF r ay V i c e n t e. Estas semejanzas no suponen filiación, p e ro sin dudamuestran dimensiones de la re l i giosidad ampliamente conocidas ycompartidas.

Los ejemplos que hemos visto manifiestan una familiaridad con losobrenatural que era corriente en la época. Sin eliminar el espanto ola admiración ante hechos sobrenaturales concretos, la familiaridad escondición para que los diversos autores expongan sus reflexiones so-bre tales sucesos, como lo hace cualquiera hoy día con acontecimientosnormales y corrientes: con el realismo de quien estudia un fenóme-no físico o biológico.

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18 Alcalá, Alonso, mozo de muchos amos; p. 269. Apunta Donoso en su edición dela novela que la anécdota no es atribuible a San Benito sino que pertenece a unatradición francesa según la cual le habría ocurrido algo semejante a San Martín deTours. Remite también a otro relato con un «diablo escribiente» que aparece en elMagnum speculum exemplorum, una suerte de poliantea que publica el jesuita IoannesMaior en Colonia, 1617: el protagonista es «un sacerdote» sin más; y el diablo no segolpea ni provoca risa.

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Bibliografía

AGUILAR, J. de, Sermones del Dulcísimo Nombre de María, predicados por […], dela Compañía de Jesús, Catedrático de prima de Sagrada Teología, en la Universidadde La Plata, y hoy de Vísperas, en el Máximo Colegio de San Pablo de Lima,Examinador Sinodal del Arzobispado de La Plata, Calificador del S. Oficio dela Inquisición. Tomo segundo que dedica al Sr. D. Diego Fernández Gallardo,Deán de la S. Iglesia Metropolitana de La Plata, Sevilla, Juan Francisco deBlas, 1701.

ARZÁNS DE ORSÚA Y VELA, B., Historia de la Villa Imperial de Potosí, ed. L. Han-ke y G. Mendoza, Rhode Island, Brown University Press, 1965, 3 vols.

MELÉNDEZ, J., Tesoros verdaderos de las Indias en la historia de la gran Provincia deSan Juan Bautista del Perú de el orden de los Predicadores […], Roma, NicolásÁngel Pinassio, 1681, vol. II.

RAMOS GAVILÁN,A., Historia del célebre santuario de Nuestra Señora de Copacabanay sus milagros, e invención de la cruz de Carabuco [Lima,Gerónimo de Contre-ras, 1621], La Paz, Academia Boliviana de la Historia, 1976.

TITO LIVIO, Ab Urbe condita, versión de www.thelatinlibrary.comTORRES OLLETA, G., Milagros y prodigios de San Francisco Javier, Pamplona, Fun-

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