Espacio, fuerza, magnitud: Sobre la extensión en Leibniz

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Espacio, fuerza, magnitud: Sobre la extensión en Leibniz 1 Enrique Maestu Fonseca 1 “Black in deep Red Mark” Phillip Rothko

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Espacio, fuerza, magnitud: Sobre la extensión en Leibniz

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Enrique Maestu Fonseca

1 “Black in deep Red Mark” Phillip Rothko

Introducción

Nada fue lo mismo en la filosofía moderna después de Descartes y sus contribuciones metafisicas y

matemáticas. Con él se inicia una nueva penosa tarea que es la de construir aquello que más tarde

llamaremos ciencia Moderna pero que tal como explica Paolo Rossi en aquellos momentos todavía estaba 2

lejos de ser un conjunto de disciplinas ordenadas y de procedimientos estandarizados. Ni siquiera es posible

atribuir el carácter de separación entre campos de la propia filosofía. La diferenciación entre ontologia,

epistemologia y lógica, que a ojos de los modernos es nítida, no parece ser tan fácilmente identificable en

Descartes, Spinoza y Leibniz, sino que se desarrollan como diferentes secciones de la pregunta acerca de la

naturaleza de la naturaleza y de la posibilidad de la libertad del sujeto dentro de este sistema. Si pensamos la

historia de la filosofía del siglo XVII como si de una mónada leibniziana se tratase explicariamos el

cambio de los contenidos y métodos del proceder filosófico como un permanente cambio en la monada

filosófica, que sin embargo, a pesar de no dejar de actualizarse, nunca cambia de forma inmediata sino de

forma gradual como una herencia del pasado que se dilapida poco a poco. Las herencias del pensamiento

clásico y de la primera escolástica aparecen cuando no son llamadas a escena porque forman parte de la

formación indirecta en el caso de Descartes y fundamental dentro del pensamiento de Leibniz. No se trata 3

de empezar a hacer una hermeneutica retrospectiva de la construcción de la filosofía moderna, sino

precisamente de insistir en el carácter de tácito conflicto en el método, en el léxico y los fines de la

producción doctrinaria los que marcan las influencias, en ocasiones como rémoras y en otras como

catapultas, como en el caso de Leibniz, que no solo se desenvuelve en las corrientes de la filosofía del siglo

XVII, sino que en las etapas de su pensamiento Platón y Aristoteles serán apoyos importantes en diferentes 4

momentos. No, obstante después de Descartes , pensar el espacio ya no será lo mismo, y precisamente en

esta dirección se encamina el presente trabajo.

Pensar el tiempo y el espacio en el siglo XVII es algo que trasciende al pensamiento metafísico o

especulativo. Pensar la extensión, sus causas y límites está íntimamente relacionado con dos hechos

definitorios de la modernidad como son la formación y asentamiento del estado moderno y la reforma 5

protestante y las guerras de religión que asolaron Europa durante todo el siglo XVII. De esta manera la

2 Rossi, P: (2000:43) 3 Decimos indirecta no solamente en referencia a que el propio Descartes renegara del modo de proceder de los escolásticos, que ciertamente manifiestan una propensión mayor al estudio de los clásicos. Geneivre Rodis­Lewis, en su biografía sobre Descartes sostiene que el joven René en su estadía en el colegio de los Jesuitas de La Fleché, no recibió una educación escolástica doctrinaria aunque si tuvo contacto indirecto con la doctrina aristotélica. En el Descartes de las meditaciones encontraremos que en las Objeciones y respuestas, su modo de argumentar es marcadamente diferente cuando no antagónico al escolástico. 4 Así pues Leibniz en su cuarta respuesta a Clarke reconoce haber creído en la explicación que Aristóteles da en el Libro IV de la física acerca del vacío pero haberse desengañado posteriormente a tenor del experimento realizado por Torricelli y las explicaciones dadas por Descartes y Pascal 5 Para ilustrar el proceso de formación del Estado moderno de Europa en el Siglo XVII se puede hacer uso de la animación realizada por Benoit du Chatelet sobre los cambios en las fronteras, soberanía y regimenes politicos en Europa. [https://www.youtube.com/watch?v=2GwArLzQn9Q]

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metafísica, como ciencia ordenadora de ciencias y como productora de cosmovisiones ya fuera físicas o

teológicas representaba ciertamente un rol mucho más central que el que ahora mismo ocupa a la hora de

legitimar procesos históricos ajenos a sus propios contenidos internos. Por eso, pensar el mundo como caos

fenomenico que puede ordenarse porque de hecho ya está previamente ordenado pero necesita de una

explicación, abre la puerta a que en el siglo XVII se generen metafísicas dispares en referencia al estudio

de la naturaleza con mayor referencia a una base metafísica o teológica.

La aportación del pensamiento leibniziano a la metafísica tiene ciertos caracteres muy originales

respecto a los principios que están a la base como al orden en el que se distribuyen los elementos y

contenidos y la capacidad que tiene de incorporar aspectos de otras doctrinas a su pensamiento. Cassirer se

refiere a su filosofía como “ un alfabeto del pensamiento que nos permita construir con un número

relativamente pequeño de elementos simples la totalidad del conocimiento”.En el desarrollo de su filosofía,

sobreponiendose a los antagonismos de “los puntos de vista” metafísicos, Leibniz se apoya unas veces en

Descartes y otras veces en Spinoza y en Hobbes, tomando una serie de de elementos de sus doctrinas para

incorporarlos a su propia producción, guiándose más por un interés sistemático unitario que por un intento

ecléctico de unificación. De la misma manera que a Descartes no le interesa la búsqueda de los primeros

principios tanto como el orden de los principios mismos ; Leibniz no hace el mismo hincapié en el 6

contenido de estas u otras tesis filosóficas , sino en el método de investigación por medio del cual las

establece. El problema que le preocupa de partida es el de saber hasta qué punto este ideal puede llegar a

realizarse y a ponerse a contribución para la solución de los problemas concretos en física o en metafísica,

derecho o teoría del Estado.

Sin embargo, siendo conscientes de los límites casi inconmensurables de la producción leibniziana

trabajaremos aquí con la concepción de la extensión a través de dos textos: la Monadología como texto de

una metafísica de madurez y la correspondencia entre Leibniz y Clarke a propósito de ciertas impugnaciones

que el primero realiza sobre los propósitos de la física de Isaac Newton. Nuestro interés es trabajar con el

tratamiento relacional de la materia y las substancias que se lleva a cabo en la monadología, para

posteriormente entrar en la discusión con la física de newton acerca del tiempo y el espacio absoluto y las

representaciones del mundo que se derivan de ambos planteamientos. El problema del tiempo y el espacio

absoluto así la cuestión como de las fuerzas vivas o las magnitudes ya no será el mismo cuando Kant

cambie las coordenadas del debate ofreciendo un argumento de robusta solidez, que en cierta medida

resolverá el aspecto metafísico de la polémica Leibniz­Clarke. No se busca aquí la verdad o falsedad del

planteamiento leibniziano, sino lo sugestivo que resulta la concepción relacional y hasta podría decirse

energética de tal planteamiento metafísico en relación con el mundo. Así pues para entender cual es el

carácter de un espacio relacional tendremos que seguir el camino de la materia a la idea de Dios a través del

sujeto en la Monadologia y despues tratar de profundizar en la discusión con la física de Newton.

6 Grondin, J. ( 2006:181)

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1. Monadología: Fuerza, composición y substancia

Para poder comprender que es aquello que podemos encontrar en la Monadología, debemos

de situarla previamente dentro de su obra. Se trata de una obra de madurez dentro de la no muy

prolongada vida del filoso alemán, donde más que esbozar, sistematiza dentro de un sistema de

proposiciones una metafísica mucho más madura y menos dependiente de la filosofía clásica que

en el Discurso de Metafísica que escribió siendo joven. En la Monadología encontraremos un

sistema de parágrafos donde se sintetiza una doctrina, que sin embargo proviene de otros escritos

de una obra muy prolífica. Así pues, en este tratado encontraremos las columnas, volutas y

arquitrabes de un sistema metafísico que el propio Leibniz quiso hacer lo mas sencillo posible. Lo

pretendido es lograr una metafísica de la simplicidad pero no simple. En la Monadología se dan las

claves para entender el sistema, pero hace falta recurrir a los otros textos para completar los

contenidos en materias como su teoría del conocimiento, ciencias experimentales, lógica o

filosofía de la historia. Por el tratamiento que en este texto se hace del sujeto, se siente

notoriamente la distancia con el dualismo cartesiano, y como se vera más adelante, con el

tratamiento de la extensión dentro de su propio sistema. El racionalismo leibniziano se sirve un

método que permite integrar dentro de su metafisica saberes distintos que permiten avanzar por un

camino distinto dentro de la dialéctica sujeto­objeto, salvando la trampa en la que muchos

cartesianos cayeron al tratar la extensión nada más que como mera extensión. La metafisica

leibniziana nos permite dar cuenta del cambio en el mundo, de la libertad de los sujetos, sin

desatender las exigencias de la materia como haciendo el necesario hincapié en que la materia sin

una causa eficiente seria pura uniformidad. En definitiva, la de Leibniz es una metafisica que aun

queriendo ser simple complejiza enormentente la mathesis universalis abierta por Descartes.

En la primera aproximación a las substancias Leibniz la hace recurriendo a una distinción

lógicas. Hay substancias simples porque hay substancias compuestas, y todo compuesto no es más

que un conjuto o “Agregatum de simples. Esas substancias simples, o también monadas son los

verdaderos atomos de la naturaleza y por lo tanto los verdaderos elementos de las cosas. Allí no 7

7 Veremos posteriormente como este planteamiento del espacio entra en abierta confrontación con concepción newtoniana del espacio. Mientras que el segundo se mueve en una perspectiva atomística, Leibniz se mueve en una espacialidad donde no hay vacío, y donde la totalidad de la realidad es copada por la relación constante y saturada de las mónadas en la extensión.

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hay partes y por tanto no hay ni forma ni divisibilidad posible, de lo que Leibniz deduce que dentro

de la monada no hay extensión posible.

Si nos interrogamos por la epigenesis de las monadas la pregunta adquiere la necesidad de la

existencia de Dios para su propia subsistencia, de otra manera la coherencia lógica de la substancia

o bien continuaría descomponiendose ad infinitum o bien entraríamos en un planteamiento

materialista ateo. No podemos suponer , en este caso, un comienzo natural en una substancia

simple que recordemos, no puede ser formada por composición. Las restantes substancias

compuestas solo comienzan a ser por creación y terminan por aniquilamiento, no pueden tener

comienzo ni fin total. Sino que empiezan y terminan por partes. Leibniz explicará esto aludiendo a

que cada monada es tiene un carácter único e irrepetible dentro del universo y que a su vez encierra

un universo dentro de sí. No se trata de un movimiento interno de la substancia simple, sino una

composición. Las monadas carecen de huecos por donde puedan salir y entrar las cosas y Leibniz es

tajante a este respecto “Ni substancia ni accidente alguno puede entrar dentro de una monada”

De lo hasta ahora avanzado se colige que conocemos el contexto de la monada y que

seguidamente necesitamos elucidar es su carácter y sus cualidades. Las monadas no serian seres, y

no habría una semejante a otra respecto a las cualidades, de forma contraria no habría un modo de

percibir los cambios en las cosas y todos los compuestos terminarían por ser iguales y no cabria

distinguir entre ellos. Por tanto, las monadas deben de estar en cambio continuo, y su movimiento

se deben a un principio interno y no como podría pensarse externo, ya que ninguna causa externa

puede causar influencia en su interior.No obstante, el principio de alteración no es suficiente, solo

con este explicaríamos la separabilidad pero no la composición. Para explicar el cambio que ocurre

en la naturaleza, Leibniz se sirve de la noción de relación entre los contenidos de aquello que 8

cambia y que sirven a modo de especificación de aquello que cambia permitiendo la variedad. En

toda substancia compuesta debería de haber un gran numero de substancias simples que conformen

la unidad que esta en permanente cambio, de tal manera que dicho cambio al no dejar de

producirse, es un cambio de grado porque en cada transformación algo queda y algo se va. Por lo

tanto encontramos otra regla en cada substancia simple que conforma cualquier unidad, aunque

carezca de partes debe de contener la posibilidad de establecer relaciones y afecciones. Así pues

8 Respecto al tipo de relación, cabe precisar que no se trata de una relación dialectica ni causal en el sentido escolástico, no se trata solamente que está entre la causa y el efecto posibilitandolo, sino que tiene un componente ontológico ulterior, las cosas tienen su existencia extensional de manera que por su propia naturaleza necesitan de la constante relación para poder ser lo que son. Deleuze en sus cursos de filosofía definirá esta forma de entender la relación como un planteamiento energetista.

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podremos definir Percepción como aquel “estado pasajero que encierra y representa una variedad

en a unidad o en la substancia simple”. En este punto, Leibniz nos previene sobre el error que seria

confundir percepción con conciencia y que este es un error muy común entre los cartesianos de la

época que solamente incluían en sus análisis a aquellas percepciones de las que tomamos

conciencia, y no de todo ese basto conjunto de percepciones de las que no somos conscientes. Así

pues hay un principio interno de las monadas que permite el paso de una percepción a otra que se

denomina apetición. La capacidad apetitiva es aquella que permite la dynamis dentro del sistema

leibniziano. Ya no se trata de que las monadas tengan que marcar distancias con respecto a un

planteamiento atomista materialista sino de explicar como es posible la percepción y qué clases de

percepción existen.

Leibniz pretende tomar distancia del mecanicismo cartesiano sosteniendo que no se puede

explicar a percepción mediante la mecánica, ya sea mediante figuras o movimientos. No se trata de

una maquina y aquí Leibniz se sirve de las piezas de un molino que se pueden desmontar para

explicar como funciona. Es en las substancias simples donde se encuentra el origen de las

percepciones y apeticiones.

En este punto Leibniz traza una distinción, llamara entelequia a toda substancia simple o

monada creada,porque tiene en sí cierta perfección y suficiencia que las hace fuentes de sus

acciones internas y [...] autómatas incorpóreos” . sin embargo, este argumento no puede aplicarse 9

en sentido inverso, no toda entelequia puede ser llamada alma por cuanto que tiene percepciones.

Un alma es aquella mónada cuya percepción es más clara y acompañada de memoria. La capacidad

proleptica será la encargada de ordenar las percepciones mientras que la calidad de las

percepciones será la que determine la capacidad de emitir juicios y por tanto establecer una

distinción entre hombres y animales y entre los propios hombres . Una substancia simple no puede 10

carecer de percepción ni apetición, pero tampoco si ser afectada por otras substancias. De la misma

manera que ella afecta a otras monadas simples, en ella se dan una gran variedad de percepciones

más o menos débiles, que cuando no se es capaz de ordenarlas, memoria mediante, producen

aturdimiento. Para Leibniz es el alma la que tiene la capacidad de determinar y distinguir los

9 XVIII (1889: 14) 10 Así pues la diferencia entre sueño y vigilia será una diferencia de grado en las percepciones. Mientras que dormimos o en caso de desvanecimiento repentino nuestra alma no difiere de una simple monada aunque tratándose del hombre, este es capaz de recuperar la claridad en las percepciones porque es algo más. Si no fuera algo más Leibniz estaría reconociendo nuevamente un otorgando un caracter mecanicista en donde las almas no serian más que parte de un sistema de mecanica con reglas diferentes a las cartesianas, pero una mecanica al fin y al cabo.

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contenidos alejándose del aturdimiento y engendrando el futuro. Cada estado precedente de una

monada es una continuación de su propio estado precedente que por estar en permamente relación

y afección, nunca es semejante al estado anterior. tal y como lo expresa Leibniz “ una percepción

no puede venir naturalmente sino de otra; así como un movimiento no puede venir naturalmente

sino de otro movimiento” . La memoria es el fundamento de posibilidad de entender la 11

consecución.a las almas, pero que no obstante, debe de distinguirse de la razón por cuanto que la

memoria como facultad permite ordenar los contenidos de la experiencia atendiéndose a un criterio

empírico que permite la formulación de prognosis inductivas, la razón es la que posibilita y propicia

la búsqueda de las verdades eternas. Leibniz nos dirá que los humanos somos empíricos en tres

cuartas partes de nuestras acciones pero que lo que nos distingue de los animales es precisamente

poseer la razón y la ciencia que son los únicos instrumentos que nos permiten elevarnos al

conocimiento de Dios y de nosotros mismos, que puede denominarse asimismo como espíritu o

alma racional. Solo el conocimiento progresivo de la realidad y por la capacidad de realizar

abstracciones es como se puede “ por medio de actos reflexivo” llegar a pensar en un “yo ”, que “ 12

está dentro de nosotros” y en virtud del cual se puede pensar en el ser las substancias y en Dios 13

Los objetos principales de nuestros razonamientos nos son suministrados por medio de actos

reflexivos que a su vez se fundan en los principios de no contradicción sobre el que Leibniz se

refiere así: “Juzgamos falso lo que esta encierra y verdadero lo que es opuesto a lo falso o

contradictorio”, y en segundo lugar el principio de razón suficiente que es enunciado en la

monadología en los siguientes términos: “No se puede hallar hecho alguno, verdadero o existente,

ninguna enunciación verdadera, sin una razón suficiente por la cual sea así y no de otro modo,

aunque estas razones nos sean desconocidas con frecuencia” 14

Si aplicamos estos principios a los la naturaleza de nuestros razonamientos se colige que se

podrán distinguir dos tipos de verdad. Aquellas que son necesarias, cuyo opuesto es imposible y

11 XXIII (1889:15) 12 Respecto a la noción del yo habría que considerar la posición en la que Leibniz sitúa al yo en realación al que desempeña el ego en Descartes como substancia pensante, como aquella reflexión que realiza Hume poniendo en tela de juicio la indisolubilidad del yo, afirmando que incluso está noción podía ser descompuesta en par partes igualmente relevantes. Leibniz no leyó a Hume, pero su planteamiento muestra cierta equidistancia entre ambos autores. 13 Aquí cabria iniciar una discusión sobre la interioridad o exterioridad de Dios en las substancias, ya que, sin recurrir a una ulterior explicación se puede colegir en distintos pasajes de la monadología, tanto que Dios está presente en cada una de las monadas, entrando en un planteamiento panteísta que por otra parte Leibniz rechaza, como un Dios exterior a la materia que actúa desde un nivel extramecanico fuera de la extensión tal y como encontramos en De la Verdad... 14 Sobre este principio se hace referencia en diferentes ocasiones a una ulterior explicación en la Teodicea que completa el sentido de este principio explicado en la monadologia de forma abreviada y que no incluimos aquí por razones de tiempo.

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que por su modo de establecerse son verdades de razonamiento. Y por oposición lógica se

encontraran las verdades de hecho que son contingentes y su opuesto es posible. Cuando una

verdad es necesaria se puede hallar la razón de la necesidad por medio del análisis mediante

reducción en ideas y verdades más simples de la misma manera que en matemáticas los teoremas

de especulación y las reglas practicas se resuelven por el análisis axiomático.

El criterio último de verdad de una idea no debe buscarse en su coincidencia con una cosa

externa, sino exclusivamente en la fuerza y en la capacidad del intelecto mismo. Un concepto

puede ser “ posible” y “ verdadero” sin necesidad de que su contenido se dé nunca en la realidad

externa , siempre que poseamos la certeza de que, por carecer de toda contradicción interna puede

formar la fuente y el punto de partida de una serie de juicios válidos. Sin embargo, para cerciorarse

no queda otro camino que el de hacerlo surgir constructivamente ante nosotros. Es el acto de

construcción genética el que nos garantiza la seguridad y la existencia de un determinado concepto.

Por lo tanto , la validez de un concepto complejo solo se prueba cuando se lo desintegra en sus

elementos “ simples” y cuando cada uno de ellos puede ser mostrado como “ construible”. El

contenido originario del saber no es algo reunido de cualquier modo fuera de nosotros , sino algo 15

que brota de una creación de nuestro espíritu . El intelecto , al crear genéticamente los conceptos,

crea al mismo tiempo el material del que puede obtener en lo sucesivo toda la plenitud del saber. A

este proceso Leibniz lo llama intuición, esto es a esta capacidad primaria de y fundamental de la

libre formación de los conceptos . 16

No obstante, la posibilidad de demostración no es del todo ilimitada, más bien encuentra

tanto un limite superior (al que nos dedicaremos más adelante), como un limite inferior identificado

como principios primitivos que tienen la característica común de no poder ser demostrados y de no

15 Cuando Leibniz estudia a Nizolio en 1760 desarrolla con claridad las condiciones para que se pueda explicar la inducción misma. La lógica de Nizolio se intentaba destruir la significación sustantiva de las verdades “abstractas”. Según ella, el concepto no es más que la abreviación y el compendio de los diversos hechos concretos observados , reunidos bajo un nombre común. No se trataría de un medio o instrumento de investigación sino tan sólo de un receptáculo para la conservación de conocimientos emanados de otras fuentes. La “deducción” que saca sus conclusiones pura y simplemente del contenido de un concepto no procura la menor idea nueva , sino que se limita a destacar y subrayar un caso concreto que ha contribuido y tenía necesariamente que contribuir a la formación del concepto general. Procede de una totalidad de conocimientos que ya poseemos a una parte contenida en ella. A esta visión Leibniz enfrenta una visión mucho más nueva del sentido de juicio general. Si la generalidad del concepto consistiera tan sólo en la confluencia y la suma de todo lo concreto, no pasaría de ser una vacuapetito principii , puesto que se propondrá descubrir y fijar de nuevo lo concreto por medio del concepto. pero, en realidad, general significa una determinación totalmente sustraída al campo de lo meramente cuantitativo y situada de lleno dentro del criterio de la consideración puramente cualitativa. El que un concepto posea una determinada cualidad no significa que ésta se dé de un modo concreto en todos sus ejemplares. , sino que en su definición se contienen necesariamente determinadas cualidades derivadas. 16 “ El comienzo hay que buscarlo en la naturaleza general de las verdades” ( Del conocimiento, la verdad, y las ideas)

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necesitar serlo como en el caso de las enunciaciones idénticas cuyo opuesto encierra una expresa

contradicción. Respecto a las restantes cosas, el principio de razón suficiente, debe de poder

hallarse en las verdades contingentes y objetivas, y ser capaz de encontrar en sí una regla

explicativa que otorgue cierto orden al caos fenoménico de “cosas esparcidas por el universo de las

criaturas, en las cuales la resolución de las razones particulares podría llevar a una exposición

ilimitada.

Resulta nuevamente, que la causa eficiente debe de estar fuera de la sucesión de contingencias

aunque esta pudiera ser infinita ya que la ultima razón de las cosas debe de estar en una 17

substancia necesaria “siendo esta substancia una razón suficiente, de todo y con todo ligada, no hay

más que un Dios y este Dios es suficiente” . No puede haber nada dentro de esa substancia que le 18

sea independiente y debe ser incapaz de limites y contener toda posible realidad. Para poder

otorgarle el carácter de eficiencia a dicha causa es necesario reconocer que entonces en el dicha

causa se encuentra la fuente de toda la existencia y de toda la esencia en cuanto esencia misma o “

en cuanto tiene algo de real en la posibilidad”. Luego, conocer la motivación de la causa eficiente

y su contenido necesita del conocimiento de las verdades eternas, que Leibniz denomina como

“región” aunque, en todo caso, se encuentra fuera de la región de la experiencia a pesar de que la

relación que se establece entre ambas regiones explicite una clara subalternidad de la región de las

verdades eternas sobre la experiencia, porque de darse el caso contrario “nada habría de real en las

posibilidades”.

Al haber otorgado a Dios el carácter de causa eficiente se debe entender como unidad

primitiva o la substancia simple originaria productora de todas las monadas derivadas. No se 19

puede pensar que siendo las verdades eternas dependientes de Dios, son arbitrarias y nacen de su

voluntad, más bien hay que pensar en que el nacimiento de estas leyes tiene siempre un carácter de

necesidad, no de volición divina. Si hay una realidad en las esencias y posibilidades o bien en las

verdades eternas, esta realidad debe fundarse en algo existen, que por tanto debe ser la existencia

del ser.

17 “Hay una infinidad e figuras y de movimiento presentes y pasados que entran en la causa eficiente de mi trabajo actual, y una infinidad de pequeñas inclinaciones y estados de mi alma presentes y pasados, que entran en la causa final” ( XXXVII) 18 XXXIX (1889:23) 19 “nacen de las continuos fulgores de la divinidad de instante a instante, limitados por la receptividad de la criatura en la cual es esencial la limitación”

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Hay en Dios el poder que es la fuente de todo, el conocimiento que contiene las ideas y la

voluntad que verifica los cambios en virtud del principio de mejoramiento o perfectibilidad que

corresponde a lo que en las monadas creadas verifica el sujeto en el que se encuentran las facultades

perceptiva y apetitiva. Lo que en Dios son atributos absolutos y perfectos, en “las monadas creadas

no son sino imitaciones más o menos perfectas”. No hay perfectibilidad dentro de la región de las

leyes eternas, no cabe la posibilidad de pensar en dos versiones de causa eficiente, una como

resultado del mejoramiento de otra anterior. El reconocimiento de la naturaleza de una causa

eficiente lleva de seguido a afirmar la existencia de un solo mundo, o el mejor de los mundos

posibles tal y como afirmará en la Teodicea. Las reglas que ordenan el caos fenoménico son

verdades eternas, su naturaleza no cambia. La perfectibilidad aparece en el sujeto, que al percibir

un nivel superior de conocimiento, encuentra en si la capacidad de generar una ordenación más

virtuosa o acorde a lo que hay de necesario en la causa eficiente . Son los receptores de los 20

contenidos de las verdades eternas quienes ponen en movimiento mediante su actividad un proceso

relacional continuo en donde la percepción de la naturaleza de la causa eficiente marca la dirección

en la que se encaminaran las monadas, aquí se trata no solo de resolver el problema de la

naturaleza de la materia, sino también de dar cuenta de la libertad del sujeto. De esta manera en las

substancias más simples, la influencia de una a otra se daría por el previo establecimiento de una

regla que el Dios mismo ha establecido. La regla establece una identidad en la relación pero no en

la substancia, es el modo de relación lo que se guia mediante un cierto orden idéntico en todas las

substancias, no es las substancias mismas, ya que cada una de ellas es diferente a la otra aunque

todas compartan esa noción del modo de establecer ese tipo de relación:

“Existe un enlace que tienen entre si todas las cosas creadas , que hace que cada substancia

simple tenga aspectos y relaciones que expresen las demás y que sea por consiguiente espejo

vivo y perpetuo del universo”

Dicha capacidad de influencia promovida por la capacidad apetitiva de la monada, se muestra

como una fuerza que como tal actúa produciendo un movimiento que en una relación frente a otra

cosa no solo se mueve a sí misma sino que establece una relación de posición sobre aquello con lo

que se relaciona. Cabria pues caracterizar la posición de cada monada como activa o como pasiva,

pero siempre teniendo en cuenta que no es una posición absoluta, sino que se trata de una mera

posición producto de una dynamis perpetua y que tiene en cuenta una sola relación de una monada

20 “Una criatura es tanto más perfecta que otra cuanto más puede darse razón a priori de lo que en la otra pasa”.

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que constantemente está entrando en una multitud de afecciones. Así que la substancia que se

acomoda por encima de otra como activa, será tenida por pasiva por aquella que contenga dentro de

sí a la primera . Aunque esto nos llevara a poder pensar en la existencia de varios universos debido 21

al infinito numero de substancias, no se trata de tal existencia de múltiples universos, sino de las

perspectivas de uno solo según las diferentes puntos de vista de cada mónada . De esta manera se 22

obtiene toda la variedad posible pero con el mayor orden, esto es, este es el medio de obtener toda

la posible perfección.

En el sistema leibniziano no hay lugar para el vacio, la materia llena el espacio y lo enlaza.

Los movimientos producen efectos sobre los cuerpos distantes en proporción a la distancia. Cada

cuerpo no solo se haya afectado por los que están en su contacto sino que se resienten de todo lo

que ocurre. Parece que llegados a este punto el planteamiento energetista leibniziano adquiere todo

su vigor y potencialidad futura. Al plantear la posibilidad de que en virtud de una relación

conectiva, la capacidad de afección tome un cariz casi ambiental el análisis de las pasiones se

convierte en una relación de fuerzas no circunscrito al dominio de la esfera cercana del sujeto, sino

que aparentemente no finaliza dentro del orden de la realidad positiva. Dado que para Leibniz la

realidad se caracteriza por la componibilidad tanto creativa como disolutiva, cada mónada

representa todo el universo, aunque de forma más distintamente el cuerpo es particularmente

afectado por ella con la cual forma entelequia . Es en esta unión donde el planteamiento 23

Leibniziano marca una diferencia con el cartesiano dado que el tratamiento de la extensión es

radicalmente distinto del mecanicismo cartesiano. Leibniz en oposición a Descartes y al modelo

mecanicista del cuerpo que Descartes describe en el Tratado del Hombre, acepta que los resortes

físicos del hombre actúen como los de un autómata, pero no su naturaleza que en todo caso sería la

de un autómata divino donde el espacio ontológico reservado al alma no se encuentra en otro nivel

sino en el mismo que se dan las cosas y en donde las substancias interactuan.

Cada cuerpo vivo tiene una entelequia dominante que será lo que distinga si es un animal o

un hombre. Pero todos lo vivo está formado de otros seres vivos a su vez y cada uno de los cuales

tiene en su ser una entelequia dominante. El alma cambia de cuerpo gradualmente, de forma que

21 “Dios, al comparar dos substancias simples halla en cada una razones que la obligan a acomodarse a la otra y por consiguiente, lo que bajo ciertos aspectos es activo, es pasivo bajo otros puntos de vista. Será activo en tanto que lo que en él se conoce distintivamente , sirve para dar la razón de lo que pasa en otro. Mientras que será pasivo en cuanto se halla en otro distintivamamente y da el fundamento de lo que se verifica en él” 22 LVII ( 1889:25) 23 “Y como el cuerpo expresa todo el universo por la conexión de toda la materia , el alma representa toda la materia”

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nunca es despojada por completo y simultaneamente. “No hay generación completa ni muerte

perfecta, en rigor entendiendo esta por separación del alma. a lo que se llama generación son

desarrollos y crecimientos y a la muerte son descomposiciones y disminuciones”. Así pues, queda

desechada la idea de que el alma tiene asociada una porción de materia que le es propia y siempre

la misma . Todos los seres vivos están en un flujo y reflujo perpetuo ordenado por las apeticiones 24

o fuerzas de las substancias que actúan de acuerdo en mayor o menor grado con las verdades

eternas que perciben de una manera u otra.

Para Descartes las almas no pueden dar fuerza al cuerpo porque hay siempre la misma

cantidad de fuerza en la materia. Él cree que el podría cambiar la dirección del cuerpo por no ser

conocida en su tiempo la ley de la naturaleza que afirma la conservación de de la misma dirección

total en la materia y esta forma de pensar termina por pensar que los cuerpos obran como si no

hubiese almas y las almas como si no hubiese cuerpos y ambos unidos como si se influyesen

recíprocamente. El animal empieza con el mundo y con el mundo acaba. La diferencia estriba en la

distinción antes anunciada entre las almas meramente sensibles que son imagenes del universo y

los espíritus que son imagenes de la misma divinidad autora de la naturaleza y que hacen que cada

espíritu, en una escala menor sea una pequeña divinidad. Las almas obran según las leyes de las

causas finales, esto es , mediante el establecimiento de fines y medios. Los cuerpos obran en

virtud de las leyes y de las causas eficientes o de los movimientos. Empero, se encuentra entre

ambas una armonía preestablecida ya que son representaciones de un universo mismo. Esto nos

hace pensar en la posibilidad de que los espíritus pudieran formar una sociedad con Dios a lo que 25

Leibniz da una respuesta rápida, efectivamente debe ser la acumulación de todos los espíritus los

que deben de componer la ciudad de Dios que define como un mundo moral en el reino natural que

“ no existiría si la grandeza y bondad de Dios no fuese conocida”.

En la metafisica leibniziana el mundo tiene un componente armónico ya sea en la conciliación

del del reino físico de la naturaleza que del reino moral de la gracia, algo que se puede apreciar en

la figura de un Dios que es arquitecto de la maquinaria del universo y como monarca y legislador

de la ciudad divina de los espíritus. No es nuestra intención introducirnos en un debate sobre la

moral de Leibniz a este respecto, pero si parece bastante claro que busca que el sistema descanse

24 “Cada Porción de la materia puede concebirse con un jardín lleno de plantas o un estanque repleto de peces en que cada rama de la planta , cada miembro del animal , cada gota de sus sudores y secreciones, es otro jardín u otro estanque” (LXVII). 25 discusiones del orbe vitoriano y Suarez. Segunda escolastica

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sobre una armonía promovida por Dios que conlleva un carácter de perfectibilidad continua.

Recordemos que en la Teodicea se insiste en más de una ocasión en el argumento de que el

mundo es el único posible y también el mejor de los que podrían existir. Aquí todo movimiento

parece encaminarse hacia un principio de perfectibilidad tanto moral como natural que será

ampliamente criticado años después por Voltaire.

2. La Composición de lo continuo: de la combinatoria al cálculo infinitesimal

Resulta necesario insistir ahora sobre el carácter de la estructura de la realidad dentro del

sistema metafísico Leibniziano. Como se ha visto más arriba, las relaciones que las mónadas

mantienen entre sí mantienen un movimiento orgánico y simbiotico constante en el flujo sobre los

fenómenos, que sin embargo necesitan de un tipo de ordenación exterior a la relación que

establezca las reglas del juego. El conocimiento de tales reglas marca la dirección del

amejoramiento de la entelequia de cuerpo y alma que trata ordenar, de acuerdo a las verdades

eternas que se descubren en el principio de causa eficiente la composición de este nivel en el que

interactúa. De ahí que la lógica de Leibniz busque ahondar en el contenido objetivo del saber

mismo en lugar de reducir el pensamiento a articulaciones formales. La lógica tiene que exponer

la naturaleza de este entrelazamiento entre los conceptos fundamentales y los principios

fundamentales de la razón del que brota el conocimiento lo concreto. Este modo de concebir la

lógica guarda una estrecha relación con la combinatoria bajo el principio de que cualquier resultado

, que pueda darse por combinación de distintas condiciones , determinadas mutuamente entre sí, se

podria haber previsto y haber sido establecido mediante un entrelazamiento adecuado de estas

condiciones, todas y cada una de ellas se hallan en nuestras manos. Dada la relación que establece la

entelequia con las restantes monadas las condiciones que forman el predicado de toda verdad están ya

contenidas en el sujeto que es el que percibe las leyes eternas. Los materiales de todo saber, se hallan ya

cifrados en nosotros mismos y el progresar de toda ciencia es el de llegar progresivamente a conocer por

medio de un gradual esclarecimiento de un cierto orden que ordena un caos de múltiples percepciones. Por

ello, en esta lógica, todo concepto que entre en el cálculo debe de derivarse perfectamente de las

definiciones de la unidad y pluralidad de dicho concepto. A su vez todas las relaciones han de poder ser

derivables de la numeración misma que para Leibniz es el único método fundamental. “ El número es por

tanto, en cierto modo, una forma metafísica fundamental y la aritmética una especie de estática del universo,

en la que se revelan la fuerzas de las cosas” . Ahora bien, las fuerzas de las cosas son, sencillamente, las 26

condiciones lógicas de su interconexión. De la misma manera que todo número se puede representar como

26 BUSCAR

12

el producto de otros números primarios y por tanto todo número puede determinarse por otros dos números,

los propios conceptos deben guardar un orden de composición fundamental . La combinatoria, al querer 27

determinar el número de la posibles combinaciones de los elementos dados, parece apuntar hacia el esquema

fijo de cuantos problemas puede plantearnos la realidad.

Pero el Leibniz posterior a De arte combinatoria tendrá que remontar la mirada sobre las

consideraciones aritméticas. La geometría analítica permite el trazar curvas cuyos valores de abscisas y

ordenadas se hallan entrelazados por una regla fija y unívoca, pero sin que esta dependencia pueda

expresarse en una ecuación algebraica de determinado grado de tal manera que se establece una relación

entre dos o varias magnitudes, sin que por ello una de las series pueda derivarse de la otra mediante la

aplicación de las simples operaciones aritméticas. Ahora, el concepto de número es sustituido por el

concepto de función. en la aritmetica el interés recaía esencialmente en la determinación de los elementos

que conformaban los contenidos complejos; ahora, lo central es el modo en que se combinan.

De esta manera se abren tantos modos de cálculo conceptual como modos de desarrollo deductivo de

un concepto a otro existen. Los métodos de la aritmética, no son otra cosa que modos especiales de

combinación que en vez de imponer a todos los demás sus reglas especiales, tienen necesariamente que

derivar su propia validez de “ formas lógicas” superiores. El número mismo, que ahora no se concibe como

una simple suma de unidades, sino como una relación de magnitudes. La característica geométrica

descubierta por Leibniz ofrece un ejemplo clásico de cómo la deducción puede comportarse de un modo

perfecto e independiente, sin recurrir a las consideraciones de tipo cuantitativo.

La geometría analítica no puede llegar a dominar sus contenidos más que destruyendolos, traduciendo

de antemano a un lenguaje extraño las relaciones existentes entre ellos, en vez de captarlas en su inmediata

peculiaridad. No siempre resulta fácil trasladar de nuevo directamente las afirmaciones de este lenguaje a las

formas que pretenden aplicarse, es decir , hacer que a cada expresión del calculo corresponda una

construcción simple y determinada. Sin embargo, asumir está concepción no es algo exento de dificultades.

Operando tal y como ahora propone Leibniz el postulado de no concebir el complejo en su concreta totalidad

, sino reducirlo antes de operar en él a sus condiciones simples, queda vigente; pero la determinación

intrínseca del elemento fundamental no tiene más remedio que cambiar. En vez del cálculo de las magnitudes

y los números, aparece el calculo puro de los puntos. Así como la linea recta (en la geometría euclídea) se

determina claramente por dos de sus puntos que indican con toda exactitud su situación en el espacio y sus

relaciones con otras formas y figuras, podría aplicarse el mismo punto de vista a todos los conceptos

fundamentales de la geometría y a las combinaciones resultantes de ellos. En vez de comparar entre sí las

27 “Como todo lo que es o puede ser pensado está formado por partes reales o por lo menos, imaginarias, aquello que se distingue específicamente tienen necesariamente que distinguirse bien por poseer otras partes o por contener las mismas, ordenadas de otro modo” De Arte Combinatoria (1666)

13

diferentes figuras empíricamente, nos limitamos en el análisis a considerar totalmente aquellos elementos

conceptuales determinantes necesarios para llegar a formarnos su concepto. El análisis de la situación

cumple , de este modo, el cometido general que la ciencia universal de Leibniz se plantea: reduce las formas

acabadas del pensamiento a un movimiento discursivo que se desarrolla con sujeción a una regla estricta y

determina , partiendo de las peculiaridades formales de este proceso, su resultado definitivo. Los elementos

mismos no se dan ya por supuestos, sino que se calculan y se derivan deductivamente.

El análisis del infinito viene a representar una solución para ampliar la Mathesis Universalis que

englobe todas las formas puras de articulación del pensamiento. Las leyes de estas formas podían estudiarse

y los resultados derivarse sin necesidad de determinar magnitudes extensivas cuya mutua dependencia es lo

que se trata de comprender. Así, por ejemplo, la característica geométrica nos da a conocer un cálculo de

congruencia en el que no entran magnitudes ni números, sino solamente unos simples, carentes de extensión

y relaciones de situación. El cálculo versa solamente sobre la ordenación y la mutua condicionalidad de

relaciones puramente cualitativas, sin entrar en ninguna clase de relaciones cuantitativas. El álgebra como

ciencia de la cantidad se encuentra subordinada a una teoría de la forma que debe encontrarse en la

metafisica, lo que en términos procedimentales quiere decir que el concepto de función queda por encima

del concepto aritmético de la magnitud. La orginalidad del calculo infinitesimal consiste en que aplica esta

concepción general al campo mismo de las magnitudes. Si se contraponen dos series de magnitudes

variables y se combinan entre sí mediante una ley fija de subordinación, veremos que esta ley permanece

vigente, aunque disminuyan ilimitadamente lo valores cuantitativos absolutos que comparamos entre sí. En

definitiva, se trata de una relación conceptual que hemos establecido entre ellos y que se mantiene aunque

desaparezcan las magnitudes que al principio representaban. Ahora es esta relación conceptual la que

suministra el fundamento del conocimiento par determinar las relaciones de medida.

Mientras que la ciencia universal se limitaba al principio a reducir todo el ser discursivo a relaciones

numéricas, y trataba de enseñar seguidamente a renunciar a toda cooperación de los numeros en esta tarea,

para comprender las relaciones de la forma puramente a base a sí mismas, ahora se revelan la teoría pura y

el cálculo general de las funciones como el verdadero y más profundo instrumento para determinar los

mismos números y las magnitudes. En estas condiciones ya se puede abordar plenamente la cuestión de la

composición de lo continuo. Pasa a segundo plano el punto de vista del “ todo” y de la “parte”: en su lugar

aparece una relación de interdependencia y de superioridad y subordinación de condiciones conceptuales.

Lo “simple” no es parte integrante de lo complejo , sino un momento lógico que entra en su definición. “Las

partes no siempre son más simples que el todo, aunque son siempre más pequeñas que esté”. Lo

infinitamente pequeño pretende ser únicamente el “requisito” conceptual de la magnitud, pero no una parte

integrante real y “actual” de ella . 28

28 Volvamos a recordar Mónadologia paragrafo LXVII

14

Frente a toda interpretación atomista que concibe la materiacomo integrada por partículas

infinitamente pequeñas, Leibniz subraya continuamente una y otra vez , el carácter del cálculo infinitesimal

como el de una ficción puramente metodológica; ficción que, sin embargo es necesaria e indispensable, ya

que todo se comporta en las cosas como si fuese una verdad incondicional. En general, lo infinitamente

pequeño presenta la vigencia plena de un fundamento conceptual , pero sin que se le pueda atribuir ninguna

clase de existencia especial efectiva. tiene su lugar en los fundamentos ideales que rigen las cosas como las

leyes de estas, aunque no se encuentre en las partes de la materia.

Se abren aquí , tantos modos de cálculo conceptual como modos de desarrollo deductivo de un

concepto a otro existen. Los métodos de la aritmética, considerados desde este punto de vista, no son otra

cosa que modos especiales de combinación, que, en vez de imponer a todos los demás sus reglas especiales,

tienen necesariamente que derivar su propia validez de “ formas lógicas” superiores. El número mismo, que

ahora no se concibe y define ya, como una simple suma de unidades, sino como una relación de magnitudes,

es el caso más simple de la relación en general. La matemática constituye el material en que toman cuerpo

las múltiples formas de la deducción y del cual debemos rescatarlas en toda su pureza. La característica

geométrica descubierta por Leibniz ofrece un ejemplo clásico de cómo la deducción puede comportarse de

un modo perfecto e independiente , sin recurrir para nada a ayuda de las consideraciones de tipo

cuantitativo. La geometria analitica, pese a la indiscutible maestría técnica que la distingue, no froma en sus

premisas un todo perfectamente unitario y homogéneo. En vez de brotar todas las formas de un elemento

fundamental se ve obligada a mezclar y combinar en la explicación de sus primeras determinaciones ,

factores algebraicos y geométricos. Solo aparentemente reduce todas las características de la forma sensible a

valores y relaciones puramente numéricos. No en vano tiene que recurrir , en la definición del mismo sistema

de las coordenadas y en la derivación de las ecuaciones originarias para la recta y para la distancia entre dos

puntos a principios que no podemos demostrar sino con ayuda de la intuición geométrica.

Tal y como nos indica Cassirer, Leibniz no necesitó descubrir la idea misma del calculo infinitesimal,

que ya habían manejado y puesto a contribución con buenos resultados Galileo en la mecánica, Kepler y

Cavalieri en la Geometría, Fermat y Descartes en el análisis. Pero su paso decisivo fue el hallar el

fundamento conceptual capaz de unir todos esos conatos de explicación que se limitaban a aplicarse en

diversos campos aislados. En esto, se remonta también por encima de Newton, quien explica el concepto de

fluxión por el concepto de velocidad y cuyo punto de vista se orienta, hacia analogías esencialmente

mecánicas. Leibniz en el fondo no dista mucho de esta concepción : también para él es el movimiento un

concepto fundamental y un concepto racional puro impreso en el espíritu como patrimonio esencial de él.

El principio de continuidad, como fundamento del proyecto leibniziano se presenta siempre como un

principio de ordenación y armonización. Si se consideran dos series de valores de magnitudes variables

unidas por una ley fija , dicha relación entre los valores de cada serie no desaparecerá porque se pase de los

15

limites entre una y otra. Dentro de proceder meramente intuitivo este tipo de casos pueden aparecer en

conflicto con los restantes elementos de la misma manera que por ejemplo el paralelismo y la convergencia

de las lineas aparecen siempre como antagónicas al ser contempladas por los sentidos. Pero el pensamiento

tiene que encargarse de cerrar el abismo que existe para nuestra “imaginación”. La validez y la fuerza del

método lógico por virtud del cual relacionamos entre sí las dos series no sufren menoscabo aunque

desaparezca la analogía y la semejanza por la vía de los sentidos. La regla de lo desigual debe concebirse de

un modo tan general que pueda incluir también la igualdad como una especial determinación. Quien desee

formular reglas del movimiento y de la quietud, debe de tener presente que , ante todo, que:

“la regla de la quietud debe concebirse de tal modo que puede ser considerada como el corolario o como un

caso específico de la regla del movimiento. Cuando no ocurre así se lo constituye el indicio más seguro de que

las reglas han sido formuladas de un modo falso y no guardan consonancia entre sí”

3. La extensión: Los presupuestos epistemológicos del tiempo y el espacio.

3.1 Espacio y tiempo absolutos: Newton

Para tratar de ilustrar mejor las consecuencias del planteamiento leibniziano, es necesario

aludir a los presupuestos metafisicos de la física newtoniana y en particular a los estudios

referidos a la dinámica que sirvieron de base para la justificación de la existencia de un espacio y

un tiempo absolutos por parte de Newton. Frente a los cartesianos que realizaban un tratamiento

materialista de la extensión, Newton trabajara con una hipótesis que afirma la existencia de un

tiempo y un espacio absolutos, independientes de la materia, y que a su vez darán lugar a dos tipos

de movimientos: el movimiento absoluto, que es la traslación de un cuerpo desde un lugar absoluto

a otro; y el movimiento relativo, que va referido al cambio de localización de un cuerpo en un

espacio y tiempo relativos. La distinción entre estos movimientos no es más que una convención

que sirve para clarificar la realidad de la apariencia: el movimiento absoluto es el verdadero

movimiento que se produce en un cuerpo, el cual se mueve en un espacio absoluto—a lo largo de

un tiempo uniforme y absoluto—, mientras que el movimiento relativo es un movimiento

meramente aparente que depende del sistema de referencia arbitrariamente elegido; En esta

dinámica, todo cuerpo estará en movimiento o reposo absoluto.

16

El modo de diferenciar los movimientos absolutos y los relativos se basa precisamente en las

causas que los provocan y en los efectos que producen. Así, sucede que el movimiento absoluto

exige la actuación de una fuerza en el cuerpo movible para que pueda producirse y, sin embargo, el

movimiento relativo de un cuerpo puede verse alterado sin necesidad de que en éste se imprima

fuerza alguna. Tomemos como ejemplo un cuerpo A que se encuentra, por un lado, en reposo

absoluto, y, por otro lado, en reposo con respecto a otro cuerpo, B. La impresión de una fuerza en el

cuerpo B, implicará necesariamente un cambio de relación local—esto es: un movimiento— entre

los cuerpos A y B, de tal suerte que el cuerpo A estará en movimiento relativo (al cuerpo B)

mientras que, verdaderamente, permanecerá en reposo. En sentido inverso, puede ocurrir que un

cuerpo se encuentre en movimiento absoluto y, sin embargo, que el movimiento relativo

permanezca inalterado, pues si, tomando como modelo el ejemplo anterior, una fuerza igual se

imprime sobre los cuerpos A y B, ambos estarían en movimiento absoluto, efectivamente, pero en

reposo el uno con respecto del otro. Esta diferenciación, a partir de las causas, entre los dos tipos de

movimiento resulta insuficiente para poder identificarlos, si tenemos en cuenta el principio

mecánico de relatividad que definió Galileo: los fenómenos mecánicos no permiten discernir si un

cuerpo se encuentra en estado de reposo o de movimiento dentro de un sistema. No obstante,

Newton modificó este principio afirmando que únicamente sucedía esto cuando el movimiento era

rectilíneo e uniforme, puesto que cuando el movimiento era acelerado había efectos que permitían

distinguir el movimiento absoluto del relativo. En los movimientos circulares se da el caso de que,

cuando el movimiento circular es absoluto y, la idea de un espacio absoluto ya tiene implícita la

concepción de una extensión independiente a los cuerpos que llegan a estar en ella; idea, pues,

impensable desde el punto de vista de Descartes y como veremos en abierta oposición a Leibniz

Por consiguiente, hay una fuerza que está impresa en el cuerpo y causa dicho movimiento (sc.

fuerza centrípeta), hay un efecto que permite verificar, dentro del sistema, que se trata de un

movimiento no relativo: la tendencia que sufre el cuerpo de alejarse del eje de rotación (sc. fuerza

centrífuga). Esta conjunción de fuerzas contrarias, que queda plasmada en la tercera ley de Newton,

permite, al menos desde la perspectiva newtoniana, dar testimonio de la existencia de movimientos

absolutos y, con ello, de la existencia de un espacio estático y uniforme y de un tiempo monótono y

eterno, donde se dan esos movimientos.

Este espacio ha de ser necesariamente inmóvil porque, en su defecto, el movimiento de los

cuerpos no sería más que una parte de su movimiento íntegro y absoluto. Si un lugar se mueve, todo

17

lo allí situado se mueve con él. Tomemos como ejemplo, como hace el propio Newton, el caso de

un hombre que se encuentra en un barco en movimiento. Si esta persona comenzara a caminar, en el

interior del barco, en la misma dirección en la que el barco dirige su rumbo, entonces habremos de

entender que la medida del movimiento que el hombre ha realizado con sus pasos en el barco no es

más que una medida parcial y aparente, dado que, si entendemos lo dicho hasta ahora, la medida de

los pasos en el barco es la medida de un movimiento relativo, a saber: el movimiento del hombre en

relación con el barco. Por consiguiente, éste no es el movimiento real y verdadero del hombre, pues

el barco también se está moviendo. Así, para Newton, el movimiento real y absoluto del hombre se

obtendría tomando en consideración, no sólo el movimiento del hombre en el barco, sino también el

movimiento del barco en el mar y si, como es el caso, el lugar en el que se encuentra el barco

también está en movimiento, entonces habrá de tenerse en cuenta, a su vez, el movimiento de ese

lugar en su lugar; del mismo modo procederemos con este lugar, si está en movimiento, y así

sucesivamente hasta llegar a un lugar inmóvil que no puede ser sino un espacio absoluto,

independiente.

3.2 Leibniz: Fuerza y magnitud.

Llegados a este punto ya podemos afirmar que la extensión es fenómeno, o lo que es lo

mismo, se puede hablar de la irreductibilidad de la extensión aunque no de su reducción a mera

extensión. De la lectura de la Monadologia y de Sobre la verdad… podemos colegir que el

fenómeno no es una cosa falsa, sino que la cosa cosa tal y como es percibida en un nivel de

conocimiento que no es el último, sino un nivel del conocimiento mecánico que es en el que

estamos instalados y de más allá de él no tenemos saber , sino sólo una cierta concepción de cómo

sería el saber en ese nivel.

Descartes había establecido un modo de expresar lo geométrico que operaba algebraicamente

en vez de hacerlo “geométricamente”. La pretensión cartesiana era ciertamente otra, era la de estar

usando la extensión como naturaleza última, constituida por la identidad entre magnitud en general ,

magnitud espacial y número. Desde el punto de vista de Leibniz lo que con ello Descartes habría

hecho sería una “característica” o cálculo constituido por un isomorfismo referente solo a ciertas

relaciones. Lo que Leibniz en el fondo pretende demostrar es que que la extensión no tienen ese

carácter de naturaleza última que Descartes le atribuía. El fondo de la cuestión lo encontramos en

el ejemplo más famoso de Leibniz,donde la curva que para Descartes era la suma de los infinitos

18

puntos que cumplen la condición expresada por la ecuación,para Leibniz no es tal suma, sino una

ley de construcción y los puntos no se suman sino que están unos con otros en determinadas

relaciones de posición, formando sistemas. Esta concepción abre una brecha en el sistema

cartesiano de la magnitud al disociar la magnitud espacial del número. Por una parte, con el

hallazgo de un cálculo geométrico sin cantidades (o analysis situs) e demuestra que lo espacial no

en todos los aspectos se expresa de la mejor manera mediante cantidades. Y por otra, demostrando

que a la cantidad no le es esencial ni siquiera la posibilidad de una interpretación en términos de

extensión, y esto lo demuestra mediante el cálculo infinitesimal, que no es un procedimiento para

superar la extensión sino precisamente para poder tratarla. Su modus operandi no es el de trabajar

con un elemento positivamente inextenso sino anular la extensión misma. El calculo infinitesimal

nos permite que aunque no tengamos ningún conocimiento transmecanico, sin transextensional, sin

embargo nuestro propio conocimiento de lo mecánico y de la extensión tiene en sí apunta a la

disolución de la extensión. Apunta y no ejecuta, porque se trata de un cálculo

La extensión es “fenómeno” y no una parte de lo ente fuera de la cual hubiese otros entes b que son

lo ente mismo, sino todo lo ente,sólo que percibido en un determinado (limitado) nivel de

distinción del conocimiento. Esto asimismo, afirma una cierta operatividad del orden mecánico.

Haciendo uso de esté no ha lugar a presentar argumentaciones basándose en presuntas pruebas

extramecanicas, ya que lo mecánico por su propia definición no tiene un afuera porque no es una

parte. Si asumimos un nivel mecánico de conocimiento, todo queda en este nivel.

Por otra parte, si bien no trascendemos el nivel mecánico­extensional de conocimiento , el

tratamiento de las cosas en ese nivel comporta exigencias que resultan ser expresión del postulado

de que lo presente en ese nivel es lo mismo que, de manera ya no mecánico­extensional, seria

conocido en aquel conocimiento enteramente adecuado que no es jamas un hecho.

El postulado que acabamos de mencionar (que el fenómeno es lo mismo que, ya no en el

modo de fenómeno, se mostraría en el conocimiento plenamente adecuado) puede expresarse

también así: que es fenómeno es lo mismo que la substancia. Pero la substancia es ladeterminatio

omnimoda: todo esta determinado por una sola determinación que es la determinación comunica y

propia de cualquier substancia; por tanto el tratamiento del fenómeno estará constituido por la doble

suposición de que todo es absolutamente independientemente y todo está determinado en una sola

determinación. No conocemos esa determinación en si misma, de modo que hemos de tratar de

19

reconocer las dependencias por vía empírica, pero habiendo asumido que siempre las hay; y esto es

ni más ni menos que el principio de causalidad física. Este principio resulta así ser a la vez e

idénticamente una consecuencia de que el fenómeno haya de ser lo mismo que la substancia un

postulado sin el cual no podría haber conocimiento fenoménico, exige pues que quepa en principio

constatar empíricamente dependencias entre estados; y esto sólo ocurre si se postula que entre el

estado precedente y el siguiente, alguna magnitud permanece constante. Esta expresión no tiene

porqué tener una expresión algebraica para cualesquiera situaciones en las que pueda darse. Esta

magnitud será siempre la misma siempre que se trate de explicar el mismo efecto y por definición

esta magnitud necesaria para dar a un cuerpo un cierto estado es la misma que se expulsa cuando el

cuerpo torna a la situación de partida. Leibniz demuestra que la expresión de dicha magnitud

traducida íntegramente en velocidad de una masa es el producto de la masa por el cuadrado de la

velocidad.

La critica de Leibniz a la física newtoniana es una crítica desde el espíritu mismo de la física

matemática, Leibniz critica a Newton porque este asume de modo enteramente consecuente el

punto de vista físico­matemático. La física Newtoniana reclama una causa (esto es: da por

empíricamente constatada una fuerza) allí donde hay cambio del estado de movimiento de un

cuerpo, entendido por cambio del estado de movimiento precisamente el apartamiento respecto a lo

rectilíneo­ uniforme: por definición no se considera conservación del movimiento la constancia de

una ley, sino solo la de una cantidad y de todas las posibles leyes matemáticas de movimiento , una

y solo una, a linea recta y la continuidad consten como velocidad , es entendida como permanencia

del movimiento. Que esto va contra el sentido de la física matemática misa se ve especialmente bien

si se contemplan las consecuencias que la posición newtonianan tiene en relación con e principio de

relatividad del movimiento . Un principio que en la física de Newton sólo puede mantenerse en la

opción entre sistemas de referencias que estén uno con respecto a otro en movimiento

uniforme­rectilíneo, porque en cualquier otro caso, de la adopción de la adopción de un u otro

sistema de referencia puede depender el que se constate un cambio en el estado de movimiento, lo

cual newtonianamente no debería de ser relativo, pues de ello depende que haya que buscar una

causa. De hecho es esta imposibilidad de asumir consecuentemente el principio de relatividad del

movimiento lo que lleva a Newton a aceptar que se suyo hay, aunque no quepa utilizarlo en el

establecimiento de hechos físicos, un sistema de referencia absoluto, a saber un espacio absoluto.

Lo esencial de la critica de Leibniz a este concepto desarrolla la imposibilidad de conciliar la

admisión de un punto de referencia absoluto con el sentido de la física matemática. Debemos

20

destacar que Leibniz es muy consecuente cuando critica juntos, como miembros inseparables de

una misma postura, el espacio absoluto y la gravitación; en efecto la gravitación es la “ fuerza” que

establece para “explicar” un “ cambio” del estado de movimiento allí donde en verdad no hay

cambio , sino la permanencia de un estado de movimiento (de una ley de movimiento) distinto de la

linea recta y/o cantidad constante como velocidad.

La identificación de lo extensional como lo fenoménico, y la irreductibilidad de iure ( que

nunca reducción de facto) con la confesionalidad y la fenomenicidad, ha quedado lo bastante

ilustrada para que debamos ya preguntarnos directamente qué carácter hay, en la palabra “

extensión” y en lo que designamos fenómenos que remita de lo uno a lo otro. Frente a la substancia

, en la que una sola determinación es determinante de todo, el fenómeno es yuxtaposición , el “ y” e

“lo uno al lado de y fuera de lo otro”. Es que el conocimiento de facto sea siempre imperfecto lo

que hace que no conozcamos todo en una única determinación , sino esto aquello y lo de mas allá.

Pues bien, el espacio y el tiempo son precisamente el “ y” propio del fenómeno , no solo en el

sentido de que son la forma de la yuxtaposición sino también en el de que es carácter no

substancial, yuxtapositivo , fenoménico del conocimiento de facto lo que hace posible considerar

por separado determinadas relaciones de las cosas, y así constata, por ejemplo que las relaciones de

distancia y posición de cierto cuerpo con relación a otros en cierto momento coinciden enteramente

con las que en otro momento tiene otro cuerpo y expresar esto diciendo que ambos cuerpos tienen

momentos distintos en el mismo lugar, con lo cual definimos algo , un lugar o incluso un momento,

que no es ello mismo ningún real, pero mencionando lo cual expresamos ciertos realiza, pues es

verdad (aunque verdad expresada y conocida sólo en el nivel fenoménico , pospositivo,

espaciosamente) que tal cuerpo en tal momento tiene precisamente las relaciones de distancia y

posición que tiene y no cualesquiera otras.

4.3 ¿ Cómo pensamos el mundo?:La polémica Leibniz­Clarke

De la fisica de newton ya sabemos que las tres leyes del movimiento de Newton se completan

con la ley de gravitación universal, que dice que dados dos cuerpos, uno la tierra y otro una piedra

21

que cae a ella entre esos dos cuerpos se producen fuerzas de atracción que son directamente

proporcionales a sus masas e inversamente proporcionales al cuadrado de la distancia que separa

ambas masas, las fuerzas en este caso serían G (gravitación). La masa de la tierra se concentra en un

punto y se toma como distancia su radio (tomándolo al cuadrado en la fórmula). La Ley hablara de

fuerzas en un sentido plural puesto que sabemos que estas actúan en pares o binomios, (3ª ley de

Newton). La tierra ejerce una fuerza sobre la piedra pero también la piedra ejerce una fuerza sobre

la tierra. Si la tierra hace una fuerza sobre la piedra y ésta también, estas fuerzas son iguales y de

sentido contrario. ¿Cabe entonces suponer que estas fuerzas se anularan? No, ya que a pesar de que

las fuerzas sean iguales, se ejercen en cuerpos de distinta masa, la fuerza que hace la tierra sobre la

piedra es igual a la de la piedra en la tierra pero se aplica a una masa muy pequeña (la de la piedra)

generando una aceleración muy grande mientras que la ejercida de la piedra sobre la tierra al tener

una masa muy grande produce una aceleración muy pequeña, tanto que es insignificante y no

consigue poner en movimiento más que un 0,00000 algo, es decir irrelevante. Por eso decimos que

la tierra atrae a la piedra y despreciamos el movimiento de atracción de la piedra a la tierra y no lo

decimos dada su pequeñez. ¿De dónde surge esta ley?

Sin embargo encontraremos una primera dificultad en todo esto, el de intentar representarlo

mentalmente en la imaginación puesto que por esta vía no pueden ser resueltos ninguno de los

problemas de este tipo. Leibniz dirá que este prepupuesto newtoniano es absurdo porque la realidad

es un conjunto de relaciones por lo que no hay nada que decir de las fuerzas, nuestro cuerpo, los

cuerpos celestes etc. Duchas relaciones serán siempre en función de ulteriores relaciones y de nada

más.

Las fuerzas ahora aparecen como un asunto problemático. En la 2ª ley de Newton se usa el

concepto de masa inercial, es decir la resistencia que ofrece un cuerpo a cambiar su estado de

reposo o movimiento rectilíneo uniforme. Newton trata de definir la masa por la impenetrabilidad

que es la que ofrece la resistencia. Ahora hablamos de la ley de gravitación universal donde aparece

la noción de masa gravitatorial que se caracteriza por la capacidad que tiene un cuerpo de atraer a

otro. Se tratará de una caracterización de la masa en función de la impenetrabilidad y de, además,

su resistencia y su capacidad de atraer otro cuerpo, todo ello contenido en el carácter de

impenetrabilidad.

22

Ahora bien las masas inerciales ¿Son también masas gravitatorias? Porque en principio si son

dos conceptos de masa distintos, cabe la duda de que no puedan darse conjuntamente. Newton no

llega a plantearse explícitamente esto ya que da por supuesto que son la misma masa aunque no

explica por qué, lo dá por supuesto cuando hace esto. ¿Qué es una fuerza? Producto de masa por 29

aceleración pero Newton nos dice que además son unas entidades que existen en la naturaleza pero

entonces, ¿de que entidad se trata, que es? Dice en el Escolio General:

''Y si las estrellas fijas son centros de otros sistemas similares, creadas por un sabio consejo análogo, los

cuerpos celestes deberán estar todos sujetos al dominio de Uno, especialmente porque la luz de las

estrellas fijas es de la misma naturaleza que la luz solar, y desde cada sistema pasa a todos los otros. Y

para que los sistemas de las estrellas fijas no cayesen unos sobre otros por efecto de la gravedad, los situó

a inmensas distancias unos de otros"

“Este rige todas las cosas, no como alma del mundo, sino como dueño de los universos. Y debido a esa

dominación suele llamársele ser Dios, […] El dios supremo es un ente eterno, infinito, absolutamente

perfecto, pero un ente as perfecto y sin dominio no es el ser dios. La dominación de un ente espiritual

constituye a dios, verdadero si es verdadera, supremo si es suprema, Y de su dominio verdadero se sigue

que el verdadero dios es un ente vivo, inteligente y poderoso, […] Es eterno e infinito,[…] . Rige todo, y

conoce todo cuanto es o puede ser hecho [...] Dios es uno y el mismo dios siempre y en todas partes. Su

omnipresencia no es solo virtual, sino substancial, pues la virtud no puede subsistir sin substancia. Todas

las cosas están contenidas y movidas en él, pero unas y otras no se afectan mutuamente”

Si rige como dueño de todas las cosas nos encontramos ante unPantocrator. La causa de esa fuerza

no la ha descubierto, pero dice que se puede añadir algo sobre ese espíritu sutilísimo que penetra y

yace en todos los cuerpos. Es un espíritu situado fuera de la materia que la pone en movimiento tal

y como hemos indiciado en los fragmentos anteriores.

Leibniz será el primero en darse cuenta de la problemática que encierra la física newtoniana . La 30

polémica de Leibniz viene de largo, parece que el inventó el cálculo infinitesimal y tiene sentido

29 Dada la masa de la tierra y su radio y un piedra que cae, sabiendo que hay una relación de atracción considerando sólo la de la tierra sobre la piedra poniéndola por tanto en movimiento, en la fórmula que recoge esto se igualan esas masas quedado sólo la aceleración de la piedra (masa de la tierra/radio de la tierra al cuadrado=9'8 m/s2 así es como calculamos la aceleración y cuando Newton le da la razón a Galielo en tanto que la aceleración de la piedra no depende de su masa sino del radio y masa de la tierra por ello cae con la misma aceleración una piedra que una pluma) estos problemas que dan origen a la teoría de la relatividad en el siglo XIX. 30No obstante sus aportaciones son serán atendidas hasta la recuperación de su obra por parte del positivismo lógico (1886) cuando Schlick asuma la cátedra de ciencias inductivas que Mach deja en la universidad de Viena dando lugar a este movimiento de superlativa importancia en el siglo XX (que pasará a convertirse en filosofía analítica) en el desarrollo de la ciencia y en la critica que se hace a la física de newton y sus supuestos ontológicos.

23

por lo que leemos en esta polémica, aunque Newton dijo que lo había inventado y lo presenta a la

Royal society y que Leibniz de alguna manera se lo copió El conflicto se caldea cuando a la

princesa de Gales se le ocurre en 1714 escribirle una carta a Leibniz pidiéndole que le explicase

brevemente el sentido de la física de Newton, se lo pide a Leibniz y no a Newton ni a Clarke

(presidente de la Royal society que era regido por los newtonianos). El caso es que la respuesta de

Leibniz es entregada a la Newton por la princesa en vez de quedársela y Newton que Newton pedirá

a Clarke que sea él quien responda al francés dando pie al inicio de la polémica, donde se

desarrollará la crítica feroz al programa ontológico a la física de Newton que vimos en Locke con

el empirismo inglés. A partir de ahora explicaremos la crítica de Leibniz a partir de las cartas:

Sostiene Leibniz que Newton tiene una curiosa idea de Dios, tanto que con esta idea si las

almas son materiales o no queda en cuestión (¿materializamos a Dios o espiritualizamos a los

objetos?). Ya que, si lo primero que piensa es que Dios es el espacio absoluto (lo dice en la Ética),

y es verdad. La naturaleza, se encuentra en Dios lo cual quiere decir que los objetos materiales están

dentro de ese espacio vacío, infinito, tridimensional y homogéneo y esos objetos son puestos en

movimiento por Dios.

Leibniz responde poniendo en cuestión el argumento Newtoniano sosteniendo que ¿cómo es

posible que siendo Dios espiritual y estando en una región ontológica que no es la de los objetos?

Newton responde, que de la misma manera que nosotros pensamos en levantar un brazo y acto

seguido lo levantamos, Dios con el pensamiento pone en movimiento la naturaleza es decir, el

espacio absoluto es dios y lo material que en sí este se mueve por el pensamiento divino, las pues

las fuerzas de gravedad son pensamiento divino ejercido en la materia. La Ley de Gravitación

Universal sería la explicitación del pensamiento de Dios. De tal manera que para Newton al igual

que para los latitudinistas ingleses hacer ciencia y explicitar sus leyes es explicitar el pensamiento

de Dios.

Leibniz a esto responde en la carta a la princesa de Gales que es un Dios muy chapucero

porque constantemente ha de estar poniendo en movimiento a la naturaleza pues si dejase de pensar

el mundo por un momento este se vendría abajo. Entonces Newton piensa en un Dios como un mal

relojero que siempre habría de estar dandole cuerda al reloj dice Leibniz.

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Para Clarke, Leibniz es un materialista que hasta convierte en materia la mente humana, cosa

que es falsa. Clarke le responde que lo que dice Newton es que Dios no necesita percepción

sensible porque las cosas están directamente en sí, de la misma manera que el hombre ve las ideas

por la inmediata presencia de estas en la ente, de igual modo Dios ve as las cosas por su

inmediatente al estar las cosas presentes en si. Lo que caracteriza al hombre cuando hace automatas

es que este no es capaz de dar sino de transmitir movimiento que de alguna manera ya está en las

cosas, es decir no genera movimiento de la nada por el contrario Dios genera el movimiento de la

nada y esta es ''la autentica gloria de su obra que de ningún modo es creada sin su gobierno

permanente'' y dice que la idea de Leibniz de que en la naturaleza es todo posible sin la

intervención de Dios es la idea del fatalismo puesto que para Newton es preciso la constante

intervención y que aquellos que dicen que la naturaleza se mueve según sus propias reglas son unos

materialistas, fatalistas y excluyen que excluyen a Dios

En este sentido Leibniz es materialista en tanto que la naturaleza funciona según sus reglas y

no necesita la presencia de Dios constante. Y ahora viene el texto fundamental (que será el que

caiga en el examen) en la Carta 2ª está la clave de la polémica y dice Leibniz: ''Tiene razón al decir

en la carta enviada a la princesa de Gales...... aunque expuestos fundamentalmente en mi

teodicea''. Dice que no es un materialista, y que ningún filosofo si de verdad lo es no puede serlo

los principios de la filosofía se contradicen con los del materialismo; ''Y Pitágoras, Platón y

Aristoteles saben de lo que estoy habando...''; ''El gran fundamento de las matemáticas es el

principio de no contradicción o de identidad...los principios dinámicos de la fuerza'' A que está

haciendo un resumen de lo que dice en su teodicea (Y hasta aquí es la clave). Dice muchas cosas;

''La filosofía se contradice con el materialismo'' La filosofía estudia las condiciones de posibilidad

y no investiga causas éticas. Y esas condiciones de posibilidad son las que refleja en la teodicea,

refiriendose a 2 de las 3 a las que al igual que Aristoteles llama principios, a saber El principio de

no contradicción. El principio de la necesidad de una razón suficiente que dice que nada ocurre sin

que haya una razón por la que aquello haya de ser as más bien que de otra manera. Y en tercer lugar

el Principio de identidad entre los indiscernibles, si dos entes tienen las mismas determinaciones no

son dos entes sino que son el mismo.

Con esto Leibniz no impugna la física de Newton, no dice que están mal sus leyes ni que no

nos permitan explicar el movimiento de los cuerpos celestes, da cuenta de ellos y es una física

poderosa pero el sentido de su física no es el que Newton le da que las entiende como

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vinculaciones causales entre entes pero Leibniz dice que hay que entenderlo como una explicitación

del proceder puro de la razón. Marzoa dice que la verdad en Leibniz es la definición que surge a

través del proceder puro de la razón, aquel concepto que es posible y que se pone de manifiesto en

el entendimiento pudiéndose construir en el proceder puro de la mente, realidad pues coincide con

posibilidad o esencia.

La verdad es lo establecido en el concepto, pero concepto no es una representación mental

sino lo establecido en el proceder puro ­independiente de la experiencia con su propia ley y que no

cambia­ de la raza. Ese proceder puro de la raza consiste en un conjunto de reglas lógicas Por

ejemplo una línea recta ______, para alguien como Descartes esto sería un ente matemático que

vemos mediante la intuición intelectual, si esa recta la representamos en una función de relación

entre dos lugares vacías y=x, esto para Leibniz sería la verdad de la recta porque es su concepto, es

la recta reducido al proceder puro de la razón.

¿Esto podemos hacerlo con un árbol, podemos reducirlo a un conjunto de relaciones? Si y es

a lo que llamamos razón pura. El mundo, la totalidad de lo que hay no cuando investigamos las

causas como relaciones entre entes sino buscando sus principios entonces tomamos conciencia de

que las cosas son un conjunto de relaciones. Habría un primera reducción de lo ente a relaciones

físicas las cuales se pueden reducir a su vez a relaciones matemáticas y estas a relaciones lógicas y

en esto consiste en último extremo proceder puro de la razón respecto de su ley, con lo cual un ente

en tanto que concepto llevado a su verdad reconocida es sencillamente un cálculo entretejido de

relaciones lógicas, pero no se relaciona nada con nada pues no hay entes y luego relaciones sino que

las relaciones constituyen los entes por ello alude al principio de no contradicción como el

fundamental sobre el cual se articulan las relaciones lógicas que conforman la verdad del ente.

Luego que todo tenga una causa significa que todo lo que aparece está constituido en función de la

razón pura.

La critica a Newton es total y Leibniz termina la correspondencia con la sensación de que los

seguidres de Newton no le han comprendido. Leibniz no trata de impugnar la física de Newton sino

sus presupuestos metafisicos. la mecánica newtoniana subsiste incluso sin el presupuesto de un

espacio y un tiempo absolutos demostrados con ejemplos recusados. Leibniz sostendrá que Newton

tendría que haber pensado las leyes de la cinética como a priori, es decir, como leyes que no se

agotan en sí mismas, y haber realizado un estudio de las condiciones de posibilidad siendo pues un

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primer paso a un trabajo filosófico que va más allá que meras vinculaciones causales, siendo

relaciones ontológicas que se van reduciendo no vinculándose, es decir pensar que la fuerza, masa

etc no son entes ni materiales ni espirituales sino relaciones(físicas, matemáticas y logicas).

Volvamos a la pregunta del principio ¿Que son pues las fuerzas? Un símbolo para referirnos a una

relación. Lo que también ha de entender es que esas relaciones consideradas matemáticas tampoco

se agotan en ellas puesto que se reducen a las relaciones lógicas.

La salida que propone Leibniz es de carácter metafísico y no lógico. Lo que se nos revela

como un acaecer continuo e ininterrumpido, es en realidad, el producto de una actividad creadora

divina, constantemente renovada. Para permanecer en el tiempo y ser objeto de cambios , las cosas

necesitan de una ayuda de fuera y de una acción espiritual exterior, que constantemente les

acompaña y se ejerce sobre ellas. considerada la cosa en riguroso sentido metafísico, no es el

mismo cuerpo el que se manifiesta tan pronto en este como en otro punto del espacio, sino que el

cuerpo es más bien destruido en un punto del espacio, para crearse de nuevo en otro punto cercano a

aquel. Todas las dificultades desaparecen tan pronto como comprendemos que el movimiento no

debe concebirse como un tránsito continuo de un lugar a otro, sino como una constante “

recreación”.

La concepción mecánica de la naturaleza no viene impuesta solamente por la experiencia y

por la naturaleza de las cosas, sino que tiene sus raíces en en los primeros principios de nuestra

razón. Leibniz reconocerá que el hecho de poder todos los cambios que operan en la naturaleza

puedan ser explicados por magnitud, forma y movimiento, no es sino una demostración del

principio de razón suficiente. Pero son estos conceptos quienes nos permiten comprender la

realidad como las verdades eternas.

La interpretación que la física leibniziana da a los fenómenos concretos de la naturaleza no

favorece las conclusiones a las que llega el materialismo dogmático, sino que, por el contrario, es

ella la que reduce todo el ser sensible a una articulación logico­matematica de conocimientos y, por

tanto, a un ser “ espiritual”. Así como una progresión algebraica de números cada uno de ellos se

halla condicionado y plenamente descrito por el que lo precede y por la ley general de la serie, así

también cualquier estado sucesivo del universo que pueda alcanzarse tienen que hallarse contenido

en el estado presente y derivarse plenamente de él. Si por medio de la fórmula de una

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“característica superior”, pudiéramos expresar una cualidad esencial cualquiera del universo,

podríamos desprender de ella los estados sucesivos de todas sus partes y para todos los tiempos

señalables. El presente lleva en sus entrañas el futuro.

En estas reflexiones se halla contenido el concepto de fuerza física en Leibniz. En efecto “

una fuerza derivativa” con que según él tiene que ver la física, solo indicia , según las reiteradas e

inequívocas explicaciones de nuestro pensador. La fuerza es, la pura y simple expresión de la

plena determinación matemática y lógica de todo acaecer futuro mediante las condiciones ya

realizadas en el presente. No existe ningún precedente aislado y existente por sí. Todo cuerpo es lo

que es por el hecho de llevar en sí , además de su forma momentánea de existencia , una serie

infinita de plasmaciones futuras que habrán de realizarse en un determinado tiempo, fijamente

preestablecido. Es gracias a esta relacion y a esta tendencia hacia el futuro como cobran su

diferenciación y su interior diferenciabilidad los diversos estados momentáneos del ser.

el movimiento, al igual que el tiempo “ no tienen nunca, en rigor , verdadera existencia, ya

qyu no posee ninguna clase de partes coexistentes y no existe nunca, por consiguiente, como un

todo. Lo que quiere decir que no se da en él nada real fuera de la realidad del estado momentáneo,

que ha de determinarse por la fuerza y por su tendencia al cambio”

4.Bibliografía

Deleuze, G.: Nietzsche y la filosofía (2012) Cátedra

Di Bella, S. ­ The science of the individual Leibniz's ontology of individual substance (2005)

Grondin, J.: Introducción a la metafísica (2009) Herder

Leibniz: Monadología (1889) Biblioteca Económica Filosófica

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­ Del conocimiento, la verdad y las ideas (1889) Biblioteca Económica Filosófica

­ La polémica Leibniz­Clarke ( edición de Eloy Rada), (1980) Taurus

Martínez Marzoa, F.: Historia de la Filosofía II : Leibniz (2011) Itsmo

Mercer, C.: Leibniz's Metaphysics: its origins and development (2002)

Newton, I: Principios Matemáticos de la Filosofía Natural ( Introducción de Antonio Escohotado)

Tecnos

Ordoñez, J.: Teorías del universo. Volumen II. De Galileo a Newton. Síntesis, Madrid. (En

colaboración con Ana Rioja).

Rioja, A.:Immanuel Kant Pensamientos sobre la verdadera evaluación de las fuerzas vivas

Rossi, P.: La nascita della Scienzia moderna in Europa (2000) Feltrinelli

Savile, A.:Routledge philosophy guidebook to Leibniz and the Monadology (2000)

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