El yacimiento visigodo del PP5, Leganés (Madrid).

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LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA ÉPOCA VISIGODA EN LA COMUNIDAD DE MADRID Volumen II La Ciudad y el Campo ZONA ARQUEOLÓGICA MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL NÚMERO 8 ALCALÁ DE HENARES, 2006

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LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA

DE LA ÉPOCA VISIGODA EN LA COMUNIDAD DE MADRID

Volumen II

La Ciudad y el Campo

ZONA ARQUEOLÓGICA

MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL

NÚMERO 8

ALCALÁ DE HENARES, 2006

I-X_TOMO II 5/7/06 21:36 Página III

ResumenDurante los años 1999 y 2000 se realizó en el término municipal de Leganés (Madrid), la inter-vención arqueológica comprendida en el desarrollo del Plan Parcial 5 del Plan de ActuaciónUrbanística Arroyo Culebro, promovido por la empresa pública ARPEGIO y ejecutada por laempresa de arqueología ARTRA, S.L. La actuación arqueológica se han desarrollado a lo largo de diferentes fases de intervención:prospección, sondeos y excavaciones en área. La campaña de prospección y sondeos per-mitió localizar una serie de yacimientos arqueológicos con distinta cronología (Hierro I, HierroII, altoimperiales, hispanovisigodos, etc), entre los que destaca un importante enclave hispa-novisigodo. Se pudieron distinguir dos zonas de ocupación: una de habitación y otra dealmacenamiento. La primera estaba formada por una serie de cabañas rectangulares conzócalos de piedra, alzados de adobe y techumbre de tejas ímbrices. En el área de almace-namiento, localizada en un pequeño cerro próximo, se pudieron documentar casi un cente-nar de silos con diferentes tipologías y fases. Se constata la destrucción del hábitat de formaviolenta en algún momento del siglo VII d.C., aunque el espacio se volvería a reocupar deforma marginal hasta, al menos, finales de la octava centuria.

Palabras clave: hábitat, silos, hispanovisigodo, Culebro y Leganés.

AbstractIn the phase of extensive excavation on the area delimited by the test-pits, two sites have beenindividualized; one from Calcolithic Age called Buzanca 1, and the other from High Middle toVisigothic Age called Buzanca 2.

The current paper must be considered as a preliminary report, while the field excavationresults are in process of analysis and investigacion.

Key words: Visigoths, ancient medieval

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El yacimiento visigodo del PP5, en el arroyo Culebro

Eduardo Penedo Cobo, Pilar Oñate Baztán, Juan Sanguino Vázquez*

El terreno sobre el que se asentaron las comunidades huma-

nas que habitaron este enclave en el pasado es una superficie

alomada que domina el curso del arroyo de la Recomba, con una

topografía bastante suave, sin accidentes de importancia. El

paraje ha sido explotado tradicionalmente como campo de cere-

ales y leguminosas, así como para la práctica de una ganadería

extensiva de ganado lanar. La introducción de maquinaria

moderna en la práctica agrícola supuso una serie de daños irre-

versibles para los restos del denominado enclave “B”, con la des-

trucción de la práctica totalidad de las subestructuras del área de

almacenamiento, conservándose sólo las unidades negativas

excavadas en los bancos de arenas. Por último, no podemos

dejar de señalar la destrucción parcial del emplazamiento que

supuso la reciente construcción de la actual carretera M-407.

Las primeras noticias sobre el yacimiento arqueológico en la

zona ocupada por la parcela PP5 procedían de la Carta

Arqueológica de la Comunidad de Madrid, elaborada en la déca-

da de los años 80, aunque en ella no aparecían definidos los

emplazamientos motivo del presente estudio. Con posterioridad,

durante la realización de sondeos entre la primavera y el verano

de 1999, se localizaron restos inmuebles de importancia y se

planteó la necesidad de realizar una excavación en área de los

mismos, dado que iban a verse afectados por la ejecución del

proyecto urbanístico.

La intervención arqueológicaPrimeramente señalar que las líneas generales sobre las que

había de basarse el proyecto arqueológico aquí tratado, vinieron

determinadas por las directrices emitidas por la Dirección

General de Patrimonio Histórico-Artístico de la Consejería de

Educación de la Comunidad de Madrid.

La intervención arqueológica en los yacimientos “B” y “D”

(74/151-153), forma parte de los trabajos previos comprendidos

en el Plan Parcial 5 (P.P.5), que a su vez se engloba dentro de Plan

de Actuación Urbanística Arroyo Culebro, en el municipio de

Leganés (Madrid). El P.P.5 se encuentra enclavado al Sur del tér-

mino municipal, en la divisoria de éste con el de Fuenlabrada,

junto al parque de La Polvoranca.

Este lugar estaba incluido dentro de las zonas arqueológicas

protegidas en el término municipal de Leganés (Madrid), debido a

la enorme concentración de yacimientos localizados a lo largo del

curso de arroyo de la Recomba (más adelante arroyo Culebro)

que aparecen recogidos en el inventario de la Comunidad de

Madrid (Carta Arqueológica), constituyendo indudablemente un

hábitat favorable para el asentamiento humano desde tiempos

remotos.

Este hecho determinó la incoación de un expediente de zona

arqueológica para el arroyo de la Recomba y, ante la existencia

de planes a corto plazo de ejecución de proyectos urbanísticos y

viarios, se hizo necesaria la delimitación de los asentamientos

arqueológicos documentados anteriormente en la Carta

Arqueológica. Tras la localización de los yacimientos arqueológi-

cos a través de sondeos mecánicos y manuales en la totalidad

del P.P.5, se decidió sobre cuáles de estos yacimientos se debía

actuar. El resultado fue la intervención arqueológica en cuatro

yacimientos: una necrópolis de incineración de la I Edad del

Hierro, dos emplazamientos de la II Edad del Hierro, y un asenta-

miento de época visigoda (hábitat y área de almacenamiento) que

es el aquí tratado.

* ARTRA. Trabajos Arqueológicos. C/ Cadasso, 16 -Bajo E 28029 MADRID.

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La primera fase de intervención arqueológica consistió en la

realización de una prospección superficial del área de estudio,

con objeto de obtener información destinada a localizar eviden-

cias arqueopaleontológicas. Contrariamente al desarrollo habitual

de este tipo de trabajos, la prospección se efectuó con anteriori-

dad a tener conocimiento de la Carta Arqueológica de Leganés,

según las directrices de los servicios técnicos de la Dirección

General de Patrimonio Histórico-Artístico de la Consejería de

Educación de la Comunidad de Madrid para el caso concreto de

este proyecto. La consecuencia de este proceso fue elaborar una

prospección de contraste con la realizada en el año 1988 para la

confección del inventario arqueológico autonómico referido, lo

que se tradujo en la localización de varios yacimientos arqueoló-

gicos de los que no se tenía constancia, así como en la elimina-

ción de enclaves arqueológicos cuya entidad había sido sobredi-

mensionada.

El resultado fue la identificación de nueve zonas potenciales,

cuyo estudio se acometió de acuerdo con lo establecido por el

pliego de prescripciones técnicas redactado por los servicios téc-

nicos de la Dirección General de Patrimonio Histórico-Artístico de

la Comunidad de Madrid, que estipulaba la ejecución de sonde-

os mecánicos en el 0,5% de la superficie afectada por el proyec-

to, y de un 2% en los puntos identificados como yacimientos

arqueológicos, con el objetivo de analizar la potencialidad arqueo-

lógica de los emplazamientos, mediante su documentación y lec-

tura estratigráfica, así como determinar la potencialidad arqueoló-

gica del resto del territorio incluido en el proyecto de urbanización.

Con el fin de delimitar con mayor precisión estos enclaves

registrados en la primavera de 1999, se planteó, para el verano

del mismo año, una campaña de sondeos manuales, inicialmen-

te distribuidos en cada yacimiento sobre dos ejes perpendicula-

res, y que debían detallar los límites de cada uno de los asenta-

mientos y su verdadera entidad.

Finalizadas estas tres fases preliminares (prospección, sonde-

os mecánicos, sondeos manuales), se pudo abordar con ciertas

garantías de éxito la excavación sistemática en área de los cua-

tro yacimientos, hasta alcanzar su total documentación y registro.

Esta etapa de la intervención se extendió durante los cuatro pri-

meros meses de 2000 y, tras ella se redactaron propuestas sobre

las medidas correctoras que, a juicio del equipo técnico, debían

establecerse para cada uno de los enclaves arqueológicos

dependiendo del estado de conservación de los restos exhuma-

dos. En ellas se valoró también la viabilidad de iniciar un proceso

de rehabilitación de los vestigios documentados, bien in situ, bien

en lugar distinto al de su ubicación actual, que favoreciera la

amortización social y cultural de los restos excavados.

604 La investigación arqueológica de la época visigoda en la Comunidad de Madrid

Fig. 1. Cabaña con derrumbe.

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E. PENEDO COBO, P. OÑATE BAZTÁN Y J. SANGUINO VAZQUEZ / El yacimiento visigodo del PP5, en el arroyo Culebro 605

Fig. 7. Yacimiento D - Sector A.

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Sin embargo, el hecho de que los cuatro asentamientos inves-

tigados se situaran en zonas afectadas por el proceso de urbani-

zación —ya que todos ellos se encontraban ocupando las futuras

manzanas de vivienda o se solapaban parcialmente con los via-

les—, y debido al deterioro de los restos excavados, donde sólo

se conservan parcialmente las cimentaciones de los paramentos,

no se consideró factible la preservación de los conjuntos arqueo-

lógicos en su emplazamiento original, y tampoco se juzgó renta-

ble el traslado de los más significativos. De este modo, se plan-

teó un seguimiento arqueológico de los movimientos de tierra

generados por los trabajos de urbanización, anteponiendo al

mismo una destrucción controlada de las áreas excavadas y su

entorno inmediato bajo la supervisión de este equipo técnico ante

la posible existencia de restos o estructuras marginales de los

asentamientos no documentadas en el proceso de investigación

realizado anteriormente.

En líneas generales, éste ha sido el proceso evolutivo del

modelo de intervención llevado a cabo durante los catorce meses

de investigación arqueológica previa a la construcción del Plan

Parcial 5 de Leganés, investigación que ha permitido conocer un

importante enclave hispanovisigodo.

El hábitat (Yacimiento D)En el yacimiento D se han podido distinguir diferentes edificacio-

nes con una cierta distancia entre unas y otras que parece suge-

rir un hábitat disperso. Las estructuras presentan una planta rec-

tangular y se han podido documentar bien las características

constructivas: techumbres de tejas ímbrices, parte de los zócalos

de los alzados construidos con materiales locales (calizas, sílex,

etc.), así como los suelos de ocupación. Se han excavado un

total de cinco unidades de habitación, aunque es muy probable

la existencia de un número mayor de estructuras que fueron des-

truidas por el continuado laboreo de los campos.

Tanto en el sector A como en el sector B de este yacimiento se

han podido documentar una serie de unidades estructurales de

similares características en cuanto a los elementos integrantes.

Dichas estructuras se definen como recintos rectangulares por la

extensión del derrumbe de lo que fue la techumbre que sella los

espacios interiores y las referencias perimétricas que aportan los

escasos fragmentos de zócalos de piedra de mediano tamaño

documentados, muchos de estos últimos robados y amortizados

para otros hábitats (escasez de materia prima en la zona). Sólo en

contados casos ha sido posible identificar un nivel de ocupación

por debajo del nivel de derrumbe.

606 La investigación arqueológica de la época visigoda en la Comunidad de Madrid

Fig. 7. Yacimiento D - Sector B.

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Destaca en este sentido la unidad estructural 1, en la que la

abundancia de fragmentos de objetos metálicos de diversa índole

plantea la posibilidad de que estemos ante una zona de la aldea en

la que se haya practicado la refundición de pequeños objetos.

Durante su excavación pudo documentarse un amplio espectro de

objetos y fragmentos de hierro y bronce, a nuestro entender, dema-

siado variado como para poder ser interpretados sólo como obje-

tos de uso cotidiano, máxime cuando se recogieron además frag-

mentos de escorias de hierro y bronce, así como pequeñas gotitas

de bronce fundido; si a ello se añade la existencia de un hogar

situado en el exterior de la estancia pero próximo a ella en el que

sin duda se alcanzaron grandes temperaturas (de las que se deri-

va el ennegrecimiento de la tierra incluso en el tercio meridional del

interior de la estructura 1), parece probable que la estancia haya

funcionado, en alguna medida, como espacio de refundición de

materiales. Se documentaría así, en esta pequeña aldea, un aspec-

to más de esa constante en el mundo visigodo que es la reutiliza-

ción de materiales. En todo caso esta actividad sería complemen-

taria en una economía cuya base sería fundamentalmente agrícola

y ganadera como sugiere el propio emplazamiento del yacimiento.

E. PENEDO COBO, P. OÑATE BAZTÁN Y J. SANGUINO VAZQUEZ / El yacimiento visigodo del PP5, en el arroyo Culebro 607

Fig. 7. Yacimiento D - Sector D.

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608 La investigación arqueológica de la época visigoda en la Comunidad de Madrid

Fig. 7. Vista aérea yacimiento B.

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En cuanto a las unidades de derrumbe de teja, éstas constituyen,

sin lugar a dudas, elementos arquitectónicos de estructuras des-

manteladas como lo demuestra el hecho de que a veces cubren

posibles niveles de uso. Sin embargo, su integración en estructuras

individualizadas no es posible determinarlo en muchos casos, funda-

mentalmente por la falta de referencia perimetral, así como por la

grave alteración que ha ocasionado las roturaciones del terreno.

Por otro lado, en la excavación de este emplazamiento se han

detectado niveles estratigráficos con restos materiales de crono-

logía de la II Edad del Hierro, subyacentes al nivel de ocupación

hispanovisigodo. En todo caso, no se localizaron las estructuras

correspondientes a dicho hábitat, aunque la excavación si ha pro-

porcionado un amplio conjunto material.

A pesar de que el arado y otros factores postdeposicionales

han desmantelado buena parte de las estructuras documenta-

das, la gran mayoría de los materiales y las características cons-

tructivas de los restos estructurales aseguran la presencia, en los

sectores A y B, de un asentamiento de tipo rural, una aldea de

cronología hispanovisigoda en la que no han podido valorarse

adecuadamente los espacios comunes ni la relación cronológica

entre las distintas estructuras al no haberse documentado el /los

niveles de uso exteriores.

El campo de silos (Yacimiento B)El yacimiento “B” presenta una secuencia estratigráfica relativa-

mente sencilla y repetida en la totalidad de los sectores excava-

E. PENEDO COBO, P. OÑATE BAZTÁN Y J. SANGUINO VAZQUEZ / El yacimiento visigodo del PP5, en el arroyo Culebro 609

Fig. 7. Yacimiento B - Sector A.

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dos: A, B y C para los dos momentos cronológicos que presenta

el yacimiento (altoimperial e hispanovisigodo).

El primer nivel es la tierra vegetal —que aquí constituye un nivel

de escasa potencia—, por debajo de la cual aparece un nivel de

textura arenosa alterado por el laboreo de las tierras con aperos

mecánicos (30-40 cms.). Por debajo de éste se documenta el

nivel geológico formado por arenas en el que se han excavado los

silos.

La secuencia estratigráfica de cada silo varía, pero el proceso

deposicional se puede resumir en dos momentos: silos rellenados

artificialmente (la práctica totalidad) y silos colmatados de forma

natural. En este sentido, tenemos que señalar que, aunque la

mayoría de los silos se han rellenado de forma artificial y en un

breve espacio de tiempo, no es extraño que este proceso se haya

paralizado durante algún tiempo, colmatándose parcialmente el

silo de forma natural, para después continuar con el proceso de

colmatación artificial.

En realidad, el yacimiento “B” es uno de los llamados “campos

de silos” que serán habituales en nuestra península durante las

épocas tardorromana y medieval. Se trata de depósitos, muchas

veces de grandes dimensiones, excavados en la tierra que serví-

an para el almacenaje de productos diversos, generalmente cere-

al. El sistema es conocido desde época prehistórica, siendo,

como decimos, muy utilizado en época romana tardía (p.e. en el

cercano yacimiento de Tinto Juan de la Cruz de Pinto, en el siglo

V d.C.) y altomedieval como sustituto de los grandes dolia y

610 La investigación arqueológica de la época visigoda en la Comunidad de Madrid

Fig. 7. Yacimiento B - Sector B.

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horrea que sirvieron de contenedores y almacenes en las villas

romanas de época clásica, y llegando a su apogeo en tiempos de

la dominación islámica. Buenos ejemplos de ello en la región de

Madrid lo constituyen los silos de los arrabales del Madrid islámi-

co (s. XI-XII) y el yacimiento de La Indiana (Pinto), de cronología

anterior al s. XI.

Sector AEl Sector A de este emplazamiento está compuesto por un con-

junto de 12 fondos que presentan una cierta agrupación aparen-

temente en forma semicircular, probablemente asociados a una

antigua estructura no conservada. Se trata de fondos de peque-

ño tamaño (aproximadamente de 1 m. de diámetro) y poca pro-

fundidad (0,5 m. aproximadamente), aunque hay que suponer, no

obstante, que debió ser mayor que la conservada y que han debi-

do perder la parte superior de estas estructuras. Todos ellos pre-

sentan una estratigrafía uniforme, con rellenos con escasa pre-

sencia de material arqueológico, que, en líneas generales, se

reduce a fragmentos de cerámica de cocción alternante, frag-

mentos de tejas y ladrillos, restos óseos, carbones y cenizas, así

como piedras calizas y algún fragmento de molino de granito.

Este tipo de unidades se interpreta como un relleno antrópico de

material constructivo procedente de la limpieza o rehabilitación

parcial de algún núcleo de habitación que ha sido violentamente

destruido situado en los alrededores, y al que debe atribuirse la

construcción de estas estructuras. En cuanto a la funcionalidad

originaria de éstas, parece claro que estamos ante pequeños

silos destinados al almacenaje de grano o de otro tipo de produc-

tos agrarios que posteriormente han sido utilizados como verte-

deros.

Las estructuras de algunos de los fondos de este sector pre-

sentan una rudimentaria preparación. Así, el suelo de dichas

estructuras aparece recubierto con una clara funcionalidad aislan-

te. En uno de los casos esta preparación se realizó a base de

fragmentos de tejas y cerámicas, mientras que en los otros se

hizo utilizando un preparado de piedras calizas dispuesto sobre el

suelo de la estructura.

E. PENEDO COBO, P. OÑATE BAZTÁN Y J. SANGUINO VAZQUEZ / El yacimiento visigodo del PP5, en el arroyo Culebro 611

Fig. 5. Enterramiento silo.

Sector BEl sector B por su parte es un amplio campo de silos que apro-

vecha un gran banco de arenas algo apartado del cauce del arro-

yo Culebro. Se detecta una alineación intencionada de los silos

en hileras orientadas N-S. De forma general podemos deducir

que se trata de grandes fondos asociados a otros de dimensio-

nes medianas. La diferencia de tamaño podría corresponderse,

aunque no necesariamente, con una distinta finalidad en los

depósitos a los que iban destinados. En algunas de las estructu-

ras de mayor tamaño se observa una preparación previa de las

paredes y del suelo con una más que probable finalidad profilác-

tica. Para ello se procedió al incendio de la estructura con el fin

de endurecerla y conseguir una capa más aislante tanto desde el

punto de vista térmico como frente a animales que pudieran

dañar la cosecha. Es ésta una técnica que diferencia a estos dos

silos del resto de las estructuras de este sector y que los pone

en relación con una de las estructuras del sector C (Fondo XL)

como veremos más adelante. No es la única nota discordante

con el resto de los silos del sector B: a diferencia de ellos, los fon-

dos XXVI y LXVI presentan una estratigrafía homogénea de relle-

no sin apenas materiales arqueológicos. Entre los escasos mate-

riales habría que señalar un fragmento de TSH (forma 10 lisa)

aparecido en el fondo XXVI y otro de cerámica pintada de tradi-

ción indígena del mismo fondo. Resulta evidente, tanto por su

singular estratigrafía como por las propias características cons-

tructivas de estos dos silos, que ambos pertenecen a una fase

cronológica diferente a la del grueso del conjunto, hipótesis que

se comprueba además al compararlos con los silos XXXVI,

XXXVII y XL del sector C y, sobre todo, por el hecho de que los

silos LXVI y XXVI se encuentran cortados por otras estructuras

(Fondos LXV y XLVI, respectivamente). Es cierto, no obstante,

que algunos materiales romanos se han encontrado también for-

mando parte del relleno de los silos que consideramos de crono-

logía posterior, pero ello puede explicarse bien por contamina-

ción con una estructura diferente o simplemente porque forma-

ba parte de los niveles que sirvieron para rellenarlos, en cuyo

caso aparecen como un resto asilado e infiltrado dentro de un

contexto claramente visigodo (un fragmento de TSH hallado en

el fondo XI).

El resto del conjunto presenta una morfología y tipología muy

semejante entre sí: se trata de estructuras excavadas en la

arena en forma de saco o bien con paredes cóncavas y fondo

circular, cuya funcionalidad original debió ser, como ya se ha

comentado, la de almacenamiento de grano principalmente. Del

mismo modo, estas estructuras presentan un desarrollo estrati-

gráfico semejante que permite verificar una fase de abandono

de la función primitiva de los silos y su posterior reutilización

como depósitos de escombros. La serie estratigráfica es en

todos los casos análoga: una serie de niveles deposicionales

consistentes en escombros diversos, cuya excavación ha pro-

porcionado numeroso material constructivo (piedras, fragmen-

tos de adobes y tejas, etc.), así como carbones y cenizas pro-

cedentes de la combustión de materia orgánica. Lo mismo

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puede decirse con respecto al material arqueológico, representa-

do mayoritariamente por fragmentos cerámicos y objetos metáli-

cos asociados a la vida cotidiana (broches y hebillas de cinturón,

cencerros, etc.).

Del estudio de los materiales puede deducirse una datación en

torno a la segunda mitad del siglo VII. Estos rellenos proceden de

la destrucción violenta del antiguo poblado al que estaban aso-

ciados. Una destrucción que se documenta parcialmente en el

cercano yacimiento D. En ocasiones estos niveles de rellenos se

encuentran salpicados de manchas de tierra de color más claro y

arenas de color amarillento de grano fino que se interpretan como

niveles de abandono parcial en el relleno del fondo en unos

casos, o como parte de un derrumbe de las paredes y/o embo-

612 La investigación arqueológica de la época visigoda en la Comunidad de Madrid

Fig. 6. Jarra con pico vertedor.

Fig. 3. Copa de vidrio.

Fig. 2. Cencerro de latón.

Fig. 7. Placa de cinturón.

cadura del silo, en otros. A modo de hipótesis, parece lógico

suponer la existencia de algún tipo de estructura superior que sir-

viera de cierre a los depósitos, que probablemente adoptaría la

forma de un pequeño brocal de pozo con tapadera. Sí se ha

podido comprobar, en cambio, la presencia en algunos fondos

(XI, XIII y XLI) de estructuras de cubierta levantadas sobre postes

de madera gracias a las improntas de los hoyos sobre los que se

alzaban aquéllas.

En cuanto a los niveles de relleno de los silos, ya se ha comen-

tado anteriormente su carácter de depósito antrópico intenciona-

602-615 5/7/06 22:34 Página 612

do y relativamente rápido en el tiempo, realizado a partir de los

restos de construcciones más antiguas, de parte de un hábitat

aledaño al campo de silos, parte de cuyas estructuras se han

excavado en esta misma campaña. Se trata de diferentes niveles

de tierra arcillosa de color marrón mezclados con arenas y con un

mayor o menor contenido de materiales de desecho (piedras,

tejas, cenizas y carbones, etc.). Esta tierra debe proceder de la

descomposición de los adobes que constituían los alzados de los

muros de dichas construcciones. Esta circunstancia distingue a

estos silos, que son mayoritarios entre los del sector B, de los

fondos XXVI y LXVI de este mismo sector, cuyos rellenos de are-

nas nunca presentan materiales constructivos ni restos de ado-

bes o tierra arcillosa que haga pensar en la existencia de éstos.

Hay que destacar el caso excepcional de los fondos XXXI y LXIII,

que tienen una rudimentaria preparación de piedras calizas de

tamaño mediano-grande en su base, seguramente como ele-

mento sustentante de alguna estructura de madera o simplemen-

te como una rudimentaria estructura destinadas a una finalidad

aislante.

Otro hallazgo singular es el conjunto que componen los fondos

LXIV y LXV. El primero es un horno de bóveda con toberas y pare-

des rubefactas. En el momento de su excavación conservaba

todavía dos de las toberas originales y los restos de otras tres

más. La carga de este horno se realizaba aprovechando el silo

LXV que estaba adosado a él. Éste no se rellenó por completo,

sino sólo hasta una determinada altura con el fin de permitir una

cómoda alimentación del horno. Quizá podría establecerse el

paralelo con el horno doméstico documentado durante la exca-

vación de la habitación 14 del yacimiento de La Vega (Boadilla del

Monte, Madrid).

E. PENEDO COBO, P. OÑATE BAZTÁN Y J. SANGUINO VAZQUEZ / El yacimiento visigodo del PP5, en el arroyo Culebro 613

Fig. 4. Empuñadura de spatha.

Resulta evidente, a tenor de lo dicho hasta el momento, que

nos encontramos ante dos fases diferentes de aprovechamiento

del entorno (en realidad tres fases sí contamos el momento en

que el campo de silos fue utilizado como escombrera): un primer

momento de construcción de los silos XXVI y LXXIII, cuya exca-

vación y uso habría que llevar a épocas altoimperiales, hacia los

siglos I-II d.C., si nos atenemos a los hallazgos arqueológicos

(TSH, cerámica pintada de tradición indígena, cerámica de pasta

gris o anaranjada, cerámica común romana, etc.), la tipología

constructiva de los mismos (paredes rubefactas o con una inci-

piente preparación previa) y el tipo de relleno que presentan. La

segunda fase quedaría representada por la casi totalidad de los

silos de este sector, cuya excavación ha proporcionado algunos

materiales muy significativos desde los puntos de vista cronoló-

gico y de adscripción cultural. Entre ellos habría que citar un bro-

che de cinturón liriforme de bronce (fondo LXV). Otros elementos

de cultura material que merecen ser destacados son una empu-

ñadura de spatha fabricada en hierro y madera (fondo XXXV), una

hebilla de cinturón de bronce (Fondo XXXV), un broche de cintu-

rón de placa rígida de hierro (fondo XXXV). Por último, queda

señalar que el relleno de los silos debió realizarse con los mate-

riales pertenecientes al antiguo hábitat al que estaba asociado el

campo de silos y que se disponía de forma dispersa a lo largo del

curso del arroyo de la Recomba, alguna de cuyas unidades de

habitación han sido localizadas en la excavación del yacimiento

D, aunque el foco principal debe de hallarse al Oeste del área de

intervención junto a la carretera de Leganés a Fuenlabrada (M-

407), o incluso en las cercanías de la iglesia de Nuestras Señora

de Polvoranca.

En resumen, pues, cabe hablar de tres fases diferentes en la

utilización del espacio que conforma el sector B del yacimien-

to B:

Construcción de dos silos con una cronología hacia el siglo I

d.C. y posterior abandono de los mismos en una fecha indeter-

minada. Este conjunto se relaciona, como veremos, con los silos

del sector C.

Construcción de un nuevo campo de silos en época visigoda

(ss. VI-VII), que en parte cortan a los silos de época romana, y

abandono de la zona.

Reutilización de los silos de época visigoda como escombrera

y construcción de un horno en un momento posterior a finales

del siglo VII. Los materiales de estos rellenos procederían, como

ya se ha adelantado, de la destrucción y limpieza del antiguo

hábitat hispanogodo.

Algunas evidencias apuntan hacia un final traumático de la

segunda fase. Entre ellos destaca la aparición de algunos restos

humanos inhumados en el fondo de los silos (fondos XI, XXI y

XXXV). Asimismo, la aparición de restos de bóvidos en posición

anatómica y de gran cantidad de cencerros de metal, que deben

ponerse en relación con ellos y de los que resulta extraño que no

hayan sido amortizados, parecen apuntar en el mismo sentido.

De igual modo, podría citarse la presencia de la empuñadura de

una spatha, un elemento poco frecuente en los yacimientos de la

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época y que aquí se encuentra en un contexto arqueológico

extraño, pues, en efecto, todos los indicios hacen presumir un

contexto agropecuario para el hábitat al que pertenecieron estos

silos. Conocemos, con todo, un caso paralelo, un posible sax o

scramasax encontrado en la excavación del citado yacimiento de

La Vega (Boadilla del Monte, Madrid), de cronología tardía, como

se deduce de la aparición de un triente del reinado conjunto de

Égica-Witiza (a. 696-702) y que podría explicarse por idénticas

razones de inestabilidad política. A estos indicios habría que aña-

dir el cúmulo de restos constructivos que sirvieron para rellenar

los silos de época visigoda, lo que supone una remodelación del

hábitat de una magnitud considerable, que no se corresponde

con la realidad arqueológica de la zona, donde los núcleos habi-

tados jamás pasaron de ser pequeñas aldeas de carácter rural.

Sector CDurante los trabajos de excavación del sector C pudo detectar-

se otro grupo de silos de dimensiones considerables que estaría

formado por los fondos XXXVI, XXXVII, XL y XLVIII. A excepción de

este último, cuya excavación no ha proporcionado materiales

arqueológicos reseñables, los fondos XXXVI, XXXVII y XL se

caracterizan por haber facilitado una cantidad apreciable de res-

tos de tradición prerromana y romana. Entre ellos habría que des-

tacar la aparición de diversos fragmentos de cerámica pintada de

tradición indígena, cerámicas de torno rápido, pastas depuradas

y cocciones oxidantes y reductoras, así como algunos fragmen-

tos de TSH. Es interesante reseñar la total ausencia de los tipos

cerámicos que veíamos representados en los niveles de relleno

de los silos de época hispanovisigoda, al igual que merece subra-

yarse la gran diferencia en el tipo de colmatación de los mismos,

pues aquí ya no se detectan esos niveles de vertidos constructi-

vos que caracterizan el relleno de la mayoría de los silos del sec-

tor B, argumentos que apoyan una cronología más antigua para

el conjunto de fondos del sector C. Esta datación queda reafirma-

da por la aparición de un as de la ceca de Cascantum (Cascante,

Navarra), de cronología altoimperial.

La serie estratigráfica que proporciona el Sector C hace supo-

ner la existencia de un pequeño núcleo de carácter agropecua-

rio fechable entre los siglos I-II d.C. y que tal vez perpetuara un

hábitat más antiguo de la Edad del Hierro. La aparición de un

abundante material prerromano es, en este sentido, muy signi-

ficativa, aunque hay que señalar que la gran calidad de las cerá-

micas de torno rápido de la II Edad del Hierro, así como el buen

gusto decorativo del que hacen gala, debió proporcionar una

vida amplia a estas producciones, que alcanzan los primeros

siglos del dominio romano. La aparición de la moneda de

Cascantum y los fragmentos de TSH obligan lógicamente a

subir la cronología a un momento temprano del Imperio. En

suma, nos encontraríamos con un poblado a caballo entre el

cambio de era y el s. II d.C. cuyo estudio, unido a los conoci-

mientos que proporciona la progresiva excavación de núcleos

de este tipo en la Comunidad de Madrid, permite arrojar alguna

nueva luz sobre el proceso de romanización del área central de

la Meseta.

Los yacimientos excavados en el P.P.5. – P.A.U. Arroyo

Culebro (Leganés, Madrid) presentan algunas características

comunes con los yacimientos situados aguas abajo de este

arroyo. Se trata con toda seguridad de un pequeño núcleo rural

que aprovecharía las potencialidades agropecuarias que ofrece

el entorno: una agricultura extensiva de carácter cerealístico y

una ganadería ribereña. Este núcleo de población podría estar

ubicado sobre los restos de época altoimperial o, más proba-

blemente, algo desplazado con respecto a éste, localizándose

el foco principal en el entorno de la iglesia de la Polvoranca, al

Oeste del área de intervención; las estructuras de habitación

documentadas en la excavación del yacimiento D, habría que

asociarlas a este núcleo poblacional y al hábitat disperso que

generaría el foco principal.

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614 La investigación arqueológica de la época visigoda en la Comunidad de Madrid

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