El Triunfo, Cuncumpá - UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

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Av. Hidalgo 935, Colonia Centro, C.P. 44100, Guadalajara, Jalisco, México [email protected] - Tel. 31 34 22 77 ext. 11959 UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA COORDINACIÓN GENERAL ACADÉMICA Coordinación de Bibliotecas Biblioteca Digital La presente tesis es publicada a texto completo en virtud de que el autor ha dado su autorización por escrito para la incorporación del documento a la Biblioteca Digital y al Repositorio Institucional de la Universidad de Guadalajara, esto sin sufrir menoscabo sobre sus derechos como autor de la obra y los usos que posteriormente quiera darle a la misma.

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UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA COORDINACIÓN GENERAL ACADÉMICA Coordinación de Bibliotecas Biblioteca Digital

La presente tesis es publicada a texto completo en virtud de que el autor

ha dado su autorización por escrito para la incorporación del documento a la Biblioteca Digital y al Repositorio Institucional de la Universidad de Guadalajara, esto sin sufrir menoscabo sobre sus derechos como autor de la obra y los usos que posteriormente quiera darle a la misma.

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS SOCIALES Y

HUMANIDADES

DIVISIÓN DE ESTUDIOS HISTÓRICOS Y HUMANOS

DEPARTAMENTO DE HISTORIA

DOCTORADO EN HISTORIA/IBEROAMÉRICA

La organización social en el norte de Chiapas. Relaciones de poder

en tres fincas cafetaleras:

El Triunfo, Cuncumpá y La Primavera (1893-1940)

T E S I S

Que para obtener el grado de

Doctor en Historia

Presenta

CARLOS ARCOS VÁZQUEZ

Director de Tesis

DR. AGUSTÍN HERNÁNDEZ CEJA

Guadalajara, Jalisco

Noviembre 2020

México

Tabla de contenido

Introducción ............................................................................................................................ 1

Fuentes .................................................................................................................................... 8

Métodos y técnicas de investigación ...................................................................................... 9

Marco interpretativo ............................................................................................................. 10

Haciendas.............................................................................................................................. 11

Grupos sociales ..................................................................................................................... 24

Capítulo I Características históricas y socioculturales de la región de estudio ........... 29

Introducción .......................................................................................................................... 29

1.1. Denominación y espacio de los choles .......................................................................... 29

1.2. Los choles en el periodo colonial .................................................................................. 31

1.3. Características de los choles y su relación con el medio natural ................................... 35

1.4. Factores que determinaron la llegada de las fincas cafetaleras a las montañas del norte

.............................................................................................................................................. 40

1.5. La formación de la región norte de Chiapas .................................................................. 43

Capítulo II Contexto de la economía internacional y nacional para la inversión local,

1870-1910 ............................................................................................................................. 52

2.1. Introducción ................................................................................................................... 52

2.2. Contexto internacional: la expansión económica y la inversión para la modernización

de los países de América ...................................................................................................... 56

2.3. Contexto nacional: la apertura económica de México y los afanes modernizadores .... 69

Capítulo III Origen y desarrollo de las fincas cafetaleras ............................................ 77

3.1. Introducción ................................................................................................................... 77

3.2. The German American Coffee Co. ................................................................................ 82

3.3. Finca Cuncumpá ............................................................................................................ 93

3.4. Finca La Primavera ...................................................................................................... 101

Capítulo IV Historia de la vida cotidiana en las fincas cafetaleras............................. 109

4.1. Algunos aspectos teóricos de la vida cotidiana ........................................................... 109

4.2. Medios de transporte de las fincas cafetaleras: mulas, barcos y trenes ....................... 113

4.3. La organización doméstica .......................................................................................... 123

4.4. Las expresiones religiosas dentro y fuera de las fincas ............................................... 125

4.5 La instrucción pública en Chiapas y la educación en las fincas ................................... 128

Conclusiones ...................................................................................................................... 135

Bibliografía ........................................................................................................................ 137

Fuentes ................................................................................................................................ 137

Entrevistas .......................................................................................................................... 137

Otras fuentes ....................................................................................................................... 144

INDICE DE CUADROS Y GRÁFICAS

INTRODUCCIÓN

Cuadro 1. Clasificación de los grupos sociales en la región norte de Chiapas 1893-1940…..............26

CAPITULO 1

Gráfica 1. Crecimiento poblacional en Chiapas 1895-1940……………………………………………………….….49

Gráfica 2. Crecimiento poblacional en la región norte de Chiapas 1895-1940.………………………….….50

CAPITULO 3

Cuadro 2. Lista de fincas rústicas ubicadas en Salto de Agua, Catazajá, Tumbalá, Petalcingo, Tila y

Palenque, en el Departamento de Palenque en el año de 1897……………………………………………………86

Cuadro 3. Lista de los extranjeros que radicaban en el municipio de Tumbalá, Distrito de Palenque,

Estado de Chiapas 1936……………………………………………………………………………………………………...100-101

CAPITULO 4

Cuadro 4. Comparativo de la producción de cacao en toneladas en los últimos años de la década

de los noventa del siglo XIX, entre Tabasco y Chiapas…………………………………………………………………114

Cuadro 5. Total de escuelas oficiales en el Estado de Chiapas, 1910…………………………………………..132

INDICE DE MAPAS

CAPITULO 1

Mapa 1. Ubicación del grupo cholano en las Tierras bajas del sur del área maya…………………………33

Mapa 2. Ubicación de los choles en los municipios de la región norte de Chiapas…….……35

Mapa 3. Regiones fisiográficas de Chiapas; se aprecian las llanuras de Pichucalco y Palenque…….45

Mapa 4. Ríos que hacían fértil a la región………………………………………………………………………..…….47

CAPITULO 3

Mapa 5. Área de estudio de la región norte del estado de Chiapas………………………………………........78

CAPITULO 4

Mapa 7. La ruta del río Tulijá era navegable desde Salto de Agua, pasando por San Juan Bautista

(hoy Villahermosa, Tabasco) hasta llegar al golfo de México (marcado en línea roja)…………………119

*Observación del mapa 7, no corresponde con el número de seguimiento de loa mapas, debería

ser el numero 6*

INDICE DE IMÁGENES

Capítulo 1

Imagen 1. Las fases de la Luna rigen las actividades agrícolas y pecuarias de los antiguos ch´oles;

parte del conocimiento milenario……………………………………………………………………………………….……….32

Imagen 2. Dios de la agricultura, considerado como la deidad del maíz……………………………………...37

Imagen 3. Ixchel, diosa de la luna, relacionada con la fertilidad, se representa como una señora

abrazando un conejo en medio de la luna, en otras imágenes una señora vieja hincada, en

ocasiones…………………………………………………………………………………………………………………………………....48

CAPITULO 3

Imagen 4. Aspectos del patio de secado natural de la finca El Triunfo en 1920 …………………….….…79

Imagen 5. Características fisiográficas y cadenas montañosas de la región norte de Chiapas…......83

Imagen 6. Aspectos de la finca El Triunfo en 1910…………………………………………………………..…….…….90

Imagen 7. Imagen recreada de la finca El Triunfo en sus años de esplendor…………………………..…...91

Imagen 8. Familia Kanter Urrutia de la finca Cuncumpá, María Urrutia de Kanter con cuatro de sus

hijos…..…………………………………………………………………………………………………………………..……………………95

Imagen 9. Partes de un motor tostador, utilizado en la época del esplendor de la finca………………99

Imagen 10. Antigua casona de la finca La Primavera y parte del beneficio del café…………………….102

CAPITULO 4

Imagen 11. Barco alemán en el río Tulijá, Salto de Agua, 1920…………………………………………………..115

Imagen 12. Buque de vapor alemán “Kosmos”, viajes de Hamburgo a varios países de América

Latina…………………………………………………………………………………………………………………………………….…..116

Imagen 13. Pataches de mulas trasladando café pergamino hacia el río Tulijá……………………..……121

Imagen 14. Monedas finca La Primavera………………………………………………………………………………..….123

Imagen 15. Moneda El Triunfo……………………………………………………………………………………………………123

Imagen 16. Familia Morison y misionera Evelyna, Tumbalá, Chis. 1950 (Evelyna, tercera de

izquierda a derecha, tiene sobrepuesto un suéter negro, está abrazando a Porfirio Morison Trejo,

con pantalón negro)…………………………………………………………………………………………………………….…....128

AGRADECIMIENTOS

En esta parte del trabajo, es donde me negaba hacerlo porque significa que se está cerrando

un ciclo de mi vida, había que recordar a todos aquellos que de alguna forma aportaron a este

trabajo, a las instituciones, amigos y familiares, el orden en que se presenta no tiene un

significado especial, palabras más o palabras menos, todos son importantes en mi vida.

A las instituciones:

A la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), por darme la oportunidad de seguir

formándome profesionalmente en la disciplina de la Historia y su apoyo con la beca.

Al Programa para el Desarrollo Profesional Docente, de tipo superior de la Secretaría de

Educación Pública, Por su invaluable ayuda a través de la beca.

A la Universidad de Guadalajara (UdeG) a través del programa del Doctorado en Historia

iberoamericana, por creer en mí y formarme en sus aulas.

A los archivos municipales de Tumbalá y Salto de Agua, así como el archivo Histórico del

Gobierno del Estado y biblioteca del congreso del estado de Chiapas y su personal que en

ella labora, por facilitarme los documentos, su amabilidad y comprensión a mi necesidad que

les presente constantemente.

A Dios por darme la oportunidad de volver a vivir después de la crisis de salud que viví en

este año de la pandemia, quiero agradecer siempre, porque tengo la oportunidad de seguir

construyendo mis sueños y ver la vida en el nuevo amanecer; de convivir de nuevo con mis

seres queridos. Gracias.

A las familias:

Calvo Moreno, por alentarme a seguir con el objetivo. Soto Calvo, por su invaluable apoyo

y darle bases a mi vida. Ramos Calvo, por su constante aliento que me permitió capitalizarlo

en oportunidades, sus palabras motivacional que me empujaron a lograr la meta. Guzmán

Calvo, su apoyo en diversos momentos ya sea moral y económico fueron las píldoras de

ánimo que me fortalecieron para continuar el camino emprendido. Pérez Calvo, sus llamadas

fueron los que alentaron y fortalecieron mis senderos, su disposición de apoyo siempre

presente. Por último a la familia Calvo Ocaña, me dieron lo más valioso para fortalecer mis

luchas cotidianas, su cariño son motores para el alma. A todo ellos no tengo palabras para

agradecer, eternamente agradecido.

A mi director de Tesis:

Dr. Agustín Hernández Ceja, por guiarme siempre con su luz, pudo iluminar mi necesidad

de aprender, me recupero en los momentos más complicados de mi vida en el programa del

doctorado. Me escucho siempre, me dejo hablar y hacer lo que yo quería, siempre supo

conducirme a la realidad, de él aprendí como académico pero sobre todo como un gran ser

humano. Mi referencia será siempre él, gracias Dr. Agustín por su apoyo.

Al Dr. David Carbajal López, Dra. María Pilar Gutiérrez Lorenzo Coordinadora del

Doctorado en Historia, por darme la oportunidad de ser parte de esta primera generación y

ser nuestros apoyos cada día. A mis profesores que me formaron todos ellos excelentes

académicos con un alto grado de capacidad académica.

A mis lectores Dra. Rosa Vesta López Taylor, Dr. Manuel Alejandro Hernández Ponce y la

Dra. María de Los Ángeles Gallegos Ramírez, a lo largo de mi formación y en los diversos

coloquios empezaron a leer mi trabajo aun cuando no tenía forma pero sus comentarios y

observaciones fueron fortaleciendo y dándole forma al trabajo que presento el día de hoy. A

todos un sincero agradecimiento por su apoyo académico.

A mis amigos

A María Rosas por darme su amistad desde el primer día cuando era un total desconocido en

la inmensa ciudad de Guadalajara, abrirme su casa son de las acciones que me deja siempre

como un eterno agradecido, por sus palabras motivacionales; María eres mi referente de esa

geografía. A mi amigo Juan Pablo Torres Pimental por considerarme siempre parte de tu

equipo académico, tus guías hacia los Altos de Jalisco son otras acciones que me ayudaron a

entender los diversos espacios, a ti amigo gracias siempre. Cinthia Cortazar R. gracias por

ser parte de diversos momentos en la ciudad y en el aula, tu disposición de ayudar me

permitieron alcanzar mis metas, gracias cinty.

A Laura Castro por sus constantes observaciones para mejorar el trabajo en la parte de la

redacción y guiar los rumbos de la investigación, su experiencia fue fundamental en los

diversos momentos en el salón de clases para apoyarme y motivarme, amiga gracias por tu

apoyo. Laura Muñoz Pini amiga entrañable tú me dijiste que la investigación debía ser desde

la misma experiencia y desde el centro del corazón que no había que buscar más, los

documentos era para fundamentar la investigación, los tome en cuenta ahora se ve plasmado

tu apoyo en este trabajo. Carmita Remigio Montero, tu alegría, tu chispa y carisma cubana

alegraron nuestros diversos espacios y momentos donde me permitiste convivir, el ron

cubano fue factor para hablar de la historia de los países caribeños y sobre todo del tema de

investigación, tu aportación a la redacción es un acierto; tu ayuda siempre estuvo presente

sin mirar a quien, gracias.

Marco A. Acosta R. tu formación de antropólogo ayudaron a conducir mi discurso. Cristóbal

Moncada tu experiencia nos ayudó a ordenar mi idea. Ixchel N Anguiano tu ayuda

bibliográfica al tema de la historia están presente. Laura Ramírez, Julio y Alejandro su

compañerismo me los llevo siempre. A todos mis colegas de generación 2016-2020 gracias.

A mis padres: Francisco Arcos S. y Anita Vázquez S. gracias por seguir apoyando mi

camino, alentando mis esfuerzos siempre les estaré agradecido por darme la oportunidad de

emprender esta formación. A mi hermano Eligio por motivarme desde el otro lado de la

frontera y su apoyo son parte de mi progreso. A mis hermanas Bella y Heidy gracias por sus

alientos.

Po último, a mi familia porque fueron los primeros que me apuntalaron, que cimentaron las

bases de mi ser, mi compañera de vida, Lidia, no hubo un solo momento que me abandonara

para conseguir la meta, tu hiciste la parte que te correspondía, me ayudaste a leer algunos

documentos cuando me alcanzaba la desesperación cuando no conseguía entender,

acompañaste en los momentos de oscuridad y sobre todo estuviste a mi lado cuando luchaba

por sobrevivir, gracias. A mis hijas Ixchel y Natalia me acompañaron cuando más las

necesitaba, su amor es el motor de mi vida

1

Introducción

Corría el último lustro de la década de los años setenta del siglo XX, cuando por las noches

mis abuelos paternos y maternos en diferentes momentos y espacios me contaban la historia

de “los tiempos de mozos”.1 Sus voces se quedaron marcadas en mi mente, así como las

historias de crueldad que escuchaba en las horas del café. Mientras hablaban, en sus labios

se marcaban el sufrimiento, el dolor y la angustia: también era “el tiempo de las fincas”. No

había otro escenario mejor para contar que alrededor del fogón de una humilde cocina,

construida con tablas y techo de “guano”. En ese momento, quizás por mi edad, no

identificaba los años durante los que se causó tanto daño a toda una población. La

colectividad de los habitantes de esta región eran hablantes de la legua chol. Pareciera que la

gran mayoría había pasado por esa experiencia amarga en las fincas cafetaleras. Solo

quedaron grabados algunos conceptos en mi memoria: mozos, café, fincas, extranjeros,

alemanes, ricos, capataces, gringos, poder, trabajo, raza... piezas sueltas de toda una

enmarañada historia.

Al iniciar esta investigación desconocía el origen y el destino de las fincas cafetaleras

de la región norte; me ausenté del lugar por algún tiempo y olvidé las partes fundamentales

de aquellas historias. Era momento de recabar las fuentes que me permitieran comprender el

complejo proceso de la historia social. Así, el inicio del trabajo para la comprensión del

pasado fue un recorrido por el espacio geográfico incluyendo la visita a las antiguas fincas

que se encontraban desaparecidas por varios motivos, entre otros, la destrucción por los

pobladores, la sustitución por nuevas viviendas o el avance de la vegetación exuberante de

la zona que las cubrió conforme se acumulaban años de abandono una vez que dejaron de ser

productivas.

Tanto las charlas de mis abuelos como el recorrido por la región de estudio me

motivaron a indagar lo siguiente, para empezar: ¿cómo habían ocurrido las cosas en el norte

de Chiapas?, ¿cómo vivía la población Chol antes de la llegada de las fincas cafetaleras?,

¿cómo se insertaron en un sistema productivo extranjero?, ¿qué tipo de relaciones sociales

mantuvieron los pueblos originarios choles con los ladinos y con los extranjeros? y ¿cómo

se organizaba una finca cafetalera?

1 Esta expresión alude al tiempo cuando los indígenas choles fueron la mano de obra en las fincas cafetaleras.

2

Con esto pude darme cuenta de que las cosas no iban a ser sencillas. Era comprensible

que 75 años después, el paisaje natural y social no iba a ser el mismo. Que había que buscar

en los archivos documentos que me permitieran empezar a delimitar la temporalidad de esta

investigación.

Abordé el periodo que va de 1893 a 1940, debido a que en ese lapso es posible

observar la organización social en una región cafetalera, el entorno natural que hizo posible

su explotación o uso, las relaciones interétnicas entre extranjeros y nativos de la zona

cafetalera, así como las políticas económicas locales, nacionales e internacionales que

permitieron la instalación de grandes empresas cafetaleras en el Estado.

La literatura que encontré sobre el tema resultó fundamental para comprender el

proceso investigativo. Los testimonios orales de los ejidatarios también fueron parte

importante en la construcción de la nueva historiografía de la región norte; desde luego, las

huellas que aún quedan me ayudaron a conformar el rompecabezas de lo que nombré La

organización social del norte de Chiapas: una relación de poder dentro y fuera de las fincas

cafetaleras (1893-1940).

Al respecto, conviene decir que existen investigaciones de historia general y regional

de Chiapas. Sobre las primeras puedo mencionar las aportaciones de Antonio García de León

Resistencia y Utopía. Memorial de agravios y crónicas de revuelta y profecías acaecidas en

la provincia de Chiapas durante los últimos quinientos años de su historia (1985). Este

trabajo busca sintetizar 500 años de historia de la entidad desde el inicio de la colonia hasta

finales del siglo XX. Su enfoque metodológico fue novedoso en los años ochenta, pues en

esa época no existían estudios que pudieran explicar el proceso histórico del desarrollo

económico en la zona. Su gran aporte fue dividir el tiempo en tres momentos del desarrollo

económico vinculados al cacao, el café, el ganado y el petróleo, actividades significativas

que marcaron la economía chiapaneca. Este enfoque evolutivo, de acuerdo con el auge de

cada producto, me ayudó a pensar en el inicio de la plantación del café, su auge y decadencia.

Hay un hilo conductor dentro de este trabajo para conocer los cinco siglos de la historia de

Chiapas y es justamente el definido por las plantaciones y las formaciones de las haciendas

y las fincas.

Thomas Benjamin, en Tierra rica, pueblo pobre (1995), aporta elementos importantes

que ayudan a entender la llegada de los extranjeros y su inversión económica en la región.

3

Expone antecedentes históricos desde la Independencia de Chiapas, Federación de Chiapas

con México o anexión de Chiapas a la República mexicana, hasta 1890, y a partir de este

tiempo divide la historia en tres partes: la primera, presenta la importancia de la

modernización de Chiapas, de 1890 a 1910, momento en que se manifiesta el impacto de las

políticas económicas del Gobierno del presidente Porfirio Díaz y de los gobiernos

progresistas en el Estado, particularmente los conocidos como gobiernos Rabasista.

La segunda parte se centra en el periodo revolucionario (1910-1920). Si bien es cierto

que en Chiapas no tuvo la relevancia de otros estados o regiones, se respiraban aires de

descontentos sociales entre desprotegidos y la oligarquía chiapaneca; para 1914, los efectos

revolucionarios se vieron en la lucha por el control territorial entre el gobierno carrancista y

los políticos y terratenientes locales. La tercera parte, de 1920 a 1950, trata sobre los

conflictos políticos y económicos que existían entre los grupos de poder, entre la defensa de

intereses de clase, la reconstrucción de los grupos que encabezaron la revolución como los

mapaches, por un lado y, por otro, el partido socialista chiapaneco, que trataba de buscar la

defensa de la posición ideológica y política.

Robert Wasserstrom, en Clase y sociedad en el centro de Chiapas (1989), enfoca su

atención en dos comunidades indígenas de los Altos de Chiapas: Chamula y Zinacantán.

Hace, efectivamente, una aportación sobre la zona, pero no reflexiona en torno a las

relaciones interétnica con las demás poblaciones de la entidad, desde los inicios de la colonia

hasta 1975.

No puede pasar inadvertido un trabajo importante de Justus Fenner: La llegada al sur:

la controvertida historia de los deslindes de terrenos baldíos en Chiapas. México en su

contexto internacional y nacional, 1881-1917 (2015). En él podemos encontrar los primeros

cambios en la historiografía agraria chiapaneca, pero, además, se puede ver que la política de

deslindes de terrenos baldíos y la colonización de tierras de las últimas dos décadas del siglo

XIX y las primeras del XX, no solo son un caso local, la inversión la hicieron empresas

extranjeras. Los intereses nacionales e internacionales en las concesiones de deslindes

trastocaron los sistemas de organización en la tenencia de la tierra con las poblaciones

indígenas de todo el Estado de Chiapas y, desde luego, de los nacionales, lo que favoreció

una nueva forma de explotación de la mano de obra en las plantaciones, es decir, un cambio

4

en la organización social; por ello no se pueden exponer las relaciones de poder sin

contemplar los orígenes de la tenencia de la tierra a partir de los deslindes de terrenos baldíos.

Ese sentido define el trabajo sobre aportaciones económicas de Cuauhtémoc

González Pacheco: Con el capital extranjero en la selva de Chiapas de 1863 a 1983 (1983);

un aporte fundamental para conocer el comportamiento económico de la región y las

inversiones en el territorio. El autor explica que la producción cafetalera sirve para

comprender la modernización de estos lugares, incluso clasifica las inversiones de acuerdo a

la producción en cada espacio. Señala que a finales del siglo XIX y principios del XX fue

muy importante la inversión extranjera en la siembra de cafetos en el norte de Chiapas y el

Soconusco porque se puede notar la introducción de sistemas modernos para la producción

agrícola, así como de vías de comunicación, específicamente en el Soconusco; no así en la

región norte donde no se pudo establecer una red de caminos rápidos; solo se mantuvieron

los caminos reales y de arriería. Es importante no perder de vista este último aspecto, es decir,

los caminos que comunicaban a las montañas del norte de Chiapas.

En cuanto a la Selva Lacandona, Jan de Vos, en la segunda entrega de su trilogía2 de

estudios históricos sobre esta zona: Oro verde, la conquista de la Selva Lacandona por los

madereros tabasqueños 1822 a 1949, (1996) presenta el proceso caracterizado por la

explotación inmoderada de los recursos naturales con esta acción se inicia el ecocidio más

grande que se recuerde en la historia de Chiapas, primero (1870-1880) por la incursión de

los exploradores tabasqueños y chiapanecos que no son más que madereros que buscaban

comercializar la caoba de la Selva Lacandona; en un segundo momento (1880-1895) entran

compañías madereras que continúan la explotación de los recursos naturales en gran escala,

acompañada de la explotación de la mano de obra de las poblaciones indígenas de la región,

sobre todo de las más cercanas. El mismo autor expone que se utilizaron diversos recursos y

estrategias para conseguir mano de obra indígena de pueblos más retirados para ser utilizados

en las monterías.3 De Vos hizo una caracterización natural de la región de la selva y el norte

de Chiapas; su análisis sobre los sistemas de comunicación se enfocó en los ríos navegables

2 Los tres trabajos que ha elaborado Jan De Vos sobre la Selva Lacandona se encuentra: La paz de Dios y del

Rey. La conquista de la Selva Lacandona (1525-1821); el mencionado dentro del texto que corresponde al

periodo de 1822 a 1949; el último de la trilogía Una tierra para sembrar sueños. La historia reciente de la

Selva Lacandona 1950-2000. Todo esto es resultado de una investigación que llevó al autor más de 15 años. 3 Son campamentos de explotación maderera, en donde pernoctaban los trabajadores utilizados par el corte de

la caoba.

5

y caminos reales, así como en el desarrollo de la arriería como un mecanismo de ingreso a

las tierras profundas de la selva, y una vía hacia las zonas lacustres y montañosas del norte.

Afirma que la historia moderna de Chiapas inicia en 1822, momento en que se independiza

definitivamente de España, es cuando nace el Estado de Chiapas. Entonces inicia la incursión

para explotar la madera y las tierras de la inmensa selva. Con el paso de los años, las empresas

terminaron con la explotación de la caoba e iniciaron la venta de las tierras para el desarrollo

de actividades agrícolas y ganaderas; más tarde esto afectaría nuevamente el entorno con

sucesivos incendios que consumieron grandes extensiones de selva

La historia contemporánea de las montañas del norte de Chiapas la conocemos gracias

a las investigaciones de tipo arqueológico y antropológico de Alejandro Sheseña: Las

pinturas mayas en cuevas (2006), quien realizó un estudio de las pinturas rupestres de los

mayas en la cueva de Joloñiel.

En narrativa sobresale el trabajo de Jesús Morales Bermúdez, Antigua palabra

narrativa indígena Chol (1999). En esta obra podemos notar la gran gama de historias

contadas y obtenidas entre los habitantes de Tila y Tumbalá, con ello demuestra la riqueza

de la lengua: la musicalidad y la profundidad del significado de la lengua chol.

La oralidad de los habitantes de Tumbalá se registra en la memoria histórica. Miguel

Meneses López, en su obra K´uk´ Witz, cerro de los Quetzales. Tradición oral del municipio

de Tumbalá (1997), recurrió a la oralidad como herramienta para reconstruir la historia de

los choles de este municipio; indagó sobre su pasado y su presente.

Con estas obras se ha recuperado la historia de los territorios donde solo se disponía

de aportaciones etnohistóricas, complementarias de la historia porque proporcionan los

medios para reconstruir los cambios históricos a falta de fuentes documentales comunes y,

por lo general, abordan el lado nativo de la historia, a menudo omitido por los historiadores

(Carmack, 1999, p. 401).

De manera más puntual, los trabajos que revisé al inicio de esta investigación son los

de José Alejos García, quien en su obra Mosantel, etnografía del discurso agrarista entre los

choles de Chiapas, México (1994), presenta la técnica etnográfica para recoger información

entre los habitantes que vivieron la experiencia de las fincas cafetaleras en El Triunfo.

Incluye el testimonio de los choles “en los años de mozos”, particularmente los que

trabajaban con inversionistas alemanes, identificados como esclavizadores de los campesinos

6

indígenas. Alejos García, al culminar este trabajo, se percató de que en la región donde se

estableció la finca cafetalera El Triunfo, era necesario investigar una historia completa que

explicara el origen de la inversión económica, las relaciones sociales que se generaron a partir

de esta actividad, la participación de los choles en la revolución chiapaneca y, sobre todo, el

conflicto agrario que causaron las ocupaciones de tierras comunales y nacionales en los

territorios de la etnia chol.

Gracias a otro trabajo de Alejos García: El archivo municipal de Tumbalá, Chiapas

de los años de 1920 a 1946 (1990), hoy contamos con información valiosa sobre esa ciudad

y la conformación de la región norte. En esa misma línea de investigación, en 1999 publicó

Ch´ol/Kaxlan, identidades étnicas y conflicto agrario en el norte de Chiapas, 1914-1940, en

el que analiza el inicio de la capitalización y modernización de la región a través de la

inversión extranjera, que a la vez propició un conflicto entre los diversos actores. Es

importante mencionar que su estudio se enfoca en la finca El Triunfo, desde la formación

con capital alemán hasta llegar el capital estadounidense: The German American Coffee

Company (GACC). En su contexto de crecimiento económico el investigador presenta a las

familias con las que se establecen relaciones sociales y de poder.

Uno de los historiadores contemporáneos sobre el tema es Emérito Pérez Ocaña cuya

tesis doctoral titulada Fincas cafetaleras y capital extranjero en Tumbalá, Chiapas. El caso

de El Triunfo 1894-1949 (2018), proporciona una guía fundamental para comprender la

incursión de esta compañía que operaba con capital de inversionistas alemanes y

estadounidenses.

Todas las obras arriba señaladas me han servido de guía para continuar en aquellos

ejes en los que no se ha hecho investigación o no se ha profundizado. Por ejemplo, aún no se

han hecho trabajos que ayuden a comprender el presente de la región. No hay estudios que

expongan las relaciones de comercio con las otras fincas como son los casos de El Triunfo,

La Primavera y Cuncumpá. La presente tesis pretende coadyuvar en la generalidad y

particularidad del tema de las fincas cafetaleras y sus relaciones sociales, económicas y

culturales de la región norte de Chiapas.

Así las cosas, es importante exponer un contexto general sobre la economía de los

países capitalistas europeos del siglo XIX, así como la de Estados Unidos de Norteamérica.

El primer contexto puede ser analizado desde algunas interrogantes: ¿en qué tipo de actividad

7

económica, los países capitalistas invirtieron en los países latinoamericanos? ¿Qué

motivaciones tuvieron los alemanes para invertir en la producción cafeticultora en Chiapas?

¿Cuáles fueron los factores económicos, sociales, naturales y geográficos que permitieron el

desarrollo del café en la región norte de Chiapas?

Para ello se analizan los factores naturales de la región de estudio y determinar los

alcances de la denominada región norte de Chiapas, así como los aspectos sociales y

económicos de producción prevalecientes mediante las siguientes preguntas: ¿Qué

organizaciones sociales habitaron el espacio? ¿Hubo alguna transformación lingüística en los

pueblos establecidos? ¿Cuáles eran las características de los paisajes naturales y territoriales?

Y sobre la formación de las fincas: ¿Cómo lograron los extranjeros obtener las tierras

para la producción agrícola en la región norte de Chiapas? ¿Qué consecuencias sociales y

económicas generó la aparición de un nuevo cultivo para los indígenas choles? ¿De dónde

provenían los nuevos inversionistas agrícolas? ¿Cuáles fueron las nuevas relaciones de poder

que se establecieron dentro y fuera de las fincas cafetaleras? ¿Cuáles fueron las estructuras

de organización social para esta región? Son algunos cuestionamientos planteados para

comprender la formación de las tres fincas que comprende esta investigación.

Por último, a través del trabajo de campo en la región de estudio, logré escuchar las

voces de los actores que participaron como peones y de los hijos de aquellas generaciones.

Fue fundamental conocer el testimonio de los otros protagonistas que buscan reivindicar la

memoria de sus antepasados, exponiendo que era necesario hacer producir la tierra y enseñar

a trabajar a los naturales. Conocer las relaciones que se construyeron dentro de los espacios

públicos y privados era clave para entender la historia de la vida cotidiana dentro de las fincas

cafetaleras. ¿Cuáles eran las principales actividades que se desarrollaban en la casa principal

de la finca? ¿Cómo se estructuró la organización de las actividades en la casa principal?

¿Cómo se obtenían los principales productos de consumo en la finca? ¿Cómo se realizaba la

exportación de café? ¿Cuáles eran las principales vías de comunicación con el exterior?

Todas estas preguntas entretejen la preocupación histórica por conocer las relaciones

de poder: ¿Cómo se estableció la hegemonía y control sobre las organizaciones sociales?

¿Cómo se estructuró el peonaje y explotación racial? ¿De qué manera se explica la

explotación de la mano de obra de los choles?

8

Fuentes

Las visitas realizadas a los municipios de Tumbalá, Salto de Agua y Tila me condujeron

hacia una carretera estatal que inicia en Yajalón; por las constantes lluvias que hay durante

gran parte del año y las condiciones de humedad, resultó una travesía dificultosa. No solo

fueron los factores naturales sino también los problemas sociales, pues diversos movimientos

contrarios a los gobiernos locales y estatales buscan desestabilizar los sistemas de

comunicación carretera para ser escuchados y atendidos de las dificultades que pasan dentro

de sus comunidades. Es un síntoma que se vive en algunas partes del país, no es privativo de

estas comunidades y zonas de la entidad. En muchas ocasiones se usa como bandera y, en

otras, es una fachada de demanda social pero el propósito es delinquir. Esta realidad dificultó

la ejecución de las actividades investigativas de este trabajo, así como, en general, la

cotidianidad de las poblaciones. El rostro de las acciones sociales se ha politizado con el paso

del tiempo en algunas zonas de la entidad, generando una mayor inestabilidad para la

población, hechos que se han manifestado después de 1994; la demanda sigue siendo la tierra

como un elemento importante para los campesinos indígenas.

La actualidad de esta región es compleja debido a las políticas económicas de las

últimas décadas marcadas por el Gobierno federal y centradas en el neoliberalismo que ha

afectado profundamente la economía de los trabajadores, campesinos y obreros. La falta de

producción agrícola hace que la alimentación sea escasa por la ausencia de una mecanización

del campo. Esto propicia que se busque diversificar las actividades, que se incrementen los

índices delictivos y que no cese la migración hacia la frontera norte y hacia ciudades

industriales donde se busca empleo para aminorar la precariedad económica y mejorar las

condiciones de vida de las familias y las comunidades.

Estos factores sociopolíticos y naturales fueron parte de la dificultad para construir

una idea de la historia de las fincas cafetaleras. En el municipio de Tumbalá se encontraba

un archivo municipal; lo visité en 1999 y estaba organizado y catalogado gracias a la labor

de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México; se había constituido en

una fuente de primera mano para realizar futuras investigaciones históricas relacionadas con

la historia social y económica de la región, era una fuente inagotable para otros investigadores

de las Ciencias Sociales y Humanidades. Desafortunadamente, la falta de cultura de

conservación de los documentos históricos fue la causa de que las mismas autoridades

municipales descuidaran el acervo y desapareció. Gracias al esfuerzo aislado de algunas

9

personas se encuentran algunos documentos de particulares, resguardados. Fue poca

información la que se pudo obtener debido a la falta de una clasificación que ayudara a ubicar

datos y referencias sobre el tema.

El Archivo Histórico de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas ha sido

fundamental para obtener la mayor cantidad de información que sustenta esta investigación.

La biblioteca del Congreso del Estado de Chiapas, que guarda una gran cantidad de

periódicos oficiales es otra fuente que me permitió comprender el proceso complejo de la

política en la entidad.

Es difícil comprender la historia de la región norte de Chiapas si no se ubican los

espacios geográficos; para ello, la Mapoteca Manuel Orozco y Berra me ubicó en los lugares

de los documentos que localicé; su aportación siempre será un referente fundamental para las

investigaciones de temas agrarios de la entidad chiapaneca.

Las entrevistas a diversas personalidades, descendientes directos de las familias de

los inversionistas extranjeros (destaca la de Porfirio Morison Trejo por sus recuerdos y

experiencias en la Compañía de Café La Esperanza), contribuyeron a tejer la historia de la

fincas. No se pueden dejar de lado los diálogos y conocimientos de don Abelardo Gómez

Arévalo (+), dueño de lo que aún queda de la finca El Triunfo; sus aportaciones fotográficas

me permitieron reconstruir la imagen de los diversos paisajes de la finca; del conjunto de

personas provenientes de los distintos ejidos: Chuchucruz, Benito Juárez, José María y

Morelos, Porvenir, Tumbalá, Salto de Agua, entre otros que guardan en su memoria la

historia oral en “los tiempos de mozos”.

Métodos y técnicas de investigación

El enfoque metodológico que me condujo a investigar el tema de las fincas cafetaleras en la

región norte de Chiapas se centró en la perspectiva de las relaciones de lo local a lo global.

Recurrí a la historia regional para comprender el complejo proceso histórico de la

entidad; la historiografía chiapaneca, por su diversidad cultural y geográfica, requiere abordar

la historia en espacios delimitados; de ahí que la historia regional fuera fundamental para mi

objeto de estudio.

También recurrí a la historia oral para obtener testimonios sobre la cotidianidad de la

sociedad regional, pues si bien las fuentes escritas fueron vitales, igual lo fueron las memorias

10

y la tradición oral de los pobladores de las áreas de estudio, que me ayudaron a comprender

el presente a través del pasado. Y es que durante el recorrido que hice por las fincas pude

observar tecnología y espacios de producción de café un tanto abandonados que me

permitieron comprender mejor su historia. La visita me llevó a imaginar el desarrollo de las

antiguas fincas cafetaleras; hacer una reconstrucción de imágenes hipotéticas a falta de

fotografías, utilizando las bases de mampostería que se mantienen en pie luego del abandono:

últimas huellas de lo que alguna vez fue la casa principal de los administradores extranjeros.

En las entrevistas a diversos actores pude obtener fotografías que fueron una herramienta

básica para fortalecer la información obtenida en los documentos de los archivos históricos,

así como conectar con los testimonios orales.

Marco interpretativo

El objetivo de esta sección es el de exponer cómo se interpretan los conceptos que se manejan

en la investigación. Conceptos que, durante el desarrollo, van a ser los ejes principales dada

su relevancia para poder comprender el título del trabajo. Para tal caso se exponen las

diferencias y análisis comparativos entre haciendas y fincas, fundamentales para conocer el

uso de la tierra, sus fines, objetivos y metas, así como el tipo de posesión o tenencia. Si bien

es cierto que el concepto de hacienda no es parte del título del trabajo, será primordial tenerlo

presente para no confundir en el momento de identificar una estructura organizativa del uso

de la tierra. En la diferenciación de estos dos conceptos, también fue preciso tomar en cuenta

el tiempo (años), el lugar (entidad o región) así como las instituciones locales, estatales y

federales porque en cada una se abordan o se califican de manera distinta de acuerdo con sus

intereses y necesidades.

A través del tiempo se registran los cambios semánticos dominantes de un concepto,

así como el espacio que delimita los contextos donde se produce. El cambio histórico, en

muchas ocasiones, favorece o detona la mudanza semántica de cada concepto específico; un

fenómeno en relaciones socioculturales regionales. Los momentos históricos se notan en los

cambios importantes que sufre un espacio o una sociedad, tales como la formación de las

haciendas y fincas, su auge, crisis y decadencia, así como la formación de los ejidos, en cada

momento de cambios históricos se modifican las actividades y la realidad socioeconómica

de los actores.

11

Otro concepto que establece el sentido del trabajo es el de poder; una categoría de

dominio y control sobre los peones y trabajadores de las fincas cafetaleras, así como de la

población chol. El poder lo ejerció quien tenía el poder económico que prevaleció durante el

auge de la plantación agrícola para el comercio con capital extranjero; sin embargo, sus

antecedentes históricos datan de la dominación española sobre las tierras americanas. En ese

periodo se crearon ideas de raza y trabajo para justificar una explotación de la mano de obra

de los pueblos originarios, una clasificación social que tenía fines de poder vinculados al

control social (Van Dijk, 2003).

Haciendas

Antecedentes, formación, características de la hacienda mexicana

La evolución de la tenencia de la tierra en la historia moderna tiene sus antecedentes

históricos con la llegada de los españoles al Nuevo Mundo, el modelo de organización

territorial que se empezó a instaurar con estructuras de la aristocracia española, se fue

plasmando con elementos de control social y económico como la encomienda y la religión.

El paisaje natural se fue reconfigurando en el momento en que se presentaron las nuevas

necesidades alimentarias de los españoles que se quedaron a administrar las tierras recién

conquistadas; trajeron nuevas plantas y semillas para alimentar a los cada vez más extranjeros

que llegaban a probar fortuna explotando la mano de obra y los recursos naturales. Dicho de

otra manera, el “apetito de poder económico” llevó a los conquistadores y a sus descendientes

a controlar y mantener tierras para sembrar nuevos cultivos como el trigo y la caña de azúcar

principalmente (Lira y Muro, 1998, p. 398); más los ya existentes como el maíz, chile y frijol,

así como cacao, algodón, frutas y verduras adaptados a ciertas regiones (Carrasco, 1998, p.

179); la visión occidental fue primero para alimentar a la población blanca y mestiza que iba

en aumento, segundo, con el paso de los años, para acumular riquezas, para ello se practicó

la estrategia de una agricultura comercial entre los dos continentes (Lira y Muro, 1998).

Desde la llegada de la agricultura española cambió el paisaje natural; con el paso de

los años se fueron delimitando las regiones del territorio por las actividades agrícolas. Por

ejemplo, en el centro y norte de México prevalecía la ganadería y en algunos sectores la

agricultura o simplemente una actividad mixta agroganadera, y también había diferencias

dependiendo del tipo de ganado y de cultivo (Von Wobeser, 1989, p. 35). Mientras que el sur

12

del país era totalmente agrícola, por su característica principal: la fertilidad del terreno y la

disponibilidad de agua en abundancia para irrigar; prevalecían las grandes extensiones de

selvas y bosques, factor que determinaba la humedad del suelo.

Cuando llegaron los inversionistas extranjeros se enfrentaron con la inmensidad de la

selva, pero con la mano de obra indígena y maquinaria explotaron la madera, con las

afectaciones consecuentes en el entorno natural. La madera fue utilizada para su

comercialización en los mercados europeos y estadounidenses y se usó, además, como

material para la construcción de las fincas, particularmente la casa grande y el casco de las

fincas, así como haciendas en todo el país.

El antecedente inmediato de la hacienda mexicana se encuentra en la unidad

productiva agrícola denominada labores así como las estancias ganaderas de mediados del

siglo XVI (Von Wobeser, 1989, p. 32). Fueron las primeras estructuras que se construyeron

para establecer control sobre el uso de la tierra en la Nueva España. Las haciendas

prevalecieron hasta el siglo XX. La característica del México colonial e independiente no

solo fue una economía agrícola sino también la minería por lo menos hasta el último tercio

del siglo XX (Marino y Zuleta, 2010, p. 437). En los inicios fue necesario reglamentar la

tenencia de la tierra y los usos del suelo para hacerlos más productivo y destinar cada espacio

para la explotación agropecuaria y para la minera.

Estas formas de tenencia y uso de la tierra pronto cayeron en desuso, es decir, las

labores en el siglo XVII. En cuanto a las estancias ganaderas, fueron desapareciendo en el

siglo XVIII (Von Wobeser, 1989, p. 50), en ese mismo siglo fue ganando arraigo una

estructura de organización agrícola en el campo novohispano a la que se le llamó hacienda

cuyas actividades económicas eran la ganadería y/o la agricultura. En Yucatán, por ejemplo,

las haciendas eran agrícolas, henequeneras; y en el centro también, aunque se sembraban

otros cultivos; en el norte las haciendas estaban más enfocadas en la producción ganadera

(Katz, 1980). Y en el sur de México, en el caso de Chiapas a principios del siglo XIX, no se

hablaba tanto de haciendas, como de fincas, cuyo concepto, características y funciones

abordaré más adelante.

Otro de los antecedentes de la hacienda mexicana antes de su consolidación es el

latifundio, su significado cercano es relativo a una finca rústica de gran extensión.4 Los

4 RAE, (04/04/2020).

13

latifundios eran las expansiones territoriales que tenían anteriormente las estancias de labores

y la ganadería; fueron la base de la consolidación de la hacienda como lo exponen François

Chevalier (1999), Von Wobeser (1989) y Nickel (1988). Para hacerse de mayor extensión

territorial se valieron de diversas estrategias de dominio y control administrativo en la Nueva

España y sobre los pueblos indígenas que fueron perdiendo su propio espacio.

Si la expansión territorial fue la base de la consolidación de la hacienda y, por lo tanto, fue

un fenómeno generalizado, hubo propiedades que destacaron por su tamaño y por las grandes

extensiones de tierra que lograron agrupar bajo su dominio. A estas propiedades se le dio el

nombre de latifundios (Von Wobeser, 1989, pp. 60, 61).

François Chevalier es uno de los pioneros de la investigación sobre la formación de las

haciendas coloniales en México, con él destaca el trabajo La formación de los latifundios en

México. Hacienda y sociedad en los siglos XVI, XVII y XVIII (1999). Es un trabajo de gran

relevancia para conocer que los latifundios son el precedente inmediato de las haciendas en

nuestro país. Otra notabilidad del autor es su conocimiento sobre la tierra colonial, cuyas

investigaciones inició en 1942 motivado por March Bloch, quien basaba sus investigaciones

en archivos, trabajo de campo y observación del territorio. Fue Bloch quien animó a

Chevalier a viajar a México en 1946 y trabajar de esa manera para conocer los antecedentes

de la hacienda mexicana (Chevalier, 2007).

La Comisión de Historia Económica del Consejo Latinoamericano de Ciencias

Sociales (CLACSO) organizó un simposio en Lima en 1970 donde se acordó que el siguiente

encuentro se realizaría en el marco del Congreso Internacional de Americanistas en 1972 en

Roma y se tratarían los siguientes temas: 1) Haciendas y latifundios, estancias y plantaciones;

2) Demografía histórica; y 3) El impacto del sector externo en las economías

latinoamericanas. Del primer grupo sobresalió el trabajo de Magnus Mörner con la

investigación La hacienda hispanoamericana: examen de las investigaciones y debates

recientes. El investigador mostró los resultados preliminares de un análisis sobre la evolución

de las haciendas, su forma, estructura y conceptos del latifundio y las haciendas del México

rural (Florescano, 1975).

Un hecho relevante que refirió Mörner (1975), sin llegar aceptar en su totalidad, fue

que Chevalier sostenía que la economía mexicana del siglo XVII estaría organizada con base

14

en los latifundios y en el peonaje, estos elementos eran fundamentales en la estructura

económica del país de tipo rural para que pudiese funcionar el desarrollo económico y social;

Mörner afirmaba que la formación de los latifundios fue en la depresión demográfica y

económica del mismo siglo. Se puede decir, en general, que el punto de partida de Mörner es

el trabajo de Chevalier, sin restarle méritos a sus aportaciones resultantes tanto de los trabajos

de campo y sus recorridos como el trabajo en archivos. El concepto de hacienda se encontraba

en medio de discusiones en ese momento por la similitud que tiene con el latifundio que ya

había analizado Chevalier quien, por cierto, llegó a considerarlos sinónimos por las mismas

características de extensión territorial. Aun con esas complicaciones, sin llegar a tomar una

posición definitiva, definió hacienda con las aportaciones de Eric Wolf y Sidney Mintz como

una propiedad rural de un propietario con aspiración de poder, explotada mediante trabajo

subordinado y destinado a un mercado reducido, con la ayuda de un pequeño capital

(Mörner, 1975, p. 17).

Mörner explica que no se tiene claridad sobre cómo se origina la hacienda colonial,

mientras que Chevalier manifiesta que surge de los latifundios; otros como Silvio Zavala

(1944) y Andrés Molina Enríquez (2016) manifiestan que nace de la encomienda; algunos

más de las estancias. Esto puede explicar que las haciendas no se crearon de la misma forma

por el tiempo ni por la región. Lo cierto es que fueron un conjunto de factores los que

determinaron su formación, infiere Mörner (1975, p. 22): por la decadencia de la población,

la crisis de las minas, la conversión de la actividad económica de minas a tierras en grandes

extensiones y una mayor demanda de los productos agrícolas para la población en la Nueva

España.

Para 1978 sale a la luz el trabajo de investigación de Herbert Nickel en el que recoge

la mayor parte de las investigaciones que ya se han mencionado anteriormente y otras de

carácter empírico como las monografías de haciendas del centro del país. En este trabajo

establece con mayor claridad el desarrollo de las haciendas coloniales; después las de la

época porfiriana y, por último, las llamadas haciendas capitalistas (más adelante se exponen

las características de cada una).

Nickel expone que la evolución del concepto se manifiesta con las diversas

denominaciones que ha tenido para llegar al que se está analizando. En los inicios de la

colonia están las estancias utilizadas para la cría de ganado ya sea mayor o menor; en el

15

mismo periodo funcionaban las caballerías que se dedicaban a las labores agrícolas. El autor

expresa que para el siglo XVIII estas denominaciones van a ir quedando en el olvido, no así

con el latifundio, a pesar de que sus inicios se encuentran en el siglo XVI como lo expresa

Chevalier. En el siglo XIX se continuaba manejando en diversas partes de México, aunque

ya para este tiempo el término hacienda pertenecía a la “edad de oro de la hacienda” (Nickel

1988) cuando se consolidó. No se puede perder de vista que sus orígenes están en los inicios

de la formación y administración colonial.

Antes de llegar a su consolidación de la hacienda mexicana, pasó primero por las

denominaciones de: hacienda de azúcar, hacienda de labor, hacienda de ganado, esto se

determinaba de acuerdo a la producción y del derecho que se tenían sobre la utilización del

suelo (Nickel, 1988, p. 25).

En este mismo sentido el autor explica que se pueden notar cambios semánticos de acuerdo

con dos factores: uno con el paso del tiempo y el otro por el espacio. Esto se refleja en la

hacienda colonial desde el siglo XVI hasta la primera década del siglo XIX. Después entra

en un proceso de búsqueda de estabilidad política el país, después de la independencia hasta

la primera mitad del siglo decimonónico. La iglesia católica juega un papel importante en la

atención alimentaria de la población por la ausencia de autoridades administrativas del

gobierno de la nueva nación; el país atravesaba una crisis severa por las disputas políticas y

las penurias fiscale, en consecuencia, se enfrentaba el deterioro de la hacienda pública y la

deuda externa (Cárdenas, 2015). Con la Ley Lerdo de 1856 y la Constitución de México de

1857, se establecen las reglas sobre el uso de la tierra que favorecen la modernización la

hacienda mexicana que va de 1876 hasta la decadencia de 1940. Nickel da a entender que la

modernización se puede analizar de dos maneras: como hacienda capitalista (1880-1940) y

como hacienda porfiriana (1876-1910).

Para precisar y establecer las características de la hacienda es necesario preguntarnos

¿qué es la hacienda?, ¿cómo se estructura?, ¿cuáles son los sistemas de organización que

tiene? Con estas interrogantes busco llegar a contextualizar las fincas en Chiapas, sobre la

base de que a través de la hacienda se facilita la comprensión de las características del sistema

de producción agrícola en Chiapas.

16

Diversos autores5 coinciden en que no se tiene una caracterización general de la

hacienda, pero coinciden en que el trabajo de Herbert Nickel (1988) en su libro Morfología

social de la hacienda mexicana, es el que se acerca a una mejor descripción y análisis de la

unidad productiva y comercial, porque cada espacio y tiempo la hace diferente, además del

producto que se cosecha o comercializa en cada una y la idiosincrasia regional.

La hacienda mexicana, entonces, no tiene una acepción clara y única; para Nickel

(1988) “servía para designar cualquier tipo de bienes e inmuebles, correspondiendo

ocasionalmente a nuestras denominaciones explotación o empresa”(p. 24); mientras que para

Gisela Von Wobeser (1989) es “una nueva unidad productiva […] en su acepción más

general significa bienes, posesiones y riqueza material” (pp. 49,50); mientras que Mörner se

apoya de las definiciones de Eric Wolf y Sidney Mintz, “hacienda es la propiedad rural de

un propietario con aspiración de poder, explotada mediante trabajo subordinado y destinado

a un mercado de tamaño reducido, con la ayuda de un pequeño capital” (p. 17); Chevalier

(1988) no difiere mucho de las definiciones anteriores, solo el tiempo determina las

diferencias como las haciendas del siglo XVII que considera como “una pequeña comunidad

rural bajo la protección del amo”.

Si bien es cierto que los trabajos de John Kenneth Turner (1994) publicado en 1911,

de Friedrich Katz (1980) y de Karl Kaerger (1986) publicado en 1901, se concentran en

analizar las condiciones laborales antes y durante el porfiriato así como su estrecha relación

con la inversión capitalista interna y externa, dan a entender que la hacienda es la propiedad

privada centro de la unidad productiva, donde se practica la mayor explotación de mano de

obra de carácter esclavista.

No existe mucha diferencia en este concepto para construir la definición de las fincas

en el Estado de Chiapas con relación a la hacienda mexicana de tipo moderna pero si las hay,

no son sinónimos aun cuando para Chevalier (1988) la hacienda es igual a las fincas (p. 137);

lo mismo que para Antonio García de León (1985, p. 101). Este último autor considera que

la finca no es más que la continuidad de la hacienda colonial.

5 Gisela Von Wobeser en La formación de la hacienda en la época colonial (1989) coincide en que la hacienda

no tiene una definición concreta y una caracterización general; así como en el trabajo de Daniela Marino y

María Cecilia Zuleta: Una visión del campo Tierra Propiedad y tendencias de la producción, 1850-1930 (2010);

ellas exponen que su mayor arraigo se ve reflejado en el siglo XIX, cuando se establecieron las leyes de 1856-

1857 y se regula el uso de la tierra en la Constitución de México.

17

Coincido más con Nickel en el sentido que las haciendas nunca fueron iguales, el

modelo lo determinaban el tiempo y el espacio. En este orden de ideas, sostengo que las

fincas chiapanecas tienen sus propias características, para ello es importante conocer los

factores primarios y secundarios de la hacienda mexicana en la morfología social de Nickel.

Para el autor, la hacienda es “la institución social y económica cuya actividad productora

se desarrolla en el sector agrario […]” (p. 19) y sus características primarias son las

siguientes:

1) Dominio de los recursos naturales (la tierra, el agua).

2) Dominio de las fuerzas de trabajo (los recursos humanos).

3) Dominio de los mercados regionales-locales.

4) Exigencia de una utilización colonialista (constituyendo a la vez la legitimación de

los puntos 1-3) (p.19).

Identifico que estas primeras características determinan que la hacienda mexicana colonial

sea igual a la finca, como lo afirman Chevalier y García de León, no obstante, en el punto 3

hay diferencias por la utilidad de la producción destinada a un mercado internacional o

nacional. Esta característica de la hacienda tiene mayor aproximación a la etapa colonial, la

evolución que tiene llega en el siglo XIX, cuando alcanza su máxima expresión conocida

como “la edad de oro”; después cambia cuando la política modernista de Porfirio Díaz exige

que sea el motor de transformación y desarrollo.

Con la llegada de Porfirio Díaz, la unidad productiva entra en una etapa de cambios

a la que se le denomina La hacienda moderna que corresponde a los años de 1876 a 1940;

esta clasificación se desprende de los autores mencionados en este texto. Según ellos, esta

etapa tiene dos momentos importante que le imprimen sus propias características: el primero

se le conoce como hacienda porfiriana que va de 1876 a 1910;6 el segundo es la denominada

hacienda capitalista entre 1880 y 1940 que presenta otra peculiaridad (desde luego que sus

bases se encuentran en la hacienda porfiriana): la inversión extranjera y capitalista que se

inició en el gobierno de Díaz y que, después de su caída como gobernante, continuo en las

6 Es el tiempo de su periodo de gobierno, desde su llegada a la presidencia (1876) hasta que fue derrocado

(1910) como presidente de México.

18

administraciones posteriores. Esta particularidad se asemeja a los entornos de las fincas de la

región norte de Chiapas.

A partir de este momento se presentan nuevas necesidades y retos, por lo tanto, las

particularidades de las fincas del sur del país tienen más afinidad con las haciendas de tipo

capitalista y porfiriano, debido a la modernidad con la que se desarrolló la producción. Para

ello, es necesario presentar un segundo bloque de tipologías que fortalecen las diferencias

entre la hacienda y la finca. Regreso a Nickel:

a) La extensión (por encima de su valor límite).

b) La elección del producto.

c) El volumen de la producción.

d) La procedencia del capital.

e) El arrendamiento.

f) El absentismo de los propietarios.

g) El grado de autarquía económica.

h) El volumen de la producción autoconsumida.

i) El grado de la división del trabajo.

j) El equipamiento de la explotación.

k) Las técnicas de trabajo.

Estas características secundarias para Nickel son “las variaciones regionales y temporales de

la hacienda [...] resultado de la combinación de diversos factores, entre los que destacan la

extensión de la explotación, las relaciones de competencia, así como también, los recursos

que se dispone en cada caso” (1988, p. 19). Tampoco se puede olvidar otro factor importante:

el periodo de establecimiento y el espacio geográfico de su ubicación y otras características

temporales que lo hacen ser y tener su propia cualidad. Con este último bloque de

particularidades me enfoco ahora en el análisis de las fincas de la región norte de Chiapas.

Característica de las fincas de la región norte de Chiapas

Es importante señalar que las fincas de la región norte de Chiapas tienen sus propias

peculiaridades con respecto a las haciendas mexicanas; incluso hay diferencias entre fincas

de la misma entidad ubicadas en otras regiones. Esto obedece a algunas característica que

19

planteó Herbert Nickel en el segundo bloque de particularidades que se repiten en la región

de estudio para este trabajo. En la formación de las fincas en la zona se detectaron los

siguientes factores:

Dominio y control de los recursos naturales: la tierra es un factor importante para el

establecimiento de las fincas lo mismo que el apoyo del Gobierno de México para abrirse a

grandes inversiones extranjeras, sobre todo las de capital alemán, primero; y luego las de

capital estadounidense. Las montañas del norte fueron ideales para la obtención de tierras,

con la ayuda de la Ley Lerdo y la Constitución de 1857, con sus respectivos modificaciones

como el decreto de Benito Juárez de 1863 sobre ocupación y enajenación de los terrenos

baldíos y la Ley 1894 emitida por el presidente de la República mexicana, Porfirio Díaz.

Nacionales y extranjeros obtuvieron con destreza las tierra de los choles que ocupaban en ese

momento; llegaron a poseer hasta dos mil 500 hectáreas por persona con base en la ley aunque

pocas veces se respetó el marco legal debido a que se crearon compañías y sociedades de

capital variable que compraron hasta 10 veces más la extensión a que limitaba la ley, como

es el caso de The German American Coffee Company, o una de menor tamaño con pocos

recursos como La Compañía de Café La Esperanza, en contraste con las fincas familiares

que solo lograron obtener y mantener lo que indicaba la ley de enajenación como las fincas

Cuncumpá y La Primavera. Es importante resaltar que la región norte de Chiapas cuenta con

montañas, ríos, bosques y tierras muy fértiles propicias para las plantaciones de productos

agrícolas. “Una vez usurpadas las tierras de producción agrícola, los campesinos indígenas

fueron integrados en el sistema de la hacienda como mano de obra barata a través del

reclutamiento forzoso o del trabajo asalariado libre” (Nickel, 1988, p.10). Así, en la década

de los años noventa del siglo XIX, inició la formación de las fincas en esta región.

Dominio y control de la fuerza de trabajo: una de las ventajas que tuvieron las inversiones

extranjeras fue la mano de obra de los pueblos originario como es el caso de los cho´les7 que

poblaban estos territorios. Ellos se convirtieron en el motor de desarrollo capitalista en el

momento en que fueron desplazados de sus tierras debido que se denunciaron como baldíos

7 A partir de aquí en adelante se les denominará como choles, debido a que el trabajo va dirigido a lectores de

lengua española, el termino cho´les es como se expresa en la lengua originaria.

20

para que los empresarios mexicanos posteriormente las vendieran a los extranjeros a un

precio mayor a lo adquirido; esto fue una constante en toda la entidad. Por lo regular, los

inversionistas se establecieron donde existía una mayor concentración de población, pero no

necesariamente. El Departamento de Palenque, por ejemplo, no era el de mayor densidad con

relación a otros departamentos, pero el municipio de Tumbalá era el más poblado del mismo

Departamento: Tumbalá, en 1910, tenía cuatro mil 664 habitantes (dos mil 403 hombres y

dos mil 261 mujeres); el segundo municipio con mayor concentración poblacional era Tila

con tres mil 662 habitantes8 (censo 1900). Otro factor fue la ubicación geográfica: esta región

tiene una altura de entre 700 y mil 500 metros sobre el nivel del mar y registraba la mayor

cantidad de humedad y nutrientes, condiciones perfectas para la siembra.9

A partir de este momento inició un proceso de peonaje en las unidades de producción

desde la década de los años noventa del siglo XIX hasta 1940, cuando empezó a consolidarse

el ejido, aunque esto no significa que se haya eliminado totalmente. Después de la

desaparición de los latifundios, los capataces y rancheros10 de las fincas pasaron a poseer

algunas hectáreas de terreno mayor al de un ejidatarios; a este tipo de propiedades se les

conoce como minifundio y ranchos.

Cabe decir que, dentro de la estructura organizativa de la unidad de producción

capataces y rancheros estaban por encima (mando) de los peones, por lo tanto percibían más

sueldo o trabajaban en mejores condiciones que los otros; también sucedía que los dueños de

las fincas les otorgaban algunas hectáreas de tierras como agradecimiento por su fidelidad y

sumisión a sus órdenes o de los administradores; y en algunas ocasiones, como pagos

atrasados o acumulados. Este sistema de minifundios logró permanecer otros 40 años dentro

de la región de acuerdo con mi experiencia y vivencia: el peonaje ya no tenían el carácter de

peones acasillados,11 pero mantenían espacios reducidos como galeras para que pernoctaran

en la propiedad del ranchero; esto lo hacían por la distancia que existía entre el centro de la

8 Ver en el Capítulo III el comportamiento demográfico en el Departamento de Tumbalá. 9 Ver Capítulo I sobre las características del suelo para la producción del café. 10 Estos personajes fueron parte importante en la administración de las fincas, son los que azotaban y castigaban

a los peones (mozos) por diversas causas, pero la principal era para que se agilizara el trabajo en las

plantaciones, por cometer alguna falta grave, que podría ser intentar huir de la finca o cuando eran capturados

y devueltos. 11 Su origen viene de las haciendas mexicanas, es la mano de obra que existe en las fincas retenidos en contra

de su voluntad por diversas causas, en las fincas de la región norte de Chiapas se le conoció como “mozos”.

21

plantación y sus lugares de origen. Podían pasar una semana en la plantación o quedarse todo

el tiempo que durara el corte de café. No eran las mejores condiciones y los salarios eran

muy bajos, no alcanzaban más que para la comida; no eran suficientes para, además, cubrir

gastos de salud, educación, vivienda y vestido. Quizá cambiaron formas y nombres, pero las

prácticas de explotación persistieron.

Dominio de los mercados internacionales: Las fincas establecidas en la región norte como

The German American Coffee Co. y La Compañía de Café La Esperanza exportaban el café

a Estados Unidos, mientras que la finca Cuncumpá mandaba a Europa especialmente a

Alemania; la finca La Primavera enviaba sus productos a España.12

Con esto se demuestra una de las diferencias con respecto a la hacienda mexicana.

Mientras esta última comercializaba su producción solo en mercados regionales y nacionales,

la producción cafetalera del norte de Chiapas se exportaba. El café era cotizado en el mercado

internacional, particularmente en Europa y Estados Unidos, de hecho, algunas compañías

como las estadounidenses cotizaban en el mercado de valores (entrevista a Morison,

19/03/2019).

Tomando en consideración las características estructurales secundarias de las fincas

chiapanecas de la región norte se presentan algunos factores desde la perspectiva de Nickel:

La extensión: la mayoría de las unidades productiva que existieron en este espacio rebasaban

los límites territoriales que debían poseer (permitido por la ley); incluso eran mucho mayores

en extensión territorial que las de los pueblos originarios.

La elección del producto: en este punto es muy importante diferenciar entre la hacienda

mexicana y la finca chiapaneca en la forma de elegir los productos agrícolas. La primera, por

lo regular, practicaba un sistema agrícola diverso, pero se enfocó en la cría y producción de

ganado vacuno. La ganadería predominó en el centro y norte del país (Molina Enríquez, 2016,

p. 35), sin dejar la agricultura, cuyas cosechas eran para autoconsumo, para alimentar al

ganado y/o para comercializar en los mercados regional y nacional. En contraste, también

12 Esta información se obtuvo en el archivo municipal de Tumbalá y está referida por Alejos García y Ortega

Peña (1990) sin año específico, solo menciona que el documento se realizó el 10 de abril. Por sus características

es cercano a la mitad de los años treinta del siglo XX.

22

había muchas haciendas que producían caña de azúcar en el centro del país y la actividad

ganadera era complementaria.

En cuanto a la finca, se caracterizó por sembrar un solo producto (monocultivo) y esta

práctica era característica del sur de México, incluyendo Yucatán. Para el caso de la región

norte de Chiapas fue la plantación del café en las montañas; en las partes bajas había más

diversidad en la producción finquera: carne, frutas y verduras, como el maíz, frijol, cítricos,

entre otros.

La procedencia del capital: el capital de las haciendas mexicanas por lo regular era generado

por las mismas familias que allí vivían, por lo tanto, era un recurso económico nacional. En

las fincas, en cambio, la inversión era de capitales extranjeros: Alemania, España, Inglaterra

y Estados Unidos en el caso de las unidades de producción agrícola de la región norte de

Chiapas, según documentos de Cuncumpá, GACC, La Primavera, La Compañía de Café La

Esperanza.

El arrendamiento: Es un contrato de dos partes, una de ellas cede a la otra el uso temporal de

tierras propiedad de la hacienda o finca por una determinada cantidad o parte de la cosecha

que se obtenía. Para Kantz (1980), “[…] en términos generales había cuatro clases de

trabajadores en las haciendas mexicanas, los arrendatarios eran uno de ellos, tenían que pagar

a la hacienda en efectivo o en productos por el uso de la tierra” (p. 17). Según el autor, en las

haciendas se podía alquilar desde una parcela pequeña hasta grandes extensiones o un rancho

entero.

En las fincas de la región norte esta práctica era poco común, aunque en ciertos

momentos este procedimiento se ejerció para los campesinos choles en la producción de maíz

y frijol, con la idea de asegurar sus alimentos para aquellos que no contaban con tierras y se

veían en la necesidad de alquilar tierras de las fincas o para los que se encontraban

endeudados en las tiendas de rayas, después del corte de café muchos se dedicaban a esta

actividad.

El absentismo de los propietarios: en la hacienda mexicana el dueño reside en su propiedad;

eran pocos los casos en que vivían en otro domicilio; en las fincas familiares como La

Primavera y Cuncumpá, sucedía lo mismo, pero cuando se trataba de compañías de inversión

extranjera, los dueños o capitalistas residían en el extranjero; dos ejemplos son la GACC y

La Compañía de Café La Esperanza.

23

El grado de autosuficiencia económica: Si bien las fincas chiapanecas del norte se dedicaban

a la producción de café exclusivamente (monocultivo), con fines de autosuficiencia para las

familias y los trabajadores, cultivaban otros productos como maíz, frijol, chile, calabaza,

árboles frutales; y criaban animales de traspatio: aves, cerdos y vacas.

El grado de la división del trabajo: en la plantación y corte de café era donde se concentraba

la mayor cantidad de mano de obra de los campesinos choles; ellos se constituían en la

maquinaria que arrojaba la producción más abundante, sin ellos no habría resultados

económicos; en menor cantidad estaban los capataces, personas que obtenían mejores sueldos

para vigilar a los primeros de manera que no hubiera retrasos en ninguna de las etapas del

proceso en las que participaban choles. En otro plano estaban los administradores que se

encargaban de las finanzas y su distribución. Los administradores compraban las

herramientas necesarias y eran responsables de la exportación de café.

El equipamiento de la explotación: para la explotación de las tierras fértiles de las montañas

del norte, aparte de la mano de obra se introdujo maquinaria de origen alemán:13

despulpadora, tostadora, turbina hidráulica, separadora y secadora. Todo lo que se importaba

de Europa llegaba por río, el Grijalva, el más caudaloso de la región, y a través de uno de sus

afluentes, el Tulijá. Se desembarcaban las toneladas de maquinaria y herramientas en Salto

de Agua y luego se llevaban a las fincas. Ahí también se embarcaban los costales de café

para exportación.

Las técnicas de trabajo: las técnicas modernas en las plantaciones cafetaleras fueron algo

novedoso en la región. Los alemanes se especializaron en la tecnificación y en el

mejoramiento de la tierra para hacerla más productiva. Los estudios previos que había hecho

el agrónomo alemán Karl Kaerger en 1900, revelaban que la tierra fértil para el cultivo de

café estaba en el Istmo de Tehuantepec hacia el sur; sin embargo, la región norte de Chiapas

tenía las características climáticas y de altura para lo que se necesitaba, además de que se

acostumbraba el uso de fertilizantes.

Para cerrar este apartado cabe hacer una precisión más sobre la diferencia entre

hacienda y finca: en México, a la unidad de producción económica se le identificaba, en

general, como hacienda, donde la base de esa producción era la tierra, con sus antecedentes

planteados en líneas anteriores. En el caso de Chiapas, por sus vínculos con Centroamérica,

13 Ver imágenes en el Capítulo III.

24

se le llamaba, a esta misma unidad de producción económica, finca. Aun con su integración

a México, en Chiapas se mantuvieron nombres y varias formas de producción y organización

social iguales a las de Guatemala como resultado de vínculos que se construyeron por más

de tres siglos en todo el periodo colonial: cercanía territorial, lazos familiares que se tejieron

a lo largo del tiempo, organización administrativa y eclesiástica compartida, lazos culturales

y una frontera administrativa que solo existía en los documentos de ambos países, mas no en

las percepciones de la población.

En los documentos oficiales de instituciones en México las fincas chiapanecas

aparecen referidas como haciendas; según documentos consultados en los archivos

municipales y estatales esta identificación empezó a cambiar después de 1937; las

autoridades agrarias las nombraban haciendas, pero en la región, choles, ladinos e incluso los

extranjeros, las siguieron denominando fincas.

Grupos sociales

La independencia de los países hispanoamericanos fue un parteaguas en la región porque a

partir de esos cambios profundos, en unas naciones más rápido que en otras, se detonaron

transformaciones sociales que han marcado el derrotero de América Latina, en muchos

sentidos, hasta nuestros días. En cuanto se consumaron las independencias, en términos

generales, la población extranjera mayoritaria era española y en varios países,

particularmente México, se abrieron las puertas a la inmigración de otros países europeos

como lo expone Bethell “Al obtener la independencia, los estados latinoamericanos

levantaron, en su mayor parte, las restricciones coloniales a la entrada de extranjeros y

abrieron sus puertas a los inmigrantes europeos en particular” (Bethell, 1991, p. 110).

En México destacaron sobre todo británicos, alemanes y estadounidenses. Para

Bethel, los primeros se concentraron en la explotación de minas; en el sur del país se puso en

marcha la colonización de campos agrícolas con inversión de los alemanes después de 1880

y, en esta misma zona, los estadounidenses se manifestaron con inversiones en el mismo

ramo para el estado de Chiapas. De esta manera los grupos sociales se fueron diversificando

de una región a otra con base también en la especialización del trabajo o actividad económica.

En la región norte de Chiapas estaban plenamente identificados tres grupos sociales,

sobre todo, que se formaron a partir de la actividad agrícola organizada en torno a las fincas:

25

los extranjeros, los nacionales y los locales (ver Cuadro 1). Esta conformación de la

organización social prevaleció en esta región a partir de la demanda de la producción agrícola

desde el momento en que México se insertó dentro del marco del capitalismo dependiente.

Los extranjeros eran los capitalistas, en el caso de Chiapas, alemanes y

estadounidenses; los nacionales eran los mestizos, ladinos y kaxlanes y los locales eran los

choles, etnia de los pueblos originarios. Estas tres definiciones son las que se usan y abordan

en esta investigación como categorías de análisis fundamentales para la revisión de las

relaciones entre los tres.

La estructura de organización social que se plantea, está articulada con base en las

formas de trabajo establecidas en las fincas; es un modelo de organización estructurado bajo

la idea de la colonialidad de poder como lo que plantea Quijano donde se impone una

clasificación racial y étnica de la población del mundo como piedra angular de dicho patrón

de poder (A. Quijano, 2014, p. 285). La raza y el trabajo como lo menciona el mismo autor,

engranan de manera correcta en la estructura de organización social de la región norte como

se expone en el siguiente cuadro de clasificación.

Los extranjeros en la región norte eran todos aquellos provenientes de otros países,

en este caso, de Alemania (Europa) y de Estados Unidos de Norteamérica. Capitalistas con

esas nacionalidades fueron los que por lo general invirtieron en la adquisición de tierras para

el cultivo agrícola, primero en la producción del caucho (hule) y luego en plantaciones de

café. Todo ello generó una organización social dentro de la unidad agrícola denominada

finca.

Dentro de la categoría de extranjeros se pueden notar dos características:

inversionistas de capital variable para conformar una compañía como The German American

Coffee Company, cuya actividad económica se materializó en la finca El Triunfo y sus

diversos anexos. Estos inversionistas tenían sus domicilios en sus propios países y una oficina

general donde se administraban las exportaciones de los productos agrícolas. La segunda

característica eran los inversionistas de capital acumulable, que eran de familias extranjeras

que buscaban acrecentar su economía en la región norte, estableciendo sus domicilios dentro

de las fincas agrícolas para administrar las diversas tareas que generaba el cultivo de café.

26

Cuadro 1. Clasificación de los grupos sociales en la región norte de Chiapas 1893-1940

Organización social

(Clasificación)

Extranjeros Nacionales Locales

Inversionistas Mestizos Pueblos originarios

Alemanes Ladinos Indígenas

Estadounidenses Kaxlanes Choles

Finqueros Capataces Mozos o peones

Fuente: Elaboración propia con base en los datos que arrojó la investigación de campo.

Los alemanes eran los que tenían más presencia en la región, de manera que, con frecuencia,

a otros extranjeros como estadounidenses y libaneses, incluso, que eran muy pocos, los

nacionales y locales los llamaban “alemanes” como un genérico de extranjero. En conjunto,

eran conocidos como finqueros, es decir, dueños o administradores de fincas, dependiendo

si el capital era variable o acumulable, condición que determinaba el lugar de residencia de

los inversionistas.

Los nacionales era el conjunto de personas nacidas en México, provenientes de

ciudades cercanas a la región, por ejemplo, Palenque, Yajalón, Comitán, San Cristóbal de las

Casas o Tuxtla Gutiérrez, capital de la entidad. La función principal de estas personas era la

de actuar como intermediarios entre el finquero y los trabajadores (peones o mozos). Ellos

se desempeñaban como capataces, maquinistas, encargados del beneficio, enganchadores de

trabajadores, administradores y gestores ante las autoridades municipales y estatales, siempre

respondiendo a las órdenes y necesidades de los finqueros.

Los nacionales se conocían entre sí como mestizos o ladinos. Con el primer concepto

se conocía a aquellas personas descendientes de hijos de españoles y de padres de diferentes

razas que hablan el castellano como lengua de comunicación entre ellos, como su lengua

madre, en realidad. En cuanto al uso de “ladino”, según García de León (1985), era más

común en Centroamérica para identificar al mestizo mexicano; con la anexión de Chiapas a

México el 14 de septiembre de 1824, permaneció la denominación, como otros conceptos

que generó la unidad de producción agrícola guatemalteca; su continuidad se manifestó en

Chiapas cuando ya era parte del nuevo país.

27

Según García de León hubo indios ladinizados, aquellos que aprendieron a hablar el

español para comunicarse con los nacionales. En los pueblos originarios no eran bien vistos

aquellos que dejaban de hablar su propia lengua, que se vestían con ropa distinta a la que se

producía en sus comunidades y adquirían una nueva forma de vida y comportamiento social,

que estaban al servicio de los finqueros; estaban, de hecho, considerados como traidores de

su propia cultura, quizás porque era un grupo social dominante sobre los choles. A los ladinos

en lengua chol se les identificaba como kaxlanes, es decir, que se vuelve ajeno a su propia

lengua (lak tyan).

Los locales eran todos aquellos que se encontraban asentados en la región norte de

Chiapas desde siempre, como los pueblos originarios hablantes de lak tyan (ch´ol). La llegada

de las inversiones extranjeras trastocó las formas de vida de la población originaria. Se

convirtieron en la mano de obra de las fincas cafetaleras, desempeñaban varias funciones y

su pago y trato dependía de la forma de contratación, podían ser peones acasillados, peones

asalariados y peones temporales, a todos ellos en sus diversas manifestaciones, los choles los

identificaban como “mozos”, en realidad era una autoidentificación. Otra clase de

trabajadores locales era el grupo de los que servían a los patrones de la casa grande de la

finca, a estos se les identificaba como “la servidumbre” y se encargaban de labores

domésticas, tanto hombres como mujeres de diversas edades.

Característica de los peones dentro de la finca

Los peones acasillados eran todos aquellos trabajadores choles que estaban sujetos a una

deuda por préstamo de dinero o que solicitaban sus sueldos de manera anticipada para atender

alguna emergencia por causas diversas; esta sujeción, con frecuencia, se ejercía a través de

la tienda de raya, como un mecanismo para diversificar las formas de control de la mano de

obra dentro de las fincas. Otra forma de sujeción de trabajadores permanentes como peones

era la concesión de terrenos para trabajos agrícolas (baldíos) que hacía el dueño de la finca o

el administrador con el peón acasillado.

Peones asalariados eran todos aquellos trabajadores que realizaban actividades

especiales en las plantaciones de café, tales como fertilizar, fumigar, despuntar las plantas de

café o los encargados de las máquinas utilizadas dentro del beneficio.

28

Peones temporales eran requeridos como mano de obra para el corte de café en

temporadas de cosecha dentro de las plantaciones agrícolas de las fincas; esta temporada era

cuando se necesitaba la mayor cantidad de peones para un tiempo determinado, lo que dura

una cosecha de café cereza.

29

Capítulo I

Características históricas y socioculturales de la región de estudio

Introducción

Al momento de tener un mapa de Chiapas entre las manos, se puede apreciar una geografía

diversa: elevaciones, volcanes, planicies, ríos, lagunas, selvas, bosques y montañas, pero

sobre todo prevalecen la vegetación de color verde y el cielo azul confundiéndose con la

tonalidad de las costas del océano Pacífico que lo bordea por el suroeste. ¿Cuál ha sido la

evolución histórica de este paisaje? ¿Quiénes vivían en este espacio geográfico? ¿Cuáles

fueron los principales cultivos en estas tierras? ¿Qué tipo de relaciones existían en la región

norte de Chiapas antes y después de la formación de las fincas? ¿Cómo se formó la región de

estudio?

Estas son las interrogantes a las que busco dar respuesta en este capítulo, atendiendo

las categorías de organización social y poder en el espacio geográfico. Este aspecto es

importante para conocer cómo los espacios van evolucionando de acuerdo con las actividades

que se practican durante el tiempo. La explotación excesiva del suelo con fines de

acumulación económica causa un cambio radical tanto en el paisaje como en la sociedad; son

esos aspectos los que merecen ser analizados en este tiempo.

En este mismo sentido, se expone que la región norte de la entidad se encuentra

habitada por los choles palencanos, esta denominación se otorga para distinguir de los otros

choles que se encuentran en una área maya denominada “la media luna”, abarcando los estado

de Tabasco, Chiapas, Campeche en México, así como zonas de Guatemala y Honduras en

Centroamérica, como el espacio geográfico del grupo cholano de la gran familia lingüística

maya. De igual forma se analiza la visión de los choles frente a la concepción del mundo

natural para comprender la relación que tienen con sus actividades agrícolas.

1.1. Denominación y espacio de los choles

La región norte de Chiapas está habitada por grupos indígenas llamados por los españoles,

en el periodo colonial, choles (milpas), pero en su lengua se reconocen como winik, un

término para identificar a los hombres de maíz, de este modo se le ha denominado “hombres

de la milpa” u “hombres milperos”. Son escasas las fuentes sobre el origen de los choles, las

30

referencias provienen de arqueólogos y pocos historiadores. Las primeras se refieren a la

lengua y escritura, los epigrafistas y lingüistas los ubican en la gran familia Maya y de un

grupo cholano en el que se puede situar el chontal que se habla en el Estado de Tabasco:

“refiriéndose al material recabado por el Dr. Berendt, identificó que la lengua de los choles

era pariente cercana del chontal y de la lengua maya” (Sapper, 2004, p.119). Otra lengua, el

chortí, se habla en el Departamento de Chiquimula al este de Guatemala:

[…] la verdadera lengua chortí se presenta en la actualidad tan cercana del chol que la

podemos clasificar más bien como un dialecto del chol y no como lengua aparte. Por ello

también la mayoría de los autores antiguos han considerado a los chortíes como parte integral

de los choles (Sapper, 2004, p. 119).

Los choles se situaron desde un principio en un extenso territorio que rebasaba las fronteras

administrativas de la colonia española; se ubicaban en parte de Tabasco, norte de Chiapas, la

Selva Lacandona, Guatemala (oriente, sur del Petén) y parte de Honduras.

Los cholanos de antaño ocuparon una franja que se extendía desde el oriente de Tabasco,

pasando por el norte de Chiapas, la selva lacandona, el sur de Petén y de Belice, hasta el

oriente de Guatemala y el occidente de Honduras, formando un arco regional conocido como

“la Medialuna cholana”. Grosso modo, esta franja territorial comprendía diversos grupos de

una misma rama lingüística, incluyendo, según fuentes de la época colonial, a los chontales,

choles, pochutlas, lacandones, chortíes, choltíes y manchés (Alejo García, J. y Martínez

Sánchez, N. E. 2007, pp. 5, 6).

Al territorio ocupado por el grupo cholano se le denomina: “la media luna” (ver Imagen 1).

Jan de Vos (1990) estableció el mismo criterio para identificar el extenso territorio ocupado

con las mismas características lingüísticas, pero con ligeras variaciones. De acuerdo con

Alejo García y Martínez Sánchez, los choles serían los descendientes directos de los antiguos

mayas, artífices del desarrollo civilizatorio del periodo Clásico (2007, p. 6), constructores de

metrópolis de gran desarrollo, de las que aún se conservan partes de sus estructuras

arquitectónicas como testimonio vivo de su grandeza en el área de la región central:14 Copan,

14 El territorio maya se encuentra distribuidos en tres grandes regiones: Norte, la Península de Yucatán. Central,

Tierras bajas de Guatemala y el Petén. Sur, Tierras altas, donde floreció la cultura Olmeca: Tabasco, los Altos

de Chiapas, sur de Guatemala hasta el Salvador.

31

Tikal, Yaxchilan, Palenque, por mencionar algunos. Palenque destacó por contar con una

estructura de organización social a partir de una dinastía de gobernantes.

De acuerdo con los arqueólogos y epigrafistas, los choles habitaban la zona desde el

preclásico tardío; el sistema de escritura que desarrollaron fue adoptado por otros grupos.

Sabemos, asimismo, que las lenguas mayances (alrededor de 28) no son dialectos del maya

yucateco, y que el sistema de escritura se desarrolló desde el preclásico tardío por grupos de

lengua ch´olana la cual fue adoptada por los otros grupos lingüísticos como base de la

escritura (Soustelle, 1988, p. 5).

Es importante mencionar que no existió ninguna dificultad para establecer alguna

comunicación entre los chontales de Tabasco y los choles palencanos, así como los

lacandones, el choltí del Petén guatemalteco y el chortí de Honduras (ver Mapa 1), “se puede

pensar que existió una gran familia maya-chol. Probablemente todas la comunidades del

Lacandón hablaban la misma lengua, el choltí o “lengua de los milperos” (De Vos, 1990, p.

17).

1.2. Los choles en el periodo colonial

Poco se conoce la historia colonial del Estado de Chiapas. Los documentos generados por la

Iglesia durante la “catolización” de los pueblos indígenas son las fuentes con la que se cuenta,

así como los archivos españoles que resguardan papeles de todo el periodo que va del siglo

XVI al XVIII, particularmente el Archivo General de Indias.

Jan de Vos (1990) expone: “el territorio del actual estado de Chiapas fue conquistado

a principios de 1528 por españoles, unos llegados desde México y otros desde Guatemala”

(p. 19). Desde ese momento se empieza a tener información de las poblaciones indígenas,

especialmente con el inicio del proceso conocido como evangelización que no es más que un

proceso de “catolización” de todas las poblaciones de la América hispana.15 Si bien los

trabajos De Vos están enfocados en la selva lacandona, no se encuentran desvinculados: los

15 “Catolización” es una categoría planteada por la Mtra. Laura Ma. Muñoz Pini (Universidad de Guadalajara,

2018) para superar el concepto de evangelización utilizado desde la llegada de los frailes de diversas órdenes

religiosas en el periodo colonial, pero que no es preciso para las actividades que en este sentido en realidad se

practicaron.

32

lacandones son parte del grupo cholano, por ende, los choles palencanos están presente en la

historia de la selva.

Imagen 1. Las fases de la Luna rigen las actividades agrícolas y pecuarias de los antiguos

ch´oles; parte del conocimiento milenario

Fuente: Elaborado por el autor. Información obtenida de los relatos y

Conocimiento de los choles actuales.

33

Mapa 1. Ubicación del grupo cholano en las Tierras bajas del sur del área maya

Fuente: Linda Schele y David Freidel (1999, p. 51).

La alcaldía mayor de Chiapa16 gobernaba la provincia de Los Zendales; en esa gobernación

no solo se localizaban los pueblos tzeltales sino los choles y algunos pueblos tzotziles (De

Vos, 2001, p. 15). En la formación de los pueblos de la provincia de Los Zendales, destaca

la labor de evangelización de los dominicos que llegaron a estas tierras desde la primera

mitad del siglo XVI, sobre todo la labor pacificadora de fray Pedro Lorenzo de la Nada. Con

la idea de facilitar la cristianización de los pueblos indígenas que habían resistido los embates

16 Se le llamaba alcaldía mayor de Chiapa y no Chiapas porque aún no se integraba la gobernación del

Soconusco; cuando eso sucedió, se empezó a llamar Chiapas.

34

de la colonización de los militares españoles, el fraile les propuso concentrarse en viviendas

que fundarían los diversos pueblos tzeltales y choles: Bachajón 1564, Yajalón 1564,

Palenque 1567; se sabe que Tila, Tumbalá y Ocosingo fueron parte del trabajo fundacional

del fraile (De Vos, 1988, 2001).

Establecidos en pueblos y pacificados en la gobernación de la alcaldía mayor de

Chiapa, inició un proceso de organización social de los grupos indígenas choles: empezaron

por delimitar sus propios territorios y fortalecer sus identidades para formar una frontera con

los tzeltales y con otros grupos; a ello obedeció que los habitantes empezaran a diferenciar

las lenguas y se formaran dialectos. Es una característica de los pueblos mayas determinar

sus límites territoriales a partir de la lengua y organización social. El ejemplo es que antes de

la llegada de los españoles hubo guerras por el control territorial y unos establecieron el poder

sobre otros. De ahí que en los trecientos años de la colonia las rivalidades entre los pueblos

indígenas no cesaran. La encomienda española en esta región no fue un medio de control; se

intentó establecer en los pueblos de Palenque, Ocosingo y Bachajón, pero sin éxito.17

Las principales actividades en la región norte de Chiapas desde 1524 hasta el siglo

XIX fueron las de catolización que emprendieron los frailes en las diversas rancherías,

pueblos y villas, impulsadas por los curatos indios y anexos establecidos desde el siglo XVI

fortalecidos en su estructura de organización eclesiástica por el crecimiento de población a

principios del XVIII. Durante casi 200 años en los pueblos de Tila, Huitiupán, Yajalón,

Tumbalá y Bachajón se generó la actividad pastoral para someter a las poblaciones indígenas

de lo que sería posteriormente el Departamento de Palenque (Wasserstrom, 1989, pp. 71,72).

Después de este tiempo en el centro de Chiapas se conoce grandes resistencias y rebeliones

indígenas como la rebelión de Cancuc de 1712, rebelión Chamula de 1869, movimiento

armado de Jacinto Pérez “pajarito” 1911-1914. No significa que no hayan seguido sujeto a

la ideología cristiana, solo que empiezan aparecer ciertos sectores de la población indígena a

manifestar su inconformidad a las formas de control social.

17 Jan de Vos en su trabajo No queremos ser cristianos expone que el sistema de encomienda no fue un método

eficiente para poder mantener el control sobre los pueblos indígenas, la resistencia y la rebeldía fueron una

constante en estos pueblos.

35

1.3. Características de los choles y su relación con el medio natural

Después de comprender que existe una gran familia maya y un grupo que por sus

características y estructuras lingüísticas se conoce como cholano, es importante detallar las

características de los “choles palencanos”.

La región chol se ubica en la parte noroeste del Estado de Chiapas; colinda al norte y

al noroeste con el estado de Tabasco y con el municipio de Catazajá, Chiapas; al sur con los

municipios de Simojovel, Yajalón y Chilón; al este con el municipio La Libertad; y al oeste

con Huitiupán. Los choles habitan principalmente en los municipios de Tila, Sabanilla, La

Libertad, Salto de Agua, Palenque, Ocosingo, Yajalón, Huitiupán y Tumbalá (ver Mapa 2).

Mapa 2. Ubicación de los choles en los municipios de la región norte de Chiapas

Fuente: Elaborado por Carlos Arcos y Elías González

36

Lo que está considerado para el capitalismo y la sociedad contemporánea como economía,

para los choles no lo es, porque la moneda no es parte de su vida. Para el capitalismo la

moneda, el dinero, es parte fundamental de la economía y la acumulación de la riqueza es

medular. La moneda en la actividad cotidiana de los choles no existe como tal, mucho menos

un sistema bajo el esquema de moneda. Para los choles, el equivalente lo denominan tyaj kin

que significa, literal, “excremento del sol”. Esto muestra que los antiguos ch´oles no

concebían el sistema de acumulación de riquezas a partir de lo material como en el mundo

occidental; para los pueblos originarios la riqueza se enfoca en lo espiritual. Es por lo que los

conceptos de moneda y riqueza no existen en la lengua de los naturales.

La política económica que fue impulsada por el gobierno de Porfirio Díaz en las

últimas dos décadas del siglo XIX y la primera del XX, fue contra los principios

fundamentales de la vida de los pueblos choles. Como está dicho, su percepción era más

espiritual, el bienestar individual se puede notar en las relaciones familiares y sociales. El eje

de su actividad giraba en torno a su relación con la naturaleza porque les dotaba de alimentos;

su respecto por la naturaleza era profundo y se ocupaban por mantener un equilibrio.18

Su relación con el medio natural es, pues, de respeto. La naturaleza proporciona los

alimentos y también aporta elementos para mantenernos a salvo de las inclemencias del

tiempo, cuando necesitan, por ejemplo, de un árbol para construir su vivienda. Se pide

permiso a la planta para tomar su vida, de lo contrario la madera no tendrá la durabilidad para

lo que se requiere; aunado a ello, el corte de un árbol se debe realizar antes de la luna llena,

cuando se encuentra en cuarto menguante (gibosa) o en su caso cuando haya pasado la luna

llena, y el satélite se encuentre en cuarto creciente (gibosa) (ver Imagen 1). Por lo tanto, se

debe evitar el corte de árboles en luna llena y luna nueva, esto mismo aplica para la siembra

de cualquier semilla para garantizar una buena cosecha, siguiendo el ciclo lunar.19

El maíz (ixim) es considerado como lo más importante en la vida de los choles; en

este grano se manifiesta el elemento central de su cultura, se expresa la religión en el ciclo

18 Es una práctica que aún se puede notar en los ancianos de los pueblos choles; ha permanecido a pesar del

paso de tiempo. 19 Conocimiento popular entre los choles.

37

agrícola porque está considerado como un dios (lak yum) y se le honra como a un dios sagrado

(ch´ujujutyiatj)20 (ver Imagen 2).

Las fiestas religiosas están vinculadas con el proceso agrícola para la siembra del

maíz, por ejemplo la fiesta de la Santa Cruz (3 de mayo) que se relaciona con las lluvias y

la fertilidad; las lluvias son un factor natural importante y se pide por equilibrio para no

enfrentar una larga sequía o varios días de lluvia que terminan inundando los plantíos. El

dios de la agricultura y la diosa de la luna, Ixchel, relacionados con la fertilidad de la tierra

(ver Imagen 3).

Imagen 2. Dios de la agricultura, considerado como la deidad del maíz

Fuente: Ilustración de Herbert M. Herget y epígrafe correspondiente, publicado en National

Geographic, noviembre de 1935. Recuperado de:

https://pueblosoriginarios.com/meso/maya/maya/yum.html.

20 Es una tradición milenaria que surge desde los antiguos mayas clásicos donde el dios del maíz se considera

uno de los dioses más importantes, manifestado en diversos dinteles, estelas, códices y escritura jeroglífica

maya.

38

Imagen 3. Ixchel, diosa de la luna, relacionada con la fertilidad, se representa como una señora

abrazando un conejo en medio de la luna, en otras imágenes una señora vieja hincada, en ocasiones

caminando lento

Fuente: https://www.samaelgnosis.net/revista/ser43/ix_chel.html

En ese día se realiza una ceremonia para pedirle a las divinidades que ayuden a tener una

buena cosecha de maíz (ixim). Existen dos formas de festejar: primero, antes de la

catolización de los pueblos originarios, el sacerdote (que por lo regular eran los mayores de

edad considerados los más sabios, muchas veces eran curanderos y por esa condición eran

llamados “tatuches”) rezaba en las cuevas o en las montañas altas.21 Segundo, los choles,

después de ser catolizados, no olvidaron por completo las antiguas prácticas religiosas,

trasladaron elementos religiosos prehispánicos a la religión católica; a esa combinación se le

conoce ahora como “sincretismo religioso”, por lo tanto se creó su propia visón del mundo a

partir de elementos antiguos y nuevos. Las ceremonias se empezaron a realizar en los templos

religiosos como la iglesia o casas de dios y solo en ciertas ocasiones en las cuevas, por lo

21 “Tatuch” es un término utilizado en la lengua ch´ol (Laktyän) para llamar a la persona considerada como el

sacerdote, curandero, médico y rezaba para pedir a las divinidades salud, buena cosecha y agua.

39

regular esta ceremonia era dirigida por los sacerdotes y ordenada por la iglesia católica desde

los curatos cercanos a la región.22

Otra de las fiestas, siguiendo en orden de importancia, se relaciona con el maíz: es la

fiesta del 30 de agosto cuando se celebra a Santa Rosa de Lima. Ese día se agradece a los

dioses o divinidades. En esta celebración se puede disfrutar de comidas que los mismos

ch´oles preparan a base de animales de traspatio, que se ofrecen como un sacrificio del rito

ceremonial, lo más importante es que todos deben aportar la tortilla hecha de maíz para que

sea compartida en esta fiesta de agradecimiento. Este hecho no es nada nuevo, se ha venido

realizando de manera generacional, y si bien ha evolucionado con el tiempo, se mantienen

los elementos principales a pesar de la incursión de otras religiones y otras costumbres.

El orden del cosmos no era accidental ni distante de las cosas humanas. Como la gran

metáfora de la vida maya —el ciclo vital del maíz—, el bienestar continuo del universo exigía

la participación activa de la comunidad humana mediante el rito. Así como el maíz no puede

plantarse sin la intervención de los seres humanos, el cosmos precisaba de la sangre

sacrificante para la conservación de la vida. La vida de los mayas estaba llena de ritos

interminables que nos parecen extraños y espantosos, pero que para ellos encarnaban los

conceptos más altos de su devoción espiritual (Schele y Freidel, 1999, p.21).

El sincretismo se manifiesta en todas las actividades religiosas de diversas denominaciones

y órdenes: católicas y evangélicas. La sociedad sigue manifestando su cercanía a los procesos

naturales: la lluvia, el culto a la tierra, cuevas, manantiales y su vínculo con la milpa, este

lazo cercano que se establece se manifiesta con rezos, oraciones acompañados con

aguardientes, pozol,23 velas y algún alimento a base de animal de traspatio o silvestre.

La fauna y la flora proveían a los antiguos cho´les de alimentos y bebidas porque

fueron respetuosos, ya que de alguna manera no necesitaban de una mayor explotación de

sus recursos naturales. Este cambio de paisaje natural, de esa relación respetuosa, inició

cuando los extranjeros llegaron a ese lugar. Se identifican dos grandes momentos en la

22 Información obtenida en el campo de trabajo, resultado del testimonio de varios pobladores. 23 Es una bebida hecho a base de maíz: se hierve el grano, luego se muele hasta convertirlo en masa que se

disuelve con agua logrando obtener la bebida llamada pozol. En muchas ocasiones la masa se deja reposar

algunos días para fermentar, y obtener una bebida agria. Sus variaciones van en sus ingredientes, se utiliza futas

y verduras de temporada como son cacao, jengibre, camote, entre otras, dependiendo la región.

40

historia general de Chiapas: primero, la llegada de los españoles en el siglo XVI, sobre todo

diversas órdenes religiosas entre las cuales sobresalen franciscanos, dominicos y

mercedarios, es decir, el periodo correspondiente a la colonia; y el segundo es la llegada de

las empresas privadas de capital extranjero en el siglo XIX. En este último periodo fue

cuando se aceleraron los cambios sociales, naturales y climáticos; es también en este tiempo

cuando las compañías madereras llevan a cabo el mayor corte de árboles en las selvas de

Chiapas. Jan de Vos (1988) da cuenta de cinco compañías madereras: la Casa Bulnes, la Casa

Valenzuela, la Casa Jamet y Sastré, la Casa Romano y la Casa Schindler, como las principales

causantes de la devastación de la flora en la selva de Chiapas. El historiador lo considera

como el mayor ecocidio que se haya dado en la historia de la entidad.

En este proceso de cambio se pueden identificar dos características principales: una

tiene que ver con el desconocimiento de los extranjeros acerca del vínculo existente entre el

hombre y la naturaleza; y la otra, el foráneo trae una percepción de carácter capitalista con

principios de acumular la mayor cantidad de material que le genere mayores ganancias; esto

rompe con los principios fundamentales de la armonía que tenía el hombre con su entorno.

1.4. Factores que determinaron la llegada de las fincas cafetaleras a las montañas del

norte

Después de la mayor devastación de la selva en la región norte de Chiapas, específicamente

de la selva lacandona, al no existir más árboles maderables, se inició un proceso de deslinde

de terrenos baldíos. Todo esto fue provocado por las políticas del Gobierno de la República,

impulsadas por la administración porfirista (1876-1910). En este periodo se promovieron

cambios legislativos enfocados en la facilidad de obtener tierras para los inversionistas

capitalistas con el objetivo de ofrecer la mayor cantidad de tierras para el desarrollo

económico del país. Con esta política agraria y de control territorial de los recursos naturales

se pretendía controlar y reglamentar la economía y la sociedad, despojando de sus

propiedades a los campesinos y pueblos originarios herederos milenarios de este espacio.

La motivación del Gobierno de México para modificar las leyes se basó en la

promoción de la migración internacional y la generación de confianza para la inversión

extranjera. “Abrir, controlar y asegurar el espacio territorial creaba la certidumbre necesaria

41

para que el capital inversionista llegara a tierras mexicanas” (Fenner, 2015, p. 14). Con esta

política y certidumbre que ofreció el Gobierno de México, se inició en el noroeste de Chiapas

una migración de estadounidenses y alemanes con el propósito de adquirir tierras para el

cultivo agrícola.

Hacia la última década del siglo XIX inició la formación de las fincas en Tumbalá,

en donde sobresalió El Triunfo con sus anexos: El Porvenir, Trinidad, La Revancha,

Machuyil, Chuctiepá, Mayoral y los predios de La Cruzada y Las Nubes en Salto de Agua.

Cabe mencionar que en su conjunto había iniciado con inversión y administración alemanas

en 1893 a través de la Compañía de Plantaciones El Triunfo y El Porvenir, S. A. bajo el

liderazgo del alemán José Dorenberg. Esta compañía logró que un grupo de empresarios

estadounidenses invirtiera, por lo que su denominación en 1903 cambió a The German

American Coffee Company. La administración continuaba siendo alemana a cargo de Enrique

Rau, con la cual se aprovechaba su experiencia en las plantaciones de café (Pérez Ocaña,

2018).

Otra de las compañías que se estableció en las montañas del norte de Chiapas fue la

denominada Compañía de Café La Esperanza, bajo la administración de tres fincas

cafetaleras: La Esperanza, La Alianza y Joyetá; ahí se producía en mayor cantidad el café y

en menor proporción el maíz, tales propiedades eran administradas por los hermanos Morison

de origen estadounidenses.24

Se puede ubicar para la última década decimonónica un sin fin de fincas de

producción de café, maíz y otras semillas de consumo; existían otras con diversas actividades

agrícolas como el cítrico y las leguminosas dependiendo la ubicación y la altitud para la

siembra de granos y plantas, sin llegar a ser trascendental como la plantación de café.

Entonces ¿por qué los alemanes y estadounidenses decidieron realizar la plantación

de café en las montañas del norte? En un primer momento se pensó que había sido por la

altitud, debido a que la mayoría de las fincas con actividad cafetalera se ubicaban entre los

700 y 1200 metros sobre el nivel del mar, condición que propiciaba un clima adecuado para

su crecimiento. En un segundo momento se creyó que las montañas generaban una mayor

24 En la entrevista realizada a Porfirio Morison (nieto de Stanford Newel Morison), siempre mencionó la finca

Agua Azul, sin embargo, en los documentos y registro de propiedad en el municipio de Tumbalá se habla de la

finca Joyetá. Esta diferencia en el nombre puede ser porque el entrevistado quisiera marcar la cercanía que tenía

con la cuenca del río Agua Azul.

42

cantidad de humedad. Por último, se pensó que eran los tres elementos: altura, clima y

humedad los que ofrecían las mejores condiciones para el cultivo de café.

Al inicio del siglo XX, Karl Kaerger, de origen alemán, propuso la respuesta a la

pregunta planteada en líneas anteriores. Su obra: Landwirtschaft und Kolonisation im

Spanischen Amerika (1986), (Agronomía y colonización en Iberoamérica) es producto de

una investigación y visita en los campos agrícolas en algunas partes de México; él explica de

manera detallada los factores naturales que influyeron para hacer rentable la agricultura en

calidad, cantidad y exportación de azúcar, cereales, algodón, tabaco, henequén, café, cacao,

vainilla, caucho, cochinilla, añil y ganadería.

En el caso del café se encuentra que la tierra es fértil y adecuada para la siembra de

esta planta, era necesario que tuviera nutrientes naturales y una composición química del

suelo basada en ácido fosfórico, nitrógeno, potasio, cal y magnesia, estos elementos naturales

se pueden localizar en diferentes regiones de México.

Si nos desplazamos sobre el lado pacífico de América Central, desde Oaxaca a través de

Chiapas hasta Guatemala, encontramos que las condiciones del cultivo de café tienden a

mejorar a medida que avanzamos hacia el sureste. Primero, porque la precipitación pluvial

aumenta cada vez más en esta dirección; segundo, porque el suelo se vuelve cada vez más

fértil y, finalmente, porque el terreno pierde progresivamente su declive (Kaerger, 1986, p.

79).

Con esto se demuestra que la humedad que persiste en el sur de México y Centroamérica es

un factor favorable para la siembra de las plantas de café, aunada a la vegetación que se tiene

en el lado del Pacifico de América central, esto ayuda para que no enfrente largas temporadas

de sequía. Cabe mencionar que en estas zonas difícilmente hay sequías prolongadas por la

gran cantidad de ríos, flora y montañas que generan grandes cantidades de agua que se vierten

al mar del Golfo de México y al Pacífico mexicano. Sin embargo, la principal zona cafetalera

del Estado de Chiapas, así como también del Estado de Oaxaca, se ubica sobre la vertiente

del Pacífico. La principal región cafetalera de Chiapas se concentra en el distrito del

Soconusco (sic), cuya capital es Tapachula (Kaerger, 1986, p. 78).

Kaerger (1986) recomienda la siembra de plantas en las laderas de las montañas para

que sean protegidas por la sombra durante el día, de preferencia en dirección oeste y noroeste

43

para que quede protegida del sol matutino y sea el rocío de la mañana el que mantenga las

plantas frescas. Estos son los factores que determinan la buena producción en cantidad y

calidad, aunque también intervienen otros aspectos como el secado y lavado de grano que

dependen de los productores de café y sus prácticas ya sea que incluyan alta tecnología o no.

1.5. La formación de la región norte de Chiapas

El estudio de la región norte de Chiapas en el siglo pasado ha servido para explicar fenómenos

históricos de la población chiapaneca. Cuando se escribía de la historia del café en Chiapas,

la referencia inmediata era la región del Soconusco; su importancia radicaba en la cantidad

que se exportaba hacia el mercado internacional, la extensión de las plantaciones y la cantidad

de mano de obra utilizada en los campos agrícolas, entre otros.

La historiografía chiapaneca se explica por sus regiones, por sus diversas

características sociales, culturales, económicas y geográficas; cada una conserva sus propias

formas de expresar su historia social y cultural, así como la apropiación y significado de su

espacio.

Una parte importante de los rasgos particulares de la vida rural de México corresponde a

caracteres regionales: en medios rurales contrastados, poblaciones rurales muy diferentes por

sus tradiciones y sobre todo por sus densidades hicieron nacer toda una gama de producciones

agrícolas que solo pueden describirse en su marco regional (Bataillon, 1993, p. 74).

Como ya se mencionó en este mismo capítulo, los que poblaron la región norte de Chiapas a

mediados del siglo XVI llegaron de la selva Lacandona, y fueron los frailes dominicos los

encargados de su catolización.25

En este trabajo de “reducción”, llevado a cabo en los años 1560, se distinguió un tal fray

Pedro Lorenzo de la Nada, quien fundó el pueblo colonial de Palenque y colaboró en la

fundación o la reestructuración de Yajalón, Ocosingo, Bachajón, Chilón, Tila y Tumbalá.

Todos estos pueblos fueron poblados, en parte o enteramente, por indios salidos de la selva

(De Vos, 1990, p. 17).

25 El termino catolización lo estaré manejando en todo el texto para referirme a la evangelización, solo en casos

necesarios por el mismo contexto y citas se utilizará evangelización.

44

Viqueira (1995) menciona que “la región no se empezó a poblar sino hasta mediados del

siglo XVIII y principios del siglo XIX” (p. 39). En la región, por su gran extensión, no se

notaba la presencia de habitantes choles, no se tiene un registro al respecto sobre la cantidad

exacta, pero ya había presencia de pobladores.

La primera ubicación administrativa durante el periodo colonial fue la determinada

por la organización católica con el apoyo de la corona española, a la cual se le denominaba

“provincia”. Después de la vida independiente del país, en 1849, la región norte se identifica

como Departamento de Palenque, aunque dos años antes era Departamento de Tila

(INAFED).26

Con datos de J. Rus, Viqueira (1995) presenta un mapa de 1859 en el que Chiapas

estaba dividido en once departamentos. En cambio, Thomas Benjamin (1995) expone que

para 1855 existían siete departamentos. Tales contrastes o diferencias con respecto al número

de departamentos tienen que ver con la falta de un consenso entre los investigadores que

estudian el siglo XIX, de igual forma esta diferencia se presenta en las instituciones

gubernamentales para establecer una regionalización.

Para entender la complejidad de los enfoques regionales considero dos factores

importantes: el primero, la delimitación fisiográfica y humana; y, segundo, después de la

Independencia se generaron las luchas de poder entre los grupos que deseaban gobernar este

país, los liberales y conservadores no lograron un consenso para normar los espacios

territoriales.

En el siglo XX se empiezan a superar las diferencias de percepciones regionales; en

1910 se nota la evolución de los departamentos que con datos de los investigadores se conoce

que eran trece. Entre los cambios que se generaron en la evolución para administrar los

departamentos se cuenta la creación de jefes políticos, como en el Departamento de Palenque

que siempre se mantuvo desde los inicios de la operación administrativa hasta la

municipalización en 1915; este hecho es trascendental, obedece a la firmeza de la

administración de esta región.27

Desde la municipalización iniciada en 1915 hasta la actualidad, se introdujo otra

forma de administrar la región: se superó el poder de los jefes políticos y se trasladó a los

26 INAFED: Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal/cronología de hechos históricos. 27 Los documentos oficiales que indican estos cambios se encuentran en el Archivo municipal de Tumbalá.

45

presidentes municipales. De cierta forma desapareció el Departamento de Palenque para dar

paso al distrito como cabecera de la organización administrativa y la sede se estableció

algunos años en Palenque y otros, en Salto de Agua. Se le conocía como cabecera distrital

porque allí se establecieron las unidades administrativas regionales o las instituciones más

importantes de representación gubernamental tanto federal como estatal.

Desde las regiones fisiográficas se puede identificar la región norte como parte de las

llanuras costeras del Golfo:28 las llanuras de Pichucalco y las llanuras de Palenque. Las

primeras se encuentran en los municipios de Reforma, Juárez, Pichucalco, Sunuapa,

Ostuacán, Ixtacomitán, Ixtapangajoya, Solosuchiapa y Amatán; y las segundas en Salto de

Agua, Playas de Catazajá, La Libertad y Palenque (ver Mapa 3).

Mapa 3. Regiones fisiográficas de Chiapas; se aprecian las llanuras de Pichucalco y Palenque

Fuente: Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica (CEIEG). Compendio de

Información Geográfica y Estadística de Chiapas, (CIGECH) (21/11/2019).

28 La lista de municipios que se enlistan para el caso de las llanuras de Pichucalco no corresponden a la primera

década del siglo XX, sino a la actualidad; se presenta solo para tener una idea de la región; mientras que en las

llanuras de Palenque no se han registrado cambios desde la municipalización de los pueblos de 1915 y

correspondían al antiguo Departamento de Palenque.

46

El desarrollo del modo de producción capitalista ha provocado cambios en la sociedad

agrícola en el norte de Chiapas propiciados por los nuevos patrones de tenencia de la tierra,

de producción, económicos, sociales y geográficos desde la llegada de las inversiones

extranjeras.

Estos patrones han sido la causa de la transformación regional. Se han registrado

cambios en el uso del suelo y en las nuevas actividades económicas de las organizaciones

sociales en el sector rural campesino. Con la llegada de estas inversiones en la región,

iniciaron disputas por la tierra y por la mano de obra para la producción agrícola capitalista.

Este hecho transformó los espacios geográficos y repercutió en la delimitación de la región

norte de Chiapas, cuyas características son las que se consideran para esta investigación

La región norte presenta dos características geográficas: las denominadas llanuras de

Palenque y las montañas del norte, en estas últimas se encuentran el municipio de Tumbalá

así como algunas partes de los municipios de Tila y Salto de Agua (ver Mapa 4).

En las llanuras de Palenque se sabe que en la última década del siglo XIX se inició

la siembra de la planta de caucho, conocido comúnmente por los habitantes con el nombre

del “hule”. Este árbol fue uno de los proyectos capitalistas que se impulsó en estas llanuras

por las condiciones naturales para la plantación, sobre todo los ríos que hacían más fértil el

terreno en las tierras bajas. Los principales ríos de estas llanuras son Tulijá, Chacamax,

Michol, San Antoni (ver Mapa 4).

Jean de Vos (19 o, Usumacinta, Bascán, Shumuljá, Agua Azul, Chuyipá y Chancalá,

entre otros 97) expone que el auge de las plantaciones ocurrió en la década de 1898 a 1908,

tiempo en que se empezó a exportar el producto hacia los principales mercados

internacionales; por lo tanto su siembra arrancó en 1890. Por las características del cultivo,

la planta se lleva siete años para llegar a la edad de maduración. El mismo autor refiere un

dato interesante: para 1908 informa sobre la existencia de 22 grandes fincas en manos de

compañías extranjeras, sin contar las particulares que eran de pequeños propietarios (p.115).

Pese a los estudios y aportaciones de Jan de Vos y de otros, las investigaciones sobre esta

actividad agrícola son insuficientes en la historiografía chiapaneca.

Para la última década del siglo XIX, tiempo en que se inició la siembra del caucho

en las llanuras de Palenque y la plantación de café en las montañas del norte, dio principio la

47

formación de las fincas; pero para el resto del territorio del Estado de Chiapas, la introducción

de esta actividad agrícola se generó dos décadas antes y obedeció a la migración de familias

extranjeras motivadas por las oportunidades que el Gobierno federal estaba generando como

leyes de colonización diseñadas para adquirir tierras con precios bajos, leyes comerciales y

fiscales para atraer inversión extranjera, introducción del ferrocarriles para facilitar el

traslado del centro de producción a los puertos para el mercado internacional, entre las

principales.

Mapa 4: Ríos que hacían fértil a la región

Fuente: INEGI 2019

Es claro que la inversión capitalista tenía intereses comerciales, de manera que era importante

establecer las condiciones para la explotación de los recursos naturales y aprovechar el

amparo de las leyes que el presidente Díaz había promovido para alcanzar la modernización

económica del país. Con altas expectativas de hacer grandes negocios, los inversionistas

extranjeros establecieron las fincas cafetaleras en las montañas del norte, específicamente en

48

el municipio de Tumbalá con relaciones sociales, laborales y administrativas con otros

municipios como Palenque, Salto de Agua, Tila y Sabanilla.

Las fincas de nuestro interés que se forman en la última década del siglo XIX, son

Cuncumpá, El Triunfo y, en los primeros años del siglo XX, La Primavera. Entre las fincas

se estableció una red de comunicación con los centros urbanos de abastecimiento: como son

Comitán, Yajalón y Salto de Agua. El primero por ser una ciudad que comunica al territorio

guatemalteco, con vínculos comerciales y familiares, desde donde inicia la expansión del

café. En el segundo, se establecieron diversas familias extranjeras de distintos orígenes:

libaneses, alemanes, estadounidenses, españoles, entre otros, sin dejar de nombrar ladinos

con actividades comerciales proveniente de San Cristóbal de las Casas, Comitán y San Juan

Bautista; es en Yajalón donde se podían obtener productos para la producción agrícola,

herramientas de campo y alimentos. Por último, Salto de Agua fue un paso obligatorio para

exportar el grano de café, porque es allí donde se estableció un pequeño puerto de recepción

y acepción de productos de exportación e importación de uso y consumo cotidiano.

En Salto de Agua anclaban los barcos de carga que navegaban en las aguas del río

Tulijá, para conectarse con uno de los ríos más caudalosos de la entidad chiapaneca como es

el Grijalva, que desemboca en la frontera con Tabasco y así se comunica con el mar del golfo

de México. Las tres fincas estaban en las llanuras de Palenque, aprovechaban las corrientes

de los ríos que las mismas montañas generaban para las partes bajas (ver Mapa 4).

En esta región se establecieron actividades productivas, centros de producción y, en

conjunto, un sistema económico regional y funcional que dio lugar al desarrollo de un espacio

dinámico generado por las inversiones extranjeras durante el tiempo en que tuvieron auge las

fincas cafetaleras, es decir, entre 1890 y 1930.

Los datos del censo de población de Chiapas de 1895 hasta 1940 dejan ver un

comportamiento ascendente (ver Gráfica 1); solo en los años de 1910 a 1920 existe una

cierta disminución de la población por el efecto de la revolución chiapaneca llevada a cabo

de 1914 a 1920; este hecho inhibió el crecimiento de la población y según el censo se perdió

en la revuelta social entre el gobierno de Venustiano Carranza encabezado por el general

Agustín Castro contra los Mapachistas29 del grupo oligárquico encabezado por el general

29 Es una denominación que se le dio al grupo contrarrevolucionario encabezado por Tiburcio Fernández Ruiz

y Rafael Cal y Mayor entre otros. Se llamaron así en alusión a los mapaches, animales que actúan de noche y

comen el maíz de las milpas, animales e insectos de los bosques.

49

Tiburcio Fernández Ruiz; en esta contrarrevolución chiapaneca se estima que se perdieron

alrededor de 17 mil habitantes.

Gráfica 1. Crecimiento poblacional en Chiapas 1895-1940

Fuente: Censos de población: 1895, 1900, 1910, 1920, 1930, 1940. INEGI. Gráfica elaborada con

el apoyo de Elías A. González Burguete para esta investigación.

Para la región norte de Chiapas todo fue ascendente, la contrarrevolución chiapaneca no

afectó a la población, porque se encontraba ocupada en las labores agrícolas de las fincas

cafetaleras; eso no significa que la región se mantuviera al margen del conflicto entre

mapachistas y carrancistas; la cuestión es que los pobladores no se involucraron, como lo

muestra la Gráfica 2, de 1910 a 1920. En la gráfica se puede apreciar que no hubo pérdida

de habitantes, todo fue un crecimiento normal.

50

Gráfica 2. Crecimiento poblacional en la región norte de Chiapas 1895-1940

Fuente. Censos de población: 1895, 1900, 1910, 1920, 1930, 1940. INEGI. Gráfica elaborada con

el apoyo de Elías A. González Burguete para esta investigación.30

Después de 1920 hay un fuerte crecimiento poblacional. Para esta región hay una estabilidad

social y política controlada por la economía de las plantaciones.

En el caso de las poblaciones originarias, la región norte presenta una disminución

importante de choles, pues según la Dirección General de Estadística de la República

Mexicana, el censo de habitantes de 1921 indicaba que en 1910 eran 12 mil 337 habitantes

hablantes de la lengua chol; y en 1920 eran 10 mil 335 habitantes; desaparecieron alrededor

de dos mil habitantes choles. Estos datos son inciertos, en algunas ocasiones hasta

contradictorios con relación a la Gráfica 2, porque en el censo de población general (donde

se incluye a todos los habitantes sin distinción) hay un crecimiento, al momento de revisar

los habitantes choles presenta una disminución. Puede explicarse por varios factores: 1.- El

censo no es confiable por falta de veracidad; 2.- La contrarrevolución chiapaneca solo afectó

a las poblaciones choles o fueron los que participaron directamente en el campo de batalla;

3.- Padecieron algunas enfermedades (no registrado); y/o 4.- Fueron ocultados dentro de las

30 Para la elaboración de la gráfica se tomó en cuenta como Departamento de Palenque a los pueblos de 1895 a

1915 como Tumbalá, Tila, Catazajá, Palenque, Salto de Agua, Petalcingo, La Libertad, San Pedro Sabana e

Hidalgo a la que posteriormente se denominó región norte. Para cuando se estructuran como municipios, San

Pedro Sabana se adhiere a Salto de Agua y posteriormente desaparece; mientras que Hidalgo se adhiere una

parte a Tumbalá y otra a Salto de Agua; y Petalcingo, a Tila.

51

fincas cafetaleras de acuerdo con la voz popular en la región. Hasta ahora, no se ha

encontrado una forma de dilucidar el comportamiento demográfico de los choles en ese

periodo y en esa región.

52

Capítulo II

Contexto de la economía internacional y nacional para la inversión local, 1870-1910

2.1. Introducción

La historiografía de América Latina —territorio tan vasto— es un mosaico de

acontecimientos, culturas, lenguas y sociedades. Ante esta realidad, las historias regionales

son una herramienta para explicar procesos históricos en el continente. Cada país tiene su

propia forma de explicar su memoria histórica, porque manifiesta diversas características de

cada lugar y porque los investigadores e historiadores tienen a la mano marcos teóricos y

metodológicos diversos también.

Para este trabajo, para construir la memoria histórica de las organizaciones sociales

en la región norte de Chiapas, la opción es la historia regional, pero no se puede abordar

como algo desagregado o aislado. Es importante, y más para efectos de esta investigación,

conocer, por ejemplo, la relación de la región con los países capitalistas de Europa, Alemania

y España, particularmente, así como con Estados Unidos de Norteamérica. De esas naciones

eran los inversionistas que incidieron directamente en los cambios sociales, económico y

político de la región. Fenómenos similares, con otros inversionistas extranjeros y otros

cultivos, se dieron en diferentes puntos de América Latina en el mismo periodo.

Estados Unidos y Alemania incidieron en la economía y desarrollo de la región norte

de Chiapas a finales del siglo XIX. Las compañías que llegaron de esos países dinamizaron

la modernización e inversión en los procesos de crecimiento económico de México gracias,

en gran medida, a la política económica del Gobierno que tenía como objetivo modernizar la

infraestructura de producción; y solo se podían lograr con inversión extranjera.

El proceso histórico que antecede al periodo de investigación comprende desde el año

de 1870, cuando se registra un importante desarrollo económico en Europa, sobre todo en

Alemania, cuya expansión repercutió en la economía de varios países, entre ellos México,

donde impactó de manera positiva en términos de modernización: pero, de manera negativa

en lo social, por los efectos de pobreza y coerción que generó en la clase trabajadora. Este es

un primer momento, apenas esbozado, del antecedente histórico del comportamiento

económico de los países capitalistas en América Latina con inversiones en México,

específicamente en la región norte de Chiapas.

53

Habría que decir también que, ya establecido el capital extranjero en México, se

empezó a despertar un descontento social por la explotación de la mano de obra y el despojo

de tierras productivas a campesinos. Con esta realidad como telón de fondo, estalló la crisis

política y económica en México: la Revolución mexicana, entre 1910 y 1920; en ese lapso,

tienen especial relevancia los movimientos sociales y revolucionario en Chiapas: los

movimientos nacionales causan un efecto local.

Por último, entre 1920 y 1940, los gobiernos nacionalistas que ascendieron al poder

buscaron la estabilidad económica para el país e inició la debacle de las inversiones

extranjeras en la entidad chiapaneca. A este último periodo se le puede considerar como la

crisis de la economía agrícola. No se puede construir esta historia regional sin antes explicar

la participación de alemanes, españoles y estadounidenses en la historia de México y de

Chiapas.

Es fundamental considerar además la relación de Chiapas con Centroamérica: durante

tres siglos, Chiapas perteneció a la capitanía general de Guatemala y en este largo periodo se

establecieron vínculos y redes que persisten: cultura y lenguas indígenas, de entrada. En el

periodo de estudio, de ambos lados de la frontera se establecieron plantaciones de café y

fincas. La frontera administrativa de estos dos países se alteró por la necesidad de expandir

la producción agrícola, pero, con ello, las familias mayas de estas tierras, unidas por su propia

historia común, fueron profundamente afectadas.

Explicar la llegada de los inversionistas europeos y su participación en la

modernización de Latinoamérica, contribuyen a explicar el proceso histórico; se vinculan

con el pasado inmediato de la historia regional del norte de Chiapas. Sin este hilo conductor

sería un análisis sesgada por el tiempo y el espacio; por lo tanto, retomarlo desde un aspecto

global va a permitir reconstruir la dinámica social de esta región. La reconstrucción de la

memoria de las clases sociales de la región norte de Chiapas a partir de las relaciones de

poder dentro del área de estudio, es un objetivo primordial dentro de la investigación, se

busca profundizar en su origen, desde los tiempos de la disputa de los inversionistas

extranjeros por avanzar en lo que se conoce ahora como neocolonización de América Latina.

Centroamérica se encuentra vinculado con la historia de Chiapas; corresponde a la

geográfica que conecta el espacio, para construir un punto de vista histórico-geográfico; por

lo tanto, esta conexión de columnas montañosas de los Altos de Chiapas que se une con la

54

sierra madre de Chiapas es la misma de las montañas y volcanes de Guatemala que llega

hasta Costa Rica.

Administrativamente, a fines del siglo XIX Chiapas formaba parte de la República

mexicana. En ese tiempo se proyectó el crecimiento nacional con las políticas de desarrollo

del gobierno de Díaz. En el norte de México buscó establecer lazos económicos con el país

vecino para generar un desarrollo que permitiera modernizar su infraestructura de

comunicación para la exportación de sus productos mineros, ganaderos y comerciales; el sur

no podía proyectarse como el norte, su crecimiento se basó en la expansión de la producción

cafetalera de Centroamérica que rebasó la frontera vulnerable hasta el Soconusco de Chiapas

(Spenser, 1988).

Es en las actividades agrícolas donde se va a formar una nueva organización social, a

partir de la llegada de dos grupos: extranjeros y ladinos, generada por las fincas huleras y

cafetaleras con inversión alemana y estadounidense que se incrustaron en terrenos que

poseían, habitaban y aprovechaban con esta mística de respeto a la naturaleza, los pueblos

originarios choles.

Entre los tres grupos sociales se estableció una relación de fuerza y poder por sus

formas de concebir la organización social, así como la tenencia y el usufructo de la tierra.

Las fincas cafetaleras introdujeron una nueva actividad económica a partir de un sistema de

producción de tipo capitalista basado en la agroexportación, de tal forma que cambiaron en

esta región las formas de organización interna de las comunidades indígenas; al paso del

tiempo esto despertó un descontento en los pueblos originarios, sobre todo por la intervención

de los nuevos grupos sociales. Esta lucha se manifestó en la relación de poder por el control

social a través del control de la mano de obra.

En este capítulo se presentan, primero, los países occidentales que registraban un

acelerado crecimiento económico interno; posteriormente, la expansión capitalista y

neocolonización de los países latinoamericanos donde se introdujo tecnología para la

explotación de los recursos naturales, como resultado de la recepción y buena aceptación de

los gobiernos latinoamericanos a estas iniciativas que consolidarían un proyecto capitalista

con miras hacia el siglo XX.

Los procesos se desarrollan de manera distinta en la región sobre todo por las diversas

realidades políticas y sociales en América Latina. Muy distinto el caso mexicano, al

55

centroamericano y, por supuesto, al de América del Sur. El común denominador en todos los

casos era la falta de un sistema democrático sólido que favoreciera el crecimiento económico

para la región. En distintos momentos y circunstancias, durante el periodo de estudio, todos

los países de la región pasan por agitaciones sociales y disputas políticas.

La llegada de las inversiones extranjeras fue durante la apertura del Gobierno de

Porfirio Díaz Mori, cuando se impulsó la modernización del país y la capitalización de la

economía mexicana. La innovación se fundamentó en la creación de un sistema de

comunicaciones, con la introducción del ferrocarril en primer lugar, en el que participaron

compañías de Alemania, Francia y Estados Unidos; se construyeron puertos, se impulsaron

diversas obras públicas, llegaron, además, empresas mercantiles y se establecieron en México

varias familias tanto europeas como estadounidenses.

La agricultura fue otra de las actividades que impulsó el porfiriato en el sur de

México, la producción del café en Veracruz, Oaxaca y Chiapas, las plantaciones de plátano

en Tabasco y la siembra del henequén en Yucatán, son solo algunos de los productos que se

promovieron para exportar. Todo ello generó un crecimiento económico y la modernización

de la infraestructura de México.

En Chiapas la modernización comenzó con el gobierno de Emilio Rabasa (1891-

1894) quien generó las condiciones política y administrativa para la llegada de las inversiones

extranjeras al territorio chiapaneco. Esta acción política de Rabasa se basó en la política de

crecimiento del presidente Díaz, aunque las condiciones no se dieron de la misma forma que

en el centro y el norte de México.

En el sur eran otros los escenarios políticos, económicos y geográficos. En Chiapas

se impulsó la agroexportación, la ganadería y la explotación forestal; la minería no fue

trascendental como en otras regiones de México y como fue durante la colonia. En la entidad

chiapaneca se construyó infraestructura estratégica para iniciar y fortalecer el comercio

internacional de lo que se producía en las fincas: puertos, ferrocarriles, carreteras y sistemas

de comunicación para la exportación e importación de productos que propiciaran un mayor

crecimiento económico de la región. El impacto del crecimiento cafetalero que se vivía a

finales del siglo XIX en Centroamérica afectó positivamente a Chiapas, aunque es importante

no perder de vista el caso de la revolución chiapaneca porque se manifestó el interés por la

56

autonomía regional de la oligarquía local contra el gobierno de Díaz; una realidad que dio

lugar a un cambio interno en la política del estado.

Las dos guerras mundiales afectaron significativamente la inversión económica en los

países latinoamericanos. México pasaba por una revolución social al mismo tiempo en que

se desarrollaba la Primera Guerra Mundial (1914-1918), esto mismo dificultó la exportación

de los productos agrícolas y la materia prima de las minas. Para el caso mexicano, la

revolución afectó profundamente las relaciones internas por la inestabilidad de la

organización política que se vivió. Fue después de 1920 cuando los gobiernos caudillistas

volvieron a retomar la actividad comercial, minera y agrícola, para impulsar el crecimiento

económico de México, pero el acecho permanente de Estados Unidos para establecer su

hegemonía en México fue una constante en los años subsecuentes. La Segunda Guerra

Mundial rompió las relaciones de socios a favor del comercio entre Francia, Gran Bretaña y

Estados Unidos con Alemania, coyuntura que permitió posicionarse a los estadounidenses en

la economía mexicana. La inversión alemana perdió terreno en América Latina por el papel

que desempeñó en la guerra; los bancos alemanes sufrieron una crisis profunda por la falta

de actividad económica (Von Mentz, 1988).

2.2. Contexto internacional: la expansión económica y la inversión para la

modernización de los países de América

Después de la emancipación de los países latinoamericanos de la corona española, México

no tenía claro ni definido un proyecto de crecimiento económico que favoreciera la tan

necesaria estabilidad política, económica y social, así que abrió sus puertas a ofertas y

condiciones para captar inversiones en México que pronto llegaron de Europa y Estados

Unidos; era fuerte la necesidad de dinamizar la economía nacional (Smith, 1991).

Después de un largo tiempo de luchas por la independencia, se dejaron de producir

alimentos en México por la falta de recursos y condiciones para fomentar la armonía social

y, sobre todo, la confianza de sus habitantes en el futuro.

El proceso que globalmente llamamos «transición hacia el capitalismo periférico» presenta

dos etapas: la de los procesos de independencia y sus repercusiones inmediatas (hasta 1870),

y la de la plena integración del subcontinente de este capitalismo. A su vez, esta segunda

etapa presenta (desde 1870 hasta 1930) diversos ejes alrededor de los cuales se materializa la

57

incorporación de las antiguas colonias hispánicas en el sistema mundial, de la mano de la

exportación masiva de productos primarios y de la importación de manufacturas, lo que

supone el periodo más largo y profundo de crecimiento económico de la historia de América

Latina (Alcázar, J., Tabanera, N., Santacreu, J. & Marimón, A. 2003, p. 147).

México, como país independiente, aún no terminaba de hacer el recuento de los daños de la

guerra interna que enfrentó en la búsqueda de su emancipación de España cuando otros países

veían ya la posibilidad de invertir en la extracción de materias primas, para la dinamización

de sus industrias; el acecho de Francia, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos no cesó

durante todo el siglo XIX.

Estados Unidos, particularmente, representó para México interminables conflictos

por tierras y límites fronterizos; ha sido una realidad constante en el pasado de este país. Los

contrapesos a las acciones de la Unión Americana los ejercieron los europeos, por eso

después de la independencia Inglaterra jugó un papel fundamental para reconocer su libertad

frente a los españoles; esa acción le permitió posesionarse para impulsar su economía. Los

pequeños comerciantes mexicanos se identificaron con los extranjeros que invirtieron

abundantes recursos para explotar las materias primas; los franceses se instalaron con su

comercio en el centro y occidente de México; y los alemanes invirtieron en la

agroexportación, sobre todo en el norte, centro y sur del país, así como en Centroamérica

(Bernecker, 2010).

El análisis y las reflexiones de esta investigación se centran en Estados Unidos y

Alemania por el comportamiento económico y su expansión en América Latina y porque de

esos países llegaron los principales inversionistas a Centroamérica y Chiapas sobre todo a la

región norte. Brígida von Mentz (1982) identifica a los extranjeros en un orden de mayor a

menor por la cantidad de habitantes que se encuentra en el país de acuerdo con los pasaportes

identificados, en primer lugar, los españoles, segundo franceses, después los estadounidenses

y por último los alemanes (censo de 1895).

En los decenios de 1870 y 1880, empezó la emigración masiva de europeos a América

Latina (Sánchez-Albornoz, 1991, p. 112). La presencia y la migración de extranjeros en

México en el siglo XIX31 indica el comportamiento económico, ya que muchos de ellos

31 El censo de 1895 y 1900 se puede identificar ese ligero crecimiento y presencia de los extranjeros en México.

58

intentaron establecerse para buscar capitalizarse en los diversos espacios de producción como

el comercio, la industria minera, la ganadería, la agroexportación, entre otros; solo la pequeña

burguesía mexicana se identificó con los migrantes extranjeros, el hecho trascendental

ocurrió cuando se abrió la puerta al libre comercio con los países capitalistas en el gobierno

porfirista (Cárdenas Sánchez, 2015).

España no había logrado recuperarse económicamente después de perder sus

posesiones en la América hispana. Los ibéricos habían experimentado un proceso de pérdida

de hegemonía frente a los otros países europeos; ya no era un imperio, ahora sus antiguas

colonias habían evolucionado, aprendieron a establecer sus propios sistemas de gobierno,

consolidaron su independencia pero siempre estuvieron amenazadas ante la neocolonización.

La segunda mitad del siglo XIX se caracterizó por la formación de las economías de

exportación latinoamericanas modernas. En rigor, no se trataba más que de la reanudación de

una estructura de comercio exterior iniciada por españoles y portugueses después de la

conquista, y que habían disminuido durante el medio siglo de desorden político que siguió a

la independencia. Sin embargo, había dos elementos nuevos: primero, el comercio ya no tenía

que pasar por un intermediario colonialista como España o Portugal, y segundo, había

cambiado muchas características del tráfico: los principales productos de exportación ya no

eran metales preciosos y azúcar, sino otros minerales y bienes comerciables […] (Williamson

2013, p. 279).

La expansión de los ingleses en América Latina tuvo mayor importancia en Argentina, Chile,

Brasil y México, sobre todo en empresas textiles, servicios de transporte, portuarios,

propiedades agrícolas, petróleo, empresas de carne, entre otros (Williamson, 2013). En

México se invirtió en transporte (ferrocarriles), los bancos ingleses otorgaron préstamos al

gobierno de Díaz, adquirieron tierras agrícolas, empresas manufactureras, de distribución

comercial, sobre todo en carnes y pieles como las principales actividades. La inversión

directa de Gran Bretaña en todo el mundo estaba concentrada en tres sectores: ferrocarriles,

servicios públicos urbanos e industrias que incluían propiedades agrícolas y mineras, entre

otros negocios de menor trascendencia económica (Jones, 1996).

59

La inversión extranjera directa llegó allí donde las barreras tecnológicas y el acceso del capital

obstaculizaban la entrada de empresas locales. Pero eso, la mayor parte de este periodo se

concentró en la construcción de ferrocarriles, en las compañías de servicios (alumbrado, gas,

etc.), en la minería, en la banca y en las empresas navieras. Como correspondía al papel

central que ocupaba la economía británica en el tercer cuarto del siglo XIX, era el capital

británico el dominante en este mercado de inversiones directas, orientado hacia los ámbitos

financieros, de comercialización y de servicios. Se percibe una relevante dispersión

geográfica en estas inversiones británicas, aunque el 80 % de ellas fueron dirigidas hacia los

países con un mejor resultado del modelo: Argentina (37 %), México (17 %), Brasil (14 %),

Chile (7 %) y Uruguay (5 %) (Malamud et al., 1993), (Alcázar, J., Tabanera, N., Santacreu,

J. & Marimón, A. 2003, p. 156).

La expansión de los franceses y su poderío capitalista se enfocó en los países sudamericanos,

como Argentina, Chile, Colombia, Uruguay y Brasil, su mayor presencia se concentró en el

Río de la Plata, en la construcción de puertos marítimos, ferrocarriles para expandir el

comercio de productos de importación y exportación de productos cárnicos, pieles de ganado

ovino y vacuno que después se transformó en productos de piel como ropa y zapatos entre

otros. Su participación en la creación de bancos que prestaban a los gobiernos de este

continente fue importante para capitalizar a los países en crecimiento.

La participación francesa en México fue en la apertura y operación de grandes

almacenes, la extracción de petróleo, empresas textiles, producción de azúcar y en la

producción agrícola de menor inversión. A diferencia de Inglaterra, Francia no participó en

la banca y, por lo tanto, no prestó capitales a las jóvenes repúblicas que estaban a punto de

conquistar y/o consolidar su independencia. Después de la segunda mitad del siglo XIX,

continuaron las inversiones francesas (Bethell, 1991).

Después de la primera crisis global de 1873 y, sobre todo a partir de 1880, a causa de

la baja en las tasas de interés en Europa, las inversiones en los países americanos se

incrementaron considerablemente; sin embargo, el interés de los europeos se mantenía en

Sudamérica como lo determina Mauro (1996). El mismo autor expone que las empresas

francesas en América Latina se enfocaron en ferrocarriles, bienes raíces, empresas y bancos,

sobre todo en las obras publicas donde se construyeron calzadas, puentes, canales y pasajes

en ciudades de Argentina, Uruguay y Chile entre otros países del sur de América.

60

La participación de los franceses en México también fue en las minas de Sonora

donde ejercieron una inversión considerable; algunos capitalistas franceses iniciaron con sus

grandes almacenes (Bethell, 1991).

Alemania era, antes de 1870, un país que no había alcanzado su desarrollo interno.

Su mayor crecimiento se observa después de esa década con la activación de sus industrias y

la fabricación de armamento, barcos, ferrocarriles, investigaciones científicas en la química,

fortalecimiento de la banca entre otras, hasta la Primera Guerra Mundial cuando se detiene

ese crecimiento interno por algún tiempo (Marichal, 2009). A finales del siglo XIX y

principios del XX Alemania buscó mantener su presencia en la economía internacional con

inversiones de empresarios en toda América Latina, Chiapas no fue la excepción. En el

arranque de la Primera Guerra, tanto Alemania como otros países participantes en el

conflicto, las representaciones diplomáticas se vieron afectadas; coinciden en este periodo

analistas32 de la economía internacional, que los países europeos sufrieron una relativa

disminución en sus inversiones; es cuando Estados Unidos aprovecha la carrera por ganar los

espacios donde caen las inversiones europeas. Esta oportunidad de los estadounidenses no la

iban a dejar pasar; pronto fueron los grandes competidores para invertir en el continente

americano.

Una conjunción de sucesos en la historia económica de Alemania a mediados de la década de

1880 señala ese decenio como el inicio de la carrera de Alemania como nación industrial

exportadora, si bien el desarrollo industrial alemán había empezado en la década de 1850 y

había experimentado un impulso hacia adelante a consecuencia de la unificación alemana en

1871, de todos modos, su mercado estaba sobre todo en el interior y en las vecinas Austrias

y Europa oriental. Luego vino la grave depresión de 1873-1877 que retardó el crecimiento

industrial durante la mayor parte de ese decenio y acabó por obligar a Alemania a abandonar

el libre comercio y adoptar la protección industrial en 1879. Eso creó el escenario para un

renovado crecimiento industrial en la década de 1880, acompañado del esfuerzo por hacerse

en ultramar de nuevos mercados y fuentes de materias primas y alimentos (Young, 1995, p

96).

32 Carlos Marichal (1995), Brígida von Mentz (1988), Verena Radkau (1988), Sandra Kuntz Ficker (2010) y

Walther L. Bernecker (2010) entre otros.

61

La creación de los bancos alemanes en la segunda década del siglo XIX fue significativa para

la posteridad, ya que estos bancos creados en Berlín, estaban particularmente activos a favor

de la inversión industrial alemana. Son estos los que van a generar un motor activo para el

desarrollo de la industria en países latinoamericanos y apoyo en la inversión de ferrocarriles

y empresas eléctricas de estas regiones del mundo, sobre todo en Argentina, Brasil, Chile y

México como países de economía dinámica para el crecimiento.

La presencia de alemanes en México fue casi inmediata después de la independencia.

Los primeros grupos de alemanes llegaron en 1821, como manifiesta Mentz (1982) en su

trabajo: la presencia de alemanes se debió al comercio, en un inicio, después se fue

consolidando en otras ramas del crecimiento económico como la industria y los bancos que

posteriormente, en la segunda mitad del XIX, jugaron un papel importante en los préstamos

al gobierno de Porfirio Díaz.

Con la declaración de independencia, México no solo abría sus fronteras a bienes europeos,

capital extranjero y conocimiento foráneo, sino que el país quedaba abierto a los extranjeros

que quisieran residir allí de manera temporal o permanente. Por desgracia, hasta el Porfiriato

no existe material numérico fidedigno sobre los extranjeros en el país. Ahora bien, fuentes

mexicanas y extranjeras concuerdan en que los años veinte del siglo XIX hubo una afluencia

relativamente fuerte de extranjeros (Bernecker, 2010, p. 296).

La apuesta de los alemanes en América Latina se enfocó en el comercio y las plantaciones

cafetaleras y, con menor capital, en la construcción de la vía férrea. Esto no significa que no

haya invertido en otros ramos, solo que en los mencionados se registró el mayor interés y

participación. En la industria pesada, sobre todo en la extracción de los minerales, no se les

identifica mucho debido a que los ingleses y estadounidenses fueron mucho más consistente

que los alemanes, estos últimos sí activaron sus industrias pesadas pero en su país, como una

estrategia de crecimiento interno de su economía.

Lo característico de las inversiones alemanas era su predominancia en el comercio: en los

ramos de la minería y el transporte eran mucho menos importantes que las inversiones

británicas y norteamericanas; en cambio, en el comercio los alemanes tuvieron que

62

enfrentarse a rivales como los franceses y los norteamericanos. También tuvieron inversiones

importantes en otras líneas de producción como en la industria eléctrica y en las plantaciones

cafetaleras (Mentz, 1988, p. 26).

En México, en los estados de Veracruz, Oaxaca y Chiapas, la actividad cafetalera generó la

creación de haciendas con inversiones individuales o conjuntas, alemanas exclusivamente o

en coinversión con Estados Unidos.

La presencia de los alemanes en las fincas cafetaleras en la región del Soconusco y

norte de Chiapas fue importante para el crecimiento y desarrollo económico de la región,

para ello es necesario retomar los trabajos de Brígida von Mentz y de Daniela Spenser (1988),

porque las autoras hacen un análisis vinculando el crecimiento interno de Alemania con la

formación de las fincas agrícolas del Soconusco; ello obedece que el periodo de 1871 a 1918

denominado Segundo Reich33 haya sido favorable para la economía del Soconusco, así como

en otras partes de América Latina

Mentz explica que los campos y la base para el desarrollo económico de Alemania

entre 1871 y 1913 fue la industria pesada, por la producción del carbón, hierro y acero, que

muchas veces eran obtenidos en América Latina de países como México, Perú, Bolivia, Chile

entre otros, donde la explotación de las minas fue la principal generadora de los minerales.

Presentó un aumento de más de 500 % entre 1871 y 1913; había superado a todos los países

europeos, sobre todo a Gran Bretaña, que más desarrollo económico interno presentaba en

esos años.

Esto mismo le permitió en primer lugar la construcción de los ferrocarriles en Alemania, rama

en la que primero se concentró la industria. Más tarde, en segundo lugar, la construcción de

una flota marítima comercial sumamente potente incrementando de 147 barcos en 1871 a

2098 barcos en 1913, con un aumento de tonelaje de 81,994 a 380,348. También permitió el

acelerado crecimiento de la industria de construcción de bienes de capital, sobre todo de

maquinaria y un auge de la industria de armamentos, ramo en el que destaca la firma de

Krupp, la que sólo en la ciudad de Essen ocupaba a 68,300 trabajadores. Otras dos ramas

33 El Segundo Reich entre 1871 y 1918, conocido como el imperio alemán, corresponde a la Alemania unificada,

tiempo en que intentaron expandir sus territorios en África e invertir en América Latina; este proyecto

permaneció hasta 1918 con el fin de la Primera Guerra Mundial. Cfr. “II Reich: Imperio bismarckiano (1871-

1918)”, recuperado de: http://www.dw.com/es/ii-reich-imperio-bismarckiano-1871-1918/a-2266793.

63

decisivas en la economía alemana fueron la de la industria eléctrica y la química. La primera

era novedosa para el siglo XIX […] La industria química contaba ya con notables inventos y

adelantos desde el siglo XVIII, sobre todo respecto a fertilizantes y vacunas. (Mentz, B.,

Pérez, R., Radkau, V. & Spenser, D. 1988, pp. 20-21).

El respaldo importante de estas industrias fueron los bancos alemanes, socios financieros

fundamentales en el crecimiento interno del país; más tarde actuaron de la misma forma en

el exterior en los mercados financieros, para su proyección internacional tanto en la banca

como en industrias de diversas índoles. Su interés de invertir en otras líneas de la producción

se manifestó en las plantaciones cafetaleras, tanto en Centroamérica como en México; en los

estados de Veracruz, Oaxaca y Chiapas se fortaleció la actividad cafetalera como una

actividad de agroexportación. El panorama que presentaba el desarrollo económico interno

de Alemania le permitió competir en América Latina contra los principales inversionistas

capitalistas como Francia, Inglaterra y Estados Unidos.

Después de 1900, ciertas instituciones alemanas mucho más poderosas que Bleichröder,

comenzaron a expresar interés por México. Algunos de los bancos más importantes intentaron

penetrar en el mercado mexicano; algunos en calidad de socios de instituciones financieras

estadounidense; otros se propusieron lograrlo solos. Deutsche Bank, el mayor banco alemán,

se asoció con la casa bancaria Speyer, de matriz estadounidense, y ambos fundaron el Banco

de Industria y Comercio. La firma Frankfurter Metallgesellschaft fundó la compañía minera

de Peñoles, en sociedad con capitalistas estadounidenses. Bleichröder invirtió importantes

sumas en la Mexican petroleum Co.; la línea de vapores Hamburg-Amerika (Hapag) colaboró

estrechamente con compañías navieras de EE.UU. Junto a éstas se formaron también otras

empresas de fama (Katz 1987, pp. 76, 83; citado por Bernecker, 2010, p. 310).

La fortaleza económica de Alemania después de 1871 le permitió competir e invertir en

Centroamérica en la producción del café, como Gran Bretaña y Estados Unidos, pero fue uno

de los que pudo participar directamente en la producción agrícola, aprovechando el

conocimiento que había desarrollado en otros países: Centroamérica en las últimas dos

décadas del siglo XIX y en Chiapas a finales del siglo, fueron los espacios territoriales donde

se materializó el éxito de producción de la caficultura.

64

La clave del éxito de los finqueros alemanes fue su fuerte respaldo financiero. Los banqueros

y los importadores hanseáticos financiaron a los finqueros, que de esa manera pudieron

establecer importantes plantaciones. Hacia 1892 había 26 grandes fincas de café en el

Soconusco, la mayoría alemanas; se creó así una verdadera región de economía de enclave.

Casi siempre, los empresarios se relacionaban directamente con el exterior, ante todo con

Bremen y Hamburgo, de donde venía también su financiamiento y hacia allí dirigían

directamente su producción (Bernecker, 2010, p. 311).

Centroamérica

El café se pudo exportar en grandes cantidades de Centroamérica a Europa. En esta región

de América, Costa Rica fue uno de los países de mayor producción cafetalera por las grandes

extensiones de sembradíos de ingleses, estadounidenses y alemanes; de igual forma, por la

cantidad de toneladas que exportaba al inicio de la década de 1870. “La economía

costarricense era esencialmente mono exportadora. El café representaba, para entonces, más

de 90 % del valor total de sus exportaciones” (Samper, 1993: 19). Bajo esos valores

económicos el país basaba sus ingresos en la agricultura como una actividad preponderante.

Guatemala es el segundo país centroamericano que albergó esta actividad agrícola

donde el café fue de los más importantes, seguido por la producción bananera y actividades

como la ganadería. El Salvador se encuentra como el tercero en orden de importancia, sin

dejar de lado la producción bananera, también en segundo lugar.

Nicaragua en menor proporción, pero seguía siendo importante para ese territorio,

aunque se puede entender una diversificación en la actividad agrícola y ganadera, sobresalen

plátano, cacao, caña, tinte, así como la producción de ganado vacuno y equino.

Por último, se encuentra dentro de los cinco países centroamericanos, Honduras. En

este territorio se puede notar que la producción del banano era la actividad primordial,

seguido por la caficultura, y con una serie de productos agrícolas traídos desde Europa como

trigo, arroz, caña de azúcar; la minería fue una actividad importante que generó ingresos a

los ingleses y norteamericanos (Samper, 1993).

La producción del café en grandes cantidades en Guatemala generó atracción

económica. “En Guatemala se sembró café a alturas quizás más variables que en otras partes

del istmo. En la bocacosta del suroeste, especialmente en San Marcos, Quetzaltenango y

65

Suchitepéquez, se establecieron plantaciones desde 300 hasta 1400 metros sobre el nivel del

mar” (Samper, 1993, p. 40). En este espacio estaban las tierras más fértiles de Guatemala y

el factor clima fue una razón fundamental para que se estableciera una buena cosecha del

grano; fue una excepción porque el resto de la región centroamericana se cultivó entre 600 y

1500 metros sobre el nivel del mar, una altura adecuada para la plantación del cafeto, tal cual

sucedió en Costa Rica, El Salvador y Nicaragua.

La producción cafetalera en Guatemala fue muy significativa como en toda la región

centroamericana; la siembra del café se realizó en las partes altas templadas, mientras que en

las tierras bajas tropicales se localizaban las plantaciones bananeras, de estas últimas su

adaptación fue por la irrigación de los ríos, la humedad que generaban las montañas altas y

los volcanes, factores que propiciaron el cultivo de las plantas agrícolas. Esta característica

geográfica y climática de las tierras para el cultivo del café y banano eran las mismas para el

sur de México como las entidades de Chiapas y Tabasco; en la primera se pueden identificar

las regiones del Soconusco y el norte, donde se cuenta con zonas montañosas, tierras elevadas

y un clima templado apto para la siembra del café; mientras que para la segunda entidad se

adaptó bien el plátano por el clima tropical.

Los factores geográficos y climáticos no fueron los únicos elementos por los cuales

llega al sur de México la producción cafetalera, su expansión proveniente desde Guatemala,

sobre todo en el norte, donde se establecieron los inmigrantes alemanes, se debe a la falta de

tierras para su multiplicación de las plantas, su cercanía y frontera con el Soconusco fue

adecuada para el inicio en las últimas dos década del siglo XIX. “[…], cabe mencionar que

los alemanes se asentaron en esa región a finales del siglo pasado34 para expandir sus

negocios de café establecidos años antes en Guatemala” (Mentz, 1988, p. 14). Por ello su

facilidad para expandirse al sur de México, la frontera administrativa no fue un tema

complejo por la política de liberación económica que había promovido el gobierno de Díaz.

La producción de banano era de inversión estadounidense principalmente,

correspondiente a los primeros años del siglo XX en Centroamérica, aunque se puede percibir

que desde años antes la siembra de las plantas de banano ya era una práctica dentro del

territorio de Honduras, que después de todo determina el eje de la economía de ese país

centroamericano y desde allí se expande a los países vecinos, sin llegar a superar la

34 Se refiere al siglo XIX.

66

producción del café. La producción bananera en Tabasco fue muy importante para la

economía de esa entidad en las primeras décadas del siglo XX, su comercialización hacia

Nuevo Orleans fue un éxito por la distancia, no había que salir del golfo de México.

La primera economía del mundo en el siglo XX se empezó a determinar cuando

Estados Unidos decidió invertir en América Latina, desplazando a Gran Bretaña que mantuvo

una hegemonía durante todo el siglo anterior; la presencia de los europeos data de la

emancipación de los países hispanoamericanos de la corona española. La presencia de los

estadounidenses en Sudamérica, Centroamérica y México se debió a varios factores:

crecimiento interno acelerado, cercanía de la materia prima (hierro, carbón, plata) y avances

tecnológicos en la fabricación de maquinaria industrial para procesar las materias que se

obtenía de las minas.

La solidez de la economía de Estados Unidos le permitió ser uno de los principales

exportadores del café y plátano en los inicios de la segunda década del siglo XX; cada país

capitalista y agroexportador en México, Centroamérica y Sudamérica, tenían sus propias

fortalezas que les permitieron trasladar con facilidad varias toneladas de productos agrícolas

y materias primas para el funcionamiento de sus industrias en la Unión Americana y en el

viejo continente.

Los ingleses tenían una estructura de comercialización, distribución y mercado

internacional en el viejo continente; experiencia y estructura hecha y adquirida en todo el

siglo XIX que favoreció la competencia hasta finales de 1913 y principios de 1914. La

principal fortaleza de los alemanes era su liderazgo en la fabricación de barco de grandes

tonelajes como lo menciona Mentz (1988); llegaron a tener más de dos mil flotas marítimas

comerciales, con capacidad de más de trecientos ochenta mil toneladas para trasladar diversos

productos comercializables en Europa; además de productos que exportaban a territorio

americano.

La fortaleza de los estadounidenses se basaba en la cercanía con los países

latinoamericanos; que solo se dedicó a importar y exportar mercancías en las costas de los

océanos Atlántico y el Pacífico: en ambas costas poseía grandes puertos de recepción y

embarque de productos para su comercialización, aunado a ello, se puede notar que las vías

de comunicación fueron fundamental para su distribución y recepción de mercancías, como

se muestra en la construcción de ferrocarriles en los países centroamericanos; por ejemplo,

67

la introducción del tren interoceánico en Guatemala que conectaba con México, se hizo con

capitales británico-estadounidenses o germano-estadounidenses.

La inversiones directas estadounidenses tuvieron una expansión tardía respecto de las

británicas, aunque llegarían a ser más importantes. El capital norteamericano se canalizó entre

1880 y 1913, especialmente hacia las plantaciones bananeras, aunque también hubo

inversiones importantes en ferrocarriles, minerías y servicios. Pese a ello, para la región como

un todo y en cada uno de los cinco países,35 todavía en 1913 había un claro predominio de las

inversiones británicas que triplicaba el valor de los estadounidenses (Samper, 1998, p. 36).

Para el caso mexicano, el ferrocarril fue la base de la estructura económica para la

modernización del país y la comercialización más rápida de la producción agrícola, ganadera

o minera, aunque no se puede decir que el desarrollo del ferrocarril fuera de sur a norte. A

pesar de que se tendieron rieles en el sur, fue en los estados del norte de México donde se

tendieron muchas más ramificaciones. El gobierno de Porfirio Díaz visualizó el crecimiento

económico hacia el norte con el proyecto de ferrocarriles, tratando de buscar al vecino país

para vincular su comercio y crecimiento, acción que fue bien vista por los vecinos del norte.

De esta manera Riguzzi, (1996, p. 172) y Cerutti, (1996, p. 180) coinciden en que los

principales ejes vertebrales del ferrocarril apuntaron hacia la frontera norte donde se

fusionaron con las redes de Estados Unidos.

México fue el único país latinoamericano que configuró un sistema ferroviario que apuntaba

de manera sustancial hacia una frontera terrestre. Aunque inicialmente la proyección era hacia

su tradicional puerto atlántico (Veracruz, con lo que parecía seguirse el modelo normal en el

resto de América Latina), el peso de la economía estadounidense --y el dinamismo de los

capitales participantes en su gigantesca red de rieles-- llevó a buscar el río Bravo, en lugar de

concentrase en el mar (Cerruti, 1996, p. 181).

Con el auge del ferrocarril en América Latina, la diversidad de las actividades económicas

en el norte de México llevó a Díaz a decidir que el rumbo del crecimiento y modernización

económico fuera con Estados Unidos (Cárdenas, 2015). Por lo tanto este autor expone que,

35 Se refiere a los cinco países centroamericanos: Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras.

68

“Apenas unos meses antes de concluir su primera administración en 1880, Porfirio Díaz

otorgó a dos consorcios norteamericanos la concesión para unir la frontera con la ciudad de

México, […]” (p. 190).

Según varios analistas e investigadores, la pérdida de crecimiento económico de los

inversionistas europeos que arriesgaban sus capitales en América Latina, se debió a la

participación de sus países (Gran Bretaña, Francia y Alemania, específicamente) en la

Primera Guerra Mundial. Eso fue decisivo para que disminuyera su inversión; una

circunstancia que aprovecharon los capitalistas estadounidenses. No se fueron del todo las

inversiones europeas, pero solo permanecieron algunas compañías. “El volumen de las

inversiones extranjeras acumuladas en México antes de la Primera Guerra Mundial lo

colocaría en segundo lugar en el contexto latinoamericano como receptor de capitales debajo

de Argentina y probablemente un poco por encima de Brasil [...]” (Riguzzi, 1996, p. 159).

Jones (1996) afirma que “hasta la década de 197036 se sostenía que, en su mayor parte,

la inversión británica en el extranjero había sido, hasta 1914, inversión de cartera37, […]” (p.

70), hecho que coincide con el inicio de la Primera Guerra Mundial, un factor decisivo para

la disminución del capital y actividad económica de esos países no solo en México, sino en

todo el continente.

Así entre 1913 y 1929, las inversiones británicas en Centroamérica crecieron menos del 5 %,

mientras que los estadounidenses aumentaron en un 250 %. Aunque el total de las inversiones

estadounidenses en 1929 era solo ligeramente superior al de las inglesas, la pérdida de

importancia relativa del capital británico era clara e irreversible frente a la expansión

económica norteamericana (Samper, 1993, p. 36).

La Primera Guerra Mundial fue un hecho trascendental, para los norteamericanos, fue un

momento para terminar de consolidar su hegemonía económica, no solo en América Latina

sino en todo el mundo38. Los historiadores económicos coinciden en que 1914 fue un año

36 Esta afirmación surge de la revisión de la participación británica de inversiones en América y con relación a

los estadounidenses. 37 Inversiones en las acciones de una empresa en posición minoritaria y con un objetivo de rentabilidad y no de

control. Recuperado de: https://www.expansion.com/diccionario-economico/inversion-de-cartera.html. 38 La presencia de Estados Unidos a nivel internacional se manifestó con la firma de paz a partir del programa

del presidente Woodrow Wilson, enunciado el 8 de enero de 1918 en la conferencia de París, para el fin de la

Primera Guerra Mundial (Martínez Carreras, p. 152).

69

decisivo para los países europeos porque perdieron una posición privilegiada que habían

establecido y fortalecido a lo largo del siglo XIX en América Latina.

2.3. Contexto nacional: la apertura económica de México y los afanes modernizadores

Con la llegada del general Porfirio Díaz a la Presidencia de la República mexicana en 1876,

se inició la modernización de su infraestructura y el establecimiento de relaciones

diplomáticas con otros países con la idea de generar confianza y captar las inversiones

necesarias para el crecimiento económico del país.

Estas acciones, como la apertura para la adquisición de tierra para la explotación

agrícola y minera; así como el comercio de productos manufactureros, permitieron la llegada

masiva de inversionistas europeos de Francia, Inglaterra y Alemania entre los principales.

Algunos de estos países fortalecieron sus relaciones comerciales como el caso de Inglaterra,

y por parte de Estados Unidos, se inició un intenso vínculo comercial y de inversión

económica que permitió aportes significativos en el crecimiento económico.

En su39 primer periodo de gobierno emprendió también el arduo proceso de reintegración a

la comunidad internacional: en abril de 1878 obtuvo el reconocimiento oficial del gobierno

de los Estados Unidos, lo que creó las condiciones para que, antes del término de su primera

gestión, empresas de ese país recibieran dos concesiones más importantes para construir

ferrocarriles en México. Al mismo tiempo, promovió la reanudación de relaciones

diplomáticas con algunas potencias europeas, rotas desde la época de la intervención: en el

curso de los siguientes años se regularizaron las relaciones con Francia (1880) y con Gran

Bretaña (1884), y se firmaron tratados comerciales que contenían la cláusula de la nación más

favorecida. Las relaciones con los vecinos del sur, Guatemala y Belice, complicadas por

antiguas disputas sobre límites fronterizos, también empezaron a normalizarse a partir de

entonces, aunque en ambos casos el acuerdo final se alcanzó tan solo en las postrimerías del

siglo (Kuntz & Speckman, 2010, pp. 487-488).

Para el estudio y comportamiento del porfiriato40 existen diversos trabajos que orientan sobre

las características que favorecieron la apertura económica a los inversionistas extranjeros,

39 Se refiere a Porfirio Díaz. 40 Así se le denomina el periodo en que gobernó la República mexicana el general Porfirio Díaz, que va desde

su elección de 1876 hasta el inicio de la Revolución mexicana de 1910.

70

acción con la que se fortalecía el modelo de desarrollo de tipo capitalista cuyo objetivo era

la modernización y el progreso de México al final de un siglo convulso. Sobre el periodo

destacan los trabajos de Karl Kaerger (1901), Andrés Molina Enríquez (1909), John Kenneth

Turner (1910) y Friedrich Katz (1974). Los tres primeros enfocaron sus investigaciones en

el periodo cuando se desarrollaban las políticas del presidente de México; es decir, sus

estudios son contemporáneos a la gestión de Díaz y emplearon fuentes directas. En cuanto a

Katz, sus investigaciones forman de una revisión historiográfica del porfiriato.

Kaerger (1901) se centra en el análisis de las condiciones económicas, sociales, así

como en la fertilidad de la tierra para el fortalecimiento de la agricultura; su trabajo es más

un reporte dirigido al Gobierno alemán para que los futuros inversionistas tuvieran

información útil para decidir si invertir o no en el campo mexicano. Sobre las condiciones

sociales que vivía el campesino mexicano, no se nota en su obra que le llamara la atención o

preocupara para mejorarla; Kaerger se concentró en buscar los datos que representaban

beneficios para las inversiones alemanas, de manera que coincidía con la forma de gobierno

del porfiriato porque, efectivamente, era favorable para la inversión extranjera.

Andrés Molina (1909) hizo un análisis de diversos temas enfocados, sobre todo, en el

proceso de cambio del uso de la tierra, antes y durante el porfiriato. Con el conocimiento y

experiencia de ese periodo participó como diputado del Congreso Constituyente de 1916-

1917 se enfocó, justo, en la realidad del campo mexicano que venía estudiando desde hacía

varios años. Su influencia fue determinante en la conformación del artículo 27 constitucional

con la formulación de propuestas sobre el rumbo de la propiedad de las tierras y aguas

comprendida en el territorio nacional, una demanda de la Revolución mexicana.

Molina sostiene que por sus características del movimiento fue más agrario que

obrero. Él mismo argumenta que el porfiriato dispuso de dos soportes legales: la Ley Lerdo

de 1856 y la Constitución de 1857; primero con la ley de desamortización de bienes y

segundo con la ley de ocupación y enajenación de terrenos baldíos. Con estas bases se

concretaron los cambios de 1894 sobre los terrenos nacionales y demasías; por todo ello, en

el porfiriato se crearon y fortalecieron las haciendas mexicanas, “nadie niega que las

haciendas son por lo común de muy grande extensión” (Molina Enríquez, 2016: 138). “La

gran propiedad” como la califica, fue para los capitales que ingresaron al país.

71

John Kenneth Turner, periodista estadounidense de gran influencia en la opinión

pública de Estados Unidos, con vínculos cercanos a los hermanos Flores Magón, opositor del

gobierno de Porfirio Díaz con su posición humanista, decidió escribir en forma de denuncia

una obra de referencia para la historia de la Revolución mexicana según varios analistas41.

México Bárbaro es un referente para los historiadores especializados en el periodo; expone

una cruda realidad sobre la esclavitud que sufrían los campesinos, indígenas mayas de la

península yucateca y los yaquis del norte secuestrados, desterrados de lugares de origen y

separados de sus familias. Las haciendas henequeras fueron los espacios donde se conoció la

brutalidad con que eran tratados los peones acasillados con la utilización de métodos

inhumanos para castigar a los jornaleros y trabajadores. Estas prácticas estuvieron detrás del

crecimiento económico, es la sombra que cubrió el porfiriato con la justificación de la

modernización y el progreso. La visión de Turner ayudó a comprender que esta historia se

repetía en varias regiones de México; su estudio es una herramienta para comprender el

México multicultural, tal como es el caso de la zona de estudio: la región norte de Chiapas.

Friedrich Katz (1974) hace un análisis historiográfico de la situación de los

trabajadores, jornaleros y peones acasillados en el periodo del porfiriato; coincide con los

anteriores en que el problema fundamental radicaba en la posesión de la tierra, tomando en

cuenta que se tenía un México con características rurales, por lo tanto la lucha se iba a centrar

en el tema agrario, como se manifestó en la Revolución mexicana de 1910.

La trascendencia del trabajo sobre La servidumbre agraria en México en la época

porfiriana radica en el análisis de la situación que vivieron los peones en las diversas finca

de tipo monocultivo en el sureste de México; el caso de Chiapas no es ajeno a su

investigación, existen aportes importantes tomando en cuenta Los grandes problemas de

México que ya había anunciado Andrés Molina (2016) y Kaerger (1986) con La agricultura

y colonización en México en 1900.

En conclusión, para comprender la formación de las haciendas mexicanas y fincas del

sureste mexicano, en el porfiriato aumentaron las propiedades privadas desplazando a

muchas comunidades de campesinos e indígenas, Enrique Cárdenas (2015) escribió: “durante

el periodo 1878-1908, casi 30 millones de hectáreas (300 000 kilómetros cuadrados,

41 Alan Knight (2010) La revolución mexicana, Armando Bartra Vergés (2013) La hora del café, dos siglos a

muchas voces, entre otros.

72

alrededor de un 15 % del territorio nacional) se vendieron o se entregaron a las compañías

deslindadoras como compensación” (p. 245), dentro de esta cifra se encuentra Chiapas. Estas

acciones del gobierno de Díaz de vender las tierras nacionales y baldías llevaba la firme idea

de capitalizar la economía del país, para llevar acabo la modernización que se había propuesto

desde un principio.

2.4. Contexto regional-local: la inversión para la producción agrícola

En el periodo porfirista los países capitalistas toman confianza para invertir en diversos

rubros, en el sur de la República mexicana estadounidenses y alemanes se enfocaron en la

producción cafetalera, bananera y hulera (caucho); se pueden encontrar varios trabajos sobre

la caficultura en el Soconusco y las plantaciones bananeras en Tabasco, pero no hay tanta

información sobre la explotación del caucho en el norte de Chiapas, de manera que se

dificulta comprender la historia de la producción hulera en esta región, solo existe un artículo

publicado de Jan de Vos (1997), donde incluso invita a construir la memoria histórica de las

fincas huleras en la zona.

En la última década del siglo XIX los empresarios estadounidenses incursionaron en

el territorio chiapaneco con el apoyo de una política económica de un gobierno de

ascendencia liberal, vinculado con el gobierno local y con apoyo del federal. Emilio Rabasa,

gobernador de Chiapas (1891-1894), inicia formalmente la inversión extranjera en la entidad.

Cabe decir que Rabasa operó más allá de su gestión constitucional, de hecho, se dice que los

gobernadores que le siguieron fueron propuestos por él mismo e intervino por lo menos hasta

1911 en las decisiones que tenían que ver con la tenencia de la tierra y el mantenimiento del

peonaje como se ha expuesto; él no estaba de acuerdo con la propiedad comunal.

La penetración del capital estadounidense en la región fronteriza entre Chiapas y Tabasco

ocurrió en los primeros años del siglo XX, gracias a la especulación de terrenos nacionales

llevada a cabo por el político chiapaneco Emilio Rabasa y el empresario Rafael Dorantes, de

la ciudad de México. Este último habría celebrado con el gobierno federal un contrato de

compraventa y colonización de tierras de Tabasco y Chiapas en 1892. Soñando, junto con su

amigo Rabasa, en transformar a la región palencana en la zona hulera más importante del

país, a partir de 1896 empezó a denunciar, deslindar, comprar y lotificar una considerable

73

extensión de la selva situada sobre la frontera entre ambos estados del sureste mexicano (De

Vos, 1997, p. 114).

Esta actividad de producción hulera en Chiapas facilitó su incursión por el apoyo del

gobierno rabasista desde sus inicios, su relación de amistad que existía con los inversionistas

facilitó la obtención de tierras para el cultivo en los municipios de Palenque, Sabanilla, Salto

de Agua y los municipios tabasqueño de Emiliano Zapata (Montecristo), Jonuta y

Macuspana, así como la adaptación de las plantas en un clima de tipo trópico-húmedo por la

presencia de los ríos Chacamax, Baxcan, Tulijá, Michol y Usumacinta que irrigaban grandes

extensiones de tierras bajas y se unen con las lagunas de Tabasco y zonas pantanosas que

guardaban la humedad necesaria para las plantas. Se vislumbraba un éxito muy importante

para la exportación hacia el puerto de Nueva Orleans en Estados Unidos, un proyecto

capitalista que estableció fincas donde se practicaba el peonaje con pobladores indígenas,

sobre todo choles (De Vos, 1997).

No esperaban dos eventos de gran trascendencia nacional e internacional que

afectaron la estabilidad económica y social. El primero fue la Revolución mexicana iniciada

en 1910; y el segundo, la Primera Guerra Mundial en 1914. Ambos causaron inseguridad

económica para los inversionistas y, en algunos casos, ruptura en las coinversiones en la

región. El proyecto capitalista de producción hulera terminó por desaparecer porque además

de estos dos acontecimientos, en el estado inició un movimiento social local conocido como

la revolución chiapaneca: el alzamiento en armas de la oligarquía local contra el proyecto de

Venustiano Carranza.

La Zacualpa Plantation Company, organizada en 1899 en San Francisco, California, entró en

operación a principios de 1900 y puso a trabajar 44,500 hectáreas en el cultivo del caucho en

el Soconusco, constituyendo la plantación de caucho más grande del mundo. […] Durante la

década 1900-1910, el capital estadounidense rebasó el valor del capital alemán en todo

Chiapas. Para 1909, el capital estadounidense sumaba 1.2 millones de pesos en el Soconusco

74

y 1.6 millones de pesos en Palenque,42 con un total para todo el estado de unos 3 millones de

pesos (Benjamin, 1995, P. 107).

Es trascendente mencionar un factor importante en la desaparición de la producción hulera,

no solo en Chiapas, sino en otros estados del sureste mexicano y centroamericano donde

había plantaciones de este cultivo: la caída de precios internacionales por la fabricación de

hule sintético en Estados Unidos y Europa. Esta situación motivó la perdida de interés en ese

producto abundante en Chiapas y Tabasco (De Vos, 1997).

El gobierno rabasista-porfirista estaba convencido del mestizaje del país, como una

forma para fortalecer una cultura occidental y facilitar el proyecto de modernización

emprendida por el gobierno de Díaz. El gobierno local. vinculado al orden y progreso, lema

de la época, protegía las inversiones extranjeras y permitía la explotación de la mano de obra

utilizada en las fincas huleras y cafetaleras.

Con esta coyuntura establecieron las condiciones para la llegada de las primeras

fincas de explotación maderera, caficultura y el caucho en el norte de Chiapas. En su trabajo,

José Alejos (1999) hace referencia a la llegada de los primeros inversionistas extranjeros de

origen alemán y estadounidense a tierras de los choles que a la postre causaron conflictos por

la tenencia de las propiedades comunales.

Benjamin (1995) escribió que las dos primeras compañías que ingresaron a Chiapas

a explotar la caficultura y el caucho fueron la Zacualpa Plantation Company en 1900 con

mayor presencia en el Soconusco en la producción del hule y la German-American Coffee

Company fundada en 1903 por los estadounidense con una presencia importante en el norte

de Chiapas, empresa que termina por ocupar la mayoría de las tierras adquiridas en el

gobierno de Emilio Rabasa.

Se pueden identificar varios tipos de fincas en la región norte entre 1890 y 1910; de

acuerdo con una clasificación de Benjamin (1995) sobresalen las del café, caucho y la

explotación de la madera (monterías). Una vez establecidas las fincas cafetaleras, en los

diversos espacios de la región norte necesitaron de la mano de obra de los indígenas choles

42 Para el autor, Palenque se refiere al departamento que se identifica como el municipio de Palenque, para el

periodo al cual se refiere aún se utilizaba departamento. Los departamentos desaparecieron en 1914 para darle

paso a los municipios.

75

que retuvieron por la aplicación de varias estrategias: el peonaje por deuda, peones

acasillados, trabajadores libres, arrendatarios y baldíos, entre otros.43

Este primer periodo de 1890 a 1910, fue una etapa de adaptación y crecimiento

económico de las fincas cafetaleras y caucheras, en este tiempo se puede notar el inicio de la

siembra de las plantas agrícolas y el fortalecimiento de estrategias de mercado; para ello

fueron fundamentales los sistemas de comunicaciones para la exportación del producto. Un

eje importante para la exportación fue la construcción de las vías férreas del tren

panamericano que comunicaba a varias fincas y rancherías para exportar sus productos

agrícolas como café, maíz, frijol, algodón y ganado vacuno, entre otros. El ferrocarril unió al

estado de Oaxaca a través del istmo de Tehuantepec, conectándose a la vez con la ciudad de

México y el golfo de México, desde Coatzacoalcos, Veracruz.

La construcción de caminos fue otro eje importante para fortalecer la exportación: la

carretera Panamericana que inició en Arriaga en las costas del Pacífico, conectó a los

municipios de Cintalapa, Tuxtla Gutiérrez, Chiapa, San Cristóbal de las Casas y Comitán;

con ello se benefició el producto chiapaneco en volumen y valor para la comercialización

tanto en México como en el extranjero.

El segundo periodo corresponde a los años de agitación y descontento social entre

1910 y 1920. A esta etapa se le puede identificar como el periodo revolucionario mexicano.

El crecimiento económico y la modernidad que se habían impulsado desde el centro siempre

incidieron en la profundización de las desigualdades y, con ello, de la pobreza, que se fue

enraizando en diversas partes de México y en Chiapas particularmente. El modelo capitalista

generaba mayor cantidad de pobres y en pocas manos se concentraba la riqueza, por lo que

despertó malestar entre las poblaciones trabajadoras y sectores de la clase media. En este

periodo sucedieron las rebeliones chiapanecas de grupos oligárquicos como los mapachista

que estuvieron al frente para defender los privilegios alcanzados en años anteriores contra el

gobierno carrancista. En este lapso, las luchas fueron por el poder regional en Chiapas.

En este segundo periodo no hubo crecimiento económico a pesar de que las

plantaciones no dejaron de producir; las fincas cafetaleras en el norte de Chiapas se

fortalecieron, no así las huleras que, por lo ya explicado, fueron abandonadas (De Vos, 1997).

43 Este sistema de enganche y sus diversas tendencias se explica en el siguiente capítulo.

76

Dentro de este periodo revolucionario se ubican los movimientos regionales en

Chiapas de 1914 a 1920 encabezados por grupos oligárquicos, representados en su gran

mayoría por inversionistas: empresarios, comerciantes, finqueros y grupos políticos

regionales. El tiempo corresponde justamente con el ascenso del general Venustiano

Carranza a la Presidencia de México, realidad que propicia la creación de los movimientos

anti-carrancistas.

El tercer periodo va de 1920 a 1940, un lapso de estabilidad momentánea de las fincas;

sin embargo, en esos años iniciaron otras luchas por tierra de trabajadores y campesinos,

frente a las fincas extranjeras de los alemanes y estadounidenses; los mozos querían adquirir

sus propias tierras para la actividad agrícola. La llegada de Lázaro Cárdenas a la Presidencia

de la República representó cambios políticos y leyes que permitieron modificaciones en la

tenencia de tierra en todo el país con la formación de ejidos; la región norte de Chiapas no

fue la excepción.

77

Capítulo III

Origen y desarrollo de las fincas cafetaleras

3.1. Introducción

Este capítulo se centra en el origen y desarrollo de tres fincas cafetaleras en la región norte

de Chiapas: El Triunfo, La Primavera y Cuncumpá. La región está formada por los

municipios de La Libertad, Playas de Catazajá, Sitalá, Chilón, Huitiupán, Palenque, Salto de

Agua, Tila, Sabanilla y Tumbalá, sin embargo, para fines de la investigación solamente se

consideran los municipios asentados en las zonas montañosas del norte, así como parte de las

llanuras de Palenque: Tumbalá, Palenque, Salto de Agua, Tila y Sabanilla.44 En conjunto,

integraron lo que fue el Departamento de Palenque de 1883 a 1915.45

Cabe decir que años después, las sucesivas autoridades chiapanecas han hecho

diversos ejercicios de planeación estratégica para ubicarlos en determinadas regiones; estos

municipios formaron parte de la región VI Selva o bien, se clasificaron como municipios

choles por las etnias que en ellos habitan. Este territorio, por su condición fisiográfica,

económica, cultural, lingüística y étnica, representa el área de estudio de esta investigación

(ver Mapa 5).

Las fincas sobre las que trata este capítulo no han sido estudiadas a profundidad por

otros investigadores, según manifiestan varios autores.46 Las tres fincas: El Triunfo (de

capital variable), La Primavera y Cuncumpá (estas dos últimas pertenecientes a familias

alemanas), ocuparon menor extensión de tierras, con relación a la compañía cafetalera

German-American Coffe Company (GACC). Con información del origen y desarrollo de las

tres fincas, se busca entender y explicar la lucha de poder social, económico e institucional

en los dos tipos de empresas agroexportadoras de capital variable y familiar. Por un lado, la

44 Todos estos municipios fueron creados en 1915 cuando desaparecieron las jefaturas políticas de Chiapas (ver

Capítulo I). 45 http://www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM07chiapas/municipios/07065a.html (consultado el

12/11/2019). 46 José Alejos García en sus tres trabajos: Ch’ol/Kaxlan: identidades étnicas y conflicto agrario en el norte de

Chiapas, 1914-1940, México, UNAM, Centro de Estudios Mayas, 1999; Mosojantel: etnografía del discurso

agrarista entre los ch’oles de Chiapas, México, UNAM, Centro de Estudios Mayas, 1994; y “Los choles en el

siglo del café: estructura y etnicidad en la cuenca del río Tulijá” en Mario Humberto Ruz y Juan Pedro Viqueira,

Editores, Chiapas los rumbos de otra historia, México, UNAM, CIESAS, U. de G., 1995; y Emérito Pérez

Ocaña, Fincas cafetaleras y capital extranjero en Tumbalá, Chiapas: el caso de El Triunfo, 1894-1949, tesis

doctoral CESMECA-UNICACH, 2018.

78

representada por la GACC y, por el otro, las fincas familiares de menor tamaño y capacidad

productiva. Ambos tipos de unidades productivas luchaban por apropiarse de las mejores

tierras y de la fuerza de trabajo. ¿Qué diferencias existían entre ellas? ¿Qué estrategias de

lucha ponían en juego para apropiarse de los recursos como la tierra, la mano de obra, las

rutas, los medios de transporte y el mercado? Bajo esta perspectiva se puede analizar la

relación establecida en el interior de cada una de las fincas y la participación de los indígenas

choles, los ladinos y los extranjeros.

Mapa 5. Área de estudio de la región norte del estado de Chiapas

Fuente: Elaborado por el autor con apoyo de E. A. González Burguete (07/2018).

El recorrido de campo por las tres antiguas fincas cafetaleras permitió constatar que las

instalaciones se encuentran en ruinas y completamente abandonadas, aunque sobreviven los

cimientos de mampostería. Las construcciones fueron destruidas por los campesinos a

quienes se les repartieron las tierras en los últimos años de la década de los treinta del siglo

79

XX, cuando el Gobierno de Lázaro Cárdenas intensificó la aplicación de las leyes de la

Reforma agraria.

Con pocas tierras, la finca El Triunfo de la empresa GACC, aún conserva sus

instalaciones, la casa principal y algunas máquinas descompuestas que fueron utilizadas en

la industrialización del grano de exportación y puede observarse la infraestructura física para

el lavado de las semillas y secado que se utilizaron durante el auge cafetalero (ver Imagen

4).

Imagen 4. Aspectos del patio de secado natural de la finca El Triunfo en 1920

Fuente: cortesía de Abelardo Gómez López.

Antes de la instalación de las fincas cafetaleras había caminos rurales que conducían a los

pocos poblados que se encontraban dispersos en las montañas de la zona. La relación

interétnica era de respeto y cordialidad; era frecuente que hubiese intercambios de productos

alimenticios porque no había mercados en la zona; el trueque era la norma. No era necesario

sembrar grandes extensiones de maíz ni acumular enormes cantidades de ese cereal ni de

frijol, sólo lo suficiente para el sustento de sus familias y, si acaso, para los intercambios con

80

otras familias o grupos; de la misma forma se procedía con los productos obtenidos de caza

y pesca.

Este hecho se fue transformando paulatinamente con la llegada de otros grupos

sociales atraídos por la explotación de las montañas y selvas a través de las monterías, como

dan cuenta Jan de Vos y Pedro Vega Martínez.47 Esta situación trastocó el orden que existía

en los pueblos originarios, provocó la llegada de un nuevo orden económico y transformó las

relaciones sociales y el territorio. El paisaje natural cambió con la explotación de los recursos

de la zona.

El siglo XIX representó un derrotero impredecible para la selva y sus habitantes; su

inmensidad hacía que el silencio se tornara sordo ante el ingreso de nuevos exploradores. Jan

de Vos (1988) señala que la historia moderna de Chiapas inicia en 1822 con su

independencia; para él, fue el momento en que llegaron nuevos grupos de individuos con la

intención de explotar las maderas preciosas de la selva lacandona; ese siglo marcó el inicio

de la colonización y explotación de los recursos selváticos.

Los comerciantes que llegaron para acumular riqueza a costa de la destrucción de la

selva y un gobierno permisible que autorizaba la explotación del territorio fueron factores

que atrajeron más y más fuereños. De Vos menciona que la historia de estos espacios se

divide en dos etapas: la primera que va de 1822 a 1880, un periodo en el que había pocas

familias que se dedicaban a la explotación de la madera; y la segunda de 1880 a 1895 es la

etapa más corta pero más destructiva por el ingreso de máquinas y el uso de mano de obra

indígena con rasgos de esclavitud.

En la segunda etapa […] ya no eran individuos los que hacían la historia de la selva: entran

en escena tres poderosas compañías madereras, con sede en la ciudad de San Juan Bautista,

la antigua capital de Tabasco. Las tres empresas se lanzan, al mismo tiempo, a la conquista

de las cuencas fluviales donde la madera preciosa abunda: la Casa Bulnes en los ríos Jataté y

47 Jan de Vos, Oro verde: la conquista de la selva lacandona por los madereros tabasqueños (1988), este trabajo

presenta cómo las empresas extranjeras empiezan a mutilar el paisaje natural de la selva Lacandona de 1822 a

1849. Viajes al Desierto de la Soledad (2003) da cuenta del ingreso de los misioneros, finqueros y estudiosos

de la región selvática que son los que reconfiguraron el espacio apropiado y Pedro Vega Martínez (1991) en

Las Monterías, pone de manifiesto que el siglo XIX fue un tiempo en que las empresas madereras de capital

extranjero cambiaron el panorama natural de la selva y las montañas de la Lacandona, por el establecimiento

de las monterías de la familia Bulnes y Romano que explotaron la madera con la mano de obra de los indígenas

tzeltales, tzotziles y choles.

81

Chocoljá, la Casa Valenzuela en los ríos San Pedro Mártir y Usumacinta, y la Casa Jamet y

Sastré en los ríos Lacantún, Chixoy y Pasión. (De Vos, 1994, p. 10).

Si la última década del siglo XIX marca el fin de la segunda etapa de la explotación maderera

en la selva, coincide con el inicio de la llegada de los primeros inversionistas de capital

extranjero a la región norte de Chiapas para impulsar la agroexportación. Una primera etapa

en las actividades de inversión fue la llegada de las fincas huleras entre 1892 y 1914 (De Vos,

1997); la segunda etapa es la siembra predominantemente de café por empresas alemanas y

estadounidenses de 1892 a 1940.

Para la producción del café se concentraron grandes cantidades de campesinos choles.

De un momento a otro se aglutinaron las tierras en la GACC, corporación de varios

inversionistas desarrollistas, debido a la política modernizadora del gobierno de presidente

Porfirio Díaz. De acuerdo con el reporte de 1905 de la misma empresa, centralizó 15 mil 387

hectáreas de tierras, sin incluir las fincas de menor extensión como La Primavera de la familia

Marh, Cuncumpá de la familia Kanter y La Esperanza de la familia Morison, que llegaron a

ocupar las mejores tierras para la agricultura del café.

En el ámbito federal, la ley de desamortización de fincas urbanas y rurales de

corporaciones civiles y eclesiásticas —elaborada por el secretario de Fomento, Miguel Lerdo

de Tejada, y promulgada por el Congreso el 25 de junio de 1856— inició la política agraria

liberal. La ley Lerdo fue fuente jurídica de nuevos títulos de propiedad sin derogar totalmente

los vigentes, pues, era contrario a sus fines (Marino y Zuleta, 2010, p. 440).

Los choles se vieron desplazados con la nueva política de deslinde del gobierno

federal. “Sin embargo, sólo a partir de las legislaciones sobre deslinde y colonización de 1875

y 1883 se inicia el boom de las empresas deslindadoras-colonizadoras, cuyos últimos

vestigios desaparecen apenas en la cuarta década del siglo XX” (Fenner, 2015, p.18).

En Chiapas, “las denuncias y los deslindes de lotes empezaron en 1897” (De Vos,

1997, p.115) para beneficiar a los nuevos capitalistas extranjeros. Con este cambio de uso de

suelo, los campesinos ya no fueron dueños de su propio espacio; las selvas, montañas y ríos

sufrieron alteraciones ecológicas en el momento de hacer uso para la industrialización de los

productos agrícolas. Los choles se vieron en la necesidad de ofrecer su fuerza de trabajo en

las fincas donde mantenían una estructura organizativa de peonaje por deuda.

82

En esta parte de la historia de los choles relacionada con el trabajo forzoso en las

fincas huleras y cafetaleras, se puede ver que por más de cincuenta años mantuvieron una

lucha por liberarse de un yugo que se podría catalogar de neocolonial. Sólo la reforma agraria

y la Segunda Guerra Mundial abonaron para debilitar la estructura coercitiva de las empresas

extranjeras en los municipios choles.48

3.2. The German American Coffee Co.

Al recorrer la cabecera municipal de Tumbalá, ubicada en las montañosas del norte de la

región, se puede observar la fisiografía de la región, con elevaciones desde dos metros sobre

el nivel del mar, con abundante vegetación en la montaña y la selva; el camino conduce hacia

las partes bajas de las llanuras de Palenque (ver Imagen 5). La altitud que tienen estas zonas,

donde se ubicaron las fincas cafetaleras, alcanza de 500 a 1500 metros sobre el nivel del mar,

una característica que consideraron los empresarios cafetaleros como ideal para la producción

de café de calidad y altura.

Desde el camino de terracería que baja del pueblo de Tumbalá hacia las partes bajas

de las llanuras de Palenque se puede ver la finca El Triunfo, ubicada en la falda de la montaña;

su sombra cubre la gran finca formada en el año de 1893.49 Según el reporte de Line (1905),

la finca estableció sus oficinas de la GACC en Sioux City, Iowa, Estados Unidos. Esta

compañía llegó a poseer 36 mil acres (14 mil 568.683 hectáreas). En algunos documentos del

Archivo Histórico de Tumbalá, como resultados del censo, se menciona que la posesión de

tierra que tenía la empresa era de 38 mil acres (15 mil 378 hectáreas) e incluía todas las fincas

anexas. El Triunfo era una de las más importantes, seguida por El Porvenir, La Cruzada,

Trinidad, Las Nubes, La Revancha, Machuyil, Chuctiepá y Mayoral.

48 Esperando que sucediera de la misma forma que con las fincas huleras en las llanuras de Palenque y Tabasco,

cuando en 1914 la revolución chiapaneca y la Primera Guerra Mundial debilitaron a las empresas

estadounidenses (ver Capítulo II). 49 Report on the properties of the German American Coffee Co. By A. E Line. 1905.

83

Imagen 5. Características fisiográficas y cadenas montañosas de la región norte de Chiapas

Fuente: Elaborado por E. González Burguete (07/2018).

En el informe de 1905, la compañía extranjera asentaba que El Triunfo se encontraba a una

altura de 2500 a 5000 pies sobre el nivel del mar (de 726 a 1524 metros sobre el nivel del

mar). El recorrido realizado en El Triunfo permitió, mediante una geolocalización, calcular

una altura de 1098.4750 metros sobre el nivel del mar. La finca de menor altura, Chuctiepá,

se encuentra a 500 metros sobre el nivel del mar; esta propiedad se utilizaba para sembrar

maíz frijol, chile, azúcar, árboles frutales y cítricos, con la finalidad de abastecer de alimentos

a las otras fincas donde se mantenía una gran cantidad de mano de obra empleada en los

trabajos de la producción del café.

La evolución que las fincas experimentaron para alcanzar resultados duró seis años.

Aunque las tierras se adquirieron en 1893, sus actividades productivas se empezaron a

50 Para obtener esta información actualizada se hizo un recorrido por las diversas fincas en el mes de abril de

2018. Se recurrió a GPS para su ubicación.

84

generar en los últimos años de la década de los noventa del siglo XIX. El crecimiento de las

plantas y floración para llegar a obtener el cerezo requiere dos años.51

En la última década del siglo XIX empezaron a aparecer, en el antiguo Departamento

de Palenque, empresas de diversas economías sobre todo de origen alemán y estadounidense

entre las cuales sobresale la GACC que fortaleció la finca cafetalera El Triunfo con sus

diversos anexos. Por su capacidad económica formaron una región de producción agrícola

importante con los socios inversionistas ubicados en Sioux City, Iowa, considerado en esos

momentos como el centro de negocios más importante en Estados Unidos comparado con

Nueva York (Reporte de la compañía, 1904).

El marco jurídico que permitió el ingreso al capital extranjero fueron las leyes de los

liberales encabezados por Benito Juárez, sobre la ocupación y enajenación de los terrenos

baldíos, del 20 de julio de 1863:

Art. 1º. Son baldíos, para los efectos de esta ley, todos los terrenos de la república que no

hayan sido destinados a un uso público por la autoridad facultada para ello por la ley, ni

cedidos por la misma, a título oneroso o lucrativo, a individuos o corporación autorizada para

adquirirlo (Decreto presidencial, 1863).

Esa ley incluía la individualización de la posesión de las tierras, es decir, la determinación o

fijación de las cantidades de hectáreas que un individuo podía obtener; el Gobierno de

Porfirio Díaz dio continuidad a esta apertura para la ocupación y enajenación de terrenos

baldíos.

Los puntos medulares de la legislación en torno al deslinde de baldíos se dictaron más tarde,

en la ley del 25 de marzo de 1894: se eliminaron los límites de extensión para las superficies

deslindadas y fraccionadas en lotes individuales (la Ley de 1863 disponía un máximo de dos

mil 500 Ha.), se especificó la clasificación de tierras (baldíos, demasías, excedencias, tierras

nacionales); dirigida a legalizar las ocupaciones sin títulos y se erigió el Gran Registro de la

Propiedad, cuyo raquítico desarrollo reflejó la compleja titulación de la propiedad (Marino y

Zuleta, 2010, p. 441).

51 Es un conocimiento obtenido de los productores de café en la actualidad.

85

Para la última década del siglo XIX, en el antiguo Departamento de Palenque (Tumbalá,

Salto de Agua, Sabanilla y Tila), se establecieron plantaciones de café que formaron un

conjunto de fincas de compañías estadounidenses y alemanas, así como particulares de

capital familiar, todos dedicados a la siembra del café. Las montañas del norte poseían el

factor clima propicio para el cultivo de la planta, con una altura de 500 a 1500 metros sobre

el nivel del mar,52 apta para generar un café aromático de altura y café de oro; en las partes

bajas y las llanuras de Palenque se cultivaron productos que requerían un clima tropical como

maíz, frijol, plátano, chile, calabaza y algodón, solo para proveer de alimento a la mano de

obra de las fincas cafetaleras.

Antes de conformarse como una compañía de capital alemán y estadounidense, inició

con el nombre de Compañía de Plantaciones El Triunfo y El Porvenir; ya para el último año

de la primera década del siglo XX, había accionistas de Estados Unidos y la compañía había

cambiado su nombre por el de The Germán American Coffee Company (Pérez Ocaña, 2018).

La compañía de plantaciones de El Triunfo se formó aproximadamente entre 1894 y

1902. El alemán José Doremberg, primer dueño, adquirió cinco predios y, posteriormente,

su paisano y socio Enrique Rau compró las otras cinco propiedades. En total, la compañía

conformó un conjunto de diez extensiones que formaron un corredor desde Tumbalá hasta

Salto de Agua. Después, la empresa de dos alemanes pasó a manos de un grupo de accionistas

de Nueva York y Chicago y fue administrada por subordinados (principalmente procedentes

de Alemania) hasta 1949 (Pérez Ocaña, 2018, p. 10).

En 1894 había ya una lista de fincas rústicas en el Departamento de Palenque inscritas

en el libro de actas de la junta calificadora,53 donde se registraba para el control de las

autoridades civiles del departamento y del Gobierno del Estado de Chiapas, todo esto con la

finalidad de pagar los cobros de la tesorería del distrito municipal y del Ayuntamiento de

Salto de Agua, por la venta de los productos agrícolas de las fincas de la región.

Es así como se sabe que después de 1894 empezaron a crecer las fincas cafetaleras.

Al cabo de tres años, en 1897, se pasó de cinco a 13 fincas dispersas en los municipios de

52 Datos obtenidos en el trabajo de campo, en los recorridos realizados en esta región norte de Chiapas; se utilizó

como herramienta GPS de localización (24/04/2018). 53 AHCH, expediente 820, 1894.

86

Salto de Agua, Catazajá, Tumbalá, Petalcingo, Tila y Palenque, como se muestra en el

Cuadro 2, a continuación:54

Cuadro 2. Lista de fincas rústicas ubicadas en Salto de Agua, Catazajá, Tumbalá, Petalcingo, Tila y

Palenque, en el Departamento de Palenque en el año de 1897

Nombre de la propiedad Municipio Propietario

La Cruzada Tila Doremberg y Rau

La Trinidad Tumbalá Bibiana Ramírez

Santa Rita Tumbalá Sebastián Pérez

La Ilusión Salto de Agua Esteban Aguilar

Las Nubes Salto de Agua Gracia Zebadúa

Punta Gordo Palenque Domingo A. Canabal

Herradura Catazajá Sebastián Alamina y Manuel Lastea

San Guanito Catazajá Sebastián Alamina

San Juan de los Dolores Petalcingo Francisco Lastra

Tintillo Palenque Ambrosio Lacroix

Punta de Limonar Palenque Genaro Lastra

Tecolpa Catazajá Sebastián Alamina

Progreso Tila Enrique (sin apellidos)

Fuente: para la elaboración de este cuadro se revisó el expediente 894, de 1897. Archivo

Histórico de Chiapas, del Fondo Documental Fernando Castañón Gamboa, Tuxtla Gutiérrez,

Chiapas.

En un primer momento se observa que los principales dueños fueron empresarios,

comerciantes nacionales y jefes políticos de Chiapas; en los documentos se pueden encontrar

algunos alemanes y estadounidenses que no pasan inadvertidos por sus apellidos como

Doremberg, Lacroix y Rau, sin olvidar que para esos años ya se encontraban otros como

Fahrhole, Schilling y Berghaus de la finca El Triunfo; Morison de la Compañía de Café La

Esperanza (finca Alianza), Kanter de la finca Cuncumpá y más tarde Marh de la finca La

Primavera, entre otros. El resto son apellidos identificados por los habitantes de la región

como “ladinos”:55 Ramírez, Canabal, Lastra, Alamina, Aguilar, años más tarde se empiezan

a notar otros apellidos como Gutiérrez, Naranjo, Trujillo, Aguilera, Solórzano, Carrascosa,

Domínguez, Zebadúa, entre otros (ver Cuadro 2).

Para la formación de las primeras fincas agrícolas en la región norte de Chiapas fue

necesario el apoyo y participación de las autoridades del Gobierno estatal o, en su caso, de

54 AHCH, expediente 894, 1897. 55 Son todos aquellos que no viven dentro de la región y que hablan la lengua castellana como identidad

lingüística.

87

jefes políticos y personas allegadas al gobierno en turno. Los extranjeros se beneficiaron con

facilidades para los procesos administrativos, así como los bajos costos que otorgó la

autoridad federal para la inversión extranjera, con el objetivo de adquirir los predios que se

habían denunciado en la ocupación y enajenación de los terrenos baldíos. Los costos de

tierras que la Ley sobre Ocupación y Enajenación de Terrenos Baldíos dedicaba el artículo

13 que a la letra decía: “de acuerdo con la tarifa de precios baldíos, excedencias y demasías

vigente que se enajenen conforme a la ley” (ley de 26/03/1894).

Artículo 61. La inscripción en el Gran Registro de la Propiedad de la República causará un

derecho que será pagado en estampillas que se adherirán al libro en que se haga cada

inscripción, con arreglo a la tarifa siguiente:

Por las propiedades que midan menos de 10 000 hectáreas, se pagará a razón de un centavo

por hectárea, sin que en ningún caso pueda pagarse una cuota menor de $2.00.

Las propiedades que midan más de 10 000 hectáreas y menos de 50 000 hectáreas pagarán la

cuota que queda expresada de un centavo por hectárea, por las primeras 10 000, y por las que

hubiere de exceso, medio centavo por hectárea.

Por las propiedades que midan más de 50 000 hectáreas se pagarán las cuotas que quedan

indicadas, y un cuarto de centavo por cada hectárea que exceda de 50 000 (Ley de

26/03/1894).

La Secretaría de Fomento era la encargada de recibir las solicitudes de los denunciantes; en

esta ley no solo los nacionales podían denunciar, los extranjeros podían hacer lo mismo. De

esta forma todos querían participar en la denuncia de predios baldíos para posteriormente

vender a empresarios mexicanos y accionistas extranjeros a costos que ellos consideraran;

obtuvieron grandes cantidades de ganancias en este proceso de denuncia y venta de tierras,

gracias a compadrazgos, amistades y lealtades.

En 1892 apareció en escena el empresario mexicano y especulador de tierras Rafael Dorantes;

en 1893 la sociedad entre el alemán Friedrich Schindler y Manuel Gabucio hizo su aparición

igual que la de los hermanos Josef y Maximiliano Doremberg, completado el cuadro en 1894

por la compañía Tronco Cilveti (Fenner, 2015, p. 379).

88

Las tierras de la Selva Lacandona y del Departamento de Palenque eran un atractivo para los

denunciantes de baldíos para adquirir tierras, no para poseerla mucho menos para trabajarla,

simplemente para vender en cuanto tuvieran los documentos que indicaran su posesión, fue

cuando los extranjeros empezaron a adquirir lo necesario; por ley podían comprar dos mil

500 hectáreas.

Para 1893 los hermanos José Rodolfo y Amado Solórzano, igual que Carrascosa, procedentes

de Comitán, activos en la zona desde años atrás, ya sabían que la Secretaría de Fomento les

titularía los denuncios realizados en 1881 y 1882; incluso con la simple adjudicación por

parte del promotor fiscal en 1890 podían iniciar el negocio de venta de tierras (Fenner, 2015,

p. 381).

Una de las estrategias importantes que se dio para la formación de una de las compañías de

café más importante en el Departamento de Palenque fue la sociedad que se constituyó a

partir de una amistad cercana entre la familia Rabasa y los hermanos Maximiliano y Josef

Doremberg.56 La familia Rabasa logró establecer un poder político en Chiapas gracias al

apoyo que tenía del presidente Porfirio Díaz, sobre todo a Emilio Rabasa. Esa amistad

provenía desde que se conocieron en su formación profesional en Oaxaca. Ambos como

autoridades, Rabasa como gobernador (1891-1895) y político de mucha importancia para la

entidad, así como senador en varias ocasiones de 1884 a 1913 (Hale, 2010). Esta sociedad

formada a partir de la amistad generó grandes ganancias a ambos, en lo político y en lo

económico.

En un movimiento estratégico de Doremberg, apoyando a su paisano Enrique Rau,

adquirieron varios predios que a la larga fueron de los más importantes en la producción del

café en el norte de Chiapas; esta sociedad alemana se llamó Compañía de Plantaciones El

Triunfo, El Porvenir, S. A. (Fenner, 2015. Pérez Ocaña, 2018), para que no apareciera el

nombre de Doremberg, esta compañía se le adjudicó a Enrique Rau. La posición que tenía

Doremberg de vicecónsul alemán en México le permitió ser una figura política importante

para Chiapas; tenía facilidades para hacer negocios en la compra y adquisición de tierras

nacionales sin trabas administrativas de ningún tipo. “A principios del siglo XX, Doremberg

se retiró de la sociedad y traspasó su participación a accionistas norteamericanos, que

56 AHCH, FDFCG. EXP-938.1992.

89

formaron con Rau The German American Coffee Corp. (GACC), con sede en Nueva Jersey”

(Fenner, 2015, p. 402). Esta compañía llegó a poseer 10 predios con un total de 17 mil 401

hectáreas, según Justus Fenner (2015); los reportes de las propiedades de la empresa registran

36 mil acres (14 mil 568.683 hectáreas).57

Una vez consumada la privatización de las tierras ubicadas en territorios de los choles,

inició un proceso de peonaje para la mano de obra dentro de la finca cafetalera El Triunfo y

sus anexos, provocando que las tierras de los campesinos indígenas perdieran el sentido de

identidad propia y vinculación con el entorno. Una vez convertidos en peones asalariados

como se estableció primero, empezó el proceso de cambio del paisaje natural con la tala de

árboles para la siembra del café; con el paso del tiempo los trabajadores se convirtieron en

peones acasillados dentro de las fincas de la empresa (GACC).

En El Triunfo operaba el centro de operaciones económicas y administrativas de la

empresa germana-estadounidense, desde esta finca se administraban las otras nueve anexas,

a saber: El Porvenir, La Cruzada, Trinidad, Las Nubes, La Revancha, Machuyil, Chuctiepá,

Mayoral y La Sombra. Este complejo finquero contaba con una tienda donde se podía obtener

manteca, velas, telas, zapatos, petróleo, quinina, panela o piloncillo y diversas herramientas

para el trabajo de campo. En ella se establecieron peones (mozos) acasillados (permanente)

y peones temporales que acudían solo en las temporadas de cosecha (Entrevista: A. Gómez

Arévalo, 25/04/2018).

El Triunfo tenía una calle empedrada que iniciaba en la “casa grande”,58 pasando al

conjunto de galeras que servía de habitación para los peones acasillados, hasta llegar al

templo o capilla que la misma empresa mandó construir para las familias extranjeras que

habitaban el complejo, así como para los peones que en ella vivían y profesaban la religión

católica (Entrevista: A. Gómez Arévalo, 24/04/2018).

La función que tenía la iglesia era mantener un control desde la visión eclesiástica,

para evitar que abandonaran los trabajos de la producción del café; otra de las funciones era

evitar que llegaran a la iglesia del pueblo de Tumbalá, ya que los choles eran considerados

57 La diferencia de los datos entre las partes es que los documentos oficiales que se encuentran en el archivo en

el Registro Público de la Propiedad y de Comercio de Salto de Agua, 1 sección 1897, escritura 3, radica en la

extensión del predio, mientras que la escritura maneja una cantidad diferente al de Report the properties of The

German American Coffee Co. By A. E. Line (1904). 58 Se le denomina casa grande a la casa principal, en otros casos conocida como casco de finca; es el espacio

habitacional donde vivían los dueños y administradores de la finca.

90

alcohólicos por los administradores; en ese pueblo era donde se podía conseguir aguardiente

a muy bajos costos con relación al pago de la jornada de trabajo. Pero para los peones llegar

a Tumbalá era una oportunidad de escapar de los trabajos arduos e incesantes que

desarrollaban bajo el sol en las agotadoras jornadas que desempeñaban; el aguardiente hacía

que olvidaran los maltratos por parte de los caporales, por ello el argumento de los peones

era visitar a San Miguel, aprovechando el fervor religioso (Entrevista A. Gómez Arévalo,

24/04/2018).

La construcción de la “casa grande” (ver Imagen 6) y el templo fue con mampostería

de piedra, se aprovechaba todo el material que el lugar ofrecía como la piedra que se extrae

de los cerros y la madera de los árboles de grandes tamaños, era muy común ver árboles

maderables de caoba, cedro, ébano y uno muy especial conocido entre la población como

“chicle”,59 característico por su dureza, resistencia y durabilidad; esa madera era utilizada

constantemente para la construcción de viviendas, en algunos casos para tender puentes de

paso en lugares accidentados donde no se podía transitar con las mulas de carga ni las

personas.

Imagen 6. Aspectos de la finca El Triunfo en 1910

Fuente: cortesía de Abelardo Gómez Arévalo.

59 En la región es identificado como chicozapote.

91

Los techos de la vivienda por lo regular eran de lámina galvanizada con pequeños acanalados,

con caídas de dos aguas, poseía ventanales grandes de cristal que permitían aprovechar la luz

natural hacia el interior de la casa; siempre tenía un corredor amplio que fue usado como un

descansadero por las tardes con una silla mecedora.

La casa principal era de dos pisos o niveles, la planta baja se dividía en cocina, sala y

comedor; las recámaras, que llegaron a tener 10, estaban en la segunda planta. El baño se

localizaba fuera de la casa, era una especie de letrina y su pozo profundo. En este complejo

finquero se realizaba el proceso de despulpado, lavado y secado; por lo tanto, tenía patio de

secado natural y tanques de lavado, aprovechando el agua que bajaba de las montañas altas

y los cerros cercanos a los edificios.

Dentro de este espacio se encontraban oficinas para la administración de las

propiedades de la gran empresa, a la vez funcionaban como oficinas de correo y telégrafo

(ver Imagen 7). Se contaba con un almacén de café, un granero para el maíz y frijol, bodega

de máquinas que se utilizaba en el procesamiento tecnológico del grano aromático (Line,

1905), en algunos casos y tiempo se creó una oficina para el vicecónsul Josef Doremberg, ya

que contaba con los medios de comunicación necesario para darle continuidad a los negocios

que tenía bien aprovechada su posición en la relación diplomática con el gobernador de

Chiapas, Emilio Rabasa y del presidente Díaz.

Imagen 7. Imagen recreada de la finca El Triunfo en sus años de esplendor

Fuente: dibujo de Eduardo Gómez (30/06/2018).

92

En la parte baja del terreno se encontraba el conjunto de habitaciones de los peones

acasillados o mozos, los que estaban de manera permanente dentro de la finca para cumplir

con las tareas diarias en las plantaciones de café, su construcción se reducía a una pared de

madera, con techos de láminas formando un solo cuadro sin divisiones, A. Gómez Arévalo

(24/04/2018) menciona que llegaron a vivir hasta dos familias en un espacio de cinco por

cinco, su aglomeración permitía que la vivienda fuera muy reducida.

La posición estratégica que tenía El Triunfo (ver Imagen 7) permitía aprovechar

todos los beneficios que aportaba la naturaleza, sobre todo el agua que brotaba en las

montañas y era conducida a través de canales hacia los tanque construido de concreto, para

almacenar en varios depósitos grandes cantidades de agua para el lavado del café después de

ser despulpado. El agua utilizada se conducía en la parte baja de los terrenos pasando por el

conjunto habitacional de los peones. Por otro lado, se aprovechaba el sol del poniente para el

secado natural del grano, se tenían extensiones hasta de 800 metros cuadrados para patio de

secado. Había muchos árboles que servían para leña en los hornos de secado artificial; de la

misma forma la madera seca era empleada en la cocina de la casa principal y en la cocina de

los trabajadores permanentes de la finca.

La comunicación que tenía la finca El Triunfo con las fincas anexas era a través del

río Tulijá que llegaba a conectarse con el Grijalva pasando por San Juan Bautista (hoy

Villahermosa, Tabasco); desemboca en la barra de Frontera Tabasco, en el golfo de México

y de ahí el café se embarcaba hacia Estados Unidos, en especial a Nueva York.

En un principio los caminos de herradura eran controlados por la empresa GACC para

trasladar sus productos hacia Salto de Agua, sin que pudieran participar las otras fincas de la

región norte cuando empezaba la segunda década del siglo XX. Según documentos del

Archivo municipal de Tumbalá, los caminos fueron administrados y vigilados por las

autoridades del Departamento de Palenque con la participación municipal de Tumbalá; la

autoridad municipal coordinaba el mantenimiento con la participación y aportación de todas

las fincas de la región norte.60

60 AHCH, FDFCG. Exp. 1011, 1904.

93

3.3. Finca Cuncumpá61

A la formación de fincas en los últimos diez años del siglo XIX en el territorio chiapaneco

se le conoce como “la década de la formación de las fincas cafetaleras”; esta identificación

de tiempo es adecuado para la región norte de Chiapas, en específico las montañas del norte.

El predio denominado Chenchucruz o Chuchucruz62 fue adquirido por el alemán

Gustavo Kanter Gronet, fue escriturado el 14 de marzo de 1893 con una extensión de dos mil

500 hectáreas63, sujetándose a lo establecido por el Decreto de 1863, de la ocupación y

enajenación de los terrenos baldíos. Este predio fue denunciado primero por Rodolfo

Solórzano amigo cercano de Gustavo Kanter; su ubicación era parte de un poblado de

indígenas choles.

Rodolfo Solórzano traspasó sus derechos sobre un antiguo denuncio a Ricardo

Carrascosa, hijo del gobernador, quien lo transfirió de inmediato al alemán Gustavo Kanter;

él formó la propiedad Chenchucruz, ubicada en el centro de la futura zona cafetalera del norte

de Chiapas (Fenner, 2015. p. 381).

Berta Kanter (2002), hija del matrimonio Armín Kanter y María Urrutia (segunda

generación de la familia), escribió Cuncumpá: un siglo de historia,64 donde expone que la

actividad agrícola inició en un valle despoblado al que los habitantes llamaban Chiopa;65 allí

se establecieron por 14 años, hasta que en mayo de 1907 se llamó Cuncumpá. En su

publicación la autora manifiesta que Gustavo Kanter y su familia provenían de Guatemala,

donde mantenían tierras cultivables para la agricultura y ganadería, su origen alemán se

manifiesta en la tenacidad para el trabajo, siempre con la visión de fortalecer su economía

donde se establecieran, una característica propia de los alemanes por la disciplina que tienen

para alcanzar sus metas. Ella escribió que el origen de la familia es la ciudad de Marianverder,

Alemania, aunque el señor Kanter llegó muy joven al país centroamericano a probar fortuna

en los campos agrícolas

61 En la lengua chol (de la familia maya) significa “agua amarilla”, se inicia en una cueva donde brota el agua

cristalina que es bien conocida e identificada por los choles; pero en las temporadas de lluvia, esta agua

transparente cambia de color por las arenas que remueven las lluvias. Se puede encontrar como Chenchucruz y

Chenchu Cruz o, como se le llama actualmente, Chuchucruz. 62 En la lengua chol se puede interpretar como “cueva de la cruz colorada”. 63 Título de la propiedad de la familia 64 Se puede pensar que este trabajo fue para dejar registro de la historia de la familia Kanter Urrutia, su relación

con las otras fincas desde la historia de la vida cotidiana. La descripción abarca de 1893 a 1999. 65 En la lengua chol se interpreta como arroyo.

94

La familia Kanter tenía experiencia en las plantaciones de café en Guatemala; el

incremento del precio en los mercados internacionales hizo que fuera mucho más atractivo

para varias familias y empresas, el sur de México, en concreto Chiapas, encuentran las

condiciones políticas para comprar predios para la agricultura, así como las condiciones

geográficas y naturales aptas para su desarrollo.

Berta Kanter (2002) describe ampliamente la historia de la vida cotidiana de la finca

Cuncumpá; la administración de la finca se inició con la sociedad de los hermanos Kanter:

Armín, Abelardo y Adrián, el primero fue el principal administrador, apoyado por los otros

dos hermanos; aunque el último permaneció poco tiempo en esta sociedad, él se dirigió a

Guatemala para reunirse con su madre Emilia Mackenney Domínguez66 donde tenían otras

fincas. Las tierras de la finca Cuncumpá, como ya se dijo, fueron adquiridas por el señor

Gustavo Kanter Gronet, que dejó esa herencia a los seis hijos (Gustavo, Eduardo, Adrián,

Armín, Abelardo y Emilia) con diez caballerías67 a cada uno, para un total de 60 caballerías,68

de acuerdo con las leyes de 1863 y 1894 de ocupación y enajenación de terrenos baldíos de

dos mil 500 hectáreas por propietario.

Los seis hijos fueron producto del matrimonio entre Emilia Mackenney Domínguez

y Gustavo Kanter Gronet, ella vivía en Huehuetenango, Guatemala, con algunos hijos y él en

Comitán; los otros hijos trabajaban las extensas tierras de Cuncumpá. De acuerdo con la

descripción de Berta, la finca de Cuncumpá estuvo llena de muertes trágicas, sobre todo los

que vivieron y manejaron estas tierras denominadas administrativamente Sociedad Kanter

Hermanos. Armín, que fue el principal administrador, junto con su esposa María Urrutia

Marroquín (ver Imagen 8), tuvieron 11 hijos (Carlos Arturo, Berta, Emilia, María del

Carmen, Marta Elisa, Elena, Esther, Roberto, Margarita, Leonor y Abelardo). De esta

segunda generación Berta y sus hijos (tercera generación) lograron mantener en actividad la

finca hasta 1995 cuando Gustavo Marh Kanter, uno de sus hijos, fue secuestrado y asesinado

por neozapatista. Después de esa fecha el predio termina por ser parte de los ejidos

Chuchucruz y Llizlumil.

66 Era prima hermana del doctor Belisario Domínguez, originarios de Comitán, Chiapas 67 Una caballería equivale a 41.66 hectáreas. 68 60 caballería equivale a 2,499.60 hectáreas.

95

Imagen 8. Familia Kanter Urrutia de la finca Cuncumpá,

María Urrutia de Kanter con cuatro de sus hijos.

Fuente: cortesía de E. Ocaña Pérez (s/f).

Berta Kanter relata que la Sociedad Kanter Hermanos se disolvió con la muerte de Abelardo

en 1924 pero las labores agrícola y ganadera no cesaron bajo la supervisión de Armín, que

siempre estuvo al pendiente de su desarrollo. Los siguientes años, solo se manifiesta como

finca Cuncumpá y no como Sociedad Kanter Hermanos de acuerdo con los documentos

relativos y disponibles como, entre otros, el censo de población del 15 de mayo de 1930.69

La crisis de las fincas cafetaleras inició en 1934 cuando empiezan a ser atendidas las

peticiones de los indígenas choles. Posteriormente el Gobierno de Cárdenas mostró buena

voluntad para dotarlos de tierras bajo la figura de ejido, tanto a indígenas como a otros

trabajadores de las fincas, y se establecieron acuerdos mutuos con las autoridades

municipales y estatales por indicaciones del Gobiernos federal, como se manifiesta en el

siguiente documento:

69 Lista de integración territorial, o sea de las localidades pertenecientes al municipio de Tumbalá, Chiapas.

Censo de población realizada por el Departamento de Estadística Nacional.

96

En la finca “Machuyil”, dependencia de The German American Coffee Co., del

municipio de Tumbalá, Distrito de Palenque, Estado de Chiapas, México, a las 16 (dieciséis)

horas del día 22 (veinte y dos) de julio (de) 1934 (mil novecientos treinta cuatro), a petición

del representante de dicha compañía, fueron presentes los señores Juan Tello y Arnulfo Lara,

presidente municipal y delegado del Departamento de Acción Social, Cultura y Protección

Indígena del Estado respectivamente, y estando reunidos 125 indígenas de la finca Machuyil,

37 de La Revancha, y 28 de Chuctiepá, según lista adjunto, que viven en los terrenos de la

mencionada compañía.

El señor Federico Schilling, representante de la compañía antes mencionada,

manifestó estar autorizado por la misma a ceder tierras espontáneamente en las fincas

Machuyil, La Revancha y Chuctiepá a los indígenas residentes en las mismas […].70

Aunque en su afán de continuar practicando estrategias de poder y prácticas de control, las

autoridades y finqueros de la región permitieron que algunos ladinos despojaran, invadieran

y amenazaran a los peones de las fincas así como indígenas de las rancherías y campesinos

de los poblados cercanos. Motivaron enfrentamientos verbales y guerra de oficios en esta

relación de poder social. Estos conflictos están registrados en diversos documentos de los

primeros años de la introducción del ejido en los que es evidente la relación entre finqueros

e indígenas choles. Un ejemplo claro es el documento de la Secretaría de Gobierno del Estado

dirigido al presidente municipal de Tumbalá, Chiapas:71

Los campesinos de “Amado Nervo” se quejan ante este gobierno de que son molestados muy

a menudo por esa presidencia municipal y por los finqueros, con objeto de que desocupen los

terrenos en donde tienen sus cultivos y, como los quejosos han solicitado con anterioridad,

sus ejidos, cuyo expediente respectivo se tramita en la Comisión Agraria que en breve

ordenarán al ingeniero que deba hacer la medición de los ejidos pedidos […], el ciudadano

70 AMT. 22/07/1934. Nota del autor: se hicieron algunas correcciones a la redacción original para una mejor

comprensión, sin alterar el sentido del contenido del documento. Se hizo lo mismo en las siguientes citas de

documentos oficiales del Archivo Municipal de Tumbalá. 71 Secretaría de Gobierno del Estado de Chiapas de la sección de Fomento Núm. 1218, Ref. 06-34, Exp. 29 T.

Firma el Oficial Mayor Encargado del Despacho.

97

gobernador recomienda a usted se sirva prestar a los campesinos mencionados las garantías

a que tienen derecho […].72

En 1939 se consuma la Reforma agraria de Lázaro Cárdenas, se formalizaron y delimitaron

ejidos en terrenos de las fincas. Ese año se desató la Segunda Guerra Mundial que afectó las

relaciones de Alemania con el Gobierno mexicano; algunas de las sociedades e inversiones

entre alemanes y estadounidenses, como la GACC, se terminaron igual por efectos políticos

de la guerra mundial, la mayoría de las fincas terminaron sus ciclos de producción en este

año, solo Cuncumpá permaneció hasta el inicio del movimiento indígena neozapatista.

La producción de café en la finca Cuncumpá disminuyó en 1939 por la falta de mano

de obra, la poca que se obtenía fue utilizada para la actividad ganadera cuya producción se

mantuvo siempre en ascenso; las demás fincas de esta región que se dedicaron nada más al

cultivo del café desaparecieron paulatinamente. La principal causa fue el efecto de la política

agraria. El reparto de tierras en el periodo cardenista generó que los mozos abandonaran de

manera progresiva las fincas para dedicarse a las tierras propias otorgada por las autoridades.

En la década de los años cuarenta del siglo XX se formaron la mayoría de los ejidos de esta

región norte de Chiapas y terminó la época de oro del café. Esto no significó que las fincas

desaparecieran: perdieron grandes cantidades de tierras de sus propiedades, pero no todo.

Claro está que sí se redujo su producción.

Fueron varios factores los que influyeron en esto: la Segunda Guerra Mundial y la

Reforma agraria como se ha dicho pero, además, los precios internacionales del café cayeron,

de manera que en las fincas ya no contrataron mano de obra de los campesinos choles; así lo

indica un oficio del administrador de la GACC dirigido al presidente municipal de Tumbalá,

donde manifiesta lo siguiente:

[…] tenemos que comunicarle que todos los habitantes que antes pertenecían a esta finca o

sea los ciudadanos que viven en La Revancha, Machuyil y Chuctiepá, ya no están bajo

nuestras órdenes [...] desde el día 19 del mes en curso están libres y no reciben órdenes ni de

nosotros, ni de nuestros encargados de las fincas dependientes.73

72 AMT. 28/03/1934. 73 Este documento no tiene fecha, pero, por sus características y el contexto en que se está manifestando,

corresponde a los años de 1936 a 1940.

98

El relato de Berta Kanter incluye los conflictos sociales que se dieron en la región y en

Chiapas, como la revolución (1914-1920). Para evitar que el problema los alcanzara, la

familia Kanter compró casas en los pueblos cercanos como Yajalón, a 24 kilómetros de la

finca. Esa distancia se realiza en un día completo montando a caballo, tomando en cuenta

que la región se encuentra en las montañas y eran caminos de herraduras. En algunas

ocasiones se refugiaron en Comitán y en San Cristóbal de las Casas. La dificultad para llegar

a la finca Cuncumpá no impidió que no tuvieran las principales noticias de lo que estaba

pasando en México y en Europa, así como en Estados Unidos. La familia se mantuvo

informada por los periódicos que llegaban, a veces, hasta con dos semanas de atraso; otro

medio fue el telégrafo que se tenía en la finca El Triunfo, donde se recibía noticias o

información de las familias Kanter que vivían en Guatemala o, en su caso, de los hijos que

estudiaban en San Cristóbal de las Casas y en la Ciudad de México.

Con la depreciación de la actividad económica del café en las fincas vinculadas a las

plantaciones agrícolas, más la caída de los precios internacionales, la familia estableció

tendejones y tiendas comerciales en Yajalón para soportar la crisis económica que

empeoraba.

Poco antes de que la revolución llegara a Chiapas, la familia Kanter logró comprar

varias máquinas que necesitaba para el beneficio del café en una casa comercial alemana en

la ciudad de México, a lo largo de la primera década del siglo XX: una turbina hidráulica,

una despulpadora, una descascaradora, una separadora (funcionaba a través de un ventilador

que selecciona el grano según su peso), una secadora (a base de leña o carbón), un patio de

secado natural, un tostador (ver Imagen 9) y cinco tanques (para almacenar agua).

99

Imagen 9. Partes de un motor tostador, utilizado en la época del esplendor de la finca

Fuente: fotografía del autor, Carlos Arcos Vázquez 24/04/2018.

Los integrantes de la familia Kanter eran alemanes provenientes de Guatemala. Estaba en su

formación e idiosincrasia ser trabajadores tenaces y lograron dominar las montañas del norte

de Chiapas con el afán de hacer productivos los terrenos para la siembra del café y la cría de

ganado vacuno.

Hans Seltzer Marselle,74 entrevistado para esta investigación, dijo que fueron los

alemanes los que hicieron productivas las tierras de la región; para él, los indígenas choles

no fueron capaces de hacerlas producir como lo hicieron ellos. Mientras los indígenas, que

en su oralidad identifican el periodo como “el tiempo de mozos”; explicaron que fueron ellos

los que trabajaron estas tierras de manera esclavizada para hacerla productiva. Dos visiones

no sólo diferentes sino opuestas que pueden ayudar a entender “la era de las fincas”.

74 Entrevista al señor Hans Seltzer el 26 de abril de 2018.

100

En el primero se nota una clara posición de poder sobre los demás, mientras que el

último manifiesta que su historia es de dominación, control, servidumbre y esclavitud para

impulsar el progreso económico de la región, basándose en la visión de trabajo y raza de la

colonialidad de poder (Quijano, 2014).

Poco antes de que terminara la década de los treinta, estos finqueros continuaban

dentro del municipio de Tumbalá en la región norte de la entidad; el territorio se volvió parte

de su identidad, con el tiempo llegaron a quererla como parte de sí mismos, los años que ellos

y sus familias dedicaron a las fincas forman parte de su propia historia, tanto individual como

familiar.

A propósito de esto, cabe decir que la historia de los Kanter, pero de otras familias,

se construyó por los encuentros y relaciones entre los diversos actores extranjeros (alemanes,

estadounidenses, libaneses), por los ladinos (kaxlanes)75 y los indígenas (choles); una pieza

de la producción sociocultural, una constante de las relaciones que se encuentran presentes

en una zona de plantaciones agrícolas. En el Cuadro 3, a continuación, se muestra una

relación de los extranjeros que vivieron dentro de las fincas de este municipio, sin incluir las

de otros que tenían presencia en el valle de Tulijá:

Cuadro 3. Lista de los extranjeros que radicaban en el municipio de Tumbalá, Distrito de

Palenque, Estado de Chiapas 1936

Nombres Edad Nacionalidad Domicilio

Guillermo Fahrhole 72 Alemana El Triunfo

Federico A. Schilling 52 Alemana El Triunfo

Luisa Berghaus 58 Alemana El Triunfo

Stanford N. Morison 66 Estadounidense Alianza

Elodia T. de Morison 43 Estadounidense Alianza

Stanfor N. Morison Jr. 14 Estadounidense Alianza

Mary Morison 12 Estadounidense Alianza

Elodia Morison 8 Estadounidense Alianza

Margarita Morison 6 Estadounidense Alianza

David Morison 4 Estadounidense Alianza

Carmen Morison 2 Estadounidense Alianza

S. Armín Kanter

Mackenney

60 Guatemalteca Cuncumpá

María Urrutia

Marroquín de Kanter

48 Guatemalteca Cuncumpá

75 Kaxlan es una palabra de la lengua ch´ol, que se utiliza para nombrar al otro que no pertenece a su comunidad,

el extranjero o extraño de su agrupación; es para determinar aquella persona que no hablan su lengua (ty´ant).

Los kaxlanes van a ser las personas que van a administrar las fincas y enganchadores de trabajadores para ser

peones o mozos dentro de las unidades agrícolas.

101

Marta Elisa Kanter

Urrutia

21 Guatemalteca Cuncumpá

Roberto Kanter Urrutia 15 Guatemalteca Cuncumpá

Abelardo Kanter

Urrutia

8 Guatemalteca Cuncumpá

Leonor Kanter Urrutia 10 Guatemalteca Cuncumpá

Alberto S. Buere 30 Rep. Libanesa Cuncumpá

María del Carmen

Urrutia de Kanter

23 Rep. Libanesa Cuncumpá

Fuente: elaboración propia con base en la información del documento emitido por el presidente

municipal de Tumbalá el 18 de mayo de 1936 (AMT), Kanter (2002) y Alejos (1999).

Es importante precisar que los hijos de la familia Morison nacieron en la finca Alianza, por

lo tanto, eran de nacionalidad mexicana, aunque en el cuadro se presentan como

estadounidenses. Los hijos de la familia Kanter Urrutia nacieron en Cuncumpá, todos ellos

mexicanos, aunque se manifiestan como guatemaltecos y su origen fuera alemán. Esta

identidad alemana se evidenció siempre en la vida cotidiana de la familia que, para no olvidar

sus raíces, se comunicaban en alemán, el uso de esa lengua era un vínculo permanente entre

los hermanos Kanter; otra lengua que aprendieron fue el chol, un idioma que facilitó el

diálogo con los mozos y empleados acasillados de la finca.76 Los indígenas choles, en

cambio, mantuvieron su lengua materna como parte fundamental de su identidad, siempre

vinculada a la tierra, a su entorno y a vida cotidiana. Se resistieron por mucho tiempo a

aprender una segunda lengua.

3.4. Finca La Primavera

La finca La Primavera (ver Imagen 10) se localizaba en las montañas del norte de Chiapas,

en el antiguo Departamento de Palenque; después de la reorganización administrativa de la

entidad, se registró en el municipio de Tumbalá en los primeros años del siglo XX. Colindaba

con las fincas El Triunfo, El Porvenir de la GACC (en otro sector sin tener claro la ubicación

geográfica), con la ranchería San Felipe y la colonia Joloñel, habitadas por indígenas

choles.77 Se sabe que era vecina de la finca Mumonil llamada después Morelia, del alemán

76 Información obtenida en los diálogos con los diversos hijos de los empleados, mozos y trabajadores de las fincas. 77 Datos obtenidos en el campo, en un recorrido en la zona de las antiguas fincas cafetaleras.

102

Friedrich Kortüm (Helbig, 1976; Alejo 1999; Fenner 2015). Según datos de geolocalización

se ubicaba en latitud 17.363175, longitud 92.331517, altitud 817.30.78

Imagen 10. Antigua casona de la finca La Primavera y parte del beneficio del café

Fuente: cortesía de E. Pérez Ocaña.

Sobre esta propiedad se encontraron documentos en el Archivo Municipal de Tumbalá, sobre

todo del desarrollo de la finca La Primavera. En un primer momento se sabe que estas tierras

pertenecieron a la compañía Huller/ICOM/MLCC de un alemán especulador de los deslindes

de la región norte de Chiapas; posteriormente otro alemán, Maximiliano Doremberg junto

con el United State Banking pasaron a poseer estas grandes extensiones de tierras que fueron

parte de La Primavera (Alejo 1999; Fenner 2015; De Vos 1988).

A principios del siglo XX llegó a la región Enrique Felipe Christlieb Marh de

Alemania. Nació en Lichtanau, Baviera el 3 de agosto de 1885. Tenía 46 años y profesaba la

religión católica.79 A la postre, él aparece como dueño de La Primavera. Se conoce esta

78 Datos obtenidos en el trabajo de campo, 23-26 de abril de 2018. 79 AMT/1932, Alejo, 1999.

103

información por la solicitud que Marh envió al presidente municipal de Tumbalá de

nacionalizarse mexicano en el año de 1932. Marh exponía que su ingreso al país fue

“habiendo entrado legalmente [...] por el puerto de Veracruz, el día 20 de febrero de 1904, a

bordo del vapor alemán «Prinz August Wiltelm» […]”.80

Enrique Marh se casó por la iglesia con Berta María Luisa Kanter Urrutia el 6 de

diciembre de 1928, dos días después la boda civil, en la finca Cuncumpá (Kanter, 2002, p.

326). Cabe mencionar que con este enlace matrimonial se estableció un poder territorial

amplio para la producción del café, la competencia del mercado y la disputa por la mano de

obra de los peones acasillados frente a la gran empresa GACC. Con este enlace matrimonial,

la familia Mahr-Kanter había planeado de manera estratégica alcanzar la mayor capacidad

de producción agroindustrial del café y de ganado vacuno entre las dos fincas, a partir de las

estrategias de poder y las prácticas de control dentro de la región.

El vínculo entre La Primavera y Cuncumpá no era nada nuevo, ya habían establecido

entre las familias una relación laboral. Su antecedente se origina de 1913 a 1915, cuando

Armín Kanter fue administrador de La Primavera (Kanter, 2002). Enrique Marh se dio a

conocer como una persona inteligente en el manejo del discurso y elaboración de documentos

para la gestión frente a las autoridades estatales y municipales, lo que le valió ser llamado en

diferentes periodos por los alcaldes para que los asesorara. Su vínculo y cercanía con las

autoridades generó un peso importante, así como respeto hacia su persona frente a los otros

extranjeros, ladinos e indígenas choles. Supo construir una imagen sólida por sus habilidades.

Después de más de treinta años de operación de las fincas cafetaleras en las montañas

del norte de Chiapas, se recrudeció la lucha por la tierra entre los indígenas choles, los ladinos

y los extranjeros (alemanes y estadounidenses). Fue en la década de los años treinta cuando

en las diversas fincas empezó el conflicto por la tenencia de la tierra como se expresa en

diversos documentos a partir de las quejas de los dueños y administradores de diversas fincas

cafetaleras; a este conflicto o serie de conflictos se le conoce como movimiento agrario local.

En un oficio (184) del 30 de enero de 1930, la Comisión Agraria local recomendaba

al agente municipal de Tumbalá, no molestar a los vecinos y pobladores e ofrecer garantías

por las quejas que la ranchería de San Felipe presentó ante las autoridades estatales a raíz de

las acciones de los propietarios de las fincas vecinas.

80 AMT/15/07/1932; Alejo, 1999, p. 72.

104

Los CC. Pedro García, Pablo Caciano, José García, Manuel Moreno, Miguel Gómez y otros

más, del poblado San Felipe de esa municipalidad y Distrito, se pasaron al despacho de esta

oficina manifestando que los propietarios de fincas inmediatas a dicho poblado, los molestan

constantemente evitándoles que trabajen en los terrenos nacionales que ocupan y que los

tienen solicitado para ejidos del mencionado poblado de San Felipe (Alejo, 1990, p. 573);

(AMT. 30/01/1930).

Situaciones similares se repitieron los siguientes meses y años hasta que el Gobierno de

Lázaro Cárdenas impulsó una profunda reforma agraria en todo el país, aunque en el caso de

Chiapas, persistió la resistencia en las regiones apartadas de la capital del estado. Esta

resistencia se manifestó con la renuencia de los propietarios de las fincas a ceder tierras para

los ejidos, solo se pudo evitar esta acción con la rebeldía y lucha permanente de los peones

tanto acasillados como asalariados, así como de los habitantes de los poblados cercanos que

enfrentaron una disputa por las tierras de la región norte.

Un hecho relevante fue lo sucedido en La Primavera donde se hizo notar un líder chol

de nombre Juan Guzmán Sol avecindado en la ranchería San Felipe de la colonia Joloñel del

municipio de Tumbalá, Chiapas. El propietario de esta finca era Enrique Marh. A él le tocó

enfrentar la resistencia de los peones acasillados según la información en diversos

documentos y cartas entre Enrique Marh y el presidente municipal Francisco Aguilar sobre

Juan Guzmán Sol y las intenciones de aprehenderlo:

[…] deseo manifestarle que no será fácil agarrarlo aquí, pero la dificultad consiste en no tener

individuo suficientemente seguro y de confianza para que no se pueda escapar en el camino,

como este amigo es muy astuto y vivo. Por lo tanto, me permito suplicar a Ud. me haga el

favor de mandarme mañana dos ladinos buenos, yo haré que él esté trabajando aquí en el

patio y beneficio, y de aquí no más lo reciben sus enviados para conducirlo a esa (AMT.

01/24/1932).

Este líder fue importante para las rancherías y comunidades cercanas a Joloñel de donde era

originario, por su cercanía con la ranchería de San Felipe obtuvo apoyo; estaba considerado

como un líder natural por sus capacidad de convencer a sus compañeros contra la vejación,

105

maltrato y los trabajos forzados de los peones acasillados sometidos por el finquero Marh

quien, por su relación estrecha con las autoridades municipales logró aplastar cualquier

rebelión excepto la de Guzmán Sol que causó una inestabilidad profunda por cuatro años de

1932 a 1936.

Los choles necesitaban una figura que representara las luchas que habían iniciado

para recuperar las tierras que antes fueron de ellos; no fue sencillo debido a la complicidad

de las autoridades locales y municipales que se inclinaban a favor de los intereses de los

finqueros de la región. Guzmán Sol y su grupo tuvieron que llevar sus quejas hasta Tuxtla

Gutiérrez capital de Chiapas; y también a la ciudad de México. En documentos se registró la

constante actividad de Juan Guzmán Sol con otros indígenas choles que lo acompañaron a

las diversas gestiones en las instituciones agrarias del estado y federales. “Según cuentan,

Juan fue elegido por su gente, designado por los viejitos, como su líder y representante en

sus gestiones agrarias” (Alejo, 1999, p. 155); este respaldo lo fortaleció y por ello asumió un

compromiso social que iba más allá de lo administrativo, de tal manera que llegó a poner en

peligro su propia vida para alcanzar sus propósitos que eran los de la colectividad. En sus

constantes viajes a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez “[…] seguramente permitieron a Juan y a

sus compañeros hacer contacto con otros activistas y agraristas del estado y de otras partes

del país, creándoles una mayor conciencia y perspectivas nuevas sobre los problemas en sus

lugares de origen” (Alejo, 1999, p. 156).

Su formación de gestor le permitió convencer a otros compañeros suyos, al

exponerles que la reforma agraria había iniciado y se estaba concretando en otras partes del

país, por lo tanto, tarde o temprano llagaría a esa parte de las montañas del norte chiapaneco,

a pesar de la resistencia y oposición de los finqueros alemanes y de las autoridades locales.

Esto mismo ilusionó a la mayoría de peones, mozos, sirvientes e indígenas choles para apoyar

las revueltas que había iniciado en la finca La Primavera.

En varias ocasiones fue aprehendido el líder de la lucha agraria local por el finquero

Enrique Marh con el respaldo del presidente municipal de Tumbalá, Francisco Aguilar, como

lo expone el siguiente documento: “Muy señor mío y amigo: Recibí su atta. Nota # 34 y de

conformidad con lo ordenado entrego a los señores Carmen Martínez y Ramiro Solórzano al

presunto cabecilla Juan Guzmán Sol de Joloniel” (AMT. 25/01/1932). En estas líneas escritas

por el alemán, expresa una cercanía y confianza de amistad hacia la autoridad municipal; a

106

la vez se manifiesta un control y poder hacia las autoridades para suplir las funciones

judiciales (AMT. 9/01/1932). Todo esto indica que el control sobre la región norte recayó en

los finqueros, que son ellos los que tenían el poder económico, social y político.

Otra acción ejecutada por los finqueros para mantener el poder y control sobre la

población en la región fue el desarme que llevaron a cabo en las diversas fincas como la

practicada por la Compañía de Café La Esperanza de Stanford Newel Morison Jr. en sus

unidades de producción: La Alianza, La Esperanza y Joyetá. En la primera finca se logró

desarmar a 11 peones; en La Esperanza, a 16 campesinos choles; en la última, a 21

trabajadores agrícolas. Muchos de ellos eran habitantes de los poblados cercanos que se

encontraban en constante conflictos con los finqueros ladinos; estas 48 escopetas

decomisadas mantuvieron un tiempo la tranquilidad en la región, pero el principal objetivo

era continuar con el poder y control sobre los choles y peones de las unidades agrícolas

(AMT. 04/02/1932).

Esta operación de desarme se había realizado unos días antes en La Primavera y fue

donde se decomisó la mayor cantidad de escopetas de un cañón: 26. En el documento

(31/02/1932) se describen tres acciones hipotéticas y concretas: una primera acción concreta

era Juan Guzmán Sol entregando su arma, mas no se localizó a sus acompañantes en la

revuelta, a saber: Martín Gómez, Nicolás Moreno, Pedro López, Carmen Martínez y Ramiro

Solórzano, estos dos últimos se manifestaron como sus acompañantes (AMT. 25/01/1932).

De esta acción concreta surgió la segunda: la hipótesis de que no se entregaron todas las

armas cuando las autoridades locales ordenaron el desarme y, por lo tanto, continuó la

revuelta de los choles. La tercera era que la mayoría de las familias estaban armadas; desde

el abuelo hasta los nietos convencidos de mantener y apoyar las acciones de defensa por la

tierra.

De todo esto surge la siguiente pregunta: ¿cómo obtenían las armas los peones y

trabajadores de las fincas? Si Juan había establecido un vínculo con otros agraristas en la

capital chiapaneca, lo lógico es pensar que desde allí se construyó una red con otros en la

región del Soconusco donde vivían una lucha por el control político, económico y social

(Spenser, 1988). Otra idea hipotética es la participación del Partido Socialista Chiapaneco

que buscaba consolidarse frente a la política de poder en el estado, por lo que se supone que

107

con su ayuda varios grupos de campesinos y peones en diversas regiones geográficas de la

entidad se hicieron de armas.

Los primeros frutos de la lucha por la tierra de los peones o mozos se ve concretado

el 28 de diciembre de 1932, cuando se les notifica a los propietarios de varias fincas que se

había consumado el acto de posesión provisional.

Tengo el honor de participar a Uds. que con esta misma fecha, a las doce horas, se dio

posesión provisional de sus ejidos, con todas las formalidades legales, a la ranchería de San

Felipe, municipalidad de Tumbalá, Distrito de Palenque, Estado de Chiapas, de acuerdo con

la resolución gobernativa de fecha 9 de octubre del presente año […] (AMT. 29/12/1932).

En este mismo documento se menciona que la ranchería San Felipe fue dotada con cuatro

mil 712 hectáreas de tierras nacionales y de las fincas cercanas de la siguiente forma: tierras

nacionales 100 Has.; de las fincas El Triunfo y El Porvenir, 500 Has.; de la innominada

Doremberg y Coeck, 100 Has.; La Primavera, 40 Has.; Lic. Emilio Rabasa, mil 968 Has.; de

la finca La Revancha ,600 Has. de agostadero, monte bajo, monte alto, según se remarca en

el artículo 79 de la Ley Agraria vigente en ese año.

Los años subsecuentes se caracterizaron por dos aspectos: primero, el incremento de

solicitudes a la Comisión Agraria local para dotar de tierras a los ejidos; segundo, mayor

resistencia ahora de los propietarios (ladinos) y finqueros contra los mozos y peones. Al

obtener sus tierras, los trabajadores agrícolas abandonan las fincas cafetaleras para mejor

trabajar las tierras que recibieron por la reforma agraria. En consecuencia, la producción de

las fincas cayó por la falta de mano de obra. El final de la lucha agraria y contra las fincas

fue el apoyo que otorgó el presidente de México, Gral. Lázaro Cárdenas, a la lucha agraria;

más el contexto de la Segunda Guerra Mundial y la caída de los precios internacionales del

café, resultado, en gran medida, de la conflagración. Los grandes puertos alemanes como

Hamburgo y Bremen dejaron de recibir el producto agrícola de América Latina; entonces

fueron Nueva York y Nueva Orleáns los que “heredaron” esa actividad.

En esta exposición de las tres fincas cafetaleras se buscó describir el origen y

desarrollo de la última década del siglo XIX hasta los años cuarenta del siglo XX, con la idea

de conocer el proceso de formación de la historia social de la región norte de Chiapas, bajo

108

la perspectiva de las relaciones de poder entre los grupos establecidos por la producción del

café de exportación.

Por eso era importante presentar estas unidades económicas para comprender mejor

los procesos sociales y económicos que en ellas se gestaron; de entrada, se identifican dos

tipos de economía: la representada por los inversionistas capitalistas extranjeros de The

German American Coffee Co., administrada desde la finca El Triunfo y sus diversos anexos;

así como la economía interna acumulable, como la que se practicaba en las fincas Cuncumpá

de la familia Kanter Urrutia y La Primavera de Enrique Marh, ambos descendientes de

extranjeros.

La oportunidad de obtener tierras a bajos costos en México, por la política económica

de desarrollo porfirista, atrajo a varios grupos de extranjeros sobre todo alemanes y

estadounidenses; además de lo atractiva que resultaba la industrialización del café en

Centroamérica que estaban realizando los capitalistas extranjeros. Otro factor importante que

determinó la ocupación de las tierras en Chiapas, fueron los precios del café en los mercados

internacionales, de manera especial Europa,81 Estos factores van a ser fundamentales para

darle origen a las fincas cafetaleras aquí expuestas.

81 Este tema fue tratado en el Capítulo 1, particularmente cuando esa variable resultó afectada por la Primera

Guerra Mundial.

109

Capítulo IV

Historia de la vida cotidiana en las fincas cafetaleras

4.1. Algunos aspectos teóricos de la vida cotidiana

El objetivo de este capítulo es el de exponer las actividades que conformaban el día a día en

las fincas cafetaleras con la idea de explicar los procesos históricos de la región, sobre todo

aquellos sucesos aislados de nombres y fechas, de sujetos y objetos, a los que se les identifica

dentro de la historia de la vida cotidiana porque sientan las bases para tomar en cuenta los

hechos y sujetos comunes que forman parte de la historia; esto implica que se enfaticen

creencias, ideas, identidad, cultura, comportamiento, mentalidad, imaginarios, vida y

costumbres; aspectos todos considerados en general como “pequeñas cosas” que surgen

dentro de la individualidad, tal como lo refiere Francisco Fuster, sobre las ideas de Azorín:

[…] que si algo caracteriza la forma azoriniana de observar el mundo es el empleo de una

especie de microscopio que condiciona inevitablemente su mirada y la dirige hacia las cosas

pequeñas de la vida, hacia el detalle minúsculo que pasa desapercibido en la vorágine del día

a día eclipsado por esos hechos inusuales que sobresalen a simple vista (Fuster, 2012, p. 13).

La metodología azoriniana, expuesta en Los pueblos (Azorín, 1905)82 permite visualizar

desde la microhistoria hechos y discursos en torno de las fincas cafetaleras que, en general,

han sido insignificantes para la historia general. La idea azoriniana de la historia podría

responder bien al nombre de “microhistoria” (Fuster García, 2014, pp.106, 107).

Esta idea de Azorín de realizar la observación histórica desde la cultura popular se

consolida con los trabajos de Carlo Ginzburg publicados en 1976 en El queso y los gusanos;

coincide, además, con “la historia desde abajo” que plantea la Historia social británica con

sus exponentes como E. P. Thompson y Eric Hobsbawm; y las “clases subalternas” que

identifica Antonio Gramsci (Azorín, 2012, p. 21).

La metodología de Azorín concede toda la importancia a aquellas manifestaciones

que para los historiadores en general no son significativa ni de gran relevancia; él sí toma en

cuenta expresiones de la individualidad como reflejo de la cultura de una sociedad, de un

82 Azorín (2002), Los pueblos, ensayo sobre la vida provinciana, Biblioteca Nueva de Madrid, 1905.

110

pueblo. En esta propuesta metodológica resalta que se deben considerar todos los procesos

de la vida social y familiar, no debe existir un “tiempo muerto” en la construcción de la vida

cotidiana, todo es importante: lo que sucede desde adentro y desde abajo.

La idea de Pilar Gonzalbo Aizpuru está en la misma línea: ella expone que el marco

general de la historia de la vida cotidiana se desarrolla en la historia social y la historia

cultural que son el referente obligado para llegar a la comprensión de la cotidianidad de las

sociedades (Gonzalbo Aizpuru, 2006, p. 19). Para la historiadora, los testimonios son los

pasos para poder llegar a una comprensión del tema de investigación, para eso se debe

conocer el contexto en el cual se recogen las entrevistas, porque existen otros factores y

entornos que pueden desviar el sentido de los resultados, tales como conflictos internos entre

las familias y sociedades, creencias sociales y religiosos, posiciones políticas, entre otros.

Con esta percepción se puede construir una historia de aquellos trabajadores que

fueron sometidos a un sistema de peonaje en las fincas cafetaleras.

La historia de la región norte de Chiapas se caracteriza por la dispersión de la

información que complica la construcción de la historia chiapaneca; la falta de una cultura

de conservación ha llevado a que sea cada vez más intrépido iniciar una investigación

histórica para comprender los procesos sociales. Es por lo que la historia de la vida cotidiana

es relevante para construir una historiografía de la región y el papel que las fincas cafetaleras

desempeñaron en ella.

Las tierras se asignaron bajo distintos esquemas de concesión hasta llegar a venderlas

a alemanes y estadounidenses.83 Con el establecimiento de las fincas se formaron nuevos

grupos sociales que se integraron a los originarios, como ya se anotó; signo de la convivencia

del mundo moderno y el mundo tradicional.

México sólo pudo desarrollar un capitalismo dependiente debido a las carencias de

recursos financieros, tecnológicos y por la falta de infraestructura, para lograr crecimiento en

las regiones del país. De allí que fuera necesario otorgar condiciones y confianza a la

inversión de capital de los países industrializados europeos y a Estados Unidos. Esta

organización que giraba en torno al poder económico de características occidentales, permeó

hasta las partes más bajas de la organización social pero no para elevar sus condiciones de

83 Ver Capítulo III.

111

vida, sino que propició una mayor distancia, más diferencias y desigualdad entre los dueños

del capital y los trabajadores, en este caso, los dueños de fincas y los indígenas choles.

La continuidad de la tradición cultural era la línea de conducta para la población

indígena que se resistían a cambiar su forma de vida;84 a ellos se les impusieron nuevas

formas de relaciones sociales a partir de la actividad económica capitalista pues se

introdujeron nuevas técnicas de agricultura que desplazaron las formas tradicionales y,

además, explotaron grandes extensiones de selva causando daños ecológicos y la destrucción

del paisaje.

La actividad agrícola de tipo capitalista generó concentración de mano de obra y fue

necesario producir suministros para alimentar a cientos de peones acasillados; esto llevó a

talar árboles indiscriminadamente de manera que hubiese más terreno para la siembra de

alimentos como maíz, frijol, chile, calabaza, caña de azúcar. También se crearon grandes

extensiones de pastos para el ganado vacuno. En conjunto, todas estas acciones que

cambiaron el uso del suelo, modificaron el paisaje natural en la región.

Ante los embates del poder económico de los extranjeros, los choles defendieron su

identidad a través de la conservación de aspectos fundamentales de su vida cotidiana

estrechamente vinculados a su cultura: sus creencias religiosas sincréticas, el uso de la lengua

madre, la educación generacional en los conocimientos agrícolas, sistemas de comunicación

y relaciones entre los grupos sociales bajo una organización comunitaria y una economía

sustentable.

Para abundar sobre esta idea de la identidad, Eric Hobsbawm expone que puede ser

territorial o nacional, mientras que la primera está determinada por una institución que

establece un principio de autoridad sobre cada uno de los habitantes, la otra la determinan

los ciudadanos con la etnicidad, lengua, cultura, raza, religión o antepasados comunes

(Hobsbawm, 1993, pp. 55, 56).

En este sentido, son los elementos importantes de la vida cotidiana los que se pueden

observar en las prácticas sociales (usos y costumbres) y discursos de poder dentro y fuera de

las fincas cafetaleras de la región norte de Chiapas. “La vida cotidiana no está «fuera» de la

historia, sino en el «centro» del acaecer: es la verdadera «esencia» de la sustancia social”

(Héller, 1972, p. 42).

84 Ver Capítulo I.

112

En todo esto se expresa una historia de poder entre los grupos sociales que se

establecieron en este espacio, donde hubo división de trabajo de acuerdo con una

clasificación social bajo los argumentos de “raza y trabajo”. Esta idea se forjó desde la

conquista, los colonizadores ejercieron un control político, ideológico y cultural sobre las

poblaciones conquistadas.

La idea de raza es, con toda seguridad, el más eficaz instrumento de dominación social

inventado en los últimos 500 años. Producida en el mero comienzo de la formación de

América y del capitalismo, en el tránsito del siglo XV al XVI, en las centurias siguientes fue

impuesta sobre toda la población del planeta como parte de la dominación colonial de Europa.

Se usó como criterio básico de clasificación social universal de la población del mundo;

según ella fueron distribuidas las principales nuevas identidades sociales y geo culturales del

mundo. De una parte: “indio”, “negro”, “asiático” (antes “amarillos” y “aceitunados”),

“blanco” y “mestizo” (Quijano, 2014, p. 286).

La idea de raza se manifiesta en las actividades dentro de las fincas cafetaleras, sobre

todo en la vida cotidiana; pese a algunas manifestaciones de resistencia de los peones

acasillados que se expresaban con el abandono de trabajo y revueltas de algunos grupos de

mozos.

La historia de las fincas cafetaleras en Chiapas desde su formación y bien entrado el

siglo XX, ha sido objeto y sujeto de estudios desde diferentes enfoques historiográficos, sin

embargo, prácticamente no se ha abordado desde la perspectiva de la vida cotidiana, una

teoría inmersa tanto en historia social como en la historia cultural. Introducir ese abordaje es

el propósito de este capítulo.

Con el establecimiento de las fincas cafetaleras en el norte de Chiapas, se formaron

dos nuevos grupos sociales: los extranjeros y los ladinos que se sumaron a los que habitaban,

específicamente los indígenas choles que se convirtieron en la fuerza de trabajo principal en

las fincas.

Los extranjeros tuvieron bajo su control la economía cafetalera con capital de

inversión y capital de acumulación85 entre 1893 y 1940. Los extranjeros que participaron en

esta producción eran de origen alemán en su mayoría. Muchos de ellos ya se dedicaban al

cultivo del café en Centroamérica, con muy buena aceptación en los mercados

85 Ver Capítulo II.

113

internacionales. La expansión de este producto empezó en Guatemala, fue así como llegó a

Chiapas en la segunda mitad del siglo XIX en la zona del Soconusco. La expansión continuó,

y en la última década de ese siglo llegó a la región norte chiapaneca.

También había estadounidenses que coincidían en los intereses financieros de los

alemanes, de manera que ambos grupos se asociaron y lograron la dominación de las

montañas hostiles del norte porque al establecer las fincas cafetaleras captaron para el trabajo

a los indígenas, motor de la producción agrícola. El proyecto funcionó y en 33 años el número

de fincas en Chiapas creció de manera importante: de 98 a casi mil 076 entre 1877 y 1910

(Enrique Cárdenas, 2015, p. 247).

Los ladinos, tercer grupo de las comunidades cafetaleras, eran los kaxlanes86 quienes

llegaron como administradores de las fincas cafetaleras de los extranjeros, pero muchos de

ellos se convirtieron en dueños de fincas en la zona. La labor que realizaron fue de

intermediarios, desempeñaron el papel de administradores tanto en la parte financiera como

en la organización de las actividades diarias, particularmente supervisaban el trabajo de los

indígenas choles.

4.2. Medios de transporte de las fincas cafetaleras: mulas, barcos y trenes

Para los productores agrícolas era importante contar con una amplia infraestructura de

comunicación, para colocar la producción del café en el mercado extranjero, sobre todo en

Europa y Estados Unidos; y así agilizar el traslado de las toneladas del aromático a los

principales puertos. No obstante, en ese tiempo Chiapas no contaba con las vías para trasladar

los productos agrícolas puesto que las características orográficas con grandes montañas y

cerros, hacían muy complicado construir caminos y carreteras, sólo los animales de carga en

ocasiones podían transitar en ciertas áreas.

Para dar una solución inmediata al problema, los habitantes, el gobierno porfirista e

inversionistas tuvieron que luchar contra la naturaleza e intervinieron algunos sitios para

mejorar el acceso en los lugares donde se habían establecidos plantaciones. Un problema

eran las lluvias, el temporal duraba seis meses (junio-noviembre) y provocaba que el

mantenimiento fuera constante.87

86 Ver el apartado critico de este trabajo 87 La información se obtuvo por medio de las diversas entrevistas realizadas en los ejidos cercanos cuando se

realizaron las visitas en las antiguas fincas cafetaleras.

114

El establecimiento de las empresas cafetaleras en las montañas de la región norte de

Chiapas y el Soconusco, trajo como consecuencia la necesidad de modernizar los caminos

para el traslado de los productos agrícolas de exportación hacia los puertos ubicados en las

costas del Pacífico mexicano y el golfo de México. La política de desarrollo económico del

régimen de Porfirio Díaz con características de un capitalismo dependiente, aportó

condiciones para proyectos de modernización que emprenderían los inversionistas

extranjeros en el país, sobre todo en los ramos de agricultura, minería y ferrocarriles: “Con

la inversión foránea, se introdujeron nuevas tecnologías que modificaron la organización

social de la producción y elevaron la productividad física de la minería, la industria y la

agricultura” (Kaerger, 1986, p. 10).

En la última década del siglo XIX, se dieron cambios importantes en la producción

agrícola en Chiapas, sobre todo la producción de cacao en la región del Soconusco que, junto

con Tabasco, eran los mayores productores en el país. En el Cuadro 4 se muestran las

toneladas que se cosechaban entre las dos entidades, pero la obtención del cacao en Tabasco

siempre fue superior a la región chiapaneca;88 la diferencia entre estos dos sitios, se debió

invariablemente a su ubicación geográfica, el clima y la orografía, puesto que el trópico es

apto para el desarrollo de este tipo de agricultura (Kaerger, 1986, p. 11).

Cuadro 4. Comparativo de la producción de cacao en toneladas en los últimos años

de la década de los noventa del siglo XIX, entre Tabasco y Chiapas

Año Tabasco Chiapas

1892 412 243

1893 927 29

1894 772 1107

1895 2320 74

1896 946 326

1897 418 144

Fuente: Kaerger, 1986, p. 41.

A partir del año de 1895 disminuyó la producción de cacao en el Soconusco, lo cual coincidió

con la llegada del capital extranjero al norte de Chiapas para impulsar el cultivo del café. La

introducción de este cultivo (Kaerger, 1986, p. 42) dio lugar a la sujeción laboral de las

88 El cultivo del cacao en Tabasco data de la época virreinal.

115

comunidades choles. Con el éxito de la producción cafetalera, el cultivo de cacao fue

desplazado, no desapareció, pero se redujo al mínimo.

Otro factor que modificó e impulsó la nueva producción agrícola fue el capital

estadounidense, donde los alemanes dominaban el mercado. Entonces, la inclusión de la

agricultura industrial en el mercado internacional, fue gracias a la presencia de inversionistas

de estas dos naciones en las regiones cafetaleras, tanto de manera separada como conjunta;

por ejemplo, la German American Coffee Company, (finca de administración alemana)

además contaba también con inversionistas estadounidenses.

En el ámbito internacional, la economía estadounidense superó a los europeos en la

primera década del siglo XX; entonces el Gobierno mexicano se acercó y estableció

convenios con los vecinos del norte para fortalecer los lazos económicos a partir de la

modernización de las vías de comunicación, particularmente con el ferrocarril; fue prioridad

la continuación de las vías férreas de norte a sur para conectar a ambos países facilitando el

transporte de la producción agrícola. Con los alemanes se fortaleció la industria naviera, tanto

en la construcción como en el servicio trasatlántico (ver Imagen 11). Ellos establecieron

servicios de transporte de Europa a América por medio de barcos cargueros o de servicio

ejecutivo (ver Imagen 12).

Imagen 11. Barco alemán en el río Tulijá, Salto de Agua, 1920

Fuente: cortesía de Jorge Óscar Huy Gutiérrez.

116

Imagen 12. Buque de vapor alemán “Kosmos”, viajes de Hamburgo a

varios países de América Latina

Fuente: Bartra, A.; Cobos, R.; Paz Paredes, L. (2011, p. 90).

La apuesta por los ferrocarriles fue muy significativa para el desarrollo económico del país

y benefició a los inversionistas que lograron exportar con mayor facilidad.

Las principales vías férreas enlazaron el territorio mexicano con varios puntos

fronterizos con Estados Unidos y con los principales puertos marítimos, y en el centro del

país tejieron una densa red que vinculaba a las regiones agrícolas con los mercados urbanos

(Kaerger, 1986, p. 10).

En Chiapas se tendieron las vías férreas en las costas del Pacífico para extraer la

producción de café del Soconusco, se tenía la idea de que se podía conectar el ferrocarril de

Guatemala con el de México. En el informe del gobernador de Chiapas, Rafael Pimentel,89

rendido ante la XXII Legislatura del Congreso estatal, anunció que habría tren de

89 Fue gobernador en el periodo 1899-1905.

117

Tehuantepec a Tapachula para conectar la región económicamente activa y modernizar los

medios de transporte de la entidad.

[…] se solicitó y obtuvo del ejecutivo de la unión una importante subvención que quedo sin

efecto, en parte, porque acaba de firmarse en México el contrato relativo a la concesión de

que me ocupe en mi último viaje, para la construcción de un ferrocarril de Tehuantepec a

Tapachula, con un ramal a esta capital, […]90

Se buscó que toda la producción desembarcara en Coatzacoalcos, de esa forma se podía

conectar el golfo de México con el océano Pacífico; fue un proyecto de inicio del siglo XX

para evitar la construcción de un canal en el Istmo de Tehuantepec que pretendía Estados

Unidos.

La región norte de Chiapas fue la segunda economía de la entidad y por la complicada

geografía no fue posible introducir el ferrocarril; los alemanes hicieron algunos intentos, pero

sin éxito debido a los altos costos y a las dificultades del terreno, además de que estalló la

Revolución mexicana. De tal forma que la única alternativa para los finqueros extranjeros

fue el uso de animales de carga: burros, mulas, caballos y yeguas, únicos medios de transporte

para sacar la producción y llevarlas a los puertos en ríos (Tulijá-Grijalva) y de ahí al golfo de

México por Tabasco.

La herencia cultural de Guatemala y Chiapas mantenía fuertes vínculos, situación que

se repitió en la parte comercial, sobre todo en la producción del café. Esto fue causa de que

algunos extranjeros europeos que se encontraban establecidos en Guatemala migraran hacia

Chiapas con todo y mano de obra desde el Soconusco. Las montañas del norte de Chiapas,

por su parte, se volvieron atractivas para la inversión de la nueva plantación agrícola; se

construyeron caminos reales que permitieron una comunicación entre quienes iban y venían

entre las familias que se quedaron en diversos puntos de la geografía chiapaneca y

centroamericana.

Un camino que comunicaba a Guatemala con México era el de Huehuetenango a

Comitán, y continuaba hasta San Cristóbal para enlazarse con la capital de la entidad; otro

90 Informe de gobierno del Estado de Chiapas, Rafael Pimentel ante la XXII legislatura del congreso (Periódico

Oficial, órgano del gobierno del Estado de Chiapas. Tomo XVIII, Núm. 38. Tuxtla Gutiérrez, septiembre 21,

de 1901).

118

punto era el que se establecía entre Comitán y Yajalón, este último se comunicaba con el río

Tulijá pasando por las montañas del norte, por donde estaban establecidas las fincas

cafetaleras de mayor producción (El Triunfo, entre ellas). El Tulijá se juntaba con otros ríos

más caudalosos y navegables como el Grijalva y el Usumacinta; estos mismos conducían

hacia Centla (Frontera), Tabasco donde desembocaban en el golfo de México (ver Mapa 7).

En un informe de 1905, dirigido a los accionistas de la German American Coffee Company,

se indicaba lo siguiente: “cuando el café y otros productos son traídos de la montaña, se

almacenan en almacén [sic] hasta su envío por barcos de río a Frontera, el puerto del Golfo”

(Line, 1905, p. 8).

Es importante resaltar que se realizaron contratos de navegación entre el Gobierno

federal y empresas alemanes para los principales ríos navegables de Tabasco y Chiapas para

controlar la navegación y la comercialización de los productos agrícolas hacia otros países,

como se indica en el siguiente contrato de navegación:

[...] Celebrado entre el Ciudadano General Francisco Z. Mena, Secretario de Estado y del

Despacho de Comunicaciones y Obras Públicas, en representación del Ejecutivo y de los

Estados Unidos Mexicanos, y el Señor Licenciado Manuel Sánchez Mármol, como apoderado

de Señor Enrique D. Bushnel, para hacer la navegación fluvial en los ríos en el Estado de

Tabasco, que se indican (Informe de Gobierno, 1901, p. 3).

En este contrato destaca de manera general en el artículo 1º, que la navegación fluvial se hace

extensiva al estado de Chiapas en los ríos afluentes o tributarios y se hace más preciso en el

artículo 3º que la navegación comprenderá los siguientes ríos: el Grijalva y sus afluentes; el

Chilapa y su tributario el Tulijá, con su afluente Michol, este último lo identifican los choles

como parte importante para la milpa, de hecho, eso significa en la lengua: “para la milpa”.

119

Mapa 7. La ruta del río Tulijá era navegable desde Salto de Agua, pasando por San Juan Bautista

(hoy Villahermosa, Tabasco) hasta llegar al golfo de México (marcado en línea roja)

Fuente: Mapa de 1895, Mapoteca Manuel Orozco y Berra.

Es importante reiterar que la apertura de caminos de herradura fue la única opción que tenían

los inversionistas extranjeros para extraer los productos agrícolas de las montañas del norte

hacia los puertos marítimos. Sin ellos, las dificultades se agravaban, tal y como lo mencionó

Line (1905) en su informe, durante un viaje que realizaron para inspeccionar las propiedades

de esta empresa:

120

El señor Rau ha enviado las mulas y guía de El Triunfo para reunirse con nosotros,

procedimos en nuestro viaje por el sendero, dejando La Cruzada91 a las 9:00 AM, y llegar a

Las Nubes, la próxima de las propiedades de la empresa, la cual está a unas cinco millas de

distancia, justo antes del mediodía. […] Desde aquí nos dirigimos al poblado de Trinidad, la

próxima de las posesiones de El Triunfo, al cual llegamos alrededor de 18:00, y encontramos

que el señor Rau había dispuesto por teléfono nuestro alojamiento. Nos apeamos en la casa

de la empresa y encontramos una comida elegante preparada para nosotros […], nos llevaron

a nuestra habitación limpia y confortable para dormir que, por cierto, es extraño para un

viajero en un sendero de montañas en México.

Dejando Trinidad temprano la mañana siguiente, tomamos el camino de las montañas

en el camino hacia El Triunfo. Después de pasar sobre la primera cadena de montañas, a una

bien desarrollada plantación de café, los árboles son de aparentemente de mejor calidad […]

El Porvenir es la propiedad asociada de El Triunfo. […] Ante nosotros se extendía un pueblo

de casas de nativos, mientras que, a mitad de camino por la montaña opuesta, estaba la

administración de El Triunfo. Apenas uno puede darse cuenta de lo contento que se sentía

nuestro grupo, después de un viaje agotador, atravesar lo que consideramos el edén de México

(Line, 1905, pp. 8-9).

Con el relato anterior se puede notar que para llegar a la finca El Triunfo, iniciando el

recorrido desde La Cruzada se hacía entre tres a cuatro días. Este mismo tiempo lo recorrían

los arrieros con 30 o 40 “pataches”92 de mulas (ver Imagen 13) que eran los que trasladaban

los “pergaminos”93 de café.

La responsabilidad para el mantenimiento de los caminos rurales recaía en las

autoridades municipales de Tumbalá y Salto de Agua, porque recibían una contribución por

el uso y operación de las fincas de la región, en ocasiones no se les daba mantenimiento como

se publicó en 1904 en un periódico de Comitán, El Chiquitín:

91 La Cruzada, propiedad de la GACC, se utilizaba para almacenar todos los productos agrícolas que provenían

de otras propiedades de la empresa; se encontraba en los márgenes del río Tulijá, cerca del pueblo de Salto de

Agua; ese lugar era un punto importante para que los barcos cargueros iniciaran la navegación hacia los ríos

Grijalva y Usumacinta hasta llegar al golfo de México en el puerto de Frontera. 92 Pataches estaba considerado para los finqueros y ladinos como el conjunto de mulas que trasladaban café en

sus lomos; mientras que el significado en la Real Academia de la Lengua Española es una pequeña embarcación

utilizada para el servicio. Ambos coincidían en que era para el servicio de traslado. Esta forma de identificar al

grupo de mulas que trasladaban café cayó en desuso por la apertura de sistemas de carreteras y el uso de

camionetas de carga. 93 Pergamino es el café seco que ha pasado por un proceso de despulpar, lavar, secar en la máquina o de manera

natural con la luz de sol.

121

Los caminos de Salto de Agua a Yajalón, se nos asegura están completamente abandonados.

Verdaderamente difícil se ha hecho en esta última temporada el tráfico y ha paralizado el

transporte de grandes cargamentos de café, que desde Yajalón y demás fincas del tránsito se

hayan almacenados. Los esfuerzos de los propietarios vecinos han sido insuficiente para

reparar tanto desperfecto en que abunda ese trayecto de Yajalón al Salto de Agua. Entre

Yajalón, Hidalgo y Tumbalá, existen dos o tres obstáculos que constituyen ya un verdadero

peligro para las muladas y viajeros; y desde Tumbalá, Trinidad, Otatal, La Raya y Salto, se

tropieza a cada momento con enormes dificultades que hacen casi ilusorios los transportes de

café a lomo de mula (Figueroa, 1904, p. 4).

Imagen 13. Pataches de mulas trasladando café pergamino hacia el río Tulijá

Fuente: Line, (1905, p. 48).

Por lo regular, las autoridades de Tumbalá solicitaban el apoyo para el mantenimiento de los

caminos a los diversos propietarios de las fincas, ya que su capacidad era rebasada por la

naturaleza. Las lluvias constantes destruían los caminos, los dejaba en condiciones casi

intransitables y muy peligrosos para quienes transportaban cargas como lo menciona la

denuncia anterior; por ello la autoridad local envió el siguiente documento a la Compañía de

Café La Esperanza, Kanter hermanos Cuncumpá, The German American Coffee Company y

E. Marh La Primavera, todas las fincas de la región norte de Chiapas, que a la letra dice:

122

Estando como está ya muy reducido el tiempo bueno, único para aprovechar la reparación del

camino nacional en este municipio, porque en el tiempo de lluvias ya no se podrá continuar

con trabajos, se les recomienda por esta presidencia de mi cargo, den cumplimiento con el

convenio que hubo entre ustedes y este H. Cuerpo municipal, con fecha 5 de enero año actual;

que contribuían en dar su jente [sic] un día mensual empezando desde el día 1º de febrero, o

su equivalente en efectivo a razón de 50 centavo por cada uno. Y como se van transcurriendo

ya varios meses y no se ha dado todo el cumplimiento debido, para el próximo lunes 24 del

actual pondrán la jente a disposición de esta presidencia, o el efectivo por los meses pasados

para pagar jente (18 de abril de 1922, AMT).

Se puede notar que, en las diversas correspondencias emitidas por la autoridad municipal de

Tumbalá, en distintos años se manifestó un tono de invitación o cumplimiento de los acuerdos

previos tomados; en algunos comunicados se percibe como mandato para el cumplimiento

de las órdenes que emitían, situación que denota que los propietarios no cumplían con los

trabajos de apoyo de mantenimiento de los caminos rurales.

Por otro lado, la dificultad de los caminos se mantuvo casi todo el año por las malas

condiciones en que se hallaban algunos tramos denominados por lo habitantes como el

“paso”: se encontraban en la parte más alta donde sólo podía transitar una sola persona con

carga o mulas en un solo sentido. Porfirio Morison expuso lo siguiente:

Recuerdo que los caminos de Tumbalá hacia Salto de Agua eran difíciles por las elevadas

montañas que existen en este lugar, esto a la vez creaban diversos senderos en las cadenas

montañosas, recuerdo algunos “pasos” que se identificaban como el “paso de don Andrés”,

“Sal si puedes”, “No me conviene”, “El Chival”, “El Naranjo”, entre otros, que ya no

recuerdo.94

La mayoría de los arrieros lograron dominar con destreza estos caminos rurales que por

muchos años fueron la vía para mover el café, diversos productos agrícolas, maquinaria y

mercancías varias que se consumían en las tiendas de rayas de las fincas cafetaleras de El

94 Entrevista realizada en Huitepec, su domicilio, a Porfirio Morison, nieto de Stanford Newel Morison, dueño

de la Compañía de Café La Esperanza (19/03/2019).

123

Triunfo, Cuncumpá y La Primavera. Para pagar esos productos se utilizaban “fichas

monedas” (ver Imágenes 14 y 15).

Imagen 14. Monedas finca La Primavera Imagen 15. Moneda El Triunfo

Fuente: Efraín F. Díaz López. Fuente: A. Gómez Arévalo.

4.3. La organización doméstica

Las fincas comprendían una casa principal donde residía la familia del propietario o los

administradores; aunque por lo general los dueños radicaban en su país de origen. Cuando

empezaban y la administración era pequeña todos los integrantes participaban o se

involucraban en alguna actividad para fortalecerla. Independientemente de si eran

administradores o dueños los que vivían en la “casa grande” el ingreso estaba prohibido a

cualquier otro empleado, entre ellos mozos, peones acasillados y campesinos indígenas; ellos

sólo accedían al establecimiento donde se administraban las actividades económicas y la

propiedad (Kanter, 2002, pp. 24 y 30).

La ubicación de la casa principal en cada finca se definía con base en la disponibilidad

de agua y para vigilar a los trabajadores desde lo alto; todas casas grandes de la región se

construyeron en la parte alta de las faldas del cerro con la idea de aprovechar el agua que

bajaba de las montañas; en la parte baja, sin llegar a la planicie, se ubicaban las oficinas o el

espacio de administración de acuerdo a las imágenes encontradas (ver Imagen 7).95 En esa

95 Ver Capítulo III.

124

zona también se encontraban las galeras o chozas donde vivían los trabajadores, con el

objetivo de controlarlos desde lo alto gracias a la visión panorámica que permitía la

localización de la casona.

Cabe destacar que, en todas las casas principales, la plantilla del personal de servicio

estaba formada por algunos indígenas choles, quienes eran obligados por los propietarios a

desempeñarse en el área doméstica; entre las actividades que realizaban estaba lavar ropa,

cuidar los animales en el traspatio, limpiar las habitaciones y la cocina, y cocinar. Las mujeres

iniciaban sus actividades a las cuatro de la mañana, en ocasiones mucho antes, cuando se

tenía que lavar el maíz y prepararlo para el nixtamal,96 indispensable para tener las tortillas

calientes para el desayuno de los patrones; algunas veces, la cocinera tenía el apoyo de otras

personas, por lo regular sus hijas. Tanto las trabajadoras domésticas como los caporales o

capataces (que en la mayoría de los casos eran esposos), eran quienes madrugaban en la finca,

mientras ellas se iniciaban en la cocina, ellos preparaban los caballos con sus monturas para

que los dueños o administradores iniciaran su labor de control en la finca (Morison, 2019).

La rutina en la preparación y la administración de los alimentos estaba sujeta al plan

de trabajo del día. Por ejemplo, la cocinera debía saber en qué parte o lugar sería la jornada

para preparar y envolver el desayuno, así como el pozol,97 que el patrón llevaría consigo en

su chim,98 esto cuando la labor se encontraba retirada de la casa principal y no podía ir y

regresar para el desayuno. Y si la actividad del día se realizaba cerca de la casa principal, el

desayuno se consumía en la residencia entre las nueve y las diez de la mañana. Antes, entre

las cinco y seis de la mañana, sólo se tomaba una taza de café que era acompañada de un

plátano o camote guisado en las brasas del fogón, lo que podía ser sustituido por alguna fruta

de temporada.99

Terminado este primer momento, las empeladas procedían a limpiar los utensilios y

se encargaban del aseo de la casa, principalmente las habitaciones y el patio, mientras sus

hijas alimentaban a las aves de corral (patos, gallinas y pavos) y a los cerdos. Enseguida

96 En México se le denomina así al “maíz cocido en agua de cal, que sirve para hacer tortilla después de molido”.

https://dle.rae.es/?w=diccionario. 97 Bebida a base de maíz molido, en muchas ocasiones se deja fermentar, se bate con agua y se acompaña con

sal y chile. 98 Es una red tejida de ixtle, un morral, utilizado para llevar el alimento, pozol, herramientas como la lima y el

tabaco, entre otras cosas pequeñas. 99 Información de dominio popular.

125

lavaban la ropa sucia de la jornada anterior en el patio de la casa donde, si era el caso, había

surtidor de agua que se conectaba con el acueducto proveniente de los cerros aledaños, pero

si no, lo hacían en el río o arroyo cercano.100

4.4. Las expresiones religiosas dentro y fuera de las fincas

La formación de las fincas cafetaleras en las montañas del norte marca un antes y un después

en la historia de esta región; la llegada de los extranjeros trajo consigo una forma diferente

de entender el mundo al que estaban acostumbrados los choles. Se introdujo una nueva

práctica religiosa muy propia, cristiana sí pero con elementos diversos tanto católicos como

protestantes y prehispánicos.

En el trabajo de campo que se realizó en la zona de estudio para esta investigación

que incluyó múltiples entrevistas, fue posible notar estas manifestaciones cristianas como

algo fundamental en la vida de las poblaciones. La práctica de la religión con los extranjeros

en el inicio de siglo XX fue una forma de concebir y fortalecer su espíritu de los finqueros;

en el caso de los choles las prácticas cambiaron, prevaleció el sincretismo religioso, que no

es más que la combinación y fusión de elementos de la religión prehispánica con el

cristianismo. Con la dispersión de la población en las montañas del norte, no se había podido

consolidar la religión católica en esa zona; la concentración de la mano de obra en las fincas

cafetaleras facilitó, de alguna manera, la catolización o el proceso de sincretismo religioso.

En el calendario litúrgico de las fiestas religiosas resaltan como las más importantes

las de Semana Santa, Navidad y Año Nuevo, eran ocasiones para los trabajadores en los que

se olvidaban de las pesadas jornadas en los campos agrícolas; se reunían por invitación de

los dueños y administradores de la finca. Los choles lo identificaban como “el llamado de

los patrones” cuando los dueños ofrecían aguardiente a los mozos y peones de las fincas. Esa

bebida alcohólica se compraba en Salto de Agua para el consumo exclusivo en los días de

festejo. Eran fiestas pero también se dedicaba tiempo a la reflexión religiosa y espiritual.

Según Berta Kanter la celebración empezaba con los preparativos días antes de la fecha

indicada; los patrones daban indicaciones a los empleados para que consiguieran palmas,

ramas, hojas de juncias, entre otros y construir el nacimiento, esto en la época navideña.

Faltando un día para el 24 de diciembre se llamaba a más trabajadores para apoyar en el

100 Información obtenida en los diversos encuentros y pláticas con los campesinos choles de la región.

126

sacrificio y despiece de una res; luego se preparaba la cena de Nochebuena para la familia de

la casa grande y para los trabajadores, la preparación se realizaba de distintas maneras

dependiendo el grupo social al que se alimentaba.

El recuerdo que prevalece entre las poblaciones actuales es que los patrones no se

reunían con los trabajadores. Mencionan que los primeros se sentaban en una mesa grande

dentro de la casa principal y que los platillos eran diferentes a los que comían los peones. En

el caso de los dueños, por lo general llevaban a una cocinera de Tumbalá o Yajalón. Los

peones y demás empleados de la finca cenaban caldo de res con las verduras que ellos

producían: chayote, ñame, elotes, yuca, cueza, cilantro, cebolla y hierbas de olor.

El momento de reunión entre los trabajadores y patrones era cuando se realizaba el

rezo frente al pesebre o nacimiento que por lo general se instalaba en el patio de la casa

principal. La ceremonia tenía una duración de entre una y dos horas, por lo regular la dirigía

una persona de mayor edad dentro de la familia de los finqueros; en caso de no haber en esa

familia se buscaba entre los choles, que por lo regular era el de mayor edad conocido dentro

de los principales como tatuches.101 Después de ese acto se ofrecía la comida acompañada

con tazas de café caliente. Algunos de los trabajadores se embriagaban por el consumo de

alcohol; para evitar enfrentamientos el caporal recogía los machetes por órdenes de los

administradores de la finca, era una práctica generalizada en todas las fincas de la región

norte (Morison, 2019).

Cabe resaltar que en la ceremonia religiosa se le pedía al Niño Dios dos cosas: primero

por la salud de todos y, segundo, buena cosecha en los campos agrícolas, para que hubiese

abundancia de alimentos para los peones y capacidad económica para los finqueros.102

Para Año Nuevo, la reunión religiosa solo se hacía entre la familia de los dueños o

administradores de las fincas cafetaleras, ese día no había actividad en las plantaciones de

café, solo preparativos para la cena en la casa principal. En la casa de los choles, muy

temprano empezaban con los preparativos para una reunión familiar y religiosa, los

habitantes se reunían en espacios comunes al aire libre, en la montaña o en los cerros para

invocar a Dios e implorarle por salud y fuerza para soportar las intensas jornadas en los

101 Tatuch es la persona de mayor edad entre los choles, respetado por sus conocimientos de curación y

conocimientos en los ciclos agrícolas y naturales, es la guía espiritual de las poblaciones, de igual manera

conocido como “anciano de la comunidad”. 102 Es una práctica dentro de los usos y costumbres de la población, según información de la colectividad.

127

campos agrícolas; pedían también bienestar para las familias; esta actividad se realizaba al

medio día, cuando el Sol estaba en el centro del cielo y en la tierra había luces y sombras.103

En la segunda mitad de los años treinta del siglo XX, esta práctica sufrió cambios

cuando empezó la decadencia de las fincas cafetaleras y la llegada de religiones protestantes

a la región. La presencia de un proyecto religioso identificado como el Instituto Lingüístico

de Verano (ILV) generó cambios profundos en la concepción del mundo, las prácticas del

sincretismo religioso no se desvanecieron en su totalidad, fue gradual conforme pasaba el

tiempo. Ya para los primeros años de la década de los cincuenta se ve una mayor práctica de

la religión cristiana con denominación presbiteriana y adventista provenientes de Estados

Unidos (Sánchez Franco, 2015).

La historia del ILV en México comenzó en la década de los treinta del siglo pasado,

bajo el signo de la política populista y corporativista del Gobierno de Cárdenas. Los primeros

miembros del ILV que llegaron a Chiapas fueron William Bentley, al municipio de Chilón

en 1938; y Mariana Slocum y Evelyn Woodward, en 1940, quienes llegaron a los municipios

tzeltales de Tenejapa y Oxchuc (Sánchez Franco, 2015, p. 215).

Por la cercanía que existe entre estos municipios tzeltales, las religiones protestantes se

diseminaron poco a poco hacia Tumbalá, considerado el municipio más importante para los

choles sobre los otros en esa región. Morison (2019) manifestó que las misiones evangélicas

llegaron hasta las montañas del norte, encabezadas por la misionera Evelyna104 Woodward.

(ver Imagen 16). Esta filiación religiosa no era bien vista entre los finqueros, consideraban

que solo generaba conflictos al idealizar a la población indígena y, como resultado, se

negaban a emplear a quienes fueran adeptos de esta religión en las fincas.

103 Información obtenida con habitantes de Chuchucruz. 104 Conocida con este nombre entre los choles y no como Evelyn.

128

Imagen 16. Familia Morison y misionera Evelyna, Tumbalá, Chis. 1950 (Evelyna,

tercera de izquierda a derecha, tiene sobrepuesto un suéter negro,

está abrazando a Porfirio Morison Trejo, con pantalón negro).

Fuente: Porfirio Morison, 2016, Tuxtla Gutiérrez.

Retomando la manifestación religiosa en las primeras décadas del siglo pasado, la Semana

Santa era una ocasión especial, tanto, que en las fincas Cuncumpá, La Primavera y La

Esperanza se suspendían las actividades agrícolas para que los peones pudieran cumplir con

las tradiciones de esos días.

4.5 La instrucción pública en Chiapas y la educación en las fincas

En los primeros años del siglo XX el tema de la educación en el Estado de Chiapas ya era un

programa importante para los gobiernos en turno que causaba profundas preocupaciones, ya

que en ese ramo no existían avances importantes, apenas se encontraba en sus inicios por la

falta de infraestructura y de una política educativa enfocada en los grandes temas nacionales

como la economía. Este último era para el Gobierno federal el más importantes como eje

fundamental para el desarrollo del país.

En Chiapas, con relación a las otras entidades del centro y norte de la República

mexicana, existía una marcada diferencia de desarrollo; el sur no terminaba de fortalecer sus

129

proyectos educativos por la falta de consistencia en la economía local; en el centro y el norte

de México se contaba con algunos elementos importantes para el desarrollo de la instrucción

pública:

Se hacía sentir la necesidad imperiosa de fundar escuelas normales para profesoras y

profesores y seguramente el próximo año quedaran establecidas, pues aunque la Normal de

Profesoras pudiera decirse que ha comenzado sus trabajos, esto se han limitado, con el

personal competente a dejar completo el curso preparatorio de las alumnas internas

pensionadas por el Estado, que se pidieron a los departamentos, y de las externas que de esta

ciudad se han inscrito.105

Esto obedecía a la falta de profesores que pudieran atender o crear espacios de educación

elemental para la entidad, a pesar de que existía la buena voluntad de los gobiernos y eso se

manifestaba constantemente en cada periodo. Por falta de profesores aptos para fomentar la

educación en la entidad acudían a los profesores de otras entidades del país, como lo

manifestó el gobernador Rafael Pimentel:

En efecto, habiéndose ocurrido a la Capital de la Republica, y a los Estados de Oaxaca,

Veracruz, Colima y Puebla, el Gobierno pudo traer un número considerable de profesores y

profesoras normalistas tituladas que, debidamente renumeradas, se encuentran dirigiendo las

principales escuelas de San Cristóbal de Las Casas, Comitán, Simojovel, Chiapa de Corzo,

Tuxtla Gutiérrez, Copainalá y Tonalá.106

En este informe se aprecia que había interés por llevar la instrucción pública a todos los

sectores de la sociedad. Pimentel proyectaba crear dos escuelas regionales exclusivamente

para indígenas, esto con la idea de que acudiera la mayor cantidad de alumnos donde se podía

instruir a los jóvenes en su propia lengua. La buena voluntad del gobierno se mantuvo

siempre como una esperanza para la educación en Chiapas, pero sus dificultades fueron las

105 Informe del gobernador del Estado de Chiapas, Rafael Pimentel, ante la XXII Legislatura, 16 de septiembre

de 1901. Periódico Oficial. Órgano del Gobierno del Estado de Chiapas. Tomo XVIII. Núm. 38. Tuxtla

Gutiérrez, Chiapas, 21 de septiembre de 1901. 106 Informe del gobernador del Estado de Chiapas, Rafael Pimentel, ante la XXII Legislatura, 16 de septiembre

de 1901. Periódico Oficial. Órgano del Gobierno del Estado de Chiapas. Tomo XVIII. Núm. 38. Tuxtla

Gutiérrez, Chiapas, 21 de septiembre de 1901.

130

que no le permitieron que se llevaran a cabo como se planeaba desde Tuxtla Gutiérrez, todo

por diversos factores como lo económico, las vías de comunicación, el capital humano, entre

otros.

Aquel gobierno reconocía algunos factores que le impedían el mejoramiento en esa

materia y expresaba que sus deseos de desarrollo de la instrucción pública se habían

tropezado con graves obstáculos:

No ha sido el éxito bastante propicio a mis deseos en el desarrollo y mejoramiento del

importante ramo de la instrucción pública, pues aun cuando se han desplegado esfuerzos

vigorosos y singular diligencia para dicho fin, se ha tropezado con el gravísimo obstáculo de

la falta de profesores, y de aquí la necesidad para removerlos, de haberlos solicitado de

diversos puntos de la Republica siquiera para proveer las de ambos sexos de las principales

poblaciones del Estado (Informe de Gobierno 1903, p. 8).

En este mismo sentido, el 27 de junio de 1900 expidió la Ley orgánica de Instrucción Pública,

medida con la que secundaba las medidas del gobierno federal en la materia (Informe de

Gobierno, 1902). Con este prototipo, el gobierno de principios de siglo XX mostró interés

por mejorar la educación, aunque es claro que para este tiempo con expedir leyes no era

suficiente, mucho menos asemejarse a otras entidades del centro y norte para poder crecer en

la educación pública de Chiapas. Era importante progresar internamente en el desarrollo

económico para fortalecer la infraestructura educativa; pero como México solo alcanzó para

ser un país capitalista dependiente y Chiapas se enfocaba en la economía de la agricultura de

exportación que generaban los países capitalistas sobre todo de Estados Unidos y Alemania,

la educación se fue rezagando.

El gobierno de Pimentel trató de impulsar la participación de las mujeres en la

instrucción pública del Estado. En 1902 “bajo los auspicios del señor presidente, General

Porfirio Díaz y de su digna esposa, señora Carmen Romero Rubio, se inauguró ayer

solemnemente la Escuela Normal para Profesoras…” (Informe de Gobierno, 1902, p. 7). Se

crearon escuelas especiales para las señoritas, para que pudiesen formarse como educadoras

en los diversos municipios de la entidad, sobre todo los que se encontraran mayormente

urbanizados.

131

Ante estas iniciativas, el desarrollo de la educación se enfrentó con dos adversidades

importantes: primera, la centralización de la educación en la capital de estado porque familias

de los diversos departamentos se negaban a enviar a sus hijas a lugares distantes, además de

que por su situación económica precaria, no tenían recursos para mantener a sus hijas fuera

de casa y pagar la educación normalista. Y, segunda, en la mayoría de las familias, por no

decir todas, se pensaba que las mujeres no eran adecuadas para formarse profesionalmente

así que no tenía caso que fueran a la escuela; persistía la idea de que les correspondía

dedicarse a las labores del hogar. Gran parte del siglo XX se mantuvo esta postura para las

mujeres, aunque con la modernización del sistema educativo a mediados de la década de los

sesenta empezó a cambiar esta posición dentro de las familias sobre todo en el sur de la

República mexicana (Tuirán y Quintanilla, 2012).

Una característica importante que arrojan los informes de gobierno es que las escuelas

estaban organizadas por sexo, es decir, operaban planteles exclusivamente para niñas y

planteles sólo para niños, no había lo que se conoce como escuelas mixtas, esto a principios

del siglo XX. El estado ofrecía pocas becas para niños y niñas, siempre y cuando tuvieran

promedio de 10. Aplicaba para infantes de todo el estado, aunque, es importante decirlo,

tampoco había mucha demanda de espacios educativos.

Eran pocas las escuelas de instrucción primaria que se encontraban en los diversos

departamentos, solo en los pueblos y ciudades urbanizadas se podían localizar algunas. En la

región norte, en el Departamento de Palenque, solo se podía ubicar una escuela para niños en

la cabecera departamental (Informe de Gobierno 1902, p.7). Prácticamente no funcionaban

escuelas de educación primaria, mucho menos en la región.

En 1910 Chiapas gozaba de estabilidad política y administrativa antes de que estallara

la Revolución mexicana. Eso permitió que la instrucción pública avanzara durante el último

de los gobiernos rabasistas (Ramón Rabasa) todavía con apoyo del gobierno porfirista; se

impulsó el establecimiento de escuelas primarias, que para 1910 ya contaba con los siguientes

planteles, según se indica en el Cuadro 5 a continuación:

132

Cuadro 5. Total de escuelas oficiales en el Estado de Chiapas, 1910

Tipo de plantel Cantidad

Escuelas oficiales existentes en el último años escolar 193

Escuelas oficiales de reciente creación 15

Escuelas particulares 32

Total 240

Fuente: Informe del Gobierno de Ramón Rabasa, 1910

La cantidad de alumnos inscritos en todas estas escuelas dispersas en la entidad era de 12 mil

053, de los cuales 11 mil 215 estaban inscritos en escuelas oficiales apoyados por la

administración estatal; mientras que en las escuelas particulares había 838 alumnos (Informe

de Gobierno, 1910, p. 11). Es preciso mencionar que hubo algunos jóvenes becados por el

estado para realizar sus estudios profesionales en distintas instituciones de la República

mexicana, aunque se privilegiaba a los hijos de los funcionarios del Gobierno del Estado.

Este dato no es menor, toda vez que las escuelas particulares empezaron a tener

presencia en la entidad y en gran medida se debió a la presencia de extranjeros, sobre todo

estadounidenses y alemanes. En su informe, Rabasa expuso que un factor negativo que

impidió el crecimiento en el número de alumnos inscritos en las escuelas oficiales, fue el

cierre temporal de algunas en los departamentos de Mariscal, la Libertad y el Soconusco, por

la presencia de la viruela.

El incremento en el número de escuelas particulares se debió principalmente a que

los extranjeros no confiaban en las públicas y a que querían que sus hijos recibieran

formación relacionada con sus países de origen: lengua, historia, más elementos que tenían

que ver con su idiosincrasia.

Se establecieron escuelas alemanas en las principales cabeceras departamentales:

Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de Las Casas, Comitán y Tapachula eran los puntos cercanos

a las grandes zonas de desarrollo económico, incluyendo las fincas cafetaleras. A esos lugares

enviaban sus hijos para la formación. Para la región norte donde se establecieron las fincas

de alemanes y estadounidense: El Triunfo, La Esperanza, Cuncumpá y La Primavera, las

escuelas particulares más cercana que tuvieron estaban en Comitán y en San Cristóbal de Las

Casas.

[…] se funda el Colegio Alemán que será, a partir del Porfiriato, el centro de educación para

todos los hijos de alemanes, y además difundirá una determinada actitud “germana” ante el

133

trabajo, la sociedad, la política; actitud que también muchos burgueses mexicanos desean

infundir a sus hijos, razón por la que el alumnado no es exclusivamente alemán (Von Mentz,

1988, p. 324).

Los alemanes y sus relaciones en la región fueron muy marcadas para estas organizaciones

sociales. La actividad económica determinó las relaciones sociales de producción, de alguna

forma marcó el ritmo de la economía de la región norte de Chiapas, porque consideraban que

mantenían una superioridad sobre los demás por las técnicas agrícolas que introdujeron, sus

conocimientos sobre producción y, sobre todo, el capital que invirtieron y determinó las

formas de producción y comercialización del café. Todo esto obedecía a la ideología que se

les inculcaba desde jóvenes vinculada al control que ejercían sobre los otros.

Es importante tener en mente que las relaciones sociales de producción no son

únicamente las que se establecen entre los hombres, sino que dependen de la forma en que

se relacionan con los medios de producción. El papel que se desempeña en la vida económica

determina, en gran medida, sus relaciones sociales, las cuales incluso, se establecen

independientemente de su voluntad (Von Mentz, 1982, p. 333).

Estos factores permitieron a los finqueros o dueños del capital económico tener

control sobre los trabajadores107 de las fincas cafetaleras, con la idea de superioridad de raza.

Aníbal Quijano hace un análisis profundo sobre la colonialidad del poder y la clasificación

social, poniendo mayor énfasis en el tema de la superioridad de raza y el trabajo para

comprender el comportamiento de las sociedades que se generaron en este continente, que a

la postre sería una forma de organización social y económica.

La colonialidad es uno de los elementos constitutivos y específicos del patrón mundial

del poder capitalista. Se funda en la imposición de una clasificación racial/étnica de la

población del mundo como piedra angular de dicho patrón de poder, y opera en cada uno de

los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas, de la existencia cotidiana y a

escala social. Se origina y mundializa a partir de América (Quijano, 2014, p. 285).

107 Es invariable el uso de este concepto; en el contexto del tiempo y espacio se les llegó a conocer como mozos,

peones acasillados, pagados, empleados, entre los principales.

134

Con esta posición ideológica, los inversionistas capitalistas del café en las montañas

del norte de Chiapas utilizaron y manipularon la mano de obra de los choles de esta región,

donde se generó un sistema de producción con la base de peonajes acasillados.

Es por lo que la educación para los hijos de los alemanes era fundamental. En la finca

Cuncumpá, la educación de los hijos de Gustavo Kanter estuvo a cargo de la señorita Rebeca

Astudillo; este tipo de servicios fue utilizado también en la finca La Primavera de Enrique

Marh (Kanter, 2002). Al cumplir los hijos la mayoría de edad, se les enviaba a culminar sus

estudios básicos a la ciudad de Yajalón o en su caso a Comitán donde tenían vínculos

familiares; la ciudad de San Cristóbal de Las Casas era una opción muy importante porque

se localizaba una escuela prestigiosa en su sistema de aprendizaje encabezada por el profesor

José Weber.108 Muchos de los hijos se formaron profesionalmente en la ciudad de México,

lugar donde se podía acceder a las universidades y colegios alemanes.

Mientras tanto, dentro de las fincas había esfuerzos de los niños y jóvenes, hijos de

los administradores, capataces y enganchadores, para que adquirieran los conocimientos

elementales en la redacción de un documento, hacer operaciones matemáticas, establecer una

comunicación en la lengua española con las autoridades estatales. Para que se pudiera realizar

estas actividades formativas se contrataban algunos instructores en el pueblo de Yajalón y se

establecían por determinado tiempo (meses, sin determinar con exactitud) en la finca,

mientras se generaba el proceso de enseñanza y aprendizaje para los educandos (Morison,

2019).

El entrevistado mencionó que las técnicas que se utilizaban eran acordes al entorno

donde estaba establecido; por ejemplo, para el ejercicio de las matemáticas se ayudaban de

granos de maíz o frijol, las que tuvieran a su alcance. Este práctica se aplicaba cuando

aprendían las tablas de multiplicar. Este ejercicio en el uso de los factores de su entorno era

una constante para el aprendizaje de los hijos de los empleados de mediano rango en la

estructura de organización social; no así para los hijos de los mozos y empleados domésticos

de la misma unidad de producción agrícola.

108 Información de la entrevista con el Sr. Porfirio Morison (19/03/2019).

135

Conclusiones

El periodo de estudio de la investigación abarca desde la formación de la finca Cuncumpá en

1893 hasta la crisis de las fincas cafetaleras de 1940, cuando el Gobierno de Lázaro Cárdenas

dotó de tierras a varios ejidos que se encontraban cercanos a las fincas siempre y cuando

fueran solicitantes, todo esto bajo un marco de derechos agrarios a partir de la reforma del 9

de agosto de 1937: “se incorpora como sujetos agrarios a los peones y trabajadores de las

haciendas, y se promueve la organización de los ejidatarios […]” (Gómez de Silva Cano,

2016, p. 183).

En principio se presentaron las características históricas y socioculturales de la región

de estudio para poner en contexto el espacio; se expuso la evolución de los habitantes choles

como protagonistas del nuevo proceso de explotación agrícola con la visión del capitalista

extranjero. Antes de ese proceso se dieron a conocer la forma de vida de los choles, su

relación con el espacio territorial, la importancia de la lengua y la cultura para identificarse

con el entorno social, el medio ambiente que le proveyó de alimentos con prácticas de

sustentabilidad y respeto a la naturaleza.

Se aborda luego la incursión del modelo capitalista en América Latina y su expansión

en los diversos países. México no es la excepción, se difumina en todo el territorio nacional.

En el sureste se filtra el modelo capitalista de explotación agrícola que inició con capital

extranjero en países centroamericanos, particularmente Guatemala, hacia el Soconusco y la

región norte donde inician las plantaciones de café.

Ahora bien, para que se fortaleciera el nuevo sistema de explotación fue necesario

crear instrumentos que sujetaran a los choles a un espacio condicionado para garantizar la

disponibilidad de mano de obra. La finca se convirtió en un modelo que obligó a los choles

a quedar sujetos a su dinámica para ejecutar las actividades que generaron la mayor cantidad

de producción de café con la visión de acumulación monetaria. Toda acción que lleve a los

individuos a actuar contra su voluntad va a generar resistencia y malestar; con los años buscan

liberarse de la opresión; en este caso, se aprovecharon leyes y sus claroscuros para el dominio

de las tierras, hasta a llegar a obtener una nueva forma de vida y relación con el entorno

social.

136

Por último, se presentan aspectos de la vida cotidiana de los peones acasillados dentro

de las fincas, su relación con los diversos ámbitos: agrícola, religioso, cultural. Todo lo

referente a aquellas pequeñas acciones que engrandecen lo insignificante. En la actividad

doméstica se genera la mayor cantidad de historias que no se alcanzan a percibir a simple

vista; en la cotidianidad se construyen las narrativas que enseñan y proyectan lecciones

educativas para la vida. No solo la educación informal se construyó en la cotidianidad, los

extranjeros buscaron sentar las bases de la formación de sus hijos desde el hogar, luego con

el impulso a escuelas particulares y, finalmente, las carreras universitarias, con una mística

particular inspirada en la idiosincrasia de sus países de origen.

Las relaciones de poder que se establecieron en el entorno de las fincas cafetaleras,

particularmente entre los tres grupos sociales que convivieron por varias décadas: choles,

extranjeros y ladinos, tuvieron éxito, en gran medida, por los resabios de dominación en la

memoria colectiva de los pueblos originarios. México era un país independiente, sin

embargo, hacia el final de un siglo convulso y conflictivo, con los afanes de modernización

capitalista que marcaban el rumbo de la humanidad, el país no se podía quedar al margen y

entonces se abrieron las puertas a las inversiones extranjeras, se les dio permiso de comprar

tierras y de explotar a los indígenas que fueron la mano de obra barata que les permitió

obtener grandes ganancias mientras las desigualdades se profundizaban y la pobreza extendía

sus raíces.

Esta forma de relación y de modelo de trabajo prevaleció por un tiempo hasta que las

comunidades de choles decidieron resistirse a la explotación, al despojo y al maltrato de la

naturaleza. En combinación, otros factores operaron a favor, aun cuando se llevó algún

tiempo: las guerras mundiales del siglo XX, la Revolución mexicana, los precios del café y

la reforma agraria del Gobierno de Lázaro Cárdenas.

Este recorrido en el tiempo tiene varias ramas largas y cortas dependiendo de la

información que se proyectó para su evolución; es claro que después de las prolongadas

resistencias de los campesinos choles, mozos y peones llegaron a conseguir las tierras que

añoraban para liberarse del yugo de las fincas en franca crisis hacia el final del periodo

cuando los ejidos se constituyeron en la ilusión de los choles apoyados por diversos marcos

constitucionales: el ejido se percibió y se asumió como el espacio de la libertad anhelada.

137

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