El nuevo bronce de Contrebia

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Miguel Servet. Escultura de Dionisio Lasuén, erigida en 1893 en la entrada de acceso a las antiguas Facultades de Medicina y Ciencias, actual Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. (Fotografía por cortesía de la Universidad de Zaragoza). 1 GEOGRAFÍA Y ETNOGRAFÍA Apéndice. DE SERVET , EDITOR DE PTOLOMEO Y OTROS CLÁSICOS

Transcript of El nuevo bronce de Contrebia

Miguel Servet. Escultura de Dionisio Lasuén, erigida en 1893 en la entrada de acceso a las antiguas Facultades de Medicina yCiencias, actual Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. (Fotografía por cortesía de la Universidad de Zaragoza).

1GEOGRAFÍA Y ETNOGRAFÍA

Apéndice. DE SERVET, EDITOR DE PTOLOMEO Y OTROS CLÁSICOS

Guillermo
Texto escrito a máquina
F. Marco, G. Sopeña y F. Pina (coords.), Aragón antiguo. Fuentes para su estudio, Zaragoza, 2012.
Guillermo
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Guillermo
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Universidad de Zaragoza - Gobierno de Aragón. Pp. 127-143.
Guillermo
Texto escrito a máquina

ComentarioGuillermo Fatás Cabeza

Los editores de este volumen pensaron si podría dedicarse un apartado a los humanistas aragonesesque se ocuparon en la Edad Media y en el Renacimiento de los escritores griegos y latinos y, en parti-cular, a quienes los editaron y tradujeron. Sin contar con la llamada, acaso un poco hiperbólicamente,Escuela de Traductores de Tarazona, hubieran figurado en la relación importantes personajes, comen-zando por el gran maestre sanjuanista Juan Fernández de Heredia, tan cuidadoso de Plutarco, y cul-minando en Antonio Agustín, sin rival en su tiempo por la calidad y extensión de sus conocimientosanticuarios, editor crítico de numerosos autores romanos y ciceroniano tan acérrimo que llegaba a re-prochar al prudente Jerónimo Zurita la devoción que sentía por Tácito.

Pero, en marcha la presente obra durante el año 2011, en que se cumplieron quinientos del nacimientode Miguel Serveto Conesa (Villanueva de Sijena, hoy provincia de Huesca), pareció oportuno dedicarun recuerdo particular a su labor como editor de la �������� �� ���� o Geografía de Ptolomeo1.Y de eso trata esta breve rememoración, sin otra pretensión que la de evaluar su aportación e interpre-tarla en el contexto de la intensa preocupación por la cosmografía, la geografía y la cartografía que lossabios europeos vivieron en aquel tiempo, pues de Ptolomeo como fuente para el estudio de la Anti-güedad en el actual territorio aragonés ya se ha ocupado en estas páginas mi colega Francisco Beltrán.

Servet, médico de formación y en constante y fructífero ejercicio, se interesó por numerosos campos delsaber y su inquietud religiosa lo llevó a trabajar sobre asuntos muy variados, médicos y religiosos o no,incluidos la Biblia (1542), los Disticha de Dionisio Catón (1543), posiblemente la Andriana de Terencio(1549), Galeno (Opera omnia, 1548-1551) y Dioscórides (1543 y 1554, esta segunda edición, póstu-mamente), entre otras producciones antiguas2. Fue, pues, un activo editor de fuentes antiguas.

A su conocimiento de las dos lenguas clásicas unió estudios de hebreo, con los que pudo desenvolverseal editar la Biblia de Santes Pagnino3, un destacado semitista dominico, nacido en Lucca. Este estudiosotoscano murió en Lyon, donde pasó los tres últimos años de su vida, cuando el aragonés residía allí ypocas dudas caben de que se conocieran, pues Pagnino era una persona de mucha relevancia. En eltexto preliminar a su edición, Servet recomendaba el conocimiento del mundo judío, de su cultura y dela lengua hebrea para llegar cabalmente a los significados reales del texto, que persiguió insistente-mente durante mucho tiempo, con riesgo cierto de su vida, convencido de que la búsqueda del sentidopropio del texto debía prevalecer sobre el resto de los enfoques , en particular, del místico y teológico,que encontraba prejuiciados, a modo de vendas que impedían ver incluso lo obvio.

En cuanto a la Geografía de Ptolomeo, en 1966, Aubrey Diller escribió una sucinta «Introducción» parala reedición de ese texto griego por C. F. A. Nobbe y en ella llamó, parca y exactamente, opus praeclarum

1 La edición más reciente que conocemos es la patrocinada por la Universidad de Berna, de STÜCKELBERGER yGRAßHOFF, 2006-2009. Es la primera que ha podido cotejar, en el Museo Topkapi, el manuscrito más antiguo conservado.

2 Una revisión reciente y detallada de los trabajos de Servet, no exenta de polémica, es la de GONZÁLEZ ECHEVARRÍA, 2011.Razona la autoría de Servet en el Dioscórides mencionado, hasta hace poco tenido por anónimo.

3 A Santes (Xanthus) Pagnino (1470-1541) se debe la numeración por capítulos de la Biblia. Vertió al latín el texto bíblicocompleto, desde las lenguas originales, por encargo y con mecenazgo de León X (sin lo que se hubiera tratado de un granatrevimiento: nadie lo había hecho desde Jerónimo). La tarea le ocupó cinco lustros y la editó en Lyon en 1527-1528 como Veteriset Novi Testamenti nova translatio.

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veteris scientiae a la obra del alejandrino.4 Durante siglos no fue prescindible esta imponente lista demiles de lugares, todos situados (erróneamente o no), con precisión de segundos, en longitud y latitud.A través de los lógicos altibajos en su popularidad entre los estudiosos, durante más de milenio y mediono hubo nada mejor al alcance de los humanistas y de los gobernantes, incluso para quienes iban de-tectando algunos de sus errores más salientes, que no por eso desecharon semejante pozo de conoci-mientos.

Sus mapas originales, todos perdidos, fijaron una idea de la Tierra entre los habitantes del Occidenteletrado y enseñaron a graduarla según el sistema sexagesimal, de antiquísima raigambre y aún envigor,5 cruzado con la rejilla de meridianos y paralelos curvos, según diversas proyecciones, incluidaslas de matriz cónica que generan característicos mapas en forma de trapecio. Los usuarios humanísticos

Monolito erigido en 1988 que exhibe la efigie de Miguel Servet en bajorrelieve. Avenida de Miguel Servet (Zaragoza). Obra delColectivo Pablo Gargallo y Alberto Pagnussatt.

4 Es un facsímil de la obra aparecida en Leipzig entre 1843 y 1845. Claudii Ptolemaei Geographia. Edidit C. F. A. Nobbecum introductiones a Aubrey Diller, Georg Olms, Hildesheim, 1966.

5 La racionalidad y funcionalidad del sistema sexagesimal tiene un doble fundamento que justifica su pervivencia en ciertaclase de medidas, como las de los ángulos y el tiempo (días y horas con sus divisores). Por un lado, físicamente, 60 es el númeroque se puede alcanzar empleando el pulgar de una mano para contar todas las falanges de sus otros cuatro dedos (que suman12: 3 en cada dedo); la suma permite llegar a 60 si se usan, además, los dedos de la otra mano para llevar la cuenta de lasdocenas que va completando el pulgar de la primera mano (5 x 12). Añádase que la divisibilidad del 60 (por 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10,12, 15, 20, 30 y 60) es notablemente mayor que la del 10 y, por lo tanto, mucho más facilitadora del cálculo fraccionario: lasfracciones del 60 expresables mediante enteros desempeñaron un papel importante en los cálculos de los antiguos.

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6 La edición de Bolonia: Cosmographia Ptolemei impressa opa Dominici de Lapis (Domenico de�Ruggieri) ciuis BononiensisAnno M CCC LXII (...) Bononie (errata por 1477). La de Roma: Claudii Ptholomei Alexandrini. Cosmographia. Arnoldvs Bvckincke Germania Rome tabvlis aeneis in pictvris formatam impressit (...) M.CCCCLXXVIII.

7 Antes de que se emplease el nombre para designar una colección sistemática de mapas, fue el propio titán quien vioasociada su imagen a las series cartográficas, en la portada del catálogo Indice delle tavole moderne di Geografia della maggiorparte del Mondo. confeccionado en Roma (1572) por Antonio Lafreri, editor e impresor cartógrafo borgoñón, nacido Antoine Lafrère,en Besançon.

8 Un resumen asequible y reciente de la relación de Servet con los saberes geográficos en FERNÁNDEZ OTAL, 2011.9 Theatrum Orbis Terrarum, ed. por G. Coppens van Dienst, Amberes,1570.

del Quattrocento tuvieron viva conciencia de esa mejora apenas superada hoy: cuando el toscano Gia-como d�Angelo da Scarperia, buen conocedor de la cultura grecobizantina, tradujo por vez primera laobra griega al latín, en 1406, consignó su admiración por «la invención de la latitud y la longitud en queestán los lugares del mundo habitable».

Esta obra, que se publicó manuscrita, pasó a imprimirse en 1475: la imprenta y el latín ayudaron a la di-fusión del texto y, al poco, en 1477 (Bolonia) y 1478 (Roma, por Arnoldus Buckinck), las ediciones uníanal texto, por vez primera en siglos, una veintena larga de mapas, confeccionados con la muy reciente ydepurada técnica del grabado en cobre a punta seca6: del interés por el trabajo geográfico de Ptolomeonacía así la idea del atlas geográfico, que llevaría a su primer gran apogeo Ortelius, en 15707.

Entre esos dos momentos históricos (la impresión de 1475 y el Theatrum Orbis Terrarum de Ortelius)debe enmarcarse el trabajo editor de Miguel de Villanueva, esto es, de un Servet que ya se veía preci-sado a defenderse de los fanáticos rigores de las ortodoxias católica, en España y en Francia, y calvi-nista, en Ginebra. Un comentario incluido en su edición de Ptolomeo formaría parte de los diversoscargos por los que fue privado cruelmente de la vida en la Ginebra teocrática regida férreamente porJehan Cauvin, conocido por Calvino.

La Era de los Descubrimientos, poco después de cuyo comienzo nació Servet solo un año antes que sucoetáneo flamenco Gerard Kremer (Gerardus Mercator), hizo de los atlas y mapamundis una necesidadimperiosa y, casi sin excepción, nacían del enciclopédico estudio de Ptolomeo, al que copiaban, am-pliaban o corregían8. Los impresores, oficio novedoso, renovaron el repertorio mercantil ante una de-manda creciente, pero fue manifiesto que la Geografía del sabio griego era cosa aparte: el famoso librode Mercator editado en 1513 en Estrasburgo por Martin Waldseemüller advierte que la obra ptolomaicava en cabeza del volumen «para que su antigüedad pueda quedar intacta y separada del resto». Era lamanifestación de su carácter editorialmente cuasi sacro. Muy poco antes de que naciera el sabio ara-gonés, la venerable Geografía hubo de acoger en sus renovadas e incesantes ediciones la gran nove-dad americana. Fue un tiempo en que los imperios europeos llegaron a convertir la edición de ciertosmapas en asunto de Estado, sujeto a estrecho control censorio. Y, a los efectos de lo que nos ocupa,puede decirse que Servet vivió en el primer apogeo de las ediciones �modernas� de Ptolomeo, que nopueden considerarse superadas hasta la llegada del primer atlas mundial, recopilatorio de lo mejor quese había hecho hasta entonces: el que Abraham Ortelius editó, con la cifra insólita de setenta mapas (in-cluidos los continentales) y en un formato manejable, con lo que hizo su fortuna científica, pues le valióla entrada al servicio de la Corona de España y Portugal, la mayor potencia cartográfica mundial, acausa de la admiración que sus capacidades despertaron en Felipe II9.

Para ahorrar palabras, podemos recordar a Cristóbal Colón como arquetipo del destinatario interesadoen las constantes ediciones, reediciones y renovaciones de la obra ptolomaica. Prueba esta viva aten-

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ción suya el hecho de que adquiriese y anotase, probablemente después de su segundo viaje a las In-dias Occidentales, un ejemplar de la precoz y excelente edición romana con mapas de 1478, ya citada10.

Pero el final espantoso de la vida de Servet y la admiración por su apego extremo a la libertad no debenempañar el juicio sobre sus trabajos. Sus ediciones de Ptolomeo son pulcras, pero no innovan apenasy es exagerado ver en sus comentarios, redactados con pretensiones más bien anecdóticas, nadamenos que el nacimiento de la Geografía comparada, como hizo, llevado por su característica fogosi-dad, Joaquín Costa, que fundó con ello un tópico poco exacto.

Cuando Servet edita por primera vez la Geografía ya es un perseguido y una persona a quien conocen,por sus osadías teológicas, personajes importantes a escala europea. Uno de los más activos contra élfue un espíritu tan erudito como duramente inquisitorial, el italiano Jerónimo Aleandro11, culto miembrode la curia, destacado por el papa ante el emperador Carlos. Este prelado estuvo en la raíz de un textode censura contra Servet, aprobado en la Dieta de Ratisbona de 1532, en la que el emperador rechazóla ayuda de los luteranos para luchar contra el sultán, tal era el clima de encono. Del texto de Aleandrose nutriría la disposición inquisitorial española dictada en Medina del Campo, ese mismo año, orde-

Edición de 1603 (primera de 1570) de la obra de Abraham Ortelius Theatrum orbis terrarum: tabulis aliquot novis vitaq. auctorisillustratum, Amberes, apud Ioannem Bapt. Vrintium. Reproducción digital del original. (© Biblioteca de la Universidad Complutensede Madrid, Fondo Histórico. BH FLL 9817).

10 Pasó de las manos del cardenal Francesco Todeschini Piccolomini, propietario inicial y luego papa Pío III (solo porveintiséis días), a las del gran navegante, que puso su nombre (Xro ferens, Christoferens) en el primer folio. Vid. MANSO, 2006.

11 Girolamo Aleandro (Hyeronimus Aleander), véneto, amigo de Juan Luis Vives, lexicólogo latinista y editor de Ausonio,Isócrates y Plutarco. Fue rector de la Sorbona, ejerció como bibliotecario del Vaticano con León X y, luego, como nuncio deClemente VII ante diversas cortes europeas. Antiluterano extremoso, aunque sin éxito entre los príncipes alemanes, se mantuvomuy suspicaz respecto de Erasmo.

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nando dar con la persona del rebelde. Eso puso en marcha una activa búsqueda que prosiguió viva-mente en Francia (a cuya inquisición católica ayudó traicioneramente Calvino con delaciones contra elespañol) y que deparó capítulos novelescos a la biografía servetiana.

Pero también el comprensivo Erasmo de Rotterdam, alguien con quien el aragonés no pudo finalmentemantener en Basilea una reunión que anhelaba, consideró claramente heréticas sus proposiciones, la-mentando que se hubiera editado su opúsculo antitrinitario.

En esas circunstancias estaba Servet cuando, mu-dado por ello su nombre a Michel de Villeneuve (elu-sivo de su apellido y alusivo a su natal Villanueva deSijena), recibió el encargo de confeccionar la Geo-grafía para los acreditados editores lioneses Melchory Gaspar Trechsel. Es casi seguro que Servet cumpliólas instrucciones de la empresa, sin obrar por inicia-tiva propia, cuando tomó como referencia las edicio-nes de Grüninger con la traducción de WilibaldPirckheimer (Estrasburgo, 1525), que, por otra parte,había tenido en cuenta trabajos anteriores (sobretodo, los de Regiomontano que, a su vez, corregía aScarperia). El título lo advertía formalmente, más bienpor razones comerciales, todo ello nacido del deseode rectificar numerosos defectos de una publicaciónpuesta a la venta tres años antes y que no debió deresultar buen negocio12.

Aunque no consta documentalmente, la hipótesisaceptada es que los materiales fueron vendidos por

Christopher, el hijo y heredero de Grüniger, a los impresores de Lyon. En resumidas cuentas, no es exa-gerado decir que la edición servetiana no es sino la tercera generación de la que había impulsado Grü-ninger en 1522, hecho que ni los Trechsel ni Servet ocultaron, porque las novedades anunciadas en laobra se referían, sobre todo, a las glosas modernas sobre los países en su estado actual, y no pasado,y al texto griego original, solo que el sabio aragonés usaría verosímilmente el texto griego editado porsu admirado Erasmo en fecha muy favorecedora de su empeño (Basilea, 1533)13.

Retrato de Erasmo de Rotterdam, obra de Hans Wei-ditz,1523. (Según MAJOR, Emil, Virorum Illustrium Re-liquiae. Erasmus von Rotterdam, Basilea, 1900, p. 27).

12 Claudii Ptolemaei Geographicae enarrationis libri octo Bilibaldo Pirckeymhero interprete annotationes Ioannis De RegioMonte –es decir, Johann Müller Königsberg- in errores commissos a Iacobo Angelo –o sea, Giacomo d�Angelo da Scarperia- intranslatione sua (…) Argentorati, Iohannes Grieningerus, communibus Iohannes Koberger impensis excudebat. Anno a ChristiNativitate MDXXV tertio kal. apriles. Por su parte, esta edición era la necesaria mejora que el grupo de cartógrafos asociados entorno a J. Grüninger quiso introducir a su publicación precedente (1522), en la que aparecieron numerosos errores de texto, loque determinó que se vendiera mal. En esta ocasión, el timón lo llevó Pirckheimer, que tampoco quedó contento con el trabajoimpreso. Vid. KARROW, R. W., Mapmakers of the Sixteenth Century and Their Maps, Chicago, 1993, p. 197.

13 En las dos ediciones se advierte al comprador de que el texto latino de la traducción es ajeno. Claudii PtolemaeiAlexandrini Geographicae enarrationis libri octo. Ex Bilibaldi Pirckeymheri tra[ns]Latione, sed ad graeca et prisca exemplaria aMichaele Villanovano iam primum recogniti. Adiecta insuper ab eodem scholia, quibus exoleta urbium nomina ad nostri seculimorem exponuntur. (…) Lugduni ex officina Melchioris et Gasparis Trechsel fratrum. MDXXXV. En la segunda: Claudii PtolemaeiAlexandrini Geographicae enarrationis libri octo. Ex Bilibaldi Pirckeymheri tra[ns]Latione, sed ad graeca et prisca exemplaria aMichaële Villanovano secundo recogniti et locis innumeris denuo castigati (…) Prostant Lugduni apud Hugonem a Porta (Hughesde la Porte). Gaspar Trechsel excvdebat Viennae (del Delfinado) MDXLI.

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14 Más de uno sonreirá hoy al leer su apreciación sobre el inglés, más llamativa por venir de un políglota: Anglorum lingua(…) loquendi difiicllima est. Los textos latinos de Servet sobre países fueron editados en español en la obra Descripcionesgeograficas del estado moderno de las regiones, en la geografía de Claudio Ptolomeo Alejandrino por Miguel Vilanovano (MiguelServet) precedidas de una biografía del autor y traducidas del Latin por Dr. José Goyanes Capdepvilla, Madrid, Imprenta yEncuadernación de Julio Cosano, 1932. La supera ampliamente la de ALCALÁ, 2005.

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Ignoro si alguien ha cotejado en detalle las dife-rencias en el texto griego de Estrasburgo y el deLyon, procedentes del análisis crítico de Servetsobre lo que este denomina «ejemplares griegos(incluido el trabajo de Erasmo, en mi opinión) ymás antiguos». En su nota inicial al lector, de laedición de 1535, Servet dice haber introducidomejoras que afectaron a miles de lugares, en losque o rectificó las localizaciones, o los nombres(cita como ejemplos una decena de topónimos enla Galia) o restituyó las cifras genuinas de longi-tudes y latitudes según los manuscritos griegos ylas ediciones más de su confianza. No entra enlos detalles de una tarea que visiblemente leenorgullece, para no hacerse con las minucias te-dioso al lector (ne cui sim morosus), a quien legarantiza que, con sus modificaciones, no seaparta de lo que en verdad había consignado elgeógrafo griego, sino que solo restituye lo que es-taba corrompido en diferentes versiones de suobra.

Excepto que en otros puntos del tratado (en ellibro VIII, de modo particular) sí que enmienda laplana al alejandrino, porque este incurre en tras-posición de lugares. Servet insistió en su labor deeditor crítico, pues, seis años más tarde, en laGeografía de 1541, introdujo un texto dedicatoriopara su protector, Pierre Palmier, el arzobispo (ydedicado geógrafo) de Viena del Delfinado, en laque asegura que presenta el texto del muy ilustrePtolomeo, opus utilissimum, summa cura a merestitutum.

No hay ninguna glosa especial a la parte de suobra de que se ocupa este volumen, dedicado a

las fuentes antiguas útiles para el estudio del pasado en el actual Aragón. Servet compuso unas expli-caciones sobre algunos de los países representados en los mapas14 (sin incluir ninguno que no hubieseaparecido en Estrasburgo, pues no era tal el plan de los Trechsel). La que dedicó a Hispania fue con-cebida como una comparación con la Galia y más bien pensada para el público francés. Tiene intenciónpintoresquista y moralizante y es más costumbrista que corográfica o etnográfica; además de un ciertoaire de ajuste personal de cuentas, en donde se hace patente su aversión y condena por los procedi-

Edición de la Geografía de Claudio Ptolomeo a cargo de Mi-guel Servet. Claudii Ptolemaei Alexandrini Geographicaeenarrationis libri octo. Ex Bilibaldi Pirckeymheri traslatione,sed ad graeca & prisca exemplaria à Michaële Villanovanoiam primum recogniti. Adiecta insuper ab eodem scholia, qui-bus exoleta urbium nomina ad nostri seculi morem expo-nuntur. Ex officina Melchioris et Gasparis Trechsel fratrum,Lyon, 1535. (Fotografía por cortesía del doctor Francisco Ja-vier B. González Echeverría).

15 Fidei quos vocant inquisitores in Marranos hereticos et Sarracenos magnam sibi in Hispaniam vendicant autoritatem etseverissime animadvertunt.

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mientos de la Inquisición15. Puso, empero, más cuidado en resultar ingenioso que exacto y por tal causadejó sin tocar errores, incluso de bulto, que, en esas y otras descripciones, se siguieron arrastrandodesde Pirckheimer. Así, la mención a personajes del linaje de Noé, ficticios en la medida en que no apa-recen en el Génesis, o la equivocada localización del monte Parnaso, sorprendentemente mantenida.

En la edición servetiana, las listas de ciudades sepresentan al modo tradicional, con sus latitudes ylongitudes expresadas en números enteros yfracciones, duplicadas estas cuando se necesi-tan precisiones de segundos. El lector podrá co-tejar en los listados del capítulo anterior(moderno) y de este (renacentista) las diferenciasen los dígitos, si tiene la paciencia de hacer lasoportunas conversiones.

Otra cosa que añade Servet, y así lo anuncia enlos textos liminares de la edición, es la reducciónde las ciudades antiguas a las actuales, según elestado del saber en aquel momento. A veces,añade brevísimos comentarios marginales a lastablas, en algún caso particular, como sucedecon Zaragoza y con Sagunto, o por prurito de eru-dición, como cuando aclara que los edetanos sonllamados sedetanos por algunos.

Incurre en errores que fueron perdurables, antesy después de él (como situar Tarraga en Tárrega,Burtina en Barbastro o Segobriga en Sigüenza),y en otros de menor monta (dice que Saragoçase llamó Saldiba), pero no hay nada reseñableexcepto, claro es, la idea misma de ofrecer al lec-tor las equivalencias de las ciudades de antaño yde su tiempo.

Esta edición, de apariencia e intención nada teo-lógicas, tuvo inopinadamente su peso en la per-secución de Calvino contra Servet. La malicia delpredicador francés decidió pasar por alto queServet no era el autor de una frase sobre Pales-tina, impresa en el reverso del mapa correspon-diente, por la que podía ser acusado de herejía:hablaba de su aridez, frente a las afirmacionesdel Pentateuco (considerado entonces obra deMoisés en su integridad) sobre la Tierra Prome-

Segunda edición de la Geografía de Claudio Ptolomeo acargo de Miguel Servet. Claudii Ptolemaei Alexandrini geo-graphicae enarrationis libri octo... à Michaële Villanovano se-cundó recogniti .... Prostat Lugduni apud Hugonem à Porta,Lyon, Lyon 1541. (Fotografía por cortesía del doctor FranciscoJavier B. González Echeverría).

16 Transcribo del descargo que Calvino redactó y publicó en 1554 para mostrar, unos meses después de la muerte deServet, que este la merecía por sus ideas, y cuyo título es sumamente expresivo de la actitud del reformador: «Defensio orthodoxaefidei de sacra trinitate contra prodigiosos errores Michaelis Serveti Hispani, ubi ostenditur haereticos iure gladii coercendos esseet nominatim de nomine hoc tam impio iuste et merito sumptum Genevae fuisse supplicium»; en BAUM, G. CUNITZ, E. y REUSS,E. (eds.), Ioannis Calvini opera quae supersunt omnia. VIII, Brunswich, 1870, cols. 496-497. El largo párrafo es así: Prolatum estGeographiae Ptolemaei volumen, cum eius praefatione editum, ubi monentur lectores, vel iniuria vel pura iactantia tantam bonitatemIudaeae fuisse adscriptam: quia experientia mercatorum hanc incultam, sterilem, omni dulcedine carentem depromit. Quum initioobmurmuraret, hoc ab alio scriptum esse: tam frigidum cavillum refellere promptum fuit. Nam hoc modo deprehensus erat

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tida, ansiado paraíso en el que, de acuerdo con el libro del Éxodo, manaban la leche y la miel, y al quese encaminaba Israel bajo el cayado de Moisés. El aserto sobre Judea procedía visiblemente de la pri-mera y la segunda ediciones estrasburguesas (era, por ello, de la pluma de Müller, asumida por Pirck-heimer). La acusación de Calvino fue minuciosa, en este punto como en los restantes16 y basada, comodicen los documentos del proceso ginebrino, en que ledict (= le dit) Servet se vante d�en avoir esté le

manifestus impostor. Ergo redactus in illas angustias, recte scriptum esse defendit. Rogatus deinde quisnam vanus ille praecoIudaeae fuisset praeter Moysen? Quasi alii, inquit, non scripserint de Iudaea. Hie quod necesse erat excepi: Certe ut alii cumMoyse consentiant, quia tamen omnium vetustissimus fuit, subscribunt eius elogiis. Quare penes eum praecipua erit culpa, quimentiendo posteros fefellit. Cuius enim est illud: Terram fluere lacte et melle? (Una nota en francés señala: «On ne peut certessans grand outrage du Sainct Esprit, qui a parlé par la bouche de Moyse, anéantir une telle louange». Así, Servet ya no discrepade Moisés, sino que directamente blasfema contra el Espíritu). Adieci praeterea, inconsiderate ex praesenti terrae statu fieriiudicium: quia memoria tenendum sit horribile iudicium Dei, quod olim minatus fuerat peculiariter Iudaeis, et quod in generedescribitur Psal. 107, Deum esse, qui foecundis opimisque regionibus, quasi sale seminato, ob hominum peccata sterilitateminducit. Iudaeam itaque hodie nobis illustre esse divinae maledictionis speculum. Dicam quod videri posset incredibile, nisiclarissimus Senatus noster una cum multis gravibus viris locuples esset testis: ubi ita convicta tenebatur impietas, obscoenuscanis tantum os perfricuit, et dixit uno verbo, nihil esse illic mali. Et quum nulla illi in mentem veniret fucata excusatio, nulla tameningenua confessio exprimi potuit.

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correcteur et d�y avoir faict bons advertissemens. Se manipula el hecho de la intervención genérica deServet como corrector y glosador. Queda así convertido en confesión de parte y se le reprocha haberomitido que, desde los tiempos de Moisés para acá, los judíos, por su conducta, y su tierra han mere-cido soportar una aridez que inicialmente no existía. Lo cual deja bien a Moisés y, sobre todo, mal a Ser-vet como sujeto atrevido –lo que era cierto– y mendaz –lo que era falso–.

Se atribuye a Voltaire una censura versificada de Calvino, aparecida en una edición no autorizada desu demoledora sátira La Pucelle d�Orléans con la que el señor de Ferney escandalizó a todas las orto-

Voltaire (retrato incluso en su Essai sur les moeurs et l�esprit des nations, et sur les principaux faits de l�histoire, depuis Charle-magne jusqu�a Louis XIII. Tome premier, Ginebra, 1771. © Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, Fondo Histó-rico. BH FOA 2554) y Calvino a la edad de cincuenta y tres años (según efigie de René Boyvin, 1562. Apud WILLINSTON, W.,Jean Calvin. l´Homme et l´oeuvre, Ginebra, 1909, frontispicio).

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doxias de la época, casi a la vez que volvía a hacerlo con el Essai sur les moeurs (1756). Si en el Essaiescribió un capítulo completo dedicado a Servet17, en la edición apócrifa (eso se dijo que era, pero nopuede asegurarse) y primera de La Pucelle, si bien no aparecieron en versiones posteriores, pudieronleerse unos versos en los que un fraile, de gira por el infierno, al modo dantesco, ve cómo arde Calvino,que en entre las llamas sigue pareciendo un déspota. El texto se refiere al autócrata de Ginebra –ciu-dad que Voltaire conocía bien, pues había residido largamente en ella (1754-1758)– en términos des-calificadores, por haber ordenado o consentido quemar vivo «a un rival odiado, cuyo crimen era el derazonar mejor que él», con lo que hizo de Ginebra una ciudad detestable para los espíritus libres de pre-juicios:

(…) À son regard farouche, atrabilaire, / on connaissait de l�orgueilleux sectaire / le mauvais coeur, l�es-prit intolérant, / l�âme jalouse, et digne d�un tyran. / Tout en cuisant, il semblait être encore / dans sa cité,qu�un galant homme abhorre / et que redoute un esprit dégagé / des contes vieux et du sot préjugé, / àvoir rôtir Servet le grand apôtre, juste ennemi, toutefois indiscret, / de saint autor, de sainte patenôtre, /rival haï, dont tout le crime était / de raisonner mieux que lui ne fesait.

No mucho después (1788-1789), el insuperable Edward Gibbon entendió obligado reivindicar al des-venturado sabio español en términos muy empáticos. Al tratar de la Reforma protestante, señala cómothe patriot reformers were ambitious of succeeding the tyrants whom they had dethroned. They impo-

Marca gráfica de los hermanos Treschel, en el frontispicio de su pri-mera edición de la Geografía, con dos frases: ����� �����Ó� –es-crita en un libro abierto– y Usus me genuit, verso tomado unfragmento de Lucio Afranio (Usus me genuit, mater peperit Memoria.Sophiam vocant me Graii, vos Sapientium). (Fotografía por cortesíadel doctor Francisco Javier B. González Echeverría).

17 Essai sur les moeurs et l�esprit des nations et sur les principaux faits de l�histoire, depuis Charlemagne jusqu�à Louis XIII,vol. II, t. XII, cap. CXXXIV, «De Calvin et Servet», donde puede leerse: Quand son ennemi fut aux fers, il lui prodigua les injureset les mauvais traitements que font les lâches quand ils sont maîtres, Enfin, à force de presser les juges, d�employer le crédit deceux qu�il dirigeait, de crier et de faire crier que Dieu demandait l�exécution de Michel Servet, il le fit brûler vif, et jouit de sonsupplice, lui qui, s�il eût mis le pied en France, eût été brûlé lui-même, lui qui avait élevé si fortement sa voix contre les persécutions.Cito por la edición de L. Moland (1878). [http://www.voltaire-integral.com/Html/11/01MOLAND.html]

18 Cito por la edición de Basilea. The History of the Decline and Fall of the Roman Empire. Notes to the Six last Volumes.Notes to the Seventh Volume, J. J. Tourneisen, Basilea, 1789, al cap. LIV, n. 36, p. 259. La cita es del Nicocles (����� �����) 61. Juan Luis Vives lo tradujo así: Ne aliis ea feceritis, quae si vobis fierent, aegre ferretis.

Escultura de Miguel Servet erigida en octubrede 2004, réplica de la que se colocó en 1908 enAnnemasse (Francia), obra de Clotilde Roch.Fachada del Hospital Miguel Servet (Zaragoza).(Fotografía por cortesía de Dionisio Serrano.http://zgz.com.es).

sed with equal rigour their creeds and confessions; they asserted the right of the magistrate to punishheretics with death. The pious or personal animosity of Calvin proscribed in Servetus the guilt of his ownrebellion. Y en expresiva nota al pie: I am more deeply scandalized at the single execution of Servetusthan at the hecatombs which have blazed in the Autos-da-Fé of Spain and Portugal (…) In his passagethrough Geneva, Servetus was an harmless stranger, who neither preached, nor printed, nor made pro-selytes (…) Calvin violated the golden rule of doing as he would be done by (tratar como querría ser tra-tado); a rule whic I read in a moral treatise of Isocrates (…) four hundred years before the publication ofthe gospel: � ���!"�� #�� $"%��! '��*���+�, "�<"� "�>� @���\� ^� ��_"�18.

En fin, ha de concluirse aquí esta evocación del desdichado estudioso aragonés y puede hacerse conla mención a dos elementos del emblema de sus editores, que tuvieron la inteligencia de confiar en él.

Los Trechsel utilizaron una marca gráfica, reproducida en el frontispicio de su primera edición de la Ge-ografía, que incluía dos frases, griega la primera, inscrita en un libro abierto, y latina la segunda, en laparte inferior de la figura, a modo de inscripción en piedra. Compendian muy bien el ambiente en quegustó de moverse Servet. Una, que no necesita explicación en un lugar como este, va escrita todo enmayúsculas: ����� �����Ó�, � ��� �����` .

12 GEOGRAFÍA Y ETNOGRAFÍA

DE SERVET, EDITOR DE PTOLOMEO Y OTROS CLÁSICOS

19 Es lo único que, con otro verso suelto, nos ha llegado de su comedia togada Sella. Vid. O. Ribeck, ComicorumRomanorum praeter Plautum et Terentium fragmenta, Teubner, Leipzig, 1873, p. 202, vv. 298-299.

La segunda es una loa al buen hacer a que aspiraba aquella editora en manos de humanistas compe-tentes: Usus me genuit, proclamación justificada del saber nacido de la experiencia, garantía para elcomprador de aquellos libros. El verso está tomado de los pocos y descoyuntados fragmentos supervi-vientes de Lucio Afranio, el comediógrafo del siglo II, que completo dice así19: Usus me genuit, mater pe-perit Memoria. Sophiam vocant me Graii, vos Sapientium.

Se entrelazaban en aquellas prensas ilustradas, que tenían a Michel de Villeneuve como cooperador,la aspiración al conocimiento de sí propio y el saber extraído de la experiencia de la vida. Si bien estesegundo no sirvió de gran cosa al pensador que, tan perseguido como había vivió, fue ingenuamente ameterse en la boca del lobo, extranjero inofensivo, en la penetrante apreciación de Gibbon.

Bibliografía

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FERNÁNDEZ OTAL, J. A., «Miguel Servet y su contribución a la Geografía en el siglo XVI», Estudios sobre M. Servet.Vol. V, I. E. S. Miguel Servet, Zaragoza, 2011, pp. 45-89.

GONZÁLEZ ECHEVARRÍA, F. J. El amor a la verdad. Vida y obra de Miguel Servet, Gobierno de Navarra, Zaragoza, 2011.MANSO, C., «La “Cosmografía” de Ptolomeo de la Real Academia de la Historia y su relación con Cristóbal Colón»,

Cartografia e Historia Natural del Nuevo Mundo. Libros, grabados y manuscritos en Italia y España entre lossiglos XV y XVIII, Valladolid, 2006, pp. 57-65.

STÜCKELBERGER, Alfred y GRASSHOFF, Gerd (eds.), Ptolemaios. Handbuch der Geographie (Griechisch-Deutsch), 3vols., Schwabe Verlag, Basilea, 2006-2009.

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