Cartografía Participativa para el Ordenamiento Territorial Comunitario

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Cartografía Participativa Para El Ordenamiento Territorial Comunitario Enrique Ojeda-Trejo* 1 , José María León Villalobos 1 , Christine Dunn 2 , Lenom Cajuste- Bontemps 1 . 1 Edafología, Colegio de Postgraduados Campus Montecillo, México, 2 Geography Department, Durham University, South Road, Durham DH1 3LE, UK. *[email protected] Resumen: A nivel mundial por el acelerado deterioro de los recursos naturales, se han propuesto Políticas Públicas basadas en instrumentos de planeación territorial participativa. En México los ejidos y comunidades agrarias que tienen en posesión el 50% del territorio Nacional y el 80 % de los bosques y utilizan como instrumento de planeación de uso del suelo al Ordenamiento Territorial Comunitario (OTC). El OTC se basa en la planeación participativa que promueve el uso del conocimiento local a través de la cartografía participativa para el análisis del territorio, y la representación de los usos de la tierra así como para plantear soluciones con un contexto espacial y definir acciones para el manejo de los recursos naturales. Sin embargo, los mapas se elaboran con un enfoque tecnocrático y haciendo uso de la tecnología de Sistemas de Información Geográficos (SIG) de forma vertical y elitista, donde los expertos tienen el control. En este trabajo propone la elaboración de la cartografía participativa de mapas de tierras y usos del suelo comunitario con un enfoque de territorio cultural construido a través del tiempo como un campo relacional hombre-recursos naturales y el uso Sistemas de Información Geográfico Participativos (SIGP) en el ejido de Santa María Nativitas y el ejido y comunidad de Santa Catarina en el municipio de Texcoco, Estado de México. Palabras clave: cartografía participativa, planeación ascendente, conocimiento local.

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Cartografía Participativa Para El Ordenamiento Territorial Comunitario

Enrique Ojeda-Trejo*1, José María León Villalobos1, Christine Dunn2, Lenom Cajuste-

Bontemps1.

1Edafología, Colegio de Postgraduados Campus Montecillo, México,

2Geography Department, Durham University, South Road, Durham DH1 3LE, UK.

*[email protected]

Resumen:

A nivel mundial por el acelerado deterioro de los recursos naturales, se han propuesto

Políticas Públicas basadas en instrumentos de planeación territorial participativa. En México

los ejidos y comunidades agrarias que tienen en posesión el 50% del territorio Nacional y el 80

% de los bosques y utilizan como instrumento de planeación de uso del suelo al Ordenamiento

Territorial Comunitario (OTC). El OTC se basa en la planeación participativa que promueve el

uso del conocimiento local a través de la cartografía participativa para el análisis del territorio,

y la representación de los usos de la tierra así como para plantear soluciones con un contexto

espacial y definir acciones para el manejo de los recursos naturales. Sin embargo, los mapas se

elaboran con un enfoque tecnocrático y haciendo uso de la tecnología de Sistemas de

Información Geográficos (SIG) de forma vertical y elitista, donde los expertos tienen el

control. En este trabajo propone la elaboración de la cartografía participativa de mapas de

tierras y usos del suelo comunitario con un enfoque de territorio cultural construido a través

del tiempo como un campo relacional hombre-recursos naturales y el uso Sistemas de

Información Geográfico Participativos (SIGP) en el ejido de Santa María Nativitas y el ejido y

comunidad de Santa Catarina en el municipio de Texcoco, Estado de México.

Palabras clave: cartografía participativa, planeación ascendente, conocimiento local.

Introducción

En México debido a las necesidades de planeación y uso integral comunitario del bosque

la CONAFOR ha propuesto como un instrumento de política pública para planeación del

uso del suelo en el sector social el Ordenamiento Territorial Comunitario (OTC)

considerando que ejidos y comunidades tienen en posesión el 80 % de los bosques del país.

El OTC se basa en la planeación participativa que promueve el uso del conocimiento local

a través de la cartografía participativa para el análisis del territorio, y la representación de

los usos de la tierra y plantear soluciones con un contexto espacial y obtener información

para elaborar planes de manejo de los recursos. Se considera que el SIGP integrado al OTC

apoya la producción de cartografía y la participación local.

Los SIG tienen la capacidad de integrar, producir analizar información espacial a partir

de existente, adicional a esto junto con los usuarios en el terreno pueden generarse mapas

de una forma más rápida para ser usada por los planeadores y tomadores de decisión (Clark,

1998). Actualmente el SIG se utiliza con un enfoque vertical para sustraer y analizar la

información de los usuarios principalmente sobre aspectos fiscos del territorio (suelos,

vegetación, usos de la tierra, etc), para la visualización de imágenes de satélite asociada con

información espacial de la comunidad en el marco de investigaciones, proyectos y planes

del uso del suelo, en este proceso de dejan de lado las percepciones de las comunidades

sobre sus recursos. La información generada de esta manera es la percepción del gobierno y

a otros actores, desaprovechando los la información local y su potencialidades para

empoderar a la comunidad en el desarrollo de los proyectos propuestos (Ojeda 2001).

El SIG participativo (SIGP) es una alternativa al enfoque vertical y elitista del SIG

convencional para involucrar a la gente en su uso, para que basados en sus necesidades y

experiencias asociadas con la experiencia del SIG participativo se facilite la producción de

datos y la mejora de los procesos de toma de decisión espacial. El SIGP es una gran

oportunidad para democratizar y aprovechar la tecnología hacia el cambio social desde lo

local (Aboot et al., 1998; Pain, 2004).

El SIGP desde el punto de vista metodológico y conceptual debe cumplir (Harris y Weiner

(1998) lo siguiente:

Ser dirigidos por agencias, pero sin el enfoque vertical ni favoreciendo el

conocimiento experto convencional;

Asumir que el conocimiento local es valioso y experto;

Ampliar el acceso a la tecnología de información y bases de datos digitales;

Incorporar los paisajes de las realidades múltiples observables y diferenciadas

socialmente;

Integrar SIG y multimedia;

Explorar el potencial para un proceso de toma de decisiones espaciales más

democrático a través de una mayor participación de la comunidad en la toma de

decisiones; y

Asumir que la toma de decisiones espaciales está dirigida por conflictos y está

ligada a la política local.

El uso del SIGP permite a la comunidad el acceso a información y desarrollo de

capacidades y aspectos metodológicos (Aberley y Sieber, 2002) ya que:

a) Ayuda el desarrollo comunitario

b) Se incluyen grupos marginados sin acceso a tecnología;

c) Permite desarrollo de capacidades y acceso a información oficial;

d) Se generan aplicaciones e implementan prácticas a través de diversos formatos y tipos

de datos; y

e) se establecen relaciones entre teóricas entre métodos cuantitativos y cualitativos.

El SIGP es también un medio para integrar información local e indígena con la información

oficial o experta en los procesos de planeación territorial local permitiendo el desarrollo

visualizaciones alternativas del espacio, lugar y realidad (Ojeda 2001, Dunn, 2007).

La planeación territorial gubernamental en México

Hacia la primera mitad del siglo XX en México, la crisis ambiental se manifestó por la

degradación del suelo y la pérdida de la cobertura forestal (Kaplan, 1997; Negrete y Aguilar,

2006). El 45.1% del territorio Nacional está afectado por degradación por acción humana

causada por procesos químicos y erosión hídrica. Los bosques, selvas y matorrales cambian de

uso a razón de 545 000 ha anuales, de ellas ± 50 000 ha por deforestación y conversión en

pastizales o tierras agrícolas (SEMARNAT-COLPOS, 2002; Cotler, et al., 2007). Así, se han

creado dos instrumentos de política ambiental por parte del Gobierno federal para reducir el

deterioro ambiental:

a) El Ordenamiento Ecológico, que es un instrumento de la política pública para inducir el

uso del suelo de acuerdo con su vocación y que tiene por objeto “regular o inducir el uso del

suelo y las actividades productivas, con el fin de lograr la protección del medio ambiente y la

preservación y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, a partir del análisis de

las tendencias de deterioro y las potencialidades de aprovechamiento de los mismos. El OE

recomienda las áreas de aprovechamiento, protección, conservación y restauración de los

recursos naturales (LGEEPA, 2013:4).

b) El Ordenamiento Territorial (SEDESOL, 2000; LGAH, 2013), que es una estrategia de

planeación socioeconómica: “que tiene por objeto mejorar el nivel de vida de la población. El

OT, identifica las vocaciones productivas para asentamientos humanos y actividades

económicas e incluye el equipamiento, la atención de rezagos sociales y el combate a la

pobreza.

El objetivo de estos instrumentos ha sido planear el uso de los recursos naturales para

reducir su deterioro y favorecer el desarrollo sustentable (INE – SEMARNAP, 2000; Rossete,

2006).

Sin embargo, estas estrategias no han sido eficientes, entre otras causas por el alto nivel de

sectorización en las instituciones y la poca articulación entre las políticas de focalización en su

aplicación debido a las agendas sectoriales por problemas de yuxtaposición e incompatibilidad

de intereses y enfoques para su aplicación conjunta (Negrete y Aguilar, 2006 Massiris, 2008;

Wong-González, 2009).

El territorio desde la visión de las políticas públicas gubernamentales

El concepto espacial de territorio utilizado por las instituciones es el que tiene sus bases en

la política económica y donde los territorios político administrativos (Nación, estado,

municipio) son el eje de la planeación. A partir de esta visión de territorio se racionaliza la

administración de recursos y se mantiene su control. Estas fronteras administrativas son las

reconocidas por el gobierno, lo cual obliga a analizar los problemas y soluciones bajo una

visión centralista y cartesiana; es decir, en el territorio administrativo se asume el poder en

forma excluyente del ambiente natural mismo y de los grupos sociales que lo habitan

(Arocena, 1995; Bonnemaison y Cambrézy, 1996; Domínguez, 1997).

El concepto de territorio en los ejidos y comunidades agrarias

El Territorio se conceptualiza de acuerdo a la disciplina desde la cual se observa, en

antropología como territorio cultural; en biología como ecosistema o nicho ecológico; en

ciencia política y economía como unidades político-administrativas, en geografía en su

vertiente espacial, la localización y distribución de fenómenos naturales y culturales. Los

enfoques prevalecientes en México son en base a recursos naturales y unidades fiscas

tangibles como la cuenca hidrográfica o regionalización económica de las unidades político

administrativas.

Para Léfèbvre el espacio es producido socialmente en tres momentos relacionados: el

espacio físico, las representaciones del espacio y los espacios de representación (1991: 32-40).

Entonces “el territorio cultural es construido por los grupos sociales a través del tiempo, a la

medida y a la manera de sus tradiciones, pensamientos, sueños y necesidades, lo que significa

que el territorio es más que el espacio físico, es el espacio poblado por distintas formas de vida

que se relacionan, cooperan y compiten entre sí; lo que permite concebir al territorio como un

campo relacional” (Restrepo, 2010:1).

Pocos estudios de los recursos naturales se han realizado considerando a los ejidos y

comunidades agrarias como territorios culturales con una larga formación histórica, donde el

análisis territorial incorpore al sujeto y sus formas de organización, siendo el territorio su

espacio de vida.

En un territorio cultural, como son el ejido y la comunidad agraria en México, como en

otras áreas rurales de mundo, tienen una realidad que se puede considerar “como local,

compleja, dinámica y no controlable; de manera que la colección de información sobre los

recursos disponibles en cada ejido o comunidad debe considerar variaciones a nivel micro en

la tierra, clima, suelos y factores socio-económicos. Además, el proceso de toma de decisiones

deberá tomar en cuenta también los recursos disponibles y los usos actuales comunitarios a

través del tiempo (Chambers, 1994; Chambers, 1999; Ojeda, 2001).

En este sentido, Ostrom (1990) afirma que “que todos los esfuerzos dirigidos a la mejora

del uso colectivo de los recursos naturales deben considerar los siguientes principios:

Límites definidos;

Que las reglas para el uso de los recursos comunes coincidan con las condiciones y

necesidades locales;

Los individuos afectados por las reglas participan en la modificación de las mismas; y

Que se desarrolle un sistema de monitoreo del comportamiento de sus miembros esté

en manos de la comunidad.

Según Long (2007: 108 – 109) y la Teoría de agencia que puede llevarse al campo del

territorio cultural los actores tienen la capacidad para ordenar y sistematizar sus experiencias y

las de otros, y actuar sobre ellas. La agencia implica cierta capacidad para conocer, interpretar

y reflexionar los deseos interiorizados, ya sea de modo consciente o inconsciente.

Para abordar el análisis del territorio cultural y la realidad del medio rural, los procesos

cualitativos disponen de recursos multi-métodos como las Evaluaciones Rurales Participativas

(ERP), las Evaluaciones Rurales Rápidas (ERR), los estudios de caso, las encuestas semi-

estructuradas, las encuestas estructuradas y los transectos de campo cuya selección estará en

función de la disponibilidad y acceso a la información así como de las etapas de la

investigación o proceso de planeación (Chambers, 1994; Ojeda, 2001; Poteete, et al., 2012).

El Ordenamiento Territorial Comunitario

Un instrumento desarrollado específicamente para el sector forestal es el Ordenamiento

Territorial Comunitario (OTC) propuesto por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR-

SEMARNAT), organismo descentralizado que impulsa las actividades productivas, de

conservación y restauración en materia forestal y formula planes, programas, y política de

desarrollo forestal sustentable. Este instrumento a diferencia de los anteriores considera como

base territorial el ejido y la comunidad agraria, que tienen posesión comunal de más del 50 %

del territorio Nacional y las 4/5 partes de los bosques, recursos que son manejados bajo estas

formas de organización para su uso y acceso (Bray y Merino, 2004).

La CONAFOR propone OTC como una estrategia de planeación participativa cuyo

objetivo principal es construir un plan del uso del suelo en ejidos y comunidades para orientar

los procesos productivos y socioeconómicos sustentables mediante métodos participativos,

generando capacidades y habilidades en las poblaciones involucradas (Arias, 2006;

CONAFOR, 2013).

En contraste con el OE y el OT, el OTC parte de un enfoque de planificación ascendente

del desarrollo sustentable, opuesto a la planificación centralizada, que contempla un sistema

amplio de decisiones y lo convierte en un instrumento adecuado para la planeación

comunitaria basado en formas político – administrativas que contribuyen al autogobierno de

los ejidos y comunidades agrarias (Arocena, 1995; Carvajal, 2011).

La aplicación del OTC facilita los siguientes procesos:

El afianzamiento social a través de redes comunitarias y la visión compartida de

estrategias de acción;

El diseño, fortalecimiento y registro de reglamentos y estatutos comunitarios;

La disponibilidad y el intercambio de conocimientos entre especialistas y campesinos

para implementar estrategias técnicas - productivas surgidas de la misma comunidad;

La definición de áreas para la protección, conservación y el interés cultural; y

La incorporación de áreas para el pago de servicios ambientales (Arreola, 2006; Arias,

2006; Pardo y Flores, 2006; Paré y Robles, 2006).

Sin embargo, en la aplicación del OTC se han detectado los siguientes problemas: a) la falta

de consenso sobre su definición; b) el uso de metodologías con resultados heterogéneos; c) la

falta de empoderamiento local después del proceso de planeación; d) el uso de enfoques

simplistas, burocráticos y, en algunos casos, cargados de desconocimiento para analizar el

territorio comunitario; y e) la falta de procesos participativos genuinos (Arreola, 2006;

González et al., 2006).

Además los ejidos y comunidades también presentan escepticismo y resistencia a participar

en actividades diferentes que no involucran beneficios materiales, como tradicionalmente han

operado las políticas del desarrollo rural (Ojeda, 2001; Tommasino et al., 2006).

Por otro lado, en esta política pública local reconoce en la cartografía comunitaria un medio

para encontrar soluciones geográficas a los problemas relacionados con el uso y manejo de

los recursos naturales comunitarios (Pain, 2004; González et al., 2006 y Pardo y Flores, 2006).

Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) facilitan la cartografía participativa y la

integración del conocimiento que las comunidades tienen sobre sus recursos naturales (Ojeda,

2001; Pain, 2004).

Integrando el SIGP al OTC, los ejidos y comunidades participaran de manera directa en los

procesos planeación y toma de decisiones de sus territorios en un contexto espacial integrado,

actividades de las cuales en la mayoría de los casos han sido excluidos (Ojeda, 2001; Bourgoin

et al., 2012).

La aplicación del SIGP a los procesos de planeación como el OTC puede calificarse, desde

el enfoque de la sociología, un estudio de caso semi-cuantitativo para analizar el uso y manejo

colectivo de los recursos naturales.

Estas técnicas cualitativas y semi-cuantitativas, son enfoques prácticos que apoyan la

planeación más descentralizada y los procesos de toma de decisiones más democráticos como

el OTC valorando la diversidad social y la búsqueda del uso sustentable de los recursos con

mayor y mejor participación de la comunidad.

En el presente estudio se muestra el proceso de elaboración de dos mapas: a) mapa de

clases de tierra comunitario y b) mapa de uso del suelo comunitario, utilizando SIGP y un

conjunto de técnicas cualitativas basadas en la ERR, la ERP, encuestas y transectos en el ejido

se Santa María Nativitas y la comunidad agraria de Santa Catarina del Monte, municipio de

Texcoco, México a fin de contribuir con los objetivos planteados en la etapa de caracterización

y diagnóstico del OTC, privilegiando el enfoque participativo desde lo local para conocer la

organización y manejo colectivo los recursos naturales.

Materiales y Métodos

Para la presente investigación se consideraron al ejido de Santa María Nativitas (SMN) y la

comunidad Agraria y el ejido de Santa Catarina del Monte (SCM) los cuales presentan

condiciones ambientales, de acceso a la tierra y sociales contrastantes. Ambas comunidades se

encuentran al oriente de la ciudad de Texcoco en un área de lomeríos y poseen tierras

forestales en las montañas, con variaciones en altitud de 800 a 400 m, precipitaciones que

varían entre 600 y 1200 mm, con áreas agrícolas y de bosque de pino.

Obtención de la información a nivel ejidal y comunal

Las técnicas utilizadas para la elaboración de mapas y para la adquisición de información

sobre el ejido fueron cualitativas con un enfoque multi-método de técnicas de ERR, ERP y el

uso de los Sistemas de Información Geográficos (SIG). El enfoque multi-método fue

seleccionado porque los usos del suelo y la toma de decisiones en el ejido están relacionados

con la disponibilidad de recursos, la estructura social y con las instituciones gubernamentales.

Asimismo, las limitaciones de tiempo y presupuestos en el campo hacen de estos métodos los

más apropiados.

La ERR fue usada para proveer de datos complementarios sobre los problemas y

oportunidades relacionadas con los recursos naturales y para triangular la información

proveniente de las fuentes municipales y de los ejidatarios. Las técnicas de ERP tales como el

mapeo participativo, los transectos y los perfiles históricos fueron usados para obtener la

visión local comunitaria sobre sus recursos naturales y el uso del suelo así como para

identificar los conflictos entre el ejido y el gobierno sobre los recursos naturales.

Los SIGP fueron utilizados para construir el entendimiento de los procesos de uso de la

tierra y de toma de decisiones involucrando a los usuarios locales en la adquisición de

información relevante para el uso de la tierra y el reconocimiento de problemas relacionados.

Dichas técnicas se acompañaron con la revisión de fuentes secundarias, entrevistas semi-

estructuradas y observaciones directas. En conjunto, el grupo de técnicas descritas permitió

conocer las percepciones de la gente de la comunidad acerca de las clases de tierra y sus usos.

Mapeo participativo de uso del suelo

Los métodos usados para el mapeo participativo comunitario estuvieron más en el estilo de

la ERP a fin de alentar la participación de la gente. Para producir el mapa de clases y el mapa

de uso de la tierra se consideró la información disponible y las percepciones de la gente local

utilizando fotografías aéreas (1:19,000) y mosaicos en papel (1:10,000) (Instituto de

Información Geografía Estadística y Catastral del Estado de México, IGECEM).

El mapa de usos del suelo se realizó con base en transectos, entrevistas semi-estructuradas,

diagramas históricos e interpretación participativa de fotografías aéreas. Los criterios

utilizados durante los transectos para diferenciar los usos del suelo fueron de lo general a lo

particular, primero se identificaron los usos mayores sobre la fotografía aérea y se delimitaron

en la fotografía. La primera característica diferenciadora en las fotografías aéreas fue si la

tierra estaba cultivada o no cultivada, si eran de riego o temporal, si tenían casas,

invernaderos, etc.

A través de diagramas históricos, entrevistas semi-estructuradas y revisión de fuentes

secundarias en la Procuraduría Agraria local se consideraron otras características no visibles

en la fotografía aérea que eran importantes para diferenciar los usos tales como: la tenencia de

la tierra (ejidal o privada), aspectos históricos como la fecha de dotación ejidal, y los cambios

de uso y, fechas en que se realizaron los cambios, por ejemplo, si pasaron de pastizal a

agrícola o de tierras erosionadas a tierras restauradas. También se diferenciaron otros usos

como el cauce del arroyo o la mina de arena.

Resultados y Discusión

Acceso Tenencia de la tierra en el municipio de Texcoco.

El sistema Agrario en el municipio de Texcoco, México se deriva de la fusión del sistema

establecido por los indígenas nativos (Acolhuas) basado en propiedad comunal y que refleja su

organización social y la impuesta por los españoles y adaptado sobre el primero. Estos dos

sistemas de tenencia comunal y privado han co-evolucionado a través de más de 500 años

creando un sistema complejo de acceso a la tierra.

Así, el ejido de SMN desde el siglo XVIII está en posesión de 60 ha de propiedad privada

dividida en parcelas de 0.5 ha, con agua para irrigación. La superficie de tierras ejidales es de

842 has, 300 de las cuales fueron dotadas en 1927 y otras 542 fueron asignadas en 1938 a una

distancia de 7 km de la comunidad.

Actualmente, la comunidad de Nativitas es un poblado asentado alrededor de la iglesia con

casas dispersas en parcelas de 2 500 m2 a 5 000 m2 con producción de invernaderos, ganado y

agricultura de traspatio. El ejido cuenta con 300 ha que están parceladas de la siguiente forma:

469 parcelas ejidales, 451 de menos de una hectárea y 16 de 1.0 a 1.5 ha y 2 de 1.5 a 2.5 ha así

como un grupo de tierras comunales a lo largo de la orilla del río, las cuales fueron dotadas en

1927.

El ejido de Nativitas cuenta también con 542 ha de tierras comunales, ubicadas a 7 km en

dirección este y en las estribaciones de la Sierra Nevada, las cuales fueron dotadas en 1938

(Figura 1).

Por su parte, SCM se fundó en el año 1418 y fue reconocida como merced real en 1609.

La tenencia de la tierra es como ejido y comunidad agraria. En 1927 se le dotó de 654 ha de

tierras comunales y 170 ha de tierras con parcelas. En 1958 se reclamó la restitución de tierras

como comunidad agraria, sin embargo, hasta 1966 se reconoció la posesión de 1736 ha de

tierras comunales para 238 comuneros.

Mapa participativo de usos del suelo en Santa María Nativitas

A partir de la metodología descrita en la sección anterior, se obtuvo el mapa participativo

de usos del suelo del ejido de Santa María Nativitas (Figura 3), identificándose doce usos de la

tierra:

Cuadro 1. Usos del suelo en el Ejido de Santa María Nativitas

Usos del suelo

Agricultura de temporal en parcela ejidal

Agricultura de temporal en terrazas que cambiaron de pastizales a agricultura entre 1927 y

1975

Agricultura de temporal en terrazas recuperadas después de 1975

Parcelas con irrigación suplementaria + casa + invernadero + ejido

Parcelas con irrigación suplementaria + casa+ invernadero + propiedad privada

Parcelas con terrazas construidas entre 1927 1975 + irrigación suplementaria + casa +

invernadero + ejido

Agricultura de temporal en bosque

Bosque a agricultura

Bosque de encino a tierra erosionada

Bosque de pino

Tanques de agua

Mina de arena

Fuente: elaboración propia con información de los ejidatarios.

Figura 1. Mapa participativo de usos de suelo y vegetación en Nativitas

Fuente. Ejidatarios de Santa María Nativitas.

El transecto en el bosque se realizó, como se describió, identificando los usos de la tierra

sobre fotografías aéreas, obteniéndose 6 tipos: encino, arbustos, agricultura, reforestación y

erosión.

Los árboles pino, oyamel y su combinación con pastizales se incluyeron como una sola

categoría bosque, aduciendo que todos los árboles producen un solo producto, la madera y que

solo había una persona que llevaba animales a pastar al monte en verano. El bosque de encino

se diferenció porque el principal producto es carbón vegetal. Las áreas erosionadas y

reforestadas se identificaron por ser evidentes.

A partir del mapa se pudo constatar que la percepción del bosque como una fuente de

ingresos por los ejidatarios ha cambiado a través del tiempo por una combinación de las

regulaciones que el Gobierno ha impuesto al uso del bosque como fuente de ingreso y la

reducción de los mercados para venta de los productos del bosque (madera, hongos

comestibles, tierra de monte, musgos, etc.).

Los cambios operados en el uso del bosque como una fuente de ingreso fueron descritos

por el comisario ejidal, quien en 1937 era leñador y ha continuado en esta actividad hasta la

fecha: “entre 1937 cuando se dotó del bosque al ejido y hasta 1945, la extracción de productos

fue intensiva, pues la principal fuente de energía era la leña, con mercados regionales en

Texcoco y Chiconcuac y la Ciudad de México. En este periodo no hubo control de la

extracción de madera y en 1945 el bosque estaba sobreexplotado.

Para proteger el bosque el Gobierno Federal emitió un decreto y limitó la extracción de

madera a los ejidos permitiéndoseles sólo la extracción de árboles muertos y dio la concesión

de explotación del bosque a la industria papelera de San Rafael y anexas. En l946, el ejido

firmó un convenio por un año para que la compañía extrajera la leña; sin embargo la concesión

no se renovó pues resulto ser desventajosa”.

A pesar de esta restricción impuesta para la extracción de madera, los pobladores

continuaron extrayendo madera y produciendo carbón de encino para uso doméstico y venta a

pesar del riesgo de que les fuera decomisada y fueran enviados a prisión.

En 1964 la papelera San Rafael reactivó sus planes para la extracción de madera en la

región, se realizaron estudios técnicos y se determinaron las cantidades de madera a extraer. El

ejido firmó un convenio de un año para la extracción de la madera con la papelera; sin

embargo, al año siguiente la concesión no se renovó pues se consideró que era una relación

comercial desventajosa para el ejido. El abandono del bosque como fuente de ingresos ocurrió

hacia 1970 y algunos de los factores que contribuyeron a este abandono fueron:

La reducción del mercado de madera,

La sobreexplotación de hongos comestibles,

La reducción del ganado que se pastoreaba en el bosque en verano,

El crecimiento urbano de la ciudad de Texcoco,

El establecimiento de instituciones públicas en la región, que significaron otra fuente

de empleo,

La mejora de las vías de comunicación hacia la ciudad de México y otras ciudades y,

El crecimiento urbano de la ciudad de México, que permitió a la gente mejores

empleos.

Durante este periodo, la percepción del bosque como fuente de ingreso fue abandonada y

con ella la pérdida del conocimiento de los pobladores sobre su uso y manejo, los nombres de

los parajes, los árboles, los hongos que son comestibles y donde se localizan.

En 1989, concluyeron las concesiones de explotación de la papelera San Rafael y el

Gobierno del Estado de México aprovechó la coyuntura para emitir un decreto en el cual se

prohibió la extracción de madera a fin de preservar los bosques. Este decreto expiro en 1995.

La nueva Ley Agraria expedida en 1992 promovió la explotación del bosque en asociación

con capital privado como una fuente de ingreso para los ejidos mediante de la concesión de

permisos de explotación a través de la aprobación de un plan de manejo.

En este sentido, el ejido de Nativitas en 1998 creó una sociedad civil para el manejo

forestal acompañado de su respectivo plan de manejo forestal maderable. El plan de manejo

forestal proponía la extracción de 12 000 m3 de madera por un periodo de 10 años y con una

anualidad promedio de 1200 m3 (comunicación personal con el comisariado ejidal de

Nativitas).

A partir del Plan de Manejo forestal maderable la percepción de la comunidad sobre el

bosque cambió nuevamente hacia una posible fuente de ingreso. Sin embargo, el plan de

manejo forestal maderable continúa sin ponerse en marcha debido a los bajos precios que la

madera alcanza hoy día. Además, la Ley Agraria de 1992 establece que los ingresos por la

extracción de madera deben ser divididos entre los 236 comuneros que tienen derechos

agrarios, quienes recibirían aproximadamente $ 3,400 al año, cifra que es poco alentadora.

El mapa participativo de uso del suelo refleja que el uso actual y los cambios de uso, son el

resultado de los cambios ocurridos en un periodo de 74 años, determinados por limitaciones y

oportunidades de uso de la tierra.

Durante el periodo de 1937 a 1945, como se indicó más arriba, el bosque sufrió una

extracción no controlada de la madera y se sobreexplotó, produciéndose la degradación de la

cobertura vegetal y erosión.

La degradación de la cobertura y del suelo disminuyó en el periodo 1945-1995, a excepción

de la cobertura de encino que continuó siendo explotada para extraer carbón hasta 1970. Sin

embargo, el proceso de regeneración natural del bosque ha continuado hasta el presente.

Mapa participativo de usos del suelo en Santa Catarina

Metodología

El mapa de uso del suelo de Santa Catarina se produjo utilizando transectos y fotografías

áreas con la participación de ejidatarios y comuneros, quienes describieron las características

de los usos de la tierra como tenencia (ejidal y comunal), uso de la tierra, casa, agricultura y

bosques, degradación (erosión), infraestructura (irrigación, terrazas y recuperación de

tetepates) y consideraron la variación en altitud que produce cambios en los patrones de

precipitación pluvial. En el bosque identificaron los principales tipos de árboles así como los

productos extraídos (carbón, madera, leña, hongos y plantas medicinales).

La elaboración de los mapas por los ejidatarios y comuneros involucró la exploración del

conocimiento local, el entendimiento del uso de la tierra y los factores importantes para la

toma de decisiones así como información histórica relevante.

Los criterios para definir los usos de la tierra involucraron la identificación de los tipos de

tierra, después los usos como tierra cultivada y forestal, así las tierras agrícolas se clasificaron

en dos tipos de acuerdo con las diferencias de precipitación pluvial y el inicio de la temporada

de lluvias: a) tierras del poblado y b) tierras del bosque.

Las áreas de agricultura se dividieron en a) tierras con irrigación y b) tierras de temporal.

Las tierras irrigadas tenían casas, diversidad de cultivos y altos rendimientos; las tierras de

temporal comprendían áreas bajo cultivos incluyendo terrazas de diferente construcción.

Finalmente para identificar las tierras erosionadas se consideraron los afloramientos de

tepetate, la evidencia de erosión en canales y la reforestación. Asimismo, se identificaron tres

tipos de vegetación en el bosque.

Los ejidatarios identificaron como agentes del proceso dinámico del uso de la tierra a sus

propias acciones: la incorporación de tierras a la agricultura por la deforestación en el bosque,

la recuperación de tierras por el terraceo y recuperación de tierras a partir del tepetate para

producción de alimentos y la necesidad contar con vivienda. Aquí, la tierra es un recurso para

la producción de alimentos y cobertura de vivienda.

Cuadro 2. Usos del suelo comunitarios en el ejido y comunidad de Santa Catarina.

Usos del suelo Hectár

eas

Comunidad agraria + agricultura de temporal en terrenos deforestados. 173

Comunidad agraria + bosque 784

Comunidad agraria + sistema de irrigación por manantiales + terraza + casas 159

Comunidad agraria + terraza + agricultura de temporal. 331

Comunidad agraria + tierras erosionadas + pastizal + terraza + reforestación. 168

Ejido + agricultura de temporal en terrenos de forestados 123

Ejido + bosque 650

Ejido + terraza + agricultura de temporal 50

Fuente: elaboración propia.

Figura 2. Mapa participativo de usos del suelo del ejido y comunidad de Santa Catarina.

Fuente: información de los ejidatarios y comuneros.

Así, la incorporación de tierras para la agricultura fue principalmente en áreas con suelo

delgado; sin embargo, a medida que aumentó la población los suelos con pendientes fuertes se

incorporaron a la agricultura en ocasiones con terraceado pero en otros sin ninguna

infraestructura, de manera que el resultado fue la erosión.

El sobrepastoreo de los pastizales también produjo erosión, sin embargo el terraceo manual

y, más recientemente, el terraceado con maquinaria apoyado por el gobierno federal ha

permitido la recuperación de las tierras.

Por otro lado, los usos del bosque son la madera, leña, extracción de hierbas medicinales y

materiales para la elaboración de artesanías.

En Santa Catarina el uso forestal maderable está regulado y autolimitado por los siguientes:

a) se cuenta con grupo de ejidatarios encargados de la vigilancia forestal que fue designado

por la asamblea, b) el aprovechamiento forestal es individual y está condicionado a un permiso

en donde se define la cantidad del recurso a extraer, c) el lugar de extracción del recurso

forestal se selecciona estratégicamente por el grupo de vigilancia forestal, y d) el acceso al

recurso forestal está determinado por el periodo de lluvias, el estado de los caminos y el

número de animales de carga disponible (el máximo número de animales por ejidatario es de

4); e) muchos de los ejidatarios y comuneros tienen sus principales fuentes de ingresos en

actividades fuera de su ejido y comunidad.

En cuanto a la extracción de leña, esta se restringe al autoconsumo y muy poco para

comercialización en las comunidades vecinas. Además, la leña se toma de madera muerta,

árboles enfermos y trocerío de la corta de árboles.

Conclusiones.

La territorialización de un espacio está dada por el conjunto de arreglos sociales en torno al

territorio, lo cual incluye cambios las representaciones simbólicas de las comunidades locales

que se construyen a través de su relación espacial con el territorio.

En estas expresiones espaciales quedan incluidos los cambios en las formas concretas de

control territorial, que van desde los derechos de propiedad de diversos actores sociales y sus

formas efectivas de protección, hasta los poderes jurídicos de las diferentes instancias y

niveles de gobierno para tomar decisiones que afectan el territorio.

El conocimiento local y los saberes locales son también la base de las relaciones que se

producen y reproducen en la relación hombre – naturaleza a través del tiempo. Este

conocimiento local tiene una referencia espacial y simbólica que debe ser captada en el

análisis del territorio de todo ejercicio de planeación territorial local.

La inclusión del conocimiento local en un esquema formal como la cartografía participativa

crea una representación alternativa del territorio ejidal para la planeación del uso del suelo y la

toma de decisiones por sus mismos habitantes que debe considerarse más ampliamente en la

cartografía del Ordenamiento Territorial Comunitario.

Los mapas participativos de clases de tierra y de usos del suelo comunitarios facilitaron el

análisis participativo de las características, disponibilidad, condición, evolución y acceso a los

recursos naturales del ejido de Santa María Nativitas y el Ejido y Comunidad y Santa Catarina.

Asimismo, se identificaron las oportunidades de mejora y los elementos prioritarios de

atención para diferentes grupos de la comunidad.

El uso de la ERP, la ERR, los transectos y las encuestas semi-estructuradas para producir

cartografía participativa con apoyo del SIGP probaron ser una herramienta multimétodo

efectiva, particularmente en la producción de mapas de clases de tierra y de usos del suelo

comunitarios.

Finalmente, el análisis y evaluación de los recursos naturales comunitarios basados en la

cartografía e investigación participativa multimétodo representan una contribución a las etapas

del OTC con un enfoque horizontal y más democrático.

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