Balance bibliográfico del Bicentenario de la Constitución de 1812

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~ grupo editorial ~ siglo veintiuno siglo xxi editores, s. a. de c. v. CERRO DEL AQJA. 248, ROMERO DE TERREROS, 04310, MÉXICO, DF 'WIM'I,s¡gloxxieditores.com.mx siglo xxi editores, s. a. GUATEMALA,4824, C 1425 BUP, BUENOS AJRES, ARGEi'I1lNA www.sqocoedtces.com.ar salto de página, s. 1. AlMAGRo,38, 28010, MADRID, EsPf.fJA www.senooeoaqoa.corn biblioteca nueva, s. 1. ALMAGRO, 38, 2801 ci. MADRID, EsPf.fJA www.bbotecan.eva.es editorial anthropos / nariño, s. 1. DIPUTACIO, 266. 08007, BARCELONA. ESPf.fJA www.antbrooos-edltcoatcom Revista indexada en las siguientes bases de datos: , MLA; RESH; ISOC; MIAR; SCOPUS; ULRICH'S; DICE; CIRC; LATINDEX; REDINED; DIALNET; SPI-CSIC Edición y realización Anthropos Editorial, Nariño S,L, Diputació, 266 08007 Barcelona (España) Te!. (34) 93 697 22 96 Fax (34) 93 587 2661 comercial@anthropos-editoria!.com www.anthropos-editorial.com Características técnicas ISSN 1137-3636 Formato: 17 x 24 cm Páginas 240 Impresión Cofás, S,A" Madrid Depósito legal: B. 15.318-1981 Impreso en España - Printed in Spain Todos los derechos reservados, Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley, Diríjase a CEDRO(Centro Español de , Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanearalgún fragmento de esta obra (www,conlicencia,com;917021970/932720447),

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~ grupo editorial~ siglo veintiunosiglo xxi editores, s. a. de c. v.CERRO DEL AQJA. 248, ROMERO DE TERREROS,

04310, MÉXICO, DF

'WIM'I,s¡gloxxieditores.com.mx

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SUMARIO

• PRESENTACrON, por Manuel A ragón Reyes y Juan José Solozábal Echavarría 11

• LA CONSTITUCrON DE 1812

Significado e influencia de la Constitución de 1812,por Manuel Aragón Reyes............... 13

El modelo de Cádiz y la asunción de la supremacía constitucional en nuestroconstitucionalismo histórico, por Juan José Solozábal Echavarría 25

El proceso nacionalizador en la Ilustración: nacionalismo ¿en el siglo XVIII?El patriotismo como impulso, por Antonio Morales Moya 41

Entre el Espíritu Santo y el espíritu del siglo. Sobre la Constitución de las Cortes.y el primer liberalismo hispano, por Javier Fernández Sebastián 55

La Constitución de Cádiz: proceso constituyente y orden constitucional,po~ Carlos Garriga : :............................... 77

Los rumbos inprevistos de Cádiz, por JoséM. Portillo Valdés 97

En defensa de la derogada Constitución de Cádiz. Fernández Sardino y El EspañolConstitucional (1818-1820), por Joaquín Varela Suanzes-Carpegna .:... 113

Los derechos de los españoles en la Constitución de Cádiz,por Juan María Bilbao Ubillos , ,................................. 127

La normatividad de la Constitución, por Mirian Ahumada 151

El Estado de la Constitución de Cádiz,por César Aguado Renedo 163

Balance bibliográfico del Bicentenario de la Constitución de 1812,. por Fernando Martínez Pérez 183

• COLABORADORES 197

• PÁGINAS PARA EL DEBATE

Atracción, motivación y compromiso profesional de los directores de centroseducativos de infantil y primaria, por José Eliseo Valle-Aparicio . 201

Del racionalisrnoa la teoría de las emociones, por Jesús Camarero ~.......... 219

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Balance bibliográfico del Bicentenariode la Constitución de 1812

FERNANDO MARTíNEZ PÉREZ

No han sido precisamente escasas las contribuciones que la historiografía de todogénero y signo ha realizado para conmemorar el bicentenario de la promulgaciónde la Constitución de 1812. Para ello no sólo ha concurrido la previsible iniciativaoficial de celebrar el que se tiene por el primer hito del constitucionalismo español,sino también el feliz contexto que favorece considerar la relevancia de los aspectosjurídicos o institucionales como elementos determinantes de la comprensión y re-construcción de sociedades pretéritas. El interés suscitado por la Constitución de1812 y,por ello, una de las causas de la inflación historiográfica sobre este objeto enlos últimos años también tiene que ver con el hecho innegable de que aquel textofuera pensado para una realidad bicontinental y,por tanto, que el mismo entrase aformar parte (otra cosa es calibrar el papel que al mismo se le concede) de la historiade los procesos de constitucionalización de los nuevos Estados surgidos de la eman-cipación americana. No hay tampoco que descuidar que, en las atribuladas circuns-tancias de la sociedad europea del primer tercio del siglo XIX, el texto promulgadoen Cádiz se convirtió, desde su entrada en vigor, en referente de aspiraciones cons-

o titucionales no sólo españolas. Por último hay que tener en cuenta que todos estosfactores, a su vez, se retroalimentan pues la Constitución política de la Monarquíaespañola promulgada en Cádiz, también desde su misma entrada en vigor, ha sidoobjeto de debates encendidos en los que se jugaban cuestiones no meramente eru-ditas, sino que, como sucede con cualquier debate historiográfico, tenían que vercon opciones políticas propias de cada momento.

Por razón de espacio, pero también por el hecho de que en los últimos años hanproliferado los estados de la cuestión sobre este tema, no tiene aquí sentido repro-ducir un balance sobre los estudios dedicados a esta Constitución desde el mo-mento de su aparición. Antes al contrario, entiendo que aquí interesa dar cuentaprecisamente de algunas de las aportaciones e iniciativas más significativas surgi-das en el contexto de la celebración del Bicentenario. En este sentido una muy útilpuesta al día de la bibliografía existente se debe a Bartolomé Clavero, «Cádiz enEspaña: signo constitucional, balance historiográfico, saldo ciudadano», publicadocomo epílogo al -libro de Carlos Garriga y Marta Lorente que se cita.más abajo.'

l. Es también por las razones que se apuntan en el texto que, con algunas excepciones, se reservará aquí la citabibliográfica para las obras aparecidas a partir de 2006.

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Con a~terioridad, también un resumen de las principales corrientes historiográ-ficas sobre este tema, con indicación de sus obras más señeras, son las que elabo-ran Javier Fernández Sebastián y Marta Lorente (<<Cádizy el primer liberalismoespañol. Sinopsis historio gráfica y reflexiones sobre el bicentenario», «Ámbitosconstitucionales e historiografía de la Constitución: la nación doceañista», ambasen José Álvarez [unco/Iavier Moreno Luzón (eds.), La Constitución de Cádiz: his-toriograJía y conmemoración. Homenaje a Francisco Tomás y Valiente. Madrid:CEPC, 2006, pp. 23~58Ypp. 143-154 respectivamente).'

La mayor o menor identificación de la Constitución como algo propio dequienes se entregan a su estudio se erige, quizás, en el gran criterio de distinciónque nos permite clasificar las aportaciones más relevantes. Pues, en resumidascuentas, hoy porhoy pueden reducirse las interpretaciones que se efectúan so-bre la Constitución de Cádiz a una alternativa: el empleo de una lógica de conti-nuidad o discontinuidad en el quehacer historio gráfico. Por ello las consecuen-cias que cabe extraer del episodio constitucional gaditano dependen de una op~ción sobre si dicho acontecimiento nos es hoy más o menos ajeno. Esto es, sobresi se considera gue dicha experiencia forma parte, o no, de «nuestro» mundo. Adía de hoy, las posiciones están suficientemente perfiladas. Una última puestaal día de las perspectivas contrapuestas, pero también de los nuevos temas ycuestiones en torno a la experiencia gaditana, es la que se contiene en la secciónde debate de Teoría y Derecho,' Revista de pensamiento jurídico, núm. 10 (die.2011), que coordina Marta Lorente y que lleva el título «LaConstitución de 1812:miradas y perspectivas». Otro ejemplo lo constituye la presencia de algunos delos autores sostenedores de estas perspectivas en el índice de la revista que tieneel lector en sus manos. Interpretaciones tan contradictorias sobre el alcance delepisodio constitucional gaditano propician en ocasiones un debate que, lamen-tablemente' no resulta fructífero por la irreductibilidad de los planteamientos ypresupuestos de los que parten unos y otros. Son, las que se han mencionado,opciones que se trasladan a cuantos trabajos tienen el texto de 1812 por objeto,determinando aspectos que van desde la selección de fuentes para la recons-trucción de la experiencia constitucional gaditana, hasta la valoración de la pro-yección, alcance o influencia de esta experiencia constitucional en el contextointernacional de la época. Un ejemplo del reconocimiento diversas orientacio-nes en el seno de la historiografía jurídica es el último número publicado delAnuario de Historia del Derecho Español. núm. 81 (2011), dedicado también a laconmemoración del Bicentenario de la Constitución de Cádiz, y en el que en-tran a partes iguales las aportaciones que pueden incardinarse en una u otraperspectiva historio gráfica.

2. Permítaseme también citar aquí, porque es estado de la cuestión, que sirve de base a la elaboración de estebalance, Fernando Martínez Pérez, «La constitución de Cádiz de 1812 y sus consecuencias», en Índice históricoespañol 125 (2012).

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Un aspecto, no menor, en el que podemos reconocer esta dicotomía, es la face-ta que tiene que ver con la habilitación de las propias fuentes para la reconstruc-ción del texto constitucional y del contexto de cultura política de aquella primeranorma. En este sentido, la proximidad del Bicentenario ha promovido.la edición ypuesta a disposición (de los estudiosos y de un público más amplio) del propiotexto constitucional pero también de aquellas otras fuentes que ilustran el procesoconstituyente y el contexto y la cultura constitucional que fomentó o en la que sedesenvolvió dicho proceso. Ciertamente una de las consecuencias más notablesque ha promovido esta efeméride consiste en la digitalización y difusión de ladocumentación referida a esta experiencia constitucional. Con todo, en ocasionesha primado el objetivo de la divulgación de los textos más conocidos, que sirven ala reproducción de un mito, sobre el de la habilitación de otros que puedan servirpara aportar una lectura alternativa. En términos generales la selección de fuentesprimarias y su tratamiento viene de alguna manera condicionada todavía por aque-lla lógica de la continuidad entre la experiencia constitucional y nuestro presente.Una manifestación de esto es, por ejemplo, la consideración que tienen, todavíahoy, y entre la mejor historiografía, los Diarios de Sesiones de Cortes para la recons-trucción del proceso de redacción del texto, y para la valoración de su importanciao alcance. Pues, en efecto, sólo desde de la lógica de continuidad entre la experien-cia de 1812 y nuestro presente, se explica que se acuda como fuente principal, sinoúnica, a una edición «normalizada» de estos Diarios, elaborada en 1870, sin, tenerademás en cuenta que esta fuente fue más un periódico que daba cuenta de lasprincipales discusiones suscitadas en las Cortes, que un registro oficial de lo acon-tecido en el seno del Congreso. De este. defecto no escapan iniciativas tan merito-rias como la emprendida por el Congreso de los Diputados, que, por otro lado, hapublicado la crónica de la elaboración de la constitución apoyada en documenta-ción de Archivo en gran parte inédita.' El investigador no puede descuidar tam-poco el resultado de las iniciativas de otras instituciones. Por ejemplo el Portal deArchivos Españoles en Red (PARES) que alberga secciones monográficas dedica-das a los Bicentenarios de las Independencias española y americanas;" el Semina-rio Martínez Marina de la Universidad de Oviedo;" o la sección monográfica de laBiblioteca virtual Miguel de Cervantes."

Sin embargo, también en los últimos años se ha continuado una labor deedición de fuentes normativas y doctrinales (principalmente impresas). En estesentido ha de citarse al Centro de Estudios Constitucionales, ahora Centro deEstudios Políticos y Constitucionales, que dedica una colección a la conme-

3,Esta crónica titulada «Hace 200 años. Diario de las Cortes de Cádiz. Crónica parlamentaria diaria» es accesibleen www.congreso:es/portal/page/portal/Congreso/Cóngreso/HiscNormas/200.4. http://pares.mcu.es/5.·http://www.seminariomartinezmarÍna.com/

6. http://www.cervantesvirtual.com/portales/constitucion_1812 .•

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186 LA CONSTlTUC¡ÚN DE 1812

rnoración del bicentenario, pero que asimismo alberga en el resto de sus colec-ciones la edición de fuentes del primer constitucionalisrno español. También aestetipo de aportaciones responden trabajos como la emprendida por el maes-tro Artola para la editorial Iustel.' Pero de nuevo aquí nos hallamos ante re-ediciones o reimpresiones de materiales, en ocasiones de sobra conocidos, quesirven de nuevo a la reproducción del mito de Cádiz como origen de la Españacontemporánea, o como ejemplo de una suerte de Revolución política española.Baste sólo el ejemplo de que en 'los últimos años tenemos dos ediciones dignasde mención de la obra de 1835 del Conde de Toreno, Historia del levantamiento,guerra y revolución de España."

Ahora bien, esta conmemoración ha servido también para recuperar textosmás escondidos, ediciones originales de las fuentes más emblemáticas, como lapropia Constitución, su proyecto, y la del discurso preliminar al mismo, o las rela-cionadas con el proceso y debate constituyente," o con el funcionamiento de aque-llas Cortes, 10 que implican, en cierta medida un tratamiento diferente, por cuantono actualizador, y de las que se desprende una diferente imagen del contexto en elque se produjo y se desenvolvió el primer texto de la historia constitucional es-pañola. Un ejemplo de esto último lo constituye, en cierta manera, la recupera-ción que Tomás y Valiente hizo en 1995 de los documentos de la Junta de Legis-lación dependiente de la Comisión de Cortes, como anexo de un artículo quemarcó inflexión en la historiografía constitucional, y que ha sido objeto de re-edición en 2012Y Puede citarse también este sentido la edición de los proyectosconstitucionales, memorias, ideas de constitución debidos a la mano de los prin-cipales artífices del primer constitucionalismo hispano, pero también a la plumade otros personajes que no gozaron de tanta celebridad; o que sostuvieron unaidea de Constitución menos propicia para la construcción de un mito; o que fue-ron especialmente críticos con la obra gaditana." En cuanto a la recuperación de

7, Miguel Artola/Rafael Flaquer Montequi, La Constitución de 1812, Madrid, Iustel, 2008 Se trata del volumen IIde la Colección de Constituciones Españolas dirigida por el propio Miguel Artola.8, Son las dos ediciones simultaneas y debidas a Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, Madrid, CEPC, 2008; y la deRichard Hocquellet, Urgoiti, Pamplona, 2008,9. Permítaseme la cita, Constitución en Cortes: el debate constituyente 1811-1812, Fernando Martínez Pérez (ed.),Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 2011.10. Marta Ruiz Jimenez,La Comisión de Guerra en las Cortes de Cádiz (1810-1813): repertorio documental, Ma-drid, CSIC, 2008. (id.), Para una reconstrucción de las Cortes de Cádiz: los papeles de «gobierno interior» delArchivo del Congreso de los Diputados, Madrid, Revista Trienio, 2009.11. Francisco Tomás y Valiente, Génesis de la Constitución de 1812. De muchas leyes fundamentales a una Consti-tución, Marta Lorente (prol.), Pamplona, Urgoiti, 2012.12. En este sentido véanse algunos ejemplos como Proyectos constitucionales en España (1786-1824), Ignacio Fer-nández Sarasola (ed.), Madrid, CEPC, 2004; LluísMaria de Puig, La constitució de Batlle i lover: un projecte catalá ales Corts de Cadis, Vic,Eumo, 2007; Cádiz, 1812; Juan Sempere y Guarinos, Observaciones sobre las Cortes y sobre lasleyes fundamentales de España, Memoria primera sobre la Constitución gótico española, Madrid, Biblioteca Nueva,2007; Antonio de Capmany y Montpalau, Centinela contra franceses, Francoise Étienvre (ed.),Madrid, CEPC, 2008;

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otros textos, no puede pasarse por alto la actividad que se concreta en la re-edi-ción de las publicaciones periódicas de la época." Además el reconocimiento dela dimensión bihemisférica del constitucionalismo hispano ha llevado a que de-ban reconocerse como de utilidad para la historiografía española las fuentes has-ta ahora conceptuadas interesantes sólo a una historia americana.

Desde un punto de vista sustantivo la propia coyuntura de conmemoraciónde la efeméride explica que en la mayoría de las aportaciones se haya adoptadouna perspectiva de continuidad." Merece la pena destacar alguna como la JuanSisinio Pérez Garzón, Las Cortes de Cádiz. El nacimiento de la nación liberal(1808-1814), Madrid, Síntesis, 2007; o la que resulta de la iniciativa de la Funda-ción del Pino, concretada en la edición de la obra colectiva dirigida por JoséAntonio Escudero Cortes y Constitución de Cádiz. 200 años. Madrid: Espasa/Fundación del Pino, 2011. También en este sentido merecen destacarse los nú-meros de la Revista de Derecho Político 82 (2011) Y83 (2012), dedicados mono-gráficamente a la Constitución de Cádiz. En estas mismas coordenadas se si-túan algunas de las publicaciones aparecidas en la Colección Bicentenario delCentro de Estudios Políticos y Constitucionales, y señaladamente las de algu-nos constitucionalistas de la Universidad de Oviedo. Un par de manifiestosmetodológicos de esta posición son Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, «Algu-nas reflexiones metodológicas sobre la historia constitucional», Historia Cons-titucional, núm. 8 (2007), pp. 245-259 (que se concreta en obra sustantiva, Joa-quín Varela-Suanzes Carpegna ..Política y Constitución en España (1808-1878).Madrid: CEPC, 2007); o Ignacio Fernández Sarasola, «La Historia Constitucio-

FélixVarela y Morales, Observaciones sobre la Constitución política de la Monarquía española, José María Portillo(ed.), Madrid, CEPC, 2008; José Joaquín Colón de Larreategui, España vindicada en sus clases y autoridades de lasfalsas opiniones que se le atribuyen, Manuel Amador González Fuertes (ed.),Madrid, CSIC, 2011; José María BlancoWhite, Cartas de Juan Sintierra: críticas a las Cortes de Cádiz; Barcelona, Linkgua, 2011.13. Sin ánimo de exhaustividad, José María Blanco White, Obras completas, Almed (vol. I, 2008, Semanario pa-triótico; vol. Il, 2009. El Español; vol. III, El Español); Crónicas de Cortes del Diario de la Tarde en el períodoconstituyente: (24 de agosto de 1811 a 31 de marzo de 1812),'Miguel Ángel Díaz Dota (ed.), Cádiz, FundaciónMunicipal de Cultura, 2010; Tertulia patriótica de Cádiz: (17 de octubre de 1810-15 de febrero de 1811), MaríaAngulo Egea (ed.), Cádiz, Fundación Municipal de Cultura, 201l.14.Un muestrario de estas aportaciones, que en muchas ocasiones son actas de congresos homónimos, es, tam-bién sin ánimo de exhaustividad, el siguiente: La Constitución de 1812: reflexiones jurídicas en la víspera delBicentenario, Juan María Terradillos Basoco (ed.), Cádiz, Universidad, 2006; La Constitución de Cádiz de 1812,fuente del derecho europeo y americano: relectura de sus principios fundamentales, Asdrúbal Aguiar (coord.), Cá-diz, Ayuntamiento, 2009; El legado de las Cortes de Cádiz. Pilar García Trobat/Remedio Sánchez Ferriz (coords).Valencia, Tirant, 2011; Cádiz y la Constitución de 1812: esbozos para la construcción de una identidad culturaleuropea, Christian Wentzlaff- Eggebert (ed.)/ Martín Traine (coord.), La Plata, Argentina, Ediciones del Lado deAcá, 2011; Manuel Moreno Alonso, La Constitución de Cádiz. Una mirada crítica, Sevilla,Alfar, 2011, que incor-pora una edición del texto constitucional glosada por el autor; Las Corte; de Cádiz, la Constitución de 1812 y ÍasIndependencias Nacionales en América. Antonio Colomer Viadel (coord.). Valencia, Ugarit, 2011; Sobre un hitojurídico. La constitución de 1812.Reflexiones actuales, estados de la cuestión, debates historiográjicos, Miguel ÁngelChamocho Cantudo, Jorge Lozano Miralles (eds.), Iaen, UniversIdad,2012.

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nal. Método ehistoriografía a la luz de un Bicentenario hispánico», en ForumHistoriae Iuris, junio de 2009.15 Al hilo de la conmemoración del bicentenarioestos autores han publicado re-ediciones o actualizaciones de sus trabajos: Joa-quín Varela Suanzes-Carpegna, La teoría del Estado en los orígenes del constitu:cionalismo hispánico. Las Cortes de Cádiz. Madrid, CEPC, 2011, que es segundaedición de su tesis publicada en 1983; Ignacio Fernández Sarasola, La Constitu-ción de Cádiz, Origen, contenido y proyección internacional. Madrid: CEPC, 2011,que viene a ser también reunión y puesta al día, como confiesa el mismo autor,de trabajos aparecidos en otras sedes.

Sin embargo la ocasión del Bicentenario también ha servido para que fue-ran más reconocidas otras opciones, que invitan a repensar el episodio gadita-no, y que estaban ya presentes en el panorama historiográfico no sólo españoldesde mediados de los años 90. Exponente claro de esta otra historia de aquellatradición constitucional lo constituye la obra del grupo HICOES, integrado, entreotros, por Bartolomé Clavero, Carlos Garriga, Marta Lorente o José María Por-tillo, y que también tiene una traducción sustantiva en la ya mencionada obrade Carlos Garriga y Marta Lorente, Cádiz 1812, La Constitución jurisdjccional.Madrid, CEPC, 2007. Es este libro en realidad una colección de los trabajospublicados por sus autores desde hace al menos una década antes y en la queperfilan, como anuncian en su presentación (<<NuestroCádiz»), una particularvisión del constitucionalismo gaditano. Los autores no actualizan en esta oca-sión sus trabajos, sólo se reafirman en la tesis que se desprende de ellos. Poste-riormente los autores incardinados en este grupo han publicado de nuevo con-fesadas re-ediciones o actualizaciones de otros trabajos. Tal es el caso del volu-men que fruto de un seminario celebrado en México coordina Carlos Garriga,Historia y Constitución. Trayectos del constitucionalismo hispano, México, Mora,2010; Marta Lorente, La Nación y las Españas. Representación y territorio en elconstitucionalismo gaditano, Madrid, UAM, 2010; Marta Lorente / José MaríaPortillo, El momento gaditano. La Constitución en el orbe hispano (1808-1826).Madrid, Cortes Generales, 2012.

Tratando la conmemoración de un texto constitucional, no es de extrañar hoyque sean que sean juristas (constitucionalistas o historiadores del derecho) losque mayoritariamente se incardinan en estas opciones. Esto no quiere decir, sinembargo, que otros especialistas hayan dejado de ocuparse, o hayan pasado poralto, la ocasión propiciada por el Bicentenario. Las aportaciones que los historia-dores no juristas vienen realizando últimamente suelen ser tributarias de unavisión actualizad ora de la constitución de Cádiz, pues se sitúan en la tradiciónhistorio gráfica inaugurada por Miguel Artola, que ubicaba en este momento losinicios de la España Contemporánea. Sin embargo, también por parte de estos

15.http://www.forhistiur.de/index_fr.htm

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BALANCE BIBLIOGRÁFICO DEL BICENTENARIO DE LA CONSTITUCION DE 1812 189

especialistas se reconocen algunos intentos de salir de esta última tradición his-toriográfica, mediante la formulación de nuevos instrumentos conceptuales paracalificar l~ cultura constitucional presente o generada en torno al texto de 1812.Tal es el caso de la obra de Javier Fernández Sebastián, uno de los principalesimpulsores de esta línea de trabajo que se ha concretado, por ejemplo, en el Dic-cionario político y social del mundo iberoamericano. Madrid: Fundación Carolina,SECC/CEPC, 2009. Otros ejemplos de acercamientos desde la historia no jurídi-ca al examen de la obra de las Cortes de Cádiz, es el de las aportaciones de ManuelChust autor preocupado por insertar el fenómeno doceañista en una perspectivano sólo peninsular, o la desplegada por el grupo dirigido por Alberto Ramos San-tana en la Universidad de Cádiz, promotor de una serie de Congresos doceañistasque, con ocasión de la celebración de los bicentenarios, recogen los resultados deinvestigaciones en las que se aborda el episodio constitucional gaditano en uncontexto local, pero también como parte de una cultura política del momento."No cabe duda, sin embargo, de que en aquella experiencia se desplegaron nuevosinstrumentos y se aprovecharon algunos ya antiguos para reproducir o para cam-biar sustancialmente esos imaginarios. La prensa, la instrucción pública, pero tam-bién emblemas, ritos y celebraciones Y De todo ello se ocupa Pilar García Trobat,Constitución de 1812 y educación política, Madrid, Cortes Generales, 2010.18 So-bre la interacción entre prensa local y experiencia constitucional, es preciso tam-bién referenciar los trabajos de algunos de los investigadores de la Universidad deCádiz, señaladamente, Marieta Cantos, Fernando Durán, yAlberto Romero, (eds.),La guerra de pluma: estudios sobre la prensa de Cádiz en el tiempo de las Cortes(1810-1814), Cádiz, Universidad de Cádiz, 2006.

Las irreductibles diferencias de perspectivas a las que hemos hecho alusión enestas páginas se traducen en el tratamiento y valoración de cuantos aspectos sus-tantivos rodean el constitucionalismo doceañista, y que se deducen de las obrasque se han citado: desde la .calificación del proceso constituyente, hasta la des-cripción de las estructura y gestión de los poderes, pasando por la definición decuál sea el «sujeto» que opera como unidad de medida de este orden constitucio-nal, y cuál el concepto y alcance de los derechos que se le reconocen.

Así pues para la historiografía actualizadora, ya se encueritra enunciado eneste tiempo el sujeto individual como unidad de medida de orden jurídico ypolítico hispano. Pero es en el reconocimiento de los derechos de participación

16.Alberto Ramos Santana (coord.), Lecturas sobre 1812, Cádiz, Ayuntamiento de Cádiz, Universidad de Cádiz,2007. Id. (ed.), 1808-1812: los emblemas de la libertad, Cádiz, Universidad de Cádiz, 2009. Id. (ed.), La Constitu-ción de Cádiz y su huella en América, Cádiz, Universidad de Cádiz, 2011.

17. Carlos Reyero, Alegoría, Nación y libertad: el olimpo constitucional de.1812, Madrid, Siglo XXI, 2010.

18. En este mismo sello editorial y colección dedicada por las Cortes a la celebración del Bicentenario, apareceuna monografía sobre el primer pensamiento contrarrevolucionario español construida a partir de la lectura dealgunos autores menos transitados exponentes de un pensamiento reaccionario, Javier López Alós, Entre el tronoy el escaño. Madrid, Cortes Generales, 2011.' •

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190LA CONSTITUCIÓN DE 1812

política donde esta corriente abunda en señalar la modernidad y aún el carác~tér democrático del primer constitucionalismo. La amplitud de este reconoci-miento, que se ha conceptuado incluso corno el primer establecimiento de un«sufragio universal», tendría sólo algunos lunares como es el caso de las «cas-tas». Ahora bien, precisamente la encendida defensa que los diputados ameri-canos hicieron de estos españoles que traían un origen africano, sería manifes-tación de la interiorización en aquel tiempo de un concepto individual de latitularidad de los derechos. No sólo: puede incluso enunciarse que los dere-chos reconocidos por la Constitución operarían como fundamento del ordenpolítico que se inauguraba entonces. En este sentido, se hace hincapié en laexistencia de declaraciones como las contenidas en sede de garantías del pro-ceso penal que, a lo largo del texto constitucional, enunciarían el sentido con-temporáneo de los derechos y de su atribución individual." Estas declaracio-nes se acompañarían de unas reformas emprendidas por las Cortes (libertadde imprenta y de industria," abolición de señoríos, de la tortura y de la Inqui-sición) que más allá de su efectiva puesta en vigor y su alcance, se dicen mani-festación clara del carácter revolucionario del proceso abierto en Cádiz. Eneste panorama no es óbice el hecho de que el propio texto incluyera otros as-pectos, como la intolerancia religiosa. Este tipo de falencias obedecería a lasnecesarias concesiones a un sector reaccionario. El lenguaje historicista con elque se presentó el texto, o el hecho de no incluir una declaración de derechos,serían otras concesiones para con un contexto adverso a una revolución cons-titucional de inspiración francesa.

También para estos autores, los decretos de septiembre de 1810 marcan unmomento fundacional de reconocimiento de los dogmas de soberanía nacional yla separación de poderes." La arquitectura de poderes se caracterizaría ademáspor el papel central y hegemónico que desarrolló el Congreso que se arrogó, bajodiversos títulos, facultades de intervención sobre todo tipo de autoridades. Estaasunción de funciones exorbitantes por parte de las Cortes y su carácter unica-meral, son motivos que justifican el que se parangone el régimen gaditano conuna suerte de régimen asambleario o de Convención. La concentración de lospoderes en el seno de las Cortes, la limitación de las facultades del monarca, y lainexistencia de una segunda cámara, son además argumentos que inhabilitaríanla comparación y la influencia del modelo de constitucionalismo inglés, y permi-tirían reafirmar el carácter liberal radical de la Monarquía diseñada en 1812. Cá-

19.Vid. por todos, M." Paz Alonso Romero, Orden procesal y garantías entre Antiguo Régimen y Constitucionalis-mo gaditano, Madrid, CEPC, 2008.20. Vid. José Álvarez Junco, y Gregorio de la Fuente Monge, El nacimiento del periodismo político: la libertad deimprenta en las Cortes de Cádiz (1810-1814), Madrid, APM, 2009.21. Javier Lasarte Alvarez, Las Cortes de Cádiz: soberanía, separación de poderes, hacienda, 1810-1811, Madrid/Sevilla, Marcial Pons/Universidad Pablo de Olavide, 2009.

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diz supondría así el primer hito de un modelo de organización política en Españaque, con dificultades, pudo finalmente abrirse paso a lo largo de la centuria. Puesya podrían rastrearse en la obra gaditana las huellas de la construcción de unaAdministración contemporánea y el arranque de un programa codificador queconsidera la ley en un sentido formal (esto es, expresión de la voluntad de lanación, general, escrita, publicada uniformemente, etc.) como continente de losderechos y herramienta para la transformación de la sociedad política. Aunque escierto que en el desarrollo de estas grandes innovaciones se advierten algunasquiebras, éstas habría, de nuevo, que atribuirlas a un contexto de fortaleza deelementos más reaccionarios. Y en fin, la imagen de que Cádiz crea un Estado-calificado incluso de unitario- que obra .con instrumentos nuevos, lleva tam-bién a algunos de estos autores a sostener que uno de los rasgos definitorios deldiseño constitucional es el de su centralismo."

La interpretación de las consecuencias de la Constitución de Cádiz es asazdistinta para la otra corriente historiográfica aquí mencionada. Estos autores,parten del presupuesto de la persistencia de un modelo de sociedad corporativaque, aunque en crisis desde el XVIII, no habría desaparecido en el orbe hispano. Esmás, las propias circunstancias de una triple crisis, dinástica, de soberanía y cons-titucional abierta con las renuncias de Bayona, no haría sino reforzar esa dimen-sión corporativa, muy presente en los procesos de constitucionalización en todoeste orbe." En el, caso gaditano, esa matriz corporativa se podría apreciar, porejemplo, en el mismo proceso constituyente, en la articulación ascendente de larepresentación, pero también en la ratificación de los textos resultantes medianteun juramento prestado por el conjunto de los cuerpos que componían el conjun-to de esa Nación Española. Pero también para estos autores· la peculiaridad de lanoción del poder constituyente gaditano, no tendría sólo que ver con la difícilconsecución de su exclusividad situada en un determinado órgano, sino con elpropio concepto de lo que para esta experiencia significó «constituir». Porquepara estos autores la factura de la Constitución también se planteó como unalabor que debía resultar más dé un debate jurídico que de la realización de unprograma político.

El propio texto constitucional podría reflejar este presupuesto subjetivo cor-porativo cuando mantenía privilegios jurisdiccionales a favor de clero y milicia, ocuando no incorporaba la igualdad como derecho de los españoles. En este senti-

22. Regina Polo Martín, Absolutismo, afrancesamiento y constitucionalismo: la implantación del régimen localliberal (Salamanca, 1818-1814), Valladolid, Junta de Castilla y León, 2008..23. Iordana Dyrn, From Sovereign Villages to National States: City, State and Federation in Central America, 1759-1839, Albuquerque: University of New Mexico, 2006; Genevieve Verde, Eindependence argentine entre cites etnations (1808-1821), Paris, Sorbone, 2006; Daniel Gutierrez Ardila,Un nuevo reino. Geografia política, pactismo ydiplomacia durante el interregno en Nueva Granada (1808-1816). Bogotá, Universidad del Externado de Colom-bia, 2010; María Teresa Calderón/Clement Thibaut, La Majestad de los Pueblos, Nueva Granada y Venezuela,1780-1832. Madrid, Tsurus, 20 lO. '

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do, para estos autores además, el recurso a una argumefltación historicista, ladis- "tinción entre potestades y poderes, o las invocaciones religiosas, no conformanmera concesión, o un artificio retórico. Antes al contrario, conformarían, de en-trada, soporte de valid~z de lo que ta~bién se consideraban solu~iones revolucio-narias destinadas a transformar la sociedad política hispana de arriba abajo."

Estos autores señalan también otras consecuencias relativas al juego de los po-deres gaditanos, yde la conceptuación de sus funciones políticas." El constitucio-nalismo gaditano, aunque formulase el propósito de codificar, desconocería unconcepto formal de ley, como expresión de voluntad general. Para quien sostieneesta interpretación no se encuentran en la experiencia gaditana los mecanismosde protección de ley propios del constitucionalismo revolucionario francés. Antesbien, en la definición y alcance de su actividad las Cortes seguirían obrando con-forme a las maneras de gestión del poder propias del régimen polisinodial de laMonarquía Católica. Por estas y otras razones, esta historiografía constitucionalhabla de jurisdiccionalismo para caracterizar el constitucionalismo hispano.

Pero el fundamento corporativo del constitucionalismo gaditano, y su mani-festación de gestión jurisdiccional del poder, tuvo, para estos autores, un alcancemayor que se sitúa ahora en el terreno' del legado de esta experiencia. La Consti-tución de Cádiz contendría un diseño territorial que salvaba e incluso propiciabaun alto grado de autonomía de pueblos y provincias como partes integrantes de laMonarquía." La conservación de facultades jurisdiccionales y de autogobiernotenidas por originarias en manos de estas entidades; la facilidad para la creaciónde ayuntamientos constitucionales, sobre todo en América; la dejación de la in-terpretación sustantiva del derecho en manos de los tribunales territoriales; laatribución a las Diputaciones del papel de garantes del orden constitucional, in-cluso por las armas de una milicia urbana, etc., son para estos autores argumentosque, en primer lugar, contestan una imagen de la Constitución de Cádiz promo-tora de un Estado unitario y centralista. En segundo lugar, son rasgos de un dise-ño que habilitó y permitió la insospechada consecuencia de una sincresis de cul-tura constitucional y cultura indígena, que fue entonces posible porque, en defi-nitiva, el modelo de organización se pensó que fuera suficientemente dúctil paraintentar mantener un Imperio plural."

24. En este sentido, véase ella sección mono gráfica de Jura Vasconiae, Revista de derecho histórico y autonómicode Vasconia, 8 (2011), número que recoge las contribuciones del un Simposio dedicado a «Vasconia y el primerconstitucionalismo español (1808-1814»>.25. Para esto y para lo que sigue véase Bartolomé Clavero. El orden de los poderes. Historias Constituyentes de laTrinidad Constitucional. Madrid, Trotta, 2007.26. En este sentido, por ejemplo, Beatriz Rojas, ,<Elmunicipio libre». Una utopía perdida en el pasado. Los pueblosde Zacatecas 1786-1835. México DF: CIDE/Instituto Mora, 2010.27. Bartolomé Clavero, «Hemisferios de ciudadanía: Constitución española en la América indígena», en LaConstitución de Cádiz: historiografía ... , op. cit., pp. 10 1-142, con abundante bibliografía comentada para irmás lejos.

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Puede apreciarse en los títulos, y no sólo en los lugares de edición, un aspectode los estudios sobre la Constitución de Cádiz que, aunque siempre estuvo pre-sente, la celebración de los bicentenarios, y ahora no sólo los gaditanos, ha contri-buido poderosamente a fomentar en los últimos años. Me refiero a la valoracióndel alcance y dimensión americana, pero también europea, del constitucionalis-mo gaditano. Es un aspecto en el que además no poco ha tenido que ver unainternacionalización de los esfuerzos de investigación en España que ha permiti-do contrastar sus tesis a especialistas de aquende y allende los mares (o por mejordecir interesados por la problemática peninsular o ultramarina, cualquiera quesea su procedencia o adscripción disciplinar). Ahora bien, con todo, esta feliz cir-cunstancia, si bien ha permitido a en algún sentido habilitar la construcción deun común discurso sobre la calidad de los procesos de transición a la moderni-dad en España y América, no por ello ha servido para acercar las dos posicionesque aquí se vienen destacando. Pues, en efecto, también esta faceta es susceptiblede ser analizada según lógica basada en la continuidad o en la discontinuidad connuestro presente. Para los sostenedores de la primera perspectiva se habla de «pro-yección», «aplicación», «influencia», «impacto», etc. del constitucionalismo gadi-tano en América o en Europa. Un ejemplo recentísimo de esta manera de tratar ladimensión exterior de la experiencia constitucional doceañista en el representa-do por el último número de la Revista electrónica Historia Constitucional 13 (2012),aparecido en septiembre del este año que dedica sus dos primeras secciones deestudios al «Impacto de la Constitución de Cádiz en Europa» y a «Las Cortes deCádiz, la Constitución de 1812 y su proyección iberoamericana». Otro ejemploprácticamente simultáneo es el del número de la Revista de Derecho Político, 84(2012), tercero de los que esta publicación ha dedicado monográficamente a laConstitución de Cádiz. Este tipo de trabajos suponen un avance respecto de posi-ciones para las que América era invisible, pero se siguen estando, determinadaspor un punto de vista nacional. Pues se viene a connotar una visión en ciertogrado todavía metropolitana según la cual el Texto de 1812 es un producto espa-ñol (por mucho que para su elaboración se tuviera -o no- en cuenta la voz de ladiputación ultramarina) que se proyecta y aplica en América, y es su recepción enaquel continente la que comienza a desplegar efectos constitucionales de aplica-ción, asimilación o imitación. Esta observación puede, de alguna manera, tam-bién predicarse de los autores que son más sensibles a tomar en consideración esecarácter bihemisférico y que llevan preocupándose desde hace tiempo por inte-grar y hacer visible esta dimensión ultramarina, como son Manuel Chust, Améri-ca en las Cortes de Cádiz, Madrid, Fundación Mapfre, 2010; Marta Lorente, LaNación y las Españas. Representación y territorio en el constitucionalismo gaditano;Madrid, UAM, 2010; o Roberto Breña, El primer liberalismo español y los procesosde emancipación de América, 1808-1824. Una revisión historiográfica del primerliberalismo hispánico, México, Colegio de México,2006.

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Desde el punto de vista que toma como presupuesto la discontinuidad entre el''episodio constitucional gaditano y nuestro presente, la internacionalización deeste objeto e investigación. ha permitido integrar explicaciones a fenómenos aso-ciados al primer constitucionalismo que se consideraban particulares de cada unade las experiencias, y que se han demostrado comunes. Es por todo ello que másrecientemente ya se habla de un constitucionalismo hispano que tendría variasmanifestaciones o experiencias constitucionales, siendo la gaditana la más influ-yente, pero no por ello la primera. Y,por tanto; antes de «modelo gaditano» habríaque hablar de «modelo hispano» como género y experiencias «gaditana», «neo-granadina», «rioplatense», etc., como sus especies. Esta última perspectiva es laque rige la obra de referencia de José María Portillo, Crisis atlántica. Autonomía eindependencia en la crisis de la Monarquíahispánica, Madrid, Fundación caroli-na/CEHIIMarcial Pons, 2006;28 gran parte de los trabajos que integran el volu-men coordinado por Antonio Annino, La revolución novohispana 1808-1821,México, FCE, 2010, y más recientemente todos los capítulos de la ya citada obradirigida por Marta Lorente y José María Portillo, El momento gaditano.

Pero la discusión entre las dos principales líneas historiográficastambién tie-ne repercusión por lo que respecta a la ubicación del episodio constitucional ga-ditano en el proceso de constitucionalización de las sociedades políticas euro-peas. Aquí, de nuevo, la internacionalización de los estudios sobre la historia delconstitucionalisrno ha llevado, de nuevo, a preguntarse no' tanto por el innegableimpacto la experiencia constitucional gaditana en este contexto, cuanto por lainserción de esta misma experiencia en uno u otro de los «modelos» manejadospor la historiografía constitucional comparada. La filiación o la influencia france-sa de la Constitución de Cádiz, que data desde el mismo momento de su apari-ción, sigue manteniéndose hoy día, aunque desde hace doscientos años sirve encada momento a propósitos diferentes. Hoy en día, la identificación de la expe-riencia gaditana con uno de los modelos de constitucionalismo revolucionario,sirve precisamente para señalar su modernidad, y para relativizar aquellos ele-mentos del propio texto que menos se corresponden con una idea de constitucio-nalismo contemporáneo. La toma en consideración de otros elementos de la ex-periencia constitucional gaditana sirve también para localizar en la experienciaconstitucional doceañista los malogrados intentos de reproducir en España algu-nas de las soluciones y convenciones constitucionales propias del constituciona-lismo inglés.

Con todo lo anterior también se quiere significar que la ubicación de laexperiencia constitucional doceañista en uno u otro modelo, o incluso su califi-

28. De este autor véase ahora además para la identificación de los rasgos de este constitucionalismo hispano JoséMaría Portillo, «La constitución en elAtlántico hispano (1808-1824»>, en Fundamentos. Cuadernos monográficosde teoría del Estado, Derecho Público e Historia Constitucional. núm. 6 (2010), Ignacio Fernández Sarasola/Ioa-quín Varela Suanzes-Carpegna (coords.), pp. 123-178.

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cación como modelo propio, sigue obedeciendo a las pre-comprensiones y losintereses de quien formula la identificación, junto al empleo de una u otro me-todología con su respectiva selección de fuentes y modo de aprovecharlas. Eneste sentido, la huida de una perspectiva nacional -de presente- en la obser-vación de los arr.anques constitucionales en la Península, junto a la toma enconsideración de la cultura política y las prácticas institucionales presentes eneste espacio en el primer decenio del siglo XIX, son condiciones que permiten elrevisar otros clichés extendidos en la historiografía constitucional española ygala: como son que el Estatuto de 1808 es meramente la versión española de unúnico modelo de constitucionalismo napoleónico; y que el texto gaditano esuna versión del modelo constitucional revolucionario francés de 1789. leanBaptiste Busaall, en su Le spectre du jacobinisme. L'expérience constitutionnelle[rancaise et le libéralisme espagnol (1808-1814), Madrid; Casa de Velázquez 2012,sostiene que los imaginarios, las representaciones y los mitos del pensamientopolítico y de las prácticas institucionales presentes y circulantes en el seno de lasociedad política hispana operaron como denominadores comunes de un mis-mo proceso de constitucionalización,

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