Aspectos sociolectales del léxico dialectal (2009)

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This is a contribution from Spanish in Context 6:2© 2009. John Benjamins Publishing Company

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Spanish in Context 6:2 (2009), 224–248. doi 10.1075/sic.6.2.04herissn 1571–0718 / e-issn 1571–0726 © John Benjamins Publishing Company

Aspectos sociolectales del léxico dialectal*

Natividad Hernández Muñoz

Este artículo analiza el léxico dialectal recogido en el diccionario de léxico dispo-nible de Castilla-La Mancha desde un punto de vista sociolingüístico siguiendo modelos de trabajos anteriores y realizando nuevas aportaciones, como la inclu-sión en el análisis de un conjunto amplio de variables sociales (nivel sociocultu-ral, sexo, tipo de centro educativo y ubicación), la ampliación de la considera-ción del fenómeno dialectal a través de los conceptos de amplitud y vitalidad de los términos y, finalmente, a través de la aplicación de análisis estadísticos para validar los resultados cuantitativos (t-Student y ANOVA).

Palabras clave: disponibilidad léxica, léxico dialectal, sociolingüística, metodología lingüística

1. Introducción

Los materiales que contienen los cada vez más abundantes diccionarios de dis-ponibilidad léxica están dando lugar a amplias y variadas investigaciones. Ello se debe a las posibilidades de análisis que presenta el léxico disponible, considerado como el conjunto de palabras que son más fácil y rápidamente producidas por los hablantes en torno a un tema determinado. Los diccionarios que se engloban dentro del Proyecto Panhispánico,1 impulsado y coordinado por Humberto Ló-pez Morales, se elaboran a través de encuestas escritas realizadas a una muestra representativa de una comunidad de hablantes. Los participantes, estudiantes pre-universitarios, escriben durante dos minutos todas las palabras que conocen rela-cionadas con dieciséis campos semánticos llamados centros de interés (Partes del cuerpo, La ropa, Partes de la casa, Muebles, Alimentos y bebidas, Objetos colocados encima de la mesa para la comida, La cocina y sus utensilios, La escuela, Calefacción e iluminación, La ciudad, El campo, Medios de transporte, Trabajos del campo y del jardín, Animales, Juegos y diversiones y Profesiones). Estos núcleos temáticos, que proceden de las pioneras investigaciones francófonas de los años 50 y décadas si-guientes, son compartidos, con mínimas variaciones, por todas las investigaciones

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hispánicas. Una vez realizadas las encuestas, los datos se procesan con ayuda de una fórmula matemática que obtiene el índice de disponibilidad de cada unidad léxica combinando el número de veces que aparece cada palabra y la posición que ocupa en las listas producidas. Los resultados se presentan clasificados por temas a modo de listas léxicas, ordenados, dentro de cada centro de interés, desde la palabra más disponible a la menos disponible. Finalmente, una vez completada la elaboración del diccionario, el investigador puede optar por un amplio con-junto de perspectivas de análisis: desde aplicaciones sociolingüísticas, dialectales o psicolingüísticas, hasta métodos de evaluación para la enseñanza de la lengua materna o de segundas lenguas.

La mayor parte de las investigaciones que han abordado el estudio del léxico dialectal dentro de los diccionarios de disponibilidad ha llegado a conclusiones semejantes: si bien el método de producción utilizado para la obtención de los materiales no favorece la aparición de léxico diferencial, aquel que se incluye tiene especial significación, ya que permite valorar la pervivencia y la implantación de los regionalismos en los sectores de población más joven. Igualmente, los autores coinciden en considerar la variable socioeconómica como uno de los condicionan-tes sociales que más influyen en la presencia o ausencia de este tipo de términos.

Teniendo en cuenta esto, los objetivos de este trabajo son múltiples. Desde una perspectiva más amplia a una más concreta, estas páginas resumen los avances más significativos en el estudio del léxico dialectal en los vocabularios disponibles, pre-sentan las peculiaridades del léxico encontrado en la compilación de Castilla-La Mancha y analizan desde un punto de vista cuantitativo y cualitativo la producción dialectal de los diferentes grupos sociales que conforman el colectivo de los 680 estudiantes preuniversitarios encuestados. Como aportación novedosa, además de ampliar el elenco de las variables sociales estudiadas en los trabajos precedentes y de los índices cuantitivos que los contabilizan (porcentajes y promedios), se incluyen análisis estadísticos para evaluar la influencia de las variables sociales estudiadas.

2. El estudio del léxico dialectal en los vocabularios disponibles

2.1 Antecedentes

Desde finales de la década de los 90, han aparecido diversos estudios sobre la pre-sencia de términos dialectales en los léxicos disponibles de España (Cádiz, Alme-ría, Gran Canaria, Castilla-La Mancha, Aragón y Huelva) y, en menor medida, de Hispanoamérica (Chile). El objetivo científico de los trabajos sobre el territorio es-pañol varía en amplitud y enfoque. Por un lado, algunas investigaciones se centran en analizar desde un punto de vista general la presencia del léxico diferencial en

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los vocabularios disponibles (Mateo 1998: 99–125; González 1999; Llorente 2005; Hernández Muñoz 2006: 365–402; Arnal 2008). Otras estudian los regionalismos en centros de interés concretos (Hernández Cabrera y Samper Padilla 2003, Her-nández Cabrera y Samper Padilla 2007; Prado 2009). Un tercer grupo analiza la extensión de los dialectalismos en los diversos colectivos sociales, en especial, a través del parámetro sociocultural (Samper Padilla y Hernández Cabrera 2006, Arnal 2008) y en los niveles escolares (Samper Hernández 2005). Por otro lado, hay estudios cuyo objetivo principal es comparar los conjuntos de términos mar-cados como dialectales de diferentes comunidades de habla (Samper Padilla, Her-nández Cabrera y Bellón 2003) o relacionar los materiales dialectales con obras clásicas de dialectología y geolingüística, como los atlas lingüísticos, en un intento de aunar resultados procedentes de diferentes líneas de investigación (Hernández Muñoz en prensa). En relación a las propuestas que implican léxicos disponibles transoceánicos, contamos con las aportaciones de Alba Valencia (2005) con res-pecto al vocabulario disponible de Chile.

2. 2 Resumen de las tendencias generales

Aunque los resultados obtenidos por los investigadores de los estudios citados presentan cierta variación, en especial en cuanto al porcentaje de léxico dialectal encontrado, hay ciertas tendencias comunes en todos ellos. Estas premisas, clasifi-cadas a continuación como (a) consideraciones de carácter general, (b) considera-ciones sobre la entidad de las voces regionales, y (c) consideraciones sobre la varia-ción social de las voces regionales, servirán para revisar en los apartados siguientes las características más relevantes del léxico disponible castellano-manchego.

A. Consideraciones de carácter general: 1. El léxico disponible refleja un léxico de carácter estándar –y formalizado

en cierto grado– y por lo tanto, no favorece la aparición de léxico regional, si bien es capaz de reflejar cierto grado de dialectalidad (Borrego y Fer-nández Juncal 2002).

2. Es significativa la aparición de ciertos términos regionales en los voca-bularios disponibles, especialmente aquellos que alcanzan lugares desta-cados en las listas, ya que demuestran que existe un léxico regional ‘ac-cesible’ para los hablantes jóvenes de la población, que se asegura cierta pervivencia en el marco espaciotemporal.

3. La distribución de los dialectalismos en los diferentes centros de interés es desigual.

4. Las áreas temáticas que más favorecen la aparición de los dialectalismos son aquellos campos conceptuales “más apegados al medio y a las tradiciones

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locales” (Samper Padilla, Bellón y Samper Hernández 2003: 122), no obs-tante, aquellas más representativas de las costumbres de un pueblo varían según la región estudiada (Arnal 2008).

B. Consideraciones sobre la entidad de las voces regionales: 5. Es difícil determinar qué palabras (o expresiones) se han de considerar

dialectalismos dentro de los vocabularios disponibles. En la mayoría de los casos la existencia –o ausencia– de obras lexicográficas diferenciales, que sirvan de referencia para establecer la nómina de dialectalismos, determi-na los criterios tomados por los diferentes investigadores.

6. Existen ciertos casos marginales sobre los que los autores toman decisio-nes particulares cuya inclusión puede resultar conflictiva para otras co-munidades de habla.

C. Consideraciones sobre la variación social de las voces regionales: 7. Los sociolectos bajos propician la aparición de las formas regionales,

mientras que los sociolectos altos no favorecen la presencia de dialectalis-mos (Arnal 2008; Samper Padilla y Hernández Cabrera 2006).

8. La evocación de dialectalismos por los diferentes sociolectos viene mar-cada por los campos conceptuales a los que pertenecen dichos dialecta-lismos: aquellos centros de interés más especializados en tareas agrícolas o costumbres son los que permiten a los sociolectos bajos aportar mayor número, mientras que aquellos más neutros o menos marcados como ru-rales reparten la presencia de dialectalismos de forma más homogénea entre los grupos sociales (Arnal 2008).

3. Bases previas de la investigación: el caso castellano-manchego

3.1 Comparación de los índices globales

Los resultados obtenidos en el primer acercamiento al léxico dialectal en el diccio-nario de léxico disponible de Castilla-La Mancha muestran una presencia relativa-mente escasa: 162 dialectalismos en el total de 12,612 vocablos. Este 1.27 % situaba a la comunidad entre las regiones con menor número de voces regionales en sus vocabularios disponibles. El porcentaje más elevado aparece en la investigación de escolares grancanarios con un 5 % de canarismos en el conjunto total de vo-cablos (Samper Hernández 2005: 1070), seguido por un 2.87 % en Aragón (Arnal 2008: 29) y un 1.34 % en Cádiz (González 1999: 192); todos ellos por encima de la ratio castellano-manchega.

Sin embargo, hay ámbitos temáticos donde la densidad de los regionalismos en Castilla-La Mancha merece una consideración mayor, tal y como muestra el

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Cuadro 1 (Trabajos del campo y del jardín 3.7 %, Muebles 2.8 %, Objetos encima de la mesa para la comida 2.8 %).

Cuadro 1. Densidad de dialectalismos en los centros de interés

CENTROS DE INTERÉS Densidad

1. Partes del cuerpo 0.00 %

2. La ropa 0.74 %

3. Partes de la casa 0.95 %

4. Muebles 2.80 %

5. Alimentos y bebidas 2.38 %

6. Objetos colocados encima de la mesa para la comida 2.78 %

7. La cocina y sus utensilios 3.00 %

8. La escuela 0.17 %

9. Calefacción e iluminación 0.11 %

10. La ciudad 0.00 %

11. El campo 2.22 %

12. Medios de transporte 0.42 %

13. Trabajos del campo y del jardín 3.70 %

14.Animales 0.38 %

15. Juegos y diversiones 0.18 %

16. Profesiones 0.11 %

Estos porcentajes permiten clasificar los centros de interés en tres grandes grupos. El primero está formado por aquellas áreas temáticas que poseen una densidad de dialectalismos alta, más de 2.5 %: Trabajos del campo y del jardín, La cocina y sus utensilios, Muebles y Objetos encima de la mesa para la comida. Un segundo grupo, considerado como de densidad media, lo componen los centros que obtienen por-centajes entre 2.5 % y 1 %: Alimentos y bebidas y El campo. El tercer y último grupo lo forman los centros de interés con una densidad baja, menor del 1 %, por debajo de la media regional: La ropa, Partes de la casa, La escuela, Calefacción e ilumina-ción, Medios de transporte, Animales, Juegos y diversiones, Profesiones, Partes del cuerpo y La ciudad. Hay que resaltar que, además, los dos últimos de este grupo no recogen ninguna forma dialectal.

Los resultados castellano-manchegos coinciden con los aragoneses en el cen-tro de interés más productivo, Trabajos del campo y del jardín, debido a que, al igual que la comunidad aragonesa, Castilla-La Mancha es un territorio con una tradición agrícola destacada. En otro ámbito geográfico y cultural, Gran Canaria y Cádiz comparten Alimentos y bebidas como el centro de interés más productivo.

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Tal y como describen los puntos (3) y (4) del apartado 2.2, se comprueba que los diferentes geolectos otorgan mayor o menor representatividad a los regiona-lismos propios de cada centro de interés de forma heterogénea y que los ámbitos temáticos más productivos son aquellos que recogen la realidad idiosincrásica de los pueblos: el entorno físico en sus diferentes vertientes (el campo, la vivienda y el trabajo) y los alimentos.

3.2 Selección del léxico dialectal

El punto (5) del apartado 2.2 destaca que las diferencias en los criterios de selección de las variantes regionales, difíciles de establecer en algunos casos, condicionan el conjunto de palabras que se computan como dialectales en cada una de las inves-tigaciones. Para comprender mejor los resultados que aquí se presentan, resumo y comento los criterios de selección del léxico dialectal castellano-manchego.

3.2.1 Voces dialectales documentadas en los diccionarios de uso generalSe consideran términos dialectales aquellas palabras que adquieren un significado específico dentro del territorio castellano-manchego y que se recogen con marca de carácter diatópico en los siguientes diccionarios de uso general: DRAE (2001), Diccionario de uso del español (María Moliner 1999) y Diccionario de Español Ac-tual (Seco, Andrés y Ramos 1999).

Este criterio de selección conlleva varias implicaciones que es necesario consi-derar. En primer lugar, hay expresiones que no son consideradas dialectales, por-que aparecen sin ninguna marca específica en los diccionarios normativos, y, sin embargo, constan en algunos diccionarios dialectales locales consultados, como por ejemplo, descantar, tolva, yero, bolinche, ramón, serijo, bajero, tranchete. En este punto encontramos la primera de las diferencias significativas con otros re-cuentos. El hecho de que no haya ninguna obra lexicográfica de tipo general que recoja en conjunto el léxico propio de Castilla-La Mancha (Moreno Fernández y García Mouton 1998: 1461) impidió trazar los criterios de selección partiendo de un diccionario diferencial, tal y como hicieron Mateo (1998) en Almería con la Gran Enciclopedia de Andalucía, González (1999) en Cádiz con el Vocabulario Andaluz y Hernández Cabrera y Samper Padilla (2003) en Gran Canaria con el Diccionario de Canarismos, el Diccionario Diferencial del español de Canarias y el Tesoro Lexicográfico del español de Canarias. Esto hace que algunas voces que en Castilla-La Mancha no se marcan como dialectalismos, se contabilicen en otros recuentos como tales (véanse, por ejemplo, rayuela, manopla, talar, pilla pilla, que se consideran dialectales en Cádiz, pero no en el presente estudio).

En segundo lugar, la mayor parte de los dialectalismos encontrados en las obras de referencia, y en especial, en el DRAE, no aparecen con marca regional

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de Castilla-La Mancha (ni de ninguna de sus provincias o comarcas), sino con referencia a otras zonas hispanohablantes. Algunos ejemplos de esto son leja, que figura en el DRAE como característico de la región de Murcia y se ha documen-tado ampliamente en Albacete,2 o güeña, considerada en el DRAE como propia de Aragón y registrada en Alcaraz (sur de Albacete). Una posible solución a este problema era aceptar solo aquellos vocablos que poseyeran la marca de regiones limítrofes, ya que en estos casos se demostraba más fácilmente su vinculación territorial; sin embargo, se quedaban fuera de la relación voces habituales como deshijar (según el DRAE propia de Canarias y América), bocho (según el DRAE de Álava, Navarra y Vizcaya), plato pando (según el DRAE de Colombia), tendal (en el DRAE de Asturias, Cantabria y Salamanca), ropavieja (según el DRAE de Cuba y México). Finalmente, se decidió considerar como regionalismos todas las entradas marcadas en el DRAE como tales, incluso aunque no figuraran como castellano-manchegas, siempre y cuando la presencia en los vocabularios dispo-nibles fuera compartida y contrastada.3 Por lo tanto, se concluye que muchos de los términos considerados diferenciales en el vocabulario disponible castellano-manchego son de carácter interregional, compartidos con otras zonas geográficas peninsulares no necesariamente colindantes.

A continuación aparece una relación de las voces regionales pertenecientes a este primer grupo, clasificadas por centros de interés:4

La ropa: chanela.Partes de la casa: tendal, leja, poyato.Alimentos y bebidas: atascaburras, bajocas, caldillo, coca, güeña, moje de harina,

moje de tomate, mojete, resolí, ropavieja, zarajo, zurra.Objetos colocados encima de la mesa para la comida: aceitero, hielera, plato pando,

portaservilletas, pota.La cocina y sus utensilios: campano, pileta.El campo: ababoles, alpaca, alpacadora, bocho, caldillo, cipotero, escavillo, esportón,

gachasmigas, garullo, horquillo, hortal, lindazo, pajitos, risca, tarama.Trabajos del campo y del jardín: ablentar, amarañar, arboledo, quitar bagos, chu-

pón, deshijar, espartar, gradear, hachuelo, montear, rastrojear, sembrar rochos, semillar.

Animales: zurita.Profesiones: yesaire.

3.2.2 Voces dialectales documentadas en compilaciones léxicas secundariasEl segundo grupo está formado por las voces que no aparecen como entradas en los diccionarios generales, pero que han podido ser documentadas en alguna de las recopilaciones de los léxicos diferenciales de comarcas o municipios castellano-

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manchegos (Sánchez Miguel 1998 y 2001; Serna 1981; Chacón 1981; García Sán-chez de Pedro 2001; Hernando Cuadrado 1981; Carrasco Sotos 1997; Paredes 2004; Prieto Serrano 2003; Calero López de Ayala 1981, 1987 y 1995; Yunta 1978; García Payer 1998).5

Las palabras pertenecientes al segundo grupo son:

La ropa: peúcos.Alimentos y bebidas: ajo de harina, ajo de matazón, ajomataero, ajopringue, gua-

rrillo, migas ruleras.Objetos colocados encima de la mesa para la comida: salsero.La escuela: sanochar.El campo: amorterar, esfollonar, espuntar, génabes, rulear.Trabajos del campo y del jardín: esbaratar, esborgar, espinzar.Juegos y diversiones: jurria, zompo.

3.2.3 Voces dialectales procedentes de variantes morfológicas con cierto grado de lexificación

Un tercer y último grupo lo forman las variantes morfológicas que no aparecen re-cogidas en los diccionarios generales, pero que se consideran propias de la región porque presentan cierto grado de lexificación. La interfaz semántico-morfológica determina en este caso la consideración de los dialectalismos: variantes formales que en este territorio adquieren un significado específico. Entre ellas destacan los cambios sistemáticos de género de algunas voces (vinagrero) y los sustantivos for-mados con los sufijos -al (pajal) y -ete (poyete).6

En esta selección también se han incluido algunos vocablos documentados a través de los léxicos disponibles de las zonas limítrofes y que, significativamente, no aparecen en los restantes vocabularios disponibles consultados. Este criterio hay que interpretarlo desde el hecho de que los léxicos disponibles pueden consi-derarse inventarios léxicos sincrónicos de referencia similares a otros compendios léxicos, dado su carácter científico y su capacidad para documentar el uso de de-terminadas voces. Para ello se han consultado los diccionarios de léxico disponible de Valencia, Aragón, Soria, Ávila, Córdoba y Jaén. En esta línea sería deseable poder contar en el futuro con el léxico disponible de Extremadura para completar la identificación de las voces compartidas.

Los términos dialectales de este tercer grupo son:

Partes de la casa: glorio, pajal, poyete.Muebles: descalzador, despensero, exprimidora, maquillador, mariantoñeta, retoca-

dor, rinconero, toallera, tocadora, vestidor.Alimentos y bebidas: asadillo, magrete.

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Objetos colocados encima de la mesa para la comida: azafranero, bajoplato, fiambre-ro, perolo, pimentera, pimientera, servilletera, sobremantel, sobreplato, vinagrero.

La cocina y sus utensilios: cubertera, cubiertera, cuchillera, desatascador, espuma-dera, espumera, espumillera, freidor, jamonera, miguera, raspadora, zumero.

La escuela: carpesano.El campo: alpacadera, arrobe, biesno, ciscales, escantilla, follonar, habicholilla, mon-

terío, olmedal, tainos.Medios de transporte: cementadora.Trabajos del campo y del jardín: ablendar, albentar, almorzar, alpacador, alpacar,

arreate, chuponar, escantar, esquilero, espedregar, (es)pollizar, esporgar, nitrifi-car, rayolar, rotovatear, esquilero, estallicador, esverdugar, follonar, semillista, simientar, taladero, vendimiero.

Animales: verderote.Juegos y diversiones: vecinear.

3.2.4 Voces no incluidas en el conjunto de dialectalismosQuedaron fuera del cómputo de las voces regionales el resto de las formas que no pudieron ser identificadas en ninguna fuente documental y que, por lo tanto, pa-san a formar parte de las palabras ‘indocumentadas’,7 así como las variantes fonéti-cas que pueden ser consideradas como vulgarismos o ruralismos: la reducción del diptongo (fregaplatos/friegaglatos, acitunero/aceitunero), la pérdida de consonan-tes intervocálicas (azadón/azahón/azaón, azada/azá) o la aféresis de la a inicial (abubilla/bubilla, amantis/mantis, alacena/lacena). Hay que destacar, sin embargo, que algunas de estas variantes tienen también cierto carácter dialectal8 y aunque no son consideradas formas regionales castellano-manchegas, en áreas donde su vitalidad es significativa, se consideran dialectalismos plenos. Es el caso de pesca-tero, que en Aragón y en Soria posee una entrada independiente en los listados del léxico disponible, dada su frecuencia de uso.9

Para terminar, tampoco se han incluido en el recuento las palabras marcadas únicamente como tecnicismos (escarificar, ensarmentar, entutorar, machambrar, etc.), las formas jergales (trullo, tuso, jurata, putear, piva, etc.) ni los extranjerismos que no aparecen en los diccionarios normativos (rôti, backyard, etc.).

3.3 La disponibilidad de los dialectalismos

Otra de las diferencias más significativas que existen entre las voces regionales encontradas en el léxico disponible de Castilla-La Mancha y las de otras zonas es que, además de tener una presencia menos abundante, este tipo de entradas se encuentran relegadas a lugares marginales de las listas, es decir, son palabras ‘poco disponibles’. De hecho, solo hay dos términos que se encuentran entre los 100

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primeros: chuponar (posición 62 de los listados) y rayolar (posición 96), ambas en el centro de interés Trabajos del campo y del jardín. Estas dos unidades léxicas forman parte del tercer grupo de dialectalismos y no se encuentran consignadas ni en los diccionarios generales, ni en los diccionarios comarcales consultados. En el apartado sobre el análisis cualitativo retomaremos de nuevo esta cuestión.

Un total de seis dialectalismos más aparecen entre las posiciones 100 y 200: leja (115), vestidor (131), aceitero (111), exprimidora (112), escantar (136), semillar (141). El resto, con cinco menciones o menos, se sitúa en puestos por encima del 200 y se considera de activación marginal.

A este respecto hay que realizar algunas apreciaciones:

a. Existen posibles variantes del mismo término regional (ablentar, ablendar, al-bentar; cubertera, cubiertera) que, si se computan como una misma unidad léxica, pueden aumentar su índice de disponibilidad y por tanto, situarse en posiciones más significativas.

b. Hay voces que aparecen en varios centros de interés (activadas por informan-tes distintos) y, en consecuencia, aunque no consiguen altos índices de dis-ponibilidad, poseen un grado de accesibilidad relevante en el conjunto. Estas son: vinagrero (6 y 7), aceitero (6 y 7), exprimidora (4 y 7), poyete (3, 4 y 7), perolo (6 y 7), pajito (11 y 13), pota (6 y 7), plato pando (6 y 7), alpaca (11 y 13), servilletera (6 y 7) y glorio (3 y 9).

c. La aparición de parejas de términos estándar y términos regionales es limita-da: en total se contabilizan once casos que aparecen recogidos a continuación. El primer término de cada pareja es el considerado regional. Entre paréntesis consta el número que ocupan en los listados y, cuando sea pertinente se indica en corchetes el centro de interés en el que se incluyen.

Bajocas (431) – judía verde (105); zurra (376) – sangría (167); aceitero [Objetos colocados encima de la mesa para la comida] (111) – aceitera (51); aceitero [La cocina y sus utensilios] (554) – aceitera (174); plato pando [Ob-jetos colocados encima de la mesa para la comida] (303) – planto llano (14); plato pando [La cocina y sus utensilios] (393) – plato llano (77); pileta (279) – pila (73); ababol (1142) – amapola (42); ablentar (284) – aventar (1022); semillar (141) – sembrar (4); yesaire (413) – yesero (350).

En este tipo de sinónimos o cuasisinónimos casi todos los términos dialec-tales son menos disponibles que las palabras estándar, excepto en el caso de aventar. Sin embargo, en otros léxicos disponibles es común encontrar formas que superan en disponibilidad y frecuencia a los sinónimos de carácter inte-rregional; por ejemplo, en Aragón pescatero frente a pescadero, rasera frente a espumadera o cocinilla frente a cocina.

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4. Grupos regionales y variables sociales

Los trabajos precedentes que han estudiado la variación social en el léxico regional de los vocabularios disponibles se han centrado en la variable postestratificada del nivel sociocultural, basándose principalmente en el valor que se da a los sociolectos bajos en la recogida de datos en los trabajos de dialectología (Arnal 2008; Samper Padilla y Hernández Cabrera 2006). En este artículo se amplía el universo de grupos sociales considerando las variables más frecuentes en los estudios de léxico dispo-nible (ubicación del centro, tipo de centro, sexo y nivel sociocultural) ya que se ha encontrado que todas ellas condicionan de algún modo la producción y por lo tan-to, pueden influir también en la actualización de variantes regionales. Hay que tener en cuenta que las variables nivel sociocultural, ubicación y tipo de centro se corre-lacionan en gran medida, pues los centros privados, que suelen estar en los núcleos urbanos salvo contadas ocasiones, son aquellos donde hay una mayor presencia del nivel sociocultural elevado, mientras que los centros públicos de las zonas rurales son aquellos donde predominan estudiantes de nivel sociocultural bajo.

A continuación se analizan desde el punto de vista cuantitativo, la presencia de voces regionales en cada uno de los grupos sociales definidos y, seguidamente, desde la perspectiva cualitativa, aquellos términos que son propios de cada socio-lecto.

4.1 Aspectos cuantitativos

Los Cuadros 2, 3, 4 y 5 recogen el número de unidades dialectales10 (D.) y los porcentajes (%) que representan dentro de los vocablos (palabras diferentes, P. Dif.) de cada uno de los grupos considerados en la investigación. Los términos que aparecen en diferentes centros de interés se han contabilizado como dos en-tradas, ya que en el recuento global se suman los vocablos por centro temático. Además de este dato porcentual absoluto, en los cuadros se incluye el promedio de regionalismos por informante. En los recuentos generales de léxico disponi-ble se trabaja habitualmente con el promedio de respuestas por informante para establecer las comparaciones entre grupos sociales, así, el promedio de términos dialectales también puede funcionar como índice de los grupos más activos en la actualización de léxico regional.

Estos dos datos, porcentajes y promedios, informan sobre dos aspectos di-ferentes de la carga dialectal distinguidos por Borrego (1983) como amplitud y vitalidad de los hechos lingüísticos. La amplitud de un fenómeno es la extensión dentro de su campo de acción específico, esto es, el número de manifestaciones de dicho fenómeno en el conjunto observado (en nuestro caso, el número de dialec-talismos en el conjunto de vocablos disponibles). Por otro lado, la vitalidad hace

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referencia al grado mayor o menor de uso de un elemento lingüístico dentro de la comunidad (esto es, el número de dialectalismos actualizado por informante).

De esta forma, porcentajes y promedios, aportan matices diferentes y comple-mentarios al análisis cuantitativo. Los porcentajes son especialmente relevantes cuando el objeto de estudio es el conjunto léxico como tal, pero los promedios por sujeto son más precisos cuando se trata de comparar producciones léxicas de grupos de individuos –tanto desde un punto de vista dialectal como sociolectal.

Asimismo, para la comparación intergrupal pueden existir determinados incon-venientes en la cuantificación a través de porcentajes, ya que tanto el número de voces dialectales como el número de vocablos totales son cifras condicionadas direc-tamente por el número de sujetos de la muestra: un aumento de informantes puede afectar en distinto grado al número de palabras totales y al número de dialectalismos, ya que, mientras el número de palabras diferentes aumenta constante y proporcio-nalmente por las respuestas idiosincrásicas de los individuos, el número de palabras dialectales no tiene por qué aumentar necesariamente en la misma proporción. No sucede lo mismo en los promedios, donde el número de informantes pondera direc-tamente el índice resultante: para obtener el promedio de dialectalismos se ha divi-dido el número de menciones totales (nº menciones) entre el número de sujetos (nº sujetos). Además, este segundo índice cuantitativo resulta esclarecedor en algunas ocasiones, ya que discrimina entre dos centros de interés con el mismo porcentaje de dialectalismos que se diferencien en que uno de ellos posea voces regionales con ele-vado grado de uso, esto es, actualizadas por muchos individuos y otro, sin embargo, consigne términos dialectales menos activos dentro de la comunidad.

Finalmente, realizar el recuento de dialectalismos dados por cada informante para obtener los promedios también ha facilitado la elaboración de las matrices necesarias para llevar a cabo los análisis estadísticos pertinentes con el programa SPSS (t-Student para variables dicotómicas y ANOVA para variables con más de dos opciones).

4.1.1 Variables dependientes de lugar donde se realizan las encuestasLas dos variables que dependen del centro de estudios donde se realizó la encuesta son la titularidad del centro (centros públicos o centros privados) y la ubicación (municipios rurales de hasta 10,000 habitantes o urbanos con más de 10,000 ha-bitantes).

Como se puede observar en el Cuadro 2, los informantes de los centros públi-cos son los que obtienen el mayor porcentaje de dialectalismos en el conjunto de los vocablos (1.23 %). Los informantes de los centros privados, sin embargo, mues-tran un porcentaje mucho menor (0.51 %). Esta mayor producción por parte del colectivo de colegios públicos también se refleja en los promedios (privados 0.31, públicos 0.53). El análisis t-Student realizado (Cuadro 6 del Apéndice) muestra

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que la diferencia en la producción de léxico regional entre los centros privados y públicos es significativa estadísticamente (p < 0.05).

Cuadro 2. Tipo de centro

D. P. Dif. % Nº menciones Nº sujetos Promedio

Privados 32 6273 0.51 37 120 0.31

Públicos 134 10888 1.23 300 560 0.53

En la variable urbano-rural recogida en el Cuadro 3 la densidad de dialectalismos fluctúa muy poco (urbano 0.92 % y rural 0.96 %), por lo que puede considerarse que ambos grupos sociales activan una cantidad de léxico regional similar. Aun así, los análisis estadísticos demuestran que la producción de los dialectalismos es diferente en grado significativo (p < 0.05), según puede verse en el Apéndice (Cuadro 7). Esta diferencia se manifiesta en los promedios de palabras, donde los informantes de los centros localizados en zonas rurales obtienen 0.61 (el prome-dio más alto de todos los colectivos), frente al 0.43 de los que estudian en zonas urbanas. Esta variable es un claro ejemplo donde se valida la utilización de los promedios ya que, aun obteniendo ambos grupos un porcentaje de regionalismos muy similar, los promedios aportan una información más detallada sobre la vita-lidad del fenómeno lingüístico.

Cuadro 3. Ubicación del centro

D. P. Dif. % Nº menciones Nº sujetos Promedio

Urbano 90 9751 0.92 188 440 0.43

Rural 77 8061 0.96 149 240 0.61

4.1.2 Variables dependientes del individuoComo puede observarse en el Cuadro 4, en la variable sexo los hombres obtienen un mayor porcentaje de dialectalismos (1.15 %), sin embargo, el colectivo femeni-no también posee un porcentaje relativamente alto (0.99 %). El t-Student realizado para esta variable confirma que también se produce una variación significativa en la producción de los hombres y de las mujeres (p < 0.05); es esta ocasión a favor de los hombres, con un 0.56 de promedio frente al 0.45 de las mujeres (se pueden consultar los cuadros estadísticos completos en el Apéndice, Cuadro 8).

Cuadro 4. Sexo

D. P. Dif. % Nº menciones Nº sujetos Promedio

Hombres 107 9288 1.15 162 290 0.56

Mujeres 85 8572 0.99 175 390 0.44

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Aspectos sociolectales del léxico dialectal 237

El nivel sociocultural11 presenta resultados más complejos. Según muestra el Cua-dro 5, el porcentaje de dialectalismos del sociolecto alto (0.42 %) es el más reduci-do de todos los que hasta ahora habían obtenido los diferentes colectivos, incluso por debajo del porcentaje alcanzado por el grupo de los estudiantes de los colegios privados. Los otros tres sociolectos, bajo, medio-bajo y medio-alto, poseen índices equilibrados entre sí, si bien hay una ligera mayor presencia en el nivel medio-bajo (1.07 %), seguido del nivel bajo (0.98 %) y finalmente del medio-alto (0.91 %). Los promedios también mantienen esta tendencia (bajo 0.55, medio-bajo 0.48, medio-alto 0.56, alto 0.28), dato que coincide con los resultados observados en las investi-gaciones precedentes, tal y como se especificaba en el punto (7) del apartado 2.2.

Sin embargo, el análisis de la varianza por sujetos (ANOVA) revela que las diferencias no son significativas estadísticamente (p > 0.05). A pesar de que los estudiantes de nivel sociocultural alto producen un número menor de voces re-gionales, los estudiantes de sociolecto medio-bajo, medio-alto y alto obtienen una producción similar y, por lo tanto, esta variable en su conjunto no es capaz de predecir la variación observada (Apéndice, Cuadro 9).

Cuadro 5. Nivel sociocultural

D. P. Dif. % Nº menciones Nº sujetos Promedio

NSC Bajo 63 6422 0.98 99 180 0.55

NSC Medio-bajo 93 8660 1.07 154 319 0.48

NSC Medio-alto 55 6037 0.91 67 120 0.56

NSC Alto 16 3851 0.42 17 61 0.28

4.1.3 DiscusiónLa observación de los datos cuantitativos aquí expuestos matiza una de las con-sideraciones generales resumidas en el apartado 2.2 con respecto a la variación social en la actualización de dialectalismos (puntos 7 y 8). Por un lado, se confirma el hecho de que los niveles socioculturales altos no favorecen la presencia dialectal (0.28 es el promedio grupal más bajo de todas las variables), sin embargo, este descenso no es significativo con respecto al resto de niveles socioculturales. Esto implica que la variable sociocultural en sí misma no se presenta como un indica-dor estadístico que prediga en la presencia o ausencia de términos dialectales en los vocabularios disponibles, mientras que las otras tres, tipo de centro, ubicación del centro y sexo sí parecen predecir, según la significación estadística obtenida, una mayor o menor producción de léxico diferencial.

Para paliar los problemas que presentan los análisis de la varianza aislados también se ha realizado una prueba de regresión múltiple, pero se ha desestima-do presentar los resultados, ya que el análisis piloto indicaba que la varianza del

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conjunto de variables independientes (sexo, tipo de centro, ubicación y nivel so-ciocultural) solo predecía el 2 % de la varianza de la dependiente (dialectalismos), R2 = .028, lo que suponía un índice muy bajo. Aun así, el resultado de la regresión indicaba que este 2 % era predicho en grado significativo (p < 0.01) por tres de las cuatro variables: el sexo (p < 0.05), el tipo de centro (p < 0.05) y la ubicación (p < 0.05), las mismas que resultaban significativas en los análisis independientes.

Por tanto, los resultados cuantitativos reinterpretan la consideración de los sociolectos bajos como los mayores productores de dialectalismos, al observar que también los estudiantes de las zonas rurales y de colegios públicos emergen como sujetos que aportan la carga dialectal al léxico disponible. Esto muestra de nuevo la confluencia de determinadas variables sociales en los entornos educativos, muy marcadas por la definición grupal de las sociedades circundantes. El conjunto de estudiantes que participan en la recogida de datos de los vocabularios disponibles no puede eximirse de esta parcelación educativa y social y así, la muestra no per-mite aislar con facilidad cada una de las variables. Esto se dificulta por el hecho de que el nivel sociocultural es una característica determinada a posteriori en la muestra y viene condicionada por el tipo y la ubicación de los centros.

Aun así, a pesar de que no podemos independizar la influencia de una u otra variable, se pueden identificar dos perfiles de encuestado que supondrían los ex-tremos de un continuum en la producción de dialectalismos. El más productivo en cuanto al léxico dialectal sería un estudiante masculino de instituto público y zona rural de nivel sociocultural bajo, mientras que el prototipo de un informante que no favorecería la recogida de dialectalismos sería una mujer de colegio privado y zona urbana de clase social alta. El resto de los sujetos se integraría entre estos dos perfiles.

Una última reflexión sobre los índices cuantitativos añade que los estudiantes de colegios públicos y de colegios rurales recogen la carga dialectal en una dimen-sión diferente. Mientras que los estudiantes de colegios públicos destacan en la amplitud de los dialectalismos (el 1.25 % de su léxico disponible son dialectalis-mos), los estudiantes de las zonas rurales sobresalen en cuanto a la vitalidad de los términos que utilizan (con un promedio de 0.61 dialectalismos por informante). Estos datos aportan una consideración bidimensional de la presencia real de los términos dialectales: qué grupo es capaz de actualizar mayor cantidad de léxico y cuál lo utiliza más.

4.2 Aspectos cualitativos

Uno de los aspectos cualitativos más destacados dentro del análisis sociolectal es identificar qué voces son propias de cada grupo social y analizar qué particularida-des comparten entre ellas. Para llevar a cabo esta relación solo se han considerado

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Aspectos sociolectales del léxico dialectal 239

las expresiones dadas por dos sujetos o más, ya que es conflictivo adscribir un término producido por un solo estudiante a un grupo social concreto.

4.2.1 Términos propios de las variables dependientes del individuoVoces regionales específicas de los hombres: peúcos*, pimentera, salsero, cubierte-ra*, alpaca, follonar*, garrullo, horquillo, amorterar, esbaratar, rulear, yesaire.

Voces regionales específicas de las mujeres: despensero, ajo de harina*, ajo de ma-tazón*, ajopringue*, bajocas*, migas ruleras*, servilletera, sobreplato*, ablendar*, espollizar, espuntar*.

Voces regionales específicas del nivel sociocultural bajo: ajo de matazón*, ajoprin-gue*, bajocas*, güeña*, migas ruleras*, follonar*, amorterar.

Voces regionales específicas del nivel sociocultural medio-bajo: zurra, ablendar*, espollizar*.

Voces regionales específicas del nivel sociocultural medio-alto: sobreplato*, pi-mientera*, chupón.

Voces regionales específicas del nivel sociocultural alto: ninguna.

4.2.2 Variables dependientes del lugar donde se realizan las encuestasVoces regionales específicas de los estudiantes de colegios privados: chanela, po-yete.

Voces regionales específicas de los estudiantes de colegios públicos: peúcos*, glo-rio*, leja, ajo de harina*, ajo de matazón*, atascaburras, bajocas*, güeña*, migas ruleras*, mojete, resolí, zurra, aceitero, vinagrero, sobreplato, cubertera, cubiertera*, espumadera, espumera, jamonera, pileta*, carpesano, alpaca, cipotero*, escavillo, fo-llonar*, garullo, horquillo, ablendar*, ablentar, alpacar, amorterar, chuponar, esba-ratar, espollizar*, espuntar*, gradear*, rayolar, rulear, semillar*, zompo, yesaire.

Voces regionales específicas de los estudiantes de zonas rurales: peúcos*, ajo de harina*, ajopringue*, güeña*, cubiertera*, cipotero*, escavillo, horquillo, espollizar*, espuntar*, rotovatear, rulear, semillar*.

Voces regionales específicas de los estudiantes de zonas urbanas: glorio*, leja, ves-tidor, ajo de matazón*, bajocas*, migas ruleras*, mojete, pimientera*, servilletera, sobreplato*, espumillera, pileta*, alpaca, follonar*, garullo, ablandar*, amorterar, esbaratar, gradear*, rayolar*.

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240 Natividad Hernández Muñoz

4.2.3 AnálisisAlgunas de las expresiones recopiladas en los apartados precedentes se pueden asociar a un perfil determinado de informante por razones culturales. Por ejem-plo, peúcos es una voz propia de los hombres de colegios públicos y de zonas ru-rales debido, probablemente, a que solo los hombres de determinadas áreas agrí-colas utilizan estos calcetines de lana para llevar debajo de las albarcas. Asimismo, espuntar es una voz de las mujeres de colegios rurales y públicos, ya que la labor de quitar los pistilos al azafrán es desempeñada tradicionalmente por el grupo femenino de las comarcas rurales azafraneras. En determinadas ocasiones, estas combinaciones de variables aparecen también vinculadas a un nivel sociocultural determinado: bajocas es una forma de denominar a las judías verdes que utilizan las mujeres de nivel sociocultural bajo de colegios públicos rurales; follonar es un término propio de los hombres de sociolecto bajo de colegios públicos urbanos; sobreplato, lo es de las mujeres de nivel medio-alto de colegios públicos urbanos; y ablendar es la variante de ablentar que utilizan las mujeres de nivel sociocultural medio-bajo de colegios públicos urbanos.

En algunas ocasiones, la variable diatópica interfiere en la consideración so-ciolectal de las expresiones, ya que algunos dialectalismos aparentemente propios de un grupo concreto han sido producidos en exclusiva por hablantes de una sola localidad. Estas voces sesgadas desde el punto de vista de la adscripción social han sido marcadas con un asterisco (*) en la relación anterior: ajo de harina* es produ-cida por mujeres de Alcaraz, pileta* por informantes de Albacete capital, cipotero* por informantes de Cifuentes, gradear* por hombres de Talavera de la Reina, etc.

Los grupos más destacados por la cuantía de su producción en el análisis cuantitativo son también aquellos que aportan más términos específicos, excepto en el caso de la variable ubicación del centro. Aparecen 20 expresiones propias de informantes urbanos y solo 13 de los rurales. Esta distinción se mantiene aun excluyendo los términos influidos por la localización geográfica (urbanos 9 y ru-rales 4). Sin embargo, este resultado se puede justificar por el mayor número de informantes de municipios urbanos. No sucede así en el caso del nivel sociocultu-ral, donde la relación entre el número de informantes de cada grupo y el número de dialectalismos se invierte parcialmente. Los cuatro sociolectos difieren en el número de aportaciones: el bajo presenta 7 términos propios, el medio-bajo y el medio-alto 3 y el alto no aporta ninguno, a pesar de que en la muestra solo hay 180 informantes de sociolecto bajo, frente a los 319 del medio-bajo.

Tradicionalmente se ha puesto de manifiesto la vinculación que existe entre los sociolectos altos y la pertenencia a colegios privados. Según este hecho constatado, cabría pensar, por tanto, que cualitativamente el conjunto de palabras regionales producidas por ambos grupos debe presentar cierta similitud. Sin embargo, entre los 32 regionalismos aportados por los informantes de centros privados (véase de

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Aspectos sociolectales del léxico dialectal 241

nuevo el Cuadro 2), solo cuatro de ellos se incluyen en el elenco de términos pro-ducidos por informantes del nivel sociocultural elevado. Si analizamos con detalle estos cuatro términos compartidos, tres son exclusivos del sociolecto alto y de centros privados (mariantoñeta, hielera y ropavieja), mientras que el cuarto es de uso social amplio, chuponar.

Una mención especial merece este último término, chuponar, puesto que es el término dialectal más disponible de toda la muestra y, además, es compartido por todos los niveles socioculturales y ambos sexos. Como ya se destacó, esta voz no se encuentra documentada como tal en ninguno de los diccionarios generales consulta-dos para elaborar el recuento. Pertenece al grupo de palabras incluidas como varian-tes morfológicas castellano-manchegas de otras entradas que sí se consignan en los diccionarios de referencia. En este caso, chupón en el DRAE es el “vástago que brota en las ramas principales, en el tronco y aun en las raíces de los árboles y les chupa la savia y amengua el fruto” y en el DUE “brote superfluo de las plantas”; así, chuponar hace referencia a eliminar los chupones (en el mismo sentido que deshijar, otro de los términos castellano-manchegos que aluden a este trabajo agrícola concreto).

La vitalidad de chuponar en el colectivo joven es compartida por otras pala-bras como rayolar y semillar, también actualizadas por informantes de todos los niveles socioculturales, hombres y mujeres. A pesar de la amplia extensión social de estos tres ejemplos, existe una clara distribución diatópica, pues chuponar solo es aportado por informantes de Ciudad Real y Toledo, rayolar por informantes de la provincia de Cuenca y semillar por informantes de Ocaña.

Finalmente, hay que precisar que estas afirmaciones de tipo cualitativo deben entenderse desde un punto de vista puramente descriptivo con relación a la mues-tra que nos ocupa, debido a que está presente uno de los problemas básicos del estudio del léxico disponible: la representatividad de los resultados obtenidos en relación a los términos que se encuentran en posiciones marginales de las listas. Aunque la selección de los informantes se lleva a cabo con criterios semejantes a los trabajos sociolingüísticos de corte cuantitativo, no todas las palabras consig-nadas son producidas por un número representativo de hablantes. Esta cuestión ha sido abordada principalmente a la hora de cotejar en su conjunto los léxicos disponibles de diferentes comunidades de habla (Alba 1998; Samper Padilla 1999; Bartol 2001), ya que son abundantes las entradas idiosincrásicas dadas por un solo informante (o por un número muy reducido) que pueden desvirtuar los resulta-dos en las comparaciones generales. Este problema adquiere especial relevancia en el estudio de los dialectalismos ya que, salvo ejemplos ocasionales, suelen ser vocablos relegados a lugares retrasados de las listas. Cabría preguntarse cuál es el número de hablantes que ha de aducir un término para que se considere vigente en una comunidad lingüística o en un grupo social concreto dentro de esa comu-nidad. Pero este asunto deberá quedar para investigaciones posteriores.

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5. Conclusiones

Según lo expuesto hasta el momento, destaca el carácter particular del léxico dis-ponible de la región castellano-manchega en cuanto a la presencia y carácter de los términos regionales evocados. En primer lugar, el léxico dialectal es significativa-mente menor en comparación con el resto de regiones. Además, las diferencias no son únicamente de presencia, sino también de grado, es decir, no solo se evocan menos dialectalismos, sino que su disponibilidad es también menor.

Por otro lado, el léxico regional consignado manifiesta la influencia de las va-riedades limítrofes, según indican las marcas diatópicas encontradas en las obras lexicográficas utilizadas para documentar los términos (DRAE, DUE, DEA). Esto concuerda con el carácter de transición y de confluencia lingüística entre las ha-blas peninsulares que se le atribuye a Castilla-La Mancha (Moreno Fernández 1996: 214; García Mouton 1996: 28–30). De hecho, la presencia de variedades léxi-cas como las aragonesas y las murcianas refleja parte de las peculiaridades natu-rales e históricas de la región. Una ampliación de estos materiales puede estudiar la penetración de las hablas vecinas dentro de la comunidad autónoma, no solo a través de los dialectalismos, sino también a través del uso selectivo de variantes estándar. En esta línea, se observa una marcada correspondencia con los léxicos disponibles de Aragón y Valencia.

En cuanto a la relación entre léxico dialectal y los grupos sociales que con-forman nuestra muestra, se ha ampliado el número de variables consideradas en los estudios predecentes y se ha propuesto un nuevo método de contraste: los promedios por informante, que reflejan la vitalidad de los dialectalismos dentro de la comunidad lingüística, más allá de su extensión en el conjunto del voca-bulario.

Los análisis estadísticos concluyen que las variables que producen diferencias significativas en la presencia o ausencia del componente dialectal son el tipo de centro, la localización del centro y el sexo, mientras que el nivel sociocultural de cuatro grupos no presenta diferencias significativas. Aun así, el grupo que ha ob-tenido un promedio menor es el nivel sociocultural alto, lo que continúa la línea observada en las investigaciones precedentes. Sin embargo, es necesario conside-rar que junto a ella las variables tipo de centro y ubicación del centro también son responsables en gran medida de esta variación. La confluencia de estas caracte-rísticas permite identificar una matriz de amplitud y vitalidad más compleja que la observada hasta el momento. Serán, pues, los informantes que estudian en co-legios públicos los que más dialectalismos actualicen, mientras que los que viven en el medio rural aquellos que más los usen (en el sentido estricto de producción, no de integración en el discurso, aunque podemos suponer que también será así); todo esto unido al hecho de que los informantes masculinos y los pertenecientes

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Aspectos sociolectales del léxico dialectal 243

al nivel sociocultural bajo también contribuirán a aumentar el número de palabras dialectales en el léxico disponible.

En el análisis cualitativo se destaca la influencia de los patrones culturales aso-ciados a cada grupo. Por otro lado, los resultados muestran que el elemento dia-tópico interfiere en la consideración de los términos propios de las variables dias-tráticas, especialmente en las taxonomías rural-urbano y colegio público-privado. Cabe destacar que los dialectalismos más disponibles (chuponar, rayolar, semillar), producidos por la mayoría de los sociolectos, no están recogidos en los dicciona-rios de referencia consultados, lo que indica lo valioso de las recopilaciones léxicas de esta índole para elaborar un panorama más completo del uso léxico de una comunidad.

Para concluir, sirva este estudio para enriquecer las consideraciones inicia-les: si bien el léxico disponible favorece la presencia de léxico estándar, el análisis de los términos regionales que se encuentran en él ofrece diversas y productivas formas de estudiar el grado de dialectalidad de una comunidad en cada uno de sus estratos sociales. En las investigaciones futuras será muy interesante proyectar estas conclusiones a léxicos disponibles intergeneracionales.

Notas

* Este estudio se inscribe dentro de los proyectos del Ministerio de Ciencia y Tecnología, HUM2005-00654/FILO, y de la Junta de Castilla y León, SA 120A07.

1. Información adicional sobre fines, metodología y colaboradores del proyecto (y sobre aspec-tos relacionados con esta línea de investigación) se puede encontrar en la página electrónica http://www.dispolex.com, gestionada por el equipo de investigación de la Universidad de Sa-lamanca.

2. Es de notar que en las divisiones territoriales precedentes a las Comunidades Autónomas modernas, Albacete y Murcia formaban un territorio administrativamente conjunto (prefectura del Segura 1810; región de Murcia 1922, 1833).

3. Solo se han excluido de la relación que aquí se presenta cuatro términos que el DRAE recoge con marca dialectal pero que se refieren claramente a expresiones propias de otras de regiones: guagua, chapapote, fabes y mojito. Estas cuatro palabras son unidades marginales dadas por un informante. Aun así, es significativa su aparición, ya que demuestra la vitalidad de ciertos térmi-nos más allá de las fronteras léxicas consideradas tradicionales. El canarismo guagua (Hernán-dez Cabrera y Samper Padilla 2007) aparece en casi todos los léxicos disponibles peninsulares consultados: en Asturias (Carcedo 2001), Aragón (Arnal, Castañer, Enguita, Langüéns y Moliné 2004), Valencia (Gómez Molina y Gómez Devís 2004), Soria (Bartol 2004), Jaén (Ahumada 2006), Málaga (Ávila 2006), Córdoba (Bellón 2003) y Ceuta (Ayora 2006); no así en Huelva (Prado y Galloso 2005), ni en Zamora, Ávila ni Salamanca (Galloso 2003). Fabes y mojito solo aparecen en Asturias (Carcedo 2001) y chapapote en ningún otro diccionario.

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4. Para conocer la acepción de cada uno de los dialectalismos y comprobar los pequeños ajustes que se han llevado a cabo en la presente selección de léxico regional con respecto a la primera versión, se puede consultar Hernández Muñoz (2006: 365–402).

5. El formato de estas obras es heterogéneo. La mayor parte de ellas asimilan las directrices de los diccionarios tradicionales; sin embargo, Sánchez Miguel (2001), Chacón (1981) y Hernan-do Cuadrado (1981) poseen una estructura temática que no está ordenada alfabéticamente en lemas, sino que los términos dialectales (en algunos casos junto a los normativos) se incluyen en la descripción de algunas actividades de la vida cotidiana. Además, no todas las provincias están igualmente representadas en los diccionarios dialectales citados: hay uno de carácter in-terprovincial sobre la comarca de La Mancha, cinco de Toledo, seis de Cuenca, dos de Albacete y ningún volumen específico sobre Ciudad Real ni sobre Guadalajara.

6. Este afijo también ha sido destacado por Arnal (2008) como propio de voces regionales en Aragón.

7. Estas voces pueden ser palabras inventadas por los informantes o palabras con errores espon-táneos o recurrentes; queda, sin embargo la duda de si se trata de creaciones “dialectalizantes” no registradas.

8. Así sucede con la pérdida de la d intervocálica o la aféresis. Por ejemplo, lacena aparece en algunos diccionarios dialectales consultados: Paredes (2004) o Sánchez Miguel (1998). En este último con una acepción más concreta que el significado estándar: “estantería de cemento don-de se ponen los utensilios de cocina”.

9. El caso más destacado es Aragón donde la forma considerada regional obtiene un índice de disponibilidad mucho más elevado que la general: pescadero (0.019) y pescatero (0.060). En el caso de Soria ambas tienen un índice de disponibilidad muy semejante: pescadero (0.061) y pescatero (0.059). En el resto de los diccionarios peninsulares consultados no aparece la voz pes-catero. En Valencia se diferencia entre la variante castellana (pescadero) y la variante valenciana (pescater).

10. En la terminología utilizada en los estudios de disponibilidad se hablaría de vocablos dialec-tales o palabras dialectales diferentes, mientras que las menciones serían las expresiones dialecta-les o palabras dialectales totales —Arnal (2008) utiliza la terminología de respuestas dialectales para estas últimas. Samper Padilla y Hernández Cabrera (2006) solo utilizan los vocablos para obtener los índices comparativos.

11. El nivel sociocultural fue establecido en cuatro niveles teniendo en cuenta el nivel de estu-dios y la profesión de los padres.

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Apéndice. Cuadros estadísticos del SPSS.

Cuadro 6. T-Student variable tipo de centro (público-privado)

Levene’s Test for Equality of Variances

t-test for Equality of Means

F Sig. t Df Sig.(2-tailed)

Mean Diffe-rence

Std. Error Difference

Dialect. Equal varian-ces assumed

13.252 .000 2,599 678 .010 .207 .080

Equal va-riances not assumed

3,201 229,337 .002 .207 .065

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248 Natividad Hernández Muñoz

Cuadro 7. T-Student variable ubicación del centro (urbano-rural)

Levene’s Test for Equality of Variances

t-test for Equality of Means

F Sig. t Df Sig. (2-tailed)

Mean Diffe-rence

Std. Error Differen-ce

Dialect. Equal varian-ces assumed

8.864 .003 −2.947 678 .003 −.187 .063

Equal va-riances not assumed

−2.749 402.548 .006 −.187 .068

Cuadro 8. T-Student variable sexo (hombres-mujeres)

Levene’s Test for Equality of Variances

t-test for Equality of Means

F Sig. T Df Sig.(2-tailed)

Mean Diffe-rence

Std. Error Difference

Dialect. Equal varian-ces assumed

7.050 .008 2.078 678 .038 .128 .062

Equal va-riances not assumed

2.037 572.335 .042 .128 .063

Cuadro 9. ANOVA variable nivel sociocultural

Dialect. Sum of Squares df Mean Square F Sig.

Between Groups 3.802 3 1.267 2.010 .111

Within Groups 426.185 676 .630

Total 429.987 679

Datos de la autora

Natividad Hernández MuñozDepartamento de Lengua EspañolaUniversidad de SalamancaPlaza de Anaya 137008 Salamanca, España

[email protected]