Articulo RESPONSABILIDAD DEL ESTADO articulo de Gustavo Quintero Navas
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LA CONSTRUCCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN COLOMBIA:
ENTRE LA DUALIDAD DE JURISDICCIONES Y LA DUALIDAD JURÍDICA
Gustavo Quintero Navas*
Sumario
INTRODUCCIÓN
I. EL JUEZ DE LA RESPONSABILIDAD EXTACONTRACTUAL:
DETERMINANTE DE UNA DISTINCIÓN ARTIFICIAL
A. LA RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS PÚBLICAS EN UN
ESCENARIO DE MONISMO JURISDICCIONAL: LA DEPENDENCIA DEL
DERECHO PRIVADO
B. LA RESPONSABILIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN EN UN ESCENARIO
DE DUALISMO JURISDICCIONAL: HACIA EL DERECHO PÚBLICO* Abogado de la Universidad Santo Tomás (Bogotá, Colombia). Especialista en DerechoAdministrativo, Universidad Externado de Colombia. Magíster (D.E.A.) en Derecho PúblicoInterno Francés de la Universidad de Nantes (Francia), Doctorado Francés en DerechoPúblico de la Universidad de Nantes (Francia). Profesor Asociado de la Universidad deLos Andes (Bogotá, Colombia).Agradezco a Juan Pablo Sarmiento Erazo, abogado de la Universidad Javeriana, conMaestría en Derecho de la Universidad de los Andes, por su valiosa colaboración en laelaboración de este documento.
1
1. Origen del dualismo jurisdiccional
2. Del dualismo jurisdiccional al dualismo jurídico antes de la Constitución de 1991
2.1. La ruptura del principio de igualdad frente a las
cargas públicas, un ejemplo del dualismo jurídico
2.2. La desaparición de personas, un ejemplo del
desvanecimiento del dualismo jurídico
3. La Constitución de 1991 y la consolidación del dualismo jurídico
3.1. La aplicación exclusiva de la responsabilidad objetiva,
la influencia del derecho español en el dualismo jurídico
3.2. El regreso al dualismo jurídico matizado
II.- LA JURISPRUDENCIA, DETERMINANTE DE LA DUALIDAD JURÍDICA:
UNA DISTINCIÓN REAL
A. LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN EL CONFLICTO ARMADO,
SU JUSTIFICACIÓN DESDE LAS PRERROGATIVAS PÚBLICAS
B. EL ROMPIMIENTO DE LA IGUALDAD ANTE LAS CARGAS PÚBLICAS,
IMPORTANTE JUSTIFICACIÓN DEL DUALISMO JURÍDICO
2
INTRODUCCIÓN
Frecuentemente tenemos noticias de acontecimientos trágicos: Bebé
de 6 meses que muere en un hospital porque le suministraron
equivocadamente un medicamento; heridos luego de un accidente de
tránsito; civiles muertos en fuego cruzado entre militares y
rebeldes; muerte de enfermo en la puerta de una clínica; persona
privada injustamente de su libertad y tantos casos más. Detrás de
estos dramas, el jurista se pregunta sobre la forma de lograr una
parte de justicia: la indemnización de los perjuicios causados.
El primer escollo reside en identificar cuál es el juez
competente: ¿La justicia ordinaria o la justicia administrativa?
Entendemos que en todos los países existe una manera de resolver
los litigios que se puedan presentar entre el Estado y los
particulares. En principio, existirían tres grandes modelos: el
anglosajón, el alemán y el francés. El primero no hace distinción
entre justicia especializada y ordinaria, por lo que el juez
competente es el ordinario bajo las reglas del derecho privado.
4
El segundo posee una instancia especializada al interior de la
organización de justicia ordinaria. Finalmente, el tercero, es
decir, el francés, se caracteriza por tener una justicia
especial, separada de la justicia ordinaria, pero con una
relación bastante estrecha con la administración1.
¿Dónde ubicamos el modelo colombiano en este tema de la
responsabilidad extracontractual de las personas públicas? Hasta
antes de la reforma judicial de 1941 (Ley 167), el modelo
aplicado en Colombia era similar al anglosajón, aunque con
ciertas excepciones relacionadas especialmente con los daños
causados al derecho de propiedad2. Recordemos que la Constitución
de 1886 otorgaba competencia a la Corte Suprema de Justicia de
Colombia para conocer de “los negocios contenciosos en que
tuviera parte la Nación o que constituyeran litigio entre dos o
más departamentos”3. A partir de 1941, la justicia administrativa
1 Convine anotar que en este país ya se comienza a reflexionar acerca de la necesidad de la dualidad jurisdiccional. Ver : TRUCHET, Didier. Plaidoyer pour une cause perdu: La fin du dualisme juridictionnel. En AJDA. 2005. P. 1767.
2 Cabe destacar que el juez administrativo conoce desde 1913 de los daños derivados deexpropiaciones en caso de guerra, y desde 1918 de los asuntos relacionados con losdaños causados en propiedad ajena o como consecuencia de expropiaciones en los términosdel artículo 1° de la Ley 38 de 1918. 3 COLOMBIA. CONSTITUCION POLÍTICA 1886. Art. 151, numeral 3°.
5
adquirió para conocer de la responsabilidad de las personas
públicas por los hechos y operaciones administrativas (Art. 68 de
la Ley 167 de 1941). Sin embargo, la transición de jurisdicción
no fue completamente tranquila, puesto que la jurisdicción
ordinaria insistía en avocar competencia en los demás asuntos en
los que los daños se originaran por causa diferente a los hechos
u operaciones; distinción que por lo demás no resultó siempre
fácil y que terminó generando conflictos entre estas dos
jurisdicciones.
La aproximación hacia el modelo francés es incontestable y se
remonta a 1964, con la expedición del Decreto 528 de ese año, que
otorga competencia plena para el conocimiento de los asuntos
públicos a la jurisdicción administrativa, salvo cuando se
ventilaren cuestiones de puro derecho privado.
Ahora, debemos resaltar que si bien el modelo colombiano se
asemeja al francés, difieren en un punto esencial: en Colombia el
juez administrativo es un juez independiente, incluso de la
administración. En Francia la justicia administrativa es
6
independiente pero pertenece al poder ejecutivo. De esta manera,
los Consejeros de Estado en Francia no son Magistrados sino altos
funcionarios de la Administración que ejercen funciones de jueces
administrativos mediante una comisión especial de servicio que
los autoriza a tales fines. Lo anterior encuentra su
justificación en el hecho de requerirse un juez conocedor de la
administración que reivindique precisamente su especialidad. Es
decir, un juez que conozca las dificultades propias del servicio
para que al momento de fallar lo haga teniendo en cuenta que no
se aplican las reglas del derecho privado, pues el criterio aquí
no es el de la igualdad, tan natural en las relaciones entre
particulares, sino el de las prerrogativas del poder público. En
verdad, el corolario natural de la dualidad de jurisdicciones se
encuentra en la necesidad de la dualidad de derechos: público y
privado.
Este punto específico deja ver, en el derecho colombiano, grandes
tensiones que se concretan en el interés del juez de la
responsabilidad extracontractual para trazar los primeros
lineamientos de una distinción artificial entre la
7
responsabilidad pública y la privada (I) y en la manera como la
jurisprudencia administrativa realiza un gran esfuerzo para
desprenderse del predominio privatista o acercarse al dualismo
jurídico (II).
I.- EL JUEZ DE LA RESPONSABILIDAD EXTACONTRACTUAL:
DETERMINANTE DE UNA DISTINCIÓN ARTIFICIAL
En la primera parte de este escrito, presentaremos al juez de
la responsabilidad pública fundando sus decisiones en la
doctrina civilista, especialmente francesa, en lo que
llamaremos el monismo jurisdiccional (A). A partir de 1941,
como ya lo dijimos, habrán de coexistir dos jurisdicciones
para conocer de la responsabilidad extracontractual de las
personas públicas, situación que será examinada bajo el
concepto del dualismo jurisdiccional (B).
8
A. LA RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS PÚBLICAS EN UN
ESCENARIO DE MONISMO JURISDICCIONAL: LA DEPENDENCIA DEL
DERECHO PRIVADO
La Corte Suprema de Justicia fue por varios años el juez supremo
de la responsabilidad administrativa. Esto se debió a la
configuración inicial que mantuvo el Consejo de Estado, muy
similar al sistema español de jurisdicción ordinaria4, en donde
las funciones jurisdiccionales se reservaron al Juez ordinario.
Veamos entonces, cómo influyó el monismo jurisdiccional en la
configuración de la responsabilidad estatal en sus inicios.
En un fallo del 22 de octubre de 1896, el juez avanza en la
primera preocupación en relación con la responsabilidad: ¿Pueden
las personas jurídicas ser responsables? Esta pregunta era
igualmente válida tanto para las personas jurídicas públicas como
privadas5. Su respuesta fue resumida así:
4 Sobre la evolución y consolidación del Consejo de Estado como cabeza de lajurisdicción contencioso administrativa ver LUNA BENITEZ, Luís Alberto, Lo ContenciosoAdministrativo, Ed. Librería del Profesional, Bogotá 1981. p. 30 a 45, y SAAVEDRABECERRA, Ramiro. Op., cit. P. 111 y ss.5 Sentencia del 22 de octubre de 1896, "G.J., ", t. II, p. 357. En RODRÍGUEZ, LibardoDerecho Administrativo. Bogotá: Ed. Legis 2005. p. 566.
9
“Todas las naciones deben protección a sus habitantes
nacionales y extranjeros, y si bien es cierto que el Estado
como persona jurídica no es susceptible de responsabilidad
penal, sí está obligado a las reparaciones civiles por los
daños que resultan de un delito imputable a sus funcionarios
públicos, cuando no es posible que estos los resarzan con
sus bienes, pero considerando al Estado como -persona
jurídica- cuya responsabilidad patrimonial se compromete con
los actos u omisiones de su agente, desde la base de la
elección del funcionario o de la vigilancia debida sobre
él”6.
Una vez resuelto el tema de la responsabilidad de las personas
jurídicas, el juez plantea otro interrogante: ¿Les cabe culpa a
las personas jurídicas? Un fallo del 20 de octubre de 18987,
reitera la atribución del fundamento de la responsabilidad del
Estado en la noción de culpa, y en especial, a la que consagra el
6 SAAVEDRA BECERRA, Ramiro. Op., cit. p. 96.7 V. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia del 20 de octubre de 1898, G.J., Bogotá, 28de marzo de 1890, Año: XIV, N° 685-686. p. 54-57.
10
artículo 2347 del Código Civil por el hecho ajeno. Se trataba de
un ejercicio de semejanzas entre las personas físicas y las
morales porque el Código Civil colombiano nada dice de la
responsabilidad de éstas últimas. Según ese fallo:
“[e]n materia delictual y cuasidelictual establece [la ley]
que es mala elección o falta de vigilancia en el empresario o patrón,
la causa que se presume mientras no se pruebe ausencia de culpa.
Ahora bien; en materia de delitos y culpas civiles, la
jurisprudencia se halla perfectamente de acuerdo en hacer
recaer sobre los comitentes la responsabilidad de los
agentes, aún por la mala elección que de ellos se haga. Un
empresario de transporte, por ejemplo, que tiene a su
servicio empleados que por su negligencia, malicia o
descuido causan daños a personas o a las cosas, se hace
responsable de las faltas de sus dependientes por no haber
puesto el debido cuidado en su elección y haber empleado a
personas que no tienen las condiciones requeridas para el
buen desempeño de su cargo. El rigor de estos principios es
mayor, si cabe, cuando se trata de los hechos de los
11
empleados públicos con relación a la entidad que los nombra,
y en ese sentido se han resuelto por la Corte cuestiones
análogas a la presente, y no había razón alguna para cambiar
los precedentes establecidos en punto que asume excepcional
gravedad”.
Observamos que se ha reflexionado en términos exclusivos del
derecho civil. Curiosamente y, seguramente, por la lectura de la
doctrina francesa de nuestros juristas de esa época, es decir de
los años treinta, se empieza a citar en Colombia, la expresión
“falla del servicio”, pero naturalmente sin tener en cuenta el
contexto especial que se le dio en Francia; simplemente se
concluye en Colombia que la culpa del Código Civil equivale a la
falla del servicio de las personas jurídicas públicas.
Recordemos que desde 1873, en Francia, el fallo Blanco había
establecido que la responsabilidad, “en que pueda incurrir el
Estado por los daños causados a los particulares por el hecho de
las personas que emplea en un servicio público, no puede estar
regida por los principios establecidos por el Código Civil para
12
las relaciones de particular a particular. Que esta
responsabilidad no es ni general ni absoluta, que ella tiene sus
reglas especiales que varían en función de las necesidades del
servicio y de la necesidad de conciliar los derechos del Estado y
los derechos de los particulares”8.
En Francia, este fallo busca desprenderse del derecho civil para
así justificar la existencia de un juez especial. De nada
serviría crear un nuevo orden jurisdiccional si quienes lo
conforman piensan de la misma manera que los ya existentes, y si
se falla según las mismas reglas de la jurisdicción ordinaria.
Cuando el fallo Blanco anuncia que la responsabilidad pública no
es general, quiere significar que contrariamente a la civil, no
responde por todas las actividades del Estado: solamente lo hace
por daños causados por la actividad administrativa. Ello ya es
una gran diferencia con el derecho civil, en el que no puede
sustraerse de responder en actividad alguna, y en el que se debe
responder en todos los casos.
8 LONG, Marceau., et al. Los Grandes Fallos de la jurisprudencia administrativa francesa. Bogotá: Ediciones Librería del profesional, 2000. P. 1.
13
Pero la decisión resulta aún más interesante al afirmar que esta
nueva responsabilidad tampoco es absoluta. La expresión
“absoluta” se refiere a los grados de culpa por los que se puede
condenar a las personas públicas. Este grado es cualificado, debe
ser por culpa grave. Lo anterior, por supuesto, se entiende en la
lógica pública de las prerrogativas de poder, pues el Estado
comienza apenas a convertirse en responsable y no puede
exigírsele de la misma manera que a un particular.
Como ya lo habíamos enunciado, nuestros juristas de finales de
los treinta se informan de lo que sucede en Francia e importan
conceptos tales como “la falla del servicio” aunque sin darle la
trascendencia que se dio allí. En Francia la falla del servicio
implica el reconocimiento de una responsabilidad pública
diferente de la privada, mientras que en Colombia sirve para
alimentar el debate acerca de la necesidad de hacer responsable a
la Administración aunque fuere bajo las reglas del Código Civil.
De hecho, en Colombia nunca tuvo eco la limitación acerca del
grado de culpa por el que responden las personas públicas
señaladas en el fallo Blanco. El juez condena a reparar
14
perjuicios a partir del momento en que estableciera una culpa o
falla del servicio aunque fuere leve, igual que en derecho civil.
No olvidemos que la graduación de culpa es aplicable, en derecho
colombiano, únicamente a las relaciones contractuales; es decir,
el contenido del artículo 63 del Código Civil no se refiere a la
responsabilidad extracontractual.
Más que un debate entre derecho público y privado en relación con
esa nueva expresión de “falla del servicio”, se trató de un
esfuerzo por encontrar su sustento jurídico dentro del mismo
Código Civil. Las dificultades no fueron escasas puesto que el
Código Civil se refiere a la responsabilidad directa (Art. 2341),
y a la responsabilidad por el hecho de otro (2347). Es así como
una decisión del 21 de agosto de 1939, de la Corte Suprema de
Justicia ilustra ampliamente esta discusión:
“Esta teoría de la responsabilidad por otro, para
justificar la del Estado cuando causa daños como Gerente de
los Servicios Públicos derivada de los principios del
derecho civil que consagra la responsabilidad de los amos
15
por los hechos culposos de sus dependientes, está revaluada
por la nueva concepción que quiere fundar la responsabilidad
culposa en un concepto objetivo principalmente, equivalente
al deber del Estado de reparar los daños que cause a los
ciudadanos por el funcionamiento inadecuado de los servicios
públicos, con secundaria consideración a la falta o culpa
imputable a los agentes encargados ilegalmente de poner en
actividad esos servicios”9.
Tenemos entonces que durante ese período, el derecho de la
responsabilidad aplicó tanto la teoría de la culpa como la de la
falla del servicio, teniendo que ésta última en un principio se
fundamentó en las reglas del derecho privado. Pero ahora el
fundamento normativo de esta responsabilidad ya no sería el
artículo 2347, o de la responsabilidad por el hecho ajeno, sino
el artículo 2341 o de la responsabilidad directa10.
9 COLOMBIA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia del 21 de agosto de 1939, Sala deCasación Civil, M. P: Hernán Salamanca, G.J., t. XLVIII, N° 1947. Responsabilidad por culpa del municipio de Bogotá por los errores en la construccióndel colector del río San Francisco que permitió la inundación de predios y ladestrucción de inmuebles.10 COLOMBIA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia del 21 de agosto de 1939, Sala deCasación Civil, M. P: Hernán Salamanca, G.J., t. XLVIII, N° 1947, p. 656.
16
En realidad se inicia un período de discusiones basado en la
teoría del órgano, de la responsabilidad indirecta y de la
responsabilidad directa, problemática fundamentalmente propia del
derecho civil y que no correspondió a posiciones sucesivas y
progresivas sino coexistentes, lo que dificultó aún más este
asunto.
Es precisamente en el marco de ese debate que surge la teoría de
la falla del servicio, quizá como supremo árbitro de esa
discusión que mezclaba la teoría organicista, la responsabilidad
indirecta y la directa. La teoría de la falla del servicio se
erige así en fundamento novedoso de la responsabilidad
extracontractual de las personas públicas, aunque justificándose
en el Código Civil, como se deduce del fallo del 30 de junio de
1962, mejor conocido como el fallo “Tinjacá” en el que el Estado
es condenado porque varias personas resultaron heridas por un
carro de bomberos que se desplazaba en contravía11.
11 COLOMBIA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA., Sentencia del 30 de junio de 1962, Salas deCasación Civil, M. P. José J. Gómez. G.J. Tomo XCIX, p. 87.
17
Sin embargo, la vinculación de la falla del servicio con el
Código Civil no deja tranquilo al juez en su afán de encontrar
“el criterio” de distinción de la responsabilidad pública de la
privada. Hubo que esperar a que algunas decisiones empezaran a
concluir que el verdadero fundamento de la responsabilidad
pública se encontraba en el artículo 16 de la Constitución,
tenida en cuenta la obligación del Estado de proteger la vida
honra y bienes de todos los residentes en el país, obligación
cuyo incumplimiento de esta obligación constituiría la falla del
servicio que hace responsable al Estado. Asistimos entonces a un
nuevo esfuerzo del juez de la responsabilidad por encontrar en
Colombia “las reglas especiales”: el artículo 16 de la
Constitución de 1886.
B. LA RESPONSABILIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN EN UN ESCENARIO
DE DUALISMO JURISDICCIONAL: HACIA EL DERECHO PÚBLICO
En este punto, conviene examinar sucesivamente el origen del
dualismo jurisdiccional (1), la adaptación de este dualismo
18
jurisdiccional con el jurídico (2) y, finalmente, la
consolidación de éste último en la Constitución de 1991 (3).
1. Origen del dualismo jurisdiccional
El dualismo jurisdiccional tiene su origen en Francia. En este
derecho, el dualismo se caracteriza por 1) la existencia de una
jurisdicción especializada en lo contencioso administrativo al
lado de una jurisdicción ordinaria; 2) la pertenencia orgánica de
esta jurisdicción al poder ejecutivo y no al poder judicial; y 3)
la dualidad de sus atribuciones que no son exclusivamente
jurisdiccionales sino también consultivas. Según Danielle Lochak,
esta situación es un legado de la historia, una secuela de la
idea “juzgar la administración, es también administrar” o, “la
administración que se juzga”12. En otras palabras, ese juez no es
más que un funcionario revestido de independencia y que se
constituye en la última instancia del examen de la legalidad de
los actos producidos por funcionarios de quienes conoce su
actividad.
12 LOCHAK, Danielle. La justice administrative. 2e édition, Montchrestien, 1994, p. 35.
19
La dualidad se justificó en Francia por razones históricas. El
temor de los revolucionarios respecto a que los jueces volvieran
a interferir en contra de las actividades de la administración.
Según Jorge Vélez García:
“Los jueces veían en los funcionarios propietarios del cargo
y en los comisarios del rey, un blanco propicio en quienes
descargar su sentimiento antimonárquico. Por este aspecto el
gremio judicial era mirado en muchos círculos como una
barricada contra el despotismo. Algunos jueces y magistrados
adquirieron estatura de próceres nacionales. Empero como ya
se ha visto, esta actitud de la judicatura no era pura y
neutra; estaba profundamente contaminada por los intereses
de la “aristocracia de toga”, iguales a los que defendía la
aristocracia “in genere” emplazada en los dos “estados”
superiores, la nobleza y el clero, que por encima y junto
con el “tercer estado”, o sea el pueblo, componían el
20
retrato de la sociedad francesa en el ancien régime o antiguo
régimen”13.
En Colombia, la dualidad no se explicó en razones históricas y
mucho menos en relación con la responsabilidad extracontractual.
Obedeció más bien a una tendencia de acercarse al modelo francés
que ya se había adoptado, en cuanto tenía que ver con el
conocimiento de la legalidad de los actos de la Administración.
En realidad, no resultaba muy difícil continuar con la dualidad
de jurisdicción en este tema de la responsabilidad porque la
justicia administrativa existía ya desde 1914. La dificultad
yacía y yace en la dualidad jurídica, es decir, en la aplicación
de un derecho diferente al privado que justificase a su vez la
referida dualidad de jurisdicción.
2. Del dualismo jurisdiccional al dualismo jurídico antes de la Constitución de 1991
13 VÉLEZ GARCÍA, Jorge. Los dos sistemas de derecho administrativo. Bogotá: UniversidadSergio Arboleda, 1996. p. 8.
21
El derecho colombiano ha logrado establecer campos en los que se
aprecia claramente la existencia de un dualismo jurídico, como es
el caso de la responsabilidad por ruptura del principio de
igualdad frente a las cargas públicas (2.1), pero también lo ha
hecho en otras situaciones propicias para el afianzamiento de
este dualismo, como sería en el caso de responsabilidad por la
desaparición de personas –en el que, con todo, se ha observado el
desvanecimiento de ese dualismo- (2.2).
2.1 La ruptura del principio de igualdad frente a las
cargas públicas, un ejemplo del dualismo jurídico
En mayo de 1973, el fallo Vitalia Duarte viuda de Pinilla14,
permite al Consejo de Estado encontrar un verdadero sello de
independencia con respecto a la responsabilidad privada, la
responsabilidad por ruptura del principio de igualdad frente a
las cargas públicas, principio completamente extraño al derecho
civil. Es quizá el comienzo de la aplicación de la dualidad
14 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 23 de mayo de 1973, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección 3ª, C.P. Alfonso Castilla Saíz, Expediente N°: 978, Actor: Vitalia Duarte viuda de Pinilla.
22
jurídica. La señora Duarte, propietaria de una casa que fue
completamente devastada durante los combates que libraron las
fuerzas del orden y el "bandolero" Efraín González, refugiado sin
consentimiento alguno en esa casa, demandó al Estado por los
perjuicios sufridos. En esa ocasión, el Consejo de Estado señaló
que:
[l]a acción armada ejercida para capturar a Efraín González
en cumplimiento de una orden judicial expedida por
funcionario competente no constituye falla del servicio y
fue, por lo mismo, legítima, pero ella causó un perjuicio
económico a un tercero ajeno a esos hechos, consistente en
la destrucción de una casa propiedad de ese tercero, razón
por la cual al Estado le corresponde indemnizar el perjuicio
causado, lo que equivale a hacer una equitativa distribución
de las cargas públicas entre todos los contribuyentes. Desde
luego que tal indemnización deberá hacerse con cargo al
presupuesto de la Nación. El Estado en el ejercicio de su
soberanía puede a veces afectar los derechos de los
particulares, pero si esta afectación es igual para todos
23
los individuos que se encuentran en las mismas condiciones,
no hay violación de la justicia distributiva que justifique
jurídicamente la responsabilidad. El daño debe ser, por lo
tanto, excepcional y anormal, porque la responsabilidad no
proviene de la naturaleza del hecho que cause el daño, sino
del carácter singular o excepcional del daño causado. No
quiere decir esto que no pudiera causarse daño al interés
privado cuando se hace necesario en bien del interés
público; pero cuando esto ocurre, debe, en términos
generales, el Estado, como administrador de los bienes
sociales de la Nación, resarcir el perjuicio causado para
evitar de esta manera un enriquecimiento sin causa de la
comunidad a costa de un empobrecimiento injusto del
particular
2.2 La desaparición de personas, un ejemplo del
desvanecimiento del dualismo jurídico
24
Sin embargo, el juez no siempre tiene que examinar casos que le
permitan con comodidad ubicarse en el terreno del derecho público
y, de esta manera, de la dualidad jurídica, como sucede en casos
relativos a la desaparición de personas. En esta materia, el
Consejo de Estado evocó inicialmente la teoría del “depósito
necesario”, de fuerte arraigo privatista, del artículo 55 de la
ley 79 de 1931, modificado por el artículo 2° del decreto-ley 630
de 1942, para tratar de aplicar, en favor de las víctimas, un
régimen de responsabilidad objetiva15. Pero, posteriormente,
aclaró que:
Frente al detenido, la autoridad militar tenía una
obligación de resultado: respetar su vida, su integridad
personal y psíquica. No es un caso de depósito necesario,
figura desafortunada utilizada por la sala en asunto similar
al fallado hace algunos años. No, es sólo el cumplimiento de
un deber legal. Toda autoridad militar o de policía en su
15 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 2 de abril de 1992, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C.P. Julio César Uribe Acosta. Expediente N°: 6854, Actor:Luis Aníbal Marín Muñoz. CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 13 de febrero de 1992, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C.P. Daniel Suárez Hernández, Expediente N°: 6552, Actor:Cenelia Ocampo y otros, Demandado: Nación – Ministerio de Defensa - Policía Nacional.(Sentencia 125)
25
misión de reprimir la delincuencia debe capturar a las
personas cuando sobre ellas pesa alguna sindicación. No nace
con esa aprehensión una relación contractual para mantenerlo
con vida. Es una obligación legal, ligada a las garantías
constitucionales mismas16.
Sin embargo, esta primera posición del Consejo de Estado no ha
sido del todo abandonada. En sentencia del 28 de noviembre de
200217, parece devolverse hacia la teoría del depósito necesario
sin manifestarlo expresamente y sin citar las normas de derecho
privado que lo regulan:
En síntesis, frente a los retenidos el Estado tiene una
obligación específica de protección y seguridad, porque
éstos se encuentran en una situación de particular sujeción,
en razón de la cual ven limitados sus derechos y libertades
y la autonomía para responder por su propia integridad y por
16 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 6 de diciembre de 1988, Expediente.: 5187.17 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 28 de noviembre de 2002, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Ricardo Hoyos Duque, Radicación número: 70001-23-31-000-1993-4561-01(12812), Actor: Luis Adolfo Gonzalez Espinosa, Demandado: Nación -DAS-
26
lo tanto, deben gozar del pleno amparo de las autoridades
frente a los posibles daños y peligros que los amenacen.
Las obligaciones que asumen las autoridades de la República
frente a los retenidos son de dos clases: 1) de hacer, esto
es, de prever y controlar los peligros que pueda sufrir una
persona retenida desde el momento mismo en que se produce la
privación material de la libertad, hasta el momento en que
ella es devuelta a la sociedad y 2) de no hacer, referida a
la abstención de cualquier conducta que pueda vulnerar o
poner en peligro los derechos que no hayan sido limitados
con la medida cautelar.
En este orden de ideas, considera la Sala que las
obligaciones de abstenerse de causar cualquier limitación a
los derechos de las personas que no estén relacionados con
la medida cautelar, así como los de prever y controlar
cualquier acto que redunde en perjuicio de los retenidos son
de resultado, pues la probabilidad de lograr la eficacia en
el cumplimiento de la obligación es alta.
27
Lo anterior significa que si el Estado no devuelve al
ciudadano en las mismas condiciones en que lo retuvo, debe
responder patrimonialmente por los perjuicios que éste haya
sufrido durante el tiempo de la retención, inclusive cuando
haya puesto en funcionamiento todos los recursos de que
dispone para proteger al retenido y evitarle la causación de
cualquier daño, salvo que haya intervenido una causa
extraña, pues frente al retenido la obligación del Estado no
es un comportamiento sino la realización efectiva de un
resultado determinado.
Lo anterior demuestra que la dualidad jurídica, es decir, la
aplicación de reglas propias del derecho público, sólo tuvo
aplicación excepcional y, en algunos casos, en apariencia, pues
el derecho privado seguía nutriendo el espíritu de nuestros
jueces administrativos.
28
3. La Constitución de 1991 y la consolidación del dualismo jurídico
La promulgación de la Constitución de 1991 y la inclusión de un
artículo específico para la responsabilidad de las personas
públicas aparecería como la gran respuesta a la dualidad
jurídica, en la forma de una norma de derecho público y de rango
constitucional:
El Estado responderá patrimonialmente por los daños
antijurídicos que le sean imputables, causados por la acción
o la omisión de las autoridades públicas.
En el evento de ser condenado el Estado a la reparación
patrimonial de uno de talles daños, que haya sido
consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa de
un agente suyo, aquél deberá repetir contra éste.
Por otra parte, la consagración del “Estado social de derecho”18
en la Constitución de 1991, amplió, sin duda, el espectro de la
18 COLOMBIA. CONTITUCION POLÍTICA DE 1991. Art. 1º .
29
responsabilidad. Por una parte, a temas como los Derechos
Humanos, por fuera de la lógica del derecho privado, y por otra,
a todas las actividades de la Administración, incluyendo la
jurisdiccional y la legislativa, tradicionalmente excluidas, como
lo recordamos al mencionar el contenido del “fallo Blanco”.
Las consecuencias de esta nueva fuente normativa no se hicieron
esperar y el juez de la responsabilidad de las personas públicas
dio inicio a una nueva interpretación, especialmente centrada en
el alcance de la expresión “daño antijurídico”, que se importaba
del derecho español. El desafío es grande y la confusión no lo es
menos.
No era cómodo para el juez de la responsabilidad pública,
constructor desde años atrás de un régimen de responsabilidad
autónomo, integrar de un momento a otro un concepto que le era
completamente extraño: el de daño antijurídico. En general la
norma, así ésta sea constitucional, recoge en su redacción la
idea de la jurisprudencia para que el juez la siga aplicando con
más tranquilidad. Aquí sucede algo muy diferente: la Constitución
30
le impone al juez una tarea nueva, comprender esa noción foránea
de daño antijurídico.
3.1 La aplicación exclusiva de la responsabilidad objetiva,
la influencia del derecho español en el dualismo jurídico
Esta interpretación del derecho español produjo la adopción de un
fundamento exclusivo de la responsabilidad sobre la base del
régimen de la responsabilidad objetiva, estableciéndose, por lo
menos teóricamente, un distanciamiento de los criterios de la
responsabilidad del Código Civil, fundamentalmente basada en la
culpa. Un fallo proferido con ocasión del caso de Emilia Guido De
Mazenett19 permitió al Consejo de Estado declarar que:
19 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 22 de noviembre de 1991, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª C.P. Julio César Uribe Acosta, Demandado: Instituto deCrédito Territorial, Expediente Nº: 6454, Actor: Emilia Guido de Mazenett. En esta demanda, la señora Emilia Guido solicitó declarar a la Nación--Ministerio deObras Públicas y Transporte administrativamente responsable de los perjuiciosmateriales sufridos en el predio de su propiedad, denominado "JUAN PABLO VIEJO, situadoen jurisdicción del Municipio de Candelaria, Departamento del Atlántico, comoconsecuencia de las fallas en el servicio de conservación y mantenimiento del talud quesoporta la carretera que de San Pedrito conduce a Villa Rosa y que a la vez sirve demuro de contención a las aguas del Canal del Dique y por la no oportuna operación delcierre del boquete o brecha acaecida en el mencionado talud, lo cual ocasionó lainundación de las aguas del Canal del Dique en el Sur del Departamento del Atlántico enel mes de diciembre de 1984.
31
El artículo 90 de la Constitución modifica en forma
sustancial las reglas del fundamento de la responsabilidad
del Estado. El régimen de la culpa deja de ser su único
fundamento, para pasar a ser uno de los criterios jurídicos
de imputabilidad de la responsabilidad. Por ello, ahora es
posible, en muchos casos, que la víctima pueda ser
indemnizada por los daños causados en el marco de una
actividad legal de la administración.
La anterior posición jurisprudencial se retomó en sentencia del
25 de febrero de 199320. El Consejo de Estado estimó que los daños
sufridos tras unos combates contra la guerrilla deberían ser
indemnizados en razón de la ruptura del principio de igualdad
ante las cargas públicas, aún si la actuación de la
administración no había sido culposa. El juez consideró que antes
de la promulgación de la Constitución este caso podría haber sido
20 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 25 de febrero de 1993, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª C.P. Carlos Betancur Jaramillo, Demandado: Nación –Ministerio de Defensa – Policía Nacional, Expediente Nº: 7742, Actor: Rodrigo RiveraCoronel. En este asunto, los demandantes solicitaron declarar a la Nación - Ministerio deDefensa - Ejército Nacional, administrativamente responsable por los daños materialesen los conceptos de daño emergente y lucro cesante causados con motivo de la acciónmilitar llevada a cabo por la patrulla 'Caimán Tres' del Ejército Nacional BatallónJosé Hilario López de Popayán, en hechos sucedidos el 20 de marzo de 1990.
32
examinado a la luz de la teoría del riesgo especial o
excepcional, pero “hoy en día esta teoría ha sido abandonada en
favor del artículo 90 de la Constitución, es decir, en favor de
la teoría del daño antijurídico”21.
Así, el juez administrativo se mostró indiferente al hecho que el
servicio haya o no funcionado adecuadamente22. Precisamente, antes
de la entrada en vigencia de la Constitución de 1991, la
jurisprudencia del Consejo de Estado y la ley23 admitían la
responsabilidad objetiva para los daños causados en desarrollo de
algunas actividades de la administración, pero en todo caso este
régimen de responsabilidad era subsidiario, siendo la regla
general la culpa, falta o falla del servicio. Ahora, del mismo
21 En el mismo sentido: CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 22 de marzo de 1994, Sala delo Contencioso Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,Expediente Nº: 8425, Actor: José Fernando Zapata Acevedo. Esta apreciación no se alejade las reflexiones hechas por el profesor español Fernando Garrido Falla; para esteúltimo, el artículo 106.2 de la Constitución española consagra un sistema basadoexclusivamente en la teoría de la responsabilidad objetiva de la administración. Enotras palabras, una verdadera socialización de la responsabilidad que asegura a losciudadanos, de forma conjunta, en sus relaciones con la administración. V. GARRIDOFALLA Fernando, Tratado de derecho administrativo, Vol. II, Tecnos, 10a ed., 1992, p.261.22 El profesor Garrido Falla cita varios ejemplos en los que se pone en evidencia laimportancia de la falla del servicio en el derecho español. op. cit., pp. 262 y ss. 23 La Constitución de 1886 y algunas leyes crearon un régimen de responsabilidadobjetiva para los casos de expropiación o de ocupación de inmuebles en caso de guerra,de almacenamiento de mercancías en una bodega de la administración y de los dañosproducidos por obras públicas.
33
modo, en sentencia del 22 de noviembre de 1991 ya citada24, el
Consejo de Estado se basó en el artículo 90 de la Constitución
cuando sostuvo que:
Ya no se puede dudar que, con la existencia del artículo 90,
la responsabilidad del poder público se convierte en una
responsabilidad totalmente objetiva, en la cual la culpa no
es más que un simple criterio jurídico tendiente a
identificar el autor del daño”. Para el Consejo, este
argumento cobra aún más solidez desde que el artículo 1° de
la Constitución, que fija los principios fundamentales de la
República, incluyó la noción de "solidaridad", de la cual,
según la Corporación, se abstrae “la filosofía que está en
la base del universo jurídico de la responsabilidad
objetiva.
24 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 22 de noviembre de 1991, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C.P. Julio César Uribe Acosta, Expediente N°: 6454, Actor:Emilia Guido de Mazenett, Demandado: Instituto de Crédito Territorial.
34
En el caso Carlos Arturo Pinzón Vargas25, en el que se debate la
responsabilidad administrativa por la destrucción de la casa del
demandante, que se produjo con ocasión de la explosión de un
carro bomba en ataque dirigido contra la Segunda División del
Ejército Nacional en Bucaramanga, el juez se apoyó, además del
artículo 90, en el artículo 22 de la Carta Política:
El Estado social de derecho, basado en el principio de la
solidaridad y para el cual la paz es un derecho y un deber
de obligatorio cumplimiento, responde con su patrimonio y,
según los términos del artículo 90 de la nueva Constitución,
en todos los casos similares al actual, pues es sólo así
como el Estado podrá garantizar el bienestar de los miembros
de la sociedad.
Sin embargo, el juez de la responsabilidad extracontratual se
enfrentó rápidamente a la realidad financiera que conlleva
condenar en prácticamente todos los casos al Estado. De esta
25 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 30 de julio de 1992, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Julio César Uribe Acosta, Expediente Nº: 6828,Actor: Carlos Arturo Pinzón Vargas.
35
manera, termina por reconsiderar su posición generosa a favor de
las víctimas y regresa al dualismo jurídico, aunque matizado.
3.2 El regreso al dualismo jurídico matizado
Volviendo a aquella época cercana a la Constitución de 1991 en la
que se sostuvo inicialmente que la responsabilidad del Estado era
exclusivamente objetiva, debemos decir que rápidamente hubo de
desvanecerse esa posición. La aplicación del régimen de
responsabilidad objetiva de la administración empezó a ser
aparente, como lo demuestra un caso en el que la ruptura de un
cable eléctrico fue el supuesto fáctico fundamental de la
sentencia de Maximiliana Céspedes26. En principio, la
indemnización de este daño debe someterse al régimen de la
responsabilidad objetiva, pero, en este caso, el juez examinó las
circunstancias desde el enfoque de la responsabilidad por culpa,
determinando que:
26 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 5 de febrero de 1993, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Carlos Betancur Jaramillo, Expediente N°: 7506,Actor: Maximiliana Céspedes y otros, Demandado: Electrificadora del Tolima S.A.
36
Hay falla del servicio del Instituto Colombiano de la
Energía -ICEL- pues éste debía vigilar la aplicación de las
normas técnicas y de seguridad para prestar este servicio en
las debidas condiciones. Un cable de la red eléctrica que,
por el simple hecho de existir, ya produce un riesgo
especial, al imponer una carga excepcional a los terceros,
agrava aún más la situación, si su caída se debe a un
mantenimiento defectuoso y que la administración no cortó la
energía para evitar los daños causados. En otras palabras,
la vigilancia ejercida sobre los mecanismos de seguridad fue
mala o defectuosa, lo que produjo el daño27.
La confirmación del regreso hacia el régimen anterior se
demuestra a partir de la decisión del 25 de febrero de 199328: “La
nueva Constitución, pese a su generosidad, no hizo de la
responsabilidad objetiva el único fundamento de la
27 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 2 de marzo de 1993, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª C.P. Carlos Betancur Jaramillo, Expediente Nº: 7429, Actor:Nancy Amparo Ramírez Jaramillo, Demandado: Empresas Públicas de Pereira. 28 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 25 de febrero de 1993, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª C.P. Carlos Betancur Jaramillo, Expediente Nº: 7742, Actor:Rodrigo Rivera Coronel, Demandado: Nación – Ministerio de Defensa – Ejercito Nacional.
37
responsabilidad. La responsabilidad por falla del servicio no ha
sido eliminada”. Incluso, podríamos afirmar que la
responsabilidad objetiva se ha trasladado a los regímenes
excepcionales, manteniendo nuestra jurisprudencia, la falla del
servicio como el régimen de responsabilidad por excelencia29.
No obstante lo anterior, vemos con curiosidad la posición del
Consejo de Estado en el fallo Sociedad Jassir Gómez y Cía.
Ltda.30, producido exactamente 10 años después del caso Carlos
29 Ver por ejemplo: CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 4 de marzo de 1999, Sala de loContencioso Administrativo, Sección 3ª, C. P. Juan de Dios Montes Hernandez, ExpedienteNo. : 11.141, Actor: Teresa De Jesús Fernandez Herrera Y Otros, Demandado: Departamentodel Cesar. CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 15 de junio de 2000, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Maria Elena Giraldo Gomez, Radicación número: 12548,Actor: Maria Isabel Montoya de Carmona y Otros, Demandado: La Nación (Ministerio DeSalud).CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 14 de junio de 2001, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª C. P. Alier E. Hernandez Enríquez, Radicación No.: 41001-23-31-000-2000-9334-01(19334), Actor: General de Provisiones Ltda.CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 27 de noviembre de 2002, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. María Elena Giraldo Gómez, Radicación número: 76001-23-31-000-1994-01010-01(13760), Actor: Efraín Hernández Ramírez y Otros, Demandado:Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario - INPEC-.CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 12 de febrero de 2004, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Ramiro Saavedra Becerra, Radicación número: 68001-23-15-000-1994-08908-01(13952), Actor: Primitivo Sierra Fuentes y Otros, Demandado: Nación- Ministerio de Defensa -Ejercito Nacional.CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 6 de julio de 2006, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Alier Eduardo Hernandez Enríquez, Radicación: 19001-23-31-000-1993-06001-01(15001), Actor: Pedro Nel Diaz y Otros, Demandado: Nación-Ministerio de Transporte- Instituto Nacional de Vías- INVIAS30 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 27 de septiembre de 2002, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. María Elena Giraldo Gómez, Actor: SOCIEDAD JASSIRGÓMEZ Y CÍA LTDA.
38
Arturo Pinzón ya citado. En efecto, los hechos del caso son
particularmente interesantes porque se producen en plena época
del terror desatado por el narcotráfico causando atentados
terroristas indiscriminados. Quizá a ello se deba cierta
comprensión del juez. Este caso se diferencia del asunto Carlos
Arturo Pinzón en quién es el causante del daño: aquí el causante
no es la guerrilla sino el narcotráfico, que igualmente había
declarado la guerra al Estado. También se diferencian en el
objetivo del ataque; la guerrilla lanza ataques terroristas
generalmente contra sitios emblemáticos del Estado: instalaciones
del D.A.S., un CAI, un puesto de policía, etc. El narcotráfico
optó, en ese momento, por atacar especialmente centros
comerciales o sitios de gran concurrencia.
Las implicaciones jurídicas son bien diferentes. Los daños
causados contra particulares por ataques a instalaciones del
Estado no rompen el nexo de causalidad puesto que la existencia,
por supuesto necesaria, de esas instalaciones, exponen a un
riesgo especial de sufrir daños a los vecinos, generando
responsabilidad sin que haya reproche alguno para el Estado. Todo
39
lo contrario, su deber es el de permanecer cerca de los
ciudadanos. En cambio, cuando los daños son causados por terceros
(narcotraficantes) contra instalaciones de particulares, se está
en presencia, en principio, de una ruptura del nexo de
causalidad. Sin embargo, el fallo Sociedad Jassir Gómez y Cía.
Ltda., constituye una formidable excepción. Los demandantes piden
que se declare administrativamente responsable de manera
solidaria a la Nación (Ministerio de Defensa Nacional,
Departamento Administrativo de Seguridad - D. A. S) Municipio de
Cartagena, Distrito Turístico, de los perjuicios causados como
consecuencia del atentado terrorista, ocurrido el día 17 de mayo
de 1990 en la ciudad de Cartagena en el Centro Comercial
Bocagrande, en donde funcionaba la unidad comercial Boutique
Derby, de propiedad de la parte demandante, Sociedad Jassir Gómez
y Cía. Ltda. Para el Consejo de Estado, hay lugar a esa
reparación porque encontró una falla del servicio en la
vigilancia. No deja de sorprender la manera como el juez busca
minuciosamente esa falla del servicio en una actividad
clásicamente exonerativa de responsabilidad por la sorpresa misma
con la que suelen ocurrir los atentados terroristas. La
40
imprevisibilidad y la irresistibilidad no se predican realmente
acerca de la certeza del acontecimiento, sino de la manera como
ocurre. Impedir un atentado terrorista es un acto excepcional.
Así, el Consejo de Estado consideró que:
Singularmente sobre la conducta asumida por la Nación
(Ministerio de Defensa Nacional), el Consejo de Estado
advierte que pese a que dicha entidad adoptó medidas
dirigidas a la protección del Centro Comercial de Bocagrande
y a la ciudadanía en general, a través de la realización de
patrullajes, revisión de personas, etc., omitió otras de
suma importancia como son las de revisión o control sobre
los vehículos, de prohibición de parqueo de éstos en los
alrededores del centro, etc., descuidando así uno de los
frentes de acción utilizados comúnmente para esa época por
los terroristas, la colocación del carro bomba y centrándose
en el control de personas y de paquetes, los cuales
resultaron inocuos a la hora de prevenir el atentado. Se
destaca el hecho de que el carro bomba fue colocado en la
parte exterior del centro, donde estalló produciendo
41
innumerables daños. Lo anterior es óbice para colegir que se
establecieron procesalmente omisiones a obligaciones
administrativas, constitutivas de falla en el servicio,
configurándose entonces el primer elemento de
responsabilidad.
Pero lo más interesante en este caso es la manera como el Consejo
de Estado se refugia abiertamente en el Código Civil para
justificar la solidaridad en el pago de la indemnización.
Precisemos que en Francia, la no solidaridad entre la
administración responsable y el tercero causante del daño es un
rasgo importante de distinción entre responsabilidad pública y
privada. Veamos entonces el razonamiento de este fallo en
relación con la solidaridad:
Si bien puede considerarse que en este caso participaron en
la producción del hecho dañoso, tanto la conducta del
tercero quien lo provocó materialmente, como la conducta de
omisión del Estado quien no adoptó las medidas pertinentes
tendientes a prevenirlo, tratándose del concurso de
42
conductas distintas a la de la víctima, se genera una
obligación solidaria y, por lo tanto, el dañado puede exigir
la obligación de indemnización a cualquiera de las personas
que participaron en su producción del daño, como ya se
indicó (arts. 2.344 y 1568 Código Civil). Por consiguiente,
cuando la conducta del tercero no es única y por tanto no es
exclusiva sino coparticipada o cooperada en forma eficiente
y adecuada con la de otra (s) persona (s), el afectado puede
pedir la declaratoria de responsabilidad de uno o de todos
los deudores solidarios (art. 1571 ibídem). Por lo tanto la
actuación de un tercero cooperada con otra persona no es
constitutiva de exonerante de responsabilidad, pues para que
constituyera exonerante se requeriría que además de que
fuera exclusiva rompiera el nexo de causalidad, entre la
conducta demostrada contra el demandado y el daño causado a
los demandantes. Debe recordarse que: -la solidaridad de los
deudores se produce en relación con la parte demandante y
que entre los deudores solidarios la obligación de cada uno
es conjunta y, por lo tanto, admite división o separación
(art. 1579 ibídem). -el demandante puede dirigir su demanda
43
por hechos como el descrito - concurrencia conductas entre
demandado y tercero - contra uno de estos o contra todos
(art. 1579 ibídem).
Constatamos que el juez administrativo no tuvo, en este asunto,
recato alguno en acudir al Código Civil de manera expresa,
confirmando que efectivamente la dualidad jurídica no siempre va
acompañada de la dualidad jurisdiccional.
II.- LA JURISPRUDENCIA, DETERMINANTE DE LA DUALIDAD
JURÍDICA: UNA DISTINCIÓN REAL
Veremos en este parte la construcción realizada por el juez
administrativo de una responsabilidad con mayores márgenes de
autonomía, que permitió instituir un espacio de sustracción
del derecho público, acudiendo a escenarios donde las
prerrogativas públicas toman más determinación, notable en el
44
caso del conflicto armado (A) y en el de la ruptura del
principio de la igualdad ante las cargas públicas (B).
A. LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN EL CONFLICTO ARMADO, SU
JUSTIFICACIÓN DESDE LAS PRERROGATIVAS PÚBLICAS
En el marco del conflicto armado que vive nuestro país,
observamos cómo ha avanzado la responsabilidad del Estado, en la
medida en que el orden público supone el interés general, pero
compromete especialmente la utilización de prerrogativas que
envuelve los derechos fundamentales de quienes se pueden ver
involucrados con estos hechos. El profesor Vélez García explica
la autonomía relativa de la responsabilidad del Estado respecto
al derecho privado, justamente desde las prerrogativas públicas,
en donde la desigualdad provocada por la prevalencia del interés
general sobre el privado supone mecanismos que equilibren dicha
prerrogativa31. Precisamente el conflicto armado ha permitido al
juez de la responsabilidad del Estado avanzar conceptos propios
diferentes del derecho civil, como lo veremos más adelante.
31 VÉLEZ GARCÍA, Jorge. Op., cit., p. 22.
45
Igualmente la producción jurisprudencial en este tema goza de un
importante grado de audacia, pues se trata, ni más ni menos de
regular situaciones de guerra con normas de paz.
El fallo Alfonso Salazar del 17 de noviembre de 196732 explica la
evolución hacia el abandono de la irresponsabilidad del Estado en
este dominio, donde se exponía que el juez de la responsabilidad
consideraba que en caso de subversión o de conflicto armado el
Estado no podía cumplir su misión natural. Por esta razón “El
Estado desaparece y, por eso mismo, desaparece el sujeto
responsable”. Ese razonamiento explica la reducida existencia de
procesos de responsabilidad en los primeros años de existencia
del Consejo de Estado por los daños causados por los hechos de
guerra, cuando era evidente la existencia del conflicto armado en
gran parte del territorio nacional.
Se trata de un punto esencial en el derecho de la
responsabilidad, pues para muchos, la guerra constituye fuerza
mayor y por ende no compromete la responsabilidad del Estado.
32 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 17 de noviembre de 1967, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3 C. P. Gabriel Rojas Arbeláez.
46
Solamente es posible hacerlo responsable mediante la existencia
de un régimen legislativo que así lo disponga y en las
condiciones que lo prevea. Dicho de otra manera: en caso de
guerra o de conflicto armado, le corresponde intervenir al
legislador como representante de los asociados con el fin de
regular la responsabilidad basada, entre otras, en la
solidaridad. Es la ley la que genera esa obligación de responder.
Antes de la Constitución de 1991, el Consejo de Estado acudía a
los términos del artículo 16 de la Constitución Política. La
norma disponía que las autoridades se encontraban instituidas
para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su
vida, honra y bienes y, a partir de este texto, se fundamentó la
responsabilidad del Estado. Empero, esta responsabilidad no
resultó automáticamente declarada cada vez que una persona era
afectada en tales bienes, pues la determinación de la falla que
se presentara en el cumplimiento de tal obligación, dependía de
la valoración a la que llegase el juzgador acerca de las
circunstancias de tiempo, modo y lugar, como si hubieren sucedido
los hechos, así como a los recursos con que contaba la
47
administración para prestar el servicio, para que entonces se
pudiera deducir que la falla se presentó y que ella no tiene
justificación alguna, todo dentro de la idea de que "nadie está
obligado a lo imposible"33.
Podemos observar que el Consejo de Estado, en estos casos, exige
protección y respuestas armadas eficaces de la administración, de
acuerdo a determinadas circunstancias; protección y deberes
ineludibles, cuya omisión supone el reconocimiento de
responsabilidad a favor de las víctimas del conflicto armado.
Encontró el Alto Tribunal que el mandato que impone la
Constitución al Estado en el artículo 2º inc. 2º, configura, en
cualquier omisión, la responsabilidad del Estado por este hecho34.
El Consejo de Estado argumentó que la norma señalada establece lo
que habitualmente se le puede exigir a la Administración en el
cumplimiento de sus obligaciones o dentro de lo que
razonablemente se espera que hubiese sido su actuación o
33 Ibid. Cita Sentencia del 11 de octubre de 1990 Gaceta Jurisprudencial No.19,septiembre de 1994, Ed. Leyer, pp. 75 -7634 El mencionado artículo establece que "están instituidas para proteger a todas laspersonas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechosy libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y delos particulares".
48
intervención acorde con las circunstancias tales como disposición
del personal, medios a su alcance, capacidad de maniobra etc.,
para atender eficazmente la prestación del servicio que en un
momento dado se requería35.
Luego, la incapacidad operativa de las fuerzas armadas se
convierte en un obstáculo para garantizar la seguridad de las
personas amenazadas por ataques paramilitares o subversivos
puestos en consideración antes de su consumación. Así:
[l]as actuaciones de los grupos alzados en armas son
inciertos, lo cual constituye caso fortuito o fuerza mayor,
por lo que al respecto la Sala precisa que en todo caso las
autoridades y en especial la fuerza pública estarán atentas
a conjurar toda actuación de orden público que pueda
35 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 8 de mayo de 1998, Sección 3ª, C. P. Jesús MaríaCarrillo Ballesteros, Expediente No. 11837, Actor. Luís Miguel Fernández Vega,Demandado. La Nación-Ministerio de Defensa, Ejército Nacional, Policía Nacional.Sentencia que decide Acción de Reparación Directa por la omisión de la fuerza públicade prestar protección y vigilancia a los bienes del actor, no obstante que éste, enreiteradas oportunidades, solicitó amparo y puso en su conocimiento las graves amenazasque hizo la guerrilla.
49
lesionar la vida de las personas o provocar el
desplazamiento forzado36.
Como hemos podido observar, en el marco del conflicto armado
colombiano, el Juez administrativo ha dirigido su actividad a la
consolidación de una institución en gran medida autónoma. Lo
anterior, pese a acudir a algunos elementos del derecho privado,
principalmente en lo que se refiere a las causas de exoneración
de responsabilidad.
De esta manera, produce un régimen de responsabilidad que intenta
prevenir las violaciones a los derechos a partir de la función
condenatoria de la responsabilidad. Una condena implica un pago
de dinero y la posibilidad de conocer la verdad de lo sucedido.
También puede llevar a la solicitud de disculpas públicas por
36 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 5 de diciembre 2002, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección Cuarta, C. P. María Inés Ortiz Barbosa, Radicación número:13001-23-31-000-2000-9001-01(AG-62), Actor: Martha Cecilia Chacón Castañeda y Otros,Demandado: La Nación – Ministerio De Defensa Nacional – Ejército Nacional. Sentenciaque decide Acción de Grupo porque pese a que las Autodefensas Unidas de Colombia,anunciaron públicamente su intención de desarrollar "ofensivas totales" en el sur deBolívar y en el Magdalena Medio hasta controlar dichos territorios, cometieron variasmasacres, asesinatos selectivos, saqueos y destrucción de bienes de civiles, ocupaciónde caseríos y cabeceras municipales por varios días, en distintos municipios del sur deBolívar, no fueron combatidos o neutralizados por la fuerza pública. Providencia queniega la omisión del servicio, considerando la Sala que no se probó tal incumplimiento.
50
parte de los agentes del Estado infractores. Todas estas
situaciones, como es sabido, no son comunes en el derecho
privado.
Veamos ahora un escenario igualmente próspero para la distinción
de la responsabilidad administrativa soportada por un régimen
propiamente público, el rompimiento de la igualdad ante las
cargas públicas.
B. EL ROMPIMIENTO DE LA IGUALDAD ANTE LAS CARGAS PÚBLICAS,
IMPORTANTE JUSTIFICACIÓN DEL DUALISMO JURÍDICO
La influencia del derecho francés sigue siendo la regla general
en este dominio37. La idea de igualdad sirvió durante mucho tiempo
de marco a un examen sistemático de los problemas que resultan de
la responsabilidad. Así, Léon Michoud justifica, en 1924, la
responsabilidad del Estado sobre una idea de garantía que reposa
37 Sobre este principio, ver DELVOLVE, Pierre. Le principe d'égalité devant les chargespubliques, L.G.D.J., 1969.
51
en el principio de igualdad ante las cargas públicas38. Benoît
anota que: “es precisamente la igualdad de los individuos entre
ellos lo que constituye la base general de todo nuestro sistema
de responsabilidad”39. Pero, son las posiciones de Rivero y de
Laubadère, las que serán recibidas por el derecho colombiano,
gracias a la traducción de algunos de sus escritos. El primero
señala que “desde un punto de vista teórico, la mayoría de los
autores ven en la responsabilidad del Estado (puissance publique)
una consecuencia necesaria del principio de igualdad ante las
cargas públicas. La acción administrativa se ejerce en el interés
de todos: si los daños que resultan de ella contra algunas
personas, no fueren reparados, serían sacrificados con respecto
al resto de la comunidad, sin que nada pueda justificar semejante
discriminación; la indemnización restablece el equilibrio roto en
su detrimento. Pero, si la igualdad de todos ante las cargas
públicas constituye la justificación teórica de la
responsabilidad, de eso no se desprende en absoluto que todo
menoscabo de esta igualdad deba ser reparado”40. 38En La théorie de la personnalité morale et son application au droit français, 2e ed.,1924, p. 264 y ss.39En Le régime et le fondement de la responsabilité de la puissance publique, J.C.P.,1954, I, 1178.40RIVERO, Jean. Droit administratif, op. cit., p. 274.
52
Por su parte, De Laubadère considera que en realidad, “el
fundamento de la responsabilidad de la administración puede verse
en la idea siguiente: los servicios públicos funcionan en el
interés general de la colectividad. La colectividad beneficiaria
de esas ventajas, debe soportar la carga de reparar los
perjuicios causados por el indebido funcionamiento de un servicio
público”41.
Actualmente, el derecho francés parecería poner en duda el valor
de ese principio en su calidad de fundamento exclusivo de la
responsabilidad del Estado (puissance publique):
Contrariamente a ciertos puntos de vista tradicionales, sin
ninguna duda, no es sobre éste que reposa el régimen de la
responsabilidad del Estado (puissance publique), ni tampoco
el de la responsabilidad sin culpa. Sin embargo, su papel es
bastante importante en cuanto sirve de fundamento a la
responsabilidad sin culpa de las personas públicas cuando,
41LAUBADERE, André de. Traité des contrats administratifs, 2a ed., Paris : LibrairieGénérale de Droit et de Jurisprudence, (1983-1984). t. 1. p. 1273.
53
estas últimas, hacen soportar, en nombre del interés
general, cargas particulares a ciertos miembros de la
colectividad. Este principio explica y justifica entonces
que una compensación sea atribuida: la entrega de una
indemnización restablecería la igualdad rota42.
Las primeras decisiones del juez colombiano que hacen alusión al
principio de igualdad ante las cargas públicas, coinciden con lo
que decía el jurista francés Gabriel Dufour en 1868: “que se
trataba menos de una responsabilidad en el sentido propio del
término, que de un sentimiento de equidad que conduce a repartir
a los ciudadanos la pérdida o el daño del cual uno de ellos fue
objeto porque el mecanismo administrativo es imperfecto”43.
El derecho colombiano no está muy alejado de la tesis de Jean-
Paul Gilli, quien sistematiza el vínculo que existe entre la
42Thierry Debard, indaga sobre el valor de ese principio, no solamente como fundamentode la responsabilidad sin culpa, sino también como fundamento de la responsabilidadadministrativa. V. DEBARD Thierry, L’égalité des citoyens devant les charges publiques:fondement incertain de la responsabilité administrative. , D. 1987, chr. , p. 157. 43 DUFOUR, Gabriel. Traité général de droit administratif appliqué, t. 5, Côtillon, 3eed, 1868, p. 147.
54
noción de equidad y de igualdad44. En el célebre fallo del Banco
Bananero del Magdalena, del 28 de octubre de 1976, el Magistrado
Jorge Valencia Arango declara con respecto a este punto que:
Responde el Estado, a pesar de la legalidad total de su
actuación, de manera excepcional y por equidad, cuando el
obrar de tal modo, en beneficio de la comunidad, por razón
de las circunstancias de hecho en que tal actividad se
desarrolla, causa al administrado un daño especial, anormal,
considerable, superior al que normalmente deben sufrir los
ciudadanos en razón de la especial naturaleza de los poderes
y actuaciones del Estado, rompiéndose así la igualdad de los
mismos frente a las cargas públicas, o a la equidad que debe
reinar ante los sacrificios que importa para los
administrados la existencia del Estado.
En el asunto José Hilario Flórez Rodríguez45, el Alto Tribunal
administrativo confirma la responsabilidad del Estado al44 GILLI, Jean-Paul. La responsabilité d’équité de la puissance publique, D. 1971, chr., p. 125. 45CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 25 de septiembre de 1987, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Carlos Betancur Jaramillo, Expediente Nº: 5042,Actor: Hilario Flórez Rodríguez.
55
considerar que se le impuso al demandante una carga excepcional
cuando las autoridades tomaron su vehículo para perseguir unos
guerrilleros:
El Estado se responsabilizó no sólo del perjuicio que le
causó por su utilización sino por el riesgo que tomó para sí
al vincularlo de hecho al servicio oficial. Pero, aunque no
hubo falla del servicio y menos expropiación, sí se
configuró en el evento sub judice el rompimiento del principio
de la igualdad frente a las cargas públicas y por esa razón
y sólo por eso, deberá responder la Nación. Efectivamente,
al tomar el vehículo particular la autoridad para cumplir
una misión de orden público le impuso a su dueño una carga
excepcional no impuesta a todos y que excede las cargas y
molestias normales que impone el hecho de vivir en sociedad.
La abundancia de referencias a los derechos más modernos sobre la
aplicación de la responsabilidad por ruptura del principio de
igualdad frente a las cargas públicas adoptada por la
jurisprudencia colombiana, permite al Consejo de Estado
56
inspirarse en este principio para justificar la aplicación de un
régimen de responsabilidad sin culpa: por daño especial o
anormal, inexistente en responsabilidad privada.
Los casos especiales de esta responsabilidad confirman la
separación con el derecho privado: Obras públicas de carácter
permanente (puentes peatonales); responsabilidad por daños
causados por decisiones administrativas legales; finalmente,
responsabilidad por el hecho de la ley. Como se observa, se trata
siempre de situaciones irreprochables para el Estado pero que
generan su responsabilidad al favorecer a toda la colectividad
pero haciéndole sufrir un daño especial y anormal a ciertos
individuos.
No se trata de un fundamento general de toda la responsabilidad,
corresponde a una categoría dentro de la responsabilidad
objetiva, al lado de la del riesgo, ésta sí muy conocida en
derecho privado.
CONCLUSIÓN
57
Como hemos podido apreciar, la construcción de la responsabilidad
del Estado estuvo eminentemente influenciada por el derecho
francés y, recientemente, por el derecho español. No obstante, el
monismo de jurisdicciones provocó que la Corte Suprema de
Justicia colombiana intentara construir el régimen de
responsabilidad administrativa a partir de instituciones del
derecho privado.
Lo anterior causó una indudable deficiencia, pues la
jurisprudencia comprendió que la utilización de normas que
regulan relaciones privadas resulta distante de la solución de
conflictos entre individuos con la Administración, la cual está
investida de prerrogativas públicas que comprometen tanto el
interés general y los derechos y libertades privadas.
Sin embargo, este avance se realizó por el Consejo de Estado,
quien pese a la utilización del artículo 2341 y 2347 del Código
Civil, logró construir un vínculo con el artículo 16 de la
Constitución Política de 1886 y así, alimentar la autonomía de la
58
responsabilidad patrimonial del Estado. Con todo, esta
construcción se hizo mucho más evidente en escenarios de
conflicto armado interno, donde el Estado debe procurar la
conservación del orden público, sin causar menoscabo a las
libertades públicas y a los derechos de los asociados.
En otros eventos, como se vio, la imputabilidad surge de una
actividad sin reproche alguno pero transgrediendo la regla de la
igualdad frente a las cargas públicas, principio desconocido en
el derecho de la responsabilidad civil.
Por otra parte, es incuestionable que el conocimiento creciente
de casos relacionados con la violación de los Derechos Humanos ha
llevado al Consejo de Estado a innovar con soluciones bien
diferentes de aquellas del derecho privado. Recientemente, en un
fallo del 20 de febrero de 200846, esta Alta jurisdicción
Administrativa confirmó una sentencia de primera instancia que
condena al Estado – Policía Nacional por la captura y muerte de
46 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 20 de febrero de 2008, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección 3ª, C. P. Enrique Gil Botero, Expediente Nº: 16.996, Actor: María Delfa Castañeda y otros.
59
dos hermanos por miembros de la policía quienes precisamente los
tenían bajo su custodia, e impone adicionalmente una condena
específica por violación a los Derechos Humanos. Así, el alto
Tribunal Administrativo obliga al demandado a tomar varias
medidas para reparar el perjuicio por violación a los Derechos
Humanos, de la siguiente manera:
“4º) CONDÉNASE a la Nación – Ministerio de Defensa, Policía
Nacional- y al municipio de Tulúa, Valle del Cauca, a la
reparación de la violación de los derechos humanos de los
señores Omar y Henry Carmona Castañeda, para lo cual, de
conformidad con la parte motiva de esta providencia, deberán
adoptar las siguientes medidas de naturaleza no pecuniaria:
1) El señor Director General de la Policía Nacional
presentará públicamente, en una ceremonia en la cual estén
presentes los familiares de los hermanos Cardona -
demandantes en este proceso–, excusas por los hechos
acaecidos entre el 27 y 31 de enero de 1995, en la población
de Tulúa, relacionados con la desaparición forzada y
posterior muerte de los mismos.
60
2) En similar sentido, el Comando de Policía de Tulúa (Valle
del Cauca), a través de su personal asignado en dichas
instalaciones, diseñará e implementará un sistema de
promoción y respeto por los derechos de las personas,
mediante charlas en diversos barrios y centros educativos de
dicha ciudad, y con entrega, de ser posible, de material
didáctico, en el cual la población tenga conciencia de los
derechos humanos de los cuales es titular cada individuo.
3) La parte resolutiva de la presente sentencia, será
publicada, en un lugar visible, en el Comando de Policía de
Tulúa, por el término de seis (6) meses, de tal forma que
toda persona que visite dicha estación, tenga la posibilidad
de acceder al contenido de la misma”.
Conviene señalar igualmente que en un asunto en el que se le
causaron lesiones personales al accionante que se encontraba en
la planta baja de un edificio en construcción, un fallo reciente
de la Corte Suprema de Justicia47, recoge, por primera vez, la
tesis del Consejo de Estado acerca de la indemnización del
47 COLOMBIA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia del 13 de mayo de 2008, Sala de Casación Civil, M. P: César Julio Valencia Copete
61
perjuicio denominado “daño a la vida de relación”. Indudablemente
que esta decisión demuestra que existe un diálogo en las dos
jurisdicciones, y en los dos sentidos, que disipa, como fue en
este caso, la dualidad jurídica. En efecto, el interés de este
caso es precisamente el poner en evidencia que la jurisprudencia
administrativa también tiene incidencia en la ordinaria,
construyendo así, otra forma de afectar la dualidad jurídica.
En todo caso, la discusión del dualismo jurisprudencial y del
dualismo jurídico, será, en este tema de la responsabilidad
extracontractual, punto de partida para examinar las fronteras
entre el derecho público y el privado.
62
PREGUNTAS CENTRALES
A continuación presentaremos algunas preguntas y problemas que
incluyen cuestiones conceptuales de comprensión, de
profundización, de reflexión, para finalmente, aportar problemas
que consoliden el contenido y penetren en la conciencia jurídica
del lector.
1) La influencia del derecho francés en sus inicios fue doble,
pero el fallo “Blanco” no fue seguido por el juez colombiano
para construir la responsabilidad del Estado. ¿Cómo se
explica la primera influencia y no la segunda?
2) ¿Por qué en la práctica francesa se produjo la dualidad de
jurisdicciones desde el inicio de la responsabilidad del
Estado?
3) ¿Por qué en Colombia no se consideró adecuado sostener una
dualidad de jurisdicciones?
63
4) ¿Cómo se creó la falla del servicio desde el derecho privado
en la práctica nacional?
5) ¿Qué consecuencia práctica tuvo la utilización de la teoría
del órgano en la Responsabilidad del Estado?
6) ¿Cómo logró fundamentar el salto del artículo 2341 del
Código Civil al artículo 16 de la Constitución Nacional de
1886? ¿Significó una diferencia real con el derecho privado?
7) ¿Qué situación jurídica de la administración condujo a la
creación de otros regímenes de responsabilidad en Colombia
distantes del derecho privado?
8) ¿Qué papel jugó la violencia armada en la construcción de la
Responsabilidad del Estado en nuestra experiencia?
9) ¿Resultó fundamental la consagración constitucional de la
responsabilidad del Estado en el artículo 90 de la Carta de
1991?
10) ¿Qué efectos tuvo la influencia española en la
redacción del mencionado artículo?
Caso 1
64
Un acuerdo del Concejo de la ciudad decide declarar como bien de
interés patrimonial y de conservación la casa que desde hace
varias generaciones tiene la familia de María y que en este
momento es de su propiedad. La casa es la única que conserva la
arquitectura típica de la ciudad en la década de los años 20 y se
encuentra ubicada en el lugar de mayor valorización de la tierra
puesto que innumerables proyectos de comercio y vivienda se están
construyendo. Debido al acuerdo, la negociabilidad del bien quedo
limitada pues según la ley este tipo de bienes no pueden ser
modificados en su estructura y apariencia en beneficio de la
comunidad. De acuerdo a lo anterior ¿debería responder el Estado
por los perjuicios causados a María por el acuerdo del Concejo y
bajo qué título?
Caso 2
La Empresa de Energía propiedad del municipio, implementó una
campaña para mejorar las líneas eléctricas que proporcionaban la
luz a todos los hogares de la localidad y que se encontraban
dispuestas desde los años 50. Todo el municipio fue informado de
que esto iba a suceder durante el mes de Agosto. Precisamente el
15 de este mes Juan decidió comprar con su quincena un nuevo
65
televisor de Plasma de 32” que se encontraba en promoción en el
nuevo hipermercado del pueblo, ya que esa misma noche la
Selección Nacional se jugaba la clasificación al mundial del año
siguiente. A eso de las 9:17pm cuando el partido estaba en tiempo
suplementario y se había decretado un penalti a favor de su
equipo que definiría la clasificación, repentinamente del
televisor salió una chispa hacía el techo de la casa, e
inmediatamente se incendió no sólo el aparato sino la estructura
de madera comprada especialmente para encuadrarlo.
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N° 73-85, p. 373-385.
Sala de lo Contencioso administrativo, 2 de noviembre de 1960,
M.P. Carlos Gustavo Arrieta, Actor: Ira Elischa Washburn, exp.
928, A.C.E., T. LXII, No. 387-391
Sentencia del 23 de mayo de 1973, Sala de lo Contencioso
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Expediente N°: 978, Actor: Vitalia Duarte viuda de Pinilla.
Sentencia del 11 de abril de 1978, Sala de lo Contencioso
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Sentencia del 8 de marzo de 1984, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Eduardo Suescún, Expediente
N°: 2846, Actor: Gilberto Díaz Vélez.
Sentencia del 17 de mayo de 1984, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Jorge Valencia Arango,
Expediente N°: 3993, Actor: Graciano de Jesús Benjumea.
Sentencia del 28 de junio de 1984, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Eduardo Suescún, M.
Expediente N°: 3012, Actor: Bernardo Ortíz et Julia Maldonado,
Demandado: Nación – Municipio de Medellín.
Sentencia del 28 de julio de 1987, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 4983, Actor: Tiberio Restrepo Alvarez y otros,
Demandado: Nación – Ejercito Nacional.
77
Sentencia del 24 de septiembre de 1987, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 5042, Actor: Hilario Flores Rodríguez.
Sentencia del 25 de septiembre de 1987, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 5042, Actor: Hilario Flórez Rodríguez.
Sentencia del 20 de febrero de 1989, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Antonio J de Irisarri
Restrepo, Expediente N°: 4655, Actor: Alfonso Sierra Velásquez,
Demandado: Empresas Públicas de Medellín.
Sentencia del 7 de abril de 1989, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Ramírez Arcila,
Expediente N°: 5264, Actor: Cielo Londoño Castaño, Demandado:
Departamento del Valle del Cauca.
78
Sentencia del 28 de abril de 1989, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 3852, Actor: Jairo Rodríguez Durán.
Sentencia del 22 de agosto de 1989, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3°, Ponente: Antonio J. de Irisarri
Restrepo, Expediente N°: 5408, Actor: Daniel Pira Amaya.
Sentencia del 22 de febrero de 1990, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: José de Irisarri Restrepo,
Expediente N°: 4271, Actor: Manuel Díaz, in "Extractos de
jurisprudencia", t. VII.
Sentencia del 24 de octubre de 1990, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Consejero Ponente: Gustavo de Greiff
Restrepo, Referencia: Expediente No. 5902. Actor: María Helena
Ayala de Pulido. Demandante: María Helena Ayala de Pulido,
Demandado: Instituto de Seguros Sociales.
79
Sentencia del 17 de abril de 1991, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Policarpo Castillo Dávila,
Expediente N°: 5692, Actor: Targelia Arcos de Muñoz y otros.
Sentencia del 24 de abril de 1991, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Policarpo Castillo Dávila,
Expediente N°: 6110, Actor: Octavio Potes y otros.
Sentencia del 17 de mayo de 1991, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Expediente N°: 6175, en "Extractos de
jurisprudencia", t. XII.
Sentencia del 19 de julio de 1991, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6334, Actor: Sociedad Phidia Investment Anstalt.
Sentencia del 1° de agosto de 1991. Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Juan de Dios Montes
Hernández, Expediente N°: 6277, Actor: Joaquín Granados Melo,
Transportes Arimena S.A.
80
Sentencia del 13 de septiembre de 1991, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Expediente N°: 6453, _Actor: Tomas A
Badillo de Angel y otros.
18 de octubre de 1991, Sala de lo Contencioso Administrativo,
Sección 3ª Expediente N°: 6667, Magistrado Ponente: Carlos
Betancour Jaramillo, Actor: José Hernando Chica y Otros,
Demandado: Nación – Ministerio de Defensa.
Sentencia del 25 de octubre de 1991, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 6465, Actor: Gildardo Arteaga García.
Sentencia del 25 de octubre de 1991, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente:
Carlos Betancur Jaramillo, Expediente N°: 6680, Actor: Helí de
Jesús Cardona Ríos.
81
Sentencia del 31 de octubre de 1991, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Expediente N°: 6515, Actor: Fabio
Ruíz Ospina.
Sentencia del 22 de noviembre de 1991, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Demandado: Instituto de Crédito Territorial, Expediente N°: 6454,
Actor: Emilia Guido de Mazenett.
Sentencia del 24 de enero de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6176, Actor: Almacenes Generales de Depósito de
Caldas "Alcaldas S.A.", Demandado: Empresa Puertos de Colombia
“Colpuertos”.
Sentencia del 7 de febrero de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 6179, Actor: Luis Carlos Ospina Estrada y otros.
82
Sentencia del 14 de febrero de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes
Hernández, Expediente N°: 6303, Actor: Luis Carlos Arévalo
Mendoza, Demandado: Nación.
Sentencia del 20 de febrero de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 6182, Actor: Alfonso Dorado y otros.
Sentencia del 20 de febrero de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6514, Actor: Luis Alberto Figueroa Díaz y otros.
Sentencia del 5 de marzo de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6611, Actor: Elda Luz Orrego Agudelo y otros.
Sentencia del 16 de marzo de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6637, Actor: María Alexia Arango y otros.
83
Sentencia del 26 de marzo de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 6255, Actor: Ana Ochoa de Pedraza y otros.
Sentencia del 26 de marzo de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6654, Actor: Fabiola Ariza de León.
Sentencia del 2 de abril de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 5645, Actor: Pedro León Muñoz y otros.
Sentencia del 2 de abril de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta.
Expediente N°: 6854, Actor: Luis Aníbal Marín Muñoz.
Sentencia del 9 de abril de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Expediente N°: 6805, Magistrado
84
Ponente: Julio Cesar Uribe Acosta, Demandado: Nación – Ministerio
de Defensa.
Sentencia del 22 de mayo de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes
Hernández, Expediente N°: 6027, Actor: Concepción Pana Ipuana y
otros.
Sentencia del 28 de mayo de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 6557, Actor: Marco Tulio Cespedes Rodríguez y
otros.
Sentencia del 28 de mayo de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6771, Actor: Mónica Lucía Zambrano y otros.
Sentencia del 28 de mayo de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3a, Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 7266, Actor: María Jael Montoya y otros.
85
Sentencia del 29 de mayo de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6530, Actor: Lubier González Chaux y otros.
Sentencia del 4 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 7102, Actor: Álvaro Holguín Castaño.
Sentencia del 5 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6823, Actor: Sonis Francisca Medina Romero y
otros.
Sentencia del 5 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 6986, Actor: Cayetano Londoño.
Sentencia del 12 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
86
Expediente N°: 6982, Actor: Beatriz del Carmen Correa de Rivas,
Demandado: Nación – Dirección General de la Policía Nacional.
Sentencia del 5 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6817, Actor: María Marleny Mahecha Vda de García.
18 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso Administrativo,
Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández, Expediente N°:
6279, Actor: Marco Aurelio Clavijo Guerrero.
Sentencia del 30 de julio de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6641, Actor: Jesús Tarazona Ruiz y otro.
Sentencia del 30 de julio de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes
Hernández, Expediente N°: 6019, Actor: Blas Fernando Hernández
Gaviria y otros.
87
Sentencia del 30 de julio de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 6828, Actor: Carlos Arturo Pinzón Vargas.
Sentencia del 20 de agosto de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, M.P.: Daniel Suárez Hernández, Actor: Beltrán
Cardona Henao y otros, Demandado: Nación – Ministerio de Defensa,
Sección 3ª, Expediente N°: 7156.
Sentencia del 29 de octubre de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 6970, Actor: Margot del Socorro Agudelo de Angulo.
Sentencia del 21 de septiembre de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 7267, Actor: Rodrigo García Caicedo.
Sentencia del 24 de septiembre de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 7480, Actor: Ramiro Farfán Garzón y otros.
88
Sentencia del 29 de octubre de 1992, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 6970, Actor: Margot del Socorro Agudelo de Angulo.
Sentencia del 5 de febrero de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 7506, Actor: Maximiliana Céspedes y otros,
Demandado: Electrificadora del Tolima S.A.
Sentencia del 25 de febrero de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 7742, Actor: Rodrigo Rivera Coronel, Demandado:
Nación – Ministerio de Defensa – Ejercito Nacional.
Sentencia del 28 de enero de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 6933, Actor: María Prisca Cantillo y otros.
89
Sentencia del 25 de febrero de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 7742, Actor: Rodrigo Rivera Coronel.
Sentencia del 2 de marzo de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 7429, Actor: Nancy Amparo Ramírez Jaramillo,
Demandado: Empresas Públicas de Pereira.
Sentencia del 4 de marzo de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 7237, Actor: Pascuala Caicedo y otros.
Sentencia del 5 de marzo de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Expediente N°: 7738, Actor: Julio
Iles y Oliva Sánchez de Iles.
Sentencia del 22 de marzo de 1994, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 8425, Actor: José Fernando Zapata Acevedo.
90
Sentencia del 30 de marzo de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes
Hernández, Expediente N°: 8000, Actor: Olegario Cristancho y
otros, Demandado:Nación – Ministerio de Justicia.
Sentencia del 15 de abril de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3a, Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 4080 et 4077, Actor: Luis Alberto Orobio y otros.
Sentencia del 16 de abril de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 7659, Actor: María Luisa Quintero Arbeláez,
Demandado: Municipio de Tuluá Valle – Empresas Públicas
Municipales de Tuluá.
Sentencia del 16 de abril de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,
Expediente N°: 7561, Actor: Luis Carlos Amaya López y otros.
91
Sentencia del 23 de abril de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes
Hernández, Expediente N°: 7169, Actor: Graciela Artunduaga de
Fierro.
Sentencia del 23 de abril de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 7530, Actor: Magola Pérez de Giraldo y otros.
Sentencia del 13 de mayo de 1993, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes
Hernández, Expediente N°: 7739, Actor: Ritha del Socorro Álvarez
Enriquez, Demandado: Nación – Ministerio de Defensa- Policía
Nacional.
Sentencia del 9 de junio de 1994, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,
Expediente N°: 8970, Actor: Ernesto Rivera Ariza.
92
Sentencia del 17 de junio de 1994, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes
Hernández, Expediente N°: 8149, Actor: Nancy Eugenia Cárdenas.
Sentencia del 24 de junio de 1994, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,
Expediente N°: 9662, Actor: Joaquín Emilio Espinal y otros.
Sentencia del 6 de septiembre de 2001, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Exp. AC- 17001-23-31-000-2001-0551-
01.
Sentencia del 27 de septiembre de 2001, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 2ª - Subsección A, Ponente: Ana Margarita
Olaya Forero, Rad.: 18001-23-31-000-2001-0177-01(AG-022), Actor:
Gloria Salgado y Otros, Demandado: Nación - Ministerio de Defensa
– Policía Nacional.
93
Consulta del 25 de abril de 2002, Sala de Consulta y Servicio
Civil, Ponente: Flavio Augusto Rodríguez Arce, Rad. 1413, Actor:
Director del Departamento Administrativo de Seguridad - DAS –
Sentencia del 5 de diciembre de 2002, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 4ª, Ponente: María Inés Ortiz Barbosa,
Rad: 13001-23-31-000-2000-9001-01(AG-62), Actor: Martha Cecilia
Chacón Castañeda y Otros, Demandado: La Nación – Ministerio de
Defensa Nacional – Ejército Nacional.
Sentencia del 27 de noviembre de 2003, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente Ramiro Saavedra Becerra,
Proceso No. R-9231, No. Interno: 14654, Actor: Gladys Pinzón
Espinoza.
Sentencia del 17 de febrero de 2005, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Alier E. Hernández Enríquez,
Expediente número: 27673, Radicación número:
500012331000200300277 01, Actor: Rodrigo Villamil Virgüez.
94
Sentencia del 20 de febrero de 2008, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Enrique Gil Botero,
Expediente Nº: 16.996, Actor: María Delfa Castañeda y otros.
Corte Suprema de Justicia
Sentencia del 14 de septiembre de 1888, G.J., Bogotá, 22 de
septiembre de 1888, Año: II, N° 90.
Sentencia del 20 de octubre de 1898, G.J., Bogotá, 28 de marzo de
1890, Año: XIV, N° 685-686.
10 de diciembre de 1937, Sala de Negocios Generales, Ponente:
Pedro A. Gómez Naranjo, G.J., t. XLV, N° 1923-1938.
Sentencia del 18 de abril de 1939, Sala de Casación Civil,
Ponente: Pedro A, Gómez Naranjo, G.J., t. XLVIII, N° 1947.
Sentencia del 19 de mayo de 1939, Sala de Casación Civil,
Ponente: Liborio Escallón, G.J., t. L, N° 1961 et 1969.
95
Sentencia del 14 de junio de 1939, Sala de Negocios Generales,
Ponente: Pedro A. Gómez Naranjo, G.J., t. XLVIII, N° 1947.
Sentencia del .3 de agosto de 1949. G.J., t. LXVI, Nos 2073-2074.
Magistrado ponente: German Alvarado
Sentencia del 21 de agosto de 1939, Sala de Casación Civil,
Ponente: Hernán Salamanca, G.J., t. XLVIII, N° 1947.
Sentencia del 18 de noviembre de 1941, Sala de Casación Civil,
Ponente: José Miguel Arango, G.J., t. LII, N° 1977.
Sentencia del 25 de febrero de 1942, Sala de Casación Civil,
Ponente: Hernán Salamanca, G.J., t. LIII, N° 1983.
Sentencia del 21 de agosto de 1951, Sala de Casación Civil.
Ponente: Gerardo Arias Mejía, G.J., t. LXX, N° 2103-2104.
96
Sentencia del 23 de abril de 1954, Sala de Casación Civil,
Ponente: Manuel Barrera Parra, G.J., t. LXXVII, N° 2138 – 2139.
Sentencia del 30 de junio de 1962, Sala de Casación Civil ,
Ponente: José J. Gómez.
Sentencia del 13 de mayo de 2008, Sala de Casación Civil,
Ponente: César Julio Valencia Copete
97