Articulo RESPONSABILIDAD DEL ESTADO articulo de Gustavo Quintero Navas

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LA CONSTRUCCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN COLOMBIA: ENTRE LA DUALIDAD DE JURISDICCIONES Y LA DUALIDAD JURÍDICA Gustavo Quintero Navas * Sumario INTRODUCCIÓN I. EL JUEZ DE LA RESPONSABILIDAD EXTACONTRACTUAL: DETERMINANTE DE UNA DISTINCIÓN ARTIFICIAL A. LA RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS PÚBLICAS EN UN ESCENARIO DE MONISMO JURISDICCIONAL: LA DEPENDENCIA DEL DERECHO PRIVADO B. LA RESPONSABILIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN EN UN ESCENARIO DE DUALISMO JURISDICCIONAL: HACIA EL DERECHO PÚBLICO * Abogado de la Universidad Santo Tomás (Bogotá, Colombia). Especialista en Derecho Administrativo, Universidad Externado de Colombia. Magíster (D.E.A.) en Derecho Público Interno Francés de la Universidad de Nantes (Francia), Doctorado Francés en Derecho Público de la Universidad de Nantes (Francia). Profesor Asociado de la Universidad de Los Andes (Bogotá, Colombia). Agradezco a Juan Pablo Sarmiento Erazo, abogado de la Universidad Javeriana, con Maestría en Derecho de la Universidad de los Andes, por su valiosa colaboración en la elaboración de este documento. 1

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LA CONSTRUCCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN COLOMBIA:

ENTRE LA DUALIDAD DE JURISDICCIONES Y LA DUALIDAD JURÍDICA

Gustavo Quintero Navas*

Sumario

INTRODUCCIÓN

I. EL JUEZ DE LA RESPONSABILIDAD EXTACONTRACTUAL:

DETERMINANTE DE UNA DISTINCIÓN ARTIFICIAL

A. LA RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS PÚBLICAS EN UN

ESCENARIO DE MONISMO JURISDICCIONAL: LA DEPENDENCIA DEL

DERECHO PRIVADO

B. LA RESPONSABILIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN EN UN ESCENARIO

DE DUALISMO JURISDICCIONAL: HACIA EL DERECHO PÚBLICO* Abogado de la Universidad Santo Tomás (Bogotá, Colombia). Especialista en DerechoAdministrativo, Universidad Externado de Colombia. Magíster (D.E.A.) en Derecho PúblicoInterno Francés de la Universidad de Nantes (Francia), Doctorado Francés en DerechoPúblico de la Universidad de Nantes (Francia). Profesor Asociado de la Universidad deLos Andes (Bogotá, Colombia).Agradezco a Juan Pablo Sarmiento Erazo, abogado de la Universidad Javeriana, conMaestría en Derecho de la Universidad de los Andes, por su valiosa colaboración en laelaboración de este documento.

1

1. Origen del dualismo jurisdiccional

2. Del dualismo jurisdiccional al dualismo jurídico antes de la Constitución de 1991

2.1. La ruptura del principio de igualdad frente a las

cargas públicas, un ejemplo del dualismo jurídico

2.2. La desaparición de personas, un ejemplo del

desvanecimiento del dualismo jurídico

3. La Constitución de 1991 y la consolidación del dualismo jurídico

3.1. La aplicación exclusiva de la responsabilidad objetiva,

la influencia del derecho español en el dualismo jurídico

3.2. El regreso al dualismo jurídico matizado

II.- LA JURISPRUDENCIA, DETERMINANTE DE LA DUALIDAD JURÍDICA:

UNA DISTINCIÓN REAL

A. LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN EL CONFLICTO ARMADO,

SU JUSTIFICACIÓN DESDE LAS PRERROGATIVAS PÚBLICAS

B. EL ROMPIMIENTO DE LA IGUALDAD ANTE LAS CARGAS PÚBLICAS,

IMPORTANTE JUSTIFICACIÓN DEL DUALISMO JURÍDICO

2

CONCLUSIÓN

3

INTRODUCCIÓN

Frecuentemente tenemos noticias de acontecimientos trágicos: Bebé

de 6 meses que muere en un hospital porque le suministraron

equivocadamente un medicamento; heridos luego de un accidente de

tránsito; civiles muertos en fuego cruzado entre militares y

rebeldes; muerte de enfermo en la puerta de una clínica; persona

privada injustamente de su libertad y tantos casos más. Detrás de

estos dramas, el jurista se pregunta sobre la forma de lograr una

parte de justicia: la indemnización de los perjuicios causados.

El primer escollo reside en identificar cuál es el juez

competente: ¿La justicia ordinaria o la justicia administrativa?

Entendemos que en todos los países existe una manera de resolver

los litigios que se puedan presentar entre el Estado y los

particulares. En principio, existirían tres grandes modelos: el

anglosajón, el alemán y el francés. El primero no hace distinción

entre justicia especializada y ordinaria, por lo que el juez

competente es el ordinario bajo las reglas del derecho privado.

4

El segundo posee una instancia especializada al interior de la

organización de justicia ordinaria. Finalmente, el tercero, es

decir, el francés, se caracteriza por tener una justicia

especial, separada de la justicia ordinaria, pero con una

relación bastante estrecha con la administración1.

¿Dónde ubicamos el modelo colombiano en este tema de la

responsabilidad extracontractual de las personas públicas? Hasta

antes de la reforma judicial de 1941 (Ley 167), el modelo

aplicado en Colombia era similar al anglosajón, aunque con

ciertas excepciones relacionadas especialmente con los daños

causados al derecho de propiedad2. Recordemos que la Constitución

de 1886 otorgaba competencia a la Corte Suprema de Justicia de

Colombia para conocer de “los negocios contenciosos en que

tuviera parte la Nación o que constituyeran litigio entre dos o

más departamentos”3. A partir de 1941, la justicia administrativa

1 Convine anotar que en este país ya se comienza a reflexionar acerca de la necesidad de la dualidad jurisdiccional. Ver : TRUCHET, Didier. Plaidoyer pour une cause perdu: La fin du dualisme juridictionnel. En AJDA. 2005. P. 1767.

2 Cabe destacar que el juez administrativo conoce desde 1913 de los daños derivados deexpropiaciones en caso de guerra, y desde 1918 de los asuntos relacionados con losdaños causados en propiedad ajena o como consecuencia de expropiaciones en los términosdel artículo 1° de la Ley 38 de 1918. 3 COLOMBIA. CONSTITUCION POLÍTICA 1886. Art. 151, numeral 3°.

5

adquirió para conocer de la responsabilidad de las personas

públicas por los hechos y operaciones administrativas (Art. 68 de

la Ley 167 de 1941). Sin embargo, la transición de jurisdicción

no fue completamente tranquila, puesto que la jurisdicción

ordinaria insistía en avocar competencia en los demás asuntos en

los que los daños se originaran por causa diferente a los hechos

u operaciones; distinción que por lo demás no resultó siempre

fácil y que terminó generando conflictos entre estas dos

jurisdicciones.

La aproximación hacia el modelo francés es incontestable y se

remonta a 1964, con la expedición del Decreto 528 de ese año, que

otorga competencia plena para el conocimiento de los asuntos

públicos a la jurisdicción administrativa, salvo cuando se

ventilaren cuestiones de puro derecho privado.

Ahora, debemos resaltar que si bien el modelo colombiano se

asemeja al francés, difieren en un punto esencial: en Colombia el

juez administrativo es un juez independiente, incluso de la

administración. En Francia la justicia administrativa es

6

independiente pero pertenece al poder ejecutivo. De esta manera,

los Consejeros de Estado en Francia no son Magistrados sino altos

funcionarios de la Administración que ejercen funciones de jueces

administrativos mediante una comisión especial de servicio que

los autoriza a tales fines. Lo anterior encuentra su

justificación en el hecho de requerirse un juez conocedor de la

administración que reivindique precisamente su especialidad. Es

decir, un juez que conozca las dificultades propias del servicio

para que al momento de fallar lo haga teniendo en cuenta que no

se aplican las reglas del derecho privado, pues el criterio aquí

no es el de la igualdad, tan natural en las relaciones entre

particulares, sino el de las prerrogativas del poder público. En

verdad, el corolario natural de la dualidad de jurisdicciones se

encuentra en la necesidad de la dualidad de derechos: público y

privado.

Este punto específico deja ver, en el derecho colombiano, grandes

tensiones que se concretan en el interés del juez de la

responsabilidad extracontractual para trazar los primeros

lineamientos de una distinción artificial entre la

7

responsabilidad pública y la privada (I) y en la manera como la

jurisprudencia administrativa realiza un gran esfuerzo para

desprenderse del predominio privatista o acercarse al dualismo

jurídico (II).

I.- EL JUEZ DE LA RESPONSABILIDAD EXTACONTRACTUAL:

DETERMINANTE DE UNA DISTINCIÓN ARTIFICIAL

En la primera parte de este escrito, presentaremos al juez de

la responsabilidad pública fundando sus decisiones en la

doctrina civilista, especialmente francesa, en lo que

llamaremos el monismo jurisdiccional (A). A partir de 1941,

como ya lo dijimos, habrán de coexistir dos jurisdicciones

para conocer de la responsabilidad extracontractual de las

personas públicas, situación que será examinada bajo el

concepto del dualismo jurisdiccional (B).

8

A. LA RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS PÚBLICAS EN UN

ESCENARIO DE MONISMO JURISDICCIONAL: LA DEPENDENCIA DEL

DERECHO PRIVADO

La Corte Suprema de Justicia fue por varios años el juez supremo

de la responsabilidad administrativa. Esto se debió a la

configuración inicial que mantuvo el Consejo de Estado, muy

similar al sistema español de jurisdicción ordinaria4, en donde

las funciones jurisdiccionales se reservaron al Juez ordinario.

Veamos entonces, cómo influyó el monismo jurisdiccional en la

configuración de la responsabilidad estatal en sus inicios.

En un fallo del 22 de octubre de 1896, el juez avanza en la

primera preocupación en relación con la responsabilidad: ¿Pueden

las personas jurídicas ser responsables? Esta pregunta era

igualmente válida tanto para las personas jurídicas públicas como

privadas5. Su respuesta fue resumida así:

4 Sobre la evolución y consolidación del Consejo de Estado como cabeza de lajurisdicción contencioso administrativa ver LUNA BENITEZ, Luís Alberto, Lo ContenciosoAdministrativo, Ed. Librería del Profesional, Bogotá 1981. p. 30 a 45, y SAAVEDRABECERRA, Ramiro. Op., cit. P. 111 y ss.5 Sentencia del 22 de octubre de 1896, "G.J., ", t. II, p. 357. En RODRÍGUEZ, LibardoDerecho Administrativo. Bogotá: Ed. Legis 2005. p. 566.

9

“Todas las naciones deben protección a sus habitantes

nacionales y extranjeros, y si bien es cierto que el Estado

como persona jurídica no es susceptible de responsabilidad

penal, sí está obligado a las reparaciones civiles por los

daños que resultan de un delito imputable a sus funcionarios

públicos, cuando no es posible que estos los resarzan con

sus bienes, pero considerando al Estado como -persona

jurídica- cuya responsabilidad patrimonial se compromete con

los actos u omisiones de su agente, desde la base de la

elección del funcionario o de la vigilancia debida sobre

él”6.

Una vez resuelto el tema de la responsabilidad de las personas

jurídicas, el juez plantea otro interrogante: ¿Les cabe culpa a

las personas jurídicas? Un fallo del 20 de octubre de 18987,

reitera la atribución del fundamento de la responsabilidad del

Estado en la noción de culpa, y en especial, a la que consagra el

6 SAAVEDRA BECERRA, Ramiro. Op., cit. p. 96.7 V. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia del 20 de octubre de 1898, G.J., Bogotá, 28de marzo de 1890, Año: XIV, N° 685-686. p. 54-57.

10

artículo 2347 del Código Civil por el hecho ajeno. Se trataba de

un ejercicio de semejanzas entre las personas físicas y las

morales porque el Código Civil colombiano nada dice de la

responsabilidad de éstas últimas. Según ese fallo:

“[e]n materia delictual y cuasidelictual establece [la ley]

que es mala elección o falta de vigilancia en el empresario o patrón,

la causa que se presume mientras no se pruebe ausencia de culpa.

Ahora bien; en materia de delitos y culpas civiles, la

jurisprudencia se halla perfectamente de acuerdo en hacer

recaer sobre los comitentes la responsabilidad de los

agentes, aún por la mala elección que de ellos se haga. Un

empresario de transporte, por ejemplo, que tiene a su

servicio empleados que por su negligencia, malicia o

descuido causan daños a personas o a las cosas, se hace

responsable de las faltas de sus dependientes por no haber

puesto el debido cuidado en su elección y haber empleado a

personas que no tienen las condiciones requeridas para el

buen desempeño de su cargo. El rigor de estos principios es

mayor, si cabe, cuando se trata de los hechos de los

11

empleados públicos con relación a la entidad que los nombra,

y en ese sentido se han resuelto por la Corte cuestiones

análogas a la presente, y no había razón alguna para cambiar

los precedentes establecidos en punto que asume excepcional

gravedad”.

Observamos que se ha reflexionado en términos exclusivos del

derecho civil. Curiosamente y, seguramente, por la lectura de la

doctrina francesa de nuestros juristas de esa época, es decir de

los años treinta, se empieza a citar en Colombia, la expresión

“falla del servicio”, pero naturalmente sin tener en cuenta el

contexto especial que se le dio en Francia; simplemente se

concluye en Colombia que la culpa del Código Civil equivale a la

falla del servicio de las personas jurídicas públicas.

Recordemos que desde 1873, en Francia, el fallo Blanco había

establecido que la responsabilidad, “en que pueda incurrir el

Estado por los daños causados a los particulares por el hecho de

las personas que emplea en un servicio público, no puede estar

regida por los principios establecidos por el Código Civil para

12

las relaciones de particular a particular. Que esta

responsabilidad no es ni general ni absoluta, que ella tiene sus

reglas especiales que varían en función de las necesidades del

servicio y de la necesidad de conciliar los derechos del Estado y

los derechos de los particulares”8.

En Francia, este fallo busca desprenderse del derecho civil para

así justificar la existencia de un juez especial. De nada

serviría crear un nuevo orden jurisdiccional si quienes lo

conforman piensan de la misma manera que los ya existentes, y si

se falla según las mismas reglas de la jurisdicción ordinaria.

Cuando el fallo Blanco anuncia que la responsabilidad pública no

es general, quiere significar que contrariamente a la civil, no

responde por todas las actividades del Estado: solamente lo hace

por daños causados por la actividad administrativa. Ello ya es

una gran diferencia con el derecho civil, en el que no puede

sustraerse de responder en actividad alguna, y en el que se debe

responder en todos los casos.

8 LONG, Marceau., et al. Los Grandes Fallos de la jurisprudencia administrativa francesa. Bogotá: Ediciones Librería del profesional, 2000. P. 1.

13

Pero la decisión resulta aún más interesante al afirmar que esta

nueva responsabilidad tampoco es absoluta. La expresión

“absoluta” se refiere a los grados de culpa por los que se puede

condenar a las personas públicas. Este grado es cualificado, debe

ser por culpa grave. Lo anterior, por supuesto, se entiende en la

lógica pública de las prerrogativas de poder, pues el Estado

comienza apenas a convertirse en responsable y no puede

exigírsele de la misma manera que a un particular.

Como ya lo habíamos enunciado, nuestros juristas de finales de

los treinta se informan de lo que sucede en Francia e importan

conceptos tales como “la falla del servicio” aunque sin darle la

trascendencia que se dio allí. En Francia la falla del servicio

implica el reconocimiento de una responsabilidad pública

diferente de la privada, mientras que en Colombia sirve para

alimentar el debate acerca de la necesidad de hacer responsable a

la Administración aunque fuere bajo las reglas del Código Civil.

De hecho, en Colombia nunca tuvo eco la limitación acerca del

grado de culpa por el que responden las personas públicas

señaladas en el fallo Blanco. El juez condena a reparar

14

perjuicios a partir del momento en que estableciera una culpa o

falla del servicio aunque fuere leve, igual que en derecho civil.

No olvidemos que la graduación de culpa es aplicable, en derecho

colombiano, únicamente a las relaciones contractuales; es decir,

el contenido del artículo 63 del Código Civil no se refiere a la

responsabilidad extracontractual.

Más que un debate entre derecho público y privado en relación con

esa nueva expresión de “falla del servicio”, se trató de un

esfuerzo por encontrar su sustento jurídico dentro del mismo

Código Civil. Las dificultades no fueron escasas puesto que el

Código Civil se refiere a la responsabilidad directa (Art. 2341),

y a la responsabilidad por el hecho de otro (2347). Es así como

una decisión del 21 de agosto de 1939, de la Corte Suprema de

Justicia ilustra ampliamente esta discusión:

“Esta teoría de la responsabilidad por otro, para

justificar la del Estado cuando causa daños como Gerente de

los Servicios Públicos derivada de los principios del

derecho civil que consagra la responsabilidad de los amos

15

por los hechos culposos de sus dependientes, está revaluada

por la nueva concepción que quiere fundar la responsabilidad

culposa en un concepto objetivo principalmente, equivalente

al deber del Estado de reparar los daños que cause a los

ciudadanos por el funcionamiento inadecuado de los servicios

públicos, con secundaria consideración a la falta o culpa

imputable a los agentes encargados ilegalmente de poner en

actividad esos servicios”9.

Tenemos entonces que durante ese período, el derecho de la

responsabilidad aplicó tanto la teoría de la culpa como la de la

falla del servicio, teniendo que ésta última en un principio se

fundamentó en las reglas del derecho privado. Pero ahora el

fundamento normativo de esta responsabilidad ya no sería el

artículo 2347, o de la responsabilidad por el hecho ajeno, sino

el artículo 2341 o de la responsabilidad directa10.

9 COLOMBIA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia del 21 de agosto de 1939, Sala deCasación Civil, M. P: Hernán Salamanca, G.J., t. XLVIII, N° 1947. Responsabilidad por culpa del municipio de Bogotá por los errores en la construccióndel colector del río San Francisco que permitió la inundación de predios y ladestrucción de inmuebles.10 COLOMBIA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia del 21 de agosto de 1939, Sala deCasación Civil, M. P: Hernán Salamanca, G.J., t. XLVIII, N° 1947, p. 656.

16

En realidad se inicia un período de discusiones basado en la

teoría del órgano, de la responsabilidad indirecta y de la

responsabilidad directa, problemática fundamentalmente propia del

derecho civil y que no correspondió a posiciones sucesivas y

progresivas sino coexistentes, lo que dificultó aún más este

asunto.

Es precisamente en el marco de ese debate que surge la teoría de

la falla del servicio, quizá como supremo árbitro de esa

discusión que mezclaba la teoría organicista, la responsabilidad

indirecta y la directa. La teoría de la falla del servicio se

erige así en fundamento novedoso de la responsabilidad

extracontractual de las personas públicas, aunque justificándose

en el Código Civil, como se deduce del fallo del 30 de junio de

1962, mejor conocido como el fallo “Tinjacá” en el que el Estado

es condenado porque varias personas resultaron heridas por un

carro de bomberos que se desplazaba en contravía11.

11 COLOMBIA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA., Sentencia del 30 de junio de 1962, Salas deCasación Civil, M. P. José J. Gómez. G.J. Tomo XCIX, p. 87.

17

Sin embargo, la vinculación de la falla del servicio con el

Código Civil no deja tranquilo al juez en su afán de encontrar

“el criterio” de distinción de la responsabilidad pública de la

privada. Hubo que esperar a que algunas decisiones empezaran a

concluir que el verdadero fundamento de la responsabilidad

pública se encontraba en el artículo 16 de la Constitución,

tenida en cuenta la obligación del Estado de proteger la vida

honra y bienes de todos los residentes en el país, obligación

cuyo incumplimiento de esta obligación constituiría la falla del

servicio que hace responsable al Estado. Asistimos entonces a un

nuevo esfuerzo del juez de la responsabilidad por encontrar en

Colombia “las reglas especiales”: el artículo 16 de la

Constitución de 1886.

B. LA RESPONSABILIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN EN UN ESCENARIO

DE DUALISMO JURISDICCIONAL: HACIA EL DERECHO PÚBLICO

En este punto, conviene examinar sucesivamente el origen del

dualismo jurisdiccional (1), la adaptación de este dualismo

18

jurisdiccional con el jurídico (2) y, finalmente, la

consolidación de éste último en la Constitución de 1991 (3).

1. Origen del dualismo jurisdiccional

El dualismo jurisdiccional tiene su origen en Francia. En este

derecho, el dualismo se caracteriza por 1) la existencia de una

jurisdicción especializada en lo contencioso administrativo al

lado de una jurisdicción ordinaria; 2) la pertenencia orgánica de

esta jurisdicción al poder ejecutivo y no al poder judicial; y 3)

la dualidad de sus atribuciones que no son exclusivamente

jurisdiccionales sino también consultivas. Según Danielle Lochak,

esta situación es un legado de la historia, una secuela de la

idea “juzgar la administración, es también administrar” o, “la

administración que se juzga”12. En otras palabras, ese juez no es

más que un funcionario revestido de independencia y que se

constituye en la última instancia del examen de la legalidad de

los actos producidos por funcionarios de quienes conoce su

actividad.

12 LOCHAK, Danielle. La justice administrative. 2e édition, Montchrestien, 1994, p. 35.

19

La dualidad se justificó en Francia por razones históricas. El

temor de los revolucionarios respecto a que los jueces volvieran

a interferir en contra de las actividades de la administración.

Según Jorge Vélez García:

“Los jueces veían en los funcionarios propietarios del cargo

y en los comisarios del rey, un blanco propicio en quienes

descargar su sentimiento antimonárquico. Por este aspecto el

gremio judicial era mirado en muchos círculos como una

barricada contra el despotismo. Algunos jueces y magistrados

adquirieron estatura de próceres nacionales. Empero como ya

se ha visto, esta actitud de la judicatura no era pura y

neutra; estaba profundamente contaminada por los intereses

de la “aristocracia de toga”, iguales a los que defendía la

aristocracia “in genere” emplazada en los dos “estados”

superiores, la nobleza y el clero, que por encima y junto

con el “tercer estado”, o sea el pueblo, componían el

20

retrato de la sociedad francesa en el ancien régime o antiguo

régimen”13.

En Colombia, la dualidad no se explicó en razones históricas y

mucho menos en relación con la responsabilidad extracontractual.

Obedeció más bien a una tendencia de acercarse al modelo francés

que ya se había adoptado, en cuanto tenía que ver con el

conocimiento de la legalidad de los actos de la Administración.

En realidad, no resultaba muy difícil continuar con la dualidad

de jurisdicción en este tema de la responsabilidad porque la

justicia administrativa existía ya desde 1914. La dificultad

yacía y yace en la dualidad jurídica, es decir, en la aplicación

de un derecho diferente al privado que justificase a su vez la

referida dualidad de jurisdicción.

2. Del dualismo jurisdiccional al dualismo jurídico antes de la Constitución de 1991

13 VÉLEZ GARCÍA, Jorge. Los dos sistemas de derecho administrativo. Bogotá: UniversidadSergio Arboleda, 1996. p. 8.

21

El derecho colombiano ha logrado establecer campos en los que se

aprecia claramente la existencia de un dualismo jurídico, como es

el caso de la responsabilidad por ruptura del principio de

igualdad frente a las cargas públicas (2.1), pero también lo ha

hecho en otras situaciones propicias para el afianzamiento de

este dualismo, como sería en el caso de responsabilidad por la

desaparición de personas –en el que, con todo, se ha observado el

desvanecimiento de ese dualismo- (2.2).

2.1 La ruptura del principio de igualdad frente a las

cargas públicas, un ejemplo del dualismo jurídico

En mayo de 1973, el fallo Vitalia Duarte viuda de Pinilla14,

permite al Consejo de Estado encontrar un verdadero sello de

independencia con respecto a la responsabilidad privada, la

responsabilidad por ruptura del principio de igualdad frente a

las cargas públicas, principio completamente extraño al derecho

civil. Es quizá el comienzo de la aplicación de la dualidad

14 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 23 de mayo de 1973, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección 3ª, C.P. Alfonso Castilla Saíz, Expediente N°: 978, Actor: Vitalia Duarte viuda de Pinilla.

22

jurídica. La señora Duarte, propietaria de una casa que fue

completamente devastada durante los combates que libraron las

fuerzas del orden y el "bandolero" Efraín González, refugiado sin

consentimiento alguno en esa casa, demandó al Estado por los

perjuicios sufridos. En esa ocasión, el Consejo de Estado señaló

que:

[l]a acción armada ejercida para capturar a Efraín González

en cumplimiento de una orden judicial expedida por

funcionario competente no constituye falla del servicio y

fue, por lo mismo, legítima, pero ella causó un perjuicio

económico a un tercero ajeno a esos hechos, consistente en

la destrucción de una casa propiedad de ese tercero, razón

por la cual al Estado le corresponde indemnizar el perjuicio

causado, lo que equivale a hacer una equitativa distribución

de las cargas públicas entre todos los contribuyentes. Desde

luego que tal indemnización deberá hacerse con cargo al

presupuesto de la Nación. El Estado en el ejercicio de su

soberanía puede a veces afectar los derechos de los

particulares, pero si esta afectación es igual para todos

23

los individuos que se encuentran en las mismas condiciones,

no hay violación de la justicia distributiva que justifique

jurídicamente la responsabilidad. El daño debe ser, por lo

tanto, excepcional y anormal, porque la responsabilidad no

proviene de la naturaleza del hecho que cause el daño, sino

del carácter singular o excepcional del daño causado. No

quiere decir esto que no pudiera causarse daño al interés

privado cuando se hace necesario en bien del interés

público; pero cuando esto ocurre, debe, en términos

generales, el Estado, como administrador de los bienes

sociales de la Nación, resarcir el perjuicio causado para

evitar de esta manera un enriquecimiento sin causa de la

comunidad a costa de un empobrecimiento injusto del

particular

2.2 La desaparición de personas, un ejemplo del

desvanecimiento del dualismo jurídico

24

Sin embargo, el juez no siempre tiene que examinar casos que le

permitan con comodidad ubicarse en el terreno del derecho público

y, de esta manera, de la dualidad jurídica, como sucede en casos

relativos a la desaparición de personas. En esta materia, el

Consejo de Estado evocó inicialmente la teoría del “depósito

necesario”, de fuerte arraigo privatista, del artículo 55 de la

ley 79 de 1931, modificado por el artículo 2° del decreto-ley 630

de 1942, para tratar de aplicar, en favor de las víctimas, un

régimen de responsabilidad objetiva15. Pero, posteriormente,

aclaró que:

Frente al detenido, la autoridad militar tenía una

obligación de resultado: respetar su vida, su integridad

personal y psíquica. No es un caso de depósito necesario,

figura desafortunada utilizada por la sala en asunto similar

al fallado hace algunos años. No, es sólo el cumplimiento de

un deber legal. Toda autoridad militar o de policía en su

15 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 2 de abril de 1992, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C.P. Julio César Uribe Acosta. Expediente N°: 6854, Actor:Luis Aníbal Marín Muñoz. CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 13 de febrero de 1992, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C.P. Daniel Suárez Hernández, Expediente N°: 6552, Actor:Cenelia Ocampo y otros, Demandado: Nación – Ministerio de Defensa - Policía Nacional.(Sentencia 125)

25

misión de reprimir la delincuencia debe capturar a las

personas cuando sobre ellas pesa alguna sindicación. No nace

con esa aprehensión una relación contractual para mantenerlo

con vida. Es una obligación legal, ligada a las garantías

constitucionales mismas16.

Sin embargo, esta primera posición del Consejo de Estado no ha

sido del todo abandonada. En sentencia del 28 de noviembre de

200217, parece devolverse hacia la teoría del depósito necesario

sin manifestarlo expresamente y sin citar las normas de derecho

privado que lo regulan:

En síntesis, frente a los retenidos el Estado tiene una

obligación específica de protección y seguridad, porque

éstos se encuentran en una situación de particular sujeción,

en razón de la cual ven limitados sus derechos y libertades

y la autonomía para responder por su propia integridad y por

16 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 6 de diciembre de 1988, Expediente.: 5187.17 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 28 de noviembre de 2002, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Ricardo Hoyos Duque, Radicación número: 70001-23-31-000-1993-4561-01(12812), Actor: Luis Adolfo Gonzalez Espinosa, Demandado: Nación -DAS-

26

lo tanto, deben gozar del pleno amparo de las autoridades

frente a los posibles daños y peligros que los amenacen.

Las obligaciones que asumen las autoridades de la República

frente a los retenidos son de dos clases: 1) de hacer, esto

es, de prever y controlar los peligros que pueda sufrir una

persona retenida desde el momento mismo en que se produce la

privación material de la libertad, hasta el momento en que

ella es devuelta a la sociedad y 2) de no hacer, referida a

la abstención de cualquier conducta que pueda vulnerar o

poner en peligro los derechos que no hayan sido limitados

con la medida cautelar.

En este orden de ideas, considera la Sala que las

obligaciones de abstenerse de causar cualquier limitación a

los derechos de las personas que no estén relacionados con

la medida cautelar, así como los de prever y controlar

cualquier acto que redunde en perjuicio de los retenidos son

de resultado, pues la probabilidad de lograr la eficacia en

el cumplimiento de la obligación es alta.

27

Lo anterior significa que si el Estado no devuelve al

ciudadano en las mismas condiciones en que lo retuvo, debe

responder patrimonialmente por los perjuicios que éste haya

sufrido durante el tiempo de la retención, inclusive cuando

haya puesto en funcionamiento todos los recursos de que

dispone para proteger al retenido y evitarle la causación de

cualquier daño, salvo que haya intervenido una causa

extraña, pues frente al retenido la obligación del Estado no

es un comportamiento sino la realización efectiva de un

resultado determinado.

Lo anterior demuestra que la dualidad jurídica, es decir, la

aplicación de reglas propias del derecho público, sólo tuvo

aplicación excepcional y, en algunos casos, en apariencia, pues

el derecho privado seguía nutriendo el espíritu de nuestros

jueces administrativos.

28

3. La Constitución de 1991 y la consolidación del dualismo jurídico

La promulgación de la Constitución de 1991 y la inclusión de un

artículo específico para la responsabilidad de las personas

públicas aparecería como la gran respuesta a la dualidad

jurídica, en la forma de una norma de derecho público y de rango

constitucional:

El Estado responderá patrimonialmente por los daños

antijurídicos que le sean imputables, causados por la acción

o la omisión de las autoridades públicas.

En el evento de ser condenado el Estado a la reparación

patrimonial de uno de talles daños, que haya sido

consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa de

un agente suyo, aquél deberá repetir contra éste.

Por otra parte, la consagración del “Estado social de derecho”18

en la Constitución de 1991, amplió, sin duda, el espectro de la

18 COLOMBIA. CONTITUCION POLÍTICA DE 1991. Art. 1º .

29

responsabilidad. Por una parte, a temas como los Derechos

Humanos, por fuera de la lógica del derecho privado, y por otra,

a todas las actividades de la Administración, incluyendo la

jurisdiccional y la legislativa, tradicionalmente excluidas, como

lo recordamos al mencionar el contenido del “fallo Blanco”.

Las consecuencias de esta nueva fuente normativa no se hicieron

esperar y el juez de la responsabilidad de las personas públicas

dio inicio a una nueva interpretación, especialmente centrada en

el alcance de la expresión “daño antijurídico”, que se importaba

del derecho español. El desafío es grande y la confusión no lo es

menos.

No era cómodo para el juez de la responsabilidad pública,

constructor desde años atrás de un régimen de responsabilidad

autónomo, integrar de un momento a otro un concepto que le era

completamente extraño: el de daño antijurídico. En general la

norma, así ésta sea constitucional, recoge en su redacción la

idea de la jurisprudencia para que el juez la siga aplicando con

más tranquilidad. Aquí sucede algo muy diferente: la Constitución

30

le impone al juez una tarea nueva, comprender esa noción foránea

de daño antijurídico.

3.1 La aplicación exclusiva de la responsabilidad objetiva,

la influencia del derecho español en el dualismo jurídico

Esta interpretación del derecho español produjo la adopción de un

fundamento exclusivo de la responsabilidad sobre la base del

régimen de la responsabilidad objetiva, estableciéndose, por lo

menos teóricamente, un distanciamiento de los criterios de la

responsabilidad del Código Civil, fundamentalmente basada en la

culpa. Un fallo proferido con ocasión del caso de Emilia Guido De

Mazenett19 permitió al Consejo de Estado declarar que:

19 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 22 de noviembre de 1991, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª C.P. Julio César Uribe Acosta, Demandado: Instituto deCrédito Territorial, Expediente Nº: 6454, Actor: Emilia Guido de Mazenett. En esta demanda, la señora Emilia Guido solicitó declarar a la Nación--Ministerio deObras Públicas y Transporte administrativamente responsable de los perjuiciosmateriales sufridos en el predio de su propiedad, denominado "JUAN PABLO VIEJO, situadoen jurisdicción del Municipio de Candelaria, Departamento del Atlántico, comoconsecuencia de las fallas en el servicio de conservación y mantenimiento del talud quesoporta la carretera que de San Pedrito conduce a Villa Rosa y que a la vez sirve demuro de contención a las aguas del Canal del Dique y por la no oportuna operación delcierre del boquete o brecha acaecida en el mencionado talud, lo cual ocasionó lainundación de las aguas del Canal del Dique en el Sur del Departamento del Atlántico enel mes de diciembre de 1984.

31

El artículo 90 de la Constitución modifica en forma

sustancial las reglas del fundamento de la responsabilidad

del Estado. El régimen de la culpa deja de ser su único

fundamento, para pasar a ser uno de los criterios jurídicos

de imputabilidad de la responsabilidad. Por ello, ahora es

posible, en muchos casos, que la víctima pueda ser

indemnizada por los daños causados en el marco de una

actividad legal de la administración.

La anterior posición jurisprudencial se retomó en sentencia del

25 de febrero de 199320. El Consejo de Estado estimó que los daños

sufridos tras unos combates contra la guerrilla deberían ser

indemnizados en razón de la ruptura del principio de igualdad

ante las cargas públicas, aún si la actuación de la

administración no había sido culposa. El juez consideró que antes

de la promulgación de la Constitución este caso podría haber sido

20 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 25 de febrero de 1993, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª C.P. Carlos Betancur Jaramillo, Demandado: Nación –Ministerio de Defensa – Policía Nacional, Expediente Nº: 7742, Actor: Rodrigo RiveraCoronel. En este asunto, los demandantes solicitaron declarar a la Nación - Ministerio deDefensa - Ejército Nacional, administrativamente responsable por los daños materialesen los conceptos de daño emergente y lucro cesante causados con motivo de la acciónmilitar llevada a cabo por la patrulla 'Caimán Tres' del Ejército Nacional BatallónJosé Hilario López de Popayán, en hechos sucedidos el 20 de marzo de 1990.

32

examinado a la luz de la teoría del riesgo especial o

excepcional, pero “hoy en día esta teoría ha sido abandonada en

favor del artículo 90 de la Constitución, es decir, en favor de

la teoría del daño antijurídico”21.

Así, el juez administrativo se mostró indiferente al hecho que el

servicio haya o no funcionado adecuadamente22. Precisamente, antes

de la entrada en vigencia de la Constitución de 1991, la

jurisprudencia del Consejo de Estado y la ley23 admitían la

responsabilidad objetiva para los daños causados en desarrollo de

algunas actividades de la administración, pero en todo caso este

régimen de responsabilidad era subsidiario, siendo la regla

general la culpa, falta o falla del servicio. Ahora, del mismo

21 En el mismo sentido: CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 22 de marzo de 1994, Sala delo Contencioso Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,Expediente Nº: 8425, Actor: José Fernando Zapata Acevedo. Esta apreciación no se alejade las reflexiones hechas por el profesor español Fernando Garrido Falla; para esteúltimo, el artículo 106.2 de la Constitución española consagra un sistema basadoexclusivamente en la teoría de la responsabilidad objetiva de la administración. Enotras palabras, una verdadera socialización de la responsabilidad que asegura a losciudadanos, de forma conjunta, en sus relaciones con la administración. V. GARRIDOFALLA Fernando, Tratado de derecho administrativo, Vol. II, Tecnos, 10a ed., 1992, p.261.22 El profesor Garrido Falla cita varios ejemplos en los que se pone en evidencia laimportancia de la falla del servicio en el derecho español. op. cit., pp. 262 y ss. 23 La Constitución de 1886 y algunas leyes crearon un régimen de responsabilidadobjetiva para los casos de expropiación o de ocupación de inmuebles en caso de guerra,de almacenamiento de mercancías en una bodega de la administración y de los dañosproducidos por obras públicas.

33

modo, en sentencia del 22 de noviembre de 1991 ya citada24, el

Consejo de Estado se basó en el artículo 90 de la Constitución

cuando sostuvo que:

Ya no se puede dudar que, con la existencia del artículo 90,

la responsabilidad del poder público se convierte en una

responsabilidad totalmente objetiva, en la cual la culpa no

es más que un simple criterio jurídico tendiente a

identificar el autor del daño”. Para el Consejo, este

argumento cobra aún más solidez desde que el artículo 1° de

la Constitución, que fija los principios fundamentales de la

República, incluyó la noción de "solidaridad", de la cual,

según la Corporación, se abstrae “la filosofía que está en

la base del universo jurídico de la responsabilidad

objetiva.

24 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 22 de noviembre de 1991, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C.P. Julio César Uribe Acosta, Expediente N°: 6454, Actor:Emilia Guido de Mazenett, Demandado: Instituto de Crédito Territorial.

34

En el caso Carlos Arturo Pinzón Vargas25, en el que se debate la

responsabilidad administrativa por la destrucción de la casa del

demandante, que se produjo con ocasión de la explosión de un

carro bomba en ataque dirigido contra la Segunda División del

Ejército Nacional en Bucaramanga, el juez se apoyó, además del

artículo 90, en el artículo 22 de la Carta Política:

El Estado social de derecho, basado en el principio de la

solidaridad y para el cual la paz es un derecho y un deber

de obligatorio cumplimiento, responde con su patrimonio y,

según los términos del artículo 90 de la nueva Constitución,

en todos los casos similares al actual, pues es sólo así

como el Estado podrá garantizar el bienestar de los miembros

de la sociedad.

Sin embargo, el juez de la responsabilidad extracontratual se

enfrentó rápidamente a la realidad financiera que conlleva

condenar en prácticamente todos los casos al Estado. De esta

25 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 30 de julio de 1992, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Julio César Uribe Acosta, Expediente Nº: 6828,Actor: Carlos Arturo Pinzón Vargas.

35

manera, termina por reconsiderar su posición generosa a favor de

las víctimas y regresa al dualismo jurídico, aunque matizado.

3.2 El regreso al dualismo jurídico matizado

Volviendo a aquella época cercana a la Constitución de 1991 en la

que se sostuvo inicialmente que la responsabilidad del Estado era

exclusivamente objetiva, debemos decir que rápidamente hubo de

desvanecerse esa posición. La aplicación del régimen de

responsabilidad objetiva de la administración empezó a ser

aparente, como lo demuestra un caso en el que la ruptura de un

cable eléctrico fue el supuesto fáctico fundamental de la

sentencia de Maximiliana Céspedes26. En principio, la

indemnización de este daño debe someterse al régimen de la

responsabilidad objetiva, pero, en este caso, el juez examinó las

circunstancias desde el enfoque de la responsabilidad por culpa,

determinando que:

26 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 5 de febrero de 1993, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Carlos Betancur Jaramillo, Expediente N°: 7506,Actor: Maximiliana Céspedes y otros, Demandado: Electrificadora del Tolima S.A.

36

Hay falla del servicio del Instituto Colombiano de la

Energía -ICEL- pues éste debía vigilar la aplicación de las

normas técnicas y de seguridad para prestar este servicio en

las debidas condiciones. Un cable de la red eléctrica que,

por el simple hecho de existir, ya produce un riesgo

especial, al imponer una carga excepcional a los terceros,

agrava aún más la situación, si su caída se debe a un

mantenimiento defectuoso y que la administración no cortó la

energía para evitar los daños causados. En otras palabras,

la vigilancia ejercida sobre los mecanismos de seguridad fue

mala o defectuosa, lo que produjo el daño27.

La confirmación del regreso hacia el régimen anterior se

demuestra a partir de la decisión del 25 de febrero de 199328: “La

nueva Constitución, pese a su generosidad, no hizo de la

responsabilidad objetiva el único fundamento de la

27 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 2 de marzo de 1993, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª C.P. Carlos Betancur Jaramillo, Expediente Nº: 7429, Actor:Nancy Amparo Ramírez Jaramillo, Demandado: Empresas Públicas de Pereira. 28 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 25 de febrero de 1993, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª C.P. Carlos Betancur Jaramillo, Expediente Nº: 7742, Actor:Rodrigo Rivera Coronel, Demandado: Nación – Ministerio de Defensa – Ejercito Nacional.

37

responsabilidad. La responsabilidad por falla del servicio no ha

sido eliminada”. Incluso, podríamos afirmar que la

responsabilidad objetiva se ha trasladado a los regímenes

excepcionales, manteniendo nuestra jurisprudencia, la falla del

servicio como el régimen de responsabilidad por excelencia29.

No obstante lo anterior, vemos con curiosidad la posición del

Consejo de Estado en el fallo Sociedad Jassir Gómez y Cía.

Ltda.30, producido exactamente 10 años después del caso Carlos

29 Ver por ejemplo: CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 4 de marzo de 1999, Sala de loContencioso Administrativo, Sección 3ª, C. P. Juan de Dios Montes Hernandez, ExpedienteNo. : 11.141, Actor: Teresa De Jesús Fernandez Herrera Y Otros, Demandado: Departamentodel Cesar. CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 15 de junio de 2000, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Maria Elena Giraldo Gomez, Radicación número: 12548,Actor: Maria Isabel Montoya de Carmona y Otros, Demandado: La Nación (Ministerio DeSalud).CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 14 de junio de 2001, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª C. P. Alier E. Hernandez Enríquez, Radicación No.: 41001-23-31-000-2000-9334-01(19334), Actor: General de Provisiones Ltda.CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 27 de noviembre de 2002, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. María Elena Giraldo Gómez, Radicación número: 76001-23-31-000-1994-01010-01(13760), Actor: Efraín Hernández Ramírez y Otros, Demandado:Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario - INPEC-.CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 12 de febrero de 2004, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Ramiro Saavedra Becerra, Radicación número: 68001-23-15-000-1994-08908-01(13952), Actor: Primitivo Sierra Fuentes y Otros, Demandado: Nación- Ministerio de Defensa -Ejercito Nacional.CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 6 de julio de 2006, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Alier Eduardo Hernandez Enríquez, Radicación: 19001-23-31-000-1993-06001-01(15001), Actor: Pedro Nel Diaz y Otros, Demandado: Nación-Ministerio de Transporte- Instituto Nacional de Vías- INVIAS30 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 27 de septiembre de 2002, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. María Elena Giraldo Gómez, Actor: SOCIEDAD JASSIRGÓMEZ Y CÍA LTDA.

38

Arturo Pinzón ya citado. En efecto, los hechos del caso son

particularmente interesantes porque se producen en plena época

del terror desatado por el narcotráfico causando atentados

terroristas indiscriminados. Quizá a ello se deba cierta

comprensión del juez. Este caso se diferencia del asunto Carlos

Arturo Pinzón en quién es el causante del daño: aquí el causante

no es la guerrilla sino el narcotráfico, que igualmente había

declarado la guerra al Estado. También se diferencian en el

objetivo del ataque; la guerrilla lanza ataques terroristas

generalmente contra sitios emblemáticos del Estado: instalaciones

del D.A.S., un CAI, un puesto de policía, etc. El narcotráfico

optó, en ese momento, por atacar especialmente centros

comerciales o sitios de gran concurrencia.

Las implicaciones jurídicas son bien diferentes. Los daños

causados contra particulares por ataques a instalaciones del

Estado no rompen el nexo de causalidad puesto que la existencia,

por supuesto necesaria, de esas instalaciones, exponen a un

riesgo especial de sufrir daños a los vecinos, generando

responsabilidad sin que haya reproche alguno para el Estado. Todo

39

lo contrario, su deber es el de permanecer cerca de los

ciudadanos. En cambio, cuando los daños son causados por terceros

(narcotraficantes) contra instalaciones de particulares, se está

en presencia, en principio, de una ruptura del nexo de

causalidad. Sin embargo, el fallo Sociedad Jassir Gómez y Cía.

Ltda., constituye una formidable excepción. Los demandantes piden

que se declare administrativamente responsable de manera

solidaria a la Nación (Ministerio de Defensa Nacional,

Departamento Administrativo de Seguridad - D. A. S) Municipio de

Cartagena, Distrito Turístico, de los perjuicios causados como

consecuencia del atentado terrorista, ocurrido el día 17 de mayo

de 1990 en la ciudad de Cartagena en el Centro Comercial

Bocagrande, en donde funcionaba la unidad comercial Boutique

Derby, de propiedad de la parte demandante, Sociedad Jassir Gómez

y Cía. Ltda. Para el Consejo de Estado, hay lugar a esa

reparación porque encontró una falla del servicio en la

vigilancia. No deja de sorprender la manera como el juez busca

minuciosamente esa falla del servicio en una actividad

clásicamente exonerativa de responsabilidad por la sorpresa misma

con la que suelen ocurrir los atentados terroristas. La

40

imprevisibilidad y la irresistibilidad no se predican realmente

acerca de la certeza del acontecimiento, sino de la manera como

ocurre. Impedir un atentado terrorista es un acto excepcional.

Así, el Consejo de Estado consideró que:

Singularmente sobre la conducta asumida por la Nación

(Ministerio de Defensa Nacional), el Consejo de Estado

advierte que pese a que dicha entidad adoptó medidas

dirigidas a la protección del Centro Comercial de Bocagrande

y a la ciudadanía en general, a través de la realización de

patrullajes, revisión de personas, etc., omitió otras de

suma importancia como son las de revisión o control sobre

los vehículos, de prohibición de parqueo de éstos en los

alrededores del centro, etc., descuidando así uno de los

frentes de acción utilizados comúnmente para esa época por

los terroristas, la colocación del carro bomba y centrándose

en el control de personas y de paquetes, los cuales

resultaron inocuos a la hora de prevenir el atentado. Se

destaca el hecho de que el carro bomba fue colocado en la

parte exterior del centro, donde estalló produciendo

41

innumerables daños. Lo anterior es óbice para colegir que se

establecieron procesalmente omisiones a obligaciones

administrativas, constitutivas de falla en el servicio,

configurándose entonces el primer elemento de

responsabilidad.

Pero lo más interesante en este caso es la manera como el Consejo

de Estado se refugia abiertamente en el Código Civil para

justificar la solidaridad en el pago de la indemnización.

Precisemos que en Francia, la no solidaridad entre la

administración responsable y el tercero causante del daño es un

rasgo importante de distinción entre responsabilidad pública y

privada. Veamos entonces el razonamiento de este fallo en

relación con la solidaridad:

Si bien puede considerarse que en este caso participaron en

la producción del hecho dañoso, tanto la conducta del

tercero quien lo provocó materialmente, como la conducta de

omisión del Estado quien no adoptó las medidas pertinentes

tendientes a prevenirlo, tratándose del concurso de

42

conductas distintas a la de la víctima, se genera una

obligación solidaria y, por lo tanto, el dañado puede exigir

la obligación de indemnización a cualquiera de las personas

que participaron en su producción del daño, como ya se

indicó (arts. 2.344 y 1568 Código Civil). Por consiguiente,

cuando la conducta del tercero no es única y por tanto no es

exclusiva sino coparticipada o cooperada en forma eficiente

y adecuada con la de otra (s) persona (s), el afectado puede

pedir la declaratoria de responsabilidad de uno o de todos

los deudores solidarios (art. 1571 ibídem). Por lo tanto la

actuación de un tercero cooperada con otra persona no es

constitutiva de exonerante de responsabilidad, pues para que

constituyera exonerante se requeriría que además de que

fuera exclusiva rompiera el nexo de causalidad, entre la

conducta demostrada contra el demandado y el daño causado a

los demandantes. Debe recordarse que: -la solidaridad de los

deudores se produce en relación con la parte demandante y

que entre los deudores solidarios la obligación de cada uno

es conjunta y, por lo tanto, admite división o separación

(art. 1579 ibídem). -el demandante puede dirigir su demanda

43

por hechos como el descrito - concurrencia conductas entre

demandado y tercero - contra uno de estos o contra todos

(art. 1579 ibídem).

Constatamos que el juez administrativo no tuvo, en este asunto,

recato alguno en acudir al Código Civil de manera expresa,

confirmando que efectivamente la dualidad jurídica no siempre va

acompañada de la dualidad jurisdiccional.

II.- LA JURISPRUDENCIA, DETERMINANTE DE LA DUALIDAD

JURÍDICA: UNA DISTINCIÓN REAL

Veremos en este parte la construcción realizada por el juez

administrativo de una responsabilidad con mayores márgenes de

autonomía, que permitió instituir un espacio de sustracción

del derecho público, acudiendo a escenarios donde las

prerrogativas públicas toman más determinación, notable en el

44

caso del conflicto armado (A) y en el de la ruptura del

principio de la igualdad ante las cargas públicas (B).

A. LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN EL CONFLICTO ARMADO, SU

JUSTIFICACIÓN DESDE LAS PRERROGATIVAS PÚBLICAS

En el marco del conflicto armado que vive nuestro país,

observamos cómo ha avanzado la responsabilidad del Estado, en la

medida en que el orden público supone el interés general, pero

compromete especialmente la utilización de prerrogativas que

envuelve los derechos fundamentales de quienes se pueden ver

involucrados con estos hechos. El profesor Vélez García explica

la autonomía relativa de la responsabilidad del Estado respecto

al derecho privado, justamente desde las prerrogativas públicas,

en donde la desigualdad provocada por la prevalencia del interés

general sobre el privado supone mecanismos que equilibren dicha

prerrogativa31. Precisamente el conflicto armado ha permitido al

juez de la responsabilidad del Estado avanzar conceptos propios

diferentes del derecho civil, como lo veremos más adelante.

31 VÉLEZ GARCÍA, Jorge. Op., cit., p. 22.

45

Igualmente la producción jurisprudencial en este tema goza de un

importante grado de audacia, pues se trata, ni más ni menos de

regular situaciones de guerra con normas de paz.

El fallo Alfonso Salazar del 17 de noviembre de 196732 explica la

evolución hacia el abandono de la irresponsabilidad del Estado en

este dominio, donde se exponía que el juez de la responsabilidad

consideraba que en caso de subversión o de conflicto armado el

Estado no podía cumplir su misión natural. Por esta razón “El

Estado desaparece y, por eso mismo, desaparece el sujeto

responsable”. Ese razonamiento explica la reducida existencia de

procesos de responsabilidad en los primeros años de existencia

del Consejo de Estado por los daños causados por los hechos de

guerra, cuando era evidente la existencia del conflicto armado en

gran parte del territorio nacional.

Se trata de un punto esencial en el derecho de la

responsabilidad, pues para muchos, la guerra constituye fuerza

mayor y por ende no compromete la responsabilidad del Estado.

32 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 17 de noviembre de 1967, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3 C. P. Gabriel Rojas Arbeláez.

46

Solamente es posible hacerlo responsable mediante la existencia

de un régimen legislativo que así lo disponga y en las

condiciones que lo prevea. Dicho de otra manera: en caso de

guerra o de conflicto armado, le corresponde intervenir al

legislador como representante de los asociados con el fin de

regular la responsabilidad basada, entre otras, en la

solidaridad. Es la ley la que genera esa obligación de responder.

Antes de la Constitución de 1991, el Consejo de Estado acudía a

los términos del artículo 16 de la Constitución Política. La

norma disponía que las autoridades se encontraban instituidas

para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su

vida, honra y bienes y, a partir de este texto, se fundamentó la

responsabilidad del Estado. Empero, esta responsabilidad no

resultó automáticamente declarada cada vez que una persona era

afectada en tales bienes, pues la determinación de la falla que

se presentara en el cumplimiento de tal obligación, dependía de

la valoración a la que llegase el juzgador acerca de las

circunstancias de tiempo, modo y lugar, como si hubieren sucedido

los hechos, así como a los recursos con que contaba la

47

administración para prestar el servicio, para que entonces se

pudiera deducir que la falla se presentó y que ella no tiene

justificación alguna, todo dentro de la idea de que "nadie está

obligado a lo imposible"33.

Podemos observar que el Consejo de Estado, en estos casos, exige

protección y respuestas armadas eficaces de la administración, de

acuerdo a determinadas circunstancias; protección y deberes

ineludibles, cuya omisión supone el reconocimiento de

responsabilidad a favor de las víctimas del conflicto armado.

Encontró el Alto Tribunal que el mandato que impone la

Constitución al Estado en el artículo 2º inc. 2º, configura, en

cualquier omisión, la responsabilidad del Estado por este hecho34.

El Consejo de Estado argumentó que la norma señalada establece lo

que habitualmente se le puede exigir a la Administración en el

cumplimiento de sus obligaciones o dentro de lo que

razonablemente se espera que hubiese sido su actuación o

33 Ibid. Cita Sentencia del 11 de octubre de 1990 Gaceta Jurisprudencial No.19,septiembre de 1994, Ed. Leyer, pp. 75 -7634 El mencionado artículo establece que "están instituidas para proteger a todas laspersonas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechosy libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y delos particulares".

48

intervención acorde con las circunstancias tales como disposición

del personal, medios a su alcance, capacidad de maniobra etc.,

para atender eficazmente la prestación del servicio que en un

momento dado se requería35.

Luego, la incapacidad operativa de las fuerzas armadas se

convierte en un obstáculo para garantizar la seguridad de las

personas amenazadas por ataques paramilitares o subversivos

puestos en consideración antes de su consumación. Así:

[l]as actuaciones de los grupos alzados en armas son

inciertos, lo cual constituye caso fortuito o fuerza mayor,

por lo que al respecto la Sala precisa que en todo caso las

autoridades y en especial la fuerza pública estarán atentas

a conjurar toda actuación de orden público que pueda

35 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 8 de mayo de 1998, Sección 3ª, C. P. Jesús MaríaCarrillo Ballesteros, Expediente No. 11837, Actor. Luís Miguel Fernández Vega,Demandado. La Nación-Ministerio de Defensa, Ejército Nacional, Policía Nacional.Sentencia que decide Acción de Reparación Directa por la omisión de la fuerza públicade prestar protección y vigilancia a los bienes del actor, no obstante que éste, enreiteradas oportunidades, solicitó amparo y puso en su conocimiento las graves amenazasque hizo la guerrilla.

49

lesionar la vida de las personas o provocar el

desplazamiento forzado36.

Como hemos podido observar, en el marco del conflicto armado

colombiano, el Juez administrativo ha dirigido su actividad a la

consolidación de una institución en gran medida autónoma. Lo

anterior, pese a acudir a algunos elementos del derecho privado,

principalmente en lo que se refiere a las causas de exoneración

de responsabilidad.

De esta manera, produce un régimen de responsabilidad que intenta

prevenir las violaciones a los derechos a partir de la función

condenatoria de la responsabilidad. Una condena implica un pago

de dinero y la posibilidad de conocer la verdad de lo sucedido.

También puede llevar a la solicitud de disculpas públicas por

36 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 5 de diciembre 2002, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección Cuarta, C. P. María Inés Ortiz Barbosa, Radicación número:13001-23-31-000-2000-9001-01(AG-62), Actor: Martha Cecilia Chacón Castañeda y Otros,Demandado: La Nación – Ministerio De Defensa Nacional – Ejército Nacional. Sentenciaque decide Acción de Grupo porque pese a que las Autodefensas Unidas de Colombia,anunciaron públicamente su intención de desarrollar "ofensivas totales" en el sur deBolívar y en el Magdalena Medio hasta controlar dichos territorios, cometieron variasmasacres, asesinatos selectivos, saqueos y destrucción de bienes de civiles, ocupaciónde caseríos y cabeceras municipales por varios días, en distintos municipios del sur deBolívar, no fueron combatidos o neutralizados por la fuerza pública. Providencia queniega la omisión del servicio, considerando la Sala que no se probó tal incumplimiento.

50

parte de los agentes del Estado infractores. Todas estas

situaciones, como es sabido, no son comunes en el derecho

privado.

Veamos ahora un escenario igualmente próspero para la distinción

de la responsabilidad administrativa soportada por un régimen

propiamente público, el rompimiento de la igualdad ante las

cargas públicas.

B. EL ROMPIMIENTO DE LA IGUALDAD ANTE LAS CARGAS PÚBLICAS,

IMPORTANTE JUSTIFICACIÓN DEL DUALISMO JURÍDICO

La influencia del derecho francés sigue siendo la regla general

en este dominio37. La idea de igualdad sirvió durante mucho tiempo

de marco a un examen sistemático de los problemas que resultan de

la responsabilidad. Así, Léon Michoud justifica, en 1924, la

responsabilidad del Estado sobre una idea de garantía que reposa

37 Sobre este principio, ver DELVOLVE, Pierre. Le principe d'égalité devant les chargespubliques, L.G.D.J., 1969.

51

en el principio de igualdad ante las cargas públicas38. Benoît

anota que: “es precisamente la igualdad de los individuos entre

ellos lo que constituye la base general de todo nuestro sistema

de responsabilidad”39. Pero, son las posiciones de Rivero y de

Laubadère, las que serán recibidas por el derecho colombiano,

gracias a la traducción de algunos de sus escritos. El primero

señala que “desde un punto de vista teórico, la mayoría de los

autores ven en la responsabilidad del Estado (puissance publique)

una consecuencia necesaria del principio de igualdad ante las

cargas públicas. La acción administrativa se ejerce en el interés

de todos: si los daños que resultan de ella contra algunas

personas, no fueren reparados, serían sacrificados con respecto

al resto de la comunidad, sin que nada pueda justificar semejante

discriminación; la indemnización restablece el equilibrio roto en

su detrimento. Pero, si la igualdad de todos ante las cargas

públicas constituye la justificación teórica de la

responsabilidad, de eso no se desprende en absoluto que todo

menoscabo de esta igualdad deba ser reparado”40. 38En La théorie de la personnalité morale et son application au droit français, 2e ed.,1924, p. 264 y ss.39En Le régime et le fondement de la responsabilité de la puissance publique, J.C.P.,1954, I, 1178.40RIVERO, Jean. Droit administratif, op. cit., p. 274.

52

Por su parte, De Laubadère considera que en realidad, “el

fundamento de la responsabilidad de la administración puede verse

en la idea siguiente: los servicios públicos funcionan en el

interés general de la colectividad. La colectividad beneficiaria

de esas ventajas, debe soportar la carga de reparar los

perjuicios causados por el indebido funcionamiento de un servicio

público”41.

Actualmente, el derecho francés parecería poner en duda el valor

de ese principio en su calidad de fundamento exclusivo de la

responsabilidad del Estado (puissance publique):

Contrariamente a ciertos puntos de vista tradicionales, sin

ninguna duda, no es sobre éste que reposa el régimen de la

responsabilidad del Estado (puissance publique), ni tampoco

el de la responsabilidad sin culpa. Sin embargo, su papel es

bastante importante en cuanto sirve de fundamento a la

responsabilidad sin culpa de las personas públicas cuando,

41LAUBADERE, André de. Traité des contrats administratifs, 2a ed., Paris : LibrairieGénérale de Droit et de Jurisprudence, (1983-1984). t. 1. p. 1273.

53

estas últimas, hacen soportar, en nombre del interés

general, cargas particulares a ciertos miembros de la

colectividad. Este principio explica y justifica entonces

que una compensación sea atribuida: la entrega de una

indemnización restablecería la igualdad rota42.

Las primeras decisiones del juez colombiano que hacen alusión al

principio de igualdad ante las cargas públicas, coinciden con lo

que decía el jurista francés Gabriel Dufour en 1868: “que se

trataba menos de una responsabilidad en el sentido propio del

término, que de un sentimiento de equidad que conduce a repartir

a los ciudadanos la pérdida o el daño del cual uno de ellos fue

objeto porque el mecanismo administrativo es imperfecto”43.

El derecho colombiano no está muy alejado de la tesis de Jean-

Paul Gilli, quien sistematiza el vínculo que existe entre la

42Thierry Debard, indaga sobre el valor de ese principio, no solamente como fundamentode la responsabilidad sin culpa, sino también como fundamento de la responsabilidadadministrativa. V. DEBARD Thierry, L’égalité des citoyens devant les charges publiques:fondement incertain de la responsabilité administrative. , D. 1987, chr. , p. 157. 43 DUFOUR, Gabriel. Traité général de droit administratif appliqué, t. 5, Côtillon, 3eed, 1868, p. 147.

54

noción de equidad y de igualdad44. En el célebre fallo del Banco

Bananero del Magdalena, del 28 de octubre de 1976, el Magistrado

Jorge Valencia Arango declara con respecto a este punto que:

Responde el Estado, a pesar de la legalidad total de su

actuación, de manera excepcional y por equidad, cuando el

obrar de tal modo, en beneficio de la comunidad, por razón

de las circunstancias de hecho en que tal actividad se

desarrolla, causa al administrado un daño especial, anormal,

considerable, superior al que normalmente deben sufrir los

ciudadanos en razón de la especial naturaleza de los poderes

y actuaciones del Estado, rompiéndose así la igualdad de los

mismos frente a las cargas públicas, o a la equidad que debe

reinar ante los sacrificios que importa para los

administrados la existencia del Estado.

En el asunto José Hilario Flórez Rodríguez45, el Alto Tribunal

administrativo confirma la responsabilidad del Estado al44 GILLI, Jean-Paul. La responsabilité d’équité de la puissance publique, D. 1971, chr., p. 125. 45CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 25 de septiembre de 1987, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 3ª, C. P. Carlos Betancur Jaramillo, Expediente Nº: 5042,Actor: Hilario Flórez Rodríguez.

55

considerar que se le impuso al demandante una carga excepcional

cuando las autoridades tomaron su vehículo para perseguir unos

guerrilleros:

El Estado se responsabilizó no sólo del perjuicio que le

causó por su utilización sino por el riesgo que tomó para sí

al vincularlo de hecho al servicio oficial. Pero, aunque no

hubo falla del servicio y menos expropiación, sí se

configuró en el evento sub judice el rompimiento del principio

de la igualdad frente a las cargas públicas y por esa razón

y sólo por eso, deberá responder la Nación. Efectivamente,

al tomar el vehículo particular la autoridad para cumplir

una misión de orden público le impuso a su dueño una carga

excepcional no impuesta a todos y que excede las cargas y

molestias normales que impone el hecho de vivir en sociedad.

La abundancia de referencias a los derechos más modernos sobre la

aplicación de la responsabilidad por ruptura del principio de

igualdad frente a las cargas públicas adoptada por la

jurisprudencia colombiana, permite al Consejo de Estado

56

inspirarse en este principio para justificar la aplicación de un

régimen de responsabilidad sin culpa: por daño especial o

anormal, inexistente en responsabilidad privada.

Los casos especiales de esta responsabilidad confirman la

separación con el derecho privado: Obras públicas de carácter

permanente (puentes peatonales); responsabilidad por daños

causados por decisiones administrativas legales; finalmente,

responsabilidad por el hecho de la ley. Como se observa, se trata

siempre de situaciones irreprochables para el Estado pero que

generan su responsabilidad al favorecer a toda la colectividad

pero haciéndole sufrir un daño especial y anormal a ciertos

individuos.

No se trata de un fundamento general de toda la responsabilidad,

corresponde a una categoría dentro de la responsabilidad

objetiva, al lado de la del riesgo, ésta sí muy conocida en

derecho privado.

CONCLUSIÓN

57

Como hemos podido apreciar, la construcción de la responsabilidad

del Estado estuvo eminentemente influenciada por el derecho

francés y, recientemente, por el derecho español. No obstante, el

monismo de jurisdicciones provocó que la Corte Suprema de

Justicia colombiana intentara construir el régimen de

responsabilidad administrativa a partir de instituciones del

derecho privado.

Lo anterior causó una indudable deficiencia, pues la

jurisprudencia comprendió que la utilización de normas que

regulan relaciones privadas resulta distante de la solución de

conflictos entre individuos con la Administración, la cual está

investida de prerrogativas públicas que comprometen tanto el

interés general y los derechos y libertades privadas.

Sin embargo, este avance se realizó por el Consejo de Estado,

quien pese a la utilización del artículo 2341 y 2347 del Código

Civil, logró construir un vínculo con el artículo 16 de la

Constitución Política de 1886 y así, alimentar la autonomía de la

58

responsabilidad patrimonial del Estado. Con todo, esta

construcción se hizo mucho más evidente en escenarios de

conflicto armado interno, donde el Estado debe procurar la

conservación del orden público, sin causar menoscabo a las

libertades públicas y a los derechos de los asociados.

En otros eventos, como se vio, la imputabilidad surge de una

actividad sin reproche alguno pero transgrediendo la regla de la

igualdad frente a las cargas públicas, principio desconocido en

el derecho de la responsabilidad civil.

Por otra parte, es incuestionable que el conocimiento creciente

de casos relacionados con la violación de los Derechos Humanos ha

llevado al Consejo de Estado a innovar con soluciones bien

diferentes de aquellas del derecho privado. Recientemente, en un

fallo del 20 de febrero de 200846, esta Alta jurisdicción

Administrativa confirmó una sentencia de primera instancia que

condena al Estado – Policía Nacional por la captura y muerte de

46 CONSEJO DE ESTADO, Sentencia del 20 de febrero de 2008, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección 3ª, C. P. Enrique Gil Botero, Expediente Nº: 16.996, Actor: María Delfa Castañeda y otros.

59

dos hermanos por miembros de la policía quienes precisamente los

tenían bajo su custodia, e impone adicionalmente una condena

específica por violación a los Derechos Humanos. Así, el alto

Tribunal Administrativo obliga al demandado a tomar varias

medidas para reparar el perjuicio por violación a los Derechos

Humanos, de la siguiente manera:

“4º) CONDÉNASE a la Nación – Ministerio de Defensa, Policía

Nacional- y al municipio de Tulúa, Valle del Cauca, a la

reparación de la violación de los derechos humanos de los

señores Omar y Henry Carmona Castañeda, para lo cual, de

conformidad con la parte motiva de esta providencia, deberán

adoptar las siguientes medidas de naturaleza no pecuniaria:

1) El señor Director General de la Policía Nacional

presentará públicamente, en una ceremonia en la cual estén

presentes los familiares de los hermanos Cardona -

demandantes en este proceso–, excusas por los hechos

acaecidos entre el 27 y 31 de enero de 1995, en la población

de Tulúa, relacionados con la desaparición forzada y

posterior muerte de los mismos.

60

2) En similar sentido, el Comando de Policía de Tulúa (Valle

del Cauca), a través de su personal asignado en dichas

instalaciones, diseñará e implementará un sistema de

promoción y respeto por los derechos de las personas,

mediante charlas en diversos barrios y centros educativos de

dicha ciudad, y con entrega, de ser posible, de material

didáctico, en el cual la población tenga conciencia de los

derechos humanos de los cuales es titular cada individuo.

3) La parte resolutiva de la presente sentencia, será

publicada, en un lugar visible, en el Comando de Policía de

Tulúa, por el término de seis (6) meses, de tal forma que

toda persona que visite dicha estación, tenga la posibilidad

de acceder al contenido de la misma”.

Conviene señalar igualmente que en un asunto en el que se le

causaron lesiones personales al accionante que se encontraba en

la planta baja de un edificio en construcción, un fallo reciente

de la Corte Suprema de Justicia47, recoge, por primera vez, la

tesis del Consejo de Estado acerca de la indemnización del

47 COLOMBIA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia del 13 de mayo de 2008, Sala de Casación Civil, M. P: César Julio Valencia Copete

61

perjuicio denominado “daño a la vida de relación”. Indudablemente

que esta decisión demuestra que existe un diálogo en las dos

jurisdicciones, y en los dos sentidos, que disipa, como fue en

este caso, la dualidad jurídica. En efecto, el interés de este

caso es precisamente el poner en evidencia que la jurisprudencia

administrativa también tiene incidencia en la ordinaria,

construyendo así, otra forma de afectar la dualidad jurídica.

En todo caso, la discusión del dualismo jurisprudencial y del

dualismo jurídico, será, en este tema de la responsabilidad

extracontractual, punto de partida para examinar las fronteras

entre el derecho público y el privado.

62

PREGUNTAS CENTRALES

A continuación presentaremos algunas preguntas y problemas que

incluyen cuestiones conceptuales de comprensión, de

profundización, de reflexión, para finalmente, aportar problemas

que consoliden el contenido y penetren en la conciencia jurídica

del lector.

1) La influencia del derecho francés en sus inicios fue doble,

pero el fallo “Blanco” no fue seguido por el juez colombiano

para construir la responsabilidad del Estado. ¿Cómo se

explica la primera influencia y no la segunda?

2) ¿Por qué en la práctica francesa se produjo la dualidad de

jurisdicciones desde el inicio de la responsabilidad del

Estado?

3) ¿Por qué en Colombia no se consideró adecuado sostener una

dualidad de jurisdicciones?

63

4) ¿Cómo se creó la falla del servicio desde el derecho privado

en la práctica nacional?

5) ¿Qué consecuencia práctica tuvo la utilización de la teoría

del órgano en la Responsabilidad del Estado?

6) ¿Cómo logró fundamentar el salto del artículo 2341 del

Código Civil al artículo 16 de la Constitución Nacional de

1886? ¿Significó una diferencia real con el derecho privado?

7) ¿Qué situación jurídica de la administración condujo a la

creación de otros regímenes de responsabilidad en Colombia

distantes del derecho privado?

8) ¿Qué papel jugó la violencia armada en la construcción de la

Responsabilidad del Estado en nuestra experiencia?

9) ¿Resultó fundamental la consagración constitucional de la

responsabilidad del Estado en el artículo 90 de la Carta de

1991?

10) ¿Qué efectos tuvo la influencia española en la

redacción del mencionado artículo?

Caso 1

64

Un acuerdo del Concejo de la ciudad decide declarar como bien de

interés patrimonial y de conservación la casa que desde hace

varias generaciones tiene la familia de María y que en este

momento es de su propiedad. La casa es la única que conserva la

arquitectura típica de la ciudad en la década de los años 20 y se

encuentra ubicada en el lugar de mayor valorización de la tierra

puesto que innumerables proyectos de comercio y vivienda se están

construyendo. Debido al acuerdo, la negociabilidad del bien quedo

limitada pues según la ley este tipo de bienes no pueden ser

modificados en su estructura y apariencia en beneficio de la

comunidad. De acuerdo a lo anterior ¿debería responder el Estado

por los perjuicios causados a María por el acuerdo del Concejo y

bajo qué título?

Caso 2

La Empresa de Energía propiedad del municipio, implementó una

campaña para mejorar las líneas eléctricas que proporcionaban la

luz a todos los hogares de la localidad y que se encontraban

dispuestas desde los años 50. Todo el municipio fue informado de

que esto iba a suceder durante el mes de Agosto. Precisamente el

15 de este mes Juan decidió comprar con su quincena un nuevo

65

televisor de Plasma de 32” que se encontraba en promoción en el

nuevo hipermercado del pueblo, ya que esa misma noche la

Selección Nacional se jugaba la clasificación al mundial del año

siguiente. A eso de las 9:17pm cuando el partido estaba en tiempo

suplementario y se había decretado un penalti a favor de su

equipo que definiría la clasificación, repentinamente del

televisor salió una chispa hacía el techo de la casa, e

inmediatamente se incendió no sólo el aparato sino la estructura

de madera comprada especialmente para encuadrarlo.

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Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 6514, Actor: Luis Alberto Figueroa Díaz y otros.

Sentencia del 5 de marzo de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 6611, Actor: Elda Luz Orrego Agudelo y otros.

Sentencia del 16 de marzo de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 6637, Actor: María Alexia Arango y otros.

83

Sentencia del 26 de marzo de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 6255, Actor: Ana Ochoa de Pedraza y otros.

Sentencia del 26 de marzo de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 6654, Actor: Fabiola Ariza de León.

Sentencia del 2 de abril de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 5645, Actor: Pedro León Muñoz y otros.

Sentencia del 2 de abril de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta.

Expediente N°: 6854, Actor: Luis Aníbal Marín Muñoz.

Sentencia del 9 de abril de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª Expediente N°: 6805, Magistrado

84

Ponente: Julio Cesar Uribe Acosta, Demandado: Nación – Ministerio

de Defensa.

Sentencia del 22 de mayo de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes

Hernández, Expediente N°: 6027, Actor: Concepción Pana Ipuana y

otros.

Sentencia del 28 de mayo de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 6557, Actor: Marco Tulio Cespedes Rodríguez y

otros.

Sentencia del 28 de mayo de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 6771, Actor: Mónica Lucía Zambrano y otros.

Sentencia del 28 de mayo de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3a, Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 7266, Actor: María Jael Montoya y otros.

85

Sentencia del 29 de mayo de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 6530, Actor: Lubier González Chaux y otros.

Sentencia del 4 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 7102, Actor: Álvaro Holguín Castaño.

Sentencia del 5 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 6823, Actor: Sonis Francisca Medina Romero y

otros.

Sentencia del 5 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,

Expediente N°: 6986, Actor: Cayetano Londoño.

Sentencia del 12 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,

86

Expediente N°: 6982, Actor: Beatriz del Carmen Correa de Rivas,

Demandado: Nación – Dirección General de la Policía Nacional.

Sentencia del 5 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 6817, Actor: María Marleny Mahecha Vda de García.

18 de junio de 1992, Sala de lo Contencioso Administrativo,

Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández, Expediente N°:

6279, Actor: Marco Aurelio Clavijo Guerrero.

Sentencia del 30 de julio de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 6641, Actor: Jesús Tarazona Ruiz y otro.

Sentencia del 30 de julio de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes

Hernández, Expediente N°: 6019, Actor: Blas Fernando Hernández

Gaviria y otros.

87

Sentencia del 30 de julio de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 6828, Actor: Carlos Arturo Pinzón Vargas.

Sentencia del 20 de agosto de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, M.P.: Daniel Suárez Hernández, Actor: Beltrán

Cardona Henao y otros, Demandado: Nación – Ministerio de Defensa,

Sección 3ª, Expediente N°: 7156.

Sentencia del 29 de octubre de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 6970, Actor: Margot del Socorro Agudelo de Angulo.

Sentencia del 21 de septiembre de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,

Expediente N°: 7267, Actor: Rodrigo García Caicedo.

Sentencia del 24 de septiembre de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 7480, Actor: Ramiro Farfán Garzón y otros.

88

Sentencia del 29 de octubre de 1992, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 6970, Actor: Margot del Socorro Agudelo de Angulo.

Sentencia del 5 de febrero de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,

Expediente N°: 7506, Actor: Maximiliana Céspedes y otros,

Demandado: Electrificadora del Tolima S.A.

Sentencia del 25 de febrero de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,

Expediente N°: 7742, Actor: Rodrigo Rivera Coronel, Demandado:

Nación – Ministerio de Defensa – Ejercito Nacional.

Sentencia del 28 de enero de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 6933, Actor: María Prisca Cantillo y otros.

89

Sentencia del 25 de febrero de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,

Expediente N°: 7742, Actor: Rodrigo Rivera Coronel.

Sentencia del 2 de marzo de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,

Expediente N°: 7429, Actor: Nancy Amparo Ramírez Jaramillo,

Demandado: Empresas Públicas de Pereira.

Sentencia del 4 de marzo de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 7237, Actor: Pascuala Caicedo y otros.

Sentencia del 5 de marzo de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Expediente N°: 7738, Actor: Julio

Iles y Oliva Sánchez de Iles.

Sentencia del 22 de marzo de 1994, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,

Expediente N°: 8425, Actor: José Fernando Zapata Acevedo.

90

Sentencia del 30 de marzo de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes

Hernández, Expediente N°: 8000, Actor: Olegario Cristancho y

otros, Demandado:Nación – Ministerio de Justicia.

Sentencia del 15 de abril de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3a, Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 4080 et 4077, Actor: Luis Alberto Orobio y otros.

Sentencia del 16 de abril de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 7659, Actor: María Luisa Quintero Arbeláez,

Demandado: Municipio de Tuluá Valle – Empresas Públicas

Municipales de Tuluá.

Sentencia del 16 de abril de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Carlos Betancur Jaramillo,

Expediente N°: 7561, Actor: Luis Carlos Amaya López y otros.

91

Sentencia del 23 de abril de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes

Hernández, Expediente N°: 7169, Actor: Graciela Artunduaga de

Fierro.

Sentencia del 23 de abril de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 7530, Actor: Magola Pérez de Giraldo y otros.

Sentencia del 13 de mayo de 1993, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes

Hernández, Expediente N°: 7739, Actor: Ritha del Socorro Álvarez

Enriquez, Demandado: Nación – Ministerio de Defensa- Policía

Nacional.

Sentencia del 9 de junio de 1994, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª Ponente: Julio César Uribe Acosta,

Expediente N°: 8970, Actor: Ernesto Rivera Ariza.

92

Sentencia del 17 de junio de 1994, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Juan de Dios Montes

Hernández, Expediente N°: 8149, Actor: Nancy Eugenia Cárdenas.

Sentencia del 24 de junio de 1994, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Daniel Suárez Hernández,

Expediente N°: 9662, Actor: Joaquín Emilio Espinal y otros.

Sentencia del 6 de septiembre de 2001, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Exp. AC- 17001-23-31-000-2001-0551-

01.

Sentencia del 27 de septiembre de 2001, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 2ª - Subsección A, Ponente: Ana Margarita

Olaya Forero, Rad.: 18001-23-31-000-2001-0177-01(AG-022), Actor:

Gloria Salgado y Otros, Demandado: Nación - Ministerio de Defensa

– Policía Nacional.

93

Consulta del 25 de abril de 2002, Sala de Consulta y Servicio

Civil, Ponente: Flavio Augusto Rodríguez Arce, Rad. 1413, Actor:

Director del Departamento Administrativo de Seguridad - DAS –

Sentencia del 5 de diciembre de 2002, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 4ª, Ponente: María Inés Ortiz Barbosa,

Rad: 13001-23-31-000-2000-9001-01(AG-62), Actor: Martha Cecilia

Chacón Castañeda y Otros, Demandado: La Nación – Ministerio de

Defensa Nacional – Ejército Nacional.

Sentencia del 27 de noviembre de 2003, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente Ramiro Saavedra Becerra,

Proceso No. R-9231, No. Interno: 14654, Actor: Gladys Pinzón

Espinoza.

Sentencia del 17 de febrero de 2005, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Alier E. Hernández Enríquez,

Expediente número: 27673, Radicación número:

500012331000200300277 01, Actor: Rodrigo Villamil Virgüez.

94

Sentencia del 20 de febrero de 2008, Sala de lo Contencioso

Administrativo, Sección 3ª, Ponente: Enrique Gil Botero,

Expediente Nº: 16.996, Actor: María Delfa Castañeda y otros.

Corte Suprema de Justicia

Sentencia del 14 de septiembre de 1888, G.J., Bogotá, 22 de

septiembre de 1888, Año: II, N° 90.

Sentencia del 20 de octubre de 1898, G.J., Bogotá, 28 de marzo de

1890, Año: XIV, N° 685-686.

10 de diciembre de 1937, Sala de Negocios Generales, Ponente:

Pedro A. Gómez Naranjo, G.J., t. XLV, N° 1923-1938.

Sentencia del 18 de abril de 1939, Sala de Casación Civil,

Ponente: Pedro A, Gómez Naranjo, G.J., t. XLVIII, N° 1947.

Sentencia del 19 de mayo de 1939, Sala de Casación Civil,

Ponente: Liborio Escallón, G.J., t. L, N° 1961 et 1969.

95

Sentencia del 14 de junio de 1939, Sala de Negocios Generales,

Ponente: Pedro A. Gómez Naranjo, G.J., t. XLVIII, N° 1947.

Sentencia del .3 de agosto de 1949. G.J., t. LXVI, Nos 2073-2074.

Magistrado ponente: German Alvarado

Sentencia del 21 de agosto de 1939, Sala de Casación Civil,

Ponente: Hernán Salamanca, G.J., t. XLVIII, N° 1947.

Sentencia del 18 de noviembre de 1941, Sala de Casación Civil,

Ponente: José Miguel Arango, G.J., t. LII, N° 1977.

Sentencia del 25 de febrero de 1942, Sala de Casación Civil,

Ponente: Hernán Salamanca, G.J., t. LIII, N° 1983.

Sentencia del 21 de agosto de 1951, Sala de Casación Civil.

Ponente: Gerardo Arias Mejía, G.J., t. LXX, N° 2103-2104.

96

Sentencia del 23 de abril de 1954, Sala de Casación Civil,

Ponente: Manuel Barrera Parra, G.J., t. LXXVII, N° 2138 – 2139.

Sentencia del 30 de junio de 1962, Sala de Casación Civil ,

Ponente: José J. Gómez.

Sentencia del 13 de mayo de 2008, Sala de Casación Civil,

Ponente: César Julio Valencia Copete

97