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Licenciatura y Profesorado en Ciencias de la Educación
“Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Aportes
de la neuropsicología del aprendizaje y la psicología
cognitiva”
Laura Isabel Romano
Tutora:
Mg. María Fernanda Pighín
Co-tutora:
Lic. Pilar Barañao
UNLu
Laura Isabel Romano
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
2
Agradecimientos
Son muchas las personas que debería nombrar en estas
líneas, aquellas que no han bajado la guardia y siempre
me han apoyado, tanto a lo largo del desarrollo de este
trabajo monográfico como a lo largo de mi vida.
A mi madre y hermana, por su amor y apoyo
incondicional.
A la Universidad Nacional de Luján por el impulso en
mi formación profesional.
A mi tutora María Fernanda Pighín y co-tutora Pilar
Barañao por sus valiosos aportes y enseñanzas
brindados en el proceso de aprendizaje.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
3
Índice
● Introducción……………………………………………………….…pág. 4
● Historia de la matemática y la concepción de la matemática como una
construcción social……………………………………………...…….pág.6
● El código matemático como un sistema externo de representación (SER).
Reflexiones acerca de la enseñanza…………………………………...pág.9
● La matemática como una función psicológica superior. Aportes de la
neuropsicología del aprendizaje……………………………...…….. pág.15
● El número y el conteo desde la psicología cognitiva…………….…...pág.32
● Reflexiones acerca de la propuesta curricular del Área de Matemática para
el Nivel Inicial de la Pcia. de Buenos Aires………………………….pág.45
● Conclusiones…………………………………………………...……pág.51
● Bibliografía……………………………………………………….....pág.57
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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Introducción
La presente monografía se encuentra orientada a considerar el aprendizaje del
número y el conteo en niños de 5 años considerando aportes de la neuropsicología
del aprendizaje de vertiente neurofisiológica y de la psicología cognitiva. El interés
por esta temática nació a partir de la experiencia realizada en la pasantía interna
rentada en la cual participé durante el año 2017. La misma correspondía al
proyecto de investigación “Neurofisiología del número en niños preescolares de
sala de cinco años de Nivel Inicial”.
La finalidad de este trabajo es acercarme al aprendizaje del número y el conteo
desde los aportes de la neuropsicología del aprendizaje y la psicología cognitiva
en el contexto del aprendizaje del número y el conteo en los niños pequeños en el
Nivel Inicial.
Para ello, se investigarán aspectos teóricos vinculados con la historia de la
matemática, concepciones de ésta como una construcción social, el código
matemático como un sistema externo de representación (SER) y su enseñanza, y
finalmente, su relación con las funciones psicológicas superiores (FPS) y las
funciones cerebrales superiores (FCS). También se caracterizará el aprendizaje del
número y el conteo desde la psicología cognitiva.
¿Por qué interesa desde la neuropsicología evaluar el proceso de adquisición del
cálculo o del número? De acuerdo con Taussik y otros (1994) y Feld (1996), su
aprendizaje moviliza y comparte habilidades lingüísticas, capacidades no verbales,
visoespaciales y de memoria. Es decir, requiere habilidades cognitivas específicas
en las que incluye la interpretación de la estructura léxica del sistema numérico,
que dicho en otras palabras se trata del lenguaje relativamente independiente que
se precisa para escribir o verbalizar números, y que se diferencia del lenguaje
general.
Es importante contribuir con una reflexión acerca de los Diseños Curriculares del
área de matemática de Nivel Inicial de la Provincia de Buenos Aires en torno a las
matemáticas centradas en el número y el conteo. El Diseño Curricular (2008) que
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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tiene como propósito central de la enseñanza de la matemática introducir a los
alumnos en el modo particular de pensar, de hacer y de producir conocimiento que
supone esta disciplina. Es decir, se busca que los niños se enfrenten a las
situaciones y al uso de los conocimientos matemáticos para permitir un proceso de
producción de conocimiento que guarde cierta analogía con el quehacer
matemático, considerando que ese funcionamiento es constitutivo del sentido de
los conocimientos.
Por lo tanto, es función del Nivel Inicial ir al rescate de los conocimientos
informales, para brindar oportunidades de aprendizaje significativas que les
permitan ampliar y profundizar esos saberes desde una mirada integral de la
educación para su desarrollo personal y social.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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Historia de la matemática y la concepción de la matemática como una
construcción social
Profundizar en la historia de la matemática hace visible que se trata de un producto
cultural y que, como tal, va tomando diferentes formas. Las autoras Sessa y
Giuliani (2008) aportan la concepción de la matemática “como una construcción
social, colectiva, y a los resultados de la comunidad de matemáticos de una época,
sus “productos”, como productos culturales” (Sessa y Giuliani 2008:17). La
producción matemática es entonces un aporte a la cultura en la cual esa comunidad
está inmersa, y a su vez está condicionada por la misma en cuanto al tipo de
problemas que enfrenta, los modos de trabajo, el tipo de regulaciones y normas
que se van configurando.
Quizás nuestro actual sistema de numeración sea un extraordinario ejemplo de lo
que afirmamos cuando decimos que la matemática es una construcción social, en
pocas palabras aseguramos que es un producto cultural.
El sistema de numeración decimal que utilizamos fue en principio pensado y
puesto en práctica por la cultura hindú de la antigüedad. Durante la edad media, el
sistema de numeración en uso en Europa era el romano y operaba con el ábaco.
Mientras tanto el pueblo árabe adoptaba el sistema de numeración hindú y lo
incorporaba al trabajo matemático que desarrollaba. Este trabajo se nutría también
de todas las producciones griegas clásicas, fundamentalmente de la geometría y
aritmética.
De modo particular los árabes fusionaron en sus producciones rasgos de la
matemática griega y la matemática hindú, y le imprimieron ellos mismos su propia
marca productora. A fines de la edad media, la producción árabe es absorbida en
Europa y con ella la cultura griega renace en el continente. Fue un proceso largo,
que enfrentó a los expertos en los viejos sistemas abaquistas con los expertos que
manejaban el sistema de numeración posicional de cifras y los algoritmos de
cálculo asociados.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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Luego de un período de lucha entre defensores y detractores, el nuevo sistema de
numeración que aportaron los árabes se impone. Esto es logrado porque resulta
más útil para el cálculo. Se afirma porque el comercio se está expandiendo y los
cálculos más complejos se benefician con una simplificación de la escritura de los
números y de los algoritmos para las operaciones.
El nacimiento de la matemática se vio vinculado con el desarrollo del concepto del
número. Se trató de un proceso que ocurrió de manera muy gradual en las
comunidades humanas primitivas. Aunque disponían de una cierta capacidad de
estimar tamaños y magnitudes, no poseían inicialmente una noción de número.
Al transcurrir el tiempo, el concepto del número era incipiente y todavía no se
encontraba asimilado como algo abstracto, sino como un conjunto concreto. Más
adelante, el avance en la complejidad de la estructura social y sus relaciones se fue
reflejando en el desarrollo de la matemática. Los problemas por resolver se
hicieron más difíciles y ya no bastaba, como en las comunidades primitivas con
solo contar cosas y comunicar a otros la cardinalidad del conjunto contado, sino
que llegó a ser crucial contar conjuntos cada vez mayores, cuantificar el tiempo,
operar con fechas, posibilitar el cálculo de equivalencias para el trueque. En éste
momento se da el principio de los nombres y símbolos numéricos.
Ésto vislumbra los modos de trabajo en otros períodos de la historia, a propósito
de un área de la matemática que nos puede permitir desarrollar el sentido que
actualmente tenemos de los conceptos de esta disciplina. Podríamos decir que
amplían nuestras concepciones, ayudándonos a desnaturalizar nuestra manera
actual de tratar los problemas y concebir los objetos.
Desde la visión del docente, la comprensión de otras maneras de trabajar puede
ampliar su sensibilidad para oír e interpretar el trabajo de los alumnos.
El conocimiento de cómo funcionaron ciertas temáticas en otros momentos
sociales o históricos y culturales puede ser fuente de inspiración para planear un
proyecto de enseñanza que recupere para el aula viejos sentidos de los objetos.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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Nuestra cultura está emparentada con las artes, la política y las Matemáticas
griegas de un modo mucho más profundo que con las culturas más antiguas. Ahora
bien, la producción griega no nació desligada de los conocimientos ya construidos
por otras culturas: los hombres griegos, en particular los matemáticos (Pitágoras,
Thales, Euclides, Arquímedes, entre otros) eran conocedores de las formas de
trabajo y de los productos de los matemáticos de las culturas babilónica y egipcia,
más de mil años anteriores.
Pensamos a la clase de matemática “como una comunidad de alumnos y maestro,
que resuelven problemas, discuten, elaboran conjeturas, justifican sus
afirmaciones y sus acciones, es decir, producen matemática” (Sessa y Giuliani,
2008: 18).
Una clase productora (alumnos produciendo, docentes produciendo) el docente
desempeña un papel fundamental ya que es el referente de la matemática en la
clase. Desde este posicionamiento podemos observar dos cuestiones, por un lado,
el docente aporta las tareas a realizar, condicionando con esto los sentidos que se
van construyendo en torno a los objetos, y por otro lado, es un regulador del trabajo
en grupo acompañando de manera colectiva e individual, poniendo en juego
procedimientos, formas de escritura, formas de hacer, formas de validar, etc.
“En palabras de Michéle Artigue, una de las grandes de la Escuela Francesa en
Didáctica de la Matemática: “La identificación de las concepciones encontradas
históricamente puede ayudarnos a interpretar ciertas respuestas de alumnos, a
comprender su coherencia” (Artigue, 1990 en Sessa y Giuliani, 2008: 20).
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El código matemático como un sistema externo de representación (SER).
Reflexiones acerca de la enseñanza.
Las representaciones matemáticas se dan a través de un procesamiento dinámico y
las mismas se internalizan mediante signos específicos, convencionales y
contextualizados con reglas sintácticas de procesamiento. A su vez, la
conceptualización de las matemáticas se basa en las nociones de estructura y
sistema. “Una estructura matemática es un conjunto de entes abstractos expresados
simbólicamente, dotado de unas operaciones o modos de composición y de unas
relaciones mediante las que se comparan y organizan dichos entes; la
consideración conjunta de los entes, sus operaciones y sus relaciones es lo que
caracteriza una estructura” (Feferman, 1989; en Rico 2009:10).
Desde una perspectiva cognitiva esta reflexión implica que cada concepto o
estructura matemática necesita para su comprensión del empleo y juego
combinado de más de un sistema de representación. Duval (1993) sostiene la
necesidad de diversos sistemas semióticos ligados a un mismo concepto
matemático y establece que las diferentes representaciones semióticas de un objeto
matemático son necesarias, ya que dichos objetos no son directamente accesibles
por la percepción o por una experiencia intuitiva inmediata como lo son los objetos
comúnmente llamados físicos. Esto lleva a la necesidad de considerar las
relaciones entre los diversos sistemas de representación para un mismo concepto.
Para ello se tienen en cuenta al procesamiento de la información considerando que
el conocimiento matemático es posible gracias a estructuras o procesos cognitivos
generales que deben ajustarse para resolver exitosamente los diversos problemas.
“Entre los factores relevantes en estos ajustes tienen en cuenta el tipo de objetivos
del problema, la complejidad del problema o el tiempo disponible, pero se les
agrega un segundo plano a los componentes socioculturales: los significados que
los propios sujetos asignan a las actividades que se les propone, la interacción
social que envuelve y configura la resolución del problema en cuestión y los
instrumentos semióticos disponibles” (Martí y Scheuer 2015:10).
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
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En este apartado desarrollamos la necesidad de tomar en cuenta los sistemas
semióticos en el desarrollo matemático, teniendo en cuenta que estos signos son
construcciones culturales y por lo tanto, los niños las adquieren en un contexto
social. Aquí ponemos el acento en el papel mediador y específico de los signos en
el conocimiento matemático.
Si nos centramos de modo específico en el conocimiento matemático, numerosos
estudios han mostrado las particularidades de la adquisición del sistema numérico
decimal y su importancia en la comprensión del número.
Los niños adquieren diferentes sistemas semióticos relacionados con las
matemáticas, en este trabajo, se destaca la función que tiene lo semiótico en el
conocimiento matemático y qué importancia tienen los sistemas de representación.
Lo cierto es que el componente semiótico es inherente al desarrollo del
conocimiento matemático temprano. Martí y Scheuer (2015) plantean que es así
por dos razones, por un lado, porque el desarrollo del conocimiento matemático
no es una aventura solitaria que permite a los niños descubrir verdades
matemáticas por su interacción con el mundo de los objetos. Sino que es una
elaboración que siempre se realiza en un contexto con otras personas. Esta
interacción social se encuentra inmersa en las prácticas de una cultura y los signos
juegan un papel fundamental porque son los elementos primordiales para la
interacción. Los mismos pueden ser: signos lingüísticos, signos gestuales, o signos
gráficos inherentes a sistemas externos de representación como la escritura o la
notación numérica.
Por otro lado, la matemática es una disciplina inseparable de un entramado
semiótico especializado y de gran complejidad. Por eso los niños de edades
tempranas, interactúan con estos sistemas y los utilizan para desarrollar sus
conocimientos matemáticos participando más activamente de su cultura.
La noción de representación es compleja, por ende tomamos la definición de Rico
(2009) que plantea “las representaciones matemáticas se han entendido desde
entonces, en sentido amplio, como todas aquellas herramientas -signos o gráficos-
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aprendizaje y la psicología cognitiva
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que hacen presentes los conceptos y procedimientos matemáticos y con las cuales
los sujetos particulares abordan e interactúan con el conocimiento matemático, es
decir, registran y comunican su conocimiento sobre las matemáticas” (Rico
2009:3).
Al mismo tiempo, se puede decir que representar es reproducir en la mente porque
“para pensar sobre ideas matemáticas y comunicarlas necesitamos representarlas
de algún modo” (Hiebert y Carpenter 1992: 66). Se requiere que las
representaciones externas se manifiesten tomando la forma del lenguaje oral,
símbolos escritos, dibujos u objetos fijos. Para ello necesitamos pensar las ideas
matemáticas desde su representación interna para que de esta manera la mente
pueda operar sobre ellas. Consiguientemente, las representaciones cumplen un
papel destacado para los procesos de construcción de conceptos y por ello son
importantes en la enseñanza y aprendizaje del conocimiento matemático.
Ferreiro y Teberosky (1979), Olson (1994) y Donald (1991) fueron los pioneros
en demostrar la importancia del papel mediador específico de la escritura
combinado con otros sistemas de representaciones externos como los mapas y
gráficos presentados desde el nivel inicial. Es así como lo muestra Flavia
Santamaría (s/f) haciendo hincapié en que los niños de primer grado proponen
expresiones verbales y notaciones numéricas para una cantidad muy grande en
distintos contextos de significación (edad de una persona adulta o las estrellas).
“Ante esta situación novedosa y desafiante, los datos del estudio muestran cómo
los niños consiguen elaborar, a través de sus expresiones verbales y notaciones,
cantidades que pueden ir más allá de la serie numérica que manejan. También
muestra la influencia del contexto de referencia en la magnitud de los números
propuestos por los niños” (Martí y Scheuer 2005:14).
Este resultado apunta a un hecho novedoso que refleja la manera de representar la
cantidad y su incidencia sobre el conocimiento numérico en los niños que se
encuentran en pleno proceso de construcción del mismo.
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Peréz Echeverria y otros (2010) plantean que cada sistema externo de
representación tiene una “densidad representacional” y que se encuentra vinculado
a la práctica educativa que ayuda a alcanzar dicho nivel. Hay que tener en cuenta
que el aprendizaje de la mayoría de estos sistemas supone un dominio previo de
otros y exige la capacidad de combinar diferentes técnicas como pueden ser la
escritura y las reglas propias de un mapa o una tabla. Cada uno de estos sistemas
enfatiza un aspecto determinado de un conocimiento y se necesita una
alfabetización múltiple que permita traducirlos y al mismo tiempo combinarlos.
Tradicionalmente, esta enseñanza suele comenzar con el aprendizaje del código o
de los elementos más explícitos del sistema. El niño que comienza a leer debe
aprender las letras y las palabras escritas así como su correspondencia con los
elementos verbales. Pero no basta con un conocimiento de estos elementos básicos
para un uso adecuado de los mismos, se necesita que además remitan a otros
sistemas significativos para el niño que se encuentra aprendiendo y que al mismo
tiempo el niño pueda darle sentido a la decodificación. “No basta con aprender el
código o los elementos para ser capaz de comprender, producir o utilizar un
sistema externo. Es necesario también el aprendizaje de los componentes
sintácticos, estructurales” (Peréz Echeverria y otros 2010:142).
Rico (2009) plantea que representar es una práctica y abarca una multiplicidad de
opciones. Por ende, el aprendizaje de los sistemas externos de representación
convive con las representaciones internas que se van formando en el proceso
dialéctico, permitiendo su internalización como adquisición de nuevos
conocimientos.
En la enseñanza de las matemáticas debemos tener en cuenta las relaciones entre
los objetos de conocimiento y representaciones, articulado con el sentido de la
adquisición de las matemáticas. Panizza (s/f) plantea que los alumnos operan
mecánicamente sin atribuir sentido a lo que hacen. Por ende, “la palabra “sentido”
parece explicar intenciones, logros y frustraciones” (Panizza s/f:32). Sin embargo,
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tales cuestiones de cómo se atribuye el significado a la palabra, es en donde se
encuentra el sentido y es en el intercambio entre el docente y el alumno.
Hay que tener presente que por un lado están los conceptos de las propiedades de
los objetos matemáticos y por otro, las representaciones que se utilizan en la
matemática. Para tratar este problema de las relaciones entre los objetos y
representaciones es necesario cuestionar la noción de representación. Para ello
Duval (1993) afirma que es necesario que el objeto no sea confundido con sus
representaciones y que se reconozca en cada una de ellas. Es bajo esas dos
condiciones que una representación funciona verdaderamente como
representación, es decir que ella proporciona el acceso al objeto representado.
Panizza (s/f) plantea que es fundamental que el docente profundice en su propia
capacidad para diferenciar los objetos matemáticos de sus conceptualizaciones y
que comprenda las condiciones bajo las cuales una representación funciona como
tal. Asimismo, es importante que identifique las representaciones que utilizan los
alumnos y sus conocimientos con los objetos.
Para Duval (1993) el aprendizaje de la matemática es un punto importante, lo que
involucra un trabajo con distintos sistemas de representación, porque es así como
se logra que una representación funcione como tal. “Es importante destacar que
los procesos desplegados mediante el uso de las distintas funciones de las
representaciones son constitutivos tanto del sentido de los conocimientos que los
alumnos construyen de los objetos matemáticos como de los conocimientos que
construyen de los sistemas de representación” (Panizza s/f: 44).
Cuando el docente presenta un problema a los alumnos, la interpretación de la
representación utilizada en la formulación de éste es parte de la tarea y condiciona
la resolución. Sin embargo, la presentación de las actividades parece subestimar la
complejidad de interpretación de un gráfico, un esquema, una escritura numérica,
como si naturalmente el alumno observara lo mismo que observa el docente. Es
importante tener en cuenta este tipo de dificultades a la hora de elegir una forma
no convencional de representación en la formulación de un problema. A esto se le
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aprendizaje y la psicología cognitiva
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suma la complejidad de interpretación del funcionamiento de un sistema
simbólico. No se trata de enseñar los sistemas simbólicos al margen de la actividad
matemática como si se tratara de algo aislado, sino que tiene por objetivo
comprender que un sistema de representación no se confunde con el objeto
matemático. Asimismo, busca constituirse en un objeto de conocimiento, teniendo
en cuenta su complejidad y al mismo tiempo apropiarse de él.
En particular, se debería proveer a los alumnos, desde un comienzo en su
escolaridad, actividades con diferentes representaciones. Esta tiene la finalidad de
disponer experiencias variadas que los coloquen en situaciones de trabajar con
diferentes representaciones y conocer el funcionamiento de los sistemas
simbólicos como los distintos aspectos de los objetos matemáticos que estos
permitan representar.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
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La matemática como una función psicológica superior. Aportes de la
neuropsicología del aprendizaje
La matemática puede ser considerada como una función psicológica superior en
términos de Vygotsky y Luria. “La enseñanza de las matemáticas en las primeras
etapas de la vida del niño reviste una importancia inmensa. En muchos países (…)
se confiere a la enseñanza de las matemáticas el más alto interés por su papel
ordenador del conjunto de los procesos intelectuales” (Azcoaga 1981:1). Es
importante destacar que en los mismos intervienen las funciones cerebrales
superiores.
Las funciones cerebrales superiores son especificas del hombre, son producto de
los procesos de aprendizaje y al mismo tiempo no son indispensables en todos los
procesos de aprendizaje.
Azcoaga (1974) plantea que estas funciones se pueden diferenciar de los
dispositivos básicos del aprendizaje, ya que estos últimos son comunes a los
hombres y los animales. Dichos dispositivos no resultan de procesos anteriores de
aprendizaje, aunque sus características pueden ser modificadas por los mismos
procesos, y son indispensables en los mismos.
Cuando se hace alusión a dichos procesos se tiene en cuenta que son acompañados
de la actividad nerviosa superior, la misma conecta los estados activos de grandes
poblaciones neuronales y maneja la interacción dinámica entre los estados activos.
Luria (1979) considera a los sistemas funcionales complejos como sustento
funcional de la actividad neuropsicológica. Plantea que la función es un sistema
funcional “destinado a cumplir con una tarea biológica determinada y asegurado
por un complejo de actos vinculados que, al final, conducen al logro del efecto
biológico correspondiente” (Luria 1979: 25). El sistema funcional se apoya en una
constelación dinámica de eslabones situados en diferentes niveles del sistema
nervioso y que al mismo tiempo dichos eslabones pueden cambiar aunque la propia
tarea no se inmute.
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aprendizaje y la psicología cognitiva
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Por ende, la compleja formación de los sistemas funcionales denominados
funciones psicológicas superiores abarcan desde los fenómenos de la percepción y
movimiento hasta los sistemas más complejos que incluyen las palabras adquiridas
en el proceso de aprendizaje.
Luria (1979) en reiteradas oportunidades señala que las funciones psíquicas
superiores deben buscarse en la obra de Vygotsky, ya que el mismo denomina
principio de la organización extracortical de las funciones mentales complejas a
un proceso ontogenético, a lo largo del cual el niño incorpora, con la ayuda de
recursos exteriores, una organización dinámica cambiante pero al mismo tiempo
estable.
Es así como Vygotsky (1997) plantea que “todas las funciones psíquicas superiores
son procesos mediatizados y los signos son los medios básicos para
instrumentarlas y dirigirlas. El signo mediatizador está incorporado como una
parte indispensable en su estructura, verdaderamente, la parte central del proceso”
(Vygotsky 1997: 56).
Algunas de las características de dichas funciones es que son específicamente
humanas y funcionan como entidades unitarias, están dotadas de estabilidad, no
son cadenas de reflejos o estereotipos sino que consisten en una compleja
interconexión de relaciones en el cerebro, que en definitiva se hacen presentes en
la actividad concreta orientada a un objetivo. También tienen una estructura que
puede ser diversificada, de modo que eso facilita la compensación de los órganos
funcionales que son depositarios tanto del legado biológico como social.
De acuerdo con Azcoaga (1997) una de las premisas iniciales es la concepción de
aprendizaje ya que alude a la adquisición ontogénica de los sistemas funcionales
complejos. Otro aspecto refiere a las unidades de aprendizaje o los estereotipos
que poseen un grado de flexibilidad y complejidad interior como para adaptarse
plásticamente a la realización de las actividades presentadas. En relación con ésta
se encuentran los analizadores “a la que Luria ha prestado un interés especial:
atendiendo a las propiedades citoarquitectónicas y funcionales, las zonas centrales
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
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de los analizadores tienen la propiedad de la máxima discriminación entre
estímulos específicos mientras que las periféricas intervienen en formas más y más
complejas en las combinaciones de estímulos, de modo que estas regiones
periféricas le confieren a la actividad cerebral las propiedades “psicológicas”, en
tanto que las zonas primarias son más estrictamente sensoperceptivas” (Azcoaga
1997:72)
De dicho modo, la noción de sistema funcional complejo es tan amplia como un
abanico de conjunto de actividades. Naturalmente, todos los procesos mentales
como la percepción, la memoria, gnosias, praxias, pensamiento y lenguaje,
escritura, lectura y aritmética no pueden ser considerados como facultades aisladas
o indivisibles de las que pueda presumirse que son funciones directas de grupos
celulares limitados o que están localizadas en áreas particulares del cerebro.
El concepto de funciones cerebrales superiores planteadas por Azcoaga hace
referencia a las praxias, las gnosias y el lenguaje. A diferencia de la escritura, la
lectura y la aritmética que se consideran adquisiciones del proceso de aprendizaje
dirigido en consecuencia, que son producto del aprendizaje pedagógico, el cual
requiere de las funciones cerebrales superiores.
Para articular las funciones psicológicas superiores y las matemáticas se tendrán
en cuenta los pilares básicos del aprendizaje que se encuentran compuestos por la
actividad nerviosa superior, el equilibrio o base afectivo emocional, los
dispositivos básicos del aprendizaje y las funciones cerebrales superiores. Son
dichos pilares el sustento y producto del aprendizaje.
“Se considera que los aprendizajes pedagógicos son aquellos que devienen de las
propuestas institucionalizadas, aprendizajes planificados sistemáticamente que se
apoyan íntegramente sobre la información semántica y se inician a partir del
ingreso del niño en las instituciones educativas pudiendo extenderse a lo largo de
toda la vida” (Pighín y Feld 2012:3).
No obstante, este aprendizaje pedagógico se asienta sobre un aprendizaje previo,
que no se encuentra planificado, fruto de los procesos de desarrollo del individuo
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en la interacción sujeto y medio: el aprendizaje fisiológico. En dicho aprendizaje
se constituyen las funciones cerebrales superiores y otros conceptos, que
podríamos considerar como sistemas funcionales complejos o procesos
psicológicos superiores.
“Los mismos se constituyen durante la infancia gracias a la actividad analítico-
sintética de las funciones mentales, que durante la interacción entre el sistema
nervioso del individuo y su experiencia vital fue constituyendo las poblaciones o
grupos neuronales que responden a determinado tipo de información, dando origen
así a los patrones de memoria de largo plazo que conforman cada una de las
funciones” (Pighín y Feld 2012:3).
Para el proceso de aprendizaje de las nociones matemáticas es necesario considerar
las funciones cerebrales superiores que intervienen en dicho proceso. Azcoaga,
Derman e Iglesias (1997) plantean que la noción de número resulta de una
elaboración psicológica para la cual es definitiva la acción que ejerce el niño sobre
los objetos que lo rodean. Del mismo modo, las nociones generalizadas del
pensamiento matemático están implícitas en forma de acciones concretas desde el
periodo sensorio motriz. Este es el caso de la estructura matemática de “grupo”.
Cuando el niño comienza a coordinar la visión y los movimientos de sus manos
para alcanzar objetos dentro del campo inmediato.
Alrededor de los seis meses surge la constante de objeto. Las personas y las cosas
van teniendo existencia para el niño aunque desaparezcan transitoriamente de su
campo visual. Azcoaga, Derman e Iglesias (1997) plantean que estas “constantes
de objetos” son invariantes que van elaborándose en niveles de complejidad
creciente: desde las constantes de cantidades y magnitudes.
Algunas experiencias de Piaget mencionadas por Azcoaga (1997) demuestran
hasta qué punto la conservación de las cantidades es solidaria con la gradual
elaboración de la noción de número. No basta al niño saber contar verbalmente 1,
2, 3… etc., para estar en posesión del número. Sino que un niño de cinco años
puede ser capaz de enumerar los elementos de una hilera de cinco fichas y pensar
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
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en cambio que si se reparten las cinco fichas en dos subconjuntos de dos o tres
elementos, dichas fichas no equivalen a la colección inicial total. Por lo tanto, el
número es solidario con la estructura operatoria del conjunto con lo cual aún no se
encuentra la conservación de las totalidades numéricas independientemente de la
posición actual de la figura. Por consiguiente, Piaget dice que no hay una
construcción del número cardinal separadamente de la del número ordinal sino que
ambos se constituyen de modo indisociable a partir de la reunión de clases y de las
relaciones de orden.
La importancia de la operación de comparar se la toma como punto de partida del
pensamiento lógico matemático. Se lo observa cuando el niño puede formar
conjuntos y luego compararlos en función del número de sus elementos. De dicho
modo, se ponen en relieve las nociones de mayor y menor, que conducen al mismo
tiempo a la noción de diferencia.
Al mismo tiempo, se pueden asociar conjuntos a cifras y cifras a conjuntos,
elaborando el número como clase de todos los conjuntos que tienen el mismo
número de elementos y comprender la sucesión de los números naturales mediante
la comparación y la clasificación.
Estas operaciones usan como vía el lenguaje, que se adquiere durante el
aprendizaje escolar, utilizando algunos aspectos característicos en el aprendizaje
de las nociones matemáticas.
De acuerdo con la experiencia en las investigaciones de Piaget, es recién en el
periodo operatorio cuando el niño logra incorporar determinadas nociones. Se
considera que la síntesis de la intuición y la seriación se constituye entre los 7 u 8
años y se va conformando de manera progresiva. “Se asiste a una especie de
aritmetización (…) para el resto de la serie de los números en grupos
aproximadamente del 1 al 7, del 8 al 15, del 15 al 30, etcétera” (Azcoaga, Derman
e Iglesias 1997:81).
Se puede advertir la especificidad de algunas funciones superiores en el
aprendizaje de las nociones matemáticas. Una de ellas es el lenguaje por la
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importancia del sustrato fisiológico del código lingüístico. Los estereotipos
motores verbales son las unidades fisiológicas de las palabras pronunciadas. En un
cierto momento el niño organiza síntesis definitivamente estabilizadas que se
denominan “series” del lenguaje.
Un ejemplo de dichas series es cuando el niño de aproximadamente 4 años
comienza a recitar los números antes de conocer su valor, se puede decir que es la
forma más primitiva en la que el infante comienza a contar. No obstante, la serie
de los números permite establecer una correspondencia entre la secuencia y el
elemento de conjunto de objetos.
Los estereotipos verbales son las unidades fisiológicas de los significados de las
palabras y en su paulatina complejidad van permitiendo la adquisición de
significados de oraciones y sus correspondientes concatenaciones. Es gracias a los
estereotipos verbales que el niño puede pasar de los significados más concretos y
directos a nociones cada vez más abstractas y generalizadas, indispensables para
la progresión del conocimiento matemático. Por ejemplo, en el eslabonamiento de
oraciones en los enunciados de los problemas matemáticos.
Cuando el niño cuenta utilizando series del lenguaje, está produciendo una
sucesión característica de la ordinalidad del número, es decir, una estructura que
según Piaget es constitutiva de la misma. También son series de este tipo las tablas
de sumar y multiplicar.
Además, las manipulaciones que el niño hace con los objetos, su agrupación, las
comparaciones, las clasificaciones, la seriación de los objetos y la suma del
conjunto de acciones tienen como sustrato fisiológico la actividad analítico-
sintética gnósica y práxica.
“Las gnosias visuoespaciales permiten el reconocimiento de las cifras y de los
signos matemáticos que dan la posibilidad de ejecutar por escrito operaciones con
ellos” (Azcoaga, Derman e Iglesias 1997:82).
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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Las nociones matemáticas requieren la contribución de una capacidad de
conceptualización que ha necesitado la adquisición de la abstracción y la
generalización durante el aprendizaje del lenguaje. En cambio, el cálculo, moviliza
hábitos y automatizaciones. Por eso, los trastornos del cálculo se advierten
predominantemente en niños que tienen patogenias gnosicopráxicas.
Las dificultades de organización del lenguaje interno que vienen dándose desde el
período preoperatorio con las consiguientes perturbaciones en la organización de
raciocinios elementales, inciden ya desde antes de la escolaridad en la capacidad
de clasificación, seriación, correspondencia, equivalencia y comprometen la
adquisición de las nociones conjuntísticas en general.
Entonces, las nociones de número y la codificación lectográfica (cifras, signos,
etc.) se ven afectados cuando el niño debe comparar dos cantidades o al contar. En
este último caso “errará al pasar de una decena a otra o a una centena (…) aunque
adicionalmente pueden intervenir las dificultades para la organización de las
series” (Azcoaga, Derman e Iglesias 1997:152).
Para Azcoaga (1974) el aprendizaje del cálculo y las nociones de las matemáticas
no son áreas completamente incidentes. El cálculo, tanto “mental” como el escrito,
tiende a automatizarse, a mecanizarse, mientras que el manejo de las nociones
matemáticas justifica el vuelo del pensamiento y opera con conceptos y relaciones
plásticas y abstractas.
Las nociones matemáticas se apoyan en la utilización instrumental de relaciones
espaciales y depende de una aptitud más general, correspondiente a la adquisición
de gnosias visuoespaciales y a su utilización mediante la actividad.
Las respectivas operaciones de suma, resta, multiplicación, división, regla de tres
simple y compuesta, directa e inversa, operaciones con fracciones, radicación y
potenciación, etc., sin contar con las relaciones geométricas, exigen una acertada
disponibilidad de relaciones espaciales que se coordinan en el papel, y mediante
las cuales se relacionan dígitos entre sí. Una pérdida o confusión de la utilización
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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de las gnosias visuoespaciales trae con ella dificultades en las relaciones arriba-
abajo y derecha-izquierda que son sustento de las mismas operaciones.
Por ejemplo, el cálculo mental, impone relaciones instrumentadas por el lenguaje
y en general con el carácter de estereotipos del lenguaje que ya se encuentran
consolidados. Cuando una persona realiza la suma mentalmente lo que está
haciendo es relacionar mediante su lenguaje interior a través de sus estereotipos
verbales, los cuales ha memorizado en el tiempo y con el cual ya realizó fijaciones
en el cerebro.
Al sumar “mentalmente” 2 más 3, sabe, porque lo aprendió antes, que a esta
proposición sigue la conclusión “5”. Y esto, en su lenguaje interior, es una relación
estabilizada y consolidada entre estereotipos verbales, del mismo carácter que
cualquier otra relación entre estereotipos verbales adquirida previamente.
Al mismo tiempo, la sucesión de los números naturales, la tablas de sumar, de
multiplicar, etc., son series del lenguaje, es decir encadenamientos de estereotipos
motores verbales similares a otras series como los días de la semana y meses del
año.
Las nociones de aprehensión no deductiva, Azcoaga (1974) las denomina
intuitivas. Las mismas son captadas directamente. En otras palabras, son las que
no necesitan de otras para comprenderse y en fin, las que pueden ser premisas de
otras nociones que se elaboran a partir de ellas mediante las reglas de conexión
que estudia la lógica.
La noción de conjunto hace alusión a cualquier colección de objetos, entendiendo
por colección la que puede incluir un solo objeto hasta una incontable cantidad de
ellos.
Es cierto que es ésta una noción directa que reposa sobre la sensopercepción
visual, a la que le corresponde un significado y que refiere a un conjunto de objetos.
En los niños, dicha noción se desarrolla en el periodo sensoriomotor, en la
manipulación de los objetos y en la elaboración de esquemas de acción
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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relacionados con colecciones o grupos de elementos más o menos semejantes.
Azcoaga (1974) plantea la importancia de considerar esta noción de colección y
de conjunto que se adquiere en la etapa inicial del desarrollo del niño ya que la
misma perdura como noción primaria.
También está la noción mayor qué que se desprende de la noción de conjunto en
la comparación de estos. De tal situación se desprenden tres alternativas, la primera
es de un conjunto, que puede completamente, ser comparable con otro; el segundo
es un conjunto mayor que otro; y el tercero es un conjunto menor que otro.
Azcoaga (1974) denominó “mayor qué” o “menor qué” a las dos últimas
situaciones, y las mismas se reducen a una sola situación. “Lo cierto es que esta
confrontación de dos conjuntos entre sí deja la noción de diferencia, que en
definitiva puede ser la diferencia en un solo elemento. O bien puede ser una
diferencia numerable, porque consta de varios elementos que pueden ser
asimilados como una sucesión” (Azcoaga 1974: 168).
Dicha noción intuitiva se relaciona a la de conjunto y es la que el niño utiliza desde
épocas muy tempranas de su vida y son las que sientan las bases con la finalidad
de fundar nociones más complejas sobre ellas.
Otra de las nociones que encontramos es la de relación. En la manipulación de los
objetos, el niño tiene la posibilidad de vincularlos con otros objetos, o de desplazar
un objeto de un conjunto. Por consiguiente, al establecer vinculaciones entre
objetos comienza a dominar las relaciones.
Es importante observar las relaciones que establece entre sus dedos y los objetos o
entre sus dedos y los nombres de los números. Entre el conjunto de sus dedos (los
dedos de una mano) y un conjunto de cinco objetos existe una relación biunívoca
que el niño verifica apareando cada uno de los objetos con sus dedos.
Esto se refleja cuando el niño comienza a contar, lo que hace es utilizar una
relación disponible con un conjunto, que son sus dedos o con cualquier otro
conjunto. A medida que va logrando esta relación biunívoca, va contando.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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También cuenta señalando o mirando cada uno de sus dedos con el nombre del
número.
En dicho caso, Azcoaga (1974) plantea que es el de una relación biunívoca en la
que a cada uno de sus dedos corresponde otro elemento como es el nombre de un
número. Se sabe que sigue dicho camino para numerar cualquier clase de objetos,
trasladando la relación inicialmente entre sus dedos y los nombres de los dígitos a
otro conjunto.
Finalmente, tenemos la noción de sucesión, que resulta de un aprendizaje
puramente verbal en el periodo de repetición, es decir, entre los 2 y 3 años.
Azcoaga (1974) plantea que el niño aprende a decir “uno, dos, tres”, del mismo
modo como aprende muchos otros estereotipos motores verbales que puede no
utilizar aún funcionalmente en su lenguaje en esta etapa. Luego aprende a decir los
nombres de los dígitos en sucesión de uno a diez y más tarde aprende nuevas
sucesiones. Al mismo tiempo contempla los fenómenos del lenguaje, ya que dichas
sucesiones son series, es decir, estereotipos complejos.
La noción de sucesión se desprende de este fenómeno propio del lenguaje. Pero
simultáneamente existe la posibilidad de establecer relaciones biunívocas entre un
conjunto que el niño tiene a su disposición y el conjunto de los nombres de los
dígitos en sucesión. “De la utilización de ambas nociones resulta la posibilidad
posterior de contar objetos, prescindiendo del conjunto básico para cualquier
establecimiento de relaciones biunívocas: los dedos de las manos” (Azcoaga 1974:
170).
Finalmente, la noción de sucesión resulta de la posesión de series de estereotipos
motores verbales y de la noción de relaciones biunívocas, es decir, de las gnosias
visuoespaciales. Las mismas tienen un carácter muy general, poseen importancia
en la elaboración de las nociones intuitivas.
También se tienen en cuenta las praxias, las cuales son movimientos organizados
producto de aprendizajes previos que tienden a un objetivo. Algunas de ellas, en
los niños, son simples como el caso de la deglución, la succión, el guiño de un ojo,
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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mover los labios para mostrar los dientes, entre otras. Otras son más complejas,
como enhebrar una aguja, trenzar el pelo o aprender hacer diferentes clases de
nudos con la soga entre otros. En la práctica pedagógica, se utilizan las praxias
manuales de los miembros del cuerpo, como por ejemplo cuando el niño comienza
a escribir sus primeras palabras. Dichas praxias conllevan atención y movimientos
más organizados para hacer uso de estas.
Lo que caracteriza a todas las praxias es que son producto del proceso de
aprendizaje. “En el curso de esos procesos se han ido organizando estereotipos
propioceptivomotores a medida que las coincidencias de aferencias propioceptivas
van siendo sintetizadas en el analizador propioceptivomotor” (Azcoaga, Derman e
Iglesias 1997:42). Por ende, la reiteración y el reforzamiento hacen de ellas
actividades funcionales consolidadas.
Esto sucede porque cada músculo tiene su perfil funcional definido, que está dado
por el papel dinámico de los movimientos en su propia constitución. Dicha
información propioceptiva al llegar a la corteza cerebral coincide con otras
aferencias también propioceptivas, estas coincidencias hacen posible la síntesis
entre todas ellas.
La síntesis de información propioceptiva corresponde a la acción de los músculos
extensores, a la correlativa inhibición que tienden a consolidarse a través de la
reiteración de las acciones. A su vez, la eficacia en el logro de una actividad motora
constituye un reforzamiento para estabilizarla y conservarla como tal. De esta
forma se van organizando los estereotipos propioceptivomotores, que son las
unidades funcionales de las praxias.
El logro de las praxias incluye la automatización de las mismas ya que son
producto del aprendizaje, y no en el objeto de este como sucedió en su proceso de
organización. Azcoaga, Derman e Iglesias (1997) plantean que en varios casos las
praxias se identifican con los hábitos motores pero en otros se encuentran
constituidos por un conjunto de praxias organizadas en un sistema mayor de
complejidad.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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En el aprendizaje pedagógico se pone el énfasis en el conjunto de las praxias
manuales ya que van a construir la base funcional adecuada para el aprendizaje de
la escritura. En la escuela, también se utilizan otras praxias, pueden ser corporales,
de los miembros inferiores, entre otras, pero es relevante el papel que cumplen las
praxias manuales en el aprendizaje del código lectoescrito. Dichas praxias son
importantes en el periodo preescolar porque se aprenden a través del recortado, el
picado, el moldeado y la propia actividad gráfica, entre otras, es decir que van
introduciendo e incorporando mayor destreza motora y praxias más finas,
multiplicando esta actividad. Por ende, estas son un recurso calificado para el
futuro aprendizaje de la escritura.
Otro de los aspectos relevantes son las gnosias, que también son el resultado de
los procesos de aprendizaje en los que intervienen los distintos analizadores.
Se adquiere una gnosia cuando se logra la capacidad del reconocimiento
sensoperceptivo respecto a los hechos externos al niño. Del mismo modo que las
praxias, se distinguen gnosias simples y complejas. Entre las primeras se pueden
considerar algunas gnosias táctiles, como la diferenciación entre duro y blando,
áspero y suave; gnosias auditivas, como la diferenciación y el reconocimiento de
los ruidos. Entre las complejas pueden mencionarse las que incluyen la actividad
de varios analizadores.
También en el caso de las gnosias las unidades funcionales están dadas por
estereotipos sensoperceptivos, producto a su vez de procesos de aprendizaje
fisiológico con la reiteración y el reforzamiento que le es inherente.
Se le brinda una atención especial a las gnosias visuoespaciales por el papel que
ocupan en el proceso de aprendizaje de la lectoescritura. En ellas intervine la
sensopercepción retiniana y la actividad de la musculatura.
Por ello, la capacidad de reconocer está dada por la consolidación de síntesis de
aferencias, principalmente retinianas y propioceptivas de los músculos oculares,
es decir, por estereotipos visuoespaciales, o sea la base fisiológica de las gnosias
visuoespaciales.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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Se advierte el considerable papel que tiene el aprendizaje de las gnosias
visuoespaciales y de las gnosias en general. La actividad del niño en etapa
preescolar las aprende a través del juego ya que éste desempeña una gran función
en el reforzamiento y consolidación de las gnosias.
También se entiende que solo en sentido expositivo corresponde hablar de gnosias
y praxias separadamente, ya que en la actividad fisiológica son inconcebibles unas
sin las otras. En dicho punto, es necesario mencionar el papel que desempeñan los
analizadores en la elaboración de las praxias y gnosias, especialmente en el sector
cortical.
Cada analizador que se encuentra en el sector cortical cumple funciones de análisis
(inhibición, especialmente condicionada y de ella particularmente la diferencial) y
de síntesis. Dicha actividad analítico-sintética no tiene lugar solo en el territorio de
cada analizador sino que involucra la participación de varios de ellos en el
conjunto.
El resultado de esta actividad analítico-sintética es la consolidación de estereotipos
que son de distinta naturaleza, pero que en todos los casos responden a la
reiteración y al reforzamiento, que luego desembocan en la consolidación.
En el proceso de aprendizaje también encontramos errores, inconsecuencias o
vacilaciones en la formación de las unidades de análisis, las cuales hay que
trabajarlas para deconstruirlas y volverlas a trabajar para que se puedan consolidar
de la manera correcta.
La actividad gnosicopráxica en el niño se encuentra conformada por la
participación motora y la actividad sensoperceptiva. Las mismas son inseparables
porque toda actividad sensoperceptiva está mediatizada y conectada con la
actividad muscular.
La adquisición de las nociones visoespaciales requiere de la participación
propioceptiva, que sintetiza la información propioceptiva de los músculos
extrínsecos del ojo, que en definitiva son nociones visuoespaciales que “resultarían
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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de un aprendizaje que culmina en una síntesis de nociones visuales (retinianas) y
propioceptivas de los músculos extrínsecos del ojo” (Azcoaga 1981:3).
La secuencia de adquisición de las nociones espaciales confirma esta concepción.
Es bien sabido que los niños adquieren la coordenada vertical (arriba-abajo), luego
la anteroposterior (adelante-atrás) y finalmente la lateral (derecha-izquierda).
Dicha idea fundamenta la organización de las nociones visuoespaciales.
El aprendizaje de gnosias visuoespaciales se encuentra nutrida desde la edad
prescolar y continúa su desarrollo en la niñez. Es importante destacar que la
actividad gnósico visuoespacial no sólo tiene que ver con el reconocimiento de los
objetos, sino también con rasgos de objetos, lo que hace posible la abstracción
sensorial y consecuentemente la clasificación.
La actividad gnósica visuoespacial permite el reconocimiento de colecciones, así
como el incremento o disminución de las colecciones. Estas nociones son la base
de la noción de conjunto, que también se encuentra compuesta por la adición y
sustracción de conjuntos. Finalmente, las gnosias visuoespaciales intervienen en
la propia disponibilidad de coordenadas, lo que resulta más evidente cuando se
conjugan con la actividad práxica.
Azcoaga (1981) hace alusión a las investigaciones de Piaget, las cuales han
demostrado que entre las primeras actividades del niño, la manipulación de objetos
lo lleva a configurar esquemas de acción, que son de hecho operaciones con
objetos. Estas operaciones son agrupamientos, separaciones, ordenamientos,
desplazamientos, entre otros. Dichas operaciones concretas llevan a las nociones
de conjunto y al establecimiento de relaciones.
Ante las primeras estructuras matemáticas que utiliza el niño se encuentra la de
grupo que es el resultado de la utilización de la lógica de las operaciones concretas.
Cuando revierte una acción, se le da el nombre de reversibilidad, está logrando
otro tipo de noción básica, que es de amplia utilización entre los conceptos
matemáticos básicos. Las nociones de conservación, reversibilidad, unión, etc.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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configuran estructuras que el niño puede utilizar de modo flexible en otras
operaciones o situaciones.
Las praxias manuales que se dan desde la temprana edad, es muy claro en el
lactante, el punto de partida está dado por la motilidad “espontánea” de las manos
y los brazos y por el reflejo de prensión. Sin embargo a partir de las primeras
estimulaciones de la palma de la mano que determinan tal reflejo, se registra un
ajuste de la prensión a las características del objeto. Esta modificación del reflejo
implica grados diversos de tensión muscular en los músculos intervinientes,
participación de diversos músculos y de diversas unidades neuromusculares en los
mismos. Esta particularidad se expresa en la información propioceptiva
cinestésica, que se origina en la prensión.
Dichas praxias manuales contribuyen a la adquisición de relaciones como la
abstracción sensorial en la medida que se apoyan en la sensopercepción táctil. De
este modo, la torpeza manual o la denominada “falta de motricidad fina” es un
factor que tiende a lentificar la adquisición de las mencionadas nociones.
Para ejemplificar estos conceptos mencionados anteriormente tomo los aportes de
Feld (2006) cuando plantea que la progresión en el reconocimiento
sensoperceptivo y la organización práxica posibilita construir sucesivamente el
conocimiento primero ideográfico y luego logográfico del número, que se puede
traducir en la construcción de estereotipos grafemáticos o numéricos.
La aparición del lenguaje participa como reforzador de este conocimiento basado
en los procesos de automatización y memorización de las series sucesivas y otras
formas de conocimiento.
De este modo, la estabilidad se da sobre una relación número-palabra oral, y en la
medida en que se incorpora el aprendizaje escrito el proceso se convierte en palabra
oral-palabra escrita.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
30
La utilización de números requiere decodificar, ya sea el número hablado, escrito
o gráfico, lo que incorpora el número semántico, fonológico-lexical y morfológico-
sintáctico.
En la Pasantía Interna Rentada en la cual participé se tomó un protocolo de
evaluación con diferentes actividades matemáticas a niños de cinco años para
describir los aspectos en las competencias matemáticas. Algunas de las pruebas
con las que se caracterizaron la numeración y el conteo fueron: el conocimiento de
la serie numérica, el conteo a partir de un número dado y el conteo de objetos
(Pighín y Feld, 2012).
El conocimiento de la serie numérica es una prueba cualitativa que permite
observar una media con respecto al campo numérico hasta el que cuentan los niños
de cinco años y si hay o no una aproximación entre el número que dicen saber
contar y el final. La consigna que se presenta es “¿Hasta qué número sabes contar?
y se deja que el niño cuente hasta que se equivoque de número o que decida dejar
de contar. También se anota el número hasta que sabe contar, el número del conteo
sin error y si cuenta o no hasta el número que propone.
Por lo tanto, Feld (2006) plantea que la enumeración, consiste en contar el número
de elementos de un conjunto discreto. Es una actividad fundamental en la que es
necesario manejar la secuencia verbal de los números, establecer una relación entre
secuencia verbal y conjunto, y realizar la producción término a término gnósico-
práxica y verbal, lo cual demanda una organización que no permite la repetición y
el error.
En el conteo a partir de un número dado se observan dos formas, el contar
oralmente para adelante y contar oralmente para atrás. En la primera se les plantea
a los niños la consigna “Conta hacia adelante desde el número que te digo, por
ejemplo desde 3, probemos” y luego oralmente a partir de 5-11-22-30-46. En la
segunda se plantea la misma consigna pero contando para atrás: “Conta hacia atrás
desde el número que te digo, por ejemplo desde 3, probemos”. Se utiliza como
ejemplo el número tres para garantizar que la consigna esté comprendida y luego
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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se pide que cuenten oralmente hacia atrás a partir de 5-10-12-22-30. Feld (1998)
plantea que recitar en inversión la secuencia de números constituye un
conocimiento necesario para más adelante utilizarlo en la operación de sustracción.
En el conteo de objetos se presenta una lámina con seis conjuntos de diferentes
cantidades de flores en su interior y se le pregunta al niño “Si tuvieras que poner o
escribir que número corresponde en cada caso, ¿Cuál pondrías?”. En dicha prueba
se observa si hay subitización en los dos primeros ítems de ésta, que consiste en
reconocer el 2 y el 4. También observar que ocurre en el casillero que se encuentra
vacío.
Según Feld (2006) se puede ver reflejada la cardinalidad, ya que el niño debe
expresar la cifra de forma oral o escrita y ello corresponde al proceso de
transcodificación que es el pasaje de registro oral a escrito o de registro visual a
oral.
Los niños de cinco años lo resuelven teniendo en cuenta su experiencia al momento
de contar los objetos. Al momento de tomar la prueba se pudo observar las
diferentes sub-estrategias que utilizaban. Estas eran conteo con la vista o mental y
conteo señalando con el dedo o en voz alta. Además, se tiene en cuenta la
capacidad de reconocimiento de la ubicación espacial, secuenciación, cardinalidad
y memoria.
En el conteo los niños fueron integrando la forma término a término, que evidencia
series de números ya automatizadas o en vías de interiorización en el niño. En
dicha prueba se trata de comparar y diferenciar los objetos de los casilleros y
transformarlos en magnitudes numéricas. Se puede evidenciar la capacidad de cada
niño de operar con aspectos visoespaciales y poner en juego el concepto vinculado
con la magnitud.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
32
El número y el conteo desde la psicología cognitiva
Piaget y sus colaboradores afirman que la actividad lógica en los niños es base de
la matemática y por lo tanto se espera que en determinadas edades adquieran
conocimientos conceptuales acerca de los números.
Para Piaget (1967) la adquisición del número presupone la comprensión de los
niños de los principios de conservación de la cantidad e inclusión jerárquica, es
decir, que puedan establecer relaciones cuantitativas entre clases entendiendo que
el “uno” está contenido en el “dos”, el “dos” en el “tres” y así sucesivamente.
Por ende, esta comprensión no surge del manejo de la serie numérica oral
convencional ni del conteo de colecciones de objetos sino de la correspondencia y
por lo tanto, la actividad de contar no es condición necesaria ni suficiente para la
comprensión de estos principios. El conteo podría ser una estrategia más para
determinar equivalencias. Pero esta teoría tuvo críticas y surgieron otras teorías
que además de aceptar que existe un sentido numérico natural que se desarrolla
tempranamente en los niños admiten que el conteo es la estrategia base de sus
primeros aprendizajes numéricos y del cálculo.
Dehaene (2016) afirma que los niños pequeños tienen mucho que aprender acerca
de la aritmética, y obviamente su comprensión conceptual de los números se
profundiza con la edad y la educación, pero esto no significa que estén privados
de toda representación mental genuina de los números.
Dicha rama se profundiza en la década de los setenta cuando se pone el énfasis en
los saberes intuitivos e informales que poseen los niños como puente para acceder
a la aritmética. Además, el cálculo escolar se basa en un sistema posicional y
requiere de trabajo previo de comprensión del significado de los números, su uso,
la forma de representación y del conteo como estrategia fundamental para la
cardinalización.
Bressan, Gallego y Pérez (2018) toman los aportes de Baroody (1994) para aclarar
las diferencias entre la aritmética intuitiva, la informal y la formal.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
33
La aritmética intuitiva se relaciona con el sentido natural del número, es la que
desarrollan los niños a temprana edad pudiendo diferenciar perceptualmente
colecciones hasta 3 elementos. Los mismos pueden cuantificarlas, compararlas y
modificarlas usando expresiones estimativas. Por ejemplo, los niños suelen usar
frases como: “tienen más”, “quedan más poquitos”, “es más largo”, entre otras.
Consecuentemente, los niños se centran más en variables ligadas a cantidades
continuas, como la densidad o la longitud de las colecciones que a las propiedades
numéricas. Por ende, consideran que a mayor espacio ocupado en la distribución
de elementos supone una colección más numerosa, o que una colección con
elementos de mayor tamaño es más numerosa que otra con elementos más
pequeños.
La aritmética informal se desarrolla fuera de la escuela y se amplía en las salas de
4 y 5 años en el Nivel Inicial, se basa en la intuitiva pero se apoya en instrumentos
semióticos más precisos y confiables como el dominio de la serie oral y la
numeración.
En otras palabras, el niño puede hacer uso de las palabras numéricas, pero estas no
suelen asociarse con la cardinalidad ni con la ordinalidad, y establecer
correspondencias biunívocas entre la sucesión oral y los elementos de una
colección. Mediante el empleo de la percepción directa junto al conteo, los niños
descubren que estas etiquetas numéricas no se encuentran relacionadas a la
apariencia física de colecciones.
La aritmética formal se enseña en la escuela, opera a nivel simbólico y supone
establecer relaciones entre números, estas pueden ser de forma mental o escrita.
Son situaciones generales y abstractas las que permite resolver problemas con
números grandes. Muchos niños tienen dificultades para comprenderla porque no
pueden asociar el simbolismo formal con sus conocimientos informales.
Baroody (1994) plantea que el aprendizaje implica una construcción a partir de
conocimientos anteriores, el conocimiento informal desempeña un papel
importante en el aprendizaje significativo de la matemática formal.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
34
Es importante destacar la enseñanza de la aritmética informal, ya que se valoriza
y profundiza el conteo como la herramienta básica de uso social, con la que el niño
en las matemáticas puede utilizarlas para resolver diferentes situaciones que le
implican enumerar, cuantificar, comparar y operar.
Por ende, el buen manejo del conteo en estas funciones numéricas es fundamental
para la construcción progresiva de los principios lógicos de orden, transitividad,
equivalencia y conservación numéricas.
Se puede decir que los niños toman contacto con los números en forma natural en
las distintas situaciones que se le presentan en la vida cotidiana. Estos se
encuentran presentes en variedad de expresiones verbales y escritas que se usan
para resolver diferentes problemas. Por eso, los niños, inmersos en su entorno
social, realizan intercambios cognitivos con sus pares o los adultos, en los que
utilizan y dan significados a esas representaciones y procedimientos.
Baroody (1994) señala que pasar rápidamente a un abordaje simbólico cuando el
niño todavía está en estadios preceptúales, donde el conteo y el trabajo con material
concreto es icónico cumplen un rol determinadamente para la compresión de
significados numéricos, profundiza los desfasajes y da lugar a aprendizajes
mecánicos y memorísticos.
En la psicología cognitiva se encuentra el modelo acerca de las compresiones
numéricas de Saxe, este modelo integra lo sociocultural con lo evolutivo e intenta
explicar cómo los niños pequeños generan sus propias construcciones
conceptuales, transformando las formas culturales como los sistemas simbólicos,
científicos, procedimientos y herramientas materiales a las que se aproximan en
entornos de interacción social.
Esto se lo relaciona con la zona de desarrollo próximo que plantea Vygotsky
(1979) el cual destaca esta interacción como una de las dimensiones de la vida
sociocultural que incide en el avance del conocimiento. Además, los logros
numéricos en el niño surgen de adaptaciones al ambiente numérico que lo rodea.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
35
Según Scheuer, Bressan y Merlo de Rivas (2001) en el desarrollo numérico de
niños que inician su escolaridad existen dos conceptos centrales e
interdependientes: el de forma y el de función numérica.
La forma numérica son las construcciones simbólicas y procedimientos de
resolución de problemas que sirven a las funciones numéricas. La serie numérica
escrita y oral, el contar, los sistemas de numeración, entre otros son formas
culturales, son productos que se han ido conformando a lo largo de la historia y
que se encuentran a disposición de la sociedad y de los individuos para que sean
utilizados con diferentes fines ante una actividad determinada.
Las funciones numéricas son los usos culturalmente generalizados en que las
formas numéricas pueden ser utilizadas. Dichas funciones componen una
secuencia de complejidad lógica creciente por las operaciones de correspondencia
que implican. Algunos ejemplos de las funciones numéricas son: cardinalizar,
enumerar, comparar y reproducir numéricamente, adiciones y sustracciones
básicas sobre los números.
Tanto la forma numérica como las funciones numéricas cobran sentido en las
situaciones que se plantean a lo largo del proceso de aprendizaje.
Las formas numéricas que adquieren los niños son las series numéricas oral y
escrita. La primera es un código verbal que resulta fundamental para el desarrollo
de las cuatro funciones numéricas. La segunda concuerda en que su aprendizaje en
la etapa inicial es posterior al de la serie oral, por ende, dominar la serie escrita
supone leer y escribir numerales en forma convencional.
Según Fuson (1991, citado en Chamorro 2005) en la serie numérica oral los niños
pasan entre los dos y ocho años por diversos niveles de manejo de la serie numérica
oral: repetitivo, incortable, cortable, numerable y terminal.
En cuanto a lo repetitivo la serie se recita como un todo por ello no se identifica
cada palabra numérica por separado. Lo incortable son palabras numéricas
recitadas en orden y no se puede comenzar desde cualquier número, sino solo
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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desde el uno. La serie cortable puede comenzar desde cualquier número y
detenerse donde el niño desee y en general los niños pueden contar para atrás pero
con dificultad. Lo numerable es una cadena formada por palabras numéricas
individuales y cada elemento tiene entidad propia, los niños pueden manejarla con
flexibilidad y contar desde un número dado. Y por último se encuentra la serie
terminal que reconoce la bidireccionalidad, por ende su recitado es hacia adelante
y hacia atrás de una forma automatizada.
Bressan, Gallego y Pérez (2018) plantean que en relación con la escritura de
números, el objetivo de la alfabetización numérica inicial es que los niños lleguen
a interpelar la convencionalidad de las series y funciones numéricas para abordar
una síntesis.
Se pueden destacar cuatro funciones numéricas: la función de enumeración, la de
cardinalidad, la de comparación y la operatoria aritmética elemental.
La función de enumeración o conteo es la posibilidad de establecer un orden entre
los objetos de una colección, seleccionando un primer elemento, luego
determinando su sucesor dentro de los restantes y así sucesivamente. Dicho
proceso de establecer una correspondencia entre los elementos y las palabras de la
serie numérica oral, entendiendo cada elemento como una unidad distinta, supone
el manejo correcto de la serie oral y de la correspondencia uno a uno.
La función de cardinalización se basa en la numeración e implica poder responder
a la pregunta ¿Cuántos?, es decir, cuantificar una colección asignándole un valor
numérico único, o sea, su cardinal. Una buena cardinalización supone que el niño
comprenda que el último elemento contado da el tamaño de la colección y que esta
es una propiedad independiente de la naturaleza y disposición espacial de sus
elementos y del orden en que se los cuente. También, esta función contempla la
consecución de la operación inversa a la de cardinalización, conocida como la
cuenta cardinal, la cual consiste en construir una colección sobre la base de un
cardinal dado.
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aprendizaje y la psicología cognitiva
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La función de comparación implica establecer una relación de cantidad o
magnitud entre dos colecciones o dos cardinales. Finalmente, está la operación
aritmética elemental que exige considerar dos valores numéricos a los cuales se
pueden alterar su cardinalidad en la adición o sustracción.
La apropiación de las formas y las funciones en cada niño no se da en forma
inmediata y simultánea, sino que depende de su desarrollo cognitivo y de los
contextos y situaciones cotidianas que su entorno sociocultural le ofrece. También
existen respuestas dadas por los niños que no son propiamente numéricas y para
las cuales desarrollan otro tipo de estrategias que implican un cambio de función.
Schueuer, Bressan, Gallego y Merlo de Rivas (2001) han denominado
aproximaciones globales a las funciones numéricas ya que no respetan la
correspondencia uno a uno.
Desde este punto de vista evolutivo se puede destacar que las formas
socioculturales se tornan cognitivas a medida que son adquiridas y usadas por los
niños para lograr una o varias funciones numéricas en situaciones cotidianas. Por
ejemplo a medida que en los contextos cotidianos el niño se interese por cuantificar
colecciones, tendrá la necesidad de apropiarse de la serie numérica de modo más
riguroso que cuando la emplea sólo para recitar o para etiquetar objetos. A su vez,
conocer la serie numérica y ser capaz de abordar la función de cardinalización, son
condiciones que permiten al niño comenzar a adicionar cantidades.
En la psicología cognitiva también se puede observar el modelo de etapas de
Wright y sus colaboradores que presentan en el Programa de Recuperación de
Matemática un modelo de etapas de aprendizaje numérico temprano que considera
la evolución en el proceso de contar como eje vertebrador.
Dichos autores, basándose en las investigaciones de Steffe, Cobb y Von
Glasersfeld (1988) sobre los tipos de pensamiento numérico en la edad escolar,
definen cinco etapas que se distinguen por su nivel de dependencia. Estas son:
emergente, perceptual, figurativa, del continuar contando y diestra.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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En la etapa emergente el niño puede realizar un conteo de los elementos que lo
rodean. En la etapa perceptual, puede cardinalizar colecciones de objetos
percibidos visual, auditiva y motriz pero no pueden sostener la cardinalidad. En la
etapa figurativa el niño cardinaliza las colecciones que no están presentes, además
de resolver tareas auditivas con colecciones ocultas de las que se conocen sus
cardinales. En la etapa de continuar contando puede contar para adelante o para
atrás desde o hasta un número dado. Esta etapa marca un salto significativo porque
el niño puede retener en la mente un cardinal como unidad múltiple o compuesta,
que actúa como punto de partida para seguir contando. Y por último, está la etapa
diestra, que opera a nivel numérico y posee una amplia variedad de estrategias que
no dependen del conteo.
Los dos modelos que se vienen desarrollando caracterizan el comportamiento de
los niños de las etapas de Wright desde el uso que hacen de las formas y funciones
numéricas consideradas según Saxe y sus colaboradores.
Gelman (2000) propuso cinco principios del aprendizaje del conteo que funcionan
como reglas de predisposición innatas.
● Principios de correspondencia biunívoca: un elemento de una colección con
uno de la otra.
● Principio de ordenación estable: el recuento es independiente de los rótulos
que se unen, como por ejemplo cuando se aplica 1, 2, 4, pero no se repite
ningún rótulo.
● Principio de indiferencia de elementos: puede contarse cualquier clase de
objetos.
● Principio de indiferencia de orden: el conteo es en cualquier secuencia.
● Principio de cardinalidad simple: el último término del recuento da el valor
cardinal del conjunto.
Desde este punto de vista, el conteo tiene algunas propiedades como la demora de
dos a tres de segundos por cada objeto. También que desde los cuatro años
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aprendizaje y la psicología cognitiva
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comienzan a utilizar para contar conjuntos grandes, el agrupamiento en
subconjuntos. Los niños cuentan cada subconjunto y los acumulan al final.
El conteo de objetos es más difícil cuando estos están fijos y dispersos, lo es menos
cuando están fijos alineados y aún menos difícil cuando son móviles y pueden
agruparse una vez contados. A su vez, el principio de cardinalidad actúa a partir
de los tres años, los niños menores aún cuando puedan contar bien hasta cinco,
cuando se les pregunta ¿cuánto hay? no dan una cifra como respuesta.
Rodríguez y Scheuer (2015) plantean que a partir de los ’80 se produce una
revolución del bebé ya que varias investigaciones definen que el bebé es
competente. “Vendrían más equipados al mundo, contaría por naturaleza con
muchos más recursos cognitivos especializados de lo considerado por paradigmas
clásicos, como el de la Escuela de Ginebra. Aunque, como es bien sabido, los
temas abordados por los defensores del bebé competente parten de los temas
piagetianos” (Rodríguez y Scheuer 2015:33).
Desde este paradigma, prima la idea de que el bebé viene al mundo con
capacidades, conocimientos o cognición nuclear que le permite conceptualizar al
mundo. A diferencia de la construcción defendida por Piaget.
Dicha cognición se caracteriza por ser de dominio especifico, encapsulada, de
operaciones automáticas, de equipamiento y finalmente, antigua.
Las de dominio especifico se organizan en base al sistema cognitivo que opera en
cada sistema para ordenar la información y resolver un conjunto limitado de
problemas.
También se tiene en cuenta la cognición encapsulada, ya que cada sistema opera
con un alto grado de independencia de otros sistemas cognitivos juntamente con
las operaciones automáticas que se desencadenan ante determinadas condiciones
implicando un esfuerzo cognitivo.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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La cognición, por parte del equipamiento, es todo lo que trae consigo el ser
humano y que se vinculan con las antiguas, que hacen alusión a la evolución de la
especie humana a lo largo de los millones de años.
En base a estos sistemas de conocimiento básico se van añadiendo nuevos
conocimientos como ladrillos de una construcción hasta alcanzar habilidades
cognitivas más complejas como el cálculo, la ciencia y la lectura.
Desde esta perspectiva del bebé competente habría dos sistemas básicos de
procesamiento cognitivo del mundo físico, uno de ellos representaría los objetos
inanimados, manipulables y sus movimientos, el otro la numerosidad y las
relaciones numéricas. Por ello, tanto la representación de los objetos como de las
cantidades discretas forjan la imagen del bebé como numéricamente preparado.
Rodríguez y Scheuer (2015) plantean que dichos estudios concluyen que los bebés
discriminan entre colecciones visuales y secuencias de dos y tres unidades,
también emparejan dos sonidos discretos con dos figuras visuales presentados
simultánea o sucesivamente.
En base a algunas investigaciones “Starkey y Cooper (1980) infirieron un proceso
de subitización o percepción súbita y exacta de la cantidad, como el registrado por
los niños y adultos para colecciones de hasta aproximadamente cuatro elementos”
(Rodríguez y Scheuer 2015:34).
Sin embargo, hay dos hechos notorios. El primero es que los estímulos presentados
no suelen ser objetos sino representaciones de objetos que están dotadas de un
propio movimiento. Estas características están alejadas de las propiedades
pragmáticas y de uso de los objetos tridimensionales de la vida cotidiana. Además,
estos estímulos ya están segmentados, cuando lo importante es la construcción de
la segmentación de los objetos y de las colecciones como entidades. El segundo,
es lo que se mide en la reacción de los bebés a contrastes cualitativos, sin que se
ponga en juego la representación numérica de colecciones únicas ni se establezcan
relaciones numéricas entre colecciones. En definitiva, se produce una
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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naturalización tanto de los objetos y sus segmentaciones como la representación
numérica.
En el proceso de construcción del número natural, la intervención de los sistemas
semióticos es imprescindible, ya sea que se trate del uso del cuerpo, de sistemas
gráficos o verbales. Son estos sistemas los que permiten pasar del registro de
individuos, de cantidades absolutas o de contrastes, a pensar en y con números.
En suma, cuando los niños comienzan a usar representaciones externas o sistemas
semióticos (corporales, gestos o lenguaje) en relación con cantidades discretas, la
imagen que surge del análisis de sus logros y dificultades no encaja con la que
podría esperarse del bagaje de habilidades atribuidas por los defensores del bebé
numéricamente competente. Se puede decir que los bebés discriminan colecciones
de dos y tres individuos, y estos tienen un impacto en el desarrollo numérico
posterior. Es probable que los niños se apoyaran simultáneamente de los números
2 y 3. Sin embargo, las investigaciones muestran otro panorama, que los niños
parecen servirse de las representaciones verbales y gestos convencionales.
Los niños van comprendiendo, a través de su propia acción transformadora, que
los objetos son objetos, es decir, entidades susceptibles de desgajarse del fondo
continuo. Para hacerse permanente el objeto se ha tenido que segmentar como
objeto. Lo que importan son los aportes de Piaget que se ocupa de objetos
tridimensionales, manipulables, lo que permite que el niño actúe con ellos como
agente transformador, en definitiva que se convierta como un sujeto activo.
Esta posibilidad de numerosidad requiere la permanencia del objeto, que al mismo
tiempo se apoya en la segmentación de los objetos, de manera que cada objeto se
encuentra separado de otros objetos que configuran el fondo permitiendo la acción.
Hay una paradoja entre las altas habilidades numéricas de los niños durante el
primer año de vida y las grandes dificultades a los dos, tres o cuatro años en
comprender, usar y comunicarse con otros cuando se trata de contar lo que sea en
una situación de la vida cotidiana.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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Por ende, el número es un sistema semiótico más complejo y se desarrolla después
que las representaciones bidimensionales altamente esquematizadas. Estas
representaciones con frecuencia sufren una transformación animada. Esto se
contrasta con las características de los defensores del bebé competente, porque
estos suelen darle a la realidad física como un mundo inanimado.
En la vida cotidiana los objetos no suelen moverse, desplazarse o transformarse
por su propia cuenta sino que se necesita la intervención de la acción intencional
de un agente. Además, dichos objetos ya se encuentran segmentados, lo que
implica ignorar la complejidad que lleva ese proceso de segmentación del objeto.
Es decir, que el número como sistema semiótico, puede que funcione de otro modo
y que requiera apoyarse fuertemente sobre otros sistemas semióticos más básicos.
“Puede que el sujeto “numéricamente precableado” sea considerado como un
sujeto pasivo que reacciona al medio altamente estructurado, mientras que el niño
de dos o tres años se esté comportando como un sujeto activo en un mundo que se
construye con la compañía y guía de otros que ya segmentan” (Rodríguez y
Scheuer :34).
De otro modo, Moll (1990) destaca la importancia que reviste enfrentar a los niños
a diversos escenarios donde tengan la necesidad de resolver situaciones
involucrando sus conceptos cotidianos en el campo de los conocimientos
científicos, ya que estos se encuentran interconectados y son interdependientes.
De esta manera, los niños no sólo aprenden en el ámbito escolar sino que en el
contexto social también elaboran conocimientos espontáneos, los cuales deben ser
complejizados, modificados y ampliados en el entorno escolar. Por ende, las
representaciones escritas que los niños ponen en juego ante la resolución de
problemas involucran escrituras numéricas y sobre la evolución de estas
representaciones se pueden ir observando sus aprendizajes sobre el conocimiento
matemático.
Los niños recorren un largo camino en la construcción de los conocimientos, en el
cual van progresando desde marcas no sistemáticas, pasando por representaciones
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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pictográficas e icónicas hasta llegar al símbolo numérico, esto se lo comprende
como notaciones numéricas. Estas se inclinan por conocer como el niño va
comprendiendo los saberes matemáticos.
Según Scheuer (2000) los diferentes sistemas convencionales de representación
escrita aportan herramientas para generar representaciones y comunicarse en
ciertas áreas, además también sirven para resolver problemas, crear nuevos objetos
e ideas, es decir, contribuir a la acción y al aprendizaje. Por lo tanto, toda
representación semiótica tiene una función principal que es representar otra
realidad y los símbolos numéricos son considerados sistemas de notaciones.
Dentro de las representaciones matemáticas, el sistema notacional numérico logró
una repercusión desde el punto de vista sociocultural. Se lo considera un lenguaje
universal que se emplea en las explicaciones de uso diario. En nuestra cultura, las
notaciones numéricas son significativas, se las considera desde una manera natural
y no se repara en el camino dificultoso por el cual tiene que transitar para
conformarse y construirse. Por eso, el sistema de numeración escrito en su uso
social enfrenta muchas actividades en la vida cotidiana. Por un lado, se encuentran
con la necesidad de interpretar una abundante información con símbolos
numéricos y anticipar momentos de estos, por otra parte, son ellos mismos los que
precisan usar estos símbolos escritos para comunicar una idea. Por ello, leer y
escribir números no son actividades recíprocamente inversas, como tampoco lo
son la escritura y la lectura.
La forma y la estructura de un sistema notacional reflejan de muchas maneras las
características centrales de los dominios de conocimientos en y para los cuales
fueron gestados. Por ejemplo, la notación musical representa notas que se
extienden en un continuo de bajas y altas. Las notaciones alfabéticas del lenguaje
marcan una separación entre las palabras, que son unidades de realidad psicológica
importantes para la comprensión y producción del discurso de la comunicación.
Scheuer (2000) plantea que las notaciones numéricas se construyen empleando un
conjunto reducido de formas como los numerales del 1 al 9, y de principios
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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organizadores, ya que los números son entidades conceptuales y abstractas
reducibles a unas pocas nociones nucleares que al combinarse se extienden.
Por ello, el modo de organizar el dominio matemático se encuentra ligado a la
organización del sistema de los números naturales, cuya abstracción y
ejemplificación es el sistema de notación numérica, ya que estos de una manera
oral suelen ser más confusos y limitados. También las personas que no se
encuentran expuestas a una cultura alfabetizada pueden llegar a aprender mucho
sobre los números. Las operaciones mentales y los cálculos llevados a cabo están
profundamente enlazados con la manera de codificar el dominio del valor a través
de un sistema notacional no ambiguo.
De esta manera, las notaciones numéricas son profundamente conceptuales,
construyen traductores fundamentales de conceptos numéricos, representan ideas
en lugar de dimensiones de carácter más observable. Por esta razón, las notaciones
numéricas se conforman de dos aproximaciones, los conceptos numéricos de los
niños y su comprensión de un sistema convencional.
Al estar vinculado a las manipulaciones matemáticas como el cálculo, la
adquisición del sistema de notación numérica no solo implica aprender un método
convencional para anotar cantidades y conceptos sino también dominar lo
numérico en un sentido más amplio.
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aprendizaje y la psicología cognitiva
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Reflexiones acerca de la propuesta curricular del Área de Matemática para
el Nivel Inicial de la Pcia. de Buenos Aires
El currículum para nivel inicial de la Pcia. de Buenos Aires 2008 tiene como
propósito central la enseñanza de la matemática para introducir a los alumnos en
un modo particular de pensar, de hacer y de producir conocimiento. Es decir, se
busca que los niños se enfrenten a las situaciones y al uso de los conocimientos
matemáticos para permitir un proceso de producción de conocimiento que guarde
cierta analogía con el quehacer matemático, considerando que ese funcionamiento
es constitutivo del sentido de los conocimientos.
La actualización curricular de 2018 comparte algunos aspectos del antiguo diseño
curricular como el considerar a la matemática como una herramienta social y
cultural que se encuentra al servicio de la resolución de problemas de la vida
cotidiana. “Se entiende por problema una situación que le permita al niño ingresar
en la tarea con los conocimientos que dispone y, a su vez, le propone un nuevo
desafío. Es decir, los conocimientos que posee no le resulten suficientes para
resolverla, e intente una nueva búsqueda de solución, por medio de diversos
procedimientos para la situación propuesta (DGCyE, 2007)” (DC 2018:37).
La matemática permite estructurar el pensamiento de los niños para resolver
situaciones, comunicarse con sus pares a partir de compartir un código común,
apropiarse de la cultura y disponer de instrumentos adecuados para operar en el
mundo. Al ser un producto cultural, se aprende y se enseña.
Consecuentemente, los niños aprenden a usar esta herramienta incentivados por un
problema que se encuentra en una situación de contexto con un sentido. Por eso,
los exige a buscar diferentes maneras de resolución al problema que enfrentan.
Este obstáculo es el motor de la matemática ya que los interpela a realizar diversas
acciones para superar el objetivo propuesto. Sin embargo, deberán ensayar varias
veces y diferentes maneras, hasta resolverlo y encontrar así la forma más adecuada
para la situación planteada. Resulta imprescindible compartir con sus pares los
aciertos y errores. También poder aceptar y pedir ayuda. Así como el problema les
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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fue entregado para su resolución, se tienen en cuenta los logros obtenidos a través
de las acciones que realizan y al mismo tiempo, devolver el aprendizaje construido,
de esta manera pueden hacer consciente lo aprendido.
Ambos diseños curriculares, tienen como eje central en el área de matemáticas el
sistema de numeración y número.
El currículum 2008 tiene como contenidos: el recitado de la sucesión ordenada de
números, lectura de números, la comparación de escrituras numéricas como mayor
que, menor que o igual que. También el uso de escrituras numéricas en diferentes
contextos.
Para recordar cantidades se tienen en cuenta el uso del conteo como una
herramienta para resolver diferentes situaciones a través del registro de cantidades
de marcas y números. Comparar cantidades en las relaciones de igualdad y de
desigualdad, como más que, menos que, mayor que, menor que.
También recordar posiciones con la designación de posiciones de objetos en una
serie ordenada y calcular a través de la exploración de situaciones que afectan a la
transformación de una situación contextualizada. De esta forma se puede trabajar
en agregar, quitar, reunir, partir, repartir, avanzar y retroceder.
A su vez, se tienen en cuenta orientaciones específicas para el trabajo con los
contenidos de matemática: recitado de la sucesión ordenada, comparación de
escrituras numéricas (mayor que, menor que, igual que), las escrituras numéricas
en diferentes contextos y el uso del conteo como una herramienta para resolver
diferentes situaciones.
En el recitado de la sucesión ordenada, los niños presentan diversidad e
inestabilidad de los conocimientos en relación con el recitado oral de la serie
numérica. Así que se pueden mencionar algunas características:
● El recitado de números es convencional.
● Mantienen la misma secuencia aunque no sea convencional.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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● Se notan omisiones o errores recurrentes como por ejemplo, cuando el niño
se bloquea. Sucede cuando los niños están contando y se detienen en el 29,
si interviene un adulto y les dice “30” ellos pueden seguir contando hasta el
39 y así sucesivamente. Esto refleja que aún no saben el nombre de las
decenas pero al mismo tiempo demuestran que han construido el aspecto de
esa regularidad del sistema de numeración, al reconocer que luego de cada
una de las palabras que representan los nudos de las decenas como 20, 30,
40, etc., los números siguientes se obtienen agregando números del 1 al 9.
● Se observa complejidad cuando se le pide al niño descontar uno en uno, en
el recitado de la serie hacia atrás.
La adquisición de estos conocimientos está involucrada en la actividad de recitar
la serie alrededor de los 2 años y se van desarrollando progresivamente.
Consecuentemente, no son muchas las situaciones donde se recurre al recitado de
la serie independiente de una enumeración. De todas formas es importante
proponer un trabajo vinculado al recitado de la serie en forma oral ya que permite
que el niño pueda extenderse en el conteo y enumeración.
También en el Diseño Curricular (2008) se tiene en cuenta la comparación de
escrituras numéricas. Los niños elaboran criterios de comparación de escrituras
numéricas aún cuando no conocen los nombres de los números ni pueden decir su
aspecto cardinal. Así, al comparar un número de una cifra con otro de dos cifras,
expresan que ‘es más grande porque tiene dos ‘números’. Por ende, comparar
escrituras numéricas no implica buscar la diferencia entre los números, es decir,
cuánto más grande es un número de otro, el trabajo que se propone está centrado
en la interacción con las escrituras para establecer relaciones.
Las escrituras numéricas en diferentes contextos requieren de tiempo para ser
adquirido. La denominación de los nudos es menos transparente que la de otros
números, por ejemplo, la palabra 30 no hace una referencia directa a que incluye
un cero, del mismo modo la palabra cien tampoco refiere a que se escribe con uno.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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Una vez que se descubren sus escrituras son fuentes de apoyo para producir nuevas
escrituras. Así, cuando deben producir números cuya escritura convencional
desconocen se apoyan en la escritura de los nudos y en informaciones que extraen
de la numeración hablada poniendo en juego la convicción de que los números se
escriben tal cual se los nombra.
Así mismo, los números escritos se encuentran en diversos contextos, por ejemplo
en las casas, en los teléfonos, en la calculadora, en los billetes, en los controles
remotos, en los calendarios, en las páginas de periódicos y libros, en los colectivos,
en los precios de los productos que se venden en los negocios, en folletos de venta,
en los envases, etc. Es tarea del docente promover la reflexión sobre el significado
de los números en cada contexto, producir, pensar y encontrar propuestas donde
escribir, comparar y ordenar números tenga sentido.
Por último, se tiene en cuenta el uso del conteo como una herramienta para
resolver diferentes situaciones. Por lo general se les pegunta a los niños “¿Cuántos
hay?” y las respuestas pueden ser muy variadas ya que contar no es una tarea fácil
de realizar, en estas situaciones el docente pone en juego diferentes estrategias
como:
● Activar en la memoria la serie ordenada de números.
● Hacer corresponder cada palabra y número enunciado con un solo objeto.
● Diferenciar los objetos contados de los que aún no han sido contados.
● Anunciar la última palabra como la que expresa la cantidad total de la
colección.
Estas situaciones, en donde los niños tienen que resolver problemas que impliquen
comparar, quitar, agregar, repartir en partes iguales, repartir, avanzar y retroceder
se lo trabaja a través de juego mediatizado.
El currículum 2018 se divide en tres ejes de enseñanza que son: el sistema de
numeración, el espacio y formas geométricas y la medida. En este trabajo solo se
hará hincapié en el sistema de numeración y número.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
49
En dicho diseño curricular se tienen en cuenta las trayectorias de los niños y se
plantean los objetivos en los que tiene que trabajar la docente.
El sistema de numeración posee cuatro ejes de contenidos: el reconocimiento oral
de la sucesión ordenada de números a partir de situaciones de juego y cotidianas,
el reconocimiento escrito del número y de la sucesión ordenada de números a partir
de situaciones de juego cotidianas, el uso de los números para comparar, establecer
relaciones, posiciones y registro de cantidades a través de diversos procedimientos
adecuados al problema a resolver y por último, la exploración de situaciones
referidas a las acciones de agregar, quitar, repartir, reunir, partir.
El primer eje plantea que al iniciar las experiencias, los niños tienen que recitar
oralmente la sucesión ordenada de números con posibles alteraciones, con
agregados u omisiones de los números. También deberían usar relaciones entre los
números, tales como “anterior a” y “posterior a”. Durante el desarrollo de las
experiencias los niños deben usar estas relaciones pudiendo adelantar más de un
número y como finalidad deberían usar las relaciones logrando retroceder o
adelantar más de un número.
El segundo eje parte desde las trayectorias en donde los niños puedan diferenciar
las letras de los números y al mismo tiempo adjudicarles un valor, también
reconocer la sucesión escrita de los números. Durante el desarrollo se les propone
trabajar la comparación de las escrituras numéricas para llegar al objetivo final de
leer, comparar y producir escrituras numéricas.
El tercer eje plantea que desde su trayectoria los niños deben designar oralmente
cantidades en situaciones de conteo en contextos de uso cotidiano, al mismo
tiempo iniciarse en la comparación de cantidades para establecer relaciones de
igualdad y desigualdad. Y trabajar identificación de posiciones dentro de una serie
de objetos ordenados. Durante el desarrollo de las experiencias utilizar el conteo
como herramienta para resolver distintas situaciones y problemas de la vida
cotidiana. Utilizar el conteo para establecer relaciones de igualdad, registrar
cantidades mediante símbolos que no son convencionales y poner una posición
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
50
dentro de la serie de objetos ordenados de manera correcta. Finalmente, lograr
como finalidad el registro de cantidades mediante la escritura numérica.
El último eje parte de la exploración de situaciones que afectan la transformación
de una colección, identificar los cambios en una colección e iniciarse en el proceso
de repartir, reunir y partir sin exactitud. Durante el desarrollo de las experiencias
trabajar con el número para repartir, reunir y partir, agregando o quitando para
transformar la cardinalidad de acuerdo con su necesidad. Para alcanzar como
objetivo final la identificación y utilización de nuevos y variados procedimientos
cómo la percepción global, conteo, resolver situaciones de agregar y quitar y
afianzar el uso del conteo para repartir, unir y partir.
Ambos diseños curriculares poseen los mismos contenidos, aunque el currículum
2008 cuenta con más orientaciones didácticas para las docentes del nivel inicial y
a su vez orientaciones específicas para trabajar con los contenidos, cómo debería
intervenir el docente y la manera de evaluar el proceso de aprendizaje en el área
de matemática.
El último currículum 2018 es mucho más acotado, si bien los contenidos no
cambian, se parte de las trayectorias de los niños desde el momento que inician sus
experiencias, qué debería pasar durante el desarrollo de estas y cuáles son las
finalidades a donde deberían arribar los niños. Se encuentra prescripto a partir de
los lineamientos de los contenidos a trabajar. No se tienen en cuenta orientaciones
didácticas para las docentes, ni orientaciones de como intervenir o evaluar. Queda
a libre interpretación de las docentes para pensar la propuesta didáctica y al mismo
tiempo plantea “que no es necesario que las mismas se organicen bloques o ejes,
ya que en la vida cotidiana esta diferenciación no existe” (Diseño Curricular 2018:
37). Sino que sus propuestas pueden ser más elaboradas desde la complejidad de
la vida cotidiana ya que los tres bloques se encuentran interrelacionados.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
51
Conclusiones
El trabajo monográfico se orientó a considerar el aprendizaje del número y el
conteo en niños de 5 años considerando los aportes de la neuropsicología del
aprendizaje y los aportes de la psicología cognitiva. Se tomaron los diferentes
aspectos teóricos para la construcción de la historia de la matemática y su
concepción como una construcción social, el código matemático como un sistema
externo de representación, las funciones psicológicas superiores y los aportes de la
neuropsicología del aprendizaje, los aportes de la psicología cognitiva en el
número y el conteo. Finalmente, se reflexiona acerca de la propuesta planteada en
los Diseños Curriculares en el área de la Matemática.
Partiendo desde la historia de la matemática se la considera y trata como un
producto cultural que va tomando diferentes formas ya que la misma es
considerada una construcción social y colectiva. Por ello, es necesario recibir dicho
aporte y contextualizar a la matemática en la cultura en la cual se encuentra
inmersa. Esto lleva a plantear que desde el nacimiento de la matemática se vinculó
con el desarrollo del número. Desde sus comienzos el concepto de número era
abstracto, luego se lo considero como un conjunto, fue un proceso muy gradual
poder conformarlo. Además de haber surgido, por una necesidad del avance de la
estructura social.
Es por ello, que en la actualidad, podemos repensar el sentido que le imponemos
al área y con qué finalidad la utilizamos en el espacio áulico. Conocer dicha
disciplina permite ampliar nuestras concepciones, deconstruirlas y volver a pensar
su finalidad. Esto lleva a rever la visión de los docentes sobre las mismas. Dicho
trabajo apunta a plantear desnaturalizar la clase de matemática en la que los
alumnos y la docente tengan que resolver problemas de manera aislada, sino que
se tiene como propósito generar una clase productora en la que ambos se
encuentren produciendo matemáticas de manera contextualizada.
Así mismo, se tienen en cuenta las representaciones matemáticas comprendiendo
que se dan a través de un proceso dinámico que al mismo tiempo se internalizan
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
52
mediante signos específicos, convencionales y contextualizados con reglas
sintácticas de procesamiento. Para ello, se tienen en cuenta los sistemas semióticos
en el desarrollo matemático considerando que los signos son construcciones
sociales y que los niños las van adquiriendo en el contexto que se encuentran
inmersos. Es así como el trabajo pone el acento, en su papel mediador de los signos
en el conocimiento matemático en los niños.
También considerando que la noción de representación es compleja, se la piensa
desde un sentido amplio integrada por las herramientas, que son signos y gráficos,
que se involucra en los procesos matemáticos y en las cuales los niños pueden
registrar y comunicar su conocimiento sobre las matemáticas. Esto recalca que
dichas representaciones externas se manifiestan en el lenguaje oral, los símbolos
escritos, dibujos o a través de objetos que manipulan los niños, por eso es
importante brindar un espacio en el aula para que puedan expresar libremente
dichas ideas sobre matemática y partir desde ese punto para planificar el trabajo en
el aula.
En la enseñanza de las matemáticas se debe tener en cuenta las relaciones de los
objetos de conocimiento y las representaciones para trabajar en base a la
articulación con el sentido de la adquisición de la matemática. Sin perder el foco
que el aprendizaje de los sistemas externos de representación convive con las
representaciones internas que se van construyendo y formando en el proceso de
aprendizaje del niño permitiendo la adquisición de los nuevos conocimientos.
Se debería proveer a los alumnos actividades con diferentes representaciones para
que pueda desarrollarse en experiencias variadas a la hora de trabajar en el área de
matemática y trabajar con diferentes representaciones además de ir conociendo el
funcionamiento de los sistemas simbólicos.
A su vez, también se considera a la matemática como una función psicológica
superior, ya que la enseñanza de ésta se comienza a desarrollar en las primeras
etapas de la vida del niño reviste mucha importancia por su rol ordenador del
conjunto de los procesos intelectuales. Las funciones cerebrales superiores son
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aprendizaje y la psicología cognitiva
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propias del hombre y al mismo tiempo son producto del aprendizaje pero no son
todas indispensables para la adquisición de todos los aprendizajes
Así, las funciones psíquicas superiores al ser producto del desarrollo y el
aprendizaje son procesos mediatizados y al mismo tiempo los signos son el medio
para instrumentarlas y direccionarlas. Por lo tanto el signo mediatizador se
encuentra incorporado como una parte fundamental en la estructura. Para lograr
ésto, se necesita que las funciones logren una estabilidad, destacando que no son
cadenas de reflejos o estereotipos. Lo que se busca es una interconexión de
relaciones en el cerebro que luego se vean representadas en las actividades que se
le presenten al niño.
La noción de sistema funcional complejo es tan amplia como un abanico de
conjunto de actividades. Naturalmente, todos los procesos mentales como la
percepción, la memoria, gnosias, praxias, pensamiento y lenguaje, escritura,
lectura y aritmética no pueden ser considerados como facultades aisladas o
indivisibles.
Se aborda el concepto de funciones cerebrales superiores planteado por Azcoaga
que hace referencia a las praxias, las gnosias y el lenguaje. Difiere de la escritura,
la lectura y la aritmética en que estas últimas se consideran adquisiciones del
proceso de aprendizaje dirigido en consecuencia, que son producto del aprendizaje
pedagógico, el cual requiere de las funciones cerebrales superiores.
Para articular las funciones psicológicas superiores y las matemáticas se tendrán
en cuenta los pilares básicos del aprendizaje que se encuentran compuestos por la
actividad nerviosa superior, el equilibrio o base afectivo emocional, los
dispositivos básicos del aprendizaje y las funciones cerebrales superiores. Son
dichos pilares el sustento y producto del aprendizaje. Un aprendizaje pedagógico
como lo es el matemático se asienta sobre un aprendizaje previo fruto de los
procesos de desarrollo del niño.
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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Esto lleva a plantear que la noción de número resulta de una elaboración
psicológica para la cual es importante que el niño pueda ejercer acción sobre los
objetos que lo rodean.
También se aborda el número y conteo desde la psicología cognitiva desde una
mirada más piagetiana, en la cual se plantea que la adquisición del número
presupone la comprensión de los niños de los principios de conservación de la
cantidad e inclusión jerárquica, es decir, que puedan establecer relaciones
cuantitativas entre clases. Por ende, dicha comprensión no surge del manejo de la
serie numérica oral convencional ni del conteo de colecciones de objetos sino de
la correspondencia y por lo tanto, la actividad de contar no es condición necesaria
ni suficiente para la comprensión de estos principios.
Desde dicha perspectiva se sostiene que los niños tienen mucho que aprender
acerca de las matemáticas y que la comprensión conceptual de los números se
profundiza con la edad y su proceso de aprendizaje, pero esto no significa que los
niños estén privados de toda representación mental genuina de los números.
Se puede decir que los niños toman contacto con los números en forma natural en
las distintas situaciones que se les presenta en la vida cotidiana. Se encuentran
presentes en expresiones verbales y escritas que se usan para resolver diferentes
problemas. Por eso, los niños, inmersos en su entorno social, realizan intercambios
cognitivos con sus pares o los adultos, en los que utilizan y dan significados a esas
representaciones y procedimientos.
En ellas se involucran la apropiación de las formas y las funciones, en cada niño
no se da en forma inmediata y simultánea, sino que depende de su desarrollo
cognitivo y de los contextos y situaciones cotidianas de su entorno sociocultural.
También existen respuestas dadas por los niños que no son propiamente numéricas
y para las cuales desarrollan otro tipo de estrategias que implican un cambio de
función.
Desde este punto de vista evolutivo se puede destacar que las formas
socioculturales se tornan cognitivas a medida que son adquiridas y usadas por los
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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niños para lograr una o varias funciones numéricas en situaciones cotidianas. Por
lo tanto a medida que en los contextos cotidianos el niño se interese por cuantificar
colecciones, tendrá la necesidad de apropiarse de la serie numérica de modo más
riguroso que cuando la emplea sólo para recitar o para etiquetar objetos. A su vez,
conocer la serie numérica y ser capaz de abordar la función de cardinalización, son
condiciones que permiten al niño comenzar a adicionar cantidades.
Es por ello, que las notaciones numéricas son profundamente conceptuales,
constituyen traductores fundamentales de conceptos numéricos y representan ideas
en lugar de dimensiones de carácter más observable. Por esta razón, las notaciones
numéricas se conforman de dos aproximaciones, los conceptos numéricos de los
niños y su comprensión de un sistema convencional.
Finalmente, se mencionan aspectos de la propuesta curricular del 2008 y 2018 en
el área de las matemáticas donde se sugiere que para estructurar el pensamiento de
los niños a la hora de resolver situaciones, comunicarse con sus pares a partir de
compartir un código común, apropiarse de la cultura y disponer de instrumentos
adecuados para operar en el mundo se tiene que interactuar, explorar y resolver
situaciones matemáticas. La misma, al ser un producto cultural, se aprende y se
enseña. De dicha manera, engloba lo que se viene desarrollando a lo largo del
trabajo.
En ambos currículums se aborda como un eje central del área de matemáticas al
sistema de numeración y número, en el cual se especifican aún más los contenidos
y propósitos que se deberían abordar desde dicho currículum prescripto. Si bien,
ambos diseños curriculares poseen los mismos contenidos, se dejan algunas
ventanas abiertas para que a la hora de las planificaciones los docentes no sean tan
estructuradas con sus planificaciones, sino que también se puedan tener en cuenta
en cada niño indicadores de avance, observar las capacidades de los niños y partir
desde una educación más contextualizada.
Los diseños curriculares toman aportes de la psicología cognitiva, por ejemplo
cuando se plantea la adquisición del número, que no solamente surge de la serie
Aprendizaje del número y el conteo en el niño. Algunos aportes desde la neuropsicología del
aprendizaje y la psicología cognitiva
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numérica oral convencional ni del conteo de colecciones de objetos sino de la
correspondencia de estos. Dicha rama se profundizó en la década del setenta
cuando se puso el énfasis en los saberes informales e intuitivos que poseen los
niños. A esto se suma, la idea de que el cálculo escolar se basa en un sistema
posicional que requiere un trabajo previo de comprensión del significado de los
números.
La realización del trabajo monográfico aportó mucho a la formación y al recorrido
de la carrera, principalmente en el conocimiento en el área de matemáticas
centrado en el número y el conteo en los niños de nivel inicial, tomando los aportes
de la neuropsicología y la psicología cognitiva. En cómo este se encuentra
integrado por la historia y la concepción de la matemática, en cómo influye dicha
construcción en lo social y la comunidad. Además de que la construcción del
código matemático fue conformando y modificando los sistemas externos e
internos de representación en cada individuo. Haciendo énfasis que la enseñanza
de las matemáticas en las primeras etapas de la vida del niño reviste una mayor
importancia ya que posee un papel organizador del conjunto de los procesos
intelectuales.
Considero que este proceso de aprendizaje me aportó bases sobre una temática
para seguir profundizando a futuro, despertó interés en una línea de investigación
y conocimiento que no se encuentra tan difundido en el ámbito académico.
Además, de aportarme herramientas para poder trabajar y socializar con docentes
y profesores en el ámbito escolar, para poder reflexionar sobre nuestras prácticas,
pensar nuevas alternativas para llevarlas a la practica en el aula y finalmente, tener
una visión diferente en lo que sucede en el aula con los niños.
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