Antiguos hallazgos arqueológicos en la Ciudad de Melilla

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41 REVISTA TRÁPANA INTRODUCCIÓN A continuación se recogen datos inéditos de los ini- cios de la actividad arqueológica melillense a co- mienzos del siglo pasado, si bien algunos de los ha- llazgos producidos ya fueron dados a conocer, creo conveniente una ampliación de los datos ofrecidos, incorporando nuevos análisis. Entre los autores que han sintetizado los diferentes descubrimientos ar- queológicos en la ciudad de Melilla, destacan las publicaciones de Mir Berlanga (1983), Saro Gandarillas (1983), Sáez Cazorla (1988) o Gozalbez Cravioto (1991), incluso por quien suscribe de ca- rácter general en Akros, la Revista del Museo 1 , ilus- tre sucesora de la ahora resurgida revista Trápana. A pesar de la falta de recursos o especialistas como norma general, considero estos primeros momentos en la incipiente gestión del patrimonio arqueológico melillense una etapa bastante viva, debido a las fascinación que despertarán los descu- brimientos arqueológicos en la sociedad de la épo- ca, provocando un interés inusitado por el pasado Antiguos hallazgos arqueológicos en la Ciudad Autónoma de Melilla Manu Aragón Gómez RESUMEN El siguiente artículo recopila un conjunto de noticias relacionadas con los descubrimientos arqueológicos acaecidos en la Ciudad Autónoma de Melilla. Estas referencias corresponden a la primera mitad del siglo XX, siendo extraídas tanto de medios locales como nacionales. Los hallazgos han sido sintetizados según su naturaleza y puntualmente han sido ordenados atendiendo a su situación topográfica. de nuestra ciudad. Unos hallazgos que precederán a unas décadas bastantes sombrías en materia de investigación y que perdurarán prácticamente has- ta los años setenta, caracterizadas por la falta de actuaciones o referencias salvo excepciones puntua- les. Las noticias que a continuación se mencionan tiene por situación geográfica la propia Ciudad Au- tónoma de Melilla y aunque no es fácil acotar un marco cronológico a esta primera etapa de gestión del patrimonio arqueológico, proponemos estable- cerlo entre las primeras referencias a los hallazgos a comienzos del siglo XX y el estudio del cerro de San Lorenzo de Miquel Tarradell y Mateu 2 , a me- diados de este mismo siglo, caracterizado por un análisis científico de los materiales arqueológicos. SOBRE ALGUNOS HALLAZGOS DE OBJETOS A través de distintas fuentes hemerográficas, prin- cipalmente El Telegrama del Rif, desde comienzos Museo de Arqueología e Historia de Melilla

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REVISTA TRÁPANA

INTRODUCCIÓN

A continuación se recogen datos inéditos de los ini-cios de la actividad arqueológica melillense a co-mienzos del siglo pasado, si bien algunos de los ha-llazgos producidos ya fueron dados a conocer, creoconveniente una ampliación de los datos ofrecidos,incorporando nuevos análisis. Entre los autores quehan sintetizado los diferentes descubrimientos ar-queológicos en la ciudad de Melilla, destacan laspublicaciones de Mir Berlanga (1983), SaroGandarillas (1983), Sáez Cazorla (1988) o GozalbezCravioto (1991), incluso por quien suscribe de ca-rácter general en Akros, la Revista del Museo1, ilus-tre sucesora de la ahora resurgida revista Trápana.

A pesar de la falta de recursos o especialistascomo norma general, considero estos primerosmomentos en la incipiente gestión del patrimonioarqueológico melillense una etapa bastante viva,debido a las fascinación que despertarán los descu-brimientos arqueológicos en la sociedad de la épo-ca, provocando un interés inusitado por el pasado

Antiguos hallazgos arqueológicosen la Ciudad Autónoma de Melilla

Manu Aragón Gómez

RESUMENEl siguiente artículo recopila un conjunto de noticiasrelacionadas con los descubrimientos arqueológicosacaecidos en la Ciudad Autónoma de Melilla. Estasreferencias corresponden a la primera mitad del siglo XX,siendo extraídas tanto de medios locales como nacionales.Los hallazgos han sido sintetizados según su naturalezay puntualmente han sido ordenados atendiendo asu situación topográfica.

de nuestra ciudad. Unos hallazgos que precederána unas décadas bastantes sombrías en materia deinvestigación y que perdurarán prácticamente has-ta los años setenta, caracterizadas por la falta deactuaciones o referencias salvo excepciones puntua-les.

Las noticias que a continuación se mencionantiene por situación geográfica la propia Ciudad Au-tónoma de Melilla y aunque no es fácil acotar unmarco cronológico a esta primera etapa de gestióndel patrimonio arqueológico, proponemos estable-cerlo entre las primeras referencias a los hallazgosa comienzos del siglo XX y el estudio del cerro deSan Lorenzo de Miquel Tarradell y Mateu2, a me-diados de este mismo siglo, caracterizado por unanálisis científico de los materiales arqueológicos.

SOBRE ALGUNOS HALLAZGOS DE OBJETOS

A través de distintas fuentes hemerográficas, prin-cipalmente El Telegrama del Rif, desde comienzos

Museo de Arqueología e Historia de Melilla

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del siglo XX podemos encontrar referencias a dis-tintos hallazgos de diversa consideración en la ciu-dad de Melilla.

No parece que fueran hechos aislados la localizaciónde artefactos bélicos en los distintos movimientos de tie-rra, fruto de la intensa hostilidad del entorno de la ciu-dad desde los inicios de la presencia castellana. En elaño 1910, relacionado probablemente con las dis-tintas baterías emplazadas durante los asedios, fuelocalizado un cañón por varios vecinos del barriodel Tesorillo3. En dicho artículo se señala «sea bienhallado este monumento arqueológico y saludémos-le con todo aquel respeto que merecen las cosas an-tiguas, y dediquémosle los mayores cariños, y acor-dándonos del actual estado de las cosas, que es depaz, de orden, de progreso y de confraternidad»(Figura I). Destaca la sensibilidad ofrecida haciaestos bienes en momentos tan tempranos así comoel lenguaje conciliador, a pesar de los recientes inci-dentes de 1909, en línea con el discurso contempo-ráneo de penetración pacífica en Marruecos. Al añosiguiente de estos descubrimientos, será localizadoun nuevo cañón junto a varios proyectiles durantelos desmontes del cerro de Santiago4. Según recoge lanoticia, junto al cañón aparecieron asociados huesos hu-manos, lanzándose la hipótesisde la posible explosión dedicha pieza de artillería y la consiguiente muerte de losatacantes.

Relacionado con este tipo de bienes, a mediados delos años ochenta, en el barrio del Príncipe deAsturias, fueron localizados dos cañones más. En1968 junto a la Puerta de la Marina, se localizó otrocañón, aunque en este caso su función se relacionacon su utilización como noray para facilitar el ama-rre de embarcaciones, como recientemente sucedióen el Club Marítimo, por lo que no es difícil pensaren la frecuencia de restos de este tipo en la ciudadno documentados.

En cuanto a la localización de munición, ésta hasido abundante en prácticamente todos los puntosde la ciudad, como corresponde a una plaza fuertemilitar, con varios asedios de importante conside-ración a lo largo de su historia. En 1914 se mencio-na el hallazgo de proyectiles en las obras que seefectuaban en el Torreón de Cal5 y meses despuésjunto a San Lorenzo6. En los últimos seguimientosarqueológicos que se han venido desarrollando enel Conjunto Histórico Artístico, estos materiales deépoca moderna han sido habituales, así proyectilesde hierro han sido localizados en lugares como elFoso de Hornabeque, baluarte de la Concepción Baja

o en proyectos de investigación como Casa del Go-bernador o la zona de las Victorias (Figura II).

Dejando de lado este patrimonio bélico, que enMelilla no faltan ejemplos, mucho más citado en labibliografía es el descubrimiento en el año 1912 deun asta de novillo en la zona antigua, durante lostrabajos de construcción de la rampa de laFlorentina7. Según el relato, los obreros encontra-ron este singular objeto en el interior de una cajade arenisca y estaba decorada con grabados, ade-más se indica la posibilidad que fuera una reliquiacartaginesa. Aunque los datos señalan que fue de-positada en el archivo de la Iglesia Parroquial, la-mentablemente sobre estos restos no existen mu-chas referencias más que permitan un correcto en-cuadre cultural8. El uso de ofrendas en los nivelesde fundación de algunas viviendas rusaditanas (si-glo II a.C.), ha quedado constatado en lasexcavaciones de Casa del Gobernador, por lo queno parecería descabellado la presencia de este tipode objetos rituales en la fundación de murallas uotros elementos del oppidum.

(Figura I).Referencia al hallazgode cañones. El Telegrama del Rif.

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Por lo general, la mayoría de las noticias recogi-das en los medios relacionadas con hallazgos deobjetos no permiten precisar una cronología y tansolo en casos puntuales sí puede aproximarse. Du-rante la construcción de la rampa que comunicabaCardenal Cisneros con el cerro de Santiago9 en elaño 1918, fueron localizados restos de ánforas si-milares a las descubiertas en el cerro de San Loren-zo, posiblemente T-7.4.3.3 de tradición tardopúnica(Figura III). Relacionado con esta cronología y nomenos interesante, es el descubrimiento de restosarqueológicos en enero de 1919 en las cercaníasdel Panteón de los Héroes de las Campañas. A raízde la ampliación del cementerio municipal10 fue pre-ciso realizar desmontes en el cerro de Ataque Seco,siendo recogidas en la parte superior varias ánforaspor los obreros que trabajaban en el proyecto . Es-tos envases se situaban a una profundidad de tresmetros y fueron traslados al recientemente creadoMuseo Arqueológico de la Junta de Arbitrios. Almes siguiente durante los mismos trabajos fue lo-calizada una vasija de barro que será trasladadaigualmente al Museo Municipal11.

Sobre estos envases tan frecuentes en nuestraciudad en contextos del siglo I a.C., puntualizar quefueron pronto caracterizados por Fernández de Cas-tro a comienzos de los trabajos exploratorios en elcerro de San Lorenzo, denominándolos «boca detrompeta», en la que ya apreció «dos o tres tipos»12.Está variedad morfológica en los envases del cerrofue advertida por Tarradell que señalaba variacio-nes según el perfil del labio en la boca, con tenden-cia a la verticalidad en las producciones más recien-tes de finales del siglo I a.C., teoría que venía re-frendada porque las últimas producidas llevan es-tampillas latinas a diferencia de las más antiguasque son púnicas13. Estas ánforas suelen tener bocade perfil exvasado con forma de embudo, cuello es-trangulado que se unen al cuerpo cilíndrico con asassemi cilíndricas, con apenas hombros, terminandoen un pivote hueco, siendo su altura por lo generalde 110 cm. Son envases muy conocidos y apareci-dos con el número 18 en la tabla tipológica que ela-boró H. Dressel a partir de materiales de la fosa delCastro Pretorio a finales del siglo XIX, más tardesería José María Mañá quien incluyó este tipoanfórico en el apartado C de su clasificación con dossubtipos C-1 y C-2. Joan Ramón Torres propuso lasubdivisión de C-2a y C-2b distinguiendo las pro-ducciones de Cartago de su imitación del «Circulodel Estrecho» pero conservando el nombre dado por

(Figura II). Proyectiles recuperados en lasintervenciones arqueológicas. Autor M. Aragón.

(Figura III). Noticia sobre el hallazgo de ánforas en elBarrio de Santiago. El Telegrama del Rif.

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Mañá. La propia Rusaddir fue productora de Dressel18/Maña C2b (T-7.4.3.3.) al ser localizados fallosde cocción en varios ejemplares, su principal carac-terística reside en el tono verdoso de las pastas.Actualmente la mayor precisión es aspectoscronológicos y morfológicos lleva a utilizar la obrade Joan Ramón Torres (1995) como principal refe-rente.

Lugar Año Cronología Hallazgo

Barrio Tesorillo 1910 XVIII d.C. CañónCuesta Santiago 1911 XVIII d.C. CañónFlorentina 1912 Desconocida Caja con astaTorreón de la Cal 1914 XVIII d.C. ProyectilesSan Lorenzo 1914 XVIII d.C. ProyectilesCuesta Santiago 1918 I a.C. ÁnforasDesmontescementerio 1919 I a.C. ÁnforasDesmontescementerio 1919 I a.C. Jarra

Tabla de restos citados

LA LOCALIZACIÓN DE RESTOS HUMANOS

El intenso proceso urbanizador que se dará en laciudad durante la primera mitad del siglo XX seráel principal causante del hallazgo de restos óseoshumanos en las distintas remociones, a juzgar porlas numerosas referencias que encontramos en losmedios. A diferencia de los materiales cerámicos, queno despertaría atención alguna a ojos inexpertos,aquellos son fácilmente reconocibles, especialmen-te los cráneos. Habitualmente el descubrimiento derestos humanos generaría cierto decoro, por lo queserá advertido a las autoridades, haciéndose eco losmedios. En la mayoría de las ocasiones los restospasarán al cementerio municipal tras hacerse cargoel juez instructor, dándose la paradoja que en el ac-tual campo santo comparten residencia las más va-riadas civilizaciones por decisión judicial.

Aunque tenemos constancia de varios hallazgosóseos, generalmente al no ofrecer la noticia datosrelevantes no permiten apuntar ninguna cronolo-gía, como el hallazgo producido en el cauce del arro-yo del polígono al practicar unas excavaciones detierra en el año 190414.

En el año 1906 durante la construcción de unabatería en las faldas del Fuerte Camellos fue locali-

zado un esqueleto en buen estado de conservación15.Un territorio en el que volveremos a encontrar re-ferencias con posterioridad, así en el año 1936, alefectuar los cimientos de unas viviendas en la lade-ra sobre el barrio del Tesorillo16, aparecieronenterramientos en grandes tinajas de barro cocido.Igualmente tenemos noticias de los años cincuentaal hacer excavaciones para construir las calles delbarrio de la Libertad, a 50 metros del hallazgo delas tinajas, donde fueron localizadas varias mone-das de bronce de las cecas de Castulo, Gadir yCarteia. Luís Soto estudió tres monedas aparecidasen estas obras donadas por un funcionario del Hos-pital Militar17.

En 1914 durante unas remociones realizadas porla Junta de Arbitrios fueron localizados restos deuna posible necrópolis en el barrio del Real18. Estasobras se desarrollaban para dar salida a las aguasque se vierten desde los altozanos, donde se halla-ban instaladas las antiguas dependencias y pabello-nes del cuerpo de intendencia, en las inmediacionesdel Zoco-Fondak, al norte del barrio. Las excava-ciones de tierra, bajo la dirección del ingenieroMoreno Lázaro y sobrestante Lacaci, se ubicabanen la enfilación de la antigua calle Salamanca e ibandel barranco Mezquita a los depósitos de la admi-nistración militar. Tras una capa de caliza afloró unestrato de cantos rodados y a su alrededor había uncintura de cantos colocados artificialmente, indican-do la dirección y el tamaño de un enterramiento.Destaca el hallazgo de un hueso con cuatro pulse-ras de cobre de pocos centímetros, unidas unas aotras por la acción del tiempo. Como señala la noti-cia, en otro hueso aparecieron dos pulseras más,siendo los huesos más largos de diez centímetros yno localizándose la parte correspondiente al cráneo.El general Villalba, presidente de la Junta de Arbi-trios por entonces, dispuso que continuaran lasexcavaciones con gran cuidado. Dos años después,durante los desmontes frente a los pabellones deintendencia para el relleno del solar en el que seconstruirá el mercado del Real19, fueron localizadosnuevamente restos humanos.

En unas remociones de tierras realizadas en elCerro de Santiago, fueron hallados restos humanosa mediados del año 1915, siendo considerados enlos medios locales como indígenas20. Varios añosdespués volverán a localizarse restos arqueológicosen sus cercanías, como hemos señalado anteriormen-te, recogiendo la publicación el hallazgo de varíasánforas con ocasión de realizar el desmonte para la

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construcción de una rampa de acceso al barrio deSantiago21. No cabe duda de que las futuras obrasque se desarrollen podrán deparar en su seguimientonuevos restos arqueológicos, al no haber estado lazona tan expuesta a la presión urbanística al ubi-carse barracones militares, normalmente de pocaafección en el terreno. Sin duda se tratará de unaocasión única para aumentar el conocimiento his-tórico de la ciudad.

En la parte antigua de la ciudad, uno de los ha-llazgos de restos humanos de los que disponemosdatos interesantes es el realizado durante la cons-trucción de un pequeño faro en el torreón de lasCabras22 en el año 1917. Cercano a este lugar, yahemos señalado anteriormente la localización de unacaja de arenisca con un asta en su interior, en estaocasión durante el transcurso de las obras de estefaro fueron localizados varios esqueletos bajo la ci-mentación de las murallas. Como relata la noticia,un primer cadáver estaba depositado en una fosaexcavada en la roca de casi dos metros de longitud,el esqueleto de pequeña estatura se situaba con unaorientación este-oeste y rostro orientado al este(Figura IV). La referencia señala que la edad deldifunto debía ser de unos cuarenta años y fue tras-

ladado al cementerio por orden del juez instructor.Dicho enterramiento, con un ritual sugerente, plan-tea serios problemas de interpretación ante la esca-sez de datos y las evidencias existentes que sitúanlas necrópolis extramuros, tanto en época antiguacomo islámica23.

Esto debe ponerse en relación con una interven-ción realizada recientemente en el Centro de Inter-pretación de Melilla la Vieja que discurre en el adar-ve entre el Torreón de las Cabras y el Torreón deBernal Francés. Al proyecto de exposición a travésde paneles con abundante documentación sobre elproceso de transformación de los recintos fortifica-dos, se suma su interior albergando un valor añadi-do, pues muestra un tramo de muralla localizado amediados de los noventa cuando se derrumbó el to-rreón por segunda vez. En esta ocasión, para la ade-cuación de este nuevo espacio, se realizó una inter-vención arqueológica, consistente en un tratamien-to de los restos de muralla en el que se retiraron losescombros adosados a ésta24, recuperando todos losmateriales susceptibles de aportar datos históricosy dándole al lienzo un tratamiento de conservación.En las labores de limpieza y adecuación de la mura-lla se recuperaron restos de ánforas tardopúnicasT-7.4.3.3 así como restos cerámicos de época islámicacomo ollas y marmitas modeladas a mano, jarritascon decoración pintada de pie indicado y cazuelasvidriadas. De la misma manera, se procedió aldesescombro y limpieza de una atarjea destinada ala evacuación de agua hacia el mar. Su construcciónno atiende a los modelos de las primeras murallasque se hicieron en Melilla en el siglo XVI, por loque añadiría componentes de tramos anteriores dela ciudad islámica y ésta a su vez de la antiguaRusaddir (Figura V). Los restos de muralla con-servados están asentados directamente sobre el ni-vel geológico de Melilla la Vieja, presentando unaaltura de 4 metros, 10 metros de longitud y unaanchura de 1,30 metros. En su fábrica se combinan

(Figura V). Restos de lienzo en el adarve del Torreónde las Cabras. Autor S. Ramírez.

(Figura IV). Noticia relacionada con el hallazgo deesqueletos en el Torreón de las Cabras.

El Telegrama del Rif.

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los sillares bien trabajados con otros que no estánescuadrados, incluso se pueden apreciar diferenciasen cuanto a la ordenación de sillares entre una caray otra, viéndose que no están dispuestos en hiladasordenadas, así mismo se pueden observar diversasreparaciones.

Continuando con los hallazgos de restos óseosen el siglo pasado, por lo general habría que señalarla falta de análisis que aportaran datos precisos, aun-que existen referencias puntuales relacionadas conel estudio de restos óseos de los hallazgos del cerrode San Lorenzo, yacimiento que recojo en un epí-grafe específico. Una de estas alusiones es la invita-ción de la presidencia de la Junta de Arbitrios a laSociedad Científica para el estudio antropológico delos esqueletos aparecidos en la necrópolis de SanLorenzo25 . Igualmente interesante es la invitaciónque hace el decano de la Facultad de Ciencias deMadrid, Manuel Antón, director del Museo deAntropología, Etnografía y Prehistoria que se inte-resó rápidamente por los hallazgos. En estos mesesmantendrá correspondencia con el General LuisAizpuru, comandante general de Melilla, al cualofreció su museo para alojar los restos en el casoque la ciudad no pudiera exponer los restos de for-ma conveniente. Además dicho especialista llamó laatención sobre la necesidad de guardar los esquele-tos de modo correcto, pues afirmaba «suele ser acha-que de arqueólogos guardar las cosas de arte y des-preciar los esqueletos que, sin embargo, tienen casisiempre mayor importancia». Por dichas razonesArráiz de Conderena, presidente de la Junta de Ar-bitrios, ordenó que se fueran coleccionando los es-queletos, llegándose a conservar intactas algunassepulturas para futuros estudios26. Este dato revelaque los esqueletos fueron recogidos y depositadosen algún lugar que desconocemos y por otro lado,la posibilidad de respetar de forma consciente cier-tas sepulturas. Un estudio antropológico de restoslocalizados en el cerro de San Lorenzo será realiza-do algún tiempo después, a finales de los años vein-te, por Francisco de las Barras, catedrático de an-tropología de la Facultad de Ciencias de la Univer-sidad Central que asumirá la jefatura de la secciónde etnografía del Museo de Antropología. A finalesde los años veinte, tras la muerte de su antecesorManuel Antón y Ferrándiz, llegará a ser nombradodirector del Museo Nacional de Antropología, Et-nografía y Prehistoria, cargo que ostentaría hastala Guerra Civil, desarrollando algunas charlas so-bre los restos de Melilla27.

Lugar Año Cronología Hallazgo

Arr. Polígono 1904 Desconocida Restos humanosFalda Camellos 1906 Desconocida Restos humanosBarrio del Real 1914 Desconocida Restos humanosTierras mercadoBarrio del Real 1916 Desconocida Restos humanosSantiago 1915 Desconocida Restos humanosCerro deSan Lorenzo 1915 Desconocida Restos humanosTorreón Cabras 1917 Desconocida Restos humanos

Tabla de hallazgos de restos óseos mencionados

LOS DESCUBRIMIENTOS

DEL CERRO DE SAN LORENZO

A la escasa documentación que tenemos de los pri-meros descubrimientos arqueológicos que debieronrealizarse en el desaparecido cerro de San Lorenzo,se suma el hecho que la información con la que con-tamos los investigadores ocasionalmente ni tan si-quiera era contemporánea. La primera noticia so-bre los descubrimientos será recogida décadas des-pués en referencia a la construcción del segundofuerte militar28, aunque indudablemente se debie-ron dar en 1583 con la construcción del primer fuer-te. Este segundo fuerte, realmente una torre degrandes dimensiones, tenía casi 500 metros cuadra-dos con foso de 3,50 metros de profundidad, por loque no es difícil imaginar la profunda afección ge-nerada en el terreno que daría lugar a estos prime-ros hallazgos documentados.

Un cuarto de siglo después de los primeros ha-llazgos, a comienzos de junio de 1905, se descu-brieron más restos en la ladera Este del Cerro deSan Lorenzo. En esta ocasión vino motivado porlos desmontes que se estaban realizando para relle-nos del taller de bloques para la construcción delpuerto. El descubrimiento de varias inhumacionesacompañadas de ánforas fue recogido por el diarioEl Telegrama del Rif29, aunque también a nivel na-cional los descubrimientos despertarán cierto inte-rés pues se referencian en La Vanguardia30, ElGuadalete31 o El Bien Público32. En estas labores esdigno señalar el papel realizado para dar a conocerlos hallazgos producidos por Manuel Becerra, in-geniero director de la Junta de Obras de los Puer-tos de Melilla y Chafarinas, enviando los restos a

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los distintos museos pero también la desarrolladapor el ingeniero de minas Alfonso del Valle, cuyafigura quizás siempre ha pasado desapercibida.

En las excavaciones que se realizan en la laderaEste del monte de San Lorenzo, han sido encontra-das varias sepulturas, con restos humanos y en cadauna de ellas un ánfora de barro.

Las tumbas, como las ánforas deben ser de épo-ca romana. Una de estas ha podido ser extraídaentera y se halla en perfecto estado de conserva-ción.

Con tal motivo se recuerda que cuando comen-zaron las obras del fuerte de San Lorenzo, fueronencontradas otras sepulturas análogas por lo quese supone que en aquel lugar debió existir un ce-menterio de la época en que los romanos eran due-ño de Melilla.

El distinguido Ingeniero del Puerto don Ma-nuel Becerra se propone remitir una de las ánforasal Museo Arqueológico de Madrid.

El Telegrama del Rif 04-06-1905

Madrid, viernes 9, 4 madrugada. (Urgente.)Telegrafían de Melilla que en unas excavaciones

efectuadas en el monte San Lorenzo, han sido des-cubiertas unas sepulturas antiquísimas, que se su-ponen romanas, así como otros objetos de valor ar-queológico.

La Vanguardia 09-06-1905

A diferencia de los restos documentados en es-tos primeros años, a consecuencia de la ampliaciónde la cantera para la construcción del taller de blo-ques, los realizados en 1908, a raíz de la construc-ción de un almacén para cereal no gozan de infor-mación detallada.

Según las fuentes, a finales de enero de 1908,debieron realizarse nuevos hallazgos de ánforas alefectuarse las obras de construcción de un depósitode granos y mercaderías, popularmente conocidocomo «Casa de los Silos», situado en la falda orien-tal del cerro de San Lorenzo. Los distintos trabajosfueron ejecutados por obreros de la compañíaTrasatlántica, la cual tenía adjudicada las obras deconstrucción del puerto melillense, en la cual tra-bajaba Fernández de Castro, posterior encargado

de las excavaciones arqueológicas. Algunos mediosnacionales, como La Correspondencia de España33,recogerán la noticia del hallazgo de restos antiguosal estar presente en la ciudad uno de sus redactores:

En las obras que hace la Compañía Transatlánticapara construir un almacén de cereales en la falda delcerro San Lorenzo, han sido halladas tres ánforasromanas.

Mañana continuarán las excavaciones, pues su-ponen los ingenieros que han de encontrarse más res-tos antiguos.

La Correspondencia de España 29-01-1908

Serán las actuaciones arqueológicas de 1915 y1916 las que gozarán de una mayor proyecciónmediática, especialmente por el abundante númerode piezas conservadas así como por su magníficacalidad que terminarán originando el primer Mu-seo Arqueológico de la ciudad de Melilla (FiguraVI). Estas actuaciones son quizás el periodo mejorconocido al existir varias publicaciones al respecto,

(Figura VI). Fotografía de las ánforas localizadas en elcerro de San Lorenzo (1915). Museos de Melilla.

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aunque solo trataremos aspectos inéditos relacio-nados con la prensa34.

A comienzos de 1915, Rafael Fernández de Cas-tro, periodista y jefe de la sección de estadística dela Junta de Arbitrios, solicitó al presidente de la Juntade Arbitrios, José Villalba Riquelme, que destinasedos obreros a las excavaciones del cerro de San Lo-renzo, tras observar restos en su superficie y retiraralgunos objetos con ayuda de algunos soldados delfuerte militar que se alzaba en su cumbre. Las refe-rencias de los hallazgos en los años anteriores, enlos que estaría presente el propio Fernández deCastro, debieron alentar estos nuevos hallazgos.

Algunos meses después, al extraer tierras se pro-dujeron nuevos hallazgos comunicando este hechoal sucesor en la presidencia de la Junta, el generalArráiz de Conderena, emprendiéndose a mayor es-cala los trabajos. No tardaron los medios locales ynacionales en hacerse eco de la noticia, publicandodiversos artículos35, incitando a la realización deintervenciones mucho más metódicas y la creaciónde un lugar donde depositar los objetos al serviciode los melillenses.

UN MUSEO ARQUEOLÓGICO

En distintas épocas y con ocasión de determina-das obras, fueron descubiertos en Melilla vestigiosde vieja civilización. Más de una vez hablamos deellos a nuestros lectores, como ocurrió al construir-se la rampa de Florentina, y al efectuar desmontesen el cerro de San Lorenzo.

En aquel sitio, inmediato al mar, antiguo fondea-dero de las pequeñas embarcaciones que se aproxi-maban a nuestra plaza, fue hallada una caja de piedraen cuyo interior había un cuerno de cabra que sepulverizó al abrirla y tratar de sacarlo. En el BarrioReal, en las inmediaciones de los almacenes de pajade Intendencia, se encontraron tres sepulturas depiedra, de forma ovalada, con esqueletos momificadosque tenían en los huesos de la muñeca aretes primi-tivos que resultaron ser de oro. Más tarde al pie deSan Lorenzo, fueron descubiertas sepulturas de ori-gen romano y en ellas ánforas, candiles, lacrimatoriosotros objetos artísticos que pasaron a poder de par-ticulares.

Estos días, al extraer tierras con objeto de sa-near dichos lugares del antiguo cementerio, se hanhecho nuevos descubrimientos, también de épocaromana y ello ha hecho pensar al General Arráiz en

la conveniencia de que se realicen trabajos de explo-ración de un modo científico. Cuando nos disponía-mos a escribir sobre este asunto, de gran interés his-tórico, para pedir que se guarden en un museo loshallazgos que lo merezcan, tenemos conocimientode la sabia medida adoptada por el entusiasta Presi-dente de la Junta de Arbitrios, que coincide tambiéncon una carta dirigida a nuestro Director y de la queson estos párrafos:

«He oído hablar de las excavaciones del cerro deSan Lorenzo, y sospecho que pueden ser interesantí-simo el ordenar esas excavaciones de manera que lasantigüedades que de ella se obtengan sirvan para algomás que para satisfacer el capricho o la curiosidadparticular.»

«¿No le parece a V. que coleccionadas y tratadascon el cuidado que esas cosas merecen, podrían ser-vir de base para constituir un pequeño museo quesería de un valor incalculable, en un pueblo que care-ce de tradición y testimonios de su historia antigua?¿No le parece a usted que es la ciudad de Melilla laque debe poseer y custodiar esos objetos si tienenverdadero interés histórico? »

«Creo que si cuanto me dijeron es cierto, comohay que suponerlo, debe llamarse la atención de lasautoridades locales, para que se conceda al asunto laatención que debe prestarle un pueblo culto y quedebe requerirse al Ministerio de Instrucción Públicay Bellas Artes para que sean estudiadas las excava-ciones por personas de verdadera competencia en lamateria, para no desmentir la bella tradición de nues-tra Patria, en que aparecen en íntima alianza las ar-

mas y las letras, el valor y la cultura.»Tiene la carta carácter íntimo, pero no podemos

resistir el impulso de dar a la publicidad lostranscritos párrafos, y, aun cuando pese a la modes-tia del autor, consignar que es de don Rafael Roda.

Este hombre, de vasta cultura, no solo atiende aldesarrollo de empresas, que como tantas veces he-mos dicho, han de españolizar la zona de nuestra in-fluencia, sino que presta también atención a cuantosignifique cultura, siendo también un enamorado delas bellas artes.

Ha habido, pues, coincidencia de pareceres y deello nos felicitamos. Sin la consulta hecha al Inge-niero do la Junta de Arbitrios señor Lázaro, en de-manda de datos para fundamentar lo que proyectá-bamos pedir, habríamos solicitado la creación de eseMuseo cuando ya lo planeaba el General Arráiz, hasta

el punto de haber dirigido un oficio al Excelentí-simo señor Comandante General a fin de queautorice los gastos que origine un trabajo me-tódico; de exploración.

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Entendemos que debo interesarse al Ministeriode Instrucción Pública, al objeto de que nombre per-sona perita que dirija los trabajos y facilite, si fuerapresiso, mayores cantidades do las que pueda dedi-car la Junta de Arbitrios.

Si dignos de estudios parecen los descubrimien-tos de San Lorenzo, tienen todavía mayor importan-cia histórica los del Barrio Real, pues todos los ves-tigios de las sepulturas y las lavas sobre ellas depo-sitadas indican que son de épocas remotísimas, des-de luego anterior á la erupción del volcán del Gurugú.

Hay en todo esto un interés de ter público. Hu-biera sido una verdadera pena que los objetos se per-diesen, por no conceder ahora al asunto la atenciónque merece.

Es este Museo Arqueológico y las colecciones queen él se guarden, testimonios de otras edades, po-drán ser orgullo de Melilla y constituir una pruebade su ilustración, de su amor a la historia, procla-mando, según queda antes consignado en frase felizde nuestro comunicante, la íntima alianza de las ar-mas y las letras, del valor y de la cultura.

El Telegrama del Rif 07-10-1915

A mediados de noviembre, las sepulturas y obje-tos se hallaban casi a diario, según relatan las fuen-tes. Desde el primer momento, las excavaciones ar-queológicas debieron vigilarse36 pues al igual queahora, multitud de curiosos centran su atención eneste tipo de trabajos. El notario Roberto Cano, co-rrespondiente de la Academia de la Historia enMelilla, mantuvo correspondencia con el prestigio-so entomólogo Manuel Martínez de la Escalera,publicándose en El Cronista información al respec-to, aunque inexacta debido a la falta de estudios deépoca antigua. A finales de noviembre de ese mis-mo año, el presidente de la Junta manifestará el ini-cio de diversas gestiones para que los objetos loca-lizados se quedaran en la propia ciudad y así crearun Museo Municipal, aludiendo a Fernández deCastro, el cual tenía relación directa con estos des-cubrimientos. Igualmente señaló que los trabajoscontinuarían por quedar buena parte de la necrópo-lis sin reconocer, localizándose objetos de cerámicao curiosas piezas de adorno de bronce, tales comobrazaletes, pendientes, sortijas y collares.

En un primer momento, los objetos fueron de-positados en una habitación de la Junta de Arbitrios,situada en la Casa Salama en el barrio del Mantele-

te. Pronto quedaría pequeña por lo que las piezas setrasladaron a las dependencias de la Jefatura de Po-licía, situada en el mismo edificio, reformada dosaños antes tras el incendio que arrasó el mercadodel mantelete que afectó seriamente el edificio. Deeste primer Museo Arqueológico estuvo encargadoRafael Fernández de Castro, director a su vez de lasexcavaciones. La inauguración del provisional mu-seo se realizó el 25 de noviembre de 191537, visitán-dolo el comandante general Aizpuru, acompañadodel general Arráiz, presidente de la Junta de Arbi-trios (Figura VII). Entre los objetos que másllamarón la atención al comandante general de esteprimer museo será la colección de lucernas roma-nas. En los días siguientes pasaron otras personali-dades, destacando a José Navarrete, catedrático dela Escuela de Artes y Oficios de Málaga.

Como recoge la prensa, el general Arráiz deConderena dio cuenta en la sesión de la Junta deArbitrios de la instalación de un museo con losobjetos localizados en el Cerro de San Lorenzo38,no llegándose a construirse el museo proyectado enla Plaza Torres Quevedo al cesar el general en sucargo. En cuanto a este museo, existe informacióntanto del traslado de las dependencias como del tras-paso de los objetos al patio que estaba empezando atecharse39. Otras noticias interesantes relacionadascon dichos hallazgos, son la referencia a CarlosLázaro sobre la realización de fotografías de losobjetos del museo40 o sobre la cronología de los res-

(Figura VII). Noticia sobre la instalación del primermuseo arqueológico de la ciudad. El Telegrama del Rif.

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ASOCIACIÓN DE ESTUDIOS MELILLENSES

tos por parte de Rodrigo Amador de los Ríos, direc-tor del Museo Arqueológico Nacional, al confirmarque eran a su juicio de época cartaginesa41.

Parece que a mediados de 1916 las excavacionesdebieron paralizarse y por ello Pablo Vallescá42 pe-dirá en la sesión de la Junta de Arbitrios que se aten-diesen dichos trabajos, unos ruegos que en octubreobtendrán su fruto al concederse 2500 pesetas parareiniciar las excavaciones43. Durante estos años,Fernández de Castro mostrará a las personalidadesmás importantes las excavaciones en el cerro asícomo el museo, recogiéndose en los medios algunasaportaciones al respecto, como la producida con lavisita del general Gómez Jordana44, alto comisariode España en Marruecos, que se interesará por lacontinuación de dichas excavaciones pero tambiénpor la posibilidad que se dieran estas investigacio-nes en otros lugares de la ciudad. No debió parecera la Junta de Arbitrios mejor persona para el cargode director del Museo de la ciudad que el propioRafael Fernández de Castro, prorrogado en el car-go tras pedir la excedencia como jefe del negociadode estadística de la Junta45.

Finalmente dichas actuaciones fueron suspendi-das tras la marcha del presidente Arráiz deConderena, señalando el propio Fernández de Cas-tro46 respecto a esta cuestión:

«…faltaba ambiente local para continuarla benemérita obra de investigación del cerrode San Lorenzo, y en esta situación creada porel cambio de autoridades, ante la que forzosa-mente habían de doblegarse las mejores volun-tades, fueron abandonados aquellos estudios[…] los contratistas, atentos naturalmente asu negocio, se emplearon en la más rápida yeconómica saca de tierras, utilizando barrenosde pólvora que aniquilaron los restos que aunpudieran existir allí de las antiguas necrópo-lis, con señalado dolor de un contado grupo depersonas que lamentaron no hubiera precedi-do a la demolición un reconocimiento comple-to de la superficie del cerro».

Íntimamente relacionada con dicha necrópolis,fueron los restos arqueológicos localizados duranteel transcurso de la construcción de la Casa de Soco-rro47 o durante unas remociones en 1921, donde fue-ron localizados nuevamente restos humanos en losdesmontes del cerro48. A escasos metros de la Casade Socorro volverán a repetirse hallazgos en los

ochenta, al localizarse un molino de tipo pompeyanode roca volcánica inacabado y restos de esqueletosen la calle Villegas.

En 1927 fue aceptada en la comisión perma-nente de la Junta Municipal la recepción de variasánforas y otros objetos antiguos por parte de laCompañía Española de Minas del Rif para el Mu-seo Arqueológico Municipal49, por lo que cabe su-poner que no todos los restos que se localizaban erandepositados en dicho lugar.

En el año 1928 serán trasladados los restosarqueológicos al templete del Parque Hernándezinaugurándose este nuevo Museo Municipal por elgeneral Gómez Jordana50, alto comisario de Españaen Marruecos. La explicación de los objetos, comono podía ser de otro modo, correrá a cargo del aho-ra cronista oficial Rafael Fernández de Castro. Aun-que la mayoría de los materiales arqueológicos quecomponían dicho museo fueron prácticamente loshallados en el cerro de San Lorenzo, se le irán su-mando diversos bienes descubiertos en estas pri-meras décadas, como señalan las referencias de loshallazgos citados (Figura VIII).

Para concluir, en relación a las noticias corres-pondientes a dicho cerro en la primera mitad delsiglo pasado, eje cronológico de nuestra publicación,señalar que aunque ya entonces constituía el lugararqueológico de la ciudad más importante, era in-minente su desaparición como podía advertirse enlos medios:

«El monte de San Lorenzo está llamado adesaparecer. Su base se reduce, sus suaves la-

(Figura VIII). Conjunto de restos arqueológicoslocalizados en el cerro de San Lorenzo.

Museos de Melilla.

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REVISTA TRÁPANA

do por el fuerte de Santo Tomas de la Cantera des-de la segunda mitad del siglo XVI hasta 168953 si-tuado en la zona alta del Barrio de Ataque Seco.Tras su pérdida, una construcción al otro lado de larambla (Calle Cándido Lobera) a modo de atalaya,realizaba la labor de vigilancia y hostigamiento dela población melillense, hasta la construcción en sualtura del fuerte de madera de Victoria Chica en1732. El cerro tiene una extensión de diez hectá-reas, situandose su parte más alta a 50 m.s.n.m, do-minando el promontorio de la ciudad vieja y de vi-tal importancia para su defensa, distando poco másde 500 metros de su centro.

El cerro queda cortado por el foso del CuartoRecinto Fortificado, construido en la segunda mi-tad del siglo XVIII, reforzando la línea de fortifica-ción conformada por Santa Isabel, San Miguel, SanCarlos, Victoria Chica, Victoria Grande y Rosario.

A partir de la primera mitad del siglo XX estándocumentados restos arqueológicos en el cerro, aun-que indudablemente éstos debieron darse con ante-rioridad. Muchos de ellos son de cronología desco-nocida y la información con la que contamos esca-sa. Desde finales de los años veinte es ocupada suladera occidental por el parque Lobera, alterandosustancialmente el subsuelo, mientras que la occi-dental sufrirá un intenso proceso urbanizador amediados de los noventa (Figura X).

Actualmente, a pesar de la gran remoción queha sufrido, siguen manteniéndose áreas con un altoriesgo de pérdida arqueológica. Las últimas inter-venciones demuestran este hecho, destacando elhallazgo de restos óseos humanos en fechas recien-tes, como en el año 1992 durante la apertura de zan-

(Figura IX). Vista del cerro del Cubo en la actualidadcoronado por las Victorias. Autor M. Aragón.

deras se convierten en escarpados al golpe dela piqueta del progreso, que destruye lo inútily ensancha el llano»51

En cualquier caso, ante la falta de interés por losinicios de la actividad arqueológica en Melilla, im-pulsar la revisión de los fondos depositados en elMuseo de Arqueología y buscar de forma exhausti-va la documentación relacionada con estas actua-ciones, a través de formulas como becas de investi-gación o estancias, se antoja la única manera de ofre-cer en lo sucesivo más datos, pues son muchas laspreguntas que quedan por responder.

Lugar Año Cronología Hallazgo

Cerro S. Lorenzo 1881 I a.C. Restos humanosCerro S. Lorenzo 1905 I a.C. Restos humanos

y ánforasCerro S. Lorenzo 1908 I a.C. Restos humanos

y ánforasCerro S. Lorenzo 1915 I a.C./ Restos humanos,

X d.C. ánforas ycampaniense

Casa de Socorro 1916 Descda. Restos humanosGota de Leche 1921 Descda. Restos humanosCerro S. Lorenzo 1928 XVII d.C. PlacaCerro S. Lorenzo 1980 I a.C. Restos humanosCasa de Socorro 1984 I a.C. Molino tipo

pompeyanoCerro S. Lorenzo 1986 I a.C. Restos humanosCerro S. Lorenzo 1987 I a.C. Restos humanosCerro S. Lorenzo 1988 I a.C./ Restos humanos

X d.C.

Tabla de restos localizados en el Cerro de San Lorenzo

Hallazgos en el Cerro del Cubo e inmediacionesDebido al alto interés arqueológico que despier-

ta el cuarto recinto fortificado y sus inmediaciones,merece dedicarle un apartado propio que vendría acompletar los análisis publicados desde el punto devista de la poliorcética. Un área que a pesar de losconstantes hallazgos, ha sido injustamente tratadahasta fechas relativamente recientes y que por suscaracterísticas podría haberse convertido en un par-que de carácter histórico-arqueológico desde hacedécadas52 (Figura IX).

El acceso a la zona alta del conocido como cerrode la Horca o del Cubo, en la documentacióncartográfica de época moderna, quedaba controla-

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jas en la calle Ejercito Español en la esquina delEdificio Monumental54, al realizarse obras de sote-rramiento de contenedores en la calle Pablo Vallescáen el año 200755 o finalmente durante la remode-lación del Teatro Kursaal en el año 2009.

Centrándonos en la primera mitad del siglo XX,en el año 1927 fue localizado en el foso del antiguofuerte de San Miguel un esqueleto56 (Figura XI).Los restos fueron recogidos y trasladados al Cemen-terio Municipal, existiendo referencias de tal suce-so incluso a nivel nacional57.

Al año siguiente, en la zona de Ataque Seco, du-rante los desmontes para la construcción de un par-que forestal aterrazado (Gómez Jordana actual Par-que Lobera), aprovechando la ladera occidental delcerro, fueron encontrados en las inmediaciones delfuerte de San Carlos restos de sepulturas58. RafaelFernández de Castro, cronista de la ciudad, dio aconocer el hallazgo a Cándido Lobera, presidentede la Junta Municipal, mostrándole un plato en per-fecto estado de conservación. Cándido Lobera or-denó que las remociones de la zona se realizaran deforma adecuada, con el fin de extraer con las máxi-mas garantías los objetos que podían hallarse en elinterior de las sepulturas.

UN CEMENTERIO ROMANOEN ATAQUE SECO

Uno de los más loables acuerdos de la Junta Mu-nicipal ha sido trasformar las alturas de Ataque Secoen parque forestal. Melilla apreciará en día no lejanolas excelencias de esa reforma en el centro de la ciu-dad.

Con grandes dificultades se lucha para que des-aparezcan las viviendas clandestinas, pero al fin varesolviéndose un problema local que terminará me-diante la construcción de las casas baratas acorda-das en el último Pleno de la Corporación Municipal.

Al efectuar los desmontes necesarios para la pre-paración del terreno, se ha encontrado un cemente-(Figura X). Candiles altomedievales localizados en el

cerro del Cubo. Autor M. Aragón.

(Figura XI). Noticia sobre el hallazgo de restos en elantiguo fuerte de San Miguel. El Telegrama del Rif.

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rio romano, análogo al descubierto en las faldas deSan Lorenzo.

Del hallazgo dio ayer conocimiento el señorFernández de Castro al presidente de la Junta, mos-trándole un plato de cerámica admirablemente con-servado; tanto, que parece de fecha reciente.

El señor Lobera ha dispuesto la ordenación delas excavaciones en forma adecuada, a fin de extraercon las máximas garantías los objetos que, como essabido, se depositaban en las tumbas de aquella leja-na época.

El Telegrama del Rif (14-10-1928)

El objeto que formaría parte del ajuar de unainhumación que hace referencia la noticia, es el pla-to de Terra Sigillata Itálica de tipo forma Consp. 18variante 2. Esta pieza es la más común de las for-mas datada entre el 15 a.C. al 30 d.C., con sigilum«serto» probablemente en referencia a un taller cuyopropietario o el alfarero tenía por nombre Sertorio(Figura XII). Se trata de un plato de pared vertical,unida al fondo por moldura de cuarto de círculo yen el fondo interno aparece la cartela rectangular(Figura XIII).

Lo interesante es que estamos ante un cambioen el patrón funerario de los rusaditanos, abando-nando el viejo modelo fenicio al otro lado del rioplasmado en la necrópolis de San Lorenzo, por unacercamiento a las puertas del Oppidum, donde sesituaría la necrópolis a finales del siglo I a.C.

De cronología aproximada sería la docena demonedas localizadas cerca de este lugar, al hacer los

cimientos de la Unidad Veterinaria Militar sobre laComisión Geográfica, de las cuales cinco procedíande la ceca de Gadir y siete de Carteia59.

Durante los trabajos de cimentación para la cons-trucción del Teatro Monumental en 1931, en el so-lar del demolido Teatro Alfonso XIII, de mayor ta-maño que su precedente, fueron localizados dos es-queletos humanos en el ángulo del solar y a ochen-ta centímetros de profundidad. A escasa distanciade ese lugar, volvió a producirse el hallazgo de res-tos, siendo informado tanto el Juez de InstrucciónUrrutia como el médico forense Barrientos, quiendeterminó «la antigüedad de los restos y la juven-tud de ambos»60. Uno de los esqueletos fue localiza-do con la dentadura completa, además de señalar lareferencia la localización de restos animales. La pu-blicación recoge que por el relato de los antiguosvecinos, en dicho lugar existió un cementerio mu-sulmán, haciéndose eco los medios nacionales de estamisma noticia61.

Muy cerca de los restos anteriormente mencio-nados, un joven localizó en la tierra algunos restoshumanos en 193362. Como se describe en la referen-cia los huesos fueron hallados en las faldas del montede Ataque Seco cerca del cine Kursaal, haciendo eljoven entrega de ellos y puesto en conocimiento delJuzgado de Instrucción.

Para concluir sobre dicho cerro, a tenor de loshallazgos antiguos mencionados y las aportacionesmás recientes, podemos caracterizar los distintosámbitos (Figura XIV):

–Zona alta del cerro en torno a los fuertes delas Victorias. Están constatados hallazgos de res-

(Figura XIII). Pátera de sigillata localizada en elparque Lobera. Museos de Melilla.

(Figura XII). Estampilla latina sobre pátera de terrasigillata. Autor M. Aragón.

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ASOCIACIÓN DE ESTUDIOS MELILLENSES

Lugar Año Cronología HallazgoDesmontescementerio 1919 I a.C. ÁnforasSan Miguel 1927 I a.C. Restos humanosParq. Lobera 1928 I d.C. Sigillata y

restos humanosEd. Monumental 1931 D esconocida Restos humanosFaldas Ataq. Seco 1933 D esconocida Restos humanosColegio España 1973 D esconocida Silo y restos

humanosAlcazaba 1973 I a.C./ Campaniense,

IX-X d.C sigillata yánforas.Silos

Parq. Lobera 1961/62 D esconocida Sigillata yrestos humanos.Silos

Zona las Victorias 1984 I a.C. ÁnforasAlcazaba 1993 Bronce Restos

prehistóricosZona las Victorias 1989 D esconocida Restos humanosEd. Monumental 1992 D esconocida Restos humanosParq. Lobera 1999 I a.C./

IX-X d.C. Campaniense.Silos

Parq. Lobera 2007 I a.C./IX-X d.C. Campaniense

y ánforasZona las Victorias 2007 I a.C./

IX-X d.C. ÁnforaAltos García Morato 2008 I a.C./

IX-X d.C. Campaniensey Kuass

Kursaal 2009 D esconocida Restos humanosAlcazaba 2012 I a.C./

IX-X d.C. Campaniensey sigillata

Zona las Victorias 2012 I a.C./IX-X d.C. Campaniense,

sigillata yánforas. Silos

Tabla de restos localizados en el Cerro del Cubo

e inmediaciones

HALLAZGOS SIMULADOS

Capítulo aparte merece la utilización de supuestosdescubrimientos en la ciudad como objeto deinocentadas. En los últimos años, con el aumentode las intervenciones arqueológicas en Melilla, hansido frecuentes las referencias a «hallazgos extraor-dinarios» en los distintos medios de comunicación.

tos en los años 1984, 1990, 2008 y 2012. Zonade enterramientos en época tardopúnica y asen-tamiento rural en época altomedieval con silos.

–Ladera oriental, conocida como la Alcaza-ba. Documentación de restos en los años 1973,1993 y 1997. Asentamiento rural con numero-sos silos altomedievales.

–Zona baja en contacto con la antigua vegadel rio de Oro. Restos humanos en 1931, 1933,1992, 2008 y 2009. Probablemente necrópolisaltome-dieval. Zona ofensiva en época modernacon gran actividad.

–Zona occidental, conformada por el actualParque Lobera. Restos localizados en los años1928, 1961, 1999 y 2007. Zona de necrópolis enépoca romano imperial y asentamiento rural enépoca altomedieval.

(Figura XIV). Localización de restos arqueológicos enel cerro del Cubo. (Humanos, Antiguos e Islámicos).

Archivo General de Simancas. SGU, 00532, 01.Adaptación M. Aragón.

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REVISTA TRÁPANA

Habitualmente se citaban para tales menesteres lu-gares en los cuales se desarrollaban obras, aunquetal práctica no es algo novedoso de estas décadas,pues ya existen referencias a principios del siglopasado.

Noticias de este tipo se aprecian cuando las fuen-tes dan cuenta del hallazgo de un tesoro en el ba-rrio del Carmen63, seguramente incitado por losprimeros descubrimientos en el cerro de San Lo-renzo. La noticia relata el hallazgo por varios obre-ros de una tinaja llena de monedas de oro y plata.Durante la noche, continuaron los trabajoslocalizándose dos pequeñas orzas más, también conmonedas. Para dar mayor credibilidad se citan losnombres tanto del dueño como de los operarios asícomo las cuestiones legales derivadas del hallazgo.

De mayor extensión es la noticia relacionada conel hallazgo de monedas de oro y plata en la playadel Hipódromo64 en 1913. Según relata la noticia,un pescador encontró dos pequeñas cajas de made-ra en la arena con una moneda de oro cada una, pen-sando que pudieran existir más continuó con la bús-queda localizando otras tantas más. Al ver el éxitode su búsqueda, el pescador llamará a sus hijos des-cubriendo más cajas similares. Qué duda cabe de queal día siguiente debieron congregarse numerososimprovisados buscatesoros.

En pleno fervor de los descubrimientos arqueo-lógicos, como inocentada, una de las noticias de191565 fue presentar los restos del cerro de San Lo-renzo como si de una gran ciudad romana se trata-ra. En la publicación se describe el hallazgo de man-zanas de casas con calzadas y relieves mitológicosque contribuirá a la posterior indefinición de losrestos localizados.

Las excavaciones que se están efectuando en elCerro de San Lorenzo por orden de nuestra autori-dad municipal, han dado por resultado el descubri-miento de una ciudad romana que confirmó las in-vestigaciones geográficas de Estrabón.

Hace unos días, los obreros de la brigada que rea-liza los trabajos de excavación, notaron que no obs-tante los esfuerzos de ellos, oponía el pavimento duraresistencia a los picos y azadones. El capataz que di-rige los trabajos ordenó que con palas y legonas serascase la superficie socavada, dando por resultadoesta operación el descubrimiento de una sólida-pavimentación formada por grandes losas de piedra.

Avisados los señores encargados de estos traba-

jos, ordenaron que con gran actividad siguiesen aque-llos por distintos sitios, dando por resultado el des-cubrimiento de una calle y las ruinas de una casa.Reconocidas estas ha podido comprobarse que se tra-ta de una calzada romana.

La parte descubierta tiene aproximadamente unos100 metros de extensión; su superficie está formadapor grandes lozas de piedra blanca de unos 75 centí-metros cuadrados. En ambos extremos con una lige-ra altura de unos 20 centímetros, se distinguen gran-des losas, remedos de nuestras aceras, con la diferen-cia de que constituyen bloques de piedra de cuatro ycinco metros de longitud con la superficie rayada.

La calzada tiene un pequeño declive es muy se-mejante a la qué han reproducido varias obras ar-queológicas de las descubiertas en Sagunto,Numancia y Mérida.

Se distinguen perfectamente las ruinas de man-zanas de casas. En una de ellas, véase la piscina de uncuarto de baño y fragmentos de piedra esculpida condibujos mitológicos y un retazo, pintado al óleo, conla cabeza dé matrona.

Hay descubiertos ya unos 100 metros de largopor 300 de anchura, en lugar situado en la parte Nortedel Cerro y no cabe duda de que los escombros sonde una ciudad romana

El Telegrama del Rif 28-12-1915

CONCLUSIONES

La utilización de fuentes hemerográficas constitu-ye un recurso muy útil a la hora de abordar el estu-dio de los primeros descubrimientos arqueológicosque se dieron en la ciudad de Melilla a comienzosdel siglo pasado. Una labor desarrollada puntual-mente por los estudiosos de la ciudad ante la esca-sez de información y la gran dedicación que reque-rían tales menesteres. Afortunadamente, la digita-lización de los principales medios de la época asícomo de las revistas ilustradas permite a los inves-tigadores simplificar el tedioso proceso de búsque-da y clasificación, poniéndola al alcance de un pú-blico mucho más amplio, permitiendo a especialis-tas y curiosos instantáneas de una época que nosacerca a los primeros momentos de los descubri-mientos. Una fuente que sumerge al lector en aque-llos acontecimientos, transmitiendo una cercaníaque no es posible alcanzar en publicaciones redac-tadas con posterioridad y con carácter científico, por

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ASOCIACIÓN DE ESTUDIOS MELILLENSES

ello siempre estas referencias deben ser tomadas conbastante cautela y contrastadas con otras fuentes.

La mayoría de las noticias recopiladas de los ha-llazgos no aportan contextos arqueológicos clarosque permitan un correcto encuadre cultural, aun-que sí alertan sobre espacios en riesgo ante cual-quier remoción que lamentablemente como en elcaso del cerro de San Lorenzo, han desaparecido enla actualidad. En otros casos como el cerro del Cubo,permite suponer que sus laderas eran también co-nocidas por ser uno de los lugares de mayor poten-cia arqueológica de la ciudad desde comienzos delsiglo pasado. A tenor de los datos, la realización deun mapa de intervenciones arqueológicas en el quese solapan los restos documentados en los distintosmomentos, permite ver con claridad las zonas demayor sensibilidad y que deben gozar de mayor pro-tección, como son los espacios ocupados por los re-cintos fortificados e inmediaciones, caso de la zonadel parque Lobera (Figura XV).

Como se desprende de la información recopila-da, la primera mitad del siglo XX está determinada

por la toma de contacto con el pasado de la ciudad através de los frecuentes hallazgos. En la mayoría delas ocasiones estos descubrimientos fueron fruto delazar y no implicarán un estudio riguroso, salvo con-tadas excepciones, unas actuaciones caracterizadaspor la falta de especialistas ante los diferentes ha-llazgos arqueológicos. Aunque la mayoría de la po-blación carecía de una adecuada concien-ciación porla conservación e investigación del patrimonio dela ciudad, podemos detectar en estos momentos laimplicación por parte de un sector de la sociedad enestas cuestiones. Normalmente correspondería apersonalidades con un papel activo en la gestión dela ciudad que como resultado generarían actuacio-nes importantes, como fue el envío de bienes a mu-seos nacionales, la excavación de los restos arqueo-lógicos, la creación del primer Museo Municipal ola difusión de los yacimientos en los medios al restode la sociedad, tanto a nivel local como nacional.

Con estos inicios tan brillantes, sorprende la laxi-tud administrativa hasta fechas recientes por el pa-trimonio no visible, unas circunstancias que fueron

(Figura XV). Plano de intervenciones arqueológicas en la ciudad de Melilla. Autor M. Aragón.

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REVISTA TRÁPANA

acompañadas de una perezosa comunidad científicaque, ante los lances sobre el patrimonio arqueológi-co de esta ciudad, no ejerció el papel que le hubieracorrespondido.

Unos primeros pasos que podrían haber incen-tivado la formación de profesionales, aunque lamen-tablemente faltaron políticas de protección, inves-tigación o difusión acordes con el interés de la ciu-dad desde el punto de vista arqueológico. Aunquepasarán muchas décadas sin atenderse a estas cues-

tiones, personas de gran sensibilidad empezarán apreocuparse por la ciudad y su pasado a partir delos setenta y, con el paso a la democracia, a organi-zarse, reclamando a sus gobernantes unos mecanis-mos de protección adecuados para con el patrimo-nio cultural, constituyéndose en instituciones comola propia Asociación de Estudios Melillenses, ver-dadero referente de la salvaguarda cultural de laciudad, germen de una prolífica generación de in-vestigadores de la que somos deudores.

NOTAS

1. ARAGÓN GÓMEZ, Manuel (2008). «La protecciónde patrimonio arqueológico de Melilla. La cartaarqueológica terrestre (1881-2007)». Akros. La revistadel Museo, nº 7. Melilla: Fundación Melilla CiudadMonumental. Ciudad Autónoma de Melilla; p. 87-94.

2. TARRADELL, Miguel (1954). «La necrópolispúnico-Mauritania del cerro de San Lorenzo, enMelilla.» ICongresoArqueológicodeMarruecosEspañol.Tetuán; p. 253-265.

3. «Un cañón moro». El Telegrama del Rif, 26 de agostode 1910.

4. «Hallazgo de un cañón». El Telegrama del Rif, 14 defebrero de 1911.

5. «Plaza y Campo». El Telegrama del Rif, 19 de mayode 1914.

6. «Plaza y Campo». El Telegrama del Rif, 26 de mayode 1914.

7. «En Florentina. Un hallazgo interesante». ElTelegrama del Rif, 09 de noviembre de 1912.

8. «Sobre un cuerno». ElTelegrama delRif, 10 de octubrede 1915.

9. «En Santiago. Hallazgo arqueológico». El Telegramadel Rif, 16 de abril de 1918.

10. «Hallazgo arqueológico». El Telegrama del Rif, 8 deenero de 1919.

11. «Plaza y Campo». El Telegrama del Rif, 21de febrerode 1919.

12. FERNÁNDEZ DE CASTRO Y PEDRERA, Rafael(1945). Melilla prehispánica: apuntes para una historiadel septentrión africano en las Edades Antigua yMedia.Madrid: Instituto de Estudios Políticos. p. 230.

13. TARRADELL, Miguel (1954). «La necrópolispúnico-Mauritania [...], op. cit, p. 1.

14. «Hallazgo de restos». ElTelegrama delRif, 17 de mayode 1904.

15. «Hallazgo». El Telegrama del Rif, 07 de noviembre de1906.

16. Un nombre proveniente del cerrillo existente queprobablemente albergó restos de cierta consideración.

17. SOTO, Luis. Melilla: sus orígenes y su indiscutiblesoberanía. (Artículo inédito).

18. «En el barrio del Real. Descubrimientos interesantes».El Telegrama del Rif, 30 de octubre de 1914.

19. «Plaza y Campo». El Telegrama del Rif, 10 de mayode 1916.

20. «Plaza y Campo». El Telegrama del Rif, 11 de febrerode 1915.

21. «En Santiago. Hallazgo [...], op. cit, p. 3.22. «En el Torreón de las Cabras. Hallazgo de un

esqueleto». El Telegrama del Rif, 31 de julio de 1917.23. Probablemente la realeza y los altos dignatarios

excepcionalmente podían enterrarse en la medina yno necesariamente en la makbara de Malila situadaen la ladera del cerro del Cubo.

24. Proyecto ejecutado por el Instituto de CulturaMediterránea.

25. «Sociedad científica». El Telegrama del Rif, 20 defebrero de 1916.

26. El Cronista, 20 de enero de 1916.27. «Sociedad de Antropología».ABC, 05 de diciembre de

1930.28. «Descubrimiento». El Telegrama del Rif, 4 de junio

de 1905.29. Ibídem.30. «Últimas Noticias». La Vanguardia, 9 de junio de

1905.31. «Cementerio romano en Melilla». El Guadalete, 18

de agosto de 1905.32 . El Bien Público, 19 de agosto de 1905.33. R. BONNAT, Agustín (1908). «Desde Melilla». La

Correspondencia de España, 29 de enero de 1908.34. Las aportaciones de las revistas ilustradas son muy

sugerentes que reservamos para una posteriorpublicación.

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35. «Un Museo Arqueológico». El Telegrama del Rif, 07de octubre de 1915; «Interesantes descubrimientosarqueológicos». La Ilustración Artística, 18 de octubrede 1915.

36. El Telegrama del Rif, 27 de enero de 1916.37. «Instalación de un museo». El Telegrama del Rif, 25

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52. Actualmente se está poniendo en valor de la zonaalta del cerro por parte de la Consejería de Fomento,

realizando controles arqueológicos por parte delInstituto de Cultura Mediterránea, bajo direcciónarqueológica de Mari Carmen Lechado Granados.

53. VÁZQUEZ, N. (1722). Descripción de la provincia deAlcalaya. SHM.

54. Melilla Hoy, 12 de febrero de 1992. Melilla Hoy, 14 defebrero de 1992.

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