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alfabetizacion inicial a niños con autismo
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ESCUELA NORMAL PROFESOR CARLOS A. CARRILLO
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PRIMARIA
TERCER SEMESTRE
PROCESOS DE ALFABETIZACIÓN INICIAL
JESÚS JOSÉ BARRÓN POSADA
METODOLOGÍA PARA LA ALFABETIZACIÓN INICIAL
REGIÓN 2
Correo electrónico: [email protected]
SANTA MARÍA DEL ORO, DURANGO. ENERO DE 2014
PRESENTACIÓN
En este documento se abordan las principales teorías que
lideran los planes y programas de estudio actuales, teorías que
versan sobre el socioconstructivismo, de la posibilidad de
aprender con la que cuenta el alumno si se le proporciona la
orientación y motivación por parte de los agentes involucrados
en el proceso de la lectoescritura.
Cuando se trata de educación, deben establecerse
estrategias de intervención en todo lo relacionado con el
proceso de enseñanza-aprendizaje, cada tema, cada situación que
se presente; no es concebible el hecho de ver a un docente
exigiendo a un niño leer y escribir sin que antes se le haya
preparado para esta interesante actividad. Con esto se llega a
la idea de planificar secuencias didácticas para instaurar
propósitos comunicativos y didácticos, objetivos, aprendizajes
1
esperados, criterios de evaluación; secuencias en las que
implica analizar, hacer cambios, incorporar situaciones no
previstas, modificar el rumbo, innovar.
Y para crear secuencias didácticas se cuenta con el
apoyo de los libros de texto y una maravillosa herramienta: el
Programa de Estudios, Guía Para el Maestro (2011), que
básicamente está indicando qué hacer, propone actividades que,
algunas de ellas se abordarán más delante, plantea los enfoques
de cada materia, incluso los aprendizajes que se esperan
alcanzar al final de las actividades.
Todo esto va encaminado al hecho del tema que se
abordará en los siguientes apartados: La alfabetización inicial
desde una perspectiva socioconstructivista, situaciones
comunicativas, prácticas sociales del lenguaje, etc. Ahora el
docente cuenta con el material y las orientaciones necesarias
para establecer criterios de intervención que, en colaboración
con los padres de familia, le permitirá acercar a los niños a
los procesos de alfabetización inicial a través de actividades
dinámicas y con finalidad social.
2
JUSTIFICACIÓN
Durante los semestres, segundo y tercero, se trabajó en las
asignaturas: Prácticas Sociales del Lenguaje y Procesos de
Alfabetización Inicial, con las propuestas de algunos autores
sobre la enseñanza del lenguaje oral y escrito. Algunas de
ellas nos han abierto nuevos panoramas para comprender el
significado que tiene la enseñanza del español durante las
primeras etapas de escolarización, cómo debemos trabajar las
actividades, en qué apoyarnos para acceder al mundo de los
niños, de qué manera el niño se ve interesado por aprender. El
Programa de Estudios 2011 sugiere actividades donde la
competencia comunicativa está explícita, “regada” por todas
partes.
Este documento está redactado con la finalidad de apoyar
los procesos de la alfabetización inicial, procesos innovadores
y que se desarrollan en conjunto, la familia, el niño, el
docente, la sociedad, etc. Crear un ambiente alfabetizador
altamente afectivo, tomando como punto de partida al niño,
quien es la base de nuestra razón de ser en el magisterio.
3
Realmente buscamos “plantar en la mente de cada sujeto” la idea
de que es un acto de suma importancia para la sociedad, ya no
se trata de aprender para ser alguien en la vida, sino de que
estudiar y evolucionar las concepciones y las competencias
permite a los individuos verse inmersos en el nuevo mundo
globalizado, en donde si demuestras lo que adquieres durante
los primeros años de vida, estás dentro, sino, tienes que
buscar desesperadamente otra cosa que te de gusto, felicidad,
de comer…
FUNDAMENTACIÓN
Se han revisado diversos textos para elaborar o seleccionar una
metodología que nos permitirán introducir a los niños en el
proceso de alfabetización inicial. Textos que incluyen a: Brian
Cambourne, Myriam Nemirovsky, Ana Teberosky, Sofía Vernon,
Frida Díaz, Judith Meece, Delia Lerner, Emilia Ferreiro,
Margarita Gómez, el Programa de Estudios 2011.
Proponen un enfoque donde leer y escribir son
actividades comunicativas, que los niños deben entrar en
4
contacto con diferentes tipos de texto desde un inicio.
Comparten la idea de que el mejor tipo de intervención es
cuando el maestro propone situaciones de interés para los niños
en las que hay un problema a resolver o que, al menos,
representa un reto, y los invita a buscar formas de solventar
dicho reto o problema; se debe interesar al niño en la lectura,
que no lo tomen como un castigo o algo parecido, no obligarlos,
sino inquietarlos y que les llame la atención; el niño se
convierte en un sujeto activo que aprende, indaga, asimila las
informaciones y desarrolla los conocimientos sobre los textos,
resuelve problemas, construye su conocimiento en el dominio del
lenguaje oral y escrito.
Más que enseñar a leer y escribir, alfabetizar consiste
en contribuir al progreso de los sujetos en el dominio de la
lectura y de la escritura. Nemirovsy (1999)
METODOLOGÍA PARA LA ALFABETIZACIÓN INICIAL
5
Comenzaremos haciendo mención a la reconocida autora Margarita
Gómez Palacio (1995) quien nos dice que cuando los niños
ingresan a la escuela ya han iniciado el trabajo de reflexión
sobre la lengua escrita, ya que en la sociedad actual los
textos aparecen en forma permanente en el medio: propaganda en
la calle y en la televisión, periódicos, cuentos, libros,
envases de alimentos, productos de limpieza, etc. El niño
siempre está investigando el mundo que lo rodea, no puede pasar
indiferente ante estos textos que están empapándolo en la
alfabetización. A pesar de las diferencias entre unos y otros,
el proceso de adquisición por el que atraviesan puede llegar a
ser similar, pero distinto en su evolución, cada uno aprende a
su manera, dependiendo de sus necesidades y capacidades.
¿Qué hacemos los profesores cuando enseñamos a los niños
a leer, escribir, trazar grafías en su cuaderno? ¿Qué
actividades son satisfactorias y cuáles han fallado en el
intento?
Todos los adultos soñamos con poder escuchar las
primeras palabras que los niños emiten, esos dulces y tiernos
balbuceos que producen al intentar comunicarse o dar a entender
6
algo, por ejemplo “aba” para pedir agua o indicar que eso que
su padre está bebiendo es agua; “papa” cuando saben que su
madre le dará de comer, algunas veces pensamos también que se
está refiriendo a la figura paterna, lo notamos hasta que hace
cierto tono en el que suena “papá”. Estos momentos son
inolvidables, objeto de gusto y hecho que debe grabarse en un
video o un audio, pero ¿En eso consiste solamente la
alfabetización inicial de los pequeños? Es decir, la mayoría de
los padres no reprime a sus hijos cuando comienza a pronunciar
sus primeras palabras de manera errónea, sino que lo felicita,
le aplaude, pide que lo haga una vez más para que lo escuche su
tía que viene del otro lado del puente. He ahí la incógnita ¿el
niño aprende a hablar, leer y escribir con estímulos que recibe
de quien lo rodea?
Tal vez en cierto modo lo sea, cuando los niños se
encuentran inmersos en sus primeros años de escolarización y
alfabetización se sienten realmente motivados al poder leer su
nombre en otros portadores de texto, a identificar palabras en
los carteles publicitarios que ven de camino a la escuela,
cuando necesita pedirle a sus padres que le compren ese dulce,
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cuando quieren compartir momentos de juego con sus compañeros
de escuela. Pero una cosa es aprender a hablar y expresar
sentimientos y otra cosa muy distinta es plasmar esos
sentimientos en una hoja de papel, ambos ejercicios se
desarrollan y se aprenden de manera verdaderamente distinta.
Cuando el niño se integra a la sociedad escolar ya se
encuentra envuelto de portadores de texto, pueda ser el
directorio telefónico, el recetario que emplea su madre cuando
va a cocinar, cuando ve a sus hermanos leer, hacer tarea,
escribir una nota y pegarla en el refrigerador, o tal vez sea
cuando su padre tiene que pagar el recibo telefónico y de la
luz. Estos actos no pueden pasar desapercibidos para el niño,
el niño que se encuentra en una etapa de investigador y que
cuestiona a sus mayores el porqué de las cosas. Esto no es algo
que observen todos los pequeños, a menudo nos encontramos con
niños que pasan poco tiempo con sus padres, que no tienen
hermanos con quien compartir nuevas experiencias, que ven lo
que hacen los adultos pero no le prestan atención, es por eso
que en ocasiones algunos niños sufren durante el periodo de
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alfabetización, pues es su primer acercamiento a los textos
reales, a material impreso, incluso a los cuentos clásicos.
Partiendo de esta situación podemos suponer que cuando
los niños interactúan activamente con el medio cultural y
social que los rodea les permitirá ir un paso adelante sobre
aquellos que no lo hacen. No podemos dejar esta tarea al niño
como individual, mucho menos al profesor que recién empieza a
conocer a sus estudiantes, sino que podría decirse que la
adquisición de la lectoescritura comienza en el hogar, se
desarrolla en la escuela y se aplica en sociedad. Se dice que
comienza en el hogar, pues, como ya se mencionó anteriormente,
el simple hecho de ver a los padres y hermanos tomar un libro,
sentarse a leer cómodamente, abrir el directorio telefónico
para llamar al tío que vive a tres cuadras, revisar el libro de
recetas para cerciorarse que son tres tazas de harina y no
cuatro; hace que el niño se interese por lo que se encuentra
escrito en estos objetos ¿Tiene dibujos?, ¿quién los pintó?,
¿hay más?, ¿qué dice ahí?
Y hasta ahora, muy breve, se ha hecho referencia a la
familia, al profesor y al medio como los principales factores
9
influyentes en el desarrollo de la lengua oral y escrita.
Podríamos pensar que los niños están preparados para aprender a
leer y escribir por sí solos (si es que eso nos conviene), pero
se ha demostrado que en total aislamiento del contexto los
niños aprenden sólo aquello con lo que pueden interactuar, en
este caso, si el niño interactúa con el medio, con la sociedad,
con otros niños, la familia, incluso el gato (por que ya es de
la familia y le han asignado un nombre, le dan alimento que
viene de empaques simpáticos y le gritan cuando se sube al
sillón o a la mesa), consecuentemente aprenderá el lenguaje y
las costumbres que éste implica de todos estos agentes. Para
Tebersosky, desde la perspectiva socioconstructivista: “La
alfabetización no puede encararse fuera de los contextos
culturales, sociales, históricos y sociales en que tiene lugar…
el aprendizaje tiene una base de interacción social”. Podemos
decir que mucho se ha hecho y poco se ha visto, método tras
método, hasta llegar a las metodologías se ha buscado alcanzar
el gran objetivo, el añorado deseo de que los niños aprendan a
leer y escribir siguiendo una serie de pasos, un sinfín de
esfuerzos, que resuelvan ejercicios impresos, que relacionen
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las letras con el sonido que emite o el objeto que interpreta
(la V de vaca, la U el silbido del tren, la I el llanto del
ratón), en fin, la historia de la alfabetización ha sufrido
grandes cambios, las propuestas anteriores no importan si lo
que deseamos es que los niños de ahora consigan verse inmersos
en la lectoescritura, la propuesta curricular actual propone
que los niños adquieran competencias comunicativas y conozcan
las diversas finalidades que tienen los procesos de
alfabetización, que los contenidos se aborden a través de
proyectos didácticos con dos propósitos: los comunicativos y
los didácticos, trabajar con actividades permanentes que
fortalezcan el proceso de lectura y escritura, entre otros
aspectos.
En los programas de estudio 2011, Guía para el maestro
se presenta la siguiente información:
Las propuestas curriculares impulsadas a partir de 1993 han tenido
como prioridad que los alumnos participen en situaciones
comunicativas (oralidad, lectura y escritura), con propósitos
específicos e interlocutores concretos. Consecuentemente, el
acercamiento de los alumnos al conocimiento y el uso eficiente de
11
diversos tipos textuales adquiere relevancia; por lo que a partir
de dicha reforma curricular, y hasta la fecha, se da un importante
avance en la concepción del aprendizaje y la enseñanza de la
lengua.
Esto es lo que ahora nos concierne, darle mayor énfasis a
las prácticas sociales del lenguaje, lo que se obtendrá como
producto del proyecto o contenido, que el trabajo que realicen
adquiera sentido para ellos y encuentren la manera de
vincularlo con el medio social, que interactúen con sus
compañeros, aprendan de quienes los rodea, trabajar con
diversos tipos de textos, demostrar sus aprendizajes alcanzados
por medio de actividades de retroalimentación, brindar el mayor
apoyo por parte de los distintos agentes involucrados y sobre
todo permitir que los niños sean capaces de formular hipótesis,
crear, construir, enriquecer, modificar y fortalecer sus
propios conocimientos.
EMPAPADOS DEL LENGUAJE
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“El niño aprende el lenguaje que oye hablar en su entorno. Pero
no basta escucharlo.” Meece (p. 213, 2000)
Los niños, desde que nacen se ven inmersos en un mundo
que les proporciona identidad sobre el lenguaje que poco a poco
habrán de desarrollar. Observan a esas personas extrañas
hacerles gestos, muecas, frases bonitas y empalagosas que ellos
ni siquiera entienden pero que habían escuchado antes cuando
dormían en un lugar más seguro. Los niños tienen conocimiento
del lenguaje desde estos primeros momentos de su vida, pues
luego comienzan por repetir e imitar lo que observan del
ambiente que los rodea. Tal y como Vernon sugiere, el niño que
vive en un medio social que usa la escritura como medio de
comunicación aprenderá a leer y escribir porque quiere y
necesita participar de las convencionalidades de su medio,
porque necesita comunicarse. Con el paso del tiempo el niño va
adquiriendo el lenguaje oral y escrito tras esa impetuosa
necesidad de interactuar con las personas que están a su
alrededor, de compartir sus experiencias motivadoras que
vivieron ese día en la escuela, de pedir favores, de sentirse
incluido en el grupo social de amigos.
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No podemos subestimar el aprendizaje de los niños,
tampoco la manera en como elaboran sus hipótesis sobre la
lectura y escritura, para poder enseñar a leer y a escribir
debemos partir de los conocimientos previos que tienen los
niños, estableciendo estrategias de intervención que permitan
trabajar con todos al mismo tiempo. Debemos también identificar
las maneras de escribir de los alumnos, de cómo ubican palabras
en un portador de texto o simplemente de qué manera se
comunican, todos tienen su manera distinta de hacerlo.
UN LENGUAJE EJEMPLAR
Los niños reciben del ambiente miles de modelos o ejemplos que
les permite relacionarlos con la lectoescritura. Ya se hacía
mención de esto, si observan a sus padres leer, hojear la
agenda, escribir un recordatorio para la cita con el dentista,
recibir y leer una invitación para la boda de la prima,
sentirán el deseo de hacer lo mismo, de imitarlos. Ferreiro
(2013) propone que el maestro tiene que comportarse como
lector, como alguien que ya posee la escritura. La gran
14
diferencia entre los chicos que han tenido libros y lectores a
su alrededor y los que no los han tenido es que no tienen la
menor idea del misterio que hay ahí adentro.
Se ha comprobado que aunque los niños más pequeños no
comprenden el significado de las palabras escritas en los
cuentos, se sienten realmente atraído por las ilustraciones, y
aún más si sus padres se los leen explicándoles el porqué de
esas imágenes, haciendo gesticulaciones, cambiando los tonos de
voz, en pocas palabras: llevando al niño a un mundo imaginario,
donde crea paisajes, personajes, incluso sonidos que ni
siquiera los adultos logran comprender o construir en sus
mentes. Lerner (2008) nos dice que en el período de la
alfabetización inicial, la lectura del maestro es un medio
privilegiado para que los niños ingresen a la cultura letrada,
ya que ellos aún no leen en el sentido convencional del
término. Pero apropiarse del sistema de escritura no resuelve
todos los problemas. Durante toda la escolaridad es necesario
incluir textos que resultan difíciles en algún sentido para los
alumnos y la lectura por parte del docente contribuye a
hacerlos accesibles. Pensemos en Hamlet, por ejemplo. El
15
profesor tiene la responsabilidad de abrirles a los chicos la
puerta de ese mundo posible y una de las maneras de hacerlo es
leerles o leer con ellos.
Nemirovsky (1999) nos habla también de un ambiente
alfabetizador en donde el niño tenga la oportunidad de ver a
los adultos leer y escribiendo por el resto de sus vidas, que
es una acción que les permite introducirse en muchos ámbitos de
la sociedad, también propone al docente como un sujeto que se
interese por la lectura y la escritura, que lee por gusto y no
por obligación. Lo mismo pasa con el alumno, la lectura y la
escritura no debe ser vista como un castigo o una obligación,
sino como algo interesante, atractivo, emocionante, un momento
para salir de este mundo y adentrarnos en las profundidades de
la imaginación y el encanto que las palabras nos pueden hacer
sentir.
Otra sugerencia que nos hace la misma autora plantea
que, dentro y fuera del aula, debemos dirigirnos y hablar con
los niños como es, no con diminutivos o sobrenombres, pues el
alumno se confundirá y aprenderá de una manera errónea, creando
16
hipótesis desviadas que se aferran a permanecer por el resto de
su vida.
POSIBILIDAD DE APRENDER, O TAL VEZ NO
¿Qué hacemos los profesores cuando enseñamos a los niños a
leer, escribir, trazar grafías en su cuaderno?, ¿qué
esperamos?, ¿que aprendan?, ¿que nos hagan sobresalir frente a
otros profesores y los mismos padres de familia?, ¿hacemos lo
suficiente, los apoyamos como debe de ser?
Entre las funciones centrales del profesor se
encuentran: la orientación, promoción y guía de la actividad
mental constructiva de sus alumnos; mientras que el alumno se
acerca al conocimiento como un aprendiz activo y participativo,
constructor de significados y generador de sentido sobre lo que
aprende, construye en virtud de la medición de otros. Esto no
quiere decir que por ser ahora el alumno un sujeto activo y
participativo, el docente deba ser un individuo pasivo, que
sólo se limita a observar y orientar el trabajo de sus
estudiantes.
17
Cuando estamos trabajando con los procesos de
alfabetización inicial debemos tener una expectativa positiva
sobre el trabajo que elaboran los alumnos, confiar en lo que
ellos hacen, pues para ellos lo que escriben, por ejemplo, es
un todo, es la palabra que se supone que intentaron escribir.
No es considerable el hecho de hacer malos juicios hacia los
niños que, en lugar de letras ponen dibujos o solamente líneas,
pues es la primera etapa a la que los niños entran cuando
comienzan a involucrarse con la lectoescritura. Si los adultos,
principalmente los padres, tememos a que nuestros hijos
fracasen, lo harán, perciben nuestra desconfianza, nuestro
temor por su interacción con el mundo real, con los diferentes
tipos de texto, con las palabras nuevas, etc.
Es un proceso difícil y no individual, todos los agentes
involucrados participan en esta tarea de aprender a leer y
escribir, pero no podemos hacer creer a los niños que es algo
difícil, que requiere de práctica y dedicación, sino acercarlos
a las prácticas de la lectoescritura como una actividad
dinámica, en conjunto, interesarlos por aprender, más y más
cada vez, establecer estrategias de intervención con materiales
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diversos e innovadores, salir de la rutina, pero sobre todo,
que apliquen la competencia comunicativa, que sus trabajos y
grandes esfuerzos sean reconocidos por la sociedad.
¡TU TURNO!
Una vez que el niño comienza a familiarizarse con la lengua
oral y escrita, será él quien vaya enriqueciendo sus
habilidades y conocimientos, sí se espera que reciba apoyo
familiar y del docente, pero no significa que se le muestre un
método que deba a seguir para alcanzar el objetivo de la
alfabetización inicial. Es solo que debe verse inmerso en un
ambiente alfabetizador, rodeado de portadores de texto y
situaciones comunicativas, que cuente cotidianamente con
acciones y materiales adecuados para escribir, pues haciéndolo
de esta manera, exploran, indagan, intentan, comparan,
reflexionan al respecto mientras aprenden y, todo esto tiene
sentido en sí mismo. Los niños elaboran hipótesis sobre el
funcionamiento del lenguaje a partir de la información que
obtienen del ambiente. Para los constructivistas, mencionado en
19
Teberosky: “la lectura, la escritura y el lenguaje oral no se
desarrollan por separado, sino de manera interdependiente,
desde la más temprana edad”. Es por eso que se hace hincapié en
que el niño no aprende solo, sino en colaboración con quienes
lo rodean, pero esto no significa que deben indicarle qué pasos
o camino seguir, sino que sea él el propio constructor de sus
conocimientos, de sus ideas, el maestro decide qué es lo mejor
que podría hacerse en los procesos de enseñanza-aprendizaje, el
alumno decide si acompañarlo o no. Pero para motivarlo e
invitarlo a que lo acompañe el docente debe tener en cuenta que
las actividades y contenidos deben adaptarse y situarse en un
contexto determinado, tomando en consideración las
oportunidades y restricciones que éste ofrece, así los alumnos
comienzan por encontrarle sentido y uso práctico a las
situaciones comunicativas.
“En resumen, el niño aprende el lenguaje mediante varios
métodos. Aprender un idioma significa aprender las reglas de
las combinaciones de sonidos, el significado de las palabras,
la estructura de la oración y los patrones de interacción.”
Meece (p. 218, 2000) Él decide qué estrategia seguir para
20
alfabetizarse, aunque sea de manera implícita, estará
aprendiendo los procesos del lenguaje de la mejor manera
posible, siempre y cuando cuente con un apoyo, un andamio que
le permita escalar los escalones que este aprendizaje implica.
¡ME HA LLAMADO PAPÁ!
Podemos suponer por el título de este apartado que el niño ha
dicho por primera vez papá, tal vez lo hizo, tal vez no. A lo
mejor tenía hambre y de tanto repetir la palabra “papa”,
terminó diciendo “papá”.
No podemos esperar que nuestros niños aprendan el
lenguaje con el simple hecho de observar a las demás personas
hablar, ellos tienen una breve y corta idea de lo que están
haciendo o diciendo, se requiere de arduo trabajo y una gran
dedicación por parte de los padres y el docente que los
21
acompaña. En ocasiones escuchamos que los más pequeños
comienzan a hacer balbuceos e intentan decir algo parecido a lo
que dijo la prima que viene de vacaciones, la ve servirse agua
y de inmediato pronuncia “aba”, todos se emocionan y le piden
que lo diga otra vez, “di agua”, “¡aba!”, pero nada, no lo
dice, quién sabe por qué. Incluso otras veces queremos
ofrecerle un dulce o algo a cambio para que pronuncie breves
palabras, puede hacerlo, sí, pero no es justo lo que se debe
hacer, no hay que condicionarlo para que hable y diga lo que
deseamos escuchar.
No se concibe la idea de corregir y maltratar al niño
cuando se equivoca al hablar, así como la palabra escrita
significa lo que quiso escribir, así el lenguaje oral lo es
todo, está tratando de comunicarse y sentirse dentro de la
conversación que mantienen quienes le rodean.
SE HA LLEGADO LA HORA, TENEMOS QUE HABLAR
22
Los planes y programas de estudio actuales sugieren que los
niños participen en situaciones comunicativas, ya sea oralidad,
lectura o escritura, que lo hagan teniendo en cuenta los
propósitos específicos y que se dirijan a interlocutores
concretos.
No quiere decir que con la actividad de 20 minutos de
lectura cada mañana al comenzar las clases sea suficiente, se
requiere entusiasmo y dedicación la mayor parte del tiempo
posible, pero esto no significa nuevamente forzar su
aprendizaje y desarrollo de habilidades, sino que ellos
comenzarán a hacerlo cuando crean conveniente, para esto el
docente tiene que ingeniárselas y crear ambientes de
aprendizaje agradables y socialmente afectivos, tomando en
cuenta siempre las características del contexto, las
necesidades de los niños, las oportunidades de recursos y
acceso al medio social y cultural, incluso la ubicación de los
portadores de texto y la organización espacial del grupo.
Se puede considerar también para este apartado el hecho
de dar participación a los niños cuando levantan la mano, ya
23
que al restringirlos podemos crear en ellos una idea errónea
sobre lo que estaban pensando o la intervención que tendrían.
Para esto el docente podría darse a la tarea de relacionar todo
lo posible y lo que ocurre con las prácticas de lectoescritura,
relacionar el lenguaje de los niños con el de los portadores de
texto, identificar las características y propiedades de los
distintos tipos de texto para que el niño sepa a cuál acudir
cuando requiera conocer lo que sucede en la sociedad, o el que
nos proporciona información acerca del sistema respiratorio,
por poner un ejemplo.
MUY BIEN, REPITE CONMIGO…
Considerando las propuestas y teorías que abordan Teberosky,
Vernon, Díaz y Nemirovsky, hasta ahora queda claro que:
No podemos seguir usando los mismos modelos de enseñanza
que hace 20 ó 30 años, sino adaptar lo que se tiene con lo
que debe de hacer, no restringirnos a decir “el contexto y
la falta de recursos impide que los alumnos aprendan a
24
leer y escribir”, cuando en realidad se quiere alcanzar
una meta u objetivo, se puede hacer.
Debemos partir de los conocimientos previos con los que
cuentan los niños, identificar y tomar en cuenta la manera
de escribir de los alumnos, pues cada uno tiene una manera
distinta de aprender.
No debemos hacer malos juicios hacia los niños que en
lugar de letras ponen dibujos o solamente líneas, pues es
la primera etapa a la que los niños entran cuando
comienzan a involucrarse con la lectoescritura.
Debemos generar situaciones didácticas que propicien el
avance de los niños en cuanto a niveles de aprendizaje de
la lectura y la escritura.
El maestro se debe dar a la tarea de enseñar a los alumnos
en la escuela prácticas de la lectoescritura, relacionar
todo lo posible con ello.
Debemos interesar al niño en la lectura, que no lo tomen
como un castigo o algo parecido, no obligarlos sino
inquietarlos y que les llame la atención.
25
El alumno se acerca al conocimiento como aprendiz activo y
participativo, constructor de significados y generador de
sentido sobre lo que aprende, construye el conocimiento en
virtud de la mediación de otros.
Entre las funciones centrales del profesor se encuentran:
la orientación, la promoción y guía de la actividad mental
constructiva de sus alumnos.
Para la construcción de significados es conveniente
participar en comunidades de discurso y práctica que
influyen en nuestros conocimientos, creencias y valores.
Desde el inicio de su aprendizaje deben proporcionarse a
los niños textos reales: cuentos, periódicos, propagandas,
cartas, etc.
Es importante aprovechar situaciones inesperadas a nuestro
favor, crear nuevas actividades de manera improvisada,
esto de acuerdo a la superación de los niveles de avance
en el proceso de lectoescritura.
Es prioritario que docentes y padres de familia se
muestren como sujetos que leen y escriben cotidianamente,
26
que se compromete al hacerlo y obtiene satisfacción de
ambas actividades.
Será la experiencia y el contacto directo con las actividades
comunicativas el hecho de que los niños alcancen el objetivo de
la lectoescritura, no es un proceso sencillo cuando no se
cuenta con el apoyo moral, material y sobre todo sin la
intención de avanzar, pero la diferencia se hace notar al
momento de trabajar en conjunto, cuando los adultos, la
familia, los docentes, los compañeros de la clase enriquecen y
fortalecen, a través de las prácticas sociales del lenguaje,
aprendan y pongan en uso cotidiano el lenguaje.
SUGERENCIAS Y RECOMENDACIONES
Podríamos seguir hablando todo el día, incluso los siguientes
364 que vienen, acerca de la adquisición de la lengua oral y
escrita, decir que es un proceso en conjunto, que el niño es un
27
sujeto activo que sigue la orientación de los profesores, que
se requiere un ambiente facilitador de aprendizajes, etc., pero
lo que se requiere es reflexionar y poner en práctica toda esa
teoría que nos empapa de información interesante y formadora de
nuevos conceptos, incluso ideologías. Para esto, se sugieren
una serie de actividades, tomadas del Programa de Estudios
2011, propuestas innovadoras de diversos autores especializados
en el tema, todas ellas con la finalidad de que los alumnos
cuenten con las posibilidades de acceso y contacto al mundo de
la lengua oral y escrita y, de esta manera, logren apropiarse
de un sistema cuya función es representar al mundo mediante
signos y expresiones diversas (SEP, 2011).
A continuación se presentan algunos ejemplos de
actividades que pueden desarrollarse durante la alfabetización
inicial, incluso en todo el trayecto que implica la educación
básica:
Jugar y experimentar con materiales impresos.
Descubrir los propósitos del texto impreso.
Conocer características de diferentes tipos de texto, para
luego interactuar con ellos dentro y fuera del aula.
28
Trabajar con portadores de texto, cuando los niños tienen
acceso a materiales escritos hacen esfuerzos por leer los
textos que están a su alrededor: letreros, carteles,
nombres escritos, títulos de libros.
Contar con elementos decorativos en el aula para crear un
ambiente escolar más agradable y estético.
Organizar la biblioteca del aula.
Identificar la información que proporcionan las portadas
de los textos.
Leer cuentos y otros textos en voz alta, recomendarlos por
escrito, cambiar el final, hacer la representación, etc.
Trabajar con ficheros temáticos que les provoquen interés.
Elaborar carteles, presentarlos al grupo, fomentar valores
a través de este tipo de actividades.
Interactuar con instructivos que sean útiles en su
entorno, recetarios, manualidades, electrodomésticos.
Escribir biografías sobre personas que sean importantes
para ellos, incluso trabajar con biografías de personajes
que hayan tenido alto impacto para la sociedad. Con el
primer ejemplo puede darse la autobiografía.
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Invitar a los niños a participar en exposiciones para que
pierdan el miedo a hablar frente a otras personas,
permitir que expresen libremente sus opiniones con
respecto al tema o la actividad abordada.
Valorar la diversidad lingüística y cultural de México por
medio de actividades que les permita investigar en
diversas fuentes, elaborar monografías acerca de grupos
étnicos.
El docente puede leerles escritos de su autoría, crear en
los niños un interés por la escritura y lectura de textos
personales, “dejar volar la imaginación”.
Trabajar con temas que sean de interés social, para que se
logre captar la atención de los alumnos y comiencen a
elaborar hipótesis, sugerir estrategias que les permita
alcanzar el objetivo que se han propuesto.
Complementar las actividades del programa con recursos
tecnológico, esto motiva a los alumnos y crea un ambiente
de aprendizaje fructífero.
30
Reconocer todos aspectos es fundamental para alcanzar grandes
objetivos, cualquiera que nos propongamos, siempre y cuando se
cuente con el deseo de enseñar y de aprender. Como mencionan
algunos autores: “Todos los niños tienen la posibilidad de
aprender, a menos que sufra un problema de aprendizaje por
causa de su organismo”
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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escribir. Disponible en: http://www.zona-bajio.com/LyC_Anexo1.pdf Extraído
el 20 de Enero de 2014.
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http://redesenlecturayescritura.blogspot.mx/2008/03/entrev
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-Entrevista. Ferreiro, E. (2013) Si los docentes no leen son incapaces de
transmitir el placer de la lectura. Entrevista. Disponible en:
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http://redesoei.ning.com/profiles/blogs/emilia-ferreiro-
si-los-docentes-no-leen-son-incapaces-de-transmit. Extraído
el 26 de Enero de 2014.
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México: McGraw Hill.
-Gómez Palacio M. (1995). La lectura en la escuela. México:
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