A 5 km de la Base Aerea de Moron

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A 5 KM DE LA BASE AÉREA DE MORÓN Por Vicente-Juan Ballester Olmos . © A.D.S. La secuencia de fotografías que acompaña a estas líneas (1) se tomó presuntamente al mediodía de un jueves de finales de mayo o principios de junio de un año indeterminado, a cinco kilómetros de la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla, España). Fueron publicadas en un libro de Gabriel Gomis Martín (2), y al fotógrafo se le identifica como “brigada Arturo D.S.”, que había estado destinado en el Ala 21 de la mencionada base aérea (Segundo Escalón de Mantenimiento de Aeronaves) entre 1988 y 1995. De hecho, el avistamiento ocurrió “a los pocos meses de recibir una notificación de cambio de destino”, de ahí que estime como posible el año 1995. Sorprende a estas alturas de la aceptación social del fenómeno ovni, la ocultación de la identidad del observador, pero sobretodo sorprende más la alambicada forma de no dar la fecha exacta del avistamiento, cuando el autor del libro dedica diez páginas a narrar otras historias de la misma persona. Naturalmente que las fotos se exponen sin ambigüedad en la categoría de “nave extraterrestre”, a pesar de que el aspecto del objeto volante se asemeja a un globo, no sabemos de que tipo o nivel de sofisticación, pero presuntamente un globo de factura convencional. Descrito como una “bola esférica, de negro metálico y superficie lisa”, tenía un “tren de aterrizaje, a modo de trípode, dispuesto en su parte inferior”. El objeto, que rotaba sobre sí, se inmovilizaba a ratos y volaba a unos cientos de metros de altura, se movía en dirección a la base aérea, perdiéndose de vista al descender de nivel. El testigo descarta que pudiera tratarse de un globo.

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A 5 KM DE LA BASE AÉREA DE MORÓN

Por Vicente-Juan Ballester Olmos

. © A.D.S.

La secuencia de fotografías que acompaña a estas líneas (1) se tomó presuntamente al mediodía de un jueves de finales de mayo o principios de junio de un año indeterminado, a cinco kilómetros de la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla, España). Fueron publicadas en un libro de Gabriel Gomis Martín (2), y al fotógrafo se le identifica como “brigada Arturo D.S.”, que había estado destinado en el Ala 21 de la mencionada base aérea (Segundo Escalón de Mantenimiento de Aeronaves) entre 1988 y 1995. De hecho, el avistamiento ocurrió “a los pocos meses de recibir una notificación de cambio de destino”, de ahí que estime como posible el año 1995. Sorprende a estas alturas de la aceptación social del fenómeno ovni, la ocultación de la identidad del observador, pero sobretodo sorprende más la alambicada forma de no dar la fecha exacta del avistamiento, cuando el autor del libro dedica diez páginas a narrar otras historias de la misma persona. Naturalmente que las fotos se exponen sin ambigüedad en la categoría de “nave extraterrestre”, a pesar de que el aspecto del objeto volante se asemeja a un globo, no sabemos de que tipo o nivel de sofisticación, pero presuntamente un globo de factura convencional. Descrito como una “bola esférica, de negro metálico y superficie lisa”, tenía un “tren de aterrizaje, a modo de trípode, dispuesto en su parte inferior”. El objeto, que rotaba sobre sí, se inmovilizaba a ratos y volaba a unos cientos de metros de altura, se movía en dirección a la base aérea, perdiéndose de vista al descender de nivel. El testigo descarta que pudiera tratarse de un globo.

Ampliación y mejora de dos de las fotografías de A.D.S. Cortesía de Ray Stanford.

El testimonio en su contexto El supuesto Arturo D.S. se despachó a gusto con el autor del libro, que aceptaba de grado todo cuanto oía: hangares secretos, prototipos singulares y tecnología aeroespacial en la base aérea, y especialmente lo que un técnico norteamericano le contó sobre científicos nazis capturados en la España de Franco por estadounidenses, que usaron la base de Morón precisamente para sus pruebas con aviones y misiles, “así como otros objetos voladores de estructura discoidal”. Su fascinación por las teorías de la conspiración militar hace que el narrador tema que su afición a las lecturas ufológicas y su curiosidad pongan en peligro su puesto de trabajo. En un alarde dramático, continúa su relato: “Incluso podría ser acusado de acceso a información reservada [¿a cuál?] sin tener autorización, espionaje o algún cargo similar, lo que me conduciría a ser juzgado por un tribunal militar”. Es la típica paranoia, que suele ser alentada por la prensa amarilla. Sin embargo, parece que sus lecturas de revistas y libros sobre ovnis no alcanzaron a constatar que precisamente en los años noventa del siglo pasado, el Ejército del Aire español procedió a desclasificar y liberar toda la documentación que constaba en sus archivos reservados sobre ovnis (3-7) y que a nivel internacional la tendencia es que los ministerios de Defensa de todo el mundo dejen de ocuparse de este asunto de los ovnis y se desprendan de sus archivos (8). Las imágenes que logró tomar más tarde “disiparon –afirma‒ mis dudas e incertidumbres sobre ese entramado de alienígenas y naves desconocidas relacionadas con el lugar”. En realidad, con ese síndrome de mentalidad conspirativa, no resulta extraño que lo que para un observador normal pudiera ser –por ejemplo‒ el simple sobrevuelo de un globo fuera convertido por este individuo en la evidencia que necesitaba para redondear sus creencias. O peor, me temo. Curiosamente, esta base aérea y las instalaciones militares en general concitan el interés de los correspondientes ufólogos locales, abiertos a deglutir sin masticar cualquier historia que les cuentan ‒mayoritariamente‒ jóvenes soldados de reemplazo, por muy aberrantes que sean. Imagino lo que luego

éstos se reirán de la credulidad de algunos al ver sus cuentos en letra impresa. Las veces que los investigadores hemos tratado de confirmar la veracidad de este tipo de afirmaciones, las autoridades del Ejército del Aire, tras realizar sus propias comprobaciones, han puesto negro sobre blanco la falsedad de esos testimonios (9-10). ¿Hubo alguna vez un brigada Arturo D.S.? Siendo el fotógrafo (presuntamente) un militar de carrera con el empleo de brigada, destinado en un periodo dado en dicha unidad, lo pertinente era verificar que eso era así. Para ello, procedí a consultar las llamadas escalillas o nómina de personal del Ejército del Aire español. Revisé las correspondientes a 1993 (año intermedio en el periodo en que dijo haber estado destinado en Morón). Hallé que no consta ningún brigada ni suboficial con el nombre de pila de Arturo. Y sólo había cuatro brigadas con las iniciales D.S. de apellido, de los que sólo uno estaba en el Ala 21 (base aérea de Morón), pero su nombre era Daniel (11). Aunque esto ya es sospechoso, cierto es que el nombre o las iniciales de los apellidos podrían haber sido falseadas por el testigo o por el autor del libro para disfrazar más la identidad del primero, por lo que no se puede concluir necesariamente que el fotógrafo hubiese mentido con respecto a su oficio de militar o su empleo en Morón. El Ejército del Aire desconoce Tratándose de una observación ovni en las inmediaciones de la importante base aérea de Morón de la Frontera, la inmediata gestión pasaba por plantear al propio Ejército del Aire si el avistamiento de ese objeto en las inmediaciones de la base era algo que se conocía o se recordaba. En octubre de 2004 remití a la Oficina de Relaciones Sociales y Comunicación del Ejército del Aire (ORSYCEA) un escrito que detallaba las circunstancias de las imágenes, con copia de estas. Después de unos meses sin respuesta, en febrero de 2005 decidí llamar por teléfono (cosa que no acostumbro a hacer porque siempre quiero disponer de respuestas por escrito y firmadas por un oficial que se haga responsable de las mismas). La amable secretaria, ya amiga mía de antiguo, revisó mi expediente y me comentó que la consulta –que encaminé originalmente al Jefe del Estado Mayor del Aire‒ se había dirigido al Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica, emplazado también en el magnífico edificio del Cuartel General del Aire en la madrileña calle Princesa. Así que, inmediatamente, reiteré por fax al director del Instituto mi solicitud y con fecha 11 de febrero, recibí una carta manuscrita del General de Brigada José de Aza Díaz, quien me señalaba en síntesis: Hechas las gestiones oportunas, tanto en el Archivo Histórico del Aire como en la Base Aérea de Morón, no hay información alguna al respecto. En las fechas tan amplias que sirven de referencia a lo retratado, no consta nada extraño fuera de lo programado por la Jefatura de Vuelos de la Base. [Ver Apéndice]. A los pocos días, recibí un mensaje de correo electrónico del jefe de la ORSYCEA, teniente coronel José Miguel Jiménez García, quien me informaba que “las acciones llevadas a cabo hasta la fecha” fueron dar traslado de mi consulta al Servicio Histórico y Cultural del EA y que realizadas las gestiones

pertinentes, en línea con la nota del general De Aza arriba expuesta, no hay documentación alguna acerca del objeto aludido en su comunicación. Es decir, de haber ocurrido este episodio en fecha y lugar, no era reconocido como algo que se hubiera calificado como inusual. También es verdad que, a diferencia de otras consultas realizadas por mí, en esta ocasión la rotundidad del no carecía de la precisión ideal, ya que ni siquiera pude dar el año exacto del suceso. Está claro, sin embargo, que aquello no les sonaba a efectos de haber suscitado un parte interno de incidencia. Se precisa una investigación Si quería hacer una encuesta personal del avistamiento y procurar que las fotografías fueran analizadas por expertos, cualquier lector recomendaría ponerse en contacto con el autor del libro, en primera instancia. Y lo hice, pero esa vía me fue negada porque Gabriel Gomis declinaba colaborar conmigo, ¡a pesar de haberme regalado el libro previamente! ¿La razón? A mi juicio, ilógica. Su enfado se debía a que un ufólogo catalán, también amigo mío, había publicado una reseña de su libro que, por cierto, no le dejaba en buen lugar (12). Y lo triste del caso es que yo desconocía dicha recensión, la cual se había escrito al margen de cualquier intervención mía. Pues bien, a pesar de mis explicaciones, Gomis consideró que había que echarle las culpas a alguien y me tocó a mí sufrir su incapacidad de asumir críticas.

Roto ese canal de interlocución, por causas totalmente ajenas a mí, recurrí a otra estrategia y en febrero de 2005 distribuí una carta con la serie de fotos en cuestión a varios foros de internet y a algunos boletines ufológicos para su publicación (13). Mi propósito era conseguir la mayor difusión posible de las fotografías, esperando que aparecieran otros testigos del vuelo de este objeto o bien personas que conocieran su origen o pudieran ayudar a localizar al fotógrafo. Sin embargo, nadie conocía que hubiera habido un avistamiento ovni de esas circunstancias en aquel lugar y época. Descartando La experimentación científica con globos gigantescos que alcanzan alturas estratosféricas y recorren distancias intercontinentales es muy amplia. Fotografiarlos desde tierra requiere el uso de equipo sofisticado que de ninguna forma fue el usado en las tomas de aficionado expuestas al principio de este trabajo. Seguidamente tenemos varios de los globos desarrollados por la empresa AeroStar para la NASA en distintos experimentos. A la derecha arriba, lanzado en 1999

desde Australia (14). A la derecha abajo, uno para el estudio de los rayos gamma, operado por el Instituto de Tecnología de California y lanzado en octubre de 1995 desde Australia (15). Debajo de estas líneas, balón científico dotado del instrumento francés PRONAOS volando sobre EE. UU. (16).

(Los apéndices que cuelgan en la parte inferior de los globos son conductos de ventilación que permiten que escape el exceso de gas ascensional para evitar que el globo estalle). Desde diciembre de 1993, en España, el sitio por excelencia de lanzamiento de balones estratosféricos está ubicado en el Aeródromo Virgen del Camino (León), que ha desarrollado programas de investigación con el CNES francés y el INTA español. Entre 1994 y 1999 se lanzaron un total de 26 balones, alguno de los cuales con un volumen de 400.000m3. El año 1995 fueron 7 los globos soltados, todos ellos en los meses de noviembre y diciembre (17). Las dos fotos que siguen corresponden la experiencia LPMA+DOAS del CNES, cuando desde esta base, se lanzó el 19 de marzo de 1998 un globo de gran cubicaje que alcanzó la estratosfera y cuyo objetivo era obtener registros del limbo atmosférico en infrarrojo (18). Estas imágenes se han conseguido gracias al uso de telescopios u otros sistemas ópticos complejos. A la izquierda, observación y fotografía desde Vitoria (Álava) por un miembro de la Sociedad Astronómica de Álava. A la derecha, fotografía telescópica del globo hecha por un astrónomo desde Alto de Lazar (Navarra).

© Jesús García Prieto. © Jon Teus. El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) realizó entre 1977 y 2002 campañas de seguimiento de globos transmediterráneos (Italia-España) desde su centro de experimentación del Arenosillo, en Mazagón (Huelva). Algunos de estos se han tomado por ovnis (19). El año 1995 estos globos se rastrearon a finales de julio y principios de agosto, siendo observados por la noche o a primeras horas de la mañana. Por otra parte hay unos globos de sondeo previo para obtener la dirección del viento en la estratosfera que se soltaban durante la mañana y que también llegaban, como los transmediterráneos, a 40 km de altura, aunque estos últimos eran mucho mayores (20. Ni la fecha, altura o dimensiones parecen cuadrar con el globo de las fotografías que son objeto del presente informe. Los vuelos transmediterráneos eran operados por el INTA y la aeronáutica italiana. Los balones se lanzaban desde la base de Trapani, en Sicilia, y su carga útil se recuperaba en España. La fotografía siguiente fue tomada desde

el pueblo de Cardenete (Cuenca) el 22 de julio de 1984. El director del centro El Arenosillo me confirmó que la fotografía representaba el vuelo de uno de estos globos, remitiéndome un mapa mostrando la posición del globo entre las 21:30 y las 23:00 horas mientras atravesaba Castellón y Cuenca (21). Casualmente, yo mismo he visto y fotografiado uno de los globos (22).

© Dr. Antonio Bueno Ortega.

Ufología comparada En la casuística mundial hay ejemplos de ovnis de parecida configuración a los de las fotos que comentamos. Pero no idénticos. Los más característicos son los objetos fotografiados el 3 de noviembre de 1973 en Cocoyoc, estado de Morelos (Méjico) y el 10 de septiembre de 1990 en Alfena, Oporto (Portugal). Ambos casos siguen sin haberse resuelto satisfactoriamente. En el primero hay evidencia circunstancial de que varios globos sobrevolaban la zona en aquellos momentos y su origen puede ser festivo, tan tradicionales en Méjico. En cuanto al segundo, si bien los analistas ufológicos parecen sostener que tiene una

naturaleza no común sino extraordinaria, mi opinión personal es que fue algún tipo de globo casero, no controlado por los sistemas civiles o militares. Admito que sólo es una conjetura que deberá ser demostrada, naturalmente.

Cocoyoc (Méjico), 3 de noviembre de 1973. © Jiménez (alias).

Vilar, Alfena (Portugal), 10 de septiembre de 1990. © Manuel Gomes.

Parece obvio que el objeto fotografiado en Morón tampoco era un dirigible, como muchos que se usan con motivos publicitarios, como este fotografiado en Palos de la Frontera (Huelva) por el investigador Fernando García Rodríguez el 22 de abril de 2004 y que inicialmente se tomó por un objeto volante no identificado.

Hablan los expertos Asumiendo que las fotos son auténticas, y que en efecto se trata de lo que parece, un globo, éste puede ser de muchos tipos. Desde uno cautivo, lanzado desde la base aérea como parte de sus actividades regulares, de tamaño mediano y baja cota, un globo de sondeo meteorológico y hasta uno pequeño de puro entretenimiento. Al ver las fotos, Ángel Rodríguez Álvarez, ufólogo gaditano del grupo GEIFO y marino de profesión, comentó la similitud del objeto con los globos de sondeo meteorológico que veía lanzar cuando estaba destinado en el portaaeronaves Dédalo. “Similar, no idéntico, pues observo alguna diferencia en la barquilla. Pero es indudable su naturaleza”, señaló (23). En efecto, esos globos son de pequeño tamaño, portan varios instrumentos de medición y un transmisor para envío de datos y que estallan al llegar a cierta altura, por la presión atmosférica, como el que muestro a la derecha.

Cortesía de A. Rodríguez Álvarez. Oscar A. Rodríguez Baquero, comunicador especializado en ciencias del espacio, vio las fotografías y comentó: “Todo parece indicar que se trata de un globo para hacer sondeos atmosféricos. El lanzamiento de globos en torno a instalaciones militares (especialmente bases aéreas) es una práctica normal para obtener información sobre las condiciones meteorológicas en las proximidades de las pistas de aterrizaje” (24).

Rodríguez, a su vez, contactó con Mike Smith, ingeniero senior de AeroStar International, una compañía con sede en Tejas dedicada a productos aeroespaciales, incluyendo la fabricación de globos para uso civil y militar, preguntándole sobre la clase de globo que aparece en las fotos. Respondió no reconocer ese tipo de globo aerostático (25). Por mi parte, encaminé mis consultas al bibliotecario del Goddard Space Flight Center (NASA), Charles Early, quien tras revisar sus bases de datos de globos de investigación de altitud comentó que no hallaba “candidatos probables para este objeto”. Y añadió: “Si el objeto fuera un balón científico a tan baja altura, yo esperaría que alguien lo hubiera encontrado en tierra no lejos del lugar donde se fotografió” (26). Lo cual no es el caso. El estudioso argentino Luis Eduardo Pacheco, creador de Stratocat, una importante web sobre la historia y el presente del uso de globos estratosféricos en el campo científico, militar y aeroespacial (27), también ha dado su autorizada opinión tras ver esta serie de fotos: “Realmente no parece un globo estratosférico. No parece estar conformado por material transparente, ya que a pesar de que la imagen no está bien enfocada, se podría apreciar cierto aspecto traslúcido típico de estos balones. Además, se aprecia que su forma varía un poco, lo que significa que se trata de un globo volando a baja altura. Esto se evidencia en el cambio de forma. Si estuviera volando a gran altura debería mantener constante su forma ya que la presión interna del gas se acentúa en las bajas presiones en altura y tienden a hacer menos cambiante la forma del balón” (28). Con vistas a la finalización de este informe, que dejé inacabado hace años, comuniqué las fotografías de A.D.S. a algunos colegas internacionales. Wim van Utrecht, un distinguido investigador belga con gran experiencia en el análisis de supuestas fotos de ovnis, ha aportado también su cuarto de espadas a este asunto: “En mi colección de fotografías de globos de formas extrañas no tengo nada idéntico, pero a través de los años ha habido numerosos globos de juguete en forma de pulpo o de medusa [que es lo que parecen]. De hecho, es muy fácil fabricarlos uno mismo con un globo esférico al que se le sujetan algunas cintas. Un fino velo cubriendo el globo crearía la forma de casco que es evidente en las instantáneas. Definitivamente aparenta ser un globo” (29). Desde el punto de vista de análisis fotográfico no se puede inferir nada útil de estas fotos, dice el experto en estudio de imágenes Andrés Duarte (30). “No es un globo traslúcido (ni mucho menos transparente) y si se conocieran datos concretos del horario de la observación y de la dirección en que se observó el objeto podrían contrastarse con la iluminación que se aprecia en las fotos. Lo único obvio es que el sol se encontraba algo más a la izquierda y a mayor elevación que el objeto”, apunta con buen criterio Manuel Borraz (31). El problema es precisamente la ausencia de datos seguros y fiables.

Conclusión Todo apunta a que las fotos estudiadas corresponden a un globo de pequeñas dimensiones, artesanal o comercial, manipulado, pintado o disfrazado para fotografiarlo y hacerlo pasar por un ovni. La delirante narración del fotógrafo en el libro donde se publicó este caso anula cualquier credibilidad al informador y verosimilitud a la información. Su anonimato y la restricción de facilitar los documentos fotográficos a terceros son elementos también sospechosos (32). La altura a la que afirma el testigo que se encontraba, además de otros detalles, lo hacen incompatible con un globo estratosférico. Los especialistas consultados descartan que se trate de un balón de investigación. Valencia, abril de 2015. Notas y referencias (1) Las fotografías del libro han sido mejoradas electrónicamente por Ray Stanford para el presente artículo. (2) Últimas investigaciones OVNI, Editorial Club Universitario, Alicante, 2003, páginas 243 a 253. (3) Vicente-Juan Ballester Olmos, “El Ejército del Aire desvela sus secretos”, Expedientes Insólitos, Editorial Temas de Hoy, Madrid, 1995, páginas 153 a 236. (4) Vicente-Juan Ballester Olmos, “¡Desclasificación! Archivos OVNI militares al descubierto”, http://www.ikaros.org.es/desclasificacion.pdf (5) Vicente-Juan Ballester Olmos, “Monitoring Air Force Intelligence (Spain’s 1992-1997 UFO Declassification Process)”, en MUFON 1997 International UFO Symposium Proceedings, Walter H. Andrus & Irena Scott (editores), Mutual UFO Network, Inc., Seguin, Texas, 1997, páginas 139 a 178. (6) Vicente-Juan Ballester Olmos, ”Ángel Bastida: El general y los OVNIS”, http://tinyurl.com/bastida-fotocat (7) Vicente-Juan Ballester Olmos, “UFO Secrecy and Disclosure in Spain”, en UFOs and Government, Michael Swords & Robert Powell (editores), Anomalist Books, San Antonio, Texas, 2012, páginas 423 a 438 y 513 a 529. http://www.anomalistbooks.com/book.cfm?id=64 (8) Vicente-Juan Ballester Olmos, “State-of-the-Art in UFO Disclosure Worldwide”, 2011, http://tinyurl.com/3b3qh5q (9) Vicente-Juan Ballester Olmos, “Morón, sensacionalismo y respuestas oficiales”, http://www.ikaros.org.es/moron.pdf (10) Vicente-Juan Ballester Olmos y Ricardo Campo, “OVNIS y militares, una fábrica de leyendas”, http://naukas.com/2014/12/29/ovnis-y-militares-una-fabrica-de-leyendas/ (11) Gracias al concurso del ufólogo Marcos Antonio Benítez, en marzo de 2005 contactamos con el brigada Daniel Durán Silva, quien nos confirmó que ni era el autor de las fotos, ni tenía conocimiento alguno de su existencia, ni conocía a ningún brigada llamado Arturo D.S. (12) Pedro León Sistach, http://web.archive.org/web/20090322203837/http://club.telepolis.com/agendavirtual/cei_dup/bib/rv/rv_gomis_es.html (13) Vicente-Juan Ballester Olmos, “Extraño objeto fotografiado en Morón de la Frontera (Sevilla”), Misterios y fenómenos insólitos, marzo de 2005. Estigia,

abril-junio de 2005. El Ojo Crítico, verano de 2006. “Se busca fotógrafo desconocido”, http://fotocat.blogspot.com.es/2005_03_27_archive.html (14) http://www.centennialofflight.net/essay/Dictionary/Scientific_Balloons/DI72.htm (15) http://www.srl.caltech.edu/astro/grip.html (16) http://www.csbf.nasa.gov/balloons.html (17) http://stratocat.com.ar/bases/39.htm (18) http://stratocat.com.ar/fichas/1998/LEN-19980319.htm (19) Vicente-Juan Ballester Olmos, “Vuelos Odissea“, en Expedientes Insólitos, Editorial Temas de Hoy, Madrid, 1995, páginas 125 a 130. (20) Francisco Caballero, departamento de Programas Espaciales del INTA, email a Vicente-Juan Ballester Olmos, 20 de octubre de 2006. (21) Juan José Martín Francia, comunicación personal a Vicente-Juan Ballester Olmos, 29 de octubre de 1993. (22) A las once la mañana del 5 de agosto de 1993, en mi chalet de La Eliana (Valencia), mi hijo Daniel, de escasos 21 meses, llamó mi atención de una “estrella” que resultó ser el paso de uno de los globos de la operación transmediterránea Odissea, como posteriormente me confirmó la dirección de El Arenosillo. Esta es la fotografía que tomé con mi fiel Nikon F-601. (23) Ángel Rodríguez Álvarez, email a Vicente-Juan Ballester Olmos, 6 de marzo de 2005. (24) Oscar A. Rodríguez, email a Vicente-Juan Ballester Olmos, 12 de octubre de 2006. (25) Mike Smith, email a Oscar Rodríguez Baquero, 13 de octubre de 2006. (26) Charles T. Early, email a Vicente-Juan Ballester Olmos, 24 de octubre de 2006. (27) http://stratocat.com.ar/ (28) Luis E. Pacheco, email a Vicente-Juan Ballester Olmos, 20 de octubre de 2006. (29) Wim van Utrecht, email a Vicente-Juan Ballester Olmos, 2 de abril de 2015. (30) Andrés Duarte, email a Vicente-Juan Ballester Olmos, 5 de abril de 2015. (31) Manuel Borraz Aymerich, emails a Vicente-Juan Ballester Olmos, 5 y 9 de abril de 2015. (32) “El testigo en cuestión no deseó que sus fotografías salieron de mis manos más que a través de la publicación que edité” (Gabriel Gomis, email a Óscar Rodríguez Baquero, 26 de octubre de 2006). Agradecimientos Además de las personas citadas en el texto, agradezco a Juan Carlos Victorio Uranga, a Luis Eduardo Pacheco y a Julio Plaza sus útiles comentarios.

Apéndice documental Carta manuscrita del General Director del Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica del Ejército

del Aire al autor, 11 de febrero de 2005.