Una historia del Periódico Zoológico y la primera Sociedad Zoológica Argentina

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ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS (Córdoba, Argentina) MISCELÁNEA Nº 105 ISSN 0325-3406 UNA HISTORIA DEL PERIÓDICO ZOOLÓGICO Y LA PRIMERA SOCIEDAD ZOOLÓGICA ARGENTINA (1874-1881) Luis Eduardo Acosta CÓRDOBA (Rep. Argentina) 2006

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ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS(Córdoba, Argentina)

MISCELÁNEA Nº 105

ISSN 0325-3406

UNA HISTORIA DEL PERIÓDICO ZOOLÓGICO Y LA PRIMERA SOCIEDAD ZOOLÓGICA ARGENTINA

(1874-1881)

Luis Eduardo Acosta

CÓRDOBA (Rep. Argentina)2006

ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS Córdoba (República Argentina)

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Impreso en la República Argentina Printed in the Argentine Republic

UNA HISTORIA DEL PERIÓDICO ZOOLÓGICO Y LA PRIMERA SOCIEDAD ZOOLÓGICA ARGENTINA

(1874-1881)

Luis Eduardo Acosta*

RESUMEN

Se presenta una reseña histórica de la fundación y funcionamiento de la primera Sociedad Zoológica Argen-tina (inicialmente erigida como Sociedad Entomológica Argentina) y su revista, el Periódico Zoológico. Se in-cluyen comentarios sobre las iniciativas de su fundador, Hendrik Weyenbergh, primer Catedrático de Zoolo-gía en la Universidad de Córdoba, así como una semblanza de la importancia de esta publicación para la épo-ca y su significado en la Historia de la Zoología argentina. Se discuten las circunstancias y dificultades (fi-nancieras, académicas, políticas, materiales y personales) que Weyenbergh tuvo que enfrentar para llevar ade-lante la Sociedad y su publicación. Se proporcionan un listado completo de los contenidos de los tres volúme-nes publicados del Periódico Zoológico y una síntesis cuantitativa de la contribución de los diversos autores.

ABSTRACT

A HISTORY OF THE PERIÓDICO ZOOLÓGICO AND THE FIRST SOCIEDAD ZOOLÓGICAARGENTINA (1874-1881). — This paper presents a historical account of the origins and development of thevery first Argentinean Zoological Society (Sociedad Zoológica Argentina, initially erected as an EntomologicalSociety), and of its scientific journal, the Periódico Zoológico. Comments are given on the initiatives of theSociety’s founder, Hendrik Weyenbergh, who was the first Professor of Zoology in the University of Córdoba, aswell as an outline on the relevance of this publication for that time and its meaning for the history of theZoology in Argentina. The circumstances and difficulties that Weyenbergh had to face (both financial, aca-demical, political, material and personal ones) to sustain the Society and its journal are discussed. A com-plete listing of the contents of the three published volumes of the Periódico Zoológico, and a quantitative sum-mary showing the relative contribution of each author are included.

* CONICET - Cátedra de Diversidad Animal I, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales,Universidad Nacional de Córdoba, Av. Vélez Sarsfield 299, X5000JJC Córdoba, Argentina,[email protected]

ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS, Córdoba, Rep. ArgentinaMiscelánea Nº 105

Finalizaba el año 1873 y los lectores de los Anales deAgricultura de la República Argentina encontraban en elNº 23 una invitación singular. El Dr Hendrik Weyenbergh,quien se presentaba como “Catedrático de Zoología de laUniversidad de Córdoba; sócio corresponsal de la socie-dad Entomológica de Holanda, de Rusia y de Prusia(Stettin)”, convocaba a todos los amantes de la entomolo-gía para fundar una Sociedad Entomológica Argentina(Weyenbergh 1873b). No era Weyenbergh un desconoci-do en esa publicación quincenal, pues desde marzo delmismo año había publicado 14 notas sobre diversos insec-tos de interés agrícola. Lo que hoy puede resultar sorpren-dente es la idea misma de proponer una tal Sociedad cien-tífica, en una época, un país y un medio donde este tipo deactividad apenas si comenzaba a asomar.

Weyenbergh, oriundo de Haarlem (Holanda), había arri-bado al país poco más de un año antes, en agosto de 1872,contratado por el gobierno del Presidente Domingo F.Sarmiento como Profesor de Zoología en la recientemen-te creada Academia de Ciencias Exactas de Córdoba (Wi-llink 1972). En ese carácter integró el renombrado “grupoinicial” de la citada Academia, junto a cinco profesoresalemanes, expertos en otras ramas de la ciencia: PaulGünther Lorentz en botánica, Max Siewert en química,Alfred Stelzner en mineralogía, Carl Schulz Sellack en fí-sica, y Christian A. Vogler en matemáticas. La creaciónsarmientina estaba en las manos ejecutoras y directricesdel sabio alemán Germán Burmeister, a la vez Directordel “Museo Público de Buenos Aires”, dependiente de laprovincia homónima. La Academia de Córdoba era puesuna de las primeras iniciativas nacionales con el propósi-to de dar nuevas luces a la prestigiosa y antigua Universi-dad de San Carlos (por entonces, la única UniversidadNacional), y junto con el Observatorio Astronómico,inaugurado en 1871, de llevar el progreso científico másallá del puerto.

La invitación de Weyenbergh contiene alusiones muygráficas del espíritu que le animaba, muy a tono con lasideas de Sarmiento. Inicia su escrito con una afirmaciónreveladora: “Han transcurrido muchos años sin que elmundo ilustrado haya oído otra cosa que rumores casiconstantes de guerras, revoluciones, y agitaciones inter-nas respecto de la República Argentina, que como á suantigua metrópoli, la tan bella como desgraciada Espa-ña, impedían su desarrollo material y su progreso cientí-fico. Felizmente, por lo que respecta á este país, hay mo-tivo ya para abrigar halagüeñas esperanzas de un porve-nir más claro, mas hermoso y tranquilizador”. Se declaraasí completamente identificado con los ideales de educa-ción y progreso de las autoridades nacionales. Y como en

los países civilizados de Europa y América, que toma co-mo modelos a seguir, florecen las sociedades científicas,considera que uno de los mejores aportes que puede hacerpor el bien de la Nación es propiciar una Sociedad Ento-mológica, rama que ha cultivado desde su formación ensu país natal. “Aún cuando no es tan general aquí el amorá este ramo de la ciencia natural como yo desearía y co-mo espero de la influencia de la sociedad que inicio; noignoro que existen aquí muchos amigos de la entomolo-gía, que conservan colecciones de insectos como pruebade su afición y no dudo que esos entomólogos ó aficiona-dos se unirán á mí y daremos así vida á la sociedad ento-mológica argentina”. Entre otras consideraciones, afirmaque una de las metas principales de la sociedad debe serla publicación de un periódico, que sirva para dar a cono-cer los estudios de los socios y como canje con socieda-des hermanas. Y en prueba de su “afecto al progreso deesa ciencia y de la confianza que tengo en la trascenden-cia de ese pensamiento, ofrezco costear los gastos de esapublicación hasta que la caja de esa sociedad pueda su-fragarlos”, agregando un pedido curioso: “solamente pi-do que esa publicación se haga á la vez en Paris y en Bue-nos Aires”. Weyenbergh dejaba así planteada la idea, in-vitando a los interesados en colaborar a “avisármelo porescrito en Córdoba”.

Nacimiento de la Sociedad

La propuesta tuvo rápida respuesta, aunque es induda-ble que antes de esa publicación deben haber existido con-tactos previos. Por cierto, a fines de 1873 Don Ernesto Ol-dendorff, Jefe del Departamento Nacional de Agriculturay responsable de los Anales de Agricultura, había estadoen Córdoba visitando a Weyenbergh, y ambos accedierona la invitación del hacendado Don Miguel Argüello de co-nocer su estancia de Ascochinga, en las Sierras de Córdo-ba (Weyenbergh 1874b). En el primer número de 1874 delos Anales (1º de enero) se informaba que Weyenbergh,Oldendorff, Argüello y el Dr. Adolfo Doering -recién in-corporado a la Academia cordobesa- se habían reunido‘en comisión’. Dejan allí establecidos los estatutos de laflamante sociedad, en los cuales se declara que “el fin quese propone la Sociedad es continuar los estudios hechospor el Dr. D. G. Burmeister en el territorio de la Repúbli-ca Argentina sobre la ciencia natural, especialmente laesploración de la Fauna Argentina y de la Entomología”.En ese marco, se favorecería la cooperación entre los so-cios y la participación del público en general. También seestablece que la Sociedad debía publicar su periódico. Só-lo podían ser miembros activos los residentes en Argenti-na, fijándose una cuota anual mínima de $F 10 (pesos

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fuertes); para dar una idea de su valor, baste mencionarque Weyenbergh recibía como catedrático un sueldo men-sual de $F 250. Los entomólogos extranjeros podían, a so-licitud de un miembro, ser nombrados “miembros corres-ponsales”. El estatuto proporciona detalles de cómo secompondrá la Comisión Directiva (Presidente, Secretario,Tesorero y un vocal, todos cargos anuales electivos), delas reuniones y la Biblioteca. La parte final está dedicadaa la publicación científica, que llevará el nombre de “Pe-riódico Zoológico, órgano de la Sociedad EntomológicaArgentina”. Una nota al pie aclara que “siendo pocos losperiódicos científicos en este país ofrece la Sociedad laocasión para ser publicados también artículos de todoslos otros ramos de la zoología”, de allí el nombre.

Los acontecimientos se sucedían ahora a un ritmo sos-tenido. A comienzos de marzo de 1874, los Anales deAgricultura daban a conocer el Reglamento del PeriódicoZoológico. Una nota al pie aclaraba que la primera entre-ga de la nueva publicación aparecería en el mes de mayo.Se indicaba allí que el P.Z. aparecería en entregas irregu-lares, y que cada 300 páginas quedaría conformado un to-mo. El “número de las láminas litografiadas no se fijaporque ello depende del texto. En todo caso no pasará el

número de diez”, se indicaba en previsión de costos exce-sivos. Los idiomas aceptados en el P.Z. serían el francés yel español, excepto para la sección “pequeños apuntes”,que podían ser escritas en cualquier idioma. Cada autorrecibiría 20 separados, en lo cual se excluían los “peque-ños apuntes”. Todos los socios recibirían su ejemplar delP.Z., en tanto “las personas que no sean socios podráncomprar ejemplares en las librerías”.

La Argentina de la época contaba con escasos antece-dentes de sociedades con algún fin científico. Desde 1856,la Asociación Farmacéutica de Buenos Aires y su publi-cación, la Revista Farmacéutica, ofrecían un ámbito ade-cuado a la mayoría de los interesados en las Ciencias Na-turales (Camacho 1971). En 1866 Burmeister fundó unaefímera Sociedad Paleontológica de Buenos Aires, a lacual pertenecieron destacados intelectuales y políticosporteños, como José María Gutierrez, Guillermo Rawsony Dalmacio Vélez Sarsfield (Lascano González 1980).Con anterioridad, la Asociación de Amigos de la HistoriaNatural del Plata trabajaba desde 1854 en el fomento delMuseo Público de Buenos Aires (Lascano González1980). En julio de 1872, poco antes del arribo de Weyen-bergh, nace en el ámbito de la Universidad de Buenos Ai-

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Figura 1: Profesores fundadoresde la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, UniversidadNacional de Córdoba, en 1876. Deizquierda a derecha, sentados:Hendrik Weyenbergh (Zoología),Francisco Latzina (MatemáticasAplicadas), Oscar Doering (Física);de pie: Jorge Hieronymus(Botánica), Luis Brackebusch(Mineralogía), Adolfo Doering(Química); el último de la filasuperior es Federico Schultz,preparador-conservador del MuseoZoológico. Junto a Weyenbergh,Adolfo Doering fue uno de losfundadores de la SociedadEntomológica Argentina,desempeñándose como vocal en laComisión Directiva y Secretario deRedacción del Periódico Zoológico.Los demás fueron todos sociosactivos, con distintas fechas deincorporación: Hieronymus en1874, Brackebusch en 1876, OscarDoering en 1877, Latzina y Schultzen 1878. Archivo fotográfico de laAcademia Nacional de Ciencias.

res la Sociedad Científica Argentina (Camacho 1971),que, con una manifiesta inclinación hacia las cienciasexactas, la ingeniería y la técnica, reunió a ilustres perso-najes como Estanislao Zeballos, Luis A. Huergo y Fran-cisco P. Moreno. Aunque el número de científicos era porentonces exiguo, estas agrupaciones se sostenían mayori-tariamente por miembros que, por su formación o su po-sición social -y muy a tono con los tiempos-, deseaban co-laborar con el progreso de la ciencia. En ese marco, la So-ciedad Entomológica Argentina representa no sólo una delas más tempranas sociedades científicas del país, sino laprimera en el ámbito de la Zoología. También es la prime-ra sociedad científica fuera de territorio porteño, armoni-zando muy bien con los planes del presidente Sarmiento,quien había volcado en Córdoba sus mayores esfuerzosmodernizadores (Luna 2004).

La Córdoba de la Sociedad Entomológica

Aunque su Universidad bisecular la prestigiaba en todaSudamérica, hacia 1873 la capital mediterránea estabamuy lejos de ser la gran urbe del presente. Una rápida mi-rada al aspecto que debió tener la ciudad en aquella épo-ca nos permitirá situar mejor el marco en el cual surgía lainiciativa de Weyenbergh. La urbanización estaba prácti-camente restringida al damero fundacional -la actual áreacéntrica-, en tanto la población, según censo realizado en1869, no llegaría a las 35.000 personas (Terzaga 1963). Elrío Primero marcaba sus límites norte y este, el arroyo laCañada lo hacía por el oeste, y las barrancas (aproximada-mente el actual Bv. Illia) en el sur. Poco tiempo atrás (en1870) se había inaugurado con gran pompa la Estación delFerrocarril Gran Central Argentino, que establecía la co-municación con Rosario, en una explanada al naciente dela ciudad, y para la misma época se iniciaba el empedra-do de las calles (Terzaga 1963). Unos pocos ‘apéndices’irradiaban del núcleo urbano, mucho más afianzados ha-cia el oeste de la ciudad. En esa dirección, un puente so-bre la Cañada, en calle 27 de Abril, permitía acceder alPaseo Sobremonte y la ‘zona de quintas’, que se extendíaaproximadamente hasta cercanías de la actual Plaza Co-lón y la Quinta Santa Ana (Bischoff 1986). Como lo reve-la en una de sus comunicaciones sobre mangas de langos-tas, Weyenbergh moraba en ‘las quintas’, al oeste del cen-tro (Weyenbergh 1874a). Esta área se sitúa a poco más de1 km de la Universidad, pero en alguna ocasión refiereque su casa estaba “bastante lejos fuera del pueblo”.También hacia el oeste, aunque más al sur, fue emplazadoel Observatorio Astronómico, sobre un promontorio quepermitía dominar todo el valle. Weyenbergh aprovechó lainvitación de su amigo Benjamín Gould, director del Ob-

servatorio, para desde allí otear el horizonte en sus inves-tigaciones sobre la langosta, e incluso relata haber realiza-do junto a Gould una cabalgata hacia un ‘valle en el oes-te’, en pos del sitio donde se había asentado una manga(Weyenbergh 1873a). Estas regiones, entonces de extra-muros, han sido envueltas por la urbanización y hoy seubican próximas al centro de la ciudad. Cuando llegó We-yenbergh, Córdoba estaba ya lanzada en dirección delprogreso, y el holandés fue testigo de los grandes cambiosurbanos que se fueron sucediendo entre 1872 y 1884. Enesos años nacían y se afianzaban los barrios General Pazy San Vicente, los primeros en aventurarse en los descam-pados del este. Para acceder al primero, desde 1871 exis-tía el primer -y por años único- puente sobre el río. Parael segundo barrio, que llegó a constituirse en una relevan-te zona de quintas de veraneo, en 1881 fue establecida unalínea de tranvías a caballos. Ese mismo año se construyeuna torre con reloj público en el Cabildo, hoy desapareci-da (Terzaga 1963). La actividad universitaria se desarro-llaba exclusivamente en la sede de calle Obispo Trejo(que después fue Rectorado y hoy es el Museo Históricode la Universidad), por entonces mostrando una fisono-mía antigua, con una sola planta en el frente, y -hasta1875- con su ingreso a través del atrio de la Iglesia de laCompañía contigua (Tognetti & Page 2000). El MuseoZoológico y aula se habían instalado inicialmente en unlocal alquilado a pocas cuadras, pero en 1875 se los tras-ladó al propio edificio universitario. Hasta la partida deWeyenbergh no se había inaugurado el nuevo edificio(hoy viejo) de la Facultad de Ciencias (Tognetti & Page2000). La Universidad, así como la casa de Weyenbergh,fueron pues el ámbito geográfico y sede de la Sociedad,desde donde el Periódico Zoológico emanaba su mensajepionero al mundo científico.

Aparece el Periódico Zoológico

Como había sido prometido, la primera entrega del P.Z.vio la luz en mayo de 1874. La tirada de esta primera en-trega fue de 200 ejemplares, que fueron hechos imprimiren Buenos Aires (Imprenta especial para Obras, de PabloE. Coni), al igual que las láminas (Litografía Simon). Enun comienzo pleno de entusiasmo, la página inicial con-tiene una emotiva dedicatoria “A Son Excellence M. leDocteur D. F. Sarmiento, Président de la République Ar-gentine. Le promoteur zélé de la Civilisation et des Scien-ces”. Como curiosidad mencionaré que en la portada sedeslizó un notorio error ortográfico, llamándose allí Pe-riódico Zoolójico. Las primeras páginas del número re-producen los antecedentes que habían aparecido en losAnales de Agricultura, a fin de dar al lector una reseña de

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Figura 2: Portada del Tomo III del Periódico Zoológico, publicada con la primera entrega dedicho tomo (1878).

la gestación de la Sociedad. La lista de los socios incluye22 miembros activos de Córdoba, Buenos Aires, Catamar-ca, San Juan y Salta, en tanto la esposa de Weyenbergh,“la Sra. Da. S. de Weyenbergh-Gorter, Córdoba” se men-cionaba en carácter de “donadora”, ofreciendo para el pri-mer tomo del P.Z. la suma de $F 25. Se designaba comomiembros honorarios a Charles Darwin, R. A. Philippi,Louis J. Agassiz (falleció antes de recibir la distinción) yErnesto Oldendorff. Once miembros corresponsales, deParma (C. Rondani), Londres (J. Westwood), Upsala (T.Thorell), Wiesbaden (C. Kirschbaum), Haarlem (T. Win-kler), New Cambridge (H. Hagen), Antioquía, Colombia(A. Arango), Itajahy, Brasil (F. Müller), Caracas (A.Ernst), Regensburg (G. Herrich Schaeffer) y Paris (E.Deyrolle), daban un interesante marco internacional a lanovel sociedad. La Comisión Directiva quedaba confor-mada por el propio Weyenbergh como Presidente, Olden-dorff como Secretario, M. Argüello como Tesorero y A.Doering como Vocal. La Redacción del P.Z. estaba bajo ladirección de Weyenbergh (“art. 20 de los estatutos”),ayudado por Doering y P. Auguste Conil de Córdoba. “Labiblioteca todavía no existe”, se aclaraba. Según se men-ciona, la Sociedad había ofrecido el protectorado honora-rio a Burmeister, pero éste rehusó la distinción “por cau-sa de antipatía a uno de los miembros de la Comisión Di-rectiva provisoria”. Se podría pensar que el allí aludido esWeyenbergh, pero más probablemente se refiere al secre-tario Oldendorff, como veremos más abajo. De cualquierforma, esta situación sería sólo la puntada inicial de unarelación larga y tormentosa entre Weyenbergh y Burmeis-ter, en ese momento su superior en la Academia.

En la misma parte introductoria se dejaba aclarado quela propia Sociedad no era otra cosa que un ensayo. “Laprudencia no aconseja comenzar demasiado en grande”,se afirmaba, pero si el devenir mostraba el éxito del ensa-yo, el nombre podría cambiarse en Sociedad ZoológicaArgentina, o incluso en Sociedad de los Naturalistas Ar-gentinos. Hablando en tercera persona, Weyenbergh afir-maba que si ello llegara a ocurrir alguna vez, “sería unode los días más bellos de su vida”. Curiosamente, ya enlas páginas finales de la misma primera entrega se forma-liza el proyecto. Ante “el suceso extraordinario y la coo-peración que ha demostrado nuestro ensayo”, a partir del1° de enero de 1875 la sociedad pasaría a llamarse Socie-dad Zoológica Argentina, y la portada del P.Z. registraríael cambio de nombre a partir del Tomo II. Todas las con-tribuciones de la primera entrega eran de Weyenbergh,aparte de los “Asuntos de la Sociedad” (Tabla 1). En 1874salió también la segunda entrega, con cuatro contribucio-nes del holandés y un artículo de Adolfo Doering. En lamisma se avisaba que ‘se habían recibido’ cuatro manus-

critos para publicar en números siguientes… todos de We-yenbergh. Esta segunda entrega fue igualmente impresaen la casa Coni de Buenos Aires.

Entre problemas, ayudas… y algunos errores

Tantas buenas intenciones comenzarían a chocar con losprimeros inconvenientes. Las escandalosas disputas conBurmeister, en las cuales tomaron parte todos los Profeso-res de la Academia, culminaron con la renuncia de algu-nos y la destitución de otros (Tognetti & Page 2000). Enjunio de 1874 Weyenbergh se notificaba ante el Rector dela Universidad de la separación en su cargo dispuesta porel Poder Ejecutivo, que en esta situación se decidió por elapoyo al Director, amigo personal del Presidente Sar-miento. Weyenbergh dejó temporalmente Córdoba y per-maneció en Buenos Aires, al menos desde fines de julio1874 (Weyenbergh 1874c), probablemente hasta comien-zos de 1875, período que se corresponde con su designa-ción como Inspector General de Zoología Agrícola (Wi-llink 1972). No duraría mucho la buena estrella de Bur-meister, ya que después de estos sucesos la Academia es-tuvo varios meses sin rumbo y sin lograr cubrir las vacan-tes, motivando el alejamiento definitivo del sabio prusia-no, en mayo de 1875 (Tognetti & Page 2000). Fue al ca-bo un triunfo para Weyenbergh, el único ‘sobreviviente’de aquel grupo inicial. Con el decidido apoyo del Rectory el Claustro Docente, en la segunda mitad de 1875 pudoregresar a su Cátedra y Museo de Zoología, siendo nor-malizada al año siguiente la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas (Garzón 1938). Pero las tres entregas finalesdel Tomo I del P.Z. (1874-1875) fueron publicadas con elsabor amargo de la cesantía.

También en 1874, en postrimerías del gobierno de Sar-miento y estando Weyenbergh en Buenos Aires, se desatauna revolución encabezada por el ex Presidente y candi-dato presidencial Bartolomé Mitre, en contra del Presi-dente electo, Nicolás Avellaneda. Una parte de los acon-tecimientos se desarrolla en Córdoba, que es ocupada tresdías a comienzos de octubre por fuerzas insurgentes (Ter-zaga 1974). La toma de posesión de Avellaneda tuvo lu-gar el 12 de octubre, cuando la revuelta no había sido aúnsofocada. Aparte de afectar seriamente el funcionamientonormal de las instituciones y el país en general, esta revo-lución marcó el primer contraste brutal con las “halagüe-ñas esperanzas de un porvenir más claro, más hermoso ytranquilizador”, votos que, pocos meses antes, había he-cho Weyenbergh en su invitación... La realidad mostrabaque todavía eran tiempos en que el descontento político yla puja de Buenos Aires versus el resto de las provincias

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se manifestaban también con las armas, y ponían en jaqueal aún débil Poder Ejecutivo nacional. Cabe recordar queen ese momento no existía un distrito federal, y que el go-bierno de la Nación residía como ‘huésped’ en la ciudadde Buenos Aires, por entonces capital de la provincia ho-mónima (Vedoya 1980).

De todos modos, estos momentos difíciles fueron supe-rados, y Weyenbergh aprovechó su estadía en Buenos Ai-res para realizar gestiones en favor de la Sociedad. Enmarzo de 1875, el Presidente Avellaneda resuelve, ante unpedido del propio Weyenbergh, conceder a la ahora Socie-dad Zoológica una subvención anual de $F 800, suscri-biéndose con 200 ejemplares del P.Z., a ser repartidos enla Universidad, los Colegios y Bibliotecas de la Repúbli-ca. En agradecimiento, la Sociedad distingue a Avellane-da con el “Protectorado Honorario”. Asimismo, plena deoptimismo por la mejora financiera, la Comisión Directi-va decide reducir a la mitad ($F 5) el monto de la contri-bución anual de los miembros activos. A favor de la bo-nanza económica, las entregas 3 y 4 del P.Z. salen ese año1875. Ambas fueron impresas íntegramente en BuenosAires: todas las litografías se hicieron en la casa Simon,en tanto el cuerpo de la entrega 3 fue encargado a la Im-prenta de “El Argentino”; en la cubierta de la cuarta entre-ga se indica sólo “Buenos Aires”, sin proporcionar datosde la imprenta. En las entregas 3 y 4 se corrigió aquelerror tipográfico tan notable de la portada: en lugar de laexpresión “Zoolójico” (de entregas 1 y 2, y la portada ge-neral del tomo) se puede leer correctamente PeriódicoZoológico. También en estas dos entregas ya se indica quees el “órgano de la Sociedad Zoológica Argentina” (envez de “Entomológica”), adelantándose así a lo prometi-do oportunamente. En la cuarta entrega aparece “uno delos primeros artículos sobre Zoología, escrito por un hijodel país”, según presenta Weyenbergh (1875) con entu-siasmo: un trabajo sobre arácnidos del joven Eduardo La-dislao Holmberg (cf. Tabla 1). De acuerdo con Tognetti(2003, 2004), la interacción con Weyenbergh y la Socie-dad habría significado para Holmberg un decisivo afian-zamiento en su vocación de naturalista, la cual cristaliza-ba en 1875 con la aparición del citado trabajo. Sin embar-go, lo que pareció el inicio de un mayor protagonismo delnaturalista argentino en el Periódico Zoológico terminaríapor diluirse, y Holmberg derivó sus trabajos subsiguientesa otras publicaciones.

A fin de cumplir con la suscripción extraordinaria delgobierno, la Sociedad debe disponer una reimpresióncompleta de las dos entregas que ya habían salido. En1875 se imprimen 200 ejemplares adicionales de esas en-tregas, en una imprenta distinta de la original: la Impren-

ta Rivas en Córdoba. También aquí se corrigió el error ti-pográfico de la primera tirada, y en la portada general deesta reimpresión se lee correctamente Periódico Zoológi-co. Pero en el cuerpo de las entregas surgen problemas,pues al hacerse con tipografía diferente, resulta que la pa-ginación se empieza a desfasar ya en la Entrega 1, acumu-lando una diferencia de 8 páginas al fin de la Entrega 2(cf. Tabla 1). La reimpresión de las láminas se encargóigualmente a una litografía de Córdoba.

En la mayoría de las bibliotecas donde se conserva elhoy raro Periódico Zoológico las entregas fueron encua-dernadas en su volumen correspondiente, habiéndose reti-rado las hojas de cubierta. Afortunadamente, en algunasinstituciones, como la Academia Nacional de Ciencias enCórdoba (ANC) y el Museo Argentino de Ciencias Natu-rales (MACN), persisten entregas sueltas, con sus cubier-tas, lo cual permite recuperar datos valiosos, como la fe-cha real de publicación, en general no coincidente con lafecha provista en la portada del volumen (cf. Tablas 1-3).En los tomos encuadernados se puede descubrir el límiteentre entregas, ya sea por algunos restos del pegamento delas cubiertas en la base de las hojas, o porque las láminas(en cartulina más gruesa) se encuadernaban al final de ca-da entrega, oficiando hoy como ‘separadores’. En las en-tregas, las láminas iban sueltas, a lo sumo intercaladas enlos cuadernillos que formaban la entrega misma; se ad-vierte que cada lámina tenía una especie de “solapa” adi-cional (doblada) para ayudar al encuadernador a coserlaen el volumen. El tomo encuadernado de las bibliotecasdel MACN y del Museo de La Plata (cuya portada interiordice “Córdoba, Imprenta Rivas”) combina la reimpresiónde las dos primeras entregas con la impresión regular delas siguientes, apreciándose por tanto la incoherencia en-tre las entregas 2 y 3 (pasa de página 136 a la 129, cf. Ta-bla 1). Como hecho gracioso, mencionaré que una nota alpie en pág. 3 del tomo II remite a la página 74 del tomo I,pero en el ejemplar del MACN alguien corrigió el supues-to error tipográfico, anotando ‘pág. 81’ (es decir, adecuán-dola a la paginación real de los volúmenes allí disponi-bles…). La numeración de las Entregas 3 y 4 es correlati-va con la primera tirada de las Entregas 1 y 2. El ejemplarencuadernado de la ANC proviene íntegramente de la ti-rada original, y por tanto no tiene inconsistencias en supaginación.

Estas incongruencias, que aún hoy traen alguna confu-sión, debieron haber representado un dolor de cabeza pa-ra los responsables del Periódico. De hecho, las entregasindividuales que se conservan en la ANC evidencian di-ferencias notables no sólo de calidad, sino en el formatomismo de los ejemplares: las entregas 1 y 2 (Coni, las

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más ‘prolijamente terminadas’) miden 16 x 24 cm, entanto la entrega 3 (El Argentino) mide 18 x 25 cm (de es-ta última incluso se conservan 2 ejemplares iguales, ¡pe-ro con cubierta de diferente color!). De la cuarta entrega,de calidad visiblemente inferior (no se consigna impren-ta), hay varios ejemplares, cuyo ancho oscila entre 16 y18,5 cm, incluso con varios pliegos más largos queotros… Si bien la caja impresa se mantuvo más o menosuniforme (unos 10 cm de ancho), tamaños tan disparesseguramente dieron problemas a los encuadernadores. Alfinal de la cuarta entrega del tomo II se avisa a los sus-criptores que informen al Presidente de la sociedad en ca-so de que les falte alguna entrega o lámina, y que despuésdel año 1878 no se podrían contemplar reclamos parcia-les sobre los tomos I y II.

Nuevas entregas, pese a todo

La ayuda Presidencial alcanzó para imprimir la primeraentrega del Tomo II, también en 1875. En las páginas ini-ciales de este volumen, Weyenbergh hace consideracionessobre el éxito alcanzado por el P.Z., después de las gran-des dificultades que tuvo que superar la joven Sociedad.Refiriéndose elípticamente a Burmeister, se lamenta ha-ber tenido que luchar “con el hombre que pareció indica-do para ser en primer lugar su apoyo y fuerza, pero queaplicaba al contrario todos los medios para destruirla”.Y también señala que la Sociedad Zoológica “ha sobrevi-vido á los sucesos perniciosos de la revolución”... “Ellaha salvado la vida y ahora como un tiempo mejor ha ve-nido, también para ella se ha levantado el sol de la pros-peridad”, aludiendo y agradeciendo la subvención otor-gada por Avellaneda, el Protector Honorario de la Socie-dad. En un nuevo capítulo del enfrentamiento con Bur-meister, recuerda que la primera intención había sido ofre-cerle a él el Protectorado, pero “a pesar que la causa quehacía rehusar la aceptación en ese tiempo no más exista(...) hemos creído no poder mas ofrecerle este título, des-pues de la fuerte lucha y persecución que la Sociedad hatenido que sufrir de su parte”. Y considera que lo mejorpara la Sociedad es “quedar sin relación con este sabio.Él no precisa para su fama á nuestra Sociedad y nuestraSociedad no necesita para desarrollarse su fama”. Re-cordemos que al escribir esas palabras, Weyenbergh con-tinuaba separado de su cargo en la Universidad, situaciónen la que había derivado su enfrentamiento con Burmeis-ter, si bien su reincorporación parecía inminente. La per-sona con la cual Burmeister manifestaba “antipatía”, yque ahora ya no estaba en la Comisión Directiva, es Enri-que Oldendorff, quien debió soportar las iras de aquél acausa del apoyo que había dado a los Profesores en los su-

cesos de la Academia (Weyenbergh 1874c). Ese año Ol-dendorff dejaba su puesto de secretario de la Sociedad aljoven Holmberg.

“La Sociedad Zoológica Argentina marcha con muchaconfianza en su futuro”, decía Weyenbergh al inicio deltomo II, pero después de salir la primera entrega el go-bierno nacional suspendió la subvención y otra vez co-menzaron las penurias.

Las cuatro entregas de dicho volumen se hicieron impri-mir en Córdoba, con una tirada de 400 ejemplares. Segúnconsigna la portada interior del tomo encuadernado (y delas entregas 3 y 4), esta vez se confió el trabajo a la im-prenta de “El Eco de Córdoba”, un importante periódicolocal, propiedad de los hermanos Luis e Ignacio Vélez. Lacalidad de la impresión, así como el papel utilizado, sonvisiblemente inferiores al primer tomo. En cambio, las lá-minas I y II (correspondientes al artículo de Weyenberghsobre los peces del género Xiphophorus) se mandaron ahacer en Europa, mientras que para las restantes (de sumonografía de los Loricarios) se volvió a acudir a la casaSimon de Buenos Aires. En la entrega 3 (1876) se señalaque “como parece imposible publicar las entregas contanta regularidad como teníamos la intención”, se consi-dera injusto que los miembros activos deban pagar laanualidad vigente, y desde el tomo III la única condiciónpara ellos sería pagar $F 1 por cada entrega del P.Z. De to-dos modos, hacia 1877 se había logrado poner en circula-ción la cuarta entrega, y con ella el tomo II estaba com-pleto. El P.Z. lograba una periodicidad más que aceptable,teniendo en cuenta la situación del país, y comparado, porejemplo, con la otra publicación científica del momentoen Córdoba, el Boletín de la Academia Nacional de Cien-cias, que pasó todo el año 1877 sin lograr completar su se-gundo volumen. La Academia todavía estaba en procesode reorganización después de su separación de la Facultadde Ciencias, incluso desde el punto de vista financiero, yello afectaba obviamente a su revista.

Por esta época aparece el primero de los trabajos “dupli-cados” en el P.Z. y el Boletín de la Academia (cf. Tablas 2y 3): el artículo de Thorell sobre arácnidos argentinos, quesalió en el P.Z. 2(4) y en el B.A.N.C. 2(3). A juzgar por ci-tas de autores más o menos contemporáneos (ej. Sørensen1884), en general se asume que el P.Z. debió anticiparseen este caso (al trabajo del Boletín de la Academia se leasigna fecha 1878; cf. por ejemplo Acosta 2005). En otroscasos resulta más difícil determinar la prioridad con exac-titud, siendo probable que su aparición efectiva fueraprácticamente simultánea en ambas revistas. En 1878, alalcanzar la Academia su organización definitiva, Weyen-

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Figura 3: Lámina correspondiente al artículo “Apuntes anatómicos y biológicos sobre el género Her-metia (Latreille). Estudios hechos especialmente en la Hermetia illucens (Latr.)”, de Weyenbergh(1875), Periódico Zoológico, 1(4). Sobre el borde izquierdo se advierte la solapa prevista para su en-cuadernación.

bergh accedió a ser su primer presidente, y como tal, tam-bién asumió tareas editoriales en el Boletín. Las duplica-ciones de trabajos, en especial los suyos propios, se hicie-ron aún más frecuentes (Tabla 3). Tales “duplicaciones”consisten en una repetición casi exacta de contenidos. Enlos trabajos repetidos del tomo II (Thorell, Doering) lacoincidencia es también tipográfica, demostrando que lamisma composición de imprenta fue usada en ambas pu-blicaciones, sólo adecuando la numeración de páginas acada caso (y alguna leve variante en el título en el trabajode Doering). En cambio, los varios trabajos duplicados enel tomo III fueron compuestos separadamente, notándosediferencias en el tamaño de las letras y/o en el total de pá-ginas. Las láminas del artículo de P. Auguste Conil -P.Z.3(2-3)- están numeradas IV a VII (cuando le corresponde-ría II-V), lo cual se atribuye en la explicación respectiva aun supuesto error de imprenta; sin embargo, esa numera-ción es la que les corresponde (¡correctamente!) en el Bo-letín... En “Explication des Planches” (páginas finales dedicho artículo) se las menciona correctamente, aclarándo-se además que el trabajo fue publicado primero en elB.A.N.C., pero que esta versión del P.Z., habiendo corre-gido numerosos errores y agregado datos, debía conside-rarse una “2ª edición mejorada”. Según se lee, las láminasfueron hechas en ‘Litografía e Imprenta Guillermo Kraft’de Buenos Aires, la misma casa que luego imprimió elBoletín desde su tomo cuarto (1881) (Tognetti 2004).

El influjo de la Capital

A comienzos de 1878, con el tomo II completo, la So-ciedad sigue en pie a pesar de las dificultades, aunque esprobable que en ese momento su situación financiera yafuera bastante complicada. Ese año, Weyenbergh dice que“la crisis financiera casi la habría sofocado, si no laenergía de sus miembros la había mantenido arriba delnivel de las olas engullientes”. Se refiere obviamente a lafalta de subvención nacional, que tanta ayuda había repre-sentado en su momento. En enero de 1878 las deudas dela Sociedad ascendían a 173,4 pesos bolivianos (unos $F132), que se adeudaban “al Sr. Presidente, que pagó lasúltimas cuentas”. Con todo, la entrega 1 del tercer tomoapareció el mismo año 1878. En cambio, las entregas 2 y3 se reunieron en una sola, después de haber pasado unaño completo (1879) sin salir el P.Z. La primera mitad de1879 Weyenbergh estuvo con licencia en Europa (por pro-blemas de salud de su esposa), lo cual podría ser una delas causas del retraso. No obstante las grandes dificulta-des, se mantuvo para los socios activos la contribución re-ducida de sólo $F 1 por cada entrega del P.Z. Una tarjeti-ta impresa, que por lo visto se repartió dentro de la entre-

ga 2-3, dice: “Se pide á los miembros pagar [mandar] laretribución de UN peso boliviano al portador, al entre-garse [recibir] esta entrega. El Tesorero” (algunas partesfueron corregidas a mano, como se indica entre corchetesen la cita precedente). No pude determinar por qué allí sepide 1 peso boliviano, de menor valor que el $F. En cual-quier caso, daría la impresión que lo que hoy llamamos“morosidad” debió sumar un inconveniente adicional enese momento. El hecho que en las entregas 1 y 2-3 hubie-ra varios artículos “duplicados” con el Boletín de la Aca-demia (Tabla 3) podría sugerir que el P.Z. estuviera reci-biendo pocos trabajos para publicar, aunque también re-fleja una momentánea permisividad de la Academia -pre-sidida por Weyenbergh entre 1878 y 1880- para este pro-ceder. De hecho, la entrega 3 del P.Z., de 1881, ya no con-tiene duplicaciones. El tomo III se imprimió en “El Ecode Córdoba”, según consta en la portada del tomo encua-dernado y en las cubiertas de las entregas, aunque ignoroen qué cantidad de ejemplares.

En contraste con las dificultades, la nómina de integran-tes de la Sociedad continuó creciendo en forma notable.Entre los nuevos miembros honorarios se habían incorpo-rado el Dr. Benjamín Gould, director del Observatorio As-tronómico, en agradecimiento a su donación de $F 50, yel Rector Manuel Lucero, de participación decisiva en laorganización de la Facultad de Ciencias y la nueva Aca-demia. Se han sumado otras dos “donadoras”: la Srta. Do-ña J. Mc Nee, de Buenos Aires, y la Srta. Doña M. Eche-nique, de Córdoba. Los miembros corresponsales sonahora 33, entre los que se cuentan Ernst Haeckel (Jena),R. Leuckart (Leipzig) y P. Harting, antiguo profesor deWeyenbergh en su paso por Utrecht. Los socios activos,después de algunas incorporaciones y bajas, llegan a 35;entre ellos Juan Bialet y Massé y Oscar Doering (herma-no del secretario). En 1879 se produce una incorporacióncompletamente inesperada: desde ese año ingresa comomiembro activo el “Sr. Profesor Dr. D. H. C. C. Burmeis-ter, Buenos Aires”, según se informa escuetamente al fi-nal de la entrega 2-3 del tomo III, aparecida en 1880.

En la misma página se da cuenta de un hecho que a lapostre sería determinante. Luego de largas luchas, milita-res y políticas, la Nación consigue derrotar a los últimosresabios de autonomismo porteño, y en 1880 el Congresodeclara la ciudad de Buenos Aires como Capital de la Re-pública (Vedoya 1980). Ya que por esa razón se mudaría“el asiento del Directorio de la Academia Nacional deCiencias á Buenos Aires” (lo que en realidad nunca ocu-rrió), “la Comisión Directiva de la Sociedad ZoológicaArgentina ha resuelto mudar su asiento también á esa Ca-pital, quedando el Dr. Weyenbergh su representante en

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Córdoba. La cuarta entrega de este Tomo se publicarápronto aquí, y con éste se concluye la primera serie delPeriódico Zoológico, para continuar su publicación conel cuarto Tomo (ó primer Tomo, II Ser.) en Buenos Aires”.En la última entrega (1881), se da a conocer la ComisiónDirectiva provisoria para iniciar el nuevo período: Eduar-do L. Holmberg (Buenos Aires), Presidente; EnriqueLynch Arribálzaga (Buenos Aires), Secretario; G. Paats(Buenos Aires), Tesorero; y H. Weyenbergh (Córdoba),Vocal. Destacan en esta nómina Holmberg y Lynch Arri-bálzaga, quienes poco tiempo antes habían impulsado lapublicación de El Naturalista Argentino, fugaz intento delque apenas llegó a salir un volumen (1878).

El Tomo se cierra con una emotiva despedida de We-yenbergh, la cual, al hacer una recapitulación de su acti-vidad académica en Córdoba, fue considerada por Wi-llink (1972) como una suerte de ‘testamento científico’.Afirma que al terminar la Primera Serie del P.Z. terminatambién un período de su vida que no ha sido estéril enfrutos científicos y sociales. Aprovechando el cambio desede, y con el fin de “poder iniciar estudios más genera-les y publicaciones aún más voluminosas”, dice haberseretirado del Directorio de la Academia de Ciencias, de laSociedad Zoológica y de casi todas sus ocupaciones so-ciales, cuya cantidad comenzaba a “incomodarle y a ha-cerle perder un tiempo precioso”. Papavero (1975) sos-tiene que para ese entonces se sabía enfermo, y esto lollevó a ir delegando sus numerosas obligaciones. En surecapitulación, no deja Weyenbergh de mencionar que“no olvidará que para realizar muchos de mis proyectoshe debido luchar contra los prejuicios y la charlatanería,que en el Nuevo Mundo están a la orden del día; he lu-chado contra la arrogancia alemana de un viejo ambi-cioso que sobrevive a su reputación, y contra sus compa-triotas insignificantes”. Al mismo tiempo recuerda congran afecto al apoyo recibido por las personas ilustradasdel país, como el Presidente Avellaneda o el Rector Lu-cero. Hace también comentarios sobre las ventajas detrasladar la Sociedad a Buenos Aires, muy reveladores delos inconvenientes con los que debió lidiar por años.“Una de las grandes ventajas de este cambio de sedeconsiste en que la impresión del periódico, gracias a lasimprentas de Buenos Aires, se podrá hacer con muchomás regularidad tipográfica; espero que los tomos si-guientes serán más uniformes, y que su encuadernaciónno ofrecerá tantos obstáculos como hemos comprobadocon los impresos en Córdoba. ¡Ciertamente no conten-drán tantos errores!”. Finaliza advirtiendo que “la suer-te de la publicación de la cual termina aquí la primeraserie, dependerá de quien me suceda en la Presidencia yde quienes son los miembros de la Sociedad”.

Lamentablemente estas fueron las últimas actuacionesconocidas de la Sociedad, y el Periódico Zoológico nun-ca fue continuado. Mientras las provincias creyeron haberobtenido una victoria sobre el puerto, Buenos Aires termi-nó absorbiendo muchas iniciativas con algún matiz fede-ral. Una de las primeras víctimas del nuevo orden políticofue la Sociedad Zoológica Argentina y su Periódico Zoo-lógico. Es posible que la única persona capacitada o inte-resada en continuar la Sociedad fuera el propio Weyen-bergh -autor, editor, mecenas, en definitiva protagonistaexcluyente del P.Z.-, tornando así ficticio cualquier pro-yecto de continuarla en la Capital (por otro lado, un ám-bito poco afecto a sostener iniciativas no surgidas en supropio seno...). Se cerraba así una experiencia pionera,que no es habitualmente recordada en los ámbitos cientí-ficos pero que fue un fiel reflejo de una época signada porel deseo de progreso y las grandes empresas. Mucho más,durante ocho años representó la principal vía de expresióny documentación de la prodigiosa actividad desplegadapor su fundador en los años que permaneció en Córdoba.

Los Asuntos de la Sociedad

Weyenbergh estaba lejos de haber imaginado a la Socie-dad Zoológica como una iniciativa de alcance local. Laexigencia de que los miembros activos tuvieran residenciaen el país probablemente sólo obedecía a una cuestiónpráctica, dadas las dificultades en las comunicaciones dela época. Pero la categoría de miembros corresponsalesabría decididamente la Sociedad al mundo científico. Enesta vinculación con el exterior debieron haber jugado unrol preponderante las relaciones del propio Weyenberghcon sabios de los principales centros académicos del mo-mento. Y un ferviente deseo de situarse lo más cerca po-sible de la “cresta de la ola”, como lo demuestra la desig-nación de miembros honorarios a grandes nombres, comoDarwin, Agassiz o Ernst Haeckel. Tognetti (2003) destacaque la distinción a Darwin es probablemente la primerarealizada al célebre naturalista británico de parte de unainstitución científica argentina. Todo indica que la Socie-dad había sido pensada a lo grande, más allá de las difi-cultades prácticas que le planteaban la época y el lugardonde se desarrolló.

No han llegado hasta nosotros muchos detalles de laactividad societaria, y es probable que la mayor parte otoda esa actividad girase alrededor de la publicación desu revista, el Periódico Zoológico, como ocurre aún hoycon muchas asociaciones científicas. Weyenbergh debióhaber imaginado mil y una maneras de acrecentar los be-neficios de los miembros, y en la Entrega 1 del Tomo I

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(1874) se lee un aviso que el Museo Zoológico de la Uni-versidad (dirigido por el propio Weyenbergh) estaríaabierto para los miembros de la Sociedad Zoológica Ar-gentina todos los días de 7 a 12 de la mañana, “con ex-cepción del tiempo de las vacaciones de la Universidad yde los días festivos”.

Por lo demás, incluso con la restricción geográfica quese imponía para acceder a ser miembro activo, debe habersido un problema aparte poder reunir algo parecido a unaasamblea. En el Reglamento publicado en 1873 se indica-ba (Art. 14) que “el tiempo y parajes de las reuniones lofijarán los mismos por medio de la Comisión”, y que (Art.15) en ellas “se harán comunicaciones científicas”. Estoyseguro que, si alguna vez hubiera existido una reunióncon comunicaciones, este evento se habría reflejado en laspáginas del P.Z., lo que no es el caso. En 1875 -P.Z. 1(3):262- se advierte que “todavía no es posible realizarasambleas por causa de la distancia de los diversos pue-blos y por la falta de ferrocarriles en el interior del país”;y ante esta situación, para evitar demoras, la Comisión Di-rectiva resolvió “arreglar entre sí todos los asuntos admi-nistrativos”. De todos modos, se invita a “los Sres. miem-bros que no estén de acuerdo con estas medidas tengan ábien comunicarlo al Sr. Secretario, (Buenos Aires, Cerri-to 363) de manera que si ellos forman la mayoría se pue-da arreglar de otra manera”. Es claro que la comunica-ción debió ser predominantemente epistolar. Así, la mayorparte de los negocios de la Sociedad tuvieron que ser lle-vados por el propio Weyenbergh, con la ayuda de conso-cios residentes en Córdoba (A. Doering primero, P.Auguste Conil después). Se registra también alguna cola-boración de Holmberg desde Buenos Aires, en especialdesde su ingreso como Secretario.

Entre uno de los objetivos de la Sociedad estaba el deformar una biblioteca especializada. Aunque en la Entre-ga 1 del Tomo I se expresa que “la biblioteca todavía noexiste”, pronto comenzarían a llegar donaciones (del pro-pio Weyenbergh y de miembros activos y corresponsales)y revistas en carácter de intercambio con otras sociedades.Son varias las asociaciones con las que la Sociedad Zoo-lógica entró en contacto. En 1874 se vincula ‘oficialmen-te’ con la Sociedad Entomológica Neerlandesa (Neder-landse Entomologische Vereniging: NEV), responsabledel Tijdschrift voor Entomologie. Weyenbergh era socioactivo desde 1861, y socio corresponsal desde su mudan-za a Córdoba, y es muy probable que toda su concepciónde la Sociedad Entomológica Argentina estuviese fuerte-mente inspirada en la estructura y los objetivos de la NEV.Según comenta S. Tiemersma (2004 in litt.), estas coinci-dencias se revelan en párrafos del estatuto (casi traduccio-

nes de los estatutos de la sociedad holandesa), y se extien-den incluso a la propuesta de un periódico y la formaciónde una Biblioteca especializada, iniciativas de las que elpropio Weyenbergh fue testigo como joven miembro enNEV y que debieron dejar en él una poderosa impronta.Ese mismo año 1874 la Sociedad Zoológica establece re-laciones con la Sociedad de los Entomólogos de Boston(Psyche). Se agregan luego la Sociedad Zoológica-Mine-ralógica de Ratisbona (1875), la Sociedad Científica deBuenos Aires, la Sociedad Española de Historia Naturalen Madrid, la Academia Nacional de Ciencias, la Acade-mia Leop. Carol. del Imperio Alemán (1876), el MuseoPúblico de Río de Janeiro, y The Boston Society of Natu-ral Science (1877). En la sección ‘Asuntos de la Socie-dad’ se van listando las nuevas adquisiciones para la Bi-blioteca, que llegan a sumar casi 80 ítems. Y aunque en1874 [P.Z. 1(1): 18] Weyenbergh indicaba claramenteque, si fuera el caso que la Sociedad decidiera ser disuel-ta algún día, su Biblioteca pasaría a ser propiedad de laUniversidad de Córdoba, no he conseguido ningún indiciodel destino final de impresos tan valiosos. No sería impro-bable que fueran llevados a Buenos Aires con el cambiode sede.

De números y balances

En sus ocho años de existencia, el P.Z. produjo más de1000 páginas impresas, y un total de 21 láminas litogra-fiadas. Cinco autores locales (Weyenbergh, Adolfo Doe-ring, Holmberg, Conil, Latzina) y dos europeos (Thorell ySnellen) contribuyeron con artículos y notas, a los que sesuman un par de comentarios del socio H. Avé Lallemantde San Luis. Weyenbergh se ubica, lejos, a la vanguardiaen la magnitud de su aporte: 65 contribuciones firmadas,lo que representa el 61% del total de páginas (no cuentolos comentarios anónimos o de “La Redacción”, aunquesin duda salieron de su pluma). Es, además, el único autorpresente a lo largo de los tres tomos. En segundo término,se cuentan los seis trabajos malacológicos aportados porAdolfo Doering (16%, en términos de páginas impresas),que se limitaron a los 2 primeros volúmenes, y cuatro ar-tículos de P. Auguste Conil, exclusivamente en el TomoIII, con el 12% del total de páginas. El resto de los cola-boradores hizo aportes de forma ocasional. La Tabla 4 re-sume estos datos, detallando por volumen y en el total laparticipación de cada autor. El idioma predominante fueel español, seguido por buen número de trabajos -inclusoavisos societarios- en la lengua ilustrada del momento, elfrancés. Hay varias contribuciones en latín, en tanto We-yenbergh hizo honor a su lengua materna sólo en dos“Apuntes pequeños” de 1876 y un artículo mayor en la úl-

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tima entrega (1881). El único escrito en inglés es una bre-ve réplica al editor de Nature, criticando su apoyo a Bur-meister en los sucesos de la Academia, en tanto el idiomaalemán apenas fue empleado en dos notas cortas [1(4):331, 332]. Weyenbergh no sólo publicó en el P.Z. los re-sultados de su trabajo científico, sino también extensos in-formes (del Museo Zoológico, de la Facultad de Medici-na), que documentan la intensa actividad académica quedesplegó.

En el plano económico, sostener la publicación del P.Z.debió resultar una tarea ciclópea para Weyenbergh. Elúnico balance que ha llegado a nuestras manos [P.Z.2(4):266] muestra los altos costos derivados de la impre-sión. La edición inicial de la Entrega 1, Tomo I, que con-tenía 75 páginas de texto (algunas con grabados) y una lá-mina, significó un costo de $F 96,9. Para atender ese gas-to la Sociedad contaba con los $F 25 donados por la Sra.Weyenbergh, y tal vez con algunos aportes de miembrosactivos. Como había 22 socios, en teoría debería haberexistido en caja $F 220, pero seguramente no era así, yaque en 4 años (1874-77) el ítem “Contribuciones de losmiembros” sólo registra $F 210... La segunda entrega,con 20 páginas menos pero una lámina más, costó $F 91,8en su primera tirada. Todos los costos incluyen los 20 se-parados para los autores. La reimpresión de estas dos en-tregas fue hecha, como vimos, en Córdoba: las litografíasse consiguieron a igual precio que en Buenos Aires, peroel texto tuvo una sustancial rebaja, resultando un costo fi-nal de $F 168,3 ($F 20 más barato), resintiéndose emperola calidad de impresión.

La subvención del gobierno en mayo de 1875 sin dudasinsufló oxígeno a la finanzas de la Sociedad. Según el de-creto se otorgaban $F 800, pero el balance de cuentas im-puta un ingreso de $F 1000, para 200 ejemplares de lasEntregas 1-4 (Tomo I) y Entrega 1 (Tomo II). En adelan-te se duplicaron las tiradas. Sólo el tomo I se completó enBuenos Aires (Tabla 1), pues a partir del tomo II la impre-sión se trasladó definitivamente a Córdoba. Esta decisiónpudo haber tenido relación con precios más convenientes,o con la necesidad de seguir más de cerca el proceso deimpresión (los errores tipográficos parecen haber repre-sentado una obsesión para Weyenbergh). El costo final delprimer volumen (400 ejemplares) resultó en $F 610,7,más del doble del ingreso mensual de un catedrático uni-versitario, y ello sin contar gastos anexos, como los en-víos por correo. Ese monto también contrasta con los $F872,74 de gastos totales en la Facultad de Medicina du-rante todo 1879...! Las tres primeras entregas del tomo IIcostaron $F 459,1. Aunque incluyeron dos láminas hechasen Europa, aparentemente su costo fue menor a las encar-

gadas en Buenos Aires o Córdoba. Pero los costos del vo-lumen se incrementaron por las nueve láminas del artícu-lo de Weyenbergh sobre Hypostomus plecostomus, hechasen Buenos Aires. No queda claro por qué se hicieron 420copias de láminas I-II y 450 de las restantes, cuando la ti-rada de ejemplares era sólo de 400... El balance muestraque, mientras se esperaba recibir el producto de la ventade 40 ejemplares en Europa, al 1º de julio de 1877 habíaun déficit de $F 77,8, eso sin contar casi $F 73 de nuevosgastos, ni la impresión de la entrega 4 del segundo tomo!

Costos tan elevados contrastan con lo módico de lascuotas societarias. Cada integrante sólo debía sufragar $F10 por año, los que se redujeron a la mitad al recibirse laayuda Presidencial. Este beneficio no se modificó al sus-penderse el subsidio, y al contrario, ante la falta de perio-dicidad del P.Z., terminó por exigirse apenas $F 1 por ca-da entrega que apareciera. Del balance se deduce que ca-da ejemplar suelto se vendía a $F 7. Es indudable que elpropio Weyenbergh debió afrontar la mayor parte de losgastos, más allá de la casi simbólica donación de su es-posa. “No puedo negar que ella [la Sociedad] me ha cos-tado muchos sacrificios de dinero y de tiempo”, decía enmayo de 1875, cuando se había recibido el subsidio na-cional, “pero ahora me alegro tanto más de su prosperi-dad”. Como vimos, en 1878 la Sociedad le debía más de$F 130 en pagos que había cubierto a ese momento. We-yenbergh cumplió con creces aquel ofrecimiento de ha-cerse cargo de los costos hasta que la Sociedad pudieraafrontarlos. Lo cierto es que ésta nunca parece haber lo-grado un saldo contable favorable. En cualquier caso, loscomprobantes estaban “en la casa del Sr. Presidente”, adisposición de todos los miembros que quisieran revisar-los… [P.Z. 2(4): 267].

Epílogo

En algunos momentos Weyenbergh expresaba su desa-zón ante tantas dificultades y lo que él consideraba sus es-casos logros (“He hecho lo posible, he trabajado sin des-canzar, pero el resultado ha quedado atrás de mis espe-ranzas”), pero en el balance de su obra dice estar satisfe-cho y agradecido. Como él mismo afirmara en su clase deapertura en 1874, solamente dos manos, solamente unacabeza tiene el hombre y con eso ha de contentarse parasus trabajos, y aunque fijando la mirada en todo lo quequeda por hacer, pronuncie suspirando un ‘¡Cuánto sien-to!’. Weyenbergh dejaría su cargo de Profesor de Zoolo-gía en 1884, muriendo al año siguiente en su país natal,víctima de cáncer. Tenía sólo 42 años.

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Son varios los autores que han expresado su admiraciónante la obra multifacética de Hendrik Weyenbergh (Gar-zón 1939, Cordero 1941, Willink 1972, Berberián 1972,Papavero 1975, Acosta 1985), pero quedaba pendiente, ami juicio, un análisis de las circunstancias concretas en lasque tuvo que actuar, desde una óptica puramente humana,esto es, sin ánimo de llevar la persona al bronce. Estas lí-neas pretenden echar luz sobre una de sus muchas realiza-ciones, cuyos entretelones son difíciles de valorar con só-lo tener en manos los modestos y hoy vetustos volúmenesimpresos. La desaparición de la Sociedad podría sugerirque tanto esfuerzo finalmente quedó en la nada, pero sindudas la experiencia tuvo el valor de sembrar una simien-te, de mostrar el camino a las generaciones siguientes(Deautier & Steullet 1928). “El país tendrá siempre suAcademia Nacional de Ciencias y probablemente tambiénsu Sociedad Zoológica”, escribía Weyenbergh en 1881;“aún en caso que estas instituciones mueran momentá-

neamente, ellas renacerán un día”. Muchos años des-pués, en 1925, se fundaría una nueva Sociedad Entomoló-gica Argentina -hoy vigente-, sin relación con la primige-nia asociación que acabamos de reseñar.

Agradecimientos

Estoy muy reconocido a Sonia Pirotzky (La Plata) y Ma-risel Pereyra, bibliotecarias de la Sociedad EntomológicaArgentina y la Academia Nacional de Ciencias respectiva-mente, por su apreciable ayuda en la obtención de datos bi-bliográficos. Agradezco especialmente a Sjoerd Tiemers-ma, Secretario de la Sociedad Entomológica Neerlandesa(Nederlandse Entomologische Vereniging, NEV), por suaporte en informaciones biográficas y útiles comentarios almanuscrito. El autor es Investigador del Consejo Nacionalde Investigaciones Científicas y Técnicas.

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Tabla 1. Contenidos del Tomo I del Periódico Zoológico. Entregas individuales que fueron revisadas se indican con ➜ (setranscriben datos relevantes, como grafías y lugar de impresión). En la nómina de autores se transcriben textualmente lasformas de citación usadas en cada caso. Nótese la grafía de la palabra ‘Zoolójico’, tal como aparece en la portada general delvolumen y de las dos primeras entregas (1ª tirada). En la última columna, paginación de las reimpresiones (entregas 1 y 2).

Tomo I: Periódico Zoolójico, órgano de la Sociedad Entomológica Argentina“1874”

Págs.

5-8

8-11

12-13

13-14

15-16

17-18

19-20

21-22

23-32

33-43

44-49

50-57

58-66

58-61

62-66

66

66-71

72-73

74

75

77-111

112

113-120

Reimpresión(1)

23-33

34-46

47-53

54-62

63-72

73-78

79-80

81

82-118

120-128

ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS, CÓRDOBA (ARGENTINA)18

1874 – “Periódico Zoolójico”, órgano de la SociedadEntomológica Argentina - Buenos Aires. Imprenta Especialpara Obras de Pablo E. Coni.

Asuntos de la Sociedad Entomológica Argentina

Invitación a todos los amantes de la Entomología, para fundaruna Sociedad Entomológica Argentina

Sociedad Entomológica Argentina, Estatutos

Periódico Zoológico, órgano de la Sociedad EntomológicaArgentina. Reglamento

Invitación

Lista de los miembros de la Sociedad Entomológica Argentina

Au lecteur

Parte Científica [hoja separadora]

Los microlepidópteros argentinos, descritos y dibujados en susmetamórfosis. I. Lám. I, figs. 12-16.

Primer informe anual del Museo Zoológico en Córdoba

Mangas de langostas (Acridium paranense Burm.) en laRepública Argentina durante 1873

Histoire attendrissante de l'amour maternel de l'Omoplataflava. Lám. I, figs. 1-11.

Sobre un monstruo dicéfalo (larva de Chironomus) y sobremonstruos de insectos en general

Apuntes pequeños:

Animales inmigrantes

La Ura

Rara enfermedad

Revue de bibliographie zoologique de l'Amérique méridionale

Errata

Communication – Avisos

Errata

1874 – “Periódico Zoolójico”, órgano de la SociedadEntomológica Argentina - Buenos Aires. Imprenta Especialpara Obras de Pablo E. Coni.

Varia Zoologica et Palaeontologica. Énumeration systématiquedes espèces qui forment la faune entomologique de la périodemésozoïque de la Bavière; en même temps Supplément duCatalogue de la Collection Paléontologique du Musée Teyler.Láms. II-III.

Materialia ad Faunam Argentinam I.

Molluscorum terrestrium et fluviatilium faunae argentinae.Enumeratio systematica

➜ Entrega 1

Dr. H. Weyenbergh

La Redacción

La Redacción

Dr. H. Weyenbergh

Dr. H. Weyenbergh

Dr. H. Weyenbergh

M. le Dr. H. Weyenbergh

Dr. H. Weyenbergh

W.

W.

De Eco de Córdoba

[Dr. W.] en índice

➜ Entrega 2

M. H. Weyenbergh

W.

Adolfo Doering

W.

W.

W.

[Dr. W.] en índice

➜ Entrega 3

Dr. Adolfo Doering

Dr. H. Weyenbergh

[Dr. W.] en índice

Dr. Adolfo Doering

➜ Entrega 4

Dr. Weyenbergh

Dr. Weyenbergh

Eduardo Ladislao Holmberg

D.

W.

Dr. H. Weyenbergh

Dr. W…. (sic)

UNA HISTORIA DEL PERIÓDICO ZOOLÓGICO Y LA PRIMERA SOCIEDAD ZOOLÓGICA ARGENTINA (1874-1881) 19

129-132

133-134

135-136

121-124

121

121-123

123-124

125-126

127

128

128

129-204

205-218

219-230

231-235

236

237-258

259-262

263-276

277-278

279-282

283-302

303-312

313-316

317-330

331-333

331

331

332

333

333

334-335

336

Apuntes pequeños

Animales inmigrantes

La Ura

Manga de langostas en Córdoba

Revue de bibliographie zoologique de l'Amérique méridionale. II.

Asuntos de la Sociedad

Errata

Aviso

1875 – Periódico Zoológico, órgano de la Sociedad ZoológicaArgentina - Buenos Aires. Imprenta de “El Argentino”.

Estudios sistemáticos y anatómicos sobre los MoluscosPulmoníferos de los países del Plata. Lám. IV, figs. 1-14.

Segundo informe anual del Museo Zoológico de Córdoba

Discurso para la apertura del Curso Zoológico de 1874 (Marzo)en la Universidad de San Carlos, en Córdoba, pronunciado porel Catedrático Dr. D. H. Weyenbergh

Revue de bibliographie zoologique de l'Amérique méridionale. III.

Errata

Noticias ornitológicas de las regiones ribereñas del ríoGuayquiraro

Asuntos de la Sociedad

1875 – Periódico Zoológico, órgano de la Sociedad ZoológicaArgentina - Buenos Aires [sin más datos]

Apuntes anatómicos y biológicos sobre el género Hermetia(Latreille). Estudios hechos especialmente en la Hermetiaillucens (Latr.). Lám. IV (figs. 15-21), Lám. V (figs. 1-18).

Al lector [Córdoba, 20 de Febrero de 1875]

Carta de Introducción

Descriptions et notices d'arachnides de la RépubliqueArgentine. Lám. VI.

Revista y enumeración de escritos zoológicos sobre el territoriode Sud-América. I-III.

Revista y enumeración de escritos zoológicos sobre el territoriode Sud-América. IV. Escritos sobre dípteros.

Sur les larves du genre Ctenophora

Apuntes pequeños

Animales inmigrantes

Phryniscus stelzneri Weyenb.

Allgemeine Replik

Los gallos argentinos

Errata de esta entrega

Asuntos de la Sociedad [Imprimatur a.d. XIV Kal. Maj. 1875]

Indice del Tomo I

Nota:(1) Las diferencias en paginación que afectan las Entregas 1 y 2 en algunos ejemplares obedecen a la reimpresión que se hizo de las mismas, con una tipogra-

fía diferente, resultando en un desfasaje de la paginación en los ejemplares de la segunda tirada (más detalles en el texto). Es notable que la Entrega 2reimpresa inicia con la página 82, es decir un número de página par en la carilla de la derecha (esto se mantiene en toda esta entrega). En la portada ge-neral del Volumen reimpreso se corrigió la ortografía a “Periódico Zoológico”.

1875Asuntos de la Sociedad

Lista de los miembros

Contribución al conocimiento del género Xiphophorus Heck., un género depescados vivíparos. Lám I, figs. 1-15, Lám. II, figs. 16-31.

Annotations à l'occasion d'une squelettopée de Palamedea chavaria L.

Sobre el apéndice al abdomen de las hembras del género Euryades Feld.

Materialia ad faunam Argentinam. Supplementum I. Enumerationissystematicae Molluscorum terrestrium et fluviatilium faunae Argentinae

Instrucciones generales para la caza zoológica

L'enfantement des Poecilies

1876Hypostomus plecostomus Val., mèmoire anatomique pour servir à l'histoirenaturelle des Loricaires. Láms. III-XI

1876 - Periódico Zoológico, órgano de la Sociedad Zoológica Argentina -Córdoba. Imprenta del “Eco de Córdoba”

[continuación del artículo anterior, a partir de Chapitre IV]

Appendice à l'étude de l'Hypostomus plecostomus Val. contenant la descriptiond'un entozoaire de ce poison, savoir d'Amphistoma pulcherrima Weyenb.

Explication des planches (III-XI)

Tercer informe anual del Museo Zoológico en Córdoba

Revue de bibliographie zoologique de l'Amérique méridionale. IV.

Errata

Coronella Bachmanni, n.sp.

Apuntes pequeños

Het uitkomen van Vliegen (Tachinen)

Springen der larven van Piophila casei, L.

To the Editor of “Nature”

Asuntos de la Sociedad

1877- Periódico Zoológico, órgano de la Sociedad Zoológica Argentina -Córdoba. Imprenta del “Eco de Córdoba”

• Sobre algunos arácnidos de la República Argentina [BANC 1877 ó 1878,2(3):255-272].

• Apuntes sobre la fauna de Moluscos de la República Argentina [BANC 1877ó 1878, 2(3): 300-339].

Apuntes pequeños

Caso de partenogénesis en una araña

Paso de mariposas

La lluvia y el Reino Animal

Sobre la manera de vivir de la larva de una frigánea

ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS, CÓRDOBA (ARGENTINA)20

Tabla 2. Contenidos del Tomo II del Periódico Zoológico. Entregas individuales que fueron revisadas se indican con ➜ (setranscriben datos relevantes, como grafías y lugar de impresión). En la nómina de autores se transcriben textualmente lasformas de citación usadas en cada caso (• indica un artículo duplicado en el Boletín de la Academia Nacional de Ciencias enCórdoba = BANC).

Tomo II: Periódico Zoológico, órgano de la Sociedad Zoológica Argentina“1875”

3-5

6-8

9-28

29-37

38-42

43-46

47-56

57-62

63-142

143-166

167-169

170

171-177

178-191

191-192

193-195

195-197

195-196

196

196-197

197-200

201-218

219-259

260-261

260

260

260-261

261

Entrega 1W.

Dr. H. Weyenbergh

Dr. H. Weyenbergh

Dr. H. Weyenbergh

Dr. Adolfo Doering

Dr. H. Weyenbergh

M. H. Weyenbergh

Entrega 2Mr le Dr. H. Weyenbergh

➜ Entrega 3

(2)

(3)

Dr. H. Weyenbergh

[Dr. W.] en índice

H. Weyenbergh

Dr. W.

Dr. W.

Weyenbergh

➜ Entrega 4

Dr. D. T. Thorell

Dr. Adolfo Doering

Holmberg

H. Avé Lallemant

H. Avé Lallemant

W.

UNA HISTORIA DEL PERIÓDICO ZOOLÓGICO Y LA PRIMERA SOCIEDAD ZOOLÓGICA ARGENTINA (1874-1881) 21

Tabla 3. Contenidos del Tomo III del Periódico Zoológico. Entregas individuales que fueron revisadas se indican con ➜ (setranscriben datos relevantes, como grafías y lugar de impresión). En la nómina de autores se transcribe textualmente las for-mas de citación usadas en cada caso. (• indica los artículos duplicados en el Boletín de la Academia Nacional de Ciencias enCórdoba = BANC; en algunos casos no se ha podido establecer las fechas exactas de las entregas en esta última publicación).

Tomo III: Periódico Zoológico, órgano de la Sociedad Zoológica Argentina“1878”

Notas:(2) En esta entrega hay una nueva despaginación. Desde 143 hasta 158 va correctamente, pero continúa con error numérico: otra vez 151 y sigue correlativa-

mente hasta 166. O sea, el número total de páginas es más elevado, y el rango no es correcto.(3) Las láminas no se encuentran en el Volumen encuadernado de la ANC.

[Dr. W.] en índice

Dr. H. Weyenbergh

W.

261-266

266-269

270-274

275-305

306

307

308-309

Revue de bibliographie zoologique de l'Amérique méridionale. V.

Asuntos de la Sociedad [incl. Caja de la Sociedad]

Cuarto informe anual del Museo Zoológico Nacional en Córdoba

(Anexo) Catálogo sistemático de la colección de conchilios non-indígenas delMuseo Zoológico Nacional

Fé de errores no corregidos en los errata de las entregas mismas

Avis

Indice del Tomo II

Págs.

3-4

5-8

9-10

11-18

19-22

23-30

31-38

39-64

65-73

74-82

82

83-88

89-105

106-111

➜ Entrega 1

W.

Dr. H. Weyenbergh

Mr. P. C. T. Snellen (Rotterdam)

Prof. F. Latzina

Dr. H. Weyenbergh

Dr. D. H. Weyenbergh

P. Auguste Conil

Dr. H. Weyenbergh

➜ Entregas 2 y 3

Dr. H. Weyenbergh

Dr. D. H. Weyenbergh

Dr. D. H. Weyenbergh

1878 - Periódico Zoológico, órgano de la Sociedad Zoológica Argentina -Córdoba. Imprenta de “El Eco de Córdoba”

Asuntos de la Sociedad

Lista de los Miembros

Regalos a la Biblioteca ó conseguidos en canje, despues de la última lista

Quinto informe anual del Museo Zoológico Nacional

• Description de deux nouvelles espèces de Lépidoptères Hétérocèresappartennant à la famille des Lithosides [BANC 1878, 2(4): 390-392]

Una cuestión de mínima, que las abejas resuelven en la construcción de susceldas. Pl. I.

• Description détaillée d'une nouvelle espèce de la famille des Distomides,savoir Distoma pulcherrimum m. [BANC 1878, 2(4): 354-361]

• Informe sobre una excursión zoológica á Santa Fé, practicada en 1876[BANC 1877, 2(3): 217-243]

• Une espèce nouvelle de Gamase [BANC 1878, 2(4): 381-389]

• Noticias biológicas y anatómicas sobre el yacaré ó Alligator sclerops L. (sinlámina) [BANC 1877, 2(3): 244-254]

Recibido para la biblioteca de la Sociedad

1880 - Periódico Zoológico, órgano de la Sociedad Zoológica Argentina -Córdoba. Imprenta de “El Eco de Córdoba”

• Description d'une puce gigantesque, Pulex grossiventris. m. [BANC 1879 ó1880, 3: 188-193]

• Sobre un caso de “struma cystica” del timo, observado en Cervus rufus Ill.,una contribución al estudio de la clínica zoológica [BANC 1879 ó 1880, 3: 194-212]

• Descripciones de nuevos gusanos [BANC 1879 ó 1880, 3: 213-218]

ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS, CÓRDOBA (ARGENTINA)22

Dr. D. H. Weyenbergh

Dr. H. Weyenbergh

Dr. H. Weyenbergh

W.

P. Auguste Conil

P. A. C.

P. Aguste Conil

➜ Entrega 4

H. Weyenbergh

H. Weyenbergh

Dr. H Weyenbergh

W.

Dr. H. Weyenbergh

Weyenbergh

Weyenbergh

112-125

127-136

135-136

137-143

144-145

146-173

174

175

177-257

258-259

261-277

278-308

309-310

312-328

329-352

353-361

362-363

364-369

369

370-373

374

375-376

• Algunas nuevas sanguijuelas o chancacas de la familia Gnathobdellia yrevista de esta familia [BANC 1879 ó 1880, 3: 231-244]

Informe anual de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional

[Cuenta del Servicio interno de la Facultad de Medicina de 1879]

Sesto y séptimo informe anual del Museo Zoológico de la Universidad Nacional

No más preparaciones en aguardiente en los Museos [?]

• Noveaux cas de myasis observés dans la Province de Cordova (RépubliqueArgentine) et dans la République de Venezuela [BANC 1880 ó 1881, 3: 297-324]

• Appendice à la liste bibliographique du Dr. Weyenbergh [BANC 1880 ó 1881,3: 325]

• Addenda [1er Septembre 1880] [BANC 1880 ó 1881, 3: 326]

• Études sur l'Acridium Paranense Burm., ses varietés et plusieurs insectesqui le detruissent. Pl. II (1-14), III (15-25), IV (26-36), V (37) [BANC 1881, 3:385-472, láms. IV-VII] (4)

Asuntos de la Sociedad

1881 - Periódico Zoológico, órgano de la Sociedad Zoológica Argentina -Córdoba. Imprenta de “El Eco de Córdoba”

Sobre la familia Pulicidae con descripción de algunas nuevas especies

Morphologische aanteekeningen over de proest-alen of Symbranchidae

Octavo informe anual del Museo Zoológico de la Universidad Nacional

(Anexo) Catálogo de la colección de pájaros

La Bibliographie scientifique, principalement zoologique du Dr. H. Weyenbergh

Appendix. Liste des Nouvelles espèces décrites dans les publications citées ci-dessus

Asuntos de la Sociedad

Prof. Dr. D. P. G. Lorentz

Nova species generis “Ceratocampa”, C. Vogleri nob.

Au lecteur

Errores observados en esta entrega

Contenido de este TomoNota:(4) Las láminas de este artículo llevan numeración IV a VII por error, según se indica. Esta numeración es la correcta para iguales láminas en el tomo III del

BANC (1881), lo que sugiere fueron confeccionadas primariamente para esta última publicación.

UNA HISTORIA DEL PERIÓDICO ZOOLÓGICO Y LA PRIMERA SOCIEDAD ZOOLÓGICA ARGENTINA (1874-1881) 23

Tomo I PZ W Dö H Th AL Co Sn L

Total Tomo I = 333 p. (336) 28 166 115 24 - - - - -

% 8.4 49.8 34.5 7.2 - - - - -

Tomo IITotal Tomo II = 313 p. (308) 19 228 45 1 18 2 - - -

% 6.1 72.8 14.4 0.3 5.7 0.6 - - -

Tomo IIITotal Tomo III = 370 p. (376) 13 226 - - - - 119 4 8

% 3.5 61.1 - - - - 32.2 1.1 2.2

TOTAL = 1015 p. (1020) 60 620 160 25 18 2 119 4 8% 5.9 61.1 15.8 2.4 1.8 0.2 11.7 0.4 0.8

# total de contribuciones 65 6 2 1 2 4 1 1

Tabla 4. Contribución, en número de páginas (sin contar láminas), de los ocho autores que publicaron en el Periódico Zoológico(sólo Weyenbergh en los 3 tomos). PZ=redacción del Periódico, W=Weyenbergh, Dö=Adolfo Doering, H=Holmberg, Th=Thorell,AL=Avé Lallemant, Co=Conil, Sn=Snellen y L=Latzina. Medición en cantidad de páginas. El total de páginas indicado paracada tomo corresponde a carillas efectivamente impresas (entre paréntesis se indica la paginación final del tomo, que incluyehojas en blanco). La línea final computa el número total de contribuciones (artículos, notas) firmadas por cada autor.

Se terminó de imprimir en los Talleres Gráficos Pugliese Siena

en el mes de junio de 2006.Córdoba, República Argentina.