UN ESTADO DEL ARTE PARA EL CONTRABAJISTA
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UNIVERSIDAD DE GRANADA
FACULTAD DE EDUCACIÓN Y HUMANIDADES DE MELILLA
TRABAJO FIN DE MÁSTER
BIOMECÁNICA Y PROPIOCEPCIÓN: UN
ESTADO DEL ARTE PARA EL
CONTRABAJISTA
MÁSTER OFICIAL EDUCACIÓN MUSICAL; UNA PERSPECTIVA MULTIDISCIPLINAR
Autor: CARLOS FELIPE VEGA LÓPEZ
Director: DR. OSWALDO LORENZO QUILES
MELILLA, 2017
AGRADECIMIENTOS
A mi hijo Satori Vega Padilla. Mi presencia en este master reconfiguró mi
presencia en su vida. Gracias a Angélica Padilla por la manera de amar a sus hijos. A mis padres María Elena López Montoya y Albino Felipe Ricardo Vega
González, por su incondicional compañía, por su asesoría, por su paciencia,
colaboración y apoyo. A mis compañeros de Master por su alegría, personalidad, y hospitalidad tan
especiales.
A Oswaldo Lorenzo Quiles por todas las gestiones, asesorías administrativas y
tutorías al servicio de la culminación de mi título de Master.
A mis amigos Paul López, Diana Forero, Arturo González, Carolina Hoyos,
Eliana Quintero, Renato Pernet, por su invaluable compañía en la distancia.
El alumno del máster oficial Educación musical una perspectiva
multidisciplinar, Carlos Felipe Vega López y el tutor del Trabajo Fin de Máster,
Oswaldo Lorenzo Quiles, garantizamos con nuestra firma que el trabajo ha sido
realizado por el alumno bajo la dirección del tutor y, hasta donde nuestro
conocimiento alcanza, en la realización del trabajo se han respetado los derechos de
otros autores a ser citados, cuando se han utilizado sus resultados o publicaciones.
Melilla, a 12 de enero de 2017
Oswaldo Lorenzo Quiles Carlos Felipe Vega López
Tutor del trabajo Autor del trabajo
TESIS DE MASTER: BIOMECANICA Y
PROPIOCEPCION: UN ESTADO DEL ARTE PARA
EL CONTRABAJISTA.
MASTER EN EDUCACIÓN MUSICAL DE LA
UNIVERSIDAD DE GRANADA
DESARROLLADO POR EL BENEFICIARIO DE
COLFUTURO 2015: CARLOS FELIPE VEGA LOPEZ -
INDICE
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................... 11
Capítulo 1. Características morfológicas, acústicas e
interpretativas del contrabajo y del contrabajista ............................................... 14
1.1. El instrumento ............................................................................................................... 14
1.1.1. Orígenes de su forma 14
1.1.2 Las cuerdas 16
1.1.3. El Arco 17
1.2. Morfologías interactuantes ...................................................................................... 18
1.2.1. Tamaño apropiado y disposición corporal 19
1.2.2. Brazo con arco 20
1.2.3. Contacto entre arco y cuerda 21
1.2.4. Comportamiento de la cuerda 22
1.2.5. La fricción 24
1.3. La acústica del Contrabajo ...................................................................................... 27
1.3.1. Puntos sonoros de referencia 27
1.3.2. Física del sonido del contrabajo 28
1.3.3. El puente 29
1.3.4. El suelo 30
1.4. Aspectos de la interpretación del contrabajo .................................................... 32
1.4.1. Elementos históricos 32
1.4.2. Función compositiva del contrabajo 32
1.4.3. Elementos técnicos de la digitación 35
1.4.4. El vibrato 39
1.4.5. El manejo del arco 40
Capítulo 2. Trastornos músculo-esqueléticos ........................................................... 42
2.1. Factores de riesgo ........................................................................................................ 45
2.1.1. Movimientos repetitivos 47
2.1.2. Posturas forzadas 51
2.1.3. Sobreesfuerzos 51
2.2. Poblaciones ..................................................................................................................... 53
2.2.1. Músicos en general 53
2.2.2. Instrumentos de cuerda 57
2.2.3. Particularidades del caso del contrabajo 59
2.3. Afecciones más comunes ........................................................................................... 63
2.3.1. Distonía focal 63
2.3.2. Afecciones del hombro 66
2.3.3. Afecciones del codo 68
2.3.4. Túnel Carpiano 71
Capítulo 3. Medios de potenciación de la técnica. Prevención y
rehabilitación de los trastornos músculo-esqueléticos ....................................... 73
3.1. Ergonomía y postura .................................................................................................. 77
3.1.1. Posición del cuerpo. Caso del contrabajo 82
3.1.1.1. Estabilidad general 82
3.1.1.2. Posición de pie sin instrumento 83
3.1.1.3. Posición sobre asiento sin instrumento 86
3.1.1.4. Posición sobre asiento con instrumento 87
3.1.1.5. Posición de pié con instrumento .......................................... 87
3.1.1.6. Posición de la mano sobre el diapasón .............................. 89
3.2. Percepción somática de las actividades corporales ........................................ 91
3.2.1. Propiocepción .............................................................................................. 93
3.2.2. Mapeo Corporal ......................................................................................... 99
3.3. Disciplinas complementarias a la actividad musical………………………...102
3.3.1. Deportes ......................................................................................................... 102
3.3.2. Técnica Alexander ..................................................................................... 104
3.3.3. Método Feldenkrais .................................................................................. 106
3.3.4. Yoga 111
3.3.5. Pilates 111
Capítulo 4. Uso de la biomecánica para el desarrollo de la
interpretación con instrumentos musicales. Casos de potencial
aportación al estudio del contrabajo .............................................................................. 115
4.1. Adaptación de los fundamentos teóricos sobre biomecánica
humana al uso saludable del cuerpo y la interpretación del contrabajo ....... 116
4.2. Descripción del movimiento ..................................................................................... 121
4.2.1. Descripción neuromuscular 123
4.3. Algunas estructuras y funciones implicadas en la actividad musical.. 125
4.4. Captura de movimiento para análisis biomecánico ....................................... 132
4.4.1. Métodos de medición y análisis 133
4.4.1.1. Captura de movimiento 135
4.4.1.2. Plataformas dinamométricas 137
4.4.1.3. Electromiografía de superficie 140
4.4.1.3.1. Tensomiografía 143
4.5. Biomecánica para la imaginación ........................................................................ 143
4.5.1. Bioretroalimentación aplicada a la música 145
CONCLUSIONES Y PROYECCIONES .................................................................... 148
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ......................................................................... 156
INTRODUCCION
Tal como exponen Furuya, Oku, Miyazaki, y Kinoshita (2015), la interpretación
musical requiere movimientos muy rápidos y diestros, y por esto los mecanismos
biológicos en ellos subyacentes han sido objeto de enorme interés investigativo.
El objetivo de éste documento es dar una base bibliográfica suficiente para
identificar estudios, disciplinas y tecnologías vigentes que puedan ser aplicadas a la
observación y mejoramiento de los mecanismos biológicos necesarios para tocar
contrabajo, y que por tanto aporten a la potenciación de las posibilidades técnicas y
artísticas del contrabajista, así como de su salud. Para ello se analizó información
recuperada de:
Revistas científicas.
Páginas webs oficiales.
Bases de datos electrónicos de alta calidad.
Memorias de congresos y seminarios.
Google académico.
Biblioteca electrónica de la Universidad de
Granada. Tesis doctorales.
Libros y capítulos de libros.
Informes institucionales.
Peñalba (2008) advirtió de un cambio sustancial en los usos de la interpretación
musical en los últimos cincuenta años, en los que vienen siendo cada día más protagonistas
los controladores digitales de sonido, por ejemplo, y las tecnologías de la informática y de
la comunicación (TIC) en general aplicadas a la música. Para dicha autora, la interrelación
12
entre músico e instrumento se ha transformado, también sus implicaciones sociales,
estéticas, pedagógicas, terapéuticas y compositivas.
En esta línea, el presente trabajo se encarga de poner a disposición del contrabajista
elementos que nutren, desde una perspectiva multidisciplinar, la conciencia y el control
sobre sí mismo. Con este se busca empoderar al instrumentista sobre su iniciativa
interpretativa, potenciando su capacidad de imaginar/visualizar en detalle la acción que
debe realizar, para producir los sonidos y la música deseados.
En este sentido, en primera instancia (Capítulo 1), se presenta información
considerada clave acerca de las características morfológicas, tanto del cuerpo humano como
del contrabajo, a la vez que se introducen algunos ejemplos de la manera en que dichas
morfologías, y la interacción entre ellas, aportan a la producción controlada de sonido.
Al interactuar con el entorno, el sonido resultante captado por el oído humano es
expresión de todas las características acústicas presentes, y en el juego interpretativo
musical todos estos elementos físicos constituyen la base para cualquier resultado musical
que se proponga como objetivo.
En el segundo capítulo se integra al documento información acerca de los trastornos
músculo-esqueléticos que aquejan a músicos profesionales. Allí se recogen datos
estadísticos referentes los músicos de orquesta, y se focaliza en algunos de los trastornos
comunes para los contrabajistas, incluyendo descripciones de condiciones endógenas y
exógenas que los originan.
El tercer capítulo se exponen algunas iniciativas investigativas que buscan vincular al
panorama del desarrollo musical profesional ciertas perspectivas emergentes: conceptos y
disciplinas dedicados a cultivar un buen uso de la asociación humana mente/cuerpo, que
13
muestran un gran potencial, tanto para la prevención y la rehabilitación de trastornos
músculo-esqueléticos como para el pulimento de la técnica instrumental.
En la cuarta y última fase de la exploración bibliográfica (capítulo 4) se integrará
enfáticamente información conteniendo análisis más detallados de las mecánicas corporales
en interacción con los objetos, las herramientas, los instrumentos. Se buscará hacer
evidente la pertinencia del uso de herramientas de control y análisis biomecánicos
detallados, para la observación y el desarrollo de los movimientos necesarios dentro de la
actividad musical instrumental del contrabajista.
Una conjunción de los elementos presentados en los diferentes capítulos se presenta
como materia prima que le permite al instrumentista imaginar con creciente detalle la
acción musical deseada.
14
Capítulo 1.
Características morfológicas, acústicas e interpretativas del contrabajo y
del contrabajista.
1.1. El instrumento
1.1.1. Orígenes de su forma
El contrabajo es reconocido como el miembro actual de la familia de los violines
con las mayores dimensiones físicas (Parker, 2010). Tweed (2001) ubica a los instrumentos
de la familia de los violines como habiendo tenido un desarrollo de más de trescientos
cincuenta años, a partir de las últimas décadas del siglo dieciséis (s. XVI).
Las figuras 1, 2, 3, y 4 muestran cuatro ejemplares de este instrumento.
Figura 1. Contrabajo de tres cuerdas. Recuperado de http://www.talkclassical.com/40649-bass-
photo-album-4.html
15
Figura 2. Vistas anterior y posterior de contrabajo de cuatro cuerdas. Recuperado
de http://www.lando-music.com/
Figura 3. Vistas lateral y posterior de contrabajo. Recuperado de
https://www.aliexpress.com/popular/tiger-license.html
Figura 4. Contrabajo de cinco cuerdas. Recuperado de https://bassviolinshop.com/product/samuel-
shen-78-gemunder-5-string-double-bass/
16
Hilgenstieler (2014), por un lado, refiere que a través de la historia, el contrabajo
experimentó una variedad de transformaciones en cuanto a su forma, a su estructura y a su
sistema de afinación.
Morton (2000), por otra parte, afirma que gran parte del desarrollo de la
interpretación del contrabajo devino de avances tecnológicos en aplicación de materiales
sobre su morfología, principalmente sobre cuerdas, clavijas de afinación y arcos.
La forma actual del contrabajo es resultado de una herencia de dos vertientes: las
violas da gamba y los violines. Hoy en día, los instrumentos antiguos que llevan el nombre
de contrabajo, son evidencia del legado morfológico de las dos familias (Sachs, 1940).
1.1.2 Las cuerdas
Las primeras cuerdas fueron hechas de tripa de animales (ver un ejemplo moderno
en la Figura 5). Actualmente se hacen de acero o en diversos materiales sintéticos (Parker,
2010).
Figura 5. Cuerdas de tripa para contrabajo, una de ellas recubierta en metal. Recuperado de
http://onlybass.com/index.php?/topic/56800-lambert-gut-twin-et-gut-twin-47/
Parker (2010) explica que las cuerdas de un contrabajo se encuentran templadas por
medio del puente desde el tiracuerdas hasta la cejilla del clavijero. La longitud y la
amplitud de las ondas producidas por éstas cuerdas dependen de su tensión, de su
extensión, de su calibre, y del material con que están hechas.
17
1.1.3. El Arco
Un aspecto común a ambas familias originarias mencionadas es que suelen hacerse
sonar mediante un arco, tipo alemán o francés (ver figuras 6 y 7).
Figura 6. Arcos de contrabajo (arriba tipo alemán, abajo tipo francés). Recuperado
de http://www.gostrings.com/chcacobabow.html
Figura 7. Longitudes estandar de arcos (arriba tipo alemán, abajo tipo francés). Recuperado
de http://www.bratsche2.net/morebabow.html
Tradicionalmente, las hebras utilizadas en la construcción de un arco provienen de
crin de caballo. Éstas, al igual que todas las fibras de cabello natural, tienen propiedades de
fricción distintas en una dirección que en la otra (ver Figura 8). Tal diferencia es producida
por la disposición de las diminutas escamas traslapadas a todo lo largo de un pelo, alineadas
en la misma dirección (Parker, 2010).
Figura 8. Cabello o cerda vista en un microscopio. Recuperado de
http://hdimagelib.com/horse+hair+microscope
En un arco de contrabajo, agrega Parker, la mitad de las cerdas están alineadas en
una dirección y la otra mitad en la otra dirección, de tal forma que haya el mismo potencial
18
de fricción cuando el arco se mueve hacia la punta y cuando el arco se mueve hacia el
talón. Dicha fricción se puede incrementar aplicando resina a las cerdas.
Por su parte, Ablitzer, Dauchez, & Dalmont (2012) aseguran que la cantidad de
tensión inicial de las cerdas y la curvatura de la varilla, cuyos extremos van ligados,
determinan la elasticidad lateral y vertical del arco.
1.2. Morfologías interactuantes
Horvath (1994) realizó una serie de mediciones (antropomórficas y del instrumento)
en una muestra de 24 contrabajistas.
Para las mediciones antropomórficas la altura media de la muestra fue de 178.25cm
(5.8”). La persona de menor estatura midió 164.3cm (5.3”), y el individuo más alto tuvo
188.3cm (6.1”). La anchura de los hombros varió de 29.1cm (11.4”) de 43.6cm (17.1") con
un promedio de 35.5cm (14"). Los segmentos del brazo superior variaron de 23.1cm (9") de
34.5cm (13.6") con un promedio de 29.9cm (11.8"). Los segmentos de brazo inferior
variaron de 21.9 cm (8.6") a 30.6 cm (12"), con una media de 26.7cm (10.5"). La longitud
de la mano varió de 16.7cm (6.6") a 20.4cm (8"), con una media de 18.8cm (7.4"). Para la
anchura de la mano las mediciones variaron de 7.2cm (2.8") a 9.1cm (3.6”), con un
promedio de 8.3cm (3.2"). La longitud del muslo en la posición sentada varió de 53.3cm
(20.9") a 65.7cm (25.9") con un promedio de 60.6cm (23.9"). Las longitudes de las piernas
oscilaron entre 50.4cm (19.8") a 63.3cm (24.9") con un promedio de 56.7cm (22.3").
De los 24 instrumentos tocados por los sujetos en el estudio, había pocas
dimensiones comunes, cada instrumento mostró características particularmente
individuales. Los instrumentos producidos comercialmente tuvieron mediciones similares,
pero los instrumentos tallados a mano eran marcadamente diferentes.
19
De esta forma, el rango de la longitud del cuerpo del instrumento varió de 108cm
(42.5") a 119cm (46.9") con un promedio de 110.7cm (43.6"). La anchura de los hombros
varió de 48cm (18.9") a 54cm (21.3"). En el cuello, las longitudes variaron de 40.5cm
(15.9") a 49.4cm (19.4") y la longitud de las cuerdas varió de 103cm (40.6") a 112cm
(44.1").
De los sujetos que utilizan asiento, la altura varió de 67cm (26.4") a 77.6 cm
(30.6"). El taburete bajo elimina la necesidad de peldaño porque el sujeto coloca ambos
pies en el suelo. Sólo un participante usaba esta postura. Otro participante, sujeto 16.,
alteraba la configuración del asiento cortando dos patas del taburete de 1/2 a 3/4 de
pulgada. Esto resultaba en una postura de ejecución inclinada hacia delante y
proporcionándole una posición más cómoda. Cabe señalar que el sujeto 16 utilizaba el
instrumento más grande medido en este estudio, con una longitud total del cuerpo de
119cm (46.9) y una longitud de cuerda vibrante de 112cm (44.1"). Este sujeto era una
mujer con una altura total de 170.5cm (67.1").
1.2.1. Tamaño apropiado y disposición corporal
Meier (2015) destaca tres observaciones rápidas que ayudarán a reconocer el
tamaño de instrumento conveniente para cada aprendiz:
1. El tamaño, con respecto al diapasón, de la mano que se encarga de digitar las
cuerdas.
2. La estatura del instrumentista en relación al instrumento.
3. El punto donde el arco hace contacto con la cuerda cuando el brazo que lo
sostiene se encuentra desplegado y relajado.
Aunque, en general, en el registro grave la distancia entre los dedos 1 (índice) y 4
(meñique) demanda para todas las personas cierto estiramiento, éste no debe llegar a ser
20
extremo. Meier advierte que si el estudiante, para tocar en el registro grave, debe hacer un
esfuerzo tal que lo lleve a sentir dolor, es necesario que adopte un instrumento de menor
tamaño.
Esta autora hace la siguiente precisión: la llamada Primera Posición de digitación
debe alinear horizontalmente el dedo índice con las cejas del estudiante. Esto facilita que el
resto del brazo entre en contacto con el instrumento -hombro relajado y codo levantado-.
De tal manera se coloca el instrumento en una altura propicia para que los dedos, de
preferencia curvados, dirijan su última falange en dirección perpendicular al diapasón. Así
mismo, Meier plantea que el arco debe hacer contacto con la cuerda, al descansar
naturalmente sin intención de movimiento, de dos a cinco centímetros por debajo del final
del diapasón, punto medio entre el diapasón y el puente, zona óptima para la obtención de
buen sonido. Demasiada cercanía al puente puede producir un sonido áspero.
1.2.2. Brazo con arco
Pantelic & Prezelj (2014) señalan que el contrabajista debe percibir el arco como
una extensión de su brazo. Según ellos, es más frecuente que un contrabajista encuentre
dificultad en adaptarse a un nuevo arco que a un nuevo instrumento. De hecho, es difícil
percibir diferencias en el sonido cuando un mismo contrabajo es accionado mediante
diferentes arcos, señalan dichos autores.
Meier (2015), de igual manera, hace énfasis en que el brazo que maneja el arco debe
procurar mantenerse relajadamente desplegado en la articulación del codo. El agarre del
arco debe ser relajado en cualquiera de los dos estilos: francés y alemán.
La autora especifica que la manera de sujetar el arco de estilo francés es
prácticamente idéntica al de los arcos de los violinistas, violistas y violonchelistas, con
algunos ajustes adicionales; lo que lo diferencia es el manejo del dedo cuatro (meñique). En
21
el contrabajo éste rodea la varilla muy cerca al tercer dedo (anular) y su yema descansa
sobre la nuez bien cerca al dedo tres (anular), no sobre la varilla como en el violín. El dedo
pulgar descansa al borde de la U de la nuez y en contacto con la varilla.
En contraste, el arco alemán se caracteriza por tener una nuez ancha. Para sujetar
este arco, la palma debe acercarse al perfil externo de la nuez en la misma posición que
cuando se extiende el brazo para saludar de mano. A partir de ahí, el pulgar se dirige a
pasar con naturalidad por encima de la varilla para encontrarse con el dedo uno (índice) que
viene desde el otro lado. Los dedos dos (del corazón) y tres (anular) deben flotar en la U,
curvados y relajados. El dedo cuatro (meñique) apoya su yema en el anillo metálico que
sirve para abrazar las cerdas.
1.2.3. Contacto entre arco y cuerda
Pitteroff & Woodhouse (1998a) desarrollaron y exploraron un modelado físico
detallado de los comportamientos en el área de contacto entre un arco y una cuerda. Su
modelo tuvo en cuenta, por un lado, datos que definieron un ancho finito, determinado, del
área de cerdas que entra en contacto con la cuerda, así como propiedades particulares de la
cuerda (su rigidez flexible), la complacencia (flexibilidad) de las cerdas del arco en el
sentido longitudinal, y el movimiento de torsión de la cuerda. De igual manera, analizaron
el comportamiento de reflexión y transmisión de las ondas cuando éstas tienen incidencia
en el arco.
Más adelante (Pitteroff & Woodhouse, 1998b), habiendo desarrollado dicho modelo
matemático, pudieron hacer una descripción de las mecánicas de contacto entre la cuerda y
el arco bajo un régimen de adherencia (refiriéndose al efecto de pegante de la colofonia
sobre las cerdas). Como resultado de lo anterior pudieron identificar y dar pasos para
22
caracterizar la presencia de un fenómeno de resbalamiento parcial en el que algunas cerdas
del arco resbalan mientras otras continúan adhiriéndose a la cuerda.
En su tercer trabajo de ese año (Pitteroff & Woodhouse, 1998c) también exploraron
aspectos del modelado (simulación) de una cuerda siendo estimulada por un arco. Allí, se
centraron en tres cuestiones:
1. Los detalles de transición entre cerda (arco) y cuerda: la alternancia entre estar
pegados y resbalar entre sí.
2. El efecto de descenso de la afinación deseada (bemoleo).
3. La influencia del grado de temple de las cerdas del arco y de la
rigidez/flexibilidad de la cuerda.
Estos autores sugieren además que modelar este fenómeno acústico puede ayudar a
aumentar la conciencia del instrumentista acerca de la región en que tiene más control sobre
los parámetros en juego y en la que se obtienen tipos de onda con un mayor potencial de
calidad musical.
1.2.4. Comportamiento de la cuerda
Para Parker (2010), en un momento escogido y preciso cualquiera, una cuerda en
movimiento oscilatorio consta de dos segmentos (aproximadamente rectos). Su punto de
inflexión se desplaza trazando una trayectoria elíptica reconocible a simple vista, en una
velocidad correspondiente a la frecuencia de la nota que está produciendo. La Figura 9
muestra 3 momentos de dicha trayectoria.
Figura 9. Momento del movimiento oscilatorio de una cuerda. Recuperado de Parker (2010)
23
Por su parte, Woodhouse & Galluzzo (2004) constataron que una cuerda, bajo
características normales de arcada, vibra describiendo una V. El vértice (vertex), o punto de
inflexión, de dicha V viaja hacia atrás y hacia adelante a lo largo de la cuerda en el
transcurso de una arcada.
En la Figura 10 la línea punteada muestra la curva figurativa que rodea o envuelve
el movimiento, la línea continua muestra tres diferentes momentos precisos de la posición
de la cuerda en diferentes fases dentro del ciclo. Las flechas muestran la dirección en que
circula dicho punto de inflexión.
Figura 10. Elementos del ciclo oscilatorio de una cuerda. Recuperado de Pantelic & Prezelj (2013)
En el trabajo de Woodhouse & Galluzzo (2004) se cuenta que la vibración de una
cuerda tocada con arco ha sido estudiada desde el siglo XIX, y que hoy en día se sigue
analizando a través de modelados teoréticos que representan con detalle las complejas
características de una cuerda real, de un instrumento real, de un arco real.
De igual manera, reportan la existencia de trabajos de comparación detallada, que a
través de estudios experimentales están permitiendo un ajuste cada vez más preciso de tal
suerte de modelado.
Consideran además, que tal modelado puede ser usado para explorar cuestiones
directamente relevantes para constructores e intérpretes de instrumentos y que el mayor reto
que éstos afrontarían sería describir del comportamiento de la fricción entre cerdas (arco) y
cuerdas bajo el uso de colofonia (resina con que se impregnan las cerdas para aumentar sus
propiedades adherentes).
24
Demoucron (2015), por su parte, explica que en la interpretación de instrumentos de
cuerda frotada, los cambios de arco son aquellos sutiles gestos técnicos usados para
reversar la dirección de la arcada (cambio de arcada de punta hacia arcada de talón y
viceversa).
En su estudio, el autor logró identificar estrategias gestuales útiles para reducir las
posibles interferencias entre las oscilaciones restantes de una arcada y el ataque de la
siguiente arcada en dirección opuesta.
1.2.5. La fricción
Cada vez que el punto vértice descrito anteriormente pasa por el arco desencadena
la transición entre las fricciones de pegamiento y deslizamiento: la cuerda se pega al arco
mientras que ese punto o esquina viaja desde el arco hacia el dedo y de regreso, y se desliza
a lo largo de las cerdas del arco mientras que dicho punto viaja hacia el puente y de regreso
(Woodhouse & Galluzzo, 2004). Éste tipo de movimiento de cuerda es el objetivo de una
gran mayoría de las arcadas con alto potencial musical.
Woodhouse & Galluzzo (2004) también observan que la fuerza de fricción
proveniente del arco actúa tangencialmente sobre la superficie de la cuerda, causando sobre
ésta al mismo tiempo una torsión y un desplazamiento lateral. Para ellos la vibración del
cuerpo del instrumento incide en la manera en que la cuerda vibra. Las posibilidades de que
el arco se deslice interrumpiendo su adhesión a la cuerda se incrementan a medida que su
acción se acerca al puente. El efecto sonoro de esa interrupción del contacto consistente
entre cerdas y cuerdas se puede definir como borroso o inconcreto.
Adicionalmente, comprueban que la temperatura de la región de contacto entre
cerdas y cuerda es un factor definitivo para el control de la fricción puesto que la resina
generalmente encuentra su estado de cristalización a temperatura ambiente. Mediante lo
25
anterior observan que sutiles cambios de temperatura pueden causar variaciones en las
propiedades mecánicas de la colofonia y por tanto de la interacción entre arco y cuerda.
Parker (2010), a su vez, identifica dos tipos de fricción presentes en la interacción
entre el arco y la cuerda: la fricción estática y la fricción cinética (o de deslizamiento).
Este autor describe que cuando el contrabajista da inicio a la arcada, el arco se
adhiere a la cuerda y tira de ella hacia un lado. En esta fase se encuentra en operación la
fricción estática. Sin embargo, una fuerza de restauración en la cuerda es producida como
resultado de su desplazamiento. Debido a su estado de tensión, eventualmente la fricción
entre el arco y la cuerda deja de mantenerlos en adheridos por más tiempo y ésta última
salta de regreso.
En su trayectoria de regreso, la fricción cinética, que es menor que la fricción
estática, se apodera de la situación, y la cuerda se desliza fácilmente bajo el arco. En
seguida, en la nueva arcada, el arco vuelve a agarrar la cuerda durante el retorno parcial a la
hegemonía de la fricción estática, y el ciclo vuelve a empezar.
Como resultado de éste intercambio entre fricciones estática y cinética el
movimiento de la cuerda se presenta como periódico, no como un simple movimiento
armónico. En una sola arcada lo siguiente sucede cientos de veces: la cuerda es halada a
una velocidad constante (la velocidad del arco), luego súbitamente se detiene y salta de
regreso (Pantelic & Prezelj, 2014; Parker, 2010).
También se observó que la transición de un estado de fricción al otro (agarre y
deslizamiento) no es igualmente directa para todas las cerdas del arco ya que cada una
presenta siempre características particulares (Pantelic, & Prezelj, 2013).
En la Figura 11, Gough ofrece representaciones geométricas del arco de la cuerda
incluyendo las direcciones de polarización de las vibraciones de estos elementos mientras
26
interactúan entre ellos; se indican los modos de vibración longitudinal y torsional de la
varilla del arco y su enganche a las cerdas que aumentan su tensión durante la arcada.
Figura 11. Interacción entre arco y cuerda. Recuperado de Gough (2012)
Pantelic & Prezelj (2013) explican que en dicho proceso las cerdas del arco vibran
transversalmente y se estiran y comprimen longitudinalmente. Para ellos, la varilla del arco
tiene sus propias frecuencias naturales (intrínsecas) que influyen en las características
longitudinales de las cerdas y por tanto condicionan el tipo de fricción entre arco y cuerda y
por ende el tipo de sonido de esta última.
La tensión inicial de las cerdas del arco es determinada generalmente por la
preferencia individual de cada músico. Sin embargo, los mismos autores han logrado
constatar que la tensión de las cerdas está cambiando permanentemente durante una
interpretación.
Observan que cuando la fuerza aplicada al arco se incrementa con la intención de
subir la dinámica, lograr un sonido más fuerte, la tensión de las cerdas también se
incrementa, y en consecuencia la manera en que la varilla vibra también cambia.
27
1.3. La acústica del Contrabajo
1.3.1. Puntos sonoros de referencia
El contrabajo hoy en día es considerado el integrante más grande y con el registro
sonoro más bajo dentro de la familia de los instrumentos de cuerda frotada (Parker, 2010;
Siemers, 2001).
La Figura 12 muestra la correspondencia entre las afinaciones de las teclas del piano
y los registros abarcados por las cuerdas de todos los instrumentos de la familia de los
violines (las notas DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI, son llamadas en ámbito angloparlante C,
D, E, F, G, A, B, respectivamente).
Figura 12. Registros sonoros de la familia de los violines. Recuperado de
http://www.catgutacoustical.org/people/cmh/laird6.htm
La viola está afinada a un intervalo de una quinta (siete medios tonos que en un
piano equivalen a siete teclas adyacentes) por debajo del violín, y el violonchelo una
28
decimosegunda por debajo (diecinueve medios tonos de un piano, es decir: una quinta
adicionada a una octava). Si se compara las longitudes de onda de la viola, el violonchelo y
el contrabajo con la del violín, se esperaría que sus dimensiones fueran mayores de lo que
son. Parker (2010) muestra como la nota DO de la tercera octava del piano de izquierda a
derecha (DO3) tocada sobre la viola se sitúa en el diapasón aproximadamente en el punto
donde sobre el violín se toca el SOL3 (nota SOL correspondiente a la tercera octava del
piano).
De igual manera, si se compara la longitud de onda del DO3 de la viola con aquella
del SOL3 del violín, se constata que es tres veces más larga. Sin embargo, la viola solo es
seis centímetros (6cm) más extensa que el violín.
Si se aplica la misma lógica proporcional al contrabajo, se puede pensar que el
tamaño del contrabajo debería ser seis veces mayor al tamaño del violín. Pero la realidad,
explica Parker (2010), es otra debido a que en su construcción, como en la viola y el
violonchelo, se hacen compensaciones como el uso de cuerdas de mayor calibre y a través
del diseño de la caja de resonancia.
1.3.2. Física del sonido del contrabajo
La amplitud, la densidad y la tensión de la cuerda modifican su frecuencia
fundamental (Anderson, Gee, & Nielsen, 2016).
Para Parker (2010), el sonido en un contrabajo proviene de dos fuentes: las
vibraciones de la madera y las vibraciones del aire al interior de su caja de resonancia.
Tal como expresa Gough (2015), las efes -huecos en forma de f cortados en la tapa
frontal del contrabajo- tienen dos importantes funciones. La primera es proveer de dos
aperturas a través de las cuales el aire pueda rebotar hacia adentro y hacia afuera
produciendo resonancia. La segunda es crear una especie de isla de aumento de la
29
flexibilidad de la tapa frontal justo en la zona en que ésta recibe las vibraciones
transmitidas a la caja de resonancia desde las cuerdas y a través del puente.
Parker (2010) agrega que cuando la frecuencia predominante de la madera se
encuentra muy cerca de la frecuencia de la nota producida por la cuerda la disonancia entre
las dos produce un efecto de aleteo que se ha considerado molesto y ha sido llamado nudo o
(wolf tone).
Según este autor, la calidad del sonido emitido depende de diversos factores
incluyendo los siguientes: el punto de la cuerda donde se efectúe la arcada, la fuerza de
contacto del arco sobre la cuerda, la velocidad del arco, la cantidad de cerdas entrando en
contacto con la cuerda, la separación espacio-temporal de las diferentes frecuencias en
resonancia y la constitución física del instrumento, es decir, los materiales con que fue
construido.
Pantelic & Prezelj (2014), encontraron diferencias en las propiedades vibracionales/
acústicas en un arco de contrabajo dependiendo de la tensión de las cerdas que lo accionan.
Para ellos fue evidente desde el 2013 que durante una interpretación, tanto la varilla
del arco como las cerdas aportan modos de vibración particulares.
Como complemento, según ellos, es importante subrayar que un músico puede
percibir vibraciones a través de su piel, y ésta estimulación puede llegar a afectar su
impresión subjetiva acerca de la calidad sonora emitida.
1.3.3. El puente
Una de las características más modernas en el contrabajo es el uso de ajustadores de
altura en el puente (ver Figura 13).
30
Figura 13. Puente de contrabajo con ajustadores de altura. Dos ajustadores de distintos materiales.
Recuperado de http://www.kcstrings.com/bass-stuff/
Brown (2001) informaba del casi nulo uso que hacían de tales ajustadores en
Europa Central, en contraste con un amplio uso que se les daba en Estados Unidos.
Mediante un análisis computarizado del espectro sonoro de un contrabajo, el autor
llegó a la conclusión de que todos los tipos de ajustadores de puente causan una variación
audible en el sonido del instrumento. Y asume que cada modelo nuevo o material nuevo de
ajustadores tendrá características acústicas únicas.
Así mismo, en dicho estudio, mediante un análisis digital de sonido, se comparó la
sonoridad de un puente sin ajustadores con la del mismo puente acondicionado
exitosamente con seis tipos de ajustadores.
El análisis mostró que los ajustadores de altura del puente generan una significativa
diferencia en el tiempo de declive en el pizzicato dependiendo del modelo de turno y el
material del mismo. El algoritmo FFT (Fast Fourier Transform) sirvió de herramienta para
dicho análisis de espectro enfocado en hacer una caracterización del sonido de los distintos
ajustadores. Los sonidos fueron producidos accionando la cuerda con un arco y se procuró
cubrir la totalidad del rango sonoro del instrumento.
1.3.4. El suelo
Un gran número de contrabajistas reconocen la importancia de un suelo de
escenario que con su flexibilidad y resonancia produzca un sonido de orquesta cálido y
31
compacto o bien mezclado (Guettler, Askenfelt, & Buen, 2008). Después de analizar sus
mediciones en tres salas de concierto con la ayuda de tres contrabajistas, Guettler,
Askenfelt, & Buen sacaron las siguientes conclusiones:
1. Con un suelo complaciente en vibraciones, la velocidad de transferencia entre el
puente del contrabajo y el suelo es frecuentemente más alta que 0 decibeles (0dB)
en su rango bajo de frecuencias. En estos casos, el contrabajo actúa como una masa
incluyendo al puntal que lo sostiene en el suelo mientras que el suelo actúa como
resorte.
2. Las propiedades del suelo afectan la movilidad del puente durante las frecuencias
del rango más bajo.
3. Por debajo de la resonancia de Helmholtz, alrededor de los 60 Hz, la radiación
del cuerpo de sonido bajo decae aproximadamente 40 dB en el transcurso de una
octava mientras que la relación de cambio (ratio) entre el poder de entrada en el
puente y el poder transferido al piso por vía del puntal fue observada como
incrementándose de 3% a 40% dentro del mismo rango.
4. El efecto ofrecido por un suelo dócil, que permita su propia vibración, puede ser
más pronunciado para el propio contrabajista que para el público.
Posteriormente, estos mismos autores comprobaron que el segmento más grave del
registro sonoro del contrabajo se puede beneficiar de las propiedades del suelo de un
escenario (docilidad y capacidad de propagación) mediante el efecto que produce el
contacto del puntal con el suelo a la manera del clásico afinador/diapasón en forma de
tenedor (bidente). Para que tal efecto se produzca, se deben reunir tres requisitos:
1. La sincronía entre la impedancia mecánica de los contrabajos y la del suelo del
escenario.
32
2. La suficiente velocidad y cantidad de transferencia de la vibración hacia el suelo
a través del puntal del contrabajo.
3. Una eficiente propagación de las hondas transmitidas entre el contrabajo y el
suelo desde tal punto único durante sonidos por debajo de las frecuencias en que
esos dos coinciden.
Los autores (Guettler, Askenfelt, & Buen, 2012) examinaron éstos puntos en cinco
salas de concierto. La impedancia de entrada en el puntal se midió en tres contrabajos con
características heterogéneas.
La propagación de las hondas a través del suelo del escenario contribuyó al nivel de
presión del sonido sobre el área del público en aproximadamente 5 dB entre las frecuencias
de 40 a 60 Hz, y hubo una contribución mayor con la frecuencias entre 30 y 40 Hz.
1.4. Aspectos de la interpretación del contrabajo
1.4.1. Elementos históricos
Tweed (2001) asegura que la concepción de las arcadas para los instrumentos de la
familia de los violines estuvo influenciada en un alto grado por la práctica de los intérpretes
de viola da gamba y por los teoricistas que escribieron para las dos familias (violines y
violas da gamba).
Las dos familias compartieron conceptos acerca de los tipos de arcadas desde el
siglo dieciséis hasta el dieciocho (Tweed, 2001).
1.4.2. Función compositiva del contrabajo
Hoy en día, en una gran variedad de géneros musicales, las funciones
predominantes del contrabajo son el soporte, el cimiento o fundamento armónico y el
acompañamiento rítmico y contrapuntístico (Ousley, 2008). Así mismo, para Hilgenstieler
33
(2014), la función principal del contrabajo es mantener el tempo y dar sustento armónico al
ensamble.
El contrabajista contemporáneo tiene varias opciones de géneros estilísticos en los
cuales desarrollarse como intérprete: desde el repertorio de orquesta hasta el de solista,
música de cámara, ensambles de jazz, improvisación no jazzística y diversas clases de
música popular (Cho, 2010).
Según Hilgenstieler (2014), a comienzos del siglo XIX la música instrumental
comenzó a ganar una mayor importancia, ya que, por ejemplo, importantes compositores
como Ludwig van Beethoven (1770-1827) escribieron retadoras partes independientes,
incluso para el contrabajo.
Éste autor asegura que, en general, el repertorio compuesto originalmente para
contrabajo solista es idiomático para éste instrumento, es decir, se adapta ampliamente a
sus posibilidades técnicas.
En el contexto anterior se muestra oportuno destacar el nombre de Giovanni
Bottesini como uno de los más sobresalientes e influyentes compositores del siglo XIX en
repertorio para contrabajo (Ramirez-Castilla, 2007). Su producción expandió las
posibilidades técnicas y expresivas de su instrumento más allá de las fronteras visualizadas
por compositores y públicos.
Ramirez-Castilla asegura que hoy en día una porción grande de sus composiciones
forma parte del repertorio requerido y exigido en los colegios, las audiciones orquestales,
los concursos de solistas y los recitales. Agrega además que, entre los intérpretes de la
música de Bottesini para contrabajo, existe un consenso al identificar la influencia que
recibió de la ópera italiana.
34
El repertorio de orquesta por el contrario, implica una variedad de retos técnicos
muy difíciles de resolver mediante las técnicas tradicionales (Hilgenstieler, 2014).
Fue hasta finales del siglo XIX, cuenta Hilgenstieler, cuando el contrabajo empezó a
tener su propia pedagogía y sistema de afinación estandarizados. Gran parte del repertorio
orquestal de mayor popularidad a nivel mundial pertenece a dicho período anterior a dicha
estandarización, y por eso dominarlo representa un gran reto para los contrabajistas. Sin
embargo existen hoy en día pedagogos que han planteado acercamientos innovadores a la
interpretación del contrabajo que tienen el potencial de permitir resultados de gran calidad.
Este autor añade que antes de la década de 1970 el contrabajo era enseñado, en
general, en una manera similar a la utilizada para el violín y para el piano, en la que se
hacía énfasis en el repertorio de solista. A partir de esa época se ha reconocido cada vez
más los fragmentos desafiantes de las partes de orquesta como elementos importantes al
momento de evaluar la destreza e idoneidad de un contrabajista.
En la historia del contrabajo tanto las composiciones escritas por contrabajistas
como los trabajos de transcripción desde otros instrumentos han jugado un papel importante
dentro de la literatura para contrabajo debido a una carencia de grandes y significantes
composiciones hechas por compositores maestros renombrados. Cho (2010) señala que
desde 1950 la técnica contrabajística tradicional ha evolucionado significativamente debido
en gran medida a la relación entre el talentoso virtuoso, que es capaz de interpretar en
nuevos niveles técnicos, y el compositor que es capaz de explotar los potenciales musicales
de ésta técnica. Como resultado de esto, el repertorio de contrabajo ha sido enriquecido
enormemente por trabajos encargados durante los últimos sesenta años.
35
1.4.3. Elementos técnicos de la digitación
Meier (2015) advertía anteriormente que la mano que digita el diapasón debe
disponerse en manera de un bloque que permita disponer de tres notas cromáticas
temperadas en el registro más bajo del diapasón, siempre cuidando que la distancia entre el
dedo 1 y el dedo 4 no exceda un límite saludable de estiramiento. De hecho, un
sobreestiramiento de los dedos no propicia la producción de la presión necesaria para pisar
la cuerdas y por tanto se aleja de la posibilidad de emitir sonidos de alta calidad y mantener
una afinación general estable.
La Figura 14 se refiere a las digitaciones o ubicaciones de las notas sobre el mástil
del contrabajo. Muestra las 7 primeras posiciones convencionalmente reconocidas en el
diapasón del contrabajo (1/2, 1a, 2a, 2a y ½, 3a, 3a y ½, 4a). Todas toman de punto de
partida el dedo 1 (índice). Las notas ubicadas al alcance del dedo 1 en 1a posición aparecen
alineadas sobre una franja color amarillo; y en la misma posición, las notas al alcance del
dedo 2 (corazón) sobre una franja color rojo, y las notas al alcance del dedo 4 (meñique)
sobre una franja color azul.
Figura 14. Posiciones de la mano sobre el diapasón de contrabajo. Recuperado de http://kmg-
music.com/free.php
36
En la mayor parte del área más baja del registro del contrabajo la distancia de medio
tono puede cubrirse con naturalidad entre el dedo uno y el dedo dos, de igual manera entre
el dedo dos y el dedo cuatro. La menor distancia posible (dedos juntos sobre el diapasón)
entre el dedo uno y el cuatro es muy grande para un medio tono y muy pequeña para un
tono entero.
Sin embargo, de lo anterior no debe derivarse el fomento del extremo contrario, que
sería el uso de la mano en forma de puño o bloque cerrado, y que también propiciaría
desafinaciones (Meier, 2015).
La autora describe que al deslizar la mano, descendiendo por el diapasón, y
llegando a la posición que incluye el pulgar para pisar la cuerda, el dedo cuatro (meñique)
se va quedando corto para pisarla apropiadamente y el dedo tres (anular) entra a participar
más. En ésta zona del diapasón las distancias entre medios tonos se habrán reducido lo
suficiente para que entre los dedos uno (índice) y tres (anular) haya cómodamente un tono
entero. Por tanto, en el registro más alto del diapasón se reduce la necesidad del uso del
dedo cuatro (meñique).
Complementariamente, Sawa, Takegawa, Terada, & Tsukamoto (2010) plantean
que la digitación al tocar contrabajo tiene efectos significativos en la musicalidad y que
para los contrabajistas es muy importante aprender a escogerla correctamente.
Hilgenstieler (2014), por su parte, analizó los sistemas de digitación (distribución de
los dedos y administración del movimiento de la mano que pisa las cuerdas) de mayor
divulgación y vigentes hoy en día. Para esto, señala dos corrientes distintas y paralelas: una
alemana y una italiana, surgidas entre mediados del siglo XIX y principios del XX.
Dicho autor resalta la diferencia principal entre las dos de la siguiente manera: la
escuela Alemana emplea los dedos 1(índice)-2(medio)-4(meñique) para cubrir la distancia
37
de dos medios tonos en el registro más grave del diapasón, mientras que la escuela italiana
utiliza los dedos 1(índice)-3(anular)-4(meñique) para idéntico propósito. Se aclara allí que
en cualquiera de las dos escuelas se inculca que por cada posición de la mano solo sea
posible cubrir la distancia de un tono y que por consiguiente, para cubrir un intervalo mayor
a un tono sea necesario que la mano cambie de posición.
Lo anterior provoca, según Hilgenstieler (2014), complicaciones para cualquier
aprendiz de contrabajo en el camino de la comprensión y el dominio integrales del diapasón
de su instrumento. Las dos corrientes, según éste autor, tienden a limitar un ejercitamiento
ecuánime de todos los dedos desde el comienzo del proceso de aprendizaje.
Una técnica más completa puede ayudar a solucionar tales restricciones en el
movimiento. Para el autor, la técnica de pivote da una solución. Ésta consiste en la rotación
del antebrazo, alzando y soltando el codo, ubicando el pulgar como fulcro (punto de apoyo
o piedra angular de una palanca), para cubrir un intervalo de tercera menor (tres medios
tonos).
De igual manera, señala que, para trabajar el repertorio orquestal, el uso de un
sistema semejante reduce considerablemente el esfuerzo del brazo izquierdo cuando se
debe interpretar pasajes a gran velocidad puesto que minimiza el movimiento reduciendo la
cantidad de cambios de posición, lo que significa un gran aporte para la empresa de
controlar un instrumento de las dimensiones del contrabajo.
Aunque éste autor considera que el pivote es una de las mejores técnicas tanto para
evitar el desplazamiento longitudinal a través del diapasón como para cambiar de cuerdas,
también advierte que al intentar dominar éste tipo de técnicas se debe evitar las extensiones
que sobrecarguen de tensión a la mano y pongan en peligro la afinación.
38
En la misma línea, resalta detalles acerca de técnicas de digitación que llegan a
incluir con éxito los cinco dedos, incluso desde los registros más graves del contrabajo,
siempre manteniendo un comportamiento libre de tensión innecesaria en la relación entre
cuerpo humano e instrumento, mejorando la calidad del sonido y la expresión.
Adicionalmente, Hilgenstieler cita cinco preceptos atribuidos a la New Dutch
School (Nueva Escuela Holandesa) a tener en cuenta bajo una mirada modernista de la
práctica del contrabajo:
1. Cada dedo adopta una posición ideal a cada instante.
2. Los dedos que no están pisando la cuerda siempre deben expresar la mayor
relajación posible.
3. La afinación debe ser controlada mediante la proyección sonora de cada una de
las notas en la mente y las órdenes enviadas a los dedos deben basarse en este pre-
concepto y no en la idea de alcanzar un punto físico estático, inamovible,
incorregible.
4. Un pre-requisito para esto es la mayor flexibilidad posible de todos los dedos,
incluyendo el pulgar, y de todas las articulaciones involucradas (movilidad fluida).
5. El pulgar juega un papel especial ya que sirve como pivote al rededor del cual
son posibles alcances amplios de los dedos sin necesidad de cambiar de posición
(pivotaje).
Finalmente, Meier (2015) insiste en que la característica más general que debe
buscar un observador (por ejemplo un director de orquesta desde su podio) en el uso que los
contrabajistas hacen de sus dedos sobre las cuerdas es una colocación redondeada que
transmita firmeza, fuerza, sin ser apretujada.
39
1.4.4. El vibrato
Dos de los aspectos acerca del vibrato sobre cuerda más comúnmente estudiados
son la frecuencia (o velocidad) y la amplitud del movimiento.
Pope (2012), por ejemplo, concluye mediante un análisis que la posición sobre el
diapasón influencia significativamente la velocidad, la amplitud y la afinación. Para ello
compara notas vibradas con notas no vibradas. Las comparaciones revelan una menor
velocidad de vibrato en las primeras posiciones (registro bajo) que en posiciones más altas.
Este autor identifica que el vibrato se vuelve más amplio en tanto se acerca al
puente, es decir, en las posiciones más altas.
Su estudio también concluye que en las posiciones del registro bajo las notas
vibradas suelen ubicar su afinación por encima de las notas no vibradas, al contrario que en
las posiciones del registro alto, donde las notas vibradas suele ubicarse afinación por debajo
de las notas no vibradas.
El vibrato es un elemento musical esencial para tocar instrumentos de cuerda, ya
que resalta la habilidad del intérprete para transmitir significado musical (Mick, 2012) y
facilita la expresividad de la interpretación (MacLeod, 2006).
Mick (2012) agrega que aunque algunas características del vibrato son específicas
de cada instrumento y cada intérprete posee un sonido de vibrato único y particular, muchas
características acústicas del vibrato son similares entre todos los intérpretes de instrumentos
de cuerda.
Según Chen (2013), el vibrato es una técnica considerada importante y con
frecuencia se integra a los procesos de aprendizaje. En niveles avanzados los estudiantes
necesitan forjar su propio sentido artístico que les indique los mejores momentos para
40
usarlo, la idoneidad de su frecuencia de oscilación, y, en general, el modo de usarlo para
dar realce a la música y cumplir con las expectativas de los compositores.
Griffin (2008), por ejemplo, destaca el buen criterio técnico del contrabajista Robert
Zimmerman, quien es contrabajo principal en la Rochester Philharmonic Orchestra, al pedir
poco o casi nada de vibrato a sus compañeros de fila de contrabajos, en la búsqueda de un
sonido de grupo compacto y unificado, que trascienda la potencial expresividad individual
de cada uno de sus integrantes.
1.4.5. El manejo del arco.
Una gran cantidad de métodos para aprender a tocar instrumentos de cuerda frotada
evidencian insuficiencias en cuanto al desarrollo técnico de la mano y el brazo que
sostienen y guían el arco (Moss, 2006).
Según Moss, después de hacer una breve introducción a la manera de cogerlo y de
pasarlo por la cuerda la mayoría obvian los aspectos relacionados con el arco y se enfocan
en aspectos como las digitaciones y cuestiones referentes a la mano y el brazo con que se
pisan las cuerdas. Este autor observa que habilidades fundamentales como la flexibilidad de
los dedos, necesaria para hacer cambios de dirección suaves, reciben una atención mínima
mientras que el estudiante trabaja en sus patrones de digitación, en su habilidad para leer en
diferentes claves, en ritmos, en los cambios de posición y en la estabilidad de las posiciones
en el registro alto.
El autor sugiere que la construcción del sonido en el ámbito de la interpretación de
instrumentos de cuerda frotada debe descansar sobre la técnica de arco. Sin embargo,
denuncia que muy a menudo, solo los estudiantes que tienen acceso a clases magistrales
individuales en niveles avanzados son inculcados con esta premisa, y que, generalmente,
41
las estrategias de enseñanza de las escuelas tradicionales reproducen este ineficiente modo
de actuar.
En lo referente al manejo del arco, agrega Meier (2015), tanto un director desde su
podio como el estudiante de contrabajo, deben promover una disposición relajada y
desplegada del brazo y una manera relajada de sujetar el arco por la nuez,
independientemente del tipo y estilo de arco que use el estudiante.
42
Capítulo 2.
Trastornos músculo-esqueléticos
Tocar un instrumento musical requiere una adaptación corporal individual a un
objeto con tamaño y dimensiones prácticamente inmodificables, a una técnica interpretativa
con reglas estrictas, y, con frecuencia, a un repertorio complejo y demandante (Klein-
Vogelbach, Lahme, & Spirgi-Gantert, 2010).
Betancor-Almeida (2011) identifica en los músicos el desarrollo de una musculatura
atlética localizada en regiones específicas de su cuerpo, que usualmente contrasta con el
resto del cuerpo que no obtiene mayor beneficio del entrenamiento musical.
Tales condiciones contribuyen a incrementar el riesgo de desórdenes músculo-
esqueléticos en aquellas personas que practican con regularidad, como es el caso de los
intérpretes profesionales (Leaver, Harris, & Palmer, 2011; Rabuffetti, Ferrarin, Ramella, &
Converti, 2008, Mayo; Rosset i Llobet, Rosinés-Cubells, & Saló-Orfila, 2000).
Betancor-Almeida (2011) opina que para el músico profesional en general,
descuidar su integridad física puede desencadenar la disminución de su rendimiento físico y
artístico.
Paarup, Baelum, Manniche, Holm, & Wedderkopp (2012) realizaron un estudio
exploratorio de corte transversal que involucró a 441 músicos pertenecientes a 6 orquestas
sinfónicas de Dinamarca. En este identificaron una prevalencia en la localización regional
anatómica de desórdenes músculo-esqueléticos relacionados específicamente con la
actividad laboral musical: cuello, espalda, y extremidades superiores.
Salvatore (2013) puntualizó que entre el 64% y 76% de los músicos integrantes de
orquestas sinfónicas sufren de dolencias en los brazos, el cuello y/o los hombros.
43
A su vez, Leaver et al. (2011) evaluaron la presencia de trastornos músculo-
esqueléticos en 243 músicos de 6 orquestas profesionales británicas. De esos 243, un 86%
(210 músicos) reportó experimentar, durante los 12 meses inmediatamente anteriores,
dolores localizados principalmente en la región de cuello, espalda y hombros.
Tijsma, Woldendorp, Boonstra, y Otten (2010, Marzo) concordaron con lo anterior
al aseverar que las molestias musculo-esqueléticas son comunes en los músicos, y agregan
que éstas afectan a cerca de la mitad de la generalidad de ellos, y a cerca de la totalidad de
los contrabajistas.
Según la organización IDEARA (2014), el 90.3% de los músicos de la Comunidad
de Madrid siente alguna molestia o dolor en alguna parte de su cuerpo en el desarrollo de
sus tareas.
Son muchas las patologías músculo-esqueléticas que plagan a los músicos y que no
solo limitan su desempeño si no que, en algunos casos, los fuerzan a interrumpir su
actividad (Ramella, Fronte, Rainero, & Converti (2008, Mayo).
IDEARA afirma que casi un 50% de los músicos sufre en algún momento de su
vida patologías osteomusculares y en un 12% de los casos, esto conlleva a la incapacidad
laboral permanente. Gran parte de estos trastornos afectan a las extremidades superiores,
sobre todo cuello, espalda y la mano (Ver Figura 15).
44
Figura 15. Zonas del cuerpo donde los músicos sienten molestias o dolores músculo-esqueléticos
relacionados con la práctica de su instrumento. Recuperado de IDEARA (2014, p.51)
Complementando lo anterior, Vicente et al. (2011) aseguran que no existe
necesariamente una correspondencia directa entre la intensidad de una lesión responsable
de una merma órgano-funcional y su posible repercusión laboral, y que no toda incapacidad
órgano-funcional se remite necesariamente a una incapacidad profesional. Sin embargo,
añaden, una pequeña merma funcional, aun genéricamente no incapacitante —y hasta de
muy escasa significación— puede desencadenar una incapacidad profesional.
IDEARA reconoce la importancia de identificar los trastornos musculo-esqueléticos
en el colectivo de músicos instrumentistas, identificar los factores de riesgo y establecer
una adecuada gestión preventiva. En esa medida, publicó un análisis donde se recogen un
conjunto de descripciones para conocer con más detalle la tipología del puesto de trabajo y
perfil de los músicos instrumentistas en la Comunidad de Madrid en relación con el tipo de
instrumento empleado, los riesgos ergonómicos presentes en la actividad musical, los
trastornos músculo-esqueléticos más comunes y en general, cómo se gestiona la prevención
de riesgos ergonómicos en este colectivo.
45
En el momento de la realización del estudio, los instrumentistas entrevistados
manifestaron haber tenido, durante los dos años anteriores, los trastornos músculo-
esqueléticos siguientes:
1. Contractura muscular y cervicalgias (el 57.9% de los encuestados).
2. Tendinitis (51.6%).
3. Lumbalgias (22.1%).
4. Fisuras o roturas (9.5%).
5. Artrosis (9.5%).
Con menores porcentajes aparecen la hernia discal, la bursitis, la distonía, las
disfunciones asociadas a trastornos músculo-esqueléticos, el atrapamiento del nervio
cubital, el síndrome compartimental, el dedo en resorte o gatillo, el síndrome de sobrecarga,
la epicondilitis y otras.
2.1. Factores de riesgo
Almonacid-Canseco, Gil-Beltrán, López-Jorge, & Bolancé-Ruiz (2013), y
Mehrparvar, Mostaghaci, & Gerami (2012) consideran que los músicos son una población
cuyos integrantes profesionales deben ser reconocidos dentro de un grupo ocupacional con
propensión a muchas patologías que repercuten en su carrera.
Para Tijsma et al. (2010), un complejo de diversas causas intrínsecas y extrínsecas,
con componentes tanto biomecánicos como sicológicos contribuye al desarrollo y
persistencia de estas dolencias crónicas. El excesivo entrenamiento y el perfeccionismo con
un enfoque desatinado, el deficiente ajuste entre el cuerpo del músico y el instrumento, una
errónea concepción de la técnica y de la ergonomía, una insuficiente condición física, el
nivel de estrés laboral y la inestabilidad financiera, son ejemplos causantes de dichas
dolencias.
46
Así mismo, Furuya & Altenmuller (2015) afirman que las tensiones psicológicas y
biomecánicas, los rasgos de personalidad y las predisposiciones genéticas son factores que
influyen en éstos fenómenos.
Por otro lado, Ranelli, Straker, & Smith, (2008) alegan que durante mucho tiempo
los problemas musculo-esqueléticos relacionados con tocar instrumentos musicales han
sido relacionados con adultos, y que se sabe poco sobre su desarrollo durante la infancia.
La evidencia existente no ha considerado adecuadamente los factores de riesgo, en
particular, los efectos de género y edad.
Estos autores plantean que debido a que los músicos a menudo comienzan sus
carreras a una edad muy temprana, es importante entender la prevalencia y el desarrollo de
estos problemas en los niños. A continuación, en las figuras 16, 17, 18, 19, y 20,
apreciamos diversos situaciones en que niños se encuentran interactuando con un
contrabajo.
Figura 16. Niña sosteniendo contrabajo en una parada de autobús. Recuperado de
http://www.classicfm.com/discover/music/learning-musical-instrument/
Figura 17. Niños en práctica de contrabajo. Recuperado de
http://juneaumusicmatters.blogspot.com.co/
47
Figura 18. Niño tocando contrabajo con arco francés. Recuperado de
https://cml.music.utexas.edu/public-programs-in-music-and-human-learning/ut-string-
project/string-instruments/
Figura 19. Niños contrabajistas recibiendo instrucción. Recuperado de
http://buddyonboard.biz/music-news/
Figura 20. Niño tocando contrabajo con arco alemán. Recuperado de
http://www.plungedownunder.com/2012/10/
Así, en dicho estudio de corte transversal, recogieron datos de 731 niños inscritos en
los programas de música instrumental de las escuelas gubernamentales primarias y
secundarias en Perth, Western Australia. Allí se estableció que el 67% de los niños
experimentó alguna vez algún síntoma musculo-esquelético relacionado con la actividad
musical (sigla en inglés: PRMS). Un 56% de los encuestados reportó haber tenido síntomas
por lo menos mensualmente. Las mujeres aparecen como teniendo más probabilidades de
48
experimentar esta clase de síntomas, al igual que los niños mayores. El 30% por ciento de
los encuestados informó quedar imposibilitado para tocar su instrumento como de
costumbre durante su experiencia de desorden musculo-esquelético relacionado con tocar
(en inglés: PRMD). El 5% tomó un medicamento para aliviar el problema y el 4% visitó un
profesional de la salud que diera consejo para solucionar el problema.
Concluyeron que tanto los síntomas como los trastornos son comunes en niños
aprendices de música y que dichos problemas son frecuentemente experimentados por los
niños más comprometidos en el aprendizaje.
También identifican los problemas de salud más comunes relacionados con la
interpretación de un instrumento musical. Éstos incluyen la pérdida de la audición, la
abrasión de la piel, problemas de inflamación, problemas dentales, y anormalidades
cardiacas. Los problemas musculo-esqueléticos relacionados con tocar (en inglés PRMP)
tales como tendinitis, teno-sinovitis, neuropatías periféricas, y distonías focales, han sido
reportados para los músicos profesionales y estudiantes universitarios. Para algunas
personas, estos problemas amenazan sus medios de vida o fuerzan cambios en su carrera.
Kumar (2001), por su parte, explica las causas de la aparición de aflicciones musculo-
esqueléticas. Su presuposición central para todos los casos es que las lesiones musculo-
esqueléticas relacionadas con un oficio en particular tienen su génesis en aspectos
biomecánicos. Tales aspectos recibirán influencia del legado genético individual y de la
forma y el diseño del instrumento (características morfológicas), al igual que de la
configuración social que rodea al individuo y de los riesgos biomecánicos implicados en su
oficio. Las actividades ocupacionales desbalanceadas y asimétricas (Kumar, 2001)
engendran desbalances cinéticos y cinemáticos, precipitando lesiones.
49
Ya que las posturas forzadas, el gran número de horas de práctica, los movimientos
repetitivos y la carga psicológica representan retos importantes para la población de
músicos, Ramella et al. (2008) identificaron una prevalencia de desórdenes posturales en
estudiantes de conservatorio e identificaron los factores de riesgo constituidos al dedicarse
a tocar un instrumento que demanda movimientos y posturas asimétricas. Linari (2013), por
ejemplo, atribuye el origen de algunos desórdenes músculos-esqueléticos a la adaptación
forzada durante extensos períodos de tiempo, de los cuerpos de los músicos a instrumentos
que no concuerdan con sus fisionomías, es decir con sus condiciones físicas y
antropométricas (Ver Figura 21).
Figura 21. Notable desproporción entre el tamaño del cuerpo del contrabajista y el instrumento que
pretende tocar. Recuperado de https://plus.google.com/+DaveAronson
Almonacid-Canseco et al. (2013), por su parte, identifican la sobrecarga muscular, la
compresión nerviosa y la distonía focal ocupacional como las principales causas de los
trastornos músculo-esqueléticos. Adicionalmente, denuncian la ausencia de éste tipo de
patologías dentro del cuadro español de enfermedades profesionales en el sistema de la
Seguridad Social.
2.1.1. Movimientos repetitivos
La organización IDEARA (2014) reconoce que ¨un músico dedica largos períodos de
tiempo de su jornada laboral al ensayo y práctica, realizando de forma continuada
determinadas piezas musicales y movimientos que pueden provocar agotamiento y desgaste
50
muscular o esquelético¨ (IDEARA, 2014, p.22). Se han asociado los movimientos
repetitivos derivados de la práctica musical con un mayor riesgo de síntomas de afecciones
músculo-esqueléticas de la muñeca y el antebrazo.
En la misma línea, Ramella et al. (2008) identifican como factor de riesgo principal
la adopción y manutención por tiempos prolongados de posturas inadecuadas, sumada a
movimientos repetitivos.
El uso repetitivo de una parte específica del cuerpo durante un período prolongado
puede causar, debido a una mala adaptación del sistema sensorio-motor, alteraciones de
tipo músculo-esquelético (Furuya & Altenmuller, 2015).
Para Salvatore (2013), los movimientos repetitivos, posiciones impuestas, y fuerzas
excesivas, pueden conducir a la aparición de dolores y lesiones, pueden entorpecer el
desempeño y tienen el potencial de lisiar el cuerpo de un músico, destruir su modo de
subsistencia y su calidad de vida. Las lesiones por sobreuso, los problemas musculares y en
los tendones, son típicos entre los músicos al igual que problemas músculo-esqueléticos
como la osteo-artrosis y las distonías motoras focales. El estrés mental de la ansiedad por
presentarse ante un público, las agendas extenuantes, y otros aspectos de la vida como
intérprete musical (como en el caso de la Figura 22) pueden exacerbar dichas condiciones
físicas.
Figura 22. Contrabajista solista acompañado de orquesta. Recuperado de
http://doublebassblog.org/category/contrabass-conversations
51
2.1.2. Posturas forzadas
Los músicos instrumentistas, dependiendo del tipo de instrumento, deben adoptar
posturas corporales específicas y mantenerlas durante extensos períodos de tiempo, en los
que una o varias regiones de su anatomía dejan de estar en su posición natural. Estas
regiones anatómicas se ven en cambio involucradas en hiperextensiones, hiperflexiones y/o
hiperrotaciones osteoarticulares, aumentando así el riesgo de producción de lesiones por
sobrecarga (IDEARA, 2014).
A su vez, Kaufman-Cohen & Ratzon (2011) señalan que la correlación existente entre
los factores de riesgo biomecánicos, medio-ambientales, sicosociales y personales permite
predecir los desórdenes musculo-esqueléticos relacionados con tocar un instrumento.
Dichos autores agregan que los factores de riesgo biomecánicos que permiten predecir éstos
desórdenes están principalmente asociados con las extremidades superiores.
2.1.3. Sobreesfuerzos
Según IDEARA (2014), las fuerzas excesivas realizadas por condiciones
ergonómicas no adecuadas, movimientos repetitivos, y dependiendo del instrumento, por
soportar grandes cargas de forma prolongada son causantes comunes de trastornos
músculo-esqueléticos. Es común, por ejemplo, que los contrabajistas soporten cargas
excesivas por tiempo prolongado al requerir transportar su instrumento. Cuando se repite de
forma periódica el mismo tipo de carga sobre hombros y espalda, se aumenta la posibilidad
de producir lesiones. En las figuras 23, 24, 25, 26, 27, y 28 se puede ver personas
transportando un contrabajo.
52 Figura 23. Contrabajo en forro cargado con un solo brazo. Recuperado de
http://shop.thomasmartin.co.uk/component/hikashop/product/136-martin-double-bass-cover
Figura 24. Mujer cargando contrabajo con un brazo y apoyado en su torso mientras carga
amplificador con el otro brazo. Recuperado de https://womensliberationmusicarchive.co.uk/g/
Figura 25. Contrabajo cargado mediante correas tipo morral. Recuperado
de http://ameblo.jp/lunakomuro/theme-10017206206.html
Figura 26. Hombre portando contrabajo sin forro, camina con cabeza gacha para equilibrar
instrumento sobre su cuello. Recuperado de http://www.allposters.com/-sp/A-Cuban-Boy-Plays-
Ball-at-the-Baracoa-Beach-West-of-Havana-Cuba-Posters_i3858043_.
53
Figura 27. Hombre soporta el peso del contrabajo sobre un solo hombro. Recuperado
de https://southbanksinfonia.wordpress.com/category/anghiari/
Figura 28. Hombre llevando contrabajo en bicicleta. Recuperado de
http://cupofjo.com/2012/04/motherhood-mondays-biking-in-amsterdam/
2.2. Poblaciones
2.2.1. Músicos en general
Kaufman-Cohen & Ratzon (2011) advierten que un 12% de los músicos que sufren
algún tipo de desorden musculo-esquelético durante su carrera renuncian de manera
permanente a ésta. El dolor, según Meidell (2011), aparta a los músicos de su oficio.
Estos autores definen los desórdenes musculo-esqueléticos relacionados con tocar
un instrumento como consistiendo en malestares no específicos de músculos y tendones
relacionados con su inflamación, y la compresión o bloqueo de nervios periféricos en
diversas áreas del cuerpo.
Santasmarinas, Pereira, & Vidal (2010), por su parte, observaron una muestra de la
incidencia de trastornos músculo-esqueléticos en músicos de España, analizando los
factores socio-demográficos, el estilo de vida y hábitos de actividad musical de 150
54
instrumentistas (incluyendo contrabajistas) e identificaron que la espalda suele ser la zona
más afectada. Un 95.9% de esa población presentaba algún tipo de trastorno musculo-
esquelético. También identificaron en orden decreciente las zonas más vulnerables para los
instrumentistas: la espalda dorso-lumbar en primer lugar, seguida del cuello, los hombros,
los codos, las muñecas y las manos (Ver Figuras de la 29, 30, 31, 32, 33, y 34).
Figura 29. Representación de localización de dolor en la columna lumbar. Recuperado
de http://www.aldouslaw.com/firm-news/2016/july/spinal-cord-injury-statistics/
Figura 30. Gesto de dolor en el cuello. Recuperado de http://www.aldouslaw.com/firm-
news/2016/july/spinal-cord-injury-statistics/
Figura 31. Gesto de dolor en el hombro. Recuperado de http://www.zdrave.wiki/
Figura 32. Gesto de dolor en el codo. Recuperado de http://sinmasdolor.es/epicondilitis-o-codo-de-
tenista/
55
Figura 33. Zona de dolor en la muñeca. http://banrango.tistory.com/106
Figura 34. Posible zona de dolor en la mano. Recuperado de http://www.universal.org.ar/usted-
sabe-que-es-el-fenomeno-de-raynaud
Viaño, Díaz, & Martínez (2010) describieron la prevalencia de los trastornos
músculo-esqueléticos relacionados con la interpretación (TMRIs) mediante un estudio de
corte transversal que contó con la colaboración de 145 estudiantes (entre guitarristas,
violinistas, violentas, violonchelistas, contrabajistas y pianistas) en España, que
respondieron a una entrevista oral y personal, estructurada mediante cuestionarios.
Estos autores encontraron prevalencias muy altas para todos los instrumentos (73.9%-
100%); superiores en secundaria que en la universidad. El conjunto de espalda, cuello y
extremidades superiores fue la zona más afectada (127 de los 145: 95.9%). Por orden
decreciente, las zonas que se encontraron más vulneradas fueron la espalda dorso-lumbar,
cuello, hombros, codos, muñecas y manos.
En la misma línea, Paarup, Baelum, Holm, Manniche, & Wedderkopp (2011)
analizaron datos recogidos mediante un cuestionario sobre una población de 342 músicos
pertenecientes a orquestas sinfónicas. Su observación permitió señalar los síntomas
músculo-esqueléticos de cuello, espalda alta y extremidades superiores como los más
frecuentes y en esto coinciden Almonacid-Canseco et al. (2013). Dichos síntomas tienen un
impacto a nivel del funcionamiento de sus cuerpos tanto dentro del oficio de orquesta como
fuera de éste (Paarup et al. 2011). Para un 73% de ésta población, la aparición de los
56
síntomas condujo a cambios en la manera de tocar, para un 55% produjo dificultades en las
actividades diarias y para un 49% desencadenó dificultades al dormir. Los autores
consideran que su estudio tiene una representatividad alta con respecto al total mundial de
la población de músicos de orquesta ya que, por un lado, la muestra incluyó todas las
orquestas de un país, y por otro, las orquestas sinfónicas en todo el mundo son muy
similares en su organización jerárquica por grupos, así como en las mecánicas mediante las
cuales los instrumentos son interpretados.
Lamontagne & Belanger (2012), a su vez, identificaron una carencia de medidas
estándares para cuantificar el dolor percibido por la población de músicos. En
consecuencia, desarrollaron un Cuestionario del Dolor Musculo-esquelético para Músicos
(en inglés MPQM: Musculoskeletal Pain Questionnaire for Musicians). Éste se compuso de
diez ítems investigando diversas áreas que están relacionadas con el dolor musculo-
esquelético, y agrupados de la siguiente manera:
1. Cuatro ítems asociados a la discapacidad del dolor (32.71% de varianza).
2. Cuatro ítems asociados a la intensidad del dolor (25.42% de varianza).
3. Dos ítems asociados a la frecuencia y duración de los episodios de dolor (18.2% de
varianza).
Para éste estudio, treinta y un músicos de Quebec Canadá respondieron el
cuestionario, que mostró adecuadas características psicométricas, mediante un instrumento
considerado estable y con buena coherencia interna. A continuación en la Figura 35 se
aprecian algunas conclusiones centrales del estudio.
57
Figura 35. Tipos de tratamiento seguidos para las lesiones músculo-esqueléticas. Recuperado de
IDEARA (2014, p.54)
2.2.2. Instrumentos de cuerda
Acotando el enfoque, Walstrom & Fjellman-Wiklund (2009) observaron que los
profesores de música cuyo instrumento, para ser interpretado, exige una colocación
asimétrica del cuerpo, tienen significativamente más trastornos músculo-esqueléticos que
aquellos profesores de un instrumento para cuya interpretación se exige una colocación
simétrica del cuerpo. Estos autores demostraron que una posición asimétrica de
interpretación (como es el caso de la mayoría de los instrumentos de cuerda) puede
aumentar la cantidad de trastornos musculo-esqueléticos en las extremidades superiores y la
espalda (Linari, 2013), reflejado en las Figura 36 y 37, a continuación.
Figura 36. Tanto guitarristas como contrabajistas deben vigilar las vértebras cervicales. Recuperado de
https://revistadigitalconservatori.wordpress.com/2015/06/16/el-sonido-mas-horrible-de-los-musicos/
58
Figura 37. Representación de aumento de presión sobre la columna cervical según desalineamiento de
la cabeza sobre el torso. Recuperado de http://www.austinaoc.org/author/admin/
Adicionalmente, Wahlstrom & Fjellman-Wiklund (2009) observaron que al
interpretar instrumentos como el contrabajo se requiere movimientos controlados que
implican la adecuación de brazos, manos y dedos, a una postura corporal asimétrica. En
ésta acción se involucran movimientos repetitivos efectuados durante los períodos de
tiempo que suponen un trabajo muscular en las extremidades superiores y los músculos del
cuello y los hombros, componente importante de ese universo de lesiones reflejadas en la
Figura 38.
Figura 38. Lesiones en músicos de instrumentos de cuerda. Recuperado de IDEARA (2014, p.48)
Cuando la postura para tocar un instrumento requiere que un brazo se encuentre
sostenido por encima del hombro, se hace necesaria una cierta carga muscular estática para
59
estabilizar la escápula (omoplato). Ésta situación representa un riesgo para la aparición de
problemas musculoesqueléticos (Wahlstrom & Fjellman-Wiklund, 2009).
2.2.3. Particularidades del caso del contrabajo
Por otro lado, Meidell (2011), advierte que la mayoría de estudios acerca de éstos
temas se han realizado acerca de violinistas y violistas, y hacen falta observaciones acerca
del violonchelo y el contrabajo. Advierte que hacen falta datos de estandarización de la
forma y el tamaño del contrabajo. El autor encontró una correlación significativa entre
tamaño del instrumento y altura del sujeto (r = -0.678), lo que sugiere que los contrabajistas
son conscientes de sus dimensiones físicas al momento de escoger su instrumento. Sin
embargo, una correlación significativa se identificó entre el tamaño del instrumento y el
total de casos de dolor identificados (r = 0.716).
Las anteriores observaciones sugieren que un instrumento de menor tamaño puede
llegar a ser necesario para evitar el dolor musculo-esquelético relacionado con la actividad
contrabajística. Sin embargo, el cuestionario anteriormente mencionado no incluyó
interrogantes referidos al uso de un banquillo o de un atril durante la interpretación, ni al
nivel de pulimiento ni de consciencia con que se usa la parte alta del torso y sus
extremidades; tampoco si se usa un arco de tipo Francés o uno de tipo Alemán (figuras 39 y
40).
60
Figura 39. Sujeción de arco de tipo francés. Recuperado de http://www.vitoliuzzi.com/bow-
and-fingerings-much-more-also-for-jazz-players/
Figura 40. Sujeción de arco de tipo alemán. Recuperado de
https://sites.google.com/a/lsr7.net/mr-tourtellot-s-strings-site/home/posture/posture---double-bass
El autor considera que tales variables pueden ser claves para retratar el estado general
de los contrabajistas con respecto al dolor experimentado y cuya causa es atribuida a la
acción de tocar.
Al igual que los arpistas e intérpretes de la guitarra clásica, los contrabajistas deben,
en general, habituarse a realizar doblamientos estáticos de la espina dorsal (IDEARA,
2014). Por tanto, la dorsalgia y los trastornos músculo-esqueléticos en los miembros
superiores son comunes en todos ellos.
Para Pettit (2012), el mundo de quienes han tocado contrabajo se ha visto por mucho
tiempo afectado con asuntos relacionados con el dolor y malestar. Para empezar, el estrés
causado por el tamaño y el peso del instrumento, acumulado durante largo tiempo, tiene el
potencial de causar problemas físicos al músico.
61
Son comunes los casos de contrabajistas que dan continuidad a sus actividades
musicales mientras experimentan dolor o malestar físicos, causando lesiones por sobreuso
(Pettit, 2012). El autor aclara que aunque cada contrabajista tiene sus particularidades a
nivel músculo-esquelético, algunas molestias son comunes a la mayoría.
Mediante un estudio experimental integrando a varios contrabajistas, Tijsma et al.
(2010) mostraron que quienes sufrían algún tipo de dolor tenían la tendencia hacia una
menor activación muscular durante y después de cierta prueba musical dispuesta
igualmente para todos. Aun siendo ésta una tarea de corta duración, aquellos con algún tipo
de dolor tenían más signos de fatiga muscular que aquellos que no sufrían ningún dolor.
Por otra parte, el sondeo realizado durante el estudio de Pettit (2012) muestra una alta
correlación entre la forma de posicionar el contrabajo y la localización del dolor o malestar
en el cuerpo. La estadística mostró que las lesiones por sobreuso tienden a ubicarse en la
zona alta del torso como cuello u hombros cuando el contrabajista toca su instrumento
sentado. En contraste, cuando el contrabajista toca de pie, los dolores tienden a ubicarse en
la zona baja del torso o las piernas. En las figuras 41, 42, 43 y 44, vemos a contrabajista
usando diferentes posiciones para tocar.
Figura 41. Pintura de contrabajista tocando sentado con arco alemán. Recuperado de
http://www.kotzekuns.co.za/index.php?id=170
62
Figura 42. Contrabajista tocando sentado con pizzicato. Recuperado
de https://uprightbass.com/2011/05/
Figura 43. Contrabajista tocando de pie con pizzicato. Recuperado de
http://friendsofjazz.org/concert_series http://buddyonboard.biz/music-news/
Figura 44. Contrabajista tocando de pie con arco francés. Recuperado de
http://www.aureoherrero.org/adrianmatas2.html
63
2.3. Afecciones más comunes
2.3.1. Distonía focal
El control preciso de la sincronización del movimiento, como lo plantean Furuya &
Altenmuller (2015) tiene un papel clave en la interpretación musical, puesto que ésta es una
habilidad motora que se produce sobre la base de la coordinación de múltiples
articulaciones y músculos. Advierten adicionalmente que un entrenamiento intenso
sostenido durante mucho tiempo aumenta considerablemente el riesgo de incubar trastornos
neurológicos que pueden alterar el control motor fino. Tales alteraciones pueden consistir
en temblores y parálisis durante tareas específicas.
Estos autores advierten que, en consecuencia, el control de la motricidad fina
puede ser seriamente perjudicado debido a los calambres musculares. Es lo que se conoce
como distonía focal y es frecuente en músicos, escritores, cirujanos y atletas.
Aránguiz, Chana-Cuevas, Alburquerque, & Curinao (2015) definen las distonías
como contracciones simultáneas, sostenidas e involuntarias entre músculos agonistas y
antagonistas. Estas pueden ser el origen de torsiones, movimientos involuntarios repetitivos
y/o posturas consideradas anormales.
Las distonías focales aparecen en zonas muy puntuales del cuerpo y pueden llegar
a afectar a músculos del cuello, o de los párpados, incluso a las cuerdas vocales. Suelen
ocurrir en personas que asumen posiciones especiales por largos períodos de tiempo y
únicamente en momentos en que realizan tareas muy específicas (Harvard Health
Publications, 2012). De la misma manera que con otra gran cantidad de condiciones
médicas, el estrés y la ansiedad -muy frecuentes en músicos y atletas- tienden a agravar
dicho trastorno.
64
Harvard Health Publications (2012) identifican al trastorno calambre del escritor
(Writer's cramp) o calambre del músico (Musician´s Cramp) como una condición poco
común caracterizada por una manera anormalmente apretada de sujetar el bolígrafo, y
posiciones incomodas de la mano, la muñeca y el codo, es una contracción espasmódica de
los músculos de la mano y del antebrazo. Ésta distonía de la mano es un problema
neurológico que da como resultado contracciones musculares involuntarias y repentinas y
se le confunde ocasionalmente con una lesión de stress por repetitividad (Berque, Gray,
Harkness, & McFadyen, 2010; van der Steen et al., 2014). Cuando se presenta los dedos
pueden paralizarse repentinamente, afectando dramáticamente la habilidad de escribir o de
tocar un instrumento musical.
Según Aránguiz et al. (2015), los músicos son una población particularmente
vulnerable a las distonías ocupacionales, ya que suelen perder la coordinación y el control
motor voluntario de movimientos altamente entrenados en la interpretación musical.
Las distonías focales sobre tareas específicas suele afectar a un promedio de diez de
cada 100 músicos profesionales entre los 30 y los 50 años de edad (Berque et al., 2010).
Almonacid-Canseco et al. (2013) han calculado que la distonía focal es predominante
en los hombres, con una ratio de 6:1 sobre las mujeres. Éstos autores agregan que el
desorden musculo-esquelético llamado también calambre ocupacional o parálisis
profesional se define como aquellos movimientos o posiciones anormales del cuerpo
producidos por la contracción simultánea de las musculaturas agonistas y antagonistas y
que originan una falta de coordinación muscular o una pérdida de control voluntario de
movimientos ampliamente entrenados. Tal condición se presenta en algunos instrumentistas
de cuerda frotada en la zona pulgar y la muñeca de la mano derecha, extremidad
comúnmente utilizada para accionar el arco.
65
También especifican que los síntomas distónicos durante la práctica musical pueden
afectar a 1 de cada 100 músicos. El grado de severidad puede variar en función de la
tensión general del instrumentista y de las propiedades mecánicas del instrumento.
Típicamente ocurre sin dolor aunque éste puede aparecer después de espasmos musculares
prolongados.
Según Vvan der Steen et al. (2014), aunque éste desorden ha sido asociado con
deficiencias en el manejo del tempo de la ejecución instrumental, sobre una muestra de 15
personas de grupo experimental contrastados con 15 personas de grupo control, llegaron a
la conclusión de que tal desorden no produce deficiencia de tipo auditorio-motor en la
coordinación del tempo de su ejecución.
Por su parte, Potter (2012) identifica la distonía focal como un desorden neurológico
cuyo tratamiento requiere una mirada interdisciplinaria. El autor reconoce la popularidad
del uso de fármacos pero recomienda incluir en el tratamiento procesos como la
modificación del instrumento musical utilizado y/o la alteración de la técnica utilizada en
su interpretación. También resalta el gran potencial terapéutico de un reentrenamiento
sensorio-motor. El objetivo principal, según Potter (2012), debe ser la recuperación exitosa
del nivel de habilidad necesario para satisfacer las respectivas necesidades interpretativas
de cada paciente.
Furuya & Altenmuller (2015) estudian en detalle tanto las características
neurofisiológicas del virtuosismo motor de los músicos como las características
neurofisiológicas de los desórdenes corporales que algunos adquieren como consecuencia
de su empeño en el desarrollo de una habilidad motora. En su trabajo ofrecen evidencia del
potencial de efectos positivos que tiene para la distonía del músico una técnica de
66
rehabilitación neurológica no invasiva que combina estimulación transcraneal directa y
rehabilitación motora durante varios días.
Berque et al. (2010) llegan a la conclusión de que una estrategia de combinación entre
terapia de inducción de restricción del movimiento y reentrenamiento específico del control
motor constituye un potencial tratamiento para la distonía focal de la mano.
2.3.2. Afecciones del hombro
Jacklyn, Driscoll, & Ackermann (2012) analizaron los casos de dolor y de lesiones de
hombro, por tipo de instrumento y por entorno de trabajo, en 374 músicos profesionales de
orquesta australianos. Mediante un examen físico y un cuestionario, indagaron acerca de
sus características demográficas, sus funciones laborales y el tipo de actividad física que
realizaban. Encontraron, por ejemplo, dolor y/o lesiones de hombro derecho en el 19% de
los participantes y de hombro izquierdo en el 12% de ellos.
Rickert, Barrett, Halaki, Driscoll, & Ackermann (2012) especifican que las lesiones
en el hombro del brazo que acciona el arco de tipo francés son comunes tanto entre los
estudiantes (20%) como entre los profesionales (42%), y han sido relacionadas con la falta
de fuerza en los músculos estabilizadores de la escápula y con cambios degenerativos en el
manguito rotador (ver figuras 45, 46, 47, y 48).
Figura 45. Articulación del hombro. Recuperado de https://www.firestock.ru/podsolnuh-sunflower-4/
67
Figura 46. Fisionomía músculo-esquelética de la zona del hombro. Recuperado de
http://www.fisioterapiaparatodos.com/salud/inflamacion/bursitis-de-hombro/
Figura 47. Manguito rotador. Recuperado de http://brwod.com.br/como-trabalhar-os-musculos-
estabilizadores/
Figura 48. Tendones del hombro. Recuperado de
https://asociacionfisioterapeuticasocialempresarial.wordpress.com/2014/07/20/cuando-hablamos-de-
lesiones-deportivas-a-que-nos-referimos/
El síndrome de opérculo torácico, por ejemplo, se caracteriza por la compresión de
nervios y/o vasos sanguíneos que pasan desde el tórax hacia el brazo. (Preciado, Mojica,
Sánchez, López, & Otazu, 2016, Enero/Marzo). Wilson, Watson, & Lee (2014)
evidenciaron que tal síndrome ha sido diagnosticado en músicos y que es muy común entre
los instrumentistas de cuerda frotada, es decir que está vinculado con el manejo del arco.
Por otro lado, Ashton-Miller, Wojtys, Huston, & Fry-Welch (2001) están de acuerdo
con la aseveración de que entre las principales articulaciones del cuerpo, aquella con el
68
umbral más corto para que su movilidad sea captada es la del hombro. Es decir que sus
movimientos son rastreados por el cerebro con mayor detalle.
2.3.3. Afecciones del codo
La tendinosis lateral del codo llamada epicondilitis es una tendinopatía degenerativa
causada por un proceso crónico resultante de un esfuerzo físico mecánico excesivo de los
músculos del codo responsables de la extensión de la muñeca y de los dedos (Guidi,
Cappelli, Pfanner, & Ceruso, 2008, Mayo). Su diagnóstico está ligado a síntomas clínicos
comunes como dolor y debilidad en la región lateral del codo y/o sus alrededores, y sus
consecuencias incluyen la dificultad para desempeñar actividades funcionales que requieran
la extensión de la muñeca y/o de los dedos (ver figuras 49, 50, 51, y 52).
Figura 49. Fisionomía músculo-esquelética del codo. Recuperado de
https://fisioweb.com/category/fisioblog/
Figura 50. Epicondilitis. Recuperado de
http://ergonomia.lineaprevencion.com/pages/lesiones.php?zona=2
69
Figura 51. Detalle de situación músculo-esquelética durante epicondilitis. Recuperado de
http://www.qlclinic.es/blog/june-24th-2015
Figura 52. Fisionomía neuro-músculo-esquelética del codo. Recuperado de
https://plus.google.com/113140377226697357316
Este trastorno es común entre los músicos instrumentistas ya que los tendones
exteriores están involucrados en la interpretación de algunos instrumentos (Lederman,
2008). Sus causas suelen ser asociadas con el esfuerzo funcional del sobreuso del brazo.
Guidi et al. (2008) ofrecen un listado de los tratamientos usados hasta el año 2008
para la tendinosis lateral del codo dentro de la literatura médica: terapia farmacológica local
o sistémica, terapia física instrumental, fisioterapia, uso de tablilla para la muñeca y de
vendaje especial, inyección de cortico-esteroides, y terapia quirúrgica. En cualquiera de los
casos se recomienda descanso durante la fase inicial del dolor y abstención del sobreuso.
Estos autores realizaron un estudio incluyendo datos desde el 2000 hasta el 2007 en
una clínica de rehabilitación para músicos. En este se hizo seguimiento a 357 músicos, de
los cuales 27 presentaban epicondilitis (10 mujeres, 17 hombres), 5 de ellos en ambos
brazos y el resto en su brazo dominante: 6 de los 27 fueron violonchelistas y 1
contrabajista. Se evaluaron los siguientes elementos: 1. nivel y tipo de dolor, 2. postura, 3.
rango de movimiento (mediciones activas y pasivas).
70
Los síntomas de dolor lograron ser revertidos en casi todos los participantes; 22 de
ellos volvieron a tocar después de un tratamiento de 6 semanas; 5 de ellos con dolor leve.
Los síntomas de los pacientes se resolvieron en parte implementando variables para
su técnica instrumental habitual, tanto en sus esquemas de actividad (pausas frecuentes
durante las sesiones de práctica e interpretación), como en su postura con el instrumento y
en las actividades del diario vivir.
Lederman (2008), por su parte, mediante un estudio transversal sobre un período de
30 años, analizó a 66 músicos instrumentistas (39 hombres y 27 mujeres). Entre los 30 de
ellos que interpretaban instrumentos de cuerda frotada (14 violín, 8 viola, 5 violonchelo, 3
contrabajo), 27 reportaron molestias solo en la mano izquierda (aquella que digita el
diapasón), y 3 de ellos reportaron síntomas en ambas extremidades; solo 1 reportó más
problemas en el costado derecho (aquel que manipula el arco).
El autor concluyó que la asimetría implicada en el modo de tocar los instrumentos
de cuerda frotada lleva a suponer que los factores ergonómicos son de gran importancia en
el desarrollo de las neuropatías ulnares en el codo de los instrumentistas.
Entre los síndromes por compresión del nervio cubital se encuentra también el
síndrome del túnel cubital (Wilson, Watson, & Lee, 2014).
Según estos autores, los síndromes de nervios estrangulados son comunes entre
músicos instrumentistas. El síndrome de túnel carpiano (compresión de paquete
neurovascular que pasa por la muñeca), la neuropatía ulnar en el codo (compresión del
nervio cubital comúnmente llamada codo de tenista) y el síndrome de opérculo torácico
(compresión del paquete neurovascular en la región comprendida entre el cuello y la axila)
son los más comunes.
71
De hecho, tres nervios principales se pueden ubicar en el camino desde la espina
dorsal hasta las manos: el mediano, el ulnar y el radial. Todos se encuentran albergados por
pasajes o túneles que pueden llegar a estrecharse por una variedad de razones. Cuando esto
sucede el nervio recibe presión y se desencadenan síntomas como debilidad, hormigueo, o
adormecimiento de la mano (Harvard Health Publications, 2012).
2.3.4. Tunel Carpiano
La Harvard Health Publications (2012) informa que una causa frecuente de dolor en
las manos es el síndrome del túnel carpiano. Éste túnel situado en la base de la palma está
conformado por ocho huesos en un racimo en forma de U (ver figuras 53, 54 y 55). El
pinzamiento del nervio mediano es el principal causante de éste síndrome (Harvard Health
Publications, 2015).
Figura 53. Neuralgia a nivel del tunel carpiano. Recuperado de http://doloresvicencio.com/sindrome-
del-tunel-carpiano
Figura 54. Detalle del nervio mediano cruzando el túnel carpiano. Recuperado de
http://www.anatomia-humana.com/Lesiones/les5-Tunel_carpiano.html
72
Figura 55. Fisionomía neuro-músculo-esquelética de la muñeca. Recuperado de
http://www.drmendoza.com.co/cirugia-sindrome-tunel-carpiano
Asimismo, Meneses & Morales-Osorio (2012) aseguran que el síndrome del túnel
carpiano (STC) es resultado de un proceso de compresión sostenida del nervio mediano al
pasar por debajo del ligamento carpiano transverso de la muñeca. Cuando los
recubrimientos del tendón se engrosan u otras estructuras adyacentes invaden su espacio, se
produce un aumento de la presión en el túnel carpiano dando pie al desarrollo de dicho
síndrome (Meneses & Morales-Osorio, 2012). Éste nervio controla las sensaciones de los
dedos pulgar, índice y corazón y mitad del anular en el costado de la palma. También
transmite los impulsos de algunos músculos de la mano que le dan movimiento a los dedos
(Harvard Health Publications, 2012).
Meneses & Morales-Osorio (2012) han estudiado el potencial del tratamiento para el
síndrome de túnel carpiano mediante neurodinámica, que consiste en la acción de posturas
para la muñeca y los dedos que permiten reubicar el nervio mediano deslizándolo.
73
Capítulo 3.
Medios de potenciación de la técnica. Prevención y rehabilitación de los
trastornos músculo-esqueléticos
Lynn (2012) defiende la posición de que hace falta una valoración holística del
músico que lo considere como una criatura multidimensional y no una mera sumatoria de
síntomas físicos. Su investigación está enfocada en músicos de instrumentos de cuerda
frotada y pertenecientes a una orquesta profesional. Sobre ésta población investiga la
prevención de desórdenes musculo-esqueléticos relacionados con su actividad musical
explorando la rama de la salud holística, es decir incluyendo aspectos relacionados tanto
con lo físico, como con lo mental, lo emocional, lo social, y lo espiritual. Asimismo, opina
que la complejidad de la actividad de músico profesional de orquesta y las características
particulares de cada persona demandan un acercamiento único, individualizado para cada
caso.
Por su parte, Vispe et al. (2007) plantean que las patologías músculo-esqueléticas
deben ser enfocadas a través de metodologías multidisciplinares. La elaboración de un
método de valoración de daño musculo-esquelético por lesión tiene el potencial de dar
como resultado un instrumento eficaz hacia la prevención de tal tipo de trastornos. Éste
ayudará, por ejemplo, a determinar la pertinencia de emitir un permiso de ausencia por
incapacidad y/o a gestionar una remuneración especial como resarcimiento por accidente de
trabajo o enfermedad profesional. Adicionalmente, la oportunidad y precisión con que se
identifique las patologías músculo-esqueléticas constituye una base para configurar una
plataforma de sugerencias y lineamientos ergonómicos que repercutan positivamente en el
74
desarrollo musical de la agrupación de músicos, reforzando la prevención y posibilitando la
escogencia de los tratamientos adecuados para las afecciones en los instrumentistas.
Para Furuya & Altenmuller (2015), la práctica musical extensiva es un ¨arma de doble
filo¨ que tanto puede facilitar como degradar el control motor fino.
Paarup et al. (2011), por su parte, evidenciaron que una gran cantidad de músicos de
orquesta recurren a fisioterapeutas y a médicos generales para consultar acerca de los
problemas concernientes a su sistema músculo-esquelético.
A continuación, vemos en las figuras 56, 57, y 58, contrabajistas en actividad
orquestal.
Figura 56. Contrabajistas en orquesta. Recuperado de
http://www.imgrum.net/media/1349257584254730613_1061990711
Figura 57. Contrabajistas en orquesta. Recuperado de http://music.colostate.edu/strings/
Figura 58. Contrabajistas en orquesta. Recuperado de
http://www.newsreportcenter.com/report/76838/jane-little-stood-next-to-me-last-sunday-
when-she-played-her-last-note-slipped-disc/
75
En específico, Pettit (2012) identifica que el grupo poblacional que más
imperativamente necesita ser atendido y recibir el foco de investigaciones subsecuentes es
el de los contrabajistas jóvenes. De hecho, resalta la perentoriedad de estimular la inclusión
de estudiantes de contrabajo, desde su época de colegio y durante su época de pregrado
universitario, en charlas, actividades e investigaciones para la prevención de lesiones.
Asegura que este sería el primer paso hacia aliviar los dolores y malestares de los
contrabajistas en el futuro. Y agrega que la mayoría de los músicos, especialmente los más
jóvenes, no son conscientes del funcionamiento de su sistema psicomotor. Dar luces para la
solución de los malestares debe ser el objetivo principal.
En su estudio, el autor propone ejercicios de estiramiento que trabajan directamente
en las zonas corporales más comprometidas al tocar contrabajo.
Por otro parte, Linari (2013) observó que los instrumentistas que no incorporan un
protocolo de pausas durante la práctica, padecen mayor número de lumbalgias.
Por consiguiente, las estrategias de prevención deberían ser fundamentales para
todo tipo de músicos, máxime si se tiene en cuenta que los músicos presentan un mayor
índice de lesiones que los atletas (Bennett, 2010).
Linari (2013) plantea la necesidad de encontrar caminos de sostenibilidad a largo
plazo dentro de la carrera y/u oficio de músico, impulsando el estrechamiento de vínculos
entre salud, técnica y excelencia artística. Ésta autora refuerza la idea de que el
mejoramiento técnico multiplica y potencia las posibilidades sonoras y por consiguiente
interpretativas de una actividad musical, y al mismo tiempo que facilita la ejecución,
previene a mediano y largo plazo los problemas físicos derivados de un uso inadecuado del
cuerpo.
76
Igualmente, Vispe et al. (2007) definen algunas medidas generales para la
prevención de aparición de desórdenes musculo-esqueléticos: la realización de un examen
de salud previo a la incorporación, la educación sanitaria, la capacitación en ergonomía y la
valoración pormenorizada del diseño de las herramientas, instrumentos y puestos de
trabajo.
Estos autores proponen aplicar un sencillo sistema de evaluación basado en
parámetros biomecánicos fundamentales: la postura de trabajo, la fuerza ejercida y la
duración de la sesión de labores. Clasifica de 0 a 3 cada parámetro en términos de su
dimensión y/o unidad de medida, y para cada grupo anatomo-funcional. Una vez valorados
los parámetros postura y fuerza se combinan con los de duración de la tarea para obtener
finalmente la calificación funcional global del puesto de trabajo para un determinado grupo
anatomo-funcional.
Frabetti & Gomide (2010), por su parte, recogieron información, durante un período
de 12 meses y siete días, acerca de 69 músicos de orquesta de Brasil (55 hombres y 14
mujeres), a la búsqueda de casos de trastornos músculo-esqueléticos. Esta población
representó a cerca de 1/4 de la totalidad de los músicos de una región del estado de Sao
Paulo compuesta por 4 ciudades.
La mayoría de los participantes fueron instrumentistas de cuerda. El 77% tenían
menos de 35 años y el 72% de ellos trabajaban para al menos dos orquestas. El 65%
reportaron tener un dolor con especial intensidad en el torso (regiones lumbar o dorsal) y/o
en la muñeca.
Las autoras resaltaron la importancia de fomentar la auto-concientización por parte de
cada músico con el fin de identificar las sobrecargas que conllevan riesgos de lesión.
Consideraron importante contrarrestar los efectos de la vida sedentaria sobre el sistema
77
músculo-esquelético como los son la pérdida de flexibilidad y los desequilibrios musculares
(por ejemplo: la debilidad en los músculos abdominales que propicia el aumento de la
tensión de los músculos de la región lumbar). En la misma línea, ven perentoria la
necesidad de una interacción con profesionales de la salud que reflexionen acerca de cómo
preparar a los músicos para enfrentar las agresiones que el medio laboral impone sobre el
sistema músculo-esquelético, y, de vital importancia, el desarrollo de una conciencia
corporal que se base en una pronunciada atención de cada músico sobre sus gestos y
movimientos que lo empoderen sobre sus procesos musicales y de salud.
Por último, Furuya & Altenmuller (2015) identifican una carencia en cuanto a
estudios longitudinales que se enfoquen en los cambios de los esquemas organizacionales
del movimiento durante la práctica musical y a lo largo de una carrera de disciplinada
práctica. Esto limita la configuración de un régimen óptimo de práctica y/o de guianza
pedagógica que asegure maximizar la adquisición de habilidades motoras y minimizar los
riesgos de desarrollar desórdenes o usos erróneos del movimiento.
3.1. Ergonomía y postura
En el Siglo XX la antropometría comenzó a constituirse como ciencia a partir de las
escuelas Biotipológicas y constituyendo base fundamental para evaluar la composición
corporal de los atletas, trasciende este ámbito y se hace presente en disciplinas como la
ergonomía, las ciencias médicas, proyectando su validez para la medición de músicos en la
perspectiva de la más adecuada interpretación de sus respectivos instrumentos (Luna,
2013). En la Figura 59 se aprecian las ramas de la Ergonomía.
78
Figura 59. Ergonomía y sus ramas. Recuperado de Repetto (2005, p. 184)
A su vez, Vézina (2001) identificó una serie de ventajas en la asociación o
colaboración entre las disciplinas ergonomía y biomecánica, con el fin de comprender
mejor los modos operativos de una cierta actividad humana e identificar sus elementos
determinantes.
Linari (2013), por su parte, aboga por el reconocimiento de la necesidad de
investigaciones enfocadas al desarrollo del campo de la ergonomía musical.
En esta línea, IDEARA (2014) plantea en la Figura 60 recomendaciones para
propiciar la ergonomicidad dentro de la práctica musical.
79
Figura 60. Recomendaciones para propiciar la ergonomicidad dentro de la práctica
musical. Recuperado de IDEARA (2014, p.59)
Caminal (2007) identificó la necesidad de impulsar el desarrollo de protocolos para
la revisión de las condiciones ergonómicas en los músicos. La autora destaca ciertos
elementos que considera claves para la elaboración de dichos protocolos:
1. Los hábitos posturales.
2. La organización del tiempo de trabajo y las pautas de descanso.
3. La distribución del espacio, el mobiliario y las herramientas usadas.
Así mismo, resalta la perentoriedad de una toma de conciencia, por parte de cada
músico, del uso de su propio cuerpo.
Klein et al. (2014) aseguran que la postura y los movimientos de un músico influyen
directamente en el sonido de su instrumento.
El tamaño del instrumento, el tamaño y la proporción del cuerpo, el nivel de
comodidad y facilidad de ejecución, son todos factores que contribuyen a la postura de
interpretación (Horvath, 1994). Según Horvath, la postura es un proceso de modelación del
80
cuerpo interactuando con el instrumento en la posición más cómoda sin sacrificar la
precisión técnica.
El termino postura, según Repetto (2005), no debe ser relacionado con algo estático
e inerte sino con algo dinámico y temporal, la ejecución de un gesto.
Bardet (2015), a su vez, la define como un estado no estático de interrelación entre
múltiples elementos constitutivos de la persona y es esencialmente dinámica y por tanto
cambiante.
Horvath (1994), por otro lado, concluía que el análisis postural no ha sido,
históricamente, un elemento activo en la conciencia del intérprete musical. En general, si el
intérprete no experimenta dolor, no encuentra ninguna motivación para experimentar con
orientaciones posturales alternativas. De hecho, la falta de experimentación personal con la
postura es muy representativa de la comunidad de músicos. El estudio de Horvath puso en
evidencia pobres posturas corporales con y sin interacción con un instrumento. Y a su vez,
mostró que los sujetos que expresaron la postura más cercana al ideal también ofrecían el
mejor rendimiento con sus instrumentos.
Para Horvath fue evidente que la pedagogía tradicional no había reflejado, hasta
1994, un entendimiento claro acerca de la relación entre el sistema musculo-esquelético y la
técnica de interpretación.
Este autor consideró que, aunque la cuestión postural debe ser abordada por el
pedagogo, es responsabilidad principalmente del aprendiz tener en cuenta las señales que
envía su propio cuerpo, mediante la identificación de 6 elementos posturales para
desarrollar una postura individual que permita libertad de movimiento, mayor comodidad y
menor riesgo de lesiones músculo-esqueléticas:
81
1. Una estructura corporal en forma de viga (interacción eficiente entre hombros,
columna vertebral y caderas, con el suficiente soporte por parte de la pelvis (tanto
sentado como de pié).
2. Una orientación vertical del torso, con los hombros que alinee hombros con
caderas (evitando la rotación).
3. Una inclinación del torso efectuada desde las articulaciones de las caderas
(coxales).
4. Cabeza manteniéndose sobre la línea de los hombros, sin salir hacia adelante, ni
hacia atrás, ni hacia los lados.
5. Una orientación del brazo izquierdo que tenga su base en la alineación entre
antebrazo, muñeca, y mano.
6. Una orientación de la parte superior del brazo derecho que se base en la
alineación entre antebrazo, muñeca, y mano, y los ángulos necesarios para posar el
arco sobre la cuerda.
Ramella et al. (2008), por su parte, evaluaron a 157 estudiantes con un promedio de
15 años de edad y habiendo tocado su instrumento durante 5 años por 2 horas diarias. El
56.1% eran mujeres, y el 68.2% tocaban un instrumento con implicaciones posturales
asimétricas. Los autores observaron que el 67% de ellos, tanto intérpretes de instrumentos
con implicaciones posturales asimétricas como intérpretes sin éstas, manifestaban
desórdenes posturales, aún sin estar tocando su instrumento.
Por su parte, Spotti et al. (2008) presentaron un informe acerca del servicio de
rehabilitación, activo por 14 años, para la prevención y el tratamiento de desórdenes
músculo-esqueléticos y neurológicos en músicos profesionales miembros de la orquesta del
Teatro alla Scala, en Milán/Italia. Durante este tiempo, mediante este servicio, se
82
atendieron 311 músicos que presentaron desordenes tales como tendinopatía (15%), sobre-
uso (30%), compresión de nervios periféricos (5 %), artrosis (5%), distonía (2%), y dolor
de espalda (43%). Para cada uno de ellos se efectuaba evaluación clínica funcional y
biomecánica tanto de su postura como de su gesto técnico musical. Se identificó que la
principal causa de los desórdenes en general era un uso inadecuado del cuerpo, una
deficiente postura. Los autores aseguran que los diferentes pulimentos posturales fueron
posibles, principalmente, gracias a un esfuerzo consciente de cada músico afectado por
aprovechar las herramientas de retroalimentación visual y cinestética ofrecidas.
El 87% de los músicos tratados continuaron con su actividad laboral, sin
interrupción, durante el tratamiento. El 9% de ellos fueron forzados a dejar de trabajar por
un máximo de 20 días. El 4% fueron forzados a dejar de trabajar por períodos mayores a 20
días.
Karsh & Smith (2006), a su vez, identificaron, independientemente de factores
externos, una serie de efectos de la postura del brazo sobre el desgaste de sus tendones.
En cualquier caso, se hace pertinente aclarar que, más allá de la postura adoptada,
cuanto menor sea su variación, mayor va a ser la carga estática soportada por las estructuras
anatómicas (Repetto, 2005)
3.1.1. Posición del cuerpo. Caso del contrabajo
La organización Artist & MusikerHälsan (2006-2016) ofrece una serie de
recomendaciones ergonómicas generales que sirven a cualquier músico, y específicas para
varios instrumentos, incluido el contrabajo.
3.1.1.1. Estabilidad general
Según la organización Artist & MusikerHälsan (2006-2016) la posición sentada es
exigente para la espalda, ya que solo es posible flexionar la articulación de la cadera hasta
83
un máximo de 60 grados, el resto de la inclinación del torso se produce un poco más arriba
en la columna lumbar y en la pelvis. La pelvis y la espina lumbar son forzadas, en ese caso,
a adquirir una forma curva, redondeada. Es por eso que mantener una postura erguida tiene
una mayor dificultad al estar sentado que al estar de pié. Aún así, la posición de pié
demanda un trabajo y una atención adicionales si se procura dar un soporte consistente a la
columna vertebral.
Por tanto, esta organización recomienda hacer lo posible por agudizar la percepción
de lo que sucede en el cuerpo, especialmente, para incrementar la conciencia sobre la
musculatura alrededor de la pelvis y de la espina lumbar, y sobre aquella situada alrededor
de los hombros. Esto con el objetivo de encontrar estabilidad en las diferentes posiciones
sin bloquear las articulaciones pequeñas, de tal manera que la persona pueda enfocarse en
la acción de los músculos periféricos y su importante habilidad motora fina. La respiración
permitirá notar en todo momento el nivel de relajación en que se encuentra el cuerpo.
3.1.1.2. Posición de pie sin instrumento
El siguiente procedimiento ayuda, según Artist & MusikerHälsan (2006-2016), a
disponer correctamente la posición del cuerpo de pie:
1. Ubicar firmemente los pies en el suelo y apoyarlos bien, aplastándolos
(esparciéndolos) un poco hasta que encuentren su lugar.
2. Balancear un poco de lado a lado. Sentir la diferencia de presión bajo las plantas
de los pies y luego detenerse cuando sienta el mismo peso en ambas piernas/ambos
pies.
3. Balancearse hacia adelante y hacia atrás, manteniendo las plantas de los pies en el
suelo. El movimiento se produce en los tobillos (ver figura 61).
84
Figura 61. Balanceo hacia adelante y hacia atrás para encontrar estabilidad del cuerpo sobre
los pies. Recuperado de http://www.artist-musikerhalsan.se/en
4. Detenerse cuando la presión se localice en las almohadillas de los pies, es decir,
inclinándose ligeramente hacia adelante.
5. Encontrar una flexión mínima en las rodillas que permita sentir el libre balanceo
de las mismas.
6. Sentir cierta movilidad en la pelvis, inclinándola hacia adelante y hacia atrás,
imaginando que agarra el rabo de su cola por entre las piernas y lo saca hacia
adelante y luego lo vuelve a soltar hacia atrás.
7. Relajar la musculatura que recorre toda la curvatura de la espalda a lado y lado y
sentir como se alarga, dirigiendo el peso a descansar sobre las caderas, de la misma
forma que como si ud estuviera a punto de sentarse. Evite que la pelvis basculando.
8. Levantar un poco los hombros en diagonal, hacia adelante, hacia arriba y luego
soltarlos. Mediante este pequeño movimiento, que no requiere mucho poder
muscular, percibir cómo se sienten las articulaciones de los hombros a medida que
los mueve.
85
9. Deslizar la cabeza hacia adelante y hacia atrás, y encontrar para ello soporte en el
cuello y en los hombros. Luego, fijar la mirada en el horizonte y hacer movimientos
muy pequeños de giro de lado a lado, como si se estuviera diciendo “No, no, no”.
Entonces, detenerse en el centro, recoja un poco el mentón, y hacer pequeños
movimientos de cabeceo “Si, si, si”. Tal movimiento tiene lugar en las primeras
vértebras cervicales.
10. Percibir la respiración a través de todo el cuerpo hasta los dedos de los pies.
11. Dejar sueltos los talones y hacer movimientos pequeños y rápidos elevando y
descendiendo los talones.
Cuando el peso del cuerpo se traslada demasiado hacia atrás sobre los talones, los
pies pierden la mayoría de su superficie de soporte. Esto desencadena tensión en el cuerpo e
inestabilidad en el balance. Moviendo el peso hacia adelante en los pies, las piernas y las
caderas alcanzan mayor elasticidad y se encuentra un contacto más estable con el suelo (ver
figura 62).
86
Figura 62. Cuerpo en desequilibrio (izquierda). Organización del cuerpo resortando
rodillas y articulaciones de la cadera a través de un eje central (derecha). Recuperado de
http://www.artist-musikerhalsan.se/en
3.1.1.3. Posición sobre asiento sin instrumento
Para este caso Artist & MusikerHälsan (2006-2016) recomienda lo siguiente:
1. Sentarse sin espaldar y lo suficientemente adelante para que la mitad de los
muslos quede por fuera del asiento. Asegurarse de ajustar el asiento a una altura tal
que los muslos queden angulados en dirección de los pies.
2. Juntar las rodillas y soltar la presión/relajar. Hacer esto varias veces y luego dejar
que las rodillas queden separadas. Percatarse del movimiento que ocurre en las
caderas.
3. Soltar la pelvis hacia atrás (sentarse curvando la espalda), y luego regresar a la
posición inicial cambiando el ángulo de la pelvis, llevando la cintura hacia adelante.
Hacer rodar unas cuantas veces la pelvis sobre los isquiones (huesos curvados
localizados en la base de la pelvis) hacia adelante y hacia atrás. Concentrarse en la
manera en que los isquiones. Luego descansar erguido cuando haya una atención
87
sostenida sobre los isquiones, cuando la espalda pueda mantenerse derecha sin
tensiones en su núcleo, y cuando el torso descanse sobre la pelvis.
4. Sacudirse a través de la columna en repetidas torsiones de lado a lado, como
sacudiéndose el agua del cuerpo.
5. Complementar con las indicaciones ofrecidas para la posición de pie, aplicable
para esta postura sobre un asiento (ver Figura 63).
Figura 63. Balanceo hacia adelante y hacia atrás sobre un asiento. Recuperado de
http://www.artistmusikerhalsan.se/en
3.1.1.4. Posición sobre asiento con instrumento
Posicione el instrumento en un ángulo en que se minimice el estiramiento de torsión
del brazo izquierdo en el desplazamiento hacia las posiciones del registro más bajo. El
ángulo/rotación del instrumento depende de qué tan bien funcione el arco, tanto en las
cuerdas altas como en las bajas. Pruebe con diferentes ángulos, sienta qué sucede con los
hombros y con el cuello. Puede también cambiar el ángulo del instrumento para favorecer
la acción del arco sobre la cuerda más baja.
3.1.1.5. Posición de pié con instrumento
Artist & MusikerHälsan (2006-2016) sugiere una secuencia especifica para
posicionar el contrabajo tomando como referencia una postura corporal inicial sin
instrumento. La figura 64 muestra un procedimiento en tres pasos:
88
Figura 64. Secuencia de tres imágenes para el posicionamiento del contrabajo con respecto
al cuerpo (izquierda, centro, derecha). Recuperado de http://www.artist-
musikerhalsan.se/en/musician-ergonomics/33-double-bass-ergonomics
1. Sostener el brazo/mano en una posición cómoda con respecto a la columna
cervical y al hombro (izquierda).
2. Ubicar el instrumento encajándolo en la misma posición que previamente se
sentía cómoda (centro).
3. La muñeca se tensiona a medida que se dobla hacia adentro; esto puede ser
evitado, tanto cambiando el ángulo del diapasón como moviendo el codo hacia
afuera (derecha). Aquí el diapasón queda ubicado considerablemente más cerca de
la columna cervical que en la imagen b).
Se recomienda en un principio dar soporte al instrumento en el costado izquierdo,
colocándolo cerca al borde de la pelvis.
Se debe examinar enseguida el emplazamiento de la mano sobre el diapasón
considerando siempre el efecto que esto tiene sobre la musculatura de los hombros y sobre
los demás músculos del cuello y de la espalda. Sienta sus hombros y su respiración.
89
3.1.1.6. Posición de la mano sobre el diapasón
La posición de los dedos índice, corazón, anular y meñique se torna más bloqueada
o rígida a medida que las articulaciones del pulgar se despliegan y estiran. Cuando las
articulaciones del pulgar se encuentran flexionadas y relajadas la posición de la mano es
más estable, y libre y los nudillos sobresalen más claramente (Artist & MusikerHälsan,
2006-2016).
En la Figura 65 se aprecia cuando se continúa bajando hacia posición de Capo
Tasto, inclinando el torso hacia adelante para mantenerlo estable y para aumentar el alcance
del brazo. Se debe imaginar el eje del movimiento de inclinación a través de las
articulaciones de la cadera.
Figura 65. Inclinación del torso sobre el diapasón. Recuperado de http://www.artist-
musikerhalsan.se/en
La inclinación hacia adelante debe efectuarse desde la cadera. De esta manera no se
aumenta la tensión en la articulación del hombro.
El pulgar actúa como el punto de soporte sobre el diapasón. Los impulsos de
movimiento deben proceder del brazo y del hombro para minimizar la tensión sobre los
dedos. El pulgar debe mantener contacto con el diapasón para que la mano continúe
estando en línea recta con el antebrazo y así la muñeca no tiene que soportar un esfuerzo
90
extra. La cuerda en esta posición debe ser ubicada en un punto intermedio entre la primera
articulación y la yema del dedo pulgar. Más o menos en la misma línea de la cutícula (ver
Figura 66).
Figura 66. Posiciónes de capotasto. No recomendada (izquierda), recomendada (derecha).
Recuperado de http://www.artist-musikerhalsan.se/en/musician-ergonomics/33-double-
bass-ergonomics
El pulgar debe conservarse flexible, sin requerir una presión excesiva de la mano
contra el diapasón (ver Figura 66, imagen derecha). El reflejo de sujeción se encuentra
presente en la mano siempre y tiende a intensificarse en el pulgar cuando los demás dedos
se encuentran en actividad. Esto puede llevar a tensiones innecesarias en la mano y en la
musculatura del brazo. El contrabajista debe asegurarse de que el músculo entre el pulgar y
el índice mantenga bajos niveles de actividad. Una posición de bloque de la mano izquierda
con una distancia mayor entre los dedos cuatro y cinco aumenta la tensión en la
musculatura del antebrazo, especialmente en el lado exterior. Si se toca con los dedos
sobreestirados, estos tenderán a bloquearse. Al tocar en posición de capo tasto se podrá
reducir la tensión doblando un poco la articulación más distal del pulgar. Se debe tratar de
distribuir el peso desde los hombros hacia abajo a través del brazo y hasta las almohadillas
de los dedos. Debe sentirse cómo el procedimiento anterior forma una cadena
91
interconectada que no requiere que se haga presión o que se opriman los dedos contra el
diapasón.
Adicionalmente, debe tenerse siempre en cuenta que al recibir constantemente el
soporte que produce la respiración mientras se toca, los músculos en su cuerpo pueden
variar permanentemente sus niveles de tensión.
3.1.1.6. Pizzicato (accionar de la cuerda con los dedos, sin arco)
El dedo pulgar ubica su contacto con la cuerda en un punto entre la primera
articulación y la almohadilla o yema del dedo. La fuerza del movimiento/golpe de pizzicato
va dirigida hacia el propio cuerpo y el dedo se desliza fuera de la cuerda durante el
movimiento (Ver Figura 67).
Figura 67. Posicionamiento del dedo índice sobre la cuerda para hacer pizzicato.
Recuperado de http://www.artist-musikerhalsan.se/en
3.2. Percepción somática de las actividades corporales
Aunque la separación entre lo sensorial y lo motor todavía es evidente dentro de los
discursos de la psicología y la neurociencia, hay tendencias contemporáneas que dan
crédito a la interrelación de las modalidades sensoriales, incluyendo el movimiento, y los
vínculos entre la percepción y la acción (Woodard, 2009).
92
En la misma línea, Horvath (1994) plantea que los elementos emocionales también
interactúan con los elementos físicos. La postura del cuerpo es a menudo, para este autor,
un síntoma del auto-concepto general de un individuo.
Las prácticas de la somática enfatizan en el uso de la atención dirigida a la
experiencia corporal, el movimiento, el tacto, la manipulación corporal, y la conciencia
sobre la respiración, y en combinaciones de todas las anteriores, como vías de aprendizaje
personal y desarrollo, y para la salud (Smyth, 2012).
Según Smyth, la manera en que los estados afectivos se expresan a través del
cuerpo, al igual que la manera en que la conciencia corporal y las prácticas de movimiento
pueden alterar tales estados, son asuntos fundamentales para todas las prácticas somáticas.
Es de particular importancia que numerosas prácticas somáticas se enfocan en
prestar atención y metafóricamente escucharse a sí mismo y la propia experiencia corporal.
Lo que implica considerar que, bajo prácticas somáticas, el control durante el aprendizaje y
la exploración se encuentra más en poder del aprendiz o entusiasta de la actividad que en el
guía o profesor. Quiere decir el autor, que si se llegase a demostrar el potencial curativo de
este tipo de prácticas, se deberá principalmente a que desarrollan una vía de autoacuración.
Por su parte, Toner & Moran (2014) afirman que la evidencia científica pone de
manifiesto que cierta reflexión somática, es decir, un enfoque consciente en la acción
motora corporal, es un efectivo medio para el mejoramiento técnico continuo.
Smyth (2012) menciona en su tesis algunas prácticas reconocidas como haciendo
parte de la somática. Entre las disciplinas de educación somática están las siguientes:
Sensory Awareness (Conciencia Sensorial), Técnica Alexander, Eutonía, Método
Feldenkrais, Middendorf Breath Work, Mind-Body Centering (Centralización Mente-
Cuerpo), Hanna Somatics, Continuum, the Sounder Sleep System.
93
Asímismo, entre las reconocidas como disciplinas de trabajo corporal somático
encontramos, por ejemplo, Rolfing o Hellerwork. Algunas reconocidas como terapias
somáticas o sicoterapias somáticas son el Metodo Rosen, Somatic Experiencing
(Experienciamiento Somático), Focusing, Rubenfeld Synergy, Método Hakomi.
Por otra parte, entre las disciplinas de acercamiento a la somática mediante la danza
y el movimiento expresivo se encuentran Laban-Bartenieff y Authentic Movement,
mientras que los acercamientos a la somática a la manera de terapia de artes expresivas
incluyen el trabajo de Anna Halprin y del Instituto Tamalpa.
Por último, Smyth está de acuerdo en considerar también al Qigong (Chicun), al Tai
Chi, y al Yoga como prácticas de la somática.
Un uso integrado de la mente y del cuerpo permiten una mayor efectividad al
momento de expresarse mediante un instrumento musical (Kleesattel, 2012).
Kleesattel (2012), al reconocer dentro del campo de las prácticas somáticas
interesantes acercamientos al cultivo de la conciencia mente/cuerpo, exploró y adaptó
algunas de estas al servicio de tocar un instrumento musical. Su estudio incluye apéndices
acerca de la Técnica Alexander, del Método Feldenkrais, de Ideokinesis, del Movimiento
Laban, y de los Fundamentos Bartenieff.
La autora considera que estos, en conjunto, sirven como método somático para
instrumentistas de cuerda baja, y que emplearlos permite un mayor control, una mayor
integridad y expresión, tanto al interpretar música como al enseñarla.
3.2.1. Propiocepción
Ashton-Miller et al. (2001) reconocen el origen etimológico de la palabra
propiocepción como compuesto de dos palabras del latín: (re)ceptus (el acto de recibir o
captar) y propius (uno mismo). Así es que el sentido propioceptivo se encarga de captar o
94
percibir la información proveniente de sí mismo. El nivel de propiocepción puede ser
medido por la precisión con que se pueda determinar la posición de las articulaciones sin la
ayuda del sentido de la visión.
Los propioceptores son los receptores nerviosos que brindan la información con que
se configuran las sensaciones conscientes con respecto a los músculos, el equilibrio del
conjunto muscular y la estabilidad de las articulaciones (Rodriguez, 2012). El sentido
propioceptivo da información acerca de la posición de los músculos: permite sentir la
posición que tiene una parte del cuerpo con respecto a otra que sea contigua, permite la
regulación de los movimientos en cuanto a dirección y rango, habilita al cuerpo para
reacciones y respuestas automáticas. La información que ofrece es esencial para el
desarrollo corporal en general y para la relación del cuerpo con el espacio. La
propiocepción permite planificar los movimientos, además de controlar el equilibrio, la
coordinación de ambos lados del cuerpo, el mantenimiento del nivel de alerta del sistema
nervioso central. Tiene una gran influencia sobre el desarrollo emocional y comportamental
del ser humano (Rodriguez, 2012).
Woodard (2009) apoya la idea de que la disociación entre la percepción y la acción
debe ser desechada: la percepción es una simulación de la acción. Un paso importante en el
establecimiento de la base neurocientífica para este enlace fue el descubrimiento de las
neuronas espejo, como un sistema de concordancia entre observación y ejecución, que se
constituye en un puente conceptual y práctico entre la noción del hacer y la del
comunicarse o participar en una transmisión de información.
Esta autora observa que la imitación y observación siempre han desempeñado un
papel integral en el aprendizaje y enseñanza de la música.
95
Por otra parte, la autora también alerta de la necesidad que existe entre la
comunidad de músicos de entrenamiento del movimiento. Lo sustenta diciendo que la
interpretación musical requiere de una compleja sumatoria de elementos que se conjugan, y
por esto quien la práctica requiere información precisa y específica hacer de los
mecanismos de movimiento de su cuerpo.
Así pues, en su estudio recogió información en que se mostró que, en general, los
patrones de movimiento de los estudiantes de música, son consistentes con sus
percepciones del cuerpo y la forma en que conciben sus estructuras y funciones.
En concordancia, las perspectivas de la neurociencia arrojan luz sobre el proceso de
observar e imitar, y sirven de base teórica para la aplicación de un mapeo corporal, que da
uso práctico a una representación mental del cuerpo.
El análisis del funcionamiento de las neuronas espejo lleva a demostrar que la mera
observación del movimiento estimula el cerebro a activar patrones y esquemas cercanos, si
no idénticos, a los activados durante la producción del movimiento en sí. Esto implicaría
entonces que el movimiento es percibido y procesado en el mismo plano por quien observa
y por quien se mueve.
Adicionalmente, Behmer & Jantzen (2011) aseguran que recientes estudios han
demostrado que el sistema humano de neuronas espejo, además de ponerse en actividad
mientras se observan las acciones de otros, también responde a estímulos abstractos tanto
visuales como auditivos asociados con actividades específicas. Estos autores buscan probar
la hipótesis de que cuando los músicos leen partituras musicales, un acto motor asociado a
ello es percibido automáticamente, de la misma manera que como cuando observamos las
acciones de otros.
96
Sin embargo, Woodard (2009) aclara que las neuronas espejo no son una
herramienta para el aprendizaje imitativo, es decir uno en el que aprender un nuevo
movimiento implicaría únicamente observación, sin haberlo experimentado nunca. Estas
neuronas se activan cuando un movimiento es identificado por el cerebro del observador.
Dado que los movimientos se ejecutan y se regulan a través de las propiocepciones,
es muy pertinente que un aprendiz de un instrumento musical ejercite su sistema
propioceptivo de tal forma que a través de la retroalimentación del movimiento pueda
controlar sus acciones más eficazmente (Peñalba, 2008).
El aumento del ritmo cardíaco, de la respiración, el dolor de estómago o la
sudoración son sensaciones fisiológicas que pueden ir ligadas a emociones y se hacen
conscientes gracias al sistema propioceptivo (Peñalba, 2008). Los sistemas sensitivos
también se complementan permanentemente.
Peñalba (2008) centra su atención en los mecanismos cognitivos involucrados en la
ejecución instrumental, particularmente en los que el cuerpo es protagonista. En esa
perspectiva, es pertinente utilizar los esquemas de abordaje del conocimiento que suelen
incluir información acerca de filosofía y de cognición, ya en que etos campos se ha
desarrollado dicha temática con más insistencia.
Las ciencias cognitivas de la música, según destaca Peñalba (2008), se han enfocado
en la intervención del cuerpo en las diversas manifestaciones musicales. Jornadas,
congresos, publicaciones de diverso género, en el universo académico se ha configurado
una importante línea de investigación: la música y el cuerpo y/o el cuerpo en la música.
Bardet (2015) llama cinestesia a la sensibilidad relacionada con reconocer la propia
existencia: una sensibilidad interna, una pulsión interior que provee al sistema de
97
información acerca del estado mecánico y químico –orgánica de la piel, de las mucosas y
las cerosas, de las vísceras, de lso músculos, de las articulaciones.
Por su parte, Woodard (2009) aclara el origen etimológico de la palabra kinaesthesia.
Que deriva de expresiones del griego antíguo que denominaban movimiento y sensación o
sentido.
Carpinteyro-Lara (2014), por su parte, resalta la importancia del sentido cinestésico
relacionado con la enseñanza musical y la calidad interpretativa del músico.
Woodard reafirma la idea de que el ser humano hace uso de una multiplicidad de
sentidos que abarca y complementa al grupo paradigmático de clásicos cinco: tacto, vista,
oido, olfato, y gusto. Plantea pues que el cerebro no procesa las señales sensoriales
independientes una de la otra, si no más bien agrupa receptores dependiendo de la tarea o
acción a realizar.
Así, para ella, un nuevo paradigma resulta de la cooperación entre varios órganos
sensoriales, incluyendo receptores en los músculos y articulaciones, receptores táctiles en la
piel, receptores vesiculares en el oido interno para el equilibrio, y receptores visuales
subcorticales. Woodard explica que este agrupamiento de receptores requiere, por cuenta
del cerebro, de una coherente reconstrucción o representación del movimiento corporal,
teniendo en cuenta el entorno o medio ambiente.
En la perspectiva de desentrañar el comportamiento del cuerpo dentro de la dinámica
del movimiento, Peñalba (2008) destaca la importancia de visualizar las interconexiones
entre diversas zonas y estructuras corporales. El sistema nervioso central es protagonista en
las diferentes fases involucradas en el movimiento: su planificación, su realización, y su
almacenamiento.
98
Carpinteyro-Lara (2014) está de acuerdo en que el sentido cinestésico provee
información acerca de la posición del cuerpo, su tamaño, si se está moviendo, hacia donde,
y la manera en que se mueve; el esfuerzo muscular, la tensión, la relajación, el balance, la
orientación espacial, las distancias, las proporciones.
Este sistema, también llamado propioceptivo, se encarga de percibir y monitorear las
interconexiones entre dichos procesos y, en el caso de un músico, por ejemplo, regular su
propio accionar en relación con su instrumento (Peñalba, 2008).
La neurofisiología define la propiocepción como el cúmulo disponible de información
sensorial acerca de postura, balance y movimiento corporales generada por neuroreceptores
(propioceptores) situados en los músculos, en las capas profundas de la piel y en las
articulaciones (Peñalba, 2008).
Peñalba (2008) agradece al sistema propioceptivo por permitir ajustar y modificar los
movimientos en tiempo real incluso de manera inconsciente.
Adicionalmente, aclara que una mayor atención puesta sobre los detalles de cualquier
movimiento o función permitirá el pulimento de los mismos y una potenciación de la
noción general de sí mismo.
Un ligero cambio en la postura desencadena miles de movimientos compensatorios
que cambian completamente la configuración del cuerpo. En su estudio, Peñalba incluye
definiciones de los fenómenos y funciones más característicos de la actividad propioceptiva
humana. Ejemplos de éstos son la regulación del recorrido de los movimientos, la
estabilización de los temblores colaterales al movimiento, el cálculo de la relación
balanceada de trabajo entre músculos antagonistas que alternan y la coordinación de
acciones complejas en general. Todas éstas son tareas importantes para la interpretación de
un instrumento musical.
99
IDEARA (2014) especificó el tipo de medidas preventivas tomadas por la población
de músicos de orquesta de la Comunidad de Madrid. Las principales identificadas fueron:
1. Realizar estiramientos antes y después de tocar (3,4%).
2. Revisar y adaptar la técnica del instrumentista (3,4%).
3. Investigar acerca de las lesiones o enfermedades profesionales (2,3%).
4. Revisar y adaptar el puesto de trabajo (1,1%).
5. Controlar periódicamente las condiciones de trabajo (1,1%).
6. Revisar y adaptar la organización de ensayos o practicas (1,1%), realizar
descansos y pausas (1,1%), explorar técnicas de mejora postural y de
concientización soma-estética como el Método de Feldenkrais o la Técnica de
Alexander.
3.2.2. Mapeo Corporal
Bardet (2015), asevera que la atención ejercida sobre el estado de la postura no
puede ser la postura misma sino la atención puesta sobre una relación, y debe desplegarse a
través de tal relación. La atención que se busca es dinámica y se construye mediante
pequeños cambios. Tal es el proceso de mapeo corporal o escaneo.
Woodard (2009) comparte el parecer de que tenemos en nuestra mente mapas de
nuestros cuerpos y su funcionamiento. Estos incluyen atributos de tamaño, estructura y
función, y nos ayudan a interpretar nuestras sensaciones cinestésicas y viscerales, y en
alguna medida a guiar nuestros movimientos. Tales mapas son una elaboración de nuestra
conciencia.
La creación de estos mapas es una función de alguna manera innata, aunque no sus
contenidos (Woodard, 2009). Nuestros cuerpos cambian en tamaño y forma constante y
radicalmente durante nuestras vidas y en consecuencia también deben cambiar los mapas
100
que concebimos de ellos. Son creados a partir de nuestras experiencias de movimiento. Son
nuestras memorias de nuestras interpretaciones de nuestras experiencias, y por tanto
pretender elaborarlos con total precisión no es realista como proyecto.
Woodard se encargó de recoger y proyectar los desarrollos de Barbara Conable
(2002, 2004), en los que se planteó la necesidad de incentivar el movimiento entre la
comunidad de músicos, ocupándose por un lado de las áreas en las que la persona centra su
atención, también del sentido cinestésico de cada uno, de sus puntos de equilibrio, de los
movimientos usados para respirar, y de la situación de sus extremidades corporales. La
autora se acoge a la caracterización del mapeo corporal como la corrección consciente y
refinación del propio mapa del cuerpo para producir un movimiento eficiente, elegante y
coordinado.
Aunque el mapeo corporal se sirve del uso de gráficos e imágenes o ¨mapas¨ para
conseguir su objetivo, debe ser entendido como el conocimiento que cada quien debería
tener de las partes de su propio cuerpo y la atención que cada quien debe prestar a la
manera en que éstas trabajan juntas (Kwon, 2012).
Kwon (2012) da por hecho que un estudiante con un conocimiento incorrecto acerca
del mapeo corporal experimentará más dificultades para usar sus articulaciones y sus
músculos libremente.
Este autor está de acuerdo con la idea de que los errores más comunes en el mapeo
corporal se originan en una ubicación imprecisa de las articulaciones. Y propone, por
ejmplo, que ya que tocar instrumentos como el violonchelo o el contrabajo requieren de
constantes y repetitivos movimientos de los brazos, un riguroso mapeo de las
articulaciones del brazo debe ser considerado seriamente.
101
Woodard (2009), a su vez, defiende que la comprensión del movimiento físico es
una parte integral del aprendizaje requerido para hacer música.
En su artículo de 2009, la autora proporciona ejemplos de movimiento en músicos,
junto a análisis de las estructuras anatómicas en estos implicadas, y destaca el papel de la
percepción corporal en la observación y el aprendizaje del movimiento. En esa misma
línea, se planteó proporcionar una base somática para la educación musical con la intensión
de mejorar la comprensión de la música como una experiencia corporal.
Woodard (2009) plantea que a menudo la percepción de los estudiantes de música
acerca de sus interpretaciones se restringe a aspectos como colores de tono, escalas o
armonías, o aspectos negativos de la actuación como las notas consideradas incorrectas o
fallos de la memoria, dejando en un segundo plano, o casi siempre de lado, aspectos
referentes a la conciencia del movimiento o de las sensaciones corporales.
Dicho trabajo plantea la necesidad de dar importancia a los análisis de movimiento
que se emprenden basándose en la experiencia subjetiva de quien lo efectúa.
El papel del observador es importante ya que la percepción del actor o
instrumentista (ejecutante) es siempre restringida, no confiable, errónea, precisamente
porque tanto el movimiento como el balance no han sido entrenados, o han sido
influenciados negativamente. Esto se correlaciona con el papel que asume el guía o
profesor de corregir la afinación del estudiante concentrando su atención en las notas
desafinadas, alertándole de si se encuentran por encima o por debajo de la altura requerida.
Una aproximación multifacética y experimental al mapeo corporal es importante al
producir el impacto inicial sobre los estudiantes y convencerlos de que la nueva
información anatómica es crucial para fortalecer su interpretación.
102
El rastreo y la captura de las respuestas de los alumnos muestra que los recorderis
constantes acerca de las estructuras en juego y experiencias adicionales que permitan
reconocer los remapeos de esas estructuras y movimientos son necesarios para crear un
nuevo mapa corporal.
Un hábito postural suele ser tildado de natural o postural y aun así diferenciarse del
objetivo del mapeo corporal que es el retorno a las estructuras innatas.
Muchos estudiantes no sienten que deban o puedan cambiar sus hábitos. Otros
llegan a identificar sus nuevos mapas pero carecen de la conciencia corporal para ponerlos
en funcionamiento efectivo.
Las respuestas a la enseñanza variarán de acuerdo a la respectiva retroalimentación
que cada estudiante ofrezca a partir de la experiencia de mapeo. Las estrategias usadas
pueden incluir demostraciones de aumento de rangos de movimiento y programación de
ejercicios de ejercidos de concientización del cuerpo para ser inducidos no solo en
momentos de trabajo con el instrumento.
Woodard (2009) dice demostrar en su investigación que el entrenamiento del
movimiento a través del mapeo corporal fortalece las capacidades interpretativas de
músicos en general, dando fluidez y expresividad.
3.3. Disciplinas complementarias a la actividad musical
3.3.1. Deportes
Linari (2013) subraya que tocar cualquier instrumento a un alto nivel, supone un
gasto energético importante, para lo que se hace necesario poseer una buena condición
física.
Minetti (2008) está de acuerdo en que la habilidad técnica es un prerrequisito
fundamental para las interpretaciones artísticas de alto nivel, y agrega que en muchas
103
ocasiones la capacidad de resistencia se necesita para mantener un mínimo nivel de
atención y rendimiento durante conciertos de larga duración.
Moscoso et al. (2009) reporta que en España las personas que practican deporte gozan
de una mejor salud y un mayor bienestar. El autor agrega que además de la edad, la
situación laboral y de convivencia, el deporte es una de las cuatro variables que más influye
sobre la percepción de la calidad de vida de la población española joven, adulta y mayor
(Moscoso et al., 2009).
Linari (2013) destaca la importancia de investigaciones que señalen qué actividad
física es la más propicia para cada instrumento musical. Éstas dan pie para establecer un
protocolo de entrenamiento que sea a la vez preventivo y conduzca al fortalecimiento de
cada músico.
En este sentido, Rosset i Llobet & Odam (2010) proponen al músico escoger su
actividad física complementaria según los grupos musculares utilizados con más intensidad
en esta. Así, según ellos, teniendo en cuenta que un contrabajista tiene cierto riesgo de
comprometer por sobreuso sus muñecas y/o sus codos, debería evitar practicar
intensamente el tenis o el ciclismo (ver Figura 68).
104
Figura 68. ¿Qué tipo de actividad física es más aconsejable para un músico? Recuperado de
Rosset i Llobet & Odam (2010, p.97)
Los resultados del estudio de Pettit (2012) muestran que aquellos contrabajistas que
emprendieron actividades aeróbicas como correr, pedalear y nadar redujeron la frecuencia
de sus experiencias de dolor o malestar.
Sin embargo, el mismo autor advierte que, incluso en casos en que el músico
sostiene una disciplina diaria de actividad física complementaria, en ausencia de un
conocimiento específico y ejercicios diseñados directa y específicamente para reforzar
elementos cruciales de la musculatura, como los músculos de los hombros, de la espalda
baja y de las piernas, dichos asuntos persistirán.
3.3.2. Técnica Alexander
Klein, Bayard, & Wolf (2014) presentan la Técnica Alexander como un método
sicofísico que ayuda a liberar tensión muscular innecesaria y a reeducar patrones de
comportamiento habituales no benéficos.
Esta técnica pretende forjar facilidad y libertad en los movimientos de sus
practicantes. Permitir, por ejemplo, que los músicos superen posturas habituales que los
105
predisponen a lesiones o pérdida de habilidades. Klein et al. (2014) revisan y evalúan
evidencia acerca de su efectividad sobre el desempeño de algunos músicos, sobre su
ansiedad, su función respiratoria y su postura. En su estudio incluyen testimonios de
músicos atribuyendo a su práctica de Técnica Alexander la mejoría en el uso de su cuerpo,
en el modo de respirar, y por tanto en la calidad de su desempeño musical.
Para Kwon (2012) es un hecho que la Técnica Alexander ayuda a sus practicantes a
mejorar su postura y a usar sus músculos y sus articulaciones eficientemente.
Kwon (2012) explica que la interrelación entre cuerpo y mente es el concepto
central que impregna los principios de la Técnica Alexander. Mente y cuerpo no son
entidades separadas sino que trabajan interdependientemente.
El desarrollo de esta técnica se basa en la búsqueda de una eficiente relación de la
mente con los músculos; un sutil, rápido y preciso funcionamiento de las secuencias
mediante las cuales los comandos mentales activan las respuestas musculares deseadas.
Uno de los conceptos principales de esta técnica, el Control Primario, se refiere
específicamente a la relación de la cabeza con el cuello y la columna. Esta relación regula
la calidad del funcionamiento de la persona como un todo. La cabeza debe moverse libre y
balanceadamente sobre el cuello, y la columna no debe, por ningún motivo, estar
contracturada. Pero lo anterior no implica, según Kwon (2012), disponer la cabeza en
ningún tipo de posición fija. Al tocar un instrumento, se puede lograr un desempeño libre y
sin esfuerzo si esta relación libre se logra mantener inalterada.
Este autor realizó un estudio práctico consistente en tres estudios de caso de
estudiantes de instrumento con problemas específicos que voluntariamente se sometieron a
una serie de cinco clases individuales bajo lineamientos de la Técnica Alexander. Al cabo
de las clases cada estudiante mostró mejorías consistentes en sus áreas problemáticas.
106
Grodner (2013) exploró los retos físicos presentados por la práctica del contrabajo a
través del punto de vista de la Técnica Alexander. Llegó a la conclusión de que no existe
una solución perfecta para lidiar con tales retos, aunque es posible encontrar adaptaciones
físicas apropiadas para ello acercándose a hacer un uso de sí mismo de una manera
saludable y efectiva técnicamente.
Por su parte, y en la misma línea, Chou (2013), en su tesis doctoral, ofrece un
manual para contrabajistas mediante la aplicación de la filosofía y los principios de la
Técnica Alexander.
3.3.3. Método Feldenkrais
Smyth (2012) observa que el método Feldenkrais ha sido usado como soporte en la
adquisición de habilidades físicas como las estudiadas por atletas y artistas escénicos. Es
enseñado y practicado en diversas situaciones donde el propio cuerpo es el instrumento de
desempeño, como en el caso de actores, bailarines, cantantes y músicos instrumentistas.
Henry et al. (2015) reconocen al método de Feldenkrais como una técnica de
educación del movimiento basada en el forjamiento de conciencia sensorial motora y de
una percepción cognitiva del movimiento; un sistema para guiar los movimientos mediante
la propriocepción, las sensaciones, el control y la coordinación del movimiento, la relación
mente-cuerpo-movimiento (Smyth, 2012).
Según Bardet (2015) este método pretende reemplazar la perspectiva del trabajo
corporal realizado sobre un cuerpo-objeto, por una en que se eduque la atención a través del
movimiento. Dicha atención caracterizada en tres estadios o facetas:
107
1. Una atención diferencial que implica no solamente estar atento a las diferencias
entre usos del cuerpo sino asumir que cada instante de sensación se diferencia de los
demás.
2. Una atención dinámica que se enfoca en el cambio y es cambiante en ella misma,
racionaliza el cambio del movimiento.
3. Una atención tendencial o sobre las tendencias del movimiento, sobre las maneras
de esbozarlo, iniciarlos, entablarlo y direccionarlo.
El método Feldenkrais pretende analizar el movimiento desde la perspectiva de la
biomecánica y la neurofisiología, integrando conocimientos de la física y de las artes
marciales como el judo, y acogiendo conceptos de la Teoría de Sistemas y de la Cibernética
(Henry et al., 2015). Bardet (2015) agrega que el método opera sobre las relaciones más
que sobre las cosas o los elementos, es decir que no trabaja sobre el cuerpo como objeto
único, definido, separado, sino sobre una relación múltiple y más ámplia entre sistema
nervioso (núcleo central), esqueleto, vísceras y músculos (que envuelven al núcleo), y
medio circundante (el espacio, la gravedad, la sociedad).
Henry et al. muestran detalladamente en su documento los procedimientos
utilizados por la técnica. Estos autores pretenden dar explicación neurofisiológica a la
técnica y revisan sus conceptos mecánicos, sus indicaciones, sus contraindicaciones e
implicaciones clínicas.
Para empezar explican que, fundamentalmente, el cerebro humano se desarrolla
mediante una integración compleja de neuronas sensoriales y motrices llamada sistema
108
motor sensorial (SMS). Y la función principal del SMS es almacenar y procesar
información sensorial para dirigir comportamientos motores. Cualquier aprendizaje de
nuevos movimientos se añadiría de forma incremental a este SMS. El énfasis en la
conciencia sobre el propio sentido cinestésico propicia la flexibilidad mental, que a su vez
propicia la flexibilidad corporal (Bardet, 2015).
Por otro lado, se ha demostrado que el aprendizaje de nuevas habilidades motoras
va acompañado de una reorganización funcional del sistema motor, incluyendo la corteza
motora primaria.
Resonancia magnética funcional del cerebro sugirió que dicha plasticidad neuronal
se produjo en la corteza motora primaria después de tres semanas de entrenamiento con
movimientos dentro de los lineamientos de Feldenkrais.
Bardet, M. (2015) explica por ejemplo que, según Feldenkrais, la correlación entre
la magnitud de un peso depositado sobre la mano, la fuerza ejercida por los músculos que
portan ese peso, y la intensidad de la sensación que se tiene sobre ese peso no es directa.
Si existe correlación, es entre la diferencia del peso adicionado en relación con
aquel que se venía portando, y la sensación de cambio de intensidad. La sensación es
entonces fundamentalmente una transición de lo no percibido a lo percibido, un cambio
variante según la tensión previa del músculo y la potencia de aumento del estímulo.
Lo que se puede establecer es la más pequeña diferencia de peso que provoca una
sensación, o la diferencia mínima percibida, y no una medida de la sensación misma, que
no tendría una medida propia, absoluta y universal.
109
Si la sicofísica rinde cuenta acerca de tendencias más que de cosas o de trayectoria
efectuadas, entonces la conciencia es en sí misma tránsito, transición y tendencia.
Feldenkrais invita a los aprendices a imaginar el movimiento sin hacerlo para luego
centrar su atención en la manera en que organizan su cuerpo justo antes de efectuarlo.
De la anterior manera, un mapa cognitivo de los movimientos se crea y categoriza
basado en las impresiones proprioceptivas motoras de las que se generan patrones de
movimiento.
Por otra parte, uno de los objetivos que persigue Feldenkrais es reducir el esfuerzo
inutil con el fin de desarrollar una mayor sensibilidad y permitir una mayor eficacia dentro
del movimiento (Bardet, 2015).
Al efectuar un movimiento cada vez más fino, sutil, para desarrollar una atención
sobre el cambio, cada vez más sensible a las pequeñas diferencias, se busca afinar la
sensación de las pequeñas diferencias, más que entrenar una musculatura específica
(Bardet, 2015). También evita la retroalimentación extrínseca por parte del guía como una
estrategia intencional para estimular el aprendizaje exploratorio.
La estrategia para organizar los patrones de movimiento incluye repetir y visualizar
tales patrones, procurando ponerlos bajo control consciente. Para esto acude a alterar sus
velocidades y su secuencias y se enfoca más en el proceso que en una meta específica,
estimulando el sentido proprioceptivo, evitando movimientos excesivos, fatigas y
distracciones.
La conceptualización mecánica que acompaña este proceso consiste en identificar y
producir una imagen cognitiva neuronal de las partes del cuerpo que se mueven durante el
110
movimiento estudiado, y de las que no; sintiendo y percibiendo su patrón de coordinación y
su trabajo, y reflexionando sobre el patrón habitual a mejorar, procurando aclarar su
diferencia con el uso consciente propuesto (Bardet, 2015).
Sincronizar la respiración durante los patrones de movimiento es considerado muy
importante. Encamina a sentir integración entre el sistema músculo-esquelético y la
respiración (Henry et al. 2015).
Estos autores concluyen que Feldenkrais tiene potenciales efectos positivos en la
rehabilitación de las afecciones músculo-esqueléticas. El método ha beneficiado a
poblaciones específicas de deportistas profesionales, atletas, músicos, bailarines, artistas
marciales, etc.
En la práctica, el método estimula a la imitación del movimiento entrenado sin
presencia de las herramientas habituales para facilitar la identificación de patrones de
movimiento innecesarios. En efecto, el método procura una máxima eficiencia con un
esfuerzo mínimo.
Sin embargo, como implica la enseñanza de la conciencia del movimiento, puede
tomar tiempo para que nuestros patrones motores cambien y se adapten a los nuevos
patrones de movimiento. Por lo tanto, podría no ser la mejor opción de estrategia de
entrenamiento de movimiento para alguien que espera una recuperación más rápida.
Finalmente, Smyth (2012) asegura que algunos estudios investigativos han
mostrado que, además de producir resultados funcionales en el campo de la coordinación
del movimiento corporal, de la destreza manual, en el balance y en el modo de caminar, las
intervenciones del Método Feldenkrais también producen mejoras significativas en casos de
111
dolor sicológico, desórdenes afectivos, deficiencias en la auto-confianza y la auto-imagen,
y otros aspectos de la calidad de vida.
3.3.4. Yoga
Leska (2010), observa que es creciente el caudal de evidencia acerca de los exitosos
casos en que el yoga ha sido utilizado como herramienta de prevención y de tratamiento de
las lesiones en músicos. Ésta proviene de fisiólogos, fisioterapeutas y otros expertos del
campo médico, al igual que del testimonio de músicos.
Khalsa et al. (2009) coinciden diciendo que los músicos profesionales experimentan
debilitantes trastornos musculo-esqueléticos relacionados con su acto interpretativo musical
(en inglés PRMD: Playing Related Musculosqueletal Disorders), y rinden cuenta en su
estudio del crecimiento constante, durante las últimas tres décadas, del número de
investigaciones que documentan los beneficios terapéuticos del yoga para el tratamiento de
patologías musculo-esqueléticas.
El estudio de Leska (2010) informa acerca de lesiones específicas encontradas en
instrumentistas de cuerda frotada que han podido ser superadas a través de un tratamiento
basado en la práctica de Yoga, y también incluye sugerencias de ejercicios con un beneficio
específico. De hecho, el estudio demuestra que el Yoga aumenta las probabilidades de que
el músico evite y/o recupere una lesión, desarrollando un acondicionamiento óptimo del
cuerpo y aumentando su potencial como intérpretes y/o instructores. Concluye por tanto
que el Yoga puede ser considerado como una herramienta tanto de prevención como de
potenciación de las habilidades interpretativas.
3.3.5. Pilates
Según Salvatore (2013), muchos de las molestias corporales de los músicos pueden
ser redireccionadas, corregidas, e incluso prevenidas mediante la práctica del Pilates. Esta
112
disciplina pretende un acercamiento integral a la corrección y prevención de dichas
condiciones estabilizando la postura, a la vez que aumenta el nivel de estado físico.
Salvatore considera que Pilates es una disciplina con un enfoque holístico que
representa una certera vía de recuperación: presta atención a los hábitos de uso del cuerpo,
como dentro de la práctica musical, mientras hace especial énfasis en la estabilización del
tronco y de los hombros.
Pilates puede, según este autor, ayudar a los músicos a acercar sus músculos a un
estado óptimo mediante movimientos que equilibran aquellos producidos durante la
interpretación musical y contrarrestan las posiciones antinaturales demandadas al cuerpo.
Esta disciplina se enfoca en fortalecer el centro de poder del cuerpo, los músculos
del núcleo corporal, que son la combinación entre aquellos del abdomen, aquellos que
rodean a los hombros, los de la espalda, los de la cadera, y los de los glúteos;
contrarrestando sobreestiramientos y encogimientos crónicos de los músculos.
Larson, Stiller, Maher & Kava (2010) afirman que una creciente resistencia
muscular del tronco, y en el control neuromuscular en general, potencian la administración
efectiva de los esfuerzos producidos por las extremidades superiores.
Salvatore agrega que un núcleo corporal fuerte es esencial para una postura
apropiada y para la estabilización del tronco y de los hombros, además de apoyar el control
de la respiración. Cuando los omoplatos se encuentran estabilizados, los músculos
pectorales menores pueden sumarse a la acción de la respiración. Como consecuencia, los
hombros dejan de elevarse y de rotar hacia adelante, evitando así pinzamientos de nervios e
interrupción de la circulación sanguínea.
113
Pilates ofrece, según este autor, ejercicios específicos para fortalecer los segmentos
corporales que reciben el mayor desgaste durante las interpretaciones, como los de
extremidades superiores, cuello y espalda.
Aquellos músculos que suelen mantenerse en actividad estática durante prácticas e
interpretaciones producen una acumulación de tensión o contracción que propicia
interrupciones del fluido sanguíneo y del oxígeno, actuando en contra de la óptima
recuperación y limpieza de los tejidos. Lo anterior detiene la rápida fatiga de los músculos
y un aumento del riesgo de dolor y lesión.
Debido a que los ejercicios de Pilates son desarrollados generalmente en el suelo, las
contracciones musculares estáticas que interrumpen la circulación sanguínea son evitadas.
El resultado de esto es un fluido vigoroso de sangre oxigenada que repara músculos y
elimina los desperdicios acumulados, al mismo tiempo que revitaliza y restaura. Pilates
provee el efectivo estiramiento, fortalecimiento y movilización de los músculos. Esta
disciplina no solo provee el alivio físico que el músico busca, también provee un
adiestramiento de la conciencia corporal que beneficia profundamente la técnica
interpretativa. La conciencia corporal permite a los músicos ajustar y corregir
continuamente su posicionamiento, su postura. Tiene el potencial de brindar confianza al
instrumentista, comodidad en su cuerpo.
En esta linea, Vincent (2003) ofrece a los contrabajistas un acercamiento a los
beneficios de la práctica del Pilates.
Pereira (2015) supone que las diferentes dimensiones del ser humano: el cuerpo
(sensoriomotora), la mente (cognitiva) y las emociones (afectiva), son interdependientes.
También identifica la educación somática como una corriente que enlaza esas tres con
el medio ambiente a través del movimiento. Además de desarrollar la musculatura,
114
principalmente la de la zona core (abdominal y pélvica), un aporte importante de la
metodología Pilates está en el desarrollo de la propiocepción mediante la visualización de
las múltiples partes del cuerpo en interacción.
115
Capitulo 4.
Uso de la biomecánica para el desarrollo de la interpretación con
instrumentos musicales. Casos de potencial aportación al estudio del
contrabajo.
La biomecánica se ha considerado una ciencia que involucra las leyes de la física y
la ingeniería para describir los movimientos del cuerpo y las fuerzas que se ejercen sobre
éste durante la actividad motora. Horvath (1994) definía la biomecánica ocupacional como
una disciplina encargada de estudiar la interacción física de los trabajadores con sus
herramientas, máquinas y materiales, con el fin de producir mejorías en el rendimiento y
reducir al mínimo el riesgo de trastornos músculo-esqueléticos.
Repetto (2005) definió la biomecánica como la ciencia que estudia la relación entre
las estructuras biológicas y el medio ambiente, basándose en los principios y las leyes de la
física mecánica, abarcando para ello actividades que van desde el análisis teórico hasta la
aplicación práctica.
Es así que Angulo & Álvarez (2010) están de acuerdo en pensar que los músculos
son estructuras que cumplen la labor de poner en movimiento los elementos que conforman
las palancas dentro del aparato locomotor: los huesos y las articulaciones. Los músculos
son, por tanto, los motores del movimiento.
Repetto (2005) explicaba que frente a un determinado movimiento cabe siempre
hacerse un conjunto de preguntas: ¿Cómo es posible que se haya producido?, ¿Qué lo
originó?, ¿Qué estructura lo regula?, ¿Qué factor lo inició?, ¿Qué fuerzas actúan para
generarlo?, ¿Qué fuerzas actúan para controlarlo?, ¿Qué fuerzas actúan para detenerlo?,
¿De que modo actúan dichas fuerzas?, ¿Quién las controla?, ¿Cómo medirlo?, ¿Cómo
116
evaluarlo?, ¿Podrá ser optimizado?, ¿Puede causar alguna lesión?, ¿Cómo reaccionan las
estructuras internas ante la carga aplicada?, ¿ Es la adecuada la energía utilizada?...
Entonces, frente a estas preguntas emerge lo que es, según el autor, el objetivo
principal de la biomecánica: evaluar la relación entre el movimiento ejecutado y el gasto de
energía implicado en su realización, con la finalidad de optimizarlo, y así obtener el
máximo rendimiento posible.
4.1. Adaptación de los fundamentos teóricos sobre biomecánica humana al uso
saludable del cuerpo y la interpretación del contrabajo
Para Horvath (1994) las habilidades técnicas necesarias para desempeñar la
interpretación de un instrumento musical requieren el disciplinado entrenamiento
consciente de reflejos específicos para que lleguen a producirse sin la necesidad de un
control consciente. Este autor considera que si la técnica instaurada en la mente y el cerebro
del aprendiz no llega a reflejar una noción clara de las mecánicas del cuerpo humano, la
acción corporal entra en incongruencia con un uso saludable, aumentando el riesgo de
lesiones. Según él, un análisis comparativo sistemático entre la mecánica del cuerpo y la
técnica instrumental permite responder idóneamente a las necesidades tanto del cuerpo
como del instrumento.
Teniendo en cuenta lo anterior, investigó las formas en que el cuerpo humano está
diseñado para realizar un trabajo e identificó los elementos de movimiento corporal
necesarios dentro de un entorno de trabajo musical, enfocándose en visualizar los
parámetros específicos aplicables a la técnica de interpretación del contrabajo.
Al considerar la postura el aspecto más fundamental de la técnica, desarrolló y
definió, basándose en el estudio de la biomecánica, los elementos necesarios para modelar
117
una postura corporal adecuada para la ejecución del contrabajo.
Para dicho estudio contó con la participación de 24 personas. De éstas 24, el 29%
evidenciaron una colocación de su cuerpo por fuera del marco estándar, considerado
saludable, de alineación entre hombros, columna y caderas (Elemento 1 de evaluación
postural). Un 79% presentó una orientación vertical del torso (Elemento 2 de evaluación
postural) por fuera del estándar recomendado. De este último grupo, un 89% mostró algún
grado de rotación de su hombro derecho hacia adelante. El 33% de los individuos (todos
hombres) no habilitaban sus articulaciones de la cadera o coxales (Elemento 3 de
evaluación postural) para inclinarse sobre el contrabajo. La mitad de ellos posicionaba su
instrumento hacia el interior del abdomen, bloqueando la acción de dichas articulaciones.
La otra mitad tocaba con los hombros redondeados (rotados hacia adelante) y no
presentaban movilidad en la parte baja de su torso durante la ejecución. El análisis de la
posición de la cabeza con respecto a los hombros (Elemento 4) reveló que el 75% de los
sujetos exhibía una posición descentrada de la cabeza. El 94% de ellos desplazaba la cabeza
hacia adelante.
Los elementos 5 y 6 se refirieron a la orientación de las muñecas izquierda y
derecha respectivamente. En ambos elementos de evaluación el 88% de los sujetos no
cumplió los criterios establecidos.
El 43% de los sujetos mostró una desviación ulnar en el brazo izquierdo a lo largo
del ejercicio, mientras que el 24% mostró tal tipo de desviación solo mientras tocaba en
posición de capotasto (posición en que el pulgar actúa como cejilla de transportación). En
este mismo grupo, el 33% de los sujetos mostraron flexión palmar a lo largo del ejercicio,
mientras que el 19% mostró este comportamiento solo en posición de capotasto. Del mismo
grupo, el 24% presentaban las dos situaciones a la vez.
118
En el brazo derecho, el problema postural más común fue la desviación ulnar
(71% de los sujetos). El 38% de ellos mostró flexión palmar, mientras el 14% mostró
desviación radial. El 33% mostró las dos sintomatologías simultáneamente.
El análisis muestra evidencia de que los problemas más graves implican a las
muñecas.
Una mayoría de los sujetos de la muestra mostró una desviación ulnar-cubital de la
muñeca izquierda, lo que indica que la mano se está organizando en mayor medida
alrededor del primer dedo que alrededor del cuarto.
Sin embargo, en busca de una técnica más eficiente, la mano debe organizarse en el
diapasón en pro de las necesidades del cuarto dedo (el más corto), doblando los dedos más
largos si es necesario.
Según Artist & MusikerHälsan (2006-2016), el codo debe ser levantado un poco
hacia afuera para mejorar la distribución del peso sobre los dedos. La distribución del peso
será clave para evitar la tensión en la musculatura cuando el dedo meñique actúe. Más aún,
si el contrabajista está dotado de un dedo más corto que el promedio.
La Figura 69, en su imagen izquierda, expresa que una leve rotación del antebrazo
hacia afuera permite transferir el peso al dedo meñique y de esta manera reducir la tensión
en la mano. La imagen de la derecha ilustra la tensión incrementada sobre el dedo meñique,
cuya falange más distal es forzada a torcerse hacia afuera.
119
Figura 69. Alineamiento del dedo meñique con el antebrazo. Recuperado de http://www.artist-
musikerhalsan.se/en/musician-ergonomics/33-double-bass-ergonomics
Al organizar la mano alrededor del dedo índice, de forma no balanceada, una
torsión (pronación) agregada de la muñeca coloca la palma de la mano en la dirección
equivocada con respecto a los cambios necesarios en las posiciones superiores, estresando
el cuarto dedo, al hacerlo estirar de manera incómoda.
Por otro lado, en el estudio de Horvath (1994), un gran número de individuos
aparecían usando en su muñeca izquierda una flexión palmar permanente.
Al trasladar un peso mayor al necesario hacia la mano izquierda puede presentarse
un incremento en el flexionamiento de la muñeca, reduciendo el espacio disponible para el
paso de tendones y nervios a través del túnel carpiano y aumentando el riesgo de lesión
(Artist & MusikerHälsan, 2006-2016).
Esta es una indicación de que la palanca del brazo izquierdo influye en la
interacción de dicha mano sobre el diapasón. Según Horvath (1994), si la parte superior del
brazo izquierdo se mantuviera a la misma altura de los hombros este problema podría ser
eliminado.
Con respecto al brazo derecho, según Horvath la pedagogía general vigente en 1994
para el contrabajo abogaba por una muñeca derecha ligeramente torsionada hacia afuera
(pronada) para el arco francés. Sin embargo, con el tiempo, esta tendencia tiende a producir
una desviación ulnar. El problema biomecánico esencial en este caso es que el peso del
120
brazo se centra en el dedo 1 derecho (índice). Para dar apoyo al índice, se tiende a rigidizar
la mano y ésto puede devenir en una rigidez crónica de la mano en forma de gancho, dando
origen a calambres e incluso inmovilización del dedo.
Adicionalmente, se observó que un gran número de sujetos mantienen sus cabezas
en una colocación por delante de los hombros. Esto, por un lado genera una adición de
tensión (compresión) sobre las vértebras cervicales bajas. También, obstaculiza el
mecanismo de respiración. Así, cuando un intérprete ejecuta un pasaje que requiere una
gran actividad física, puede producirse un déficit de oxígeno para los músculos.
Según Horvath, todos los elementos posturales, componentes de lo que es llamado
¨sonido biomecánico¨, se refieren al aspecto físico de desempeño musical.
De esta manera, se puede argumentar que muchas de las anomalías posturales
identificadas son el resultado del deseo innato del instrumentista por conseguir proximidad
con el instrumento. La motivación intuitiva es loable, pero el resultado biomecánico no
tiene justificación.
Otro ejemplo es la rotación hacia adelante del hombro derecho. Esta ofrece al
contrabajista un contacto más estrecho con el instrumento. Es una creencia generalizada el
que esta posición proporcione más potencia y control, pero de hecho es todo lo contrario.
Como resultado, el contrabajista compensa mediante la adición de más peso (aplicación de
fuerza) y, por tanto, más tensión.
En términos biomecánicos, una postura óptima mantiene elongación de los
músculos para dar la máxima resistencia y eficiencia (Horvath, 1994). El problema
inherente es que tal tipo de postura suele no ser considerada por el instrumentista como
cómoda, suele no hacerlo sentir bien.
121
Una técnica óptima, dice Horvath, a menudo sugiere elementos que contrastan con
el uso cotidiano del cuerpo, dificultando la adición de algunos movimientos al sentido
propioceptivo del instrumentista, ya que éstos carecen de referencias dentro de la
experiencia personal.
4.2. Descripción del movimiento
Repetto (2005) ofrece esquemas ilustrativos acerca de las secuencias de los
movimientos y de los fenómenos físicos corporales (ver figuras 70, 71, 72, y 73).
Figura 70. Esquema de clasificación de los movimientos óseos. Recuperado de Repetto (2005, p.28)
122
Figura 71. Esquema de elementos en la aplicación de fuerza. Recuperado de Repetto (2005, p.51)
Figura 72. Esquema de caracterización del rozamiento. Recuperado de Repetto (2005, p.72)
123
Figura 73. Esquema de caracterización del gesto óptimo. Recuperado de Repetto (2005, p.110)
4.2.1. Descripción neuromuscular
Para Shafir-Liberzon (2003), la capacidad de darle un tiempo justo de desplazamiento
a las articulaciones, con precisión, es crucial para el control eficaz de movimientos
coordinados. Esta sincronización es especialmente importante para la ejecución de
movimientos rítmicos como al bailar o al tocar un instrumento musical.
La medición de la variabilidad en los tiempos usados para producir los movimientos
permite investigar y determinar los efectos de aspectos como la velocidad de
desplazamiento o la cantidad de peso movido.
La autora está de acuerdo en decir que, dentro de los tiempos involucrados en un
movimiento, el intervalo de tiempo entre el inicio de dos movimientos de digitación
sucesivos tiene dos componentes independientes. El primero es la medición de tal lapso en
relación con un cronómetro, el segundo representa la dilación entre el momento en que el
cerebro emite la orden de movimiento y el comienzo del movimiento.
124
Shafir-Liberzon plantea que el estudio fue diseñado para explorar los tiempos de
acción tanto de una articulación como de varias articulaciones simultáneamente,
considerando el timing como la organización o previsión del tiempo correspondiente a
diversas fases de ejecución de una tarea o acción; es decir, la capacidad de administrar el
tiempo.
El hallazgo más importante relacionado con los movimientos rítmicos en una sola
articulación es la variabilidad de la sincronización de los movimientos afectada por la
velocidad del movimiento (Shafir-Liberzon, 2003). Se demostró su efecto en la calidad de
la retroalimentación propioceptiva usada para los ajustes en plena acción.
Su estudio concluyó lo siguiente:
1. Que las características cinemáticas requeridas por la tarea determinan el patrón de
reclutamiento de unidades motoras, y que este reclutamiento específico determina la
variabilidad del impulso, y por ende, la variabilidad cinemática articular. Es decir que
el impulso final es resultado del modo reclutamiento de los diferentes movimientos
aportantes y no solamente de la magnitud del impulso inicial.
2. Una co-varianza entre los torques inerciales del codo y del hombro puede reducir la
variabilidad cinemática en la mano. La variabilidad de los tiempos de acción en la
mano es más baja que la de las articulaciones de clavícula, hombro y codo, por tanto,
no se ve muy afectada con la velocidad del movimiento.
3. El efecto de la intervención de señales de partida del movimiento en la variabilidad
del tiempo de ejecución de la acción depende de la calidad de la representación
interna de la duración de movimiento requerida. Dicha calidad depende de factores
como la administración de la atención invertida en la acción, la modalidad con que la
125
concepción de la duración de tal movimiento sea inculcada en el sujeto, y la magnitud
del movimiento.
4.3. Algunas estructuras y funciones implicadas en la actividad musical
Los movimientos prensiles de la mano son aquellos en los que un objeto, como en el
caso del arco en los instrumentos de cuerda, es tomado y sujetado parcial o completamente
con el propósito de manipular, transportar, o sentir tal objeto (Gregory, 2002).
Gregory específica que el verbo asir (prensar con la mano) se refiere a la aplicación
de fuerzas de la mano, de manera funcional y eficaz, sobre un objeto y para cierta tarea
específica. Y profundizando en el tema, explica que ciertas limitaciones condicionan la
realización de una acción de esa índole.
En primer lugar, se enuncia las limitaciones físicas que incluyen las propiedades del
brazo y la mano, las fuerzas gravitacionales y de fricción, y las propiedades del objeto, tales
como la flexibilidad de la superficie, su forma, su textura, su temperatura, su tamaño, etc.
Haberland (2015) explica que para asegurarse de que un objeto se manipula de
manera efectiva, para contrarrestar el peso y la inercia del objeto, un individuo debe aplicar
una fuerza de sujeción (Grip Force GF) perpendicular a la superficie del objeto, y así
superar la fuerza de carga (Load Force LF) que actúa de manera tangencial a la superficie.
Haberland (2015), agrega en el mismo sentido que los atributos físicos del objeto,
así como las exigencias de la tarea a realizar, determinan el tipo ideal de manipulación
utilizada.
Adicionalmente, Gregory (2002) especifica que las limitaciones funcionales se
pueden resumir en los siguientes puntos:
1. Aplicar fuerzas que coincidan con las previstas para la tarea.
2. Aplicar movimiento al objeto (manipular) o transportar el objeto según sea
126
necesario.
3. Recoger la información sensorial sobre el estado de la interacción con el objeto
durante la tarea, con el fin de garantizar la estabilidad de sujeción y manipulación.
Así mismo, una eficiente función prensil de la mano, según Gregory, depende de un
gran número de factores, de los cuales los más importantes son:
1. La movilidad de la primera articulación carpo-metacarpal (CMC), y, en menor
medida, de la cuarta y quinta articulaciones metacarpo-falangiales (MCF).
2. La relativa rigidez de la segunda y la tercera articulaciones carpo-metacarpales
(CMC).
3. La estabilidad de los arcos longitudinales de los cinco dedos.
4. Una actividad agonista y antagonista balanceada entre los músculos intrínsecos y
extrínsecos de la mano.
5. Una adecuada captación sensorial desde todas las áreas de la mano.
6. Las relaciones adecuadas entre longitudes, movilidades, y posiciones de cada
dedo.
El mismo autor identificó dos patrones fundamentales de función de la mano
prensil: la sujeción de potencia y la sujeción de precisión. La primera es un acto
contundente ejecutado flexionando los dedos en los puntos de las articulaciones metacarpo-
falangial (MCF), interfalangial proximal (IFP), e interfalangial distal (IFD), de tal manera
que el objeto es sostenido entre la superficie de los dedos y la palma, con el pulgar
actuando como contrapeso y agente de refuerzo. La muñeca se posiciona mediante
desviación ulnar, neutral entre la flexión y la extensión.
Sin embargo existe un elemento de precisión en la sujeción de potencia; el pulgar
provee control direccional dependiendo de su ubicación. Existe algún grado de precisión
127
cuando el pulgar se encuentra en aducción, habilitado para entrar en contacto con el objeto
y reunir información, y tiende a cero el grado de precisión (y aumenta el grado de potencia)
cuando se encuentra en abducción.
Hamberland (2015), por su parte, opina que es común el uso de un tipo de sujeción
de precisión, que implica sólo las puntas de los dedos, para sujetar objetos frágiles como un
tubo de ensayo o una pluma. Un tipo de sujeción de potencia, que incluye la mano
completa, la palma y los dedos, puede ser utilizado para usar un bate de béisbol o levantar
pesas en el gimnasio.
En la Figura 74 vemos ilustrada el tipo de sujeción requerida para maniobrar el arco
de contrabajo de tipo francés.
Figura 74. Sujeción del arco francés. No recomendada (izquierda). Recomendada (derecha).
Recuperado de http://www.artist-musikerhalsan.se/en/musician-ergonomics/33-double-
bass-ergonomics
En la sujeción del arco entre el pulgar y los demás dedos, es importante usar la
menor cantidad posible de fuerza. El pulgar no debe ponerse en una posición sobreestirada
de su articulación media, ya que los músculos de éste se sobretensionarán, sus
articulaciones se bloquearán, y el movimiento de los demás dedos se restringirá también. Se
128
debe procurar relajar el pulgar y el índice doblando las articulaciones del pulgar para
minimizar la tensión (Artist & MusikerHälsan (2006-2016).
En este sentido, el propósito del estudio de Hamberland (2015) fue investigar las
fuerzas ejercidas por los cinco dedos sobre un objeto sujetado en la mano durante tareas de
fuerza estática y/o de producción de torque.
Sus propósitos específicos fueron adquirir información acerca de:
1. Las fuerzas y los momentos producidos por los dedos individualmente durante las
tareas de fuerza estática y/o de producción de torque.
2. Desarrollar un modelo biomecánico de la acción coordinada de los dedos durante
tareas estáticas que representan un trabajo de fuerza y torque sobre un objeto
sostenido en la mano.
3. Desarrollar optimización y modelos de redes neuronales para examinar las
estrategias usadas por el sistema nervioso central (SNC) durante tareas la
producción de fuerza estática y de torque.
Por su lado, Furuya & Altenmuller (2015) identifican que la mano humana se
compone de 27 huesos y 36 músculos, y construir un modelo que calcule todas las
posibilidades de movimiento implicadas en tal conjunto implica una computación muy
elaborada. Por esto, deducen que un número mucho menor de cálculos llega a representar la
cantidad de patrones de movimiento y de activaciones musculares implicadas en la
construcción del repertorio de bloques posicionales necesarios para el desempeño
instrumental musical.
Complementando lo anterior, Martin (2012) establece que, en el campo del control
motor, uno de los temas centrales es la identificación de todos aquellos elementos que se
encuentran bajo el mandato del Sistema Nervioso Central (SNC).
129
En general, los movimientos implican la interacción de múltiples elementos, y
Martin encuentra en el conjunto de aquellas tareas que involucran a varios dedos (multi-
dedo) casos importantes para ser analizados.
Este autor evidencia, por ejemplo, que en la interacción entre los dedos la fuerza
que aparentemente proviene de un solo dedo no puede ser producida independientemente
de los demás. Está demostrada, según él, una natural supeditación entre los dedos: cuando
uno produce fuerza los demás también.
Martin investigó el fenómeno y observó lo siguiente:
1. Los cambios en la configuración y la producción de fuerza de un solo dedo no
dieron lugar a cambios anatómicos significativos en los otros dedos.
2. Una perturbación involuntaria de un solo dedo dio como resultado que los dedos
no perturbados mostraran cambios en la fuerza que producían para estabilizar el
desempeño de la tarea.
3. Tras el establecimiento de una sinergia de estabilización de la fuerza, el SNC
pudo eliminar rápidamente esa sinergia de tal manera que se observó una
supeditación de dedos típica durante el prensado voluntario con un solo dedo.
Para complementar, Gregory (2002) reconoce que se han identificado tres patrones
de sujeción de potencia: sujeción cilíndrica, sujeción esférica y sujeción de gancho.
La sujeción de precisión implica la manipulación de objetos entre el pulgar y la
punta, la yema o el costado de otro dedo. Los dedos se flexionan y el pulgar se abduce, gira
hacia afuera, sobre las articulaciones metacarpo-falangial y carpo-metacarpal. La posición
de la muñeca varía con el fin de incrementar el rango de movimiento manipulatorio. Los
objetos grandes sujetados de esta manera involucran a todos los dedos, los objetos más
pequeños solo requieren la acción del pulgar y el dedo índice. Los diferentes tipos de
130
presión de dos quijadas son: punta con punta, yema con yema, y yema con costado del
dedo. Un patrón de presión de precisión que utiliza tres quijadas es llamado trípode
dinámico.
La tesis de Gregory explica en detalle la composición de la mano en cuanto a
huesos, músculos, tendones, articulaciones, arcos de enlace entre dedos, y suministros
nerviosos y sanguíneos de la mano.
Las conclusiones sacadas de este trabajo pueden ser visualizadas como
consecuencias de dos grupos principales de restricciones:
1. Aquellas definidas por las mecánicas de la tarea estudiada.
2. Aquellas definidas por las estrategias aplicadas por el Sistema Nervioso Central
(SNC).
Lin & Chen (2014), por otra parte, desarrollaron un experimento que tuvo como
objetivo investigar los efectos de la posición del centro de gravedad sobre una herramienta
larga sujetada con la mano.
En este, fueron observadas, principalmente, las variaciones en el tiempo utilizado
para la realización de un movimiento específico que tiene como objetivo la intervención
sobre un elemento a distancia. Para esto se tuvieron en cuenta los momentos de inercia
producidos por la mano, por la herramienta, y por la masa constante resultante de la
sumatoria entre mano y herramienta. Se usaron diez participantes. Los resultados mostraron
efectos significativos.
Se produjo para este experimento un modelo predictivo aplicable al 63% de los
casos. Este sirvió para estimar el tiempo empleado para un movimiento específico,
teniéndose en cuenta las dimensiones particulares del objetivo. Sirvió también para estimar
la amplitud de movimiento con que cuenta la herramienta, y la posición del centro de
131
gravedad de una herramienta larga sujetada con la mano. Sirvió por último para
estandarizar los tiempos utilizados para un movimiento específico, y así establecer
estándares de entrenamiento.
Se concluyó que cuando el centro de gravedad es ubicado en la posición media de la
longitud de la herramienta se reduce sustancialmente el tiempo requerido para el
movimiento.
Además, se compararon las incidencias de dos maneras diferentes (A y B) de sujetar
la herramienta. Siendo dos herramientas aproximadamente de la misma longitud, los
tiempos de movimiento registrados en la utilización de una de las herramientas mediante el
tipo de sujeción A, fueron similares a aquellos registrados en la utilización de la otra
herramienta mediante el tipo de sujeción B.
Para Martín (2012), un dedo puede considerarse un cuerpo de múltiples eslabones. La
mecánica de hacer presión con los dedos puede ser modelada como una cadena de tres
eslabones (falanges distal, media y proximal) con un punto en el eslabón distal donde se
aplica la fuerza.
Una cadena con estas características puede ser abierta o cerrada. Una cadena abierta
es aquella en que su extremo tiene libertad de movimiento. Una cadena cerrada es una en
que su extremo se encuentra restringido del movimiento mediante un obstáculo mecánico.
Un ejemplo de una cadena cerrada es un dedo ejerciendo presión isométrica contra
una cuerda. Martín (2012) ofrece una representación gráfica aplicable a ese caso (ver
Figura 75).
132
Figura 75. Esquema de una cadena de tres eslabones. Recuperado de Martin (2012, p.23)
En la figura anterior se incluye la representación de tres articulaciones (MCP o
MetaCarpo-Falangial, PIP o InterFalangial Proximal, DIP o InterFalangial Distal), tres
eslabones (L1, L2 y L3), tres grados de libertad o de movilidad de los eslabones (θ1, θ2 y
θ3), una fuerza externa (F), y un enganche (C) aplicado al eslabón distal.
El número total de grados de libertad en una cadena de múltiples eslabones es
llamada movilidad de la cadena. En el caso de un dedo la movilidad es igual a 3.
4.4. Captura de movimiento para análisis biomecánico
En el mundo del trabajo interesa determinar la capacidad de un trabajador para
ejecutar autónomamente las acciones y tareas que comportan su actividad laboral diaria.
Con la ayuda de las pruebas biomecánicas se busca objetivar esa capacidad funcional
(Vicente et al, 2011). Se llega de tal manera a conocer aspectos tan útiles como: la
movilidad del trabajador, su equilibrio, su tono muscular y su fuerza, y relacionar cada uno
de estos parámetros entre sí, integrando los resultados en su conjunto para aportar el
máximo de rigor al análisis.
133
La elección de una u otra herramienta biomecánica depende de lo que se desea
valorar: el movimiento, la fuerza, la amplitud, la ejecución del movimiento, la potencia
pico, el trabajo realizado, la velocidad en la ejecución del mismo, etc. (Vicente et al., 2011).
En la Figura 76, a continuación, se puede apreciar un esquema de procedimiento para
análisis biomecánico.
Figura 76. Fases del procedimiento de análisis biomecánico. Recuperado de Repetto (2005, p.18)
4.4.1. Métodos de medición y análisis
134
Una recolección de datos para emprender un análisis biomecánico comprende tres
tipos de información. En la Figura 77, se puede observar un esquema caracterizador de tal
información.
Figura 77. Tres clases de datos de tipo antropométrico. Recuperado de Repetto (2005, p.189)
La recopilación de información biomecánica a través de ordenadores incluyó, hasta el
estudio de Horvath, en 1994, técnicas de bioinstrumentación como las siguientes:
1. La medición cinemática para determinar la eficiencia de los movimientos.
2. El análisis electromiográfico para detectar los impulsos eléctricos generados en un
músculo o grupo muscular y calcular el porcentaje de energía muscular necesaria para
una tarea específica.
3. El cálculo de las fuerzas que se ejercen de manera simultánea sobre una estructura
dada mediante transductores de fuerza multidireccional.
Vicente et al. (2011) destacan la utilización de diferentes sistemas de evaluación
biomecánica, encargados de cuantificar parámetros cinemáticos (cinemetría), parámetros
dinámicos (dinamometría), parámetros morfológicos (antropometría), parámetros de
actividad neuromuscular (electromiografía).
135
4.4.1.1. Captura de movimiento
En los estudios de análisis del movimiento humano es importante asegurar ciertos
niveles de precisión y por ende de repetibilidad de las mediciones. En el estudio por
imágenes se necesita traducir la realidad corporal a términos medibles. Estos datos deben
proporcionar la máxima aproximación posible a los valores existentes en la vida real.
Existen pues estándares internacionales para hacer las marcaciones sobre la anatomía
corporal. A partir de estas marcaciones se llegan a establecer longitudes, ángulos,
diámetros, índices, proporciones, masas y volúmenes.
Vicente et al. (2011) explican la manera en que se produce la captura de
movimientos de una o múltiples articulaciones en 3D, así como sus características de
velocidad, aceleración y repetición de la ejecución.
Es necesario disponer para ello cámaras ubicadas en diferentes ángulos para
posteriormente cuantificar y combinar sus registros. Si bien existen múltiples métodos de
captura de movimiento, los más utilizados son: la fotogrametría y los sistemas
optoeléctricos. Las cámaras están conectadas por cable o mediante telemetría a través de un
software.
Existen dos tipos de sistema de captura de movimiento: activos (se emite una luz
que es captada por las cámaras) y pasivos (de recogida de información con materiales
reflectantes de la luz ambiente que es captada por cámaras infrarrojas). Se usan unos u otros
en función de los datos que se pretenda recoger y el uso que se les pretende dar
posteriormente.
Los datos obtenidos con la captura de movimiento se pueden sincronizar con otros
equipos de biomecánica para poder aportar un mayor rigor a la valoración.
El marcaje corporal especializado, según el recurso tecnológico, permite realizar
136
comparaciones cinemáticas como las que se pueden observar en las figuras 78, 79, 80, 81,
82, y 83. En estas figuras, los puntos blancos aplicados al cuerpo del contrabajista permiten
trazar vectores y formular tres comparaciones sencillas:
1. Las primeras dos imágenes (Figura 78 y Figura 79) hacen evidente una diferencia
entre los ángulos del codo cuando el arco toca la cuerda con la punta, y cuando la
toca con el talón.
Figura 78. Ángulo del codo en el brazo que realiza la arcada. Recuperado de archivo personal
Figura 79. Ángulo del codo en el brazo que realiza la arcada. Recuperado de archivo personal
2. La segunda pareja de imágenes muestran una diferencia entre ángulos de
separación entre el brazo y el torso. En la primera (Figura 80) el arco se encuentra
en contacto con la cuerda más grave del instrumento, y en la segunda (Figura 81)
con la cuerda más aguda.
Figura 80. Ángulo de separación entre brazo y torso. Recuperado de Archivo personal
137
Figura 81. Ángulo de separación entre brazo y torso. Recuperado de Archivo personal
3. Entre las dos imágenes finales (figuras 82 y 83) se puede observar diferencias en
los ángulos de inclinación del torso con respecto a las piernas, y de la cabeza con
respecto al torso; así como los ángulos de flexión de las rodillas.
Figura 82. Ángulos de inclinación de torso y cabeza. Ángulo de flexión de la rodilla. Recuperado de
Archivo personal
Figura 83. Ángulos de inclinación de torso y cabeza. Ángulo de flexión de la rodilla. Recuperado de
Archivo personal
4.4.1.2. Plataformas dinamométricas
Son «baldosas» que se colocan en el suelo y bajo las cuales se colocan receptores de
presión en los tres planos del espacio. Permiten analizar las fuerzas de acción del
organismo contra las de reacción del suelo sobre las que se encuentran los receptores. Estos
receptores de presión (barorreceptores) recogen la información cinética que se desea
valorar. La fuerza es transformada en señal electrónica mediante la utilización de
138
transductores (extensiométricos o piezoeléctricos), pudiendo ser bidimensionales (registran
fuerzas en dos dimensiones) o tridimensionales (registran fuerzas en tres dimensiones).
Las plataformas se colocan en una u otra posición según el objeto y necesidades de
la evaluación y pueden medir la longitud y la velocidad del desplazamiento, la inercia de
los distintos puntos, la cinética de la marcha y las posibles modificaciones en el contacto
del cuerpo con las diferentes superficies.
Cuando se quiere valorar conjuntamente el equilibrio, la plataforma ha de estar
sobreelevada y marcada para distinguirla del suelo y poder medir las oscilaciones de su
centro de gravedad (Vicente et al., 2011).
En esta línea, Forner-Cordero, Levin, Li, & Swinnen (2007) estudiaron las
interacciones entre la postura corporal y el control de las tareas de coordinación bimanual
multiarticular (tareas como las que realiza un contrabajista).
En su estudio investigativo involucraron a seis participantes que desempeñaron
ocho patrones de coordinación, diferentes en grado de complejidad. Dichos patrones
demandaron el uso en movimiento de codos y muñecas de ambos brazos. Se llevaron a
cabo en tres velocidades escalonadas mientras dos plataformas, equipadas con receptores de
presión, captaron las variaciones en la fuerza que el cuerpo transmitió al suelo a través de
los pies.
Los resultados arrojados indicaron que la realización de tareas de coordinación
bimanual multiarticular compleja a través de los miembros superiores incide directamente
en el balance y el control posturales al aumentar la actividad oscilatoria corporal.
139
Así, los equipos isocinéticos, isotónicos e isométricos usan dinamómetros para
registrar fuerzas de grupos musculares -velocidad, potencia, trabajo y recorrido osteo-
muscular (Vicente et al., 2011).
En definitiva, según Vicente et al., las evaluaciones dinamométricas permiten
evaluar el momento de fuerza máxima (momento de fuerza más elevado durante el
movimiento), el trabajo máximo (fuerza ejercida que permite el desplazamiento de un
objeto), la potencia ejercida por un grupo muscular, la velocidad a la que se realiza el
trabajo muscular, la capacidad de recuperación y control neurofisiológico.
Adicionalmente, Vicente et al. identifican seis tipos de pruebas de valoración
biomecánica con el potencial de aportar a mejoras técnicas en la práctica de un instrumento
musical:
1. Balance articular y muscular de: hombro, codo o muñeca.
2. Balance articular y muscular de: cadera, rodilla o tobillo.
3. Balance articular de columna: cervical, dorsal o lumbar.
4. Valoración funcional de la lumbalgia.
5. Valoración funcional de la cervicalgia.
6. Valoración funcional del equilibrio postural.
Los déficits de la movilidad activa van a definirse sobre tres criterios:
1. Balance articular en flexo-extensión.
2. Velocidad de flexo-extensión.
3. Homogeneidad o armonía del movimiento.
La fiabilidad y repetitividad se establece tanto a partir de las repeticiones de los
movimientos en una misma prueba como desde la consistencia de los datos obtenidos de
varias pruebas entre sí.
140
Por ejemplo, una valoración de los déficits de la columna puede establecerse
mediante tres pruebas básicas en el laboratorio de biomecánica:
1. Las pruebas de cinemática nos permiten definir la movilidad activa y la velocidad
de movimiento.
2. La dinamometría nos permite definir la existencia de déficits en la extensión, y la
relación flexoextensora de la musculatura con relación al morfotipo del sujeto.
3. La electromíografía de superficie (EMGs), mediante la realización de una prueba
de flexión-relajación (FR) nos revela la existencia (o ausencia) de una actividad
muscular aumentada (o no) que se asociaría al dolor lumbar.
4.4.1.3. Electromiografía de superficie
En una electromiografía de superficie (EMGS) los registros se obtienen mediante
electrodos de superficie, no invasivos (sobre la piel). Éstos posibilitan identificar el tono
muscular, la fatigabilidad y reclutamiento de las unidades musculares para diferentes
movimientos (Vicente et al., 2011). Los valores obtenidos no sirven para ser comparados
con los de otros sujetos, ya que son datos muy particulares, independientes y diferentes
para cada persona en función de sus características morfológicas (piel, tejido subcutáneo,
grasa, etc...).
Estos datos tienen especial aplicación en el establecimiento de secuelas por lesión
músculo-esquelética.
Un análisis electromiográfico permite medir, por ejemplo, el alcance, sobre los
músculos, de los efectos asociados a determinadas posturas (Horvath, 1994). También
puede servir para comparar las modalidades de activación muscular dependiendo del tipo
de técnica de arco (francés o alemán).
141
Visentin y Shan (2011) plantean que la electromiografía (EMG) es una tecnología
probada extensivamente en los campos del control motor y el aprendizaje motor. Para ellos,
el dominio de la interpretación de un instrumento musical requiere algunos de los procesos
neurológicos más sofisticados de la actividad humana, e incluye el entrelazado rápido de las
cortezas cerebrales que controlan los sistemas auditivo, visual y motor.
Sin embargo, es sorprendente para ellos que el número de estudios
electromiográficos dentro de la música sea aún pequeño. Visentin y Shan (2011) revisaron
en su artículo la literatura correspondiente al tema desde 1973 hasta 2010.
Se puede resumir su trabajo en tres ramas:
1. El potencial de los análisis de habilidad mediante EMG.
2. Las posibilidades de uso en enseñanza y aprendizaje (biofeedback o
biorretroalimentación.
3. Las aplicaciones en tratamiento y prevención de lesiones.
En relación con los instrumentos de cuerda, precisan Visentin y Shan, la tecnología
de EMG se ha utilizado para observar los patrones y los niveles de activación muscular, así
como para hacer algunas comparaciones, y establecer normas de funcionamiento músculo-
esquelético durante desempeños interpretativos de dicha población de instrumentistas.
Estos autores son continuadores de iniciativas anteriores que se dedicaban, a través de
EMG, a medir las características del movimiento muscular de los dedos para habilidades
como el vibrato, las digitaciones.
Baeyens et al. (2008), por su parte, elaboraron un estudio piloto, en instrumentistas
de cuerda frotada, para evaluar manifestaciones de fatiga y estrés mecánico localizado. En
éste, vincularon a 4 músicos sin trastornos músculo-esqueléticos identificados.
142
Lograron, mediante análisis por electromiografía dinámica y análisis cinemáticos en
3D, describir movimientos complejos de los conjuntos escapulo/torácico,
humero/escapular, y ante-brazo/humeral, siguiendo las recomendaciones de la Sociedad
Internacional de Biomecánica.
Su análisis permitió evaluar variaciones en el movimiento del brazo que domina el
arco, a partir de cierta actividad controlada con el objetivo de causar fatiga.
Entre estas variaciones encontraron:
1. Desplazamiento anterior del brazo.
2. Menor rotación medial de la escápula y mayor rotación hacia arriba de la misma.
3. Mayor rotación externa del húmero.
4. Menor flexión y menor pronación del antebrazo.
En el brazo que produce la digitación sobre el diapasón observaron un
desplazamiento hacia adelante y mayor rotación hacia arriba por parte de la escápula,
mayor elevación del húmero y mayor rotación hacia afuera del mismo.
Visentin y Shan (2011) plantean que en la música, las aplicaciones de EMG deben
comenzar realizando análisis detallados de habilidades específicas, con lo que se reúne un
cuerpo de investigación descriptiva que establezca el fundamento básico para la
investigación de una naturaleza más compleja.
Los autores precisan que los análisis de habilidades de carácter descriptivo pueden
utilizarse para establecer normas como base para evaluar y desarrollar métodos de
capacitación basados en un enfoque de biorretroalimentación, tanto para enseñanza y
aprendizaje como para remediar lesiones.
143
4.4.1.3.1. Tensomiografía
Rodríguez-Matoso, Rodríguez-Ruiz, Quiroga, Sarmiento, De Saa, y García-Manso
(2010) explican la tensiomiografía (TMG) como un método utilizado tanto para la
evaluación de rigideces del músculo, como para medir el equilibrio entre diferentes
estructuras musculares (las cadenas musculares flexoras y extensoras, o las extremidades
derecha e izquierda). Este método no es invasivo, es fiable y de fácil reproducibilidad.
La evaluación descrita por los autores se efectúa a través del análisis de las
características mecánicas y de la capacidad contráctil de los músculos superficiales.
Este análisis parte de la medición del desplazamiento sobre el radio de la correa
muscular (fibras transversales), e incluye el procesamiento de los datos de los tiempos en
que se produce tal contracción.
4.5. Biomecánica para la imaginación
Las neuronas espejo nos permiten comprender una acción que presenciamos sin
realizarla, reproduciéndola internamente como si la fuésemos a realizar (Peñalba, 2008).
Peñalba (2008) afirma que es importante que el músico instrumentista dote de
intención a sus movimientos; ya que, de una u otra forma, los movimientos necesarios para
ejecutar un instrumento son programados mentalmente antes de ponerlos en acción.
Para estos efectos, las evocaciones corporales almacenadas a lo largo de nuestra vida
musical son activadas. Adicionalmente, se identifican ciertos movimientos generales y de
sinergia entre las partes que son característicos de cada pieza, esquemas corporales de
movimientos específicos.
Además de sugerir ciertas posturas y/o movimientos, un guía o tutor de interpretación
instrumental puede también ayudarle al entusiasta de su instrumento a identificar ciertos
144
movimientos propios de una pieza. Incluyéndolos en la interpretación. Así, se dotará de
sentido a la acción instrumental.
Para Wohldmann (2006), la práctica física de algún movimiento corporal conduce al
desarrollo de una representación espacial/motora. Una representación completa formada a
través de práctica física incluirá información sensorial (la representación perceptual
abstracta), y debe incluir también información acerca de la disposición de los elementos
participantes en la acción y acerca de la asociación entre los movimientos de las secciones
corporales en juego (de los dedos, por ejemplo), y las respuestas a esos movimientos.
Este autor agrega que la información sensorial se aprende primero mediante un
mecanismo de secuencia espacial y luego mediante un mecanismo de secuencia motora.
Después de la adquisición de la información sensorial, una representación perceptual
abstracta se forma previamente a la formación de una representación espacial.
Los hallazgos del estudio de Wohldmann (2006) demuestran que la visualización
(imaginaria) puede ser usada para adquirir y retener representaciones de secuencias de
movimiento, al igual que para mejorar habilidades en la realización de secuencias. El
campo de trabajo teorético propuesto ofrece beneficios para el desempeño físico a partir del
entrenamiento de la visualización (imaginación) de la acción motora hacia el desarrollo de
una representación perceptual abstracta.
Su estudio incluyó a sujetos que, al hacer uso de la visualización motora en su
entrenamiento, fueron capaces de imaginar movimientos que no habían sido ejecutados
previamente. Con ésto, Wohldmann concluyó que no es necesaria la práctica física previa
para un entrenamiento mental exitoso.
Las representaciones motoras formadas a través de la imaginación no requieren
movimiento real. El beneficio de la visualización motora no depende de la habilidad del
145
sujeto de hacer movimientos manuales mientras imagina. Por ende, la práctica mental
puede ser utilizada efectivamente para mantener representaciones de secuencias por un
período de tiempo considerable. Además, como resultado de las habilidades de
secuencialización mejoradas, la visualización mental facilita la respuesta física.
Wohldmann (2006) concluye que el ensayo mental interfiere menos en las
representaciones aprendidas que la práctica física, ya que la práctica mental mejora la
habilidad para secuenciar información y mejora directamente la habilidad de producir
respuestas.
El autor resalta la pertinencia de la aplicación de la teoría de su estudio para los que
haceres correspondientes a los músicos.
Furuya & Altenmuller (2015) por su parte, resaltan la posibilidad de facilitar las
mejoras en la práctica de movimientos individualizados de los dedos, al proveer
información visual acerca de las características precisas del movimiento.
En esta misma línea, la información derivada de las mediciones electromiográficas,
subrayan Visentin y Shan (2011), es fundamental en la perspectiva de establecer focos de
investigación que permitan evaluaciones de métodos de entrenamiento y estudios de
biorretroalimentación de problemas relacionados con la interpretación.
4.5.1. Biorretroalimentación aplicada a la música
Según Visentin & Shan (2011), las técnicas de biorretroalimentación pueden ayudar
a los intérpretes musicales de diversas maneras:
1. Promoviendo la relajación general.
2. Ayudando a reducir la ansiedad escénica.
3. Aportando al tratamiento de desórdenes funcionales.
4. Mejorando las estrategias pedagógicas y de entrenamiento para músicos.
146
En aprendizajes motores, es ya común el uso de biorretroalimentación mediante
electromiografía (EMG) como un medio para acelerar los procesos de entrenamiento, así
como para disminuir los niveles de tensión tanto sicológica como física.
En la Figura 83 se puede observar un esquema de flujo de información dentro de
un circuito de biorretroalimentación.
Figura 83. Bucle o secuencia cíclica de biorretroalimentación. Recuperado de
http//:www.biofeedback.fr
Una explicación breve de este circuito puede consistir en lo siguiente:
1. El cuerpo efectúa la acción y sus órganos efectores transmiten impulsos eléctricos
a un procesador.
2. La información funcional es procesada y enviada a un ordenador.
3. El ordenador calcula los datos.
4. El ordenador muestra unos resultados y unas posibilidades de corrección.
5. El sujeto procesa el resultado y envía una nueva orden de movimiento.
Para Visentin & Shan (2011), el entrenamiento mediante biorretroalimentación
puede alterar las preconcepciones básicas acerca de los desarrollos de aprendizaje y
enseñanza. Con la intervención de la tecnología, la tradicional estructura de pensamiento
147
orientada a los resultados tiene la oportunidad de ser reemplazada por una estructura de
pensamiento más enfocada en los procesos, y así mejorar tanto la eficiencia como la
adquisición de habilidades, en términos del tiempo invertido en el aprendizaje y la
fiabilidad de las habilidades adquiridas.
De hecho, según Visentin, Shan, & Wasiak (2008), la eficiencia en el aprendizaje
artístico repercute más allá del mero pulimento de las habilidades: la optimización en el
control de estas tiene un significativo potencial en términos de prevención de lesiones.
Estudios en biorretroalimentación, con vinculaciones pedagógicas directas han sido
desarrollados en las áreas de producción de voz (canto), piano, vientos y cuerdas. En las
dos últimas, aunque la representación sigue siendo baja, el trabajo científico utilizando
EMG es más amplio que en otros instrumentos debido a las características de desempeño
posturalmente más complejas y/o asimétricas, como en los casos del violín y el contrabajo.
La formación en biorretroalimentación tiene un potencial aún no explorado como
medio para impulsar los procesos de formación musical y las iniciativas de creación
artística, constituyéndose en una herramienta de apoyo al procesamiento mental del músico
durante sus sesiones de entrenamiento, brindándole cierta autonomía para el desarrollo de
habilidades específicas, alertándolo para la prevención de lesiones (Shan & Visentin, 2010).
148
CONCLUSIONES Y PROYECCIONES
Ante el presente trabajo de investigación (compilación bibliográfica) se hace pertinente
especificar el origen de algunas de las referencias bibliográficas empleadas, ya que han dotado al
trabajo de un soporte científico actual y relevante, garantizando en gran medida su pertinencia y
ubicándolo en una órbita de conocimiento avanzado dentro de los tópicos estudiados: biomecánica
y propiocepción al servicio de músicos contrabajistas.
Se han consultado revistas especializadas en música (interpretación, técnica, educación)
como Bass World - the Journal of the International Society of Bassists, American String Teacher,
Strings, Music Performance Research, String Research Journal, International Musician, Revista de
Investigación en Educación, International Journal of Music Education; así como revistas
especializadas en acústica como Acta Acústica united with Acústica, The Journal of the Acoustical
Society of America, y Acoustical Society of America.
También se consultaron revistas especializadas en medicina y salud ocupacional como
Medical Problems of Performing, Artists, BMC Musculoskeletal Disorders, Injury Prevention,
Medicina y Seguridad del Trabajo, Neurología, Official Journal of the International Federation of
Clinical Neurophysiology, Revista Cubana de Enfermería, Polish Annals of Medicine, BMC
Complementary and Alternative Medicine, Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la
Actividad Física y el Deporte, Gestión Práctica de Riesgos Laborales, Revista Brasileira de Saúde
Ocupacional, Revista Salud de los Trabajadores, Department of Occupational Therapy,
Occupational Medicine, Fisioterapia, y Clinical Anatomy.
Se obtuvo también información clave de revistas especializadas en conocimiento acerca del
movimiento humano, biomecánica y ergonomía como Reduca. Serie Biomecánica clínica, Arts
BioMechanics, Biomecánica en Medicina Laboral, Theoretical Issues in Ergonomics Science, Les
149
transformations du travail, enjeux pour l`ergonomie, Revista Brasilera de Estudios de Presencia,
Psychology of sport and exercise, Human Movement Science, y Journal of Motor Behavior.
Por otro lado, debido a la variedad de temáticas que se ven involucradas en la visión
multidisciplinar que pretende desarrollar este trabajo de investigación, es importante visualizar su
posible identificación con campos del conocimiento clasificados en la siguiente tabla.(Figura 84).
CLASIFICACION DE LAS CIENCIAS DE LA MUSICA
MUSICOLOGIA
HISTÓRICA MUSICOLOGIA SISTEMÁTICA
Organologia Acústica musical
Iconografía fisiología de la voz
Práctica musical Fisiología de la ejecución instrumental
Ciencia de la notación Psicología de la audición
Ciencia de las fuentes Psicología de la música
Biografía Sociología de la música
Ciencia de la composición Pedagogía musical
Terminologia Filosofía de la música
Estilística Estética musical
Etnomusicología MUSICOLOGIA APLICADA
Construcción de instrumentos Teoría musical
Crítica musical
Tecnología musical Legislación musical
Programación y gestión musical Figura 84. Clasificación actual de la musicología o ciencias de la música. Recuperado de Lorenzo
(2005)
Es coherente concluir que el trabajo es nutrido, desde la Musicología Histórica, por
la Ciencia de la Práctica Musical que se encuentra presente de principio a fin. El primer
capítulo, desde la Musicología Sistemática, es nutrido por la Acústica Musical, y tiene una
breve relación con la Organología.
La Fisiología de la Ejecución Instrumental es protagonista en los cuatro capítulos, y
la Pedagogía Musical se ve nutrida en varios de ellos.
150
Por último, la Musicología Aplicada incluye conocimiento que se destinaría a nutrir
las proyecciones del presente trabajo a través de la Tecnología Musical, si se tiene en
cuenta que la biorretroalimentación, mencionada en el capítulo 4, se perfila como una
poderosa herramienta para el desarrollo de la práctica musical.
Mediante este trabajo se ha podido corroborar que la obtención de un sonido de alto
estándar musical por medio de un contrabajo demanda la interrelación de diversos factores,
y que el control sobre esos factores se puede ver potenciado por la claridad de las
descripciones de procesos físicos, fisiológicos, mecánicos, cinéticos y neurológicos.
Woodard (2009) hizo énfasis en la necesidad que tiene la comunidad de intérpretes
musicales de adquirir información precisa y específica acerca de los mecanismos de
movimiento de su cuerpo.
Por otra parte, el mapeado que para Peñalba (2008) es aplicable a la música, consiste en un
proceso mental que crea una interrelación de parámetros corporales percibidos, y luego los hace
corresponder con ciertos parámetros sonoros, bien sea a través de sensores, cámaras de captura o
por vía de la propiocepción, constituyéndose en una herramienta de autocontrol para el intérprete.
Complementario a esto, Ashton-Miller et al. (2001) declara que el nivel de propiocepción
puede ser medido por la precisión con que se pueda determinar la posición de las articulaciones sin
la ayuda del sentido de la visión.
Los anteriores puntos de vista se relacionan directamente con la visión de Visentin
& Shan (2011) al respecto del valioso papel que pueden desempeñar las diferentes técnicas
de retroalimentación en favor de los intérpretes musicales.
Es así que las descripciones de las mecánicas de fricción entre cerdas de arco y
cuerdas, tal y como las realizan Pitteroff & Woodhouse (1998c), y Parker (2010), sugieren
que modelar este fenómeno acústico puede ayudar a aumentar la conciencia del
151
instrumentista acerca de la región del arco con que se tiene más control sobre los
parámetros en juego y en la que se obtienen tipos de onda con un mayor potencial de
calidad musical.
Asimismo, Pettit (2012) sugirió que la posición corporal con que se toca el contrabajo define
el factor de riesgo aplicable al instrumentista en cuanto a dolencias músculo-esqueléticas se refiere.
Sin embargo, IDEARA (2014) afirma enfáticamente que la dorsalgia y los trastornos músculo-
esqueléticos en los miembros superiores son los más comunes entre contrabajistas.
Por otro lado, ya que la acción del brazo que controla el arco con que se activa la cuerda del
contrabajo es definitiva para el resultado sonoro y representa un punto clave en el desarrollo de la
técnica instrumental, se muestra pertinente ahondar en el estudio del control de la interdependencia
existente entre los movimientos originados desde los diferentes segmentos que conforman el brazo.
En este sentido, la representación y explicación de una cadena cerrada que ofrece Martín
(2012) tiene tanto potencial de servir para analizar la acción de un dedo ejerciendo presión
isométrica contra una cuerda, como para analizar la acción del brazo dando una arcada. En
cualquiera de los dos casos la sumatoria de las palancas ejercidas por los diferentes segmentos de la
cadena da como resultado una potencia X que eventualmente ayudaría a determinar características
del sonido producido. Una profundidad mayor en este tipo de análisis daría a trabajos posteriores un
gran valor para el desarrollo de la técnica instrumental del contrabajo.
De una manera similar, las minuciosas descripciones mecánicas tanto de Gregory (2002), y
de Haberland (2015), como de Lin & Chen (2014), podrían dar certeras luces acerca de una manera
eficiente de sujetar el arco.
Adicionalmente, se ha presentado evidencia de una frecuencia considerable de casos de
tendinitis en contrabajistas, y se ha ubicado tales casos sobre las tres principales articulaciones
(hombro, codo y muñeca) del brazo. De hecho, el Capítulo 2 muestra que las principales afecciones
152
músculo-esqueléticas que pueden condicionar el oficio del contrabajista están relacionadas con las
articulaciones del brazo.
Rickert et al. (2012), por ejemplo, especifican que las lesiones en el hombro del brazo que
acciona el arco de tipo francés son comunes tanto entre los estudiantes (20%) como entre los
profesionales (42%).
Es de esperar entonces que las descripciones de las mecánicas de los principales
segmentos corporales involucrados en la producción del sonido mediante un contrabajo,
contrastadas con los datos estadísticos acerca de los principales trastornos músculo-
esqueléticos experimentados por la población de músicos contrabajistas, permitan al
entusiasta estudiante de este instrumento abordar la técnica desde un punto de vista
preventivo, y así aspirar a dar seguridad a su carrera en el largo plazo.
Reforzando todo lo anterior, aparecen Furuya et al. (2015), acotando que numerosos
estudios han demostrado que las adaptaciones mecánicas corporales a través de la formación
musical deliberada y a temprana edad pueden dotar a un músico de grandes habilidades motoras,
pero que finalmente poco se ha revelado hasta el momento acerca de las causas concretas de las
diferencias en habilidades motoras entre un músico y otro. Ni la edad de iniciación del
entrenamiento musical, ni la cantidad de entrenamiento musical intensivo antes de la edad de 20
años fueron identificados como predictores de posibilidades para las habilidades motoras. Sus
hallazgos subrayan la necesidad de un entrenamiento explícito para construir virtuosismo motor.
Puntos de vista como los de Furuya et al. (2015) deberán impulsar a la ciencia a dirigir su
atención hacia el empoderamiento que el aprendiz de un instrumento debe lograr sobre su propio
cuerpo y su técnica para transmitir más directamente sus ideas y materializar las recomendaciones
de sus guías.
153
Es en ese sentido que crece la importancia de cultivar la propiocepción del instrumentista.
Tal capacidad aumentará el detalle con que se visualicen y controlen los fenómenos físicos
involucrados en la interacción entre su cuerpo y su instrumento.
El presente trabajo, en su conjunto, ofrece elementos que sirven al instrumentista de materia
prima para la imaginación, hacia un mapeo crecientemente detallado de la acción musical deseada.
De hecho, Martin (2012) plantea que a medida que la tecnología continúa avanzando, la
capacidad para medir de forma detallada lo que está ocurriendo durante una acción aumentará, y así
se contará con una mayor comprensión del sistema motor humano. Las herramientas de medición y
visualización de la biomecánica corporal ofrecerán una perspectiva clara que potenciará el
desarrollo de sistemas integrales de prevención y rehabilitación de los trastornos
musculoesqueleticos.
Se muestra coherente entonces pensar que abastecer la propiocepción del aprendiz de un
instrumento musical mediante recursos tecnológicos sea cada vez más una posibilidad real.
Es por esto que Visentin y Shan (2011) se preguntan por qué el cuerpo de investigación en
esta área sigue siendo tan pequeño cuando es evidente la necesidad demostrada, particularmente en
el área de la pedagogía. Ellos coinciden con Valensin y Cheng (2011) en considerar que la
naturaleza necesariamente interdisciplinaria de la investigación orientada a la aplicación en las artes
se ha visto inhibida por el número y la variedad de conjuntos de habilidades que necesitan ser
llevados a la mesa de investigación para tal caso. A diferencia de los deportes y la quinesiología,
donde el control motor y la fuerza determinan las aplicaciones de la tecnología, los tipos de control
motor fino típicamente involucrados en el rendimiento musical plantean sus propios desafíos a las
capacidades tecnológicas.
La investigación en música requiere una fusión de la mente científica con el espíritu
artístico, creativo, que típicamente evita definiciones y fronteras. La individualidad es una parte del
proceso creativo y los investigadores deberán diseñar cuidadosamente su trabajo para negociar en
154
un camino donde la ciencia y el arte son igualmente parte de la motivación subyacente de la
investigación.
Visentin y Shan (2011) identifican en la información derivada de los análisis biomecánicos
bases fundamentales para generar preguntas de investigación que permitan evaluaciones de los
métodos de entrenamiento específicos para músicos, así como estudios de biorretroalimentación de
elementos relacionados con el desempeño musical. Los trabajos descriptivos de alto detalle llevan a
establecer normas que disponen parámetros objetivos y reproducibles acerca del funcionamiento del
sistema músculo-esquelético durante la realización de actividades interpretativas musicales.
Por último Shan y Visentin (2010) dejan clara su perspectiva acerca de futuros beneficios
para la práctica musical ofrecidos por el entrenamiento biorretroalimentatorio. Éste, para ellos, da al
intérprete autonomía en la ejecución de sus habilidades, empoderándolo, liberando su mente para
enfocarla en la creación artística.
Para cerrar, y con base en todo lo anterior, se pueden proyectar las siguientes posibles líneas
de desarrollo:
1. Seguir ampliando un cuerpo de conocimiento que se pueda vincular a los diferentes
capítulos planteados en el trabajo.
2. Identificar descripciones detalladas de la interacción entre las morfologías del
contrabajo y del contrabajista.
3. Identificar metodologías de descripción y caracterización biológica de los
instrumentistas.
4. Identificar, con mayor detalle, las dolencias de las poblaciones de músicos.
5. Buscar herramientas de evaluación y medición, prevención y rehabilitación de
trastornos musculo-esqueléticos, soporte y potenciación de la técnica.
155
6. Hacer énfasis en la importancia de una ubicación de las herramientas tecnológicas
siempre a favor del desarrollo técnico, y por tanto, al servicio de la salud del
instrumentista y de su iniciativa artística.
7. Incentivar la adquisición de herramientas tecnológicas que acompañen los procesos
de los instrumentistas.
8. Explorar a mayor profundidad las herramientas de biorretroalimentación e
identificar medios de aplicación de tecnologías al entrenamiento musical.
9. Identificar posibilidades de inclusión de metodologías de biorretroalimentación
dentro de los programas académicos musicales.
10. Vincular con frecuencia dentro de un intercambio con colegas contrabajistas
conceptos propios del trabajo biomecánico como en los siguientes ejemplos:
a) El centro de gravedad de un cuerpo es el punto sobre el cual la aplicación de una
fuerza genera el mínimo de momento sobre el mismo (Repetto, 2005).
b) Siempre que un cuerpo es sometido a un estado de tensión (o sea siempre que se
le aplica una carga, sufre una deformación, sea ésta exteriormente apreciable o no
(Repetto, 2005).
c) Cuanto mayor sea el área de sección, menor va a ser el esfuerzo que una
determinada carga provoque sobre un cuerpo (Repetto, 2005).
156
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