Transición democrática en Túnez: situación pre-electoral

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3-6-2014 Alumna: Rocío Gómez Ammari Tutor: Rafael Bustos de Castro Universidad Complutense de Madrid Curso (2013-2014) Túnez y el nuevo régimen político: la organización constitucional y el diseño del sistema electoral Trabajo Fin de Grado de Relaciones Internacionales. R

Transcript of Transición democrática en Túnez: situación pre-electoral

3-6-2014

Alumna: Rocío Gómez Ammari

Tutor: Rafael Bustos de Castro

Universidad Complutense de Madrid

Curso (2013-2014)

Túnez y el nuevo régimen político: la organización constitucional y

el diseño del sistema electoral

Trabajo Fin de Grado de

Relaciones Internacionales.

R

1

ÍNDICE:

Introducción …………………………………………………………………….. 2

1. Tres años de transición …………………………………………………. 4

2. El avance en la transición: la nueva Constitución …………………….. 6

2.1 Elementos de cambio con la nueva Constitución ………………….. 6

2.2 El camino a seguir: nuevas instituciones …………………………. 13

3. El Proceso Electoral ……………………………………………………. 15

3.1 Actores del proceso electoral ………………………………………… 15

3.1.1 La Observación Nacional e Internacional …………………. 15

3.2 El papel de la Instancia Superior Independiente para las Elecciones

(ISIE) ………………………………………………………………….. 18

3.3 Nueva Ley Electoral ………………………………………………… 20

4. La democratización económica: un nuevo reto ………………………… 23

5. Elementos desestabilizadores de la transición …………………………. 31

5.1 El salafismo político ………………………………………………… 31

5.2 La amenaza terrorista ……………………………………………. 32

5.3 La cuestión de los refugiados ………………………………………… 36

Conclusiones ……………………………………………………………………. 40

Referencias bibliográficas ……………………………………………………… 42

2

Introducción:

El estallido de la Primavera Árabe supuso una auténtica revolución a nivel internacional,

ya que constituyó un fenómeno totalmente nuevo dentro del mundo árabe y que daría

lugar a una situación de cambio sin precedentes en la que la sociedad civil adquiría el

papel de protagonista principal. Este fenómeno, barrido aquellas teorías que afirmaban

que la tendencia democratizadora en el mundo árabe no es posible debido a la supuesta

“excepcionalidad” de éste.

El contenido del presente trabajo girará en torno al cambio político que se está

produciendo en el mundo árabe. El enfoque del mismo será principalmente de carácter

político, tomando como base una de las importantes teorías de las Relaciones

Internacionales, la Teoría de la Sociedad Global o de la Interdependencia surgida en los

años setenta, y que explica dichas relaciones en base a una sociedad que ha experimentado

un gran cambio a nivel político, económico y social.

El desarrollo de este trabajo está enfocado en el análisis de un caso concreto dentro del

escenario de revueltas árabes en el que han participado varios países. En particular,

nuestro estudio se centra en la región del Magreb, concretamente el país pionero de la

Revolución: Túnez. Analizaremos la realidad política de este país y los profundos

cambios y avances que ha atravesado en su proceso de transición y transformación desde

un régimen autoritario.

Uno de los principales cambios dados en la sociedad actual tiene que ver con la aparición

de nuevos actores igualmente importantes además del propio Estado, tales como actores

transnacionales o sub-nacionales. Éstos últimos serán importantes para nuestro estudio,

dado que el cambio político en Túnez tendrá lugar como consecuencia de la actuación,

reivindicación y movilización de una sociedad civil frustrada, y que ha terminado por

jugar un papel decisivo dentro del propio Estado tunecino. Los actores transnacionales

también jugarán un papel relevante en la realidad política del país magrebí, destacando

principalmente la labor llevada a cabo por la Unión Europea y su apoyo al proceso de

transición democrática de Túnez.

Desde este enfoque global, la guerra ya no constituye el único problema de un Estado,

sino que además a éste se han sumado otros igualmente importantes tales como el

subdesarrollo, la desigualdad, escasez de recursos, la opresión y la corrupción, o la

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violación de los derechos humanos. Aquí se inserta especialmente el caso de Túnez,

donde las condiciones de vida precarias marcadas por la desigualdad y la pobreza y el

autoritarismo represivo de la élite gobernante, llevaron a los levantamientos y protestas

civiles que acabaron con ésta.

Por último, el cambio en la sociedad internacional también se ha apreciado en el ámbito

de los valores, donde éstos han paso de ser nacionales e independientes, a adquirir un

carácter global llegando incluso a la defensa de unos valores compartidos, comunes y

universales. La lucha en Túnez por alcanzar un verdadero Estado de derecho y

democrático lo demuestra.

Mi motivación para elegir este caso concreto tiene que ver en gran medida con mi estancia

en Túnez, y la experiencia laboral adquirida durante el periodo de prácticas académicas

en la Embajada española en dicho país. El trabajo allí me permitió conocer en profundidad

el desarrollo de los diferentes acontecimientos y procesos políticos que estaban teniendo

lugar en el país, en un momento marcado por una gran crisis política originada en gran

parte como consecuencia de los asesinatos de dos líderes políticos de izquierda.

La pregunta central de este trabajo girará en torno a si el nuevo escenario político que

atraviesa Túnez, con la aprobación de la nueva Constitución y la Ley Electoral, permitirá

la celebración de unas elecciones legislativas y presidenciales justas y transparentes, que

lleven al país a la culminación de un proceso de transición que ha durado hasta ahora tres

años.

Para ello, comenzaremos con la exposición resumida de unos antecedentes que pongan

en contexto la nueva situación en Túnez, para luego pasar a examinar el primer y gran

avance que ha experimentado el país: la aprobación de la nueva Constitución.

Analizaremos los principales elementos de cambio en la misma, así como el camino a

seguir con la creación de nuevas instituciones. Más adelante, trataremos la cuestión del

proceso electoral haciendo hincapié en tres principales aspectos: el papel de la

Observación nacional e Internacional, la relevancia de la principal instancia electoral: la

Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE), y en último lugar, el diseño

de la nueva Ley Electoral de cara a las futuras elecciones.

Por último pero no menos importante, explicaremos la importancia de la modernización

económica en Túnez, y la presencia de ciertos factores presentes en el país y que suponen

un riesgo para la transición tales como la amenaza terrorista o la presencia de refugiados.

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1. Tres años de Transición:

La historia que ha recorrido Túnez desde el inicio de la revolución y todo el proceso de

transición posteriormente vivido, comienza un día cualquiera en la ciudad tunecina de

Sidi Bouzid con un vendedor ambulante como protagonista y una acción policial

arbitraria. Ese momento ha sido calificado de muchas formas, pero hay una descripción

que se ajusta muy bien a lo sucedido ese día y es la que utiliza el profesor José Abu

Tarbush cuando habla de “la chispa que hizo arder la pradera” (2014: 32).

Como sabemos, dentro del contexto de las denominadas “revueltas árabes” iniciadas en

el año 2011, Túnez presentaba una serie de características que le hacían ser un candidato

más preparado para llevar a buen puerto la transición democrática. Este hecho sumado a

la presencia de un autoritarismo represivo, la corrupción, los déficits de desarrollo

económico con grandes tasas de desempleo y pobreza, la desigualdad regional, ha llevado

al país magrebí a convertirse en el pionero en el inicio de la Primavera Árabe.

A raíz de la huida y abandono del gobierno por parte del expresidente Ben Alí el 14 de

enero de 2011, Túnez comienza así un proceso de transición política duro y complejo, en

el que el fracturado statu quo anterior ya no tendrá cabida. En este escenario, el papel del

Ejército, la sociedad civil, los activistas sociales, los sindicatos (UGTT), y hasta los

propios partidos políticos, ha sido crucial y decisivo desde el inicio.

Por su parte, la Unión General de Trabajadores Tunecinos ha sido muy importante: “las

estructuras de la UGTT fueron claves para dar coherencia, alcance nacional y dimensión

social a la revolución” (Barreñada, 2013: 127). En cuanto al Ejército en Túnez, ha jugado

un rol completamente distinto en comparación al de otros países como Egipto por

ejemplo, ya que éste se caracterizaba por su gran institucionalización y no

intervencionismo, alejándose del régimen y ofreciendo su apoyo a todos los

manifestantes.

En octubre de 2011 tienen lugar las primeras elecciones legislativas tras el derrocamiento

del expresidente tunecino, aprobándose una ley sobre partidos políticos que permitirá a

los islamistas del partido Ennahdha (partido no reconocido durante la etapa benalista)

obtener la victoria electoral. Tras ésta, el partido Ennahdha propone la creación de una

coalición con los siguientes dos partidos más votados: el CPR (Congreso para la

República) y el FDTL (Foro Democrático por el Trabajo y las Libertades o Ettakol). Esta

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coalición será conocida con el nombre de La Troika, y será la que gobernará en Túnez

desde 2011 hasta principios de 2014 (Reinaldo, 2014: 105-108).

Durante estos tres años, el desarrollo del proceso de transición tunecino no se encontrará

exento de obstáculos y crisis. Uno de los acontecimientos que agravarán la crisis política

en el país magrebí y que pondrá en entredicho la legitimidad del partido islamista

gobernante Ennadha, tendrá que ver con los asesinatos de dos políticos de izquierdas, a

manos de islamistas radicales de ideología salafistas. Esto provocará el levantamiento de

los grupos de oposición, los cuales exigirán la dimisión del gobierno. El primer asesinato

del político de izquierdas tendrá como consecuencia la dimisión del primer ministro

Hamadi Jebali. Éste fue rápidamente sustituido por Ali Larayeedh.

Importante en este proceso, fue la mediación llevada a cabo por parte del principal

sindicato tunecino (UGTT), la patronal (HAICA), la Liga Tunecina de Derechos

Humanos (LTDH) y la Orden de Abogados, en octubre de 2013, con la iniciativa de llevar

a cabo un “dialogo nacional” entre las distintas partes y entablar las negociaciones para

establecer medidas que ayudaran a salir de la crisis política (Martínez Fuentes, 2013). Tal

iniciativa contaba con una “hoja de ruta” en la que figuraba la formación de un ejecutivo

de competencias nacionales independiente, compuesto por tecnócratas cuyo papel

principal sería el de llevar al país a las próximas elecciones, además de la dimisión del

gobierno.

Más tarde, en diciembre de 2013 tendría lugar el nombramiento de Mehdi Jomaa como

nuevo primer ministro de Túnez, al cual se le atribuía el papel de organizar las elecciones

que tendrán lugar en 2014. Finalmente, Ali Larayeedh siguiendo con la hoja de ruta

pactada con la oposición, terminó por dejar el cargo el pasado mes de enero y dejar paso

así a la actuación del nuevo ejecutivo de Mehdi Jomma.

Por lo tanto, el proceso vivido en el país magrebí desde enero de 2011 ha sido bastante

difícil, atravesando una serie de altibajos (enfrentamientos entre el gobierno y la

oposición, atentados terroristas a manos de salafistas, dimisiones y cambios de gobierno,

etc.), lo que ha dificultado en gran medida un desarrollo normal del proceso de transición.

Sin embargo, el pasado 26 de enero tuvo lugar un acontecimiento de gran importancia

para el país tunecino: la aprobación de la nueva Constitución tunecina. Ésta fue aprobada

por una gran mayoría de la Asamblea Nacional Constituyente poniendo fin así a tres años

de arduas negociaciones y retrasos. En la aprobación de la nueva Carta Magna del país,

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ha resultado fundamental el papel que han ejercido actores como la sociedad civil, los

sindicatos y la patronal, como importantes mediadores en las negociaciones llevadas a

cabo entre el gobierno y la oposición.

2. El avance en la transición: la nueva Constitución

Aprobada por fin el pasado 26 de enero de este año, la nueva Constitución supone un

gran avance para Túnez en el camino hacia la consecución de una verdadera democracia.

Ésta recibió 200 votos a favor, 12 en contra y solo 4 abstenciones (Izquierdo Alberca,

2014:2).

Este nuevo paso diferenciará al país magrebí del resto de países árabes, ya que estamos

ante la única Constitución aprobada en todo el mundo árabe que se caracteriza por ser la

más avanzada, principalmente por dos novedades importantes que aparecen en la misma:

la igualdad y/o paridad entre hombres y mujeres, y la renuncia a la introducción de la ley

islámica o Sharía. Además, hay otras muchas novedades presentes en la nueva Carta

Magna de Túnez que analizaremos a continuación.

2.1 Elementos de cambio en la nueva Constitución:

En la aprobación de dicha Constitución, se han tenido que dar una serie de concesiones

mutuas tanto por parte de los islamistas como por parte de los laicos o modernistas,

habiendo sido ambos los protagonistas de las tensiones y conflictos en el establecimiento

de muchos de los artículos constitucionales, especialmente aquellos referidos a la

religión.

En la nueva Constitución tunecina (2014)1, se refleja claramente en su art. 1 la idea del

Islam como la única religión de Túnez : “la Tunisie est un État libre, indépendant et

souverain, l’Islam est sa religion, l’arabe sa langue et la République son régime”. Este

punto resalta por una parte, una de las concesiones que se han hecho a los islamistas, al

afirmarse el carácter no laico del Estado, y por otra, la decisión de no establecer la Sharía

como fuente del derecho, lo cual supone otra clara concesión pero esta vez de los

islamistas a los laicos (De Madariaga, 2014).

1 Versión traducida al francés de la Constitución oficial de 2014. Disponible en: http://goo.gl/6SyDCn.

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Siguiendo con la cuestión religiosa, una novedad importante es la reflejada en el art. 6 de

esta nueva Carta Magna. En él, se garantiza la libertad de conciencia y creencia, un gran

avance teniendo en cuenta que esto permitiría a un musulmán poder convertirse a otra

religión. Además, se exige también la neutralidad de todos los lugares e instituciones de

culto en el ámbito de la inclinación partidista.

Si comparamos este artículo con el que le correspondería en la antigua Constitución

tunecina (1959), nos tendríamos que dirigir al art. 5 de ésta última donde dice: “La

République Tunisienne garantit l’inviolabilité de la personne humaine et la liberté de

conscience, et protège le libre exercice des cultes, sous réserve qu'il ne trouble pas l'ordre

public”. Aquí llama la atención la última frase donde afirma que se garantizará la libertad

de culto “siempre y cuando no altere el orden público”, algo que está muy sujeto a ciertas

interpretaciones que podrían limitar esa libertad de conciencia y creencia.

Sin embargo y a pesar de estas concesiones mutuas en el ámbito religioso, la discusión

parece seguir presente en cierto modo, ya que para la rama laicista, el hecho de reforzar

el carácter islámico del Estado tunecino supone un retroceso, e igualmente para la otra

parte, la no introducción de la Sharía en la legislación es vista como un delito para los

islamistas (Martínez Fuentes, 2014). Por su parte, el líder del partido Ennahdha (Rached

Gannouchi) afirma que “esta nueva Carta Magna ha devuelto al Islam su verdadera

imagen”.2

Otro avance, quizás el más relevante, es el llevado a cabo en la cuestión de género. Las

asociaciones y agrupaciones feministas cobraron una gran importancia durante todo el

proceso revolucionario en la lucha por la defensa de sus derechos y libertades, una acción

que ha tenido sus frutos con el establecimiento en la nueva Constitución de la igualdad

entre hombres y mujeres, lo que ha supuesto un gran paso hacia adelante, a pesar del

conflicto surgido inicialmente, cuando en un primer momento se propuso el concepto de

“la mujer como complementaria del hombre” obviando así el concepto de igualdad y

situando a la mujer en un plano inferior.

2 Declaraciones realizadas en la Conferencia que tuvo lugar el pasado 26 de mayo de 2014 en el Auditorio de Casa Árabe en Madrid.

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Sin embargo, las protestas provenientes del sector laico y de la propia Asamblea Nacional

Constituyente, terminaron por imponer a los islamistas el rechazo de ese concepto de

“complementariedad” en defensa del término “igualdad” (Reinaldo, 2014: 111).

Es importante señalar que el antiguo presidente tunecino Habib Bourguiba (anterior al

mandato de Ben Alí), se caracterizó por ser un gran defensor del derecho de paridad entre

hombres y mujeres, tanto que aprobó el Código del Estatuto Personal de 1956, siendo uno

de los más avanzados en el mundo árabe.

Además, en la nueva Carta Magna se reconoce la representación de las mujeres en las

asambleas electas, así como el compromiso de proteger los derechos adquiridos de éstas,

y la lucha por fortalecerlos y desarrollarlos. Se garantiza igualmente la igualdad de

oportunidades entre hombres y mujeres en el acceso a todas las responsabilidades de

cualquier ámbito; y por último pero no menos importante, la nueva Constitución trata la

cuestión de la violencia de género, asegurando la adopción de medidas necesarias en la

erradicación de este problema.

En éste último aspecto, y en concreto, en el contexto de la constitucionalización de

derechos en el espacio familiar, se produce otro gran avance y es que “el concepto de

familia objeto de protección estatal carezca de referencia un fundamento matrimonial, lo

que favorece a las madres solteras” (Matínez Fuentes, 2014).

Por otro lado, muy significativos son los artículos referidos a los medios de comunicación,

donde la nueva Constitución aprueba y reconoce una serie de derechos y libertades

fundamentales como los de expresión, asociación y huelga. Este logro en el plano de la

comunicación supone un mayor acercamiento de Túnez con los países europeos, si

tenemos en cuenta la gran represión y censura a la que se encontraban sometidos los

medios durante el mandato benalista.

Sin embargo, esta restricción no valió de mucho si tenemos en cuenta el ámbito de las

redes sociales y en general de Internet, ya que fue gracias a éstas que se pudo producir el

denominado “efecto contagio” desde Túnez al resto de países árabes, así como la

organización y difusión de las protestas.

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En este ámbito, la Carta Magna no se olvida de mencionar la importante labor de la Alta

Autoridad Independiente de la Comunicación Audiovisual, conocida por sus siglas en

francés (HAICA), de cara a las próximas elecciones. Se trata de una institución que se

creó tras la marcha de Ben Alí, con el fin de asegurar una información de calidad, libre,

independiente y sobre todo limpia de toda influencia política, gracias a las protestas de

los periodistas tunecinos, cansados de la censura a la que se encontraban sometidos.

El problema de la desigualdad regional en Túnez no es menos importante. Se trata de un

aspecto clave para el desarrollo económico, social y político del país, por lo que ha de ser

tenido en cuenta si se quiere lograr una verdadera modernización de la economía. El art.

12 de la Constitución se refiere a este tema, defendiendo un mayor equilibrio entre las

regiones.

También se hace referencia al papel del gobierno central en la consecución de un

equilibrio en los ingresos de modo que una parte de los ingresos de la explotación de

recursos naturales se destine a la promoción del desarrollo regional en todo el país. Esta

actividad será dirigida en gran parte por una institución creada para ello: la Cámara Alta

de Colectivos Locales, la cual se encargará de las cuestiones relativas al desarrollo y

equilibrio entre las regiones, asesorando sobre proyectos de ley relativos a la

planificación, el presupuesto o a las finanzas locales.

Otro aspecto que la nueva Carta Magna tunecina no olvida, es el referido a lucha contra

la corrupción y el clientelismo en el país. Esto supone un gran avance, si tenemos en

cuenta que estas prácticas han sido continuas durante todo el mandato del expresidente

Ben Alí, beneficiando a la familia de éste, así como también a otras personas influyentes

en el país como por ejemplo los grandes empresarios, los cuales se servían de sus

relaciones con el “clan benalista” y obtenían también beneficios.

En el art. 10 se habla del pago de los impuestos y la contribución a los cargos públicos

como deber dentro del marco de un sistema justo y equitativo. Destaca igualmente el

papel del Estado en la lucha contra la corrupción, con la puesta en marcha de mecanismos

que garanticen la recaudación de impuestos, pero sobre todo y lo más importante, la lucha

contra la evasión y el fraude fiscal.

Así mismo, en los art. 11 y 15 se señala la obligación de la declaración de bienes, tanto

de todas las personalidades que forman parte del gobierno, como de los miembros que

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forman las instituciones gubernamentales. Igualmente, la administración pública deberá

estar sometida a los principios de la neutralidad, la igualdad, la continuidad del servicio

público y su necesario compromiso con las reglas de la transparencia, la integridad, la

eficacia y la responsabilidad. En este contexto, resulta interesante resaltar el art. 130 de

la nueva Constitución, en el que se hace referencia al papel de la Instancia de la Buena

Gobernanza y de la Lucha contra la Corrupción:

“L’Instance de la bonne gouvernance et de la lutte contre la corruption participe

aux politiques de bonne gouvernance, d’interdiction et de lutte contre la

corruption. Elle assure le suivi de la mise en oeuvre de ces politiques, la

promotion de la culture de la bonne gouvernance et de la lutte contre la

corruption et consolide les principes de transparence, d’intégrité et de

responsabilité. L’Instance est chargée d’identifier les cas de corruption dans les

secteurs public et privé.”

Por lo tanto, la labor de esta Instancia resultará crucial en muchos aspectos en los que se

ha incurrido y aún se incurre en delitos de abuso de poder que han de ser frenados,

garantizando así el derecho al trabajo de forma equitativa y justa, la igualdad de

oportunidades en el acceso a determinados puestos públicos, evitar nombramientos

abusivos, y en general, toda acción y comportamiento clientelista y corrupto. Más

adelante, en el cuarto apartado del trabajo titulado “la democratización económica: un

nuevo reto”, volveremos a tratar más en profundidad el tema de las desigualdades

regionales y los casos de corrupción y clientelismo.

Un último aspecto significativo en el avance que ha tenido lugar con la aprobación de

esta nueva Constitución, tiene que ver con las relaciones de poder y la forma de gobierno.

Aquí merece especial atención la cuestión del presidencialismo y la división de poderes.

Como sabemos, el gobierno tunecino anterior a la revolución se caracterizaba

principalmente por un fuerte y despótico presidencialismo en el que la figura del

expresidente Ben Alí resultaba central, girando todo alrededor de éste. La doctora Mónica

Reinaldo lo resume de la siguiente forma:

“Por otro lado, la presidencia se apoyaba en la estructura de un partido-Estado

omnipresente, (…) y la disciplina de partido culminaba en el culto a la figura

del jefe del Estado (…) a través de una desproporcionada burocracia que se

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apoyaba en un represivo aparato policial. El Ejecutivo y el Legislativo

estuvieron controlados por el partido en el poder (…) el resto de partidos con

presencia en la Cámara y sus elites eran cooptados. La verdadera oposición era

boicoteada en los procesos electorales, con procedimientos legales o no (…) en

definitiva, las leyes estaban elaboradas por y para el régimen y la separación de

poderes, a pesar de estar recogida en la Constitución, no se veía refrendada en

la práctica” (Reinaldo, 2014: 99).

Según el art. 71, el poder ejecutivo será ejercido por el Presidente de la República y por

un Gobierno presidido por el jefe de gobierno. La duración del mandato del Presidente

será de 5 años, con la prohibición de ocupar la presidencia de la República por un periodo

superior a dos mandatos, ya sean seguidos o separados tal y como se refleja en el art. 75.

La cuestión del mandato supone una limitación de poder, que se ve aún más reforzado si

tenemos en cuenta el art. 88 donde se afirma que la Asamblea de Representantes del

Pueblo podrá pedir la inhabilitación del Presidente en el cargo si considera que éste viola

o quebranta la Constitución. Esta petición será realizada al Tribunal Constitucional

siempre y cuando se haya decido por mayoría de dos tercios de la Asamblea. Si

finalmente, el Presidente es revocado, éste pierde el derecho a poder postularse para

elecciones futuras.

De este modo, vemos aquí una clara diferencia con el régimen anterior, ya que se pasa de

un fuerte presidencialismo dictatorial, a una forma de gobierno semi-presidencialista con

un poder ejecutivo dual formado por el Presidente y el Jefe de Gobierno. Además, el

poder legislativo, estará formado por la Asamblea de Representantes del Pueblo

(anteriormente mencionada), adquiriendo así un carácter unicameral. El Presidente del

Estado será elegido mediante voto popular, mientras que el Jefe de Gobierno junto con

los ministros lo serán por mayoría de la Asamblea tal y como se establece en el art. 89.

En cuanto a la cuestión de la división de poderes, en el Preámbulo de la nueva Carta

Magna se garantiza la separación y el equilibrio de éstos: “un régime fondé sur le principe

de la séparation des pouvoirs et sur leur équilibre, où la liberté d’association,

conformément aux principes de pluralisme, de neutralité de l’administration et de bonne

gouvernance, est la condition de la compétition politique”. Para el correcto equilibrio de

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poderes, será muy importante la garantización de un “entendimiento” y cooperación

satisfactoria entre el poder ejecutivo y el legislativo.

Por otro lado, resulta igualmente importante destacar el carácter independiente que ha

adoptado el poder judicial y que ha quedado claramente expresado en el art. 102, teniendo

en cuenta que parte del carácter corrupto del sistema político pasado, tiene que ver

también y en gran medida, con el manejo que se hizo de los tribunales y abogados,

encontrándose éstos al servicio del régimen.

El magistrado deberá ser competente y dar prueba de su neutralidad y de su integridad,

respondiendo ante cualquier fallo cometido en el cumplimiento de sus funciones, según

lo establecido en el art. 103. Además, los abogados serán libres e independientes en el

establecimiento de la justicia, y la defensa de los derechos humanos y libertades, para lo

que contarán con garantías jurídicas que le protegerán y le permitirán llevar a cabo sus

funciones según lo estipulado en el art. 105. El Consejo Superior de la Magistratura será

el encargado de garantizar el buen funcionamiento de la justicia y el respeto de su

independencia.

Por último, merece especial atención un aspecto relevante en el ámbito del Derecho

Internacional. El art. 20 de la Constitución dice: « les traités approuvés par l’Assemblée

représentative et ratifiés ont une autorité supra-législative et infra-constitutionnelle ». Es

decir, que según este artículo, todos aquellos tratados internacionales aprobados por la

Asamblea de Representantes y posteriormente ratificados, tendrán una autoridad supra-

legislativa e infra-constitucional.

Este último término llama bastante la atención ya que algunos sindicatos y ONGs ven en

la interpretación de esta disposición, un motivo para no aplicar las disposiciones

internacionales de tratados internacionales de los que Túnez forma parte, puesto que

según este artículo las obligaciones internacionales estarían por debajo de la Constitución

(HuffPost Maghreb, 2014).

En resumen, el avance hacia un Estado que se aleja del presidencialismo autoritario

anterior, la búsqueda de un equilibrio de poderes y la independencia del poder judicial,

son cuestiones que aunque se han tenido muy en cuenta y aparecen redactadas y

aprobadas en la nueva Constitución tunecina en sus diferentes artículos, su tratamiento

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no ha de darse por finalizado, ya que la constitucionalización de las mismas supone un

primer paso, y su cumplimiento el camino a seguir.

Sin embargo, aún queda una parte bastante complicada, y es la de velar porque dichas

disposiciones realmente se cumplan de manera efectiva, midiendo así su alcance real. Por

otro lado, resulta innegable que la presencia de éstas en la nueva Constitución supone un

mayor acercamiento de ésta a otras constituciones ya establecidas en otros países

democráticos, y por supuesto, un referente y modelo a seguir por parte de otros países

árabes.

La analista Maria José Izquierdo Alberca describe la nueva Constitución de Túnez de la

siguiente manera: “Por lo tanto, la Constitución será el punto de partida para una mejora

de las condiciones de vida de los tunecinos si va acompañada de reformas económicas,

de inversiones en desarrollo de las zonas de interior y fronterizas. La Constitución de

2014 es el resultado de un enorme esfuerzo político y social por recoger las aspiraciones

de progreso y democracia en una Carta Magna. Sin duda, un esperanzador punto de

partida” (2014: 9).

Tras la aprobación y la promulgación de la nueva Constitución de Túnez, el siguiente

paso sería la elaboración de una ley electoral que dirigiera la organización y el diseño de

las próximas elecciones legislativas y presidenciales. Esta ley ya ha sido aprobada y será

analizada más adelante.

2.2 El camino a seguir: nuevas instituciones:

Como ya hemos visto, la nueva Constitución tunecina (2014) establece las nuevas “bases”

sobre las que se regirá el país. En la misma, se citan numerosas e importantes

instituciones, cada una de las cuales tendrá encomendada una serie de funciones concretas

relativas a su ámbito de actuación. Entre las instituciones mencionadas, podemos

destacar: la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE), la Instancia de

la comunicación audiovisual (HAICA), la Instancia de derechos del hombre, o la

Instancia de la Buena Gobernanza y la Lucha contra la Corrupción.

Sin embargo, en la nueva Carta Magna se citan no sólo instituciones ya creadas o

presentes (las cuales deberán ser reestructuradas y revisadas) sino que también aparecen

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otras aún no creadas, y ése es precisamente el camino a seguir tras la aprobación de la

Constitución. En el ámbito del poder judicial, éste es el caso del Tribunal Constitucional.

En el art. 118 se define al Tribunal Constitucional como una Instancia jurisdiccional

independiente, compuesta por doce miembros competentes de los cuales las tres cuartas

partes de los mismos serán especialistas en Derecho con una experiencia mínima de 20

años. Sus miembros serán designados por un mandato único de 9 años. Este artículo

recibió 112 votos a favor, 38 votos en contra y 17 abstenciones (Direct Info, 2014).

Como sabemos, el Tribunal Constitucional constituye una institución de gran importancia

y envergadura tras la aprobación de la nueva Constitución, ya que éste será el encargado

de velar por el cumplimiento de las disposiciones, garantizando así la protección de todos

los derechos y libertades. Sin la presencia de una instancia judicial, el contenido de la

nueva Carta Magna no tendría valor.

El Consejo Legislativo será el responsable de erigir el futuro Tribunal Constitucional en

el plazo máximo de un año. Se han barajado tres alternativas de Tribunal Constitucional

en lo que éste termina de ser creado y toma forma.

Por una parte, se propuso como opción la posibilidad de que fuera el tribunal

administrativo el que controlara la constitucionalidad de las leyes hasta que un tribunal

constitucional fuera creado, o por otra parte, permanecer sin Tribunal hasta la creación

del mismo, siendo ésta la prioridad en el próximo Consejo Legislativo. Sin embargo, fue

la tercera propuesta la que se terminó por aceptar y que ha sido inscrita en las

disposiciones provisionales: la creación de un Tribunal Constitucional Provisional (Jeribi

citada en Global Net, 2014).

Por ello, finalmente la Asamblea Nacional Constituyente aprobó la denominada

“Instancia Provisional de Control de la Constitucionalidad de los Proyectos de Ley” o

(IPCCPL), la cual contó con 131 votos, 0 en contra y ningún abstención. Esta institución

provisional estará encabezada por el presidente de la Corte de Casación y sus miembros

no podrán haber formado parte ni del Parlamento, ni del Gobierno así como tampoco del

antiguo partido que fue dirigido por Ben Alí durante su mandato (RPP, 2014).

De este modo, el IPCCPL será el ente encargado del control y supervisión del

cumplimiento de la constitucionalidad de las leyes, hasta que se logre por fin la creación

de un Tribunal Constitucional definitivo.

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3. El Proceso Electoral:

Desde la marcha del expresidente Ben Alí en enero de 2011, ha sido un único proceso

electoral el que ha tenido lugar en el país magrebí, con la organizaron de los comicios

para las elecciones constituyentes en el mes de octubre. Ahora, Túnez se encuentra en un

momento crucial de su proceso de transición, ya que después de la aprobación y

promulgación de la nueva Constitución y la fijación de la nueva Ley Electoral (la

analizaremos más adelante), llega el momento de fijar la fecha de las próximas elecciones

legislativas y presidenciales en el país, de modo que éstas constituirán las segundas

elecciones libres y democráticas en Túnez.

En este nuevo contexto de transición, el diseño y organización de las próximas elecciones

tunecinas se intentará llevar a cabo de una forma mucho más controlada y estructurada

que la anterior, de modo que las garantías de transparencia en las mismas puedan ser

mayores. En el apartado de disposiciones transitorias de la Constitución se ha propuesto

como fecha límite para la celebración de estas elecciones legislativas y presidenciales

antes de final de año, sin embargo, ahora queda pendiente la fijación de una fecha

concreta.

3.1 Actores en el proceso electoral:

Son muchos los protagonistas que se enmarcan dentro del contexto electoral que atraviesa

cualquier país. Dentro de la tipología de actores presentes, podemos destacar desde los

menos implicados hasta los que más se acercan al proceso. Dentro de los actores

propiamente nacionales podemos encontrarnos desde la propia población civil, sindicatos

y asociaciones, grupos de comunicación, los propios candidatos o los partidos políticos

que se presentan, y también aquellas personas encargadas de realizar misiones de

observación (la Observación Nacional).

Sin embargo, también son muchos los actores de índole internacional, siendo muy

importante el papel de la Observación Internacional en otros países.

3.1.1 La Observación nacional e internacional:

En Túnez, tanto la presencia de la Observación Nacional como el de la Internacional

jugaron un papel relevante en las pasadas elecciones constituyentes de 2011. En total, se

16

calcularon alrededor de 10.000 observadores, de los cuales 9.000 eran nacionales; además

de la presencia de 50.000 controladores (diferentes a los observadores), con instrucciones

de intervenir en caso de infracción (Smozlka, 2012: 20).

Ante este nuevo escenario político, y con unas elecciones presidenciales y legislativas a

la vuelta de la esquina, estos actores volverán a mostrar su apoyo en los comicios.

En el caso de la Observación Nacional tunecina, son muchos los actores que ejercieron

funciones de observación electoral en las elecciones de 2011, entre ellos podemos

destacar a Chahed, Mourakiboun, el Observatorio Nacional, y OFYIA. Sin embargo, hay

que destacar una de enorme relevancia: la Asociación Tunecina para la Integridad y la

Democracia de las Elecciones (ATIDE). Todas ellas llegaron a sumar en los pasados

comicios un total de 13.800 observadores nacionales (MOE UE, 2011: 31).

La ATIDE es una organización no gubernamental que fue creada el 24 de marzo de 2011,

cuyo objetivo se centra en la promoción y protección de los valores democráticos,

especialmente el derecho de voto. Entre sus principales funciones se encuentran la de

informar en torno al proceso electoral y movilizar a la participación en el mismo; la

creación de un red de observadores que controlen la transparencia en las elecciones; y

también la publicación de análisis y recomendaciones en torno al proceso electoral

(ATIDE, 2011).

Otro tipo de actores que han tenido una gran influencia en el proceso electoral de Túnez

han sido los propios sindicatos y patronales. Destacamos el papel del principal sindicato

tunecino (UGTT), la patronal UTICA (Unión Tunecina de la Industria, el Comercio y el

Arte); y por supuesto también el Colegio de Abogados.

En el proceso electoral que pronto tendrá lugar, será muy importante la presencia de los

distintos partidos políticos. Hasta el pasado mes de abril de este año, el último sondeo

realizado demostró que las dos fuerzas políticas que se erigen hasta ahora como

mayoritarias de cara a los próximos comicios son las del Partido Nidaa Tounes (con un

46.8% de preferencia por parte de los encuestados), y el Partido islamista Ennahdha

(35.4%). Vemos cómo el primero supera con diferencia al que ha sido el partido

gobernante desde 2011 (Chater, 2014).

Dentro del ámbito de la Observación Internacional, son varios e importantes los actores

presentes. Entre ellos podemos destacar a la Unión Europea en primer lugar, la Unión

17

Africana, la Organización Internacional de la Francofonía, el Carter Center, además de

otros como la OSCE, el Instituto Internacional Republicano o el Instituto Nacional

Democrático.

Ya en 2011, la Unión Europea realizó una Misión de Observación Electoral muy

importante, dirigida por el Jefe de Observadores Michael Gahler. Esta misión trabajó en

el país magrebí desde el 8 de septiembre hasta el 20 de noviembre de ese año. Fueron 180

los expertos observadores europeos que trabajaron en estas elecciones constituyentes,

junto con una delegación del Parlamento Europeo formada por 15 miembros (MOE UE,

2014: 4-7).

En esta nueva ocasión, la UE vuelve a prestar su apoyo a Túnez y lo hace a través de la

firma de un memorándum el pasado 28 de febrero, en el cual la UE se compromete al

envío de un equipo de técnicos en asistencia electoral integrado tanto por personal

nacional como internacional, con el objetivo de ayudar en la planificación y organización

de las próximas elecciones previstas para antes de fin de año. Este acuerdo fue firmado

por los respectivos representantes del ISIE, la HAICA y la representante de la UE, Laura

Baeza (El Nacional, 2014). Se trata de una iniciativa que busca reforzar las capacidades

tanto institucionales como operacionales de la ISIE con el objetivo de una mejor

planificación de las próximas elecciones.

En cuanto a la Unión Africana y la Organización Internacional de la Francofonía, ambas

igualmente participaron del proceso constituyente de 2011, tras el cual remitieron sus

respectivos documentos de observación electoral en los cuales señalaban los principales

resultados de las elecciones, elogian los logros alcanzados, identifican algunas de las

deficiencias vistas y realizan ciertas recomendaciones.

La Unión Africana también ha apoyado este nuevo proceso electoral en camino aportando

contribuciones en favor del ISIE. La misión de ésta, se compone de responsables de

instituciones electorales nacionales, diplomáticos y miembros de la sociedad civil

africana. Entre las recomendaciones que realizó de cara a las próximas elecciones en su

informe de la MOE UA (2011), destaca el de reforzar la presencia de agentes del ISIE en

los centros de voto, fortalecer la educación cívica de la población, reducir el número de

electores por mesa de votación, etc.

Por parte de la Organización Internacional de la Francofonía, se han dado no sólo

muestras de apoyo, sino también iniciativas para la realización de reformas en el campo

18

de los derechos humanos, los medios o la justicia. La misión pasada se llevó a cabo entre

el 14 y el 26 de octubre a través de cincuenta observadores de alto nivel de la francofonía

que fueron desplegados por el territorio tunecino. En su último informe de observación,

señaló ciertas dificultades en la organización de las elecciones tales como el gran número

de candidatos en las listas electorales lo que dificultaba las operaciones de votación, las

dificultades de ciertas categorías de electores (los de mayor edad y discapacitados), o la

tardía adopción de determinadas disposiciones (MOE OIF, 2011: 62 y 63).

Por último pero no menos importante, podemos señalar la misión de observación electoral

llevada a cabo por el Centro Carter. Este actor internacional consiguió desplegar en su

Misión de Observación Electoral de 2011, un total de 65 observadores, los cuales

visitaron unas 272 oficinas de voto en todas y cada una de las gobernaciones de Túnez

(Carter Center, 2011: 5). Éste ha mostrado un gran apoyo al ISIE y ha mediado para que

a ésta se le concedan los recursos necesarios para poder llevar a cabo una acción

independiente, pero sobre todo transparente.

En un escrito del Centro Carter en el que anima a Túnez a continuar con sus avances

democráticos, podemos destacar su apoyo a través de su declaración: “Après avoir

observé les élections de l´ANC d´octobre 2011, le Centre Carter suit le processus

d´élaboration de la Constitution et les développement liés à la mise en place des cadres

institutionnel et juridique pour les futures élections” (Carter Center, 2014:3).

3.2 El papel de la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE):

Según el art. 126 de la Constitución tunecina (2014), el ISIE será la instancia encargada

de la gestión de las elecciones y referéndums, así como de la organización y supervisión

de cada una de sus fases. Así mismo, garantizará la regularidad, la integridad y la

transparencia del proceso electoral y proclamará los resultados. Ésta estará compuesta de

9 miembros igualmente independientes, neutros y competentes por un mandato de seis

años, con la renovación de un tercio de sus miembros cada dos años.

El pasado 8 de enero de 2014, fueron finalmente elegidos por la Asamblea Nacional

Constituyente, los nueve miembros del Consejo del ISIE tras un largo proceso. De los

nueve miembros, tres son mujeres, siendo Chafik Sarsar el presidente de la misma (Carter

Center, 2014: 4).

19

En las pasadas elecciones de 2011, fueron muchos los errores que lograron escapar al

control del ISIE. A pesar de que la participación oficial llegó a superar el 50%, ésta se

caracterizó por ser bastante desigual. Esto se debe en gran parte a los obstáculos a los que

tuvo que hacer frente el ISIE, con la elaboración del nuevo censo electoral en un momento

difícil de transición, además de los impedimentos que imponían personalidades e

instituciones del mandato benalista. Igualmente se detectaron errores de organización y

anomalías en ciertos colegios electorales; así como sospechas en torno a la financiación

de los partidos (Bustos, 2011: 6-8).

Por esta razón, resulta crucial el nuevo papel que ha de jugar el ISIE, dando prioridad más

que nunca a la cuestión de la transparencia, con la toma de medidas que permitan una

mayor y mejor organización y control en los próximos comicios. Se sabe que una vez que

ya ha sido aprobada la nueva Ley Electoral, el ISIE tiene “luz verde” para empezar a fijar

el calendario electoral con las fechas de las próximas elecciones.

La Asamblea es la encargada de adoptar y aprobar la nueva Ley Electoral de manera que

ésta logre cubrir todos los aspectos del proceso. La Ley (que analizaremos más adelante)

ha sido aprobada recientemente, y dado que ésta establece de manera clara el modus

operandi del ISIE, en teoría ya no habría ningún obstáculo para comenzar con la fijación

de las fechas electorales.

El Carter Center establece una serie de recomendaciones en torno al papel que ha de jugar

esta institución de cara a las próximas elecciones. Podemos destacar el deber del ISIE de

ganarse la confianza del público basándose en su independencia, imparcialidad y

transparencia; el establecimiento de una estrategia de comunicación al inicio del proceso

electoral y la toma de decisiones por consenso; el establecimiento de estructuras

ejecutivas y administrativas tempranas; y la planificación de actividades de formación

que incorporen las lecciones aprendidas de las últimas elecciones celebradas (2014: 3).

Por otro lado, igualmente importante resulta el asegurar la colaboración entre el ISIE y

las diferentes administraciones públicas que se encuentren implicadas de forma directa

en la organización de las elecciones. Además, el ISIE es una institución cuya

independencia debe de garantizarse, por ello la importancia de la financiación de la

misma, la cual ha de contar con los recursos necesarios y suficientes para poder llevar a

cabo la organización electoral.

20

En cuanto a su organización, esta institución cuenta con importantes estructuras

regionales tanto en las diferentes ciudades de Túnez, como en el extranjero, especialmente

en Francia.

En lo que respecta al objetivo de esta Instancia, podemos destacar de modo un poco más

específico algunas de las misiones que tiene encomendadas tales como: garantizar el

derecho de voto a todos los ciudadanos, preparar la distribución de los distritos

electorales, recibir las solicitudes de candidaturas para las elecciones, supervisar y

garantizar las campañas electorales, la realización de actividades de llamamiento en

fomento de la participación en las elecciones, o la acreditación de observadores

nacionales e internacionales como los anteriormente mencionados.

3.3 La nueva Ley Electoral

Finalmente, y como segundo paso tras la aprobación de la nueva Constitución, tuvo lugar

el pasado 1 de mayo, la aprobación de la ley que regirá las elecciones presidenciales y

legislativas previstas para finales de este año 2014.

La aprobación de esta Ley contó en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente, con

132 votos a favor, 11 en contra y 9 abstenciones de un total de 217. El ISIE calculó que

tras la aprobación de dicha ley, la organización de las próximas elecciones llevaría un

tiempo de entre seis y ocho meses aproximadamente (Jeune Afrique, 2014).

Pasamos a analizar algunos de los artículos relevantes presentes en esta nueva Ley

Electoral3 (2014):

En el art.7 referido al registro de electores, se expresa claramente la prohibición de los

agentes encargados del mismo, de influenciar en los electores o condicionarles en la

votación, de modo que esta disposición ya supone un primer paso en pro de la libertad y

la transparencia del voto.

En el ámbito de la presentación de solicitudes, hay que destacar la importancia del art. 24

en el cual se explica que la presentación de las solicitudes se hará sobre la base del

principio de paridad entre mujeres y hombres y la regla de la alternancia entre ellos en

3 Traducción al francés de la Ley Electoral Oficial de 2014. Disponible en: http://goo.gl/SkmM32.

21

lista, de modo que la lista que no respete esta disposición será automáticamente

rechazada. Este artículo muestra la importancia de la novedad presente en la nueva

Constitución, en torno a la cuestión de género y la igualdad entre ambos sexos.

En cuanto a las elecciones presidenciales, en el art. 40 se dispone que la candidatura a la

presidencia de la República es un derecho para todos los votantes que tengan la

nacionalidad tunecina de nacimiento y sean musulmanes. El solicitante deberá tener como

mínimo 35 años.

Por otro lado, uno de los artículos que mayor conflicto y discusión provocó fue el art. 167

del proyecto de ley electoral, que prohibía la elegibilidad de todo aquel que hubiera

asumido algún cargo o responsabilidad en el seno del gobierno durante la época del

expresidente derrocado Ben Alí. Esta ley finalmente fue rechazada, ya que recibió 108

votos no llegando a los 109 que sí representaban la mayoría absoluta. Fueron sólo 23 los

votos en contra y 43 el número de abstenciones (AllAfrica, 2014). Esto ha provocado

ciertas reticencias y temores en algunos sectores, dado que, el que se permita la

elegibilidad de candidatos de la época prerrevolucionaria, implica en cierto modo un paso

atrás y un motivo más de desconfianza.

En la presente Ley Electoral, existe un apartado dedicado a la campaña electoral. Ésta se

declarará abierta veintidós días antes de la fecha prevista para las elecciones, aunque se

especifica que antes de esta fase de campaña, existe otra que se extiende por un periodo

más o menos de tres meses. Concretamente, en el art. 52 se explican los principios

fundamentales sobre los que ha de basarse la campaña electoral, entre los cuales podemos

destacar la neutralidad de la administración y los lugares de culto, la imparcialidad de los

medios de comunicación nacionales, y la transparencia de la campaña en cuanto a los

modos de financiación, entre otros.

Igualmente, es importante señalar el principio del mismo artículo, que dice: “l´équité et

l´égalité des chances entre tous les candidats”. Es decir, se garantiza y defiende la

igualdad en cuanto a oportunidades entre los candidatos. Este punto es clave, y más si

tenemos en cuenta que la anterior campaña electoral en las elecciones a la Asamblea

Constituyente en 2011, fue un tanto sombría por las medidas y restricciones que tenían

lugar y que dificultaban la igualdad de todas las fuerzas. Además, los espacios oficiales

dedicados a los candidatos se caracterizaban por ser bastante reducidos, además de

22

reducido el tiempo reservado en la televisión (únicamente 3 minutos) para el gran número

de candidaturas que había (Bustos, 2011:7).

En cuanto a esta última cuestión, hay que resaltar la importancia del art. 67, en el cual

figura que el ISIE en colaboración con la Autoridad Independiente de la Comunicación

Audiovisual (HAICA) serán los encargados de fijar las reglas y las condiciones generales

que deben cumplir los medios de comunicación durante la campaña electoral. Además,

ambas instancias serán las encargadas de fijar la duración de las emisiones y programas

dedicados a los diferentes candidatos sobre la base del respeto a la pluralidad, la equidad

y la transparencia.

En los art. 53 y 54 se expresa de forma clara la prohibición de realizar actividades de

propaganda electoral tanto en el seno de las administraciones públicas, establecimientos

o empresas públicas así como también en los lugares de formación y de culto.

La cuestión de la financiación del ISIE es igualmente importante, por ello en el art. 80 de

esta nueva Ley Electoral, se declara la prohibición de financiar la campaña a través de

recursos o medios extranjeros. Para su control, el ISIE fijará una serie de reglas y

controlará igualmente que los medios de financiación se adecuen a éstas en colaboración

con diferentes entidades públicas entre ellas el Banco Central, el Tribunal de Cuentas o

el Ministerio de Finanzas.

Por otra parte, y según el art. 143, si el ISIE verifica que los ganadores a las elecciones

han incumplido las disposiciones relativas al periodo electoral y su financiación

influyendo así en los resultados de forma sustancial, tiene derecho de anular los resultados

exponiendo sus razones.

En resumen, la aprobación de esta Ley Electoral que llega tres meses después de la

promulgación de la nueva Constitución, ha supuesto un gran paso dado que ahora sí se

podrá llevar a cabo los preparativos de la campaña electoral, y dotar al país de unas

instituciones fuertes y democráticas. Las próximas elecciones serán las segundas

celebradas en el país magrebí desde la caída de Ben Alí, siendo fundamental el papel del

ISIE en el control de las mismas.

23

4. La democratización económica: un nuevo reto.

Un verdadero proceso de democratización tiene garantías de éxito cuando se centra no

sólo en el ámbito político, sino también en el ámbito económico. El desarrollo de lo

político ha de tener en cuenta igualmente el desarrollo de lo económico, por lo que

estamos ante dos aspectos que se encuentran ligados y que son igualmente importantes

en un contexto de cambio político.

Tras las revueltas árabes, han sido muy importantes los pasos que se han dado en materia

de desarrollo y modernización económica por parte de los distintos países. Túnez, país

pionero de estas revueltas, lo ha sido también en este aspecto, ya que ha dado una gran

importancia y prioridad no sólo a las cuestiones de avance en materia política, sino

también en materia económica.

Se ha otorgado gran importancia a aspectos tales como el desarrollo del sector privado,

creación de empleo, y unas más y mejores oportunidades económicas a través de una

correcta gobernanza, llegando a establecer la necesidad de implementar reformas que

favorezcan sectores económicos como la inversión por ejemplo, y conseguir de esta forma

una modernización de la economía.

El camino hacia tal modernización no ha sido ni es fácil y menos si se tiene en cuenta el

contexto de crisis económica actual en el que se encuentra el país, la cual no favorece el

rápido y correcto desarrollo de la economía tunecina en concreto, siendo difícil la

recuperación de la demanda externa y la movilización de recursos para la financiación.

Si pasamos a analizar el ámbito empresarial, en la investigación del Foro

Euromediterráneo de Institutos de Ciencias Económicas (FEMISE) (2012-2013), se

explican los posibles obstáculos que podrían mermar el desarrollo de las micro, pequeñas

y medianas empresas (MIPYME) en los países del sur del Mediterráneo, identificando

seis áreas concretas:

- Procedimientos administrativos, incentivos-desincentivos, consultoría legal y

fiscal, y servicios de asesoría.

- El acceso a instrumentos de financiación.

- Los clientes y proveedores.

- Infraestructura: servicios públicos, transporte, comunicaciones.

24

- Mano de obra cualificada.

- La informalidad y la corrupción.

En el caso concreto de Túnez, este tipo de empresas parecen experimentar ciertas

dificultades en todas estas áreas o categorías, a excepción del cumplimiento de las

regulaciones administrativas y tributarias, que resultan más fáciles de llevar a cabo. Por

otra parte, las micro-empresas en concreto, encuentran las mayores dificultades en cinco

de las seis áreas citadas, quedando excluido el ámbito de la mano de obra cualificada.

Por lo general, para hacer frente a tales obstáculos, se recomiendan a dichos países el

desarrollo de estrategias nacionales que sean capaces de contribuir al desarrollo

económico, el comercio, desarrollo industrial, la educación, finanzas, etc.

Túnez es uno de los países del sur del Mediterráneo que se ha beneficiado de programas

de cooperación internacional con la colaboración del Banco Mundial, el Banco Europeo

de Inversiones, la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo

Internacional), y el BAD (Banco Africano de Desarrollo).

Entre los acuerdos de financiación hay que destacar el importante papel que ha jugado el

Banco Islámico de Desarrollo (BID), un importante socio en el desarrollo económico

tunecino, habiendo llevado a cabo financiaciones de hasta 1,5 millones de dólares en

proyectos de asistencia técnica y 1300 millones de dólares para financiar actividades de

comercio exterior. Se trata de una de las primeras organizaciones que prestó su apoyo a

Túnez desde el primer momento tras la revolución de 2011, a través de ayudas y fondos.

(African Manager, 2012).

La Unión Europea por su parte ha llevado a cabo igualmente numerosas negociaciones

con el país magrebí, con propuestas tales como “ la cooperación entre los Parlamentos de

ambas partes, una progresiva integración de Túnez en el mercado interior europeo y una

suerte de partidas financieras destinadas a Túnez en el corto plazo” (Naïr, 2011: 49). En

total, entre el año 2011 y 2012 la UE inyectaría cuatrocientos millones de euros en el país.

En cuanto a las áreas que Túnez ha de desarrollar y modernizar en este contexto, podemos

destacar la escasa disponibilidad de servicios de asesoramiento, especialmente en materia

de registro de propiedades o tierras; en el ámbito de los clientes y proveedores, el cambio

en la demanda interna con el cambio de régimen; o el tema de la corrupción con los

denominados “informal gifts” para tareas gubernamentales u otro tipo de actividades.

25

Si citamos las seis categorías anteriormente mencionadas por orden de la que representa

un mayor obstáculo para las MIPYME en Túnez, la lista quedaría establecida de la

siguiente forma: en primer lugar la corrupción como principal amenaza; en segundo lugar

los clientes y proveedores; en tercer lugar el acceso a la financiación; en cuarto lugar la

infraestructura; en quinto lugar la disponibilidad de mano de obra cualificada y en sexto

y último lugar las normativas fiscales, administrativas y legales (FEMISE, 2012-2013).

Ante esta realidad, se hace necesario el diseño e implementación de una serie de

estrategias económicas, que logren mermar o limitar el impacto de tales obstáculos en las

MIPYME, con medidas que combatan problemas de primer orden como la corrupción, u

otros problemas como la escasez de infraestructura. Solo así se logrará una

reestructuración y modernización en este sector de la economía.

En el periodo previo a la revolución, la economía tunecina presentaba una tasa de

crecimiento más o menos constante, sin embargo en 2011 tiene lugar un desplome de la

actividad económica en general. Contrariamente, en el año 2012 vuelve a experimentar

cierto crecimiento, relacionado en gran medida con el sector agrícola y pesquero por un

lado, y la industria manufacturera y el comercio por otro.

A pesar de esto, durante el periodo de post-revolución tunecino, el número de actividades

calificadas como informales, representaban el 40% del PIB del país, y el 53,5% de la

mano de obra. Ante este escenario, el gobierno de la transición no tomó medidas

específicas que limitaran tal situación (Banco Mundial (2012); citado en FEMISE

(2013)). Este contexto ha planteado numerosos problemas sobre todo en aquello que tiene

que ver con las condiciones de trabajo y la ausencia de un sistema de protección social

para los trabajadores.

Igualmente hay que tener muy en cuenta la importancia para la economía tunecina del

consumo privado, el cual representó el 67.7%, y el público con un 17.6% durante el

periodo comprendido entre 2011 y 2013 (FEMISE, 2013). Este dato se contrapone con

otro clave como lo es la inversión, dado que ésta ha disminuido enormemente su

contribución al PIB, contribuyendo a un déficit de crecimiento, explicado en gran parte

por la baja acumulación de capital fijo.

La cuestión regional constituye otro gran elemento importante en el contexto de la

economía tunecina y que merece especial atención.

26

Para explicar mejor la situación de desigualdad regional que existe en Túnez, tomaremos

la pobreza como indicador económico a analizar. El Informe de FEMISE (2013), nos

ofrece una serie de datos en torno al umbral de la pobreza extrema, señalando dos tipos

de umbrales: el fijado para las principales ciudades (757 dinares al año por individuo) y

el establecido para las zonas rurales (571 dinares al año por individuo).

Por otra parte, el sistema de protección social actual no está ayudando en mucho a reducir

la brecha de la desigualdad y la pobreza en Túnez. En general, las familias menos

necesitadas son las que más se benefician de estos programas de asistencia social, y donde

únicamente el 9.2% del total de las subvenciones van dirigidas a los hogares más pobres

(éstos representan el 15.5% de la población tunecina), mientras que el 60.5% de éstas lo

acaparan los hogares de clase media, el 7.5% los hogares más ricos y el porcentaje restante

escapa a los hogares terminando en lugares como restaurantes o comercio transfronterizo

ilegal. Esto sucede igualmente con el acceso a las subvenciones alimentarias.

Por esta razón, los programas de protección social y los diferentes subsidios constituyen

una cuestión central en la modernización y la democratización económica tunecina,

debiendo ser correctamente reestructurados y revisados, ya que como hemos apreciado,

han funcionado de manera desigual para ricos y pobres.

Un claro ejemplo de desigualdad regional lo podemos observar en el acceso a los servicios

públicos. Concretamente, el servicio de asistencia sanitaria, dado que los mejores

hospitales se concentran en la zona del litoral, mientras que aquellos situados en el interior

del mismo no disponen de las herramientas ni recursos necesarios, además de contar con

material ya utilizado por otros hospitales, generalmente los situados en la región del

litoral. Lo mismo sucede con el trazado de carreteras por ejemplo, las cuales giran

mayormente alrededor de la capital y la zona del litoral, al igual que la concentración de

las grandes empresas (Hibou, Medded, Hamdi, 2011). Otros casos como éste se dan con

el acceso al agua potable o la educación.

Por lo tanto, los servicios públicos constituyen otra cuestión fundamental del escenario

económico tunecino, teniendo éstos que ser reformados, mejorando su organización y

distribución de manera que se pueda evitar esa desigualdad en el acceso a éstos, viéndose

ciertas regionales privilegiadas en detrimento de otras.

Continuando con el fenómeno de la desigualdad regional en Túnez, la cuestión del

desempleo no es menos importante. Éste no parece ser igual en todas las áreas, dándose

27

un gran diferencia especialmente entre las regiones del litoral o de costa y las del interior.

Según el Informe de la Red Euromediterránea de Derechos Humanos (2011), las tasas de

paro más altas se dan en las zonas del Oeste, Centro y Sur del país, mientras que en la

región litoral el porcentaje de desempleo suele oscilar entre el 6% y el 10%. Se trata de

un modelo de desarrollo que expone a los postulantes a grandes periodos de espera,

dándose dificultades para su inserción, siendo éste el mayor problema y no el de ser

despedido.

Como consecuencia de esta situación, ha tenido lugar un gran éxodo rural de la población

activa a aquellos lugares donde la actividad económica es mucho mayor y por lo tanto

ofrece mayores y mejores posibilidades de acceso a un buen empleo.

Otra gran explicación de la existencia de estas desigualdades regionales reside en la crisis

del sector agrícola. Éste ha ido quedando atrás en el proceso de modernización económica

con las transformaciones que se han ido dando, y además no se ha beneficiado de casi

ningún tipo de apoyo, asistencia o subvención que le hubiera permitido encaminarse hacia

su propia modernización.

Todos los casos analizados anteriormente, nos ofrecen claramente una prueba del “déficit

democrático” en lo que al ámbito económico se refiere. Para atajar el problema del

diferente acceso a las subvenciones, los servicios públicos, o cuestiones como el

desempleo o la crisis agrícola; se hace necesaria la puesta en marcha de medidas que

logren acabar con el aislacionismo al que están sometido las distintas regiones del país,

de manera que se pueda lograr una mayor integración entre ellas y por lo tanto una menor

desigualdad.

Pasamos a analizar otro aspecto importante que merma o limita en gran medida la correcta

modernización económica del país: la corrupción.

Un importante elemento a analizar es el de la cuestión del clientelismo. Aquí es donde

sale a la palestra el nombre de Ben Alí y el de todos los miembros de su familia. Ésta ha

gozado y disfrutado siempre de los enormes privilegios de su posición y además han

abusado de ellos, sacando así partido de su situación para poder ir acumulando cada vez

más dinero, acaparando la función de mediadores en las cuestiones de privatizaciones de

políticas sociales, operaciones comerciales de exportación e importación, reparto de

rentas y el acceso a la información.

28

Otras de las prácticas comunes de esta familia ha sido el uso de las amenazas y la

intimidación para así poder conseguir participaciones de capital en los diferentes negocios

exitosos y expandir de esta forma su espacio de intervención. En este desempeño

corrupto, arrastraban con ellos a otras personas como empresarios, los cuales se

aprovechaban de la situación para solucionar problemas de sus negocios o apresurar los

trámites de los contratos gracias a estas intervenciones públicas (Hibou, Medded, Hamdi,

2011).

Por otra parte, este clientelismo ha sido protagonista igualmente en el ámbito de la

política de asistencia a los desempleados y a los pobres hasta el 14 de enero de 2011. Eran

los criterios clientelistas de los poderes locales y partisanos los que determinaban qué

interesados recibirían ayudas públicas y cuáles no, mientras que éstos no tenían ni voz ni

voto en tales asuntos. Además, las listas de posibles beneficiarios se encontraban

igualmente bajo el control del entonces partido de Ben Alí: RCD (Agrupación

Constitucional Democrática o Rassemblement Constitutionnel Démocratique).

Tras la caída del dictador tunecino, una de las principales medidas llevadas a cabo en

materia de lucha contra la corrupción tuvieron que ver con la confiscación de bienes

muebles e inmuebles al antiguo presidente Ben Alí y a su familia, con una cifra que

ascendía a los 13.000 millones de dólares. Igualmente, se llevó a cabo la congelación de

rentas nacionales y la recuperación de los 23.000 millones de dólares que la familia del

expresidente tenía en algunos países europeos. (Al Fanar, 2012).

Sin embargo, a pesar de la expropiación de bienes a esta familia y el aumento de las

denuncias y protestas, estas prácticas corruptas no han cesado desde la marcha del antiguo

presidente en 2011, ya que cada vez van apareciendo nuevos nombres de corruptos y

mafiosos en las listas de “privilegiados”.

Podemos afirmar la presencia de prácticas clientelistas en conflictos de carácter regional,

donde los dirigentes políticos tienden a otorgar ciertos privilegios a la población

autóctona, desprestigiando y obviando a la población alógena que suele emigrar de las

áreas más pobres de Túnez en busca de nuevas oportunidades.

Lo mismo sucede con la voluntad de algunas grandes empresas públicas que buscan

iniciativas y estrategias que respondan a los problemas y demandas sociales, tratando de

acabar con prácticas ilegales o poco transparentes, pero que se ven mermadas por los

poderes imperantes en esos sitios (Hibou, Medded, Hamdi, 2011).

29

El turismo, constituye otro sector clave e importante en la economía de Túnez, por lo que

merece especial atención.

Como uno de los principales sectores económicos del país, la industria del turismo

representa el 7% del PIB y ha creado numerosos puestos de trabajo ascendiendo la cifra

a 400.000, es decir, más o menos el 12% de la fuerza laboral. Así mismo, representa el

18% de la llegada de divisas y cubre el 55% del saldo de la balanza comercial

(Trésor, 2013).

Dentro de los países europeos emisores de turismo, Francia ocupa el primer lugar con un

12% del total de turistas extranjeros en el año 2013, a pesar de la gran caída sufrida del

40% desde 2010 y en el periodo posterior a la revolución (García. C, 2014). Al país

francés le siguen otros como Gran Bretaña, Alemania o Italia. Pero ésos no son los únicos,

ya que el turismo proveniente del mismo Magreb es igualmente acusado, especialmente

el fronterizo con Libia y Argelia.

Sin embargo y a pesar de estos datos, es innegable que la crisis en la que ha entrado a

formar parte este sector, especialmente tras los acontecimientos del 14 de enero de 2011.

Esta crisis provocó el cierre de casi 20 hoteles y consecuentemente la pérdida de unos

3000 empleos. Por esta razón, Túnez dejó de figurar entre los 140 países con mejor

competitividad turística según el Foro Económico Mundial en el año 2013. Ya antes, en

el año 2011, pasó a ocupar la 47ª posición como destino turístico más competitivo en

contraposición con el puesto 33ª que ocupaba en el 2008 (Trésor, 2013).

Por lo tanto, el desarrollo turístico en el país ha de contar con reformas que logren situarle

en los niveles previos a la revolución de 2011, siendo necesario para ello las labores de

diversificación turística en Túnez, la mejora de la calidad de la infraestructura a través de

la modernización de la misma y la cualificación del personal.

Por otra parte, aunque la situación macroeconómica en Túnez ha mejorado desde la

revolución después del gran deterioro sufrido en 2011, esta recuperación ha sido lenta y

no ha dado grandes frutos ya que se registra un aumento de la inflación junto con el de

los precios de los alimentos. Igualmente ha empeorado el déficit en cuenta corriente

teniendo en cuenta la caída de la inversión directa extranjera (la cual lo financiaba) y por

otro lado, la caída de la demanda por parte de Europa.

30

La deuda pública también ha sufrido un aumento considerable como consecuencia de la

política fiscal expansiva posterior a la revolución y el descenso de la actividad económica.

Los datos reflejan que del 40.4% del PIB en 2010, la deuda pública pasó a representar un

44% del PIB en 2011 (FMI, 2013).

En lo que a las relaciones económicas exteriores se refiere, sabemos que el principal socio

y mercado de Túnez ha sido y es la Unión Europea. Ésta juega un importante papel como

inversor y financiador del país magrebí. A estas relaciones, se suman además otras como

las que mantiene con el país vecino Libia, y otros países del Golfo de los que podría

obtener recursos financieros y desarrollar a su vez las inversiones en estos países

(Escribano, 2012).

Para terminar, y tras todo lo anteriormente analizado, podemos precisar la necesidad de

poner en marcha mecanismos que garanticen el buen tratamiento y gestión de los recursos

públicos, la limitación de las desigualdades regionales, medidas que logren combatir

prácticas corruptas como la evasión y el fraude fiscal o la no declaración de bienes, la

obligatoriedad de la transparencia financiera y la rendición de cuentas, y acabar

igualmente con el clientelismo que ha venido caracterizando a la economía tunecina desde

mucho antes del comienzo de las revueltas, y que ha continuado tras la caída del

expresidente Ben Alí.

Sólo a través de unos mayores controles y medidas que garanticen el derecho al trabajo

de forma equitativa, se podrá iniciar un verdadero proceso democratizador en la economía

de Túnez, y más ahora que contamos con el apoyo de la nueva Constitución donde figuran

como ya hemos visto, artículos que expresan la obligatoriedad de estas medidas.

31

5. Elementos desestabilizadores de la transición:

El proceso de transición democrática en Túnez ha contado desde su inicio con una serie

de factores que han limitado y obstaculizado su correcto desarrollo y que merecen

especial atención. Algunos de ellos ya existían antes del comienzo de la revolución,

recrudeciendo su actividad aún más tras el inicio de ésta.

5.1 El salafismo político:

Resulta conveniente comenzar con una definición clara del término salafismo: se trata de

un movimiento sunníta integrado por islamistas ultraconservadores que aspiran a la

islamización de la sociedad en la que habitan a través de la introducción en las

instituciones del país de la ley islámica o Sharía, llevando a cabo una interpretación

rigurosa del libro sagrado, el Corán, y por lo tanto, se muestran profundamente contrarios

a todas las prácticas y costumbres occidentales.

Este movimiento también ha estado y está muy presente en el contexto político tunecino,

en el que cual ha irrumpido, ejerciendo cierta presión en los distintos actores civiles y

gubernamentales del país y conseguir de esta manera alcanzar su objetivo: el

establecimiento de un estado islámico.

Este grupo ha luchado por lograr la inclusión del mismo en la esfera política del país,

llegando a crear formaciones políticas, además de su lucha por conseguir representación

parlamentaria, especialmente tras la caída de la autocracia de Ben Alí. Sin embargo, la

actuación y presencia del salafismo político no ha gozado de mucha fiabilidad, por lo que

existe el temor de que éstos logren sus objetivos y terminen mermando el proceso

democrático que está teniendo lugar, y alcanzar de esta manera el control estatal

(Laborie, 2013).

En Túnez, los salafistas no siempre gozaron de la autonomía que ahora poseen, sobre todo

si lo comparamos con el periodo de gobierno bajo el régimen del expresidente Ben Alí,

donde éstos se encontraban en una situación de represión. Sin embargo, una vez iniciadas

las revueltas y protestas, es cuando este grupo aprovecha para salir a la palestra y

comienza su “estrategia” participando desde el principio en la lucha callejera. De este

modo, se beneficiaron del contexto de lucha y crisis interna, y presentar así su discurso

32

en torno a la identidad islámica del país, lo que provocará el enfrentamiento con los

sectores laicos de Túnez (Gómez, L. 2013).

La entrada de este movimiento en la vida política del país magrebí, se confirma aún más

con la legalización de partidos integrados por miembros de este grupo. Este hecho ha

provocado la lluvia de críticas desde los sectores laicos hacia el partido islamista

moderado de Ennahdha, al cual se le acusa de ser demasiado condescendiente con estos

grupos islamistas radicales.

En el escenario político de Túnez podemos observar la existencia de tres partidos políticos

de corte salafista: el primer partido legalizado fue conocido con el nombre de “Frente de

la Reforma” presidido por Mohamed Khouja, el partido de “la Autenticidad” presidido

por Mouldi Moujahed, y por último el partido legalizado en julio de 2012, partido de “la

Liberación” (Allani, 2012).

5.2 La amenaza terrorista:

Con el inicio del proceso revolucionario y el periodo de transición democrática, se ha

podido constatar el recrudecimiento de la violencia en el país magrebí con una ola de

actos violentos como consecuencia de la amenaza terrorista.

El 25 de Julio de 2013 tuvo lugar en Túnez el asesinato del político izquierdista Mohamed

Brahmi, antiguo líder del partido opositor tunecino “Movimiento del Pueblo” y diputado

en la Asamblea Nacional Constituyente. Se trata de un asesinato que coincidió con la

celebración del día de la República, algo que provocó para muchos la pérdida de

legitimidad de ese día. Este suceso constituía el segundo asesinato de un político durante

el pasado año 2013, dado que ya en el día 6 del mes de febrero tuvo lugar el primero, con

el asesinato del opositor laico de izquierdas Chokri Belaid.

Las investigaciones y fuentes policiales determinaron que detrás de ambos asesinatos se

encontraban salafistas radicales integrantes de la conocida organización Ansar al Charia,

que analizaremos más adelante.

Estos dos acontecimientos, fueron vistos en Túnez como un intento de socavar un proceso

democrático en curso, y la búsqueda de una inflamación de la situación política en el país,

viéndose la legitimidad del gobierno afectada tras estos asesinatos, llegándose incluso a

acusar al partido gobernante de estar detrás de tales muertes y de ser cómplice de los

33

salafistas. Además, se llevaron a cabo numerosas manifestaciones y protestas en el país,

estableciéndose así un escenario propicio que parecía vaticinar “una segunda revolución

en Túnez”.

La pérdida de confianza en el gobierno tunecino se agudizaba así tras estos asesinatos,

con una propensión cada vez mayor por parte de los dirigentes políticos a dividir a los

tunecinos con su incapacidad para resolver la crisis política que atravesaba el país y la

generación de duda. La investigadora del FRIDE, Kristina Kausch señalaba: “la reticencia

del Gobierno de Ennahda a llevar a cabo acciones drásticas para prevenir los disturbios

salafistas ha sido criticada por comprometer la integridad programática con el fin de

asegurar los votos de la comunidad salafí” (2012: 3).

Tras los dos asesinatos de dos representantes laicos del Frente Popular, la crisis política

se aceleró en Túnez originando el reclamo de la oposición y de ciertos grupos

parlamentarios, los cuales exigían la dimisión del Gobierno y la disolución de la

Asamblea. Con el segundo asesinato, los opositores agrupados en el denominado Frente

de Salvación Nacional, lograron con sus reclamaciones el abandono de un tercio de los

integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente (Martínez Fuentes, 2014).

Otro acontecimiento importante es el referido a la decisión de paralización de los trabajos

en la Asamblea Nacional Constituyente el 7 de agosto de 2013, por el presidente de la

misma Ben Jaâfar (La Presse, 2013). Como consecuencia de esta decisión, quedaba así

paralizado el proceso de redacción de la nueva Constitución y con ello el avance en el

proceso de transición democrática.

La crisis política se ve agravada aún más con las divisiones internas que ha habido dentro

del partido gobernante Ennahdha entre moderados y radicales, estando estos últimos más

cercanos ideológicamente a la corriente salafista, algo que ha contribuido al

estancamiento de la nueva Constitución ya que inicialmente se había previsto su

aprobación para el pasado mes de octubre de 2013, sin imaginar que tal fecha se retrasaría

cuatro meses después.

Dentro de la ola de terrorismo que acecha al país magrebí, hay que analizar especialmente

el papel del grupo anteriormente mencionado, Ansar al Charia. Se trata de una

organización salafista yihadista, que cuenta con varias ramificaciones como otras

organizaciones internacionales de crimen organizado. El jefe de esta organización

34

terrorista (Abou Lyadh) fue claramente acusado por fuentes policiales como el que ordenó

el asesinato de los dos dirigentes políticos asesinados en febrero y julio del pasado año.

El 9 de septiembre de 2013 tuvo lugar la captura de dos terroristas y la muerte de otros

dos durante la operación de búsqueda por la policía tunecina, en la ciudad de Borj Chakir.

Todos ellos pertenecientes a la organización de yihadistas de Ansar Charia. Además se

supo que estos cuatro terroristas también estuvieron implicados en la muerte de Belaid y

Brahmi (Zribi, 2013).

Otro de los importantes altercados terroristas, tiene que ver con los ocho soldados

degollados en la conocida sierra del monte de Chaambi en Túnez el pasado 29 de Julio

de 2013, lugar en el que han tenido lugar varios atentados y donde se esconden numerosos

terroristas. Esto sumado al entonces reciente asesinato del diputado Brahmi, agravó aún

más si cabe la crisis política del país, poniendo en riesgo la transición.

A este terrorismo salafista también se le acusó de tener que ver con dos atentados

cometidos el 30 de octubre de 2013, contra un hotel en Sousse (importante ciudad

turística), y contra un mausoleo del antigua expresidente Habib Bourguiba en la ciudad

de Monastir (La Veu D´África, 2013). Éstos igualmente rechazaron aceptar cualquier

pacto entre demócratas en la cuestión de la introducción de la Sharía o ley islámica en la

futura nueva Constitución, cometiendo para ello actos vandálicos contra edificios

públicos.

Un ataque más lejano en el tiempo pero no menos importante, fue el que se produjo contra

la Embajada de Estados Unidos y la escuela estadounidense el pasado 14 de septiembre

de 2012, donde el gobierno norteamericano calificó a la organización Ansar al Sharia de

terrorista y la involucró directamente con tales ataques.

Parece ser que durante 2013, los ataques de yihadistas salafistas contra las fuerzas de

seguridad se vieron multiplicados por primera vez en las regiones fronterizas y dentro

del país. Cada vez hacía mayor la indignación popular en el tema de la seguridad de la

patria y en el debate público, a la vez que se reforzaban las tensiones entre opositores y

partidarios seculares. La región montañosa de Chaambi es donde se llevaron a cabo

importantes acciones terroristas contra el ejército y la guardia nacional en el año 2013.

Finalmente, la nueva Constitución tunecina ha sido aprobada pese a los constantes

obstáculos sufridos por los ataques y atentados por parte de los salafistas por un lado, con

35

las muertes de Chokri Belaid y Mohamed Brahmi, y por el otro tratando de imponer al

partido gobernante Ennahdha la introducción de la Sharía en la agenda democratizadora.

Dentro del contexto de amenaza terrorista, hay que tener en cuenta la importancia de la

situación geográfica de Túnez, país ubicado en el centro de la región mediterránea, en un

lugar donde la inestabilidad es apreciable.

En un contexto regional cada vez más amenazador, con el auge del terrorismo islamista

actuando en el Sáhara y el Sahel, y las grandes sospechas de que parte de las armas de

que se nutren los terroristas están llegando a través de Túnez (procedentes del caos libio),

la inestabilidad en la región está más que presente, lo que deja ver que la situación

geográfica del país magrebí parece ser fuente de ciertas amenazas al proceso de

transición. Esto ha originado sin duda la necesidad de lograr una seguridad fronteriza que

logre mermar tales amenazas.

Por otro lado, si la introducción de armas de fuego en Túnez es una novedad preocupante,

los problemas sobre el tráfico de equipo militar de libia fortalece el clima de inseguridad.

Las incautaciones de equipo militar se han visto incrementadas desde inicio de 2013. A

esto hay que añadir otro problema como lo es el retorno de los combatientes tunecinos

procedentes de Siria, que regresan a su país por la frontera entre Túnez y Libia

(International Crisis Group, 2013).

Por lo tanto, parece innegable que los vecinos del norte de África (Libia y Argelia) y el

Sahel constituyen una matriz que agranda la amenaza terrorista y criminal en Túnez.

Por último, pero no menos importante, destacar la operación militar llevada a cabo por

las fuerzas militares francesas en la expulsión de los terroristas del norte de Malí, muchos

de los cuales huyeron a Níger, y al sur de Libia, pero también se concentraron en el oeste

de Túnez, en el famoso monte de Chaambi, donde recordemos que las fuerzas policiales

tunecinas han hallado en numerosas ocasiones a varios terroristas y donde se han llevado

a cabo grandes operaciones militares para su detención y arresto.

En resumen, observamos cómo la amenaza terrorista ha jugado y aún juega un papel muy

importante como elemento desestabilizador del proceso de transición en Túnez, no sólo

por parte de los propios salafistas radicales concentrados en el país (la mayoría de ellos

pertenecientes a la organización terrorista Ansar Al Charia), sino también por la inevitable

36

amenaza del terrorismo yihadista presente en sus fronteras y países vecinos agudizado

por la “difícil” situación geográfica de Túnez.

5.3 La cuestión de los refugiados:

Existe un tercer elemento desestabilizador del proceso de transición político con la

llegada al país magrebí de miles de refugiados.

Antes de comenzar el análisis en torno a este tema, sería conveniente aclarar la definición

de refugiado. Según la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (1951) citada en

ACNUR, un refugiado es:

“Una persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de

raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u

opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o,

a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que

careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales

acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no

pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él”.

El tema de los refugiados en los países del Magreb, reafirma nuevamente la importancia

geográfica de la región, concretamente con la cuestión de las distintas amenazas presentes

en la misma. Túnez es uno de los países que se ve afectado por este problema,

especialmente porque se encuentra en un momento de cambio político y cualquier

amenaza puede provocar cierta desestabilización. En este caso, la llegada de refugiados

procedentes de otros países está en el punto de mira y ha de ser analizada.

Son muchos los refugiados que huyendo de Libia, llegaron a Túnez en 2011. Muchos de

ellos egipcios y nacionales de otros países como Sudán, Etiopía, Somalia o Eritrea que se

hallaban en Libia en el momento de crisis. Ante esta situación, la OIM y ACNUR optaron

por solicitar la ayuda de los gobiernos para la evacuación humanitaria de estos

ciudadanos, de modo que se reunieron los gobiernos de Túnez y Egipto para la puesta en

marcha de un programa entre ambos y limitar de esta forma la crisis humanitaria

fronteriza en el país magrebí.

37

Sin embargo, ésa no era la primera vez que Túnez atendía la llegada de refugiados, ya

que mucho tiempo atrás, concretamente en el contexto de descolonización de Argelia en

1957, fueron muchos los refugiados que llegaban al país magrebí (Al Achi, 2013).

La llegada de inmigrantes subsaharianos a Túnez ha sido importante. La mayoría de ellos

llegan al país huyendo del caos libio y se refugian en campamentos, como los de la ciudad

tunecina de Yerba, donde de los 5000 refugiados registrados en mayo de 2011, la mayoría

parecían provenir del sur del Sáhara (Bustos, Orozco, y Witte, 2011).

En Túnez, también está la cuestión de la peligrosidad a la que se encuentran expuestos

los refugiados con la posibilidad de caer en redes de trata de personas y obligarles así de

esta manera a realizar trabajos forzados o sometidos a una explotación doméstica. Entre

los refugiados que procedían de Libia y se refugiaban en Túnez en 2011, había algunos

víctimas de la trata por lo que la OIM y ACNUR junto con algunas ONG locales les

prestaron servicios de asistencia (Le Goff, 2013).

También hay que precisar la existencia de traficantes que a cambio de dinero ofrecen a

los migrantes la posibilidad de trasladarles a otros países con mejores condiciones. Este

es el caso de un grupo formado por 87 migrantes irregulares, que fueron desamparados

en la costa tunecina de Zarzis (Lando, 2012). La mayoría de ellos procedían de Nigeria.

Éstos tuvieron que ser acogidos por la Media Luna Roja de la capital tunecina, además

muchos de ellos residían en Libia antes de tomar la decisión de ponerse en manos del

traficante. Igualmente, del país libio salió una embarcación con 154 personas que

solicitaron asilo en Túnez.

Ante la situación, una de las iniciativas que se llevaron a cabo fue la puesta en marcha de

un programa de formación por parte de la OIM y ACNUR denominado “gestión de las

fronteras sensibles en materia de protección”, y dirigido a las autoridades tunecinas con

el objetivo de que éstas sepan cómo actuar ante los diferentes movimientos (Giampoli,

2013). Se trata de una formación completa que permitirá la identificación de cualquier

movimiento ilegal como el tráfico de personas, o la llegada de grupos sensibles como los

refugiados. Además, esta iniciativa está basada en algunos avances llevados a cabo por

Túnez en la cuestión del derecho de asilo o mecanismos de protección de los refugiados.

Por otra parte, durante la crisis en Libia, el número de refugiados que huían del caos

supuso la llegada del 44% del total de éstos a Túnez, un equivalente al 2.2% del total de

la población tunecina, en un momento difícil de transición política. Este hecho sumado al

38

cierre fronteras por parte de la UE a la inmigración, ha provocado que Túnez termine por

convertirse en el país más “solicitado” por los flujos migratorios procedentes de África

subsahariana (Bustos, Orozco y Witte, 2011).

Esta situación provoca la necesidad de contar con recursos financieros para la puesta en

marcha de programas, transporte y personal especializado. Ya en febrero de 2011 más de

75.000 personas (especialmente egipcios) alcanzaron la frontera tunecina; y en general,

la media de personas que han llegado tanto a las fronteras egipcias como tunecinas llego

a alcanzar la cifra de 6000 personas diarias (Jumbe, 2011). Sólo en los asentamiento del

sur de Túnez se han llegado a contabilizar hasta 4.000 refugiados (Al Alchi, 2013).

El campo de refugiados más importante y conocido que ha habido en Túnez es el de

Shousha (su apertura tuvo lugar en 2011). Se encuentra situado cerca de la frontera de

Ras Adjir, y ha acogido diariamente a personas que han permanecido en éste hasta poder

llegar a ser evacuadas y/o repatriadas. Aun así, han tenido lugar numerosos

reasentamientos desde este campamento a terceros países, especialmente a partir de

mediados de 2012, en un intento por hacer frente al gran flujo de personas que huían de

Libia, desde el inicio de 2011, ya que muchas de esas personas no se encontraban en

posición de volver a su lugar de origen ni tampoco permanecer en el país tunecino.

A raíz del caos libio, fueron muchos los refugiados y trabajadores inmigrantes que

llegaban al sur del país tunecino. Hubo un momento álgido durante la crisis libia, en el

que el asentamiento de Shousha llegaba a recibir hasta 18.000 personas diarias, según

datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (2013). Otro campamento conocido

en Túnez es el de Remada, al que acudían principalmente la población de etnia bereber

que escapaban de la violencia en las zonas montañosas del oeste de Libia.

Sin embargo, el importante campo de Shousha, terminó por ser clausurado con el acuerdo

de las autoridades tunecinas el pasado mes de junio de 2013.

Igualmente es importante la labor llevada a cabo por ACNUR, la cual llevó a cabo el

traslado el pasado 1 de julio de 2013 de servicios para las personas que se encontraban en

las ciudades del sur de Túnez, concretamente Ben Gardane y Medenine. En las ciudades,

estos refugiados tienen mayores posibilidades de tener acceso a servicios básicos como

las atenciones en materia de sanidad, programas de formación profesional para refugiados

e incluso ayuda económica. La Agencia ha presionado para que las autoridades tunecinas

39

acogieran algún estatuto legal para los refugiados de modo que contaran con una serie de

derechos básicos (ACNUR, 2013).

Por lo tanto, estamos ante uno de los principales problemas que han acabado afectando a

Túnez en gran medida, y en un momento bastante inoportuno como consecuencia de la

gran crisis política, económica y social que atravesaba el país con un presidente que

acababa de huir abandonando el poder.

El país magrebí ha llegado a soportar llegadas tan grandes de refugiados, que ha tenido

que recurrir a los reasentamientos, para lo cual ha precisado de la gran ayuda, cooperación

y solidaridad de la comunidad internacional y poder de esta manera gozar de mayor

libertad para garantizar la estabilidad del país y la de los propios refugiados que ya se

encontraban en los campamentos.

A raíz de este fenómeno, la responsabilidad del gobierno tunecino ha tenido que ser

mucho mayor, ya que no sólo ha tenido que responder a las demandas y necesidades de

los propios ciudadanos nacionales, sino que además formaba parte de su obligación el

auxilio a estos grupos desfavorecidos, asegurando su estatus legal en el país o

tramitándoles un permiso de residencia, además de la cuestión de ayudarles a beneficiarse

de oportunidades de empleo concediendo permisos de trabajo; y todo esto en un contexto

de crisis y transición política difícil.

40

Conclusiones:

En numerosas ocasiones se han entablado debates en torno al país árabe que más se acerca

a los ideales democráticos o el que sirve como modelo a seguir por otros países. En esta

ocasión, y tras el estudio realizado, se puede afirmar que Túnez no sólo ha sido el país

pionero de la denominada Primavera Árabe iniciada hace tres años, sino que además

podemos constatar, que cuenta con toda una serie de características que le pueden llevar

a convertirse (de hecho ya lo está siendo) en un “país referente” para el resto de estados

árabes que como él, iniciaron su andadura hacia un régimen más democrático con la

ruptura del statu quo anterior.

Han sido muchos los problemas que el país magrebí ha tenido que atravesar desde que el

14 de enero de 2011 el expresidente Ben Alí decidiese abandonar el país ante la oleada

de protestas que le acechaban. El desarrollo del proceso de transición en estos tres años

ha estado marcado tanto por una acusada inestabilidad política, una crisis económica, así

como por la gran amenaza terrorista que acecha al país. Aun así, no hay que obviar los

grandes avances que han tenido lugar en el mismo, especialmente desde comienzos de

este año 2014, un año que puede ser considerado “el punto álgido” del proceso de

transición.

Con la aprobación de la Constitución más avanzada y democrática del mundo árabe,

Túnez demuestra que es capaz de situarse en niveles cercanos a los europeos. En la

redacción de la misma han sido muy importantes los resultados positivos que se han dado

en la cuestión del género con el establecimiento de la igualdad entre hombres y mujeres;

pero también y sobre todo una cuestión fundamental que afectaba no sólo a Túnez sino

también a muchos otros países árabes, el argumento religioso, con la introducción o no

de la Sharía o ley islámica en la legislación estatal, la cual no ha sido finalmente

introducida.

Este último punto ha sido clave en el proceso de transición vivido en Túnez, dado que el

permanente conflicto entre los sectores laicos y los islamistas en la aceptación o no de la

ley islámica ha provocado grandes paralizaciones y crisis, además de la sombra constante

del terrorismo de carácter salafista en el país.

Por otro lado, en la configuración de este nuevo régimen político en el país norteafricano,

ha sido más que importante la labor llevada a cabo por los actores internacionales,

especialmente la Unión Europea, la cual ha prestado su apoyo al país en numerosas

41

ocasiones. Además de las grandes aportaciones económicas que ha otorgado a Túnez, hay

que destacar también su función en las misiones de observación electoral, tanto en la que

tuvo lugar en octubre de 2011, como la que está prevista que se realice para las próximas

elecciones programadas para antes de finales de año.

El desarrollo de las próximas elecciones presidenciales y legislativas en Túnez será

crucial para el futuro del país. Por esta razón, la labor de organización y diseño electoral

ha de ser lo más controlada y transparente posible, una función que le corresponderá

arbitrar en su mayor parte a la Instancia Superior Independiente para las Elecciones

(ISIE). Ésta se encargará de velar por el cumplimiento de todas y cada una de las

disposiciones relativas al proceso electoral, vigilando que no se cometan abusos o errores

que puedan altear la neutralidad y transparencia de las mismas.

Ahora que la nueva Ley Electoral ha sido aprobada recientemente, y que el ISIE cuenta

con las directrices necesarias para llevar a cabo su función electoral, ya no hay marcha

atrás. A partir de ahora, sólo cabe esperar que se terminen de fijar la fecha de las próximas

elecciones y ver cómo van sucediéndose los distintos acontecimientos.

En este contexto, el avance que ha tenido lugar en Túnez es innegable, siendo el único

país que en cuestión de cuatro meses, ha logrado redefinir su sistema político a través de

dos grandes avances dados con la nueva Constitución y la Ley Electoral. Sin embargo, en

esta redefinición, también existen nuevos retos a tener en cuenta.

El desarrollo político de un país ha de ser entendido también en términos económicos.

Por esta razón, y teniendo en cuenta la crisis económica que no ha dejado de sentirse en

Túnez, el país se enfrenta al desafío de la creación de una economía abierta y moderna,

como parte de su lucha por la consecución de un Estado verdaderamente democrático y

terminar así con las prácticas corruptas y clientelistas.

De este modo, la culminación exitosa de la transición democrática en el país no sólo

dependerá de la transparencia o no en los próximos comicios que se celebren, sino

también de la capacidad del país magrebí de crear mecanismos que favorezcan una

modernización económica, así como la contención de ciertos factores de desestabilización

como el terrorismo o las masas de refugiados, que merman en gran medida el proceso

democrático.

42

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- Conferencias:

"La experiencia de la transición democrática en Túnez", a cargo de Rached Ghannouchi,

presidente del movimiento Ennahda, en el Auditorio de Casa Árabe, el 26 de mayo de

2014. Madrid.