Tecnología lítica y sociedades agro-pastoriles tempranas

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TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGRO-PASTORILES TEMPRANAS Patricia S. Escola 1 INTRODUCCIÓN La investigación arqueológica en el ámbito de la Puna Meridional no posee una larga data, particularmente, en lo que respecta a las ocupa- ciones agro-pastoriles más tempranas. El depar- tamento de Antofagasta de la Sierra (Catamarca) no escapa a esta situación. A principios del si- glo XX, y con posterioridad a la década del 50, arqueólogos y aficionados llevaron adelante al- gunas incursiones ocasionales. Sólo recién en la década del 80 se encararon trabajos sistemáticos de investigación arqueológica dirigidos a esta- blecer y explicar las características de las ocupa- ciones agro-pastoriles tempranas en un ambiente de desierto de altura (2400 años AP a 900 años AP) (Olivera 1992). Dentro de este proyecto general, mi inte- rés científico ha estado centrado en explorar el rol dinámico que juegan la tecnología y los arte- factos líticos en estas sociedades prehispánicas altoandinas. Para esta tarea, he tomado en con- sideración una perspectiva teórica estrechamen- te vinculada a la investigación de grupos caza- dores-recolectores, pero aplicada también a si- tuaciones de sedentarismo o contextos con eco- nomías productivas (Parry y Kelly 1987 ; Kolde- hoff 1987 ; Torrence 1989): la organización de la tecnología. Ahora bien, las investigaciones desarrolla- das en Antofagasta de la Sierra desde un princi- pio apuntaron a la contrastación de un modelo particular denominado “Sedentarismo Dinámi- co” que explicaba el funcionamiento de los gru- pos humanos en relación a la explotación y/o cir- culación de recursos regionales (Olivera 1988, 1992). Dentro de este marco, la variable tecnoló- gica lítica se ha constituido en una línea de evi- dencia tendiente a poner a prueba algunos aspec- tos funcionales y organizativos del modelo. Atendiendo, entonces, a estas considera- ciones este trabajo tiene como objetivo evaluar la variabilidad de los conjuntos líticos disponi- bles, estudiando sus características estructura- les y su composición. Al respecto, cabe destacar que esta variabilidad va a ser relacionada tanto con los requerimientos funcionales de los arte- factos como con la organización del sistema cul- tural en general (Carr 1994). Para cumplimentar este objetivo, se llevaron adelante estudios tec- nológicos, sistemáticos e integrados, sobre dis- tintos conjuntos artefactuales procedentes tan- to de sitios estratificados (Casa Chavez Montí- culos y Real Grande 1) como de fuentes de apro- visionamiento de materias primas. A partir de ello, la delineación de trayectorias de producción por materia prima se constituyó en una vía cla- ve para abordar la variabilidad, arrojando nue- va luz sobre la relación entre la disponibilidad de recursos líticos, las estrategias de producción involucradas y el sistema de asentamiento-sub- sistencia. ORGANIZACIÓN TECNOLÓGICA Y VARIABILIDAD: ALGUNAS CONSIDERACIONES TEÓRICAS Cuando se habla de tecnología, en térmi- nos generales, se hace referencia a todas las ac- tividades involucradas en la adquisición de ma- terias primas, manufactura, distribución, uso, mantenimiento, reciclado y descarte de artefac- tos líticos. Sin embargo, la concepción organi- zativa de la tecnología le otorga a la tecnología misma y a sus productos -los artefactos- un rol dinámico dentro de los sistemas culturales. Ahora bien, este dinamismo implica tomar en consideración las estrategias o decisiones que guían el componente tecnológico del comporta- miento humano. A su vez, también implica tener presente que estas estrategias, sensibles a condi- ciones generadas en la interacción del hombre y Temas de Arqueología, Análisis lítico (2004), pp. 59-100. 1 CONICET y Universidad Nacional de Catamarca.

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TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGRO-PASTORILES TEMPRANAS

Patricia S. Escola1

INTRODUCCIÓN

La investigación arqueológica en el ámbito de la Puna Meridional no posee una larga data, particularmente, en lo que respecta a las ocupa-ciones agro-pastoriles más tempranas. El depar-tamento de Antofagasta de la Sierra (Catamarca) no escapa a esta situación. A principios del si-glo XX, y con posterioridad a la década del 50, arqueólogos y aficionados llevaron adelante al-gunas incursiones ocasionales. Sólo recién en la década del 80 se encararon trabajos sistemáticos de investigación arqueológica dirigidos a esta-blecer y explicar las características de las ocupa-ciones agro-pastoriles tempranas en un ambiente de desierto de altura (2400 años AP a 900 años AP) (Olivera 1992).

Dentro de este proyecto general, mi inte-rés científico ha estado centrado en explorar el rol dinámico que juegan la tecnología y los arte-factos líticos en estas sociedades prehispánicas altoandinas. Para esta tarea, he tomado en con-sideración una perspectiva teórica estrechamen-te vinculada a la investigación de grupos caza-dores-recolectores, pero aplicada también a si-tuaciones de sedentarismo o contextos con eco-nomías productivas (Parry y Kelly 1987 ; Kolde-hoff 1987 ; Torrence 1989): la organización de la tecnología.

Ahora bien, las investigaciones desarrolla-das en Antofagasta de la Sierra desde un princi-pio apuntaron a la contrastación de un modelo particular denominado “Sedentarismo Dinámi-co” que explicaba el funcionamiento de los gru-pos humanos en relación a la explotación y/o cir-culación de recursos regionales (Olivera 1988, 1992). Dentro de este marco, la variable tecnoló-gica lítica se ha constituido en una línea de evi-dencia tendiente a poner a prueba algunos aspec-tos funcionales y organizativos del modelo.

Atendiendo, entonces, a estas considera-

ciones este trabajo tiene como objetivo evaluar la variabilidad de los conjuntos líticos disponi-bles, estudiando sus características estructura-les y su composición. Al respecto, cabe destacar que esta variabilidad va a ser relacionada tanto con los requerimientos funcionales de los arte-factos como con la organización del sistema cul-tural en general (Carr 1994). Para cumplimentar este objetivo, se llevaron adelante estudios tec-nológicos, sistemáticos e integrados, sobre dis-tintos conjuntos artefactuales procedentes tan-to de sitios estratificados (Casa Chavez Montí-culos y Real Grande 1) como de fuentes de apro-visionamiento de materias primas. A partir de ello, la delineación de trayectorias de producción por materia prima se constituyó en una vía cla-ve para abordar la variabilidad, arrojando nue-va luz sobre la relación entre la disponibilidad de recursos líticos, las estrategias de producción involucradas y el sistema de asentamiento-sub-sistencia.

ORGANIZACIÓN TECNOLÓGICA Y VARIABILIDAD: ALGUNAS

CONSIDERACIONES TEÓRICAS

Cuando se habla de tecnología, en térmi-nos generales, se hace referencia a todas las ac-tividades involucradas en la adquisición de ma-terias primas, manufactura, distribución, uso, mantenimiento, reciclado y descarte de artefac-tos líticos. Sin embargo, la concepción organi-zativa de la tecnología le otorga a la tecnología misma y a sus productos -los artefactos- un rol dinámico dentro de los sistemas culturales.

Ahora bien, este dinamismo implica tomar en consideración las estrategias o decisiones que guían el componente tecnológico del comporta-miento humano. A su vez, también implica tener presente que estas estrategias, sensibles a condi-ciones generadas en la interacción del hombre y

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1 CONICET y Universidad Nacional de Catamarca.

su ambiente físico y social, deben ajustarse o ser la variable de ajuste de otros aspectos del com-portamiento ante necesidades y prioridades par-ticulares.

En este trabajo, se sigue la propuesta de Nelson (1991:57) que entiende a la organiza-ción tecnológica como “el estudio de la selec-ción e integración de estrategias para confeccio-nar, usar, transportar y descartar los instrumen-tos y los materiales necesarios para su manteni-miento”1. Cabe aclarar que la autora involucra en este campo de estudio la consideración de condi-ciones ambientales y variables tanto económicas como sociales que influyen dichas estrategias.

Conservación y expeditividad constituyen dos estrategias tecnológicas introducidas por Binford (1979) y categorizadas en términos de una planificación diferenciada. Nelson (1991), más tarde, incorpora al conjunto un comporta-miento llamado oportunístico que opone al de expeditividad.

Una reflexión sobre la que deseo hacer hin-capié es que estas estrategias tecnológicas no re-fieren a una clase de artefacto o a un tipo de con-junto artefactual. Por el contrario, estas estrate-gias “identify kinds of plans for facilitating hu-man uses of the enviroment that can be carried out in a variety of ways and are responsive to a variety of conditions. Artifact forms and assem-blage composition are the consequences of di-fferent ways of implementing curation and expe-diency.” (Nelson 1991:62).

Una de las formas de abordar las conse-cuencias materiales de la implementación de las distintas estrategias tecnológicas es a través del estudio del diseño. En líneas generales, pue-de considerarse la existencia de cuatro variantes de diseño: confiabilidad, flexibilidad, versatili-dad y transportabilidad. Al respecto, cabe seña-lar que en este trabajo se han seguido los concep-tos vertidos por Nelson (1991). Asimismo, creo conveniente destacar que, a partir de las obser-vaciones de esta autora, es dable asumir que fle-xibilidad y versatilidad constituyen opciones de una variable de diseño conocida como manteni-bilidad (Bleed 1986).

Ahora bien, si mi interpretación no ha sido

errónea se puede decir que la confiabilidad, la flexibilidad, la versatilidad y la transportabili-dad constituyen alternativas de diseño vincu-ladas estrechamente a una planificación cen-trada en la anticipación y extensión de la vida útil de los instrumentos (Bousman 1993 ; Carr 1994 ; Myers 1989 ; Torrence 1989). Esto signifi-ca, entonces, que ninguna de estas opciones po-dría surgir como resultado de un comportamien-to expeditivo. En qué medida, entonces, la im-plementación de una estrategia expeditiva influ-ye o condiciona la forma de los instrumentos ? Cuáles son las variables de utilidad que se enfa-tizan en una planificación orientada a minimizar el esfuerzo tecnológico y a responder a necesida-des predecibles ?

No tengo las respuestas a estos interro-gantes, sin embargo, considero pertinente expli-citar en este espacio algunas ideas al respecto. En principio, se podría decir que las característi-cas del diseño instrumental bajo condiciones de expeditividad tenderían a facilitar tareas inme-diatas, conocidas y, muchas veces, específicas, respondiendo así a consideraciones de corto pla-zo (Binford 1979). El mismo Bousman (1993), atendiendo a estos requerimientos, hace referen-cia a un diseño expeditivo que, desafortunada-mente, no termina por desligarse de la estrate-gia misma. Sin embargo, su propuesta en térmi-nos de diseño no ha dejado de llamarme la aten-ción al punto tal que me he planteado, para estos casos, hablar de “diseños utilitarios”.

Al respecto, habría que considerar a la de-manda funcional, es decir a los requerimientos de la función a ejecutarse, como uno de los ele-mentos condicionantes de este tipo de diseño. En este sentido, la utilización y/o formatización de determinados biseles, ángulos de filo y contor-nos de borde permitirían enfrentar necesidades variadas con una mínima inversión de trabajo en su producción. Esto incluiría no solo formas de filo simples que pudieran ajustarse a un espec-tro funcional relativamente amplio sino también configuraciones discretas de borde (pe. conca-vidades, puntas destacadas, aserrados) orienta-das a funciones específicas. Cabría destacar, en general, que esta variable de diseño adquiriría

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significado en situaciones desprovistas de time stress (sensu Torrence 1983) y de elevado cos-to de fracaso. Por lo tanto, sería dable esperar que las actividades de manufactura, uso y des-carte tuvieran lugar en el contexto de uso, siendo muy poco frecuentes las tareas de mantenimien-to y reparación.

Más allá de estas últimas reflexiones teóri-cas, cabe reconocer que los conceptos de estra-tegia tecnológica y diseño, desde su formulación original y posterior desarrollo, han estado estre-chamente ligados a la arqueología de cazadores-recolectores, especialmente al continuum fora-ger-collector. Es cierto que, tradicionalmente, el interés de los analistas líticos ha estado centra-do en el dominio de las economías no producti-vas. Sin embargo, creo no equivocarme al soste-ner que estos mismos conceptos son lo suficien-temente amplios para ser aplicados a situaciones de sedentarismo o grupos con economías pro-ductivas en el marco de las llamadas “socieda-des complejas”.

MODELO Y PROPUESTAS A CONSIDERAR

Previo a la consideración del modelo con-sidero pertinente hacer referencia al área de in-vestigación y a sus condiciones geográficas y ecológicas. Esta caracterización apunta a dejar definidas las escalas espaciales de análisis que encuadraron los estudios arqueológicos, y a exa-minar la particularidad del ambiente altoandino y su oferta de recursos.

Microregión y Microambientes: Situación Geográfica y Ambiental

La Puna de Atacama, sector más austral del altiplano andino, constituye un desierto de altura, con altitudes medias oscilando entre los 3.600 y 3.800 msnm. La porción correspondien-te a la Puna argentina se ubica entre los 22° y 27° de Lat. Sur y entre los 65° 10’ y los 68° 50’ de Long. Oeste, dividiéndose en un sector Septen-trional y uno Meridional a la altura del paralelo de 24 ° (Feruglio 1946).

En general, se adscriben a todo el espacio

puneño una serie de características ambientales que incluyen una intensa radiación solar debida a la altitud (2.500-4.100 msnm), una gran am-plitud térmica diaria, una marcada estacionali-dad con precipitaciones estivales pobres (0-700 mm anuales), una baja presión atmosférica, y una distribución irregular de nutrientes. Sin em-bargo, esto no implica la existencia de un ele-vado grado de homogeneidad ambiental. Por el contrario, es posible distinguir, en el ámbito de la Puna, importantes variaciones en el clima, la topografía, la geología y la biomasa.

Dentro de la Puna Meridional argentina, a los fines generales de la investigación, se desta-caron como marcos de referencia microregiona-les (sensu Aschero 1988) cuatro cuencas: a) La-guna Blanca, b) Hombre Muerto, c) Antofalla y d) Antofagasta de la Sierra, siendo esta última donde se focalizaron más intensamente los es-tudios.

Tres de las cuatro microregiones señaladas (Hombre Muerto, Antofalla y Antofagasta de la Sierra) se localizan en el departamento de Anto-fagasta de la Sierra ubicado en el ángulo noroes-te de la provincia de Catamarca (Figura 1).

Una de las cuencas prospectadas, la de An-tofalla, posee como elemento focalizador al salar homónimo que ocupa una superficie cercana a los 1.000 km² (Figura 1). A lo largo de su margen occidental se encuentran una serie de quebradas subsidiarias entre las cuales se destacan las de Las Quinoas, Botijuelas, Las Cuevas y Ona.

La cuenca de Antofagasta de la Sierra, la más intensamente trabajada, comprende el sis-tema hídrico de los ríos Calalaste-Toconquis-Punilla/Antofagasta y sus afluentes, dentro de los cuales se destacan los ríos Las Pitas y Miri-guaca (Figura 1). Cabe destacar que se trata de una cuenca endorreica con drenaje a una laguna terminal, la laguna de Antofagasta, que se loca-liza al pie de los volcanes Antofagasta y Alum-brera. Como todo ambiente puneño, la distribu-ción de los recursos en esta microregión no es homogénea distinguiéndose áreas de alta con-centración de nutrientes (zonas de concentra-ción de nutrientes sensu Yacobaccio 1990, 1994) frente a otras de recursos muy dispersos o di-

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Figura 1. Microregiones en Estudio - Sectores Microambientales de la Cuenca de Antofagasta de la Sierra y Sitios Arqueológicos (Tomado y adaptado de Aschero et al. 2002)

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rectamente inexistentes. Esto significa que exis-te un alto grado de predictibilidad en la localiza-ción espacial de los recursos, que no puede ha-cerse extensivo a su abundancia dado que el am-biente es extremadamente variable en el corto plazo (Yacobaccio et al. 1994).

Entonces, dentro de la microregión de Antofagasta de la Sierra pueden distinguir-se tres sectores microambientales con alta con-centración de recursos (Olivera 1992): Fondo de Cuenca (3.400-3.550 msnm), Sectores Interme-dios (3.550-3.900 msnm) y Quebradas de Altu-ra (3.900-4.600 msnm). Coincido con Olivera y Elkin (1994) al considerar que las diferencias to-pográficas y de oferta de recursos inherentes a estos microambientes estuvieron estrechamente vinculadas a la estructura y dinámica de los gru-pos humanos prehispánicos en la microregión. Una síntesis de las características ambientales y de la potencialidad productiva de estos sectores puede verse en Escola (2000:30-31) y en Olivera y Podestá (1993:124-125).

El Modelo del Sedentarismo Dinámico

La consideración de las características am-bientales anteriores y de diversos modelos pas-toriles actuales altoandinos contribuyó a la pro-puesta de un modelo orientado a brindar un mar-co explicativo para las más tempranas ocupacio-nes agro-pastoriles de la Puna meridional. Se trata de un modelo de tipo sincrónico funcional planteado para la cuenca de Antofagasta de la Sierra y para un lapso cronológico tentativo que va del 2.400 AP al 900 AP.

La propuesta de Olivera (1988, 1992) par-te de la premisa de que los grupos humanos de la Puna meridional habrían implementado una economía agro-pastoril, con énfasis en el pas-toreo de camélidos y el complemento de la caza y la recolección. En base a este patrón de sub-sistencia se infiere, entonces, que el sistema de asentamiento involucrado enfatizaría un alto grado de sedentarismo. No obstante, se advierte que las características ambientales del área, con alta concentración de recursos en sectores defi-nidos, de potencialidad y accesibilidad diferen-cial, debieron exigir la existencia de un sistema

logístico con un grado variable de movilidad. De este modo, los grupos humanos llevarían ade-lante la explotación de distintos microambientes con oferta diferencial de recursos accediendo a ellos ya sea en forma directa y periódica o indi-recta mediante mecanismos de complementarie-dad y relaciones de intercambio. Esto se traduci-ría, entonces, en un patrón denominado “Seden-tarismo Dinámico” (Olivera 1992:62).

A partir de su definición, dicho patrón implica, prácticamente, la existencia de asen-tamientos tipo base residencial, de ocupación anual, ubicados en los fondos de valle de las cuencas endorreicas o en quebradas protegi-das, es decir en sectores aptos para las prácticas agro-pastoriles. Asimismo, el modelo contem-pla el traslado de integrantes del grupo humano a otros sectores microambientales para una ex-plotación directa relacionada con el pastoreo y/o la caza. Esta movilidad se daría durante ciertas épocas del año, y con posible periodicidad esta-cional, generando asentamientos temporarios o puestos de caza/pastoreo de altura de ocupación recurrente. Por otro lado, es posible que el ra-dio de explotación de recursos fuera sustancial-mente ampliado con el objeto de obtener bienes/recursos inexistentes o escasos en la microre-gión. De este modo, la realización de incursio-nes a larga distancia o la implementación de me-canismos de circulación o intercambio deberían ser tenidas en cuenta.

Ahora bien, a partir del enunciado de este modelo se plantearon una serie de hipóte-sis orientadas a evaluar los alcances del mismo y las posibles variaciones implicadas en el fun-cionamiento de una sociedad productora (Olive-ra 1992:64-65). En este sentido, el desarrollo de este trabajo apunta a contribuir a la contrasta-ción de algunas de las hipótesis y a la discusión de ciertos aspectos del modelo.

La propuesta del Sedentarismo Dinámico se basa en la realización de una explotación dife-renciada de recursos, según la oferta de los dis-tintos microambientes y/o microregiones, e im-plica la existencia de asentamientos en aque-llos sectores que evidencien una alta concentra-ción de nutrientes. Desde un punto de vista tec-

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nológico, en virtud del planteamiento realiza-do, los conjuntos artefactuales procedentes de las distintas ocupaciones, sean éstas permanen-tes o temporarias, deberían evidenciar la utiliza-ción de una gama de recursos líticos cuyas fuen-tes de abastecimiento estuvieran localizadas en diversos sectores microambientales y/ microre-gionales y, por ende, a distancias variadas res-pecto de los asentamientos. Esta situación, a su vez, se traduciría en la existencia de diferencias cuantitativas en la representatividad de las mate-rias primas utilizadas de manera tal de registrar-se una mayor frecuencia de aparición de aque-llas rocas de mayor disponibilidad y/o accesibi-lidad en detrimento de las más distantes o de ac-ceso más limitado.

Por otro lado, si bien se sostiene que las materias primas encierran condiciones de dispo-nibilidad y/o accesibilidad diferenciadas, tam-bién hay que considerar que se presentan en la naturaleza de maneras variadas y se caracteri-zan por poseer propiedades físico-mecánicas particulares o distintivas. En este sentido, sería previsible que las materias primas, en los con-textos agro-pastoriles, evidencien una explota-ción diferenciada caracterizada por estrategias de aprovisionamiento y reducción acordes a cada material. Asimismo, dadas las características del ambiente puneño y el grado de movilidad plan-teado para estos grupos, es dable pensar que los costos de aprovisionamiento, reducción y trans-porte de los distintos recursos líticos serán sen-siblemente diferentes. Estas diferencias en los costos se verán reflejadas, entonces, en el uso de las materias primas que mostrarán variaciones en lo que respecta tanto a la manufactura y ex-tensión de la vida útil de los instrumentos como a la celeridad del descarte. Por lo tanto, conside-ro factible asumir que los materiales de bajo cos-to se utilizarán de manera no económica para la confección de artefactos de manufactura simple, de uso poco prolongado y de rápido descarte. En tanto que las materias primas supeditadas a in-cursiones de larga distancia o costos adicionales de tipo social evidenciarán un aprovechamien-to más económico. Esto redundará en un uso se-lectivo de las mismas orientado a la manufactu-

ra de ciertas categorías de instrumentos, en la aplicación de una inversión mayor de energía en la confección y en la prolongación de la vida útil de los mismos a través de actividades de repara-ción, mantenimiento y reciclaje.

En términos globales, se puede definir la producción lítica como un proceso de modifica-ción material centrado en la obtención de un ob-jeto particular (Ericson 1984:3). Este proceso, al cubrir un cierto espectro de etapas, puede pre-sentar variaciones espacio-temporales que per-miten a los analistas líticos hablar de produccio-nes terminales, secuenciales e irregulares (Eric-son op. cit.). Ahora bien, volviendo a los contex-tos puneños, si se toma en consideración el pa-trón “Sedentario Dinámico” planteado, la proba-ble localización de las fuentes de aprovisiona-miento en sectores diversos y las estrategias de reducción que puedan vincularse a las distintas materias primas, entonces es posible sostener la existencia de una producción lítica de carácter secuencial. Esto significa que “reduction is taken to a particular stage in one area and then com-pleted in other areas of the system where the fi-nal production is completed at o near the site of consumption and use” (Ericson 1984:4).

Esta propuesta de una producción de tipo secuencial se encontraría estrechamente vincu-lada a la variabilidad funcional de los sitios que contempla el sistema logístico enunciado en el modelo. En términos generales, bases residen-ciales y puestos temporarios evidencian su va-riabilidad funcional en virtud de sus conjuntos artefactuales, de las etapas de producción lítica representadas y de los materiales arqueofaunís-ticos (Binford 1980, 1982). En términos más es-trictos, con el incremento del sedentarismo, los sitios residenciales mostrarían una mayor varie-dad artefactual debido al amplio rango de acti-vidades realizadas anualmente en dicha locali-zación (Rafferty 1985; Schiffer 1975; Whalen 1981). A su vez, los campamentos temporarios, no residenciales, serían funcionalmente específi-cos, pero dado que las actividades pastoriles po-seen cierto grado de predictibilidad en el mane-jo espacio-temporal de los rebaños, estos asenta-mientos serían reocupados regularmente mante-

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niendo -en buena medida- la misma funcionali-dad (Binford 1982; Ebert y Kholer 1988).

De este modo, los conjuntos líticos de con-textos agro-pastoriles deberían exhibir diferen-cias tanto en lo que respecta a su composición (Torrence 1983, 1989) como a las etapas de re-ducción representadas. En el caso de la base re-sidencial se destacaría, por un lado, la presen-cia de una variedad instrumental asociada tan-to a la instrumentación de prácticas productoras (agrícolas y pastoriles) como al mantenimiento de las predadoras, con algunos instrumentos de gran tamaño y larga vida útil (p. ej. palas, manos y molinos). Por otro lado, también se observa-ría a través del registro artefactual la realización de la gran mayoría de las etapas de la secuen-cia de producción lítica. En el caso de los pues-tos temporarios, a su vez, se acentuaría el regis-tro de sólo algunas de las instancias de manufac-tura, con énfasis en las actividades de formati-zación y/o regularización final y mantenimiento. El rango de clases instrumentales presentes se li-mitaría aquí a las tareas específicas de caza y/o pastoreo; asimismo, sería dable esperar no solo el descarte sino también el abandono de instru-mentos aún viables para su uso previendo futu-ras situaciones de retorno al sitio.

METODOLOGÍA: EN EL CAMPO Y EN EL LABORATORIO

En el Campo

Las tareas de campo estuvieron orienta-das, en gran medida, a la excavación de los si-tios Casa Chavez Montículos y Real Grande 1. Los intrumentos, núcleos y desechos de talla re-cuperados en el transcurso de dichas excavacio-nes constituyeron la evidencia artefactual básica para abordar la problemática tecnológica.

El sitio Casa Chavez Montículos (CChM) se encuentra localizado en el fondo de cuenca, a 1,7-2 km al sur de la localidad de Antofagas-ta de la Sierra, sobre la margen izquierda del río Antofagasta/Punilla y adyacente a la zona de Tolar-Campo (Figura 1). Se trata de un conjunto de diez estructuras monticulares, de dimensio-nes variables, dispuestas en dos grupos alrede-

dor de un espacio deprimido central. Los regis-tros de excavación provienen, fundamentalmen-te, de los Montículos 1 y 4. Los fechados radio-carbónicos disponibles (Olivera y Elkin 1994:ta-bla 1) permiten situar las ocupaciones del sitio entre 2.120 y 1.530 años AP. En líneas generales, la existencia de evidencias de agricultura, mane-jo selectivo de camélidos y tecnología cerámica muy desarrollada, sumadas a una larga secuen-cia de ocupación, advierten acerca de la existen-cia de una comunidad agro-pastoril con alto gra-do de sedentarismo en este sitio. Una exposición detallada de la naturaleza y características de los distintos hallazgos puede verse en Olivera (1988, 1992) y Olivera y Elkin (1994).

Por su parte, el sitio Real Grande 1 (RG1) aprovecha un alero pequeño y un terreno adya-cente, utilizado actualmente como corral, ubica-dos en las cercanías de la margen izquierda de la vega de altura de Real Grande (4.050 msnm) (Fi-gura 1). Las excavaciones en el sitio pusieron en evidencia una serie de eventos de ocupación su-perpuestos. En este sentido, las dataciones radio-carbónicas disponibles (Olivera y Elkin 1994:ta-bla 1) permiten situar dichas ocupaciones en-tre 1.110 y 680 años AP. En términos genera-les, la evidencia arqueológica recuperada, suma-da a la información aportada por el análisis ar-queofaunístico, permiten sostener que RG1 po-dría haber funcionado como un “puesto” para actividades de pastoreo y caza constituido por varios recintos de diferente funcionalidad. En este caso, remito a Olivera (1992) y a Olivera y Elkin (1994) para consultar información detalla-da de los hallazgos y análisis efectuados.

Las tareas de campo restantes se desarro-llaron en algunos sitios superficiales, específica-mente, en fuentes de aprovisionamiento de ma-terias primas líticas. Al respecto, los procedi-mientos y técnicas de campo aplicados en su re-levamiento han sido ya tratados in extenso en Escola (2000; 2001).

En el Laboratorio

Para llevar adelante el análisis técnico-morfológico de los conjuntos líticos se utilizaron muestras parciales obtenidas tanto por medios

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probabilísticos como no probabilísticos. En el caso de CChM, en principio, se optó por trabajar con los materiales del Montículo 1 que ofrecía el lapso de ocupación más prolongado. A tal efecto, se utilizó, por un lado, una muestra no probabi-lística de 294 instrumentos y núcleos (55,4% de la muestra total-N=531). Por otro lado, en cuan-to a los desechos de talla, se consideró conve-niente realizar un muestreo estratificado propor-cional aplicando una fracción del 10%. De este modo, se trabajó en definitiva con un conjunto de 1.230 desechos de talla (16,2% de la muestra to-tal-N=7.575).

En el caso de RG1, se utilizó la totalidad de la muestra instrumental (99 elementos) dado que, en virtud de su escaso número, no se con-sideró conveniente fraccionar este total. Por el contrario, la abundancia de desechos líticos (más de 4.000 artefactos) requirió de la aplica-ción de técnicas probabilísticas a fin de lograr una muestra artefactual representativa y mane-jable. Al igual que en el caso anterior, se utilizó un muestreo estratificado proporcional adoptan-do una fracción del 30%. En definitiva, se logró una muestra de 2.398 desechos de talla. Cabe aclarar que, de las tres campañas realizadas, el material correspondiente a las de 1990 y 1991 fue analizado y procesado por Virginia Dellino, bajo mi supervisión.

Es importante señalar que los materiales lí-ticos de CChM1 y RG1 han sido tratados analíti-camente en bloque de manera tal que las conclu-siones tecnológicas que puedan alcanzarse res-ponden a un lapso temporal entre el 2.200 AP y el 700 AP. Quiero destacar que ésta ha sido una decisión deliberada en función de poder abordar la variabilidad tecnológica que ofrecen los con-juntos líticos formativos.

Considero adecuado, ahora, mencionar las bases metodológicas que sustentaron, por un lado, el tratamiento de los instrumentos y nú-cleos, y por otro lado, el de los desechos de ta-lla. En el primer caso -instrumentos y núcleos- se siguieron para el análisis los lineamientos propuestos por Aschero (1975, 1983). Este mar-co clasificatorio permite una utilización selecti-va de atributos acorde con la problemática que

se desee abordar. En mi caso particular, he pri-vilegiado la consignación de los siguientes atri-butos y variables: grupo y subgrupo tipológico, materia prima, dimensiones absolutas y relati-vas, cantidad y tipo de filos, designación mor-fológica (núcleos), serie técnica, situación de los lascados, forma base, estado de la plataforma de percusión (núcleos), tipo de talón y/o plataforma de percusión, atributos asociados al talón, esta-do (entero o fracturado). El registro de estos atri-butos en fichas individuales y, posteriormente, la utilización de una base de datos relacional (DBa-se III Plus) facilitó la cuantificación y el proce-samiento de los datos cualitativos (Tipología Lí-tica Computarizada (TILCO) - Guráieb y García 1985-87). Los datos correspondientes al conjun-to instrumental de Real Grande 1 fueron proce-sados con el programa Excel 7.0.

En el caso de los desechos de talla, se adhi-rió a la metodología propuesta por Belleli et al. (1985-87) y Belleli y Guráieb (1992). Esta pro-puesta clasificatoria apunta a ofrecer un método de análisis que permita discernir procesos y mo-dos de producción a posteriori del mismo. Dado que el sistema habilita a cada investigador a se-leccionar las variables y atributos que respondan más adecuadamente a los objetivos planteados, destaco en esta oportunidad la utilización de los siguientes: materia prima, estado de desecho, dimensiones absolutas y relativas, tipo de las-ca, tipo de talón y atributos asociados al mismo. El registro de estos datos cuali-cuantitativos se efectuó en fichas descriptivas. Luego, la utiliza-ción de una base de datos relacional (DBase III Plus - DELCO) y del programa Excel 7.0. (en el caso de los desechos de RG1) posibilitó un pro-cesamiento rápido y la elaboración de estadísti-cas descriptivas adecuadas.

En función de la extensión de este trabajo, dejo constancia que la información detallada de todas las variables y atributos mencionados pue-de consultarse en Escola (2000).

RECURSOS LÍTICOS

Dado que esta temática ha sido desarrolla-da ampliamente en otros aportes (Escola 2000;

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA66

2001), en esta oportunidad sólo se presenta aquella información estrictamente pertinente a los objetivos del trabajo.

Materias Primas y Fuentes de Aprovisionamiento

Los recursos líticos empleados por los gru-pos agro-pastoriles que ocuparon la cuenca de Antofagasta de la Sierra comprenden un varia-do conjunto de materias primas líticas. Basalto (variedades A, B, C, X, 1 y 2), basalto vesicu-lar, obsidiana, cuarcita, vidrio volcánico (varie-dades 1 y 2), vidrio volcánico no diferenciado, calcedonia, ópalo, ónix, sílice, cuarzo, arenisca cuarcítica, pórfiro volcánico, y brecha volcánica (variedades 1 y 2) constituyen el amplio espec-tro de rocas ígneas, metamórficas y sedimenta-rias utilizadas.

Es interesante advertir que se trata de un conjunto de materias primas cuyas propieda-des físico-mecánicas difieren en grados diversos (Nami 1986 ; Ratto 1991). Así, rocas de excelen-tes, medianas y escasas cualidades para la talla se hallan representadas entre los recursos men-cionados. Asimismo, cabe aclarar que el basalto y el vidrio volcánico per se presentan una gama de variedades con grados diferentes de calidad para la manufactura de instrumentos. En prin-cipio, todas las materias primas se identifica-ron macroscópicamente (UNLP). Sin embargo, en algunos casos -especialmente para las varie-dades de basalto y vidrio volcánico- se conside-ró pertinente realizar determinaciones micros-cópicas a través de cortes delgados petrográfi-cos (LAQUIGE).

Ahora bien, cuál es el grado de accesibili-dad y disponibilidad de estos recursos líticos ?. En general, se puede sostener que estos materia-les aparecen distribuidos en los distintos secto-res microambientales de la cuenca de Antofagas-ta de la Sierra como así también en la microre-gión del Salar de Antofalla. En efecto, las pros-pecciones realizadas en la zona permitieron lo-calizar una serie de fuentes de aprovisionamien-to de tipo primario y secundario (Nami 1992).

En líneas generales, estas fuentes de materia pri-ma se abordaron en función de algunas de sus características (Nami 1992): materia prima, for-ma de presentación (afloramiento, bloque, nódu-lo, guijarro, etc.), forma de distribución (aislada, dispersa o concentrada), y características petro-gráficas y/o geoquímicas. Cabe aclarar que, en algunos casos, se llevaron a cabo tareas de re-levamiento y/o muestreo tendientes a determi-nar las tareas de producción lítica desarrolladas en las fuentes.

• Cuarcita: fuente de aprovisionamiento secundaria ubicada en el fondo de cuenca, a 1-1,5 km al norte de CChM. Su relevamiento per-mitió la localización de 43 concentraciones su-perficiales de guijarros que fueron muestreadas de manera probabilística. La información recu-perada permite sostener la realización de acti-vidades de extracción de formas base o reduc-ción primaria.

• Basalto variedad X: fuente de aprovi-sionamiento primaria ubicada en el fondo de cuenca, en la margen izquierda de las cola-das basálticas de los volcanes Antofagasta y La Alumbrera (5-7 km de CChM). Se documentó una densa concentración de lajas, de distintos ta-maños y grosores. No se observó ninguna evi-dencia que pudiera asociarse a tareas de reduc-ción primaria y/o secundaria.

• Basalto variedad A2: fuente de aprovi-sionamiento primaria ubicada en el fondo de cuenca, en algunos sectores de las márgenes de las coladas basálticas mencionadas. En el sector norte, distante entre 6-8 km de CChM, se ob-servó gran cantidad de bloques y nódulos distri-buidos en forma dispersa. Allí, la presencia de lascas nodulares en superficie sugiere la posi-ble realización de actividades de extracción pri-maria. Por su parte, el sector sur, ubicado a 15-20 km al sur de CChM, ofrece una serie de con-centraciones de bloques y nódulos de las cua-les sólo una de ellas pudo ser relevada sistemá-ticamente. Dicho relevamiento indica que la ac-tividades realizadas se limiataron a las prime-

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANASEscola 67

ras etapas productivas, con posible selección y aprovisionamiento de lascas nodulares y/o for-mas base (lascas).

• Basalto variedad 1; Vidrio volcánico variedad 1 y 23 ; y Opalo: para el caso de estas fuentes de materia prima ubicadas en las que-bradas de altura se cuenta con la información re-gistrada por otros investigadores del área. Espe-cíficamente, los datos concernientes al basalto y vidrio volcánico corresponden a Aschero et al. (1991) (Pampas Oeste, Este y Norte de Quebra-da Seca) ; los datos del ópalo corresponden a Ya-cobaccio (com.per.) (quebrada de Ilanco). Cabe destacar que estas fuentes se encuentran loca-lizadas dentro de un radio de 12-18 km desde CChM y de 5-10 km desde RG1.

• Onix y Basalto variedad C4: depósitos primarios de onix, en forma de extensos aflora-mientos, se ubicaron en el sector inicial de las quebradas de altura (20-22 km desde CChM y 15-18 km desde RG1). Efectuando una recorrida preliminar se detectaron bloques y nódulos de la variedad C de basalto. Estos hallazgos ameritan la realización de prospecciones y relevamientos más intensivos.

• Obsidiana: afloramientos de obsidia-na de composición riolítica se detectaron en la margen occidental del Salar de Antofalla, por un lado, en las cercanías de la Vega Ona así como en la quebrada de Las Cuevas. Estos depósitos primarios se encuentran a aproximadamente 80-90 km de la localidad de Antofagasta de la Sie-rra. Los relevamientos realizados en la fuente Ona indican la existencia de varios afloramien-tos, sectores con gran densidad de nódulos, de tamaños variados, y gran dispersión de roda-dos de obsidiana en las adyacencias de la mis-ma.Cabe destacar que, a partir de los análisis de procedencia efectuados (Escola 2000 ; Yacobac-cio et al. 2001), un elevado porcentaje de los ar-tefactos de obsidiana de CChM y RG1 respon-den a la “huella química” de la fuente Ona/Las Cuevas. Sin embargo, es relevante el dato que ésta no es la única fuente de obsidiana que abas-teció la cuenca de Antofagasta de la Sierra entre

2.200 y 700 años AP.REGISTRO ARTEFACTUAL:

INSTRUMENTOS, NUCLEOS Y DESECHOS DE TALLA

Instrumentos y Núcleos en CChM - Montículo 1

Una muestra no probabilística de 294 ins-trumentos y núcleos, enteros y fracturados, cons-tituye el conjunto artefactual que ha sido obje-to de un análisis tecnológico profundo. En prin-cipio, los grupos tipológicos determinados y su distribución de frecuencias se presentan en la Ta-bla 1. Cabe destacar que las palas y/o azadas no fueron consideradas en esta muestra de artefactos líticos. Sin embargo, serán tomadas en cuenta, conjuntamente con las puntas de proyectil y las “grandes lascas con retoque”, entre los artefactos formatizados. A modo de referencia, las palas y/o azadas enteras y fragmentadas comprenden el 28,4% del total artefactual (N= 531).

Aprovechamiento de Materias Primas:Las materias primas identificadas entre

los instrumentos y núcleos analizados respon-den a las siguientes determinaciones petrográfi-cas: variedades A, B y C de basalto, vidrio volcá-nico variedad 1, obsidiana, ópalo y calcedonia. A su vez, también se reconoció macroscópicamen-te la presencia de cuarcita, sílice, arenisca, basal-to vesicular y pórfiro volcánico. Un reducido nú-mero de materiales no identificado se adscribe a la denominación de materias primas no determi-nadas. La distribución de materias primas respec-to del total de la muestra analizada se observa en la Figura 2. Se debe destacar aquí la ausencia de la variedad X de basalto. Esta materia prima no presenta valor alguno ya que responde exclusiva-mente a la manufactura de palas y/o azadas, ins-trumento no incluido en la muestra artefactual.

Extracción de la Forma Base:En este punto es mi intención comenzar a

precisar la existencia de evidencias vinculadas a la realización de actividades relativas a los pri-meros pasos de la secuencia de producción lítica. En este sentido, se han analizado 18 núcleos (12 enteros y seis fracturados). En las Tablas 2 y 3 se

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA68

Grupos Tipológicos N %Raspadores 10 3.4

Artef.Bisel Asim.Microretoque Ultramarginal 6 2Raederas 18 6.1

Grandes Lascas con Retoque 8 2.7Artef.Med.Peq./Muy Peq.Retoque Bisel Oblicuo 12 4.1

Cuchillos de Filo Retocado 2 0.7Cortantes 5 1.7

Muescas Retocadas y Lascado Simple 16 5.5Denticulados 8 2.7

Puntas entre Muescas 2 0.7Artefactos Burilantes 5 1.7

Perforadores 2 0.7Puntas de Proyectil 21 7.1

Choppers 2 0.7Bifaces 1 0.4

Filos Naturales con Rastros Complementarios 37 12.6Artefactos de Formatización Sumaria 18 6.1

Núcleos 18 6.1Percutores 15 5.1

Manos y Molinos 6 2Litos No Diferenciados Modificados por Uso 21 7.1

Fragmentos No Diferen. de Artef. Formatizados 61 20.8Totales 294 100

Tabla 1. Grupos Tipológicos CChM1 - (N=294)

Figura 2. Distribución de Materias Primas CChM1 - (N= 294)

37,1

11,6

4,41,7

23,5

7,1

1,4 1 0,34,1

7,8

VrA VrB VrC Vv1 Ob Cc Op Cd Sil Ar Otr0

10

20

30

40

50

Materias PrimasReferencias : VrA, B, C : Variedades A, B y C de Basalto; Vv1 : Vidrio Volcánico Var. 1; Ob :Obsidiana; Cc : Cuarcita; Op : Opalo; Cd : Calcedonia; Sil : Sílice; Ar : Arenisca; Otr : Otras -

incluyen Basalto Vesicular, Pórfiros Volcánicos y Materias Primas No determinadas .

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANASEscola 69

Referencias : No. Dif. por Fractura : No Diferenciada por Fractura. Vidrio Vol. Var. 1 : Vidrio Volcánico Var. 1.

Tabla 2. Designación Morfológica de Núcleos por Materia Prima CChM1 - (N=18)

Tamaño Pequeño

Mediano Pequeño

Grande

Muy Grande

TotalesMat. Prima N % Basalto Var. A 1 1 8,3 Basalto Var. B 1 1 8,3 Basalto Var. C 1 1 8,3 Vidrio Vol.Var. 1 1 1 8,3 Obsidiana 2 1 3 25,1 Cuarcita 2 1 3 25,1 Opalo 1 1 8,3 Calcedonia 1 1 8,3

Totales 3 1 5 3 12 % 25,1 8,3 41,5 25,1 100

Tabla 3. Tamaño en Núcleos Enteros por Materia Prima CChM1 - (N=12)

consigna la distribución por materia prima tanto para la designación morfológica de los núcleos como para los tamaños de los mismos.

Estos datos revelan la presencia dominan-te tanto de núcleos con lascados aislados como de núcleos bipolares. Los primeros, confecciona-dos en distintas variedades de basalto, cuarcita y calcedonia, pueden adscribirse a los denomina-dos “núcleos amorfos” (Koldehoff 1987 ; Patter-son 1987 ; Parry y Kelly 1987). Estos artefactos, lejos de presentar una morfología estandarizada, poseen formas irregulares producidas por la ex-tracción aleatoria de lascas de diverso tamaño en múltiples direcciones. Considero importante des-tacar también, en el caso de los núcleos discoida-les y piramidales parciales, el carácter irregular de su morfología y la presencia de muy escasas

extracciones. En líneas generales, todo este con-junto de núcleos exhibe tamaños grandes y muy grandes de manera tal que pudieron haber servi-do para la extracción de lascas de diverso tama-ño. Sus plataformas de percusión aún permane-cen activas o a lo sumo parcialmente agotadas. Finalmente, se debe advertir que dos de los nú-cleos de cuarcita resultan ser productos del reci-claje de percutores fuera de uso.

Por su parte, los núcleos bipolares parecen asociarse muy estrechamente con la reducción de la obsidiana, y en menor medida, del ópalo. Se trata, en general de artefactos pequeños y me-diano pequeños en un estado de elevado agota-miento o con plataformas de percusión parcial-mente agotadas.

Para completar la información obtenida de

Morfología LascadosAislados

DiscoidalIrregular

PiramidalIrregular

Bipolar No Dif. por

FracturaTotales

Mat. Prima N % Basalto Var. A 1 1 2 11,1 Basalto Var. B 1 1 5,6 Basalto Var. C 1 1 2 11,1 Vidrio Vol.Var. 1 1 1 5,6 Obsidiana 1 5 6 33,3 Cuarcita 2 1 1 4 22,1 Opalo 1 1 5,6 Calcedonia 1 1 5,6

Totales 6 2 2 6 2 18

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA70

los núcleos, a los fines de evaluar posibles ac-tividades de reducción primaria para la obten-ción de soportes aptos para la formatización del instrumental, he considerado pertinente analizar la distribución de las formas base de los ins-trumentos respecto del total artefactual (a ex-cepción de los núcleos) (Figura 3) así como la presencia mensurable de las mismas por materia prima (Escola 2000:figura 26 y tabla F).

Se puede advertir la preeminencia de las denominadas formas base no diferenciadas cu-yos porcentajes elevados responden tanto al alto grado de fragmentación de las piezas (61,9%) como a la presencia de instrumentos de retoque extendido. Dejando de lado estas formas base no diferenciadas, predominan claramente las las-cas (39,5%) (lascas no diferenciadas, internas y externas), a las que siguen con porcentajes de-crecientes una serie de formas base no obteni-das por reducción primaria (17,3%) (guijarros, nódulos, clastos y lajas) y algunos fragmentos de núcleos utilizados como alternativa de sopor-te (1,2%). Cabe aclarar que los guijarros, nódu-los, clastos y lajas constituyen, principalmente, la forma base de una serie de artefactos no for-matizados y de formatización sumaria que se ve-

rán más adelante.En función de la reducción primaria, es in-

teresante advertir entre las formas base lascas una utilización acentuada del basalto en con-junto, seguido por la obsidiana-vidrio volcánico 1, el conjunto de materiales silíceos (ópalo, cal-cedonia y sílice), y la cuarcita. Asimismo, en el basalto se puede señalar que las lascas externas juegan un rol preponderante, especialmente las lascas secundarias (Escola 2000:tabla F).

Artefactos Formatizados:El 67% de los artefactos de la muestra de

instrumentos y núcleos (N= 294) está integra-do por instrumentos formatizados. La fragmen-tación general de este conjunto de 197 piezas alcanza un valor del 67%. Asimismo, los ins-trumentos presentan un índice bifacialidad de 19,3%. Considero importante aclarar que la bi-facialidad considerada, incluso en el caso de un bifaz, alude a la presencia de retoques bifaciales extendidos, parcialmente extendidos y margina-les logrados en función de la aplicación de técni-cas de percusión y presión no vinculadas al pro-cedimiento de adelgazamiento bifacial.

Ahora bien, la distribución de grupos tipo-lógicos por materia prima se presenta en la Ta-

Figura 3. Distribución de Formas Base CChM1 - (N= 276)

Referencias : Guij.: Guijarros; Nod.: Nódulos; Cls.: Clastos; Lj.: Lajas; Ls.Ex.: Lascas Externas;Ls.In.: Lascas Internas; Ls.ND: Lascas No Diferenciadas; S/Ncl: Sobre Núcleo; FbND: Formas

Base No Diferenciadas.

10,5

2,5 3,60,7

11 12,615,9

1,2

42

Guij. Nod. Cls. Lj. Ls.Ex. Ls.In. Ls.ND S/Ncl FbND0

10

20

30

40

50

Formas Base

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANASEscola 71

Gr.Tip. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 TotalesMat. Prima N % Basalto Var. A 3 3 11 8 2 3 16 1 1 9 57 41,9 Basalto Var. B 2 1 5 3 11 8,1 Basalto Var. C 1 1 1 1 3 7 5,1 Vid. Vol. Var. 1 2 1 3 2,2 Obsidiana 4 13 1 2 7 19 1 47 34,6 Cuarcita 1 2 3 2,2

Referencias : 1- Raspadores; 2- Artef. Mediano Pequeño/Muy Pequeño (RBO) y Artef. con Microretoque Ultramarginal (RUM); 3- Raederas; 4- Grandes Lascas con Retoque; 5- Cuchillos de Filo Retocado; 6- Cortantes; 7- Muesca, Denticula-dos, Puntas entre Muescas, Artef. Burilantes y Perforadores; 8- Puntas de Proyectil; 9- Choppers; 10- Bifaces; 11- Artef. de Formatización Sumaria.

Tabla 4. Grupos Tipológicos por Materia Prima en Instrumentos Formatizados CChM1 - (N=136)

bla 4. Cabe aclarar que en ésta no se tomaron en consideración los fragmentos no diferenciados de artefactos formatizados ; por otro lado, algu-nas categorías han sido agrupadas.

Asimismo, si se suman en esta instancia los datos obtenidos a partir del análisis del ta-maño de los instrumentos y su representatividad proporcional por materia prima (Escola 2000: fi-guras 28, 29, y tabla H), el de las series técnicas registradas (Escola 2000: figura 30) y el de las formas base por materia prima (Escola 2000: fi-gura 31 y tabla G) se pueden advertir recurren-cias interesantes.

El basalto variedad A y la obsidiana cons-tituyen los recursos líticos registrados en alrede-dor del 75% de los artefactos formatizados. Lue-go, una evaluación del aprovechamiento de las distintas materias primas en circulación revela lo siguiente:

∗ el basalto en conjunto presenta un pre-dominio de tamaños muy grande/grandísimos y grandes en detrimento de los mediano grandes y mediano pequeños. En general, es una mate-ria prima modificada para la formatización y re-gularización de una gran variedad de instrumen-tos de manufactura simple, con retalla y retoque marginal o parcialmente extendido, de carácter unifacial principalmente o bifacial (raederas, muescas retocadas, denticulados, raspadores, puntas entre muescas, cortantes, artefactos buri-lantes, cuchillos, entre otros). Asimismo, este re-curso se ha utilizado también en la confección de numerosos artefactos con escasa formatización (artefactos de formatización sumaria).

Con referencia a la distribución de los ta-maños, considero relevante señalar que la mar-cada injerencia de tamaños grandísimos, muy grandes y grandes se asocia particularmente a la existencia de ciertos instrumentos –grandes las-cas con retoque y artefactos de formatización su-maria- cuyos soportes se corresponden con las-cas nodulares y con una serie de guijarros, nódu-los y clastos respectivamente. De todos modos, se destaca la utilización predominante de lascas externas en detrimento de las internas.

∗ la obsidiana ofrece un marcada inclina-ción hacia los tamaños mediano pequeños y pe-queños. En este sentido, la evidencia indica que esta materia prima ha sido utilizada, principal-mente, para la manufactura de una clase instru-mental en particular: las puntas de proyectil. En este contexto, se trata de un artefacto, que pre-senta retoque bifacial extendido y parcialmente extendido, para cuya confección se requiere una mayor inversión de trabajo que la aplicada en el caso de los instrumentos de basalto. No se pue-de dejar de tener en cuenta, por un lado, que las puntas de proyectil constituyen el 15,4% del to-tal de instrumentos formatizados y, por otro lado, que dentro del conjunto de 21 proyectiles el 90,5% está elaborado en obsidiana.

En menor medida, este material aparece también vinculado tanto a la presencia de arte-factos mediano pequeño/muy pequeños RBO como de artefactos con filos en bisel asimétri-co RUM. Es decir, instrumentos de manufactu-ra simple formatizados por retoque marginal y microretoque ultramarginal. Otras clases instru-

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA72

mentales de este mismo rango, elaboradas con esta materia prima, muestran una reducida pre-sencia mensurable (artefactos burilantes, mues-cas, cortantes, entre otros). En general, en esta materia prima, se impone la ausencia de lascas externas y la utilización de lascas internas y no diferenciadas.

∗ la cuarcita evidencia una tendencia a la manufactura de artefactos muy grandes/grandísimos formatizados, en general, por reta-lla o retoque tanto marginal como extendida. Me refiero con ello a la identificación de choppers y artefactos de formatización sumaria cuyo sopor-tes -nódulos y guijarros- parecen responder a las necesidades de artefactos con muy escasa inver-sión de trabajo

Ahora bien, entre los artefactos formati-zados, las “grandes lascas con retoque”, las pa-las y/o azadas y las puntas de proyectil constitu-yen grupos tipológicos que sobresalen tanto por una elevada frecuencia de aparición en el regis-tro arqueológico como por ciertas característi-cas técnico-morfológicas. En efecto, una mar-cada estandarización morfológica asociada a in-teresantes aspectos tecnológicos inherentes a la manufactura, mantenimiento y descarte de es-tos artefactos han sido focos de atención impor-tantes en el análisis desarrollado cuyos resulta-dos serán volcados directamente en las conclu-siones. Información tecnológica detallada sobre estos instrumentos puede consultarse en Escola (2000:134-148).

Antes de proseguir creo conveniente des-tacar ciertas particularidades observadas en al-gunos instrumentos. En primera instancia, he registrado la presencia de artefactos con filos activos o dorsos confeccionados sobre fracturas previas. Este procedimiento de reciclaje, aplica-do en seis artefactos de basalto Var. A, Var. C, vidrio volcánico Var. 1 y obsidiana, dió lugar a variadas clases instrumentales (dos muescas, dos artefactos mediano pequeño/muy pequeños RBO, un denticulado y un cortante). En segun-da instancia, la presencia de una raedera de filo lateral de obsidiana formatizada a partir de una preforma de punta de proyectil de escasa viabi-lidad refleja otra alternativa de reciclaje.

Artefactos No Formatizados:El 26,9% restante de la muestra de instru-

mentos y núcleos (N=294) está integrado por una serie de artefactos no formatizados (filos naturales con rastros complementarios, percu-tores, manos de molino, fragmentos de molino y litos no diferenciados modificados por uso). El índice de fragmentación de este conjunto al-canza un valor de 34,2%. La distribución de es-tos grupos tipológicos por materia prima se pre-senta en la Tabla 5.

Si a estos datos se agrega el análisis de los tamaños de estos artefactos y su distribu-ción por materia prima (Escola 2000:figura 40, 41), así como la frecuencia de aparición de for-mas base según los recursos utilizados (Escola 2000: figura 42 y tabla I) se pueden señalar al-gunas observaciones relevantes.

En términos generales, se observa que la variedad A de basalto, las materias primas de-signadas como “otras”, la cuarcita y la arenisca constituyen los materiales preferentemente uti-lizados para los artefactos no formatizados. A su vez, cada una de las materias primas muestra los siguientes usos particulares:

∗ el basalto en conjunto muestra el predo-minio de tamaños mediano grandes y mediano pequeños en detrimento de los grandes y muy grandes. En líneas generales, estos tamaños res-ponden a la presencia dominante de lascas ex-ternas e internas que fueron utilizadas como formas base de alrededor del 70% de los filos naturales con rastros complementarios. Por su parte, guijarros y nódulos comprenden los so-portes de dos percutores y algunos otros filos naturales.

∗ la obsidiana así como el vidrio volcáni-co Var. 1 presentan el dominio de lascas no di-ferenciadas e internas las cuales hicieron las ve-ces de formas base de filos naturales con rastros complementarios. No se consignan datos referi-dos a los tamaños debido al estado de fractura-ción de los artefactos.

∗ la cuarcita evidencia una notoria incli-nación hacia la utilización de guijarros y nódu-los -formas base de simple recolección- de ta-maños muy grandes y grandes. Dichos sopor-

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANASEscola 73

tes responden, principalmente, a la presencia de percutores así como también, en menor medida, a la existencia de manos y litos no diferenciados modificados por uso.

∗ en “otras” materias primas, guijarros, clastos y lajas de tamaños predominantemente muy grandes y grandes han servido de soporte, en gran medida, para los litos modificados por uso, percutores, manos y molinos.

∗ de acuerdo a los tamaños evidenciados, se puede inferir que una gran mayoría de las for-mas base de los filos naturales con rastros com-plementarios (lascas externas, internas y no di-ferenciados) pudieron haber sido obtenidas de núcleos semejantes a los observados en la mues-tra artefactual (ver página 68).

En otro orden de cosas, considero relevan-te mencionar ciertos aspectos vinculados a la vida útil de los artefactos no formatizados. En efecto, un análisis orientado a evaluar aspectos tecnológicos y funcionales de 23 percutores pro-cedentes del registro estratigráfico del Montícu-lo 1 ha permitido detectar elementos indicativos de multifunción y/o reciclaje (Escola 1993).

Desechos de Talla en CChM - Montículo 1

Materias Primas Utilizadas:Las materias primas identificadas entre los

desechos de talla corresponden a las siguientes: basalto -en sus variedades A, B, C, X, 1 y 2-, vidrio volcánico Var. 1 y 2, obsidiana, cuarcita,

ópalo, calcedonia, sílice y cuarzo. A éstas se suma un conjunto de materias primas aún no determinadas. Su distribución respecto del total de la muestra analizada se presenta en la Figura 4.

Si se toma en consideración la información de los desechos y se la pone en relación con las materias primas registradas en la muestra ins-trumental y de núcleos (ver Figura 2), en térmi-nos generales, es posible detectar una concor-dancia apreciable de valores. Por otra parte, pue-den advertirse algunas observaciones puntuales de interés:

∗ las variedades de basalto 1 y 2, así como el vidrio volcánico 2, presentes entre los dese-chos de talla con porcentajes de escasa significa-ción, no poseen representación alguna entre las materias primas registradas para los instrumen-tos. Esta evidencia sugiere la posible realización de tareas de regularización y/o mantenimiento sobre artefactos confeccionados en estas mate-rias primas y cuya talla de extracción, formati-zación y descarte no se efectuó en el Montículo 1. Puedo adelantar que el tamaño pequeño y muy pequeño de estos desechos confirman esta suge-rencia (Escola 2000: tabla Ñ).

∗ en el caso del vidrio volcánico variedad 1, el ópalo, la calcedonia y el sílice, la existencia de un reducido número de instrumentos y/o nú-cleos se corresponde con una baja y dispar fre-cuencia de hallazgos entre los desechos de talla.

Gr. Tip. Filos Nat. R.C

Percutores Manos-Molinos Litos Modif. TotalesMat. Prima N %Basalto Var. A 20 1 21 26,6Basalto Var. B 3 1 4 5,1Basalto Var. C 3 3 3,8Vidrio Vol. 1 1 1 1,3Obsidiana 5 5 6,3Cuarcita 2 8 2 2 14 17,7Arenisca 2 10 12 15,2Otras 3 5 2 9 19 24Totales 37 15 6 21 79

Referencias : Gr. Tip. : Grupos Tipológicos ; Filos Nat. R.C : Filos Naturales con Rastros Complementarios ; Litos Modif.: Litos No Diferenciados Modificados por Uso. Vidrio Vol. 1 : Vidrio Volcánico Var. 1 ; Otras : Incluye Basalto Vesicular, Pórfiros Volcánicos y Materias primas No Determinadas.

Tabla 5. Grupos Tipológicos por Materia Prima en Instrumentos No Formatizados CChM1 - (N=79)

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA74

Si a esto se suman las características de las for-mas base instrumentales (Escola 2000: tabla G), se podría pensar tentativamente tanto en el in-greso de instrumentos ya formatizados o en pro-ceso de formatización procedentes de otras lo-calizaciones como en la simple modificación de clastos para la obtención de instrumentos. En este sentido, cabe recordar que la mayoría de es-tos recursos se encuentran disponibles, en forma de nódulos o clastos transportables, en las que-bradas altas. Por otro lado, en relación al regis-tro de desechos mencionado, llama la atención la presencia de núcleos de apreciable tamaño, y aún activos, en vidrio volcánico variedad 1 y cal-cedonia (ver página 68). De acuerdo a lo ya vis-to, se podría asumir que estos núcleos han sido transportados al asentamiento con la intenciona-lidad de aprovisionarlo de materia prima antici-pando así futuras necesidades.

∗ la escasa representatividad de los dese-chos de cuarcita así como también la ausencia de desechos de talla correspondientes a materias primas tales como arenisca, basalto vesicular y pórfiros volcánicos se corresponde con la exis-tencia de instrumentos sobre los que no se han aplicado procedimientos de retalla o retoque (ver páginas 73-74).

Estados de Fragmentación:Tomando en consideración el total de la

muestra de desechos analizada (N= 1230), la proporción de lascas enteras es de 33,1% mien-tras que la de fracturadas asciende a 52,7% (las-cas fracturadas con talón -21,7%- y sin talón -31,0%-). La muestra se completa con la presen-cia de productos bipolares5 fracturados (1,5%) y desechos indiferenciados (12,7%). Este panora-ma puede complementarse con una mirada a la distribución del estado de desechos por materia prima (Escola 2000: figura 55 y tabla N) apor-tando información útil acerca de las actividades de producción. En este sentido, si a la informa-ción ya suministrada acerca del estado de frag-mentación, se suma la existencia de un porcen-taje de 6,1% para los núcleos (Tabla 1) es posible sugerir, siguiendo las observaciones de Sullivan y Rozen (1985:762-763), que el conjunto artefac-tual sea el resultado de eventos conjuntos de re-ducción primaria y manufactura de instrumen-tos, con énfasis en esta última actividad, lleva-dos a cabo en el mismo asentamiento. Al respec-to, considero que esta evidencia se hace por de-más notoria en el caso de las variedades A, B, C, y X de basalto y en la obsidiana. Más aún, en el caso de la variedad X, se puede afirmar que sus

Referencias : A, B, C, X, 1, 2: Variedades A, B, C, X, 1 y 2 de Basalto; V1: Vidrio Volcánico Var.1; V2: Vidrio Volcánico Var. 2; Ob: Obsidiana; Cc: Cuarcita; Op: Opalo; Cd: Calcedonia; Sl:

Sílice; Cz: Cuarzo; Otr: Materias Primas No Determinadas.

29,2

8,4

3,4

28,9

0,2 0,1 0,2 0,6

22,8

1,90,7

20,3 0,3 1

A B C X 1 2 V1 V2 Ob Cc Op Cd Sl Cz Otr0

5

10

15

20

25

30

35

Materias Primas

Figura 4. Distribución de Materias Primas CChM1 - (N= 1230)

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANASEscola 75

desechos provienen de la manufactura de las pa-las y/o azadas a partir directamente de lajas.

Es cierto también que uno de los factores que podría haber dado origen al elevado núme-ro de desechos fracturados es el pisoteo huma-no o de animales. Sin embargo, experiencias de pisoteo efectuadas sobre matriz arenosa (Pintar 1989 ; Westfall 1981, tomado de Sullivan y Ro-zen 1985) no han registrado fracturas transver-sales o longitudinales como consecuencia del mismo sino “microfracturas” afectando peque-ñas porciones de los bordes de las piezas.

De acuerdo a algunos autores (Bernaldo de Quirós et al. 1981 ; Sullivan y Rozen 1985), una elevada proporción de desechos indiferenciados estaría vinculada a la escasez de materia prima y a un aprovechamiento intensivo de los núcleos. Al respecto, resulta sumamente interesante ad-vertir el predominio de la obsidiana en esta ca-tegoría dadas sus condiciones de disponibilidad. Por otro lado, la presencia de núcleos agotados en esta materia prima, reducidos en su mayoría por talla bipolar (ver página 68), y de productos bipolares fracturados entre los desechos contri-buyen a reforzar esta idea.

Tamaños:El análisis de los tamaños en este conjunto

artefactual se llevó a cabo sobre un total de 407 desechos enteros o con fracturas irrelevantes. Su distribución revela el predominio de desechos pequeños (46,4%) y muy pequeños (28,5%). Se consignan también frecuencias menores para los desechos mediano pequeños (17,4%), mediano grandes (5,4%) y grandes (2,3%). Ahora bien, si se comparan estos datos con los tamaños de los instrumentos formatizados y filos naturales con rastros complementarios se puede señalar, en principio, que los desechos de talla son predo-minantemente más pequeños que los instrumen-tos analizados. Sin embargo, especialmente si se analiza el procesamiento que compete a las dis-tintas materias primas (Escola 2000: tabla 26), también se debe advertir -aunque en menor pro-porción- la presencia de potenciales formas base producto de una reducción primaria desarrollada en el sitio. Lascas mediano pequeñas, mediano

grandes y grandes recuperadas en basalto (va-riedades A, B y C) así como también lascas pe-queñas, mediano pequeñas y mediano grandes en obsidiana pudieron haber sido seleccionadas en calidad de soportes.

Origen de las Extracciones:En esta instancia del análisis, se toma en

consideración, principalmente, la diferenciación existente entre las lascas externas e internas y su incidencia en la identificación de actividades de producción lítica. En este sentido, se examina la distribución de tipos de desecho respecto del to-tal de piezas de la muestra, exceptuando los de-sechos indiferenciados (Figura 5).

Ahora bien, si estos tipos de desechos son puestos en relación con las materias primas (Es-cola 2000: figura 60 y tabla P) y los tamaños (Es-cola 2000: figura 61 y tabla Q) se puede sostener que el énfasis advertido en la realización de ta-reas de formatización, regularización y mante-nimiento se ve reforzado. En este sentido, con-sidero que el marcado predominio de lascas in-ternas en la mayoría de las materias primas uti-lizadas, y la preeminencia de tamaños pequeños y muy pequeños en este tipo de lascas son rasgos de indudable adscripción a las instancias de ma-nufactura y mantenimiento de instrumentos. In-cluso, la presencia de lascas externas, de tamaño pequeño y muy pequeño, se ajusta a las caracte-rísticas del conjunto instrumental formatizado. Cabe recordar que lascas externas, internas, nó-dulos, guijarros y clastos han sido modificados con procedimientos de retalla y retoque dando lugar a instrumentos diversos.

Por otro lado, la identificación de lascas de reactivación directa, en basalto variedades A y B, y obsidiana agregan al contexto evidencias claras de intentos de prolongación de la vida útil de artefactos. Puede llamar la atención, en fun-ción de la reactivación de puntas de proyectil de obsidiana, la escasa proporción de este tipo de lascas. Sin embargo, se debe tener presente que el proceso de mantenimiento, de llevarse a cabo en el asentamiento, produce lascas de reactiva-ción y otras muchas que no son de tan clara filia-ción (Bellelli et al. 1985-1987).

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA76

Los datos revelan, a su vez, que ciertos es-fuerzos estuvieron también focalizados en las primeras etapas de la secuencia de producción. Algunas lascas externas, principalmente de las variedades de basalto A, B y C, y otras lascas in-ternas de basalto y obsidiana poseen los tama-ños adecuados para haber funcionado como po-tenciales formas base de instrumentos. Por otra parte, a la presencia ya registrada de núcleos de estas materias primas se agrega la identificación de lascas de reactivación de núcleo, en especial en obsidiana. La existencia de estas lascas de flanco y tableta de núcleo resultan interesantes si observo que la mayoría de los núcleos agota-dos de obsidiana son bipolares. No dejo de lado la presencia de productos bipolares en esta ma-teria prima dentro del conjunto de desechos. Sin embargo, toda esta evidencia hace factible pen-sar en una reducción de núcleos de obsidiana que termina recurriendo a la talla bipolar como últi-mo recurso para obtener lascas pequeñas.

Instrumentos y Núcleos en RG1El registro instrumental recuperado en

Real Grande 1 comprende un total de 99 instru-mentos y núcleos, enteros y fracturados. La dis-tribución de frecuencias de los grupos tipológi-cos representados en la muestra se observan en

la Tabla 6.

Aprovechamiento de Materias Primas:Las materias primas identificadas entre los

instrumentos y núcleos responden a las siguien-tes: basalto variedades 1, 2, A, B y C, vidrio vol-cánico variedades 1 y 2, obsidiana, calcedonia, brecha volcánica 1, cuarcita y vidrio volcánico no diferenciado. En la Figura 6 se puede obser-var la distribución de estas materias primas res-pecto del total del conjunto instrumental.

Extracción de la Forma Base:Se analizaron diez núcleos y nucleiformes

-siete enteros y tres fracturados- cuya distribu-ción, según su designación morfológica y su ta-maño por las materias primas representadas, puede observase en las Tablas 7 y 8.

Estos datos indican un importante predo-minio de los núcleos bipolares (40,0%) y, en me-nor medida, de los nucleiformes (20,0%) sobre una cierta variedad morfológica de núcleos (bi-facial, discoidal irregular y prismático irregu-lar), de carácter irregular. En líneas generales, a excepción de un núcleo bipolar de vidrio volcá-nico no diferenciado, los restantes especímenes pertenecen a la variedad 1 de basalto. Entre las piezas enteras sobresalen los tamaños mediano grandes y mediano pequeños en detrimento de

Referencias : Ls.Ex.: Lascas Externas; Ls.In.: Lascas Internas; Ls.ND: Lascas NoDiferenciadas; ReNu: Lascas de Reactivación de Núcleo; ReDi: Lascas de Reactivación

Directa; Pr.Bip.: Productos Bipolares.

4,7

51,5

41,2

0,4 0,5 1,8

Ls.Ex. Ls.In. Ls.ND ReNu ReDi Pro.Bip.0

10

20

30

40

50

60

Tipos de Desecho

Figura 5. Origen de las Extracciones CChM1- (N= 1074)

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANASEscola 77

los grandes. Sin embargo, a fin de evaluar el ta-maño de las potenciales formas base de extrac-ción, se debe tener presente que la mayor par-te de las plataformas de percusión se encuentran agotadas o parcialmente agotadas. Sólo un nú-cleo discoidal mediano grande permanece aún activo.

Una mirada a la distribución de las formas

base de los instrumentos (Figura 7) al igual que su relación con las materias primas representa-das en la muestra (Escola 2000: figura 45 y tabla L) complementa los datos precedentes y contri-buye a evaluar la intensidad que pudieran regis-trar las actividades de reducción primaria reali-zadas.

En este sentido, se puede apreciar el pre-

Figura 6. Distribución de Materias Primas

Referencias : Ls.Ex.: Lascas Externas; Ls.In.: Lascas Internas; Ls.ND: Lascas NoDiferenciadas; ReNu: Lascas de Reactivación de Núcleo; ReDi: Lascas de Reactivación

Directa; Pr.Bip.: Productos Bipolares.

4,7

51,5

41,2

0,4 0,5 1,8

Ls.Ex. Ls.In. Ls.ND ReNu ReDi Pro.Bip.0

10

20

30

40

50

60

Tipos de Desecho

Grupos Tipológicos N %Raspadores 5 5,1Artef.Bisel Asim.Microretoque Ultramarginal 1 1Raederas 2 2Artef.Med.Peq./Muy Peq.Retoque Bisel Oblicuo 5 5,1Cuchillos de Filo Retocado 3 3Muescas Retocadas y Lascado Simple 3 3Denticulados 1 1Artefactos Burilantes 2 2Perforadores 2 2Puntas de Proyectil 32 32,4Bifaces 1 1Filos Naturales con Rastros Complementarios 1 1Artefactos de Formatización Sumaria 8 8,1Núcleos y Nucleiformes 10 10,1Fragmentos No Diferen. de Artef. Formatizados 23 23,2

Totales 99 100

Tabla 6. Grupos Tipológicos RG1 - (N= 99)

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA78

dominio de la forma base lasca (lascas no dife-renciadas, internas y externas) (67,4%) en de-trimento de las formas base no diferenciadas (30,4%) y de algunos artefactos formatizados que han sido retomados y utilizados como so-portes (2,2%). Se debe tener presente la escasa representatividad proporcional de las lascas ex-ternas (6,7%). Cabe destacar que los porcenta-jes elevados de las formas base no diferencia-das y lascas no diferenciadas deben atribuirse

a la marcada presencia de artefactos de retoque extendido y parcialmente extendido (pe. puntas de proyectil), así como también al alto grado de fragmentación de las piezas (71,9% sobre un to-tal de 89 instrumentos).

Con respecto a las materias primas, en el caso de las variedades 1 y 2 de basalto, se obser-va la utilización predominante de lascas inter-nas y lascas no diferenciadas sobre las lascas ex-ternas. Por su parte, corresponden a la variedad

Referencias : Ls.Ext.: Lascas Externas; Ls.Int.: Lascas Internas; LsND: Lascas NoDiferenciadas; Ar.Ret.: Artefacto Formatizado Retomado, sobre Lasca, con Pátina

Diferenciada; FbND: Forma Base No Diferenciada.

6,7

27

33,7

2,2

30,4

Ls.Ext. Ls.Int. LsND Ar.Ret. FbND0

5

10

15

20

25

30

35

40

Formas Base

Figura 7. Distribución de Formas Base RG1 - (N= 89)

Referencias : Prismático Parcial Bidir. : Prismático Parcial, Bidireccional, con Extracciones Irregulares o Escasas ; No Dif. Por Fractura: No Diferenciada por Fractura; Vid. Vol. No Dif.: Vidrio Volcánico No Diferenciado.

Tabla 7. Designación Morfológica por Materia Prima en Núcleos y Nucleiformes Enteros y Fracturados RG1 - (N=10)

MorfologíaBifacial Discoidal

IrregularPrismático

Parcial Bidir. Bipolar Nucleiforme No Dif. porFractura

Totales

Mat. Prima N %Basalto Var. 1 1 1 1 3 2 1 9 90Vid. Vol. No Dif. 1 1 10

Totales 1 1 1 4 2 1 10

TamañoMat. Prima

MedianoPequeño

MedianoGrande Grande

TotalesN %

Basalto Var. 1 1 4 1 6 85,7Vidrio Vol. No Dif. 1 1 14,3

Totales 2 4 1 7% 28,6 57,1 14,3 100

Tabla 8. Tamaño por Materia Prima en Núcleos y Nucleiformes Enteros RG1 - (N= 7)

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANASEscola 79

1 los instrumentos retomados que han sido em-pleados como soporte de una raedera y un cuchi-llo de filo retocado. En principio, si bien quedan por analizar aún algunas variables, se puede asu-mir que algunas de las lascas usadas para la for-matización de instrumentos provienen de activi-dades de reducción de núcleos y nucleiformes efectuadas en el sitio. Por su parte, en el caso del basalto (Var. A, B, C), vidrio volcánico (Var. 1, 2 y no diferenciado) y obsidiana se impone el predominio de las formas base no diferenciadas y/o lascas no diferenciadas. Estos soportes res-ponden al elevado número de puntas de proyectil existente en este registro arqueológico.

Es interesante advertir, con respecto a las formas base instrumentales, que la ausencia de núcleos de la gran mayoría de las materias pri-mas representadas podría estar indicando el transporte e ingreso al sitio de instrumentos ya formatizados o en proceso de formatización.

Artefactos Formatizados y No Formatiza-dos:

El 89,9 % de los artefactos del conjunto de instrumentos y núcleos analizados (N= 99) se encuentra integrado por instrumentos formati-zados y regularizados a los que se suma una úni-

ca pieza no formatizada. La fragmentación ge-neral de esta muestra es de 71,9%. Asimismo, los instrumentos presentan un índice de bifacia-lidad de 51,7%. Hago extensivas a este conjunto lítico las apreciaciones sobre bifacialidad reali-zadas previamente (ver página 71).

Ahora bien, el tratamiento de estos ins-trumentos se inicia con la consideración de los grupos tipológicos y su relación con las distin-tas materias primas representadas. En esta tabu-lación, presentada en la Tabla 9, no se tomaron en consideración los fragmentos no diferencia-dos de artefactos formatizados y se agruparon ciertas clases instrumentales.

Asimismo, si se examinan complementa-riamente los datos obtenidos a partir del análi-sis del tamaño de los instrumentos y su represen-tatividad proporcional por materia prima (Esco-la 2000: figuras 47, 48, y tabla LL) y el de las se-ries técnicas registradas (Escola 2000: figura 49) se pueden hacer interesantes observaciones. En principio, se advierte que el basalto variedad 1 (31,9%) y la obsidiana (30,4%) constituyen los recursos líticos registrados en alrededor del 62% de los instrumentos del conjunto lítico. Luego, si se toman en consideración las distintas materias

Gr.Tip.Mat. Prima

1 2 3 4 5 6 7 8 9 TotalesN %

Basalto Var. 1 2 3 2 2 4 4 4 21 31,9 Basalto Var. 2 1 1 1 3 4,5 Basalto Var. A 1 1 1 3 4,5 Basalto Var. B 1 1 1,5 Basalto Var. C 1 1 5 1 1 9 13,6 Vid. Vol. Var. 1 1 1 1,5 Vid. Vol. Var. 2 1 1 1,5 Vid. Vol. No Dif. 3 1 4 6,1 Obsidiana 1 1 17 1 20 30,4 Cuarcita 1 1 1,5 Calcedonia 1 1 1,5 Brecha Vol. 1 1 1 1,5

Totales 5 6 2 3 8 32 1 1 8 66 % 7,6 9,1 3 4,5 12,1 48,6 1,5 1,5 12,1 100

Tabla 9. Grupos Tipológicos por Materia Prima RG1 - (N= 66)

Referencias : 1- Raspadores ; 2- Artef. Mediano Pequeño/Muy Pequeño (RBO) y Artef. Con Microretoque Ultramarginal (RUM) ; 3- Raederas ; 4- Cuchillos de Filo Retocado ; 5- Muescas, Denticulados, Artef. ; Burilantes y Perforadores; 6- Puntas de Proyectil ; 7- Bifaces ; 8- Filos Naturales con Rastros Complementarios ; 9- Artef. de Formatización Sumaria.

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA80

primas en circulación se puede apreciar que:∗ el basalto (variedades 1 y 2) presenta un

predominio de tamaños mediano grandes, a los que se suman en menor medida, los tamaños me-diano pequeños y grandes. De este modo, se aso-cia esta materia a la presencia de cierta variedad de instrumentos de manufactura simple, con re-talla y retoque marginal o parcialmente extendi-do, de carácter unifacial (raederas, raspadores, muescas, artefactos mediano pequeños/muy pe-queños RBO, entre otros). A su vez, es intere-sante advertir que este recurso también aparece vinculado tanto a la existencia de artefactos con escasa formatización (artefactos de formatiza-ción sumaria) como a la de instrumentos con re-toque bifacial marginal, parcialmente extendido y extendido(cuchillos de filo retocado, un per-forador, esbozos de piezas bifaciales, y funda-mentalmente, el 12,5% de las puntas de proyec-til (N= 32)).

∗ el basalto (variedades A y B) registra ta-maños pequeños, mediano pequeños y grandes en idéntica frencuencia. Al respecto, se trata de una materia prima ligada tanto a instrumentos unifaciales de escasa formatización (un artefac-to mediano pequeño/muy pequeño RBO, un per-forador, un artefacto de formatización sumaria) como a piezas bifaciales con una inversión de trabajo algo mayor (una punta de proyectil).

∗ el basalto variedad C, con una frecuen-cia de hallazgos mayor que las variedades A y B, presenta el predominio de tamaños mediano pequeños en detrimento de los pequeños y me-diano grandes. Por un lado, no se puede dejar de advertir que el 15,6 % de las puntas de proyec-til (N= 32) de la muestra aparecen confecciona-das en esta materia prima. Por otro lado, es un recurso lítico que también aparece vinculado a la presencia de otras clases instrumentales de manufactura más simple, de carácter unifacial y bifacial (un raspador, un artefacto mediano pequeño/muy pequeño RBO, un esbozo de pieza bifacial y un bifaz).

∗ el vidrio volcánico en conjunto muestra el predominio de tamaños pequeños sobre los mediano pequeños. En términos generales, se trata de una materia prima asociada casi exclu-

sivamente a la presencia de puntas de proyectil. Un esbozo de pieza bifacial, de vidrio volcánico no diferenciado, se suma a este grupo.

∗ la obsidiana presenta una mayor injeren-cia de tamaños pequeños en detrimento de los mediano pequeños. Si bien se registra un eleva-do grado de fragmentación que dificulta un más amplio registro de tamaños, debe destacarse que la obsidiana constituye el recurso lítico utilizado en el 53,1% de las puntas de proyectil del contex-to. De este modo, se puede vincular a esta mate-ria prima a la presencia de instrumentos de re-toque bifacial extendido y parcialmente extendi-do para cuya confección se requiere una aprecia-ble inversión de trabajo. En menor medida, es-casos instrumentos de manufactura simple y es-casa formatización aparecen confeccionados en este material (un artefacto mediano pequeño/muy pequeño RBO, un artefacto burilante y un artefacto de formatización sumaria).

∗ las materias primas restantes (cuarcita, calcedonia y brecha volcánica 1) responden a la presencia de instrumentos de manufactura sim-ple mediano pequeños y muy grandes.

Algunas observaciones tecnológicas efec-tuadas en ciertos instrumentos del conjunto líti-co (5,6% del total instrumental) aportan elemen-tos importantes a tener en cuenta a la hora de evaluar las estrategias tecnológicas implementa-das. Por un lado, se ha registrado la presencia de un artefacto con su filo activo formatizado sobre una fractura previa. Este procedimiento de reci-claje se ha aplicado en una pieza grande confec-cionada sobre basalto variedad 1. Por otro lado, se han identificado evidencias de reactivación, muy intensas en un caso, en dos artefactos me-diano pequeños/muy pequeños RBO de obsidia-na y basalto variedad A. En última instancia, re-sulta sumamente interesante la presencia de dos instrumentos -una raedera y un cuchillo de filo retocado- cuyos filos activos han sido regulari-zados a partir de artefactos previamente forma-tizados y retomados a tal efecto. Una notoria di-ferenciación de pátinas contribuye a evidenciar la existencia de procedimientos de talla aplica-dos en momentos distintos. En una de las piezas, incluso, se advierte el uso reciente de la técnica

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANASEscola 81

bipolar o tal vez la técnica de apoyo con fines de adelgazamiento (Flegenheimer et al. 1995). Con respecto a las características de estos soportes, de basalto variedad 1, es de destacar que cons-tituyen piezas bifaciales de retoque extendido. Más aún, en uno de los casos, se trataría de una punta de proyectil apedunculada de limbo lan-ceolado. Cabe advertir que estas artefactos reto-mados presentan marcadas similitudes tecnoló-gicas con materiales procedentes de los niveles del Arcaico Tardío de Quebrada Seca 3 (Asche-ro et al. 1991, 1993-1994 ; Pintar 1990).

Otras observaciones tecnológicas de inte-rés involucran a un grupo tipológico de eleva-da frecuencia de aparición en este contexto líti-co : las puntas de proyectil. Sus particulares ca-racterísticas técnico-morfológicas, la variedad de materias primas utilizadas en su confección (ver supra), y el intenso mantenimiento obser-vado ameritaron un tratamiento específico cu-yos resultados serán volcados directamente en las conclusiones. Sí cabe destacar que seis de los proyectiles sugieren la posibilidad de que ha-yan sido recogidos de un contexto ya arqueoló-gico y retomados para su empleo. En este sen-tido, considero importante señalar la existencia

de similitudes tecnológicas de éstos con proyec-tiles procedentes de los niveles del Arcaico Tar-dío y Medio de Quebrada Seca 3 (Aschero et al. 1991, 1993-1994 ; Pintar 1990). Información tec-nológica detallada sobre estos instrumentos pue-de consultarse en Escola (2000:168-174).

Desechos de Talla en RG1

Materias Primas Utilizadas :Las materias primas identificadas entre los

desechos de talla comprenden : basalto - en sus variedades 1, 2, A, B y C-, vidrio volcánico Var. 1 y 2 y vidrio volcánico no diferenciado, obsi-diana, cuarcita, calcedonia, ópalo, ónix y brecha volcánica Var. 1 y 2. Ciertas materias primas aún no determinadas se agregan a este conjunto de recursos. En principio, se puede apreciar la dis-tribución de los mismos respecto del total de de-sechos analizados en la Figura 8.

Es posible profundizar ciertos aspectos del manejo de estas materias primas si se compara la información precedente con los valores registra-dos en la muestra instrumental y de núcleos (ver Figura 6). Al respecto, de las frecuencias de ha-llazgos consignadas se desprenden una serie de observaciones :

Referencias : 1, 2, A, B y C: Variedades 1, 2, A, B y C de Basalto; V1: Vidrio Volcánico Var. 1;V2: Vidrio Volcánico Var. 2; Vn: Vidrio Volcánico No Diferenciado; Ob: Obsidiana; Cc: Cuarcita;Cd: Calcedonia; Op: Opalo; On: Onix; B1: Brecha Volcánica 1; B2: Brecha Volcánica 2; Ot:

Materias Primas No Determinadas .

51,7

2,35,1 4

6,4

0,35,2

0,5

16,6

0,1 1,9 1,4 1,8 1,4 1,1 0,21 2 A B C V1 V2 Vn Ob Cc Cd Op On B1 B2 Ot

0

10

20

30

40

50

60

Materias Primas

Figura 8. Distribución de Materias Primas RG1 - (N= 2398)

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA82

∗ el ópalo, el ónix, la brecha volcánica 2 y alguna materia prima no determinada registran valores porcentuales, de por sí reducidos, exclu-sivamente entre los desechos de talla. Su presen-cia podría indicar la probable realización de ta-reas de regularización y/o mantenimiento sobre artefactos que estuvieron “de paso”, valga la ex-presión, en este contexto. Me refiero con ello a instrumentos cuya talla de extracción, formati-zación y descarte se llevó a cabo en otras loca-lizaciones. Considero pertinente mencionar que estos desechos presentan tamaños muy peque-ños y pequeños (Escola 2000:tabla T), lo cual re-forzaría la propuesta anterior.

∗ el basalto Var. 2, la variedad C, el vidrio volcánico Var. 1, el vidrio volcánico no diferen-ciado, la obsidiana y la cuarcita evidencian des-fasajes, de variada intensidad según la mate-ria prima, entre los valores tabulados para ins-trumentos y desechos. En efecto, una mayor re-presentatividad proporcional de los instrumen-tos versus los desechos, sumada a la preeminen-cia de tamaños muy pequeños entre estos últi-mos (Escola 2000 : tabla T), puede adscribirse tentativamente al ingreso de artefactos ya for-matizados procedentes de otras localizaciones. De este modo, eventos de regularización de filos, mantenimiento, uso y descarte de instrumentos parecen haber tenido lugar en Real Grande 1. Cabe destacar que, a excepción de la cuarcita y el basalto Var. 2, en las materias primas restan-tes aparecen confeccionadas 26 puntas de pro-yectil, es decir el 81,2% del total de proyectiles (N= 32). Por otro lado, en basalto Var. C se han identificado proyectiles retomados y sometidos a modificaciones posteriores.

∗ las variedades A y B de basalto, el vi-drio volcánico 2, la calcedonia y la brecha vol-cánica 1 se distribuyen de manera homogénea, aunque en bajas proporciones, entre los instru-mentos y los desechos. Con estos valores, es más factible considerar un posible ingreso de instru-mentos ya formatizados o en vías de formatiza-ción que en eventos de reducción primaria o en un proceso completo de manufactura. Una eva-luación de los tamaños de las formas base de los instrumentos así como de los desechos (como se

verá más adelante) apoyaría esta idea, más aún hasta podría sugerir la entrada de algunas pocas formas base potenciales. Si bien abundan los de-sechos muy pequeños, algunas lascas pequeñas y mediano pequeñas se corresponderían con al-gunos tamaños instrumentales.

Estado de Fragmentación:El análisis de la fragmentación general de

la muestra de desechos concede una mayor re-presentatividad a las lascas fracturadas (51,1%) en perjuicio de las enteras (48,0%), los desechos indiferenciados (0,8%) y ciertos productos bipo-lares enteros (0,1%). Con respecto a las piezas fragmentadas se ha tomado también en conside-ración la distribución correspondiente a las las-cas fracturadas con talón (25,6%) y a las frac-turadas sin talón (25,5%). En líneas generales, si se toma en consideración el estado general de la muestra de desechos analizada, y se agrega a ello la existencia de núcleos y nucleiformes (Ta-bla 6), sería dable pensar que el registro com-prende una mezcla de subproductos resultantes de eventos de manufactura y de reducción de nú-cleos (Sullivan y Rozen 1985:763). Una vez más, la fracturación de las piezas no sería atribuible primariamente a procesos postdepositacionales como el pisoteo ya que la matriz sedimentaria continúa siendo arenosa (ver páginas 75-76 ).

Sin embargo, una mirada a la distribu-ción del estado de los desechos en las distin-tas materias primas (Escola 2000: figura 67 y tabla S) obliga a afinar el grado de las inferen-cias. En lo que respecta al basalto Var. 1, las pro-porciones de lascas fracturadas y enteras, la pre-sencia de desechos indiferenciados y la existen-cia de nueve núcleos con distinto grado de ago-tamiento funcionarían en concordancia con las actividades previamente sugeridas. Incluso, se podría sostener tentativamente una preeminen-cia de las tareas de manufactura de filos en de-trimento de aquellas vinculadas a las primeras etapas del proceso técnico. Si se analizan, ahora, las restantes materias primas se podrá advertir que la situación deja de ser la misma volviéndo-se algo confusa. Las proporciones de lascas en-teras, si bien por escaso margen, superan a las de

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las fracturadas. Esto podría sugerirnos un mayor énfasis en las actividades de reducción primaria. Sin embargo, los desechos indiferenciados han disminuido y no se registran núcleos en estas materias primas, a excepción del vidrio volcáni-co no diferenciado. Por lo tanto, me inclino a su-gerir que estas proporciones podrían estar vin-culadas a la forma en que las materias primas ingresan al sitio (ya sea como instrumentos for-matizados, en proceso de formatización o como formas base), y en consecuencia, en los procedi-mientos de talla (percusión y/o presión) aplica-dos en las tareas de formatización, regulariza-ción y mantenimiento de filos.

Tamaños:El análisis de los tamaños en este conjunto

lítico se efectuó sobre un total de 1149 desechos enteros o con fracturas irrelevantes. En ellos se puede observar una distribución que evidencia un marcado predominio de desechos muy pe-queños (83,3%) sobre los pequeños (13,8%), me-diano pequeños (2,3%), mediano grandes (0,4%) y grandes (0,2%). Ahora bien, al comparar estos datos con los tamaños de los instrumentos for-matizados y filos naturales con rastros comple-mentarios se hace evidente que los desechos de talla son significativamente más pequeños que los instrumentos recuperados del registro ar-queológico. De todo ello, se puede deducir que, en general, los desechos de talla difícilmente han sido utilizados como forma base de artefac-tos formatizados o con rastros complementarios. Por el contrario, parecen ser el resultado de acti-vidades de producción focalizadas ya en las ins-tancias de regularización de bordes, ya en tareas de mantenimiento o reactivación de filos.

Esta evaluación global puede enriquecerse aún más efectuando un análisis exhaustivo de la distribución de materias primas según los tama-ños de desechos e instrumentos (Escola 2000:ta-bla 32 y tabla T). Materias primas tales como ba-salto Var. 2, basalto Var. C, vidrios volcánicos y obsidiana se destacan por un abrumador domi-nio de desechos muy pequeños. Más aún, la va-riedad 1 de vidrio volcánico y el no diferenciado sólo registran desechos de este tamaño. La evi-

dencia, en función de los tamaños del conjunto instrumental, sólo puede ser indicativa de proce-dimientos de regularización y/o reactivación de filos. Por lo tanto, se asume que estas activida-des se efectuaron sobre instrumentos cuya talla de extracción y formatización se llevó a cabo en otras localizaciones. Estas observaciones pue-den hacerse extensivas a las variedades A y B de basalto, vidrio volcánico 2 y calcedonia. Sin em-bargo, es posible que instancias algo más abar-cativas de formatización y regularización pue-dan asignarse a estas últimas materias primas. En efecto, si bien abundan los desechos muy pe-queños, se advierten también apreciables fre-cuencias de desechos pequeños y mediano pe-queños en coincidencia, incluso, con algunos ta-maños instrumentales. Podría haber incluido el basalto Var. 1 a las materias primas menciona-das anteriormente, agregando simplemente de-sechos mediano grandes y grandes al rango de tamaños presentes. No obstante, considero que esta variedad de tamaños, sumada a la presen-cia de núcleos y nucleiformes, sugiere la posibi-lidad de que algunas formas base hayan sido ex-traídas en el asentamiento para su posterior for-matización.

Origen de las Extracciones:Se evalúan, en esta instancia, aspectos in-

herentes a la presencia de distintos tipos de de-sechos con el objeto de precisar aún más el grado de intensidad con que se efectúan no solo tareas de formatización, regularización o extracción de formas base sino también eventos de reactiva-ción y mantenimiento de artefactos. Se presen-ta, entonces, en la Figura 9 la distribución de dis-tintos tipos de desecho respecto del total de pie-zas de la muestra, exceptuando los desechos in-diferenciados.

Asimismo, al confrontar los tipos de de-sechos registrados con otros dos atributos cla-ves, como son materia prima y tamaño (Esco-la 2000: figuras 72, 73 y tablas V, W), es posible esbozar algunos resultados parciales de interés. Considero que una redundante realización de ta-reas de regularización de filos y mantenimien-to de instrumentos puede verse reflejada en la

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elevada proporción de lascas internas, de varia-das materias primas, y mayoritariamente de ta-maños muy pequeños. A este registro se suma la presencia de desechos directamente vincula-dos a la reactivación de filos. Lascas de reacti-vación directa e inversa han podido ser identi-ficadas en obsidiana, en las variedades 1, 2 y C de basalto como también en vidrio volcánico 2. En este sentido, es pertinente recordar las evi-dencias de intenso mantenimiento registradas en puntas de proyectil confeccionadas en obsidiana como también la observación de mantenimiento y/o reciclaje en instrumentos retomados de ba-salto Var. 1 y C (ver página 81).

Las lascas externas, por su parte, muestran porcentajes de muy escasa representatividad proporcional, a lo que se añade el predominio de tamaños muy pequeños y pequeños. Este tipo de lascas, presentes en casi la totalidad de las ma-terias primas, registran mayor abundancia entre los desechos de basalto Var. 1. Todo esto apunta a sostener que dichas lascas externas son el re-sultado de procedimientos de formatización y/o regularización de instrumentos cuyas formas base tuvieran reserva de corteza o fueran lascas externas en sí mismas. Se debe destacar que, en-tre los instrumentos formatizados de la muestra, se cuentan algunas lascas externas de basalto

Var. 1, Var. A y cuarcita.A pesar de su exigua presencia, no se pue-

de dejar de señalar que tanto entre las lascas ex-ternas como entre las internas aparecen también algunas pocas piezas con tamaños adecuados para considerarlas posibles formas base. Me re-fiero a lascas mediano pequeñas, mediano gran-des y grandes, principalmente de las variedades de basalto 1, A y B. Es posible que ciertos sopor-tes fueran transportados al asentamiento. Otros, más precisamente los de basalto Var. 1, pudie-ron haber sido subproductos de eventos de re-ducción primaria. Seis núcleos bastante agota-dos, uno todavía activo, y dos nucleiformes dan cuenta de la realización de estas actividades. Sin embargo, dado el carácter temporario y redun-dante de las ocupaciones también es factible que estos núcleos constituyeran un reservorio bási-co de materia prima dispuesto a ser utilizado en función de las necesidades de la ocasión. Esto se complementaría con el transporte de otros nú-cleos, potencialmente utilizables, pero ni aban-donados ni descartados en el asentamiento. La presencia de una lasca de flanco de núcleo de ob-sidiana pequeña, sumada a la evidencia de las-cas externas y desechos indiferenciados, sugie-re esta posibilidad.

Finalmente, la existencia de productos bi-

Referencias : Ls.Ex.: Lascas Externas; Ls.In.: Lascas Internas; Ls.ND: Lascas NoDiferenciadas; ReNu-Di/In: Lascas de Reactivación de Núcleo, Directas e Inversas; Pro.Bip.:

Productos Bipolares.

4,2

91,5

3,6 0,6 0,1Ls.Ex. Ls.In. Ls.ND ReNu-Di/In Pro.Bip.

0

20

40

60

80

100

Tipos de Desecho

Figura 9. Origen de las Extracciones RG1 - (N= 2379)

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polares puede atribuirse al empleo de esta técni-ca tanto en la reducción de núcleos (ver página 77) como en procesos de adelgazamiento en ins-trumentos retomados (ver páginas 81-82). Es un hecho que la talla bipolar permite reducir formas pequeñas de manera exitosa, ya sea que se la im-plemente como una manera de agotar núcleos de lascas o como procedimiento viable para el re-ciclaje o mantenimiento de instrumentos (Fle-genheimer et al. 1995). Su utilización en basalto Var. 1, entonces, me induce a pensar que, a pesar de ser éste un recurso de fácil acceso, la necesi-dad de preservar hasta el agotamiento el mate-rial disponible era de suma importancia.

DISCUSIÓN

Explotación de Recursos Locales y No Locales

De acuerdo a los registros arqueológicos analizados, los grupos agro-pastoriles maneja-ron un variado conjunto de recursos líticos in-tegrado por materiales diversos tanto en lo que hace a su distribución como en calidad y forma de aparición en la naturaleza. El estudio de la disponibilidad de los mismos, a través de la loca-lización y caracterización de las fuentes de apro-visionamiento, permite sostener que la cuenca de Antofagasta de la Sierra posee una apreciable cantidad de depósitos primarios y secundarios distribuidos bastante homogéneamente en los diferentes microambientes de la misma. En efec-to, dentro de un radio máximo de 30 km y cu-briendo tanto el fondo de cuenca como las que-bradas altas, los grupos humanos tenían acceso a materias primas de variada calidad con costos diversos, aunque no elevados, de tiempo y ener-gía (como se verá mas adelante). Es interesan-te advertir que, con excepción de la obsidiana, prácticamente la totalidad de las materias pri-mas utilizadas en la producción lítica son loca-les. Cabe aclarar que algunos materiales de pro-cedencia incierta, como el vidrio volcánico no diferenciado, el sílice, el cuarzo, los pórfiros vol-cánicos y algunas materias primas no determi-nadas, quedan al margen de esta distinción. De todos modos, su representatividad dentro de la muestra es muy reducida. Asimismo, para ma-

teriales tales como las variedades B y 2 de ba-salto, la calcedonia, el basalto vesicular y la bre-cha volcánica 1 y 2, asumo una procedencia ten-tativa registrada en observaciones de campo (ver páginas 87-88) .

Por su parte, entiendo como recursos no lo-cales a todos aquellos que se localicen más allá de un radio de 30 km relativo tanto al fondo de cuenca como a las quebradas altas. Esta es la si-tuación de la obsidiana, materia prima de exce-lentes cualidades para la talla, y localizada en la microregión del Salar de Antofalla. Dadas estas condiciones, se puede sugerir que la utilización recurrente de esta materia prima en los contex-tos agro-pastoriles imponía al sistema cultural ciertos costos adicionales de tiempo y energía.

Considerando las condiciones de accesibi-lidad planteadas y tomando en cuenta calidades y formas de presentación, se ha podido adver-tir entre las materias primas utilizadas aprecia-bles diferencias que involucran no solo a las es-trategias de aprovisionamiento y reducción im-plementadas sino también a su aprovechamien-to en función de los productos artefactuales pro-ducidos.

En principio, todo parece indicar que las materias primas locales han sido explotadas en forma directa (sensu Meltzer 1989) a partir de depósitos primarios o secundarios según el caso. Sin embargo, dentro de esta estrategia de aprovi-sionamiento directa, es posible advertir una in-teresante distinción. En el fondo de cuenca, el abastecimiento de las variedades A y X de ba-salto parecería ser el resultado de incursiones orientadas casi específicamente a la obtención del material. El basalto Var. A constituye la ma-teria prima predominante en el registro artefac-tual de Casa Chavez Montículos a partir del in-greso de nódulos, lascas nodulares e incluso, tal vez, lascas externas. Es cierto que la selec-ción de nódulos transportables no requiere ma-yor costo, sin embargo, no puede decirse lo mis-mo respecto de la obtención de lascas nodulares u otras formas base. Más aún, si estas lascas no-dulares, recurrentemente utilizadas en la manu-factura de las “grandes lascas con retoque”, evi-dencian una marcada estandarización de tama-

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ño y módulo. En este sentido, las actividades de reducción primaria registradas en la fuente de aprovisionamiento de esta materia prima serían indicativas de la inversión de trabajo requerida en esta tarea de aprovisionamiento.

En lo que respecta a la variedad X de ba-salto, no parece llevarse a cabo tarea de reduc-ción alguna en la fuente de abastecimiento. Por el contrario, lo particular de su explotación es-taría centrado en la cuidadosa selección de la-jas como soportes necesarios para la manufactu-ra de palas y/o azadas. En función de las particu-lares características morfológicas de este instru-mento, debieron tomarse en consideración cier-tos estándares de calidad de la roca así como también de tamaño, espesor y peso de las lajas. A esta trabajosa selección debería agregarse el costo involucrado en el transporte de las lajas ya que su peso por unidad, si se toma en cuenta el del instrumento terminado, debió superar los 1000 gr con facilidad.

Los restantes recursos locales, por su par-te, parecen adscribirse a una situación de apro-visionamiento directo algo diferente. La adqui-sición de materias primas, en este caso, respon-dería a la implementación de una estrategia in-clusiva o “embedded” (Binford 1979). Es decir, que la recolección de guijarros, nódulos, clastos, e inclusive instrumentos, se llevaría a cabo jun-to a otras actividades de subsistencia reducien-do el costo efectivo del aprovisionamiento. Al respecto, se debe tener presente que la actividad pastoril, en virtud de su propia dinámica, impli-ca un uso del espacio que facilita el acceso a los distintos microambientes y, con ello, a las áreas con abundancia de recursos localizados. De este modo, más de una decena de materias primas di-versas participan de la producción lítica en pe-queñas proporciones contribuyendo así a mante-ner una disponibilidad de materiales más o me-nos constante.

El aprovisionamiento de la obsidiana, co-mo recurso no local, plantea interesantes pers-pectivas. Parto de la premisa que señala que, por sí sola, la presencia de una materia prima exótica en cualquier conjunto lítico es insuficiente para dar cuenta de la forma de su abastecimiento pu-

diendo atribuirse tanto a una explotación direc-ta de larga distancia como a una indirecta (sen-su Meltzer 1989). En principio, en los conjuntos estratigráficos analizados, se puede advertir que la obsidiana constituye un recurso que, si bien no es predominante, ofrece frecuencias significati-vas de aparición. Estas proporciones no respon-den a la exclusiva presencia de instrumentos ter-minados sino que pueden ser atribuidas al desa-rrollo de casi todas las instancias de reducción. Al respecto, no cabe dudas que las característi-cas estructurales de la roca, la agudeza de sus filos y la consecuente habilidad de penetración han sido algunos de los elementos claves que han estimulado el acceso a este recurso de baja dis-ponibilidad. Por su parte, en la fuente de aprovi-sionamiento se han detectado tareas de prepara-ción de núcleos y extracción de formas base.

Ahora bien, una vez logrado el abasteci-miento, es un hecho que materias primas loca-les y no locales han sido utilizadas, en toda su di-versidad, por los grupos formativos que ocupa-ron la cuenca de Antofagasta de la Sierra. Asen-tamientos con diferente funcionalidad y estabi-lidad ocupacional, como Casa Chavez Montícu-los y Real Grande 1, registran en general el em-pleo predominante de recursos locales en detri-mento de los no locales, cubriendo casi la mis-ma gama de materias primas. No obstante, den-tro de la misma cuenca y en función de los recur-sos concentrados en los microambientes defini-dos, la utilización de los recursos más cercanos se impone con singular énfasis.

Tomando en cuenta la producción total (instrumentos, núcleos y desechos de talla) por materia prima en el Montículo 1, sobresale el procesamiento de los recursos localizados en el mismo fondo de cuenca (56,5% - basalto Var. A y B, cuarcita y arenisca) sobre aquellos ubica-dos en el sector de quebradas altas (9,7% - ba-salto Var. C, 1 y 2, vidrio volcánico 1 y 2, ópalo y calcedonia). Luego, la distribución se comple-ta con las proporciones correspondientes a la ob-sidiana (30,0%) y a los recursos de procedencia incierta (3,8%). Cabe destacar, entre los materia-les de mayor disponibilidad, el marcado aprove-chamiento del basalto Var. A que comprende el

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40,0% de los recursos del fondo de cuenca. Por su parte, haciendo lo propio en Real Grande 1, se llega a advertir que el 73,2% de los materia-les registrados en contexto corresponden al mis-mo microambiente (basalto Var. 1, 2 y C, vidrios volcánico 1 y 2, calcedonia, ópalo, ónix, brecha volcánica 1 y 2). De todos ellos, el basalto Var. 1 asume el 51,4% de la representatividad aludida. Los recursos del fondo de cuenca (basalto Var. A y B, y cuarcita) alcanzan el 9,1% mientras que la obsidiana procesada comprende el 16,9% de la producción total. El 0,8% restante pertenece a los materiales de procedencia incierta (vidrio volcánico no diferenciado y materias primas no determinadas).

En síntesis, puedo sostener que, dentro de las materias primas locales, se privilegia siempre el uso de aquellas más cercanas a la localización del asentamiento. Al respecto, la producción pa-rece concentrarse en un recurso dominante -tal el caso de las variedades A y 1 de basalto- y en el uso complementario de un amplio espectro de rocas disponibles. Considero que esta última di-versificación de recursos, obtenidos a bajo costo en forma inclusiva o “embedded”, contribuyen a mantener una provisión segura de materiales mí-nimamente eficientes. La importancia concedi-da a la utilización de la obsidiana, más allá de los costos involucrados en su aprovisionamien-to, queda evidenciada por una significativa re-presentatividad proporcional.

Trayectorias de Producción LíticaA partir de una explotación diferenciada

de los recursos líticos disponibles, es lógico pen-sar que los costos involucrados en el aprovisio-namiento, reducción inicial y transporte de las distintas materias primas se vean reflejados en el aprovechamiento de las mismas. En este senti-do, es dable esperar que los conjuntos líticos evi-dencien variaciones en lo que respecta al uso de técnicas alternativas de manufactura y manteni-miento de artefactos como diferencias en la cele-ridad del descarte de los mismos. Una manera de abordar estas particulares características estruc-turales y organizativas en los conjuntos artefac-tuales es a través de la delineación de trayecto-

rias de producción. Dichas trayectorias, plantea-das como modelos particulares, apuntan a cla-rificar la relación entre la disponibilidad de los recursos líticos, las secuencias de producción y el sistema de asentamiento-subsistencia. De este modo, contribuyen a desenredar ese apre-tado entretejido de decisiones o estrategias que guían el componente tecnológico de los grupos agro-pastoriles.

A partir de las investigaciones realizadas, sólo han podido desarrollarse las trayectorias correspondientes a las principales materias pri-mas utilizadas: basalto Var. A, cuarcita, basalto Var. 1 y obsidiana.

a) Trayectoria para Basalto Variedad AEn los sectores norte y sur de las coladas

basálticas de Los Negros se llevan a cabo las si-guientes tareas de aprovisionamiento: selección, recolección y transporte de nódulos; reducción primaria a partir de bloques y/o lascas nodula-res ; selección, recolección y transporte de las-cas nodulares y, tal vez, de formas base (lascas externas) de tamaños grandes y muy grandes

Una vez alcanzada la base residencial, los nódulos y algunas de las lascas nodulares6 trans-portadas se convierten en núcleos y nucleifor-mes. Los núcleos, en general, poseen formas irregulares o también llamadas amorfas. Al res-pecto, se podría sostener que la mayoría de estos núcleos no son objeto de intensas reducciones y, en consecuencia, difícilmente registran esta-dos elevados de agotamiento. Si bien una tecno-logía de núcleos amorfos puede ser el resultado de una variedad de factores tecnológicos (Pat-terson 1987) considero que, en este caso, podría atribuirse a la disponibilidad general de mate-ria prima así como también a la escasa necesi-dad de controlar el tamaño y módulo de las las-cas obtenidas en función de un mínimo esfuer-zo tecnológico.

Cualquiera podría preguntar por qué me he referido anteriormente a la escasa necesi-dad de controlar el tamaño y módulos de las for-mas base. Siguiendo la trayectoria productiva, se puede advertir que todo un conjunto de las-cas externas, internas y no diferenciadas, caren-

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tes de estandarización alguna, se utilizan para la formatización y/o regularización de una gran variedad de instrumentos de manufactura sim-ple, en su mayoría unifaciales, con retalla y reto-que marginal o parcialmente extendido. Asimis-mo, formas base semejantes a las anteriores tam-bién han dado lugar a la manufactura de artefac-tos con escasa formatización o han sido utiliza-das en forma directa como filos naturales.

Un párrafo aparte merecen las lascas no-dulares que han sido transportadas desde la fuente de aprovisionamiento. He mencionado su utilización en calidad de nucleiformes, sin em-bargo, ésta no es más que una función meramen-te secundaria. En realidad, los esfuerzos inverti-dos en la provisión de estas lascas están orienta-dos a la producción de las denominadas “gran-des lascas con retoque”. En líneas generales, se trata de un instrumento con alto grado de estan-darización formal y tecnológica, y vinculado a situaciones de enmangue. Los análisis realiza-dos también revelan conductas de manufactura anticipada y de almacenaje. Seis de las ocho pie-zas recuperadas, dada la situación de su hallaz-go, evidencian que fueron preparadas y acopia-das con antelación a su uso. Todas estas caracte-rísticas tecnológicas son indicativas de la com-plejidad de un artefacto que, sin lugar a dudas, constituía una respuesta eficiente para una nece-sidad nueva desprendida de las prácticas agro-pastoriles.

Por otra parte, las lascas no han sido las únicas formas base utilizadas para la confección de instrumentos útiles. En efecto, tanto nódulos como núcleos fuera de uso han sido levemente modificados para la obtención de artefactos de formatización sumaria como también, en algún caso, han sido utilizados como percutores.

En síntesis, se puede apreciar que el pro-cesamiento del basalto variedad A está orienta-do, principalmente, a cumplimentar un amplio rango de tareas básicas a través de instrumen-tos no estandarizados, con bajo grado de modi-ficación, y en consecuencia, con un gasto míni-mo de tiempo y energía en su producción. Debo señalar, además, que estos instrumentos simples rara vez han sido reactivados o reciclados, por el

contrario, parecen haber sido descartados luego de un corto uso o en ocasión de su fractura. Sin embargo, no puedo obviar la presencia de algu-nos casos interesantes en dirección opuesta que se suman a algunos otros de basalto variedad C y vidrio volcánico 1, es decir, todas materias pri-mas de buena calidad. Se trata del aprovecha-miento de las fracturas de algunos instrumen-tos para confeccionar nuevos filos activos o dor-sos. Al respecto, considero que tanto el recicla-je de algunos instrumentos fracturados como la utilización de un fragmento de núcleo como for-ma base instrumental constituyen indicios de la necesidad de preservar la vida útil de la materia prima. Qué significa esto ? En general, poca es la inversión de trabajo registrada en el conjunto artefactual, aún en los mismos reciclajes, pero este mínimo esfuerzo tecnológico sólo es posible en virtud de la existencia de un stock flexible de materiales. En estas condiciones, no resulta ex-traño advertir algunos intentos orientados a “es-tirar” la utilidad de algunas de las mejores ma-terias primas.

b) Trayectoria para ObsidianaEn términos generales, las observaciones

y análisis efectuados en el área de aprovisiona-miento (Ona) sugieren la realización de las si-guientes actividades productivas: testeo y selec-ción de nódulos viables para su procesamiento ; descortezamiento primario y preparación de nú-cleos para su transporte ; y extracción de formas base o lascas de tamaños grandes y muy gran-des factibles de ser transportadas a otras loca-lizaciones.

Por su parte, el conjunto lítico de la base residencial del fondo de cuenca registra el ingre-so de la obsidiana bajo la forma de núcleos pre-parados y formas base para instrumentos. Estos núcleos, orientados esencialmente a la obtención de lascas pequeñas y mediano pequeñas, son ob-jeto de intensas reducciones y reactivaciones. En esta misma dirección, algunos núcleos, llegados al punto de agotamiento parcial o total, llegan a convertirse, en sí mismos, en formas base de ins-trumentos de manufactura simple, con retoque marginal unifacial.

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Obsérvese, en este caso, que no se trata de núcleos amorfos. En efecto, la necesidad de una reducción eficiente ante un recurso de escasa disponibilidad, más, el objeto de orientar el pro-cesamiento de esta materia prima hacia la con-fección de un instrumento en particular -como las puntas de proyectil- inhibe la implementa-ción de una tecnología de núcleos amorfos.

Continuando con la trayectoria, una gran mayoría de las lascas producidas se utiliza fun-damentalmente para la manufactura de puntas de proyectil pedunculadas y apedunculadas de base escotada. Por otro lado, en menor medida, lascas externas e internas también han sido utili-zadas para producir algunos instrumentos unifa-ciales confeccionados con procedimientos de re-toque marginal y/o ultramarginal.

Con ánimo de evaluar todo este procesa-miento, se pueden remarcar dos aspectos impor-tantes. En primer lugar, es evidente la utilización selectiva de esta materia prima para la manufac-tura de un instrumento estandarizado, comple-jo, funcionalmente específico y que requiere una apreciable inversión de trabajo. Sí, las puntas de proyectil reúnen todas estas características tec-nológicas y participan del particular rol otorga-do a las prácticas predadoras en las economías agro-pastoriles. En segundo lugar, considero re-levante mencionar que no todo aquello ligado al procesamiento de la obsidiana responde a los re-querimientos de una tecnología de proyectiles. En efecto, el empleo de la obsidiana para la con-fección de algunos instrumentos simples y no estandarizados parece introducir en esta tra-yectoria los efectos de un uso no tan selectivo ni tan cuidado como el mencionado anteriormen-te. Sin embargo, me atrevo a sugerir que esta si-tuación, que otorga cierta flexibilidad al mane-jo de un recurso costoso como la obsidiana, no debe asumirse como sinónimo de una utiliza-ción poco económica. Si tomo en consideración que la reducción intensa de núcleos y sus formas base resultantes están orientadas a la producción de puntas de proyectil, no puedo dejar de adver-tir la existencia de una cantidad de subproductos líticos que, por su tamaño, módulo o espesor, no podrían constituirse en soportes adecuados para

los proyectiles. De este modo, lejos de descartar tales subproductos y aprovechando las excelen-tes propiedades de esta roca, se utilizaron para la manufactura de instrumentos simples en el mar-co de un comportamiento que apunta a la maxi-mización de la obsidiana como recurso lítico. La existencia de alternativas de reciclaje registradas en instrumentos fracturados o abandonados en pleno proceso de manufactura adquieren pleno significado en este contexto.

c) Trayectoria para CuarcitaEn los depósitos secundarios relevados se

efectuaría, fundamentalmente, la selección, re-colección y transporte de guijarros de diverso ta-maño. En la base residencial, se aprecia que es-tos guijarros constituyen en su mayor parte las formas base de artefactos no formatizados (per-cutores, manos y litos no diferenciados modifi-cados por uso). Con respecto a los percutores, se ha podido advertir cierta tendencia a la mul-tifunción y, en menor medida, al reciclaje de los artefactos. En efecto, por un lado, se observa la utilización de este instrumento en tareas com-plementarias que no afectan la función primaria del percutor. Por otro lado, hay evidencias que indican que, ante la fractura o agotamiento fun-cional del instrumento, estos artefactos tienden a ser reciclados como núcleos de lascas o tal vez como manos.

Secundariamente, los guijarros también constituyen soportes de instrumentos manufac-turados por retalla marginal o extendidas. Final-mente, en muy reducida medida, los guijarros, reducidos a núcleos amorfos, permiten la extrac-ción aislada y aleatoria de algunas lascas exter-nas e internas con la intención de utilizar sus fi-los naturales.

Se trata, en síntesis, de un conjunto de ar-tefactos no estandarizados que ofrecen un muy bajo grado de modificación y una reducida in-versión de tiempo y energía en su producción. Al respecto, considero relevante señalar que el uso de la cuarcita en estos instrumentos, carac-terizados por su gran tamaño y peso, puede atri-buirse a la eficiencia mecánica de esta materia prima para determinadas tareas (percutir, moler,

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desbastar) y al estado en que se presenta la roca. No hay que olvidar que la cuarcita, si bien po-see escasas cualidad para la talla, es un recurso de gran tenacidad y dureza que aparece en for-ma de guijarros de diverso tamaño. Aprovecho esta oportunidad para mencionar a un conjunto de materias primas de similares características estructurales que la cuarcita. Estas son el basal-to vesicular, las areniscas cuarcíticas y los pórfi-ros volcánicos. También en este caso, la eficien-cia mecánica y el estado en que se presentan es-tos materiales parecen hacer sido los criterios se-lectivos que primaron en su utilización como so-portes de manos, molinos, litos no diferenciados modificados por uso y percutores.

d) Trayectoria para Basalto Variedad 1Esta variedad de basalto constituye la ma-

teria prima de mayor representatividad dentro del registro arqueológico de Real Grande 1. De allí, mi interés en referirme a ella intentando es-bozar su trayectoria productiva. Hasta el mo-mento, no he podido llevar a cabo la identifica-ción de las actividades de producción efectuadas en los depósitos primarios informados y su po-sible relación con los conjuntos artefactuales del puesto de altura. Por lo tanto, cabe aclarar que la delineación de esta trayectoria se basa, única-mente, en las observaciones surgidas del análisis del material estratigráfico.

En principio, se puede sostener que esta materia prima ingresa bajo la forma de nódulos y/o núcleos a fin de extraer formas base poten-cialmente utilizables ya como soportes de ins-trumentos, ya como nuevos productores de las-cas o nucleiformes. Al respecto, las evidencias sugieren la existencia de eventos aislados de re-ducción primaria que se ajustarían a necesida-des ocasionales. Asumiendo la regular reutiliza-ción del asentamiento, es posible pensar que es-tos nódulos, núcleos y nucleiformes constituye-ran un reservorio básico de materia prima y fue-ran aprovechados en sucesivas ocupaciones. La misma utilización de la talla bipolar en algunos núcleos daría cuenta de la intención de aprove-char al extremo la materia prima acopiada.

Luego, lascas externas e internas de diver-

so tamaño y módulo se utilizan, primordialmen-te, en la confección de instrumentos unifaciales, con retalla y retoque marginal o parcialmente extendido. En menor medida, este recurso tam-bién aparece vinculado a la manufactura de arte-factos de formatización sumaria como a la de al-gunos instrumentos con retoque bifacial margi-nal o parcialmente extendido. Se trata, en defini-tiva, de un conjunto de instrumentos no estanda-rizados, con bajo grado de modificación y cier-ta especificidad en algunos filos particulares (pe. muescas, perforadores).

Considero relevante señalar que esta ma-teria prima es la única que evidencia productos y subproductos resultantes de las distintas ins-tancias de la secuencia de producción. También es interesante advertir la utilización de piezas de basalto 1 recogidas de un paisaje ya arqueológi-co y retomadas para su empleo. Por un lado, pie-zas bifaciales de retoque extendido han sido re-cicladas dando lugar a una raedera y un cuchi-llo de filo retocado. Por otro lado, puntas de pro-yectil de contextos arcáicos han sido reactivadas e incorporadas al conjunto lítico de los pastores formativos. En ambos casos, se advierte el em-pleo ocasional de la técnica bipolar como proce-dimiento viable para el reciclaje o mantenimien-to de los instrumentos mencionados.

Algo Más sobre Producción Lítica

Las actividades de producción o modifica-ción de materias primas cubren un variado es-pectro de etapas. Ahora bien, variaciones espa-cio-temporales dentro de este proceso producti-vo avalan la distinción de producciones termi-nales, secuenciales e irregulares (Ericson 1984). En efecto, en el caso particular que me ocupa y de acuerdo a la información procesada has-ta el momento, es posible sostener el desarrollo de una producción lítica general de carácter se-cuencial.

En el marco de contextos agro-pastori-les puneños, la secuencia de pasos productivos se inicia en las fuentes mismas de aprovisio-namiento de materia prima o, en su defecto, en aquellos sectores microambientales que concen-

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tren recursos líticos de utilización predecible. De este modo, según las particularidades que impone cada uno de los materiales, se llevan a cabo en las localidades de abastecimiento activi-dades de selección y recolección directa (guija-rros, nódulos, lajas, y clastos) así como también tareas de testeo, selección y reducción primaria (extracción de lascas nodulares, preparación de núcleos, reducción de núcleos y extracción de lascas). Posteriormente, los productos y subpro-ductos obtenidos continúan su procesamiento ya en las bases residenciales del fondo de cuenca, ya en las localidades de actividades limitadas ubicadas en otros microambientes.

En el caso del sitio Casa Chavez Montícu-los los datos revelan que ciertos esfuerzos estu-vieron orientados a completar las primeras eta-pas de la secuencia. Tareas de reducción prima-ria a partir de nódulos, clastos, guijarros, nú-cleos y tal vez nucleiformes se llevaron a cabo con el objeto de extraer formas base adecuadas para la manufactura de instrumentos. Al respec-to, es interesante advertir la presencia de una tecnología de núcleos amorfos que favorece la extracción eventual y aleatoria de lascas no es-tandarizadas. De este modo, dado que esta tec-nología de extracción se ajusta a las necesidades del momento no puede resultar llamativa la baja frecuencia de aparición de aquellos subproduc-tos ligados a las primeras etapas.

Un registro artefactual de mayores propor-ciones da cuenta, a su vez, del pleno desarrollo de las instancias de manufactura. Diversas for-mas base (nódulos, guijarros, clastos, lajas, las-cas externas e internas) son objeto de formatiza-ción y regularización a través de la implementa-ción de procedimientos de retalla, retoque y mi-croretoque. Dentro de las instancias de manu-factura referidas también se incluyen las activi-dades de reactivación y/o reciclaje de artefactos. Al respecto, los materiales analizados indican que la realización de estas tareas no ha sido fre-cuente en términos generales. No obstante, tien-de a aparecer ligada al procesamiento económi-co de algunas materias primas (obsidiana, basal-to variedades A, B y C, vidrio volcánico 1) como también a la prolongación de la vida útil de cier-

tos instrumentos (puntas de proyectil, palas y/o azadas). Por otra parte, la presencia de algu-nos desechos (variedades 1 y 2 de basalto, vi-drio volcánico 2) adscribibles a eventos de regu-larización y/o mantenimiento dan cuenta de una práctica similar pero vinculada a instrumentos “en tránsito”.

Se podría decir que la observación ante-rior, más allá de la actividad misma realiza-da, pone en evidencia la participación implíci-ta de otras localizaciones en la secuencia de pa-sos productivos. En este sentido, no se puede de-jar de mencionar la presencia de instrumentos, ya formatizados o en proceso de manufactura, que han sido transportados desde otros asenta-mientos e introducidos en Casa Chavez Montí-culos, donde ha tenido lugar la terminación, uso y descarte de los mismos. Se debe advertir que el registro instrumental y de desechos que sugiere esta dinámica corresponde a materiales locales pero distantes del fondo de cuenca (vidrio volcá-nico 1, ópalo, calcedonia y sílice).

En lo que hace a las últimas instancias de la secuencia productiva, se puede señalar que gran parte del conjunto instrumental, más allá de los casos mencionados de reactivación y/o recicla-je, parece evidenciar un rápido descarte luego de un corto uso o como consecuencia de su rotura. Cabe recordar que la muestra analizada de arte-factos formatizados y no formatizados presenta un índice de fracturación de 57,6%. Esto podría relacionarse con las numerosas áreas de basural y zonas vertedero detectadas por Nasti (1998:404-408) a lo largo de la ocupación del sitio. Asimismo, no se puede obviar el hecho de que cierta porción del instrumental, lejos de estar descartado, se encuentra disponible para un re-gular uso. Núcleos, percutores, manos, molinos, litos modificados por uso y aquellos instrumen-tos que evidencian una manufactura anticipada constituirían un stock funcional básico condicio-nado por la estabilidad de la ocupación.

Lo cierto es que el uso regular de ciertos artefactos y el descarte de otros involucra a un variado grupo de clases instrumentales que se ajustaría a las diversas necesidades de una eco-nomía agro-pastoril en el marco de una base re-

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sidencial de ocupación anual. Instrumentos sim-ples y complejos, como los mencionados en las distintas trayectorias de producción, pueden asociarse tanto al desarrollo de prácticas agrí-colo-pastoriles como al desenvolvimiento de la caza y el procesamiento consecuente de la presa. A esto se suma la presencia de elementos de mo-lienda posiblemente ligados al procesamiento de vegetales domesticados y silvestres. El hallazgo en contexto de algunos macrovestigios vegetales (maíz, algarrobo) refuerza esta sugerencia (Oli-vera 1992:204-205). Finalmente, no debe des-cartarse tampoco la utilidad que pudieron haber tenido algunos instrumentos con formas discre-tas de filo y algunos litos abrasivos modificados por uso en la elaboración de otras tecnofacturas presentes en el asentamiento: cerámica, cestería, cuentas, metalurgia (Olivera op.cit.:283-284).

Por su parte, los materiales correspondien-tes a los eventos de ocupación periódica de Real Grande 1 dan cuenta de actividades más especí-ficas. En principio, los datos revelan la existen-cia de eventos aislados de reducción primaria so-bre nódulos y/o núcleos de la materia prima de mayor disponibilidad (basalto Var. 1). Estas acti-vidades, orientadas a la extracción de ocasiona-les formas base no estandarizadas, aparecen re-flejadas en núcleos de diversa morfología y nu-cleiformes que habrían actuado como una espe-cie de reserva de materia prima, factible de ser aprovechada -hasta su agotamiento- en sucesi-vas visitas. Es posible también que, a manera de complemento, algunos núcleos “en tránsito” (pe. de obsidiana) fueran objeto de reducciones. Cabe destacar que la evidencia artefactual relati-va a las primeras etapas de la secuencia produc-tiva es aún menor que la registrada en la base re-sidencial.

Lejos de ser ocasionales, la realización de tareas de formatización, regularización y man-tenimiento de filos se desarrolla en forma recu-rrente pero parece estar supeditada a la forma en que los materiales se presentan en el asenta-miento (ya sea como instrumentos formatiza-dos, en proceso de formatización o como formas base). En lo que respecta al basalto Var. 1, algu-nas lascas internas y externas registran la apli-

cación de procedimientos de retalla, retoque y microretoque al tiempo que instrumentos reco-gidos e ingresados al sitio ostentan modificacio-nes orientadas a su reciclaje y/o reactivación. Por su parte, las materias primas restantes eviden-cian un marcado énfasis en la regularización y/o mantenimiento de filos correspondientes a ins-trumentos, ya formatizados o en proceso avan-zado de manufactura, transportados desde otras localizaciones. Inclusive, se puede decir que al-gunos instrumentos “en tránsito” (ópalo, ónix y brecha volcánica 2), que han sido descartados fuera de Real Grande 1, han sido objeto de mo-dificaciones similares a las anteriores.

No puedo dejar de mencionar que las pun-tas de proyectil constituyen la clase instrumen-tal de mayor representatividad en este registro. Los datos indican que gran parte de ellas, espe-cialmente las de obsidiana, han sido transporta-das al asentamiento. Sin embargo, la presencia de proyectiles confeccionados en distintas mate-rias primas -muchas de ellas procedentes de las quebradas de altura- sugiere la posibilidad de que algunos de éstos hayan sido confeccionados en el mismo puesto de altura.

Como se puede apreciar, una gran mayo-ría del conjunto instrumental está conformada por artefactos simples y complejos que han sido transportados para cumplir determinadas fun-ciones en este puesto de altura. Muchos de ellos, agotados o fragmentados, han sido descartados. Y en relación a ello, cabe recordar que el índi-ce de fracturación de los instrumentos analiza-dos alcanza un valor de 71,9%. Respecto de los restantes (28,1%), se podría decir que aún se en-cuentran en condiciones de seguir siendo utiliza-dos. En este sentido, dado el carácter temporario y redundante de las ocupaciones, me atrevo a su-gerir la posibilidad de que hayan sido abandona-dos previendo situaciones de retorno al sitio. Es interesante advertir que, en los puestos tempora-rios de pastores actuales, un equipo instrumen-tal básico queda guardado en el puesto al final de cada ocupación (Nasti 1998 ; Tomka 1994, cita-do en Pintar 1996).

Real Grande 1 ha sido identificado como un puesto de caza/pastoreo de altura. En efec-

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to, la información aportada por el análisis ar-queofaunístico evidencia un predominio de res-tos óseos (Lama vicugna) provenientes de activi-dades de caza, abundando aquellas partes esque-letarias menos ricas en aporte de carne. Esto sig-nifica que la matanza y el procesamiento de ca-mélidos se privilegiaron en detrimento del con-sumo (Olivera y Elkin 1994 ; Olivera 1998). En consecuencia, el rango de clases instrumentales descartadas y/o abandonadas debería limitar-se a los requerimientos de las tareas específicas mencionadas. Al respecto, comienzo por desta-car que el 48,6% de los instrumentos formati-zados y no formatizados (N= 66) corresponde a puntas de proyectil. Por otro lado, gran par-te de los instrumentos restantes presentan filos generalizados y específicos (raederas, cuchillos, RBO, RUM, muescas, artefactos burilantes, en-tre otros) que sugieren su posible participación en tareas de procesamiento primario de caméli-dos y mantenimiento del instrumental de caza.

Estrategias Tecnológicas

Las características estructurales y orga-nizativas de los conjuntos analizados son el re-sultado de una particular manera de implemen-tar ciertas decisiones o estrategias tecnológicas. Asumo que ningún sistema tecnológico es exclu-sivamente expeditivo o conservado. Por lo tanto, considero que ha llegado el momento de abordar el grado de integración que presentan estas es-trategias en función de la particularidad del am-biente puneño y de las necesidades y/o priorida-des de los grupos agro-pastoriles.

En primera instancia, me atrevo a sostener que el componente tecnológico de esta sociedad se asienta, básicamente, en la expeditividad, es decir, en una planificación orientada a minimi-zar el esfuerzo que pudiera invertirse en la pro-ducción de instrumentos. Al respecto, debe que-dar claro que ciertas condiciones básicas en este comportamiento como la alta predictibilidad in-herente al momento y lugar de uso de los instru-mentos y la disponibilidad de tiempo están da-das. En efecto, la existencia de un sistema lo-gístico sedentario dinámico así como el con-

trol relativamente directo sobre la apropiación de los recursos han favorecido dichas circuns-tancias. Otro de los requerimientos claves en la implementación de esta estrategia es el adecua-do suministro de material lítico. En este sentido, la identificación realizada de materias primas, fuentes de aprovisionamiento y locus de proce-samiento ha puesto en evidencia la circulación y el manejo de una variada gama de recursos que implicó la aplicación de distintas formas de aprovisionamiento. Núcleos en diverso estado de reducción formaron parte, sin lugar a dudas, de un reservorio flexible de materiales que hizo fac-tible la expeditividad. En definitiva, lo que que-da claro es que, ya se tratase de estrategias in-clusivas, directas a corta y larga distancia, como indirectas, los grupos humanos instrumentaron las decisiones técnicas, económicas y sociales que consideraron necesarias para lograr un flui-do abastecimiento de materiales.

Ahora bien, en función de este compor-tamiento expeditivo, las demandas funcionales se vieron cumplidas a través de una tecnología de núcleos amorfos acompañada de instrumen-tos no estandarizados, con bajo grado de modi-ficación, y corta vida útil. Por otra parte, la uti-lización aleatoria de materias primas en la con-fección de distintas piezas de una misma clase instrumental revela el uso poco selectivo de las mismas y, por ende, un cierto desinterés en el be-neficio funcional del instrumental. Quiero acla-rar que, en el caso de ciertos artefactos no for-matizados como percutores, manos, molinos y diversos litos, sí se han privilegiado ciertos re-cursos en función de su eficiencia mecánica y su estado natural de presentación. En términos ge-nerales, entonces, se podría decir que gran parte del conjunto instrumental analizado presenta las características de diseño utilitario.

Otro elemento que rescato de la informa-ción procesada tiene que ver nuevamente con la disponibilidad de materia prima y su relación con la expeditividad. Más allá de la escasa in-versión de trabajo que es dominante en los con-juntos líticos, es interesante advertir la adopción de ciertas alternativas técnicas que, lejos de estar

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orientadas a prolongar la trayectoria funcional de un instrumento, deben ser entendidas como medio de preservar la materia prima. Fragmen-tos de núcleo utilizados como soportes de instru-mento, fracturas no intencionales aprovechadas para la formatización de filos y algunos otros re-ciclajes constituyen, desde mi punto vista, clara evidencia de la necesidad de “estirar” la utilidad de materias primas costosas y de buena calidad. En esta cuestión, considero importante tener en cuenta, por un lado, los costos involucrados en el aprovisionamiento de ciertas materias primas y, por otro lado, la injerencia de ciertas cuestiones relativas a la programación del tiempo disponi-ble en función de la diversidad de tareas genera-das en una economía agro-pastoril. Entonces, la inversión de trabajo concedida a la producción artefactual es reducida pero ello sólo es factible en virtud de un stock de materiales. Dados los costos mencionados y las dificultades que pu-dieran presentarse para acceder con frecuencia a ciertos depósitos primarios, se incluyen, dentro de la reserva de materiales, a algunos artefactos potencialmente aprovechables.

Dentro de esta misma línea tecnológica, se debe destacar el empleo de la talla bipolar. Esta técnica rápida y de bajo costo energético permi-te reducir formas pequeñas de manera exitosa, ya sea que se la implemente para trabajar nódu-los o clastos de tamaño reducido, como una ma-nera de agotar núcleos de lascas o como proce-dimiento viable para el reciclaje o mantenimien-to de instrumentos. Se podría decir, en todos es-tos casos, que esta tecnología tiende a economi-zar tiempo de manufactura compensando, así, el tiempo y la energía invertida en el abastecimien-to (Flegenheimer et al. 1995).

Tanto en Real Grande 1 como en Casa Cha-vez Montículos se ha detectado el ingreso de ins-trumentos simples ya formatizados o en vías de formatización. Esto introduce a la discusión la variable del transporte con lo cual comienza a ponerse en evidencia el interjuego de decisiones tecnológicas. En efecto, instrumentos de dise-ño utilitario, confeccionados en diversas mate-rias primas, son objeto de transporte participan-

do, así, de una estrategia de conservación (Nel-son 1991). La decisión en sí misma conlleva una anticipación de las actividades a cumplirse en la localidad de destino (pe. Real Grande 1) a partir del traslado de ítems terminados. No obstante, esta misma decisión no insume costos extra de manufactura ya que estos instrumentos no son confeccionados ad hoc para esta ocasión. Tanto es así que muchos de estos artefactos, una vez al-canzada la localidad de uso, siguen funcionando en un marco de expeditividad. Dadas estas cir-cunstancias, entonces, considero poco probable que la transportabilidad como variable de dise-ño haya influído en la morfología de los instru-mentos y/o afectado las condiciones de su uso y descarte.

Más allá del transporte, la puesta en jue-go de una planificación orientada a maximizar la efectividad y el tiempo de uso de los instrumen-tos queda evidencia a través de la producción de un reducido grupo de artefactos estandariza-dos, específicos, complejos y con mayor grado de modificación respecto de la mayoría. En efec-to, se puede decir que las puntas de proyectil, las palas y/o azadas y las “grandes lascas con reto-que” son el resultado material de un comporta-miento conservativo. Se destaca en cada uno de estos instrumentos el empleo selectivo de deter-minadas materias primas cuyos costos de apro-visionamiento no solo tienen que ver con las dis-tancias o lo específico de las incursiones sino también con la selección o preparación del ma-terial adecuado. A esta inversión energética se suma la realización de una manufactura antici-pada, desarrollada en la base residencial y orien-tada a disponer con antelación de las partes líti-cas de artefactos complejos.

Por otra parte, en lo que respecta a las pun-tas de proyectil y las palas y/o azadas, se puede advertir que los costos involucrados en todo este proceso de manufactura obtienen una compen-sación a través de la aplicación de procedimien-tos de mantenimiento o reactivación. En el caso de las puntas de proyectil es interesante advertir que, si bien el recambio de piezas parece llevarse a cabo mayormente en la base residencial, la re-

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paración y el mantenimiento de la vida activa de los proyectiles se registraría tanto en Casa Cha-vez Montículos como en Real Grande 1.

Cómo se evalúan todos estos datos en fun-ción de las variables de diseño ? He aquí un pro-blema que no termino por dilucidar y para el cual cierta reflexión de Nelson (1991:66) hizo las veces de punto de partida. “Cómo estas va-riables [confiabilidad, mantenibilidad, versatili-dad, flexibilidad, transportabilidad] son enfati-zadas o no en un contexto prehistórico depende de las condiciones y estrategias apropiadas para el contexto”. Lo cierto es que luego de una eva-luación de las propiedades de los distintos dise-ños he podido advertir que los instrumentos ana-lizados no responden de manera estricta a las de-mandas de ninguno de los diseños aludidos. En condiciones en que la disponibilidad de tiempo no constituye una preocupación vital, no debe-ría esperar la presencia de diseños confiables. Por otro lado, atendiendo a la mantenibilidad, debo destacar que los diseños flexibles y versáti-les no resultaron apropiados para los instrumen-tos en cuestión.

Desde mi punto de vista, el estado de si-tuación es el siguiente. Las palas y/o azadas, las “grandes lascas con retoque” y las puntas de pro-yectil comparten ciertos aspectos de confiabili-dad al tomarse en consideración el empleo selec-tivo de materias primas, la especificidad funcio-nal, la estandarización y la preparación morfoló-gica de las zonas de encastre en función del en-mangue. Asimismo, los costos involucrados en la manufactura y mantenimiento de estos instru-mentos tenderían a maximizar el tiempo de uso de los mismos, respondiendo así a otra de las ca-racterísticas del diseño confiable. Sin embargo, si me atengo a las formas confiables de un en-torno cazador recolector, no puedo más que des-tacar que la confiabilidad que evidenciarían los instrumentos tratados se encuentra algo aleja-da de aquella que beneficia situaciones de time stress y altos costos de fracaso. Por su parte, se pueden observar en las puntas de proyectil ven-tajas que podrían adscribirse tanto a la transpor-tabilidad como a la mantenibilidad (sensu Bleed 1986). Volviendo a los proyectiles del caso, en

líneas generales, se destacan como artefactos li-vianos, de pequeño tamaño -aún considerando el astil-, y con cierta diversidad morfológica. En lo que hace a su manufactura, reparación y mante-nimiento, la evidencia de Real Grande 1 mues-tra que estas actividades, efectuadas con cierta facilidad utilizando la técnica de presión, tam-bién han sido llevadas cabo en la misma loca-lidad de uso. Más aún, la utilización de mate-rias primas distintas a la obsidiana para su con-fección responde más a los requerimientos de un diseño mantenible que de uno confiable. En de-finitiva, creo entender que toda esta confusa si-tuación se relaciona con los problemas de aplica-bilidad de los conceptos mismos de diseño, a los que se agregan las dificultades de hacerlos ex-tensivos a conjuntos instrumentales vinculados a economías productoras.

A MANERA DE CONCLUSIÓN

A lo largo de esta discusión creo haber eva-luado, en forma más o menos ordenada, las dis-tintas propuestas derivadas del modelo de seden-tarismo dinámico, y que más han dado cuenta de la variabilidad de los conjuntos líticos. Mas aún, esta misma variabilidad ha sido abordada como el resultado de una particular manera de poner en juego ciertas decisiones o estrategias tecnoló-gicas en función de las necesidades y/o priorida-des de estas sociedades agro-pastoriles.

En términos generales, puedo decir que la evidencia se ajustó a lo enunciado. Sin embargo, creo que pudieron desentrañarse algunos aspec-tos interesantes que enriquecen aún más la diná-mica que se trató de abordar. Una de las expecta-tivas planteadas consideraba factible asumir que los materiales de bajo costo se utilizarían de ma-nera no económica para la confección de arte-factos de manufactura simple mientras que la si-tuación se invertiría en relación a los más costo-sos. Al respecto, se ha podido advertir que cier-tas materias primas (basalto Var. A, C y 1, vi-drio volcánico 1) no tan costosas como la obsi-diana evidencian cierto grado de preservación tendiente a prolongar no la utilidad funcional de un artefacto sino la vida útil de la roca como re-

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curso lítico. Alternativas de reciclaje sobre frac-turas o la aplicación de técnicas rápidas como la bipolar aparecen ligadas al uso intensivo de es-tos materiales posibilitando así el bajo costo de manufactura dominante. Lo importante de este registro, en definitiva, es que puso en evidencia la relevancia que tenía para el sistema producti-vo el mantenimiento de un stock estable de ma-teriales.

Otro aspecto digno de destacar es que no sólo las materias primas de menor disponibili-dad como la obsidiana involucran inversiones de tiempo y energía tanto en su aprovisionamiento como en el uso selectivo de las mismas para la confección de instrumentos complejos. En efec-to, materiales locales como las variedades A y X de basalto han registrado un abastecimiento directo, basado en incursiones específicas a las fuentes, y orientado a la obtención de formas base adecuadas para la manufactura de imple-mentos de ese tipo.

Se puede apreciar en el desarrollo de este trabajo que la variabilidad tecnológica aborda-da responde a un lapso temporal de más de mil años. Tomar la decisión de analizar los conjun-tos líticos en bloque significó dejar de lado un re-gistro estratigráfico que no era totalmente homo-géneo. Ciertos indicios en Casa Chavez Montí-culos, fundamentalmente ligados a la cerámica, sugieren la existencia de dos componentes ergo-lógicos cuya separación coincidiría con el epi-sodio de desocupación temporaria detectado en-tre los niveles V y VI del Montículo 1 (Olivera 1992). En lo que respecta al material lítico, las únicas evidencias que, por el momento, acom-pañan esta diferenciación aluden a la asociación exclusiva de puntas de proyectil apedunculadas, de base escotada, y de las “grandes lascas con retoque” con niveles adscribibles al componen-te superior.

A los fines de una primera aproximación a la tecnología lítica de grupos agro-pastoriles tempranos, creo haber acertado en mi elección. Sin embargo, no descarto en un futuro próximo evaluar la factibilidad de variaciones tecnológi-cas afines ya a las marcadas relaciones con el Norte de Chile evidenciadas en el componen-

te inferior, ya a la intensa dinámica activada, a partir de 1.750 , con los valles mesotermales del Noroeste argentino.

AGRADECIMIENTOS

A Jorge Reales por su amor, su paciencia y por el procesamiento de las figuras. A Cristi-na Bayón y Teresa Civalero sin cuyo apoyo gran parte de este trabajo no hubiera podido comple-tarse. A todos los que han trabajado en Antofa-gasta de la Sierra haciendo posible la investiga-ción arqueológica. A la comunidad de Antofa-gasta de la Sierra por su hospitalidad, calidez y colaboración. A todas las instituciones que, en mayor o menor medida, apoyaron este estudio (Conicet, Secretaría de Cultura de la Nación y Gobierno de Catamarca).

NOTAS

1 Dejo constancia que todas las traducciones de citas textuales correspondientes a bibliografía extranjera son de mi autoría.2 La variedad A de basalto se corresponde con la variedad 4 o dacita 4 en Aschero et al. 1991, Aschero et al. 1993-1994 y Pintar 1996.3 La variedad 1 de basalto así como el vidrio vol-cánico en sus variedades 1 y 2 se corresponden con la variedad 1 o dacita 1, variedad 6 o dacita 6 y variedad 5 o dacita 5, respectivamente, en los trabajos mencionados supra.4 La variedad C de basalto se corresponde con la variedad 2 o dacita 2 en los trabajos mencionados supra. Asimismo, dejo constancia que las denom-inaciones de las materias primas mencionadas en las notas 2, 3 y 4 y en el texto han sido unificadas para lo cual remito a Aschero et al. 2002.5 Se identifican como “productos bipolares” a aquellas lascas y desechos indiferenciados obte-nidos como resultado de la talla bipolar (Bayón et al. 1993).6 Escasos indicios artefactuales sugieren la posi-bilidad de que algunas de las lascas nodulares hayan funcionado como nucleiformes.

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