SALVATAJE SITIO 10 PM 014 "MONUMENTO NACIONAL CONCHAL PIEDRA AZUL" INFORME SEGUNDA ETAPA VOLUMEN 2

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SALVATAJE SITIO 10 PM 014 “MONUMENTO NACIONAL CONCHAL PIEDRA AZUL” BAHIA DE CHAMIZA, COMUNA DE PUERTO MONTT, PROVINCIA DE LLANQUIHUE, X REGION DE LOS LAGOS. INFORME SEGUNDA ETAPA VOLUMEN 2 NELSON GAETE. ARQUEOLOGO RESPONSABLE INGELOG S.A. DIRECCION NACIONAL DE VIALIDAD AGOSTO, 2.000

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SALVATAJE SITIO 10 PM 014 “MONUMENTO NACIONAL CONCHAL PIEDRA AZUL”

BAHIA DE CHAMIZA, COMUNA DE PUERTO MONTT,

PROVINCIA DE LLANQUIHUE, X REGION DE LOS LAGOS.

INFORME SEGUNDA ETAPA

VOLUMEN 2

NELSON GAETE. ARQUEOLOGO RESPONSABLE

INGELOG S.A. DIRECCION NACIONAL DE VIALIDAD

AGOSTO, 2.000

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INDICE CAPÍTULO PÁGINA SEXTA PARTE: BIOANTROPOLOGIA 3 1. Introducción 4 2. Material y Método 6 3. Resultados 6 4. Discusión a modo de conclusión 27 SEPTIMA PARTE: RESTOS OSEOS DE MAMIFEROS MARINOS 37 1. Introducción 38 2. Metodología 40 3. Resultados 41 4. Conclusiones 50 ANEXO 1 53 Tabla N°1 Cetáceos identificados por unidad y nivel de excavación 54 ANEXO 2 55 Tabla N°2 Lobos marinos identificados por unidad y nivel de excavación 56 ANEXO 3 62 Tabla N°3 Unidades anatómicas de Lobos marinos identificadas por unidad y nivel de excavación 63

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SEXTA PARTE: BIOANTROPOLOGIA

FLORENCE CONSTANTINESCU. Bioantropóloga.

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1. INTRODUCCION

1.1 Conducta humana pasada: los problemas de querer interpretarla

El estudio de la conducta humana y sus consecuencias materiales

presentes, son el objeto de estudio de la Etnoarqueología, para proveer de una base interpretativa a la descripción y explicación de la variabilidad de la conducta del pasado. Sin embargo de acuerdo a O‟Connell (1995), su preocupación ha radicado más en describir y explicar las consecuencias materiales de la conducta humana que en comprender la conducta misma. Así, la Etnoarqueología se ha topado con problemas tales como el hecho de que si bien algunas conductas de los cazadores-recolectores modernos que dejan registro material pueden calzar con los pasados, esto no significa que los patrones conductuales que los produjeron sean los mismos o incluso que se parezcan. El problema es la conducta que implica la analogía, y la variabilidad que de ella se desprende. El autor plantea que debe estudiarse la variabilidad de la conducta humana mediante una teoría que permita abarcarla y predecirla, por lo que propone basarse en el neodarwinismo.

Esta postura plantea que la conducta de todos los organismos vivos está formada por la selección natural, y es posible explicar los patrones conductuales al identificar las restricciones subyacentes, en particular aquellas que afectan específicamente el éxito reproductivo. Para esto, utiliza modelos económicos que proponen un patrón de conducta optimizante, que implican metas, opciones disponibles para alcanzarlas y costos/beneficios de cada una.

Sin embargo, esta es una perspectiva basada en la división casi irreconciliable del hombre y la naturaleza, que postula implícitamente que la función de la selección natural es la adaptación de los organismos al medio. El problema es que la aplicación mecánica del concepto adaptación limita el surgimiento de otros enfoque para explicar el comportamiento humano. De acuerdo a Descola y Pálsson (1996), la persona y el medio ambiente forman parte de un sistema irreductible en que la persona es parte del medio y el medio es parte de la persona. De esta manera, un estudio del comportamiento humano, que en bioantropología se basa en el cuerpo, debe ir más allá, pues el cuerpo humano no admite un límite definido entre naturaleza y cultura.

Considerando que el hombre no actúa de manera definitivamente económica, impulsado sólo por su necesidad de adaptarse al medio, sino que la naturaleza es un constructo social y la conceptualización del ambiente es producto de contextos históricos y especificidades culturales en constante cambio (Descola y Pálsson, op. cit), es que se propone otro marco teórico para interpretar la conducta humana pasada. Esta propuesta se basa en que el mundo es aprehendido mediante el proceso de aprendizaje que se efectúa dentro de las comunidades de práctica, y que la oposición radical entre persona/medioambiente e individuo/sociedad impide comprender adecuadamente la naturaleza contextual de este proceso.

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1.2 Arqueología y modos de vida

En Arqueología, para describir y explicar la variabilidad de la conducta humana pasada, es necesario trabajar con un amplio rango de distintos tipos de evidencia, entre ellas los restos óseos humanos que, como propusiera Borrero en 1995, “también forman parte del registro arqueológico”. Clarke (1978) señala que arqueólogos y antropólogos trabajan esencialmente con datos culturales relacionados con artefactos o actividades, y que cada atributo de un artefacto equivale a una acción fósil, cada artefacto a una secuencia de acciones o actividades petrificadas, y que un conjunto de artefactos se parangona con una pauta completa de comportamiento. Básicamente, es posible reducir artefactos y actividades a un comportamiento, compuesto por acciones de los generadores del sistema. Está claro que los humanos dejan un registro de sus actividades, aunque fragmentario e incompleto, en los restos de su cultura material. Mas los humanos también dejan un registro de sus actividades en sus propios restos: el "uso y desgaste" de los tejidos, que queda marcado sin proponérselo, durante la realización y el transcurso las actividades diarias. Al tratar de interpretar este registro, el bioantropólogo se enfrenta a ciertos problemas que también enfrenta el arqueólogo. Ambos deben preguntarse si lo que ven, es producto de la actividad humana o producto de la naturaleza. Ambos especialistas también interpretan la conducta a partir de los objetos, debiendo considerar una amplia gama de elementos contextuales que pueden ser más importantes que los objetos mismos. En cierta medida el bioantropólogo tiene la tarea más difícil, porque las relaciones entre sus objetos -la evidencia de patologías en el esqueleto- y las actividades, son mucho menos directas que aquellas del arqueólogo. Sin embargo, una ventaja de trabajar con esqueletos, es que representan nuestros actos básicos del pasado. Como tales, son útiles en el registro de los eventos del pasado y también pueden ser útiles en generar hipótesis relevantes para el presente. Son estos actos básicos del pasado los que se propone reconstruir, considerándolos como el reflejo de los modos de vida pasados. De manera que se entenderá „modo de vida‟ como aquellos patrones conductuales definidos por una cultura particular, con que sus miembros deben operar en un ambiente físico determinado1. Por consiguiente, la cultura se refleja también en el organismo humano, por medio de patrones de uso y desgaste óseos. El reconstruir el „modo de vida‟ de una sociedad pasada implica por tanto deducir la conducta humana definiendo los patrones de actividad desarrollados por el grupo bajo estudio, principalmente mediante las patologías morfofuncionales que estas actividades causaron específicamente en sus esqueletos. Deben

1 Esta definición no propone que el „modo de vida‟ tenga por finalidad la adaptación del grupo al

medioambiente, pues: a) si bien el medioambiente es importante, una cultura tiene ante determinadas situaciones, opciones isocrésticas de solución (Sackett, 1986) y, la selección sistemática y recurrente de una de ellas no está determinada por el medio, b) el concepto „adaptación‟ es difícil de manejar pues no hay una definición de lo que adaptación significa para una cultura, por lo que en arqueología no existe un referente claro para determinar esta situación.

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además analizarse la dieta, las distancias biológicas y la demografía para obtener un cuadro general de las actividades practicadas por el grupo. Una vez obtenidos los patrones de actividad, éstos se contrastarán con los resultados obtenidos en los estudios del contexto arqueológico y de la información etnohistórica y etnográfica (en el caso de los sitios tardíos e históricos). La integración de los datos bioantropológicos, arqueológicos y etnohistóricos/etnográficos -cuando corresponda- permitirá la reconstrucción interdisciplinaria del „modo de vida‟ pasado de una población.2 Será entonces posible proporcionar una respuesta a Clarke: definir qué secuencias de actividades pasadas se parangonan con los artefactos, los ecofactos y los rasgos, al interpretar todos estos datos como parte de un mismo registro.

2. MATERIAL Y METODO

El objeto de estudio del presente informe está constituido por los restos óseos humanos recuperados en la excavación del sitio 10PM014 Conchal Piedra Azul, Puerto Montt, Xª región. La muestra correspondiente consta de escasos individuos completos, pues en su mayoría están representados por huesos aislados, que fueron encontrados durante la excavación en contexto de basural, y por los huesos recuperados por Carabineros de Chile en el momento del descubrimiento de este sitio arqueológico.

En esta colección, se consideró de importancia fundamental para estudiar el modo de vida de la población, caracterizar el sexo y edad de los individuos estudiados, así como su estado de salud general y las patologías inducidas por actividad de cada uno. Posteriormente, se agruparon las patologías de acuerdo a su lugar de incidencia en el esqueleto, el que fue dividido según segmentos básicos funcionales: cráneo, cintura escapular, extremidades superiores, tórax, columna vertebral, cintura pélvica y extremidades inferiores. Así, fue posible constatar que si bien algunas patologías son particulares de ciertos individuos, otras tienden a desglosarse para ir conformando patrones particulares que pueden corresponderse con determinados modos de vida.

3. RESULTADOS

3.1 Restos óseos humanos de 10PM014, recolectados en superficie.

Sitio : 10PM014 Piedra Azul Unidad: Recolección Superficial

De la recolección superficial de restos óseos realizada por Carabineros de Chile en el momento del descubrimiento del sitio arqueológico Conchal Piedra

2 Si bien esta propuesta está planteada pensando en poblaciones pasadas, su aplicación en estudios de

poblaciones actuales es perfectamente posible.

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Azul, se identificaron los restos de tres individuos correspondientes a un niño y dos adultos. 3.1.1 Individuo Nº 1

Los restos óseos recuperados corresponden a un individuo adulto de sexo femenino, muy incompleto y fragmentado. Del cráneo, se recuperó la calota compuesta básicamente por el frontal, ambos parietales incompletos y el temporal derecho, la porción petrosa del temporal izquierdo y un fragmento de occipital. De la cara, la rama ascendente y el cuerpo del malar derecho, el cuerpo del malar izquierdo, el maxilar izquierdo, la hemimandíbula derecha, el fragmento anterior de la hemimandíbula izquierda y el cóndilo mandibular izquierdo. Los restos de frontal presentes evidencian una curvatura cerrada que da forma a una frente muy baja, con fusión completa de la sutura coronal. La sutura sagital también está totalmente fusionada, a diferencia de la sutura lambdoidea y las parietotemporales. Esto otorga al cráneo un aspecto singular, con una frente muy baja, las órbitas proyectadas hacia delante y una calota craneana extremadamente ancha y plana. Esta deformación craneana no presenta ninguna evidencia de ser intencional, sino que más bien parece corresponderse con la patología denominada craneoestenosis. Esto es, la fusión prematura de algunas suturas craneanas, lo que obliga al cráneo a desarrollarse en el sentido y dirección que le permiten las suturas no fusionadas, resultando cráneos de formas no usuales. En el temporal izquierdo, existe un pequeño osteoma en el meato auditivo externo, lo que evidencia la práctica habitual por parte de esta mujer del buceo.

Las piezas dentales presentes son las nº 1, 3, 4, 5, 7, 10, 11, 13, 14, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 27, 28, 29 y 32 con abrasión severa que implica exposición de cemento y dentina, más marcada en las piezas del costado derecho. La pieza nº 9 fue perdida ante mortem, mientras que las nº 2, 6, 8, 9, 12, 15, 22, 23, 24, 25, 30 y 31 fueron aparentemente todas perdidas post mortem. Todas las piezas presentan tártaro y retracción alveolar. Los alvéolos están poróticos. La pieza nº 6 está apiñada sobre las nº 4 y 5. Las piezas nº 7 y 10 presentan el rasgo discreto „en pala‟, característico de poblaciones mongoloides. Las características de las piezas dentales permiten deducir una dieta dura y abrasiva, complementada con alimentos que permiten la formación de tártaro, más no hay evidencias de caries, lo que podría explicarse por el efecto de autolimpieza que produce la ingesta de dieta dura.

De la cintura escapular está presente la mitad esternal de la clavícula derecha con marcadas inserciones del deltoides que abduce, aduce, flecta, extiende y rota interna y externamente el brazo, el subclavio que protege la articulación esternoclavicular contra la tracción, y la aponeurosis clavipectoral. También está presente la cavidad glenoidea de la escápula derecha.

De las extremidades superiores, está presente sólo la cabeza erosionada del húmero derecho.

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De la columna vertebral, están presentes la primera cervical fracturada e incompleta y los cuerpos de C2, C3, C4 y C5, además de fragmentos de carillas articulares de las mismas.

El tórax y la cintura pélvica están completamente ausentes. De las extremidades inferiores, están presentes las porciones mediales de

las diáfisis del fémur, tibia y fíbula derechos, así como ambos calcáneos, el izquierdo muy incompleto, el astrágalo izquierdo y el tercer metatarso izquierdo. 3.1.2 Individuo Nº2

Representado solamente por un cráneo muy fragmentado e incompleto. Los restos de frontal presentes evidencian una curvatura cerrada que da forma a una frente muy baja. En la órbita derecha, se manifiesta una fuerte cribra orbitalia, mientras en el temporal izquierdo, existen evidencias de un osteoma en el meato auditivo externo. Se recuperaron los dos incisivos centrales superiores deciduos (piezas nº 8 y 9) y la corona de la pieza nº 8 definitiva, que presentan el rasgo mongoloide „en pala‟. Las piezas deciduas tienen desgaste leve y exposición del cemento y pequeños chipping en la cara vestibular. De acuerdo al estado de estas piezas, se estima una edad de 4 años + 12 meses para este subadulto.

De las patologías presentes se infiere que este individuo ya estaba consumiendo una dieta dura, por el desgaste y chipping presente en sus piezas dentales, sufriendo de anemia carencial manifestada en la cribra orbitalia y que aprendió a bucear desde muy pequeño a juzgar por la presencia del osteoma auditivo. Es muy probable que su causa de muerte esté relacionada a las evidencias de deficiencias nutricionales en su dieta, las cuales causaron una anemia que debilitó al huésped, haciéndolo más susceptible que lo normal a ser afectado por patologías del tipo infeccioso.

Debe destacarse que la singular forma de los cráneos de los individuos nº1 y 2, una mujer adulta y un niño, permiten proponer que probablemente se esté en presencia de los restos esqueletales de una madre y su hijo, que presentan fusión prematura de ciertas suturas craneanas. Podría proponerse que la craneoestenosis sería un rasgo hereditario, puesto que esta patología es muy singular, con una frecuencia de manifestación extremadamente baja en las poblaciones mongoloides. 3.1.3 Individuo Nº 3

Representado sólo por la presencia de un tercer molar superior, con la

corona casi completamente desgastada, atrición con exposición de dentina secundaria y abundante tártaro, perteneciente a un individuo adulto.

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Lamina 1

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Lamina 2

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Lamina 3

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3.2 Restos óseos humanos procedentes de la excavación, en contexto de basural

Sitio 10 PM 014

Unidad L – 33

Nivel 50-60 cm

Fragmento anterior de mandíbula, fracturada post mortem, perteneciente a

un individuo adulto. Corresponde a la porción en que articulan las piezas 22, 23 y 24, todas perdidas post mortem. Los alvéolos se muestran levemente poróticos y con retracción alveolar.

Sitio 10 PM 014

Unidad L – 34

Nivel 50-60 cm

Fragmento de malar derecho, incompleto, fracturado post mortem, sin

porciones palatina ni orbital y pérdida de piezas dentales nº 6, 7 y 8 post mortem. Pertenece a un individuo subadulto, de 18 meses + 6 meses de edad de acuerdo a su odontograma. La porción anterior del malar presenta evidencias de una fuerte patología infecciosa, manifestada en la porosidad de los alvéolos e hiperostosis porótica. La pieza 5, completamente erupcionada, presenta tártaro en vestibular y un pequeño chipping en distolingual. Llama la atención que por edad se asemeja al cóndilo occipital encontrado en la unidad L31 nivel 120-130.

Sitio 10 PM 014

Unidad L – 34

Nivel 90-100 cm

Tercer molar inferior izquierdo, perteneciente a un individuo subadulto, de

aproximadamente 18 años de edad, ápice erosionado. Llama la atención la similitud de éste con aquél encontrado en la unidad K33 nivel 190-200.

Sitio 10 PM 014

Unidad L – 34

Nivel 100-110 cm

Epífisis proximal de fémur derecho, fracturada y erosionada post mortem,

muy marcadas inserciones del ligamento iliofemoral, de los vastos interno y externo que extienden la pierna, del aductor mayor que flecta y aduce el muslo, del glúteo mayor que extiende, abduce, aduce y rota externa e internamente el

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muslo y, del pectíneo que flecta, aduce y rota externamente el muslo. De los movimientos conjuntos se desprende que este individuo estaba frecuentemente sentado en cuclillas, a la vez que el terreno sobre el que se desplazaba era bastante irregular. Se corresponde con la cabeza de fémur encontrada en la unidad L32 nivel 110-120.

Sitio 10 PM 014

Unidad L – 32

Nivel 110-120 cm

Cabeza de fémur derecho, fracturada y muy erosionada post mortem, muy

marcada inserción del ligamento redondo, reforzamiento del borde formando un lipping, y desgaste de carilla articular en la porción superior. El desgaste y lipping observados refuerzan el frecuente uso de la posición en cuclillas por parte de este individuo. Se corresponde con la epífisis proximal de fémur, encontrada en la unidad L34 nivel 100-110.

Falange medial, perteneciente a un individuo adulto, marcadas inserciones musculares del flexor superficial de los dedos, levemente erosionada.

Sitio 10 PM 014

Unidad L – 33

Nivel 110-120 cm

Navicular derecho, erosionado post mortem, perteneciente a un individuo

adulto.

Sitio 10 PM 014

Unidad K – 32

Nivel 110-120 cm

Patella izquierda, erosionada en superficie articular post mortem,

perteneciente a un individuo adulto, marcadas inserciones de los tendones del cuádriceps crural y los vastos interno y externo, cuya función es extender la pierna.

Sitio 10 PM 014

Unidad L – 31

Nivel 120-130 cm

Tercer metacarpo, erosionado levemente en ambas epífisis, perteneciente a

un adulto, muy marcadas inserciones del músculo aductor del pulgar, que aduce y opone este dedo.

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Cóndilo occipital derecho, erosionado, hiperostosis porótica (proceso infeccioso) en porción anterior. No fusionado a porción escamosa, pertenece a un individuo subadulto infante, de alrededor de 2 años de edad. Llama la atención que por edad se asemeja al fragmento de malar encontrado en la unidad L34 nivel 50-60.

Sitio 10 PM 014

Unidad LK – 32

Nivel 110-120 / 120-130 cm

Cráneo fracturado, incompleto, mandíbula ausente. Pertenece a un

individuo adulto joven de sexo femenino, del cual se recuperó la calota craneana muy fragmentada con pérdida de material en el frontal, ambos parietales, el occipital y el temporal derecho. Los nasales, el vómer, los palatinos, las conchas nasales, los lacrimales, y el etmoides están ausentes. Ambos temporales presentan osteomas en los meatos auditivos externos, y en la porción posterior de la sutura sagital, existe un trauma. Las inserciones musculares occipital y la suboccipital están muy desarrolladas, implicando la rotación de la cabeza y su flexión lateral y dorsal así como el giro de la cara hacia el lado contraído. La presencia de osteomas auditivos y el reforzamiento de las inserciones de la musculatura antes mencionada, que implican mover sistemáticamente la cabeza hacia atrás y hacia los lados, indican la práctica habitual del buceo por parte de este individuo.

Las piezas dentales nº 1, 2, 7, 8 y 9 fueron perdidas post mortem. La pieza nº 3 está fracturada faltando su porción mesial, la corona presenta atrición con exposición de la dentina y el alvéolo manifiesta un absceso. Todas las piezas dentales están abradidas, con exposición del esmalte las derechas mientras las izquierdas presentan exposición del esmalte y la dentina, con abundante tártaro y retracción alveolar. Las piezas nº 4,5,6,12 y 14 presentan chipping. Los alvéolos de las piezas nº 1, 2, 7, 8 y 9 están poróticos. El estado de la dentadura de este individuo señala la ingesta de una dieta dura y abrasiva, como es el consumo de mariscos, y de alimentos que generan la presencia de tártaro, sin presentar sin embargo caries, las que posiblemente son eliminadas por el efecto de autolimpieza que genera la ingesta de una dieta de estas características.

Sitio 10 PM 014

Unidad K – 34

Nivel 130-140 / 140-150 cm

Diáfisis de fíbula fracturada post mortem, sin epífisis proximales,

perteneciente a un individuo adulto. Las marcadas inserciones musculares que indican la flexión dorsal, externa y plantar, la pronación del pie y la extensión del dedo gordo y, la periostitis de borde interóseo, señalan el desplazamiento

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sistemático en un terreno irregular, sufriendo al menos una vez una fuerte torcedura de los tobillos.

Sitio 10 PM 014

Unidad J – 34

Nivel 140-150 cm

Tercer molar superior derecho, perteneciente a un individuo adulto, atrición

plana con exposición de dentina secundaria, tártaro y gran chipping que abarca la porción distovestibular de la pieza.

Sitio 10 PM 014

Unidad J – 32

Nivel 160-170 cm

Fragmento medial de tibia, perteneciente a un individuo adulto. Manifiesta

un proceso infeccioso muy avanzado, manifestándose bajo forma de lesiones osteomielíticas, hiperostosis porótica y cloacas, con evidente desfiguración de la superficie de la diáfisis. Este proceso infeccioso derivó muy probablemente en un proceso infeccioso a mayor escala en el individuo, dando origen a una septicemia que causó la muerte del individuo.

Sitio 10 PM 014

Unidad J – 34

Nivel 160-170 cm

Ilion derecho, muy fragmentado y erosionado post mortem, perteneciente a

un individuo femenino adulto, pues presenta surco preauricular. Acetábulo reforzado y porótico que indica la frecuente posición en cuclillas

utilizada por este individuo. Epífisis distal de fémur izquierdo, perteneciente a un subadulto pues aún no

está fusionada. Erosionada con gran pérdida de material post mortem. Presenta hiperostosis porótica en toda la superficie de la epífisis, más marcada en las zonas de inserción del gemelo interno y del plantar delgado, que flectan la pierna y la planta, así como supinan el pie. Ello indica el desplazarse sistemáticamente por terrenos irregulares. Esta epífisis evidencia huellas de corte perimetral, irregular, con un bisel muy pronunciado. El corte fue efectuado sobre hueso fresco, con dos tipos de instrumentos, cortando en ángulo mientras el tejido blando no permitió guiar el corte, generando así un corte de sección muy ancha. Al alcanzar el hueso, se empleó un instrumento de filo más angosto que topó en los ángulos naturales del hueso, de modo que para cortarlo fue aserrado de manera irregular.

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Lamina 4

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Sitio 10 PM 014

Unidad K – 32

Nivel 160-170 cm

Epífisis proximal de fémur derecho, fracturada y erosionada post mortem,

marcado reforzamiento del reborde de la inserción del ligamento redondo, periostitis del borde superior del cuello, indicando el frecuente uso de la posición en cuclillas.

Sitio 10 PM 014

Unidad J – 33

Nivel 170-180 cm

Fragmento distal de diáfisis de fíbula, fracturado post mortem, muy

marcadas inserciones musculares, perteneciente a un individuo adulto Las marcadas inserciones musculares que indican la flexión dorsal, externa y plantar, la pronación del pie y la extensión del dedo gordo, señalan el desplazamiento sistemático en un terreno irregular.

Sitio 10 PM 014

Unidad K – 33

Nivel 190-200 cm

Tercer molar inferior derecho, perteneciente a un individuo adulto, atrición

de la porción distal de la pieza, con exposición de dentina secundaria, la porción distal muestra desgaste con exposición de cemento. Pieza afectada por un tártaro notable, que la rodea de una espesa capa, la que abarca incluso la raíz hasta su ápice. Esto evidencia un fuerte proceso infeccioso que afectó el alvéolo, provocando seguramente un absceso y la pérdida en vida de la pieza.

Tercer molar superior izquierdo, perteneciente a un individuo subadulto, de aproximadamente 18 años de edad, ápice erosionado. Llama la atención su similitud con aquél encontrado en la unidad L34 nivel 90-100. Ambos fueron encontrados en el conchal, en contexto de basural.

Sitio 10 PM 014

Unidad K – 34

Nivel 190-200 cm

Mitad proximal de radio izquierdo, epífisis erosionada, muy marcado

desarrollo de la inserción del bíceps, que flexiona y supina la articulación del codo. La fractura se produjo en hueso seco, y el astillamiento otorga accidentalmente al radio una forma “tipo punzón”. El pisoteo del hueso en el conchal produjo un pulimento natural de los bordes, puesto que si fuera un instrumento del tipo

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Lamina 5

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Lamina 6

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punzón, estaría pulido y/o rayado en varias direcciones, por dentro y por fuera.

Sitio 10 PM 014

Unidad K – 32

Nivel 230-240 cm

Fragmento de parietal fracturado post mortem, perteneciente a un individuo

adulto.

3.3 Restos óseos humanos excavados, correspondientes a entierros.

Sitio 10 PM 014

Unidad L – 34

Nivel 130-140 / 140-150

Tumba 1

Individuo 1

En la esquina SW de la unidad apareció un rasgo correspondiente a una

quema con abundante carbón, que se interpreta como un gran trozo de madera quemado o un poste. Dentro de este rasgo, a 1.35 m de profundidad, 58 cm del perfil S y 76 cm del perfil W apareció una lezna en hueso de ave y 2 cm más abajo, se encontró el cráneo de un infante y 3 cuentas en vértebras de pez. La excavación del rasgo permitió identificar la tumba de un infante en posición flectada, colapsado sobre su costado derecho, con el cráneo sobre el esqueleto, completamente compactado por el peso de la matriz. Debido a la posición en que se encuentró el esqueleto, se dedujo que el infante fue enfardado en posición hiperflectada y depositado sentado sobre una quema, para ser luego cubierto por otra quema.

Su estado de conservación es muy malo, los huesos adquirieron la contextura, humedad y plasticidad de la matriz que los contiene y al secarse se desintegran rápidamente.

El esqueleto fue despejado, manteniéndolo húmedo para evitar su destrucción y se los consolidó con una mezcla de alcohol y Paraloid al 5%. Esto permitió consolidar y secar los huesos sin arriesgar su conservación. De acuerdo a su odontograma, se estima la edad de este individuo en 6 + 3 meses, con incisivos superiores „en pala‟, característico de poblaciones mongoloides. Todas las epífisis de los huesos largos están ausentes y las vértebras presentan cuerpos y arcos neurales completamente separados. Los huesos largos presentan todas las epífisis muy poróticas y las diáfisis también manifiestan un aumento de su porosidad, aunque más leve. El cráneo también está porótico. La evidente porosidad del esqueleto sugiere estar en presencia de una patología nutricional del tipo anemia carencial, que debilitó al individuo

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paulatinamente haciéndolo más sensible ante otras patologías (de tipo infeccioso por ejemplo). Estas patologías aumentaron el proceso de debilitamiento paulatino del individuo, produciendo finalmente su muerte.

Debido a su estado de conservación, no se levantó el esqueleto, pues su remoción implicaba su destrucción prácticamente segura. Por otra parte, la información que arrojó el esqueleto es satisfactoria, por lo que se decidió dejar este individuo in situ, tapándolo con una capa de arena y sedimentos procedentes de la excavación, al cerrar el sitio.

Sitio 10 PM 014

Unidad L – 34

Nivel 130-140 / 140-150 cm

Tumba 1

Individuo 2

Al despejar el rasgo que cubría la tumba nº 1, hacia el perfil S, se descubrió

el cráneo de otro infante, con cuatro pendientes en caninos de cánido sobre él. Al despejarlo, se encontró en posición hiperflectada decúbito lateral derecha. La cabeza descansa sobre el húmero derecho, el antebrazo dirigido hacia abajo y la mano paralela a las costillas. El brazo izquierdo está flectado, con la mano frente a la boca. Ambas piernas, hiperflectadas, la izquierda levemente más adelante que la derecha. Esta posición permite inferir que fue enfardado, depositado sobre una quema y luego cubierto por otra. Estos aspectos semejantes, sino idéntico en el proceso de inhumación de ambos individuos, señalan el entierro conjunto de ambos en un mismo momento.

El cráneo está compactado y muy fragmentado, los huesos del esqueleto postcraneal también están muy frágiles. De modo que al igual que el esqueleto anterior, se mantuvo la humedad al excavarlo y se consolidó posteriormente con una mezcla de alcohol y Paraloid al 5%.

Al igual que el infante anterior, su odontograma arroja una edad de 6 + 3 meses, con incisivos inferiores presentando el rasgo „en pala‟, carácter´stico de poblaciones mongoloides. Los huesos largos están poróticos, en especial las epífisis, al igual que el cráneo, lo que sugiere estar en presencia de una patología nutricional del tipo anemia carencial, que debilitó al individuo paulatinamente y lo hizo más sensible ante otras patologías (de tipo infeccioso por ejemplo), patlogías que al sumarse le produjeron finalmente la muerte.

Debido a su estado de conservación, no se levantó el esqueleto, pues su remoción implicaba su destrucción prácticamente segura. Por otra parte, la información que arrojó el esqueleto es satisfactoria, por lo que se decidió dejar este individuo in situ, tapándolo con una capa de arena y sedimentos procedentes de la excavación, al cerrar el sitio.

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Dibujo 1

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Dibujo 2

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Dibujo 3

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Sitio 10 PM 014

Unidad L – 33

Nivel 180-190 cm

Tumba 2

Individuo 1

En el perfil W, a 110 cm del perfil N, se encontró el esqueleto de un infante,

depositado sobre un estrato de tierra orgánica negra, quemada. Los restos óseos corresponden a un neonato prematuro o a un no nato, de 7 meses de edad in utero, cubierto por una delgada capa de ocre rojo, en posición hiperflectada decúbito lateral derecha. El cráneo está completamente aplastado por el peso de la matriz, ambos brazos flectados con las manos bajo la pierna izquierda, ambas extremidades inferiores hiperflectadas, con la ziquierda más arriba que la derecha. De ello se deduce que fue depositado enfardado, cubierto por una capa de ocre y por un evento de quema. Sobre el cráneo se encontró un pico de pájaro y tres cuentas en vértebra de pescado.

Los huesos están muy frágiles, por lo que se mantuvo la humedad para despejarlos y se consolidó posteriormente con una mezcla de alcohol y Paraloid al 5%.

Todos los huesos se presentan muy poróticos, tanto el cráneo como las epífisis y diáfisis de los huesos largos, lo que define una situación de mala nutrición crítica. Es muy probable que la alimentación a la que tuvo acceso la madre no fue suficientemente adecuada para su condición, por lo que no logró alimentar bien a su hijo, lo que terminó produciendo a) la muerte del individuo in utero y su consecuente aborto o b) el parto prematuro y la muerte casi inmediata del individuo.

Debido a su estado de conservación, no se levantó el esqueleto, pues su remoción implicaba su destrucción prácticamente segura. Por otra parte, la información que arrojó el esqueleto es satisfactoria, por lo que se decidió dejar este individuo in situ, tapándolo con una capa de arena y sedimentos procedentes de la excavación, al cerrar el sitio.

Sitio 10 PM 014

Unidad K – 32

Nivel 170-180 cm

Tumba 3

Individuo 1

Al despejar el piso de la unidad K32 a los 170 cm, se encontró la tumba de

un infante, que resultó parcialmente disturbada. El frágil estado en que se encontraban sistemáticamente los restos óseos humanos pertenecientes a infantes, fue crítico en este caso, pues los huesos resultaron fracturados. De la información rescatada, se pudo determinar que pertenecían a un individuo de 6 + 3 meses de edad, sin porosidad en la epífisis de los huesos largos, y con

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Dibujo 4

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incisivos „en pala‟, característicos de poblaciones mongoloides. A partir de los restos óseos que no fueron disturbados, quedó en evidencia que se encontraba en posición hiperflectada decúbito lateral derecha, y por lo forzado de la posición, también había sido enfardado, al igual que los demás individuos excavados in situ. A pesar del mal estado de estos restos esqueletales, también fueron consolidados con alcohol y Paraloid al 5%.

Debido a su estado de conservación, no se levantó el esqueleto, pues su remoción implicaba su destrucción prácticamente segura. Por otra parte, la información que arrojó el esqueleto es satisfactoria, ratificando la información obtenida en la excavación de las demás tumbas, por lo que se decidió dejar este individuo in situ, tapándolo con una capa de arena y sedimentos procedentes de la excavación, al cerrar el sitio.

4. DISCUSION A MODO DE CONCLUSION

4.1 Una teoría para los modos de vida

En la búsqueda de un marco teórico que considerara la acción humana,

encontramos a Bourdieu, quien propone que es necesaria una "ciencia del sentido común de las representaciones", que él concibe como una ciencia de las estructuras que gobiernan tanto la práctica como sus representaciones concomitantes, e introduce el concepto de práctica individual, de agencia humana. Esta agencia, es guiada por el habitus, estructuras estructuradas estructurantes, principios de generación y estructuración de las prácticas y las representaciones que pueden ser objetivamente “reguladas” y “regulares”.

Bourdieu define al habitus como un organizador inconsciente, que implica respuestas determinadas ante un futuro que pugna irremediablemente por ser real. Las condiciones externas producen las estructuras del habitus, que se transforma a su vez, en la base de la percepción y apreciación de toda la experiencia subsecuente. El habitus produce un mundo de sentido común, asegurando su objetividad por medio del consenso acerca del significado de las prácticas en el mundo, y el refuerzo continuo de cada una. Cada individuo es productor y reproductor de sentido objetivo, de acuerdo a los esquemas de pensamiento y expresión adquiridos.

Estos principios inconscientes, son producto de un proceso de aprendizaje dominado por un tipo determinado de regularidades objetivas que determinan la conducta “razonable” o “no razonable”. De modo que el habitus genera improvisaciones reguladas ante situaciones similares, definidas por sus estructuras cognitivas y motivantes. La práctica sólo es comprensible dentro de su contexto, cuando se conocen las condiciones, principios y leyes que la generan.

Los anteriores supuestos de Bourdieu permiten enlazar su propuesta con el estudio de los modos de vida: la creación de un mundo de sentido común por parte de una sociedad implica desarrollar conductas culturalmente definidas, movimientos reiterados para realizar las tareas socialmente establecidas de

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acuerdo al orden de mundo aceptado. El modo de vida definido como "aquellos patrones conductuales definidos por una cultura particular, con que sus miembros deben operar en un ambiente físico determinado", abarca el aspecto conductual referido por el concepto de habitus. Mediante el habitus, la definición de modo de vida se ve fuertemente apoyada, y el habitus permite relacionarla con el campo ideacional de la cultura.

La cultura define el modo de vida, la percepción del mundo sólo permite actuar en él de una manera determinada generando patrones conductuales, conductas reiteradas que generan patologías morfofuncionales, marcas y modificaciones óseas que pueden ser interpretadas como conducta. De modo que la evidencia biológica se transforma en evidencia cultural, en acciones fósiles y fosilizadas, pues el cuerpo es tratado por la sociedad como memoria. Se introduce en él el contenido arbitrario de la cultura a través de una pedagogía implícita, capaz de evocar una cosmología completa, una ética, una metafísica, una filosofía, por medio de instrucciones tan insignificantes como "párate derecho" o "no sostengas tu cuchillo con la mano izquierda". La práctica siempre implica una operación cognitiva que pone en funcionamiento al habitus, el cual clasifica y organiza la percepción y la estructura de la práctica.

Tumba 1: Individuos 1 y 2

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Estrictamente hablando es porque los sujetos no están conscientes de cómo hacen lo que hacen, que lo que hacen tiene más sentido de lo que piensan. Los patrones conductuales son adquiridos básicamente en la práctica, como especifica Bourdieu:

"La parte esencial del modus operandi es transmitida en la práctica, sin llegar al nivel de discurso. El niño no imita "modelos", sino que las acciones de otras personas. La hexis corporal habla directamente a la función motora, bajo la forma de un patrón de posturas que es tanto individual como sistemático, debido a que está ligado a un sistema total de técnicas que abarcan el cuerpo y las herramientas, y está cargado con un montón de significados y valores sociales; en todas las sociedades los niños están particularmente atentos a los gestos y posturas, que ante sus ojos, expresa todo lo que lleva a ser un adulto completo -la manera de caminar, un movimiento de la cabeza, las expresiones faciales, las maneras de sentarse, hablar y cierta experiencia subjetiva. Pero el hecho de que los esquemas pueden pasar de práctica a práctica sin pasar por el discurso o la conciencia no significa que la adquisición del habitus quede en una cuestión de aprendizaje mecánico por ensayo-error. El material que el niño debe asimilar es el producto de la aplicación sistemática de principios coherentes en la práctica, lo que significa que en todo este material infinitamente redundante, no tiene dificultad en captar el razonamiento de las series y en fabricarse el suyo bajo forma de un principio que genera conducta organizada de acuerdo al mismo razonamiento. Cada sociedad produce ejercicios estructurales que tienden a transmitir una u otra forma de dominio práctico, ya sea mediante aprendizaje por simple familiarización en que el aprendiz adquiere insensible e inconscientemente los principios del "arte" y del "arte de vivir" incluyendo aquellos desconocidos para el productor de las prácticas y obras imitadas, hasta la transmisión expresa por medio de preceptos y prescripciones" (p. 87-88).

Las estructuras del mundo son in-corporadas, permitiendo primero al

mundo apropiarse del cuerpo, para estar entonces capacitado para apropiarse del mismo mundo. Se genera una relación cuerpo-espacio, estructurada en función de las oposiciones mítico-rituales que ordenan el mundo, en que la mente pasa a ser una metáfora del mundo, y en que todo desplazamiento integra el espacio corporal con el cósmico, desde que el individuo comienza a construir su identidad sexual hasta su muerte.

Asimismo, la sociedad indica qué tareas corresponden a cada miembro del grupo: "las taxonomías del sistema mítico-ritual, encargadas de mantener el orden simbólico dividen a la vez que unifican, legitimando la unidad en la división, es decir en la jerarquía. Cortan la edad en segmentos discontinuos, constituidos socialmente, marcando a través de símbolos los usos legítimos del cuerpo en función de la edad definida socialmente"(p. 165). Es debido a la construcción social de la realidad, a su correspondiente proceso de aprendizaje y a

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la división social de la edad y sexual del trabajo, que el estudio de las patologías morfofuncionales tiene sentido. Los patrones conductuales que cada individuo debe seguir de acuerdo a su sexo y edad, se corresponden con determinadas acciones, maneras de hacer las cosas, movimientos, que generan un uso y desgaste del cuerpo no intencional. El habitus genera prácticas diarias automáticas e impersonales, significantes sin intentar ser significativas. Las actividades reiteradamente realizadas producen microtraumas, modificaciones de las inserciones musculares, desgastes de las articulaciones, que van quedando marcados en los huesos. Podría objetarse que los patrones conductuales que pueden desprenderse de los restos óseos analizados, son particulares al individuo analizado. Sin embargo, al recurrir al habitus, esta objeción queda inmediatamente invalidada, pues al tener la calidad de ley inmanente, otorga regularidad, unidad y sistematicidad a las prácticas de un grupo.

"Debe hacerse lo que se debe de acuerdo al orden social. Malgastar el tiempo es una ofensa al hecho que exista tiempo para todo y que todo deba hacerse en su momento. Respetar los ritmos colectivos implica respetar el ritmo necesario para cada acción, estar en el lugar correcto y en el momento correcto. Someterse a los ritmos colectivos implica estructurar la representación del mundo y al grupo mismo en función de ésta. Todas las divisiones del grupo se proyectan en todo momento en la organización espacio temporal que otorga a cada categoría su lugar y tiempo. La lógica difusa de la práctica permite al grupo lograr tanta integración lógica y social como sea compatible entre la división del trabajo según sexo, edad y ocupaciones" (p. 161-162).

De modo que los miembros de un mismo grupo deberían presentar

patrones de patologías morfofuncionales característicos según su sexo y su edad. Esto es posible porque éstos están sujetos a condiciones de existencia homogéneas que producen habitus homogeneizantes, prácticas armónicas. El habitus es producto de la inculcación de los productos de la historia colectiva, es decir de las estructuras objetivas que se reproducen más o menos exitosamente, y de las condiciones materiales de existencia. De manera que es más posible que los miembros de un mismo grupo se vean expuestos a las mismas experiencias pues viven bajo las mismas condiciones, produciéndose regularidades que inculcan a cada miembro del grupo el sentido de la realidad. El habitus crea una integración única de las experiencias comunes a los miembros del grupo, las homologa y permite así la manifestación de distintas variantes estructurales por parte de los miembros del grupo.

Entonces, si bien cada miembro del grupo es un individuo particular, con posturas y conductas individuales, la conducta de la sociedad está estructurada en función de su visión de mundo, desarrollando determinadas prácticas de determinada manera, porque es lo correcto. La construcción social de la realidad regula el rango de conductas esperables en un medio ambiente determinado, determinando a cada sexo y rango etario las tareas con que debe

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Tumba 2: Individuo 1

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cumplir. Trabajar con el estudio de las patologías morfofuncionales, evidencia biológica a considerar como evidencia cultural, parte del registro arqueológico, permite ampliar el campo de la Arqueología, aporta un elemento más al contexto de interpretación. Permite profundizar en el estudio de la división sexual, etaria del trabajo, y en la creación de especialistas al tratar con sociedades complejas. Permite corroborar hipótesis acerca de este ámbito, indica con mayor precisión hasta qué punto está diferenciada una sociedad, y si ante la jerarquización que se aprecia, la asignación diferencial de tareas era realmente tal. Las patologías morfofuncionales, son reflejo de la integración cuerpo-espacio, reflejo del habitus que generó las conductas de las cuales son producto.

4.2 Piedra Azul: el esbozo de un modo de vida arcaico

De los restos óseos humanos recuperados en el sitio Conchal Piedra Azul,

es posible identificar ciertos aspectos característicos del modo de vida de la(s) población(es) arcaicas que habitaron este sitio.

En primer lugar, las fuertes inserciones musculares presentes en los huesos recuperados, indican que los individuos sometían a su cuerpo a un stress rutinario que implicaba recorrer distancias importantes y/o desplazarse en terrenos irregulares, recurriendo sistemáticamente a la posición en cuclillas para sentarse sobre los talones y descansar. Estos desplazamientos se realizaban probablemente la mayoría de las veces en búsqueda de recursos alimentarios, agua potable, combustibles y materias primas.

Los recursos alimentarios estaban constituidos esencialmente por elementos duros y abrasivos, como son los moluscos que se encuentran tanto a orillas de las playas, como en los roqueríos y bajo el agua misma. Los recursos que se encuentran preferentemente bajo el agua (erizos y jaibas por ejemplo) eran recolectados por mujeres (no se dispone de evidencia de individuos masculinos) que buceaban sistemáticamente en pos de ellos, y también por niños desde muy temprana edad. La evidencia no permite saber si esta actividad era practicada por niños y niñas, pues no es posible determinar sexo en esqueletos de subadultos, sin embargo, es sistemática en la niñez, debido a la formación de osteomas auditivos en individuos infantiles.

El consumo de esta dieta dura es iniciado desde muy temprana edad, desde los 18 + 6 meses de edad, lo que se evidencia en pequeños chipping y tártaro presentes en las piezas dentales. Este cambio en la alimentación, que agrega nuevos elementos además de la leche materna, genera un stress adicional al individuo. Este debe enfrentarse a nuevos alimentos que le exponen a nuevas patologías de tipo nutricional, ante las que debe generar anticuerpos para sobrevivir. El no ser capaz de soportar el cambio alimenticio y las patologías que de este derivan, tendrá como consecuencia la muerte del individuo.

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Hacia los 4 años de edad, se produciría el destete definitivo pues los individuos correspondientes a este rango de edad presentan cribra orbitalia que indica stress alimentario y una leve abrasión dental así como chipping, producto de los elementos duros (como arena) ingeridos a través de la dieta de mariscos. Este nuevo momento en la vida alimentaria del individuo, al no contar con la alimentación procedente de la leche materna, debe nuevamente ser superado por el individuo para sobrevivir.

La ingesta de esta dieta dura y abrasiva, va generando un desgaste significativo de los dientes, ya que en la edad adulta, los individuos presentan abrasión con exposición del esmalte e incluso atrición, exposición de dentina secundaria, retracción alveolar, pérdida de piezas dentales ante mortem, chipping frecuente que involucra a veces incluso la fractura de porciones importantes de la corona y permite la formación de abscesos dentales que terminan generando la pérdida de los mismos. Este fenómeno permite explicar el hallazgo frecuente de piezas dentales aisladas en el conchal, lo que no descarta que algunas piezas puedan proceder de esqueletos disturbados. La misma dieta dura y abrasiva implica que no existan caries presentes, al generar la abrasión sistemática un efecto de autolimpieza dental. Es importante destacar este factor, pues los individuos de Piedra Azul consumieron por otra parte alimentos que generaron tártaro en todos los individuos analizados, pudiendo corresponder a hidratos de carbono que no lograron generar caries. Es sugerente pensar que puedan haber consumido tubérculos del tipo solanáceas, sin embargo, hasta no encontrar mayores evidencias, esto queda sólo a nivel de hipótesis.

No es posible definir a partir de los restos esqueletales recuperados actividades más precisas practicadas por los habitantes de Piedra Azul, pues los restos esqueletales presentes están muy incompletos, pero señalan la presencia de individuos robustos, que sometían su cuerpo a actividades que requerían de fuerza y energía. Es interesante destacar que todos los restos óseos pertenecientes a las extremidades superiores y a la cintura escapular presentan un gran refuerzo de su musculatura que mueve los brazos, flecta los codos y los dedos de las manos, además de proteger la articulación esternoclavicular contra la tracción. Es sugerente proponer que los individuos de Piedra Azul debían cargar, empujar y tirar grandes pesos, lo que robustecía sus extremidades superiores a la vez que las hacía reaccionar contra los esfuerzos de tracción. Este pero podría corresponder a la acción de recolectar y transportar recursos alimentarios, utilizando probablemente redes o impulsando embarcaciones.

Los habitantes de Piedra Azul también estaban sometidos a la ocurrencia de accidentes, como lo demuestra el trauma presente en el cráneo del individuo recuperado en las unidades K32 y L32 nivel 110-130, y el importante proceso infeccioso sufrido por el individuo de la unidad J32 nivel 160-170. La recuperación del trauma craneal y el avanzado estado de infección de la tibia, reflejan que el cuidado de los enfermos era una conducta habitual entre ellos, cuidados que eran practicados hasta la curación del enfermo o hasta su muerte.

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En cuanto a la distribución de los restos óseos humanos en contextos de basural, este hecho podría explicarse por la frecuencia de las ocupaciones recurrentes del sitio. Al despejar el piso para limpiarlo, emparejarlo y apisonarlo, es seguro que más de alguna vez, se alcanzara por accidente una tumba, disturbando el o los esqueletos y arrojándolos como parte de los desechos al basural adyacente. Esto explica el estado de fragmentación en que se encuentran dichos huesos y la correspondencia de dos o más fragmentos a un mismo hueso, procedentes de unidades y niveles de excavación distintos. El mismo hecho, hace difícil estimar con certeza el número de individuos presentes, pues la frecuencia de los mismos es baja, y los huesos no tienden a repetirse, por lo que no es posible saber si se está en presencia de una tumba disturbada o más, a no ser que se diferencie entre restos pertenecientes a adultos y subadultos. Este análisis tampoco arroja resultados satisfactorios.

De los restos óseos recuperados en superficie, se desprende la presencia de a lo menos tres individuos, de los cuales una mujer y un niño presentan una patología muy particular, identificada como craneoestenosis. Esta consiste en la fusión prematura de las suturas craneanas, la cual ocurre en este caso en las suturas coronal y sagital, permitiendo que el cráneo se desarrolle hacia atrás yu hacia los lados, resultando en cráneos de frente muy baja y muy anchos en su parte posterior. La bajísima frecuencia con que se encuentra esta patología, hace muy sugerente proponer que se está casi con certeza en presencia ante los restos óseos de una madre y su hijo.

Los restos óseos humanos recuperados en contextos funerarios corresponden todos a infantes neonatos o de escasos meses de edad. Es importante destacar que se encuentra como patrón la práctica de depositarlos enfardados en posición hiperflectada, preferentemente decúbito lateral derecha, asociados a eventos de quemas y presencia de ocre rojo, con ajuares depositados en la región del cráneo, correspondientes muy probablemente a collares de los cuales fue posible recuperar pendientes y cuentas. La mayoría de estos niños manifiesta una fuerte hiperostosis porótica, que señala la presencia de una enfermedad carencial nutricional del tipo anemia, que fuerza al esqueleto a incrementar sus áreas naturales de producción de glóbulos rojos. Tanto los huesos del cráneo, como las epífisis e incluso las diáfisis de los huesos largos se ven afectadas por este proceso, y al no mejorar las condiciones de alimentación, los individuos se van debilitando, lo que los hace vulnerables a otras patologías como por ejemplo del tipo infeccioso que pueden producir diarreas, que los debilitan paulatinamente, impidiéndoles finalmente sobrevivir. Esto hace sugerir la presencia en esta población de algún tipo de patología que afecta al rango etario constituido por los individuos recién nacidos. Otro momento crítico sería probablemente el destete, que podría ocurrir hacia los 4 años de edad, sin embargo es sólo una hipótesis de trabajo que debe verificarse, pues la muestra de individuos perteneciente a este rango etario es muy baja. La esperanza de vida para las mujeres (considerando que las muestra está compuesta por 2 individuos) parece bordear los 30 años de edad.

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Finalmente, cabe destacar la epífisis distal de fémur humano con claras huellas de corte perimetral. Este tipo de corte se encuentra reiteradamente en huesos largos de Lama guanicoe, efectuado por parte de poblaciones cazadoras recolectoras para su aprovechamiento como recurso alimenticio. De acuerdo a Muñoz y Belardi (1998), el marcado perimetral ha sido registrado sobre húmero, radio-ulna, fémur, tibia y metapodios de guanaco, y puede abarcar la circunferencia completa de la diáfisis o sólo su mitad. Los huesos fracturados con esa técnica se caracterizan por la fractura en ángulo recto con respecto al eje longitudinal del hueso, cuyo contorno sigue el mismo plano. El marcado perimetral de los huesos se ha identificado al norte y al sur del estrecho de Magallanes, tanto en el interior como en la costa para los últimos 7.000 años a.p. Además, no sólo se presenta en diferentes ambientes, sino que también en diferentes contextos arqueológicos. Todas las hipótesis relativas a esta práctica señalan que siempre implica el procesamiento de los distintos elementos óseos, ya sea para obtención de médula, de formas bases óseas y procesamiento y transporte de carcasas, dependiendo de la situación ecológica en que se encuentre. El hecho es que se está frente a una práctica documentada para el procesamiento de grandes presas por parte de sociedades cazadoras-recolectoras, mientras que el fémur encontrado en Piedra Azul corresponde a ser humano y fue cortado en estado fresco, aún con tejidos blandos. Podría proponerse que esta práctica es evidencia de un ritual mortuorio particular, que implica la desarticulación intencional del cuerpo del difunto, sin embargo las prácticas mortuorias relevadas hasta la fecha para esta zona, no presentan evidencias con este tipo de características. Por otra parte, tampoco se encontraron más restos humanos con huellas de corte en la excavación. De modo que aún no es posible sugerir una respuesta adecuada a la pregunta que plantea la presencia de huellas de corte perimetral en la diáfisis distal de un fémur humano.

Es entonces posible que las patologías morfofuncionales, los traumas, las patologías infecciosas y el corte perimetral de un fémur humano, reflejos de la agencia humana, sean el punto de unión entre los esquemas mentales de distinción, los universos de sentido y la plasmación que de éstos encontramos en la cultura material del período arcaico de Piedra Azul?

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SEPTIMA PARTE. RESTOS OSEOS DE MAMIFEROS MARINOS

LUIS RENE DURAN. DORIS OLIVA.

Biólogos Marinos.

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1. INTRODUCCION

El estudio del material faunístico proveniente de sitios que han sido ocupados por civilizaciones tempranas y media/tardías tiene una gran relevancia, ya que permiten conocer las estrategias de utilización del recurso animal por parte de estas civilizaciones (Becker 1994). Es por ello, que la importancia del estudio de los restos de animales es relevante no sólo por su carácter biológico, sino que también porque aporta antecedentes de tipo cultural.

Los restos óseos obtenidos durante el presente estudio corresponden al sitio arqueológico 10 PM 014 “Monumento Nacional Conchal Piedra Azul”, Comuna de Puerto Montt, Provincia de Llanquihue, Región de Los Lagos.

En el material faunístico estudiado, se encontraron restos óseos pertenecientes a mamíferos terrestres, aves (probablemente marinas), cetáceos menores y lobos marinos, siendo estos últimos los más representados en el análisis y sobre los cuales se realizará el análisis principal en el presente trabajo.

1.2 Antecedentes biológicos del lobo marino

En la actualidad, en la X Región habitan dos especies de lobos marinos, el lobo marino común Otaria flavescens (Shaw 1800), y el lobo fino austral Arctocephalus australis (Zimmerman 1783). Según el último censo realizado en esta área (Oporto et al 1998), la población del lobo marino común es de 29.352 individuos distribuidos en 32 sitios de asentamiento o “loberas”. Por su parte, la población del lobo fino austral fue estimada en 2.017 ejemplares, ubicados en sólo dos sectores al sur de la X Región.

Si se considera como supuesto que la distribución y abundancia relativa de ambas especies se ha mantenido sin grandes cambios, es posible suponer que los restos óseos encontrados en el Sitio 10 PM o14 corresponderían mayoritariamente al lobo marino común.

Esta especie se caracteriza por presentar tanto una vida acuática como una terrestre. En el mar realiza principalmente su actividad de alimentación, mientras que en tierra las de reproducción y descanso. Durante el año (marzo-diciembre) el lobo marino alterna actividades de alimentación y descanso, siendo por ello frecuente encontrarlos tanto en el agua como en las loberas. Durante el período de verano (fines de diciembre a febrero) la gran mayoría de los animales permanece en las loberas, ya que durante este tiempo se realiza la actividad de reproducción y el nacimiento de nuevas crías.

En general, una vez finalizada la actividad reproductiva, la mayoría de los animales abandona las loberas en busca de alimento. Sin embargo, es frecuente que las hembras con sus crías permanezcan mayor tiempo en estos sectores (hasta abril o mayo) ya que deben enseñar a sus crías a nadar. Es durante este período en que las crías tienen un alto riesgo de mortalidad, ya que pueden ser arrastrados y muertos por el oleaje, ser aplastados o heridos por otros lobos marinos, o quedar a merced de depredadores tanto marinos como terrestres.

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Al igual que otros mamíferos, existe un marcado dimorfismo sexual entre los machos y hembras del lobo marino común. Así, mientras los machos adultos alcanzan una longitud cercana a los 3 m y un peso de 300 kg., las hembras rara vez superan los 2 m y los 180 kg. Además de ello, la presencia de un pelaje “tipo melena” característico en el macho adulto, lo diferencia aún más de las hembras.

1.3 Aprovechamiento del lobo marino

Actualmente en Chile no se realizan actividades de extracción de lobos marinos. La excepción a esto lo ha constituido dos aperturas de caza en la I y II Regiones de Chile, en que el animal se ha destinado principalmente en la obtención de carne, aceite y de sus genitales. Sin embargo, en todo Chile y principalmente en la X Región se realizan actividades de caza ilegal de lobos marinos, debido a la interferencia que estos animales causan con la pesca artesanal y la salmonicultura.

Sin embargo, en años anteriores se sabe que esta especie era utilizada por el hombre con fines alimenticios. En general, el lobo marino proporciona una gran cantidad de carne, siendo posible obtener de un macho adulto mas de 100 kg. de carne aprovechable. Un aspecto muy importante de considerar es la gran cantidad de grasa proporcionada por los mamíferos marinos. Debido a los requerimientos energéticos derivados de un prolongado período de apareamiento en los machos y de apareamiento y lactancia en la hembras, durante los meses de marzo a Noviembre, aproximadamente, se produce una gran acumulación de grasa (que en el caso de los machos puede representar el 20% del peso total). Esta reserva se consume entre los meses de diciembre y febrero, período durante el cual la alimentación disminuye, en los machos, por su conducta territorial en las loberas y, en las hembras, por el cuidado perinatal y la lactancia.

La caza de los lobos en tierra es una tarea relativamente fácil debido a la extremada sensibilidad que poseen en la punta del hocico. Un certero garrotazo en esa zona permite aturdir a los ejemplares permitiendo rematarlos y desangrarlos rápidamente.

1.4 Antecedentes biológicos de los pequeños cetáceos.

En el litoral de la X región, y particularmente en la zona de Puerto Montt es posible observar diferentes especies de pequeños cetáceos (conocidas como delfines y toninas o tuninas). Los más comunes son el llamado delfín obscuro (Lagenorhynchus obscurus) y el delfín austral (Lagenorhynchus australis). Ambas especies alcanzan una longitud máxima de poco mas de 2 metros y son de hábitos costeros. El delfín obscuro a menudo se encuentra en grandes agrupaciones (20 a 500 individuos), las pariciones ocurren en verano (noviembre a febrero). El delfín austral es muy similar al obscuro, con frecuencia se

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confunden aun cuando en este último el vientre es generalmente más gris que en el delfín obscuro Las agrupaciones varían entre 5 a 30 individuos. Tienen hábitos muy costeros y frecuentemente se acercan a la orilla.

1.5 Aprovechamiento de pequeños cetáceos

En la actualidad la caza de los cetáceos se encuentra vedada en gran parte

del planeta. Sin embargo ocurren numerosas capturas incidentales asociadas a la pesca con redes. Adicionalmente se ha denunciado capturas con el fin de usarlos como cebo en la pesquería de centolla. Los periódicos episodios de varazones constituyeron en el pasado una esporádica pero muy abundante fuente de alimento para las poblaciones costeras. Por otra parte la presencia de puntas de arpón de gran tamaño permite suponer una actividad de caza, posiblemente a bordo de dalcas aprovechando la gran curiosidad de estas especies que las lleva a acercarse a las embarcaciones. Lo anterior las convierte en presa fácil de un arponero de mediana habilidad.

2. METODOLOGIA El material óseo proviene del sitio arqueológico 10 PM 014 “Conchal Piedra Azul”, ubicado en lla bahía de Chamiza, en el sector del Seno de Reloncaví, X Región. El sitio, fue excavado mediante unidades de 2 x 1 m de lados, las cuales fueron rebajadas mediante niveles arbitrarios de 10 cm cada uno. Las cuadrículas excavadas, corresponden a J – 31, J – 32, J – 33, J – 34, K – 31, K –32, K – 33, K – 34, L – 31, L – 32, L – 33, L – 34, M – 31, M – 32, M – 33, y M – 34. El estudio de los restos óseos se realizó en forma separada por nivel, para cada unidad de excavación. El análisis se subdividió en las siguientes partes: 2.1 Información biológica

Cuando fue posible, los restos óseos fueron clasificados de acuerdo a la unidad taxonómica a la que pertenecen. Los fragmentos fueron agrupados como restos no identificados.

Las unidades taxonómicas fueron clasificadas de acuerdo al tamaño (grande, mediano o pequeño) y a la edad estimada a través del tamaño de los restos (adulto, juvenil, cría).

En general, la información biológica que contienen los restos óseos permite conocer la orientación alimentaria que tenía el grupo humano, tanto respecto de las partes óseas que eran aprovechadas en mayor medida, como de si había una selección por tamaño del animal.

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2.2 Modificaciones

En conjunto con la clasificación de los restos en sus unidades taxonómicas, se realizó un análisis visual sobre las posibles modificaciones que sufrieron los restos óseos durante su procesamiento o después de ello.

Modificaciones no humanas: corresponde a las modificaciones hechas por agentes externos al hombre, como algunos carnívoros sobre los huesos. En ello se detectan marcas como hendiduras, raídos, etc.

Modificaciones humanas:

Alteraciones térmicas: este análisis corresponde a verificar el empleo de fuego sobre los restos óseos. Esta actividad se relaciona principalmente con la preparación de alimentos, confección de artefactos, proporción de calor o descarte de desechos en fogones. Para ello los restos óseos se clasificaron en tres grandes categorías: sin combustión, quemado y calcinado.

Huellas de faenamiento: Este análisis permite realizar inferencias el comportamiento asociado con el procesamiento de los animales, como la extracción, el faenamiento y el consumo.

3. RESULTADOS

3.1 Información biológica

Los resultados de los análisis de restos óseos fueron ingresados en una planilla Excel. Los resultados se presentan analizados desde tres perspectivas: por unidad de excavación, por estrato y por unidad anatómica. 3.1.1 Por unidad de excavación Unidad J-31

En esta unidad se encontraron principalmente restos del esqueleto central,

(vértebras, costillas y escápulas de mediano a gran tamaño), además de un diente incisivo de pequeña dimensión. Los tamaños indican que los restos corresponden a ejemplares diferentes, siendo al menos posible distinguir un animal pequeño (cría) de uno adulto.

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Unidad J-32

En esta unidad se encontraron gran cantidad de restos óseos, no sólo pertenecientes a lobos marinos, sino que también a cetáceos y a mamíferos terrestres.

Las unidades anatómicas predominantes son las costillas y las vértebras. En menor importancia se registraron dientes y partes de las extremidades. Nuevamente, las dimensiones varían entre los distintos niveles de profundidad, siendo al menos posible distinguir un animal juvenil de uno adulto. Unidad J-33

Al igual que en la unidad anterior, se encontraron restos de lobos marinos, cetáceos, mamíferos terrestres, además de aves.

La proporción encontrada de unidades anatómicas fue similar en esta unidad, con igual número de costillas, vértebras y de extremidades, además de dientes en un número menor. Esto permite inferir en este caso se llevó al lugar de faenamiento gran parte del o los animales. En cuánto al número de ejemplares, la presencia de caninos de distintas dimensiones indica claramente que al menos los restos pertenecen a un animal joven y a uno adulto. Unidad J-34

En esta unidad se encontraron restos de lobos marinos, de aves y de mamíferos terrestres.

Las unidades anatómicas predominantes fueron las costillas y los dientes. Llama la atención la presencia de bula timpánica lo que sugiere el traslado de parte o la totalidad del cráneo de una cría. En el número de ejemplares, se distingue la presencia de una o más crías, así como de animales de mayor tamaño. Unidad K-31

Se encontraron restos de lobos marinos, aves y mamíferos terrestres. En esta unidad no se encontraron grandes cantidades de restos óseos

identificables de lobos marinos. Están representadas costillas, extremidades y una mandíbula. Debido a las dimensiones de todas las piezas óseas, así como de la poca diferencia entre las profundidades de excavación, es probable que se trate de un solo ejemplar adulto. Unidad K-32

Se encontraron restos de lobos marinos y de mamíferos terrestres. Las unidades anatómicas más representadas fueron las vértebras y las

costillas. Se identificó además la presencia de escápula, bula timpánica, extremidades y un molar. En cuánto al número de individuos, al menos se

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encontró una cría, un juvenil y uno o dos adultos (esto debido a la diferencia en profundidad entre los restos). Unidad K-33

Se encontraron restos de lobos marinos, aves y mamíferos terrestres. Las vértebras, las costillas y las extremidades fueron las unidades

anatómicas con mayor representación, y seguidas en menor grado por bulas timpánicas y dientes. Las bulas timpánicas permiten definir la existencia de al menos una cría y un animal adulto. Unidad K-34

En esta unidad sólo se encontraron restos de lobos marinos. No hubo gran cantidad de elementos óseos en esta unidad. Se encuentran

con mayor representación las costillas y las vértebras, además de la presencia de un diente y una extremidad. La presencia de costillas de diferente tamaño permiten determinar la presencia de restos de una cría y de un animal adulto. Unidad L-31

Se encontraron restos de lobos marinos, cetáceos, aves y mamíferos terrestres.

La unidad anatómica más representada fue la costilla, seguidas en menor proporción por vértebras y bulas timpánicas. La presencia de estas últimas de diferentes dimensiones, permiten concluir la presencia de al menos tres individuos, una cría, un juvenil y un animal adulto. Unidad L-32

Se encontraron restos óseos de lobos marinos, de aves, cetáceos y mamíferos terrestres.

Las costillas fueron las unidades anatómicas más representadas. En menor importancia se encontraron extremidades, vértebras. Es importante destacar la presencia de una mandíbula de un macho adulto. Con respecto al tamaño de los restos óseos encontrados, se puede distinguir la presencia de una o dos crías (debido a la diferencia en profundidad entre ellas), y uno o dos animales adultos. Unidad L-33

Se encontraron restos de lobos marinos, aves, mamíferos terrestres y cetáceos.

Las unidades anatómicas con mayor representación fueron las costillas y los dientes. En menor importancia se encontraron extremidades, vértebras, mandíbulas y bulas timpánicas. La presencia de estas dos últimas indica que el cráneo de los animales también fue transportado al lugar de faenamiento. Esto también explica el alto número de dientes encontrados. La diferencia en

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tamaño de las bulas indica la presencia de un animal adulto y de una cría. En relación a las profundidades se puede distinguir además la presencia de dos juveniles; uno en el estrato menor a los 50 cm y el otro bajo los 150 cm. Unidad L-34

Existe presencia de restos de lobos marinos, cetáceos y mamíferos terrestres.

No existe evidencia de gran cantidad de restos óseos identificables en esta unidad de excavación. Se encuentra con mayor representación las costillas. En base al tamaño de las unidades anatómicas se distingue al menos la presencia de un adulto y de un juvenil. Unidad M-31

En esta unidad predominaron los restos de cetáceos y en menor grado de mamíferos terrestres. En lobos marinos sólo de destaca la presencia de costillas que pertenecerían a un animal adulto. Unidad M-32

Al igual que en el caso anterior, destaca la presencia de restos de cetáceos y en menor grado de mamíferos terrestres. En lobos marinos se encuentra la presencia de costillas, de una vértebra y de una extremidad. En base a las dimensiones de estas unidades se puede distinguir la presencia de un juvenil y de un adulto. Unidad M-33

En esta unidad se encuentra la presencia de lobos marinos y de mamíferos terrestres.

En lobos marinos las unidades anatómicas encontradas fueron costillas y vértebras. En relación a clases de edad, se puede establecer la presencia de un individuo juvenil y de otro adulto. Unidad M-34

Se encuentran restos de lobos marinos, cetáceos y mamíferos terrestres. Las unidades anatómicas encontradas fueron costillas, escápula y bula

timpánica. Sobre la base de los tamaños de las unidades se puede diferenciar al menos una cría y un animal adulto.

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3.1.2 Por estrato

La Tabla 1 (Anexo 1), presenta los datos ordenados por estrato de los cetáceos. Entre los estratos 0-10 a 90-100 se observa la presencia escasa pero continua de vértebras. Posteriormente se presenta un hiato hasta el nivel de 120-130 con la presencia de escasos restos. En el nivel 180-190 se observan fragmentos. Finalmente en el nivel 210-220 se encuentran nuevamente escasas vértebras.

La presencia de un atlas en el nivel 20-30 y de un axis en el nivel 210 –220 permiten suponer la presencia de al menos dos individuos completos. Sin embargo la amplia distribución entre los niveles 0 a 100 sugiere que las capturas eran abundantes posiblemente como resultado de caza activa. . La presencia discontinua en niveles más profundos probablemente está relacionada a varazones ocasionales.

La Tabla 2 (Anexo 2), presenta los datos ordenados por estrato de los lobos marinos. Se observa una mayor presencia de restos óseos entre los niveles 120 y 170 y una disminución hacia los niveles más someros y profundos.

El Gráfico 1 muestra el N° de piezas óseas de lobo marino versus el nivel base. Se observa claramente la presencia de al menos tres eventos en que se incrementa la concentración de piezas óseas.

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Entre los niveles 0 y 250 se observa una presencia continua de restos de lobos marinos. La mayor concentración de piezas se presenta entre los estratos 120 a 170. Existen otros picos en los niveles 30-40, 90-100 y 220-230 pero de menor magnitud que el pico principal.

Lo anterior podría ser una indicación de cambios en las preferencias la dieta, cambios en las estrategias de caza, cambios en el tratamiento de los ejemplares capturados (descarne in situ y no en los lugares de habitación) o, simplemente, cambios en las poblaciones de lobos y consecuentemente en su disponibilidad. 3.1.3 Por unidad anatómica

Si se observa la tabla 1 se aprecia que las unidades anatómicas mas fuertemente representadas en lo cetáceos son las vértebras. Lo anterior es coincidente con el hecho que la parte dorsal de los delfines es la que posee la mayor cantidad y mejor calidad de carne. La presencia de un diente de forma cónica característica permite circunscribirse a la familia Delphinidae. Se presenta un atlas, un axis y parte de una costilla, todo lo anterior parte del esqueleto central, no se detectaron huesos de extremidades ni cráneo.

En el caso de los lobos marinos la unidad anatómica mayormente presente fueron costillas con 146 ocurrencias. En el siguiente gráfico se muestra la ocurrencia de las principales unidades (se excluyeron las costillas con el fin de no

distorsionar la escala). En el caso de los lobos marinos (tabla 2) se observa una fuerte

predominancia de piezas costales y poca representatividad de vértebras. En esta tabla se destacan con colores algunos elementos que permiten la cuantificación aproximada del número total de individuos.

0

5

10

15

20

25

MA

ND

IBU

LA

CA

NIN

OS

ES

CA

PU

LA

BU

LA

S T

IMP

.

DIS

CO

S

MO

LA

RE

S

VE

RT

EB

RA

S

PRINCIPALES UNIDADES ANATOMICAS

NU

ME

RO

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La unidad anatómica más importante entre las destacadas es la bula timpánica pues permite una estimación del tamaño de los ejemplares y una cuantificación aproximada.

La presencia de escápulas, de conservación apropiada por su estructura maciza también permite una cuantificación aproximada. Los caninos permiten, en algunos casos, determinar sexo y edad aproximada de los individuos.

3.2 Modificaciones 3.2.1 Por unidad de excavación Unidad J-31

En ninguno de los niveles de esta unidad se registraron modificaciones de carnívoros o del hombre, así como tampoco evidencias de combustión en el material. Unidad J-32

En una vértebra y en una escápula se detectaron marcas de hendiduras realizadas por algún depredador. Evidencias de combustión sólo se encontraron en algunos restos no identificados. En cuánto a las modificaciones humanas, se verificaron algunos cortes superficiales en extremidades, vértebra y escápula. Unidad J-33

En un fémur se evidenciaron marcas de hendiduras y raídos en el hueso. Algunos restos no identificados evidenciaron una combustión. En las modificaciones humanas destacaron algunos cortes y aserrados superficiales en extremidades. Unidad J-34

Sólo en una costilla se constataron hendiduras hechas por algún animal. Algunos restos evidencian una combustión. En relación a las huellas de faenamiento, se aprecian en una costilla algunos cortes con percusión superficiales. Unidad K-31

En ningún fragmento óseo se detectaron modificaciones no humanas ni índices de combustión. Sí se destacan la presencia de cortes y aserrados tanto superficiales como profundos en extremidades y costillas.

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Unidad K-32

En las modificaciones no humanas se detectan en vértebras y costillas algunas marcas de hendiduras y de rayas. Ningún resto evidenció algún grado de combustión. Finalmente, se detectaron algunos cortes superficiales en una escápula, extremidades y restos no identificados. Unidad K-33

Sólo se identifican algunas hendiduras en costillas. Existe algún grado de combustión en restos no identificados. En las huellas de faenamiento, se aprecian cortes superficiales y profundos en vértebras y bula timpánica. Unidad K-34

Ninguno de los restos óseos presentó alteraciones no humanas ni grado de combustión. En cuanto a las huellas de faenamiento, sólo trozos de costillas presentaron algunos cortes superficiales. Unidad L-31

Una escápula presentó algunas rayas, evidencia de consumo por algún carnívoro. Se presentaron algunos segmentos no identificados con algún grado de combustión. Algunas costillas muestran cortes y aserrados superficiales y profundos. Unidad L-32

Una mandíbula y una escápula muestran índices de raídos y de rayas provenientes de algún depredador. Sólo la mandíbula evidenció algún grado de combustión. En las huellas de faenamiento, algunas costillas muestran cortes y aserrados a nivel superficial y profundo. Unidad L-33

Sólo algunos restos no identificados muestran evidencias de raídos y rayas por parte de carnívoros. Ningún segmento muestra grados de combustión. En cuanto a las huellas de faenamiento, principalmente costillas y extremidades mostraron cortes y aserrados profundos y superficiales. Unidad L-34

Ningún resto óseo de lobo marino muestra evidencias de alteraciones no humanas y de huellas de faenamiento. Sólo una extremidad muestra un grado de combustión.

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Unidad M-31

Algunos restos no identificados presentaron marcas de combustión. En tanto que unas costillas evidenciaron cortes profundos como huellas de faenamiento. Unidad M-32

Sólo algunos restos no identificados muestran grado de combustión. En relación a las huellas de faenamiento, una extremidad y restos no identificados mostraron cortes y aserrados superficiales. Unidad M-33

La única evidencia de modificaciones se presentaron en una costilla, con unos cortes superficiales. Unidad M-34

Al igual que en el caso anterior, se evidenciaron sólo huellas de faenamiento en unas costillas y en una bula timpánicas con cortes y aserrados profundos y superficiales. 3.2.2 Por nivel

En los niveles superiores no se observan evidencias de combustión en los restos óseos de lobos marinos, sólo a partir del nivel 60-70 aparecen algunas evidencias de carbonizado y quemado. Los restos con estas evidencias, en su gran mayoría, están fragmentados y no permiten su identificación anatómica. Entre los niveles 0 y 20 no se encontraron evidencias de corte o aserrado, en todos los otros niveles se presentan huellas sobre los huesos. 3.2.3 Por unidad anatómica

En cetáceos no se detectan huellas de intervención humana. En lobos marinos las unidades anatomicas con mayor evidencia de

intervencion humana son las costillas (al menos 16 muestran claras señas de corte o aserrado). Los restos no identificados son los que muestran mayores evidencias de combustión (12 casos). Debe destacarse el hecho que dos bulas timpánicas presentan huellas de corte. Estos cortes probablemente estén relacionados con descarne de musculatura de la zona lateral (¿maseteros?) o con desprendimiento de mandíbula inferior.

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4. CONCLUSIONES

Los taxa encontrados en las unidades de excavación fueron lobos marinos, cetáceos, aves y mamíferos terrestres. Los lobos marinos predominaron en todas las unidades, con la excepción de los sitios M-31 y M-32 en que su representación fue baja. Los cetáceos predominaron en las unidades L y M. En las unidades K no se encontraron restos de este grupo. Los mamíferos terrestres se registraron en gran parte de las unidades de excavación, en especial en las unidades L. Finalmente, las aves tuvieron una menor representatividad que el resto de los taxa, destacándose al igual que los otros grupos en las unidades L.

En relación a las unidades anatómicas encontradas, en ningún caso se registró la presencia de cráneos, los que por sus características deberían haberse conservado si hubiesen estado presentes. Sí se encontraron algunas piezas de bulas timpánicas, mandíbulas y dientes, lo que sugiere que los animales tuvieron un faenamiento primario en los sitios de matanza, luego de lo cual solo algunas partes de la cabeza pudiesen haber sido llevadas a los lugares de asentamiento.

Las vértebras y costillas fueron las unidades con la mayor representación de los restos óseos. Entre las vértebras destacaron las cervicales y las dorsales. Las vértebras lumbares no se encontraron muy representadas, así como tampoco la cintura pélvica.

Las extremidades se encontraron bastante representadas en los restos óseos, lo que sugiere su traslado a los lugares de asentamiento.

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CODIGO DE BASE DE DATOS FAUNISTICAS

1. Sector 2. Unidad 3. Nivel 4. Tamaño (G: grande; M: mediano; C: chico) 5. Unidad anatómica

CR cráneo MD mandíbula IN incisivo CAN canino MOL molar AT atlas AX axis CER cervical TO torácica SA sacro CAU caudales IL ilion IS isquion PU pubis COS costilla

ESC escápula HUM húmero FE femur

TIP tibia BT bula timpánica RNI resto no identificado 6. Número 7. Edad (A: adulto; J: juvenil; C: cría) 8. Modificaciones no humanas 0 ausentes 1 punciones 2 hendiduras 3 rayas

4 sacados 5 radículas 6 raído 7 otro

9. Grado de combustión 0 sin evidencias de combustión 1 completamente calcinado 2 parcialmente calcinado 3 parcialmente carbonizado

4 carbonizado 5 Parcialmente quemado 6 quemado 7 parcialmente intacto

10. Modificaciones humanas C cortes PR perforado R retocado AS aserrado P pulido O otros PP punto de percusión

11. Profundidad de las huellas de corte S superficiales P profundas

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ANEXO 1 TABLA N° 1

CETACEOS IDENTIFICADOS POR UNIDAD Y NIVEL DE EXCAVACION

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ANEXO 2 TABLA N° 2

LOBOS MARINOS IDENTIFICADOS POR UNIDAD Y NIVEL DE EXCAVACION

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ANEXO 3 TABLA N° 3

UNIDADES ANATOMICAS DE LOBOS MARINOS IDENTIFICADOS POR UNIDAD Y NIVEL DE

EXCAVACION