S 10 - Comadre de Bath

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La comadre de Bath Geoffrey Chaucer Maria Teresa Gisbert Adam 158349 Grupo 2 Víctor Farías Historia Medieval Curso 2013-14 Facultad de Humanidades

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La comadre de BathGeoffrey Chaucer

Maria Teresa Gisbert Adam

158349

Grupo 2

Víctor Farías

Historia Medieval

Curso 2013-14

Facultad de Humanidades

1

Índice

1. Introducción………………………………………………………………………..

2. La comadre de Bath, prólogo y cuento……………………………………………

3. La mujer en la Edad Media…………………………………………………………

3.1. La misoginia medieval……………………………………………………

3.2. El papel de la mujer en la Edad

Media………………………………….

3.3. Los tópicos sobre la mujer medieval……………………………………

3.4. La vieja…………………………………………………………………….

4. Alisoun de Bath…………………………………………………………………….

5. Reflexión……………………………………………………………………………..

6. Bibliografía…………………………………………………………………………..

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11

1. Introducción

El texto propuesto para comentar se trata de un cuento

extraído de un libro de Geoffrey Chaucer, el fundador de la

poesía moderna en inglés, que lleva por nombre Los cuentos de

Canterbury, originalmente Canterbury Tales, escrito a finales

del siglo XIV. 1

Los cuentos de Canterbury se trata de una recopilación de

cuentos enmarcados en un contexto narrativo en el cual se

encuentran en una hostería de Southwark un grupo de casi

treinta peregrinos que tienen como objetivo viajar hasta

Canterbury para visitar el santuario de Thomas Beckett. En

este ambiente, el hostelero propone que cada uno de los

componentes del grupo cuente dos cuentos de ida y dos de

vuelta. Estos cuentos, pero, tienen que ser breves además

de instructivos o divertidos. Como recompensa, el que

cuente el mejor será premiado con una buena comida al

llegar al punto de partida, la posa Tabard Inn.2

Desafortunadamente el autor no vivió lo suficiente para

terminar un proyecto tan ambicioso. No obstante, aunque

inacabada, la obra resultante es una pieza clave dentro de

la literatura medieval teniendo en cuenta la sátira social

que aparece constantemente. Uno de los factores más

destacables –a parte de la complejidad con que se enlazan

1 A. Crépin, 2009.2 D. Brewer, 1984, p.176.

3

los cuentos y de todas sus voces narrativas–es el hecho de

que en la obra salen retratados los diferentes estratos de

la sociedad de la época: desde los estamentos superiores a

los que pertenecen los caballeros, hasta los niveles

sociales inferiores como los de los molineros o alguaciles,

sin dejar de lado cargos religiosos como buleros y frailes

e incluso dando voz a las mujeres. Todos estos aparecen a

lo largo de la obra caracterizados minuciosamente a través

de los tópicos estereotipos que los identifican en el

momento y que, por lo general han llegado hasta nuestros

días.3

Cabe destacar, además, que el marco contextual en el que se

narran las diferentes historias responde a la voluntad del

autor de acercar el relato al lector con un importante

matiz de verosimilitud. Debemos tener en cuenta que la

peregrinación se trataba de un acto recurrente en la vida

del hombre medieval, que ciertamente, así como ocurre en

Los cuentos de Canterbury, comenzaba al inicio de la primavera.

Así mismo, en la baja Edad Media el culto al santuario de

Thomas Beckett había convertido Canterbury en el lugar de

peregrinación más popular de Inglaterra, un lugar al que

peregrinaba una amplia representación de todo el conjunto

social de la época. Así pues, Chaucer, eligió de manera muy

cautelosa un escenario en que la interrelación social era

totalmente factible, puesto que el tiempo y el espacio de

3 P. Knapp, 1990, p.11-31.4

peregrinación era concebido como una especie de “zona de

contacto” en la que las normas sociales, sobre todo

aquellas que fomentaban la estratificación estamental,

quedaban temporalmente limitadas con la intención de hacer

posible el fin propuesto –en este caso llegar a Canterbury.

Así, pues, la obra resultaría en cierto modo familiar a una

buena parte de la población, especialmente británica, con

lo que Chaucer conseguiría una buena acogida para una obra

con un trasfondo de ardua crítica social.4

2. La comadre de Bath, prólogo y cuento

El cuento de la comadre de Bath es uno de los que más han

llamado la atención de entre todos los cuentos que

conforman el libro, y aún hoy en día sigue siendo uno de

los más destacables. Quizás, más entrañable que el cuento

en sí, lo que más destaca es la importancia que el autor le

otorga al personaje que lo cuenta: Alisoun de Bath,

comadrona de profesión. Cuyo prólogo es el más largo de

todos los que se encuentran recopilados en el libro, además

de ser, incluso, más largo que el propio cuento.

Dicho prólogo, precedente al cuento, se trata de un

autorretrato de Alisoun en el que hace una exposición

sincera y sin rodeos de lo que ella cree que es su propia

verdad. Tal y como afirma Jorge Alcázar, Alisoun en su4 M.J. Gómez-Lara, 2008, pp.126-128.

5

prólogo hace un discurso aparentemente confesional y

puramente autorevelatorio5 en el que nos relata sus

experiencias como esposa e incluso se atreve a precisar

algunos recursos e ingenios de los que se ha valido para

sobreponer su autoridad a la de todos sus maridos. Pero

antes de relatar parte de su experiencia biográfica como

esposa, la comadre de Bath hace referencia al tema de la

virginidad y a la necesidad, o no, de preservar esta. Pero

para abordar el tema Alisoun sigue sorprendentemente los

pasos estipulados para un comentario escolástico: primero

plantea el tema, después lo argumenta y finalmente pretende

aportar una conclusión. Según Bajtín, esto responde a un

recurso propio de la literatura paródica medieval en el que

se invierte la liturgia escolástica, en este caso,

poniéndola en boca de una mujer, algo totalmente impensable

en el siglo XIV.6 En este sentido la constante apelación a

autoridades librescas, tomando sentencias de la Biblia, de

los Antiguos e incluso de los Padres de la Iglesia

contribuye también a que el prólogo tome un matiz jocoso.

En cuanto al cuento que se relata, Alisoun se remonta a los

tiempos del rey Arturo para explicar el la historia de un

joven caballero que tras ser detenido por la violación de

una doncella la reina le ofreció la oportunidad de librarse

de la pena de muerte si respondía correctamente a una

pregunta: qué es aquello que las mujeres desean con mayor

5 J. Alcázar, 2007, p.142.6 M. Bajtín, 1993, pp. 21-22.

6

vehemencia. Para encontrar la respuesta la reina le

concedió un año y un día. Así, pues, el caballero marchó en

busca de una respuesta. Pero cuando estaba a punto de

finalizar el plazo para comparecer ante la reina, él

todavía no sabía con certeza que era realmente lo que las

mujeres desean, ya que eran muchas y diversas las

respuestas que las mujeres le habían dado. Finalmente, de

regreso a casa el joven dio a parar con una anciana que

accedió a darle la respuesta a cambio de que él accediera a

la cosa que le pidiera. Tras afirmar el pacto, fueron a la

corte para que el caballero pudiera dar su respuesta a la

pregunta ante un tribunal, la cual fue que lo que desean

las mujeres es ejercer autoridad tanto sobre sus esposos

como sobre sus amantes y tener poder sobre ellos. Tras

salvar la vida, la anciana pidió que se cumpliera el pacto

contrayendo matrimonio con el caballero, a lo que este no

pudo reprochar puesto que tenía la obligación de cumplir su

parte del pacto. No obstante quedó deprimido y angustiado.

Ante esta actitud la vieja le argumentó que es mejor tener

una esposa vieja y que le aporte felicidad que no una

esposa hermosa que le haga padecer celos y desconfianza,

pero que si ese era su deseo, le daba la opción de escoger.

Finalmente él le otorga el poder de la decisión a la mujer

teniendo en cuenta su sabiduría y su experiencia. Viendo

entonces que el joven había aprendido la lección, la vieja

se convierte en una mujer joven y hermosa pero buena.

7

3. La mujer en la Edad Media

3.1. La misoginia medieval

Por lo general, y especialmente en el ámbito religioso, las

mujeres en la Edad Media eran constantemente atacadas por

una serie de ideas misóginas que arremetían contra su ser,

e incluso hoy en día diríamos que iban en contra de su

dignidad.7 Una actitud hostil y temerosa por parte de los

hombres hacia el sexo femenino arremetiendo en su contra de

manera hiriente y despectiva. Pero debemos tener en cuenta

que aunque todas estas ideas antifeministas están en pleno

apogeo durante la época, no aparecen en la Edad Media, sino

que por lo general provienen de otras fuentes más

antiguas.8

En primer lugar, la Biblia, el libro por excelencia en

occidente, cuya influencia en la vida cuotidiana es

inigualable, se convirtió en un punto de referencia al que

recurrir como autoridad para defender las ideologías

misóginas. Especialmente los pasajes de la expulsión del

Paraíso provocada por Eva, la historia de las mujeres de

Salomón y el relato de Sansón y Dalila se convierten en

fragmentos a los que se apela con frecuencia para defender

la idea de la naturaleza perniciosa de las mujeres. Así

7 A. Valero, 2009.8 R. Archer, 2001, pp. 22-24.

8

mismo, en las interpretaciones que hacen los Padres de la

Iglesia de las Santas escrituras se alude frecuentemente a

la inconveniencia de la compañía de las mujeres,

acusándolas, entre otras cosas, de traer la ruina

económica, el escarnio público e, incluso, la degradación

moral.9

Por otro lado, las fuentes mitológicas que llegaron a

Occidente desde la cultura helénica también aportaron una

visión peyorativa hacia la figura de la mujer, esto se hace

evidente si leemos detenidamente como Homero, Hesíodo,

Herodoto o Aristófanes redactan sobre el mundo de las

mujeres. En esta dirección podemos poner como ejemplo la

figura mitológica de Pandora, de nuevo una mujer es la

responsable de todos los males que asolan la humanidad.10

También las fuentes literarias –no necesariamente

mitológicas– como por ejemplo el Ars amandi de Ovidio, hacen

acrecentar la ideología misógina medieval. Pero en este

caso se trata de una lectura selectiva en la que los

hombres elegían voluntariamente, entre todo tipo de

relatos, aquellos en que se achacaba en contra los defectos

de las mujeres, especialmente a su lívido insaciable, su

codicia, su astucia y su malicia. Un claro ejemplo de

literatura medieval que sigue este patrón es la segunda

parte del Roman de la Rosa, escrita por Jean de Meun.11

9 J.A. Escudero, 2004, pp.277-278.10 Ibíd., p.279.11 Ibíd. pp.281-283

9

Así mismo, las fuentes médicas también ejercieron un papel

fundamental que reforzó la minusvaloración del sexo

femenino. Durante el periodo medieval los médicos tomaban

como autoridad los textos científicos de los antiguos. Así,

pues, la anatomía se regía según los criterios que

establecieron en la Antigüedad Aristóteles y Galeno, es

decir, el cuerpo humano es unisexuado y el hombre y la

mujer se diferenciaban según su perfección. Según esta

teoría del sexo único, que seguiría vigente hasta el siglo

XVIII, el cuerpo del hombre era perfecto mientras que el de

la mujer era un cuerpo imperfecto y defectuoso. Todos estos

saberes se divulgaban en los exempla, relatos cortos a los

que podia acceder la población, en los que se mezclaba esta

clase de saberes científicos con algunas creencias

populares.12

3.2. El papel de la mujer en la Edad Media

A la hora de hablar del papel que jugaba la mujer dentro de

la sociedad debemos andarnos con mucha cautela ya que, dada

la complejidad de estructuración social, este variaba en

gran medida según la categoría social a la que pertenecía

una mujer en concreto. En este aspecto damos por supuesto

que no podemos comparar la autoridad de una reina o una

cortesana con la de una campesina o una monja, de manera

12 J.A. Escudero, 2004, pp.280-281.10

que hacer una generalización podría resultar tan injusto

como inexacto. No obstante es cierto que en cualquiera de

las categorías sociales de la época, una mujer siempre era

valorada por debajo de un hombre de la misma condición.13

Para proponer un ejemplo evidente me remito al tratado que

escribió Martín de Córdoba a la princesa Isabel de Castilla

sobre cómo deben gobernar los príncipes en caso de que

estos sean mujer:

“Pues la mujer que quiere ser virtuosa ha de consentir

consigo y decir: «Yo soy mujer. En esto no he culpa ninguna,

que ser mujer me dio naturaleza así como a otro ser varón,

pero pues yo que soy mujer, tengo de mirar las tachas que

comúnmente siguen las mujeres y arrendarme de ellas» […] Y

si esta conjugación han de hacer todas las mujeres, mucho

más la princesa que es más que mujer y en cuerpo mujeril

debe traer ánimo varonil”14

Vemos, pues, que ciertamente todas las mujeres, aunque en

diferente grado según su condición social, sufrían una gran

depreciación por su naturaleza femenina. Tal y como apunta

Jesús Adrián Escudero parece ser que inferioridad de la

mujer era un hecho comúnmente aceptado, y que esto se

denota, sobre todo por unas instituciones sociales y un

tipo de representaciones colectivas de hondo calado

patriarcal.15 Por lo tanto, podemos afirmar que en

13 M. Wade, 1988, pp.45-47.14 M. de Córdoba, 1974, p.136.15 J.A. Escudero, 2004, p. 289.

11

cualquier caso el papel de la mujer siempre va subyugado al

hombre.

3.3. Los tópicos sobre la mujer medieval

Aunque en este apartado podría hacer una lista

interminable sobre los tópicos que se atribuían a las

mujeres en la Edad Media me gustaría remarcar algunos de

los más enfatizados y que salen constantemente reflejados

en la literatura medieval.

Especialmente uno de los lugares comunes en relación a las

mujeres tiene que ver con la doctrina de los humores que

condicionaban el temperamento de las personas y tenían

efectos profundos tanto en su conducta como en la

propensión a las enfermedades. Las mujeres eran

consideradas por lo general de naturaleza melancólica, es

decir, que humor que predominaba en ellas era la bilis

negra y su cuerpo supuestamente era frío y seco. Las

personas en las que predominaba este humor eran propensas a

la depresión y destacaban por tener un carácter un tanto

neurótico.16 Este humor, por lo general, va relacionado con

muchos de los tópicos que se aplicaban a las mujeres tales

como que las mujeres son de carácter grosero, que su

naturaleza es amoral e innoble, que son avaras,

16 M. Wade, 1988, pp.40-42.12

impertinentes, aprovechadas, mezquinas, caprichosas,

maldicientes e insaciables.

3.4. La vieja

Rafael Narbona describe la figura de la vieja como una

mujer de avanzada edad, muy experimentada y que anda a

medio camino entre alcahueta, curandera, adivina y

hechicera, una mujer capaz de dar solución a problemas

imposibles o inconfesables 17

Resulta paradójico que, a pesar de toda esa misoginia a la

que he hecho referencia con anterioridad, la figura de la

vieja, como mujer sabia y experimentada, fuera un personaje

valorado positivamente e incluso necesario para los hombres

en la sociedad medieval. Podríamos decir que estos

personajes son la excepción a la necedad generalmente

atribuida a las mujeres de las mujeres. 18

4. Alisoun de Bath

Chaucer presenta a Alison, la comadre de Bath, como un

personaje de naturaleza compleja, llena de tensiones y

contradicciones que la convierten en un personaje ambiguo.

17 R. Narbona, 1998, pp.14-16.18 A.E. Ramadori, 2012, p 16.

13

Desde un buen comienzo todas las virtudes atribuidas a

Alisoun quedan minimizadas por un montón de defectos –

entendiendo virtudes y defectos siempre dentro de los

cánones de la época. Todo ello conlleva que la personalidad

del personaje que limitada por el continuo contraste de la

contraposición entre virtudes y vicios. Antonio Prieto

atribuye este fenómeno a la necesidad de Chaucer de

presentar a Alisoun como un personaje confuso para el

lector.19

En un marco verosímil, la aparición de una figura femenina

con las características de la comadre de Bath, una mujer

inteligente y autosuficiente, podría resultar violento para

los lectores masculinos altamente influenciados por la

misoginia a la que hecho referencia anteriormente, por ello

Chaucer recurre a los tópicos de las mujeres medievales,

convirtiendo a Alisoun, además, en la típica mujer

charlatana, lujuriosa, astuta y aprovechada. De manera que

se hace evidente que el autor pretende aportar una visión

positiva de la figura femenina que representa Alisoun, pero

a la vez, limitado por la estrecha ideología del momento,

no puede hacerlo abiertamente, de manera que contrarresta

la aportación transgresora sirviéndose de los lugares

comunes atribuidos a las mujeres para que quede en manos

del lector la decisión de valorar positiva o negativamente

a Alisoun de Bath.

19 A. Prieto, 1989, pp. 28-3014

Algunas autoras y activistas feministas como Sandra M.

Gilbert y Susan Guber han interpretado la figura de Alisoun

como la primera representante del protofeminismo, una mujer

que se atreve a defender los derechos individuales,

sexuales y maritales dentro de una sociedad reconocidamente

machista.20 Pero aunque ciertamente algunos aspectos de

discurso de Alisoun pudieran responder a ese primer

feminismo, no podemos olvidar que se trata de un discurso

ideado y escrito por un hombre. Aun y así, hay que

reconocer que el autor se avanza a su época, y decide

otorgar a su personaje la capacidad de superar los

obstáculos de la misógina en su discurso, un discurso en el

que se niega a usar el típico mensaje en clave o un tono

sutil –para encubrir aquellas ideas que se pretende que

solo sean entendidas por los simpatizantes– sino que lanza

su mensaje abiertamente al aire, para que, aunque en un

segundo plano, vaya calando en el lector la posibilidad de

que esta faceta femenina no sea realmente tan mala, hecho

al que también contribuye esa ambigüedad a la que echo

referencia con anterioridad.21

5. Reflexión

20 J. Alcázar, pp. 2007, 143-144.21 M.B. Hernández, 2002, pp.120-122.

15

Para finalizar este comentario me gustaría hacer una

pequeña reflexión sobre la figura de la mujer y su lugar en

la sociedad medieval. A mi parecer, la misoginia heredada

en la época no es otra cosa más que la respuesta a un

miedo, el temor de que las mujeres asuman el mando en una

sociedad patriarcal consolidada. Esta reacción, en cierto

modo defensiva, solo puede responder al hecho de que el

hombre, ya no solo medieval, sino también de épocas

anteriores, advirtiese la posibilidad de que la mujer,

realmente inteligente y autosuficiente, pudiera llegar a

estar a su misma altura o incluso de superarle, en cuanto a

autoridad se refiere. Ante este miedo la reacción masculina

es subordinar el papel de la mujer a su conveniencia

imposibilitándole, entre otras cosas, la participación en

actividades políticas y confinándolas a la actividad

doméstica. Lo cual, en cierta manera, implica la

imposición del silencio al sexo femenino. Todas estas

limitaciones, que venían ya desde antiguo, conllevarían que

la mujer se desarrollara por lo que podríamos llamar un

camino alternativo, llegando a la Edad Media como una

figura realmente sabía cuyos conocimientos han ido pasando

de generación en generación pero ocultados bajo la forma

de coloquios, adivinanzas, profecías y acertijos. Una

sabiduría en cierta forma críptica a la que los hombres

medievales no tenían acceso. Hecho, quizás, que incluso

podría haber infundido más temor en los hombres de la

16

época, que en respuesta hubieran fomentado una misoginia

más profunda.

6. Bibliografía

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19

La Edad Media, esa ya no tan extraña idea

Gracias

20