Reestudio de los conjuntos rupestres de Las Tajadas de Bezas (Teruel)

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INFORMACIÓN • INFORMATION RESUMEN ABSTRACT Tras 30 años desde el último estudio exhaustivo realizado sobre los abrigos rupes- tres de Las Tajadas de Bezas (Teruel), presentamos los resultados del nuevo análisis estilístico y documental realizado sobre los mismos en 2013. Algunas de las figuras representadas en los conjuntos resultan bastante singulares en el contexto del arte levantino e incluso únicas dentro del grupo rupestre de la Sierra de Albarracín. Gracias al uso de nuevas tecnologías (calcos digitales, documentación geométri- ca) ha sido posible contar con la más completa y precisa documentación tanto de los abrigos como de los motivos rupestres. Así, ha sido posible determinar que algunos de los motivos conocidos han desaparecido, se han deteriorado o perdido visibilidad transcurridos apenas 50 años desde los primeros estudios realizados. Asimismo, se ha podido determinar que algunos elementos rupestres del abrigo del Huerto de las Tajadas fueron realizados en tiempos muy recientes, en pleno siglo XX. After thirty years since the last exhaustive study carried out on the rock art shelters of Las Tajadas of Bezas (Teruel), we present the results of the new stylistic and do- cumental analysis that we carried out there in 2013. Some of the figures depicted on these sites are quite singular in the whole Levantine rock art or even unique in the rock art group of Albarracín mountain range. Thanks to the use of new technologies (digital tracing, geometric recording) it has been possible to obtain much more complete and precise documentation for these shelters and the motifs contained in them. It’s been possible to determine that some of the motifs have disappeared, or that their preservation and visibility has deteriorated just 50 years after the first studies. Also it has also been possible to determine that some particular motifs of the rock art shelter of Huerto de las Tajadas were produced in very recent times, in the 20th century. Reestudio de los conjuntos rupestres de Las Tajadas de Bezas (Teruel) Revision of the rock art shelters of Las Tajadas of Bezas (Teruel) Manuel Bea 1 y Jorge Angás 2 1 · Investigador Postdoctoral Torres Quevedo (Ministerio de Economía y Competitividad y Scanner Patrimonio e Industria. Spin-off Universidad de Zaragoza). Proyecto “Repensando viejos yacimientos… ampliando nuevos horizontes en la Prehistoria del Valle Medio del Ebro” (HAR2011-27197). [email protected]; 2 · Scanner Patrimonio e Industria. Spin-off Universidad de Zaragoza. Grupo PPVE (H-07). [email protected] Palabras clave Sierra de Albarracín; Arte levantino; Arte esquemático; pigmento blanco; Documentación geométrica; Calcos digitales Recibido · noviembre 2013 Aceptado · diciembre 2013 Revisado · diciembre 2013 Keywords Albarracín mountain range; Levantine rock art; Schematic rock Art; White pigment; Geometric documentation; Digital tracing Received · November 2013 Accepted · December 2013 Revised · December 2013 ISSN 1699-0889 http://cuadernosdearterupestre.es CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE, 6, (2013): 129-145

Transcript of Reestudio de los conjuntos rupestres de Las Tajadas de Bezas (Teruel)

I N F O R M A C I Ó N • I N F O R M A T I O NR E S U M E N

A B S T R A C T

Tras 30 años desde el último estudio exhaustivo realizado sobre los abrigos rupes-tres de Las Tajadas de Bezas (Teruel), presentamos los resultados del nuevo análisis estilístico y documental realizado sobre los mismos en 2013. Algunas de las figuras representadas en los conjuntos resultan bastante singulares en el contexto del arte levantino e incluso únicas dentro del grupo rupestre de la Sierra de Albarracín.

Gracias al uso de nuevas tecnologías (calcos digitales, documentación geométri-ca) ha sido posible contar con la más completa y precisa documentación tanto de los abrigos como de los motivos rupestres. Así, ha sido posible determinar que algunos de los motivos conocidos han desaparecido, se han deteriorado o perdido visibilidad transcurridos apenas 50 años desde los primeros estudios realizados. Asimismo, se ha podido determinar que algunos elementos rupestres del abrigo del Huerto de las Tajadas fueron realizados en tiempos muy recientes, en pleno siglo XX.

After thirty years since the last exhaustive study carried out on the rock art shelters of Las Tajadas of Bezas (Teruel), we present the results of the new stylistic and do-cumental analysis that we carried out there in 2013. Some of the figures depicted on these sites are quite singular in the whole Levantine rock art or even unique in the rock art group of Albarracín mountain range.

Thanks to the use of new technologies (digital tracing, geometric recording) it has been possible to obtain much more complete and precise documentation for these shelters and the motifs contained in them. It’s been possible to determine that some of the motifs have disappeared, or that their preservation and visibility has deteriorated just 50 years after the first studies. Also it has also been possible to determine that some particular motifs of the rock art shelter of Huerto de las Tajadas were produced in very recent times, in the 20th century.

Reestudio de los conjuntos rupestres de Las Tajadas de Bezas (Teruel)

Revision of the rock art shelters of Las Tajadas of Bezas (Teruel)

Manuel Bea1 y Jorge Angás2

1 · Investigador Postdoctoral Torres Quevedo (Ministerio de Economía y Competitividad y Scanner Patrimonio e Industria. Spin-off Universidad de Zaragoza). Proyecto “Repensando viejos yacimientos… ampliando nuevos horizontes en la Prehistoria del Valle Medio del Ebro” (HAR2011-27197). [email protected]; 2 · Scanner Patrimonio e Industria. Spin-off Universidad de Zaragoza. Grupo PPVE (H-07). [email protected]

Palabras clave

Sierra de Albarracín; Arte levantino; Arte esquemático; pigmento blanco; Documentación geométrica; Calcos digitales

Recibido · noviembre 2013Aceptado · diciembre 2013Revisado · diciembre 2013

Keywords

Albarracín mountain range; Levantine rock art; Schematic rock Art; White pigment; Geometric documentation; Digital tracing

Received · November 2013Accepted · December 2013Revised · December 2013

ISSN 1699-0889http://cuadernosdearterupestre.es

Cuadernos de arte rupestre, 6, (2013): 129-145

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1. INTRODUCCIÓN

Las primeras noticias de conjuntos rupestres en la zona de

Bezas se deben a T. Ortego, quien entre 1946 y 1947 realiza

unos trabajos de prospección en la zona. Los resultados se

plasman en el descubrimiento de dos conjuntos rupestres,

Tajadas Bajeras y Tajadas de Enmedio (éste con dos pane-

les decorados) que serán publicados por el propio Ortego

(1951). Ese mismo año, M. Almagro presentaba, en el II Con-

greso Arqueológico Nacional (Madrid), un estudio titulado

Tres nuevos covachos con pinturas en la comarca de Alba-

rracín, dos de los cuales eran los analizados con anterioridad

por Ortego. El reestudio de Almagro coincide básicamente

con las observaciones realizadas en el primer estudio, si bien

en el transcurso de su campaña de revisión es acompañado

por el dibujante F. Benítez, a quien se deben los dibujos o

calcos presentados por Almagro (1952).

Más adelante, el interés del arte rupestre de ese, por en-

tonces, pequeño núcleo llevaría a incluirlo en la monografía

de Hernández-Pacheco dedicada a la Prehistoria del solar

Hispano (1959). En el citado estudio se hace referencia a

que las “pinturas son numerosas y en general de buen estilo,

expresión y factura”, llegando incluso a afirmar que “algunas

de las pinturas de especies zoológicas, son de gran mérito

artístico” (Hernández-Pacheco 1959: 416).

A pesar del menor número de conjuntos rupestres cono-

cidos hasta el momento -con respecto a los documentados

en la territorios cercanos de Albarracín y Tormón- el núcleo

rupestre de Bezas contiene algunas de las estaciones más

singulares de la Sierra de Albarracín. A este respecto, resulta

plenamente aplicable la definición aportada por Hernández-

Pacheco, en la que se hace mención a que esta agrupación

es “la más variada respecto a estilo, tipo y edad de manifes-

taciones pictóricas” (Hernández-Pacheco 1959: 342).

A pesar del evidente interés de estos conjuntos, el núcleo

de las Tajadas de Bezas parece caer en el olvido en estudios

posteriores. Incluso en los realizados por Beltrán, la agrupa-

ción que nos ocupa aparece referida en meras referencias o

inserta en descripciones genéricas que, en ocasiones, pa-

recen indicar una transcripción directa de las definiciones a

partir de las realizadas en estudios previos, incurriendo en

las mismas valoraciones y omisiones de motivos de forma

sistemática (Beltrán 1968, 1986, 1993).

La complejidad aludida por Hernández-Pacheco para el

conjunto de la serranía de Albarracín será puesta de mani-

fiesto en los exhaustivos análisis llevados a cabo por Piñón

(1981, 1982, 1983). La temprana desaparición del citado in-

vestigador parece provocar una nueva recaída de los estu-

dios en la zona de Albarracín, sobre todo en el término que

nos ocupa. Así, mientras en el término de Albarracín se aco-

meten nuevas campañas de documentación, dirigidas por

O. Collado1, no parece ocurrir lo mismo con el de Bezas. Sus

abrigos seguirán, no obstante, siendo citados en obras de

1. Se realiza un importante programa de documentación en mu-chos de los conjuntos rupestres de Albarracín, empleando ilu-minación artificial en sesiones de trabajo nocturno. Esta meto-dología permite documentar un buen número de figuraciones hasta el momento desconocidas. Sin embargo, el esfuerzo realizado nunca llegó a materializarse en publicaciones con descripciones exhaustivas y nuevos calcos de los conjuntos ru-pestres. La investigación llevado a cabo en la zona por el grupo Primeros Pobladores del Valle del Ebro actualizará el estudio y documentación de los conjuntos de la Sierra de Albarracín.

Figura 1 · Imagen del proyecto ARAM con un visor sobre el mo-delo tridimensional del Abrigo Contiguo a la Paridera. 1

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síntesis (Collado 1992; Utrilla 2000; Gómez y Royo

2008; Martínez 2012).

En 2013, se llevó a cabo un proyecto de estu-

dio2 y documentación integral3 de los conjuntos

de Las Tajadas de Bezas, cuyos resultados más

destacados presentamos en este estudio.

2. METODOLOGÍA DOCUMENTAL

Resulta necesario describir, aunque sea a

modo de preámbulo, la estrategia establecida

en la documentación desarrollada. El objetivo del

registro realizado ha sido establecer un protocolo

metodológico gráfico y geométrico que permitiese

tanto el estudio de los conjuntos rupestres como

posteriormente su conservación y difusión. Sin

embargo, cada uno de estos 3 objetivos tienen

una importancia significativa pero inequívoca-

mente interrelacionada. En los últimos tiempos he-

mos presenciado una verdadera explosión de he-

rramientas digitales, -dirigidas muchas de ellas

a la difusión del arte rupestre- y en ocasiones

privadas de una metodología lo suficientemente

madura que envolviese científicamente el con-

junto de técnicas y métodos utilizados. Una vez

analizadas todas estas propuestas, la metodolo-

gía que hemos empleado tiene un carácter que podemos

establecer dentro de un binomio científico-divulgativo, donde

los propios resultados obtenidos en el proceso de documen-

tación, desemboquen por ellos mismos en la difusión de los

conjuntos rupestres, sin necesidad de saltar ningún peldaño

en un orden lógico de actuación: documentación, estudio,

conservación y difusión. Para ello se han utilizado diferentes

técnicas de registro adaptadas exclusivamente a la idiosin-

crasia del arte rupestre en abrigos. Por consiguiente hemos

realizado:

• Documentación gráfica mediante la creación de cal-

cos digitales.

• Documentación geométrica mediante sistemas foto-

gramétricos, topográficos y escáner 3D de luz blanca

estructurada.

• Documentación del paisaje mediante sistemas aé-

reos UAV.

Finalmente parte de la documentación generada se ha

puesto en valor a través del proyecto ARAM (Arte rupestre

accesible mediante plataformas multimedia) (Fig. 1) financia-

do por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Asi-

mismo se ha vinculado la información mediante diferentes

plataformas gratuitas de visualización tridimensional de los

2. El estudio y documentación integral de los conjuntos de las Ta-jadas de Bezas ha podido realizarse gracias al Ayuntamiento de Bezas con la financiación de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) y con el apoyo institucional de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón.

3. La documentación de los conjuntos ha permitido obtener cal-cos digitales de cada uno de los motivos rupestres así como el registro geométrico de los abrigos y de los paneles decorados con diferentes tipos de escáner y diferentes escalas de resolu-ción (Angás, 2012). Parte de los resultados de esta documenta-ción tridimensional se pueden consultar en http://proyectoaram.tecnitop.com

abrigos rupestres documentados, imágenes esféricas aé-

reas y terrestres de los conjuntos y de sus paisajes, acompa-

ñados de una serie de fichas descriptivas. Su fácil accesibili-

dad y utilización permiten sin duda completar el protocolo de

documentación propuesto.

3. LOS CONJUNTOS DECORADOS

Las areniscas del Rodeno pertenecen a la facies Buntsands-

tein (final del Paleozoico - inicios del Mesozoico), compuesto

por arenas, gravillas y gravas procedentes de la erosión del

macizo paleozoico ibérico (Gutiérrez y Peña 1990; Peña et al.

2004; Peña y Lozano 2004). Los relieves del rodeno, definidos

como residuales, irían progresivamente tomando forma a par-

tir del encajamiento de la red fluvial que determinaría la forma-

ción de cañones abiertos en areniscas y conglomerados así

como otras tipologías del relieve menos espectaculares pero

más características de la zona, como callejones y torres o tor-

mos. En muchas de estas formaciones se localizan abrigos,

algunos de los cuales serían aprovechados para realizar las

decoraciones rupestres.

La zona de Las Tajadas4 obedece a estas características

generales, aunque se aprecia alguna actividad, sobre todo

en el fondo del callejón, que evidencia su formación o am-

pliación por derrumbes gravitacionales. Esta particularidad

ha permitido la acumulación de bloques, algunos de gran-

des dimensiones, al pie mismo de las formaciones de tormos

y que ha generado abrigos o paneles susceptibles de alber-

gar manifestaciones rupestres. Este caso resulta perfecta-

mente constatable para el abrigo del Huerto de las Tajadas.

4. Fotografía esférica aérea: http://proyectoaram.tecnitop.com/cate-gory/conjuntos-rupestres/arte-levantino/huerto-de-las-tajadas/

Figura 2 · Localización de los conjuntos rupestres de Las Tajadas de Bezas (Teruel). 1: Huerto de las Tajadas; 2. Paridera de las Tajadas; 3. Contiguo a la Paridera de las Tajadas

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Existen algunas discrepancias en cuanto a la asignación

de los conjuntos rupestres de Las Tajadas y su denominación

toponímica, circunstancia que ha llevado a incurrir en errores

de asignación figurativa entre los conjuntos. En el presente es-

tudio hemos seguido la nomenclatura oficial dada por la Direc-

ción General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón a

cada uno de los conjuntos. De esta manera, se recoge el estu-

dio de los abrigos de la Paridera de las Tajadas y el Contiguo

a la Paridera, realizando un tratamiento diferenciado de am-

bos abrigos exclusivamente por su consideración diferencial

administrativa, y no por divergencias físicas, ya que ambos

conjuntos fueron realizados en la misma formación de arenis-

ca, a escasos metros de distancia. Ortego los entendió como

un único conjunto, denominándolos como Tajada de Enmedio

(Ortego 1951). En la publicación de Almagro (1952) ya apa-

rece referido como La Paridera de las Tajadas -cayendo en el

olvido la denominación original- aunque se siguen aglutinando

los dos paneles bajo una concepción física única, tal y como

se recoge también en el estudio de síntesis de Hernández-

Pacheco5. Esta nueva consideración se mantiene en estudios

posteriores, refiriéndose no tanto a abrigos diferentes sino a

grupos de figuras dentro del conjunto de Las Tajadas (Beltrán

1968, 1986, 1989, 1993). Con la publicación de Piñón ya se

emplea la denominación de abrigo Contiguo a la Paridera de

las Tajadas (Piñón 1982: 133). Desde ese momento la división

es aceptada y generalmente empleada en referencias y estu-

dios especializados.

3.1. Abrigo del Huerto de las Tajadas

Fue Ortego el primero que publicó las figuras de este

abrigo en 1951, al que denominó inicialmente Tajada Bajera.

Recibiría la denominación con la que se conoce en la actua-

lidad a partir del estudio de Almagro (1952). El estudio más

reciente, hasta el presente, se debía a Piñón, quien realizó

un análisis sistemático de las figuraciones contemplando la

realización de nuevos calcos (Piñón 1982: 123-127).

La ubicación estratégica que ocupa este abrigo viene de-

terminada, como ha señalado Piñón, por la confluencia del

barranco de los Canales, la cañada de la Balsilla y los calle-

jones del Toril. Es en esta zona donde surge un afloramiento

de arenisca en cuya cara Noreste se realizaron las pinturas,

bajo la protección de un saliente rocoso de casi dos metros.

El aspecto actual del abrigo en el que se localizan las pin-

turas no se corresponde con el primigenio. En uno de los

laterales del abrigo se puede observar la morfología original

de éste, que se podría definir como una especie de estrecha

cavidad o habitáculo alargado y abierto, producto de la caída

de parte de la visera, quedando el bloque caído al pie de la

formación rocosa y ejerciendo de cierre por uno de los lados.

De esta manera, el panel decorado quedaría colgado con res-

pecto al suelo original. En el momento de realizar el cerramien-

to se llevó cabo también la construcción de un suelo artificial

para el abrigo, mediante enlosado fino de piedras y cemento,

para facilitar la observación de los motivos pintados.

5. En la referencia a los conjuntos de Bezas, Hernández-Pacheco recoge todavía la denominación original de Tajadas de Enme-dio, si bien en el pie de una de las fotografías que aporta en el estudio se puede leer una referencia a las pinturas de la paride-ra de Las Tajadas (Hernández-Pacheco 1959: 416).

3.1.1. DESCRIPCIÓN DE LOS MOTIVOS

Motivo 1. Tres series de puntos (Fig. 4), en la zona izquierda

del panel decorado. Se trata de un elemento de carácter abs-

tracto compuesto por tres alineaciones de pequeños puntos

yuxtapuestos y con una disposición de tendencia horizontal

ligeramente ascendente hacia la derecha y convergente en

sus extremos. Su interpretación resulta problemática, hasta

el punto que se ha definido como “figura de significado inde-

pendiente e incógnito” (Beltrán 1982: 126).

Las alineaciones presentan un trazado casi paralelo, aunque

ninguna de ellas cuenta con una alineación perfecta, siendo

la central la más rectilínea, de forma que la superior e inferior

presentan ondulaciones en su recorrido que las distancian de la

línea central, sobre todo, en el primer tercio del recorrido.

Los puntos que constituyen las alineaciones presentan

una tonalidad violáceo-parda y una forma relativamente ho-

mogénea, de tendencia circular, aunque de dimensiones re-

ducidas que no llegan a sobrepasar, en ningún momento, un

centímetro de diámetro. Podrían haberse realizado aplicando

la punta de las yemas de los dedos (nunca la superficie to-

tal) o bien con algún tipo de muñequilla. La separación en-

tre cada uno de los puntos es bastante homogénea en las

tres alineaciones, con distancias que no están por debajo de

0,75 cm ni por encima de 1,4 cm.

Se constata una evidente degradación del motivo con el

paso del tiempo. Diversas afecciones han determinado la

pérdida global de 14 puntos. Así, en el estudio de Piñón se

contabilizan 57 puntos para la hilada superior, 51 para la me-

dia y 49 para la inferior, mientras que en la actualidad sólo

resultan visibles 52, 44 y 47 respectivamente.

Dimensiones: 84 centímetros de longitud máxima, entre los

extremos convergentes.

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133Figura 3 · Calco general del abrigo del Huerto de las Tajadas.Figura 4 · Alineaciones de puntos. Arriba: fotografía del motivo. 2. Abajo: calco

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-145 Si bien las alineaciones de puntos, e incluso morfologías

más complejas, no resulta un tema desconocido en el arte

rupestre de Aragón, lo cierto es que aparece como un ele-

mento singular en el núcleo de la Sierra de Albarracín.

No es posible relacionar este motivo con los otros existen-

tes en el mismo conjunto y, en ningún momento, aparece pro-

bable su interpretación como rastro de huellas o de sangre,

temática bien definida en paneles levantinos de otras áreas

geográficas (Val del Charco, El Arquero, Cueva Remigia …).

Sin poder realizar ningún tipo de precisión acerca de su filia-

ción cronocultural, lo cierto es que los paralelos morfotípicos

más cercanos aparecen en conjuntos con arte paleolítico,

ya apuntados en otros estudios (Piñón 1982: 126). Si bien,

no podemos olvidar ejemplos de cronología reciente, más

cercanos también geográficamente, como los abrigos con

puntuaciones de las Negueruelas (río Martín) (Royo 2005). Si

bien en este caso se definen plenamente como digitaciones

y no como puntuaciones y no obedecen a una disposición

espacial como la expuesta en el Huerto de las Tajadas.

Motivo 2. Cuadrúpedo rojo (Fig. 5). A 46 cm a la derecha

del motivo 1, y siguiendo la trayectoria ascendente del mis-

mo, se localiza la representación de un cuadrúpedo de color

rojo y orientado a la derecha.

Se trata de una figuración tosca de un animal indetermina-

do, definido como posible cérvido, concretamente un gamo,

por Ortego (1949: 459), un gamo hembra por Almagro (1952)

o un gamo hembra o cierva según Beltrán (1986, 1993). A su

correcta interpretación no ayuda ni su estado de conserva-

ción ni la tosquedad de sus formas. Con todo, la represen-

tación de una larga cola, documentada ya en los primeros

trabajos, debería haber servido para descartar su definición

como posible cérvido, gamo o cierva. El cuerpo aparece

también muy robusto, elemento que no define las especies

propuestas con anterioridad. Estos aspectos, unidos a sus

largas orejas y a la morfología de la quijada hace que con-

sideremos factible su interpretaron como un posible asínido.

El animal destaca por la técnica empleada en su realiza-

ción. Una serie de trazos relativamente gruesos que perfilan

el animal y que sirven, asimismo, para representar las patas.

Con este mismo tipo de trazo lineal se rellena parte del inte-

rior de la figura, sobre todo en el tercio delantero y cabeza.

A pesar del cierto esquematismo en la representación,

perfectamente visible en los trazos lineales que conforman

las patas, se aprecia una evidente intención de introducir

determinados detalles: en las patas traseras se aprecia un

ángulo para la plasmación del corvejón; o la forma curva de

la mandíbula inferior.

Estilísticamente, e incluso en lo referido a la técnica em-

pleada (tipo de relleno interior), esta representación resulta

muy similar a la de una cabra o cierva del abrigo tarraconen-

se de Mas del Llort (Viñas 2005).

Motivo 3. Cuadrúpedo indeterminado orientado a la dere-

cha (Fig. 6.1). Se localiza en la zona derecha inferior del pa-

nel decorado, a 92 cm del suelo actual. Se trata de la única

representación figurativa del abrigo realizada con técnica del

piqueteado.

Es precisamente la técnica lo que ha podido determinar la

tosquedad en la realización del motivo que, como se explica

más adelante, no aparece referido en ningún estudio anterior

al de Piñón (1982: 126).

Se puede definir como una representación de tendencia al

esquematismo, aunque no se puede catalogar de puramente

esquemática, al contar con cierto volumen y morfología en

diferentes partes, como en el cuerpo o en la cabeza (que

presenta una especie de volumen en la mandíbula inferior,

similar al del motivo 2). Cuenta con dos trazos lineales ver-

ticales y paralelos entre sí en lo alto de la cabeza, una larga

cola, que sobrepasa la longitud de las patas. Éstas, en nú-

mero de cuatro, son estrictamente lineales, paralelas entre sí

y se disponen a lo largo del desarrollo del cuerpo.

Como argumentamos más adelante, consideramos que

la factura de esta figura es muy reciente, planteando que

se pueda interpretar como un intento tosco de copia del

motivo 2. Las similitudes entre las figuraciones radican en

la orientación de la figura, la representación de dos orejas

largas y en idéntica disposición, detalle del volumen de la

quijada, representación de una larga cola. Las diferencias

existentes entre ambas, también evidentes, podrían expli-

carse no sólo por una menor capacidad artística del crea-

dor sino, sobre todo, por la mayor dificultad manifiesta en la

técnica empleada.

Piñón alude a que este motivo aparecería también silue-

teado con pintura de tonalidad blanco-anaranjada (Piñón

1982: 126). Sin embargo, el análisis visual del motivo no nos

ha permitido constatar el uso de una técnica mixta en su rea-

lización. Como en el resto de motivos blanquecinos del abri-

go, la figura de zoomorfo estaría exclusivamente realizada

por técnica de piqueteado. Consideramos que la observa-

ción del citado autor se debe a que, sobre esta representa-

ción, se aprecia una mancha de dimensiones considerables

y de tonalidad amarillenta-anaranjada muy desvaída que se

superpone con un desarrollo vertical a esa zona del soporte

rocoso y casi a la totalidad de la representación6.

Motivo 4. Restos inidentificables de color rojo, de la mis-

ma tonalidad que el observado para el motivo 2. Se puede

definir como un resto informe de tendencia horizontal que

alcanza los 3,8 cm de longitud por 1,2 cm de altura.

Motivo 5. Trazos piqueteados (Fig. 6.2). A la izquierda del

motivo 3, a escasos 6 cm, se aprecia un elemento de ten-

dencia lineal, con un ángulo en la zona izquierda, a partir

del cual el motivo asciende hacia la derecha a medida que

disminuye el grosor de su trazo.Recuerda a la morfología del

cuerpo del motivo 3.

Motivo 6. Cruciforme piqueteado (Fig. 6.3). A 143 cm del

suelo, y en la vertical de los motivos 4 y 5, se documenta

un motivo cruciforme prácticamente simétrico (6,2 cm de an-

chura, 5,7 cm de altura). Presenta la misma técnica de reali-

zación que los motivos 3 y 5.

Motivo 7. Cruciforme piqueteado (Fig. 6.4). A 140 cm del

suelo, a 12 cm sobre el motivo 2 y a 40 cm del anterior cru-

6. No se trata de pintura, sino de un líquido de naturaleza desco-nocida y denso, con algún tipo de sustancia fijadora. La motiva-ción real para su aplicación no aparece clara ya que ni se vertió en inicio sobre la figura que llega a cubrir en su desarrollo ni se llegó a verter sobre aquellas otras figuraciones (las de color rojo) que peor se ven y que, en caso de haberse aplicado para mejorar la visibilidad de las figuraciones, habrían sido las más propicias.

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ciforme, guarda el mismo nivel de horizontalidad

que éste. Presenta un estado de conservación

muy alterado, hasta el punto de que práctica-

mente ha desaparecido por saltados de la roca.

Esta afección ha perjudicado sobre todo al de-

sarrollo horizontal del motivo. Dimensiones: Altu-

ra máxima: 5,8 cm.

3.2. Abrigo de La Paridera de las Tajadas

En la misma zona en la que se localiza el abri-

go del Huerto de las Tajadas, y en el contexto

de los trabajos de prospección realizados por

Ortego, fue hallado el abrigo de la Paridera de

las Tajadas o de la Tajada de Enmedio, como

fue inicialmente denominado (Ortego 1951).

Con posterioridad, este conjunto sería incluido

en la realización de diversos trabajos de sín-

tesis como los de Almagro (1952), Hernández

Pacheco (1959) y Beltrán (1968), siendo Piñón

(1982) el que realiza un análisis de conjunto

más exhaustivo.

El abrigo se localiza a unos 100 m al Noroeste

del abrigo del Huerto de las Tajadas, en perfec-

ta conexión visual y frente a una relativamente

amplia zona llana, abriéndose en la base de un

imponente afloramiento rocoso.

Figura 5 · Cuadrúpedo pintado del Huerto de las Tajadas.Figura 6 · Motivos piqueteados del abrigo del Huerto de las Tajadas: 1. Motivo 3; 2. Motivo 5; 3. Motivo 6; 4. Motivo 7. Abajo: calco

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3.2.1. DESCRIPCIÓN DE LOS MOTIVOS

Motivo 1. Cérvido en color blanco orientado a la derecha.

Se trata de una delicada representación de una posible cier-

va, de la que se conserva únicamente el tercio delantero

(Fig. 8.1). Se representó con el cuello inclinado, alargado y

muy esbelto. La cabeza guarda las proporciones estiliza-

das del resto de la composición, habiéndose representa-

do las orejas enhiestas y en disposición oblicua, formando

una “V”. Las patas, muy finas y delicadas, se representaron

abiertas en ángulo agudo, contando con la plasmación de

algunos detalles, como un ligero engrosamiento en la ar-

ticulación y los la silueta de perfil de los cascos. Justo en

el arranque del cuerpo, una colada de humedad (ennegre-

cida por efecto de la presencia permanente de agua) ha

hecho desaparecer el resto de la figura.

Dimensiones: Longitud (desde el morro a la cruz): 9,5 cm.

Altura (desde la cruz hasta el extremo de pata más retrasa-

da): 9,8 cm.

Motivo 2. Restos indefinidos blancos. Se aprecian diferen-

tes restos de pequeñas dimensiones diseminados en la zona

derecha del motivo 1 y por encima del motivo 4, todos de

morfologías informes.

Motivo 3. Cuadrúpedo en color blanco orientado a la iz-

quierda (Fig. 8.3). En la zona superior del panel decorado, en

la margen derecha, se localiza una figura muy mal conserva-

da, apenas perceptible. Su mal estado de conservación hizo

que en los estudios de Ortego y Almagro no se hiciera men-

ción a la misma, mientras que en el de Piñón se definiera muy

someramente, apuntando su posible interpretación como un

cérvido (Piñón 1982: 132), proporcionando un calco bastante

parcial del animal.

Tras el análisis el motivo constatamos la presencia del cua-

drúpedo y su mal estado de conservación. Precisamente éste

hace que no se puedan proporcionar valoraciones definitivas,

atendiendo sobre todo a la práctica desaparición de la cabe-

za del animal. Sin embargo, la morfología global de la figura,

disposición de las patas, representación de una cruz bien de-

finida, cuello corto y grueso y cola relativamente larga hace

que propongamos su interpretación como un posible bóvido.

El animal aparecería en actitud de movimiento pausado,

sugerido por la disposición de las patas delanteras, una de

ellas más adelantada y en un plano ligeramente superior.

Son diversos los detalles anatómicos reconocibles, a pe-

sar de la mala conservación global del motivo. Así, se apre-

Figura 7 · Calco general del abrigo de la Paridera de las Tajadas.

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cia la plasmación de la cola, la potente musculatura del ani-

mal en zonas concretas, como en la representación marcada

de la joroba o cruz, así como los corvejones de las patas

traseras, pudiéndose intuir los cascos de perfil en las delan-

teras. Se aprecian algunos restos en la zona de la cabeza, de

morfología más o menos lineal y de tendencia diagonal as-

cendente hacia la derecha que quizá podrían interpretarse,

con las dudas impuestas por su conservación parcial, como

los restos de un cuerno.

Dimensiones: Longitud máxima conservada: 29,7 cm. Altu-

ra (desde la pata trasera más adelantada al lomo): 15,2 cm.

Motivo 4. Trazos lineales paralelos en color blanco. Se trata

de dos elementos rectilíneos horizontales y paralelos entre

sí, dispuestos a 10,5 cm a la derecha del motivo 1. El superior

presenta un pequeño engrosamiento en el extremo izquierdo.

Sin duda, representan el mismo elemento que el plasma-

do en el abrigo Contiguo a la Paridera, con una relación

manifiesta con las figuraciones de los cérvidos, aunque su

significado e interpretación se nos escape. Acerca de éste

se han referido a su posible definición como un tectiforme

o trampa o bien un abrevadero natural (Ortego 1949: 461),

interpretaciones recogidas en estudios posteriores (Piñón

1982: 137), en otros casos vinculadas a “algún acto mágico

de caza” (Almagro, 1952: 120), al definirlas como dos po-

sibles venablos o flechas, interpretación que recoge más

tarde Beltrán (1986: 43).

Dimensiones: trazo superior: 7,25 cm. Trazo inferior: 7 cm.

Motivo 5. Restos indefinidos blancos. Se trata de uno de

los elementos de interpretación más controvertida. En es-

tudios previos fue descrita como los restos de la pierna de

un antropomorfo (Almagro 1952: 120; Piñón, 1982: 132). Sin

embargo, una descripción objetiva no permite realizar la de-

finición de ningún elemento reconocible.

El motivo aparece conformado por un trazo diagonal as-

cendente hacia la derecha de 1,1 cm de grosor y 11,3 cm

de longitud. En el extremo inferior se aprecia un progresivo

estrechamiento del trazo para terminar en una especie de

mancha informe. A 2,8 cm a la izquierda de este trazo se do-

cumenta un pequeño elemento ovalado de 1 cm de longitud

máxima. El extremo superior del elemento diagonal termina

con dos pequeños tracitos lineales ascendentes y casi para-

lelos, mientras que en la zona inferior se aprecia lo que sería

el inicio interrumpido de un elemento lineal de igual grosor

que el descrito pero con una disposición diagonal descen-

dente hacia la derecha.

Del extremo inferior del elemento central parte un nuevo

trazo lineal hacia la derecha, ligeramente ascendente y más

delgado (0,6 cm) que alcanza los 4 cm de longitud y que

acaba formando un ángulo agudo con otro elemento lineal

descendente de 0,4 cm de grosor y 4,4 cm de longitud.

Motivo 6. Bajo esta única numeración englobamos las dos

figuras (motivos 6 y 7) definidas por Piñón como antropo-

morfos (Piñón, 1982: 132). Consideramos errónea la inter-

pretación de estos restos como antropomorfos, ni siquiera

esquemáticos. Así, tras el estudio realizado concluimos que

se trata de meros trazos lineales en disposición vertical.

Junto a estos elementos se aprecian otros restos, menos

evidentes por encontrarse más desvaídos, que indudable-

mente forman parte de las misma representación. Se trata

de otros restos de morfología circular (tipo dedada) o de ten-

dencia lineal, uno de los cuales parece unir los dos trazos

verticales por los extremos inferiores. A la derecha del trazo

vertical mejor conservado se observan otros restos lineales,

de menor grosor, uno de los cuales se dispone en diagonal

ascendente siguiendo la zona exterior de una grieta.

Nos encontramos, pues, ante un motivo que, por lo con-

servado, no se puede definir ni vincular con ningún tema o

estilo artístico concreto. Podría incluso tratarse, simplemen-

te, de los restos dejados por el propio pintor al limpiarse el

dedo o el pincel empleado para pintar.

Dimensiones: Trazo lineal izquierdo: Longitud máxima:

10,7 cm. Grosor: 0,7 cm.

Dimensiones: Trazo lineal derecho: Longitud máxima: 11,3

cm. Grosor máximo: 1,2 cm.

Motivo 7. Mancha rojiza. Se trata de unos restos de color

rojo situados a 32 cm a la izquierda del motivo 8. Tiene una

Figura 8 · Zoomorfos pintados en blanco del abrigo de la Paridera de las Tajadas. 1. Motivo 1; 2. Motivo 3

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-145 forma de tendencia ovalada, que se va estrechando progre-

sivamente hacia el extremo derecho. La zona superior del

motivo aparece más difuminada.Piñón la define como la ca-

beza de un animal dispuesto a la derecha (Piñón 1982: 132).

Dimensiones: Longitud máxima: 12,1 cm. Altura máxima:

9,1 cm.

Motivo 8. Ciervo rojo orientado a la izquierda (Fig. 9).

Figura de un ciervo en tintas planas y en posición ram-

pante hacia la izquierda. El animal presenta un patrón

corporal esbelto, ligeramente alargado. Esta sensación

aparece reforzada por la delicada representación de las

patas, largas y finas, no exentas de cierto naturalismo al

plasmarse, en las traseras, el corvejón y las pezuñas de

perfil. El naturalismo de la figura se aprecia igualmente en

la representación de otros detalles anatómicos, como la

cola, una incipiente joroba (cruz), un pecho y cabeza muy

bien delimitados, la oreja y la cornamenta. Ésta aparece

totalmente abierta. Las astas se desarrollan casi en hori-

zontal, cada una en un sentido y con los candiles en una

única dirección. El asta izquierda aparece afectada por

un desconchado de la roca que interrumpe su desarro-

llo. Con todo, resultan perfectamente visibles los primeros

candiles (luchadera y contraluchadera) así como los de la

corona, en el asta derecha.

Aunque la disposición oblicua del animal parece dotar de

cierto dinamismo a la figura, lo cierto es que la rigidez global

del motivo, especialmente de sus patas, subraya la rigidez

de la figura.

Almagro sugiere que inicialmente fuera creada como

cierva y que, posteriormente, le fuera añadida la cornamen-

ta, ésta de color blanco, según la apreciación de Almagro

(1952: 120). Sin embargo, a partir de nuestra reciente obser-

vación, no se aprecia resto alguno de tonalidad blanquecina

que pudiera corresponderse con la propuesta de Almagro.

Al contrario, la absoluta coincidencia cromática (rojo oscuro)

de las astas y del resto del animal, nos hace pensar que el

motivo fue concebido originalmente como un ciervo.

Dimensiones: Longitud máxima (del morro a la cola): 18,4

cm. Altura (de la pata delantera más atrasada a la cruz):

9,2 cm.

Otros elementos. Bajo esta denominación hemos agrupa-

do una serie de restos pictóricos cuya factura consideramos

muy reciente. Se trata de dos elementos cuadrangulares que

enmarcan los motivos 1 y 8, un pequeño trazo ligeramente

arqueado a la derecha del recuadro de la cierva7, y un resto

lineal vertical en el extremo derecho del panel, muy cercano

al muro de cierre.

De entre estos restos, los más destacados son los recua-

dros. Consideramos que su realización se habría llevado a

7. Pensamos que este trazo es el que Piñón llega a definir como “pequeña mancha anaranjada (…) que aparece en el sector iz-quierdo del cuerpo medio del panel muy próxima a la represen-tación de un cervatillo y al signo pareado” (Piñón, 1982: 132).

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Figura 9 · Ciervo en rojo de la Paridera de las Tajadas

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cabo en momentos muy recientes. Resulta sintomático que

en ninguno de los estudios previos se hiciera mención a és-

tos elementos, a pesar de que son evidentes. En el caso del

estudio de Piñón resulta todavía más extraño, ya que apare-

cen visibles incluso en las propias fotografías de la publica-

ción (Piñón 1982: Lámina XXVI.1).

Estos recuadros fueron realizados mediante finos trazos

de color rojo-anaranjado. El aspecto irregular de su trazado

parece apuntar la posibilidad de que fuera realizado median-

te algún tipo de elemento duro, no mediante la aplicación de

pintura líquida.

3.3. Abrigo Contiguo a La Paridera de las Tajadas

El conjunto, también descubierto y dado a conocer por Or-

tego (1951), se localiza a escasos metros al Sureste respecto

del anterior. Nuevamente se advierte el uso de diferentes co-

lorantes en la realización de las pinturas del abrigo, si bien

la tonalidad rojiza se encuentra representada tan sólo por

una mancha sin forma definida y por unos trazos cortos li-

neales, probablemente realizados con el dedo. Destacan las

dos representaciones de cérvidos de tendencia naturalista,

componiendo una bucólica escena.

3.3.1. DESCRIPCIÓN DE LOS MOTIVOS

Motivo 1. Cérvido blanco orientado a la izquierda y en dis-

posición diagonal descendente (Fig. 11.1). El animal, defi-

nido como un cervato por Ortego (1951: 461), cuenta con

elegantes proporciones, pudiéndose observar el contorno

de la figura: cabeza, cuello, lomo, cuartos traseros, panza

y patas sin que el interior del cuerpo aparezca pintado. Se-

gún el primer calco del conjunto, el motivo aparecería con

el cuerpo relleno, en tinta plana. Sin embargo, en el trabajo

de Almagro ya se evidencia la pérdida de relleno en la zona

aludida, si bien por cuestiones de conservación parece ha-

berse perdido en la actualidad. Se aprecian restos de apli-

cación de color rojo sobre los cuartos traseros del cérvido y

en parte del cuerpo. La aplicación de este pigmento parece

haberse realizado directamente con el dedo, adoptando un

desarrollo diagonal, siguiendo la disposición del propio ani-

mal. Un trazo lineal de características y coloración similares

aparece, en idéntica disposición, entre las dos representa-

ciones zoomorfas.

El animal cuenta con detalles anatómicos, como las orejas,

corvejones y pezuñas (representadas de perfil), con la con-

vención de patas delanteras en “V” invertida, que se constata

también en la figura de cérvido del abrigo de la Paridera.

La cierva inclina el cuello y la cabeza, simulando la acción

de beber o comer. A escasos milímetros de la boca, mal con-

servada, se aprecian los restos de dos cortos trazos lineales,

hoy en día identificables con dificultad, y que Ortego inter-

pretó como hongos o espárragos (Ortego 1951: 461).

Dimensiones: 19,85 cm de longitud máxima.

Figura 10 · Calco general del abrigo Contiguo a la Paridera de las Tajadas

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Motivo 2. Cérvido blanco orientado a la

derecha (Fig. 11.2). Cuenta con los mismos

rasgos naturalistas que el anterior, aunque

la actitud es diferente. En este caso, el

animal se desplaza con la cabeza erguida

hacia la derecha, en una disposición lige-

ramente diagonal ascendente. A pesar de

la indudable relación existente entre las

representaciones zoomorfas y de la confor-

mación de una única escena, lo cierto es

que se aprecian diferencias en el tratamien-

to de ambas figuraciones. En el segundo

caso las proporciones no son tan correctas,

apreciándose un alargamiento excesivo del

cuerpo, con un progresivo estrechamien-

to o estilización hacia la parte delantera,

apreciable también en el tratamiento de las

patas. Las traseras son mucho más robus-

tas que las delanteras, sin que se aprecie

el detallismo y delicadeza de trazo obser-

vado para la plasmación de las mismas en

el motivo 1.Con todo, esta figura aparece

mejor conservada que la precedente, y se

aprecian rasgos anatómicos ejecutados con

naturalismo. Destaca la plasmación de las

orejas, alzadas. Asimismo, la ejecución en

el trazado del morro y cuello resulta de una

gran precisión y acertado patrón estético.

La mayor robustez del tercio trasero del

animal llevaría a Almagro a definirla como

una hembra grávida (Almagro 1952: 118).

Dimensiones: 19,9 cm de longitud máxima.

Motivo 3. Trazos lineales paralelos en

blanco. Dos trazos lineales y paralelos entre

sí realizados en la misma tonalidad cromá-

tica que los cérvidos y que se desarrollan

a escasos centímetros de la boca del mo-

tivo 1. Hoy se encuentran mal conservados

por diversos saltados de la roca, y ni siquiera

aparecen reflejados en el calco de Almagro.

Aunque su disposición es ligeramente diagonal, recuerdan

al motivo 4 del abrigo de La Paridera, también en aparente

relación con una representación de un cérvido que, como el

del conjunto que nos ocupa, guarda la misma disposición

anatómica.

Dimensiones: 5,7 cm de longitud máxima del trazo supe-

rior; 2,8 mm de grosor.

Motivo 4. Gran mancha difusa de color rojo. Localizada a

la derecha del grupo de cérvidos, se desarrolla con una ten-

dencia diagonal ascendente hacia la derecha, difuminándo-

se progresivamente en esta dirección.

Dimensiones: 36,2 cm de longitud. 23,8 cm de anchura.

Motivo 5. Trazos lineales en rojo. Se reparten en diferentes

zonas del panel decorado, aunque se aprecian con mayor ni-

tidez en la zona superior derecha. Se trata siempre de trazos

lineales, de entre 1,5 y 1 cm de grosor, sin ordenación apa-

rente pero con cierta preferencia por la disposición diagonal

ascendente a la derecha.

Dos de estos trazos, muy difusos, se localizan en la zona

de los cérvidos. Uno de ellos habría sido realizado sobre el

cuerpo del motivo 1, mientras que el segundo se plasmó en-

tre las dos representaciones animales.

El resto de trazos, siempre de la misma tonalidad y de

trazado general irregular, aparecen en la parte derecha del

panel, por encima del motivo 4. Uno de ellos, el dispuesto a

mayor altura, presenta el extremo bastante bien definido de

morfología redondeada.

En todos los casos parecen haber sido realizados con los

dedos, encontrando perfecto paralelo en el motivo 6 del con-

junto de La Paridera.

4. APRECIACIONES CRONOLÓGICAS

Resulta harto difícil poder realizar apreciaciones cate-

góricas de carácter crono-cultural acerca de las manifes-

taciones rupestres postpaleolíticas. Buena muestra de ello

Figura 11 · 1. Arriba: Cérvidos del abrigo Contiguo a la Paridera de las Tajadas. 2. Abajo: Cérvidos infrapuestos a trazos lineales de color rojo

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puede resultar del análisis realizado sobre el conjunto del

Huerto de las Tajadas. En éste debemos destacar algunas

apreciaciones acerca de los motivos de tonalidad blan-

quecina del conjunto. Todos ellos han sido realizados me-

diante técnica de piqueteado. De los tres conjuntos rupes-

tres de las Tajadas de Bezas es el único que presenta esta

técnica, asociada además a representaciones de carácter

esquemático (cruces) o semiesquemático (cuadrúpedo).

Aspectos por los que tradicionalmente se les ha desta-

cado en la literatura especializada (Piñón 1982: 126-127;

Royo 2004: 71).

Desde el punto de vista temático y estilístico la asigna-

ción de estas figuraciones a un momento crono-cultural

prehistórico reciente ha sido esgrimido en diferentes es-

tudios. Así, se ha propuesto su relación, por paralelismos

temáticos y estilísticos, con representaciones del conjunto

del Puntal del Tío Garrillas, si bien se ha considerado que

el cuadrúpedo sería más antiguo que los cruciformes, quizá

relacionados con algún tipo de manifestación de la religio-

sidad popular de época moderno/contemporánea (Royo

2004: 99).

Atendiendo a los estudios pioneros sobre el conjunto, de-

bemos destacar que en la primera referencia al mismo no

se describen los elementos piqueteados. En la descripción

que realiza Ortego del abrigo, por entonces conocido como

Tajada Bajera, tan sólo se hace mención a las series de

puntos y a la representación del cuadrúpedo de color rojo

(Ortego 1949: 458-459). Tampoco en el estudio de Almagro

(1952) se hace mención alguna a las figuraciones de tona-

lidad blanquecina, a pesar de ser las que mejor visibilidad

tienen en la actualidad, y de que el análisis figurativo y com-

positivo aludido resulta exhaustivo8. Resulta sintomático

que Almagro hiciera referencia expresa a las pinturas “que

se ven bien fácilmente pues su estado de conservación es

bueno” (Almagro 1952: 117), describiendo las alineaciones

de puntos, el cuadrúpedo de color rojo e incluso los restos

de pintura de color rojo, sin que haga mención alguna a

las figuraciones blancas. Naturalmente, en ninguno de los

calcos realizados por Ortego y Almagro aparecen referidas

estas representaciones.

Tampoco existen referencias a estas figuraciones en

obras más recientes, en las que, de forma específica, se

hace referencia descriptiva al conjunto (Beltrán, 1968).

Sólo con el estudio de Piñón se aportan las primeras

noticias acerca de las figuras piqueteadas. El citado autor

vincula la figura zoomorfa, que interpreta como un posible

zorro, con supuestos estilísticos claramente esquemáticos,

apuntando a las pinturas de El Gallinero (Huesca) como pa-

ralelos (Piñón 1982: 127).

Así todo, en el momento del descubrimiento del conjun-

to (en 1947) es evidente que las figuraciones piqueteadas

no existían. Ni Ortego primero, ni Almagro en la revisión del

abrigo, sólo 5 años después, aluden en ningún momento a

estas figuraciones, a pesar de resultar plenamente eviden-

tes y de describir otros elementos contenidos en el abrigo

8. El mismo Almagro sí documenta otras figuraciones blancas en abrigos de la Sierra de Albarracín, en este caso pintadas, como en el abrigo de los Toros del Prado de las Olivanas (Albarracín).

mucho más difíciles de ver9. El que en trabajos de síntesis

posteriores no se recogieran estos motivos resulta igualmen-

te significativo10 (Beltrán 1968, 1993).

Estas representaciones aparecen como elementos sin-

gulares dentro de los conjuntos rupestres de Bezas. Ni el

estilo (de tendencia al esquematismo o subnaturalismo)

alejado de los más naturalistas de los abrigos cercanos,

ni la técnica empleada en su realización (piqueteado y no

pintura), ni las referencias historiográficas recogidas des-

de el mismo momento de su descubrimiento nos permiten

clasificar estas figuraciones dentro del conjunto prehistó-

rico rupestre de la zona. Por lo apuntado, consideramos

que se trata de figuras de factura muy reciente, cuya rea-

lización se llevaría a cabo con posterioridad al estudio de

Almagro publicado en 1952 y con anterioridad al estudio

de Piñón, publicado en 1982. Sería ese lapso temporal de

apenas 30 años, en la segunda mitad del siglo XX, cuando

las representaciones piqueteadas del Huerto de las Taja-

das serían realizadas11.

No consideramos que se trate de un intento de falsifica-

ción, sino de un añadido reciente que parece reproducir

la figura animal anterior, ya que trata de plasmar algunos

detalles similares: misma disposición, larga cola, cabe-

za contundente de tendencia triangular, orejas largas y

en disposición análoga… Las diferencias apreciables se

pueden explicar tanto por la menor destreza del artista

como por la técnica y herramienta utilizados en uno y otro

caso. En cuanto a los cruciformes, un elemento universal

(pangeográfico y diacrónico), junto a su consideración ya

apuntada como símbolo religioso, debemos apuntar que

existen en la zona12 cacharros, o macetas, de recogida de

resina decorados con cruces de morfología exacta a las

documentadas en el abrigo.

En la línea que se desarrolla en este apartado, si bien es

cierto que en ninguno de los otros dos conjuntos cercanos

encontramos elementos piqueteados, debemos apuntar la

existencia de trazos posteriores a la realización de los moti-

vos figurativos. Nos referimos a los trazos lineales y finos que

conforman verdaderos recuadros que incluyen en su interior

al motivo 1 (cierva blanca) y al 9 (ciervo rojo) del abrigo de

la Paridera de las Tajadas13. Se trata de meros trazos lineales

realizados con un elemento duro (en modo alguno con la apli-

cación de pintura), que no cubre la totalidad del trazado con

9. El propio Ortego nos dice, con respecto al cuadrúpedo rojo, que “a simple vista percibimos la línea del lomo y la cabeza. El resto se halla tan desvanecido, que solamente humedeciendo la roca nos fue posible reconocerlo por completo” (Ortego 1949: 459).

10. En los citados estudios es muy probable que la descripción de los motivos rupestres se realizara a partir exclusivamente de determinados trabajos previos, sin realizar la visita personal a la propia estación. Sólo así se explica la falta de referencias a los motivos piqueteados.

11. Algunos estudios han destacado la gran cantidad de conjuntos grabados al aire libre en la Sierra de Albarracín con fechas ple-namente históricas que habrían perdurado incluso hasta el siglo XX (Gómez y Royo 2008: 161).

12. Si bien los cacharros o macetas de recogida de resina casi nun-ca se encuentran decorados, hemos constatado la existencia de algunos que contaban en sus paredes externas con elemen-tos pintados precisamente en Bezas, con una cruz idéntica a la piqueteada en el abrigo.

13. Estos trazos ya aparecen documentados en las fotografías rea-lizadas por Piñón (1982), si bien en su estudio no hace mención a los mismos. Tampoco se mencionan en trabajos previos de Ortego y Almagro.

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el pigmento, sino sólo los elementos más salientes del soporte

rocoso, dando aspecto de discontinuidad. Estos trazos son

de tonalidad anaranjada y aspecto graso, incluso brillante14.

Un trazo vertical de estas mismas características se loca-

liza yuxtapuesto al muro derecho del cerramiento de la Pari-

dera de las Tajadas, sin interferir en él.

5. CONCLUSIONES

Son numerosos los aspectos singulares que presentan los

conjuntos de las Tajadas de Bezas, tanto desde un punto

de vista temático, como técnico y estilístico. Quizá se podría

comenzar, precisamente, por las ausencias. En este sentido,

lo más destacado es que tras el estudio realizado no se han

documentado figuras humanas, a pesar de ser un tema que

caracteriza al arte levantino, y de encontrarlo bien represen-

tado tanto en el núcleo de Albarracín, al Norte, como en el

de Tormón, al Sur.

Esta temática sería aludida en el estudio de Almagro, en

referencia a unos restos que identificaba como una pierna

humana aislada y encogida (Almagro, 1952: 120). En refe-

rencias posteriores al conjunto esta figuración es obviada,

llegando incluso a apuntarse que “no existe ni una sola repre-

sentación humana” (Beltrán 1978: 37). Desde nuestro punto

de vista, los elementos gráficos conservados resultan dema-

siado controvertidos como para poder atribuirlos a una figura

antropomorfa, ya estuviera completa o no en origen. En este

sentido, y sin poder realizar una apreciación definitiva, estos

restos podrían incluso vincularse con una figura zoomorfa, a

partir de la interpretación de los pequeños trazos dispuestos

en ángulo en el extremo superior como posibles orejas.

Piñón hizo referencia a otros dos motivos antropomorfos

en el abrigo de La Paridera (Piñón 1982: 133). El aspecto

totalmente esquemático de los mismos le llevaría a apuntar

que se trataba de un tipo figurativo para el que encuentra

paralelos estilísticos en representaciones del abrigo de Doña

Clotilde (Albarracín), o de actitud en otra del conjunto del

Barranco del Pajarejo (Albarracín). El tratamiento digital de

las imágenes, con el que se han reconocido algunos otros

restos relacionados con los anteriores aunque mucho más

desvaídos, ha permitido definirlos como meros trazos linea-

les verticales seguramente realizados con el dedo.

Elementos muy similares y de igual tonalidad los docu-

mentamos en el conjunto Contiguo a la Paridera, uno de ellos

superpuesto a un cérvido. Estos trazos parecen producto de

la aplicación directa de los dedos o de un instrumento de

aplicación grueso, siguiendo un patrón de distribución aza-

roso que podría recordar al simple acto de limpiar un exce-

dente de colorante.

14. En las proximidades de los abrigos encontramos en superficie fragmentos de cerámica procedentes de vasos de recogida de resina. La tonalidad de las arcillas empleadas en su fabricación resultaba, en algún caso, exacta a la observada para los trazos lineales de las paredes. Con uno de los fragmentos localizados en las inmediaciones llevamos a cabo algunas pruebas de apli-cación directa sobre un fragmento de rodeno desprendido. El resultado obtenido, empleando el fragmento cerámico a modo de lapicero, fue exacto en tonalidad, aspecto y textura al obser-vado en la Paridera de las Tajadas. Apuntando a la actuación reciente también sobre este abrigo, en este caso, con la realiza-ción de recuadros alrededor de las figuras mediante el uso de un “lápiz de cerámica”.

Resulta muy interesante el uso de pigmento blanco en los

abrigos de La Paridera y Contiguo a la Paridera. No es un

elemento singular en la sierra de Albarracín, ya que se en-

cuentra bien representado en abrigos de Albarracín y Tor-

món. La importancia de su uso en Bezas manifiesta un vín-

culo directo con la tradición en el empleo de esta coloración

en toda la Sierra.

En relación directa con el color blanco, se debe destacar

igualmente la relación temática y técnica observada para

los abrigos de Las Tajadas y Contiguo a las Tajadas. Ob-

viando los restos indeterminados, las únicas representacio-

nes documentadas se corresponden exclusivamente, y sin

dudas, con cérvidos15. Los motivos 1 de Las Tajadas y 1 y 2

del Contiguo a Las Tajadas no sólo comparten tonalidad y

aspectos formales (idéntica plasmación de las patas delan-

teras, tratamiento volumétrico de éstas, disposición de las

orejas…) sino que sus dimensiones son exactamente igua-

les. La comparativa entre las cabezas de los dos cérvidos

con testa inclinada resulta exacta, como si el artista hubiera

seguido un mismo modelo en ambos casos. La similitud de

estos paneles la encontramos también en la aparente re-

lación que se establecería entre la figura de cérvido y los

finos motivos lineales paralelos de identificación objetiva

imposible.

Pero la igualdad entre las representaciones alcanza tam-

bién a la figura de ciervo en color rojo. Aunque con un pa-

trón morfológico corporal algo más estilizado, presenta un

tratamiento muy similar en la plasmación de determinados

detalles, como las patas traseras o morfología de la cabeza,

trazo de realización perfecto, contando, además, con unas

dimensiones casi plenamente coincidentes con las expresa-

das para los cérvidos blancos. Así, a pesar de la diferencia

de color, se expresa una evidente unidad en las representa-

ciones de animales entre estos dos abrigos decorados.

Esa misma vinculación estilística es aludida para otros

conjuntos rupestres, como en las figuraciones de ciervos del

Barranco de las Olivanas, los del abrigo del Medio Caballo e

incluso el abrigo de El Ciervo. Con todos ellos, según Piñón,

compartirían afinidades tanto por el motivo representado

como por la captación detallista de la anatomía y su dispo-

sición escénica (Piñón 1981: 423). A partir de estos valores,

Piñón enmarca las representaciones de Las Tajadas dentro

de la etapa II de su clasificación (Piñón 1982, 1983), si bien

esta ordenación no tiene otra implicación cronológica que no

sea relativa (Piñón 1981: 422).

A pesar de su cercanía física, se determina una marcada

diferencia en cuanto a estilo y técnica entre los conjuntos

del Huerto de las Tajadas y los otros dos abrigtos de Las

Tajadas. Se tratan, sin duda, de dos espacios plenamen-

te ajenos en su concepción y sin ningún tipo de relación.

Por un lado contamos con dos grupos rupestres, los de La

Paridera y Contiguo, que presentan una única pertenencia

estilística, dentro del denominado arte levantino. Por el otro,

en el Huerto de las Tajadas, se documenta un elemento

15. La definición como bóvido del motivo 3 del abrigo de la Paride-ra de las Tajadas, si bien perfectamente factible, no puede ser absolutamente definitiva por no conservar la cabeza, elemento definitivo como definidor de la especie.

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abstracto (hiladas de puntos) y un motivo zoomorfo cuya

tosquedad formal y técnica de realización (mediante trazos

lineales relativamente gruesos y relleno parcial no homo-

géneo) hace que resulte inviable, sin forzar en exceso, su

asignación directa dentro del mismo ciclo artístico aludido

para los otros conjuntos.

El motivo 1 del Huerto de Las Tajadas aparece como la

representación más destacada del grupo de Las Tajadas. Di-

chas alineaciones de puntos, en una tonalidad de rojo poco

habitual en los conjuntos de la zona, no tienen paralelos en

abrigos de la Sierra, siendo formalmente los más cercanos

aquellos de conjuntos paleolíticos.

La temática animal es la única de carácter figurativo bien

reconocible en los conjuntos que nos ocupan (Fig. 12).

Dentro de ésta son las figuras de cérvidos las más des-

tacadas tanto por su número como por la calidad técnica

de su ejecución. Para ellos encontramos paralelos temáti-

cos y estilísticos cercanos en el conjunto del Medio Caballo

(Albarracín): motivos 6 (cérvido en disposición ligeramente

rampante), 7 (cérvido) y 8 (cérvido con inclinación del cue-

llo y cabeza y disposición de las patas delanteras abiertas

en ángulo agudo), todos ellos en tonalidad pardo-rojiza (Pi-

ñón 1982: 83).

Algunos elementos o modos de

representación aparecen comunes

para diferentes especies animales

en la Sierra de Albarracín, cons-

tatándose un tratamiento idéntico

(Fig. 13), por ejemplo, en la dis-

posición de cuello y cabeza incli-

nados con abertura de las patas

delanteras en ángulo agudo, tanto

en figuraciones de cérvidos como

de bóvidos: abrigo del Medio Ca-

ballo (motivos 6, 7 y 8), Barranco

de las Olivanas (motivos 14, 15) o

en el motivo 2 de la Ceja de Pieza-

rrodilla16, cuestión que indica una

tradición pictórica común, como ya

apuntara Piñón (1982: 137).

Según la clasificación de Pi-

ñón, los motivos de ciervos anali-

zados, se definirían dentro de un

estilo naturalista estilizado (Piñón

1982:  190), caracterizado por la

plasmación estilizada de las pro-

porciones corporales, aunque con

un minucioso trazado de determi-

nadas partes de la anatomía. Di-

cha estilización resulta evidente en

el caso del motivo 8 de La Paridera

de las Tajadas y el 2 del Contiguo,

aunque no tanto para el motivo 1

del Contiguo a la Paridera, más

próxima a valores proporcionados.

No obstante, y como ya hemos

apuntado, la relación de estas re-

presentaciones (estilo, plasmación

de detalles, tratamiento de las extremidades…) vincula de

forma manifiesta motivos claramente estilizados con otros de

proporciones más realistas.

Asimismo, y como novedad, debemos destacar una nueva

lectura para uno de los motivos más controvertidos dado su

mal estado de conservación. Se trata de la figura 3 de la Pari-

dera de Las Tajadas, hasta el momento identificada como un

posible cérvido y que, tras el nuevo estudio, se puede definir

como un bóvido. Aunque en el término de Bezas se consta-

ta la representación de otros bovinos levantinos (Arroyo de

Bezas I), el ejemplar que presentamos es la primera de color

blanco en el término, subrayando la unidad temática, estilís-

tica y cromática que aporta a los tres núcleos principales con

arte levantino de la serranía de Albarracín.

Destaca también la identificación de diversos motivos que

obedecen a actuaciones antrópicas recientes. Nos referimos a

los recuadros realizados alrededor de los motivos 1 y 8 de La

Paridera de las Tajadas y a los elementos piqueteados del Huer-

to de Las Tajadas. En cuanto a las representación del abrigo del

16. Según el citado estudio esta representación no debería ser considerada como la de un jabalí, identificación apuntada en otros estudios, sino como la de un posible cérvido o bóvido. La pérdida de la cabeza del zoomorfo impide realizar mayores precisiones (Bea 2012: 20).

Figura 12 · Motivos zoomorfos de los conjuntos de las Tajadas de Bezas: Huerto de Las Tajadas (1 y 2), Paridera de las Tajadas (3, 6 y 7) y Contiguo a la Paridera de las Tajadas (4 y 5)

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Huerto de las Tajadas las aprecia-

ciones realizadas resultan de mayor

peso, ya que desestima la atribución

prehistórica tradicionalmente asig-

nada a estas figuras. Nos referimos,

en concreto, a aquellas realizadas

mediante piqueteado (cuadrúpedo

indeterminado, signo o restos, y cru-

ciformes). Si bien se ha destacado

la existencia de motivos rupestres

de épocas plenamente históricas en

conjuntos aragoneses (Martínez Bea

2004; Bea 2013; Lorrio y Royo 2013)

lo cierto es que no se había podido

comprobar la realización de moti-

vos rupestres (considerados hasta

el momento como prehistóricos) en

época contemporánea, como los

piqueteados de Huerto de las Ta-

jadas, para los cuales proponemos

un momento de realización con una

horquilla cronológica que iría entre

1952 y 1982.

El análisis realizado sobre los con-

juntos rupestres de Bezas permite

confirmar su inclusión plena en el

territorio amplio y singular de la Se-

rranía de Albarracín, estableciendo

claros paralelos temáticos, técnicos

y estilísticos con conjuntos tanto de

Albarracín como de Tormón. Pero

también nos revela su propia origina-

lidad con alguna de las figuraciones

más destacadas de todo el conjunto

rupestre de la Sierra de Albarracín.

6. AGRADECIMIENTOS

Nuestro sincero agradecimiento y reconocimiento a Luis

Martínez Utrillas (gerente del Parque Cultural de Albarracín)

y a Hilario Dalda (guarda de protección de monumentos) por

la ayuda prestada durante la realización del estudio.

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Figura 12 · Representaciones de motivos zoomorfos con disposición inclinada de cuello y cabeza y patas delanteras abiertas en ángulo agudo: 1. Paridera de Las Tajadas 2. y 3. Contiguo a La Pari-dera. 4, 5 y 6. Abrigo del medio Caballo (según Piñón, 1982), 7. Ceja de Piezarrodilla (según Bea, 2012), 8 y 9. Barranco de Las Olivanas

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