Un alfar de época ibérica en Allueva (Teruel): Cerrá La Viña I.
Reestudio de los conjuntos rupestres de Las Tajadas de Bezas (Teruel)
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I N F O R M A C I Ó N • I N F O R M A T I O NR E S U M E N
A B S T R A C T
Tras 30 años desde el último estudio exhaustivo realizado sobre los abrigos rupes-tres de Las Tajadas de Bezas (Teruel), presentamos los resultados del nuevo análisis estilístico y documental realizado sobre los mismos en 2013. Algunas de las figuras representadas en los conjuntos resultan bastante singulares en el contexto del arte levantino e incluso únicas dentro del grupo rupestre de la Sierra de Albarracín.
Gracias al uso de nuevas tecnologías (calcos digitales, documentación geométri-ca) ha sido posible contar con la más completa y precisa documentación tanto de los abrigos como de los motivos rupestres. Así, ha sido posible determinar que algunos de los motivos conocidos han desaparecido, se han deteriorado o perdido visibilidad transcurridos apenas 50 años desde los primeros estudios realizados. Asimismo, se ha podido determinar que algunos elementos rupestres del abrigo del Huerto de las Tajadas fueron realizados en tiempos muy recientes, en pleno siglo XX.
After thirty years since the last exhaustive study carried out on the rock art shelters of Las Tajadas of Bezas (Teruel), we present the results of the new stylistic and do-cumental analysis that we carried out there in 2013. Some of the figures depicted on these sites are quite singular in the whole Levantine rock art or even unique in the rock art group of Albarracín mountain range.
Thanks to the use of new technologies (digital tracing, geometric recording) it has been possible to obtain much more complete and precise documentation for these shelters and the motifs contained in them. It’s been possible to determine that some of the motifs have disappeared, or that their preservation and visibility has deteriorated just 50 years after the first studies. Also it has also been possible to determine that some particular motifs of the rock art shelter of Huerto de las Tajadas were produced in very recent times, in the 20th century.
Reestudio de los conjuntos rupestres de Las Tajadas de Bezas (Teruel)
Revision of the rock art shelters of Las Tajadas of Bezas (Teruel)
Manuel Bea1 y Jorge Angás2
1 · Investigador Postdoctoral Torres Quevedo (Ministerio de Economía y Competitividad y Scanner Patrimonio e Industria. Spin-off Universidad de Zaragoza). Proyecto “Repensando viejos yacimientos… ampliando nuevos horizontes en la Prehistoria del Valle Medio del Ebro” (HAR2011-27197). [email protected]; 2 · Scanner Patrimonio e Industria. Spin-off Universidad de Zaragoza. Grupo PPVE (H-07). [email protected]
Palabras clave
Sierra de Albarracín; Arte levantino; Arte esquemático; pigmento blanco; Documentación geométrica; Calcos digitales
Recibido · noviembre 2013Aceptado · diciembre 2013Revisado · diciembre 2013
Keywords
Albarracín mountain range; Levantine rock art; Schematic rock Art; White pigment; Geometric documentation; Digital tracing
Received · November 2013Accepted · December 2013Revised · December 2013
ISSN 1699-0889http://cuadernosdearterupestre.es
Cuadernos de arte rupestre, 6, (2013): 129-145
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1. INTRODUCCIÓN
Las primeras noticias de conjuntos rupestres en la zona de
Bezas se deben a T. Ortego, quien entre 1946 y 1947 realiza
unos trabajos de prospección en la zona. Los resultados se
plasman en el descubrimiento de dos conjuntos rupestres,
Tajadas Bajeras y Tajadas de Enmedio (éste con dos pane-
les decorados) que serán publicados por el propio Ortego
(1951). Ese mismo año, M. Almagro presentaba, en el II Con-
greso Arqueológico Nacional (Madrid), un estudio titulado
Tres nuevos covachos con pinturas en la comarca de Alba-
rracín, dos de los cuales eran los analizados con anterioridad
por Ortego. El reestudio de Almagro coincide básicamente
con las observaciones realizadas en el primer estudio, si bien
en el transcurso de su campaña de revisión es acompañado
por el dibujante F. Benítez, a quien se deben los dibujos o
calcos presentados por Almagro (1952).
Más adelante, el interés del arte rupestre de ese, por en-
tonces, pequeño núcleo llevaría a incluirlo en la monografía
de Hernández-Pacheco dedicada a la Prehistoria del solar
Hispano (1959). En el citado estudio se hace referencia a
que las “pinturas son numerosas y en general de buen estilo,
expresión y factura”, llegando incluso a afirmar que “algunas
de las pinturas de especies zoológicas, son de gran mérito
artístico” (Hernández-Pacheco 1959: 416).
A pesar del menor número de conjuntos rupestres cono-
cidos hasta el momento -con respecto a los documentados
en la territorios cercanos de Albarracín y Tormón- el núcleo
rupestre de Bezas contiene algunas de las estaciones más
singulares de la Sierra de Albarracín. A este respecto, resulta
plenamente aplicable la definición aportada por Hernández-
Pacheco, en la que se hace mención a que esta agrupación
es “la más variada respecto a estilo, tipo y edad de manifes-
taciones pictóricas” (Hernández-Pacheco 1959: 342).
A pesar del evidente interés de estos conjuntos, el núcleo
de las Tajadas de Bezas parece caer en el olvido en estudios
posteriores. Incluso en los realizados por Beltrán, la agrupa-
ción que nos ocupa aparece referida en meras referencias o
inserta en descripciones genéricas que, en ocasiones, pa-
recen indicar una transcripción directa de las definiciones a
partir de las realizadas en estudios previos, incurriendo en
las mismas valoraciones y omisiones de motivos de forma
sistemática (Beltrán 1968, 1986, 1993).
La complejidad aludida por Hernández-Pacheco para el
conjunto de la serranía de Albarracín será puesta de mani-
fiesto en los exhaustivos análisis llevados a cabo por Piñón
(1981, 1982, 1983). La temprana desaparición del citado in-
vestigador parece provocar una nueva recaída de los estu-
dios en la zona de Albarracín, sobre todo en el término que
nos ocupa. Así, mientras en el término de Albarracín se aco-
meten nuevas campañas de documentación, dirigidas por
O. Collado1, no parece ocurrir lo mismo con el de Bezas. Sus
abrigos seguirán, no obstante, siendo citados en obras de
1. Se realiza un importante programa de documentación en mu-chos de los conjuntos rupestres de Albarracín, empleando ilu-minación artificial en sesiones de trabajo nocturno. Esta meto-dología permite documentar un buen número de figuraciones hasta el momento desconocidas. Sin embargo, el esfuerzo realizado nunca llegó a materializarse en publicaciones con descripciones exhaustivas y nuevos calcos de los conjuntos ru-pestres. La investigación llevado a cabo en la zona por el grupo Primeros Pobladores del Valle del Ebro actualizará el estudio y documentación de los conjuntos de la Sierra de Albarracín.
Figura 1 · Imagen del proyecto ARAM con un visor sobre el mo-delo tridimensional del Abrigo Contiguo a la Paridera. 1
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síntesis (Collado 1992; Utrilla 2000; Gómez y Royo
2008; Martínez 2012).
En 2013, se llevó a cabo un proyecto de estu-
dio2 y documentación integral3 de los conjuntos
de Las Tajadas de Bezas, cuyos resultados más
destacados presentamos en este estudio.
2. METODOLOGÍA DOCUMENTAL
Resulta necesario describir, aunque sea a
modo de preámbulo, la estrategia establecida
en la documentación desarrollada. El objetivo del
registro realizado ha sido establecer un protocolo
metodológico gráfico y geométrico que permitiese
tanto el estudio de los conjuntos rupestres como
posteriormente su conservación y difusión. Sin
embargo, cada uno de estos 3 objetivos tienen
una importancia significativa pero inequívoca-
mente interrelacionada. En los últimos tiempos he-
mos presenciado una verdadera explosión de he-
rramientas digitales, -dirigidas muchas de ellas
a la difusión del arte rupestre- y en ocasiones
privadas de una metodología lo suficientemente
madura que envolviese científicamente el con-
junto de técnicas y métodos utilizados. Una vez
analizadas todas estas propuestas, la metodolo-
gía que hemos empleado tiene un carácter que podemos
establecer dentro de un binomio científico-divulgativo, donde
los propios resultados obtenidos en el proceso de documen-
tación, desemboquen por ellos mismos en la difusión de los
conjuntos rupestres, sin necesidad de saltar ningún peldaño
en un orden lógico de actuación: documentación, estudio,
conservación y difusión. Para ello se han utilizado diferentes
técnicas de registro adaptadas exclusivamente a la idiosin-
crasia del arte rupestre en abrigos. Por consiguiente hemos
realizado:
• Documentación gráfica mediante la creación de cal-
cos digitales.
• Documentación geométrica mediante sistemas foto-
gramétricos, topográficos y escáner 3D de luz blanca
estructurada.
• Documentación del paisaje mediante sistemas aé-
reos UAV.
Finalmente parte de la documentación generada se ha
puesto en valor a través del proyecto ARAM (Arte rupestre
accesible mediante plataformas multimedia) (Fig. 1) financia-
do por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Asi-
mismo se ha vinculado la información mediante diferentes
plataformas gratuitas de visualización tridimensional de los
2. El estudio y documentación integral de los conjuntos de las Ta-jadas de Bezas ha podido realizarse gracias al Ayuntamiento de Bezas con la financiación de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) y con el apoyo institucional de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón.
3. La documentación de los conjuntos ha permitido obtener cal-cos digitales de cada uno de los motivos rupestres así como el registro geométrico de los abrigos y de los paneles decorados con diferentes tipos de escáner y diferentes escalas de resolu-ción (Angás, 2012). Parte de los resultados de esta documenta-ción tridimensional se pueden consultar en http://proyectoaram.tecnitop.com
abrigos rupestres documentados, imágenes esféricas aé-
reas y terrestres de los conjuntos y de sus paisajes, acompa-
ñados de una serie de fichas descriptivas. Su fácil accesibili-
dad y utilización permiten sin duda completar el protocolo de
documentación propuesto.
3. LOS CONJUNTOS DECORADOS
Las areniscas del Rodeno pertenecen a la facies Buntsands-
tein (final del Paleozoico - inicios del Mesozoico), compuesto
por arenas, gravillas y gravas procedentes de la erosión del
macizo paleozoico ibérico (Gutiérrez y Peña 1990; Peña et al.
2004; Peña y Lozano 2004). Los relieves del rodeno, definidos
como residuales, irían progresivamente tomando forma a par-
tir del encajamiento de la red fluvial que determinaría la forma-
ción de cañones abiertos en areniscas y conglomerados así
como otras tipologías del relieve menos espectaculares pero
más características de la zona, como callejones y torres o tor-
mos. En muchas de estas formaciones se localizan abrigos,
algunos de los cuales serían aprovechados para realizar las
decoraciones rupestres.
La zona de Las Tajadas4 obedece a estas características
generales, aunque se aprecia alguna actividad, sobre todo
en el fondo del callejón, que evidencia su formación o am-
pliación por derrumbes gravitacionales. Esta particularidad
ha permitido la acumulación de bloques, algunos de gran-
des dimensiones, al pie mismo de las formaciones de tormos
y que ha generado abrigos o paneles susceptibles de alber-
gar manifestaciones rupestres. Este caso resulta perfecta-
mente constatable para el abrigo del Huerto de las Tajadas.
4. Fotografía esférica aérea: http://proyectoaram.tecnitop.com/cate-gory/conjuntos-rupestres/arte-levantino/huerto-de-las-tajadas/
Figura 2 · Localización de los conjuntos rupestres de Las Tajadas de Bezas (Teruel). 1: Huerto de las Tajadas; 2. Paridera de las Tajadas; 3. Contiguo a la Paridera de las Tajadas
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Existen algunas discrepancias en cuanto a la asignación
de los conjuntos rupestres de Las Tajadas y su denominación
toponímica, circunstancia que ha llevado a incurrir en errores
de asignación figurativa entre los conjuntos. En el presente es-
tudio hemos seguido la nomenclatura oficial dada por la Direc-
ción General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón a
cada uno de los conjuntos. De esta manera, se recoge el estu-
dio de los abrigos de la Paridera de las Tajadas y el Contiguo
a la Paridera, realizando un tratamiento diferenciado de am-
bos abrigos exclusivamente por su consideración diferencial
administrativa, y no por divergencias físicas, ya que ambos
conjuntos fueron realizados en la misma formación de arenis-
ca, a escasos metros de distancia. Ortego los entendió como
un único conjunto, denominándolos como Tajada de Enmedio
(Ortego 1951). En la publicación de Almagro (1952) ya apa-
rece referido como La Paridera de las Tajadas -cayendo en el
olvido la denominación original- aunque se siguen aglutinando
los dos paneles bajo una concepción física única, tal y como
se recoge también en el estudio de síntesis de Hernández-
Pacheco5. Esta nueva consideración se mantiene en estudios
posteriores, refiriéndose no tanto a abrigos diferentes sino a
grupos de figuras dentro del conjunto de Las Tajadas (Beltrán
1968, 1986, 1989, 1993). Con la publicación de Piñón ya se
emplea la denominación de abrigo Contiguo a la Paridera de
las Tajadas (Piñón 1982: 133). Desde ese momento la división
es aceptada y generalmente empleada en referencias y estu-
dios especializados.
3.1. Abrigo del Huerto de las Tajadas
Fue Ortego el primero que publicó las figuras de este
abrigo en 1951, al que denominó inicialmente Tajada Bajera.
Recibiría la denominación con la que se conoce en la actua-
lidad a partir del estudio de Almagro (1952). El estudio más
reciente, hasta el presente, se debía a Piñón, quien realizó
un análisis sistemático de las figuraciones contemplando la
realización de nuevos calcos (Piñón 1982: 123-127).
La ubicación estratégica que ocupa este abrigo viene de-
terminada, como ha señalado Piñón, por la confluencia del
barranco de los Canales, la cañada de la Balsilla y los calle-
jones del Toril. Es en esta zona donde surge un afloramiento
de arenisca en cuya cara Noreste se realizaron las pinturas,
bajo la protección de un saliente rocoso de casi dos metros.
El aspecto actual del abrigo en el que se localizan las pin-
turas no se corresponde con el primigenio. En uno de los
laterales del abrigo se puede observar la morfología original
de éste, que se podría definir como una especie de estrecha
cavidad o habitáculo alargado y abierto, producto de la caída
de parte de la visera, quedando el bloque caído al pie de la
formación rocosa y ejerciendo de cierre por uno de los lados.
De esta manera, el panel decorado quedaría colgado con res-
pecto al suelo original. En el momento de realizar el cerramien-
to se llevó cabo también la construcción de un suelo artificial
para el abrigo, mediante enlosado fino de piedras y cemento,
para facilitar la observación de los motivos pintados.
5. En la referencia a los conjuntos de Bezas, Hernández-Pacheco recoge todavía la denominación original de Tajadas de Enme-dio, si bien en el pie de una de las fotografías que aporta en el estudio se puede leer una referencia a las pinturas de la paride-ra de Las Tajadas (Hernández-Pacheco 1959: 416).
3.1.1. DESCRIPCIÓN DE LOS MOTIVOS
Motivo 1. Tres series de puntos (Fig. 4), en la zona izquierda
del panel decorado. Se trata de un elemento de carácter abs-
tracto compuesto por tres alineaciones de pequeños puntos
yuxtapuestos y con una disposición de tendencia horizontal
ligeramente ascendente hacia la derecha y convergente en
sus extremos. Su interpretación resulta problemática, hasta
el punto que se ha definido como “figura de significado inde-
pendiente e incógnito” (Beltrán 1982: 126).
Las alineaciones presentan un trazado casi paralelo, aunque
ninguna de ellas cuenta con una alineación perfecta, siendo
la central la más rectilínea, de forma que la superior e inferior
presentan ondulaciones en su recorrido que las distancian de la
línea central, sobre todo, en el primer tercio del recorrido.
Los puntos que constituyen las alineaciones presentan
una tonalidad violáceo-parda y una forma relativamente ho-
mogénea, de tendencia circular, aunque de dimensiones re-
ducidas que no llegan a sobrepasar, en ningún momento, un
centímetro de diámetro. Podrían haberse realizado aplicando
la punta de las yemas de los dedos (nunca la superficie to-
tal) o bien con algún tipo de muñequilla. La separación en-
tre cada uno de los puntos es bastante homogénea en las
tres alineaciones, con distancias que no están por debajo de
0,75 cm ni por encima de 1,4 cm.
Se constata una evidente degradación del motivo con el
paso del tiempo. Diversas afecciones han determinado la
pérdida global de 14 puntos. Así, en el estudio de Piñón se
contabilizan 57 puntos para la hilada superior, 51 para la me-
dia y 49 para la inferior, mientras que en la actualidad sólo
resultan visibles 52, 44 y 47 respectivamente.
Dimensiones: 84 centímetros de longitud máxima, entre los
extremos convergentes.
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133Figura 3 · Calco general del abrigo del Huerto de las Tajadas.Figura 4 · Alineaciones de puntos. Arriba: fotografía del motivo. 2. Abajo: calco
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-145 Si bien las alineaciones de puntos, e incluso morfologías
más complejas, no resulta un tema desconocido en el arte
rupestre de Aragón, lo cierto es que aparece como un ele-
mento singular en el núcleo de la Sierra de Albarracín.
No es posible relacionar este motivo con los otros existen-
tes en el mismo conjunto y, en ningún momento, aparece pro-
bable su interpretación como rastro de huellas o de sangre,
temática bien definida en paneles levantinos de otras áreas
geográficas (Val del Charco, El Arquero, Cueva Remigia …).
Sin poder realizar ningún tipo de precisión acerca de su filia-
ción cronocultural, lo cierto es que los paralelos morfotípicos
más cercanos aparecen en conjuntos con arte paleolítico,
ya apuntados en otros estudios (Piñón 1982: 126). Si bien,
no podemos olvidar ejemplos de cronología reciente, más
cercanos también geográficamente, como los abrigos con
puntuaciones de las Negueruelas (río Martín) (Royo 2005). Si
bien en este caso se definen plenamente como digitaciones
y no como puntuaciones y no obedecen a una disposición
espacial como la expuesta en el Huerto de las Tajadas.
Motivo 2. Cuadrúpedo rojo (Fig. 5). A 46 cm a la derecha
del motivo 1, y siguiendo la trayectoria ascendente del mis-
mo, se localiza la representación de un cuadrúpedo de color
rojo y orientado a la derecha.
Se trata de una figuración tosca de un animal indetermina-
do, definido como posible cérvido, concretamente un gamo,
por Ortego (1949: 459), un gamo hembra por Almagro (1952)
o un gamo hembra o cierva según Beltrán (1986, 1993). A su
correcta interpretación no ayuda ni su estado de conserva-
ción ni la tosquedad de sus formas. Con todo, la represen-
tación de una larga cola, documentada ya en los primeros
trabajos, debería haber servido para descartar su definición
como posible cérvido, gamo o cierva. El cuerpo aparece
también muy robusto, elemento que no define las especies
propuestas con anterioridad. Estos aspectos, unidos a sus
largas orejas y a la morfología de la quijada hace que con-
sideremos factible su interpretaron como un posible asínido.
El animal destaca por la técnica empleada en su realiza-
ción. Una serie de trazos relativamente gruesos que perfilan
el animal y que sirven, asimismo, para representar las patas.
Con este mismo tipo de trazo lineal se rellena parte del inte-
rior de la figura, sobre todo en el tercio delantero y cabeza.
A pesar del cierto esquematismo en la representación,
perfectamente visible en los trazos lineales que conforman
las patas, se aprecia una evidente intención de introducir
determinados detalles: en las patas traseras se aprecia un
ángulo para la plasmación del corvejón; o la forma curva de
la mandíbula inferior.
Estilísticamente, e incluso en lo referido a la técnica em-
pleada (tipo de relleno interior), esta representación resulta
muy similar a la de una cabra o cierva del abrigo tarraconen-
se de Mas del Llort (Viñas 2005).
Motivo 3. Cuadrúpedo indeterminado orientado a la dere-
cha (Fig. 6.1). Se localiza en la zona derecha inferior del pa-
nel decorado, a 92 cm del suelo actual. Se trata de la única
representación figurativa del abrigo realizada con técnica del
piqueteado.
Es precisamente la técnica lo que ha podido determinar la
tosquedad en la realización del motivo que, como se explica
más adelante, no aparece referido en ningún estudio anterior
al de Piñón (1982: 126).
Se puede definir como una representación de tendencia al
esquematismo, aunque no se puede catalogar de puramente
esquemática, al contar con cierto volumen y morfología en
diferentes partes, como en el cuerpo o en la cabeza (que
presenta una especie de volumen en la mandíbula inferior,
similar al del motivo 2). Cuenta con dos trazos lineales ver-
ticales y paralelos entre sí en lo alto de la cabeza, una larga
cola, que sobrepasa la longitud de las patas. Éstas, en nú-
mero de cuatro, son estrictamente lineales, paralelas entre sí
y se disponen a lo largo del desarrollo del cuerpo.
Como argumentamos más adelante, consideramos que
la factura de esta figura es muy reciente, planteando que
se pueda interpretar como un intento tosco de copia del
motivo 2. Las similitudes entre las figuraciones radican en
la orientación de la figura, la representación de dos orejas
largas y en idéntica disposición, detalle del volumen de la
quijada, representación de una larga cola. Las diferencias
existentes entre ambas, también evidentes, podrían expli-
carse no sólo por una menor capacidad artística del crea-
dor sino, sobre todo, por la mayor dificultad manifiesta en la
técnica empleada.
Piñón alude a que este motivo aparecería también silue-
teado con pintura de tonalidad blanco-anaranjada (Piñón
1982: 126). Sin embargo, el análisis visual del motivo no nos
ha permitido constatar el uso de una técnica mixta en su rea-
lización. Como en el resto de motivos blanquecinos del abri-
go, la figura de zoomorfo estaría exclusivamente realizada
por técnica de piqueteado. Consideramos que la observa-
ción del citado autor se debe a que, sobre esta representa-
ción, se aprecia una mancha de dimensiones considerables
y de tonalidad amarillenta-anaranjada muy desvaída que se
superpone con un desarrollo vertical a esa zona del soporte
rocoso y casi a la totalidad de la representación6.
Motivo 4. Restos inidentificables de color rojo, de la mis-
ma tonalidad que el observado para el motivo 2. Se puede
definir como un resto informe de tendencia horizontal que
alcanza los 3,8 cm de longitud por 1,2 cm de altura.
Motivo 5. Trazos piqueteados (Fig. 6.2). A la izquierda del
motivo 3, a escasos 6 cm, se aprecia un elemento de ten-
dencia lineal, con un ángulo en la zona izquierda, a partir
del cual el motivo asciende hacia la derecha a medida que
disminuye el grosor de su trazo.Recuerda a la morfología del
cuerpo del motivo 3.
Motivo 6. Cruciforme piqueteado (Fig. 6.3). A 143 cm del
suelo, y en la vertical de los motivos 4 y 5, se documenta
un motivo cruciforme prácticamente simétrico (6,2 cm de an-
chura, 5,7 cm de altura). Presenta la misma técnica de reali-
zación que los motivos 3 y 5.
Motivo 7. Cruciforme piqueteado (Fig. 6.4). A 140 cm del
suelo, a 12 cm sobre el motivo 2 y a 40 cm del anterior cru-
6. No se trata de pintura, sino de un líquido de naturaleza desco-nocida y denso, con algún tipo de sustancia fijadora. La motiva-ción real para su aplicación no aparece clara ya que ni se vertió en inicio sobre la figura que llega a cubrir en su desarrollo ni se llegó a verter sobre aquellas otras figuraciones (las de color rojo) que peor se ven y que, en caso de haberse aplicado para mejorar la visibilidad de las figuraciones, habrían sido las más propicias.
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ciforme, guarda el mismo nivel de horizontalidad
que éste. Presenta un estado de conservación
muy alterado, hasta el punto de que práctica-
mente ha desaparecido por saltados de la roca.
Esta afección ha perjudicado sobre todo al de-
sarrollo horizontal del motivo. Dimensiones: Altu-
ra máxima: 5,8 cm.
3.2. Abrigo de La Paridera de las Tajadas
En la misma zona en la que se localiza el abri-
go del Huerto de las Tajadas, y en el contexto
de los trabajos de prospección realizados por
Ortego, fue hallado el abrigo de la Paridera de
las Tajadas o de la Tajada de Enmedio, como
fue inicialmente denominado (Ortego 1951).
Con posterioridad, este conjunto sería incluido
en la realización de diversos trabajos de sín-
tesis como los de Almagro (1952), Hernández
Pacheco (1959) y Beltrán (1968), siendo Piñón
(1982) el que realiza un análisis de conjunto
más exhaustivo.
El abrigo se localiza a unos 100 m al Noroeste
del abrigo del Huerto de las Tajadas, en perfec-
ta conexión visual y frente a una relativamente
amplia zona llana, abriéndose en la base de un
imponente afloramiento rocoso.
Figura 5 · Cuadrúpedo pintado del Huerto de las Tajadas.Figura 6 · Motivos piqueteados del abrigo del Huerto de las Tajadas: 1. Motivo 3; 2. Motivo 5; 3. Motivo 6; 4. Motivo 7. Abajo: calco
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3.2.1. DESCRIPCIÓN DE LOS MOTIVOS
Motivo 1. Cérvido en color blanco orientado a la derecha.
Se trata de una delicada representación de una posible cier-
va, de la que se conserva únicamente el tercio delantero
(Fig. 8.1). Se representó con el cuello inclinado, alargado y
muy esbelto. La cabeza guarda las proporciones estiliza-
das del resto de la composición, habiéndose representa-
do las orejas enhiestas y en disposición oblicua, formando
una “V”. Las patas, muy finas y delicadas, se representaron
abiertas en ángulo agudo, contando con la plasmación de
algunos detalles, como un ligero engrosamiento en la ar-
ticulación y los la silueta de perfil de los cascos. Justo en
el arranque del cuerpo, una colada de humedad (ennegre-
cida por efecto de la presencia permanente de agua) ha
hecho desaparecer el resto de la figura.
Dimensiones: Longitud (desde el morro a la cruz): 9,5 cm.
Altura (desde la cruz hasta el extremo de pata más retrasa-
da): 9,8 cm.
Motivo 2. Restos indefinidos blancos. Se aprecian diferen-
tes restos de pequeñas dimensiones diseminados en la zona
derecha del motivo 1 y por encima del motivo 4, todos de
morfologías informes.
Motivo 3. Cuadrúpedo en color blanco orientado a la iz-
quierda (Fig. 8.3). En la zona superior del panel decorado, en
la margen derecha, se localiza una figura muy mal conserva-
da, apenas perceptible. Su mal estado de conservación hizo
que en los estudios de Ortego y Almagro no se hiciera men-
ción a la misma, mientras que en el de Piñón se definiera muy
someramente, apuntando su posible interpretación como un
cérvido (Piñón 1982: 132), proporcionando un calco bastante
parcial del animal.
Tras el análisis el motivo constatamos la presencia del cua-
drúpedo y su mal estado de conservación. Precisamente éste
hace que no se puedan proporcionar valoraciones definitivas,
atendiendo sobre todo a la práctica desaparición de la cabe-
za del animal. Sin embargo, la morfología global de la figura,
disposición de las patas, representación de una cruz bien de-
finida, cuello corto y grueso y cola relativamente larga hace
que propongamos su interpretación como un posible bóvido.
El animal aparecería en actitud de movimiento pausado,
sugerido por la disposición de las patas delanteras, una de
ellas más adelantada y en un plano ligeramente superior.
Son diversos los detalles anatómicos reconocibles, a pe-
sar de la mala conservación global del motivo. Así, se apre-
Figura 7 · Calco general del abrigo de la Paridera de las Tajadas.
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cia la plasmación de la cola, la potente musculatura del ani-
mal en zonas concretas, como en la representación marcada
de la joroba o cruz, así como los corvejones de las patas
traseras, pudiéndose intuir los cascos de perfil en las delan-
teras. Se aprecian algunos restos en la zona de la cabeza, de
morfología más o menos lineal y de tendencia diagonal as-
cendente hacia la derecha que quizá podrían interpretarse,
con las dudas impuestas por su conservación parcial, como
los restos de un cuerno.
Dimensiones: Longitud máxima conservada: 29,7 cm. Altu-
ra (desde la pata trasera más adelantada al lomo): 15,2 cm.
Motivo 4. Trazos lineales paralelos en color blanco. Se trata
de dos elementos rectilíneos horizontales y paralelos entre
sí, dispuestos a 10,5 cm a la derecha del motivo 1. El superior
presenta un pequeño engrosamiento en el extremo izquierdo.
Sin duda, representan el mismo elemento que el plasma-
do en el abrigo Contiguo a la Paridera, con una relación
manifiesta con las figuraciones de los cérvidos, aunque su
significado e interpretación se nos escape. Acerca de éste
se han referido a su posible definición como un tectiforme
o trampa o bien un abrevadero natural (Ortego 1949: 461),
interpretaciones recogidas en estudios posteriores (Piñón
1982: 137), en otros casos vinculadas a “algún acto mágico
de caza” (Almagro, 1952: 120), al definirlas como dos po-
sibles venablos o flechas, interpretación que recoge más
tarde Beltrán (1986: 43).
Dimensiones: trazo superior: 7,25 cm. Trazo inferior: 7 cm.
Motivo 5. Restos indefinidos blancos. Se trata de uno de
los elementos de interpretación más controvertida. En es-
tudios previos fue descrita como los restos de la pierna de
un antropomorfo (Almagro 1952: 120; Piñón, 1982: 132). Sin
embargo, una descripción objetiva no permite realizar la de-
finición de ningún elemento reconocible.
El motivo aparece conformado por un trazo diagonal as-
cendente hacia la derecha de 1,1 cm de grosor y 11,3 cm
de longitud. En el extremo inferior se aprecia un progresivo
estrechamiento del trazo para terminar en una especie de
mancha informe. A 2,8 cm a la izquierda de este trazo se do-
cumenta un pequeño elemento ovalado de 1 cm de longitud
máxima. El extremo superior del elemento diagonal termina
con dos pequeños tracitos lineales ascendentes y casi para-
lelos, mientras que en la zona inferior se aprecia lo que sería
el inicio interrumpido de un elemento lineal de igual grosor
que el descrito pero con una disposición diagonal descen-
dente hacia la derecha.
Del extremo inferior del elemento central parte un nuevo
trazo lineal hacia la derecha, ligeramente ascendente y más
delgado (0,6 cm) que alcanza los 4 cm de longitud y que
acaba formando un ángulo agudo con otro elemento lineal
descendente de 0,4 cm de grosor y 4,4 cm de longitud.
Motivo 6. Bajo esta única numeración englobamos las dos
figuras (motivos 6 y 7) definidas por Piñón como antropo-
morfos (Piñón, 1982: 132). Consideramos errónea la inter-
pretación de estos restos como antropomorfos, ni siquiera
esquemáticos. Así, tras el estudio realizado concluimos que
se trata de meros trazos lineales en disposición vertical.
Junto a estos elementos se aprecian otros restos, menos
evidentes por encontrarse más desvaídos, que indudable-
mente forman parte de las misma representación. Se trata
de otros restos de morfología circular (tipo dedada) o de ten-
dencia lineal, uno de los cuales parece unir los dos trazos
verticales por los extremos inferiores. A la derecha del trazo
vertical mejor conservado se observan otros restos lineales,
de menor grosor, uno de los cuales se dispone en diagonal
ascendente siguiendo la zona exterior de una grieta.
Nos encontramos, pues, ante un motivo que, por lo con-
servado, no se puede definir ni vincular con ningún tema o
estilo artístico concreto. Podría incluso tratarse, simplemen-
te, de los restos dejados por el propio pintor al limpiarse el
dedo o el pincel empleado para pintar.
Dimensiones: Trazo lineal izquierdo: Longitud máxima:
10,7 cm. Grosor: 0,7 cm.
Dimensiones: Trazo lineal derecho: Longitud máxima: 11,3
cm. Grosor máximo: 1,2 cm.
Motivo 7. Mancha rojiza. Se trata de unos restos de color
rojo situados a 32 cm a la izquierda del motivo 8. Tiene una
Figura 8 · Zoomorfos pintados en blanco del abrigo de la Paridera de las Tajadas. 1. Motivo 1; 2. Motivo 3
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sivamente hacia el extremo derecho. La zona superior del
motivo aparece más difuminada.Piñón la define como la ca-
beza de un animal dispuesto a la derecha (Piñón 1982: 132).
Dimensiones: Longitud máxima: 12,1 cm. Altura máxima:
9,1 cm.
Motivo 8. Ciervo rojo orientado a la izquierda (Fig. 9).
Figura de un ciervo en tintas planas y en posición ram-
pante hacia la izquierda. El animal presenta un patrón
corporal esbelto, ligeramente alargado. Esta sensación
aparece reforzada por la delicada representación de las
patas, largas y finas, no exentas de cierto naturalismo al
plasmarse, en las traseras, el corvejón y las pezuñas de
perfil. El naturalismo de la figura se aprecia igualmente en
la representación de otros detalles anatómicos, como la
cola, una incipiente joroba (cruz), un pecho y cabeza muy
bien delimitados, la oreja y la cornamenta. Ésta aparece
totalmente abierta. Las astas se desarrollan casi en hori-
zontal, cada una en un sentido y con los candiles en una
única dirección. El asta izquierda aparece afectada por
un desconchado de la roca que interrumpe su desarro-
llo. Con todo, resultan perfectamente visibles los primeros
candiles (luchadera y contraluchadera) así como los de la
corona, en el asta derecha.
Aunque la disposición oblicua del animal parece dotar de
cierto dinamismo a la figura, lo cierto es que la rigidez global
del motivo, especialmente de sus patas, subraya la rigidez
de la figura.
Almagro sugiere que inicialmente fuera creada como
cierva y que, posteriormente, le fuera añadida la cornamen-
ta, ésta de color blanco, según la apreciación de Almagro
(1952: 120). Sin embargo, a partir de nuestra reciente obser-
vación, no se aprecia resto alguno de tonalidad blanquecina
que pudiera corresponderse con la propuesta de Almagro.
Al contrario, la absoluta coincidencia cromática (rojo oscuro)
de las astas y del resto del animal, nos hace pensar que el
motivo fue concebido originalmente como un ciervo.
Dimensiones: Longitud máxima (del morro a la cola): 18,4
cm. Altura (de la pata delantera más atrasada a la cruz):
9,2 cm.
Otros elementos. Bajo esta denominación hemos agrupa-
do una serie de restos pictóricos cuya factura consideramos
muy reciente. Se trata de dos elementos cuadrangulares que
enmarcan los motivos 1 y 8, un pequeño trazo ligeramente
arqueado a la derecha del recuadro de la cierva7, y un resto
lineal vertical en el extremo derecho del panel, muy cercano
al muro de cierre.
De entre estos restos, los más destacados son los recua-
dros. Consideramos que su realización se habría llevado a
7. Pensamos que este trazo es el que Piñón llega a definir como “pequeña mancha anaranjada (…) que aparece en el sector iz-quierdo del cuerpo medio del panel muy próxima a la represen-tación de un cervatillo y al signo pareado” (Piñón, 1982: 132).
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Figura 9 · Ciervo en rojo de la Paridera de las Tajadas
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cabo en momentos muy recientes. Resulta sintomático que
en ninguno de los estudios previos se hiciera mención a és-
tos elementos, a pesar de que son evidentes. En el caso del
estudio de Piñón resulta todavía más extraño, ya que apare-
cen visibles incluso en las propias fotografías de la publica-
ción (Piñón 1982: Lámina XXVI.1).
Estos recuadros fueron realizados mediante finos trazos
de color rojo-anaranjado. El aspecto irregular de su trazado
parece apuntar la posibilidad de que fuera realizado median-
te algún tipo de elemento duro, no mediante la aplicación de
pintura líquida.
3.3. Abrigo Contiguo a La Paridera de las Tajadas
El conjunto, también descubierto y dado a conocer por Or-
tego (1951), se localiza a escasos metros al Sureste respecto
del anterior. Nuevamente se advierte el uso de diferentes co-
lorantes en la realización de las pinturas del abrigo, si bien
la tonalidad rojiza se encuentra representada tan sólo por
una mancha sin forma definida y por unos trazos cortos li-
neales, probablemente realizados con el dedo. Destacan las
dos representaciones de cérvidos de tendencia naturalista,
componiendo una bucólica escena.
3.3.1. DESCRIPCIÓN DE LOS MOTIVOS
Motivo 1. Cérvido blanco orientado a la izquierda y en dis-
posición diagonal descendente (Fig. 11.1). El animal, defi-
nido como un cervato por Ortego (1951: 461), cuenta con
elegantes proporciones, pudiéndose observar el contorno
de la figura: cabeza, cuello, lomo, cuartos traseros, panza
y patas sin que el interior del cuerpo aparezca pintado. Se-
gún el primer calco del conjunto, el motivo aparecería con
el cuerpo relleno, en tinta plana. Sin embargo, en el trabajo
de Almagro ya se evidencia la pérdida de relleno en la zona
aludida, si bien por cuestiones de conservación parece ha-
berse perdido en la actualidad. Se aprecian restos de apli-
cación de color rojo sobre los cuartos traseros del cérvido y
en parte del cuerpo. La aplicación de este pigmento parece
haberse realizado directamente con el dedo, adoptando un
desarrollo diagonal, siguiendo la disposición del propio ani-
mal. Un trazo lineal de características y coloración similares
aparece, en idéntica disposición, entre las dos representa-
ciones zoomorfas.
El animal cuenta con detalles anatómicos, como las orejas,
corvejones y pezuñas (representadas de perfil), con la con-
vención de patas delanteras en “V” invertida, que se constata
también en la figura de cérvido del abrigo de la Paridera.
La cierva inclina el cuello y la cabeza, simulando la acción
de beber o comer. A escasos milímetros de la boca, mal con-
servada, se aprecian los restos de dos cortos trazos lineales,
hoy en día identificables con dificultad, y que Ortego inter-
pretó como hongos o espárragos (Ortego 1951: 461).
Dimensiones: 19,85 cm de longitud máxima.
Figura 10 · Calco general del abrigo Contiguo a la Paridera de las Tajadas
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Motivo 2. Cérvido blanco orientado a la
derecha (Fig. 11.2). Cuenta con los mismos
rasgos naturalistas que el anterior, aunque
la actitud es diferente. En este caso, el
animal se desplaza con la cabeza erguida
hacia la derecha, en una disposición lige-
ramente diagonal ascendente. A pesar de
la indudable relación existente entre las
representaciones zoomorfas y de la confor-
mación de una única escena, lo cierto es
que se aprecian diferencias en el tratamien-
to de ambas figuraciones. En el segundo
caso las proporciones no son tan correctas,
apreciándose un alargamiento excesivo del
cuerpo, con un progresivo estrechamien-
to o estilización hacia la parte delantera,
apreciable también en el tratamiento de las
patas. Las traseras son mucho más robus-
tas que las delanteras, sin que se aprecie
el detallismo y delicadeza de trazo obser-
vado para la plasmación de las mismas en
el motivo 1.Con todo, esta figura aparece
mejor conservada que la precedente, y se
aprecian rasgos anatómicos ejecutados con
naturalismo. Destaca la plasmación de las
orejas, alzadas. Asimismo, la ejecución en
el trazado del morro y cuello resulta de una
gran precisión y acertado patrón estético.
La mayor robustez del tercio trasero del
animal llevaría a Almagro a definirla como
una hembra grávida (Almagro 1952: 118).
Dimensiones: 19,9 cm de longitud máxima.
Motivo 3. Trazos lineales paralelos en
blanco. Dos trazos lineales y paralelos entre
sí realizados en la misma tonalidad cromá-
tica que los cérvidos y que se desarrollan
a escasos centímetros de la boca del mo-
tivo 1. Hoy se encuentran mal conservados
por diversos saltados de la roca, y ni siquiera
aparecen reflejados en el calco de Almagro.
Aunque su disposición es ligeramente diagonal, recuerdan
al motivo 4 del abrigo de La Paridera, también en aparente
relación con una representación de un cérvido que, como el
del conjunto que nos ocupa, guarda la misma disposición
anatómica.
Dimensiones: 5,7 cm de longitud máxima del trazo supe-
rior; 2,8 mm de grosor.
Motivo 4. Gran mancha difusa de color rojo. Localizada a
la derecha del grupo de cérvidos, se desarrolla con una ten-
dencia diagonal ascendente hacia la derecha, difuminándo-
se progresivamente en esta dirección.
Dimensiones: 36,2 cm de longitud. 23,8 cm de anchura.
Motivo 5. Trazos lineales en rojo. Se reparten en diferentes
zonas del panel decorado, aunque se aprecian con mayor ni-
tidez en la zona superior derecha. Se trata siempre de trazos
lineales, de entre 1,5 y 1 cm de grosor, sin ordenación apa-
rente pero con cierta preferencia por la disposición diagonal
ascendente a la derecha.
Dos de estos trazos, muy difusos, se localizan en la zona
de los cérvidos. Uno de ellos habría sido realizado sobre el
cuerpo del motivo 1, mientras que el segundo se plasmó en-
tre las dos representaciones animales.
El resto de trazos, siempre de la misma tonalidad y de
trazado general irregular, aparecen en la parte derecha del
panel, por encima del motivo 4. Uno de ellos, el dispuesto a
mayor altura, presenta el extremo bastante bien definido de
morfología redondeada.
En todos los casos parecen haber sido realizados con los
dedos, encontrando perfecto paralelo en el motivo 6 del con-
junto de La Paridera.
4. APRECIACIONES CRONOLÓGICAS
Resulta harto difícil poder realizar apreciaciones cate-
góricas de carácter crono-cultural acerca de las manifes-
taciones rupestres postpaleolíticas. Buena muestra de ello
Figura 11 · 1. Arriba: Cérvidos del abrigo Contiguo a la Paridera de las Tajadas. 2. Abajo: Cérvidos infrapuestos a trazos lineales de color rojo
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puede resultar del análisis realizado sobre el conjunto del
Huerto de las Tajadas. En éste debemos destacar algunas
apreciaciones acerca de los motivos de tonalidad blan-
quecina del conjunto. Todos ellos han sido realizados me-
diante técnica de piqueteado. De los tres conjuntos rupes-
tres de las Tajadas de Bezas es el único que presenta esta
técnica, asociada además a representaciones de carácter
esquemático (cruces) o semiesquemático (cuadrúpedo).
Aspectos por los que tradicionalmente se les ha desta-
cado en la literatura especializada (Piñón 1982: 126-127;
Royo 2004: 71).
Desde el punto de vista temático y estilístico la asigna-
ción de estas figuraciones a un momento crono-cultural
prehistórico reciente ha sido esgrimido en diferentes es-
tudios. Así, se ha propuesto su relación, por paralelismos
temáticos y estilísticos, con representaciones del conjunto
del Puntal del Tío Garrillas, si bien se ha considerado que
el cuadrúpedo sería más antiguo que los cruciformes, quizá
relacionados con algún tipo de manifestación de la religio-
sidad popular de época moderno/contemporánea (Royo
2004: 99).
Atendiendo a los estudios pioneros sobre el conjunto, de-
bemos destacar que en la primera referencia al mismo no
se describen los elementos piqueteados. En la descripción
que realiza Ortego del abrigo, por entonces conocido como
Tajada Bajera, tan sólo se hace mención a las series de
puntos y a la representación del cuadrúpedo de color rojo
(Ortego 1949: 458-459). Tampoco en el estudio de Almagro
(1952) se hace mención alguna a las figuraciones de tona-
lidad blanquecina, a pesar de ser las que mejor visibilidad
tienen en la actualidad, y de que el análisis figurativo y com-
positivo aludido resulta exhaustivo8. Resulta sintomático
que Almagro hiciera referencia expresa a las pinturas “que
se ven bien fácilmente pues su estado de conservación es
bueno” (Almagro 1952: 117), describiendo las alineaciones
de puntos, el cuadrúpedo de color rojo e incluso los restos
de pintura de color rojo, sin que haga mención alguna a
las figuraciones blancas. Naturalmente, en ninguno de los
calcos realizados por Ortego y Almagro aparecen referidas
estas representaciones.
Tampoco existen referencias a estas figuraciones en
obras más recientes, en las que, de forma específica, se
hace referencia descriptiva al conjunto (Beltrán, 1968).
Sólo con el estudio de Piñón se aportan las primeras
noticias acerca de las figuras piqueteadas. El citado autor
vincula la figura zoomorfa, que interpreta como un posible
zorro, con supuestos estilísticos claramente esquemáticos,
apuntando a las pinturas de El Gallinero (Huesca) como pa-
ralelos (Piñón 1982: 127).
Así todo, en el momento del descubrimiento del conjun-
to (en 1947) es evidente que las figuraciones piqueteadas
no existían. Ni Ortego primero, ni Almagro en la revisión del
abrigo, sólo 5 años después, aluden en ningún momento a
estas figuraciones, a pesar de resultar plenamente eviden-
tes y de describir otros elementos contenidos en el abrigo
8. El mismo Almagro sí documenta otras figuraciones blancas en abrigos de la Sierra de Albarracín, en este caso pintadas, como en el abrigo de los Toros del Prado de las Olivanas (Albarracín).
mucho más difíciles de ver9. El que en trabajos de síntesis
posteriores no se recogieran estos motivos resulta igualmen-
te significativo10 (Beltrán 1968, 1993).
Estas representaciones aparecen como elementos sin-
gulares dentro de los conjuntos rupestres de Bezas. Ni el
estilo (de tendencia al esquematismo o subnaturalismo)
alejado de los más naturalistas de los abrigos cercanos,
ni la técnica empleada en su realización (piqueteado y no
pintura), ni las referencias historiográficas recogidas des-
de el mismo momento de su descubrimiento nos permiten
clasificar estas figuraciones dentro del conjunto prehistó-
rico rupestre de la zona. Por lo apuntado, consideramos
que se trata de figuras de factura muy reciente, cuya rea-
lización se llevaría a cabo con posterioridad al estudio de
Almagro publicado en 1952 y con anterioridad al estudio
de Piñón, publicado en 1982. Sería ese lapso temporal de
apenas 30 años, en la segunda mitad del siglo XX, cuando
las representaciones piqueteadas del Huerto de las Taja-
das serían realizadas11.
No consideramos que se trate de un intento de falsifica-
ción, sino de un añadido reciente que parece reproducir
la figura animal anterior, ya que trata de plasmar algunos
detalles similares: misma disposición, larga cola, cabe-
za contundente de tendencia triangular, orejas largas y
en disposición análoga… Las diferencias apreciables se
pueden explicar tanto por la menor destreza del artista
como por la técnica y herramienta utilizados en uno y otro
caso. En cuanto a los cruciformes, un elemento universal
(pangeográfico y diacrónico), junto a su consideración ya
apuntada como símbolo religioso, debemos apuntar que
existen en la zona12 cacharros, o macetas, de recogida de
resina decorados con cruces de morfología exacta a las
documentadas en el abrigo.
En la línea que se desarrolla en este apartado, si bien es
cierto que en ninguno de los otros dos conjuntos cercanos
encontramos elementos piqueteados, debemos apuntar la
existencia de trazos posteriores a la realización de los moti-
vos figurativos. Nos referimos a los trazos lineales y finos que
conforman verdaderos recuadros que incluyen en su interior
al motivo 1 (cierva blanca) y al 9 (ciervo rojo) del abrigo de
la Paridera de las Tajadas13. Se trata de meros trazos lineales
realizados con un elemento duro (en modo alguno con la apli-
cación de pintura), que no cubre la totalidad del trazado con
9. El propio Ortego nos dice, con respecto al cuadrúpedo rojo, que “a simple vista percibimos la línea del lomo y la cabeza. El resto se halla tan desvanecido, que solamente humedeciendo la roca nos fue posible reconocerlo por completo” (Ortego 1949: 459).
10. En los citados estudios es muy probable que la descripción de los motivos rupestres se realizara a partir exclusivamente de determinados trabajos previos, sin realizar la visita personal a la propia estación. Sólo así se explica la falta de referencias a los motivos piqueteados.
11. Algunos estudios han destacado la gran cantidad de conjuntos grabados al aire libre en la Sierra de Albarracín con fechas ple-namente históricas que habrían perdurado incluso hasta el siglo XX (Gómez y Royo 2008: 161).
12. Si bien los cacharros o macetas de recogida de resina casi nun-ca se encuentran decorados, hemos constatado la existencia de algunos que contaban en sus paredes externas con elemen-tos pintados precisamente en Bezas, con una cruz idéntica a la piqueteada en el abrigo.
13. Estos trazos ya aparecen documentados en las fotografías rea-lizadas por Piñón (1982), si bien en su estudio no hace mención a los mismos. Tampoco se mencionan en trabajos previos de Ortego y Almagro.
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el pigmento, sino sólo los elementos más salientes del soporte
rocoso, dando aspecto de discontinuidad. Estos trazos son
de tonalidad anaranjada y aspecto graso, incluso brillante14.
Un trazo vertical de estas mismas características se loca-
liza yuxtapuesto al muro derecho del cerramiento de la Pari-
dera de las Tajadas, sin interferir en él.
5. CONCLUSIONES
Son numerosos los aspectos singulares que presentan los
conjuntos de las Tajadas de Bezas, tanto desde un punto
de vista temático, como técnico y estilístico. Quizá se podría
comenzar, precisamente, por las ausencias. En este sentido,
lo más destacado es que tras el estudio realizado no se han
documentado figuras humanas, a pesar de ser un tema que
caracteriza al arte levantino, y de encontrarlo bien represen-
tado tanto en el núcleo de Albarracín, al Norte, como en el
de Tormón, al Sur.
Esta temática sería aludida en el estudio de Almagro, en
referencia a unos restos que identificaba como una pierna
humana aislada y encogida (Almagro, 1952: 120). En refe-
rencias posteriores al conjunto esta figuración es obviada,
llegando incluso a apuntarse que “no existe ni una sola repre-
sentación humana” (Beltrán 1978: 37). Desde nuestro punto
de vista, los elementos gráficos conservados resultan dema-
siado controvertidos como para poder atribuirlos a una figura
antropomorfa, ya estuviera completa o no en origen. En este
sentido, y sin poder realizar una apreciación definitiva, estos
restos podrían incluso vincularse con una figura zoomorfa, a
partir de la interpretación de los pequeños trazos dispuestos
en ángulo en el extremo superior como posibles orejas.
Piñón hizo referencia a otros dos motivos antropomorfos
en el abrigo de La Paridera (Piñón 1982: 133). El aspecto
totalmente esquemático de los mismos le llevaría a apuntar
que se trataba de un tipo figurativo para el que encuentra
paralelos estilísticos en representaciones del abrigo de Doña
Clotilde (Albarracín), o de actitud en otra del conjunto del
Barranco del Pajarejo (Albarracín). El tratamiento digital de
las imágenes, con el que se han reconocido algunos otros
restos relacionados con los anteriores aunque mucho más
desvaídos, ha permitido definirlos como meros trazos linea-
les verticales seguramente realizados con el dedo.
Elementos muy similares y de igual tonalidad los docu-
mentamos en el conjunto Contiguo a la Paridera, uno de ellos
superpuesto a un cérvido. Estos trazos parecen producto de
la aplicación directa de los dedos o de un instrumento de
aplicación grueso, siguiendo un patrón de distribución aza-
roso que podría recordar al simple acto de limpiar un exce-
dente de colorante.
14. En las proximidades de los abrigos encontramos en superficie fragmentos de cerámica procedentes de vasos de recogida de resina. La tonalidad de las arcillas empleadas en su fabricación resultaba, en algún caso, exacta a la observada para los trazos lineales de las paredes. Con uno de los fragmentos localizados en las inmediaciones llevamos a cabo algunas pruebas de apli-cación directa sobre un fragmento de rodeno desprendido. El resultado obtenido, empleando el fragmento cerámico a modo de lapicero, fue exacto en tonalidad, aspecto y textura al obser-vado en la Paridera de las Tajadas. Apuntando a la actuación reciente también sobre este abrigo, en este caso, con la realiza-ción de recuadros alrededor de las figuras mediante el uso de un “lápiz de cerámica”.
Resulta muy interesante el uso de pigmento blanco en los
abrigos de La Paridera y Contiguo a la Paridera. No es un
elemento singular en la sierra de Albarracín, ya que se en-
cuentra bien representado en abrigos de Albarracín y Tor-
món. La importancia de su uso en Bezas manifiesta un vín-
culo directo con la tradición en el empleo de esta coloración
en toda la Sierra.
En relación directa con el color blanco, se debe destacar
igualmente la relación temática y técnica observada para
los abrigos de Las Tajadas y Contiguo a las Tajadas. Ob-
viando los restos indeterminados, las únicas representacio-
nes documentadas se corresponden exclusivamente, y sin
dudas, con cérvidos15. Los motivos 1 de Las Tajadas y 1 y 2
del Contiguo a Las Tajadas no sólo comparten tonalidad y
aspectos formales (idéntica plasmación de las patas delan-
teras, tratamiento volumétrico de éstas, disposición de las
orejas…) sino que sus dimensiones son exactamente igua-
les. La comparativa entre las cabezas de los dos cérvidos
con testa inclinada resulta exacta, como si el artista hubiera
seguido un mismo modelo en ambos casos. La similitud de
estos paneles la encontramos también en la aparente re-
lación que se establecería entre la figura de cérvido y los
finos motivos lineales paralelos de identificación objetiva
imposible.
Pero la igualdad entre las representaciones alcanza tam-
bién a la figura de ciervo en color rojo. Aunque con un pa-
trón morfológico corporal algo más estilizado, presenta un
tratamiento muy similar en la plasmación de determinados
detalles, como las patas traseras o morfología de la cabeza,
trazo de realización perfecto, contando, además, con unas
dimensiones casi plenamente coincidentes con las expresa-
das para los cérvidos blancos. Así, a pesar de la diferencia
de color, se expresa una evidente unidad en las representa-
ciones de animales entre estos dos abrigos decorados.
Esa misma vinculación estilística es aludida para otros
conjuntos rupestres, como en las figuraciones de ciervos del
Barranco de las Olivanas, los del abrigo del Medio Caballo e
incluso el abrigo de El Ciervo. Con todos ellos, según Piñón,
compartirían afinidades tanto por el motivo representado
como por la captación detallista de la anatomía y su dispo-
sición escénica (Piñón 1981: 423). A partir de estos valores,
Piñón enmarca las representaciones de Las Tajadas dentro
de la etapa II de su clasificación (Piñón 1982, 1983), si bien
esta ordenación no tiene otra implicación cronológica que no
sea relativa (Piñón 1981: 422).
A pesar de su cercanía física, se determina una marcada
diferencia en cuanto a estilo y técnica entre los conjuntos
del Huerto de las Tajadas y los otros dos abrigtos de Las
Tajadas. Se tratan, sin duda, de dos espacios plenamen-
te ajenos en su concepción y sin ningún tipo de relación.
Por un lado contamos con dos grupos rupestres, los de La
Paridera y Contiguo, que presentan una única pertenencia
estilística, dentro del denominado arte levantino. Por el otro,
en el Huerto de las Tajadas, se documenta un elemento
15. La definición como bóvido del motivo 3 del abrigo de la Paride-ra de las Tajadas, si bien perfectamente factible, no puede ser absolutamente definitiva por no conservar la cabeza, elemento definitivo como definidor de la especie.
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abstracto (hiladas de puntos) y un motivo zoomorfo cuya
tosquedad formal y técnica de realización (mediante trazos
lineales relativamente gruesos y relleno parcial no homo-
géneo) hace que resulte inviable, sin forzar en exceso, su
asignación directa dentro del mismo ciclo artístico aludido
para los otros conjuntos.
El motivo 1 del Huerto de Las Tajadas aparece como la
representación más destacada del grupo de Las Tajadas. Di-
chas alineaciones de puntos, en una tonalidad de rojo poco
habitual en los conjuntos de la zona, no tienen paralelos en
abrigos de la Sierra, siendo formalmente los más cercanos
aquellos de conjuntos paleolíticos.
La temática animal es la única de carácter figurativo bien
reconocible en los conjuntos que nos ocupan (Fig. 12).
Dentro de ésta son las figuras de cérvidos las más des-
tacadas tanto por su número como por la calidad técnica
de su ejecución. Para ellos encontramos paralelos temáti-
cos y estilísticos cercanos en el conjunto del Medio Caballo
(Albarracín): motivos 6 (cérvido en disposición ligeramente
rampante), 7 (cérvido) y 8 (cérvido con inclinación del cue-
llo y cabeza y disposición de las patas delanteras abiertas
en ángulo agudo), todos ellos en tonalidad pardo-rojiza (Pi-
ñón 1982: 83).
Algunos elementos o modos de
representación aparecen comunes
para diferentes especies animales
en la Sierra de Albarracín, cons-
tatándose un tratamiento idéntico
(Fig. 13), por ejemplo, en la dis-
posición de cuello y cabeza incli-
nados con abertura de las patas
delanteras en ángulo agudo, tanto
en figuraciones de cérvidos como
de bóvidos: abrigo del Medio Ca-
ballo (motivos 6, 7 y 8), Barranco
de las Olivanas (motivos 14, 15) o
en el motivo 2 de la Ceja de Pieza-
rrodilla16, cuestión que indica una
tradición pictórica común, como ya
apuntara Piñón (1982: 137).
Según la clasificación de Pi-
ñón, los motivos de ciervos anali-
zados, se definirían dentro de un
estilo naturalista estilizado (Piñón
1982: 190), caracterizado por la
plasmación estilizada de las pro-
porciones corporales, aunque con
un minucioso trazado de determi-
nadas partes de la anatomía. Di-
cha estilización resulta evidente en
el caso del motivo 8 de La Paridera
de las Tajadas y el 2 del Contiguo,
aunque no tanto para el motivo 1
del Contiguo a la Paridera, más
próxima a valores proporcionados.
No obstante, y como ya hemos
apuntado, la relación de estas re-
presentaciones (estilo, plasmación
de detalles, tratamiento de las extremidades…) vincula de
forma manifiesta motivos claramente estilizados con otros de
proporciones más realistas.
Asimismo, y como novedad, debemos destacar una nueva
lectura para uno de los motivos más controvertidos dado su
mal estado de conservación. Se trata de la figura 3 de la Pari-
dera de Las Tajadas, hasta el momento identificada como un
posible cérvido y que, tras el nuevo estudio, se puede definir
como un bóvido. Aunque en el término de Bezas se consta-
ta la representación de otros bovinos levantinos (Arroyo de
Bezas I), el ejemplar que presentamos es la primera de color
blanco en el término, subrayando la unidad temática, estilís-
tica y cromática que aporta a los tres núcleos principales con
arte levantino de la serranía de Albarracín.
Destaca también la identificación de diversos motivos que
obedecen a actuaciones antrópicas recientes. Nos referimos a
los recuadros realizados alrededor de los motivos 1 y 8 de La
Paridera de las Tajadas y a los elementos piqueteados del Huer-
to de Las Tajadas. En cuanto a las representación del abrigo del
16. Según el citado estudio esta representación no debería ser considerada como la de un jabalí, identificación apuntada en otros estudios, sino como la de un posible cérvido o bóvido. La pérdida de la cabeza del zoomorfo impide realizar mayores precisiones (Bea 2012: 20).
Figura 12 · Motivos zoomorfos de los conjuntos de las Tajadas de Bezas: Huerto de Las Tajadas (1 y 2), Paridera de las Tajadas (3, 6 y 7) y Contiguo a la Paridera de las Tajadas (4 y 5)
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Huerto de las Tajadas las aprecia-
ciones realizadas resultan de mayor
peso, ya que desestima la atribución
prehistórica tradicionalmente asig-
nada a estas figuras. Nos referimos,
en concreto, a aquellas realizadas
mediante piqueteado (cuadrúpedo
indeterminado, signo o restos, y cru-
ciformes). Si bien se ha destacado
la existencia de motivos rupestres
de épocas plenamente históricas en
conjuntos aragoneses (Martínez Bea
2004; Bea 2013; Lorrio y Royo 2013)
lo cierto es que no se había podido
comprobar la realización de moti-
vos rupestres (considerados hasta
el momento como prehistóricos) en
época contemporánea, como los
piqueteados de Huerto de las Ta-
jadas, para los cuales proponemos
un momento de realización con una
horquilla cronológica que iría entre
1952 y 1982.
El análisis realizado sobre los con-
juntos rupestres de Bezas permite
confirmar su inclusión plena en el
territorio amplio y singular de la Se-
rranía de Albarracín, estableciendo
claros paralelos temáticos, técnicos
y estilísticos con conjuntos tanto de
Albarracín como de Tormón. Pero
también nos revela su propia origina-
lidad con alguna de las figuraciones
más destacadas de todo el conjunto
rupestre de la Sierra de Albarracín.
6. AGRADECIMIENTOS
Nuestro sincero agradecimiento y reconocimiento a Luis
Martínez Utrillas (gerente del Parque Cultural de Albarracín)
y a Hilario Dalda (guarda de protección de monumentos) por
la ayuda prestada durante la realización del estudio.
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Figura 12 · Representaciones de motivos zoomorfos con disposición inclinada de cuello y cabeza y patas delanteras abiertas en ángulo agudo: 1. Paridera de Las Tajadas 2. y 3. Contiguo a La Pari-dera. 4, 5 y 6. Abrigo del medio Caballo (según Piñón, 1982), 7. Ceja de Piezarrodilla (según Bea, 2012), 8 y 9. Barranco de Las Olivanas
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