\"Realidad de un archivo de empresa en el Uruguay\" (Montevideo: UNC, 2006, 47 p.)
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA Facultad de Filosofía y Humanidades
SECRETARÍA DE POSGRADO ESCUELA DE ARCHIVOLOGÍA
Realidad de un archivo de empresa en el Uruguay
TRABAJO FINAL
DEL
CURSO DE POSGRADO
“ A R C H I V O S D E E M P R E S A ”
(MAYO DE 2005)
Docente a cargo:
Dra. Silvia Schenkolewski-Kroll
(PhD Universidad Hebrea de Jerusalem)
MAURICIO VÁZQUEZ BEVILACQUA
Montevideo
2006
2
Los archivos de empresa...
“Archivos creados por un ente empresarial con fines de lucro en el sector privado y en
el sector público, inclusive entes estatales”.
Silvia Schenkolewski-Kroll
3
AGRADECIMIENTOS
A la Secretaría de Posgrado de la Facultad de Filosofía y Humanidades – Universidad
Nacional de Córdoba, por su atención y apoyo en el desarrollo de esta actividad
académica.
A la Mgter. Marta Rufeil, Directora de la Escuela de Archivología – UNC, por haber
promovido mi participación en el Curso de Posgrado sobre Archivos de Empresa.
A la Prof. Mireya Callejas, por su constante apoyo profesional y humano.
A la Dra. Silvia Schenkolewski-Kroll, Profesora responsable del dictado del Curso y
Tutora de este Trabajo, por compartir su dilatada experiencia.
4
RESUMEN
El presente trabajo aborda la realidad de los archivos de empresa en el Uruguay a través
de un caso concreto como es el Archivo Campomar y Soulas S.A. Su fondo está
compuesto por documentos que datan de 1898 hasta el año de su liquidación judicial en
1993.
Luego de un panorama general sobre las empresas en el Uruguay, se brinda una reseña
institucional y se plantea la realidad del Archivo posterior al cierre de la Empresa y su
estado de situación actual.
Se formula una breve descripción a través de una Ficha de Relevamiento, para luego
plantear las perspectivas de futuro de este fondo documental.
Asimismo, se incluye como elemento de interés adicional la transcripción de una
entrevista realizada al último Gerente General de la Empresa.
5
Tabla de Contenido
1. INTRODUCCIÓN 6
2. ANTECEDENTES 7
2.1 Las Empresas: visión general 7
2.2 Los archivos empresariales en el Uruguay 8
2.3 Campomar & Soulas: su trayectoria 9
2.4 Información complementaria 12
3. El ARCHIVO CAMPOMAR & SOULAS 13
3.1 El Archivo en los años 1990 13
3.2 Actualidad 14
3.3 Una herramienta metodológica 15
4. RELEVAMIENTO 16
5. PERSPECTIVAS DE FUTURO 21
6. CONCLUSIONES 22
7. BIBLIOGRAFÍA 23
8. ANEXOS 25
I – Propuesta del Curso de Posgrado 26
II – Datos Biográficos – Responsable del Curso 27
III – Nota Curricular del Autor 28
IV – Entrevista al último Gerente General de la Empresa 29
9. APÉNDICE 47
6
1. INTRODUCCIÓN
En este trabajo se pretende comentar brevemente la situación de los archivos de
empresa en el Uruguay, para luego abordar la realidad de uno de estos archivos: el de la
ex – empresa Campomar & Soulas S.A.
Esta industria fue la principal representante en el ramo textil, exportadora de sus
manufacturas. Operó durante el periodo 1898-1993.
Como resultado de la liquidación judicial, su Archivo fue rescatado por la Facultad de
Ciencias Sociales (Universidad de la República – Uruguay). El material documental fue
tratado y organizado por un Equipo de Estudiantes de la Carrera de Archivología de la
misma Universidad. Para esta tarea, durante el periodo 1998-1999, se contó con el
apoyo de la Universidad de Harvard.
Este fondo documental ha sido consultado para diferentes investigaciones sobre historia
socio – económica, dando como resultado hasta ahora tres tesis de maestrías.
La preservación de este Archivo reviste gran importancia para la historia, la
archivología y el empresariado uruguayo. Asimismo constituye ejemplo tangible del
papel de la Universidad1, generadora de conocimiento y vinculada a su medio social.
1 Véase Ley Orgánica de la Universidad de la República (1958).
7
2. ANTECEDENTES
2.1 Las Empresas: visión general
La idea de Empresa está ligada a la de emprendimiento, con el fin de alcanzar
determinados logros. En el colectivo social esta idea se vincula con una organización
privada con fines comerciales o industriales; idea por cierto un tanto restringida.
Una empresa en sentido amplio, involucra un fin (social o particular), una organización
(pública, mixta o privada), un capital (material y/o intelectual), con destino a una meta
concreta que tendrá una planificación determinada.
La Ley de Sociedades Comerciales2, en su artículo 1 establece:
“Habrá sociedad comercial cuando dos o más personas, físicas o jurídicas, se obliguen a
realizar aportes para aplicarlos al ejercicio de una actividad comercial organizada, con
el fin de participar en las ganancias y soportar las pérdidas que ella produzca.”
En otro orden, el Estado uruguayo ha asumido históricamente la responsabilidad y el
monopolio de algunos sectores comerciales e industriales, creando Entes Autónomos y
Servicios Descentralizados3 regidos por su ley de creación, el Derecho Público y dentro
de este el Derecho Administrativo, siendo de aplicación el Derecho Comercial para las
empresas del sector privado.
Archivos de Empresas
El asturiano Eduardo Núñez Fernández, se adhiere al concepto del diccionario de
terminología español, que entiende al Archivo de Empresa como: “el archivo que reúne
los fondos documentales producidos por una organización mercantil o industrial, de
carácter público, mixto o privado”. Este concepto es más adecuado a la realidad de los
archivos empresariales, teniendo una visión más integradora.
2 Ley Nº16.060 de Sociedades Comerciales, sustitutiva del Título III del Código de Comercio uruguayo.
3 Sus Directorios poseen amplias facultades actuando según sus rubros en el ámbito de coordinación de
un determinado Ministerio del Poder Ejecutivo.
8
2.2 Los archivos empresariales en el Uruguay
El Código de Comercio uruguayo establece en sus artículos 44 y 54 la obligatoriedad de
llevar y conservar los Libros de Contabilidad y la correspondencia del negocio. En tanto
el artículo 80 del mismo Código determina un plazo de veinte años, posterior al cierre
del establecimiento comercial, como lapso de tiempo para la guarda de sus documentos.
No obstante, los archivos de empresas privadas, más allá de las disposiciones legales,
una vez que culminan sus actividades, siguen la suerte de sus últimos propietarios o
herederos o las decisiones de quienes actuaron como sus liquidadores.
Por su parte, los archivos de empresas públicas, dependen en su preservación del
interés que haya puesto cada empresa en su pasado, en su exposición a circunstancias de
deterioro a lo largo del tiempo y en las transferencias de documentos que haya o no
realizado al Archivo General de la Nación4.
Otro comentario merecen los archivos de empresas privadas de propiedad del Estado,
los servicios públicos prestados por empresas privadas y las empresas públicas
privatizadas.
Estatización versus Privatización:
El Uruguay de principios del siglo XX se dedicó a nacionalizar importantes sectores de
la economía en los rubros de ferrocarriles, bancos, seguros y otros. Este proceso tuvo su
apogeo durante la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez (1911-1915),
continuándose posteriormente.
En las últimas décadas del siglo XX, las políticas neoliberales revirtieron este proceso y
comenzaron las desmonopolizaciones (ej.: seguros) y privatizaciones5 de algunas
empresas del Estado, en particular las deficitarias6. Como casos de privatizaciones
podemos citar es el de PLUNA (Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea) y
4 Creado por Ley Nº8.015 de octubre de 1926.
5 No obstante, las principales empresas públicas (energía eléctrica, combustibles, telefonía básica)
continúan en poder del Estado. 6 En otros casos se determinó su cierre definitivo, por ej.: ILPE (sector pesquero).
9
los servicios aeroportuarios del Aeropuerto Internacional de Carrasco (próximo a
Montevideo) y del Aeropuerto de Laguna del Sauce (Punta del Este).
En el caso de las privatizaciones la gran interrogante planteada es: ¿qué documentos
dejar en poder del Estado y qué documentos entregar a los nuevos propietarios?
El Prof. Manuel Vázquez responde esta pregunta en función del ciclo vital: la
documentación que se encuentra en su fase histórica quedará en manos del Estado en
tanto los documentos en fase de gestión o sometidos a plazo precaucional quedarán en
manos de los nuevos propietarios. Este autor advierte que esta respuesta no agota todos
los casos y situaciones (véase además: Kormendy, 2001).
2.3 “Campomar & Soulas S.A.”: su trayectoria
Los orígenes de la industria textil uruguaya se remontan a la fundación en 1898 de la
firma “Salvo Hnos.” con su establecimiento “La Victoria” en Montevideo, y en 1900 de
“Campomar Hnos.” con su fábrica “La Nacional”. Estas dos empresas dieron origen a
“Salvo, Campomar y Cía.” a fines de 1900. En 1903 se incorpora Eduardo Soulas.
Esta nueva sociedad, la integraron: por los Salvo: José, Lorenzo, Angel, María Carrara
de Salvo (viuda de Dionisio) y Angela Debenedetti de Salvo; por los Campomar: José y
Juan; y Eduardo Soulas representado por Wenceslao Verrière.
Los Estatutos previeron que esta sociedad se dedicaría preferentemente a la fabricación
de hilados y tejidos, pudiendo las dos fábricas reunirse en una o concentrar la
producción de tejidos en una y la de hilados en la otra. El primer año las ganancias se
capitalizarían, luego los socios retirarían el 50%.
Durante 1904 se hacen fuertes inversiones en maquinaria y se decide instalar una
fábrica de lana peinada.
Los Campomar eran inmigrantes españoles radicados en Buenos Aires, donde tenían
fábricas de tejidos. En 1861, Josefa Jaume de Campomar, viuda, llega a la Argentina
10
con sus cinco hijos. Entre 1880 y 1890 los Campomar instalaron una fábrica de tejidos,
registrando la marca “Oveja” en 1895. Por su parte, Eduardo Soulas, francés, a
principios de 1900 era propietario de un lavadero de lanas en Buenos Aires.
En 1905 instalaron en la ciudad de Juan Lacaze (departamento de Colonia), una gran
fábrica de hilado y tejido de lana: “La Industrial”. A partir de 1909 invierten también en
la fabricación de tejidos de algodón. En 1908 la firma ocupaba en sus dos fábricas unos
800 obreros, llegando a 1000 obreros en 1910.
En 1911 las funciones de dirección de la empresa cuentan con una mayor
responsabilidad por parte de los Salvo.
La principal fábrica de tejidos de algodón en el Uruguay era “Dell´Acqua y Cía.”,
fundada en 1903 con alrededor de 450 obreros.
En 1909 “Dell´Acqua y Cía.” propone la formación de una sociedad para la explotación
de la industria de tejidos de punto de algodón, sirviendo de base las fábricas existentes
de: “Dell´Acqua y Cía.”, “Guerin y Cía.” y “Salvo, Campomar y Cía.”. Producto de esta
asociación surge “Algodonera Uruguaya S.A.”. En 1911 Dell´Acqua se retira y “Salvo,
Campomar y Cía.” pasó a ser la principal propietaria.
En 1928 la familia Salvo se retira de la empresa. Se crea la sociedad “Campomar &
Soulas” integrada por : sucesores de Juan Campomar, sucesores de José Campomar y el
señor Eduardo Soulas.
Más tarde, en 1930 finaliza el proceso de fusión y transformación en Sociedad
Anónima, formándose “CYSSA7 – Industrias Unidas de Hilados y Tejidos de Lana”,
compuesta por los integrantes de Campomar & Soulas, junto a tres fábricas textiles
laneras: “La Oriental” de Alvarez Lista y Cía. (fundada en 1913), “La Popular” de
Forno, Bozzolo y Piana (fundada en 1921) y “La Uruguaya” de García, Scarssi y Cía.
(fundada en 1914).
7 CYSSA: sigla de Campomar y Soulas S.A.
11
La integración del capital accionario en 1930 era la siguiente según los grupos:
- Campomar y Soulas 56,20% (miembros en el Directorio: 4)
- Forno, Bozzolo y Piana 25,30% (miembros en el Directorio: 2)
- Alvarez Lista 10,80% (miembros en el Directorio: 1)
- García Scarssi 7,70% (miembros en el Directorio: 1)
Los objetivos del Estatuto de la nueva Sociedad disponen:
- explotar las ramas de tejidos e hilados en general y todos sus derivados;
- importar y exportar tejidos, hilados, peinados u otros productos;
- efectuar las operaciones de compra, arrendamiento, establecer sociedades en
comandita o asociaciones;
- adquirir bienes raíces necesarios para los negocios.
El 15 de julio de 1930 la Asamblea de Accionistas elige al Primer Directorio: Miguel
Campomar (Presidente), Dr. Juan José de Amézaga8 (Vicepresidente), Dr. Ramón
Alvarez Lista (Secretario), Santiago Soulas, Dr. Carlos Campomar, Ercole Forno, Dr.
Ricardo García Fuentes y Héctor Piana.
El Grupo Campomar integró capital en otras empresas en el ramo textil, inclusive
integrando sus directorios, llegando a ocupar 2.400 obreros en su mejor momento
(década de 1930).
En 1936 Campomar y Soulas ocupaba el 38% de los obreros en el ramo textil, tenía
capacidad para fabricar el producto total consumido dentro del país constituyendo una
firma oligopólica.
Etapas de expansión:
a) 1900-1914: concentración de capitales, fusionando fábricas establecidas y
aumentando la escala de producción.
b) Incorporación de otras fábricas y disolución de la sociedad con los Salvo en 1928.
c) Centralización de capitales de otras fábricas de tejidos de lana (1930).
8 De profesión abogado, llegó a ocupar la Presidencia de la República.
12
La Familia Salvo (4 hermanos y 4 hermanas) llegó de Italia y se instaló en el Paso
Molino dedicándose a la fabricación de tejidos. El apellido Salvo junto al Campomar
pasó a ser sinónimo de industria textil cuando instalaron el centro fabril de Juan Lacaze.
Los Salvo se dedicaron a otros rubros: negocios rurales (Cabaña Nueva Melhem),
comercios e inversiones inmobiliarias como el Palacio Salvo. Este edificio fue símbolo
del progreso edilicio de la ciudad.
José Salvo se vinculó, por el matrimonio de una de sus hijas, con los Abal que poseían
intereses económicos en Buenos Aires.
A lo largo de los años los Salvo acumularon una gran fortuna, disolviendo su sociedad
con los Campomar en 1928, vendiendo su participación en tres partes iguales a: los
sucesores de Juan Campomar, los sucesores de José Campomar y a Eduardo Soulas.
Campomar & Soulas con sus cuatro fábricas: “La Industrial” de Juan Lacaze, “La
Oriental” y “La Popular” en Maroñas, y la “La Nacional” en Paso Molino, fue
históricamente la empresa textil más importante del país.
En 1993, como resultado de un proceso de deterioro irreversible, se produjo la
liquidación judicial de la firma.
2.4 Información complementaria
En el año 2002, el responsable de este trabajo junto a dos colegas más, tuvimos la
oportunidad de realizar una Entrevista al último Gerente General de Casa Central de la
Empresa Campomar & Soulas, el Sr. Miguel Angel Dall´Orso, junto a su señora esposa
quien además había trabajado en el Departamento de Exportaciones de la firma.
En su transcurso revela detalles de la historia de la Empresa, de sus directivos, de la
gestión documental y del proceso de crisis que culminó en la liquidación judicial de esta
industria (véase Anexo IV).
13
3. EL ARCHIVO CAMPOMAR & SOULAS
Compuesto por documentación con fechas extremas: 1898-1993 (con lagunas). Su
forma de ingreso se produjo por transferencia de los Liquidadores de la Sociedad a la
Universidad de la República – Facultad de Ciencias Sociales.
3.1 El Archivo en los años 1990
En 1996 se comenzó una práctica por parte de Estudiantes de Archivología9 en la Casa
Central de la firma “Campomar y Soulas S.A.”, a través de un convenio entre la
Facultad de Ciencias Sociales y la EUBCA10
.
Se inició con un inventario somero, colocando la documentación en bolsas. Se
identificó y codificó fijando fechas límites, teniendo en cuenta el principio de
procedencia y la tipología documental, abarcando un 60% de la documentación
existente.
La documentación pasó dos años en un depósito, donde se deterioró por causa de la
humedad.
A consecuencia de una mudanza poco programada, y la urgencia posterior por secar los
documentos al sol, se pierde el trabajo realizado anteriormente. Se procedió entonces a
una limpieza mecánica para rescatarlos.
La clasificación que se realizó fue funcional, porque no había organigrama, luego de
cinco meses de trabajo se encontró uno de 1980, que sirvió como base para el Cuadro de
Clasificación. Se comenzó la organización por la parte contable.
9 Este Equipo de Práctica fue dirigido por la Prof. Mireya Callejas.
10 EUBCA: Escuela Universitaria de Bibliotecología y Ciencias Afines. Institución que imparte la Carrera
de Archivología, dentro de la Universidad de la República.
14
3.2 Actualidad
Físicamente el Archivo se ubica en un subsuelo del local de la Ex Escuela Universitaria
de Servicio Social, hoy integrada a la Facultad de Ciencias Sociales.
La situación de la organización documental realizada se ha visto deteriorada, dado que
al carecer de personal para la atención al usuario, se ha permitido el ingreso de
investigadores en el marco de un “sistema autoservice”. Todos sabemos que un archivo
adecuadamente tratado no permitiría este sistema de consulta: ¿Quién garantiza la
integridad del fondo documental? ¿Quién es responsable por el estado de conservación
de los documentos?, etc.
El Archivo ha servido de repositorio de práctica para estudiantes de la Carrera de
Archivología, quienes concurren al mismo siempre en compañía y con la guía de los
docentes correspondientes. No obstante, ahora se encuentra cerrado y sin posibilidades
de acceso.
Por razones locativas, la Universidad ha dispuesto que dicho espacio físico debe ser
vaciado y trasladado el Archivo a otra sede de la Facultad.
La incertidumbre de una mudanza genera tantas dudas como esperanzas. Las primeras
en cuanto a la planificación de su traslado físico y las segundas en cuanto a lo
beneficioso que pueda resultar su destino en un nuevo local.
15
3.3 Una herramienta metodológica11
CUADRO DE CLASIFICACIÓN
ARCHIVO “CAMPOMAR & SOULAS”
1. DIRECTORIO
2. GERENCIA GENERAL
2.1 SECRETARÍA
2.1.1 Administración Façon
2.1.2 Tesorería
2.1.2.1 Caja
2.1.2.2 Departamento de Finanzas
2.1.3 Compra de lana
2.1.3.1 Asistencia Compra de lana
3. GERENCIA INDUSTRIAL
3.1 GERENCIA "LA INDUSTRIAL"
3.1.1 Organización de "La Industrial"
3.2 GERENCIA "LA POPULAR"
3.2.1 Organización de "La Popular" 3.3 COMPRAS E IMPORTACIÓN
3.3.1 Asistencia Compras e importación
4. GERENCIA COMERCIAL 4.1 VENTAS PAÍS
4.1.1 Vendedores
4.2 VENTAS EXPORTACIÓN
4.3 NUEVOS PRODUCTOS
5. GERENCIA CASA CENTRAL
5.1 DEPARTAMENTO DE PERSONAL
5.2 DEPÓSITO Y EXPEDICIÓN
5.3 COBRANZAS Y CUENTAS CORRIENTES
6. GERENCIA CONTABLE
6.1 SUB CONTADOR GENERAL
6.1.1 Departamento de Contaduría
6.2 PROCESAMIENTO DE DATOS
6.2.1 Programación, Perforación y Verificación
11
El Cuadro de Clasificación fue elaborado por el Equipo de Práctica de Estudiantes de Archivología que
intervinieron en el proceso de rescate de esta documentación.
16
4. RELEVAMIENTO
La propuesta de este trabajo constituye en esencia un relevamiento sobre este archivo, el
cual se sistematiza en una Ficha elaborada al efecto.
Ficha de Relevamiento
Fecha: 26/10/2005.
Nombre del Entrevistador: Arch. Mauricio Vázquez
Nombre del Entrevistado: Prof. Arch. Mireya Callejas
Cargo: Docente de Archivología – Universidad de la República
Tutora del Equipo de Práctica del Archivo Campomar
DATOS DEL ARCHIVO
Nombre de la Institución: Ex Empresa Campomar y Soulas S.A.
Fecha de fundación: 1898 (cerrado 1993)
Dirección: José Enrique Rodó 1843
11.200 Montevideo - Uruguay
Teléfono: No.
Fax: No.
E-mail: No.
Página WEB: No.
SERVICIOS DE INFORMACIÓN QUE BRINDA
Copias
Fotocopias
CD
Digitalización/Microfilmación
Migración
Fotocopias
CD
Digitalización/Microfilmación
17
Sala de Consulta: Sí No
EL ARCHIVO ESTÁ ABIERTO AL PÚBLICO
Sí
No
FONDO DOCUMENTAL
Metros lineales: ________173________.
Soportes:
Papel
CD
Cassette
Video
Cintas
Mapas
Planos
Fotografías
Microfilm
CD-ROM
DVD
Otros: __Álbumes de muestras textiles__.
Tipos documentales:
Actas
Normas
Proyectos
Anteproyectos
Resoluciones
Informes
Manuales
Notas
Memos
Oficios
Títulos
Otros: ___Acciones___.
18
ARCHIVECONOMÍA
Estado de los Documentos:
Muy Bien
Bien
Regular
Deficiente
Unidades de Conservación:
Cajas
Biblioratos
Carpetas
Volúmenes
Otros: ___Planeras___.
Operaciones Preventivas:
Fumigación
Alarma antirrobo
Alarma antifuego
Extintores
Instalación eléctrica interior
Instalación eléctrica exterior con protección
Detectores de Humo
Deshumidificadores
Otros: ______no_________.
Iluminación:
Natural
Artificial
Local
General
Ventilación:
Natural
Artificial
Crecimiento por año:
Estimación: ___fondo cerrado___.
19
Mobiliario:
Mesas
Archivadores Verticales
Ficheros
Automatizado
Manual
Estantes
Madera
Metal
Estantes Compactos
Zonas de Trabajo:
Recepción de documentos
Local de limpieza y desinfección
Sala de Reuniones
RESTAURACIÓN
¿Se realiza Restauración de Documentos?
Sí
interna
externa
No
ORGANIZACIÓN DOCUMENTAL
¿Existe Cuadro de Clasificación?
Sí
No
Sistema de Clasificación Utilizado:
Orgánico
Funcional
Orgánico-Funcional
Por Asuntos
Método de Ordenación Utilizado:
Alfabético
Cronológico
Numérico
20
INSTRUMENTOS DE DESCRIPCIÓN
Registro
Lista
Guías
Índices
Tesauros
Inventarios
Catálogos
RECURSOS HUMANOS
Número de puestos y cargos: ___ninguno___.
Formación Profesional: ___ninguna_______.
Personal Técnico: ___ninguno___________.
Personal Administrativo: ___ninguno_____.
Observaciones: no hay personal abocado a su atención.
RECURSOS TECNOLÓGICOS
Fotocopiadora
Impresora
Computadora
Software específico
Escáner
Copiadora de CD
Video-reproductor
Proyector
Microfilmadora
PUBLICACIONES
Boletines
Folletos
Carteles
Revistas
21
5. PERSPECTIVAS DE FUTURO
La investigación socio – económica visualiza los archivos de empresa como patrimonio
cultural para el conocimiento y desarrollo de la industria, el comercio y la sociedad.
Motivos fundamentales para su conservación son la acumulación de información básica
para la toma de decisiones estratégicas, la comercialización y la cultura empresarial.
La Facultad de Ciencias Sociales posee un departamento de Historia Económica, ante lo
cual sus investigadores muestran un gran interés por la guarda de este Archivo. El fondo
documental representa casi 100 años de trayectoria de una industria textil, representante
y expresión de una cultura de trabajo y producción de bienes. Su estudio permite
relacionar salario y trabajo, evolución de las condiciones laborales, composición del
personal y formas de organización.
Existe el interés por incorporar más fondos documentales de empresa. Se cuenta con
material documental entregados por los liquidadores de los Ex – Frigoríficos “Swift”
(1910-1957) y “Artigas” (1917-1957), pendientes de ubicación física y tratamiento
archivístico. Paulatinamente, estos fondos junto a otros que se puedan incorporar en un
futuro conformarían un Archivo de Empresas de carácter histórico dependiente de la
citada Facultad, constituyéndose en una gran fuente de datos sobre el desarrollo
industrial y comercial del país.
La necesidad más urgente es la de mantener este archivo organizado y proceder a
organizar los demás fondos documentales que se incorporen. Para ello es necesario
contar con recursos humanos y evitar el sistema “autoservice” de los documentos que
atenta a su integridad.
Las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales han presentado, ante el Programa
ADAI (Apoyo al Desarrollo de Archivos Iberoamericanos12
), un Proyecto para atender
esta realidad, en lo beneficioso de su resultado depositamos nuestras expectativas de
conservación y acceso.
12
Programa de la Asociación Latinoamericana de Archivos y del Ministerio de Cultura de España.
22
6. CONCLUSIONES
Este trabajo ha permitido un acercamiento a la realidad de los archivos de empresa
cerradas, de carácter histórico en el país.
La tendencia de estudio e investigación sobre historia socio – económica favorece la
visualización y preocupación por la preservación y conservación de los archivos de
empresa, su suerte recae en la responsabilidad de los depositarios de sus documentos.
Otra realidad a explorar es la de los archivos de empresas activas. Sobre este segmento
tendremos una muestra en la futura publicación del Primer Censo-Guía de Archivos de
Uruguay, que se presentará en mayo de 200613
.
Es necesario profundizar mediante un estudio acabado esta realidad, el principal
obstáculo es la característica de estos archivos: son de titularidad privada, ante lo cual es
atendible el derecho de reserva de sus propietarios.
13
Proyecto realizado por el Archivo General de la Nación (Uruguay) en el marco del Acuerdo de
Cooperación Científica entre los Ministerios de Cultura de España y Uruguay.
23
7. BIBLIOGRAFÍA
BERTINO, Magdalena. La trayectoria del grupo Campomar en la industria textil
uruguaya. DT Nº30. FCS. Montevideo, 1996.
CALLEJAS, Mireya. “La Normalización posibilita la Calidad en la gestión y
servicio de archivo”. Ponencia presentada en el V Congreso de Archivología del
Mercosur: 28-30 de agosto de 2003. Córdoba, Argentina.
CÁRDENAS AYAIPOMA, Mario. Manual de Organización de Documentos
Archivísticos. Lima, 2004.
CARLEVARO, Pablo. “El protocolo de investigación”. En: Revista Médica del
Uruguay, Vol. I, Nº1 (2º época), p. 26-33. Montevideo, 1985.
GAGLIARDI, Sylvia. Los documentos de archivo en la era digital.
[Mecanografiado]. Curso dictado en el Archivo de la Ciudad. IMM – AUA.
Montevideo, 7 y 8 de mayo de 2004.
GAUTRAU, Pierre. “Patrimonio industrial e identidad montevideana: ruinas con
sabiduría”. En: Semanario Brecha. Montevideo, 12 de Julio de 2002.
KORMENDY, Lajos. “Privatization and Archives”. En: Comma, 2001, 1-2, pp. 85-
89.
LARUCCIA, Nancy. “Gestión Documental aplicada a la información técnica de la
industria petrolera”. Ponencia presentada en el V Congreso de Archivología del
Mercosur: 28-30 de Agosto de 2003, Córdoba.
NALECZ, Daria. “Privatization of the Public Sector Functions (the Polish Case)”.
En: Comma, 2002, 1-2, pp.121-125.
24
NUÑEZ FERNÁNDEZ, Eduardo. Organización y Gestión de Archivos. Editorial
Trea. Gijón, 1996.
PAZIN, Marcia Cristina de Carvalho. Organizaçao de Arquivos Empresariais. Curso
dictado en VI Congresso de Arquivología do Mercosul. Campos do Jordao, Sao Paulo,
Brasil, 17-20 octubre de 2005.
PAZIN, Marcia Cristina de Carvalho. Arquivos de Empresas. ARQSP. Sao Paulo,
2005. (Instrumenta III).
RUFEIL, Marta; et al. Archivos de Empresas. [Mecanografiado]. Curso de Posgrado.
UNC. Córdoba, 2005.
SCHENKOLEWSKI-KROLL, Silvia. “Archivos de Empresa: principios y desafíos”.
Ponencia presentada en el V Congreso de Archivología del Mercosur: 28-30 de Agosto
de 2003, Córdoba.
SCHENKOLEWSKI-KROLL, Silvia. “Los Archivos de SIAM Di Tella S.A.”. En:
EIALC, 3 (2), 1992, pp. 105-122.
VÁZQUEZ BEVILACQUA, Mauricio. “Archivología y Derecho: un abordaje
interdisciplinario”. En: Revista Panorama Archivístico Nº2, p. 5-10. Asociación
Uruguaya de Archivólogos. Montevideo, diciembre de 2004.
VÁZQUEZ BEVILACQUA, Mauricio. “Organización Documental en la Empresa”.
Ponencia presentada en las XIV Jornadas de Archiveros de Argentina. Caleta Olivia,
Provincia de Santa Cruz, 7- 9 de octubre de 2004.
VÁZQUEZ BEVILACQUA, Mauricio. Carpeta Teórico-Práctica de Apoyo –
Descripción Documental. Trabajo de Pasaje de Curso, 171p. EUBCA. Montevideo,
2002.
VÁZQUEZ MURILLO, Manuel. Política de la Administración de Documentos y
Archivos. Instituto Superior Bancario. Córdoba, 2003.
26
ANEXO I: PROPUESTA DEL CURSO DE POSGRADO
El propósito del curso es presentar el espectro de los archivos de empresa desde la
óptica de la evolución de la ciencia de los archivos.
Se tomarán en cuenta lo particular y distintivo en esta clase de archivos; sus
características y cambios a consecuencia de procesos en el orden mundial,
especialmente la globalización, y en el espacio tecnológico, la computarización.
Así también, cambios de paradigmas con respecto a transparencia y privacidad que
acarrearon cambios legislativos. Se tratarán los ejemplos relevantes a los distintos temas
del curso.
Duración
Módulo presencial (20 horas). Módulo tutoriado (20 horas). Total: 40 horas.
Programa Analítico
Panorama General.
Los principios de la archivística moderna y su relación con la historiografía. El lugar de
los archivos de empresa en el marco de la investigación socio – económica.
Las características y diferencias entre archivos oficiales y privados. El lugar de los
archivos de empresa en ambos sectores.
La tipología de los archivos de empresa de acuerdo a las normas legales y a la tradición
de diversos países.
Legislación comparada de archivos privados y archivos de empresa.
El dilema de los archivos de empresa ante la transparencia y el derecho a la privacidad.
El problema de la globalización y la fusión de empresas frente a la teoría y la práctica
de la archivística.
La globalización de servicios sociales. El caso de convenios internacionales de
seguridad social.
El problema de la privatización de empresas. El caso de países de Europa oriental. El
caso de países de occidente.
La Sección de Archivos Empresariales y Laborales del Consejo Internacional de
Archivos – ICA/SBL.
Particularidades de los archivos de empresa.
La relación entre el archivo de gestión y el archivo histórico.
La relación entre el archivo y la empresa.
La posición del archivero en la empresa.
El ciclo vital del documento de empresa. Evaluación de documentos. Lista de descarte.
Los centros de documentos comerciales.
Acceso a la documentación y servicios al investigador. Sistemas tradicionales y
electrónicos. Internet.
Censo de archivos de empresa.
Calificación y Aprobación del Curso
Presentación de un trabajo final en el que se analice el relevamiento de un archivo
empresarial. Inclusive crítica constructiva del estado actual y recomendaciones para su
mejor funcionamiento.
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ANEXO II: DATOS BIOGRÁFICOS DE LA DOCENTE
Dra. Silvia Schenkolewski-Kroll
Nació en 1938 en Humberto Primo, Provincia de Santa Fe, Argentina.
Cursó estudios de universitarios en la Universidad Hebrea de Jerusalem, obteniendo en
1965 el título de Archivera Diplomada y en 1985 el PhD en Judaísmo Contemporáneo.
Es Docente Titular en el Departamento de Ciencias de la Información de la Universidad
de Bar Ilan.
Publicó el libro “El movimiento sionista y los partidos sionistas en Argentina, 1935-
1948”, además de treinta trabajos y proyectos sobre temas de archivística y corrientes
políticas en el judaísmo argentino.
Desde 1996 hasta 2004 fue miembro de las comisiones directivas de la Sección de
Educación Archivística del Consejo Internacional de Archivos (ICA-SAE) y de la
Sección de Archivos Empresariales y Laborales (ICA-SBL) del mismo organismo.
Es miembro de LAJSA Latin America Jewish Studies Association y miembro fundador
de AMILAT Asociación de Investigadores del Judaísmo Latinoamericano de Israel.
Asesora del Archivo del Estado de Israel.
Participó y organizó numerosos congresos y encuentros de sus dos especialidades,
judaísmo argentino y archivística.
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ANEXO III: NOTA CURRICULAR DEL AUTOR
Mauricio Vázquez Bevilacqua
Archivólogo egresado de la Escuela Universitaria de Bibliotecología y Ciencias Afines
(EUBCA) de la Universidad de la República – Uruguay.
Posee estudios de Abogacía-Notariado en la Facultad de Derecho – Universidad de la
República.
Realizó el Curso de Posgrado de Archivos de Empresa en la Universidad Nacional de
Córdoba – Argentina, bajo la dirección de la Dra. Silvia Schenkolewski-Kroll.
Fue Presidente de la Asamblea del Claustro de la EUBCA y Miembro de la Asamblea
General del Claustro de la Universidad.
Desempeñó funciones en el Archivo General de la Universidad y en el Rectorado de la
Universidad.
Responsable del Proyecto “Rescate y Organización del Archivo Histórico Metodista”,
emprendimiento apoyado por el Instituto Crandon de Montevideo. Su tesis final de
graduación se basó en este trabajo, que constituye el primer abordaje técnico de
organización documental en un archivo eclesiástico protestante en el Uruguay.
Ha desarrollado actividades en el campo de la Administración del sector privado en los
rubros: recursos humanos, enseñanza e importaciones.
Miembro de la Asociación Uruguaya de Archivólogos (AUA) y de la Asociación de
Escribanos del Uruguay (AEU).
Actualmente, es Archivólogo de la Iglesia Metodista en el Uruguay y se desempeña
como Secretario Técnico de la Directora del Archivo General de la Nación – Uruguay.
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ANEXO IV: ENTREVISTA AL ÚLTIMO GERENTE GENERAL
TRANSCRIPCIÓN DE LA ENTREVISTA A:
MIGUEL ANGEL DALL'ORSO – GERENTE DE CAMPOMAR & SOULAS
MARÍA ELVIRA SILVA de DALL'ORSO – DPTO. EXPORTACIONES.
Montevideo, 29 de Junio de 2002
Vilma Castro
María Elena Furest
Mauricio Vázquez
Miguel Dall'Orso: Creo que la referencia que quieren hacer ustedes, particularmente, a Campomar &
Soulas. Yo ingresé a los 20 años en Campomar & Soulas y salí a los 73 años. O sea que trabajé 53 años
en esa empresa. Y egresé por una razón de violencia de la situación. Campomar & Soulas como empresa
vieja, tuvo una serie de defectos y terminó por fundirse. Yo diría que fui de los que apagó la luz -como se
dice-, porque como era apoderado de la empresa, tenía que firmar cheques y firmar otras cosas. Por
ejemplo: en el BPS yo era apoderado, entonces la gente venía en los últimos tiempos a que yo le firmara
los certificados para presentar en el BPS. Incluso después de haber salido de la empresa, de ya estar
gestionando mi propia jubilación, yo no sé por qué olvido del BPS o de la empresa seguía siendo
apoderado, así que había pasado un año que yo no tenía nada que ver con la empresa y todavía seguía
firmando. 53 años es un período largo en una empresa.
María Elvira Silva: Ya no existen ahora puestos de tantos años en una empresa.
Miguel Dall'Orso: Ahora no hay casa que aguante tantos años. A pesar de que algo que se me dijo me
parece que está equivocado, no sé si lo afirmaron ustedes, eligieron a Campomar por ser una de las
empresas más viejas que había acá en el Uruguay, creo que es un error porque Carrau y algunas otras
firmas conectadas con los Carrau tienen más años todavía. Algunas tienen más de 100 años. Campomar
hoy tendría más de 100 años de fundada. Cuando era Salvo Campomar. Allá por el 1900 - 1903 ó 1897,
no sé muy bien la fecha, se unieron los Campomar con los Salvo y crearon la firma Campomar & Soulas.
Vilma Castro: 53 años son muchos años, ¿cómo entró usted a la empresa?
Miguel Dall'Orso: Y bueno, yo entré en parte porque mi padre había sido también empleado de
Campomar & Soulas, digamos me recomendó. En parte, no voy a decir que tenía conocimientos pero en
fin, era bachiller, había hecho toda la secundaria incluso los años de preparatorio. Aquel tiempo se
llamaba preparatorios, hoy sería 5to. y 6to. Incluso había hecho unos cursillos propios de administración,
muy poca cosa. Incluso después de estar trabajando hice algo más todavía en la Facultad de Ciencias
Económicas, pero eran cursos muy flojos digamos por un lado y por otro lado no los aproveché
totalmente. Por ejemplo, la taquigrafía no me gustó nada y la dejé aparte. Lo que más hice fue la
contabilidad. Yo entré en la contabilidad de Campomar & Soulas, digo la verdad, copiando las cartas en
los libros borradores, copiador de cartas, llevando la correspondencia al correo y trayendo la
correspondencia que se depositaba en las cajas postales que había en aquel entonces.
María Elvira Silva: Y era el trabajo más bajo.
Miguel Dall'Orso: Si, era el trabajo para el que entraba. Al mismo tiempo, como eso no me llevaba todo
el horario, trabajábamos 8 horas en tiempos cortados, porque al principio no eran tiempos corridos sino
cortados, trabajábamos parte de la mañana, al mediodía la gente iba a comer a sus casas y volvía a las
2:00 para seguir hasta las 6:00. Eso hace 50 años o más. Después yo revisaba, por ejemplo, con la jefe de
lo que se llamaba la Sección Precios, revisaba los precios que venían las cosas facturadas con los pedidos
que habían hecho los vendedores a ver si se concertaban tanto las cantidades que se facturaban con los
precios que tenían en los pedidos. Pedidos que habían sido revisados previamente en la sección en donde
yo estaba. De ahí pasé a otra sección de controles, me acuerdo que se llamaba contabilidad analítica. Cada
pieza tenía un boletito, una tarjeta y con esas tarjetas se manejaban todas las cosas internamente. Después
pasé a cuentas corrientes. En cuentas corrientes, empecé a progresar un poco. Como era el último que
llegaba a la sección todo el mundo me cargó de cosas. Aprendí lo que sabían todos los demás y todo el
mundo contento porque yo hacía las cosas. Pero cuando llegó el momento de que el jefe de la sección se
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jubiló, yo aunque era el más joven, era el que sabía más de la sección, y me eligieron a mí para jefe de la
sección. Vamos a decir la verdad, los otros se embromaron porque se descartaban el trabajo y yo me
embromé porque lo aceptaba y cada día iba conociendo más de la sección. La sección esa también se
empezó a ocupar de créditos. Primero era solamente administración de las cuentas pero después también
yo empecé a ayudar a uno de los principales de la firma y no sé qué cargo tenía, Don Antonio Alvarez
Lista. Era él el que firmaba los créditos que le dábamos a los clientes. Y bueno, al final yo me empecé a
encargar también de los créditos cuando este Alvarez Lista se retiró o se murió no me acuerdo.
Mauricio Vázquez: Alvarez Lista, ¿fue empleado de la firma Campomar?
Miguel Dall'Orso: Alvarez Lista era uno de los principales accionistas. Había dos Alvarez Lista. Antonio
Alvarez Lista que trabajaba full time en la empresa y Ramón Alvarez Lista que era abogado que
participaba periódicamente en la empresa. Porque además era accionista del Banco Español. Eran los
principales de una firma que se llamaba Alvarez Lista, que en año '28 junto con otras, por ejemplo García
Scarssi, Campomar & Soulas, Ercole Forno y no sé si alguna empresa más, se hicieron una fusión y ahí
comenzó propiamente dicho, desde el punto de vista comercial y civil Campomar & Soulas. Porque todo
el tiempo anterior de 1900 a 1928 la firma giraba como Salvo Campomar. En 1928, mediante esa fusión
se convirtió en Campomar & Soulas y entró alguien que no apareció, ese Soulas, que era un argentino que
era también textil en Buenos Aires. Pero en la firma yo ni lo conocí, no sé si puso plata o qué, pero
integró la firma en tal forma que hasta el nombre le dio a la firma: Campomar & Soulas. En Buenos Aires
había también una firma Campomar, que la integraban primos de los Campomar que estaban acá, y
también eran accionistas de acá. Los de acá creo que no eran de allá, pero los de allá eran de acá. Así que
teníamos no voy a decir dependencia de Buenos Aires, porque los capitales uruguayos eran mayores que
los argentinos, pero había por lo menos una vez por año, para la Asamblea de Accionistas venían y para
retirar los dividendos, que eran muy suculentos en aquel tiempo también venían, no los dejaban.
Corriendo el tiempo fui ascendiendo un poco, me nombraron Gerente de Créditos, posteriormente empecé
a tomar contacto con el personal, me nombraron Gerente de la Planta, de la Planta de Montevideo, porque
la Planta de Juan Lacaze (fábrica), no tenía nada que ver con nosotros. Eran como quien dice dos
empresas, era una sola empresa pero había una total independencia. La dependencia de Juan Lacaze era
directamente del Directorio o del Presidente del Directorio. La dependencia de Casa Central era también
directa al Directorio. Pero uno y otro teníamos muy buenas relaciones, pero nada más que relaciones
formales, pero no técnicas. Allá estaban los técnicos y nosotros no nos metíamos para nada en lo técnico,
ni ellos se metían en la contabilidad de acá. Después de Gerente de la Planta, fui Secretario Ejecutivo del
Directorio, en el sentido de que era quien tomaba las actas y hacía algunas cosas de relación, pero no era
Director, no podía votar, mi voto no valía, mejor dicho, yo no votaba.
Vilma Castro: ¿Alrededor de que año fue eso?
Miguel Dall'Orso: En el año 1980, más o menos.
Mauricio Vázquez: Desde el '80 hasta que terminó la empresa.
Miguel Dall'Orso: Sí, sí. Desde luego como yo tenía mucha relación personal con los Directores, los
Directores me estimaban mucho y había una estima recíproca. A veces me consultaban por asuntos
propios de Directorio, entonces me pedían la opinión y yo la daba, la aceptaban o no, algunas veces sí y
muchas veces no, porque yo no dejaba de ser empleado. Asistía en el Directorio pero no era Director,
seguía siendo empleado y a veces puede ser que fuera demasiado favorable y les dijera lo que no les
gustaba a ellos. Una vez propuse rebajarnos el sueldo todos los cargos superiores, para dar posibilidad a
que gente que iba a ir al seguro de paro no fuera, no tuve éxito, no lo votaron eso, los mandaron al seguro
de paro. Yo manejaba incluso siendo Gerente, una cuenta especial, le llamaban complementario, había
diez o doce personas que tenían una especie de sobresueldo, pero no era negro, de hecho se pagaban los
aportes a la Caja de Jubilaciones, eso yo lo llevaba con toda discreción, el Gerente que era Cardozo
Guani y yo, éramos los únicos que sabíamos la cosa, lo que ganábamos cada uno, pero de eso pasaban,
no los individuos y los importes, pasaban los totales a la contaduría, a la vigilancia del Contador, que no
sabia las cosas individuales. Sabía el total que se pagaba por eso, porque por eso, a la Caja se le pagaba el
aporte correspondiente. Así que cuando alguien sabe de eso, me dicen: ustedes hacían cosas negras. No
señor, no se hacía nada negro, nada negro se hacía. Todo se pagaba de acuerdo con la ley. Posiblemente,
de lo único que me interesó que se hizo contra la ley fue una vez que hacían falta agujas para las
máquinas de allá de Juan Lacaze y alguien fue, y no lo menciono para guardar la discreción, porque
todavía vive, fue a Buenos Aires y trajo un pequeño contrabando de agujas, las trajo en el bolsillo o en
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una pequeña maleta, eso es lo único negro que yo recuerdo. Posiblemente por ser así, tan legalista la
empresa, también se haya perjudicado frente a otros que hacían cada cosa. Por ejemplo vendían millones
y millones de pesos, de mercaderías, no de pesos, no eran cambistas, vendían millones y millones de
pesos en mercaderías, lo vendían en negro para no pagar el IVA y para favorecer al comprador que
también se favorecía. Campomar no hizo eso, no hizo eso. La firma para mí tuvo algunos errores. El error
de haber ganado demasiada plata allá por los años '40 cuando la guerra, ganó plata que era una cosa
impresionante. Y muchas veces en lugar de repartir plata repartía acciones, lo que pasa que las acciones
valían 400 o 500 por ciento. Así que repartir acciones era repartir 5 veces el dividendo. No sé si me
explico. Si a mí en lugar de darme $ 1 me dan una acción de $ 5, yo tengo $ 5 en lugar de tener $ 1. Hubo
gente que se ganó millones y millones con esa época de la guerra, porque Campomar exportaba
muchísimo. Hubo gente que decía equivocadamente que Campomar había ganado en un año $ 15:000.000
y decían no digan estupideces, porque $ 15:000.000 es lo que se vendió. Si se venden 15:000.000 no se
pueden ganar $ 15:000.000. Por cierto era una exportación de muchísima plata. Y Campomar aprovechó
en parte en alguna maquinaria nueva, otras compradas usadas y en edificios para Juan Lacaze, donde se
modificaron los que eran galpones muy viejos, se hicieron construcciones nuevas de material muy bueno
y ahí es la pura verdad. La firma siguió un poco para adelante. Pero, se repartió demasiada plata y cuando
llegó la época en que empezaron a escasear los negocios, que se terminó la exportación y que la venta en
lugar de hacerse por parte de Campomar se hacía compra por los extranjeros al precio que querían ellos y
no al precio que queríamos nosotros, la firma empezó a descender en sus ganancias. Al final estábamos
vendiendo al costo o menos del costo porque los yanquis no nos pagaban más por ejemplo el metro de
casimires U$S 5 (cinco dólares) y al final el costo era U$S 5 o U$S 5,50 pero para seguir trabajando se
vendía incluso a pérdida alguna cosa. Eso se puede aguantar 6 meses o un año, pero años seguidos no se
puede aguantar. La firma empezó a perder plata en forma acelerada. Tuvo miedo de invertir en más
maquinaria nueva para no endeudarse en dólares, entonces empezó a producir peor, en el sentido que en
lugar de tener un telar que hacía 2000 pasadas por minuto hacía 500 pasadas por minuto. Entonces otros
que tenían la fábrica más nueva lo vendían más barato y Campomar cada vez se encontraba más apretado.
Mauricio Vázquez: ¿Eso en qué año fue? ¿en qué década?
Miguel Dall'Orso: Eso empezó después del '85 al '90. Yo creo que en el '85 ya se había perdido plata, no,
antes, allá por el '80 posiblemente. Porque la plata era muy dulce del '40 al '50 cuando la Guerra Mundial
e inmediatamente después de la guerra porque todos los países estaban desabastecidos de telas, y las telas
nuestras, del Uruguay, particularmente de Campomar eran muy buenas. He llegado a regalar trajes
aburrido de usarlos pero en buenas condiciones. ¿Te acordás aquel casimire Exportex? Era un casimire
como entramado pero que era como una arpillera de fuerte, arpillera con hilos de acero inoxidable, porque
la arpillera que se embolsa la lana de repente se desgaja y se rompe, esos no se rompían.
María Elvira Silva: Estoy segura que habló mucha cosa, pero no dijo lo principal: que a mí me conoció
ahí.
Miguel Dall'Orso: Eso me lo comí. Razón por la cual yo hice un esfuerzo siendo novios, la empecé a
llamar Beba, que era el nombre común como la conocía. Pero ella no hizo esfuerzo, y me siguió llamando
Dall'Orso. Cosa que se extendió y todavía se utiliza.
María Elvira Silva: Todo el mundo, la familia, todos los amigos.
Miguel Dall'Orso: Beba me llama Dall'Orso y los amigos me dicen así, me llaman Dall'Orso. Una vez
los amigos le hicieron una penitencia. Un cuaderno lleno, debo llamarlo Miguel. Pero no alcanzó. Era un
cuaderno de un vintén. Hubiera sido una cuadernola como las de ahora de cien páginas, a lo mejor
agarraba. La firma llegó un momento en que quebraba o pedía un concordato. Estábamos ya en el año '90.
En el 93 más o menos se pidió Liquidación Judicial de la empresa. No sé si no aceptaron el concordato o
no quisieron pedir la quiebra. Se hizo una liquidación judicial, equivale en la realidad a una quiebra. Es
decir, el Directorio dejaba de ser el rector de la empresa. Vinieron dos Síndicos, uno Dr. Nalbarte y el
otro no me acuerdo porque se murió y me olvidé del apellido. Los síndicos fueron nombrados por los
acreedores mayores, lo cual es lógico y está de acuerdo con la ley. Empezaron a actuar los síndicos. Un
tiempo yo estuve trabajando también con los síndicos en el sentido que seguía trabajando, porque como
estaba todavía en Cuentas Corrientes y en Créditos, teníamos que tratar de recaudar todos los créditos y
todas las cuentas acreedoras nuestras, así que seguí trabajando. Y ellos además necesitaban un poco de mi
colaboración para una serie de cosas. Tengo un mal recuerdo de los síndicos porque cuando presentamos,
el Contador, la Contadora y yo, al Abogado que es el Dr. Plá Rodríguez para intervenir como acreedores
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de la empresa, por salarios, porque nos debían salarios, aguinaldos, indemnización por despido, porque al
final era un despido. Había un libro que llevaba yo que era propiamente esa cuenta complementaria, que
era secreta -vamos a llamarla-. Me acuerdo que yo se la dí a uno de los síndicos, esos libros, eran hojas
sueltas. Eso desapareció. Los síndicos, cuando nosotros presentamos la reclamación e incluso por la parte
complementaria, dijeron que no existía, que no tenían ningún antecedente. Le dije: mire, se lo di a usted
me acuerdo quien era. El libro, no existe ese libro, no lo tenemos, no nos lo dio. Bueno eso podría jurarlo
yo, bueno no lo juro, fundamento aparte. Pero yo se lo di el libro, se lo di. Qué hicieron con él, no sé. Y la
falta de eso ocasionó que nuestros reclamos salariales fueran menores de los que correspondían. En las
cosas que cobramos de los reclamos salariales, hemos cobrado tres personas, menos de lo que nos
correspondía en el porcentaje, porque esa parte se borró. No era la parte principal, pero era que sé yo, un
20 % del sueldo más o menos, que como se transformaron en dólares después cuando se hizo el reclamo
judicial, fueron unos cuantos dólares, de los cuales nos dieron algún porcentaje ya un par de veces. Ahora
dicen que van a dar otro porcentaje más. Pero lo cierto que de esa parte yo no la vi.
María Elvira Silva: Ahora ese porcentaje tu no les explicaste que fue porque se vendió el edificio.
Miguel Dall'Orso: El edificio de Zufriategui, como decir, fue embargado por los empleados antes de que
se presentara el concordato, o la liquidación. Al estar embargado se reservó la eventual suma que se
recaudara por el remate de eso para los empleados, así que un porcentaje de eso, me tocó a mí también.
Ahora como los hermanos de Juan Lacaze también se agarraron de esa parte, ellos nunca hicieron nada
por nosotros, pero en esa oportunidad se acordaron de nosotros y se llevaron una buena parte, porque si
no, hubiera cobrado mucho más. Todavía hay que cobrar alguna cosa, pero en los estrados judiciales y los
abogados, le dan a la larga. El año pasado me acuerdo que cuando vino Plá, porque me vino a ver un par
de veces para traerme el cheque, me dice -de Plá no somos amigos personales-, me dice: che mirá, queda
algo más, porque ahora intervenimos nosotros algunas propiedades de allá. Allá por mediados del año
pasado me dice: mirá, a fin de año puede ser que haya, llamame si no vengo. Lo llamé y me dice, mirá no,
vamos a esperar hasta marzo. En marzo no lo llamé porque dije no, vamos a esperar que me llame él, voy
a dejar las cosas así. Pero estos compañeros que se han interesado por el asunto me dijeron: en julio la
cosa va a resultar. En julio ahora estamos en la feria judicial, ahora en agosto va a ser. Pero a mí no me
importa demorar igual, ni me importa haber recibido poco, si he recibido algo. Porque cuando yo me fui
de Campomar me fui con la idea: "No cobro un centésimo más". La deuda que tienen conmigo no se la
perdono. Pero la doy por perdida, como tantos acreedores de Campomar que tienen que dar por perdido
los créditos que le dieron. En esa estamos.
María Elvira Silva: Sin embargo cobraste.
Miguel Dall'Orso: Algo cobré, y algo puede ser que cobre, no sé cuando. Pero poca cosa. Si les digo a
manera de, como para olvidárselo, que las cuentas que había hecho yo eran U$S 30.000 (treinta mil
dólares) que me debían. Lo que cobré deben haber sido seis u ocho mil dólares hasta ahora. Pero para mí
fueron un regalo. Tanto es así que me compré un auto.
María Elvira Silva: Lo cambiamos.
Miguel Dall'Orso: Lo cambiamos, es cierto. Ya está vendido porque en estas condiciones ya no puedo
manejar más. Aunque me dieran la libreta, no manejaría. Y me dio para unas cuantas cosas más. Hasta le
di algunos pesos a los hijos, a los nietos también, pero estas son cosas muy personales, no tienen nada que
ver con Campomar. Pero quedé contento. Yo estoy contento todavía por haber conocido mucha gente ahí,
por haber hecho algunos amigos, algunos porque, qué sé yo, las relaciones de trabajo, con el trabajo
cesan, muchas veces cesan también. Con muy pocos me sigo viendo, hablando, los demás no sé. Algunos
han venido a verme para pedirme la firma para la Caja, eso sí. No les recrimino nada, que no me hayan
venido a ver después de enfermo. En el '93 pasó eso, como quien dice, fui el que apagó la luz.
María Elvira Silva: Seguía yendo. ¿A dónde vas? "A Campomar" y... ¿a qué? "por si pasa algo". No hay
más nadie. Está totalmente cerrado.
Miguel Dall'Orso: Iba de mañana, los últimos tiempos iba de mañana para organizar alguna cosa.
María Elvira Silva: Organizar nada, no había nada.
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Miguel Dall'Orso: Además eso me sirvió, aparte de ir acomodándome, ir adaptándome a la vida de
pasividad.
María Elvira Silva: Si, eso es cierto.
Miguel Dall'Orso: De jubilado, no me gusta la pasividad, jubilado.
Vilma Castro: Una transición, hizo como una transición.
Miguel Dall'Orso: Como seis meses, iba un rato de mañana, miraba algunas cosas, hacía algunas cosas y
me venía para casa toda la tarde. En vez de los que cesaron hoy, que trabajaban, mañana no tenían nada
que hacer, esa gente la pasó peor, por lo menos psicológicamente.
María Elvira Silva: Pero siguió haciendo cosas, porque como es muy amigo de Plá Rodríguez, le dio
para organizar una Revista que sacan de Derecho Laboral. Iba tres veces por semana.
Miguel Dall'Orso: Eso me ayudó también a distraerme. Iba dos veces por semana un par de horas, me
entretenía dos tardes de semana entera, como quien dice.
María Elvira Silva: Ahí se conversaba, le hizo mucho bien eso.
Miguel Dall'Orso: Ahí me vieron muchos compañeros también, porque iban a pedir información. Qué
más le puedo decir.
María Elvira Silva: A ver la periodista.
Miguel Dall'Orso: Cuando me enfermé la familia me ayudó mucho, porque si no me hubieran ayudado a
lo mejor no les podía dar la entrevista.
Vilma Castro: Y ¿cómo fue su pasaje por la empresa?
María Elvira Silva: Yo pasé 8 años en un lado que no tenía nada que ver con él. Estaba por allá, cerca de
(la calle) Uruguay, él estaba cerca de (la calle) Paysandú. Yo entré y salí de la Sección Exportación.
Entré en la época de la Guerra, que había muchísimo trabajo. Y ahí quedé.
Mauricio Vázquez: En la década del '40 entonces trabajó.
María Elvira Silva: Entré en el '43.
Miguel Dall'Orso: 8 años trabajaste.
María Elvira Silva: 8 años trabajé. Una Sección preciosa, porque era, había muchísimos formularios,
cosas diferentes, que se exportaba a Colombia, a Ecuador, a Estados Unidos, a muchísimos países. Cada
país tenía sus formularios, sus modos de querer las cosas y bueno entonces era muy entretenido. Además
yo sabía inglés, así que todo lo que venía...
Miguel Dall'Orso: Cada negocio, cada cliente era una carpeta. Por ejemplo en Cuentas Corrientes cada
negocio no, cada cliente era un número.
María Elvira Silva: No, acá teníamos carpetas.
Miguel Dall'Orso: La memoria que yo tenía en aquel entonces. Sabía el nombre, la dirección donde
vivía, el teléfono, todo. Después la perdí la memoria.
Vilma Castro: No lo creo. Con todo lo que nos está contando.
Miguel Dall'Orso: Si me preguntan quién era el dueño de tal casa, a lo mejor, no lo sé. Si me dicen cuál
era la dirección, tampoco la sé. Por lo menos puede que diga, allá en 18 de Julio, el número de teléfono
menos.
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Vilma Castro: Y esa sección, jerárquicamente ¿de quién dependía?
María Elvira Silva: De allí, de Uruguay, del Contador. Yo estaba bajo las órdenes del Contador. Había
una Sección, el Jefe, pero lo más alto era el Contador.
Mauricio Vázquez: Y en Uruguay qué habían ¿oficinas?
María Elvira Silva: En la calle Uruguay, estaba antes de irse a Zufriategui, las oficinas de Casa Central.
Ahí era la venta de casimires y todo y la administración.
Miguel Dall'Orso: Ahí en Zufriategui, en un momento, para ahorrar el alquiler y otros gastos que había
de envío de todos los días y demoras de las cosas de allá al depósito que era en Zufriategui, resolvieron
unir Depósito con Administración. No sé si ustedes lo conocen aquello. Por dentro está bastante bien
arreglado, está reciclado. Ahí intervino mucho Miguel Angel Campomar, hijo de Don Miguel Campomar,
que fue Gerente de la Planta de Juan Lacaze, ideó un poco el reciclado. Había mármoles y maderas y
cristales, en fin, un lugar más adecuado para atender a la clientela, un poco mejor de lo que se hacía en (la
calle) Uruguay. Se juntó todo ahí.
Vilma Castro: En sus épocas de esplendor, ¿qué personal, cuánto personal llegó a tener la empresa?
Miguel Dall'Orso: Entre Juan Lacaze y Montevideo, llegó a tener cerca de 2.500 personas. Más de 2.000
llegó a tener. La mayoría era allá (Juan Lacaze). Allá eran 1.800, aquí éramos 200, 230. Hubo una época
en que yo, cada uno que entraba, lo apuntaba en una listita mía. Hubo un momento en que había más
gente entrada y salida por distintas razones que funcionarios estaban trabajando. Porque por ejemplo,
había 180 funcionarios y yo había conocido 200 personas que habían entrado y 50 o 100 personas que
habían salido. El movimiento de personal había sido mayor que el número de personal que existía en un
momento determinado. Primero se empezó a rebajar el personal de (la calle) Uruguay y después al
personal de acá (calle Zufriategui). Particularmente cuando se empezó a trabajar con la informatización.
Se compró uno de los primeros equipos de IBM, que compraron las industrias de acá. Ahí empezó a
reducirse el personal. Hubo nuevos empleados digamos, específicamente para el Sector Informática, pero
otros fueron reduciendo, otras secciones fueron reduciendo el personal. Ya la facturación se hacía en los
equipos informáticos, entonces no había que hacerla a mano, como se hacía al principio, o después en
máquinas comunes, digitales, pero no en computación. Después de la computación en la facturación se
incluyeron los balances y que sé yo, toda una serie de cosas que fueron quitando el trabajo manual e
introduciendo la informatización. Ahora eso, repito, ocasiona siempre una rebaja del personal general, un
poco de aumento del personal específico con conocimiento de la informática.
Vilma Castro: ¿Alrededor de qué año fue que se informatizó?
Miguel Dall'Orso: Y eso debe haber sido más o menos en la década del '70. No creo que antes del '70,
tampoco después del '80, pero en la década casi con seguridad. Ya estábamos en (la calle) Zufriategui, ya
pusieron ahí la informática. En (la calle) Uruguay no hubo informática.
Vilma Castro: ¿Qué nos puede contar de La Industrial y La Popular?
Miguel Dall'Orso: La Popular era una fábrica que pertenecía a los señores Forno, que mencioné cuando
se hizo la fusión. Había en la Unión varias fábricas textiles. Estaba La Popular que era de Forno, estaba
Suitex que era de (esa no entró en Campomar, Forno sí) no me acuerdo ahora, había otras textiles
también.
Mauricio Vázquez: La Mundial era otra, ¿no?
Miguel Dall'Orso: No, La Mundial no era de lana, yo hablo de textiles de lana. Suitex era de lana, La
Popular era de lana, Campomar era de lana. Había otra que se llamaba Texlan, que era de lana también,
pero Suitex era de algodón, y en lugar de estar en la Unión, estaba por el Paso Molino, La Teja, por ahí.
También se fundió. Todas las textiles en este país se fundieron.
Vilma Castro: La Industrial ¿también era textil?
Miguel Dall'Orso: La Industrial era de Campomar, era de Salvo Campomar y junto con la de Forno, La
Popular, con la de García Scarssi, no me acuerdo como se llamaba la empresa y no sé si alguna otra,
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hicieron la fusión. Pero las más importantes eran Campomar y Salvo, que eran la mayoría de la mayoría.
Y después venía La Popular. Era también de lana, insisto.
Mauricio Vázquez: La Industrial: ¿era la planta de Juan Lacaze?
Miguel Dall'Orso: La Industrial era la planta Industrial de Campomar Salvo, de Salvo Campomar. Allá
se hacían las cosas, allá estaban los técnicos, por ejemplo los que aprobaban con qué hilados se hacía, con
qué colores, con qué teñidos se hacía, cuántos gramos tenía una frazada, cuántos gramos tenía una tela, en
fin, todo lo técnico se hacía allá en Juan Lacaze. Había allá ingenieros textiles, había Ingenieros
Químicos. Ingenieros Químicos sobretodo se encargaban de la tintorería. El nombre del Ingeniero
Químico, que fue Director de La Industrial se llamaba Vega. Ese era el Director, Ingeniero Químico era
un tal Ingeniero Varela. Pero repito de allá de Juan Lacaze, teníamos buenas relaciones personales con los
técnicos de allá, pero no interveníamos en lo técnico para nada. Bueno, llegó el '93, las cosas se habían
complicado y deteriorado tanto que se pidió la liquidación judicial, al final yo, que como quien dice
apagué la luz, también me tuve que ir, después de ese período de semi trabajo y semi pasividad. Y
después no sé lo que pasó. Ustedes empezaron a ver los libros.
Vilma Castro: ¿Existía el Archivo como lugar físico para guardar los documentos?
María Elvira Silva: Sí. Nosotros en la Sección Exportación teníamos un Archivo. Cuando se terminaba
el embarque, ya se cobraba todo, esa carpeta diríamos que contenían todos los documentos, las copias de
facturas, de notas de gastos, de remaneo...
Miguel Dall'Orso: Ese no es el archivo que mencionan aquí los amigos. El Archivo...
Vilma Castro: Todo sirve, toda la información nos sirve.
Miguel Dall'Orso: Yo tenía también los archivos de informes de los clientes, teníamos 5.000 informes de
clientes, porque llegamos a tener más de 3.000 clientes actuando. Así que teníamos más de 3.000 cuentas
que estaban activas. Y había esa cantidad de Archivo. Me acuerdo que era un archivo de fierro todo con
carpetas. Cada carpeta era un cliente. Y ahí teníamos los chismes, si pagaban bien, si pagaban mal, como
pagaban en tal lado, como pagaban en otro lado. Incluso yo pertenecía a una asociación que se llamaba
Círculo de Ejecutivos de Crédito, en donde nos juntábamos los Gerentes de Crédito de distintas firmas,
las más importantes eran las textiles al principio, asociación de la cual yo fui fundador, o co-fundador por
lo menos. Y ahí nos pasábamos los chismes. Digo chismes porque como se hacía de amigo a amigo había
veces que uno decía cosas que a un extraño no se le dirían.
Vilma Castro: Y ese Archivo del que usted habla, ¿dónde estaba ubicado? En su oficina en...
Miguel Dall'Orso: ¿El Archivo ese de clientes? ¿de informes? Ese estaba ubicado en un sector de
Cuentas Corrientes. En esos archivos movibles como se llaman...
María Elena Furest: Archivadores verticales...
María Elvira Silva: En esa época no se llamaban verticales. De hierro verdes, se llaman así.
Miguel Dall'Orso: Además esos Archivos yo no los considero tan útiles para ustedes como los otros, que
estaban en la caja fuerte del Gerente y estaban en la caja fuerte del Presidente. Ahí sí estaban los libros,
los libros rubricados incluso, yo los libros rubricados no vi nada más que el del Libro de Actas del
Directorio. Los otros libros de fundación o de las actas primitivas de allá por 1900 y poco, esos no los
conocí. Estuvieron archivados entiendo yo, que en la caja fuerte que tenía don Miguel Campomar. Al cual
tuve acceso.
Mauricio Vázquez: Libros contables hay, sí, de esa época. Están.
Miguel Dall'Orso: ¿Están en las cajas esas?
María Elena Furest: Están los libros.
Miguel Dall'Orso: Las cajas no sé si se habrán vendido. Supongo que estarán.
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Mauricio Vázquez: No, cajas fuertes no hay.
Miguel Dall'Orso ¿No existe ninguna caja fuerte?
Mauricio Vázquez: No existe ninguna caja fuerte. El Archivo en sí está en un lugar bajo llave, pero no
tiene caja fuerte.
Miguel Dall'Orso: El archivo que tienen ustedes.
Mauricio Vázquez: De lo que está en la Facultad de Ciencias Sociales. Porque, es decir el Archivo lo
recuperó... Pero el Archivo en sí de Campomar & Soulas depende de Facultad de Ciencias Sociales.
Miguel Dall'Orso: Me alegro, porque mucha cosa sino se hubiera perdido.
Mauricio Vázquez: Exacto, y eso está en la calle Rodó.
María Elvira Silva: Yo no quiero, porque yo estuve en esa Sección, pero yo diría que fue un período
muy fuerte de la firma, el período de la guerra. Fue un período muy grande, de mucha ganancia, porque se
exportaba muchísimo.
Miguel Dall'Orso: Yo les comenté, que en la contaduría analítica, cada pieza tenía una ficha. Yo me
acuerdo que en la guerra, hubo una firma que se llamaba Mayorens, compraba de repente, todo el cajón
que había de fichas esas, poco menos que al barrer, eran cientos y cientos de piezas, y los precios no les
voy a decir que fueran exagerados, pero eran muy buenos como para hacer buena ganancia.
María Elvira Silva: Un período realmente muy fuerte para Campomar.
María Elena Furest: ¿Vos dijiste que se manejaban con formularios?
María Elvira Silva: Claro, los formularios son las Facturas Consulares, que eso tiene que existir todavía.
Cada Consulado tenía su factura que había que llenar en determinado momento, en determinada forma. Y
había que hacer montones de documentos. Certificados de Origen, que había que mandar a la Cámara de
Comercio. Una cosa que posiblemente no conozcan el término que se llamaba Romaneo, que era explicar
en una hoja, se ponía el número del cajón con lo que contenía, los quilos, y si eran piezas, cuántas piezas.
Eso era cajón por cajón.
Mauricio Vázquez: Lo que sería actualmente el documento aduanero.
María Elvira Silva: No, ese era otro. Porque por la Aduana yo de eso nunca me ocupaba, no me ocupaba
para el exterior.
Miguel Dall'Orso: A ese documento que dice Beba yo no le di la importancia de los otros documentos o
archivo, que son los libros, los rubricados, los libros de Actas de Directorio y Asamblea. Los libros
propiamente dicho de contabilidad, el libro de Caja.
María Elvira Silva: Yo eso tuve que ver. Porque cuando no había en determinado momento no había
exportaciones, ya había marchado todo a Ecuador, a un montón de lados que se exportaba, yo quedaba un
poco en banda en la sección, y yo siempre fui, no me gustaba estar así, era horroroso entonces, estaba al
lado de la Sección Contabilidad...
Miguel Dall'Orso: Para no echarla, le dieron otro trabajo.
María Elvira Silva: ...entonces un día le pregunté a uno de ellos: ¿no tenés nada para darme? yo no
puedo estar así. Y me llegaron a dar libros donde lo peor de todo era que me decían: que nadie se los lea.
Y para mí era un problema, porque eran 8 muchachos en la sección y yo, única mujer. Eramos muy
amigos, siempre estuve muy contenta de que todos fueran hombres y yo mujer, porque en las secciones
donde había mujeres siempre había peleas. Allá no llevábamos bárbaro. Realmente yo siempre pienso que
en la época en que yo estuve en Campomar fui muy contenta, fui muy feliz, nunca tuve problemas. Y me
acerqué un poco al Contador, no al Contador propiamente dicho, que ese era directo conmigo, sino con el
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que pasaba los libros, no sé que título podía tener Berruti, y entonces me empezó a dar libros. Y eso era
realmente, era la plata que tenía cada uno de los del Directorio. Y que muchísimas veces la tenían ahí.
Entonces cuando cobraban los dividendos, ahí recién se les ponía en negro, llevaban plata que daba
miedo. Esos eran los miembros del Directorio. Los Alvarez Lista, Miguel Campomar, Juan Campomar.
Miguel Dall'Orso: Eso de en negro vamos a aclarar. Era simplemente que se pasaba con tinta negra, no
que fuera plata de esa...
María Elvira Silva: Ahora el Contador me tenía confianza.
Miguel Dall'Orso: ...no que fuera plata de esa, igual que el narcotráfico que había que blanquearla.
María Elvira Silva: Me tenía mucha confianza el Contador, era un alemán. Y un día me llama, yo tenía
un timbre especial para él, y me dice: va a tener un trabajo nuevo. Un trabajo que me ocasionó un poco,
no de enojo, pero sí con el Cajero, me tenía que traer todos los días el Libro de Caja, de la Caja que estaba
del lado donde estaba Dall'Orso allá cerca de (la calle) Uruguay, yo estaba casi en (la calle) Paysandú,
tenía que revisar todo lo que había entrado y todo lo que había salido del Libro de Caja. Revisar el Libro
de Caja me pasaba horas de mañana. El Cajero rabió como loco, yo no tenía nada que ver, a mí me había
mandado el Contador. Primero lo llamó al cajero, eran dos cajeros, y le dijo que a partir de mañana se iba
a hacer una revisación total del libro de caja. Pero hasta los sueldos. Los muchachos atrás mío, dígame,
dígame cuánto gana fulano. A mí llegaban todos los recibos de los sueldos, era revisar uno por uno, a ver
si el Libro de Caja había dado. Una cosa aburrida, espantosa. Y yo ahí no, salgan de acá, no joroben. Y yo
estaba ahí, el Contador estaba enjaulado en una jaula, en una pieza con vidrios, que me veía
perfectamente y del lado de afuera estaba yo, así que yo no podía hacerme la loca, bueno sí vení vichá.
Mauricio Vázquez: Y los sueldo que, ¿los pagaba directamente la empresa por caja?
María Elvira Silva: Sí. Cuando uno entraba el día 3 de cada mes, era el día glorioso. Antes de entrar se
pasaba por la caja y ya cobrabas.
Miguel Dall'Orso: Ella iba por la caja para pasar al lado mío. ¿Qué pasó al final? Nos ennoviamos. No sé
si ella ganó plata, yo creo que perdió plata. Conmigo perdió plata, miren como estoy ahora. Pero no
importa, en aquel tiempo yo también era distinto, hasta lindo era, ¿no? Y una vez, eso no se puede dejar
de contar, una vez cierren el grabador...
María Elvira Silva: ...Y existía algo a nivel gubernamental que se llamaba el control de cambios, el
contralor. Todo lo que se necesitaba diríamos a nivel de consentimiento para exportar, o para conseguir el
dinero, para la caja o para los bancos, era lo que llamaba, el contralor. Entonces el jefe se avivaba.
Llegaba, a la media hora: voy al contralor, y venía media hora antes de terminar.
Mauricio Vázquez: Ahora, en la Casa Central, ustedes manejaban la documentación que generaba la
Casa Central propiamente dicha. ¿qué pasaba con la documentación de Juan Lacaze?.
Miguel Dall'Orso: El Contador fundamentalmente, Julio Bastos.
María Elvira Silva: Pero allá.
Miguel Dall'Orso: Sí. No, no, ¿la de allá?
Mauricio Vázquez: Sí, la de Juan Lacaze.
Miguel Dall'Orso: La de allá puede ser que tuviera más competencia un señor que se llamaba Nicolás
Pisú.
María Elvira Silva: Pero, era de allá
Miguel Dall'Orso: ¿Nicolás Pisú?
María Elvira Silva: Sí, pero el te dice si tenía ingerencia la contabilidad de La Industrial con Casa
Central de acá.
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Miguel Dall'Orso: Si mandaban datos de allá para acá. Sí, datos contables evidentemente que los
mandaban para acá. Los sueldos que pagaban allá, los aumentos que daban, que sé yo, las cosas que se
compraban...
María Elvira Silva: Una cosa original, cada camión, que había muchos camiones, no recuerdo cuántos,
tenía su historia. Camión número tal. Tenía la historia. Cuando se había comprado, cuántos kilómetros
hacía, cuanto se pagaba por nafta, cuantos arreglos había que hacerle. Cada camión tenía su historia.
Miguel Dall'Orso: Reitero la respuesta a tu pregunta. Es evidente que en una empresa alguien, no es
bueno nadie que no responda a una cosa centralizada. Lo que era centralizado en las contabilidades fuera
de allá o acá, era Julio Bastos el Contador, anteriormente había sido aquel Simonetti.
María Elvira Silva: Julio Bastos es más joven que Dall'Orso, mucho más joven, y se jubiló junto con...
Miguel Dall'Orso: Julio Bastos Campomar era...
María Elvira Silva: Hijo de otro Bastos. Era vendedor de Campomar.
Miguel Dall'Orso: Bastos Campomar era el padre. Él era.....
Mauricio Vázquez: Bastos D´Este, sí lo vimos.
María Elvira Silva: El que fue hasta último momento contador.
Mauricio Vázquez: O sea que era contador acá en Montevideo y también iba a Juan Lacaze.
Miguel Dall'Orso: Pero la contabilidad de allá la llevaban allá. Por ejemplo lo que había que comprar,
los insumos en general los llevaban allá. Pero la noticia tiene que venir a firma de contabilidad central.
Aquí estaba Julio Bastos D´Este que era el contador, Mónica Tonar que era contadora también.
María Elvira Silva: Esa debe de aparecerles también, porque era de las últimas. ¿No la encontraron
ustedes?
Mauricio Vázquez: Nosotros hemos visto una parte de la documentación. Porque es muy grande. La
cantidad de documentación que hay es infinita. Vimos algunos documentos de Julio Bastos Campomar,
Julio Bastos D´Este, y por eso nos suenan los nombres y los apellidos, pero de Mónica Tonar no, no
vimos nada.
Miguel Dall'Orso: Julio Bastos Campomar era un accionista. En un momento cuando empezaron a
decrecer los dividendos pidió y entró como funcionario, le dieron una región para que vendiera, para que
fuera vendedor en la región, creo que Rivera era. Estuvo en más de un lado. Así que Julio Bastos
Campomar fue vendedor, un empleado, nada más. Bastos D´Este, el hijo de él sí, fue contador de
Campomar. Antes había habido otros, Popelka, también Contador, ya murió, creo que sí. Había otro
Contador también, pero se ocupaba casi exclusivamente de la parte informático, informática, Bruzzone,
no sé si lo oyen nombrar por algún lado.
Vilma Castro: ¿Y qué otros archivos existían?
María Elvira Silva: Yo diría que cada sección tenía su propio Archivo.
Vilma Castro: ¿No había uno Central.?
Miguel Dall'Orso: Cada sección tenía lo suyo. Nosotros teníamos por ejemplo, los Archivos, los ficheros
de los nombres, y los ficheros de las Cuentas, cada cuenta tenía una ficha.
María Elvira Silva: Nosotros teníamos los ficheros con cada Cliente, en carpetas. Por país lo teníamos.
Vilma Castro: ¿Y esa documentación iba a otro lado de pronto, salía de ahí de esa sección?
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María Elvira Silva: No, una vez que se hacía el embarque, que se cobraba, ya no teníamos más nada que
ver, entonces se ataban todos los documentos en una carpeta.
Miguel Dall'Orso: Las fichas de los clientes se deben de haber perdido, tirado.
María Elvira Silva: Yo le había preguntado a Dall´Orso dónde estaría eso. Eran carpetas y carpetas y
carpetas.
Miguel Dall'Orso: Cada sección le daba los números generales de las fichas esas a la contabilidad.
Nosotros no le íbamos a decir fulano de tal debe tanto, a este le tenemos que cobrar este, a este le tenemos
que cobrar en tal fecha. Le decíamos en tal fecha tenemos que cobrar tantos pesos o nos deben tantos
pesos, dábamos los datos generales a la contaduría, para que ellos hicieran la contabilidad general.
María Elvira Silva: Ella te preguntaba respecto a los Archivos.
Miguel Dall'Orso: Pero Beba, comentaba de las fichas también
María Elvira Silva: Nosotros teníamos una pared, en el fondo que no había nada, llena de estantes, llena,
llena, llena de carpetas. Cada cliente se terminaba el embarque, se ataba.
Mauricio Vázquez: Cada exportación, hacían una carpeta por cada exportación.
María Elvira Silva: Exportación, por cada cliente.
Vilma Castro: ¿Por cuánto tiempo se guardaba esa documentación?
María Elvira Silva: Yo no sé, yo me fui de Campomar y eso quedaba. Yo pensaba el otro día,
Dall´Orso, ¿qué habrán hecho con eso? Eran cientos de carpetas. Durante, yo que sé cuántos años estuve
yo, se exportó siempre, a muchísimos países, muchísimos clientes.
Vilma Castro: ¿Y las comunicaciones internas, cómo eran? ¿A través de memorándum, a través de qué
se comunicaban internamente?
Miguel Dall'Orso: Algunas cosas muy serias se pasaban por algún memorándum, pero generalmente
eran orales, simplemente eran orales.
María Elvira Silva: Nosotros éramos un muy ente autónomo, no nos comunicábamos con ninguna
sección, teníamos “personería jurídica”.
Miguel Dall'Orso: Por ejemplo un primo de Beba, Daniel Vidal era el Jefe de la Computación, de la
Sección Informática. Cuanto yo necesitaba algún dato, como a mí no me habían considerado apto para
aprender la informática, yo se lo pedía a él. Y le decía che, Daniel dame tal cosa.
María Elvira Silva: Tenía una pieza, que era enorme, pero eso ya cuando la Casa estaba ya en
Zufriategui. No, yo me fui de Uruguay.
Miguel Dall'Orso: Lo que pasa, Beba, a los ocho años se enfermó y ...
María Elvira Silva: Me enfermé y ..., la quedé.
Miguel Dall'Orso: No sé si te fuiste o te fueron.
María Elvira Silva: Sí, me fueron. Me aguantaron unos meses pero como vieron que mi enfermedad era
larga, yo tenía tuberculosis, no tengo por qué no decirlo. Me acuerdo que había ido la Liga
Antituberculosa, abajo, en la sección, abajo, en la calle Uruguay, era donde se hacían las muestras,
sección muestras, era el tipo obreros, tenían otra jerarquía, y eran muy buenos igual, pero era otra
jerarquía, eran obreros. Inclusive para muchas cosas. Y ahí fue un aparato de la Liga Antituberculosa, a
hacer placas. Yo fui unas de las primeras, tranquilita que fui, y fue que me encontraron que tenía una
sombra en el pulmón y qué sé yo. Un tratamiento, volví y hasta que al final el Contador me llamó, y me
dijo: no, usted no puede seguir acá, se tiene que irse a su casa. Me habrán pago el sueldo seis meses y,
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después ya me liquidaron. Quedé, ya estábamos preparándonos para casar y después fueron como dos
años más, yo pesaba 57 y pasé a 80. Porque en esa época la tuberculosis se curaba comiendo y
engordando. Después me casé con 60, o con 70.
Miguel Dall'Orso: Yo me mantuve siempre en 70. Antes y después.
María Elvira Silva: Pero fue un lindo período, un lindo trabajo.
Vilma Castro: ¿Qué más recuerda de la Sección esa?
María Elvira Silva: También en el fondo había un muchacho que era de la Sección Compras, yo me
acuerdo de todo, absolutamente de todo.
Vilma Castro: ¿No tenía nada que ver con importaciones?
María Elvira Silva: Si, era exportaciones e importaciones. Yo personalmente no tenía nada que ver con
importaciones. Mi jefe que estaba al lado, sí. Y el otro muchacho.
Vilma Castro: ¿Eran una misma sección?, ¿cómo estaba conformado?
María Elvira Silva: Sí, era un salón medio angosto y viejo y feo, con 6 o 7 escritorios. Unos se hacían
más exportación e importación, yo nunca tuve nada que ver con importación, era todo exportación.
Miguel Dall'Orso: Beba, una cosa. En el fondo no estaba Compras. Compras estaba Jaume. En el fondo
estaba Propaganda.
María Elvira Silva: Me acuerdo de eso, éramos muy autónomos. Directamente con el Contador, el jefe,
otro muchacho y yo, eran todos varones.
Mauricio Vázquez: ¿Cuántas personas en total eran en la sección? ¿entonces muy pocas?
María Elvira Silva: En mi sección éramos 8. Siete muchachos y yo. Pero allí había, en Uruguay, 120
empleados, cuando yo entré, más o menos. Porque abajo, en la Sección Muestras, había mucha gente.
Muestras para exportación y muestras para acá también. Pero más que nada para exportación. Se
exportaba muchísimo.
María Elena Furest: ¿Cómo era la dependencia? Porque, estábamos mirando por un cuadro que
tenemos: exportación e importación dependían del contador: ¿y el contador? ¿dependía del Directorio?
Miguel Dall'Orso: Del Directorio, sí.
María Elena Furest: Directamente del Directorio, pero ¿era una Gerencia?
Miguel Dall'Orso: Había una Gerencia en un Campomar, Juan Campomar, pero era Gerente para firmar
las cartas. No entendía de nada. Era un hombre buenísimo pero no hacía más que firmar las cartas. Se le
titulaba el Gerente, pero no decidía nada. El que decidía era Don Miguel Campomar.
María Elvira Silva: Ese sí.
Miguel Dall'Orso: El Presidente.
María Elvira Silva: Ese era el Presidente, ese era el mandamás.
Mauricio Vázquez: Miguel Campomar Campomar.
María Elvira Silva: ¿Era Campomar Campomar?
Miguel Dall'Orso: Sí, Campomar Campomar.
María Elvira Silva: Los hijos: Campomar Campomar.
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Vilma Castro: ¿Usted recuerda como estaba el organigrama dispuesto?
María Elvira Silva: ¿Por jerarquías? Ah, Don Miguel arriba. Yo diría que después los miembros del
Directorio, los dos Alvarez Lista, esos picaban mucho, Juan Campomar que era el que firmaba, que eran
los que estaban adelante, los que tenían su escritorio particular y no había más nadie. Después más
adentro.
Miguel Dall'Orso: Esa palabra que tu utilizaste, organigrama, en aquel tiempo ni se conocía. Para la
gente nuestra no se conocía. Allá era Don Miguel...
María Elvira Silva: El Capo.
Miguel Dall'Orso: El Capo. La Luz, el brazo y la mano y la lapicera, todo era él, todo.
María Elvira Silva: Porque él revisaba...
Miguel Dall'Orso: Había gente muy importante y capacitada. Estaba el alemán Schröeder, que era, que
estaba inicialmente como Contador. Estaba, el inglés Mr. Lewis, Richard Lewis...
María Elvira Silva: Sí, ese era muy importante.
Miguel Dall'Orso: Introdujo la contabilidad analítica, y modificó criterios desde la contabilidad.
Mauricio Vázquez: ¿Los procedimientos contables modificó?
Miguel Dall'Orso: Sí.
María Elvira Silva: No, los contables no. Yo te diría que lo analítico en cuanto a libros, tenía pila de
libros. Yo nunca pude entender qué hacían, que las piezas. No, lo contable dependía del Contador. En
cuanto a números. Pero Mr. Lewis no tenía nada de contabilidad. Era lo analítico, era en base a...
Miguel Dall'Orso: Bueno, calculaba los costos.
María Elvira Silva: Exactamente, ese tipo de cosas. Pero no ventas, no.
Mauricio Vázquez: Era digamos, ¿más lo que sería un análisis financiero, de pronto? ¿De costos? ¿un
analista?
María Elvira Silva: Pudiera ser, sí.
Miguel Dall'Orso: Además de él dependía también mucho el personal, al principio. Era un hombre,
como decir, tenía una personalidad muy fuerte, no maleducado, no. Una personalidad fuerte.
María Elvira Silva: Yo nunca me voy a olvidar una vez que había hecho una carta en inglés. Y la chica
que repartía las cartas creyó que al ser en inglés, él tenía una secretaria que también sabía mucho más
inglés que yo, también escribía en inglés, yo de ellos nunca sabía nada. Ya te digo, nosotros éramos
autónomos. Y me veo que viene el inglés, porque le teníamos mucho miedo, con la carta así, la que yo
había escrito, derecho a la jaula del alemán, que era contador...
Miguel Dall'Orso: Del inglés al alemán.
María Elvira Silva: Del inglés al alemán. Eran los dos jerarcas.
Miguel Dall'Orso: Se pueden imaginar, en plena guerra los dos que más poderosos en plena guerra, uno
era inglés, el otro alemán.
María Elvira Silva: Le dice al alemán: usted hizo un error acá, tiene dos errores acá. Sí, posiblemente sí.
Por favor corríjamelo, pero lo que pasé ese día no te podes imaginar. Venía el otro jefe a decirme que
tenía los dos errores gramaticales, que los tenía, en la redacción, en la carta. Estaba más acostumbrada a
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hacer los cables, que eran más cortitos. En las cartas sudaba tinta, para hacer las cartas, yo me largaba
igual. A veces venían algunas escritas en español tan mal escritas.
Vilma Castro: Esos cables que mencionó.
María Elvira Silva: Eran técnicamente para confirmar pedidos. Un cable de Quito o de Lima, de Chile.
Previamente se les había enviado los precios. Los precios por piezas. Y entonces, de allá venían, en inglés
de ahí no, venían de otro lado en inglés, para confirmar los precios o confirmar tantas piezas o preguntar
precios.
Miguel Dall'Orso: Yo dije que tenía una personalidad fuerte. Don Miguel tenía una personalidad más
fuerte todavía, era bravísimo. Me acuerdo, no sé si a ustedes les interesa la anécdota, me acuerdo una vez
me llamó, me puso de oro y azul, pero de todo yo me pegué un susto tan grande que dije: este hombre me
echa. ¿Por qué? Porque el teléfono de él agarraba las conversaciones de los demás, y yo había estado
conversando con un vendedor y le estaba dando una serie de datos. Él creyó que los datos se los estaba
dando a un cliente, que estaba haciendo una infidencia. Me llamó y repito, me puso de oro y azul.
Después se dio cuenta, que era con un vendedor que estaba yo conversaba eso. Se ablandó todo. La cosa,
que acababa de nacer, mi primera hija, Ana María. Siempre le mandaban una frazadita cuando nacía un
bebé, a mí me mandó dos.
Vilma Castro: Para reparar.
Miguel Dall'Orso: Sí.
Vilma Castro: Y alguna anécdota relativa a los documentos, a alguna inundación, a algún problema de
humedad, algún incendio, algo que se hubiera extraviado, alguna documentación importante que se
hubiera extraviado.
Miguel Dall'Orso: No. Inundación pudo haber habido, pero no creo que afectara libros que puedan ser
fundamentales o mucho menos. Afectó, en el fondo de todo, donde lindaba con el (arroyo) Miguelete,
había depósitos viejos, que eran las antiguas caballerizas, cuando no usaban camiones, sino usaban carros,
ahí estaban las caballerizas. Había unas construcciones que se utilizaban como depósitos de cosas viejas.
Ahí estaban máquinas viejas, herramientas inservibles, todas las cosas inservibles. Incluso estaba el
archivo de materiales o sea papelería. Pero la papelería que había ahí o se quemó o se tiró, era papelería
sin usar. Por ejemplo, tacos de facturas o de pedidos, eso no sé que se habrá hecho. Pero el agua no le
afectó a pesar de que hubo alguna inundación cuando el Miguelete subía mucho.
María Elvira Silva: Acá en Uruguay no recuerdo nada.
Miguel Dall'Orso: En la calle Uruguay, no.
Vilma Castro: ¿Y usted solía traer algún tipo de documento como respaldo para tenerlo en su domicilio,
de pronto previendo alguna situación así o no?
Miguel Dall'Orso: Y yo tengo...
Vilma Castro: En su momento. ¿Si usted se respaldó de alguna manera trayendo alguna cosa para aquí?
Miguel Dall'Orso: Y yo creo que sí. Incluso no sé si tengo...
María Elvira Silva: ¿Qué traías? Yo no me acuerdo.
Miguel Dall'Orso: Algo, allá al lado de la cajita mía donde están los zapatos, debe haber una serie de
hojas qué están hechas por IBM, que son los sueldos de todo el personal que mandaba la Caja de
Jubilaciones como que había recibido los aportes.
María Elvira Silva: ¡Qué ganas de guardar eso!
Miguel Dall'Orso: Beba, yo pensé que me iban a servir, cuando me negaban que lo de “la
complementaria”. Pero al final, al final quedó ahí. Porque esos libros, esos libros que yo me traje las
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hojas, estaba precisamente el sueldo conocido más el sueldo complementario. Era el único lugar dónde
estaba. Entonces yo me lo guardaba, esas cosas... Y eso yo me lo traje a casa en un momento. Los
síndicos no quisieron reconocer, porque yo le mostré, no quisieron reconocer eso como válido.
María Elvira Silva: Ahora, pagaban por el B.P.S. por esa parte también. Lo que pasa que era un
determinado número de personas que tenían ese complemento, no eran muchos. Eran unos privilegiados,
vamos a decir la verdad. Claro, porque no eran muchos.
Vilma Castro: ¿Existía algún tipo de publicación? ¿En algún momento publicaron algún boletín, algún
diario, alguna revista?
Miguel Dall'Orso: Sí, sí. Yo recuerdo que tenía una cajita de diarios que tenía en un mueble, en mi
escritorio, en mi oficina. Hubo una publicación de "El Bien Público", ¿lo conocen de nombre por lo
menos?. "El Bien Público" escribió en una oportunidad algo o sobre la industria, o sobre la industria
textil, y ahí había un artículo muy interesante sobre la industria textil en Campomar.
María Elvira Silva: Pero Campomar nunca editó, nunca sacó Campomar.
Miguel Dall'Orso: No, lo que había alguna cosa de propaganda. Por ejemplo cuántos eran los empleados,
cómo se distribuían, cuántos metros podían fabricar los telares de allá. Cuántos quilos de hilados. Todos
esos datos digamos, como para que la gente los conociera de que era una empresa importante, eso sí
existía. Me acuerdo que yo llegué a tener en mi oficina, un alto así de esas cosas, que a veces se los daba
a los clientes que se interesaban en conocer algún dato de la fabricación. No muy secreto, algún dato, de
esos datos que de cierto modo promueven a la empresa. Para mí era propaganda. De repente fueron de los
primeros en tirarse. A veces venían chiquilines de la escuela y les dábamos eso.
María Elvira Silva: ...Por no modernizarse. Si se hubiera modernizado la empresa yo creo que a esta
altura del partido. Las máquinas viejísimas. Ahora, ahí hay actualmente, que no tiene nada que ver con la
firma Campomar, 200 empleados, ex empleados de allí que se quedaron, la Comisión para el Desarrollo
les facilitó dinero y no sé si las compraron.
Miguel Dall'Orso: La Comisión Nacional del Desarrollo puso alguna plata en la mejor sección técnica
que había en Juan Lacaze, que era la sección Cardados, o sea la que producía mejor, o la menos costosa.
Entonces, con unos 200 operarios más o menos empezó a trabajar. Actualmente ahí hacen tejidos
cardados.
María Elvira Silva: Y están exportando.
Miguel Dall'Orso: Exportando tartán, hacen frazadas también y alguna otra cosa.
Mauricio Vázquez: Eso es la firma Agolan, ¿no es verdad?
Miguel Dall'Orso: Agolán sí. Que no sé si le alquila, creo que le alquila la Comisión sindica, de
Sindicatura el espacio y las máquinas a la sindicatura. Tengo entendido que es así la cosa.
María Elvira Silva: Ustedes no nunca fueron a conocer esa fábrica... bueno, ahora ya no hay nada. Yo
fui una o dos veces, nada más.
Mauricio Vázquez: Yo soy de Colonia, y tengo familiares en Juan Lacaze. Ninguno de ellos trabajó en
Campomar. Mis familiares trabajaron en Fanapel. Pero, vi digamos el predio, pero por fuera, hace unos
pocos años, hará dos o tres años, realmente es un predio enorme.
Miguel Dall'Orso: Había más de 50 metros cuadrados.
María Elvira Silva: ¿Cincuenta? Mucho más, cincuenta mil.
Miguel Dall'Orso: No, cincuenta mil metros.
María Elvira Silva: En una época en que inclusive, en la época de la guerra...
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Mauricio Vázquez: En una zona privilegiada de Juan Lacaze, porque es el centro contra el río casi.
María Elvira Silva: Y además tenía para las madres, para los chicos un club CYSSA, creo que se
llamaba el club.
Miguel Dall'Orso: El CYSSA, el centro deportivo. Tenían un Estadio. Yo fui al partido de inauguración,
fueron dos partidos con cuadros de acá. Y además existía lo que se llamaba la casa del niño, me parece.
Era un muy buen edificio donde se hacía, como decir, servicios de salud a las madres y a los niños.
María Elvira Silva: Tenían casa de huéspedes preciosa, iba alguien de acá y se quedaban allá. Era
importante, era importante.
Mauricio Vázquez: Incluso todo ese complejo de viviendas, que tengo entendido que lo construyó la
empresa y se lo arrendaban a los empleados.
Miguel Dall'Orso: En época de Don Miguel se construyó eso.
María Elvira Silva: Hay un monumento, ahí.
Miguel Dall'Orso: Una de las casas era de él, ahí.
María Elvira Silva: Ellos vivían allí. Hay un monumento a la figura de Don Miguel Campomar.
Miguel Dall'Orso: Me acuerdo cuando yo iba allá a la fábrica de visita, generalmente comía con el
Director Técnico, el Ingeniero Vega, ¿cómo se llamaba Vega, vos no te acordás?
María Elvira Silva: Jorge.
Miguel Dall'Orso: Jorge Vega, sí. Comíamos en la casa que era de Don Miguel. Ya no iba más Don
Miguel.
María Elvira Silva: Un lujo. Una cosa con mucho gusto, muy bien puesto todo.
Vilma Castro: Volviendo a exportaciones, porque me quedé con eso que dijo de los formularios: ¿quién
diseñaba esos formularios?
María Elvira Silva: Esos formularios venían diseñados de cada Consulado, tenían los suyos. Nosotros
teníamos como una réplica, ahora se diría una fotocopia, de los que tenía cada país, para poder hacer yo,
porque era lo que yo hacía, los borradores. Yo siempre recuerdo los formularios que mandaban del
Consulado de Estados Unidos. No podías borrar, no podías borrar nada, en absoluto. Yo me agarraba de
los pelos cuando venían las exportaciones de Estados Unidos, porque no podías borrar nada. De las otras,
con cierta en fin... Entonces, nosotros teníamos -Campomar había mandado a hacer- unas fotocopias,
unos borradores, donde yo hacía los borradores primero, de acuerdo a los cajones que iban, la
numeración, los pesos, la cantidad de piezas, todo. Entonces llenaba el borrador, después de ahí lo pasaba
a lo que mandaban ellos. Después se certificaban iba al Consulado, lo certificaban ellos. Era todo un
trámite que hacía el muchacho que iba a la calle.
Mauricio Vázquez: ¿Jamás tuvo que tirar un formulario de esos, originales?
María Elvira Silva: Creo que sí.
Mauricio Vázquez: Que se haya equivocado.
Miguel Dall'Orso: No te olvides que teníamos formularios para la papelería interna. Por ejemplo, que,
pedidos, las facturas, las órdenes de compra. Generalmente era el inglés el que los diseñaba.
María Elvira Silva: Sí, pero lo de Campomar era el Contador.
Miguel Dall'Orso: Todo lo demás lo diseñaba el inglés. Me acuerdo que una vez cuando yo estaba en
Mesa Central, había que hacer no sé que cosa y yo hice una especie de borrador del diseño, se lo llevé al
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inglés y el inglés dice: sí, pero esto que dice M.C. no, no le vamos a poner, decía Mesa Central (M.C.), no
porque se van a creer: Miguel Campomar.
Mauricio Vázquez: Estaba en todos los detalles.
María Elvira Silva: Para empezar el trámite, venía del Banco del país donde se iba a hacer la exportación
lo que se llamaba, no sé si ahora se sigue llamando igual, una Carta de Crédito.
Mauricio Vázquez: Se sigue llamando igual.
María Elvira Silva: En esa carta de crédito, había que traducir lo que pedían. Factura Consular, nota de
gastos, carta al banco, certificado de la aduana, todo eso. De eso también teníamos un extractado, un
borrador, entonces yo iba poniendo, por ejemplo: certificado de origen, sí; esto, sí, sí. Entonces eso lo
ponía junto con la carta de crédito que venía en inglés para el pobre italianito, que era mi jefe, que no
entendía una palabra de inglés. Generalmente iba para él.
Miguel Dall'Orso: Yo les sugiero a ustedes, si quieren conversar con uno de los funcionarios de
Campomar: Julio Bastos D'Este el Contador; Daniel Vidal el jefe de Informática. En Juan Lacaze Nicolás
Pisú.
María Elvira Silva: Ese, ¿no se murió?
Miguel Dall'Orso: No. El año pasado, cuando el accidente que tuvo Juan Pablo, hablé con él. El hombre
tiene cáncer hace como 20 años. Pero tiene un ánimo tan grande que lo ha dominado al cáncer.
Vilma Castro: Cuando mencionó recién la Mesa Central: ¿Qué vendría a ser esa Mesa Central?
Miguel Dall'Orso: La Mesa Central era la que jugaba, vamos a decirlo así, con las tarjetitas que
identificaba a cada una de las unidades de la empresa. Nos venían a nosotros para controlarlas. Las
tarjetitas esas, correspondían a una pieza de las que se había entregado. Porque cuando se facturaba la
mercadería se apartaban las tarjetas correspondientes a la mercadería, nos la mandaban a esa sección,
Mesa Central para que nosotros controláramos con la fichita que teníamos en la Casa Central. Nos
mandaban porque eso era del depósito de Zufriategui a Uruguay.
María Elvira Silva: Ahora sería todo mucho más fácil, se me ocurre. Ahora no existiría todo eso... estaba
la Sección Precios, que era la que corregía y revisaba los precios. Era una sección grande esa.
Miguel Dall'Orso: D'Este, Sixto.
María Elvira Silva: Y ese señor, que yo no me acordaba el apellido, era un señor muy especial que le
habían puesto como de chismoso.
Miguel Dall'Orso: Informante.
María Elvira Silva: Porque teníamos un reloj allá adelante, en la sección que estaba Dall'Orso, bien allá,
nosotros estábamos bien acá, y entonces había gente que llegaba tarde, había que marcar a la entrada,
apenas la entrada de Uruguay, había un reloj. Cada uno de nosotros teníamos una tarjeta, poníamos la
tarjeta, bajábamos y marcábamos la hora que entrábamos. Y cuando salíamos también. Yo marqué
cantidad de veces a un muchacho que siempre llegaba tarde, lo veía venir corriendo y le marcaba la
tarjeta. Y esas cosas este tipo las empezó a ver. Era un viejo. Entonces ya vieron, porque él fue con el
chisme, yo que sé a quien, de que marcábamos tarjetas, de que por ejemplo uno de los que iba al Banco
de la sección nuestra, o iba a la bolsa de comercio, traía cosas, siempre hay en una sección gente que sale
a la calle y llegaba a las cinco menos cinco y nosotros nos íbamos a las cinco. Y este tipo le encantaba el
chusmaje. Y en la sección mía estaba Zito, el famoso que se murió hace muy poco...
Mauricio Vázquez: Julio Zito.
María Elvira Silva: Julio Zito, el de las quinielas, era un tipo macanudazo, se sentaba ahí esquinado, ese
siempre estaba en la calle. Siempre llegaba tarde, tenía sus negocios. Pero era muy simpático, muy
entrador. Y un día no le pone una pluma verde en el escritorio del tipo. Yo cuando la vi me dice: mirá lo
que le puse. ¡Hay Zito, lo van a matar!.
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Miguel Dall'Orso: Pluma verde le llamaban.
María Elvira Silva: Tipo loro.
Miguel Dall'Orso: No Beba, era porque las cotorras hablan mucho.
María Elvira Silva: Era repugnante, no lo podían ni ver. Nadie lo podía ni ver. Y era el marido de la
señora esa de precios. Y tenía, estaba en un lugar bien de observar que por ejemplo si las mujeres iban
abajo al baño poco menos que les miraba el reloj a ver lo que demoraban, era repugnante.
Miguel Dall'Orso: No hables tanto, Beba. Ahora quiero hablar yo.
María Elvira Silva: Y sí, entonces le habían puesto "La pluma verde".
Miguel Dall'Orso: Pobre, murió trágicamente. El día en que le hicieron un homenaje, una fiestita en
Campomar a Juan José Amézaga, porque había ascendido. Juan José Amézaga era el abogado de la firma.
Había ascendido a la Presidencia de la República, murió. Él estuvo en la fiesta, fue al baño, allá le dio un
ataque. La señora no lo encontraba por ningún lado. Al final lo encontraron en el baño. Otra cosa entre los
dos, entre la señora y este hombre, no sé si tenía asma o no, pero tosía mucho. Yo estaba delante de María
Mercedes, estábamos revisando facturas y pedidos y yo oí una tos y tos y tos y digo a esa señora: lo que
es éste me parece que no llega a Agosto y ella me levanta la cabeza así y dice: es mi marido. ¿Porqué se
acordará uno de estas cosas de metederas de pata, eh? Es mi marido.
Mauricio Vázquez: ¿Era común que hubiera matrimonios que los dos trabajaran en la firma?
Miguel Dall'Orso: Había varios.
María Elvira Silva: Y después, había una pareja que todo el mundo sabía que él andaba atrás de ella, ya
mayorcitos, y ella nada, nada y nada. Hasta que al final cerró Campomar y ahí recién agarraron viaje.
Miguel Dall'Orso: Hubo otras parejas que se hicieron y se deshicieron. La nuestra gracias a Dios se hizo
y todavía no se deshizo.
Vilma Castro: Hay varios álbumes de fotos también. De fotografías de empleados, de reuniones, de
comidas, de actos. ¿Había algún fotógrafo, alguien que se encargaba de todo eso?
Miguel Dall'Orso: Habíamos tantos, que de vez en cuándo, cuando alguno se casaba o había algún
acontecimiento, se daba una cena, íbamos, qué sé yo, treinta o cuarenta o cincuenta o más.
Fin de la entrevista