Presidente de la República Horacio Manuel Cartes ... - MEC

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Presidente de la República Horacio Manuel Cartes Jara Ministra de Educación y Cultura Marta Lafuente Viceministra de Educación para la Gestión Educativa Myrian Mello Directora General de Currículum, Evaluación y Orientación María Gloria Pereira de Jacquet Director General de Educación Media Arnaldo Ramón Liuzzi Velázquez

Transcript of Presidente de la República Horacio Manuel Cartes ... - MEC

                                                                   Presidente  de  la  República  Horacio  Manuel  Cartes  Jara    Ministra  de  Educación  y  Cultura  Marta  Lafuente    Viceministra  de  Educación  para  la  Gestión  Educativa  Myrian  Mello    Directora  General  de  Currículum,  Evaluación  y  Orientación  María  Gloria  Pereira  de  Jacquet    Director  General  de  Educación  Media  Arnaldo  Ramón  Liuzzi  Velázquez  

Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3

                       

             Silveria  Concepción  Laguardia  Viñales,  Directora  de  Currículum    Nidia  Esther  Caballero  de  Sosa,  Directora  de  Gestión  Pedagógica  y  Planificación      Diana   Elena   De   Giácomi   de   Silva,   Jefa   del   Departamento   de   Apoyo   para   la   Implementación  Curricular  en  Medios  Educativos    Zonia  Maricel  Centurión  Benítez,  Jefa  del  Departamento  de  Diseño  Curricular    Maura  Graciela  López  Jara,  Jefa  del  Departamento  de  Evaluación  Curricular    María  Isabel  Roa,  Jefa  del  Departamento  de  Enseñanza  de  Lenguas    Elaboradoras  Aida  Ortiz  de  Coronel  María  Isabel  Barreto  de  Ramírez    Ela  Salazar    Revisión  y  ajustes  María  Isabel  Roa  –  Dirección    de  Currículum  Laura  Liliana  Delvalle  –  Dirección  de  Gestión  Pedagógica  y  Planificación    Diseño  Editorial  Víctor  Ramón  López  Amarilla    Diseño  y  diagramación  

Lengua Castellana y Literatura 3

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PRESENTACIÓN

Queridas y queridos estudiantes:

Los libros que reciben este año 2016, junto con los materiales de la biblioteca del colegio son herramientas de apoyo para aprender. Para aprender hay que formularse preguntas y multiplicar interrogantes. No encontrarán todas las respuestas en una sola fuente, el aprendizaje es una excursión que dura a lo largo de la vida. Cada respuesta da lugar a nuevas búsquedas y no hay que detenerse en esa exploración.

La lectura de estos textos, acompañada de un constante proceso de investigación, les ayudará a aumentar sus conocimientos para enfrentar los retos de la vida ciudadana, la construcción de la cultura y el acceso a los saberes cientí� cos.

En este proceso contarán con el acompañamiento de los docentes y de la comunidad educativa. Como jóvenes son protagonistas de sus proyectos de vida y del futuro de la nación.

El Paraguay con vida digna y trabajo decente, que todos nos merecemos, tiene a los estudiantes de la Educación Media como impulsores de nuevos sueños y de la renovación del pensamiento. En este sentido, como actores de cambio les invitamos a estudiar y a preparase para servir a la patria, honrando el esfuerzo de sus familias con dedicación y compromiso diario. Estudiar es un derecho y un deber con ustedes mismos.

Mitãrusu ha mitãkuñanguéra: pendekerapoty ningo orekerapotýnte avei. Jajepytasókena oñondive opavave ñane retãme ani oñemboyke avave hekombo’epýpe.

Ñane retã oikotevẽ penderehe ko’ágã ha ko’ẽrõrã. Ñañemoíkena ojoykére jahechápa ndajahu-pytýi tekojoja, tekosãso, mborayhu ha mba’eporã opavavépe �uarã vokoieténte.

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CÓDIGOS PARA EL APRENDIZAJE

Este es el icono que indica las Capacidades propuestas para cada unidad. Se las debe leer con atención para precisarlas.

Cada unidad presenta, con este signo, Textos de lectura para que a partir de ellos se inicie el proceso de aprendizaje de la lengua castellana.

El signifi cado de aquellas palabras difíciles de comprender se aclaran con el Estudio léxico y semántico de las lecturas.

Aquí se encuentra el Campo referencial que contiene las informaciones teó-ricas para la mejor comprensión del contenido estudiado.

Este es el símbolo del Análisis y comentario de los textos leídos, punto clave de competencia comunicativa.

Leer y refl exionar sobre temas de importancia, para la convivencia con los demás, es fundamental para mejorar el juicio crítico.

Los textos de la Expresión oral son indispensables para adquirir la compe-tencia lingüística necesaria.

Este signo indica el momento de la interacción comunicativa con la práctica intensiva de las Propuestas de actividades orales y escritas. Además señala las capacidades De la lectura a la producción escrita.

Cada unidad del libro consta de un proceso de enseñanza desarrollado sistemáticamente. Los temas cambian, pero el proceso es el mismo en cada unidad. Por eso se establecen códigos icónicos para que por medio de ellos se puedan comprender en qué instancia del aprendizaje se halla.

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ÍNDICE GENERAL

UNIDAD 1El hombre y su sed de conocimiento ......................................... 9Capacidades• Analiza los elementos estéticos utilizados en obras literarias paraguayas y universales.• Identifi ca rasgos socioculturales presentes en las obras de la literatura paraguaya y universal.• Analiza los estilos lingüísticos de los autores paraguayos y universales.• Interpreta los mensajes transmitidos en textos orales y escritos: estructura de los diferentes tipos de texto, tipología

textual, secuenciación.• Interpreta mensajes transmitidos en textos escritos publicitarios y científi cos.• Produce textos escritos publicitarios con intención literaria que presentan características de cohesión y coherencia.• Analiza obras literarias narrativas desde perspectivas críticas de análisis. El uso del tiempo en la narración literaria.

La voz del narrador y la polifonía en la narración.

UNIDAD 2El tema del Libre Albedrío .....................................................23Capacidades• Analiza los elementos estéticos utilizados en obras literarias paraguayas y universales.• Identifi ca rasgos socioculturales presentes en las obras de la literatura paraguaya y universal.• Interpreta mensajes transmitidos en textos orales.• Interpreta mensajes transmitidos en textos escritos científi cos y literarios.• Produce textos escritos con intención literaria que presenten características de cohesión y coherencia.• Redacta ensayos argumentativos sobre temas de interés social, político y cultural.• Contrasta rasgos estéticos de las obras leídas de diferentes autores y de diferentes corrientes y tendencias literarias.

El contexto histórico de producción de las obras leídas, temas recurrentes y características de estilos comunes, así como sus diferencias.

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UNIDAD 3 La guerra y la paz en la literatura ............................................53Capacidades• Analiza los elementos estéticos utilizados en obras literarias paraguayas y universales.• Identifi ca rasgos socioculturales presentes en las obras de la literatura paraguaya y universal.• Analiza estilos lingüísticos de autores paraguayos y universales.• Interpreta mensajes transmitidos en textos orales.• Produce textos orales con características de cohesión y coherencia.• Interpreta mensajes transmitidos en textos escritos.• Produce textos escritos con intención literaria.• Compara los aspectos sociológicos e ideológicos entre las obras paraguayas y las obras de la literatura universal.

UNIDAD 4Confl ictos a partir del contacto de culturas ................................83Capacidades• Analiza los elementos estéticos utilizados en las obras de autores paraguayos e iberoamericanos.• Identifi ca rasgos socioculturales presentes en las obras.• Analiza los estilos lingüísticos de los textos estudiados.• Interpreta los mensajes transmitidos en textos literarios.• Produce textos orales argumentativos con características de cohesión y coherencia.• Interpreta mensajes transmitidos en textos escritos.

UNIDAD 5Comienzo y fi n del ser humano ............................................. 111Capacidades• Analiza los elementos estéticos utilizados en obras literarias paraguayas y universales.• Identifi ca rasgos socioculturales presentes en las obras de la literatura paraguaya y universal.• Analiza los estilos lingüísticos de autores paraguayos y universales.• Interpreta los mensajes transmitidos en textos orales.• Produce textos orales con características de cohesión y coherencia.• Interpreta mensajes transmitidos en textos escritos.• Redacta textos instrumentales atendiendo sus características, su formato y los ámbitos de uso.

Bibliografía. ................................................................................................................ 138

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• Analizaloselementosestéticosutilizadosenobrasliterariasparaguayasyuniversales.• Identifica rasgos socioculturalespresentesen lasobrasde la literaturaparaguayay

universal.• Analizalosestiloslingüísticosdelosautoresparaguayosyuniversales.• Interpretalosmensajestransmitidosentextosoralesyescritos:estructuradelosdife-

rentestiposdetexto,tipologíatextual,secuenciación.• Interpretamensajestransmitidosentextosescritospublicitariosycientíficos.• Producetextosescritospublicitariosconintenciónliterariaquepresentancaracterísticas

decohesiónycoherencia.• Analizaobrasliterariasnarrativasdesdeperspectivascríticasdeanálisis.Elusodeltiempo

enlanarraciónliteraria.Lavozdelnarradorylapolifoníaenlanarración.

CAPACIDADES

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El hombre y su sed de conocimiento

“Diosnoobramal.NosdalaRazónyelConocimiento para que estemos siempreenguardiacontralospeligrosdelerroryladestrucción”

Introducción a la unidad

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El deseo de conocer el secreto de la existencia

Seguimoselesquemapropuesto.

QUIERO SABER

Vicente Aleixandre(1898–1985)

Poeta sevillano, Premio Nobel de Literatura en 1977. Desde muy joven residió en Madrid, donde vivió hasta el � n de sus días. Se nutrió con las letras de las obras de los poetas de la Generación del 98. En 1919 inicia una amistad que ejercería una gran in� uencia sobre su producción literaria, el encuentro con Dámaso Alonso que se considera un paso impor-tante en su producción poética.

Por ese tiempo es ferviente lec-tor de las obras de Bécquer y de Rubén Darío, a quien admira.

Poseedor de un rico lenguaje, poco común, utiliza la versi� ca-ción irregular. Una lengua innova-dora tanto en el plano sintáctico como en el simbólico; las asocia-ciones que establece multiplican los planos porque la naturaleza y sus elementos adquieren el valor del símbolo.

Las hipérboles adquieren dimen-siones cósmicas.

Sus versos persisten en la ruptura de la estrofa tradicional.

de Vicente Aleixandre, español

Camino hacia la lectura- Comentamoslassiguientesexpresiones: El saber no ocupa lugar. El mundo es uno solo. A buen entendedor, pocas palabras. La universidad no acorta las orejas.- Elegimosunadelassiguientespalabrasqueserelacionaconestasexpresiones.Justifica

laelección. Pensamiento-Conocimiento-Existencia musgo bogan lluvia rumoresespuma cautivo- ElaboramoselcamposemánticodelaspalabrastomadasdeltextodeAleixandre.

Dime pronto el secreto de tu existencia;quiero saber por qué la piedra no es pluma,ni el corazón un árbol delicado,ni por qué esa niña que muere entre dos ríosno se va hacia la mar como todos los buques.

Quiero saber si el corazón es una lluvia o margen,lo que se queda a un lado cuando dos se sonríen,o es sólo la frontera entre dos manos nuevasque estrechan una piel caliente que se separa.

Flor, risco o duda, o sed o sol o látigo :el mundo todo es uno, la ribera y el párpado,ese amarillo pájaro que duerme entre dos labioscuando el alba penetra con esfuerzo en el día.

Quiero saber si un puente es hierro o es anhelo,esa difi cultad de unir dos carnes íntimas,esa separación de los pechos tocadospor una fl echa nueva surtida entre lo verde.

Musgo o luna es lo mismo, lo que a nadie sorprende,esa caricia lenta que de noche a los cuerposrecorre como pluma o labios que ahora llueven.

Quiero saber si el río se aleja de sí mismoestrechando unas formas en silencio,catarata de cuerpos que se aman como espuma.Hasta dar en la mar como el placer cedido.

Los gritos son estacas de silbo, son lo hincado,desesperación viva de ver los brazos cortosalzados hacia el cielo en súplicas de lunas,cabezas doloridas que arriba duermen, bogan,sin respirar aún como láminas turbias.

Quiero saber si la noche ve abajocuerpos blancos de tela echados sobre tierra,rocas falsas, cartones, hilos, piel, agua quieta,pájaros como láminas aplicadas al suelo,o rumores de hierro, bosque virgen al hombre.

Quiero saber altura, mar vago o infi nito;si el mar es esa oculta duda que me embriagacuando el viento traspone crespones transparentes,sombra, pesos, marfi les, tormentas alargadas,lo morado cautivo que más allá invisiblese debate, o jauría de dulces asechanzas.

Teinvitamosalalecturadelpoema.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

LocalizaciónElpoemaperteneceallibroDiálogos del Conocimiento,aparecidoen1974.

Clasifi caciónPoemalírico-filosófico.Develarlossecretosdelavida.

Tema o Idea CentralEstructura internaIdeasesencialesdecadaestrofa.Escribimosloqueseexpresaencadaunadeellas.

Contenido ideológico -Propósitodelescritor

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Es un poeta conceptual, su poesía transita los caminos de lo absoluto, de lo irreal; sus temas se acercan a lo trágico, al amor y a la muerte, a la luz y a la destrucción. Su actitud es de evasión de lo cotidiano y de rup-tura con lo inmediato. Sus versos parecen emerger del mundo del subconsciente, bucean en la inte-rioridad para indagar muy adentro.

Obra poéticaÁmbito (1928), poesía de alucina-ción. Espadas como labios (1932), La destrucción o el amor (1934), considerado por la crítica como lo mejor de su producción. Pasión por la tierra (1935), Sombra del Paraíso (1944), en la que se refiere a un mundo feliz deseado, que la crítica interpreta como el exilio interior a causa del paraíso perdido en las sombras de la guerra civil. Naci-miento íntimo (1953), Historia del corazón (1954), En un vasto dominio (1962), Poemas de la Consumación (1968), Diálogos del Conocimiento (1974).

Aleixandre fue uno de los entusias-tas juveniles del surrealismo espa-ñol. El surrealismo de Aleixandre se distingue del Surrealismo francés por carecer de la ironía de aquel y por el tratamiento de los temas pasionales.

-Elporquédeltítulo -Dequémodosealudeenlosversosestasrealidades:vida-dolor-amor-naturaleza

Estructura externaEstrofas de que consta el poemaVersosymétricaUnidadesestróficas¿Existelarimaenelpoema?

Nivel léxico-semánticoElléxicoesconvencionalmenteliterario.Decirenquésentidoseutilizaenlosversossiguienteslosvocablossubrayados -Losgritossonestacasdesilbo. -Cataratadecuerposqueseamancomoespuma. -Pájaroscomoláminasaplicadasalsuelo.

Presencia de elementos icónicos-Identificamoslasequivalencias,segúnelusoeneltexto:Flor,risco,látigo,jauría,amarillo.Pájaro,estacas,cresponestransparentes.

-Imaginamoslasimágenesquerepresentancadaunadelaspalabrasylasexpresamoscondibujoscreativos.

- Expresamoseltemadediversosmodos,cadaestudianteloenunciaconunafrasedistintayaunqueequivalente.

- EstablecemosunparalelismoentrelapoesíadeRaquelChavesyVicenteAleixandreencuantoaltemaylaconstruccióndelosversos.

Todas las cosas están relacionadas, son parte de un todo

de Raquel Chaves, paraguaya

LA RAMA EN EL VIENTO

Es un vértigo caeral país sin tiempo ante la eternidaduniéndome al Todo.

Es la felicidad de antigua sed saciada...La bendición de seruna parte del Todo.

Más allá de sus piedrasese Reino se enciendey la noche ilumina...Más allá del tiemposin asirme a nada...

Danzan los Pai...En la noche esperancon sonajas y takuarasesperan la vozdesde la Otra Orilla

Árboles míos propiedad de la Tierraaves y agrestes animalescriaturas soñadoras del Yvypyté ¡adiós!

Escruté los signos. Consigné el misterioEscribí en el territorio del alma mía...Desde el Reino que los ojos no ven ¡adiós!

El peregrino, ¿ adónde va? Lejos, muy lejos...El peregrino, ¿ adónde irá?Más allá del tiempo...

Estaba ahíAbsorto en la llanura“enfermo de universo”frente al cerro lejano.

Vengo del Surde ese país en grietas...Vengo con dos mileniosy el polvo de Hiroshimaformando nubesde horroren la memoria...

Soy el viajero, El que preguntaLlego al Yvypytésin asirme a nadaen el silencio del campoescuchandolos antiguos Cantos...

Ellos me dicen:¡Aquí nacieronlos primeros árboleslas aves y animalesel hombre y la mujer!

Soy el viajero¡El que viene de un país en sombras!Me encuentro en la tierra del origen...El yvypuru´a del mundo...¡Un espacio sagrado que hollar al fi n!

Voy de camino con los Paí...El viento silba en el pastizalLejos, en el horizonteel cerro nos espera...Voy cruzando portonesque nadie ve...Voy pasando los hitosde un viaje sin caminosAnte las dormidas piedrasmi alma espera...

Ante el umbral de ese espacioantes de subir mi almasaluda a los custodios del Yvypyté.

Perforan las paredesempinadas del cerrocentenares de cuevasabrigo de los signos...

En la arenisca frágilvigilan los signosde un mensaje olvidado...Los círculos y solesEntregan su mensaje:“¡Busquen al viajeroen la ruta del sol!”

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Raquel Chaves(1938)

Nació en 1938. Poetisa, periodista y profesora de Literatura en la Facultad de Filosofía de la Uni-versidad Nacional de Asunción.

Cultiva una poesía profunda de forma breve, versos alados y simbólicos, cuyo contenido pasa por alusiones al cristianismo, al mundo mítico guaraní y al sim-bolismo oriental.

Uno de sus temas favoritos es la unión del hombre con la naturaleza, ese lazo que ata a la humanidad con el cosmos; todos formamos parte del Todo, el Universo.

Cultiva una poesía que pene-tra en el mundo metafísico, su mundo poético alude a espacios espirituales, sagrados, donde los sueños cobran vigencia para referirse al mundo material cuya existencia es pasajera frente a lo eterno, al Todo.

Publicó Tierra sin males (1977), poesía social.

Espacio Sagrado (1988), mini-poemas de contenido mítico, � losó� co. Siete Viajes (1984), obra que recibio el Premio Municipal en 1977.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Análisis semántico: desarrollo y gradación de las ideasLosviajesalosquealudeparecenseñalarelcaminohacialaperfección,lossufrimientos,los

escollosquedebevencerelhombreenlabúsquedadelameta,lostrabajosparaarribaralúltimopuertodondeleaguardalacomuniónconeltodo.

Laspotenciasdelanaturalezaquedesenvuelveeltiempocircularenqueelpresentesecruzaconelpasadoysefundeconlaeternidad,elfinaldelostiemposenqueelmilagrodelareconciliaciónuniráloscaminosopuestos.

EnlossueñosdeRaquelChaves,elespacioestápobladodelapachos,elríosiguesuincansablecurso,elárbolanuncialallegadadelasestaciones.Eneseespaciodondehabitaelalma,tienequelucharcontralospoderesdelaspasionescomolaira,laambiciónparatriunfaryasíanunciarlafra-ternidad,lajusticia.Elhombreesuneternoperegrinoquebuscasuraigambre,vencelasvicisitudesdentrodesupropiahistoriapersonaltratando.

Elviajero,untrotamundoquebuscaidealmenteunarealidadqueseencuentraescondida,ocultaalosojos,losmisteriosdelavida.

Loschamanesalfrentedesupueblobuscanlatierraprometida:elYvymarane’y,segúnlosmitosguaraníesla tierra sin maldondeseencuentraelparaísodondemora.

La poesía busca lo absoluto,laconcepcióndelavidacomounfluirpermanente,quebuscalauniónconelcosmos,desdeelprincipiocumpliendoelprocesovitaldelabúsquedacontinuahastalafusiónconelTodoyconseguirlaunidad.

Elacentorecaesobrelaideadeencontrarlaluz,elviajeroquesaledelassombrasparacaminarenlarutadelsol,quesimbolizalaclaridad,laverdad,elalejamientodelastinieblas,elcaminodelafelicidad“parahollarelespaciosagrado”,la tierra sin mal paralosPai,el paraíso.

Los“Círculossoles”,expresiónquesignificalatotalidad,launidad.Dioscomoinfinito,lavidaensuformaprimordialylabúsquedadelaperfección.

El viento: “ElvientosilbaenelpastizalLejos,enelhorizonteelcerronosespera...»Elalmaviajera,etérea,elespíritualado,lainspiración.Elalmaesperaelevarsehastaelcerro,

esdecir,subirhastalaaltura,alacimadelcerroqueseencuentralejos,enelhorizonte;“noses-pera”...Laautoraincorporaallectoraeseviajeyaesaesperacuyaperemnidadsimbolizaconlospuntossuspensivos.Laesperaespermanente,elascensoalaperfecciónnoacaba,elvientoinfundeeldinamismo;eselsímbolodelansiadeelevaciónydeexpansióndelalma.

Análisis semióticoLas nubes sonlassombrasdelespíritudelmal,“nubesdehorror”.Amedidaqueelpoemaavanzahaciaelfinal,enfatizalaideadelperegrinardelhombrequebusca

elparaíso,elespaciodelYvypyte,elespaciosagrado.Lasucesióndelospensamientossemantienebásicamentesimple,unaideafuerza,elascensoa

laperfección,elviajedelahumanidadatravésdelespacioydeltiempo.La sombra significaelladomásoscurodenuestroinconsciente,losaspectosinferiores,laspasiones

quedegradan;noserefiereaaquellasqueenaltecen,sinoalladomenosplacenterocuandonecesitavencerescollosyalespíritudelmal.

Lo simbólico. Elviajeroestámásalládeltiempo,marcasuvocacióndeeternidad“enelsilenciodeltiempo”,escuchalavozdelosantiguos,losprimeros,losPai,en“unviajesincaminos”. “Dosmilenios”aludealaperegrinaciónenuntiempobiendelimitado,laeracristianaylos“horroresdeHiroshima”,ladestrucciónconlabombaatómica.Elhombrequeusalacienciaylainteligenciaparaladestruccióndesumundo.

“Fielalasombrabreve,RaquelChavesnosofreceunaseriedepoemasreunidosentrespartes:La rama en el viento,El corazón centralyUn largo viaje juntos.Estasconstituyenelesqueletoesencialdesupensamiento;elespacioquelosojosbuscanantesdelsueño...(Epitalamio II),Unatotalidadalavezcontingenteygeográfica(Serenata a la niña de Talca)yarmoniosa,musicalypitagórica(Epitalamio I),curiosamentedariano,delRubéndeMíadeProsasProfanas,totalidadquegirasobresímismacomoese“corazóncentral”aparentementeredundante,íconodelTodocomocontenidoycontinente.Continentequeelalmaocupallenándolodesímbolostrascendentescomoloesella(Invocación):laarena,elagua,elviento.Porquelesonindispensablesalhombre,laluzque,nacien-doenDios,sedesparramaporesamultituddeminúsculosseresquecomoinfinidaddevidasdanlamedidadelalientodivino,ymezclándosealagua,alimentanuestrosmásrecónditospensamientos”.

Enrique Marini Palmieri (crítico paraguayo) París, 2000

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LapoesíadeRaquelCha-ves busca lo absoluto,unaespeciedecieloalquequiereascender,unparaísoalquedeseaarri-barcuandose“escuchalavozdelaOtraOrilla”,quepuedeserlamuerte,lallamadadeDios.

“Las Partes del Todo”, de Raquel Chaves, desde un enfoque formal.

Insinuación del título Elhombreintegraeluniverso,sudestinoesunirsealatierra,alosdemásseresquelapue-blanparavivirenlaeternidad.

Palabras clave Entresacamosalgunaspalabrasqueconsidera-mos importantesdentrode laestructuradelpoema.

Peregrino—viajero“¿Elperegrinoadóndeva?”“¿Elperegrinoadóndeirá?” “VengodelSur”“Vengocondosmilenios”“Soyelviajero”“VoydecaminoconlosPai”“Voycruzandoportones”“Voypasandoloshitos”“Busquenalviajeroenlarutadelsol”

Todosestosversosindicanmovimiento,aludenalviaje.Eselhombreensupermanentebúsquedadelcamino,busca larutadelsol,está fueradeltiempoensubúsquedadelreino,necesitallegaralterritoriosoñado.

“Sol, círculos y soles, ruta del sol.”

Fuegoycieloestánrelacionadosconlaenergíacreadora,conelpensamiento,laluzquedalasabiduría.Elsoltambiénsimbolizaelpasodeltiempoylavida.Lacuidadosayuxtaposicióndelasformasnoche,sombra-luz,sol,verdad,camino-espera,lucha,ascenso,cerro-horizonte,yvypyte,elverdaderoconocimientodelosmundosdelbienydelmal.

El tema persistealolargodelpoema:elhom-brenecesitacompenetrarseconlanaturaleza,conlatierra,preservarlosárboles,lasaves,losanimales,salirdelpaísdelassombrasparapo-deralfinhollarelespaciosagrado,latierradelorigen,“elyvypuru’ãdelmundo”paraencontrarlafelicidadcuandoelserseintegraalTodo,elYocomopartedeluniverso,delTodo.

En el poema se percibe lamodestiasimpledelaartista,libredelmaterialismo,solitaria,sensible,afligidaporeldestinodelosPai.Independientementedesuperspecti-va,engeneralrealista.Esunaidealista,unasoñadora, dueña de una sensibilidad pococomúnantelapresenciadelabellezadivinaenlanaturaleza.Nosepercibeensupoesíalamelancolíapesimistasino, loqueesmásimportante,susentidodehumanidad.

TEORÍA LITERARIA

El enfoque formalpermiteencontrarlaclavedelaestructuraysignificacióndelaobraliterariaqueresultaabsolutamentenecesariaparapercibirlaobraartística.

Sedebecentrarenquédicelaobraycómolodice.Laspalabrasdeunpoemadebenserminuciosamenteexploradasen todos susvaloresdenotativosyconnotativos,locualpuedeserunaguíaimportanteparalacomprensióndelmensajepoético.

Unbuenlectordebeencontrarelprincipioquepermitequelaobrasereveleasímisma,lasmanerasenquelaspalabrasestáncombinadasparaformarunaentidadautónomayúnica.

Elanálisisdel texto: (palabras, frases,oraciones,estrofas)debeconduciraunaexpe-rienciatotaldelaobra.

La técnicaeselenfoqueartísticoqueadoptaelpoetaparaqueellectorexperimentelanaturalezade la imaginación.Eselmedioqueutilizaparaexplorarydesarrollarsutema.

Los símbolos sonaquellasimágenesqueestáncargadasdesignificadomásalládesusdenotacioneshabituales.

La imagen conducea la imagen-idea quefinalmentenosllevaaltema,alsignificado

totaldelaobra.Lasimágenesresultanvaliosasy sugerentesparahacer lasdeducciones, lasrelaciones,lasconclusiones.

Símbolo es el paralelo verbal de unmodelodeexperiencia.Esasformasliterariasdespiertanconfuerzareaccioneshumanas,avecesdramáticasyuniversales.

Lospoetasrecurrena losmitosporqueestossonproyeccionessimbólicasdelosvalores,lasesperanzas,lostemoresylasaspiracionesdeunpueblo.Elmitoestáencerradoenunaestructuraarticuladadesímbolos,unavisióndelarealidad.

Ejemplos:“Voy de camino con los Pai...En el umbral de ese espacioantes de subir mi almasaluda a los custodios del Yvypyte!Llego al Yvypyte.....................................Me encuentro en la tierra del origenEl yvypuru´ã del mundo¡Un espacio sagrado que hollar al fi n!”

Reconocemos la intertextualidad en los versos citados.

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ANÁLISIS Y COMENTARIO

Elanálisisliterario,desdeunenfoqueformaloformalista,sepuedehacerdeunaformabiensencilla.LoaplicamosalpoemadeRaquelChavesquehemosleído.1er paso Descubrimosloquelaspalabrassignificanentodoelvalordenotativo,esdecir,elsignificadoliteral(eldeldiccionario)yelconnotativo,elvalorsugerente,elqueleatribuyeelpoetamediantelascombinacionesqueestablececonotrosvocablosenelversooenlaestrofaoenlafrasesiesprosa.2° paso Descubrimoslasreferencias,lareddesentidosqueestablececonlahistoria,lafilosofía,lamitología,etc.3er paso Determinamosenquécontextosedicenlaspalabras,loscomponentesdelassituaciones.4° paso Identificamoslasimágenesylossímbolos.Laformaenqueestosrecursosseentretejenartísticamente.5° paso Medianteelenfoquesimbólico,rastreamoseltemaolaseriedetemas.Eltemadaráelprofundosentidodeunidad.

Evaluación-Preparamosvideos,cartelesoprogramasinformáticossobrelosaspectosquenoshanimpresionadoconmásfuerza.-Lopresentamosenplenariaparasercomentadosyevaluados.

Nació en Bicharre, en las monta-ñas del Líbano y junto a sus ce-dros milenarios. En 1894,emigra a los Estados Unidos y se radica en Boston. Vuelve al Líbano en 1898, donde se queda hasta 1902. Completa sus estudios árabes en el Colegio de la Sabiduría, en Beirut. Vuelto a Boston, gana una beca para estudiar pintura en París hasta 1910. Regresa a EE.UU. en ese año; allí permanece hasta su muerte, acaecida en 1931 en Nueva York.

Sus obras más conocidas son: El Loco (1918), El Precursor (1920), El Profeta (1923), Arena y Espina (1927), Jesús, Hijo del Hombre (1928), Los Dioses de la Tierra (1931).

Gibrán Khalil Gibrán (1833-1931)

PresentamosuncapítulodellibroconsideradocomounadelasobrasmaestrasdelsigloXX.Haalcanzadoéxitouniversal.Traducidoatreintaidiomas.

Lostemassondeinteréshumanouniversal:razónyconocimiento.

“Lavozdel MaestronoessólounafilosofíaalentadorayunaconcepciónpositivadelavidadelhombresobrelaTierra.Es,además,unaobramaestradelaliteraturacondeliciososabororiental,convirtudluminosaybalsámica,reposante.

Abrirsuspáginasequivaleadesearleerlastodasy,almismotiempo,aquererdetenerseencadaunaparasaborearaplacerelfondoylaformadecadaunodelosconceptos”.

Editorial Diana, México, 1976.

LA VOZ DEL MAESTRO

de Khalil Gibrán, libanés

Razón y conocimientoCuandotehablelaRazón,escuchaloquetediceyserássalvo.Hazbuenusodesusrecomen-

dacionesyseráscomounhombrearmado.PorqueelSeñornotehadadoguíamejorquelaRazón,nibrazomásfuertequelaRazón.CuandolaRazónhablaatuyomásrecóndito,teponeapruebacontraelDeseo.PorquelaRazónesunministroprudente,unguíalealyunsabioconsejero.Larazónesluzenlastinieblas,comolairaesoscuridadenmediodelaluz.Sésabio,quetuguíasealaRazón,noelImpulso.

Perodebestenerpresenteque,aunquelaRazónestéatulado,denadatevalesinlaayudadelConocimiento.Sinsuhermanodesangre,elConocimiento,laRazónescomolapobrezasinhogar;yelConocimientosinlaRazónescomounacasasinprotección.YdepocotevaldráhastaelmismoAmor,laJusticiaylaBondad,sinovanacompañadasdelaRazón.

Elhombredocto,perocarentedejuicio,escomounsoldadoqueentraenlaluchasinarmas.Sucóleraemponzoñaráelhontanarpurodesucomunidad,yélserácomoelgranodeláloeenunavasijadeaguapura.

Razónyconocimientosoncomocuerpoyalma.Sinelcuerpo,elalmanoesmásquevientovacío.Sinelalma,elcuerponoesmásqueunaestructuracarentedesentimiento.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 1

Larazónsinconocimientoescomolatierrasinlabrar,comouncampoyermo,ocomoelcuerpohumanosinalimento.

Larazónnoescomolasmercancíasquesevendenenlosmercados,que,mientrasmásabundan,menosvalen.Elvalordelarazónmermaalabundar.Pero,cuandosevendeenelmercado,sóloelsabioescapazdeentendersuverdaderovalor.

Elinsensatonovesinoinsensateces;yelloconovesinolalocura.Ayerroguéauntontoquecontaselostontosquesemovíanentornonuestro.Seechóareírymecontestó:

-Esunatareademasiadodifícilymellevaríamuchotiempo.¿Noseríamejorquecontasesólolossabios?

Conocetuverdaderovalorynoperecerás.LarazónestuluzytuantorchadelaVerdad.LarazóneslafuentedelaVida.DiostehadadoelConocimientoparaqueasuluznosóloleadoresaÉl,sinoqueteveasatimismocontusflaquezasycontufortaleza.

Sinotequitasprimerolamotaquetienesenelojo,nopodrásverladetuvecino.Examinacadadíatuconcienciaycorrigetusfaltas;sinocumplesconestedeber,noserásfielal

ConocimientoyalaRazónquehaydentrodeti.Obsérvateatimismo,comosifuerastupropioenemigo;porquenopuedesaprenderagobernarte,

mientrasnoaprendasprimeroagobernartuspasionesyaobedeceralosdictadosdetuconciencia.Oíunavezdeciraunhombre:-Todoslosmalestienenremedio,menoslainsensatez.Reprenderaunnecioinsensatoopredicar

aunidiotaescomoescribirenelagua.Cristocuróalosciegos,aloslisiados,alosparalíticosyalosleprosos,peroalosidiotasnopudocurarlos.

Estudiaunproblemadesdetodoslosángulosytendráslaseguridaddedescubrirdóndesehadeslizadoelerror.

Cuandoelportaldetucasaesancho,procuraqueelpostigodeatrásnoseademasiadoestrecho.Elqueintenteaprovecharunaoportunidaddespuésquehapasadojuntoaél,escomoelquela

veacercarse,peronosaleasuencuentro.Diosnoobraelmal.NosdalaRazónyelConocimientoparaqueestemossiempreenguardia

contralospeligrosdelErrorydelaDestrucción.BienaventuradosaquellosaquienesDioshahechomerceddeldondelaRazón.

Camino hacia la lecturaLeamosparacomentarestepensamientodeGoëthe.“Haytresclasesdelectores:elquedisfrutasinjuicio,elquesindisfrutarenjuicia,yotrointer-

medioqueenjuiciadisfrutando;ésteeselquedeverdadreproduceunaobradearteconvirtiéndolaenalgonuevo”.(CartadirigidadeJ.F.Rochlitzen1819).

“Pocos libros han alcanzado el éxito universal de El Profeta, escrito originalmente en árabe y luego en inglés. Fue publicado por primera vez en Nueva York en 1923. Ha sido traducido a más de treinta idiomas. El éxito asom-broso, según el escritor árabe Mansour Challita, se debe a los grandes temas en él tratados, y al cuadro en el que son tratados como ser: el amor, el matrimonio, la libertad, la religión, los hijos, el trabajo, la muerte y otros análo-gos, como el libre cuadro de la Naturaleza, que seducen al lector contemporáneo”.

Editorial Pomaire

ANÁLISIS Y COMENTARIODividimoselcursoenvariosgrupos.1. Interpretamosgráficamenteel textopreparandocartelesqueexpongan las ideas

esencialesexpresadasconunsintagmabreve.Sepuedeenriquecerelgráficoconundibujoalusivo,creadoenelgrupodetrabajo.

2.Creamosuntextodialógicosondosotrespersonajes,quediscutensobrelasprincipalesideasexpuestaseneltexto.

Pautasaseguir:a)Utilizarnivelfamiliardelalenguab)Elegimostresocuatroideasdeltextoqueseconsiderenesenciales.c)Separarconunguionlaspalabrasdecadaemisor.d)Quelospersonajesexpresenideascompletas.e)Conseguirquelapartefinalseaconclusiva.f)Corregireltrabajoypresentarloenlaclase.g)Evaluacióndeldocenteydelosalumnos.

Estetextosobrelarazóncomolabasedelconocimientollenadeluzelespíritu;sinlarazón,nilabondadnielamortienenvalor,porquequienlatienepuedeencauzaradecuadayordenadamentesuvidaypodráaprenderagobernarsuspasiones.Larazóneslaautoridaddelaverdad,eslafuentedelavida.

Nosconvencedequelarazónesundon,unregalodeDiosconlocualpodremosalcanzaraserfelices.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 1

Para refl exionar y disentirDiscutimos sobre el texto:• Si consideramos la teoría que dice:

Laobraeslaexpresióndelalmadelcreador,deduzcamosquésentimientoshabráabrigadoelescritorcuandoescribíaeltexto.Dialoguemos ¿Quéclasedepersonahabrásido?¿Quévivenciashabrátenido? Miremoslaconstruccióndeltexto,pararesponder: -Sicadapárrafocompletaunaidea; -Sicadapárrafoguardarelaciónconelanterioryel

posterior; -Enquépárrafosehallaexpuestalaideacentraldel texto.

•Sugerimos realizar el trabajo en grupo. -Escojemoscincoexpresionesquedefinanoexpliquenquéeslarazón. -Entresacamosdosejemplosquesirvenparadefinir lainsensatez. -Analizamoselverdaderosentidodelpárrafointroductorioy elconclusivo. -Segúneltexto,¿cuáleslarelaciónentrelarazónyel conocimiento? -¿Cuálessonlasventajasdelbuenusodelarazón?

•Después de la lectura.1.Elaboramosunbrevecomentariosobreunodeestostemas.“Sinelcuerpo,elalmanoesmasquevientovacío”.“Larazónsinconocimientoescomolatierrasinlabrar,comouncampoyermo”.Pararealizarestetrabajoconsultalainformacióndelapáginasiguiente.

A PROPÓSITO DE LAS ANTICIPACIONES DE OSVALDO GONZÁLEZ REAL

Invitoaldiscretolectoraimaginarelmundodelosbisnie-tosdenuestrosnietos.¿Quélunasmetálicas?¿Quécriaturashechasporelhomosapiensasuimagen,peronoasuseme-janza,usurparánlastareasydesvelosdelaespecie?Yenelcorazóndeplástico,titanioycristaldeesosAdanes,¿alentaráde pronto -por algún descuido electrónico infinitesimal- laenvidia,elodioasuscreadores?Yloqueesmásserioto-davía:¿Prevalecerácontralosárboleslababilónicaconfusióndeconcreto,altillos,petróleoytuboscloacalesdelasurbesvenideras?¿Continuaránnuestroslejanosdescendientesconel privilegio de sentir cómoempieza laTierra a partir deltrinodelaalondra,delsinsonte,delruiseñor,delcorochiré?¿Seguirádefiniendolamadrugadaelperfumedelaazucena,ylanocheeldeljazmín?¿Podránnuestrosvástagosaúnnonatosarrancarlafruta,exclamandoensudíacomoRubénBareiro

de Carlos Villagra Marsal, paraguayo

Gibránquiereparticiparatodohombresupropiaexperiencia,susconviccionesprofundas,suvisióninteriorsobreelmundo,sobretemastanimportantes.Suvisiónespositiva,llenadedignidad;lalecturarefrescaelalma,animaelespíritu,comointroducirenlamenteunagrandosisdeoptimismo,debondad,deamor.

Lalecturaconstituyeunestímuloparavivirlagloriadelamorydelaluz,porquetodolohermosoesdestellodeDios,segúnaseguraelautor.

Saguier:“Lanaranjachorreaconelmordiscón.Elríocorrepormibarba,relucientedefrescura”?

Nadie-nisiquieraunpoeta-considerabaestasconjeturashacetres,cuatrogeneraciones.Ahorahastaeldesaprensivolasjuzgaválidas.Lavelocidaddeladelantocibernéticoyelgigantismotecnológicodelospaísesindustrializados,lade-predaciónmasivadelecosistemaylairreparablealteracióndelosbiotoposenlospaísesindigentes,juntoconlosdesechosaescalaplanetaria,laleydeMalthusinsertaenladelembudo,elefectivoalparquedifusohorrornucleary,desdelasaltu-rasdelmando,elOrdendeloscamposdeconcentración,elsadismodela“razasuperior”yotrasocurrenciassiniestras,sonargumentossuficientesafavordelaspeoressuposicionessobrelasupervivenciamismadelhombreosureducciónaunatristemaquinariadeobediencias.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 1

Laproyeccióndeesasdesmesurasmásquebíblicasenelfuturodelacondiciónhumanahaoriginadolaliteraturadenominadade“ciencia-ficción”odeanticipación.Ybien,lama-yoríadeloscuentosqueOsvaldoGonzálezRealhareunidoenvolumencorrespondeatalesficciones,inéditashastahoyenlaliteraturaparaguaya.

Camino hacia la lectura-Dialogamosconnuestrocompañero-¿Quétedicelapalabraanticipaciones?-¿Cómoimaginaselmundodelfuturo?-DescribealhombredelfuturosegúntuversióndeCarlosVillagraMarsal,inspirado

enloscuentosdeOsvaldoGonzálezReal.Teinvitamosalalecturadeesteinteresantetexto

Después de la lecturaEvaluamoslacomprensiónlectoradeacuerdoconestaspreguntas:-¿Enquépárrafoseencuentralapredicciónounamiradaalfuturo?¿Quéanuncia?-¿Conquéexpresionessedescribenlascausasdeladestruccióndelanaturaleza?-¿Conquéhechosdefineelautorelfinaldelarazahumana?-¿Cómonacelaliteraturadeciencia-ficciónsegúnelescritorVillagraMarsal?

Crítico de Arte, poeta, cuentista y ensayista. Estudió Psicología en la Universidad de Hanline, EE.UU., Filosofía y Arte del Japón en la Shophia University de Tokio y Cultura Alemana en el Goethe Institute de Munich, Alemania.

Es profesor de Lengua Inglesa y de Historia del Arte y de la Literatura. Sus trabajos críticos, ensayos, poemas y cuentos han sido publicados en los diarios La Tribuna, ABC Color, Hoy, Última Hora y la Nación, del Paraguay, así como en revistas y periódicos del exterior como “Mundo Nue-vo” de París, Francia; The Texas Quarterly de la Universidad de Texas, E.E.U.U., Occidente, de Cali, Colombia, La Opinión de Buenos Aires, etc.

Fue asiduo colaborador de las revistas “Alcor”, “Péndulo”, “Épo-ca”, “Criterio” y “Diálogo” del Paraguay.

En su libro Anticipación y Re-� exión reúne cuentos y ensayos; y en Memorias del Exilio y Poe-masutra, algunos de sus poemas.

Sus trabajos � guran en antolo-gías como: El Cuento Hispanoa-mericano de Ángel Flores (siglo XXI), “Panorama del Cuento Paraguayo” de Rodríguez Bari-lasi (Lectores de Banda Oriental, Uruguay), Antología de la Poesía y Narrativa Paraguaya de Teresa Méndez Faith, (Inter- continen-tal), Antología Bilingüe Espa-ñol-Francés, (Ediciones Patiño ) Ginebra, Suiza.

Osvaldo González Real (1938)

OTRA VEZ ADÁN

de Osvaldo González Real, paraguayo

Te recomendamos la lectura del cuento

“El tiempo es el polen del universo”. Mahabharata

“La Tierra: ¿es el infi erno de otro planeta?”. Necronomicón

Elcohetepartióconunestruendo.Abordodelanave,elDr.Axes–unhombreanciano,testigodeloscomienzosdelaNuevaCivilización-seajustóloscinturonesdeseguridadyhablóalostripulantes:

-Estaesunamisiónmuydelicada–dijoconseriedad-.Debemostenercuidado.Hayalgomis-teriosoenrelaciónconeseárbol.Circulanleyendassobresuinvulnerabilidad.Nuestrosantepasados,poralgunaextrañarazón,nopudieronecharloabajo–observó-.Sehaconvertidoenunmitopeligrosodesdequelasexpedicionesanterioresfracasaron.Nuncasesuporealmenteloquepasó.Estaveztrataremosdecortarloconellásero,ensudefecto,lodestruiremosconunproyectilatómico.

DespuésdeescucharalProfesorconatención,unodelosespecialistasenláserexclamócontonodesuficiencia:

-Pierdacuidado,Dr.Axes,lasnuevascortadorassoninsuperables.Nohaynadasobrelafazdelplanetaquelaspuedaresistir.Nuestrosantepasadosdelaño2000quizáeranmuysupersticiososo,talvez,sussierrasnoeransuficientementeduras–añadióconunapequeñasonrisa-.

-Puedeser, –respondióelProfesor-pero,detodosmodos,tenganmuchocuidadocon laradiacióndelosalrededores.Noolvidenquehaydesperdiciosatómicosportodaspartes.Nosésinuestroslíderesestuvieronacertadosalaislarnosenlasciudades,bajolascúpulas,ycontaminaralrestodelplaneta.Quizáseaelpreciodelacivilización–comentócomoparasímismo-.Encuantoalossemisalvajesquemerodeanenesazona,nocreoqueseatrevanaenfrentarnos.Vivenenunestadodedesnudezprimitiva,ysonimpotentescontraslasarmasquellevamos.

-Nosepreocupe,profesor–dijoelotroespecialista,convozsimilaraladesucolega-;sabemoscuidarnos,somosexpertoseneloficio.Hemosestadocortandoárbolesdesdehaceaños.

Laexpediciónalalejanacomarcasudamericana–dondeseencontrabaelúltimoárbolsobrevi-vientedelaGranPodadelaño2000-estabaalmandodeleminentecientífico,alqueacompañabandosexpertosenelmanejodelláseryunjovende17años,MarioAdam,alumnoaventajadodelprofesor.Elmuchachonuncahabíavistounárbol,salvoenlosviejoslibrosdelabibliotecaprivadadesumaestro,yesperabaconansiedadcontemplarunoauténtico.

LaGranPodafuelaprimeramedidatomadaporlosIndustrialesAvanzados,conelfindede-mostrarqueelhombreyanodependeríadelmundovegetal.

Conladestruccióndelosárboles,sehabíanidoelotoño,laprimavera,lasaves,yconellasel

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 1

Es pionero de la literatura de Ciencia-Ficción en el Paraguay. Tradujo a Ray Bradbury, Tomás Eliot, Ezra Pound, Tomás Auden y otros.

Asiduamente convocado para integrar jurados de Arte y Litera-tura. Fue Director de la Escuela de Bellas Artes y del Departamento de Fomento del Libro y la Lectura del Ministerio de Educación y Cul-tura del Paraguay. Se desempeñó como Viceministro de Cultura.

Fue varias veces curador de la Bienal de San Pablo y miembro de jurados internacionales.

Ha sido condecorado con la me-dalla Simón Bolívar de la UNESCO y la Orden de las Palmas y las letras del Ministerio de Cultura de Francia.

canto.Nadiepodríayaencenderunafogataenmediodelanocheestrelladaparacontarextrañashistorias,nisentarseanteunamesadesólidoroble,frenteauncuencodefrutillas.Todaslasrosasysumudolenguajedelamordesaparecieron,implacablementesegadasporlosjardinerosdelamuerte.

EnelNuevoOrdensólosetolerabanlasfloresdeplásticoylossaboressintéticos.Todouncosmosdepoesíafuesepultadoenelolvido.ElSolquemaba,incontrolado,unatierrasinsombras.Lahumanidadhabíaperdido–quizáparasiempre-elantiguoperfumedelosnaranjos,elsaboragri-dulcedeloslimones,lasidradelosmanzanos.Losárbolesyanoteníancabidabajolasgigantescascúpulasopacasquecubríanlasciudades.Lossolesartificialesbrillabansinocasoenunmundodondenoexistíalanoche.Sóloenlasyermastierrasdelexterior–devastadasporlosresiduosatómicosdelasgrandesindustrias-elciclocontinuabasumarcha.

Elhombre,ensuorgullotecnológico,habíarotounequilibriologradoatravésdemillonesdeaños.

Lostripulantesdelanaveestabanembargadosporelsentimientodelaimportanciahistóricadesumisión:¡Elúltimoárbol...–sedecían,sinocultarelorgulloquesentíanporhabersidoelegidosparalagranempresa.

Sólounmiembrodelaexpediciónnoparecíacontento.Eljovenestudiantenocomprendíadeltodolosverdaderosmotivosdelaexpedición.Estabaescuchandolaconversaciónentreelprofesorylosexpertoscuando,súbitamente,comosiloasaltaseunaduda,seincorporóensuasientoypreguntó:

-¿Esabsolutamentenecesarioquelocorten,doctor?-Porsupuesto–respondióelcientífico-.EselúnicoejemplarvivientedelaEraEcológica,y

nuestrosgobernantesnodeseanquealgúnciudadanodecente,queporalgúndesperfectodesuvehículodesciendafueradelascúpulas,lodescubraaccidentalmenteycomienceapreguntar.Estaspreguntasocasionaríanmuchosproblemasalasautoridadesy,quizá,hastapodríanprovocarunarevolución–afirmó,conseriedad,elanciano.Podríanponerseendudalosfundamentosmismosdenuestracivilizaciónysusgrandeslogros–agregó-.Además,nohayqueolvidaralossalvajes...

ElProfesorAxessereferíaalgrupodehombresymujeresrebeldesquehabíansidodeportadosfueradelascúpulasporhaberseopuestoalaGranPoda.Estosseresmarginadoshabíaninstaurado,aparentemente,unaespeciedecultoalanaturaleza.Nosesabíaacienciaciertasiadorabanalviejoárbol,osimplementesereuníanasusombraparacelebrarsusextrañosritos.Semanteníanenbaseaunaagriculturaincipiente,graciasaalgunassemillassalvadasdeladestrucciónporciertosexiliados.Existíalasospechadequeestacolectividadrebeldehabíaredescubiertoelamor;unadesagradablecostumbredesterradaenelNuevoOrdenyreemplazadaporlaobediencia.

Elmuchacho,despuésdelaexplicacióndelDr.Axes,nopareciósatisfechoconlarespuestaeinsistió,diciendo:

-¿Esentonces,unárbol,algomuypeligroso?Lasreproduccionesqueustedmemostróenaquellasviejasláminasnolopintanasí.

-No,porfavor–exclamósonriendoelprofesorAxes-;losárbolesnosonterriblesenesesentido.Sóloquenollenanningunafunciónennuestrosistema.Antiguamenteservíanparaalgo.Susfrutoserancomestiblesydelamaderapodíanfabricarseobjetoshermosos;perotambiéngarrotes,lanzas,yhorcas.Selausabatantoparacalentarseeninviernocomoparaquemarbrujasyherejes.Undiosantiguofuecrucificadosobreunodeestostroncos–rematóelcientífico,conairedehistoriador.

-¡Ah!,yacomprendo–dijoMario,coninocencia-,unárboleraalgoqueservíatantoparaelbienyelmal,ylaposibilidaddeelegirlibremente,sonatavismosyasuperados.Sólopuedenocasionarproblemasalperfectofuncionamientodeunasociedadquehallegadoalatranquilidadabsoluta,ydedondesehadesterradoelpensamiento,porconsiderárseloinnecesario–agregó,ajustándoseloslentes.

Lainteresanteconversaciónfuerepentinamenteinterrumpidaporelpilotodelcohete,quienanuncióqueyaseaproximabanadestino.

-EstamossobrevolandolaregiónquelosantiguosllamabanChaco–hizonotarelpiloto;nuestroobjetivoseencuentracercadelaconfluenciadedosríos–añadióconvozimpersonal-.

Lanavedisminuyóconsiderablementelavelocidadycomenzóadescenderenlínearecta.ElDr.Axesseacercóinmediatamentealtelescopiodemandoyobservócuidadosamentela

región.Unatenuesiluetaserecortabaenmediodelallanura.Elmilenarioejemplar,quehabíaresistidolosembatesdelastormentasylosrepetidosintentos

dedestruccióndepartedevariasexpediciones,semanteníaaúnensusitio.-Sí,talcomolodescriben,allíestá-dijoelprofesor,conciertaemoción.Todavíaseyergue

majestuosamente,apesardeltranscursodelossiglos.Porestosmismoslugaresvagabanhacemilesdeañostribuscasiprehistóricasquebuscabanunsoñadoparaísoterrenal,latierradondenoexistíaelmal:el“Yvymaraey”,comolollamaban,concluyóelDr.Axes,haciendoalardedesuerudiciónenlenguasarcaicas.

-Bajemosinmediatamente-ordenóalpiloto-.Veremossielárbolestandurocomodicen.Ynoseolvidendesusarmas-agregó;nocorreremosningúnriesgo.

Ungrupodehombressemidesnudos,reunidoenlasinmediacionesdelárbol,huyóapresurada-mentehaciaeldesiertoalnotarlaproximidaddelcohete

Lanavedescendiósuavementeaciertadistanciadesuobjetivo.Lasramasdelárbolseestre-mecieronporunossegundosbajoelvientorepentinogeneradoporlosmotores.Elsol,enelocaso,

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 1

“Esunalástimaquetengaquedesaparecer-res-

pondióeldoctormirandoalárbol”

senublóporuninstante,enuntorbellinodepolvo.ElprimeroendescenderfueMario.Eljovencaminórápidamentehaciaellugarenqueseencontrabaelextraordinarioejemplar.

Jadeante,sedetuvoaunospasosdedistancia,yluegoseacercódespacio,asombrado,comoantelapresenciadeundiosdesconocido.

Mariocontemplóelárbolconsucorazónadolescente,yloencontróhermoso.Elgruesotronco,dedurísimacorteza,sealzabahaciaelcieloenunafrondosacopaverdioscuraderamasflexiblesyondulantes.Abajo,susfuertesraícesseintroducíanenlatierracomoserpientesenfurecidas.Verestanobleestructuramecersealvientocomounviejonavíoconvelasdesplegadasfueparaeljovenunespectáculomaravillosoyúnico:unaverdaderarevelación.

Mientraslocontemplaba,sesintióperturbadoporunasensaciónextraña.Algoindefiniblesedesperezabaenelfondodesuser,comounamareasinnombre,ylesusurrabapalabrasmisteriosasylejanas.Elmuchacho,extendiendolamano,seacercóaúnmásaltroncoy,casitemblando,lotocó.Unsúbitoresplandor-comounrelámpago-lerecorriólasangre.Eracomounfuegoserpentino,traspasandosucuerpo.Asustado,retrocedió,mirándoselapalmadelamano,comobuscandoalgunaseñal.Sólolaslíneasdeldestinoquesurcabansupielparecíanmásclarasyprofundas.Eljoven,des-concertado,apretóelpuñoconfuerzaypensóquesuimaginaciónleestabajugandounamalapasada.

Unmomentodespuéssintiólaspisadasdelprofesor,queseacercaba.-¡Ah!Yalohasexaminadodecerca–dijo-Parecequetehaimpresionadobastante.Estás

pálido.-Mirabafijamentealmuchacho-.¿Tesientesbien?Marionorespondió.Volviendoamirarselamano,sealejócomoentranceendirecciónalcohete.-Bueno,parecequelohasorprendidounpoco–sedijoelprofesor-;sinembargo,mirándolo

bien,estansólounárbolmuyviejo,quenoseresignaamorir-pensó,mientrasobservabaelárbolconciertacompasión.

Entretanto,loshombresencargadosdecortarlohabíanllegadoalsitiodondeseencontrabaeldoctor.

Este,dirigiéndoseaellos,hizounademánhaciaelnudosoárbol:-Ahílotienen:examínenloconatención.Nomeparecenadaexcepcional,creoquenotendrán

problemas.Además,nohayrastrosdesusadoradores.Lospobresdebenestarmuyasustados.Nodebenvercohetescomoelnuestromuyamenudo-comentó,conundejodeironía.

Losdosespecialistassonrieronyseacercaronalárbolconmiradaprofesional,comoparamedirsupotencia.Despuésdeuncortoexamen,unodeellossedirigióalprofesor:

-Esunárbolantiquísimo;lamaderaparececasipetrificada.Nocreo,sinembargo,queresistaanuestrosaparatos-dijoconpresunción.

-Aunasí,nosllevaráciertotiempocortarlo–observósucolega.Creoserámejorhacerloma-ñana.Prontooscureceráynoesprudentearriesgarnos,teniendoasusadoradoresenlascercanías.

-Tienerazón;esperaremoshastamañana–respondióelDoctormirandoalárbolunavezmás-;esunalástimaquetengaquedesaparecer.Podríaconservárselocomomonumentoanuestropasado.

Mario,sentadoenlaescalerilladelcohete,intentabaenvanoordenarsuspensamientosycalmarsuexcitación.Elárbolejercíasobreélunaoscuraseducción.Yanopodíaaceptarlaideadequelofuesenacortar.Elmuchachohabíasucumbidoantelosencantossecretosdelanaturalezaysuprohibidahermosura.

Viendoaljoventanensimismado,elprofesorseacercóalaescalerillaytomandoaMarioporelbrazo,ledijo:

-Notepreocupes,hijomío;loshombreslocortaránsólomañana.Asílopodráscontemplarpormástiempo.Adivinoqueletienessimpatía.Ahoraregresemosanuestrocompartimento:yaoscurece,ylanocheenestasregionesesbastantefría.

Eljovenmusitóalgoininteligible,levantándosesiguióobedienteasumaestro.Esanoche,despuésdecomunicarseconlabaseparainformarsobreeldesarrollodelamisión,

elprofesorylosdemástripulantesseintrodujeronensusliterasy,debidoquizáalaexcitaciónyansiedadocasionadosporeltrascendentalviaje,prontoquedarondormidos.

Elmuchacho,porsuparte,sabiendoqueleseríadifícilconciliarelsueño,seofrecióahacerlaprimeraguardia.Asaltadoporoscurospresagios,sepaseabadeunladoaotro,mirandoconstan-tementeatravésdelaenormeventanadelanaveendirecciónalárbol,nopudiendoresistirseasuencanto.Allá,alolejos,sepodíaadivinarsuscontornosiluminadosligeramenteporlaslucesexterioresdelcohete.

Mariocomenzóapensarquetodolosucedidoesatardehabíasidosólofrutodesuimaginaciónexaltada,cuandocreyódistinguirunraroresplandorprovenientedelasramasdelárbol.

Eljovenseconcentróintensamenteyobservóconredobladaatención.Enefecto,eraunaluzpálidaybrillabaintermitentemente.

Pero,no,nopodíaser.Eracomosileestuviesenhaciendounaseñalcomosiloestuvieranllamando.

Yeracomosiélhubieraestadoesperandoesellamadodesdesiempre.Volvióasentirelfuegoabrasadorrecorriéndolelasvenasyyanopudoresistirmás....Afueraelvientodelanoche,obligóaMarioabajarlaviseradesucascoparaprotegerseel

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 1

rostro.Alaluzdelalunaybajoelsuaveresplandordelanave,elárbolparecíalasombradeunarcángel.Hipnotizadoporlosdestellos,eljovenseaproximólentamente.Apocosmetrosdedistancia,sedetuvoparasacarselasbotas.Laluzaumentabaenintensidad,ysuhechizoeracomoeldeunaestrellapolarparalosnáufragos.Elmuchachosequitóelcascotransparenteyloarrojóasuspies.Estabayabajolasramas;susplantashollabantierrasagrada.Sintióqueunvértigoexquisitoseapoderabadesussentidosypensó,poruninstante,quetalvezsoñaba.

Perono.Allí,antesusojosasombrados,pendiendodeunaramaybalanceándosealvientodelanoche,colgabaunafruta.Elmuchachonorecordabahaberlavistoantes.Sinembargo,ahíestaba,brillandotentadoraalaluzdelaluna.

Dudóunmomento...Unossegundosdespués,Mariolaarrancó.Aldíasiguiente,lostripulantesdelanaveselevantaronal

amanecer.Extrañadosporlaausenciadeljoven,-quiennohabíadespertadoalquedebíarelevarlo-bajaronrápidamentedelanaveysedirigieronalárbol.Apenasllegaronjuntoaél,fueronsorprendidosporuninsólitoespectáculo.Elárbolsehabíasecadototalmenteysusramascolgabanmarchitas.Sushojasseesparcíanenremolinos,arrastradasporelvientodelnuevodía.Cercadeltroncoestabanel

cascoylasbotasdelmuchacho.Másallá,sobrelaarenacalcinada,seveíanclaramenteimpresaslashuellasdeunospiesdescalzosqueseinternabaneneldesierto:

ElDoctorysusacompañantesnoatinabanacomprenderlosucedido.Porunmomento,sospecharonqueeljovenhabíasidosecuestradoporlossalvajes.Peroelancianoprofesor,alexaminarconmayordetenimiento lasproximidadesdelárbol,descubrió,repentinamente,losrestosdelafruta.

¡Peroquéesesto!-exclamósorprendidoelprofesor-.Penséqueelárboleraestéril.

ElDr.Axesibaaseguirlashuellastodavíafrescas,cuandosedetuvoy,comotratandodealejardelamenteunterriblerecuerdo-perdidohacíamuchísimotiempoenlosmásremotosconfinesdelamemoria,murmuró:

-¡No!!Noesposible!¡Noporsegundavez,Diosmío!Elprofesormiróansiosamenteendirecciónaldesiertoyluego,

girandorepentinamentesobresímismo,sedirigióapresuradamentealanave.

Losdemáshombres,aúnsincomprender, lo siguieronensilencio.

Asunción,1972

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Trabajo grupal1. Comentamos oralmente con nuestro grupo el verdadero sentido de los conceptos científi cos. Para ello buscamos información sobre los siguientes temas, para lo cual recurrimos a fuentes de información. -radiación -desperdiciosatómicos -materialessintéticos -cohete

2. Según el contexto, explicamos el signifi cado de las siguientes expresiones. Opinamos en nuestro grupo presentando nuestras ideas. -Eraecológica -Latierrasinmal -Elárbol,diosdesconocido

3. ¿Cómo explicamos la comparación del árbol con el navío? -¿Aquiénesserefierecuandodice“adoradoresdelárbol”? -¿Quésignificadotienelaexpresión“monumentoalpasado”,dentrodel texto?

4. Relatamos oralmente el cuento. Tenemos en cuenta esos puntos: -pronunciacióncorrecta -tonoadecuadodevoz -controldelvolumendelavoz5. Discutimos sobre estos hechos misteriosos -Sintióelllamadodelárbol. -Elmuchachocomiólafrutaydesapareció. -“Elhombreensuorgullo,habíarotoenequilibriologradoatravésdemillonesdeaños”.

6. Trabajamos individualmente. Escribe un comentario sobre: -Larelaciónexistenteentreeldesenlaceyeltítulodelcuento. -Laintencionalidaddelescritorylaenseñanzaquedejaelcuento.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 1

TEORÍA LITERARIA

La temporalidad de la historia y el discursoLadimensióntemporalnoofrecelasmismascaracterís-

ticasentodoslostiposderelato.Enelcuento,lanovelaolaepopeya,hayunadobletemporalidad,pues,gene-ralmente,elnarradoresunintermediarioentrelahistoriayellector,quecomunicalossucesospasadosmientrasélmismoorganizaloselementosdelahistoriayloscuenta,posteriorasuocurrencia,enunpresente,contingente,queeselpresenteenelqueseefectúaelactodenarraryapartirdelcualsedelimitaelpretéritodelahistoria.

Estoabreunadistanciaentreelprocesodelaenuncia-ciónoactodelaescriturayelprocesodeloenunciado,lonarrado,ladiégesisohistoria.Tambiénpuedeocurrirqueelnarradorrelateenunpresente históricolosucedidoenelpasado,ubicándoseasíélmismoenel“presente”delsucesonarradoyloquehaceesproducirunefectodeactualizacióntemporal.Ej.LosespañoleslleganaAméricaenelsigloXV.

Elorden temporalqueofrecelahistoria,porunaparte,estáconstituidoporladistribuciónsucesivadelasaccionesnarradasenelordencanónicodelafábula;peroporotraparte,sedaelordenenqueserelatanloshechos:eselordenimpuestoalahistoriaporelnarrador;“unodeestosórdenescorrespondealsignificante,otroalsignificado”(Genette).

Enlanovela,secuentamásdeunahistoria,pueslaes-trategiadelnarradorseencargadeescalonarcadaunadelashistoriasquegiranentornoalosdiferentespersonajes.Enunrelatoesposibleidentificarlatrayectoriadecadapersonajeogrupodepersonajescomohistoriasindividuales

Código ideológicoConsisteenelconjuntodevalorespolíticos,sociales,filosóficosyestéticosqueseinterrelacionanymanifiestansig-

nificaciónatravésdellenguajeverbal.

Después de la lecturaElaboramosunesquemadellavesquecontenganlasideas

principalesdeltextoleído.Estetrabajonosservirádeautoe-valuación.

Ejemplo:CódigoideológicoAquíseconsignanlascaracterísticas1.Dimensionestemporales a. b. c.

omenoresqueseentretejendentrodeunamayoryquesepuedencombinardetresmaneras:

a)Coordinaciónoencadenamiento(yuxtaponediversashistorias).

b)Subordinaciónointercalación(unahistoriaseincluyedentrodeotra).

c)Alternanciaocontrapunto(desarrollodedoshistoriassimultáneamente).

Undiscursopoético(unpoema,unrelato)constituyeunespacioenelqueseproduceunanutridaredderela-cionessintagmáticasyparadigmáticas.Enélseaplicaneinterrelacionanuncódigolingüístico,uncódigoretóricoyuncódigoideológicoquesemanifiestan(atravésdeloscódigosanteriores)consusvaloresculturalesquecorres-pondenaundeterminadocontexto.

Asícomolalingüísticasedetieneenlaoración,elanálisisdelrelatosedetieneeneldiscurso.

Serefierealasecuencialineal,introducción,nudoydesenlace.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 1

Un texto narrativoesaquelenqueunrelatorcuentaunahistoria.

Unahistoriaesunafábulapresentadaconpalabrasopormediodeimágenes.

Unahistoriaesunaseriedeacontecimientoslógicaycronológicamenterelacionadosqueunosactorescausanoexperimentan.

Losactoressonagentesquellevanacabolasacciones,nosonnecesariamentehumanos.

Unacontecimiento, pormuy insignificante que sea,ocupauntiempoenlarealidad.

Losacontecimientos,losactores,eltiempoyellugarconstituyenconjuntamenteelmaterialdelahistoria,sonloselementosconqueseorganizalahistoria.

Existenvariosprocesosimplicadosenlaordenacióndelosdiversoselementosdeunahistoria.

a-Losacontecimientosseordenanenunasecuenciaquepuedediferirdela cronológica.

b-El tiempoasignadoalosacontecimientossedeter-minasobrelacantidaddetiempoqueestosocupanenelrelato.

c-Los espaciosenquesucedenlosacontecimientosseconviertenenlugaresespecíficos.

d- Se eligen lospuntos de vista desde los que cabepresentarlahistoria.Elresultadoesunahistoriadistintaaotrashistorias.

Untextonarrativoesunahistoriaquesecuentaconlenguaje,esdecir,seconvierteensignoslingüísticos.

Seapoyaenunportavozficticioquesedenominana-rrador o relator.

TEORÍA LITERARIA

La narratología en la teoría de los textos narrativos

Elnarrador eselelementocentraldelrelato.Elnarra-dorconocetodoslosentresijosdelahistoriaquerelata,aunquesusaberdependedelángulodevisiónadoptadoparatransmitirlainformación.

Elnarradoryla organizacióndela estructuranarrativa.

Elnarradorsolapado,narradorobservadorElnarradorcomoemisor,sujetohablantedelaenunciación.Esimposibleunrelatosinnarrador(Todorov).

Elautoren eltexto

autor implícito: (ficcional):eslaimagenqueelautorrealproyectaenlaobra(intratextual).autor explícito:autorreal(decarneyhueso).

El autor no debe confundirse con el narrador, estedomina todo el universo del relato y, por consiguiente,trasciendeelámbitodelpersonaje.

Enelgéneroautobiográficoseinstauraunpactoentreelautorreal,elnarradoryelpersonaje,mediantelarela-cióndeidentidadexpresadaen1ªpersona(yo)ylafirmaestampadaporelautorenlaportadadellibro.

Elautorseobjetivaenelrelatomientrasqueelnarra-dor-personajecuentaconun referenteexterno,un serdeficción.

La Focalización recibe también los nombres de visión o perspectiva, alude al punto de vista del relator.La realidad nunca es una sola, sino múltiple, pues cada persona mira el mundo desde su óptica, desde una perspectiva adoptada en cada caso.Cada persona encarna un punto de vista propio ante la realidad, es decir, una peculiar visión del mundo.Eso mismo ocurre con el relator, que focaliza su relato desde un ángulo propio de visión adoptando distintas posturas.El papel con� gurador del narrador se pone de mani� esto, en especial, en los permanentes cambios de perspectiva que operan en el tiempo y en el espacio. M. Bajtín declara que: “El concepto de punto de vista o perspectiva se encuentra estrechamente asociado a su concepción de la novela como realidad heterogénea, plurilingüe, pluriestilística y plurivocal” 1.

La originalidad de la novela reside precisamente en el ensamblaje y armonización de esos elementos muy diversos.Toda esa pluralidad lingüística reclama la presencia de un organizador, que es el relator.Desde este punto de vista la novela se de� ne por su carácter dialógico, como diálogo de lenguas y sobre todo de ideologías.El punto de vista se re� ere a la perspectiva desde la cual se observa la realidad.El punto de vista imprime al texto cierta orientación.El autor presta su voz al personaje, puede asumir la visión de uno u otro personaje o combinarlas alternativamente.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 1

Funciones del narradorFunción emotiva.Estestimonial,reacciónsentimental,moralointelectual.

Funciónideológica:Elautorintroducesupropiocomenta-riodentrodelanarración.

Función comunica-tiva: eslarelaciónconelcontenido,conlonarrado.

Función de con-trol:elnarradorpuedehacerrefe-renciaasupropiodiscurso.

Cuandocoincidenelsujetoperceptoryelobjetopercibido.

Encuantoalplanopsicológico,elpuntodevistapuedeser:Interno:atravésdelospersonajesvistospordentro.Externo:cuandolahistoriasepresentadesdeafuera.Libertadydominiodeltiempo(3ªpersona).

Doble perspectiva:Combinandolosplanostemporaleideológicodeobtienennuevasmodalidades:a-Desdeelpresentehaciaelfuturo.b-Pasadoyfuturovistosalaluzdelpresente.

Narración en primera persona

Modelo de la omniscencia: relatonofocalizado,ilimitadavisióndelnarrador.

Focalización:----- funcionacomofiltroinformativo.Focalización interna:fija----------------- coincideconunpersonajevariable----------- visiónnolimitada múltiple----------- mediantevariospersonajes.Focalización externa:Sesitúafueradeluniversointerior,esexterioracualquierpersonaje.Lafocalizacióninternaylaexternapuedenalternaralolargodelrelato.Ejemplosdefocalizacióninterna:•Conflictosinternosdelpersonaje•Peculiarvisióndelmundo•Monólogointerior.Presentaciónsinintermediariosdeloscontenidosdelaconciencia.•Estiloindirectolibre:Elnarradorsesitúaenlaconcienciadelpersonaje.

Responsable del discurso narrrativo

Ladiferenciaentrelosactosdehabladelnarradorydelospersonajesesqueelprimerosesitúaenelplanodeldiscursoylospersonajessecircunscribenalplanodelahistoria.

(1) Heterogénea: Diversa, di-ferente.

Plurilingüe: Cada una de las lenguas o sociolectos son porta-doras de una visión distinta.

Pluriestilística: Cada personaje utiliza un estilo diferente.

Plurivocal: diversas voces. Cada personaje habla en forma dife-rente.

Lengua Castellana y Literatura 3

CAPACIDADES• Analiza los elementos estéticos utilizados en obras literarias paraguayas y universales.• Identifi ca rasgos socioculturales presentes en las obras de la literatura paraguaya y

universal.• Interpreta mensajes transmitidos en textos orales.• Interpreta mensajes transmitidos en textos escritos científi cos y literarios.• Produce textos escritos con intención literaria que presenten características de cohesión

y coherencia.• Redacta ensayos argumentativos sobre temas de interés social, político y cultural. • Contrasta rasgos estéticos de las obras leídas de diferentes autores y de diferentes co-

rrientes y tendencias literarias. El contexto histórico de producción de las obras leídas, temas recurrentes y características de estilos comunes, así como sus diferencias.

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Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

El tema del “Libre Albedrío”

El término tiene tres signifi cados fundamentales que corresponden a tres concepciones que se han intercalado en el curso de la historia y que pueden caracterizarse del modo siguiente:

La concepción de la libertad como la autodetermina-ción o autocasualidad según la cual la libertad es ausencia de condiciones y limitaciones.

La concepción de la libertad como necesidad que se funda en el mismo concepto que la precede, o sea, en el de autodeterminación, pero que atribuye la autodetermi-nación misma a la totalidad (mundo, sustancia, estado) a la cual el hombre pertenece.

La concepción de la libertad como posibilidad o elec-ción, según la cual la libertad es limitada y condicionada, esto es fi nita. No constituye conceptos diferentes de libertad, la forma que adquiere en los diferentes campos, por ejemplo la libertad metafísica, la libertad moral, la libertad política, la económica, etc.

La primera concepción de la libertad según la cual es absoluta, incondicional y, por lo tanto, no sufre limitacio-nes y no tiene grados, se expresa diciendo que es libre lo que es causa de sí mismo. Aristóteles comienza diciendo que la virtud depende de nosotros, lo mismo que el vicio.

Introducción a la unidad Leemos cada párrafo y lo comentamos oralmenteLibertad

2unidad

En las cosas, en efecto, en las que el obrar depende de nosotros y allí donde nos encontramos es situación de decirnos, podemos decir también sí. De tal manera, si cumplir una acción bella de-pende de nosotros, también dependerá de nosotros no cumplir una mala acción. Para Aristóteles signifi ca que el hombre es el principio y el padre de sus actos como de sus hijos. Sólo para aquél que tiene en sí mismo su propio principio, el obrar o el no obrar depende de sí mismo.

San Agustín. El hombre mismo elige como móvil, la libertad, por la razón de ser juez y árbitro de las circunstancias externas.

El libre arbitrio designa la posibilidad de elegir entre el bien y el mal; es “la facultad de la razón y de la voluntad por medio de la cual es elegido el bien por auxilio de la gracia y el mal por la ausencia de ella”.

San Alberto Magno llamó libre al hombre que es causa de sí y que el poder de los demás no puede constreñir.

Y para Santo Tomás, el libre albedrío es la causa del propio movimiento, porque el hombre mediante el libre albedrío, se determina a sí mismo a obrar. Santo Tomás agrega que no es necesario para que haya libertad que el hombre sea la primera causa de sí mismo y en efecto no es, porque tal primera causa es Dios. Pero la Primera causa no quita nada a la auto-causalidad del hombre.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

Te presentamos el tema del Libre Albedrío en dos cuentos paraguayos.

EL TROPIEZO DE FELIPA

Sentada en el borde de la cama de tientos, Elizarda Patiño acompañaba sus palabras con un pau-sado balanceo de sus canillas desnudas. Era la tía Elizarda larga de cuerpo, huesuda, de faz morocha y de pómulos salientes, los que le ponían tan tirante la piel, que daba la impresión de que ésta se rompería al menor gesto. De tanto en tanto, dejaba de hablar y de mover las piernas para tomar el mate que le alcanzaba su sobrina Felipa, quien enfrente de ella, apoyada en uno de los rústicos pilares de madera, aparentaba poner atención a las palabras de su tía. Pero, su mirada vaga, así como el gesto maquinal con que tendía la mano para recibir el mate que la otra le pasaba, demostraban lo contrario. Ella se encargaba de cebar el mate, echándole el agua de una pava ennegrecida por el humo, que hervía al fuego de unos leños, asentada sobre dos ladrillos puestos de canto. Y una vez, la tía y otra ella, por turno, sorbían de la bombilla, gorda y repujada.

Elizarda había dormido en la cama de tientos sobre la cual estaba sentada y como de cos-tumbre había dormido con la ropa puesta. Ni bien las primeras luces del alba le dieron en la cara, levantóse con presteza, y lo primero que hizo fue encender el fuego, calentar el agua en la pava y echar yerba al mate como hacía todas las mañanas. Enseguida, despertó a Felipa, y muy nerviosa, sin esperar que saliese del todo de su modorra, comenzó a hacerle preguntas y darle consejos. La muchacha escuchaba a su tía con desgano, alcanzando a enterarse a medias de lo que hablaba; pero fi ngía escucharla con atención y la tranquilizaba con leves gestos de cabeza.

Elizarda estaba muy preocupada. El día anterior había recibido una noticia que la desaso-segó y afl igió mucho. Decíase para sí que esa preocupación era muy razonable y que a cualquiera otra en su lugar le hubiese pasado lo mismo. El hecho era grave. Pero no como para desesperarse. Había que tratar de tomarlo con calma y ver las consecuencias que podía tener. Que su sobrina se entregue a Pascual, el selvático hijo de Conrado, un muchacho fornido y amigo de hacerles el amor a las muchachas del pueblo era cosa natural y que a nadie podía asombrar. Cuando ella supo lo que había hecho Felipa, ¡bien sabe Dios, que no puso el grito al cielo ni se lamentó! Pero le asaltaban escrúpulos y temores de otro orden y bastante motivo tenía para ello.

En el pueblo todos sabían que Felipa –que tendría diecisiete años, aunque aparentaba más por ser alta y maciza de carnes –desde su llegada de la ciudad, hacía un año más o menos, donde estuvo sirviendo en una casa de familia y aprendiendo las primeras letras, fue tomada bajo la protección del cura párroco, el cual demostraba por ella un gran afecto. Entre su cristiana y femenina Grey era la preferida. No tenía reparo en hacer pública esta preferencia. Los del pueblo notaban la inclinación de su párroco y la comentaban con sonrisa maliciosa. Por esta protección parroquial vino a convertirse Felipa en un objeto casi sagrado y digno de respetuoso tratamiento. El párroco le había infundido, por así decirlo, un hálito santo, haciéndola partícipe de su propia religiosidad y de su carácter sagrado. Por donde Felipa llegó a revestir, a los ojos de su tía y de los del pueblo, los atributos espirituales de una mujer sobada por manos eclesiásticas. De aquí, pues, nacían la zozobras y los escrúpulos que tenían tan atribulada a Elizarda al enterarse de lo que había sucedido entre su sobrina y Pascual. Pensaba también con tristeza en la posible pérdida de la copiosa comida parroquial con que la obsequiaba el padre Martín casi a diario y sentíase traspasada de amargura viendo avecinarse días de escasez. En medio de un vivir tranquilo y sin mayores apremios le caía este infortunio, inesperado y recio como chubasco de verano. ¿Qué excusas podría alegar ante el cura, el cual había confi ado a su vigilante y segura atención el cuidado de la muchacha? ¿Qué rabia, qué furia no irían a apoderarse del párroco cuando supiese lo que Felipa había hecho? Pero entre tantos y tan atropellados pensamientos había uno que inquietaba más que los otros a Elizarda. El paí Martín, ignorante de lo sucedido, continuaría en sus relaciones con la muchacha, manchándose con la impureza de ésta. ¡Qué hacer , Dios mío! Y Elizarda se llenaba de incertidumbre y desconsuelo. Ella estaba segura de que no era posible ocultarle al párroco lo que había sucedido, porque éste, con ese poder que de Dios le venía, al tomar entre sus manos a la muchacha lo descubriría todo, como por revelación divina. Elizarda miraba a su sobrina con insistencia e inquietud. ¿Qué iba a pasar? Felipa entretanto parecía ajena a las preocupaciones que estaba causando. Al fi n, se levantó del catre, a tiempo que decía a su sobrina:

- Ajhá ta ajhechá Casiana pe, aporandú jhaguá ichupé, mbaé pa la ayapó vaerá.Y se fue a pedir ayuda y consejo a su vieja vecina. Cuando volvió, traía la angulosa cara resplan-

deciente de alegría se notaba que la mucha experiencia de Casiana le había sacado de apuros. En cuanto estuvo junto a su sobrina le dijo alborozada:

- Ya asé-ma tapé-re: aicuaá-ma la ayapó vaerá. Felipa la miró con curiosidad, como si le estuviese hablando de algo que no conocería.

Elizarda le explicó que según Casiana el mejor camino para salir del atolladero era contárselo todo

Gabriel Casaccia (1907–1980)

Nació en Asunción en 1907. No-velista, periodista y dramaturgo paraguayo, es uno de los escrito-res que con mayor profundidad ha reflejado en su producción literaria la realidad del país.

Creador de una valiosa y va-riada producción narrativa, en 1930 publica “Hombres, muje-res y fantoches”, El bandolero, obra teatral (1950). Sus primeras producciones, consideradas de aprendizaje revelan la influen-cia del modernismo. El mismo Casaccia a� rma: Es obvio que las novelas del Ruedo Ibérico y de las Comedias Bárbaras de Valle Inclán gravitan sobre mis dos pri-meras obras.Una vez encontrado el verdadero camino que seguir, diría: Posteriormente los autores que más han in� uenciado en mi creación son: Dostoievski, Proust, Hemingway y Pío Baroja. Si hu-biera comenzado mis lecturas con un escritor como éste último, no hubiera necesitado tantos años para aprender…

Con el volumen de cuentos El Guajhu (aullido) 1938, rompe los moldes iniciales de su narrativa para entrar en la “contempora-neidad” la narrativa paraguaya y así estar en consonancia con los otros pueblos de Hispanoamé-rica. A partir de El Guajhú la constante de su producción será despojar al paraguayo de ese dis-fraz paradisíaco e irreal en que se encontraba , a consecuencia del paternalismo histórico-literario.

de Gabriel Casaccia, paraguayo

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

La aparición de La Babosa (1952) cuyo título se re� ere al personaje típico de las ciudades pequeñas, en Areguá, La Babosa identi� ca con la mujer que vive dedicada a los chismes y las intrigas, hos-tigando a los vecinos y parientes de su localidad. Con esta obra, el autor se acercó al alma mis-ma del paraguayo: aventó esos mitos tras los cuales ocultaba el paraguayo una realidad que lo acosaba (Correspondencia privada, Bs. Aires, 1973). La llaga (1963), Los exiliados (1966) con el premio de la revista porteña “Primera Plana”. Los Herederos (1975), Las Huertas, editada des-pués de su muerte en 1981. Autor de dos libros de cuentos, el citado El Guajhu y El pozo (1947).

al párroco en el secreto del confesionario. Así el párroco no sólo se enteraría del pecado de Felipa, sino que si quería castigarla se encontraría atado por el secreto de la confesión. Elizarda no cabía en sí de contenta por haber hallado, gracias a la viveza de Casiana, una solución tan buena y fácil. Y le aseguró a su sobrina que a Casiana y nada más que a Casiana, había que pedirle ayuda para resolver los problemas difíciles. Ni al maestro de escuela, y eso que el maestro había estudiado en la ciudad y usaba zapatos, se le hubiese pasado por la cabeza algo igual.

Durante todo el tiempo que Elizarda estuvo hablando, y que fue muy larga por cierto, Felipa casi no le prestó atención, como si aquello de que su tía le hablaba no le concerniese. Para Felipa no había diferencia entre el cura y Pascual. Y así se lo dijo llanamente, con ruda franqueza. Sin embar-go, había encontrado una diferencia. Pascual era más impetuoso, más fuerte. El paí en cambio era más tranquilo. Pero eso sí, tanto el uno como el otro, no despertaban en su alma ningún género de sentimiento.

Quien en realidad de verdad cautivaba su corazón era González, el comisario de policía, con su elevada estatura, sus botas siempre relucientes y ese respeto con que se le miraba en el pueblo; pero aquél desgraciadamente no se fi jaba en ella. Elizarda no se acertaba a comprender cómo el comisario que, aunque era buen mozo, no pasaba de ser un buen mozo común, pudiera ser preferido al cura, que era el representante de “Ñandejara Guazú” sobre la tierra, además de sus condiciones de varón, que no eran pocas. Lo que es ella no hubiese dudado mucho para hacer su elección.

Gran trabajo y maña debió darse Elizarda para convencer a Felipa que debía ir a ver al cura y contárselo todo. Felipa encontraba más natural y fácil guardar el secreto. Pero al fi n obedeció y juntas salieron camino de la iglesia. Entraron por la puerta principal, abierta de par en par, y no ha-bían dado aún cuatro pasos cuando llegó hasta ellas el tronido de un fuerte vozarrón, que enseguida reconocieron como el del párroco. Por el tono debía estar muy irritado. Ambas mujeres adelantaron unos pasos y se detuvieron. Elizarda con temor; Felipa sin dar muestras de inquietud.

- Hora vai pe ñanguajhé – murmuró Elizarda al oído de la sobrina.Felipa la escuchó con indiferencia. Su mirada no se turbó con el más leve signo de zozobra. Quieta

y tranquila, aguardaba la determinación que tomase su tía. Ella no se culpaba de nada. ¿ Por qué entonces temer? Ni el cura Martín ni su tía ni Pascual le inspiraban miedo. Su corazón solo se azoraba al oír hablar de aparecidos y fantasmas que salen a vagar de noche por huraños senderos y alrededor de ranchos derruidos; de ánimas que se levantan de sus sepulturas en las noches de tempestad; de endemoniados que ruedan de súbito por tierra con castañear de dientes y la boca cubierta de espu-ramajos; pero no le producían pavor ni mucho menos los seres de carne y hueso como el paí Martín.

Volvió a resonar la dura voz del sacerdote. Hasta Dios debía sobrecogerse al oírla. Era una rara potencia y bronquez, Con ella, con esos gritos estentóreos, el paí Martín guiaba su fi el rebaño hacia Dios. A fuerza de romperles los tímpanos y amenazarles con el puño cerrado les metía en la cabeza las verdades celestes. Con el mismo tono y los mismos aires de orador impetuoso propagaba sus ideas políticas y catequizaba a los campesinos en las reuniones partidarias a campo raso, bajo el cielo y la mirada de “Ñandeyara Gauzú”. Al fi n y al cabo, en el fondo de su corazón apasionado, todo era uno, y con la misma fuerza y el mismo convencimiento sepultaba en lo profundo de los infi ernos a los herejes como a los que no pertenecían a su partido.

Ya se preparaba Elizarda a volverse atrás cuando apareció el párroco Martín en la puerta de la sacristía. Alto, corpulento, con una cabeza grande sobre el corto y ancho cuello, tenía una fi gura im-ponente. Vestía una sotana desteñida, y por las mangas deshilachadas asomaban dos manos velludas, pesadas. Al ver a las dos mujeres, voceó malhumorado:

- Mbaé la peipotá?Retumbó su voz por toda la iglesia. Elizarda no se atrevió a decir esta boca es mía. El cura, con los

brazos en jarra, golpeando impaciente con un pie en el suelo, esperó que alguna de las dos hablase. Elizarda, para desenojarle, frunció la boca con un gesto que quiso ser una sonrisa, y con indecisión avanzó unos pasos. Como nada sucedía, ya más confi ada, adelantó hacia aquel pastor de almas, que echaba el lazo en los rodeos y vociferaba palabrotas sobre las cartas de truco. Felipa no se movió. Entretanto, Elizarda, con medias palabras primero, y luego más serena, le dijo que Felipa quería confesarse para que la absolviese de un pecado mortal, que había cometido sin querer. El párroco husmeó que Elizarda intentaba ponerle la mordaza de la confesión y bramó:

- Tomombeú cheve anga ité voí.Paseó una mirada enfurecida sobre las dos mujeres, que la soportaron impasibles. El cura com-

prendió que estando presente Elizarda no podía obtener nada de Felipa, pues de seguro ya estaba instruida. Entonces, levantando su recia mano, le indicó a la muchacha que se fuese al confesionario, y él a su vez se dirigió hacia el mismo, hundiéndose en el templete de madera, que crujió como si fuera a partirse en dos; pero antes de entrar tuvo tiempo de reparar que la tía le cuchicheaba a la sobrina. Y pensó: “Esa vieja arpía le está enseñando lo que debe decirme. Ya verá…”. Sonrió para sus adentros a

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

Los títulos de sus obras encie-rran símbolos… “yo creo que mi obra interpreta al Paraguay y al hombre paraguayo en pro-fundidad, en cierto momento de su historia”. Ve su condición y su realidad. “Doy testimonio sin comprometer mi juicio, cumplo con el � n intelectual que es ser parte necesaria de la conciencia de su patria durante los años de su vida” (Correspondencia priva-da, Bs. Aires, 27 de mayo de 1973).

La corriente a que se adhiere Casaccia es el naturalismo, pero descarta lo meramente senti-mental para dirigirse a los aspec-tos profundos del alma humana, a aquello que no se desea que a� ore. Este método denominó el autor realismo psicológico, que aplicó en sus siete novelas y en sus cuentos.

Caminos hacia la lectura- Leamos el título del cuento - ¿Qué nos hace suponer la palabra tropiezo?- ¿Con qué palabras relacionamos el vocablo tropiezo?

ANÁLISIS Y COMENTARIO

la idea que se le había venido a la cabeza. Muy humilde, y con la mirada baja, Felipa se arrodilló con la boca pegada a la rejilla. Fue entonces que le pareció que lo que había hecho con Pascual, teniendo por lecho la blanda frescura de la yerba, era gravísimo pecado contra Dios, y se llenó de congoja, temiendo que el sacerdote no le diera su bendición. Con acento turbado comenzó a murmurar su falta; pero ni bien pronunció las primeras palabras, el paí Martín, hecho una furia, dio un salto en su asiento y descargando un fuerte puñetazo contra la rejilla, que saltó en pedazos, hizo rodar a Felipa por los suelos. Esta se incorporó rápidamente y corrió a refugiarse junto a uno de los altares menores.

El Párroco Martín salió del confesionario tan impetuosamente que faltó para que lo derribara. Dirigióse a donde se encontraba Felipa, que se cubría el rostro con ambas manos y lloraba a lágrima viva, y arrancándoselas de la cara llorosa le aplicó un puñetazo al tiempo clamaba rojo de ira:

-¡Puta! ¡Mil veces puta!Espantada con la cólera del sacerdote, capaz de cometer una atrocidad, Elizarda púsose a pedir

socorro a gritos. Acudió el sacristán, quien hizo lo posible por aplacar la rabia del cura, haciéndole recordar que estaba en la casa de Dios:

-Padre,… El templo…Y se le trabó la lengua al pensar que la ira del cura podía volverse contra él.-El templo es mi casa – rugió el cura.Después de largo rato se calmó; pero para que ello sucediese tuvo que desahogarse dando varias

vueltas por la iglesia, sin apartar de Felipa los ojos inyectados en sangre. A ratos, sin embargo, adquiriría una expresión de ausencia como si rumiase algún pensamiento. Al fi n, dijo:

- Está bien.Se metió en la sacristía, dejando a las dos mujeres con el sacristán.Pocos días después, el pueblo se enteró de la terrible penitencia que impuso el paí Martín a Felipa

por su grave pecado y a su tía Elizarda por la falta de vigilancia. Según se decía, el cura, al día siguiente de la confesión, hizo venir a las dos mujeres a su casa, donde, atándolas a un árbol que había en el patio, las hizo azotar por el sacristán, con un “mboreví”. Eso se dijo, y tal vez no fuese cierto, porque demasiado se sabe lo que son las habladurías en los pueblos.

El domingo siguiente, el paí Martín pronunció un arrebatado sermón en medio del silencio res-petuoso de sus feligreses. Hizo una larga y personalísima glosa del sexto mandamiento; puso en sus palabras mucha pasión, y más de una vez su puño gigantesco e indignado cayó como una maza sobre la imaginaria cabeza de los que lo quebrantaban.

La mayor parte de la oración la dijo en guaraní, para hacerse comprender más fácilmente; pero, al fi nal, cuando apenas le salía la voz y ríos de sudor le corrían por la ancha cara, remató su furibunda oración en castellano: “Pobre de aquellos que pecan contra el sexto mandamiento. Dios no tiene pie-dad de esos infi eles, traidores, miserables, ¡descastados! ¡Pobre de ellos! ¡Condenación para los que se dejan arrastrar por el pecado de la carne! ¡Que se cuiden! Cuando menos se lo espera, la justicia de Dios los aniquilará, como se aniquila una hormiga”. Y terminó su tremenda oración con la diestra prendida como un garfi o al barandal del púlpito.

Una semana después, si algún incrédulo puso en duda las palabras fatídicas del padre Martín durante el sermón, no tuvo más remedio que inclinarse ante la evidencia, porque el presagio del párroco se había cumplido al pie de la letra y antes de lo esperado. Próximo a su rancho, entre unas malezas. Pascual fue herido por una mano vengadora y oculta. Sólo que esta vez la justicia divina se sirvió, para cumplir sus misteriosos designios, de un arma tan humana y sencilla como lo es una escopeta.

Explicamos oralmente:¿En qué consiste el tropiezo?¿Cuál es el pecado de Felipa?¿Cómo se manifi esta en el pa’í Martín sus excesos? ¿Qué trata de ocultar con ellos?¿Qué motivos profundos impulsan a Felipa a actuar libre, despreocupada e indiferente ante

la situación en que se encuentra?Comentamos estos puntos El libertinaje del padre Martín. El desenlace del cuento. El sermón sobre el sexto Mandamiento.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

El destino de Pascual.

Elaboramos las secuencias principales del cuento.Redactamos una historia realista en la cual una mujer debe enfrentar una situación límite

causada por una circunstancias de injusticia y discriminación.Trascribimos del cuento fragmentos que ilustran el tema del “Libre Albedrío”.Convertimos el cuento en una historieta, para ello seguimos los siguientes pasos. - Cada secuencia corresponde a una viñeta - Los diálogos van dentro de las viñetas. - Los diálogos serán breves y precisos.Evaluación:- Se puede narrar desde adentro en 1ª persona o desde afuera, como observador en 3ª persona.- Presentamos nuestro trabajo al docente para evaluarlo.

La historieta presenta la se-cuencia narrativa de hechos que ejecutan los personajes y se desarrollan en el tiempo.

Hay un espacio, un escenario en que transurren los hechos: época - hora - momento.

Cada núcleo representa una acción

Cadena nuclear

Nucleo 1 Nucleo 2

viñeta viñeta

hechos hechos

Nucleo 3 Nucleo 4

viñeta viñeta

hechos hechos

La sucesión de los hechos com-ponen la cadena nuclear

Acción inicial

Acciones sucesivas

Acción � nal

ComentarioGabriel Cassacia presenta en este

cuento a un sacerdote de una comunidad rural que, a espaldas de su ministerio sacerdotal, vivía en el desenfreno de las pasiones.

El personaje femenino Felipa, joven de 17 años, vivía en “amancebamiento” con el cura Martín. El error de entregarse a Pascual, “conocido mujeriego de la co-marca”, se constituyó en el detonante de la ira del Padre Martín que reaccionó violentamente cuando Felipa confi esa su pecado, propinándole puñetazos y ofensas.

El autor nos informa con un lenguaje sencillo y directo los tropiezos del Padre Martín , (y no los de Felipa).

Con la descripción psicológica de los personajes seleccionados, Casaccia deja al descubierto la intimidad del ser humano que muchas veces debe recurrir al engaño, a la mentira y al soborno. El personaje seleccionado es un cura rural tosco y poco comedido.

La misma calidad creativa del autor se halla en el personaje femenino esco-gido. Felipa, joven callada y desprejui-ciada. La irresponsabilidad sensual con-diciona su conducta. A Felipa acompaña la tía Elizarda, que pretende engañar recurriendo a tontos ardides.

Con estos tres personajes, Gabriel Casaccia logra un cuento considerado excelente.

PARA LECTURA Y REFLEXIÓN

El gran narrador se enfrenta a las múltiples incitaciones narra-tivas que ofrece la vida del hombre en el Paraguay, con una actitud liberada de todo preconcepto mítico. Su agudeza de visión, su gran captación objetiva y crítica del hecho humano, su sentido de lo auténtico y su penetración en la zonas de lo anímico, han posibilitado la creacción de cuentos tan defi nitorios de nuestra realidad, en los cuales determinados fenómenos sociales comunes en nuestro país sirven de encuadramiento efi caz a la presentación de una personalidad tan viva como auténtica. Al mismo tiempo, su peculiar humorismo, fi no y delicado, desvincula la atmósfera de sus relatos de todo narcisismo y pintoresquismo sentimental como de toda propensión al idealismo lírico y decorativo en am-biente y personajes. Dos libros de cuentos recogen la cuentística de este escritor: “El guajhú” y “El pozo”.

El primero, editado en Buenos Aires en 1938, es una serie de nueve cuentos de temática campesina cuyo valor fundamental reside en la adopción del ángulo sicológico, en la confi guración

Camino para la lecturaCon la ayuda de nuestro profesor de Ética, aclaramos la expresión: ético-psicológico.

Enfoque ético–psicológico en la obra de Casaccia

narrativa de los elementos folklórico-costumbristas en función caracterizadora del hombre, cuya interpretación estética per-sigue el artista. El segundo es una colección en la que el sesgo sicológico se acentúa, orientándose hacia la presentación de personalidades inquietas y contradictorias, sirviéndose de las técnicas narrativas más o menos kafkianas o dostoievskianas.

Como consecuencia de este planteo sicológico, al enfocar con mayor inmediatez y precisión los problemas tratados, el personaje deja de ser un elemento, que se mueve a capricho del autor –un ser esquemática y rígidamente bidimensional-, para asumir la categoría de real protagonista de su historia, es decir, de agonista lúcido y marcado por las contradicciones interiores. Pero como al presentarnos en su desnuda plenitud una realidad humana viva, el escritor no despoja al hombre de sus raíces sociales y terrígenas, éstas trasparecen con desusada intensidad al través de la problemática humana interior desarrolladas estéticamente en el relato.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

Después de la lecturaElaboramos un esquema de llaves que contenga las ideas principales de la lectura.Para elaborar un esquema de llaves se siguen los siguientes pasos a saber:- Reconocer las ideas esenciales de cada párrafo.- Reemplazar por una expresión corta cada idea.- Abrir la llave, hacia la derecha de la expresión.- Desarrollar o explicar brevemente cada punto.Evaluación:

- Analizamos si la síntesis cumple con las características de la técnica.

LUCHA HASTA EL ALBA de Augusto Roa Bastos, paraguayo

“Y quedóse Jacob solo, y luchó con él una Persona hasta que Rayaba el alba.” (Génesis, 32,24)

Tendido en el camastro boca abajo, el muchacho oyó la tos seca del padre, el soplido para apagar la lámpara. Esperó aún un buen rato hasta que la noche se metiera bien adentro en la casa. Siempre era posible que el hermano mellizo acechara despierto en el cuarto contiguo. Cuando el silencio dejó oír el suave retumbo del río en las barrancas, el muchacho se inclinó y sacó el envoltorio escondido. Los verdugones del castigo de la tarde le escocieron de nuevo hasta el hueso; en las rodillas, las punzadas de los maíces sobre los cuales el padre le Manorâ, Tape – Mokõi. Algo o alguien le saltó por detrás clavándole uñas como garras en contra la nuca. El muchacho giró y comenzó a luchar contra su invi-sible adversario con toda la furia y la tristeza que llevaba adentro, con un ansia mortal de destruirlo. Luchó cada vez con más fuerza logrando que todo el peso de la noche entrara en su brazo. Sintió que ese esfuerzo desbarataba los malos recuerdos; sintió que los arrojaba de sí en los espumarajos que echaba por la nariz y por la boca. Sintió que sudaba sangre y que este sudor lo purifi caba, que lo volvía más liviano, sin peso ninguno.

Pero que todavía estaba vivo y que sólo vivía para triunfar en esa lucha con el Desconocido. Como éste notó que no podía contra él, puso su puño forzando la palma del anca del muchacho y le desco-yuntó el muslo. Pero el muchacho no cejaba y arremetía con creciente encarnizamiento.

La voz dijo: “¡Déjame que el alba sube negras!” Y el muchacho gritó fuerte, no como un ruego sino como una orden: “¡No te dejaré si no me bendices!”.

La voz dijo: “¡No puedo bendecirte porque estás maldito para siempre!...”El muchacho siguió luchando ciegamente, hasta que se dio cuenta de que había estrangulado a

su adversario; su cuerpo permanecía abrazado a él, pero ya inerte y sin vida. El muchacho se sacudió y lo dejó caer. Su pie tropezó con una piedra. La levantó y contempló entonces la cabeza separada del tronco. Y en esa cabeza descubrió el rostro de fi ludo perfi l de ave de rapiña del Karaí – Guasú, tal como lo mostraban los grabados de la época.

Pero también vio en la cabeza muerta el rostro de su padre. Dudó un instante como en el centro de una alucinación o de una pesadilla. Pero la palma del anca descoyuntada le mostró que si era un sueño se trataba de un sueño de otra especie. El día claro le mostró dos paisajes superpuestos, dos tierras, dos tiempos, dos vidas, dos muertes.

…Yo también, como Jacob, vi a Dios cara a cara y fue liberada mi alma…Pero esa voz no era la suya, ni la de su madre, ni la de las Escrituras, ni la voz que había entrado

muchas noches en su vigilia cuando al resplandor fosfórico de las luciérnagas escribía a su manera la historia de Jacob. Sintió en lo hondo de sí que todo eso era falso. Un sueño. Pero que esa falsedad, ese sueño, era la única verdad que le estaba permitida.

El sol, el rescoldo neblinoso de un sol que no se veía quemaba todo el cielo y borroneaba el día en una tiniebla blanca. El muchacho continuó su camino rengueando del anca descoyuntada. Llevaba la cabeza sanguinolenta bajo el brazo. El fuego blanco del sol la iba despellejando por instantes. Pronto quedó el cráneo calcinado, arrugado, cada vez más pequeño. El muchacho no se dio cuenta

Los nueve cuentos del primer volumen se inician con el que da nombre al libro y concluyen con el titulado La sortija. En todos ellos, los temas campesinos enfocados reciben un tratamiento o desarrollo argumental nítidamente diseñado en función de la estructura sicológica del protagonista. En el primero, el motivo folklórico del aullido sirve de elemento conformador para la ma-nifestación sicológica del terror supersticioso. En el segundo- El viático-, el motivo tratado le permite descubrirnos las vertientes contradictorias de la religiosidad primitiva y milagrera que ha

caracterizado a nuestro pueblo. Una fi jación infantil y su efecto en la conducta adulta es el

tema de La calesita de Ferreira, uno de los primeros buceos de Casaccia en los entresijos sicológicos de profundidad. «El Ma-yor», cuarto relato del volumen, juntamente con El tropiezo de Felipa, son dos verdaderas obras maestras de justeza temática, penetración sicológica y precisión estilística.

Casaccia, Gabriel. Cuentos Completos. El Lector 1996, Asunción.

En La lucha hasta el alba, Augusto Roa Bastos recrea el pasaje bíblico de Jacob y Esaú. La obra es una fu-sión y reconstrucción de la mítico, lo bíblico y lo autobiográ� co. En ella se hallan presentes los cons-tantes de su narrativa posterior: El Karai Guasu, El Supremo -perso-naje favorito de Roa, mencionado en varios párrafos del cuento. El mito de los Maka con sus cintu-rones de luciérnagas, el mito de los mellizos, que representa la lucha por el derecho de la primo-genitura, la crisis de identidad de los que nacen juntos. El mito de los gemelos es habitual en casi todas las tradiciones de los pue-blos. Caracterizan a esta obra la superposición de los personajes del relato y del génesis y el cariz autobiográ� co que da el autor al tratamiento del mito.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

de ello entre las reverberaciones y el polvo que subían del camino, ni de que sus propios cabellos le habían crecido hasta los hombros y habían tomado el color de la ceniza.

Se dirigió hacia el pueblecito de Nazareth.Llegó a casa del rabino Zacarías que no lo reconoció y lo tomó

por un mendigo. El muchacho Jacob le tendió las manos sin ver que en ellas no había ningún cráneo.

-¡Es de una persona importante de Phanuel! –dijo-. Se lo vendo por poco dinero…

El rabino Zacarías no entendió lo que el otro le dijo. Salvo la palabra Phanuel, el nombre hebreo que quiere decir: el–que–ha-visto-la-faz-de-Dios. Le sorprendió que un muchacho campesino de Manorâ pudiese conocer el nombre y pronunciarlo con acento arcaico. Se lo hizo repetir. El muchacho Jacob volvió a decir claramente:

-¡Phanuel!El rabino Zacarías retrocedió. Su voz se volvió dura:-¡Deja en paz lo que no entiendes y es sagrado! El hombre malo,

el hombre depravado anda en perversidad de boca. Y tú no eres el suplantador que estará en lugar de aquel hombre santo. Anda y trabaja los campos y siembra y cosecha.

El muchacho Jacob inclinó la cabeza. De entre los cabellos encanecidos cayeron sobre sus pies gotas de sudor o de lágrimas.

-Vete- le dijo el rabino, y cerró la puerta después de arrojarle unas monedas.

La noche había caído de nuevo. La silueta que rengueaba entró

en un rancho de expendio de bebidas, que brillaba con resplandor calcáreo a la luz de la luna, en un recodo del camino. Pidió al boli-chero con voz ronca apenas audible una botella de aguardiente y dejó caer las monedas sobre las tablas. Bebió a sorbos largos apretando la boca ansiosamente contra el gollete, sin una pausa, sin un respiro, como si ya no tuviera aire adentro. Se retiró bamboleándose hacia un rincón del rancho, y se tendió en lo oscuro poniéndose el anca descoyuntada como cabezal.

Entraron dos hombres del lugar y también se pusieron a beber. De pronto uno de ellos se fi jó en el que yacía en la sombra, y diri-giéndose al patrón, le preguntó con un guiño de picardía:

-¿No es ése el hijo de don Pedro, el de la azucarera?El patrón asintió encogiéndose de hombros.-Los muchachos de ahora pronto empiezan a darle al trago – dijo

el que había hablado-.Pero el padre le va a sacar el vicio a latigazos. Don Pedro no se anda con vueltas.

-El segundo hombre se aproximó, husmeó la sombra y removió el cuerpo yacente.

-A éste no le puede pasar ya nada – dijo moviendo la cabeza.- ¿Qué quieres decir? – preguntó el posadero. El hombre regresó al mostrador, a beberse de un trago la media

caña. Después dijo con la voz opaca:-Ése ya huele a muerto.

Augusto Roa Bastos

ANÁLISIS Y COMENTARIO

El cuento recrea el tema bíblico de Jacob y Esaú, recuperado después de treinta años. La obra es una fusión y reconstrucción de lo mítico, lo bíblico y lo autobiográfi co. En ella se hallan pre-sentes las constantes de su narrativa posterior:

-El Karai-Guasu, El Supremo, personaje favorito de Roa Bastos, mencionado en varios párrafos del cuento.

El mito de los mellizos, de los que nacen juntos, representa la lucha por el derecho de la progenitura; la crisis de identidad de los que nacen juntos. El mito de los gemelos es habitual en casi todas las tradiciones de los pueblos, no es privativo de ésta.

El mito de los Maka con sus cinturones de luciérnagas también presente en el cuento, así como el cariz autobiográfi co que da al tratamiento del mito.

La superposición de los personajes, los del relato y los del génesis.

Después de una atenta lectura y relectura estaremos en con-diciones de ubicar y responder sobre estos puntos.

Camino hacia la lectura- Leemos el epígrafe inicial.- Lo comparamos con la Biblia- Deducimos si es una estrategia artística o una cita verdadera.

¿Qué indicios encuentamos en el texto que justifi quen la aplicación de la Caja China como varios actos de narrar?

ACTIVIDADESHacemos un reconocimiento textual en donde encontramos

la inserción de un relato dentro de otro relato.Reconocemos cuáles son los momentos en que se establecen

las conexiones: - A través de los personajes; - A través de los temas; - Por medio de la fantasía y realidad.Explicamos de qué manera se funden los tiempos y espacios

en el texto.Elaboramos un esquema con las ideas asenciales para estudiar

la progresión de las mismas: avances - retrocesos - avances.Evaluamos nuestro trabajo con ayuda del docente.

CAMPO REFERENCIAL

El empleo del tiempo en el cuentoRoa en una entrevista sostenida con Rubén Bareiro Saguier

declara: “Yo me interesé por Freud, y tengo un trabajo sobre la acumulación del tiempo en el inconsciente, esa nuestra densidad humana mayor, la cuestión del tiempo que trabaja a través de la

memoria, opera por medio de una serie de mecanismos profundos del ser humano en general, el tiempo acumulado en los estratos conscientes, inconscientes y subconscientes”…

Los psicoanalistas Freud, Adler y Jung han estudiado

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

los mitos como expresión de las aspiraciones ocultas y las frustraciones colectivas de los hombres.

Los sueños y los mitos son las proyecciones simbólicas de los valores, esperanzas, miedos y aspiraciones de un pueblo. Ellos refl ejan una realidad más profunda. Recordemos que los mitos son colectivos y patrimonio de la comunidad.

“El mito consiste en un complejo de historias algunas reales y otras fantásticas, consideradas por los seres humanos como la demostración de signifi cados internos del universo y de la vida humana”, según Alan W. Walts, 1954.

El mito trasciende el tiempo, une las creencias tra-dicionales con el presente (valores actuales) y llega hasta el futuro con las aspiraciones culturales y espirituales.

La mitología es universal porque pueden encontrarse temas similares entre muchas mitologías diferentes y ciertas imágenes que se repiten. Tales imágenes o motivos se llaman “arquetipos o símbolos”.Esos símbolos son:Agua: el misterio de la creación, nacimiento, muerte, resu-rrección, purifi cación.a- Mar: la madre de toda la vida.

La narrativa

Leamos algunos conceptos que nos ayudarán al esclareci-miento de algunas ideas.VARIOS ACTOS DEL NARRAR Los niveles narrativos: Una estructura de cajas chinas

Estrechamente unido al tema de la relación que tienen en un texto narrador y narratario se encuentra el problema de los nive-les narrativos, que a partir de esos vínculos quedan determinados.

Con frecuencia, en un mismo relato, se observan distintos estratos narrativos, tal como se pudo visualizar en el cuento de Roa donde se manifestaba un primer nivel externo, determinado por un narrador que, sin participar en ningún relato, cuenta la historia “La lucha hasta el alba”, y un segundo nivel interno, relato dentro del relato, determinado por el texto bíblico.

De acuerdo con el nivel narrativo en que se encuentre el acto de narrar, el relato recibe las siguientes denominaciones.

Acto de narrar fuera de la historia: Relato primeroCuando un narrador refi ere una historia sin intervenir como personaje en ella, pues es simplemente una voz que cuenta, nos encontramos en presencia de un caso que podríamos denominar clásico, ya que es uno de los más usuales. El cuento de Roa tiene estas características pues un narrador que no pertenece a la historia refi ere, a un narratorio externo, los acontecimientos que llevan a otro relato.En este caso, la fi cción narrada se denomina relato primero y se caracteriza por ser una instancia narrativa interna de primer grado, (un cuento, una novela, una fábula, etc.). Es éste el relato propiamente dicho, que anuncia todo título de un texto, y contiene los acontecimientos de la historia referida por el discurso narrativo. En “La lucha hasta el alba”, todo lo que se cuenta allí (la historia del niño Jacob) constituye el relato de primer grado.

TEORÍA LITERARIA

b- Río: muerte y renacimiento.Sol: energía creadora, la ley de la naturaleza.a- El Sol naciente: nacimiento, creación, ilustración;b- El Sol poniente: muerteColores: Negro: oscuridad, caos, misterio, muerte, el inconsciente, mal, melancolía.Rojo: sangre, sacrifi cio, pasión.Verde: crecimiento, esperanza. Círculo: totalidad, unidad, Dios como infi nito, vida en su forma primordial, unión de lo consciente y lo inconsciente. La Mujer “Arquetípica”: a- La Gran Madre: buena madre, madre tierra.b- La Madre Terrible: la bruja, hechicera, sirena, peligro.Viento: (y respiración) inspiración, concepción.Barco: viajeJardín: paraíso.

Estos casos no son sino aquellos que representan a imágenes arquetípicas más comunes, pero el lector comprenderá que no todas las veces que éstas aparecen en una obra literaria actúan necesariamente como arquetípicas.

Sobre el mito y su signifi cado en el psicoanálisis

Acto de narrar incluido dentro de un relato: Relato segundoCuando el personaje de una historia se convierte en na-rrador de otro relato nos encontramos en presencia de una narración que se encuentra dentro de otra narración. En “La lucha hasta el alba”, por ejemplo, “El relato bíbli-co” está incluido en el relato de la historia del joven Jacob.Se habla, entonces, de un relato de segundo grado o relato segundo.

Varios actos de narrar: Varios relatos incluidos unos en otros.

En algunas narraciones en las que existen varios actos de narrar, unos incluidos en otros, se pueden observar casos en los que existen muchos niveles de relato. Un ejemplo típico es el de “Las mil y una noche” donde se narra una serie de cuentos, unos dentro de otros. Estos distintos niveles en los que se desarrollan los relatos, pueden estar vinculados entre sí por distintas circunstancias:

Por causalidad directa: Entre los acontecimientos del relato de segundo grado y los del relato primero se da una función explicativa. Una narración secundaria explica lo que suce-de en la principal a la cual esta subordinada. Supongamos que en un cuento un personaje mata a otro, y que para explicar los motivos de ese crimen se cuenta una historia. Esto ocurre en muchos cuentos o novelas policiales donde la historia principal es la historia de la investigación de un crimen o robo, y la historia secundaria es el relato de todos los acontecimientos que lo provocaron (relato segundo).

Por relación temática: Entre el relato principal y aquel que se le subordina se establece un vínculo de contraste o de analogía como el caso de “La lucha hasta el alba”, el del niño Jacob, el relato bíblico y la alusión al Supremo (Dr. Francia). Esta es la famosa puesta en abismo, a la

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

que la crítica literaria alude tantas veces, que es una modalidad extrema de relación de analogía pues entre relato primero y relato segundo se establece un vínculo de identidad, es decir, lo que cuenta uno es lo que cuenta metafóricamente el otro. Esto ocurre en muchas narraciones donde lo que sucede en una historia es metáfora o alegoría de lo que ocurre en la otra.

“Boom latinoamericano” es el nombre con que la crítica internacional designó a un grupo de novelas de gran valor artístico y sorprendente originalidad que aparecen en varios países de Hispanoamé-rica en los años ´50 y ´60 del Siglo XX. Estas novelas fueron acogidas internacionalmente.

El punto de partida de esta nueva novela es la superación de la moda vigente en las tres primeras décadas del siglo en la literatura de hispanoaméri-ca: el realismo de la narrativa regionalista e indigenista, cuyas muestras más conocidas “Huasipungo” (1934), de Jorge Icaza y “El mundo es ancho y ajeno”, de Jorge Ciro Alegría (1941).

En Estebanez Calderón. (Dic-cionario de Términos Litera-rios).

El Boomlatinoamericano

Diagrama de las cajas chicas

Relato principal

Relato inserto

en el

principal

Otro relato

superpuesto

Lectura

NICOLASITA DEL ESPÍRITU SANTOde Julio Correa, paraguayo

Nicolasita tenía cuarenta y dos años; cuarenta y dos años castos y limpios de todo pecado. No faltaba quien dijese que, después de muerta, haría toda suerte de milagros.

Hoy se la señala con el dedo.- Nicolasita está encinta.- Nicolasita se ha perdido. ¡Qué horror!- Salirse de debajo del manto de la Virgen a su edad.Las amigas le cerraron las puertas de sus casas. Huyen de ella como de una apestada. Hasta

pidieron al cura párroco que la expulsase de las cofradías, porque una “tía” de esa calaña no debía manchar con su presencia las santas congregaciones, fundadas en el culto del Señor, para amarle y servirlo como es su gusto y obligación de todos los buenos cristianos.

El santo padre no quiso dar crédito a lo que decían de Nicolasita; y hubo de ir a su casa una vez para enterarse por sí mismo.

Nicolasita le confi rmó la terrible acusación que pesaba sobre ella:- Sí, padre, a qué negarlo…Estoy así por obra y gracia del Espíritu Santo.Al otro día, Domingo de Ramos, después de la misa mayor, el sacerdote subió al púlpito y expulsó

a Nicolasita de las cofradías y de la Iglesia, por deshonesta y sacrílega.Nicolasita, con los ojos bajos –más que de vergüenza, por contemplar su seno bendecido, sonrió

con dolorosa dulzura y se marchó del templo musitando el pasaje del Evangelio: - “Bienaventurados los que sufren, porque ellos recibirán consolación”.

Los mozos de la aldea le han apodado ya divinamente llamándola Nicolasita del Espíritu Santo.Ella sabe y oye el mote sublime, y un rubor de orgullo colorea su cara feúcha de un rojo alegre-

mente cándido.-Nicolasita es una lagartona-dicen unos.-Nicolasita es una desvergonzada- dicen los demás.En tanto, ella, sola en su casa y en la calle, marcha ufana, echando hacia atrás el cuerpo para

ostentar con altivez el triunfo de su maternidad gloriosa.…Cinco meses, seis, siete, ocho y nueve meses…-¿Qué será esto?- se pregunta el pueblo.Nicolasita habrá tomado alguna droga. No tuvo valor de criar su hijo que, seguramente, es de un

buhonero que la habría conquistado por algunas barajitas, o de aquel anarquista que todo el pueblo le apedreó y se refugió en su casa.

Alguien dijo que se la había visto una noche obscura llena de relámpagos con un bulto bajo el rebozo negro, camino de la selva.

- No, no era negro, sino de color café y con rayas blancas –objetó doña Miguela.Le constaba porque lo había visto cuando se lo regaló su comadre doña Carmelita en pago de la

novena que siguió por su fi nado esposo, don Germán, que murió del hígado a causa de la bebida. Y agregó:

- Dios le perdone por los malos tratos que le dio a su esposa; y no digo más por no caer en el pecado de la maledicencia, que es el peor de todos, según los sabios doctores de la Santa Madre Iglesia.

Faustinita, una beata larguirucha y gangosa, se levantó hecha una furia y concluyó:- Ese tío era un malvado. Y sólo merecía el rezo de Nicolasita…Siempre dije de ella que era

una hipócrita… Y ya ven cómo mis dichos se confi rman. Ahora, hasta ha matado a su hijo, que está en el limbo por falta de bautismo, pudiendo haber sido un angelito de Dios y rogar por los pecadores y por las benditas ánimas del Purgatorio, a quienes Dios misericordioso las tiene allí entre las llamas para que se purifi quen y sean dignas de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

En “El Defensor”, periódico defensor de los intereses generales y que se “ditaba” por la única máquina de escribir del pueblo, apareció una gacetilla de don Pedro Nolasco, en la cual se sindicaba al juez y al comisario como encubridores del crimen de infanticidio cometido por Nicolasita.

¡Oh, el poder de la prensa! El domicilio de Nicolasita fue allanado. Una multitud de curiosos acompañó al juez instructor.

Hallaron a la presunta delincuente, a quien no se veía hacía un mes, tendida en su viejo lecho.

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Hijo de Eleuterio Correa, comer-ciante portugués, radicado en el Paraguay al término de la guerra de 1864-1870. Formó parte de la generación de la revista “Crónica” (1913-1914) y posteriormente participó de las reuniones de “Alas” y “Juventud”.

En 1920 se casó con Georgina Martínez con quien compartió toda su vida. Ella mantuvo vivo su recuerdo en la quinta–museo de Luque visitada por estudiantes y artistas.

Hombre de gran sensibilidad so-cial, la Guerra del Chaco, con sus consecuencias sociales evidenció en él, el autor realista comprome-tido con las causas populares. En sus obras predominan los temas sociales juntamente con las moti-vaciones afectivas y existenciales de los personajes.

Escribió obras en lengua guaraní como Karu Pokã, Karai, Ulogio, Ña-nembaeray, Guerra Aja, Terehojey Frente pe, Sandía Yvyguy. En sus obras promovió la participación del campesino pobre y de los habitantes de los suburbios. Dice de él don Felix de Guaranía “Julio Correa, imagen de nuestra tierra”.

Cuentos: fueron publicados póstumamente en la edición de Poesías y cuentos completos (1996). Uno de sus relatos más destacados es Nicolasita del Espí-ritu Santo (obra que nos ocupa).

Julio Correa (1890-1953)

Camino hacia la lectura- Comentamos estas frases tomadas del cuento.- “Hoy se la señala con el dedo”.- “Las amigas le cerraron las puertas”.- “Bienaventurados los que sufren por que ellos recibirán consolación”.

El juez se acercó con su secretario y comenzó el interrogatorio.- Diga, ¿cuándo nació el niño?- No ha nacido todavía – respondió la interpelada. – Parece que quiere hacerse grande como

San Cristóbal… Sí – continuó luego de un quejido-. Y podrá pasar los mares y los ríos con el Niño Jesús sobre los hombros, y el agua le llegará apenas a media rodilla.

Todos los que entraron en la casa tras el juez se fi jaron con ansiosa expectación en don Pablo, hombre docto en historia de santos y en curar las bestias.

-¿Por qué no? – Contestó éste a las miradas-. Para Dios no hay imposible; el que hizo el cielo y la tierra puede obrar ese milagro y otros aún de mayor importancia.

Los presentes volvieron los ojos hacia Nicolasita y vieron que su enorme vientre probaba ser depositario de un gigante.

De pronto Nicolasita dio un espantoso alarido y pidió un sacerdote.Unos se apresuraron a cumplir su deseo y otros en procura del médico, doctor Benítez, hijo de

doña Gertrudis, que estaba pasando sus vacaciones en el pueblo de vuelta de su viaje de perfeccio-namiento por Europa.

Nicolasita volvió a dar un bárbaro quejido, y murmuró:-¡Oh, rey mío, querido travieso que me estás mortifi cando el corazón…! Allí en el baúl está la

ropita bordada que le hice… Padre nuestro que estás en el … Y murió.El médico se abrió paso entre los que rodeaban el lecho de Nicolasita, y después de palpar el

cadáver frío, se preparó a extender el certifi cado.Todos le rodearon y le pidieron que salvara a la criatura.-Sálvela, por favor, señor doctor-decían-, mire que es la voluntad de Dios que viva y honre al pueblo.Don Pablo intervino decididamente, con toda autoridad:-Sí, es necesario que usted parta el vientre de esa bienaventurada, porque de ahí tendrá que salir

un santo más milagroso aún que San Nonato.El médico sonrió con pasión despreciativa y se sentó a escribir el certifi cado de defunción: “Muerte

por quiste hidático”.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

1 - Resumen de la obraNicolasita, soltera de 42 años, es considerada en su aldea una virtuosa. De la noche a la mañana

esta opinión ha cambiado radicalmente ante el hecho supuesto de su embarazo, la noticia cunde con rapidez por toda la aldea, se cierran las puertas a su paso, la desairan… cientos de comentarios mal intencionados, de virtuosa a callejera, hasta el sacerdote la expulsa del templo.

Ella no reacciona ante las habladurías, acepta con serenidad y dulzura su situación, no se revela. Atribuye su embarazo al Espíritu Santo pues ella no conoció a ningún hombre, por lo que los mozos la apodaron Nicolasita del Espíritu Santo.

Pasaba el tiempo y el hijo no llegaba, ella dejó de concurrir a los lugares habituales y nue-vamente surgieron los comentarios, hasta la llegaron a acusar de infanticidio. El periódico local se hizo eco de esta noticia.

Esta publicación alertó a las autoridades que acudieron a su humilde vivienda. Aquí la encon-traron, tendida en la cama, enferma. Cuando la interrogaron sobre el niño, ella explicó que aún no había nacido y la prueba la tenían en su enorme vientre. De repente, ante unas muecas de dolor pidió la presencia de un sacerdote que salieron a buscar, otros fueron por un doctor que en ese momento estaba de paso por el lugar. Lo trajeron, pero ella ya había muerto. Finalmente, el doctor certifi ca que su muerte se debió a una enfermedad y se descubre que Nicolasita nunca estuvo embarazada.

2 - Esquema de acciones- Embarazo de Nicolasita- Repudio de la población- Enfrentamiento de Nicolasita que asume su rol con valentía- Nueva preocupación, provoca da por la ausencia del niño- Se tejen suposiciones

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

- El periódico local se hace eco de esta noticia- Allanamiento de la casa por las autoridades- Muerte de Nicolasita, tras mucho sufrimiento- Diagnóstico del médico: “quiste hidático”Las acciones son llevadas a cabo por Nicolasita y otros personajes: el cura, el juez. Los hechos (ya expresados) y las conductas de los

personajes entrelazados por la causalidad narrativa impuesta por el autor constituyen el entramado de la historia.Un hecho tiene como consecuencia otro y éste a su vez desencadena en una nueva situación: - embarazo - escándalo - repudio - muerte - revelaciónPero el sentido general del texto, surge de las relaciones sintácticas entre las unidades según dos niveles; el sintáctico o estructura

general de texto y el semántico o contenido de las relaciones entre los hechos.

CAMPO REFERENCIAL

Leemos en qué consiste el enfoque sociológico

Las relaciones de un obra literaria con la sociedad pueden re-ferirse a tres aspectos:

· La sociología del autor;· El contenido social de la obra;· La infl uencia de la literatura en la sociedad.Si tomamos como punto de partida el cuento de Julio Correa

“Nicolasita del Espíritu Santo” y nos detenemos en la sociedad que presenta, identifi camos que se trata de una sociedad donde se mueven personajes humildes, ignorantes, sujetos a creencias su-persticiosas. El chisme y la maledicencia se enseñorea en ella. Una sociedad primitiva, olvidada (por las autoridades), pues habitantes no cuentan con las míninas asistencias sociales, ni médico tienen; la educación, a juzgar por la forma de actuar de sus personajes, es escasa.

1. Completamos estos aspectos: - Establecimiento de los núcleos narrativos. - Tema de la obra. 2. Identifi camos los personajes del cuento. Explicamos la relación que ellos mantienen entre sí

y la función desempeñada por cada uno en el desarrollo de las acciones. Comentamos la clase de sociedad que se ve retratada.

3. Identifi camos los párrafos en donde se tratan: el chisme, la superstición, la maledicencia, la ignorancia, la falta de projimidad, el olvido de las autoridades del gobierno, el olvido delas autori-dades educativas y de la salud.

4. Comentamos si los valores necesitan ser cultivados en las comunidades rurales. 5. Convertimos el cuento en guión teatral para dramatizarlo en clase.- Comparamos el contexto de la obra Nicolasita del Espíritu Santo y El Tropiezo de Felipe en los

aspectos socioculturales y la psicología de los personajes.6. Discutimos sobre el conocimiento científi co versus conocimiento cotidiano.

ACTIVIDADES INDIVIDUALES

La crítica sociológica considera que “La sociedad condiciona los temas, el estilo, la forma…Se toma la sociedad como punto de partida para estudiar la litera-tura. En cambio,la sociología de la literatura estudia los efectos de la obra sobre la sociedad como punto de llegada. (Crítica Marxista)”.

David Viñas Piquer.

Estudio de la Crítica literaria. Ariel, Barcelona, 2002 P 407.

El sacerdote, poco inclinado a la compasión y misericor-dia, asume la posición de juez que solo juzga; no ayuda, ni demuestra piedad por una colaboradora, (la expulsa del templo a Nicolasita). No se detiene a investigar, ni a analizar la situación; demuestra poco conocimiento de los que traba-jan con él, ofrece muy poco apoyo espiritual. Como todos los demás se deja estar. ¿Cómo puede aceptar la respuesta de su parroquiana que el hijo fuese del Espíritu Santo? ¿Por qué no ayudó a Nicolasita a comprender?

El único que se muestra consciente de la situación es el Dr. Benítez, pero está de paso… y si pudo hacer algo, no lo hizo porque cuando llegó estaba muerta. Finalmente, el doctor certifi ca que su muerte se debe a una enfermedad y se descubre que Nicolasita nunca estuvo embarazada.

Libre albedrío o libertad individual es una sensación subjetiva que procede de lo imprevisto, que existe siempre en nuestras acciones hacién-dosenos imposible prever las circunstancias.

El libre albedrío supone en el ser humano la capacidad de discernir el bien del mal, lo justo de lo injusto.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

EL HIJO PRÓDIGOSan Lucas: es uno de los cuatro evangelistas. Nació en Antioquia, murió hacia los años 70. Autor del tercer evangelio y de los “Hechos de los apóstoles”.

El evangelio de San Lucas, es publicado en los años 62-66. Estaba redactado en griego, len-gua comercial e internacional de aquel tiempo.

El evangelio de Lucas se parece a los de Mateo y Marcos en muchos pasajes, porque narran los mis-mos hechos y casi en el mismo orden. Por ello reciben el nombre de evangelios Sinópticos. Esto signi� ca que los tres dispuestos en columnas yuxtapuestas para comparar, guardan mucha simi-litud uno con otro.

La obra de Lucas se caracteriza por la simpli� cación de muchos pasajes propios de Marcos, es-pecialmente los que se referían a leyes y cultura judía. Su herencia. La que es rápidamene dilapidada. Tras ruina,regresa a su padre arrepentido.

Evangelio: Doctrina de Jesu-cristo. Libro que lo contiene. Fig: Verdad indiscutible. “Pequeño Larousse”

Jesús puso otro ejemplo: Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo a su padre: «Padre, dame la parte de la propiedad que me corresponde.» Y el padre la repartió entre ellos.

Pocos días después, el hijo menor reunió todo lo que tenía, partió a un lugar lejano y allí malgastó su dinero en una vida desordenada. Cuando lo gastó todo, sobrevino en esa región una escasez grande y comenzó a pasar necesi-dad. Entonces fue a buscar trabajo y se puso al servicio de un habitante de ese lugar que lo envió a sus campos a cuidar cerdos. Hubiera deseado llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero nadie le daba nada.

Fue entonces cuando entró en sí: «¡Cuán-tos trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, y yo aquí me muero de hambre! ¿Por qué no me levanto? Volveré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo, trátame como a uno de tus siervos.» Partió, pues, de vuelta donde su padre.

Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión, corrió a echarse a su cuello y lo abrazó. Entonces el hijo le habló: «Padre, pequé contra Dios y contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo.» Pero el padre dijo a sus servidores: «Rápido, tráiganle la mejor ropa y póngasela, colóquenle un anillo en el dedo y zapatos en los pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo, comamos y alegrémonos, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo he encontrado.» Y se pusieron a celebrar la fi esta.

El hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver, llegó cerca de la casa, oyó la música y el baile. Llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué signifi caba todo eso. Este le dijo: «Tu hermano está de vuelta y tu padre mandó matar el ternero gordo, por haberlo recobrado con buena salud.» El hijo mayor se enojó y no

quiso entrar.Entonces el padre salió a rogarle. Pero él

le contestó: «Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y a mí nunca me has dado un cabrito para hacer una fi esta con mis amigos, pero llega el hijo tuyo, después de haber gastado tu dinero con prostitutas y para él haces matar el ternero gordo.»

El padre le respondió: «Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero había que hacer fi esta y alegrarse, puesto que tu herma-no estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado.»

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Camino hacia la lectura1. Leemos y luego comentamos el concepto de libre albedrío.2. ¿Has oído hablar de la parábola del hijo pródigo del Nuevo Testamento. En la Sagrada

Escritura qué signifi ca hijo pródigo. Pródigo signifi ca derrochador.

Re� exionamos para responderDios dio al hombre dones para hacer buen uso de ellos. ¿Cómo usa su libertad el hijo menor?Todos recibimos dones de Dios? ¿Cuál es la obligación del hombre con respecto a estos dones? El

hombre “como rey de la creación”, ¿qué responsabilidad tiene?Comparamos la actitud del hijo mayor con la del padre.¿Qué esperaba el hijo mayor como “Hombre cumplidor”. ¿Cuál es el verdadero signifi cado de

este pasaje?

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

Explicamos qué signifi can: los cerdos, el banquete, la herencia o la riqueza, la esclavitud dentro del relato.

Opinamos en un párrafo explicativo.- “La primera manifestación de nuestra libertad es muchas veces la rebeldía”.- “Dios, que ve los secretos premia tus buenas obras”

Después de la lectura Redactamos un breve texto argumentativo sobre el mensaje de la parábola.Evaluación. Escribimos un comentario donde se exprese la idea central del texto, la actitud

del padre y las posibles implicaciones de la situación en el texto. Si el texto puede ser interpretado moral, religiosa y socialmente.

Inferimos del texto una refl exión sobre algún caso de la vida real relacionado con el mensaje de la parábola.

Coevaluamos la actividad.

EL TEXTO ARGUMENTATIVOSirve para persuadir o convencer, para que el receptor cambie de parecer sobre algún tema.En la introducción se presenta el tema.En el desarrollo se argumenta a favor o en contra de la tesis.En la conclusión se recuerda al receptor los argumentos a favor de la tesis para confi rmar la validez.

Sinónimos de pródigo:

dadivoso, generoso, derro-chador, gastador, manirroto, despilfarrador

Antónimo:

Egoísta, avaro, ambicioso

Parábola:

Narración de un suceso fi cticio que encierra por comparación una enseñanza moral.

AMADO NERVO

Leemos el texto para enterarnos de algunos pasajes de la vida de este poeta mexicano.

Amado Nervo(1870–1919)

Fue otro de los grandes líricos del Modernismo mexicano, muy popular. Natural de Tepic, nació en 1870. Ingresó joven a un se-minario, para seguir su vocación sacerdotal, que abandonó. Se de-dicó al periodismo en Mazatlán, donde inició su carrera literaria.

Fue una compleja � gura, mezcla de literato y de político. Perte-nece al grupo de poetas que se reunieron en torno a la Revista Azul y dirigió más tarde la Revista Moderna, que congregó a los modernistas mexicanos.

Ferviente admirador de Manuel Gutiérrez Nájera y de Rubén Darío, a quien conoció en 1900 en París, el contacto con el poeta nicaragüense significó para su poesía la acentuación de la mu-sicalidad, aplicada a una esencial profundización interior que lo caracteriza.

En la Revista Moderna aparecie-ron sus primeros poemas de tono místico–religioso.

Nervo había iniciado su obra como modernista, pero no tardó en reaccionar ante la abundancia ornamental para orientarse hacia una simplicidad expresiva que a veces llega a ser descarnada.

Amado Nervo fue un espíritu meditativo y religioso. Estuvo constantemente preocupado por los problemas del alma y el destino del hombre. Por eso, aparece con frecuencia el tema de la vida y de la muerte en sus poemas.

Su poética refl eja sus angustias y sus sucesivos libros, la evolución de su pensamiento. En Místicas (1898), la religiosidad es fundamental y se expresa en una suerte de panteísmo y

ascetismo de procedencia cristiano-medieval. En esta obra se evidencia la infl uencia del Seminario. Sería más exacto hablar de religiosidad difusa que se acentúa después de la muerte de su esposa. Su amor por ella lo induce a pensar en un reencuentro en otra vida, lo cual supone una profunda fe en lo divino.

Su lucha interior por la búsqueda de la verdad religiosa, lo llevó ya al fi nal de su vida hacia el budismo, a las religiones de origen oriental, en las cuales creía encontrar la serenidad y la melancolía que le eran preferidas.

Su obra cobra un carácter intimista y confi dencial. Una gran parte de sus composiciones expresan las refl exiones o los sentimientos que el poeta tiene sobre el mundo y las cosas, y en este sentido puede considerárselo un temperamento lírico.

La muerte de su amada (1912), le motivó el volumen «La amada inmóvil»(1922), donde abunda en refl exiones sobre la muerte, uno de sus temas preferidos.

En «La amada inmóvil», la presencia de la amada se vuelve obsesiva y llega a una depuración cada vez mayor del verso, a una aproximación hacia lo sagrado para encontrar consuelo. Es así como Cristo se convierte en fuente de paz. Nervo es una personalidad marcada por la búsqueda de Dios y por establecer una relación con la naturaleza de corte místico trascendente.

Con Amado Nervo, el Modernismo conoce una seriedad inédita, una sinceridad de acentos, sin notas desesperadas que refl ejan las visicitudes del alma del poeta.

Trabajo individualInvestiga en el CRA sobre la vida del autor y luego escribe sobre tres hechos resaltantes

que marcaron su existencia.

PROPUESTA DE ACTIVIDADES

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

Una gran parte de su actividad pública la dedicó a la diplomacia. Fue secretario de la Legación mexicana en Madrid, donde produjo y publicó gran parte de su obra. Más tarde se trasladó a Buenos Aires como Ministro Plenipotenciario mexicano de la Argentina y Uruguay. Murió en Montevideo en 1919.

Artifex vital, artifex sui

Leemos el poema para analizarlo

EN PAZde Amado Nervo, mexicano

1- ESTRUCTURALa apertura se da con el tema al que se refi ere y su justifi cación en tres versos. La visión de la vida desde el ocaso. Un balance.

Progreso: El progreso, en los diez versos siguientes:- Es arquitecto de su propio destino.- La vida es: · Bendición; · Reconocimiento; · Aceptación de la realidad aunque “es cierto que a mis lozanías va a seguir el invierno” · Es pena. · Noches buenas. · Largas, serenas. Cierre: el autor concluye, reforzando todo lo dicho anteriormente, con un pareado: “Amé, fui amado, el sol acarició mi faz” “Vida, nada me debes. Vida, estamos en paz» El poeta, autor de su propio destino, dueño de su albedrío ha orientado su vida correctamente; por ello, está en paz consigo mismo.

2- DISPOSICIÓN ESPACIAL DE LOS VERSOSQuince versos alejandrinos distribuidos en: - Una estrofa de tres versos - Dos estrofas de cinco versos - Un pareado fi nal

Medida de los versos: Alejandrinos :Quince versos de 14 sílabas cada uno divididos en dos hemistiquios o cesura. “Muy cer ca de mi o ca so, // 7 Yo te ben di go vi da” = 14 7 ¡Mas tú no me di jis te // 7

ANÁLISIS Y COMENTARIO

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

que ma yo fue se e ter no! = 14 7

Rima: faz con pazRitmo: Esto se da con la:AcentuaciónAmé, fui amado el sol acarició mi faz, 2 4Repeticiones de palabras: amé – amado, vida, vida.

Amé, fui amado, el sol acarició mi fazVida, nada me debes, Vida, vida

estamos en paz

3- VOCABULARIOSignifi caciones opuestas

AntónimosPena – esperanzaOcaso – vidaHiel – mielesInvierno – lozanías

SinónimosCamino – destinoInvierno – nocheRosal – rosaNoches - penas

Adjetivos y epítetosRudo caminoFallida esperanzaSabrosas mielesBuenas nochesSerenos sentimientos

MetáforasArquitecto de su propio destinoInvierno : vejezRosales : rosas – felicidadLozanías: juventud SINTAXISOraciones coordinadas y yuxtapuestas

“Hallé sin dudas largas noches… mas no me prometiste tan solo noches buenas”

“Cierto a mis lozanías va a seguir el invierno”“Amé, fui amado, el sol acarició mi faz”

SUBORDINACIONES: Causales:

“Porque nunca me diste ni trabajo injusto, ni pena inmerecida”“Porque veo al fi nal de mi rudo camino” “Porque en ella puse hiel o mieles….”

Sustantivas: “Que yo fui el arquitecto…”“Que mayo fuese eterno…”

Evaluación - Juicio críticoExpresamos un juicio valorativo sobre el mensaje de los versos.“Porque veo al fi nal de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino”

Dudicimos del poema: ¿qué debemos hacer en el presente para asegurar nuestro éxito o felicidad en el futuro?El profesor evalúa por la observación nuestro trabajo.

CARACTERÍSTICAS DEL DISCURSO POÉTICOEl poema es un tipo de discurso que no posee esquemas temporales.Se caracteriza por:Una dinámica propia de cada poema que generalmente considera: - una apertura del tema. - progreso - cierrePredominio de la función poética del lenguaje que considera aspectos fonéticos como rima, repeticiones,

aliteración; semántico: las palabras; sus signifi cados y sus connotaciones; rítmico y gráfi co.Uso de recursos literarios, imágenes, metáforas, metonimias, personifi caciones…Una sintaxis especialDisposición espacial diferente a la prosa consistente en distribución del texto en versos que se agrupan en

estrofas; espacios en blanco alrededor del texto entre versos, estrofasMención de título y autor

TEORÍA LITERARIA

ACTIVIDADES

Leemos atentamente el poema para realizar el análisis del mismo.Identifi camos en el poema analizado los siguientes recursos literarios: Antítesis, metáfora,

personifi cación.Según los versos fi nales interpretamos: ¿qué piensa el poeta acerca de la vida y que opinión

nos merece?

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

EL LIBRE ALBEDRÍO EN LA VOZ DE DOS POETAS

LIBRE

Libre para nacer sin elegir el díaLibre para besar sin saber el porquéesta boca y no otraLibre para engendrar y concebir lo que ha de traicionarteLibre para pedir lo que después te será inútilLibre para buscar lo que mañana ya no tendrá signifi cado

Libre para morir sin elegir el díaLibre para volver al polvo sin memoriaLibre para seguir el rumbo de la raíz pequeñaLibre para mirar al sol que no te miraLibre para nacer sin elegir el día

Josefi na Plá

En un texto breve exponemos un comentario sobre el poema analizado. Fundamentamos nuestra opinión con citas del texto.

El autor del poema es modernista ¿Qué características del Modernismo podemos identifi car en el texto leído?

Nació en Pisadera, Guairá, quien con el tiempo llegó a ser un repre-sentante destacado de la cultura nacional. En 1911, Chamorro se trasladó a Asunción para estudiar en el Colegio Nacional. Ejerció la docencia en el Colegio Nacional y en la Escuela Normal.

Antes de trasladarse a la capital escribió su poema Adiós a Yvyty, esta composición fue hallada en un álbum. Ausente del Guairá, enmudeció su lira, este clásico de nuestras letras, al decir de J. Nata-licio González.

Su natural modestia le impidió la publicación de sus versos y la mayor parte de sus obras fue destruida por su propio autor. De sus poemas solo llegaron a nuestras manos Todo está perdido de corte postromántico. Después de la guerra del 70, La despedida, La esperanza, Leandra y su muñe-ca, Juego de pelotas, En el álbum de María Ru� nelli, Adiós a Yvyty, Los socialistas y los colonos, El zagal y el niño. Como profesor de Castellano siguió la apliación del Método de Andrés Bello. Falleció el 15 de agosto de 1931.

Delfín Chamorro(1863-1931)

Libre cual brisa de la mar un díaLas calles recorríaEn suelta vaguedad;Y en la mágica red de tu mirada,Cual siempre despiadada,Perdí mi libertad.

Luego, una chispa de sonrisa ardienteVino a encender mi menteEn llamas de ilusión;Y soñando inocente como un niño,Al ganar tu cariñoPerdí mi corazón.

Mas la hoguera también hase apagadoAcaso al soplo heladoDe tu cruel desdén;Y hoy la dicha soñada de tu seno,

TODO ESTÁ PERDIDO De mil placeres lleno,Perdida está también.

Sé que la rosa de tus labios pura,Jamás con su hermosuraMis labios tocará,Y hasta la luz de la esperanza mía,También desde este díaMiro perderse ya.

Otro amor en tu pecho inmaculado,Holgándose a tu lado,Su edén encontrará;Yo sólo espero como bien la muerte, Pues para mí, al perderte,Perdido todo está.

Delfín Chamorro

Ofrecemos dos poemas para el análisis y comentarioInvestigamos cómo vino al Paraguay Josefi na Plá y porqué se quedó a vivir acá.Identifi camos el tema en los dos poemas.Reconocemos y explicamos los signifi cados que aportan los poemas “Libre” y “Todo

está perdido”¿Cuál es la distribución espacial de los versos, estrofas?¿Qué ideas se asocian con la libertad en los poemas? Redactamos un comentario con sus conclusiones sobre las ideas de la libertad. Recor-

damos que el comentario debe componerse: a)introducción o presentación. b)desarrollo de las ideas y c)conclusiones con opiniones personales.

PARA TRABAJO GRUPAL

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

La decisión de asumir el propio destino Las presentamos la obra teatral: La colección de relojes, comedia dramática en un acto, de Reneé Ferrer para que

gocen leyéndola o para que la representen.

LA COLECCIÓN DE RELOJES

PersonajesIsabel - Desconocido - Omar

ESCENA PRIMERA

(Isabel frente al espejo, sentada en la banqueta, en bata, se cepilla el pelo largo y pelirrojo, se lima las uñas, elige un pañuelo. Se la ve muy pulcra, muy convencional, una dama).

Isabel -¿Por qué será que nos parece que el tiempo vuela si es una rueda que gira sobre sí misma repitiendo un mismo círculo. Empezamos un día sin consulta previa, con el grito inicial rom-piendo el aire, y de pronto resulta que te bebiste media vida, o la vida hizo un brindis contigo hasta ver el fondo. Cómo me visto hoy, de gris, de lila, de marrón (examina el guardarropa), Um, o me pongo un composé. Este conjunto lo usaba cuando iba a enseñar a la Universidad, (recordando). Éste no, porque ..., bueno, eso ya no importa. A ver, aquí está.(elige un vestido lila). Sensual, pero con estilo. Todo debe combinar, hasta el bolígrafo y el armazón de los lentes. (Isabel sigue buscando qué ponerse en su guardarropa).Isabel - Pensar que el tiempo da vueltas me consuela, aunque corra el riesgo de duplicarme indefi nidamente. El eterno retorno tiene sus bemoles y sus ventajas; porque si te pude atravesar la misma espina, también es factible que la felicidad germine una y otra vez en tu piel.La primavera de la vida es la mejor etapa, pero la más peligrosa, dictaminaba mi abuela cuando me miraba salir, como si yo llevara la promesa de no volver en la casa. O de volver con algún cambio en las partes ocultas.El dedo de la experiencia me seguía hasta la puerta hincándome la sentencia en los oídos. “No sólo hay que ser sino parecer”. Parecer, ahí está la punta del ovillo que nos enreda en una ma-raña de falsedades.(Isabel se pone un vestido de yersey muy ajustado, las medias del mismo color y un pañuelo al tono. Se pinta los labios, se peina).Isabel - A pesar del peligro de la reincidencia, prefi ero el tiempo que retorna a la misma encrucijada. Por lo menos podés corregir tu propia biografía. Confi ar que no hay nada irreversible nos asegura un por si acaso feliz. El tiempo en línea recta, por el contrario, me perturba con su prolongación indefi nida huyendo como un tren que se detiene sólo para bajar los muertos. El ridículo, el crimen, las pasiones serían un asunto concluido sin posibilidad de redención.Prefi ero la esperanza de tachar mis equivocaciones y abolir los desencuentros.Cómo duelen las personas que se buscan sin dar nunca la una con la otra. Si fi jan un lugar para encontrarse, seguro que la esquina

se desploma; si acuerdan una cita se cierran los reservados; el teléfono queda mudo, o la hora convenida es absorbida por un agujero negro, hasta que la espera se hace insoportable. Cada cual toma líneas divergentes, sin que se rocen nunca sus destinos.Lo que importa ahora es salir de esta casa, donde las persianas clausuran la luz y los relojes no dejan de sonar nunca.(Isabel se mira en el espejo con aprobación).Isabel - Siempre me gustó respetar la armonía de los colores; la falda haciendo juego con las medias, los zapatos, la cartera y el cinto, el lápiz labial y el esmalte de las uñas (Se pinta, une los labios. Se vuelve a cepillar y mirar al espejo). Pero, eso sí, dentro de la gama de matices que combinan con mi pelo.A los hombres les encantan las pelirrojas; les damos miedo, porque tanta voluptuosidad en la melena les trae presagios de malos pensamientos.¿Nuestros o de ellos?El tema es que me gusta sentirme linda.Te olvidaste de aquel pelo fogoso que se amotinaba con el viento. Apenas te casaste lo remataste en un rodete, como si atártelo en la nuca fuera un seguro contra incendios.¿No será que tenés miedo de tus propios pensamientos, Isabel?De todas formas, atados a no, estos son mis últimos pelos largos.(Isabel mira el reloj pulsera y se apresura).Isabel - ¡Por Dios, qué tarde es! Aunque nunca se hace tarde para ir a ninguna parte.Sin destino conocido no existe hora de llegada.Es imperioso que me encuentre en la calle. Ni me atrevo a pensar lo que puede pasar, si me quedo.Sabés muy bien lo que sucede, Isabel.¿Comprendo realmente lo que me pasa? Basta de demoras, tengo que volar lo antes posible; y si nadie se entera, mejor.Recordás, Isabel, cuando necesitabas tener algún testigo para que diera fe de tu buena conducta.Esa obsesión perdura, me parece. Preferirías que se detuviera el tiempo para evitar cualquier riesgo, o dar media vuelta antes de cruzar el puente. Hasta la muerte parecía un escape más seguro frente a las situaciones peligrosas.¿No son las situaciones límite la única ocasión en que se hace contacto con el verdadero ser?Acabemos, Isabel. La intimidad de una persona no necesita tes-tigos. Ciertamente, al fi n y al cabo, mi testigo soy yo.(Se escucha el tictac de los relojes subiendo el tono). Isabel- Estoy sola en las habitaciones enormes de esta casa. Peor, conmigo misma, y con el tiempo que se demora en la rutina.Es terrible sentir cómo te camina encima dejándote sus huellas, sin que caigas en la cuenta de que el mundo ni comienza ni termina contigo.La existencia es una suma de momentos que se escurren. De pronto te das cuenta de que los días ruedan cuesta abajo porque han llegado a una hipotética cima, y sólo resta emprender el descenso. El descenso ¿hacia dónde?, Isabel. Hacia el descanso perpetuo; hacia la soledad, que se honda en la carne convale-

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

ciente y sin deseo.No quiero escuchar más. Rápido. Falta muy poco para que den las doce. (Isabel siente un temblor).Isabel - Siempre me atrajo ir hasta la médula de las cosas, aunque después me paralice la posibilidad de reconocerlo.Por eso me perturba lo que me pasa.Es como si me llenara de sombras cada vez más densas; como si una presencia ambigua hubiese entrado en mi dormitorio, en los pasillos, acomodándose a la ausencia que me acompaña siempre.Algo deambula en la penumbra, y me da miedo.¿Quién habita del otro lado de la ausencia?La realidad, Isabel.La realidad transcurre paralela a mí, pero ajena a mi respira-ción, como si yo no formara parte de ella, ni ella tuviera que ver conmigo.Sos una espectadora de losa que mira la vida desde atrás de un enrejado de ramas secas.¿Quién conoce los ojos de la ausencia?¿Y el primer surco en la frente?¿Y la sonrisa que tapa la desdicha?¿Y la alegría fugaz que no se intenta retener, y dejamos que se doblegue como un pabilo en la corriente, porque alguien le dará un soplo de todas formas en cualquier momento.Y no te animás a defenderla con uñas y dientes.¿Conozco verdaderamente lo que acontece más allá de las cor-tinas de mi casa?El egoísmo es un bastión feroz, Isabel. Los demás mueren tran-quilamente en la esquina limpiando el parabrisa de los autos, o del otro lado del mundo mientras te tomás un aperitivo frente al televisor.¿Por qué será que no tengo recuerdos, salvo mi propio presente? Como si el viento hubiera dejado de cantar en mis sienes.La verdad es que los demás te tienen sin cuidado.(Isabel mira la hora, se pone nerviosa).Isabel - No divagues más, Isabel. Lo importante es salir.Respirar el aire límpido de la mañana, ensimismada en las ra-nuras de las baldosas, evitando pisarlas como cuando jugabas al descanso; levantar el rostro para mirar a cualquiera sin disimulo, abiertamente.Incluso besar un sapo por si se tratara de un príncipe encantado. Y si no lo fuera aceptar el chasco repugnante.Bueno, basta de cuentos de hadas. Me voy.. . . . . .¿La perdiste o los viejos esquemas se rebelaron?Durante todo el día me comporto de la manera conveniente. Tomo las píldoras sin que nada turbe mi semblante. Sólo cuan-do suenan se derrumba la claudicación culpable dando paso al entendimiento, a la responsabilidad de vivir por cuenta propia.Sí, tenías que haber hablado. No para detener los engranajes, sino porque le silencio es un pozo donde se pudre el sentimiento y se fabrican las máscaras.El silencio no engulle, aplastándonos la lengua y alejándonos de la mentira. Salvo el tictac de los relojes nadie interrumpía mi soledad. Ahora sé que sin ellos el silencio me hubiera destrozado.(Isabel recuerda casi con alegría).Isabel - La última vez que me senté al piano, la pesadilla no había terminado. Apenas dieron las doce me colmó la alegría, el vacío, el misticismo, el mareo, el deseo y aquellos dedos cortándome la respiración, hasta que Omar me separó las manos cuando casi me estaba ahogando, y me internó en este lugar donde no hay helados, ni jardín, ni música.(Se escucha el cuarto movimiento de la Sinfonía El Reloj, de Haydn).

Isabel - Ahora estoy aquí, sola, pero sin miedo a los relojes. Nada ha cambiado en cierta forma, aunque nada es igual.Los días se suceden como antes. Sé con exactitud la distancia que media entre cada minuto de esta realidad que me amordaza, entendiendo que tras ella existe la verdadera realidad, de la cual no me puedo desligar sin traicionarme.(La música va en aumento. La luz invade el escenario).Isabel - Mientras los relojes funcionen mantendré la compos-tura de antaño, salvo cuando me sacuden y encuentro a la que verdaderamente soy, reconociendo que los demás existen tanto como yo.(La música se intensifi ca)Isabel - ¿Dónde estoy? Me pierdo en un laberinto, mi clarividencia se agiganta. ¿No escuchas el gran girasol que gime? Soy yo la que llora. Socorro. Me caigo. Me persiguen. Otra vez las ganas de rezar. Padre nuestro no me dejes. Un olor a hombre me perturba. Vení, acercá las manos, así, así. Abrazame fuerte, fuerte. Soco-rro. Las mujeres de blanco ya vienen de nuevo. Malditas (Isabel lucha con las enfermeras) No quiero. No quiero. Déjenme. No me aten los brazos. No. (Le ponen una camisa de fuerza). No quiero ir. No, a esa pieza vacía, no. (Isabel patea). No podrán conmigo, no podrán sujetarme otra vez. Suéltenme. No. Basta. Esto terminó.(Las enfermeras salen. El cuarto movimiento (fi nale) de El Reloj se escucha más fuerte. Los paneles quedan totalmente blancos).Isabel- No sé cuánto tiempo seguiré sola, imposibilitada de hacer contacto con alguien, sabiendo que conviviré de ahora en más con esta lucidez irreversible, que me impide engañarme y me reclama. No sé si existe un fi nal, o éste es el fi nal donde co-mienzan a disolverse las ataduras, la enajenación, las máscaras.La esperanza es la más obstinada de todas las virtudes. O el mayor vicio de los desamparados.El único vicio es dejarse manipular por los demás. Ahora mi único deseo es transitar el puente que se tiende hacia esa otra orilla de mi ser, escuchar el llamado de los otros, libe-rando de mi cantera de silencio el timbre genuino de mi voz.(Una luz intensa llena toda la escena).Isabel - No me importa que suenen. Este encierro es una mera falacia de la que lograré safarme. Ni las campanadas ni el tiempo pueden hacerme daño; sólo enseñarme los múltiples rostros que se esconden detrás de una mentira existencial. Ahora yo soy la dueña de mi propio destino. Yo decido que camino tomar.Este estado me ha poblado de luz.Con la luz vendrá la libertad y el valor de asumirla, aunque Omar, ajeno a mi existencia, siga atrapado en su manía de darle cuerda puntualmente a los relojes.(Se escucha muy fuerte el cuarto movimiento de la Sinfonía El Reloj. La escena que da totalmente a oscuras).

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Teatro leído 1. Lectura dramatizada es una técnica de comunicación oral

utilizada en el aula, cuyo objetivo es incentivar el gusto por la lectura.Pasos para su aplicación: a) Elección de los lectores, de acuerdo con el número de personas. b) Designar uno o dos relatores que leerán las partes expli-cativas del texto elegido. c) Fijar las pautas para la correcta pronunciación, adecuada entonación de la voz y efectiva modulación. d) Evaluar la lectura de acuerdo con las pautas fi jadas en el punto anterior.

2. Después de la lectura del texto completo, abran la discu-sión sobre los siguientes puntos. Descubran el tema principal y algunos secundarios.· La escena más dramática.· La evolución de Isabel en el aspecto psicológico. Diferencias los momentos de alucinación de la realidad.· Las causas que la llevaron a la locura.· Situaciones que culminaron en el encierro.· El papel de la sirvienta. El nivel social al que pertenece Isabel.. La relación matrimonial.. El tedio, el aburrimiento por qué vienen. 3. Análisis del texto

Tipología Textual. La argumentaciónLectura. La risa, antídoto natural

Que se diga que la risa genera salud no es nada nuevo. Recientes estudios vuelven a confi rmar que ejercen efectos positivos en el estado físico y mental de la gente. No solamente alegra el alma, también actúa como mecanismo de defensa contra la ansiedad y el estrés.

Sin tener grandes conocimientos, cualquiera puede percibir que la risa exterioriza, a la vez que potencian sentimientos de esperanza, alegría, felicidad, optimismo y deseos de vivir.

Está comprobado que gracias a la risa, el sistema endocrino ordena al cerebro la secreción de tranquilizantes y analgési-cos naturales que disminuyen considerablemente la ansiedad y alivian el dolor. Además, se liberan sustancias que ayudan a la digestión y otras que favorecen la circulación de la sangre. Sin embargo, la gente tiende a olvidar lo maravillosa que puede resultar una terapia de risa y no le saca todo el provecho que debiera. Pero esto encuentra su fundamento en una vida llena de preocupaciones y estrés que generan pocas ganas de reír y mucho de andar serios y mustios.

Los niños ríen con facilidad y muchísimas más veces que los adultos, quienes a medida que pasan los años lo hacen en menor cantidad, perdiendo la oportunidad de generar su propio antídoto contra varios males.

“La Nación” 4 de abril de 2004 - Nº 463. P5

CAMPO REFERENCIAL

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Investigamos a qué género pertenece la obra leída. Qué características reúne para que sea incluida en el género de comedia dramática. 4. Contestamos ¿Cuáles habrán sido las causas del gradual sometimiento de Isabel? ¿Por qué su esposo la habrá aislado y la habrá separado de las cosas que más quería? ¿Existe algún rasgo machista en la obra? ¿Cuáles son los diversos sentimientos que expresa Isabel en la obra? Después de un análisis psicológico de ambos personajes ex-plicamos los traumas, aversiones, deseos, sometimiento, amor y angustias de la mujer. Indiferencia, descuido, ambición y egoísmo del hombre.5. Refl exionamos sobre el valor de la obra en los aspectos: a) social b) psicológico c) literario6. Escribimos un comentario sobre la idea del libre albedrío en la obra La colección de relojes y tomamos esta expresión textual: “Ahora yo soy la dueña de mi propio destino. Yo decido qué camino tomar” “Este estado me ha poblado de luz”. “Con la luz vendrá la libertad”.

El texto que acabas de leer es un texto argumentativo. Cuando el lenguaje utilizado tiene como propósito infl uir en la forma de pensar o de actuar en nuestro interlocutor (receptor) creamos textos de este tipo.

El texto argumentativo es un tipo de texto que intenta persuadir o convencer (al receptor con el fi n de que comparta la opinión o para que cambie de parecer sobre algún tema o para que realice una acción determinada.

El texto argumentativo es el que se utiliza en un debate, en artículos de opinión. Lo emplea el periodista que analiza un acon-tecimiento de actualidad, el político que defi ende su programa político ante los lectores, el abogado que defi ende a su cliente ante el juez también se lo utiliza, en la publicidad y en posibles textos didácticos. A pesar de su apariencia de texto expositivo se refl eja en él, claramente, en la intención de infl uir el pensamiento de los interlocutores.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

CARACTERÍSTICAS DE LOS TEXTOS ARGUMENTATIVOS

El emisor, autor del texto argumentativo actúa, movido por la intención comunicativa de persuadir a los demás, de incidir en su opinión. En el texto anterior, el emisor, el articulista de la revista, tiene como propósito comunicativo convencer que la risa es saludable. Para esto expone argumentos: que la risa potencia sentimientos de esperanzas, optimismo, felicidad; pero el más convincente, optimismo felicidad, que la risa es terapia pues disminuye la ansiedad y alivia el dolor.

El destinatario es la persona o conjunto de personas a las que va dirigido el mensaje. El emisor se convierte en un ele-mento esencial, pues el objetivo de la comunicación es que el destinatario cambie su forma de pensar y adopte el punto de vista del emisor. En el caso del texto, el destinatario del texto es el lector.

El objeto de la argumentación es el tema de que trata el texto argumentativo. En nuestro caso, la risa como terapia.

El texto argumentativo es el mensaje. Éste adopta diversas formas según las características del contexto: una carta, un anuncio publicitario, un ensayo literario etc.

ESTRUCTURAEn todo texto argumentativo es posible encontrar una estruc-

tura aunque adopten distintas formas.

INTRODUCCIÓNAparece al comienzo del texto: presenta el tema y la tesis a punto

de vista del emisor. La proposición o tesis que se quiere defender, los argumentos a favor (o en contra). Que se diga que la risa genera salud no es nada nuevo. Recientes estudios vuelven a confi rmar que

ejercer efectos positivos en el estado físico y mental de la gente. No solamente alegra el alma, también actúa como mecanismo de defensa contra la ansiedad y el estrés. Desde el primer momento el autor del artículo busca la adhesión del lector: “Recientes estudios vuelven a confi rmar que ejercen efectos positivos en el estado físi-co y mental de la gente.”…..se apoya en trabajos de investigación científi ca para atrapar la confi anza del lector.

EL TEMA DEL TEXTO: La risa como medicinaLa tesis aparece introducida por una expresión que la hace

incuestionable: Que se diga que la risa genera salud no es nada nuevo.DESARROLLOEl desarrollo es la parte fundamental del texto. Aparece estruc-

turado en distintos párrafos en los que se presentan los argumentos a favor de la tesis; en ocasiones se juntan las ideas contrarias a los planteamientos del emisor. En el artículo leído en los párrafos se-gundo, tercero. El desarrollo suele incluir conclusiones parciales, en nuestro ejemplo aunque el texto es breve podríamos señalar como conclusión parcial pero esto encuentra su fundamento en una vida…

CONCLUSIÓNLa conclusión recuerda al receptor los argumentos a favor de la

tesis para confi rmar su validez. En nuestro texto es el último párrafo que echa mano a un refuerzo irrefutable. ¿Quién puede dudar de la alegría de los niños en esa sonrisa despreocupada?

“Los niños ríen con facilidad…”Termina con la frase que confi rma aún más la tesis. “Los adultos, quienes a medida que pasan los años lo hacen en

menor cantidad, perdiendo la oportunidad de generar su propio antídoto contra varios males”.

Los anuncios publicitarios son textos argumentativos de carácter icono – verbal.

Generalmente, los marcadores discursivos introducen y señalan las partes de la argumentación. Ejemplos:- antes que nada, para comenzar, en principio.- En primer lugar, además, por otra parte.- En suma, en conclusión, en resumen.- Los que expresan causa o consecuencia: porque, por lo tanto, no obstante, aunque, etc.

- Las comillas y las citas de autoridad, textuales o indirectas para reforzar la tesis.- Las ejemplifi caciones.- Los datos estadísticos.- La antítesis o las contrastaciones.- Las comparaciones.

Indicadores textuales

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Leemos atentamente el texto para reconocer las partes de la argumentación.

“El libro ya no ejerce más el poder que ha sido suyo, ya no es más el amo de nuestros razonamientos o de nuestros sentimientos frente a los nuevos medios de información y comunicación de los que a partir de ahora disponemos”. Esta observación del historiador del libro Henri – Jean Martin, cons-tituirá el punto de partida de mi refl exión. Ella quisiera señalar y nombrar los efectos de una revolución, tomada por unos y aplaudida por otros, dada como ineluctable o simplemente designada como posible; a saber la transformación radical de las modalidades de producción, de transmisión y de recepción de lo escrito. Disociados de los soportes en los que tenemos la costumbre de encontrarnos (el libro, el diario, el periódico), los textos estarían de ahora en adelante consagrados a una existencia electrónica: compuestos en el ordenador llegarán a un lector que los aprehenderá en una pantalla.

¿Cómo situar en la historia larga del libro, de la lectura y de las relaciones con el escrito la revolución ya empezada que nos hace pasar del libro tal como nosotros lo conocemos, con sus hojas y sus páginas, al texto electrónico y a la lectura sobre la pantalla? Esta revolución es, evidentemente, mayor que la de Gutenberg, que transformó a mediados del siglo XV la técnica de reproducción de los textos y de la producción de los libros. La invención de la imprenta no modifi có las estructuras esenciales del libro. El libro impreso fue el heredero directo

del libro manuscrito por la organización en cuadernos, por la sucesión de las páginas, por la jerarquía de los formatos. Con la pantalla sustituyendo al códice, el cambio es mucho más radical ya que son los modos de organización, de estructuración y de consulta de los escritos que se encuentran modifi cados.

En consecuencia, no es solamente una revolución técnica sino también una revolución de la lectura. Leer sobre la pan-talla del ordenador no es leer en un códice manuscrito o im-preso. La representación electrónica de los textos modifi ca, en efecto, totalmente su condición: sustituye la materialidad del libro con la inmaterialidad de textos sin lugar propio; opone a las relaciones de contigüidad establecidas en el objeto impreso la libre composición de fragmentos manipulables indefi nida-mente, a la aprehensión inmediata de la obra, hecha visible por el libro que la contiene, hace que le sucedan archipiélagos textuales en movimientos. Estas mutaciones ordenan, inevita-blemente, imperativamente, nuevas maneras de leer, nuevos usos de lo escrito, nuevas técnicas intelectuales.

Respondemos1. ¿Cuál es la tesis que defi ende el articulista?2. Los argumentos ¿en qué se basan?3. ¿Qué tipo de conectores utiliza el texto? Transcribimos las

oraciones y explicamos la función que cumplen los conectores.4. ¿Utiliza las contrastaciones? ¿Cuáles son y con qué fi n

se usan?5. ¿En qué párrafo crees que se materializa la conclusión?

ENFRENTAMIENTO Y VENGANZA DE UN PRINCIPE

William Shakespeare (1564-1616)

Nació en Stranfford del río Avon, de una casa de familia de comerciantes. Antes de terminar sus estudios en la escuela, salió para Londres. Desde muy joven tuvo afi ciones teatrales. Empezó a trabajar en las compañías teatrales como cuidador de caballos. Los documentos confi rman que a partir de 1574 Shakespeare formó parte de la compañía de Lord Chamberlain. En 1603 se convertía en la compañía del Rey.

Comparaciones con otros autoresTanto Shakespeare como Calderón (español, S. X - XVII) tienen en común la universalidad de sus

personajes, verdaderos estudios de pasiones y la manera de expresar la intimidad psicológica. Los personajes de la tragedia griega estaban sometidos al destino y los de Shakespeare al determinismo interno de la pasión, del carácter y de las circunstancias. Tiene en común con Lope de Vega el haber sido el creador del teatro nacional.

Producción literariaComprende 37 obras de teatro organizadas en tres grupos. Ciento cincuenta sonetos y masquez1.

El primer grupo comprende:“Las alegres comadres de Windsor”, “El mercader de Venecia”, de carácter fantástico, “El sueño

de una noche de verano”, “La tempestad”, “Trabajos de amor perdidos”, “Los caballeros de Verona”.Sobresale en este grupo la creación del personaje Shylock, judío usurero que presta dinero bajo

la extraña condición de que si no paga la deuda el día fi jado, el deudor se dejará cortar una libra de carne. Shyloc es personaje del Mercader de Venecia y el personaje Falstaff, de “Las alegres comadres de Windsor”, hombre pobre, sin dinero, decide cortejar a dos ricas burguesas de Windsor, casadas, la señora Ford y la señora Page, a quienes envía cartas idénticas declarándoles su amor. Estas deciden vengarse y lo consiguen.

(1) MasquezObra dramática breve utilizada en celebraciones como bodas, cum-pleaños. En estas piezas, el poema lírico ocupa un lugar de relevancia, también la música y el baile. De ópera la han cali� cado muchos.

(Ramón D. Perés.Sopena. Barcelona)

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

El segundo grupo comprende dramas históricos-nacionales:Ricardo III, Enrique IV, Enrique VIII, dedicadas a las glorias y

fracasos de Inglaterra.

El tercer grupo reúne tragedias de asunto romano.“Antonio y Cleopatra”, “Julio César”. Las basadas en las cró-

nicas medievales y cuentos italianos: “Romeo y Julieta”, “Otelo”, “Macbeth”, “Hamlet” y “El Rey Lear”. “Hamlet” representa el sentimiento de venganza en sus dudas intelectuales. “Otelo” se deja llevar por los celos y “Romeo y Julieta”, por el amor.

La originalidad y ShakespeareA Shakespeare no preocupó mucho la falta de originalidad en

En El sueño de una noche de verano, la en-cantadora ligereza del mundo de los elfos concierta con la vicisitud humana; hasta los movimientos y las pasiones de los enamorados parecen desarrollarse según arabescos de ensueños, se desenvuelven en absurdas difi cultades y se disipan en un encanto como una danza elegante y obstrusa gobernada por el capricho del amor.

M. Praz.Parnaso T. 4. Barcelona

Romeo y Julieta ha sido califi cada como tragedia novelesca; en ella Shakespeare comienza a separarse de sus iguales, es apasionado y audaz en la persona de los jóvenes amantes.

Romeo y Julieta es sin duda alguna el mejor por su riqueza de metáforas, que aprovecha los convencionalismos de la poesía cortesana, por el patetismo del desenlace, por la angustia que sabe dejar en el corazón del espectador.

Romeo y Julieta conmovió a los románticos que, fascinados, hicieron de la pareja el ideal del amor.

Marcos Salas

los argumentos de sus obras y no era el único entre los clásicos. En un drama antiguo halló abundantes materiales para su magnífi ca obra “El rey Lear”.

En viejas crónicas para sus dramas históricos; “Otelo” halla material en el cuentista italiano Cintío, lo mismo se puede decir de “Romeo y Julieta”. Se basó en una leyenda italiana... Pero la genialidad de este autor convirtió el “plomo en oro”, “El sueño de una noche de verano” halló fuentes en “El asno de oro de Apuleyo”, “El descubrimiento de la hechicería”, de Reginal Scott, “Chaucer”, Plutarco, etc.

CAMPO REFERENCIAL

El Renacimiento InglésEl Renacimiento tiene dos fases: una “literaria”, que se

caracterizó por la imitación de las formas clásicas a través de Italia; otra, “ideológica”, de libertad de pensamiento a través de humanistas germanos, caracterizada por la inclinación hacia lo nacional y a la separación de la iglesia anglicana.

Características del Renacimiento InglésEn el aspecto político, la valorización del individuo que con-

duce a la teoría absolutista de Tomás Hobbes (1588-1619), autor de Leviatán, obra en la cual sostiene en Filosofía el materialismo, en moral el utilitarismo y el despotismo en política.

En lo artístico, sigue la línea del Renacimiento francés, el castillo se convierte en palacio y junto al desarrollo de las univer-sidades de Oxford y Cambridge se crea en arquitectura el estilo gótico Tudor, dinastía que dio nombre a un estilo arquitectónico conocido como el gótico inglés.

En lo religioso, la iglesia de Inglaterra pasa a depender del monarca. Excomulgado Enrique VIII, sobreviene el Cisma, y el Parlamento inglés vota el “Acta de Supremacía” (1534) que coloca a la iglesia dependiente del monarca.

En lo literario, caracteriza la armonía que reina entre lo culto y lo popular; por esto el Renacimiento inglés se une a la tradición medieval. Lo nuevo y lo tradicional se funden sin destruirse.El teatro de Shakespeare

Como actor dramaturgo, Shakespeare dependía necesaria-mente del patronazgo y la protección de los aristócratas.

En los orígenes del arte de este autor-dramaturgo, se nos ofrece como postulado fundamental una idea aristocrática de

la cultura.Shakespeare posee agudeza cognitiva, energía lingüística y

poder de invención. Es posible que ese triple talento se funda en una pasión ontológica que es capacidad para el goce.

El poder de crear es un don individual presente en todas las épocas, pero evidentemente mucho más estimulado por contextos concretos, convulsiones nacionales, etc.

Shakespeare no es uno de esos poetas que no necesitan sufrir un desarrollo, que parecen completamente formados. No. El Shakespeare de las primeras farsas es solo de lejos el autor de Hamlet, Otelo, El rey Lear y Macbeth, en las que el autor había alcanzado la “magnifi cencia cosmológica” de la segunda.

Podemos afi rmar que Shakespeare impone “el modelo y los límites de la literatura”, ha sido el poeta de la gente: su univer-salismo literario se debe a su incomparable excelencia literaria, a una fuerza de pensamiento, caracterización y metáfora capaz de sobrevivir a la tradición y a la trasposición y de obligar al lector a que le preste atención en casi todas las culturas. Las obras tea-trales y los sonetos forman una “discontinua comedia terrena”.Estudio de HamletAntecedente

La historia de Hamlet ya era conocida en obras aparecidas mucho tiempo antes. Hamlet, tragedia en cinco actos en verso y prosa, escrita hacia el 1600. La historia de Hamlet en las “histoires tragiques” de F. de Bello Forest y a la vez la había tomado de Saxo Grammaticus en la gesta de los daneses, de principio, del siglo XIII muy anteriores al drama de Shakespeare. La lectura de Hamlet nos enfrenta con una de las obras más complejas de la literatura universal.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

Resumen de la ObraAcciones principales o centrales

• Hamlet lamenta no haber vengado aún a su padre.

• Nuevo retraso. No se produce el desenlace pro-metido por Hamlet. Nuevo retraso para concretar su venganza.

• Final trágico

• Polonio prohibe a su hija Ofelia corresponder al amor de Hamlet.

•Encuentro de Hamlet y Ofelia

• Ofelia enloquece• Laertes exige explicacio-nes y responsabilidades.• Ofelia muere ahogada.

Acto primero• Aparición de la sombra del difunto rey.Denuncia del asesinato y promesa de venganza de Hamlet.Hamlet confi rma su sospecha y trama un plan, fi nge estar “loco”.Acto segundo• Se tejen conjeturas sobre la “locura” de Hamlet.• Llegada de unos cómicos al palacio para “curar” a Hamlet. Representación teatral.• Hamlet los utiliza como medio de prueba del crimen.Acto tercero• El rey sospecha de la “locura” de Hamlet: lo teme.• La representación teatral prueba la culpabilidad del rey.• El rey a solas confi esa su crimen, reza.• Hamlet se encuentra con su madre y mata involuntariamente a Polonio.Acto cuarto• El rey envía a Hamlet a Inglaterra y expresa el deseo de que aquél muera. Actitud que deriva de la representación teatral.• El rey y Laertes traman la muerte de Hamlet.Acto quinto• Hamlet se entera de la muerte de Ofelia al regreso de Dina-marca, después de haber frustrado el plan del rey.Desenlace trágico• Mueren la reina y el rey, Laertes y Hamlet• El reino queda en poder de Fortinbrás, principe noruego.

Acciones paralelas

Argumento de Hamlet

Prueba de ello son las variadas interpretaciones presentacio-nes que ha recibido a través del tiempo por la crítica, así como por las escenifi caciones; ha sido llevada a la pantalla, con más de una versión.

El análisis debe encaminar a descubrir y a explicar los aspectos citados, así como todos los aspectos que se consideran necesarios

para lograr su conocimiento completo. Por ello trabajaremos en primer lugar con el resumen, lo que implica considerar el texto como un relato.

Este resumen permite: la organización la secuencia de accio-nes fundamentales y la sucesión cronologica de dichas acciones en cinco actos.

Hamlet, príncipe heredero del trono de Dinamarca, a los dos meses de morir su padre se muestra apenado por la madre, que contrae nuevas nupcias con Claudio, hermano del Rey difunto. La guardia del castillo real ve durante tres noches consecutivas el fantasma del rey muerto. Avisa Horacio a su amigo Hamlet de lo ocurrido y acude este al lugar de la aparición. A media noche se le aparece la sombra del rey y le revela que su madre ha faltado a la fi delidad jurada, y que Claudio ha asesinado a su hermano. Luego invita a su hijo a la venganza.

Desde este momento, el príncipe se muestra más raro, fi nge la locura y hasta da por terminado simultáneamente sus amores con Ofelia. Aprovecha la visita de unos cómicos y, de acuerdo con él reproduce en escena la muerte del rey, tal y como se la reveló el fantasma, para comprobar la veracidad del relato. El efecto que produce esta representación en Claudio es acusador. Hamlet habla con su madre cuando advierte el movi-miento de una cortina y pensando que es Claudio, hiere a ciegas y mata a Polonio. Persuadido Claudio de que Hamlet constituye para él un peligro, le encomienda una embajada, con orden secreta de que le den muerte al llegar, Hamlet se apodera de esta orden y vuelve a la corte. Entre tanto, Ofelia, apenada por estos desvaríos de Hamlet, se vuelve loca y cae a un lago. Con motivo de esta muerte, el príncipe platica en el cementerio con

Horacio y los sepultureros. El rey Claudio inventa una nueva intriga para deshacerse

de él. Propone a Hamlet un juego a espada, de acuerdo con su contrincante, para que le hiera de muerte. Prepara una bebida con un veneno para después del certamen. La reina siente sed y bebe una bebida envenenada sin que Claudio pueda darse cuenta. Por un cambio de espadas, los dos esgrimidores se hieren a la vez.

Hamlet, antes de morir, clava con la espada a Claudio y le obliga a que se agote la copa en que bebió la reina. Resultan muertos los cuatro, y Horacio sobrevive para dar memoria de la venganza de Hamlet.

Estudio del personaje principal, HamletComplejidad del personaje. El ser y no ser de Hamlet.Hamlet es de carácter irresoluto; comienza el príncipe de

Dinamarca fi ngiéndose loco para ocultar sus designios. Para ese conocimiento del personaje, hay que tener en cuenta lo que Hamlet dice y lo que hace, la relación entre palabra y acción. Por ello asume gran importancia los monólogos, los soliloquios y porque no los diálogos con los otros personajes.

Hamlet es confl ictivo y singular. Así:

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

(1) Aparte: Lo que en el teatro dice cualquiera de los actores, suponiendo que no le oyen los demás.

— en la utilización del aparte1: “un poco menos que pri-mado y un más que primo”, como comentario sobre un personaje del que desconfía y hacia quien siente desprecio y agresividad. Esta misma actitud asume hacia cualquier personaje que desem-peña papel de “enemigo”.

— en la respuesta a la reina “Parece señora! ¡No es! Yo no sé parecer.... “son respuestas que dan muestra de la actitud ética y mental de Hamlet

— la crítica de determinadas formas de actuaciones sociales.

— la preocupación que muestra para distinguir entre el “ser” y el “parecer”, motivo de su famoso diálogo (act. 3º, esc. 1ª) que empieza por “ser o no ser, he aquí el problema”, palabras éstas que identifi can a Hamlet.

— la construcción del discurso es eminentemente poé-tico. La personalidad de Hamlet es literalmente irrepetible.

— el encuentro de Hamlet con el rey su tío y la reina su madre, en el soliloquio del fi nal del encuentro “¡Oh!, Que esta sólida, excesivamente sólida carne pudiera derretirse, deshacerse y disolverse en rocío”, permite avanzar algo más en el conoci-miento del personaje

— el tono enfático es la característica de todos los enunciados; una exclamación, un asombro del personaje ante la realidad que acaba de descubrir. En esas motivaciones se mezclan reacciones afectivas, la situación determinada por los elementos padre-madre-tío usurpador de la madre y del trono.

Todos los restantes monólogos constituyen confesiones del personaje, exploración de su ser intelectual y psicológico.

El mundo para Hamlet es una cárcel “una soberbia cár-cel, en la que hay muchas celdas, calabozos y mazmorras”; sin embargo Hamlet al no llevar a cabo la idea de suicidio que en determinado momento lo ha perturbado, porque la ética cristiana lo detiene.

Hamlet es la personifi cación de la duda. Es el hombre contem-plativo que se siente incapaz de ejecutar lo que se propone, por su inclinación a la meditación, a refl exionar sobre todo; acciona sólo cuando le domina la emoción. “La conciencia hace de todos nosotros unos cobardes”.

Trabajo grupal1. Guía de trabajo para la escena IV.- Analicemos el texto que te presentamos. Sigue las reco-

mendaciones sugeridas o las que el profesor propone.- Leemos el texto lo más atentamente posible e indica en

forma oral o escrita el tema.- ¿Cuáles son los enfrentamientos que Hamlet realiza en

este texto? ¿Son todos confl ictos generacionales o hay de otro tipo?

- Las frase “no os moveréis de aquí, ni saldréis hasta que os haya puesto ante un espejo donde veáis lo más íntimo de vuestro ser” resume el objetivo perseguido por Hamlet en esta entrevista con la Reina. Analiza la forma en la que Hamlet va a desarrollar aquel objetivo. Ten en cuenta entre otros aspectos:

a) la idea básica que Hamlet quiere comunicar a la madre;b) el camino oblicuo y ramifi cado que utiliza para expresar

aquella idea;c) los varios tipos de argumento que emplea hasta con-

seguir vencer la resistencia de la madre cuando ella acaba rindiéndose con las palabras “¡Oh, Hamlet, no digas más!”...;

d) la función del lenguaje metafórico y su contribución a

PROPUESTA DE ACTIVIDADES

la victoria de Hamlet sobre la madre.- Como se ha observado ya, el lenguaje de Hamlet es

predominantemente metafórico. Haz una relación de las me-táforas y comparaciones que aparecen en el texto, interpreta y comenta dos o tres de ellas.

2. Trabajo domiciliario Lectura de la obra «Hamlet», a cargo de los alumnos.Guía de trabajo- Lee el monólogo “ser o no ser” (Act. 3º, esc. 1ª) para

interpretar los enunciados que se suceden, según las perspec-tivas siguientes:

¿Qué problema fi losófi co plantea? ¿Cuál es el confl icto psicológico del protago-

nista? ¿Qué relación hay entre la lógica y la práctica

política en la obra?- Explica brevemente en cada uno de los puntos solici-

tados qué signifi ca “ser” o “no ser”.- Analiza detenidamente el lenguaje de Hamlet, teniendo

en cuenta su interlocutor en cada momento.

Leamos con atención la escena IV del acto de la obra de Shakespeare.

HAMLETde William Shakespeare, inglés

ESCENA IV Gabinete de la reina

Entran la REINA y POLONIO

POLONIO: Vendrá ahora mismo. Acometedlo a fondo; decidle que sus locuras han sido demasiado atrevidas para que puedan

tolerarse, y que Vuestra Gracia le ha amparado, interponién-dose entre él y la ardiente cólera que suscitara,.. Yo voy a esconderme aquí mismo, ¡Os ruego que le habléis claro! HAMLET: (Dentro.) ¡Madre, madre, madre!... REINA: Os lo aseguro: no temáis por mí. Retiraos; oigo que viene. (Se sienta. POLONIO se oculta detrás de un tapiz.)

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

Entra HAMLETHAMLET: ¡HoIa, madre! ¿Qué hay? REINA: Hamlet, tienes muy ofendido a tu padre. HAMLET: Madre, tenéis muy ofendido a mi padre. REINA: Vaya, vaya. Estás respondiendo con lengua insensata. HAMLET: Toma, toma. Estás preguntando con lengua procaz. REINA: ¡Cómo! ¿Qué es eso, Hamlet? HAMLET: Pues ¿qué pasa? REINA: ¿Has olvidado quién soy? HAMLET: ¡No por la cruz bendita!... Sois la reina, la esposa del hermano de vuestro anterior marido, y ,(¡ojalá no fuera así!) sois mi madre. REINA: (Levantándose). Pues bien: voy a mandarte algunos que sepan entenderse contigo. HAMLET: (Cogiendo a la REINA por el brazo y obligándola a sentarse.) ¡Vamos, vamos! ¡Sentaos: no os moveréis de aquí, ni saldréis hasta que os haya puesto ante un espejo donde veáis lo más íntimo de vuestro ser! REINA: ¿Qué intentas? ¿Quieres matarme? ¡Socorro, socorrol POLONIO: (Detrás del tapiz.) ¿Qué pasa? ¡Oh! ¡Socorro, socorro!HAMLET: (Desenvainando.) ¿Qué es eso? ¿Un ratón? (Tira una estacada a través del tapiz) ¡Muerto! ¡Un ducado a que está muerto!POLONIO: (Detrás del tapiz.) ¡Oh! ¡me han matadol REINA: ¡Ay de mí! ¿Qué ha hecho? HAMLET: ¿Y que sé yo? ¿Es el rey? REINA: ¡Oh, que acción más loca y criminal! HAMLET: ¡Criminal! ¡Casi tan horrible, buena madre, como matar a un rey y casarse luego con su hermano! REINA: ¡Matar a un rey! HAMLET: Sí, señora: esas son mis palabras. (Levanta el tapiz y descubre el cadáver de POLONIO.) Y tú, miserable, temerario, entremetido bobo, ¡adiós! Te había tomado por alguien más elevado sufre tu suerte. Ya ves cómo tiene sus riesgos el ser demasiado ofi cioso. (Deja caer el tapiz. A la REINA) ¡Recordad de retorceros las manos! ¡Calma, calma! ¡Sentáos, y dejad que yo os retuerza el corazón! ¡Qué eso es lo que voy a hacer, si el hábito del mal no lo ha acorazado de tal modo que se halle a prueba de sentimiento!REINA: Pero ¿qué he hecho yo para que así te atrevas soltar la lengua y con tal aspereza me insultes? HAMLET: Una acción que empaña la gracia y el sonrojo del pudor: tacha de hipócrita a la virtud: arrebata su rosa a la tersa frente del amor puro, dejando allí una infame llaga: hace los votos conyugales tan falsos como juramentos de tahúr: ¡oh!, una acción tal, que del cuerpo del santo vínculo arranca su mismo espíritu y convierte la dulce religión en loca algarabía. ¡Infl ama el rostro de los cielos, sí, y hasta esta sólida y compac-ta masa del mundo, con doliente aspecto, cual si se acercara el Juicio fi nal, se siente acongojada por tal acto!

REINA: ¡Ay de mí! ¡Qué acción es esa, cuyo solo anuncio retumba con tan fuertes rugidos?

HAMLET: Mirad aquí este cuadro y este otro, representación en lienzo de dos hermanos. Ved cuánta gracia reside en este rostro: los rizos de Apolo, la frente del mismo Júpiter, los ojos como de Marte, por su imperio y su amenaza; un continente como el de Mercurio, el mensajero, cuando acaba de posarse en

la cima de un monte que besa el cielo; un conjunto de perfec-ciones ciertamente, donde no parece sino que todos los dioses quisieron poner su sello para ofrecer al mundo un prototipo de hombre. Este era vuestro esposo. Mirad ahora el que sigue. Ahí está vuestro marido, cual espiga atizonada, que agosta a su ga-llardo hermano. ¡Tenéis ojos? ¡Pudisteis dejar de pacer en esta hermosa colina, para bajar a cebaros en tan cenagoso pantano? ¡Ah! ¿Tenéis ojos? No me digáis que eso es amor, porque a vuestra edad aplaca la sangre sus ardores, volviéndose sumisa y obedien-te a la prudencia. ¿Y qué prudencia descendería de este a este otro? Algún sentido tendréis, seguramente, pues de no ser así careceríais de afección; pero con seguridad que ese sentido está en vos paralizado, pues ni la misma locura padecería tal yerro, ni el buen sentido se esclavizó nunca al delirio hasta un extre-mo que no conservase sufi ciente discernimiento para apreciar semejante distinción. ¡Qué demonio fue, pues, el que os burló en este juego de la gallina ciega? La vista sin tacto, el tacto sin vista, el oído sin manos o sin ojos, el olfato puro y simple, la más insignifi cante parte de un solo y sano sentido, hubiera bastado para impedir la estupidez. ¡Oh vergüenza! ¿Dónde está tu rubor? Si tú, rebelde infi erno, puedes amotinarte en los huesos de una matrona, deja que para la ardiente juventud sea la castidad como la cera y se derrita en su propio fuego. No clames oprobio cuando el imperioso ardor corre al asalto, puesto que el mismo hielo se enardece tan vivamente y la razón trafi ca con la carne.

REINA: ¡Oh, Hamlet, no digas más! ¡Me haces volver los ojos alma adentro, y allí distingo tan negras y profundas manchas que nunca podrán borrarse!

HAMLET: ¡Y todo no más que para vivir entre el hediondo sudor de un lecho infecto, encenagado en la corrupción, prodigando halagos y amorosos mimos en una inmunda sentina!

REINA: ¡Oh! ¡Basta, basta! ¡Esas palabras penetran como puñales en mis oídos! ¡No más, querido Hamlet!

HAMLET: ¡Un asesino y malvado, un miserable que no vale ni la centésima parte de vuestro primer esposo; un rey de farsa; un cortabolsas del reino y del poder, que hurtó de un anaquel la preciosa diadema y se la metió en el bolsillo!

REINA: ¡Basta! HAMLET: ¡Un rey de parches y remiendos!... Entra la SOMBRA HAMLET: (Cayendo de rodillas.) ¡Oh! ¡Salvadme y guareced-

me con vuestras alas, celestes guardianes! (AI Espectro.) ¡Qué deseáis, sombra venerada?

REINA: (Aparte.) ¡Ay, loco está! HAMLET: ¿Venís acaso a reprender la negligencia de vuestro

hijo, que, tardo en la oportunidad y vehemencia de la pasión, olvida el ineludible cumplimiento de vuestros respetables man-datos? ¡Oh, hablad!

SOMBRA: No lo olvides. Vengo a verte sólo para aguzar tu casi embotada resolución. Pero observa cómo el espanto se apodera de tu madre. Interponte en la lucha que sostiene con su alma, que en los cuerpos más débiles la fantasía obra con más fuerza. Háblale, Hamlet.

HAMLET: (A la REINA.) ¡Cómo os sentís, señora? REINA: ¡Ay! ¡Cómo te sientes tú, que fi jas tus miradas en

el vacío y mantienes conversación con el aire incorpóreo? ¡Por tus ojos asoman fi eramente tus espíritus, y como soldados sor-

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prendidos en el sueño por el toque de alarma, tus alisados cabellos, cual excrecencias vivas, se enderezan y ponen de punta! ¡Oh, hijo de mi vida! ¡Vierte un rocío de fría templanza en el ardiente fuego de tu sobreexcitación! ¿Adónde miras?

HAMLET: (Señalando al Espectro.) ¡A él, ¡a él! ¡Ved cuán pálido deslumbra! ¡Su presencia y su causa unidas, predicando a las piedras, llegarían a ablandarlas! (AI Espectro.) ¡No me miréis así; no sea que ese ademán tan lastimero aplaque mis fi eros propósitos! ¡Porque entonces perdería su verdadero matiz lo que deba realizar, corriendo lágrimas en vez de sangre!

REINA: Pero ¿a quién dices eso? HAMLET: ¿No veis nada allí? REINA: Nada absolutamente, y, sin embargo, veo cuanto hay a mi alrededor. HAMLET: ¿No oísteis tampoco?REINA: No; vuestras voces tan sólo. HAMLET: ¡Cómo! ¡Mirad allí! ¡Ved cómo se aleja a hurtadillas! ¡Mi padre, con el traje que

usaba en vida! ¡Vedle en ese momento salir por el pórtico! (Sale la Sombra). REINA: ¡Eso no es más que invención de tu cerebro! ¡El delirio es muy diestro en esas qui-

méricas creaciones! HAMLET: ¡El delirio! Mi pulso, como el vuestro, late acompasadamente y con igual saludable

ritmo. No hay demencia en lo que acabo de proferir; ponedme a prueba, y os lo repetiré todo, palabra por palabra, de lo cual huiría a brincas la locura. Por la gracia de Dios, madre, no ver-táis sobre vuestra alma habla. Eso no haría más que cubrir y encallecer la úlcera, mientras la hedionda gangrena, minando el interior, lo infectaría todo solapadamente. Confesaos al Cielo, arrepentíos de lo pasado, evitad lo venidero, y no arrojéis estiércol a la cizaña para aumentar su lozanía. Perdonad este desahogo a mi virtud, porque en la grosera sensualidad de nuestros tiempos, la virtud misma ha de pedir perdón al vicio, y aún debe a sus pies postrarse, implorando su gracia, para hacerle bien.

REINA: ¡Oh, Hamlet, me has partido en dos el corazón! HAMLET: Pues arrojad de él la peor parte y vivid más pura con la otra. ¡Buenas noches! Pero

no volváis al lecho de mi tío; aparentad al menos cierta virtud, si es que la tenéis. La costumbre, ese monstruo que devora todo sentimiento, a pesar de ser un demonio en materia de hábitos, es un ángel, sin embargo, en cuanto que, para ejecutar bellas y nobles acciones, también nos proporciona un sayo o una librea de fácil quita y pon. Refrenaos esta noche; eso hará algo más fácil la próxima abstinencia, y aún más fácil la siguiente, puesto que la costumbre puede casi cambiar el sello de la Naturaleza y es capaz de domeñar al diablo o de arrojarlo con fuerza pro-digiosa. ¡Buenas noches!, repito, y cuando aspiréis de veras a la gracia del Cielo, yo imploraré por vos la bendición. En cuanto a este señor (Señalando a POLONIO), me arrepiento; pero a Dios le plugo, para castigarme a mí con él y a él conmigo, que fuera yo el instrumento de su enojo. Voy a ocultarle convenientemente, y ya responderé a satisfacción de la muerte que le di. Conque de nuevo, ¡buenas noches! Debo ser cruel, pero no convertirme en desnaturalizado. Si tan malo es el principio, peor será lo que siga. Una palabra más, buena señora.

REINA: ¿Qué debo hacer? HAMLET: (Con ironía). Nada, por supuesto, de lo que os he dicho. Dejar que el cebado rey os

atraiga nuevamente al lecho, os pellizque lascivo las mejillas, os llame su pichona, y que con un par de inmundos besos, o sobandoos la garganta con sus dedos malditos os haga desembuchar todo este asunto, de que yo realmente no estoy loco, sino loco sólo por astucia. Bueno fuera que se lo contarais. Porque ¿quién, como no sea una reina hermosa, y prudente, podría ocultar a ese sapo, a ese murciélago, a ese viejo morrongo, tan preciosa confi dencia? ¿Quién sería capaz de ello? No: a despecho del buen sentido y de la discreción, abrid la cesta en el tejado y dejad que los pájaros echen a volar; y luego, como el mono del cuento, colaos en la cesta para probar la experiencia v rompeos la nuca al caer.

REINA: Ten la seguridad de que, si las palabras están hechas de aliento, y el aliento es vida, no tengo yo vida ni aliento para contar a nadie lo que me has hecho.

HAMLET: Tengo que partir para Inglaterra. ¿Lo sabéis?

REINA: ¡Ay de mí! Se me olvidaba: está resuelto.

(fragmento)

Johann Wolfgan von Goethe (1749-1832)

Es uno de los grandes sueños de la humanidad. Nació en Francfort, Alemania, murió en Weimar. Estu-dió leyes en Estrasburgo donde obtuvo el título de abogado. Fue un gran lector durante su vida. Su primera publicación comenzó a los dieciocho años, fue un escritor muy fecundo, cultivó todos los géneros literarios, lírica, teatro, novela, historia y filosofía. Sus obras produjeron admiración en su tiempo y aún hoy día son consideradas modelos, bienes espirituales de la humanidad. Su ideología consistía en que la persona que posee talentos debe ponerlos al servicio de los demás.

Su actividad literaria tuvo una evolución constante, en sus co-mienzos fue muy romántico pero en sus últimos años se volvió muy racionalista.

Su mirada sobre el mundo fue conciliadora, equilibrada.

De su obra poética descuellan las siguientes: Poesías amorosas, El pescador, El rey de los Elfos, El canto, Los sonetos amorosos. Entre sus dramas se destacan: Los cómplices, Goetez, I� genia, Tor-cuato Tasso, Pandora y las novelas Werthes, Hernán y Dorotea y las tragedias Clavijo, Estela y Fausto.

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El Fausto Argumento

Es un poema dramático, es la obra cumbre de Goethe. Consta de dos partes. El personaje principal es el doctor Fausto.

1ª Parte. El Doctor Fausto queriendo conocer todas las verdades hu-

manas, además su desesperación por conocer los misterios del más allá lo deciden a suicidarse, ya que se siente hastiado del mundo. La ciencia no le satisface, no le da respuestas a sus in-quietudes. Se mete en su laboratorio y se entrega a sus sombrías meditaciones. Entonces se le presenta Mefi stófeles (el diablo) con quien fi rma un pacto. El diablo hace que el anciano sabio recupere su juventud. Su primer amor Margarita, a quien seduce y luego la abandona. Ella por despecho mata a su hijo; fruto de este amor, culpable, es condenada a muerte. Mefi stófeles, a instancias del Dr. Fausto, decide salvarla pero ella lo rechaza y muere ofreciendo su alma a la Virgen Madre de Dios

2ª ParteFausto se entrega a los placeres del mundo, se traslada a

la Corte Imperial a instancias del Mefi stófeles. A Fausto le es

concedido el deseo de estar con Helena, la esposa del rey griego Menéalo. Fausto lleva a Helena a una ciudad alemana y le da un hijo a quien llaman Euforión, que tiene corta vida, pues muere al poco tiempo y Helena vuelve con las hadas.

El Doctor Fausto decide romper el pacto con el diablo en vista de que no consigue su ideal, el diablo quiere cobrar su presa, pero Margarita desde el cielo intercede por él y lo salva gracias a sus ruegos a la Santísima Virgen María, la Madre Celestial.

“Fausto es la síntesis y símbolo del hombre universal. En el Fausto Goethe ha integrado todos los logros, tipos, estructuras, formas, motivos, de una tradición literaria tan amplia, mitos, tradiciones han quedado integrados en la fi gura de Fausto, mer-ced al genio goethiano.El espíritu romántico

El Romanticismo fue la tendencia emocional y sentimental de aquellos que buscaban la libre expresión del individuo, de su imaginación, sus emociones y sus sueños.

Practicamos la lectura dialogada en voz alta, elegimos a com-pañeros que representen a cada personaje. Prestamos atención al tono, al ritmo y a las pautas en la lectura.

SUEÑO EN EL GABINETE DE ESTUDIO DE FAUSTOde Johann Wolfgang Goethe, alemán

Fausto, el Espíritu, Me� stófeles Fausto (entrando con el perro de aguas). – He dejado

el llano y la campiña envueltos en una noche profunda; el alma superior despierta en mí en medio de presentimientos que me infunden un sagrado terror. Los groseros instintos dormitan, y con ellos toda actividad borrascosa; y el amor de los hombres y también el amor de Dios, se reaniman en mi seno.

Perro, estáte quieto, no corras de una parte a otra: ¿qué es lo que estás olfateando en el umbral de esa puer-ta? Échate detrás de la estufa y te daré mi mejor cojín. Ya que en el camino de la montaña nos ha divertido con tus vueltas y tus saltos, justo es que ahora te trate como a un huésped querido y pacífi co.

¡Ah!, así que alumbra la lámpara amiga nuestra estrecha celda, la luz penetra en nuestro seno, en nuestro corazón que se encuentra de nuevo a sí mismo. La razón empieza de nuevo a hablar, la esperanza a fl orecer, y se baña uno en los raudales de la vida, en el puro manantial de donde brotó.

¡No gruñas, perro! Tus aullidos no se avienen con los acentos sagrados que llenan ahora enteramente mi alma. No es raro ver despreciar a los hombres las cosas que no pueden comprender, y murmurar ante lo bueno y lo hermoso que les importuna: ¿si el perro gruñera también como ellos?

¡Ah! Bien veo que, a pesar de mis deseos, no puede anidar en mi pecho satisfacción alguna. ¿Por qué se ha de

secar tan pronto el río, sin apagar nuestra sed? ¡Cuántas veces he sufrido el mismo desengaño! Sin embargo, tiene esta miseria sus compensaciones, así aprendemos a conocer el precio de lo que se eleva sobre las cosas de la tierra; así aspiramos a la revelación que en ninguna parte brilla con una luz tan pura como en el Nuevo Testamento. Su texto me atrae; quiero leerlo, entregarme enteramente a los sentimientos que me inspire, y hasta traducir su original sagrado a mi querida lengua alemana.

(Abre un tomo y se dispone a leerlo.)

Está escrito: En un principio existía el verbo. Ya aquí tengo que pararme. ¿Quién me ayudara para ir más lejos? Es del todo imposible que pueda dar tanto valor a la palabra Verbo; es preciso que lo traduzca de otro modo, si el espíritu me ilumina. Está escrito: En un principio existía el espíritu. Refl exionemos bien sobre esta línea, y no permitamos que nuestra pluma se apresure. Es indudable que el espíritu lo hace y lo dispone todo, por lo tanto debería decir: En un principio existía la fuerza, y sin embargo, al escribir esto, siento en mí algo que me dice no ser éste su verdadero sentido. Por fi n, parece venir el espíritu en mi auxilio. Ya empiezo a ver más claro, y escribo con mano fi rme: En un principio existía la acción.

No me opongo a compartir contigo mi habitación, con tal que ceses, perro, en tus gritos y en tus aullidos, porque me

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

es imposible tolerar por más tiempo a mi lado un compa-ñero tan importuno. Uno de los dos sobra en esta estancia. Con gran pesar por mi parte me veo obligado a violar los derechos de la hospitalidad: la puerta está abierta; tienes libre el paso. Pero ¿qué es lo que veo? ¡Esto raya en prodi-gio! ¿Será una ilusión o una realidad? ¡Cómo se hincha mi perro! Se levanta con fuerza y hasta ha perdido su primitiva forma. ¿Si habré abierto mi puerta a un espectro? Parece un hipopótamo con sus ojos de fuego y su terrible boca. Desde ahora vas a pertenecerme, porque la clave de Salomón es infalible para semejante aborto del infi erno.

ESPIRITUS (en el corredor). – Hay uno de los nuestros que está detenido ahí dentro; espíritus ardientes, quedaos en la parte de afuera, ya que, como un zorro, ha caído en la trampa un viejo diablo. Volemos a su alrededor y no tardará en verse libre; no abandonemos a un amigo que tanto ha hecho siempre por nosotros.

FAUSTO. – Para acercarme al monstruo empezaré por emplear el conjuro del los cuatro:

La salamandra que se abrase, serpentee la Ondina, desaparezca el Silfo y sufra el Duende.

El que no conozca los elementos, su fuerza y sus propie-dades, nunca podrá hacerse dueño de los espíritus.

Dispérsate en las llamas, Salamandra; en las olas del mar súmete, Ondina; piérdete, Silfo, en claro meteoro; íncubo: tu labor presta a la mía.

Ninguno, empero, de los cuatro existe en el interior del monstruo. Queda inmóvil y me rechina los dientes, sin que yo le haya causado ningún daño. Pero aguarda, que ya sabré combatirte con más fuertes conjuros.

¿Eres, por ventura, oh, compañero, un desertor del in-fi erno? En tal caso abre los ojos y contempla este signo, al que en vano intentaría resistir la infernal cohorte.

Ya empieza a hincharse; ya se le erizan las crines. Ente maldito, ¿puedes leerle? ¿Puedes descifrar el nombre del Incomprensible, del Increado, de Aquel a quien los cielos adoran, y al que el crimen intentó derrocar en su delirio?

Se hincha detrás de la estufa como un elefante, llenando el espacio: al verle hinchado así diría cualquiera que va a convertirse en una nube. Guárdate de subir hasta el techo; mejor será que vengas a arrojarte a los pies de tu dueño. Vamos, obedece sin murmurar, pues ya sabes que no ame-nazo en vano, y que soy capaz de abrazarte en un mar de llamas; no aguardes al más poderoso de todos mis conjuros.

(La nube de desvanece, y Mefi stófeles, en traje de estudiante sale de detrás de la estufa y se adelanta hacia Fausto)

Mefi stófeles.- ¿Por qué tanto alborto? Caballero, ¿en qué puedo servirte?

Fausto.- ¡el perro de aguas convertido en estudiante vagabundo no deja de ser divertido!

Mefi stófeles.- Salud al sabio doctor que tanto me ha hecho sudar.

Fausto.- ¿Cómo te llamas?

Mefi stófeles.- Muy pueril me parece la pregunta, sobre todo, para quien desprecia tanto las palabras y que en su desprecio por las apariencias sólo desea conocer la esencia de los seres.

Fausto.- Entre vosotros, señores, todo ser podrá cono-cerse por el nombre que lleva, puesto que se os llama Belce-bú, corruptores, embusteros. Con todo, dime: ¿quién eres?

Mefi stófeles.- Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre hacen el bien.

Fausto.- ¿Qué signifi ca este enigma?

Mefi stófeles.- Soy el espíritu que todo lo niega y no sin motivo, porque todo cuando existe en la tierra debiera perecer; por lo tanto, sería mejor que nada hubiera naci-do. Todo lo que vosotros conocéis con los nombres de mal, destrucción y pecado es mi propio elemento.

Fausto.- Te titulas por una parte, y te veo, sin embargo, entero en mi presencia.

Mefi stófeles.- Te digo la pura verdad. Si el hombre, ese pequeño mundo de orgullo y locura, se cree por lo regular ser un todo, de mí sé decirte que sólo soy una parte de la parte que en un principio era todo; una parte de las tinieblas de que solo salió la luz, la luz soberbia, que ahora disputa a su madre la Noche su antiguo rango y el espacio en que imperaba; si bien con poco resultado, porque a pesar de todos sus esfuerzos se ve rechazada en todas partes, lo-grando tan solo arrastrarse por la superfi cie de los cuerpos. Brota de la materia y la embellece, y hasta no obstante un solo cuerpo para detenerla en su curso. Por esto espero que no será de larga duración y que acabará por quedar anonadada con los cuerpos.

Fausto.- Ahora conozco las dignas funciones que ejerces: no puedes destruir el todo y procuras aniquilar la parte.

Mefi stófeles.- Y, a la verdad, no he adelantado mucho en mi obra. Lo que se opone a la nada, ese algo, ese mundo material, no he podido destruirlo hasta aquí, a pesar de todos mis esfuerzos; las olas, las tempestades, los terremo-tos, los incendios, nada puede desquiciarle enteramente; siempre el mar y la tierra maldita semilla, principio de los animales y los hombres, no perece nunca. He sepultado a muchos y veo, sin embargo, circular siempre sangre nueva. Hay para volverse loco del modo como van las cosas; en el aire, en las aguas, en las tierras, en todas partes, en fi n, es cada vez más potente la fuerza creadora, y siempre brotan por doquier nuevos seres. Nada tendría para mí, a no haberme reservado la llama.

Fausto.- Así, pues, a la eterna actividad, a la fuerza saludable y creadora, opones tú la mano helada del diablo que en vano se crispa en su maldad. ¡Preciso te será ocu-

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 2

parte de otras cosas, extraño hijo del caos!

Mefi stófeles.- Ya hablaremos de esto extensamente en nuestra próxima entrevista. ¿Me atreveré por esta vez a alejarme?

Fausto.- No se por qué me lo preguntas. Ahora que te conozco, podrás visitarme según tu deseo; aquí tienes la ventana, la puerta, y hasta la chimenea: puedes escoger.

Mefi stófeles.- ¿Lo confesaré? Hay un pequeño obstáculo que impide mi salida; el signo mágico de tu umbral.

Fausto.- ¿Tanto te inquieta el pentalfa? Dime, hijo del infi erno, si tanto te incomoda, ¿por qué has entrado aquí? ¿Es posible que un espíritu como tú se haya dejado coger de este modo?

Mefi stófeles.- Luego lo comprenderás, porque está mal colocado: el ángulo vuelto hacia la calle, se presenta, como ves, algo abierto.

Fausto.-¡Feliz casualidad! ¿Serás, pues, mi prisionero? He aquí que, sin proponérmelo, he conseguido acaso mi objeto..

Mefi stófeles.- Nada notó el perro al entrar de un brinco en la habitación. Pero ahora es la cosa enteramente dis-tinta, y el diablo no puede salir de la casa.

Fausto.- Pero, ¿por qué no sales por la ventana?

Mefi stófeles.- Es una ley para diablos y espectros el salir por donde han entrado. El primero de estos dos actos depende de nosotros, pero somos esclavos del segundo.

Fausto.- ¿Luego el infi erno tiene también sus leyes? Me complace saberlo. De este modo, señores, ¿se puede sin temor, fi rmar un pacto con vosotros?

Mefi stófeles.- Lo que se te promete podrás gozarlo plenamente, y nadie te privará de más mínima parte; pero como es la cosa de mucho interés, ya volveremos a hablar de ello en nuestra próxima entrevista. Ahora te ruego en-carecidamente que me dejes salir.

Fausto.- Quédate conmigo cuando menos un instante, para predecirme el porvenir.

Mefi stófeles.- Déjame partir, por hoy; no tardaré en volver, y entonces podrás preguntarme todo cuanto gustes.

Fausto.- No te he puesto celada, y sólo por tu culpa caíste en el lazo. Dicen que el que tenga el diablo no lo dejare escapar, porque no volverá a cogerle tan pronto.

Mefi stófeles.- si tanto lo deseas, me quedaré para hacer-te compañía, pero con la condición de que he de emplear todos los recursos de mi arte para hacerte pasar el tiempo dignamente.

Camino hacia la lecturaBuscamos el signifi cado de estas palabras que se refi eren a seres mitológicos. - Ondina, Silfo, Duende.Contestamos ¿Qué es un salamandra?

ANÁLISIS Y COMENTARIO

• Si el Fausto tiene como tema la lucha metafísica entre el Bien y el Mal por la posesión de la libre voluntad humana, reconocemos en el texto expresiones que justifi can esta aseveración.

• El Fausto es la obra de un sabio Goethe, a punto ya de fi nalizar su carrera por este mundo, pone en boca del doctor Fausto las siguientes palabras: “Me llaman maestro y hasta doctor, diez años llevo peleando con mis discípulos y veo que no podemos saber nada. No me imagino saber nada a derechas, no me hago ilusión de poder enseñar nada ni de

poder mejorar y convertir a los hombres”.• Explicamos el sentido de la cita que hemos leído y la

identifi camos en el léxico. • Discutimos sobre la presencia del diablo en la obra,

deducimos la infl uencia del mismo sobre el ánimo del perso-naje.

• Inferimos causas por las que el Dr. Fausto hizo tratos con el diablo, decimos si estamos de acuerdo o no en que para conseguir lo que se quiere se puede vender el alma al diablo. Exponemos razones.

Lengua Castellana y Literatura 3

• Analiza los elementos estéticos utilizados en obras literarias paraguayas y universales.• Identifi ca rasgos socioculturales presentes en las obras de la literatura paraguaya y

universal.• Analiza estilos lingüísticos de autores paraguayos y universales.• Interpreta mensajes transmitidos en textos orales.• Produce textos orales con características de cohesión y coherencia.• Interpreta mensajes transmitidos en textos escritos.• Produce textos escritos con intención literaria.• Compara los aspectos sociológicos e ideológicos entre las obras paraguayas y las obras

de la literatura universal.

CAPACIDADES

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Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 3

La guerra y la paz en la literatura

¡Paz! Palabra suave y solemne.Oprime y exalta.Desciende del reino invisible: los cielos.Tiene fuerza profética:“Paz a los hombres que el Señor ama”.

¡La Paz debe existir!¡La Paz es posible!

No es un sueño puramente ideal.No es una utopía inalcanzable.Es y debe ser una realidad.Realidad mutableque se debe crear en cada periodo de la civilización.

La Paz no es pereza pública.Es un equilibrio que se sostiene en el movimiento y que despliegaconstantes energíasde espíritu y de acción.Es una fortaleza inteligente y siempre viva.

Decir sí a la PazEs decir sí a Dios.

Pablo VI“Paz, como manda el nacional escudo

A fi n de que a su sombra bienhehora, Resuenen las sirenas de las fábricasTrabajen sin descanso los talleres…”

…“Bendita sea y respetada siemprela libertad, el don más elevadodespués del don supremo de la vida…”

Maldita sea la implacable guerra, maldita la ambición que la provoca,maldito el odio torvo que la enciende…maldito el furor negro que la atiza“…Y nunca vuelvaa ensangrentar el suelo donde duermeinmortalmente nuestros padres to-

dos!”“Paz como manda el nacional escu-

do!”

Fariña Núñez, Eloy Obra Poética, dicaudar.

Asunción, 1982

3unidad

SÍ A LA PAZ

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 3

La Elegía es un poema lírico extenso que expresa senti-mientos de dolor, bien sea ante una desgracia individual, bien ante una calamidad de tipo colectivo.

Elegía signi� ca llanto

“Patria, hemos muerto para que vivieras Hemos callado para que cantaras Hemos dado la sangre y la sonrisa para que tu sonrisa prosiguiera Patria, caímos para que inconmovible en pie siguieras Patria, cegamos para que más fulgiera tu horizonte La juventud que no tuvimos es juventud que entre tus venas se renuevaPatria, hemos muerto para que vivierashemos caído para que mientrasen ti seamos latidode raíz y de simienteinconmovible e intocada sigasY mientras no nos dejes morir en el recuerdomientras en ti vivamos no lo olvidestú seguirás viviendo!...”.

Este texto poético pertenece a Josefi na Plá;leámoslo con atención

LA GUERRA Y LA PAZ EN LA VOZ DE LOS POETAS

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Los treinta mil ausentesXXV

Plá, Josefi na. Los treinta mil ausentes. Editores Arte Nuevo,

Asunción, 1985.Ilustración de Carlos Colombino

Camino hacia la lecturaLeemos expresivamente el poema «Sí a la paz». Resuminos el contenido y lo evaluamos.« Los treinta mil ausentes»

1. Interpretamos los siguientes puntos. La relación íntima entre los soldados muertos y la tierra; El signifi cado de los dos últimos versos del poema XXV. Reconocemos los casos de construcción reiterativa.2. Escribimos un párrafo expositivo sobre la ofrenda de las

jóvenes vidas en la defensa del Chaco.3. Redactamos dos párrafos argumentativos en pro o en contra

sobre la Guerra del Chaco. 4. Entregamos nuestros trabajos al profesor para su corrección

y evaluación. Localización del textoEste canto elegíaco es uno de los 35 poemas que constituyen

el libro “Los treinta mil ausentes” que la escritora había dedicado a los caídos en la Guerra del Chaco. Todos los poemas conforman una unidad encadenada por su motivación y contenido, cual es el homenaje a los soldados combatientes muertos durante la guerra con Bolivia.

Clasifi caciónHugo Rodríguez Alcalá es considerado como uno de nuestros más grandes críticos; lo clasifi ca como

“una composición del género heroico, un canto elegíaco”. Es un canto a los treinta mil soldados muertos en la Guerra del Chaco.

Propósito de la autoraEs un poema escrito para exaltar la gloria de los muertos que

en la visión poética de la autora se transfi guran en cuerpos glo-riosos que vivirán eternamente en el recuerdo de los paraguayos.

Estructura externa. Son 19 versos de métrica variada.

Estructura interna. Es un cántico que entonan los muertos, reaparecen los muer-

tos ahora para imprecar a la patria.“Patria, hemos muerto para que vivieras / hemos callado

para que cantaras”. Se expresan en la primera persona del plural; es un persona-

je lírico convencional, es una voz trágica pero no amarga. Este personaje literario es un ser desgarrado, cuya voz domina el poema, nuestra poetisa elige la voz de los muertos para cantar a los héroes y lo hace con singular maestría, al hacer aparecer

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 3

POEMA IV1

Los treinta mil que allá quedaron prendidos a la tierra como queriendo oírla como queriendo asirla como queriendo hacerse raíz de ella o cara al sol gritando sin palabras.¡Oh voz inacallable de los muertos! Una vez más su voto de colgar en los lindes de la patria arco triunfal de las fronteras los ramos de sus verdes primaveras.

Lectura

La imagen de los guerreros triun-fantes que des� lan gloriosos ante su pueblo.

Están todos de pie como antes, dispuestos al reposo, lejos de las balas que más les hirieron en el alma.

En los versos se conjugan el amor y la vida, la muerte y el dolor. El poema constituye un doloroso testimonio impregnado de pro-funda humanidad.

(1) Plá, Jose� na. Los treinta mil ausentes. Editores Arte Nuevo, Asunción, 1985. Ilustración de Carlos Colombino

el fantasma juvenil. “La juventud que no tuvimos / es juventud que entre tus venas se renueva”.

Nivel léxico-semánticoEl poema contrasta vida y muerte, olvido y recuerdo.Expresiones como: «hemos caído para que en pie siguieras, hemos muerto para que vivieras,

hemos callado para que cantaras», confi guran antítesis con las cuales logra imprimir una mayor fuerza expresiva, un mayor vigor representativo al cuadro que pinta, cual es llamar a los muertos al desfi le para que los vivos sigan teniendo patria.

Es un acertado juego poético, un procedimiento que emplea para destacar con más energía el relieve de contradicciones de lo que quiere afi rmar; negación y afi rmación a un tiempo:

los muertos están vivos.hemos caído / para que mientras / en ti seamos latido / de raíz y de simiente/ inconmovible

e intocada sigas.

Valoración globalSe lamenta el holocausto de tanta vida joven, tantos jóvenes ofrendaron sus vidas que ahora

en este canto claman seguir viviendo, no desean ser olvidados. Es conmovedor este poema con el cual Josefi na Plá logra llamar a las conciencias de los compatriotas a no olvidar a los caídos.

Después de una lectura atenta, trabajaremos en grupo

XXVISiguen pasando erguidos y bizarros Nadie como ellos el compás ajusta a la espalda llevando los fusiles y en la boca la sonrisa de la última broma jugada al compañero No busquéis sus heridas no les contéis las llagas no les contéis las puertas

que buscando su alma les abrieron las balasEstán todos de pie de pie como antes de acostarse la última vez en casa dispuestos al reposo sobre la media lunade la hamacaLejos están las llagas las heridaslejos lo que mutila y desfi gura.

La poetisa tiene la visión, la sensibilidad especial para hablar con imágenes primordiales que transmiten que los soldados muertos se hicieron raíces y gritan con voces que no se apagan y que gracias a que ofrendaron su juventud, la patria puede sentirse triunfante.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 3

Obras literarias

En sus obras, los temas del dolor, el sufri-miento y la muerte constituyen una constan-te. En el género lírico destacan los poemarios El precio de los sueños (1934), Rostros en el agua (1939), Invención de la muerte (1982), Satélites oscuros (1966), Tiempo y Tiniebla (1982), Follaje del tiempo (1985), La llama y la arena (1987), Los treinta mil ausentes (1985). Todos estos fueron reunidos en el libro Josefi na Plá, Obras completas (1996), aparecido con el prólogo de Augusto Roa Bastos y datos bibliográfi cos de Miguel Ángel Fernández.

Entre sus obras narrativas se desta-can: La mano en la tierra (1963), El Espejo y El Canasto (1981), La pierna de Severina (1983) y La muralla robada (1989).

Publicó importantes obras teatrales como: La cocina de las sombras e Historia de un número (1969), Fiesta en el río (1977), que ganó el concurso teatral de Radio Charitas.

En el género ensayístico publicó Voces femeninas en la poesía paraguaya (1982), La cultura paraguaya y el libro (1983), En la piel de la mujer (1987), entre otros.

Josefi na Plá

Josefi na Plá articula los poe-mas de modo que no se suscite un quiebre en el desarrollo de las ideas, pues apunta a una valoración regular de cada agrupación verbal. Ningún verso es más importante cuando en él se precipitan todos los hallazgos poemáticos y los valores rítmicos a lo largo de la secuencia estrófi ca.

En cada poema se esboza el contenido al inicio, luego se intensi-fi ca dicho contenido que se concluye en el último verso. Cada uno de los poemas constituye una unidad per-fecta.

Su actividad literaria abar-có todos los géneros: poesía, narrativa, periodismo, ensayos históricos, crítica de arte y crí-tica literaria, las artes plásticas en dos expresiones: grabado y cerámica.

Josefi na Plá ha sido merecedora de numerosas distinciones como la de Dama de la Orden de Isabel La Católica conferídale por los Reyes de España en 1997, en ese mismo año recibió el reconocimiento de Mujer del Año, Asunción Paraguay y recibió la ciudadanía honoraria otorgádale por el Congreso Nacional en el año 1998.

Natural de las Islas Canarias, nació en 1903, llegó al Paraguay en 1927 con su esposo, el ceramista Andrés Campos Cervera. Partici-pó junto a Augusto Roa Bastos y Andrés Campos Cervera de la re-novación poética de nuestro país.

Fue redactora de varios diarios en nuestro país como La Tribuna, El Orden, La Nación y El Liberal. Durante décadas colaboró en publicaciones periodísticas lo-cales y del exterior por medio de ensayos críticos de arte, historia, teatro, literatura, etc. Juntamente con Roque Centurión Miranda, emitía un programa radial litera-rio en el cual daba a conocer los fundamentos de las innovaciones en el arte. Ella lideraba el grupo Arte Nuevo.

Mujer excepcional, puso todo su talento al servicio de la cultura en nuestro país. Fue miembro de la Academia Paraguaya de la Len-gua Española y de la Academia de la Historia.

Falleció en Asunción en 1999.

Josefi na Plá(1903-1999)

Respondemos a estas cinco preguntas en forma oral ¿Con qué versos, Josefi na Plá pinta el desfi le de los combatientes? ¿En qué versos, la autora destaca el talante juvenil? ¿En qué versos expresa las consecuencias de la guerra? Escribimos un listado con los vocablos que refl ejan la violencia de la guerra. ¿En qué versos se expresa la idea de la paz? Anotamos las respuestas en la pizarra. Leemos y evaluamos el trabajo.

Después de la lecturaEscribimos un texto expositivo en el cual expresamos nuestra opinión en cinco líneas

sobre las consecuencias de la Guerra con Bolivia. Recordamos que al dar muestra opinión podemos utilizar valoraciones subjetivas como objetivas.

Presentamos el trabajo al profesor para ser evaluado.

ACTIVIDADES

EXPRESIÓN ORAL

Trabajó con verdadero heroísmo, con pa-sión, con verdadera vocación hacia la cultura en su país de adopción, donde permaneció hasta su muerte. Llevó una vida entregada al trabajo intelectual con fe, constancia, alejada de las ambiciones materiales.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 3

“Josefi na Plá llegó a nuestra tierra por razones de amor, y aquí quedó, fecundando con amor la tierra de nuestra cultura. Con su obra poética, es la primera que franquea la barrera de la modernidad en nuestras letras” (Rubén Bareiro Saguier).

ESTAMPAS DE LA GUERRA

Presentamos el poema para que lo leamos expresivamente

Iba yo al frente de mi Compañía cuando, tendido en el camino, lo encontré. Me miró con ojos ya vidrio-

sos. Movió unos labios lívidos, alzó una mano vacilantey, muy difi cultosamente, dijo: -¡Agua, agua, por Dios, sólo una gota.Era su voz un apagado grito. Me arrodillé a su lado, limpié aquel rostro ya amarillo

Horror y muerte en la guerray cubierto de polvo, y le di de beber. Un gran gemidoexhaló el boliviano moribundoy expiró. No sé qué me dijoo qué quiso decirme,pero aquellos opacos, fríos ojos de vidrio, me mirarán eternamente y eternamente agradecidos. Hugo Rodríguez Alcalá, paraguayo.

1. Refl exionemos sobre el poema.En el poema que leemos predomina la función poética o estética, aunque presente el relato de un hecho ocurrido en el frente de batalla, son versos que refl ejan el estado de ánimo y los sentimientos del poeta que se halla invadido de fuertes emociones.

2. El poema está estructurado en pareados. Cada estrofa encierra una idea. Ellas están encade-nadas en progresión hasta llegar al fi nal con la muerte.1º contexto de la guerra2º 3º agonía4º5º desesperación a causa de la sed6º misericorida7º solidaridad8º muerte9º gratitud

3. Manifi esta de manera clara el horror de la muerte a causa de la sed durante la Guerra del Chaco.La función poética de la lengua está orientada hacia el mensaje mismo, en ella el referente; aunque subsiste, se hace ambiguo como consecuencia de que en el texto los signos contraen no solamente relaciones sintagmáticas, de continuidad con otros signos, sino también, simultáneamente, relaciones paradigmáticas. Todo ello, corresponde a un propósito estético.

4. La concisión de los pareados y el sentimiento exaltado y dolorido del poeta, hacen que el poema lírico-narrativo, sin duda dictado por sentimientos penosos, en que el poeta parece verter su angustia, aunque dramáticamente.

5. La conexión entre las estrofas se establece métrica y conceptualmente. El léxico del poema es convencionalmente sencillo. Los dos últimos versos “me mirarán eternamente / y eternamente agradecidos” pretenden condensar la observación sobre la muerte y el valor del sentimiento de hu-manidad, de fraternidad.

6. El tema del poema se centra en un eje que apunta al horror de la guerra, al horror de la sed, a mostrar el poco valor de la vida en el campo de batalla.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

La función poética de la lengua está orientada hacia el mensaje mismo, en ella, el referente, aun-que subsiste, se hace ambiguo como consecuencia de que en el texto los signos contraen no sola-mente relaciones sintagmáticas, de continuidad con otros signos, sino también, simultáneamente, relaciones paradigmáticas. Todo ello corresponde a un propósito estético.

Escribimos un comentario, teniendo en cuenta uno de los siguientes puntos:

ACTIVIDAD. El escenario de la guerra. La sed en el campo de batalla. La presencia de la muerte

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1. Los relatos son textos literarios, incluyen los dramas, obras de teatro y las narraciones (novelas, mitos, leyendas, epopeyas y cuentos); es decir, son las obras que relatan historias.

El hecho de que contienen series de acciones ligadas temporal y causalmente y ejecutadas por personajes, es lo que tienen en común todos los relatos. Pero una simple cronología, es decir, una sucesión de hechos no integrados en una unidad de acción, tampoco constituye un relato.

La noción de consecutividad, (luego de temporalidad) es esencial en la defi - nición del relato. Si no hay sucesión tem-poral, posiblemente nos hallamos frente a una descripción, siempre que los objetos que mencione el texto; se encuentren relacionados entre sí por su contigüidad en el espacio.

3. Temporalidad

duración

orden

frecuencia

Los niveles del relato1. La Historia. El hecho relatado o proceso de lo enunciado

Primer nivel. Funciones

narrativa narrativa

Morfología Sintaxis

Tercer nivel

Segundo nivel. Acciones

Matriz actancial

Relación entre actores y actantes

Puntos de vista

2. Espacialidad|

Disbribución del espacio en el discurso

|Coordinación

|Encadenamiento

|Subordinación

|Intercalación

4. Estrategias de presentación del discursoEstilo indirecto, narraciónEstilo directo, representaciónIsotopías - análisis semánticoRetórica

5 Perspectiva del narradorObjetividad narrador menorSubjetividad | Narrador igual que el personaje

Niveles de la lenguaFiguras

pausaescenaelipsis

retrospección o analepsis

prospección o prolepsis

singulativoiterativocompetitivo

temporalidad de la encunciaciónde la lectura

Cuarto nivel

TEORÍA LITERARIALos relatos

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CAMPO REFERENCIALEl narrador y las acciones en el relato literario

Es un locutor imaginario. Es un mediador

El narrador no solo comunica la historia al virtual lector, el

destinatario.

También puede aparecer como personaje o como testigo al tratar de manipular al lector

con sus comentarios indiferentes y explicaciones respecto a lo

narrado.

Nunca es el autor sino un personaje de fi cción en el que el

autor se ha metamorfoseado

Representa un papel ideado para él por el mismo autor

La historia puede ser narrada en cualquiera de las tres perso-

nas gramaticales

Si es en segunda persona se diri-ge al lector

La primera per-sona:

un personaje narrador

En tercera per-sona:

puede parecer un observador

El narrador

Nacido en Asunción. Sus primeros estudios los cursa en el Colegio Monseñor Lasagna de Asunción y luego en el Colegio de los Pa-dres Salesianos de Montevideo (Uruguay).

Vuelto a la patria, se matricula en la Facultad de Derecho de donde egresa con el título de doctor en 1946. Sus primeros trabajos ven la luz en “Acción” y “Trabajo”, órganos de publicación católica de esa época. Fue director de la revista “Acción” en 1939 y en 1947 dirige “Trabajo”. En Montevideo publica algunas obras en El Bien Público.

En 1946, publica en Buenos Aires su libro de poemas El Claro Arrobo.

En 1953, El verde umbral.

En 1959, La clara espiga.

En 1961, La saeta y El arco.

1970, Itinerario de amor.

1981, Candil de sebo.

1982, Sobre tu piel oscura.

1982, Peremnidad del recuerdo.

1987, Tiempos de Ciudad.

1988, El espectro del agua, último poemario publicado antes de su partida definitiva, ocurrida en Asunción en 1998.

José Antonio Bilbao (1919–1998)

El narrador puede intervenir en la historia o saber de ella más que cualquiera de los personajes, ofreciendo así una visión por detrás de la escena. Es el narrador omnis-ciente y omnipresente cuyo discurso produce la ilusión en el lector de que la historia le está siendo narrada por alguien que sabe mucho más que los personajes, pues puede son-dear las conciencias o puede anticipar los acontecimientos sin que encuentre obstáculos espaciales o temporales. En el relato pueden coexistir varias voces narrativas, cada una independiente y libre.

Las acciones y los acontecimientos agrupados en secuencias engendran el relato. Hay una relación texto-contexto, de modo que es necesario en cada caso atender

a la naturaleza misma del texto, a su contenido, a la sociedad y a la cultura de la época de su producción o marco histórico.

Una misma acción puede tener signifi cados diferentes en siglos distintos, según las costumbres, los ideales, los valores (qué es delito, qué es castigo, en cierta época). La lógica de una sociedad en un momento histórico es la misma lógica del relato que en esa sociedad se produce.

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Fijos los ojos, sin sonido el pulso;Prieta la boca, congelado el gesto,Yace el cabo, por moscas descompuesto,Caído en cruz en el fi nal impulso.

La guerra lo sacó de su capuera,de su valle mojado por fontanas,de sus cálidas albas con campanas aromadas de miel y de madera.

Fue al combate en profundos cañadones,en abras de dorados espartillosy vio morir de frente a mocetones.

En Boquerón, su daga destructora,empurpuró los pastos amarilloscon una antigua fe conquistadora.

EL CABOLA PATRULLA

José Antonio Bilbao

Una exploración, teniente.Debe entrar por el montey hacer un pique buscando al enemigo.Luego regrese. De usted dependeque la maniobra sea un éxito.

Con doce hombres salió el teniente.Machete en mano fueron abriendoen la espinosa selva angosto pasadizo.Vayan dejando marcasapenas perceptibles. Si no el regresose hará imposible.Eran trece sombras que marchaban despacio, como tigres.De tanto en tanto descansabany en silencio reunidosse miraban en los ojos, como en vidriosy cada uno comprendíaque iban haciendo, con duro sacrifi cio,en esa maraña de púas agresivasun sendero para ubicar un sitio.Todos sabían manejar el armaporque eran campesinos.El machete dócil abría los espinos, seccionaba ramillas del aromoque estaba fl orecido. Un sahumerio amarillopurifi caba el aire verde y tibio.Después de andar kilómetroscomo culebras en busca de una aguada,vieron, por fi n, el abra y el fortín enemigo.

El teniente almacenó en su mentelo que vio. No había nadie.El enemigo se había ido. El campo estaba libre.

Por el mismo pique que los sangró, volvieron.Cumplida está la orden, mi mayor.Puede Ud. disponer su maniobra.Con su venia, me retiro.

José Antonio Bilbao

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ACTIVIDADES

1. Comentamos en grupo el poema El Cabo. El siguiente esquema puede servir de guía, aunque con la creatividad del curso

pueden surgir otras propuestas:

Estudiamos la estructura del poema e interpretamos el contenido del mismo.. El Soneto. Su estructura.· Intencionalidad del poeta según la impresión del lector.· 1ª estrofa. La muerte del soldado; cómo la describe.· 2ª estrofa. Referencias a la vida antes de la Guerra. Época de paz.· 3ª estrofa. Lugares donde combatió.· 4ª estrofa. Batalla famosa; las consecuencias.

Interpretamos y expresamos oralmente el sentido de los versos:“caído en cruz en el fi nal impulso”“de su valle mojado por fontanas”“en abras de dorados espartillos”“En Boquerón su daga destructora”“empurpuró los pastos amarillos”

Bilbao pertenece a la genera-ción de poetas y escritores de la Promoción del 40.

Fue distinguido con el Mburu-cuya de Oro, premio otorgado por la Municipalidad de la Capi-tal, por haber ganado el primer premio de poesía con motivo del Concurso por los cuatro-cientos cincuenta aniversario de la fundación de Asunción.

Ha sido presidente del PEN Club del Paraguay, miembro de la Academia Paraguaya de la Len-gua Española, e integrante de la junta directiva de la Asociación Paraguaya de Escritores.

Tarea domiciliaria2. La patrulla es un poema narrativo cuyo protagonis-

ta es el teniente. A partir de la lectura describe y comenta: . La misión que recibe. . Los pasos que da para cumplir esa misión. . Las acciones. . Vuelta y resultado.

3. Escribimos un un texto expositivo acerca de los sufrimientos que trae la guerra y manifestamos nuestra opinión sobre sus consecuencias.

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DIENTE POR DIENTEde Rubén Bareiro Saguier, paraguayo

Rubén Bareiro Saguier (1930)

Nació en Villeta del Guarnipitán, donde cursó sus estudios prima-rios. Partió a la capital para seguir sus estudios secundarios. Luego obtuvo el título de Abogado y el de Licenciado en Letras en la Uni-versidad Nacional de Asunción.

Se desempeñó como profesor de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Filosofía de la UNA.

A causa de sus ideas políticas sufrió persecuciones y exilio du-rante la dictadura. Fue apresado y expulsado del país en 1972. Su exilio duró hasta la caída de la dictadura.

Partió a París para especializarse en Literatura. Ejerció la cátedra de Literatura y Civilización Lati-noamericana en la Universidad de París – Nanterre y luego en la de París – Vincenes, en donde ejerció la cátedra de Lengua y Cultura Guaraní.

Sí, señor, ese es Dalmacio Tatú, mi vecino de la chacra a media legua de aquí. Y usted va a saber lo que pasó. Yo, señor, no soy político ni pendenciero; no me gusta la sangre de cristiano. Claro que tengo mi color, como todo el mundo. Desde que nací tengo el color que mi padre y mis abuelos me ataron como un ñudo mordido al cuello, a los huesos, a la sangre. Bueno, todos somos así; yo y mis hermanos y mis primos y mis tíos. Y lo mismo pasa con mis vecinos. Cada uno tiene su color. Con las mujeres es diferente; ellas tienen que tener el color del hombre, el del padre cuando son hijas de dominio, después cuando se arrejuntan, si que el de su compañero. Eso no quiere decir que uno ande persiguiendo al prójimo, porque no es del mismo color. Qué se gana con eso, sembrar más cruces al borde de los caminitos, sembrar huérfanos, hacer crecer yuyos, porque cuando se suelta la persecución, los que pueden se van lejos, al otro lado del río, y los que no, se quedan a la orilla de los caminos, esperando que un cristiano caritativo les prenda una vela, para evitar que su alma ande penando por ahí, asustando a la gente y a las vacas. Ya hay bastante pobreza en este valle como para seguir haciendo caso de los que vienen de la capilla a decirnos que nuestro vecino es nuestro enemigo y que hay que matarle porque el color de su familia no es el del gobierno. Por lo que ellos se acuerdan de nosotros más que cuando necesitan; después, barriga de perro, uno se puede morir de hambre si en su sembrado la sequía o la langosta, o los granizos hacen la porquería. Nadie le da bola; qué se van a acordar...Usted sabe, señor, aquí en este valle siempre hemos sido bastante amigos; a mí no me persiguie-ron mayormente cuando mandaba el otro partido, o bueno, fue sonsera lo que me hicieron. Así también nosotros respetamos a nuestros semejantes que no son nuestros correligionarios. Bueno, eso fue antes de lo que le cuento; los poguasú no llegaban hasta nuestro rincón, seguramente porque estaba muy lejos o porque somos pobres por aquí, y los jefes no tienen gran cosa que sacarnos. Después pasó lo que pasó y todo es diferente; ya ve lo que le ocurrió a Dalmacio Tatú. Pero él no tiene toda la culpa, tampoco se entremetía en política; antes era un cristiano como cualquiera, hasta que esas gentes llegaron a la región. Al principio creímos que eran evangelios, que venían a hablarnos de la Biblia y a vendernos o a regalarnos la Guía Práctica de la Salud, ¿sabe?, ese libro con muchas fotografías. Pero ésos siempre son gringos y éstos hablaban en gua-raní puro, como el que más; eran de los nuestros... Venían del otro lado del río. Parecía buena gente; hablaron con nosotros, trataron de explicarnos para qué venían. No estaba mal lo que decían, pero parece que querían engañarnos con lindas palabras, como dijo el Ministro. Usted sabe, señor, a nosotros ignorantes no es difícil jodernos; cuando un letrado sabe hablar puede darnos vuelta de todos lados. Una cosa sí es cierta, todo lo que necesitaban nos pagaban; nunca nos robaron, nunca nos sacaron nada de balde, al contrario, nos daban remedios y se ofrecieron para enseñarnos a leer y todo. Y hablaban lindo; era verdad lo que nos decían para mostrarnos cómo vivíamos aquí perdidos y olvidados de los karaí, de los señores que sólo se acuerdan de nosotros cuando hay elecciones... Pero, usted sabe, parece que todo era para jodernos, al menos eso dijo el Señor Ministro. El Ministro no es un cualquiera, es un jefe, un jefe grande del Partido, y él vino a hablarnos, a nosotros, pobres campesinos. Nosotros no somos nadie, y sin embargo, él vino, personalmente, a explicarnos quiénes eran los montoneros. Primero nos reunió en la Alcaldía de Pindoty y nos hizo repartir caña; después del asado nos entregó un poncho Pilar a cada uno y nos habló más de dos horas. Parece que los guerrilleros eran enemigos de la patria; que venían desde el extranjero, pagados para destruir nuestro país y nuestra religión. Nosotros no vemos mucho al Pa‘í, pero creemos en nuestra Santa Patrona del Rosario. Nosotros pelea-mos en la guerra contra los invasores, y no nos gusta que nadie venga de afuera a invadirnos y a tratar de derrocar nuestro gobierno del Partido y a destruir nuestra religión. Todo eso nos explicó el Señor Ministro y nos hizo repartir machetes nuevitos, brillantes. Cuando le trajeron a Secú Quiñónez, yo no lo reconocí. ¿Usted sabe quién es? Un arriero simpático y corajudo de nuestro valle, hacia el lado de Loma Perõ. No había un pedazo de su piel sin un moretón; los ojos no se veían bajo la hinchazón de la cara monstruosa y en el lugar de la oreja izquierda había un pedazo de sangre coagulada. Ese no era un cristiano ni siquiera un animal; al animal se le deguella, se le carnea, pero no se le juega de esa manera. Era un pora, una mala visión que venía arrastrado por dos soldados de las Fuerzas. Lo tiraron delante de nosotros y si no se hubiera movido un poco y lanzado dos a tres gruñidos –le habían cortado la lengua-, yo hubiera dicho que estaba muerto. La cara del Señor Ministro se endureció y sus ojos brillaban como un machete cuando nos dijo que eso, y peor, nos esperaba si nos convertíamos en traidores a la patria y al partido y apoyábamos a los guerrilleros. A mí, no me gustan esas cosas, pero la caña seguía corriendo y uno empieza a perder un poco la cabeza después de varias vueltas; todo el mundo puteaba contra Secú, su primo Tanasio escupió sobre el montón de queresa tirado encima; otros creen que el muerto se levantó y le escupió la sangre en la cara; otros si que aseguran

Para Pierre Clastres, que conoció a Dalmacio Tarová.

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que era su hermano. Yo no sé; la cosa es que cuando fuimos a ver lo que pasaba, Dalmacio Tatú estaba sentado en el suelo, gimiendo despacito; una mancha de sangre le subía desde el pecho por la garganta hasta la boca. El resto de la cara era una máscara amarilla, una careta de cadáver, y sus ojos, de vidrio vacío, como el del muerto acostado a unos metros de él. Ya ve usted, señor, las cosas se pagan. Ese que usted pregunta se llamaba Dalmacio Tatú. Ahora es Dalmacio Tarová, el loco de Pindoty.

1. Leemos atentamente el texto y tratamos de precisar el sentido contextual de las expresiones abajo citadas. Discutimos sobre su contenido.

. No soy político ni pendenciero. . Cada uno tiene su color. . Las mujeres tienen que tener el color del hombre. . Sembrar cruces al borde de los caminos. . Cuando se suelta la persecución, los que pueden se van lejos. . Vienen de la capilla a decirnos que nuestro vecino es nuestro enemigo y que hay que matarlo

porque el color de su familia no es el color del gobierno. . A mí no me persiguieron mayormente cuando mandaba el otro partido. . Los señores sólo se acuerdan de nosotros cuando hay elecciones.2. Hacemos el juego de los curiosos. Dividimos el curso en dos grupos. El primer grupo escribe cinco preguntas en un papel sobre

el argumento del cuento y se las pasa al otro grupo que hace lo mismo, otras cinco preguntas que deben contestar los integrantes del primer grupo.

3. Escribimos cortas explicaciones sobre los temas que se sugieren en el cuento. a) El tema político-partidario desde la vivencia del hombre campesino b) La situación de la mujer desde la conciencia del relator c) Los guerrilleros como enemigos de la patria d) Cómo se justifi caban las ejecuciones.4. Investigamos con el profesor de Historia: a) A quiénes se los llamaba montoneros y en qué revolución en nuestro país se utilizó este

vocablo. b) Dónde queda Pindoty en el Paraguay. c) Si el valle de Loma Perõ es fi cticio o real.5. Entresacamos del texto las expresiones que aluden a la violencia desatada por la revolución.6. El personaje Dalmacio Tatú es utilizado en la “matación” (1). Escribimos su historia en 1ª

persona, desde la conciencia del personaje.7. Escribimos un comentario sobre el texto desde nuestra perspectiva. Abarcando los siguientes

puntos: . El modo como es instrumentado el campesino. . Las consecuencias de las revueltas contra el gobierno. . Los estragos que dejan la persecución política y el fanatismo partidario. . La crueldad con que actúan los verdugos de los que mandan.8. Ahora te invitamos a imaginar con los ojos cerrados, un lugar donde se ubique el protagonista.

Descríbelo: qué hace allí, cómo actúa y cómo cuenta su historia.

En la Universidad “Paul Valery” de Montphellier, obtuvo el título de Doctor de Estado en Letras y Ciencias Humanas (Cum Laude). Su tesis se titula “De la Literatura Guaraní a la Literatura Paraguaya; un proceso colonial”.

En sus últimos años de actividad académica se dedicó a la investi-gación en el Centro de Investiga-ción Cientí� ca de Francia.

A su regreso a Asunción participó como miembro electo en la Con-vención Nacional Constituyente. Ocupó el cargo de Embajador del Paraguay ante el Gobierno de Francia y el de Delegado perma-nente ante la UNESCO.

Recibió la Orden Nacional del Mérito de Francia en el grado de Caballero y en el año 1997, la Legión de Honor, en el Grado de Comendador.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

(1) Matación. Se re� ere a matanza ordenada desde por el gobierno.

CAMPO REFERENCIAL

La nueva narrativa en el ParaguayPanorama de la literatura paraguaya La narrativa paraguaya se ubica dentro de las literaturas nacionales hispanoamericanas, aunque

con unas características de atraso y marginalidad cuyas causas no son exclusivamente culturales. El atraso cultural del Paraguay en correspondencia con su atraso social y económico tiene causas histó-ricas irremediables: las dos guerras internacionales, las luchas intestinas, continuas revoluciones, y la prolongada dictadura han sumido al país en la pobreza que lo ha dejado al margen de los movimientos culturales y de los avances científi cos y tecnológicos durante mucho tiempo.

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Entre sus obras citamos:

Biografía de Ausente (1977), A la Víbora de la Mar (1987), Estancias, Errancias, Querencias (1982), El séptimo pétalo del Viento (1984), Ojo por diente obtuvo el premio de Casa de las Américas en 1971. De Nuestras Lenguas y otros discursos.

Literatura Guaraní del Paraguay

“En Cuentos de las Dos Orillas» (1998), el autor busca desde la distancia las raíces de su patria, explora las claves de su cultu-ra e “interroga el destino de su pueblo...”.

La violencia de la guerra y la post-guerra civil se ha instalado en la sociedad.

Antes que de ideas o progra-mas, ellas se nutren de símbolos primarios, canciones, colores, banderas, consignas y termina por in� cionarlo todo. Lazos de sangre, de parentesco y de compadrazgo son devorados por un abismo de odio.

Hay que aceptarlo, con la resigna-da convicción de que todo está inscripto en las tablas secretas del destino. «Mi hijo, nadie mue-re en la víspera», dice en Solo un Momentito el padrino al ahijado a quien va a fusilar, un joven revolu-cionario capturado”.

Helio Vera

El Paraguay es el único país totalmente bilingüe, junto al español o castellano se mantiene la vigencia de la lengua aborigen, el guaraní, como el más efectivo vínculo de comunicación social, nacional y popular.

Una lengua oral cuyo predominio continúa siendo neto frente a la lengua heredada, los hablantes que dominan y practican ambas lenguas son mayoría, frente a una minoría monolingüe castellanoha-blante que no entiende el guaraní. En el plano sociolingüístico, los dos universos lingüísticos coexisten, se complementan y se enriquecen mútuamente, ha producido un fenómeno de mutua invasión, no sólo lexical sino semántica y sintáctica que ha dado por resultado la castellanización del guaraní y la guaranización del castellano que da como resultado el jopara. Lingüistas, sociólogos y antropólogos se han visto precisados a clasifi car, en términos pragmáticos el idioma formal y dominante como castellano paraguayo.

Éste es el universo lingüístico de los lectores de la literatura paraguaya.En la década del 80 se produce una evolución con la toma de conciencia del ser nacional con el

abandono de los temas sentimentales y surge una visión crítica del entorno social y de la vida de los personajes.

El costumbrismo local exento de pintoresquismo, incluye temas cotidianos sin idealizaciones. Aparecen temas como los del agro, de los yerbales, todos ellos con sus diversos condicionamientos socio económicos.

Otros escritores como Gabriel Casaccia desarrollan el tema del hombre acosado, perseguido, preso, exiliado, otros se concentran en temas socio-económicos.

Algunos como Concepción Leyes de Chaves desarrollan temas históricos o costumbristas.

Leemos con atención, en voz alta y completamos un mapa de conceptos en la pizarra.

La narrativa de la Guerra del Chaco Ha contribuido a la renovación de la producción literaria en el Paraguay. Tuvo consecuencias

positivas para la conciencia del estudio de la realidad nacional; surgen temas tales como el estudio del hombre paraguayo y su entorno de miserias y grandezas.

La narrativa, al desprenderse de la política y de la historia, adquiere autonomía; también la sociología pasa a segundo plano.

Una nueva conciencia artística y crítica confi gurará, una realidad lingüística, formal y temática diferente, lo cual contribuye a la formación de una literatura realista que coloca al Paraguay en el cauce de las nuevas corrientes literarias.

Los grandes problemas del país, ya sean ellos políticos, sociales, religiosos, se convierten en material para la literatura. La realidad del hombre y de la mujer inmersos en circunstancias histórico-políticas o socio- económicas, como el mundo campesino, la vida del trabajador urbano, el hombre del yerbal, el peón de estancia, el hachero de los quebrachales del Chaco o el de la selva del Alto Paraná, la realidad pueblerina de las comunidades del interior del país, todo ello se constituye en interés para el escritor.

La historia o la política entran dentro del relato como factor circunstancial no como determinante, porque es la dimensión humana y su psicología que importa en la construcción de la obra.

La confi guración del mundo fi cticio de la narración contribuyen al mejoramiento del nivel estético.

La literatura paraguaya de siglo XXLa literatura paraguaya, en las primeras décadas del siglo xx, toma dos cauces bien diferentes.

Uno de carácter evasivo, romántico, de ambientación idílica, exalta los valores de la nacionalidad y enaltece a los héroes nacionales, se inscribe dentro de la corriente romántica. Lo inician el argentino Martín de Goicochea Menéndez (1897-1966) y Concepción Leyes de Chávez (1899-1988).

La otra corriente toma carácter social con el español Rafael Barret (1876-1910), que fue el pri-mero que consideró la realidad paraguaya. Sus cuentos responden a la línea realista naturalista, en ellos se da una visón cruel de la vida en estas tierras, con sus miserias e injusticias, pero su literatura de denuncia no fue comprendida, resultaba inoportuna; el pueblo no podía comprenderlo porque subsistía la obsesión de la catástrofe nacional del 70 con sus horrores. El país entero estaba ansioso de reivindicaciones; por ello lo heroico y sentimental cobraba actualidad porque ofrecía la imagen idealizada de los héroes-mártires, lo cual ayudaba a saciar las heridas del alma nacional.

Esa podría ser la razón por la que en el Paraguay no haya surgido en esa época una literatura realista de denuncia, pues el país estaba transitando una etapa empeñada en levantar el sentimiento nacional.

Sin embargo, las experimentaciones en cuanto a las técnicas narrativas llegaron más tarde, con las obras de Roa Bastos publicadas en el exilio.

El abandono de los esquemas románticos muestran a la mujer dentro de la verdadera problemática rural o urbana en contraste con las descripciones idealizadas de la literatura romántica.

La narrativa paraguaya contemporánea ha sido clasifi cada según la historiadora y crítica de la literatura paraguaya Teresa Méndez Faith en dos vertientes. Una de tendencia conservadora, en la

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que predominan los temas costumbristas y hasta folclóricos, que se manifestó con mucha más fuerza en el teatro de Julio Correa y de Mario Halley Mora.

La segunda vertiente recupera e incorpora el cauce abierto por Rafael Barrett, pero que en su momento no prosperó debido a la psicología colectiva que necesitaba superar sus frustraciones durante la postguerra, que se extendió por varias décadas.

Merecen ser citadas las novelas del escritor en el exilio Gabriel Casaccia; son obras realistas que enfocan con crudeza la sociedad paraguaya y los problemas del hombre y de la mujer, víctimas de los avatares políticos, de las injusticias sociales. Las novelas de Juan Bautista Rivarola Matto y de José María Rivarola Matto son profundamente realistas.

Toda la producción sobre la guerra del Chaco, como las obras de Arnaldo Valdovinos, de José Santiago Villarejo, son realistas ya que desterraron la visión idealizadora que mucho tiempo signó nuestra literatura.

A la corriente del costumbrismo sentimental, a veces, con ma-tices idílicos pertenecen Tava-í de Concepción Leyes de Chaves; Huertos de Odios de Teresa Lamas de Rodríguez Alcalá; La Raíz Errante de J. Natalicio González publicada en México (1951) y se reviste de lo tradicional y lo folclórico.

Reinaldo Martínez desarrolla el tema de la estancia en la novela Juan Bareiro (1987). Las descripciones del ambiente rural se llevan a

cabo con humor y acierto. De Concepción Leyes de Chaves, Madama Linch es una biografía novelada de la compañera de Solano López; las acertadas descripciones de la vida en Asunción, las costumbres hacen que la obra resulte interesante.

Jorge Ritter (1914-1976), médico que ejerció su profesión en comunidades del interior del país, lo cual le ha puesto en contacto con dolorosas realidades del mundo campesino y de los pequeños pueblos del interior.

Descubre las angustias y la dolorosa realidad de las familias de campo en su novela El pecho y la espalda, La hostia y los jinetes, en la que manifi esta su preocupación por el desamparo social del hombre del interior, a través de la experiencia de un sacerdote.

La novela urbana se inicia en la década del 50 con cargado tinte psicológico y social; con José María Rivarola Matto y su novela Follaje en los ojos (1952), confi gurada en torno a un per-sonaje de la ciudad, confi nado en los yerbales del Alto Paraná por circunstancias diversas. La novela interesante de reciente publicación, en la que se plantea el choque de culturas y la difícil vida del inmigrante es La Suela. Juan Bautista Rivarola Matto mezcla temas políticos, sociales y de la tradición popular en su novela “Yvypóra”, temas históricos en “Diagonal de Sangre”, ambientada durante el gobierno de Francisco Solano López. Los temas del destierro, con “Los Exiliados” de Gabriel Casaccia y en “Imágenes sin tierra” , de José Luis Appleyard.

de Hugo Rodríguez Alcalá, paraguayo

Leemos con atención el cuento

LA CANTIMPLORA

Dormía yo pesadamente en mi catre de campaña cuando me despertaron unas voces confusas, excitadas, y una rápida sucesión de estallidos secos, como de bombillas eléctricas que estuvieran explotando, allí mismo, bajo la tienda polvorienta. Debo advertirles que yo estaba hospitalizado en un puesto sanitario, a unos doce kilómetros detrás de la línea de fuego, y esto me sucedió en una siesta sofocante en que soplaba un viento lleno de arena. Yo, tendido en el catre desde hacia una semana, no sabía si aquel viento que sacudía las lonas de la tienda venía desde el norte o desde los oscuros paisajes de la fi ebre.

Las voces me despertaron, eran de mi compañero de carpa, el capitán Díaz, un hombre de cuarenta años, que solía hablar solo durante horas, y cuyo catre de campaña, hundidas las pa-tas en la arena fi nísima del Chaco, estaba ahora a la izquierda del mío, a un metro de distancia.

-¡Morales! ¡Morales! ¡ A levantarse!

¡A correr!Medio dormido aún, más en la fi ebre que en la carpa, volví

la cabeza hacia ese lado. Lo primero que vi fueron las polainas pardas de Pedro Díaz. Luego advertí que se las estaba poniendo con unas manos huesudas que le temblaban. Esto lo hacía con el sobresalto que seguía a un sueño interrumpido bruscamente en el bochorno de la siesta, entre el rumor del viento caliente.

Las bombillas eléctricas dejaron de estallar dentro de la carpa.

(Mejor dicho: caí en la cuenta de que no había bombillas, como había creído al principio, con el temor de que, al es-tallar, los fragmentos de vidrio me lastimasen la cara). Pero los estampidos seguían, violentos persistentes, cada vez más próximos: eran ráfagas de ametralladora.

La fi ebre, sin embargo, amortiguó aquellos ruidos (ya tan familiares) y se me cerraron los ojos. Cesó el viento, huyó la arena; se hizo en mí un silencio. En rigor, no me habían abandonado todavía.

Las imágenes del sueño reciente se habían agazapado en la sombra y volvían a apoderarse de mí, como en la sala de pronto tenebrosa de un teatro, el haz de luz del proyector inunda la pantalla con súbitas visiones.

Y otra vez volví a encontrarme lejos, muy lejos del frente, del árido desierto; lejos de la guerra, en suma.

Volví a encontrarme en Asunción, en mi casa de Asunción, en el alegre patio embaldosado de mi casa de Asunción; un patio poblado de palmas de hojas brillantes, con un gran jazminero abrazado al muro blanco, y una parra verdísima, abundante en racimos maduros. Un sol benigno, colándose entre los sarmientos, iluminaba las baldosas azules, rojas y blancas.

Apagado completamente el estruendo de los disparos, oía yo otra vez la voz de mi madre, la risa de mis hermanitas y el chirrido de la polea balanceante sobre el aljibe de brocal húmedo, del que Petrona, la criada, sacaba un balde de agua limpia y luminosa.

- No hay un minuto que perder. ¡Arriba muchacho, arriba!- Pedro Díaz me sacudió con fuerza y volvió a gritarme:- ¡Arriba!Luego corrió hacia la salida de la carpa, alzó la lona que a

ésta servía de puerta, y desapareció en fuga ya hacia la selva.Entonces, sí, me desperté del todo y lo comprendí todo: una

fuerte patrulla enemiga había salido a retaguardia, cortando el único camino que conducía hacia nuestras bases, en el sur; y hacia la línea de fuego , en el norte. Y ahora, los patrulleros enemigos, escondidos en los matorrales a uno y otro lado del

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Nació en el año 1917. Su for-mación académica la hizo en el Colegio Nacional de Asunción y en esa época empezó a escribir en los periódicos estudiantiles.

Rodríguez Alcalá acudió al llama-do de la Patria cuando se desató la Guerra del Chaco (1932-1935), fruto de esa terrible experiencia es su libro Estampas de la Guerra, aparecido en 1939.

Sus primeros poemas y ensayos fueron publicados por El Diario, periódico de la época. En 1938, publicó su primer libro Poemas, analizado y elogiado por Jose-� na Plá.

Doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Na-cional de Asunción (1943) y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Wisconsin (Ma-dison 1953). Ejerció la cátedra de Literatura en varias universidades norteamericanas por más de cuatro décadas.

Fue fundador y el primer di-rector del Instituto de Estudios Hispánicos en la Universidad de California.

Hugo Rodríguez Alcalá (1917)

camino, descargaban sus automáticas sobre las carpas de los enfermos y heridos del puesto sanitario.

-¡Aquino! ¡ Aquino!Mi ordenanza no me contestó. Más que ordenanza, Aquino era en aquellos días mi enfer-

mero y tenía orden de no alejarse de mi tienda.-¡Aquino!Por suerte yo dormía casi enteramente vestido. Sólo debía calzarme las botas y ceñirme

el cinturón con brújula y revólver. Recordé que en el revólver no me quedaban más que cuatro cartuchos acardenillados.

Corrí hacia la salida de la tienda. El estruendo de los disparos me taladraba las sienes haciéndome cerrar los ojos. Soplaba el viento como cargado de ceniza y pólvora. Algunos disparos -disparos de fusil- sonaban a cinco, a diez, a quince metros de donde estaba yo: unos cuantos camilleros, vueltos de su sorpresa, contestaban al fuego con los nueve o diez fusiles que había en el puesto sanitario. Trataban así no sólo de ganar tiempo hasta que llegasen refuerzos desde nuestra línea de combate, sino de cubrir la retirada de los que pudieran ponerse en pie y huir hacia el monte o esconderse en los montes.

Me alejé de la tienda hacia el camino, mimetizándome entre los bajos arbolitos de un verde grisáceo que allí crecían, siempre abatidos de sed. Y vi, a unos cien metros de distancia, a unos jinetes cruzar al galope un claro del monte: eran patrulleros enemigos que buscaban una posición nueva para ametrallarnos más cómodamente.

Volví a zancadas a la tienda creyendo encontrar en ella a mi ordenanza. Pero Aquino no aparecía por ningún lado. Distinguí su gurupa y su manta en el suelo, pero no su carabina de la que nunca se separaba.

-¡Aquino!¡Y yo que solía tenerle lástima y que por eso lo trataba casi como a un camarada, com-

partiendo con él cuanto me enviaban de casa para suplir la dieta terrible de la campaña!De pronto me acordé de la cantimplora, de mi abollada caramañola que debía de estar

colgando de uno de los palos de la tienda, junto a mi catre. ¡La caramañola! En aquel desierto de tierra seca como ceniza, de árboles verde-grises, de inmensas formaciones de cactos, entrar en la selva sin cantimplora era marchar a la muerte por laberintos de sed.

Penetré en la carpa. Colgando, junto al catre, la cantimplora. El viento, que se arremo-linaba dentro de la carpa ,la hacía balancearse, al extremo de la vieja correa, una correa que había absorbido el sudor de las marchas de toda una campaña. La cantimplora estaba vacía. Salí de la tienda. A pocos pasos de ésta, había un barril de gasolina, de metal gris brillante, que ahora estaba lleno de agua turbia de una aguada remota; un agua fangosa, calentada por el sol de enero.

Traté de inclinar el barril a fi n de trasegar su líquido a mi cantimplora, a través del único agujero (de dos pulgadas de diámetro) que aquél tenía en el disco de metal que le servía de tapa. Fueron inútiles mis esfuerzos. Estaba yo demasiado débil para mover el peso del barril. Las manos, enfl aquecidas y amarillas, se me quemaban y lastimaban luchando contra la geometría de hierro del cubo hecho por la Standard Oil. Un sudor copiosísimo se me con-vertía en una capa de barro sobre la cara cubierta por el polvo del viento.

-¡Aquino! ¡Aquino! Me ardía la garganta. Con alivio vi venir hacia mí una fi gura de un palúdico, delgada y fi losa,

en la que al fi n me pareció distinguir a mi ordenanza. La fi gura se arrodilló y se tendió en la tierra. Fui hacia el caído y lo miré de cerca, apoyándome en una rama baja. No: aquel no era

Aquino. Era otro palúdico, que ya no tomaría más quinina.El tiroteo castigaba los arbolitos circundantes y ahora se concentraba sobre mi tienda.

Las ráfagas acribillaban las lonas sacudidas por el viento, restallaban perforando los palos, picoteando troncos y en este instante hacían sonar, como a un tambor asordinado, el barril de metal lleno de agua.

Entonces, sí, pude cargar mi cantimplora. Por las perforaciones de las balas, el agua fangosa caía en oscuros chorros sobre la arena. Recuerdo bien que, después de aplicar el gollete de la cantimplora bajo uno delos chorros, vi que había otro chorro más grueso. Y bajo este chorro se llenó mi cantimplora.

Eché a correr hacia un bosque de cactos adivinando una ruta más corta hasta nuestras líneas a través de aquel paraje. Por entre los cactos apenas podía correr; la fi ebre y un mareo cruzado de ígneas visiones me hacían vacilar sobre las botas ahora erizadas de espinas. A veces un brazo mío, torpemente extendido para conservar el equilibrio en los saltos de la fuga, chocaba con aquellas duras masas de pulpa verde y espinosa y sentía yo la carne rasgada por largos alfi lerazos. En torno a mí , los árboles giraban: un cielo plomizo, reverberante, se llenaba de cohetes y el aire se quemaba. Caí varias veces. En una de ellas pensé que acaso sería mejor quedarme allí sobre la tierra, esconderme, dormirme acaso, volver al sueño. Pero los ladridos de metal de las ametralladoras me empujaban hacia el norte. Me detuve un instante al llegar bajo el follaje de un aromita. Tenía sed. La cantimplora se había caído.

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-¡Mi teñiente, mi teñiente... Una voz avanzaba detrás de mí; una voz opaca, nasal,

urgente y humilde:-Mi teniente...La reconocí: era la voz de Aquino, voz de una boca minada

por el escorbuto.Volví la cabeza y lo vi llegar a mí llevando en las manos

pajizas una cantimplora con la correa soltada.-Su caramayola...se le cayó...Me apoderé de la cantimplora y bebí en largos sorbos el

agua oscura y caliente. Y le ordené que me siguiera, que se viniese conmigo a un cauce seco próximo donde podríamos hallar refugio del fuego y orientarnos juntos, allí, para después proseguir la fuga. Corrimos hacia el cauce.

-Yo estaba con los camilleros, con la carabina...Tiré todas las balas...Y vine a la carpa...La voz entonces se le hizo un grito. Volví la cabeza y vi a Aquino desplomarse sobre el mentón, con los brazos abiertos.

-¡Mi teniente ¡Me incliné sobre él sintiendo una fuerte opresión en la garganta.-Mi teñiente, la caramayola..Quería él hablar sin poder mirarme, con la mejilla izquierda

apoyada sobre la tierra seca. Y acaso en esa postura, comprendió que no necesitaba terminar la frase. Y allí se quedó tendido Marcial Aquino, el cabo Marcial Aquino, entre los cactos, como profunda-

mente dormido, con una mancha roja sobre la espalda.***Vagué perdido por el bosque, mucho después de que se dejaron

de oír las ametralladoras de los patrulleros. Pasé la noche bajo unas aromitas. Al día siguiente, oí rumor de lejana artillería. Eso me orientó, no la brújula, que ya no servía.

Cuando llegué a nuestro campamento, lo primero que vi fue al coronel, de pie, en la mitad de la carretera, rodeado de sus ofi ciales. El coronel, famoso viejo corajudo, tan famoso por su valor como por sus sarcasmos, me recibió con estas palabras:

-¡Aquí viene otro de nuestros corredores! ¡Qué susto les ha dado a ustedes la patrullita de ayer! ¡Me place tener en mi unidad mozos que después de la guerra podrían participar con honor en las Olimpiadas...!

La cara del viejo coronel estaba llena de risa. Lo miré en silencio, pero sólo un instante, porque su rostro colorado burlón se desva-neció y, por rara alucinación, en vez del suyo, ancho y bermejo, vi el palúdico y cetrino de Marcial Aquino y oí que la voz jadeante y angustiada de mi ordenanza me decía:

-¡Mi teniente!...su caramayola...Y allí mismo, acaso por estar enfermo y exhausto, caí desmayado

a los pies del coronel.El viejo, mientras unos soldados me llevaban a la Sanidad, recogió

del suelo mi cantimplora – me contaron después – y ordenó que como la correa se había soltado le pusiesen otra nueva.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

1- Después de una lectura atenta del cuento, nos disponemos a comentarlo oralmente, con ayuda de nuestro profesor.

2- Las informaciones que nos proporciona el relato ubican espacial y temporalmente no sólo a los protagonistas, sus acciones y sus evocaciones sino también al narrador.

3- Contestamos:- ¿Cuál es el sentido del título?- ¿A quién representa la primera persona?- ¿Qué le sucede a Morales?

- ¿Por qué busca a Aquino?- ¿Cuál es el problema?- ¿Qué opinamos del fi nal?

4- Escribimos en la pizarra el siguiente esquema y lo completa-mos.- Intencionalidad del escritor- La idea esencial del tema, utilizando sustantivo abstracto- El desenlace. Lo expresamos con una frase breve.

5- Coevaluamos nuestra actividad.

Caminos hacia la lecturaConversamos sobre la Guerra del Chaco.Comentamos sobre el poblema más acuciante cual es la falta agua.La sed mató a muchos combatientes.

Leemos con interés el cuento Boquerón, inspirado en la contienda chaqueña.

BOQUERÓNde Luisa Moreno, paraguaya

No sé por qué nadie se acuerda de nosotros, sin embar-go fuimos indispensables. En esa llanura fogosa y áspera, el soldado tenía sólo dos grandes fantasías: El agua y la mujer. El comandante Estigarribia sabía que la palabra vital en aque-lla sería el agua, sí señor, el agua, y nosotros éramos los poceros. Nuestro “Regimiento” era muy especial. Cada grupo constaba de cuatro hombres y tenía su apodo. El nuestro se llamaba “Teru-teru”.

Con la llegada del Comandante Estigarribia a nuestro campamento en Isla-Poí, se intensifi caron los aprestos para recuperar el fortín caído meses atrás en poder de Bolivia. Se organizaron dos columnas. Nuestro Comandante se puso al frente de una de ellas y, con un “Viva el Paraguay” que permaneció retumbando en el desierto, el 7 de setiembre de 1932 partimos hacia el camino de Yucra, rumbo a Boquerón. Mi “Regimiento” tenía la misión de apoderarse de los pozos

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Luisa Moreno

Paraguaya chaqueña, Doctora en Ciencias Veterinarias, año 1976, socia fundadora de PRONATURA, socia del Club del Libro Nº 1, inte-grante del Taller de Cuento Breve.

En el año 1988 obtiene el se-gundo premio con su cuento Capibara, presentado en el con-curso literario «Veuve Clic-quot Ponsardin».

En 1990 ganó el Segundo Premio otorgado por el cuento Requiem para un dorado por la revista uruguaya Punto de Encuentro con el cuento El antiguo catalejo.

El mismo año fue galardonada con el Segundo Premio del Cír-culo Español de Puebla, México, por el poema Pantera Onza.

Sus libros de cuentos son Ecos de monte y arena (1992 ), reedición en guaraní Kapi´yva, traducida por Mario Rubén Álvarez (1993), El último pasajero y Nardita en el paisaje

(2000). Es autora también del poemario Canela encendida (1994).

de agua que abastecían a las tropas enemigas.Generalmente nos movíamos de noche mediante sendas de fosos cavados en las tinie-

blas que nos permitían aproximarnos a las líneas interiores de la defensa. De día rastreábamos el agua con una horqueta verde, una especie de misión imposible por la cantidad de venas saladas que casi siempre nos engañaban.

Nos comunicábamos con los otros grupos según los silbos o gritos de pájaros u otros animales que habíamos elegido como apodo para identifi carnos. Una madrugada en que habíamos salido a cazar un venado, el cielo estaba nublado y nos desatinamos.

No recuerdo cuántos días anduvimos buscando a nuestros compañeros hasta que una madrugada oímos el lejano rumor de estampidos, y hacia allá nos dirigimos. Costeando el monte entramos a una picada recién hecha, pero por precaución tomamos un camino para-lelo, un tacuruzal caliente infestado de tunas.

Al medio día, el sol era una incesante llamarada de polvo blanco, brotaba de la tierra una especie de vapor hirviente y el viento norte traía olor a azufre y a carroña. El cansancio y la sed comenzaban a jugarnos una mala pasada. Algunos sentían náuseas, otros, fuerte dolor de cabeza y, de cuando en cuando, aparecían las visiones. A menudo creíamos encontrarnos con el enemigo, se nos aparecían en grupos miserables, o como solitarios en piel y huesos, le alteábamos y desaparecían en la densa polvareda. Sabíamos de esas cosas. Sucedían a menudo en aquel desolado infi erno. Era el delirio, la sed que comenzaba a atormentarnos con las primeras irisaciones del llano y crecía oprimiéndonos en una especie de camisa de goma caliente que nublaba el juicio. Después de la media tarde, a lo lejos vi algo verdade-ramente absurdo, una fi gura que se desprendía de un algarrobo seco y venía directamente hacia nosotros en un remolino de arena y de larga falda negra. Usaba botas y guerrera caqui de ofi cial. Era una mujer de grandes ojos castaños. Me impresionó su palidez, su extrema fl acura, su abundante cabellera negra.

Tenía los labios amoratados cubiertos de llagas. Visiblemente aturdida, gesticulaba diciendo cosas extrañas. Creí que se trataba de otro espejismo, pero la mujer se acercó a uno de mis compañeros y suplicando en un idioma que supusimos sería el Quechua, le entregó un cuaderno sucio de sangre reciente. Era el diario de un tal “sub Teniente Tabora” que, hojeando rápidamente, decía: Nunca esperamos que los paraguayos planearan una ofensiva tan importante. Se oye un griterío atroz, los dientes castañetean y es imposible dominar el temblor de las piernas.

Presentimos la derrota antes de iniciarse la batalla, suenan bandas de música a lo lejos. Son las polcas épicas paragua yas “ Campamento” y otras, que más los enardecen. Dos escuadrones progresan sin precaución alguna, marchando al trote. Con gritos de ¡Hurra! ¡Nos desafían! A los cuatrocientos metros inician el asalto: “Viva el Paraguay”.

“Es la primera vez que oímos su grito de guerra. Cuando llegan a los trescientos metros que tenemos marcados en el espartillar, doy la señal. Vomitan las pesadas, vibran las livianas, no cesa la fusilería. Hierve el caldero de la guerra”.

Vivamente impresionados por la presencia de la mujer y del diario, al mismo tiempo nos enterábamos de la reciente batalla librada en ese mismo terreno en el cual, tal vez, el ofi cial, autor del diario había muerto. Lo que nunca pudimos averiguar fue cómo había llegado a manos de la mujer ni qué era ella del sub. Tte. Tabora.

La chica repetía insistentemente “agua, agua”. Nosotros teníamos una caramañola de reserva, pero estábamos desorientados, éramos cuatro y no teníamos ningún deseo de compartirla con el enemigo; de pronto, la mujer vio nuestra caramañola y se abalanzó sobre el recipiente atacándonos con mordiscos, patadas, arañazos, y cuando al fi n pudimos reducirla, le mojé los labios, dándole un pequeño sorbo de agua y, al tragarla, se desmayó.

No sabíamos qué hacer con ella. Era nuestra prisionera, se nos acababa el agua, y no te-níamos ni idea del rumbo que llevábamos. No podíamos dejar ir a la mujer, podría delatarnos, podría ser una trampa del enemigo.

Sus compañeros, tal vez estarían muy cerca buscándola. Con sólo gritar nos pondría en serios problemas. Pero tampoco la queríamos abandonar en ese llano desolado donde no sobre-viviría ni dos horas más. Resolvimos llevarla con nosotros. Volvimos al foso que habíamos cavado esperando que oscureciera para continuar hacia donde se originaban los rumores de voces.

Era la primera vez, en mucho tiempo, que veía una mujer y, a pesar de su aspecto lasti-moso, no menos de sentir el fuerte impacto de su presencia. Había en ella cierto aire desvalido, cierto pudor que desconcertaba sometiendo suavemente mi voluntad a su servicio. Poco a poco nuestro estado de ánimo iba cambiando. A mí se me entumecían las piernas, y el más charlatán de mis camaradas de golpe se había quedado mudo. La poderosa energía que nos impulsaba hacia nuestro objetivo se estaba debilitando. Había una especie de fl ojera, un malhumor creciente, injustifi cado. Cualquier disparate insignifi cante recibía un insulto desmesurado. Y sin darnos cuenta se había establecido entre nosotros un afán de competencia, el motivo no importaba.

La inesperada “visita” había traído consigo una tensión extra sobre nuestros nervios, además ella no sacaba la vista de la cantimplora y al menor descuido intentaba apoderarse del

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líquido. Horas más tarde, unos morterazos nos obligaron a reaccionar; asustada por los estam-pidos, la mujer comenzó a hablar en un perfecto castellano.

Eran cosas incoherentes, hablaba de un tal Guzmán, de algunos momentos de la batalla reciente, de paraguayos muertos a los que arrancaron galletas, cigarros, agua. Con espanto nos dimos cuenta de que estábamos en pleno territorio enemigo.

Jamás pude entender cómo fue posible que nos acercáramos tanto sin que nadie nos viera. Por suerte la noche nos cubrió, pero antes de que entrara el sol ya habíamos avistado un buen refugio, un enorme “samuhu” no estaba lejos y junto a él nos asilamos. Cerca de las raíces cavamos una cueva bastante amplia cuya abertura tapamos con ramas y espinas.

Pero estábamos demasiado cerca del campamento boliviano. Estábamos en el ojo del polvorín. Por el azar habíamos conseguido penetrar hasta las mismas barbas de Marzana, pero la misión había fracasado: por un lado, un grupo de cuatro hombres era insufi ciente para cual-quier maniobra y por otro lado, los pozos de agua ya no servirían para nadie. Estaban infestados de cadáveres.

En el aire fl otaba una pestilencia maligna y nosotros no teníamos más que un resto de agua y algunos pedazos de cogollo de palma . Pero según la mujer que en su delirio no paraba de hablar, los bolivianos también estaban llegando al límite del sufrimiento. Desde hacía tiempo vivían de carne de mula y del escaso alimento que se les arrojaba desde el aire, y cuando aca-baron las mulas, se resignaron a raspar huesos o a masticar cueros remojados.

Esa noche hubo un gran movimiento de tropas después del avión que pasó rasando el campamento. Al parecer habían estado esperando víveres, pero sólo cayeron mensajes con la orden de que siguieran resistiendo.

Pensé que tal vez, cuando se sosegaran las cosas, podríamos intentar escaparnos. El cielo estaba despejado, pero hasta las estrellas parecían nerviosas aquella noche fragante y terrible en compañía de nuestra inquietante enemiga que se valía de todas las artimañas femeninas para obtener el agua o escapar.

Contrariamente a mis esperanzas, sentía que la tensión aumentaba en el bando enemigo. Sentados en torno a las hogueras murmuraban algo que pronto fue subiendo de tono; estaban excitados, hablaban de nosotros, de los feroces combatientes de la llanura, de grandes masas de tropas paraguayas cuya presencia anticipaban las charlas de los soldados y el ruido de los camiones. El silencio extraño del monte multiplicaba los ojos del miedo y crecía la impaciencia, sólo interrumpido por los siniestros aullidos de los zorros del Chaco.

La noche era luminosa, sin embargo, todo anunciaba un aire de tragedia. La tragedia no se había producido todavía, pero estaba en el ambiente. Estaba en el brillo de los ojos de aquella joven enajenada, dulce, indefensa, demasiado amistosa. Ella era el más temible enemigo que yo enfrentaba en esa madriguera donde la tenía apretujada a mi cuerpo. Donde el aire viciado y caliente nos sumía en una especie de ansiedad insoportable. Cerca de la madrugada el rocío fue serenando los ánimos. Una hora después la mayoría de los soldados dormía sobre sus armas.

Yo no sentía que había vuelto entre nosotros aquella alianza compacta que nos movía como si estuviéramos conectado a una sola voluntad. Creíamos que era el momento y, siempre con la mujer entre nosotros y, siguiendo el rumbo del foso que habíamos cavado, salimos reptando con los codos, alejándonos de nuestra guarida, pero cuando estábamos por salir del monte, sentimos la fuerte sacudida de la tierra por el cañoneo incesante, por los gritos y maldiciones. La mujer temblaba a mi lado; de pronto intentó escapar, pero uno de mis hombres la detuvo a tiempo, protegiéndola con su cuerpo, a pesar de que ella se defendía como una leona para recuperar su libertad, la que hubiera sido muy fugaz a campo raso.

El infi erno duró unas horas. Los morteros y la artillería martillaban sin cesar, mezclados a los gritos del Tte. Coronel Marzana que animaba a los combatientes bolivianos a cumplir con su deber, pero los hombres al límite del sufrimiento, locos de sed abandonaban las líneas sumidos en un delirio sin retorno. El agua era el elemento que controlaba la batalla. Pronto se apoderó de los sitiados una loca desesperación agravada por las voces de algunos soldados que gritaban en Quechua a sus compañeros para que se rindieran para tomar un poco de agua.

Fue entonces cuando de todas trincheras enemigas brotaron banderitas blancas y al rato vimos a nuestros compañeros que pasaban intrépidamente delante de los cañones, y nos unimos a ellos. Los bolivianos temían ser pasados a bayonetazos, pero al darse cuenta de que los nues-tros les ofrecían agua y lo poco que les quedaba de comida, salían alborozados a estrecharnos las manos.

El Tte. Coronel Gaudioso Núñez exclamaba a su paso: “Ofi ciales y soldados del Paraguay, saludemos las lágrimas de estos valientes. Los guerreros también lloran”. Todos nos cuadramos con los ojos empañados: Los bolivianos que salían de sus trincheras nos dejaban mudos de asom-bro. Eran meros esqueletos harapientos y enfermos.

La última vez que vimos a nuestra prisionera estaba de espaldas abrazada a sus compa-ñeras de la Cruz Roja, con mi cantimplora en la mano.

El Tte. Coronel Marzana y sus hombres fueron el primer contingente de prisioneros desem-barcados del “Humaitá” en Asunción, donde una hostil muchedumbre los observaba en silencio,

El argumento se lla-ma también “intriga” pues en él ofrecen los sucesos, un orden artifi cial, artístico, transformado por el escritor para sus fi nes. Si reacomodamos esos mismos suce-sos de acuerdo a un orden lógico y crono-lógico ideal estamos ante la fábula.

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pero al ver los cientos de espectros barbudos, rengueando, con las camisas hechas jirones... la actitud del público se transformó de inmediato. El rictus amargo del rencor desapareció de todos los rostros, para dar paso al asombro y luego a la piedad. Un conmovido silencio fue el mejor tributo; de pronto, un grupo de vendedores ambulantes rompió fi las ofreciendo espontáneamente a los cautivos, chipas, naranjas, cigarros.

Una vez más resplandecía la nobleza del pueblo paraguayo.

Camino hacia la lecturaRecordamos la fecha de la batalla de Boquerón. ¿Por qué es feriado nacional?¿Por qué se la considera como la batalla más importante de la Guerra del Chaco?

Augusto Casola(1944)

Nació en Asunción. Es miembro de PEN Club del Paraguay desde 1973. Ocupó los cargos de se-cretario General y Presidente. Es además miembro de la Sociedad de Escritores del Paraguay.

Actuó de Jurado en varios con-cursos literarios.

Tiene algunos cuentos premia-dos como El Padre del Luisón (Ins-tituto Nacional del Libro Español. (INLE, 1972)

Todas las mujeres, Elvira (Mención Cooperativa Universitaria, 1986), La Princesa (Primer Premio Coo-perativa Universitaria, 1992) El muerto (1ª Mención 4º Concurso del Club Centenario, 1994)

Obras publicadasEl Laberinto (novela, 1972). 1er premio, Concurso PEN Club del Paraguay y Cámara Paraguaya del Libro).

27 Silencios (poesía, 1975).

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Nos dividimos en grupo, leemos el texto y comentamos el contenido. Nos detenemos en el análisis de los siguientes elementos:1- El Contexto: Los hechos suceden durante la Guerra del Chaco, el lugar es el campamento de Isla-Poi y el camino de Yucra, rumbo a Boquerón. Los soldados tenían la misión de apoderarse de los pozos de agua que estaban en poder de los enemigos. «El infi erno de la guerra, los morteros y la artillería entraban en acción mezclados a los gritos de los combatientes bolivianos y paraguayos. La desesperación en las trincheras. Los soldados enemigos gritaban en quechua y los nuestros en guaraní. Los soldados de ambos bandos estaban locos de sed, el agua era el elemento que controlaba la batalla».2- Los personajes históricos: El relator, un combatiente, soldado paraguayo; una mujer ofi ciala del ejército boliviano. El comandante Estigarribia y el coronel Gaudioso Núñez son nombrados por el protagonista, a más del general boliviano Marzana, derrotado en Boquerón.3- Refl exionamos sobre las acciones:. La llegada del Comandante Estigarribia.. La misión del regimiento. La búsqueda del agua.. La comunicación entre los grupos.. El encuentro con la mujer boliviana hecha prisionera.. La descripción de cómo iniciaban el combate los soldados compatriotas.. La tensión provocada por la presencia femenina en el campo de batalla.. La noche del combate.. La rendición del enemigo.. La llegada de los prisioneros a Asunción.4- Discutimos sobre el sentido de la expresión con que termina el relato.5- Exponemos nuestras ideas ante el curso.6- Argumentamos oralmente Por qué pelearon los paraguayos.La guerra, sus consecuencias, los estragos causados por la guerra.Los benefi cios de la paz.7- Escribimos sobre uno de estos temas: - Un resumen del argumento. - Una descripción del clima psicológico que reina en el cuento. - Un comentario sobre la sed, la falta de agua durante la guerra con Bolivia8- Escribimos un texto argumentativo sobre los benefi cios de la paz.9. Presentamos nuestros trabajos para su evaluación.

RECUERDA: Para una argumentación efi caz se tendrán en cuenta algunos puntos:La argumentación sirve para sostener las ideas con fundamentaciones valederas, lógicas o para atacar puntos de vista, ideas de otros con oposiciones razonables que puedan refutar los juicios expuestas por los oponentes.El lenguaje empleado debe ser objetivo, directo, claro, preciso, que sirva para aclarar y no para enredar los conceptos.

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EL VIENTO DE LA CORDILLERA

de Augusto Casola, paraguayo

Estampas de la Guerra del 70

Cuando sopla el viento norte bajando por la falda de la cordillera del Amambay, su aliento denso y bochornoso, en cualquier otro sitio de la geografía del país se hace frío y picante de un modo especial.Al sentirlo, la primera vez, uno queda desconcertado y se pregunta si será alisio o acaso del sur, aunque más bien se podría presumir que viene del oeste para rendirse a la evidencia fi nal de que no puede ser sino viento norte, pues conserva la alienante tozudez de su temperamento, apenas disfrazada con el hálito helado que le roba a la cordillera al rozarla, y lo conserva por algún tiempo, en su camino hacia el sur.Bernardita se envolvió más estrechamente en el rebozo que le protegía los hombros y la espalda y miró hacia donde Ysoindy había encendido la fogata para pasar la noche.La india daba de mamar al niño, rubio y brillante al resplandor de las llamas cuyas lenguas cre-pitaban en lucha contra la cada vez más nutrida oscuridad de la selva.Bernardita le sonrió por hábito sin esperar respuesta, al encontrarse sus miradas, porque jamás se alteraban los rasgos hieráticos de la india.Antonio jugaba, curioseando por los alrededores, pero sin internarse en la noche que, como siempre, se abatió de golpe, transformando la selva y el paisaje serrano en una mole compacta y dura, embriagada de ruidos equívocos y susurros extraños que se repetían en un monótono ir y venir en la enmarañada vegetación circundante.En un extremo de la claridad creada por la hoguera, la carreta en que viajaban parecía dormir junto al buey que la tiraba desde el comienzo de esa fuga infi nita.Ysoindy se unió a Bernardita y a su hijo Antonio unas dos semanas atrás y, juntos siguieron ade-lante, profanando la selva sin senderos, sumidos en la desamparada soledad del miedo.Hablaban poco, lo indispensable para comunicarse. El resto del tiempo cada uno se mantenía en su isla rodeada del océano propio de brumas y recuerdos, o de olvido; lo que les confería un aspecto patético de monigotes de mirada atónita.Los últimos seres vivos que vieron eran los hombres de una columna que se movía hacia el sur. De sus cuerpos, sucios y desnutridos, colgaban correosos tendones de tela que alguna vez lucieron como orgullosos uniformes de soldado. En sus ojos hundidos brillaba el destello inmanifi esto del terror.Cuando ya casi terminaron de pasar frente al escondrijo que eligieron las mujeres, por temor a sufrir el arrebato desquiciado que el guerrero suele tener hacia la hembra, Bernardita tomó ánimos y corrió para alcanzar a los fantasmas, que posaron sus miradas sobre ella, como si fuera un complemento del paisaje agobiado del sol.Corrió sosteniendo con las manos la falda desfl ecada de su vestido y al alcanzar al último de la columna y sacudirlo en demanda de información, sólo obtuvo por respuesta una mirada turbia, henchida de indecible desconsuelo.Bernardita sintió en la nuca los ojos fi jos y sin expresión de Ysoindy, con su niño blanco colgado a la espalda en el cesto indio del cual nunca se desprendía y los ojos muy abiertos y asombrados de su hijo, queriendo saber más de ese extraño mundo.Pero el único contacto con la realidad eran esos esqueletos harapientos y olvidados, era la bre-ve polvareda roja levantada por sus pies descalzos al arrastrarlos sobre la arena del surco que abrían al caminar.El niño alcanzó a la india un trozo de carne que Ysoindy atravesó con la estaca de tacuara que hacía de asador y la clavó en el suelo, cerca del fuego.Acomodó al niño rubio a unos metros de la fogata, hasta donde le alcanzaba el calor sin peligro de la salpicadura de las pavesas encendidas que cada tanto esparcía el viento.Tiene olor a india, pensó Antonio la primera vez que olfateó en Ysoindy ese olor rancio que despedía la mujer, mezcla de humo de raja y catinga, adherido a su ropa como parte de su personalidad, a india puerca, se dijo para enseguida sentirse avergonzado.Para Antonio, la huida incesante era una aventura y sólo el cansancio lo abatía al fi nal de cada jornada.Aun la tristeza de los pueblos arrasados y los cadáveres, que en ocasiones se mostraban con una insolencia obscena a su madre y a él (ella apartaba la vista y era agitada por arcadas a causa del olor putrefacto que emitían los cuerpos de hombres y animales), eran motivo de nuevas emocio-nes y despertaban en él una curiosidad atenta y concentrada ajena de temor o de repugnancia.Observaba todo con ojos cándidos, absortos, maliciosos, sin detenerse a considerar las sensa-ciones que le sacudían. Estaba allí como espectador involuntario del universo caótico en que se

La catedral sumergida (cuentos, 1984)

Tierra de nadie – Ninguen (no-vela, 2000)

Segundo Horror (novela, 2001). Primer premio “Roque Gaona, 2001”.

Tiempo (poesía, 2002).

Las obras de Augusto Casola aparecieron en diversas antolo-gías como en los libros de Teresa Méndez Faith: Poesía Paraguaya de ayer y de hoy y Narrativa Pa-raguaya de ayer y de hoy (1999).

Narrativa Paraguaya de Guido Rodríguez Alcalá y María Elena Vi-llagra (1992). Cuentos. Coopera-tiva Universitaria, 1986. Naciones Hispanoamericanas de tradición oral. INL. E, España, 1972

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transformó la anterior placidez de su infancia y cuya memoria se hundía, de a poco, en la intrincada nebulosa de un sueño del pasado que presentía como algo que una vez fue realidad, en especial cuando su madre le hablaba de cosas que él o desconocía o ya había olvidado.El mundo de Antonio estaba formado por esa carreta de ejes chirriantes, la cantimplora, la ropa sucia, el toldo de harapos, los pocos animales que podían cazar con la hondita, las trampas que preparaba su madre cada noche, las frutas silvestres que muchas veces constituían todo su alimento durante días, el niño rubio, casi transparente de tan blanco que era e Ysoindy.Pero el hambre se aplacaba y la miseria, a su edad, es una com-pañía apenas molesta.A ella sí, a su madre la notaba extraña desde que salieron de su casa para internarse en la encrucijada de matorrales y bosques misteriosos donde eran torturados por los mosquitos, el miedo y la desesperación.Antonio observaba el cielo claro o nublado, el amplio campo, los arroyos que de pronto cruzaban el camino sonando a fresco y a risas. Se metía en el agua que le acariciaba el cuerpo limpiándole con ingenua voluptuosidad de la polvareda y haciéndole sentir que esa situación hasta era preferible a la vida anterior, ordenada y discreta en la casa solariega.Pero él también tuvo miedo una vez, aunque sólo más tarde comprendió que esa emoción que le embargó era de miedo.Fue cuando vio al hombre, cuando la india lo mató atravesándole la barriga con una tacuara de punta aguda, cuando vio la cara que puso el hombre y al escuchar su grito (grito de terror animal) y comprender que el hombre moriría pero que aún estaba vivo y se daba cuenta de que pronto iba a morir sin poder sacar el palo que tenía metido en el cuerpo y al que se enroscaron, como culebras, unos hilillos de sangre salpicados de pequeños trozos de carne que le salían de adentro.Entonces tuvo miedo, tanto miedo que se le apretó el estómago mirando el cuerpo caído en el suelo y que seguía retorciéndose sin hacer ruido hasta que por último quedó inmóvil y con los ojos abiertos, como de los cientos de muertos del camino.Sólo que esos eran muertos muertos y éste un hombre vivo que, ante sus ojos, pasó a ser un muerto.La columna seguía avanzando, ajena a la mujer que les forzaba a volver el rostro hacia el suyo sin conseguir sacar respuestas de esas bocas herméticas, algunas selladas con la barba espesa de muchos días, otras, con la pelusilla incipiente de la pubertad.Casi al alcanzar la cabecera de la fi la, uno de los hombres pareció notar su presencia y tras un enorme esfuerzo de concentración para buscar la olvidada articulación de las palabras, dijo:López se murió. Ya no hay ni la patria ni nada. Ya no hay más nada, y siguió como si nunca hubiera existido esa mujer de la vera del camino que osó asomarse al portal de las sombras, de los vencidos, de los muertos. La ciudad se convirtió en un recuerdo pastoso, un sueño reiterativo que afl oraba a la memoria de Bernardita como esos cohetes que se encienden y escapan de las girándulas de feria. Fuegos de artifi cio que existieron en ese mundo de fi estas y ale-grías, de bailes distinguidos para las más distinguidas señoritas que los frecuentaban. Salones espaciosos y brillantes de donde nunca hubiera creído ser apartada con el brusco empellón que la echó a rodar por la pendientes de ese abismo sin destino. Como todas las tardes, el calor cedió paso a los mosqui-tos y a la leve brisa que trasladaba de un lado a otro el espeso y abotagante eructo de la siesta. Ysoindy se sentó como al descuido en la dura silla de madera y la recostó contra la pared del rancho. Encendió uno de los cigarros poguazú que ella misma preparaba, levantó la falda sobre las pantorrillas y se mantuvo inmóvil, mirando hacia donde

la noche ya se hizo espesa y silenciosa de una manera especial, saturada de trinos de pájaros y chillidos de monos y el silencio quebrado cada tanto por el gran silencio que se adueñaba de todo e imponía su poder. La última casa del pueblo quedaba separada de la de Ysoindy por un gallinero donde las gallinas que había, prestaban escaso servicio al gallo envejecido que mucho más se hubiera convertido en comida si no fuera por la falta de otro más joven en el corral de las aves. Como todas las noches, tras haber acostado al niño en la rústica hamaca, protegida contra los mosquitos y otros bichos con una tela sucia y liviana, se acercó a la hornalla donde cocinaba y donde aún sobraban algunos carbones encendidos a los que sopló para reavivarlos, primero con la boca y después con un manojo de yuyos resecos atados a modo de pantalla hasta que el fuego despertó en brasas sin llama. Entonces Ysoindy arrojó sobre ellas unas ramas y hojas que al quemarse inundaron el aire del rancho con un aroma fresco y dulzón. Miró hacia el fondo donde dormía el niño y sintió como le cruzaba por el pecho un cosquilleo íntimo que casi le inclinaba a la sonrisa. Echó hacia atrás el pelo enmarañado y grasiento y se sentó sobre el piso de tierra apisonada, sostenida por medios troncos de palma tomados entre sí por gruesos alambres oxidados por tiempo y que servían de zócalo. Las sombras refl ejadas en las paredes del interior le in-tegraron a la placidez de la noche y ella misma se sintió poseída de una tranquila quietud originada en la fresca brisa que comenzó a soplar. Separó los muslos, como era su costumbre al estar senta-da casi en cuclillas y dejó a su mente sumergirse en la oscuridad, fl otando en el apacible temblor de sonidos lejanos, cortado a veces, por un inesperado gemido proveniente, pensaba ella, de las almas irredentas tan abundantes en la selva. Esperaba la llegada del primer hombre. Conocía a todos los del pueblo y no tardarían en venir. -¡Asunción! –suspiró Bernardita-¡Asunción! La palabra retumbó en la caverna de su memoria y cerró los ojos para retroceder kilómetros de amargura y sufrimientos. Cruzó sin cuidarse de los matorrales espesos que le chicoteaban el cuerpo, saltó sobre los cadáveres tendidos al azar en posturas grotescas, corrió sin detenerse a escuchar el lamento de los mori-bundos que clamaban por agua o la piedad de una muerte menos esquiva a la que veían acercarse, oculta en el lento chorrear de sus tripas saltadas por la bayoneta o la metralla. Voló impávida sobre campos envueltos en olor a pólvo-ra y saturados del griterío estentóreo de los combatientes que mataban y morían alternándose en los avatares de ese juego despiadado. Apartó los ojos para no ver la mirada de desamparo de mujeres y niños que marchaban en hileras ondulantes sin saber a dónde dirigirse, y, borrando con un rápido cabeceo cinco años de devastación, se encoró de nuevo sentada en el amplio corredor de su casa, en su sillón de mimbre, contemplando al agitado juguetear de las hojas de los crotos de las planteras patonas del corredor. De la galería se llegaba al patio de los rosales bajando cinco amplios escalones de mármol integrados al paseo de piedra loza bordeado de brillantes rosas que conferían un aire alegre y señorial al amplio patio de la casa quinta donde residía la familia. De adentro de la casa llegaban los sonidos casuales de la tarde, producidos por el trajinar de las criadas preparando la mesa para la merienda. Su marido estaría en el escritorio, como acostumbraba a encerrarse los últimos meses, conversando con dos o tres señores acerca de la situación política y de las rela-

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ciones del país con sus vecinos que se mostraban, hasta donde ella alcanzaba a comprender, cada vez más amenazantes por la intransigencia de sus posiciones.Cosas de hombres – pensó Bernardita y sonrió al ver a su hijo de ocho años acercarse sudoroso, saliendo de uno de los extremos del patio, del lado del mangal – Ya tendríamos que preocuparnos más de la educación de Antonio –dijo para sí– que de lo que piense hacer el Gobierno con los porteños. El niño gimió en sueños. Ysoindy, que estaba en cucli-llas frente al fuego, se levantó y fue hasta donde había estado la criatura. Después de la lluvia, que no cesó en cuatro días, el animo de Bernardita pasó de la resignación (que decidiera adoptar como nota de conducta desde que subieron a la carreta en busca de un horizonte desconocido, lejano y sin esperanzas), a la mas furibunda ira, cuya conclusión fue el estremecimiento de su garganta retumbando en el bosque, a la vez que se arrojaba de bruces sobre el barro rojo del suelo, hundiendo el rostro en esa tierra cruel de la cual levantaba rítmicamente las facciones desencajadas para elevar los ojos al cielo encapotado y hostil, que no era el de su infancia risueña ni el de su adolescencia feliz que albergaba a un Dios cariñoso y gentil. Todo sucedió de un solo golpe cuando se encontró su-bordinada a la carreta. Con el niño semidormido que miraba sin comprender y asustado de ese ir y venir en la casa, dentro de cuyas habitaciones trajinaban sombras inquietas y escurridizas que sostenían en sus manos candelabros, cirios y lámparas, yendo de un lado a otro, hablando lo imprescindible, con el sigilo-lo supo Antonio-propio de espíritus del purgatorio. El cielo continuaba gris y de las hojas de los árboles caían gotas que tras resbalar sobre ellas acababan saltando a los charcos del suelo para perderse en breves ondulaciones. Un coro de ranas se mofó del grito agónico que un instante corto la atmósfera mágica al desgarrarse el velo que cubría la desaparición de la mujer. - El mundo de las ranas - pensó y quiso echarse a reír, pero se contuvo. Atrajo hacia sí al niño, que no opuso resistencia. - Pronto va a dejar de llover -le dijo y se abrazó a él. La hilera se perdió a los lejos. Ya no tenía sentido buscar en el pasado la razón o la locura que movió a un hombre a arrojar al holocausto a todo un pueblo. Ya vendrían generaciones a ensalzar o denigrar su nombre. Ya vendrían eruditos historiadores y advenedizos aventureros a justifi car sus crímenes o a avergonzar su heroísmo, su muerte honrosa, su caída grotesca, su valor imbatible, su cobarde huida, su cuerpo atravesado por una estaca, el último cadáver que exigía la vergüenza: el cadáver del héroe, del megalómano, del mártir, del monstruo. El llanto de la india sonó como el crujido del alma al sepa-rarse del cuerpo camino a la eternidad. Sonó áspero y sin lágrimas igual a de un animal herido que sucumbe sobre el polvo infame del camino sin prorrumpir el grito que la atraviesa las entrañas con el dolor inenarrable de su impotencia. Volvió la vista. El rancho que le servía de hogar y burdel era un mar de fuego y escombros. Fue tan rápido todo, que ni tuvo tiempo de rescatar a su hijo. El pueblo se convirtió en un infi erno cruzado de lado a lado por el aullido lastimero de hombres, mujeres y niños que corrían por las calles sin saber qué hacer. La placidez de la madrugada se estremeció con el golpear de cascos contra el suelo duro y agrietado por la sequía. De pronto todo fue confusión y muerte. La mesnada arrasó el poblado sin bajar de sus monturas. Le bastó arrojar sobre los techos de paja las antorchas encendidas que traían en las manos. El resto fue sencillo: a quienes salían a la calle los ensartaban con sus lanzas si estaban cerca o los bajaban de un disparo, en caso contrario, riendo sin

cesar y tratando de apoderarse de las mujeres que huían sin poder defenderse. Tres o cuatro de ellas fueron izadas a los caballos y des-aparecieron, forcejeando por librarse de sus captores que volvieron sobre sus pasos, confundidos en la indecisa claridad del amanecer. Al caer la tarde quedaban ruinas humeantes y cenizas, trozos de madera quemada y algunos muertos sin enterrar. Los gritos alucinados del día se acallaron hasta convertirse en el casi inaudible susurro de la desesperación. Los vivos se encargaron de enterrar a los muertos y de levantar precarias casuchas utilizando palos, trapos, ropas y lo poco de paja que se salvó del fuego. Ysoindy salió de su modorra obtusa al escuchar a su lado el llanto de un niño blanco, casi albino, envuelto en un lío de trapos de donde salía el chillido exigente. Sintió que le dolían los pechos de tanta leche que se había acumulado en ellos. Alzó al niño y le acercó a las tetas rebosantes de las que se prendió la pequeña boca con un hambre goloso y voraz. La india supo que ya no tenía lugar en ese sitio. Cargó a sus espaldas al niño, dormido luego de mamar, y se internó en la selva antes que la noche volviera a posesionarse del mundo.La noche iba a caer pronto y el viento norte, frío y sibilante em-pezaba a descender de la cordillera trayendo el rumor de extraños presagios recogidos a lo largo y lo ancho de su falda. De improviso, el sol casi hundido en el horizonte, se abrió paso entre las nubes y, al herirlas, las hizo sucumbir en silenciosa explosión de matices cambiantes de rojo y violeta cuyas tonalidades intensas se diluían aguadas al acercarse a los árboles que bordeaban el dosel todavía plomizo del cielo. Bernardita buscó un lugar protegido para encender el fuego, lo que requirió de ella no poco esfuerzo pues casi todo a su alrededor estaba empapado del agua de tantos días. Hurgó en la carreta donde encontró algunos tablones secos a los que con ayuda de Antonio transformó en leña. Bernardita se aprestaba a dormir, el niño ya lo hacía, cuando le pareció escuchar el chasquido de una rama al quebrarse. Se sentó sobre la manta que había extendido en el suelo y trató de distinguir algo más entre el cri-cri de los grillos, el desafi nado concierto de las ranas y el susurro de la hojarasca al acariciarse con el paso del viento. Se volvió a acostar. Sólo entonces percibió espantada la respiración espesa que acompañaba al cuerpo que se le derrumbó encima. Una mano le cubrió la boca y otra, deslizándose desde sus rodillas hacia arriba, entre los muslos, trató de levantarle la falda. Era una mano áspera, callosa y fuerte que la obligó a separar las piernas. Bernardita hizo un esfuerzo y empujó al hombre apartan-do de sí ese cuerpo sudado y resbaladizo que la oprimía contra el suelo. Al sentir la boca libre, la mujer lanzó un alarido de asco y furor y pudo ver al trasluz del fuego que el asaltante se desprendía el pantalón bajo el cual estaba desnudo. Volvió a arrojarse sobre Bernardita. La golpeó en el rostro tumbándola en posición supina, seminconsciente. De un violento tirón le desgarró la ropa interior y sin prisa, consciente de la supe-rioridad alcanzada, se arrodilló entre las piernas de la mujer que, al intentar una nueva resistencia, recibió en la nariz otro violento golpe que la tumbó ensangrentada. Sin comprender lo que ocurría, oyó el crujido de ramas al quebrarse en agil sucesión y una sombra, precedido de olor pe-netrante animal selvático, saltó al centro de la semipenumbra del fuego. Bernardita recibió en el pecho el vómito de sangre caliente que escapó de la boca de su agresor. Lo oyó boquear y vio que se levantaba tambaleante. Giró sobre sí con los ojos desorbitados y la boca desmesuradamente abierta dando paso al alarido de muerte que se le apretaba en el pecho, antes de caer, retorciéndose de dolor a los pies de la mujer que lo atravesó de lado a lado con una gruesa estaca de tacuara transformada en lanza.

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Bernardita se cubrió lo mejor que pudo e intentó levantarse pero ya la mujer estaba a su lado humedeciéndole el rostro magu-llado con un trapo húmedo. Observó que era india y llevaba colgado en un cesto, a la espalda, a una criatura rubia, casi transparente, que mantenía los ojos rojos mirando a su alrededor con curiosidad. Antonio se acercó a su madre llorando con desconsuelo y ella lo abrazó. Quiso estrechar también a su salvadora pero ésta se apartó con brusquedad. Yo soy Ysoindy, india puta. Me puede llevar por tu carreta si queré. Al amanecer, el sol alumbró la vastedad infi nita de matices verdes de la vegetación, cruzada por franjas de tierra roja que, aquí y allá, contrastaban con el espeso resplandor del follaje y el colorido aletear de mariposas. Desde el fondo del paisaje, la cordillera emitía su aliento frío que, bajando hacia las profundidades de la selva, iba a chocar contre el grupo que descendía una cuesta hacia el valle. La carreta semejaba un raro animal fl ecudo y chirriante en busca de su que-rencia. En el interior, sus huéspedes mantenían un silencio obsti-nado y sin regocijo al descubrir que otro día estaba comenzando. Y no les prometía nada, era igual a los superados y a los por venir, como si un titiritero abriera y cerrara el telón del escenario donde los monigotes representaban siempre la misma farsa: huir, caminar, ir sin objeto de la noche al día y otra vez a la noche, afanados sólo en aplacar el hambre y la sed, logrando olvidar el miedo sólo cuando el sueño cernía sobre ellos su manto de piedad. Bernardita se abrigó mejor con el rebozo que la protegía y miró hacia Antonio que echó a correr pendiente abajo siguiendo el sinuoso trazado de huellas marcadas profundamente en la tierra, como si por ese mismo sendero hubieran pasado recien-temente otras carretas. A lo mejor llega a algún lado, pensó Bernardita y el

olvidado gesto de una sonrisa asomó a sus labios. El niño saltaba de una a otra huella, gritando con alegría. Ysoindy conducía el buey, a pie, haciendo que la carreta avanzara con quejumbrosa lentitud. A lo lejos, de entre las ramas de los árboles ocultas por la densa hojarasca, llegaba hasta ellos el continuo trinar de las aves y algunos estridentes silbidos de cigarra que rompían con sobresalto la pesada transparencia del silencio de alrededor. Bernardita miró a la india, que colgaba de su espalda al niño rubio y la bolsa con sus pertenencias sujeta a la frente con un correaje lo que le permitía mantener las manos libres, en una de las cuales sostenía la lanza que ahora hacía de cayado. Habían hablado muy poco desde que comenzaron a viajar juntas, sólo lo imprescindible, pero Bernardita sentía que entre ellas iba creciendo un afecto mudo brotando de las circunstancias y el dolor que, seguramente, también latía detrás de esos ojos impávidos, haciéndole sangrar heridas a las que jamás la india permitiría abrirse paso al exterior. El viento de la cordillera se anunciaba intenso y bochor-noso agrediendo con ese silbido frío y punzante con que mimetiza su excecrable condición de viento norte. Ana Inés prestó poca atención a la última fotografía, muy desteñida, del viejo álbum. La conocía. Representaba a una pareja y debajo tenía una inscripción hecha a tinta que se podía leer todavía forzando un poco la vista: Carlos y Bernardita, 1868. Afuera hacía calor y el viento norte levantaba tirabuzo-nes de arena y ramitas secas. Sobre las cumbres más altas de la cordillera corrían algunas nubes, espesas, amenazando lluvia. Volvió a mirar la vieja foto, considerando su parecido con la mujer que la observaba desde la cartulina. Los parientes le solían hacer bromas diciendo que en ella se había reencarnado la tatarabuela residenta. Sonrió consigo misma y cerró el álbum.

Camino hacia la lectura1. ¿Qué ideas nos inducen el epígrafe siguiente? Todas las guerras son crueles, pero la Guerra contra la Triple Alianza no tiene parangón en la historia.2. Relatamos una anécdota sobre la Guerra del 70?3. Opinamos sobre los relatos narrados en cuanto al sacrifi cio de los personajes.4. Evaluamos en forma grupal la actividad.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Expresión oral1. Determinamos la ubicación temporal o marco histórico: - Época en que suceden las acciones narradas. - Relacionamos los acontecimientos históricos: gobierno,

gobernante y el pueblo paraguayo. 2. Ubicación espacial Leemos de nuevo el texto para localizar los párrafos que

determinan los escenarios geográfi cos donde se desarrollan los acontecimientos y transcribimos en una línea la referencia sobre cada lugar.

3. Comentamos el encuentro de Bernardita y Antonio con la india Ysoindy. Inventamos un diálogo entre Bernardita y Antonio con la india Ysoindy.

4. Caractertizamos a los personajes femeninos Bernardita e Ysoindy según los datos que proporciona el texto.

. Expresamos nuestras ideas por comparación o con-traste en una exposición de causa-efecto.

. Proponemos el siguiente esquema, aunque son libres de aceptarlo o recha zarlo y elegir libremente el esquema de trabajo que les convenga.

Estructura del comentario- Exposición de los puntos de vista del equipo- Ideas principales que desean expresar- Expresiones que sustentan las ideas- Tono, carácter o tendencia del texto- Comentarios y conclusiones fi nales

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5. Comentamos oralmente el contexto histórico teniendo en cuenta:

- La situación del Paraguay durante la guerra. - La huida de los habitantes de Asunción. - La situación después de la muerte de López.

Expresión escrita6. Escogemos tres actos violentos ocurridos en el cuento y

argumentamos justifi cando el califi cativo.

7. Escribimos un comentario de diez líneas, explicando las causas de la miseria en que se halla Bernardita después de una vida opulenta.

8. Trabajamos en grupo en un proyecto multidisciplinario que incluye a nuestros profesores de Ciencias Sociales sobre el tema. El Final de la guerra contra la Triple Alianza y el estado en que quedaron los pueblos, los hombres, las mujeres y los niños.

Sugerimos algunas estrategias: a) Buscar información en libros de Historia del Paraguay sobre

la guerra del 70. b) Entrevistar a uno o dos profesores sobre las consecuencias

de la guerra del 70. c) Entrevistar a otros profesores sobre el tema «los benefi cios

de la paz»; y el estado en que ha quedado el pueblo paraguayo al fi nal de la guerra contra la Triple Alianza.

FOTONOVELAConsiste en narrar por medio de imágenes.Sirve para recrear un relato compaginando

fotografías sacadas de revistas, periódicos, afi ches, etc.

DiagramaTexto Imagen Diálogo

Indicadores de evaluación 1. Se ajusta al tema.2. Originalidad de la presentación.3. Calidad de las imágenes seleccionadas.4. Estructura coherente.

e) Elaborar el proyecto. f) Fijar las pautas de evaluación con cada profesor y consig-

narlas. g) Presentar el proyecto y evaluarlo con el grupo.

9. Convertimos el cuento en un fotorelato Sugerencias: relato por medio de fotos.

Rosa, la Bella

LA CASA DE LOS ESPÍRITUS

de Isabel Allende, chilena

Barrabás llegó a la familia por vía marítima, anotó la niña Clara con su delicada caligrafía. Ya entonces tenía el hábito de escribir las cosas importantes y más tarde, cuando se quedó muda, escribía también las trivialidades, sin sospechar que cincuenta años después, sus cuadernos me servirían para rescatar la memoria del pasado y para sobrevivir a mi propio espanto. El día que llegó Ba-rrabás era Jueves Santo. Venía en una jaula indigna, cubierto de sus propios excrementos y orines, con una mirada extraviada de preso miserable e indefenso, pero ya se adivinaba –por el porte real de su cabeza y el tamaño de su esqueleto- el gigante legendario que llegó a ser. Aquél era un día aburrido y otoñal, que en nada presagiaba los acontecimientos que la niña escribió para que fueran recordados y que ocurrieron durante la misa de doce, en la parroquia de San Sebastián, a la cual asistió con toda su familia. En señal de duelo, los santos estaban tapados con trapos morados, que las beatas desem-polvaban anualmente del ropero de la sacristía, y bajo las sábanas de luto la corte celestial parecía un amasijo de muebles esperando la mudanza, sin que las velas, el incienso o los gemidos del órgano, pudieran contrarrestar ese lamentable efecto. Se erguían amenazan-tes bultos oscuros en el lugar de los santos de cuerpo entero, con sus rostros idénticos de expresión constipada, sus elaboradas pelucas de cabello de muerto, sus rubíes, sus perlas, sus esmeraldas de vidrio pintado y sus vestuarios de nobles fl orentinos. El único favorecido con el luto era el patrono de la iglesia, San Sebastián, porque en Semana Santa le ahorraba a los fi eles el espectáculo de su cuerpo torcido en una postura indecente, atravesado por media docena de fl echas, chorreando sangre y lágrimas, como un homosexual sufi ciente, cuyas llagas, milagrosamente frescas gracias al pincel

del padre Restrepo, hacían estremecer de asco a Clara.Era ésa una larga semana de penitencia y de ayuno, no se

jugaba baraja, no se tocaba música que incitara a la lujuria o al olvido, y se observaba, dentro de lo posible, la mayor tristeza y castidad, a pesar de que justamente en esos días, el aguijonazo del demonio tentaba con mayor insistencia la débil carne católica. El ayuno consistía en suaves pasteles de hojaldre, sabrosos guisos de verdura, esponjosas tortillas y grandes quesos traídos del campo, con los que las familias recordaban la Pasión del Señor, cuidándose de no probar ni el más pequeño trozo de carne o de pescado, bajo pena de excomunión, como insistía el padre Restrepo. Nadie se habría atrevido a desobedecerle. El sacerdote estaba provisto de un largo dedo incriminador para apuntar a los pecadores en público y una lengua entrenada para alborotar los sentimientos.

¡Tú, ladrón que has robado el dinero del culto! –gritaba desde el púlpito señalando a un caballero que fi ngía afanarse en una pe-lusa de su solapa para no darle la cara. ¡Tú, desvergonzada que te prostituyes en los muelles! –y acusaba a doña Ester Trueba, inválida debido a la artritis y beata de la Virgen del Carmen, que abría los ojos sorprendida, sin saber el signifi cado de aquella palabra ni adónde quedaban los muelles-. ¡Arrepentíos, pecadores, inmunda carroña, indignos del sacrifi cio de Nuestro Señor! ¡Ayunad! ¡Haced penitencia!

Llevado por el entusiasmo de su celo vocacional, el sacerdote debía contenerse para no entrar en abierta desobediencia con las instrucciones de sus superiores eclesiásticos, sacudidos por vientos de modernismo, que se oponían al cilicio y a al fl agelación. El era partidario de vencer las debilidades del alma con una buena azotaina de la carne. Era famoso por su oratoria desenfrenada. Lo seguían

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Isabel Allende, nacida en Chile. Periodista de profesión, tuvo durante 15 años una columna humorística en su país, más tarde en Venezuela, donde residió des-pués del golpe militar de Chile en 1973. Hizo televisión, escribió crónicas periodísticas que abar-caron diversidad de temas, obras de texto y cuentos infantiles. Hoy en día, según los comentaristas de editoriales, es sin duda la novelista latinoamericana más leída en el mundo.

“En la zona donde los límites de la realidad ceden � exiblemente ante la invasión de una causali-dad distinta, que tiene el vértigo de una fantasía dirigida, Isabel Allende cuenta con sencillez una historia de amor. Una historia que contiene muchas historias, algunas de delicadeza tan frágil y decisiva que parecen requerir un repertorio de imágenes a su me-dida, como si sobre el laberinto tórrido de la selva americana se imprimiese la belleza helada de un paisaje, de Brueghel.

Isabel Allende (1942)

sus fi eles de parroquia en parroquia, sudaban oyéndolo describir los tormentos de los pecadores en el infi erno, las carnes desgarradas por ingeniosas máquinas de tortura, los fuegos eternos, los garfi os que traspasaban los miembros viriles, los asqueroso reptiles que se introducían por los orifi cios femeninos y otros múltiples suplicios que incorporaba en cada sermón para sembrar el terror de Dios. El mismo Satanás era descrito hasta en sus más íntimas anomalías con el acento de Galicia del sacerdote, cuya misión en este mundo era sacudir las conciencias de los indolentes criollos.

Severo del Valle era ateo y masón, pero tenía ambiciones políticas y no podía darse el lujo de faltar a la misa más concurrida cada domingo y fi esta de guardar, para que todos pudieran verlo. Su esposa Nívea prefería entenderse con Dios sin intermediarios, tenía profunda desconfi anza de las sotanas y se aburría con las descripciones del cielo, el purgatorio y el infi erno, pero acompañaba a su marido en sus ambiciones parlamentarias, en la esperanza de que si él ocupaba un puesto en el Congreso, ella podría obtener el voto femenino, por el cual luchaba desde hacía diez años, sin que sus numerosos embarazos lograran desanimarla. Ese Jueves Santo el padre Restrepo había llevado a los oyentes al límite de su resistencia con sus visiones apocalípticas y Nívea empezó a sentir mareos. Se preguntó si no estaría nuevamente encinta. A pesar de los lavados con vinagre y las esponjas con hiel, había dado a luz quince hijos de los cuales todavía quedaban once vivos, y tenía razones para suponer que ya estaba acomodándose en la madurez, pues su hija Clara, la menor, tenía diez años. Parecía que por fi n había cedido el ímpetu de su asombrosa fertilidad. Procuró atribuir su malestar al momento del sermón del padre Restrepo cuando la apuntó para referirse a los fariseos que pretendían legalizar a los bastardos y al matrimonio civil, desarticulando a la familia, la patria, la propiedad y la Iglesia, dando a las mujeres la misma posición que a los hombres, en abierto desafío a la ley de Dios, que en ese aspecto era muy precisa. Nívea y Severo ocupaban, con sus hijos, toda la tercera hilera de bancos. Clara estaba sentada al lado de su madre y ésta le apretaba la mano con impaciencia cuando el discurso del sacerdote se extendía demasiado en los pecados de la carne, porque sabía que eso inducía a la pequeña a visualizar aberraciones que iban más allá de la realidad, como era evidente por las preguntas que hacía y que nadie sabía contestar. Clara era muy precoz y tenía la desbordante imaginación que heredaron todas las mujeres de su familia por vía materna. La temperatura de la iglesia había aumentado y el olor penetrante de los cirios, el incienso y la multitud apiñada, contribuían a la fatiga de Nívea. Deseaba que la ceremonia terminara de una vez, para regresar a su fresca casa, a sentarse en el corredor de los helechos y saborear la jarra de horchata que la Nana preparaba los días de fi esta. Miró a sus hijos, los menores estaban cansados, rígidos en su ropa de domingo, y los mayores comenzaban a distraerse. Posó la vista en Rosa, la mayor de sus hijas vivas, y, como siempre, se sorprendió. Su extraña belleza tenía una cualidad perturbadora de la cual ni ella escapaba, pare-cía fabricada de un material diferente al de la raza humana. Nívea supo que no era de este mundo aun antes que naciera, porque la vio en sueños, por eso no le sorprendió que la comadrona diera un grito al verla. Al nacer, Rosa era blanca, lisa sin arrugas, como una muñeca de loza, con el cabello verde y los ojos amarillos, la criatura más hermosa que había nacido en la tierra desde los tiempos del pecado original, como dijo la comadrona santiguándose. Desde el primer baño, la Nana le lavó el pelo con infusión de manzanilla, lo cual tuvo la virtud de mitigar el color dándole una tonalidad de bronce viejo, y la ponía desnuda al sol, para fortalecer su piel, que era translúcida en las zonas más delicadas del vientre y las axilas, donde se adivinaban las venas y la textura secreta de los músculos. Aquellos trucos de gitana, sin embargo, no fueron sufi ciente y muy pronto se corrió la voz de que les había nacido un ángel. Nívea esperó a que las ingratas etapas del crecimiento otorgarían a su hija algunas imperfecciones, pero nada de eso ocurrió, por el contrario, a los dieciocho años Rosa no había engordado y no le habían salido granos, sino que se había acentuado su gracia marítima. El tono de su piel, con suaves refl ejos azulados, y el de su cabello, la lentitud de sus movimientos y su carácter silencioso, evocaban a un habitante del agua. Tenía algo de pez si hubiera tenido una cola escamada habría sido claramente una sirena, pero sus dos piernas la colocaban en un límite impreciso entre la criatura humana y el ser mitológico. A pesar de todo, la joven había hecho una vida casi normal, tenía un novio y algún día se casaría con lo cual la responsabilidad de su hermosura pasaría a otras manos. Rosa inclinó la cabeza y un rayo se fi ltró por los vitrales góticos de la iglesia, dando un halo de luz a su perfi l. Algunas personas se dieron vuelta para mirarla y cuchichearon, como a menudo ocurría a su paso, pero Rosa no parecía darse cuenta de nada, era inmune a la vanidad ese día estaba más ausente que de costumbre, imaginando nuevas bestias para bordar en su mantel, mitad pájaro y mitad mamífero, cubiertas con plumas iridiscentes y provistas de cuernos y pezuñas, tan gordas y con alas tan breves, que desafi aban las leyes de la biología y de la aerodinámica. Rara vez pensaba en su novio, Esteban Trueba, no por falta de amor, sino a causa de su temperamento olvidadizo y porque dos años de separación son mucha ausencia. El estaba trabajando en las minas del Norte. Le escribía metódicamente y a veces Rosa le contestaba enviando versos copiados y dibujos de fl ores en papel de pergamino con tinta china. A través de esa correspondencia, que Nívea violaba en forma regular, se enteró de los sobresaltos del ofi cio de minero, siempre amenazado por derrumbes, persiguiendo vetas escurridizas, pidiendo créditos a cuenta de la buena suerte, confi ando en que aparecería un maravilloso fi lón de oro que le permitiría hacer una rápida fortuna y regresar para llevar a Rosa del brazo al altar, convirtiéndose así en el hombre más feliz del universo, como decía siempre al

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En 1982 apareció en el ámbito literario una nueva autora, Isabel Allende, que se dio a conocer con una novela excepcional, La Casa de los Espíritus, con la cual alcanzó subido éxito mundial. Su nombre pasó a ocupar un lugar muy destacado entre los grandes narradores.

La autora se encontró entonces ante el reto de escribir a la altura de su primera obra y lo consiguió con De Amor y de Sombra, una poderosa novela sobre el miedo y la esperanza. Con su tercera novela Eva Luna, la autora atrapa a los lectores en un fascinante juego de cajas chinas, es un libro que puede leerse en muchos niveles. Paula es una novela de suspenso, muy descarnada que se lee sin respirar.

Su libro de relatos Cuentos de Eva Luna y su novela Eva Luna han sido traducidos a más de 25 lenguas, encabezan la lista de libros más leídos en varios países de América y Europa.

La escritora expresó: “En mis libros, he querido contar la trage-dia de este torturado continente y la esperanza de los hombres y mujeres que luchan por un mundo mejor”.

fi nal de las cartas. Rosa, sin embargo, no tenía prisa por casarse y casi había olvidado el único beso que intercambiaron al despedirse y tampoco podía recordar el color de los ojos de ese no-vio tenaz. Por infl uencia de las novelas románticas, que constituían su única lectura, le costaba imaginarlo con botas de suela, la piel quemada por los vientos del desierto, escarbando la tierra en busca de tesoros de piratas, doblones españoles y joyas de los incas, y era inútil que Nívea tratara de convencerla de que las riquezas de las minas estaban metidas en las piedras, porque a Rosa le parecía imposible que Esteban Trueba recogiera toneladas de peñascos con la esperanza de que, al someterlos a inicuos procesos crematorios, escupieran un gramo de oro. Entretanto, lo aguardaba sin aburrirse, imperturbable en la gigantesca tarea que se había impuesto: bordar el mantel más grande del mundo. Comenzó con perros, gatos y mariposas, pero pronto la fanta-sía se apoderó de su labor y fue apareciendo un paraíso de bestias imposibles que nacían de su aguja ante los ojos preocupados de su padre. Severo consideraba que era tiempo de que su hija se sacudiera la modorra y pusiera los pies en la realidad, que aprendiera algunos ofi cios domés-ticos y se preparara para el matrimonio, pero Nívea no compartía esa inquietud. Ella prefería no atormentar a su hija con exigencias terrenales, pues presentía que Rosa era un ser celestial, que no estaba hecho para durar mucho tiempo en el tráfi co grosero de este mundo, por eso la dejaba en paz con sus hilos de bordar y no objetaba aquel zoológico de pesadilla.

Una barba del corsé de Nívea se quebró y la punta se le clavó entre las costillas. Sintió que se ahogaba dentro del vestido de terciopelo azul, el cuello de encaje demasiado alto, las mangas muy estrechas, la cintura tan ajustada, que cuando se soltaba la faja pasaba media hora con retorcijones de barriga hasta que las tripas se le acomodaban en su posición normal. Lo habían discutido a menudo con sus amigas sufragistas y habían llegado a la conclusión de que mientras las mujeres no se cortaran las faldas y el pelo y no se quitaran los refajos, daba igual que pudieran estudiar medicina o tuvieran derecho a voto, porque de ningún modo tendrían ánimo para hacerlo, pero ella misma no tenía valor para ser de las primeras en abandonar la moda. Notó que la voz de Galicia había dejado de martillarle el cerebro. Se encontraba en una de esas largas pausas del sermón que el cura, conocedor del efecto de un silencio incómodo, empleaba con frecuencia. Sus ojos ardientes aprovechaban esos momentos para recorrer a los feligreses uno por uno. Nívea soltó la mano de su hija Clara y buscó un pañuelo en su manga para secarse una gota que le resbalaba por el cuello. El silencio se hizo denso, el tiempo pareció detenido en la iglesia, pero nadie se atrevió a toser o a acomodar la postura, para no atraer la atención del padre Restrepo. Sus últimas frases todavía vibraban entre las columnas.

Y en ese momento, como recordara años más tarde Nívea, en medio de la ansiedad y el silencio, se escuchó con toda nitidez la voz de su pequeña Clara.

- ¡Pst! ¡Padre Restrepo! Si el cuento del infi erno fuera pura mentira, nos chingamos todos...

El dedo índice del jesuita, que ya estaba en el aire para señalar nuevo suplicios, quedó suspendido como un pararrayos sobre su cabeza. La gente dejó de respirar y los que estaban cabeceando se reanimaron. Los esposos del Valle fueron los primeros en reaccionar al sentir que los invadía el pánico y al ver que sus hijos comenzaban a agitarse nerviosos. Severo comprendió que debía actuar antes que estallara la risa colectiva o se desencadenara algún cataclismo celes-tial. Tomó a su mujer del brazo y a Clara por el cuello y salió arrastrándolas a grandes zancadas, seguido por sus otros hijos, que se precipitaron en tropel hacia la puerta. Alcanzaron a salir antes que el sacerdote pudiera invocar un rayo que los convirtiera en estatuas de sal, pero desde el umbral escucharon su temible voz de arcángel ofendido:

-¡Endemoniada! ¡Soberbia endemoniada!Esas palabras del padre Restrepo permanecieron en la memoria de la familia con la gra-

vedad de un diagnóstico y, en los años sucesivos, tuvieron ocasión de recordarlas a menudo. La única que no volvió a pensar en ellas fue la misma Clara, que se limitó a anotarlas en su diario y luego las olvidó. Sus padres, en cambio, no pudieron ignorarlas, a pesar de que estaban de acuerdo en que la posesión demoníaca y la soberbia eran dos pecados demasiado grandes para una niña tan pequeña. Temían a la maledicencia de la gente y al fanatismo del padre Restrepo. Hasta ese día, no habían puesto nombre a las excentricidades de su hija menor ni las habían relacionado con infl uencias satánicas. Las tomaban como una características de la niña, como la cojera lo era de Luis o la belleza de Rosa. Los poderes mentales de Clara no molestaban a nadie y no producían mayor desorden; se manifestaban casi siempre en asuntos de poca importancia y en la estricta intimidad del hogar. Algunas veces, a la hora de comida, cuando estaban todos reunidos en el gran comedor de la casa, sentados en estricto orden de dignidad y gobierno, el salero comenzaba a vibrar y de pronto se desplazaba por la mesa entre las copas y platos, sin que mediara ninguna fuente de energía conocida ni truco de ilusionista. Nívea daba un tirón a las trenzas de Clara y con ese sistema conseguía que su hija abandonara su distracción lunática y devolviera la normalidad al salero, que al punto recuperaba su inmovilidad. Los hermanos se habían organizado para que, en el caso de que hubiera visitas, el que estaba más cerca detenía de un manotazo lo que se estaba moviendo sobre la mesa, antes que los extraños se dieran cuenta y sufrieran un sobresalto. La familia continuaba comiendo sin comentarios. También se habían habituado a los presagios de la hermana menor. Ella anunciaba los temblores con alguna anticipa-

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La imaginación de Isabel Allende es vasta y consecuente; se ocupa de evidencias y de secretos, de razones y de caprichos, de despotismos recalcitrantes y de ternuras súbitas. Una ola suave de erotismo enlaza sus cadencias exactas y deslumbrantes.

Bañado por la luz diurna, con la fascinación plausible de un des-censo natural evoca un copo de nieve que se derrite en una hoja de palmera.

Historias de amor y violencia en todos sus libros, el paisaje exhuberante y las extravagantes pasiones que determinan el des-tino de sus personajes.

Isabel Allende demuestra un profundo conocimiento del alma humana”.

Editorial Sudamericana

ción, lo que resultaba muy conveniente en ese país de catástrofes, porque daba tiempo de poner a salvo la vajilla y dejar al alcance de la mano las pantufl as para salir arrancando en la noche. A los seis años Clara predijo que el caballo iba a voltear a Luis, pero éste se negó a escucharla y desde entonces tenía una cadera desviada. Con el tiempo se le acortó la pierna izquierda y tuvo que usar un zapato especial con una gran plataforma que él mismo se fabricaba. En esa ocasión Nívea se inquietó, pero la Nana le devolvió la tranquilidad diciendo que hay muchos niños que vuelan como las moscas, que adivinan los sueños y hablan con las ánimas, pero a todos se les pasa cuando pierden la inocencia.

- Ninguno llega a grande en ese estado –explicó-. Espere que a la niña le venga la demos-tración y va a ver que se le quita la maña de andar moviendo los muebles y anunciando desgracias.

Clara era la preferida de la Nana. La había ayudado a nacer y ella era la única que com-prendía realmente la naturaleza estrafalaria de la niña. Cuando Clara salió del vientre de su madre, la Nana la acunó, la lavó y desde ese instante amó desesperadamente a esa criatura frágil, con los pulmones llenos de fl ema, siempre al borde de perder el aliento y ponerse morada, que había tenido que revivir muchas veces con el calor de sus grandes pechos cuando le faltaba el aire, pues ella sabía que ése era el único remedio para el asma, mucho más efectivo que los jarabes aguardentosos del doctor Cuevas.

Ese Jueves Santo, Severo se paseaba por la sala preocupado por el escándalo que su hija había desatado en la misa. Argumentaba que sólo un fanático como el padre Restrepo podía creer en endemoniados en pleno siglo veinte, el siglo de las luces, de la ciencia y la técnica, en el cual el demonio había quedado defi nitivamente desprestigiado. Nívea lo interrumpió para decir que no era ése el punto. Lo grave era que si las proezas de su hija trascendían las paredes de la casa y el cura empezaba a indagar, todo el mundo iba a enterarse.

- Va a empezar a llegar la gente para mirarla como si fuera un fenómeno – dijo Nívea.- Y el Partido Liberal se irá al carajo – agregó Severo, que veía el daño que podía hacer a su

carrera política tener una hechizada en la familia.En eso estaban cuando llegó la Nana arrastrando sus alpargatas con su frufrú de enaguas al-

midonadas, a anunciar que en el patio había unos hombres descargando un muerto. Así era. Entraron en un carro con cuatro caballos, ocupando todo el primer patio, aplastando las camelias y ensuciando con bosta el reluciente empedrado, en un torbellino de polvo, un piafar de caballos y un maldecir de hombres supersticiosos que hacían gestos contra el mal de ojo. Traían el cadáver del tío Marcos con todo su equipaje. Dirigía aquel tumulto un hombrecillo melifl uo, vestido de negro, con levita y un sombrero demasiado grande, que inició un discurso solemne para explicar las circunstancias del caso pero fue brutalmente interrumpido por Nívea, que se lanzó sobre el polvoriento ataúd que contenía los restos de su hermano más querido. Nívea gritaba que abrieran la tapa, para verlo con sus propios ojos. Ya le había tocado enterrarlo en una ocasión anterior, y, por lo mismo, le cabía la duda de que tampoco esta vez fuera defi nitiva su muerte. Sus gritos atrajeron a la multitud de sirvientes de la casa y a todos los hijos, que acudieron corriendo al oír el nombre de su tío resonando con lamentos de duelo.

Hacía un par de años que Clara no veía a su tío Marcos, pero lo recordaba muy bien. Era la única imagen perfectamente nítida de su infancia y para evocarla no necesitaba consultar el dague-rrotipo del salón, donde aparecía vestido de explorador, apoyando en una escopeta de dos cañones de modelo antiguo, con el pie derecho sobre el cuello de un tigre de Malasia, en la misma triunfante actitud que ella había observado en la Virgen del altar mayor, pisando el demonio vencido entre nubes de yeso y ángeles pálidos. A Clara le bastaba cerrar los ojos para ver a su tío en carne y hueso, curtido por las inclemencias de todos los climas del planeta, fl aco, con unos bigotes de fi libustero, entre los cuales asomaba su extraña sonrisa de dientes de tiburón. Parecía imposible que estuviera dentro de ese cajón negro al centro del patio.

En cada visita que hizo Marcos al hogar de su hermana Nívea, se quedó por varios meses, provocando el regocijo de los sobrinos, especialmente el de Clara, y una tormenta en la que el orden doméstico perdía su horizonte. La casa se atochaba de baúles, animales embalsamados, lanzas de indios, bultos de marinero. Por todos lados la gente andaba tropezando con su bártulos inauditos, aparecían bichos nunca vistos, que habían hecho el viaje desde tierras remotas, para terminar aplastados bajo la escoba implacable de la Nana en cualquier rincón de la casa. Los modales del tío Marcos eran los de un caníbal, como decía Severo. Se pasaba la noche haciendo movimientos incom-prensibles en la sala, que, más tarde se supo, eran ejercicios destinados a perfeccionar el control de la mente sobre el cuerpo y a mejorar la digestión. Hacía experimentos de alquimia en la cocina, llenando toda la casa con humaredas fétidas y arruinaba las ollas con substancias sólidas que no se podían desprender del fondo. Mientras los demás intentaban dormir, arrastraba sus maletas por los corredores, ensayaba sonidos agudos con instrumentos salvajes y enseñaba a hablar en español a un loro cuya lengua materna era de origen amazónico. En el día dormía en una hamaca que había tendido entre dos columnas del corredor, sin más abrigo que un taparrabos que ponía de pésimo hu-mor a Severo, pero que Nívea disculpaba porque Marcos la había convencido de que así predicaba el Nazareno. Clara recordaba perfectamente, a pesar de que entonces era muy pequeña, la primera vez que su tío Marcos llegó a la casa de regreso de uno de sus viajes. Se instaló como si fuera a quedarse para siempre. Al poco tiempo, aburrido de presentarse en tertulias de señoritas donde la dueña de

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la casa tocaba el piano, jugar al naipe y eludir los apremios de todos sus parientes para que sentara cabeza y entrara a trabajar de ayudante en el bufete de abogados de Severo del Valle, se compró un organillo y salió a recorrer las calles, con la intención de seducir a su prima Antonieta y, de paso, alegrar al público con su música de manivela. La máquina no era más que un cajón roñoso provisto de ruedas, pero él la pintó con motivos marineros y le puso una falsa chimenea de barco. Quedó con aspecto de cocina a carbón. El organillo tocaba una marcha militar y un vals alternadamente y entre vuelta y vuelta de la manivela, el loro, que había aprendido el español, aunque todavía guardaba su acento extranjero, atraía a la concurrencia con gritos agudos. También sacaba con el pico unos papelitos de una caja para vender la suerte a los curiosos. Los papeles rosados, verdes y azules, eran tan ingeniosos, que siempre apuntaban a los más secretos deseos del cliente. Además de los papeles de la suerte, vendía pelotitas de aserrín para divertir a los niños y polvos contra la impotencia, que comerciaba a media voz con los transeúntes afectados por ese mal. La idea del organillo nació como un último y desesperado recurso para atraer a la prima Antonieta, después que le fallaron otras for-mas más convencionales de cortejarla. Pensó que ninguna mujer en su sano juicio podía permanecer impasible ante una serenata de organillo. Eso fue lo que hizo. Se colocó debajo de su ventana un atardecer, a tocar su marcha militar y su vals, en el momento en que ella tomaba el té con un grupo de amigas. Antonieta no se dio por aludida hasta que el loro comenzó a llamarla por su nombre de pila y entonces se asomó por la ventana. Su reacción no fue la que esperaba su enamorado. Sus amigas se encargaron de repartir la noticia por todos los salones de la ciudad, y, al día siguiente, la gente empezó a pasear por las calles céntricas en la esperanza de ver con sus propios ojos al cuñado de Severo del Valle tocando el organillo y vendiendo pelotitas de aserrín con un loro apolillado, simplemente por el placer de comprobar que también en las mejores familias había buenas razones para avergonzarse. Ante el bochorno familiar, Marcos tuvo que desistir del organillo y elegir métodos menos conspicuos para atraer a la prima Antonieta, pero no renunció asediarla. De todos modos, al fi nal no tuvo éxito, porque la joven se casó de la noche a la mañana con un diplomático veinte años mayor, que se la llevó a vivir a un país tropical cuyo nombre nadie pudo recordar, pero que sugería negritud, bananas y palmeras, donde ella consiguió sobreponerse al recuerdo de aquel pretendiente que arruinó sus diecisiete años con sus marcha militar y su vals. Marcos se hundió en la depresión durante dos o tres días, al cabo de los cuales anunció que jamás se casaría y que se iba a dar la vuelta al mundo. Vendió el organillo a un ciego y dejó el loro como herencia a Clara, pero la Nana lo envenenó secretamente con una sobredosis de aceite de hígado de bacalao, porque no podía soportar sus mirada lujuriosa, sus pulgas y sus gritos destemplados ofreciendo papelitos para la suerte, pelotas de aserrín y polvos para la impotencia.

Ese fue el viaje más largo de Marcos. Regresó con un cargamento de enormes cajas que se almacenaron en el último patio, entre el gallinero y la bodega de la leña, hasta que terminó el invierno, al despuntar la primavera, las hizo trasladar al Parque de los Desfi les, un descampado enrome donde se juntaba el pueblo a ver marchar a los militares durante las Fiestas Patrias, con el paso de ganso que habían copiado de los prusianos. Al abrir las cajas se vio que contenían piezas sueltas de madera, metal, y tela pintada. Marcos pasó dos semanas armando las partes de acuerdo a las instrucciones de un manual en inglés, que descifró con su invencible imaginación y un pequeño diccionario. Cuando el trabajo estuvo listo, resultó ser un pájaro de dimensiones prehistóricas, con un rostro de águila furiosa pintado en su parte delantera, alas móviles y una hélice en el lomo. Causó conmoción. Las familias de la oligarquía olvidaron el organillo y Marcos se convirtió en la novedad de la temporada. La gente hacía paseos los domingos para ir a ver al pájaro y los vendedores de chucherías y fotógrafos ambulantes hicieron su agosto. Sin embargo, al poco tiempo comenzó a agotarse el interés del público. Entonces Marcos anunció que apenas se despejara el tiempo pensaba elevarse en el pájaro y cruzar la cordillera. La noticia se regó en pocas horas y se convirtió en el acontecimiento más comentado del año. La máquina yacía con la panza asentada en la tierra fi rme, pesada y torpe, con más aspecto de pato herido, que de uno de esos modernos aeroplanos que empezaban a fabricarse en Norteamérica. Nada en su apariencia permitía suponer que podría moverse y mucho menos encumbrarse y atrave-sar las montañas nevadas. Los periodistas y curiosos acudieron en tropel. Marcos sonreía inmutable ante la avalancha de preguntas y posaba para los fotógrafos sin ofrecer ninguna explicación técnica o científi ca respecto a la forma en que pensaba realizar su empresa. Hubo gente que viajó de pro-vincia para ver el espectáculo. Cuarenta años después, su sobrino nieto Nicolás, a quien Marcos no llegó a conocer, desenterró la iniciativa de volar que siempre estuvo presente en los hombres de su estirpe. Nicolás tuvo la idea de hacerlo con fi nes comerciales, en una salchicha gigantesca rellena de aire caliente, que llevaría impreso un aviso publicitario de bebidas gaseosas. Pero, en los tiempos en que Marcos anunció su viaje en aeroplano, nadie creía que ese invento pudiera servir para algo útil. El lo hacía por espíritu aventurero. El día señalado para el vuelo amaneció nublado, pero había tanta expectación, que Marcos no quiso aplazar la fecha. Se presentó puntualmente en el sitio y no dio ni una mirada al cielo que se cubría de grises nubarrones. La muchedumbre atónita, llenó todas las calles adyacentes, se encaramó en los techos y los balcones de las casa próximas y se apretujó en el parque. Ninguna concentración política pudo reunir a tanta gente hasta medio siglo después, cuando el primer candidato marxista aspiraba, por medios totalmente democráticos, a ocupar el sillón de los Presidentes. Clara recordaría toda su vida ese día de fi esta. La gente se vistió de primavera,

“Nací en Lima por casualidad, pues soy chilena. Tuve un padre que desapareció sin dejar rastros.

Mi madre fue el norte de mi in-fancia. Tal vez por eso me resulta más fácil escribir sobre mujeres. Ella me dio un cuaderno para anotar la vida a la edad en que otras niñas juegan con muñecas, plantando así la semilla que trein-ta años más tarde me llevaría a incursionar en la literatura”.

De Cuentos de Eva Luna

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adelantándose un poco a la inauguración ofi cial de la temporada, los hombres con trajes de lino blanco y las damas con los sombreros de pajilla italiana que hicieron furor ese año. Desfi laron grupos de escolares con sus maestros, llevando fl ores para el héroe. Marcos re-cibía las fl ores y bromeaba diciendo que esperaran que se estrellara para llevarle fl ores al entierro. El obispo en persona, sin que nadie se lo pidiera, apareció con dos turiferarios a bendecir el pájaro y el orfeón de la gendarmería tocó música alegre y sin pretensiones, para el gusto popular. La policía, a caballo y con lanzas, tuvo difi cultad en mantener a la multitud alejada del centro del parque, donde estaba Marcos vestido con una braga de mecánico, con grandes anteojos de automovilista y su cucalón de explorador. Para el vuelo llevaba, además, su brújula, un catalejos y unos extraños mapas de navegación aérea que él mismo había trazado basándose en las

teorías de Leonardo Da Vinci y en los conocimientos australes de los incas. Contra toda lógica, al segundo intento el pájaro se elevó sin contratiempos y hasta con cierta elegancia, entre los crujidos de su esqueleto y los estertores de su motor. Subió aleteando y se perdió entre las nubes, despedido por una fanfarria de aplausos, silbatos, pañuelos, banderas, redobles musicales del orfeón y aspersiones de agua bendita. En tierra quedó el comentario de la maravillada concurrencia y de los hombre más instruidos, que intentaron dar una explicación razonable al milagro. Clara siguió mirando el cielo hasta mucho después que su tío se hizo invisible. Creyó divisarlo diez minutos más tarde, pero sólo era un gorrión pasajero. Después de tres días, la euforia provocada por el primer vuelo de aeroplano en el país, se desvaneció y nadie volvió a acordarse del episodio, excepto Clara, que oteaba incansablemente las alturas.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Los temas de la novelaEl mundo fabuloso que nos presenta la novelista abarca la

historia de tres generaciones de la familia Trueba-Delvalle, que ahonda en los avatares de la política criolla, las excentricidades de la sociedad oligárquica, dentro de un marco histórico que desnuda a la dictadura cruel y sombría de Chile.

Es la saga de una familia patriarcal y aristocrática en franca decadencia, es a la vez testimonial desde el momento de la campaña política para el triunfo de la alianza popular y más tarde el golpe militar con sus errores y abusos.

El tiempo del relatoEl mundo novelístico de La Casa de los Espíritus se organiza

en un tiempo prolongado y difuso, esa fi guración temporal atraviesa el relato como un remolino en que pasado, presente y futuro se confunden en la espiral de la infi nitud, porque invade el mundo del más allá, la vuelta de los muertos, tal ocurre en la última parte en la que el viejo Senador se percata de la presencia de Clara, su esposa muerta.

La novela es como una nave viajera del tiempo que se fugó al pasado y en ocasiones horada el futuro. La sujeción a un presente se realiza mediante el “cuaderno de la vida” en el que Clara escribe sus memorias y que es completada por su nieta Alba ya al fi nal del relato.

Estrategias del relatoLa mención recurrente al cuaderno de Clara, la repetición

incesante se vuelve catafórica, el relato se construye en un tiempo que parece doblado sobre sí mismo. Los mismos hechos son contados por los distintos personajes, en un tiempo que parece plegado. Como ejemplo tenemos la historia de Rosa, la Bella, la de los cabellos ver-des, que es contada sucesivamente por el novio, por el padre de ella, por su hermana Clara, más tarde por su sobrina Blanca y luego por su sobrina Alba. La memoria está compuesta, en ese sentido, de frag-mentos a los que se da continuidad en el recuerdo; trasmutándose a veces, por olvido, en ocasiones por desplazamientos cuando Clara cuenta la historia del tío Marcos o la repite con variantes más tarde Clara o cuando Alba lee la historia de la abuela, es como reorganiza el tiempo para dar nuevos sentidos a los sucesos.

La narración de hechos históricos como la alusión “al poeta”, refi riéndose a Pablo Neruda, recurre también a anticipaciones como la narración del espanto ante la muerte del Presidente, el bombar-deo al Palacio de Gobierno, las escenas de horror de las torturas. Se condensa la imagen del presente que permanece y se patentiza en la memoria para vivir en ella. Las distintas voces de los diferentes personajes se erigen como una continua resistencia al olvido.

Como estrategia discursiva se adelgaza el límite entre el pasado y el presente. En el nivel de la trama el entrecruzamiento de imágenes, circunstancias veladas y signifi caciones nunca unívocas.

Mirando el contexto socialLa evolución de la sociedad desde la perspectiva de una

economía agraria y rural es descrita con minuciosidad, precisión y dinamismo como lo referente a la explotación del campesinado.

Hombres, mujeres y niños trabajaban de sol a sol, sin des-canso dominical, sin atención a la salud. Las mujeres y los niños ayudaban en las cosechas, cuidaban las aves, proveían de ropa tejiendo la lana. Esteban aplicó por ese tiempo, la política del auto-abastecimiento, aunque les trataba con dureza y hasta con crueldad, se preocupó de sustituir los ranchos por casitas de ladrillos y edifi có una escuelita para los niños, a más de proveerles de lo necesario bancos, cuadernos, libros y un maestro traído de la capital.

Pero a los campesinos ya no les satisfacía la política protec-cionista, soñaban con poder conseguir su autonomía.

Por esa época llegaron los primeros políticos de izquierda que les abrían los ojos y les hacían discursos sobre los patrones a quienes califi caban como explotadores inhumanos, que goberna-ban para su provecho en detrimento del campesino.

El clima políticoEn la capital se incubaba la gran coalición, la gente pobre

deseaba el cambio, surgió un gran movimiento que reunió a los partidos de oposición en una gran alianza que inició una campaña electoral que duró muchos meses. Los campesinos tenían noticias aunque todavía lejanas de los cambios que se anunciaban, les llegaban panfl etos distribuidos en forma clandestina. Los ecos de ese movimiento tardaron en llegar a la hacienda de Esteban Trueba porque él se encargaba de controlarlo todo, pero la infi l-tración dio resultados positivos y el pueblo entregó su voto a la Alianza Popular que triunfó por amplia mayoría.

El gobierno que se instaló tuvo que enfrentar serios pro-blemas: conspiraciones contínuas del empresariado internacional unido al liberalismo y al capitalismo chileno. La resistencia de los izquierdistas fue fuerte y la prensa denunciaba constantemente la intromisión extranjera. Toda esta situación culmina con el golpe militar en que muere el Presidente dentro del Palacio durante el bombardeo.

La presencia de la mujerLas mujeres, compañeras de causa, son presentadas

desde su psicología profunda, la obsesión, la interpretación de

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los sueños secretos, la identifi cación total con los ideales de la revolución, el sufrimiento que viven por amor, el amor total que asume solidariamente el destino de su amado. Mujeres valien-tes, fuertes, que sufrían las vejaciones de soldados vandálicos, salvajes, borrachos, en perpetua excitación erótica, que abusa-ban de ellas en presencia de sus esposos, de sus hijos o de sus compañeros de celda.

Galería de PersonajesMujeres estrafalarias, hombres extravagantes conforman

la galería de personajes excéntricos que pueblan el universo novelístico de la Casa de los Espíritus.

Rosa, la bella, dueña de una extraña belleza, blanca, lisa como una muñeca de losa, posee una extraña atracción de la que nadie podía escapar, con el cabello verde y los ojos amarillos.

Murió envenenada por un aguardiente que le habían re-galado sus amigos políticos a su padre, el Senador Delvalle. Rosa vive un amor que no se concreta a causa de su muerte.

Clara, la hermana de Rosa, desde pequeña podía ver con anticipación los acontecimientos, anunciaba las desgracias y sus predicciones eran infalibles. El sacerdote la tachaba de ende-moniada porque hacía volar los saleros en la mesa y movía con su mirada las tazas.

Férula, la hermana de Esteban Trueba, cuidaba de su madre tullida a causa de las artritis, los días sábados rezaba el rosario en el barrio rojo por la conversión de las prostitutas o iba a los barrios miserables a bañar “enfermos y mendigos”.

El tío Marcos, otro extravagante, había viajado a tierras remotas; a su vuelta trajo animales embalsamados, bichos nunca vistos, colmillos de elefantes, lanzas de indios. Hacía experimen-tos de alquimia en la cocina y tocaba el organillo en las calles

entre vuelta y vuelta de la manivela una marcha militar y un vals alternadamente, mientras un loro amaestrado sacaba papelitos con el pico de una caja para vender la suerte.

Esteban Trueba hacía gala de neurosis, en sus juventud explotó una mina, luego se dedicó a la hacienda en un valle; entre montañas, en el sur de Chile, allí vivió una década sin alternar con nadie. Se le agrió su carácter y se volvió cruel. Violaba a cuanta campesina iba creciendo o llegaba a la pubertad (p. 55). En la ciudad, maltrataba a sus criados, solo respetaba a la Nana, la que crió a sus hijos. La mente de él quedó perturbada y en su vejez veía visiones.

La galería de seres casi irracionales la integran también los mellizos, hijos de Clara. Uno de ellos se vuelve budista, nudista, realiza largas sesiones de meditación, se alimenta sólo de hierbas, se debilita y pierde el juicio, se hace bailarín y zapatea desnudo sobre la mesa de los bares, de donde lo sacaban a rastras.

También aparece la amiga del bailarín, una universitaria comunista, que se acuesta con él y queda embarazada; practica el aborto; como consecuencia se debate entre la vida y la muerte y luego se vuelve drogadicta.

Intencionalidad de la autoraEn la novela se concentra toda la amargura del intelec-

tual latinoamericano que condena la opresión política, toda la frustración de los que acunan ideas libertarias, que no duda de la efi cacia de la rebeldía juvenil.

Muestra la pobreza urbana, la vida miserable en las barria-das, las rancherías que afean la ciudad capital, los campesinos, los auténticos desheredados, la muerte pequeña de los pobres del basural que se muestra como algo cotidiano y natural.

Una obra como La Casa de los Espíritus no puede tener un solo signifi cado, es obvia la plurisignifi cación, admite varios niveles de lectura, abre las puertas de múltiples lecturas y reactualizaciones del mismo texto que confi gurarán nuevas interpretaciones con el acopio de nuevas informaciones sobre las situaciones y los acontecimientos narrados.

ACTIVIDADES

Después de la lectura. Relación lectora-expresión escrita.1. Escribimos algunas ideas básicas sobre el sentido histórico del texto. Sugerimos estas guías.

- Época que abarca la novela- Acontecimientos y sucesos reales que fueron narrativizados- Personajes de existencia real

2. Elaboramos una lista de acontecimientos que ilustran la evolución social de Chile según el texto.3. Encontramos en el texto acciones que aluden al cambio social y comentarlas.4. Organizamos un esquema de causas y consecuencias de la muerte del Presidente.5. Escribimos un texto argumentativo para justifi car las causas de la revolución, según la novela leída, para la cual con-sideramos estas propuestas como un camino posible:

- Relacionamos los conceptos de revolución con las manifestaciones de los hablantes, relatores o voces narrativas.- Según el comportamiento de los personajes.- Organizamos el texto con una breve introducción. En el desarrollo exponemos las ideas siguiendo un orden lógico.- Agrupamos las ideas afi nes en el mismo párrafo, para evitar contradicciones.

3. Establecemos causas y consecuencias para que los argumentos resulten convincentes.4. Concluimos con un párrafo que sintetice el contenido expuesto y que deje una opinión justifi cada sobre el tema analizado.5. Presentamos nuestro trabajo para ser evaluado vía portafolio.

Lengua Castellana y Literatura 3

• Analiza los elementos estéticos utilizados en las obras de autores paraguayos e ibe-roamericanos.

• Identifi ca rasgos socioculturales presentes en las obras.• Analiza los estilos lingüísticos de los textos estudiados.• Interpreta los mensajes transmitidos en textos literarios.• Produce textos orales argumentativos con características de cohesión y coherencia.• Interpreta mensajes transmitidos en textos escritos.

CAPACIDADES

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4unidad

Confl ictos a partirdel contacto de culturas

INTRODUCCIÓN A LA UNIDAD

Camino hacia la lecturaLeemos con atención para comprender los alcances del vocablo confl icto.

Confl icto: según la defi nición de este vocablo es la tensión u oposición que se produce entre personajes o grupos sociales, cuando estos, en el transcurso de una acción novelesca o dramática, encuentran un obstáculo entre los obje-tivos que persiguen: amor, dinero, idea-les, etc. El término confl icto se emplea fundamentalmente en el teatro, donde es esencial para el desarrollo de la acción dramática (Dic. De términos literarios. E. Calderón). Las raíces del confl icto puede ser de variado tipo:

Personal (dos rivales por la relación amorosa de una dama, Ej. Fuenteovejuna de Lope de Vega, (el confl icto individual entre el Comendador y también Frondoso al término de la primera jornada); el blanco con el negro en “la Cabaña del Tío Tom” de carácter social. Otros tipos de confl ictos: la violencia ejercida contra el desvalido, la explotación del hombre por el hombre, como en Hijo de Hombres de Augusto Roa Bastos; Follaje en los ojos, de Rivarola Matto, la Vorágine de

José Eustasio Rivera; Vagos sin tierra, de Renée Ferrer.

Culturales, La mano en la tierra de Josefi na Plá, en donde se observan las características propias de la sociedad guaraní y la española en contraste (Blas de Lemos no participa ni se relaciona con sus hijos con la misma confi anza con que lo hacen con su madre india, ella es la encargada del cuidado y la transmisión de sus costumbres, lengua y cultura). En la novela de Camus El Extranjero, Mers-ault vive una angustiosa situación que lo hace sentirse extraño en su propio medio. Como vemos el confl icto puede producir-se entre dos concepciones irreconciliables de orden social, político, moral, etc. Y como consecuencia de ver la vida y orga-nizar la conciencia: Ej.: Carlos e Ignacio en La ardiente oscuridad de Buero Valle-jos. La raíz del confl icto también puede encontrarse en un principio, en un poder que pesa sobre la conciencia del persona-je. Es el caso del honor en los dramas de Calderón y El médico de su honra.

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El encuentro de culturas en la voz de los poetas

VOLVERde César Alonso de las Heras, paraguayo

¿Qué con� ictos culturales reproducen estos textos ?

«Daban la impresión de no participar de la brutal realidad del mundo que los rodeaba: cada vez más pobres, sin atinar a nada sensato para ganar dinero o por lo menos para mantener los restos de su patrimonio, sin sentido de las proporcio-nes ni de la política, viviendo en un lugar que era ocasión de comentarios irónicos y malévolos de sus parientes lejanos; cada día más alejados de su clase, los Olmos daban la impresión de constituir el fi nal de una antigua familia en medio del furioso caos de una ciudad cosmopolita y mercantilizada, dura e implacable. Y mantenían, y desde luego sin advertirlo, las viejas virtudes criollas que las otras familias habían arrojado como un lastre para no hundirse: eran hospitalarios, generosos, sencillamente patriarcales, modestamente aristocráticos. Y quizá el resentimiento de sus parientes lejanos y ricos se debía en parte a que ellos, en cambio, no habían sabido guardar esas virtudes y habían entrado en el proceso de mercantilización y del materialismo que el país empezó a sufrir desde fi nes de siglo».

Ernesto Sábato, Sobre Héroes y tumbas. Pág. 484

Ha llegado la hora de sacar a nuestra nación de las arenas movedizas de las injusticias raciales y de alzarla sobre la roca fi rme de la fraternidad.

Ha llegado la hora de que la justicia se convierta en una realidad para todos los hijos de Dios.Nuestra nación se vería abocada a un desastre si no se diese por enterada de la urgencia de la situación actual.

Este verano tan caluroso, tan apremiante como el justifi cado descontento del hombre negro, no se acabará hasta que no llegue el otoño refrescante de la libertad y de la justicia. 1963 no es un fi nal, sino un comienzo. Quien espere que el negro, ahora que se ha desfogado, esté contento, se llevará una desagradable sorpresa si el país sigue en la misma línea que hasta ahora.

No habrá ni paz, ni descanso en América hasta que no se le concedan al hombre negro todos los derechos ciuda-danos...

Luther King, Martín. Discurso. (Fragmento)

No echas de ver cómo abusan de nosotros. Nos juegan sucio, Paulina. La autoridad siempre le juega sucio a quienes están en la miseria. Todo les tenemos que dar: para la Iglesia, el

diezmo, el grueso para la Administración; los frutos en su punto para el patrón. No importa cómo se llame: cura, ofi -cial, o encomendero. Y a nosotros solo nos quedan las sobras. Demasiado pesada se está volviendo esta vida, Paulina.

Renée, Ferrer. Vagos sin tierras (Pag.38).

Su obra dará testimonio de la miseria y la belleza del mundo y de los hombres que la habitan. En sus orígenes se hallan los presupuestos para el no y el sí que llevan a la existencia.

Argelia le ofreció diariamente un doble espectáculo: por un lado el hechizo que ejerce el mar Mediterráneo, por otro el trasunto de culturas ya fenecidas que habían pervivido de algún modo hasta el presente: El amor hacia la tierra que lo acompañó durante toda su vida.

Camus, Albert; Grenzmann, Wilhelm. Problemas y fi guras de la literatura Contemporánea (Pag. 218).

Leemos estos interesantes textos con nuestros compañeros y luego informamos oralmente a la clase. ¿Qué valores cul-turales se detectan en cada uno de ellos?

Hay que volver, amigoNo dejes que una noche muy larga te lo impidaControla tus luceros.Cuando sientas que va a caer la tardePonte el hato a las espaldas Y regresa.

Te esperan los lapachosHay uno, siempre –el tuyo- infl orecidopor tu ausenciaTe espera el manantial que ha detenido su corrienteVerás cómo, otra vez, se desparramaVerás cómo fl orece de nuevo

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Camino hacia la lecturaConversemos sobre el sentido que te sugieren las palabras “volver”, “noche”, “lucero”.Buscamos el signifi cado de los vocablos de las lista y luego le agregamos un sinónimo a cada una de las palabras.hato sutil evisceranteagazapar añora malicia

aquel jazmín de tus ensueños.

Hay que volver, amigoHay que volver desde la pena Desde la pobre pena agazapadaen la esquinapara el escalofrío de una inquietudde la que huyes.

Vive como si no vivierasNo se enraícen tus entrañasen el suelo que pisas y no es tuyoNo es verdad que seamos ciudadanosde toda la tierraTe hicieron la selva y el ChacoTe hicieron estos ríosde tibio caudal como el de las venasTe hizo esta tierra roja,la sangre de la historia de tus padresy la esperanza que anida soñolientaen el surco apenas iniciado

Hay que volver, amigoYo vuelvoEs aquello lo mío. Aquí

sin duda tengo más. Tengolos lazos de la sangre, el sentimientola cultura de siglosy un provenir que ríe en cada alba.

Pero el hilo sutil de aquella vozel cuencode un cariño infantil, que añora verteel azahar de los naranjosel sortilegio de algún atardecerentre las palmasel misterio, la angustia y el suspiro,el dolor y el gozo eviscerante,eso sólo está allí.y no puedo vivir faltándome tanta alma.

Pronto,antes de que te clave otro lucerohay que volver amigoAllí te esperoY allí, cuando te duela todo, cuando sientas que muerde la maliciahas de quedarte.

Alonso de las Heras. Que cercano tu recuerdo. Edic. S.M. As. 1970.

ANÁLISIS Y COMENTARIORe� exionamos sobre el contenido del texto

El título del poema nos da una clave para la comprensión de su contenido, que, por lo demás, no ofrece excesivas difi culta-des, dada la sencillez de su léxico. El poeta realiza un llamado, una invitación al regreso. Para ello, se vale de la optación imperativa «Hay que volver», que se repite varias veces a lo largo del poema. Este primer verso se refuerza con otro que contiene el porqué No dejes que una noche muy larga te lo impida, la noche, palabra, que denota oscuridad, connota ausencia, separación de acuerdo con el contexto. El verso siguiente, controla tus luceros, igualmente la palabra luceros, nos lleva a pensar en claridad, juventud, luz, no conviene que el tiempo pase. Cuando veas caer la tarde prepárate y vuelve. Volver antes de que la ausencia sea muy larga.

El poeta, en la segunda estrofa, identifi ca el lugar adonde Hay que volver, su país. Para ello recurre a una serie de identifi ca-ciones, Te esperan los lapachos, el infl orecido, el jazmín de ensueño, El manantial que detuvo su curso. La naturaleza ha cobrado vida, ella se ha detenido, se ha personifi cado, estos elementos naturales forman parte de un lugar determinado, su patria, su terruño y lo están esperando.

En la tercera estrofa, el poeta menciona el motivo que llevó al receptor (tú) a otras tierras, la pena agazapada, ese escalo-frío esa inquietud. Pero esa pena no es un obstáculo para la vuelta.

En la cuarta estrofa, el poeta le recuerda su calidad de extranjero Vive como si no vivieras, No se enraícen tus entrañas

en ese lugar al cual no perteneces, corresponde a otra cultura. Nuevamente menciona su tierra con bellas imágenes, metáforas y personifi caciones.

En la quinta estrofa se produce el encuentro el “yo” poético y el “tú” (receptor amigo) Hay que volver, Yo me vuelvo.

En la sexta estrofa, se insiste en el porqué, no sólo en el paisaje, que lo está esperando, el cuenco de un cariño infantil que añora verte, el sortilegio de un atardecer… Nuevamente se produce la identifi cación Yo, tú Yo no puedo vivir faltándome tanta alma. Verso cargado de signifi cación emotiva.

En la última estrofa, el poeta urge al regreso, el amigo lo espera. La premura del retorno. Volver a la patria, antes de que la noche se lo impida.

La forma utilizada:- El poema adopta el verso libre, las estrofas desiguales (de

seis, siete, seis, trece, siete, diez y ocho versos)- La reiteración del verso Hay que volver, amigo le da

estructura paralelística. El uso de oraciones simples, optativas, repeticiones de frases, palabras, enumeraciones, «verás cómo» «Verás como» «Hay que volver» « Allí, te espero» «Allí, cuando» coordinadas y subordinadas, adjetivas e interrogativas contribuyen al logro del poema.

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ACTIVIDADES

Propuestas de trabajo:Te hemos ayudado con la interpretación, ahora te corresponde completarla.

1. Asociación léxicaDi con qué palabras se relacionan cada uno de los grupos.

manantial surco sortilegio volver selva

2.Transcribimos tres versos del poema y elegimos las palabras claves. 3. Entre las cuatro palabras sólo una se ajusta a la palabra clave, elegimos la palabra adecuada y justifi camos nuestra elección.

Controla tus luceros

aquel jazmín de tus ensueños

y mi porvenir que ríe en cada alba

Después de la lectura1- Investigamos en el CRA sobre la biografía del autor. Leemos el subtítulo y el nombre de la antología de la cual forma parte este texto. «Poesías del Paraguay».2- Explicamos el signifi cado y sentido de estas expresiones. - “Y Yo no puedo vivir faltándome tanta alma” - “el cuenco de un cariño infantil” - “el dolor y el gozo eviscervante” - “aquel jazmín de tus ensueños”. - “escalofrío de una inquietud”.3- Reconocemos y transcribimos expresiones que contengan identifi caciones con su patria y con la otra tierra en la cual vive.4- Escribimos una carta a un amigo ausente instándole para que vuelva al país, para empiece de nuevo y logre ser feliz.5- Leemos nuestro trabajo y esperamos la evaluación de nuestro profesor.

bosque, arboledaespesura, montefl oresta, boscajetosco, sombra,rústico, jungla

regreso, tornartorcer, revertir,

trocar, virargirar, invertir,

restituir

cauce,hendidura, corte

sementera, pliegue,sendero, zanja,cuneta, rastro

aguada, fuente,corriente, origen,

arroyo, brotar,cristalino, vertiente

adivinación,embrujo, hechizo,

profecía, atractivo,encanto

cielo - luminosoestrella - astro

imaginación - fantasíailusión - sueñoblanco - día

amanecer - luz

- El tiempo verbal predominante es el presente con signi-fi cación de futuro – El regreso urge = regreso futuro/presente.

- Las frases verbales. Hay que volver, con signifi cado de obligación.

- El pretérito para recordarle su pasado y origen: te hicieron los lapachos – la selva, esta tierra roja.

- En cuanto al lenguaje poético, cabe destacar el uso de imágenes, metáforas, personifi caciones que aclaran y complemen-tan, al mismo tiempo que enriquecen y embellecen el poema; es una muestra de la persistencia del lenguaje poético.

- La invitación al regreso de ese amigo a su patria, queda tan bellamente expresada.

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Nació en Asunción. Poeta, narra-dor y ensayista. Fue integrante de la Promoción del 50. Colaborador de temas culturales en periódicos nacionales y de otros países. Re-presentó al país como Embajador de Ecuador y Chile hasta 1999.

Su producción literaria compren-de Antología Mínima (1975), Gua-rania del desvelado (1979) El Júbilo difícil (1995). Mancuello y la perdiz (1965), novela, Poesía congregada y otros afanes (1995), Ñe’ênga Dichos populares del Paraguay (2010), Papeles de Última Altura (1991, ensayo).

Falleció el 10 de marzo de 2016.

Carlos Villagra Marsal (1932)

de Carlos Villagra Marsal, paraguayo

CARTA A SIMÓN BOLIVAR

Simón Bolívar:Hoy te escribo esta cartay te recuerdo y quieroalcanzar desde lejos tu rostro y tu memoriay me acuerdo y me inclinohasta tocar tu nombre con la frente.

Cuando estabas por montar a caballoun perfume alto como un cánticose esparció por el cielo de tu América y la mía.Y a tu pasolos volcanes tañían como campanas,las campanas derramaban lágrimas de alegríacomo mujeres,las mujeres se abrían el pecho como los hombres,los hombres fl ameaban como roncas banderas,las banderas se entrechocabancon un rumor crecientede sangre que incendia los caminos,las banderas eran invencibles como los muertosy los muertos levantaban nuevamente sus ojos con luz bajo la tierra.

Y recuerdocómo fl orecíascada vez que colmaba tu boca la palabra libertad.La libertadpopulosa como un trueno,despertada por tu voz de mando,rodando con los cañones,traspasando como una lanza interminableel frío en la aguda cordillera,relámpago y amor de los jinetes,recién nacido azul para las gentesque encontraban tu abrazo.

La libertad, esa pequeña palabraque después de la derrotaalzaste en hombroscomo a una niñaque estuviese latiendo todavíay que supovuelta a vueltacrecer junto a tu puño trozadorde cabezas y cadenas.

La libertad,pétalo del mundo,antiguo corazón del hombre,aroma de plata entre las constelaciones,madrugada sin tiempo,enceguecedora columna en el océanoy ala eminentesobre el claro territorio de tu América y la mía.

También me acuerdo que una noche, frente al mar, cuando ya no se sabía si continuabas siendoun hombre o te habías vuelto un astro remotísimo,frente al mar,dijiste:

He arado en el mar.

Y porque araste, Simón, no sólo el marsino el curso callado de las venas,yo no puedo olvidar el aire que respiro,yo no podré olvidar tu delirio y su sombra.no podría olvidar tu brazo y su centella.

Y así, general, yo sé que siguescorriendo por tu América y la míacomo una sangre faenosadesde la inaccesible mirada de la nieveal secreto metalen las profundas edades de la tierra,sí, como una sangreque ruge oscuramentede un mar a otro mar.Una sangre, Bolívar, una sangreque está haciendo palpitar las estrellas,savia en los montesque mueren y nacen cada día, sangrede la roca al temblor de la paloma,del guayacán al viento,del jaguar a la espumasangre, Simón, una sangreque se escucha de repente en la orquídeay el cerrado aguacero,en el palmar y el alba escondidasangre, raíz enteraen la planta de todoslos que lloramos y creemos y luchamoscon el arma o el grito que tú nos enseñaste.

Y es por esa sangre Bolívarque duele desde el cuerpoa la pluma que escribe,con esa sangre Bolívaryo te escribo esta carta, Simón,y me prosternohasta rozar tu nombre con la frentey te escribo y te recuerdo y quierodecirte una palabra más.

Simón Bolívar:mirahacia el Sur,aquí en el quemante centro de tu América y la mía,aquí donde te escribo, en este crisol de fi ebre,recinto de músicas curtiéndoseen una afi lada fragancia de sombras y azahares,aquí en mi patria de fáciles cuchillosy luna que hinca lentamente ese blanco fervoren sus escuetas criaturasen mi ignorado Paraguayde rostro grávidode siglos y castigo,aquí está mi patria en el Sur, Simón Bolívaraquí está su norte de guitarras sin sueño,sus isleríasperdidas en el viejo silencio,las cruces, que acechan y costean

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 4

Camino hacia la lectura1. Conversamos sobre Simón Bolívar, quién fue, en qué época vivió y dónde.2. Procuramos escribir dos versos parecidos a los del ejemplo usando las palabras que se destacan en negrita.“Simón Bolívar:mira hacia el sur,aquí en el quemante centro de tu América y la mía,aquí donde te escribo,en este crisol de fi ebre,recinto de música curtiéndoseen una afi lada fragancia de sombras y azahares,aquí en mi patria de fáciles cuchillos”

sus delgados caminos,y aquí se yerguesu intacto corazón valientecomo una llamaradacoronada de espinas.

Pero atiendea mi patria en el Sur, Simón Bolívaren el abandono inmemorial y el sol venciendose abre una mano amoratada y sedienta una mano enguantada de llanto y cicatrices,una mano que tantea como una pobre ciegala fi rme ruta de tu pecho,una mano de pueblo que te busca,mano en alto.compañera de tantas que defi nen este cielo entregado de tu América y la míamano que te demanda, como tantas y tantas,a caballo una vez más, general,Bolívar con el sable sangrando en el fondo del mar,

Bolívar gritando con los caballos más alláde los cóndores,Bolívar diluviando en el desierto,Bolívar desnudo con un terremoto a los pies,Bolívar peleando solo en las esquinas,Bolívar llorando como un río sin madre,Bolívar en el llano, Bolívar en el tiempoBolívar celeste en la tormenta,a caballo otra vez, con un clamor sin númerode hombres fl ameantes,de bendiciones y lumbres y de fl oresy de sangre que encienda los caminos¡Al galope de nuevo, con banderasinsurgiendo a la ordende tu rápido ceño!

¡Qué tu condición de fuegonos señale y ocupeen la hora del combatefi nal!

Figura retórica, consistente en la enunciación vehemente de un de-seo Ejemplos: “Simón Bolívar / Hoy te escribo una carta”/Villagra Marsal

Bernarda:

¡Encerradla!, María Josefa:/ ¡Déjame salir, Bernarda! / García Lorca.

Optación:

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Después de la lectura, analizamos estos puntos propuestos

En el poema Carta a Simón Bolívar, el poeta en primera persona, se dirige al libertador con una oración optativa (u optación).

«Simón Bolívar:Hoy te escribo una carta»El destinatario de la carta, se encuentra en los dos primeros versos: Simón Bolívar. El objeto de la recordación es la memoria, su obra libertaria. Ésta es recordada y admirada

«acuerdo, inclino». El libertador, ya ausente de este mundo, ha dejado una obra admirable.El tema de admiración aparece en los dos versos que siguen, se utilizan oraciones coordinadas

breves: Te recuerdo y quieroAlcanzar desde lejos tu rostro y tu memoriaY me acuerdo y me inclino.En la segunda estrofa. Se recuerda, los hábitos de la persona alabada con metáforas, personifi -

caciones, imágenes que utiliza el poeta en la descripción.Tu memoria – perfume alto – como un cántaroSe esparció por tu América y la mía.Se insiste en la recordación con dos oraciones coordinadas. Me acuerdo y me inclino a tu paso. En la tercera estrofa: Aparece la idea de libertad, que es el tema del poema, libertad identifi -

cada con la persona de Bolívar, con la fi rmeza y empeño de su emprendimiento, se refuerza el tema, pronunciación de la palabra libertad por el libertador, con voz de mando (era un militar), voz de mando como trueno traspasando como una lanza interminable / el frío de la cordillera».

Las tres primeras estrofas están concebidas como un viaje metafórico, expresado a través de formas verbales y de la reiteración de construcciones oracionales: optativas, coordinadas y subordinadas.

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Cuarta estrofa. En ésta sigue con el tema del poema libertad y se agrega la fortaleza de Bolívar, ya que no siempre fue todo gloria, su fortaleza le ayudó a enfrentar la derrota. La oración comparativa: cargaste en hombros como a una niña, que supo crecer, junto a tu puño trozador (de cabezas y cadenas) contiene el empeño, el tesón del libertador

Quinta estrofa: Se refuerza el tema con la frase la libertad. La libertad es:- pétalo del mundo, corazón del hombre- aroma de plata, madrugada sin tiempo -columna en el océano y ala (vuelo) sobre tu América y la míaEl poeta se identifi ca plenamente con el libertador, la metáfora

se apodera de esta estrofa.El tema está expuesto: Libertad – Simón Bolívar (Sujeto).En la siguiente agrupación estrófi ca: La construcción He arado

en el mar expresa el desaliento del libertador, pero para nuestro poeta, la palabra arado signifi ca surco- siembra y mar- espacio abierto- grandeza, pues su ejemplo ha cundido por toda América y ha llegado hasta el poeta “no puedo olvidar el aire que respiro, ni tu delirio, ni tu brazo y su centella”.

Reiteraciones expresadas por medio de construcciones meta-fóricas, comparaciones imágenes, personifi caciones refuerzan el tema de la obra literaria, el tema es constante.

En la estrofa que sigue se da el tema: el encuentro con la América del Sur (El sueño de Bolívar fue ver una América unida). Para ello, el poeta solicita su mirada, su sangre faenosa, traba-jadora incansable, con personifi caciones: “Sangre que tiene voz

en las fl ores, en las plantas, en el llanto” y cierra con el verso “en el grito que tú nos enseñaste”, con el que quiere signifi car el poeta que su deseo ha llegado a esta América.

En las estrofas que siguen continúa el tema de la unifi -cación americana y el poeta hace suyo el sueño de libertad, de la grandeza para su país, con el que justifi ca el motivo de su carta. También él como aquel a quien se dirige desea la libertad para su país, para su América... “Yo te escribo esta carta, Simón / y me prosterno/ hasta rozar tu nombre con la frente/ y te escribo/ y te recuerdo... Desde mi ignorado Paraguay/ aquí está mi patria en el sur/ azotado por siglos de castigo/ perdida en el viejo silencio”. Y varias otras reitera-ciones para califi car a su país “pobre, sufrido, pero aromado de azahares y música”.

En la penúltima estrofa, el autor se identifi ca con el libertador, ambos él como aquél Simón Bolívar pregonan la libertad, el bienestar para todos los pueblos de América...

Concluye este extenso poema con una oración desiderativa coordinada que contiene la intención, el deseo ferviente de que esa energía trasmitida, infunda esperanzas de un mañana mejor, más venturoso.

La idea de fuego y fuerza están unidos en el poema y cierran este texto con estos versos:

“¡Que tu condición de fuegonos señale y ocupeen la hora del combatefi nal!”

Teoría literaria

Verso libre: No está sujeto a rima ni a la regular distribución de acentos y pausas, ni a las exigen-cias del cómputo silábico de la métrica tradicional. Se centra en la consecución de un ritmo inter-no basado en ciertas recurrencias de orden lógico, repetición de palabras y estructuras sintácticas.

Responde al deseo de dar rienda suelta a la inspiración poética, al margen de las normas métricas.

ACTIVIDADES

Trabajamos en clase1- Hemos explicado el poema y solicitamos de ustedes el análisis de estos puntos: - ¿En qué versos identifi camos el tema de la unidad? “Confl icto de valores a partir del contacto de culturas”, los transcribimos.

2- Reemplazamos estas expresiones por otra expresión sinónima. “después de la derrota” “frío en la aguda cordillera” “puño trozador” “cruces que acechan”3- Explicamos el signifi cado de estas frases: - Sigues recorriendo América como una sangre pura - crisol de fi ebre y música - este cielo entregado de tu América y la mía - en una afi lada fragancia de sombras y azahares, y de fáciles cuchillos

4- Trabajo domiciliario. Para ser entregado y corregido. - Los versos del poema son libres. Esto quiere decir que no están sujetos a medida. Las pausas son variables y el ritmo está dado por la forma del contenido. - Seleccionamos la penúltima estrofa para analizar los versos que la integran. Infor-mamos brevemente el trabajo en media página. - Escritura: Inferimos una conclusión sobre el poema “Carta a Simón Bolivar”. En ella exponemos mensajes del texto y agregamos nuestra opinión personal sobre la libertad y el bienestar para todos.5- Escribimos: - Un texto argumentativo sobre uno de estos temas. Necesidad de la unión americana para hacer frente a intereses foráneos.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 4

Poeta, catedrático de Lengua y Literatura en Institutos de Soria, Santander y Madrid. En 1925, obtuvo el Premio Nacional de Literatura con Alberti. Organizó una importante Antología en que recogió la obra de los poetas del 27. A partir de 1947 es miembro de la Real Academia Española. En 1979, se le otorgó el Premio Cervantes.

Diego es considerado una de las � guras más representativas de la generación del 27.

Se inició como poeta con El ro-mancero de la novia (1920) obra con in� uencias de Juan Ramón Jiménez y su aprecio por las formas tradicionales.

Imagen (1920) y Manual de es-puma (1927) resultado de su incursión dentro del Creacio-nismo. Alondra de Verdad (1930) Primera Antología (1941) Bio-grafía Incompleta (1953) Paisaje con � guras (1956) y La Suerte o la muerte (1963).

Una gran maestría técnica, un gran conocimiento de recursos del verso y del lenguaje caracte-rizan su obra.

Gerardo Diego(1896-1987)

11A Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes11B Duermes. No. No los sabes. Yo en desvelo11B Y tú, inocente, duermes bajo el cielo11A Tú por tu sueño y por el mar las naves.

11A En cárceles de espacio, aéreas llaves11B Te me encierran, recluyen, roban. Hielo,11B Cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo11A que alcance hasta ti las alas de mis aves

11C saber que duermes tú, cierta, segura11C cauce fi el de abandono, línea pura11D tan cerca de mis brazos maniatados

11E Qué pavorosa esclavitud de isleño11D Yo insomne, loco, en los acantilados11E las naves por el mar, tú por tu sueño.

de Gerardo Diego, español

INSOMNIO

El Soneto que nos ocupa forma parte de Alondra de Verdad (1930).Como todo soneto, son catorce versos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. Los versos son endecasílabos. La rima de los cuartetos: ABBA.Los tercetos riman: CCD EDE, no siguen los esquemas usuales.

En la primera estrofa, el poeta describe la situación: el tú a quien se dirige, la amada duerme, mientras él está en desvelo. Él desconoce la angustia, el tormento o sigue durmiendo.

El emisor no logra comunicarse con la amada. Eso lo angustia. Esta imposibilidad da lugar a varias metáforas en el segundo cuarteto, las visiones de la incomunicación, que son los obstáculos que le impiden llegar hasta ella.

“Amada durmiente”. El desconocimiento expresado en el primer terceto concluye con la frase fi nal, intensa, desesperada “Tan cerca, de mis brazos maniatados”.

En el último terceto, aparece con variantes el verso cuarto, que contribuye para otorgar intensidad al texto “Las naves por el mar tú por tu sueño”.

La incomunicación entre la amada y el poeta Confl icto planteado:él insomne, ella despiertaEl tema se da por medio de la antítesis ya en el primer cuarteto, segundo verso Duermes Yo desvelo

No lo sabes. Saber qué, del que parte el poeta.El ritmo entrecortado que la yuxtaposición de breves oraciones crea, sirve para forjar la desazón:Duermes. No lo sabes. Yo desveloEn el verso «Y tú, inocente, duermes bajo el cielo». Se funden sueño y desconocimiento. Si nos

fi jamos en el cuarto verso “Tú por tu sueño y por el mar las naves”, constituyen un paralelo; navegar y sueño de la amada se emparejan: navegar y sueño = ausencia.

Leamos este texto que explica las claves del contenido de cada estrofa.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Camino hacia la lectura¿Con qué palabras se relacionan los vocablos insomnio, insomne, sonnolencia?¿Con qué palabra se asocian estos vocablos? cárceles - llave - maniatados¿Por qué son sinónimos los verbos encierran y recluyen?

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Insomne: Que no duerme.

Acantilados: Costa cortada ver-ticalmente. Escarpa casi vertical de un terreno.

Las metáforas del segundo cuarteto: Cárceles del espacio, aéreas llaves, Te me encierras, re-cluyen, roban/ Hielo, cristal del aire en mil hojas. No. No hay vuelo que alcance hasta ti las alas de mis aves para expresar la incomunicación con la amada que atormenta al poeta. El espacio y el aire no representan la libertad sino la prisión. El sueño, aérea navegación le roba a la amada. No hay vuelo, el vuelo, es imposible para el poeta.

La suavidad otorgada por la aliteración de aes y de eles (“alce, hasta, las alas, aves) las alas de mis aves, son las que ahora no pueden alzarse hasta ella.

El primer terceto dedicado al dormir de la amada, al fl uir del inconsciente durante el sueño – cauce fi el de abandono, línea pura – El último verso tan cerca de mis brazos maniatados expresa la imposibilidad del poeta de llegar hasta ella, ahora es él, el prisionero: la tiene junto a él pero no puede llegar hasta ella.

El último terceto contiene la explosión fi nal: la incomunicación Que pavorosa esclavitud de isle-ño. La metáfora esclavo, en una isla sin playa, en los acantilados sin poder llegar al mar por donde siguen navegando la amada por su sueño, y las naves por el mar.

ConclusiónEl poeta grita en su desesperación; él por su desvelo, ella por su sueño sin un posible

encuentro. El último verso: el sueño tranquilo de ella, su navegar onírico es aceptado por el poeta y la serenidad se asienta en él. La imposible comunicación, el imposible encuentro.

Después de concluír el análisis, elaboramos un esquema con los núcleos semánticos o ideas esenciales de cada estrofa.

Presentamos nuestro trabajo para ser evaluado por el docente.

CAMPO REFERENCIALEl texto como obra abierta y sus diferentes planos

Recordemos que el texto es una unidad estructurada. El lector debe ver la interrelación de los elementos que lo componen para entenderlo. En primer lugar debe leerlo en su totalidad para aprehender su unidad. El texto se destacará con sus límites; el blanco de las páginas lo enmarcará, y cobrará sentido el entramado, los elementos que lo forman si en este primer acercamiento, tras su lectura, hace que éste cobre sentido a los ojos del lector. La última palabra la cierra en forma defi nitiva. Cualquier cambio puede alterar el sentido.

Sabemos que toda palabra cobra sentido en su contexto (el que hay que determinar y com-pletar). Para comentar el texto es indispensable la lectura completa del mismo. Cuando el texto es literario es probable que en la lectura inicial las palabras surjan aparentemente sin sentido como el término «insomne», por ejemplo, acaso en un poema, es difícil asociarlo a situaciones conocidas; pero a medida que se lee esa oscuridad inicial irá desapareciendo, una vez que el lector ha comprendido lo que signifi ca cada palabra en el texto que está leyendo.

En segundo lugar, como no hay un método único y, como ya se ha comprendido el texto, se adop-tará aquel método que se seguirá, según los pasos señalados.

En el trabajo, hemos seguido los siguientes pasos:- Determinación de la estructura y descripción.- Identifi cación del tema en el texto.- Reconocimiento: - En el plano fónico: rima, efectos de la rima, aliteración, repeticiones; - En el semántico: signifi cado de las palabras, connotaciones, exploración de las posibilidades del

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Se inició en el pos modernismo que luego abandonará para participar de la línea realista de los movimientos de Vanguardia cubanos, cultivando como ninguno la llamada poesía negra o antillana.

Desde su condición de mulato, pudo expresar con particular sentido rítmico, la temática del mes-tizaje en un ambiente social-político donde imperaba la opresión y servidumbre sufridas por el pueblo.

Su primera publicación tituló “Motivos de son” (1930) contiene ocho poemas que reproducen el habla del negro, donde, generalmente no se pronuncian las consonantes fi nales entre las que se hallan la “s”, “ll”, a”, n” (fi nales), o se eliminan sonidos, así la “v” sustituida por “b”, la “ll” por “y”, como se puede visualizar en este fragmento.

Camina, negra, y no yore,Be p’ayá,Camina, y no yore, negra,Ben p’acá,Camina, negra, Camina,¡que hay que tené boluntá!(“Hay que tené boluntá!)En Songoro Cosongo (1931) el poeta cubano abandona las formas oralizantes optando por un

lenguaje más castellano. Guillén incorpora un proyecto estético, ideológico para la poesía mediante la temática mestiza y el sincretismo religioso cristiano–yoruba.

La propuesta aparece en el prólogo del libro, uno de los pocos documentos en defensa de la poesía mestiza donde reconoce que su público es el pueblo de Cuba, lo llamó “versos mulatos”, pues “el espíritu de Cuba es mestizo”.

Songoro Cosongo reúne poemas en los que son evidentes algunos de los rasgos de su lírica anterior «motivos de son», como la onomatopeya.

Mayombe – bombe – mayombé!Mayombe – bombe – mayombé!Mayombe – bombe – mayombé!West Indies Limited (1934) obra en la que se alejó del mero ejercicio rítmico para incorporar la

protesta política y antiimperialista. El poema más conocido del libro es Balada de los Dos Abuelos en donde se observa la madura aceptación de lo africano y lo español en una misma sangre. En poemas como Sensemaya y La muerte del Negro se inspiró en ritos y creencias africanos.

En su obra «España» (1937), Nicolás Guillén siente la lejana voz de sus antepasados españoles y se convierte en el poeta de la democracia, en la obra expresa la angustia de una nación muriéndose en medio de luchas internas. En El son entero (1947) el poeta sigue conservando el elemento rítmico que fue cediendo en benefi cio de un tono más elevado y ambicioso, La paloma de vuelo popular (1958) mantiene las mismas características que la anterior.

Sus poesías de corte revolucionario se hallan en Antología mayor (1964), en los que expresó su

Los versos mulatos. El espíritu de Cuba es mestizo.

Camino hacia la lectura¿Te gustaría saber más sobre Nicolás Guillén, el poeta cubano, el porqué del nombre de versos

mulatos?Comentamos sobre el signifi cado de la palabra mulato.Discutimos sobre lo que se entiende por la palabra mestizo.

LA PRODUCCIÓN POÉTICA DE NICOLÁS GUILLÉN

Nicolás Guillén(1902-1989)

Es una de la � guras más repre-sentativa de la llamada “poesía negra” centroamericana y “poeta nacional” de la isla por su produc-ción literaria, ligada a la cultura afrocubana. Cursó estudios de Derecho en La Habana, que abandonó para dedicarse al periodismo. En su ciudad natal, trabajó como redactor y tipógrafo de «El Camagueyano», en cuyas páginas publicó sus primeros trabajos poéticos. Regresó a la capital en 1925, allí participó activamente en la vida cultural y política de protesta. En 1937 ingresó en el Partido Comunista de Cuba fundado por su amigo R. Martínez Villena. Conoció a Pablo Neruda, Rafael Alberti y Federico García Lorca.

lenguaje que se revelan en el uso de imágenes, comparaciones.- En el plano sintáctico: la elipsis y la síntesis, y su implicación en el poema.

Por último, el texto debe situarse en su contexto. No se puede analizar un poema de un autor sin ubicarlo en la obra a la cual pertenece y sin situar a éste en su ámbito temporal y literario.

Comentar un texto del Renacimiento (Edad de oro) supone conocimientos previos indispensables. El poeta contemporáneo tiene en cambio la libertad para hablar de sí o no hacerlo, para vincularse con una tradición literaria o no.

El texto se ofrece como una obra abierta, para que el lector recree con su lectura. Comentar uno u otro tipo de obras, nos obligará a seguir caminos diferentes. En una obra en prosa se carece de marco previo que ofrece la versifi cación. Los procedimientos de análisis deben acomodarse a cada tipo de texto.

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compromiso con la revolución cubana y los necesitados. Se hizo eco de poemas de corte neorrománticos e inquietudes metafísicas del momento en Tengo (1964), en el cual manifi esta su alegría por la Cuba revolucionaria Poemas de amor, que apareció el mismo año (1964).

Otros títulos: El gran Zoo (1967), La rueda dentada (1972), El diario de a diario (1972), Poemas para niños y mayores de edad (1977) donde siguió demostrando su gran capacidad creadora

Guillén es sin duda un clásico, ya que ha logrado el control de su técnica, y el conocimiento profundo del arte poética.

Rasgos estilísticosEntre los peculiares de esta poesía negra sobresalen: una sencillez evocadora de los ritmos de la danza negra, la sencillez de

recursos estilísticos, la relevancia de los valores acústicos de la lengua con sus virtualidades sugeridoras y rítmicas, la presencia del léxico afro negroide y de topónimos. La rima ayuda a la métrica, lo que intensifi ca las resonancias propias de la danza negra.

Los temas predominantes en este poeta giran sobre la afi rmación social del negro, la esclavitud, el rechazo de la civilización europea, la toma de conciencia del ser negro, el descubrimiento del hombre y la mujer mulato/a y el sentimiento de inferioridad.

Jitanjáfora:Término aplicado por Alfonso Reyes en su libro “La experiencia lite-

raria” (1942), a un tipo de composición poética constituida por palabras o expresiones, la más de las veces inventadas, carentes de signifi cado en sí mismas, y cuya función poética radica en sus valores fónicos que pueden cobrar sentido en relación con el texto adjunto.

En la literatura hispanoamericana hay constancia de la utilización de la Jitanjáfora en Palos Matos, Nicolás Guillén, V. Huidobro entre otros. Pueden aparecer como Jitanjáfora pura o en forma de Onomatopeya.

En Nicolás Guillén se construyen, a veces, a base de topónimos africanos o con voces afronegroides que actúan como puro signifi cantes que otorgan, no obstante, una melodía de eco africano al texto.“Bombe soy, soy lucumí,mandinga, congo, carabalí.”“Mayombe-bombe-mayombe”

La Jitanjáfora se diferencia, tanto de la onomatopeya en la que el signifi cante imita o reproduce fónicamente alguna acción o cualidad del referente que evoca al tic-tac del reloj y al Ki-Ki-ri-Ki del gallo, etc.

Estébanez Caderón, D.Diccionario de términos literarios 2001, p 587.

Negrismo: Término con el que se reconoce a un

movimiento literario surgido en la segun-da década del siglo XX en América del Sur (también en EE.UU.) que convierte al negro y su problemática humana, especialmente social, en el centro de sus preocupaciones y de su creación estética.

Sin embargo, el tema del negro tiene antecedentes en ciertos poetas del siglo de oro como Gil Vicente, Lope de Vega y Quevedo, y en escritores hispanoamerica-nos de los siglos XVII al XIX. Silvestre de Balboa, (1536, 1649) y los cubanos Domin-go del Monte (1804–1853) y J.F. Manzano (1797–1854) que era negro y esclavo.

Es a partir de los años veinte de este siglo cuando se desarrolla plenamente el negrismo y es en la poesía lírica donde se da la mayor expresión.

1- Te ofrecemos el poema de Sensemayá en donde se combinan ritmo y sonoridad del verso. Identifi camos en él la onomatopeya, y la Jitanjáfora. Estudiamos las resonancias rítmicas y el verso agudo del poema. Sensemayá es un canto para matar una culebra. Acompañamos con movimientos nuestra lectura oral.

SensemayáMayombe – bombe – mayombé!Mayombe – bombe – mayombé!Mayombe – bombe – mayombé!

La culebra tiene ojos de vidrio;La culebra viene, y se enreda en un palo;Con sus ojos de vidrio, en un palo,Con sus ojos de vidrio.La culebra camina sin patas;La culebra se esconde en la yerba;Caminando se esconde en la yerba;¡caminando sin patas!

ACTIVIDADES

Mayombe – bombe – mayombé!Mayombe – bombe – mayombé!Mayombe – bombe – mayombé!Mayombe – bombe – mayombé!

Tú le das con el hacha, y se muere;¡dale ya!No le des con el pie, que te muerde,¡no le des con el pie, que se va!Sensemayá, la culebra, Sensemayá.

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Sensemayá, con sus ojos, Sensemayá.Sensemayá, con su lengua, Sensemayá.Sensemayá, con su boca, Sensemayá.

La culebra muerta no puede comer;La culebra muerta no puede silbar:No puede caminar,¡no puede correr!La culebra muerta no puede mirar;

2- Leemos atentamente para responder a los puntos que siguen. - ¿Qué tipo de sonoridad y ritmo se perciben en las estrofas del poema? - ¿Qué signifi cados se le atribuye a la culebra? - ¿Qué relación se puede establecer entre la culebra y el hombre. - ¿En qué contexto se da esta obra poética? ¿En qué reside el encuentro de culturas? ¿Existe confl icto?

3 - Con ayuda del profesor de Guaraní, leemos un poema del poeta paraguayo Ramón Silva, luego lo comparamos con el texto de Guillen Sensemayá, en los siguientes aspectos: fónico y lírico1. Evaluamos oralmente nuestras respuestas.

4 - Leemos atentamente el poema y tratamos de identifi car las características del negrismo, el motivo, los rasgos de estilo. Los comentamos brevemente en no más de una página.

La culebra muerta no puede beber;No puede respirar,¡No puede morder!

Mayombe – bombe – mayombé!Sensemayá, la culebraMayombe – bombe – mayombé!Sensemayá, no se mueve;Mayombe – bombe – mayombé!Sensemayá, la culebraMayombe – bombe – mayombé!Sensemayá, se murió!...

Canto Negro

¡Yambambó, yambambé!Repica el congo SolongoRepica el negro bien negro,Congo solongo de songo,Baila yambó sobre un pie.Mamatomba,

Sembe cuserembáEl negro canta y se ajuma,El negro se ajuma y canta,

El negro canta y se va.Acuememe serembó, Aé, Yambó, Aé.

Tamba, tamba, tamba, tamba,Tamba del negro que tumba:¡Yamba, yambó, yambambé! Nicolás Guillén.

(1) Fónico: mundo sonoro, dis-tribución de sonidos onomato-péyicos.

Lírico: lo referente a lo poético y al sentimiento.

Estructural: referente a la cons-trucción del poema.

EL SURLa identi� cación con el destino

de Jorge Luis Borges, argentino

El hombre que desembarcó en Buenos Aires en 1871 se llamaba Johannes Dahlmann y era pastor de la iglesia evangélica; en 1939, uno de sus nietos, Juan Dahlmann, era secretario de una biblioteca municipal en la calle Córdoba y se sentía hondamente argentino. Su abuelo materno había sido aquel Francisco Flores, del 2 de Infantería de línea, que murió en la frontera de Buenos Aires, lanceado por indios de Catriel; en la discordia de sus dos linajes, Juan Dahl-mann (tal vez a impulso de la sangre germánica) eligió el de ese antepasado romántico, o de muerte romántica. Un estuche con el daguerrotipo de un hombre inexpresivo y barbado, una vieja espada, la dicha y el coraje de ciertas músicas, el hábito de estrofas del Martín Fierro, los años, el desgano y la soledad, fomentaron ese criollismo algo voluntario, pero nunca ostentoso. A costa de algunas privaciones, Dahlmann había logrado salvar el casco de una estancia en el Sur, que fue de los Flores; una de las costumbres de su memoria era la imagen de los eucaliptos balsámicos y de la larga casa rosada que alguna vez fue carmesí. Las tareas y acaso la indolencia lo retenían en la ciudad. Verano tras verano se contentaba con la idea abstracta de posesión y

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La identi� cación con el destino

Nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899. Su figura se ha convertido en un hito de la literatura argentina y, por qué no decirlo, de la continental. Sus biógrafos lo describen como un hombre tímido, de sonrisa radiante, ojos límpidos y a quien le gusta hablar con rapidez.

Desciende de una culta y aco-modada familia que le ofreció una esmerada formación. Sus conocimientos y erudición son conocidos. Su afición por las letras la inició desde muy tem-prano como escritor.

“Durante muchos años yo creí haberme criado en un suburbio de Buenos Aires, un suburbio de calles aventuradas y de ocasos visibles. Lo cierto es que me crié en un jardín, detrás de un largo muro, y en una biblioteca de limitados libros ingleses”.

Jorge Luis Borges(1899 -1986)

con la certidumbre de que su casa estaba esperándolo, en un sitio preciso de la llanura. En los últimos días de febrero de 1939, algo le aconteció.

Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones. Dahlmann había conseguido, esa tarde, un ejemplar descalabrado de Las Mil y una Noche de Weil; ávido de examinar ese hallazgo, no esperó que bajara el ascensor y subió con apuro las escaleras; algo en la oscuridad le rozó la frente: ¿un murciélago, un pájaro? En la cara de la mujer que abrió la puerta vio grabado el horror, y la mano que se pasó por la frente salió roja de sangre. La arista de un batiente recién pintado que alguien se olvidó de cerrar le había hecho esa herida. Dahlmann logró dormir, pero a la madrugada estaba despierto y desde aquella hora el sabor de todas las cosas fue atroz. La fi ebre lo gastó y las ilustraciones de Las Mil y Una Noches sirvieron para decorar pesadillas. Amigos y parientes lo visitaban y con exagerada sonrisa le repetían que lo hallaban muy bien. Dahlmann los oía con una especie de débil estupor y le maravillaban que no supieran que estaba en el infi erno. Ocho días pasaron, como ocho siglos. Una tarde, el médico habitual se presentó con un médico nuevo y lo condujeron a un sanatorio de la calle Ecuador, porque era indispensable sacarle una radiografía. Dahlmann, en el coche de plaza que los llevó, pensó que en una habitación que no fuera la suya podría, al fi n, dormir. Se sintió feliz y conversador; en cuanto llegó, lo desvistieron, le raparon la cabeza, lo sujetaron con metales a una cami lla, lo iluminaron hasta la ceguera y el vértigo, lo auscultaron y un hombre enmascarado le clavó una aguja en el brazo. Se despertó con náuseas, vendado, en una celda que tenía algo de pozo y en los días y noches que siguieron a la operación pudo entender que apenas había estado, hasta entonces, en un arrabal del infi erno. El hielo no dejaba en su boca el menor rastro de frescura. En esos días, Dahlmann minuciosamente se odió; odió su identidad, sus necesidades corporales, su humillación, la barba que le erizaba la cara. Sufrió con estoicismo las curaciones que eran muy dolorosas, pero cuando el cirujano le dijo que había estado a punto de morir de una septi-cemia, Dahlmann se echó a llorar, condolido de su destino. Las miserias físicas y la incesante previsión de las malas noches no le habían dejado pensar en algo tan abstracto como la muerte. Otro día, el cirujano le dijo que estaba reponiéndose y que, muy pronto, podría ir a convalecer a la estancia. Increíblemente, el día prometido llegó.

A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos; Dahlmann había llegado al sanatorio en un coche de plaza y ahora un coche de plaza lo llevaba a Constitución. La primera frescura del otoño, después de la opresión del verano, era como un símbolo natural de su desti no rescatado de la muerte y la fi ebre. La ciudad, a las siete de la mañana, no había perdido ese aire de casa vieja que le infunde la noche; las calles eran como largos zaguanes, las plazas como patios. Dahlmann la reconocía con felicidad y con un principio de vértigo; unos segundos antes de que las registraran sus ojos, recordaba las esquinas, las carteleras, las modestas diferencias de Buenos Aires. En la luz amarilla del nuevo día, todas las cosas regresaban a él.

Nadie ignora que el Sur empieza del otro lado de Rivadavia. Dahlmann solía repetir que ello no es una convención y que quien atraviesa esa calle entra en un mundo más antiguo y más fi rme. Desde el coche buscaba entre la nueva edifi cación, la ventana de rejas, el llamador, el arco de la puerta, el zaguán, el íntimo patio.

En el hall de la estación advirtió que faltaban treinta minutos. Recordó bruscamente que en un café de la calle Brasil (a pocos metros de la casa de Yrigoyen) había un enorme gato que se dejaba acariciar por la gente, como una divinidad desdeñosa. Entró. Ahí estaba el gato, dormido. Pidió café, la endulzó lentamente, la probó (ese placer le había sido vedado en la clínica) y pensó, mientras alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban como separado por un cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y mágico animal, en la actualidad en la eternidad del instante.

A lo largo del penúltimo andén el tren esperaba. Dahlmann recorrió los vagones y dio con uno casi vacío. Acomodó en la red la valija, cuando los coches arrancaron, la abrió, y sacó, tras alguna vacilación, el primer tomo de las Mil y Una Noches. Viajar con este libro, tan vinculado a la historia de su desdicha, era una afi rmación de que esa desdicha había sido anulada y un desafío alegre y secreto a las frustradas fuerzas del mal.

A los lados del tren, la ciudad se desgarraba en suburbios; esta visión y luego la de jardines y quintas demoraron el principio de la lectura. La verdad es que Dahlmann leyó poco; la montaña de piedra imán y el genio que ha jurado matar a su bienhechor eran, quién lo niega, maravillosos, pero no mucho más que la mañana y que el hecho de ser. La felicidad lo distraía de Shahrazad y de sus milagros superfl uos; Dahlmann cerraba el libro y se dejaba simplemente vivir.

El almuerzo (con el caldo servido en boles de metal reluciente como en los ya remotos veraneos de la niñez) fue otro goce tranquilo y agradecido.

Mañana me despertaré en la estancia, pensaba, y era como si a un tiempo fuera dos hombres: el que avanzaba por el día otoñal y por la geografía de la patria, y el otro, encarcelado en un sanatorio y sujeto a metódicas servidumbres. Vio casas de ladrillo sin revocar, esquinadas y largas, infi nitamente mirando pasar los trenes; vio jinetes en los terrosos caminos; vio zanjas y lagunas y hacienda; vio largas nubes luminosas que parecían de mármol, y todas estas cosas

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Viaja a España. Durante su esta-día en Madrid tuvo ocasión de relacionarse con los integrantes del entonces movimiento de Vanguardia, reunidos en torno a la revista Ultra, por eso llamados Ultraístas. Los mismos estaban afanados en combatir los excesos del modernismo rubendariano y fueron los renovadores de la poesía española pero, como se sabe, el movimiento fue de escasa duración. Cuando Borges lo trae a Buenos Aires ya estaba en franca decadencia.

En 1912 regresa a Buenos Aires e introduce en el ámbito lite-rario el “ultraísmo” y publica en revistas las características del movimiento.

Con Macedonio Fer-nández, quien in� uyera notablemente en él, funda la revista “Proa” (1922).

Con esta se inicia la literatura argentina contemporánea, in-tegrada por escritores nacidos alrededor de 1900. Otro grupo conoci do es el “Martin� errista”, grupo que recibió ese nombre por el vocero del grupo la revis ta Martín Fierro.

En 1925 publica Luna de enfrente, In quisiciones (ensayos), y al año siguiente, 1926, El tamaño de mis esperanzas; estas primeras publicaciones un tanto retóri-cas y grandilo cuentes todavía, son exponentes de la época de iniciación.

Completa este ciclo: El idioma de los argentinos.En 1935, Historia universal de la Infamia e Historia de la eternidad, obras que marcan notables avances en su evolución literaria. La primera reúne una serie de interesantes anécdo tas pintorescas; la segunda viene a ser un expo nente de lo que será más adelante el estilo borgeano. Trabaja incansablemente. En 1937 edita con Bioy Casares An-tología de la literatura fantástica y otra de la poesía argentina, 1941. También en 1941, su primera

casuales, como sueños de la llanura. También creyó reconocer árboles y sembrados que no hu-biera podido nombrar, porque su directo conocimiento de la campaña era harto inferior a su conocimiento nostálgico y literario,

Alguna vez durmió y en sus sueños estaba el ímpetu del tren. Ya el blanco sol intolerable de las doce del día era el sol amarillo que precede al anochecer y no tardaría en ser rojo. Tam-bién el coche era distinto; no era el que fue en Constitución, al dejar el andén; la llanura y las horas lo habían atravesado y transfi gurado. Afuera la móvil sombra del vagón se alargaba hacia el horizonte. No turbaban la tierra elemental ni poblaciones ni otros signos humanos. Todo era vasto, pero al mismo tiempo era íntimo y, de alguna manera, secreto. En el campo desaforado, a veces no había otra cosa que un toro. La soledad era perfecta y tal vez hostil, y Dahlmann pudo sospechar que viajaba al pasado y no sólo al Sur. De esa conjetura fantástica lo distrajo el inspector, que, al ver su boleto, le advirtió que el tren no lo dejaría en la estación de siempre sino en otra, un poco anterior y apenas conocida por Dahlmann. (El hombre añadió una expli cación que Dahlmann no trató de entender ni siquiera de oír, porque el mecanismo de los hechos no le importaba).

El tren laboriosamente se detuvo, casi en medio del campo. Del otro lado de las vías queda ba la estación, que era poco más que un andén con un cobertizo. Ningún vehículo tenían, pero el jefe opinó que tal vez pudiera conseguir uno en un comercio que le indicó a unas diez, doce, cuadras.

Dahlmann aceptó la caminata como una pequeña aventura. Ya se había hundido el sol, pero un esplendor fi nal exaltaba la viva y silenciosa llanura, antes de que la borrara la noche. Menos para no fatigarse que para hacer durar esas cosas, Dahlmann caminaba despacio, aspirando con grave felicidad el olor del trébol.

El almacén, alguna vez, había sido punzó, pero los años habían mitigado para su bien ese color violento. Algo en su pobre arquitectura le recordó un grabado en acero, acaso de una vieja edición de Pablo y Virginia. Atados al palenque había unos caballos. Dahlmann, adentro, creyó reconocer al patrón; luego comprendió que lo había engañado su parecido con uno de los em pleados del sanatorio. El hombre, oído el caso, dijo que le liaría atar la jardinera; para agregar otro hecho a aquel día y para llenar ese tiempo, Dahlmann resolvió comer en el almacén.

En una mesa comían y bebían ruidosamente unos muchachones, en los que Dahlmann, al principio, no se fi jó. En el suelo, apoyado en el mostrador, se acurrucaba, inmóvil como una cosa, un hombre muy viejo. Los muchos años lo habían reducido y pulido como las aguas a una piedra o las generaciones de los hombres a una sentencia. Era oscuro, chico y reseco, y estaba como fuera del tiempo, en una eternidad. Dahlmann registró con satisfacción la vincha, el pon cho de bayeta, el largo chiripá y la bota de potro y se dijo, rememorando inútiles discusiones con gente de los partidos del Norte o con entrerrianos, que gauchos de esos ya no quedan más que en el Sur.

Dahlmann se acomodó junto a la ventana. La oscuridad fue quedándose con el campo, pero su olor y sus rumores aún le llegaban entre los barrotes de hierro. El patrón le trajo sardinas y después carne asada; Dahlmann las empujó con unos vasos de vino tinto. Ocioso, paladeaba el áspero sabor y dejaba errar la mirada por el local, ya un poco soñolienta. La lámpara de kerosén pendía de uno de los tirantes; los parroquianos de la otra mesa eran tres: dos parecían peones de chacra; otro, de rasgos achinados y torpes, bebía con el chambergo puesto. Dahlmann, de pronto, sintió un leve roce en la cara. Junto al vaso ordinario de vidrio turbio, sobre una de las rayas del mantel, había una bolita de miga. Eso era todo, pero alguien se la había tirado.

Los de la otra mesa parecían ajenos a él. Dahlmann, perplejo, decidió que nada había ocurri-do y abrió el volumen de Las Mil y Una Noches, como para tapar la realidad. Otra bolita lo alcanzó a los pocos minutos, y esta vez los peones se rieron, Dahlmann se dijo que no estaba asustado, pero que sería un disparate que él, un convaleciente, se dejara arrastrar por descono cidos a una pelea confusa. Resolvió salir; ya estaba de pie cuando el patrón se le acercó y lo exhortó con voz alarmada:

-Señor Dahlmann, no les haga caso a esos mozos, que están medio alegres.Dahlmann no se extrañó de que el otro, ahora, lo conociera, pero sintió que estas palabras

conciliadoras agravaban, de hecho, la situación. Antes, la provocación de los peones era a una cara accidental, casi a nadie; ahora iba contra él y contra su nombre y lo sabrían los vecinos. Dahlmann hizo a un lado; el patrón, se enfrentó con los peones les preguntó qué andaban buscando.

El compadrito de la cara achinada se paró, tambaleándose. A un paso de Juan Dahlmann, lo injurió a gritos, como si estuviera muy lejos. Jugaba a exagerar su borrachera y esa exageración era una ferocidad y una burla. Entre malas palabras y obscenidades, tiró al aire un largo cuchi llo, siguió con los ojos, lo barajó, e invitó a Dahlmann a pelear. El patrón objetó con trémula voz que Dahlmann estaba desarmado. En ese punto, algo imprevisible ocurrió.

Desde un rincón, el viejo gaucho extático, en el que Dahlmann vio una cifra del Sur (del Sur que era suyo), le tiró una daga desnuda que vino a caer a sus pies. Era como si el Sur hubiera resuelto que Dahlmann aceptara el duelo. Dahlmann se inclinó a recoger la daga y sintió dos cosas. La primera, que ese acto casi instintivo lo comprometía a pelear. La segunda, que el arma, en su mano torpe, no serviría para defenderlo, sino para justifi car que lo mataran. Alguna vez había jugado con un puñal, corno todos los hombres, pero su esgrima no pasaba de una noción de que los golpes deben ir hacia arriba y con el fi lo para adentro. No hubieran permitido en el sanatorio que me pasaran estas cosas, pensó.

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colección de cuentos: El jardín de senderos que se bifurcan, los cuentos de El Aleph (1949), un es-tudio sobre literatura gauchesca en 1950. Dos obras importantes: La muerte y la brújula (1951) y Otras Inquisiciones (1952). En 1955 con Bioy Casares edita una selección de Cuentos breves y extraordinarios. En 1956 obtiene el Premio Nacional de Literatura y en 1961, compartió el Premio Internacional de Editores con Samuel Beckett. Otras obras son: Elogio de la sombra, El informe de Brodie (1970), El oro de los tigres.

—Vamos saliendo —dijo el otro. Salieron, y si en Dahlmann no había esperanza, tampoco había temor. Sintió, al atravesar el

umbral, que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera sido una libe ración para él, una felicidad y una fi esta, en la primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado.

Dahlmann empuña con fi rmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura.Jorge Luis Borges, “El Sur”, en Ficciones. Buenos Aires, Ed. Emecé, 1972.

Características de sus cuentosSus cuentos rompen los moldes clásicos. Combinan las formas más inesperadas: el

suspenso, el teo rema, “mezcla la mofa y la metafísica, la rea lidad y el hecho apócrifo; pone un cuento dentro de otro cuento”. Con Ficciones gana el “Pre mio de Honor de la Sociedad de Escritores”.

“Borges propone la posibilidad de considerar a la eternidad como una especie de dimensión inmanente”.

No fue un escritor popular; su extraordinaria cultura, sus conocimientos sobre fi losofía y temas mitológicos hacen de él un autor reservado para lectores selectos. Ha sido pro puesto en varias oportunidades para el Premio Nobel de Literatura.

Después de la revolución de 1955 ocupó el cargo de Director de la Biblioteca Nacio-nal. En 1956 recibió el Premio Nacional de Literatura cuando ya se encontraba ciego. Numerosas universidades del mundo le rindieron justiciero homenaje y le otorgaron el título de Doctor “Honoris causa” como: la Universidad de los Andes de Colombia, La de Cuyo, Oxford, Columbia, Michigan, Cincinati, Jerusalén, La Sorbona, Santiago de Chile y Tucumán.

En 1973, abandonó la Biblioteca Nacional. En 1980 fue honrado con el Premio “Cer vantes” que lo compartió con el español Gerar do Diego. En los años subsiguientes recibió condecoraciones de varios gobiernos europeos.

En 1986 viaja a Ginebra, se casa con su colaboradora María Kodama.Ese es su viaje fi nal. Allí muere el 14 de junio de 1986. Parecía presentir su muerte. Su poema parece una profecía.

Camino hacia la lectura • ¿De qué palabras derivan los términos criollismo, empuñar, condolido, ilusorio, puñal?• ¿Qué entiendes por literatura fantástica?• En vez de pulpería, ¿qué palabra se usa en nuestro país?• Con estos vocablos tomados del texto construimos sintagmas nominales (frases): discor-

dia, impulso, posesión, vértigo, gaucho, náuseas, estoicismo, bienhechor, rincón.

RESUMENEl desarrollo de las accionesEs la historia de un hombre de ciudad, Johannes Dahlmann, con una marcada pro-

pensión por el Sur, donde mantiene parte de una vieja estancia; allí halla la muerte, en una tonta pelea.

“A costa de algunas privaciones había logrado salvar el casco de una estancia al sur, que fue de Flores”.

El personaje Juan Dahlmann es un argentino de origen germano pero inclinado hacia su ascendencia criolla. Se desempeña como Secre tario de la Biblioteca Municipal en donde lleva una vida sedentaria, alimentada por la autopromesa de un viaje al Sur.

“Las tareas y acaso la indolencia lo retenían en la ciudad verano tras verano; se conten taba con la idea abstracta de posesión y con la certidumbre de que su casa estaba esperán dolo en un sitio preciso de la llanura. En los últimos días de febrero de 1939, algo le aconteció”.

Dahlmann consideraba al Sur como un “mundo más antiguo y más fi rme”.Un accidente aparentemente tonto, un gol pe recibido al azar, que confi gura el tema

del cuento y su signifi cado, desemboca en una do lencia de gravedad que provoca su traslado a un sanatorio donde el dolor y la fi ebre lo hacen sufrir horrores. La fi ebre lo gastó y las ilustraciones de “Las Mil y Una Noches” sirvieron para decorar pesadillas.

La Segunda parte se inicia cuando Dahlmann deja el sanatorio para ir a reponerse

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en su estancia del Sur cumpliendo así con un deseo largamente acariciado a lo largo de sus días, “su casa estaba esperándolo en un sitio preciso de la llanura”.

LOS PLANOS DEL RELATOEl plano temporalEl tiempo en “El Sur” es paralelo; en la primera parte encontramos fechas: “En los

últimos días de febrero”, “ocho días pasaron”, este contaje se pierde al iniciarse el viaje al Sur.

Un tercer momento: el tren deja al prota gonista en una estación anterior al lugar de su destino, recorre unas pocas cuadras para llegar a un almacén donde es provocado a una pelea por uno de los presentes.

El plano espacialEl viaje en tren y las alegres remi niscencias de su niñez por verdes llanuras y lo

que podría ser simple descripción de la pampa bonaerense adquiere efi cacia simbólica: -la vastedad del espacio y el tiempo en que las cosas son ellas mismas y al par no el verdadero ser sino una apariencia o un sueño.

Plano psicológicoSi antes, el sana torio fue una especie de infi erno, ahora la llanura, tan amplia y al

mismo tiempo tan íntima, es la fi gura del universo en que el hombre vaga en soledad.“El compadrito de la cara achinada se paró... lo injurió a gritos...”. La respuesta

no le llega a Dahlmann, alguien le tira una daga y en ello ve un emblema del sur, “del sur que era suyo”. Siente que el puñal “en su mano torpe no serviría para defender-lo, sino para justifi car que lo mataran”, y acepta serenamente, como una manera de identifi carse con su destino.

La voz narrativaEl narrador es omnisciente.

Lo fantástico en el cuento“El Sur” pertenece a la literatura fantástica. Borges explica los pro-cedimientos de esta literatu ra: “la obra de arte dentro de la mis ma obra, la introducción del sueño en la reali dad que por ello queda contaminada de fanta sía, el viaje en el tiempo es doble”.

En el cuento comentado, el sueño o el en sueño y hasta el delirio aparecen desde el momento en que el personaje abandona el sanato rio; el autor expresa a tra-vés de detalles y de expresiones que la muerte se avecina como es perando en la llanura, que tiene mucho de fan tástico.

El cuento está enmarcado por tres inciden tes:· La presentación del protagonista: el golpe y la enfermedad;· El viaje de convalecencia a la estancia;· Una demora en la pulpería (que provoca su muerte)Tema: el destino prefi jado del personaje res pondiendo al culto de la hombría y del coraje.Materia de relato· Condición humana y destino, predestinación y muerte.· “El Sur”, cuento que pertenece al género fantástico. La realidad es interpretada

simbólicamente.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

El Sur

ACTIVIDADES

1- Ubicamos y transcribimos del texto los párrafos que contienen los dos incidentes portadores de la premonición de la muerte.

2- Reconocemos todas las expresiones portadoras de misterio. Explicamos qué confi eren éstas a la narración.

3- ¿Qué tiempo verbal predomina? El cambio de tiempo verbal ¿en qué momento se da? Al plano temporal, a más de lo señalado. ¿qué otros aspectos lo pueden enriquecer?4- Interpretamos la frase y la explicamos.“Dahlmann empuña con fi rmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura”.5- ¿Cuál es el confl icto planteado? ¿Se produce un encuentro de culturas? ¿Cuáles?6- Comentamos “lo fantástico”. Apoyamos el comentario con frases extraídas del texto.

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Docente, narradora y ensayista. Licenciada en Humanidades (UCA, 1974). Master en Literatura (Uninorte). Ejerce la docencia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Asunción.

Como profesora de Castellano y Literatura dio cursos y conferen-cias en instituciones culturales y educativas de todo el país.

Desde el año 1989 tiene pu-blicados libros de Castellano y Literatura, textos didácticos orientadores para estudiantes y docentes de la especialidad.

La autora, Maribel, es dueña de una prosa correcta, impecable y sencilla. Conocedora de los recur-sos del lenguaje, de las distintas técnicas narrativas, variedad de voces y cambios de perspecti-vas los maneja con maestría y precisión.

Con igual dominio aborda temas ligeros, leyendas populares y los asuntos profundos que son temas de varios cuentos suyos manejados con noble gravedad: sabiduría y sensibilidad con� eren valor a su obra.

Sus cuentos sorprenden por la variedad de temas, tonos y esti-los. “El gigante del Cerro” reúne re-latos para entretener a pequeños y grandes, para emprender viajes por nuestra historia, conocer a gigantes y duendes y a pájaros parlanchines.

“La otra orilla” recoge cuentos de tono serio, de historias dolorosas, verdaderas denuncias de abusos y violaciones cometidas y do-cumento de una época no muy lejana en la que los derechos de las personas han sido violentados y avasallados.

Maribel Barreto (1936)

Lectura

FLORES Y TUMBAS

El Jeep avanzaba sobre la cinta roja de esa zona del Alto Paraná paralela al río. El recto camino cortaba regularmente las plantaciones de soja y de trigo. Diversos matices de verde decoraban el paisaje: un verdor claro brillante del trigal, verdiopacos los plantíos de soja y, más al norte, verdinegros los yerbales. Corríamos hacia el norte por la extensa propiedad de la transnacional, donde enormes tractores, parados a un costado del camino, esperaban a los maquinistas. Los extranjeros fueron comprando cada una de las propiedades, los paraguayos se vieron obligados a entregar su tierra, porque sin darse cuenta, se encontraron cercados; ya no podían salir de sus propiedades para buscar provisiones; los guardias armados no les dejaban pasar las cercas de púas; se sintieron acorralados y uno a uno fueron despojándose de su heredad, como empujados por la impotencia.

Nuestro amable anfi trión nos señalaba que, pasando el bosque, algunas leguas más allá, se encuentra San Juan Nepomuceno y que siguiendo aquella senda, que bordea el trigal, se podría llegar hasta un ramal que empalma con un sendero de tierra que conduce hasta Caazapá.

El vehículo se adentraba cada vez más lejos. De pronto, quedó frente a un rancho culata jovái. Un hombre de unos cincuenta años, que vestía unos pantalones hasta la rodilla y una camisa a cuadros, nos saludó desde la puerta, agitó el sombrero de karanda´y, que sostenía en la mano derecha e inmediatamente penetró en la habitación

-¿Qué le pasa? ¿No le gusta nuestra presencia? -Nada de eso, es que no quiere conversar con nadie, perdió a toda su familia,

vive solitario. Se aisló, no desea comunicarse, está sordo, se volvió huraño y muy des-confi ado.

- ¿Cómo fue eso?-Cuando las guerrillas. Ahora se empecina en vivir solo, aunque tiene una hija en

Buenos Aires y lo quiere llevar, él se niega, dice que morirá aquí, no quiere abandonar las tumbas; además dice que él no venderá su lote a los gringos, prefi ere quedarse encerrado dentro de las diez hectáreas antes que ceder. Es un rebelde; tiene dos pe-rros, una yunta de bueyes y dos lecheras. Ocupa su tiempo en cultivar la tierra para su propia subsistencia.

-Repite obstinadamente, con los labios apretados por el dolor o la ira: yo moriré en mi tierra, no habrá gringo que me compre mi lote, yo no me vendo, aunque me ofrezcan mucha plata. ¡Nos invaden, nos están sacando nuestras tierras! Suerte que ya no están ellos; a ellos no les hubiera gustado trabajar para estos patrones.

-¡Oh, es increíble!, pero, ¿qué es eso de las tumbas? -Ya lo verás, mirá aquella islita, allá vamos. Desde aquí se ve un oscuro manchón

que emerge sobre el trigal; desde lejos no es más que un enmarañado retazo de la selva virgen, la esencia boscosa que se empeña en permanecer, imperturbable, resistiéndose a la tala, enfrentando impasible a la acción devastadora de la máquina. Sí, lo que no hace tanto tiempo fue un bosque impenetrable, hoy día es una vasta pradera.

Un camino de tierra dobla en ángulo recto hacia el este, como a dos kilómetros del rancho; nos conduce al bosquecillo y, en el claro, unos rústicos postes de Kurupa´y sostienen cuatro vueltas de alambre de púa, que, oxidados y añadidos en muchos tramos, cercan un corralito de diez por diez metros aproximadamente, la barranca está cerca.

Descendimos silenciosamente. Un hondo recogimiento nos sobrecoge, quedamos ca-llados, alterados, atónitos; observamos las pequeñas cruces de madera plantadas en el sitio, mudos testimonios de hechos horrorosos sucedidos en aquel rincón de nuestro suelo. Un corpulento lapacho levantaba enhiesta la copa como una orgullosa torre de control.

Me alejé, sentí como unas tenazas alrededor de mi garganta. No pude articular una sola palabra, se nublaron mis ojos y pude vislumbrar la imagen de jóvenes lanzados desde las nubes, destrozados al tocar la tierra, descuartizados por los perros hambrientos,

de Maribel Barreto, paraguaya

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que expiraban sin un gemido, sin un ¡ay! Me estremecí de horror; cerré con espanto los ojos y la visión de los maniatados arrojados al vacío, como en un destello me envolvió.

-He aquí la gloria del generalote, comentó con sarcasmo nuestro guía. Este corralito donde fl orece el ynanmbú sevói, nos habla con ironía de la crueldad con que procedie-ron. Dice el viejo que él los veía cuando los arrojaban desde el avión, uno a uno; morían destrozados, y , como mordiendo las palabras, masculló: - yo esperé que llegara la noche para recoger los huesos que los animales dejaron esparcidos y los fui enterrando...;mucho tiempo después, corté los palos para plantar las cruces.

-¿Nadie viene a ver esto?-Nadie. Todos quieren olvidar...la gente ya se olvidó de todo.Me aparté un poco, ni inútiles lágrimas, ni palabras absurdas, ni gestos vanos. Algo

amargo arañó mi garganta, se instaló en mi boca. ¡Mierda! ¡Tirano de mierda! Los que lo obedecían eran monstruos, sí, monstruos o habrían

estado ebrios de sangre; ya estaban insensibles ante la provocada tragedia.-.La gente no quiere buscar problema. En dos oportunidades hubo quemazón...y la

hierba tercamente vuelve a crecer sobre las tumbas; pero el viejo la arranca siempre, siempre - prosiguió.

Más allá el yukerí nos cierra el paso; es esta una renegada islita en medio del trigal. Percibimos nítidamente los arpegios del vyra campana, desde la copa de un gi-gantesco Kurupa´y, el último que queda en la islita.

Mis recuerdos retrocedieron con rapidez, pasaron fugazmente ante mi vista las silue-tas de aquellos jóvenes, no podía sustraerme al misterio de la muerte, al enigma de las tumbas anónimas. ¿Quiénes serán los que aquí quedaron? Repito algunos nombres que recuerdo, quedo como despegada de la realidad y me interno en el pasado. ¿Cuál será la tumba de Barrios, de Sánchez...? ¿Para qué nombrarlos? Nunca lo sabremos.

Con profunda piedad, casi con devoción me acerco al lugar...una, dos, tres, cuatro, varias...muchas cruces, toscas, chamuscadas, sin estolas ni nombres, ignoradas y olvi-dadas, mudos testigos de un época que fue y que no queremos recordar.

Pienso en ellos; ni lástima ni clemencia, solo ternura. Los hemos borrado; el olvido y nuestra memoria se alían; no deseamos recuperar el recuerdo; sufrimos esa am-nesia social, esa omisión inconsciente que nos provoca el aturdimiento de vivir. Ese desacuerdo del ayer y esa desmemoria es como una doble muerte para aquellos que gritan ¡misericordia!

Yo miré el campo verde, el sol, los bosques, ya todo en mis recuerdos se fundía, la fl orida juventud y el ideal soñador.

Busqué fl orecillas silvestres; santalucías blancas y azules lucían entre las hierbas; las arranqué, y con entrañable pasión las fui arrojando desde arriba...; una a una fueron descendiendo dulcemente y las fl ores como gráciles mariposas fueron posándose sobre las tumbas.

El país de las aguas es una selec-ción de tiernos y entretenidos cuentos para niños. Código Ara-ponga, novela que obtuvo el premio Bienio del PEN CLUB del Paraguay (2004-2006).

“La autora conduce la secuencia en una prosa sencilla e impeca-ble. Su lenguaje directo y accesi-ble en funcionalidad demuestra habilidad en las variantes del dis-curso y belleza en las imágenes y estilo singularmente elaborado y a la vez sencillo.”

Esther González Palacios

“Muchas voces de denuncia y crí-tica social y política se han alzado en nuestra literatura, tanto en poesía como en prosa. A ellas se suman los relatos de La otra orilla, en que a la � cción propia de esta literatura se suman las propias y dolorosas experiencias que marcaron la vida de la autora...”

María del Carmen Pompa. Su no-vela Código Araponga de reciente publicación.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Trabajo grupal

Después de la lectura. Trabajamos oralmente.• Inferimos la situación social y política de los personajes.Deducir del cuento donde se plantea el confl icto de culturas.• Leemos con atención el cuento. Otra relectura nos ayudará a comprender mejor y el trabajo resultará muy agradable. . Explicamos el contexto histórico-político del cuento.

Camino hacia la lectura¿Qué predice el título?Escribimos cinco palabras que componen el campo semántico de fl ores.Escribimos cinco vocablos relacionados con tumbas.

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. Resumimos la historia de “Flores y Tumbas”. . Organizamos las secuencias principales. . Reconocemos: El tema principal. Otros temas como la soledad, la injusticia, el abandono de las tumbas anónimas. Los párrafos donde se denuncian la violación de los derechos humanos. Las frases y oraciones que expresan sentimientos de dolor, de rebelión.• Citamos las palabras y expresiones relacionadas con los colores.• Citamos expresiones textuales que forman imágenes sensoriales. . Identifi camos: - las historias que contiene el cuento y explicamos en cuál de ellas se produce el confl icto de culturas. - el punto de vista o los puntos de vista del narrador.

• Nivel léxico semántico . Sustituimos estas expresiones por un sinónimo: “no quiere conversar con nadie”. “perdió toda su familia”. “no quiere abandonar las tumbas”. “se volvió huraño”. “enmarañado retazo de la selva”.• Explicamos el simbolismo de “Flores y tumbas”.¿Cuál es el personaje que resume en su vida el confl icto de culturas?Producción escrita• Escribimos un comentario sobre: “La incomunicación y el aislamiento”.• Refl exionamos y escribimos párrafos expositivos sobre las siguientes expresiones to-madas del cuento. ¿Qué opinión merecen estas frases en las que se detectan el contacto de culturas?: “No abandonaré las tumbas, ni venderé lote a los gringos”. “El viejo prefi ere quedarse encerrado dentro de las diez hectáreas”. “Moriré en mi tierra, no hay gringo que me compre”.• Convertimos el cuento en fotorrelato1 siguiendo los siguientes pasos.

Lectura

EL EXTRANJERO

Comentamos el siguiente epígrafe.

de Albert Camus, francés

“El hombre no es otra cosa que lo que él hace”.

Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: “Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias”. Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.

El asilo de ancianos está en Marengo, a ochenta kilómetros de Argel. Tomaré el autobús a las dos y llegaré por la tarde. De esa manera podré velarla, y regresaré mañana por la noche. Pedí dos días de licencia a mi patrón y no pudo negármelos ante una excusa semejante. Pero no parecía satisfecho. Llegué a decirle: “No es culpa mía”. No me res-pondió. Pensé entonces que no debía haberle dicho esto. Al fi n y al cabo, no tenía por qué excusarme. Más bien le correspondía a él presentarme las condolencias. Pero lo hará sin duda pasado mañana, cuando me vea de luto. Por ahora, es un poco como si mamá no estuviera muerta. Después del entierro, por el contrario, será un asunto archivado y todo habrá adquirido aspecto más ofi cial.

Tomé el autobús a las dos. Hacía mucho calor. Comí en el restaurante de Celeste,

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como de costumbre. Todos se condolieron mucho de mí, y Celeste me dijo: “Madre hay una sola”. Cuando partí, me acompañaron hasta la puerta. Me sentía un poco aturdido pues fue necesario que subiera hasta la habitación de Manuel para pedirle prestados una corbata negra y un brazal. Él perdió a su tío hace unos meses.

Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: “Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias”. Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.

El asilo de ancianos está en Marengo, a ochenta kilómetros de Argel. Tomaré el autobús a las dos y llegaré por la tarde. De esa manera podré velarla, y regresaré mañana por la noche. Pedí dos días de licencia a mi patrón y no pudo negármelos ante una excusa semejante. Pero no parecía satisfecho. Llegué a decirle: “No es culpa mía”. No me res-pondió. Pensé entonces que no debía haberle dicho esto. Al fi n y al cabo, no tenía por qué excusarme. Más bien le correspondía a él presentarme las condolencias. Pero lo hará sin duda pasado mañana, cuando me vea de luto. Por ahora, es un poco como si mamá no estuviera muerta. Después del entierro, por el contrario, será un asunto archivado y todo habrá adquirido aspecto más ofi cial.

Tomé el autobús a las dos. Hacía mucho calor. Comí en el restaurante de Celeste, como de costumbre. Todos se condolieron mucho de mí, y Celeste me dijo: “Madre hay una sola”. Cuando partí, me acompañaron hasta la puerta. Me sentía un poco aturdido pues fue necesario que subiera hasta la habitación de Manuel para pedirle prestados una corbata negra y un brazal. Él perdió a su tío hace unos meses.

Corrí para alcanzar el autobús. Me sentí adormecido, sin duda por la prisa y la carre-ra, añadidas a los barquinazos, al olor a gasolina y a la reverberación del camino y del cielo. Dormí casi todo el trayecto. Y cuando desperté, estaba apoyado contra un militar que me sonrió y me preguntó si venía de lejos. Dije “sí” para no tener que hablar más.

El asilo está a dos kilómetros del pueblo. Hice el camino a pie. Quise ver a mamá enseguida. Pero el portero me dijo que era necesario ver antes al director. Como estaba ocupado, esperé un poco. Mientras tanto, el portero me estuvo hablando, y en seguida vi al director. Me recibió en su despacho. Era un viejecito condecorado con la Legión de Honor. Me miró con sus ojos claros. Después me estrechó la mano y la retuvo tanto tiempo que yo no sabía cómo retirarla.

Consultó un legajo y me dijo:”La señora de Mersault entró aquí hace tres años. Usted era su único sostén”. Creí que me reprochaba alguna cosa y empecé a darle explicaciones. Pero me interrumpió: “No tiene usted por qué justifi carse, hijo mío. He leído el legajo de su madre. Usted no podía subvenir a sus necesidades. Ella necesitaba una enfermera. Su salario es modesto. Y, al fi n de cuentas, era más feliz aquí”. Dije: “Sí, señor director”. Él agregó: “Sabe usted, aquí tenía amigos, personas de su edad. Podía compartir recuerdos de otros tiempos. Usted es joven y ella debía de aburrirse con usted”.

Era verdad. Cuando mamá estaba en casa, pasaba el tiempo en silencio, siguiéndome con la mirada. Durante los primeros días que estuvo en el asilo, lloraba a menudo. Pero era por la fuerza de la costumbre. Al cabo de unos meses habría llorado si se le hubiera retirado del asilo. Siempre por la fuerza de la costumbre. Un poco por eso el último año casi no fui a verla. Y también porque me quitaba el domingo, sin contar el esfuerzo de ir hasta el autobús, comprar los billetes y hacer dos horas de camino.

El director me habló aún. Pero casi no lo escuchaba. Luego me dijo: “Supongo que usted quiere ver a su madre”. Me levanté sin decir nada, y salió delante de mí. En la escalera me explicó: “La hemos llevado a nuestro pequeño depósito. Para no impresionar a los otros. Cada vez que un pensionista muere, los otros se sienten nerviosos durante dos o tres días. Y difi culta el servicio”. Atravesamos un patio en donde había muchos ancianos, charlando en pequeños grupos. Callaban cuando pasábamos. Y reanudaban las conversaciones detrás de nosotros. Hubieras dicho un sordo parloteo de cotorras. En la puerta de un pequeño edifi cio el director me abandonó: “Lo dejo a usted, señor Meursault. Estoy a su disposición en mi despacho. En principio, el entierro está fi jado para la diez de la mañana. Hemos pensado que así podría usted velar a la difunta. Una última palabra: según parece, su madre expresó a menudo a sus compañeros el deseo de ser enterrada religiosamente. He tomado a mi cargo hacer lo necesario. Pero quería

(1) FotorrelatoRedactar un resumen del texto original.

La viñeta incluye partes del texto que sirve de soporte a la imagen.

Atender la secuencia de las imáge-nes que irán en los cuadros.

El texto debe expresarse con pocas palabras.

Presentamos nuestro trabajo y coevaluamos.

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Mandovi, Argelia, 1913. Villeblevín, Francia, 1960. Novelista, autor dra-mático, periodista y ensayista en lengua francesa. El absurdo cons-tituye el elemento uni� cador de su obra. Amigo de Sartre; tienen en común la convicción del vivir en un mundo sin Dios y en irremedia-ble soledad. Di� ere de Sartre en la calidez e inclinación que prodiga a los pobres y humillados contra el poderío arrollador del Todo. Su deseo es proporcionarles un consuelo que dé a los hombres la fuerza necesaria para resistir a un mundo cruel. Este consuelo puede ser aceptado o no.

Nacido en Argelia, entre el silencio de una madre incapaz de leer o de escribir, la ausencia de un padre, obrero agrícola, muerto en la guerra de 1914, al que no cono-ció más que en fotografía. Argel fue el lugar donde completó su formación intelectual.

Albert Camus(1913-1960)

informar a usted”. Le di las gracias. Mamá, sin ser atea, jamás había pensado en la religión mientras vivió.

Entré. Era una sala muy clara, blanqueada a la cal, con techo de vidrio. Estaba amueblada con sillas y caballetes en forma de X. En el centro de la sala, dos caballetes sostenían un féretro cerrado con la tapa. Sólo se veían los tornillos relucientes, hundidos apenas, destacándose sobre las tapas pintadas de nogalina. Junto al féretro estaba una enfermera árabe, con blusa blanca y un pañuelo de color vivo en la cabeza.

En ese momento el portero entró detrás de mí. Debió de haber corrido. Tartamudeó un poco: “La hemos tapado, pero voy a destornillar el cajón para que usted pueda verla”. Se aproximaba al féretro cuando lo paré. Me dijo: “¿No quiere usted?”. Respondí: “No”. Se detuvo, y yo estaba molesto porque sentía que no debí haber dicho eso. Al cabo de un instante me miró y me preguntó: “¿Por qué?”, pero sin reproche, como si estuviera informándose. Dije: “No sé”. Entonces, retorciendo el bigote blanco, declaró, sin mi-rarme: “Comprendo”. Tenía ojos hermosos, azul claro, y la tez un poco roja. Me dio una silla y se sentó también, un poco a mis espaldas. La enfermera se levantó y se dirigió hacia la salida. El portero me dijo: “Tiene un chancro”. Como no comprendía, miré a la enfermera y vi que llevaba, por debajo de los ojos, una venda que le rodeaba la cabeza. A la altura de la nariz la venda estaba chata. En su rostro sólo se veía la blancura del vendaje.

Cuando hubo salido, el portero habló: “Lo voy a dejar solo”. No sé qué ademán hice, pero se quedó, de pie detrás de mí. Su presencia a mis espaldas me molestaba. Llenaba la habitación una hermosa luz de media tarde. Dos abejorros zumbaban contra el techo de vidrio. Y sentía que el sueño se apoderaba de mí. Sin volverme hacia él, dije al portero: “¿Hace mucho tiempo que está usted aquí?”. Inmediatamente respondió: “Cinco años”, como si siempre hubiese esperado mi pregunta.

Charló mucho en seguida. Se habría quedado muy asombrado si alguien le hubiera dicho que acabaría de portero en el asilo de Marengo. Tenía sesenta y cuatro años y era parisien-se. Lo interrumpí en ese momento: !Ah! ¿Usted no es de aquí? Luego recordé que antes de llevarme a ver al director me había hablado de mamá. Me había dicho que era necesario enterrarla cuanto antes porque en la llanura hacía mucho calor, sobre todo en esta región. Entonces me había informado que había vivido en París y que le costaba mucho olvidarlo. En París se retiene al muerto tres, a veces cuatro días. Aquí no hay tiempo; todavía no se ha hecho uno a la idea cuando hay que salir corriendo detrás del coche fúnebre. Su mujer le había dicho: “Cállate, no son cosas para contarle al señor”. El viejo había enrojecido y había pedido disculpas. Yo intervine para decir: “Pero no, pero no…”. Me pareció que lo que contaba era apropiado e interesante.

En el pequeño depósito me enteró de que había entrado al asilo como indigente. Como se sentía válido, se había ofrecido para el puesto de portero. Le hice notar que en resumidas cuentas era pensionista. Me dijo que no. Ya me había llamado la atención la manera que tenía de decir: “ellos”, “los otros” y, más raramente, “los viejos”, al hablar de los pensionistas, algunos de los cuales no tenían más edad que él. Pero, naturalmente, no era la misma cosa. Él era portero y, en cierta medida, tenía derechos sobre ellos.

La enfermera entró en ese momento. La tarde había caído bruscamente. La noche habíase espesado muy rápidamente sobre el vidrio del techo. El portero oprimió el tablero y quedé cegado por el repentino resplandor de la luz. Me invitó a dirigirme al refectorio para cenar. Pero no tenía hambre. Me ofreció entonces traerme una taza de café con leche. Como me gusta mucho el café con leche, acepté y un momento después regresó con una bandeja. Bebí. Tuve deseos de fumar. Pero dudé, porque no sabía si podía hacerlo delante de mamá. Refl exioné. No tenía importancia alguna. Ofrecí un cigarrillo al portero y fumamos.

En un momento dado me dijo: “Sabe usted, los amigos de su señora madre van a venir a velarla también. Es la costumbre. Tengo que ir a buscar sillas y café negro”. Le pregunté si se podía apagar una de las lámparas. El resplandor de la luz contra las paredes blancas me fatigaba. Me dijo que no era posible. La instalación estaba hecha así: o todo o nada. Después no le presté mucha atención. Salió, volvió, dispuso las sillas. Sobre una de ellas apiló tazas en torno de una cafetera. Luego se sentó enfrente de mí, del otro lado de mamá. También estaba la enfermera, en el fondo, vuelta de espaldas. Yo no veía lo que hacía. Pero por el movimiento de los brazos me pareció que tejía. La temperatura era agradable, el café me había recalentado y por la puerta abierta entraba el aroma de la noche y de las fl ores. Creo

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Allí fue a la escuela y universidad, su infancia y adolescencia trans-currieron en un barrio de Argel. Amenazado de tuberculosis tuvo que defenderse en varias ocasiones de esta enfermedad que se ensañó brutalmente con el estudiante solitario. Se volcó al periodismo y al teatro. Con sólo veintiún años era ya un conocido actor escénico.

Su encuentro con el profesor de literatura Jean Grenier y Frederich Nietzsche fueron fundamentales para él. Fundó el Teatro de equi-po, cuyo repertorio da la pauta de su preferencia por el teatro español e Isabelino.

Albert CamusObras publicadas

El revés y el derecho, ensayos (1937). En ellos combina sus experiencias personales, la re-� exión sobre la moral y su alcance simbólico.

A partir de 1940 publicó lo que el llamó el Ciclo del absurdo: El extranjero (1942), El mito de Sísifo, El Malentendido (1944), Calígula (1945). En 1947, con la publica-ción de La peste, abre otro Ciclo, El hombre rebelde (1951); Estado de Sitio (1948), Los Justos (1949).

El presupuesto esencial del pen-sador y del escritor es la expe-riencia de la autonomía y el desacuerdo en que se halla la totalidad del mundo.

La � losofía de la libertad enar-bolada por Camus desentonaba en una época en la que los exis-tencialistas eran apologistas del comunismo soviético. Su fama y su valía se vieron refrendada con la obtención del Premio Nobel. Y cuando, en los primeros días de 1960, Camus murió en un accidente de automóvil, todo el mundo occidental se reunió en luto y tristeza en torno a un autor a quien siempre distinguieron la honradez y la sinceridad.

que dormité un poco.Me despertó un roce. Como había tenido los ojos cerrados, la habitación me pareció aún

más deslumbrante de blancura. Delante de mí no había ni la más mínima sombra, y cada objeto, cada ángulo, todas las curvas, se dibujaban con una pureza que hería los ojos. En ese momento entraron los amigos de mamá. Eran una decena en total, y se deslizaban en silencio en medio de aquella luz enceguecedora. Se sentaron sin que crujiera una silla. Los veía como no he visto a nadie jamás, y ni un detalle de los rostros o de los trajes se me escapaba. Sin embargo, no los oía y me costaba creer en su realidad. Casi todas las mujeres llevaban delantal, y el cordón que les ceñía la cintura hacía resaltar aún más sus abultados vientres. Nunca había notado hasta qué punto podían tener vientre las mujeres ancianas. Casi todos los hombres eran fl aquísimos y llevaban bastón. Me llamaba la atención no ver los ojos, en los rostros, sino solamente un resplandor sin brillo en medio de un nido de arrugas. Cuando se hubieron sentado, casi todos me miraron e inclinaron la cabeza con molestia, los labios sumidos en la boca desdentada, sin que pudiera saber si me saludaban o si se trataba de un tic. Creo más bien que me saludaban. Advertí en ese momento que estaban todos cabeceando, sentados enfrente de mí, en torno del portero. Por un momento tuve la ridícula impresión de que estaban allí para juzgarme.

Poco después una de las mujeres se echó a llorar. Estaba en segunda fi la, oculta por una de sus compañeras, y no la veía bien. Lloraba con pequeños gritos, regularmente; me parecía que no se detendría jamás. Los demás parecían no oírla. Se mostraban abatidos, tristes y silenciosos. Miraban el féretro o a sus bastones, o a cualquier cosa, pero no miraban nada más. La mujer seguía llorando. Yo estaba muy asombrado porque no la conocía. Hubiera querido no oírla más. Sin embargo no me atrevía a decírselo. El portero se inclinó hacia ella y le habló, pero sacudió la cabeza, murmuró algo, y continuó llorando con la misma regularidad. El portero vino entonces hacia mi lado. Se sentó cerca de mí. Después de un rato bastante largo me informó sin mirarme: “Estaba muy unida con su señora madre. Dice que era su única amiga aquí y que ahora ya no le queda nadie”.

Quedamos un largo rato así. Los suspiros y los sollozos de la mujer se hicieron más raros. Sorbía mucho, luego me sentía fatigado y me dolía la cintura. Ahora me resultaba penoso el silencio de toda esa gente. Sólo de vez en cuando oía un ruido singular y no podía comprender qué era. A la larga acabé por adivinar que algunos de los ancianos chupaban el interior de las mejillas y dejaban escapar unos raros chasquidos. Tan absortos estaban en sus pensamientos que ni se daban cuenta. Tenía la impresión de que aquella muerta, acostada en medio de ellos, no signifi caba nada ante sus ojos. Pero ahora creo que era una impresión falsa.

Todos tenemos café, servido por el portero. Después, no sé más. La noche pasó. Recuerdo que en cierto momento abrí los ojos y vi que los ancianos dormían amontonados, excepto uno que me miraba fi jamente, con la barbilla apoyada en el dorso de las manos aferradas al bastón, como si no esperase sino mi despertar. Luego volví a dormirme. Me desperté porque cada vez me dolía más la cintura. El día resbalaba sobre el techo de vidrio. Poco después uno de los ancianos se despertó, y tosió mucho. Escupía en un gran pañuelo a cuadros y cada una de las escupidas era como un desgarramiento. Despertó a los demás, y el portero dijo que debían marcharse. Se levantaron. La incómoda velada les había dejado los rostros de color ceniza. Al salir, con gran asombro mío, todos me estrecharon la mano, como si esa noche durante la cual no cambiamos una palabra hubiese acrecentado nuestra intimidad. Estaba fatigado. El portero me condujo a su habitación y pude arreglarme un poco. Tomé café con leche, que estaba muy bueno. Cuando salí era completamente de día. Sobre las colinas que separan a Marengo del mar, el cielo estaba arrebolado. Y el viento traía olor a sal. Se preparaba un hermoso día. Hacía mucho que no iba al campo y sentía el placer que habría tenido en pasearme de no haber sido por mamá.

Pero esperé en el patio, debajo de un plátano. Aspiraba el olor de la tierra fresca y no tenía más sueño. Pensé en los compañeros de ofi cina. A esta hora se levantaban para ir al trabajo; para mí era siempre la hora más difícil. Refl exioné un momento sobre esas cosas, pero me distrajo una campana que sonaba en el interior de los edifi cios. Hubo movimientos detrás de las ventanas; luego, todo quedó en calma. El sol estaba algo más alto en el cielo; comenzaban a calentarme los pies. El portero cruzó el patio y me dijo que el director me llamaba. Fui a su despacho. Me hizo fi rmar cierta cantidad de documentos. Vi que estaba

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vestido de negro con pantalón a rayas. Tomó el teléfono y me interpeló: “Los empleados de pompas fúnebres han llegado hace un momento. Voy a pedirles que vengan a cerrar el fére-tro. ¿Quiere usted ver antes a su madre por última vez?”. Dije que no. Ordenó por teléfono, bajando la voz: “Figeac, diga usted a los hombres que pueden ir”.

En seguida me dijo que asistiría al entierro y le di las gracias. Se sentó ante el escritorio y cruzó las pequeñas piernas. Me advirtió que yo y él estaríamos solos, con la enfermera de servicio. En principio los pensionistas no debían asistir a los entierros. Él sólo les permitía velar. “Es cuestión de humanidad”, señaló. Pero en este caso había autorizado a seguir el cortejo a un viejo amigo de mamá: “Tomás Pérez”. Aquí el director sonrió. Me dijo: “Comprende usted, es un sentimiento un poco pueril. Pero él y su madre casi no se separaban. En el asilo les hacían bromas; le decían a Pérez: “Es su novia”. Pérez reía. Aquello le complacía. La muerte de la señora de Mersault lo ha afectado mucho. Creí que no debía negarle la autorización. Pero le prohibí velarla ayer, por consejo del médico visitador”.

Quedamos silenciosos bastante tiempo. El director se levantó y miró por la ventana del despacho. Después de un momento observó: “Ahí está el cura de Marengo. Viene antes de hora”. Me advirtió que llevaría tres cuartos de hora de marcha, por lo menos, llegar a la iglesia, que se halla en el pueblo mismo.

Después de una atenta lectura, nos informamos de algunos puntos relacionados con la obra.

El extranjero ha fundado la fama de Camus. Es una novela capital, un caso modelo del absurdo de la vida. Describe en forma muy detallada la carencia de valores del mundo con-temporáneo, en una triste primavera durante la ocupación alemana. Mersault, el extranjero, vive una angustiosa situación que lo lleva a sentirse extraño en su propio medio, ajeno al alcance moral de sus actos, llega al asesinato, a la prisión, a la muerte y no hay para él, en este inevitable proceso, ni rebeldía, ni esperanza.

EstructuraLa novela consta de dos partes. La primera nos relata un suceso ocurrido verdaderamente

con todos sus extraños pormenores. La segunda parte narra los refl ejos de este suceso en los ojos de los hombres, su enjuiciamiento por sus contemporáneos, su torcida interpretación por parte de la justicia y el inesperado fi nal por medio de la guillotina.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

PARA TRABAJO GRUPAL

1. Leemos detenidamente el texto. Después de la lectura aplicamos la técnica de la discusión sobre los siguientes puntos: La actitud de Mersault ante la noticia de la muerte de su madre, su posterior visita en el asilo de ancianos. • Presentamos nuestra opinión al grupo y discutimos con los demás integrantes. - ¿En qué reside el choque del personaje principal con los demás miembros de esa sociedad? - ¿Qué tipo de confl icto se plantea? Los motivos que mueven a actuar como lo hace Mersault.2. Investigamos época, características de la doctrina existencialista, su infl uencia el contexto histórico – social de la época así como la historia y las características de la generación literaria a la que pertenece Camus, en el capítulo El Existencialismo.3. Presentamos los trabajos en clase y cohevaluamos la actividad con ayuda del profesor.

ConclusiónMeursault es el fiel reflejo del aburrimiento, la desidía, el ab-surdo. Todo su proceder es casi inhumano. Parece aceptar la vida, el devenir como algo au-tomático. La cotidianidad lo va socavando en su humanidad, en su dignidad. Su descreimiento, su falta de arrepentimiento, la carencia de valores todo en él, es un despropósito. El � scal ex-plotó sus errores para obtener la condena. Más que el crimen, su propia vida fue la razón de su ejecución. En el extranjero, se nos presenta la vida de Mersault, un hombre que vive como todos los otros, pero cuyo sentir y actuar son diferentes, ni mejor, ni peor, solo distinto y es esto lo que produce el choque con los miembros de la sociedad.

Resumen de la obra de Albert Camus

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El extranjero y su confl icto de valores a partir del contacto de culturas

Es distinto por:• Su falta de emociones;• Su conciencia pasiva, aburrida;• Su insensibilidad, confi ere a la vida una especie de sin sentido;• Su viaje hacia un fi n es una lenta agonía diaria en una existencia que se desenvuelve ciega, vacía, en una eterna repetición de acciones y gestos;• Posee una sinceridad que llega a la crudeza;• No es capaz de mentir, se rehúsa a mentir, no lo hace ni para salvar su vida; se niega a mentir en el juicio;• No intenta sentir lo que no siente;

Es un individuo que, renunciando al automatismo y alienación ciega de la vida cotidiana, se entrega a la muerte por libre albeldrío.

Mersault, es El extranjero, el extraño en esa sociedad, ajeno a las normas sociales, practica una honestidad brutal contra todas aquellas convenciones que se presentan como absurdas y manipula-doras, en una vida que parece no tener sentido y en la que el hombre común es la víctima. La muerte de su madre no lo conmueve más que la pérdida del perro del vecino.

La arbitrariedad de los jueces que lo condenan, el desinterés de los abogados, el sensacionalismo de la prensa que se ocupa del juicio, representan parte de los elementos sociales hipócritas, añejos y peligrosos.

Se revela ante la mentira general que le produce el juicio y castigo por parte de la mayoría social amenazada por este individuo que se niega a aceptar todas las convenciones usuales. En este caso, el protagonista de El extranjero sería una especie de héroe de la “sinceridad y de la verdad”, con-denado por una sociedad falsa, incapaz de aceptar ni tolerar disidentes, aniquilando al que muere por la libertad, que se niega a perder ante la sociedad adversa que reprime la verdad de sus actos.

La novela no resuelve si el protagonista es mejor o peor que los jueces; pero sí aclara que, el existencialismo como fi losofía puede aportar una nueva mirada sobre el mundo en el que los valores sociales y religiosos pueden ser revistos a la luz de circunstancias que parecen reclamar mayores y más efectivas respuestas o alternativas.

Ilustración, Argos Vergara

ExistencialismoMovimiento fi losófi co que se desarrolla en Europa durante el período (1918–1939) y

en la etapa inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Este movimiento da lugar a numerosas interdisciplinas y al movimiento literario del mismo nombre. Son representantes: Martín Heidegger, y Karl Jaspers en Alemania, Jean Paul Sartre y Gabriel Marcel en Francia, N.A. Berdiaiev y Anton Chéjov en Rusia, N. Abbognano en Italia.

El verdadero apogeo del Existencialismo debe situarse entre la publicación de Ser y Tiempo (1927) de Martín Heidegger, Existencialismo Positivo, de Nicola Abbagnano, El Ser y la nada y El existencialismo es un humanismo de Sartre, veinte años después.

Con esta corriente de pensamiento se ha relacionado a una serie de escritores en cuyas producciones literarias se han venido manifestando «El sentimiento trágico de la vida» como Miguel de Unamuno, Fiodor Dostoiewsky, Franz Kafka, Graham Green, Luigui Pirandello.

A partir de la Segunda Guerra Sundial y fi nales de ésta, desemboca en las denominadas literatu-ra de la desesperación y literatura del absurdo, de las que serían exponentes Albert Camus, André Malraux, Simone de Beauvoir, Graham Green, H. Boll, C. Wilson, y los dramaturgos Samuel Beckett, André Malraux, Eugene Ionesco.

El punto de partida de esta corriente, fi losófi ca radica en el principio de que en la conformación del ser humano «La existencia precede a la esencia». Lo que lleva a la conclusión de que no hay naturaleza humana previa que condicione al hombre concreto, el cual se va haciendo a sí mismo en el transcurso de su trayectoria existencial. La corriente trata de fundar el conocimiento de toda realidad sobre la experiencia.

El origen de esta propuesta se encuentra en la obra Soren Kierkegaard. Gran parte de los concep-tos, básicos del Existencialismo como la autoconciencia de la nihilidad o de la nada, la vivencia de la angustia y de la desesperación y el sentido del absurdo aparecen ya analizados en este escritor danés. Pero, lo que convierte a Kierkegaard en iniciador de esta corriente fi losófi ca, es la afi rmación de la supremacía del individuo concreto frente al universal, de la existencia frente a la esencia.

CAMPO REFERENCIAL

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Camus, dando instrucciones a los actores de su adaptación “El Caballero de Olmedo”. Ilustración, Argos Vergara

Relación entre Existencialismo y Literatura

Simone de Beauvoir

Ilustración, Argos Vergara

Para el escritor danés, la indagación fi losófi ca sólo tiene senti-do en la medida que aporta un conocimiento sobre esa existencia del hombre concreto, marcado por la angustia en la dirección del destino.

En síntesis, las ideas básicas de esta corriente fi losófi ca son:La existencia humana precede a su posible esencia, lo cual

signifi ca que el hombre cuando surge en el mundo comienza por no ser nada- se va haciendo a sí mismo. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Este es el primer principio del existencialismo (Sartre 1946). El es, primordialmente un proyecto o como insiste Heidegger, un Poder ser un Salto, un Anticiparse.

El ser humano comporta una conciencia desgraciada, ya que se encuentra dominado por unos sentimientos de soledad, angustia y desamparo.

El hombre está abocado a la decepción, a la desesperación, en la medida en que es consciente de que vive en un mundo absurdo dominado por la muerte. La existencia es una realidad vacía, que provoca esa conciencia desgraciada anteriormente aludida. Esta decepción resulta totalmente coherente en el contexto de un mundo convulsionado por las dos guerras mundiales.

Sin embargo, el humanismo existencialista no es una doctrina quietista o pesimista. El hombre existe y como tal el proyecto que se asigna a sí mismo, no debe caer en un resignado masoquismo: sabe que por su compromiso (Sartre) puede dar sentido a su vida (es absurdo que todo sea absurdo) y así contribuir a crear una comunidad humana. Martín Heidegger sostiene que el hombre está en el mundo,

no como un espectador solitario, sino como un ser histórico, un ser (Mitsein) preocupado en buscar una existencia auténtica eraizada en la tradición y en el devenir de la humanidad. Para G. Marcel y K. Jaspers, la existencia es comunicación y diálogo.

Leamos el siguiente texto informativo para enterarnos de qué manera la literatura asimiló el inconformismo denominado más tarde existencialismo.

Al fi nal de la guerra, la personalidad y la obra de Sartre y de Albert Camus, su compromiso personal durante la Contienda, los hizo reunir bajo la denominación de Existencialismo, que Ga-briel Marcel había lanzado en 1943 y que la prensa lanzó a los cuatro vientos en 1845. Él público asimiló bajo este vocablo ya consagrado a la bohemia ya conocida de Saint Germain des Prés, a las canciones de determinados cantantes como Juliette Greco, a la postura anticonformista de la Juventud de entonces y al pensamiento de fi lósofos y literatos que habían leído a Hegel, a Kierkegaard y Martín Heidegger. Entre 1945 y 1955 se constata la búsqueda de un nuevo huma-nismo, consecuencia lógica del horror a la guerra, se centra en torno a Sartre, Camus y a Simone de Beauvoir, defensora de la marginalidad, primera línea del existencialismo.

Queda claro que desde sus inicios esta corriente fi losófi ca se ha relacionado con la lite-ratura, Kierkegaard y Heidegeer se han interesado por los recursos lingüísticos y literarios o han transladado la refl exión fi losófi ca de sus ensayos a sus obras de fi cción.

Así Unamuno en la obra Niebla o San Manuel Bueno Mártir, novelas en las cuales ha trasvasado la refl exión fi losófi ca y que son las primeras novelas existenciales en Europa. Él utiliza la novela como medio de conocimiento de la realidad humana a la que la fi losofía se muestra incapaz de acceder.

Esta interrelación entre Literatura y Filosofía se percibe, en un grupo de novelistas y dramaturgos europeos como Dostoiewsky, Kafka, MalrauX, Beckett, Ionesco, Pirandelo, etc, cuyas producciones literarias contienen una refl exión o interrogante sobre el sentido de la vida. Algunas obras se convierten en un medio de indagación fi losófi ca ej: La Náusea de Sartre, El extranjero, de Albert Camus.

En la literatura española, la obra Unamuniana y la de Ortega y Gasset ilustran la fi losofía existencialista. En América El Pozo, de Juan Carlos Onetti (1939) que los críticos consideran el más claro ejemplo de la literatura existencialista hispanoamericana; Roberto Arlt Los siete locos una inquietante novela sobre la impotencia del hombre para enfrentar la sociedad que lo condena y oprime; y Los lanzallamas, etc.

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Después de la lectura- Un panel sobre Existencialismo y Literatura- Debatimos sobre el sentido de la vida para los existencialistas, cada panelista podría explicar

desde su punto de vista: . postura anticonformista . conocimiento de la realidad humana a la que la fi losofía se muestra incapaz de acceder. . interrogantes sobre el sentido de la vida. . defensa de la marginalidad como Simone de Beauvoir.

ACTIVIDAD

Alejo Carpentier(1940-1980)

Cubano de origen francés y ruso. Su formación cultural es esen-cialmente europea. En los años veinte participa activamente en la política, motivo por el cual es encarcelado en 1928. Se exilia de su patria y no regresó hasta que triunfo el régimen de Fidel Castro. Es musicólogo profesional, escribió una historia de la música cubana y siempre se ha interesado por el arte musical. Esto se re� eja en el motivo de varias de sus novelas y sus cuentos. El Arpa y la Sombra. Concierto Barroco (1974) o cuento largo en que el choque de civilizaciones. Se traslada a la Venecia de 1709, en la que un in-diano y su esclavo negro asisten a las representaciones del Ospedale de la Pieta, donde Vivaldi estrena su opera Montezuma. Viaje a la Semi-lla relata la vida de un latifundista desde su lecho de muerte hasta su nacimiento, y aún más, hasta los orígenes anteriores a la existencia humana. Es un cuento divertido.

EL ARPA Y LA SOMBRA

Te ofrecemos tres lecturas de la novela para que las comentes.

de Alejo Carpentier, cubano

TEXTO 1

“Esta noche es Nochebuena Y no es noche de dormir,Que la Virgen está de parto Y a las doce ha de parir”.

Pero, de pronto, la gran voz de Santa María Minerva lo apartó de evocaciones acaso demasiado frívolas para un día en que, algo descansado de la prolongada ceremonia que había encendido los soles de la Cátedra de San Pedro, habría de resolverse a tomar una im-portante determinación. Entre un orfebrado portapaz atribuido a Benvenuto Cellini y la nave de cristal de roca, muy antigua en su factura, cuya forma era la del Ictus de los primitivos cristianos, estaba el legajo —¡el famoso expediente!— en espera desde el año anterior. Nadie había tenido la desconsideración de apremiarlo, pero era evidente que el muy Venerable Cardenal de Burdeos, Metro politano de las Diócesis de las Antillas, su Eminen cia el Cardenal Arzobispo de Burgos, el muy Ilustre Arzobispo de México, así como los seiscientos y tantos obispos que habían estampado sus fi rmas en el documento, debían estar impacientes por conocer Su Resolución. Abrió la carpeta llena de anchas ho jas cubiertas de sellos lacrados, con cintas de raso encarnado para unirlas en folio, y, por vigésima vez, leyó la propuesta de Postulación ante la Sacra Con gregación de Ritos que se iniciaba con la bien ar ticulada frase: “Post hominurm salutem, ab Incarnato Dei Verbo, Domino Nostro Jesu Christo, feli-citer instauratam, mullum profecto eventum extitit aut praeclarius, aut utilius incredibili ausu Januensis nautae Christophori Columbi, qui omnium primus inexplorata horrentiaque Oceani aequora pertran siens, ignotum Mundum detexit, et ita porro terrarum mariumque tractus Evangelicae fi dei propagationi duplicavit.” . . . Bien lo decía el Primado de Burdeos: el descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón era el máximo acontecimiento contemplado por el hombre desde que en el mundo se hubiese instaurado una fe cristiana y, gracias a la Proeza Impar, se había doblado el espacio de las tierras y mares conocidos a donde llevar la palabra del Evan gelio... Y, junto a la respetuosa solicitud, había, en foja separada, un breve mensaje dirigido a la Sacra Congregación de Ritos que, al recibir el aval de la fi rma pontifi cia, echaría a andar, de inmediato, el intrincado proceso de la beatifi cación del Gran Al mirante de Fernando e Isabel. Su Santidad tomó la pluma, pero la mano empezó a sobrevolar la página, como dubitativa, desmenuzando una vez más las im plicaciones de cada palabra. Siempre ocurría así cuando se sentía más resuelto a trazar la rúbrica deci-siva al pie de aquel documento. Y era porque en un párrafo del texto aparecía una frase,

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ACTIVIDADES

Después de la lectura1. Organizamos y respondemos oralmente sobre los siguientes puntos: El fragmento pertenece a la primera parte de la novela subtitulada El

arpa al que acompaña el salmo 150. El signifi cado de las siguientes expresiones: ¡Loado sea con los címbalos triunfantes! ¡Loado sea con el arpa. Salmo 150.2. Luego contestamos. ¿Qué signifi cado otorga al texto leído? Fundamentamos nuestra respuesta. ¿En qué contexto se da? ¿Cuál es el tema planteado? ¿Qué elementos de alerta halla el Papa en el pedido de Canonización? ¿Cuál es el problema que se le presenta? ¿Cómo lo resuelve?El foco narrativo seleccionado, confi ere al texto una signifi cación especial. Explicamos

y fundamentamos nuestra respuesta.

El acoso (1958) es la novela que refleja con mayor fidelidad el ambiente de Cuba de los años cincuenta, el inflexible círculo de represión y violencia, aunque está bien distante, como todas las obras de Carpentier, de ser documental. La partitura sinfó-nica es la tela de araña en la cual el protagonista, el acosado, cae prisionero. La sinfonía termina, el acosado muere a manos de los estudiantes a los que ha traicionado, incapaz de evitar su destino. Es una obra que trata de re� ejar las frustraciones del régimen de Batista. El acoso, Los pasos donde, el protagonista es un majestuoso músico que trabaja en partitura para películas de su esposa, actriz de mucho éxito, en un gran país industrial; interpreta una obra interminable, su amante Mousche, que vive de la astrolo-gía. El músico emprende un viaje a un país latinoamericano que no tiene nombre en busca de primiti-vos instrumentos musicales. Este viaje será como buscar sus pasos perdidos.

Camino hacia la lectura1. Leemos este epigrafe que trae en sus comienzos la novela. Comentamos qué ideas

nos sugieren.2. Escuchamos un villancico navideño y lo comentamos.3. Leemos atentamente qué sentimientos produce en nuestro ánimo el texto.

especialmente subrayada, que siempre detenía su gesto: “…pro introductione illius causae exceptionali ordine”. Esto de introducir la postulación “por vía excepcional” hacía vacilar, una vez más, al Sumo Pontífi ce. Era evidente que la beatifi cación —camino previo para la canonización— del Descubridor de América constituiría un caso sin precedente en los anales del Vaticano porque su expediente carecía de ciertos respaldos biográfi cos que, según el canon, eran necesarios al otorgamiento de una aureola. Esto, confi rmado por los sabios e imparciales bolandistas invitados a opinar, sería utilizado, sin duda alguna, por el Abogado del Diablo, sutil y temible Fiscal de la República de los Infi ernos... En 1851, cuando él, Pío IX, después de haber pasado por el arzobispado de Espoleto, el obispado de Imola, y de haberse tocado con el capelo cardena licio, no llevaba más de cinco años elevado al Trono de San Pedro, había encargado a un historiador fran cés, el conde Roselly de Lorgues, un Historia de Cristóbal Colón, varias veces leída y meditada por él, que le parecía de un valor decisivo para deter minar la canonización del Descubridor del Nuevo Mundo. Ferviente admirador de su héroe, el histo riador católico había magnifi cado las virtudes que agigantaban la fi gura del insigne marino genovés, señalándolo como merecedor de un lugar destacado en el santoral, y hasta en las iglesias —cien, mil iglesias... —, donde se venerara su imagen (imagen harto imprecisa hasta ahora, ya que no se tenían retratos suyos —¿y con cuántos santos no pasaba lo mismo?— pero que pronto cobraría corporeidad y carácter gracias a las investigaciones guiadoras de algún pincel inspirado que diese al personaje la fuer za y expresión que el Bronzino, retratista de César Borgia, había conseguido al ilustrar la fi gura del in signe marino Andrea Doria en óleo de una excepcional belleza). Esta posibilidad había obsesionado al joven canónigo Mastaï desde su regreso de América, cuando estaba muy lejos todavía de barruntarse que sería entronizado algún día en la basílica de San Pedro. Ha cer un santo de Cristóbal Colón era una necesidad, por muchísimos motivos, tanto en el terreno de la fe como en el mismo terreno político —y bien se había visto, desde la publicación del Syllabus, que él, Pío IX, no desdeñaba la acción política, acción política que no podía inspirarse sino en la Política de Dios, bien co nocida por quien tanto había estudiado a San Agustín. Firmar el Decreto que tenía delante era gesto que quedaría como una de las decisiones capitales de su pontifi cado... Volvió a mojar la pluma en el tintero, y, sin embargo, quedó la pluma otra vez en suspenso. Vacilaba nuevamente, esta tarde de verano en que no tardarían las campanas de Roma a concertar sus resonancias al toque del Angelus.

• Analiza los elementos estéticos utilizados en obras literarias paraguayas y universales.• Identifi ca rasgos socioculturales presentes en las obras de la literatura paraguaya

y universal.• Analiza los estilos lingüísticos de autores paraguayos y universales.• Interpreta los mensajes transmitidos en textos orales.• Produce textos orales con características de cohesión y coherencia.• Interpreta mensajes transmitidos en textos escritos.• Redacta textos instrumentales atendiendo sus características, su formato y los

ámbitos de uso.

CAPACIDADES

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Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 5

Comienzo y fi n del ser humano

5unidad

CAMPO REFERENCIAL

El ModernismoEl Modernismo es el movimiento literario más impor-

tante de las dos últimas décadas del siglo veinte y de los años iniciales del siglo actual. Este movimiento abarcó a los pueblos de nuestra América y también a España. Su aparición ha ocasionado una serie de divergencias entre críticos e investigadores y el nombre de Modernismo, con el cual se lo bautizó, ha subsistido hasta hoy en la historia literaria. Es el primer movimiento continental desde la independencia, que infl uyó sobre Europa y fue introducido por Rubén Darío que surge como reacción general contra el espíritu de la literatura del Realismo frente al espíritu burgués de la segunda mitad del siglo XIX. El Modernismo busca dar al arte un tono aristocrático y exquisito.

1. Poesía cuidada en busca de bellos efectos musicales y coloristas. Refi namiento y asociación de las sensaciones Esteticismo. Arte por el arte. Métrica, ampliada y fl exible. Verso sonoro.

2. En el Modernismo se encuentran infl uencias en todas las tendencias literarias del S. XIX, el Parnasianismo, el Simbolismo, el Realismo, el Naturalismo, el Impresionis-mo y también el Romanticismo, cuyos excesos combatía. Los modernistas no se cerraron al infl ujo de los grandes románticos en lo que tenían de honda emoción lírica y sonoridad verbal.

3. Representantes. Rubén Darío, Julián de Casal, Leopol-do Lugones, Amado Nervo.

4. En España, fueron modernistas, Salvador Rueda, Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado, Antonio Machado y Ramón del Valle Inclán

Parnasianismo: Escuela de poetas franceses (1866-1890) que practicaron el arte por el arte y contribuyeron sus poe-mas con gran rigor formal. Infl uyeron sobre el modernismo.

Simbolismo: Movimiento literario que se desarrolló en Francia en los últimos quince años del siglo XIX. Se opone al Parnasianismo cuya aspiración es conseguir la belleza formal de la poesía, así como frente al Naturalismo y su deseo de alcanzar una literatura de fundamentación cien-tífi ca, trata de crear una poesía que sugiera la vida y las emociones íntimas del poeta mediante correspondencia entre ella y el mundo de los objetos. Describe un modo de expresión literaria en el que las palabras se utilizan para sugerir estados mentales más que por su contenido objetivo.“Por la senda caminabay se oían los ladridos de los perros a la luna,a la luna páliday el chillidode las ranassentí frío, era el frío que tenían en la alcobatus mejillas y tus manos adoradasentre las blancuras níveasde las mortuorias sábanas”

Asunción Silva

Símbolo: Procedimiento metafórico que consiste en la asociación de los planos: el real y el imaginario, sin que entre ellos exista una relación aparente ni una equiparación física, sino solamente emotiva.

“Fue una clara tarde, triste y soñolientatarde de verano. La hiedra asomabaal muro del parque, negra y polvorientaLa fuente sonabaRechinó en la vieja cancela mi llave;con agrio ruido abrióse la puertade hierro mohoso y, al cerrarse gravegolpeó el silencio de la tarde” Antonio Machado

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Lengua Castellana y Literatura 3unidad 5

ANOCHE CUANDO DORMÍA...de Antonio Machado, español

1 Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que una fontana fl uía dentro de mi corazón.

5 Di: ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hasta mí, manantial de nueva vida en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía10 soñé ¡bendita ilusión! que una colmena tenía dentro de mi corazón; y las doradas abejas iban frabricando en él

15 con las amarguras viejas, blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que un ardiente sol lucía20 dentro de mi corazón.

Era ardiente porque daba calores de rojo hogar, y era sol porque alumbraba y porque hacía llorar. 25 Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que era Dios lo que tenía dentro de mi corazón.

ES UNA TARDE...

2- Es una tarde..... Es una tarde cenicienta y mustia, destartalada, como el alma mía y es esta vieja angustia que habita mi usual hipocondría.

5 La causa de esta angustia no consigo ni vagamente comprender siquiera; pero recuerdo y, recordando, digo: — si yo era niño, y tú, mi compañera. y no es verdad, dolor, yo te conozco.10 tú eres nostalgia de la vida buena y soledad de corazón sombrío, de barco sin naufragio y sin estrella.

Como perro olvidado que no tiene huella ni olfato, y yerra

15 por los caminos, sin camino, como el niño que en la noche de una fi esta se pierde entre el gentío y el aire polvoriento y las candelas chispeantes, atónito, y asombra

20 su corazón de música y de pena, así voy yo, borracho melancólico guitarrista, lunático, poeta y pobre hombre en sueños, entre la niebla siempre buscando a Dios.

Caminos hacia la lectura- Te ofrecemos estos bellos poemas de Machado para leerlos expresivamente.

Elsa WiezelLicenciada en Filosofía. Siguió cursos de perfeccionamiento de � losofía moderna en Río de Janeiro y también allí estudió publicidad, periodismo, radio, arte dramático.

En 1954, fue nombrada jefa de redacción del periódico El Femi-nista, vanguardia en la lucha por los derechos civiles y políticos de la mujer en el Paraguay. Participa activamente en el periodismo ra-dial y en la prensa escrita del país (Radio Cáritas, Nacional, Itapúa; en periódicos: Última Hora, ABC, La Tribuna.

Su obra poéticaElsa Wiezel posee varios poe-marios cuyos títulos citamos: Poemas de un mundo en brumas (1951); Poema ciego (1956), Orbi-tas de visiones (1962), Paraguay con su horizonte secreto (1966); Palabras para otros planetas (1967); Puente sobre el tapekue (1968); Ego tridimensional (1968); Sembradores de sol (1970); Vira-zón (1972); La cosecha del viento norte (1974); El amor en la brisa del sur (1975); El duende fugitivo (1976); Antología poética (1962); Poemas del aire profundo (1962); La tierra de los maizales (1993); Los dos y el mar (1994); Rumbo al arco iris (1995); Memoria del amor efímero (1996).

“Anoche Cuando dormía”1- Determinamos en los textos los siguientes puntos

solicitados:- Junto con el tema del sueño, reconocemos la otra

preocupación de Machado y que constituye el tema central. ¿Cuál es?

ANÁLISIS Y COMENTARIO

2- Realizamos el análisis de: la realidad exterior, (ele-mentos que la integran) y la situación temporal.

- evocación de los elementos que lo elevan a la enso-ñación

- encuentro con el pasado.3- Comentamos los símbolos que aparecen (para aclarar

este punto podemos acudir a la información sobre el autor)

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 5

4- Comentamos brevemente lo relevante en el poema. Leemos y corregimos nuestro trabajo.

5- Presentamos al profesor nuestro trabajo para su revisión y evaluación.“Era una tarde”

1. Leemos atentamente el texto. Aclaramos el vocabu-lario desconocido.

2. Reconocemos las palabras con que Machado expresa su estado de ánimo.

3. Expresamos el tema central con una frase.4. Se inicia el poema con la referencia a la tarde. Iden-

tifi camos los adjetivos que se aplican a tarde.5. Explicamos con qué recurso se pone de relieve “des-

tartalada como el alma mía”

PERFECCIÓN INTERIOR de Elsa Wiezel, paraguaya

Camino de liberación Camino construido por dentro Murallas interiores de silencio Con jardines de músicas

Camino único Camino hondamente humano Y dolorosamente querido Camino con heridas sangrientas Y surcos de cosechas

Camino de liberación, Cuando la carne se desprende

De la carne y vuela inquieta En forma de perfume

Esencia de la humildad mística, Como una hostia callada, Como una estrella triste.

Camino de la juventud Y de los años cenicientos. Camino de los días dorados Y de las horas ansiosas

Camino de liberación, Cuando pensamos en el sueño de un astro Y plantamos en la raíz de un árbol

Camino hacia la lectura- Leemos en forma expresiva el poema Perfección interior.- Comentamos sobre el signifi cado del título.- Escuchamos las opiniones y las copiamos en la pizarra.- Evaluamos nuestro trabajo.

6. Analizamos cuál o cuáles son la “causa de esa an-gustia”.

7. En los versos 12 - 20 “barco” - “perro”-“niño” son símiles que se relacionan con el poeta, con su desamparo. Explicamos que guardan el uno con el otro.

8. El último verso hace explícito el tema. Comentamos brevemente acerca de la organización del poema, las sim-bolizaciones de su problema y el de dejar para el último verso su formulación.

9. Escritura. Redactamos un juicio valorativo sobre el poema. Lo presentamos al profesor para la corrección y la evaluación.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Actividades

- Aclaramos el vocabulario: liberación, esencia, cenicientas, perfección, hastío.- Explicamos la visión de la perfección interior.- Precisamos la estructura del poema (verso, rima, ritmo, tema).- Reconocemos la metáfora con que se cierra el poema.- Redactamos un juicio crítico sobre el poema.- Evaluamos la actividad con una lista de control.

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Lengua Castellana y Literatura 3unidad 5

EL VELO DE LA REINA MAB

La reina Mab, en su carro hecho de una sola perla, tirado por cuatro coleópteros de petos dorados y alas de pedrería, caminando sobre un rayo de sol, se coló por la venta-na de una buhardilla donde estaban cuatro hombres fl acos, barbudos e impertinentes, lamentándose como unos desdichados.

Por aquel tiempo, las hadas habían repartido sus dones a los mortales. A unos habían dado las varitas misteriosas que llenan de oro las pesadas cajas del comercio; a otros unas espigas maravillosas que al desgranarlas colmaban las trojes de riqueza; a otros unos cristales que hacían ver en el riñón de la madre tierra oro y piedras preciosas; a quiénes, cabelleras espesas y músculos de Goliat, mazas enormes para machacar el hie-rro encendido; y a quiénes, talones fuertes y piernas ágiles para montar en las rápidas caballerías que se beben el viento y que tienden las crines en la carretera. Los cuatro hombres se quejaban. Al uno le había tocado en suerte una cantera, al otro iris, al otro el ritmo, al otro el cielo azul.

La reina Mab oyó sus palabras. Decía el primero:¡Y bien! ¡Héme aquí en la gran lucha de mis sueños de mármol! Yo he arrancado el

bloque y tengo el cincel. Todos tenéis, unos el oro, otros la armonía, otros la luz; yo pienso en la blanca y divina Venus, que muestra su desnudez bajo el plafón color del cielo. Yo quiero dar a la masa la línea y la hermosura plástica; y que circule por las venas de la estatua una sangre incolora como la de los dioses Yo tengo el espíritu de Grecia en el cerebro, y amo los desnudos en que la ninfa huye y el fauno tiende los brazos. ¡Oh, Fidias Tú eres para mí soberbio y Augusto como un semidiós, en el recinto de la eterna belleza, rey ante un ejército de hermosuras que a tus ojos arrojan el magnifi co Kitón, mostrando la esplendidez de la forma en sus cuerpos de rosa y de nieve.

Tú golpeas, fundes y domas el mármol, y suena el golpe armónico como un verso, y te adula la cigarra amante del sol oculta entre los pámpanos de la viña virgen. Para ti son los Apolos rubios y luminosos, las Minervas severas y soberanas. Tú, como un mago, conviertes la roca en simulacro y el colmillo del elefante en copa de festín Y al ver tu grandeza siento el martirio de mi pequeñez. Porque pasaron los tiempos gloriosos. Por-que tiemblo ante las miradas de hoy. Porque contemplo el ideal inmenso y las fuerzas exhaustas. Porque a medida que cincelo el bloque me ataraza el desaliento.

Y decía el otro:- Lo que es hoy romperé mis pinceles ¿Para qué quiero el iris y esta gran paleta de

campo fl orido, si a la postre mi cuadro no será admitido en el salón? ¿Qué abordaré? He recorrido todas las escuelas, todas las inspiraciones artísticas. He pintado el torso de Diana y el rostro de la Madona. He pedido a las campiñas sus colores, sus matices; he adulado a la luz como a una amada, y la he abrazado como a una querida. He sido adorador del desnudo, con sus magnifi cencias, con los tonos de sus carnaciones y con sus fugaces medias tintas. He trazado en mis lienzos los nimbos de los santos y las alas de los querubines ¡Ah, pero siempre el terrible desencanto!, ¡el porvenir! ¡Vender una Cleopatra en dos pesetas para poder almorzar!

¡Y yo que podría, en el estremecimiento de mi inspiración, trazan el gran cuadro que tengo aquí dentro!

Y decía el otro:- Perdida mi alma en la gran ilusión de mis sinfonías, temo todas las decepciones Yo

escucho todas las armonías, desde la lira de Terpandro hasta las fantasías orquestales de Wagner.

Mis ideales brillan en medio de mis audacias de inspirado. Yo tengo la percepción del fi lósofo que oyó la música de los astros. Todos los ruidos pueden aprisionarse, todos los ecos son susceptibles de combinaciones. Todo cabe en la línea de mis escalas cromáticas. La luz vibrante es himno, y la melodía de la selva halla un eco en mi corazón. Desde el ruido de la tempestad hasta el canto del pájaro, todo se confunde y enlaza en la fi nita cadencia.

Rubén Darío(1867-1916)

Félix Rubén García Sarmiento nace en Metapa (Nicaragua), en 1867, y muere en su patria en febrero de 1916, después de un largo peregri-naje por el extranjero.

Escribe versos desde los 13 años, lo que le valió la denominación de “poeta niño”. A los 15 años, en la República de El Salvador, ensaya sus primeros alejandrinos traduciendo a los poetas franceses. Con anhelos de nuevos horizontes llega a Chile en 1887; allí estrecha amistad con intelectuales y hombres de letras.

En su libro Azul, publicado en Santia-go en julio de 1888, se siente la in� u-encia del París soñado, que el poeta con su temperamento exquisito ha podido, evocar aún sin conocer.

En Prosas Profanas se destacan los aspectos más sobresalientes del modernismo: el exotismo, la fantasía y el preciosismo en el lenguaje.

En 1905, Darío publica sus poemas Cantos de vida y esperanza, el más importante de sus libros.

En Rubén Darío se representan to-das y cada una de las etapas del movimiento modernista, el que prácticamente con él cierra, su ciclo.

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 5

Entretanto, no diviso sino la muchedumbre que befa, y la celda del manicomio.

Y el último:- Todos bebemos del agua clara de la fuente de Jonia.

Pero el ideal fl ota en el azul, y para que los espíritus gocen de su luz suprema es preciso que asciendan. Yo tengo el verso que es de miel y el que es de oro, y el que es de hie-rro candente. Yo soy el ánfora del celeste perfume: tengo el amor. Paloma, estrella, nido, lirio, vosotros conocéis mi morada. Para los vuelos inconmensurables tengo alas de águila que parten a golpes mágicos el huracán. Y para hallar consonantes, los busco en dos bocas que se juntan; y estalla el beso, y escribo la estrofa, y entonces, si veis mi alma, conoceréis a mi musa. Amo a las epopeyas porque de ellas brota el soplo heroico que agita las banderas que ondean sobre las lanzas y los penachos que tiemblan sobre los cascos; los cantos líricos, porque hablan de las diosas y de los amores; y las églogas, porque son olorosas a verbena y a tomillo, y al santo aliento del buey coronado de rosas.

Yo escribiría algo inmortal; mas me abruma un porvenir de miseria y de hambre.

Entonces la reina Mab, del fondo de su carro hecho de una sola perla, tomó un velo azul, casi impalpable, como formado de suspiros, o de miradas de ángeles rubios y pensativos. Y aquel velo era el velo de los sueños, de los dulces sueños, que hacen ver la vida del color de rosa. Y con él envolvió a los cuatro hombres fl acos, barbudos e impertinentes. Los cuales cesaron de estar tristes, porque penetró en sus pechos la esperanza, y en sus cabezas el sol alegre, con el diablillo de la vanidad, que consuela en sus profundas decepciones a los pobres artistas.

Y desde entonces, en las buhardillas de los brillantes infelices, donde fl ota el sueño azul, se piensa en el porvenir como en la aurora, y se oyen risas que quitan la tristeza, y se bailan extrañas farándulas alrededor de un blanco Apolo, de un lindo paisaje, de un violín viejo, de un amarillento manuscrito.

Camino hacia la lectura. VocabularioEn el cuento aparecen personajes de la mitología grecolatina. Aclaramos quiénes eran

y qué virtud se le atribuía a cada uno. Venus, Minerva, Diana, Apolo, Ninfas, Faunos. Consultamos en el CRA libros sobre la mitología griega.

El titulo del cuento: el velo de la Reina Mab, personaje fantástico con dotes mara-villosos que prodiga dones. ¿A qué experiencia te remita? ¿Podrás predecir algo sobre el contenido?

ANÁLISIS Y COMENTARIO

1. Estudiamos el léxico del cuento El velo de la reina Mab.

2. Acudimos al diccionario y averiguamos el signifi cado de: ánfora, petos, pedrería, buhardilla, armónico, iris, paleta, befa, musa, velo, sórdida, sinfonía, fauno, Mab, coleóptero, Venus, Apolo, Diana, Minerva, Madona.

3. Leemos el signifi cado y aplicamos las palabras en frases u oraciones.

4. Comprobamos nuestros trabajos con ayuda de la clase y del docente.

5. Pasamos a la lectura del cuento.Trabajo grupal

1- Identifi camos y explicamos: -El tema del cuento. -El ofi cio de cada uno de los artistas que se men-

cionan en el cuento. -La causa de la tristeza de los cuatro personajes. - La actitud adoptada por la reina Mab.2-Resumimos en cinco o seis líneas el argumento del

cuento.

3- Interpretamos y exponemos la crítica a la sociedad que realiza el autor.

4- Identifi camos estas características del movimiento modernista en el cuento: amor a la elegancia, exotismo, in-venciones fabulosas, esmero en la elaboración de la forma, refi namiento verbal (ejemplos), exaltación de la belleza y lo ideal, recreación de temas mitológicos.

5. Exponemos por escrito argumentos que sustenten estas opiniones:

-“El arte no siempre es valorado en nuestra socie-dad”.

-“Existen carreras profesionales consideradas de menor rango”.

-Leemos los trabajos para analizarlos.6. Organizamos un debate para cuya realización nombra-

mos un moderador que conceda la palabra ordenadamente.7. La evaluación es realizada por el profesor que observa

y acompaña el trabajo.

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Lengua Castellana y Literatura 3unidad 5

Camino hacia la lectura - Leemos los pensamientos escritos en el cuadro.- Conversamos sobre cada pensamiento.- Nuestro coloquio estará dirigido por nuestro profesor.- Leemos con interés la copla.

El poeta en sus coplas1 presenta una serie de temas subordinados a una fun-ción común: el tiempo.

Jorge Manrique acomete contra lo temporal y para ello se dirige a la esencia misma al tiempo.

Tiempo, desesperación, esperanza, fugacidad, muerte, son los temas de las coplas.

La vida es tiempo, evolución. Lo pre-sente huye, luego el hombre ha de saber que el futuro, cuando llegue, se hará rápidamente presente y se escapará del mismo modo. Lo que venga no va a durar más que lo que vino y ya no es otra cosa que memoria, resultando la inapelable sentencia de lo fugaz.

Coplas por la muerte de su padre“Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar en la mar/ que es el morir;/ allí van los señoríos de-rechos a se acabar/ y consumir”.

Jorge Manrique

La vida es comienzo y fi n.El poeta compara la vida con el fl uir del río, que corre para terminar en el mar de la muerte.

(1) Copla: Estrofa de seis versos que combina octosílabos y tetra-sílabos con rima consonante (pie quebrado: 8a 8b 4c 8a 8b 4c)

LECTURA

Coplas35“No se os haga tan amarga la batalla temerosaque esperáispues otra vida más larga de la fama gloriosa acá dejáis (aunque esta vida de honor tampoco no es eternal ni verdadera); más, con todo, es muy mejor que la otra temporal, perecedera”. 37“Y pues vos, Claro varón, Tanta sangre derramasteis, esperad el galardón que este mundo ganasteis por las manos;

partid con buena esperanza, que esta vida tercera ganaréis”.

Jorge ManriqueCoplas III, XXXV y 37

Coplas35“No se os haga tan amarga la batalla temerosaque esperáispues otra vida más larga de la fama gloriosa acá dejáis (aunque esta vida de honor tampoco no es eternal ni verdadera); más, con todo, es muy mejor que la otra temporal, perecedera”. 37“Y pues vos, Claro varón, Tanta sangre derramasteis, esperad el galardón que este mundo ganasteis por las manos;

partid con buena esperanza, que esta vida tercera ganaréis”.

Jorge ManriqueCoplas III, XXXV y 37

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo,

el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.Y vio que la luz era buena; separó la luz de las tinieblas, llamó a la luz Día, a las

tinieblas Noche. Luego dijo: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.

Hizo la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Llamó a la expansión Cielos.

Dijo también: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y des-cúbrase lo seco. Y fue así. Llamó a lo seco Tierra, y a las aguas llamó Mares.

(2) Génesis quiere decir comien-zo; este texto proclama un Dios único, creador de todo.

Leamos atentamente este texto de la Biblia en el cual se marca el comienzo del mundo.

Literatura universal

GÉNESIS2

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 5

Leemos con interés el texto, luego examinamos el tema entre los compañeros, ra-zonando cada uno su punto de vista. Trabajamos juntos.

- Elaboramos la secuencia de ideas- Explicamos los hechos, las causas y los efectos- ¿Contestamos cuáles son las secuencias principales de la creación del mundo según

la Biblia?- ¿A quién confía Dios el dominio del mundo?- ¿Cuál es el mensaje del texto?- Presentamos nuestros trabajos y coevaluamos.

Comienzo y � n del ser humano

Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, ár-bol de fruto según su género, que su semilla esté en él; las aguas, seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos; la tierra, seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie, y luego les dijo: fructifi cad y multiplicaos cada uno en su ambiente. Y fue así. Hizo animales de la tierra, ganado, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra ima-gen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

ACTIVIDADES

de William Faulkner, norteamericano

SETIEMBRE ARDIENTE

En el crepúsculo sangriento, después de sesenta y seis días sin lluvia, el rumor corrió como fuego sobre hierba seca. Se trataba sobre algo relacionado con la señorita Minnie Cooper y un negro. Asaltada, atacada, aterrorizada: entre hombres congregados aquel sábado en la bar-bería, ninguno sabía exactamente lo que había ocurrido. El ventilador batía, sin lograr refrescar el aire viciado por los olores y hálitos acres mezclado al de lociones y pomadas.

-No puede haber sido Will Mayes- dijo uno de los barberos, un hombrecito delgado, de mediana edad, que tenía los cabellos de un color arena y un rostro bondadoso; estaba afeitando a un cliente-. Conozco a Will Mayes. Es una buena persona. Y también conozco a la señorita Minnie Cooper.

-Y ¿qué sabes tú de ella? - preguntó otro de los barberos. -¿Quién es ella? - preguntó el cliente-. ¿Alguna muchacha? -No- contestó el barbero-. Debe tener sus cuarenta años y no es casada. Por eso pre-

cisamente no creo. -Es que debes creerlo- dijo un muchachote pesado, cuya camisa estaba empapada de

sudor - ¿Cómo te atreves a creer más en la palabra de un negro que en la de una blanca?-No creo que Will Mayes lo haya hecho - insistió el barbero-. Conozco a Will.-En ese caso, tú sabrás quién lo hizo y hasta lo habrás ayudado a escapar de la ciudad, mal-

dito negrófi lo.-No creo que nadie lo haya hecho. Creo que no ha sucedido nada. Lo que pasa es que estas

Los bendijo y les dijo: Fructifi cad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuz- gadla. He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.

Y acabó en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

Hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar e hizo una mujer; dijo: ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.

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Lengua Castellana y Literatura 3unidad 5

Narrador estadounidense que impuso un estilo narrativo com-plejo, caracterizado por el mo-nólogo interior, las oraciones in-terminables, los súbitos cambios de punto de vista, los paréntesis inesperados y la complicación de tramas que muchas veces no conectan entre sí. Con Sartoris in-auguró un ciclo de novelas y rela-tos ambientados en el imaginario condado de «Yoknapatawapha», vasta recreación del Sur de Esta-dos Unidos y su decadencia. Se-gún Jorge Luis Borges, Faulkner «ha jugado poderosamente con el tiempo, deliberadamente ha barajado el orden cronológico, deliberadamente multiplicó los laberintos y los equívocos». Sus cuentos, que poseen una gran fuerza dramática, son más con-cretos que sus novelas, como los antológicos Todos los pilotos mueren, Una rosa para Emily y Septiembre ardiente.

Recibió el premio Nobel en 1949.

damas de cierta edad, que no han logrado casarse, se fi guran que un hombre no puede...-¡Oiga, que clase de blanco es usted!- exclamó el cliente moviéndose la toalla, mientras el

muchachote se ponía de pie de un salto.-¿Qué, no lo crees? -dijo este último. ¿Te atreverías a acusar a una blanca de mentirosa?-La culpa es de este maldito tiempo -opinó uno de los presentes-. Es capaz de incitar a un

hombre a hacer cualquier cosa, aun con ella.Nadie rió. El barbero insistió con su voz suave y testaruda:-Yo no acuso a nadie de nada. Todo lo que sé, y todo lo que ustedes saben también, es que

ella es una mujer que jamás ha...-¡Maldito negrófi lo! -exclamó el joven.-¡Cállate Butch!-pidió un tercero-. Vamos a tener tiempo de sobra para proceder cuando

conozcamos los hechos.-¿Quién está haciendo la averiguación? -preguntó el muchachote-.¡Hechos! ¡Al diablo con

los hechos! Yo...-Tú sí que eres un blanco como debe ser -dijo el cliente. Con su barba cubierta de espuma

parecía una rata de desierto de película-. Óyeme bien, Jack, si en este pueblo no hay hombres blancos, puedes contar conmigo, a pesar de que soy un viajante que está aquí sólo de paso.

-Está bien, muchachos- dijo el barbero-. Averigüen la verdad primero. Les repito que conozco a Will Mayes.

-¡Por Dios!- exclamó el muchachote-Pensar que hay en este pueblo un blanco que...-Cállate Butch- dijo el que había hablado después de él-. Tenemos tiempo de sobra.El cliente se irguió para mirar a este último.-Pero, ¿acaso pretenderán que un negro que ataca a una blanca puede tener excusa? Usted

que es blanco, ¿se atreve a sostener semejante cosa? Lo mejor que podría hacer es regresar al norte, de donde viene. El sur no necesita tipos de su calaña.

-¿A qué norte? -le preguntó su interlocutor-. Yo nací y me crié en este pueblo.-Bueno, ¡por Dios! -exclamó el muchachote mientras miraba a su alrededor con una expresión

forzada y de contrariedad, como si tratara de recordar lo que quería decir no hacer. Se pasó la manga de la camisa por su empapado rostro-. ¡Qué el diablo me lleve si yo voy a permitir que una blanca...!

-Así se habla Jack- dijo el viajante-. Por vida de...ellos...La puerta metálica se abrió bruscamente y apareció un hombre de modales desenvueltos,

a pesar de su corpulencia. Llevaba una camisa blanca, abierta en el cuello, y un sombrero de fi eltro. Paseó por el grupo su mirada ardiente y audaz. Se llamaba McLendon, había mandado tropas en el frente de Francia y había sido condecorado por su valentía.

-¡Vamos!-exclamó—. ¿Así permanecen ustedes, sentados aquí, permitiendo que un negro ultraje a una blanca en las calles de Jefferson?

Butch, el hombre de la camisa de seda, saltó de nuevo. La seda de su camisa estaba pegada a sus espaldas y bajo cada axila había una media luna oscura.

-Eso es precisamente lo que decía. Eso es lo que...-¿Acaso ha ocurrido algo realmente? - preguntó un tercero-. No sería la primera vez que ella

tiene miedo de un hombre, como decía Hawkshaw. ¿No hace más o menos un año que se corrió una historia de un hombre que se había subido al techo de la cocina para verla desnudarse?

-¡Cómo!- dijo el cliente -. ¿Qué historia es esa? Poco a poco el barbero lo empujaba hacia atrás en la silla; pero él se detuvo semirre-

clinado con la cabeza levantada, mientras el barbero continuaba tratando de reclinarla.- ¿Qué tiene que ver eso?- preguntó McLendon-. ¿Van a permitir que los negros intenten estas

cosas hasta que uno de ellos lo haga de verdad?- ¡Eso es lo que yo he estado diciéndoles!- gritó Butch, quien lanzó a continuación una serie

de maldiciones.- ¡Eh,eh!- exclamó otro de los presentes-. No tan fuerte. No grites tanto.- Sí- dijo McLendon-Es inútil seguir discutiendo. Yo he dicho lo que tenía que decir. ¿Quién

está conmigo-y plantándose sobre sus talones, paseó la mirada por los circunstantes. El barbero obligaba a su cliente a mantener la cabeza inmóvil bajo su navaja.-Infórmense bien primero, muchachos- dijo- Conozco a Will Mayes. No fue él. Hay que hacer

las cosas en regla e ir a buscar al sheriff. McLendon lo miró furioso, mas el barbero sostuvo su mirada. Si hubiese dicho que eran

William Faulkner(1897-1962)

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 5

“Ahora bien, un cuento tiene una conducta, pasa por diferentes etapas. Algunos cuentos dejan un halo de luz tras ellos, como meteoros, de manera que mucho tiempo después de haber impactado nuestros ojos, podemos descubrir su signifi cado, como un efecto retardado.

Estos cuentos que van y vienen fuera de control se cuentan, por muchos motivos, entre los más interesantes de todos, y en ocasiones son llamados apocalípticos. Creo que los cuentos de Faulkner no eran meteoros sino cometas. De un modo que sobrepasa su extravagancia y sorpresividad y su deprecio por las leyes más estables de tiempo y espacio; los cuentos de Faulkner son como los cometas que tienen una maravillosa ruta propia. Reaparecen, en su momento reiteran su signifi cado y, al reiterarlo, ofrecen toda una historia posterior, más allá de una signifi cación única”.

Eudora Welty, La lectura y la escritura de cuentos.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Camino hacia la lecturaInvestigamos en el CRA sobre William Faulkner. Expresamos nuestra opinión sobre la discriminación racial con respecto al negro en algunos países.

dos hombres de raza diferente. Los demás barberos también habían cesado de trabajar sobre sus postrados clientes.

- ¡Vaya!- exclamó McLendon- Acaso pretende creer en la palabra de un negro más en la de una blanca?...¡Maldito negró-fi lo!...

El tercer interlocutor, que también había sido soldado, se levantó y cogió a McLendon del brazo:

-¡Calma, calma! Aclaremos el asunto.-¿Quién sabe qué ocurrió realmente?-¡Qué lo aclare el infi erno!-dijo McLendon, liberando su brazo

con un brusco tirón-Los que estén de mi parte que se pongan de pie. En cuanto a los otros... - y miró a su alrededor, pasándose la manga por el rostro.

Tres hombres se levantaron. El viajante de comercio se enderezó en su sillón.

-Sáqueme este paño -dijo y tironeó la toalla que lo envolvía-. Yo estoy con él. Yo no vivo aquí, santo Dios, pero si nuestras ma-dres y nuestras hermanas... -se pasó la toalla por el rostro y la arrojó al piso enseguida. McLendon, de pie, renegaba, mientras tanto contra los otros. Un segundo cliente se levantó. Los otros permanecieron sentados, muy incómodos, y evitaban mirarse. Después, uno a uno, se levantaron y se unieron a McLendon.

El barbero recogió la toalla del piso y comenzó a doblarla con cuidado.

-Amigos míos- dijo-, no hagan eso. Will no es culpable.-¡Adelante!- exclamó McLendon, dando media vuelta. La cu-

lata de un revolver automático asomaba por uno de sus bolsillos. Salieron y la puerta metálica se cerró tras ellos, resonando en el aire muerto.

El barbero limpió rápida y meticulosamente su navaja, la guardó, corrió hacia el fondo de su local y cogió su sombrero.

-Volveré en cuanto pueda -dijo a los demás barberos-. No puedo permitir que... -y salió corriendo.

Los otros dos barberos lo siguieron hasta la puerta, que sujetaron al rebotar. Después se asomaron a la calle y lo miraron alejarse. El aire era pesado y muerto. Dejaba en la lengua un sabor metálico.

-¿Qué puede hacer él?-preguntó el primero.Mientras el segundo repetía a media voz.-¡Santo Dios, Santo Dios!...-No quisiera estar en el pellejo de Will Mayes, pero tampoco

en el de Hawk, pues si él llega a encolerizar a McLendon...-¡Santo Dios! ¡Santo Dios! - repetía el segundo.-¿Tú crees que el negro en verdad le hizo algo a ella?-preguntó

el primero.

1. Durante la lectura identifi camos estos hechos:· Una violación o un intento de violación;· En el pueblo muchos creen; otros no;· El comentario hecho en la barbería;· Un hombre acusa a un negro;· La defensa que hace el barbero.· Los blancos liderados por McLendon deciden hacer justicia por sus manos;

· Obligan al negro a subir al auto y lo conducen lejos del pueblo para eliminarlo;· Al barbero también lo amenazan, pero él se tira del auto;· Huye por caminos polvorientos;· McLendon llega a su casa, maltrata a su mujer, se saca la camisa como queriendo olvidar lo ocurrido.

2 - Enunciamos el tema del texto en una frase.

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Lengua Castellana y Literatura 3unidad 5

Después de la lectura1. Debatimos sobre los subtemas- El único personaje que tenía la mente abierta es- La mujer es incomprendida por la sociedad prejuiciosa - “La desconfi anza hacia el negro crea el ambiente propicio para incriminar al negro”.- Una sociedad machista que no respeta a la mujer.En el cuento se dejan traslucir los siguientes temas, lo comentamos en nuestro grupo luego presentamos nuestras conclusiones.· El odio a los negros.· La murmuración irresponsable· La acusación infundada· El sentimiento de superioridad y la postura fanática.

2 - Análisis psicológico - Desde la conciencia de Minnie relaten su vida en esa ciudad pequeña, donde una soltera mayor no es bien mi-rada.- Pongámonos en el lugar del pobre negro acusado de un crimen que no cometió y expresemos los sentimientos que habrá experimentado desde el momento en que lo capturaron.- Expresamos por qué el barbero no pudo ser comprendido por los demás blancos.Trabajo en grupo. Discutimos sobre estos puntos. Funda-mentamos nuestras respuestas.· El blanco sólo confía en el blanco y cree que todo lo malo

es obra de los negros.· Los negros son tratados como «sucios cochinos».· Una mujer que viste en forma llamativa, necesariamente será una mujer liviana.· La esposa maltratada no osa revelarse ni protestar.· La barbería como punto de encuentro y un lugar donde se habla mal de las mujeres.3 - Desde nuestra percepción lectora formemos grupos y organicemos el juego de roles con entrevistas.- Podríamos jugar a representar a los personajes y entre-vistarlo según el rol que asumamos.Te sugerimos los siguientes pasos:- Seleccionamos un grupo de estudiantes que asuman los papeles de cual uno de los personajes elegidos. Cada uno elegirá el personaje con quien se siente identifi cado.- Información sobre las acciones y las ideas de cada per-sonaje.- Determinación los temas que abordarán con los perso-najes.- Planteamiento de opiniones propias.- Registro la entrevista mediante un grabador o tomar notas.- Transcripción de la misma para ponerla a consideración del entrevistado.- Elaboramos la redacción defi nitiva para someterla a la crítica de la clase en cuanto a:a) Presentación de la entrevistab) Si se cumplieron los pasosc) Utilización correcta del lenguaje.

Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros. Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin ori-llas, que nada habría después; que no se podría encontrar nada al otro lado, al fi nal de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, hay algo. Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor del humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza. Pero el pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca.Hemos venido caminando desde el amanecer. Ahorita son algo así como las cuatro de la tarde. Alguien se asoma al cielo, estira los ojos hacia donde está colgado el sol y dice: —Son como las cuatro de la tarde. Ese alguien es Melitón. Junto con él, vamos Faustino, Esteban y yo. Somos cuatro. Yo los cuento: dos adelante, otros dos atrás. Miro más atrás y no veo a nadie. Entonces me digo: “Somos cuatro”. Hace rato, como a eso de las once, éramos veintitantos; pero pu ñito a puñito se han ido desperdigando hasta quedar nada más este nudo que somos nosotros.

NOS HAN DADO LA TIERRA

de Juan Rulfo, mexicano

Faustino dice: —Puede que llueva. Todos levantamos la cara y miramos una nube negra y pesada que pasa por encima de nuestras cabezas. Y pen-samos: “Puede que sí”. No decimos lo que pensamos. Hace ya tiempo que se nos aca baron las ganas de hablar. Se nos acabaron con el calor. Uno plati caría muy a gusto en otra parte, pero aquí cuesta trabajo. Uno platica aquí y las palabras se calientan en la boca con el calor de afuera, y se le resecan a uno en la lengua hasta que acaban con el resuello. Aquí así son las cosas. Por eso a nadie le da por platicar. Cae una gota de agua, grande, gorda, haciendo un aguje-ro en la tierra y dejando una plasta como la de un salivazo. Cae sola. Nosotros esperamos a que sigan cayendo más y las buscamos con los ojos. Pero no hay ninguna más. No llueve. Ahora si se mira el cielo se ve a la nube aguacera corriéndose muy lejos, a toda prisa. El viento que viene del pueblo se le arrima empujándola contra las sombras azules de los cerros. Y a la gota caída por equivocación se la come la tierra y la desaparece en su sed. ¿Quién diablos haría este llano tan grande? ¿Para qué sirve, eh?

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 5

Juan Rulfo (1918-1986)

Otro narrador que ocupa un lugar de privilegio en la literatura hispa-noamericana es el mejicano Juan Rulfo, del estado de Jalisco. Se inició en la literatura alrededor de 1940. Su primera obra, de escasa trascendencia como él mismo lo reconociera, es La vida no es muy seria en sus cosas (1945), aparecida en la revista Pan de Guadalajara. Durante su infancia, perdió a su padre en 1924 y a su madre en 1930. Vivió muy cerca de las revueltas campesinas y cristeras que tendrían decisiva in� uencia en su producción literaria. Rulfo está inserto en ese mundo triste y vio-lento, el cual constituye la trama de sus obras; esa experiencia trágica del desamparo, que conoció muy de cerca, trasciende a su produc-ción artística. Tras un proceso de consideración y laconismo que caracteriza a su narrativa, publica la colección de cuentos El llano en llamas (1953) y la novela Pedro Páramo (1955), obras con las que ha ganado fama continental. En 1980 publica El gallo de Oro, que agrupa textos dedicados al cine.

Hemos vuelto a caminar, nos habíamos detenido para ver llover. No llovió. Ahora volvemos a caminar. Y a mí se me ocurre que hemos caminado más de lo que llevamos andado. Se me ocurre eso. De haber llovido quizá se me ocurrieran otras cosas. Con todo, yo sé que desde que yo era muchacho, no vi llover nunca sobre el llano, lo que se llama llover.No, el llano no es cosa que sirva. No hay ni conejos ni pájaros. No hay nada. A no ser unos cuantos huizaches trespeleques y una que otra manchita de zacate con las hojas enroscadas; a no ser eso, no hay nada. Y por aquí vamos nosotros. Los cuatro a pie. Antes andábamos a caballo y traíamos terciada una carabina. Ahora no traemos ni siquiera la carabina. Yo siempre he pensado que en eso de quitarnos la carabina hicieron bien. Por acá resulta peligroso andar armado. Lo matan a uno sin avisarle, viéndolo a toda hora con «la 30» amarrada a las correas. Pero los caballos son otro asunto. De venir a caballo ya hubiéramos probado el agua verde del río, y paseado nuestros estó magos por las calles del pueblo para que se les bajara la comida. Ya lo hubiéramos hecho de tener todos aquellos caballos que tenía mos. Pero también nos quitaron los caballos junto con la carabina. Vuelvo hacía todos lados y miro el llano. Tanta y tamaña tierra para nada. Se le res-balan a uno los ojos al no encontrar cosa que los detenga. Sólo unas cuantas lagartijas salen a asomar la cabeza por encima de sus agujeros, y luego que sienten la tatema del sol corren a esconderse en la sombrita de una piedra. Pero nosotros, cuando tengamos que trabajar aquí, ¿qué haremos para enfriarnos del sol, eh? Porque a nosotros nos dieron esta costra de tepetate para que la sembráramos. Nos dijeron: —Del pueblo para acá es de ustedes. Nosotros preguntamos: —¿El Llano? —Sí, el llano. Todo el Llano Grande. Nosotros paramos la jeta para decir que el llano no lo quería mos. Que queríamos lo que estaba junto al río. Del río para allá, por las vegas, donde están esos árboles llamados casuarinas y las paraneras y la tierra buena. No este duro pellejo de vaca que se llama el Llano. Pero no nos dejaron decir nuestras cosas. El delegado no venia a conversar con no-sotros. Nos puso los papeles en la mano y nos dijo: —No se vayan a asustar por tener tanto terreno para ustedes solos. —Es que el llano, señor, delegado… —Son miles y miles de yuntas. —Pero no hay agua. Ni siquiera para hacer un buche hay agua. — ¿Y el temporal? Nadie les dijo que se les Iba a dotar con tierra de riego. En cuanto allí llueva, se levantará el maíz como si lo estiraran. —Pero, señor delegado, la tierra está deslavada, dura. No creemos que el arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habría que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla y ni aun así es positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá. —Eso manifi éstenlo por escrito. Y ahora váyanse. Es al lati fundio al que tienen que atacar, no al Gobierno que les da la tierra. —Espérenos usted, señor delegado. Nosotros no hemos dicho nada contra el Centro. Todo es, contra el Llano... No se puede contra lo que no se puede. Eso es lo que hemos dicho... Espérenos usted para explicarle. Mire, vamos a comenzar por donde íbamos...Pero él no nos quiso oír. Así nos han dado esta tierra. Y en este comal acalorado quieren que sembremos se-millas de algo, para ver si algo retoña y se levanta. Pero nada se levantará de aquí. Ni zopilotes. Uno los ve allá cada y cuando, muy arriba, volando a la carrera; tratando de salir lo más pronto posible de este blanco terregal endurecido, donde nada se mueve y por donde uno camina como reculando. Melitón dice: —Ésta es la tierra que nos han dado. Faustino dice: — ¿Qué?Yo no digo nada. Yo pienso: “Melitón no tiene la cabeza en su lugar. Ha de ser el calor el que lo hace hablar así. El calor que le ha traspasado el sombrero y le ha calentado la cabeza y si no, ¿por qué dice lo que dice? ¿Cuál tierra nos han dado, Melítón? Aquí

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Lengua Castellana y Literatura 3unidad 5

no hay ni la tantita que necesitaría el viento para jugar a los remo linos.”Melitón vuelve a decir:—Servirá de algo. Servirá aunque sea para correr yeguas.— ¿Cuáles yeguas? —le pregunta Esteban.Yo no me había fi jado bien a bien en Esteban. Ahora que habla, me fi jo en él. Lleva puesto un gabán que le llega al ombligo, y debajo del gabán saca la cabeza algo así como una gallina.Sí, es una gallina colorada la que lleva Esteban debajo del gabán. Se le ven los ojos dormidos y el pico abierto como si bostezara. Yo le pregunto:—Oye, Teban, ¿de dónde pepenaste esa gallina?- ¡Es la mía! —dice él.—No la traías antes. ¿Dónde la mercaste, eh?—No la merqué, es la gallina de mi corral.—Entonces te la trajiste de bastimento, ¿no?—No, la traigo para cuidarla. Mi casa se quedó sola y sin nadie para que le diera de comer; por eso me la traje. Siempre que salgo lejos cargo con ella.—Allí escondida se te va a ahogar. Mejor sácala al aire.Él se la acomoda debajo del brazo y le sopla el aire caliente de su boca. Luego dice:—Estamos llegando al derrumbadero.

Yo ya no oigo lo que sigue diciendo Esteban. Nos hemos puesto en fi la para bajar la barranca y él va mero adelan-te. Se ve que ha agarrado a la gallina por las patas y la zangolotea a cada rato, para no golpearle la cabeza contra las piedras.Conforme bajamos, la tierra se hace buena. Sube polvo desde nosotros como si fuera un atajo de mulas lo que ba-jara por allí; pero nos gusta llenarnos de polvo. Nos gusta. Después de venir durante once horas pisando la dureza del llano, nos sentimos muy a gusto envueltos en aquella cosa que brinca sobre nosotros y sabe a tierra.Por encima del río, sobre las copas verdes de las casuarinas, vuelan parvadas de chachalacas verdes. Eso también es lo que nos gusta.Ahora los ladridos de los perros se oyen aquí, junto a no-sotros, y es que el viento que viene del pueblo retacha en la barranca y la llena de todos sus ruidos.Esteban ha vuelto a abrazar su gallina cuando nos acer-camos a las primeras casas. Le desata las patas para desentumecerla, y luego él y su gallina desaparecen detrás de unos tepemezquites.— ¡Por aquí arriendo yo! —nos dice Esteban. Nosotros segui-mos adelante, más adentro del pueblo. La tierra que nos han dado está allá arriba.

CAMPO REFERENCIAL

Leemos con atención algunas pautas sobre las obras de Rulfo.

Características de la producción de Juan Rulfo

La obra de Rulfo conforma unos relatos parcos y densos, caracterizados por una economía verbal. Los per-sonajes lacónicos que casi no se expresan, se mueven en un mundo cerrado, aparentemente sin salida, pero que a través de sutiles indicios dan cuenta de una búsqueda de lo sagrado y trascendente.

El amor como sentimiento conciliador no aparece, so-bre todo en sus cuentos; a veces se lo percibe, pero muy fugazmente, como en la mujer de Pichón, el guerrillero de El llano en llamas; ella cría a su hijo y espera al padre amorosamente por largos años.

El llano en llamas es un conjunto de cuentos; uno de ellos da el título a la colección.

El tema común en todos ellos es el sometimiento del hombre a un orden cósmico predeterminado e invariable y su impotencia para eludirlo.

Los personajes de estos relatos aceptan resig nados lo que el destino les depara, sin revelarse. El sufrimiento de una vida sin redención ni consuelo los lleva a un peregrinar continuo que desemboca en el desconsuelo.

Pero esa visión desesperanzada del mundo tiene sus raíces en experiencias vitales y sociales, de frustración, que la justifi can, las que aparecen sutilmente aludidas.

Los hombres de El Llano en llamas son como fantasmas o sombras que se mueven: les falta la dimensión de la esperanza ya que no hay trascendencia sino ensimisma-miento en el yo. Los campesinos no dialogan, van siempre

en silencio, atravesando esa tierra dura y estéril que se les ha dado. En Nos han dado la tierra ni siquiera ven al otro, al que marcha a su lado, por más de que todos tienen la misma desventura.

“Así nos han dado esta tierra. Y en este comal aca-lorado quieren que sembremos semillas de algo, para ver si algo retoña y se levanta. Pero nada se levantará aquí”.

“Ni zopilotes. Uno los ve allá cada y cuando, muy arriba, volando a la carrera, tratando de salir lo más pronto posible de este blanco terregal endurecido, donde nada se mueve y por donde uno camina como reculando”...

“Yo no me había fi jado bien en Esteban. Ahora que habla me fi jo en él. Lleva puesto un gabán que le llega al ombligo, debajo del gabán saca la cabeza algo así como una gallina”.

La mayoría de los cuentos tienen como personajes principales a hombres viejos, quietos, que escudriñan el horizonte monologando casi siempre, o con un interlocutor silencioso. Son ejemplos de este tipo de protagonista Es-teban, En la madrugada, el de La cuesta de las comadres especie de no memoria colectiva. Viejos también son los personajes de Diles que no me maten, El día del derrum-be y de Acuérdate: no así en Es que somos muy pobres y Macario. La narración se establece desde el punto de vista de una sucesión de re cuerdos, que se hace a través de un personaje central dominante, con lo cual se consigue que el monólogo interior y el soliloquio, más que técnicas, se constituyan en verdaderas estructu ras narrativas. Estos per-

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 5

VOCABULARIO REGIONAL

Huizaches trespeleques:_____ árboles espinosos.Zacate:____________________ forraje de plantas gramíneas.Tatema:___________________ calor, llama. En México se utiliza tatemar; asar raíces o frutas.Tepetate:_ _________________ terreno predregoso.Comal:____________________ disco de barro cocido para cocer tortilla de maíz y tostar café.Zopilote:__________________ especie de buitre que tiene el cuello y el cuerpo negros y en la cabeza carece de plumaje. Vive en países templados y cálidos.Terregal:_________________ polvareda.Pepenar:_________________ asir o agarrar.Parvadas:________________ bandada, gran cantidad.Bastimento: _________ provisión de boca que acostumbra llevar consigo el indio cuando viaja.Derrumbadero:____________ despeñadero.Mero: ____________________ en México se lo utiliza con la acepción de propio, mismo y como adverbio de tiempo y cantidad con el sentido de pronto, casi.Chachalaca: ____________ ave de color pardo en el lomo y las alas, blanco el vientre, cola larga y plumas amarillentas. Se caracteriza por su grito estridente que no cesa mientras vuela.Retachar:____________ ____ rebotar un cuerpo elástico.Tepemezquite:___________ arbusto de la familia del gomero.

sonajes están descritos con vaguedad, sin ninguna precisión de rasgos físicos que puedan individualizarlos en perfecta consonancia con su condición de símbolos.

La conciencia de culpa tratada reiteradas veces en El llano en llamas y presente en la novela Pedro Páramo viene a ser el denominador común de toda la narrativa de Rulfo.

Las técnicas utilizadas por el autor de El llano en llamas son bien modernas, a saber: ruptura del tiempo cronológico y fracturas de planos espaciales. Otras con las que logra

mayor dramatismo, son: el monólogo interior, el soliloquio, el diálogo, recursos propios del lenguaje cinematográfi co (fl ash-back, montaje espacial y temporal).

El ambiente en el cual se desarrolla las acciones: Tal-pa, San Gabriel, Cuastecomate, Petacal, pertenecerán a la geografía mexicana, pero los hombres que pasan por los cuentos están envueltos en un halo de misterio, como fi guras míticas que se mueven en un escenario atemporal.

Capacidades e indicadores- Analiza hechos, ideas, sentimientos, situaciones- Elabora explicaciones de situaciones concretas.

ANÁLISIS LITERARIO DEL CUENTO

La obra se limita a narrar la marcha de cuatro hombres que durante horas atraviesan una región estéril, desolada, seca. Esta región es el Llano Grande, que ha sido concedida por el Gobierno para que la trabajaran estos hombres.

Se puede distinguir en el cuento un mundo externo

consistente en una larga caminata extenuante que va desde el amanecer hasta las cuatro de la tarde. Una gota de agua deja caer la nube negra, una sola gota para marcharse rápidamente.

Una pobreza de acción exterior que contrasta con otra interior se observa en la obra.

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Lengua Castellana y Literatura 3unidad 5

La pobreza, la parquedad y la lenta acción exterior logra que el lector se concentre en el ambiente, no en el suceso, el Llano Grande seco, yerno estéril y, en similitud, la vida de quienes son sus prisioneros.

La larga caminata de estos cuatro hombres expues-tos al calor sofocante, a la aridez del paisaje, en donde una gota de agua logra plasmar el clima del cuento: Expresar el desamparo, la pobreza extrema y la desesperanza de la gente del Llano Grande.

La marcha es expresada en forma parca, lenta, concisa. El único incidente que interrumpe esta monotonía es la esperanza de la lluvia que no llega.

Desde el punto de vista del personaje relator todo el cuento es una amarga refl exión acerca del llano, su aridez, el calor sofocante, su inutilidad para lo que le han dado, tierra estéril pero es lo único que le han dado.

_ «¿Quién diablos haría este llano tan grande? ¿Para qué sirve, eh?».

…» ¿Qué haremos para enfriarnos del sol, eh?» consideraciones acerca de la naturaleza del llano, de evo-caciones (el diálogo con el delegado de gobierno, la tierra estéril) a través de miradas a esa inmensa extensión. Este…

interior, en primera persona contrasta con la parquedad de los hechos externos y hace que el tema adquiera mayor patetismo.

Personajes: El narrador, Melitón, Faustino y Este-ban. Estos….no son caracterizados individualmente, todos los rasgos son comunes a los cuatro, por lo que es innece-saria la individualidad.

Los cuatro son seres solitarios, encerrados en sí mismos, hablan poco, son solitarios, totalmente desposeídos (Este-ban se aferra a su única gallina), son humildes y resignados. Estos rasgos son expresados en oraciones breves y reitera-tivas, que acentúan el calor asfi xiante del Llano Grande.

La voz narrativa: El punto de vista de uno de los per-sonajes permite un mejor conocimiento de las situaciones y ambientes y, sobre todo, logra la intención de mostrar la funesta infl uencia del Llano Grande en los seres que lo habitan.

Motivo conductor: Es “El Llano Grande”, eje de todo el relato.

Ahora les corresponde a ustedes completar el análisis. Para ello, conviene que relean el cuento para responder a los ejercicios propuestos.

Trabajo oral1- En el primer párrafo encontramos lo esencial del cuento. Son tres situaciones. Las reconocemos para expresarlas brevemente: a) b) c)2- A las tres situaciones se unen otras que las refuerzan. Te ayudamos con estos datos para que las localices en

el texto: a) La duración de la marcha, ¿dónde se expresa? b) La inútil espera de la lluvia, ¿en qué párrafo se da? c) La razón por la cual van caminando, ¿cuál es?3 - Ubica en el cuento estos temas: - Ansiedad y desilusión, - Humanización de los elementos del paisaje,

- Características del llano: ausencia de vida vegetal, sequedad de la tierra, calor sofocante, ausencia de vida animal, el sol sofocante, esterilidad, ausencia de aves de rapiña y de tierra apta.

4 - ¿Cómo concluye el cuento? Ubica el párrafo que contiene el desenlace.5 - Trabajo escrito. Trascribimos las reiteraciones: a) Que expresan negación, b) De adverbios referidos al llano, c) De expresiones que se refi ere al paisaje que se humaniza en un momento dado.6 - Expresamos el tema en una frase breve.7 - ¿Qué tipo de vida ofrece el Llano Grande? Enunciamos nuestra opinión sobre el texto analizado.8 - Trabajo domiciliario - Redactamos un comentario fi nal sobre el cuento a partir de este tema: “La vida en estas tierras áridas y el problema social que acarrea”.

ACTIVIDADES

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Macario, Nos han dado la tierra, La cuesta de las comadres, Es que somos muy pobres, El hombre, En la ma-drugada, Talpa, El llano en llamas, Diles que no me maten, Luvina, La noche que lo deja ron solo, Acuérdate, No oyes ladrar los perros, Anacleto Morones, El día del de rrumbe, La herencia de Matilde Arcángel.

Pedro Páramo (1955) narra la historia de un cacique de Comala, cuya vida la va recons truyendo su hijo errabundo Juan Preciado. La novela es la historia de todo un pueblo visto a través de la conciencia de sus personajes. Por su condición esencial es novela mítica. Narra los sucesos de un pueblo fantasmal en una atmósfera mágica e irreal, Cuando Pedro menciona la revolución se refi ere a ella como a algo distante.

Títulos que integran El llano en llamas“La revolución para Comala es un galope de caballos que se pierde en la noche, porque Comala es espejo de la muerte”.

Unos acontecimientos ubican a la novela en otra dimensión, la histórico-social, la guerra de los cristeros. Estos acontecimientos permi ten ubicar Pedro Páramo entre dos fechas, antes de 1910 y antes de 1926. Pero en la no vela no hay cronología, sino encadenamiento artístico de momentos, fragmentos de tiempos que ordenados por el lector adquieren sentido.

La estructura de la novela es la circular por que rompe con la cronología temporal y ofrece una estructura abierta con posibilidades de simultaneidad o regresión y superposiciones que envuelven a las anteriores.

Leamos con atención el texto que sigue para interpretarlo.

1. Aclaramos el signifi cado de los siguientes términos y escribamos dos sinónimos de cada uno de ellos: errabundo, mítico, fantasmal, cronologías

2. Reemplazamos el tercer párrafo de la lectura por otro de lenguaje denotativo del mismo contenido.3. Comentamos el siguiente juicio sobre Rulfo:“Rulfo no cuenta con una historia, capta la esencia de una experiencia. Pedro Páramo no es épica sino elegía”. Luis

Harss.4. Busca alguna referencia en una enciclopedia sobre la “Guerra de los cristeros” en México. Acude para ello al CRA.

Principio y � n de un resero en la evocación de un poeta

Aquí yace Facundo Corvalán, un resero.Porque había nacido en la cama del viento,Sopló todo su día.

Empujando furiosasNovilladas al Sur,Atropelló el desierto, vio su cara de hiel,Y le dejó una pastoralMontada en un caballo blanco.

Al resero Facundo Coravalán

EPITAFIOS AUSTRALESde Leopoldo Marechal, argentino

ACTIVIDADES

CAMPO REFERENCIAL

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Lengua Castellana y Literatura 3unidad 5

Fue una de las figuras más re-levantes del movimiento de Vanguardia denominado Martín Fierro. Profesor Universitario, perteneció a los grupos literarios reunidos bajo las revistas Prisma y Proa.

Cultivó la poesía, la narrativa el teatro y el ensayo. Fue un poeta precoz; a los doce años escribió sus primeros versos y publicó Los aguiluchos con poco más de veinte años. En esta primera eta-pa de su producción se observan influencias de Victor Hugo, de Leopoldo Lugones y de Olegario Andrade.

Otros poemarios publicados: La-berinto de Amor (1936), dedicado a su primera esposa, Cinco poe-mas australes (1937), El Centauro y Soneto de Sophia (1940).

En la obra Descanso y ascenso del alma por la belleza (1939) expone su visión poética. En 1947 enviudó y en 1950 se unió a Elvia Rosbaco.

Marechal es autor de la novela Adan Buenos Ayres (1948), El banquete de Severo Arcángelo, segunda novela (1965).

Leopoldo Marechal (1900-1970)

Explicar la función de los recursos poéticos

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Luego de la lectura atenta del poema, aclaramos el signifi cado de aquellas palabras que lo necesitan.Te ayudamos con el análisis:El tema del poema es la evocación de la vida del hombre Facundo Corvalán, a quien admiraba el poeta. Estructura: el poema consta de dieciséis versos organizados en tres estrofas y un pareado. La primera estrofa, de cuatro versos, la segunda y la tercera, de cinco versos.Identifi camos en el poema tres partes bien diferenciados:- Primera parte: Los dos primeros versos con que se inicia el poema, Aquí yace Facundo Corvalán, un resero. En los versos trascriptos se presenta al personaje cuya recordación es el motivo central.- Segunda Parte: Los doce versos siguientes presentan una reseña de todo lo que fue la vida del resero: su origen vinculado con el viento, palabra que se fusionará, al fi nal con otra resero y viento enmarcan poéticamente el comienzo y el fi nal del poema. Su trabajo: furiosas novilladas, y donde el áspero desierto de la cara de hiel, a través de su empuje bravío y decidido, expresado en el verbo atropelló y condenado en su carácter de poema cantando a la tierra, al esfuerzo y coraje. Y le dejó una pastoral montada en su caballo blanco. Sus sentimientos: El poeta echa mano a la fi gura poética del aire, que adquiere signifi cado de símbolo e infunde a la fi gura del resero un carácter alado, inmaterial y dinámico; la imagen del aire domina todo el poema. Marechal lo resume con dos versos el resero: Con un pie en el estribo Y el otro en una danza. El resero, buen jinete y buen bailarín. Trabajo y diversión unidos en Facundo. Su fi n: Expresado en los versos: Y, como al aire, se durmió en la tierra que su talón había castigado. El resero regresa a la tierra para descansar en ella; el aire está nuevamente presente

Vivió y amó según la costumbre del aire:Con un pie en el estriboY el otro en una danza.Y, como el aire, se durmió en la tierraQue su talón había castigado.

Nadie toque su sueño:Aquí reposa el viento.

Camino hacia la lectura

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Lengua Castellana y Literatura 3 Lengua Castellana y Literatura 3 unidad 5

en la vida y en la muerte. Así como había vivido, a la manera de aire “Y como el aire durmió”.- Tercera parte: Comprende como la primera, de dos versos, pero los fi nales: Nadie toque su sueño Aquí reposa el viento. El último verso sintetiza la característica principal del personaje: nació en la cama del viento y desaparece de-

fi nitivamente para convertirse en viento. Y es aquí donde el poema condensa y logra la total identifi cación viento – resero que se ha venido desarrollando en todo el poema.Los dos primeros versos y los dos ultimos enmarcan si-métricamente los doce versos que se refi eren a su vida y condición de resero, de luchador, de trabajador dinámico, en constante movimiento “empujando furiosas / novilladas al sur / atropelló el desierto, vio su cara de hiel”.

CAMPO REFERENCIAL

Te sugerimos una lectura atenta del siguiente texto informativo.

El Vanguardismo en la Argentina. El martinfi errismo es un movimiento de renovación que dio a conocer en la Argentina en la década de 1920, Borges regresa de Europa en 1921 y comenzó a difundir el Ultraísmo en la revista Nosotros. Meses más tarde fi rmó una Proclama en la revista Prisma en la cual expuso sus principios.

Nosotros los ultraístas…queremos desanquilosar el arte…hemos sintetizado la poesía en su elemento pri-mordial la metáfora, a la que concedemos una máxima independencia…

Poco tiempo después, Borges desdeñó este movimiento, lo consideró falso, y encauzó sus ansias de renovación en el martinfi errismo. Su nombre no se relaciona con la poesía gauchesca ni con las características literarias del siglo XIX. Nace sin ideología política, pero con el tiempo dio origen a dos grupos : el de Florida (conservador) y el de Boedo (socializante).

El martinfi errismo surgió como movimiento literario con el periódico Martín Fierro, de publicación quincenal y que se extendió de 1924 a 1927.

Defendía los principios del Ultraísmo pero no se cerraba a otras tendencias y orientaciones. Su objetivo: promover la renovación poética y alentarla en toda forma: ayudar a que la juventud eleve el nivel de la lírica en Améri-

ca (…) y cumplir aquí la evolución que la poesía experimentó en otros continentes.

El nombre del periódico se extendió a sus redacto-res, quienes se llamaban martinfi erristas.

Representantes de este movimiento. Los postmodernistas: Conrado Nalé Roxlo (1898-

1973), Cayetano Córdova Yturburu (1902-1977), Luis Leopoldo Franco (1898), Horacio Rea Molinas (1899-1957).

Versolibristas (adeptos al ultraismo):Ricardo Güiraldes (1866-1927), Oliverio Girondo Girondo

(1891–1967), Jorge Luis Borges (1899-1986), Leopoldo Ma-rechal (1900-1970), Francisco Luis Bernárdez (1900- 1978).

Ricardo Güiraldes colaboró en Martín Fierro desde mayo de 1924 . En agosto de ese año, funda Proa con Jorge Luis Borges. Desde estas páginas comunica su experiencia li-teraria.

Luego de la lectura, elaboramos un esquema de llaves, donde sintetizamos los conceptos para que nos sirvan como fi cha de estudio.

Recursos poéticosLa parquedad le otorga sobriedad, cada palabra está

relacionada para desempeñar una función expresiva pre-cisa, el poeta casi ni utiliza adjetivos, los reemplaza por construcciones nominales que le confi eren mayor fuerza.

ACTIVIDADES

Durante la lecturaTe proponemos estas tareas para completar el análisis literario:

1 - Clasifi camos y explicamos la función de estos recursos poéticos: - Empujando furiosas novilladas al Sur, atropelló el desierto… - Con un pie en el estribo y el otro en una danza - Cara de hiel - Y le dejó una pastoral

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Lengua Castellana y Literatura 3unidad 5

montada en un caballo blanco - Aquí reposa el viento2 - El valor de los tiempos verbales: - yace; había nacido; atropelló; dejó; vivió; amó; durmió; había castigado; reposa ¿Qué proceso señala?3 - Reconocemos los tiempos verbales y el valor temporal de los verbos en los siguientes versos: “Aquí yace Facundo Corvalán” “Había nacido en la cama del viento” “Atropelló el desierto” “Vivió y amó según la costumbre del aire”4. Con los siguientes verbos: yace, había nacido, atropelló, dejó, vivió, amó, durmió, había castigado, reposa, reconstruye en un párrafo en prosa la vida del resero. Utilizamos para ello expresiones personales.

Textos periodísticosEl periodismo nos pone en contacto con nuestro mundo

en el sentido amplio, pues pretende proporcionar informa-ción sobre acontecimientos de actualidad o aportar datos, comentarios, documentos, que por alguna razón son de interés general en el momento presente a través de los medios de comunicación de masas.

Se dividen en tres grupos:

palabras habladas

radiofónicos radio

comunicación de radio

audiovisuales imagen y palabra diario semanario

prensa revistas folletos

CAMPO REFERENCIAL

El lector elige los títulos que le interesan, selecciona las informaciones que desea conocer: artículo sobre política, economía o arte; escoge las noticias que más le llaman la atención y los artículos fi rmados por periodistas que son de su agrado.

El lenguaje de la noticiaLas características del lenguaje periodístico proceden,

como es natural, de los condicionamientos del emisor, del mensaje, y del receptor.

El periodista, como el emisor, se debe a su público lector. Cuando redacta noticias, no manifi esta libremente sus propios pensamientos, por lo que evita el sello personal o expresión individual de sus artículos, en cambio, en los artículos fi rmados, tiende a expansionarse.

Como el trabajo de prensa es trabajo en equipo, el periodista sabe que puede ser corregido por su jefe de prensa en razón de la oportunidad del tema o del espacio. También se ve condicionado por su público.

La noticia como mensaje debe ser oportuna, está condi-cionada por las coordenadas espacio–temporales, la inme-diatez de la noticia se traduce en un lenguaje actualizado, como vivido en el momento.

El lector, como vive las mismas circunstancias de espacio y tiempo que el periodista, acepta con facilidad los cambios lingüísticos como signos de modernidad.

Es común encontrar formas incorrectas en los textos periodísticos, dada la premura con que trabaja el perio-dista, también se suele encontrar abundante presencia de términos locales, neologismos, préstamos de otras lenguas, como giros lingüísticos, muchas veces innecesarios.

Galicismo como tiraje por tiradaAnglicismos como body, Light, spray, handicap, ect.Abundancia de sufi jo, antisolidario por no solidario.La actualización es un mecanismo el lenguaje periodís-

tico que permite una mayor participación emocional del lector, como cuando el periodista utiliza la primera persona

Características del texto periodísticoLa prensa sirve de base a los demás medios: radio y

televisión.La prensa ofrece ventajas como las de permitir re-

fl exionar con mayor libertad, permite que el lector ponga atención en aquello que le interesa.

En un periódico, lo primero que interesa es su disposición formal, no existe lector que pueda leer cada día de cabo a rabo, incluido los anuncios.

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del plural. Ej., ayudaremos a los niños de la calle…involu-crando al receptor. Otras veces, usa el presente activo sin precisar el tiempo. Ej., El presidente llega a las 10 hs., en vez de llegará…

El texto periodístico que analiza causas y consecuencias problemáticas de un hecho de actualidad y plantea solu-ciones, recibe el nombre de editorial. El editorial intenta persuadir al lector a través del análisis fundamentado de una situación y de su propuesta de soluciones.

Tienen una base informativa en la que se expresan opiniones fundamentales en la que se intenta infl uir en el lector. Propone vías de acción sobre el tema tratado, refl eja la ideología del periódico y no lleva fi rma. El responsable es el periódico.

Cómo se organiza el editorialEl esquema estructural del editorial es como sigue.- Exposición directa de los hechos.- Análisis de los hechos y del problema.- Postura ideológica que adopta el periódico.- Se sacan conclusiones.- Se da una opinión pero respetando la libertad de prensa.- Si el primer párrafo es para captar la atención del

lector, el ultimo, claramente tiende a deja en la mente del lector le esencial del articulo.

Sirven para formar opinión sobre los hechos mas impor-tantes de la vida social, política o cultural.

El lenguaje periodístico es un terreno donde convergen varios registros: el literario, el administrativo y el oral.

De las formas literarias, se destacan aquellos que tie-nen que ver con el género épico, porque el periodismo es sobre todo narración de acontecimientos de la colectivi-dad. Abundan sustantivos y verbos de signifi cados bélicos: proeza, batalla, víctima.

Empleo de hipérboles como las siguientes: Las noticias sobre corrupción invaden los medios informativos.

Del lenguaje Administrativo: cabe destacar los términos que rehuyen la sencillez de expresión: eufemismos, tec-nicismo y en general expresiones que buscan solemnidad como cuando comunica las disposiciones ofi ciales que se ocupan en gran medida, del mundo político o económico.

La lengua oral: aparece en la prensa a través de en-cuesta, mesas redondas y cada vez que se reproduce en estilo directo lo que alguien ha dicho.

El periódico requiere un lenguaje coloquial o conversa-cional sin formalismo, como si se estuviera hablado en fa-milia cuando se hace un comentario. El periodista consigue así un tono de intimidad con los lectores que de ninguna manera conseguirá con un tono más formal.

La tecnología expande el dominio de las comunicaciones

El mundo en que vivimos ha sufrido grandes cambios, en todos los órdenes, que ha repercutido en el campo educativo y el lingüístico en especial.

Hasta mediado del S. XX, la comunicación a distancia se hacia por teléfono o por radio. Desde 1950 a 1975, irrumpe el ordenador, que constituye una explosión en el campo tecnológico, pero la revolución tecnológica no se detiene con el nacimiento y expansión de la televi-sión (1900-1950). Entre 1990 y 1995 comienza el sistema multimedia.

Mediante computadoras se adquiere la capacidad de lograr toda la información sobre diferentes temas, diversas formas de tratar el mismo asunto, distintos en-foques o estudios de alguna materia que sea de interés del usuario.

El material sonoro se presenta como sonidos, ruidos; voces, textos orales, cintas de audio, discos compactos visuales vienen como imágenes estáticas, dibujos, foto-grafías, gráfi cos o dinámicas como películas, videotapes, videodiscos, la información es captada en todos los nive-les sensoriales con la mayor amplitud posible.

Los multimedias son interactivos, es decir, los con-sumidores dejan de ser consumidores pasivos, simples receptores de la información. El receptor puede formu-lar preguntas, aceptar o rechazar respuestas, indagar, explorar y hasta formular propuesta.

Internet es una red de redes de computadoras unidas por sistema de telefonía, una especie de telaraña que permite al usuario investigar desde su teléfono sobre el tema requerido.

Los mensajes que circulan por la red viajen en forma veloz por medio de circuitos visuales por todo el globo a través de cables submarinos, fi bras ópticas y hasta enlaces satelitales. Los textos electrónicos, según los medios publicitarios se erigirán como los medios de lectura del S. XXI.

En este nuevo sistema de consulta hasta los clásicos de literatura, las enciclopedias, las músicas, los juegos didácticos, los nuevos libros están en los CD-ROM. Ya existen en los comercios del ramo una gran variedad de libros electrónicos, en las disquerías, en algunos locales de computación. Con el auge de los cd rom, los lectores de este siglo encontrarán toda la información almacenada en los compactos discos láser.

El libro ya tiene su lugar ganado, siempre servirá de soporte a la información a pesar de las nuevas tecno-logías. Especialistas de las mas afamadas universidades como Harvard consideran que el exceso de computación en la enseñanza disminuye la capacidad de pensar de los alumnos, pero como el cerebro crea tecnologías, no sería bueno que ésta anule a los cerebros que las inventaron.

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Leemos un fragmento de la novela Eugenia Grandet de Honoré de Balzac, con el propósito de comentarla con nuestros compañeros de grupo.

EUGENIA GRANDET de Honoré de Balzac, francés

Amores de Provincia

En la pura y monótona vida de las jóvenes, llega un momento delicioso en que el sol derrama sus rayos en el alma, en que la fl or les expresa pensamientos, en que las palpitaciones del corazón comunican al cerebro su cálida fecundidad y funden las ideas en un vago deseo. ¡Día de inocente melancolía y de suaves goces! Cuando los niños comienzan a ver, sonríen; cuando la muchacha entrevé el sentimiento en la naturaleza, sonríe como sonreía cuando niña. Si la luz es el primer amor de la vida, ¿no es acaso el amor la luz del corazón? El momento de ver claro en las cosas de aquí abajo había llegado por Eugénie.

Como era madrugadora como todas las muchachas provincianas, se levantó temprano, rezó sus oraciones y comenzó la tarea de su arreglo personal, ocupación que en adelante iba a tener para ella un sentido. En primer lugar peinó sus cabellos castaños, se hizo sus gruesas trenzas y las enrolló encima de la cabeza con sumo cuidado, evitando que se le escapasen los pelos de las mechas, e introdujo en su peinado una simetría que realzaba el tímido candor de su rostro armonizando la sencillez de los accesorios con la ingenuidad de sus rasgos. Al lavarse varias veces las manos en el agua pura que le endurecía y enrojecía la piel, contempló sus redondos y hermosos brazos y se preguntó que haría su primo para tener las manos tan suaves y tan blancas, y las uñas tan bien cuidadas. Se puso medias nuevas y sus mejores zapatos, y se anudó los cordones sin pasarlos por los ojetes. Finalmente, deseando por primera vez en su vida parecer hermosa, conoció la dicha de tener un vestido nuevo bien hecho y que le favoreciese.

Cuando terminó su tocado oyó las campanadas de la pa-rroquia y se extraño de no contar más que siete. El deseo de tener todo el tiempo necesario para vestirse bien le había hecho levantarse demasiado temprano, y como desconocía el arte de retocar diez veces un bucle y de estudiar el efec-to, Eugénie se cruzó buenamente de brazos, se sentó a la ventana, contempló el patio, el jardín estrecho y las altas terrazas que lo dominaban; paisaje melancólico y limitado, pero que no estaba desprovisto de las misteriosas bellezas propias de los lugares solitarios o de la naturaleza agreste.

Junto a la cocina había un pozo rodeado de un brocal y con la polea sostenida en un brazo de hierro curvado, recubierto éste con una parra de pámpanos marchitos enrojecidos, agostados por el sol; desde allí el tortuoso sarmiento llegaba a la pared y, adhiriéndose a ella, corría a lo largo de la casa hasta terminar en una leñera donde

la leña estaba ordenada con tanta exactitud como pueden estar los libros de un bibliófi lo. El suelo del patio presentaba esas tonalidades negruzcas que producen con el tiempo los musgos y las hierbas por falta de movimiento. Los espesos muros mostraban su vestidura verde, ondeaba por largas líneas oscuras. Por último, los ocho escalones que había en el fondo del patio, y que conducían a la puerta del huerto, estaban desunidos y sepultados bajo plantas altas, como la tumba de un caballero enterrado por su viuda en tiempo de las cruzadas. Encima de poyos de piedra carcomida se elevaba una reja de madera, medio caída de puro vetusta, pero a la cual se unían gustosamente numerosas plantas trepadoras. Por ambos lados de la puerta de claraboya penetraban las ramas retorcidas de dos manzanos acha-parrados. Tres avenidas paralelas, enarenadas y separadas por macizos cuyas tierras estaban rodeadas de un cesto de boj, componían este jardín que estaba limitado, al pie de la terraza, por un cobertizo de tilos. En un extremo había frambuesos, en el otro un inmenso nogal que inclinaba sus ramas hasta el despacho del tonelero. Una luminosidad pura y el hermoso sol de otoño, propios de las orillas del Loira, comenzaban a disipar la veladura que la noche imprime en los pintorescos objetos, en los muros y en las plantas que poblaban el jardín y el patio.

Eugénie encontró encantos totalmente nuevos en el aspecto de aquellas cosas que hasta entonces habían sido tan vulgares para ella. Mil pensamientos confusos nacían en su alma y crecían a medida que crecían fuera los rayos del sol. Sintió, en fi n, ese placer vago e inexplicable que envuelve al ser moral igual que una nube envolvería al ser físico. Sus refl exiones armonizaban con los detalles de este singular paisaje, y las armonías de la naturaleza.

Cuando el sol alcanzó el muro sobre el cual caía una mata de culantrillo de espesas hojas y matizados colores como la pechuga de las palomas, celestiales rayos de esperanza iluminaron el porvenir para Eugénie, la cual, desde aquel día, se complacía en mirar aquel muro con sus pálidas fl o-res, sus campanillas azules y sus secas hierbas que le traían un recuerdo gracioso como los de la infancia. El ruido de cada hoja producía en aquel sonoro patio al desprenderse de su rama daba respuesta a las secretas preguntas de la muchacha, que hubiera permanecido allí todo el día sin darse cuenta del paso de las horas.

Después llegaron los tumultuosos impulsos del alma. Se levantaba con frecuencia, se ponía ante el espejo y se miraba, como un actor de buena fe que contempla su obra para criticarse y decirse injurias a sí mismo.

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Honoré de Balzac(1799-1850)

Creador de la novela realista. Nace en Tours, Francia. Con el título de La Comedia Humana reúne la mayor parte de sus novelas; forman un complejo de noventa y seis relatos novelados, como un contraste de la Divina Comedia quiere ofrecer un cua-dro de la vida y las costumbres de su época. Balzac merece el título de creador del Realismo.

Su potencia creadora suele com-pararse a la Shakespeare o a Moliere. Es realista por la obser-vación minuciosa y realista de los hechos, el retrato de los pro-tagonistas, la pincelada � el de los sucesos y el análisis psicológico de los caracteres. Ganó mucho dinero, pero él siempre fue un gran despilfarrador y sus deudas sobrepasaron sus ganancias. Emprendió varios trabajos entre ellos una imprenta, pero fracasó en todos ellos.

Se entregó de lleno a las letras. Se casó con una polaca, poco tiempo antes de morir.

«!No soy bastante hermosa para él!»Tal era el pensamiento de Eugénie, pensamiento humilde y fértil en sufrimientos. La

pobre muchacha no se hacía justicia; pero la modestia, o mejor el temor, es una de las primeras virtudes del amor. Eugénie pertenecía a ese tipo de jóvenes de constitución fuerte, como suele ser en las familias pequeñoburguesas, y de belleza que suele parecer vulgar; pero aunque se pareciese a la Venus de Milo, sus formas se hallaban ennoblecidas por la suavidad del sentimiento que purifi ca a la mujer y le da una distinción desconocida para los escultores antiguos. Tenía una cabeza enorme, la frente masculina pero delicada, del Júpiter de Fidias, y ojos grises en los cuales su casta vida imprimía una luz radiante. Los rasgos de su cara redonda, en otro tiempo fresca y rosada, estaban un poco abultados como consecuencia de una viruela lo bastante benigna como para no dejarle huellas, pero que había destruido la lozanía de su piel, la cual, sin embargo, era aún sufi cientemente suave y fi na para que el casto beso de su madre dejase en ella una pasajera marca roja. Su nariz era un poco gruesa, pero estaba en armonía con su color rojo claro y con sus labios, muy estriados, llenos de amor y de bondad. Su cuello tenía una redondez perfecta. Su bien torneado busto, cuidadosamente velado, atraía las miradas y las hacía soñar; carecía sin duda de la gracia del artifi cio indumentario, mas para los conocedores la falta de fl exibilidad de su elevado talle debía ser un encanto. Eugénie, alta y robusta, no tenía la belleza que agrada a la gente; pero era hermosa con esa hermosura fácil de reconocer, y que sólo enamora a los artistas. El pintor que busca en la tierra un tipo de la celestial pureza de María, que busca en toda naturaleza femenina los ojos modestamente altivos adivinados por Rafael, y las líneas vírgenes debidas al azar de la concepción, pero que sólo una vida cristiana y púdica pueden conservar o adquirir; ese pintor, enamorado de tan raro modelo, hubiera encontrado inmediatamente en el rostro de Eugénie la nobleza innata que ella ignoraba; hubiese visto bajo su tranquila frente un mundo de amor, y en el trazado de sus ojos, en la disposición de sus párpados, un algo divino. Sus rasgos, los contornos de su cabeza que nunca habían sido alterados por el placer, parecíanse a las líneas del horizonte que tan suavemente se dibujan en la lejanía de los lagos tranquilos. Esta fi sonomía tranquila, coloreada y rodeada de un resplandor como una hermosa fl or recién abierta, era como el descanso para el alma, comunicaba el encanto de la conciencia que en ella se refl ejaba y atraía la mirada.

Eugénie se encontraba aún en la vertiente de la vida en que fl orecen las ilusiones in-fantiles y en que se cogen las margaritas con un gozo que más tarde se hace desconocido. Por eso se decía al contemplarse, sin saber aún lo que era el amor:

«!Soy demasiado fea, no se fi jará en mí!»Seguidamente abrió la puerta de la habitación, que daba a la escalera, y asomó la

cabeza para escuchar los ruidos de la casa.«Todavía no se ha levantado», pensó al oír la tos mañanera de Nanon y el ir y venir

de la mocetona barriendo la sala, encendiendo el fuego, atando al perro y hablando con las bestias en la cuadra.

Inmediatamente Eugénie bajó y corrió junto a Nanon, que ordeñaba la vaca, para decirle.

- Nanon, mi buena Nanon, haz crema para el café de mi primo.- Pero, señorita, habría que haberlo pensado ayer – dijo Nanon, soltando una car-

cajada-. No puedo hacer crema. Su primo es guapo, verdaderamente guapo. Y eso que usted no le ha visto con su bata de seda y de oro. Yo sí que lo he visto. Y la ropa interior que lleva es tan fi na como la sobrepelliz del señor cura.

- Nanon, entonces haznos torta.- ¿Quién me dará leña para el horno, harina y manteca? – dijo Nanon, que, en su

calidad de primer ministro de Grandet, a veces adquiría una importancia enorme a los ojos de Eugénie y de su madre - ¿Tendré que robar al señor para agasajar a su primo? Pídale usted manteca, harina y leña; es su padre y se lo puede dar. Mire, ahora baja para ocuparse de las provisiones...

Eugénie se escapó asustada al jardín al oír temblar la escalera bajo los pasos de su padre. Ya experimentaba los efectos del profundo pudor y de esa conciencia particular de nuestra dicha que nos hace creer, acaso no sin razón, que llevamos grabados nuestros pensamientos sobre la frente y que saltan a la vista de la gente. Al darse cuenta de la fría

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Su gigantesca obra es una con-catenación de novelas que pre-tende retratar toda la sociedad francesa. Describe a � nancieros voraces y avaros; Vautrín el viejo presidiario, Grandet el avaro, Rigau, el usureo, Bridau, el sinver-güenza, César el perfumista am-bicioso, un des� le de personajes desventurados, con excepción de la amable � gura de Eugenia Grandet. Para Balzac la sociedad estaba divida en especies sociales así como el mundo animal en especies zoológicas. Su impre-sionante fantasía recibe a veces, retoques románticos. Inicia con la Comedia Humana la escuela realista. Acostumbrando a la variedad de ambientes, escenas de la vida parisina, de la vida provinciana, de la vida política, de la vida militar, de la vida del campo y estudios filosóficos; planteamiento de conflictos sociales; lo más característico en su personalidad es la novela psicológica.

Balzac es considerado un gran observador y tremendo analiza-dor del corazón humano.

desnudez de la casa paterna, la pobre muchacha sentía una especie de despecho de no poderla poner en armonía con la elegancia de su primo, y experimentó una viva necesi-dad de hacer algo por él: ¿qué? Aún no tenía idea. Ingenua y sincera como era, Eugénie se dejaba llevar por su naturaleza angelical, sin desconfi ar de sus impresiones ni de sus sentimientos. La sola presencia de su primo había despertado en ella las inclinaciones naturales de la mujer, que se desplegaron con tanta mayor fuerza cuanto que, habiendo ya cumplido veintitrés años, Eugénie se encontraba en la plenitud de su inteligencia y de sus deseos. Por primera vez en la vida sintió en el corazón terror ante la presencia de su padre, vio en él al dueño de su suerte y se creyó culpable de una falta de ocultarle algunos pensamientos. Se puso a andar con pasos precipitados, extrañándose de respirar un aire más puro, de sentir los rayos del sol más vivifi cante y extraer de ellos un calor moral, una vida nueva.

Mientras buscaba un pretexto para obtener las deseadas tortas, se originaban entre la gran Nanon y Grandet una disputa, tan rara entre ellos como lo son las golondrinas en invierno. Armado de sus llaves, el anciano había ido a calcular los víveres necesarios para el consumo del día.

- ¿Queda pan de ayer? – preguntó a Nanon- Ni una miga, señor.Grandet tomó un gran pan redondo, bien enharinado y moldeado en uno de esos

cestos planos que sirven para la fabricación del pan de Anjou, y lo iba a cortar cuando Nanon le dijo:

- Hoy somos cinco, señor.- Es verdad – respondió Grandet -, pero este pan pesa seis libras, aún quedará algo.

Además, ya veras como estos jóvenes de París no comen pan.- Entonces, ¿qué comen? ¿Frippe? – preguntó Nanon.En anjou, frippe, palabra del léxico popular, expresa todo aquello que sirve de acom-

pañamiento al pan, desde la manteca extendida sobre la rebanada, que es la frippe más vulgar, hasta el dulce de albérchigo, que es la más distinguida de las frippes; y todos los que en su infancia han lamido la frippe y se han dejado el pan, comprenderán la impor-tancia de esta expresión.

- No – respondió Grandet -, esta gente no come ni frippe ni pan. Son como las mozas casaderas.

Por último, después de haber establecido el menú cotidiano con suma parquedad, el buen hombre iba a encaminarse al cuarto donde guardaba las frutas, una vez que hubo cerrado la despensa, cuando Nanon le detuvo para decirle:

- Señor, déme usted harina y mantequilla para hacer una torta a los muchachos.- ¿Es que vas a tirar la casa por la ventana porque haya venido mi sobrino?- No pensaba más en su sobrino que en su perro, no más de lo que usted piensa en

él... Pero, ¿no ve usted que no me ha dado más que seis terrones de azúcar, y necesito ocho?

- ¡Pero Nanon! No te he visto nunca así. ¿Qué es lo que te ha pasado? ¿Eres acaso la dueña aquí? No te doy más que seis terrones de azúcar.

- ¿Y con qué endulzará su sobrino el café?- Con dos terrones; yo me pasaré sin ellos.- ¿Privarse usted de azúcar a su edad? Preferiría comprárselo con mi dinero.- Métete en lo que te importe.A pesar de lo que había bajado de precio, el precio seguía siendo a los ojos del tone-

lero el más precioso de los productos coloniales, y para él seguía costando seis francos la libra. La obligación de escatimarlo, adquirida como hábito en la época del Imperio, era la más indeleble de sus costumbres.

Todas las mujeres, hasta la más necia, saben usar de la astucia para lograr sus fi nes, así es que Nanon abandonó la cuestión del azúcar para conseguir la torta.

- Señorita – gritó desde la ventana -, ¿verdad que quiere usted torta?- No, no – respondió Eugénie.- Vamos, Nanon – dijo Grandet al oír la voz de su hija -, toma. – Y diciendo esto,

abrió la artesa donde estaba la harina, le dio una medida, y añadió algunas onzas de mantequilla al trozo que ya había cortado.

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- Necesitaré leña para calentar el horno – dijo la implacable Nanon.

- Esta bien, coge lo que necesites – respondió el avaro melancólico -, pero entonces haznos una tarta de frutas, y cuece en el horno todo el resto de la comida; así no tendrás que encender dos fuegos.

- ¡Claro! – exclamo Nanon -. No tiene necesidad de decírmelo.

Grandet dirigió a su gran ministro una mirada casi pa-ternal.

- Señorita –gritó la cocinera-, tendremos torta.El tío Grandet regresó cargado de frutas y llenó con ella

un plato que colocó sobre la mesa de la cocina.- Mire, señor –le dijo Nanon-, qué bonitas botas tiene

su sobrino. ¡Qué buen cuero y que bien huelen! ¿Con qué se limpia eso? ¿Habrá que ponerle su pasta de huevo?

- Nanon, yo creo que el huevo estropearía ese cuero. Además, puedes decirle que no sabes cómo se limpia el

tafi lete... Sí, es tafi lete, así el mismo comprará en Saumur lo necesario para sacar brillo a sus botas. He oído decir que se echa azúcar en la crema para sacarlas más brillo.

- ¿Entonces se puede comer? – dijo la criada, lleván-dose las botas a la nariz -. ¡Andá, andá! ¡Huelen como el agua de colonia de la señora! ¡Qué gracioso!

- ¿Gracioso? – dijo el amo -. Te parece que es gracioso gastar en las botas más dinero del que vale el que las lleva?

- Señor – dijo Nanon a su amo, cuando éste volvía por segunda vez de cerrar el cuarto de la fruta -. ¿No pondrá usted una o dos veces por semana el puchero, ahora que esta aquí su...?

- Sí.- Tendré que ir a la carnicería.- Nada de eso; no harás caldo de gallina, los colonos

te proporcionarán todas las que necesites. A propósito, voy a decirle a Cornoyller que me mate unos cuervos. Es la caza que hace el mejor caldo del mundo.

Camino hacia la lectura

Leemos algunas referencias sobre Honoré de Balzac, luego las comentamos en la clase bajo orientación de nuestro profesor.

Balzac querrá ser muy pronto el Napoleón de la litera-tura, seguir el ejemplo máximo que le ofrecía su época, sin conformarse con menos. Conquistar Europa - en espera de conquistar el mundo entero - y rehacerla remodelarla, según unos nuevos principios, es una quimera casi accesible para los franceses de comienzos del siglo XIX. Luego vendrá Waterloo, el fi n de los sueños insensatos, pero la leyenda tendría ser inmortal, y en Francia cunde el contagio de esa fi ebre de inextinguible grandeza.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Seguimos los pasos que nos indica la fi cha de lecturaObra: Eugenia Grandet.Autor: Honoré de Balzac.Género: Novela.Corriente a que pertenece: Realismo.Época y lugar de aparición: Francia, época napoleónica, Siglo XIX.

Prestamos atención a : Los personajes principales, caracteres, costumbres.Las acciones, escenas que nos impresionan.Las descripciones de los espacios donde suceden los hechos.El lenguaje utilizado por el escritor.Anotamos en nuestras carpetas nuestras observaciones.Las presentamos para su evaluación.

Balzac iba a ser el gran emperador de la novela, que no se resigna a pintar unos ambientes determinados, unas vidas privadas, a tratar unos aspectos o franjas del mundo. Él aspira a controlarlo y resumirlo todo, estrujando la vida entera para obtener un signifi cado que solo puede expre-sarse en la libertad de la forma novelesca.

Su ambición será, según su propia frase “hacer la competencia al registro civil”, es decir, crear otro mundo completo que rivalice con la realidad

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Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa, despertó convertido en un monstruoso insecto. Estaba echado de espaldas sobre un duro caparazón y, al alzar la cabeza, vio su vientre convexo y oscuro, surcado por curvadas callosidades, sobre el que casi no se aguantaba la colcha, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo. Numerosas patas, penosamente delgadas en comparación con el grosor normal de sus piernas, se agitaban sin concierto.

- ¿Qué me ha ocurrido?Su habitación, una habitación normal, aunque muy pequeña, tenía el aspecto habi-

tual. Sobre la mesa había desparramado un muestrario de paños –Samsa era viajante de comercio-, y de la pared colgaba una estampa recientemente recortada de una revista ilustrada y puesta en un marco dorado. La estampa mostraba a una mujer tocada con un gorro de pieles, y que muy erguida, esgrimía un amplio manguito, asimismo de piel, que ocultaba todo su antebrazo.

Gregorio miró hacia la ventana; estaba nublado, y sobre el cinc del alféizar repique-teaban las gotas de lluvia, lo que le hizo sentir una gran melancolía.

«Bueno –pensó-; ¿y si siguiese durmiendo un rato y me olvidase de todas estas locuras?» Pero no era posible, pues Gregorio tenía la costumbre de dormir sobre el lado derecho, y su actual estado no le permitía adoptar tal postura. Por más que se esforzara volvía a quedar de espaldas. Intentó en vano esta operación numerosas veces; cerró los ojos para no tener que ver aquella confusa agitación de patas, que no cesó hasta que notó en el costado un dolor leve y punzante, un dolor jamás sentido hasta entonces.

- ¡Qué cansada es la profesión que he elegido! – se dijo -. Siempre de viaje. Las preocupaciones son mucho mayores cuando se trabaja fuera, por no hablar de las molestias propias de los viajes: estar pendiente de los enlaces de los trenes; la comida mala, irregular; relaciones que cambian constantemente, que nunca llegan a ser ver-daderamente cordiales, y en las que no tienen cabida los sentimientos. ¡Al diablo con todo!

Sintió en el vientre una ligera picazón. Lentamente, se estiró sobre la espalda en dirección a la cabecera de la cama, para poder alzar mejor la cabeza. Vio que el sitio que le picaba estaba cubierto de extraños puntitos blancos. Intentó rascarse con una pata; pero tuvo que retirarla inmediatamente, pues el roce le producía escalofríos.

- Estoy atontado de tanto madrugar – se dijo –. No duermo lo sufi ciente. Hay via-jantes que viven mucho mejor. Cuando a media mañana regresó a la fonda para anotar los pedidos, me los encuentro desayunando cómodamente sentados. Si yo, con el jefe que tengo, hiciese lo mismo, me despedirían en el acto. Lo cual, probablemente, sería lo mejor que me podría pasar. Si no fuese por mis padres, ya hace tiempo que me hu-biese marchado. Hubiera ido a ver al director y le habría dicho todo lo que pienso. Se caería de la mesa, ésa sobre la que se sienta para, desde aquella altura, hablar a los empleados, que, como es sordo, han de acercársele mucho. Pero todavía no he perdido la esperanza. En cuanto haya reunido la cantidad necesaria para pagarle la deuda de mis padres –unos cinco o seis años todavía-, me va a oír. Bueno; pero, por ahora, lo que tengo que hacer es levantarme, que el tren sale a las cinco.

Volvió los ojos hacia el despertador, que tictaqueaba encima del baúl.- ¡Dios mío! – exclamó para sí.Eran más de las seis y media, y las manecillas seguían avanzando tranquilamente. En

realidad, ya eran casi las siete menos cuarto. ¿Es que no había sonado el despertador? Desde la cama se veía que está puesto a las cuatro; por tanto, tenía que haber sona-do. Pero ¿era posible seguir durmiendo a pesar de aquel sonido que hacía estremecer hasta los muebles? Su sueño no había sido tranquilo. Pero, por eso mismo, debía haber

LA METAMORFOSIS de Franz Kafka, checoslovaco

Leemos con atención el texto

Franz Kafka (1883–1924)

El primer novelista checo; en-fermizo y concentrado escribió obras de creciente angustia enigmática.

Nació en Praga (Checoslovaquia) en el seno de una familia judía de la clase media. Educado en escuelas alemanas. Era abogado, pero sólo tenía deseos de escribir aunque no ambicionaba publicar sus escritos, pues creía que sus obras no poseían valor alguno. Fue además periodista y comer-ciante. Su gran amigo fue otro escritor y crítico Max Brod, quien se encargó de editar sus obras después de su muerte, a pesar de que Kafka le pidió que quemara todas sus obras. Mantuvo con su familia una relación muy con� ic-tiva, especialmente con el padre, un hombre muy autoritario.

Era un hombre sensible ante las necesidades de la sociedad de su época, se mostraba muy preocupado por la situación de la clase obrera y por las clases más humildes de la sociedad.

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dormido al fi nal más profundamente. ¿Qué podía hacer ahora? El tren siguiente salía a las siete; para cogerlo tendría que darse muchísima prisa. El muestrario no estaba aún empaquetado, y él mismo no se sentía nada dispuesto. Además, aunque alcanzase el tren, no evitaría la reprimenda del amo, pues el mozo del almacén, que habría acudido al tren de las cinco, debía de haber dado ya cuenta de su falta. El mozo era un esbirro del dueño, sin dignidad ni consideración. Y si dijese que estaba enfermo, ¿qué pasaría? Pero esto, además de ser muy penoso, despertaría sospechas, pues Gregorio, en los cinco años que llevaba empleado, no había estado nunca enfermo. Vendría el gerente con el médico del Montepío. Se desharía en reproches, delante de los padres, respecto a la holgazanería de Gregorio, y refutaría cualquier objeción con el dictamen del doctor, para quien todos los hombres están siempre sanos y sólo padecen de horror al trabajo. Y la verdad es que, en este caso, su diagnóstico no habría sido del todo infundado.

Salvo cierta somnolencia, fuera de lugar después de tan prolongado sueño, Gregorio se sentía francamente bien, además de muy hambriento.

Mientras pensaba atropelladamente, sin decidirse a levantarse, y justo en el momento en que el despertador daba las siete menos cuarto, llamaron a la puerta que estaba junto a la cabecera de la cama.

- Gregorio –dijo la voz de su madre-, son las siete menos cuarto. ¿No tenías que ir de viaje?

¡Qué voz tan dulce! Gregorio se horrorizó al oír en cambio la suya propia, que era la de siempre, pero mezclada con un penoso y estridente silbido, en el cual las palabras, al principio claras, se confundían luego y sonaban de forma tal que no estaba seguro de haberlas oído. Gregorio hubiera querido dar una explicación detallada; pero, al oír su propia voz, se limitó a decir:

- Sí, sí. Gracias, madre. Ya me levanto. A través de la puerta de madera, la transformación de la voz de Gregorio no debió

notarse, pues la madre se tranquilizó con esta respuesta y se retiró. Pero este breve diálogo reveló que Gregorio, contrariamente a lo que se creía, estaba todavía en casa. Llegó el padre a su vez y, golpeando ligeramente la puerta, llamó:

- ¡Gregorio! ¡Gregorio! ¿Qué pasa?Esperó un momento y volvió a insistir, alzando la voz:- ¡Gregorio! Mientras tanto, detrás de la puerta, la hermana le preguntaba suavemente:- Gregorio, ¿no estás bien? ¿Necesitas algo?- Ya estoy bien – respondió Gregorio a ambos a un tiempo, esforzándose por pro-

nunciar con claridad, y hablando con gran lentitud, para disimular el insólito sonido de su voz. El padre reanudó su desayuno, pero la hermana siguió susurrando:

- Abre, Gregorio, por favor.Gregorio no tenía la menor intención de abrir, felicitándose, por el contrario, de la

precaución – contraída en los viajes – de encerrarse en su cuarto por la noche, aun en su propia casa.

Lo primero que tenía que hacer era levantarse tranquilamente, arreglarse sin que le molestaran y, sobre todo, desayunar. Sólo después de hecho todo esto pensaría en lo demás, pues se daba cuenta de que en la cama no podía pensar con claridad. Recordaba haber sentido en más de una ocasión un vago malestar en la cama, producido, sin duda, por alguna postura incómoda, el cual, una vez levantado, se disipaba rápidamente; y tenía curiosidad por el desvanecerse paulatinamente sus imaginaciones de hoy. En cuanto al cambio de su voz era simplemente el preludio de un resfriado, enfermedad profesional del viajante de comercio.

Apartar la colcha era cosa fácil. Le bastaría con arquearse un poco y la colcha caería por sí sola. Pero la difi cultad estaba en la extraordinaria anchura de Gregorio. Para incorporarse, podía haberse apoyado en brazos y manos; pero, en su lugar, tenía innumerables patas en constante agitación y le era imposible controlarlas. Y el caso es que no quería incorporarse. Se estiraba; lograba por fi n dominar una de sus patas; pero, mientras tanto, las demás proseguían su anárquica y penosa agitación.

«No es bueno haraganear en la cama», pensó Gregorio.Primero intentó sacar la parte inferior del cuerpo. Pero dicha parte inferior –que no

Su amigo Max Brod lo recuerda como un hombre risueño, que amaba la vida sencilla, los pa-seos por el campo, los deportes acuáticos, sabía reír a carcajadas y gustaba de hacer reir a los demás con sus bromas.

Enfermó de cáncer a los cuarenta y un años. Cuando desapareció en la cúspide de su carrera, su influencia entre los escritores jóvenes era inmensa.

Entre sus obras de mayor difusión tenemos: El proceso, La Metamor-fosis, Carta al padre, América, La Condena y El Castillo.

Tuvo grandes amores, intensos, dramáticos, aunque de poca duración. Trabajó como abogado de una compañía de seguros, realizaba constantes viajes de trabajo por la zona.

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había visto todavía y que, por tanto, no podía imaginar con exactitud- resultó sumamente difícil de mover. Inició la operación muy lentamente. Hizo acopio de energías y arrastró hacia adelante. Pero calculó mal la dirección, se dio un fuerte golpe contra los pies de la cama, y el dolor subsiguiente le reveló que la parte inferior de su cuerpo era quizá, en su nuevo estado, la más sensible. Intentó, pues, sacar primero la parte inferior de su cuerpo era quizá, en su nuevo estado, la más sensible. Intentó, pues, sacar primero la parte superior, y volvió cuidadosamente la cabeza hacia el borde del lecho . Hizo esto sin problemas y, a pesar de su anchura y su peso, el cuerpo siguió por fi n, lentamente, el movimiento iniciado por la cabeza. Pero entonces tuvo miedo de continuar avanzando de aquella forma, porque,

si se dejaba caer así, sin duda se haría daño en la cabeza; y ahora menos que nunca quería Gregorio perder el sentido. Prefería quedarse en la cama.

Pero cuando, después de realizar a la inversa los mismos movimientos, en medio de grandes esfuerzos y jadeos, se halló de nuevo en la misma posición y volvió a ver sus pa-tas moviéndose frenéticamente, comprendió que no podía hacer otra cosa, y volvió a pensar que no debía seguir en la cama y que lo más sensato era arriesgarlo todo, aunque sólo tuviera una mínima posibilidad. Pero enseguida recordó que meditar serenamente era mejor que tomas decisiones drásticas. Sus ojos se clavaron en la ventana; pero, por des-gracia, la niebla que aquella mañana ocultaba por completo el lado de la calle, pocos ánimos le infundió.

La Metamorfosis Argumento

Gregorio Samsa, presionado por su padre, acorralado por sus deudas, se hace viajante de comercio, una actividad que le desagrada. Una noche sufre una transformación y se convierte en un gran escarabajo. Cuando se despierta se da cuenta que no puede levantarse para ir a trabajar, ya no domina su propio cuerpo. Lo llaman, pero ahora él extraña su propia voz, lo llaman su hermana y su madre, pero la puerta está cerrada. Cuando consigue abrir la puerta la familia y el apoderado de la agencia donde trabaja, entran en pánico, huye el hombre, la madre cae desmayada, el padre lo golpea con un bastón hasta causarle heridas.

Le encierran en una habitación y sobrevive gracias a

ANÁLISIS Y COMENTARIO

La Metamorfosis es una obra desafi ante, inagotable, sigue sorprendiendo al lector en cada nueva lectura “Después de Kafka, nadie ha sido ajeno al mundo que él sacó de los dobleces más inextrincables - pero también más patentes- del alma humana, las relaciones con el poder, con un poder absurdo”1.

El universo kafkiano es sinónimo de lo absurdo y siniestro, es indudable que es una parábola de ese mundo caótico en que se convirtió Europa a causa de la Primera Guerra Mundial, esa terrible realidad que vivió y sufrió el escritor, en sus obras se traducen la expresión y la angustia que vivió el hombre en el Siglo XX.Actividades:

• Después de una lectura inteligente, identifi camos los párrafos y las expresiones que refl ejan una atmósfera de pesadillas.

(1) Juan José del Solar en Historia Universal de la Literatura, V. 5, His-pamérica - Madrid. 1982.

• El texto es una parábola de la angustia existencial; de qué manera se traduce en la obra.

• Reconocemos frases que revelan motivos de terror • Identifi camos expresiones en las que el personaje sufre transformaciones, se

vuelve irreconocible. • Comentamos el tema de la soledad a causa del aislamiento que sufre el per-

sonaje. • Discutimos sobre: cómo la soledad y el abandono pueden destruir a la persona,

participamos todos. • Evaluamos oralmente nuestros discursos.

la comida que le lleva su hermana. Con el tiempo él fue dándose cuenta de que tenía un cuerpo nuevo y que iban cambiando sus gustos. Grete, su hermana, lo veía, cada día que pasaba como un animal y quitaron los muebles para que tenga más libertad de acción. El pobre Gregorio impotente ante el dominio y poder del padre, que también domina a las mujeres. El padre entra y comienza a aporrear a Gre-gorio, que ya se iba acostumbrando a su estado animal, la familia ya lo evita como a un leproso y su hermana lo mira cada vez con más asco.

Gregorio está cada día más debilitado, una noche es-cucha que la hermana dice: tenemos que quitárnoslo de encima.

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Características del Expresionismo

• Desemboca siempre en un espacio fantástico.• Fuga de la realidad mediante un encantamiento verbal.• Atmósfera de pesadilla que enmarcan hechos increíbles.• Lo diabólico y lo oscuro se reúnen para crear un ambiente en que campea el

mal.• El absurdo como elemento componente temático.

CAMPO REFERENCIAL

El Expresionismo debe considerarse como la aportación alemana al proceso de renovación intelectual defi niti-vamente abocada a la desintegración de los valores del antiguo orden burgués. Se fi ja entre 1910 y 1920 la época en que se origina y desarrolla.

Surge una poesía caótica producto de la época de la Europa destrozada, fragmentada por la Primera Guerra Mundial. La estética expresionista que daría sus mejores frutos en la poesía y en el drama, incluye entre sus rasgos esenciales la exaltación del irracionalismo y lo grotesco; una exacerbación de la visión subjetiva del mundo exterior,

que pierde su identidad y se convierte en una proyección del yo, desembocando por lo general, en un visionarismo apocalíptico y la agresión y rebeldía permanentes como posición vital.

El Expresionismo se manifestó en las artes plásti-cas, en la música y sobre todo, en la literatura, en el cora-zón mismo de Praga, la vieja y misteriosa capital del Reino de Bremia, sede de la universidad más antigua de Alemania. En esta ciudad nació Kafka uno de los representantes más genuinos del Expresionismo alemán.

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