Oscilla. Acerca de cuatro ejemplares conservados en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida

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Anas 23 (2010) pp. 105-124 ISSN:1130-1929 105 OSCILLA: ACERCA DE CUATRO EJEMPLARES CONSERVADOS EN EL MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO DE MÉRIDA OSCILLA: CONCERNING FOUR EXAMPLES PRESERVED IN THE MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO IN MÉRIDA RAFAEL SABIO GONZÁLEZ * RESUMEN: A través del presente artículo se pretenden dar a conocer cuatro fragmentos de relieves en mármol custodiados por el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida que pueden identificarse como oscilla, esto es, una suerte de piezas destinadas a ser colgadas y girar sobre sí mismas. A lo largo del trabajo y tras una somera introducción, procederán a ofrecerse algunas nociones generales sobre los oscilla y su presencia en la Península Ibérica, para pasar a referirse a continuación cada una de las piezas del Museo, de las que se aportarán número de catálogo, número de inventario, procedencia, descripción, y un somero comentario. El artículo concluirá con unas breves conclusiones sobre la significación de tales objetos dentro del panorama general en el que se insertan, tanto por su tipología como por su calidad o su presencia misma. PALABRAS CLAVE: Oscillum, Relieve, Mérida, Museo Nacional de Arte Romano. SUMMARY: Through this article we intend to raise awareness about four fragments of marble reliefs kept by the Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, that can be identified as oscilla, that is, a kind of pieces intended to be hung and turn on themselves. Along the work and after a brief introduction, we proceed to offer some general notions about the oscilla and its presence in the Iberian Peninsula, referring afterwards to each of the pieces of the Museum, of which we provide the catalog number, inventory number, origin, description, and a short comment. The article concludes with a brief digression on the significance of such objects in a broader perspective, in terms of their type, quality or their very appearance. KEYWORDS: Oscillum, Relief, Mérida, Museo Nacional de Arte Romano. * http://orcid.org/0000-0003-2370-7511

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OSCILLA: ACERCA DE CUATRO EJEMPLARESCONSERVADOS EN EL MUSEO NACIONAL DE

ARTE ROMANO DE MÉRIDAOSCILLA: CONCERNING FOUR EXAMPLES PRESERVED IN

THE MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO IN MÉRIDA

RAFAEL SABIO GONZÁLEZ*

RESUMEN:

A través del presente artículo se pretenden dar a conocer cuatro fragmentos derelieves en mármol custodiados por el Museo Nacional de Arte Romano de Méridaque pueden identificarse como oscilla, esto es, una suerte de piezas destinadas a sercolgadas y girar sobre sí mismas. A lo largo del trabajo y tras una someraintroducción, procederán a ofrecerse algunas nociones generales sobre los oscilla ysu presencia en la Península Ibérica, para pasar a referirse a continuación cada una delas piezas del Museo, de las que se aportarán número de catálogo, número deinventario, procedencia, descripción, y un somero comentario. El artículo concluirácon unas breves conclusiones sobre la significación de tales objetos dentro delpanorama general en el que se insertan, tanto por su tipología como por su calidad osu presencia misma.

PALABRAS CLAVE: Oscillum, Relieve, Mérida, Museo Nacional de ArteRomano.

SUMMARY:

Through this article we intend to raise awareness about four fragments of marblereliefs kept by the Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, that can be identifiedas oscilla, that is, a kind of pieces intended to be hung and turn on themselves. Alongthe work and after a brief introduction, we proceed to offer some general notionsabout the oscilla and its presence in the Iberian Peninsula, referringafterwards to each of the pieces of the Museum, of which we provide the catalognumber, inventory number, origin, description, and a short comment. The articleconcludes with a brief digression on the significance of such objects in a broaderperspective, in terms of their type, quality or their very appearance.

KEYWORDS: Oscillum, Relief, Mérida, Museo Nacional de Arte Romano.

* http://orcid.org/0000-0003-2370-7511

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1. INTRODUCCIÓN

El oscillum es sin lugar a dudas un objeto tan singular como extraño. Suidentificación misma ha resultado muy tardía dentro del avance de los estudios sobrearqueología clásica, y tras la referencia al primer ejemplar, que data apenas del sigloXVIII, habrá que esperar casi un siglo para ir desentrañando su verdadera utilidad,retrasándose aún más cuestiones más inmateriales, como son su verdadero origen osignificado. Como consecuencia lógica a esta trayectoria general en el conocimientode los oscilla, se puede intuir su lento conocimiento fuera del ámbito de la propiaItalia. Y es que, unida a la escasez de materiales, su misma identificación se muestraen casos dificultosa, debiendo basarse en casos en el análisis de pequeños fragmentosque poco pueden decir acerca del contexto original en el que se enclavaron. Sólo unanálisis más pormenorizado de determinados indicios o el uso de la simple intuición,unido al hecho de que quien ejerza de catalogador disponga realmente de tiempo paraestudiar cada uno de los materiales de una excavación o de un Museo, puedesalvarles de ser interpretados como simples relieves.

Es quizá la simple casualidad la que nos ha conducido precisamente a descubrirentre las ingentes colecciones del Museo Nacional de Arte Romano, primero uno, ydespués hasta cuatro ejemplares susceptibles de ser interpretados como oscilla. En elprimero obró la búsqueda de piezas con representaciones animalísticas, de cara alacopio de ejemplares asociados a las mismas con destino al posible listado de objetosa incluir en una exposición temporal monográfica sobre el tema. Y únicamentecuando en él se percibió la existencia de un relieve en la otra cara, se procedió abuscarle una explicación a la presencia del mismo. Una vez interpretado comooscillum, el hallazgo de los otros tres ejemplares obedeció simplemente a la búsquedaespecífica de otros objetos susceptibles de ser asociados con dicha tipología.

Paralela a nuestra labor de búsqueda, también fue la casualidad la que dio aconocer desde otro de los ámbitos de estudio de la propia ciudad de Mérida, esto es,el Consorcio de la Ciudad Monumental, dos ejemplares más a vincular con tansingular tipo de objeto. Como gestor de las excavaciones en Mérida desde los años90, desde el Consorcio se pudo interpretar correctamente la función de estas nuevaspiezas, las cuales, en este caso, no sólo contaban con un claro contexto de hallazgo,sino también una forma lo suficientemente característica como para permitir suidentificación. Y fue la sorpresa ante los nuevos hallazgos, así como el elevadoporcentaje del total de los ejemplares localizados en Mérida por contraste con surepresentación en el total de la Península Ibérica, lo que nos ha movido a creer deinterés general para la comunidad científica el dar a conocer las cuatro piezasconservadas en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano.

Pero antes de continuar analizando más particularmente los ejemplares referidos,creemos necesario dedicar unas palabras tanto a determinar en qué consisteexactamente un oscillum, como en ofrecer un estado de la cuestión acerca de lo quese sabe de los mismos dentro del panorama peninsular1.

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(1) Para la obtención de la mayoría de los datos expuestos en estos dos apartados preliminares, nos hemos basado en laactualizada, exhaustiva y muy completa obra monográfica realizada por Alberto Bacchetta (BACCHETTA, A.: Oscilla.Rilievi sospesi di età romana. Milano, 2006).

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2. LOS OSCILLA

2.1. Identificación, origen y significado

El oscillum, partiendo de una consideración puramente formal, puede definirse apartir de tres elementos básicos: su concepción para ser suspendido, su carácterbidimensional y la presencia de motivos decorativos en sus dos frentes. Que eransuspendidos lo sabemos por la existencia de representaciones pictóricas en las que senos muestran tanto pendiendo de una altura como acoplados desde abajo a unelevado soporte; pero también nos lo verifican algunos de los ejemplares conservadospor medio de la presencia de aquellos vástagos que debieron estar destinados aacoplar la pieza, tanto a una cadena o cuerda con la que hacerla pender, como al yareferido soporte vertical. Su carácter bidimensional remite a la forma de placa quepresentan, no superando su grosor más que lo necesario en función de la propianaturaleza de la materia en la que se hallen ejecutados. Y en relación a la presencia demotivos por ambas caras, se trata de una pauta general que, de ser estrictos,deberíamos suplir por la alusión a que están labrados por sus dos frentes, con elobjeto de poder ser vistos por los mismos. Sin embargo, dado que en la mayoría delos ejemplares identificados lo que destaca es precisamente la existencia de motivosdecorativos, en muchos casos de naturaleza figurativa, hemos preferido expresarnosen tales términos.

Más allá de eso, tanto su materia como su forma pueden variar. En atención a laprimera, debemos decir que los conocemos realizados en mármol y en terracota. Ello,sin embargo, no obsta para que pudiesen haber existido oscilla elaborados en otrasmaterias, sobre todo en sus orígenes. Nos estamos refiriendo más particularmente aoscilla realizados en madera, como los aludidos por Virgilio en su obra poética2. Laelaboración de piezas en este material perecedero explicaría la ausencia deejemplares con una datación temprana, hecho que dificulta de raíz la correctainterpretación de su origen. Respecto a la forma, Bacchetta señala hasta cinco tipos:el circular, el cuadrangular, el de forma de pelta, el de forma de clípeo y el de formade flauta. En realidad, el circular y el de forma de clípeo comparten un mismoformato, pero el autor los diferencia en función del notorio desarrollo que en ungrupo de piezas con dicho perfil muestra su decoración en relieve, en cualquier casoausente en otros formatos. Por lo demás, de las tipologías señaladas, la más corrientees la primera, seguida de la de forma de pelta y la rectangular, siendo más extrañaslas dos restantes3.

Como ya hemos indicado, el origen del oscillum resulta muy difícil de concretar.De este problema de partida surgen de hecho las dudas suscitadas en torno a suverdadera utilidad. Se ha querido ver en él un sentido religioso que, en relación alámbito rural, se concretaría en un culto a Baco. Esta tesis se apoya en la forma deflauta de algunos ejemplares, pero también en la preponderancia de piezas conrepresentaciones alusivas, más directa o indirectamente, al mundo báquico: faunos,animales y máscaras teatrales pueblan una o ambas caras en muchas de las piezasconocidas. Frente a esta hipótesis y ahondando también en el sentido de exvoto deeste tipo de pieza en su origen, otra teoría prefiere ver en el oscillum un trasunto

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(2) VIRG. Georg. II. 388-392.(3) Bacchetta contabiliza un total de 283 oscilla circulares frente a los 127 en forma de pelta, 61 rectangulares y sólo ya 23en forma de clípeo y 4 en forma de siringa.

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decorativo de los diferentes tipos de escudos utilizados en una sociedad con uncarácter tan marcadamente militar como lo fue la romana. Y es que, en efecto, huboescudos en forma de pelta, rectangulares y circulares. Pero ello no explica ni elcarácter de las representaciones, ni mucho menos la presencia de ejemplares enforma de flauta, esto es, los dos argumentos básicos de la teoría opuesta.

Sin querer ahondar en estas cuestiones, para las que nos faltan datos, lo que sípodemos señalar es que el oscillum, ya en época imperial, consiste meramente en unsimple elemento de carácter decorativo y, si cabe, recreativo. Ocupandopreferentemente el espacio de los intercolumnios, adornaría jardines de mansionescomo las de Pompeya, de donde proceden no sólo un notorio número de ejemplares,sino también algunas representaciones pictóricas de los mismos. A este contexto deuso le sigue en importancia su asociación a ciertos edificios públicos, destacando supresencia en el teatro y haciéndose más extraño en otros edificios de espectáculoscomo el anfiteatro, así como en foros, termas y templos. Finalmente, cabe citar sueventual asociación al ámbito funerario.

Tras su incierto antecesor en madera, a partir del siglo I d.C. sufriría un proceso demarmorización paralelo al existente en la decoración arquitectónica en general. Talesejemplares, unidos a la versión más rudimentaria elaborada en terracota, es de suponerque tendrían la posibilidad, no sólo de pender, sino también de girar sobre sí, y con talmovimiento podrían alternar la visualización de una y otra cara propiciando quizácierto juego visual de carácter lúdico. En relación a lo dicho, podemos recordar que,en efecto, en un elevado número de casos pueden detectarse ciertas concomitanciastemáticas4 o incluso formales5 entre las dos caras de una misma pieza.

Hay quienes proponen que la moda del oscillum no fue más allá del periodoflavio, apoyándose precisamente en el caso de Pompeya. Pero ello quizá resulteexcesivo, siendo más sensato prolongar su uso hasta por lo menos avanzado el sigloII. La mayoría de los ejemplares proceden de Italia, y al destacado caso pompeyanole siguen en número las numerosas piezas procedentes de Verona. Fuera de Italia, elpunto del Imperio donde más abundan los oscilla es en Francia, y más concretamenteen Vienne, resultando llamativa la existencia de sólo algún ejemplar aislado enciudades de la magnitud de Atenas o Alejandría. Tal vez el problema básico es queestamos ante un tipo de pieza difícil de identificar, pero todo apunta a que su difusiónfuera de Italia era bastante esporádica, lo que casi nos está insinuando que estamosante un objeto de origen itálico. Cuando se propaga lo hace en pos de una modadecorativa netamente romana y que casi no parece encontrar aceptación fuera de lamisma Italia. De hecho, su difusión parece concentrarse en centros de carácter urbanopróximos a la propia Italia y aún podría afirmarse que poblados por colonos de origenitálico. Tal es el caso de Vienne. Pero también de la escasa veintena de ejemplares

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(4) Al margen de la representación habitual de temas báquicos en las dos caras de una misma pieza, en relación a lasconcomitancias temáticas nos gustaría hacer notar casos como el del oscillum R 12 de Bacchetta, en el que al dorso de unaescena erótica se representa a una mujer a la que se le están cortando los cabellos: resulta difícil ahondar en lainterpretación temática que algunas escenas podrían tener para sus comitentes, pero es posible que en un caso como éste seatisbe en una cara el castigo al adulterio producido en la opuesta.(5) Dentro de las concomitancias formales, nos gustaría reparar en ciertas piezas en las que lo representado en una caraparece combinar, en su sentido y dimensiones, con lo representado en la opuesta. En tales casos es posible que, ante el girode los oscillum, se jugara con cierto efecto transformista entre una imagen y otra. No hemos encontrado mejor ejemplopara lo dicho que el del ejemplar 3 de nuestro catálogo, donde la liebre representada en una de las caras parececorresponderse con el grifo de la opuesta, con el que comparte encuadre, postura, posición y dimensiones.

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localizados hasta el momento en España, y sobre los cuales nos vamos a centrarescuetamente a continuación.

2.2. Ejemplares en la Península Ibérica

En la monografía de Alberto Bacchetta sobre los Oscilla, de entre los 509ejemplares recogidos por todo lo ancho del Imperio a lo largo de su completocatálogo, pueden llegar a contarse hasta 21 asociados a colecciones españolas. Comosuele ser habitual en las mismas, la práctica totalidad de las piezas custodiadas enellas proceden del mismo territorio español: la única excepción a ello la constituye unúnico ejemplar conservado en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid6, del que,al ser de procedencia desconocida, no podría descartarse plenamente, como en otrosde los objetos de la institución, una procedencia extrapeninsular. De los datosgenerales ofrecidos por Bacchetta, destaca por defecto el contraste cuantitativo queofrece el territorio español en relación al itálico. Pero también conviene reseñar quemuestra cierta ventaja en relación a otros territorios del Imperio.

Bacchetta organiza su catálogo por tipologías, y en ellas reparte alfabéticamentepor procedencia los distintos ejemplares registrados. Recopilando las piezaspertenecientes a las colecciones españolas podremos contar hasta siete oscillacirculares, seis en forma de pelta, cinco rectangulares y tres en forma de clípeo. Deeste modo y en atención a su distribución geográfica, en la Tarraconense el autorlocaliza, dentro de la misma capital de provincia, hasta cinco oscilla de formatocircular7, tres rectangulares8 y uno en forma de clípeo9. También detecta unocircular10 y dos en forma de clípeo11 en Cartagena, así como uno rectangularprocedente de Llíria12. De Ampurias proceden otros tres, todos ellos en forma depelta13, a los que habría que sumar otro de la misma tipología localizado enBadalona14. En la provincia Bética, Bacchetta refiere la localización aislada de unoscillum en forma de pelta en la antigua capital, Córdoba15, así como de uno más de

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(6) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 574, nº R 58. La pieza fue publicada con anterioridad en GARCÍA Y BELLIDO, A.:Esculturas romanas de España y Portugal. Madrid, 1949, pág. 431.(7) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 466-468, nº T 158-162. Salvo el tercer ejemplar, citado únicamente conanterioridad en CORSWANDT, I.: Oscilla. Untersuchungen zu einer römischer Reliefgattung. Berlín, 1982, pág. 82,todas las piezas las toma el autor de KOPPEL, E. M.: “Los relieves decorativos de Cataluña”, Empúries, 48-50 (1986-1989), págs. 8-20.(8) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 570-571, nº R 46-48. Los tres son a su vez publicados en KOPPEL, E. M., Op. Cit.,págs. 11-13, así como el primero en GARCÍA Y BELLIDO, A., Op. Cit., pág. 431.(9) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 583, nº C 15. El autor lo toma a su vez de KOPPEL, E. M., Op. Cit., pág. 14.(10) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 417, nº T 38. El primer trabajo en que se publica la pieza fue el de ROLDÁNBERNAL, B.; y MARTÍN CAMINO, M.: “Arqueología urbana de Cartagena”, Revista de Arqueología, 84 (1988), págs.29-33. Para el resto de los numerosos trabajos en los que figura a partir de entonces, consúltese la obra de Bacchetta.(11) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 578-579, nº C 4-5. El primer ejemplar fue publicado anteriormente en RAMALLOASENSIO, S.: La ciudad romana de Carthago Nova: la documentación arqueológica. La ciudad romana de CarthagoNova: Fuentes y materiales para su estudio, 2. Murcia, 1989, pág. 97, así como ambos poco después en NOGUERACELDRÁN, J. M.: La ciudad romana de Carthago Nova: la escultura. La ciudad romana de Carthago Nova: Fuentes ymateriales para su estudio, 5. Murcia, 1991, págs. 114-115.(12) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 562, nº R 22, lám. L.4. El autor la toma a su vez de MARTÍN, G.; GIL-MASCARELL, M.: “La romanización en el Campo de Llíria”, Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, 7(1969), págs. 1-32 y ARASA I GIL, F.: “L’oscillum d’Edeta (Llíria, el Camp del Turia)”, Saguntum, 32 (2000), págs. 143-150.(13) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 511-512, nº P 6-8. El primero fue publicado con anterioridad en GARCÍA YBELLIDO, A. Op. Cit., pág. 433 y CORSWANDT, I. Op. Cit., pág. 108. A su vez, los otros dos fueron publicados enKOPPEL, E. M., Op. Cit., pág. 15.(14) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 514, nº R 15. La pieza se encuentra recogida en GUITART, J.: Baetulo. Topografíaarqueológica, urbanismo e historia. Barcelona, 1976, pág. 172 y KOPPEL, E. M., Op. Cit., pág. 15.(15) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 515, nº P 19, lám. XXXIV.3. Este último autor lo recoge de GARCÍA Y BELLIDO,A. Op. Cit., págs. 432-433 y CORSWANDT, I. Op. Cit., pág. 107.

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similar formato en Carteia16. Finalmente, recoge uno custodiado en el MuseoArqueológico Nacional de forma circular, procedente de Fuentetojar17.

Se hace notar la ausencia en la selección de piezas recopilada por Bacchettade ejemplares procedentes de la provincia Lusitania. Podría argumentarse que taltipo de piezas, quizá sometidas a un comercio de importación, no llegaran al lími-te occidental del Imperio. Sin embargo, el motivo que realmente creemos que seesconde ante este hecho es simplemente la falta de detección de tales piezas enlas colecciones correspondientes a dicha provincia, mayoritariamente portugue-sas, en el momento de la redacción del catálogo. Y de ello es prueba el avanceque en el conocimiento de la cultura material emeritense se viene produciendo enlos últimos años. En las recientes excavaciones practicadas por el Consorcio dela Ciudad Monumental de Mérida, se han localizado y publicado ya hasta dos osci-lla, uno de formato circular y el otro, toda una excepción, en forma de siringa oflauta de pan.

El primer ejemplar18 destaca por su decoración en relieve, de innegable calidadartística, mostrando en una de sus caras la parte inferior de una figura masculina conuna pierna levantada, así como en la opuesta la mitad superior de una nueva figuramasculina, en este caso barbada y con la mano izquierda alzada. El sentido de ambasrepresentaciones fue puesto en relación en el momento de su publicación con unaiconografía próxima al ámbito báquico. En el segundo ejemplar19, por el contrario, loque resalta es la forma que adopta, así como su estado de conservación, ya que se hapreservado prácticamente completo. Iconográficamente, sobre la forma de flauta quedetenta, muestra por ambas caras un campo rectangular alargado sobre el que se haesculpido por uno de los lados la figura de una liebre, permaneciendo liso en elopuesto.

Al margen de los dos ejemplares mentados, en ocasiones ha sido interpretadotambién como oscillum una interesante pieza de forma circular hallada en la barriadade Santa Catalina y sobre una de cuyas caras se muestra incisa la figura de un varónbarbado, acompañada de la inscripción M. Antius Victor y una cruz con la que se haceinnegable su segura datación tardía, ya entre los siglos IV y V20. Sin embargo y tal ycomo ya se ha indicado, frente a la interpretación inicial se ha impuesto desde elmomento del hallazgo de la pieza otra que valora, creemos que adecuadamente, queantes que como un oscillum, ésta funcionó como un plato votivo21. Así lo confirmaríanen efecto la ausencia de cualquier tipo de representación por la cara opuesta a la queconsta la figura y la inscripción, así como la imposibilidad de verificar cualquier tipo

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(16) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 514, nº P 16. El ejemplar fue excavado en el transcurso de la campaña de 1967dentro de la cuadrícula XVII, y actualmente se conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla. Con anterioridad aBacchetta se encuentra publicado en BELTRÁN LLORIS, A.: Augusto y su tiempo en la Arqueología española. Zaragoza,1976, pág. 29, CORSWANDT, Op. Cit, pág. 115 y ROLDÁN GÓMEZ, L.; BENDALA GALÁN, M.; BLÁNQUEZPÉREZ, J.; MARTÍNEZ LILLO, S.: Carteia. Madrid, 1998, págs. 102 y 117.(17) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 425, nº T 57. La pieza es conocida de antiguo, siendo publicada por vez primera enRADA Y DELGADO, R.: Catálogo del Museo Arqueológico Nacional, I. Madrid, 1881, pág. 184. El resto de lasreferencias al objeto pueden consultarse en la entrada de la obra de Bacchetta. (18) PALMA GARCÍA, F.; CASILLAS MORENO, I.: “Fragmento de oscillum”, Foro, 14 (1999), págs. 5-6.(19) HERAS MORA, F. J.; MÁRQUEZ PÉREZ, J.; SABIO GONZÁLEZ, R.: “39. Oscillum”, en El Consorcio y laarqueología emeritense. De la excavación al Museo. Mérida (2012), págs. 134-135.(20) La pieza es publicada como oscillum por ARCE, J.: “Ludi circenses en Hispania en la Antigüedad tardía”, en El circoen Hispania romana. Mérida, 2001 (págs. 273-283), pág. 276.(21) Tal propuesta fue efectuada por la misma excavadora del objeto en MONTALVO FRÍAS, A.: “Intervenciónarqueológica en un solar de la barriada de Santa Catalina”, Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1997. Memoria 3 (1999),págs. 125-151.

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de elemento destinado a su sustentación o aún incluso su avanzada cronología, para laque se desconoce la perduración del tipo de objeto que nos atañe.

Fue en paralelo al empeño del Consorcio como desde el Museo, en una revisiónde los fondos custodiados en sus almacenes, fueron apartándose hasta cuatrofragmentos de placas decoradas por ambas caras y que, ante un atento análisis de suforma, pudieron identificarse efectivamente como oscilla. El conservadorresponsable de dicha identificación y autor del presente artículo, localizó el primerode estos ejemplares en el almacén de piezas de gran formato, y a él le fue sumandootros tres, más parcialmente conservados, procedentes del almacén de la Iglesia deSanta Clara, destinado a las colecciones no romanas de la Institución. Y es que talespiezas, ante su parcial estado de conservación y la rudimentariedad de su talla, fueroninterpretadas en un primer momento como posibles restos de placas de canceltardoantiguas.

3. CATÁLOGO DE LOS OSCILLA EN EL MUSEO NACIONAL DE ARTEROMANO

Ejemplar 1 (nº inv. 13988, Lámina I,1-2)

Procedencia: Mérida, sin procedencia específica. Ingresado en el Museo el 20 demarzo de 1972 por el responsable de las excavaciones arqueológicas en la ciudad.

Descripción: Fragmento de placa. Mide 10 cm. de altura máxima por 11 cm. deanchura máxima y 3,5 cm. de grosor. Conserva parte del borde exterior, en el quepuede apreciarse cierta curvatura. A partir del borde y en ambas caras se desarrollauna moldura lisa, de 2 cm. de anchura, que sirve de marco a los temas representadosen cada una de ellas. Los diferentes motivos están esculpidos en bajorrelieve, contrazos a bisel mediante los que se destacan los detalles de los elementosrepresentados.

Cara A: Muestra un motivo ondulado que remata en un semicírculo antes de llegaral borde, acompañado de otros trazos mucho más fragmentarios.

Cara B: Muestra una superficie realzada de la que emerge un motivo de aspectoflamígero, a la izquierda del cual se desenvuelve otro aislado, interrumpido por elcorte de la pieza. Este último puede identificarse como el brazo de una figurahumana, flexionado en ángulo de 90º y orientando su antebrazo hacia arriba.

Comentario: En la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, uncatalogador anónimo indica que, pese a la anterior clasificación de la pieza comoperteneciente a la tardoantigüedad, se duda que pertenezca a la época visigoda,viendo más probable hablar de un pasado romano. En efecto, nos hallamos sin lugar adudas ante un oscillum que, por la curvatura de su perfil y la posición de los motivosrepresentados, puede interpretarse como de inequívoco formato circular. Pese a susumario estado de conservación, los motivos representados en la Cara A podríanidentificarse con la cola de una figura marina, valorando ciertos paralelosiconográficos22. La serie de líneas paralelas que se muestran a la derecha de lasupuesta cola podrían consistir, en relación con su aparición junto a esta última, bien

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(22) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 456, nº T 135, lám. XXI; pág. 519, nº P 30, lám. XXXVI; pág. 556-557, nº R 6, lám.XLVII.

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en unas alas como las del grifo marino figurado en la cara B del tercero de losejemplares citados como paralelos, bien en un remo como los que suelenrepresentarse en asociación a figuras como el tritón del mosaico de La Cocosa23. Laaparición de remos en oscilla está atestiguada en un ejemplar en forma de peltaprocedente de Pompeya24 y otro rectangular de procedencia desconocida, conservadoen una colección inglesa25. En relación a la Cara B, la clara identificación de unallama y un antebrazo nos recuerda a la escena representada en un oscillumconservado en el Museo Nacional de Copenhague, en la que figura un sátiro ante elfuego de un rústico altar, simplemente emplazado sobre unas rocas26. En otros dososcilla, uno procedente de Pompeya27 y el otro de Vaison-la-Romaine28 aparecennuevamente figuras de miembros masculinos del cortejo báquico ante altaressimilares, aunque en este caso en el acto de prender el fuego de los mismos. En unejemplar tipo tondo procedente de Avenches, se muestra a su vez una variante en laque es una figura femenina, una ménade, quien se sitúa danzando ante el altar enllamas29. Y en fin, resulta inexcusable referir que una de las dos piezas publicadas porel Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida consta un motivo que podríainterpretarse como próximo al nuestro, además de compartir con el mismo el formatocircular.

Ejemplar 2 (nº inv. 26469, Lámina II,1-2 y Lámina III,1)

Procedencia: Mérida, vertedero del Puente de Hierro. Ingresado en el Museo el 2de febrero de 1979 por entrega de Ángel Vivas García.

Descripción: Fragmento de placa decorada en sus dos caras. Mide 7 cm. de alturamáxima por 12 cm. de anchura máxima y 2,5 cm. de grosor. Conserva parte del bordeexterior, en el que puede apreciarse cierta curvatura. A partir del borde y en ambascaras se desarrolla una moldura lisa que sirve de marco a los temas representados encada una de ellas. En el desarrollo del borde superior, justo en el momento de lafractura de la pieza, se aprecia un orificio oblongo de 2 cm. de anchura por 0,5 cm.de grosor, dispuesto longitudinalmente al sentido de la placa, que se prolonga porespacio de 1,5 cm. hacia el interior de esta última, abriéndose levemente hastaconcluir en dos pequeños orificios de perfil circular, en uno de los cuales aparecenrestos de óxido de hierro. A partir del borde y en ambas caras se desarrolla unamoldura lisa, de en torno a 1 cm. de anchura media, que sirve de marco a los temasrepresentados en cada una de ellas. Los diferentes motivos están esculpidos enbajorrelieve.

Cara A: Muestra dos motivos sin relación entre sí y separados por el fondo de larepresentación, uno situado a la izquierda y el otro a la derecha. El primero consisteen una ancha faja recorrida longitudinalmente por dos acanaladuras y que avanza endiagonal desde el lateral izquierdo hacia la parte superior de la pieza, donde seensancha para rematar hacia la derecha en una voluta y en el frente opuesto en unsemicírculo. El otro motivo, algo similar al anterior, avanza en este caso en diagonal

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(23) Agradecemos la sugerencia al conservador José Luís de la Barrera Antón.(24) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 532, nº P 58, lám. XLI.(25) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 574, nº R 59, lám. LV.(26) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 508, nº T 283, lám. XXXII.(27) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 455, nº T 131, lám. XX.(28) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 572, nº R 52, lám. LIV.(29) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 577-578, nº C 2, lám. LVI.

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desde el lateral derecho, también hacia la parte superior, ensanchándose nuevamentepara rematar, en el único de sus límites conservados, en una superficie redondeada.

Cara B: Muestra a su izquierda y recortado sobre una amplia porción del fondo dela representación únicamente un perfil que, dispuesto en horizontal, se inflexiona enun ángulo próximo al recto hacia la parte superior de la pieza, haciéndose perceptibleen el desarrollo del contorno del motivo cierta curvatura convexa en cada uno de losdos tramos en los que se divide su recorrido.

Comentario: Nos hallamos ante un nuevo oscillum cuya identificación, no sóloderiva de su formato o de la presencia de motivos por ambas caras, sino también dela constatación del orificio para introducir el elemento de hierro con el que seprocedería a su suspensión. Su muy parcial estado de conservación nos impideasegurar casi nada acerca de la naturaleza de los motivos representados, y sí apenasque debieron situarse en la parte superior del relieve gracias a la presencia del orificiopara el anclaje, que nos facilita su posición exacta. Rastreando las ilustraciones deBacchetta, sólo en principio hemos podido encontrar cierta similitud entre los dosmotivos aislados de la Cara A y la figuración constatada en un oscillum en forma depelta procedente de Pompeya, en una de cuyas caras se muestra la figura de un sátiroenfrentada a un cayado30: el elemento terminado en una voluta situado a la izquierdadentro de nuestro ejemplar se correspondería en tal caso con el cayado en cuestión,mientras que la otra terminación equivaldría al peinado del sátiro. Un tema similar,aunque algo descentrado, nos lo volveremos a encontrar en el ejemplar hallado enCórdoba31. En relación al motivo de la cara opuesta, sólo se nos asimila de algúnmodo a una extremidad flexionada en ángulo recto, pero su situación en el conjuntode la composición dificulta tal propuesta. Más viable resultaría en todo casorelacionarlo con la cola de un animal acuático como el que nos encontramos ennuestro ejemplar 1.

Ejemplar 3 (nº inv. 13792, Lámina III,2, Lámina IV,1-2 y Lámina VI)

Procedencia: Mérida, sin procedencia específica. Ingresado en el Museo el 20 demarzo de 1972 por el responsable de las excavaciones arqueológicas en la ciudad.

Descripción: Fragmento de placa, dividido a su vez en dos fragmentos unidosentre sí. Mide 12,5 cm. de altura máxima por 13 cm. de anchura máxima y 2 cm. degrosor. Conserva parte del borde exterior, de recorrido recto e inflexionado en ángulorecto para conformar una de las esquinas de un rectángulo regular. En el desarrollodel borde superior, justo en el momento de la fractura de la pieza, se aprecia unorificio de desarrollo longitudinal y un perfil semicircular de 0,7 cm. de anchura quese prolonga por espacio de 4,8 cm. hacia el interior de la placa, mostrando restos deóxido de hierro en casi todo su recorrido desde su inicio. A partir del borde y enambas caras se desarrolla una moldura lisa, de en torno a 1,5 cm. de anchura media,que sirve de marco a los temas representados en cada una de ellas. Los diferentesmotivos están esculpidos en bajorrelieve, con finos trazos incisos para destacartexturas y matices en las figuras representadas.

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(30) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 521-522, nº P 36, lám. XXXVII.(31) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 515, nº P 19, lám. XXXIV.

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Cara A: Muestra la cabeza de una liebre de perfil. La boca de la figura seencuentra entreabierta, se detallan ojo y nariz, y las dos orejas se representaninclinadas hacia atrás, levemente desplazada la una respecto a la otra, así como lamás próxima al espectador en relieve y la más alejada con su contorno simplementeinsinuado mediante una incisión sobre el fondo liso. La totalidad de la figura, aexcepción del ojo, está recorrido por una serie de incisiones que simulan el pelaje delanimal.

Cara B: Muestra la mitad superior trasera de una figura animal. De ella surgehacia la izquierda la cola, que describe una forma ultrasemicircular para volverse,próxima a su terminación, en el sentido opuesto a su recorrido y terminar en treslíneas en relieve con las que se representa el pelaje de la terminación. Así mismo y desu lomo surge en el punto de la fractura de la pieza un ala que describe la forma de uncuarto de círculo hacia el borde superior de la placa, al tiempo que va adelgazándosehasta terminar en punta. El contorno del ala está recorrido desde su arranque porcuatro líneas incisas que van muriendo paulatinamente a lo largo de su recorrido, altiempo que otros trazos más cortos, organizados en filas a partir de dichas líneas,hacen figurar las plumas del ala en cuestión.

Comentario: El oscillum detenta con claridad un formato rectangular,correspondiéndose lo conservado a aproximadamente una cuarta parte del mismo.Como paralelo iconográfico a la representación de la Cara A, es preciso recordar laexistencia de un ejemplar pompeyano, de forma rectangular como el nuestro, en elque se representa a una liebre comiendo un racimo de uvas32. El mismo motivovuelve a repetirse en otros dos oscilla pompeyanos, uno en forma de pelta33 y el otroen forma de siringa34, el segundo de los cuales enmarca el motivo en cuestión dentrode un recuadro rectangular situado en la mitad superior del instrumento. En laPenínsula Ibérica sorprende la aparición reiterada de dicho tema, tanto en uno de losejemplares en forma de pelta de Ampurias como en el rectangular de Llíria o eloscillum en forma de siringa hallado en la propia ciudad de Mérida en una fecha másreciente35. Respecto a la Cara B, consiste sin lugar a dudas en la figura de un animalmitológico, quizá un grifo o una esfinge. De las dos opciones, quizá prefiramosdecantarnos más por la primera, tanto por su constatación en otros oscilla36 como porla postura y la posición guardadas por lo preservado de la figura en nuestroejemplar37.

Ejemplar 4 (nº inv. 9247, Lámina V,1-2)

Procedencia: Mérida, vertedero de Las Tenerías. Ingresado en el Museo el 2 demayo de 1964 por entrega de Ángel Vivas García.

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(32) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 569, nº R 42, lám. LIII. (33) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 529-530, nº P 53, lám. XL.(34) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 590, nº S 4, lám. LXI.(35) Nos preguntamos si la reiterativa presencia del tema descrito dentro de la corta serie peninsular esconde unapreferencia por dicho motivo que pudo tener algún tipo de relación con la creencia constatada, ya en época romana, de queel mismo topónimo de Hispania tenía origen en un término púnico que quería decir “conejo”.(36) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 568-569, nº R 41, lám. LIII. (37) En la misma ciudad de Mérida y labrados sobre una escultura de mármol por una escuela local, quizá nos sirvan dereferente los dos grifos en relieve representados en la coraza de una de las thoracata del Museo (inv. 90). De ella hemostomado el perfil sugerido en la recreación de la figura del animal utilizada en el dibujo que de la pieza se incluye ennuestro artículo.

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Descripción: Fragmento de placa. Mide 8,5 cm. de altura máxima por 11,5 cm. deanchura máxima y 2,5 cm. de grosor. Conserva restos de decoración en ambas caras.Los diferentes motivos están esculpidos en bajorrelieve, con trazos a bisel mediantelos que se destacan los detalles del elemento representado en la Cara B.

Cara A: Muestra la representación, de cierta intencionalidad realista, de lo quepodrían considerarse como unos pliegues o pelajes ondulantes, con especial volumenen uno de sus puntos, y otros trazos que tratan de simular un segundo plano junto almismo. Tras un intervalo sin relieve se aprecia igualmente la mínima porción de otromotivo, también en relieve, y en este caso con cierto desarrollo lineal.

Cara B: Muestra una serie de largos trazos destacados en relieve sobre el fondo,planos en su superficie y rematados en un semicírculo algo apuntado. Todos ellos sehallan recorridos longitudinalmente por un trazo a bisel que los divide en dos partesiguales hasta el inicio de su remate semicircular y, en uno de los casos, en el total desu desarrollo. Igualmente, los trazos se unen entre sí por un breve corte que lossepara en bloque del fondo en cuestión, haciendo de ellos un conjunto coherentefrente a este último.

Comentario: El contexto de hallazgo de la pieza, en un vertedero moderno bajo elque sabemos que existió uno anterior, nos lleva a pensar que, como sucedió con lasdos piezas publicadas por el Consorcio, nos hallamos ante un ejemplar cuyo destinofinal pudo ser un área de residuos urbanos colindante a las antiguas murallas por elsector del río. En función del análisis de la pieza, y más especialmente de los motivosrepresentados en ella, debemos conjeturar que estaríamos ante la porción central deun oscillum de formato indeterminado. El análisis iconográfico del ejemplar se hacedifícil debido a su parcial estado de conservación y la ausencia de referentes para ladeterminación de la posición e interpretación exacta de los trazos conservados. Entodo caso, los centrales de la Cara A nos recuerdan a los pliegues de la piel felinaportada a modo de manto por ciertos miembros del cortejo báquico enrepresentaciones como la de un oscillum circular hallado en el teatro de Parma38, otrosdel mismo formato procedentes de Pompeya39 o uno más de procedencia desconocidaconservado en Cambridge40. Curiosamente, es precisamente la cara opuesta de losejemplares citados la que nos podría dar la clave para el motivo representado en laCara B de nuestra pieza, pues en la misma aparecen, en relación a figuras también delcortejo báquico, una serie de formaciones rocosas cuya representación puede estardotada de un esquematismo mayor o menor según el caso, pero siempre con ciertaintencionalidad abstracta. De este modo, en nuestro ejemplar, la sucesión de trazoslongitudinales podría corresponderse con una prominencia formada por lajas depiedra superpuestas, cuyo tratamiento se muestra elocuentemente similar al quedetentan las de la cara B del último de los oscilla mentados.

4. CONCLUSIONES

El presente trabajo, aunando sus esfuerzos a los ya emprendidos por el Consorciode la Ciudad Monumental de Mérida, pretende llenar un vacío en lo que a los oscillase refiere dentro del contexto de la Lusitania, así como más específicamente de su

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(38) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 438, nº T 93, lám. XIII.(39) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 441 y 442, nº T 99 y T 100, lám. XV.(40) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 490-491, nº T 237, lám. XXVIII.

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capital provincial, que es donde cabía encontrar una mayor concentración. Lacontribución aportada por las nuevas piezas del Museo eleva la cifra general en laciudad a un total de seis ejemplares, una cantidad que, en el contexto general de laPenínsula Ibérica, apenas se ve superada por la de nueve contabilizada en la ciudad deTarragona. La clara hegemonía numérica de la serie concentrada en la urbe levantinano debe extrañarnos, considerándose la mayor relevancia de esta durante los primerossiglos del Imperio, así como su contacto más directo con el ámbito Mediterráneo,derivado de su privilegiada situación. En todo caso, la cifra de piezas contabilizadahasta el momento en Mérida, ya de por sí se antepone a la de la tercera capitalprovincial hispana del Alto Imperio, Córdoba. Y ello sin contar con que, ante la mejoridentificación del tipo, cabe augurar el reconocimiento de nuevas piezas entre las yaexcavadas en la ciudad, por no mentar los posibles hallazgos futuros.

Del contexto de los ejemplares analizados por nosotros poco podemos decir. ElMuseo es una institución antigua, y muchas de las piezas ingresadas en el mismodetentan problemas variados en lo que a la consignación de sus circunstancias dehallazgo se refiere. Así, dos de las piezas (la 1 y la 3) declaran proceder de Mérida,pero sin llegar a precisarse el lugar exacto en el que fueron halladas, mientras que delas otras dos dice la persona que las entrega, Ángel Vivas García, que las recogiórespectivamente en los vertederos del Puente de Hierro y Las Tenerías. Ambosvertederos eran los que estuvieron en uso en la ciudad durante gran parte del SigloXX, pero hemos de notar que se superponían por lo general a los antiguos romanos.Y si las piezas bien pudieron haber sido arrojadas en los mismos ya en la EdadContemporánea, como producto de alguna obra no controlada en la ciudad, tambiénes igualmente posible que se hallaran ya en el entorno desde época romana, como noslo confirmaría el hallazgo en contextos semejantes de los dos oscilla publicados porel Consorcio. La posible aparición de tales objetos en vertederos antiguos, además,no contrastaría con lo habitual para otro tipo de piezas relacionadas con el mobiliariodoméstico, dado que, de no existir una circunstancia excepcional por la que sesellaran en su lugar de uso, lo normal es que, tras sufrir desperfectos irreversibles,fueran depuestas en los vertederos más cercanos, por lo general en solares a lasafueras del recinto amurallado.

En lo que al aspecto formal se refiere, nos encontramos con un único formatoreiterativo: el circular, representado por los ejemplares 1 y 2. En la obra deBacchetta se prueba que éste es sin duda el dominante, con lo que la aportación deMérida no hace sino redundar en lo ya constatado, y más de sumárseles a nuestrasdos piezas una de las publicadas por el Consorcio, también de formato circular. Elejemplar 3 es por contraste de formato rectangular, y de la última de las piezasestudiadas por nosotros, el ejemplar 4, no podemos determinar el formato, aunquesí que no era en forma de pelta o, en función de su relieve, de las que Bacchettarefiere como en forma de clípeo. Con ello nos queda un vacío en la ciudad por elmomento para el segundo formato con una mayor representación según Bacchetta,el de los oscilla en forma de pelta, y para los que contabilizaba en la PenínsulaIbérica la nada desdeñable cifra de seis ejemplares, entre los veintiún totales.Tampoco se constata por lo tanto ninguno en forma de clípeo. Pero por contrastedestaca la presencia, junto a nuestro sobresaliente ejemplar rectangular, de la piezaen forma de siringa publicada por el Consorcio, de escasa representación aún en elconjunto del Imperio.

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Estilísticamente, que es por lo que destaca nuestro ejemplar 3, nos encontramoscon un fuerte contraste entre dicha pieza y las restantes, en las que se reproduce laruda talla a bisel y el estilo esquemático por el que suelen caracterizarse en generallos oscilla. Y es que en dicho ejemplar, especialmente la liebre es representada con unrealismo y una minuciosidad que llaman la atención para lo que es habitual aún en lasmejores piezas del Imperio. Ahora bien, el mármol en el que se halla ejecutada pareceser de procedencia local, lo que nos llevaría a considerar su manufactura, como casoaislado, por uno de los extraordinarios artistas activos en los talleres emeritensesdesde el Siglo I d.C. y de cuya mano salieron piezas de una calidad tan innegablecomo los retratos privados estudiados por Trinidad Nogales41.

Concluyendo con el aspecto iconográfico de las piezas, poco podemos aseverar enfunción de los restos preservados de tres de las cuatro estudiadas, pero sí podemos sies caso conjeturar de los exiguos restos preservados de la decoración en losejemplares 1, 2 y 4 la posible reiteración de una temática báquica que, una vez más,viene a aproximarse a lo atestiguado en los oscilla recogidos por Bacchetta. Comoexcepción a ello, señalar si es caso la posible representación de un ser marino en laCara A del ejemplar 1 y, por supuesto, la liebre y el posible grifo del ejemplar 3,figuraciones todas ellas igualmente bien testimoniadas en los oscilla repartidos por elresto del Imperio, así como puntualmente en el mismo solar hispano.

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LÁMINA I

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1. Ejemplar 1, Cara A (L. Plana).

2. Ejemplar 1, Cara B (L. Plana).

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LÁMINA II

Anas 23 (2010) pp. 105-124 ISSN:1130-1929

1. Ejemplar 2, Cara A (L. Plana).

2. Ejemplar 2, Cara B (L. Plana).

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LÁMINA III

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1. Ejemplar 2, detalle del orificio de anclaje (L. Plana).

2. Ejemplar 3, Cara A (L. Plana).

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LÁMINA IV

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1. Ejemplar 3, Cara B (L. Plana).

2. Ejemplar 3, detalle del orificio de anclaje (L. Plana).

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LÁMINA V

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1. Ejemplar 4, Cara B (L. Plana).

2. Ejemplar 4, Cara B (L. Plana).

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LÁMINA VI

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1. Dibujo de las dos caras del ejemplar 3 (R. Sabio).

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