Nuestros vecinos, los primitivos -Fernando Valerio-Holguin

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Nuestros vecinos, los primitivos: identidad cultural dominicana. ©Fernando Valerio-Holguín Colorado State University Introducción: Haití en el discurso primitivista dominicano El discurso primitivista dominicano con respecto a Haití es tan antiguo como la fundación misma de la nación dominicana. Sin embargo, no fue hasta la década del ´30 en que dicho discurso surgió con mucho más fuerza ya que el mismo sirvió de justificación a uno de los hechos más abominables e incomprensibles de la historia dominicana y Latinoamericana: la Masacre de nacionales haitianos en 1937. Durante varios días, miembros del Ejército dominicano masacraron y decapitaron a miles de haitianos en la frontera entre ambos países. El nacionalismo a ultranzas del dictador Rafael Leonidas Trujillo encontró el pretexto perfecto para esta matanza en la alegada "primitivización" de la frontera dominicana. En su libro Gone Primitive , Marianna Torgovnick define el primitivismo como un conjunto de tropos diversos y contradictorios que conforman una gramática y un vocabulario referidos al Otro. 1 Estos tropos, que consisten en imágenes e ideas recurrentes, fueron cruciales en la formación de la identidad cultural de los europeos. A través de los tropos, los europeos construyeron una visión acerca del Otro como manera de lidiar con las diferencias culturales y a la vez como justificación de la colonización en Asia, Africa y América. 2 Desde mediados del siglo XIX, muchos dominicanos se apropiaron del discurso primitivista europeo y lo reprodujeron con respecto a los haitianos para construirlos como el

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Nuestros vecinos, los primitivos: identidad cultural dominicana.

©Fernando Valerio-Holguín

Colorado State University

Introducción: Haití en el discurso primitivista dominicano

El discurso primitivista dominicano con respecto a Haití es tan antiguo como la fundación

misma de la nación dominicana. Sin embargo, no fue hasta la década del ´30 en que dicho

discurso surgió con mucho más fuerza ya que el mismo sirvió de justificación a uno de los

hechos más abominables e incomprensibles de la historia dominicana y Latinoamericana: la

Masacre de nacionales haitianos en 1937. Durante varios días, miembros del Ejército dominicano

masacraron y decapitaron a miles de haitianos en la frontera entre ambos países. El nacionalismo

a ultranzas del dictador Rafael Leonidas Trujillo encontró el pretexto perfecto para esta matanza

en la alegada "primitivización" de la frontera dominicana.

En su libro Gone Primitive, Marianna Torgovnick define el primitivismo como un

conjunto de tropos diversos y contradictorios que conforman una gramática y un vocabulario

referidos al Otro.1 Estos tropos, que consisten en imágenes e ideas recurrentes, fueron cruciales

en la formación de la identidad cultural de los europeos. A través de los tropos, los europeos

construyeron una visión acerca del Otro como manera de lidiar con las diferencias culturales y a

la vez como justificación de la colonización en Asia, Africa y América.2

Desde mediados del siglo XIX, muchos dominicanos se apropiaron del discurso

primitivista europeo y lo reprodujeron con respecto a los haitianos para construirlos como el

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Otro-Primitivo. Dicha apropiación tiene lugar en el contexto de un imaginario poscolonial y se

convierte en un metaprimitivismo que tendría su correlato en lo que Torgovnick denomina

proyección: "Primitives are our untamed selves, our id forces -libidinous, irrational, violent,

dangerous".3 De las oposiciones binarias bueno/malo, racional/irracional, civilizado/salvaje,

cultural/natural, muchos dominicanos expulsan de su ser el segundo término de las oposiciones y

lo proyectan en los haitianos, como mecanismo de defensa. En su gran mayoría, los dominicanos

han conformado su identidad cultural y nacional a partir de la negación de la cultura haitiana. De

esa manera, también se construyen imaginariamente como lo-que-no-son.4

Para muchos dominicanos, los haitianos no sólo constituyen un Otro-Primitivo sino

también un Otro-Vecino y un Otro-Dentro. El conjunto de tropos, imágenes y expresiones acerca

de Haití, que aparecen en el discurso popular, literario y académico, han ido conformando el

discurso primitivista. Mi propósito en este artículo consiste en la discusión, por una parte, del

discurso primitivista dominicano con respecto a los haitianos, que posee un lugar privilegiado en

la frontera, y que sirvió como justificación de la masacre de 1937. Me gustaría, por otra parte,

discutir algunos de los conflictos de la identidad cultural dominicana.

En su artículo "Tipología del tema haitiano en la literatura dominicana", Marcio Veloz

Maggiolo estudia las imágenes y expresiones referidas a los haitianos desde el siglo pasado y

hace la siguiente clasificación: el haitiano adulado, el haitiano agredido, el haitiano adulterado, el

haitiano compadecido y el haitiano integrado.5 Lo que Veloz Maggiolo denomina "tipología" no

es más que las distintas formas que adoptan los tropos del discurso primitivista, y que construyen

a los haitianos de manera "diversa y contradictoria", tal como expresan Torgovnick y Root. Las

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contradicciones se deben a que una de las peculiaridades de los tropos consiste en su

ambivalencia, la cual le permite cambiar de sentido en diferentes contextos.6

Las diversas formas que adoptan los tropos del primitivismo en el discurso con respecto a

los haitianos son: los haitianos son animales, los haitianos son caníbales, los haitianos son

salvajes, los haitianos son violentos, los haitianos son ladrones, los haitianos son naturales y los

haitianos son promiscuos y prolíficos. Todas estas imágnes e ideas fueron las mismas utilizadas

por los europeos para referirse no sólo los africanos y asiáticos sino también a los

latinoamericanos en general y a los caribeños en particular. No quisiera dejar pasar la

oportunidad para observar que el discurso primitivista dominicano tiene un lugar privilegiado en

el discurso de la frontera, o en lo que denomino "las fronteras del primitivo", por lo que me

gustaría apuntar, previo a la discusión central de este trabajo, algunos aspectos cruciales con

respecto a la frontera dominico-haitiana para la comprensión de los fenómenos culturales que se

discutirán posteriormente.7

Fronteras flotantes

La frontera, como espacio liminar de articulación (unión/separación) entre dos naciones,

constituye un discurso privilegiado en el que se construye la identidad cultural.8 Si la frontera

demarca la nación imaginaria también se plantea como el límite que hay que transgredir. Lo que

denomino "fronteras flotantes", es decir, la ausencia de límites precisos durante varios siglos,

primero entre las dos colonias vecinas, y después entre Haití y la República Dominicana,

constituyó durante mucho tiempo un grave problema ya que, de acuerdo con algunos políticos, la

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República Dominicana se veía impedida de fundamentar su unidad territorial como Estado-

Nación. De ahí que para algunos intelectuales dominicanos, el genocidio de 1937 tuvo un

resultado positivo porque fijó definitivamente la frontera dominico-haitiana.9

Además, en las fronteras flotantes, como expresa Norma Iglesias, no hay "categorías

fijas", desde el punto de vista racial, lingüístico y cultural.10 La cultura fronteriza es liminar,

inestable y se encuentra llena de cambios constantes. Es por lo que García Canclini plantea que

"La incertidumbre generada por las oscilaciones bilingüísticas, biculturales y binacionales tiene

su equivalencia en las relaciones con la propia historia".11 La ausencia de categorías fijas en la

frontera produce una ansiedad vinculada a la incertidumbre de la identidad cultural, ya que la

identidad prefiere la estabilidad y la fijeza de "esencias".

Las fronteras flotantes son el espacio social de la hibridación cultural. Las mismas

representan, según Fernández L´Hoeste, el espacio en que "identity wildly shifts according to the

viewpoint of the beholder".12 Durante casi dos siglos, los haitianos y los dominicanos de las

fronteras se intercompenetraron y produjeron una cultura híbrida, flotante, que, parafraseando a

Homi Bhabha, no es ni haitiana ni dominicana, sino haitiana y dominicana al mismo tiempo.13 A

ambos lados de la frontera se produjo lo que García Canclini denomina una desterritorialización,

como segundo proceso de la hibridación.14 Dicha desterritorialización se define como

la pérdida de la relación "natural" de la cultura con

los territorios geográficos y sociales, y, al mismo

tiempo, ciertas relocalizaciones territoriales

relativas, parciales, de las viejas y nuevas

producciones simbólicas.15

Primitive Valerio-Holguín/ 5

Esas desterritorializaciones y relocalizaciones produjeron una cultura "rayana".16 El proceso de

esta cultura "liniera" se manifiesta no sólo en la lengua (patoiñol o espatois, que sirvió de estigma

durante la masacre) sino también en la comida, en la religión y en las costumbres.17 Para las

élites dominicanas, las "nuevas producciones simbólicas" y la ambivalencia de las fronteras

flotantes resultaban intolerables y como tales contribuyeron a conformar en su imaginario una

serie de tropos primitivistas. La frontera dominico-haitiana se convirtió entonces en el límite

donde termina la "civilización" y comienza el "primitivismo".

Las fronteras del primitivo y la identidad cultural dominicana

La noción de fronteras, a la cual me quiero referir ahora, no remite a la fronteras

históricas ni a las fronteras flotantes sino a aquéllas a las que alude Guillermo Gómez-Peña, y

que denomino "fronteras primitivas", es decir, las fronteras internalizadas por la mayoría de los

dominicanos como manera de lidiar con la ansiedad de unos conflictos de identidad culturales.

Estas "fronteras primitivas" que dividen a los dominicanos de los haitianos son específicamente

del orden racial y cultural. Lo mismo que expresa Gómez-Peña de los norteamericanos con

respecto a los mexicanos, podría extrapolarse a los haitianos con respecto a los dominicanos:

"They are scared of us, the Other, taking over their country, jobs, their neighborhoods".18

Siguiendo a Gómez-Peña, en vez de percibir la frontera como lo que "we share",19 la

mayoría de los dominicanos la ha internalizado como "lo que nos separa" de los haitianos. Las

fronteras del primitivo se convierten entonces no en el espacio de la negociación cultural sino en

los límites de la amenazante "africanización" y la "corrupción de las buenas costumbres

Primitive Valerio-Holguín/ 6

heredadas de España". El "primitivismo" del pueblo haitiano se construye como oposición a la

herencia recibida por los dominicanos de la "civilización" hispana.

Manuel Arturo Peña Batlle, uno de los principales ideólogos del discurso primitivista, se

refirió extensamente a la frontera en su famoso discurso en Villa Elías Piña en 1942. Peña Batlle

se abroga el derecho de hablar en nombre de los dominicanos cuando expresa que "Para los

dominicanos, la frontera es una valla social, étnica, económica y religiosa absolutamente

infranqueable".20 En otra parte de su discurso, Peña Batlle explica la necesidad de esa "Valla" de

contención:

El Generalísimo Trujillo ha sabido ver las taras

ancestrales, el primitivismo, sin evolución posible que

mantiene en estado prístino, inalterable, las viejas y

negativas costumbres de un gran núcleo de nuestros

vecinos, precisamente aquél que más en contacto se

mantiene, por sus necesidades, con nuestros centros

fronterizos.21

Como se puede ver en esta cita, Peña Batlle considera a Trujillo como un visionario porque "ha

sabido ver" lo que otros gobernantes dominicanos no "supieron ver": la inminente amenaza de

estos seres "tarados y primitivos". Sin embargo, Peña Batlle se cuida de no generalizar dicho

primitivismo a todos los haitianos sino a los obreros y campesinos, que a causa de la pobreza

extrema se ven obligado a emigrar y por lo tanto a cruzar la frontera. De acuerdo con el autor, las

"taras" de estos seres primitivos son ancestrales, vienen desde sus orígenes africanos, y

constituyen una conspiracion contra el "destino dominicano".22 Y aunque Peña Batlle no explica

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en qué consiste el "destino dominicano", otro de los ideólogos del primitivismo, el ex-presidente

Joaquín Balaguer, estaría de acuerdo en que dicho destino consiste en la preservación de la

"esencia" hispana de la nación dominicana.

Joaquín Balaguer, quien fungiera como Canciller en el momento de la masacre de 1937,

es el autor de uno de los libros más racistas y anti-haitianos jamás escrito, La isla al revés.23

Balaguer, como otros intelectuales dominicanos funda su primitivismo anti-haitiano en la alegada

hispanidad dominicana. La hispanofilia de Balaguer llega al desvarío de decir que "Santo

Domingo . . . es el pueblo más español de América"24 y de presentar fotos de familias blancas

campesinas como prototipos de lo que él denomina la "raza dominicana". Como otros

intelectuales, Balaguer considera que los haitianos constituyen una amenaza de "primitivización"

para el pueblo dominicano. En ese sentido expresa lo siguiente:

Se pensó siempre que el desarrollo de la población de

Haití, la cual tiende a aumentar rápidamente debido no

sólo a la facilidad con que se reproduce la raza

africana, sino también a las condiciones primitivas en

que se desenvuelve la vida de las clases inferiores en

ese pueblo vecino, constituía un peligro para Santo

Domingo ya que la necesidad de buscar expansión a esa

masa debía forzar a los gobernantes de aquella nación a

invadir pacífica o violentamente el territorio

dominicano.25

Primitive Valerio-Holguín/ 8

A diferencia de Peña Batlle, Balaguer no erige la figura de Trujillo en el visionario que "supo

ver" el primitivismo haitiano. El argumento de Balaguer es el tropo de la proliferación de lo que

él denomina "raza africana" y que utiliza como sinónimo del pueblo haitiano. En lo que sí

coincide Balaguer con Peña Batlle es en excluirse del discurso, pero utilizando el impersonal "se

pensó". Balaguer tiene el cuidado de no generalizar el primitivismo, y lo que Peña Batlle

denomina "un gran núcleo de nuestros vecinos", Balaguer lo denomina "clases inferiores".

El discurso primitivista con respecto a los haitianos ha perfilado la identidad dominicana

racial y culturalmente. Los dominicanos no se consideran a sí mismos negros sino "indios" o

mestizos descendientes de españoles e indios Taínos. Este mito tiene su fundamento en el alto

porcentaje de mulatos entre los dominicanos, que alcanza más de un ochenta porciento, a

diferencia de Haití, cuya población es mayoritariamente de raza negra. El mito del pretendido

meztizaje indio ganó mucho más terreno durante la Primera Invasión Norteamericana (1916-24),

ya que frente a la variedad de mezclas raciales, los norteamericanos comenzaron a registrar a los

ciudadanos dominicanos como de color "indio" en los documentos oficiales.26 Además, si

recordamos que la esencia de una nación, según Renan, se encuentra, entre otras cosas, en "lo que

se olvida" (citado en Anderson 6), lo que los dominicanos han olvidado es que los indios taínos

fueron exterminados casi en su totalidad hacia principios del siglo XVI y que la cultura

dominicana es eminentemente africana.

La identidad cultural dominicana surge como negación de la cultura haitiana a través de la

primitivización de las fronteras "naturales". Las diferencias raciales, lingüisticas y culturales son

erigidas entonces en "fronteras internas" como forma de lidiar con el terror y la ansiedad

causados por la inestabilidad de las "fronteras flotantes". Haití, como el Otro-Primitivo, el Otro-

Primitive Valerio-Holguín/ 9

Vecino, el Otro-Dentro, se convierte en el inconsciente primitivo que los dominicanos quieren

reprimir, por lo que se han construído un imaginario racial y cultural que dista mucho de su

realidad social.

El conflicto y el discurso fronterizos alcanzaron su punto más álgido con el genocidio de

1937. Como expresa Gómez-Peña con respecto a la frontera mexico-americana, se podría decir

que las fronteras dominico-haitianas se convirtieron en la sempiterna hemorragia de "a wound in

the middle of a family".27 Durante la masacre de 1937, fueron separadas familias enteras, fueron

asesinados esposos/as, hermanos/as e hijos/as de nacionalidad haitiana, dominicana y dominico-

haitiana. La frontera se convirtió literalmente en un río de sangre, en el río Masacre cuyo nombre

alude a otra masacre, como si desde entonces hubiera prefigurado el genocidio trujillista.

La masacre de 1937: Fiesta sangrienta y fundación nacional

En 1927, diez años antes de la masacre, y tres antes de la ascención al poder del dictador

Rafael Leonidas Trujillo, Balaguer se expresaba de la siguiente manera con respecto a la frontera:

La obra de más empeño cívico, después de la creación de

la República, es y será la colonización del litoral

fronterizo. Si por algo ha de pasar Horacio Vásquez con

esplendores de inmortalidad al libro de la historia es

por la colonización de las fronteras. Esa es la obra

más llamada a dar nuestra nacionalidad vida

imperecedera.28

Primitive Valerio-Holguín/ 10

La importancia de esta cita consiste en el énfasis que Balaguer pone en el "problema fronterizo"

antes de la llegada de Trujillo al poder. Tanto para Peña Batlle como Para Balaguer, la

supervivencia de la nación dominicana dependería de la solución de este "problema". La solución

inminente ocurriría diez años más tarde con el genocidio de más de veinte mil nacionales

haitianos, dominicanos y dominico-haitianos.

Freddy Prestol Castillo, un juez enviado al pueblo fronterizo de Montecristi poco después

de la matanza, publicó en 1973 El masacre se pasa a pie, la única novela testimonial acerca del

genocidio de 1937.29 El mismo Prestol Castillo explica en el "Prólogo", una especie de

metatestimonio, que el texto fue escrito in situ después de la matanza. Sin embargo, las

diferencias de estilo y de marcas deícticas en los diferentes capítulos sugieren que el libro fue

también escrito en etapas sucesivas. En este libro, Prestol Castillo relata en primera persona una

"experiencia significativa" de la que fue testigo presencial: "Héme aquí en estas tierras. Soy un

testigo mudo. Un testigo cómplice".30 En El masacre se pasa a pie, Prestol Castillo agrega

algunos detalles ficticios y cambios de nombres para "proteger" la identidad de algunos

sujetos.31

A lo largo de sus capítulos, el autor se lamenta de su propia cobardía, sumisión y silencio

frente a los acontecimientos acaecidos en la frontera. A pesar del mea culpa del autor-narrador,

que busca con esta figura retórica del humilitas32 crear un realismo social y granjearse la

simpatía de los lectores, la visión primitivista de Prestol Castillo con respecto a los haitianos no

se diferencia en mucho de las de Balaguer y Peña Batlle. Aunque con más elaboración retórica y

menos pretenciones cientifistas que los otros dos autores, los tropos del primitivismo construídos

Primitive Valerio-Holguín/ 11

por Prestol Castillo deshumanizan a los haitianos y los asimilan a la naturaleza en oposición a la

"civilización" dominicana:

El haitiano es el caminante de la noche. Y el mejor

guía es la brisa. Las narices de los haitianos parecen

oprimir la brisa para que les diga dónde están los

corrales, denunciados por el olor a estiércol, en la

noche. El mapa del robo opera en la noche mientras la

brisa es cómplice. Un abecedario de los olores, que lee

esta raza primitiva.33

Lo que Balaguer llama la "raza africana" es para Prestol Castillo la "raza primitiva". Prestol

Castillo generaliza el primitivismo a todos los haitianos a través de la sinécdoque del gentilicio

"el haitiano". Para los tres autores no existe ninguna diferencia entre haitiano, negro, africano y

primitivo.

El genocidio de 1937 no fue sólo la decisión individual y omnímoda del dictador fascista

Trujillo, como sugiere el autor-narrador de El masacre se pasa a pie, sino también el resultado de

los conflictos históricos entre las dos naciones, justificado por el discurso primitivista anti-

haitiano de las élites y de la mayoría de los dominicanos. Sin embargo, hay que reconocer que, en

última instancia, el nacionalismo a ultranzas y las razones de índole personal de este dictador

caribeño catalizaron dichos acontecimientos.34 La masacre de 1937 constituye el hecho más

importante en la formación del mito fundacional de la "Patria Nueva". Peña Batlle confirma este

planteamiento cuando, en una conferencia, expresa que "La Patria Nueva vive antes que en

ninguna otra parte, en las nuevas fronteras".35

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La fundación de la nación dominicana requería, sin embargo, del sacrificio humano en

forma de fiesta sagrada. En El Masacre se pasa a pie, la masacre es representada como el mito

primitivo de una fiesta sangrienta. La masacre es llamada "festín homicida" o "vendimia roja":36

"La patrulla, con ´órdenes´, borracha de ron y de sangre, no perdona".37 Durante varios días, los

soldados y conscriptos, borrachos y armados de machetes decapitaron a miles de haitianos en una

de las matanzas más execrables en este siglo en Latinoamérica.

La masacre, como "fiesta trágica",38 remite a la fiesta mítica estudiada por Mircea Eliade

en Lo sagrado y lo profano. Mircea Eliade, quien ha escrito sobre las religiones y símbolos de las

culturas "primitivas" se refiere a la "fiesta" como tiempo sagrado:

Una fiesta se desarrolla siempre en el Tiempo original. Y

precisamente es esta reintegración del Tiempo

original y sagrado lo que diferencia el comportamiento

humano durante la fiesta del comportamiento de antes o

después . . . En otros términos, "salen" de su

tiempo histórico -es decir, el tiempo constituído por

la suma de acontecimientos profanos, personales e

interpersonales- y enlazan con el tiempo primordial,

que siempre es el mismo, que pertenece a la

Eternidad.39

Uno de los tropos del primitivismo señalado por Deborah Root consiste en la atemporalidad de

los eventos ocurridos en las sociedades no occidentales.40 Durante la masacre, el autor-narrador

Primitive Valerio-Holguín/ 13

expresa que "En la taberna, no hay hora. No hay límite en esta tierra ni para el alcohol ni para la

muerte".41

Al igual que Peña Batlle, Prestol Castillo representa a Trujillo investido de un

mesianismo que lo instaura en un Tiempo sagrado (ahistórico). Los participantes de la Fiesta

sangrienta se acercan a Trujillo como si fuera un Dios: "El capitán bebe, como brindando por el

Dios del Corte, el ídolo de la matanza",42 o también, "Los reservistas quedaron callados,

maravillados de esta rauda escena. Era como la aparición y desaparición de una deidad".43 La

megalomanía del dictador llegaba a tal extremo de que éste se identificaba con Dios en el lema

"Dios y Trujillo". Con la instauración de este Tiempo sagrado, Trujillo logra la vuelta a un

Tiempo primordial. Aquél de la matanza de Xaragua, a través de la cual el Gobernador español

Nicolás de Ovando ordenó el asesinato de miles de Taínos a principios del siglo XVI. Ovando,

quien justificó jurídicamente el genocidio en la alegada rebelión de los indios de esa región, se

impuso definitivamnete en la isla Hispaniola para fundar un Tiempo Histórico. De la misma

manera, Trujillo logra fundar su propio Tiempo Histórico, la Era de Trujillo, y con esta la Patria

Nueva de todos los dominicanos.44

Conclusión

La fontera dominico-haitiana ha constituído el espacio social por excelencia del discurso

primitivista dominicano con respecto a los haitianos. Es también el espacio de construcción de la

identidad cultural dominicana en oposición a la haitiana. La masacre de 1937 fue la culminación

del discurso primitivista anti-haitiano, enmarcado dentro del nacionalismo exacerbado de Trujillo

Primitive Valerio-Holguín/ 14

y la ansiedad de los conflictos de identidad cultural de la mayoría de los dominicanos. Con esta

masacre, Trujillo logra reestablecer la hispanidad imaginaria del pueblo dominicano y "limpiar"

la nación de elementos impuros como son la religión, la lengua y las costumbres de nuestros

vecinos, los Primitivos.45

A través de la Fiesta sangrienta, Trujillo también niega su propia ascendencia haitiana, y

por tanto "negra", africana y primitiva para pensarse imaginariamente como dominicano, es

decir, descendiente de español.46 El discurso del primitivismo anti-haitianismo ha servido de

justificación intelectual para la deshumanización, esclavización y genocidio del pueblo haitiano,

planteados como una necesidad historica para la fundación de la "Patria Nueva" de la cual

Trujillo era el Padre y Dios.

El discurso primitivista con respecto a Haití y el conjunto de tropos que posibilitan su

articulación continúan teniendo vigencia en el imaginario social dominicano. Los titulares de los

periódicos, los discursos de algunos políticos y militares en actos de carácter patriótico ponen de

manifiesto no sólo dicha vigencia sino también la vitalidad del mismo. En las elecciones de

1996, los partidos de oposición montaron una campaña racista contra José Francisco Peña-

Gómez, candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en la que se acudía al

expediente de su origen haitiano y al alegado acuerdo de este candidato con los Estados Unidos,

en caso de ganar las elecciones, para el establecimiento de campamentos de refugiados haitianos

en territorio dominicano, así como también de los supuestos planes de fusión de Haití y

República Dominicana en un solo estado. La sola imagen de la supuesta integración de estos dos

países aterrorizó a muchos dominicanos quienes creyeron ver en estos supuestos planes el

fantasma del "primitivismo" haitiano. Ya casi a finales de siglo y comienzo de un nuevo milenio,

Primitive Valerio-Holguín/ 15

la identidad cultural dominicana continúa dependiendo de la negación de nuestros vecinos, "los

primitivos".47

Notas

1. Marianna Torgovnick, Gone Primitive (Chicago and London: The University of Chicago

Prees, 1990), 8.

2. Deborah Root, Cannibal Culture (Boulder, Colorado: Westview Press, 1996), 34. Los tropos

son figuras retóricas que organizan imágenes, conceptos y símbolos. Parafraseando a Root, las

nociones de salvaje, canibal, tarado, animal, decadente, inferior, lujurioso y violento son tropos

del primitivismo. Root también distingue entre estereotipos y tropos. A diferencia del

estereotipo, los tropos pueden ser ambivalentes, contradictorios y mucho más difíciles de

deconstruir.

3. Torgovnick, op. cit., 8.

4. According to Benedict Anderson, a nation is imagined "because the members of even the

smallest nation will never know most of their fellow-members, meet them or even hear of them,

yet in the minds of each lives the image of their communion". See Benecdit Anderson, Imagined

Communities (London and New York: Verso, 1996), 6.

5. "Tipología del tema haitiano en la literatura dominicana" in Marcio Veloz Maggiolo, Sobre

cultura dominicana... Y otras culturas. (Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1977), 94.

6. Root, op. cit., 34.

Primitive Valerio-Holguín/ 16

7. El conflicto fronterizo entre Haití y la República Dominicana es una herencia colonial. El

mismo tiene su origen en el Tratado de Ryswick de 1697, por medio del cual España le cede a

Francia la parte oeste de la isla Hispaniola. Este tratado es de suma importancia porque dividió la

isla en dos colonias diferentes: Saint Domingue (en el oeste) y Santo Domingo (en el este).

Durante más de un siglo, las dos colonias coexistieron pacíficamente, lo que posibilitó el

intercambio libre de productos entre éstas. El desarrollo económico y social fue desigual. Por una

parte, la colonia francesa se caracterizó por la importación masiva de esclavos y la explotación

intensiva de la economía de plantación por parte de una minoría blanca. La colonia española, por

otra parte, aunque más pobre que la francesa, tuvo una lenta recuperación económica basada en

la explotación del hato ganadero en la que predominaron las relaciones feudo-patriarcales. La

inmigración de aproximadamente 4,000 canarios, la escasa importanción de esclavos africanos,

la coexistencia de negros libres, esclavos y blancos en el trabajo extensivo del hato, y la

inexistencia de estrictas regulaciones sociales dieron como resultado una mayor mezcla racial

que en la vecina colonia de Saint Domingue. See Roberto Cassá, Historia social y económica de

la República Dominicana, V. I, (Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1986), 113-17.

En el Tratado de Aranjuez, firmado entre Francia y España en 1774, se fijaron los límites

precisos entre las dos colonias. Una vez independizadas las dos antiguas colonias, surgieron dos

países distintos en una misma isla -uno de los pocos casos en el mundo- pero las disputas

fronterizas continuaron durante más de un siglo, durante el cual se firmaron diversos tratados y

acuerdos entre los gobiernos haitianos y dominicanos.

El Tratado de 1936, firmado por el presidente de Haití, Stenio Vincent, y el de la

República Dominicana, Rafael Leonidas Trujillo, parecía haber puesto fin a la disputa entre

Primitive Valerio-Holguín/ 17

ambos países. Desde el principio de su independencia en 1844, después de 22 años de ocupación

por parte de Haití, la República Dominicana exigió los límites establecidos en el Tratado de

Aranjuez de 1774, mientras que Haití reclamaba las tierras ocupadas por sus ciudadanos, después

de haber finalizado las diferentes guerras entre ambos países.

See María Elena Muñoz, Las relaciones dominico-haitianas: Geopolítica y migración

(Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1995); Pedro L. San Miguel, La isla imaginada: historia,

identidad y utopía en La Española (San Juan & Santo Domingo: Isla Negra & La Trinitaria,

1996); Bernardo Vega, Trujillo y Haití, Vol 1 (1930-37) (Santo Domingo: Fundación Cultural

Dominicana, 1988); Lauren Derby, "Haitians, Magic, and Money: Raza and Society in the

Haitian-Dominican Borderlans, 1900 to 1937" Comparative Studies in Society and History 36

(1994): 4888-526. Véase "Haití y la República Dominicana: otra historia" in Frank Moya Pons,

El pasado dominicano (Santo Domingo: Editora Corripio, 1986). Véase también Eric Paul

Roorda, The Dictator Next Door: The Good Neighbor Policy and the Trujillo Regine in the

Dominican Republic, 1930-1945 (Durham, NC: Duke University Press, 1998). Among the

novels that represent the conflict between the Dominican Republic and Haiti, see Ramón Marrero

Aristy, Over (Ciudad Trujillo: Imprenta La Opinión, 1939); Jacques Stephen Alexis, Mi

compadre el General Sol (Santo Domingo: Editora Taller, 1987); and Anthony Lespes, Las

semillas de la ira (Santo Domingo: Fundación Cultural Dominicana, 1990).

8. Madan Sarup, Identity, Culture and the Posmodern World (Athens, Georgia: The University of

Georgia Press, 1996), 7.

9. Intelectuales y políticos como Joaquín Balaguer, Julio Ortega Frier, Arturo Logroño, Vicente

Tolentino Rojas, Jacinto Peynado, Rafael Estrella Ureña, Manuel A. Peña Batlle y Max

Primitive Valerio-Holguín/ 18

Henríquez Ureña pertenecían a la élite y sustentaban un discurso racista que justificó, de alguna

manera, y en diferentes grados, la matanza de 1937. Obviamente, no todos tuvieron el mismo

grado de participación y de incidencia en el discurso primitivista anti-haitiano. Es paradójico el

caso de Max Henríquez Ureña, hermano de Pedro Henríquez Ureña, quien fuera un tácito

opositor a la dictadura de Trujillo. Véase Franklin Franco Pichardo, Historia del pueblo

dominicano, v. II (Santo Domingo: Ediciones del Instituto del Libro, 1992), 524. Balaguer y Peña

Batlle eran dos de los intelectuales anti-haitianos más acérrimos. Este último expresa que "La

Patria Nueva vive antes que en ninguna otra parte, en las nuevas fronteras". Para Peña Batlle, las

"nuevas

fronteras" se refieren a la eliminación y/o expulsión de nacionales haitianos. See Peña Batlle, op.

cit., 103.

10. Norma Iglesias, "The Maquiladora Industry in the US/Mexican Border" The Latino Heritage

Month Conference. Allegheny College. 13 Oct. 1997.

11. Néstor Garcia Canclini, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad

(México, D.F.: Grijalbo, 1990), 299.

12. H. D. Fernández L´Hoeste, "On Cinematographic Narratives of

the Mexican American Border: Cultural Resistance in Robert Rodríguez´s Early Production".

Paper Inédito, 8.

13. Homi Bhabha, "The Commitment to Theory" New Formations 4 (1988), 10.

14. García Canclini, op. cit., 288.

15. Ibid., 288. Comillas en el original.

Primitive Valerio-Holguín/ 19

16. "Rayano" es un término usado para designar a los hijos de haitianos y dominicanos. Por

extensión, podría ser usado en el sentido de cultura híbrida.

17. El término "liniero" se usa para designar a los pueblos dominicanos del noroeste, y por ende,

a los productos de la "línea" fronteriza. Cuando se detenía a los haitianos o dominico-haitianos,

se les pedía que pronunciaran la palabra "perejil" y si pronunciaba "pelejil" se les mataba. Desde

el siglo pasado existió el dicho "El que sea prieto que hable claro" ya que ciertas marcas

lingüísticas eran las que determinaban la nacionalidad.

18. Guillermo Gómez-Peña, Warrior for Gringostroika (Saint Paul, Minnesota: Graywolf Press,

1993), 47.

19. Ibid., 47.

20. Manuel A. Peña Batlle, Manuel Arturo. Política de Trujillo (Ciudad Trujillo: Impresora

Dominicana, 1954), 63. En 1929, Peña Batlle participó como Consejero Jurídico de la Legación

Dominicana para la suscripción de un acuerdo que pusiera solución a los conflictos fronterizos.

21. Ibid., 65. El énfasis es mío.

22. Ibid., 63.

23. Joaquín Balaguer, La isla al revés. Haití y el destino dominicano (Santo Domingo: Editora

Corripio, 1995). Balaguer, uno de los intelectuales más importantes en la República Dominicana,

ha participado en la política por casi un siglo. En 1927, Balaguer, de veitiún años, apoyó el

proyecto de "dominicanización" de la frontera del presidente Horacio Vásquez (1924-1930). En

1930, Balaguer incursionó en la política como miembro del grupo que apoyaba al político Rafael

Estrella Ureña como candidato a la presidencia. Bajo la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo

(1930-1961), ocupó varios cargos públicos, tales como Secretario de Educación y Canciller. De

Primitive Valerio-Holguín/ 20

1957 a 1960 ocupó la Vice-presidencia de la República. Después de la renuncia del presidente

Héctor B. Trujillo en 1960, Balaguer asumió la presidencia. Asesinado Rafael Leonidas Trujillo,

el 30 de mayo de 1961, Balaguer continuó en la presidencia hasta que la presión popular lo

obligó a renunciar y tuvo que asilarse en la Nunciatura Apostólica en enero de 1962. Gobernó el

país dictatorialmente durante tres períodos consecutivos (1966-1978) y durante dos períodos más

(1986-94). El fraude de las elecciones del 1994 fue tan flagrante que Balaguer no pudo resistir la

presión de sectores nacionales e internacionales y tuvo que renunciar para dar paso a la

celebración de nuevas elecciones en 1996.

24. Ibid., 63.

25. Ibid., 129. El énfasis es mío.

26. Robin Derby, "Teaching Democracy: Citizenship and Civic Education during US Military

Occupation of the Dominican Republic, 1916-1924". Conference at the American Historical

Association Meeting. University of Chicago, Chicago. December 1994. 4. Pedro de San Miguel

explica que el uso del término "indio" aparece ya en la obra de Antonio Sánchez Valverde, Idea

del valor de la isla española (1785) para referirse a la población mulata. See also Doris Sommer,

One Master for Another: Populism as Patriarchal Rhetoric in Dominican Novels. (Lanham, MD,

New York, London: University Press of America, 1983). De acuerdo con Sommer, el uso del

término indio remite a la obra fundadora de Manuel de Jesús Galván, Enriquillo (1882), en la

cual el negro es elidido para dar paso a unión armoniosa del blanco y el indio.

27. Gómez-Peña, op. cit., 47.

28. Quoted in Bernardo Vega, Trujillo y Haití V. I (Santo Domingo: Fundación Cultural

Dominicana, 1988), 18.

Primitive Valerio-Holguín/ 21

29. Freddy Prestol Castillo, El Masacre se pasa a pie (Santo Domingo: Editora Taller, 1973). En

1937, poco antes de la masacre, Prestol Castillo publicó un artículo en el periódico Listín Diario

titulado "El Jefe en Navarrete" en el que alababa la figura de Trujillo. See Vega, op. cit., 277.

30. Ibid., 131.

31. En la novela, Pedro Henríquez Ureña aparece bajo el seudónimo de doctor Fradíquez:

"Nativo del país, pero habiendo vivido largos años en el extranjero, el doctor Fradíquez, sabio

humanista que figuraba entre los más calificados elencos de profesores de Norteamérica, Chile y

Buenos Aires . . ." Véase Prestol Castillo, op. cit., 143. Prestol Castillo utiliza a Henríquez Ureña

como símbolo de dignidad y resistencia frente a la dictadura de Trujillo. A diferencia de su

hermano Max Henríquez Ureña, Pedro Henríquez Ureña nunca apoyó la dictadura y vivió la

mayor parte de su vida en el extranjero. De 1931 a 1933, aceptó el cargo de Superintendente

General de Enseñanza en la República Dominicana, acaso para evitar represalias en contra de su

familia. Como intelectual dominicano, Pedro Henríquez Ureña no produjo ningún discurso

primitivista anti-haitiano.

32. Heinrich Lausberg, Elementos de retórica literaria (Madrid: Gredos, 1983), 32.

33. Prestol Castillo, op. cit., 75. El énfasis es mío.

34. Se cree que Trujillo impartió la orden de la masacre mientras

se encontraba borracho en una fiesta celebrada en la casa de Isabel Mayer, proxeneta íntima

amiga de éste. No coincidencialmente, Isabel Mayer era una reconocida latifundista dominicana

de la línea fronteriza. See Joaquín Balaguer, Memorias de un cortesano de la "Era de Trujillo"

(Santo Domingo: Editora Corripio, 1988), 71-73.

35. Peña Batlle, op.cit., 103.

Primitive Valerio-Holguín/ 22

36. Prestol Castillo, op. cit., 26-27.

37. Ibid., 34. Comillas en el original.

38. Ibid., 55.

39. Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano (Barcelona: Editorial Labor, 1987), 76-79. Enfasis y

comillas en el original.

40. Root, op. cit., 37.

41. Prestol Castillo, op. cit., 87.

42. Ibid., 87.

43. Ibid., 120. La masacre fue conocida popularmente como el "corte" ya que se realizó con

machetes para tratar de ocultar la participación del Ejército.

44. El nombre del río Masacre, antiguo Gutopana, se debe al asesinato de treinta bucaneros

cometido por los españoles en 1728. Quoted in Vega, op. cit., 364. Creo, sin embargo, que la

masacre de 1937 remite a la matanza de Xaragua por la dimensión de la misma y porque los

españoles se impusieron definitivamente en la isla después de ésta. See Roberto Cassá, Historia

social y económica de la República Dominicana, v. I, (Santo Domingo: Editora Alfa y Omega,

1985), 43.

45. Tanto Balaguer como Prestol Castillo hacen referencia a la limpieza étnica en sus repectivas

obras. Balaguer expresa que "contruir una patria tiene menos méritos que hacer de ella una

nación limpia". See Balaguer, La isla al revés, 99. Prestol Castillo, por su parte, alude en su

narración a la matanza en los siguientes términos: "Estos eran los ardides de la "higiene

histórica" que limpiaba el suelo de la República Dominicana de un bicho advenedizo". Véase

Prestol Castillo, op. cit., 81.

Primitive Valerio-Holguín/ 23

46. Como expresé anteriormente, Trujillo descendía de haitianos. Su abuela materna se llamaba

Luisa Ercina Chevalier, hija de un oficial de la Ocupación Haitiana (1822-1844).

47. Algunos de los titulares en primera plana de periódicos dominicanos son los siguientes:

"preocupa presencia de haitianos indocumentados", Hoy 15 Oct. 1996: 1; "4 haitianos violan

mujer", Ultima Hora 30 Abril 1997: 1. En la primera plana del periódico El Nacional 3 Nov.

1996: 1, aparece la foto de un haitiano besando un cráneo humano. El pie de página dice: "Rito

vudú: ´Un haitiano, poseído por un espíritu vudú´, besa un cráneo humano ayer sábado en una

calle del centro de Puerto Príncipe, en Haití, durante la celebración del Dìa de los Muertos". A la

izquierda, al lado de la foto del haitiano, aparece una foto más pequeña del político dominicano

José Francisco Peña Gómez con un titular que dice: "VA A ROMANA. Peña llega en vuelo

privado". La asociacón metonímica entre el haitiano "primitivo", "poseído por un espíritu vudú",

y el político dominicano es muy obvia. Además, el titular "llega en vuelo privado" parecería

sugerir que la llegada de éste es desde Haití y no desde La Romana, República Dominicana.

También, se pueden leer en las ediciones interactivas de El Listín Diario los siguientes

titulares: "La migración y las repatriaciones de haitianos se tornan explosivas en la frontera",

Listín Diario, Edición Interactiva, Año CVIII, Número 28570, www. listin.com/do; y "La Patria

nace en la frontera", Listín Diario, Edición Interactiva, Año I, Número 90, www.listin.com/do.

Este reportaje de 1996 dice -y me permito transcribirlo en su totalidad porque vale la pena-, lo

siguiente:

Con el lema "la patria nace en la frontera", el

Ejército Nacional inició un amplio programa cultural la

pasada semana, en Dajabón, Montecristi, Loma de Cabrera

Primitive Valerio-Holguín/ 24

y Restauración. Al declararse por decreto presidencial a febrero el "mes de la

patria", esta institución castrense comenzó a desarrollar una serie de actvidades

patrióticas en Dajabán, donde se rindió homenaje a Juan Pablo Duarte y se cantó a

viva voz el Himno Nacional.

El acto fue iniciado en esa comunidad con las palabras del gobernador

civil, Santiago Morel, quien le dio la bienvenida a la comitiva del Ejército

Nacional, y motivó el plan cultural que se propone rescatar la más pura esencia de

la dominicanidad, según indicó una nota de prensa enviada por esa institución

oficial.

Montecristi celebró una actividad similar, según nos informó el teniente

coronel Luis Rodríguez, oficial de Relaciones Públicas del E.N.

Como se puede observar en esta cita, la frase "la patria nace en la frontera" remite a las palabras

de Peña Batlle, quien había expresado casi cincuenta años atrás en su artículo "La Patria Nueva"

que "La Patria Nueva vive antes que en ninguna otra parte, en las nuevas fronteras". Véase

Manuel Arturo Peña Batlle, Política de Trujillo (Ciudad Trujillo: Impresora Dominicana, 1954),

117. El canto "a viva voz" del Himno Nacional y el rescate de "la más pura esencia de la

dominicanidad" en los pueblos fronterizos constituyen una alusión metonímica a nuestros

vecinos haitianos, además de que ponen en escena las palabras de Peña Batlle, uno de los

intelectuales más rabiosamente anti-haitianos.