GONZÁLEZ CUEVAS, Pedro Carlos, Historia de las derechas españolas: De la ilustración a nuestros...

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1 RESEÑA Ficha Bibliográfica: GONZÁLEZ CUEVAS, Pedro Carlos, Historia de las derechas españolas: De la ilustración a nuestros días, Prólogo de Andrés de Blas, Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, S.L. 2002, 2ª edición, 525 páginas. Autor de la reseña: Rosa María Aragüés Estragués Presentación del autor Pedro Carlos González Cuevas, España 1959. Profesor Titular de Historia de las Ideas y de las Formas Políticas en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Ha sido becario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Es autor de las siguientes obras: Acción Española. Teología política y nacionalismo autoritario en España (1913-1936), Madrid 1998. Historia de las derechas españolas. De la Ilustración a nuestros días, Madrid 2000. La tradición bloqueada. Tres ideas políticas en España: el primer Maeztu, Charles Maurras y Carl Schmit, Madrid 2002. Maeztu. Biografía de un nacionalista español, Madrid 2003. El pensamiento político de la derecha española en el siglo XX. De la crisis de la Restauración al Estado de partidos (1898-2000), Madrid 2005. Pensamiento conservador español, Ideas políticas de Maeztu, Maurras y Schmit (2ª ed,) Madrid, 2007. Es colaborador en las siguientes revistas: Historia y Política, Revista de Estudios Políticos, Revista de OCCIDENTE, Ayer, Hispania, Alcores, etc Resumen temático global: El libro del profesor Pedro Carlos González Cuevas es un estudio de la historia de las derechas españolas desde su surgimiento/nacimiento hasta la formación del Partido Popular. Se inicia con un interesante prólogo realizado por su compañero de departamento, profesor Andrés de Blas Guerrero, el cual tras hacer un conciso pero

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RESEÑA

Ficha Bibliográfica:

GONZÁLEZ CUEVAS, Pedro Carlos, Historia de las derechas españolas: De la

ilustración a nuestros días, Prólogo de Andrés de Blas, Madrid, Editorial Biblioteca

Nueva, S.L. 2002, 2ª edición, 525 páginas.

Autor de la reseña: Rosa María Aragüés Estragués

Presentación del autor

Pedro Carlos González Cuevas, España 1959. Profesor Titular de Historia de las Ideas y

de las Formas Políticas en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Ha sido

becario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Centro de Estudios

Políticos y Constitucionales. Es autor de las siguientes obras: Acción Española.

Teología política y nacionalismo autoritario en España (1913-1936), Madrid 1998.

Historia de las derechas españolas. De la Ilustración a nuestros días, Madrid 2000. La

tradición bloqueada. Tres ideas políticas en España: el primer Maeztu, Charles

Maurras y Carl Schmit, Madrid 2002. Maeztu. Biografía de un nacionalista español,

Madrid 2003. El pensamiento político de la derecha española en el siglo XX. De la

crisis de la Restauración al Estado de partidos (1898-2000), Madrid 2005. Pensamiento

conservador español, Ideas políticas de Maeztu, Maurras y Schmit (2ª ed,) Madrid,

2007. Es colaborador en las siguientes revistas: Historia y Política, Revista de Estudios

Políticos, Revista de OCCIDENTE, Ayer, Hispania, Alcores, etc

Resumen temático global:

El libro del profesor Pedro Carlos González Cuevas es un estudio de la historia de las

derechas españolas desde su surgimiento/nacimiento hasta la formación del Partido

Popular. Se inicia con un interesante prólogo realizado por su compañero de

departamento, profesor Andrés de Blas Guerrero, el cual tras hacer un conciso pero

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exacto resumen del contenido del libro termina alabando la obra del autor con las

siguientes palabras “Creo que estamos ante un meritorio y serio panorama histórico que

llena un hueco en nuestra historiografía. Una circunstancia que por sí misma justifica el

esfuerzo llevado a cabo por el autor y que le habrá de deparar el merecido

reconocimiento académico a que ese esfuerzo es acreedor” (p.16)

Estructurado en diez capítulos los cuatro primeros no se analizarán en la presente

reseña, pero aun así creo conveniente hacer un pequeño resumen de ellos. Así pues los

dos primeros tratan del sentido de la palabra derechas y su significado a lo largo de la

historia, el nacimiento del concepto “derechas” “izquierdas” y la aparición de las

primeras tanto a nivel mundial como nacional y el papel que jugó la Iglesia Católica en

todo este proceso. Los capítulos tres y cuatro estudian los movimientos derechistas

partiendo del carlismo y las guerras civiles del siglo XIX y terminando con la era

Canovista su desarrollo y el asesinato de éste el 8 de agosto de 1897, que junto con la

guerra de Cuba radicalizará a los partidos dinásticos, haciendo temer por la estabilidad

del régimen. Seis meses después el hundimiento del “Maine” en la bahía de La Habana

desencadenaría el “Desastre” dando paso a la llamada crisis del 98.

Como ya he dicho la reseña como tal se inicia en el capítulo quinto con la crisis

finisecular del 98 y sus consecuencias, el inicio del siglo XX y la consiguiente crisis de

la restauración darán paso a la Dictadura de Primo de Rivera que llevará a la

proclamación de la Segunda República y la posterior Guerra Civil en 1936. El triunfo de

las derechas estará representado con la Dictadura Franquista. La muerte del dictador y la

aparición de una oposición conservadora contra el franquismo abrirán las puertas a una

nueva era con la llegada de la Democracia y la aparición del juego democrático al que

se unirán las diferentes fuerzas de derechas hasta la formación del Actual Partido

Popular.

Examen crítico:

Capítulo V.-LA CRISIS DE 98

I -Características de la crisis finisecular

Tal como se indicaba en el apartado anterior la reseña la iniciamos en el capítulo quinto

con la Crisis del 98 y sus características. La imposibilidad de competir con las grandes

potencias del momento y de conservar lo que les quedaba del Antiguo Imperio Español,

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marcará la crisis finisecular y el fracaso de la Restauración incapaz de impulsar el

desarrollo nacional. Pero sobre todo citando a Manuel Tuñón de Lara será una «quiebra

ideológica, que no social y política» (p.187) fue un autentica crisis de identidad

nacional. Un análisis del momento internacional deja ver que no sólo existe un 98

español si no que también otros países pasaron por esa crisis de identidad, Portugal

tendrá su 98 cuando pierda su hegemonía colonial frente a Gran Bretaña y Alemania.

Igualmente le sucederá a Italia y sus pretensiones sobre Abisinia o el imperio francés

con la pérdida de Egipto y el affaire Dreyfus. Se puede pues apreciar que el fin de siglo

estuvo marcado por una serie de cambios psicológicos que producirán un cambio en las

ideologías políticas tradicionales. Liberalismo y conservadurismo tendrán que

enfrentarse con el surgimiento de un amplio abanico de reacciones pasando desde la

extrema derecha a la extrema izquierda. La derecha verá surgir nuevas ideologías entre

ellas la más importante será el conservadurismo radical, nacido en Francia de la mano

de sus ideólogos Charles Maurras (1869-1952) y Maurice Barrés (1862-1923), padres

del nacionalismo radical que aportarán una nueva concepción de nación entendiendo

como tal «la exaltación de comunidades tradicionales, de la región, del honor, el odio

profundo a la democracia y a la igualdad, el desprecio de los liberales, demócratas y

judíos, el llamamiento al activismo, la insurrección, la violencia...» (p.189). De gran

influencia en Portugal e Italia fue más lento su avance en España, siendo sólo en

Cataluña y el País Vasco donde apareció un nacionalismo como movimiento político, lo

que hasta cierto punto impediría la aparición de un nacionalismo global consecuencia de

la debilidad del sentimiento nacional español, de la ausencia de reivindicaciones

exteriores y una posición internacional subordinada. Por estos motivos desde el

Desastre el objetivo de las derechas españolas será la búsqueda de nuevos proyectos de

vertebración nacional.

II -Del Silvelismo al Maurismo: la rectificación conservadora de la Restauración

La crisis ocasionada por el Desastre estuvo a punto de ocasionar la caída del régimen de

la Restauración, pero la rapidez de los acontecimientos no dieron oportunidad a

carlistas, republicanos o militares para articular una alternativa política de carácter

antiparlamentario. Pero ello no fue óbice para que aparecieran una serie de alternativas

que intentaran solucionar la situación española. A tal efecto Joaquín Costa planteó una

encuesta con el tema Oligarquía y caciquismo dirigida a las principales figuras de la

intelectualidad de derechas españolas.

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La respuesta dada estuvo condicionada por sus particulares posicionamientos políticos,

así Antonio Maura desde su perspectiva dinástica coincidía con Costa sobre el

caciquismo pero no en sus soluciones. Partidario de una reforma paulatina consideraba

que el propio régimen lograría erradicar «la abstención y la abdicación de los auténticos

y legítimos partícipes en las funciones políticas de Gobierno y dirección social» (191)

Por su parte el conservador Sánchez de Toca, contrario al sufragio universal y receloso

del poder caciquil, creía que únicamente el monarca tenía capacidad para corregir los

abusos y los peligros del régimen parlamentario. Como es de suponer los

tradicionalistas representados por Enrique Gil y Robles, culpaban de todo a los liberales

considerando que todas las soluciones pasaban por una política de «deseuropeización»

(191) dirigida por Carlos VII por medio de una Dictadura paternalista que restaurara los

valores católicos y las jerarquías tradicionales. Ortín y Lara propugnaba el retorno «a la

recta razón ilustrada por la fe» y el tradicionalista catalán Mañe y Flaquer consideraba

que el sufragio universal constituía «una escuela constante de desamortización para

todas las clases sociales» contribuyendo a la consolidación del caciquismo y la

oligarquía.

Algunos miembros de la mesocracia defenderían una alternativa corporativista

estimando que el régimen parlamentario “era inadaptable a nuestro país”, tal era el caso

de Antonio Casañal, así pues había que establecer un régimen corporativo

presidencialista, abolir el sufragio universal y las elecciones e instaurar una

representación orgánica

Pero no serían estos planteamientos antiliberales los que lograran dominar la escena

política, sino que serían los conservadores dinásticos quienes lograran salvar el régimen.

A pesar de ello en círculos conservadores antiliberales y tradicionalistas se pensó en una

alternativa política similar a la representada en Italia por Pelloux o en Francia

Boulanger poniendo sus expectativa en el general Camilo Polavieja, católico ferviente y

monárquico convencido. Capitán General de Filipinas dimitió de su cargo en marzo de

1897 por discrepancias con el Gobierno de Cánovas lo que contribuyó a ser ensalzado

por católicos y conservadores. Apoyado por la Iglesia y bien visto por la corona

consiguió el beneplácito de conservadores disidentes como Silvela, liberales como

Canalejas y sectores de la burguesía catalana, así como del catalanismo más antiliberal y

de algunos núcleos de integrismo nocedaliano (192) Un duro golpe será para los

antiliberales la publicación de su manifiesto en el que negaba su intención de acaudillar

una Dictadura militar y hacía un llamamiento al “sentimiento nacional”. Sería Francisco

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Silvela, representante de los conservadores dinásticos, quien supo aprovechas el

momento, propugnando un programa político alternativo: reforma de la administración

pública, mediante la adopción del sufragio corporativo; descentralización, para combatir

el caciquismo, y como base del régimen político, la opinión pública. Silvela había

accedido a la dirección del partido conservador gracias al apoyo de Alejandro Pidal y

tras la disidencia del liberal sagastino Gamazo fue nombrado Presidente del Gobierno.

Formó un Gobierno de concentración en el que integró a todas las fuerzas de la reacción

conservadora incluido el propio Polavieja con lo que evitó un movimiento militar

acaudillado por éste. Su programa se centró en el reajuste financiero, consolidación del

crédito, descentralización administrativa, restauración de la Escuadra y el Ejército, y,

mejoras en el comercio, la industria y la agricultura. Su gobierno fue obstaculizado

tanto por liberales y republicanos como por las Cámaras de Comercio y las

contradicciones de su propio Gobierno. A pesar de todo logró neutralizar la amenaza de

golpe de Estado militar, poner al frente de Hacienda a un gran economista, Fernando

Villaverde, y, por mediación de su Ministro Dato regular el trabajo de mujeres y niños,

además de aprobar leyes de accidentes de trabajo. La mayoría de edad de Alfonso XIII

conllevaría una constate situación de tensión entre el monarca y los distintos Presidentes

del Gobierno. Según el autor la condición de militar del rey y su ecuación aristocrática y

religiosa le hicieron considerarse instrumento de la Providencia para la regeneración

nacional (194).

Antonio Maura, sucesor de Silvela, nacido en 1853 tras la muerte de Gamazo entró en el

partido conservador. Fue una de las figuras más controvertidas y apasionadas del

momento político, orador elocuente y político práctico, podría comparársele con el

portugués Joao Franco y el italiano Francesco Crispi. Ministro de la Gobernación en

1903, su postura ante liberales y republicanos fue siempre arrogante y despectiva, lo que

le valió el apoyo y la admiración de los católicos y de la jerarquía eclesiástica así como

de los sectores antiliberales acaudillados por Alejandro Pidal y Juan Vázquez de Mella.

Considerado ideológicamente un liberal, presentaba al mismo tiempo unos perfiles

conservadores, incluso podrían tacharse de tradicionalistas. Católico acérrimo

consideraba que era “la médula histórica de nuestra nación” (195) y la Monarquía “el

broche, el lazo, la personificación de la unidad nacional”. Padre de lo que vendría en

llamarse “La Revolución desde arriba” que definiría como «una Dictadura austera,

cívica, inteligente, preparadora de la regularidad jurídica en la vida popular y del

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Estado», que impidiera una Dictadura militar representada por «un general soez,

ignorante, estampilla de un puñado de amigotes peores que él» (196)

La base de esta revolución era una reforma tanto política como social que llevara a la

erradicación del caciquismo y que conllevaría una incorporación de las “masas neutras”

al ejercicio de la ciudadanía que tendría como consecuencia una revitalización de la

vida política. La Ley de Administración Local supondrá una reforma de los órganos

ejecutivos locales, suprimiendo las relaciones entre los gobiernos civiles y los

ayuntamientos dándoles a éstos una mayor autonomía, lo que sería favorable para la

desaparición del caciquismo. La Ley de Reforma Electoral, con la obligatoriedad al

voto, la regulación de las juntas del censo, la validación de las actas por el Tribunal

Supremo, fueron algunas de las mejoras, pero el intento de descentralización, el sufragio

corporativo en la vida municipal y la elección de segundo grado en la designación de los

diputados de provincias, suscitó la oposición de liberales y republicanos. Intentó una

reforma militar, derogó la Real Orden de 1906 sobre matrimonio civil y favoreció la

actuación del clero en la enseñanza. Aumento la escolarización obligatoria de los 6 a los

11 años. En 1908 se creó el Instituto Nacional de Previsión que se ocupaba de las

pensiones de la vejez, y se aprobaron las Leyes de Conciliación y Arbitraje que

consolidarían el concepto de “jurados mixtos”, también se aprobó la primera ley de

Huelga.

La caída de Maura se iniciará en 1909 con el conflicto fronterizo de Melilla y el envío

de tropas que ocasionaría las protestas de republicanos, socialistas y anarquistas. El

punto álgido llegó con los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona, la consiguiente

represión y el fusilamiento de Francisco Ferrer y Guardia a pesar de las protestas tanto

nacionales como internacionales. Incluso el partido liberal se opuso rompiendo el

compromiso de solidaridad de “turno”. Ante la gravedad Alfonso XIII cesó a Maura,

dando paso al partido liberal. Maura no se repondría nunca de aquel golpe.

III -La reorganización del Carlismo.

El inicio de la guerra con Estados Unidos y la posible pérdida de Cuba, presagiaban el

desmoronamiento de la Restauración, el Carlismo creyó llegada su hora como

alternativa salvadora. A pesar de ello Carlos VII estableció una tregua en defensa de la

Patria, suspendiendo las hostilidades y ordenando no hacer nada que comprometiera el

éxito de la guerra. En carta a Vázquez de Mella, amenaza con iniciar una Guerra .Civil.

si no se hacía todo por salvar Cuba. Tras la derrota y sin fuerzas ni medios para iniciar

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un conflicto armado se conforman con pequeñas escaramuzas centradas sobre todo en

Cataluña.

Conscientes de los cambios que se avecinan con el nuevo siglo, inician un proceso de

reorganización y reacomodación a nuevos tiempos y problemas: caciquismo, cuestión

social, sufragio universal, consolidación del aparato estatal, nacionalismos periféricos.

En un claro intento de modernización, adoptan nuevos tipos de acción: mítines,

propaganda oral, manifestaciones, etc. En poco tiempo logran la hegemonía en el País

Vaco y Navarra, apoyados por el clero, los campesinos, propietarios rurales y artesanos.

Se hace preciso un replanteamiento ideario siendo sus más importantes ideólogos:

Enrique Gil y Robles, Juan Vázquez de Mella y Fanjul

Enrique Gil y Robles: Salamanca 15 de junio de 1849. Será el doctrinario más

sistemático del tradicionalismo ideológico finisecular español. Se presenta en las

elecciones de 1891 como candidato integrista sin conseguir escaño, en 1903 será

elegido diputado carlista por Pamplona. Carlos VII, le nombrará jefe de la minoría

parlamentaria.

Traductor de Sthal, crítico del positivismo y del krausismo, intentó la articulación de

una alternativa de carácter restaurador frente al liberalismo. Partiendo de un concepto

orgánico de sociedad, considera a «lo social» como un ente autónomo en el que el

Estado ha de quedar en un plano secundario. Según esta teoría el Estado se reduciría al

organismo del poder central dejándose todo lo demás al dominio de la sociedad. La

sociedad es una entidad orgánica dividida en clases y cada una de ellas tiene una

función determinada dentro de ella, además necesita de una serie de cuerpos

intermedios que medien entre ésta y el Estado. Éstos tienen derecho a la autarquía frente

al centralismo estatal y son: la familia, el municipio, la región, el gremio.

“Consecuencia de esta concepción social es la doctrina de la «democracia cristiana»,

entendida, no como asunción de la ideología demoliberal, sino como la atribución y

reconocimiento al pueblo de la posición que le corresponde en el conjunto social y su

participación en la vida pública a través de los cuerpos intermedios”200. Aboga por

unas Cortes de carácter estamental, articulada en dos cámaras. La Cámara baja integrada

por diputados y procuradores de las «sociedades directamente constitutivas de la nación

(201) Cámara alta formada por nobleza y clero, como apoyo al Rey, para que éste no se

encontrara «desamparado y desguarnecido» ante la representación social y gremial

Juan Vázquez de Mella, ideólogo por antonomasia del carlismo, antítesis de Gil y

Robles, orador retórico, etc, Incapaz de sistematizar su ideología, dispersa en artículos y

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discursos. Muy influido por Maurras, nunca lo nombrará a causa de su agnosticismo

religioso, pero rendirá homenaje a los integristas portugueses. Participa en 1896 en las

conferencias de Loredán que dieron paso a las Actas de Loredán, donde además de

confirmarse los principios básicos del tradicionalismo, se asumía el programa social-

católico definido en la encíclica «Rerum novarum». Su variante de corporativismo

denominado «sociedanismo jerárquico» se basaría en las doctrinas de Balmes, Donoso,

Aparisi y Gil y Robles. Su posición será completamente antiestatista, considerando que

los grupos sociales están por encima de él. Así defenderá lo doble soberanía política y

social. La soberanía social radica en los órganos de la sociedad. Cree en una

jerarquización natural de la sociedad, medida por su valor personal y social y dividida

en tantas clases como intereses colectivos existen: intelectual, religioso, económico,

agrícola, industrial, comercial, militar y aristocrático. Y son estas clases, no los

individuos, quienes han de estar representadas en ayuntamientos, juntas regionales,

Cortes, ejerciendo la soberanía social. Concebía a España como una Monarquía Federal,

pequeños estados autónomos donde el monarca tiene la condición que marcaran las

directrices medievales de la zona (de Conde de Barcelona, rey de Castilla o Navarra),

estarían representadas por la Junta y la Diputación y conservarían su legua y sus

tradiciones.

Maura siempre colaboró con las fuerzas católicas y tradicionalistas con el fin de ampliar

la base social y política del conservadurismo dinástico

Con la aparición de los nacionalismos periféricos, los convertiría en serios

competidores. En Cataluña la LLiga Regionalista engrosó sus filas con miembros del

partido carlista. El mismo Mella colaboró con catalanistas y republicanos en la

«Solidaridad Catalana», nacida frente a la Ley de Jurisdicciones y al radicalismo

lerrouxista.

1895, fundación del Partido Nacionalista Vasco, por antiguos carlistas, tradicionales y

foralistas. Se diferencio del carlismo por su carácter étnico y su secesionismo. Desde el

principio intentó captar a las bases carlistas

17 de julio de 1909, muere Carlos VII será su sucesor Don Jaime.

IV -Los nacionalismos periféricos: catalanismo y bizkaitarrismo.

Rasgo común: la afirmación de las diferencias culturales, ligüísticas y legales, frente a

un Estado liberal débil, pero unitario, centralista y unificador, en la medida de sus

fuerzas.

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Movimiento catalanista= como crítica al Estado liberal español, aunque en él

participarían liberales como Valentí Almirall

Renaixença = carácter católico y revolucionario similar al francés creado por Frederic

Mistral. Iniciada en 1833 con la Oda a la Patria de Bonaventura Carles Arivau y finaliza

con la Atlántida de Jacinto Verdaguer. Proceso de auto afirmación de la lengua y la

cultura catalana se caracteriza por la evocación a la Patria (a menudo lejana) y el elogio

a la lengua postrada. Las corrientes catalanistas se alimentaron del proteccionismo

aduanero, del foralismo carlista y del federalismo pimargalliano, reforzado por el

tradicionalismo católico representado por el arzobispo de Vic Josep Torres i Bages que

con su obra La Tradición Catalana, se convertirá en uno de los pilares ideológicos del

catalanismo. Admirador de Maistre, Taine y Menéndez Pelayo, consideraba al

regionalismo catalanista antítesis del liberalismo y la democracia. Nación

esencialmente católica, había que defender su identidad y exaltar la vida rural, frente a

la conflictividad urbana, el materialismo y el parlamentarismo. En esa misma línea se

expresaría Narciso Verdaguer y Callís, director de La Veu de Catalunya, figura de

especial relevancia en la trayectoria de Cambó. Crítico con el liberalismo, establecía una

contraposición entre la «España regional y particularista» y la «España centralizadora

y uniformada», catalogada la primera como «la trabajadora» y localizada en el Norte y

la segunda en el Centro y el Mediodía. Admirador de las ideas de Maurras y Barres sus

ideas fueron plasmadas en las páginas de La Veu, además de mantener una postura

antidreyfusar durante todo el proceso.

1891, nace la Unión Catalanista, de tendencias conservadoras, que en sus famosas Bases

de Manresa, plantearían amplias cotas de autonomía para Cataluña. Sin cuestionar la

monarquía, proponían amplias competencias autonómicas, reconociéndose la plena

soberanía en el Gobierno interior catalán, incluido el orden público y la acuñación de

moneda. Oficialidad del catalán y traspaso de las competencias en enseñanza. Los

cargos públicos para catalanes de nacimiento, descentralización comarcal y regional, no

al reclutamiento obligatorio. Un Parlamento legislaría todos los ámbitos del derecho y

fijaría los impuestos. El legislativo lo formarían unas Cortes corporativas «por sufragio

de todos los cabezas de familia agrupados en clases fundadas en el trabajo manual, en la

capacidad o en las carreras profesionales y la propiedad, industria y comercio, mediante

la correspondiente organización gremial en lo que sea posible».(206)

Enric Prat de la Riva, máxime ideólogo del nacionalismo conservador catalán, contrario

al parlamentarismo, su alternativa era la representación corporativa «mediante el

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sufragio universal de los cabezas de familia, por gremios y profesiones, a fin de acabar

con el parlamentarismo, que entrega el Gobierno de los estados a los charlatanes de

oficio»(206), con el tiempo evolucionó hacia posiciones conservadoras-liberales. Fue

partidario de un Estado federal en el interior y en el exterior del imperialismo, «desde

Lisboa hasta el Ródano» como expansión cultural, política y económica a costa de los

pueblos menos desarrollados. Terminó aceptando la política parlamentaria, dentro de la

Monarquía constitucional. En 1901 creó la Lliga Regionalista, su objetivo «la defensa

de los intereses y la reivindicación de los derechos de Cataluña, trabajando por todos los

medios legales para conseguir la autonomía catalana dentro del Estado español» En

menos de un año ganaron las elecciones en las cuatro provincias catalanas, desbancando

a los partidos dinásticos. Paralelamente aparece el partido republicano de Lerroux,

populista, anticlerical y anticatalanista. Durante las primeras décadas del siglo serían los

dos partidos más importantes de Cataluña. La «Catalunya en dins» para hacerse con el

control de las instituciones catalanas y la «Catalunya enfora» que propugnaba el

intervensionismo en el resto de España con voluntad hegemónica, fue la política que

siguió la Lliga.. En 1906 formaría en unión de otros grupos nacionalistas y de sectores

del carlismo la Solidaridad Catalana, unión electoral formada para luchar contra el

lerrouxismo y la ley de Jurisdicciones. El 18 de Diciembre de 1913 el Gobierno de Dato

logró aprobar mediante Real Decreto el proyecto defendido por los anteriores Gobiernos

de Maura y Canalejas, por el cual se mancomunaban las diputaciones provinciales,

siendo proclamado Prat de la Riva Presidente de la Mancomunidad catalana. Entre los

intelectuales que colaboraron con Prat de la Riva destaca Eugenio D’Ors, ideólogo del

movimiento «noucentista». Colaborador de La Voz de Cataluña y secretario del

Instituto de Estudios Catalanes. Máximo crítico del Modernismo, luchó por implantar el

Noucentismo definido como «un nuevo intelectualismo. Equivalía a claridad

Mediterránea, en contraposición al vitalismo y a las nieblas germánicas modernistas».

Orden, claridad, racionalidad, en definitiva, Clasicismo frente a Romanticismo; razón

contra emotividad. Al igual que Prat, D’Ors aspiraba al Imperialismo, es decir aspiraba

a una Cataluña «interventora en los asuntos del mundo». En 1904 surgiría la nueva

estrella del catalanismo, Fraçesc Cambó. Concejal en 1901 por el Ayuntamiento de

Barcelona, Diputado a Cortes en 1907. Ideológicamente según Jesús Pabón, se mantuvo

a caballo entre el liberalismo y el tradicionalismo. Sus ideas catalanistas siempre

pasaron por la integración en el Estado español, siendo partidario del intervensionismo

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en la política española, aceptando plenamente el marco político de la Restauración.

Defendió la idea de una «España grande», combinando autonomía y unidad nacional.

Nacionalismo Vasco: Orígenes: Los fueros radicales aparecidos entre 1770-1830, entre

ellos el fuerismo antiilustrado del jesuita Larramendi y el ilustrado de la Sociedad

Bascongada de Amigos del País, así como los intentos revolucionarios de 1794-1795

protagonizado por liberales bilbaínos y donostiarras simpatizantes del jacobinismo y

poco afectos a la Monarquía española. La aparición del carlismo y su fuerte aceptación

en las tierras vascas, fue la causa de que los liberales vascos se unieran al resto de los

liberales españoles y un freno para el nacimiento del nacionalismo vasco. Ligado al

desarrollo del proceso de modernización socioeconómico, el nacionalismo vasco, según

destacan numerosos historiadores, fue en principio la respuesta de las capas pequeño

burguesas bilbaínas atemorizadas por los cambios bruscos que vivió la capital bilbaína

en la etapa finisecular (211).

Sabino Arana Goiri, creador del Nacionalismo Vasco; Obando 26 de enero de 1865.

Ascendencia carlista y carlistas sus inicios ideológicos y políticos. Apoyándose en

Gobinau, desarrollo la teoría nacional étnica, según la cual el factor racial es la base de

la nación. Aspiraciones secesionistas como medio para preservar la raza, la pureza de la

sangre y como es natural la lengua, factor que convierte a la nación que la habla en un

todo homogéneo.

Raza, lengua, arraigo en el pasado, reaparecen mitos ancestrales como la batalla de

Arrigorriaga, Goredjuela, Ochandiano y Mungía, o personajes míticos (Jaun Zuria), los

Fueros serán sinónimo de independencia, como base «de una nación completamente

libre, absolutamente autónoma»

Arana reivindicará la confederación Republicana de las siete provincias vascas; las tres

francesas, Laburdi, Navarra y Zuberoa y las cuatro españolas, Bizkaya, Álava,

Guipúzcoa y Benabarra. Consideraba a Cataluña como un mero condado español, no

nación. Lo español significaba todos los males acaecidos al pueblo vasco. La ciudad y

en consecuencia el urbanismo, una maldición culpable de las mayores secuelas estéticas

y éticas del capitalismo.

Programa: Imperio de la fe católica, el liberalismo como pecado, rigurosa separación de

las razas y restablecimiento de las leyes tradicionales; su lema “Dios y la ley

tradicional”

Aparecen los Batzoki, sus socios organizados en originarios, adoptados y adictos, según

su pureza de raza. Himno, la Guernikako arbola

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1898, Arana diputado provincial. 1901 aparece el periódico, La Patria. 1902, evolución

españolista = Abandono del anticapitalismo; pacto electoral con José María de Urquijo;

proyecto de creación de una “Liga de Vacos Españolistas” ; renuncia del

independentismo a favor de una amplia autonomía. Muere en 1903, sin haber aclarado

su postura.

El bizkaitarrismo no contó con el apoyo de las élites intelectuales. Unamuno, Maeztu o

Baroja no se adhirieron al Nacionalismo Vasco, sino que fueron partidarios de la

integración en España.

V -Nacionalismo español y espíritu noventayochista: hacia otra España.

“Espíritu del 98” = reacción de inconformismo, de rebeldía, de inquietud de las élites

intelectuales emergentes en relación a la España de la Restauración. Se traduciría en la

búsqueda de una tradición sustentadora de un nuevo nacionalismo. De carácter

antirracionalista estarán influidos por Nietzsche, Schopenhauer, Bergson o Kierkegaard.

A pesar de no encontrarse en sus inicios inmersos en el universo simbólico de las

derechas españolas, posteriormente algunos de ellos se integrarán en el

conservadurismo o el primoriverismo (Azorín, Maeztu), sus ideas fueron en muchos

casos sirvieron de referente a la ideología derechista radical y revolucionaria posterior.

Un ejemplo es Joaquín Costa, en vida reclamado y repudiado tanto por las derechas

como por las izquierdas. Según Azaña «Su trayectoria es la de un hombre que quisiera

dejar de ser conservador y no puede». Tras su muerte las derechas utilizaron muchas de

sus ideas, sobre todo su vehemente denuncia al sistema parlamentario de la

Restauración, “baluarte de caciques y oligarcas” Admirador del despotismo ilustrado,

era partidario de la «revolución desde arriba», recogida más tarde por Maura, aunque

bajo otra perspectiva. Partidario de una Dictadura temporal que llevara a un sistema

presidencialista semejante al norteamericano, donde el Gobierno funcionara lo más

independientemente posible del legislativo.

José Martínez Ruiz, Azorín. Partidario en principio de Pi i Margall, se uniría después al

anarquismo inspirado en el individualismo de Nietzsche y Stirner. Años después pasaría

a militar en la filas del conservadurismo dinástico de Maura y La Cierva.

Miguel de Unamuno, no fue ni liberal ni demócrata (217). Utilizado en principio por los

socialistas, después por los republicanos y ya en su vejez por la contrarrevolución. El

historiador alemán Fritz Stern le ha comparado con Maurice Barrés y Charles Maurrás,

como representante intelectual de la «revolución conservadora», por su búsqueda de

una ruptura hacia el pasado, deseando una nueva comunidad en la cual las viejas ideas e

13

instituciones pretendiesen una nueva fidelidad; y cuya visión del mundo consistía en

una combinación de «criticismo cultural con un nacionalismo extremo». Sus teorías

regeneracionistas, eran contrarias al tradicionalismo de Menéndez Pelayo al que

consideraba el causante del atraso social, cultural y científico debido a su casticismo.

Pero consideraba necesario europeizar la sociedad española para lo que era necesario

contar con al tradición y esta se encontraba en lo que él vino a llamar intrahistoria

nacional. Para ello siguiendo las tesis positivistas de Taine, los españoles europeizados

debían redescubrir los tesoros ocultos en el «alma» del pueblo, herencia de un pasado

del que el propio pueblo no tenía memoria expresa. (218)

Por su parte Ramiro de Maeztu fue autor de una amplia obra de marcado carácter

nacionalista, a pesar de sus numerosos cambios de ideología. Aunque influido por la

obra de Marx, Engels y Spencer, nunca fue un revolucionario, considerando que la

solución a la crisis del 98 no era la revolución social, sino la modernización e

industrialización de la sociedad española, que propiciaría la consolidación de la unidad

nacional. Admirador de la obra de Costa vio en ella la elaboración de una «tradición

nacionalista emergente», la creación de un patriotismo popular, «en el que se funden las

ideas de patria y pueblo…»A pesar de su rechazo a los nacionalismos periféricos, fue un

admirador de las burguesías vasca y catalana de las que creí que mediante su pujanza

económica, podían ser los sujetos sociales de esa transformación y vertebración

nacional. La vertebración nacional vendría dada por; el desarrollo económico, una

reforma intelectual y moral (que transformase la mentalidad de las élites burguesas), la

secularización de las conciencias, pero sobre todo en el logro de una auténtica

conciencia nacional unitaria. Además del imprescindible apoyo del Ejército como

elemento cohesionador de la sociedad española. El «Manifiesto de los tres» aparecido

en diciembre de 1901 (exaltación de la ciencia, enseñadaza obligatoria, implantación de

cajas de crédito agrícola, divorcio, etc) de clara influencia costista, rechazará la

democracia liberal para alcanzar tales fines.

Posteriormente los planteamientos noventayochistas tendrán gran influencia en la

Dictadura primorriverista, así como en la derecha revolucionaria representada por José

Antonio Primo de Rivera y Ledesma Ramos y posteriormente en algunos intelectuales

tecnócratas franquistas.

14

Capítulo VI.-LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN Y LA REINVENCIÓN DE LA

DERECHA AUTORITARIA (1914-1923).

El siglo XX se inicia con una gran crisis social y política a nivel mundial ocasionada

por la movilización de masas ocasionada por la Gran Guerra y la crisis revolucionaria

que conllevó el triunfo de los bolcheviques. Las consecuencias serían un profundo

cuestionamiento del Estado Liberal de Derecho, Charles Maier describirá a este periodo

como de «refundación» de la Europa capitalista.

Los cambios que estos acontecimientos produjeron en la sociedad mundial y en la

europea en particular obligarán a la instauración de un nuevo sistema político que

propiciará la articulación de mecanismos para la transacción entre los interese sociales,

es decir según Maier, un sistema “corporativo” que permitiera la creación de nuevos

mecanismos de distribución del poder favorables a las fuerzas organizadas de la

economía y de las sociedad, en detrimento de un cada vez más debilitado

parlamentarismo.

Por su parte el triunfo de la Revolución Rusa conllevó nuevas exigencias sociales que se

tradujeron en un deseo de mayor participación en la gestión política y una mejor

distribución de la riqueza. Así mismo la clase obrera exigirá mejoras sociales y

económicas.

Las derechas se verán obligadas a reorganizarse apareciendo los primeros movimientos

católico-corporativos y de derecha radical.

En España esta crisis aparecerá un poco más tardíamente a causa de la no beligerancia

en la Gran Guerra; el auge de los nacionalismos periféricos que impedirán la

articulación de un movimiento conservador a nivel nacional; el papel determinante de la

Iglesia y el Ejército; la debilidad y fraccionamiento de la burguesía; la ausencia de un

Estado laico y burgués y el papel secundario que ocupaba en el contexto internacional.

1917 será el año emblemático de la crisis en España, está se producirá en tres oleadas.

La primer la protagonizará el ejército, con la aparición de la Juntas de Defensa, La

segunda será de ámbito parlamentario, protagonizada por Cambó y su deseo de acabar

con el «turno» de partido, y, por Melquíades Álvarez con sus intentos de conseguir una

mayor secularización y un mayor nivel de liberalización. La huelga General

Revolucionaria de agosto será el desencadenante de la tercera. Además las huelgas

como medio de presión fueron utilizadas, al igual que anteriormente hicieran los

militares, por el funcionariado civil. La debilidad y el fraccionamiento de la nación y

del Estado se ponen de manifiesto, lo que ocasionará un conflicto entre nacionalismos.

15

La clase obrera animada por la Revolución Rusa iniciará un periodo de gran

conflictividad huelguística. En Andalucía se producirá el llamado «Trienio

bolchevique» y en Barcelona se producirá una ola de atentados contra patronos y

obreros.

Las derechas españolas también tendrán que replantarse sus estrategias políticas,

además de su organización y proyectos políticos.

I. Hacia la articulación del movimiento católico español.

Tras la crisis del 98 se hizo necesario un replanteamiento de la influencia de la Iglesia

Católica en España. La postura de esta en relación a la guerra de Cuba y la influencia

que ejercía en el sistema educativo las instituciones y la vida social en general

propiciaría la aparición de nuevas y virulentas formas de anticlericalismo. A ello hay

que añadir el creciente poder económico de esta.

Este malestar se vería reflejado en las replicas que se produjeron por las

manifestaciones católicas con motivo del Jubileo de León XIII. En el éxito de Electra de

Galdós, obra de fuerte contenido anticlerical. También con el anuncio la boda de la

Princesa de Asturias con el carlista Carlos de Borbón. Además la polémica surgida

entre el confesor del príncipe, Padre Fernández Montaña y Canalejas también crearon

gran malestar.

Ante el descontento el partido liberal dinástico adopto una serie de medidas; prohibición

de nuevas órdenes religiosas, matrimonio civil, libertad de cultos y secularización de los

cementerios. Por su parte el Conde de Romanones, Ministro de Instrucción Pública,

suprimió la obligación impuesta a los catedráticos de respetar el dogma católico; la

enseñanza religiosa en la enseñanza media voluntaria; y suprimió la representación

eclesiástica en el Consejo de Instrucción Pública.

Durante el Congreso Católico de Santiago, la jerarquía católica pidió al Rey la

destitución del Ministro.

Pero será la «Ley del Candado» firmada por Canalejas la que marcaría el momento más

tenso entre el Gobierno y las Iglesia, en ella se prohibía establecerse en el territorio

nacional a las órdenes religiosas que huían de Francia por las leyes secularizadoras

aprobadas por el gobierno francés. Las protestas del Vaticano, diferencias sobre el

Concordato y la Ley de Asociación, el resultado, una ruptura atenuada de las relaciones.

Surgieron varios tipos de anticlericalismo, mientras las nuevas élites intelectuales

acusaban a la Iglesia de impedir la modernización del País, Lerroux acaudillaba el

16

anticlericalismo popular, nuevo movimiento republicanismo populista que acusaba al

clero de ser el principal enemigo del pueblo y de la nación. Por último la aparición del

anticlericalismo obrero, formado por anarquistas y socialistas, por el que sustituía el

dogma religioso por los principios de utopía revolucionaria. Su momento álgido fue la

«semana trágica» de Barcelona en la que las iras de la mas se saldo con el incendio de

gran número de conventos.

La reacción de la jerarquía religiosa fue rápida, una carta de los Obispos a Maura exigía

el cierre inmediato de las escuelas laicas, el respeto del Concordato de 1851 que sólo

reconocía a la Iglesia Católica la facultad de la enseñanza, así como el artículo 11 de la

Constitución que sólo reconocía a la religión del Estado que era la Católica. La

aceptación del Concordato de 1851 significaba la capitulación del Estado frente a la

Iglesia Católica.

No aparecen figuras de importancia entre la intelectualidad católica acusada de incultura

por las élites intelectuales. Sólo la figura de Menéndez Pidal seguirá gozando de ese

reconocimiento convirtiéndose en líder espiritual de las derechas españolas. Según

Ángel Herrera “Singular enviado de Dios para sacudir el letargo de España e

inyectarle una segunda vida”(227)

En 1901 aparece la revista Razón y Fe, órgano propagandístico de los jesuitas, de

carácter radicalmente antimodernista, surgió para combatir la legislación secularizadora

de los liberales y defender los privilegios educativos de la Iglesia.

Los Congresos de Santiago y Burgos se convocaron para estudiar una nueva

organización de la acción del electorado, una nueva propaganda católica y promocionar

obras sociales.

A pesar de todo nunca consiguieron formar un grupo cohesionado, ni siquiera cuando el

Vaticano aplicando la tesis del «mal menor» propuso adoptar el modelo italiano, pues se

le consideró inviable en el moviendo católico español. A este respecto en 1900 se formó

la Junta Central de Acción Católica, dirigida por el Marqués de Comillas, quién ya

informaba de la inviabilidad de formar un partido político católico, apostando por el

apoyo a los órganos ya existentes; Junta Central y juntas diocesanas, y, el Consejo

Nacional de Corporaciones Católico-Obreras.

En 1908 los obispos siguen sin ver posible la formación de un partido entre otras cosas

por la resistencia de carlistas e integristas, agravado por la emergencia de los

nacionalismos catalán y vasco que aun separarían más a los católicos.

17

En 1909 aparece la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, dirigida por el

Padre Ayala, según sus propias palabras”Se trata no de formar inteligentes, sino

hombres de lucha, de gran influjo en la sociedad”

La Asociación estaba integrada en su mayoría por clases medias y profesionales

liberales. Intentó aglutinar a todas las fuerzas de la derecha. Fueron esenciales las

famosas Campañas de Propaganda como medio de difusión de su ideología. En 1911

aparecerá El Debate, portavoz de los Propagandistas, fundado por Ángel Herrero, sus

figuras de referente serán; Balmes y Menéndez Pelayo y posteriormente Cánovas.

La ideología herreriana es un claro retroceso en la historia del pensamiento conservador.

Monárquico de profundo sesgo patrimonialista, sus tesis pertenecen al más puro

concepto aristotélico-tomista. Consideraba que la nación era una “unidad moral”

concebida en torno a la Monarquía y el catolicismo. Por principio desdeñaba la

democracia liberal.

En 1913 popularizó la expresión «programa mínimo» como fórmula de unión de los

católicos en la vida política. Constaba de seis puntos; Cumplimiento de las leyes

vigentes favorables a la Iglesia; separación de cátedra y presupuestos, para que el

dinero de los católicos no sirviese para la educación heterodoxa; medidas en materia de

enseñanza encaminadas a lograr que los colegios católicos pudieran implantar sus

propios métodos educativos; representación proporcional; libertades locales y

regionales; defensa de las organizaciones católicas de carácter social, como sindicatos,

cajas, cooperativas etc. El programa no encontró el eco deseado.(230)

La ruptura del Antonio Maura con el partido conservador y la aparición del maurismo,

marcaría la ulterior trayectoria de las derechas españolas.

II. La génesis de la derecha radical: el Maurismo.

La caída de Maura en 1909 conllevará una nueva crisis del conservadurismo dinástico,

dañado el “turno de partidos”, Alfonso XIII, dará su confianza al partido liberal

formando gobierno en un primer lugar Moret y después José Canalejas quien fue

incapaz de llevar a buen término su proyecto de democratización y secularización

social. Asesinado en 1912, una nueva crisis llevaría a la división del grupo dinástico.

Alfonso XIII nuevamente puso su confianza en el partido liberal en la figura del Conde

de Romanones lo causó la dimisión de Maura de la jefatura de los conservadores y su

renuncia al acta de diputado, retirándose de la vida política.

18

El fracaso del gobierno liberal devolverá a los conservadores el gobierno pero liderado

por Dato, cabeza del sector “Idóneo” (término despectivo cuñado por Maura). Las

reacciones no se dejaron esperar; Osorio y Gallardo dimitió de la jefatura del Partido

Conservador en Zaragoza y Gabriel Maura de la de Santander; Las Juventudes

Conservadoras cambiaron su nombre a Mauristas. La escisión era inevitable, el 30 de

noviembre se celebra una Asamblea en Bilbao, de ella saldrá el maurismo como grupo

político. La nueva formación se verá apoyada por Alejandro Pidal, líder de la Unión

Católica, así como por El Debate y ACB, sin embargo La Épica apoyará a Dato.

Aunque no tardarán en aparecer sus propios órganos periodísticos; Ciudadanía; Vida

Ciudadana; Maura, sí; La Tribuna; La Acción)

El Maurismo se definirá como derecha radical, por primera vez la derecha tendrá como

fin la movilización de su potencial base social.

Por su parte el Partido Conservador de Dato seguirá en la misma línea, formado por

hombres insertos en la alta sociedad y en la línea política de la Restauración, no

intentará la movilización política ni la reforma del sistema político. Sin embargo el

Maurismo dará entrada en la arena política a jóvenes provenientes de las clases media y

alta; Antonio Goicoechea, José Calvo Sotelo, José Félix Lequerica, Ángel Osorio y

Gallardo, etc.

Su programa constará de un proyecto de racionalización económica y social, para lo que

será necesario el establecimiento de las premisas necesarias para el desarrollo industrial

controlado por las élites económicas tradicionales; El desguaje del caciquismo; El

saneamiento de la administración; Aumento del aparato burocrático; Intervencionismo

económico; Es decir una “la modernización conservadora”(233)

Su ideólogo será Antonio Goicoechea y Cosculluela, quién consideraba al maurismo

como la superación del canovismo y el liberalismo

Era la “Revolución desde arriba”, que no sólo había de respetar la espiritualidad

genuinamente española, sino restaurarla. La creencia de la Patria se encuentra en la

tradición de la Monarquía y de la Religión Católica; Negando a Dios y al Rey se niega

la tradición y, por tanto, a la nación. Se considera al krausismo, el costismo y el

noventayochismo, procesos de ruptura en la tradición nacional “A un pueblo que tiene

ese pasado, no se le puede decir que se europeíce, se le debe decir que se reconcentre

dentro de sí mismo, que busque en la intimidad de su espíritu el genio nacional, que no

floreció para la cultura en la copia servil de lo extraño, sino cuando irrumpió en obras

inmortales se sello original y creador lleno de atrevimiento, majestad y grandeza” (234)

19

Calvo Sotelo será el teórico oficial del reformismo social maurista inspirado en el

programa social-católico. Representante del conservadurismo burocrático, su mayor

preocupación será el desarrollo económico y el perfeccionamiento técnico.

Frente al individualismo liberal expondrá la doctrina del “abuso del derecho” como

puente tendido entre el atomismo contractualista y los nuevos retos a los que se

enfrentaban las sociedades contemporáneas. Será partidario de utilizar el aparato estatal

como instrumento económico y social, pasando de su labor de mero gendarme a un

Estado administrativo e interventor, que era lo que exigían las nuevas circunstancias.

Su reforma social pasaba por la creación de un Estado “paternalista” que hiciera más

tolerable la vida cotidiana de las clases trabajadoras, mediante la organización general

de retiros y pensiones, de seguros contra el riesgo y la enfermedad. Es decir la

corrección por el Estado de los efectos disfuncionales de la sociedad capitalista

competitiva, sacrificando los intereses inmediatos y particulares de la clase capitalista a

los globales del sistema y su reproducción en las condiciones del tiempo presente. Para

Calvo Sotelo el sindicato realizaba una función de primer orden en el nuevo Estado

paternalista ya que garantizaba los servicios públicos y otorgaba preeminencia a los

problemas de carácter social y económico. Por ello el Parlamento debía incorporar los

mecanismos de representación corporativa, pero sin abandonar la individual. Dirigió la

Mutualidad Obrera Maurista, mostrándose partidario de la captación de elementos de la

clase obrera.

Otra reivindicación del maurismo será la reconquista de la autonomía espiritual frente a

las corrientes europeístas del krausismo y la Institución Libre de Enseñanza.

Consideraban necesario establecer un modelo cultural que actuara desde las escuelas

por medio de la Historia Nacional. En este campo destaca César Silió y Cortés, formado

en la escuela sociológica de Gabriel Tarde, su obra es de marcado carácter sociológico

consideraba que la escuela debía convertirse en el instrumento de consolidación del

proyecto de nacionalización maurista. Algunos intelectuales de prestigio se adhirieron al

maurismo entre ellos Jacinto Benavente.

En 1914 Vázquez de Mella, publico su “programa mínimo” por el que proponía la unión

de todas las fuerzas de la derecha. Se basaba en cinco puntos esenciales;

Transformación del régimen parlamentario en régimen representativo; Regionalismo,

buscando la “autarquía” regional y municipal; Ampliación de las reformas sociales;

Separación de escuelas y presupuestos; Separación económica y administrativa de la

Iglesia y el Estado. El proyecto no fue admitido por el resto de las formaciones.

20

III. La crisis del tradicionalismo.

En 1909, es proclamado nuevo rey carlista Jaime III, hijo de Carlos IV y Margarita de

Parma. Fue oficial del ejército zarista e intentó (sin éxito gracias a la influencia de la

reina regente) entrar en el prusiano, su postura fue más militar que política. Gran parte

del carlismo siempre lo miró con desconfianza al considerarle sospechoso de tener ideas

demasiado liberales y anticlericales debido a su educación cosmopolita. Además

consideraban que su pertinaz soltería ponía en peligro la dinastía.

Esta falta de liderazgo ocasionó una profunda crisis agravada por otros factures, como

por ejemplo su relación con los nacionalismos periféricos y sus demandas de autonomía

o las grandes contradicciones que existían entre el sentido único de su existencia como

movimiento político, la destrucción del sistema liberal y la restauración del régimen

político tradicional y la cotidiana practica electoral, ante la imposibilidad de

desencadenar una nueva insurrección militar. Por otra parte la aparición del maurismo y

la nueva estrategia de la Iglesia española, les obligaba a pensar en establecer nuevas

alianzas.

Uno de sus más fieles teóricos, Salvador Menguijón Catedrático de Derecho Político de

la Universidad de Zaragoza, colaborador del Debate publicará, La crisis del

Tradicionalismo y el programa de mínimos, en el que propondrá una alianza con los

mauristas, pero no conseguirá el beneplácito de Don Jaime.

La 1ª Guerra Mundial situará a los carlistas (al igual que la mayor parte de las demás

fuerzas de la derecha española) del lado de los alemanes, si bien Don Jaime se

declarará neutral. Consideran que los intereses alemanes son compatibles con los

españoles. Además debilitada Gran Bretaña por la guerra, España y Portugal podrían

formar una federación peninsular y reconquistar Gibraltar. El objetivo final sería fundar

los Estados Unidos de América del Sur, devolviéndoles a los países peninsulares su

protagonismo en la política americana.

Pero la Germanofilia de la derecha no era general ya que los carlistas catalanes eran

salvo excepciones aliadófilos al igual que los vascos. Ambas sociedades se verán

divididas por los nacionalismos periféricos. En Cataluña mientras una parte de los

carlistas se unen a la Lliga de Lerroux y Cambó, otros contrarios al Estatuto por liberal.

Uno de sus principales teóricos será Víctor Pradera Larrumbe, discípulo de Vázquez de

Mella, nacido en Pamplona el 19 de abril de 1873. Diputado carlista por Tolosa en

1899, consumado orador y polemista. Partidario de las alianzas de derechas. Se

caracterizó por su profunda enemistad con los nacionalismos periféricos a los que

21

considera incompatibles con el foralismo carlista. La alternativa al centralismo liberal

era el foralismo, consistente en la restauración de las autarquías regionales siguiendo el

ejemplo histórico de la España de los Reyes Católicos, es decir una Monarquía

federativa. En 1918 consigue un escaño por Pamplona, se enfrentó a los carlistas

partidarios del entendimiento con los bizkaitarras y catalanistas amenazando con

renunciar al acta de diputado. Finalizada la Guerra Mundial, Don Jaime acusará a

Vázquez de Mella de defender las posiciones germanófilas lo que causará la escisión en

el grupo carlista. Vázquez de Mella y Víctor Pradera en agosto de 1919 formarán el

Partido Tradicionalista.

IV. La nueva intelligentsia derechista.

El fin de la Gran Guerra y el triunfo del bolchevismo en Rusia, planteó la necesidad de

una renovación en el seno de las derechas, el ejemplo a seguir era Francia, por ello se

inició una auténtica movilización ideológica de la intelectualidad de derechas española.

A excepción de Azorín francófilo durante el conflicto aunque no liberal, fueron todos

simpatizantes germanófilos, admiradores de Maurras y L’Actión Française, partidarios

de la vuelta a los valores cristianos tradicionales, y acérrimos enemigos de los

nacionalismos periféricos. La mayor parte de ellos serán corresponsales o colaboradores

de ABC. Así José María Salaverría en “La afirmación española” haría un dramático

llamamiento a la movilización de los intelectuales y las clases medias contra los

nacionalismos periféricos y las izquierdas, en pro de la edificación de una nación sólida

y poderosa. Ramiro de Maeztu sufriría una evolución intelectual y política debida a la

crisis de los valores liberales y la fuerza de las nuevas ideas conservadoras.

Portaestandarte de la modernidad en la sociedad española, tras su viaje a Gran Bretaña y

su contacto con el filósofo derechista Thomas Ernest Hulme dará un impresionante giro

hacia las ideas conservadoras. En su obra “La crisis del humanismo” hará un

replanteamiento de sus ideas religiosas y políticas. Verá la Gran Guerra como

consecuencia de la aplicación de los principios de modernidad, dominantes en Europa

desde el renacimiento, por lo que la única solución pasa por volver a los valores

cristinos tradicionales.

José Ortega y Gaset, a pesar de ser considerado izquierdista por su agnosticismo y los

ataques al régimen de la Restauración en muchos círculos culturales fue un pensador

político de rotundo signo conservador. Se le podría catalogar como liberal-conservador,

significativa es su obra “La España Invertebrada” aparecida en 1921 en la que expone

una concepción cíclica de la historia, el raciovitalismo, la valoración de la fuerza como

22

signo de vitalidad histórica, además de la reivindicación del espíritu guerrero de la edad

media frente a los valores burgueses. Fue redactor de la Revista de Occidente en la que

también participaron pensadores como; Sombart, Schmitt, Key Serling, Spamg y sobre

todo Spengler autor de “Decadencia de Occidente”

A pesar de su inclinación hacia los imperios centrales, Eugenio D’Ors intentó

mantenerse neutral durante la Gran Guerra. Con la muerte de Prat de la Riva su posición

en Cataluña empieza a declinar. Su relación con el nuevo presidente de la

Mancomunidad Puig i Cadalfach, será mala. Tras su famosa “defenestración” en 1920

entablará relaciones con el partido anticatalanista Unión Monárquica Nacional de

Alfonso Sala. En 1923 se trasladará a Madrid colaborando en ABC. Según su nuevo

ideario Isabel La Católica será el arquetipo de la nacionalidad española. Su influencia

fue muy importante en el País Vasco, donde creará escuela, “La Escuela Romana del

Pirineo”, integrada por Ramón de Basterra, Rafael Sánchez Maza y Pedro Mourlane

Michelena. La tertulia se reunirá en el Lyón D’Or de Bilbao, otros asistentes asiduos

serán Salvatierra, Areilza, Balpardo, el cardenal Gomá, Ramiro de Maeztu.

Ramón Basterra, diplomático, escritor y poeta, discípulo de D’Ors, Maurras, Menéndez

Pelayo y Spengler será partidario de un nuevo despotismo ilustrado, el “carlotercismo”.

También es de resaltar al conde de Santibáñez del Río futuro fundador de Acción

Española. A pesar de contar con estas relevantes figuras de las letras Alcalá Galiano

denunció la escasa capacidad receptora del público conservador español.

V. V -La defensa del Orden Social

1. 1 La aristocracia, ¿una clase residual?

La nobleza, se integró sin ningún problema en la nueva sociedad capitalista financiera e

industrial que emergió en la España finisecular. Su participación en política era escasa,

ya que dentro del sistema de la Restauración su influencia social y política era evidente,

ya desde la misma Corte o directamente a través del propio Rey, además de ver sus

intereses económicos suficientemente protegidos por los políticos del turno.

En su mayoría militantes conservadores, especialmente simpatizantes de Dato más que

de Maura. Alguna excepción como el Conde de Romanones o el Duque de Alba fueron

liberales.

Contemplados como clase ociosa, ajena al país, de espaldas a las letras, al trabajo, al

estudio, a la política. Es decir ajena tanto política como socialmente a las necesidades

del País, vivía encerrada en su mondo elitista, para diferenciarse del resto de la sociedad

que no tenía cabida en él.

23

1909, el Conde de Torres Cabrera funda el Centro de Acción Nobiliaria, como intento

de movilización de la nobleza contra la legislación anticlerical y los primeros atisbos de

crisis política del sistema.

20 de febrero de 1916, acto de afirmación nobiliaria presidido por Alfonso XIII

celebrado en la Biblioteca Nacional, al que asistieron Maura, Primo de Rivera y el

Obispo de Sión, instando a la movilización de la nobleza.

Tras la Gran Guerra, la caída de las monarquías centro europeas supone una amenaza

para la situación social de la nobleza española.

13 de noviembre de 1918, discurso del Duque del Infantado en el Congreso de los

Diputados, en el que atacó la reforma de la Constitución e instó a la unión de todas las

fuerzas conservadoras en defensa del orden social. Tras el discurso Acción Española

publica un manifiesto atacando al liberalismo y al socialismo, propugnando una

reacción de la nobleza ante el ataque de las izquierdas, recomendado el apoyo

económico al sindicalismo católico.

El Marques de Comillas organizaba la “Defensa Ciudadana” con la aquiescencia del

Gobierno. La Junta Superior del Somatén de Madrid estaba presidida por una larga lista

de aristócratas. Desde el Debate el Marques de Lozoya instaba a la nobleza a recuperar

sus posiciones perdidas.

2. Pensamiento y mentalidad militar.

La Restauración, no supone un paréntesis en la tradición militarista española. Si bien el

canovismo erradicó la tradición de los pronunciamientos militares al viejo estilo y la

intervención directa del Ejército en la vida política, el militarismo alcanzó nuevos

contenidos y nuevas fórmulas.

Durante la restauración, predominio entre la oficialidad de clases medias y bajas, en

detrimento de la nobleza y alta burguesía. El Ejército español se distinguía por una mala

organización, su hipertrofia y el bajo poder económico de la mayoría de sus miembros.

Constitución de 1876, aseguraba la presencia en el Senado de las altas jerarquías

castrenses por razón de su cargo y por nombramiento real con carácter vitalicio.

Disponían de prensa propia, El Correo Militar, El Ejército Español y La

Correspondencia Militar. La figura del «Rey-Soldado» y su prerrogativa como mando

supremo sobre del Ejército, característico de la Restauración serviría para garantizar la

relación entre la Fuerzas Armadas y la Corona. No obstante la desconfianza del ejército

hacia las clases dirigentes era manifiesta. La aparición de los movimientos obreros de

24

izquierdas, aun harían más patentes esa desconfianza en la eficacia del sistema

parlamentario para salvaguardar el orden social y la unidad nacional.

El Desastre del 98 tuvo importantes repercusiones psicológicas en el estamento militar.

Algunos autores hablan de una “Generación del 98 Militar”, Ricardi Burguete, laureado

de Cuba, expondré en su obra que la solución al problema nacional se encuentra en el

recurso a la autoridad militar. Joaquín Fanjul y Goñi, capitán y más tarde con Maura

diputado por Cuenca, autor de Misión Social del Ejército, éste era el representante de la

nación, la salvaguarda de la unidad nacional; es «el pueblo mismo, la nación, el lazo d

unión entre los elementos que, estando antes tan distanciados, deben estar confundidos»

Las continuas críticas de las izquierdas y los nacionalistas catalanes, serían también

motivo de crispación en el Ejército. 1 de mayo de 1900, asalto a El Progreso de

Valencia, dirigido por Blasco Ibáñez, 1905 asalto a la publicación ¡Cu-Cut!, y La Veu

de Catalunya, dando paso a la Ley de Jurisdicciones que daba poder al Ejército como

censor de la prensa.

Otro factor de importancia sería la guerra de Marruecos, que desataría rivalidades entre

la oficialidad que posteriormente se reflejarían en la rebeldía de la Juntas Militares.

También estaría relacionada con la posterior aparición del Tercio fundado por Millán

Astray. Inspirado en la Legión Extranjera francesa, contó con la oposición del Ministro

de la Guerra pero con el apoyo de Alfonso XIII, inició su organización en septiembre de

1920.

3. La acción social antirrevolucionaria.

Los primeros pasos de las organizaciones católicas y del sindicalismo confesional

fueron decepcionantes en el ámbito industrial debido a su marcado paternalismo y su

directa dependencia de los patronos.

Claudio López Bru, Marqués de Comillas, encarnó como ningún otro aristócrata

español el paternalismo característico de la nobleza como clase social. Propietario de la

Compañía Trasatlántica, impuso sus directrices al conjunto del catolicismo español. Fue

autor del plan de Acción Católica así como de su reglamento. 1909 vicepresidente de su

Junta Centra y redactor del programa católico-social aprobado en el Congreso Católico

de 1902.. Sin embargo los Círculos Católicos promovidos por Comillas fueron un

fracaso.

Como alternativa a los Círculos aparecieron los sindicatos obreros «puros» que no

recibieron el consentimiento de la Iglesia hasta 1908. Madrid, Valladolid, Oviedo,

25

Barcelona. Tildados de sindicatos «amarillos» al igual que el resto de los caóticos,

tenían el apoyo de los patronos.

Aparecieron voces discrepantes con las directrices de Comillas. Los padres Gerard,

Gafo, Arboleya y seglares como Severino Aznar.

Gerard, fundador de los Sindicatos Católicos del Libre, en los que se admitía a todos los

obreros con profesión de fe y no se admitía a los empresarios, se extendieron por

Madrid, Pamplona y Zaragoza formando una federación nacional en 1916, las presiones

de Comillas y los jesuitas terminaron con ellos. Parecido al caso del padre Gafo y

Arboleya, que también se propusieron la promoción del sindicalismo católico libre. Pero

acabaron sucumbiendo a la presión de los patronos y demás enemigos.

En 1911, en el País Vasco, aparece la organización «Solidaridad de Obreros Vascos»

nacida como reacción a las huelgas generales convocadas por los socialistas. Más éxito

tuvieron en las zonas rurales pues basándose en la ley de 1906 se fueron creando

sindicatos agrícolas católicos, formados por asalariados, pequeños propietarios y

terratenientes, Castilla la Vieja, Navarra, Aragón, no en Andalucía y Extremadura.

1917, aparece la «Confederación Católico Agraria» y en 1919 los Sindicatos Libres de

Barcelona, su carácter inicial fue de tendencia tradicionalista pero acabó por no tener

una etiqueta política precisa. Se opusieron violentamente a socialistas y anarquistas.

4. La «revolución organizativa empresarial»

No podía hablarse, en aquellos momentos, de una «gran patronal» española, dado que

apenas se habían consolidado las estructuras capitalistas industriales y bancarias; y que

se arrastraba aun el enorme peso de la agricultura en la renta nacional y no contaba con

muchas figuras empresariales comprometidas en la modernización económica.

1936, aparición de la «Asociación General de Ganaderos» continuadota de la Mesta. En

1876 la «Asociación General de Agricultores»

En el campo industrial, en 1889 aparece el Fomento de Trabajo Nacional. Surge el

asociacionismo empresarial y patronal como respuesta a los desafíos de la política social

asumidos por el Estado, creándose la Confederación Patronal Española que lucho

activamente contra la CNT, al mismo tiempo aparece la Federación Gremial Española,

Confederación desde 1921, apoyada por reformistas y republicanos que buscaron

acuerdos con la clase obrera

26

VI. La larga marcha hacia la dictadura militar.

La repercusión de la Gran Guerra no hizo más que exacerbar la crisis ya existente en

España, que ensancho la brecha entre la agricultura y la industria, la ciudad y el campo,

los trabajadores y los patronos, el centro y la periferia. Así como a exacerbar las

diferencias ideológicas dentro de la sociedad.

Fecha emblemática de la crisis fue 1917, y se produjo en sucesivas oleadas.

1º- Aparición de las Juntas Militares; Motivos: Clima de agitación en todo el País, los

militares aprovechan para iniciar una revuelta. Se inicia en Barcelona centro del

movimiento obrero más activo y pronto se extienden por todo el país. Además el

descontento tras la guerra de Marruecos de la oficialidad de la Península por el agravió

comparativo que supuso los ascensos de los que se beneficiaron los oficiales

africanistas. Alarmado el Rey y el Gobierno por la similitud con la aparición en Rusia

de los soviets de soldados, las Juntas recibieron la orden de disolverse y sus jefes fueron

arrestados. Un ultimátum enviado por éstas al gobierno amenazando con un golpe de

Estado hizo dimitir al Gobierno.

2º- Momento aprovechado por Cambó para intentar articular una alianza política

alternativa a los partidos de la Restauración. Una vez conseguido el apoyo de los

diputados de la Izquierda, exigió la apertura de las Cortes. Denegada la petición, el 19

de julio se organizó en Barcelona una asamblea formada por todas las fuerzas adversas

al sistema de «turno» en la que se propuso la formación de un Gobierno nacional y la

preparación de una nueva Constitución.

Alfonso XIII y Dato, nuevo Presidente del Gobierno llegaron a un cuerdo con los

juntistas y declararon el estado de excepción, Maura no se unió al movimiento

parlamentario.

3º- Agosto, huelga general, patrocinada por socialistas, las dos centrales sindicales y el

partido de Lerruox, fue un desastre para la izquierda. El ejército se mantuvo leal y la

LLiga al margen. Los militares imponen la dimisión de Dato y Cambó es llamado por el

Rey a participar en un Gobierno de concentración. Participación de los nacionalistas en

los gobiernos de concentración de García Prieto y Maura. Cambio de orientación de la

Lliga, Consigna «Per Catalunya i l’Espanya Gran». Intento de alianza con los

nacionalistas vascos.

Tras la Gran Guerra expansión del principio de las nacionalidades y de

autodeterminación cuyo adalid fue el Presidente Wilson, tuvo en España un gran

incremento de los nacionalismos periféricos pudiéndose hablar de «conflicto entre

27

nacionalismos» El proyecto de autonomía presentado a Maura fue un fracaso,

motivando el abandono de los parlamentarios catalanes. Mas tarde el Gobierno del

Conde de Romanones intentó un estudio de proyecto de Estatuto pero fue boicoteado

por la Lliga. Fuerte ofensiva de los dinásticos contra los nacionalismos. En Cataluña

Alfonso Sala y Argemí fundará la Unión Monárquica Nacional, su objetivo «anular la

obra de la Lliga» Paralelamente en el País Vasco se forma la Liga de Acción

Monárquica, integrada por los partidos, conservador liberal y maurista.

La caída de la monarquías centro europeas después de la Gran Guerra causa la inquietud

de aristocracia, Acción Nobiliaria, publica un manifiesto atacando al liberalismo y al

socialismo, enemigos del Trono y del Altar. Mitin de los Propagandistas Católicos en

defensa del «principio de autoridad», apoyados por el conjunto de las derechas;

integristas, mauristas, ciervistas y carlistas.

Organización de la Defensa Ciudadana, La Unión Ciudadana, la Junta del Somatén de

Madrid y las llamadas «guardias cívicas» todos ellas organizadas y dirigidas por

aristócratas, cuyo boletín, Paz y Tregua, contaba con la colaboración de Álvaro Alcalá

Galiano y Ramiro de Maeztu. “Ernst Junger señaló que; la conflagración mundial, por

su propia requisitoria radical, generará un nuevo tipo de hombre, «el hombre inquieto»,

y con el una nueva forma de acción política, la «movilización total», y ello trajo como

consecuencias la destrucción de las instituciones y de los valores tradicionales, con la

consiguiente necesidad de creación de nuevos valores y nuevas instituciones. En

España, ausente de la Gran Guerra, estos fenómenos no se produjeron, al menos no con

la radicalidad que en los países beligerantes. De ahí la incapacidad de las guardias

cívicas españolas para el ejercer su propia violencia y su dependencia estricta del poder

militar. Los valores tradicionales, sobre todo religiosos, continuaron, de la misma

forma, siendo muy operativos en la sociedad española. Y, en fin, todo ello demostró lo

incipiente de la «nacionalización de las masas» en España y la consiguiente debilidad de

nuestro nacionalismo, a la altura de los años veinte” (264)

15 de abril de 1919, nuevo gobierno Maura formado por tres mauristas, dos ciervistas y

cuatro técnicos. El Debate ya apostaba por una Dictadura civil. Consagración de España

al Sagrado Corazón de Jesús, 30 de mayo, San Fernando inauguración del Cerro de Los

Àngeles, con asistencia del Rey y el Gobierno, nueva alianza del Trono y el Altar.

Consagrado por Alfonso XIII «España, pueblo de tu herencia, se postra hoy, reverente,

ante ese trono de tus bondades, que para Ti se alza en el centro de la Península.

28

Tres meses después el Gobierno fue derrotado en la discusión sobre el acta de Coria,

provocando la crisis y la consiguiente dimisión de Maura. Intento de reorganización del

maurismo como partido político moderno.

La escisión en el seno del partido carlista se produjo al finalizar de Gran Guerra,

momento en que Don Jaime firmó una carta acusando a Vázquez de Mella y sus

seguidores de germanófilos en contra de sus deseos y directrices. Mella fundó en agosto

de 1919 el Partido Tradicionalista, con el apoyo de Víctor Pradera y otros disidentes. El

Pensamiento Español, fue su órgano periodístico.

Fracaso Gobierno de Maura, la mayoría parlamentaria distribuida entre mauristas y

datistas. Gobiernos datistas de Sánchez Toca y Manuel Allendesalazar. Fracasados

ambos presionados el primero por las Juntas Militares y el segundo por la dimisión de

Milans del Bosch, llevó a Dato nuevamente a la presidencia del Gobierno en Mayo de

1920. Éste tras obtener del Rey el decreto de disolución y conseguir en las elecciones de

diciembre una mayoría adicta, inició una dura política frente a los sindicatos. Nombrado

Bugallal ministro de gobernación, éste apoyó a Martínez Anido, gobernador civil de

Barcelona en su represión del terrorismo cenetistas por medio de la «ley de fugas» y del

apoyo a los Sindicatos libres. También apoyado por las patronales.

Asesinato de Dato en Madrid el 8 de marzo de 1921. Desastre de Anual, cinco meses

después. Agosto de 1921, gobierno de concentración de Maura con el apoyo de los

partidos dinásticos y la Lliga (Maura, Cambó y La Cierva) Recuperación en Marruecos

de los territorios perdidos en julio, se integran a las Juntas en el organigrama del

Ministerio de la Guerra. Caída del Gobierno en febrero de 1922

La Revolución rusa de 1917 causo gran impresión en Alfonso XIII, llegando a la

conclusión de que los sistemas liberales eran incapaces de dar respuesta a un reto de

semejante envergadura, la salvación sólo era posible si actuaban conjuntamente la

Corona y el Ejército.

Con la negativa de Maura a asumir la presidencia del partido, éste se dividirá en dos

facciones. Una dirigida por Ángel Gallardo y Osorio apoyado por Pradera (Partido

Tradicionalista) y la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, formará el

Partido Social Popular. El Debate se convertirá en su órgano propagandístico. De él dirá

Manuel Azaña «es la posición reformista del absolutismo español» (268)

La otra facción estaría dirigida por Antonio Goicoechea cuyo órgano propagandístico

será La Acción, dirigida por Manuel Delgado Berreto. La solución a la crisis pasaba por

la organización del sufragio para que sirviera de base a la representación corporativa de

29

las élites políticas y sociales. Gran admirador del fascismo italiano, con el se iniciará un

tímido «proceso de fascistización» de las derechas españolas. El 16 de diciembre de

1922, aparecerá el único número de la revista La Camisa Negra

En algunos círculos se baraja la figura de Osorio y Gallardo como hipotético dirigente

del movimiento fascista español. En Cataluña el movimiento estará dirigido por el poeta

vanguardista Josep Viçens Fox y el escritor José Carbonell, fundador en 1921 de la

revista Monitor. Admiradores de Maurras y del D’Ors catalanista, fueron my críticos

con la política de Cambó al que acusaron de españolismo.

Al mismo tiempo la política de Cambó llevaría ala escisión de la Lliga y el nacimiento

de Acción Catalana, surgida de la Conferencia Nacional Catalana organizada por las

Juventudes Nacionalistas de La Lliga, republicanos nacionalistas independientes

partidarios de la teoría de «Catalunya endins», es decir independencia de Catalinya

dentro de un Estado Federal Español.

A Maura seguirá el Gobierno de Sánchez Guerra en marzo de 1923. Antítesis del

anterior cesará a Martínez Anido, restableciendo las garantías constitucionales en

Barcelona, firmó la disolución de las Juntas Militares y remitió el «expediente Picasso»

a las Cortes para tratar las responsabilidades del desastre de Annual.

El 30 de noviembre ante el fracaso del Gobierno, Alfonso XIII llama a Maura y Cambó

pero ante la negativa de estos, manda formar gobierno a Manuel García Prieto, este

Gobierno de Concentración liberal siguiendo en la misma línea del anterior, objetivos;

garantizar la supremacía del poder civil, libertad de cultos (reforma del artículo 11 de la

Constitución) reducción del déficit presupuestario y modificación del régimen de

sufragio y nombramiento de gobernadores civiles no militares. Todas las reformas

fueron boicoteadas tanto por la cúpula eclesiástica, como por la coalición formada por el

capitán general de Barcelona, Miguel Primo de Rivera, la Federación Patronal, el

Fomento del Trabajo Nacional, La Lliga y los Sindicatos Libres.

Fracaso del Gobierno, propuesta de Alfonso XIII a Maura para asumir él mismo la

dirección política del país mediante la Junta de Defensa Nacional. Descartada por

Maura una Dictadura real, aconsejó apoyar un Estado de excepción avalado por el

Ejército.

13 de septiembre, Primo de Rivera declara el estado de guerra, exigiendo al Rey la

dimisión del Gobierno y plenos poderes. Ante la pasividad del ejecutivo y falto del

apoyo real, García Prieto presentó la dimisión. Alfonso XIII encargó formar Gobierno a

Primo de Rivera. Apoyado por el total de las derechas y la Iglesia Católica y con «una

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mezcla de inquietud y regocijo» por parte de Don Jaime ofreciendo su colaboración «al

esfuerzo del Directorio triunfante» (272)

Capítulo VII.-LA HORA DE LOS CONTRARREVOLUCIONARIOS: LA

DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA.

I. Primo de Rivera: el estilo personal de gobernar.

Importantes consecuencias, tanto social como políticamente, a corto, medio y largo

plazo. Supuso un profundo corte en a trayectoria del conservadurismo liberal español,

que fue sometido a una dura prueba histórica, llegando a poner de relieve sus

contradicciones y debilidades políticas, sociales e ideológicas. Suspendió la

Constitución de 1876, el pluralismo partidario, la vida política; estableció la censura

previa, y un Directorio militar. La sociedad admitió el cambio sin oponerse. Ascenso de

una nueva élite política derechista, nacida al socaire de la crisis del liberalismo.

Formadas en los tópicos regeneracionistas, en las enseñanzas de la Iglesia católica, el

catolicismo social, el maurismo y el tradicionalismo, que rechazaba de pleno la

tradición liberal. Inclinada a ola intolerancia de principio, al respeto de la disciplina, la

debilidad por la conducción autoritaria de las masas, y que soñaba con una sociedad

regimentada.

Fue inseparable de su creador, nace y muere con él. Miguel Primo de Rivera, familia de

tradición militar, relacionada con la oligarquía terrateniente. Miembro del partido

conservador, careció de preocupaciones culturales e ideológicas. Fue uno de los

primeros miembros del Centro de Acción Nobiliaria.

Desde el principio el Directorio emprendió una clara ofensiva contra el caciquismo,

dirigida por Calvo Sotelo desde la Dirección General de Administración, quien contó

con un equipo formado por José María Gil Robles, el Conde de Vallellano, Jordana

Pozas, y técnicos como Flores de Lemus. Acabó con algunos cacicatos pero muchos de

ellos se integrarían en la Unión Patriótica, partido oficial de la Dictadura.

A pesar del apoyo recibido de la Lliga, la política primoriverista fue anticatalanista, se

prohibió la bandera catalana, cantar «Els Segadors», el castellano como única lengua

oficial, etc. Por último se suprimió la Mancomunidad tras la promulgación del Estatuto

provincial en marzo de 1925. Así mismo el clero catalán también le retiraría su apoyo

tras suprimir el uso del catalán incluso en la liturgia convirtiéndose en portaestandarte

de las reivindicaciones culturales catalanas.

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II. La vía fallida hacia el nuevo estado.

Fundó la Unión Patriótica como medio continuador de su política más allá del

Directorio militar. El Somatén se extendió por toda España. Fines de 1925 gobierno

formado por mauristas, social-católicos y tecnócratas y dirigido por él mismo. Calvo

Sotelo (Hacienda), Eduardo Aunós (Trabajo), Rafael Benjumea (Fomento), José

Yanguas Messía (Estado) y Severino Martínez Anido (Gobernación) Con la

cooperación de Francia termina con la guerra de Marruecos en mayo de 1926.

Mejora de la situación económica. Años cruciales para la formación de la sociedad

capitalista en España. Política económica a la defensiva, anticrisis, que desembocó en

un verdadero miedo al mercado y a la competencia. Intervencionismo y proteccionismo

estatal al servicio de una política fundamentalmente nacionalista = protección

arancelaria, política de fomento de la producción y corporativismo productivo

Calvo Sotelo = Hacienda, muy discutida su gestión. Intento de reforma fiscal como

medio de acabar con el fraude fiscal = reacción de la aristocracia terrateniente y de la

burguesía industrial Intentos de reforma tributaria de igual resultado. Creación de la

CAMPSA, proyecto muy discutido.

Eduardo Aunós, en Trabajo secretario de Cambó miembro de la Lliga y luego de la

Unión Monárquica Nacional = intensa labor legislativa = descanso nocturno de la

mujer, subsidios para las familias numerosas y la creación del sistema corporativo de

relaciones laborales (decretos-leyes de 1926 y 1928). Colaboración con los socialistas =

pácto con la UGT = crítica de los sectores conservadores y católicos que les llevaría a

distanciarse de la política primoriverista.

Rafael Benjumea = amplia red de carreteras y otras obras públicas = pantanos.

Si bien en un principio la intelectualidad de miró con benevolencia, se fue

transformando impaciencia e irritación disgustados por su política educativa, tanto en el

ámbito universitario como con la cultura en general. Sólo contó con el apoyo de Ramiro

de Maeztu y Eugenio D’Ors. Aunque si el primero fue incondicional el segundo fue más

ambiguo. Maeztu en 1927 deja su colaboración con El Sol, para iniciar su andadora en

La Nación, órgano propagandístico oficial de la Dictadura, afiliándose además a la

Unión Patriótica. En 1928 fue nombrado embajador en la República Argentina. Por su

parte D’Ors fue menos militante en defensa de la Dictadura. Ninguno de los dos fue el

ideólogo oficial de la Dictadura. En torno al diario La Nación, dirigido por Manuel

Delgado Barreto, se articuló un equipo de intelectuales = José María Pemán, José

Pemartín, Vicente Gay, Manuel Bueno, etc.

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Miguel Primo de Rivera = La Unión Patriótica debía convertirse en «la nueva forma

derechista conservadora»

Ideólogos = partiendo de la concepción del hecho nacional, decir nación española

equivalía a Monarquía y Catolicismo «las dos máximas realidades españolas» La nación

engloba el conjunto social concebido como un orden de asociaciones, clases y gremios,

que se comprende desde una óptica organicista y desigualitaria, regida en el fondo por

una lógica teológico-política (281)

Para Pemán la Restauración canovista era sinónimo de; caciquismo, favoritismo,

oligarquía partidista, corrupción electoral, envenenamiento político de los

Ayuntamientos, recomendaciones e injusticia. La solución pasaba por una reforma

constitucional que restaurase una Monarquía tradicional, limitada en el Gobierno por la

religión, los usos y costumbres y apoyada políticamente por unas Cortes Consultivas.

A pesar de ser admiradores de Musolini y el fascismo italiano, consideraban este

inviable para la sociedad española.

En un intento de convertir la inicial Dictadura comisoria en soberana, Primo convocó la

Asamblea Nacional Consultiva, la idea fue mal recibida tanto por las derechas como por

las izquierdas, rechazando la participación en ella.

De la Asamblea salio el encargo a la Sección Primera de redactar un proyecto

constitucional basado en; la unidad nacional, confesionalidad del Estado,

unicamerialismo y antiparlamentarismo. La Sección tenía un carácter netamente

conservador, el proyecto propuesto fue rechazado por todos los sectores incluso los

católicos, el propio Primo de Rivera lo rechazó

III. Conservadurismo y primoriverismo

La Dictadura supuso un auténtico desafío al status quo de la Restauración

La Lliga no participó directamente en el pronunciamiento pero colaboró en los primeros

momentos. Puig y Calafalch, presidente de la Mancomunidad, mostró su adhesión al

manifiesto del Dictador.

Cambó fue más ambiguo, si bien en un principio dijo de ella que era «lo único dulce

que hemos podido saborear en un año amargo» tras la supresión de la Mancomunidad y

el apoyo de Primo de Rivera a la Unión Monárquica de Alfonso Sala su postura fue de

«ni colaboración, ni oposición y mucho menos aún conspiración en apoyo de la vieja

política» (283) La Lliga como partido político rechazó la vuelta a la Constitución de

1876.

33

Por su parte Antonio Maura en un principio se mostró benevolente con el Dictador a

quién había aconsejado seguir durante algún tiempo en el poder y que convocara una

Asamblea Consultiva. Poco antes de su muerte decepcionado por la política seguida y

con el maurismo dividido; Osorio y Gallardo se mantuvo en una posición liberal

mientras que Calvo Sotelo colaboró con la Dictadura, derivó a una postura adversa a

Primo. En su testamento político estimaba que la Dictadura era una situación «anormal

y transitoria» propugnando una serie de reformas que propiciaran el retorno de la

Monarquía constitucional. Murió el 13 de diciembre de 1925 y con el una etapa de la

vida política española.

División política en el seno del partido conservador. Una parte permanece expectante

mientras la otra descontenta con una Monarquía que prescindía Del Parlamento y de la

Constitución. Se produce la Sanjuanada, el Conde de Romanones será multado con

medio millón de pesetas. Sánchez Guerra en septiembre de 1926 se entrevista con

Alfonso XIII, quien le aconseja un entendimiento con Primo de Rivera, considerado

inaceptable por el viejo datista y tras la convocatoria de la Asamblea Nacional,

publicará un manifiesto en defensa del «Parlamento y las libertades públicas» Poco

después se auto exilió en París. En 1929 apareció unido a los artilleros en un intento de

pronunciamiento contra Primo de Rivera.

Centenario del nacimiento de Cánovas, aprovechado por los políticos dinásticos para

hacer una dura crítica a la Dictadura y exigir la vuelta a la «normalidad constitucional»

Según palabras del Conde de Bugallal si se violaba la Constitución de 1876 la

existencia del Rey «dependerá, legítimamente, de la voluntad popular» (285)

Tanto Romanones como Gabriel Maura consideraban en sus escritos el régimen

dictatorial como una regresión «al despotismo ilustrado»

La reforma del ejército llevó a discrepancias con las fuerzas armadas sobre todo con el

cuerpo de Artillería. El encierro de éstos en los cuarteles como protesta por la supresión

de la escala cerrada (sólo se podría ascender por medio de la aplicación estricta del

escalafón) conllevó la disolución del cuerpo y la prohibición a sus miembros de vestir

uniforme. Se preparó un golpe de Estado para el día 28 de enero pero Primo de Rivera

presentó su dimisión a Alfonso XIII un día antes.

IV La «dictablanda»: resurrección y ocaso del conservadurismo liberal.

Debilitados los partidos dinásticos fueron incapaces de aprovechas la nueva oportunidad

que les brindaba la caída de la Dictadura. Se formó un nuevo Gobierno presidido por el

general Dámaso Berenguer, que recibiría el apelativo de dictablanda, formado por

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políticos de los más conservadores; el Duque de Alba, Manuel Argüelles, Leopoldo

Matos, Pedro Sangro y Ros de Olano, el almirante Carvia y Julio Wais. Su programa no

tuvo el menor intento de renovación, su propósito; restaurar el entramado caciquil y los

partidos dinásticos. Rota la unidad dinástica por la actitud de Alfonso XIII ante la

Dictadura propició la actitud de muchos monárquicos encabezados por Sánchez Guerra

quién en un discurso dado en el Teatro de la Zarzuela el 27 de febrero atacó

directamente al Rey «no más servir a señores que en gusanos se convierten», pidió

elecciones constituyentes y a pesar de declararse no republicano manifestó que «España

tiene derecho a serlo, si quiere» Abandono de muchos monárquicos. El primero en

declararlo públicamente, Miguel Maura. Dos meses después Niceto Alcalá Zamora,

quién prometió una republica conservadora. A su juicio la Monarquía española, a

diferencia de la inglesa, no había sabido adaptase a las nuevas tendencias democráticas,

al igal que las clases conservadoras. Ambos crearon la Derecha Liberal Republicana,

programa; República, equilibrio de poderes, libertad religiosa, reforma militar,

autonomías regionales, etc. (288)

Manuel Burgos pidió Cortes Constituyentes y la abdicación de Alfonso XIII en el

Príncipe de Asturias.

Los primoriveristas se aglutinan en un nuevo partido, la Unión Monárquica Nacional.

Primo de Rivera murió el 16 de marzo en París. No logró aglutinas a todas las fuerzas,

Eduardo Aunós fundó el Partido Laborista Nacional y poco después el doctor José

María Albiñana y Sanz, antiguo masón y liberal dinástico el Partido Nacional Español ,

considerado por algunos autores la primera expresión del fascismo español (el autor no

es de la misma opinión) (289)

Creación de una plataforma unitaria republicana con vistas al cambio de régimen. Pacto

de San Sebastian, aglutina a las fuerzas republicanas, catalanistas y galleguistas de

izquierdas y al sector reformista de Partido Socialista. Apoyados por un gran número de

intelectuales capitaneados por Ortega y Gasset quien el 15 de noviembre publicó en El

Sol su artículo El error Berenguer, que termina con su famoso «¡Delenda est

Monarchia»! (290)

La sublevación de Jaca y Cuatro Vientos, pusieron de manifiesto la inmadurez de las

fuerzas republicanas

El 14 de febrero de 1931 cae el Gobierno Berenguer. Tras otras tentativas , Alfonso XIII

manda formar Gobierno de concentración monárquica ,sin los primoriveristas, al

almirante Aznar.

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En un intento de apuntalar la Monarquía se creó el Centro Constitucional, formado por

la alianza de la Lliga y el resto de conservadores mauristas, agrupados en torno a

Gabriel Maura, Goicoechea, Montes Jovellar y César Silió. Su fin, crear un nuevo

bipartidismo formado por un partido conservador y un partido liberal renovados. El

proyecto era obra de Cambó, quién lo exponía en su libro Por la concordia

Convocadas elecciones municipales por el Gobierno Aznar para el 12 de abril, las

derechas no se unieron, los monárquicos se presentaron en orden disperso. Liberales y

conservadores se negaron a ir con los prioriveristas, en carlismo y el integrismo hicieron

campaña contra los republicanos. La lucha se configuraba en torno a los polis de

revolución y contrarrevolución.

Se puso de manifiesto durante la campaña de las derechas monárquicas, la escasísima

influenciadle conservadurismo liberal en la configuración política e ideológica de las

clases conservadoras. El resultado fue desalentador. Si bien en las zonas rurales

consiguieron un mayor número de concejales en las ciudades el triunfo de los

republicanos fue rotundo.

Alfonso XIII se quedó sólo y no fue él quién entregó, fueron sus ministros, sólo Juan de

la Cierva era partidario de la resistencia apelando se era necesario al Ejército. Pero las

fuerzas de orden público enseguida se pasaron a los republicanos. San Jurjo a la sazón

director de la Guardia Civil, se ofreció al Comité Revolucionario estando aun el Rey en

Palacio.

“De esta forma, la II Republica iba a constituirse para llenar el vacío provocado por

Alfonso XIII, al exiliarse y dejar el poder. No se trató, pues, de una «transición», como

a veces se ha sostenido, sino de una auténtica ruptura política, de una revolución. La

democracia republicana vino de golpe; no como producto de una lenta evolución. Y

como una revolución fue percibida por las derechas obrando, como tendremos

oportunidad de ver, en consecuencia.” (292)

Capítulo VIII.-EL RETO REPUBLICANO.

Nace escorada hacia la izquierda. Sentó los principios de igualdad ante la ley, unidad

jurisdiccional, secularización, derechos individuales, prioridad dada a la cultura y a las

reformas sociales. Encontró la resistencia de la derecha. Grandes problemas; las

relaciones Iglesia-Estado (secularización = clara ofensiva anticlerical) Reforma agraria,

descentralización del Estado, relaciones laborales.

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Un gran reto para las derechas = desbordadas por los acontecimientos, desorganizadas y

adversas a las nuevas realidades. Un importante sector consigue adaptarse

Proceso de democratización y socialización de la vida política = configuración de

nuevos partidos de masas.

Ausencia de una derechas conservadora y democrática = gran handicap del periodo

republicano.= el pensamiento liberal-conservador incapaz de renovarse = Ortiga se

retira pronto de la política. = la derecha católica hegemónica nunca llegó a aceptar el

régimen republicano, ni los componentes básicos de la cultura política liberal-

democrática = que monárquicos alfonsinos y carlistas desarrolla sus críticas desde la

utopía de un pasado ideal. = actitud claramente antiliberal

El fascismo influyó en en la derecha española radicalizando su perspectiva básica

católica antiliberal, teológico-política = se vió reforzada por una izquierda que pretendió

prescindir de ella.

Buena muestra los discurso o las memorias de Azaña (294)

I. El fracaso de la derecha republicana,

II. La resurrección de las derechas tradicionales.

III. La génesis del fascismo español:

1. De «La Conquista del Estado» a Falange Española

2. Las derechas españolas ante el fenómeno fascista.

IV. Intelectuales conservadores frente a la República

V. Hacia la República de derechas.

1. De Casas Viejas a las elecciones de 33

2. Divergencias monárquicas.

37

3. Perplejidades fascistas.

4. Octubre y sus consecuencias.

5. La Hera de la esperanza.

VI. La llamada al sondado.

Capítulo IX.-LA EDAD DE ORO ANTILIBERAL.

I. Génesis y desarrollo del Régimen de Franco.

1. Las derechas ante la sublevación

2. Francisco Franco: conquista y configuración del poder.

II. Desarrollo, evolución, plenitud y crisis.

1. De la mímesis fascista a la institucionalización monárquica.

2. Consolidación y controversia.

3. Modernización son modernidad: conservadurismo burocrático y crisis de

legitimidad

4. Ningún canto heroico. La oposición conservadora al franquismo.

5. Consenso, fraccionamiento y ocaso.

Capítulo X.-REFORMA, RUPTURA, REINVENCIÓN.

I. La fase Suárez.

1. La «culpa»: de la reforma a la ruptura.

2. La ofensiva nacionalista.

3. El fin de UCD.

II. La extrema derecha, hacia el exilio interior.

1. Auge y ocaso de Fuerza Nueva.

2. Intentos de renovación ideológica.

III. Del «Vía Crucis» a la «Victoria»

1. Entre la desunión y la importancia

2. La luz en el horizonte.

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Evaluación o conclusiones: