Mujeres, guerrilla y terror de Estado en la época de la revoltura en México

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1 Mujeres, guerrilla y terror de Estado en la época de la revoltura en México Por Adela Cedillo Contexto El presente ensayo tiene como marco temporal la guerra fría en México y, dentro de ella, el fenómeno conocido como “guerra sucia”, cuyos límites cronológicos se pueden fechar entre 1964 y 1982. 1 Durante este periodo se desarrolló una confrontación militar entre el sector más radical de la izquierda urbana y rural y el Estado, la cual produjo los niveles de violencia política más elevados desde la rebelión cristera. Aunque en algunas coyunturas el conflicto estuvo a punto de adquirir dimensiones nacionales, sus principales expresiones no trascendieron el ámbito regional. Los estados en los que hubo un mayor despliegue de fuerzas, tanto guerrilleras como contrainsurgentes, fueron Guerrero, Chihuahua, Sinaloa, Jalisco, Nuevo León, Sonora y el Distrito Federal y, en menor medida, Morelos, Michoacán y Oaxaca. 2 El 1 Para una visión global del fenómeno, véase: Laura Castellanos. México armado 1943-1981. México, Era, 2007, Jorge Luis Sierra Guzmán. El enemigo interno: contrainsurgencia y fuerzas armadas en México. México, Plaza y Valdés/Universidad Iberoamericana/Centro de Estudios Estratégicos de América del Norte, 2003 y José Sotelo, coord. Informe histórico a la sociedad mexicana, ¡Qué no vuelva a suceder! México, Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, 2005, borrador (en lo sucesivo, IHSM). 2 En los estados de Hidalgo, Estado de México, Tabasco, Puebla, Veracruz y Chiapas, la actividad militar de ambos bandos fue más focalizada, mientras que en Baja California, Durango, Coahuila, Tamaulipas, Tlaxcala, Guanajuato, Aguascalientes y San Luis Potosí, ésta sólo fue transitoria. En los restantes (Zacatecas, Baja California Sur, Nayarit, Colima, Campeche, Yucatán y Quintana Roo) el fenómeno estuvo prácticamente ausente.

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Mujeres, guerrilla y terror de Estado en la época de la

revoltura en México

Por Adela Cedillo

Contexto

El presente ensayo tiene como marco temporal la guerra fría

en México y, dentro de ella, el fenómeno conocido como

“guerra sucia”, cuyos límites cronológicos se pueden fechar

entre 1964 y 1982.1 Durante este periodo se desarrolló una

confrontación militar entre el sector más radical de la

izquierda urbana y rural y el Estado, la cual produjo los

niveles de violencia política más elevados desde la rebelión

cristera. Aunque en algunas coyunturas el conflicto estuvo a

punto de adquirir dimensiones nacionales, sus principales

expresiones no trascendieron el ámbito regional. Los estados

en los que hubo un mayor despliegue de fuerzas, tanto

guerrilleras como contrainsurgentes, fueron Guerrero,

Chihuahua, Sinaloa, Jalisco, Nuevo León, Sonora y el Distrito

Federal y, en menor medida, Morelos, Michoacán y Oaxaca.2 El1 Para una visión global del fenómeno, véase: Laura Castellanos. Méxicoarmado 1943-1981. México, Era, 2007, Jorge Luis Sierra Guzmán. El enemigointerno: contrainsurgencia y fuerzas armadas en México. México, Plaza yValdés/Universidad Iberoamericana/Centro de Estudios Estratégicos deAmérica del Norte, 2003 y José Sotelo, coord. Informe histórico a la sociedadmexicana, ¡Qué no vuelva a suceder! México, Fiscalía Especial para MovimientosSociales y Políticos del Pasado, 2005, borrador (en lo sucesivo, IHSM).2 En los estados de Hidalgo, Estado de México, Tabasco, Puebla, Veracruz yChiapas, la actividad militar de ambos bandos fue más focalizada,mientras que en Baja California, Durango, Coahuila, Tamaulipas, Tlaxcala,Guanajuato, Aguascalientes y San Luis Potosí, ésta sólo fue transitoria.En los restantes (Zacatecas, Baja California Sur, Nayarit, Colima,Campeche, Yucatán y Quintana Roo) el fenómeno estuvo prácticamenteausente.

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común denominador en todos los casos es que la lucha armada

fue precedida por diversos movimientos (sindicales,

estudiantiles o campesinos) violentamente reprimidos.

Con el advenimiento de la guerra fría, el Partido

Revolucionario Institucional (que ejercía una dictadura

unipartidista de facto) importó la doctrina de la seguridad

nacional, que regía la política exterior de los Estados

Unidos de Norteamérica en aras de contener la expansión de la

“amenaza comunista”. Después de la revolución cubana (1959),

dicha doctrina alentó el desarrollo de políticas

contrainsurgentes para acabar con los potenciales focos de

desestabilización en el continente americano. En México,

esto se tradujo en que el activismo pacífico de la sociedad

civil no corporativizada fue asimilado a una presunta

“conjura comunista internacional” y, en consecuencia, se le

combatió con métodos contrainsurgentes. El ejército fue

empleado de forma sistemática para romper huelgas, disolver

mítines, realizar detenciones y torturar, ejecutar o

desaparecer a los “enemigos internos”. Después de la matanza

de civiles en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, en el

ámbito urbano el gobierno acudió preferentemente a las

corporaciones policiacas o a los cuerpos especiales,

parapoliciacos o paramilitares, a fin de proteger la imagen

de un instituto armado asaz desprestigiado ante la ciudanía.

En cambio, en las áreas rurales, incomunicadas y ajenas a

cualquier tipo de observación ciudadana, las fuerzas armadas

3

protagonizaron el paroxismo del terror estatal. En respuesta

a este conjunto de episodios, el sector más radical del

espectro político de la izquierda socialista abandonó el

camino de la lucha pública y semilegal y comenzó los

preparativos para declararle la guerra a un Estado calificado

de autoritario, represivo y cuasi totalitario.

En el periodo estudiado aparecieron más de cuarenta

organizaciones político-militares con diferentes grados de

estructuración y, sobre todo, con apreciaciones contrastadas

sobre la estrategia y táctica revolucionarias a seguir. Antes

de que rebasaran la fase inicial de preparación, estas

agrupaciones fueron destruidas sin concesión alguna.

Subvirtiendo el marco legal al que se debía, el gobierno hizo

uso de una fuerza desproporcionada para garantizar el

exterminio de los guerrilleros y de sus bases de apoyo, bajo

el famoso principio francés de la guerra antisubversiva que

recomienda “quitarle el agua al pez”. No menos de tres mil

personas fueron ejecutadas o desaparecidas en ese contexto y

un número indeterminado pero sumamente elevado fue objeto de

torturas y tratos crueles, inhumanos y degradantes a manos de

los agentes del orden.3 Oficialmente, hubo más de mil

3 Dichos cálculos son producto de la confrontación documental de diversosvolúmenes de los Fondos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y dela Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (DGIPS) delArchivo General de la Nación, así como de la revisión de la bibliografíaexistente sobre el periodo. Cabe señalar que en el libro del GeneralMario Arturo Acosta Chaparro, Movimiento subversivo en México (1990), basado enlos archivos de la DFS y de la Segunda Sección de Inteligencia Militar,sólo aparecen los nombres de mil ochocientos sesenta guerrilleros y

4

quinientos presos políticos y cincuenta y siete exiliados,

aunque se cuenta con indicios de numerosos casos no

registrados.4 En el bando contrario, las cifras son

igualmente escurridizas, si bien, elementos de las propias

fuerzas públicas apuntan a que sus bajas fueron de

doscientos militares y ciento cincuenta policías y civiles.5

Pese a la evidente derrota militar del movimiento armado

socialista, éste contribuyó decisivamente a la erosión del

sistema político mexicano, al punto de que, a casi dos

décadas de actividad contrainsurgente, se decretó la primera

reforma política significativa del México posrevolucionario,

colaboradores presuntos (la mayoría ejecutados, desaparecidos o presos),lo que me lleva a suponer que las autoridades no tenían un registrocompleto de todas las bajas civiles. Debido a esta carencia documental,el IHSM de la FEMOSPP también manejó cifras que podrían estar muy pordebajo de la realidad: cien muertos, setecientos noventa y siete casosreportados como detenidos-desaparecidos y dos mil ciento cuarenta y untorturados.4 La Ley de Amnistía promulgada el 28 de septiembre de 1978 en susdistintas etapas benefició a un total de mil quinientos treinta y nuevepresos y prófugos que cometieron delitos por móviles políticos (lamayoría de ellos, miembros de movimientos campesinos). Al cotejar losnombres de los beneficiarios, encontré que muchos de los prófugos eran enrealidad detenidos-desaparecidos que nunca fueron presentados anteninguna autoridad. Las restricciones de acceso a la informacióndesclasificada del fondo DFS dificultan hacer el desglose respecto a los“prófugos” desaparecidos y aquellos que realmente escaparon a lapersecución de las autoridades. 5 Estas cifras fueron tomadas de las declaraciones del general AlbertoQuintanar Gustavo Castillo García, “Gobernación infiltró el movimientodel 68, revela el general Quintanar”, La Jornada, México, 2 de octubre de2002, versión electrónica:http://www.jornada.unam.mx/2002/10/02/005n1pol.php?origen=index.html, asícomo del sitio de Miguel Nazar Haro, www.miguelnazarharo.com (consultadoen febrero de 2004). En su listado, Nazar incluía a civiles que fueronsecuestrados y ejecutados, a guardias privados y a algunas víctimas delfuego cruzado.

5

a partir de la cual los partidos verdaderamente opositores

pudieron contender en procesos electorales. El grueso de la

izquierda entró en una dinámica electoral, pero el movimiento

armado no desapareció, sino que se contrajo e inició una

fase de latencia. Durante la década de los ochenta, otras

organizaciones y actores se encargaron de alimentarlo

subterráneamente, hasta que emergió a la luz pública en la

década de los noventa del siglo XX, con un rostro totalmente

renovado.

Al inicio de los ochenta, más allá de vanagloriarse de

su triunfo militar sobre la subversión, el Estado mexicano

convirtió el tema en tabú para eludir su responsabilidad por

la comisión masiva de crímenes contra la humanidad.

Paulatinamente –y de forma bastante tardía en relación con

otros países latinoamericanos que también tuvieron sus

respectivas “guerras sucias”– algunos actores de la sociedad

civil mexicana (en concreto, algunos exguerrilleros,

periodistas y académicos) se han atrevido a derribar el cerco

en torno a estos sucesos vetados por la historia oficial.

Así, con el nuevo siglo, también ha nacido una corriente

encargada de su investigación, análisis y resignificación. En

dicha corriente se enmarcan los incipientes estudios sobre el

papel de las mujeres en el movimiento armado socialista

mexicano, que es el tema del que me ocuparé detenidamente.

Las mujeres en las guerrillas urbanas y rurales

6

Para fines metodológicos, los estudios sobre el movimiento

armado socialista en México deben partir de una distinción

básica entre la lucha en las ciudades y en el campo. Aunque

ésta se desarrolló de forma paralela y con relativa unidad de

propósitos (v. gr. la destrucción del Estado “burgués”, la

abolición del capitalismo y la instauración de un régimen

socialista), las causas que la originaron en cada ámbito

fueron muy diferentes y sus consecuencias también.

El análisis de la cuestión de género en el seno del

movimiento armado no puede escapar tampoco a la

diferenciación entre el papel que jugaban las mujeres en las

guerrillas rurales y en las urbanas. Hasta el momento, las

recopilaciones de testimonios y los escasos ensayos sobre el

tema han puesto el énfasis en la especificidad de la mujer

respecto al hombre en este tipo de lucha, y han hecho poca

luz sobre los condicionamientos de clase de los diversos

tipos de mujeres que se integraron a ella.6 Del mismo modo,

han atendido el tema desde ángulos personales o individuales

y han reparado poco en las relaciones de las mujeres con las

comunidades a las que pertenecían. Por ende, me parece

imprescindible enfocar factores tales como los orígenes

sociales y las motivaciones de las mujeres que se

6 Véase por ejemplo Ma. de la Luz Aguilar Terrés, comp. Memoria del primerencuentro nacional de mujeres exguerrilleras. México, s.e., 2007 y Macrina CárdenasMontaño, “La participación de las mujeres en los movimientos armados” enVerónika Oikión y Marta Eugenia García, eds. Movimientos armados en México,siglo XX. México, COLMICH/CIESAS, 2006, vol, 2. p. 609-624.

7

incorporaron al movimiento armado, así como las perspectivas

que tenían del mismo.

Las guerrillas rurales se originaron en estados como

Chihuahua y Guerrero, dominados por oligarquías regionales de

grandes latifundistas y caciques que detentaban todo el poder

económico y político y se imponían mediante un sistema

coercitivo en el que, tanto los cuerpos privados como las

fuerzas públicas, ejercían una violencia extrema contra el

campesinado. En ambos casos, las regiones en las que surgió

el movimiento armado socialista contaban con tradiciones de

lucha revolucionaria que se reactivaban periódicamente.

Los protagonistas de organizaciones como el Grupo

Popular Guerrillero, el Movimiento 23 de Septiembre, la

Asociación Cívica Nacional Revolucionaria y el Partido de los

Pobres, fueron hombres en su mayoría. Una revisión general a

las fuentes documentales y orales revela que las mujeres

campesinas o de origen campesino fungieron ante todo como

bases de apoyo y casi no se incorporaron a los campamentos

guerrilleros o a las casas de seguridad, pues dada la

estructura patriarcal en la que se desenvolvían, ellas eran

propiedad de sus padres o esposos y no podían tomar parte del

quehacer político sin su autorización.7 Tanto la militancia

7 México no fue el único país en el que la participación femenina en lasguerrillas rurales fue escasa, por el contrario, en su análisis de lasguerrillas latinoamericanas activas entre 1956 t 1970, Timothy Wickham-Crowley aseveró que no había encontrado ningún caso en el que hubiera“predominancia femenina, ni en cantidad ni en poder, dentro de unmovimiento, ni… un solo caso de una campesina que se una a la guerrilla

8

como la guerra eran actividades que tradicionalmente

correspondían a la esfera de lo público y lo masculino,

contrapuesta a la de lo privado-femenino.

La siguiente cita, tomada del testimonio de una mujer

oriunda de la sierra de Atoyac, Gro. que de joven se integró

a la guerrilla del Partido de los Pobres, ejemplifica esta

situación:…las mujeres tenían miedo de participar, ya que en ese tiempoéramos muy apegadas a la familia… no les daban permiso sus padres[…Pero] ya había más movimiento y hubo más persecución, entoncesempezó el ejército a rodear las comunidades, ya familiares habíansido detenidos algunos, y desde ahí yo tomé la decisión de irme algrupo armado. Fue muy difícil para mí, ya que como mujer tuve queconvencer a mis padres para que me dejaran, insistí mucho para queellos me dieran el permiso, yo no me quería ir a las escondidas[…] para que no me fuera sola mis padres tuvieron que mandar a unhermano conmigo porque ellos decían que era muy peligroso para unamujer andar sola y además tantos hombres ahí, que iba a caer comoun pescadito al agua, no?8

Otra de las razones por las que las mujeres no podían

incorporarse a los campamentos guerrilleros tenía que ver con

la sobrevivencia misma: las hijas y esposas de los rebeldes

muertos o desaparecidos debían sustituirlos en el trabajo

agrícola. Así, las campesinas enfrentaron una doble

como combatiente armada”. Citado en Karen Kampwirth. Mujeres y movimientosguerrilleros. Nicaragua, El Salvador, Chiapas y Cuba. México, Plaza y ValdésEditores/Knox College, 2007, p. 137. No está por demás insistir en que elsojuzgamiento de las mujeres históricamente ha limitado su adquisición deconciencia y su participación política.8 Intervención de Guillermina Cabañas Alvarado en Aguilar comp., op. cit. p.142. En esta cita se resume también el pensamiento tradicional de laépoca, que visualizaba a la mujer como un ente débil, sin agencia nicapacidad para defenderse, y cuya naturaleza de objeto sexual despertabalas pasiones masculinas.

9

desventaja, de género y clase, para participar en el

movimiento.9

No obstante, también hubo casos en los que fueron los

mismos padres o esposos involucrados en la lucha los que

indujeron la participación femenina, ya fuera para cubrir las

bajas que dejaba la represión, o bien para facilitar las

funciones de aprovisionamiento, enlace, información, etc. y

despistar así a un enemigo que no estaba acostumbrado a

combatir contra mujeres. Es importante subrayar que las

campesinas que aceptaron ser bases de apoyo lo hicieron dada

la solidez de los vínculos familiares, comunitarios y de

vecindad preexistentes.10 Estas redes colectivas garantizaban

dos principios indispensables para consolidar la

organización: la lealtad y la confianza, por consiguiente, se

convirtieron en los medios más seguros para reclutar

simpatizantes y/o aliados.

9 Como observó Linda L. Reif, esta doble desventaja también se refleja enlos estudios de la política convencional, que muestran que el bajo nivelsocioeconómico disminuye el activismo femenino más profundamente que elmasculino. Reif, Reif, Linda L., “Women in Latin America GuerrillaMovements. A comparative perspective”, Comparative Politics, vol. 18, no. 2,enero de 1986, p. 151.10 Hace falta un estudio sobre la participación de las mujeres en la luchaguerrillera en la serranía de Guerrero, que dé cuenta de los porcentajesde mujeres activas tanto en los campamentos como en las redes deabastecimiento e información de los grupos armados. Aunque ningún trabajosistematiza las referencias a las mujeres en la literatura sobre el tema,se puede advertir fácilmente que éstas son escuetas y aluden a unaparticipación escasa. Por poner un ejemplo, de los 347 nombres queregistró Acosta Chaparro como integrantes del PdlP, sólo 32 correspondena mujeres. Acosta, op. cit. p. 97-105. De acuerdo con un testimonio, laBrigada de Ajusticiamiento del PdlP contaba con 200 hombres y 11 mujeres.Sotelo, coord.. op. cit. p. 295.

10

Debo hacer notar que la evidente desigualdad en las

relaciones de género no escapó al interés de líderes como

Lucio Cabañas. En el punto nueve del “Primer ideario del

Partido de los Pobres”, de marzo de 1972, se mencionaba

escuetamente que había que luchar por “liberar a la mujer

haciendo valer su igual derecho frente al hombre”.11 Los

testimonios apuntan a que, al menos en los campamentos

guerrilleros, prevaleció el compañerismo, el respeto y la

equidad en la distribución de tareas entre hombres y

mujeres,12 pero nada indica que esta situación haya

trascendido a otros ámbitos comunitarios, lo que me hace

suponer que este “igualitarismo” obedecía a la coyuntura del

momento y no a que los campesinos que distribuían su tiempo

entre guerrilla y la milpa, estuviesen convencidos de que las

mujeres tenían los mismos derechos.

En las ciudades la situación fue muy distinta a la del

campo, ya que la violencia estructural del Estado ante la

demanda ciudadana de ampliar los espacios de participación

política, generó un poderoso sentimiento de agravio entre un

sector de la clase media que se radicalizó y tomó las armas.

La combinación de privación de poder, represión y terror fue

un coctel explosivo que trajo consigo la aparición de por lo

11 José Natividad Rosales. ¿Quién fue Lucio Cabañas? ¿Qué pasa con la guerrilla enMéxico? México, Posada, 1974, p. 93. Pese a todo, la situación de lasmujeres que lograron integrarse a los campamentos guerrilleros no fuedesventajosa, de acuerdo con la propia Guillermina. Había compañerismo,respeto y equidad en la distribución de tareas.12 Intervención de Guillermina…. op. cit. p. 142.

11

menos veinticinco organizaciones político-militares urbanas

en toda la república.13

Aproximadamente el quince por ciento de los militantes

de dichas agrupaciones fueron mujeres de clase media, aunque

entre las bases de apoyo esta cifra podría ser superior.14

Para las citadinas, la adopción de un papel revolucionario

activo era una decisión individual, que implicaba romper

conscientemente con los atavismos sociales. En ese sentido,

unirse a las guerrillas “era un paso más radical para las

mujeres que para los hombres, porque era una decisión

consistente con el papel tradicional de los hombres, pero no

con el de las mujeres”.15 Las organizaciones armadas se

beneficiaron de este cambio de mentalidades, pues a decir de

Macrina Cárdenas, éstas reclutaban a mujeres y hombres sin

distinción. Así: El hecho de que hubiera más hombres que mujeres no se debía alsexismo […] era más bien un reflejo de la situación de las mujeresen la sociedad. Mientras que los hombres no tenían muchos problemas

13 Aunque la clase media se benefició del desarrollo estabilizador y susdemandas no eran propiamente económicas, no se pueden soslayar losfactores estructurales, tales como la injusta distribución de la riqueza,la dependencia económica, la falta de correspondencia entre crecimiento ydesarrollo económicos, etc. Este era precisamente el escenario que losguerrilleros esperaban transformar. 14 Mi recuento incluye a las mujeres de origen urbano que participaronindistintamente en la ciudad y el campo. Macrina Cárdenas maneja unporcentaje similar, pero engloba a todas las organizaciones armadas delpaís. Cárdenas, op. cit. p. 610. Como caso paradigmático se puede señalar ala Liga Comunista 23 de Septiembre, la organización guerrillera urbanamás grande de aquella época. La policía descubrió los nombres de 392militantes, de los cuales 70 eran mujeres. Acosta, op. cit. p. 162-171. En elanexo final aparecen 24 casos adicionales, lo que arroja un total de 94.15 Kampwirth, op. cit. p. 171.

12

para incorporarse a la vida clandestina, las mujeres tuvieron queenfrentarse a conflictos muy serios con sus familias. Algunastuvieron que usar la táctica de “casarse” para poder abandonar lacasa… otras optaron por la fuga.16

Las mujeres urbanas no estaban menos constreñidas

socialmente que sus contrapartes rurales, pero tuvieron

condiciones más favorables para liberarse. La

industrialización y la urbanización, alentadas por el modelo

desarrollista, propiciaron la incorporación de las mujeres al

mercado laboral y su acceso a la educación. El clima de

efervescencia político-ideológica propio de las universidades

fue el caldo de cultivo en el que algunas de ellas se

independizaron, se hicieron socialistas y se radicalizaron.

Sólo en este tipo de contexto podía haber más mujeres

disponibles para participar en las guerrillas, como lo prueba

el hecho de que aproximadamente el cincuenta y siete por

ciento de las guerrilleras urbanas hubiera tenido un

activismo previo en los movimientos estudiantiles de los

sesenta y setenta, al interior de una institución de

educación media superior o superior, que el quince por ciento

hubiera pertenecido a alguna organización semilegal o algún

otro movimiento social y que el veintisiete por ciento

restante hubiera apoyado a algún familiar vinculado con

alguna expresión disidente.17 Los jóvenes eran los militantes

16 Cárdenas, op. cit. p. 614. Los prejuicios que prevalecían en las ciudadesrespecto a las mujeres guerrilleras no eran muy distintos a los del mediorural, ya que éstas eran tachadas de aventureras, provocadoras,“marimachas”, sólo aptas para servir de cocineras, sirvientas o “putas”.17 Véase anexo final.

13

por excelencia, en virtud de sus escasas responsabilidades

familiares y de trabajo, del tiempo que podían dedicar a

estudiar la teoría marxista y sus derivados y de su

disposición para correr más riesgos. Pese a esta

disponibilidad, debo hacer hincapié en que sólo una pequeña

porción de mujeres, independizadas o dispuestas a

emanciparse, optó por la militancia clandestina. El resto

permaneció en las agrupaciones semilegales o en los

movimientos estudiantil, obrero y urbano-popular.

De acuerdo con la valoración de los testimonios

existentes, los factores contextuales y personales pesaron

más que los ideológicos en la decisión de las militantes

urbanas de abandonar a la familia, el trabajo y el patrimonio

para pasar a la clandestinidad. De esta manera, si bien la

ideología socialista y el imaginario construido a partir de

la revolución cubana fueron pivotes que acercaron a muchas

mujeres a la lucha social, la mayoría ha aludido a alguna

experiencia directa asociada a la extrema violencia estatal

para justificar la lucha armada. Mientras que algunas mujeres

habían participado en movimientos pacíficos que terminaron

ahogados en sangre, otras vivieron el asesinato de sus

familiares o amigos.18 Ambos elementos conformaron los pilares

de una visión subjetiva, desde la cual la vía legal estaba

18 Cárdenas, op. cit. p. 612. Uno de los testimonios más elocuentes sobre laimportancia de la muerte de un familiar en la determinación de tomar sulugar en la guerrilla, es el de Minerva Armendáriz Ponce, Morir de sed junto ala fuente. México, Universidad Obrera de México, 2001.

14

totalmente clausurada, había que acudir a la autodefensa y

declararle la guerra al gobierno ilegítimo, no como un camino

elegido, sino como el único posible, además de históricamente

necesario.

Un estudio sobre el movimiento armado socialista basado

en la cuestión del género revelaría si hubo diferencias entre

las motivaciones de los hombres y las mujeres para participar

en la lucha armada. A partir de un análisis superficial,

puedo conjeturar que los estímulos eran básicamente los

mismos, excepto porque más hombres que mujeres habían

pertenecido a las organizaciones de la izquierda semilegal y,

por lo tanto, entre algunos de ellos sí tuvo un peso mayor el

factor político-ideológico. Esto se refleja también en que,

mientras el grueso de las guerrilleras tenía edades que

oscilaban entre los 17 y los 25 años, entre los hombres el

rango se extendía hasta los 35 años. Por supuesto, los

militantes más “viejos” provenían de diversas experiencias en

los movimientos abiertos. El aventajamiento en cuanto a

experiencia fue uno de los factores que determinó que la

mayoría de los liderazgos fuesen masculinos.

Una considerable parte de mujeres ex-militantes del

movimiento armado ha señalado que su incorporación a sus

respectivos grupos se dio en condiciones de igualdad, pese a

que ellas no planteaban demandas específicas de género. En

virtud de que, tanto hombres como mujeres daban prioridad a

la discusión sobre la lucha por el cambio de sistema, el tema

15

de la equidad entre los sexos se sobreentendía y no estaba a

debate. De acuerdo con Cárdenas: Esto no quiere decir que el machismo no estuviera presente; asícomo su contraparte, la sumisión de las mujeres. Lo que sucedió fueque esto se dio en otros planos, no en el terreno del desarrollo delas tareas políticas. […] El nivel de participación tenía que vermás con el grado de compromiso de los militantes que con lacondición de género.19

Puesto que el sexismo no podía abolirse ni por voluntad

ni por decreto, me parece probable que los guerrilleros

evitaran la discriminación para no inhibir la presencia

femenina.20 Sin embargo, y pese a la igualdad en la asignación

de tareas, sospecho que la ausencia de análisis sobre el

papel de las mujeres durante y después de la lucha era un

signo del predominio de la visión masculina sobre las

19 Ibid. p. 615. Las tareas iban desde ser correos o enlaces hastaparticipar en expropiaciones bancarias, secuestros y combates contra lasfuerzas del orden. De acuerdo con la autora, el machismo se dio en elterreno de las relaciones de pareja. Debe remarcarse también que, en unasociedad como la mexicana, que ponderaba las demostraciones de“virilidad” traducidas en la fuerza física, los guerrilleros encontrabanuna correspondencia entre la exaltación de su masculinidad y su actividadmilitar. En forma sarcástica, Carlos Salcedo denominó “teoría de loshuevos” al planteamiento según el cual “las acciones armadas se realizanno porque políticamente hay necesidad de ello, porque tiene un fin queincidirá directamente en el desarrollo del partido, ni tendrá razón dejustificarse por sí misma, sino porque se tienen ‘huevos’ suficientespara hacerlo”. Carlos Salcedo García. Grupo guerrillero lacandones. La luz que no seacaba. México, Símbolo Digital, en prensa, p. 36.20 También cabe suponer que las organizaciones en las que la presenciafemenina era notablemente inferior, el sexismo fuera más intenso. Porejemplo, al interior de las Fuerzas de Liberación Nacional, el “machismo”era una actitud tan generalizada que el máximo dirigente, César Yáñez,llamó a superarla en un comunicado, aduciendo que éste se basaba en“prejuicios tradicionales, totalmente infundados y sumamente dañinos parala Revolución”. AGN, DFS, [Comunicado confidencial a todos los militantesde las FLN, 6 de agosto de 1973], Exp. 11-212-74, L-11, H-21.

16

relaciones de género o, en el mejor de los casos, el de una

perspectiva que en aras de un igualitarismo ideal, ignoraba

las diferencias entre los sexos. Una ex-guerrillera lo

expresó en otros términos: “soñábamos con el hombre nuevo,

pero nos faltó diseñar a la mujer nueva”.

En la medida en que hombres y mujeres compartieron –en

igualdad de condiciones– objetivos estratégicos y una praxis

para realizarlos, se abrió para las mujeres la posibilidad

de luchar por el poder en el seno de organizaciones que se

caracterizaban por un profundo y rígido verticalismo. La

vertiginosa caída de los líderes y cuadros masculinos

inicialmente facilitó el posicionamiento femenino, si bien,

algunas mujeres escalaron por méritos propios. Aunque no hubo

mujeres que se erigieran como ideólogas –y por ende tampoco

dictaban la línea política a seguir–, algunas lograron

conformar liderazgos precisamente en el terreno militar, que

era el más típicamente masculino y también el más deseado.21

Hasta dónde las mujeres tuvieron que reproducir la

conducta masculina a fin de ascender en la escala político-

21 La organización en la que se generó el mayor número de liderazgosfemeninos fue la Liga Comunista 23 de Septiembre. Entre las militantesque alcanzaron cargos de dirección se puede mencionar a: Teresa HernándezAntonio, Margarita Andrade Vallejo, Alicia de los Ríos, Olivia LedesmaFlores y Teresa Gutiérrez. Otros dos casos interesantes son el de Aurorade la Paz Navarro del Campo, que fue dirigente nacional de las FuerzasArmadas Revolucionarias, y el de Elisa Irina Sáenz Garza, que fue laprimera mujer responsable de una red urbana de las Fuerzas de LiberaciónNacional, así como la primera y única mujer del Núcleo GuerrilleroEmiliano Zapata. Casi todas las lideresas de aquella época fueronasesinadas o desaparecidas.

17

militar, es algo difícil de precisar, no obstante, lo que sus

compañeros sobrevivientes resaltan de ellas son la valentía,

el arrojo, el temple, la capacidad organizativa y la

habilidad con las armas, cualidades todas que antes sólo se

asociaban al ámbito masculino. Así, dada la glorificación de

la violencia revolucionaria, inherente a la cultura

guerrillera, una mujer que libraba combates adquiría

automáticamente un prestigio al que no podría aspirar

realizando otras labores menos arriesgadas.22 El hecho de que

estas mujeres se posicionaran de un modo que subvertía tan

poderosamente las convenciones de género, representó un

ejercicio de facto de la emancipación y el empoderamiento

femeninos, el cual podría considerarse como un feminismo no

teórico, sino empírico.

Mi conclusión respecto a la participación de la mujer en

los ámbitos rural y urbano es que, mientras las campesinas

nunca cuestionaron su papel de subordinación a los hombres,

la sola participación de la mujer citadina en la lucha armada

pasaba por el reconocimiento de que ésta debía desarrollarse

en condiciones de equidad respecto a la contraparte

masculina. Las diferencias de fondo en ambos casos obedecen a

las condiciones estructurales de cada contexto: las

campesinas se movían en un horizonte estrecho y patriarcal,

dominado por usos y costumbres tradicionales no afectadas aún

por el desarrollo capitalista. Por el contrario, las22 Kampwirth, op. cit. p. 31.

18

citadinas vivieron una situación de movilidad social, con el

consiguiente acceso a la educación, el cual no sólo les

permitió escalar posiciones sociales, sino también insertarse

en corrientes vanguardistas, progresistas o revolucionarias.

Por último, quisiera ofrecer un par de ejemplos sobre

las diferentes percepciones que sobre el movimiento armado

tuvieron las mujeres del campo y la ciudad inscritas en su

órbita. En el caso de la guerrilla comandada por el profesor

Lucio Cabañas Barrientos, aunque el Partido de los Pobres

gozó de una amplia simpatía y respaldo popular en la sierra

de Atoyac, no todos los que tomaron parte del proceso

tuvieron una clara conciencia política del mismo. De esta

manera, las madres y hermanas de campesinos desaparecidos en

una comunidad llamada el Rincón de las Parotas, mpo. de

Atoyac de Álvarez, Gro., a quienes entrevisté, se refirieron

a la llamada “guerra sucia” como la época de la revoltura, en

la que “los guachos secuestraban a la gente y no se volvía a

saber de ella, pero también la gente de Lucio Cabañas mataba

a los guachos”. En medio estaban ellas, que sufrían la

represión indiscriminada sin comprender o sin estar de

acuerdo.

En contraste, las guerrilleras urbanas tenían una

concepción muy interiorizada de las causas de la lucha

armada, al grado de vivirla como un “imperativo moral”.23 Para23 La ex–guerrillera Elisa Benavides definió como un “imperativo moral” elsentimiento de muchos jóvenes que creyeron que lo que el país necesitabaen ese momento era que ellos se rebelaran. “Elisa Benavides o el

19

ellas el apocalipsis era bienvenido, pues lo que estaba en

juego era la revolución socialista, el futuro de la humanidad

al que había que apostarle todo, incluso la vida misma. Como

lo expresó la guerrillera Dení Prieto en la carta de

despedida a sus padres: “nuestro objetivo final vale mucho

más que los sacrificios que pueda costar”.24 Así, también en

la asunción de un compromiso absoluto y en la disposición

martirológica, las guerrilleras alcanzaron una igualdad plena

respecto a los hombres.

Las mujeres ante el terror estatal

Pese a la disparidad de origen, formación, motivaciones y

convicciones, tanto las mujeres que fueron bases de apoyo de

la guerrilla rural como las guerrilleras urbanas fueron

víctimas de las mismas prácticas del terror estatal, aunque

las vivieron de manera distinta: unas desde el ámbito de su

propia comunidad asediada y otras a nivel de sus

organizaciones y familias.

El estado de Guerrero, un verdadero Viet Nam a pequeña

escala, constituye el ejemplo por antonomasia de los alcances

de la guerra contrainsurgente en el medio rural. Las

organizaciones armadas (la ACNR, pero sobre todo el PdlP)

imperativo moral”, en Sabina Berman y Denis Maerker eds. Mujeres y poder.México, Hoja Casa Editorial, 2000, p. 132.24 Carta de Dení Prieto a sus padres y hermana, octubre de 1973 en LuisPrieto Reyes, Guillermo Ramos y Salvador Rueda, comps. Un México a través delos Prieto. Cien años de opinión y participación política. Jiquilpan de Juárez, Centro deestudios de la Revolución Mexicana “Lázaro Cárdenas” A. C., 1987, p. 697.

20

fueron objeto de las campañas militares más intensas de la

década de los setenta. Las comunidades campesinas a las que

se les identificó como colaboradoras de los guerrilleros,

fueron sujetas a un cerco militar y a un cerco de hambre. Los

soldados allanaban y saqueaban todas las moradas de los

poblados a los que arribaban y congregaban a todos los

habitantes en un punto, a fin de identificar a los que

fungían como bases de apoyo.25 A través de un sistema que

fomentaba la delación entre familiares, amigos y vecinos, los

militares esperaban quebrar la cohesión comunitaria para

facilitar la desarticulación de las células subversivas

montadas sobre las redes colectivas preexistentes.

En la medida en que las mujeres eran vistas como

propiedad de sus familiares varones, también formaron parte

del “botín de guerra” y fueron sometidas a torturas y

violaciones sistemáticas, incluso multitudinarias, sin

importar su edad (los registros abarcan a niñas y

adolescentes de diez a quince años y a mujeres maduras).26

Cientos de mujeres sufrieron la ejecución, la detención o la

desaparición forzada de sus esposos, hermanos e hijos y, en

algunos casos, los militares las obligaron a tener relaciones

25 Aun cuando los campesinos no tuvieran nexos con grupos armados, losmilitares desplegaban la misma saña contra ellos, ya fuera a manera deescarmiento preventivo, para inhibir el apoyo a la guerrilla osimplemente para exhibir la fuerza del gobierno y evidenciar laimpotencia de los rebeldes. 26 El IHSM de la FEMOSPP ofrece un catálogo extenso y pormenorizado delos ataques de las fuerzas públicas contra las comunidades campesinas deGuerrero. Sotelo, op. cit. cap. VI, passim.

21

sexuales con la falsa promesa de que, con su cooperación,

éstos serían liberados. Otras tantas mujeres sufrieron una

persecución encarnizada por su parentesco con los

guerrilleros y tuvieron que migrar a otros estados. Para

aquellas que permanecieron en sus poblados, la adaptación fue

más difícil pues, con la ausencia de los hombres, que

proporcionaban el sustento, quedaron en una situación de

absoluto desamparo y tuvieron que realizar arduas faenas en

el campo o al servicio de terceros, para sacar adelante a sus

familias. Aquellas que volvieron a contraer matrimonio fueron

socialmente rechazadas por no esperar a que aparecieran sus

maridos desaparecidos.

En algunas coyunturas, la represión contra las

comunidades tendió a incrementarse independientemente de la

actuación de las guerrillas, ya que desde la perspectiva

contrainsurgente era más fácil “quitarle el agua al pez” que

el trabajo de pesca en sí. Esta situación se prolongó

indefinidamente, al punto de que podría hablarse de una

normalización del terror, que entrañó la destrucción de la

vida comunitaria.

En las ciudades, en cambio, la violencia fue selectiva y

se dirigió específicamente contra los guerrilleros y sus

familias. La subestimación de los cuerpos policiacos y

militares respecto a la capacidad político-militar de las

mujeres provocó que, al menos en la primera etapa de la

contrainsurgencia, la represión no se enfocara en ellas. Esta

22

situación se revirtió cuando la participación femenina se

hizo más visible en las actividades más riesgosas

(secuestros, expropiaciones, reparto de propaganda, etc.).

Miguel Nazar Haro, quien fuera uno de los torturadores más

famosos de la época, lo expresó abiertamente: “en un

principio teníamos consideración por las viejas, pero después

que nos dimos cuenta que eran más cabronas [sic] que los

hombres se acabaron las consideraciones”.27

Las declaraciones de “El negro”, quien confesó ante la

prensa haber sido agente de la Brigada Blanca y custodio de

detenidos-desaparecidos, en el Campo Militar No. 1, ofrecen

otra evidencia de la misoginia compartida por el grueso de

los represores:Ahí había una vieja, la tal Tecla [Ana María Parra de Tecla], malamadre, mala madre. Una vieja fea, flaca, que no tenía ningúnatractivo femenino […] Y fue la tal Tecla, una pinche [sic] viejachaparra, yo creo que no pesaba ni cuarenta kilos, y llegó con laotra vieja, una gorda ella […] y le metieron balazos a todos [losde un batallón de policías auxiliares]. Mataron a todos. [En losseparos…] ni agua le daba yo a esa vieja.28

Como puede apreciarse, los agentes del orden no

toleraban pelear contra mujeres y, menos aun, sufrir una

derrota ante ellas, ya que cifraban en la fuerza física una

de las claves de la masculinidad. El hecho de que el “sexo

débil” fuese capaz de expresarse con el mismo lenguaje de

violencia, confrontaba a los represores con el núcleo de su

identidad. En suma, dado que ellos no ignoraban que las

27 Citado en Cárdenas, op. cit. p. 610. 28 Castellanos, op. cit. p. 302.

23

guerrilleras cubrían las mismas funciones que los varones,

sentían que debían castigarlas con más saña, por su doble

condición de subversivas y mujeres.

Cuando los especialistas en la tortura descubrieron la

supuesta eficacia de torturar y violar a las mujeres en

presencia de sus maridos o hijos, de torturar a los bebés

frente a sus padres o de amenazar a las mujeres preñadas con

hacerlas abortar, la mujer adquirió una dimensión especial en

la maquinaria del terror. Las agresiones brutales contra la

identidad sexual femenina devastaban no sólo a la víctima,

sino también a su pareja y a sus familiares. Aunque muchas

de las torturas aplicadas a los hombres también fueron

sexuales (hubo casos aislados de violaciones y abuso sexual,

simulacros de castración, etc.), los ataques contra la

anatomía femenina y la maternidad tuvieron la peculiaridad de

ser sistemáticos.

Por otra parte, he encontrado indicios que me permiten

suponer que las mujeres detenidas-desaparecidas fueron las

primeras en ser eliminadas físicamente ya que, de acuerdo con

algunos testimonios, las cuadrillas para mujeres de la cárcel

clandestina del Campo Militar No. 1 estaban regularmente

vacías.29 La aversión hacia las guerrilleras mostrada por los

miembros de las fuerzas públicas –independientemente de su

nivel jerárquico–, deja pocas dudas respecto a su intención

29 Entrevista de la autora con Bartola Serafín Gervasio, 10 de septiembrede 2006, Ciudad de México.

24

de exterminarlas, bajo el supuesto de que así conjuraban el

peligro de que aparecieran otras en su lugar.

Los datos con los que se cuenta respecto a las

militantes y las bases de apoyo que fueron víctimas del

terror estatal arrojan que aproximadamente cincuenta y tres

mujeres fueron detenidas-desaparecidas, diecinueve detenidas

y liberadas, catorce asesinadas, setenta encarceladas y siete

exiliadas. Por lo menos dos fueron detenidas-desaparecidas

con sus esposos y bebés, ocho fueron desaparecidas cuando

tenían algunos meses de embarazo y sus bebés probablemente

también fueron víctimas de esta práctica.30 Estas cifras

atañen básicamente al contexto urbano, pues sólo veintinueve

de los casos conocidos corresponden a mujeres campesinas o de

origen rural, proporción muy baja en relación a las

dimensiones de la contrainsurgencia en el campo, aunque

comprensible si se toma en cuenta que en este medio no

existían mecanismos para fomentar la cultura de la denuncia

ante la represión.

La lucha contra estos crímenes de lesa humanidad también

corrió a cargo de las mujeres, en sintonía con el resto de

América Latina. Los hombres prácticamente no se involucraron,

ya fuera porque debían proveer el sustento o bien, porque

estaban avergonzados o sentían culpa por sus hijos,

percibidos como “terroristas” por el grueso de la sociedad.

En cambio, las mujeres convirtieron un acto íntimo y30 Véase anexo final.

25

personal, como la pérdida de un ser querido, en una demanda

política y pública, sin importarles arriesgar su propia vida.

Como observó Elizabeth Maier, “las madres fungen como

disruptoras del control autoritario estatal, precisamente

cumpliendo el papel que la ideología conservadora y

patriarcal les había atribuido, como responsables del cuidado

de los hijos”.31 El cumplimiento de este rol de género derivó

en la paradoja de fomentar la liberación de las mujeres que

se involucraron en la lucha social. Por eso, la trayectoria

de amas de casa de clase media y baja, politizadas en la

búsqueda de sus familiares, es uno de los capítulos más

significativos del empoderamiento y la resistencia femeninos.

A diferencia de las madres de los desaparecidos de las

ciudades, las del campo no tuvieron condiciones propicias

para organizarse y proyectar su reclamo al resto de la

república, mucho menos fuera de las fronteras nacionales. La

violencia estatal, la recurrencia de la guerrilla, los

conflictos intracomunitarios y la pobreza extrema fueron

algunos de los factores que rápidamente desgastaron,

dividieron o diluyeron la lucha de los familiares de los

campesinos desaparecidos. Así, aunque el estado de Guerrero

fue el campeón de la desaparición forzada, con casi 600 casos

registrados, el icono de la lucha contra esta práctica ha

sido el Comité Eureka, que originalmente aglutinó a madres de31 Maier, Elizabeth. Las madres de los desaparecidos. ¿Un nuevo mito materno en AméricaLatina? México, Universidad Autónoma Metropolitana/El Colegio de laFrontera Norte/La Jornada Ediciones, 2001, p. 54.

26

desaparecidos de las ciudades de Chihuahua, Culiacán,

Monterrey, Guadalajara y el DF., y que en sus inicios se

llamó Comité Nacional Pro Defensa de Presos, Perseguidos,

Desaparecidos y Exiliados Políticos de México.

El Comité Nacional y sus antecesores, inauguraron la

lucha por los derechos humanos bajo el principio elemental de

que no importa qué tipo de delitos haya cometido una persona,

pues tiene derecho a la salvaguarda de sus garantías

individuales, entre ellas la de una defensa legal. Tal noción

rompía con los muy extendidos prejuicios de que “los

terroristas se buscaron lo que les pasó”, que sus familiares

no tenían nada qué reclamar y que no había algo por lo que el

Estado debiera pedir perdón. Así, aunque no han logrado

arrancar al gobierno la información sobre el paradero de sus

familiares, el valor y la tenacidad con la que madres y

hermanos asumieron esta empresa, ha hecho posible que el

Estado mexicano contemporáneo no pueda emplear con

naturalidad muchas de las tácticas contrainsurgentes con las

que destruyó a los movimientos sociales de antaño.

No quisiera concluir este ensayo sin subrayar que, la

última gran diferencia que encuentro entre las campesinas y

las citadinas que vivieron el movimiento armado, es que las

primeras no han podido superar el pasado porque las

condiciones de anomia y violencia en las que se desenvuelven

no son muy distintas a las de hace tres décadas. En cambio,

dada su posición social, las ex-militantes urbanas pudieron

27

rehacer sus vidas en mejores condiciones, pese al estigma de

haber sido perseguidas, encarceladas o exiliadas. Así,

mientras que para unas la revoltura es pasado, presente y

futuro, para las otras ésta no es más realidad sino memoria,

una memoria que, en el mejor de los casos, debe impulsar la

lucha por la verdad y la justicia, para que esos hechos

ominosos no se repitan.

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México, s. n., 1990. 206 p.

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29

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Sotelo, José, coord. Informe Histórico a la Sociedad Mexicana ¡Qué

no vuelva a suceder! México, Fiscalía Especial para Movimientos

Sociales y Políticos del Pasado, 2006, (borrador), 678 p.

Anexo

En el siguiente anexo se enlistan los nombres de ciento

setenta y cuatro mujeres que tuvieron una participación

activa en organizaciones político-militares de los sesenta y

setenta del siglo XX. La lista es una muestra parcial de la

presencia femenina en la lucha armada, ya que sólo incorpora

una porción de casos investigados de mujeres presas,

ejecutadas, desaparecidas, exiliadas, muertas en combate o

amnistiadas. No aparecen los nombres de guerrilleras prófugas

que nunca fueron detenidas por la policía, ni los de aquellas

que participaron y no desean que sus identidades sean

reveladas. No obstante, si se toma en cuenta que el número

total de casos conocidos de mujeres vinculadas con el

movimiento armado no llega a doscientos, se puede concluir

que, sólo en casos excepcionales, las guerrilleras escaparon

de la violencia estatal. Aunque este recuento no es

exhaustivo, de él se puede colegir también que en un rango de

30

entre el 5 y el 10% de militantes en las organizaciones

armadas eran mujeres.

El rubro “Origen” se basa en el lugar de nacimiento. En

las localidades en las que apenas comenzaba la transición de

lo rural a lo urbano no hice aclaración alguna, por

considerar que el tipo de vida de las mujeres nacidas en esas

condiciones tendió a ser urbano, aun cuando sus lugares de

origen no hubieran sido clasificados como ciudades de acuerdo

con los parámetros vigentes en aquella época respecto al

número de habitantes con que debía contar una localidad.

En la columna “Militancia o actividad previa”,

especifiqué si las mujeres en cuestión habían sido activistas

del movimiento estudiantil u obrero, si habían pertenecido a

alguna organización semilegal o abierta o si se habían

acercado a la política por su contexto familiar. Esto último

alude específicamente a los casos de mujeres que no se

involucraron de forma individual o por iniciativa propia,

sino que eran esposas, madres, hijas, hermanas o novias de

las y los luchadores sociales, y desde esa condición fueron

motivadas, reclutadas o canalizadas hacia labores de apoyo a

la lucha armada.

La columna de “Militancia armada” es la que brinda orden

cronológico a la lista, ya que las organizaciones son

mencionadas de acuerdo con su fecha de aparición. En este

rubro no hice la distinción entre las militantes y las bases

de apoyo, debido a la ambigüedad de la información

31

consultada. También es posible que algunas mujeres no

hubieran desempeñado ninguna de las dos funciones y hubieran

sido victimadas por su sólo parentesco o cercanía con quienes

sí participaban, como en el caso de la familia extensa de

Lucio Cabañas, recluida durante dos años y medio en el Campo

Militar No. 1. Al menos en once casos pude constatar que,

pese a que las mujeres no tenían vínculos con grupos armados,

fueron desaparecidas.

En la última columna se refiere el destino que corrió

cada mujer por su conexión con el movimiento armado. Es

importante hacer hincapié en que el grueso de las presas y

detenidas-desaparecidas fue torturada. Las presas fueron

recluidas en rangos que van de semanas o meses hasta un

máximo de ocho años. Presas y exiliadas pudieron rehacer su

vida gracias a la ley de amnistía. En el caso de las mujeres

muertas en combate o ejecutadas, se tiene la certeza que casi

todas fueron rematadas y, en algunos casos, los cadáveres no

fueron entregados a las familias. Las desaparecidas no han

sido presentadas aún.

NOMBRE ORIGEN MILITANCIA

O

ACTIVIDAD

PREVIA

MILITANCIA

ARMADA

SITUACIÓN

DURANTE

EL

CONFLICTO

32

Epifania

Zúñiga

(embarazada) Rural

Movimiento

campesino Jaramillismo EjecutadaMargarita

Urías

Hermosillo

Urbano Movimiento

estudianti

l

Grupo Popular

Guerrillero y

Movimiento 23

de Septiembre

(1964)

Presa

Martha

Cecilia

Ornelas Gil

Urbano Movimiento

estudianti

l

Grupo Popular

Guerrillero y

Movimiento 23

de Septiembre

Presa

Alicia

Arteaga

Castañeda

Urbano Movimiento

estudianti

l

Unión del

Pueblo (1964) PresaAlicia

Estrada

Estrada

Urbano Movimiento

estudianti

l

Unión del

Pueblo PresaAna María

Guerrero

Parada

Urbano Movimiento

estudianti

l

Unión del

Pueblo PresaJosefina

Pimentel

Ramírez

Urbano Contexto

familiar Unión del

Pueblo

Presa y

exiliadaLeticia

Monserrat

Urbano Contexto Unión del Presa

33

Canseco Ruiz familiar Pueblo

Nuria Boldo

Belda

Urbano Movimiento

estudianti

l

Unión del

Pueblo PresaRosa Elena

Guerrero

Parada

Urbano Movimiento

estudianti

l

Unión del

Pueblo PresaTeresa

Arellanes

Meixueiro

Urbano Movimiento

Estudianti

l

Unión del

Pueblo Presa

Quintilla

Urbieta

Morales

Urbano Movimiento

estudianti

l Unión del

Pueblo Presa

Ana María

Rico Galán

Urbano

 

Movimiento

Revolucionario

del Pueblo

(1965) Presa

Alma Gómez

Caballero.

Urbano Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

(1966)

Presa y

exiliadaAmalia Gámiz

García

Urbano Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Presa y

34

Revolucionaria exiliada

Ana Luz

Mendoza Sosa

Urbano

Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

Detenida-

desaparec

idaAustreberta

Hilda

Escobedo

Ocaña

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

Detenida-

desaparec

ida

Berta Vega

Fuentes.

Urbano Movimiento

estudianti

l

Movimiento de

Acción

Revolucionaria Presa

Bertha López

García

Urbano Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

Desaparec

ida

liberada

Dolores

Gámiz García

Urbano Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

Presa y

exiliada

Elda Nevarez

Flores

Urbano Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

Desaparec

ida

liberadaElia

Hernández

Hernández.

Urbano Movimiento

estudianti

l

Movimiento de

Acción

Revolucionaria Presa

35

Esperanza

Rangel

Aguilar.

Urbano Movimiento

estudianti

l

Movimiento de

Acción

Revolucionaria PresaHerminia

Gómez

Carrasco.

Urbano Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria Presa

Laura Gaytán

Saldívar

Urbano Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

Desaparec

ida

liberadaLorena

Zazueta

Aguilar

Urbano Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

Desaparec

ida

liberadaMargarita

Aguilar

Villa

Urbano Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

Desaparec

ida

liberadaMartha Elba

Cisneros

Zavala.

Urbano Movimiento

estudianti

l

Movimiento de

Acción

Revolucionaria PresaMinerva

Armendáriz

Ponce.

Urbano Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria Presa

Sara Mendoza

Sosa

Urbano

Contexto

familiar

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

Detenida-

desaparec

idaAída Ramales

Patiño

Urbano Movimiento

estudianti

Sin militancia

(acusada de

Detenida-

desaparec

36

l pertenecer al

PdlP)

ida

Alejandra

Cárdenas

Santana

Urbano Becaria en

la

Universida

d Patricio

Lumumba

Partido de los

Pobres (1967)

Desaparec

ida

liberada

Antonia

Sántiz

Méndez

Rural   Sin militancia

(acusada de

pertenecer al

PdlP)

Detenida-

desaparec

ida

Bartola

Serafín

Gervasio y

dos hijas

menores de

edad

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Desaparec

idas

liberadas

Elsa Velasco

Cahuitz

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Desaparec

ida

liberada

Eva Reséndiz

Hernández

Rural   Sin militancia

(acusada de

pertenecer al

PdlP)

Detenida-

desaparec

ida

Felícitas

Arroyo

Rural Contexto Partido de los Detenida-

desaparec

37

Dionisio familiar Pobres ida Gloria

Guerrero

Gómez

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Detenida-

desaparec

idaGuadalupe

Castro

Molina

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Detenida-

desaparec

idaGuillermina

Cabañas

Alvarado

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Amnistiad

a

Hilda Solís

Flores

Rural Movimiento

democrátic

o

Partido de los

Pobres

Presa

Inés Bernal

Castillo

Rural   Sin militancia

(acusada de

pertenecer al

PdlP)

Detenida-

desaparec

ida

Isabel Ayala

y Micaela

Cabañas

Ayala

(recién

nacida)

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Desaparec

idas

liberadas

Juana Acosta

Gómez

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Detenida-

desaparec

38

ida

Juliana

Gómez López

Rural   Sin militancia

(acusada de

pertenecer al

PdlP)

Detenida-

desaparec

ida

Laura Villa

Rural   Sin militancia

(acusada de

pertenecer al

PdlP)

Detenida-

desaparec

ida

Lucía Gómez

Mendiola

Rural   Sin militancia

(acusada de

pertenecer al

PdlP)

Detenida-

desaparec

ida

Marcelina

Fierro

Martínez

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Detenida-

desaparec

ida

María Adame

de Jesús

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Desaparec

ida

liberadaMaría

Concepción

Jiménez

Rendón

Urbano Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Detenida-

desaparec

ida

Marina Texta Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Detenida-

desaparec

39

idaMarquina

Ahuejote

Yáñez

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Detenida-

desaparec

ida

Matilde

Llanes

Vázquez

Rural   Sin militancia

(acusada de

pertenecer al

PdlP)

Detenida-

desaparec

ida

Olivia

Flores

Alarcón

Urbano Movimiento

estudianti

l

Sin militancia

(acusada de

pertenecer al

PdlP)

Detenida-

desaparec

ida

Perla Sotelo

Patiño

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Detenida-

desaparec

ida

Rafaela

Gervasio

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Desaparec

ida

liberada

Romana Ríos

de Roque

Rural Contexto

familiar

Partido de los

Pobres

Detenida-

desaparec

ida

Tania

Cascante

Carrasco

Urbano Movimiento

estudianti

l

Sin militancia

(acusada de

pertenecer al

PdlP)

Detenida-

desaparec

ida

Teresa Urbano Liga Base de apoyo Presa

40

Franco Vega

Comunista

Espartaco

(Seccional

Ho Chi

Min)

del Partido de

los Pobres

Venancia

Gómez

Sánchez

Rural   Sin militancia

(acusada de

pertenecer al

PdlP)

Detenida-

desaparec

ida

Victoria

Hernández

Brito

Urbano Movimiento

estudianti

l

Partido de los

Pobres

Detenida-

desaparec

ida

Lourdes

Rodríguez

Rosas

Urbano Movimiento

democrátic

o

Asociación

Cívica Nacional

Revolucionaria

(1968)

Presa

Arcelia

Martínez

Aguilar

Urbano Movimiento

democrátic

o

Asociación

Cívica Nacional

Revolucionaria

Presa

Blanca

Alvarado

Vázquez

Urbano Contexto

familiar

Asociación

Cívica Nacional

Revolucionaria

Secuestra

da y

liberadaConsuelo

Solís

Morales

Urbano Movimiento

democrátic

o

Asociación

Cívica Nacional

Revolucionaria

Secuestra

da y

liberadaGuadalupe Rural Movimiento Asociación Detenida-

41

Ramírez

García

campesino Cívica Nacional

Revolucionaria

desaparec

idaLidia

Salgado

López

Urbano Contexto

familiar

Asociación

Cívica Nacional

Revolucionaria

Secuestra

da y

liberadaMaría

Concepción

Solís

Morales

Urbano Movimiento

democrátic

o

Asociación

Cívica Nacional

Revolucionaria

Presa

María

Martínez

Ayala

Urbano Movimiento

democrátic

o

Asociación

Cívica Nacional

Revolucionaria

Presa

Sara Reynoso

Hernández

Urbano Movimiento

democrátic

o

Asociación

Cívica Nacional

Revolucionaria

Presa

Judith Leal

Urbano Movimiento

Marxista-

Leninista

de México

(maoísta)

Partido

Revolucionario

del

Proletariado de

México (1969)

Presa

Rosalba

Robles Vessi

Urbano Movimiento

Marxista-

Leninista

de México

(maoísta)

Partido

Revolucionario

del

Proletariado de

México

Presa

Yolanda Urbano Movimiento Lacandones Presa

42

Casas

Quiroz.

estudianti

l (1969)Concepción

Hinojosa C.

Urbano Movimiento

estudianti

l Lacandones PresaLaura Méndez

Ramírez.

Urbano Movimiento

estudianti

l Lacandones PresaLourdes

Quiñónez

Trevizo.

Urbano Liga

Comunista

Espartaco

(Seccional

Ho Chi

Min) Lacandones PresaMaría

América

Villavicenci

o Salgado

Urbano

Movimiento

estudianti

l Lacandones PresaMaría Esther

Acosta Díaz

Urbano Movimiento

estudianti

l Lacandones PresaMaría

Eugenia

Calzada

Flores Urbano

Movimiento

estudianti

l Lacandones PresaFrancisca Urbano Movimiento Frente Urbano Presa y

43

Calvo

Zapata.

estudianti

l Zapatista exiliadaLourdes

Uranga

López.

Urbano Movimiento

estudianti

l

Frente Urbano

Zapatista

Presa y

exiliadaMargarita

Muñoz Conde.

Urbano Contexto

familiar

Frente Urbano

Zapatista PresaAvelina

Gallegos

Gallegos

Urbano Contexto

familiar

Guajiros (1969)

Muerta en

combate

"Ruth" Urbano  

Fuerzas de

Liberación

Nacional (1969)

Muerta en

combate

Carmen Ponce

Custodio Urbano

Movimiento

estudianti

l

Fuerzas de

Liberación

Nacional Ejecutada

Dení Prieto

Stock Urbano

Trabajo

social

Fuerzas de

Liberación

Nacional Ejecutada

Elisa Irina

Sáenz Garza Urbano

Instituto

Mexicano-

Cubano de

Relaciones

Culturales

Fuerzas de

Liberación

Nacional

Detenida-

desaparec

idaJulieta

Glockner

Urbano Movimiento

estudianti

Fuerzas de

Liberación

Muerta en

44

Rossainz l Nacional combateMaría Gloria

Benavides

Guevara Urbano

Movimiento

estudianti

l

Fuerzas de

Liberación

Nacional

Presa,

reinciden

te Nilda

Valentina

Rivera

Rodríguez Urbano

Contexto

familiar

Fuerzas de

Liberación

Nacional

Presa (se

suicidó

posterior

mente)

Nora Rivera

Rodríguez

(embarazada) Urbano

Movimiento

estudianti

l,

magisteria

l y

sindical

Fuerzas de

Liberación

Nacional

Presa y

ejecutadaMaría Elena

Dávalos

Martínez.

Urbano Movimiento

estudianti

l

Frente Urbano

Zapatista

(1970) PresaRosalbina

Garavito

Elías

Urbano Movimiento

estudianti

l

Procesos (1970) Presa

Aurora

González

Meza.

Urbano Movimiento

estudianti

l

Comandos

Armados del

Pueblo (1971)

Presa

Gladis

Guadalupe

López

Urbano Movimiento

estudianti

Comandos

Armados del

Presa

45

Hernández. l PuebloMacrina

Cárdenas

Montaño.

Urbano Movimiento

estudianti

l

Comandos

Armados del

Pueblo

Presa

María de

Jesús Méndez

Alvarado.

Urbano Movimiento

estudianti

l

Comandos

Armados del

Pueblo

Presa

Rosa Cabañas

Rodríguez

Rural Movimiento

campesino

Fuerzas

Revolucionarias

Armadas

Socialistas

(1971)

Presa

Edna Ovalle Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga de

Comunistas

Armados (1971)

Presa y

exiliada

Alejandrina

Ávila Sosa

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

(1973)

Amnistiad

aAlfonsina

Flores

Ocampo

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaAlicia de

los Ríos

Merino

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

idaAlicia Leyva Urbano Movimiento Liga Comunista Presa

46

Orduño

estudianti

l

23 de

SeptiembreAlma Celia

Martínez

Magdaleno

(embarazada)

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre EjecutadaAmanda

Arciniega

Cano

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre Presa

Ana Lilia

Tecla Parra.

Urbano Contexto

familiar

Liga Comunista

23 de

Septiembre Presa

Ana Luisa

Guerra

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre Presa

Ana Luisa

Hernández

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre Presa

Ana María

Parra Ramos.

Urbano

Partido

Comunista

Mexicano

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

y Liga

Comunista 23 de

Septiembre

Presa,

reinciden

te y

detenida-

desaparec

idaAraceli

Ramos

Urbano Movimiento

estudianti

Liga Comunista

23 de

Detenida-

desaparec

47

Watanabe

(embarazada) l Septiembre ida

Artemisa

Tecla Parra

(embarazada)

Urbano Contexto

familiar

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Presa,

reinciden

te y

detenida-

desaparec

idaAurora

Castillo

Mata

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaBertha Lilia

Gutiérrez

Campos

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaCarmen

Teresa

Carrasco

Martínez

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

idaCarmen

Vargas Pérez

(con un bebé

desaparecido

) Rural

Contexto

familiar

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

idaCelia Torres Urbano Contexto

familiar

Liga Comunista

23 de

Presa

48

Septiembre

Consuelo

Baños Mora

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaCristina

Rocha

Manzanares

(embarazada) Urbano

Contexto

familiar Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

idaDelia

Morales

López Urbano

Contexto

familiar

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

idaDeyanira

Fernández

Maldonado

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre Presa

Elena

Montoya Cruz

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre EjecutadaElizabeth

Cifuentes

Berumen

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaElvira

Armida

Miranda

Verdugo

(embarazada)

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

ida Emma Cabrera Urbano Contexto Liga Comunista Detenida-

49

Arenas

(embarazada) familiar

23 de

Septiembre

desaparec

ida

Eréndira

Orozco Vega

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Movimiento de

Acción

Revolucionaria

y Liga

Comunista 23 de

Septiembre Presa

Graciela

Mijares

López

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Presa,

reinciden

te y

amnistiad

aHilda

Dávalos

Ibáñez

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaHortensia

García

Zavala

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

ida Irma Yolanda

Cruz

Santiago Urbano

Contexto

familiar

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

ida

Isela Arvizu

Quiñones

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre EjecutadaIsidora Urbano Movimiento Liga Comunista Presa

50

López Correa

estudianti

l

23 de

SeptiembreLeticia

Galarza

Campos

Urbano Movimiento

estudianti

l y obrero

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

idaLourdes

Martínez

Huerta

(embarazada)

Urbano

Contexto

familiar

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

idaMaría

Constancia

Carballo

Bolín

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

ida María de

Jesús

Estrada

Armendáriz

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre EjecutadaMaría de la

Paz

Quintanilla

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Amnistiad

aMaría del

Refugio

Jáuregui

Aguirre

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaMaría de los

Ángeles

Urbano Contexto Liga Comunista

23 de

Muerta a

consecuen

51

Sánchez familiar Septiembre

cia de la

torturaMaría

Margarita

Marcelina

Andrade

Vallejo

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Se

suicidó

en

combate

María Olga

Navarro

Fierro Urbano

Contexto

familiar

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

idaMaricela

Balderas

Silva

(embarazada)

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaMarina

Alejandra

Herrera

Flores

Urbano

Movimiento

estudianti

l y obrero

Liga Comunista

23 de

Septiembre Ejecutada

Marisol

Orozco Vega

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaMartha

Murillo de

Ramírez

(embarazada)

Urbano

Contexto

familiar

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

ida Martha Urbano Contexto Liga Comunista Desaparec

52

Alicia

Camacho

Loaiza

(embarazada) familiar

23 de

Septiembre

ida

liberadaMartha

Maldonado

Sosa

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Amnistiad

aMartha Olga

Medrano

Flores

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

idaNorma

Martínez

Watanabe.

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaOlivia

Ledesma

Flores

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Lacandones y

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Presa,

reinciden

te,

muerta en

combate

Patricia

Rodríguez

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre EjecutadaRosalina

Hernández

Vargas

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre EjecutadaRosario

Carrillo

Urbano Movimiento

estudianti

Liga Comunista

23 de

Ejecutada

53

l y obrero Septiembre

Susana

Ceballos

Urbano

Contexto

familiar

Liga Comunista

23 de

Septiembre PresaTeresa

Gutiérrez

Hernández

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre

Detenida-

desaparec

idaTeresa

Hernández

Antonio

Urbano Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre EjecutadaTrinidad

León

Zempoaltecal

t

Urbano

Movimiento

estudianti

l

Liga Comunista

23 de

Septiembre Presa

Dalila

González

Hernández Urbano

Contexto

familiar

Fuerzas

Revolucionarias

Armadas del

Pueblo (1973) Presa

Eunice Díaz

Michel Urbano

Movimiento

estudianti

l

Fuerzas

Revolucionarias

Armadas del

Pueblo Presa

54

Hilda

Graciela

Chavarín

Amador Urbano

Movimiento

estudianti

l

Fuerzas

Revolucionarias

Armadas del

Pueblo PresaMaría

Trinidad

Cuevas

Torres Urbano

Contexto

familiar

Fuerzas

Revolucionarias

Armadas del

Pueblo Presa

Margarita

Maldonado

Ochoa Urbano

Contexto

familiar

Fuerzas

Revolucionarias

Armadas del

Pueblo Presa

Monserrat

Moreno Díaz Urbano

Contexto

familiar

Fuerzas

Revolucionarias

Armadas del

Pueblo PresaAurora de la

Paz Navarro

del Campo

Urbano Movimiento

estudianti

l

Fuerzas Armadas

Revolucionarias

(1973)

Detenida-

desaparec

idaFabiola

Castro

Molina

Rural Contexto

familiar

Fuerzas Armadas

Revolucionarias

Detenida-

desaparec

ida

55

Teresa

Torres

Ramírez

(embarazada)

Urbano Movimiento

estudianti

l

Fuerzas Armadas

Revolucionarias

Detenida-

desaparec

ida

Teresa

Estrada

Ramírez

Urbano Contexto

familiar

Fuerzas Armadas

de Liberación

(1974)

Detenida-

desaparec

idaRebeca

Rivera

Padilla (con

su bebé de

un año)

Urbano Contexto

familiar

Vanguardia

Armada

Revolucionaria

del Pueblo

(1974)

Detenida-

desaparec

ida

María Sonia

Esquivel Urbano

Movimiento

estudianti

l

Comando Armado

del Pueblo

(Guerrero,

1974)

Detenida-

desaparec

idaSonia

Virginia

Escobedo

Jiménez Urbano

Movimiento

estudianti

l

Comando Armado

del Pueblo

(Guerrero)

Desaparec

ida

liberada

Aída

Bracamontes

Patiño Urbano

Movimiento

estudianti

l

Organización

Revolucionaria

de los

Campesinos

Armados (1977)

Detenida-

desaparec

idaTOTAL  174      

56

Presas 70      Presas y

exiliadas 7      Desaparecida

s liberadas 19      Amnistiadas

que no

estuvieron

presas 5      Ejecutadas 14      Muertas en

combate 6      Detenidas-

desaparecida

s 43      Desaparecida

s

embarazadas

y con bebés 10      

Bebés

desaparecido

s

2 (1

recupera

do de

adulto)      

57