Manzanilla 2007 Discurso de ingreso a El Colegio Nacional

89
Linda Rosa Manzanilla Naim DISCURSO DE INGRESO MIGUEL LEÓN-PORTILLA OCTAVIO NOVARO PEÑALOSA RESPUESTA EL COLEGIO NACIONAL

Transcript of Manzanilla 2007 Discurso de ingreso a El Colegio Nacional

Linda Rosa Manzanilla Naim

DISCURSO DE INGRESO

MIGUEL LEÓN-PORTILLAOCTAVIO NOVARO PEÑALOSA

RESPUESTA

EL COLEGIO NACIONAL

LIN

DA

RO

SA

MA

NZ

AN

ILL

AN

AIM

•D

ISC

UR

SOD

EIN

GR

ESO

DISCURSO DE INGRESO DE LINDA ROSA MANZANILLA NAIM

Pre

sid

ium

enla

cere

mo

nia

de

ingr

eso

de

lad

oct

ora

Lin

da

R.M

anza

nill

aN

aim

.De

der

ech

aa

izqu

ierd

a,Le

opol

doG

arcí

a-C

olín

Sche

rer,

Gui

llerm

oSo

beró

n,En

riqu

eK

rauz

e,Pr

esid

ente

enT

urno

deEl

Col

egio

Nac

iona

l,M

aría

Elen

aM

edin

a-M

ora,

yEd

uard

oM

atos

Moc

tezu

ma.

Linda Rosa Manzanilla Naim

DISCURSO DE INGRESO

MIGUEL LEÓN-PORTILLAOCTAVIO NOVARO PEÑALOSA

RESPUESTA

EL COLEGIO NACIONALMéxico, 2007

Coordinadora editorial: Rosa Campos de la Rosa

Primera edición: 2007

D. R. © 2007. EL COLEGIO NACIONALLuis González Obregón núm. 23, Centro HistóricoC. P. 06020, México, D. F.Teléfonos 57 89 43 30 • 57 02 18 78 Fax 57 02 17 79

ISBN: 978-970-640-351-3

Impreso y hecho en MéxicoPrinted and made in Mexico

Correo electrónico:[email protected]ágina:http://www.colegionacional.org.mx.

ÍNDICE

Enrique Krauze, presentación . . . . . . . . . . . 7

Linda Manzanilla Naim, Discurso de ingreso . 15

Miguel León-Portilla, Respuesta al discurso de ingreso de la doctora Linda R. Manzanilla Naim . . . . . . . . . . . . 61

Octavio Novaro, Respuesta complementaria al discurso de ingreso de la doctora Linda R. Manzanilla Naim . . . . . . . . . . . . 75

ENRIQUE KRAUZE

PRESENTACIÓN

El doctor Enrique Krauze, Presidente en Turno de El ColegioNacional, hizo la presentación del evento y dio la bienvenida

a la doctora Linda Rosa Manzanilla Naim.

A lo largo de seis décadas, El Colegio Na-cional se ha hecho acreedor de variosadjetivos. Humanista por el elenco deartistas, investigadores, escritores y pensa-dores que ha congregado. Científico porla notable concatenación de especialistasen las ramas más diversas de ese troncofundamental del saber. Elitista porque elnúmero de miembros se ha limitado a 40,haciendo más difícil y exigente la compe-tencia para ingresar. Anarquista, porqueen esta casa —créanme ustedes— cadacabeza es en verdad un mundo, a veces

9

un mundo insondable, y la individualidadextrema vuelve más enigmáticos perotambién más claros los procesos de selec-ción de nuevos miembros. Esos y otrosadjetivos han sido aplicados a nuestra ins-titución, pero hay uno en particular por elque —con buenas y malas razones— nosomos conocidos: el adjetivo feminista.De esta condición o, mejor dicho, de estaomisión, cualquiera de ustedes puedepercatarse al visitar nuestro salón come-dor, flanqueado por los óleos (algunosextraordinarios) de los miembros funda-dores, y de quienes los siguieron y ya noestán entre nosotros. En efecto, de losochenta y nueve miembros de esta institu-ción sólo dos, hasta ahora, habían sidomujeres: la doctora Beatriz de la Fuente(fallecida en 2006) y la doctora María ElenaMedina Mora, que a partir de este día noestará ya sola en términos de género.

Pero no es, en absoluto, por su condi-ción de género que la doctora Linda Man-zanilla ingresa hoy a El Colegio Nacional.

10

Su elección se fincó sobre los sólidos fun-damentos de su obra y su trayectoria.

No me referiré en específico al gran tra-bajo de campo de la doctora Manzanillaen Oaxaca, Quintana Roo y sobre todo, enTeotihuacan; tampoco a los cursos y semi-narios, las 130 conferencias, los 42 infor-mes técnicos, los 14 libros que ha escritoo editado, ni a los 112 artículos o capítu-los que ha dado a luz sobre el nacimientoy desarrollo de las sociedades urbanas enMesoamérica, Egipto, Mesopotamia y laregión andina. Su pertenencia a socieda-des y prestigiosos colegios en México y elextranjero habla por sí misma, igual quelos numerosos premios y distincionesque ha recibido.

A las razones enumeradas, que son am-plias y más que suficientes, quisiera agre-gar una mía, personal. Agradezco a LindaManzanilla la justicia con la que ha honra-do su genealogía, la misma que me per-mite ahora sostener que la biografía nosólo es un género histórico y literario sino

11

una ciencia exacta. Hija de padre yucate-co y de madre egipcia, ¿cómo no ver unaxioma en su vocación de arqueóloga?Por una doble fidelidad de origen, mexi-cana y egipcia, su vida ha sido un intentopor desentrañar el misterio que desvelabaa los neoplatónicos del siglo XVII —desdeel egiptólogo padre Kircher hasta nuestrasor Juana. Me refiero a esa propensión(visible en Teotihuacan o en Cobá, enEgipto o aquí, a unos pasos de nosotros,en el corazón de Tenochtitlan), esa aspira-ción antiquísima, mitad humana, mitad di-vina, de sondear las entrañas del mundo yel inframundo, de volver la mirada a otrosmundos, de escalar el cielo y levantar pi-rámides.

Heredera, pues, de los grandes estudio-sos de nuestro pasado prehispánico quehan formado parte de El Colegio Nacional(Alfonso Caso, Ignacio Bernal, Beatriz de laFuente) y compañera desde hoy de nues-tras mayores autoridades vivas de eseámbito (Miguel León-Portilla, Eduardo

12

Matos Moctezuma) tengo el honor dedarle la bienvenida a Linda Manzanilla.

13

LINDA ROSA MANZANILLA NAIM

DISCURSO DE INGRESO

Doctora Linda Rosa Manzanilla Naim, pronunciando su discurso de ingreso.

El Tiempo: vórtices, ciclos, turbulencias deescenarios y poblaciones. El Tiempo nosenseña mucho; descubre velos, eliminamáscaras, aclara visiones, particularmentecuando uno sacude el polvo de los mile-nios para que se levante en aire.

El arqueólogo se enfrenta a ese Tiemposólo con las armas de la humildad, laobservación acuciosa, la lógica de lospatrones repetidos, la destreza de atarcabos que parecen no estar unidos. Perosin duda ese “Tiempo” con mayúsculaotorga retribuciones a quienes con respe-

17

to lo enfrentan: las recompensas de lacomprensión profunda del comportamien-to de los seres humanos y las civilizacio-nes, y, en algunos casos, la predicción desu actuar.

Los antropólogos que trabajan con per-sonas vivas hablan de relativismo cultural,que les permite entrevistar a sociedadescon otros parámetros de pensamiento, tra-tando de imponer lo menos posible suspropios esquemas a lo que observan. Sinembargo, de alguna forma los antropólo-gos invadimos el pensamiento ajeno alinterpretarlo. En ocasiones me he pregun-tado si no es demasiado arriesgado meter-se en la mente de los otros para descifraresos patrones repetidos: qué quisieron de-cir con esto, qué implicaron con aquello.Pareciera magia, pero es solamente pa-ciencia en la observación, detección y re-gistro, capacidad de asociación y lógica.

Los patrones repetidos de conducta tan-to de los seres humanos como de las so-ciedades, dejan huellas materiales: desde

18

expresiones faciales que trasminan pensa-mientos, hasta arreglos reiterativos de ins-trumentos y desechos en espacios y volú-menes arquitectónicos. ¿Cómo hace elarqueólogo para descifrar qué sucedió enesos espacios repletos de voces inexisten-tes ya, de chispas y gotas esparcidas? Esoscaminares continuos que desgastan pisos;aquel fuego que permite sustento y otorgacalor en rincones de cocinas, alrededordel cual se tejen vínculos y sueños; loslíquidos derramados que impregnanporos; esas microscópicas células de plan-tas que se esconden en resquicios y nosanuncian follajes y aromas que se fueron;las intimidades sorprendidas en aposentosy dormitorios; los huesos blanquecinosque recuerdan vidas y muertes, parentes-cos, movimientos repetidos y padecimien-tos; las figuraciones inmóviles de esosseres en pinturas y esculturas; y qué decirde las “áreas sucias” de desechos acumu-lados, tesoro de arqueólogos, con las cla-ves para descifrar comportamientos y acti-

19

vidades: sí, todo este apasionante conjun-to de rastros y trazas son las pistas deldetective del pasado, que confluyen enun magno rompecabezas con piezas quefueron pensamientos, decisiones, accio-nes, emociones.

Pero las personas y las sociedades cam-bian con el tiempo, aprenden lecciones,enfrentan retos, cometen errores, enveje-cen, se expanden o contraen. Para el ar-queólogo, la dimensión dinámica, esdecir, el estudio de las transformacionesde las sociedades, sólo se puede hacercon varios episodios fragmentarios de loscuales se habrá de deducir la tendencia,los quiebres, los cambios.

Reto intelectual ciclópeo el entender unaciudad compleja, multiétnica, atípicacomo Teotihuacan, que no nos legó tex-tos que describiesen lo intangible, lo plu-ral. Porque la interpretación que hicieronlos pueblos que vinieron después de ellosno reveló su esencia primordial: la de ser

20

un magno intento de crear algo distinto: laexcepción; de erigirse como el centro delmundo conocido, donde todas las formasde juego de pelota eran desplegadas; yhacer todo lo que estuvo en sus manospara que los pueblos del centro de Méxi-co creyesen esta visión, y aportasen susmanos y fuerza para construir el arqueti-po. Así es: la Tollan Teotihuacan fue la pri-mera en su género, y también fue la únicasepultada en el mito de creación.

Ciudad multicolor, señora de los cuatrorumbos cual flor de cuatro pétalos, celosaacaparadora de obsidiana, centro sagrado,Babel prehispánica, diestra creadora deartesanías, Teotihuacan tuvo muchas ca-ras, y aquí destacaré la principal: la de serla excepción en Mesoamérica.

La primera cara es la del orden, la orto-gonalidad: la traza de calles, conjuntosarquitectónicos y plazas a ángulos rectos,a las cuatro direcciones del cosmos, quele imprimían un patrón que se antojabainhumano, y por ende, divino; el drenaje

21

subterráneo que evacuaba el agua de llu-via además de los desechos de hombres,animales, plantas y minerales, y que en sutorrente guardaba celosamente la suma dehistorias y tiempos; los grandes temploselevados al cielo de los dioses que reu-nían en torno a sí a los linajes dirigentes ylos diversos emblemas que daban a lossectores su sentido: la serpiente empluma-da del sureste, los cánidos del suroeste,las aves de rapiña del noroeste y los feli-nos del noreste.

En la vida doméstica yace otra caracte-rística excepcional de Teotihuacan en laMesoamérica de entonces: la vida en con-juntos multifamiliares, sin comunicaciónvisual con el entorno urbano, que cobija-ban a unidades domésticas jerarquizadas;y, a diferencia de los solares mayas, enque varias familias compartían el territoriodoméstico con sus propias cocinas y dor-mitorios, pero convergían en el santuariocomún, en Teotihuacan cada familia teníapara sí un apartamento de cinco a ocho

22

cuartos, pórticos y patios destinados acocinas, almacenes, dormitorios, estanciasy áreas de trabajo, alrededor de espaciosabiertos que daban luz, ventilación y co-municación con el cielo; unos patios eransucios receptáculos de excrementos y san-gre producto de los animales domésticosy los destazamientos; otros servían para laevacuación de desechos de cocinas y se-res humanos; otros más eran patios ritua-les, con altar o santuario, donde el diospatrono era venerado, y donde se dona-ban gotas de sangre, semillas y líquidosvarios.

El escenario teatral majestuoso de laciudad y los cerros del valle servía de co-bijo a las gestas y fiestas populares. Losnobles de la elite intermedia de Teotihua-can que regían los barrios, convocaban asus allegados y clientes a participar enrituales en la plaza frente a templos y alta-res; a observar los juegos de pelota en losespacios abiertos; a atender las festivida-des periódicas, pero también a invertirfuerza y creatividad en la producción arte-

23

sanal especializada: la manufactura de losatavíos, los tocados, los símbolos de iden-tidad de la clase noble y de quienes esta-ban adscritos a sus respectivas “casas”.

Por el sureste de la ciudad vemos a lossacerdotes del océano, que portan trajesmulticolores con conchas marinas, placasde cangrejos y tortugas, botones de con-cha y cerámica, acaso también plumas,pelo de conejo y discos refulgentes demica; y al caminar esos trajes producensonidos, avientan destellos, refieren alentorno marino de donde provienen losadjetivos de las mantas de algodón. Enlos tocados colocan plumas coloridas deaves de tamaños y procedencias diversas,pero también las caras de animales cuida-dosamente seccionadas del esqueleto yempotradas en el marco.

Por el suroeste de la ciudad vemos aotros sacerdotes que portan pesados trajescon cuentas de lapidaria y minerales deloccidente, que “cantan” otra tonada ybrindan otros destellos. Y así todos los

24

sectores con sus identidades: para ellos,obvias, pero casi mudas para nosotros, amenos de observar cuidadosamente, inter-pretar y comprender este mundo de sím-bolos, códigos sutiles, colores y formasmatizadas pertenecientes a un lengua-je incluyente: el que puede ser leído des-de diversas lenguas y pensamientos. Estepunto nos lleva a otra de sus caras: la deser una Babel multiétnica, que requeríade códigos compartidos para poder fun-cionar adecuadamente, y también de sub-ordinaciones a una empresa común: la dehacer de ésta la excepción.

En la periferia, los barrios foráneos, conzapotecos, veracruzanos, michoacanos,acaso también popolocas, guerrerenses,tlaxcaltecas y morelenses, asentados en elpunto en que, viniendo de sus respectivasregiones, tocan la gran ciudad. Y susidentidades no eran olvidadas: en las ca-sas circulares de adobe de los veracruza-nos del Barrio de los Comerciantes; en losentierros en urnas y tumbas de cámara y

25

antecámara de los zapotecos; en las fosascilíndricas con entierros múltiples de losmichoacanos. Pero suponemos que esasidentidades diversas eran reiteradas tam-bién en la cultura culinaria en el seno másprivado de sus vidas familiares, con ingre-dientes y acentos que recordaban ances-tros, aromas y cielos diversos.

Más allá, están los espacios abiertos,que en fiestas particulares pudieron alber-gar un sinnúmero de peregrinos y visitan-tes que acampaban por unos días, partici-paban de juegos y rituales, se llevabanalgún pendiente de pizarra, algún collarde cuentas de obsidiana. Y también lasterrazas agrícolas y las aldeas de los agri-cultores y pescadores.

Pero ¿125,000 personas en este magnoexperimento articulador de diversidades?¿Cómo atrajo Teotihuacan a los pueblosde los valles y planicies cercanos y leja-nos? A mi modo de ver, una manera fueel hecho de constituirse como el centrodel mundo, la Tollan por excelencia como

26

bien apuntó Séjourné, pero hizo partíci-pes de esa construcción a quienes de lejosvinieron a la gran ciudad en busca de tra-bajo, o quienes fueron conminados aacompañar a los emisarios con tocados detres borlas —obviamente nobles de losbarrios—, y sus guardias, para traer celo-samente a Teotihuacan plumas vistosas,arcillas finas, pizarra de brillo acerado,dulce miel, mica dorada (cual agua petrifi-cada), ceras, oloroso copal, piedras verdesdel centro del mundo, pigmentos y mine-rales multicolores (que referían a la san-gre, el fuego, la vegetación y el cielo).

El ritual: otro lenguaje para todos, puesel caminar del altar a los cuatro rumbos,y subir a los templos, esparciendo líqui-dos con semillas, cantando o rezando,ofrendando dones de la tierra y la sangre,permitía una comunicación con el pode-roso Dios de las Tormentas y el Rayo, ase-guraba la fertilidad de la tierra en el próxi-mo ciclo agrícola, propiciaba lluvias entiempos de sequía, apaciguaba volcanes,

27

tranquilizaba tierras temblorosas, asegura-ba el fuego doméstico, en fin, entretejía alas diversidades en un mismo manto.

En la construcción de la excepcionalTeotihuacan trabajaron muchos: desdequienes imaginaron la traza urbana másperfecta y armónica con cerros y montesque delimitaban el valle, reproduciendomontañas sagradas con inframundos ficti-cios, hasta aquellos hombres, mujeres y ni-ños que cargaron pesadas piedras y cestoscon cal, gravilla de tezontle, toba y otrosmateriales, cuyos esqueletos sufrieron de-formaciones que nos revelan esas labores.

Las artesanías, productos de destrezay habilidades aprendidas de los abuelos,eran una de las razones de ser de Teoti-huacan. Muchos hicieron esa mágica cajade donde salieron vasos trípodes conpolicromía, figuras de obsidiana emulan-do serpientes y hombres, puntas refulgen-tes de flechas y lanzas, atuendos y tocados,ánforas y cazuelas, pedestales pétreosy esculturas, muelas y morteros, alisado-

28

res y plomadas, incensarios de escenasllamativas, figuraciones de dioses, filosasnavajas de brillo verdoso, en fin, tantasmaravillas. Sí, muchos participaron perono estaban organizados de igual formaquienes en la periferia transformaron ma-terias para el consumo urbano, respectode aquellos que en los barrios laborabanpara las “casas” nobles produciendo lossímbolos de identidad, ni aquellos quealrededor de las sedes del poder hacíanplacas y figuras de mica, incensarios, pun-tas de dardos, máscaras funerarias, escultu-ras o pectorales.

Están también quienes pintaron la fazde la ciudad con murales esplendorosos,y que recibían los diseños de las “casas”que regían los barrios, maestros pintoresque no dejaron su firma ni los nombresde los sacerdotes sembradores en proce-sión, ni de los militares con dardos y es-cudos, ni de las deidades.

Hay otra cara más de Teotihuacan, quese esconde tras las otras más esplendoro-

29

sas mencionadas anteriormente, y tras losmúltiples fragmentos de huesos humanosque no yacían en fosas de los ancestros nieran cuerpos depositados con respeto enposiciones sedentes o fetales: estos hue-sos humanos dispersos revelan la cara delos sacrificadores, de quienes procesabancuerpos humanos, desollaban, decapitaban,desmembraban, cocían, hervían, roían,transformaban huesos en instrumentos, enfin: verdaderas factorías. ¿Acaso fueron losextranjeros quienes tuvieron ese fin, traslegar innumerables días a la producciónartesanal, atraídos por el colorido y el es-plendor del orden y el ritual? ¿O bien fue-ron los jugadores de pelota quienes con-vocados por las competencias en las áreasanexas a los barrios jugaban por razonescósmicas, además de sustento y aventurasnuevas? ¿Acaso fueron los mercenariosque protegían las caravanas con bienessuntuarios de lejos, para asegurar su buendestino, y que ya no regresarían más a suslugares de origen? ¿Fueron los rebeldes, los

30

deudores, los detractores del sistema losque tenían ese fin? No lo sabemos, perointentaremos averiguarlo.

Sin embargo, la característica más ex-cepcional de Teotihuacan frente a suscontemporáneos fue, a mi modo de ver,la organización corporativa del gobierno.

La falta de nombres de personajes parti-culares, el desinterés por destacar indivi-duos determinados en las representacionesgráficas, como observó Pasztory; el acentoen la colectividad y el oficio, como apun-tó Cowgill; la estrategia corporativa quehemos subrayado junto con Blanton,Feinman, Kowalewski y Peregrine, hacende Teotihuacan la gran anomalía delClásico. Sin embargo, en este ejemplo hayalgo más que la mera ausencia de invocara los individuos por su nombre. El co-go-bierno: ¿qué mejor manera de evitargolpes de Estado en una megalópolismultiétnica de 125,000 personas? ¿Quémejor que permitir que dos o cuatro altosdignatarios, provenientes de los sectores

31

principales de la ciudad, representaranidentidades, intereses, opiniones, legados?

Hay una gran diferencia entre el des-pliegue majestuoso de los gobernantesmayas y el caso que nos ocupa. Quienesgobernaron sucesivamente Teotihuacanpor seis siglos escondieron sus caras ytumbas, no revelaron sus nombres, nohicieron patentes sus hazañas, disimula-ron sus moradas en el mar de conjuntosarquitectónicos. Singular reto intelectual elcomprender cómo estuvo regido el Estadoteotihuacano y su capital.

Xalla, gran conjunto palaciego entre lasdos pirámides más antiguas de la ciudad,tiene la única plaza con cuatro estructurasequivalentes, una a cada rumbo del uni-verso. Ofrece una posibilidad de acercar-nos a esos gobernantes desde el ámbitode sus aposentos para recibir emisariosy embajadas, de los espacios de toma dedecisiones sobre asuntos de estado ypoder, de sus templos de centro de plazapara el ritual de sembrar futuros, de con-

32

memorar fuegos nuevos, de ofrendar san-gre de corazones. Sin textos que nos ilus-tren sobre aspectos sutiles del pensamien-to de los teotihuacanos, sin túneles deltiempo para escuchar sus voces y queji-dos, los arqueólogos debemos conformar-nos con compuestos químicos concentra-dos en puntos específicos, asociados conplantas y fauna, desechos e instrumentos,máscaras y adornos para acercarnos sigi-losamente a los gobernantes. Sin los códi-ces que nos guíen sobre los tributos quellegaban a sus palacios, ni las fiestas pe-riódicas que ofrecían en sus barrios, losarqueólogos debemos entender quién esnoble, quién extranjero, quién artesano,quién sacerdote, quién mercenario, quiéncampesino, quién administrador, quién sir-viente.

A pesar de su colorido para atraer arte-sanos, mercenarios y jugadores de pelotacomo insectos hacia flores multicolores,siento que Teotihuacan tuvo un Estadodébil que aparentó fortaleza. La gran ciu-

33

dad es la cabeza de pulpo en el centro,con la Cuenca de México como áreade captación, y los valles circundantes (deToluca, Tula, Puebla-Tlaxcala y este de Mo-relos) como regiones de abasto y protec-ción, allende las cuales yacían los corre-dores de sitios hacia los enclaves provee-dores de bienes suntuarios, como grandestentáculos. Más allá de los tentáculos, losEstados aliados, como el zapoteco; otrasregiones, como las de Guerrero o sur dePuebla, que aportaban materias primasy productos procesados para el uso sun-tuario en Teotihuacan, y en las estribacio-nes de la Mesoamérica de entonces, losrivales políticos y enemigos potenciales,que permitieron escenarios de confronta-ción de teotihuacanos expulsados por nocomulgar con la estrategia del co-gobier-no y mayas tikaleños de viejo cuño, golpede Estado al fin.

La fortaleza de la estrategia corporativaoriginal con la cual fue organizada ladiversidad étnica y social de Teotihuacan

34

se tornó en su ulterior debilidad, ya queen su seno, entre lo corporativo de lasunidades multifamiliares y el desideratumcolectivista del co-gobierno, yacían lasorganizaciones cónicas e individualistasde las “casas” nobles de los barrios, quepromovían lo contrario, que aprovecha-ban sus cargos de administradores, susmáscaras con anteojeras, y su simulaciónde sembradores para gestionar empresaseconómicas particulares en las zonas ricasde recursos suntuarios, más allá de la su-pervisión del Estado, y que sin duda lestrajeron consigo poder y riqueza. Estehecho desgajó por dentro el tejido corpo-rativo, por la contradicción entre la estruc-tura individualista de la mayoría de losejemplos de unidades políticas en Mesoa-mérica, y la utopía corporativa que Teoti-huacan quiso forjar como excepción. Lacontradicción no tuvo solución.

Teotihuacan aparentó una cohesiónque, vista de cerca, realmente se tratabade numerosos hilos sin trama firme, prin-

35

cipalmente por la creciente independenciay agresividad económica de las elites in-termedias de los barrios, así como por labase multiétnica de las “casas” nobles quereflejaba sin duda una diversidad de inte-reses, a la larga, difícil de armonizar.

Probablemente el co-gobierno delEstado teotihuacano resultó débil paraaglutinar alrededor de sí a las elites inter-medias de los barrios, y cuando quisohacerlo, fue muy tarde. Gracias a cómolos diminutos compuestos de hierro seorientan hacia el polo norte del momento,sabemos que hacia 550 después de Cristo,los templos, los recintos de poder, laCalzada de los Muertos y muchos sectoresadministrativos y de toma de decisionessucumben ante el fuego; las esculturas dedeidades y ancestros son destruidas a gol-pes, muchas caras contra el piso, algunosrasgos obliterados. La revuelta interna diri-gida hacia las entidades en cuyo senodescansaba el ritual público, la administra-ción y la gestión política, constituyen el

36

primer paso en el colapso. Más tarde, elabandono paulatino de los sectores cen-trales, luego periféricos, y por último, lallegada de nuevos pobladores provenien-tes quizás del Bajío y centro-norte de Mé-xico que poco respeto tuvieron hacia lamagna ciudad, y se dedicaron a saquearla.El colapso del sistema de abasto anteriores obvio en la alimentación de los reciénllegados.

Excepcional por su trazo, por su tama-ño, por su estructura corporativa, por subase multiétnica, por su asimilación a unmodelo cósmico, por ser capital de un Es-tado de peculiares características, y quizástambién, por su modelo de co-gobierno,Teotihuacan ha sido un reto intelectual sinprecedentes para mí. Comienzo a enten-der los patrones de comportamiento, losesquemas de conducta. Las ausencias tam-bién hablan: los esqueletos perturbadospor el saqueo y la sustracción de los obje-tos que otorgan estatus, las fracturasrecientes de sus huesos, las discordancias

37

estratigráficas, las incongruencias, la au-sencia de ciertos objetos y la presencia deotros, testimonian el actuar de quienespoco respeto tienen por la integridad delcontexto arqueológico y por la laborardua de otros. Cada investigador que tra-baja en Teotihuacan tiene el deber deaportar una parte más del rompecabezaspara que toda la comunidad académicacomprenda a profundidad esta granexcepción. Pero si permitimos que conti-núe la destrucción de este patrimonio dela humanidad entera, en México nuncapercibiremos a cabalidad la sutileza de lasexcepciones.

AGRADECIMIENTOS

Agradezco a mis colaboradores de los di-versos proyectos interdisciplinarios pormás de 30 años de colaboración fructífera,particularmente a Emily McClung de Ta-pia, Luis Barba y Raúl Valadez, como titu-

38

lares de paleoetnobotánica, arqueometríay paleozoología, respectivamente, perotambién a: Diana Martínez, Cristina Adria-no, Emilio Ibarra, Bernardo Rodríguez,Liliana Torres Sanders, Johanna Padró,Alessandra Pecci, Agustín Ortiz, JorgeBlancas, Adrián Velázquez, Belem Zúñiga,Gerardo Villanueva, Ana María Soler, AvtoGogichaishvili, Jaime Urrutia, Peter Schaaf,René Chávez, Samuel Tejeda, T. DouglasPrice, Héctor Neff, Michael Glascock,Mauro de Ángeles, Claudia López, ClaudiaNicolás, Beatriz Maldonado, Marcela Za-pata, Sandra Riego, Gilberto Pérez Roldán,Miguel Ángel Báez, Edgar Rosales, Ale-jandra Guzmán, Citlali Funes, Mayra Laz-cano, Edgar Gaytán, Leila França, JuanRodolfo Hernández, Laura Bernal, NidiaOrtiz, Emiliano Melgar, Carolina Bucio,Julio César Cruzalta, Marcella Frangipane,Fernando Sánchez, Ticul Álvarez, AntonioFlores, Lauro González, Magdalena de losRíos, Laura Beramendi, Galia González,Enah Fonseca, Gabriela Mejía, Berenice

39

Jiménez, Judith Zurita, Manuel Reyes,Fernando Botas, César Fernández, RafaelReyes, Edmundo Teniente, Alfonso Delga-do, Ramiro Román, Francisco Solís y mu-chos otros más; y la participación delINAH en las excavaciones de Xalla, particu-larmente a Leonardo López Luján, WilliamFash y Warren Barbour. Estos proyectosfueron posibles gracias al financiamientodel CONACYT y de la UNAM, y al permisofederal del INAH.

BIBLIOGRAFÍA

BÁEZ PÉREZ, MIGUEL ÁNGEL

2005, Comercio y política exterior teotihuacana:el caso de la interacción con el sur de Puebladurante el Clásico, tesis de maestría en arqueo-logía, México, ENAH.

BARBA, LUIS, AGUSTÍN ORTIZ y LINDA MANZANILLA

2007, “Commoner Ritual at Teotihuacan, CentralMexico”, en: Commoner Ritual and Ideology inAncient Mesoamerica, Nancy Gonlin and Jon C.Lohse (eds.), University Press of Colorado,Boulder: 55-82.

40

BERNAL GUTIÉRREZ, LAURA

2005, Análisis funcional de los espacios del posi-ble palacio de Xalla, Teotihuacan: un enfoquearqueométrico, tesis de licenciatura en arqueo-logía, México, ENAH.

BERNAL, IGNACIO

1963, Teotihuacan, Instituto Nacional de Antro-pología e Historia, México.

BLANTON, RICHARD, GARY FEINMAN, STEPHEN

KOWALEWSKI Y PETER N. PEREGRINE

1996, “A dual-processual theory for the evolu-tion of Mesoamerican civilization”, en CurrentAnthropology, núm. 37, vol. 1, pp. 1-14.

COGGINS, CLEMENCY CHASE

1993, “The age of Teotihuacan and its missionabroad”, en Berrin, K. y E. Pasztory (eds.), Teo-tihuacan. Art from the city of the gods, Thamesand Hudson, Nueva York, The Fine Arts Mu-seums of San Francisco, pp. 140-155.

COWGILL, GEORGE L.1992, “Social differentiation at Teotihuacan”, enChase, D. Z. y A. F. Chase (eds.), Mesoameri-can elites. An archaeological assessment, Univer-sity of Oklahoma Press, Norman, pp. 206-220.1997, “State and society at Teotihuacan, Mexi-co”, en Annual Review of Anthropology, núm.26, pp. 129-161.

41

DE LA FUENTE, BEATRIZ (COORD.)1996, La pintura mural prehispánica en México.I. Teotihuacan, Instituto de InvestigacionesEstéticas, UNAM, México.

DIAZ, CLARA LUZ

1980, Chingú: un sitio clásico del área de Tula,Hidalgo, Colección Científica núm. 90, INAH,México.

ELSON, CHRISTINA M. y R. ALAN COVEY

2006, Intermediate elites in pre-Columbian statesand empires, Tucson, The University of ArizonaPress, pp. 3-20.

GAMIO, MANUEL

1922, La población del Valle de Teotihuacan.Primera Parte. Arquitectura, Dirección de An-tropología, Dirección de Talleres Gráficos,México.

GARCIA COOK, ÁNGEL

1981, “The historical importance of Tlaxcala inthe cultural development of the central high-lands”, en Sabloff, J. A. (ed.), Supplement to theHandbook of Middle American Indians. Ar-chaeology, vol. I, Austin, University of TexasPress, pp. 244-276.

GAZZOLA, JULIE

2004, “Uso y significado del cinabrio en Teo-tihuacan”, en La costa del Golfo en tiempos teo-tihuacanos: propuestas y perspectivas, en Ruiz

42

Gallut, María Elena y Arturo Pascual Soto (eds.),Memoria de la Segunda Mesa Redonda deTeotihuacan, México, INAH, pp. 541-569.

GÓMEZ CHÁVEZ, SERGIO

1998, “Nuevos datos sobre la relación de Teoti-huacan y el occidente de México”, en Antropo-logía e Historia del Occidente de México, XXIVMesa Redonda de la Sociedad Mexicana deAntropología, vol. III, México, SMA/UNAM, pp.1461-1493.2000, La Ventilla. Un barrio de la antigua ciu-dad de Teotihuacan, tesis de licenciatura enarqueología, México, ENAH.

GÓMEZ CHÁVEZ, SERGIO, JULIE GAZZOLA y JAIME NÚÑEZ

HERNÁNDEZ

2004, “Nuevas ideas sobre el juego de pelota enTeotihuacan”, en Ruiz Gallut, María Elena yArturo Pascual Soto (eds.), La costa del Golfo entiempos teotihuacanos: propuestas y perspectivas.Memoria de la Segunda Mesa Redonda deTeotihuacan, México, INAH, pp. 165-199.

GONZÁLEZ DE LA VARA, FERNÁN

1999, El valle de Toluca hasta la caída de Teo-tihuacan, Colección Científica, núm. 389, Mé-xico, INAH.

HIRTH, KENNETH G.1978, “Teotihuacan regional population admin-istration in eastern Morelos”, en World Archae-ology, vol. 9, núm. 3, February, pp. 320-333.

43

HUEDA-TANABE, Y. et al.2004, “Archaeomagnetic studies in Central Me-xico: dating of Mesoamerican Lime Plasters”, enPhysics of the Earth and planetary interiors, vol.147, Elsevier, pp. 269-283.

KUBLER, GEORGE

1967, The Iconography of the Art of Teotihua-can, Studies in Pre-Columbian Art and Ar-chaeology núm. 4, Dumbarton Oaks, Washing-ton, D. C.

LANGLEY, JAMES C.1986, Symbolic Notation at Teotihuacan: Ele-ments of Writing in a Mesoamerican of theClassic Period, International Series 313, BritishArchaeological Reports, Oxford.

LATSANOPOULOS, NICOLAS

2005, “Standing stones, knive-holders and flyingfelines: an overview of ritual paraphernalia andactors of cardiectomy at Teotihuacan, Mexico”,en Giorgi, Cyril (ed.), De l’Altiplano Mexicain ála Patagonie. Travaux et recherches á l’Univer-sité de Paris I, Oxford, BAR International Series1389, Paris Monographs in American Archae-ology, núm. 16, pp. 175-188.

LEÓN-PORTILLA, MIGUEL

1971, De Teotihuacan a los Aztecas. Antologíade fuentes e interpretaciones históricas, Lecturas

44

Universitarias 11, Instituto de InvestigacionesHistóricas, UNAM, México.

LÓPEZ AUSTIN, ALFREDO

1989, “1. La historia de Teotihuacan”, Teotihua-can, El Equilibrista, Citicorp/Citibank, México.

MANZANILLA, LINDA

1992, “The economic organization of the Teoti-huacan priesthood: hypotheses and considera-tions”, en Berlo, Janet C. (ed.), Art, ideology,and the city of Teotihuacan, Washington, Dum-barton Oaks Research Library and Collections,pp. 321-338.1993, Anatomía de un conjunto residencial teo-tihuacano en Oztoyahualco, México, Institutode Investigaciones Antropológicas-UNAM.1996, “Corporate groups and domestic activitiesat Teotihuacan”, en Latin American Antiquityvol. 7, núm. 3, pp. 228-246.1997a, “Early urban societies: challenges andperspectives”, en L. Manzanilla (ed.), Emergenceand change in early urban societies, PlenumSeries in Fundamental Issues in Archaeology,New York, Plenum Press, pp. 3-39.1997b , “Chapter 5. Teotihuacan: Urban Arche-type, Cosmic Model”, en L. Manzanilla (ed.),Emergence and State in Early Urban Societies,Plenum Press, New York, pp. 109-132.

45

2001a, “Agrupamientos sociales y gobierno enTeotihuacan, centro de México”, en Ciudad, An-drés, María Josefa Iglesias Ponce de León yMaría del Carmen Martínez (eds.), Reconstru-yendo la ciudad maya: el urbanismo en las ciu-dades antiguas, Madrid, Publicaciones de laSEEM, núm. 6, pp. 461-482.2001b, “State formation in the new world”, enFeinman, Gary M. y T. Douglas Price (eds.), Ar-chaeology at the millennium. A sourcebook,Nueva York, Kluwer Academic/Plenum Publi-shers, pp. 381-413.2002a, “Organización sociopolítica de Teotihua-can: lo que los materiales arqueológicos nosdicen o nos callan”, en Memorias de la PrimeraMesa Redonda de Teotihuacan, México, Institu-to de Investigaciones Antropológicas-Institutode Investigaciones Estéticas-UNAM/INAH, pp. 3-21.2002b, “Indicadores arqueológicos de las for-mas de gobierno en Teotihuacan”, en Espinosa,Guillermo (coord.), El quehacer de la ciencia,pláticas del Seminario del Departamento deFísica Experimental, Instituto de Física, México,UNAM, pp. 43-47.2002c, “Gobierno corporativo en Teotihuacan:una revisión del concepto ‘palacio’ aplicado a lagran urbe prehispánica”, en Anales de antropo-logía, vol. 35, pp. 157-190.

46

2002d, “Living with the ancestors and offeringto the gods: domestic ritual at Teotihuacan”, enPlunket, Patricia (ed.), Domestic ritual in an-cient Mesoamerica (Monograph 46), The CotsenInstitute of Archaeology, University of Californiaat Los Angeles, pp. 43-52.2003a, “The abandonment of Teotihuacan”, enInomata, Takeshi y Ron W. Webb (eds.), TheArchaeology of settlement abandonment inMiddle America, Salt Lake City, Foundations ofArchaeological Inquiry, The University of UtahPress, pp. 91-101.2003b, “El proceso de abandono en Teotihua-can y su recuperación por grupos epiclásicos”,en Trace: Abandono de asentamientos prehispá-nicos, núm. 43, junio, México, CEMCA, pp. 70-76.2003c, “Teopancazco: un conjunto residencialteotihuacano”, en Arqueología Mexicana.Teotihuacan: ciudad de misterios, vol. XI, núm.64, México, Raíces, pp. 50-53.2003d, “Social identity and daily life at ClassicTeotihuacan”, en Hendon, Julia A. y RosemaryA. Joyce (eds.), Mesoamerican archaeology: the-ory and practice, Global Studies in Archaeo-logy, Blackwell Publishing Co., pp. 124-147. 2006a, “La producción artesanal en Mesoamé-rica”, en Arqueología Mexicana, núm. 80, julio-agosto, pp. 28-35.

47

2006b, “Estados corporativos arcaicos. Organi-zaciones de excepción en escenarios excluyen-tes”, Revista Cuicuilco vol. 13, núm. 36 (enero-abril), ENAH: 13-45.En prensa, “La unidad doméstica y las unidadesde producción. Propuesta interdisciplinaria deestudio”, en Robles, Nelly (ed.), Cuarta mesaredonda de Monte Albán: Bases de la compleji-dad social en Oaxaca, Oaxaca, INAH.

MANZANILLA, LINDA, CLAUDIA LÓPEZ

y ANNCORINNE FRETER

1996,“Dating results from excavations in quarrytunnels behind the Pyramid of the Sun at Teoti-huacan”, en Ancient Mesoamerica vol. 7, núm.2, Fall, Cambridge University Press, pp. 245-266.

MANZANILLA, LINDA y LEONARDO LÓPEZ LUJÁN

2001, “Exploraciones en un posible palacio deTeotihuacan: el Proyecto Xalla (2000-2001)”,Mexicon, vol. XIII, núm. 3, junio, pp. 58-61.

MANZANILLA, LINDA, LEONARDO LÓPEZ LUJÁN

y WILLIAM L. FASH

2005, “Cómo definir un palacio en Teotihua-can”, en Ruiz Gallut, María Elena y Jesús TorresPeralta (eds.), Arquitectura y urbanismo: pasa-do y presente de los espacios en Teotihuacan.Memoria de la Tercera Mesa Redonda deTeotihuacan, México, INAH, pp. 85-209.

48

MANZANILLA, LINDA et al.2005, “Introspección de la Pirámide del Sol deTeotihuacan con un detector de muones”, enTezontle, núm. 18-19, agosto-septiembre, Centrode Estudios Teotihuacanos, México, Conaculta/INAH, pp. 52-55.

MANZANILLA, LINDA, MANUEL REYES y JUDITH ZURITA

2006, “Póster: Propuesta metodológica para elestudio de residuos químicos en metates de usono doméstico: Teopancazco, Teotihuacan”, Con-greso Interno del Personal Académico del Ins-tituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM,29 agosto del 2006.

MANZANILLA, LINDA, LUIS BARBA, AGUSTÍN ORTIZ

y ALESSANDRA PECCI

En preparación, Domestic ritual in the complexof courtyards-altars-domestic temples at Teoti-huacan. Means of integration or control?

MARCUS, JOYCE

2003, “The Maya and Teotihuacan”, en Brass-well, G. E. (ed.), The Maya and Teotihuacan.Reinterpreting Early Classic Interaction, Austin,University of Texas Press, pp. 338-356.

MARTÍNEZ DONJUÁN, GUADALUPE

1979, Las Pilas, Morelos, Colección Científicanúm. 75, INAH, México.

49

MARTIN, SIMON

2001, “La gran potencia occidental: los mayas yTeotihuacan”, en Grube, N. (ed.), Los Mayas.Una civilización milenaria, Könemann, Köln,pp. 98-111.

MILLON, RENÉ

1973, Urbanization at Teotihuacan. Mexico I, 1.The Teotihuacan Map. Part One: Text, Univer-sity of Texas Press, Austin.1976, “Social relations in ancient Teotihuacan”,en Wolf, E. R. (ed.), The Valley of Mexico, Albu-querque, University of New Mexico Press, pp.205-248.1981, “Teotihuacan: city, state and civilization”,en Bricker, V. y J. A. Sabloff (eds.), Handbookof Middle American Indians. Supplement I:Archaeology, Austin, University of Texas Press,pp. 198-243.1988, “5. The Last Years of Teotihuacan Domi-nance”, en Yoffee, N. y G. L. Cowgill (eds.), TheCollapse of Ancient States and Civilizations,The University of Arizona Press, Tucson, pp.102-164.1992, “Teotihuacan Studies: From 1950 to 1990and Beyond”, en Berlo, Janet C. (ed.), Art, ide-ology, and the city of Teotihuacan, Washington,Dumbarton Oaks Research Library and Collec-tions, pp. 339-410.

50

MORELOS GARCÍA, NOEL

1993, Proceso de producción de espacios y es-tructuras en Teotihuacan, Colección Científica,núm. 274, México, INAH.

ORTIZ CEBALLOS, PONCIANO, ROBERT S. SANTLEY

y CHRISTOPHER A. POOL

1988, “Resumen de las investigaciones arqueo-lógicas en Matacapan, San Andrés Tuxtla (Tem-poradas 1982-1986)”, en Revista Mexicana deEstudios Antropológicos, XXXIV, vol. 2, SociedadMexicana de Antropología, México, pp. 325-342.

ORTIZ GUTIÉRREZ, NIDIA

2007, El candelero: un estudio comparativosobre su función en Teotihuacan durante elClásico, Epiclásico y Posclásico temprano, Es-cuela Nacional de Antropología e Historia, tesisde licenciatura en Arqueología, México D. F.

ORTIZ, PONCIANO y ROBERT SANTLEY

1996, “Matacapan: un ejemplo de enclave teo-tihuacano en la costa del Golfo”, en Brambila,R. y R. Cabrera (coords.), Los ritmos del cambioen Teotihuacan: reflexiones y discusiones de sucronología, serie Arqueología, Colección Cien-tífica, núm. 366, México, INAH, pp. 377-460.

PADRÓ IRIZARRI, VIRGEN JOHANNA

2002, La industria del hueso trabajado en Teoti-

51

huacan, tesis de doctorado en antropología,México, Facultad de Filosofía y Letras-UNAM.

PADRÓ, JOHANNA y LINDA MANZANILLA

2004, “Bone and antler artifact analysis. A casestudy from Teotihuacan, Mexico”, en Cabrera,Oralia y Kristin Sullivan (org.), ponencia en elsimposio Craft Production at Terminal For-mative and Classic Period Teotihuacan, Mexico,Annual Meeting of the Society for AmericanArchaeology, Montreal, Canadá, 3 de abril.

PARADIS, LOUISE I.2002, “Ahuináhuac, una aglomeración urbana alfinal del Preclásico y principio del Clásico en laregión Mezcala-Balsas, Guerrero”, en Nieder-berger, Christine y Rosa María Reyna Robles(coords.), El pasado arqueológico de Guerrero,México, CEMCA, Gobierno del Estado de Gue-rrero/INAH, pp. 77-97.

PASZTORY, ESTHER

1978, “Artistic traditions of the Middle Classicperiod”, en Middle Classic Mesoamerica: AD400-700, Nueva York, Columbia UniversityPress, pp. 108-142.1988, “A reinterpretation of Teotihuacan and itsmural painting tradition, and catalogue of theWagner murals collections”, en Berrin, K. (ed.),Feathered serpents and flowering trees: recon-

52

structing the murals of Teotihuacan, The FineArts Museums of San Francisco, pp. 45-77, 135-193.1992, “Abstraction and the rise of a utopianstate at Teotihuacan”, en Berlo, J. C. (ed.), Art,ideology, and the city of Teotihuacan, Wash-ington, D. C., Dumbarton Oaks, pp. 281-320. 1997, Teotihuacan: An Experiment in Living,University of Oklahoma Press, Norman.

PAULINYI, ZOLTÁN

1981, “Capitals in Pre-Aztec Central Mexico”, enActa Orientalia Academiae Scientiarum Hung,vol. XXXV, núm. 2-3, pp. 315-350.2001, “Los señores con tocado de borlas. Unestudio sobre el Estado teotihuacano”, AncientMesoamerica, núm. 12, pp. 1-30.

PECCI, ALESSANDRA

2000, Análisis químico de pisos y áreas de activi-dad: estudio de caso en Teopancazco, Teotihua-can, tesis de Maestría en Antropología, Facultadde Filosofía y Letras de la UNAM.

PECCI, ALESSANDRA, AGUSTÍN ORTIZ, LUIS BARBA

y LINDA MANZANILLA

en prensa, “Distribución espacial de las activida-des humanas con base en el análisis químico delos pisos de Teopancazco, Teotihuacan”, VI Co-loquio Bosch Gimpera. Lugar, Espacio y Paisaje

53

en Arqueología: Mesoamérica y otras áreas cul-turales, Instituto de Investigaciones Antropoló-gicas, UNAM.

PÉREZ ROLDÁN, GILBERTO

2005, El estudio de la industria del hueso traba-jado: Xalla, un caso teotihuacano, tesis delicenciatura en Arqueología-ENAH.

PLUNKET, PATRICIA y GABRIELA URUÑUELA

1998, “Cholula y Teotihuacan: una considera-ción del occidente de Puebla durante el Clási-co”, en Rattray, Evelyn Childs (ed.), Rutas deintercambio en Mesoamérica, III Coloquio Pe-dro Bosch Gimpera, México, Instituto de Inves-tigaciones Antropológicas-UNAM, pp. 101-114.

PRICE, T. DOUGLAS, LINDA MANZANILLA

y WILLIAM H. MIDDLETON

2000, “Immigration and the Ancient City ofTeotihuacan in Mexico: a study using strontiumisotope ratios in human bone and teeth”, enJournal of Archaeological Science, núm. 27,october, pp. 903-913.

RATTRAY, EVELYN C.1988, “Nuevas interpretaciones en torno al Ba-rrio de los Comerciantes”, en Anales de Antro-pología, núm. XXV, México, Instituto de Investi-gaciones Antropológicas-UNAM, pp. 165-180.1989, “El Barrio de los Comerciantes y el con-

54

junto de Tlamimilolpa: un estudio comparativo”,en Arqueología, núm. 5, México, Dirección deMonumentos Prehispánicos-INAH, pp. 105-129.1998, “Rutas de intercambio en el periodoClásico en Mesoamérica”, en Rutas de intercam-bio en Mesoamérica. III Coloquio Pedro BoschGimpera, México, Instituto de InvestigacionesAntropológicas-UNAM, pp. 77-100.

RENFREW, COLIN

1974, “Beyond a subsistence economy: the evo-lution of social organization in Prehistoric Euro-pe”, en Moore, C. B. (ed.), Reconstructing com-plex societies: an archaeological colloquium,Supplement to the Bulletin of the AmericanSchools of Oriental Research, núm. 20, AnnArbor, pp. 69-95.

RIEGO RUIZ, SANDRA

2005, Las figurillas cerámicas de Oztoyahualco15B:N6W3, Teopancazco y Xalla, Análisis com-parativo en tres conjuntos teotihuacanos, tesisde licenciatura en arqueología, México, ENAH.

ROSALES DE LA ROSA, EDGAR ARIEL

2004, Usos, manufactura y distribución de lamica en Teotihuacan, tesis de licenciatura enarqueología, México, ENAH.

RODRÍGUEZ GALICIA, BERNARDO

2006, El uso diferencial del recurso fáunico en

55

Teopancazco, Teotihuacan, y su importanciaen las áreas de actividad, tesis de maestría enantropología (arqueología), México, Facultad deFilosofía y Letras-UNAM.

SEMPOWSKI, MARTHA L.1987, “Differential mortuary treatment: its impli-cation for social status at three residential com-pounds in Teotihuacan, Mexico”, en McClung,E. de Tapia y E. Childs Rattray (eds.), Teoti-huacan. Nuevos datos, nuevas síntesis y nuevosproblemas, México, Instituto de InvestigacionesAntropológicas-UNAM, pp. 115-131.1994, “Mortuary Practices at Teotihuacan”, enSempowski, M. L. y M. W. Spence (eds.), Mor-tuary practices and skeletal remains at Teo-tihuacan, Urbanization at Teotihuacan, Mexico,núm. 3, University of Utah Press, Salt Lake City,pp. 1-314.

SOLER-ARECHALDE, A. M., F. SÁNCHEZ, M. RODRÍGUEZ,M. CABALLERO-MIRANDA, A. GOGUITCHAISHVILI, J.URRUTIA-FUCUGAUCHI, L. MANZANILLA y D. TARLING

2006, “Archaeomagnetic investigations of orient-ed pre-Columbian lime plasters from Teotihua-can, Mesoamerica”, Earth, Planets and Space v.58, n. 10: 1433-1439.

SPENCE, MICHAEL W.1989, “Excavaciones recientes en Tlailotlaca, el

56

barrio oaxaqueño de Teotihuacan”, en Arqueo-logía, núm. 5, México, Dirección de Monumen-tos Prehispánicos-INAH.1996, “Comparative analysis of ethnic enclaves”,en Mastache, A. M., J. R. Parsons, R. S. Santley yM. C. Serra Puche (eds.), Arqueología mesoame-ricana. Homenaje a William T. Sanders I, Mé-xico, Arqueología Mexicana, INAH, pp. 333-353.

STARK, BARBARA L. y PHILIP J. ARNOLD III

1997, “Introduction to the archaeology of theGulf Lowlands”, en Stark, B. L. y P. J. Arnold III(eds.), Olmec to Aztec. Settlement patterns in theAncient Gulf Lowlands, Tucson, P. J. Arnold,The University of Arizona Press, pp. 3-39.

STOREY, REBECCA

1992, Life and death in the ancient city of Teo-tihuacan. A modern paleodemographic syn-thesis, The University of Alabama Press, Tusca-loosa.

STOREY, REBECCA y RANDOLPH J. WIDMER

1989, “Household and community structure of aTeotihuacan apartment compound: S3W1:33 ofthe Tlajinga Barrio”, en MacEachern, S., D. J. W.Archer y R. D. Garvin (eds.), Households andcommunities, Calgary, The Archaeological Asso-ciation of the University of Calgary, Chacmool,pp. 407-415.

57

URIARTE, MARÍA TERESA

2006, “The Teotihuacan Ballgame and theBeginning of Time”, Ancient Mesoamerica 17:17-38.

URUÑUELA LADRÓN DE GUEVARA, GABRIELA

y PATRICIA PLUNKET NAGODA

2005, “La transición del Clásico al Posclásico:reflexiones sobre el valle de Puebla-Tlaxcala”,en Manzanilla, L. (ed.), Reacomodos demográfi-cos del Clásico al Posclásico en el centro de Mé-xico, México, Instituto de Investigaciones Antro-pológicas-UNAM, pp. 303-324.

WIDMER, RANDOLPH J.1987, “The evolution of form and function in aTeotihuacan apartment compound: the case ofTlajinga”, en McClung de Tapia, E. y E. C. Rat-tray (eds.), Teotihuacan. Nuevos datos, nuevassíntesis, nuevos problemas, México, Instituto deInvestigaciones Antropológicas-UNAM, pp. 317-368.1991, “Lapidary craft specialization at Teotihua-can: implications for community structure at33:S3W1 and economic organization in thecity”, en Ancient Mesoamerica, vol. 2, núm. 1,pp. 131-147.

WINTER, MARCUS

1998, “Monte Albán and Teotihuacan”, en Rutas

58

de intercambio en Mesoamérica. III ColoquioPedro Bosch Gimpera, México, Instituto de In-vestigaciones Antropológicas-UNAM, pp. 153-184.

59

MIGUEL LEÓN-PORTILLA

RESPUESTA

El doctor Miguel León Portilla dando respuesta al discurso de ingreso de la doctora Linda Manzanilla Naim.

Llega hoy a El Colegio Nacional la doctoraLinda Manzanilla, arqueóloga infatigabley sabia, como lo muestra con meridianaclaridad el amplio currículo que da testi-monio de su vida profesional. Con estu-dios en la Escuela Nacional de Antropo-logía e Historia y, de doctorado, en laUniversidad de París IV Sorbona, ha en-tretejido a través de los años sus inves-tigaciones de campo con el trabajo de la-boratorio y gabinete, la reflexión en buscade significados, la docencia, los cargos

63

académicos y la difusión cultural en variosámbitos de México y del extranjero.

Su sólida preparación se ha enriquecidoademás con las perspectivas adquiridaspor ella en las pesquisas arqueológicasque ha realizado no sólo en varios sitiosde México, de modo particular en Teotihua-can, y en menor escala en Monte Albán,en Cobá, Quintana Roo, y en Santa Martaen Chiapas, como también en la Anatoliaoriental de Turquía; en Maadi, en Egipto,y en la zona de Tiwanaku en Bolivia.

Largo sería registrar aquí los títulos desus libros y numerosos artículos, publica-dos en México y también por prestigiadasinstituciones, principalmente norteameri-canas y europeas. Tan sólo aludiré a dosimportantes aportaciones suyas en colabo-ración con el arqueólogo Leonardo LópezLuján. Me refiero al Atlas histórico deMesoamérica y a la Historia antiguade México en varios volúmenes, ambas endos ediciones. Además de su labor de

64

coordinación, participó ella preparandovarios capítulos en dichas obras.

También faltaría tiempo para recordarlas distinciones y reconocimientos que harecibido. Sólo cuatro de ellas mencionarépor su relevante importancia. Son el Pre-mio Alfonso Caso a la mejor investigaciónen arqueología, en 1993; el PresidentialAward de la Sociedad americana de Ar-queología en 1999; el Premio UniversidadNacional en 2003 y su elección comomiembro de la National Academy ofSciences de los Estados Unidos, en el mis-mo año de 2003.

Mención particular merecen dos gé-neros más de trabajo realizado por ella.Uno fue la dirección del Instituto de In-vestigaciones Antropológicas de la UNAM.El otro, que implica gran responsabilidady dedicación de tiempo, es la dirección detesis. Muchas ha dirigido ella en variosniveles. Todo esto acrecienta grandementelos méritos profesionales de Linda Man-zanilla.

65

Concentraré ahora la atención en el dis-curso que acabamos de escuchar. Versa élsobre Teotihuacan, la Ciudad de los Dio-ses, en la que ha realizado prolongadasinvestigaciones y sobre la cual mucho haelucubrado y escrito. Por su trabajo y suinterés en torno a Teotihuacan se sitúaella como un eslabón en la ya larga seriede arqueólogos y otros estudiosos quehan descubierto monumentos, incluyendopinturas y esculturas, en la que fue unaesplendorosa metrópoli mesoamericanadurante el periodo clásico.

Evocaré la figura prócer del iniciador dela moderna antropología en México, eldoctor Manuel Gamio. A él se deben des-cubrimientos de considerable trascenden-cia para valorar lo que fue la grandeza deTeotihuacan. Linda Manzanilla lo mencio-na con elogio, al igual que a otros arqueó-logos, principalmente mexicanos y nortea-mericanos. Interesante coincidencia ofreceel hecho de que varios miembros de ElColegio Nacional hayan investigado en

66

Teotihuacan. Colaboró con Manuel Ga-mio, el ingeniero Ezequiel Ordóñez, unode los fundadores de este Colegio. Aten-dió él —en la magna investigación realiza-da por Gamio— a la geología y la geo-grafía, así como al tema de los materialesque se emplearon en esculturas localiza-das en la zona.

Alfonso Caso, otro de los fundadoresdel Colegio, investigó en torno al palaciode Tepantitla donde se descubrió el muralque se conoce como Tlalocan o paraísode Tláloc. Correspondió a Ignacio Bernal,también miembro de esta institución, coor-dinar un proyecto que puso al descubier-to varios aspectos de la metrópoli teoti-huacana.

Mencionaré finalmente a dos de nues-tros colegas. Uno es, Eduardo Matos Moc-tezuma que, teniendo a su cargo las in-vestigaciones en Teotihuacan, contribuyóal conocimiento de varios conjuntos loque corroboró su carácter de asentamien-to urbano. Aportación muy valiosa fue

67

también la de nuestra compañera en esteColegio, Beatriz de la Fuente que, en elcontexto de su gran proyecto acerca de lapintura mural mesoamericana, mostró elpreciosismo y la significación de la quehasta hoy se conserva en Teotihuacan.

Y tras esta que espero no sea conside-rada como una digresión, vuelvo a con-centrarme en lo que aquí nos ha expuestoLinda Manzanilla. Ella, que ha participadoen algún proyecto con el ya mencionadoarqueólogo Leonardo López Luján, harealizado asimismo importantes prospec-ciones en Teotihuacan. Las mismas se hantraducido en revelaciones e hipótesis acer-ca de lo que fue la organización social,política, económica y religiosa en la Ciu-dad de los dioses.

En su discurso nos ha dicho que no seconocen testimonios escritos de origenteotihuacano —como en el caso de lasestelas y otras inscripciones en el ámbitode los mayas— que sean apoyo para

68

escudriñar lo que fue su historia. Sin em-bargo, como ella misma lo nota, gentes deestirpe náhuatl de tiempos posteriores,trasmitieron relatos que dejan percibir al-go del universo de significaciones que lle-gó a atribuirse a la gran metrópoli.

Gracias a esos testimonios sabemos quelos nahuas concibieron a Teotihuacan co-mo ámbito sagrado y primordial dondehabía ocurrido la restauración del sol, laluna y la vida de los seres humanos enla edad cósmica en que vivimos. Habíaocurrido esto allí por obra del autosacrifi-cio de los dioses, varios de ellos comoQuetzalcóatl adorados hasta los tiemposmexicas.

En virtud de esos relatos, podemos en-trever además algo de la relación queexistía entre Teotihuacan y la cultura delos antiguos pobladores en la región de lascostas del golfo de México. Los textos ennáhuatl, allegadas por fray Bernardino deSahagún, nos hablan de esos sabios po-seedores de la tinta negra y roja, la música

69

de las flautas, las cuentas calendáricas, loslibros y pinturas, gente que procedía deloriente, es decir de la región de la costa.Fueron ellos, según los relatos, quienes seestablecieron y dieron origen a Teotihua-can.

Ahondando en lo que podemos cono-cer acerca de la rica complejidad culturalteotihuacana, nuestra nueva colega eneste Colegio nos habla del mundo de “lossímbolos, códigos sutiles, colores y formasmatizadas pertenecientes a un lenguajeincluyente, el que puede ser leído desdediversas lenguas y pensamientos”. Confir-ma ella que fue Teotihuacan una metró-poli pluricultural y lingüística. A esa pluri-culturalidad se ha referido Linda en sudiscurso destacando la presencia en Teoti-huacan de zapotecos, michoacanos, toto-nacos y otros.

Tesis central de Linda Manzanilla acercade la organización política y social teoti-huacana es que existen elementos paraafirmar que allí se desarrolló una forma

70

corporativa de gobierno. Argumento prin-cipal que aduce en apoyo de esta hipóte-sis es que se percibe allí, “la falta de nom-bres de personajes particulares, el desin-terés del individuo en las representacionesgráficas [...], el acento en la colectividady el oficio”. Todo esto, a su parecer, escaracterístico de la gran metrópoli delClásico.

En relación estrecha con tal tesis, quemerece toda nuestra atención, Linda con-sidera que Teotihuacan, por su estructurasocial y política, constituye una grananomalía en el contexto del periodo Clási-co mesoamericano, insistiendo en la ideade la organización corporativa de la auto-ridad, sugiere la existencia de un co-go-bierno integrado por dos o cuatro altosfuncionarios que representaran las dife-rentes identidades culturales y distintosintereses económicas y de otras índoles.Esto plantea, a juicio de nuestra colega,una suma de problemas para poder com-prender cómo estuvieron gobernadosTeotihuacan y los señoríos a él sometidos.

71

Quiero recordar aquí que respecto de laTula-Xicocotitlan, que fue heredera deTeotihuacan en el periodo Postclásico,hay también indicios de que tuvo allí vi-gencia una cierta forma de co-gobierno. Yasimismo, en paralelo con la tesis a la queapunta Linda, en esa Tula-Xicocotitlan, noobstante su también aparente fortaleza, susistema de gobierno resultó a la postredébil, lo que propició su decadencia yruina. En Teotihuacan, según lo exponenuestra distinguida arqueóloga, no fueposible mantener la cohesión y se produ-jo su colapso, al que siguió la llegada deotros pueblos venidos del centro-norte deMéxico.

De todo esto Linda Manzanilla deduceuna conclusión que puede sintetizarse así:siendo Teotihuacan una metrópoli extra-ordinaria por su trazo y tamaño y por suestructura corporativa y pluriétnica, reco-noce que la cabal comprensión de cómollegó a su esplendor y más tarde a su rui-na, le ha sido un reto intelectual sin pre-

72

cedentes. De este modo quien se ha dedi-cado con ahínco a mucho de lo que pue-de abarcar la investigación en torno a laque fue gran metrópoli en el altiplano deMesoamérica —y de esto dan testimoniosus muy numerosas publicaciones al res-pecto— se manifiesta con plena honradezprofesional. Sostiene así que todos cuan-tos se afanan por comprender lo que fueTeotihuacan a lo largo de su desarrollo yfinal colapso, tienen una obligación pri-mordial. Ésta es contribuir a integrar elrompecabezas, en diálogo abierto quelleve a develar las oscuridades que hanimpedido conocer y valorar mejor los sig-nificados del pasado prehispánico deMéxico, raíz la más antigua de su cultura.

Linda, que ingresa con esta conviccióna El Colegio Nacional contribuirá cierta-mente a realizar el propósito que nos hadelineado. Su presencia entre nosotroshabrá de enriquecernos con su esfuerzo ysaber. Por todo esto le expreso en elnombre de nuestros colegas y en el pro-pio nuestra más cordial bienvenida.

73

OCTAVIO NOVARO PEÑALOSA

RESPUESTA COMPLEMENTARIA

Doctor Octavio Novaro Peñalosa.

Mi intervención no tiene otra justificaciónque enfatizar el aspecto interdisciplinariodel trabajo de la doctora Linda Manzanilla.Dicha interdisciplina es la base de la mo-dernidad de sus investigaciones, y apare-ce desde sus primeras publicaciones enrevistas de geofísica, ciencia y tecnología,arquitectura o geología. Esto habla por símismo y debería permitirme ser breve. Aun nivel más profundo cada hipótesis queella ha presentado sobre la singularidadde Teotihuacán está basada en datosduros de palinología, paleobotánica, paleo-zoología, geología, química y mucha,mucha física y geofísica. Tanta que debo

77

evitar la tentación de presentarla caso porcaso.

Prefiero empezar por el principio. Co-nocí a Linda como una de las niñas quefrecuentaban la casa de mis padres paraestudiar con mis hermanas menores. Sutarea escolar era, premonitoriamente, cons-truir un modelo de cartón de una pirá-mide egipcia. De ella me acuerdo porquenoté que miraba el modelo con intensidadinusual, con atención crítica y nerviosa; elmodelo tenía defectos. Me preocupó esedeseo de perfección a tan tierna edad.

Años después, durante los terremotosde 1985, Jorge Flores, Tomás Seligman yyo analizábamos la destrucción y con-cluíamos que una nueva mirada a la teo-ría de sismos de Emilio Rosenblueth nospermitiría comprender dónde estaba lasemilla de la tragedia. Muchos en el Cole-gio Nacional conocieron bien a Emilioy comprenderán por qué quisiéramos irperfectamente armados de datos durospara enfrentar sus agudos comentarios.

78

Nos dirigimos al Instituto de Investigacio-nes Antropológicas y ellos a su vez nosdirigieron a la doctora Linda Manzanilla.Ella nos proporcionó su Relación de Sis-mos en la Ciudad de México. Armados desus datos no sólo nos animamos a hablarcon Emilio Rosenblueth, sino a enviarnuestra teoría a la revista Nature, donderecibió el honor de aparecer en la portada.

El hecho de que diéramos el debidocrédito a la publicación de Linda no califi-ca ni en broma como colaboración inter-disciplinaria. De hecho ninguno de misartículos contiene interdisciplina con ar-queología. Me apresuro a aclarar que noha sido una falta de interés en ese tema.Por ejemplo, cuando años después ocupéla Dirección del Instituto de Física, el másgrande y maduro de la UNAM, líder de laciencia iberoamericana en campos comode aceleradores nucleares, para renovarsus equipos decidí jugar la carta de la in-terdisciplina.

En varios campos tuvimos éxito, comoen medicina, donde pudimos proveer a la

79

Facultad con radioisótopos y además ase-sorarla para adquirir un PET, aparato queproduce antimateria (positrones) para ob-tener tomografías que permitirían una re-volución en los diagnósticos médicos delpaís.

Pero en arqueología, que en el fondoera mi interés personal, no tuve el mismoéxito. En esa época el descubrimientomás reciente era el de las cuevas pintadasen las sierras de la Giganta y de San Fran-cisco en la península de Baja California.Claro que en este país de las maravillasarqueológicas que es México, donde todaruina maya escondida en la selva yucatecatiene un templo que parece un castilloencantado, no podían atraer los reflecto-res unas pinturas rupestres aisladas, y máshabiendo sido creadas además, por el queHernán Cortés había declarado tajante-mente como el pueblo más primitivo quehabía encontrado en toda la Nueva Espa-ña. Y, sin embargo, aquel que haya vistoesas pinturas… Recuerdo una que repre-

80

senta una enorme supernova, flanqueadapor la luna y el sol. Una cuidadosa revi-sión de los anales chinos ha permitidofecharla en hace mil años, por cierto hu-biera sido imposible realizar la dataciónrecurriendo a crónicas occidentales puesen esa época Europa estaba lejos de serlíder en conocimiento científico. No, esaexplosión de supernova sólo la encon-tramos en fuentes chinas… y en el artedel “más primitivo” de nuestros pueblosoriginarios.

El arqueólogo español que me mostra-ba esas pinturas, tan extrañas como bellas,me bombardeaba con preguntas. ¿Podía-mos fechar cada cueva y demostrar queeran sólo la punta del iceberg, muestrasrecientes de un arte rupestre ancestral?Esto es lo que había ocurrido en las pin-turas busquimanas en los kopjes de Sudá-frica. Había dos tipos de obsidiana en lapenínsula. ¿Vendría una de ellas de islaslejanas al oeste, demostrando la existenciade contactos transpacíficos?

81

Traté de transmitirles a mis investigado-res esa pasión por comprender, pero notuve éxito. Díganme si no es un fracaso,¡hasta al arqueólogo perdí! El amigo es-pañol abandonó la arqueología y sequedó en México convertido en pintor.Quería captar en sus lienzos toda la belle-za de esas paredes pintadas en el desierto.

Terminó mi período como Director delInstituto de Física y empecé a notar quelos jóvenes en el mismo empezaban ahablar más y más de arqueología. ¿Seríaque mis esfuerzos en ese sentido habíantenido efectos retardados? Claro que no,lo que sucedía es que Linda Manzanillahabía llegado a su vez a la Dirección delInstituto de Investigaciones Antropológi-cas y ella sí que era una motivadora exi-tosa.

Empecé a asistir a los seminarios inter-disciplinarios que ella organizó en suInstituto. Recuerdo por ejemplo una dis-cusión intensa sobre cómo podríamos uti-lizar los aceleradores del Instituto de Físi-

82

ca para analizar el platino purísimo quelos indígenas del Ecuador habían con-seguido refinar desde épocas muy tem-pranas, hazaña que la orgullosa Civiliza-ción Occidental no logró reproducir conigual calidad hasta la Edad Industrial.¿Cuál era esa técnica que habían utilizadolos indios? Como en realidad el platino noestaba a nuestra disposición, hasta lafecha no sé si esta pregunta ha sido res-pondida.

De este espléndido proyecto interdisci-plinario empezaron a salir trabajos de Lin-da con físicos y geofísicos como coau-tores. Bajo su dirección se usaron técnicasde fechamiento por radiocarbono; dearqueomagnetismo en frescos y cerámi-cas; de concentración de gases radioac-tivos en la Pirámide del Sol y de diversastécnicas de aceleradores (Pixe, etc.) paraestudiar las pinturas de Teotihuacan. Estedeslumbrante esfuerzo y esos datos cientí-ficos, junto con la intuición arqueológicade Linda, son la base de su teoría. En mi

83

imaginación veía a Laurette Séjourné here-dando el alto título de primera ciudadanade Teotihuacan a Linda Manzanilla.

El más reciente esfuerzo interdiscipli-nario que ha lidereado Linda utiliza losrayos cósmicos, mismos que recibieron suexplicación científica de Don ManuelSandoval Vallarta, Miembro Fundador deEl Colegio Nacional y quien trajo a Méxi-co a Luis Álvarez a la azotea del HotelGèneve de la Zona Rosa a obtener prue-bas experimentales de la Teoría de Lemaî-tre y Vallarta. En el actual proyecto de ladoctora Manzanilla se detectarán en Teo-tihuacan los mismos muones que confir-maron la validez del Espacio-Tiempo dela Teoría de la Relatividad. El Institutode Física ha construido un detector demuones que se ha colocado debajo de laPirámide del Sol y ahí se obtendrá unaespecie de “radiografía” de la misma quenos va a revelar (tal como se hizo haceaños en las pirámides de Egipto): cual-quier tumba escondida; cualquier pasadi-

84

zo secreto; cualquier cámara oculta, queexista en la Pirámide del Sol. Pero eseproyecto ha sido presentado aquí recien-temente y el público fiel a las conferen-cias de El Colegio Nacional lo conocebien.

Por otro lado el interés que Linda sem-bró en el Instituto de Física hacia la ar-queología ha permeado más allá de suscolaboradores. El grupo de TecnologíaAvanzada que nuestro Instituto creó enQuerétaro ahora autentifica códices indí-genas de principios de la Colonia. Nues-tros aceleradores que son capaces dedetectar metales en partes por millón nosindican si una pintura es antigua o bienuna falsificación moderna. Y dos gruposde físicos compiten en develar el secretodel “azul maya”, ese tinte misterioso quesobrevive en los frescos que esconde laselva yucateca, desde hace 1500 años.Pensemos que en sólo 500 años la mara-villosa Última Cena que el genial Leo-nardo pintó en Milán ha perdido el último

85

rastro del cielo azul que él pintó. El agre-sivo medio del trópico mexicano en cam-bio, no ha conseguido hacer mella en elazul maya.

Cuando en los años 60 leí que ScottyMcNeish revolucionaba la arqueologíausando técnicas científicas muy sofisti-cadas en sus estudios en las cuevas deTamaulipas y en el valle de Tehuacáncomprendí que para los arqueólogosmexicanos del futuro iba a ser impres-cindible llegar a dominar métodos científi-cos rigurosos. McNeish demostró que elchile era ya el condimento de nuestropueblo desde hace muchos miles de añosy documentó la hazaña del desarrollo delas enormes mazorcas de maíz, literal-mente creadas por manos indígenas consabiduría pre-genética. Cuando se propu-so un origen múltiple para el maíz, basa-do en su enorme difusión en China en elsiglo XVI, estos estudios lo desmintieronfácilmente. El maíz llegó a Asia en lascarabelas que viajaban de México a Mani-

86

la (la Nao de la China), aunque fue asimi-lado tan rápido que hoy día hay regionesenteras de Asia que tienen como elemen-to esencial no el arroz, o el mijo autóc-tonos, sino mazorcas de maíz. Y el chile,¡vaya que ha viajado!, el peperoni italiano,la páprika húngara y los pimientos espa-ñoles son sus descendientes.

Recordemos que Colón dio con Amé-rica persiguiendo la pimienta. Irónica-mente en la India hoy en día si comemosun plato de curry es mucho más probableque esté hecho con chiles mexicanosadaptados a su suelo, que con pimienta.

Pues bien Linda Manzanilla usa ahoracon maestría la palinología y la paleo-botánica en sus estudios del frijol prehis-pánico, y la paleozoología para analizar elbiotipo del lobo híbrido de Teotihuacan.Tal vez pronto nos entregue la estirpe denuestros izcuintlis y chihuahueños. Enrealidad mi deseo de que la arqueologíamexicana se modernizara siguiendo losejemplos mencionados arriba, es obsoleto.Ella no sigue, liderea la modernidad.

87

Veo que ha llegado el momento defelicitar a los beneficiarios de la ceremoniade esta noche. El primer beneficiario es ElColegio Nacional mismo, sin duda. Re-cientemente sufrimos una dolorosa pérdi-da, la de Beatriz Ramírez de la Fuente. Nosólo la más querida de todos los miem-bros de este Colegio, sino además quienera hasta ese momento la única mujermiembro de El Colegio en toda su histo-ria. El reciente ingreso de María ElenaMedina Mora y esta noche de Linda Man-zanilla son dos pequeños pasos en ladirección correcta. Pero el factor de géne-ro no es ni con mucho el único beneficio.En realidad el área de Historia de ElColegio Nacional ha sufrido otras pérdi-das, además de Beatriz. Hoy se refuerza yen mi rama favorita de la historia deMéxico, la de sus pueblos originarios. Loprincipal en mi opinión es la contribucióninterdisciplinaria que aporta la doctoraManzanilla, que moderniza no sólo laarqueología mexicana. Esto está plena-

88

La doctora Linda Manzanilla Naim mostrando su diploma de ingreso a El Colegio Nacional.

mente documentado por su clara proyec-ción en la arqueología mundial.

Por eso la encontramos excavando enruinas en Turquía y estableciendo hipóte-sis sobre la cuna de la civilización enMesopotamia. Y también en ciudades delas culturas metalúrgicas de los AltosAndes, donde avanza la hipótesis que lacultura de Tiwanaku como la teotihuaca-na son excepciones a los típicos modelosde civilizaciones cimentadas en jerarquíaspolítico-militares y dinastías hereditarias.Tiwanaku intenta otro camino, con inter-cambios comerciales extensísimos (desdelos glaciares andinos hasta las yungas yselvas). De ahí la teoría de Linda Manza-nilla que a mí más me ha impactado, lade civilizaciones singulares basadas en lasideologías trans-étnicas y economías soli-darias.

Y por supuesto ella ha excavado enEgipto. La visualizo ahí, frente a las molespiramidales, estudiándolas con la mismaatención intensa, con el agudo sentido

90

91

autocrítico y el anhelo de perfección conque observaba su primer modelito decartón.

Veo que no estoy respetando mi com-promiso de brevedad. Y aún me falta fe-licitar a la otra beneficiaria de esta noche.Le diré, pues, sólo cuatro palabras: bien-venida Linda, muchas felicidades.

Se terminó de imprimir en los Talleresde la Editorial Cromocolor, S. A. de C. V.,Miravalle 703 Col. Portales, C. P. 0330,México D. F., en agosto de 2007. La edi-

ción consta de 1000 ejemplares.