Makowski - Urbanismo Andino

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Urbanismo Andino Krzystof Makowski Handbook of Southamerican Archaeology. H. Silverman y W. H. Isbell ed. Springer, New York, 2008, pág: 633-657 INTRODUCCIÓN La naturaleza del urbanismo prehispánico andino es una de las cuestiones más controversiales en la arqueología de los Andes Centrales. Las posiciones contrastantes van desde la naturaleza del concepto mismo hasta la cronología del proceso, el rol de los complejos presumiblemente urbanos y las características del contexto económico y social. Las discrepancias y contradicciones se elevaron en la última década cuando la arquitectura sorprendentemente monumental del periodo Precerámico Tardío (2700-1800/1500) en la costa norcentral del Perú (“norte chico”) fue reinterpretada por Ruth Shady (2006; Shady y Leiva 2003; Shady et al 2001), sobre la base de su trabajo de campo en Caral, valle de Supe, como evidencia de un proceso de nucleación (Figura 32.1). Shady explica la complejidad arquitectónica de Caral y la difusión de la arquitectura ceremonial con pirámides en el norte chico, atrios elevados, fogones con ventilación y patios circulares hundidos como un efecto del presumido ascenso del estado inchoate, su ciudad capital, y sus centros administrativos secundarios y terciarios. Shady (Shady y Leiva 2003) adapta la teoría de Childe (1974 inter alia) sobre la revolución urbana para enfocar la cuestión desde una perspectiva que es ecléctica, pragmática, comparativa y axiomática al mismo tiempo. Datos adicionales han sido generados por el proyecto multivalle de John Haas y sus colaboradores. Haas tiene

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Urbanismo AndinoKrzystof Makowski

Handbook of Southamerican Archaeology. H. Silverman y W. H. Isbell ed.

Springer, New York, 2008, pág: 633-657

INTRODUCCIÓN

La naturaleza del urbanismo prehispánico andino es una de las

cuestiones más controversiales en la arqueología de los Andes

Centrales. Las posiciones contrastantes van desde la naturaleza del

concepto mismo hasta la cronología del proceso, el rol de los

complejos presumiblemente urbanos y las características del contexto

económico y social. Las discrepancias y contradicciones se elevaron en

la última década cuando la arquitectura sorprendentemente monumental

del periodo Precerámico Tardío (2700-1800/1500) en la costa norcentral

del Perú (“norte chico”) fue reinterpretada por Ruth Shady (2006;

Shady y Leiva 2003; Shady et al 2001), sobre la base de su trabajo de

campo en Caral, valle de Supe, como evidencia de un proceso de

nucleación (Figura 32.1). Shady explica la complejidad arquitectónica

de Caral y la difusión de la arquitectura ceremonial con pirámides en

el norte chico, atrios elevados, fogones con ventilación y patios

circulares hundidos como un efecto del presumido ascenso del estado

inchoate, su ciudad capital, y sus centros administrativos secundarios

y terciarios. Shady (Shady y Leiva 2003) adapta la teoría de Childe

(1974 inter alia) sobre la revolución urbana para enfocar la cuestión

desde una perspectiva que es ecléctica, pragmática, comparativa y

axiomática al mismo tiempo. Datos adicionales han sido generados por

el proyecto multivalle de John Haas y sus colaboradores. Haas tiene

algunas reservas respecto a las características centralizadas de las

instituciones políticas del norte chico mientras reconoce la notable

complejidad del fenómeno del norte chico (Haas y Creamer 2004; Haas et

al 2004). Muchas preguntas vienen a la mente si el escenario del

urbanismo Precerámico Tardío es asumido como posible:

¿Qué tipo de urbanismo puede haberse desarrollado en un contexto

tecnológico anterior a la domesticación de los camélidos, con

solo una agricultura incipiente (Dillehay et al 2004) y carente

de tierra o transporte marítimo?

¿Porqué se desvanece la tradición arquitectónica ceremonial

monumental del Arcaico a inicios del Horizonte Temprano salvo en

algunos centros serranos, como Chavín y Kunturwasi (Burger 1992;

Onuki 1995?

Porqué es que el patrón de asentamiento presumiblemente urbano

del periodo Precerámico Tardío tiene similitudes con el urbanismo

conocido posteriormente en la costa norte cuando varios estados

regionales –Moche y Virú- pelearon entre ellos por el dominio

regional?

ENFOQUES TEÓRICOS E INTERPRETACIONES

El debate respecto al urbanismo andino se origina en trespropuestas que fueron planteadas por Collier (1955), Rowe (1963) yLumbreras (1974, 1986), y que en turno se desprendieronrespectivamente de definiciones comparativas, pragmáticas yaxiomáticas del fenómeno urbano.

Definiciones Comparativas

Para Coliier (1955), el desarrollo cultural de la costa peruanasiguió la línea evolutiva que Adams y Wittfogel (en Steward et al1955) habían identificado en otros centros prístinos de civilización.Entre el final de la época Formativa y la época de Desarrollo Regional(Florecimiento) y sus sistemas de irrigación que fueron introducidosen la parte baja de los valles costeños y el desarrollo de otrastecnologías (ganadería, metalurgia) permitieron un marcado incrementode la población. Esto hizo surgir el conflicto armado así como unaélite guerrera que estuvo pronto involucrada en un conflicto latentecon la vieja elite sacerdotal. Las condiciones que permitieron a lasjefaturas teocráticas de la época Formativa convertirse en estadosseculares, militaristas y expansionistas –Wari- aparecieron entonces.Esta secuencia hipotética de estados fue apoyada por el desarrollo deasentamientos con arquitectura pública monumental, como sigue: 1)centro ceremonial Formativo; 2) capitales de estados regionales:grandes pueblos aglutinados alrededor de enormes templos piramidales;3) asentamientos urbanos planificados, cuyo surgimiento estuvorelacionado al estadio militarista (Wari).

La posición de Collier fue asumida por Schaedel (1966, 1978, 1980),quien fue el primero en intentar una comparación sistemática usandolos criterios desarrollados por Adams (1966) cuando comparó losresultados de prospecciones realizadas en áreas de Uruk (Mesopotamia)y Teotihuacán (Mexico). Los influyentes estudios de Adams (1966, 1968)y Scaedel (op cit) convencieron a generaciones de erúditos que elproceso de evolución social y política relacionado al surgimiento dela ciudad y al estado en al área de Uruk fue repetido en otras áreasculturales, sin variación significativa (D´Altroy 2001).

En los Andes, el enfoque comparativo fue adoptado posteriormente,por, entre otros, Shimada (1994: urbanismo moche) e Isbell (1988;Isbell y McEwan 1991 inter alia: urbanismo Huari/Wari). Isbell y suequipo aplicaron específicamente la metodología desarrollada porAdams, Wright y Johnson en sus prospecciones en Mesopotamia (Wright1969; Johnson 1973; Wright y Johnson 1975). Asumiendo que el fenómenourbano estuvo condicionado por la consolidación de las estructurasadministrativas estatales, su presencia o ausencia puede ser inferidade las relaciones jerárquicas y espaciales entre asentamientos (Isbell

y Schreiber 1978). De acuerdo a las guías establecidas por estemodelo, el tamaño y la formación diferencial de gruposarquitectónicos, cuando se le compara con la distribución espacial delos sitios, permitió distinguir capitales, centros provinciales yregionales, distritos, etc. Para los erúditos andinistas que siguen elenfoque comparativo, el fenómeno fue un desarrollo tardío que surgióentre el sétimo y noveno siglo dC, y estuvo directamente relacionado ala transformación de las jefaturas en estados expansivos.

Definiciones Pragmáticas

En su definición de urbanismo andino Rowe (1963), a diferencia deSchaedel, no prestó mucha atención a criterios formales o demográficoso a la organización espacial (diseño monumental). Para Rowe, ladistribución nuclear por si misma no es diagnóstica de sistemasurbanos porque tipos de organización acorítica (grandes asentamientosdistantes el uno del otro) y sincorística (nuclear) son conocidos parala antigüedad clásica en áreas mayormente rurales. Su definición deciudad es de naturaleza pragmática y funcional: una ciudad es un sitiohabitacional permanente de administradores, artesanos y militares. Lapresencia de poblaciones permanentes permite que una distinción entreciudad y centro ceremonial sea extraída, mientras lo que distingue auna ciudad de un pueblo es el tipo de ocupación no por su tamaño. Enesta posición, que puede ser llamada pragmática, los asentamientoscareciendo de un núcleo público formalmente diferenciado y que seextiende sobre un área de al menos 4 Ha son del tipo aldeano. Laevidencia propuesta para establecer si un asentamiento fue una ciudad,un centro ceremonial o un centro administrativo –las ocupaciones depoblaciones residentes- no pueden, por supuesto, obtenerse sinexcavaciones sistemáticas a largo plazo.

Los seguidores el enfoque pragmático usan por lo tanto los trestérminos usados arriba como sinónimos o términos compuestos, porejemplo, ciudad sagrada, centro ceremonial-administrativo. Siguiendola posición y propuestas cronológicas de Rowe, Burger (1992: 162-181)interpretó el crecimiento del área alrededor del templo de Chavín deHuantar (ver Figuras 35.1, 35.3, 35.4 en este volumen) en el cuarto-

tercer siglo aC como una manifestación de urbanismo incipiente (Figura32.2; ver capítulo 35 en este volumen).

Definiciones Axiomáticas

Algunos esrúditos han tratado de retroceder la fecha que marca elinicio del urbanismo andino incluso más –al segundo e incluso tercermilenio aC (Pozorski y Pozorski 1987; Shady 2003; Haas et al 2004).Sus propuestas están basadas en la frecuencia relativa con la querasgos considerados diagnósticos de centros administrativos/urbanosaparecen en la costa del Perú desde el periodo Precerámico Tardío y alo largo del Periodo Inicial. Estos rasgos son: 1) un diseño espacialordenado o planificado; 2) la complejidad formal y diferenciaciónfuncional de arquitectura monumental; 3) la presencia de áreas deviviendas y áreas donde se preparaba alimentos en la vecindad de laarquitectura monumental; y 4) un área total que excede frecuentementelas 10 Ha, y que incluso puede alcanzar las 220 Ha (por ejemplo, Pampade Las Llamas-Moxeque [Pozorski y Pozorski 1991: 342]; Figura 31.7 eneste volumen).

Los proponentes de la definición axiomática asumen que lapresencia de grandes complejos de arquitectura monumental formalmentediferenciadas, rodeado por áreas de vivienda, almacenamiento ymanufactura, conlleva necesariamente un nivel avanzado de complejidadsocioeconómica conocida como nivel urbano (Southall 1998; Manzanilla1997). Para ellos, el estado despótico (junto con un desarrolladoaparato despótico) y el urbanismo son fenómenos tanto universales comoinseparables de los orígenes de la civilización. Esta posición fueintroducida en la arqueología andina con la interpretación del modelode Collier (1955) hecha por Lumbreras (1974, 1986) y su asociadocanziani (1987), sugiriendo las guías planteadas por Childe. Lumbreras(1975) relacionó inicialmente el ascenso del fenómeno urbano en losandes Centrales con las causas que dieron origen al estado expansivoWari en la región de Ayacucho, entre el quinto y sexto siglo dC. Estafecha sería ahora retrocedida debido a los nuevos datos generadosdesde que se escribió. Las ideas de Lumbreras y Canziani han ejercidouna fuerte influencia en la percepción de los arqueólogos peruanos

tienen del fenómeno urbano, muy similar al impacto de los datos deCollier y Schaedel tuvieron en los erúditos americanos.

De acuerdo con el materialismo histórico de Lumbreras, larevolución neolítica inevitablemente pone las bases para la revoluciónurbana, mientras tanto un modo de vida sedentario generalizado esssotenido por sistemas eficientes de agricultura y ganadería que soncapaces de producir un excedente que puede ser almacenado. De acuerdocon esta propuesta, el incremento en el tamaño del excedente proveyóel mantenimiento requerido para un número incluso mayor de líderes yproductores especializados. Bajo estas condiciones, el surgimiento delas clases sociales con intereses enfrentados es inminente, ya que conellas viene el estado y su aparato coercitivo. La clase dominante viveen la ciudad, que se convierte también en la sede de todos los poderesdel estado. En esta perspectiva, el desarrollo urbano es un reflejomaterial del desarrollo de las clases sociales.

A diferencia de otros erúditos de inclinación marxista (Southall1998), Lumbreras y sus seguidores no se han involucrado en discusionescríticas sobre la naturaleza de las relaciones entre pueblo y campiña,ni de cualquier otro aspecto de la organización económica andinaasumiendo implícitamente que todas estas son comparables con lasrelaciones que caracterizan el modo de producción capitalista.

Definiciones Funcionales

A diferencia de los tres enfoques previos, la perspectivafuncional no está inspirada por los resultados de prospecciones yexploraciones de superficie. Por el contrario, sus propuestas estánbasadas en excavaciones sistemáticas realizadas en grupospresumiblemente urbanos, y están frecuentemente apoyadas por teoríaarqueológica posprocesual, particularmente el enfoque simbólico-estructural. Discusiones respecto a las características únicas delurbanismo en el lejano oriente y el Nuevo Mundo (Geertz 1980; Wheatley1971) han ejercido también una fuerte influencia. La perspectivafuncional tiene un reto: el contexto cultural indígena debe serreconstruido de datos recuperados a través de excavaciones

sistemáticas, y a través de la lectura crítica de las fuenteshistóricas del periodo colonial temprano. Rowe (1967) delineó estadifícil ruta en su pionero artículo sobre las característicasespecíficas del Cusco como capital del Tawantinsuyo.

NUEVAS PERSPECTIVAS SOBRE URBANISMO EN LOS ANDES CENTRALES Y LAS

PARTICULARIDADES DEL URBANISMO ANDINO

Las excavaciones realizadas en los Andes Centrales durante lasúltimas tres décadas han proveído nuevas perspectivas sobre elurbanismo andino. Resulta que la población permanente de varioscentros supuestamente uranos era tan limitada que el área usadaespecíficamente para habitación no debe de haber comprendido más del10% del área total. Esta sorprendente característica fue hallada tantoen complejos planificados como en las hipotéticas capitalesprovinciales de los imperios (Azángaro: Anders 1991; Huánuco Pampa:Morris 1985), así como en sitios con un crecimiento desordenado (porejemplo, Cahuachi: Silverman 1993; Wari y Conchopata: Isbell 2001,Isbell y Cook 2002). Muchas de las estructuras monumentales teníanfunciones ceremoniales e incluso funerarias junto a su roladministrativo. Almacenes y talleres para la manufactura de laparafernalia del culto se encuentran en estructuras menores. Laetiqueta de centro administrativo-religioso, o en algunos casos, complejopalaciego (ver las recientes discusiones en Evans y Pillsbury 2004), espor lo tanto más apropiada que ciudad cuando describen la funciónrealizada por los grupos arquitectónicos que han sido excavados. De lamisma forma es claro que cuando se compara la economía, organizaciónsocial, weltanschauug (visión del mundo), y la manera en que el poderera esgrimido en diferentes sociedades, una similitud en formasarquitectónicas no implica necesariamente una relación funcional. Apesar de la aparente similitud en su organización de damero (Figura32.3), los planificados asentamientos Wari del Horioznte Medioresultaron ser bastante diferentes –respecto al uso y organización delespacio urbano- de las colonias griegas o las ciudades helenístico-romanas que tenían una organización inspirada por las ideas descritaspor Hippodames de Mileto y Vitruvius. Los seguidores del enfoque

funcional son por lo tanto cautelosos cuando se trata de usar losconceptos de ciudad y urbanismo, que están inseparablemente conectadoscon la discusión histórica sobre los orígenes y desarrollo de lacultura occidental.

Siguiendo las observaciones y críticas hechas por Rowe (1967),Murra (1972), Morris (1985), Silverman (1993) y Anders (1991), entreotros, Makowski (1996, 2002) sugirieron recientemente que si uno tomalas principales características del urbanismo occidental como punto departida, entonces el sistema andino fue de naturaleza esencialmenteantiurbana (y ver Kolata 1997). En los Andes, poderosas ideologíasreligiosas y profusos calendarios ceremoniales regularon eldesplazamiento anual de grupos poblacionales, junto con el flujo delos bienes y servicios requeridos –por ejemplo, la descripción delsistema incaico dado por los cronistas españoles (Rowe 1967; Morris1985; von Hagen y Morris 1997). La arquitectura monumental,establecida en combinación con caminos y canales de irrigación, yagrupados en centros ceremoniales de rango variado, canalizó el flujode trabajo y bienes, convirtiendo el paisaje secular en un cosmogramasagrado, estableciendo la naturaleza de una obligación religiosa sobreel tributo, tanto en trabajo como el producto. Las preparativos parala guerra y los intercambios comerciales formaron parte igualmente deeste armazón ceremonial. Desde el periodo Precerámico, la mayoría dela población en todos los periodos vivió en asentamientos dispersoslocalizados más allá de los límites de la tierra bajo cultivo y suárea promedio no sobrepasaba las 4 Ha excepto en el caso de lascapitales regionales, que fueron posiblemente los lugares donde habitóla elite guerrera. Las escasas aglomeraciones con un área de más de200 Ha –por ejemplo, las huacas del Sol y de La Luna, Huari, pampaGrande, Cajamarquilla, Chan Chan, Huánuco Pampa- todos surgierondebido a un urbanismo compulsivo fomentado por el estado (ver Morris1972). Todos parecen haber cumplido el rol de capital y centrosceremoniales y administrativos al mismo tiempo, y ninguno de ellossobrevivió las circunstancias políticas que dieron origen a suestablecimiento.

Desde el punto de vista de la historia de las institucionespolíticas, este urbanismo andino único puede ser definido antes que

nada como la materialización de un poder difuso (Mann 1986), y por lotanto como el medio para y el resultado de la transmisión deideologías religiosas (Burger 1992, Kolata 1997, 2003; Swenson 2003),así como un poderoso medio de memoria social inscrito en el paisaje(Silverman 2002). Las elites en las jefaturas complejas y los estadosinchoate emergentes usaron estos mediso ancestrales y recursos paratejer redes de poder de naturaleza esencialmente hegemónica (D´Altroy2002). El desarrollo incipiente del transporte terrestre y marítimoimpusieron severas restricciones a la organización territorial delpoder hasta el periodo prehispánico tardío excepto en áreasmeridionales, donde es posible que las caravanas de camélidosestuvieran organizadas para el comercio. Herramientas para análisisheterárquico usadas recientemente en investigación (por ejemplo,Dillehay 2001) son extremadamente útiles para comprender lascaracterísticas y funciones de estos centros.

En los Andes, las aglomeraciones monumentales tienencaracterísticas funcionales de palacios (Isbell 2001, 2002, 2004;Eeckout 1999; Mogrovejo y Segura 2001), templos y centrosceremoniales. La arquitectura ceremonial y las residencias de eliteestuvieron combinadas en los centros administrativos de jefaturascomplejas y estados emergentes. La hipótesis de makowski tiende aexplicar las siguientes características particulares de este urbanismoandino sui generis:

La inestabilidad de los sistemas de asentamientos, como revela: la ausencia demontículos urbanos estratificados (equivalentes a los tellsmesopotámicos), largas discontinuidades ocupacionales observablesen la estratigrafía de asentamientos con múltiples ocupaciones, ycambios drásticos en la distribución espacial de los sitios queocurrieron cada 400 a 600 años.

El predominio de la arquitectura pública, (en promedio más del 60% del áreatotal del sitio, que incorpora espacios sagrados y marginalizalas áreas domésticas en todos los complejos considerados urbanoshasta la fecha documentados.

La recurrencia de algunas formas de arquitectura ceremonial –por ejemplo,patios hundidos, cercaduras, plataformas escalonadas, pirámides

con rampa –en sitios clasificados como centros urbanos oadministrativos.

Los antecedentes sorprendentemente tempranos en el periodo PrecerámicoTardío de varias formas de arquitectura ceremonial, yparticularmente de los patrones de asentamientos andinoscaracterizados arriba.

La propuesta de Makowski está basada también en las críticas querecientemente hemos exhibido en contra de la reconstruccióntradicional del proceso de urbanismo en Mesopotamia, asi como encontra de la naturaleza presumiblemente universal de los mecanismosobservados en algunas partes de las cuencas de los ríos Eufrates yTigris (Childe 1974; Adams 1966, 1981 inter alia). Es al caso deestudio mesopotámico que volvemos ahora para comparar con los AndesCentrales.

Comparaciones Mesopotámicas

Actualmente se ha establecido más allá de toda duda que durantelos periodos Calcolítico Tardío y Bronce Temprano (cuarto-tercermilenio aC), el tamaño promedio y organización espacial de losasentamientos estuvo directamente relacionado a la calidad del suelo,así como las características de los recursos hídricos. Ramazzotti(2003) distingue cinco regiones en la cuenca media e inferior de ambosríos. Cada región tiene diferentes características a las otras entérminos de organización espacial de los asentamientos. Laorganización jerárquica típica –resultado de un proceso sostenido denucleización, con una población concentrada en varios asentamientosmuy grandes (200 Ha) y grandes (más de 40 Ha) rodeados por aldeasmedianas (5 Ha) y pequeñas, localizados en las márgenes de los cursosde agua (incluyendo la red de canales) –caracteriza sola la campiña deUruk-Warka y la de Nippur. En el último caso, sin embargo, pequeñosasentamientos (menores 1 Ha) predominaron en el paisaje. Algunas delas cinco regiones eran periódicamente afectadas por sequías, otras(en la cuenca baja) por el incremento en salinidad causado por la

irrigación intensiva. Excepto por el valle de Diyala, ninguna de laszonas tenía por lo tanto condiciones estables, y las secuencias decambios en los patrones de asentamiento entre el cuarto y tercermilenio aC son marcadamente diferentes. De los datos que haydisponibles para la cuenca superior del Eufrates y el Tigris han sidoanalizados usando la misma metodología. Incluso entonces, la evidenciarecuperada por excavaciones sistemáticas realizadas en los últimos 25años sugieren que este desarrollo tiene también característicasparticulares que no pueden ser comparadas con los procesos observadosen la cuenca de Uruk (campiña de Uruk) a pesar de la incuestionableinteracción que se dio entre ambas áreas, , y que fue particularmentefuerte durante el periodo Uruk.

Una rápida transformación del sistema de asentamiento ocurrió enla porción superior de los ríos Eufrates y Tigris en el mencionadoperiodo gracias al establecimiento de colonias de Uruk como HabubaKabira, y al crecimiento de centros locales cuya cultura materialtambién estuvo fuertemente influenciada por la cultura de Uruk, comoTell Brak (Akkermans y Schwartz 2003: 181-210). Las colonias de Urukfueron abandonadas en el periodo Djemdet Nasr, así que entonces elpaisaje estuvo caracterizado por asentamientos de tamaño mediado de untipo urbano que carecía de arquitectura monumental y que fueron denaturaleza incuestionablemente local (Ninivita 5). Casi diez siglosseparan los dos periodos de “expansión urbana” –aquel de Uruk y eldesarrollo urbano que se dio al final del tercer milenio, justo antesde la conquista akkadiana (Akkermans y Scwartz 2003: 233-287).

Una comparación de estas seis áreas en Mesopotamia y el valle delNilo fortalecen la impresión que varios tipos de urbanismo y variassecuencias de procesos de nucleización tempranos son perceptibles enel antiguo Próximo Oriente. Todos los cuales eran en gran medidacondicionados por condiciones ambientales Hole 1994, Ramazzotti 2003).Trigger (1985, 2003) sugiere correctamente que la historia delurbanismo en Egipto es completamente diferente de aquella deMesopotamia. En Egipto, el urbanismo fue de naturaleza coercitiva yfue el resultado del ascenso y desarrollo del estado territorial en elperiodo gerzeano (Nagada III). Los centros “urbanos” fueron capitales,centros administrativos y ceremoniales, y puntos fuertes al mismo

tiempo. Unos pocos asentamientos excepcionalmente extensos con unaorganización ortogonal planificada también son conocidos (por ejemplo,Saqqara), que fue construido para los trabajadores y oficiales a cargode mantener una necrópolis real. La mayoría de la población vivía enpequeños asentamientos de naturaleza rural, e incluso los principalescentros urbanos amurallados como Hierakompolis tenían un área muyrestringida –usualmente menos de 20 Ha (Wilkinson 2001: 323-343).

El lugar que ocupaba la arquitectura ceremonial monumental encontextos considerados urbanos es, en ambos casos, diferente. EnEgipto, áreas residenciales de tamaño relativamente pequeño –encomparación con el tamaño de los espacios ceremoniales públicos-fueron construidos para albergar a los constructores y oficiales delos templos o la necrópolis. En contraste, en Mesopotamia la granarquitectura monumental apareció tardíamente en la secuencia (UrukTardío), tanto en los templos e incluso más aún en los palacios,después de varios siglos de crecimiento sostenido de losasentamientos, y el espacio urbano fue en su mayoría ocupado por densaarquitectura residencial.

Estudios recientes en Mesopotamia también requieren unreplanteamiento del concepto clásico de Childe de “revolución urbana”.El desarrollo de los centros urbanos pertenecientes a la cultura deUruk (ca 4000-3100 bC) precede al uso generalizado de la escritura enla cuenca por más de mil años. En asentamientos urbanos del vallesuperior solo se ha encontrado evidencia de sistemas de contabilidad(signos, prototabletas). Es claro así mismo que tanto la “primera comola segunda revolución urbana” (Ramazzotti 2003) precedió al incrementoen estratificación social y el ascenso de la propiedad privadatardíamente en el tercer milenio aC por varios siglos (Trigger 2003).Los erúditos igualmente establecen la naturaleza relativamenteegalitaria (Yofee 1993, 1995) de las primeras sociedades consideradas“urbanas”, así como el rol de la religión –con algunos tonos“chamánicos”- tenía en la vida política (Rothman 2004). El uso decriterios y conceptos acuñados para describir la vida económica ypolítica de los estados a mediados del tercer milenio aC paradescribir y comprender los procesos que llevaron al ascenso de lassociedades complejas en el cuarto milenio aC ha sido cuestionado. El

posible mal uso de conceptos como ciudad-estado y sistema-mundo (porejemplo, Algaze 1993) fue particularmente señalado para crítica. Laspropuestas incluyen, entre otros puntos, que una distinción debe serextraída entre centros y ciudades, y que los desarrollos prehistóricos(Uruk) debe ser definido como esencialmente protourbano (Rothman 2002;Butterlin 2003).

En este contexto la propuesta hecha por Trigger (1985, 2003) haganado más apoyo. Para Trigger, Egipto y Mesopotamia deben serconsiderados como dos procesos completamente diferentes y opuestos ensus características y efectos: el súbito ascenso de varias jefaturascomplejas y luego el de un estado regional que promovió elestablecimiento de centros urbanos (Egipto), opuesto al lentodesarrollo del sistema protourbano que precedió al ascenso de lasunidades políticas de semejantes preakkadianas y las ciudades estadohistóricas. Wilson (1997) y Kolata (1997) recientemente trataron deusar esta propuesta para proveer una mejor definición de la relaciónentre urbanismo y el estado en los Andes. Ambos erúditos están deacuerdo con que el registro arqueológico no posee datos que puedan serinterpretados como evidencia del desarrollo de varias ciudades estadoen competencia en, respectivamente, el valle de Santa y la cuenca delTiticaca. Sus argumentos sugieren que las manifestaciones específicasdel urbanismo andino tienen una afinidad más cercana con el valle delNilo que con el proceso mesopotámico de desarrollo urbano.

Arquitectura pública, urbanismo, geografía sagrada y lamaterialización de la ideología en los Andes

Muchos eruditos relacionan el nacimiento del urbanismo andino aun tipo particular de extenso asentamiento que corresponde a ladefinición de un centro ceremonial habitado. Este tipo de asentamientocon arquitectura monumental pública y un pequeño sector residencialasociado aparecieron simultáneamente en la costa norte y norcentral yen la sierra norte del Perú durante el periodo Precerámico Tardío (ca2700-1800/1500 aC). Los antecedentes aislados en el periodo precedente(Precerámico Medio: ver Dillehay et al 2004) y la relación cronológicadirecta con el final del proceso de domesticación de la mayoría de

cultígenos, sugiere que el precoz desarrollo de la arquitecturapública fue parte y parcela del mismo proceso de desarrollo de lassociedades sedentarias en los Andes Centrales, tanto las agrícolas(Burger 1992) como las ganaderas (Bonnier 1997).

Debe notarse que las variadas formas de arquitectura ceremonial –plataformas, pirámides, cercaduras techadas y sin techar, plazascirculares con o sin escalinata- que se combinan en Caral y le dan suapariencia “urbana” (Figura 32.1), también aparecen aislados ocombinados en las formas más variadas en el valle de Supe tanto comoen otros valles vecinos. Hay por lo menos un asentamiento de este tipoen cada segmento del valle. Por otra parte, el número de estructurasmonumentales en cada asentamiento varía entre una y alrededor de 32estructuras monumentales (Shady y Leiva 2003: 76-91, figs. 13-30), yparecen tener alguna relación con factores de naturaleza heterárquica,como la ubicación del centro ceremonial en relación a las rutasintervalle y las áreas de cultivo, o el área de acción empleada en elforrageo por uno o varios grupos humanos. La gran variedad de formasarquitectónicas es también sorprendente –pirámides escalonadas, plazascirculares hundidas, plazas tipo anfiteatro, plataformasrectangulares, y edificaciones con hileras de posibles almacenesrectangulares. Algunas de estas formas se repiten solamente en ciertosasentamientos. Las áreas con ocupación doméstica definitiva son muypequeñas en comparación a las áreas públicas de uso ceremonial,incluso en el caso de Caral. En este contexto es altamente probableque el tamaño y complejidad de los asentamientos sea debido a sucrecimiento a través de los siglos, durante los cuales algunasestructuras fueron abandonadas, otras fueron adaptadas, y algunasconstruidas sobre aquellas que ya no estaban en uso, e incluso otrasfueron erigidas en áreas vacías. Índices del uso simultáneo de lasáreas construidas en Caral durante sus apenas 1000 años de historiaaún deben ser establecidos.

La introducción de la cerámica, ca 1900/1800 aC, simplementemarca el inicio del periodo Inicial o Formativo en la cronologíarelativa usada por los andinistas. Excepto por una intensificación dela agricultura no hubieron grandes cambios culturales en el patróndescrito anteriormente, ni siquiera incluso en el patrón

arquitectónico, y la mayoría de las tradiciones (por ejemplo, Kotosh-Mito, Templos en U: ver capítulo 31 en este volumen) continuó sudesarrollo hasta ca 800 aC.

Desde una perspectiva formal, todos los tipos generales de sitioscon arquitectura público conocidos para periodos posteriores estabanya presentes en el periodo Precerámico Tardío e Inicial: 1)estructuras ceremoniales aisladas (Las Haldas, La Galgada, MinaPerdida) (Figura 32.4); 2) complejos de estructuras ceremoniales(áspero, Salinas de Chao, Caral, Taukachi-Konkan, Kotosh) (Figura32.1); 3) complejos planificados estructurados alrededor de plazas yejes de comunicación (El Paraíso, Pampa de las Llamas-Moxeque) (Figura31.7 en este volumen; Figura 32.5). Otros rasgos también soncomparables con aquellos hallados en los principales complejos deperiodos posteriores: a) la costumbre de sepultar ritualmente lasestructuras ceremoniales y luego construir otras nuevas y similaressobre el complejo anterior (por ejemplo, Cardal: Burger y Salazar-Burger 1991); b) un área superficial de hasta 220 Ha (por ejemplo,Pampa de las Llamas-Moxeque); c) impresionantes volúmenes construidoscon adobe y piedra (por eejmplo, Sechín Alto, 300 x 250 x 44 m); d) ladecoración figurativa de las fachadas (por ejemplo, Garagay, CerroSechín) (Figura 32.6); y e) la formal, y potencialmente funcional,variedad en la arquitectura (por ejemplo, Pampa de las Llamas-MoxequeHuaca de los Reyes).

La información sobre la extensión de las áreas domésticas asícomo de almacenamiento está distorsionada porque los restos aparecencomo avances de investigaciones de campo completados hasta la fecha.Sin embargo, algunas áreas de habitación han sido documentadas comocomponente de sitios perteneciendo a los tres tipos generales desitios listados anteriormente, por ejemplo en Caral (Shady 2006),Cardal (Burger 1992), Monte Grande (Tellenbach 1986), y Pampa de LasLlamas-Moxeque (Pozorski y Pozorski 1987).

Toda la evidencia que apoya una fecha temprana para eladvenimiento del urbanismo sensu lato en los Andes es contrarrestada porel contexto socioeconómico. Las costumbres funerarias sugierensociedades relativamente egalitarias y pacíficas.

La era de los grandes centros ceremoniales y su construcción tuvoun abrupto final en el Horizonte Temprano (Formativo Medio, ca 800-200aC), cuando hay un incremento en el intercambio de materias primas(obsidiana, Spondylus sp) y parafernalia del culto (cerámica, textiles);el ascenso de las elites (por ejemplo, las tumbas de Kuntur Wasi,Onuki 1995); un incremento en la guerra (evidente por eldescubrimiento de armas y estructuras defensivas: ver Daggett 1987;Topic y Topic 1997). Se han hecho algunos intentos para correlacionarestas tendencias en desarrollo socioeconómico con la expansión gradualdel área de influencia de Chavín de Huantar, así como el surgimientode sitios con un diseño ortogonal (por ejemplo, San Diego, verPozorski y Pozorski 1987: fig 28) –manifestaciones de un urbanismoincipiente. Incluso así, aún no se ha probado que los cambiosanteriormente mencionados fueron causados por el incremento en eltamaño de la población permanente, y en cambio no fueron debido afunciones ceremoniales específicas –por ejemplo, campamentos deperegrinos, cercaduras para banquetes ceremoniales, y talleres para lamanufactura de parafernalia de culto pueden todos dejar restossimilares.

Las principales tradiciones norteñas de arquitectura ceremonialno fueron un precedente directo de los centros ceremoniales y urbanosque siguieron en el periodo Intermedio Temprano (ca 200 aC – 600 dC) yel Horizonte Medio (ca 600-900 aC). En el norte, la caída de lasculturas Chavín y Cupisnique representa una ruptura en la continuidadcultural que fue particularmente fuerte en diseño arquitectónico ytécnicas constructivas. Entre el segundo siglo aC y el segundo siglodC el patrón de asentamiento predominante era disperso; el sitio deCerro Arena (cultura Salinar: ver Brennan 1980) es un caso excepcionalde un gran sitio exclusivamente habitacional con precintos de elite. Yestructuras de naturaleza posiblemente defensiva eran más comunes quelas ceremoniales. Estructuras defensivas eran usualmente de pequeñotamaño (hay excepciones, por ejemplo Chanquillo, ver Ghezzi 2004) yposiblemente combinaban roles ceremoniales con múltiples cercadurasdefensivas (Topic y Topic 1997).

Las tradiciones regionales de arquitectura monumental aparecieronal sur dos mil años después que en el norte, en el Horizonte Temprano

(Silverman 1996), y perduró a través del periodo Intermedio Temprano.Las manifestaciones más tempranas de arquitectura monumental en el surestán en el Altiplano del Titicaca (chiripa y Pucara: ver Stanish2001; Janusek 2004; ver capítulo 28 en este volumen). En la costa sur,el centro ceremonial de Las Animas en Ica (Paracas Cavernas, cuarto aprimer siglo aC), puede ser considerado un antecedente de Bajo Chincha(Topará) y cahuachi (cultura Nasca Temprano, segundo al cuarto siglodC). Todos los tres centros comprenden pirámides con terrazasescalonadas que son sostenidas por muros de contención de adobe ytienen cercaduras rectangulares y áreas techadas en su cima (Figura32.7). Las excavaciones en Cahuachi realizadas por Silverman (1993,2002 inter alia) y por Giuseppe Orefici muestran que el sitio fue uncentro ceremonial vacío construido con el trabajo de variascomunidades, cada una contribuyendo al engrandecimeinto de su propiacercadura. Se conocen varios sitios que datan de este mismo periodo, yque tienen arquitectura ortogonal y gran tamaño: Chongos (Peters 1987-88) y Dos Palmas (Rowe 1963: placa I) en el valle de Pisco; Paracas(Tello 1959: fig 2); Ventilla en el valle de Ingenio (Silverman 2002:50-57); Cordero Bajo en el valle de Ica (Massey 1986). Algunos deestos sitios son claramente domésticos (por ejemplo, Cordero Bajo),pero otros (por ejemplo, Chongos) parecen haber tenido funcionesceremoniales públicas, dado el tamaño de las cercaduras y lascaracterísticas de los materiales hallados.

Una tendencia similar hacia la nucleización es observable en lacosta norte desde el segundo siglo dC en adelante. Los sitios estabandistribuidos en regiones complementarias: los principales centrosmonumentales con templos y residencias de elite estaban concentradosen la costa, uno por valle (por ejemplo, el Grupo Gallinazo y Huancacoen Virú, Huacas del Sol y de La Luna en Moche, Huacas Cao en Chicama),mientras aldeas, asentamientos de elite y estructuras defensivasformaron aglomeraciones discontinuas sobre laderas aterrazadas tierraadentro, cerca de las bocatomas de los canales (por ejemplo, en elvalle de VIrú).

Dos de los argumentos citados usualmente en apoyo de una fechaposterior (periodo Intermedio Temprano Tardío y Horizonte Medio, ca400-900) para las primeras ciudades en los Andes Centrales es la

súbita y generalizada irrupción de grandes aglomeraciones, así como lapresumida difusión de diseños planificados. El primer argumento esconvincente. Los complejos de apariencia urbana con un crecimientoparcialmente desorganizado que comprendían el gran núcleo de laarquitectura ceremonial, talleres, áreas donde el alimento erapreparado, almacenes, residencias de elite y precintos habitacionalespara la población dependiente (por ejemplo, Galindo, Pampa Grande,Marcahuamachuco, Cajamarquilla, Wari, Tiwanaku) fueron construidos connotable velocidad después de alrededor del sexto siglo dC. Es posible,dado el contexto de calamidades causadas por el clima (sequíasprolongadas y un superNiño) y el probable enfrentamiento políticodebido a la expansión wari, que este fenómeno fuera una respuesta anteuna situación de crisis. Las aglomeraciones permitieron laconcentración de elites guerreras en una locación estratégica relativaal sistema de irrigación.

La asunción que el diseño ortogonal planificado es un rasgo comúnde todos los asentamientos presumiblemente urbanos, establecidoimplícitamente a través de la comparación con el patrón de damero delas ciudades mediterráneas –siguiendo la distribución espacialatribuida tradicionalmente a Hipódames de Mileto- se ha probadoinaplicable en contextos andinos. Los resultados de excavacionesrecientes realizadas en la costa central muestran incluso másclaramente que la imagen de las grandes ciudades planificadasconstruidas durante el Horizonte Medio I, y que presumiblementemantuvieron su diseño hasta la conquista española, fue unaequivocación. Tanto en Pachacamac (Figura 32.8) y en Armatambo como enCajamarquilla, su diseño –que comprende avenidas y plazas delimitadaspor largos muros- data del Horizonte Tardío, como Uhle (1903,reimpreso 1991) ha sospechado acertadamente; este diseño fuefrecuentemente superpuesto sobre cercaduras y pirámides datando delperiodo Intermedio Tardío (Ychsma) algunas veces se encuentran frenteo sobre montículos que contienen construcciones Maranga (periodoIntermedio Temprano 7-8 y Horizonte Medio I), cuidadosamenteprotegidos por rellenos y cubiertas posteriores. Tanto losasentamientos Maranga con arquitectura monumental (por ejemplo,Maranga, Cajamarquilla, Pachacamac) así como aquellos datando delperiodo Intermedio Tardío (por ejemplo, Pisquillo Chico) carecen de un

diseño planificado determinante, y comprenden en cambio complejosindependientes frecuentemente retirados el uno del otro. Cada uno delos complejos de Maranga consiste de una pirámide que fuefrecuentemente construida contra las laderas de una colina, y queestuvo rodeada de plazas y cercaduras con cocinas, almacenes, áreasdonde actividades, como la preparación de chicha (entre otros), fueronrealizadas, y áreas donde reuniones masivas fueron sostenidas(Mogrovejo y Segura 2001). En todos los complejos excavados hasta lafecha, periodos de relativa ausencia de ocupación separan los dos otres periodos sucesivos cuando florecieron las actividadesconstructivas. Además, cada periodo –Horizonte Medio, a mediados delperiodo Intermedio Tardío, Horizonte Tardío- es diferente del otrorespecto a la organización del espacio urbano.

Ni los sitios Wari de diseño ortogonal excavados hasta ahora,como Pikillacta (McEwan 2005; Figura 32.3); Azángaro (Anders 1991), yJincamocco (Schreiber 1992), tienen características y funcionescomparables a aquellas de las ciudades griegas, o las villas condiseño de damero construidas en las colonias españolas. Losasentamientos anteriormente mencionados tenían en rol de centrosadministrativos (Schreiber 1992) y ceremoniales (Anders 1991), con unapequeña población permanente a servicio de gobernadores provinciales ysus linajes (McEwan 2005), pero con un gran número de visitantestemporales. Isbell (2004) y Cook (Isbell y Cook 2002) han enfatizadorecientemente el rol palaciego que los complejos con diseño ortogonaltenían en wari (Figura 32.9) y Conchopata, así como la estrecharelación entre espacios públicos en su centro y el culto a losancestros. Por otra parte, los eruditos están de acuerdo en que laarquitectura de planta ortogonal de la costa norte (por ejemplo, PampaGrande, Pacatnamú) –y eventualmente la de la sierra norte, también(Topic y Topic 2001; Tschauner 2003)- tiene antecedentes locales, yque su desarrollo no estuvo relacionado al fenómeno wari.

El principal apoyo que se tiene para la distinción empírica entreun centro ceremonial habitado y una ciudad, así, puede sercuestionado, junto con el anteriormente mencionado argumento respectoa los orígenes presumiblemente wari del diseño ortogonal. Lanaturaleza secular de los complejos con diseño ortogonal no ha sido

certificada, ni se ha verificado que las pirámides-plataformasuperpuestas y su ambiente arquitectónico estuvieran exclusivamentedestinadas a actividades religiosas. Incluso, una función residencialha sido propuesta para algunas cercaduras localizadas en la cima delas pirámides de Túcume (Heyerdhal et al 1995) y Pachacamac (Eeckhout1999). La hipótesis de Jimenez Borja (1985) que las pirámides conrampa de Pachacamac funcionaron como “embajadas religiosas” estásiendo ahora revisada, así como el mismo modelo de la forma en cómoeste centro ceremonial se cree que habría operado, que fue inspiradopor la anfictionía griega (Eeckhout 1999).

De las tres capitales regionales del periodo Intermedio Tardío enla costa norte, Sicán-Batán Grande consistió de grandes pirámidesdispersas con entierros reales; Túcume fue un grupo aglutinado deestructuras piramidales con arquitectura intermedia; y solamente ChanChan tenía un diseño ortogonal planificado. En interpretaciones biensustentadas del equipo del Proyecto Chan Chan (por ejemplo, Moseley yDay 1982: 1-176; Kolata 1990; Topic 2003), el sector residencial deChan Chan, que fue caracterizado por un crecimiento no planificado,casas agrupadas, talleres, y otras áreas con servicios que abastecíana los templos y palacios (Figura 32.10). Los “palacios ciudadelas”(ciudadelas) se convirtieron en santuarios del culto funerario luegode la muerte del gobernante. Los trabajos de artesanos y agricultoresque vivían en Chan Chan y fuera de la ciudad eran debían en granmedida satisfacer las necesidades rituales de la capital. Variosrasgos de la arquitectura de los palacios de Chan Chan se repiten encentros administrativos provinciales (por ejemplo, Manchan, Farfán),particularmente aquellos que pudieran haber estado relacionados con larecolección de impuestos (cercaduras, audiencias, almacenes) y con lasceremonias del calendario religioso estatal.

La imagen del Cusco incaico esbozada por los cronistas reveladapor la aún existente arquitectura incaica indican un núcleo monumentalcompuesto de palacios de linajes reales (las panacas) dedicadas alculto de las momias de sus fundadores, mausoleos, y templosdistribuidos alrededor de las dos plazas; la ciudad misma estabarodeada por terrazas de cultivo y aldeas dispersas (Rowe 1967; vonhagen y Morris 1998). Cusco fue también el corazón de un culto estatal

centralizado, cuyas funciones seculares y religiosas estabanentremezcladas. Esto es sugerido por: el significado político delsistema de ceques (Zuidema 1964; Bauer 1998), que sacralizaba elpaisaje geográfico alrededor de la capital; la gran plaza deHaucaypata con el ushnu (capilla), que era el elemento central en loscomplejos arquitectónicos de los principales centros administrativosprovinciales (por ejemplo, Huánuco Pampa, Pumpu, Tambo Colorado),ellos mismos interconectados por la carretera real o qhapaq ñan; loscentros administrativos secundarios; las propiedades de la realezaincaica fuera del Cusco (el más famoso de los cuales es machu Picchu,Figura 32.12); e incluso por los tambos (posadas) a lo largo delcamino. El plan incaico, que siempre se adaptaba a la topografía, ypor lo tanto era único e irrepetible, podía tomar un diseño ortogonal,tener ejes radiales, e incluso hacer los que contornos del núcleomonumental del Cusco coincidan con la forma de un animal mítico(Hyslop 1990; von Hagen y Morris 1998)(Figura 32.11). Las razonesdetrás de las elecciones incaicas no son pragmáticas pero en cambiorelacionadas con la ubicación del asentamiento vis a vis los sitiossagrados y caminos ceremoniales.

CONCLUSIÓN

Dado el hecho que una línea divisoria fija no puede ser trazadaentre centros ceremoniales, centros administrativos, y complejosurbanos, el suturo del estudio de este urbanismo andino sui generisdependerá del progreso hacho por excavaciones en área, yparticularmente los avnces hechos en el estudio de las funcionesespecíficas de las formas de arquitectura pública y residencial, librede asunciones inspiradas por el urbanismo en las sociedadesesclavistas del mundo mediterráneo grecorromano, o por el urbanismodel occidente industrializado europeo. También requerido es unadiscusión firmemente sustentada de las características particulares delas relaciones económicas del mundo andino.