Los transcendentales como fundamento del lenguaje

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Los transcendentales del ser como fundamento del lenguaje Pratto Felicitas María

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Los transcendentales del sercomo fundamento del lenguaje

Pratto Felicitas María

Introducción:

El siguiente trabajo de investigación nace de lainquietante duda acerca del origen del lenguaje, de siéste posee o no una realidad sustentable que le otorguesignificado y si es aquel la causa de su existencia. Setiene en cuenta que Gilbert ubica al lenguaje en elcentro de la problemática metafísica.

Se intentará demostrar cómo el capítulo 12 a saber, “Launidad”, el capítulo 13 a saber, “La bondad que seda” , el capítulo 14, “La verdad que se expone” y elcapítulo 15 “El bien que se desea” del libro “Lapaciencia del ser” de Paul Gilbert, presentan unateoría que sustenta claramente un origen real yexistente a priori del lenguaje. Puesto que aquellosmostraran la bondad, la unidad y la verdad de dondenacerá la intención de comunicarlos. También, cómodichos capítulos ofrecen los argumentos pertinentes paraasegurar que el lenguaje no está fundado en merasopiniones consensuadas si no que posee una causa realque le otorga sentido. Siendo dicha causa la ley deexpresión. De esta manera se verá que el lenguaje no esun conjunto de vacías construcciones de la razónsubjetiva si no que es producto de una realidad que al“hablar” se presenta cómo es con su verdad y su sentidopues en el lenguaje en acto, se hace presente el acto deser.

En el desarrollo del trabajo, se agregarán tambiénargumentos pertinentes a otros capítulos de dicho libroy se aclara que no se seguirá el orden que el autor ha

impuesto si no que se buscara ir relacionando temas deotros capítulos para ver cómo algunos se apoyan en otrosy así inversamente.

Al final del trabajo veremos las implicancias éticas de ver al lenguaje como el resultado amoroso de una bondad una y verdadera que grita ser comunicada.

“El ens en alianza con el espíritu es la morada de todo lo quees, se pone junto con el espíritu en el ser. Ésta posición se realiza de la mejor manera en el encuentro con el otro. En el encuentro intersubjetivo que ejercemos especialmente en el acto del

lenguaje, el ens atestigua su esplendor y revela la profundidad y el misterio de lo que es, acrecentando el deseo de una unión con el otro que no sea formal sino diversificante y respetuosa. Cuanto más es acto, más se pone el ente a distancia de su aparecer y másse afirma como don.”

Trascendentales que fundamentan la posibilidad dellenguaje

La bondad que se dona

Según nos afirma Gilbert, el primero de los transcendentalesad aliud es decir, en relación a otro, es el aliquid. Esto es

así puesto que aquí ya no lo tomaremos desde el plano de suesencia o de su inteligibilidad inmanente si no que desde elplano de la definición y como se presenta hacia el otroaquella esencia. Veremos que, el aliquid es el transcendentalnegativo en relación a otro mas aunque el ens no sea lapluralidad de sus rasgos, no se trata de pura negación si noque por el contrario se presenta en ellos generosamente, y espor esto que Gilbert afirmará:

“La negación que pertenece al ens ad aliud subraya el éxtasis del ens en susdeterminaciones, y sobre todo su presencia ante aquel que lo acoge.Saliendo de su unidad para advenir a la presencia del aliud, el ens se hacealiquid. De este modo se niega pero sin desaparecer, al contario apareceentonces al espíritu” 1

Comprendemos que es el accionar del ens que saliéndose de suunidad se vuelve aliquid para advenir a la presencia del adaliud. Sin negarse por completo, niega aquel exceso que el adaliud no es capaz de recibir y presentándose según la forma yla cualidad que aquel permite, se dona. Por esto, Gilbert vaa llamar don a este proceso generoso donde el ens deja detrásde si su origen trascendente presentándose positivamente enproporción a quien lo acoge, de ahí su bondad. Y paracomprender con mayor claridad aquella bondad la distingue delbien. Afirmando que la primera, se encuentra en el origen delente “bonum est diffusivum sui”, bondad que se da ella misma y quese encuentra en el origen de todos los entes, puesto que todoens es bondad que se dona. Mientras que el bien, está situadoen el horizonte de nuestros deseos. Así Santo Tomás colocaráal bonum antes que el verum.

Es gracias a la donación del ente en sus manifestaciones quequien lo acoge puede llegar al reconocimiento final. La

1 Paul Gilbert. (2008). La paciencia del ser. Salamanca España: Sígueme Salamanca. Cap 13 pág: 289

dialéctica de aquel movimiento kenótico del acto de ser, quese da entera y gratuitamente, es presentada de la siguientemanera:

a. El espíritu medita sobre el unum y el aliquidb. Se deja seducir por el exceso de todo lo inteligiblec. La bondad indica el acto de existir que es más radical

que la esencia intelectuald. El espíritu nombra la acogida de su exceso

Entendemos que en primer lugar, como se dijo anteriormente,la bondad se encuentra antes que la verdad, puesto que sinella no habría tal verdad que descubrir. En segundo lugarvemos que el ser expresado es más que lo que luego lograránombrar el espíritu que lo recibe. Esto es porque, lapositividad de aquello que se dona sobre pasa la acogida delespíritu y en el movimiento de donación si bien es capaz decaptar el sentido, el acto de existir, es más radical que leesencia intelectual. Por esto es de tal índole la bondad, yaque no retiene nada en sí y para sí, si no que se expansionafuera de sí misma.

Bonum en relación con el espíritu

Llevemos la reflexión ahora, al plano del espíritu para verasí qué papel cumple éste en el recibimiento de aquellabondad y cuál es su actuar a partir de aquello. Nótese que esjustamente en este accionar donde se separan muchascorrientes gnoseológicas. Algunas otorgándole primacía deacción al ser que se dona y otras al accionar del espíritu.Dentro de estas últimas se dividen en quienes afirman que seconsume el conocimiento del ente, y quienes afirman que esimposible conocerlo puesto que el espíritu al imprimir susdeterminaciones la vuelve imposibilitada de acceso alconocimiento, pero no nos detendremos más en esto.

Diremos que la excelencia del espíritu está en primer lugarmanifestada en su capacidad de liberarse de las cadenas de lomeramente mecánico y físico. Nos afirma ya Gilbert que laspalabras implican siempre su explicación y su justificaciónen y según el orden de algo que es verdadero y coherente,algo que es objetivo, que en lo absoluto es mío y que permitesu comprensión y descripción. Vemos aquí que no se trata deuna mera creación ni de un mero recibimiento, puesto que estáafirmando tanto una existencia separada del sujeto, objetiva,una y verdadera como también un proceso que el sujeto deberealizar, un proceso de comprensión y descripción. Más aún,es sabido que la reflexión filosófica buscando la verdadespera acoger lo invisible que adviene de lo visible, y porvisible se comprende desde la experiencia con tal ens, buscaadecuarse a la realidad, significar aquello que quiere enrelación a lo que es en la realidad. Puesto que las palabrasrealmente tienen sentido si son adecuadas a una realidadespecífica.

La presencia ante sí y ante el objeto es anterior a laafirmación conceptual en la que los entes del mundo seofrecen para ser conocidos. Si esto no fuera de tal manera,la expresión dispuesta a la comunicación sería solo difusiónde nuestras palabras inspiradas sin el recogimientoreflexivo, es decir sin la prueba personal de nuestrospensamientos, sin la constitución de la idea en si misma apartir de una experiencia de tal.

Por esto afirmará Gilbert : “La duración espiritual asegura launidad de los elementos de nuestros variados discursos que, de otramanera, se prepararían unos de otros y se hundirían en el sin sentido. Enesta perspectiva, el espíritu viene antes que las palabras”2

2 Gilbert Cap 13 pag.308

Aquí vemos que la unidad del ser y su bondad estánintrínsecamente unidas, se relacionan y depende una de otra.Gracias al uno, el ente es tal, determinado en su forma yconstituido en su sustancia con su positividad interior. Deaquí que el ser no tenga ser sin su necesaria reflexiónunitiva, sin un principio de conversión y de identidad.

La unidad

Veamos detalladamente cómo es aquel uno: En primer lugar,entendemos al uno como aquello que se le añade a la res dandoun matiz negativo al “ens in se”. Ésta negación que sigue atodo ens es la no-división. Esto es lo que expresa justamentela palabra unum, en efecto, unum solo es un ente no dividido,un individuo. Existen, dos maneras de ser indiviso, por unlado el uno : in se, y por el otro el único, es decir ad-aliud. Estar unido en sí quiere decir, ponerse a sí mismo sinque otros intervengan en esta posición. Respetar lapositividad interior como un todo intrínseco. Aún en lapluralidad de las partes. Vemos que incluso la unidad delconcepto universal conlleva una negación de los individuos,puesto que toda determinación es una negación, al excluirseotras determinaciones. Sin embargo no podemos pasar por altoel hecho de que, no basta con decir que la negación interioral universal significa que aquel es otro distinto. Si no queel universal está unido a si en su propio acto, y esto esfundamental ya que nos revela que es uno en unidad,sintetizando en si una multiplicidad y no en tanto que él noes otro. Por ello decimos que la positividad fecunda deluniversal precede a su negación inmanente.

Cuando nos referimos al uno, la negación inmanente de aquelsignifica su plenitud interna, su resistencia a aquello queimpide su acto. Significa que el ens no se dispersa en sus

momentos, ni se parte en sus partes. El uno en sí mismo nocarece de nada y se extiende generosamente. Tanto que en elconocimiento, la división parecería preceder a la unidadpuesto que cuando conozco lo hago a partir de lo simple parallegar a lo complejo. Por esto decimos que, el ser es unacto valioso y no un mero concepto, es un acto de tal valorque será ley de expresión identificado concretamente en latotalidad exótica de sus manifestaciones, manifestaciones queretornan a su fuente. Procediendo de ellas una vezpositivamente y sin fin. No olvidemos una característicafundamental de aquel ser, que es ser dinámico. Y su serdinámico provoca justamente que no se encierre en si mismo ypara si mismo si no que se inscriba en nuestra experiencia detal modo que podemos acogerlo a través de la diversidad desus manifestaciones. Y es justamente gracias a esta negaciónque sus determinaciones no lo agotan si no que el ens lassobrepasa para abarcarlas más aun así el uno se distingueradicalmente de los otros. Su acto viene de sí mismo y no deotro. Ver al ens en su unidad nos ayuda a entender por qué elser del espíritu en el origen de su manifestación, debepensarse como un origen fecundo es decir una potenciaefectiva de sí mismo y generada por si mismo, un acto en lomúltiple de su actividad. Pues es de esta manera como se nospresenta, como adviene el ser en su expresión: como un todo,determinado uno en su multiplicidad y hasta podríamos decirdefinido desde su interior.

Viendo esto comprendemos porque el espíritu recibe del mundomedios para expresarse y para conocerse en el origen de sí. Ycomo ocurre aquella dialéctica donde el espíritu retomándosefuera de si accede a si mismo. Así su ser le es dado porqueél es en sí mismo pero no a partir de sí, llamamos al ser delespíritu : don. Pues le es dado ser el mismo. Aquel se conocecuando se expresa con el mundo, con relación a aquel y esta

reflexión revela la potencia ejercida en el compromiso delespíritu justamente en aquello que no es.

La verdad que se expone :

Concluimos entonces que, el ser se da, aunque muchas veceseste don no alcance su fin como debería, meditar sobre labondad y la unidad es meditar sobre el origen de todo acto yno sobre su futuro más o menos logrado. Así, la reflexiónsobre la bondad muestra la potencia y la energía del origenprimero. Aquel origen determinado no es como cualquierdeterminación de los entes del mundo. La reflexión por launidad nos demuestra la potencia absoluta de determinar, subondad, el origen como potencia emanante da el ser, hace losentes en la singularidad de su acto y la particularidad desus atributos. El espíritu ejerce este don haciéndose dignode aquello que recibe, haciéndolo suyo, aumentándolo ymultiplicándolo de modo ético, es decir, siendo bueno como elorigen lo es.

Habiendo mostrado la unidad y la bondad propias del ensveremos cómo se da la verdad. Distinguiremos entonces enprimer lugar la existencia de la verdad en si propia de lapositividad interior del objeto y la verdad en relación alespíritu, adecuación entre el objeto y el intelecto. La luzotorgada por el acto de ser permite al ens manifestarse ypresentarse para la acogida del espíritu. La intensidad dedicho acto de ser hace que el intelecto pueda captarlo y asíjuzgar. Así como ocurre con la luz que sin ella seríaimposible ver, lo mismo ocurre con el acto de ser pues antesu ausencia no habría aquello que captar. Para esclareceraquella verdad del ens en sí mismo, y aquella verdad del ensen relación con el espíritu que en realidad no son distintassi no una misma pero que verlas separadas nos ayudará a sucomprensión utilizaremos los 8 prejuicios que Gilbertpresenta. Se los separó de manera explicativa para la mejor

fundamentación del tema en cuestión. Se observó que, elprimero de ellos estaba en relación al espíritu y 8 de ellosen relación al ens, así de dicha manera serán presentados.

1) “El ens no es inteligible”

La inteligibilidad del ens es necesaria y principar. Negar suinteligibilidad es un absurdo en si mismo puesto que, no sepuede pretender que “algo” sea inteligible sino estableciendola inteligibilidad de esta misma proporción. El ens esnecesariamente inteligible de lo contrario no sería posiblepensarlo ni captarlo. Es por esto que una vez captado, paraalcanzar la clara verdad se realizará un trabajo dialogaldonde deben dejarse que los esquemas mentales se adecuen a laverdad. Es necesario observar los prejuicios personales,sociales y mentales para poder alcanzar la verdad.

2) “El ens solo es conocido parcialmente”

El intelecto al conocer, va uniendo partes. Pero no según unadisposición arbitraria y subjetiva sino gracias a la lecturade una unidad interior, a un acto de ser íntegro. (ver trans.Unum) El espíritu ve la figura que integra las parcialidades.El acto de ser se capta por completo y en si mismo. Sinembargo, conoce íntegramente en el misterio, inagotable peropor exceso, no por falta. Lo fundamental es no confundirinagotabilidad con oscuridad.

3) “Conocemos únicamente lo que proyectamos”

Esto no es así, puesto que al ens no lo proyectamos, esdistinto que el espíritu. Y se nos presenta en primer lugarcomo unidad en la pluralidad de los atributos, en segundolugar como unidad esencial que brota del acto simple de ser yen tercer lugar como bondad que se dona en susdeterminaciones múltiples. Que con su identidad activa en elfondo conmensura al espíritu por la realidad. Ya que la

inteligencia total del ens no está conmensurada por elespíritu si no por el acto de ser del ens que es inteligiblepor sí mismo. El modo de recibir al ens no es solocategorial, el espíritu recibe también de modo transcendentalrecibiendo al ens en su exceso.

4) “Si no conocemos categorialmente no conocemos”

Debemos afirmar que el intelecto conoce supraconceptualmentela multiplicidad de sus puntos de vista y la unidad del ensque las sostiene. Por eso supera las formas abstractas ymultiples buscando el principio unificante.

5) “La luz viene de las ciencias”

Esto no es así, ya que la luz del intelecto viene de launidad del ens en acto. En primer lugar del ens que es elespíritu como luz en acto. Más tarde se da la subida hacia elser unificante, que culmina en el juicio de consentimiento alo que es afirmado. Pero justamente esto es posible por labondad del ens en acto que se dona. Por eso hay que dejarseguiar por la luz que viene de la unidad del ens en acto.

6) Sobre la indeterminación del ens que desemboca en unrelativismo fundado en que el ens está meramente formadopor nuestro entendimiento y sus condicionesdeterminantes.

El espíritu no actua superando las obras del entendimientofruto de la experiencia del ser, si no cambiando de plano.Yendo de determinaciones lógicas a su fundamento ontológico,de la producción de atributos conceptuales a la acogida de loque es. Es un paso del plano al transcendental de la verdadontológica que proviene justamente de la verdad del ente enacto a la verdad oóntica del ente dispuesta en suspredicamentos.

7) “El intelecto solo se mueve produciendo conceptos. No setiene en cuenta su caácodad de acoger la realidad”

Aquel cambio de plano, el espíritu lo hace reflexionandosobre su acto, descubriendo lo que le dona su dinamismo y delo cual el no posee la fuente. No se trata de que elintelecto sea el capaz de producir los conceptos si no queaún más, nos da la capacidad de abrirnos al ens. Dichaapertura espiritual hacia el ente responde a la apertura delente en su esencia inteligible. Así la verdad, más que unproducto determinado, es un acontecimiento dinámico. Elespíritu ejerce el poder unificador, “copiando” lo unificadoque es el ser del ens.

8) “Éste éxtasis es una erracia fuera de todo límite”

Dicho éxtasis del espíritu cognoscente nos revela claramentela respuesta a la donación trascendente que brilla en lospredicados del ens. Acoger dicho don no es errar en loindeterminado. Si no que es dejarse rozar por el resplandordel acto de ser del ens que brilla y se deja ver en susdeterminaciones. Justamente por esto la verdad invita asuperar los límites de los saberes, nos exige dejar que lascosas se nos muestren, se nos revelen.

Hasta aquí hemos estado desarrollando la verdad del ens encuando tal. Su unidad y su bondad que le otorgan una verdadque es presentada de tal manera al espíritu. Pero veremos queno termina aquí el proceso de reconocimiento de la verdadpara Gilbert si no que introduce en la segunda parte dedicho capítulo la verdad como adecuación. Justamenteadecuación de res e intelecto que nos dará la definición.Aclararemos que la res no es lo mismo que el aliquid. Como sedijo anteriormente en el capítulo de la bondad, el aliquiddepende de la definición, mientras que la res es lapositividad interior que brilla en la cosa, positividad en

si. La verdad se dara entonces en la adecuación de la bondadque se dona, su positividad y el intelecto atraído por elbien de la cosa. Así el ente conocido se apoya en el espírituque lo conoce, no reduciéndolo a un concepto abstracto si noque proporcionándose al que lo acoge. Presentándose en subondad que se dona, bondad que se deja conocer el intelectojuzga deseando determinarse. Por esto, a la verdad no sellega separando al sujeto del objeto, si no que ateniéndose ala alianza entre el esíritu y el ens. Dicha verdad que espropieda del ens en si como unum y positividad y ad aliud enrelación con el espíritu . Por esto decimos que cuando el ensse define mejor, el intelecto lo capta mejor.

En conclusión el movimiento sería de la siguiente manera: elens sigue un movimiento de abajamiento de determinación,volviéndose disponible para ser acogido por el espíritu(movimiento kenótico del cual se habló en la primera parte)aquí nos revela SU verdad. Y el espíritu revirtiendo éstemovimiento asciende desde las determionaciones del ser haciasu unidad y su bondad, que no son impuestas por el espíritusi no propias del ens en si mismo, y cuyo eco percibe en lomúltiple. La bondad aquí señala el origen del ente su acto dedonarse y manifestarse. No olvidemos que construyendo susrepresentaciones el espíritu se acuerda al ritmo interior delens. Así como el ojo se asimila a la luz y a las formasplásticamente.

El bien que se desea

Ubicaremos la verdad entra la bondad que se dona y el bienque se desea. Donde la bondad subraya el presente y el bienel futuro. En el ser humano la bondad que se dona estátensionada con el bien que se desea a futuro. El deseo surgede una realidad que me interpela, de una realidad otraradicalmente distinta del espíritu que la desea. El deseoabre al reconocimiento de la independencia de ese bien, abre

al bien trascendente. Y es deseado justamente porque esbueno. Que exista un bien que se desea no es sino una claraevidencia de una verdad, de una bondad, una realidad una quellamando al espíritu despierta su interés y su afección. Elespíritu se encuentra intencionalmente hacia afuera, debido asu amor al otro, a su interés y la necesidad de captar elacto de ser.

Lenguaje como respuesta a una realidad que se dona

Como se dijo anteriormente, el lenguaje se encuentra en elcentro de la problemática metafísica. Y esto es así porque elprincipio, del cual la filosofía y específicamente lametafísica tan interesada está, se manifiesta en el lenguajeefectivo. Partiremos afirmando que, la sustancia se presentaa sus predicados, que más tarde se agrupan en categorías. Yesto nos ayudará a comprender lo visto anteriormente acercadel unum de toda sustancia. Gracias a que ella es una en suinterioridad pero, no es únicamente in se, puede llegar hastanuestra experiencia y presentarse para nuestro acogimiento.Así la conciencia que recibe, relacionándose conoce lo queella no es, justamente por la privación negativa que tiene elser de ser otro que si. Y es gracias a estas mediacionesracionales que no son accesibles y que le pertenecen que lasustancia se nos ofrece realmente. Por tanto, aquellapresentación activa de la sustancia en sus predicados, serefleja en nuestras preposiciones más simples como losjuicios directos. El metafísico busca ir de la lógica formala la afirmación ontológica de dicho asunto. Esto es ya que laafirmación ontológica sobrepasa el mero nivel gramaticalseñalando una realidad y buscando su sentido. Si no sereconoce que nuestras palabras se refiriesen a un algodeterminado, único, existente fuera de aquel espíritu, laspalabras podrían manipularse y disponerse para servir decualquier modo a cualquiera y cada quien podría por tanto

otorgarle el sentido que le plazca puesto que es una meraconstrucción lógica.

Ahora bien, la esencia ontológica de una lengua acontece puesen un intercambio intersubjetivo. Ya que en el corazón dedicha intersubjetividad surge la posibilidad de decir laverdad. Y esto se comprende porque el ser se dona de diversasmaneras y no de la misma a todos. Si bien es uno y en armoníacon sus partes lo que se dona, quien lo capta lo capta desdeuna perspectiva personal, puesto que el sujeto no puedeseparar su interioridad con su acto de conocer. Al conocer lohace desde toda su integridad. Por tanto lo que conoce se veempapado y de alguna manera afectada por intereses,paradigmas propios y sociales, capacidades y limitacionespersonales etc. Creer que al conocer un algo, agoto elsentido del mismo es absurdo. Damos entonces importancia aldialogo intersubjetivo puesto que al enriquecer el sabersobre tal, nos aproxima.

Demostraremos porqué se dijo anteriormente que la afirmaciónontológica sobre pasa el nivel lógico gramatical con elsiguiente argumento: una frase no tiene alcance ontológicosolo por sus datos materiales y formales. Así, la preposición“roma es un instrumento musical” compuesta por palabrassignificativas, es correcta en tanto su composición desde elpunto de vista lógico, incluso valido gramaticalmente pero elconjunto no significa nada. Y entendemos que esto es asíporque el juicio, goza de una unidad sintética másfundamental que las diferencias que separan sus elementosanalizables. El alcance ontológico del lenguaje se realizaúnicamente en el juicio objetivo propuesto a la adhesión delotro. Reducir éste problema ontico del lenguaje a unacuestión gramatical o lógica es reducir la enunciación alenunciado.

“El discurso accede a su plenitud al unificar fácilmente todos sus elementosen un acto que los trasciende a todos. La unidad continua de la proposición,su duración activa que hace posible la inteligibilidad de su sentido, esaprehendida por un acto espiritual que se adhiere a ella al comprenderlamás allá de sus funciones gramaticales y lógicas, aunque por sumediación”3

Aclararemos que existe una diferencia entre el significado yel sentido. Mientras que el sentido adviene de la proposiciónobjetiva, que nos compromete ejerciendo el consentimiento desu enunciación una toma de posición sobre el enunciado de larealidad. El significado de una proposición sintética nace dey en el espíritu. A diferencia del sentido éste no nace de laexperiencia de aquello que quiere significar si no de lasíntesis espiritual que ella expresa. Por significadoentonces entendemos su inteligibilidad de la que el espírituasume la responsabilidad. Además el significado de unapalabra no refleja por si misma ninguna referencia a larealidad, por ser arbitraria. Así, el sentido implica elsignificado, da lugar a éste pero el significado no implicael sentido. Toda preposición dotada de sentido debe pasar poruna elaboración anterior de sus términos y por tanto de surelación con el sistema de la lengua. Vemos de todas manerasque ésta cuestión del significado y el sentido no se planteaen el plano de las palabras aisladas sino en el de lasfrases. Uno de los grandes problemas que se discutió conrespecto al lenguaje y al sentido es su capacidad derepresentar la realidad de las cosas. Es decir si al nombraralgo estamos verdaderamente significando aquello que en larealidad existe. Gilbert nos presenta cómo Aristóteles habíaya clasificado las palabras en función de sus diversos modosde presentar un sentido en nuestras frases, así definió los

3 Paul Gilbert. (2008). La paciencia del ser. Salamanca España: Sígueme Salamanca. Cap 3 pág: 89

homónimos, los sinónimos y los parónimos. Pero no nosdetendremos en aquellos asuntos. El lenguaje entonces, es unarealización (sentido) contextualizada (significado). El poderdel significado y de sentido del lenguaje le viene de supráctica, y esta práctica efectiva no resulta de un procesopuramente lógico o formal.

La metáfora:

No nos detendremos en los distintos tipos de ellaspresentadas por Gilbert tales como la analogía por proporcióno por proporcionalidad aun sabiendo que se piensa más el actode ser desde la analogía de la proporcionalidad que de laproporción, ni su acepción al correr de las épocas si no queveremos cómo la metáfora nos muestra los dinamismos del seren su presentación al espíritu, su libertad no determinada ysu capacidad de develar el misterio profundo de una realidadque no se cuadra en nociones lógico matemáticas. La metáforaproduce un acontecimiento más allá de la letra del texto yesto es justamente porque el ser hermoso y bondadoso que sedona está más allá y su positividad desborda. La metáfora nospermite sentir la trascendencia, jugar con la imposibilidadlógica, mezclar conceptos, enunciados incluso verdades que enla realidad parecerían imposibles. Pero usa todas aquellas“atrocidades” para mostrar algo profundo, un sentido quevibrando en lo profundo se hace presente. La metáfora esinventiva, expande el saber. A partir de la idea de lo mismo,va enriqueciendo lo otro. De aquí su utilidad para conocer loque es, para mostrar su complejidad y abundancia. Alimentandola búsqueda intelectual, acompaña interiormente su acción. Nose le debe temer o desconfiar a la metáfora porque al igualque en el conocimiento formal, el ser también se esta donandoy como se dijo anteriormente sus maneras son diversas, todasson verdaderas porque revelan su verdad. Muchas veces, meanimaría a decir casi todas las veces las palabras no

alcanzan para representar una realidad, para ser signosinstrumentales de ella. En la misma experiencia vemos que condefiniciones vanas buscamos representar un sentido que nosdesborda. La verdad es que la realidad está mucho más allá denuestros insistentes intentos de definirla que terminan enfracasos. Darle el lugar a la metáfora es darle lugar a larealidad de donarse de una manera distinta. Es por esto quemuchas veces comprendemos mejor ciertas cosas si lasasimilamos a otras, porque nos muestra otro lado del diamanteque tal vez antes no habíamos considerado.

Conclusión:

La realidad interpela, habla, nos muestra su sentido, de ahíque el hombre puede conocerla, y así con su propio accionardefinirla, formando un concepto que es bien sabido no laagota. A partir de ese concepto, de esa experiencia, elhombre se ve en la necesidad de comunicarlo, de compartirlo.Porque así como el ens se le dono a él gratuita ydesinteresadamente así sigue gritando desde el interior delespíritu para ser nuevamente donado. Pues lo que fue suyo,nunca le va pertenecer, su naturaleza es el movimiento. Y esel movimiento más puro de si, y de darse y recibirseconstantemente. Para que así a su vez quien lo recibanuevamente pueda descubrir otro lado de dicho ens, otroángulo, otra verdad, que sin lugar a dudas es coherente a laanterior por la mismísima unidad propia del ens en sí. Elsujeto que lo recibe también une su conocimiento de otrosseres, su propio mirar su propio sentir, sus prejuicios, suspreconceptos, pero todo aquello sirve justamente para conoceraún más al ens, para entrar en contacto con él. Pues de todasmaneras, el ens se ajustará a quien lo recibe y el espíriturecibirá lo que pueda de aquel. Justamente aquí se da lalibertad de ambos, del ens de donarse gratuitamente en sumovimiento kenótico y la del espíritu en recibirlo tal y como

es, en abrirse para acogerlo por completo. La verdad, launidad, la bondad hablan del acto de ser que es uno, completoy simple. Que tiene una positividad interior que buscadonarse. Que estando determinado forma una unidad en lamultiplicidad de sus partes. Un acto de ser que es verdadero,porque tiene su verdad para contar, una verdad que es de élmismo y que no está liberada a propias interpretaciones, queal tener un sentido busca revelarse para acogerse como tal.Que si bien no se presenta de las mismas maneras lo quepresenta es siempre lo mismo y es la duración sustancial ensus partes afectadas por la temporalidad accidental. Un serdado en un tiempo expansible. Que cuando se presenta comoverdad ad aliud, con mayor relación se ve como apropiación dela realidad. Apropiación que parte del respeto de su verdaden si, de su bondad que se dona, de su positividad, de sunegación de división, de la afirmación de tal como un todo.Así dicho esquema tiene paciencia del ser que se dona comobondad y en alianza. La analogía es el ser del lenguajejustamente porque se da en un dinamismo en laintercomunicación de libertades que revelan lo más profundode la realidad. Viendo lo pertinente en lo impertinente. Ellenguaje capta el dinamismo del acto de ser que se expresa enlos transcendetales. El lenguaje es también esa respuestaamorosa del espíritu a aquello que donándose lo interpela yle exige el intercambio intersubjetivo para hallar la verdad.

Consecuencias éticas: “El apocalipsis de la verdad óntica”

Dedicare las últimas líneas de dicho trabajo para desarrollarun tema que considero de fundamental importancia. Discutir ypresentar argumentos metafísicos en un plano lógico noperfeccionará ni profundizará la vida cotidiana. Es por estoque no dejaremos la cuestión únicamente en términosmatemáticos si no que lo llevaremos a la vida misma y

principalmente a las consecuencias éticas del problema dellenguaje y la bondad que se dona.

A lo largo de la historia distintas corrientes delpensamiento lideradas por pensadores nominalistas,materialistas, conceptualistas o idealistas entre otros hanquitado valor a la realidad como una bondad que se dona.Algunos por ejemplo nos han enseñado que no hay nada más alláde lo que se ve, que no hay un orden real detrás de lo queexiste, que “esto” es todo lo que es, como diría Tolkientres dimensiones, cinco sentidos, cuatro paredes. En fin estoes todo lo que nos han dicho que existe. Otros nos llamaranengañados, por creer que existe una realidad más allá delnombre que arbitrariamente y por consenso decidimos otorgarlea las cosas. Tal vez por paradigmas, tal vez por intereses,tal vez por necesidad o tal vez por voluntad de poder.Sosteniendo que nombramos a las cosas según las notas encomún entre unas y otras, los conceptualistas se encierran enque no existe nada más allá del vago, vacío e idealuniversal. Algunos otros soñadores nos han dicho querealmente existe un orden que se nos presenta, pero que jamásseremos capaces de verlo claramente por que existe en unadimensión paralela, lejana y ajena a la de nuestro conocer. Yotros, no muy lejanos, ni materialistas ni idealistas, niconceptualistas ni nominalistas nos han engañado también,haciéndonos creer que lo corporal no nos enseña la mismísimacara del ser. Que lo material si bien participa del procesode conocimiento es solo un camino hacia algo distinto quehabita en lo profundo de aquel ens. Yo les pregunto aaquellos, ¿qué hay sino el ens en sus dimensiones que sedona? ¿No es acaso aquella luz del ser la que ilumina a todoel ens dejándonos ver a través de sus diversasmanifestaciones su positividad interior? Hablar de talexistencia más allá del ens es también un dualismo. Pues es

desestimar sus dimensiones y creer que el orden de tal habitaen un más allá.

Nos han instado a ser mentalmente abiertos desde jóvenes,obligándonos a pensar que creer en verdades absolutas nosvolvería en dogmáticos cerrados, privados de hablarabiertamente con los otros. Nos han hecho creer que elrelativismo es más amplio que el creer en substanciasestables, permanentes e inmutables. Hoy con firmeza aseguroque el relativista es más cerrado que quien sostiene verdadesabsolutas. Porque sostengo con certeza que el diálogo sobreel ens nos enriquece en tanto nos acerca a una verdad única,unificadora que surge de su propia positividad. Así esaquella la verdad que dura por sobre sus accidentestemporales y que es una de tal manera y no de otra.

El relativismo sustancial nos lleva a creer que la realidades arbitraria, que las palabras están sueltas a lainterpretación de quien quiera y que en realidad nosignifican algo verdadero que cuenta con su unidad. Así fueque durante la época dominaron relativismos sociológicos,relativismos culturales y relativismos religiosos. Quitándoleverdad al ens que se presentaba lo liberaban a lainterpretación. Y asi fue que hombre se aplicó a quienes secreyó en su momento se debía aplicarse. La Mujer estávalorizada según la conveniencia de la religión. Incluso lavida está hoy puesta en juego, puesta en deliberación. Por elcontrario, creer en verdades absolutas nos permitirá tratarde la misma manera al hombre pues se reconoce su grado de sery es respetado siempre en cuanto tal. Lo mismo ocurre con lamujer y así con la vida. Captando el grado de ser que es másque sus determinaciones, se lo valora en cuanto tal. Y lasdeliberaciones en torno a aquel se ordenan según esa verdaddada por su grado de ser. Así desde la mirada de quienconsidera verdades absolutas, permanentes y estables tratar

asuntos actuales tales como los derechos, el aborto, laeutanasia, la poligamia entre otros lo lleva directo a lapregunta por su grado de ser. El espíritu hace alianza conel ens sensible, categorial y trascendentalmente. Paradescubrir una verdad que en realidad parte del mismísimointerior del ens.