Los poderes públicos en la conformación de la Universidad de México en el siglo XVI

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PODER CIVIL Y CATOLICISMO .; EN MEXICO, SIGLOS XVI AL XIX FRANCISCO JAVIER CERVANTES BELLO ALLCIA TECUANHUEY SANDOVAL MARÍA DEL PILAR MARTÍNEZ LÓPEL· CANO COORDINADORES

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PODER CIVIL Y CATOLICISMO .;

EN MEXICO, SIGLOS XVI AL XIX FRANCISCO JAVIER CERVANTES BELLO

ALLCIA TECUANHUEY SANDOVAL

MARÍA DEL PILAR MARTÍNEZ LÓPEL· CANO

COORDINADORES

PODER CIVIL Y CATOLICISMO

EN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XIX

FRANCISCO JAVIER CERVANTES BELLO ALICIA TECUANHUEY SANDOV AL

MARÍA DEL PILAR MARTÍNEZ LÓPEZ-CANO COORDINADORES

INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES 11 ALFONSO VÉLEZ PLIEGO 11

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

BENEMÉRITA UNIVERSfDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

ENRIQUE AGÜERA IBÁÑEZ Rector

JOSÉ RAMÓN EGUIBAR CUENCA Secretario General

AGUSTÍN GRAJALES PORRAS Director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades

"Alfonso Vélez Pliego"

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

}OSÉ NARRO Rector

SERGIO M. ALCOCER Secretario Ge11eral

A LICIA MA YER Directora de/Instituto de Investigaciones Históricas

Susana Plouganou Boiza Corrección

Noé Blancas Formación

Julio Broca Diseño de portada

Primera edición: 2008 D.R. © 2008, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Av. Juan de Palafox y Mendoza 208, Puebla, Puebla, México, 72000

INSTITUTO DE CfENCIAS SOCIALFS Y HUMANIDADES "ALFONSO VÉLEZ PLIEGO"

D.R. © 2008, Universidad Nacional Autónoma de México Circuito Mario de la Cueva, Ciudad Universitaria, México, D. F., 04510

INSTITUTO DE INVESTIGAOONFS HISTÓRICAS

ISBN: 978 968 9182 84 9 Impreso y hecho en México Printed and made it1 Mexico

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ............ . . ...... ......................... . ... . ... . ....... ....... ..... ... . ............. S

LA IGLESIA EN LA CONFORMACIÓN DE LA CULTURA

Y LAS INSTITUOONES VIRREINALES ...•... .......... ...... .. ..... ... .... ... . ... . .... .. 19

De expectativas y desencantos. Un "leve disgusto" entre el obispo y los agustinos: Ocuituco, 1533-1560 Sonia Corcuera de Mancera ...................... ...................................... 21

Los poderes públicos en la conformación de la Universidad de México en el siglo XVI Enrique Gonzñlez González ........... ................................................. 45

La Iglesia novohispana ante la usura y las pTácticas mercantiles en el siglo xvJ: entre el discurso y la práctica María del Pilar Martínez López-Cano ..................................... ....... 75

Los ángeles de Puebla. La laTga construcción de una identidad patria Antonio Rubial García ................. ...... ...... .. ........ ........................... 103

Próvido y proporcionado socorro. Lorenzo Boturini y sus patrocinadores novohispanos Iván Es camilla Gon zález ........................................... ... ................. 129

468 PODER CIVTL Y CATOLIOSMO EN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XIX

LA I GLESIA NOVOHISPANA EN LA MONARQUÍA HJSPÁNlCA . .... ..... .. . . .... ... 151

Chmch and State During the First Vice-Regency of Don Luis de Velasco, The Younger Jolm F. Sclnvaller ......... ....... ................................. .. .......... ......... .... 153

Pensar la monarquía, pensar las catedrales: dos fiscales del orbe indiano, Juan de Solórzano y Juan de Palaiox Osear Mazín .................................. ......... .... ........... ....... ... ...... ........ 165

Entre el rey y el sumo pontífice romano. El perfil del arzobispo Juan de Mañozca y Zamora, 1643-1653 Leticia Pérez Puente .................................. .......... ......................... . 179

Juan de Merlo y los avatares para ocupar la mitra hondureña, 1648-1653 Silvia Cano Moreno ... .. .... .... ... .... .................... .. ....... .. .... ......... ...... 205

La ética en los actos políticos del príncipe en el pensamiento de Juan de Palafox Be mar do Polo Madero .. ......... .. ................ ...... ............................... 225

El arzobispo de México Ortega Montañés y los inicios del subsidio eclesiástico en Hispanoamérica, 1699-1709 Rodolfo Aguin·e ..... .. ... ....... ... ...................... .. ...... .............. .. .......... . 253

El subsidio y las contribuciones del cabildo eclesiástico de Puebla Francisco Javier Cervantes Bello .......................... ..... .. .... .............. 279

LOS ECLESIÁSTICOS Y EL FIN DE UNA ERA ......... .. . .. ................ . . ·· ·· ...... ··· .. 307

Los carmelitas descalzos en la Nueva España De la fundación de sus conventos a la desamortización de sus bienes

' G ' H ' d 309 Maree la Rocw arc1a ernan ez ..................... .. ........................ ..

(NDICE

De tareas ingratas y épocas difíciles Francisco Xavier de Lizana y Beaumont, arzobispo de México, 1802-1811

469

Ana Carolina Ibarra ..... .............. .......... .. .... ............... ........... ......... 337

Francisco Pablo Vázquez El esfuerzo del canónigo y del político por defender su Iglesia, 1788-1824 Alicia Tecuanhuey Sandoval .......... ........ ........................ .. .. ........... 359

EL CATOLICISMO Y LA FORMACIÓN DE LA NACIÓN ..................... . .... .. ...... 385

El clero liberal mexicano Orígenes, problemas y permanencia Francisco Morales, OFM ... .... ......... ..... ...................... .... .. . ............... 387

El cabildo eclesiástico en sede vacante y los conflictos locales con el poder civil: el Obispado de Michoacán, 1821-1831 Moisés Ornelas Hernández ............ .... .. ........ .. .............................. .403

La utilidad de la religión y de la Iglesia como argumento pro-clerical hacia mediados del siglo XIX en México José Enrique Covarrubias .............................................................. 427

Transiciones en la cultura político/religiosa mexicana, siglo XVII. 1860: El aguijón de la econornia política Brian Connaughton ...... ....... .................................................. .. ..... 447

44 PODER CIVIL Y CATOLICISMO EN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XIX

El juicio que protagonizaron los indígenas contra los religiosos en 1560, tuvo cierta relación con la indefinición de las normas de propiedad aplicables a los conventos urbanos y 1;urales de la orden de san Agustín. Sin embargo, el trabajo que los indígenas prestaban a los frailes en forma obligatoria y gratuita ocupó el lugar predomi­nante en el expediente y no pude resistir la tentación de mencionar­lo. Caí una vez más en la cuenta de que el trabajo manual que desde la fundación de la orden fue parte del carisma agustino, ahora y como resultado de diferentes circunstancias, no era desempeñado directamente por los religiosos como se da a entender que lo había estipulado su fundador, sino por la población indígena. Debo pen­sar que acorde con las circunstancias cambiantes de los tiempos, actuaban así con la intención de dar a los escasos· sacerdotes dis­ponibles la oportunidad para dedicar su tiempo, sujeto también al fenómeno ya descrito de la escasez, a la evangelización, al estudio o quizá a otros menesteres. Aun así, es innegable que las buenas intenciones no bastan para justificar las faltas.

El proceso concluyó cuando la audiencia emitió tm auto en el que se falló parcialmente a favor de los indios de Ocuituco. Es evi­dente que éste y el episodio ya relatado no se identifican, porque cada historia tiene un marco de referencia propio y original. Lo an­terior sin contar con que el análisis pormenorizado de este proble­ma y sus circunstancias, no me son los suficientemente conocidos, a más de rebasar los alcances de este trabajo.

Trascurridos casi quinientos años, el claustro del convento motivo del altercado original, y manzana de esa discordia, perma­nece en pie. Lo adorna una bella fuente, ornada con seis bestias enigmáticas. Parecen leones, pero vistos con atención no acaban de ser ningún animal capaz de ser identificado con precisión. En esa misteriosa indefinición, un indicio más de la peculiar fusión de dos culturas y geografías distantes, radica su encanto y belleza. También su carácter único, por haber sido esas piedras testigos de hechos que nunca podremos valorar con certeza. Quiero pensar, ¿por qué no?, que fueron labradas por las manos creativas y sensi­bles - tal vez confundidas acerca de la identidad de esas bestias y de la suya propia- de los hijos y los nietos de algún indígena cuyo nombre desconocemos, protagonista anónimo y testigo de primera mano de los conflictos nanados.

LOS PODERES PÚBLJC DE LA UNIVERSIDAD g:MEE~XLIACOCONFORMACIÓN

EN EL SIGLO XVI

r . . ENRIQUE GoNzALEZ G A nstítuto de Investigaciones sobre 1 U . . ONZ LEZ

. . a mversldad y la Educación Umversldad Nacional Autónoma de México

¿Qué ~eso tuvieron los poderes exter . y eclesiásticas- en la confor .ó nos -las a~tondades civiles universidad colonial?I Ésta maci n Y en el funcwnamiento de la doctores que tenía a ~u car' c~mo se ~abe, era una corporación de clásicas de Artes Medicina g; ~ en:e~anza de las cinco facultades ración que, por disposició~ ;~~~la, eyes y Cáno~es. Una corpo­por el papa, detentaba el derecho y, cor~oborada hempo después académicos de bachiller 1" . d exclusivo a conceder los grados d 1 . . , rcenc1a o y docto d e Vll'remato Se trato' d r, en to a la extensión f · e un monopolio · racturar los jesuitas en el siglo que en vano mtentaron la creación de la Universidad R::/J ~e sólo ~e roto en 1792, con

En la tradición medieval una e. ua?a1aJara. preexistente de estudiante ' uruversidad surgfa de un grupo dad, los cuales en un moi;e~t:~=~tros con~egado_s e_n. una ciu­su agrupación mediante privileg·o o consb oh~aban JUndrcamente

1 s que o teruan del rey y el papa.

• &; trata de W1 tema del que me he ocu d , . tos trabaJoS, en particular en "Oidores con pa o ~n los ultimas veinte años en distin­en torno a Jos estatutos de la Real U ni tr; ~a~ónrgos. El primer capítulo de la pugna IV Collgreso de Historia del Derecho Me~~SI a e México (1553-1653)", en Memoria del pp. 455-477; y en Enrique González G~~:~ (19,~6), ~éx~co, UN,\M, 2 vals., 1988, vol. r, dad co_loniaJ de México (1551-1668)" t . ~z, Lcgt~lacJ~n y poderes en la Universi­VaJ~nc~a, 2 vols., 1990. Otros estudio~ esl! o_ctoral mé~Jta, Valencia, UniversHat de me r;>ro~ongo recapitular Jo dicho a lo~:: n Citados a pre de página. En esta ocasión Semm~rro de Historia Política y Económic!~~~ e¡l~s. _Agradezc? a los miembros del una pnmera versión de este trabajo. a g esla en México sus comentarios a

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46 PODER CIVIL Y CATO LICISMO EN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XlX

Así pues, primero erru.1 el estudio y los ~st~diantes y sólo desp.~és venia la confirmación legal de esa asoctaClón, de esa corporac10n. En México, en cambio, y en general en las Indias, las universidades existieron antes sobre el papel, y era una suma de circunstancias la que propiciaba que, con el tiempo, cobrarru.1 vida (o no) una.s escuelas y una organización de estudiantes y maestros. Por .consi­guiente, el rey, como fundador y, en nombre suyo, las autondades civiles y eclesiásticas jugaban un papel determmante a la hora de surgir y de afirmarse un proyecto de universidad.

La wúversidad novohispana, sobre todo en sus años de conso-lidación, sufrió las consecuencias de w1a áspera con1petencia entre el virrey y la audiencia, por una parte, y el arzobispo y su cabildo, por la otra. Tanto las autoridades laicas como las eclesiásticas se decían ejecutoras de la voluntad real y, a la vez que pretendían apoyar a la naciente institución, cada una buscaba, por su cue:'.ta, controlarla e imponerle características a la medida de sus particu­lares intereses. Fundada en 1551, durante la segunda mitad de la centuria, el virrey y la audiencia tuvieron un abierto predominio en lo tocante a la marcha interna de la universidad. Sin embargo, las autoridades eclesiásticas les disputaron esa preeminencia por todos los medios a su alcance. Tanta fue su tenacidad que, al térmi­no de la centuria, lograron que el rey dictara una serie de medidas capaces de contrarrestar la abierta intervención del virrey y la au­diencia en la vida interna de la corporación. En circunstancias en que la universidad lucha por afianzarse, curu.1do no por sobrevivir, esas autoridades externas en conflicto, a la vez que prestaban su

apoyo, interferían en su marcha. Para dar cuenta de este proceso, conviene presentar a los ac-

tores. A la cabeza de todos estaba el rey, fundador de la universi­dad. El lejano pontífice de Roma tenia una capacidad muy limitada para intervenir de forma directa y eficaz, en especial porque todas sus disposiciones relativas a Indias tenían que ser aprobadas por la Corona, en virtud del real patronato. Al monarca lo seguían en autoridad sus representantes laicos en la Nueva España: el virrey y la Real Audiencia. Para ellos, vigilar la marcha de la corporación era una forma de resguru.·dar el regio patronato y, a la vez, de acotar los poderes del arzobispo y, en general, del clero secular. En otro bando estaban, precisamente, el arzobispo y el cabildo eclesiástico, autoridades que también erru.1 designadas por el rey y se sujetaban a su autoridad. Dado que la universidad era la principal instancia

LOS PODERES PÚBLICOS EN LA CONFORMACIÓN DE LA UNIVERSIDAD... 47

formadora de clérigos teru'an. t ' m ereses muy d fini' d control. Es cierto que el clero re ular 11 , e os en lograr su en la vida del estudio, sobre to~o d . ego a ten~r un notable peso embargo, las órdenes agustina d ~~te los siglos xvr y xvn. Sin vez actuaron como un bando uclfi~~cana , Y de la Merced, rara su lado, solía alinearse con las l~t. o y dautonomo. Cada una, por

A b. po 1 1cas el vir l .

. cam 10 de ese apoyo, las autorid d 1 . rey Y a aud1encia. mtereses frente al clero secul a fs . aleas salvaguardaban sus senda de frailes en las cátedr:: y, e~ o mterno, favorecían la pre­l"li~pano. Por último, resulta in~i=n os claustros del estudio novo­miembros de la ut"liversidad. pensable contar con los propios

Los universitarios, unas veces unid bandos, pretendían consolidar el fu . os Y otras escindidos en dio y acrecentar su presencia e 1 ncLOnamiento 0-terno del estu­debí~n aliarse con alguno de l~se b:~o de la sociedad. Para ello, las ligas tenían mucho de os externos. En ocasiones coyuntural p ' tor~s universitarios -clérigos en su~ ero muy ~ronto los doc-meJOr representados por las autoridad ensa ~~y~na- se sintieron apunté, el siglo XVI estuvo 1 es eclesiasticas. Como antes rrey Y, la audiencia en la ~va:r~~:~te marcado por e.l peso del vi­cuestionada pm un influ t 'pero esa preemmencia -muy fracturarse a fines de la !.e~n e ~upo de univ~rsitarios- empezó a se fue afirmando una r ~.na. A pesar de mdudables altibajos do eclesiástico en el s~n~s~c;: ca~a ve~ más significativa del ban~ contestable en el último t . d~versldad, y era ya un hecho in­fuerzas pru.·ece haberse erc:C . ~ siglo XVII. Ese nuevo balance de no se conocen aún las c~~:em ? hasta la Independencia, si bien del rey en las últimas dé d cu~~las ~el acusado intervencionismo

En las páginas c.a as e penodo colorual. s.iones de las autorid~~::;~en pasaré.re~ista a ese vaivén de pre­htución real para mo tr ~clas y eclesiásticas sobre la naciente ins-

_, ' s ar e peso que Cotuormación de la uru·v 'd d unas Y otras tuvieron en la 't d . ersl a novohisp d·. rm a del s1glo xv

1 Ha d t ana, urante la segunda

. . e enerse prese t versltarios no tom"' ·· . n e, con todo, que los uni-..u.on una actitud p ·

nos, como simples receptare d f astva ante los embates exter-calor de esos confl' t b ~ e re ormas en un sentido u otro Al t lC os co ro form · f ores que, con el apoyo estud. ti! a ~ cuerpo colegiado de doc-actor de poder con . Ian ' aca aron convirtiéndose en un

d ¡ ' un creciente peso e ' f' e presente estudio es dar d speCI Ico. Y si bien el objeto des externas, éste quedaría c;~lyt~ e1~e~emd pe~o de las autorida­es UJa o SI prescindimos del

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papel cada vez más activo de la comunidad universitaria a medida que concluía el siglo XVI.

El rey y el papa

Importa dejar muy claro que el rey de Castilla y AI:agón, Carlos I, fundó la universidad de México en los albores de la epoca moderna mediante tres cédulas expedidas el 21 de septiembre de 1551, fir­madas por su hijo Felipe, príncipe gobern~dor . Enc~idad de s~~or temporal de las Indias, el monarca aut~nz~ la erecClón.de un es­tudio y universidad" en la capital de vrrremato. Autonzó.la cre~­ción, primero, de un estudio, es decir, de escuelas do~de 1~partrr la docencia en las cinco facultades tradicionales. Al m1smo tiempo, permitió la conformación de un cue.rpo colegiad~ -ur~a corpor~ción de estudiantes y maestros-, es decu, de una unwerstdad, mediante la cual gobernar a las escuelas, a la que el rey otorgó la facult~d d.e conferir los grados de bachiller, licenciado y doctor. Esa d~ble msti­tución, docente y corporativa, también se denominó estudw.general. En tercer lugar, a fin de garantizar su sustento, el rey le as1gnó un subsidio anual, derivado de su real caja. Por último -e importa mu­cho destacar el dato-, encargó al virrey y a la Real Audiencia todo lo tocante a su organización y a su legislación interna.2

El soberano, por haber fundado, dotado y regulado jurí­dicamente al "estudio y universidad", adquirió el derecho de patronato.3 Esa capital circunstancia, que l?~r ~ucho t.iempo los historiadores no tuvieron en cuenta, le perm1tía mterverur en todos sus asuntos internos y externos. Él supervisaba periódicamente el manejo de sus fondos. Además, los estatutos universitarios, para

2 Sigue siendo fundamental, Sergio Méndez Arceo, Ln ~ea/ y Pontifi~i~ Unive.rsi­dad de México. An.tecedentes, tramit-ación y despacho de las reales cedulas de erecaon, Méxt~o, UNAM, 1952. Reimpreso, con pról. de M. Beuchot, México, CESU/UNA.'-'1, 1990; una m­terpretación más reciente, en Armando Pavón ~omero Y. &:u'ique Gonzále~ <}~nzález, "La primera universidad de México", en Mnmv1llns y cunos1dades. Mundos med1tos de In Universidad, México, Antiguo Colegio de San Udefonso, 2002, pp. 39-55.

3 En tanto que señor de todas las Indias, el rey obtuvo del papa el dere~ho. de pa­tronato sobre la Iglesia americana. Sin embargo, la universidad no era una mshtu':'ón eclesiástica pues no pertenecla al clero secular ni al regular. Si e.l rey quería c?nvertuse en su patrono, debla edilicarla, dotarla y fundarla, como cualqUter patrono !ateo. Puede verse mi trabajo "Precariedad jurídica de las universidades jesuíticas. del Nuevo r-¿un­do" en Gian Paolo Brizzi (coord.), Gesuiti e Universitli in Europa (secoll XVI- XVII), Umver­sidad de Bolonia, CLUEB, 2002, pp. 151-170, en especial pp. 152-157.

LOS PODERES PÚBLICOS EN LA CONFORMACIÓN DE LA UNIVERSIDAD... 49

gozar de plena vigencia, debían obtener confirmación real. Por lo mismo, sólo el rey estaba legalmente autorizado para visitarla. De alú que todos los visitadores y legisladores universitarios, incluidos el arzobispo Moya de Contreras (1584-1586) y el obispo de Puebla, Juan de Palafox (1640-1645), ejercieran su oficio por designación real. Era su carácter de comisionado del monarca -y no su condi­ción de clérigo o de laico- lo que permitía a un visitador revisar las cuentas de la universidad, todo lo relativo a sus actividades, e in­troducir cambios. En ese marco se entiende por qué la corporación tuvo las armas del rey como único sello institucional durante todo el periodo colonial." Además, durante dos siglos ella se designó a sí misma, en su correspondencia con el Consejo de Indias, con el exclusivo título de "Real Universidad de México".

De modo paralelo, los principales textos normativos destaca­ron el carácter real de la corporación novohispana. Ya en 1580, el oidor Farfán declaró al frente de sus estatutos: "Y atento a que Su magestad ha sido el fundador de ella, tenga por protector al Virrey e Audiencia Real desta Nueva España, para todas las necesidades que se le ofrecieren" .5 El arzobispo Moya lo reiteró en sus nor­mas de 1586,6 y otro tanto se inscribió al frente de los estatutos del virrey Cerralvo, en 1626: "Que esta universidad, como fundada y aumentada por los católicos reyes, projenitores del rrey nuestro se­ñor, tenga siempre por patrón y protector, en su rreal nombre al excelentísimo señor virrey y a la real audien<;ia".7 Más enfático fue el obispo visitador don Juan de Palafox, autor de las constituciones definitivas, dictadas en 1645, e impresas en 1668 y en 1775:

4 No sólo las armas reales presidían la fachada del edificio universitario, la Cons­titución 359 de Palafox, establecía "que en esta universidad haia dos sellos, maior y menor, que han de tener las armas de su magestad, respecto de ser fundación real", Juan de P~l~fox y ~endoza, Estatutos y co11stituciones reales de la Imperial y Regia universidad ~ M~x1co, Méx1co, Vda. de Bernardo Calde rón, 1668 (en adelante cito Palafox y la cons­htuctón correspondiente).

5 Pedro Farfán, capítulo preliminar, en Julio Jiménez Rueda, Las Constituciones de la antigua universidad, México, UNAM-Facultad de Filosofía y Letras, 1951, p. 74.

. "El texto no se conserva, pero Palafox lo atestigua en las notas autógrafas mar-gmales a sus Constituciones. Ver Enrique González González, "Pedro Moya de Con­treras (ha. 1525-1592),1egislador de la Universidad de México", en Mariano Peset (ed.) Doc~ores y escolares. II congreso intemncional de historin de las universidades hispánicas (Va­lencm, 1995), Valencia, Universitat de Valencia, 1998, 2 vols., vol. 1, pp. 195-219.

7 Proyecto de estatutos ordenados por el virrey Cerralvo (1626), México, CFSU/UNAM, 1991, edición critica y estudio de Enrique González, p. 58, capítulo prelimit1ar.

50 PODER CIVIL Y CATOLICISMO EN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XIX

Ordenamos que Da universidad] reconozca po_: sus patrones Y funda­dores a los reyes catl1ólicos de España, nuesb·os senores; y en su nombre, a los señores virreyes de estas provincias o a los que governaren, por haverla [los reyes] fu n.dado, formado, establecido y dotado con. tan larga Y liberal mano.8

Así pues, todos los legisladores reconocieron sin ambages al rey _sin su ca lidad de patrono, por haberla "fundad?, forma~o, establecido y dotado"; al propio tiempo, refrendaron, sm ex~epc1ón, que. él ~e­positó en manos de las autorida~es secul~es, vrrrey y aud1enoa, todo lo concerniente a su protecoón y gobierno. _ .

Si se trató de una mstitución real1 ¿a qué obedece el anad1do de "pontificia", tan popular a fmales del sig~o xvrn? _En ningún do­cumento oficial, desde el siglo XVI hasta la pnmera nutad del xv:n, se advierte la menor mención directa ni mdirecta al presunto caracter pontificio de la mstitución.9 Es más, hasta d~n_d~ los ~ocu.n:~ntos revelan, al erigir la universidad, el rey no solicito ~onfirmacwn en Roma, corno era tradicional hacerlo en las fundaaones eur?peas. Esa omisión movió a algUI"ws miembros del claustro a marufestar escrúpulos por la carencia de refrendo papal. Así/ en 1587, la cor­poración instruyó al procui"ador Guti_érre~ de Pisa, que marcha~a a Castilla a gestionar asuntos de la uruvers1dad, para q:-'-e expus1er~ ante la Corte que:" ... muchos días a que se ha dudado SI en esta Uru­versid ad se pueden dar grados en Theulogia y Cánones por no estar erigida con la bula apostólica .. . "10 E~ el m~~ento de pl~tearse esa inquietud al Consejo, recién conclUla la v:'lta del ~rzob1spo Moya, quien (como se verá adelante~ durante anos lucho P?r at~nu~r 1~ preeminencia del virrey y los oidores en los asuntos u ru vers1t~~os. En medio de taJes conflictos, disponer de una bula se traducm a en un mrnejorable recordatorio para esas autorida~e~: l~s haría ver que, aliado de la jurisdicción real, estaban los pnv1legws papales.

8 Palafox, Cons titución 2. 9 La única excepción a esta regla es que Las constitu~io~es ordenab~n adoptar 1~

fórmula salmantina a la hora de conferir los grados acaderrucos de bach1ller a doctor. Aucloritnte po11ti{icia el regia. . . .

•o Javier Palao Gil, " Real patronato y legitimidad canómca de la umver~1dad_ de México", en Claustros y estudin11fl.>s, Prólogo de Mariano Peset, Valenc1a, Umvers1tat de Valencia, 1989, 2 vols., vol. n, pp. 156-176. Reimpreso ~n Ciar~ lnés R~mírez y t::­mando Pavón (comps.), Ln rm iversidnd 11ovohispmrn: corporncr~n, gob1emo y v rdn ncndetwcn, México, UNMI, 1996 (La Real Universidad de Méx~~o. EstudioS y Textos ~' 1), pp. ,~-95.

11 Puede verse Enrique Gonzá lez González, Pedro Moya de Conh eras... .

LOS PODERFS PúBLICOS EN LA CONfORiviACIÓN DE LA UNIVERSIDAD. .. 51

E~ la C?rte, el Consejo de Indias atendió el asunto, y el rey orde~o gestionar bula en Roma. El trámite procedió con relativa celendad, pues Clemente VIII confirmó al estudio general el 7 de octubre de 1595, a cuarenta y cinco años de la fundación real. El papa otm:gó a _los universitarios mexicanos los mismos privilegios d~ las uruvers1dades ~e Salamanca y Alcalá. Sin embargo, al reci­btrse ~a ~u.la en Madnd, el Consejo determinó que Roma se había extralimitado al conceder pr~vil~~ios más amplios que los otorga­dos por el monarca. En w1 prmc1p10 se habló de solicitar una nueva redacc_ión ~el docu~ento, lo que h~~ría implicado negociaciones y gastos, al fin, se opto por una solucwn más económica en todos los sentidos. Se decidió que el Consejo retendría el documento en sus ofic_inas m~~~eñas, l?~ro sin negar ni otorgar formalmente el pase ~eg~o. Se hm1to a n~tlfic~r al claustro que ya había bula.12 El 5 de JUlliO de 1597, la uruvers1dad consignó en su libro de claustros la noticia de la expedición del escrito papal, y que el procurador en la Corte prometía su pronto envío. Sin embargo, el documento nunca llegó.

Resulta siJ~tomático que el claustro no diera seguimiento al asunto; antes b~~n, no se 1? volvió a tocar durante casi un siglo. Al p~ec~r, h~b1endose sabtdo de la expedición de la bula, a nadie volvw a mqmetar la cuestión. Al fmaJ, se perdió memoria mcluso de la fecha y circunstancias en que fue emitida. El tema sólo volvió a preocupar en la s~gunda mita~ del siglo xvu, pero no por ffiiciativa de los doctores, smo del propiO rey, quien solicitó mformación so­bre la bula. Al no hallarse noticias en México, se buscaron en Roma, ~onde apareció el registro, y entonces se envió a México copia certi­flca~a, en 1689. Como puede apreciarse, el papa era una figura difu­sa, s1e~pre_ mediada por el poder reaL El rey, su Consejo de Indias y la Aud1enc1a eran los amos indiscutibles de aquella institución real.

l!~a vez re~i~ida la bula en México, no por ello la universidad cambiO su tradiciOnal ap~lativo de real, si bien Sigüenza y Gón­~?ra, e~ la porta~~ _d~l Tnunfo parténico (México, 1683), la mtituló Impenal y pontificia , mote que no tuvo continuidad. Años atrás

en 1666, el canónigo Siles se había referido a ella corno "Pontifici~

da 12

Palao Gil, "Real patron~to ... "; Enrique González González, "Entre la unlversi­Pa~ Y la Cort: . La carrera de.l cnollo_Don Juan de Castilla (ca. 1560-1606)", en Armando

185 ón Rom~10 (coord.), UmverSttnnos en /a Nwma Espmin, México, CESU/ UNAM pp.151-, en pru·hcular las pp. 167-168. '

52 pODER CIVIL y CATOLICISMO EN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XIX

. · t' d a partir de cuándo Regia" 13 No se ha estableCldo con ru 1 e~ f ' . 1 n la Cor-

y · f orrespondencta o teta co la corporación osó u;mfr ~ e ~visión del Cedulario revela que te dándose el d~~l~ ;ltu o. =e~a vez a la corporación tratándola el monarca se dirifi. 1~~ por17p5r4 en respuesta a una carta de aquella. d " al y pont cta en ' los e re - d , l nulo reaparece un par de veces, y en Cuatro anos espues, e 1 dico ero a partir de los seten-años sucesivos su e~p~~o es esJ~{: u e ~f mote de pontificia se po­ta, el uso se generahza. E~ po las i"eformas borbónicas, que tanto pularizara como una reacc~~:clir la titularidad de la uni~ersidad afectaron a ambos cleros. seudo simbólico a la mgeren­entre el rey Y el pap~ era ~p?ner ~e~o esto no cambió la situación cia cada vez más abtert~ e ~ey · , d ningun' modo el interven­legal de la real corporactón, ro atenuo e cionismo del monarca.

La iniciativa del virrey y la audiencia

. , , de otorgar a la nueva universidad En las cédulas de erecclOnf a ~as . ento y conceder los privilegios mil pesos anuales para su ~cl~na~ b rano encomendó al de Salamanca, con grandes hmltaClones, el so e . . ón Les virrey y a la audiencia ocuparse en lo tocante a su orgamzact . ordenó que, apenas recibida la cédula:

. ·versidad se funde en esa d icha ciudad [ ... ] proveays cómo la dtcha uru rsonas de todas facultades para que de México, y se P. 0~1~an en ella P:d

1·nstituyan sus cátedras como

d d 1 1 an ltctOnes e se Ol enen e al~~ p:r:C~!~ c~nvenir a vos y a los oydores dessa audiencia, y se gastan en ella los dichos mili pesos de oro. 15

. . cli n a la obra Sin duda, por-Sin dilación, virrey y audtencta se ero . d ' de Sala-que los oidores -al menos tres de los cuatro- proce ¡an

. . d /Ilustrísimo[ J D. Alonso de Cuevas u Funeral lamento ( ... ] r¡uc a la pmdosla( 11]U?t;:::m. e V da de B. Calderón, 1666. Agra-

Dávalos ( ... ] repite su salita Iglesm catedra .. . , extco, . dezco el dato a Leticia Pérez Puente. ". E Pontificia la real universidad de México?'>

u Enrique González ~~mzález, ¿ ra rds ) Permmrencia y Cambio ell las U m-en Enrique González y Lettcta Pérez Puen~e (~~ . . 'o;sujFacultad de Derecho, UNA~!, versidndes Hispalloamericnnas 1551-2001, vo. 1, xtco, 2005, PP· 53-81, en especial la nota 36~ PP· 73-74. subra ados míos.

lSMéndez Arceo, La Real y Pontificm ... , P· 122, Y

LOS PODERES PÚBUCOS EN LA CONFORMACIÓN DE LA UNIVERSIDAD... 53

manca, dieron a la nueva institución una estructura claustral, es decir, con facultades para gobernarse a sí misma a través de la con­gregación o junta de sus propios miembros, llamada claustro. Dado que Salamanca era una universidad de estudiantes, sus claustros eran juntas de escolares durante la Edad Media, y eran estudian­tes los consiliarios que elegían al rector, otro miembro de la comu­nidad estudiantiJ.16 A diferencia de Salamanca, México fue, desde el principio, una universidad de doctores. Conceder a México una organización de tipo claustral implicaba reconocerle, al menos en principio, capacidad de autogestión así corno facultades legislativas para dictarse sus propias normas. Ese doble embrión de autonomia sólo se volvería una realidad con el paso del tiempo, luego de in­contables conflictos. En el momento de surgir la corporación, en cambio, los miembros de la audiencia se hicieron nombrar doctores y de ese modo tomaron parte en el claustro, presidido por un rector doctor. En esa coyuntura, las normas irriciales de la institución no le fueron impuestas desde fuera, por el virrey y la audiencia, antes bien, se dictaron desde dentro del claustro, por más que se tratara de un claustro controlado por funcionarios del rey, con voz y voto en él. Primero, porque la cédula real los comisionó para dar forma a la naciente universidad; asimismo, porque los oidores, además de actuar corno doctores, hacían sentir en los claustros el peso de su superior investidura; por último, debido a que los oidores asegu­raron para sí mismos una serie de privilegios estatutarios que les garantizaban preeminencia.

Entre junio y julio de 1553, se tomaron medidas para inau­gurar las lecciones y empezaron las matrículas. El 21 de julio se erigieron las facultades de artes y teología (en los días siguientes surgieron las restantes), se crearon los primeros doctores y con ellos se celebró el primer claustro. A partir de ese momento, virrey y audiencia, en junta con los demás doctores y maestros, dictaron las primitivas ordenanzas de la universidad, elaboradas en lo fun­damental durante las ocho semanas que van del 21 de julio al 12 de ~eptiembre. Entonces se legisló acerca de la obediencia que se debía Jurar al rector y de la manera de votar en los claustros. Del número

16 Una imagen sobre la corporación estudiantil y sus transformaciones a comien­zos de la época moderna, en Lorenzo Mario Luna, "Universidad de estudiantes y universidad de doctores: Salamanca en los s iglos xv y xv(', en Renate Marsiske (coord.), Los estudiantes. Trabajos de historia y sociolog(a, 2" ed., México, UNAM/Plaza y Valdés, 1998, pp. 15-55.

54 PODER OVIL Y CATOLICISMO EN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XIX

y jerarquía de las diversas cátedras, de los catedráticos ordina­rios y sustitutos; del calendario escolar, del número de cursos que los estudiantes deberían seguir antes de solicitar grado y de su obligación de matricularse. Se decidió también cuál sería el proce­dimiento para la incorporación o colación de grados, de Jos respec­tivos derechos y propinas y del orden a guardar en los desfiles de doctoramiento. Por fin, fueron designados los primeros oficiales de la universidad, el bedel y el secretario. En cambio, nada se dijo entonces de la elección de rector y consiliarios, cuya designación se reservó la audiencia por lo menos durante los seis años siguientes, así como la nominación de catedráticos. De tal modo, ese claustro supervisado por las autoridades se dio a sí mismo sus primeros es­tatutos u ordenanzas. El texto quedó inserto en las actas claustrales, de donde se consultaban cuando parecía necesario.17

A partir de septiembre, los claustros comenzaron a espaciarse y a tratar ante todo de asuntos muy concretos, sin dictar nuevas normas generales. La disminución de las reuniones se relaciona también con la crisis en que la universidad se sumergió apenas fun­dada, y de la que empezarla a salir sólo a finales de los años sesen­ta, con la llegada del virrey Emíquez y el arribo de los oidores a la rectoría. Su principal problema era que los mil pesos no alcanzaban para sostener una planta de lectores capaces de cubrir la demanda estudiantil en las cinco facultades. Peor aún, las escuelas carecían de sede propia y habia que pagar también alquiler. A ese problema capital, se sumó la temprana salida de escena de muchos de los fundadores. A mediados de 1554, un juicio de residencia depuso de sus cargos a tres de los oidores constituyentes: Mejía, HerreTa y Gó­mez de Santillán. Al cuarto de ellos, el doctor Quesada, la muerte lo salvó de otro tanto. 18 Ese mismo año, el maestrescuela Trerniño par­tió a España y no volvió.19 El arcediano Negrete, rector de 1553 has-

17 Enrique González González, "El problema de los estatutos utúversitarios an­teriores a la visita de Pedro Farfán {1580)", en Oara l. Ranúrez y A. Pavón (comp.), Ln 1111iversidnd novollispmm: corpomció11, gobierno y vida académica, México, UNAM, 1996, pp. 96-153. Fueron editados, con Vfctor Gutiérrez, en pp. 122-J42.

18 Carta del fiscal Montea legre al rey, de 15 de julio de 1554, para los oidores enjui­ciados. Sobre la residencia post morfema Quesada, la del nuevo oidor Juan Bravo, de 8 de abril de 1556, ambas en el Arclúvo General de [ndias de Sevilla (en adelante AGl), México.

19 Montúfar al Consejo, 30 de noviembre de 1555, en Francisco del Paso y Tron­coso (ed.), Epistolario de In Nueva Espniin. 1505-1818. Recopilado por Frnndsco Del Paso y Troncoso, México, Antigua Librería Robredo de José Porrúa e Hijos, 1939-1942, 16 vols. (en adelante, Epistolario, el vol. y la p.) vn, p. 293.

LOS PODERES PÚBLICOS EN Ll\ CONFORMACIÓN DE LA UN1VERSIDI\D.. . 55

ta fines de 1554 fall ·, el úl · di ' ecw timo de septiembre de 1555 20 Ad por versas razones la m , d 1 · emás,

del estudio. El canót~igo J~~r~ e_ os catedráticos desertó pronto universidad en 1555 al in arCia, lector de artes, abandonó la Fray Pedro de la Pefta, pri~~rdo~ars~ ~ ca~ildo de Guadalajara.21 de teología, salió a España en 1;54 ~o ol~go y lector de prima lo declaró vacante. 22 Bartolomé F } 0 vo ~I? ~atender su curso ni de faltar mucho, partió definitiv nas, cate ahc_? de leyes, además

15~.23 Fray Alonso de la Veracr:~~~~o~ ~;~~·entdiCib·e~bre de cho a España en 1557 En tan . 1

la, am 1en mar­para que la universidad cerrarapsuensosas tcrrcunstancias, poco faltó

puer as.

La crisis y el surgirniento del partido eclesiástico

Al nacer la universidad, el arzobis o z . de muerto, y su relevo aún n ll p b umár:a?a llevaba cmco años era gobernada por el cabildo ~at:f~ ~ Mexic':. La arquidiócesis mamen te dividido a la vez d. cto, pero este se hallaba su­de varios asientos,~ sin prelq~e tezmado, P?r muerte o abandono lo mismo, el virrey y la aud~n~i~ue proil_lOVIera su re~osición. Por momento de definir el ca· ' t d lno tuvieron contradictores en el d 11 Iac er e a corporación S , 1 · ·

e eno en la elaboración de los ·. o o partiCiparon mer rector, el maestrescuela T est~_!Utos el ~rcedi~o Negrete, pri­canónigo Joan García cated , :en:o, canciller uruversitario, y el señalé, desapareciera~ pron;a d co e artes. ~ero to~os ellos, corno también el tesorero de cated o e escena. A fin de ano se incorporó asistió a los claush·os Otr ralÓ el. doctor Cervanes, quien apenas lásquez, se inscribier~ . os can rug?s, Juan González y Diego Ve-

n como estudiantes y se les asignó, al igual

WArcJú 1 vo General de la Nació Mé · ante, R~, el volumen y la fo·a, nurne~~ . xrco, .Ramo Universidad, v. 2, f.6v- 8v (en a de-

Real Uruversidad de Méxic¿" tesi ~ón ~tigua). Armando Pavón, "El archivo de la 68 (en adelante, "El archivo" y' el psa~áe ltc~c) tatura, FFyL, UNAM, México, 1986, parágrafo

21 RU 2 h 3 E · · gra.o . 22 L , , . : J!ISfolario, vu, p. 291. "El archivo" 15

. . os provmc¡aJes de la tr ó d , . ~llltación de Montúfar d Vs es r enes viajaron a España a fines de 1561 tb y Y e asco de Q · E , con gran "~d~acruz y De la Peña. En novie::C~ga. ::Otre los acompañ.antes de los viajeros dec 'antes de artes" a presentarse o a ' am s ausentes fueron connúnados por 15~)~da vacante la cátedra de Peña (n ;acard~u c~tedra. El 7 de febrero de 1562 fue

~ er Enrique González González ~O~ ~e rce e la de Veracruz, que sólo vacó en RU, 2, h. 8. "El archivo", 15. , J ores contra canónigos ... ", nota 51.

56 PODER C!VlL Y CATOLICISMO EN M8<1CO, SIGLOS XVI AL XIX

que a otros clérigos, el cargo -por entonces sólo nominal- de con­siliarios. 24

El arzobispo Alonso de Montúfar llegó a México a mediados de 1554, cuando la universidad había definido ya sus principales rasgos y gozaba de estatutos propios, aprobados por el claustro y las autoridades virreinales. Al mismo tiempo, se encontró con una institución sumida en profunda crisis. El nuevo prelado, hombre de ideas claras, era, sin embargo, intransigente y de carácter irascible. Prefería castigar en vez de negociar como camino para alcanzar sus fines. Esto le granjeó enemistades con las autoridades del cabildo desde el primer momento. Su administración tuvo pues una conti­nua cadena de procesos judiciales que duraron hasta 1569, fecha de su final enfermedad; locura, si hacemos caso a sus enernigos.25 Con todo, el arzobispo supo hacerse de un partido de incondicionales, recabados de su familia y sobre todo de los clérigos de la catedral de más baja jerarquía, varios de ellos formados en la universidad, a quienes prometía mejorar su condición. Con semejantes apoyos, logró realizar sus proyectos de reforma diocesana y minar el poder de los oidores en la universidad.

Aunque dominico de origen, Montúfar26 vino con la mira prin­cipal de dar forma en México a la jerarquía de la Iglesia secular. Esto implicaba meter a los primitivos evangelizadores, los frailes,

2~ Lorenzo Luna y Armando Pavón estudiaron por primera vez "El claustro de consiliarios de la real universidad de México, de 1553 al segundo rectorado de Farfán", en Universidades espmiolas y americanas. Época colonial, compilación y prólogo de Maria­no Peset, Valencia, Generalitat Valenciana-csic, 1987, pp. 329-350. Su presencia real en la universidad se empezó a sentir en 1558; con anterioridad eran sólo nombres desig­nados para salvar una forma jurídica. Otra aproximación al tema, en Enrique González González y Víctor Gutiérrez Rodríguez, "Los consiliarios en el surgimiento de la real universidad de México (1553-1573)", en Historia y universidad. Homenaje a Lorenzo M. Luun México, CESu/Facultad de Filosof[a y Letras/Instituto Mora, 1996, pp.339-390.

25 Carta de fray Bartolomé de Ledesma al rey, citada sin indicación de fecha por Mariano Cuevas, Historia de In lglesia en México, 5 vols., El Paso, Texas, 1928: "Los pre­bendados desta catedral [ ... ] intentaron poner coadjutor al arzobispo, infamándole de [ ... ]demente", vol. n, p. 117.

26 Un provechoso estudio sobre el arzobispo, Magnus Lundberg, Unification and Conflict. Tlze Clzurch Politics of Alonso de Monhlfor OP, Ardrbisl!op of Mexico, 1554-1572, Lund, Swedish lnstitute of Missionary Research, 2002. Puede verse también, Enrique González González, "La ira y la sombra. Los arzobispos Alonso de Montúfar y Moya de Contreras en la implantación de la contrarreforma en México", en Maria del Pilar Martinez Lo pez-Cano y Francisco Javier Cervantes Bello (coords.), Los concilios provitr­ciales en Nueva España. Reflexiones e influencins, México, UNAM/Urtiversidad Autónoma de Puebla, 2005, pp. 91-121.

LOS PODERES PÚBLICOS EN LA CONFORMACIÓN DE LA UNIVERSIDAD... 57

en sus conventos y poner la cur d Pero no ~ra fácil luchar contra :1 ~almas den manos de los clérigos. en especial cuando contaban co em~n. o poder de las órdenes audi~~cia. El arzobispo reunió; e¡5~~Cl~Ido a~oyo del virrey y l~ concilio provincial, y en él se acord a . os obispos de México en mar la autoridad del clero secular aron diversas medidas para afir­y se dictaron medidas restricti , sobre todo en el terreno judicial

Para Montúfar sól vas contra los religiosos. ' d , , o una reforma d" · 1. .

pon na en condiciones des 1 Isap mana del clero lo 1~ cura de almas y ser ace ta~¿ ~tar con ve.~taja a los frailes en di gen a, demasiado hecha~ la p r la pob1acl0n, en especial la in­necesitaba un clero instru·d manera de los frailes. Pero además con_ei control de la univer~i;a~' p~a cons_eguirlo, debía hacers~ vo, mtentó tomar por asalto H í/ ~que, fiel a su estilo impositi­el 4 de julio hizo incorporar. co':n~e~ o llegad~ a fines de junio, ya Alonso Bravo de Lagunas El . oc:or en canones a su sobrino catedrático de Decretales e.l fiffilalsmdo dia, el claustro manifestó al q , ' se e la aud · · p ue, segun los estatutos de Salaman . Iencia, edro Morones tro meses, perdería la cátedra el ca,_ s\~o se graduaba en cua­~gosto, el prelado logró la destftu -~al~nf. Días después, el 20 de

scal ~elgarejo, cuya cátedra de~~~~ e otro lec~or de cánones, el lo Sedeno, provisor de Montúfar 28 E eto pasó al licenciado Aréva­tales, que también pasó a Arévai 29n o~tubre de 1556 vacó Decre­regent? a los dos. o, quien durante algún tiempo

. Mientras tanto, en agosto 1 . uruversidad como el doctor e~ : ~rz~bispo se incorporó en la c~ando la partida de Tremiñ eo ?gia más antiguo y, aprove­cdler del estudio. De ese mo;~ se ~zo co~~rir el cargo de can­a ~a concesión de los grados· efodía deadir en todo lo tocante mism? claustro a la univer~i~ do además, sup~rvisaba desde el eneffilgos del cabildo. Montúf a , donde también actuaban sus

ar retuvo el cargo hasta la llegada Z7

28 Ru, 2, h. ?1. "El ardlivo", 54. d En el E¡nsto/ario a .

e esclavos in. parecen vanas cartas de Me! . al rey por ha~t~ente tomados. En la del20 de oct!~eJ~, encargado de la liberación drático de D r ~ o depuesto de su cátedra de D re e 1554 (vu, 270-272) se queja

Psu provisor ~~~:~~s~ Mfuelgarejo. Nada dice d!f;:~Ía~:cusa ~virrey y al cate-

or suerte e o e el sucesor en la cát dr , pero asta con ver que noviembre ~ara nosotr~s, el propio arzobis o ser . e_ a, para sospechar de Montúfar. hice dar, en v!:nl55~ (Epistolario, vu, 295), dcfnde hae:Jt~ a~ a~unto en ,~a carta del30 de

29Ru 2 h en5 "o, del ~ecreto". a a e edeño: una cátedra que le ' ' . . El archJVo", 15.

58 PODER CIVIl. Y 0\TOUOSMO EN MÉXICO, SIGLOS XVI Al. XIX

del maestrescuela, Sancho Sánchez de Muñón, proveído por el

rey en 1560.30 . d" 1

La otra gran batalla del prelado en la universidad se 10 en e terreno legislativo. A fin ~e deslegit~ar los ~statutos clau_strale~ aprobados por la audiencia, el arzobispo alego que en MéxiCo de bían guardarse los de Sal~ru:"ca,yues así lo ~abía manda~o el rey al concederle los mismos pnvüegtos que a la cmdad del Tormes. ~ plantear ese argumento, dio una bandera pe~man~nte a los en:~m­gos del gran poder de la audiencia en la uruvers1dad. A pa:tu de entonces, y durante décadas, la pugna por_ los estatuto~ s~1a uno de los ejes del enfrentamiento entre opositores y parti~anos del real ti·ibunal. En 1555, el prelado logró colocar a su sobnno Bravo de Lagunes en el rectorado universitario, si bie~ parece ~~berlo de­puesto la audiencia. En todo caso, Bravo envw_ una. misiva al rey pidiéndole que no "dexase ir de caída [a la u:uversidad]_ coro~~ presente va", pues sería en gran daño del remo. Ademas, soli?­tó "que los estatutos vengan aprobados por vuestro real conseJO, mandado, so graves penas, se guarden y cumplan, de:ogand~ los que de presente se guardan, que son diferentes de los de la dzcha umver-sidad de SaLamanca" .3 l . .

Los años del arzobispo transcurrieron para la uruversi~ad en ese ambiente de golpes y contragolpes por parte de los dtversos bandos. Sin haber logrado reformas mayores, M01;.túfar mantuvo bajo control la facultad de Cáno_ne~, la qu~ mayor numero de alum= nos tenía, y casi la única que SiguiÓ funcionando en aque~os pre carios y turbulentos años. Leídas las dos cátedras por Sedeno ~asta 1560, la de Decreto fue entregada al nuevo provisor del arzobispo, el doctor Anguís, en febrero de 1560, y la retuvo hasta 1565, cuan­do pasó a Vadillo, otro de los incondicionales del prela~o: _La de Decretales siguió en poder de Sedeño hasta qu: se convtrtio en el primer catedrático jubilado. Entonces lo sucedió Este?an del ~ar­tillo, desde años atrás provisor de Montúfar. El_arzobtspo trato de hacer otro tanto con las dos cátedras de teolog¡a, pero con escaso

éxito.

30 2 h 91v "El archivo" 55. En este mismo estudio se puede advertir la regu-RU, 1 o o . 1 . 11 d d M - ó o

la:ridad con que Montúfar acudió a su o~ci.o de m~estrescuel_a. La ega ? e . un 11

n d ebió agradar al arzobispo, quien no aststtó a su mcorporactón en la umverstdad, Y l~s insignias le fueron conferidas por el doctor Cervantes, ~~sorero _de ,catedra l (y enenus­tado con el prelado al menos desde 1558), RU, 2, h. 44v, El archtvo , P· 107.

3115 de mayo de 1556, AGI, México, 68, h . 101 y 102.

LOS PODERES PÚBLICOS EN LA CONFORMACIÓN DE LA UNIVERSIDAD... 59

S~ duda, Montúfar no pudo llegar más lejos. Falto de recursos matenales para apuntalar al estudio y sin el apoyo de su cabildo con_ cuyos principales dignatarios estaba en guerra, los conflicto~ capttulares se mezclara~ con los de la universidad. En esa coyun­tura, los_ rebeldes se abaron con la audiencia e intentaron que el rey destttuyera al prelado. J;- pesa~ de todo, éste contó con el apo­yo de ~ buen_ grupo de clengos Jóvenes de baja jerarquía, en su mayona es~d1antes y _graduados universitai"ios, a algunos de los cuales coloco en_ los tnb~n~le~, eclesiásti~os o en diversos cargos dentro_ del est':ld10. Esos htJOS de la uruversidad -clérigos en su mayon a ~ ~swsos por colocarse o promoverse m ediante los gra­dos acaderrucos- en su empeño pm reducir el omnímodo control de la _audiencia, reivindicaban la necesidad de conceder un espacio propto y de mayor autonomía al estudio generaJ.32 Gracias a ellos éste sobrevivió a la crisis.

Hacia la consolidación del estudio. El virrey Enríquez y el oidor Farfán

A fine~ de 1568, ~egó el virrey Martín Enríquez a Nueva España. El anc1ano arzobtspo Montúfal", cada vez más impedido, carecía de recursos para hacer resistencia al enérgico I"epTesentante del mon~rca. Hm~~re de criterio y de acción, el virrey sabía tomar medidas_ prov1s10nales para enfrentar los problemas urgentes sin esperar ordenes desde Castilla. A su tiempo, el consejo confirmaba o corregía sus decisiones.

~r:ríquez se ~n~ontró con una universidad que luchaba por so­br:viVrr, en cond1c10nes de gran precariedad. Carecía de financia­rruento s~iciente, de sede propia y, con la excepción de Cánones, la docencia era esporádica o había desaparecido en las restantes facultades. Esto, sin hablar de las repercusiones que tuvieron en su s~no los constantes conflictos con el arzobispo y las secuelas repre­Sivas de la llamada conspiración del marqués del Valle, en 1566.33

31 Lo;,enzo Luna y Am1ando Pavón, " El claustro de consiliarios ... ", González González, Legislación y poderes ... ", cap. v.

33 Puede ve;,se Armando Pavón, "Los catedráticos ml.iversitarios y la conjuración de Martín Co~tés , en E. G~mzález González (coord.), Historia y Universidad. Honumaje a Lor~nzo Mano Luna, Méx1co, CESU/PI')' L-UNAM/ fnstituto Mora, 1996, pp. 391-412. Ver tamb1én: González-Gutiérrez, "Los consiliarios ... ".

60 PODER CIVIL Y CATOLICISMO EN MéXICO, SIGLOS XVI AL XIX

El virrey de inmediato puso manos a la obra, ocupándose sistemá­ticamente de los diversos problemas que aquejab~ al estudio, sin desentenderse de ellos durante los casi doce años que permaneció en el cargo.

A tono con la política metropolitana, redefinida en una "junta magna" de consejos celebrada en 1568, el virrey consideraba que la creación y consolidación de un clero criollo aliviaría a la Real Ha­cienda, gravada con el constante envío de ministros peninsulares, y que la universidad podría formarlo.34 Otra motivación, también de carácter pragmático, lo movía a apoyar la universidad: "van en tanto aumento los [hijos de españoles] que nacen en esta tierra", que si no se les ofrecía el "socorro" de hacer carrera de letras, "no sé lo que fuera de ellos" .35 Con miras a la reestructuración del estudio, se ganó el apoyo de la audiencia, muy en particular, del doctor sal­mantino Pedro Farfán. A cambio del respaldo, los oidores volvie­ron una norma no escrita, pero inapelable, la designación anual de un miembro de la audiencia para ocupar el rectorado. Esa medida trastocó la tradición vigente de elegir a un miembro del cabildo catedralicio. Por tal motivo, durante los últimos 30 años del siglo xvr sólo hubo oidores en la rectoría, medida que acarreó incontables con­flictos con las autoridades eclesiásticas y con el grupo de universi­tarios que las apoyaba.36

Una cédula enviada en 1570 desde Madrid, donde el maestres­cuela Sánchez de Muñón era procurador, ordenó levantar una en­cuesta sobre el estado de la universidad, sus cátedras y finanzas. En respuesta, el virrey y la audiencia propusieron opciones para dotar a la universidad de casa, resolver definitivamente el problema de su financiación y consolidar la docencia en las distintas facultades. En espera de respuesta real, Enríquez y Farfán inauguraron nuevas cátedras o reabrieron otras, que habían cerrado por falta de recur­sos. Toda vez que les fue posible nombraron catedráticos vincula-

34 Un repaso de lo acordado en la junta, con bibliografía, en Enrique González González, "Un espía en la universidad: Sancho Sánchez de Muñón, maestrescuela de México", en M. Menegus (coord.), Saber y poder en México, México, CESU/M. A. Porrúa, 1996 (1997), pp. 105-179.

35 Instrucción de Enríquez a su sucesor, el conde de la Coruña, noviembre de 1580, en Lewis E. Hanke (ed.), Los virreyes españoles en América durante el gobierno de la casa de Austria, colaboración de Celso Rodríguez, Madrid, Atlas, 1978, 4 vols. (Bibliote­ca de Autores Españoles; t. 280-283), vol. 1, p. 210.

36 González González, "Legislación y poderes ... ", 1, en especial pp. 287 y ss. Del mismo, "Un espía ... ", pp. 157-164.

LOS PODERES PÚBLICOS EN LA CONFORMACIÓN DE LA UNIVERSIDAD. . . 61

dos a la audiencia o al clero re lar . . d~taron provisoriamente con ba~ e , Sie~pre ~hado con ésta. Las nusn~o bolsillo del virrey o de particZ:Ualgun arbitrio, cuando no del de V1llaseca Para 1580 1 ares, como el minero Al · ya se eían d. - onso casos fon~os reales, más una (Biblia Iez catedras a cargo de los es-de gramática, a cargo de las p . ), pagada por el minero y tres ríquez obtuvo del rey un roplas rentas del virrey. Además E

pequeno solar p fin , n-pero no recursos para las obras. ara car la universidad,

Cuando dejó su cargo, por noviemb un vasto plan tendiente a me·orar re.de 1580, el virrey envió tentes y a crear las que "falta6an" la dotación de las cátedras exis­a sus estudiantes un ciclo com lefoara q~e ~a~a facultad ofreciera lec~as nuevas de facultad ma por de diSciplmas. Proponía siete m.~tic.a . El proyecto, por así dfcir' ~:as dos ~e ar.tes y h·es de gra­dna financiarse si el rey, además de normalización docente, po­entonces, otorgaba tres mil esos ~s .mercedes concedidas hasta cargo de indios vacos 37 El p a , ClOnales de oro de minas ~nríquez en 1584, cua~do r:r_e¡ =~:obo en principio el proyecto d: sttando la universidad. En la y . . Contreras ya se encontraba vi­esa m~rced, culminó sólo a fin~=~~Ica, la ~amitación definitiva de Y.veman~ la reapertura de cátedras gl?. MI~ntr~~ las gestiones iban didas deJaron sentir su efecto . J a aplicacwn de las otras me-

En 1574, el inquisidor Ped ~ Iato en el estudio. nue.vo arzobispo. Tenía un v:s~o ~ya de Contreras fue designado dación del clero secular, en el ue) an .para !a re~orma y consoli­~~ave. ~~ro, lejos de apoyar lai me~ ~versid~d Jugaba un papel

Isposición a colaborar, y menos a , I a~ ~el vrrrey, mosh·ó poca su~ n~~os y las de la audiencia un~ a eJar toda la iniciativa en coulcidian en atribuir a la . . ~sdcierto que ambas autoridades for d unJVersi ad un 1 ]ifi ma ora de clérigos, pero el pr 1 d pap.e estratégico como

cado para la empresa. De alú e a o se ~onsideraba el único ca­e~Juerzos del otro bando. Ignorá~d~ca eshm.a que le merecían los SI ente del Consejo de Ind. o os, manifestó a Ovando re­y desautorizada, que ante~as, ~ue la corporación estaba "tan'fkca acrecentamiento".38 pruece que va en disminución que en

37 1\GJ, México 70 p

poderes ... ", I, pp. 323-32§' atronato 183, ramo 19. González Gonzál " L . . 38 Carta a Ovando d.e . ez, .eg¡slac¡ón y

22 de abril de 1575. AGr, México 336 A d , oc. l18.

62 PODER CIVIL Y CATOLICISMO EN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XIX

Es pues en el marco de los proyectos de Moya, y de sus anta­gonismos con Enríquez, y muy en especial con Farfán, que el maes­trescuela Sánchez de Muñón escribió a Ovando. Se atrevía a tocar el tema, según aseguraba:

[ ... ] por ser de los que tocan a mi dignidad de maestrescuela. Y es, que yo hallé esta universidad tan caída y desacertada, que es la ma­yor lástima del mundo; y aunque yo, como persona a quien toca, he querido esforzarme a volverla al punto en que la dexé, no puedo, ni me parece cosa posible, porque como los más de los doctores son oidores, alcaldes y fiscales desta audiencia, no hay quien se atreva a ponerse en que se guarden los estatutos de Salamanca, que es los que aquí se manda practicar.

Los exámenes de licenciados parecen más cofradía que no con­gregación de doctores, porque se dan trece y quatorce y más servi­cios, y [ ... ] procuran más dar la cena curiosa que hacer buena lición [ ... ] Vuestrn seiiorín hará en ello lo que más fuere servido. Lo que yo puedo certificar[ ... ], es que tiene mucha necesidad de ser esta univer­sidad reformada, porque sin falta que se va percliendo cada día.39

El maestrescuela, durante su primera estancia en México, a partir de 1560, se enfrentó abiertamente a Montúfar y fue uno de los lí­deres de la revuelta contra el prelado. Desde 1568 hasta 1575, se desempeñó como procurador en la corte de Madrid. A su regreso, abrazó el partido de Moya y se volvió su p.t:incipal agente en el claustro. Sólo en fw1ción de su alineamiento con el arzobispo re­sulta comprensible su afirmación de que la universidad se hallaba en peor estado que siete añ.os antes, cuando había marchado a Ma­drid. El no disimulado trasfondo de su condena tenía el indudable propósito de descalificar al virrey y los oidores, a una con los esta­tutos propios de la universidad, confirmados por aquellos. Es cier­to que, al prutir el maestrescuela a la corte, el rectorado era atributo tradicional de los canónjgos, y al volver lo halló en manos de la au­diencia. En lo demás, Muñón había vivido desde siempre el predo­minio del máximo tribunal en el claustro, al parecer sin problemas.

En otro pasaje de su citada carta, el maestrescuela comwúcaba a Ovando que, acatando sus órdenes, la reforma de la iglesia cate­dral había comenzado ya, pues tenía necesidad "de ser ordenada

39 Carta del 28 de octubre de 1575, AGI, México, 100, ramo 2.

LOS PODERES PÚBUCOS EN LA CONFORMACIÓN DE LA UNIVERSIDAD... 63

desde su principio". Muñón or co . . encargado de "que se junten' t~d 1 mtstón del prelado, se había hagan los que faltan" El . .os os e~tatutos [capitulares] y se

· mensaJe era evidente· . · é . el maestrescuela para reformar tamb·é 1 "d · ¿qw n meJor que dad, incluidos sus estatutos? I n a esacertada" universi-

A l calce de la carta de Muñón d . no se indica la fecha de su recepció~ e~~~ de sei?tíembre de 1575, Ovando ya no pudo leerla hab' ConseJo de Indias. Pero La respuesta debió espera; a ~=muerto .el 8 de ese mismo mes. imprevisto suceso, y al parece( las ~:!~~erara e! descontrol por el en cuenta la insinuación del maestr ls a~tondades no tuvieron le la visita, se limitaron a ordenar ~;~~~~a n v~z de encomendar­persona cual convenga para ue visite 1 . al :~rey~' qu~ nombre sólo se expidió el22 de abril de 1577 40 E a umveiSI~a? , nusma que se reprodujeron pasajes enteros de i n s u exposi':_I?n de motivos que se trataba de una tardía respu ta carta de Munon, prueba de

E .- . es a a su carta. . _nnquez Y la audiencia, sabedo . d 1 decidieron incumplir la céd 1 E tes e trasfondo del asunto,

creían conveniente la visita p~~~ xf ~~~ron que, de momento, no las cenas de licenciamiento' se 1a Ian moderado los gastos de meses antes-. Además co -1 cobsa que, en efecto, se había acordado 1 ' n 1a er tan poco ca d 1 " l , een cumplidamente" M . . fu . u a , as catedras se mercedes", a fin de . . eJOI 1 eia que el rey hiciese "más crecidas tuir cátedras faltante~~~rar a,~archa de la universidad e insti­alterarla e impedir el o¡·d rque llSI agora se tratase de visita, serfa

en que eva que p . nue~a, se debe tener en algo":u ' ara esta tierra, por ser

gnoramos si el maesh·escuela · · · . vas alusiones en las cartas co .dms~tió, taml?oco aparecen nue-el Consejo reiteró en 1579 la ~~~n aJ el a!~ob~;po. Como quiera, chó la circunstancia de 1 e la Vlslta. El virrey aprove­~isitador, y nombró a s uqu;in~icédula ~e. mandaba a.él designar al nos, quien en repen·das p . pal auxJhar en negociOs universita-

M ocasiones se habí d. f .d a oya y a su partido: el oidor Pedro Farf~n Is mgui o por resistir

Ese fue el origen de los esta fu . y que -no es éste el lugar par tl?s qlue llevan el nombre del oidor

a ana Izar os en detalle- reafirmaron el

~o H

en seguid~~ se puede leer al frente de los estatutos de Farfán, a los cuales rne referiré ~· p "d rcsr ente y audiencia aJ re 19 d ~l Carta real de 11 de ma)'O dj'ÍS79 :coicMtuébr~ de21577, AGr, México, 79.

1 • ' XJCO, O.

64 PODER CIVIL Y CATOLICISMO EN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XIX

patronato regio sobre el estudio general y el papel tutelar de la au­diencia. Ya en el exordio se declaró a san Pablo patrono celestial de la universidad, con la citada acotación: "Atento a que su magestad ha sido el fundador della, tenga por protector al virrey y audiencia desta Nueva España para todas las necessidades que se le offrescie­ren" .43 En cuanto a la polémica por las normas salmantinas, también fue zanjada en términos regalistas: del examen de diversas infor­maciones y cédulas, "consta [ ... ] que es la real voluntad de su mages­tad que en esta universidad se guarden los statutos de Salamanca". Su vigencia, por tanto, derivaba del mandato real.44 Ahora bien, "vista la disposición de la tierra, y la fundación desta universidad", no todas las normas de Salamanca podían guardarse en México. El visitador señaló cuáles no procedían, y dictó otras "que convie­nen añadirse".45 Se admitía en lo formal el reclamo del otro bando pero, al poner por encima la voluntad del rey, sólo sus legítimos representantes determinarían lo conveniente y no para México.

El golpe de mano ensayado por Moya y su aliado se había re­vertido en su contra. Enríquez fue transferido a Perú el mismo año de la visita, pero tuvo el cuidado de dejar los estatutos firmados y aprobados por el real acuerdo. Además, envió copia a España para una confirmación, donde el trámite no procedió. Faltan elementos para saber si ese " congelamiento" derivó de inercias burocráticas o de la iniciativa de Moya y Muñón.'16

Si bien Enríquez sujetó a la universidad como nunca antes a los dictados de la audiencia, sentó las bases para su consolidación en

43 J. Jiménez Rueda publicó su texto en Las constituciones de la antigua universidad, México, UNAM, 1951, con fundamento en el manuscrito conservado en México (Ru,

vol. 246). Una copia mejor se envió al Consejo para su confirmación (AGI, Patronato, 183 R0 19), editado provision almente en el segundo vol. de mi "Legislación y p ode­res ... ". En el vol. 1, pp. 295-307, me ocupé del alcance de estos estatutos.

44 En Salamanca, el cuerpo legal por antonomasia eran las constituciones, dicta­das por Martín V, en 1419. Se trataba de una normativa de origen pontificio, que ponia la jurisdicción escolar en manos de un clérigo: el maestrescuela. En 1560, un visitador real logró ser admitido por la urúversidad, la que aceptó Jos estatutos resultantes de la visita, previamente confirmados por el rey. Con todo, en ellos se siguió garantizando un amplio margen de autonomia a la cor poración, cuyos doctores eran prep onderan­temen te eclesiásticos. El atípico predonúnio de los oidores en el claustro novohispano, es decir, de laicos, era mal visto por el otro partido, que esperaba remedia!" la situación si lograba aplicar en México el modelo del Tormes. La tajante declaración de regalismo de Farfán en tomo a la a plicabilidad en México de los propios estatutos salmantinos era sin duda un fuerte golpe polltico para el partido eclesiástico.

.s Estatutos de Farfán, tft. 1, subrayados mios. 46 Ver nota 43.

LOS PODERES PÚBLICOS EN LA CONFORMAC Ó 1 N DE LA UNIVERSIDAD. .. 65

múltiples aspectos. Gracias a sus gestion sin precedente de cátedras mismas Js se p roveyó un número con regularidad. Además, presentó 1u: esde ~ntonces se leyeron número mínimo de lecturas que "comr~~t~ ,P an que pr~v~ía un mínimos de cada facultad . Consciente famb~? los requeru~entos materiales, propuso una dotación adicion 1 den de s~s necesrdades y obtuvo la merced de un primer terreno a e ~s mil pesos de oro pia. Por último la dotó de un cuer par~ car una sede pro­fán), más estructurado que el de lo!o normativo .(el del oidor Par-sin duda~ de una institución más f~~::~~~r~':'10s, consecuencia, esas med1das fueron sistemáticarnent . · m embargo, todas po Moya y su partido. e cuestionadas por el arzobis-

Moya de Contreras. Lln programa para el bando clerical

A raíz de la muerte de Ovando ha pondencia localizada, no sólo de ~ W:.~ en~rme lag~a en la corres­que dificulta dar se uimiento un . n smo también de Moya, lo cia.47 De 1581 y 158q h d al conflicto de éstos con la audien-Robles, y en misivas ~~ter~~r~artas del arzobis~o con tra el oidor De mayor trascendenda fueron s menudean queJas conh·a Farfán. viadas al rey y a Juan de Sár otras cuatr~, hoy desconocidas, en­vieron a éste a ordenar un ~~o, secretan o del Consejo, que rno­de las denuncias T t . a vrsJ a ~eneral, en vista de la gravedad ellas fue incluid~ e~~eal:p~~tfCia se le~ ~io, q ue un traslado de La visita se asignó a un letr~d ~ at J. pro~Iswnes para el visitador. despachos, se cambió de o i o_ó e onseJo. ~ero, ya redactados los nado juez. 48 P ru n, Y el propw acusador fue desig-

Moya, recibió los papeles d para visitar al virre actu 1 en may~ e 1583. Se lo comisionaba oidores, alcaldes fis~al y ~ ~ ~ andterlwr, Etyíq~ez, y a todos los

' rus os e a audiencia. Asimismo, co-47 Es ·bl . . pos¡ e que dieran en manos d M V

~PISstolariO se localice hoy en el rnstituto ~ l ate? dázquez y que, por consiguiente, el e ~chez de Muñón. a eneJa e don Juan. Ahf se hallan misivas

, Stafford Poole ha reconstruido los " . . en la Memoria del Segundo Congr, 1 pasos d~ ~VISita de Moya de Contreras", ~!·fll lo sustan_cial, incorporó ::::~~e:~;;::~~:.~oi:t~ Caracas, 1975, vol. u, _pp. 417-Car oy~/ Power m New Spain1571-1591 Berk 1 ya de Contrems. Cnt/roltc Reform

~orn¡a Press, 1987, pp. 88-117 Úf! , d e ey, Los Angeles, Londres, University of de VIsta del visitador. . I y ocumentado, pero no se distancia del punto

66 PODER CIVlL Y CATOLICISMO EN MÉXICO, SIGLOS XVJ AL XIX

nocería de cuanto tocara a la Real Hacienda: los oficiales rea_les y sus cuentas, la casa de moneda, el puerto de Verac.ruz ... Podna.o:r denuncias de particulares sobre los implicado~, pnvar de su oficro a los notoriamente culpados, y asistir a las seswnes del real ac~e~­do, etc. También visitaría la universidad.49 Además, ~penas recibi­dos esos poderes, murió el virrey, c?nde de La Corun~, por lo q~e el arzobispo y visitador actuó tamb1én, durante dos anos y med10, como virrey interino. Por últil~1o, re~i?ió orden de presentarse ante el Consejo de Indias al conclUir 1~ ~tslta, para dar cu:~tas.

Al acusar recibo de las prov1s10nes, Moya no deJO dudas acer­ca del blanco principal de su actuación. Aseguró al rey que, en los oidores,

[ .. . ] especialmente, no puede habe.r justicia, sie~do Jos jueces c.odic~~­sos a todas manos. Porque tener tierra y posesiOnes e~ ~a gtandtSI­ma vexación y perjuicio para Los indios, así en adqumrlas ~omo en beneficiarlas. y para los españoles, a quien hacen mala vecmdad. Y ser mercaderes es tan notable y común inconveniente, que no se pue­de ofrecer pleito que no toque a ellos o a sus allegados. Porqu~ este género a todos estados comprehende, con el poder y mano que tienen en estas partes. y esto tengo por más esencial, que en~parentan en ellas, [lo] que de suyo trae Jos inconvenientes que se de¡an entender. y como a todos los oidmes les toquen estos generales tan de lleno,

concluía el visitador, debía destituirse a todo el tribunaP0

Resulta así comprensible que, al término de ~a. visita, en may? de 1586 todos hubieran sido removidos de su ofloo, menos un Ol­

dor mo;ibundo, que quedó por rector ~e la uni':'ersidad, y uno más, al que no se probaron los cargos. Farfan, por ~Jemplo, f~e acusa~o de casarse en México sin permiso, de encubnr a un cunado delin­cuente, usurpar terrenos de indios, y decenas de _fra.udes Y. ext.~r­siones. Su proceso incluía 149 cargos: Se le condeno a ~abllttacwn durante diez años para el cargo de otdor, a devolver herr~s y pagar una multa de varios miles de pesos oro, a razón de dos mil anuales, los que en 1591 aún no acababa de cubrir. 51 Al parecer Jog:ró una re­habilitación parcial, al morir Moya (1592), con nombramiento p~a la audiencia de Lima, pero falleció en corte, en 1594, antes de partir.

49 i\Gl, México 20: "Memorial de los despachos que se envían al arzobispo"· so Carta de 26 de octubre de 1583, AGI, México 336, doc. 166. s1 i\G l, México 71, ramo 3. El fiscal Marcos Guerrero al rey, 30 de mayo de 1591.

LOS PODERFS PÚBLICOS EN LA CONFORMACIÓN OE LA UNIVERSIDAO. .. 67

La universidad celebró sus honras fúnebres. Otros oidores corrie­ron suerte parecida.

No es el caso de describir las peripecias de la visita general y, menos plantear que todo se redujo a una venganza privada. Pero para tratar de la visita a la universidad era indispensable señalar el grado de encarnizamiento que alcanzó la lucha entre los detenta­dores de la jurisdicción civil y los eclesiásticos. En medio de tanta crispación, unos estatutos como los que entonces dictó el arzobispo para la universidad, por acertados que hubiesen sido, carecían de futuro. O -como acabó sucediendo- su futuro consistió en conver­tirse en un aTma y un programa para el bando de los enemigos de la audiencia.

Vista la magnitud de las tareas encomendadas a Moya, la uni­versidad pasó a muy segundo plano. En abril de 1584, el licenciado Villanueva se presentó en el claustro a leer la cédula en nombre del visitador. Casi dos ai"tos después, en enero de 1586, el arzobispo, "por las ocupaciones" en que estaba empeñado, delegó la visita en Villanueva. El 28 de mayo, días antes de marchar Moya a Veracruz, los nuevos estatutos fueron presentados a un claustro cuya lista de asistentes fue inusual. Los oidores habían sido depuestos de su car­go por el visitador y ninguno, siquiera a título de doctor, aparece en el acta. El oidor que ocupaba entonces la rectoría, por hallarse enfermo, como dije, fue relevado por el doctor Salcedo, clérigo, in­condicional del arzobispo, y recién designado catedrático de pri­ma de Cánones durante la visita. A su vez, el acta revela que, a pedido de Moya, el licenciado Villanueva, quien "se avía hallado como visitador", recibió el doctorado, sin pompa ni propinas, en premio a lo que "avía trabajado en esta visita" .52

Por otra parte, el acta del claustro, redactada a posteriori, según era regla, menciona que: "acabados de leer, porque se ofrecieron algunas dubdas y adbertimientos cerca de los dichos estatutos, su señoría illustrísima dixo que lo advocava en sí para veer y proveer lo que más conviniese" .53 Para desgracia nuestra, ignoramos lá cla­se de "dubdas" expuestas y el grado de inquietud suscitado; si se trató de puntos formulados de buena fe, o eran signos de sorda re-

52 En el mismo claustro, el doctor médico Juan de la Fuente, que ese año enseñaba artes, fue promovido al magisterio. Por el contexto, es posible que él hubiese redacta­do. los estatutos tocantes a la facultad de medicina, de la que tiempo después sería su pruner catedrático.

53 RU, 6, ff. 88-89v0.

68 POOFR CIVIL Y CATOliCISMO EN MÉXICO, c;tGLOS XVI AL XlX

sistencia. Cabe suponer que, ausentes los oidores, principales riva­les del prelado, no se trataría de objeciones mayores. Como quiera, algo quedó pendiente. El acta no deja claro que hubiese habido una promulgación en firme; si tuvo lugar, a pesar de todo, habría sido bajo la presión del visitador, quien se abstuvo de negociar con Jos

nuevos oidores. La audiencia, cuyo protagonismo intentaban moderar los nue-

vos estatutos, no pudo impedir su lectura en el claustro. Sin em­bargo, apenas el visitador se hizo a la mar, vetó la aplicación de las normas. Además, en claro gesto de represalia, anu ló el grado de Vi­llanueva, principal colaborador de la visita, así como el magisterio en artes del doctor De la Fuente, conferido en esa misma ocasión.

Tal vez debido a los cabos que quedaron sueltos, o a la premu­ra con que salió, Moya no llevó consigo copia de sus estatutos para presentarla ante el consejo, y esa circunstancia decidió su poste­rior fortuna. Ya en Madrid, escribió a Villanueva, coautor del texto, para que lo enviase. Sin embargo, la audiencia insistió en el veto y el documento no salió. En aquel ambiente de bandos polarizados, aun en caso de obtenerse la confirmación real, en la práctica habria sido papel mojado. En at1os posteriores, hubo diversos intentos por lograr un texto aceptable para ambas partes, sin éxito. Por lo mismo, los estatutos de Moya nunca se aprobawn en Madrid y su vigencia en México fue siempre subrepticia. s.~

El manuscrito de tan conflictivos estatutos acabó por perderse, al parecer en el marco de la visita de Palafox, a mediados del si­glo xvn. Con todo, diversos documentos ayudan a hacerse una idea aproximada de su contenido. Fue mérilo indudable de Farfán, ha­ber legislado para una universidad como era entonces la de Méxi­co: precaria pero en vías de recuperación. En sus normas abundan indicaciones sobre al carácter provisorio de muchas medidas. A la inversa, la gran virtud de Moya fue anticiparse a dibujar las líneas maestt·as de la universidad que podría ser, si se le garantizaban condiciones para una subsistencia estable y mayor autonomía res-

pecto del virrey y la audiencia. La visión a futuro del visitador se advierte, de entrada, en las

medidas que dispuso en torno a la docencia. Como indiqué en su lugar, el virrey Emíquez incrementó sustancialmente el número de cátedras y presentó al Consejo un proyecto que permitiera dotar

54 González González, "Entre la universidad y la corte ... ".

LOS PODERES PÚBLICOS EN 1 A CONFORMAC Ó . • 1 N DE LA UNIVERSIDAD... 69

varias nuevas, a fin de "completar" las enseñ , . seno de cada facultad, y propuso ue se a aratlzas m~Hnas en el dios.s5 La respuesta favorab le del ~y lle ~ ~n la;~e tnbutos d.e .in­En la práctica, los tres mil pesos adicion y 'en plena VISita. el Consejo, tardal'ían hasta fin de siglo~~, a':"qu~ apmbado~ por Moya se valió de aquella coyuntura a . es evo verse reahdad. el plan propuesto por Enríquez desde ~~~corpor~r a sus estatutos dotarlas no eran todavía un hecho A , 'a~n st los f~ndos para

1 . . · Sl, en su titulo 29 dtspus

en a u~verstdad se leerían dieciséis cátedras C nfi , 0

que gramáttca, otra de retórica y dos de artes . . o rmo una de tr~ los h.ipo~éticos nuevos recursos en 1;/Fa~~{:~~~~~es, y concen­mas de la catedra preexistente de prima de d' . ma~o:;s. A de vísperas y oti·a de cirugía y anatomía E.::'~eo~cm~, engw ~na las de prima, vísperas y Bibl' 1 G • • ogta, consoltdó leyes, donde se leían lnstitutai;,c~Jitaoe~~i~~ mtermiteJ~tes. En y .creó W1a nueva, de prima. Por fin f 'd . .· o a ésta de VIsperas, dictaban en Cánones se comple ' :s e prm1a Y Decreto que se ese modo Mo a r ' . menaron con una de Sexto.

56 De

existirían 'en 1! ~v~~i::~ ~lurcuatdrol básico de las cátedras que . b an e e resto del periodo 1 · 1

aun SI uen número de ellas d b' . co orua' se. En el momento en que l e IeiOn esperar para empezar a leer-taba con un 1 os recursos se materializaran, ya se con-

notable resuhaa~l l1~~~o~:f~~:f:~:~J0 ~uídicoyar~ abrirlas. Más el mismo título 2

9 . a e salanos, mtroducida en

cía. En 1598 apena'ssce bmadntuvo mamovible hasta la Independen-' o ra os en la real · 1

claustro acordó tabular Jos salari d caJa. os nuevos arbiti·ios,.el ta por el arzobispo.s7 os e acuerdo con la suma previs-

Además de la amplia . 6 d l , ra en s u dotación el .. te~ n .e .numero de cátedras y la mejo-que éstas sólo se 'ad· v~~l a. or se I~teresó muy en particular por con voto de estudia Jtll Icaran mediante concurso de oposición y aliciente para que l;s es.~~·fomentar ese procedimiento, creaba un disciplinas hab'd es Jantes se esmeraran en el cultivo de sus

' l a cuenta de que, en adelante, tendrían opción a

:Ver arriba, nota 37. VerGonzálezGonzál " 1 · 1 · 57 R u. 6 11 289 "'/ ez, _eg•s a. Clón y poderes ... " 11 pp. 152-162

Ma ' ' · 1 v" González G · 1 " ' ' · 1 r~nez López-Cano, "Acercarni onza e~, Entre la Universidad y la corte ... ", Pilar a p~mera mitad del siglo XVII" ene~to a ¿~s. ~~grc~os de la Universidad de México en ;¡f· .49-27~, un buen estudio sobre lonz d ez érez (coords:), Permnueucin y cnmbio 1 ... ,

anas almicio del siglo XVII. e mo o como se consolidaron las finanzas univer-

70 PODER CIVLL Y CATOUCISMO EN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XIX

acceder a una cátedra. Paralelamente, a través de ellos oponia un contrapeso a la incesante pretensión de la audiencia ~e in~erferir en las provisiones de cátedras para ~a:'?recer ~ sus partidartos. Antes bien, los votos estudiantiles perrrutman abnr las cátedras -como .de hecho consta que sucedió en la mayoría de los casos- a sus prop1os colegas, es decir, a los antiguos cursantes, con. lo q~e sentab~ con­diciones para que la carrera interna de la uroverstdad se . dtese en forma escalonada, sin la obstrucción de los puestos supenores por introm.isiones externas.

Otro asunto atendido por el visitador fue el de la sede de 1~ universidad . El solar de la casa confiscada a los Dávila por su parti­cipación en la conjura ~e Cortés, se ?btuvo para l~s e~c~ela~ desde 1574, gracias a las gestiones de Ennquez y la a~dtenCia, peiO falta­ban medios para fincar, aparte de resuJt~. más bten estrec~o. Mo~a, siendo virrey interino y visitador, adqwnó ~ terren~ mas ampho, obtuvo un préstamo de la ciudad sobre la s1sa. del :'rno -que má~ tarde sería w1 quebradero de cabeza para la uruverstdad-, y c~loco la primera piedra el día de su santo, 29 de j~1~0 de 1584.~ A _fin de garantizar la prosecución de las obras, el v1s1tador, al dtsenar ~.u tabla de cátedras y salarios, acordó que se des~ontara una sum~ f~Ja de aproximadamente 50 pesos a c~da catedrá~co, Y. ?un a los ofi~ta­les, la cual se aplicaría para garantizar la continuacwn de la fábnca. La medida se hizo efectiva precisamente desde 1~98, y sólo ~~ ~br~; gó durante la visita de Palafox, una vez conclm~os .lo.s ed~ftcws.

Hasta ahora, hay pocos elementos para prectsm s1 la 1eform.a de Moya incidió en las reglas para la obtención de grados, en parti­cular los mayores, uno de los aspectos que más irrita.~ón causaban al maestrescuela Sánchez de Muñón, por la gran facilidad con que la audiencia los concedía a los oidores recién llegados, así como a los altos prelados del cabildo y de las órde~es religios~s. En conse­cuencia el claustro estaba dominado por figuras perunsulares, un tanto aj~nas al estudio, m.ientras que apenas si .accedían a los.~a­dos mayores los "hijos" de la universidad. En tiempos ~e la vtslta, tras cinco lush·os de docencia en ]as escuelas, y con el mcremento del número de cátedras promovido por Enríquez, un grupo cre­ciente de criollos, algw1os de ellos de familias pudientes, pudo ob-

58 RU, 6, ff. 53-56. ; 9 Véase, Palafox, Constitución 394.

LOS PODERES PÚBUCOS EN LA CONFORMAC IÓN DE LA UNNERSlDAD... 7l

tener el. ~ado doctoral.~ ~.?resta vía, su creciente peso específico favorecw una recomposiCwn de fuerzas en el seno del claustro de doctores. Uno de los datos innegables del estudio novohispano es el gran poder alcanzado por el claustro pleno a partir del siglo xvn. ¿Se sentaron, con Moya y su partido, las condiciones que derivaron en la gradual, pero definitiva exclusión de Jos oidores?61

Tampoco resulta claro. el peso de las reformas del arzobispo en ~os r~stantes cuerpos co~e¡?ados. Hay la certeza de que el arzobispo mdUJO, a la postre con exlto, una reforma capital en el claustro de diputados. Este había tenido hasta entonces Lma existencia inde­finida, y generalmente era ocupado por estudiantes y bachilleres que el año previo habían sido consiliarios y que quizá volverían a serlo uno o dos años después.62 En njngún documento, ni en los estatut~s ?e Farfán (tít.' 2), se les atribuyó función específica. Moya d:termmo que los d~stgnados habrían de ser doctores y que, cada ano, por turno, la rmtad de los catedráticos de propiedad formaría parte del claustro. Además, le asignó por primera vez un cometido: controlar el m~ejo de las finanzas universitarias. Así, los principa­les usufructuanos de éstas, los catedráticos, accedían a su control, pues ~asta entonces eran manejadas a d.iscreción por la aud.iencia. El pnmer claustro de nuevo cuño se adoptó en 1591, "conforme a los. estatutos" .63 Una vez más, la previsión del prelado anticipó medidas que restringirían, en favor del claustro la "mano" de la audiencia. ' '

~~ro sin duda, hubo un punto en torno a cual se concentró la hostilidad .? e la audien~i.a. Varios documentos permiten inferir que M?ya, al fiJar los requ1s1tos para la elección de rector, en el título pn~e~o, dec~d.ió acabar con el monopolio de los oidores en la rec­tona. El habna propuesto, no la exclusión de los oidores del cargo

drí :z~mando Pavón, "Los d?cto~es crio~lo~ ~n México. Siglo XVI", en Luis E. Ro­gu : San Pedro (ed.), Lns Umvers1dadesH1spamcas: de la monarquía de los Austrias al

~nlml!smo liberal. V Congreso Internacional sobre Historia de las Universidades Hispánicas vols., Salamanca, Universidad de Salamanca/Junta de CastiUa y León 2000 vol ,'

pp. 361-371. ' , . 1

CFSU/61

Leticia Pérez P~ent~, Universidad de Doctores. México. Siglo XVII, México, ~NAM (La R~a l Umvers1dad de México. Estudios y Textos IX), 2000.

pp. 385_~:;~e Ennque González y Vfctor Gutiérrez, "Los consiliarios ... ", cuadro núm. 6,

1 d

63 R ~~ 6, h. 186, dausb·o de 20-Xll-1559; y el l1 de noviembre, se habían designado

~~m os diputados doctores, h. 182. El año s iguiente, h. l92; el subsiguiente: h. 212 v. d . pá;,ese con Farfán, títulos 2.4. y 3.5. Véase González González, "Legislación y po-

etes ... , 11, p. 88, tít. 5.

72 PODER CIVIL Y CATOLICISMO FN MÉXICO, SIGLOS XVI AL XIX

rectoral, pero sí que ellos alternaran el o6cio con otros doctores de la corporación.64 Sin contar hasta ahor~ co~ datos concl~yentes, la cuestión andaba ya en boca de los parhdanos. del arzobispo; como lo prueba una carta de Muñón, en 1583, precisamente en VIsperas de la visita. En ella se proponía que el rectorado se alternase entre los oidores, los canónigos y los estudiantes. . .

Once años después de la visita de Moya, sus seguidores, me¡or posicionados en el claustro alcanzaron del rey una r~forma toda­vía más radical. La decisiva actuación del doctor cn ollo Juan de Castilla como procurador de la universidad en la corte, e~n:e 1594 y 1602, dio como resulta.do una. serie de c~d.ulas que prolub~eron a los oidores, de modo taJante, eJercer el oficiO rectoral. Castl~a fue todavía más lejos, al lograr que el rey hicier~ e~ectiva la dotac1ón de los tres mil pesos adicionales, lo que garantiZO en ~~elante la auto­subsistencia financiera a la universidad y le permitió desplegar su abanico completo de cátedras.65

M Está perdido el libro de claustros d urante los cr~ciales años .de fines de ~599 a comienzos de 1609. En los cscrutinjos de ese mes de nov1embre, prev1os a la elccc.lón de rector, se habló de designarlo con sujeción a los estatuto~ de Salam~nc~, de Méx1co Y a la cédula real que ordenaba la alternancia de doct~r.es la1cos. y ecles1ást!c?s ;,n el cargo. RU, vol. 9, f. 12; al año siguiente, el acta es más exphc1 ta, ~rev:o al escru timo, se leyeron los !estatutos] tocantes a la dicha electión en si: las const1tuc10ncs de l~tln ~e.Salamcnca y los [estatutos] de romance de la dicha universidad, !y }, los que JU(;o v1s1tan~~ e~ta uruversidad el arc;obispo don Pedro Moya de Contreras . Cuando unos cons1hanos pretendieron elegir rector fraile, el rector se negó: "conforme a la c;édula de su ma9es~ tad que expresamente manda que un año lo sea doctor seglar no casa?o, y otro,.~l.érl.go, y que por ser caso de discordia entre su merced (el rector! y los d1chos cons1hanos, conforme a los estatutos de Salamanca y arc;obispo, se llebe al señor maestrescuela[ ... ) para que probea Jo que convenga". Ibídem, L 19v"-20. Cristó~al Bernardo de la Plaza y Jaén leyó esta acta en el sentido de que, luego de "la elecCión de Rcc~or en ~ersona secular, se sigue el turno de eclesiástico, según el ~t~tuto. dcl .Ilustrlsm~o. Scnor I_Jn. Pedro Moya de Contreras", Crónicn d~ la Real}! Poutificm U111vcrs.1dad de Me;oco, vers1ón paleográfica, proemio, notas y apéndtce de N1colás Range.l, Méx1co, UNi\M, 1931, 2.vols., vol. 1, pp. 223-224. La fuente seguida por Plaza -~un en el. caso de haber conoc1do el texto Integro de Moya- no autoriza esa interpretaCIÓn tan ta¡ante; ~ucda, pues, la d u?a. Lo que sí afirma positivamente el acta es que, en ca.so ~e confl1cto para. la elecc .. ón rectoral, Moya ordenaba recurrir al macstrescu~la, s1g~1endo la salman~na co~tl~u­ción 1 de Martín V. Al dictar esa norma, el a rzob1.spo qUJtaba el papel arb1tral a l vmey y la audiencia, medida que no pudo sostenerse, pues tanto ~1 proyecto de Cerr~v.o (1626), en su tit.l,6, como Palafox (1645), en su const. 7, ma~1festaron que, d~ ex1shr discordia, el caso p«sab11 al virrey. Resulta una ~ez más evld~nte.el lert-motif de las normas del arzobispo: limitar la autorid.ad ~el v1rrey y la a~,dtenc1a.

.. s González González, "Entre la umvers1dad y la corte ....

LOS PODERES PÚI31.lCOS EN LA CONfORMACIÓN DE LA UNI VERSIDAD... 73

A 111odo de balance

La resistencia de los oidores a abandonax el cargo rectoral fue muy áspera y duró años. Sin embargo, a medio siglo de fundada la uni­versidad, ésta había logrado consolidarse como una entidad cole­giada con predominio de doctores criollos, con reglas favorables y una situación financiera estable. No obstante, resultaría iluso plan­tear que a partir de entonces las autoridades laicas y eclesiásticas dejaron de intervenir. Sin embargo, habiéndose creado la corpora­ción un espacio propio en medio de unas y otras, logró ampliar su margen de decisión en gran número de asuntos relacionados con su vida interna, en particular los relativos a la elección de rector, a la designación de catedráticos, a una mayor capacidad de decisión de los claustros doctorales, y al manejo de sus propias finanzas.

Se trató de un proceso marcado por una serie de tensiones -y aun choques- entre las autoridades laicas y las eclesiásticas, que no necesariamente fueron nocivas para la institución. Una vez que el virrey y los oidores le dieron vida, en 1553, la intem­~estiva y autoritaria intromisión del arzobispo Montóiar permi­tió que al menos unas pocas cátedras se siguieran leyendo y que no se i~terrumpiera el flujo de estudiantes y primeros gradua­dos. A fines de los años sesenta, el virrey Enríquez y la audiencia sacaron de la crisis a la universidad a cambio de una imposición férrea de su autoridad. Crearon nuevas cátedras y planearon otras que con el tiempo se materializarían, a la vez que diseña­ron un p lan de rescate financiero. Acto seguido, a partir de 1574, e.l arzobispo Moya y sus aliados se propusieron minar, por múl­hples medios, el predominio de la audiencia. Cuando el prelado fue h~cho visitador, en 1583, y virrey interino al año siguiente, se va~1~ de todos sus recursos para introducir una reforma que permitiera a la institución una mayor au tonomfa respecto de los poderes laicos. En sentido estricto, e] arzobispo fracasó, al ver que la audiencia vetaba sus estatutos reformadores. Sin embar­go, és~os fueron para los universitarios una suerte de programa de acción que fueron materia lizando de forma gradual y un tan­to subrepticia. El momento culminante del proceso fue cuando el doctor criollo, el canónigo Juan de Castilla, obtuvo en 1599 del r~~ l.a autosubsistencia financiera para la universidad y la prolnbtcJón de que, en lo sucesivo, los oidores ejercieran el cargo rectoral.

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En ese ir y venir de tensiones, a las autoridades laicas les co­rrespondió una actitud, por así decir, más ejecutiva. Ellas recibie­ron del rey la orden de erigir y velar por la buena marcha de la wuversidad, y todos Los asuntos que se sometieran a la considera­ción de la Corte debían pasar por sus manos y contar con su aval. Lo mismo valía para las determinaciones internas del claush·o de doctores. A las autoridades eclesiásticas tocó, al menos durante el siglo XVI, una actitud de resistencia ante el virrey y los oidores. Tanto el arzobispo Montúfar, como su sucesor, Moya de Contreras quisieron hacerse del control de la institución, pero caredan de me­dios económicos para sustentarla y de insh·umentos legales para regirla. Por lo mismo, se aliaron con los universitarios inconformes con el predominio del virrey y la audiencia y supieron interpretar y patrocinar sus aspiraciones de tma mayor autonomía. Con el paso del tiempo, sin embargo, y esto será patente a. medida que avanza el siglo xvn/ 6 el espacio de poder que debieron abandonar las au­toridades laicas fue pasando a manos del arzobispo y del cabildo, sobre todo, a medida que el clero secular sometía al regular y afian­zaba su poder frente a los mismos virreyes. Una historia, en buena medida, por contar.

66 Leticia Pérez Puente, Tiempos de crisis, tiempos de consolidación. La Catedral Me­rropolitn~~a de la Ciudad de México, 1653-1680, México, CESU/UNAM/Plaza y Valdés/EI Colegio de Michoacán, 2005.