Looking into the past
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LOOKING INTO THE PAST-‐
RESUMEN/ABSTRACT
En este breve trabajo utilizaremos el proyecto “looking into the past” como excusa para
reflexionar a modo de ensayo, y utilizando diferentes referencias metodológicas (artísticas y científicas),
sobre conceptos como la memoria y el pasado, su construcción desde el presente y su relación con
ciertas prácticas artísticas como la fotografía. Por último, realizaremos una lectura más profunda al
proyecto “looking into the past” analizando cómo maneja todos estos conceptos y reflexionando sobre el
interés que pueda tener dicho proyecto para estudios histórico-‐artísticos.
INTRODUCCIÓN AL PROYECTO
“Looking into the past”1 es un proyecto fotográfico de Jason Powell abierto a la
comunidad digital de fotógrafos amateurs a través de la Web de Flickr. Powell propone una
nueva manera de dialogar con el pasado a través de las imágenes. El proceso es sencillo: se
debe seleccionar una fotografía antigua (de un álbum familiar o un archivo público), ir la
ubicación donde esta fue tomada y volver a fotografiar el lugar, encajando la imagen antigua
dentro de la nueva, de manera que la fotografía que tomemos refleje tanto la realidad actual
del lugar como su pasado, uniendo ambas líneas temporales en una sola y ecléctica imagen.
Jason Powell basó su proyecto, en una idea anterior de Michael Hughes, quien
propuso a la comunidad Flickr realizar fotografías de monumentos importantes, sustituyendo
dichos monumentos por souvenirs mediante un sencillo truco de perspectivas2:
“Souvenirs” proyecto colectivo creado por Michael Hughes (2005-‐2010)
1 http://www.flickr.com/photos/jasonepowell/sets/72157613841045343/ 2 http://www.flickr.com/photos/michael_hughes/sets/346406/
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El proyecto de Hughes resulta interesante como análisis de la sociedad capitalista, en
la cual los monumentos han dejado de ser vistos principalmente como representantes de la
memoria colectiva, para convertirse en puntos obligados de visita turística y en objetos de
consumo masivo a través de sus reproducciones a modo de souvenirs y postales. Este proyecto
se relaciona indirectamente con conceptos con los que muchos artistas contemporáneos están
experimentando en el campo de la denominada “nueva performatividad”, consistente en
activar objetos a través del cuerpo del artista. En este sentido la obra del artista Jordi Colomer
“Anarchitekton” de 20023, guarda mucha relación con el proyecto fotográfico de Michael
Hughes. “Anarchitekton” es una pieza de video donde un personaje se pasea junto a
reconocibles obras arquitectónicas con maquetas en cartón de los mismos edificios,
evidenciando los difusos límites entre realidad y ficción, original y reproducción.
“Anarchitekton” Jordi Colomer (2002)
La reflexión que plantea “Looking into the past” es distinta, a pesar de que el proyecto
también guarda mucha relación con prácticas artísticas contemporáneas, como la propia
performatividad o las denominadas re-‐escenificaciones o “re-‐enactments”. “Looking into the
past” nos sugiere una reflexión sobre la memoria, el tiempo, la historia y su relación con la
fotografía, la nostalgia y el espacio.
“Looking into the past” proyecto colectivo creado por Jason Powell (2009-‐2010)
3 http://www.jordicolomer.com/anarchitekton/intro.htm
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RE-‐CONSTRUIR EL PASADO
No podemos ignorar que siempre que reflexionamos sobre el pasado lo estamos
haciendo desde el presente, por lo cual resulta imposible pretender que nuestra visión sea
totalmente objetiva y no esté condicionada por nuestras circunstancias actuales. Es por ello
que Benedetto Croce tenía muy claro como historiador que “toda historia es historia
contemporánea”. Además de este condicionamiento inherente a nuestra posición como
observadores desde el presente, debemos tener en cuenta que nos relacionamos con el
pasado a través de la memoria, un proceso subjetivo, que además de tener sus limitaciones,
está estrechamente relacionado con procesos afectivos o emocionales.
Los problemas que implica la memoria y la manera en que reconstruimos el pasado es
tema de interés no solo por parte de historiadores, escritores o artistas contemporáneos, sino
también, por supuesto, de investigadores científicos. El psicólogo Daniel Schacter4, profesor de
psicología de la Universidad de Harvard y especialista en memoria y neuropsicología, ha
podido demostrar este proceso creativo y distorsionador de la memoria. Schacter describe
como la memoria almacena fragmentos de información y diferentes registros sensoriales en
diferentes partes del cerebro; cuando tratamos de recordar, el hipocampo reúne todas estas
piezas y experimentamos un recuerdo. Lo interesante es que estos fragmentos no se vuelven a
unir de forma neutra y exacta, sino que los recuerdos son distorsionados por nuestros
sentimientos actuales, “Lo que sentimos y sabemos en el presente afecta a las evocaciones que
hacemos del pasado” afirma Schacter.
Además, este psicólogo ha demostrado algo fascinante: se activan las mismas regiones
del hipocampo para experimentar un recuerdo que para imaginar el futuro. La memoria es por
tanto (como ya sospechábamos) un proceso creativo, recordar es reinventar de nuevo lo
vivido. El cerebro crea, completa y reinventa para dar coherencia al pasado, por lo que cuando
la memoria nos falla, es para unificar nuestro “yo” presente con el del pasado.
Esta es la manera en que nuestro cerebro nos protege, pues su única función es
asegurar nuestra supervivencia. Para el cerebro, es más importante darnos una información
coherente que una información exacta.
4 Daniel Schacter “The Seven Sins of Memory: How the Mind Forgets and Remembers” Houghton Mifflin (2001)
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Estamos de acuerdo entonces en que la memoria es una herramienta inexacta, con la
que construimos una historia siempre distorsionada y condicionada por nuestros intereses y
emociones en el presente, (sin entrar en la profundidad de que el concepto de presente es
también una construcción mental, explicada por neurobiólogos como Ranulfo Romo5 “Lo que
entendemos como presente no es otra cosa que el propio pasado; cuando hablamos y
pensamos, lo hacemos siempre desde el pasado”). A pesar de todas estas limitaciones y
subjetividades, la memoria es uno de los elementos más importantes en nuestra condición
como seres humanos y en nuestra sociedad cultural. Utilizamos la memoria y la historia para
configurar nuestra identidad en el presente, en una necesidad, única de nuestra especie, de
vincularnos con el pasado y proyectarnos imaginariamente en el futuro. Entendemos el
presente como un eslabón más en esta cadena temporal, pensando que si conocemos de
donde venimos, sabremos como somos, y podremos predecir hacia donde vamos. Como Luis
Buñuel dijo en una ocasión: “Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestra
acción, nuestro sentimiento, sin ella no somos nada”.
Vivimos constantemente mirando al pasado, quizás porque como dijo Marcel Proust,
“no se puede poseer el presente, pero sí el pasado”. No importa a que cultura nos refiramos,
todas hacen un terrible esfuerzo por mantener presente el pasado, ya sea a través de la
transmisión (oral o escrita) de la historia, el recuerdo de grandes hazañas y personajes a través
de monumentos, o la reconstrucción teatral de determinados hitos históricos. Muchos artistas
contemporáneos han comenzado a experimentar con estas reconstrucciones culturales del
pasado a partir de lo que denominan “re-‐enactments”. Esto consiste en realizar performances
reconstruyendo hechos históricos pasados, películas, o incluso otras performances anteriores
(en un bucle meta-‐artístico). Podríamos destacar como ejemplo a la artista Marina Abramovic,
y su obra “Seven easy pieces”6, una serie de siete re-‐escenificaciones de famosas performances
históricas.
“Seven easy pieces” Marina Abramovic (2005)
5 Programa “Redes”, cap 430 “El mundo no existe sin memoria”, TVE. 6 http://www.seveneasypieces.com/
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En realidad estas prácticas solo son nuevas en el contexto artístico, porque como ya
hemos mencionado, en la tradición cultural es muy común este tipo de prácticas, desde la
reconstrucción de la “semana santa”, a las reconstrucciones americanas de episodios de la
guerra civil, por poner solo dos ejemplos.
De alguna manera o de otra, como en el mito Nietzscheano del “eterno retorno”,
estamos siempre re-‐construyendo el pasado, ya sea a través de los procesos creativos de la
memoria o a través de procesos culturales como la historia o el arte. La fotografía es uno de
estos artefactos culturales que nos ofrece una aproximación visual al pasado, y que aunque no
nos permite recrearlo directamente, nos sirve como mecanismo detonador para activar el
resorte evocador de la memoria.
FOTOGRAFÍA Y MEMORIA
Cuando la fotografía nació, en la sociedad decimonónica nadie dudaba de su capacidad
para captar objetivamente la realidad. Fotografía y verdad, eran dos conceptos indisolubles. El
propio Émile Zola declaró en una ocasión que “no se puede ver nada en verdad hasta que no se
lo ha fotografiado”. La lucha consistió en conseguir que la fotografía fuera considerada como
Arte, y para ello era necesario evidenciar su debilidad como testimonio, como ojo
independiente y “objetivo” de la realidad.
Hoy en día, sabemos que las fotografías no son una huella completamente objetiva de
la realidad, sino que el fotógrafo inevitablemente manipula, e impone una visión subjetiva de
la verdad. Como afirma Susan Sontag7 “Las fotografías son una interpretación del mundo tanto
como las pinturas y los dibujos, todo uso de la cámara implica una agresión”.
Sin embargo, la fotografía no deja de ser un arte medio8, al alcance de todos, y debido
a ello Gisèle Freund afirma que “Una imagen es una prueba irrefutable de la veracidad de algo
para cualquiera que haya utilizado una cámara. La afluencia de aficionados es lo que consigue
que la fotografía se nos venda como real”9. Seguimos utilizando la fotografía socialmente
7 Susan Sontag “En la caverna de Platón” Sobre la fotografía, 1977 8 Pierre Bourdieu, “La definición social de la fotografía”, en P. Bordieu, Un arte medio, Barcelona, Gustavo Gili. 9 Freund, Gisèle: “La fotografía como documento social.” Gustavo Gili 1974
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como supuesto registro fiel de la realidad, para dejar constancia “supuestamente objetiva” del
presente y poder rememorarlo en el futuro.
Esto se evidencia muy claramente en los álbumes familiares, construcciones de una
memoria común, autobiografías comunes y visuales10, donde tan importante es aquello que
incluye como lo que se excluye. Los álbumes familiares, al igual que las propias fotografías, son
construcciones sociales y culturales donde (quizás inconscientemente) solo incluimos aquellas
fotografías que reflejen, no lo que realmente somos, sino lo que subjetivamente nos gustaría
ser. Nuestra vida tal y como nos gustaría haberla vivido, obviando los malos momentos y
potenciando los buenos. Es un discurso elaborado para compartir performativamente con los
demás. A pesar de ser una construcción, los álbumes se convierten en uno de los objetos más
valiosos, y una de nuestras prioridades a salvar en caso de un desastre doméstico, son parte de
lo que somos. Es esta cualidad de construcción lo que hace a la fotografía y a los álbumes
familiares tan interesantes, ya que como afirma Bourdieu, la fotografía es un “ritual que
reproduce rituales”, y por lo tanto resulta un medio idóneo para estudios antropológicos,
sociológicos o para los nuevos intereses de la metodología histórico-‐artística de la cultura
visual.
Muchos artistas contemporáneos han reflexionado sobre los álbumes familiares en su
calidad de construcciones culturales y de archivos visuales. Así, la artista Aneta Grzeszykowska
por ejemplo, decidió eliminar digitalmente su imagen de su álbum familiar para reflexionar
sobre su propia existencia ¿cómo puede demostrarse la existencia de una persona si no
conservamos registros de su pasado como las fotografías familiares?.
“Album” Aneta Grzeszykowska (2005)
10 María Ronsón Villena. “Madres enmarcadas: la mujer española en la fotografía decimonónica”, cuartas jornadas de imagen, cultura y tecnología. Editorial Archiviana, 2006
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La fotografía es una actividad artística democratizada, se ha adaptado a la sociedad, de
tal manera que hoy en día todo el mundo tiene una cámara, hasta en el teléfono móvil, se ha
convertido en un rito más de la vida familiar. Utilizamos la fotografía para capturar un
momento importante de nuestras vidas y hacerlo perdurar en el tiempo, “la imagen sobrevive
a la experiencia que caduca” afirma Sontag. Y es que aunque hayamos evidenciado las
cualidades subjetivas y construidas de la fotografía, es innegable que la fotografía está más
relacionada con la realidad que otros medios de reproducción miméticos. Toda fotografía, a
pesar de ser un artefacto culturalmente construido es también en parte, un rastro de un
momento concreto, como la fotografía que Marty McFly lleva al pasado en Regreso al futuro, y
de la cual va desapareciendo inquietantemente su propia imagen por haber alterado el curso
de la historia que le llevaba a existir. La fotografía es en parte de huella visible del pasado, un
“esto ha sido” 11 y por lo tanto una evocación inevitable para la memoria. Es esta cualidad
rememorativa la que vincula a la fotografía con la melancolía, y es que como ya hemos
mencionado, la memoria está directamente relacionada con procesos emocionales, y es
precisamente esa sensación de nostalgia, ese punctum (Barthes) lo que nos emociona y nos
cautiva cuando contemplamos una fotografía antigua.
“Back to the future” Marty Mcfly ve como desaparece su imagen de una fotografía tras alterar el pasado (1985)
Lo interesante es que no solo sufrimos este proceso afectivo ante una fotografía
antigua personal, en la cual podamos reconocer el lugar donde fue tomada o a sus modelos,
sino que cualquier fotografía antigua nos produce un, indefinible, placer estético y emocional.
Es probablemente lo que Riegl denominaba “valor de lo antiguo”12, esa conexión directa entre
el pasado y nuestra emoción que ocurre cuando contemplamos una obra antigua.
11 Roland Barthes “La cámara lúcida”. (1980) 12 Alois Riegl “El culto moderno a los monumentos, su carácter y sus orígenes”. (1903)
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Esta reacción quizás se deba a que cualquier evidencia de un pasado nos recuerda a
nuestro propio pasado, y es por ello que las personas de cierta edad sienten una especial
predilección por las películas en blanco y negro o por fotografías antiguas. Aunque en esas
fotografías no aparezca nuestra imagen directamente, son una ventana a otra época, una
evocación a la memoria de nuestro propio tiempo perdido.
LOOKING INTO THE PAST: CONCLUSIONES
“Looking into the past” no es lo que normalmente definiríamos como una obra
artística convencional, ya que ni está creada por un artista profesional (Jason Powell, es un
fotógrafo amateur, como el resto de personas que colaboran en esta obra colectiva), ni su
intención inicial es ser distribuida dentro de los círculos artísticos tradicionales (sino a través
de Internet). Sin embargo, hace muchos años que los propios artistas abogan por una
democratización artística: desde Dubuffet, Duchamp, Warhol o el famoso “todo el mundo es
artista” de Joseph Beuys. También desde el mundo académico, las nuevas metodologías
histórico-‐artísticas, como la cultura visual, han decidido interesarse por un amplio espectro de
obras, no restringidas tan solo por las que oficialmente albergan los museos y galerías, sino por
todo tipo de productos visuales culturales.
Es cierto que posiblemente el objetivo inicial de “Looking into the past” como proyecto
no fuera reflexionar directamente sobre conceptos teóricos de la construcción del pasado o el
papel de la fotografía en la memoria, sino que seguramente el proyecto fue planteado con un
carácter lúdico de curiosidad y experimentación estética. Sin embargo, esto no nos impide a
nosotros realizar dicha reflexión ulterior sobre lo que la obra nos sugiere; de hecho, esta
posibilidad reflexiva que ofrece la obra es lo que la valida como objeto de estudio cultural y
visual. También consideramos pertinente y enriquecedor el intento de relacionarla con otras
creaciones artísticas contemporáneas entre las que encontramos conexiones formales y
temáticas.
Así, podríamos decir, por ejemplo, que el formato colaborativo de este proyecto en el
que cualquier persona puede colaborar a través de Internet, puede relacionarse con el
concepto teórico del artista como productor promulgado por Walter Benjamin a principios de
siglo XX. Relacionándolo con otras prácticas artísticas contemporáneas, en las ya mencionadas
re-‐enactments, por ejemplo, el paralelismo también es claro, “Looking into the past” requiere
10
que el nuevo fotógrafo se desplace hacia el mismo lugar en que el anterior fotógrafo tomó la
imagen, es decir, debe ponerse en su lugar y recrear su acción.
Sin embargo, la recreación no es completa, el nuevo fotógrafo debe colocarse unos
metros más atrás que el original, para poder encajar la fotografía antigua en la nueva. Esto
evidencia, que en realidad nunca se llega a fotografiar la misma imagen, ni siquiera podemos
contemplar los cambios sufridos por el tiempo, ya que el encuadre de la fotografía antigua
queda tapado físicamente por esta, y del nuevo entorno solo apreciamos lo que sería el fuera
de campo de la antigua fotografía. A pesar de que no podamos apreciar directamente los
cambios entre una fotografía y otra, si podemos deducirlos por la relación entre este fuera de
campo moderno con el encuadre de la fotografía antigua. De esta forma, podemos intuir
visualmente los cambios que se han producido en el tiempo, la evolución temporal del lugar.
También resulta interesante la re-‐contextualización de la imagen fotográfica, ya que
una de las características propias de la fotografía es precisamente su descontextualización: la
fotografía se toma en un lugar concreto para luego acabar en un álbum o una pared muy
alejada de este origen. Sin embargo, el proyecto de Jason Powell requiere volver al mismo
lugar, volver a contextualizar la imagen en su lugar de creación, volver a situar simbólicamente
a los modelos en el lugar que una vez ocuparon, así como al observador y fotógrafo. Este
requerimiento sin duda acentúa los procesos afectivos de aquellos que utilicen fotografías
personales. Algunos participantes, por ejemplo, utilizaron imágenes tomadas por sus padres
en las cuales pueden contemplarse a personas que ya han fallecido. Volver al mismo
emplazamiento donde sus padres tomaron la fotografía y volver a contextualizar
espacialmente a personas que ya no existen en el presente, pero de las cuales tenemos la
certeza que en algún momento del pasado estuvieron en ese mismo lugar, genera un
sentimiento nostálgico y rememorativo muy potente. Es como mirar a través de una ventana
temporal a otro época, el espacio es el mismo, el tiempo, es otro. La nueva fotografía
realizada, es un registro del pasado desde el mismo instante en que esta es tomada. Por lo
tanto, lo que tenemos finalmente es una imagen en donde se mezclan varios pasados
distintos, no necesariamente tienen porque ser dos, sino que el proyecto puede repetirse ad
infinitum.
“Looking into the past” es una perfecta metáfora visual de cómo contemplamos el
pasado desde el presente, de la constante fascinación del ser humano por su historia, de la
nostalgia que nos producen las fotografías antiguas despertando en nosotros la evocación de