Las Tranformaciones en el periodismo parguayo 1950 1970 Revista Pauta Geral.
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Comercializacion de la noticia y la objectividad
Las transformaciones en el periodismo paraguayo: 1950-19701
Aníbal Orué Pozzo�
Resumen:En este artículo discuten las transformaciones presentes en el periodismo paraguayo entre los años 1950-1970. Durante estos años, el texto periodístico se transforma, nuevas secciones se introducen em el periódico, nuevos públicos, y también nue-vas estrategias comerciales se desarrollan llevando al periodismo a consolidarse como empresa, y a la información como mercancía. A partir de um levantamiento empírico de datos, el texto discute e interpreta estas transformaciones en el contexto de los cambios que se desarrollan en la sociedad paraguaya de mediados del siglo pasado.
Palabras claves: comercialización de la información, historia del periodismo, objetividad, independen-cia, prácticas periodísticas
AbstractThis article discusses the transformations in Paraguayan journalism in the period 1950-1970. During these years, the journalistic text was transformed, new sections were introduced in the newspapers, new publics and new commercial strategies were developed, leading journalism to become consolidated as an enterprise and informa-tion as merchandise. Based on an empirical data survey, the text discusses and interprets these transformations in the context of the changes which took place in Paraguayan society in the middle of the last century.
Key words: Commercialization of information, history of journalism, objectivity, independence, journalistic practices
�. Versión resumida del texto original publicado en Orué Pozzo, A (2007) Periodismo en Paraguay. Estudios e interpretaciones, Asunción: Arandura.2. Jornalista. Doutor em Ciências da Comunicação. Professor da Universidade Nacional de Assunção.
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1. Introducción General
En los últimos años, hemos asistido a varios cuestionamientos al periodis-
mo y a sus prácticas desde distintas perspectivas teóricas sean éstas al interior,
asimismo desde el exterior del campo. Las situaciones de crisis y tensiones
sociales que la sociedad paraguaya atravesó, en las cuales las diversas prácticas
periodísticas se encontraban inmersas, me han llevado a cuestionar y a criticar,
a asumir posturas y también a la necesidad de enfrentar grandes redefiniciones
en su estudio. Por otro lado, este hecho también incentivó un retorno a algunas
ideas seminales iniciales, por parte de un segmento de cientistas sociales y de
practicantes, de aquello que fue definido por Gabriel García Márquez, como el
oficio más bello del mundo: el periodismo.
La caída de la dictadura de Stroessner en �989, abrió la posibilidad de
construir abiertamente y sin censuras, una perspectiva crítica de esta disciplina
desde las ciencias sociales. El periodismo, durante los largos años del gobierno
autoritario de Stroessner (�954-�989) había sufrido transformaciones y se había
realimentado internamente - en cuando a técnicas y procesos de construcción
de la información propios del medio. Con esta apertura, se vio enfrentado a la
disyuntiva de emprender la búsqueda de nuevas posibilidades y nuevas prácticas,
que contribuyan a transformar a las existentes y posibiliten una expansión de
su mercado, apoyándose en el desarrollo de nuevas tecnologías.
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Sin embargo, es muy poco lo que se ha recorrido - a lo largo del periodo del
post stronismo -en la discusión y estudio al interior del campo, principalmente
en lo que ser refiere a sus distintas prácticas, asimismo a la comprensión de los
diversos momentos por los cuales fue pasando. Son escasas las investigaciones
que se orientan a un análisis y comprensión de las prácticas periodísticas, de
las modificaciones por las cuales pasó a lo largo de los años, y de las cuales
emerge contemporáneamente.
Si bien el país se caracteriza por una amplia y completa libertad de expresión
– garantizada en términos de la Constitución de 1992 -, a pesar de la existencia
aun de los “temores stronistas”�, la reflexión al interior de esta práctica social
no puede reducirse a marcar diferencias entre lo malo de los años de dictadura
– durante la cual la censura y autocensura era “normal”, se perseguía y reprimía
a diversos sectores sociales y políticos, incluyendo a periodistas y medios de
comunicación – y lo bueno de la democracia. Esta reflexión no puede redu-
cirse única y exclusivamente al ámbito político institucional de la sociedad
paraguaya.
Esta postura un tanto simplista, y sumamente reduccionista, no aporta inter-
pretaciones serias y más amplias que puedan impulsar una reflexión más rigurosa
en este espacio específico de la práctica de hombres y mujeres. Es necesario
�. El nieto del fallecido dictador fue electo en las últimas internas del Partido Colorado (di-ciembre, 2007) como candidato a senador. Es posible que jure como parlamentario en julio de 2008. El fantasma aun recorre el país.
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emprender una extensa investigación acerca de los distintos y diferentes aspec-
tos que hacen, no solamente al contexto en el cual se inserta el periodismo en
Paraguay – el contexto societal político institucional – sino también al interior
del mismo campo. Esto implica la necesidad de estudiar las mudanzas por las
cuales fue pasando este campo de la producción cultural, las transformaciones
en el texto periodístico, las nuevas técnicas y procesos incorporados al interior
de las redacciones, la redefinición y emergencia de nuevas secciones en los
medios impresos, la apertura a nuevos grupos de lectores y consumidores de la
noticia, etc. Es decir, es necesaria una reflexión al interior del propio campo.
2. Perspectivas del estudio
El presente trabajo, estudia, analiza e interpreta las transformaciones que se
instalaron en la práctica del periodismo paraguayo durante los años �950-�970,
de manera a insertarlo en el contexto de los cambios en curso en la sociedad pa-
raguaya de la época, y viceversa. Para entender los procesos actuales al interior
del periodismo paraguayo, considero importante entender su génesis histórica.
Los últimos 50 años nos introducen a un mundo de grandes cambios y mudanzas
al interior en esta área, comparable solamente al quiebre y a la emergencia de
un nuevo modelo, que la culminación de la guerra de la Triple Alianza impone
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al periodismo, en �8704. En ese momento se pasa de un periodismo generado y
sustentado por el Estado, a un periodismo que, siendo independiente del mismo,
se convierte en expresión de los diferentes partidos y fracciones políticas de la
sociedad paraguaya del último cuarto del siglo XIX. Durante el período que la
presente investigación aborda, una nueva transformación está en curso: el salto
del periodismo para una independencia de los partidos políticos, volcándolo
hacia una dependencia del mercado. Esto implica que, a lo largo de este período,
se cristaliza y consolida una idea, asimismo una estructura, del periodismo como
empresa comercial, con sus objetivos apuntados a la producción de la ganancia
o plusvalía. Es un momento en la reconversión del periodismo paraguayo que se
inicia en la post guerra de la Triple Alianza. Constituye, finalmente, el ingreso
del periodismo paraguayo a los ideales de una modernidad tardía como señala
Giddens (1990). Esta investigación parte de una perspectiva de no oposición
entre las distintas prácticas y etapas del periodismo a lo largo de los años en
el país. Si bien es posible que, en un principio - y más desde el punto de vista
de las instituciones políticas -, el periodismo sustentado por el Estado lopista5
puede ser contrapuesto al periodismo partidario - e independiente del Estado -,
que se implanta posterior a la finalización de la guerra de la Triple Alianza, y 4. Se denomina así a la guerra desarrollada entre los años �865-�870 entre Paraguay, por un lado, y Brasil, Argentina y Uruguay, por el otro. Paraguay pierde casi �/� de su territorio, y su población queda reducida a la tercera parte, al finalizar dicha contienda.5. Referencia a los años de gobierno de Carlos Antonio López (1841-1862) y su hijo, Fran-cisco Solano (�862-�870). El 26 de abril de �845 surge el primer periódico en el país, El Paraguayo Independiente.
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éste, finalmente, al emergente periodismo comercial o empresarial, no es posible
considerar cada uno de estos momentos como hostiles entre sí. Constituyen
procesos en los cuales se manifiesta la practica periodística, asimismo se inserta
el espíritu del tiempo societario paraguayo. El periodismo que emerge de la
postguerra, es un periodismo que, aunque está gran parte del mismo sustentado
en las ideas de la modernidad y en el desarrollo y consolidación de las nuevas
instituciones democráticas, se encuentra también profundamente permeado por
la idea de la creación de una comunidad pública, que sustente los ideales de una
comunidad solidaria fundamentada en el progreso de la humanidad. Grupos o
asociaciones políticas incorporan estas utopías comunitarias que, por su vez,
se expresan en los medios impresos de la época. En este sentido, es altamente
limitado interpretar los distintos procesos por los cuales atravesó el periodismo
paraguayo, como totalmente opuestos y hasta enfrentados y hostiles entre sí.
En la novela de Mario Halley Mora, Los hombres de Celina, el protagonista
de la misma, Carlos Salcedo, abandona su ciudad natal y se dirige a la capital,
Asunción, para, entre otras cosas, ingresar a la universidad. Sin embargo, lo
importante no era “marcharse a un lugar determinado, sino simplemente mar-
charse”6. Al abandonar su ciudad describe, brevemente, algunos cambios que
ésta fue siguiendo, especialmente “cuando aparecieron unas cuadrillas, clavaron
6. Una de los tantos escapes de la juventud paraguaya en los últimos 80 años, a no ser que prefiere viajar – con estos mismos sueños e intereses – a la Argentina, o, últimamente, a España.
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columnas, tendieron cables y proporcionaron luz eléctrica a la comunidad.” Al
llegar la luz eléctrica, “como una inyección de vitalidad en un organismo gasta-
do”, todo cambió; también llegó la televisión. Más adelante, el autor señala:
“Con la luz eléctrica y la televisión, la gente se informó más pero se encerró más en sí misma. No floreció el coraje para salir a conocer ese mundo extraño y poderoso, sino la rutina tuvo un nuevo atractivo porque ahora consistía en tener un buen sillón y mirar aquel mundo a través de la milagrosa ventana azul, en medio del solemne silencio con el que el televisor hace sentir la prioridad absoluta de su reinado.” (Halley Mora, 1996:24)
Este autor está describiendo parte de los cambios por los que atravesó el
país durante los años ‘60 y ‘70 del siglo XX. La televisión, que forma parte de
una de las fuentes de información de amplios segmentos sociales, comenzó a
funcionar en el país, fundamentalmente, como un gran negocio. Sin ello no
podría sobrevivir, auque también contó con el amparo del gobierno de Stro-
essner7. Los medios impresos en el país, desde el siglo XIX, fueron pensados
también como un negocio. Habermas, estudiando el desarrollo de los medios
impresos en Europa, principalmente en Alemania, Francia y Gran Bretaña,
sostiene que, en la medida que el periodismo se va comercializando “se allana
el terreno entre la circulación de mercancías y el tráfico del público, en el seno
del ámbito privado va difuminándose la delimitación entre publicidad (esfera 7. Uno de sus grandes impulsores, Angel Peralta Arellano, fue director de El País, y al mis-mo tiempo Secretario de la Presidencia durante los primeros años de gobierno de Stroessner. En �964, se forma un grupo “empresarial” que introduce la televisión al país en setiembre de �965.
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pública) y esfera privada” (Habermas, 1994:209). Sin embargo, esta fase no
comenzó, sostiene este investigador, “con la constitución y autonomización de
una redacción; comenzó con los “periódicos cultos” en el continente, y con los
semanarios y revistas políticas en Inglaterra” (Habermas, 1994:210). En esta
fase, la de un periodismo de opinión e ideas, llamado también “periodismo de
escritores”, pasa a “un segundo plano la finalidad crematística de tales empresas;
infringen, en efecto, todas las reglas de la rentabilidad y a menudo son negocios
ruinosos desde el comienzo” (Habermas, 1994:210)
En Paraguay la situación no se presentaba de manera muy distinta. El pro-
ceso de construcción de una ciudadanía racional, considerada como ilustrada
– y expresión de la inserción del país al mundo capitalista -, pasaba por la
existencia, de un periodismo iluminista, de un “periodismo de escritores”, de
difusión de ideas y opiniones. Estas son las ideas y conceptos ampliamente
difundidos en el periodismo paraguayo de la postguerra, hasta muy entrado
el siglo XX. La presencia de la televisión produce un punto de inflexión en el
proceso de producción de la información en el país. La instalación de otro medio
de comunicación, muy diferente al de los medios impresos, obliga a éstos a una
readecuación de las prácticas sociales, asimismo a la implementación de estra-
tegias comerciales de expansión del círculo consumidor. De esta manera, desde
los años ’50 del siglo XX, aproximadamente, los medios impresos en Paraguay
pasaron por grandes transformaciones en diferentes áreas, y se constituyeron
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en un negocio. El producto informativo, la noticia, se convierte, poco a poco,
en mercancía, y la sociedad paraguaya en un “gran arsenal de mercancías”. La
sociedad se transforma y con ella sus productos culturales.
Si pensamos el periodismo como una práctica social, es decir, como un arte-
facto literario y una representación de la realidad (Ricoeur, �999), es necesario
estudiarlo y analizarlo, simultáneamente, bajo ambas perspectivas. Es decir, es
importante emprender el estudio de las distintas y diferentes estrategias narra-
tivas empleadas y utilizadas en un determinado momento histórico – técnicas de
redacción, estructuras narrativas, organización del texto, paginación, tipografías
empleadas, formas de narrar o contar el hecho social, etc. -, y, al mismo tiempo,
estudiar y analizar la sociedad que emerge como una representación en el texto
periodístico. El estudio de ambos procesos constituye uno de los ejes que todo
análisis histórico del periodismo y de su práctica debe emprender, al estudiar
las experiencias en un tiempo determinado.
En distintos momentos de la historia del periodismo paraguayo, existieron
estrategias comerciales de algunos medios impresos, una visión empresarial
del los mismos, de forma a impulsar sus ventas y ganancias. Como ejemplo, se
tiene las dos ediciones, una matutina y otra vespertina, del diario La Patria a
comienzos de 1900. Sin embargo, solamente desde los años ’50 esta concepción
de la noticia como mercancía, y la del periodismo como gran negocio, viene
a constituirse en una idea transversal y hegemónica en el amplio espectro de
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los medios. En las páginas siguientes, estudio y analizo también la emergencia
de la idea de la producción de la ganancia en la industria de medios impresos
en el país, y consecuentemente la transformación de la noticia en mercancía,
en la segunda mitad del siglo XX. Desde la perspectiva del medio, el énfasis
en la comercialización de su producto crea las condiciones necesarias para
una expansión del campo laboral que, a mediano plazo, sacrifica la calidad y
corrección de la noticia, para incentivar la fabricación y el sensacionalismo de
la misma (Baldasty, �99�). Los diarios apelan a la información segmentada,
“como tacitas de café”, de forma a introducir una variedad de noticias que
puedan responder también a la variedad del publico emergente y a potenciales
lectores en la sociedad paraguaya. Los medios impresos amplían sus secciones
buscando la inclusión de un vasto espectro de nuevos lectores, que ingresan al
mercado consumidor de bienes simbólicos. De esta manera, la transformación
de la noticia en mercancía acentúa la importancia de los avisos comerciales, de
los anunciantes, y, consecuentemente, impulsa la búsqueda de nuevos lectores,
una ampliación del mercado de ventas del mismo, enfatizando los intereses
comerciales en contraposición a la fuerte relación del medio con los partidos
y con los actores políticos. Es el cambio de énfasis de los intereses políticos,
incluso partidarios en su gran mayoría, a los intereses comerciales, centrados
en el mercado consumidor. La diversificación del público lector y de los avi-
sos comerciales, constituye una de las estrategias implementadas de manera
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a ampliar la penetración de los medios impresos en los distintos poros de la
sociedad, asimismo incrementar la ganancia de sus propietarios.
De acuerdo a Nerone (�99�), la historia de los medios de comunicación, en este
caso del periodismo impreso, no puede ser comprendida fuera del contexto de la
historia de lo social y del contexto cultural en el cual el medio se desarrolla. La
unidad propiamente de estudio no es el medio individual, sino el amplio espectro
de medios en el contexto particular en el cual se insertan. Así, la historia del
periodismo debe ser pensada y construida como historia social, y también como
historia social de la sociedad en la cual se desarrolla el proceso. Sin embargo,
sin ser absolutos en estas consideraciones, es igualmente necesario partir de
lo concreto y de lo local, para, de esta manera, y con los datos empíricos,
emprender el proceso de interpretación de los distintos momentos por los cuales
fue pasando el periodismo paraguayo. Es necesario desarrollar una descripción
densa del carácter simbólico de los productos de la industria cultural (Geertz,
�995), especialmente del producto que los medios impresos manufacturan y
colocan a disposición de un amplio público de consumidores y lectores.
Con estas perspectivas como horizonte teórico, emprendí el estudio y
análisis de los diferentes momentos que llevaron al periodismo paraguaya a
independizarse cada vez más de los partidos políticos, y consecuentemente, a
impulsar el proceso de comercialización de la producción de la información.
Esto lleva, finalmente, a la emergencia, a la introducción y desarrollo de la
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idea de la objetividad. Para tal efecto, voy a estudiar la sociedad paraguaya de
los años ´50 en adelante, las transformaciones que a nivel de la sociedad se
producen, asimismo los cambios al interior de la práctica periodística que, en el
mediano plazo, llevaron a la introducción de nuevas técnicas, y seguidamente a
la emergencia del periodismo contemporáneo. Todo comenzó por vuelta de los
años ´50. Sin embargo, antes de entrar directamente al periodo de estudio, es
importante introducir una breve referencia al proceso anterior, del cual irrumpe
el actual como heredero.
3. Periodismo en el siglo XX: los primeros cincuenta años
El 15 de agosto de 1869, cuando la guerra de la Triple Alianza estaba llegando
a su fin, asume un Gobierno Provisorio en Paraguay, aun antes de concluida
oficialmente esta contienda. Francisco Solano López, entonces presidente y
comandante de las tropas paraguayas, se encontraba aun huyendo y presentan-
do alguna que otra batalla a las tropas aliadas, principalmente a la brasilera.
Poco días después, el 10 de setiembre, este gobierno emite un manifiesto en el
cual se proclama, por primera vez en el país, que “la libertad del pensamiento
y de la prensa que fueron el derecho exclusivo del gobierno, sea el patrimonio
de todo un pueblo.” Con esto, se inauguraba, sin duda alguna, una nueva era
en el país, el del periodismo independiente del estado. Al mismo tiempo se
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establecía que:
“La esfera de acción el individuo, sea tan ensanchada, como res-tringida la del poder que el pueble delegue, no abdique en cuerpo, en individuo alguno su Soberanía y que los congresos no tengan la facul-tad de legislar sobre todo sino sólo para lo que fueren facultados.”
Manifiesto del Gobierno Provisorio, Freire Estevez (1996:52-57)
A pesar de reconocer la importancia de acabar con la tiranía de los López,
un participante activo de estas primeras jornadas cívicas postguerra señala, con
relación a esta proclama, lo siguiente:
“Documento exótico en el que, a la vez que exponía sus miras políticas y administrativas, justificaba la venida de la Legión paraguaya en el ejército aliado y la creación del gobierno del triunvirato, basado en el reconocimiento explícito del tratado de la Triple Alianza y su lírica declaración, de que “la guerra no era contra el pueblo paraguayo sino contra el tirano.” (Godoi, 1912: 253-254)
Sin embargo, es de reconocer que este documento introducía y apuntaba
una nueva orientación en el desarrollo del periodismo paraguayo. Desde la
aparición de la primera publicación periódica, El Paraguayo Independiente, en
abril de 1845, y a lo largo del gobierno de los López, todas las publicaciones se
imprimían en la imprenta del Estado, y estaban estrechamente controladas por
el presidente de turno, sea éste Carlos Antonio López (1844-1862), o su hijo,
Francisco Solano (1862-1870). El periodismo emerge desde el estado y estaba
totalmente controlado por el mismo. En gran parte, esta situación estaba regulada
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por un decreto que establecía “El uso de la Prensa”, del �º de agosto de �8558.
Este documento, que constaba de 4� artículos, era una suma de prohibiciones
antes que de acciones a favor de las publicaciones.
Con las ideas liberales, proclamadas por los vencedores de la guerra en
�870,
“El 1º de octubre se produjo un suceso de trascendencia en la vida social y política de la república. Apareció “La Regeneración”, primer pe-riódico independiente y libre que vio la luz en el Paraguay en los trescien-tos y treinta y tres años que llevaba de existencia.” (Godoi, 1912: 267)
Se iniciaba así, una nueva era en el periodismo paraguayo, la del periodismo
independiente del Estado. Si bien la independencia del Estado era total, se dio
una estrecha simbiosis, desde ese momento, entre partidos o facciones políti-
cas y el periodismo, que utilizaban al medio impreso como una extensión de
su acción partidaria. Paralelamente a la independencia del Estado, se instala
en Paraguay un periodismo estrechamente vinculado a los partidos políticos,
a facciones, asociaciones, grupos sociales, con la clara intención de expresar
y difundir, por otras formas, sus principales ideas y conceptos de actividad
política pública.
El periodismo practicado durante estos años, puede ser muy bien considerado
8. Ve texto integral de este decreto, en el semanario ECO DEL PARAGUAY, edición No. 17, del jueves 9 de agosto de 1855.
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como un periodismo centrado en el modelo de conversación9, es decir, en aquel
que tiene al diálogo – independiente de las formas que la misma se explicita -, la
conversación, y la participación, como formas de articular una discusión pública
– en el ágora de la posguerra paraguaya - sobre distintos y diferentes problemas
que aquejan al país. La difusión de las ideas, centradas en el desarrollo racional
del ser humano y en el progreso de la humanidad, constituyen algunas de los
conceptos transversales impulsados por gran parte de los órganos impresos
durante estos años. Es el “periodismo de escritores” de acuerdo a Habermas
(�994). En los primeros tiempos de la postguerra, y antes de la fundación de
los dos partidos políticos que aun sobreviven, los periódicos expresaban ideas
y posturas de grupos, aunque éstos se formaban coyunturalmente. Durante años
el periodismo constituyó “la palabra desapasionada del escritor independiente
e imparcial, que se dirige a los hombres públicos del país” (El Orden, 24 de
mayo de �872); la prensa se debe presentar “con fe en el porvenir” para “colo-
car nuestro grano de arena en el edificio de la reconstrucción social y política
de nuestra nacionalidad casi extinguida” (La Reforma, �º de abril de �876); la
prensa como “el apostolado de la enseñanza del siglo moderno” (La Reforma,
20 de diciembre de 1876), y otros tantos conceptos semejantes. Con relación
a la propuesta del diálogo público, como uno de los fundamentos de toda hoja
impresa en el país, La Reforma, en un editorial del 25 de marzo de 1877, en el 9. Para una referencia más amplia sobre este concepto, ver J. Carey (�987), “The Press and the Public Discourse”, The Center Magazine 20.
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cual analiza la situación pasada del periodismo reclamaba que “el reposo fue
largo y mortal. La libertad de pensamiento había sido proscrita, y se sucedió
el silencio sepulcral de las tumbas. El espíritu de discusión desapareció por
completo; la teoría de la “uniformidad absoluta” tuvo otra vez su reinado por
algún tiempo.”
La década del ’80 del siglo XIX, presenta cambios importantes con relación a
los años inmediatos de la postguerra. La presencia de dos diarios, La Reforma10
y La Democracia11, impulsaba un debate y una confrontación política muy dife-
rente a la implementada hasta la fecha. Asumir posturas políticas pertenecientes
a determinados grupos de poder no constituía una acción arriesgada, pues era
la norma. Así por ejemplo, en su edición del viernes 10 de febrero de 1882, La
Reforma apuntaba que constituía un “periódico de combate” que “no se deten-
drá en su propaganda sino ante las consideraciones que el decoro y la moral le
imponen.” Sin embargo, todos estos medios también estaban imbuidos de una
clara y estrecha vinculación con las ideas enciclopedistas del siglo XVIII. En
un editorial altamente compenetrado del espíritu ilustrado titulado Armonías
Universales, La Reforma citaba a Newton, Kepler, Copérnico, Linneo, Bufón,
Humboldt y Dante Alighieri. Finalizaba con el siguiente trecho: “A vosotros
�0. La Reforma fue fundado en �874 por José Segundo Decoud, uno de los principales políticos de la postguerra paraguaya que, en �887, es uno de los fundadores de la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado. 11. Fundado por Ignacio Ibarra, ex ayudante de Francisco Solano López, en 1881. Ibarra participa de la fundación del Centro Democrático, Partido Liberal, en �887.
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os toca elegir entre el bien o el mal; nosotros ya hemos elegido. ¿Queréis ver
nuestra divisa? La Luz. ¿Queréis conocer nuestro lema? Adelante, siempre
Adelante. ¿Queréis aprender nuestro credo? Libertad, igualdad y fraternidad.”
(La Reforma, 9 de marzo, 1881)
Los periódicos de la época, combinaban este espíritu iluminista con a parti-
cipación de sus directores y propietarios en la actividad política partidaria, sin
que éstas sean consideradas posturas incompatibles entre sí. La Democracia,
proclamaba en �88� que “Los diarios son los órganos más potente de la publi-
cidad, se fundan y sostienen en el interés público, de un partido o de una idea,
y no omiten medio ni fatiga en el servicio de los intereses que representan.”
(La Democracia, 23 de julio, 1881).
Las ideas difundidas por estos dos diarios durante la década de los ’80 del
siglo XIX, asimismo la figura de sus principales propietarios, editores y redac-
tores, es un buen ejemplo del proceso desarrollado en el periodismo paraguayo
durante todos estos años. José Segundo Decoud fundador y redactor principal de
La Reforma en sus primeros años de vida, es uno de los principales referentes
en la formación de la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, en
�887. Asimismo Ignacio Ibarra, propietario y director de La Democracia, figura
como uno de los fundadores del Centro Democrático, Partido Liberal, también
en �887. Ambos partidos han dominado la historia política institucional del
país hasta la fecha. El Partido Colorado, en el poder hasta �904, y retomando
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posteriormente en �948, es el partido de la larga y triste dictadura de Alfredo
Stroessner, quien por casi �5 años, gobernó autoritariamente el país. El Partido
Liberal, que asume el poder político en una revolución en �904, gobernó hasta
inicios de los años ´40, cuando pierde el poder y no lo puede retomar hasta la
fecha. Sin embargo, por tras de estas situaciones, se mueven también fuerzas del
mercado y de la sociedad paraguaya, que impulsan y desarrollan determinadas
tendencias en los medios impresos.
Al poco tiempo de la fundación del Centro Democrático (Partido Liberal)
y de la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado), una publicación,
aliada a uno de los partidos recién fundados señalaba lo siguiente:
“Si el partido liberal no existe, si el círculo democrático, no tiene importancia alguna, si nada valemos ni pesamos ante la opinión pública ¿Por qué lo que se dice y lo que piensa la prensa independiente es la eterna pesadilla de la situaci-ón? ¿Y a esto se dice que no tiene manifestación el partido Liberal? Pues, ¿La Democracia y El Imparcial y El Independiente a quién defienden, que doctrinas sustenta, por qué ideales combaten y luchan? Y no creemos que a estas hojas que viven de la protección popular las mantenga el gobierno, que tanto da llamarlo así al partido nacional republicano, y puesto que hijos del país y extranjeros y simpa-tizadores, leen y se suscriben y apoyan y pagan este periodismo ¿dónde queréis ir en busca de una manifestación más elocuente? ¿dónde queréis hallar mejor y más clara manifestación pública?” (El Independiente, 15 de setiembre de 1887)
Un aspecto que se desprende claramente de los periódicos de esta época,
es que la idea de independencia está asociada de forma híbrida al concepto
de militancia política: la prensa es independiente, a pesar de partidaria. Este
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zeitgeist paraguayo permea casi toda la estructura de medios impresos en las
últimas décadas del siglo XIX, asimismo durante las primeras del siglo XX.
Blas Garay, uno de los espíritus más lúcidos del siglo XIX paraguayo, expresa
esta idea con suma claridad, en el primer editorial de La Prensa:
“No somos órgano oficial ni oficioso de ningún partido político, ni obede-cemos a ninguna otra inspiración que no sea la de nuestras personales convic-ciones y el bien entendido interés de la patria. Afiliados al Partido Republicano porque sus hombres y sus obras nos merecen más confianza, como pueden a otros merecerla mayor los del partido contrario, nos reconocemos sujetos a la disciplina que en toda asociación bien regida es esencial para la consecución de sus fines; mas no llevamos nuestro sometimiento a las decisiones de la mayoría a tal punto que anonademos en su obsequio nuestro criterio propio. Podemos (y lo haremos) en todas las cuestiones que creamos que afecten a la existencia o a la vitalidad nacional acatar los fallos de los más, siquiera nos pareciesen injustos o equivocados; sacrificaremos nuestras simpatías y olvidaremos nuestros resentimientos en aras de un fin más alto que el de la satisfacción de nuestras egoístas pasiones: la disciplina habrá de atarnos con lazos de acero en todo cuanto a nosotros mismos, a lo que nos es personal e íntimo y no trascienda al país se refiera; mas como por encima de los intereses partidarios ponemos y pondremos siempre los deberes de paraguayos, recabaremos nuestra absoluta independencia de pensar y de obrar toda vez que nos parezcan que persiguen nuestros correligionarios por errados el bien de la república para buscarle por el que nosotros creamos más acertado sin detenernos a averiguar si son pocos o muchos los que por él nos sigan.”(La Prensa, 1º de febrero de 1898)
La irrupción de la prensa obrera y sindical, a fines del siglo XIX e inicios
del siglo XX, da un nuevo impulso a esta tendencia desarrollada en el perio-
dismo paraguayo. El 25 de octubre de �885, se editaba el primer número de
“El Artesano”. Este, “fue el primer periódico obrero gremialista del Paraguay
contemporáneo”, según Gaona (1967:49). En un texto publicado en su primera
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edición, declaraba algunos puntos orientados en la línea de una lucha por el
progreso, y la redención social:
“Un nuevo órgano se presenta en el palenque de la prensa paraguaya, un nuevo órgano modesto, pero leal, cuyos propósitos son la dignificación de los gremios, esas falanges de obreros que representan el país en sus variadas fases. “El Artesano” mirará en cada gremio una columna de la prosperidad pública y en cada trabajador un hermano de la tarea que conduce al ade-lanto moral y material del país.” (El Artesano, en Gaona, 1967:49-50)
El segundo periódico obrero, El Despertar, apareció en su número inaugural
el 1º de mayo de 1906, como órgano oficial de la primera central obrera del
país, la Federación Obrera Regional el Paraguay (FORP), de tendencia anar-
quista. Desde su primer número, está claro que uno de los motivos principales
de su edición es ampliar y desarrollar la central obrera, expandiendo las ideas
que sustenta la misma. En su número inicial, en tapa, se extrae la siguiente
referencia:
“Conocer el progreso material y científico de la época y procurar que sus bene-ficios alcancen a toda la humanidad; conocer y propagar el concepto de la moderna sociología es la aspiración del proletariado.” (El Despertar, 1º de mayo, 1906)
Asume, en cada edición la defensa de los intereses de los trabajadores, asi-
mismo de la Federación, con la cual se confunde. Denunciando la educación
existente, que no alcanza a los trabajadores, rechaza la misma, y propone una
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que alcance a todos. Critica, igualmente a la milicia:
“Huelga constatar razonadamente los perjuicios que reporta al ciu-dadano la milicia. Por esto y más, comprendemos que la prensa política no puede aplaudir el sostenimiento de sociedades donde el obrero reco-noce el error craso de llevar su voto a las urnas y producir siempre lo que no consumirá, con tal de gozarse viendo los mofletes rollizos de los gozosos mandatarios y burgueses.” (El Despertar, 1º de Marzo, 1907)
Según Gaona, “con El Despertar la clase obrera del país asume una posición
ideológica. La prensa obrera de los años posteriores afirmará esta posición de
acuerdo con las ideologías imperantes de la época.” (Gaona, 1987:48-49). En
noviembre de 1924, se funda – siempre según Gaona - el primer periódico mar-
xista del Paraguay, Bandera Roja. El periodismo practicado por esta publicación
está claramente expresado en el acta de fundación del medio impreso:
“Los que suscriben, amantes de la causa obrera, movidos por la ne-cesidad que se deja sentir en todos los órdenes e la vida, de una hoja de publicidad que defienda los intereses del proletariado y de todos los que de alguna forma sufren la tiranía y la injusticia del poder y el capital, con-trarrestando los impulsos egoístas que dislocan el organismo social y de-primen la moral del individuo, resuelven financiar la obra anhelada con la contribución de las personas de buena voluntad…”(Gaona, 1987:84)
Pero no solamente periódicos asociados a ideas partidarias o directamente
relacionados con fracciones o grupos políticos o sociales, se editan por ese
entonces en el país. Emerge, en �902, lo que podría considerarse los inicios
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del periodismo feminista, con La Voz del Siglo, dirigida por Ramona Ferreira,
y otros. (Bareiro, Soto & Monte, 1993)
Paralelamente, una grande ideé se incorpora al periodismo: desde fines del
siglo XIX e inicios del siglo XX se inicia en el país un proceso de revisión de
la historia reciente, que tiene como uno de sus ejes de discusión la guerra de la
Triple Alianza, que culmina con la derrota paraguaya en 1870. Treinta años más
tarde – fines del siglo XIX y principios del siglo XX -, un grupo de políticos
e intelectuales da inicio a la revisión de la historia de los vencedores, reivin-
dicando el pasado anterior a la guerra. Es decir, se critica el pasado reciente,
reivindicando el pasado distante. Estas ideas se desarrollan e impulsan desde
los medios impresos de la época. Por ejemplo, es posible recordar dos grandes
momentos en este proceso: la polémica entre Pompeyo González – nome de
plume de Juan E. O´Leary, quien escribe desde La Patria -, y Cecilio Báez – que
escribe desde el diario El Cívico - entre octubre de 1902 y marzo de 1903. Esta
polémica se inserta de pleno en el periodismo liberal en �9�9 cuando, desde
El Diario – órgano de la fracción radical del Partido Liberal - , se defienden
las ideas y procesos relacionados a la Primera República paraguaya, principal-
mente al periodo de la guerra de la Triple Alianza, mientras, desde El Liberal
– órgano oficioso del oficialismo del Partido Liberal entonces en el poder – se
rechazan estas ideas, y se las denuncia como extrañas al sentir nacional. Una
nueva idea y propuesta de nación, y un emergente sentimiento nacionalista,
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estaban incubándose durante estos años, y el periodismo participó activamente
en este desarrollo�2.
Dos grandes hechos sociales se insertan en este periodo en la historia pa-
raguaya. Por un lado, la guerra del Chaco (�9�2-�9�5) con Bolivia. Y por el
otro, la guerra civil que enfrentó y fracturó la sociedad nacional en �947. El
primero, la guerra del Chaco, al constituirse en un enfrentamiento armado entre
Paraguay y Bolivia, condiciona al periodismo a la producción de textos sesgados
de apoyo a las tropas y al país, incentivando un nacionalismo y defensa de las
tradiciones nacionales, y denostando y desmereciendo a las tropas bolivianas
y a sus dirigentes, y en el plano interno, a todos aquellos que se oponían a la
guerra. En esta situación, el periodismo, controlado socialmente por el contexto
de la guerra y por el Estado, continúa su tradición de apoyo a partidos y a ide-
as políticas asociadas a los mismos. En el segundo caso, el de la guerra civil
de �947, la derrota del sector democrático que incluía a liberales, febreristas,
comunistas y militares institucionalistas, termina enviando al exilio a gran
parte de los periodistas que, en esos momentos, ejercían la profesión en el país.
Repentinamente los medios se encuentran con escasos recursos humanos, en
medio de una violenta y sistemática persecución emprendida por el grupo ven-
cedor, el partido Colorado. Este sector, que derrota no solo política sino también
12. Para una mejor comprensión este proceso de construcción, y desarrollo de una idea de nación, y de un sentimiento nacionalista, ver mi próximo libro, La Nación en papel. Perio-dismo y la emergencia de una idea nacional a inicios del siglo XX en Paraguay.
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militarmente a liberales, febreristas y comunistas, terminan introduciendo en el
país un ambiente de censuras y persecuciones a la libertad de expresión. Esto
trae como consecuencia un giro paulatino hacia el abandono del periodismo
como instrumento del compromiso político, o como “prensa política” según lo
definía El Despertar a comienzos del siglo XX, hacia un periodismo que, poco
a poco, abandona sus lazos partidarios, constituyéndose en un sistema indepen-
diente del fuerte sesgo político partidario que caracterizaba, hasta entonces, a
los medios impresos nacionales.
El desarrollo del periodismo en Paraguay, desde la postguerra del ’70 en
el siglo XIX, hasta mediados de los años ’50 del siglo XX, está caracterizado
por una estrecha relación entre el medio impreso y las ideologías, sean éstas
liberales, anarquistas o marxistas. Desde los medios de circulación diaria, y
pertenecientes a diversas facciones y tendencias de los partidos Liberal y Colo-
rado – aquella que puede ser considerada la “gran prensa” o perteneciente a una
practica hegemónica -, hasta aquellos de inspiración anarquista o marxista, el
periodismo del último tercio del siglo XIX, y de las primeras décadas del siglo
XX paraguayo ha estado profundamente sustentado por las ideas del tiempo.
En los trabajos de Nelson Acosta Cristaldo��, César Villagra Ozuna �4, Martín ��. ACOSTA CRISTALDO, N. (2005) LA GUERRA CIVIL DE 1947 EN LOS GÉNE-ROS INFORMATIVOS DEL DIARIO LA RAZÓN, Tesis de Grado, Carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Filosofía, Universidad Nacional de Asunción. �4. VILLAGRA OZUNA, C. (2005) LA GUERRA CIVIL DE 1947 EN LOS GENEROS DE OPINION DEL DIARIO LA RAZON, Tesis de Grado, Carrera de Ciencias de la Comu-nicación, Facultad de Filosofía, Universidad Nacional de Asunción.
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Riveros Colmán�5 y Armando Aguayo�6, es posible observar esta tendencia.
Estas investigaciones, describen, a partir de rigurosos levantamientos empíri-
cos, de qué manera los primeros cincuenta años del siglo XX en Paraguay, los
periódicos estuvieron profundamente permeados por una ideología y por una
pertenencia a determinados sectores o fracciones de partidos políticos. También
es posible acompañar esta tendencia histórica del periodismo paraguayo, en el
interesante trabajo de Ferreira Pérez (1987).
El periodismo entendido como diálogo, conversación y difusor de ideas y
opiniones, era el concepto transversal a toda la práctica durante este período
histórico. Sin embargo, esto no significa que no se hayan constituido grupos
empresariales que consideraban a la información como una mercancía, o incluso
periódicos partidarios como empresas. Significa simplemente que el proceso
de comercialización de la noticia no se establecía como el móvil principal que
orientaba el accionar del medio.
4. Periodismo independiente…aunque partidario
Gerardo Halley Mora, en su libro El cuarto poder, apuntaba:
�5. RIVEROS COLMÁN, M. H. (2006) GENEROS DE OPINION EN EL PERIODICO EL DIARIO Y LA REVOLUCION DE FEBRERO DE 1936, Tesis de Grado, Carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Filosofía, Universidad Nacional de Asunción. �6. AGUAYO, A (2007) LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO DE 1936 Y EL GENERO INFORMATIVO EN EL PERIÓDICO EL DIARIO, Tesis de Grado, Facultad de Filosofía, Universidad Nacional de Asunción.
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“El periodista debe publicar sólo lo que su corazón considera que es la verdad… que los avisos, noticias, artículos y editoriales deben estar to-dos al servicio de los intereses del lector; que una sola norma de verdad y decencia debiera regir por igual sobre estas manifestaciones; y que la suprema prueba del buen periodismo debe ser su grado de utilidad públi-ca…que el periodismo que triunfa y que realmente merece triunfar, honra a la Humanidad, es orgullosamente independiente, inflexible ante la sober-bia de una opinión o la codicia de un poder…” (Halley Mora, 1950: 10)
Más adelante señalaba que “son condiciones básicas del estilo periodístico
la concisión, objetividad, insistencia y novedad” (la cursiva es nuestra) (Hal-
ley Mora, 1950: 10). A pesar de las consideraciones mencionadas, él mismo
consideraba al periodismo no como una ciencia, “pero sí se le reconoce como
un arte.” (Halley Mora, 1950: 39) Escribiendo en los años ’50, reconoce que el
periodismo postguerra de la Triple Alianza es un periodismo “eminentemente
político”, ante la existencia de los grandes partidos, del cual se desprenden
corrientes y variantes.
Si bien gran parte del trabajo citado es una reunión de observaciones y tras-
cripciones de libros de docentes y periodistas norteamericanos, sus observa-
ciones expresan también el proceso de transición hacia un periodismo diferente
al practicado, años atrás, en el país. Por otro lado, es interesante observar que
ésta es una de las primeras citas en la cual se reclama al “estilo periodístico”,
su objetividad, asimismo su concisión y novedad, reglas básicas del entonces
periodismo norteamericano – que cita abundantemente Halley Mora -, que ya
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había abandonado la “etapa” del diálogo y de la conversación, o del periodismo
político, hegemónico hasta casi fines del siglo XIX en ese país. Hasta entonces
gran parte del periodismo paraguayo recogía todavía las entusiastas y pulsan-
tes palabras de Blas Garay quien, al tiempo de reconocer su militancia en un
determinado partido político – la Asociación Nacional Republicana, Partido
Colorado -, destacaba su independencia del mismo en cuanto periodista. Las
reglas que apunta Halley Mora – las cuatro características del texto periodístico
-, dan a entender que algo había cambiado en el periodismo nacional, a pesar
de publicar lo que el “corazón considera que es verdad.” La introducción del
nuevo manual de estilo, propugnado por este autor, expresa esta realidad. El
periodismo paraguayo debe establecer nuevas normas, alejadas de aquellas que
significaban el apego a una determinada idea política, a un determinado partido,
fracción o grupo político, para instalar una práctica moderna, es decir, el de
la objetividad como estrategia narrativa principal del medio impreso. El autor
de estos conceptos menciona que, por ese entonces, existía en Asunción varias
academias en las cuales se enseñaba periodismo. Esta es una nueva realidad:
enseñar periodismo. En consecuencia deben existir modelos, formas de escribir
y reglas para contar el hecho social, para que el mismo pueda ser enseñado. Las
transformaciones en el periodismo paraguayo están en plena marcha. Es lo que
el texto de Halley Mora expresa de manera clara. Me pregunto, ¿qué ha pasado
para que un periodista se exprese de la forma que Halley Mora lo hace? ¿En qué
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ha cambiado o de qué manera se ha transformado la sociedad paraguaya, por un
lado, y la propia práctica periodística, por el otro, para que los entendimientos
sean diferentes de aquellos de apenas 20 o �0 años atrás?
Antes de responder directamente a estas preguntas – que es el objetivo del
presente trabajo – voy a introducir algunas ideas acerca del periodismo, y de
qué manera, intelectuales y periodistas de inicios del siglo XX consideraban esta
práctica social. Una de las grandes dificultades que existen, al intentar realizar
esta tarea, es que, a pesar de constituirse como periodistas y de ejercer durante
varios años este oficio, en general no la consideraban como una profesión, y
consecuentemente no reflexionaban sobre ella. El periodismo era, principalmen-
te, una expresión del debate de las ideas, y una forma de expresarlas, siempre
asociado a partidos o fracciones políticas, sean estas liberales, conservadoras,
anarquistas, socialistas o marxistas. Las referencias que se poseen son escasas,
y muchas de ellas constituyen expresiones en passant, en medio de una po-
lémica o de un texto sobre otros aspectos de la sociedad paraguaya. Pero, sin
lugar a duda, expresan, de alguna manera, el entendimiento que tenían sobre
esta práctica.
Una de las pocas referencias explicitas de Cecilio Báez�7 al periodismo, hace
17. Fue uno de los primeros doctores en derecho por la Universidad Nacional de Asunción, en 1893, donde también ejerció la docencia. Fue diputado, Ministro de Relaciones Exterio-res, Presidente de la República y Rector de la Universidad Nacional de Asunción. Cecilio Báez fue uno de los intelectuales liberales de mayor prestigio en el primer cuarto del siglo XX paraguayo.
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referencia a un pasaje de la historia paraguaya de inicios de 1902, cuando el 9
de enero fuera derrocado, por un golpe militar, el entonces presidente Emilio
Aceval, asumiendo la presidencia el Coronel Juan A. Escurra. Báez escribe,
con relación a esta situación:
“Resolvimos, pues, realizar contra la situación una gran campaña por la prensa. Yo la inicié en EL CIVICO, atacando los descabellados proyectos financieros que se frangollaban entonces. Fui secundado en esta propa-ganda por los redactores ordinarios de dicha hoja, mi antiguo compañero don Adolfo R. Soler, y el doctor Carlos L. Isasi, que, recién graduado en la Facultad de Derecho, comenzaba a afilar su bien templada pluma para herir en carne viva a los magistrados prevaricadores.”(Báez, 1906: 269)
El escritor continúa señalando más adelante que, “de poco servía agitar a
la opinión pública, si a la prédica periodística no seguía la revolución armada,
que se traía como con las manos”. (Báez, 1906: 270) Y ésta vino en 1904. Pero,
es interesante observar el concepto altamente funcionalista que tiene Báez del
periodismo. Que, por otro lado, no difiere del espíritu del tiempo. Tanto Soler
como Isasi, los redactores principales de El Cívico, según Báez, eran diputados
por el Partido Liberal en estos años. Báez no lo menciona, pero este medio
constituía el órgano de expresión de una de las fracciones del Partido Liberal,
del cual él fue uno de los fundadores en �887.
En �909, Ignacio A. Pane�8
�8. Periodista, sociólogo y doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Asunción, y docente de dicha casa de estudio. Militaba en la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, y se definía como socialista spenceriano (en referencia al teórico H. Spencer).
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“Deseoso de proporcionar un manual propio para uso de sus dis-cípulos del Colegio Nacional, publicó en dos pequeños volúmenes en 1909 sus Nociones de Preceptiva Literaria, un compendio sencillo y claro que sirvió mucho a la formación cultural de sucesivas generacio-nes de estudiantes en nuestro país.” (Pérez-Maricevich, 1996: 9-10)
Este material también lo publica, en tres entregas – entre �909 y �9�0 –, en
los Anales de la Universidad Nacional de Asunción. El periodismo por esos años,
era considerado parte del amplio espectro de la literatura. De ahí que, incluirlo
en un libro sobre ésta, no constituía algo extraño al género. Pane, escribía que
“el PERIODISMO comprende el conjunto de composiciones en que un autor
o un grupo social expresa cuanto se puede o debe decir cada día, cada semana
o cualquier otro período de tiempo” (Pane, �996: �09). A continuación expresa
un entendimiento de esta práctica cuando declara que:
“Triple es el actual contenido del periódico, generalmente: 1º. La exposición de ideas y sentimientos de persuasión o crítica, que abarca los comentarios de los sucesos políticos, con su aprobación o censura, así como los consejos o inci-taciones al pueblo o al gobierno, la crítica o comentarios sobre hechos u obras científicas, artísticas, especialmente literarias, económicos, etc., de actualidad. Los primeros suelen llamarse artículos de fondo, editoriales (y aún con otros mu-chos nombres, algunos bien caprichosos). Los segundos simplemente artículos o sueltos; 2º. La simple narración y revelación de toda clase de hechos que pueden interesar a los lectores (noticias, sucesos, crónica, etc.), entre los cuales ocupan hoy preferente lugar los telegramas, los actos familiares o privados (nacimientos, defunciones, bodas, paseos, fiestas que aparecen bajo el rubro de sociales), los judiciales y las infracciones penales; 3º. Los anuncios o avisos comerciales que no tienen ningún fin científico, artístico, político o moral sino lo que indica su
Pane fue uno de los primeros que editó un libro de poesías en el país. Fue precedido por Parodi en �876.
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nombre, de economía privada. Los tres grupos aparecen mezclados en sus orí-genes. Lo que interesa a la literatura son los dos primeros.” (Pane, 1996: 111)
Este periodista y docente continúa afirmando que
“el periodismo en cuanto narra o describe por instruir solamente y en cuan-to trata de convencer o persuadir, no es actividad puramente artística: es arte bello-útil”. Finalmente concluye afirmando que “ninguna otra actividad artística permite realizar a la vez el Bien, La Verdad y la Belleza.” (Pane, 1996:113)
El entendimiento de periodismo que nos presenta Pane, constituye uno de los
primeros intentos por conceptualizar el mismo, considerado en ese momento
como una parte del cuerpo de la literatura. De las formas o maneras de contar
un hecho social, Pane señala que las dos primeras constituyen el objeto de la
literatura, la última, los anuncios o avisos comerciales, pertenece al ámbito
de la economía privada, y, en consecuencia, no debe interesar a la literatura.
Cuanta sería la sorpresa para este autor el constatar que, décadas más tarde,
este último “contenido del periódico” acabaría dando cuenta de todo el medio,
constituyéndose en uno de los elementos que impulsa las transformaciones que
se instalan en el periodismo paraguayo. Sin embargo, las ideas expresadas por
Pane, exponen un entendimiento y una conceptualización del periodismo, que
vendría a orientar e impulsar esta practica por varias generaciones.
En ese mismo periodo histórico, otro intelectual paraguayo, Silvano Mos-
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queira, al escribir sobre el periodismo señala que “la tolerancia en la prensa”
es uno de los principales requisitos para orientar los destinos del país. Apunta
que:
“Un diario donde no hay hospitalidad para las ideas y los sentimien-tos no encuadrados dentro de cierto marco estrecho y egoísta, se parece a un pequeño tribunal de inquisición, donde, no pudiéndose triturar las carnes del adversario, se destila constantemente veneno sobre su nom-bre y se le destroza su honra y reputación.”(Mosqueira, 1913: 81)
Mosqueira expresa que el periodismo debe estimular el pensamiento y
“sembrar ideas de paz, amor y fraternidad”, siendo que el periódico debe arrojar
“ideas civilizadoras al surco de la lucha diaria”. (Mosqueira, 1913: 84)
Los medios impresos, acaban expresando sus ideas acerca de la misión y
función del periodismo que desarrollan. Algunos, a fines del siglo XIX y co-
mienzos del siguiente, señalaban su postura con relación a estos conceptos, con
los cuales se encuentran identificados. En un texto publicado en La Prensa, de
la pluma de su director, Blas Garay, y titulado A los anunciantes19, señala:
“No siendo precisamente el lucro lo que nos indujo a fundar LA PRENSA, pueden nuestros favorecedores estar seguros de que así como vayan aumentan-do sus recursos, le daremos todavía mayor extensión y variedad, ya tomando otros redactores, ya estableciendo un buen servicio de correspondencias del extranjero, ya ofreciendo en folletín las ultimas novedades literarias de España y Francia, antes de ser puestas a la venta publica.”(La Prensa, 2 de abril, 1898)
�9. La Prensa constituye uno de los primeros diarios de fines del siglo XX en el país, que establece claramente una estrategia de venta de su producto, acompañando con otros produc-tos, también de interese del lector, que tiene su directa incidencia en sus anunciantes.
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Por otro lado, y en el mismo contexto del periodismo como difusor de ideas
y opiniones, tenemos el caso de El Cívico, que en febrero de �902 anuncia el
retiro de la redacción de dos de sus fundadores, Adolfo Soler y Carlos L. Isasi,
ambos diputados por el Partido Liberal. En un texto titulado Nuestro Adiós
publicado como editorial, significan:
“Quebrantados por una lucha ingrata, en la que hemos dejado aban-donados nuestros intereses privados, que hoy reclaman urgentemente nuestra atención, abandonamos por un tiempo la vida periodística, de-jando que otros ciudadanos vengan a continuar las tareas que nos hemos impuesto y el ideal que perseguimos los que formamos parte de esa sim-pática agrupación que se llama Partido Liberal, a cuyo servicio y defensa, que son los del país, hemos contribuido con nuestras modestas fuerzas.
EL CIVICO, con su nueva dirección seguirá siendo un órgano inde-pendiente y se inspirará en la parte política en las resoluciones de la Comisión Central de nuestro partido. El nombre del ciudadano que des-de mañana figurara al frente de este diario es toda una garantía de que los intereses del pueblo y la verdad institucional del país seguirán siendo defendidos con ardor y entusiasmo.”(El Cívico, 28 de febrero, 1902)
Acompaña a la publicación de este texto, una carta enviada por Carlos L.
Isasi al Presidente de la Comisión Central del Partido Liberal, en la cual seña-
lan que ambos – Soler e Isasi – están dejando la dirección y la redacción del
El Cívico, y que:
“Por el contrato celebrado entre el propietario señor Soler y el señor Cirilo Mendoza, cuya copia adjunto, verá la Comisión que la única cláu-sula obligatoria para el señor Mendoza es la de que el diario seguirá siendo independiente e inspirando su propaganda política en las decisio-nes de esa Comisión Central, pudiendo esta en cualquier momento de-
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signar redactores oficiales al diario.”(El Cívico, 28 de febrero, 1902)
De manera un tanto similar, se expresaban los redactores de La Patria
cuando, a comienzos del siglo XX, en un editorial titulado Nuestras ideas,
apuntaban lo siguiente:
“No responde la aparición de este diario a la necesidad del lucro, ya que, el periodismo ni como empresa ni como profesión rinde ventajas en nuestro país, sino para contribuir a la defensa de los intereses nacionales, por cuanto la publicidad es el único freno de gobernantes y autoridades.
Nuestra propaganda ha de ser desinteresada, enérgica y culta, ins-pirada, en lo que la Dirección entienda que es para el bien general.
Referente a política interna, pensamos de los partidos políticos existen-tes que no responden que a prestigios personales, si bien el partido liberal tiene a su favor para merecer la simpatía de los independientes, la cualidad de ser partido de oposición para censurar los actos malos del gobierno.
En este sentido, LA PATRIA, por su carácter de órgano independien-te, se desentiende de la política personal y cominera, y solo juzgará de los actos políticos con amplia libertad de criterio, sin atender a exigencias de disciplina de ningún otro orden.”(La Patria, 3 de setiembre, 1900)
La independencia que reclamaba para sí el diario La Patria era tal que,
sin mayores problemas publicaba en tapa, durante el mes de enero del mismo
año, un listado de candidatos de la Asociación Nacional Republicana a la
diputación y al Senado. El material incluía una pequeña biografía y fotos de
éstos, con lo cual efectuaba una clara y sesgada manifestación de apoyo hacia
dicha asociación política y sus candidatos.
La práctica periodística estaba estrechamente asociada a la pertenencia
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a un determinado partido político, o a una fracción del mismo. Esta práctica
era concebida como una “misión”, en la cual gran parte de aquellos que en ella
participaban, no lo concebían como un medio de vida, es decir, que su ingreso
al periodismo no estaba inspirado “precisamente por el lucro”. Eran indepen-
dientes, y “sin fines de lucro”, pues impulsaban el libre desarrollo y debate
de las ideas, aunque éstas en varios momentos se impongan en contextos de
violencia, abusos e intolerancia.
El Diario, cuyo propietario era – en ese momento - el dirigente y mi-
nistro liberal del sector denominado radical, Eliseo Da Rosa, expresaba en un
editorial, su “compromiso” político: “El liberalismo tiene un tinte casi neutral;
el radicalismo es reformista y en consecuencia intervencionista.” (El Diario,
�7 de octubre, �927)
El espíritu del periodismo, en la primera mitad del siglo XX paraguayo,
se expresa claramente un comentario de El Diario, cuando anuncia la fundación
de un Círculo de la Prensa:
“Con tesonero empreño y buena voluntad, creemos sinceramente que en nuestro país puede tener vida un círculo de periodistas, ya que son muchos los q´ han hecho de la prensa un culto, y siguen fieles a su voca-ción, a pesar del escaso beneficio material que ella comporta, y de los muchos sinsabores que produce.”(El Diario, 23 de diciembre, 1927)
El periodista y también dirigente de una fracción del Partido Liberal, Poli-
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carpo Artaza20, en diversos momentos señala “que vivir del periodismo era un
problema.” Destaca que, en 1930, ante una precaria situación financiera de El
Orden, periódico en el cual ejercía la redacción principal, propone al entonces
director y propietario, Gualberto Cardús Huerta2�, hacerse cargo del periódico
“con plenitud de poderes” de forma a salvarlo de la quiebra. Apunta que:
“Amigos míos, angustiados por lo que llamaban mi “quijotismo” trataron de disuadirme, mostrándome que mi porvenir económico estaba en la casa comer-cial y no en el diario, en el cual ponía en peligro un capital superior a mis propios recursos. Pero había dado mi palabra y no quería retroceder. Además – debo confesarlo – sufría el hechizo de la tinta de imprenta, y quería continuar sirvien-do a mi país desde tan alta y prestigiosa tribuna pública.” (Artaza, 1988: 22)
Cuando se plantea la unificación de las distintas tendencias del Partido Li-
beral, ante el peligro de una guerra con Bolivia, Artaza, quien pertenecía a una
de las fracciones, declaraba que “tenía el objetivo personal de alejarme de la
actividad política.” El mismo, según declara, había ofrendado gran parte de su
vida al Partido Liberal, aunque afirmaba que “nunca había vivido de la políti-
ca”, sí fue seducido por el “hechizo de la tinta.”. Continua observando que “mi
modesta situación económica la había forjado luchando a brazo partido desde
la oposición; periodista en los primeros tiempos, me hice más tarde propietario
20. Policarpo Artaza, fue un alto dirigente del Partido Liberal, del sector perteneciente al ex presidente Eduardo Schaerer, llegando a ser diputado por el mismo partido. También fue redactor de diversos periódicos, director de El Orden y El País en los años ’�0 del siglo XX. 21. Diputado y senador, asimismo Ministro del distintos gobierno liberales durante los años ’�0 y ’20 del siglo XX.
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de una imprenta, y después formé una sociedad comercial.” (Artaza, 1988: 69)
Ante la insistencia de determinados grupos en dicha reunión de unificación,
de manera a que participe como candidato a diputado por el Partido Liberal,
declara que:
“En cuanto a mí, le signifiqué que era director de El Orden, a cuyo propie-tario, el doctor Cardús Huerta, había prometido no embanderar el periódico directamente en política partidista, aunque nunca se había opuesto, como era bien sabido, a la defensa del liberalismo, por el cual también luchó desde su juventud en los campos revolucionarios de 1904, así como en la prensa, en el libro y en las Cámaras. Quería yo imitar su conducta, apartándome de la actividad política para no atarme a intereses creados, propios de la mis-ma, que trabaran mi independencia periodística.” (Artaza, 1988: 69-70)
Cardús Huerta, quien podría ser considerado uno de los mentores de la
vida periodística de Artaza, en reiterados momentos reclamaba acerca de la
“deficiente instrucción escolar y periodística”, y consideraba la acción de los
“publicistas”, jóvenes escritores, como necesaria para la realización de una
“labor doctrinal política” de manera a preparar o formar “una opinión pública
sobre ciertos asuntos de gobierno” (Cardús Huerta, 1997).
Todos estos escritores y periodistas destacan, de alguna forma, la necesaria
independencia del periodismo y del periodista, de la actividad política partidaria,
aunque participan activamente en la vida interna de los partidos, de sus distin-
tas fracciones. La independencia, asimismo la pertenencia al periodismo, era
entendida a la Garay. En consecuencia, el entendimiento de esta practica, de la
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forma que Halley Mora lo concibe, introduce elementos nuevos, y constituyen
una provocación y reto al periodismo paraguayo de los años ’50. El mismo se
encontraba inmerso en un movimiento tendiente a cambios y transformaciones,
habiéndose iniciado ya un proceso de cristalización al interior y exterior del
medio. Estas dinámicas, pocos años más tarde, saltarían al tapete, y la tenden-
cia se instalaría con mayor claridad, constituyendo la misma, desde entonces,
una idea transversal a la practica y su significado. Sin embargo, es necesario
destacar que, a pesar de estar ampliamente influenciado por las ideas políticas,
y por los medios impresos interesados en la difusión de estos conceptos, el
periódico paraguayo presenta, en diversos momentos de su existencia, textos
que podrían ser considerados como representativos del periodismo “de hechos”
u “objetivo” (Acosta, 2005; Aguayo, 2007) . Es decir, informaciones construi-
das según estándares más actuales, situación que bien expresa la hibrides del
periodismo en Paraguay.
5. Sobre la victoria, el ocaso de un modelo
El campo de la política partidaria dominó los contenidos de los medios im-
presos desde la postguerra de �870 en Paraguay, hasta mediados del siglo XX.
Según un investigador canadiense “era casi imposible ser editor de un medio
impreso sin ser a la vez político” (Sotiron, 1997: 107) a lo largo del siglo XIX
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en ese país. Esta situación se presentaba no solamente en Canadá, sino tam-
bién en los Estados Unidos. El periódico constituía uno de los pocos medios
de comunicación masivos durante estos años, y no era extraño que periodistas
ejercieran una considerable influencia en la sociedad del siglo XIX. Políticos
y editores, cuando no eran la misma persona, tenían una relación simbiótica
muy estrecha durante casi todo el siglo XIX. Generalmente un aspirante a
político adquiría su propia imprenta e implementaba su propio medio impreso
de comunicación. De esta manera es posible comprender la gran cantidad de
periodistas-parlamentarios, o que posteriormente iniciaron una carrera en el
sector público. El periodismo era considerado como una etapa previa para el
ascenso al poder público. Esta situación era frecuente a fines del siglo XIX y las
primeras décadas del siglo XX paraguayo, período durante el cual el periodismo
estaba signado por la estrecha relación con los partidos políticos. El director o
propietario era, a su vez, un importante dirigente político partidario. Esto se da
– por citar algunos - en el caso de José Segundo Decoud (La Reforma), Ignacio
Ibarra (La Democracia), José de la Cruz Ayala (El Imparcial), Juan Francisco
Pérez Acosta y Alejandro Audivert (El Independiente), Fulgencio R. Moreno,
Emeterio González y Manuel Gondra (El Tiempo), Liberato Rojas (El Pueblo),
Blas Garay (La Prensa), a fines del siglo XIX. Enrique Solano López (La Pa-
tria), Adolfo Riquelme, Eliseo Da Rosa (El Diario), Adolfo Soler (El Cívico),
Rafael Barrett (Germinal), Leopoldo Ramos Giménez (Prometeo), Eduardo
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Fleitas (La Unión), Gualberto Cardús Huerta (El Orden), Gomes Freire Esteves,
Arsenio López Decoud y Juan E. O´Leary (El Nacional), Eduardo Schaerer,
Arturo Bordón (La Tribuna), Juan Stefanich, Adriano Irala, Angel Gorostiaga
(La Nación), Juan L. Mallorquín (La Opinión), Policarpo Artaza (El Orden, El
País), éstos últimos durante las primeras décadas del siglo XX.
Por otro lado, en términos del periodismo practicado en otras regiones,
la situación no es muy diferente, en lo que al siglo XIX se refiere. Schudson
(�978, 200�), Schiller (�98�), Baldasty (�99�), Kaplan (2002), Stephens (�988)
y Sotiron (�997), señalan en reiteradas oportunidades la situación que se de-
sarrollaba en la sociedad norteamericana y canadiense, y las transformaciones
del periodismo durante este período. Asimismo, Chalaby (�996), Jeanneney
(1996) y García González (1999), lo hacen para la sociedad europea, aunque
desde una perspectiva distinta, pues este proceso aun se extiende durante gran
parte del siglo XX. El ingreso al nuevo siglo significó, para gran parte de las
publicaciones canadienses y norteamericanas, el abandono del periodismo de
“ideas” por el periodismo de “hechos”, la comercialización de la noticia, y la
consiguiente transformación de la narrativa implementada en las redacciones.
Las situaciones de tensión y conflicto en la sociedad acaban irrumpiendo
también en la práctica cotidiana del periodismo. Nada impide que las mismas
arrastren al período siguiente – una vez “equilibrados” los conflictos y tensio-
nes – algunas de las tantas experiencias introducidas durante estos momentos.
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Durante el siglo XX, en varios instantes la sociedad paraguaya atravesó situ-
aciones que conmovieron y sacudieron a sus habitantes y sus estructuras, de
diversas formas y maneras. Voy a tomar tres ejemplos, solamente para ilustrar
esta situación, excluyendo de los mismos, algunas situaciones también de crisis
y tensiones que afectaron al país, aunque en menor volumen22.
El primero es la revolución de �904, que tuvo como consecuencia el der-
rocamiento del Partido Colorado, y la emergencia del Partido Liberal como
organización que controló el poder del Estado durante casi medio siglo. El
segundo, es la guerra del Chaco con Bolivia (�9�2-�9�5), en la cual casi
�0.000 soldados paraguayos pierden la vida – frente a casi 50.000 bolivianos
. Este conflicto enfrentó a los dos países por el control de un amplio territorio
en la parte occidental del país. Finalmente, el tercer momento que me interesa
destacar, es el de la guerra civil de �947. Durante la misma, el país queda divi-
dido en dos segmentos bien diferenciados, y culmina con uno de los mayores
exilios de paraguayos – principalmente a la Argentina – entre los cuales, una
parte importante de militantes de partidos políticos derrotados en la contienda,
asimismo intelectuales, escritores y periodistas.
La revolución de �904 es paradigmática en el sentido que, uno de los perió-
dicos de mayor prestigio durante los primeros 40 años del siglo XX paraguayo, 22. Me refiero a algunas revoluciones, golpes de estado, atentados – 1876, 1911, 1922, 1931, etc -, que si bien conmovieron a la sociedad paraguaya, pues bandos políticos y sociales opuestos se enfrentaron, no llegaron a involucrar a sectores tan amplios como los referidos los ejemplos desarrollados.
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El Diario, fue fundado como parte del proceso de preparación de la misma. En
efecto, Adolfo Riquelme, Eduardo Schaerer y Gualberto Cardús Huerta, fundan
este diario en �904, y le imprimen el sesgo característico que durante casi toda
su existencia lo tiene: la estrecha relación entre la dirección, la redacción y el
Partido Liberal. Miembros del staff periodístico de este diario fueron integrantes
del directorio del Partido Liberal, diputados, senadores, ministros y hasta - como
es el caso de Schaerer – presidente de la República, todos por dicha agrupación
política. Durante el tiempo de la revolución – de agosto a diciembre – de �904,
este diario, asimismo otros, asumen directamente la defensa de la misma.
La guerra del Chaco, que durante tres años enfrentó a Paraguay y Bolivia por
el control de un extenso territorio, internamente significó un abroquelamiento
de gran parte de los medios impresos de la época en apoyo al gobierno y el
ejército paraguayo, buscando evitar todo tipo de crítica u oposición a la guerra.
El periodismo se practicó en función a la normativa impuesta por el gobierno.
Este impulsó, en �9�2, un control estricto y severo sobre los textos de los mis-
mos, impidiendo todo tipo de disenso acerca de las acciones, asimismo sobre
las políticas implementadas. Cuando las armas truenan, las musas callan…
aunque sean obligadas.
Sin embargo, ambos momentos históricos no significaron cambios para la
práctica del periodismo paraguayo, en lo que a su relación con las opciones y
visiones políticas se refiere. El periodismo continuó siendo entendido como un
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eficaz medio propagandístico de las ideas, opiniones y visiones de determinados
sectores organizados en partidos políticos en la sociedad paraguaya. Lo mis-
mo no sucede con relación a la guerra civil de 1947. Y por varias razones. La
fragmentación que experimenta la sociedad, y las consecuencias que la misma
acarrea, continúan aun gravitando en el país, a pesar de haber transcurrido casi
60 años de su finalización. Dicho conflicto significó el enfrentamiento entre
dos sectores: uno, encabezado por sectores denominados “institucionalistas”
del ejército, apoyados por el Partido Liberal, la Concentración Revolucionaria
Febrerista y el Partido Comunista. El otro, por el Partido Colorado, y milita-
res que sustentaban al gobierno del General Higinio Morínigo. La victoria de
los últimos condujo al exilio a gran parte de aquellos que apoyaban al primer
segmento en disputa2�.
En términos de medios impresos – que es el objeto de estudio en este momen-
to – debo apuntar dos aspectos que, en el mediano plazo, tendrán su incidencia,
en las transformaciones que experimentan las publicaciones periódicas desde
esos años. El primero se refiere al entendimiento - ya por esos años hegemónico
en el periodismo mundial, y fundamentalmente en el norteamericano -, de los
estándares periodísticos centrados en la objetivad, y en la responsabilidad social
2�. Existe una abundante bibliografía sobre estos hechos. Entre éstas puedo destacar al-gunas. ARAUJO, J. B. GUERRA CIVIL DL PARAGUAY, 1947, Buenos Aires, s/f; SEI-FERHELD, A. M. (1986/7) CONVERSACIONES POLÍTICO-MILITARES, Asunción: El Lector, Vol. III y IV; PAMPLIEGA, A. (�984) MISION CUMPLIDA, Asunción: El Lector y GONZALEZ DELVALLE, A. (�987) EL DRAMA DEL 47, Asunción: Ed. Histórica.
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del mismo (Siebert, Patterson & Scharamm �96�, Schramm �997, Rogers �997).
Estas ideas, aun no hegemónicas en la practica periodística nacional, constituían
referentes para editores y redactores durante los años ’40 y ’50. La situación
también implicaba el entendimiento que el periodismo era una disciplina que
debería ser enseñada, de acuerdo a determinados padrones y estándares logrado
por la institución en la época. Uno de los ejemplos más claros, es Halley Mora.
El segundo punto – éste sí sumamente trágico – implica el desaparecimiento
de toda una generación de periodistas como consecuencia de la derrota de uno
de los bandos en conflicto. Una parte importante de intelectuales y periodistas
son obligados a abandonar el país. Las redacciones sufren pérdidas importan-
tes, y, consecuentemente, se resiente el periodismo durante algunos años. La
represión instalada posterior al conflicto cívico-militar de 1947, y la necesidad
de contar con nuevos editores, redactores y cronistas, inyecta recursos humanos
nuevos a los periódicos. De esta manera, una camada de jóvenes ingresa a las
redacciones, sin haber recogido la experiencia de las anteriores. Constituye un
corte brusco en los periódicos, al igual que aquel observado con la finalización
de la guerra de la Triple Alianza. No se da la transferencia de experiencias de
una generación a otra, y consecuentemente se presenta un quiebre en la practi-
ca periodística24. La ausencia de algunos, y, por otro lado, la represión que se 24. La experiencia de los periódicos gráficos ilustrados, y de la práctica periodística durante los López (1844-1870), no se transfiere a la generación pos guerra. Parte de ellos queda-ron en los campos de batalla, otros simplemente desaparecieron. Aquellos que se integran, durante los primeros años denigran y rechazan esta experiencia, contribuyendo a truncar un
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instala en el país, impiden lo que podríamos llamar de traspaso generacional
en las redacciones. Paralelamente, el entendimiento del periodismo a partir de
los nuevos estándares fijados por la empresa norteamericana, lleva al mismo
en Paraguay a pasar el umbral, y entrar en el mundo de la modernidad atrasada.
Sin embargo, para que esto se desarrolle como tendencia, y se presente como
entendimiento transversal, otras situaciones tan importantes como la anterior
también se insertan y contribuyen, con todo su peso, a sostener estas mudanzas
en el tiempo.
6. Procesos que se desarrollan en la sociedad paraguaya (exógenos) y al
interior del periodismo (endógenos)
El �� de diciembre de �926, El Diario saludaba a su colega La Tribuna - que
iniciaba su segundo año de publicación – de esta manera:
“La TribunaEntra hoy en su segundo año de vidaEl órgano del Partido Liberal de la llanura cumple hoy su primer año de vida, encontrándolo este inicial aniversario firme en su puesto y leal al valiente itinerario que se trazó al nacer.”
Un cuarto de siglo después, en plena revolución de �947, en un informe
confidencial de la Embajada norteamericana en Paraguay de fecha 9 de julio diálogo critico con la misma.
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de �947, el encargado interino de la misma señalaba:
“A pesar de que a través de las páginas de La Tribuna se percibe una posici-ón independiente o apolítica, las propias opiniones del señor Schaerer reflejan, sin lugar a dudas, una actitud no amistosa para con aquellos que representan el régimen actual y por lo tanto sus apreciaciones deben ser evaluadas a la luz de esta realidad.”(Edward G. Trueblood, en González, 1987: 279)
El entonces director-propietario del diario La Tribuna, Arturo Schaerer,
hijo de Eduardo Schaerer quien fuera quien fuera fundador del diario en 1925,
asume la dirección del medio en los años’40, tras el fallecimiento de su padre,
el dirigente histórico de una de las facciones del Partido Liberal. Arturo Scha-
erer, en la dirección de este medio, impone, con el tiempo, una de las mayores
transformaciones al mismo: de órgano representativo de una facción liberal,
desde su fundación, pasa a imprimir al mismo un sello de independencia. La
Tribuna se convierte, de esta manera, en una institución paradigmática del
periodismo paraguayo, pues encarna el proceso, y constituye el mejor ejem-
plo, del cambio operado en los medios impresos del país durante la segunda
mitad del siglo XX: pasa, de ser un periódico perteneciente a un determinado
grupo político y que expresa las ideas del mismo, a encarar e iniciar el proceso
de introducción del periodismo paraguayo a la modernidad atrasada, a ser el
abanderado del periodismo moderno e independiente25 en el país. En parte, las 25. El entendimiento de independiente pasó a significar algo distinto al entendimiento que se tenía del término durante el siglo XIX, y las primeras décadas del siglo XX. Independiente pasó a ser la palabra de orden para significar el ingreso del periodismo paraguayo a la expe-
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observaciones de un agudo observador de la realidad paraguaya – y curtido en
la experiencia del periodismo de su propio país – el norteamericano Edward G.
Trueblood, encargado interino de la embajada norteamericana durante el período
de la guerra civil de �947, expresa esta tendencia que, aun en las fronteras, se
cristaliza a lo largo de los años ’50 y ’60, convirtiéndose en hegemónica poco
tiempo más tarde.
Los cambios y las transformaciones operadas en los medios impresos durante
la segunda mitad del siglo XX, no constituyen procesos lineales y homogéneos.
Expresan las propias contradicciones en la sociedad, y en los medios impresos
paraguayos. A continuación voy a intentar describir algunas de estos cambios,
sin que se agoten en simples enumeraciones de datos y procedimientos, que
puedan llevar a interpretaciones determinísticas y sumamente esquemáticas
de la practica periodística entre los años ’50 y ’70 del siglo XX paraguayo,
propuesta ésta muy alejada de mis intenciones.
6.1. Procesos exógenos
Gran parte de las historias del periodismo desarrolladas en regiones en las
cuales está instalado hace bastante tiempo, señalan al proceso de concentración
riencia de la modernidad – aunque distinta también a sus significados del siglo XVIII y XIX -, entendida esta como el ingreso a la práctica del periodismo moderno, es decir, el que en esos momentos imponía la experiencia norteamericana.
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poblacional en determinados centros o ciudades – asimismo sus segmentacio-
nes, es decir, las clases sociales -, como uno de fenómenos que contribuyeron
y dieron impulso a la ampliación de esta profesión.
Cambios en la población
Schudson (2003), analizando de cerca la historia del periodismo nortea-
mericano apunta el paulatino aumento de las reformas partidarias en este país
durante la segunda mitad del siglo XIX, como uno de los procesos que impulsan
el alejamiento del periodismo de los partidos políticos. En Paraguay, uno de
los procesos externos que llevan al alejamiento del periodismo de su relación
con los partidos políticos, es la instalación, en �954, de la dictadura de Alfredo
Stroessner.
El aspecto que me interesa destacar es que, la segunda mitad del siglo XX
se inicia con la realización de uno de los primeros levantamientos censales
organizados y estructurados por el Estado, y llevado a cabo por la Dirección
General de Estadísticas y Censos el 28 de octubre de 195026. Desde ese momen-
to, y cada diez años27, se vienen realizando levantamientos censales en el país,
cuyos datos considero importante exponerlos, de manera a señalar algunas de 26. Censo de Población y Viviendas, Dirección General de Estadísticas y Censos, Presiden-cia de la República, �954. 27. El siguiente levantamiento censal se da en �962. Desde ese año, y regularmente cada diez años, se implementan nuevos Censos.
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las transformaciones que la sociedad paraguaya fue siguiendo a fines del siglo
XX, que tienen una incidencia y se transmiten al periodismo.
En el Cuadro No. �, se expresan los cambios experimentados a nivel
poblacional en Paraguay.
Cuadro 1
Población paraguaya. Período: 1950-199228
Años Total
Población Urbana Rural Urbana Rural
1950 1.358.45� 459.7�6 868.7�6 34,6% 65.4%
196� 1.819.103 651.869 1.167.�34 35,8% 64,�%
197� �.357.955 88�.355 1.475.610 37,4% 6�,6%
198� 3.0�9.830 1.�95.345 1.734.485 4�,8% 57,�%
199� 4.15�.588 �.089.688 �.06�.900 50,3% 49,7%
�00� 5.163.198 �.9�8.437 �.�34.761 56,7% 43,3%
28. Ver Dirección General de Estadísticas y Censo, 1950, 1962, 1972, 1982, 1992 y 2002. www.dgeec.gov.py (consulta: 29 de enero, 2007). Asimismo, GZT. PARAGUAY. Perfil del país con informaciones y comentarios relacionados al desarrollo económico y Social, en J. N. CABALLERO MERLO & R. CESPEDES RUFINELLI (�998) (Comps.) REALI-DAD SOCIAL DEL PARAGUAY, Asunción: CIDSEP-Konrad Adenauer-Stiftung- CEA-DUC.
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Observando los datos, se puede señalar que, desde los años 70 Paraguay
experimenta un proceso de crecimiento acelerado de las ciudades. Por otro lado,
Asunción, la capital del país, casi no experimenta un crecimiento entre los años
�950 y �982. Desde ese año, el proceso es inverso, es decir, la capital decrece,
siendo que la región que rodea a Asunción, las ciudades próximas a ella, dan un
salto poblacional sumamente grande. El Departamento Central – que contiene
a casi 2� ciudades que distan a lo sumo entre �0 a �0 km. de Asunción, es el
que mayor tasa de crecimiento poblacional experimentó en los últimos �0 años.
Asunción expulsa, el Departamento Central recoge concentra población29.
Con relación a las transformaciones demográficas que sufre Asunción, en
la cual se concentra el mayor mercado consumidor de bienes simbólicos, ob-
servamos en el Cuadro 2 que ésta experimenta un pequeño, aunque sostenido,
crecimiento durante los años �950-�980.
Es decir, el mayor mercado de lectores de periódicos del país, se contrae
proporcionalmente al aumento de población del país, lo cual significa una ele-
vación en región periférica del mismo.
29 Durante estos años, no solamente el Departamento Central recibe una masa de población expulsada de otras regiones. También el Departamento de Alto Paraná e Itapúa, en función a la construcción de las represas de Itaipú y Yacyretá respectivamente.
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Cuadro 2 Población de Asunción
Año Asunción
1950 206.634 15,�1%
196�
197� 388.958 16,50%
198� 454.881 15,01%
199� 500.938 1�,06%
�00� 51�.11� 9,9�%1
1. Levantamiento según datos de la DGEEC años 1950, 1962, 1972, 1982, 1992 y 2002.
Las consecuencias de la guerra civil
Otra de las características del período 1950-1970, que tuvo una influencia
en el proceso demográfico paraguayo, es el conflicto cívico militar de 1947.
El desanlace del mismo tuvo como uno de sus resultados, la migración masi-
va hacia la república Argentina. “De hecho, esta corriente se desencadena a
raíz de la confrontación cívico-militar de 1947 y no declinó sino un cuarto de
siglo después, cuando el volumen emigratorio ya había llegado a sobrepasar
el medio millón de personas.” (Rivarola, 1982:50) Halley Mora recuerda que,
como consecuencia de la guerra civil de �947, “Asunción perdió su encanto.
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La gente se recogía en sus casas, la bohemia abandonó las calles, y fue como si
las mismas luces se volvieran mortecinas y lóbregas”. (Halley Mora, 1999:114)
Pero no solamente afectó a la bohemia. “Cuando terminó la guerra civil de �947
el Banco del Paraguay había quedado casi vacío de funcionarios”�0, afirma este
mismo escritor, dando a entender que gran parte de la actividad productiva fue
prácticamente quebrada y sus principales cuadros obligados a partir al exilio.
Gran parte de la redacción de entonces, provenía del área deportiva, que con-
tinuó en la redacción de La Tribuna, a pesar del conflicto.
Uno de los aspectos que también tienen un peso específico en la formación
de un mercado consumidor de bienes simbólicos, principalmente en lo que a
medios impresos se refiere, es la ampliación del mercado de lectores de perió-
dicos. Es decir, el desarrollo de los espacios de educación impulsados principal-
mente por el Estado, tiene una relación directa con el mercado consumidor de
medios impresos. En �950, Asunción contaba con ��9.5�8 habitantes mayores
de 10 años que sabían leer y escribir, lo cual significaba el 86,6 por ciento de
dicha población. De las �7�.988 personas enumeradas en Asunción, solamente
�.7�4 cursaron la universidad, 26.�95 los �2 años de educación secundaria, y
��8.��6 personas contaban con una educación primaria. De las personas con
educación primaria en Asunción, el 53 por ciento eran mujeres, contra el 47 30. Es interesante esta anécdota de Halley Mora, pues observa que el mismo fue admitido en el Banco, a pesar de no haber aprobado el examen de admisión. Señala que “fracasé, pero en homenaje a mi flamante diploma de honor de combatiente del Batallón Blas Garay fui admitido.” (Halley Mora (1999: 115)
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por ciento de varones��.
Poco más de 20 años después, en �972, la población de Asunción apuntada
más arriba se dividía en un 53,19 por ciento de mujeres y 46,81 por ciento de
hombres. De una población de ���.229 personas mayores de siete años, 200.967
cuentan con instrucción primaria, 92.608 con educación secundaria, y �7.840
con educación universitaria�2. De las personas con educación secundaria, el
56,5 por ciento eran mujeres. Esta tendencia educativa que se observa en la
educación primaria – un mayor número de mujeres – se observa en Asunción
hasta la década de los 90, aproximadamente��.
Acompañando los datos estadísticos, se observa que entre los años ’70 y ’80
del siglo XX, se da un el salto en términos de población y de crecimiento en el
país. Esta situación coincide con el inicio de la construcción de la hidroeléctrica
de Itaipú en 1973, emprendimiento conjunto de Paraguay y Brasil, una de las
mayores – hasta ese momento – en términos de capacidad instalada.
Gran parte del mercado consumidor de medios impresos se concentraba en
Asunción, de ahí la importancia de apuntar los cambios que, en relación a su
población y nivel de instrucción, se presenta en esta ciudad. Por otro lado, una
población sumamente joven del país, contribuye con una fuerza de trabajo tam-
31. Datos del Censo de Población y Viviendas, año 1950. DGEEC, Asunción, 1954.32. Datos del Censo de Población y Viviendas, año 1972. DGEEC, Asunción, 1972. A estos datos es necesario adicionar, 19.587 personas sin ningún año aprobado, y, finalmente, 2.227 personas que no declararon. 33. Ver Censo de Población y vivienda, 1992 y 2002. DGEEC, Asunción.
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bién joven en los distintos medios impresos durante estos años. Cáceres (1998)
apuntaba este fenómeno ya para fines de la década de los ’40 del siglo pasado.
Igualmente, González Delvalle (2003) observa que el periodismo se alimenta
de “sangre joven”, señalando igualmente, que él mismo comienza sus estudios
en una escuela de periodismo con �9 años, siendo que ingresa profesionalmente
al campo a los 22, en �958, en El Independiente, entonces dirigido entonces
por Víctor J. Simón�4.
6.2. Procesos endógenos
Para el estudio de las transformaciones que se dan al interior de los periódi-
cos a lo largo de la década de los ’50, ’60 y ’70, voy a tomar tres aspectos que
considero importante destacar en este proceso, sin que la existencia de otros,
opaque su importancia.
a. Temas: se amplían los temas normalmente abordados por los medios im-
presos, introduciéndose nuevas secciones o áreas que expresan la incorporación
diferenciada de nuevos lectores.
b. Narrativa. Cambios en la forma de contar los hechos sociales.
c. Se estructuran textos, en función a las secciones. Al introducir nuevas
secciones o áreas para determinados públicos lectores que se incorporan al
�4. Uno de los principales articuladores para la apertura del Instituto de Periodismo en la Facultad de Filosofía, UNA. Designado en 1968, “como primer director del área.” (Monte de López Moreira, 1998: 154)
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mercado, la construcción de dichos textos se vuelve más especializada.
d. Diagramación de los medios impresos. Para captar el interés de un pú-
blico mayor y diferenciado socialmente, es decir, buscar la incorporación de
nuevos lectores, los medios emprenden una estrategia de mercado que incluye
una transformación en el diseño de las páginas, asimismo en los avisos que se
insertan.
Para el desarrollo de los puntos señalados, efectué el siguiente recorrido:
a. Seleccioné la segunda semana del mes de agosto de los años �955, �965 y �975, de manera a efectuar el levantamiento empírico de los datos.
b. Construí las matrices de datos correspondientes a dos medios impresos diarios: La Tribuna y El País.
c. Analicé, y crucé los datos, incorporando el proceso de triangulación al análisis y estudio de los mismos.
A continuación, se presenta el análisis e interpretación de los datos empíricos
levantados, en los puntos señalados más arriba.
Temas
En este punto, el levantamiento incluyó las informaciones publicadas se-
parada, e independientemente de la extensión de la misma. Es decir, no llevé
en cuenta una de las variables en las mediciones de la mancha, centímetros x
columnas, que eventualmente nos daría una comprensión de la importancia
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relativa de la información para el medio. Tampoco incluí el aspecto gráfico, es
decir, si la información estaba o no acompañada por una foto o ilustración. Del
levantamiento, se excluyen las páginas destinadas a deportes, internacionales,
diversas secciones fijas como las tiras cómicas, avisos fúnebres, clasificados y
avisos varios. El cuadro No. 3, se refiere al año 1955.
Cuadro 3Contenidos por temas de dos diarios de Asunción, 1955 (en porcentaje)35
LA TRIBUNA EL PAIS
Poder Público 31,5 36,7
Política 2,8 8
Sociedad 27,6 �6,6
Entretenimiento 23,2 16,5
Negocios, trabajo y religión 9,9 5,9
Educación y ciencia 5 6,3
Total de matérias publicadas N=181 N= �37
En el siguiente gráfico, el No. 4, que corresponde al año 1965, es posible
35. Este levantamiento excluye lo que podríamos considerar “secciones fijas”: páginas deportivas, humor o tiras cómicas, crucigramas, cartelera de espectáculos, horóscopo e informaciones generales de “servicio público”. En el caso de El País, también excluye el editorial.
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observar una gran transformación en cuanto a los temas. Claramente dos as-
pectos se destacan: la inserción de un área destinada a los sucesos policiales
y judiciales, asimismo otro destinado a la mujer. Esto expresa estrategias co-
merciales de los medios. Por un lado, La Tribuna intentando atraer un público
femenino de lectoras, mientras que El País interesado en captar un público
interesado por informaciones policiales y accidentes. Es importante destacar
que, una de las estrategias comerciales que imprimen los medios impresos en
Paraguay, de manera a ampliar su mercado de lectores, es el sensacionalismo en
la información. Y esto se expresa, de alguna manera, en los titulares, asimismo
en el texto, que El País imprimía a las noticias sobre hechos delictivos como
robos, asesinatos, e inclusive accidentes diversos.
Cuadro No. 4Contenido de dos diarios de Asunción, 1965 (en porcentaje)36
LA TRIBUNA EL PAISPoder Público1 38,9 36,8
Política� 0,5 1,3 Sociedad3 21,1 17,1Policial/Judicial4 1,1 �3,0
Mujer5 8,4 0
36. De igual manera, excluye las denominadas “secciones” fijas, asimismo el área editorial, para el caso de La Tribuna.
Pauta Geral, 9 (2007), 95 - 180 http://pautageral.editoracalandra.com.br �52
Entretenimiento6 12,6
9,9
Negocios, trabajo y religión7 10
9,9
Educación y ciencia8 7,4
�,0
Total de matérias publicadas N= 190 N= 15�
1. Incluye Poder Ejecutivo, Legislativo, organismos públicos diversas, Municipalidad, Fuer-zas Armadas, y otros. No incluye Poder Judicial.
2. Incluye exclusivamente informaciones políticas relacionadas a partidos, en este caso al Partido Colorado.
�. Incluye informaciones diversas sobre aspectos de la sociedad, informaciones de “servicio y utilidad pública” que se publican en las páginas en las cuales también se insertan informa-ciones nacionales. Algunas informaciones en este campo, incluye la presencia de autoridades nacionales, como por ejemplo, la actividad de la Asociación de la Prensa, en homenaje al presidente Alfredo Stroessner en �955 y �965.
4. Incluye informaciones relacionadas al área policial, asimismo casos en los tribunales.
5. Incluye una variedad de contenidos relacionados a la mujer: moda, actividades profesio-nales, belleza, etc.
6. Actividades relacionadas al cine, teatro, actividades culturales diversas, etc. Excluye tiras cómicas.
7. Actividades relacionadas al campo empresarial, de trabajadores, sindicales, conflictos obreros. Asimismo, diversos aspectos y actividades relacionadas a la religión. Algunas actividades religiosas están relacionadas con la presencia en ellas de autoridades del Poder Ejecutivo, como es el caso de ciertas “bendiciones” de locales, o precesiones.
8. Textos relacionados a aspectos o actividades educativas (que no se relacionan directamen-te con el Ministerio de Educación), y estudios, investigaciones o incentivos a las ciencias.
Si hacemos un corte en función al espacio social, podemos afirmar que gran
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volumen de la información se orienta a un público lector residente en Asunción
y ciudades aledañas, aunque las informaciones relacionadas al poder público,
sean transversales a esta situación. Sin embargo, La Tribuna introduce, en �965,
un espacio destinado a informaciones del interior del país que, sus en diversos
aspectos, incluye el área social. Estos se insertaban, generalmente, en el segundo
cuaderno. Un aspecto importante a destacar, es que ambos medios mantienen,
durante el período investigado, un volumen muy próximo de informaciones
relacionadas al área del entretenimiento.
Finalmente, en el caso de La Tribuna, se observa la inserción de un segundo
cuaderno o “segunda sección” como señalaba más arriba, con contenidos más
específicos, orientados a diferenciar sus consumidores. Esta situación se presenta
claramente con este medio, mientras que El País edita suplementos especiales
en función de la coyuntura político-social.
A partir de estos datos, es posible observar las transformaciones que van
incorporando los medios estudiados, en función a cambios en la sociedad pa-
raguaya. Todo esto da inicio a una progresiva fragmentación de la audiencia.
Narrativa
Para Schudson, “la noticia no es un espejo de la realidad. Es una represen-
tación del mundo, y todas las representaciones son subjetivas” (Schudson,
2003:33). En consecuencia, y si aceptamos estos conceptos como una matriz
de trabajo, las construcciones textuales presentes en el periodismo construyen
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determinadas representaciones del mundo, que por su vez son productos de de-
terminadas estrategias narrativas (Bourdieu, 2000), del medio y del periodista.
El periodismo paraguayo del siglo XIX e inicios del siglo XX adoptó, como
forma de contar los hechos, el acompañar los mismos de la forma que fueron
sucediendo, o sea, de manera cronológica.
Comparando los textos de �955 con el de �965, se puede observar que La
Tribuna, asimismo El País, se encuentran en el camino que los conduce a
adoptar otra, o cambiar su estrategia narrativa. Durante este proceso de trans-
formación del texto periodístico, los medios van paulatinamente eliminando la
forma tradicional de contar una historia o un evento, que lo presenta en orden
cronológico y lo cierra con una conclusión dramática. En sustitución, los me-
dios comienzan a adoptar el nuevo estilo, la nueva estrategia de la pirámide
invertida mediante la cual el texto se inicia con referencia a los aspectos más
importantes del evento en cuestión, para luego ir introduciendo elementos “no
sustanciales” al mismo.
Textos y secciones
La presencia de secciones o áreas destinada a temas específicos en los medios,
e.g. deporte, policiales, también está relacionada a una manera específica, no
solamente de leer, mas también de escribir.
Entre las nuevas secciones observadas en los años �955 y �965, emergen
claramente dos: una dedicada a la mujer y otra a sucesos policiales y judicia-
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les. Si bien ambos temas estaban presentes de manera alternada e intermitente
en los medios del siglo XIX, asimismo en los de la primera mitad el siglo XX
paraguayo, es a partir de estos años cuando los mismos emergen como una
sección específica.
Enseñanza del Periodismo
Uno de las grandes transformaciones “colaterales” que experimenta la prác-
tica periodística, asimismo el texto, es cuando, desde los años ’50, comienzan
a funcionar las primeras Escuelas de Periodismo en el país. En consecuencia,
el texto se normatiza, y la redacción se estructura en reglas fijas y más rígidas.
Por otro lado, desde �965, con la creación del Instituto de Periodismo en la
Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (Monte, 1998), y
un año más tarde, con la apertura de la carrera de Medios Modernos de Comu-
nicación (Periodismo) en la Universidad Católica de Asunción, el periodismo
adquiere un estatus universitario. Esto coincide con la gran onda de estudios
de periodismo impulsada por la UNESCO, y que se concretaría en la región
con la creación, en �960, del Centro Internacional de Estudios Superiores de
Periodismo (CIESPAL), instalada en la Universidad Central de Quito, Ecuador
(Meditsh, 1999).
Diagramación
De los dos medios investigados, solamente La Tribuna mantiene el mismo
formato, tipo sábana durante los períodos estudiados. El País, pasa de éste
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formato a tabloide, disminuyendo sustancialmente la inserción de avisos co-
merciales en sus páginas. El aumento de las páginas diarias de La Tribuna, no
solamente significó la introducción de nuevos espacios y, consecuentemente,
la posibilidad de captar nuevos lectores, mas también implicó un aumento de
anunciantes para el medio.
Emergencia de las Agencias de Publicidad
Según Biedermann (�999), quien inaugura su propia agencia de publicidad
en el año 1954, existían en el mercado varias agencias que realizaban el trabajo
de manera sumamente artesanal. Entre los años ’50 y ’60, y paralelamente a las
transformaciones que se van sucediendo en la sociedad paraguaya, asimismo
en el propio medio impreso - con la introducción de nuevas secciones orien-
tadas a la captación de un público de lectores -, las agencias de publicidad se
van consolidando y jugando un papel importante en los cambios al interior del
medio impreso. El salto para doce páginas del diario La Tribuna, la presencia
de un segundo cuaderno o segunda sección, está estrechamente asociado a la
ampliación del sus lectores, lo cual por su vez, también está relacionado con
el ingreso de agencias publicitarias que comienzan a pautar los avisos de sus
clientes, en función a diversos aspectos del mercado y a la penetración del
medio. La Tribuna sufre también una transformación en cuanto a su diagra-
mación, y la parte gráfica del mismo también incorpora las exigencias de un
mercado más exigente y en continuo ascenso. El espacio dedicado a los avisos
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comerciales ocupa gran parte de sus páginas, salvo la tapa y la pagina cinco,
en su edición de �965.
Los años ‘70
Antes de concluir esta sección me gustaría referirme brevemente a los últimos
años de la década del ’60 y a la de los años ’70. La primera marca la presencia
de un nuevo medio impreso de comunicación, ABC Color, en �967. Con la
presencia de este nuevo medio en el mercado periodístico nacional podemos
considerar que, finalmente, el ciclo se cierra. Este diario entra al mercado con
una división clara de temas y secciones, con 24 páginas inicialmente, culmi-
nando el año ya con 32 y una edición de aproximadamente 20 mil ejemplares
diarios. Gran parte de las técnicas modernas del periodismo, están presente en
su redacción. La presencia del color en tapa, asimismo en la contratapa, y la
impresión de avisos en colores, transforma totalmente el mercado editorial para-
guayo, forzando una nueva readecuación de los medios impresos hasta entonces
presentes en el mercado de publicaciones paraguayas. En �975, La Tribuna ya
se encuentra plenamente integrada a esta realidad de la nueva construcción del
texto en su redacción. Continúa con �2 páginas, sin embargo ha logrado insertar
una página más a las informaciones nacionales – ahora son tres páginas -, y
destina una pagina a cada tema: mujer, entretenimiento y policial.. La sección
policial, por su parte, gana protagonismo en este medio en �975.
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7. Periodismo y consumo cultural
La práctica periodística fue entendida de varias formas a lo largo de la historia
de la disciplina. Una de las contribuciones de la investigación norteamericana
fue la de considerarla con una institución de responsabilidad social (Peterson,
�96�). Esta postura asume que los medios impresos generalmente toman la
forma y la “coloración” de las estructuras sociales y políticas en las cuales se
insertan y operan. Sin embargo, y desde una perspectiva un poco diferente, en
cuanto a los énfasis, Schudson (200�) entiende al periodismo como un género
cultural, y al género que mejor define esta practica, a la noticia, como una forma
cultural. Alternativamente, según este mismo autor, es también posible entender
a la noticia como una mercancía manufacturada, y de esta manera situarla en
el amplio campo de la producción capitalista. Mientras que Peterson coloca el
énfasis en la institucionalidad de los medios, Schudson lo hace en el proceso
interno que lleva a la construcción de una narrativa periodística. A partir de
Schudson (200�), y de Ricoeur (�999), cuya teoría ya lo había introducido en
las primeras secciones, considero al periodismo como un genero cultural, es
decir un artefacto literario que posee su propia dinámica en procedimientos y
en la elaboración del texto, asimismo como una representación de la realidad,
pues pretende que el mundo que describe equivalga a los acontecimientos del
mundo real. En consecuencia, el periodismo como toda representación de la
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realidad, es selectivo con las reglas que se impone.
En secciones anteriores he tratado de aportar datos cuantitativos relacionados
a diversos aspectos educativos y culturales del país, asimismo de la ciudad de
Asunción. Considero que los mismos pueden ayudar a entender y, a partir de
ellos poder interpretar algunos procesos que se dieron en el campo del perio-
dismo entre los años 1950-1970. Así por ejemplo, un aumento cualitativo de la
población está relacionado no solamente a la existencia de un mercado potencial,
sino también al mercado de bienes simbólicos, entre los cuales el periódico
constituye un componente importante. El aumento de número de lectores, está
directamente relacionado a la ampliación de los espacios sociales educativos,
es decir, a una creciente población que ingresa – y preferentemente culmina
– al sistema educativo primario, secundario y también universitario. Estas
ideas de un aumento del espacio educativo, si bien constituyen casi siempre
propuestas inconvenientes para el Estado, están insertas en el amplio y gran
espíritu de la modernidad que ve, en la educación amplia y en el acceso público
y gratuito a la misma, uno de los fundamentos del Estado que se construye en
la modernidad. Una parte importante de estas propuestas se desarrollan en el
país con la presencia de Ramón I. Cardozo en el diseño de un modelo educativo
a comienzos del siglo XX. Las mismas son incorporadas – aunque de manera
sumamente precaria – como una de las variables en la construcción del Estado
postguerra del ’70, y cobran fuerza con las discusiones a inicios del siglo, como
Pauta Geral, 9 (2007), 95 - 180 http://pautageral.editoracalandra.com.br �60
señalé más atrás.
La defensa de la escuela pública y gratuita como el locus privilegiado de
acceso al conocimiento, nunca fue cuestionada en Paraguay, hasta fines del
siglo XX, cuando el Estado estaba agotado en esta área, y las ideas que sus-
tentaban este proceso también habían sido sacudidas por un perverso – y hasta
mediocre – proceso de privatización del saber. El ideal de la educación para
todos, fuertemente presente en las élites latinoamericanas entre los años �880-
1920 (García Canclini, 1990), significó, años más tarde, la masificación de las
escuelas y, posteriormente, las universidades. Paraguay, aunque tardíamente,
se incorpora a todo estos vientos de “cambio”, desarrolla estrategias para evitar
incorporarlas de una manera amplia y decidida. Es por esta razón que el proceso
educativo no puede ser una variable que permanezca ignorada en el movimiento
de ampliación del mercado de consumidores de bienes culturales. Según Mar-
tín-Barbero (�987), los años ’�0 y ’40 del siglo XX marcan, en América Latina,
la irrupción de las masas en la ciudad. Estas buscan trabajo, salud, educación
y diversión. En algunos países la masificación era la integración de las clases
populares a la sociedad y la aceptación, por parte del derecho de las masas, a
los bienes y servicios que hasta entonces sólo habían sido privilegio de unos
pocos. En Paraguay, algunos medios interpretan estos procesos tímidamente,
incorporando temas no “tradicionales” a las páginas, de manera que las masas
que ingresan al mercado consumidor de periódicos encuentren en ellos formas
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de ver el mundo, de sentirlo y de expresarlo, como diría Martín-Barbero.
Para Bourdieu, uno de los teóricos más representativos del estudio del
consumo cultural en los últimos cincuenta años, es importante “establecer las
condiciones en que son producidos los consumidores de bienes culturales y
su gusto”. (Bourdieu, 2002: 62) En uno de sus trabajos de los años ’60, Los
Herederos, apunta que el ingreso a los estudios universitarios y el éxito en el
mismo, está signado, en gran medida, no por las aptitudes o las personas, sino
que en realidad dependen de orientaciones precoces que son, por definición,
resultado del medio familiar, es decir, de las “tradiciones familiares”, y consti-
tuyen una cuestión de clase. Igualmente, el gusto por obras de arte no es algo
que aparece espontáneamente en los individuos sino que éstos están asociados
a herencia de grupos y segmentos sociales. En términos de consumo cultural,
el investigador señala:
“Contra la ideología carismática, que toma los gustos en materia de cultura legítima como un don de la naturaleza, la observación científica muestra que las necesidades culturales son el producto de la educación: la investigación establece que todas las prácticas culturales (frecuentación de los museos, de los conciertos, de las exposiciones, la lectura, etc.) y las prefe-rencias correspondientes (escritores, pintores o músicos) están estrechamente ligadas al nivel de instrucción (evaluado, según el título escolar o los años de estudio) y, en segundo lugar, al origen social. El peso relativo de la ecua-ción propiamente escolar (cuya eficacia y duración dependen estrechamente del origen social) y de la educación familiar varía según el grado en el cual las diferentes prácticas culturales están reconocidas y preparadas por el sistema escolar, y jamás es tan fuerte la influencia del origen social como en materia de cultura libre o de cultura de vanguardia.” (Bourdieu, 2002:62)
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En consecuencia, si asumimos que la lectura de un periódico es un consumo
cultural que está asociado al nivel de instrucción, es decir, a la educación de un
determinado individuo o grupo social, el cambio en esta variable significará el
potencial ingreso al mercado de un determinado número de nuevos lectores.
Sin embargo, este ingreso está marcado por la herencia que se ubica, entre otros
espacios, en el seno familiar. El encuentro con el periódico no tiene nada
“del flechazo ordinario que se quiere ver allí, y el acto de fusión efectiva, de Einfühlung (empatía) que forma parte del placer…supone un acto de conocimien-to, una operación de desciframiento, de decodificación, que implica la puesta en práctica de un patrimonio cognitivo, de un código cultural.” (Bourdieu, 2002:63)
Los procesos educativos que se inician entre los años ’20 al ’50, permiten la
emergencia en los años ’60 y ’70, de una nueva generación de potenciales lec-
tores. Y éstos, por su vez, traen una herencia cultural estampados en sus frentes,
como sus nombres y apellidos, como procesos que están “muy estrechamente
ligadas a diferentes posiciones posibles en el espacio social y, por ello, estrecha-
mente incluidas en los sistemas de disposiciones (habitus) característico de las
diferentes clases y fracciones de clase” (Bourdieu, 2002: 66). Las preferencias
y los gustos, es decir, el leer un determinado género narrativo, o un determinado
periódico, como también el propio acto de leer, están estrechamente ligados al
nivel de instrucción y, en segundo lugar al origen social, según este investiga-
dor. Por otro lado, y siempre acompañando a Bourdieu, el peso relativo de la
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instrucción escolar y de la educación familiar varía según el grado en el cual
las diferentes prácticas culturales están reconocidas y preparadas por el sistema
escolar. La influencia del origen social es sumamente fuerte, y es lo que dis-
tingue en términos del gusto y delectación por la lectura. La misma puede ser
un hábito incorporado “normalmente” a determinado individuo, como también
puede ser un hecho social digno de ser reconocido como tal, al no constituirse
una practica “natural” de un determinado individuo pertenecientes a sectores
sociales, entre las cuales el hábito de la lectura no se encuentra incluido en el
sistema de disposiciones.
Siendo la lectura de periódicos una necesidad cultural que surge del proceso
educativo, es prácticamente una consecuencia “obligada”, que el medio que
encaraba esta distinción, La Tribuna, haya apoyado decididamente la creación
del Instituto de Periodismo en la Facultad de Filosofía de la Universidad Na-
cional de Asunción, asimismo haya mantenido su funcionamiento asumiendo
los honorarios de sus docentes por algunos años (Monte, 1998). La postura
asumida por este medio, de invertir en la formación de redactores, cronistas,
es decir periodistas para la sociedad paraguaya, implicaba apuntar a otro as-
pecto del periodismo. El campo de los lectores, la extensión de los espacios
educativos ampliando el número de personas que sepan leer y escribir, cons-
tituye una política del Estado, en la cual los medios pueden presionar para su
implementación. Asimismo, también se beneficiarían de sus consecuencias.
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Por otro lado, la formación del segmento específico de redactores y periodistas,
destinados a construir los textos que los lectores van a fruirlo, bien podría ser
una actividad estratégica de los medios: la creación del campo periodístico. Y
esta visión empresarial, la de invertir en el segmento que construye y redacta
la información, estuvo presente en el diario La Tribuna en los años ’60.
En consecuencia, un aumento en la comercialización de medios en el país,
asimismo el diseño de toda y cualquier estrategia de manera a incorporar un
mayor número de lectores – en el caso de los medios impresos – está direc-
tamente relacionado al nivel de instrucción, asimismo al origen social. De la
misma forma que Biedermann (�999) señalaba que a mediados de los años ’40,
el escuchar radio significaba “estar en la moda”, en los años sesenta leer un
medio – y más aun si este medio era La Tribuna – constituía una distinción, en
el sentido bourdesiano, que el propio medio lo entendía muy bien, y trabajaba
para ello.
Por estos años también se va consolidando un mercado de bienes simbólicos.
Los medios estudiados destinaban, en los años ’50 y ’60, más de una página al
área de entretenimiento, en sus diversas dimensiones: teatro, cine, actividades
culturales diversas. Paralelamente, las empresas distribuidoras y exhibidores
cinematográficas, introducen avisos cada vez más destacados, anunciando
estrenos exclusivos de películas, asimismo alimentando la presencia de textos
específicos relacionados a los “estrenos de la semana”. La crítica cinemato-
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gráfica comienza a dar sus primeros pasos, y el gusto artístico a distinguirse,
ante la presencia de un público de lectores segmentado. Semejante análisis vale
para la emergencia en las páginas de El País, de una sección dedicada a la in-
formación policial. El gusto por lo escatológico social, por el sensacionalismo,
va de la mano del nuevo grupo societario que ingresa al mercado de lectores,
que puede distinguirse claramente de aquel grupo que gusta de las secciones de
cultura o arte de los medios. Y esta distinción también se manifiesta en el texto,
es decir, en la narrativa empleada para contar los hechos sociales, orientados
a públicos distintivos.
8. Espacios sociales, transformaciones y nuevas prácticas periodísticas
Para Schudson (200�) la introducción en los Estado Unidos de una forma
“objetiva” de narrar los hechos sociales, viene de la mano de dos procesos.
Por un lado, el paulatino aumento en la segunda mitad del siglo XIX de las
reformas partidarias, y la creciente separación del periodismo de los partidos
políticos. Esta separación lleva al periodismo a la búsqueda de otros soportes,
encontrándolos en el mercado. Por el otro, un intento por tornar la practica y
el ejercicio profesional más “científico”, al incorporar a la disciplina los refe-
rentes formales de las ciencias que propone la modernidad. Esto implica una
separación, un distanciamiento entre el sujeto y el objeto, entre el periodista
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y el hecho social, que luego va a ser contado o narrado en el texto. Si bien es
posible que esta perspectiva de análisis esté presente en distintas regiones y en
distintas practicas periodísticas, no puede ser considerada como modelo uni-
versal. Las diferencias y los modos desiguales y desviados de incorporación de
la modernidad en América Latina – asimismo en Paraguay -, son sumamente
distintos a los impulsados en Europa y Estados Unidos (Martín Barbero, 1987;
González, 1938).
La visión de la institución periodística como educadora de los ciudadanos,
va perdiendo fuerza a medida que los medios abandonan su contenido alta-
mente político partidario. Se instala una de las primeras grandes tensiones en
el periodismo paraguayo del siglo XX - al expandirse el mercado de lectores
-, entre, por una parte, el público lector que cree que el rol de la prensa es edu-
car a las personas y ser guardián de la libertad de expresión de la sociedad, y
por otro parte, el director o propietario, que piensa que el principal propósito
del periódico es hacer dinero y captar un público lector cada vez mayor, y
consecuentemente anunciantes. Los editores aumentan el número de lectores
tornando el diario más sensacionalista e incorporando temas relacionados a la
mujer, al deporte, y al entretenimiento como nuevos espacios, lo cual resulta
en un refuerzo del papel “educativo-informativo” de la prensa. El público lec-
tor continúa con la realidad de los medios del siglo XIX, entendiendo a éstos
como el de abogado político y campeón en la lucha por una mejor sociedad.
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Propietarios y editores, por su parte, piensan en la realidad del siglo XX, en el
entendimiento de los periódicos como empresas orientadas por consideraciones
comerciales que buscan la ganancia.
El proceso de crecimiento poblacional, el aumento de las personas en
torno a las ciudades, la migración del campo a la ciudad, tornando la periferia
de las ciudades en centros dormitorios y marginales, el aumento de los índices
de literalidad de la población, y el pequeño boom económico de los años ´60 y
luego de los ´70 con Itaipú, introduce un nuevo público consumidor, haciendo
posible la expansión del consumo de bienes masivos, inclusive culturales. De
esta manera, la diversificación de consumidores de los periódicos, incluyendo
a las mujeres – en 1961 se consigue el voto femenino -, la ampliación del área
de deportes, el crecimiento de las secciones policiales y judiciales, e inclusive
el área de entretenimiento y sociales, solamente es posible creando un público
pasible de consumir bienes culturales en torno a la ciudad de Asunción y sus
alrededores. Para el público que ingresa como nuevo consumidor, como nuevo
lector de periódicos, estos procesos se presentan como parte de una dinámica
educativa iniciado mucho antes. Se considera al periodismo como defensor
de sus derechos individuales y, por consiguiente, de los derechos y libertades
sociales: una idealidad que viene de la realidad de los periódicos del siglo XIX.
Mientras, los propietarios y editores piensan en las nuevas realidades de los
años ’50 y ’70 del siglo XX, la del periodismo como empresa orientado por la
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lógica del capital.
Los editores y propietarios estaban cada vez más decididos a comercializar
su producto de manera a atraer una audiencia más amplia de lectores para atraer
ingresos en avisos publicitarios que, por su vez, son necesarios para pagar nue-
vos equipamientos y tecnología. Como consecuencia de esto, el papel político
– muy fuerte en América Latina en las primeras décadas del siglo XX (Martín
Barbero, �987)- y educativo de las publicaciones se reduce: la noticia como
información van siendo reemplazada por la información como mercancía.
La presencia de una nueva técnica en el periodismo paraguayo, la de la
pirámide invertida, no significa necesariamente la introducción de la idea de
objetividad en la narrativa periodística. La narrativa cronológica – característica
del tratamiento de la información hasta bien entrado el siglo XX en Paraguay
– constituye también una técnica de redacción, como otra cualquiera. Lo que
cambia, a partir de la realidad política de los años ´50 y ’60, y de la irrupción
del periodismo como disciplina académica, enseñada en escuelas y universi-
dades, es el espíritu del tiempo, el zeitgeist, que termina introduciendo en los
corazones y mentes de la sociedad paraguaya, la consideración del periodismo
como un área de estudios, sujeto a las mismas reglas de las demás ciencias,
que desplaza al existente “espíritu político-partidario”. Como tal, esta práctica
debe adoptar los métodos de la ciencia que emerge con la modernidad�7. De esta 37. Para una crítica a esta propuesta desarrollada por Malinowski (1975), ver el interesante trabajo de Clifford (1992)
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manera, al mismo tiempo de convertirse el periodismo paraguayo en disciplina
universitaria, se transforma y se convierte en una práctica cuyo compromiso
está con la forma objetiva de contar los hechos. Pero para esto, no fue necesaria
la introducción de reformas políticas y la emergencia de un gran espíritu de
cambio, a semejanza de las transformaciones ocurridas en los Estados Unidos.
Todo lo contrario.
No fue el desarrollo democrático del mercado, o el desarrollo de una sociedad
de mercado, que introdujo la idea y proceso de objetividad en el periodismo
paraguayo, a semejanza de lo que Schudson (1978) señalaba para el periodis-
mo norteamericano, sino todo lo contrario. En Paraguay fue exactamente la
falta de un mercado democrático, de un libre juego de la oferta y la demanda,
la presencia de un sistema político opresivo, que obligó por un lado, y forzó
por el otro, a editores a construir textos más “objetivos” y con el menor riesgo
de introducir opinión en dicha narrativa. Combinados con los aspectos de las
transformaciones endógenas que señalaba más arriba, estos contextos contri-
buyeron a la implementación de un nuevo periodismo en el país, cuyos inicios
es posible observarlos ya desde los años ’50; la dictadura de Stroessner se
instala en �954.
A partir de la presencia inmanente de este proceso en la sociedad y en los
medios impresos paraguayos, la visión de la función educativa o de moralizadora
fue siendo cada vez más cuestionada y relegada. Desde ese momento, pasa a
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existir una mayor preocupación por circulación del medio, y, en consecuencia, el
área comercial y de avisos pasa a ganar mayor preponderancia. Esto es posible
observar en el periódico La Tribuna. El sustancial aumento de seis para doce
páginas en el período estudiado, significó un aumento en el espacio destinado a
los avisos que se insertan en dicho medio. Significó también la introducción del
sensacionalismo en los medios, noticias triviales y entretenimiento, a expensas
de la opinión editorial, del análisis social y de los comentarios más duros.
Consecuentemente, con el declino de importancia del área editorial, de no-
ticias “duras” y del análisis de las mismas, los periódicos estaban perdiendo su
poder educativo, abandonando el concepto del periodismo como servidor de
las causas públicas. Es importante señala que La Tribuna, durante gran parte
de los años ’50, adoptó la estrategia de no introducir una opinión editorial en
sus ediciones diarias. Recién la vuelve a retomar en los años ’60, ya con una
nueva dimensión y proyección, pues el espacio de opinión del medio se reduce
a dos columnas por 25 a �0 líneas. El efecto político del proceso iniciado una
década atrás – la eliminación del área de opinión del medio, por el de un texto
más ligero y sin opinión -, se observaba claramente en los años ’60 en La Tri-
buna. Se estaba pasando de un periodismo centrado en “un foro de discusión”
(Nord, 200�), para el de un periodismo que orientaba sus informaciones y las
fundamentaba, en los “hechos”. Si bien ambos modelos conviven durante gran
parte de la práctica periodística paraguaya, los hechos no hablan por si solos, si
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es que el periodista no lo escribe, es decir, no lo construye como tal. Se cambia
la autoridad de los hechos por los hechos de la autoridad, en gran parte de los
años ’50 y ’60. Estos textos, tampoco pueden ser considerados como modelos
factuales de periodismo, sino más bien como ejemplos de un gran control social
y político del gobierno de Stroessner sobre las construcciones textuales. Las
estrategias del medio para vencer a ellas dan sus frutos, inconcientemente, y
surge el moderno periodismo paraguayo. La contemporaneidad se instala, y la
modernidad tardía, finalmente, ancla sus contenidos y formas en el periodismo
paraguayo.
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