Las empresas transnacionales en la Argentina ÍÜ
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INT-0420 3NES UNID^miMillilOTPViPfPliUff AMERICA LATINA Y EL CARIBE
Las empresas transnacionales en la Argentina
C a> E 3 O O "O
ÍÜ
OFICINA EN BUENOS Al RES
Documente de Trabajo N° 16
Distribución LIMITADA
CE PAL Comision Economica para America Latina y el Caribe "íficina en Sueños Aires
LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN LA ARGENTINA
Buenos Aires, Agosto de 1985
LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN LA ARGENTINA
Estudio realizado por los señores Daniel Azpiazu y Bernardo Kosacoff con la colaboración de Javier Cardozo y Eduardo Basualdo, en forma asociada entre la Oficina de CEPAL en Buenos Aires y la Unidad Conjunta CEPAL/CET sobre Empresas Transnacionales. Las opiniones que se expresan son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vis ta de ambas instituciones.
Indice
I. ANTECEDENTES HISTORICOS CE LA PRESENCIA ZE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN lA ECONOMIA AFGF- ITEfA a. Aateceden-es y evolución histórica de las inversiones
extranjera?, flujos de capital y reinversiór. de utilidades
b. La distribuci6n sectorial ¿e las inversiones extranjeras. Modificaciones significativas desda principios de siglo .
c. Origen de la inversión extranjera en la Argentina: de la hegemonía inglesa ai predominio estadoiatidense
d. Los modelos de acumulaci6n y la presencia de las ET. Su inserci&n en la estructura econSmica
Anexo estadístico I
II. LAS EMPRESAS TRANSMACIONALES Y LA POLITICA APERTURISTA DEL ULTIMO GOBIERNO MILITAR a. La evoluciSn de la lED y las nodalidedes de
inversiSn 1976/83 . . . . b. Diatrlbuciín sectorial y pals de o.rigBi de la lED, 1977/83
La pérdida de significación de la industria nanufacturera c^ La iaversiSn extranjera directa en el sector financiero
argentino d. Las inversiones estadounidenses en la Ar^otlna . . . . . Anexo II: Bégiaen legal de inversiones extra»jeras An«xo estadístico II
III. LAS EMPRESAS TKANaJACIONALES Y LA IHEUSTSIA •hASUFACTORERA ARGENTUiA a. Gravitación económica y características principales de las
ET manufactureras — 1 . Participación de las ET en la producción industrial. .
2. ET manufactureras. Tamaño de planta predominante y grado de propiedad del capital extranjero
3, Las ET industriales, di versificación y especialización productiva
Página
1
1
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112 "128
132
131+ 134
151
1 f i1
b. La evoluciSn de las E7 industriales en el decenio últiiro. 1. Evolución de la prcducción de las ET y su relation ccn
el desenvolviTieTico sectorial, en el plano global, según tipo de bien, grade de concentración de los mercados y carácter de las subsidiarias . ,
2. La elite industrial y pi^esencia trsnsnacional. l raodifioacion'-:s-sustaTitivas del período . .
IV. RI;RLEXÍO;ÍES F
ANEXOS ESTAD:
. BIBLIOGRARIA
17:
170
135
193
233
251
Cuadro
1
2
3
6
7
8
9
10
11
Lista de cuadros
Argentina: Inversión extranjera por periodos y total, 1912/1965 "
Página
Argentina: Inversión extranjera; promedios anuales, por período y generales, 1912/1965 Argentina: Inversión extranjera; promedios an-uales, de ios períodos con relación a los promedios anua-les generales . . Argentina: Empresas extranjeras de servicio püblico nacionalizadas entre IS^ie y latS
Argentina: Distribución sectorial de las inversiones extranjeras, 1909 . . Argentina: Principales rubros de las inversiones ex-tranjeras , laos/igi+s Argentina: Capitales extranjeros por rama de activi-dad económica en 19H9 y 1955. . Argentina: Inversiones extranjeras en la producción de bienes, 19U9 y 1955. . Argentina: Cistribución sectorial de las inversiones extranjeras, 1955/72 y 1976 Argentina: In vers iones extran jeras privadas a largo plazo, según país inversor, 1909/19'+9 Argentina: Inversiones privadas extranjeras, por pais inversor, 19'»9 y 1955
10
27
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1*0
C u a d r o Página
12 Argentina: li3tritucion de las inversiones ex-tranjeras directas autorizad.as por país de origen, 1955/1972 y 197e . m Anexo estadístico i 45
13 Argentina: Evolución de la inversión extranjera, 1918/1 975 lie
iH Argentina: Inversión extranjera directa autorizada segün modalidades de aporte, 1577/13o3 ¡iO
15 Argentina: Inversión extranjera autorizada, 1977--1983 ; total acumulado y promedios anuales 51
16 Argentina: Sectores de actividad de las nuevas em-presas constitiidas a partir de la inversión extran jera directa autorizada entre 1977 y 1980 . . . . T 59
17 Argentina: D i 31 r ii uc i 5r. sectorial de la? irvers iono-^ extranjeras autorizadas entre 1976 y 1983 _ 53
18 Argentina: inversiones extranjeras autorizadas entre 1977 y 1983 según pais de origen de la inversión . 65
19 Argentina: Distribución temporal de la lED autoriza da en el sector financiero T 67 , f
20 Argentina: Indicadores sobre la presencia de la ban ca extranjera en ei mercado de depósitos en pesos 7 70
21 Argentina: Evolución de la cantidad de sucursales bancarias según origen del capital 72
22 Argentina: Participación de los distintos bancos extranjeros, en el total de los depósitos en pesos captados por ios mismos 77
23 Evolución de la inversión de los EE.UU. en la Ar-gentina y en el mundo, 1976/1983 • • • 81
24 Argentina: Inversión directa acumulada de los EE.UU. por sectores de actividad, 1976/1983 85
25 Argentina: Estructura de la inversión directa de los EE.UU. por sectores de actividad, para años seleccio nados 86
26 Argentina: Ventas de las empresas estadounidenses, segúii destino geográfico y vinculación con el ad-quirente 1977 90
27 Argentina: Distribución sectorial del empleo en em presas transnacionales de los EE.UU. y costo sala-rial medio anual, 1977 93
28 Costo salarial medio anual en empresas estadouni-denses, en la Argentina y en otras regiones, 1977 . 96
Cuadro Página
29 Evoluciór. comparada de algunos indicadores vin-culaios i. ia lüí!; de los EE.'JU. , en el r.undo y en la Argentina, 1976-1983 100
30 Argentina: Flujos de capital asociados a la inversión directa estadounidense, 1975-1983. . . 102
31 Arger.tir.a: Tasas de rentabilidad y de reinver-sión de la inversión directa de los EE.UU., por
103 3i Argén', iná: TIu jos de capital asociados a la in-
version directa estadounidense en el sector pe-tróleo, 1976-1983 105
33 Argentina: Flujos de capital asociados a la in-versión directa estadounidense en la industria manufacturera, 1976- 1983 •• . . . 107
31 Argentina: Flujos de capital asociados a la in-versión directa estadounidense en el sector fi-nanciero, 197S-1983 108
Anexo Estadístico II 128 35 Argentina: Inversiones extranjeras por sector de
destino,, aprobadas entre el 1-3-77 y.el 31-12-83 • 128 36 Argentina: Inversiones extranjeras por país real
de origen, aprobadas entre el 1-3-77 y el 31-12-63 129
37 Argentina: Nómina de bancos extranjeros al 31-12-83 . 130
38 Argentina: Flujos de capital asociados a la in-versión directa estadounidense, 1950-1983. .• . . 131
39 Argentina: Participación de" las empresas trans-nacionales en la producción industrial, según sectores de actividad, 1973 135
40 Argentina: Gravitación de las empresas transna-cionales en la producción industrial, según es-tratos de concentración, 1973 139
41 Argentina: Participación de las empresas trans-nacionales en las ramas industriales según es-tratos de concentración, 1973 141
42 Argentina: Participación de las empresas trans-nacionales en el valor de producción según sec-tores industriales" y estratos de concentración, 1973 143
43 Argentina: Valor de la producción de las empre-sas transnacionales según tipo de bien y estra-tos de concentración, 1973 145
^¿ro Página
Argentina: Favtici pac i on de las empresas transnaoisr.ales en la produce ion industrial según ri:o de bien v estrato de concentra-ción, 1 97 3 ' 147
-•; P a n icipaciór. de las empresas transnaciona les en la producción industrial, según tipo de bienes en Argentina, Brasil y Mexi CO . 150
->0 Ar.4er.tina: Empresas transnacionales y esta-blecimientos bajo su control, según estra-tos de concentración; su gravitación rela-tiva en el plano agregado. . . 153
47 Argentina: Producción manufacturera nedia a-nual por esta'zleciniento , según origen de ca-pital, tanaflo y est ra tos de concentr ación, 1973 • 156
US Argentina: Empresas y estableeinientos con ca pital extranjero, según grados de control del mismo y estratos de -concentración, 1973. . . . 160
49 Argentina:' Distribución de las anpresas trans nacionales y de sus subsidiarias según la cantidad de subsidiarias vinculadas, 1973. . . 163
50 Argentina: Distribución de las eapresas trans nacionales y de sus subsidiarias, de acuerdo* con el desarrollo de su actividad industrial, 1973 164
51 Argentina: Distribución de las subsidiarias y de la producción industrial- de las 'empresas transnacionales con actividad en el sector ma nufacturero, 1973 166
52 Argentina: Distribución de las subsidiarias de las empresas transnacionales según sector de actividad. 19-3 168
53 Argentina: Participación de las empresas trans nacionales en la producción industrial, 1973-1983 173
Cuadros
54 Argantina; ? = rti?. ipación de las empresas trans nacioTiales er. la producción de los distintos tipos de bienes industriales 17ií
55 Argentina: Parxicipación de las empresas trans nacionales en la producción industrial, según estratos de concentración 178
56 Argentina: Producción industrial de las erapre sas transnacicnales según el número de subsi-diarias vincui-adas, 197 3 , 1981 , 1983 181
57 Argentina: Distribución de la producción in-dustrial de las empresas transnacionales por tipo de bien, según núinaro de subsidiarias vin culadas, 13"3-lá63 132
58 Argentina: Tasa de crecimiento anual acumula-tivo de la producción industrial, según carac terísticas ¿e las firmas productoras, 1973-1933 185
59 Argentina: Participación de las empresas trans nacionales en las ventas de las principales firaas industriales, según tramos de ordenamien to, 1976 187
60 Argentina: Participación de las empresas trans nacionales en las ventas de las principales firmas industriales, según tramos del ordena-miento, 1983 189
61 Argentina: Participación de las empresas trans nacionales en las ventas de las principales firmas, industriales, según tramos del ordena-miento, 1976 y 1983 191
52 Argentina: Las empresas transnacionales en las 300 mayores firmas industriales de 1983; trans formaciones verificadas respecto del ordena-miento de 1976 193
53 Argentina: Presencia transnacional en los pro yectos aprobados bajo el régimen de promoción industrial, 1 973-1983 195
Anexos estadísticos 203
64 Argentina: Indices de concentración técnica y participación en la producción de las empre-sas de capital extranjero por rama industrial, 1973 205
Cuadro Página
55 Argentina: Enipresas y establecirLÍer.rc:s según tamafj y grado de contro:L del capital extran-jero, rar:a3 aitamen-e concer.tradas con pocos establecimientos, 1573 ?09
65 Argsntina: Empresas y estab1sci ni ent3S según tarr.afio y grado de control del capital extran-jera, ra::i33 altamente concentradas con mucho-, establecimientos, 19 7 3 210
67 Argentina: Empresas y establecír.ientes según tamaño y grado da control del capital extran-•'ero, raraic altamente concentradas, 1973 . . . . 211
5 í Argentina; Eri presas y estable -i rien tos según tamoiño y grado de control dex capital extran-jero, ramas r:iediananente concentradas, 1973 . . . 212
69 Argentina: Empresas y establecimientos según tamaño y grado de control del capital extran-jero, ramas escasamente concentradas, 1973 . . . 213
70 Argentina: Empresas y establecimientos según tamaño y grado de control del capital extran-jero, subtotal { Incluye RAC , R«C y REC), 1973. . 21i|
71 Argentina: Empresas y establecimientos según tamaño y grado de control del capital extran-jero, resto, 1973 215
72 Argentina: Eijpresas y establecimientos según tamaño y grado de control del capital extran-jero, total, 19''3 •. 216
73 Argentina: Empresas industriales ccn partici-pación de capital extranjero, 197i: 217
7U Argen.tina: Principales empresas transnaciona-les en la industria, 1983 2'*5
I. ANTECEDEIJTES HISTORICOS DE LA PRESENCIA DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN LA ECONOMIA ARGENTINA
a. Antecedentes y evolución histórica de las inversiones extranjeras. riujos de capital y reinversión de utilidades
Desde su temprana integración a la división internacional del trabajo que
se estructura a partir de la revolución industrial, la Argentina aparece como un
importante receptor de inversiones extranjeras que, a la vez, desempeñarán un
papel protagSrico en la conformación de su estructura productiva.
A tres siglos y medio del Descubrimiento, Argentina, como entonces
América, es visualizada como destino de la expansión de empresas y capitales
provenientes del Viejo Mundo. Para tener una idea de la importancia
de este flujo de riqueza, baste decir que, en 1890, el valor nominal de los bonos
del Estado Argentino cotizados en la Bolsa de Londres equivalía a 75 millones de
libras esterlinas y alcanzaba a 82 millones en 1913, a los que debían agregarse
para esa misma época los títulos colocados en los mercados norteamericanos
por un valor cercano a los 25 millones de dólares.
De acuerdo con los cálculos realizados por la CEPAL en su conocido estudio
sobre el Desarrollo Económico de la Argentina las inversiones extranjeras,
incluyendo los títulos públicos y las acciones emitidas en el exterior por el
sector privado, ascendían, en 1913, a un total de 8 230 millones de dólares
(valuados a precios de 1950). Si se recuerda que la ayuda proporcionada por el
gobierno de los Estados Unidos para la reconstrucción europea después de la
Segunda Guerra Mundial importó aproximadamente unos 10 000 millones de dólares,
es posible comprender mejor la magnitud de aq_ellas inversiones en los albores
del siglo XX.
Más aún, el estudio citado estimó que esos 8 230 millones de dólares
equivalían aproximadamente a la mitad del capital fijo reproducible
- 2 -
instalado en el país o, aproximadamente, a dos aflos y medio del producto intan.o
bryto (PIB) de aquella época. En esos años de apogeo del modelo del'crecimiento ha-
cia afuera' el valor per capita de los empréstitos e inversiones extranjeras di-
rectas era de 1.080 dólares, calculados siempre a valor constante de 1950.
Un análisis de las invei'siones extranjeras por sector de destino pone de
manifiesto que el 30% se orientaba hacia los préstamos al gobierno y otro 40%
se localizaba en el desarrollo y expansión de la infraestructura física y el
transporte. Los servicios públicos -principalmente ferrocarriles, puertos y gene-
ración y distribución de electricidad y gas- recibieron especial atención. El tercio
restante tuvo como destino el comercio, el sector financiero y la banca, la explo-
tación de tierras y los negocios inmobiliarios. Se estima que sólo el 2% de las
inversiones se canalizó hacia las industrias, y el grueso de este exiguo porcentaje
correspondía a la incipiente actividad de los frigoríficos: en esta rama el sector
agropecuario y el mercado inglés se asociaban a través de una red de comerciali-
zación, transporte y procesos industriales cuyos elementos claves eran controla-
dos fundamentalmente por empresas inglesas -origen mayoritario de las inversiones
extranjeras- y, en menor medida, -por norteamericanas. Esta distribución sectorial
de las inversiones es coherente con el papel desempeñado por la economía argentina
-proveedora de alinéntos y receptora de productos manufacturados- en el mercado
mundial a principios de esta centuria, y, también, con el explosivo crecimiento
del mercado interno impulsado por el incremento demográfico.
Entre 1900 y 1920 el producto interno bruto argentino, como correlato de la
firme ampliación de su mercado interno y de sus crecientes exportaciones, se du-
plicó y el poder adquisitivo per cápita, expresado a precios de 1950, alcanzó
a los 500 dólares. En este contexto surgían continuamente nuevas oportunidades
para la Inversión. Oportunidades que se concentraban en dos campos .Por un lado,
el de los clásicos encadenamientos hacia atrás corporizados aquí en las tareas de
ampliación, mantenimiento v servicios derivados de las inversiones realizadas en
- 3 -
la etapa que va desde 1880 hasta la Primera Guerra Hundial.
Y,por otro lado,las oportunidades que surgen cono consecuencia de los cambios
operados en el mercado local merced al efecto multiplicador de la primera oleada de
inversión extranjera y al aumento ¿e los ingresos del sector agroexportadorXl acre-
centamiento del tamaño y poder adquisitivo del mercado interno, impulsado por los ba-
jos costos relativos del transporte, hizo posible la instalación de plantas de ar
mado y ensamblaje o, directamente, de producción integral,iniciando el proceso de
sustitución de importaciones. Estos cambios, tpje variaron en elgüna medida la
composición de las importaciones, desplazando parcialr.er.te los artículos termina-
dos en beneficio de productos semielaborados y algunos insurr.os, fueron circuns-
tancialmente intensificados por los efectos generados per la primera guerra mundial
y por algunas modificaciones efectuadas en la política arancelaria local. Casos
casi paradigmáticos de las dos variantes son los ferrocarriles y la fabricación y
armado ds automotores. Los ferrocarriles , área donde el inpacto de la integración hacia
atrás fue muy grande,construyeron dentro dé su propia organización grandes talleres de
mantenimiento,facilitados por su dimensión y la estandarización del trabajo.
En cuanto a los automóviles -que aparecen en fonna masiva después de la Pr¿
mera Guerra Hundial- en 1930 el parque argentino, en su mayoría importado, lleg£
ba a las 436.000 unidades (un vehículo cada 26 habitantes) y era prácticamente ¿
gual al de Francia o Inglaterra. A partir de 1918 las empresas Ford, General Mo
tors y Chrysler instalan plantas para el armado de sus vehículos en el país.
La literatura que analiza los sucesos comprendidos desde 1880/90 hasta me-
diados de la década de 1930 , menciona también a otros sectores industriales como
pioneros en cuanto a la recepción de capitales externes o i"=luso generados a partir
de inversiones extranjeras. Tales serian los ejerplos ce la ir.dustria de artículos e-
léctricos.la industria alimenticia (área donde los conflictos entre frigoríficos
ingleses y norteamericanos por el control del rrercado de embarques constituyen
- 4 -
un importante capítulo de .la histoi'ia), la industria química y de especialidáces
medicinales y la industria de perfumería y cosméticos.
Las cifras estadísticas disponibles (reconvertidas a dólares de 1983) indi-
can que entre 1912 y 1929 ingresó, aproximadamente, el 10% del total del capital
extranjero invertido en la Argentina entre 1912 y 1975. Asimismo -y tal como lo
indican los cuadros 1, 2, y 3- el promedio del ingreso de capitales durante esos
18 ahos representa el 36% de la media histórica. La observación de los datos
de este período permite constatar que el valor promedial de la reinversión de
utilidades (la cantidad reinvertida entre 1912 y 1929 equivale al 8% del total
rainvertido hasta 1975) no llega a un tercio del valor medio registrado para les
61 años que cubre la información disponible,
l'na visión más 'desagregada' de este primer período de la evolución de la
inversión extranjera en el pals revela que el 76% del incremento total de la inversión
bruta 2/ registrada en estos años se produjo en el lapso comprendido entre 1923
y 1929. La maduración de las inversiones acumuladas en los afios anteriores pare-
ciera haber incentivado un despegue significativo en el sendero recorrido por las
utilidades, al grueso de las cuales fue reinvertido (puede constatarse observando
los valores registrados en 1923 y 1924). A este primer efecto hay que agregar que
en los últimos 3 años de esta etapa ingresó el 54% del capital total radicado has^
ta 1929, acrecentándose de esta manera el resultado de la inversión proceden
te del exterior.
No obstante ello, la propagación de los efectos de la crisis de 1929 en el
pals pondrá en evidencia el agotamiento del modelo agroexportador y proporcionará
un fuerte sustento estructural a la sustitución de importaciones. A mediados de la
década de ISO convergen dos hechos decisivos: las exportaciones de carnes argenti-
nas -dependientes de las características del mercado británico- alcanzan, en
isau, su nivel máximo y, al mismo tiempo, se detiene el proceso de ampliación de
- 5 -
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la frontera agropecuaria en la pampa húmeda.
Tras la crisis bursátil de Wall Street -epifenómeno de los conflictos gene-
rados en el sector real del sistema econSmico- el libre comercio de bienes y cap¿
tales apoyado en el sistema monetario del patr6n oro, cedió su lugar a las polIt£
cas proteocioiiiatas que apuntaron a preservar a cada país de los coletazos de la
recesión y el desempleo.
A partir de allí el proteccionismo practicado por la mayoría de los países
-entre' ellos la Argentina- y los impulsos expansivos de las grandes empresas del
mundo desarrollado, se reforzarán mutuamente^originando un escenario completamen-
te diferente para el desenvolvimiento de las inversiones extranjeras.
Pese a la arbitrariedad implícita en todo intento de puntualizar períodos
específicos enmarcados en procesos históricos complejos y continuos, puede obser-
varse un importante crecimiento de la presencia del capital extranjero a partir de
1930. Pero a diferencia de las primeras modalidades asumidas durante la vigencia
plena del modelo agroexportador -basadas principalmente, en la forma segmentada
de expansión- durante el proceso de sustitución de importaciones predominará -esen
cialmente en el ámbito industrial- la forma de 'repetición'.
Esta nueva y dominante modalidad en la radicación del capital extranjero
{que se mantuvo hasta la década de 1970 )consistió en realizar una inversión-de monto
relativamente pequefio y compuesta principalmente, por maquinaria y equipo- con fon
dos propios de las casas matrices para crear e instalar una empresa subsidiaria,
cuya producción se destinaba, en lo esencial, al mercado interno. Dos elementos ca-
racterizan este proceso de conformación de filiales :por una parte el rechazo práctica-
mente total,a dar participación al capital local; por la otra,la tendencia a configurar
o consolidar mercados con alto grado de concentración en la oferta.fundamentalTriente como consecuencia de la dimensión económica de las empresas involucradas y de su
superioridad tecnológica respecto del medio al que se integran.
- 9 -
La creciente -presencia de empresas extranjeras en este período ha sido veri-
ficada por diversos estudios. Mientras que desde las Qltimas décadas del siglo
XIX hasta 1929 se materializó el 20% de las radicaciones iniciales y el 11,6% de
las aperturas de nuevas filiales respecto del total registrado en 197^, desde 1930
hasta 19'í'» -cuando la sustitución de importaciones recobra y profundiza el tímido
e inestable impulso que le había dado la Primera Guerra Mundial- se concreta el
16j5% de las radicaciones y el 12j8% del establecimiento de nuevas filiales.
Las cifras del cuadro 3 convalidan las anteriores afirmaciones. En efecto,
el promedio de incremento en la inversión neta en el período 1930/1945 alcanza el
73% del promedio histórico,más que duplicando la performance registrada entre 1912
y 1929. Asimismo, mientras hasta 1929 se acumuló el 9% del incremento total de la
inversión en el pals, entre 1930 y la finalización de la Segunda Guerra Mundial e-
sa proporción se elevó al 18^2%. Todo ello es consecuencia del fuerte aumento
(70%)en el ingreso de capitales -con respecto al período anterior- y, primordialmeii
te, de una intensa reinversión de utilidades que logra compensar las repatriacio -
nes producidas en 1933 y 1935. Las secuelas de la crisis de 1930 provocaran que
en éste período (1930-19i»S) se haya repatriado el 56% del total de utilidades re-
mitidas así como también que, en los dos aflos mencionados (1933 y 1935),
se registraran -como consecuencia de ello- decrementos en la inversión por ha_
berse repatriado más capital que el ingresado al país.
No obstante, la reinversión de utilidades -cuyo promedio alcanzó al 85% del
valor medio global y que, en términos absolutos, fue el 21,5% del total reinverti-
do a lo largo de los 64 años bajo análisis- compensó y complementó el flujo de ca
pital ingresado hasta 1945, dadas las dificultades -que se acentuarán más aún a
partir de 1946- en el balance de pagos, muy especialmente con el área del dólar^
que imposibilitaban el giro de divisas hacia las matrices.
Por Gltimo, también es importante destacar que durante este período, la nue-
' 10 -
va interrupción del comercio provocada por la Segunda Guerra Mundial no afectó del
mismo modo a todas las empresas extranjeras radicadas en el país. A partir de
igitO -cuando el valor en términos constantes de las inversiones extranjeras en
la industria manufacturera casi duplicaba el que tenían en 1910, pero no llegaba
a superar el 10% del total invertido- parte de la industria de montaje práctica-
mente cerró sus puertas por falta de abastecimiento (tal fue el caso de la fd-
hriación de automotores mientras que otras trataron de complementar su integra-
ción operativa en el mercado local como, por ejemplo, la industria farmacÉutica,
la de aparatos eléctricos y la de repuestos y partes de maquinarias.
El advenimiento del peronismo provocará otro tipo de mutaciones en el esce-
nario económico que influirán sobre la dinámica y comportamiento de las inversio-
nes extranjeras. A grandes rasgos puede decirse que mientras se estimuló la con-
tinuidad del proceso de sustitución de importaciones, el Estado impuso restriccio
nes sectoriales para el acceso de radicaciones de capital externo. Más aún: el
gobierno peronista incorporó bajo control estatal, algunos espacios hasta entonces
• controlados por empresas extranjeras.
Cuadro 4. Argentina: Empresas extranjeras de servicio público nacionalizadas entre 1946 v 19U8
(millones de dólares)
Servicio Origen del capital Monto
Teléfonos EstUos Unidos iiu.o Transporte de Buenos Aires Gran Bretaña 50,0 Gas (ciudad de Buenos Aires) Gran Bretaña 36^0 Gas (prov. de Buenos Aires) Gran Bretaña 1*5 Puertos Gran Bretaña/Francia 19|l Servicios municipales (Rosario)Gran Bretaña 8,8 Electricidad Estados Unidos Ht^e
Total 240.6
110,6
Fuente: CEPAL, Análisis y proyecciones del desarrollo económico. V. El desarrollo económico de la Argentina. Anexo VII:"Las inversiones extranjpras en la Argentina", Naciones Unidas, México. 1959.
- 11 -
Como otros ejemplos podrían mencionarse la nacionalización de la filial argentina
de la firma transnacional ITT (sobre cuya base se creó la eir presa estatal ENTel)
y -hacia el final de la guerra- la de las empresas alemanas que operaban en el
pals. Una vez puestas bajo su control, el gobierno argentino instituyó en 19t7
la DirecciSn Nacional de Industrias del Estado (DI.VIE) encargada de administrar
aproximadamente 40 empresas, cuyo patrimonio -distribuido en actividades como la
química, la farmacéutica, la fabricación de pinturas, de lámparas, baterías, artí-
culos eléctricos (electrónica, telecomunicaciones y electromecánica), de productos
metalürgicos, la instalación de centrales hidro y termceléctricas- podría estimarse
en 131* millones de dólares.
La nueva interrupción del comercio internacional provocada por la conflagra-
ción mundial puso, una vez más, en evidencia la dependencia de la economía del país
respecto de un conjunto de insumos críticos. Esto acicate® las ya fuertes tenden-
cias nacionalistas que, nacidas en el seno del grupo de oficiales de las Fuerzas
Armadas que se hablan hecho cargo del país en 1943, formaron parte de la atmósfera
de los gobiernos encabezados pop el presidente Perón. Toda esa nueva filosofía
sobre el papel del Estado como productor industrial se tradujo en una serie de im-
portantes realizaciones. En 1941 se había creado la Dirección General de Fabrica-
ciones Militares, y el GraL Manuel Savio, su primer titular,impulsó el desarrollo
de la industria siderfirgica y la fabricación de armas, municiones y productos quí-
micos de uso industrial; más tarde, la Marina puso en funcionamiento los Astilleros
y Fábricas Navales del Estado (AFNE). En 1947 se aprobó el Plan Siderúrgico Argen-
tino (Ley 12987), que otorgó a Fabricaciones Militares el control del desarrollo
de la industria del hierro y del acero. A la vez, como forma de complementar la
acción de Altos Hornos Zapla -creada en 1943- y afirmar s.; participación en el
plan siderúrgico, el gobierno erigió una gran acería:la Sociedad Mixta Siderfirgica
Argentina (SOMISA). Pero esta nueva política -que camiió las reglas da juego para las inversio-
íes extranjeras al vedarles el acceso a ciertos sectores- o se restririgl-í a ere-
- 12 -
ación de empresas estatales en el área de la producción. En 19'*4 comenz5 a
funcionar el Banco Industrial para facilitar la financiaciSn a largo plazo de
la industria y fomentar su desarrollo y, a la vez, se aancionó el primer
régimen orgánico de protección y promoción para las actividades industriales.
Poco tiempo después la Constitución aprobada en ISiíS reservó al Estado, en
forma excluyente, la prestación de los servicios püblicos, a la vez que declaró
que los recursos minerales y petrolíferos son propiedad inalienable e impres-
criptible de la Nación.
No obstante lo anterior, la política peronista hacia las inversiones
extranjeras comenzará a experimentar cambios con posterioridad a la guerra de
Corea y a la crisis econónúca de 1952 . La caída de los precios internacionales
de los bienes comercializables que producía el país desnuda la existencia de
limites estructurales para la capacidad de importación y, por ende,para la
posibilidad de un cierto desarrollo autónomo. Es por esto que se comienza a
afirmar la idea de otorgar a la inversión extema un papel complementario de la
actividad realizada por el sector privado local y el estatal. Se trataba de
reorientar las inversiones hacia sectores en condiciones de producir bienes
que hasta ese momento se importaban, y para ello se contempló, en el segundo
plan quinquenal elaborado por el justicialismo "la radicación de industrias
extranjeras, mediante un sistema de incentivos basado en la liberación de
derechos aduaneros, exanciones impositivas, ventajas cambiarías y créditos
adecuados", todo esto sin perjuicio de los intereses de las empresas nacionales.
Asimismo se sancionó la ley m 222 de radicación de capitales extranjeros
-primer régimen legal orgánico para la regulación sistemática de los aspectos
inherentes al tema- que fijó objetivos, definió las formas aceptadas de
radicación, las maneras de evaluar los proyectos y los requisitos y condiciones
para la autorización de la remisión de utilidades y la repatriación de
capitales, asi como también estableció penalidades en caso de incumplimiento
de tales normas.
- 13 -La información estadística disponible parece avalar los comentarios anterio-
res. Las restricciones a los movimientos de capital provocados por la guerra se
reflejan en un descenso de los ingresos: entre 1946 y 1955 las inversiones equivaler,
a s5lo el 53% de las ingresadas entra i93C y J945. Por otra
parte, el nOmero de radicaciones de empresas es ligeramente menor que el registrado
en los 16 años anteriores, aunque la cantidad de filiales aumenta levemente.
ledas las restricciones ya señaladas y los estímulos a la sustitución de im
portaciones,los \aloitss consignados en el Cuadro 3 reflejan claramente la inten-
sidad que asume la reinversiSn de utilidades. El 30% de la reinversión de benef¿
cics operada entre 1912 y 1975, se concretó durante los gobiernos peronistas
(casi la misma cantidad reinvertida desde 1912 a 19U5). Debe destacarse que esta
fuerte capitalización de ganancias también se vio facilitada y/o apoyada por el
significativo incremento de las utilidades generadas. Entre 1946 y 1955 -tal vez
testimoniando la maduración de las inversiones acumuladas en los períodos anterio
res y la existencia de mayores márgenes de rentabilidad en virtud de las políti-
cas proteccionistas- las utilidades totales alcanzaron a ser el 41% de las ganan-
cias históricas proporcionadas por la inversión extranjera en la Argentina (ver
Cuadro 1 ).
Si bien fue intensa la reinversión de las ganancias,no lo fue menos la liqui-
dación de dividendos en efectivo; el 45% del total acumulado de los 64 años cons£
derados. Los promedios del período confirman la existencia de esa tendencia.
Mientras que los valores medios del capital ingresado total y neto de repatriacio^
nes (en estos años se registra el mínimo promedio histórico de repatriaciones) os_
cilan entre el 57% y el 62% del promedio de la serie, las utilidades totales y
los dividendos distribuidos casi multiplican por tres a la media histórica y, el
valor medio de la reinversión de utilidades se ubica como segundo punto máximo
respecto de las cifras promedio para 1912/75.
Estas tendencias se traduieron. finalmente, en un incremento de la ir.v-.rsiír.
- m -
superior al registrado desde la crisis de 1930 , hasta la finalización de la
Segunda Guerra.
La quinta parte del crecimiento de las acreencias externas en la Argen-
tina se produjo entre 1946 y 1954, superando al período anterior. Una observación
más minuciosa de las series estadísticas parece confirmar, también, los cambios de
política hacia las inversiones provenientes del exterior. Entre 19M-6 y 1949, apro
ximadamente, el ingreso de capital, la reinversión de utilidades y el incremento
de la inversión se mantienen en un nivel entre estable y creciente para luego
caer hasta 1952 y recuperarse entre 1953 y 1955.
El valor per cápita de la inversión extranjera se estimaba hacia el decenio
de 1950 en 100 dólares -una dficima parte del alcanzado a principios de siglo- y,
por primera vez en la historia argentina, los capitales norteamericanos, reflejan-
do las modificaciones operadas en el marco económico internacional, desplazaban a
las de origen británico.
La nueva ruptura del orden institucional en 1955, trajo aparejado un enfoque
diferente respecto del tratamiento del capital extranjero. El diagnóstico -que se
ría enfatizado durante la gestión del gobierno 'desarrollista'- otorgaba a la cap-
tación de ahorro extemo un papel decisivo para resolver la crisis de crecimiento
del país.
Además de modificarse la legislación laboral de la etapa peronis-
ta, las autoridades militares de la época derogaron la ley 14.222 -primera regula-
ción institucional del capital externo- sustituyéndola por un régimen más ventajo^
so para el inversionista extranjero; en particular, en lo referente a la repatria-
ción de utilidades. Asimismo, la incorporación de la Argentina al Fondo Monetario
Internacional (FMI), la puesta en práctica de un plan de estabilización inspirado
en la filosofía de ese organismo, la liberación parcial del mercado cambiarlo, la
anulación de la reforma bancaria realizada en el período anterior y la consolida-
- 15 -
ci6n de la deuda externa a través del Club de Paris, contribuyeron a delinear el
nuevo marco en que habrían de desenvolverse los empresarios nacionales y extranjei"os-
No obstante las modificaciones, no se produjo una respuesta inmediata
del capital extranjero. Durante los aflos 1956/57 s6lo se radicaron 20 empresas
transnacionales (ET) -el 3,7% del total histSrico hasta 1973- y se inscribieron
67 nuavas subsidiarias (el "+,5% de todas ellas).
Esto se expresó en términos monetarios en que el ingreso de capital en
esos dos años fué apenas el 2,7% del total ingresado al país desde 1912 hasta
1975 (es decir, el mínimo registrado a lo largo del período) y que el incremen-
to de la inversión extema fué sólo el 3,8% del registrado durante los 64
anos bajo an^isis.
A partir de 1958 la convergencia en el tiempo de una nueva oleada expansiva
de empresas transnacionales (principalmente norteamericanas) y el acceso de los
' deaarrollÍ6tas ' al gobierno -cuya política económica giró en tomo a la captación
de capitales extemos- dio inicio a una nueva etapa en la historia de las inversiones
extranjeras en la Argentina y, como con secuencia, en la conformación de la estructu-
ra productiva de la economía nacional. La expansión de las transnacionales nor
teamericanas -que se extendió desde fines de 1950 hastala década de 1970-fué particu-
larmente intensa en el país. El gobierno de la UCRI desarrollistaapuntcí" a
romper el "circulo vicioso del lento crecimiento" incorporando la inversión ex-
tranjera. A partir de la hipStesis de que el financiamiento necesario para que
el país incorporara la tecnología de avanzada (del período) que posibilitaría aumen-
tos significativos en la productividad y en el producto nacional, excedía largamente
la disponibilidad de ahorro interno (por más que se comprimiese el consumo) ,el flaman-
te gobierno acomatió la tarea de facilitar, en todo lo posible,el ingreso de capitales
(ahorro) extemos (vía inversión extranjera directa -IED-). Así , en 1958 se auto-
rizó a operar (mediante contratos de explotación) a 10 empresas extranie-
- 16 -
ras, cinco de las cuales comenzaron a actuar en yacimientos ya detectados por la
empresa estatal YPF.
• A fines del mismo año se sancionó la ley 14.730, de inversiones extranjeras
cuyas disposiciones tendían a incentivar a quienes radicasen capitales en el país.
Asi también se aprobó la ley de Garantía de Inversiones para asegurar a los inver
sores extranjeros contra los riesgos de posibles inconvertibilidades cambiarlas
al tiempo que puso fin a todos los litigios, pendientes desde la época del pero-
nismo, entre el Estado y las empresas extranjeras. Además de ello y dentro del
prograira económico puesto en práctica por el ' desarrollismose firinó un acuerdo
con el FMI por el cual el gobierno eliminó las restricciones cuantitativas al co-
mercio internacional de bienes y capitales liberando de controles a las operacio-
nes en el mercado cambiario (por primera vez desde la crisis de 1930). Complemen
tariamente, se concedieron avales en forma indiscriminada para la importación de
bienes de capital y se otorgó un alto nivel de protección efectiva a las activida
des industriales internas.
En las llamadas 'tensiones desequilibrantes' -esto es, los efectos hacia a-
trSs y hacia adelante- que provocaría la incorporación de un nuevo contingente de
filiales de ET , estaba apoyada la fuerte convicción del go-
bierno ' desarrollista ' de que se lograría elevar la productividad por hoAre ocupado,in-
crementar el producto nacional, sustituir importaciones y aumentar, cuantitativa
mente y cualitativamente, las exportaciones. El salto que daría la economía ar-
gentina en cuanto empezaran a hacerse sentir los efectos multiplicadores de esas
inversiones, permitiría romper, a juicio de los 'desarrollistas ', con la de-
pendencia. Se suponía, y se esperaba que -en lugar de la dependencia que genera-
ba el capital extranjero explotando recursos primarios destinados a la exportación-
las filiales de las grandes corporaciones industriales de los países avanzados
transformarían radicalmente la estructura económica aur,entaudo la capacidad pí-i.--
- 17 -
ductiva, reemplazando con producción local los bienes inqjortados incorporando a la
vez, tecnología de avanzada. El resultado final sería la autonomía del pals res-
pecto de los factores extemos que la condicionan y limitan.
El programa económico ' desarrollista ' hizo más interesante aOn un mercado
que presentaba diversos flancos de demanda insatisfecha y un amplio espacio para
sustituir importaciones. La excepcional tasa de retomo que garantizaba el siste_
ma de promoción montado se constituyó en un fuerte atractivo para las ET
que, decididas a expandirse, evaluaban las potencialidades de las
alternativas posibles en América Latina y, en dicho marco, de la Argentina en pa£
ticular.
Mientras las tasas de crecimiento del ingreso total de capital y del ingreso
neto de repatriaciones fueron 5^1%, respectivamente, para los 64 afios consi-
derados, entre 1958 y 1962 estas variables se desenvolvieron a un ritmo promedio
acumulativo anual de 34,9% y 34,5% cada una. Entre 1959 y 1952 el Poder Ejecutivo
autorizó 254 radicaciones de empresas cuyas actividades cubrían, prácticamente, to
do el espectro industrial pero, al mismo tiempo, estaban concentradas en un 90% en
las industrias químicas, petroquímicas, de derivados del petróleo, metalürgica y
a la fabricación de material de transporte y maquinaria eléctrica y no eléctrica.
Asimismo, aunque los tamaños de las plantas que se instalaron componían un
amplio espectro de magnitudes, los 25 mayores proyectos (del total de 254) absor-
bían el 67% del total de inversiones, destacándose entre ellos los presentados por
3 filiales norteamericanas fabricantes de automóviles, cuyos valores alcanzaban al
20% del grupo de 'elite' . Considerando las solicitudes de radicaciones desde la
óptica del origen del capital se constata la preeminencia de las empresas norteame
ricanas. Algo más del 60% del total de la inversión autorizada es de origen esta-
dounidense, al tiempo que la presencia japonesa resulta prácticamente insignifi-
cante. En el resto, compuesto esencialmente por capitales europeos, se destaca
- 18 -
Suiaa, seguida por Inglaterra, Alemania, Holanda, Italia y Francia.
Al incorporar los guarismos de esta etapa en la tendencia a largo plazc,
se revela claramente su importancia. Entra 1958 y 1962 ingresó más capital cue en
cualquiera de los 4 periodos anteriores. En esos 5 años se radicó en el país el
17j8% de ingreso total de capital a la Argentina y, si se agrega a este período el
aSo 1953 (recurso válido teniendo en cuenta que muchos de los proyectos ooncreta-
dos en 1963 fueron decididos en el marco de las condiciones generadas por el 'des¿
rrollismo') dicho porcentaje se eleva al 23%. Deduciendo las escasas repatriaci£
nes de capital, el ingreso fue, respectivamente, para 1958/62 y 1958/63 ,del
19,1% y 24,6% del total.
Los promedios de estas mismas cifras en el período 'desarrollista ' acrecen-
tando con el año 1963, fueron casi dos veces y media si^jeriores a los correspondien^
tes a los valores medios de los et años bajo análisis.
Aün cuando no cabe duda del significativo ingreso de capitales en estos años
(particularmente en comparación con cualquiera de las etapas anteriores) la rein-
versión de utilidades no le fue en zaga. En efecto, aunque menop a la registrada
bajo las administraciones peronistas, el monto reinvertido se aproximó, en.prome-
dio, al nivel alcanzado entre 1930 y 19t5. Concretamente, entre 1958/62 y 1958/63
se reinvirtió, respectivamente, el 17,2% y 21,7% del total de las utilidades cap¿
talizadas en el país. El promedio de utilidades reinvertidas de esta etapa es el
mayor de todos los promedios de los distintos períodos y asciende a 2^3 veces la
media histórica alcanzada por las capitalizaciones de ganancias.
De resultas de ello, entre 1958 y 1963 se genera el 23% del incremento
total de la inversión extranjera registrada entre 1912 y 1975. Este poroentars
no sólo supera al de los períodos anteriores sino que, a la vez, se constituye en
el máximo nivel histórico. Si se considera estrictamente la gestión gubemamen
tal del presidente Arturo Frondizi, el porcentaje desciende al 18%. No obstante
ello, este 18% logrado en 5 años solamente sei'-ía inferior al 21j3% alcanzado en
- 19 -
los 10 años comprendidos entre ISiiS y 1955 y equivalente al obtenido en los 15 a-
Ros que cubre el período 1930 a 19f5. Al igual que en el caso de las reinversio-
nes, en esos ailos se alcanza el mejor promedio de incremento de la inversión bruta
entre 2,3 y 2,4 veces la inedia de los 6t años considerados en el análisis.
Pese a la espectacularidad de las cifras, la transformación experimentada por
la industria argentina a partir de 1958 no logró resolver el problema de la depen-
dencia aunque implicó, sin lugar a dudas, un cambio estructural de importancia en
el propio modelo de acumulación. Para abastecer aquellas demandas insatisfechas
y dejar de adquirir er. el exterior una amplia gama de bienes fundamentales, dura-
bles, se estimuló su fabricación local pero al costo, en la mayoría de los casos,
de perder el control sobre el vector de importaciones de insumos. Así, el aspecto
más intenso y más complejo de la sustitución de importaciones fue deviniendo en u-
na fuerte ampliación de las necesidades industriales de importación, asociada a li-
na presencia creciente de ET •
Femando Fajnzylber , en La industrialización trunca de .Aroérica La-
tina, señala que "a diferencia del papel fundamental que el sector industrial tie_
ne en los países desarrollados como fuente de superávit en las relaciones comercia
les extemas, en América Latina constituye un factor explicativo, de carácter es-
tructural, del déficit comercial externo y, por consiguiente, del requisito crecien
te del endeudamiento exterior". Asimismo, el autor afirma que "al analizar el ori
gen del déficit generado por el sector industrial se verifica que una proporción
creciente del raismo se genera en las ramas que lideraron el crecimiento industrial:
los bienes de capital, el equipo de transporte auLomotor y ios prcductos químicos''.
Tai afirmación podría ser claramente ejemplificada con el caso argentino.
Como lo señala J. Sourrouille (1981), el efecto de la actividad referida a la
fabricación y armado de automotores sobre el balance de pagos entre 1959 y
1975 indica que las importaciones de bienes fueron superiores a las
exportaciones, y que el pago de regalías, utilidades e intereses exce-
- 20 -
den el monto de la inversión directa ingresada.
En otra investigación (Sourrouille.Kosacoff y Lucangeli)tanüér. se advierte, respecto de las radicaciones de ET bajo el gobierno 'desaxrcllis-
ta', que "si bien la lista de autorizaciones cubre prácticamente tcdo el perfil in
dustrial es conveniente señalar que no se encuentra en ellas ningún eje35:lo de pro_
yecto diseñado exclusiva o principalmente para explotar a escala interrjacional las
ventajas relativas otorgadas por los recursos naturales o humanos cel país. Prác-
ticamente la totalidad de los emprendimientos estaban orientados al aereado inter-
no".
La dinámica de funcionamiento del patrón industrial tendió a ccr.solidar
una nueva conformación estructural. Así según el Censo Ecor.ói-ico de 1963,
un 25% de la producción del sector lo fabricaban empresas extranjeras (más de la
mitad de ese 25% era manufacturado por los establecimientos que ingresaron al país
a partir de 1958) siendo la fabricación y armado de automotores,por sí sola, la res-
ponsable del 50% de los incrementos logrados en la ocupación y er, el volumen
de bienes producidos.
Ni los efectos de la fuerte recesión de los anos 1962/53, ni los sucesos que
condujeron al doctor Arturo Illia -candidato a presidente por la Ur.icn Cívica Radi^
cal- al gobierno de la Argentina ni, finalmente, la anulación de los contratos pe-
troleros firmados con lasempresas transnacionales,las nuevas conddcnes para autori-
zar inversiones extranjeras y la implantación de controles a las operaciones con
divisas, lograron detener el empuje expansivo de las ET.
Entre 1963 y 1965, el país recibe el 13,7% del capital total ingresado desde
1912 hasta 1975, se reinvierte el 8,2% del total de utilidades capitalizadas y se
produce el 11% del incremento bruto global de la inversión extranjera.
Gi ese momento,en que se opera la consolidación de las ET
en el mercado interno, los promedios anuales del ingreso de capital, del ingreso
- 21 -
neto de repatriaciones y del incremento bruto de la inversión extranjera al-
canzan los máximos históricos respecto del valor medio obtenido para los anos
Investigados.
Pero la inestabilidad política de la sociedad argentina provocó un nuevo goj
pe de Estado que abrió camino, entre 1956 y 1973, a una sucesión de tres adminis-
traciones militares. En términos generales, puede decirse que se propició el iii-
greso de capital extranjero. El marco de condiciones ofrecido por el equipo económico,
conducido desde diciembre de 1966 a junio de 1959 por el DrAXrieger Vasena logró,in-
clusiva Reorientar la inversión extema hacia otros ámbitos de negocios £n la citada
obra (SourrodUe y ctrosiiu afirma que "en la medida en que las grandes inversiones e_
fectuadas en 1959/62 hablan cubierto la mayor parte de las Sreas de mercado con da
manda comprimida, las inversiones del período se orientan fundamentalmente, hacia
la financiación a corto plazo y eventualmente a la coirpra de activos existentes,
fines para los que una fuerte devaluación primero y el restablecimiento de un mer-
cado único libre de cambios después, contribuyeron efectivamente".fe acota también
que, "las compras de activos existentes se vieron muy facilitados por la política
de acceso irrestricto al endeudamiento externo iniciado por Frondizi y la combina-
ción de fuertes devaluaciones y calda de la producción características de la crisis
de 1962/63 y -en menor medida- del programa del ministro Krieger Vasena". Por to-
do esto, el tema del acrecentamiento del control extranjero en la industria, adqui_
rió en estos años la suficiente importancia como para que, en la mencionada inves-
tigación, se señala que "es en esta época cuándo aparece nuevamente el tema del
control de la propiedad como un tema polémico luego de los clásicos casos de los
ferrocarriles, servicios eléctricos y frigoríficos planteados en los afios '30".
Eliminando las restricciones vigentes durante el interregno radical, la a-
fluencia de inversiones -queino debe olvidarse, forma parte del proceso expansivo
experimentado por las matrices norteamericanas entre 1959 y los primeros años de
- 22 -
la década de 1970- mantuvo su continuidad, s61o que con un menor dinamismo relati-
vo.
Durante el periodo militar -previo ai tercer advenimiento del peronismo al
gobierno- ingresó el del total de inversiones realizadas en la Argentina has_
ta 1975. No obstante la fuerte repatriación de capitales acaecida por los mismos
anos (se repatrió el 22,5% del total), el ingreso neto de capital ascendió al 26^7%
del total histórico.
Visto a través de los promedios se constata que la media de capital ingresa-
do en estos anos fue superior a la del período desarroHista. Y pese a las repa-
triaciones -que son el doble del promedio histórico- el valor medio del ingreso ne_
to de capital es equivalente al registrado entre 1958 y 1952.
A diferencia de lo acontecido en todos los periodos anteriores, la reinversián
de utilidades es escasa. Entre 1966 y 1972 se obtuvo menos del 10% de las utilida-
des totales y se reinvirtió solamente el 9,2% del total de ganancias capitalizadas
en los 64 años para los que se dispone de información homogénea. Estos rubros mue£
tran promedios por debajo de la jnedia histórica.
Todo ello explica por qué el incremento de la inversión no guarda relación
con el monto del capital ingresado. Pese a que ingresó más capital
que en cualquier otro momento, el incremento en la inversiónbruta fue el 17% del
total, es decir, debajo del obtenido entre 1930 y 1945, así como también del alean
zado entre 1946 y 1955 y durante el gobierno 'desarroHista'.
El promedio del incremento de la inversión extranjera directa (lED) se ubicó
en un 50% por encima del valor medio histórico.
En forma coincidente con algunos cambios en el tratamiento de las inversiones
extranjeras, dispuestos en 1970 y 1971, se produce una caída en el ingreso del
capital y un brusco crecimiento de las cantidades repatriadas. Es que en 1970 y
1971 -afios en los que también se produce un incremento en las tensiones sociales-
- 23 -
se sancionaron nuevos regímenes legales para el capital extranjero. La ley 18.587
aprobada en febrero de 1970, introdujo nuevos criterios en cuanto al uso que pudie_
ran hacer los inversores extranjeros del régimen de promocifin industrial. La re-
forma tuvo corta duración porque, en julio de 1971, fue reemplazada por la ley N®
19.151 en la qua -sin imponer alteraciones de fondo- se establecieron, por primera
vez, limitaciones al acceso al crédito bancario int«mo, la exigencia de la nomina
tividad de las acciones, y la obligación de que los técnicos y profesionales locales
constituyeran por lo nunos el 85% de la nómina-total de personal.
Asimismo, se creó un Registro Nacional de Inversiones Extranjeras y se dispjj
so dar a publicidad, previa a la autorización, el contenido de los futuros contra-
tos de promoción que se suscribiesen con el gobierno. Todas estas innovaciones s^
rán mantenidas por el régimen legal que sancionará el gobierno peronista que asumió
en 1973.
El regreso de esta corriente política al poder provocó un nuevo viraje en
cuanto al tratamiento dado a las inversiones extranjeras.
Para poder clasificar a las empresas en extranjeras o nacionales, la nueva
ley de inversiones extranjeras -N° 20.557- introdujo un criterio cuantitativo reía
tivo al grado de participación del capital de propiedad de no residentes. Así una
empresa quedó definida como extranjera si la participación en ella del capital na-
cional era inferior al 51% del total. Por la misma disposición, si la presencia
del capital nacional oscilaba entre el 51 y el 80% la firma quedaba definida como
empresa con participación de capital nacional y extranjera ('empresa mixta'). Fi-
nalmente, cuando el porcentaje propiedad de empresarios locales fuese superior al
80% la empresa quedaba definida como de capital nacional.
No obstante, en estos dos últimos casos Ids sociedades debían acreditar que
la dirección técniaa, administrativa, financiera y comercial se hallaba en manos
del grupo inversor nacional.
- 2H -
El régimer: legal aprobado durante la gestión peronista conformó, en compara-
ción con los períodos anteriores, un marco restrictivo para ia actividad de
las ET.
La nueva norma legal estableció el principio general de que en ningún caso
se podría otorgar tratamiento más favorable al inversor extranjero que al na
cional. Asimismo, incluyó en el ámbito de la ley no sólo a los clásicos componen-
tes de la inversión directa sino, también, a los créditos que obligaran a residen-
tes con no residentes toda vez que de ellos se derivase el compromiso de efectuar
remesas de capital o intereses.
El instrumento jurídico, que rigió a partir de 1973, restringió
el acceso del capital extranjero en ciertas áreas. No se lo aceptó en todo lo
atinente a la seguridad nacional, en proyectos que presentasen escasas posi-
bilidades de exportar, en la explotación de servicios públicos, bancos y
seguros, en medios de comunicación y publicidad, en las actividades agrope-
cuarias y la pesca para el mercado interno, así como tampoco en los sistemas
masivos de comercialización y en las áreas reservadas expresa y legalmente
al sector público. Además de todo esto, se prohibió la a d q u i s i c i ó n de acciones
de empresas de capital nacional.
A partir de la vigencia de esta nueva ley la aprobación del contrato de rad¿
cación de una empresa extranjera fue prerrogativa Congreso Nacional,o del
Poder Ejecutivo cuando se tratase de firmas que contaran con participación de capi_
tal nacional ("mixtas").
Por otra parte, se reglamentó y limitó la transferencia de utilidades
hacia el exterior, se prohibió a las empresas extranjeras el acceso al
crédito interno a más de un año de plazo y se definió un marco de condiciones
muy específicas para que estas empresas pudiesen captar crédito extemo, de
manera tal de preservar el manejo y efectividad de las políticas cambiaría
y crediticia desarrolladas por el Banco Central.
Tomado del isgimen anterior, se mantuvo el registro de inversiones con el pi --
- 25 -
pósito de concentrar información continua sobre cada uno de los contratos amparados
por la nueva ley. Por último, cabe señalar que -por primera vez- se legislS severa
mente para las empresas ya radicadas en al pala. A diferencia da los instrumentos
jurídicos anteriores -que sólo se referían a las radicaciones que se produjesen con
posterioridad a su vigencia- en éste, las empresas podían pedir incorporarse al mar
co de condiciones fijado por la nueva ley o elegir mantenerse fuera del mismo,pero
pagando un impuesto especial adicional sobre el monto de utilidades giradas hacia
el exterior.
Las estadísticas disponibles revelan un fuerte retraimiento de la inversión
foránea. Entre 1973 y 1375 ingresó menos del de los capitales llegados al país
en los 64 afios considerados. La repatriación de capital fue intensa: en tan sólo
3 años resultá casi dos veces superior a la registrada entre 1946 y 1965
Asimismo, mientras el promedio de capital ingresado -bruto y neto- es infe-
rior al valor medio histórico, la media registrada en este período por las repatria
Clones constituye el máximo punto alcanzado desde principios de siglo.
Obviamente, la conplejidad del panorama también influyó sobre las decisiones
de reinversión. Durante estos 3 años se reinvirtió la menor cantidad de utilidades»
apenas el 1,4% del total y, además, el promedio reinvertido se ubicó muy cerca del
mínimo histórico correspondiente al período 1912-1929.
Dada esta situación, el incremento obtenido en la inversión neta fue escaso.
En términos absolutos constituyó el mínimo histórico, ubicándose en el 2,1% del ta
tal. Yjpromedialmente, lo acontecido entre 1973/75 en este rubro representa tan
sólo el 45% del valor medio de los incrementos logrados en los 64 años bajo estudio.
En síntesis, puede decirse que no solamente no se incorporaron nuevas empresas
sino que tampoco se produjeron inversiones de ampliación significativas. La inver-
sión extranjera se mantuvo expectante frente a la dirección que tomaría la Argentina
a partir de ios cambios institucionales que, a fines de 1975, se inscribían en el ines-
table panorama político.
- 26 -
b) La distribución sectorial de Xas inversiones extranjeras.
Modificaciones significativaE desde principios de siglo.
Luego del extenso comentario precedente sobre la evolución histórica de
las inversiones extranjeras en la Argentina, en este acápite sólo se procura
precisar algunos de los principales aspectos vinculados a las formas que adop-
tó históricamente el perfil sectorial de las inversiones externas.
Algunas de tales características ya han sido señaladas en el apartado
anterior. Aquí se trata de puntualizar las transformaciones más relevantes
operadas en la estructura de la lED , su relación con la orientación y di-
námica del modelo de acumulación interno, con la inserción argentina en la )
división internacional del trabajoy.a la vez, con la política de expansion
de las ET.
A principios de siglo, en pleno auge de una economía agroexportadora,
con una presencia significativa de capitales externos, las actividades vincu-
ladas directa o indirectamente con la comercialización externa de la produc-
ción agropecuaria concentraban la casi totalidad de las inversiones radicadas en
el pais.
Tal como se refleja en el Cuadro 5 , excluyendo xos "títulos de
gobierno" (deuda pública asociada a obras de infraestructura como ferrocarri-
les, puertos, etc.), la inversión extranjera acumulada hasta 1909 revela un cla-
ro predominio de tales actividades. Asi, los ferrocarriles, que garantizaban
el flujo de bienes hacia la ciudad puerto ( 35,6% de la inversión to-
tal), las compañías comerciales relacionadas con la exportación (8,9%),
los puertos y otros servicios públicos (7,6%) ,las tierras y adr.ir.is-
tración de campos (6,6%), y en menor medida la propia producción de tie-
nes (sector agropecuario y forestal: 6,7%; industrial, fundamentalmente fri-
goríficos; 1,3%) orientados en lo esencial, a atender la demanda externa,
- 27 -
concentran la casi totalidad de la inversión extranjera existente en la Argén
tina a principios de siglo.
Cuadro 5. Argentina: Distribución sectorial de las inversiones extranjeras, 1909 (rnillones de us$ y porcentarjes)
Actividad Monto Porcentaje
Títulos del gobierno 667 30,7 Ferrocarriles 776 35 ,6 Servicios públicos 166 7,6 Agropecuaria, forestal e hipotecas li+e 6,7 Industrias de transformación 28 1,3 Comercio 193 8,9 Bancos 36 1,7 Compañías inmobiliarias 145 6,6 Varios 20 0,9
Total 2 175 100,0
Fuente: CEPAL, Análisis y proyecciones del desarrollo económico. V. El desarrollo económico de la Argentina. Anexo VII: "Las inversiones extranjeras en la Argentina", Naciones Unidas, México, 1959.
Con ligeras variaciones, como la derivada de la pérdida de peso relati-
vo de los valores públicos, la estructura de las inversiones extranjeras no
presentó alteraciones significativas hasta avanzada la década de 1930 . La pi'i>i -era
guerra nundial y el período posterior de recuperación económica de los países
europeos, conllevaron un retraimiento generalizado de los movimientos inter-
nacionales de capital. En dicho marco, y hasta mediados del decenio de
1920.1a afluencia de nuevas inversiones externas fue prácticamente nulo. Re-
- 28 -
cien en l a segunda mitad de l a década, en un proceso que se ve abruptaiTer.te
interrumpido por la crisis que estalla en 1929, se concretan algunas
inversiones estadounidenses en valores públicos, servicios (esencialtner.te
teléfonos) e industrias manufactureras que , de todas maneras, no r e s u l t a n
suficientes para generar un cambio significativo en el perfil sectorial
de las inversiones acumuladas.
Es recién con posterioridad a la crisis mundial de 1930 cuando comienzan a
evidenciarse modificaciones en la orientación sectorial de las inversiones
que se canalizan hacia el país. La crisis del modelo agroexportador y de 1=
propia estructura económica en el plano nacional y,por otro lado,en el
Internacional,los reacomodamientos de las potencias en el escenario econSr.icc y
político y la política de exportación de capital de los países y de las
empresas líderes derivaron,en su articulación, en una distinta configuración
sectorial de la lED.
Ya hacia 1940, como producto del rescate de la deuda pública concreta-
do durante el decenio anterior, y de la retracción generalizada de las inver-
siones extemas en infraestructura básica, las actividades 'misceláneas' (que
sólo excluyen los títulos de gobierno y los ferrocarriles) concentraban
más de la mitad del capital extranjero invertido en el país (ver Cuadro 6)
La participación creciente de la industria manufacturarera y, en general
de las actividades volcadas hacia el mercado interno en detrimento de
las inversiones en servicios públicos, en ferrocarriles y en el sector tercia-
rio vinculado al comercio internacional (fenómeno que se manifiesta, en mayor
o menor medida en el conjunto de países receptores de capitales externos) ad-
quiere en la Argentina, una particular intensidad. Ello como consecuericia de
la propia política estatal puesta en práctica a mediados de la década de 19'íQ que,
al nacionalizar los ferrocarriles y parte importante de las empresas prestata-
rias de servicios públicos, derivó en un redimensionamiento cuantitativo y
- 29 -
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> j o < X y 5
- 30 -
cualitativo de la presencia del capital extranjero en la eccnir.ía.
Asi, a fines del decenio,'la estructura sectorial de las inversiones ex-
tranjeras en nada se asemeja a la de principios de siglo. Tal ccr.zraste no
hace más que reflejar su correspondencia con ló^ modelos ¿e .desa-
rrollo que caracterizaban a los respectivos períodos: la prir.era fase del pro
ceso sustitutivo, por un lado, y la economía agroexportadora per otro. En di-
cho marco, las actividades industriales aparecen como el principal sector de
destino de la inversión extranjera, concentrando casi la tercera parte del
stock acumulado a 1949.
Por su parte, la inversión en servicios (comercio, bancos, financieras,
seguros) orientados.ahora,hacia el mercado interno, explica el 22,2% de di-
cho total. Gravitación que supera a la correspondiente a los servicios públi-
cos que,a pesar de las nacionalizaciones,aún captan el 20% del capital exter-
no radicado en el país (esencialmente en empresas de electricidad alentadas
por el incipiente proceso de industrialización y de urbanización).
Hasta el derrocamiento militar del gobierno peronista ( 1 9 5 5 ) , la orien-
tación del capital extranjero continuó inscripta en las tendencias prevale-
cientes en los anos anteriores. La jerarquización del mercado interno como
ámbito fundamental de la actividad de las empresas extranjeras, la gravitación
creciente de los sectores productores de bienes y de las actividades comercia-
les complementarias, caracterizan el patrón de desenvolvimiento del capital
extranjero. A mediados del decenio de 1950 , los primeros explican
el 36,1% de la inversión en el país, mientras que el comercio hace lo propio
con el 13,1% (ver Cuadro 7.).
La inversión extranjera en Ja producción de bienes muestra, en dichos
aíios, la siguiente distribución:
-ai-
A, Inversiones por rama de actividad Empresas de servicio público 1 4b6 2J,0 2 307 ^3,i Actividades primarias 194 2,6 950 5,4 Industria de transformación 2 198 29,4 5 393 30,7 Comercio 712 9,5 2 312 13,1 Bancos, etc. 270 3,6 378 3,2 Financieras y seguros 680 9.1 1 398 7,9 Empresas diversas 312 405 2,3
Subtotal 5 862 78,3 13 143 74,7
B. Otras inversiones Valores püblicos 231 3,1 230 1,3 Depósitos 1 033 13,8 3 533 20,1 Inmuebles i 34 3.1 162 o.9 hipotecas, etc. 2b 0,3 450 b/ 2.6 Otras inversiones 101 I,*» 72 0,4
Subtotal 1 624 21,7 4 447 25,3 Total 7. .486 193iQ 11 lOQjO.
ling Monto
1955 Monto
A, Inversiones por rama de actividad Empresas de servicio público Actividades primarias Industria de transformación Comercio Bancos, etc. Financieras y seguros Empresas diversas
Subtotal
B. Otras inversiones Valores públicos Depósitos Inmuebles hipotecas, etc. Otras inversiones
Subtotal Total
1 19U
2 198 712 270 680 312
5 862
231 1 033
2b 101
1 62'<
7 486
2J,0 2,6
29,4 9.5 3.6 9,1
78.3
3,1 13.8 3.1 0.3 1,*» 21¿ log.g
2 307 950
5 393 2 312
378 1 398 405
13 143
230 3 533
162
3,i 5,4
30,7 13,1 3.2 7,9 2.3
1,3 2 0 , 1 >>.9
450 b/ 2,6 72 0,4
4 447 25,3
17 590 100^0
a/ Las cifras se refieren a capital, préstamos, y obligaciones y debentures W Préstamos Fuente: CEPAL, Análisis y proyecciones del desarrollo económico. V. El
desarrollo económico de la Argentina. Anexo VII: "Las inversiones extranjeras en la Argentina", Naciones Unidas, México, 1959.
- 32 -
. Poco más de la tercera parte (34,8%; se canaliza hacia los bienes de consu
mo, donde coexisten industrias tradicionales instaladas en el país con anteriori-
dad a la crisis del '30 junto a otras recién incorporadas al espectro industrial
(productos medicinales, de perfumería, artículos eléctricos, etc.), en el marco
del proceso sustitutivo de importaciones,
. Otra tercera parte en industrias productoras de bienes de capital y quími -
cas (33,8%), entre las que se incluyen, también, actividades radicadas en los años
veinte (automotores -ensamblaje-, maquinaria agrícola, algunos productos químicos,
etc.), junto a industrias de desarrollo incipiente en el país (productos metálicos,
maquinaria de oficina, química industrial, etc.).
. El 12,8% en actividades agropecuarias forestales e industrias afines (fund£
mentalmente frigoríficos) que, como continuidad del viejo modelo agroexportador,
resultan cada vez menos atractivas para el capital extranjero.
. El 11,2% en petróleo y minería no ferrosa (esencialmente, la explotación de
plomo).
. El resto (7,9í), se distribuye en un conjunto de actividades diversas produc
toras de bienes (ver Cuadro 8).
Desde mediados de los cincuenta, muy especialmente durante la gestión desarro-
llista (1959-62), hasta avanzada la década de 1970 , las industrias manufactureras
pasaron a convertirse en el polo de atracción, casi excluyente, de los capitales ex
tranjeros que se radicaban en el país. A lo largo de dos décadas, cualquiera sea
el subperíodo político-institucional que se considere, las mismas captan alrededor
del 95% de la lED autorizada a instalarse. La caracterizada como segunda fase del
proceso sustitutivo, encuentra asi en el sector industrial su base de sustentación
por excelencia, y en las empresas extranjeras, al principal y más activo agente e-
conómico. La orientación sectorial de las inversiones extranjeras responde, en
- 33 -
Cuadro 8. Argentina: Inversiones extranjeras en la producción de bienes, 1949 y 1955.
(miñones de pesos y porcentajes)
Concepto 1949 Monto
1955 Monto
12,8
Producción Agropecuaria e industrias afines
1. Actividades agropecuarias 143,1 2. Industrias agrícolas y forestales 88,5 3. Frigoríficos y subproductos ganaderos 158,0
Subtotal 389,6
B, Indust r ia Petrolera y Minería
1. Industria petrolera 227,0 2. Extracción de minerales no ferrosos 51,3
Subtotal 278,3
C. Cienes de consumo
1. Industrias alimenticias y bebidas 447,0 2. Tabacaleras 59,3 3. Textiles 209,9 4. Productos medicinales y afines 5. Artículos eléctricos 43,4 6. Caucho, pintura y barnices 124,0
Subtotal 883,6
314.6 281.7 216,2
16,3 812,5
469,8 238,4
11.6 708.2
672.1 162.2
322.4 493,3 296.5 228,7
2.175,2
Ihl
Mal
o, bienes de inversión y Química industrial
1. Metalurgia, maquinarla y afines 2. Productos químicos Industriales 3. Materiales para la construcción,vidrio y
plástico Subtotal
£. Otros productos
344,8 301,0
88,5 734,3
106,6
847,4 606,3
690,2 30.7 2.143,9
4,5 493,4
33,8
M TOTAL 2.692.4 100,0 6.343.4 100,0
= = = = S ==53£ S= = CS = S = = = = 2
Fuente: CEPAL. A n j l i s i s y proyecciones del desar ro l lo económico. V. E1 desa r r0 j j £ eccnoniico de la Argentina. Anexo V I I : "Las inversiones extranjeras en la Argent ina". N.U. rexTcüT'T Sfr"
- 31H -
tal sentido, al íiecho de que la industria manufacturera aparece como el núcleo a£
námico de la acumulación y reproducción del capital en la Argentina de la segunda
postguerra.
Ello está asociado, a la vez, al desarrollo de una serie de actividades que
por su dinamismo y sus amplias potencialidades (a favor de su atraso relativo en
el país y/o de su propia naturaleza) suponen una transformación estructural del se£
toi- industrial, y con ello, de la economía en su conjunto.
Así, por ejemplo, en el período de mayor afluencia de capitales extranjeros
(1958/l'jf.¿), las dos terceras partes del total se canalizaron hacia la industria
química y petroquímica y la de material de transporte (automotor); al tiempo que
apenas el 1,9't lo hizo hacia industrias tradicionales como la alimentaria y la tex
til.
Por su parte, de considerarse las inversiones autorizadas a lo largo de las
casi dos décadas que cubre el período 1955-72, se comprueba que la industria manu-
facturera explica el 95,7t del total (ver Cuadro 9), la química y petroquímica con
ceiitra el 37,material de transporte (automotor) el 27,8% y las de productos m£
tSlicos y de maquinaria no eléctrica poco más del 7% cada una. Las industrias pro
ductoras de bienes de consumo no duraderos, asociadas a la primera fase del proce-
so sustitutivo, de menor dinamismo relativo que aquellas, son receptoras de poco
menos del 3% del total de las inversiones.
A favor de esta pronunciada concentración de las inversiones en la industria
en todo el período de la segunda postguerra, el perfil sectorial del ca-
pital extranjero acumulado hacia mediados de los setenta revela un marcado predom¿
nio de las actividades manufactureras (53,1%), er.tre las que se destacan la quími-
ca y la petroquímica, la de productos metálicos, la automotriz y la alimentaria.
Por su parte, las actividades vinculadas a la producción primaria (agricultu-
ra, peaca, mineríd), captan apenas el 8,2% del capital invertido en el país, mitri-
- 35 -
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- 36 -
Tras que las activiaades bancarias, financieras y de seguros concentran alredea jr
del lOt del total.
c) Origen de la inversión extranjera en la Argentina:
de la hegemonía inglesa al predominio estadounidense.
Las profundas transformaciones operadas én el perfil sectorial de la IED
se corresponden temporalmente con alteraciones no menos significativas en cuanto a
su disti'ibución según países de origen.
En el marco de la hegemonía internacional del capitalismo inglés y, poí- otro
lado, de la exportación de capitales en procura de fuentes de abastecimiento de ¡T ia-
terias pi-imas, las inversiones inglesas en sectores vinculados a la exportación de
productos agropecuarios concentraban la mayor parte del capital externo radicado
en el país hacia principios de siglo.
Así por ejemplo, en 1909, las dos terceras partes de las inversiones extranje
ras eran de origen británico, y el resto se distribuía, prácticamente en su totaH
dad, entre otros países europeos (Francia, Alemania,- Bélgica, etc.), resultando
marginal la incidencia de las inversiones estadounidenses (0,9%)."
Tal como se refleja en el cuadro 10, en los años posteriores se asiste a ur.a
reducción lenta pero persistente de la participación relativa de las inversiones
británicas, a favor de una creciente gravitación de los capitales estadounidenses.
Estos, muy especialmente desde mediados de los veinte, pasan a convertirse en el
elemento dinámico de las inversiones extranjeras en el país. Incluso en este últi-
mo período, la participación creciente de los mismos tiene como contrapartida, tam
bien, un sesgo decreciente en la contribución relativa de los países europeos. Hien
tras entre 1913 y 193'(, la inversión acumulada tendió a disminuir en valores abso-
lutos, la proveniente de los EE.UU. aumento más de quince veces, incrementando su
participación relativa en el total de 1,2% a 22,2% respectivanente.
- 37 -
Cuadro 10. Argentina: Inversiones extranjeras privadas a largo plazo,según país inversor, 1909/1949
(millones de dólares a precios de 1950 y porcentajes)
Años Reino Unido
Monto
Estados Unidos
Monto
Otros Pafses
Monto
Total
Monto
1909 1913 1917 1920 1923 1927 1931 1934 1940 1945 1949
3.434 4.880 4.644 4.227 4.381 4.366 4.294 3.481 2.958 2.271
338
65.4 59,3 58,2 57.9 61.7 57,6 56.2 50.3 53,1 53.3 19.4
47 99
200 175 440
1.054 1.436 1.536 1.108
907 447
0.9 1.2 2.5 2.4 6.2
13.9 18,8 22.2 19.9 21.3 25.7
1.769 3.251 3.136 2.898 2.279 2.160 1.910 1.903 1.504 a/ 1.082 a/
955
33.7 39.5 39.3 39.7 32.1 28.5 25,0 27.5 27.0 25.4 54.9
5.250 8.230 7.980 7.300 7.100 7.580 7.640 6.920 5.570 a/ 4.260 a/ 1.740
100.0 100,0 100.0 100,0 100.0 100,0 100,0 100.0 100.0 100.0 100.0
a/ ci f ra estimada
Fuente: CEPAL. AHálisis y proyecciones del desarrollo económico. V. El desa-rrol lo econámico de la Argentina. Anexo V I I . "Las inversiones extranjeras en la Argentina". N.U. México, 1959.
~ 38 -
Estas tendencias {presencia creciente de capitales norteamericanos y decrtcien^
te de los europeos, en general) persisten, en lo esencial, hasta la segunda mitad
del decenio de los cuarenta. En ese quinquenio, la conjunción de una serie de acon_
tecimientos de carácter local e internacional , trajo aparejada la ruptura de tales
tendencias y con ello una nueva composici6n -según los países de origen- de la lED
en la Argentina.
La política de nacionalizaciones desarrollada en el ámbito local, la confisca^
ción de algunas inversiones y/o la repatriación voluntaria de otras, así como ios
efectos generados por la segunda guerra mundial sobre las corrientes internaciona-
les de capital, en general, y sobre las políticas de exportación de capital de los
países y/o empresas, en particular, derivó en una sensible contracción de la inver
si6n externa acumulada en el país; comportamiento que asume características muy d¿
símiles según sea el país de origen de las mismas.
En tal sentido bastaría consignar que, por ejemplo, casi las tres cuartas par
tes de los capitales nacionalizados eran de. origen británico. Salvo algunas inve£
siones alemanas y, en menor medida, francesas, el resto de los países europeos no
se vieron mayormente afectados. Las inversiones estadounidenses nacionalizadas fu£
ron compensadas, en buena parte, por un incremento apreciable de radicaciones en
el sector industrial. Como consecuencia de todo ello, y en correspondencia con las
modificaciones verificadas en el plano económico internacional en el poderío rela-
tivo de las economías líderes y las ET, la composición de la lED revela, hacia fi-
nes de los cuarenta, una configuración muy distinta de la observable en años ante-
riores. Los capitales ingleses representan, ahora, poco menos del 20% del total,
las inversiones estadounidenses abarcan alrededor de la cuarta parte, y el resto se
distribuye entre un gran número de países, con una nítida preeminencia de las
procedentes de los países europeos.
En el período de la inmediata postguerra se registraron ligeras variaciones
cu dicha estructura. No como conRí^nipnrlíi de minví K invp.rF;innes
- 33 -
directas (sumamente escasas), sino por los efectos generados, indirectamente, por
el bloqueo a las transferencias.al exterior. El Cuadro 11 permite constatar que
las inversiones norteamericanas y británicas aumentaron su participación conjunta
en más de diez puntos entre los anos 1949 y 1955. Este significativo incremento
en un lapso tan corto, responde, casi en su totalidad, a la acumulación y rein -
versión de los fondos que por disposición oficial no podían ser girados al exte-
rior (utilidades, dividendos, regalías, intereses, etc.)—''
Ya en el interregno entre la caída del gobierno peronista (1955) y la asun-
ción del Dr. Frondizi (bajo cuyo mandato se promueve y alienta la dinámica incor
poración de capitales externos), tienden a manifestarse algunas de las tendencias
que caracterizarán al período de mayor afluencia de inversiones directas (1958 a
1962). Más precisamente; la preeminencia creciente de las firmas estadouniden -
ses que, por sí solas, aportan más de la mitad de los capitales que se radicarán
en el país, y por otro lado, la pérdida de significación de las inversiones ingle
sas, que incluso pasarán a ser superadas por las que provienen de otros países
europeos como Alemania Occidental, Francia o Italia.
Ello puede comprobarse en el Cuadro 12, que muestra la composición, por país
de origen, de las inversiones extranjeras autorizadas entre 1955 y 1972. El pre
dominio de los capitales norteamericanos (52,0% del total) resulta por demás no-
torio, a pesar de no incluir aquellas inversiones de filiales de firmas estadou-
nidenses radicadas en terceros países como, por ejemplo, los casos de las inver-
siones de la Pfizer Inc. a través de su filial en Panamá, de John Deere vía Vene
zuela, de la Chrysler por intermedio de su subsidiaria en Suiza, de Monsanto, por
su filial de Panamá, etc.
Por su parte, excluido el caso de Suiza (donde no sólo se incluyen inversi£
nes de empresas suizas, sino fundamentalmente las originadas en capitales radic£
dos en dicho país), los principales inversores europeos son, en ese orden, Fran-
- HO
'Cuadro 11. Argentina: Inversiones privadas extranjeras, por país inversor, 1949 y 1955 (millones de pesos corr ientes y porcentajes)
Inversor 1949
Monto
1955
Monto
Estados Unidos 1.908 26,1 5.751 32.7
Reino Unido 1.334 18,3 4.007 22.8
Bélgica-Luxemfaurgo 1.098 15,0 2.341 13.3
Suiza 812 11,1 1.684 9.6
Francia 782 10,7 1.313 7.5
I t a l i a 154 2,1 544 3.1
Patses Bajos 176 2,4 537 3 ,1
Alemania 16 0.2 339 1.9
Panamá 70 1,0 337 1.9
España 313 4,3 261 1.5
Suecla 53 0,7 141 0 .8
Canadá 64 0,9 115 0.7
Países l imítrofes 450 6.2
Otros y no determinados 78 1.0 219 1,2
Totales 7.308 100,0 17.589 100,0
Fuente: CEPAL. AnSTisis y proyecciones del desarrol lo económico. V. El de-sar ro l lo economico de la Argentina. Anexo V I I : "Las inversiones extranjeras en la Argentina". N.U. México, 1959.
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-H2 -
cia, Itaiia, Alemania Occidental, Gran Bretaña y Holanda, con participaciones
que oscilan entre el 6,0% y el 4,0% del total. En síntesis, más allS de las di-
ferencias que separan a los EE.UU. del resto, apenas siete países concentran
prácticamente el 90% de las radicaciones autorizadas a lo largo de esas casi dos
décadas. En esos mismos países se origina, en función de los movimientos regis-
trados en este ültimo período, el 80,0% del total de inversiones extranjeras acu
mulado en el país hasta mediados de 1976, correspondiéndole a las firmas estadou
nidenses casi la mitad de dicho porcentaje (39,7%).
d) Los modelos de acumulación y la presencia de las ET. Su inserciSn en la estructura económica.
La capacidad en el desempeño de un papel activo y decisivo en las distintas
etapas del desarrollo económico del país constituye uno de los principales fenó-
menos que caracterizan, históricamente, la presencia del capital extranjero en
la Argentina. Tanto bajo el modelo agroexportador como en el sustitutivo, sea
en su primera fase (la sustentada por las industrias livianas) como, fundamental^
menté, en la profundizaoiSn y extensión del proceso hacia la producción de bienes
intermedios y durables, las empresas extranjeras han asumido un papel clave y e£
tratégico, constituyéndose en agentes motores de los cambios estructurales de la
economía, acompañando y dinamizando tales transformaciones.
Así, en la fase agrícolo-ganadera orientada hacia los mercados externos, el
capital extranjero controlaba los eslabonamientos que, por un lado, garantizaban
la lógica de funcionamiento interno del modelo de acumulación, y por otro, en el
marco de la división internacional del trabajo, la provisión de alimentos y mate_
rias primas hacia la metrópoli (Inglaterra), país de origen de la mayor parte de
las inversiones.
Los frigoríficos, las actividades comerciales de importación y exportación,
los puertos y fundamentalmer.te, los ferrocarriles, concentraban la atención de
los inversores a favor de su papel funcional en el modelo y del potencial de acu
mulación que les brindaban.
A isedida que el modelo agroexportador comenzó a evidenciar síntomas de ago-
tamiento -ya antes de su crisis definitiva en 1930- se contrajo la afluencia de
nuevas inversiones asociadas a dicho patrón de acumulación. Las escasas radica-
ciones provenían, en su mayoría, de fir-ias estadounidenses y tendían a orientarse
hacia actividades ajenas a dicho modelo.
La fase de transición entre una economía agroexportadora y aquélla en la que
el sector industrial pasa a convertirse en el núcleo dinámico de la acumulación
de capital, se refleja también en la orientación sectorial de las inversiones ex
tranjeras. Las actividades fabriles, sustitutivas de importaciones, pasan a he-
gemonizar la captación de las nuevas inversiones.
En principio, las mismas se orientaron, en lo esencial, hacia las industrias
productoras de bienes finales asociadas al consumo de capas de la población que,
con un elevado ingreso medio, eran fuertes y crecientes demandantes de bienes
nufacturados. Tal es el caso de muchas industrias alimentarias -fundamentalmen-
te agroindustrias como reflejo de la transición entre arabos modelos-, textiles,
de materiales para la construcción, algunos productos químicos finales y eléctr^
eos de consumo. En síntesis, industrias livianas donde el capital extranjero,
sin llegar a ocupar una posición de dominio o control en la así caracterizada
como primera fase del proceso sustitutivo, asume un rol protagónico en y para el
desari'ollo de muchas de esas ran-. s industriales.
No obstante, serS hacia fines de los cincuenta, principios de los sesenta,
cuando las ET pasan a desempeñar un papel hegemónico en el pi'oceso sustitutivo
extendido, ahora, hacia los bienes intermedios y duraderos de consumo. Industrias
como la petroquímica, la fabricación y armado de automotores, la de maquinaria
- -
y equipos o las metalmecánicas, en general, lideran esta segunda fase del proce-
so eustitutivo, estructurándose a partir de la incorporaciSn de empresas extran-
jeras que, a poco de instalarse, pasarán a formar parte de la élite empresaria
del país.
Aún cuando el monto global de las radicaciones aprobadas entre 1958 y 1962
no supone un aporte significativo al proceso de acumulación de capital en la in
dustria (oscila en torno al 10% de la formación de capital en el sector), su
concentración en unas pocas actividades estratégicas (las de mayor dinamismo
lativo, tecnologías modernas, mercados oligopolizados y una superior potencial^
dad de acumulación), significó por un lado, una transformación profunda de la
estructura industrial , y, por otro, el liderazgo de empresas transnacionales
en aquellas industrias que, por su propia naturaleza, impulsan y dinamizan el
desarrollo manufacturero del país.
Él nuevo patrón de acumulación de la economía argentina, estructurado so -
bre la base del sector industrial reconoce asi, en la maduración de estas inve£
siones extranjeras, una de sus principales bases de sustentación.
Si bien en términos cuantitativos la presencia del capital extranjero no a¿
canza, por su magnitud, los niveles de principios de siglo -llegó a representar
antes de la primera guerra mundial el 51% de la inversión bruta- en el plano cu¿
litativo, asume un papel fundamental sobre la base del grado de control que ejer
ce sobre los polos dinámicos de la acumulación y reproducción de capital.
- 1,5 -
NOTAS
1_/ CEPAL. Análisis y proyecciones del desarrollo eecr.craieo. V. El desa-rrollo econámlco da la Argentina C* vols.). Naciones Unidas, bepartamento de Asuntos Económicos y Sociales, México, 1959. E/CN 12/129, Rev. 1
El concepto de incremento de la inversión bruta no incluye la remisión de utilidades, intereses y regalías. Por lo tanto, este concepto no es indica-tivo del flujo neto de capitales, que es tratado para el caso particular de las inversiones desde Estados Unidos en el capítulo II.
A favor de una rentabilidad diferencial o de una distinta política en materia de recuperación de la inversión inicial, la masa de servicios pendientes de transferencia -limitadas desde julio de 1948 y poco después suspendidas por completo- correspondiente a los capitales norteamericanos e ingleses, superaba holgadamente a la derivada de las restantes inversiones externas. Hacia fines de 1953, aquéllas habían generado casi las tres cuartas partes (73,9%) de los fondos no girados al exterior. Su reinversión en el país, en las propias empr£ sas que los generaron o en la diversificación de las actividades que desarrolla ban localmente, explica este incremento notable en la participación relativa de las inversiones estadounidenses y británicas.
- -A.STXC X
Piaüj'o 13. Arger.tina: Evclucxfr. de la ¿nversiír. extranjera, 1912/1976 (miles ce dólares ce 19631
Aílo Ingreso de capital
11)
Repatriacifin da capital®»
(2)
Ingreso neto
(3).(l)-(2)
Utilidades totalea
(4).(5)»(6)
Dividendos en efeotivo
(5)
•Re inversión de utilidad
(6)
Incrcmentoo en
(7)=(3) • (6)
1912 50.805 50.805 11.110 8.433 3.677 53.482 19M 3.056 3,058 11,147 8.569 2.570 5.628 191» 63.5311 63,534 7.472 7.357 216 63.750 1915 10.638 10.628 2.165 2.054 103 10.730 1916 7.66¿ 7.662 22.133 19.572 2.561 10.223 19lt 12.1199 12.499 20.407 17.554 2.852 15.351 1918 10.son 10. 304 7.007 3.642 3.364 13.66» 1919 12.525 12.525 4.906 2.211 3.691 15.216
1950 16.912 4.279 12.633 1.190 3.308 3.982 16.615 1931 12.721 12.721 11,465 6.889 4.570 17.291 1932 «6.1153 2.003 44.450 22,847 17.184 5.681 50.131 19J3 111.066 5.136 8.950 127,454 7.932 119.522 128.472 192U 1.796 1.796 159.525 7.453 152.072 133.868 1925 17.659 2.053 15.606 76.401 9.562 66.839 82.445 1926 3.128 159 2.969 61.001 10,237 50.754 53.733 1927 133.129 133.129 65.457 12.148 53.309 186.438 1926 97.8011 5.778 92.026 66.040 22.034 44.006 136.032 1929 101.277 4,214 97.063 79,980 30.635 49.355 146.418
1930 251.79» 184 251.610 47,792 28.307 19.486 271.096 1931 51.1162 51.482 64,877 41,886 22,983 74,465 1932 71.777 2.411 69.366 48.583 36.373 12,201 81,567 1933 70.122 186.809 (116.687) 21.584 10.783 10,801 (105,886) 19311 7.118 243 7.205 39.395 16.167 23,139 30.334 193S 110.571 58.437 (17.866) 37.675 20.234 7,441 (10.425) 1936 202.572 3.249 199.330 145.794 27.679 118.115 317.445 1937 1111.689 114.689 157.414 41.787 115.627 230.316 1936 49.1167 49.467 197.695 90.813 107.083 156.550 1939 117.01111 183 46.861 274.972 151.156 133.824 170.685
19110 109.1160 .3.536 105.924 224.828 127.786 97.034 202.958 I9i<l 5.3611 6.102 262 173.683 85.172 87.504 87.766 19H2 2.646 203 2.41(3 119.047 93.9S8 25.089 27.532 19X3 IB.879 576 18.303 181.866 146.987 34.879 53.182 191111 21.984 62 21.922 595.709 305.513 390.197 412.119 19115 7.436 2.269 5.167 1.754.366 1.366.258 418.108 423.375 19116 56.358 56.358 1.066.774 714.730 352.053 408.411 19117 95.35» lie 94.S43 362.207 186.170 176.037 270,580 isue 57.227 132 57.095 899.967 708.939 191.038 348.123 1919 23.212 62 33.150 J.746.494 1.430.058 336,431 349.581
1950 27.660 256 37.404 1.415.762 1.151.386 364.476 391.880 1951 22.150 1.285 20.865 1.334.164 1.157.168 166.995 187.860 1952 33.610 643 32.967 827. 557 730.507 107.046 140.013 1953 112.858 48 112.810 933.447 794.837 138.614 351.424 19511 27.037 27.037 563.894 286.039 377.855 304.892 1955 109,575 138 109.437 384.761 103.920 290.838 390.375 1956 80.884 464 80.420 369.340 194.241 175.098 255.518 1957 90.984 1.764 89.230 334.093 167.046 167.046 256.266 195S 99.006 148 98.858 1.016.956 746.442 270.514 369.372 1959 149.572 675 148.897 1.027.064 743.298 603.596 752.493
1960 2S2.925 102 252.823 195.685 130.587 65.098 317.921 1961 290.817 8.451 282.366 228.934 160.754 68.179 350.54S 1962 329.195 1.532 327.663 773.131 490.587 383.544 610.307 1963 324.658 4.340 330.318 1.084,706 743.693 341.013 661.331 19611 273.304 7.746 265.558 764.618 594.871 169.747 435.305 1965 263.1199 216 263.283 438.403 335.721 103.683 365.966 1966 205.211 1.615 203.596 328.797 222.337 106.463 310.059 1967 253.570 319 253.251 395.799 254,547 141,255 394.506 1968 234.885 34.539 210.346 360.571 242.348 118.223 328.569 1969 296.378 5.608 290.770 444.163 331.789 112.374 403.144
1970 284.947 63,984 220.963 322,485 239.480 83.005 303.968 1971 205.350 9.365 195.985 158.230 117.168 41.062 237.047 19>3 180.352 1.055 179.297 222,423 131.104 91.319 270.616 1973 116.605 50.052 66.553 255.492 206.490 49.002 115.555 1971. 45.732 45.732 113.694 78.860 34,831. 80.566 1975 67 -. 339 67.339 73.347 53.282 20,065 87.404 1976 4.730 4.730 38.522 16.562 21,960 26.690
ruenf: Cl&LoraciAn propia sobre la bate de informaei6n d«l Hinisterio de Economía» Subsecretaría de loversiones Lkt«r:cie&.
-ki-
ll. LAS EMPRESAS TRAHSl.ACIQNALES Y LA POLITICA APERTURISTA DEL ULTIMO
GOBIERNO MILITAR.
a) Ld evolución de la lED y las modalidades de inversión 1976/83
Luego de la breve gestión peronista (1973-1976) que se caracterizó por
haber reglamentado ios aspectos centrales de la actjádac de las ET en el país,
el gobierno militar que derrocó a las autoridades constitucionalmente elegidas
eliminó las principales restricciones que afectaban a la inversión extranjera,y
sancionó un nuevo régir.en legal para encuadrarla (ver Anexo Capítulo II).
Si el peronismo acentuó, entre 1973 y 1976,los rasgos esencialea del e£
quema proteccionista clSsico, el nuevo autoritarismo de corte monetarista que
administró el país a partir de marzo de 1976 se propuso -y, en parte lo logr^-
desmontar las distintas piezas sobre las que se articulaba ese esquema y tra£
formar, a la vez, la estructura económica del país y, en dicho marco, elpapel
de los distintos agentes y sectores económicos. Con ello se inicia una experien-
cia inédita en la Argentina,que alteró bruscamente el modelo de
acumulación consolidado desde la posguerra. Así, con pákbras cb B .Kosacoff 1/
"La política económica iniciada en abril de 1975 se caracterizó básicamente por la
confianza en los mecanismos de mercado para la asignación de recursos,lo cual im-
plicó un programa de liberalización de los mercados, y por la búsqueda de u-
na mayor vinculación con el exterior. En este último plano, se instrumentaron
las distintas reformas arancelariasfiara lograr una mayor apertura comercial^' las refor-
mas financieras que liberalizaron los movimientos internacionales de capitales. Asi-
mismo, se combinó el uso del arancel de importación, el tipo de cambio y la
- HS -
tasa de interés real como instrumentos básicos en la lucha contra la infla-
ción. Este objetivo antiinflacionario fue permanentemente privilegiado
frente al proceso de acumulaciSn de mediano plazo y a la mejora en la distr¿
buciSn del ingreso. Los ejes de la política económica eran el establecimien
to de un sistema de precios 'sincerado' ( por lo cual debían eliminarse las
regulaciones, impuestos, subsidios y privilegios) y la consideraciSn de las
ventajas comparativas tomadas en un sentido estático. Estos dos elementos
debían ser los indicadores centrales en los cálculos empresariales que midie-
ran la eficiencia del proceso de inversiones".
La extensi6n de la cita queda justificada por su utilidad como marco
de referencia macroeoon6mico en el que se incribe -y como tal debe ser evalúa
da- la respuesta de la inversión extranjera directa a la amplia gama de incer^
tivos que se le ofrecieron a partir de 1976 y. por otro lado, como se analiza
rS en el capítulo XII, el desenvolvimiento de las empresas extranjeras radica
das en el país.
En correspondencia con los estímulos desregulatorios recibidos y, a la
vez, con la consolidaciSn de un campo propicio para el desarrollo de determiiada
Jbmias (h actii dad de elevado rendimiento, mínimo riesgo y rápida recuperación
de capital, la ' lED autorizada a radicarse en el país
muestra un paulatino y persistente crecimiento que se extiende hasta 1981,pa-
ra luego decaer, en forma abrupta, en 1982 y 1983.
Al cabo de los siete años bajo análisis (1977-1983) el monto de inversio
nes extranjeras aprobadas ascendió a 4.772,6 millones de dólares (Cuadro 1h),
nivel que implica un promedio anual de 681,8 millones de dólares (78t,2 millo
nes en dólares constantes de 1983).
Esta afluencia de capitales del exterior bajo la forma de inversiones
directas reconoce dos subperiodos claramente diferenciados. El primero, con-
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temporáneo a la gestión del Martínez de Hoz y a la aplicación plena
de la política de apertura externa -comercial y en el mercado de capitales-
durante el que la ItJD se incrementa ininterrumpidamente hasta alcanzar,
en 1981, un nivel próximo a los 1,5 miles de millones de dólares más que duJli"
cando el promedio de los siete años . Incluso, con la adición de los montos
correspondientes a 1980, quedaría explicada más de la mitad del total de la
lED aprobada durante el gobierno militar.
En oposición, en los años 1982 y 1983 -el segundo de los subperíodos
mencionarfos- se asíale a un decrecimiento significativo de la lED ; compoi^
tamiento que no estarla disociado de las inseguridades que supone, para el
inversor externo, una serie de acontecimientos que, en su conjunción, coadyu
varón a alterar muchas de las «ondieiones propicias preexistentes. En tal
sentido, a simple titulo ilustrativo, bastaría con mencionar el alejamiento
del Dr. Martínez de Hoz, la discontinuidad de la política de apertura, las
sucesivas devaluaciones del peso y, en síntesis, el abandono paulatino de ios
aspectos centrales del programa económico enunciado en ^ril de 1976.
Esa disímil evolución de la lED según sea el subperíodo que se con-
sidere queda reflejada nítidamente con sólo contrastar,en valores constantes,
los promedios anuales respectivos (Cuadro 151. Así, en el quinquenio 1977/
1981,a pesar déla influencia que ejercen los aún escasos, pero crecientes
montos aprobados en 1977 y 1978, el promedio anual de lED autorizada a ra-
dicarse en el país asciende a 918,7 millones de dólares de 1983, nivel que djj
plica el registrado en los años 1982 y 1983 ^447,9 millones de us$ de 1983)
Esta divergencia es aún más pronunciada en el caso del rubro más representat¿
vo de la JED , los "nuevos aportes de capital", donde el promedio anual para
el quinquenio ('47H,0 millones de usS de 1983) es 2,5 veces superior al corres-
pondiente a los dos últimos años (193,7 millones de us$ de 1983). Esta ülti-
- 51 -
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- 52 -
ma consideración remite a uno de los aspectos centrales del análisis de la
evoluciCn de la lED en el período 1977/1983: las formas que adopta tal in-
versiSn o, más precisamente la distinción entre nuevos aportes, capitaliza-
ción de créditos, rsinversión de utilidades y aportes automáticos -inversi£
nes '.da bajo nmnto- como las modalidades bajo las que se presenta la capita-
lización local de inversiones directas.
La información consignada en el Cuadro 1h permite constatar que de
los 4.772,6 millones de us$ de lED autorizada entre mareo de 1977 y di -
ciembre de 1983, poco más de la mitad (50,1%) está constituida por nuevos a_
portes de capital, el 9,7% proviene de la capitalización de créditos exter -
nos, el 31,4% surge de la reinversión de utilidades de empresas extranjeras
radicadas en el país y, el resto (8,8%) corresponde a aportes automáticos
de capital.
Indudablemente, la conformación que adopta -por sus modalidades- la
lED aprobada entre 1977 y 1983 tiende a relativizar el significado efect¿
vo y real de los casi 5.000 millones de dólares a que ascendería la capta -
ción tbtal de inversiones extranjeras al cabo de siete aflos. El hecho de que
sólo la mitad de dicho monto corresponda a "nuevos aportes de capital" es,
apenas, uno de los aspectos a remarcar que, de todas maneras, no resulta S\J
ficiente para superar la imagen distorsionada que surge de la simple lectu-
ra de los valores aprobados durante la gestión militar. Aún cuando el des-
arrollo de un análisis detallado y exhaustivo de cada una de Ins inversio-
nes aprobadas excede, holgadamente, los objetivos del presente trabajo, una
revisión parcial de algunas de ellas permite puntualizar una serie de aspe£
tos y especificidades que, en su articulación, brindan una visión mucho más
clara y precisa de la magnitud y las características que adoptó la lED en
los siete años indicados.En tal sentido, como ilustración de algunos de los
aspectos y/o tipologías que caracterizan a tales inversiones, atendiendo a
sus implicancias cuantitativas o cualitativas como factores que, en la gene_
ralidad de los casos, relativizan los resultados obtenidos, cabría mencionai-
que;
- Entre los"nuevos aportes de capital" captados durante los siete años
(2,1*23,8 Billones de dSlares), se incluyen 702,3 millones de us$ canaliza -
dos hacia el sector petrolero que, a juicio del propio Subsecretario de In-
versiones Externas, Federico Dunias 2/ "...habría que descontarlos, dado
que son aportes transitorios para la producción de petróleo y gas natural".
Las 'inversiones' por tal concepto representan el 29,0% del total de los
"nuevos aportes de capital" que, de excluirse aquéllas, pasarían a
el '•2,3% del total de las inversiones autorizadas.
- Entre los "nuevos aportes de capital" también se incluye un monto indete£
minado -y significativo- de recursos externos volcados a la compra de acci£
nes en el mercado local que en algunos casos, conllevó la desnacionalizaciSn
de empresas de capital local (La Isaura, Calera Avellaneda) y, en otros, la
mayoría de los ejemplos, un simple incremento en la participación de las c¿
sas matrices en el capital de firmas locales en las que ya poseían la ma
yoría del capital accionario. En este último caso seinscrien, por ejemplo
las autorizaciones otorgadas a;
. Corning International Corporation para ampliar su participación en
el capital de Cristalerías Rigolleau S.A,
. Qulraica Hoechst para hacer lo propio en Indur S.A.
. Massey Ferguson Limited,en Perkins Argentina S.A. y en
Massey Ferguson Argentina S.A.
. Hestinghouse Electric Corporation , en Galileo
Argentina C.I.S.A,
- 514 -
. Federal Mogul Corporation ,en INDECO-Minoli SAIC.
, Renault Argentina S.A. (controlada, a su vez por la Regie Kationale
des Usines Renault), en Metalúrgica Tandil S.A.
. Philips Argentina S.A, (controlada, a su vez, por NY philips Gloein-
lampert), en Salvo S.A.
En cualquiera de los dos casos -desnacionalizaciones o ampliación de
la participacifin en el capital de una subsidiaria local-, aún cuando se tra
te, formalmente, de un tipo particular de "nuevo aporte de capital" extran-
jero, tal categorización resulta por demás insuficiente para conceptualizar
una forma de radicación de recursos externos que supone un incremento nu-
lo de la capacidad productiva del país e implica una simple transferencia
de la propiedad del capital preexistente. Más allS de sus connotaciones en
el plano de la política oficial en la materia Zj, la simple caracterizaciSn
como 'nuevos aportes de capital', sin ningún otro calificativo -por ejemplo
'compra de acciones '- brinda una visión deformada de la verdadera natura_
leza del 'aporte de capital'.
Otro ejemplo que eií parte se asemeja a los precedentes pero que, por
sus especificidades, implicancias y magnitud de los recursos comprometidos,
merece ser considerado aisladamente como un caso ilustrativo de la necesaria
relativización del nivel de afluencia de capitales externos, es el que brin-
da la compra de los activos de Chrysler Fevre Argentina por parte de la fir-
ma alemana Volkswagen. Esta operación es, en realidad, un ingreso de recur
sos externos que significa, a la vez, una repatriación de capitales por par.
te de Chrysler (estadounidense) y un desplazamiento de capital nacional (el
51,3t era propiedad de autopartistas y agencieros locales). Sin embargo, las
estadísticas oficiales sólo consignan la inversión autorizada a Volkswagenwerk
A.K. de Alemania ( 102 millones de dólares ) que tiene cono
empresa receptora a Chrysler Fevre Argentina. Más allá de la. ir,-
- 55 -
suficiencias que, dadas sus características, podrían adjudicársele a las es-
tadísticas oficiales -al no consignar, en ejemplos como éste, la repatriación
implícita- las mismas quedarían desbordadas ante la actitud asumida por las
autoridades econSmicas del período que, incluso, citan como uno de los prin-
cipales logros de la política de captación de inversiones extranjeras el ejem
pío que brindaría la industria automotriz en general y, más específicamente el
hecho de que "...se ha incorporado a la industria una empresa de primer nivel
internacional como Volkswagen" j»/. Obviamente, nada se dice de su contrapar
tida en la repatriaciSn de capital por parte de la Chrysler, ni mucho menos
en el plano sectorial, del cese de actividades -con la consiguiente repatria-
ciSn de la inversión- de General Motors (1978) o Citroen (1979).
Al margen de las reflexiones que merecería el criterio de valoraci6n s£
lectiva utilizado por las autoridades económicas, las consideraciones prece-
dentes demuestran que:
. la magnitud y evolución de la lED autorizada entre 1977 y 1983 es,
de no contemplarse el destino de las mismas, un indicador s6lo par -
cial e insuficiente para apreciar los resultados obtenidos efectiva
mente en el período;
. la inexistencia de información oficial sobre las repatriaciones de ca
pital externo impide cuantificar el ' efecto neto de la política de
atracción de lED y, con ello,imposibilita toda evaluación de los
Éxitos o fracasos de la misma.
Más allá de las inferencias que pueden extraerse a partir de ejemplosputuateí
-aunque representativos- como los del sector 'petróleo', la compra de ac_
ciones en el mercado local, el caso de Volksvagen-Chrysler, cabría realizar
algunas observaciones que hacen al conjunto de los 'nuevos aportes de capi-
tal' extranjero aprobados en el período. En tal sentido, un aspecto a resal-
tar surge de la consideración de la inversi6n inedia por propuesta aprobada,
elemento indicativo de la significación que asumen los proyectos auto-
rizados durante el gobierno militar. La relación entre el monto total de
los nuevos aportes (2.1423,7 millones de uSs) y la cantidad de propuestas de
inversión aprobadas que los originan (508), supone una inversión media infe-
rior a los cinco millones de dólares (t,77 millones) nivel que, dada la in-
cidencia de un grupo reducido de inversiones de magnitud (precisamente, las
del sector petrolero y automotriz y, también, algunas orientadas a la acliv¿
dad bancaria y financiera), remite a la conclusión de que existe un gran núme-
ro de propuestas de inversión aprobadas de muy bajo monto unitario. Ello,
a la vez, permitirla inferir que parte importante de tales propuestas está
referida a la compra de participaciones en el capital de empresas existen-
tes y no a la radicación de nuevas firmas. Como prueba de ello, en la Memo-
ria del Ministerio de Economía que cubre el período marzo 1976/81 se consÍ£
na que hasta diciembre de 1980 habían sido aprobadas t02 propuestas de "nu£
vos aportes de capital" de las que sólo 166 conllevaban la constitución de
una nueva empresa, con la particularidad adicional de que apenas 29 de elida
(el 17|5t) eran industriales mientras que 78 (47^0%) correspondían a servi-
cios y comercio (incluyendo al sector financiero).
Al margen de los aspectos que tienden a relativizar el impacto
real de los conceptualizados como "nuevos aportes de capital", también las
lED ' autorizadas bajo la forma de "capitalización de créditos" revelan a¿
gunas características que, al igual que en aquellos casos, suponen una
sobrevaloración de las estadísticas oficiales respecto de la realidad
económica. A título ilustrativo bastarla con citar un solo ejemplo, por de_
más significativo; la empresa .automotriz General Motors Argentina S.A. capi
talizó un crédito de diez millones de dólares de su casa matriz General
Motors Corporation poco antes de adoptar la decisión de abandonar el país y
repatriar el capital invertido.,.
Las observaciones precedentes brindan elementos de juicio suficientes
sobre las particularidades que presentan las estaflJsticas relativas a la cag
taciSn de lED en los últimos años y, en dicho marco, sobre la necesaria
relativizaci6n del significado real -económico- de los montos aprobados du-
rante la gestión militar,
b) Distribución sectorial y país de origen de la lED , 1977-1983, La pérdida de slgnificacian de la industria manufacturera.
Los profundos cambios en el modelo de acumulación sobre el que se es-
tructuró el desenvolvimiento económico del pals desde fines déla década de 1940 se
ven también reflejados en el perfil sectorial que adopta la lED autoriza^
da entro 1977 y 1983, Al igual que bajo el modelo agroexportador o en las
distintas fases del sustitutivo de importaciones, la orientación sectorial
del capital extranjero no estS para nada disociada del papel que desenseñan
los distintos sectores de actividad en el plano macroeconómico y en el res-
pectivo patrón de acumulación. Así, en un período en el que el sector in-
dustrial deja de ser el polo dinámico de la acumulación y reproducción del
capital y dicho papel pasa a ser asumido por las actividades terciarias, en
general y por el sector financiero en especial, la industria manufacturera
pierde su condición de centaws de atracción, casi excluyante, de las IED
que se canalizan hacia el país.
La composición sectorial de las inversiones aprobadas entre 1977 y
1983 supone, en tal sentido, una reversión de las tendencias históricas evi_
denciadas en la posguerra, en tanto se verifica una pronunciada pérdida
- i S -
de gravitacifin de las lED en la industria^que se ve compensada por el pe-
so creciente de los sectores de servicios, comercio y finanzas. El perfil
resultante tiende así a corresponderse con las especificidades del esquema
aperturista, en el que la mayor parte de los sectores productores de bienes
pasan a ocupar un papel subordinado,al tiempo que el eje dinámico se traslada
hacia los circuitos financieros y las actividades vinculadas a la prestación
de servicios.
Como un elemento ilustrativo , y aún cuando sólo cubre las inver
siones autorizadas hasta diciembre de 1980 y (402 propuestas aprobadas so
bre un total de 509 para el período 1977/83),la distribución de
las 166 nuevas empresas a que habrían dado lugar esas 402 propuestas aproba
das revela claramente las preferencias sectoriales de los inversores exter-
nos y, en dicho marco, la significación que asumen las actividades no produ£
tivas.
Tal como se refleja en el cuadro le , como consecuencia de las lED
autorizadas entre 1977 y 1980 fueron constituidas apenas 29 firmas industria
les (el 17,5% del total) cantidad idéntica a la de empresas volcadas a la
comercialización e inferior a la de aquellas del sector específico de servi-
cios (34).
Mientras en el plano internacional las radicaciones en el sector indu¿
trial han tendido a desplazar aceleradamente a la antigua lED ligada a la
explotación de recursos naturales, los transportes y los servicios en gene-
ral (más de las tres cuartas partes de las exportaciones de capital de la d£
cada de.1970 se canalizaron hacia la industria manufacturera);en el ámbito
local se opera el fenómeno inverso y, a diferencia de las tendencias preval£
cientes durante más de treinta afios, son los sectores terciarios (servicios,
comercio, finanzas) los que revelan una mayor capacidad de atracción de cap¿
- 59 -
tales externos,
Cuadro 16. Argentina: Sectores de actividad de las nuevas empresas constituidas a partir de la inversión extranjera directa autorizada entre 1977 y 1980
(cantidad de empresas y porcentajes)
Sectores Cantidad empresas
Entidades financieras y bancos Servicios Comercialización Agropecuario y pesca Construcciones Industria manufacturera
, Maquinaria y equipo . Química y plásticos . Cemento . Otras
Otras actividades
Total nuevas empresas
15 34 29 19 9
29 5
11 1
12
31
-m.
9,0 20,5 17,5 11.4 5,4
17.5 3.0 6.5 0,6 7.2
18,7
100, Q
Fuente: Ministerio de Economía, Memoria 29-3-76 a 29-3-81, tomo I.
la inexistencia de información sobre el total de nuevas empresas cons-
tituidas hasta 1983 como derivación de inversiones del exterior impide exten
der el análisis de referencia a todo el periodo bajo estudio. No obstante,
el grado de cobertura que suponen las propuestas aprobadas a diciembre de
1980 (prácticamente, el 80% del total) resulta suficientemente representati-
vo como para reflejar,de manera precisa,la estructura sectorial de los capi-
tales externos radicados en el país durante el (iltiino gobierno militar.
Las consideraciones precedentes brindan una imagen de la orientación
sectorial da las inversiones extranjeras, por cierto que circunscripta a aquellas
- 50 -
inversiones que implican la constituciSn de una nueva firma local.
Otra forma de encarar el estudio de la misma problemática surge a par-
tir de las posibilidades que brinda la distribuciSn según sectores de desti-
no del monto total de lED autorizadas en el período. Ello supone integrar
al conjunto de las lED , incluyendo aquellas que se canalizan hacia empre-
sas existentes (vía capitalizaci6n de créditos o como un nuevo aporte de ca-
pital )y, por otro lado, la jerarquización del monto de inversión por sobre
la cantidad de empresas que coadyuvan a explicarlo o, en otras palabras, pa-
san a un segundo plano las diferencias que presentan los distintos sectores
en cuanto a la magnitud de la inversión mínima requerida para el ingreso de
nuevas firmas a los mismos.
El cuadro 17 presenta la distribuciSn sectorial del total de las
inversiones autorizadas en el periodo, en concepto de nuevos aportes de cap¿
tal o por la capitalización de créditos. Una primera y rápida lectura de la
información consignada en el mismo revela que casi el 60% del total se con-
centra en sólo tres áreas: los aportes transitorios en la explotación de pe-
tróleo (24,6%), la industria automotriz (17,4%) y el sector financiero y bam
cario (16,6%).
El sector hacia el que se canaliza un mayor monto de capitales exter-
nos es el petrolero que, por sí solo,insume casi la cuarta parte de las
inversiones autorizadas en el período. Sin embargo, como ya fuera señalado,
a partir de las propias declaraciones de las autoridades del área, se trata
de inversiones transitorias que, por sus características, no cabría concep-
tualizar como lED.
Excluidos los aportes transitorios en la explotación de petróleo, la
industria automotriz pasa a ser el principal sector receptor de lED (495,4
millones de dólares, el 17^4% del total). De la inversión autorizada en el
sector, ei 33^7% (167,0 millonea de usS J fue efectividad bajo la fonaa de
"capitalizaciSn de créditos" que, en la generalidad de los casos, fueron de¿
tinados a mejorar la estructura y las condiciones econSmico-financieras de
las firmas receptoras, fuertemente afectadas por la retracción sectorial.
Por su parte, los nuevos aportes de capital (328,4 millones de us5) corres-
ponden a la incorporación de una nueva firma internacional (Volkswagen) a
los planes de inversión de Ford Motor (nueva planta de camiones) ya la "ia- que,
en el marco de una profunda reestructuraciSn sectorial, tienen su contrapar-
tida. en el cese de actividades de General Motors (1978), Citroto (19''9),
Chrysler (adquirida por Volkswagen) e Industrias Mecánicas del Estaco (IhE,
1380),con la consiguiente repatriación de capital en los tres priir.ercs casos,
y la fusión entre SAFRAR y Fiat (SEVEL).
Es en el sector financiero, más específicamente en el bancario, donde
se registra la mayor afluencia neta de capitales externos. Las inversiones
autorizadas a radicarse en el país ascienden a 473,5 millones de dólares
(el 16,6% del total del período) y surgen como consecuencia de la incorpora
ci6n de quince nuevos bancos extranjeros, prueba del'creciente interés de
los grupos financieros internacionales por operar en el país. La signifi-
cación que asume la inversión en el sector bancario no sólo estS asociada a
la fracción que representa en el total déla lED autorizada sino, fundamen^
talmente, al hecho de convertir al sector en el único en el que la radica -
ci5n de nuevas firmas extranjeras conlleva una alteración sustantiva en la
conformación estructural del mismo. Ello justifica la realización de un ar.á
lisis específico sobre las formas que adoptó la expansión de la banca trans-
nacional en el país (entre 1979 y 1980 prácticamente se duplica la cantidad
de bancos extranjeros), los factores que la explican, sus pautas de comporta
miento, su incidencia en el desenvolvimiento sectorial, etc. , que se ar^prende
en la sección siguiente.
- Ó2 -
MSs allá de estas reflexiones generales sobre las tres principales ac-
tividades receptoras de lED entre 1977 y 1983, cabría destacar algunos a¿
pectos relativos a la captación de recursos extemos por parte del sector in
dustrial en su conjunto. Ya la cantidad de firmas industriales constituidas
hasta diciembre de 1980 brinda una primera imagen del desinterés relativo
del inversor externo por radicar sus capitales en el sector manufacturero ar
gentinoj uno de los más afectados bajo el esquema aperturista. Lo propio a
conteoe, aún cuando bajo otras formas, al analizarse la distribución secto-
rial y la composiciSn de las lED autorizadas durante el gobierno militar.
La informaciín consignada en el Cuadro 17 permite constatar que el
conjunto de las ramas industriales insume -a pesar de la influencia del se£
tor automotriz- poco menos de la mitad de las inversiones autorizadas (tB,3%)
porcentaje «jue, considerando cualquier otro subperíodo de las tres últimas
décadas, siempre se ubicó por encima del 90%-95% del total de la lED que
se canalizfi hacia el pals.
Por su parte, otro aspecto de las inversiones en el sector industrial que
cabría destacar es la elevada incidencia relativa de la capitalización de
criditos, muy especialmente si se la contrasta con la verificada en los res-
tantes sectores receptores de lED . En el primer caso, esta modalidad de a
porte, estrechamente asociada con las formas de operar intrafirma de las ET y con
el saneamiento económico-financiero de las subsidiarias locales, explica el
25,0% del total de la lED autorizada en el período, mientras que, para el
conjunto de los restantes sectores representa apenas el t,8% de la inversión
total £/.
Indudablemente, en concordancia con las transformaciones en el patrón
de acumulación de la economía argentina, la industria manufacturera deja de
ser el sector hegemónico en la captación de capitales externos, no sólo en el plano meramente cuantitativo, sino, esencialmente, en cuanto al impacto estructural de los mismos.
Cuadro 17• Argentina: Distribución sectorial de las inversiones extranjeras autorizadas entre 1976 y 1983.
(miles de dólares corrientes y porcentajes)
Sectores Monto- %
. Explotación de gas y petróleo 7Q2.3Í9 24,5
. Actividades primarias (agropecua ria, pesca y minería) 79.683 2,8
. Industria automotriz 495.4141 17,4
. Maquinaria y equipo 173.437 6,1
. Petroquímica 172.S95 6,1
. Alimentos, bebidas y tabaco 138.291 4,8
. Productos químicos 99.129 3,5
. Productos farmacéuticos y perfumería 81.176 2,8
. Otras actividades industriales 217.738 7,6
. Construcciones 49.410 1,7
. Entidades financieras y bancarias 473.569 16,6
. Comercio y Servicios 143.580 5,0
. Otros 27.220 1,0
Total 2.853.988 100,0
Fuente; Elaboración propia sobre la base de información del Ministerio de Economía, Subsecretaría de Inversiones Extranjeras.
- 61+ -
A diferencia de laa profuadas modificaciones que
se verifican en la composición sectorial, la distribución de las lED se-
gún país de origen da los capitales no muestra cambios significativos respe£
to a las tendencias evidenciadas en las últimas dgcadas. Tanto en lo rela-
tivo a su elevado grado de concentración en unos pocos países como, incluso,
por la fraccifin que les corresponde a cada uno de ellos, la estructura resul
tante no difiere sustancialmente de la observable en cualquier otro período
de la postguerra, ni tampoco -salvo los ejemplos contrastantes que brindan
el Reino Unido e Italia- respecto del stock de capital extranjero acumulado
en el pals a mediados de ia década de 1970.
En el Cuadro 18 puede comprobarse que aproximadamente el 70% del
total de la lED autorizada entre 1977 y 1983 corresponde a empresas de s£
lo tres países ( EE.UU.: Italia: 16,Ol^y Francia: 9,3%) porcentaje que^
de incorporarse las provenientes de otros cuatro países (Alemania Occidental,
Holanda, Suiza y E8pana),se elevaría a más del 90%.
De los restantes países de origen de la lED sólo cabría resaltar la
presencia insignificante de las firmas japonesas (1,4%) y, en particular, de
las inglesas que, con apenas el 0,7% del total, quedan relegadas al puesto
decimotercero en el listado de países de origen de la inversión. Este últi-
mo caso es, junto al de Italia, uno de los pocos ejemplos que presen-
tan diferencias significativas entre la participación que les corresponde en
este último período respecto de la registracfe en el stock de capital extranjero
acumulado a 1976 (9^5%) o en las inversiones aprobadas en las décadas prece-
dentes (t^5% entre 1955 y 1972). En oposición, los capitales italianos que
representan el 16^0% del total de las autorizaciones del periddo 1977-83,
sólo epplican el 5.2% del stock acumulado y el 1,3% da la inversión autoriza
- 65 -
Cuadróla . Argentina: inversiones extranjeras autorizadas entre 1977 y 1983 según país de origen de la inversién
(miles de dólares corrientes y porcentajes)
País Honto %
EE. UU. 1.251». 2414 44,3
Italia 455.867 16,0
Francia 266.079 9,3
Alemania Occidental 252.458 8,8
Holanda 126.042 4,4
Suiza 117.789 4,1
España 97.289 3,4
Canadá 56.014 2,0
Suecía 44.611 1,6
Japón 41.152 1.4
Resto (19 países) 132.442 4.7
Total 2.853.988 100,0
Fuente; Elaboración propia sobre la base de información del Ministerio de Economía, Subsecretaría de Inversiones Extranjeras.
- 6¿ -
da entre 1955 y 1972.
c) La inverslSn aiotraniera directa en el sector financiero argentino.
La adecuada articulaci6n temporal entre un mercado financiero interna-
cional ávido de nuevas oportunidades de inversién y, en el ámbito local, una
política económica aperturista que procuraba atraer, la atencifin de la banca
mundial explica, en gran medida, la importante radicación de lEE en el
sector financiero.
La reforma financiera de mediados de 1977, la liberalizacifin generali-
zada del mercado de capitales, la política de retraso cambiario y su efecto
sobre la divergencia entre las tasas de interés interna y extema TJ const¿
tuyen algunos de los principales factores que, en su interrelaciSn, crean las
condiciones propicias para despertar el interés de la banca extranjera. Ta-
les fenómenos locales se incriben en un mercado internacional caracterizado
por una elevada liquidez y una intensificación de la competencia oligopólica
de la banca mundial via, esencialmente, su transnacionalización creciente.
Como producto de esta convergencia se registra una considerable afluencia
de capitales extranjeros hacia el sector financiero argentino, nás precisamente
hacia la actividad bancaria. La IDE en el sector aparece así como la de mayor
significación económica del período, no sólo por su magnitud sino, fundamental-
mente, por sus implicancias cualitativas, por sus efectos sobre la conformación
del mercado.
El monto de la Inversión autorizada en el sector al cabo de los siete
años asciende a 473,6 millones de dólares, que surgen como resultado de la
aprobación de quince propuestas de inversión.que, en todos les casos, corresponden
a la radicación, en el país, de nuevos bancos de capital extranjero.
- 67 -
Antes de analizar el comportamiento de la banca extranjera -la preexi¿
tente y la 'nueva'- en el periodo y su relación con el del sistema en su con
junto, cabría puntualizar dos características relevantes de la afluencia de
ZED a la actividad bancaria. Las mismas están referidas a su distribu -
clon en el tienpo y a las formas de inq>lantaci6n que suponen.
En cuanto al primer aspecto, correspondería resaltar la elevada conce£
traoiSn temporal de las inversiones que se orientan hacia el sector. Pana
corroborarlo basta considerar los montos de inversión autorizados en distin-
tos subperlodos (Cuadro 19).
Cuadro 19 . Argentina: DistribuciSn temporal de la lED autorizada en el sector financiero
(miles de us$ y porcentajes)
Subperlodo 2/ Monto
Del 1-3-77 al 31-8-78 17.256 3,7 Del 1-9-78 al 30-9-81 452.111 95,5 Del 1-10-81 al 31-12-83 3.932 0.8
Total 173.569 100,0 a/ Las fechas de los distintos subperlodos se correponden con.los in-
formes~períodicos que proporcionaba la Subsecretaría de Inversiones Extemas. Fuente: Ministerio de Economía, Subsecretaría de Inversiones Extemas.
Puede coin)robarse que poco más del 95% de las inversiones fueron autor_i
zadao on, aprosisasdainente tres años, entre fines de 1978 y fines de 1981. En
realidad, la casi totalidad de las aprobaciones, incluso la incorporación
efectiva de esos quince bancos transnacionales que explican la inversión en
el sector,se verifica en los aPos 1979 y 1980.
Esta manifiesta concentración teiq)oral no estS disociada de las nuevas
formas que adopta, hacia fines de 1978, el modelo aperturista, en el que la
- 2071 -
profundización y readecuaci6n del plan económico -"el enfoque monetario del
balance de pagos"- conllevó la total apertura financiera vía la eliminación
de las barreras que afectaban el movimiento internacional de capitales y,
por otro lado, una política de retraso carabiario que, aplicada como ins-
trumento antinflacionario, brindó una serie de oportunidades de inversión
-esencialmente en los circuitos financieros- con una alta tasa de rentabili-
dad.
El plan puesto en práctica a fines de 1978 parece como la condición 'sufi-
ciente' que, al articularse con la nueva legislación de inversiones extranj^
ras, la reforma financiera de 1977 y la liberalización del mercado de capita-
les, propicia un interés creciente de la banca internacional por radicarse
en el país. De allí que esta incorporación se haga efectiva,precisamente en
los años 1979 y 1980. Con posterioridad, como consecuencia del alejamiento
del Dr. Martínez de Hoz y el debilitamiento paulatino de la estrategia económi-
ca impulsada por su equipo de colaboradores, no se registran inversiones sig
nificativas en el sector.
El segundo aspecto distintivo de la lED en el sector financiero si^
ge a partir de considerar la forma de implantación que adoptan estos nuevos
bancos. En tal sentido, se comprueba un marcado predominio del establecimien
to de nuevos bancos por sobre la adquisición de entidades existentes. Sólo
en tres de los .quince casos, la incorporación se realizó a través de la compra de
bancos locales: Irving Trust adquiere el Banco Austral; Bank of America hace
lo propio con el Banco Internacional y Credit iyonnais con el Banco Tomquist.
Los restantes bancos incorporados en el periodo (12 en total) establecieron
nuevas entidades locales.
La preponderancia de esta modalidad de penetración que, incluso, difie^
re sustancialmente de la adoptada por la incorporación de la banca extranje-
ra de fines de la década de 1960 no estaría disociada de la forma de operar que desa-
rrollaran esos nuevos bancos, distinta de la que caracteriza a la mayor par-
te de las entidades locales. Si bien tal problemática será analizada más a-
delante, el tipo de servicios que prestarán en el país estos nuevos bancos
no justificaría la adquisición de entidades preexistentes estructuradas para
desarrollar otro tipo de actividades, las tnadicionales de la banca privada
comercial de capital nacional; captación de depósitos y otorgamiento de prés_
tamos •
A pesar de la casi duplicación de la cantidad de entidades, la gravity
ción de la banca extranjera en este último mercado no se ha visto mayormente
afectada.
A fines de 1976, cuando ya se manifestaban nítidamente los propósitos
neo-monetaristas del equipo económico, los bancos extranjeros habían reci ie-
rado parte de la participación, en el total de los depósitos del circuito co-
mercial, perdida durante el gobierno peronista. Así, mientras en 197<t capta
ban el 15% del total, a fines de 1976 pasan a controlar el 16,5% del total.
(Ver Cuadro 20). Sin embargo, dada la creciente gravitación de la banca
privada en detrimento de la estatal (de '•5,8% a 52,3% en sólo dos anos), su
participación en los depósitos captados por el conjunto de las entidades co-
merciales decayó bruscamente (de 39,»t% a 31,5%).
Un año después de aprobado el nuevo régimen para las inversiones extran
jeras el gobierno aplicó -a mediados de 1977- la Ley de Entidades Finan-
cieras. Las principales características de este nuevo régimen fueron: la
bre fijación, por parte de las entidades, de las tasas de interés, la libre
orientación del crédito, la inexistencia de restricciones para el ingreso de
nuevas entidades al sistema,para sus distintas formas de operar y estrategi; i
uo competencia, y para la libre captación de crédito procedente del exterior.
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- 71 -
A fines de 1978, al cabo de dos años de política económica aperturista
y a más de un afSo de la reforma financiera, ig participaciSn de los bancos ex-
tranjeros retrocedió a los niveles de principios de la década de 1960.En efecto,la
gravitaciSn de las entidades transnacionales en el total de depósitos capta-
dos por los bancos comerciales se redujo a 13,3%, al tiempo que su peso den-
tro de la masa de depósitos en poder del sector comercial privado cayó a
22,1%.
Esta contracción está fuertemente influida por las limitaciones impue£
tas por el Banco Central para la apertura de nuevas filiales. Durante el pe
ríodo 1971-77, las entidades extranjeras se vieron impedidas de abrir sucur-
sales en el país por la política restrictiva del Banco Central mientras sus
competidores nacionales intensificaron la apertura de oficinas, muy especial
mente en el interior del pais. Para ilustrar acerca de estas tendencias bas^
ta señalar que, en tanto la banca extranjera redujo la cantidad de sucursa -
les de 223 a 219, entre 1970 y 1977, en la misma época el sistema bancario
en su totalidad pasó de 2.298 a 3152 locales. En función
de ello, la participación de las primeras en el total de sucursales decayó
de 10,1 a 6,9% (Ver cuadro 21).
La intensidad de la expansión del sector privado nacional no sólo se
reflejó en el retroceso relativo del sector transnacional sino, también con
relación a la banca estatal. La participación de la banca comercial privada
(nacional y extranjera) en el total de los depósitos manejados por la banca
comercial (estatal y privada), mantuvo un claro sesgo ascendente hasta alean
zar, en 1978 , el 60,3 % del total. Aunque llame la atención que,
a fines de 1978, cuando ya se cumplía un año y medio déla reforma financiera,
las entidades extranjeras pudiesen haber retrocedido tanto, existe una expli
cación vinculada con la forma de operar preferentemente desarrollada por
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estos bancos,
Es que las casas extranjeras escogieron la competencia vía tasa de in-
terés mientras que, por efecto de la recategorizaci6n institucional propicia
da por la reforma y por otro estilo de competencia, en el que parecería jerarqui-
zarse la capacidad espacial de captación ,el número de bancos evolucionó de 112 er.
1977 a 150 a fines de 1978,En términos de locales bancarios (sucursales ir.ás casas
centrales)este fenómeno se hace más evidente: las entidades extranjeras pasan de 219 a
222 mientras el total del sistema se expande de 3.152 a 3.339 locales.
De acuerdo con Feldmar. y Soremer £/, ",.,el nCunero de sucursales
por banco de las entidades transnacionales ha permanecido significativamente
por debajo del correspondiente al conjunto de bancos. De este modo, los ban-
cos extranjeros no recargan sus costos fijos tan intensamente, evitando inc^
rrir en deseconomías de estructura que, como es sabido, neutralizan sensible
mente las economías de escala. El menor número de sucursales por banco refle
ja, igualmente, el carácter mayorista de la actividad del conjunto de bancos
extranjeros en contraste con la operatoria minorista de la banca local. Por
supuesto que el conjunto encubre fuertes diferencias a nivel de las entidades
individuales".
Asimismo, estos investigadores, además de vincular al número de sucursa
les abiertas con la mayor o menor permisividad de las autoridades, entienden
que la cantidad de casas bancarias está también determinada por la forma de
operar desarrollada por cada entidad. De allí, que concluyan que: "En tér
minos generales, puede afirmarse que los bancos extranjeros ingresados en las
oleadas 1957-50 y 1979-81 son esencialmente mayoristas; su cartera de prSsta
moE y depósitos se concentra en pocas cuentas y, lo que es más importante p£
ra explicar su estrategia de prescindencia de sucursales, prestan escasos ser
vicios financieros y están básicamente especializados en la operatoria e^.c-ra.
- 7H -
for el contrario, los bancos extranjeros ya existentes en 1957 y los
ingresados vía ' take-overs ' en el periodo 1967-69, tienen una estructura de
actividades más equilibrada entre operaciones internas e internacionales, y
han incursionado en la prestación de servicios financieros así como en el
nancianiiento de un gran nüraero de prestatarios. Su actividad, de corte mino_
rista y diversificada -que los asemeja a los grandes bancos metropolitanos
de capital privado argentino- ha justificado la apertura de un significativo
nCbero de sucursales".
De todas maneras, como producto de la nueva oleada de lED en el sec_
tor bancario, a fines de 1980, las entidades transnacionales recuperaron bu£
na parte del terreno perdido entre 1971 y 1978. Del 13,3% de los depósitos
en poder de la banca comercial que controlaban en 1978 pasaron a captar el
17,0%. Esta mejora relativa fue más intensa dentro del sector privado: esca
laron de 22,1% a 28,1»%. En la medida en que la relación entre los depósitos
captados por la banca privada respecto del total en el segmento comercial se
mantuvo como en 1978 en torno al 60%, queda de manifiesto el crecimiento di-
ferencial del sector trasnacional.
Asimismo y teniendo en cuenta las conclusiones de Feldman y Sommer re£
pecto < 8 los vínculos entre cantidad de sucursales y forma de operar, es
importante señalar el significativo incremento de los locales bancarios de
propiedad extranjera. Entre 1978 y 1980 el aumento es leve, puesto que se
pasa de 222 a 241 locales en tanto, en el conjunto del sistema bancario el salto
es de 3.339 a lé.OSO. Pero de 1980 a 1981 este proceso se intensifica y el
nCraero de sucursales y casas centrales extranjeras escala de 241 a 373 en
contraposición con el menor ritmo verificado en el sistema en su conjunto.
Aparentemente, este fuerte 'brote' de'sucursal ismc'sería un efecto res¿
dual de la cadena da quiebras e intervenciones de entidades privadas naciona-
- 75 -
les desatada a partir del cierre del Banco de Intercambio Regional en marzo
de 1980. Distintos bancos extranjeros pertenecientes al sector 'minorista
y diversificado ' adquirieron al Banco Central algunas sucursales de las in£
tituciones liquidadas.
No obstante lo anterior, el porcentaje de participación en los dep6s¿
tos se hedía lejos de los máximos obtenidos en 1963.
Por otra parte y como ya fuera mencionado, casi la totalidad de las
entidades ingresadas a partir de 1979 no desarrolló la actividad bancaria
tradicional de captar y prestar en pesos argentinos sino que se especializó
en operaciones con el exterior y en la prestación de servicios financieros
no tradicionales a un pequeño y diferenciado núcleo de usuarios. Según Fel¿
man y Sommer, "El arbitraje entre las tasas de interés internacional y domé¿
tica, en el contexto del esquema del tipo de cambio prepautado fue la "razSn
de ser' de estos bancos que, en base a eperaciones mayoristas de corto plazo
y bajo riesgo, obtuvieron en escasos meses espectaculares beneficios líqui-
dos".
Los resultados de 1982 reflejan, en buena medida, el impacto que provo_
c6 el conflicto argentino-británico por la posesión de las Islas Malvinas,
Georgias y Sandwiche del Sur. Una parte de los depósitos buscó refugio en
las entidades estatales y por ello la relación de las captaciones de la ban-
ca privada con el total desciende de 59,8% a 52^9%. Asimismo, por idénticas
razones, parte de los depósitos en bancos extranjeros tendió a desplazarse
hacia entidades menos expuestas, a juicio de los usuarios, a los avatares del
conflicto armado. La participación de las instituciones transnacionales en
el total de los recursos manejados por la banca comercial se redujo, entre
1981 y 1982, de 17,0% a 14,i%, respectivamentej al tiempo que también decre-
ció su incide.ncia en el total de las acreencias en poder del sector comercial
privado; de a 26,8% .
Por otra parte, el nümero de locales de entidades extranjeras se man
tuvo prácticamente oonstanto, mlentraa quo el 'sucursaliamo ' practicado por
el resto de loi bancos privados llevS el número total de casas bancarias a
4,2'42 (167 nuevas casas)
En 1983 -afio en que las expectativas estuvieron centradas er. la confir
maci5n efectiva de la reinstitucionalizaci6n del país- se operó una leve ma;
joria en el nivel de depósitos acumulados por la banca extranjera. Respec-
to del total on manos de la bai:ca comercial su participación pasa de 14,2%
a 16,8% -dos puntos por debajo del máximo histórico de 1969-. En cuanto a
su peso en el total de los recursos captados por la banca comercial privada ,
tal mejoría se ve reflejada en un crecimiento de casi tres puntos; 26,8% a
29,7% .
Más allá de la gravitación que le corresponde al conjunto de la banca
transnacional en el mercado local (sea en el de depósitos en pesos o en cuan
to a la cantidad de locales bancarios) otra perspectiva de análisis se abre a
partir de la estructura interna de ese conjunto de bancos, o, en o-
tras palabras, la significación relativa de cada uno de los bancos extranje-
ros en relación con su respectivo pais ''e origen y el período en el que
se incorporaron al pais.
Para ello, se ha elaborado la información consignada en el Cuadro 22,
en el que se presenta la participación de las principales entidades en el to_
tal de los depósitos captados por la banca transnacional a dicieir.bre de 1993
-con su correspondencia a junio de 1976- así como su distribución según país
de origen del capital, diferenciando los bancos ingresados durante el
Cltirao régimen militar.
La información del Cuadro 2'.' lermite constatar una Ger^e de fenómenos
I. Ordenar.ientc segíín depósitos a diciembre 1993
Entidíd Origen del Part pac: .6n en los depósitos Puesto en el ordenaEiento cap ital .363 Junio 1983 junio 1976
t « 1. Thie First National Barik of CE.ÜU. 19 ,6 13 ,9 2
Boston 2. Citibank EE.UU. '.H 11 ,3 3 3. Banco de Londres y América Reino ür.ido 's lu .3 1
del Sur Bar.k of Ar&jrica EE.UU. 7 2 ,3 IS
5. Banco Torrqvjist i/ Francia 6. Suporvielle Soci?t« Générale Francia 6 , 3 6 7 7. Banco Popular Argentino tspafia h ,2 7 ,1 6 e. Banco Sadameris Francia/Italia 3 7 ,9 5 9. Chase Manhattan Bank EE.UU. 3 ,7 3 ,0 13 10. Deutsch Bank AIeir,ar. ia 3 ,7 5 ,0 8 11. Banco Europeo para Arr rica Bélgica/Italia 3 ,1 3 11
Latina
I I . Distribución de depósitos s< :gún ori(i,en del cd
Pali Car.: ;dad de lades Participación «n el total EE.UU. 11 Sí.2
extranjeros en ei total de los
(porcer.ta:es)
I. Ordenar.ientc segOn ijepcsitos a diciembre 1993
Entidíd
1. TWa First National Bar.k of Boston
2. Citibank 3. Banco de Londres y América
del Sur v. Bü-'.k of América 5. Banco ToiT!q\jist i¡ 6. Superviene Soci?t«' Généraie 7. Banco Popular Argentino 6. Banco Sadameris 9. Chase Manhattan Bank 10. Deutsch Bank 11. Banco Europeo para Arrérica
Latina
Origen del capital
EE.UU. Reino ür.ido
EE.UU. Francia Francia España
Francia/Italia EE.UU.
Alemania Bélgica/Italia
II. DistribuciSn da depósitos según origen del
Pali EE.UU. Brasil) España [rancia Reino Unido Italia Holán cfa Japfin Uruguay Canadi Aiejni.. raU«r<a Francla/Itall. BUgica/Italla
Total
Part:cipac;6n en los depósitos Pe Ci=.e-i:ro 136 3 Junio 1983
t « 19,6 13,9
'<,2 3,5
3,7 3,1
Car.: de e: : -Jades 11
11,3 1",3 2,3
7.9 3,0 5.0 3.1
s en el ordenaEientc junio 1976
7 6 5
13
Participación «n el total Sí.2 O.t 7.S 13,2 7.5 1.0 1.9 2.3 3,0 1 . 0 J,7 3.9
III. DIatríbucl6n da los depósitos según fechas út iri.:r;
. Banco» ingresados antes de 1976
. Banco® ingresados durante el gobierno militar . Noevos Bancos . Desnacicnalizdclones . Desnaclonalizaclfin y absorción b/
62» 9 n.i 5,6 7.5
d/ Ei Banco Tj: ii aist era, en 1976, de capital l-.-al. b/ Se trata del Banco Internacional aJj^irido por el
F;5-.or::;rr£r.te fue adquirido por Credit LycT.nais. Ca- Ac^ricd V transferido en 1S83 a sj filia.l
t uei.te: Elaboraci6n propia aobra la bd&e de ir.rcr-rdc.; cletSn rstariÍECico. ¿tf. Sar.cc rp-.tral ¿e la RepGtlica Argentara.
- 2081 -
de muy diversa naturaleza. Entre ellos, como algunos de los rasgos básicos
de la presencia transnacional en la actividad bancaria, cabría destacar;
- El elevado grado de concentración de los depósitos en pesos en un re_
ducido grupo de bancos. En tal sentido, basta sefíalar que una tercera parte
de las entidades (11) captan algo más del 80% de los depósitos; cuatro de e
11 hacen lo propio con casi la mitad (149,3%) de dichototal.y en apenas
dos instituciones (The First National Bank of Boston y el Citibank) se con-
centra más de la tercera parte (34,3%) de los depósitos controlados por la
banca foránea.
- Adicionalmente se advierte que ninguna de las once entidades que con_
forman la elite de la banca transnacional se ha incorporado al país durante
el ültimo gobierno militar. Sólo cabría reconocer, en dicho grupo, dos de
las entidades desnacionalizadas en tal período: el Tomquist (adquirido por
Credit Lyonnais) e, indirectamente, el Internacional, absorbido por el Bank
of América que ya desarrollaba actividades en el país, El hecho de que ningu-
no de los nuevos bancos incorporados entre 1976 y 1983 forme parte de la el¿
te tiende a corroborar lo ya señalado sóbrelas diferentes formas de operar
y el distinto tipo de servicios prestados por los mismos y, con ello, su
escasa incidencia en las actividades tradicionales de la banca comercial privada.
- La inexistencia de cambios sustanciales, respecto de 1975, en la con-
formación del grupo líder; por lo menos, de la intensidad que podría hacer
suponer la casi duplicación de la cantidad de entidades de capital extranje-
ro. Salvo el ascenso del Bank of América (del puesto 15° al y de una pa£
ticipación del 2,3% al7,4%) a favor de la influencia ejercida por Ja absor-
ción del Banco Internacional y, por otro lado, el distinto ordenamiento de
los tres bancos más importantes, donde las posiciones ganadas por el Boston
y el Citibank se concretan en detrimento del principal banco britárico
(Banco de Londres y América del Sur), las restantes modificaciones son de
escasa significación.
- El claro predominio de los bancos estadounidenses, tanto en lo que
haca a la cantidad de entidades (11) como, muy particularmente, en cuanto a
pu participación en el total de los depósitos canalizados hacia la banca ex
tranjera (51,2%); con la particularidad adicional de que en sólo cuatro er,;idd-
des se concentra el 4 5 , d e dicho total. Al margen de la preponderancia
de los bancos norteamericanos, cabe apreciar la presencia de la banca fran-
cesa -recibe el 13,2% del total de los depósitos- y la española ( 7,8%) .
Por otro lado, como casoatipico y contrastante merece ser mencionado el de
los cuatro bancos brasileños que, en conjunto, no alcanzan a captar el 0,5%
de los depósitos canalizados hacia la banca foránea.
- Por Ültimo, la marcada dicotomía entre los bancos ingresados al pa-
ís con anterioridad al último gobierno militar y aquellos que se incorpora-
ron en dicho período, en lo relativo a su respectiva gravitación en el mer-
cado de depósitos en pesos. Mientras los primeros concentraron el 82,9% de
los mismos, los segundos sólo captan el restante 17,1%, porcentaje que, de
circunscribirse a los nuevos bancos establecidos en dichos años se reduce a
9,6%. En esta tan disímil participación se manifiestan, nuevamente, las dis
tintas características de ambos grupos de entidades: preponderantemente 'm¿
noristas ' y 'diversificados', loa primeros y, en oposición, predominantemeti
te 'mayoristas' y 'especializados', los incorporados bajo la política de a-
pertura generalizada de los mercados.
- 80 -
d) Las inversiones estadounidfanses an la Argentina
El análisis y evaluación de los resultados obtenidos en materia de cap-
taciftn de lED durante el Cltimo gobierno militar así como de las principa^
les características que asumi6 dicho proceso, puede realizarse no s6lo a par
tir de la información proporcionada en el ámbito locai por la Subsecretaría
de Inversiones Externas sino también a la luz de las estadísticas oficiales
de los países de origen de dichos capitales. Esta flltima altemaiiva presen_
ta, en algunos casos, iniportantes ventajas relativas. La posibilidad de com-
parar el ritmo da canalización de capital hacia la Argentina respecto de su e-
volución en el plano global, el perfil sectorial que adopta en cada caso, las
tasas de rentabilidad respectivas, la aplicación especifica de los beneficios
obtenidos por tales inversiones (reinversión o repatriación) configuran algu-
nos de los aspectos más relevantes que contribuyen a brindar una clara imagen
del papel y la inserción de la Argentina en el contexto de los países recepto -
res de inversiones extranjeras.
En teQ, sentido, el análisis de la información proporcionada por el Depar
tanento de Comercio de los E.E.U.U. adquiere singular importancia. Por un la-
do, por cuanto la mayor parte de los capitales i'adicados fuera de sus países
de origen.tanto en el plano internacional como en el locales norteamericana.En la
Argentina, más del 40% de las lED autorizadas entre 1977 y 1983 ('t t Sl) co
rresponde a firmas estadounidenses. El análisis de su evolución, composición
y, en general, de las tendencias que revela, brinda una visión ilustrativa y
representativa del fenómeno en su conjunto.
Por otra parte, la información estadística publicada por el óurvev of
Airrent Business del Departamento de Cómercio de los EE.CU. peí- .xc, por su
amplitud y calidad, estudiar la evolución v las principales car-icteristicas
- 81 -
que adoptan las inversiones directas en el exterior (IDE) norteamericanas en cada
uno de los países receptores,y,con ello.constatar las pecualiaridades de las que
se orientaron hacia la Argentina en estos ültimos afios.
En funciSn a tales consideraciones previas, el primer aspecto a mencio-
nar está vinculado a las modificaciones registradas por el stock de capital
estadounidense radicado en el pals. Entre 1976 y 1983, la inversión directa de los
EE. UUan la Argentina se incrementó de 1.358 a 3.054 millones de dólares, lo
que implica un crecimiento medio anual de 12^2% que, a nivel real, en dólares
constantes de 1976 supone una tasa promedio de anual. En idéntico perIo_
do, el total de las inversiones norteamericanas en el exterior registró, a
valores constantes, un pequeño decrecimiento .
Cuadro 23. Evolución de la inversión de los EE.UU. en la Argentina y en el mundo, 1976/1983 (millones de us$ de 1976—^ y porcentajes)
A fin del afío:
Inversión en Argentina
(1)
Inversión directa total
(2)
% (l)/(2)
1976 1977 1978 1979 ISSO 1981 1982 1983
1.366 1.403 1.460 1.436 1.693 1.707 1.835 1.842
138.809 137.467 142.243 145.852 146.713 142.535 135.399 136.379
0,98 1,02 1,03 0,99 1 ,16
1,20
1,35 1.35
a/Deflactado por Indice de Precios Mayoristas de los EE.UU. Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de U.S. Department
of Commerce, Survey of Current Business
- 32 -
Este comportamiento tan contrastante que derivó en un incremento de
la participaciín argentina en el total del capital estadounidense radicado
en el exterior (de 0,98% a 1,35% en el total del período considerado, ver
cuadro 23),merece algunos comentarios que comprenden,de hecho,las formas en que
evoluciono la inversión directa estadounidense en el país, durante el periodo.
Así, entre 1976 y 1979, el ejemplo argentino se inscribe en el fenóme-
no observable en el plano internacional: la continuidad del sesgo desaceler¿
dor de la exportación de capital estadounidense evidenciada desde la recesión
de 1974/1975.
El extraordinario crecimiento de las inversiones norteamericanas acvanu-
ladas en el exterior entre la posguerra y los inicios de la década de 1970
ae corresponde con la positiva y dinSmica evolución de la economía mundial
y la persistente ampliación de la capacidad productiva a nivel internacional.
Tal desenvolvimiento fue interrumpido por la crisis de 1974/1975, que afectó
sensiblemente las corrientes de capital, muy especialmente a las orientadas
hacia la actividad productiva. Como reflejo de la situación, internacional,a la
qua no permaneció ajena la economía estadounidense, se asiste a una marcada
desaceleración del ritmo de crecimiento de las inversiones en el exterior. La
TDE estadounidense, a valores constantes, se expandió entre 1973 y 1978 a
una tasa media de 1,9% anual, porcentaje que contrasta nítidamente con el
5,9% registrado entre 1960 y 1973. Indudablemente este disímil comportaraien
to de las exportaciones de capital se corresponde con la evolución y los ci-
clos de la economía internacional. En dicho marco, la tasa de crecimiento
de la inversión estadounidense en la Argentina entre 1976 y 1979 (1^7% anual)
se asemeja bastante a la registrada a nivel global.
No acontece lo propio en los años posterioi^cs, El marco recesivo en el
que continüa desenvolviéndose la economía internacional, agudizado por la ine =.
- 83 -
tabilidad generalizada de los tipos de cambio y en los mercados financieros
y monetarios, junto a la permanencia de niveles insatisfactorios de ren-
tabilidad para las inversiones en el exterior -decaen sistemáticamente entre
1979 y 1983- y,al mismo tiempo, la política interna de la administración ¡repu-
blicana, determinan, en su articulaciSn, un decrecimiento persistente, en
términos reales, de la IDE estadounidense acumulada ( -1^6 %
anual acumulativo, entre 1979 y 1983).
En oposicifin, en idéntico período, la inversión estadounidense acumula
da en la Argentina regi-stra, a nivel real, una expansiSn por demás significa
tiva, alpunto ( ue se eleva en un 6,4% anual acuinulativo.Este coir.portamiento
claramente diferenciado revela un interés manifiesto de los inversionistas
norteamericanos por radicar sus capitales en el país. Incluso, muy probable^
mente, de excluirse el efecto que genera la repatriacidn del capital de la
General Motors (1979) sobre el stock de la inversión acumulada en el país,
este mayor poder de atracción se remontaría o comenzaría a manifestarse en
el aflo anterior (1979).
De todas maneras, el fenómeno a resaltar es el de la contrastante evo-
lución de la ICE estadounidense en el plano mundial y en el local a princi-
pios de la presente década y, con ello, el dinamismo singular que asume en
el país a partir de 1980,en concordancia con alteraciones, más o menos sign¿
ficativas, en su perfil sectorial.
Esta última consideración remite a un tema de suma importancia; los
cambios operados en la composición sectorial de la inversión norteamericana
en el pala en los últimos aOos. Su análisis permitirá comprobar si se mani-
fiesta un interés generalizado por invertir en el país durante el gobierno
militar o si, por el contrario, tal atractivo se concentra en determinadas
actividades económicas que, en última instancia, son las que explican la di-
- 84 -
námica global.
A tal fin, en el Cuadro 24 se consigna la evolución de la inversión
directa de los EE.UU. en el país entre 1976 y 1983, según sectores de acti-
vidad. Por su parte, el Cuadro 2 5 muestra, para años seleccionados, la
participación que le corresponde a cada uno de ellos en el total respectivo,
Al analizar el contenido sectorial del crecimiento de la inversión se
comprueba que hay dos grandes grupos que ejercen el liderazgo indiscutido en
tal expansión;petróleo y finanzas. Mientras a nivel agregado la I D E acu-
mulada sa incrementa 2,2 veces entre 1976 y 1983, la orientada hacia el se£
tor petróleo lo hace más de 4,5 veces y la que se canaliza hacíalas actüdades
financieras más de cuatro veces. En contraposición, cabe sefialar que la in-
versión en la industria manufacturera,que históricamente captaba las prefe-
rencias de los inversores norteamericanos en el país, no alcanza a duplicarse
-en términos corrientes- al cabo de esos siete afíos (su tasa de crecimiento,
a valores constantes, se reduce a apenas 0,7% anual acumulativo).
Como producto de este distinto ritmo de crecimiento se verifica una m£
dificación importante en la estructura sectorial de la inversión directa
estadounidense en el país.
En el transcurso de apenas siete afios, el sector petrolero más que du-
plica su participación en el total -en 1976 representaba el 12,7%, mientras
que, en 1983, alcanza a explicar el 26^5%- fenómeno por demás significativo
al tratarse de inversión acumulada y no de flujo de capital y, más aún cuan-
do, afio a aflo, tal participación aumenta entre doa y cinco puntos. Por su
parte, la inversión en el sector de intermediaries financiera incrementa su
gravitación en la inversión directa acumulada de 5,3% a 9,8%, como consecuen
cia directa de los capitales radicados en la actividad bancaria en los afios
1979/81,ya que siete de los quince bancos ingresados al país son .precisamente,de
- 85 -
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- 87 -
origen estadounidense .
En ambos casos, la participación creciente observable en el ámbito lo-
cal reproduce las tendencias evidenciadas en el plano internacional donde,
en idéntico periodo -1376 a 1983- el sector petrolero pas6 de representar el
20,8% al 27,0% de la inversión estadounidense acumulada en el exterior; el
sector financiero pasé de 12,3% a 12,7% y, en contraposición, la inversión
manufacturera decayó de 414,8% a 39,9%, respectivamente £/.
En tal sentido, podría afirmarse que las características adoptadas por
el proceso aperturista de la economía argentina y, en dicho marco, las acti-
vidades económicas que resultan más atractivas para los potenciales inverso-
res externos, se adecúan plenamente a las tendencias prevalecientes en la o-
rientación sectorial de la exportación de capital de los EE.UU. Asi en el
sector petrolero, la política de alentar la exploración y explotación a tra-
vés de contratos de riesgo con las grandes transnacionales del sector resulta
compatible con la estrategia de las mismas en la búsqueda de nuevas fuentes 10 /
da aprovisionamiento — ^
Lo propio acontece con la transnacionalización bancaria que, como for-
ma principal en que se manifiesta la intensificación de la competencia de la
banca internacional, revela una marcada sensibilidad a pequeñas modificacio-
nes en las tasas de beneficio que, potencialmente, le brindan los distintos
países. De allí que el caso argentino, en el que el ritmo de devaluación su
¡nado a los tipos de interés vigentes en los mercados financieros internacio-
nales se colocaba muy por debajo de las tasas de interés local, pasa a atraer
la atención de la banca estadounidense y la consiguiente afluencia de capita-
les hacia el sector.
La disminución compensatoria de la mayor incidencia de las inversiones
en petróleo y finanzas corresponde, en gran medida, a la industria manufactu
88 -
rera que pierde, al Cctbo de los siete años, más de 11 puntos de su gravita-ción relativa en el total de la inversión directa de EE.UU.acumulada en el país.
El desinterés relativo por invertir en una de las actividades más afectadas
por la política económica del gobierno militar aparece como una constante de
todo el período -su participación decrece sistemáticamente- que comprende a
la casi totalidad de los sectores industriales con la sola salvedad de la in
dustria alimenticia.
En síntesis, los cambios operados en el perfil sectorial de la inversión
estadounidense en el país entre 1976 y 1983 revelan, por un lado, una total
correspondencia con las características que adopta la conformación sectorial
del conjunto de la lED autorizada en el periodo y su estrecha relación
con el tipo de política económica puesta en práctica en el mismo y, por el otrc una
adecuada compatibilización entre las oportunidades de inversión más reditua-
bles ofrecidas^por el mercado local y las tendencias predominantes en la o-
rientación'sectorial de la exportación de capital de los EE.UU.
Antes de analizar la evolución de la tasa de rentabilidad de las inver
siones estadounidenses en el país y las formas que adoptó, a lo largo del p£
rlodo, la política de reinversión o de remisión de utilidades, con sus cons¿
guientes implicancias sectoriales, cabría puntualizar algunas de las caracte^
rlsticas de las firmas estadounidenses que operan en el país. A tal fin, el
Censo de IDE realizado por el Departamento de Comercio de los EE.UU.
cia fines de la dScada de 1970 proporciona valiosa información sobre las filia
les de propiedad mayoritaria de empresas norteamericanas existentes en la Ar
gentina.
Dicha información permite, por ejemplo, identificar el tipo de filial
de ET que se radica en el país -volcada o no a la
producción para el mercado interno- así como también, entre otros muy diver-
- 89 -
SOS aspectos, brinda la posibilidad de apreciar la capacidad generadora de
empleo de las mismas, su distribución sectorial, el respectivo costo sala -
rial promedio, etc.
De acuerdo con la información censal, en 1377 existían en el país 279
filiales de firmas estadounidenses, con un activo total equivalente a 3.966
millones de dólares, una ocupación de 113.389 personas y ventas anuales por
valor de 3.615 millones de us$.
La proporción de tales ventas que se destina al mercado interno o al
externo configura el indicador básico que permite caracterizar el tipo de fi_
lial instalada en el país.
AQn con una diversidad de combinaciones intermedias posibles, podrían
reconocerse dos situaciones extremas en cuanto a la función de las ET que
se radican en los países de menor desarrollo relativo: aquellas que producen
para el mercado interno de tales países y, en el polo opuesto, las que lo
cen para el mercado de su respectivo país de origen y/o el mercado mundial
en general -sea en el marco de la internacionalización de los procesos pro-
ductivos o de la provisión de bienes, esencialmente primarios, a un menor
costo relativo-.
En el marco de tal conceptualización,el cuadro 25 permite reconocer la
función que desarrollan las firmas estadounidenses radicadas en el país y,
a la vez, la importancia que asumen las corrientes de comercio que se cana-
lizcii» en el interiur üe las propias ET de las que aquellas forman parte.
La elevada fracción de las ventas totales que representan las realiza-
das en el Smbito local (84,6%) denota la fuerte tendencia de las filiales estado-
unidenses que operan en el país a orientar su producción hacia el mercadointemo;com-
portaniento no ajenc^muy especialmente en el caso de las industriales su implantación
K.ciyoritaria bajo el sodelo sustituí ivo de importaciones. Por ende, las exporta
- 90 -
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ciones resultan prácticamente marginales (15,4%) respecto de la producción pa
ra el mercado interno que, de hecho, constituye el objetivo central de la a£
tividad de las ET radicadas en el país. El bajo coeficiente de exporta -
ciones -a nivel mundial, siempre en el caso de las filiales estadounidenses,
se eleva a 38.1% — - permite inferir que la mayor parte de las transnaciona
les estadounidenses existentes en el país han sido estructuradas sobre la ba
se de los requerimientos del mercado local y, en la mayoría de ios casos, las
exportaciones constituyen la forma de realización de aquella producción que
excede los niveles de la demanda solvente local.
En correspondencia con esta baja incidencia de las ventas al exterior,
el comercio cautivo de las ET norteamericanas que operan en la Argentina
asume una escasa relevancia. Asi, mientras en el plano internacional el
33,It de las ventas de las filiales estadounidenses corresponde a comercio
intrafirma, en la Argentina tal porcentaje se reduce a apenas el 9,3% y, co
mo podía preverse, sólo adquiere niveles significativos en el caso de las
-escasas- exportaciones hacia los EE.UU. , donde alcanzan a explicar el 87,5%
del total exportado.
Como se verá más adelante, esta marcada orientación hada el mercado interno
de las filiales estadounidenses coadyuva a explicar, en buena medida, sus pau
tas de comportamiento en lo referido a la política de reinversión y remisión
de utilidades y el consiguiente flujo neto de capitales.
Otro de los temas a analizar a partir de la información censal pro-
vista por el Departamento de Comercio de los E.E.U.U. es el vinculado con la
configuración sectorial de la ocupación en las filiales radicadas en el país
y la correspondiente diferenciación salarial.
Como una primera reflexión sobre este tema . correspondería señalar
ilue el aporte de las firmas estadounidenses a la generación de empleos d.- üne,
- 92 -
en el pals, una escasa signíficacién. En 1977, esas firmas ocupaban un to-
tal de 113.389 personas (ver cuadro 27), nivel que equivale a, apenas, el
2,2% del empleo total en el área urbana del país (excluye al sector agropecua
rio).
Por su parte, la composición sectorial de la ocupación de las ET de
los EE.UU. revela, como hecho más destacado, la elevada participación que
le corresponde a la industria manufacturera que absorbe poco más del 80% del
total de los trabajadores empleados por dichas empresas. Esta actividad es, a la
vez, la que registra una mayor incidencia en la demanda total de empleo de ca-
da uno de los distintos sectores económicos en que operan las transnacionales
norteamericanas. Así, el personal ocupado en ET de EE.UU.del sector industrial
alcanza a representar el 6j9 % del empleo total en la industria local; porcen
taje que, en cualquiera de las restantes actividades, no llega a alcanzar, en
ningún caso, el 3% del empleo total respectivo.
Casi la mitad del empleo manufacturero de las subsidiarias estadgunide£
ses se concentra en sólo dos industrias: la rama productora de equipos de
transporte (básicamente la fabricación y armado de automotores^onde coexistían a la
fecha del censo tres firmas de los EE.UU. )y la de productos químicos y petroqüí
micos. A pesar de su carácter de industrias capital-intensivas, entre ambas
generaban, en 1977, más de U^.SOO puestos de trabajo, nivel que duplicaba el
total del empleo ofrecido por el conjunto de las filiales no manufactureras
que operaban en el país.
En cuanto al costo salarial de la mano de obra, las estadísticas compi-
ladas por el Departamento de Comercio de los EE.UU. brindan la posibilidad
de constatar las diferencias existentes en los salarios medios correspondien-
tes a las distintas actividades económicas. En tal sentido, un rápido cotejo
de la información (Ver Cuadro 27 ) permite apreciar una marcada disper-
- 93 -
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si6n salarial entre los diferentes sectores de actividad de las ET de
EE.UU. A título ilustrativo, basta con señalar que el costo promedio por tra_
bajador en el sector petrolero (8.899 dólares anuales) más que duplica al co
rrespondiente, por ejemplo, a la industria alimenticia ('•.188 us$ al afio).
Más allá de las diferencias atribuibles a una dispar calificación media
del personal ocupado, parecería evidente que la magnitud de la diferenciación
salarial intersectorial debe reconocer otros factores explicativos. Esto úl-
timo se vería corroborado por el solo hecho de que el costo salarial medio del
sector industrial se ubica por debajo del promedio global e, incluso, resulta
casi un 10% inferior al correspondiente a la actividad comercial. El hecho de
que el costo salarial en el sector industrial sea inferior al nivel promedio
del conjunto de las actividades contrasta con los resultados obtenidos, para
1966, en un relevamiento realizado también por el Departamento de Comercio de
Xos EE.UU. de características similares al efectuado para 1977. En dicha
oportunidad, el salario medio en la industria superaba al de los restantes
sectores -excluido petróleo- y al correspondiente al promedio agregado para
el conjunto de las subsidiarias de propiedad mayoritaria de firmas norteame-
ricanas.
Todo ello remite a la necesaria jerarquización analítica de las parti-
cularidades que presenta, en el plano nacional, el afio en que se efectuó el
Utimo relevamiento censal del Departamento de Comercio de los EE.UU.
En dicho afio, el segundo de la gestión militar de gobierno, ya se man^
festaban nítidamente muchos de los efectos que, con el tiempo, irían a cara£
terizar la política económica aplicada en el país a partir de marzo de
1976. En tal sentido, aún cuando la contracción generalizada de los ingresos
reales del sector asalariado aparece como uno de los resultados fundamentales
de dicha política, la misma asumió una muy distinta intensidad según sea el
- 95 -
sector económico que se considere. En dicho marco, los asalariados en la i£
dustria manufacturera fueron, sin lugar a dudas, los más afectados por la po
lítica de ' disciplinajniento social'. El salario real de los mismos en el a-
ño 1977 equivale a s6lo el 66,3% del que recibían en el año 1975. Por su par
te, en la mayoría de los restantes sectores económicos, esa contracción sala-
rial resultó mucho menos pronunciada. Esta divergente evolución de los sala-
rios, en detrimento de los del sector manufacturero, explica, en gran medida,
la configuración que adopta la estructura resultante en cuanto a los costos
promedio de la mano de obra ocupada por las filiales estadounidenses radica-
das en la Argentina.
Más allá del problema específico de los costos salaríales en la indus-
tira y su relación con el correspondiente a los restantes sectores económicos
la brusca caída de los salarios en los primeros años de aplicación de la
política de apertura de la economía asume, también, un papel fundamental en
las formas que adopta, hacia 1977, la relación entre los costos salariales
medios -en el país y los vigentes en las otras áreas y/o regiones en
que operan las filiales de firmas estadounidenses.
Puede constatarse que en el año 1977 (ver cuadro 28) el costo prome-
dio anual por ocupado en filiales estadounidenses en la Argentina resulta ir
ferior al de cualquiera de las áreas en que se inscribeel país (Améri-
ca Latina y Países Subdesarrollados) y, obviamente, al que deben erogar tales
subsidiarias en los países desarrollados en los que operan.
Incluso, si se circunscribe tal comparación al ámbito de la industria
manufacturera, donde el país muestra un grado de industrialización y de des^
rrollo muy superior al predominante en las áreas a las que se integra, los
consiguientes costos salariales sólo resultarían superiores a los vigentes,
en promedio, en el conjunto de los países subdesarrollados,pero inferiores
- 96 -
a los correspondientes a nivel latinoamericano -casi un 10% laás bajos-.
Indudablemente, tales resultados parecerían contradecir la imagen
tradicional sobre la inserción de la Argentina en el plano internacional
y, más específicamente, sobre su papel en el universo de los países de menor
desarrollo relativo -sea éste definido por los de industrialización inter-
media o semindustrializados o, a nivel más agregado, del mundo subdesarrollado.
Cuadro 28 . Costo salarial medio anual en empresas estadounidenses, en la Argentina y en otras regiones, 1977
(dólares corrientes e Indices)
Sector Región Costo medio anual Indice Argentina = 100
Total sectores Países desarrollados Países subdesarrollados América Latina Argentina
Industria manufacturera Países desarrollados Países subdesarrollados América Latina Argentina
12.87H 5.601 5.873 5.309
12.731 .676 5.629 5.12'»
242,5 105.5 110.6 100,0
248,5 91,3 109,9 100,0
Fuente: Elaborado sobre la base de información de U.S.Department of Commerce, U.S. Direct Investment Abroad, 1977, Washington, 1981.
- 97 -
Mucho se ha escrito acerca de que la Argentina es asimilable.según diversos
indicadores,a las sociedades desarrolladas y,de acuerdo con otros indicadores (las más)
se asemeja a las economías atrasadas. No obstante, muy difícilmente puedan
encontrarse en el pasado referencias sobre esta última semejanza a partir de los respecti
vos costos salariales de la mano de obra. Si en algo no se identificó
la economía argentina con la mayor parte del mundo subdesarrollado ha sido,
precisamente, en lo relativo a los costos salariales respectivos que, de he-
cho, nunca fueron considerados como una de las ventajas compara-
tivas que ofrecía el país er. el ámbito internacional. Esto último se vió
corroborado en el relevamiento realizado por el mismo Departamento de Comer-
cio de los EE.UU. para el año donde se comprobó que los costos
salariales de las filiales industriales radicadas en la Argentina superaban
(en un 13,2% )a loa correspondientes para al conjunto de los países subdesa^
rrollados y, en mayor medida a los resultantes en el ámbito latinoamericano
( 19,0% ) con la particularidad adicional que, en este (iltirao caso, esos mayo-
res costos medios también se verifican a nivel global (12,4% ).
La significativa contracción de los costos salariales en la Ai^gentina
a partir de 1376 y, a la vez,la acentuación de ese descenso en el caso de
las actividades industriales quedan igualmente de manifiesto al comparar la
evolución de los mismos respecto de sus similares en los paisas desarrollados.
Asi, la relación entre los pagos promedio por trabajador en el país y
los correspondientes a las filiales radicadas en los países desarrollados
decayó, entre 1966 y 1977, de 64,9% a 41,2%. Por su parte,
en el sector manufacturero, tal disminución es aún más pronunciada, a punto
tal que decae de 65^2% a 40,2%.
Esta última referencia denota claramente que las formas que adoptan
las diferencias intersectoriales de costos relat'vo<; de la mano de obra en
- 98 -
el pals, y, a la vez, su profundo deterioro relativo en el plano internacional
tal como aparecen en el cuadro 28, son explicados, en gran medida, por las
especificidades que asume, localmente, el afio en que el Departamento de Comercio
de los EE.UU. efectuó au ültimo relevamiento sobre los salarios abonados en el
exterior por las subsidiarias de firmas norteamericanas. En tal sentido, cabría
consignar que precisamente en dicho afio (1977), "la violenta disminución de la
participación de los asalariados en el ingreso" alcanza su punto de inflexión,
con una pérdida de participación de los sueldoq y salarios en el PIB superior
a 25 puntos (de 50,2 a 24,7) respecto de la registrada dos años atrás 13/.
En ese marco global, caracterizado por una distribución regresiva del ingreso
de cuya magnitud e intensidad no existen antecedentes históricos en el país,
la política salarial de las ET se inscribió en el patrón de coiií>ortamiento
alentado o impuesto por la propia política económica. Aun cuando no pueda
establecerse una correspondencia directa entre la reducción de los costos
salariales y un incremento en la tasa de retomo de la inversión estadouni-
dense -por lo menos sobre la base de la información estadístico-contable
disponible- es indudable que el año 1976 marca un punto de ruptura en las
tendencias prevalecientes -de mediano y largo plazo- en cuanto a los márgenes
de rentabilidad de la inversión directa de los EE.UU. en el país.
En los primeros años de la década de 1970 dicha tasa de ganancia no sup£
ró, en ningún caso, el 6,5% de la inversión acumulada,y retrotrayendo el aná-
lisis hasta 1960, nunca se registra un margen superior al 15% anual (Anexo Ca-
pítulo II), Sin embargo, entre 1976 y 1980, este último porcentaje es superado
en cuatro de los cinco afios e, incluso, en dos de ellos (1979 y 1980), la tasa 14 /
de rentabilidad se eleva a más del 30% anual — . Por otro lado ,1a comparación
con los niveles registrados en el plano internacional demuestra que, en
esos mismos cuatro afios, el margen de utilidades en el país superó en más de
- 99 -
un 30% al correspondiente al nivel mundial. A la vez,si se extiende esta úl-
tima comparación hasta 1383, se constata la superioridad déla tasa de beneficio
en la Argentina en seis de los ocho años del periodo.
Como se comentará más adelante, en los dos únicos años en que los nive-
les de rentabilidad de la IDE de EE.UU. en el país se ubican por debajo
de los obtenidos a nivel internacional (1978 y 1981), las in-
versiones en el sector manufacturero muestran márgenes negativos de utilidad
que, como tales, afectan sobremanera los resultados globales,
Al margen de otras consideraciones, la orientaoióri hacia el mer-
cado interno de las firmas que operan en la industria local coadyuva a e!<
plicar que sus resultados ecor.ómicos agregados no estén disociados del hecho de
que en esos dos años, en un fenómeno inédito desde la crisis del treinta, el
nivel de actividad del sector industrial (Producto Interno gruto Industrial)
se contrajo .más del 10% ( -10,5% en 1978 y -16,0% en 1981).
Sin embargo, más allá de las especificidades de esos dos afios, la exi£
tencia de niveles diferenciales de rentabilidad no derivS, en términos oomp£
rativos, en una superior tasa de reinversión de utilidades en el país. Muy
por el contrario, en cinco de los ocho años bajo estudio, la tasa de reinver^
sión de utilidades en la Argentina es inferior a la registrada a nivel mun -
dial (véase cuadro 29) y, por otro lado, el porcentaje reinvertido del total
de los beneficios obtenidos, entre 1976 y 1983, por la IDE de los EE.UU.
es, en el país, de 39,1% mientras que, en el plano internacional equivale a
41,3% de los mismos. En otras palabras, a pesar de los mayores márgenes de
beneficio y el aliento a las reinversiones, en un marco de permisividad cre_
cíente, las filiales estadounidenses radicadas en el país muestran una mayor
predisposición relativa a remitir sus utilidades hacia sus casas matrices re£
pnctodela verificada en el reato del mundo o,en otras pdlsbraSjtienden s
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- 101 -
quizar la rápida recuperación del coital invertido por sobre aquellos ince£
tivos.
De edil que no resulte sorprendente que como producto de esa política
de ininitnizaci6n del periodo de restitución de 'la inversión, la afluencia de
capitales de los EE.UU. al país bajo la forma de lED baya sido, al cabo
de los ocho alios bajo análisis, muy inferior a la corriente de fondos que c£
mo remisión de utilidades y, en menor escala, como repatriación de capital-
retornó hacia los EE.UU. En tal sentido, aún sin contemplar otros posi-
bles canales de transferencia -regalías, royalties, precios administrativos
en el comercio cautivo, etc.- el flujo neto de capitales hacia los EE.UU.
derivado de sus inversiones directas en la Argentina asciende a 781 millones
de dólares, lo que supone, a valores de 1963, un flujo medio anual superior
a los cien millones de dólares (Cuadro 30).
El fenómeno resultante en el plano agregado, tanto en lo relativo
a los niveles de rentabilidad como a la política de reinversiones y, por en-
de, a la magnitud de los flujos netos de capital, reconoce diferencias importantes
segCn sea el sector de actividad en el que operan las ET norteamericanas en el país.
Ello se ve plenamente corroborado en el análisis de las particularida-
des que revelan los tres sectores que asumen un rol protagónico en el perfil
de la IDE estadounidense en el período; tanto por su representatividad
-aOn cuando decreciente- en el total (la industria manufacturera) como por
ser los más dinámicos en cuanto al crecimiento de la inversión directaCpetróleo y fi-
nanzas). A tal fin, el cuadro 31 permite observar la evolución, global
y sectorial, de las tasas de rentabilidad y de reinversiSn de la IDE de
los EE.UU., en la Argentina entre 1976 y 1983.
Los márgenes de utilidad de las inversiones en la actividad petrolera
son, en general, superiores a los obtenidos a nivel global. Con la sola sal
- 102 -
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CudJru 31, Aigentiltd; Tasas d« lentabilidad y de reinvorsión de la inversiñn directa de loe EE.UU., por principales sectores económicos, 1376-19S3.
(millones de usS corrientes y porcentajes)
Sector Inversi6n acu- utilidades utllidadoo Utilidaoo Tasa de mulada a fin Beinvcrtidas Remitidas Reinversiín del ano
Tafia de , Rantabilidad-
TOIAL 1976 1977 1976 1979 1980 1981 1982 1983
fetróleo 1976 1977 1978 1979 1980 19B1 1982 1989
Industria 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983
Finanzas 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983
1.366 1.Í90 1.670 1.650 2.«91 2.735 3.002 3.051
nt 223 265 305 395 •463 045
921 1.000 1.181» 1.58it 1.570 1.728 1.651
72 86
108 113 1«5 30<< 300 298
2U6 257 155 520 695 113 381 314
n/d n/d 103 81 123 180 109 S3
118 60
- 1 0 371 161 -83 225 169
26 21 36 11 11 76 65 77
183 90
-51 213 167
-227 226 117
n/d n/d 3
-21 38 50 97 13
125 12
-89 229 356
- 2 6 0 111 35
1 1
- 1
11
21
63 167 206 277 226 310 155 197
n/d B/d too 102 es 130 12 10 23 18 79
115 105 197
81 131
26 20 32 12 11 65 65 56
71.1 35,0
-32,9 16,7 67,}
-200,9 59.3 37,3
n/d n/d 2,9
-25,9 30,9 27. S 89.0 81.1
81.5 20.0
61.3 77.2
6<»0 20,7
1,8 11.1 -9.1
11.5
27.3
21,3 18,8 10,1
31.1 37,6 1.5 13.9 10.5
n/d n/d 16.2 30.6 10,3 15.6 22.6 8.2 19.1 6.7
-1.1 37.1 38,9 -5.2 11.> 9.8
52.0 29.2 11,9 10,2 36.3 52.1 21,1 25.7
1976 1977 1978 1979 1990 1981 ¡982 1983
222 260 297 218 370 37B 338 297
26 5i 70
-60 - 18 15
31 36 73 - 8
-15 16
-5 18 -3 -52 -33 -3
119,2 6 6 , 6 lOu.3
10 ,0 18,2 28,2
-16.2 -1.8 1,6
- Utilidades del aTlo i en reiacifin a i.-.versi6n acumiilada al ano i-1 n/d: no disiior.itle tuonte: Elat-cración propia sobre la tase del U.S.Department of L'ctr-nerce , Survey of Current Business, varios
- 104 -
vedad del afio 1983, ios mismos siempre superan el 20% e, incluso, en tres
de los seis años para los que se cuenta con información, dicha tasa de ben£
ficios alcanza a superar el 10%. Por su parte su reinver8Í6n en al sector
recién asume niveles significativos en los dos últimos años (1982/83) en los
que se llega a capitalizar más del 80% de los beneficios respectivos. Ello
tiende a demostrar que el interés estadounidense por invertir en el sector
no ha decaído en los últimos afios sino que, por el contrario, a pesar de la
reducción relativa de los niveles de rentabilidad, se ha incrementado sustan
cialmente. Como puede comprobarse en el cuadro 32, dichos años son
los únicos en que se verifica una afluencia neta de capitales hacia el país
(163 millones de dólares) que permite compensar parte importante del flujo
negativo acumulado entre 1978 y 1981(226 millones deus$) . En función a e-
11o, la corriente de fondos desde la Argentina hacia los EE.UU. derivada
de la lED en petróleo (ei millones de us$) representa sólo el 10 '»% del
total remitido entre 1978 y 1983.
Con una problemática totalmente contrapuesta a la de la actividad pe-
trolera, la tasa de ganancia de la lED en el sector manufacturero supera
el 20% sólo en dos de los afios de la serie (1979 y 1980. Ver Nota 14) e, in-
cluso, como ya fuera mencionado, en otros dos afios (1978 y 1981) se torna ne
gativa. El predominio de niveles de rentabilidad inferiores a los registra-
dos en el plano agregado, fenómeno no ajeno al singular proceso de desindus-
trialización de la economía argentina, se corresponde con una política de re
inversión caracterizada por su marcada inestabilidad temporal que, en esencia,
no hace más que reflejar el atipico comportamiento sectorial.
Por su parte, sin que ello pueda ser disociado del contexto recesivo
en el que se inscribe el desenvolvimiento de una industria predominantemente
orientada hacia el mercado internóla corriente de fondos derivada de la lED estadouni-
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- 106 -
dense en el sector manufacturero explica, entre 1976 y 1983, casi el 60%
(58,5%) del flujo neto de capital que, como consecuencia directa de suinversión
en el país es remitido hacia los EE.UU. desde la Argentina. En apenas o-
cho aflos, el drenaje de fondos derivado de la lED en la industria ascien-
de a 457 millonea de dólares (ver cuadro 33), lo que equivale a un promedio
cercano a los cincuenta millones de dólares anuales, y supone una remisiSn
neta superior a la tercera parte del total de las utilidades obtenidas en
el período.
Por último, los resultados económicos de la inversiSn directa en el
sector de intermediarios financieros aparecen como los de mayor significa -
cifin .tanto por los márgenes de rentabilidad que suponen (en dos anos supe -
rior al 50%,y s&lo en un año por debajo del 20%), por su escasa reinversi6n
en el sector (apenas el 10% para el total del período) y, a pesar del impor-
tante incremento de la inversión acumulada en el sector, por sus implican -
cias sobre las corrientes de capital resultantes.
Los valores consignados en el cuadra 34 peiroiten inferir algunas de
las pautas de comportamiento básicas de las transnacionales -preexistentes
o incorporadas en el período- del sector: el aprovechamiento pleno de las o-
portunidadea que brindó un proceso económico donde el sector financiero pasg
a desempeñar un rol hegemónico en el patrón de acumulación y reproducción
del capital pero adoptando, a la vez, una serie de recaudos en función délas
inseguridades que despierta la continuidad del mismo. De allí la importan -
cia que asume la remisión de utilidades (el 90% del total) y, con ello, el
intento de reducir al mínimo el tiempo demandado por la recuperación del ca-
pital invertido.
Como consecuencia de tal política se verifica un flujo neto de fondos
hacia los EE.UU., que a lo largo del periodo asciende a 117 millonea de dó-
- 107 -
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lares -casi el doble de la lED en el sector a principios de 1976-. En o
tras palabras, la remisifin de utilidades realizada durante los ocho anos no
s6lo compensa la cuatriplicaciSn de la inversión acumulada sino que, incluso,
genera un remanente siqierior a los cien millones de dólares, girado hacia las
casas matrices. Por otro lado, como otra forma de reflejar la tipología de
la inversión en el sector durante el período, cabría señalar que su partici-
pación en la lED de los EE.UU. acumulada en el país pasa de 5,3% en
1S75 a 9,8% en 1983, mientras que su gravitación en el total de los benefi-
cios remitidos asciende a 19,4% y su incidencia en la generación del flujo
neto de fondos asociado directamente a la lED es de 15,0%.
- 110 -
NOTAS
•y Cfr. Kosacoff (198'i).
y En Revista Mercado, N° 499, 19 abril 1979.
3/ Tal forma de radicación de inversiones directas no resulta compatible con el objetivo, explicitado por la propia legislación, sobre el que se estructura la política de captación de capitales extemos en la que se le asigna el papel de complemento de la inversión nacional.
4/ República Argentina (1981), pág. 113.
5/ Tal información sólo ha sido consignada en República Argentina (1981).
6/ En el sector industrial se concentra el 83,4% de los créditos capitalizados, en el período, como forma de inversión directa.
7/ Para un análisis de dicha temática puede consultarse: E.Feldman y J. Sonimer (1984); R. Fren)<el (1980); J. Sourrouille (1983).
Cfr. E. Feldman y J. Sommer (1984). En este apartado se retoman muchas de las reflexiones de dichos autores.
£/ Ver U.S. Department of Commerce, Survey of Current Business , agosto de 1978 y de 1984.
10/ La lED estadounidense en petróleo en la Argentina representaba, en ISTC, el 0,61% de la inversión acumulada en dicho sector, a nivel mundial. En 1983, tal participación se eleva a 1,35% (U.S.Department of Commerce, Survey of Current Business, agosto de 1978 y de 1984).
11/ Ver U.S.Department of Commerce, U.S. Direct Investment Abroad 1977 , Washington D.C., 1981.
12/ Relevamiento realizado a 5.237 filiales de propiedad mayoritaria de firmas de los EE.UU. Cfr. U.S.Department of Commerce, (1972), y H.K.May (1970).
Ver FIDE (1983).
14/ El pronunciado rezago de la paridad cambiarla verificado en dichos años generó un doble efecto positivo sobre los niveles de rentabilidad - en dólares- de las ET. Por una parte, el propio desajuste de la paridad cambiarla determinó que los beneficios obtenidos en moneda local se vieran incrementados, en términos reales, a nivel de la economía mundial, al ser expresados o transformados en dólares o cualquier otra divisa extranjera. Por
- ill -
otro, el retraso de la paridad cambiarla y el hecho de que el dolar apareciese como la única mercancía de la que se conocía su precio futuro, hicieron posible la articulaciSn de mecanismos de alta rentabilidad en los circuitos financieros locales a favor de la disparidad de las tasas de interés respecto de las vigentes en los mercados internacionales.
- 112 -
ANEXO CAPITULO II
REGIHEK LEGAL DE INVERSIONES EXTRANJERAS
Algunas consideraciones
A poco de iniciarse la gestión del gobierno militar (marzo de 1976), el
nuevo Ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, explioité los aspectos
centrales de la política a aplicar respecto de la inversión extranjera directa
(lED). Luego de criticar duramente la ley 20557 del gobierno recién depuesto*,
precisó el papel que la nueva estrategia económica asignaba, al capital extran-
jero** y, en dicho marco, seflaló las características esenciales que debería a -
doptar la legislación a fin de facilitar la consecución de los objetivos pro -
puestos***.
Siguiendo los lineamientos enunciados en ese discurso, el 13 de agosto de
1976 fue sancionada la ley 21382 por la que se estableció el nuevo régimen le-
gal de inversiones extranjeras.
El mismo mantuvo su vigencia plena e integral hasta fines de 1980, en que
la promulgación de la ley 22208 introdujo una serie de modificaciones que supo-
nen, de hecho, una profundización de los rasgos aperturistas del régimen.
* "Bajo la ley 20557/73 de inversiones extranjeras dictada en 1973, no hubi^ ron inversiones, lo que aparentemente era la finalidad buscada por sus auto-res". Discurso del Ministro de Economía del 2 de abril de 1976, publicado en el Boletín Semanal del Ministerio de Economía, N° 126, Buenos Aires, 19 de abril de 1976.
** "La participación de la inversión directa de capitales extranjeros (...) complementando la inversión nacional y el financiamiento externo" posibiH tará "reducir el costo social del proceso de capitalización del país y ac£ lerar su tasa de crecimiento". Idem.
*** "Como se desea contar con el apoyo de capitales extranjeros, debe, por lo tanto,derogarse esta ley/la 20557/ y reemplazarla por otra que establezca nuevas reglas de juego, "restringiendo al mínimo indispensable las áreas prohibidas a la inversión extranjera...". Idem.
- 113 -
Dicho régimen Cley 21382, texto ordenado en 1980), mantiene su vigencia a
17 meses de restablecidas las instituciones democráticas.
Consideraciones previas
Para el análisis y comentario de la legislación se ha optado por seguir un
ordenamiento de carácter temático, en el que se jerarquizarán aquellos aspectos
y/o ai'tículos de mayor significación económica.
Así, se comentarán las definiciones básicas adoptadas por el régimen, los
derechos y obligaciones de las empresas extranjeras que operan en el país, las
modalidades que puede adoptar la inversión directa, las restricciones en el ámb¿
to de determinados sectores económicos, las disposiciones sobre remisión de uti-
lidades y repatriación del capital, etc. Asimismo, a fin de explicitar el carác
ter de las principales modificaciones introducidas por la ley 22208, se ha consi
derado conveniente comentar el régimen originariamente promulgado, y en aquellos
casos en que corresponda, contrastarlo con el resultante del oinienamiento sancio
nado en 1980.
Definiciones básicas
La ley 21382 define como inversión extranjera a "todo aporte de capital per
teneciente a inversores extranjeros aplicado a actividades de índole económica
realizadas en el pals", así como a la "adquisición de participaciones en el cdp_i
tal de una empresa local existente..." For oti'O lado, distingue sólo dos tipos o categorías de empresas: "las locales de capital extranjero" y "las locales
de capital nacional", considerándose como foráneas a aquellas en las que "perso
ñas físicas o jurídicas domiciliadas fuera del territorio nacional *(...) sean
* Como en anteriores regímenes se adoptó el criterio determinante del dcmici-lio para la calificación de la nacionalidad de las empresas.
- 114 -
propietarias directa o indirectamente de más del '•9% del capital". Con la ado£
ci6n de tal criterio, se elimina la categoría de "empresas mixtas", que la ley
20557 asignaba a aquellas firmas en las que la participación del capital extran-
jero se ubica entre el 20% y el 49%. Las mismas, de acuerdo a la ley 21382, son
consideradas como empresas de capital nacional, ya que, a juicio del legislador,
"al desconocérseles carácter nacional, se desalentó la asociación de capitales
argentinos y extranjeros". ''
Más allá de los criterios de diferenciación y calificación adoptados, esta
distinción entre empresas extranjeras y nacionales, pierde gran parte de su sig-
nificación económica dada la igualdad de derechos que garantiza la propia
gislación. El artículo primero de la ley explicita que: "Los inversores extran
jeros que inviertan capital en el país (...) tendrán los mismos derechos y obli-
gaciones que la Constitución y las leyes acuerdan a los inversores nacionales".
Esta igualdad de derechos implica la supresión de toda posibilidad de tratamien
to diferencial, tal como el que muchas leyes o disposiciones le dispensaron,
históricamente, a las empresas de capital nacional (esencialmente en el área de
la promoción industrial, minera o regional, así como en lo relativo al acceso
al crédito interno, etc.). Por su parte, en la exposición de motivos se justi
fica la adopción de tal principio, al explicitarse que "se considera conveniente
sentar dicho principio que reconoce fundamento y concuerda con la tradición ju-
* Exposición de motivos de la ley 21382
** El reconocimiento de 'desigualdades' , no haría más que reconocer -más allá de aquellos aspectos vinculados al tamafio relativo respectivo- que la con-secución del objetivo empresarial en cada una de tales empresas asume -o puede asumir- características disímiles. En tal sentido, la filial local de una ET no procura maximizar su tasa de beneficios, sino la de la ET como un todo. De allí que la racionalidad empresaria microeconómica y las cons¿ guientes pautas de comportamiento de ambos tipos de empresas, no necesaria mente se correspondan.
- 115 -
rídica argentina".*
Autorizaciones
La ley clasifica a las nuevas inversiones en tres distintas categorías:
I. Aquellas que requieren aprobación del Poder Ejecutivo.
II. Las que se registran automáticamente, sin ningún tipo de autorización
previa.
III. Las restantes, que deberán ser aprobadas por la autoridad de aplicación
(Subsecretaría de Inversiones Externas, dependiente del Ministerio de
Economía).
En el primer caso, el artículo cuatro, inciso uno, establece los sectores
de actividad en los que la lED, sin estar prohibida, requiere la aprobación pre-
via del Poder Ejecutivo. Tales áreas son las siguientes:
a) Defensa y seguridad nacional
b) Prestación de servicios públicos, postales, de electricidad, gas y tele-
comunicaciones.
c) Radioemisoras, estaciones de televisión, diarios, revistas y editoriales.
"La teoría de la no discriminación a favor de la empresa nacional(...)se basaba en el principio de la igualdad de derechos, asimilándose los derechos civiles de los inmigrantes con loa derechos económicos de las empresas incorporadas a los países que recibían las inversiones extranjeras. La asimilación de los derechos 'humanos' de nacionales y extranjeros extendidos a las empresas o personas jurídicas hace crisis frenle a la idealidad, que demuestra que las em presas extranjeras no son iguales a las nacionales. Su capital, su poder poli tico y económico y su influencia en el manejo de la cosa pública en los paí-ses huéspedes comprueba que no son iguales a las empresas de capital nació -nal". Herrero, Félix: "Tratamiento legal comparado de las inversiones extran-jeras en los países de la ALALC (excepto Grupo Andino)", en Inversiones ex -tranjeras y transferencia de tecnología en América Latina, ILDIS-FLACSÜT'San-
- 116 -
d) Energía
e i Educación
f) Entidades financieras y seguros
Cabría señalar que, como resultado de las modificaciones introducidas por
la ley 22208, han sido eliminados dos de los sectores que, de acuerdo a la ley
21382, también requerían la aprobación previa del Poder Ejecutivo (el sector
transportes, en el acápite "b" y la actividad bancaria, en el punto "f").
Otras inversiones que deben solicitar la autorización del Poder Ejecutivo
para su radicación son todas aquellas que impliquen la 'desnacionalización' de
una empresa existente, siempre que el patrimonio neto de la misma si^ere los
diez millones de dólares estadounidenses. Esta última condición también ha si-
do incorporada por la ley 22208, Originalmente, tal requisito de aprobación se
entendía a toda conversión de una firma nacional en empresa extranjera.
BSs allá de las inversiones que se orientan a determinados sectores y aqu£
lias asociadas a 'desnacionalizaciones' de importancia -por el patrimonio compr£
metido-, también quedan sujetas a la aprobación previa del Poder Ejecutivo, las
inversiones que;
. superen los veinte millones de us$ (monto que originalmente era de cinco
millones de dólares)
. soliciten beneficios especiales o promocionales que, a la vez, condicio-
nen la inversión propuesta
. "Su titular sea un Estado extranjero o una persona jurídica extranjera de
derecho pQblico".
Esta enumeración excluye, respecto del contenido original de la ley 21382,
los aportes de capital que se materializan en bienes de capital usados que ya
no deben cumplir con el requisito de autorización previa del Poder Ejecutivo,
- 117 -
tal como lo estipulaba el texto original de la ley 21382.
En cuanto a las inversiones de registro automático -las que no requieren
ningún tipo de aprobaciSn previa-, el texto ordenado en 1980 contempla la rein-
versión total o parcial de utilidades, las inversiones adicionales a las ya a -
probadas, siempre que no superen anualmente el 30% del capital extranjero regi£
trado en la empresa receptora (originalmente era del 10%), y por último, incor-
pora, respecto délo consignado por la ley 21382, los aportes de capital inferió
res a cinco millones de dólares.
La tercera categoría, que sólo debe cumplir con el requisito de autoriza -
ción por parte de la autoridad de aplicación, nuclea a todas aquellas inversio-
nes no comprendidas en los considerandos anteriores.
Modalidades de la inversión extranjera
El artículo tercero de la ley precisa las distintas modalidades que puede
adoptar la radicación de capitales en el país. Las formas contempladas por la
legislación que, de todas maneras, no excluye "otras formas de aporte que acep-
te la autoridad de aplicación", son:
. "Moneda extranjera de libre convertibilidad"
. "Bienes de capital, sus repuestos y accesorios"
Según el análisis del articulado de la ley, que se realiza en la exposi-
ción de motivos, se autoriza, en aras de una''mayor flexibilidad", el"a
porte de bienes de capital nuevos o usados''. En este último caso, la in
versión externa quedaba sujeta a la aprobación del Poder Ejecutivo. Sin
embargo, con las modificaciones incorporadas por la ley 22208, se supri-
me tal requisito de autorización previa, y las inversiones en bienes de
capital usados pasan a ser una más de las modalidades de radicación de
- 118 -
capitales en el país. En tal sentido, la Argentina se convierte en uno
de los pocos países que, aclarándolo explícitamente, perroite la capital^
zaciSn de bienes de capital usados. Más allá de las dificultades que su
pone su valuación en el ámbito local, la posibilidad de capitalizar bie-
nes ya amortizados -al margen o no de su obsolescencia técnica o produc-
tiva- constituye un importante incentivo para los potenciales inversores
en el país.
"ReinversiSn de utilidades"
La misma puede concretarse incluso en aquellos sectores en los que una
nueva inversión requerirla ia autorización previa del Poder Ejecutivo.
"Capitalización de créditos externos"
En este caso, no se requiere que el destino de aplicación de los mis-
mos sea afín a la actividad de la firma prestataria ni tampoco su uso
efectivo en una capitalización cierta en la empresa receptora.
"Bienes inmateriales"
Aquí se reproducen, con particular intensidad, los problemas de valuación
del 'capital' efectivamente aportado. Muy difícilmente la autoridad de
aplicación cuente con elementos de juicio suficientes como para valuar
un bien inmaterial que, como tal, puede nó tener referentes válidos sobre
su real valor de mercado. Así, por ejemplo, la capitalización de paten-
tes o tecnologías de la empresa inversora, o en el plano formal, de su
matriz", supone, por un lado, la elevación del monto de capital invertido,
y por ende, la posibilidad de girar mayores beneficios anuales sin que
queden sujetos al gravamen que establece el régimen, y por otro, contra-
dictoriamente, el impedimento para transferir divisas en concepto de re-
galías, servicios de asistencia técnica, etc. En dicho marco, queda a
- 119 -
juicio de la ET inversora la adopción de la alternativa que le resulte
más ventajosa y, de optar por la capitalización, muy difícilmente pueda
cuestionársele su valuación del aporte realizado con dicho bien inmate-
rial.
La amplitud de recursos externos posibles de ser capitalizados como inver-
sión directa en el país, que se extiende incluso a "otras formas de aporte",
más allá de los enunciados, revela el grado de permisibilidad y liberalidad que
caracteriza al régimen legal sancionado en 1976 y modificado en 1930.
Acceso al crédito interno y a beneficios promocionales especiales
En lo referente a la utilización del crédito local por parte de las empre-
sas de capital extranjero, el texto legal sancionado en 1976 establecía un tra-
tamiento diferente según se tratara de créditos de corto o de mediano plazo. En
el primer caso, las firmas de capital extranjero tienen libre acceso al crédito
interno mientras que en el segundo, de acuerdo a la legislación original , requ£
rían la autorización expresa, "excepcional y cuando el interés nacional asi lo
aconseje" del Poder Ejecutivo. De acuerdo a lo consignado en la exposición de
motivos, el libre acceso al crédito local de mediano y largo plazo podía "resu^
tar inconveniente" y de allí que se establecía "su carácter excepcional", requ¿
riendo la aprobación previa del Poder Ejecutivo.
No obstante, cuatro años después, con la sanción de la ley 22208 -bajo las
mismas autoridades económicas- fue abandonado dicho criterio, y a partir de allí
no existe ninguna restricción para que las empresas extranjeras accedan al cré-
dito local. El artículo 18 del texto oi-'denado en 1980 establece que "las empr^
sas locales de capital extranjero podrán hacer uso del crédito interno con los
mismos derechos y en las mismas condiciones que las empresas locales de cpital
nacional".
- 120 -
Esta extensiSn del principio de la igualdad de dei-echos entre empresas ex-
tranjeras y nacionales también se expresa en lo relativo a la posibilidad de a-
cogerse a distintos regímenes promocionales, de carácter sectorial o regional,
y con ello, de acceder a los incentivos -fiscales, arancelarios, financieros,
etc.- ofrecidos por los mismos. Tal es el caso, por ejemplo, de regímenes co-
mo el de promoción industrial o minera, donde pasan a ser incluidas, entre sus
posibles beneficiarios, las empresas de capital extranjero. Con anterioridad,
sólo podían acogerse a tales regímenes las empresas de capital nacional, quedan
do excluidas, explícitamente, las extranjeras.
Remisión de utilidades y repatriación del capital
La legislación contempla tres distintas circunstancias respecto de la re-
misión de utilidades y de la repatriación del capital. Ellas son:
1. En períodos de 'libertad de cambios', la transferencia de divisas al ex
terior, por cualquiera de los dos conceptos, puede ser efectuada por
los inversores registrados, como por aquellos no registrados. *
2. Cuando existiere control de cambios y el Poder Ejecutivo determine que
se está ante "una situación de dificultad en los pagos externos", los
inversores que deseen remitir divisas al exterior por concepto de bene-
ficios, "tendrán derecho a recibir el equivalente a la suma a transfe -
rir en títulos de la deuda pública externa en moneda extranjera a la t¿
sa de interés vigente en el mercado internacional".
En el marco de las alternativas señaladas, los inversores extranjeros po-
drSn remitir libremente "las utilidades líquidas y realizadas provenientes de
sus inversiones", quedando sujetas a un impuesto especial cuando signifiquen be
Mo es obligatorio el registro de las inversiones en el Registro de Inversio^ nea Extranjeras.
- 121 -
neficios extraordinarios, aquellos que superen el 12% anual del capital regis-
trado. Dicho gravamen se aplica sobre aquellas "utilidades pagadas -netas del
impuesto a las ganancias- que excedieran en términos anuales el 12 por ciento
del capital registrado", y las táéas correspondientes son;
% de utilidad pagada tasa aplicable
de 12% a 15% pagarán sobre el excedente del 12% el 15%
de 15% a 20% pagarán sobre el excedente del 15% el 20%
más de 20% pagarán sobre el excedente del 20% el 25%
De todas maneras, la misma legislación establece algunas características
especiales de este impuesto que, en su articulación, coadyuvan a relativizar
su efecto real.
En primer lugar, el beneficio superior a 12% declarado en un año (y por
lo tanto sujeto a impuesto), "podrá compensarse (...) con los montos que, en
defecto, se hubieran producido entre las utilidades abonadas y el límite del
12% del capital registrado durante los cinco períodos anuales anteriores".
En segundo lugar, este impuesto "no será de aplicación respecto del monto
de utilidades que se reinviertan, se destinen a nuevas inversiones (...) o se
abonen a empresas locales de capital extranjero".
En tercer lugar, el Poder Ejecutivo está facultado para eximir del impue£
to o elevar el limite del 12% en "aquellos casos de inversiones de capital eit
tranjero que asi lo justifiquen por sus características de alto riesgo o cuan-
do la actividad a que se destinen esté sometida a un régimen especial".
Con respecto a la repatriación del capital, la ley fija un lapso mínimo
áe tres años para aquellas inversiones que se realicen a partir de su vigencia.
í'¿ra las inversiones extranjeras ya existentes en el país se establece que, -n
priinar lugar, deberá determinarse el monto del "capital repatriable". Pard
- 122 -
ello, la ley establece un lapso de tres años para que la autoridad de aplicación
lo determine, salvo en el caso que el inversor desee hacer uso del derecho de r£
patriación del capital, en cuyo caso la autoridad de aplicaci6n deberá resolver
en un plazo no mayor de 120 días a partir de la solicitud de repatriaciSn.
En cualquiera de los dos casos, tanto para las nuevas inversiones como para
las ya existentes, la repatriación podrá ser "total o parcial", en cuotas o en
una sola oportunidad. *
Por otro lado, se establece que "los inversores extranjeros tendrán derecho
a transferir al exterior el importe de la realización de sus inversiones," inclu-
yendo el excedente que pudiera resultar con respecto al capital repatriable. En
este Ultimo caso, dicho excedente queda sujeto al impuesto establecido para los
"beneficios adicionales".
Las relaciones comerciales intrafirma
El tratamiento explícito de las relaciones que pudieran establecerse entre
una firma local de capital extranjero y su matriz en el exterior u otra filial
de la misma, constituye uno de los aspectos más relevantes -y novedosos- del rS-
giaien sancionado en 1976. Más aun si se considera que, al margen de las conse-
cuencias que se derivan de su incorporación en el propio cuerpo legal, se adopta
una serie de criterios que no sólo difieren de los asumidos en diversos fallos
judiciales casi contemporáneos a la promulgación de la ley (Deltec, Farke Davis,
etc.), sino también de los sugeridos por una amplia literatura económica que ana
* Esta disposición contrasta abiertamente con el tratamiento de la repatria -ción de capitales en leyes anteriores. Así, por ejemplo,la ley 14222/53 ex¿ gía un lapso de diez af5os y en cuotas que oscilarcin entre el 10% y el 20% a-nual; la ley 11+780/58 fijaba un máximo de repatriación por firma y por año equivalente a cinco millones de dólares; la ley 20557/73 establecía que las repatriaciones podrían efectivizarse al cabo de cinco afios, en cuotas que no excedieran el 20% del capital a repatriar, debiendo garantizarse, a la vez, la continuidad del funcionamiento de la empresa local.
- 123 -
liza la relación entre las ET y los estados-nación receptores de sua inversio -
nes así como I4 gravitaciSn creciente del comercio intercorporativo en el plano
internacional. *
El artículo vigésimoprimero de la ley 21382, en su texto ordenado en 1980,
establece que "los actos jurídicos celebrados entre una empresa local de capi -
tal extranjero y la empresa que directa o indirectamente la controle,u otra fi-
lial de esta última,serán considerados, a todos los efectos, como celebrados en
tre partes independientes cueindo sus prestaciones y condiciones se ajusten a
las prácticas normales del mercado entre partes independientes ..."
Sólo en dos casos no correspondería aplicar este principio general: los
préstamos intercorporativos "observados" por el Banco Central y los contratos
de tecnología "que se regirán por las disposiciones que a tal efecto contemple"
la ley de transferencia de tecnología. **
En la exposición de motivos que acompaña al texto original de la ley se ej
plican las razones que, a juicio del legislador, justifican la inclusión de di-
cho cufticulo: "Este artículo procura resolver otra cuestión que ha afectado se-
riamente el desenvolvimiento de las empresas locales de capital extranjero: el
régimen aplicable a las relaciones entre las sociedades controlantes extranjeras
y sus subsidiarias locales... Las normas hoy vigentes y las interpretaciones
que se les han dado, han llegado a extremos inequitativos que impiden el normal
* A simple título ilustrativo bastaría mencionar: Naciones Unidas, Las Corpo-raclonea Multinacionales en el Desarrollo Mundial (1973), Efectos de las Em presas Multinacionales en el Desarrollo y las Relaciones Internacionales (197577 Las Empresas Transnacionales en el Desarrollo Mundial : Reexamen (1978); y Vernon, R. Soberanía en peligro, FCE, México, 1973
>'•* Tales contratos deben ser aprobados por el Secretario de Estado de Desarro-llo Industrial.
- 2127 -
funcionamiento de las empresas locales, creando además una grave discriminación
frente a las nacionales".
El considerar a la filial como "parte independiente" de su matriz supone
el abandono del principio de la realidad económica que, además de haber servido
de elemento de sustentación en muchos fallos judiciales, o de marco general a
la resolución de diversos litigios entre empresas extranjeras y organismos esta-
tales, otorga -potancialmente- una mayor capacidad y poder de regulación.y/o con
trol sobre las operaciones de las ET en el país (bastaría citar, por ejemplo,
lo relativo a la utilización de precios de transferencia en el comercio cautivo)
La adopción del criterio de "entes independientes" y su explicitación en
el régimen legal parecería obedecer, más que nada, al deseo de incentivar y a -
lentar la incorporación de nuevos capitales externos, y fundamentalmente, un m¿
yor nivel de reinversión por parte de las empresas extranjeras radicadas en el
país.
Consideraciones finales
La liberalización generalizada en lo referido a todo tipo de instrumento
de regulación sobre la incorporación y la actividad de las empresas extranjeras
en el país configura, sin duda, el aspecto más destacable del régimen legal san
cionado en 1975, una de las primeras leyes aprobadas por el gobierno militar
instaurado a fines de marzo de dicho año.
- 125 -
SINOPSIS
Argentina: Aspectos principales del régimen legal de inversiones extranjera
Ley 21382 texto ordenado en 1980.
Objetivos: Complementar la inversión nacional y el financiamiento externo,
para reducir el costo social del proceso de capitalización del
país y acelerar su tasa de crecimiento.
Requisitos: Que la inversión sea destinada a la promoción de actividades de
índole económica o a la ampliación o perfeccionamiento de las e
xistentes.
Impedimentos: No existe ningún impedimento. Algunas inversiones externas re -
quieren previa aprobación del Poder Ejecutivo Nacional. Ellas
son:
a) En el ámbito sectorial:
1. Defensa y seguridad nacional
2. Prestación de servicios públicos sanitarios, postales y de
electricidad, gas y telecomunicaciones.
3. Radioemisoras, estaciones de televisión, diarios, revistas
y editoriales.
t. Energía
5. Educación
6. Entidades financieras y seguros
- 126 -
Cabe aclarar que en el caso de reinversiones en estos sectores,
no se requeriría la autorización previa del Poder Ejecutivo.
b) Cuando el aporte de capital a una empresa local implique conver
tirla en empresa extranjera, siempre que el patrimonio neto com
prometido supere los diez millones de dólares.
c) Se soliciten beneficios especiales o promocionales en tanto los
mismos-condicionen la inversión propuesta.
d) Su monto sea superior a los veinte millones de dólares o su e-
quivalente en otra moneda.
e) Su titular sea un Estado extranjero o una persona extranjera de
derecho público.
Tribunales: No se especifican
Sectores Autorizados: Todos, aún cuando algunos requieren la autorización previa del Po-
der Ejecutivo Nacional.
Repatriación
del Capital: A partir de cumplido el tercer año de su ingreso al país, para las
nuevas inversiones. Para las inversiones existentes a la entrada
en vigencia de la ley, la autoridad de aplicación deberá determi -
nar el monto del "capital repatriable". En ambos casos, la repa-
triación podrá ser total o parcial, pudiéndose repatriar el impor-
te total obtenido de la realización de la inversión. En este Ú1T:Í_
mo caso, si el importe obtenido es superior al "capital repatria-
- 127 -
ble", el exceso estarS sujeto al pago de un impuesto similar al
existente para los beneficios anuales superiores al 12%.
Remesa de Utilidades; Se podrán efectuar desde el cierre del primer ejercicio anual, es
tando sujetas, en caso que excedieran el 12% anual, a las siguieri
tes tasas impositivas:
. Del 12% al 15% pagarán sobre el excedente del 12%: el 15%
. Del 15% al 20^ pagarán sobre el excedente del 15%: el 20%
. Más del 20% pagarán sobre el excedente del 20%: el 25%
Este impuesto no será de aplicación respecto de los beneficios re-
invertidos o abonados a empresas locales de capital extranjero.
Por otro lado, el Poder Ejecutivo podrá elevar el tope del 12% o
eximir del pago del impuesto cuando lo estime conveniente. El ex-
cedente del 12% de un aflo puede ser compensado con los montos que
en defecto se hubieran registrado durante los cinco períodos anua
les anteriores; o sea pueden consolidarse las pérdidas y utilida-
des por períodos quinquenales.
Beneficios Especiales: Tienen los mismos derechos y obligaciones que los inversores na -
cionales; pueden acceder al crédito interno de corto, mediano y
largo plazo; pueden acceder a beneficios promocionales ; pueden re
alizar su aporte en bienes de capital usados.
Los actos jurídicos celebrados con su respectiva matriz u otra f^
lial de la misma empresa transnacional, serán considerados coreo
actos celebrados entre entes independientes.
- 128 -
ANEXO ESTADISTICO II
Cuadro 3í). Argentina: Inversiones extranjeras por sector de destino, aprobadas entre el 1-3-77 y el 31-12-83
(dólares corrientes)
Capitalizacién créditos Sector Aportes de
Capital Total
Productos de gas y petróleo 702. ,319.184 - 702.319, ,184 Automotor 328. ,413.282 167, ,028, ,004 495.441, .286 Entidades financieras/bancos U73. 568.941 - 473.568, .941 Maquinarias y equipos 126. ,377.041 47, ,060, .340 173.437, ,381 Petroquímica 167. ,495.000 5, .500. ,000 172.995, ,000 Alimentos, bebidas y tabaco 99. ,765.228 38, .525. .929 138.291. .157 Productos quimicoa 82, ,220.155 16, ,908, .957 99.129, ,112 Prod, farroac. y perfumería 46. .088.460 35. ,087. .997 81.176, ,457 Comercialización 58, ,480.510 10, ,828. .030 69.308, ,540 Servicios 5t, ,030.048 12, ,522. .612 66.552, ,665 Otras industrias 33, .099.543 13. ,512. ,801 46.612. ,344 Construcción 25, ,902.407 23. ,507. .737 49.410, ,144 Pesca 28. ,255.038 10, ,769. .175 39.024, ,213 Metalúrgica 29. ,498.325 12. ,908 .318 42.406 .643 Autopartes 21. ,692.561 12, ,440 .518 34.133. ,079 Cemento 31. ,918.000 - 31.918. .000 Siderúrgico 13. .215.792 - 13.215. .792 Minería 21. ,938.260 - 21.938. .260 Agropecuario 1"*. ,633.808 4. ,086 .412 18.720. .220 Material elSctrlco 16. .263.223 .2. ,700 .552 18.963. .775 Plásticos 16, ,167.585 1. ,690. ,406 17.857. ,992 Telecomunicaciones 12, ,384.704 4, .562. .190 16.946. ,894 Electrodomé st icos 3, .818.790 4, .764. ,839 8.583. ,629 Material de transporte 2, .533.000 2. 284. ,088 4.817, ,088 Seguros 5. .782.973 - 5.782, ,973 Textil 2. ,798.717 810. .719 3.609, ,436 Papelería y librería 1, .492.855 1. 391, ,128 2.883, ,983 Editorial 1. .208.732 1. 135, ,398 2.344, .130 Restaurantes y hoteles 1. .935.610 _ 1.935. ,610 Inversiones - 200, .000 200, ,000 Industria del cuero 436.954 _ 426, .954 Transporte 26.668 - 26, ,668
Total 2.423. .761.394 430. 226, .155 2.353.987. ,549
Fuente: República Argentina, Ministerio de Economía. Memoria 29-3-76/29-3-81 Anexo "B" del Boletín Semanal del Ministerio de Economía, (5 vols.), Buenos Aires, abril 1981.
- 129 -
Cuadro 36. Argentina: Inversiones extranjeras por país real de origen, aprobadas entre el 1-3-77.y el 31-12-^3
(dólares corrientes)
Pals fortes de Capital
Capitalización créditos •Total
Estados Unidos 1.174.939.178 89 .304 .419 1.264.243, .597 Italia 360.398.199 95 .469, .140 455.867, .339 Francia 210.5t0.29'» 55 .538 .835 266.079, .129 Rep. Fed, de Alemania 171.1*36. tei 81 .077, .544 252.459, .025 Holanda 124.727.658 1 .313, .889 126.041, ,547 Suiza 94.006.787 23 .782, .088 117.788, .875 Espafia 89.200.071 8 .088, .515 97.288, .586 Canadá 17.293.500 38, .720, .934 56.014, ,434 Suecla 31.497.825 13 .112, .932 44.610, .757 Japfin 38.651.679 2 .500, .000 41.151, .679 Panamá 18.831.994 3 .950, .000 22.781, .994 Brasil 34.428.000 1 .261 .018 35.689, .018 Reino Unido 11.919.667 6 .925 .998 18.845, .665 Liberia 20.000.000 - 20.000, .000 Liechtenstein 6.290.794 1 .594, .43) 7.795, .225 Uruguay 3.050.981 2, .950, .000 6.000, .981 Nueva Zelandia 3.722.646 - 3.722. .646 República de Irlanda - - -
Bélgica 3.296.200 - 3.296, .200 Hong Kong 3.064.924 220, .000 3.284, ,924 Chile 364.000 2, .014, .839 2.378, .839 Austria 208.321 1, .943, .915 2.152, .136 Dinamarca 1.575.232 498, .658 2.073, .890 Luxemburgo 1.921.137 - 1.921, ,137 Venezuela 785.000 104. .100 889, ,100 Finlandia 836.000 - 836, ,000 Perú 521.826 - 521, ,826 Guatemala 200.000 - 200. ,000 SudSfrica 45.000 - 45. .000 Arabia Saudita 8,000 - 8. ,000
Total 2.423.761.394 430. .226. ,155 2.853.987. 549
= República Argentina, Ministerio de Economía. Memoria 29-3-76/ 29-3-81, Anexo "B" del Boletín Semanal del Ministerio de Economía (5 vols.), Buenos Aires, abril 1981.
Curfdro 37. - 130 -
Ar^'iiitina: N6mina de bancos extranjeros al 31-11-03
Aflo o período de ingreso Nombre de la entidad Pala (as)
de origen 1863 Banco de Londres y América del Sud Reino Unido 1912 - 1919 Banco Sudatneris (ex Banco Francés e Ita
llano) Francia/ItallB Citibank :BK.UÜ. The First National Bank of Boston EE.UU. Banco HolandSa Unido Holanda Banco Europeo para América Latina (ex Banco Italo Belga) Bélgica/Italia The Royal Bank of Canadfl Canadá
1930 Banco Di Hapoli Italia
19H5 Superviene Soeiítí Génírale Franoia
1957 - 1960 The Bank of Tokio Japín Banco do Braeil Brasil Deutsche Bank Alemania Federal Bank of America (f), LE.UU.
1963 Banco de Santander España
1967 - 1969 (a) (b) (e)
Banco Popular Argentino (ex Banco Central de Madrid) (c) EspaBa The Chase Manhattan Bank (ex Banco Argén tino de Comercio) (c) EE.UU.
1979 - 1981 Banco Ambroaiano de América del Sud(g) Italia Banque Nationale de Paris Francia Barclays Bank International Reino Unido Continental Illinois National Bank and Trust Company of Chicago EE.UU.
Banco do Estero da Sao Paulo Brasil Banco Exterior Espafla Banco Irving Austral EE.UU. Banco Itafi B r a s U Manufactures Hanover Trust Company EE.UU.
Morgan Guaranty Trust Coii?)any of N.York EE.UU.
Banco Real de Sao Paulo Brasil Republic National Bank of New Tork EE.UU.
Banco Tornqüist (Credit Lyonnais) Francia Wells Fargo Bank EE.UU.
Banco de la RepSbliea Oriental del Uru-guay (d) Uruguay
1982 Arfina (First National Bank of Chicago) EE.UU.
- 130 -
País («a) d« origen
1967 - 1969 (a) (b) (e)
1979 - 1981
19S2
y América ieX Suá Reino Unido ex Banco Francis o Ita
Francia/ItallB
:bk.UÜ. li Bank of Boston EE.UU. lido Holanda ?a AmSrica Latina (ex O B«lglca/Italia
' Canadá Canadft
Italia
!t( G£n(rale Franoia
) Japín Brasil Alemania Federal
f), LE.UU.
ir España
Banco Popular Argentino {ex Banco Central de Madrid) (c) EapaBa The Chase Manhattan Bank (ex Banco Argen-tino de Comercio) (c) EE.UU.
Banco Ambroaiano de AmSriea del Sud(g) Italia Banque Nationale de Paris Francia Barclays Bank International Reino Unido Continental Illinois National Bank and Trust Company of Chicago EE.UU. Banco do Estero de Sao Paulo Brasil Banco Exterior Espafla Banco Irving Austral EE.UU. Banco Itafi Brasil Manufactures Hanover Trust Company EE.UU. Morgan Guaranty Trust Coii?)any of N.York EE.UU. Banco Real de Sao Paulo Brasil Republic National Bank of New York EE.UU. Banco Tornquist (Credit Lyonnais) Francia Wells Fargo Bank EE.UU. Banco de la RepSbliea Oriental del Uru-guay (d) Uruguay Arfina (First National Bank of Chicago) EE.UU.
(a) En eata época de adquioiclonea el Morgan Guaranty Bank comprft acciones del Banco Francis y Rio de la Plats,que luego fue renaclonalizado . (b) También en este periodo el,Banco Argentino del Atl.'intlco fué absorbido por Citlbenk.
(c) Entidades renacionalizadaa en 3 574+ y devueltas a la bañen extraniera en 1979.
(d) Aunque fue autorizado a operar en 1981 recién comenr.é a hacerlo en 1983. (e) LM B.'inco Continental -adquirido poT' Banco?? Urquiju y Ambroniauo da Luxemburgo
en el periodo 1967-69- fue rompra'ln en 1''93 por capitales privados nacionales.
(f) Al Banco Intemacional -adquirido lur el BanV. of Amírlca entre 1967 y 1969- 1® fuá transferido el 1983 el fondo de con>^rcio de la sucurs.Tl local del comprador y adopté la dp-nominacién dpfinitiva do of America.
(p.) A-J.-inirido en IHSU al Banco Amí)XV3ai.irjo da Lux^nliurcu tKir al Ariro-íiano de Italia.
Cu.dro 38. Argentina; riujo» d. capitdl asociados a la inv.rsi6n directa estadounidense. 1950-1983 fmillones de usS corrientes)
Alios Inversifin acumulada a fin del ano
(I)
Increnento anual de iovereiAn acumulada
(2)
Utilidades
(3)
Utilidades Utilidades Relivertidas Remitida»
(4) tfe/ (5)
1950 356 16 18 5,3 12 66,6 6 1951 365 9 39 7,9 18 62,1 11 1953 393 3> 30 8,3 18 60,0 13 1953 «06 13 30 5,1 9 45,0 11 1954 424 18 32 7,9 32 68,7 10
1955 447 23 37 6,4 9 33,3 18 1956 U66 19 25 5,6 12 48,0 13 1957 333 -133 29 6,2 12 41,4 17 1958 330 -3 13 3,6 1 8,3 11 1959 J66 36 24 7,3 14 58,3 10
I960 472 106 46 12,6 36 76,3 10 1961 660 188 106 23,5 64 60,4 43 1963 799 139 73 11.1 32 43,8 41 1963 839 30 52 6,5 -3 . . . SS 1964 883 53 91 11,0 29 31,9 62
1965 992 110 133 15,1 87 65,4 46 1966 1.035 43 133 13.9 65 48,9 68 1967 1.082 47 80 7,7 -3 83 1968 1,156 74 126 11.6 35 37.B 91 1969 1,246 90 140 13.1 30 21.4 110
1970 1.381 35 103 8.4 15 14,3 90 1971 1,353 72 SO 6,3 18 22,5 63 1972 1,403 50 89 6,6 24 27,0 65 1973 1.144 -25» 73 5,3 4 5.5 69 1974 1.138 .6 44 3,6 .27 71
1975 1.122 -16 69 8,1 53 76,8 16 1976 1.166 212 346 31,3 183 74,4 63
167 1977 1.490 121 257 18,8 90 35,0 63 167
1978 1.670 ISO 155 10,4 -51 306 1979 1.850 ISO 530 31.1 243 46^7 277
1980 2.494 644 695 37,6 467 67,3 328 1981 2.735 241 113 ".5 -227 340 1983 3.002 267 381 13,9 225 59,3 155 1983 3.054 52 314 10,5 117 37,3 197
TOTAL 2.683 4.367 1.E34 2.733 • oaia
Ingresos Flujo neto de de capital capital desde
EÍ.UU.
(6).(2)-(t) (7).(S)-(6)
« -9 10 «
1» 7 -lis
70 «ü 107 33 J» 23 -22 50 39 60
30 54 26 -263
31 -69 29 31 231 -63
177 466 41 .65
1.048 «•aee
'3 - 2 0
- 2 -7 -14
-4 - 6
-162 -15 12 60 83 66
-23 -38
-23 -90 -33 -52 -50
-70 .8 -S9 -333 -50
-85 -34 .133 25 .340
-51 138 -114 .263
-1.685
i^Taea de rentabilidad; Utilidad lüo t/inversiSn acumulada ano t-1 S'tasa de reinversiín : BeinversiSn/utilidade»
fuente; Eiabor<ici6n propia sobre la base de inforroación de U.S.Department of Ccmmerce, Survey of Current busitiess, varios núiaeroa.
- 132 -
III. LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES Y LA INDUSTRIA MANUFACTURERA ARGENTINA
Este capitulo tiene por objeto analizar la presencia de las ET en la
industria manufacturera argentina. Para ello se diferenciarán dos distintos
niveles o temáticas. Por un lado, una imagen estática -la 'foto'- en la que
se evalüa la magnitud de dicha presencia en las distintas actividades indus-
triales, su polarización hacia sectores específicos, el grado de asociación
existente con el predominio de determinadas formas de mercado, la distribu
cidn de las E,T. según los diferentes tipos de bienes clasificados
por su uso final,el grado de propiedad o de control del capital transnacio
nal sobre las firmas locales, la especialización o diversificaci6n productiva
de las mismas, etc.. La información del último censo industrial realizado en
el país (1974) suministra los elementos básicos sobre los que se estructura
este estudio de las formas que adopta la presencia de las ET en el sector
manufacturero de la Argentina.
Por otro lado, en la segunda parte del capitulo, como visión dinámica
-la 'película'- se estudia la evolución de la presencia transnacional durante
el último decenio. En el marco de un profundo proceso de desindustrialización
de la economía se procura verificar la existencia de comportamientos contras-
tantes -o no- entra las ET y eus similares de capital nacional. A tal fin,
las principales evidencias cuantitativas y cualitativas a considerar son las
que surgen de la encuesta industrial que realiza trimestralmente el Institu-
to Nacional de Estadística y Censos (INDEC) a aproximadamente 1.400 estable-
cimientos, de los cambios operados en la conformación de la elite industrial
del país y de otra serie de indicadores parciales (fusiones, adquisiciones.
- IJJ -
cierres -con o sin quiebra empresaria- o paralización de plantas fabriles,
proyectos de inversión promooionados, etc.) que, en conjunción con los priin£
ros, brindan una imagen cabal de las características que adoptó la presencia
transnacional en la industria argentina en los ültimos aCos.
Dada la naturaleza del análisis, el primer problema metodológico a re-
solver fue el de la identificación precisa de las empresas con participación
-mayoritaria o no- de capital extranjero que operan en la industria argenti- -
na. Para ello se recurrió a diversas fuentes de origen local -fundamentalmen
te oficiales- y externo. Del ámbito local, cabría destacar:
. Etapresas incriptas en el Registro de Inversiones Extranjeras del Mi-
nisterio de Economía de la Nación, donde se identifica al inversor
externo, su país de origen y la participación que le corresponde en
el capital de la empresa local.
. Encuesta de demanda de mano de obra realizada por el Instituto Nacio-
nal de Estadística y Censos en 1971 a un total de 2.576 establecimien;
tos manufactureros,en la que se consultaba sobre el origen del capi-
tal de la empresa,
. Recopilación de Decretos de radicación de capitales extranjeros corres^
pendiente al periodo 1958/73 efectuado por la Secretaría de Estado de
Desarrollo Industrial (S.E.D.I.)
. Síntesis estadística de radicaciones de capital extranjero al 30-6-64
publicada por la Dirección General de Fabricaciones Militares (D.G.F.H)
• La estructura de propiedad del capital extranjero en la Argentina,
1974. Eduardo Basualdo, CET/IPAL, D / e o / e . B u e n o s Aires, marzo 198U.
Por su parte, como principales fuentes de información -complementaria-
publicadas en el exterior, se utilizó:
- 13t -
. Who Qvma Whom . 1976/77. Edit. Dun y Bradstreet (Londres).
. Corporate Ownership, Verlag Hoppensiedt 6 Co. <M.emania), varios attos.
. Major. Companlea of Europe, 1979-80, J.Love, Londres.
• Díctioanaire des Groupes Industriéis et Financiers en France';
Editions du Seuil, Paris, 1975.
. The World Directory of Multinational Enterprises,?Ed. Facts on File
Inc., New York, 1980.
a) Gravitc^ign econSmica y características principales de las ET manufactu-
reras.
1. Participación de las ET en la producción industrial
Uno de los principales indicadores de la magnitud de la presencia tran¿
nacional en la industria es, sin lugar a dudas, su aporte a la producción glo
bal del sector. En función de ello y sobre la base de la identificación previa de
las firmas industriales con participación de capital extranjero, el Cuadro 39
muestra la participación relativa de las mismas en el total del valor de
producción de las distintas actividades industriales (dos dígitos - división-
de la CIIU Rev.2 con algunas desagregaciones a tres dígitos - agrupación-)
El mismo permite constatar que las ET controlaban el 30,8%
del total de la producción industrial captada en el
último censo económico realiizado en el país (197U). Tal participa-
ción presenta diferencias significativas a nivel de las distintas divisiones
industriales, reconociendo sus valores extreiujs en los casos de "Madera y mu^
bles", donde sólo aportan el 3,*+% de la producción y en "Productos metálicos,
maquinaria y equipo", donde alcanzan a explicar el 16,3% del valor de produc-
- 135 -
Cuadro 39. Argentina: Participación de las empresas transnacionales en la producciSn industrial, segfin sectores de actividad, 1973
(millones de pesos de 1973 y porcentajes)
Sectores Valor de produo- Valor de produc_ Participación ción de las E T ci6n total de las E T
- Alimentos, bebidas y tabaco 13.994,9 60.592,3 23,1 Alimentos 6.675,3 44.374,8 15,0 Bebidas 3.492,2 12.245,fl 28,5 Tabaco 3.827,4 3.971,7 96,4
- Textiles, confecciones y cuero 4.263.1 29.550.3 14,4 - Madera y muebles 161,4 4.8Q0,5 3,4 - Papel, imprenta y publicaciones 1.837,9 8.829,4 20,8 - Industrias químicas 15.735,1 36.565,5 43,0
Refinerías de petróleo 2.859,8 12.672,4 22,6 Otros productos químicos 12.875,3 23.893,1 53,9
- Minerales no metSUcos 1.936,4 6.952,5 28,2 ' Industrias metálicas básicas 5.319,1 18.813,7 28,3
De hierro y acero 4.309,- 16.054,9 26,8 De metales no ferrosos 1.010,1 2.758,8 36,6
- Productos métalicos, maquinarias 46^3 y equipo 24.259.9 52.353.6 46^3 - Otras manufacturas 95,1 870,3 10,9
Total 67.602,9 219.328,1 30,8 SCSS=35S ========= •
Fuente: Elaboracifin propia sobre la base de informaciSn del Censo Econóniico Nacional 197t, Instituto Nacional de Estadística y Censos, Buenos Aires, 1974.
- 136 -
oi6n total.
Más allá de tales situaciones extremas y como consideración global o to
talizante puede observarse que la participaci6n de las
ET en la producciSn de los distintos sectores industriales revela, por
un lado, una presencia importante en la mayor parte de las actividades y, por
otro, una mayor incidencia relativa en aquellos sectores que, por sus propias
características -dinamismo, ritmo de incorporación del progreso tecnológico,
efectos propulsores, etc.- tienden a liderar todo proceso de industrializa -
ci6n.
Los únicos sectores en los que la presencia de las ET asume una esca-
sa relevancia relativa son, precisamenteque registran una gravitación i_
rrelevante en el perfil industrial del país y, a la vez, los de menor ritmo
de crecimiento histórico. Tal el caso, por ejemplo, de la industria de la
"Madera y muebles" (división 33 de la CIIU, Rev.2) donde se registra la menor
participación relativa de las empresas de capital extranjero (3,ii%).La división
aportaba, en 1973, sólo el 2.2% del valor de la producción industrial y,
su elasticidad de crecimiento respecto total es de 0^03 \J para el
periodo 1950 a 1980. Lo propio acontece en lo referido a las "Otras manufac-
turas" (división 39), donde la participación de las ET
es de 10,9% . Dicha división sólo explica el 0,4% del total de la produc
ción industrial censal y su ritmo de crecimiento histórico se ubica, también,
por debajo del correspondiente al PIB total £./. Al margen de estos dos
ejemplos y, en menor medida, del que brinda la industria de "Textiles, confec-
ciones y cuero" V la participación de las ET en la
producción industrial resulta siempre superior al 20% y alcanza sus niveles
más altos en aquellos sectores que, históricamente, han dinamizado el ritmo
de crecimiento de la industria en su conjunto.
- 137 -
Por su parte, al margen de la industria tabacalera que, al igual que en
la mayor parte de las economías occidentales, ha sido transnacionalizada casi
por completo (96,4% ) los mayores niveles de participación relativa de las em-
presas de capital extranjero en la producción industrial local se registran
en la "Fabricacifin de productos químicos", excluidas las refinerías de petró-
leo ( 53,9%) y en la industria de "Productos metálicos, maquinarias y equipos"
(>«6,3%). £n ambos casos se trata de sectores que, en el país, al igual que
en otras experiencias internacionales, lideran el proceso de industrializa -
ciónsobre labasede sus mayores potencialidades dinamizadoras y propulsoras de la
actividad económica en su conjunto. Ello se ve plenamente corroborado Por si
hecho de ser ios dos sectores industriales que, entre 1950 y 1980, presenta:)
la mis elevada elasticidad de crecimiento (1^85 en el caso de "productos qu¿
micos" y 2^04 para "productos metálicos, maquinaria y equipos")-
Esta participación diferencial de las empresas de capital extranjero
en los distintos sectores industriales asociada al respectivo ritmo de e;q>an
si6n y de incorporación tecnológica de los mismos, se reproduce en la confor
mación interna de cada uno de ellos. En tal sentido,en un nivel de desagre-
gación sectorial equivalente a cinco dígitos de la CIIU Rev.2 ("subgrupos in
dustrialesi de ahora en oás caracterizados como "ramas" industriales) se ver¿
fica una amplia heterogeneidad de situaciones en el interior de una misma di-
visión industrial que, de hecho, responden a aquella asociación. Así, por e-
jemplo, en el caso de la división "Productos metálicos, maquinaria y equipos"
coexisten ramas como la automotriz, la de fabricación de tractores o la de
construcción de motores y turbinas, donde las ET concentran más del 90% de
la producción, con ramas con una participación nula de empresas de capital ex
tranjero, como en los casos de "Fabricación y armado de carrocerías, exclusi-
vamente" o de "Rectificación de motores" (Ver Anexo Capitulo III). Tal con-
- 2141 -
traste no está disociado del hecho de que ambos grupos de actividades metalmecá-
nicas difieren sustanoialmente en cuanto a su dinamismo productivo y teonol^
gico, a las respectivas escalas de producción, al tamaño y las formas de mer
cado predominantes, etc.
Esta Cltima consideración remite a un tema de particular importancia:
la relación existente entre el nivel de producción de las ET y la estructu-
ra de los mercados industriales en los que operan o, en otras palabras, la
asociación existente entre el grado de oligopolización de las distintas ramas
industriales y la magnitud que asume la presencia de las ET en las mismas.
Tal análisis puede ser enfocado desde dos ópticas distintas, aunque
complementarias. Por un lado, a partir del reconocimiento de los tipos de
mercado de donde proviene la producción de las ET , lo que supone el análi-
sis de las formas que adopta la distribución de tal producción según sea la
estructura de los mercados en que se genera. Por otro,sobre la base de la gravita-
ción relativa de las ET en las distintas formas de mercado o, más precisa
mente, de la verificación de diferencias en la participación en la producción
global de cada una de las tipologías de mercado,relacionadas con el nivel de
competitividad que reflejen las mismas.
La información volcada en el cuadro 40 permite articular ambos
enfoques y, con ello, comprobar la estrecha asociación entre la magnitud de
la producción de las ET y el grado de concentración de los mercados indus-
triales .
En primer lugar, se constata que la mayor parte de la
producción de las ET se genera en ramas altamente concentradas y ,
gravitación que tiende a decrecer en correspondencia con el mayor grado de
competitividad que reflejan los distintos estratos de concentración. Así,
mientras el 62,1% de la producción de las ET proviene de ramas altamente
- 139 -
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- 140 -
concentradas, s61o el 14.1% es generada en mercados de concentraciSn escasa.
En síntesis, las ET operan, preferentemente, en los mercados oligopSliocs
de la Industria argentina.
Una segunda reflexión surge a partir del decrecimiento de la participa-
ciSn relativa de las ET en la producoiSn industrial a medida que disminuye
el grado de concentraci6n de los mercados. Mientras que para el conjunto de
la industria manufacturera tal participación es de poco más del 30%, en las
RAC la producción de las ET representa el 17,9% del total y, como situa-
ción polar, en los mercados "competitivos" apenas alcanza a superar el 15%.
la orientación predominante de las ET hacia los mercados altamente
concentrados donde, a la vez,dominan una fracción significativa -incluso ma
yorltarla en el caso de las RAC (P)- de la producción global,caracteriza
la inserción transnacional en la industria argentina.
Tal asociación puede^ también ser verificada al margen de la Incidencia
ejercida por las diferencias de tamafio (valor de producción total) de los dis
tintos sectores industriales. A tal fin, el cuadro m presenta la dis-
tribución de las ramas industriales en función del nivel de partici-
pación de las ET en la producción de cada una de ellas y. a
la vez, según las estructuras de mercado respectivas. Asi, las ramas en las
que las ET registran una mayor fracción de la producción son, en todos los
casos, altamente concentradas y, a medida que decrece el grado de participa-
ción de las ET tiende a caracterizar a las ramas la presencia
de mayor competitividad relativa.
Esa conformación muestra una simetría casi absoluta. Las siete ramas
en las que las ET controlan más del 80% de la producción corresponden a nie£
cados altamente concentrados. En el intervalo precedente (entre 61% y 80% de
participación) se ubican siete ramas altamente concentradas y tres que, desde
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- 142 -
el punto de vista de la concentración técnica de la producción son ramas
mediana y escasamente concentradas pero que, en términos de su concentración
económica son, también, altamente concentradas —''
En oposición, de las ramas en las que las ET cubren menos del 20%
de la producción (51 ramas), en apenas once casos (21^6%) se trata de ramas
altamente concentradas al tiempo que las mediana y escasamente concentradas
aportan IB (35,3%) y 22 (43,1%) ramas, respectivamente.
En síntesis, cabría concluir que la mayor parte de la producción de las
ET manufactureras es generada en mercados oligopólicos, su participación
en la producción de dichos mercados es muy superior a la que les corresponde
en mercados "competitivos" y, por último, sólo son hegemónicas en ramas alt¿
mente concentradas.
Esta caracterización global de las formas que adopta la presencia de
las ET en las distintas tipologías de mercado que cabe identificar en la
industria argentina también puede ser evaluada desde la óptica sectorial, a
fin de comprobar si en cada una de las divisiones industriales (dos dígitos
de la CIIU Rev.2) existe algún grado de asociación entre la participación del
capital extranjero y los estratos de concentración.
En tal sentido, se comprueba (ver cuadro 42) que el fenómeno ob-
servable en el plano agregado, en el que la gravitación de las empresas de
capital extranjero tiende a ser mayor cuanto más alto es el grado de concen-
tración que reflejan los distintos estratos se reproduce en
prácticamente la totalidad de las actividades industriales. La participa
ción de las ET en la producción de los estratos altamente concentrados su-
pera, en casi todos los casos, a la que les corresponde en los totales secto-
riales y, a la vez, muestra un sesgo decreciente en correspondencia con el
mayor grado de competitividad de los distintos estratos de concentración.
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- 144 -
En ningún caso, ni aún en industrias como la maderera o la textil en las
que a nivel global se registra la menor incidencia relativa de las ET , la
produooiSn de las mismas representa menos del 20% de la generada en los re¿
peetivos mercados oligop6licos sectoriales. Por el contrario, en industrias
como la de bebidas, tabaco, de otros productos químicos -excluidas las ref¿
nerSas de petrCleo- y la de productos metálicos, maquinaria y equipos, alean
zan a explicar las dos terceras partes o más de los totales respectivos.
Magnitud de la presencia transnacional y grado de concentración de los merca
dos industriales aparecen, nuevamente, en estrecha vinculación.
Otro aspecto de la inserción transnacional en la industria argentina
que merece ser analizado es el que se refiere a la distribución y participa-
ción de las en la producción industrial a partir de la previa clasifica
ción de los bienes según el destino funcional de los mismos (consumo no dur¿
ble, intermedios, de consumo durable y de capital).
Antes de analizar la participación de las empresas de capital extranje
ro en la producción local de los distintos tipos de bienes cabría considerar
la estructura de la producción industrial de las ET en el pals, según el
destino funcional de los bienes que la componen.
Como se refleja en el cuadro 43, los bienes intermedios represen
tan poco más del ^3% del total, los bienes de consumo no durables el 27^7%,
los duraderos alrededor del 20% y, por último los bienes de capital explican
cerca del 8% del total de la producción transnacional en la industria argen-
tina.
Como otra cuestión previa de interés, la identificación de los estra-
tos de concentración en que se genera tal producción muestra la preeminencia,
cualquiera sea el tipo de bien de que se trate, de los mercados altamente con
centrados y, como fenómeno contrastante, que el menor aporte relativo siempre
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- 1 1 ( 6 -
corresponde -salvo, por pequeño margen, en el caso de los no durables- a la
proveniente de los marcados "competitivos".
La preeminencia de las RAC resulta particularmente notoria en cuanto
a la producción transnacional de bienes de consumo durables (83,8% del total)
y, en menor medida, en el caso de los intermedios (64,2%)
En el primer grupo de bienes, los de desarrollo más reciente en el país
y, a la vez, los de mayor ritmo de expansión de la demanda interna, la presen^
cia transnacional en la industria automotriz explica, en gran medida, el fenó
meno observable a nivel global. En tal sentido, en la industria de bienes de
consumo durables al igual que en buena parte de las industrias productoras de
bienes intermedios, la relación entre escalas óptimas de producción y la di -
mensión del mercado interno, en un proceso de industrialización tardía, favo-
rece y alienta la presencia excluyente de ET y con ello, que dichas activi
dades pasen a ocupar un rol protagónico en el conjunto de la producción tran¿
nacional de tales tipos de bienes.
En oposición, ' respecto de los bienes de consumo no durables, cuya
producción es mucho más heterogénea por la diversidad de renglones que la integran y
pa' la coexistencia de una amplia gama de escalas operativas compatibles con el tamaflo
deV los mercadofe potencialés.el aporte transnacional muestra una diversificación muy
amplia en cuanto a la estructura de los mercados en que se genera. En ningún
caso, tal contribución relativa supera el 30% del total y, sólo de agruparse
las ramas altamente concentradas -con pocos y muchas establecimientos- queda-
ría explicad el 44,6% de la producción global de las ET de todas maneras
la más baja en las distintas tipologías de bienes industriales .
Estas consideraciones previas, relativas a la participación Je las ET según
las particularidades de la estructura de la producción industrial facilitan la evaluació
de los resultados que proporciona el Cuadro ,en el que se presenta la partioípaciÓ!; Je
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- 11.3 -
las empresas transnacionales an la producción local de las cuatro categorías
de bienea, tanto en el plano agregado como en cada una de las tipologías de
mercado en que se generan tales producciones.
Un primer aspecto a destacar es el vinculadocon la presencia difundida
de las ET en el espectro industrial. En todos los casos, las mismas regis-
tran una participación relativamente significativa en la producción -siempre
superior al 20%- y, solo en los bienes de consumo no durables, los de menor
complejidad relativa, tal contribución (22,6%) es inferior a la registrada
en la industiáa en su conjunto.
Por su parte, la mayor gravitación relativa de las empresas trans-
nacionales en la producción local se verifica en el caso de los bienes de con_
sumo durables (59,2%) cuyo desarrollo en el país durante la segunda fase del
proceso sustitutivo no estS disociado de la radicación de un grupo importan-
te de ET que, naturalmente, pasaron a asumir posiciones hegeménicas en tales
actividades.
En lo que se refiere a los bienes de capital -de escasa significación
en el plano agregado y en la propia producción de las ET - la presencia tran£
nacional está polarizada en un reducido núcleo de industrias (tractores, equ¿
pos de comunicación, conductores eléctricos, etc.) que, en la mayoría de los
casos, refinen características asimilables a las de los bienes de consumo dura
bles, tanto por su desarrollo relativamente reciente en el país, como en cuan
to a las posibilidades de escala que brinda el tamaño del mercado, a la incor
poración de tecnologías, etc. En oposición,en una amplia gama de ramas produ£
toras de bienes de capital la presencia transnacional es prácticamente irrele-
vante. De allí que, como•articulación de ambos subconjuntos, el aporte de las
ET a la producción de bienes de capital (31,91) no difiera sustancialmente
del que se registra para el total de la industria manufacturera.
- 149 -
Un elemento comfin a las cuatro categorías de bienes que merece ser re-
saltado es que en todos los casos se manifiesta la asociación entre la ma£
nltud de la presencia transnacioneil y el nivel de oligopolizacion de los mer
cados. Así, cualquiera sea el tipo de bien que se trate, la mayor participa^
ci6n relativa de las empresas de capital extranjero siempre se registra en
los mercados altamente concentrados y, a la vez, tal incidencia tiende a de-
crecer en correspondencia directa con el menor grado de concentración que re_
flejan los restantes estratos.
Por Cltimo, en relación con las diferencias observables en la contribu
ción relativa de las ET a la producción de los distintos tipos de bienes Í£
dustriales cabe señalar que las mismas no configuran una particularidad o e£
pecificidad del caso argentino. Muy por el contrario, en países como Brasil
y México, en los que la dinámica estructural del proceso de industrialización
se asemeja bastante al ejemplo argentino, los niveles de participación trans-
nacional en cada una de las distintas categorías de bienes no difieren mayo£
mente de los que se registran en el país y, a la vez, revelcui un mismo ordena
miento: la mayor gravitación relativa en el caso de los durables y la menor,
en los bienes de consumo no duraderos (Ver Cuadro 45).
La relativa similitud de los porcentajes de participación de las Et
en la producción de los distintos tipo de bienes no hace más que poner de m£
nifiesto los rasgos comunes que presentan las formas de inserción y la diná-
mica de crecimiento de las empresas transnacionales en procesos de in-
dustrialización que, en esencia, no presentan diferencias sustanciales.
Cuadro 45. Participación ds las empresas transnacionales en la producción industrial, según tipo de bienes en Argentina, Brasil y México,
(porcentajes)
Tipo de bien Argentina Brasil México (1973) (1977) (1970)
Bienes de consumo no durables 22,6 16 30,2
Bienes intermedios 31,t 35 32,1
Bienes de consumo durables 59,2 56 61,5
Bienes de capital 31,9 46 35,9
Total 30, 8 32 34,9
Fuente: Argentina, Cuadro 45; Brasil, La presencia de las empresas trans nacionales en Brasil. Estudios e Informes de la CEPAL, N® 31, setiembre 1983; México, F. Fajnzylber y T. Martínez Tárrago, Las empresas transnacionales. Ex-pansión a nivel mundial y proyección en la industria mexicana. Fondo de Cultura Económica, México, 1976.
- 151 -
2. ET manufactureras. Tamafio de planta predominante y grado de propiedad del capital extranjero
En esta sección se evalfian alguSios de los aspectos que caracterizan a
las empresas transnacionales que operan en la industria manufacturera
argentina. En dicho marco, a partir de la información censal, se analizan
dos cuestiones:
. el tama^ de las plantas fabriles de las empresas transnacio-
nales;
. las formas de implantación en el pais del capital transnacional, las
preferencias reveladas en cuanto al grado de asociación con el capi-
tal nacional.
En cuanto al primero de dichos temas se procura, en primer lugar, iden
tificar el tipo de planta predominante en el conjunto de las empresas raanufa£
tureras transnacionales tanto en términos físicos como por su aporte re
lativo a la producción transnacional en el país,y en segunda instancia,efectuar algunas
comparaciones respecto de las características de los establecimientos pertene-
cientes a las empresas de capital nacional. Los indicadores de 'tamaño' de
planta a considerar serSn, por un lado, la cantidad de personas ocupadas en
las mismas, diferenciando dos grandes subconjuntos -más o menos de 100 ocupa
dos- y, por otro, la producción media por establecimiento manufacturero.
En todos los casos se mantiene la desagregación del espectro industrial
üegüii laa forrada de inercadü prevalecientes en las distintas ramas de activi-
dad. Con ello se pretende evaluar las formas que adopta la vinculación entre
estructura de los mercados y diferencias de tamaño de las plantas fabriles,
ya sea en el interior del conjunto de empresas transnacionales, como en
la relación con sus similares de capital nacional.
- 152 -
Bajo la perspectiva de análisis que brinda la consideraci6n de s61o dos
tamaños representativos de planta de acuerdo la personal que ocupan, el Cua-
dro presenta, segOn estratos de concentración, la distribución de
las ET segfin sus establecimientos de menos y más de cien ocupados, con su con
tribuoión relativa a la producción transnacionalen el país y su slgraSoación respectiva
en la industria manufacturera en su conjunto.
Sobre la base de los criterios metodológicos explicitados en la introducción
al presenta capítulo han sido identificadas a2'4 plantas fabriifes de propiedad
de 72h empresas transnacionales . De ese total de establecimientos casi
el (¡0% ocupaban más de 100 personas. Tal preeminencia cuantitativa de las
plantas mayores tiende a acentuarse en correspondencia directa con el grado
de concentración de los mercados. Así, como situaciones polares de dicha aso
ciaoión, los establecimientos de más de cien ocupados representan en las RAC
(P) el 73,3% del total, mientras que en las ramas "competitivas" resultan ser
menos de la mitad (49,0%). Tales disparidades demuestran que, en general,
aün haciendo abstracción del potencial productivo respectivo, los requerimien
toB de tamaflo. de planta que permiten operar en los mercados más concentrados
no son asimllablesj ni aún circunscribiéndose a las ET , a los correspondien
tes a los mercados de concentración escasa. En otras palabras, ello no está
disociado de las interrelaciones que vinculan la presencia transnacional en
la industria y la conformación de estructuras oligopólicas de mercado y, a
ésta conformación con la dimensión relativa de los establecimientos manufactureros.
Ese predominio de las plantas mayores resulta mucho mSs pronunciado en
cuanto a su aporte relativo a la producción total de las empresas trans-
nacionales, donde también se verifica una contribución superior en los estra-
tos mSs concentrados. A nivel agregado, los establecimientos de más de cien
ocupados generan el 93^4% de la producción transnacional; porcentaje que se
- 153 -
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- 154 -
eleva a 97,9% en las RAC(P) y decrece a 8t,3% en las R£C .
Otra visión complementaria sobre las características -tamaño- de las
plantas fabriles de empresas transnacionales surge a partir de la significación
que asumen en el espectro industrial, tanto en lo concerniente a la cantidad
de establecimientos como a su gravitación en la producción global.
La escasa representatividad de los establecimientos de ET en el to-
tal industrial ( 0,7%) remite a la necesaria consideración de un tema básico: la
falta de homogeneidad de ambos agregados. En tal sentido, debe tenerse en cuen
ta que las unidades productivas captadas por el censo incluyen un gran núme-
ro de actividades artesanales o semiartesanales y de pequeños talleres -el
BS,6% de los establecimientos censados ocupa menos de diez personas- donde
la presencia transnacional es prácticamente nula. Ello ejerce una influen-
cia decisiva en toda comparación entre ambos agregados, en tanto las hetero-
geneidades que caracterizan al espectro industrial y, con ello, al conjunto
de firmas de capital nacional, no se manifiestan en el ámbito de la industria
transnacional.
Esta misma consideración previa explica la ínfima gravitación de las
E T en las plantas que ocupan menos de cien personas (0,3%). En oposiciónj
en el subconjunto de plantas mayores -más de cien ocupados- las empresas
transnacionales . controlan más de la quinta parte del total (22,5%).
Otro aspecto a resaltar es que cualquiera sea el tamaño de planta que
se considere, el grado de representatividad de las transnacionales aparece
claramente asociado al nivel de oligopolización de los mercados en que operan.
La incidencia relativa de las plantas de propiedad de ET tiende a inci^emen-
tarse en relación directa con el mayor grado de concentración que reflejan
los diferentes estratos.
Ambos fenómenos, la superior gravitación transnacional en las plantas
- 2158 -
mayores y sa contribución creciente a medida que aumenta el nivel de oligo-
polizaciSn de los mercados, se reproducen en lo que concierne al valor de
la producciSn manufacturera.
Esta gravitación diferencial según sea el tipo de establecimiento fa-
bril y el nivel de oligopolizaciSn de los mercados, se traduce en que mien-
tras en el plano agregado la producción de las ET explica el 30,8% del to
tal, su participación en la producción generada en las plantas de más de
cien ocupados se eleva a 43,3% y es aún muy superior en el subconjunto que
opera en los estratos más concentrados (57^7%), sin descender nunca por de-
bajo del 30%, ni aún en los mercados más competitivos. Indudablemente es en
este tipo de planta fabril, la de mayor relevancia en todo aparato industrial
donde la presencia significativa y difundida de las ET revela su real di-
mensión estructural.
En contraposición, en las plantas más pequeñas, aquellas que ocupan
menos de cien personas, la incidencia de las empresas transnacionales
es mucho ipenor (6,1%). En este caso, las ET aportEm poco más del 10% de
la producción proveniente de los estratos más concentrados y esa participa-
ción decreca hasta apenas un 4% en los estratos más competitivos.
Las diferencias que revela la participación de las ET en la produc-
ción y en la cantidad de establecimientos manufactureros que la generan,
cualquiera sea el tamaño de est<» últimce, ya permiten inferir que la produc
ción media de las plantas de transnacionales es superior a la correspondien-
te a los promedios respectivos y, por ende, a la de sus similares pertene -
cientes a empresas de capital nacional.
Ello queda reflejado en el cuacio , en el que puede constatar
se la producción promedio por establecimiento, según origen de capital y es-
trato de concentración, tanto a nivel global como para el caso específico de
- 156 -
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- 15" -
las unidades productivas de más de cien ocupados, donde las señalizaciones
precedentes sobre la falta de homogeneidad entre las firmas foráneas y las
nacionales pierden casi toda su validez.
Dicha información permite comprobar que la relación entre el tamaño ra£
dio de las plantas de ET y las de capital nacional se eleva, en la indus -
tria en su conjunto, a 67,8. O sea que la producción media de los estableci-
mientos de ET es, en promedio, casi setenta veces superior a la de sus si-
milares de origen nacional.
Esta disparidad en el tamaño medio de las plantas, foráneas o de capi-
tal local, presenta diferencias significativas según la estructura de los mer
cados en que operan. Asi, en las romas altamente concentradas, el tamaño me-
dio de las primeras equivale a 29,2 veces el de las nacionales (en las RAC(P)
es sólo 5,8 veces superior), mientras que en el estrato más 'competitivo'
tal relación se eleva a 63,1 veces.
El estrechamiento de las diferencias de tamaño en las ramas altamente
concentradas, muy especialmente en aquellas en que existen pocos estableci -
mientos, responde a las propias características de la competencia oligopólica
donde, en general, es relativamente reducida la gama de escalas de producción
media - Por lo tanto, la escala de las plantas de capital nacional en las RAC(P)no
presenta diferencias tan significativas respecto de las de las ET; mientras que
por otro lado, equivale a 129j3 veces la correspondiente a los establecimien^
tos que act&an en mercados competitivos ^n el caso de las ET esta última
relación se reduce a 11,7 veces ).
Por su parte, el mayor grado de dispersión en el tamaño medio de los e£
tablecimientos segián orígenes del capital se verifica en los mercados de con-
centración escasa, en los que la proliferación de un gran número de pequeñas
plantas y talleres de capital nacional fel 66% de los establecimientos quo. c
- 156
cupan menos de diez personas opera en estos mercados) contrasta con la in-
serción transnaoional en determinadas áreas y con escalas de producción ade-
cuadas a la naturaleza de tales marcados.
influencia determinante que ejerce la gravitación de las pequeñas
unidades productivas queda claramente de manifiesto al circunscribir el aná-
lisis a 861o aquellas plantas que ocupan más de cien personas.
En un marco de relativa homogeneidad del tipo de unidad fabril involu-
crada, las divergencias de tamaño se reducen en forma considerable y, a la
vez, no difieren mayormente entre los distintos estratos de concentración.
Así, la producción media por planta de ET es entre 1,9 y 2,9 veces la co-
rrespondiente a establecimientos de capital nacional; nivel que denota la su
perioridad de las escalas de producción de las primeras, claro que muy rela-
tiviZada por la exclusión de las plantas menores donde es marginal la prese£
d a transnacional.
En síntesis, las características más relevantes que presentan las plan-
tas fabriles controladas por ET revelan una clara preferencia por implan-
tarse en establecimientos grandes, que aportan la mayor parte de la produc -
ción transnaoional y son de dimensiones muy superiores a las predominantes
en la industria en su conjunto y, aun en mayor medida,a las de sus similares
de capital local. Todos esos fenómenos se manifiestan en forma mucho más a-
centuada en los mercados oligopólicos donde, en general, la presencia trans-
naoional asume posiciones hegemónicas.
En el conjunto de los análisis realizados precedentemente, todas las
empresas industriales en que participa el capital extranjero han sido consi-
deradas en Igualdad de condiciones, es decir, sin ningún tipo de diferencia-
ción según el nivel que alcance tal participación ni de acuerdo al grado de
control que el mismo suponga.
- 159 -
Ello constituye un simple recurso analítico que, por un lado, no irapl^
ca desconocer que el capital extranjero no siempre posee una proporción inay£
ritaria del patrimonio de las firmas locales ni ejerce, en todos los casos,
un control efectivo sobre la gestión de la misma y, por otro lado, hace abs-
tracción de los criterios que puedan adoptarse para asignar el carácter de
subsidiaria de ET a una firma local —''
En tal sentido, debe advertirse que la magnitud de la participación del capital
foráneo en la empresa local es sólo uno de los mecanismos bajo los que se puede efecti-
vizar el control de la misma, no siendo necesario que, para ello, sea raayori_
tcu-ia o superior al 50%. Muy por el contrario, existen otro tipo de vías o
canales que, complementarios o no de la participación en el capital, pueden
garantizar dicho control (contratos de tecnología atados, fuertes vinculaci£
nes comerciales, sea en la provisión de insumos y equipos o en la adquisición
de parte importante de la producción, dispersión de las restantes tenencias
accionarias, etc. ).
De allí que, al margen de las consideraciones sobre esta problemática
y con el Cnico objetivo de precisar el tipo de estructura de propiedad que
caracteriza la presencia del capital transnacional en la industria argentin^se ha
optado por completar el análisis diferenciando tres disantos grupos de firmas, según la
participación del capital externo se ubique por encima de 50,1%, entre 20,1%
y 50% y, por Ultimo, por debajo de 20%. En función a ello, en el Cuadro
48 se presenta, para cada uno de dichos grupos, la cantidad de empresas
de plantas fabriles y el respectivo aporte relativo a la producción conjunta.
Ello permite comprobar que en 580 de las 72t empresas industriales
en que se registran inversiones extranjeras (80,1%) las mismas conllevan el
control de la mayoría del capital, al tiempo que en sólo 29 firmas la parti-
cipación extraniera es inferior al 20%.
- 160 -
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- 151 -
Por su parte, en términos de su incidencia relativa en el valor de la
produccifin agregada, se constata que más del 80% es generada por firmas en
las que el capital extranjero controla una proporci6n mayoritaria del patri_
monio, mientras que apenas el 7,6% del total es aportado por aquellas en las
que la participaoi6n transnacional en el capital se ubica por debajo del 20%.
Cualquiera sea el indicador que se considere -empresas, plantas o pro
ducción- queda claramente de manifiesto la preferencia de las ET por mant£
ner una posiciCn hegemSnica, de control real, sin mediatizaciones, sobre sus
inversiones en la industria local, en detrimento de cualquiera de las distin
tas formas de asociación con capitales nacionales.
Este fenómeno se reproduce, sin variaciones significativas, en todos
los estratos de concentración e, incluso, de manera independiente del tamaño
de planta que se considere, alcanzando su mayor intensidad en el caso de los
establecimientos de más de cien ocupados que operan en las RAC(P)
3. Las ET industriales, diversificación y especialización productiva
Otro de los rasgos que hacen a una caracterización integral de las ET
que operan en la economía nacional y, en especial para aquellas que desarro-
llan actividades manufactureras,es el que se vincula con las especificidades
que asume la respectiva configuración empresarial en el ámbito local.
Como se analizará más adelante, tal diferenciación en el interior de
las ET que actüan en el sector industrial resulta de importancia decisiva
durante la gestión ministerial del Dr. Martínez de Hoz,durante la cual las potencia-
lidades de crecimiento y desarrollo empresarial no estuvieron disociadas
del nivel de diversificación de actividades de las ET tanto áe-tro -A:.-
- 16/ -
roo del sector manufacturero como con respecto a las restantes actividades
económicas•
En las distintas fases del proceso de sustitucién de importaciones,
las diferentes ET que fueron incorporándose a la-estructura econSmica ar-
gentina lo hicieron en función de dinámicas de acumulación y reproducción
del capital que, en lo esencial, reconocen dos formas distintivas;
éstas pueden ser expresadas o puestas de manifiesto,esquemStican)ente, a par-
tir del nGmero de firmas locales que conSrola , total o parcialmente, cada
una de las ET.
En tal sentido, pueden identificarse dos tipologías básicas de ET.
La primera, comprendería a aquellas que controlan o participan en el
capital de unas pocas subsidiarias que operan en un reducido número de mer-
cados y procuran, en la generalidad de loa casos, remitir al exterior una
parte sustancial de las utilidades obtenidas en el país.
Un segundo grupo estaría integrado por ET que controlan, mayoritaria
o minoritariamente, el capital de una diversidad de firmas locales, cuyas
actividades están integradas -en forma vertical u horizontal- o diversifica
das, conformando típicos conglomerados transnacionales. En este último caso
la reinversión de utilidades representa , generalmente, una proporción signi
ficativa de la reproducción del capital que, de todas maneras, se ve comple
mentada por nuevas inversiones directas que, en conjunción con aquellas,
posibilitan la apertura de nuevas subsidiarias en el país —
La trascendencia alcanzada por las ET diversificadas y/o integradas,
se manifiesta nítidamente al analizar la distribución de las ET en función de
la cantidad respectiva de subsidiarias locales (Ver Cuadro -la).
16 3 -
'Cuadro "49 . Argentina: Distribución de las empresas transnacionales y de sus subsidiarias según la cantidad de subsidiarias liinculadas, 1973
(absolutos y porcentajes)
Número de subsidiarias Dnpresas Subsidiarias vinculadas a cada E T e Cantidad % Cantidad %
De 1 a 3 505 79,6 709 tO,5
De if a 6 74 11,7 347 19,8
De 7 a 10 22 3,5 157 9,5
10 6 más 33 5, 2 530 30,2
Total Total 634 100,0 1.753 100,0
Fuente: Eduardo Basualdo, Tendencias y transformaciones del capital ex-tranjero en la industria argentina (1973-1993GET/IPAL, Buenos Aires, 1985.
El cuadro permite comprobar que 55 E T (el fl,7% del total de trasna-
cionales) que participan mayoritaria o minoritariamente en el capital de sie
te o más subsidiarias poseen, en conjunto, 697 subsidiarias, lo que implica
el 39,7% del nCmero total de subsidiarias radicadas en el país.
Es importante tener en cuenta que esas 55 E T incluyen tanto las fir
mas transnacionales que elaboran productos manufacturados, como aquellas que
están implantadas en otros sectores de actividad, no participando en el capi
tal de ninguna empresa local productora de bienes industriales.
Al diferenciar entre las ET que controlan alfiuna firma industrial y
las que tienen exclusivamente empresas locales no manufactureras
(cuadro ¿o), se puede verificar que sólo nueve de las 55 ET
qua tienen siete o más subsidiarias no controlan ninguna firma industrio"'.,
r^r ai contrario, las restantes 46 ET con siete o ir.js subsidiaria* vir.ner.
HT.a que opera en el sector manufacturero. Estas -.5 ET conCrolaj. . n-
- 161» -
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- 165 -
junto, 59H firmas locales constituyendo, de esta forma, el nücleo fundamen-
tal de ese reducido número de ET que centraliza un significativo poder e-
conómico.
En general la producción industrial constituye la actividad central,
tanto de las ET diversificadas o integradas como de aquellas con muy pocas
subsidiarias en el país. Sin embargo, entre ellas existen diferencias es -
tructurales de envergadura. Si se observa la distribución de las 1.2S3 subs_i
diarias controladas, total o parcialmente, por las ET en que alguna de sus
empresas locales pi oduce manufacturas (ver cuadro 51), se puede compro
bar que la importancia relativa de la? subsidiarias industriales desciende
marcadamente % medida que aumenta el número de subsidiarias controladas por
cada ET Así es como en las ET que poseen de 1 a 3 empresas locales, las
firmas.industriales alcanzan a representar el 75,5% de sus subsidiarias en el
pals, mientras que en las ET que poseen 10 o más firmas locales, las industria
lés sálo representan el del total.
La menor importancia relativa de las firmas industriales vinculadas a
las ET con diez o más subsidiarias no implica que las mismas sean, a su vez,
escasamente significativas en cuanto a su aporte a la producción generada por
las empresas extranjeras radicadas en el país'. Muy por el contrario, tales
firmas explican una fracción importante de la producción transnacional. Así,
la distribución de la producción de las empresas transnacionales denota la signifi-
cación que asumen las ET diversificadas y/o integradas, en tanto las TT
con siete o más subsidiarias locales generan el 43,5% de la producción agrega
da.
El hecho de que las ET diversificadas y/o integradas tengan
i:;'.d baja proporción de subsidi-arias industria^ds y, a la vez, una alta parti-
cír-. .".ión eti la producción coniunta sólo puede ¡ser e.-spiicado a partir ce l.ic dife-
- 156
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- 167 -
rencias en las respectivas escalas de producción, donde el mayor tamaño relativo de
las subsidiarias industriales explica esa asimétrica graiaddi.En efecto, si se
confronta el tamaño promedio de las ET diversificadas y/o integradas (10 o
más subsidiarias), con las de una implantación más restringida (1 a 3 subsi-
diarias), se constata que las primeras son, en promedio, nueve veces más gran
des que estas últimas. Asimismo, el tamaño medio de las empresas locales per
tenucientes a Jas ET más diversificadas y/o integradas es el doble de las
controladas por las ET que poseen menos de tres subsidiarias en el país.
Por lo tanto, puede afirmarse que la inserción predomir.anteraente indns
trial del capital extranjero, basada en un control oligopólico de múltiples
mercados manufactureros,aparece concertrada en un reducido número de ET que
al mismo tiempo que aportan el 43.5% de la producción industrial de las fir-
mas extranjeras -controlando las empresas industriales de mayor tamaño reía
tivo- , actúan en actividades no manufactureras a partir de una parte mayor_i
taria de las empresas controladas. Se trata, en lo esencial, de capitales ex
tranjeros que participan en el capital de empresas locales líderes en. la indus-
tria, originadas en la primera y segunda fase del proceso de sustitución de
importaciones.
La importancia que asumen las empresas no-industriales en el conjunto
de las E.T. diversificadas y/o integradas,induce a identificar las acti-
vidades específicas en que operan asi como a evaluar la relevancia de ca-
da una de ellas. A . tal fin el cuadro 52 presenta la distribución se-
gún sector de actividad del conjunto de las subsidiarias controladas por
las 373 ET que tienen alguna inserción en el sector industrial.
En primer lugar se comprueba que a medid.i que aumenta el núr ro de sub -
sidiarias controladas por cadti ET se incrementa significativamerte el níiiv-
•o r<?lat;vo de firmab ¡.. -industriales. Así, de las ET -ue controlan 1
- 168 -
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- 159 -
a 3 subsidiai-ias locales, solo el 24^5% no producen bienes indusxriales, mien
tras que en las ET con diez o más subsidiarias, el 65^9% de sus firmas loca
les desarrollan actividades no-industriales.
En segundo término, la mayor importancia relativa de las firmas no raanu
factureras es acompañada por cambios no menos significativos en la propia con
formacicn e incidencia de las actividades no industriales. En efecto, en las
ET que controlan de 1 a 3 subsidiarias locales, la comercialización aparece
como la actividad no-industrial más relevante, en tanto en ella se concentran las
cpera>jiones del lú,9% de las en,presas locales. En orden a su significación
relativa, el seguudo lugar lo ocupa la actividad financiera, de seguros y o-
tros servicios, donde operan el 4,9?. de las firmas.
En contraposición, en las ET que controlan diez o más empresas loca-
les, se invierte claramente el orden de impoi^tancia sectorial, correspondién
dole la mas or gravitación relativa a la actividad financiera, de seguros y o
tros servicios, donde actúa el 23,0% de las empresas, seguida por el sector
comercial donde desarrolla sus actividades el 14^2% de las empresas locales.
Así, a modo de síntesis global, las ET que cuentan con un mayor número de
empresas vinculadas controlan un conjunto significativo de firmas estructura-
das a partir de un solido proceso de conglomeración e integración en el que
el eje ordenador lo constituye la producción industrial. La conformación re
sultante muestra, a la vez, a las finanzas, seguros y otros servicios como
las actividades no-industrialet, más relevantes y como forma esencial de arti
culación estructural entre la producción y circulación del excedente econónico.
- 170 -
b. La evolución de las E T industriales en el último decenio
1. Evolución de la producción de las E T y su relación con el desenvol-vimiento sectorial, en el plano global, segGn tipo de bien, grado de concentración de los mercados y carácter de las subsidiarias.
Ld consideración de los rasgos principales que caracterizaren la evolu-
ción industrial durante el decenip último y, más precisamente, a partir de
1976, constituye un paso previo e imprescindible para comprender las condicio
nes generales bajo las que se inscribió la actividad de las ET.
La política económica llevada a cabo por el régimen militar instaurado
en 1976, trajo aparejada una alteración profunda en la orientación y en las
tendencias del desenvolvimiento manufacturero del país así como, incluso, en
8u papel en el modelo mismo de acumulación de la economía. Al decir de A. Fe
rrer, se procuró "sentar el proceso económico sobre bases distintas a las im 81
perarites desde la década del 30" — . Sus resultados -el llamado proceso de
'desindustrialización' de la economía argentina- son claramente elocuentes.
Así, entre 197b y 1982:
. el PIB industrial se contrajo un 23%, lo que implica que su nivel
en .ese último afSo es inferior al registrado hacia fines de
la década de 1960.
. la ocupación industrial se redujo en aproximadamente un 35%. Ello su
pone una expulsión de aproximadamente 400.000 asalariados;
. cerraron o paralizaron sus actividades aproximadamente el 20% de los
establecimientos industriales;
. el salario real en la industria se contrajo cerca de un
- 171 -
. se verificó un incremento significativo en la productividad de la
mano de obra, sustentada en un aumento en la cantidad de horas traba-
jadas y en la intensidad del trabajo, y no como consecuencia de la
dinámica asumida por la inversión en el sector;
. la inversión en equipo durable de producción disminuyó a una tasa
dia dtíl 5% anual acumulativo.
La desarticulación del aparato industrial, la profunda y extendida re-
cesión sectorial derivada de la política de apertura económica y de las dis-
tintas formas ^ue adoptó -además de otros-condicior.ar.tes internos y exter-
nos- dieron lugar a una serie de transformaciones estructurales, donde junto
a la desaparición de numerosas firmas -pequeñas, medianas y grandes-, se regis-
tra un número importante de transferencias y fusiones de empresas existentes
y, en menor medida, Je i:icorporaclón de nuevas plantas fabriles.
Las t T industriales no permanecieron ajenas a estas modificaciones
estructurales. Muy por el contrario, ellas aparecen como uno de los a-
gentes sociales más activos, muy especialmente si se atiende a las implican-
cias cualitativas de aquellas transformaciones que las tienen como actores
fundamentales.
De allí la importancia de analizar la repercusión de tales modificacÍ£
nes sobre la participación de las empresas extranjeras en la producción manu
facturera. Para ello, resulta suficientemente ilustrativo considerar la ma£
nitud de la presencia transnacional en tres años seleccionados:
. 1973, antecedente de referencia básico a favor de su carácter ceusal;
. 1381, por ser uno de los más críticos para el sector y, a la vez, el
último de la gestión ministerial del Dr. Martínez de Hoz y,
, 1963, en que se verifica una ligera recuperación industrial qae no
está diS'oídla de las alteraciones in .rodu.:idas en la pclític-a
eoonor.ica.
- 112 -
Así, en el cuadro 53 puede constatarse que mientras en 1973 las
Ll' aportaban el 30,8% del valor de la producción industrial, en 1981 tal
participación decae a 28,6% para luego.incrementarse levemente, en 1983, al
alcanzar a 29,4%.
La irregulai' evolución de la participación de las ET en la producción
industrial, inscripta en un leve sesgo decreciente, está fuertemente influida
por el retiro y cierre de empresas extranjeras de envergadura (General Motors,
Citrofe'n, Ascensores Otis, KICSA, Insud, Metalúrgica Austral, Olivetti, etc.)
que más que compensa el creciente aporte relativo de las restantes ET ya
instaladas en el país hacia mediados del decenio.
La evolución de la participación transnacional en la producción, según
la naturaleza de los bienes industriales (de consumo no durable, durables,
intermedios y de capital), brinda una perspectiva adicional de análisis, y
con ello, una interpretación más precisa de los resultados precedentes. A
tal fin, el cuadro 54 presenta la distribución de la. producción de las
empresas transnacionales según tipo de bien y su consiguiente aporte
relativo a la producción total respectiva.
De confrontarse la magnitud de la presencia trasnacional a principios
(19V3) y fines (1983) del período bajo'estudio, se comprueba que el comporta
miento observable en el plano agregado está asociado íntimamente al pronuncia_
do deterioro de la participación del capital extranjero en la producción de
bienes intermedios. Mientras en la elaboración de bienes de consumo no dura-
bles, durables y de capital se incrementa la contribución relativa de las ET
en la producción de bienes intermedios decrece de 31,5% en
1973 a 25,8% en 1981, para recuperarse levemente en 1983 en que controlan el
27,3% de la producción global.
Su carácter de producción hegoinónica en el áraüitj de las i "i -«n 1973.
- 2 3 9 -
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- 175 -
los bienes intermedios representaban ei de la producción transnacional en
el país- y el hecho de constituir el único caso en que decae la participación
de las mismas en el plano agregado, configuran razones suficientes como para
profundizar el análisis dentro de este grupo específico de bienes indu¿
triales. En tal sentido, puede afirmarse que los cambios estructurales ope-
rados en algunas de las principales ramas productoras de bienes intermedios
ejercen una influencia decisiva sobre el comportamiento global.
En dicho marco se inscribe, por ejemplo, la industria del hierro y el
acero que, en 1973, representaba el 17,8% de la producción de bienes inter-
medios y donde la participación transnacional era de 26,8%. En dicha industria
se revelan, muy especialmente con anterioridad a 1981, alteraciones sustantivas
en la conformación de su perfil productivo que suponen, a la vez, cambios no
menos significativos en la magnitud de la presencia de las ET.Asi,como algunos
de los aspectos más relevantes del reordenaraiento estructural del sector que
inciden sobre el nivel de participación de las ET cabría destacar la pronun
ciada -disminución de plantas fabriles que aún cuando afectó sobremanera a los '
laminadores también conllevó el cierre de algunos de los grandes establecí -
mientos del sector, la transferencia de la participación que poseían cap_i
tales belgaa y franceses en firmas líderes como Tamet y Santa Rosa, la inte-
gración del proceso productivo por parte de Acindar y su notable expansión en
el mercado siderúrgico que reconoce, incluso la absorción de firmas como Gur-
mcr.di, Santa ."tosa, Genaro Grasso. Como consecuencia de ello y a ppRar df la
leve recuperación evidenciada entre 1981 y 1983 (a favor déla actividad de Pro-
pulsora Siderúrgica, Dálroine y Metcon), la participación del capital extran-
jero en la producción sectorial se contrajo en casi un itO% respecto
Je correspondía en 1973 (Ver Anexo Capítulo III. cuadro 64 ).
Un decrecimiento relativamente similar en la participación de las,
- I"» -
se verifica en la prcjducción de metales no ferrosos donde, también, se arU
culan la venta a capital nacional de firmas como KICSA o National Lead, el
retiro de importantes empresas extranjeras como Insud y Metalúrgica Austral
y una mayor gravitación del capital nacional derivada de la producción de a-
luminio primario a cargo de Aluar . Fenómenos de características asimilables
a estofa se registran en otras ramas productoras de bienes intermedios (aJ
gunas metalflrgicas, fabricación de fibras textiles, objetos de barro, loza y
porcelana, etc.) que, por su menor significación relativa en el plano global
y respecto'f'-id producción transnacional, ejercen una incidencia casi irrel£
vante en el comportamiento agregado.
En oposición, industrias como las de insumes químicos y petroquímicos,
autopartes, vidrio y la mayor parte de las productoras de materiales para la
construcción, muestran una creciente gravitación de las ET que, en su con-
junto, apenas logra compensar una pequeQa fracción de la pérdida registrada
en los restantes mercados de manufacturas de uso intermedio.
, Por su parte, la gravitación creciente del capital extranjero en los
restantes grumos de bienes alcanza su máxima intensidad en la industria elabo
radora dg bienes de consumo durable, donde su aporte a la producción total se
incrementó, entre 1973 y 1983, de 59,2% a 67,2%.
Tal acrecentamiento de la participación transnacional se opera en un
contexto global caracterizado por una profunda caída en la producción de bie-
nes dé consumo durables, asociada estrechamente a la crisis de la fabrica-
ción y armado de automotores y del sector de electrodomésticos.
En ambos casos, la contracción del mercado local y la fuerte competen-
cia de loa productos importados derivó en un redimensionamiento sectorial que
implica, a la vez, una mayor presencia transnacional. Asi, la reestructura-
ción automotriz (retiro de General Motors y Citroen, adquisición de Chrysler
- 177 -C.y
por Volkswagen, fusión de Fiat y Peugeot y cierre de la única firma no tran¿
nacional -I.H.E., Industrias Mecánicas del Estado-), supone el control abso-
luto y total del sector por parte de las KT. En el área de los electrodomé^
ticos, la participación creciente del capital extranjero está asociada a la
adquisición de algunas firaas locales o de participaciones accionarias en las
mismas (Salvo, Longvie) y a la instalación de empresas productoras -en real_i
dad, de ensamtlaje- de bienes de consumo electrónicos en Tierra del Fuego.
Desde la óptica de análisis que brinda la desagregación del espectro i£
.strial según la estructura de los mercados que lo ccnformdn, surgen otros
importantes elementos de juicio sobre las características que adoptó el deseri
volvimiento de las ' l T industriales durante los últinos añcs.
Bajo este enfoque, el c.uadrc b5 permite constatar la relativa e £
tabilidad de la participación transnacional en la producción generada en las
formas intermedias de concentración ( I MC ) tiempo que se registra un in-
cremento importante en los mercados más competitivos ( REC ) y^ como fenóme-
no más significativo, una notable reducción en su aporte a la producción de
las ramas altamente concentradas, esenciales en y para su predominio estructu
ral en la industria local.
La creciente participación transnacional en las R E C (pasa de 15ji»%
a 19,0%) se presenta polarizada en un reducido nCcleo de actividades donde £
se mayor aporte relativo muy probablemente conlleve cambios en el grado de con^
centración de las mismas, respecto del verificado en el último censo industrial
(por ejemplo, la producción de medicamentos).
Por su parte, la caída de la participación extranjera en las ramas alta
mente concentradas aparece como uno de los aspectos más destacafcles del perÍ£
do bajo análisis. En tal sentido, pueden identificarse dos distintas proble-
- 2 3 9 -
<-< (0 w p T) r. •H q U V n TD 0 a. H c at ir 1/1 4) (U •r-i nj to c c p 0 C •H 'H 01 Ü u o n3 L. c ^ 0 W .M c c ro 0» >1 O P c tn 0 c W O cn ni M q> 0) ta <u •o a lA ñ 0 in 0» H 0 (0 M VJ ^ 1> rt ^ a. H rt (p tu 4> •a
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- 179 -
máticas que, en su articulación, coadyuvan a explicar la pérdida de casi si£
te puntos en la participación extranjera en las R A C (decae de 47,9% a
m.0% ); . el efecto derivado de la reestructuración de la industria siderúrg^
ca y
. la evolución relativa de las distintas ramas oligopólicas de acuerdo
a la magnitud de la presencia transnacional en las mismas.
En el primer caso, como ya fuera señalado, el reordenamiento estructu-
rjl de la industria del hierro y el acero trajo aparejado una menor gravita-
ción del capital extranjero, dada su desinversión en el sector y su evolución
diferencial respecto degrandes firraas de capital nacional. Este fenómeno ex
plica, por sí sólo, más de la mitad de la caída de la participación extranj^
ra en los mercados oligopólicos.
Por otro lado, .las ramas altamente concentradas donde el capital
extranjero controla una mayor fracción de la prcducciSn experimentan, en la
neralidad de los casos, una contracción más profunda en el nivel de actividad
que aquellas, igualmente oligopólicas, en las que la presencia extranjera es
de menor significación. O sea que la pérdida de participación no seria atr¿
buíble a un desplazamiento de ET por parte de firmas de capital nacional
en los mercados oligopólicos en que coexisten sino que, por el contrario, las
actividades en que es mayor la gravitación del capital extranjero son, a la
vez, las que revelan caldas más pronunciadas en el nivel de actividad, sin
que ello implique una menor contribución foránea en la producción de las mi¿
mas.
En síntesis, el análisis desde la perspectiva de las distintas formas
de mercado permite comprobar que el decrecimiento en la participación extran
iera en la industria en su conjunto es asignable, en su totalidad, a la clucli
- :sj -
nación verificada en las raraas altamente concentradas y que esta última, es
generada por el retiro de inversiones foráneas de importancia y por una evo
luci6n diferencial de las distintas ranas oligopólicas que' aparece asociada
ala magnitud que alcanza la presencia transnacional en las mismas.
Como último enfoque de análisis de la evoluciSn de las ET industria-
les cabe retomar las consideraciones realizadas precedentemente sobre
la diferenciación de las mismas segúii su grado de diversificación en el
país.
El reounocimiento -simplificado- de dos grandes tipo de CT , las que
controlan una reducida cantidad de subsidiarias y operan en un número res -
tringido de mercados y, como situación polar, las que controlan un conjunto
importante de empresas locales que actúan en múltiples mercados bajo la for-
ma integrada o diversificada, permite constatar comportamiento claramente d£
ferenciales a lo largo del último decenio. Así, cabría destacar que las ET
diversificadas y/o integradas aumentan significativamente su participación
en la producción industrial total y, especialmente, en la generada por las
firmas extranjeras en detrimento de las ET que controlan menos de siete sub
sidiarias en el país.
El . cuadro 56 peínate comprobar que las ET que controlan de 1
a 3 subsidiarias aportaban, en 1973, el 30 '»% de la producción industrial de
las finnas extranjeras, contribución que decae a 26,1% en el año 1983. Por
su parte, las ET que controlan 10 o más subsidiarias incrementaron su par-
ticipación, en idéntico período, de 31,0% a 36,0%.
- 181 -
Cuadro 56. Argentina; Producción industrial de las empresas transnacionales según ei numero de subsidiarias vinculadas, 1973, 1981, 1983
(millones de pesos de 1973 y porcentajes)
• Subsidiarias 1973 1981 1983 va.iiwu4.auaa a cada ET % Valor % Valor i
De 1 a 3 30,4 13.580 26,0 15.118 26,1
De 4 a 6 m,7 7.169. 14,3 8.457 14,6
De 7 a 9 12,5 9.mi 17,5 7.935 13,7
10 o más 31 ,0 16.924 32,4 20.852 36,0
TotdJ 100,0 52.234 100,0 57.923 100,0
Fuente: E.Basualdo, Tendencias y transformaciones del capital extranjero , industria argentina (1973-1983), CET/'IPAL, Buenos Aires, 1985. en la
Este creciente predominio de las i-T diversificadas y/o integradas S£
bre la producción industrial del conjunto de las empresas extranjeras se re-
produce, con ligeras variaciones, cualquiera sea el tipo de bien que se con-
sidere. Con la sola exclusión de los bienes intermedios, las empresas que
controlan más subsidiarias incrementan su aporte relativo mientras que, en
el extremo opuesto, las E.T. restringidas muestran una contribución d«crecieii
te con la única salvedad de los bienes de capital (Ver Cuadro 57).
Ello tiende a corroborar que una de las principales transformaciones
operadas en la última década en el ámbito de las empresas transnacionales que de-
sarrollan actividades manufactureras es el liderazgo creciente de las E.T.
diversificadas y/o integradas.
Este fenómeno no resulta casual, y Iv. es menos aün a la luz de la política
económica aplicada en la segunda mitad de la década de 1970 y sus conaiguier.tes
efectos sobre los distintos sectores econSn¡ioos. En dicho marco,las ppculiar-dade^
- 2 3 9 -
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- 183 -
de las L'T diversificadas y/o integradas constituyen, precisamente, la bdse
de sustentación de una distinta potencialidad de crecimiento respecto de aque-
llas que circunscriben su actividad a mercados específicos.
En tal sentido, cabe resaltar algunos de los elementos distintivos que
ejercen una influencia decisiva en los respectivos patrones de comportamien-
to.
En piúnier lugar, dadas las características del procesa anterior a 1976,
la significación relativa del sector bancario y financiero en las respectivas
configuraciones empi-esaridles pasa a asumir un rol protagónico. Así, cabría
recordar que en el caso de las ET escasamente diversificadas, s6lo el 4,9%
de las empresas controladas se dedican a la actividad financiera y de seguros
mientras que, en las altamente integradas y/o diversificadas, tal porcentaje
se eleva a 23,0%. Aún cuando tal relación está referida a la cantidad de fir
roas al margen de la dimensión relativa de las mismas,constituye, seguramente,
un indicador fiel de la gravitación efectiva de la actividad bancaria y finan
ciera en las respectivas estructuras empresarias. Durante el desarrollo del
proceso sustitutivo, tal disimilitud estructural no implicaba diferencias su¿
tantivas,ya que a la mayor parte de las firmas industriales lea bastaba con
recurrir a sus posibilidades de autofinanciamiento para desenvolverse, con
normalidad, en sus mercados respectivos.
Sin embargo, a partir de la reforma financiera de 1977, la liberaliza-
ción generalizada de las tasas de interés y el papel que pasa a desempeñar
la liquidez financiera de las distintas empresas y/o su facilidad de acceso
a los circuitos financieros, tal diferencia estructural asume un carácter cen
tral y determinante en las potencialidades de desarrollo de las mismas. En
tal sentido, la inserción financiera de las ^^ diversificadas y/o integra-
djs les otorgó una serie de ventajas sustanciales ^ños en los que
- 18U -
la cdrfc.'.cia Je recursos findiicieros o su elevcíjo costo relativo sigr.i-
fioG la quiebra o cierr-e de nüinero¿as empresas troduct ivas.
Otra de las causas que explican el creciente predominio de las ET
diversificadas está relacionada con el amplio espectro de actividades econó-
micas que integran las mismas. Ello les permitió reacomodar permanentemente
la orientación de su act¡v•Jjd jg acuerdo a las distintas coyunturas macroeco
nómicas, donde distintas actividades no-industriales fueron sucediéndose, a
partir de 1976, como ios sectores más dinámicos y rentables do la ecoriomía
( por ejemplo, el sector agropecuario, la construcción, los servicios en
general y las finanzas, en particular, etc..)
Otra de las diferencias estructurales entre ambos tipos de ET que
también coadyuvan a explicar esa distinta evolución está asociada con el res
pectivo grado de integración vertical entre las firmas vinculadas. Así, du-
rante una fase recesiva particularmente prolongada como la que se iriicia en la
segunda mitad de la década de 1970,las posibilidades defensivas difieren sustancial-
mente, en tanto tienden a corresponderse con dicho grado de integración.
Se puede concluir, entonces ,que las transformaciones verificadas en el
interior de las ET no está disociadas de las singularidades del proceso de
desindustrializaciSn. Por otra parte, esa creciente hegemonía de las ET
diversificadas y/o integradas adquiere intensidad suficiente como para difun
dirse al conjunto de la economía. Su evolución en el período contrasta no
sólo respecto de las ET restringidas sino también de la industria en su con-
junto y a las empresas industriales de capital nacional (Ver Cuadro 58)-
- 185 -
Cuadro 5S. Argentina: Tasa de crecimiento anual acumulativo de la prK)ducci6n industrial, según características de las
firmas productoras, 1973 - 1993 (porcentajes)
Grupo industrial Tasa anual acumulativa de crecimiento
Total de la industria - 1 Oít
Empresas nacionales - O 83
E'T Diversificadas o int egradas O 16 c/ i'.T Restringidas - - 3 42
a/ comprende las empresas de capital estatal y privado nacional W aquellas E.T. que controlan siete o más subsidiarias locales
aquellas E.T. que controlan menos de siete subsidiarias locales Fuente; Eduardo Basualdo, Tendencias y transformaciones del capital
extranjero en la industria argentina (1973-1983), CET/IF AL, Buenos Aires,! -Í85
Las l T diversificadas y/o integradas constituyen así el único suL-
conjunto de firmas en el que, entre 1973 y 1983, no se reproduce el decreci-
miento de la producción verificado en el plano global.
2.La elite industrial y la presencia transnacional. Las modificaciones sustantivas del período
Esta sección procura brindar una serie de elementos adicionales sobre
la evolución de las ET manufactureras en los últimos años, más específica-
mente, a partir de la ruptura del proceso democrático (marzo de 1975) y la
consiguiente aplicación de una 'nueva' política económica. A tal fin,
el grupo selecto de las 300 mayores firmas industriales por su facturación
- .186 -
anual de ventas constituye un adecuado marco de análisis, no sólo por apor-
tar poco más de la mitad del valor agregado industrial sino fundaiTientalmente
por cuanto refleja los cambios operados en el liderazgo del sector y, en di_
cho marco,- el rol que asumen las ET.
Para ello, la confrontación de los listados de las 300 mayores en ire-
sas industriales correspondientes a los años 1976 y 1983 permite constatar
las diferencias verificadas en su composición en lo relativo a la magnitud
de la presencia transnacional, tanto en lo referido a la cantidad de firmas
que forman parte de la elite como en términos de su gravitación en el total
de las ventas del grupo. Asimismo, con el objetivo de precisar la natural^
za efectiva de los cambios, las 300 firmas líderes son subdivididas en tres
grandes subgrupos segün el tramo del ordenamiento que ocupen(primeras,segundas
y terceras cien) y, a la vez, en la ciáspide, también se diferencian las pr¿
meras veinticinco y las primeras cincuenta.
En el afio 1976 existían 145 empresas con participación del capital extranje-
ro entre las 300 firmas industriales de mayor facturación anual, concentrando
el ^t.Sl de las ventas totales del grupo (Cuadro 59).
Su gravitación en los distintos tramos no presenta diferencias signify
cativas.Así, con relación a la cantidad de firmas, su aporte es idéntico
en los dos estratos mayores (5t empresas en cada uno) y sólo decrece en el
subgrupo de la tercera centena (puestos 201 a 300 del ordenamiento).
Por su parte, su incidencia en las ventas de cada uno de los estratos
oscila entre un máximo de 54j9% en el tramo de las segundas cien, y un mín¿
mo de 38,6% en la tercera centena de firmas; diferencias que casi no afectan
el nivel de participación agregada en los distintos subconjuntos (43^5% para
las primeras cien, 45,4% en las doscientas y 44,8% para las trescientas).
En el privilegiado grupo de las veinticinco mayores firmas industria-
- 2 3 9 -
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- 188 -
les, las transnacionales representan más de la mitad de la cantidad de fir-
mas (56%) y su aporte al total de las ventas resulta apenas superior a la
tercera parte (36^6%), Esta contribución tan disímil surge como consecuen-
cia de la magnitud de las ventas de Y P F (Yacimientos Petrolíferos Fisca-
les) que, por sí sola, explica el 35,4% de las ventas totales del grupo. De
allí que, de excluirse a Y P F , las ET pasan a concentrar el 56,6% de las
ventas de las, ahora, veinticuatro firmas de mayor nivel de ventas en el año
1976.
Quejan así resumidas las características sobresalientes que presenta
la conformaciSn de la elite industrial en el afio en que comienza a apli-
carse una política económica que, como ya fuera mencionado en reiteradas opo£
tunidades, procuraba transformar radicalmente la estructura productiva del
país y el propio patrón de acumulación que Xa sustentaba.
En tal sentido, el ordenamiento correspondiente a 1983 brinda la posi-
bilidad de verificar, a partir de su contrastación con el de 1976, el
efecto neto de dicha política sobre la composición de la elite industrial y,
más específicamente, sobre la presencia transnacional en la misma.
Asi, como puede comprobarse en el cuadro 60, exactamente la m¿
tad de las trescientas fii-mas industriales de mayor facturación anual son de
capital extranjero y aportan, en conjunto, el 49,0% del total de las ventas.
De excluirse a la empresa estatal Y.P.F., tal porcentaje se elevaría a 56,6%.
Al igual que en él ordenamiento de 1976,no se manifiestan diferencias de
importancia en la magnitud de la presencia transnacional en cada uno de los
tres distintos estratos. En lo concerniente a la cantidad de eii?)resas, el
• grado de dispersión respectode la media global (50%) no supera, en ningún ca
so, el 3% (53 empresas en las primeras cien y 47 en las segundas cien). Lo
propio acontece en cuanto a su gravitación relativa en las ventas totales de
- 189 -
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CD a> r- CM o> C3> CO o CO CM C7» CM o> r-^ CM i£> r i CO Jt CM t-» ^
O iO iO o> lO o 10 fO or» CO to CO CJ m CO (O tf) CM in r CO tH CO in
^ 00 CM J r TH tH CM J- CM r- CO O CM f-4 rH w CM CM
tn CO CO in CO r- O o O CM CM in o m in r-t T-i
«3 c 8 u 10 m I
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- 190 -
cada uno de ios tramos, donde se constata una menor dispersión (oscila entre
'47,2% y 50,1%) que la ya poco significativa verificada en 1976.
De allí que la participación extranjera en las ventas de las primeras
cien, doscientas o trescientas firmas industriales sea prácticamente similar
(49,3%, 4U,0% y 49^0%, respectivamente).
Por su parte, a nivel de la cúspide de la elite industrial (las veint£
cinco mayores), participaron 15 ET (una más que en 1976), cuyo aporte a
las ventas totales del ginapo es idéntico al verificado en el plano agregado
('49jO%). Ahora bien, si se excluye aY P F que representa poco más de la
cuarta parte del total de las ventas, las ET pasarían a concentrar las t os
terceras partes de la facturación del grupo de las 2H mayores empresas indu£
tríales del país.
La contrastación de los resultados correspondientes a los anos 1976 y
1983, permite comprobar que, en principio, pasados siete álgidos años, la
participación extranjera en las ventas de la elite industrial muestra un le-
ve sesgo creciente que, en el marco de una presencia difundida en las distin
tas escalas que pueden reconocerse dentro de ese nficleo privilegiado dé fir-
mas, se reproduce con una intensidad relativamente similar en cada uno de
tales subgrupos (Ver Cuadro 61).
Sin embargo, esa Imagen de relativa estabilidad de comportamiento,
donde la importancia creciente de las ET no haría mSa que inscribirse en las
tendencias históricas, verificables desde principio de la dScada de 1960,
encubre profundas tnodificaciones en la composición de los ordenamientos
respectivos que, sólo como producto de efectos contrapuestos desde la óptica
del origen del capital de las firmas intervinientes refleja una estabilidad
rélativa -aun cuando levemente creciente- en la participación de las ET
verificada en el plano agregado.
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fl;,í, por ejemplo, el hechode quelaii.'" que integran el grupo de las
cien mayores firmas industriales se redujeran de 54 (1976) a 53 (1983), no
implica que sólo una de dichas firmas abandonara -por cierre o caída en elordena-
niitíiito - el grupo de elite. Muy por el contrario, de las 53 FT que en 1983
ocupan algunos de los cien primeros puestos del ranking, sólo 31 (el 58,5í)
también lo hacían en 1976, mientras que diez de ellas se ubicaban, en ese
oi'dtjuuiiiiuiiio, entre las posiciones 101 y 200, otras tres aparecían en la
tercera centena y dos de ellas se ubicaban más allá del puesto 300. A la
vez, tres ¡iirads se incorporan ccr..o producto de fusiones y/o absorciones re
gisti'adas en el período (los casos de Sevel -fusión de Fiat y Peugeot-, No-
bleza-Piccardo -absorción de Piccardo por parte de Nobleza- y Massalin-Farti^
calares -derivada de la absorción de Particulares e Imparciales por la firma
Massalin y Celasco-), otras tres son nuevas firmas incorporadas al espectro
industrial; la automotriz Volkswagen, Río Colorado -consorcio petrolero en el
que participa la firma italiana SAIPEM y Equitel -perteneciente a Siemmens-
y la restante, la Isaura, firma petrolera desnacionalizada durante el perío
do.
Tal fenómeno se reproduce, con mayor o menor intensidad, cualquiera sea
el tramo de posiciones del ranking que se considere (Ver Cuadro 52 ).
Ello no hace más que poner de manifiesto, nítidamente, las fuertes
modificaciones operadas en la conformación de la elite industrial que, aun
cuando no se reflejen en toda su dimensión en el conjunto del capital
transnacional verificable en un plano agregado, significaron una profunda
alteraciSn en la presencia y las posiciones de las empresas foráneas
que ocupan un lugar hegemSnico en la industria local.
Tales transformaciones consisten, en lo fundamental, en reacomodarriier.it'S
de significación entre ET instaldiis en el país con .interioridad a la
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dd mitad de id década de lyvu.al tiempo que es prácticamente irrelevante la influencia
que ejerce el ingreso de nuevas firmas de capital extranjero.
La escasa incorporación al espectro industrial de nuevas ET de enver-
gadura se ve también reflejada .al analizar los resultados de la política de
proraoci6n industrial y, en dicho marco, las características que adopta la pre_
sencia trananacional' En efecto,a partir de la sanción de un nuevb régiinen promo-
cional en julio de 1977 (I.ey 21.508) no se plantea,como condición para acogerse
a sus beneficios, que la par^ticipacion foránea sea minoritaria en el capital
de la fii'ii.a 9_/.
En el período comprendido entre 1973 y 1983 fueron aprobados 19 proyec-10/
tos de inversión con participación de capitales extranjeros—que, en conjunto
implican una inversión próxima a los 1.500 millones de dólares y una genera -
ción de poco rafls de tres mil nuevos puestos de trabajo.
Así,en relación conla totalidad de los proyectos aprobados en el dece -
nio, las empresas transnacionales participan con el 3,5% del total de
las presentaciones promocionadas, el 6,3% del empleo a generar y el 23j8% de
la inversión autorizada (Ver Cuadro 53 ) ; magnitudes que en todos los
casos, resultan inferiores a la participación ya alcanzada por las ET en la
industria.
De ese total de 19 proyectos con participación de capital extranjero, al
31 de- diciembre de 1983 sólo habían sido concretados seis proyectos que, en
conjunto, apenas explican el 2,9% de la inversión promocionada total y poco
más del 10% de la correspondiente a las ET. Por su parte, la generación
de nuevos puestos de trabajo por parte de esos seis proyectos puestos en mar-
cha se limitan a apenas 595 empleos,poco más del 1% del ya por .'.onás reducido
impacto sobre la ocupación manufacturera de la política de promoción industrial.
En síntesis, a modo de conclusión global, la creciente y difundida pre-
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- 196 -
sencia transnacional en el grupo de las mayores firmas industriales responde,
casi con exclusividad, a su inserción en los profundos reacomodamientos ope-
rados en el espectro industrial, tanto a nivel de los distintos sectores de
actividad que lo integran como, muy especialmente, en el plano empresarial.
A diferencia de otros períodos en que también se procuró captar la incorpora^
ciSn de inversiones directas del exterior, en los últimos años el ingreso
de nuevas firmas industriales de capital extranjero ha sido prácticamente uu
lo.
NOTAS
y Ello implica que ante un crecimiento del PIB total equivalente a 1,0% el producto bruto generado en dicha rama se ir.creraentó apenas un 0,03%. Las elasticidades-producto de las distintas actividades industriales fueron calculadas sobre la base de la infcrmación de Cuentas Nacionales elaborada por el Banco Central de la República Argentina.
Entre 1950 y 1980, su elasticidad-producto total equivale a 0,65 . 3/ Aun cuando, de acuerdo can la información censal, aporta, el 1 3 , d e
la producción industrial total, su elasticidad respecto del PIB global se limita a sólo 0,28 para el periodo 1950 a 1980.
En todos los análisis relativos al grado de concentración de los distintos mercados industriales, se adoptan los criterios metodológicos explici-t-.dcs en M.Khavisse y D. . izpiaou.
V Dichas ramas son la aiS^O "E;iaboración de bebidas no alcohólicas y aguas gaseosas"; la 35119 "FabrioaciÓn de sustancias químicas industriales básicas, n.e.p.", y la 35131 'Tdlricacion de plásticos y resinas plásticas", en las que las ocho mayores empresas elaboran más del 50% de la producción respectiva, fenómeno que no se verifica considerando los establecimientos.
Existe una amplia gama de criterios sobre la determinación del porcentaje de capital extranjero que permite presuponer el control de la firma receptora y su carácter de filial o subsidiaria de una ET. Asi, el Departamento de Comercio de los EE.UU. considera firmas incorporadas en el exterior, a aquellas empresas en las que el 25% o más de las acciones con derecho a voto son propiedad de residentes estadounidenses. A la vez, considera compañías extranjeras afiliadas, a aquellas en que firmas incorporadas controlan por lo menos el 10% de las acciones, pero menos del 25%. Un criterio similar es el adoptado en Naciones Unidas (1973). El Fondo Monetario Internacional (1977) contempla que, cuando la propiedad extranjera está concentrada en un inversionista, el porcentaje a considerar como prueba de inversión directa puede oscilar, según ios casos, entre un 10% y un 25% . Según un estudio de la OCDE (1978), los porcentajes de propiedad extranjera que usualmente son considerados para definir el carácter de filial de la firma receptora varían, según los países, entre un 10% y un 51% del capital. Por su parte, J.W. Vaupel y J.P. Curhan consideran filial extranjera a toda firma en la que al menos el 5% del capital lo posee una empresa en la que, a su vez, una ET controla más del 25% del capital. En el caso de la legislación argentina (ver Anexo al capítulo II), sólo son consideradas empresas locales de capital extranjero aquellas en las que la participación foránea en el capital es superior al sol . El anterior cuerpo legal (Ley m. 222/13) utilizaba el mismo criterio, pero, además, a las empresas en que tal participación se ubicaba entre el 20% y el 50% se les asignaba el carácter de "empresas mixtas". Sobre el tema véase también E.Lahera y L. Nistal (1981) y F. Fajnzylber y T. Martínez Tarrago (1976).
y Véase E. Basualdo (1984). 8/ A. Ferrer (1981).
- 198 -
9/ De toddii maneras, como es el caso da Longvie, firmas proraocionadas con anterioridad a la sanción de dicho régimen, pueden pasar a ser controladas, con posterioridad, por capitales foráneos.
10/ En cuatro de esos proyectos, presentados originalmente bajo el régimen instaurado por la ley 20.560, la participación transnacional se verifica con posterioridad a la solicitud de acogimiento a los beneficios promocionales.
- 199 -
IV. REFLEXIONES FINALES
Ya hacia fines del siglo pasado uno de los rasgos característicos de
la economía argentina era, precisamente, la fuerte presencia del capital
tranjero. Su inserción en las actividades neurálgicas del modelo agroexpor
tador (transportes, servicios vinculados al comercio exterior, frigoríficos,
etc..) le otorgaba un rol protagónico en el desarrollo de la economía y, a
la veE, un elevado potencial de acumulación.
El paulatino agotamiento del modelo agroexportador y los primeros in-
dicios de un nuevo patrón de acumulación,sustentado sobre la base de la su£
titución de importaciones^secorresponden con nuevas formas de inversiones
extranjeras, donde los sectores vinculados a la problemática exportadora
tienden a ser desplazados por actividades -esencialmente manufactureras- £
rientadas a atender la demanda interna.
Sea bajo la primera fase del proceso sustitutivo -industrias livianas-
como, esencialmente, en la s&gunda fase, cuando comienza a encararse la su£
titución de bienes intermedios y de consumo durable, el capital extranjero
pasa a ocupar y controlar las áreas con mayor potencialidad de crecimieii
to. Al igual que bajo el modelo agroexportador, la presencia extranjera
tiende aiipolarizarse hacia las actividades que constituyen los nCcleos
dinámicos de la acumulación de capital.
Entre mediados de la década de 1960,una vez superado el tiempo de maduración de
las inversiones ingresadas desde fines de los =50, y el periodo que se ini-
cia en 1976, las empresas transnacionales consolidaron el aprovecha -
miento integral de las oportunidades que le brindaba un mercado interno fuer
temente protegido de la competencia internacional, sin que para ello fuera
necesaria una nueva oleada de inversiones directas de significación.
- 200 -
Indudablemente a partir- de 1976 carabian radicalmente las condiciones
de desenvolvimiento de la economía argentina. En dicho marco, a pesar de los
fuertes estímulos -esencialmente vía desregulaciones- y de las garantías ofre
cidas, el ingreso de nuevas inversiones directas no alcanza una relevancia
manifiesta. Las relativamente escasas incorporaciones de capitales foráneos
se verifican, en lo esencial, en la explotación de recursos naturales, más
precisamente petróleo y gas, y en la actividad bancaria y financiera, vincu-
lada a la prestación de determinados servicios a una restringida clientela.
El ejemplo de la evolución y la.s formas que adopta la inversión esta-
dounidense en el país tiende a corroborar la preeminencia de tales tendencias
sectoriales. Asimismo, a partir de ese ejemplo, se pueden constatar las a;l
tas tasas de rentabilidad que, en general, obtuvieron en el período las ET
radicadas en el país, muy especialmente las vinculadas con aquellos sectores
Sin embargo, estos elevados márgenes de beneficio no conllevaron una agresiva
política de reinversión de utilidades. Muy por el contrario, en el plano a-
gregado parecería haberse privilegiado la rápida recv4)eraoión del capital in
vertido -vía la remisión de las utilidades e incluso, la repatriación del ca
pital- sobre la reinversión en el país,raás allá de los niveles de rentabilidad
que ésta pudiera generar.
Tal comportamiento que, en principio, podría parecer atípico, no está
disociado de las condiciones profundamente recesivas que, desde mediados de
la dScada de 1970, caracterizan el desenvolvimiento económico del país y, en
especial, de su sector manufacturero.
En tal contexto, parece lógico suponer que la mayor parte de las ET op-
taran por jerarquizar la remisión de utilidades hacia sus casas matrices y,
al mismo tiempo, minimizar la radicación de nuevas inversiones.
Ello resulta particularinente notorio en el sector industrial, donde a
- 201 -
la escasa afluencia de nuevos capitales externos se adiciona el retiro dei
mercado y la consiguiente repatriación del capital de importantes -T y una
elevada remisiSn de utilidades hacia las matrices. Este comportamiento en-
cuentra su explicación en el agotamiento de las oportunidades del mercado,
sin las cuales el contexto legal e institucional que favorece a las ET no
es suficiente para la toma de decisiones de inversión o reinversión que es-
tán intimamente ligados a aquellas.
De todas maneras en el marco del profundo proceso de desindustrializa-
cicn, el desenvolvimiento de las distintas ET no resulta para nada homogé-
neo. Aún cuando su participación agregada en el total de la producción in-
dustrial decae levemente, un grupo significativo de tales firmas, las de ma
yor grado de diversificación y/o integración productiva, tienden a concen -
trar una fracción creciente de la producción total y, en mayor medida, de
la generada por las ET.
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(iniles jc- $ .i<-; :973)
Ramas: Altamente concentradas cor, pocos estatlecimientos—^: RAC (P)
Concepto raijo ce control del capital extranjero 20 a 50% >50%
Total
< 20'-i
Cantidíid Qe erprtícas 1 3 36 40 Cantid=id de '--s'jablecimienios 5 3 37 45
Tamaf.o .-ii loj ecimientos Menos ce ICÜ ocupados 3 2 7 12 Más de iuO 2 1 30 33
Valor de la proUucrióri Henos de 100 ocupados 77,1 18,6 335,9 431,6 Más do 130 ocupados 208,6 630,2 19, .073,5 19, .912,2
Toral 285,7 648,8 19. ,409,4 20. 343,8
Gravitación cr. tot¿il estrato (%) Total (%) ^100 ocupados ^100 ocupados
Cantidad de establecimientos Valor de la prcducción
8,4 53,t
3t,7 57,7 .
18,9 57,6
Algunas de las principales empresas extranjeras del estrato , Bieckert . Chrysler . Citroen . Deutz . Esso . Fiat . Ford Motor
. General Motors
. IKA Renault
. Imparciales
. Linotex
. Massalin
. Mercedes Benz
. Nobleza
. Quilmes
. Palermo
. Particulares
. Piccardo
. Safrar
. Schneider
. Shell
¿/ Los ocho mayores establecimientos generan más del 50% de la producción de la rama y la oferta sectorial proviene de »íO o menos establecimientos.
F'. '11 Cr: Ki..-.bo™dü sobio 1¿ h-ifi de il.Khe.visre y ü./>2piazu, Ij ccncintr-jción 0.1 Id .navsti'-i ar'.-ntJna or lü7-), CET/TP.'\L, But::.-;» .irís, y Censo • v liacior.a! IfV ,
- JIO -
CuaUi'O ób- At .-.uiuina: rnpics-js y ií-,taLleCi:::;e;-.toü sogún tamatiu y grado de control del capital extranjero, 1973
(miles de ^ de la"^)
a/ Ramas; Altamente concentradas con muchos establecimientos- RAC(M)
Concepto Grado de control del capital extranjero
< 20% 20 a 50% >50%
Total
Cantidad de empresas 11 29 135 175 Cantidad de establecimientos 13 32 145 190
Tamafio de los estableciniiantos Henos do 100 ocupados 3 8 50 61 Más de 100 ocupados 10 24 95 129
Valor de la producción Menos de 100 ocupados 62,5 154,1 605,8 822 ,4
Más de 100 ocupados 3.025,0 3.179,2 14.535,4 20.839,5 Total 3.087,5 3.333,3 15.241,2 21.562,0
Gravitación en tot :al estrato (%) Toral (i) < 100 ocupados >100 ocupados
Cantidad de establecimientos 0,9 27,9 2.5 Valor df la producción 8.9 48,3 41,3
Algunas de las principales empresas extrarijeras del estrato
Bayer Beccar Cabot Dálmine Eaton Firestone Good Year
G.T.E. Johnson Harriot Metalúrgica Constitución Perkins Philips Pirelli
Propulsora Siderúrgica Rhodia Siemens Sniafa Standard Electric Swift Volvo
a/ Los ocho mayores establecimientos generan más del 50% de .j producción de la rama y la oferta sectorial proviene de mas de 10 establecimientos.
Fuent£_: lllaborado sobre la basc de M.Khavisse y D.Azpiüiu, [ a concen':! í ; ión en Xd iráustri»-. argentina en CET/IPAL, Buenos Aires, 1584, y Censo EccT^TTT Nacicna)1974, IMPEC
Cuadi'o b"" . Arc;or.Li.id; Tr.pr-iiiS y ett j J'-iniitr.tct, segCin taiiiaiio y grado de cnr.troi 'iel c ipital extianjsro, 1573
(miles dg $ de lj73)
a/ Ramas: Altamente concentradas RAC ~ ; RACÍP) + RAC(M)
Concepto Grado de control del capital extranjero
<20% 20 a 50% >50%
Total
Cantidad de empresas 1 2 3 2 1 7 1 2 1 5
Cantidad de establecimientos 1 8 3 5 1 8 2 2 3 5
Tamaño de los fcstablecinúentos Menos de 100 ocupados 6 1 0 5 7 7 3
M'ij de 100 ocupados 1 2 2 5 1 2 5 1 6 2
Valor de la pioducción Henos de 100 ocupa ios 1 3 9 , 6 1 7 2 , 7 9 m , 7 1 . 2 5 4 , 0
Más de 100 ocupados 3 . 2 2 2 , 6 3 . 8 0 9 , 3 3 3 . 7 0 8 , 9 4 0 . 7 5 1 , 8
Total 3 . 3 7 3 , 2 3 . 9 8 2 , 1 3 4 . 6 5 0 , 5 4 2 . 0 0 5 , 8
Gravitación en total estrato (-o) Total (%) < 100 ocupados > 100 ocupados
Cantidad de establecimientos • 1 . 0 2 9 , 1 3 . 1
Valor de la producción 12,>4 5 2 , 5 4 7 , 9
Algunas de las principales ernpresas extranjeras del estrato
Bardahl (RAC-P) Berkel (RAC-M) Brassovora (RAC-M) Braum (RAC-M) Cervecería Cuyo (RAC-P) Cervecería del Norte(RAC-P) Cía.Azucarera Arg.(RAC-P)
Fleischman (RAC-M) Hanomag (RAC-M) Ing. La Esperanza(RAC-P) Ing. Río Grande (RAC-P) John Deere (RAC-M) Kellog (RAC-M) La Isaura (RAC-P)
Le Carbone Lorraine (RAC-M) Miluz (RAC-M) Parafina del Plata (RAC-P) P.A.S.A. (RAC-P) Quim.Arg.Houghton (RAC-M) Sunbeam (RAC-M) Wilde (RAC-M)
a/ Los ocho mayores establecimientos generan más del 50% de la producción de la rama.
ruen : Elciborado sobre la tr- kí.Khcvisse y H. Aípidzu, La cc-ncentracion en la industria argentina on lQ7't, CET/IPAL, Buenos Aires, 1984, y Censo Econc 'ico Nacional Í97ii, líJDEC
- 2 3 9 -
Cuaiin, 68. .íí/TTítii;.!: T.inprcaar, y establet;in¡j;efit03 segCiii tamaño y gi-ado de controJ del capital extranjero, 1973
(miles de $ de lS73;i
Ramas: Medianamente concentradas RMC—^ Concepto Gi-ado de control del capital Total Concepto
extranjero < 20% • 20 a 50% > 50%
Cantidad de empresas il 53 180 244 Cantidad de establecimientcs 12 55 192 259
Tamaño de los est.;blecimientci Henos de 100 ocupados - 19 82 101 Más de 100 ocupados 12 36 110 158
Valor de la producción Menos de 100 ocupados - 409,8 923,4 1.333,2 H&s de 100 ocupados 1.568,4 2.174,8 8.895,2 12.638,5
Total 1.568,4 2.584,6 9.818,6 13.971,7
Gravitación en total estrato (%) Total (%) <100 ocupados > 100 ocupados
Cantidad de establecimientos 0,6 19,4 Valor de la producción 6,5 31,7 23,1
Algunas de las principales empresas extranjeras del estrato
Anilsud Boroquimica Bovril Carnea Colgate Duperial F.I.r.A.
Frigorífico Colón Gillette Indupa INSA Insud Irgaquim Kaiser
Kolynos Metalúrgica Austral Monsanto Naarden National Lead Ponds Sudamtex
a_/ Los ocho mayores establecimientos generan entra el 25% y el 49,9% de la ^rir^ Aa ^ s producción de la rama.
^"«"te: Elaborado sobre la base de M.Khavisse y D.Azpiazu, La concentración en la industria argentina en CET/IPAL, Buenos Aires, 1904, y Censo Nacional 197^, KIDEC
- -
Cuadro 69. Argentina: CEpresas y ostablecirjienCos según tamaño y grado de control del capital extranjero, 1973
(miles de $ de 1973)
,a/ Ramas: Escasamente concentradas RCC— Concepto Grado de control del capital
extranjero < 20% 20 a 50% > 50%
Total
Cantidad de empresas 6 25 160 191 Cantidad de establecimientos 7 27 213 2t7
Tamafio de los establecimientos Menos de 100 ocupados 5 15 106 126 Más de IQO ocupados 2 12 107 121
Valor de la producción Henos da 100 ocupados <41,9 215,6 1.238,8 i.iíge.s Más de 100 ocupados 170,B 779,H 7.057,8 8.008,0
Total 212,7 995,0 8.296,6 g.soií.s
Gravitación en total estrato (%) Total (%) í 100 ocupados ^ 100 ocupados
Cantidad de establecimientos Valor de la producción
0,1 I.*»
18,2 33,1
0,3 IS,"»
Algunas de las principales empresas extranjeras del estrato
Abbott Argelite Armco Arnietal Bendix Ciba-Geigy Cinzano
Coca Cola F.A.E. Tarmasa Galileo Hoechst Jaegger Lepetit
Nestle Ostrillon Pepsi Cola Pfizer Robert Bosch Squibb Schering
a/ Los ocho mayores estábleciniientos generan menos del 2f,9% de la produc-;i6n de la rama.
F u e n t ^ : E l a b o r a d o sobre l a bdse de M . K h a v i s s e y D . A z p i a ^ u , La c o n c e n t r a c i ó n :n l a i n d u s t r i a a r g e n t i n a en 197M, C E T / I r A L , Busnos A i r e s . 198'+, y Censo ^ c o i . ó . r i i o í a . n o n a l 1 9 7 ^ , INDEC
- -
Concepto Grado de control del capital Total Concepto extranjei-o
<20'b 20 a 50t > 50%
Cantidad de empr-esas 29 110 511 650
Cantidad de eitableciinientos 37 117 587 741
Tamafio de los eatahlecimientos Menos de ICO ocupados 11 44 245 300
Más de 100 ocupados 26 73 342 441
Valor de la producción Henos de 100 ocupados 181,5 798,1 3.103,9 4.083,6 Más de 100 ocupados 4.972,8 6.763,5 49.661,9 61.398,3
Total 5.154,3 7.561,7 52.765,8 65.481,9
Gravitación en total estrato (%) Total (%) 100 ocupados ^ 100 ocupados
Cantidad de establecimientos 0,3 21.7 . 0,7 Valor de la producción 6,0 43,3 31,2
(miles di; S de 19T3)
Grado de control del capital extranjei-o
<?0'b 20 a 50t
Total
> 50%
Cantidad de empr-esas Cantidad de eitableciinientos
Taniafio de los estahlecimidntos Menos de ICO ocupados Más de 100 ocupados
Valor de la producción Henos de 100 ocupados Más de 100 ocupados
Total
29 37
11 26
181,5 >•.972,8 5.154,3
110 117
MM 73
798,1 6.763,5 7.561,7
511 587
245
342
3.103,9 49.661,9 52.765,8
650 741
300
441
4.083,6 61.398,3 65.481,9
Gravitación en total estrato (%) Total (%) 100 ocupados ^100 ocupados
Cantidad de establecimientos Valor de la producción
0,3 6.0
21.7 43,3
0,7 31,2
Algunas de las principales empresas extranjeras del estrato
Astra (REO Avan (REO Buxton (REO C.B.S. (RMC) Ciabasa (RMC) Deriplon (RMC) Duranor (RMC)
. Eli Lilly (REO
. E.M.I. (RMC)
. Fapesa (RMC)
. Industrias Saavedra(RMC)
. Instituto Hassone (FEO
. Merck Sharp (REO
. Nihonkeori (RMC)
Porcelanas Lozadur (RMC) Promeco (REO Rovafarm (REO Searle (REO Sic Mallory (RMC) Sperry Rand (REC) Transax (REO
Fuente; Elaborado sobi-e la base de M.Khavisse y D.Azpiazu, Laconcentración en la industria argentina en 197u. CL-T/IFAL, Buenos Aires, 1984, 7 Censo EconÓ?,!-: Nacional 1974. INDEC
- 215 -
Cuadro 71. Argentina: C.r.presaí; y establecimientos segün tamifio y grado de control del capital extrsnjero, 1973
(miles de C de 1973)
a/ Ramas; Resto"
Concepto Grado de control del capital extranjero
Total
<ro% 20 a 50% > 50%
Cantidad de empresas 5 69 71 Cantidad de establecimientos 5 78 83
Tamaño de los cstalileciroientos Henos do 100 ocupados 2 33 35 Más de ICO ocupados 3 45 43
Valor de la producción Henos de 100 ocupados 6,2 368,2 374-,4
Hás de 100 ocupados 151,2 1.595,1» 1.746,6 Total 157,H 1.963.7 2,121,1
Gravitación en total estrato (%) Total (%) 100 ocupados > 100 ocupados
Cantidad de establecimientos 0,3 31».5 0,6 Valor da la producción 2,5 55,6 22,9
Algunas de las principales empresas extranjeras del estrato
A.P. Green . I.B.M. Café de Colombia Indunor Compañía Casco . Kodak Cía. Sud. de Fósforos . Lauda Coloidal . L.E.E.S.A. Faber . Nassler Gral. Electric . Orbea
Osram Otis Parker Refinerías de Maíz Romedek Sylvania Simmons
Aquellas que Individualmente consideradas no alcanzan a aportar el 0,15% de la producción industrial.
Fuente: Elaborado sobre la base de M.Khavisse y D.Azpiazu, La ccncentrdció'-. fn la industria argentina en 197't, CEl'/IPAL, Buenos Aíi-ps, 1981», > Csr.so liícioncj 1574, I:;LHO
-215 -
CudJrü 72. Argeiitina: Etiiptesot: y estableciiMÍintos según tamaño y grado de control del capital extranjero, 1973
(miles de $ de 1973)
Total Concepto Grado de control del capital Total
cxtranjei'o < 20% 20 a 50% >50%
Ci/ntidad de empresas . 23 113 580 724 Cantidad de establecimientos 37 122 655 824
Tamafio de los establecimientos Henos de 100 ocupados 11 1*6 278 335 Más de ICO ocupados 26 76 387 489
Valor de la producción Meros de 100 ocupados 181,5 804,3 3.472,2 4.458,0 Más de 100 ocupados 4.972,8 6.914,7 51.257,3 63.144,9
Total 5.1514,3 7.719,1 54.729,5 67.602,9
Gravitación en total estrato (%) Total (%) í < 100 ocupados >100 ocupados
Cantidad de establecimientos 0.3 22,5 0.7 Valor de la producción 6,1 43,4 30,8
Fuente: Elaborado sobre la base de M.Khavisse y D. Azpiazu, La Concentraei6n, en la industria argentina en 1971, CET/IPAL, Buenos Aires, 1984, y Censo Económi-' CO Nacional 19714, INDEC.
- 217 -al
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/5_7 Política económica y procesos de jlcsarrollo. La experiencia en \r};cntina entro 1976 y 1981 _Í'9S3_
ñij Las empresas públicas en la Argentina: su magnitud y origen (1983)
4 Nota sobre la evolución de la economía argentina en 1982(1983) 5 Estadísticas económicas de corto plaio de la Argentina. Tomo
III: precios, salarios y empleo (1983) 6 Exportación argentina de servicios de ingeniería y
construcción ( 1983) 7 La crisis económica internacional y su repercusión en América
Latina /T98J / 8 Argentina y la cooperación interregional Sur-Sur. Un
análisis de la cooperación económica con la India e Indonesia (1^83)
9 América Latina y la nueva situación económica mundial (1983)
10 Estadísticas económicas de corto plazo de la Argentina. Tomo V: moneda, crédito y finanzas públicas (1984)
11 Un enfoque alternativo para el análisis del desarrollo regional: estudio de la estrategia de crecimiento agrícola de la región N'.O.A. en el decenio 1970-80 ( 1984)
12 Wota sobre la evolución de la economía argentina en 1983 (1984) 13 El proceso de industrialización en la Argentina en el
período 1976-83 (1984) 14 La evolución del empleo y los salarios en el corto plazo. El
caso argentino, 1970-1983 (1985) 15 Nota sobre la evolución de la economía argentina en 1984 (1985) 16 Las empresas transnacionales en la Argentina ( 1985)