La regulación de la Leche, las controversias de 1928 en el Distrito Federal

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La regulación de la Leche, las controversias de 1928 en el Distrito Federal La condiciones sanitarias que dejo la fase armada de la Revolución no fueron las mejores. Este conflicto provocó más de un millón y medio de muertos, una tasa de mortalidad general de 34.1 por cada mil habitantes, la infantil de 40 por cada mil nacidos vivos y una expectativa de vida de veintiocho años. 1 Para revertir una situación sanitaria tan adversa, el constituyente de 1917 desapareció al Consejo Superior de Salubridad y creó una institución sanitaria con las atribuciones suficientes para llevar a cabo los objetivos y acciones sanitarias necesarias para mejorar la salud de los mexicanos. El Departamento de Salubridad Pública (1917-1943), fue la dependencia encargada de cumplir los dos fines sanitarios que marcaron el rumbo de la salud en México. El primero, fue desarrollar la red de servicios de sanitarios y el segundo, fue adecuar y mejorar los sistemas sanitarios según los nuevos conocimientos científicos. 1 McCaa, 2003: 24-40. 1

Transcript of La regulación de la Leche, las controversias de 1928 en el Distrito Federal

La regulación de la Leche, las controversias de 1928 en el

Distrito Federal

La condiciones sanitarias que dejo la fase armada de la

Revolución no fueron las mejores. Este conflicto provocó más de

un millón y medio de muertos, una tasa de mortalidad general de

34.1 por cada mil habitantes, la infantil de 40 por cada mil

nacidos vivos y una expectativa de vida de veintiocho años.1

Para revertir una situación sanitaria tan adversa, el

constituyente de 1917 desapareció al Consejo Superior de

Salubridad y creó una institución sanitaria con las atribuciones

suficientes para llevar a cabo los objetivos y acciones

sanitarias necesarias para mejorar la salud de los mexicanos. El

Departamento de Salubridad Pública (1917-1943), fue la

dependencia encargada de cumplir los dos fines sanitarios que

marcaron el rumbo de la salud en México. El primero, fue

desarrollar la red de servicios de sanitarios y el segundo, fue

adecuar y mejorar los sistemas sanitarios según los nuevos

conocimientos científicos.

1 McCaa, 2003: 24-40.

1

A partir de estos propósitos y de la realidad sanitaria, el

Departamento de Salubridad Pública comenzó a definir las

prioridades y las acciones necesarias. Las altas tasas de

mortalidad general e infantil llevaron a priorizar el combate

contra las enfermedades infecciosas, sobre todo aquellas con

mayor índice de mortalidad (neumonía, diarreas y enteritis,

paludismo, tosferina, viruela, tuberculosis, muertes violentas,

bronquitis, gripe o influenza).

Llevar a buen puerto esta tarea no era nada sencillo, sobre

todo si se toma en cuenta la poca disponibilidad de vacunas u

otros medios profilácticos, así como la disposición de la

sociedad. Por esta razón las medidas preventivas basadas en la

higiene se convirtieron en la mejor opción para prevenir los

padecimientos. A finales de la década del veinte y hasta la

década de los cuarenta, las manifestaciones a favor de educación

higiénica y la persecución de las prácticas insalubres como

medidas para ilustrar y cambiar los hábitos necesarios para

mejorar la salud de las personas se volvieron recurrentes entre

los directores del Departamento de Salubridad Pública. Los

directivos Aquilino Villanueva, Rafael Silva, José Siurob y

2

Víctor Fernández Manero enunciaron la importancia y pertinencia

de estas medidas.

Fue hasta finales de los años cuarenta y principios de la

década del cincuenta, que comenzó el cambio en la estrategia. La

disponibilidad y elaboración a gran escala de vacunas contra la

tuberculosis, la difteria, la varicela, el sarampión, entre

otras; además, inició la utilización de insecticidas como el

Dicloro-Difenil-Tritotolueno (DDT) para el combate vectorial del Aedes

aegypti y el Anopheles albibanus2 permitió generar nuevas estrategias

para disminuir la mortalidad. La estabilidad económica, la

creación de otras instituciones de salud como el Instituto

Mexicano del Seguro Social (IMSS) en 1943 y el Instituto de

Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado

(ISSSTE) en 1963, la fundación de institutos especializados y el

acceso a otros alimentos ayudaron a alcanzar los objetivos

sanitarios planteados.

En este contexto la higiene en general y la higiene de los

alimentos consumidos en las ciudades y el campo resultó

fundamental para evitar múltiples enfermedades como la diarrea,2 Franco, 1985: 132.

3

la enteritis, la brucelosis y la tuberculosis entre otras, su

prevención y control eran fundamentales para lograr mejorar las

condiciones físicas y mentales de los mexicanos. No era tema

menor prevenir los padecimientos antes mencionados, porque a

nivel nacional y particularmente en el Distrito Federal, las

diarreas y la tuberculosis estuvieron en los primeros lugares de

mortalidad general por enfermedades infecciosas hasta la década

del cincuenta.3

En la década del veinte, para vigilar la higiene de los

alimentos en todas las fases del abasto4 el gobierno federal

reformó y creó legislación e instituciones. Una de las acciones

más importantes fue reformar el viejo código sanitario de 1903.

En 1926, se edificó y publicó una legislación sanitaria adecuada

para afrontar la nueva realidad. Obviamente, la parte referente a

los alimentos y bebidas cambió para hacer que los estos llegaran

de forma segura al consumidor final.

3 Véase: Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, 2009, cuadro4.10, Ward, 1989, 24 y Rivero, 2011, 23.

4 El abasto se integra por las siguientes fases: la producción primaria, acopiodel producto, acondicionamiento, y empaque, almacenamiento, transporte y ladistribución al consumidor final. Torres, 2011: 67.

4

Dependiente de la autoridad federal, la capital del país fue

uno de los territorios en donde más rápido comenzó el trabajo

para adecuar sus reglamentos a la nueva ley sanitaria y los

objetivos de salud. En el Distrito Federal, entre 1924 y 1928, se

reformaron y publicaron los reglamentos de establos de ordeña,

rastros, venta de carne, pulque, pulquerías, café, venta de

leche, mercados, comercio ambulante, entre otros.5 El

Departamento de Salubridad Pública, el Servicio de Higiene

Veterinaria (SEHIVE), el Servicio de Comestibles y Bebidas

(SECOBE), la Oficina de Inspección Sanitaria de Carnes Foráneas y

la Junta Reguladora del Comercio, Consumo, y Transporte de Leche

fueron algunas de las dependencias encargadas de vigilar el

cumplimento de la legislación en Distrito Federal.

Debido a las múltiples formas de alterar y adulterar la leche,6

el proceso de abasto de este alimento fue uno de los más cuidados

5 Secretaría de la Presidencia, 1976: 139.6 “Se considera adulterado un comestible o bebida: cuando contenga sustancias

extrañas a su composición natural o conocida y aceptada; cuando en su totalidado en parte, se le haya substraído alguno o varios de sus componente y cuando porsu naturaleza, composición o calidad, no corresponda al nombre con que se leanuncie o expenda. Por comestible o bebida alterada se entiende: cuando seencuentran en estado de descomposición pútrida; cuando en su totalidad o parte,se le haya substraído alguno o varios de sus componentes y cuando hayan sufridoalguna otra modificación que cambie, notablemente, su sabor o su podernutritivo, o los haga nocivos a la salud”, Código Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos(1926).

5

por las autoridades del Distrito Federal. Desde finales del siglo

XIX, la higiene de la leche se persiguió con una base científica.

El primer código sanitario publicado en 1891 y sus subsecuentes

reformas (1894 y 1903) reglamentaron las condiciones físicas para

mantener la pureza de la leche, pero también buscaron controlar

la distribución, el almacenamiento y la comercialización del

producto, etapas propias del proceso del abasto de un alimento.

En mayo de 1924, el Servicio de Higiene Veterinaria elaboró

una legislación que cambió la forma en que se manejaría la leche.

Consecuencia de un código sanitario atrasado, esta dependencia

elaboró el Reglamento para la Venta de Leche y sus Productos en el Distrito

Federal,7 que entre otras muchas cosas definía qué se entendía por

leche, medidas para higienizarla, transportarla y venderla. Sin

embargo, este no estuvo mucho tiempo en vigencia porque en

diciembre de 1925, el presidente Plutarco Elías Calles publicó el

decreto que derogó este reglamento y autorizó la entrada en vigor

del Reglamento para la Producción, Introducción Transporte, Depósito, y Venta de

Leche y Productos de la Misma.8 Más tarde, en 1926 en nuevo código

7 Secretaría de la Presidencia, 1976:106 8 A partir de aquí para nombrar al Reglamento para la Producción, etcétera, se

utilizara la denominación “reglamento de venta de leche”.

6

sanitario agregó partes de este reglamento a fin de que fueran

compatibles.

De igual forma, que otras legislaciones sanitarias, el

reglamento de venta de leche y el código sanitario de 1926

incorporaron las ideas y procesos más novedosos de las ciencias

para mantener la salud de la gente. Para asegurar la distribución

de una leche segura, estos documentos legales agregaron los

procesos de pasteurización y refrigeración, así como una serie

pruebas físicas y bacteriológicas que aseguraban la inocuidad de

la leche.

Hasta aquí el problema de la sanidad de la leche parece solo

tener implicaciones sanitarias, sin embargo, el problema de la

leche era más complejo al tocar intereses económicos y sociales.

Llevar a cabo las acciones implementadas en la legislación exigía

cambios acelerados para cumplir con los requisitos tecnológicos y

con la infraestructura necesaria, muchos productores y

comerciantes asociados e independientes del Distrito Federal al

no poder cumplir con esto manifestaron su inconformidad, a fin de

7

que el gobierno entendiera que en algunos puntos la legislación

era imposible de cumplir.

A raíz de esta situación el objetivo de este trabajo es

exponer los problemas y reacciones de algunos productores del

Distrito Federal en torno de la legislación sanitaria de la leche

y las respuestas de las autoridades capitalinas. Para realizar lo

anterior, se analizan las peticiones realizadas en 1928 por el

Sindicato de Ganaderos del Distrito Federal y las resoluciones de

la autoridad.

Según información de la Secretaria de Agricultura, Ganadería,

Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), la ganadería

lechera en el Distrito Federal se desarrolló en el Porfiriato,

siendo la producción de estos establos destinada a la ciudad de

México y pueblos cercanos a esta.9 Según Sergio Lopéz Ramos, a

finales del siglo XIX, la leche era uno de los artículos de mayor

ingesta en la capital,10 sin embargo, el consumo de leche se vio

interrumpido por la Revolución. Los movimientos armados

acontecidos en el periodo 1910-1917 frenaron la ganadería bovina

9 SAGARPA, 1999: 7.10 Lopéz, 2000: 249.

8

alrededor de la capital, consecuencia de esto se experimentaron

periodos de escasez de leche y carne.11

Más tarde, en la década de los veinte y treinta, los dueños de

establos alrededor de la ciudad de México experimentaron una

recuperación al utilizar las nuevas técnicas de crianza de ganado

y la importación de bovinos de las razas Holstein, Jersey y Pardo

Suizo. Para 1928, la producción y el comercio de leche en el

Distrito Federal era una actividad importante y con un proceso de

abasto organizado.

Existía un buen número de establos en las colindancias del D.F

(Estado de México, Hidalgo), de igual forma, en la capital

existían sitios de ordeña en Guadalupe Hidalgo, Azcapotzalco,

Tacuba, Tacubaya, Mixcoac, Cuajimalpa, San Ángel, Coyoacán,

Tlalpan, Ixtacalco, Iztapalapa, Xochimilco y Milpa Alta.12 Según

los datos presentados en 1928, en el Distrito Federal existían

más de mil establos de ordeña divididos en suburbanos, granjas y

familiares,13 que producían leche certificada o pasteurizada, más11 Milke, 2011: 80:12 AHSS, 14, 1935: 42. 13 Según el Reglamento de Establos de Ordeña para el Distrito Federal de 1925, un

establo de ordeña, es un local en que se alojan animales destinados a laexplotación lechera, cualquiera que sea la especie y el número de los mismos.Los Establos se dividen en suburbanos (cerca de suburbios y áreas poco pobladas)

9

de treinta plantas pasteurizadoras entre privadas y públicas que

podían recibir hasta tres mil litros diarios de leche, y un

aproximado de novecientas lecherías con licencia para vender

ambas clasificaciones.14

La leche tratada en las plantas debía ser vendida solo en

inmuebles denominados “lecherías”, que se ubicaban en las calles

de la ciudad de México y las municipalidades del D.F. Para 1928,

existían alrededor de ochocientos expendios repartidos en todos

los territorios de la capital,15 para este año el precio mínimo

por litro era de 28 ctv. para la leche pasteurizada y 30 ctv.

para la certificada. En mercados y tiendas de abarrotes estaba

prohibida la venta de leche, salvo permiso especial.

Entre 1925 y 1927, el trabajo de las dependencias se había

llevado con tranquilidad, pero, en el primer semestre de 1928 un

grupo de productores y comerciantes manifestó que el mercado era

insostenible. En abril y mayo, los miembros del sindicado de

ganaderos enviaron una carta a Eduardo Butrón, entonces encargado

Granjas situados a campo abierto y por lo menos con 4 hectáreas de terreno) yfamiliares (situados en centros poblados (con un máximo de 4 vacas y solo parasubsistencia) (Archivo Histórico de la Secretaría de Salud Salubridad Pública,Servicio Jurídico, expediente 11, 1925-1930, f. 3.)

14 AHSS, 9, 1925-1928: 30.15 AHSS, 5, 1928-1929: 80.

10

de la Oficialía Mayor;16 en el escrito, los ganaderos manifestaron

que algunos contratistas ya no recibían leche de los productores;

otros estableros estaban siendo liquidados a 14 centavos el litro

o eran liquidados en partes; provocando despidos masivos en los

establos. Además, denunciaron que los precios mínimos no eran

respetados, según, los productores los montos fluctuaban entre

tres y trece centavos el litro.17

Para solucionar este problema, los ganaderos plantearon la

creación de una sociedad cooperativa que eliminara a los

contratistas. En la carta los productores asociados manifestaron

tener el apoyo del presidente de la república, de la Secretaría

de la Industria, el Comercio y el Trabajo y del Banco de Crédito

Agrícola para recibir un préstamo de quinientos mil pesos; con

este dinero, y con la ayuda de la autoridad sanitaria, planearon

la compra de las plantas públicas de pasteurización existentes en

el Distrito Federal.18

Un mes después, los mismos ganaderos plantearon las siguientes

recomendaciones a la autoridad sanitaria del Distrito Federal:

16 AHSS, 9, 1925-1928: 38.17 AHSS, 9, 1925-1928: 38.18 AHSS, 9, 1925-1928: 39.

11

1. Estudio para reconsiderar las altas penas para los que no cumplanel reglamento.

2. No incautar plantas pasteurizadoras y dar facilidades paraestablecer otras

3. La leche rehusada por los contratistas, se venda con licenciaespecial.

4. El cierre de al menos de la mitad de las lecherías y permitir laventa libre en otros lugares.

5. Eliminar la vigilancia a los establos y lecherías y lasclasificaciones de leche.

6. Establecer nuevos precios mínimos y,7. Un perímetro de 75 kilómetros (a partir de la plaza de la

constitución).19

De no atender tal situación el mercado de la leche en el Distrito

Federal colapsaría, cayendo en manos de productores e

intermediarios foráneos, interesados solo en ganar dinero, y no,

en ofrecer un producto que cumpliera los requerimientos de ley.20

En términos generales, todas las quejas de productores y

comerciantes englobaron todos los posibles problemas. Sin

embargo, las autoridades del Distrito Federal no atendieron

algunas de las observaciones. De las peticiones de marzo, se

ignoró resolver los abusos de los contratistas y de la

instalación de la cooperativa, la autoridad sanitaria se declaró

incompetente en la materia, por consiguiente no ayudó al

19 AHSS, 9, 1925-1928: 40.20 AHSS, 9, 1925-1928: 49.

12

sindicato de ganaderos en la compra de las plantas

pasteurizadoras.

No obstante, la creación de la cooperativa siguió su camino.

Entre los meses de agosto y septiembre quedó constituida la

productora y pasteurizadora “Productores de Leche”, esta había

recibido la ayuda del Banco Nacional de Crédito Agrícola para

comprar cinco plantas pasteurizadoras situadas en la capital del

país, la adquisición de las plantas colocó a la cooperativa a la

cabeza del comercio de leche en la capital, incluso se le vio

como un monopolio, al menos así lo público el periódico La Prensa.

“Ni carne ni leche en la capital”,21 fue el encabezado de

primera plana del periódico La Prensa del martes 18 de septiembre

de 1928. La noticia no era nada alentadora, según la crónica, el

plan del Banco de Crédito Agrícola y la recién creada

“Productores de Leche” era seguir comprando pequeñas plantas y

crear un monopolio dentro de Distrito Federal, el periódico

advirtió, que de consumarse la acción los miembros de la

cooperativa, establecerían un precio muy superior al mínimo

establecido. 21 La Prensa (18 septiembre. 1928).

13

Seis días más tarde, aunque no en primera plana, se publicó:

“Encarecerá la leche por una maniobra”.22 Debido al cierre de

varias plantas de pasteurización y la desorganización del

Sindicato de Ganaderos (cooperativistas de “Productores de

Leche”), se esperaba desabasto y elevación de los precios en la

capital. En la nota, al principio la idea de la cooperativa fue

buena, porque su intención era ofrecer leche de los establos de

la capital y venderla sin intermediarios, salvando así a la

industria lechera, sin embargo, estos principios se corrompieron

fácilmente porque la cooperativa había sido presa de intereses

netamente capitalistas olvidando el motivo que los llevo a formar

la empresa e ignorar la situación crítica por la que atraviesa el

pueblo, la clase media y la clase trabajadora.23 Aún con la

desorganización y las amenazas de desabasto en la capital, la

nueva cooperativa sobrevivió y para diciembre comenzó a ofrecer

sus servicios de venta y reparto de leche a domicilio.

Por su parte, las peticiones de mayo fueron mejor atendidas

por la autoridad sanitaria, aunque una vez más algunas fueron

ignoradas. Primero, los puntos iniciales no eran fáciles de22 La Prensa (18 septiembre. 1928).23 La Prensa (24 septiembre. 1928).

14

resolver, el inciso uno, referente a reducir las penas resultó

imposible de cumplir porque esto hubiese significado haber

quitado de la legislación las medidas de confiscación de

licencias, clausura y confiscación y, las multas contenidas en el

artículo 82°, 83° y 84° del reglamento de venta de leche24 no iban

a ser negociadas porque la autoridad sanitaria consideró que su

legislación era bastante benigna en comparación con

reglamentaciones extrajeras, por lo tanto la autoridad se negó

reformar el capítulo de penas del código sanitario y del

reglamento de venta de leche para el D.F.

De igual forma, no era viable dar facilidades para abrir

nuevas plantas pasteurizadoras, por el contrario los

requerimientos técnicos e higiénicos para producir, transportar,

pasteurizar y vender leche fueron en aumento. En la década de los

treinta los presidentes Abelardo L. Rodríguez (1932-1934) y

Lázaro Cárdenas autorizaron reformas al reglamento de venta de

leche para garantizar la higiene de los puntos de contacto de

leche en el Distrito Federal.25

24 Reglamento para la Producción, Introducción, Transporte, Depósito y Venta deleche y Producción de la Misma, (Diario Oficial de la Federación, diciembre 1925).

25 AHSS, 10, 1934: 4.15

El punto tres, sobre la “leche rehusada” es una situación

complicada porque esta es la primera y única vez que se hace

referencia a esta posible “clase de leche”. El código sanitario y

el reglamento de venta de leche facultaron a la autoridad

sanitaria establecer las condiciones de pureza, preparación y

conservación de los alimentos, de igual forma, estaba autorizada

para determinar que alimentos podían ser adulterados para

expenderse y la denominación con que se les anuncie y expenda. 26

La complicada dinámica por la que atravesaba la higiene y el

comercio de la leche hizo improbable que la autoridad del D.F.

haya autorizado la venta de este alimento con anuncio “rehusada”.

Además, en la capital la leche era uno de los alimentos más

vigilados para la salvaguarda de su pureza y su valor nutritivo,

al grado de prohibir de forma tajante la mezcla de leche y agua o

cualquier otra sustancia.27 Con base en lo estudiado resulta

inviable que el Departamento de Salubridad Pública aceptara la

venta de leche rehusada, porque este comestible contradecía el

discurso sanitario e higiénico del periodo.

26 Véase el Capitulo Decimo de los comestibles y bebidas del Libro Primeroartículos 244° y 254° del código sanitario de 1926, y los artículos del 1° al20° del reglamento de venta de leche para el Distrito Federal.

27 Código Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos (1926).

16

Tercero, la reducción de lecherías y la venta de esta en otros

establecimientos es hasta cierto punto contradictoria. Los

vendedores querían reducir el número de expendios con licencia

porque la mayoría se concentraba en la ciudad de México, dejando

sin leche a otras delegaciones del Distrito Federal y, porque así

la autoridad podría hacer las inspecciones con mayor regularidad,

según los comerciantes en este ámbito la autoridad había sido

rebasada. En un primer momento la propuesta era pertinente, sin

embargo, se contrapone con la petición de ampliar los lugares de

venta para la leche.

Cerrar la mitad de las lecherías y sustituirlas con otros

locales comerciales (mercados, tiendas de abarrotes, panaderías)

era igual de problemático para la autoridad sanitaria, según el

reporte de SECOBE los mercados del Distrito Federal no cumplían

con los requerimientos higiénicos, de igual forma muchas

lecherías no estaban al corriente con lo estipulado en los

reglamentos, por lo tanto no había garantías de que otros

establecimientos pudieran cumplir con la legislación de manera

plena.

17

Hasta cierto punto, los ganaderos sindicalizados y los

vendedores independientes consideraban que abrir el mercado

permitirá llevar su producto a todas las zonas del Distrito

Federal y ganarles mercado a los intermediarios dueños de muchos

expendios que introducían leche de entidades cercanas y alejadas

al Distrito Federal.

Cuarto, la controversia sobre la inspección a establos,

lecherías y las denominaciones se centró en la capacidad de

operación del Departamento de Salubridad Pública y no tanto en su

utilidad sanitaria y los beneficios para la ganadería lechera. A

finales de los años veinte un grupo de comerciantes pidió la

eliminación de la leche certificada y en la década del treinta

una dependencia exigió lo mismo pero ambos fueron rechazados.

La pretensión de las partes involucradas en este asunto era

replantear los periodos de inspección en los establos y aumentar

la vigilancia de las plantas de pasteurización y los expendios.

La petición de los miembros del sindicato los pone como un grupo

respetuoso de la ley preocupados por el consumidor final, por

otro lado, sitúa a los vendedores independientes como criminales.

18

Por último, la situación de los precios contrario a años

anteriores, se resolvió con la mayor celeridad posible.28 En junio

de 1928, la junta de abastos determinó los nuevos precios mínimos

de la leche 26 centavos (certificada) y 24 centavos

(pasteurizada). Esta fue una de muchas más modificaciones de los

montos de la leche.

En el periodo 1925-1945, productores y vendedores insistieron

en el precio libre de la leche, pero, el gobierno se empecinó en

controlar gran parte de las fases del abasto de la leche. Otra

medida para controlar el abasto era la imposición del perímetro

de 75 kilómetros, los productores querían que la autoridad

impusiera esta especie de barreara comercial para protegerse de

los grandes intermediarios que introducían leche de procedencia y

características sospechosas. El área de 75 kilómetros era un

método viable para protegerse de la acción conservadora de la

pasteurización y la refrigeración.

Antes de estos procesos le hubiera sido imposible a los

intermediarios introducir leche de lugares lejanos sin que su

28 En 1926 se intentaron modificar los precios mínimos establecidos por elgobierno, pero este se negó. AHSS, 9, 1925-1928: 39.

19

producto se acidificara. Los procesos mecánicos para la

conservación de los alimentos se convirtieron en un arma de

“doble filo”. Por un lado, los capitalinos aprovecharon los

beneficios comerciales de la pasteurización y la refrigeración,

por otro parte, no aceptaron la nueva competencia comercial que

estos métodos estaban abriendo. Hasta la década de los cuarenta

los productores capitalinos continuaron insistiendo en establecer

la barrera comercial que los protegiera de los introductores

foráneos.

Durante la década de los treinta, los conflictos entre la

autoridad, los productores y los vendedores se intensificaron al

añadir más requerimientos higiénicos para producir y vender leche

en el Distrito Federal, así como por el incremento de las

inspecciones, las clausuras y los decomisos.

A manera de conclusión. En este caso en particular se puede

observar una postura reticente por parte de la autoridad

sanitaria. Las autoridades consideraron que los preceptos de sus

leyes y reglamentos eran los indicados para asegurar la inocuidad

de la leche con el menor daño económico posible para los

20

particulares que se dedicaban a la venta de este alimento. Por

esta razón la autoridad desestimó muchas de las observaciones

realizadas por el Sindicato de Ganaderos. Solo mostraron

flexibilidad en el tema de los precios, obligación que compartían

con otras dependencias del Distrito Federal.

En el caso de la leche, el gobierno del Distrito Federal a

través de sus dependencias buscó introducirse en todas las etapas

del abasto de este alimento. La autoridad sanitaria amparada en

los objetivos y prioridades de salud impuso muchas de las reglas

para poder producir y vender leche.

Por su parte, los productores y comerciantes miembros del

Sindicato de Ganados estimaron que algunas partes de la

legislación no se adecuaban a la realidad del Distrito Federal y

percibían que las autoridades no tenían suficientes recursos

humanos y tecnológicos para llevar a cabo sus obligaciones. Esta

situación generó el descontento de los miembros del sindicato

porque consideraban que la aplicación de la ley no era pareja, no

porque algunos tuvieran privilegios, sino porque la autoridad no

tenía la capacidad para vigilar un territorio tan grande.

21

Pese a tener estas quejas, esta asociación de comerciantes no

manifestó estar en total desacuerdo con la autoridades, por el

contrario, buscó el apoyo de otras dependencias para cumplir su

apetencias y en este caso consiguió concretar el proyecto para

formar una empresa.

Como se puede observar, los comerciantes de la capital se

sentían en desventaja respeto de aquellos que introducían leche

de zonas alejadas. Los comerciantes se dieron cuenta que el

proceso pasteurización ofrecía beneficios y perjuicios que la

autoridad debía atender, por esta razón los comerciantes buscaron

que se limitara la entrada de leche foránea.

22

FUENTES

AHSS. Archivo Histórico de la Secretaria de Salud

EXPEDIENTES: (fondo, sección, volumen, expediente, fecha)

SALUD PÚBLICA, SERVICIO JURÍDICO:

4, 9, 1925-1928, 15, 5, 1928-1929, 40, 10, 1934, 43, 14, 1935.

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